La Felicidad

La Felicidad El budismo enseña que el propósito principal de la vida es la felicidad. Pero esto no sucede sin esfuerzo.

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La Felicidad El budismo enseña que el propósito principal de la vida es la felicidad. Pero esto no sucede sin esfuerzo. Dado que conforme avanzamos por la vida, vamos encontrando obstáculos continuamente. Muchas veces, nuestra experiencia de la felicidad es tan fugaz que rememoramos obsesivamente “los buenos tiempos” y, en general nos sentimos impacientes e insatisfechos el resto del tiempo. Ejm: . Paso algo, las cosas cambiaron y con ese cambio se esfumó nuestra felicidad. Mediante la práctica budista correcta, se pueden crear las causas fundamentales que nos den la felicidad inquebrantable. El budismo nos explica el “Secreto” que nos permite disfrutar de la vida plenamente; no solo buscar eternamente la felicidad, sino ir firmemente y mantenerla aquí y ahora, tal como eres. Pero, para que sepamos exactamente lo que estamos tratando de buscar, primero hace falta definir la felicidad. Los psicólogos e investigadores que durante mucho tiempo se han centrado en analizar las causas de la infelicidad-- depresión, estrés, pena,-- están empezando a centrar su atención en la felicidad. Su conclusión es la siguiente La felicidad no es lo que la mayoría de la gente cree. Resulta sorprendente, pero han descubierto que las diferencias entre la gente que tomamos como indicadores importantes de la felicidad (en función del dinero, la edad, el género, la salud, la raza, la educación, el trabajo y la geografía) tienen una incidencia mínima en la satisfacción general en la vida. El problema se agrava por la tendencia a compararnos con otros en función de estas normas ilusorias, aumentado así el sentimiento de insatisfacción constante que alimenta la infelicidad. Nos esforzamos por seguir a los demás porque parecen más felices que nosotros. Pero, probablemente no lo sean. El problema es que creemos que lo son. Y esta falsa idea crea la verdadera infelicidad cuando antes no existía. Al bombardeamos con imágenes de gente cuyas elegantes posesiones (modos de vida extravagantes, cuerpos esculturales, familias armoniosas, etc.), despiertan nuestra envidia, aumenta nuestro circulo de comparaciones y despiertan nuestro apetito por lo que tienen otros. Existe la creencia de que seriamos más felices si tuviéramos menos problemas o que unas ves que resolvamos el problema que estamos afrontando, obtendremos la felicidad. Pero casi nunca ocurre así. El problema actual es sustituido por otro, parece que apenas podemos recuperar aliento cuando nos encontramos con más problemas. ¿Se puede tener una vida sin problemas durante un periodo de tiempo relativamente largo? El budismo dice que NO. La felicidad duradera no es la ausencia de problemas. Gosho:”Nadie puede escapar o evitar los problemas, ni sabios ni personajes ilustres”. Todo el mundo tiene problemas. Comprender que la vida supone dificultad nos libera, porque nos ayuda a comprender los problemas y el sufrimiento como partes naturales de la vida. Existe un dicho:”Un corazón pequeño se acostumbra a la miseria y se vuelve dócil, mientras que un gran corazón despunta por encima de la desgracia”. Desde el punto de vista budista, el hecho de que la vida esté llena de problemas no es óbice para deprimirse, desmoralizarse, ni resignarse a un destino miserable. El budismo encuentra una felicidad en medio de los problemas. Debemos saber lo que es la felicidad y lo que no lo es y, sobre todo, contar con un método práctico para conseguirlo.

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Según el budismo Mahayana que enseñaba Nichiren, existen dos tipos de felicidad: la felicidad relativa (temporal) y la felicidad absoluta (duradera). La felicidad relativa es el sentimiento de satisfacción, gratificación o euforia que se experimenta al lograr algún objetivo o ver nuestros deseos cumplidos. Esta felicidad suele desvanecerse con el tiempo. Por Ejm: cuando se esta felizmente casado, la muerte de su esposa puede sumirle en la mas profunda desgracia. También hay quienes llegan al final de sus vidas solo, indigente y miserable a pesar de haber adquirido cierta fama o popularidad. Ni la riqueza, ni el estatus, ni la fama, ni la belleza pueden garantizar una vida feliz. Esto se debe a que la felicidad basada en estos aspectos es una felicidad relativa. Es dependiente, circunstancial y temporal. Quien construye una vida feliz basada en la riqueza, estatus, fama o belleza terminara encontrando insatisfacción, pérdida o infelicidad. En cambio, el budismo expone una felicidad absoluta y duradera. La felicidad absoluta es un estado de vida en el que podemos disfrutar de nuestra existencia bajo cualquier circunstancia. El estado de la felicidad absoluta también se denomina budeidad. Hemos nacido en esta vida para ser felices, no solamente para soportar el sufrimiento. ¿Cómo podemos alcanzar la felicidad duradera cuando nuestro estado vital es tan voluble? Pues un principio budista básico denominando los 10 mundos, destaca sistemáticamente el drama incesante que hay en cada momento de nuestras vidas interiores, como el paisaje interior cambiante de la existencia humana. Ahora es posible que se pueda reconocer la variabilidad de nuestra mente respecto a pensamientos y emociones, el problema es que estos cambios no son duraderos pues estamos viviendo principalmente en reacción a las circunstancias externas, estamos a merced de nuestro entorno e incluso es probable que nuestro bienestar dependa de algo o de alguien. Sin embargo el budismo expone que dentro de nosotros tenemos el potencial para lograr un tipo de felicidad diferente, más sólida, que culmina con la felicidad absoluta de la budeidad, un estado creado por nosotros mismos. Pero recordemos siempre que la base de la felicidad humana empieza por el reino interior, el desarrollo de un YO digno e indomable. Invocando Nam-myojo-rengue-kyo, podemos reconocer que estamos dotados de todo cuanto necesitamos para ser totalmente felices. Daisaku Ikeda: La verdadera felicidad no es la ausencia de sufrimiento. No podemos tener un cielo despejado todos los días. La verdadera felicidad consiste en construir un yo que se yerga digno e indomable. La felicidad no significa tener una vida sin dificultades, sino que a pesar de las dificultades que puedan surgir, puedes reunir el valor inquebrantable y la convicción para luchar sin debilitarte con lo más mínimo. La felicidad es determinada por el grado en que establecemos un yo sólido. Tiene que ver con entregarse a una gran causa (Kosen - Rufu). Quien vive así es fuerte, lo bastante fuerte como para ser feliz en cualquier circunstancia. (Amar es actuar, ser feliz es actuar.)

Yuliana Villarreal Montenegro

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