La Felicidad

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La Felicidad

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¿Qué es la Felicidad? La felicidad. ¿Qué es la felicidad? ¿Cómo se llega a ella? A primera vista, preguntas simples, pero al meditarlas se descubre la profundidad y complejidad de ellas. Una aparentemente simple pregunta como ¿qué es la felicidad? tiene una gran cantidad de respuestas distintas, ninguna de las cuales se podría asegurar que está totalmente correcta, ni incorrecta. Simplemente depende de la persona; lo mismo sucede en el caso de cómo alcanzar la felicidad, miles de personas intentan caminos distintos, muchos de ellos encontrando esta sensación tan codiciada, y muchos nunca encontrándola. En cuanto a qué es la felicidad, existen una gran cantidad de respuestas. En la antigua Grecia, Platón definió la felicidad como “lograr el equilibrio entre las partes del alma; esto es vivir de acuerdo al orden natural,” Sócrates sostiene que es la “imperturbabilidad.” Ahora bien en la actualidad el concepto de felicidad ha cambiado. En el diccionario dice que es un “estado de ánimo que se complace con la posesión de un bien,” sin embargo muchos sostienen que los bienes materiales no son necesarios para alcanzarla, y hasta otros la definen como un estado de ánimo que se alcanza mediante el despego de los bienes, tanto materiales como morales, o espirituales. Se puede apreciar lo distintas que son estas diversas definiciones, sin embargo, en mi opinión se puede encontrar un punto medio en estas definiciones, una “definición general,” la cual puede ser “(la felicidad) la más alta de todas las sensaciones, un estado de ánimo sublime de satisfacción y bienestar espiritual.” Ya definida la felicidad como tal, pienso que es más importante el “cómo alcanzarla.” Esta pregunta tiene aún más respuestas que “qué es la felicidad,” y es también mucho más trascendente, debido a que las vidas de las personas giran alrededor de la felicidad, y el cómo alcanzarla define como una persona vive su vida. En cuanto a la respuesta misma, se puede apreciar que las definiciones de felicidad dadas anteriormente también nos indican el camino que cada persona propone para llegar a ella: es decir vivir en amor constante. También la religión católica nos ha explicado muy bien cómo podemos alcanzar la felicidad: nos dice que “si quieres vivir una vida verdadera y perpetúa, guarda tu lengua del mal y tus labios no hablen con falsedad; apártate del mal y obra el bien, busca la paz y síguela.” También nos dice que “[no seamos celosos], pero hay también un celo bueno, que aleja de los vicios y conduce a Dios y a la vida eterna.” Ahora bien, esto no nos indica directamente como podemos llegar a la felicidad en nuestras vidas, sino que podemos alcanzar la felicidad eterna a pesar de, o hasta mediante, las penas en la tierra. Ahora bien no todos tienen conceptos tan definidos en cuanto a cómo se llega a la felicidad, especialmente ahora en tiempos actuales, cuando las vidas no están tan estrictamente estructuradas en base a la religión, y muchos se han replanteado sus vidas sin considerarla, mientras que también otros viven sus vidas sin nunca ni planteárselo de forma seria. Existen quienes creen que la felicidad se encuentra en lo material, es decir el dinero y los bienes, mientras otros creen que se encuentra a través de los placeres, en especial los placeres corporales. Sin embargo, estas metas ordinarias como el poder, las riquezas, los placeres de los sentidos, la fama, pueden procurar satisfacciones momentáneas, pero nunca son una fuente de satisfacción permanente y el día menos pensado se acaban transformando en descontento, justamente el opuesto de la felicidad. Luego la felicidad se debe encontrar en algo que va más allá de lo corporal, material; y pasa a ser algo que enriquece el

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ser mismo. En nuestro punto de vista pensamos que la felicidad se alcanza mediante “el amor y la satisfacción, a la cual se llega al hacer el bien.” Sin embargo, es muy probable que esta definición haya sido influida por mi educación al ver las semejanzas que existen entre mi definición personal y aquella dada por las personas que me han educado. Así puedo decir que una persona de otra forma de educación sostendría que la felicidad se alcanza al evitar el deseo, el apego, el odio, el orgullo, los celos, y de todas las emociones negativas; es decir se es feliz mediante la imperturbabilidad y el desapego. En conclusión, podemos decir que la felicidad es algo mucho más complejo de lo que se puede imaginar a simple vista, pero que sin embargo mediante un poco de investigación y reflexión es posible llegar a las respuestas de las preguntas de qué es la felicidad, y cómo se llega a ella; aunque estas respuestas claramente varían de persona en persona, así como cultura en cultura, puedo afirmar que a lo menos yo personalmente he descubierto respuestas satisfacientes a estas interrogantes. De ahí lo único que falta es poner estas conclusiones en acción, y hacerlas presentes en mi vida diaria, y de esta forma idealmente encontrar la felicidad profunda y duradera que todos buscamos.

Eudemonismo y hedonismo: la felicidad para Aristóteles y para Epicuro Entre eudemonismo y hedonismo existe un desacuerdo fundamental. Aristóteles considera que ser feliz es ser humano en el más pleno sentido de la palabra. Epicuro, por el contrario, se pregunta qué es lo que mueve a los humanos a obrar, porque la felicidad consistirá en conseguirlo, y esa cosa es el placer. Para Aristóteles Aristóteles sostiene que todos los hombres están de acuerdo en llamar felicidad a la unidad presupuesta de los fines humanos, el bien supremo, el fin último, pero que es difícil definirla y describirla. De ahí se aprecia la divergencia de opiniones respecto a cómo entender la felicidad: placer para algunos, honores para otros, contemplación (conocimiento intelectual) para otros más. Aristóteles rechaza que la riqueza pueda ser la felicidad, pues es un medio para conseguir placeres o bien para conseguir honores, pero reconoce que existen personas que convierten a las riquezas en su centro de atención. No obstante, para Aristóteles éstos no son más que bienes externos que no son perseguidos por sí mismos, sino por ser medios para alcanzar la felicidad, puesto que es ésta la única que se basta a sí misma para ser autárquica y perfecta. Los demás bienes externos se buscan porque pueden acercarnos más a la felicidad, aunque su posesión no implica que seamos íntegramente felices, puesto que no por poseer riquezas garantizamos nuestra felicidad. Tampoco solamente la consecución del placer nos hace felices. Habitualmente necesitamos algo más para serlo y eso nos distingue de los animales. Sin embargo, aunque estos bienes particulares no basten, ayudan, y en esto Aristóteles mantiene una postura moral bastante desmitificada y realista, el bien no puede ser algo ilusorio e inalcanzable. Sin ciertos bienes la felicidad será casi imposible de alcanzar. Para Aristóteles la felicidad humana se basa en la autorrealización dentro de un colectivo humano, adquirada mediante el ejercicio de la virtud.

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Kant. Por otra parte Kant, define la felicidad como “El estar contento con toda la propia existencia” También opina que ser feliz es el deseo de todo ente racional y es el principio objetivo y universal de las acciones humanas. El estar contento con la propia existencia, es el problema de este ente por su naturaleza finita, es un sentimiento de placer o dolor que le sirve de fundamento para determinar lo que necesita para estar contento con su existencia. Pero “la felicidad” este motivo que determina su proceder es conocido por él de manera empírica, el concepto de felicidad solo le sirve de fundamento a la relación que existe entre sus actos y deseos, pero no es más que un título dado ligado a los motivos que determinan su proceder. Donde cada quien ponga su felicidad, depende de su particular sentimiento de placer y dolor y es posible que el mismo sujeto modifique este sentimiento con el paso del tiempo, por tanto, también concluye que no puede haber una ley universal que nos explique lo que es la felicidad, ya que esta es completamente subjetiva.

Nietzsche. Planteo que para encontrar la felicidad es necesario tener poder sobre uno mismo, de lo que uno es, de lo que siente y desea para si mismo, por tanto la felicidad está asociada con la fuerza vital que se posee para conseguir un fin. “Las épocas de mayor esplendor de nuestra vida son aquellas en las cuales reunimos el valor suficiente para declarar que lo malo que hay en nosotros es lo mejor de nosotros mismos” Nietzsche plantea dos clases de felicidad, pero considera que solo una es la felicidad real, porque no tiene fin la búsqueda y esta búsqueda es la que proporciona la felicidad. Según éste, las personas creen que la felicidad es paz, la vida cómoda y placentera, sin riesgos ni preocupaciones. Pero la felicidad real para él, es lo que se experimenta cuando hay fuerza vital y una lucha contra el mundo por ser lo que uno es y cuando uno se atreve a enfrentarse a dificultades que logra vencer, o cuando supera la adversidad y el dolor. Le da énfasis a crear maneras originales de ser, vivir y ver las cosas diferentes a los que la mayoría lo hace. Según Nietzsche la lucha, el riesgo, la aventura y la pasión es lo único que nos lleva a la felicidad real.

La sociedad actual, sin duda, prefiere el primer tipo de felicidad, una vida cómoda y placentera, sin ninguna preocupación que perturbe su paz. Cuando surge algún dilema existencial, la mayoría de la gente no se atreve a luchar para poder encontrar una solución y no encuentra la felicidad porque no hay satisfacción de haber intentado el llegar a un fin (no hay la mencionada búsqueda).

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Eduardo Punset. Hoy en día, existen también nuevas posturas derivadas de la psicología, que pretenden darnos un panorama más amplio para alcanzar la felicidad, con enfoques diferentes acerca de lo que esta es, e intentan encontrar una explicación del porqué un individuo es incapaz de alcanzarla. Eduardo Punset nos dice acerca de la felicidad: “No depende exclusivamente del entorno, sino de la aceptación de que existen fuerzas más poderosas que nuestra voluntad, modificando nuestra actitud hacia la vida” Punset nos habla del pesimismo y el optimismo y los señala como un factor determinante la actitud que tengamos hacia nuestra existencia lo cual me parece tiene que ver con mi propia conclusión.

Otras escuelas filosóficas Existen también otras muchas escuelas filosóficas que han trabajado el tema de felicidad individual en otros términos. A saber: 

el epicureísmo entiende la felicidad como autosuficiencia en el placer moderado;



los estoicos piensan la felicidad como fortaleza en la aceptación de una existencia determinada;



racionalistas como Leibniz defienden la felicidad como adecuación de la voluntad humana a la realidad;



utilitaristas como John Stuart Mill defienden un concepto de felicidad como satisfacción de los placeres superiores;



para algunos autores del New Thought, la felicidad es una actitud mental que el hombre puede asumir conscientemente, es decir, es una decisión. La idea de que la felicidad sea una decisión se basa, para ellos, en el hecho de que el individuo busca muchas formas de encontrar esa felicidad en muchos aspectos, y aun así, parece esquiva para la mayoría de las personas. Al descubrir que existen seres felices e infelices en todas las diversas condiciones socioeconómicas, geográficas, de edad, religión, sexo, estados mentales (hay personas con problemas mentales que a pesar de ello son realmente felices), estos pensadores concluyen que cuando el individuo decide aceptar su condición y su pasado, y asumir la vida tal como es en ese momento y construir su vida a partir de aquellos preceptos, es entonces realmente feliz.

CONCLUSIÓN. Por nuestra parte creemos que como concuerdan Aristóteles, Kant y algunos cuantos más, la felicidad es el bien universal al que aspiran todos los hombres, que todas nuestras acciones van dirigidas a obtener este fin, que la felicidad es un bien completamente subjetivo y variable para cada individuo y que los hombres no

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pueden ponerse de acuerdo en el modo de alcanzar la felicidad.

Podrían concordar en lo que consiste la moralidad y me refiero a ella ya que se dice, que esta hace al hombre digno de ser feliz, pero desgraciadamente, el ser digno de ella no implica que por eso la obtendrás, a menos que le des a esto un enfoque religioso para que surja la esperanza de que si consigues ser digno de ser feliz y no consigues esta vida en la otra vida serás recompensado.

La felicidad, entonces, es un fin que se desea, pero la discrepancia se encuentra al elegir los medios. Esta es la problemática del hombre a la felicidad: solo puede aspirar a ella y se dice que cada quien debe forjársela, pero muchas veces no puede conseguirla, porque no es un objeto de decisión.

La felicidad más bien acompaña a la acción humana, como consecuencia de ella, de nuestras acciones y nuestros deseos, de nuestra imaginación, y nuestra búsqueda del conocimiento, de nuestras creencias o dicho de otra manera consiste en disfrutar el camino y no solo obsesionarse por alcanzar la meta.

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