La Biblia UN REGALO DE DIOS

La Biblia: Un regalo de Dios “Me regocijaré en tus estatutos; No me olvidaré de tus palabras.” Salmos 119:16 Hoy tuve el

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La Biblia: Un regalo de Dios “Me regocijaré en tus estatutos; No me olvidaré de tus palabras.” Salmos 119:16 Hoy tuve el privilegio, la bendición y el honor de compartir la Palabra de Dios con unos 80 jóvenes… Que gran bendición… pero que gran reto… El tema, La Palabra de Dios: Un regalo de Dios. Y es que, estoy seguro, que este precioso libro es una muestra más de la gracia y la misericordia de Dios para con los hombres. La Biblia, el libro que ha sido leído por más personas alrededor del mundo y de los siglos, el libro más criticado, pero también el más admirado, el libro que a tenido más enemigos e intentos de destrucción… pero Dios dice, mis Palabras no pasaran… el libro más amado, y el libro que ha limpiado más corazones, ha alumbrado a mas caminos, ha guiado a mas perdidos y salvados más vidas en toda la historia de la humanidad. Hoy vimos cuatro valores agregados que presenta el regalo de la Palabra de Dios: La Palabra de Dios limpia, Salmos 12: 6 nos dice que “sus Palabras son limpias”, en Salmos 119:9 encontramos una pregunta muy interesante, ” Con que limpiara el joven su camino?” porque hoy hay tantos jóvenes que necesitan limpiar su camino, de hecho, pienso que todos necesitamos limpiar nuestro camino cada día,  y la respuesta aparece en el mismo verso, “con guardar su Palabra”… y es que solo guardando la Palabra de Dios en nuestro corazón podremos limpiar nuestro camino. Además, la Palabra de Dios alumbra, ” Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.” (Salmos 119:105), una vez, hay un camino por el que tenemos que andar y es nuestra vida, y caminamos en medio de las tinieblas todos los días, pero la Palabra de Dios es una lámpara que ilumina mi camino con cada paso que doy, y para no tropezarme, necesito llevarlo conmigo siempre. En tercer lugar, la Palabra de Dios guía, y nos guía de muchas maneras. Nos guía por sendas de justicia (Salmos 23:3), nos guía por sendas de rectitud (Salmos 27:11) y y nos guía al cielo, es decir, Vida Eterna (Salmos 43:3)… esto es importante, porque nosotros como humanos, somos torpes y siempre tomamos malas decisiones, pero con en la Palabra de Dios, encontramos el mapa que nos llevara seguros a nuestra morada eterna. Por último, La Palabra de Dios salva… bueno a través de Jesucristo somos salvos, pero es La Palabra de Dios que nos muestra esta verdad, nos muestra a Jesucristo como el único salvador, como el único camino al Cielo (Hechos 4: 12). Gracias a el regalo de la Palabra de Dios podemos permanecer limpios, alumbrar nuestro camino, tener una guía para dirigirnos en esta tierra y ser salvos por medio de Jesucristo. Una vez más te invito a conocer el camino al cielo, solamente has click en el camino al cielo y entérate de cómo puedes llegar a ese lugar por la eternidad.  Cristo te ama, nos vemos pronto!

LA BIBLIA UN REGALO DE DIOS Proverbios 18:16 Con regalos se abren todas las puertas y se llega a la presencia de gente importante.  Mateo 2:11 Cuando llegaron a la casa, vieron al niño con María, su madre; y postrándose lo adoraron. Abrieron sus cofres y le presentaron como regalos oro, incienso y mirra. La alabanza demanda un regalo, pero puede ser un regalo de adoración, de acción de gracias, de confesión, de rendición, de perdón, o de un corazón tierno y obediente así como un regalo monetario. Aquellos que conocen el protocolo de dar, obtienen acceso al salón del trono, mientras que los que no, se quedan fuera de las puertas.

Dar con un corazón generoso sin esperar recompensa o ningún favor en particular atrae el favor del Rey porque esa es la actitud más parecida a la suya. Y recompensa esa clase de espíritu. Darle al Rey es reconocer que él es el dueño de todo. Recuerde los reyes son también señores; ellos poseen todo lo que hay en su dominio. Así que darle al rey es simplemente devolverle lo que ya es suyo. Por eso en el Reino de los cielos somos siempre mayordomos y nunca dueños. No permitas que el enemigo con sus engaños, te persuadan a creer que lo que tienes es tuyo, y que si le das a Dios o al prójimo te hará falta después. El enemigo nos quiere ver vivir en miseria, escasees y pidiendo prestado. Aplica la Palabra de Dios a tu vida, vívela sin importar quién lo hace o no; la Palabra de Dios se vive por FE, no por lo que crea el hombre. Que muchos o pocos no crean que el darle al Rey demanda bendición y prosperidad a nuestra vida, no quiere decir que no sea cierto. Cuando la Biblia habla de vivir en obediencia, se refiere a obedecer toda la palabra, no solo no fornicar, no adulterar, no robar; es cumplir la Palabra de Dios total mente; y el dar es un principio bíblico. Lo que sembramos eso mismo cosecharemos, por eso hoy día muchos estamos viviendo en miseria escasees, pidiendo prestado, por NO darle a Dios y al prójimo. Dios no es deudor de nadie; lo que des en su obra te será devuelto 100 veces, eso dice su palabra, y yo le creo, ¿ y tu? Recuerda cree confía espera y obedece y verás su GLORIA. Que tengas un día bendecido en Cristo.

Regalo, dádiva - Diccionario Perspicacia

Los regalos han desempeñado un papel importante en las relaciones humanas desde tiempos remotos. El anciano siervo de Abrahán dio joyas a Rebeca después de ver la prueba de que Jehová la había escogido para ser la esposa de Isaac. (Gé 24:13-22.) Posteriormente, una vez que recibió la aprobación de Labán y Betuel para la boda, el siervo de Abrahán dio otras dádivas a Rebeca, y también “cosas selectas al hermano y a la madre”. (Gé 24:50-53.) Más tarde, Abrahán cedió todas sus posesiones a Isaac, pero ofreció dádivas a los hijos de sus concubinas y los despidió. (Gé 25:5, 6; compárese con 2Cr 21:3.) Es posible que en tiempos patriarcales fuera común hacer regalos a quien había sufrido adversidad. Cuando Jehová “volvió atrás la condición de cautiverio de Job”, sus hermanos, hermanas y anteriores conocidos no solo acudieron a consolarlo, sino que cada cual le obsequió con “una pieza de moneda y, cada cual, un anillo de oro”. (Job 42:10, 11.) Dádivas que se hacían con el fin de recibir beneficios. A menudo se ofrecían presentes con miras a conseguir algo deseado. Jacob preparó un impresionante regalo para su hermano Esaú — numerosas cabezas de ganado— a fin de hallar favor a sus ojos. (Gé 32:13-18; 33:8.) La insistencia de Jacob para que Esaú aceptara su don se entiende mejor si se tiene en cuenta que, según la costumbre oriental, rechazar un presente indicaba que no se iba a otorgar el favor. (Gé 33:10.) Asimismo, cuando los hijos de Jacob quisieron congraciarse con el severo administrador de alimentos egipcio (quien en realidad era su propio hermano José), siguieron la recomendación de su padre de llevar consigo un obsequio de los productos más selectos del país. (Gé 42:30; 43:11, 25, 26.) El rey Asá envió un presente de plata y oro a Ben-hadad para inducirlo a romper el pacto que había hecho con Baasá, el rey de Israel. (1Re 15:18, 19.)

El proverbio dice sobre los beneficios que reporta el dar: “La dádiva de un hombre le efectúa una gran abertura, y lo conduce aun delante de los grandes”. (Pr 18:16.) Una dádiva puede aplacar la cólera, pero no apaciguará la furia del hombre que se levanta contra el que ha cometido adulterio con su esposa, sin importar la importancia del regalo que el adúltero ofrezca. (Pr 21:14; 6:32-35.) Dádivas a reyes, profetas y otros. Era costumbre llevar regalos a un rey cuando se le visitaba. Se destaca en especial que no llevaron presentes a Saúl los “hombres que no servían para nada” y no le tenían respeto. Especialmente Salomón recibió gran abundancia de regalos de gentes de tierras distantes que iban a oír su sabiduría. Los astrólogos que fueron a ver al “que nació rey de los judíos” siguieron esta costumbre cuando ofrendaron dones al niño Jesús. (1Sa 10:27; 1Re 10:10, 24, 25; Mt 2:1, 2, 11; véanse también 2Re 20:12; 2Cr 17:5.) Los que iban a inquirir de un profeta a veces también llevaban regalos. (1Sa 9:7; 2Re 8:8, 9.) No obstante, los profetas de Dios ni pedían dádivas por sus servicios ni las esperaban, como lo muestra el que Eliseo se negara a aceptar el “regalo de bendición” de Naamán. (2Re 5:15, 16.) Se solía gratificar a los que terminaban una determinada tarea con éxito. (2Sa 18:11; Da 2:6, 48; 5:16, 17, 29.) La Ley estipulaba que cuando se emancipara a un esclavo, no se le debía despedir con las manos vacías, sino que tenía que recibir un regalo: algo del rebaño, de la era y del lagar de aceite y vino. (Dt 15:13, 14.) Asimismo, en las ocasiones de gran regocijo solían hacerse regalos. (Est 9:20-22; compárese con Rev 11:10.) Con relación al santuario. Dios tomó a los levitas como dádiva para la casa de Aarón, como personas dadas a Jehová para servir en el santuario. (Nú 18:6, 7.) A los gabaonitas y a otros a los que se hizo siervos en el santuario se les llamó netineos, que significa “dados (gente dada)”. (Jos 9:27; 1Cr 9:2; Esd 8:20.) Asimismo, se consideraban dádivas las contribuciones para sufragar el servicio y los sacrificios del santuario. (Éx 28:38; Le 23:37, 38; Nú 18:29; Mt 5:23, 24; Lu 21:1.) Como Jehová es el Creador, es el dueño de todo. Por lo tanto, el que ofrece un don material para el adelanto de la adoración verdadera no hace sino devolver algo de lo que Dios le ha dado. (Sl 50:10; 1Cr 29:14.) Advertencia concerniente a los regalos. Puesto que los obsequios que se dan como soborno pueden arruinar el corazón y pervertir la justicia, las Escrituras aconsejan odiar tales regalos. Asimismo, Dios condena a los que van en pos de los regalos. (Dt 16:19, 20; Ec 7:7; Pr 15:27; Isa 1:23; véase SOBORNO.) Además, al “hombre que con falsedad se jacta acerca de una dádiva”, es decir, al que no cumple con aquello de que se jacta, se le compara a nubes vaporosas y viento sin aguacero. (Pr 25:14.) Quien da regalos puede tener muchos compañeros, pero con dar regalos no puede garantizar su amistad duradera. (Pr 19:6.) Las Escrituras Griegas Cristianas censuran con firmeza ciertas prácticas relacionadas con los regalos. Jesús condenó a los escribas y fariseos por traspasar el mandamiento de honrar al padre y a la madre. Según ellos, si se alegaba que las posesiones materiales eran una dádiva dedicada a Dios, no se tenía la obligación de ayudar a los padres, aunque sí se podían utilizar esos bienes personalmente. (Mt 15:1-6; véase CORBÁN.) No tiene ningún mérito dar si se espera algo de vuelta. (Lu 6:30-36; 14:12-14.) Para que el dar le agrade a Jehová, debe hacerse desinteresadamente y sin exhibición ostentosa. (Mt 6:2-4; 1Co 13:3.) La generosidad cristiana. Los cristianos primitivos hacían regalos o contribuciones para sus hermanos necesitados. (Ro 15:26; 1Co 16:1, 2.) Sin embargo, siempre se ofrecían de manera voluntaria, como lo indican las palabras de Pablo: “Que cada uno haga tal como lo ha resuelto en su corazón, no de mala gana ni como obligado, porque Dios ama al dador alegre”. (2Co 9:7.) También ayudaron a los que se dedicaban por entero al ministerio cristiano, como el apóstol

Pablo, quien, aunque agradecía mucho los regalos que le enviaban sus hermanos, no procuraba sus obsequios. (Flp 4:15-17.) Los cristianos pueden dar algo más valioso que un regalo: su tiempo y sus habilidades para edificar y fortalecer la mente y el espíritu del prójimo, lo que trae aún mayor felicidad. La mayor dádiva que puede ofrecerse es el entendimiento de la Palabra de Dios, pues puede conducir al que lo recibe a la vida eterna. (Jn 6:26, 27; 17:3; Hch 20:35; 2Co 12:15; Rev 22:17; véase DÁDIVAS DE MISERICORDIA.)

Definición Cualidades, habilidades y otras cosas benéficas ofrecidas a la gente por el amor, la misericordia y la inmerecida bondad de Jehová Dios. Algunos se ofrecen como una recompensa. Todas son dadas para que sean utilizadas en Su alabanza y Su gloria, para servir a Sus fines y al bien de Sus criaturas y de Su organización. Jehová Dios es el mayor donante. Todos Sus regalos son buenos, perfectos y benéficos Santiago 1:17  Toda buena dádiva y todo don perfecto es de lo alto, que desciende del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. Proverbios 10:22  La bendición de Jehová es la que enriquece, Y no añade tristeza con ella. 1 Timoteo 4:4  Porque todo lo que Dios crió es bueno, y nada hay que desechar, tomándose con hacimiento de gracias.. Deuteronomio 32:4  El es la Roca, cuya obra es perfecta, Porque todos Sus caminos son rectitud: Dios de verdad, y ninguna iniquidad en Él: Es justo y recto. Todos Sus regalos son utilizados para cumplir Su propósito Romanos 11:29  Porque sin arrepentimiento son las mercedes y la vocación de Dios. Efesios 4:8, 11-14  Por lo cual dice: Subiendo á lo alto, llevó cautiva la cautividad, Y dió dones á los hombres.  Y él mismo dió unos, ciertamente apóstoles; y otros,

profetas; y otros, evangelistas; y otros, pastores y doctores; Para perfección de los santos, para la obra del ministerio, para edificación del cuerpo de Cristo; Hasta que todos lleguemos á la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, á un varón perfecto, á la medida de la edad de la plenitud de Cristo: Que ya no seamos niños fluctuantes, y llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que, para engañar, emplean con astucia los artificios del error. Todos los regalos vienen por medio de Jesús Cristo y Él usa la fuerza activa de Jehová Hechos 2:32, 33  A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Así que, levantado por la diestra de Dios, y recibiendo del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. Efesios 4:7, 8  Empero á cada uno de nosotros es dada la gracia conforme á la medida del don de Cristo.  Por lo cual dice: Subiendo á lo alto, llevó cautiva la cautividad, Y dió dones á los hombres. Colosenses 2:9  Porque en él habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente. 1 Corintios 12:11  Mas todas estas cosas obra uno y el mismo Espíritu, repartiendo particularmente á cada uno como quiere. Juan 3:34  Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla: porque no da Dios el Espíritu por medida. Los regalos de Dios se dan de manera imparcial, no se ganan y no nos pertenecen Cualquier persona puede cultivar su capacidad para hacer un servicio teocrático

Lección 7: El Regalo más grande de Dios

Querido amigo (a): Dios creó al hombre para Su gloria, pero Satanás robó a Dios toda la raza humana. Sin embargo, Dios tenía un plan para volvernos a recuperar. Lo hizo en cuatro pasos:

Dios vino a la raza humana a través de la Persona de Su Hijo. Dios el Hijo vivió aquí como hombre, se llamó a Sí Mismo "Hijo de Hombre". Tomó nuestro lugar y murió por nosotros.

Dios perdona a todos los que creen en Su Hijo. Dios los introduce a Su familia y los hace Sus hijos.

Dios nos pone en Cristo sobre la cruz. Nuestro viejo "YO" murió con Cristo. Después Dios nos creó como nuevas personas en Cristo.

Dios nos dio a Cristo para vivir en nosotros. Dios verdaderamente da muchos regalos hermosos a Sus hijos, ¡pero el regalo más grande que nos dio es Cristo! Dios nos da a Cristo para que viva en nosotros. La Biblia dice:

Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! (Gálatas 4:6). ¿Quién es el Cristo que vive en mí?

Cristo vive en el corazón de cada creyente, pero no todos los creyentes entienden quién es realmente Jesucristo. El Evangelio de Juan fue escrito especialmente para que nosotros sepamos quién es realmente Jesucristo y para que creamos en Él. En su Evangelio, Juan enfatizó dos grandes verdades:  

Jesucristo es Dios. Jesucristo es el que suple todas nuestras necesidades. Podremos entender mejor quién es Cristo en realidad si aprendemos acerca de uno de Sus Nombres. Él es el gran "YO SOY". El Nombre "YO SOY" es un Nombre que le pertenece sólo a Dios. Dios mismo dijo que era Su Nombre. Para poder comprender este Nombre, debemos regresar a un tiempo cuando el pueblo de Dios, los hijos de Israel, eran esclavos en Egipto. Dios escogió a un hombre llamado Moisés para sacar a Su pueblo de Egipto y llevarlos a la tierra que Dios les había prometido.

Moisés estaba en el desierto cuidando ovejas cuando Dios se le apareció en una zarza ardiente. La zarza estaba en llamas, pero no se consumía.

Dios le habló a Moisés desde la zarza ardiente y le dijo que regresara a Egipto para librar a los hijos de Israel de la esclavitud. Moisés tenía miedo de que las personas no creyeran que Dios lo había enviado. Él dijo: He

aquí que llego yo a

los hijos de Israel, y les digo:

El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? (Éxodo 3:13). Dios le dijo a Moisés que Su Nombre es "YO

SOY". Dios dijo:

…Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros (Éxodo 3:14). Cuando Dios dijo que Su Nombre es "YO siempre será Dios.

SOY", quería decir que Él es el Dios que siempre ha sido Dios y que

Pero hay otro significado para el Nombre "YO SOY". Realmente es una frase incompleta, algo como lo siguiente: "YO SOY ___________".

Era como si Dios le estuviera diciendo a Moisés: "Moisés, YO SOY el Dios todopoderoso. YO SOY el que satisfará todas tus necesidades. Necesitarás valor para hacer esta gran tarea que te he llamado para hacer; YO SOY tu valor. Necesitarás mucha sabiduría; YO SOY tu sabiduría. Necesitarás fuerzas; YO SOY tus fuerzas. Necesitarás paciencia. YO SOY tu paciencia. YO SOY todo lo que necesitas".

Moisés creyó a Dios y confió que Dios sería todo lo que le hacía falta. ¿Cuál fue el resultado? La Biblia dice que Dios sacó a los hijos de Israel de Egipto con mano fuerte (Éxodo 13:9). Cristo es el gran "YO SOY".

Los judíos comprendían plenamente que el Nombre "YO SOY" era sólo de Dios. Ningún profeta o rey, por grande que fuera, se atrevería a utilizar ese Nombre para sí mismo. Es un Nombre que le pertenece sólo a Dios; sin embargo, Jesús tomó ese Nombre para Sí Mismo. Una y otra vez en la Biblia, Jesús dijo que era el gran "YO SOY". Aquí están las mismas palabras del Señor:

De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy (Juan 8:58). Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo (Juan 8:28) …Porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis (Juan 8:24). El Señor Jesús es el gran "YO SOY". El es todo lo que necesitamos. El Señor Jesús dijo de Sí Mismo:

Yo soy la puerta (Juan 10:9). Yo soy el camino (Juan 14:6). Yo soy la verdad (Juan 14:6). Yo soy la luz (Juan 8:12). Yo soy la vida (Juan 14:6). Yo soy la vid verdadera (Juan 15:1). Yo soy el pan vivo (Juan 6:51). Yo soy el buen Pastor (Juan 10:14). Yo soy la resurrección (Juan 11:25). Yo soy el Alfa y la Omega (Apocalipsis 1:8). Jesucristo es Dios.

Cuando Jesús tomó el Nombre "YO SOY" para Sí Mismo, estaba diciendo que Él era Dios. Jesús era, es y siempre será Dios. El dijo:

Yo y el Padre uno somos (Juan 10:30) …El que me ha visto a mí, ha visto al Padre (Juan 14:9). Dios satisface todas nuestras necesidades al darnos a Cristo.

Si me pidieran que hiciera una lista de todas las cosas que necesito para vivir una vida que agrada a Dios aquí en la tierra, mi lista quizá sería parecida a esta:

Necesito sabiduría. Necesito amor. Necesito paz. Necesito gozo. Necesito fuerzas. Necesito paciencia.

Necesito satisfacción. Necesito poder. En realidad mi lista tendría muchas cosas más. Ni siquiera sé todo lo que podría necesitar, pero Dios conoce todas mis necesidades, incluso las que yo no he pensado.

¿Cómo satisface Dios todas mis necesidades? Satisface mis necesidades al darme a Cristo para que viva en mí. Recibimos todo de Dios a través de Cristo. La Biblia dice:

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo (Efesios 1:3). • Cristo es mi sabiduría. Cuando necesito sabiduría, debo acudir a Él. Él vive en mí y sabe exactamente qué debo hacer. La Biblia dice:

En quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento (Colosenses 2:3).

• Cristo es mi amor. El amor es una Persona — ¡Jesucristo! Cristo es el que ama a todas las personas. Él vive en mí ahora y Su amor fluye a través de mí. • Cristo es mi paz. La Biblia dice que Cristo es nuestra paz. Antes de que dejara el mundo, Cristo les dijo a Sus discípulos:

La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo (Juan 14:27). • Cristo es mi gozo. La Biblia dice: Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! (Filipenses 4:4). No siempre podemos regocijarnos en nuestras circunstancias, pero siempre podemos regocijarnos en el Señor. • Cristo es mi fuerza.

David dijo: Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿De quién he de atemorizarme? (Salmo 27:1b). El Cristo que vive en mí es Dios. Él tiene todo poder en el cielo y en la tierra. El apóstol Pablo dijo: Todo lo

puedo en Cristo que me fortalece(Filipenses 4:13). • Cristo es mi paciencia. Yo mismo no tengo mucha paciencia con otras personas, pero Cristo ha venido a vivir en mí, y El es mi paciencia. • Cristo es mi satisfacción. Cristo dijo: Yo soy el pan vivo que descendió del cielo (Juan 6:51). El pan representa lo que nos satisface y nos sustenta. Cristo es nuestro pan vivo — El que nos satisface y sostiene perfectamente. • Cristo es mi poder. La Biblia dice que Cristo es el "poder de Dios". Piensa en Cristo a la mano derecha de Dios con todo el poder de Dios. Estamos unidos con Cristo por el Espíritu Santo. Cristo nos suple el poder que necesitamos para soportar el sufrimiento y las dificultades que tenemos aquí. Todo está en Cristo.

Dios nos ha dado a Cristo para ser cualquier cosa que necesitamos. Si yo necesito paciencia, puedo decir: "Señor Jesús, por favor sé mi paciencia" . Si necesito amor, puedo decir: "Señor Jesús, por favor dame amor". Si tengo problemas con controlar mi ira, puedo decir: "Señor Jesús, por favor toma el control". Tengo el privilegio de vivir cada minuto con Cristo como mi mejor Amigo, mi "todo en todo". Conforme vaya creyendo que todo lo que está en Cristo es mío, el Espíritu Santo hará que sea verdaderamente mío.

¿Cómo puedo aplicar estas verdades?

Conoce la verdad.

La verdad es que Jesucristo, el Hijo de Dios ahora vive en mí a través de Su Espíritu. Tengo en Él todo lo que necesito para vivir por Él aquí. El apóstol Pedro dijo:

Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder (2 Pedro 1:3).

Reclama la verdad.

No sólo debo conocer la verdad, sino que debo reclamarla para mí mismo y tomarla personalmente. No es sólo que "Cristo vive en el corazón de los creyentes" , sino que "¡Cristo vive en MI!" No es sólo que "Cristo ama a los creyentes", sino que "¡Cristo me ama junto con el apóstol Pablo que Cristo me amó y se entregó a Sí Mismo por mí.

a MÍ!"Puedo decir

Vive la verdad.

Cristo es mi mejor Amigo. Él es Dios y vive en mí. Puedo contar con Él y pedirle a Él cualquier cosa que necesito.

Jesucristo es Dios. Él es el que creó el universo. Es una Persona grande y maravillosa y vive en mí ahora mismo. Satanás dice: "¡No puedes lograr vivir la vida cristiana!" Yo digo: "Señor Jesús, Tú eres Dios y vives en mí. Tú puedes resolver cualquier cosa que me ocurra hoy. Cuento contigo".

"¡Señor Jesús, yo creo que Tú de verdad eres el regalo más grande de Dios para mí! A través de Ti tengo todo lo que necesito para vivir para Ti aquí. Confío en Ti para que Tú vivas Tu vida a través de mí".

ANULO TODO ESPIRITU DE VENGANZA. ALERTA MAXIMA

EL REGALO DE LA VIDA ¿Hay algo más lindo para un padre o una madre, que ver nacer a su hijo(a)? ¿Hay algo más maravilloso que ver a tu bebé sonreir, o incluso contemplarlo mientras duerme? Sin duda el “regalo de la vida” es algo maravilloso. Nosotros, los seres humanos, y aún los animales, no podemos crear la vida, no podemos hacer que se forme un bebé y que finalmente crezca hasta ser un hombre o mujer “autosuficiente”. Algunos dirán que si, que los cientificos pueden hacer inseminación artificial, hacer que un espermatozoide fecunde un óvulo y crear vida. Pero en estricto rigor no están creando ellos la vida, solo estan dando las condiciones, pero la vida se produce por si sola en la fecundación. La ciencia solo puede “juntar los elementos” pero la vida la da Dios. Luego, el bebé crece, se alimenta, se desarrolla, respira, su sangre circula por las venas y arterias, luego, mucho tiempo después, consigue un trabajo, tiene poder adquisitivo, y vive una vida llena de desafíos y de luchas.

Todo lo anterior ocurre, nuevamente, bajo la soberanía de Dios. El bebé no puede hacer nada para que le funcionen sus pulmones, su corazón, su sistema circulatorio, su sistema digestivo. Todo eso es obra de Dios. Algunos, de hecho, nacen con problemas en esas áreas (tema que tocaré en otro artículo), pero sabemos que no depende de nosotros. No podemos decidir que exista el oxigeno para respirar, y que pase por nuestro sistema oxigenando la sangre. No podemos hacer nada de eso, ¡Todo es obra de Dios! A eso es lo que le llamamos gracia común. Esto es, que Dios, teniendo el control de todo, le da todo lo necesario a los seres vivos por igual. Sean “buenos” o “malos”, sean altos o bajos, Dios les permite vivir. La Biblia lo dice de éste modo: Marcos 5:45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Dios hace llover para que podamos tener nuestros cultivos, para que los animales puedan beber y comer del alimento que crece de la tierra. Dios no solo nos da el regalo de la vida, sino que nos preserva durante toda nuestra vida con lo necesario para seguir. El regalo de la vida eterna

Así mismo, también, Dios tiene gracia específica, no común. Esa gracia y misericordia permite que una persona pueda abrir sus ojos, su entendimiento, su corazón, para entender las cosas espirituales. Para que pueda comprender que está en pecado, enemistado con Dios, y que está en total dependencia y a merced de la misericordia de Dios para salvarla y reconciliarla con él. Dios nos ha dado una vida física, que a lo sumo tendrá un poco más de 100 años, si “tenemos suerte”, pero también nos ofrece el regalo de la vida eterna y que, como su nombre indica, nunca dejará de existir. Una vez que se acabe nuestra vida, nos presentaremos ante Dios, cara a cara, y rendiremos cuenta de lo que hicimos en nuestra vida: Nuestras buenas obras y nuestras malas obras. Pero, hay una sola cosa que es la más importante de todas, nos verá cómo estamos en relación con Jesucristo, el único intermediario entre Dios Padre y el hombre. 1 Timoteo 2:5 Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre. No hay ninguna otra manera de agradar a Dios padre, ni siquiera hacer buenas obras, sino creer que Él ha enviado a su hijo Jesús, el único justo, quien cumplió perfectamente toda la ley, y luego fue castigado sin merecerlo, para pagar por nuestros pecados, por los pecados de quienes creen en su obra redentora. Y luego, resucitó al

tercer día, venciendo a la muerte. Es en esa resurrección en la cual podemos descansar tranquilamente, Cristo pagó la paga por el pecado, y luego resucitó, y hoy nos da vida eterna por Su obra y no por la nuestra. Juan 1:12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; Juan 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Romanos 5:8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Aquel día, cuando estemos ante Dios, lo único que más importará es si estamos reconciliados con Él, si somos sus hijos, o no lo somos. Y eso solamente puede ser por medio de la obra redentora de Cristo. La salvación es por gracia y no por obras. Efesios 2:8-9 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Es una obra de gracia, es un regalo de vida. Así como Dios nos regala la vida física, Dios nos regala la vida eterna. Si crees que Dios te está hablando, que te está llamando, acércate a Él. Dios llama a pecadores a arrepentimiento, Dios abre el entendimiento de los que llama para que le escuchen, para que se den cuenta que están en necesidad. Si tu hoy estás siendo consciente de eso, si ves a este artículo más que un mero esfuerzo de convencerte, y mas bien comprendes la necesidad que tienes de Dios y quieres acercarte. ¡Hazlo ahora mismo! No sabes cuanto tiempo más tendrás de esa gracia comun, en la que Dios te permitirá vivir, pero si hoy entiendes y crees lo que Dios dice, no debes esperar más. Para acercarte a Dios y reconciliarte con Él, no necesitas de nada místico, no necesitas que alguien te guíe, ni seguir 10 pasos o algo por el estilo. Tienes que, simplemente, confiar y entregarte a Él, orar a Él sinceramente diciendo que te das cuenta de tu pecado y de la deuda en que estás y que quieres que Él te ayude. Dile que lo necesitas y quieres que te salve, que te ayude a no pecar y que dirija tu vida. Humillate y entregate a Él.

La Salvación no es un premio, es un Regalo. By jdnunez October 8, 2018 Amor, Compartiendo de Dios a otros, Confianza,Conociendo a Dios, Efesios, Esperanza, Fe en las Pruebas, Gracia, La Biblia, Obediencia,Salvación, Vida Cristiana 1 Comment

Lectura

de

Hoy:

Efesios 2:7-10 (Da un clic en el pasaje para leerlo) Versículo

clave:

“La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo.” Efesios 2:9

La Salvación no es un premio, es un Regalo (No olvides leer las instrucciones del lado izquierdo antes de comenzar) Cuando era niño me gustaba ser parte de todo tipo de competencias que hubiera en la escuela pues sabía que la recompensa para quienes terminaban en los primeros lugares sería una medalla o un trofeo, ¡y un trofeo sería sin duda un buen motivo para recibir reconocimiento o halagos! ¿A quién no nos gusta que nos den una palmada en el hombro o unas palabras de aliento y afirmación de vez en cuando? La sociedad nos invita a competir hombro con hombro contra quien tenemos a nuestro lado para obtener el mejor puesto en el trabajo, el mayor beneficio o cualquier distintivo con el que podamos demostrar que valemos más que los demás, esta actitud egoísta y egocéntrica nos daña más de los que nos damos cuenta sobre todo cuando la llevamos al tema de las relaciones interpersonales o incluso a nuestra fe y relación con Dios. Quien no se considera lo suficientemente valioso e importante puede caer preso de la inseguridad y una persona insegura tratará de compensar una y otra vez lo que siente que le hace falta para sentirse amado y apreciado. ¿Y qué sucede si no obtiene lo que está buscando? Se castigará duramente y se recriminará el no haberse esforzado más o el no ser “más” perfecto de lo que ya es. Muchos cristianos hoy en día han llevado su inseguridad y falta de aceptación a su relación personal con Dios, creen que tienen que ganarse el amor de Dios, viven con miedo de ser castigados por sus errores y les da terror pensar en la posibilidad de que debido a sus “muchas” faltas podrían ser desechados al grado de perder su salvación junto con la entrada al Cielo. La

riqueza

de

la

gracia

de

Dios

“Dios puede ponernos como ejemplos de la increíble riqueza de la gracia y la bondad que nos tuvo, como se ve en todo lo que ha hecho por nosotros”. ¿Cómo podría fructificar una relación construida sobre cimientos de miedo, inseguridad y falta de confianza? ¡No es posible! Dios no es un ser de mal humor con un bate en la mano mirándonos desde el Cielo y esperando a que cometamos la más mínima de las faltas para golpearnos con su ira implacable, si esto o algo parecido crees ¡estás muy equivocado! La esencia del Señor es su inmerecido, incomprensible e inagotable amor por nosotros y la mejor evidencia de este perfecto amor ¡fue el enviar a su hijo

Jesús a la cruz para morir en nuestro lugar! Tal como lo mencionó el apóstol Pablo en su carta a los Efesios que hemos estado estudiando, Dios es increíblemente rico en gracia y bondad, esto eso, que tiene en su almacén de misericordia, perdón y nuevas oportunidades más recursos de los que tú y yo podamos imaginar. Dios te ha creado para amarte, para tener una relación personal contigo no por unos días, los domingos o por unos cuantos años sino ¡por una eternidad! Por siempre y siempre y para siempre quiere compartir sus riquezas eternas contigo y llevarte a habitar a su lado sin límite de tiempo. ¿Qué espera a cambio? Solamente que quieras ser parte de esta relación de amor a la que te está invitando. Un

regalo,

no

un

premio

“Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo”. La salvación de Dios no es un premio que se nos dio por ser muy buenos, piadosos o rectos, no es algo que nos ganamos por suerte o por ningún tipo de merecimiento, ¡es un regalo que Dios nos dio como anticipo de todo lo que tiene para nosotros! Jesucristo vino a dar su vida para limpiarnos, justificarnos y hacernos aptos de cohabitar con la santidad de nuestro Señor por siempre. Y entonces si la salvación no es algo que te ganaste por méritos, ¿qué te hace pensar que la puedes perder si no vives haciendo continuos, costosos y sufridos sacrificios para agradar a Dios? Él no quiere sacrificios, mandas o golpes físicos, ¡Él quiere tu corazón y tener una relación personal contigo! Dios te dio el regalo de su salvación para lavar tus vergüenzas, hacerte olvidar las heridas del pasado, para adoptarte como su hijo y para abrazarte con todo su amor, ¡no lo hizo para que ahora le debieras algo y tuvieras que vivir para siempre como su esclavo atemorizado y maltratado por tus propios miedos e inseguridades! No hay nadie tan bueno que se haya ganado la salvación por su bondad ni tan malo que no tenga esperanza de ser redimido por Jesucristo, todos somos personas imperfectas y pecadoras que necesitamos urgentemente un Salvador y el Creador del Universo tiene listo el regalo de su salvación para todos aquellos que le permitan a su Hijo ser su guía y Señor por el resto de sus vidas. Conclusiones “Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás”. Alguno entonces podría pensar: ¿entonces si mis buenas acciones no me hacen recibir la salvación para qué las hago? Aunque ciertamente fuimos salvados por gracia (regalo) y no por obras, sí fuimos alcanzados por el amor de Dios PARA hacer buenas obras con las cuales reflejemos el carácter y corazón de nuestro Salvador y así muchos más sean atraídos a conocerle. La vida cristiana es literalmente una nueva vida que Cristo Jesús nos da al renovar nuestro espíritu y llenarnos con su Espíritu Santo para guiarnos a toda verdad. Somos la obra maestra de Dios, el objeto de su amor y la compañía que quiere tener en el Cielo por la eternidad. ¡Disfruta el regalo de la salvación que has recibido y vive agradecido, alegre y honrando a Dios con tu vida! ¡Deja de darle lugar al miedo y al castigo! Todos nos equivocamos, todos pecamos y todos al confesar nuestros pecados y apartarnos del camino del mal somos perdonados una y otra vez por Jesús. ¡No hay nada que puedas hacer para que Dios te ame más porque Él ya te ama con todo su ser desde antes de la fundación del mundo! Lo que nos toca a ti y a mí es disfrutar su amor, adentrarnos en su corazón para enamorarnos más y más de Él, compartir con otros lo que ha hecho en nosotros y vivir honrándolo con nuestra obediencia como gratitud por tan grande regalo que nos ha dado.

Ideas

para

tu

Oración

de

Hoy

1. Dedica unos minutos para darle gracias a Dios por su amor tan grande y por la riqueza de su gracia y bondad. 2. Dale gracias Jesús por el regalo de su salvación que compró ¡con su vida misma en la cruz! 3. Dile a Dios de qué maneras quieres honrarlo y agradarlo para corresponder a su amor y redención.

La oración no te salvará. El creer con fe en la obra de Cristo en la cruz, si lo hará.

Si necesitas más información al respecto, no dudes en escribirme en el formulario de contacto, y yo trataré de resolver tus dudas. Jesucristo es el mejor regalo que dios me ha dado (A.3.2.12) REFERENCIA BÍBLICA: Efesios 2:8, 2 Corintios 9:15 VERSÍCULO CLAVE: "¡Gracias a Dios, porque nos ha hecho un regalo tan grande…" (2 Corintios 9:15a, Dios Habla Hoy). CONCEPTO CLAVE: Jesucristo es el mejor regalo que Dios me ha dado. OBJETIVOS EDUCATIVOS: Al final de la clase de hoy los niños podrán: 1. Decir el nombre del mejor regalo que ellos han recibido de Padre Dios. 2. Repetir de memoria el versículo. 3. Hacer un regalo grande que representa el amor de Padre Dios mostrado a través de Jesucristo. APLICACIÓN A LA VIDA DIARIA: Los seres humanos nunca han podido describir lo grande, lo hermoso, lo increíble que fue el regalo de Jesucristo al mundo. Hoy los niños de la clase pensarán de nuevo en los hechos concretos de Jesús que muestran su amor hacia la humanidad. Los niños responderán con frases de amor hacia Jesucristo, entregando sus vidas al Señor si no lo han hecho todavía. Durante la semana deben repetir cada día el versículo clave y dar gracias a Padre Dios por el regalo de su Hijo. Los padres deben ayudar recordando su tarea.

Un regalo de Dios (Jn 3,14-21) Evangelio: Jn 3,14-21 En aquel tiempo dijo Jesús a Nicodemo: «Lo mismo que Moisés levantó la serpiente de bronce en el desierto, el Hijo del hombre tiene que ser levantado en alto, para que todo el que crea en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenarlo, sino para salvarlo por medio de él. El que cree en él no será condenado; por el contrario, el que no cree en él ya está condenado, por no haber creído en el Hijo único de Dios. El motivo de está condenación está en que la luz vino al mundo, pero los hombres prefirieron la oscuridad a la luz, porque su conducta era mala. Todo el que obra mal detesta la luz y la rehúye por miedo a que su conducta quede descubierta. Sin embargo, aquel que actúa conforme a la verdad, se acerca a la luz, para que se vea que toda su conducta está inspirada por Dios». Fruto: Valorar el inmenso amor de Dios Padre, que nos da a su propio Hijo. Pautas para la reflexión: Es común que cuando acudimos a un cumpleaños, o cuando visitamos a algún amigo que no veíamos desde

hace tiempo, le mostremos nuestro aprecio haciéndole un regalo. Este gesto exterioriza el aprecio que sentimos por esa persona, aun cuando el regalo sea sencillo. Quien recibe un regalo recibe, en primer lugar, un gesto de amistad. 1. Dios Padre me regala a su Hijo Este profundo significado, que está envuelto con cualquier regalo que recibamos, es uno de los mensajes que nos trae el evangelio que acabamos de leer: Dios Padre, el mejor de los padres, ha hecho un regalo a la humanidad. No es indiferente a sus criaturas, sino que nos mima con cariño, con el mismo cariño que anima a una madre hacia su bebé de pocos meses. Dios hace todo a lo grande, y también sus regalos siempre son a lo grande. Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo. Dios no nos hace un regalito sin importancia, simbólico, para salir al paso; no. Dios nos da el mayor regalo que tiene a su alcance: a su propio hijo. Sabía que esto suponía un sacrificio para Jesucristo, verdadero Dios que se rebaja a hacerse hombre, pero ama tanto a sus criaturas que les entrega todo, TODO. 2. Dios quiere que todo hombre se salve El regalo del Padre tiene un fin muy claro, un objetivo que anhela cumplir: lograr que todos los hombres lleguen a la vida eterna, al cielo. Dios no ha mandado a su hijo al mundo para condenarle, sino para que el mundo se salve por Él. La mentalidad de la época tenía muy arraigada la ley del Talión: Ojo por ojo y diente por diente: si tú me das, yo te premio y si tú me ofendes, te castigo. Por eso Jesucristo le insiste a Nicodemo que el corazón de Dios Padre no funciona así. Dios quiere el bien de todas sus criaturas, nos ha entregado a su propio Hijo y siempre está dispuesto a perdonarnos y a acogernos. Si nos ha entregado tanto, si se ha entregado tanto, ¿cómo nos va a abandonar? Él desea perdonarnos. 3. Dejarme iluminar por Cristo ¿Por qué si Dios ama tanto a los hombres, muchos fariseos le respondieron con la crucifixión de su Hijo Jesucristo? ¡Qué contradicción! En este evangelio se atisba una respuesta: Dios es luz, ilumina a todo hombre, y a veces esa luz nos incomoda. La luz vino al mundo, pero muchos no la recibieron, prefirieron continuar en las tinieblas iluminados por la tenue luz del amor egoista. Cristo incomoda, exige, no deja indiferente a quien le ha experimentado, puede llenar el corazón de gozo y satisfacción y ponernos entre la espada y la pared haciendo luz a nuestro egoísmo, soberbia, orgullo. ¿Qué elegimos? Propósito: Hoy voy a hacer un acto de caridad material ayudando a Jesucristo en alguna persona pobre.

Escuche  esta reflexión en su iPhone “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús” Romanos 3: 23-24 La Gracia de Dios, es algo que el ser humano no merece, pero Dios demuestra su amor, sin importar que nosotros lo evitáramos cuando Él nos llamaba. Sin tomar en cuenta nuestra condición de pecadores, Él nos regala la vida eterna, y todo por su Gracia. El libro de romanos lo describe: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” Imagine que ha recibido un enorme regalo hermosamente envuelto, sin un motivo en particular; quien se lo envió sencillamente decidió hacerlo. Dentro del paquete hay algo muy especial. Usted lee con interés la tarjeta para saber quién pudo haber sido tan generoso. ¡Para su sorpresa, descubre que quien se lo dio es alguien a quien usted ha estado evitando y con quien ha sido poco amable! El dar este regalo es una imagen de la gracia del Padre celestial cuando envió a Su Hijo Jesús a la tierra por nosotros. No había ninguna ocasión especial; Dios simplemente tuvo el deseo de hacerlo. El regalo llegó, a pesar de que estábamos ignorando pasivamente al Señor, o rebelándonos activamente contra Él. Esto es gracia: la bondad y la misericordia de Dios extendida a quienes no la merecían y que no podían de ninguna manera ganarla. Damos gracias a Dios por su amor hacia nosotros y su salvación por medio de su único Hijo, Jesucristo.

 

El cristiano, una nueva creación de Dios La salvación, un regalo de Dios Una vez expuestos los requisitos bíblicos para ser cristiano, nos preguntamos si la salvación es un estado permanente, o por el contrario es susceptible de poder perderse. ¿Qué ocurre si el creyente incumple los mandamientos de Dios? ¿Puede perder su salvación? ¿Tiene, pues, que perseverar en obediencia para seguir siendo salvo? De acuerdo con las respuestas ofrecidas a estas preguntas, así se concebirá la manera de experimentar la relación con Dios y, en suma, todo el proceder cristiano. Pese a lo que muchos puedan objetar, la Palabra de Cristo es la base más firme donde se sustenta la seguridad de nuestra salvación eterna. Y para esclarecer ciertos aspectos de carácter confuso, es necesario dispensar un énfasis especial en el presente apartado. Puede parecer inadmisible para algunos, pero ciertamente la salvación se ofrece a la Humanidad como un regalo del buen Padre celestial (del todo inmerecido para el hombre). Al mismo tiempo, es la fidelidad de Dios la que sostiene nuestra salvación, y no la perseverancia humana. La Biblia es muy explícita en este asunto, por lo que de la valoración que hagamos de esta enseñanza dependerá, en definitiva, nuestro grado posterior de conocimiento bíblico y discernimiento espiritual. Estamos convencidos de que la doctrina bíblica en nuestros días ha evolucionado hacia una visión más clara sobre la seguridad de la salvación. Por este motivo debemos apreciar los textos bíblicos más certeros, que son los que pueden despejar cualquiera duda sobre la invariable posición que todo cristiano ha obtenido en Cristo Jesús.

UN REGALO DE LA GRACIA DIVINA Dejaremos a un margen la opinión de aquellos que creen que en este mundo no se puede saber si hemos alcanzado la salvación, puesto que según dicen, ello supone una actitud de presunción; pensamiento erróneo, si tenemos en cuenta los datos bíblicos. Sucede, también, que un amplio sector de nuestro tan extendido Cristianismo, mantiene la creencia de que una vez obtenida la salvación, ésta puede llegar a perderse. Algunos, proponen una salvación desde el cumplimiento de los quehaceres eclesiásticos o deberes religiosos. Otros, defienden una salvación bajo el sometimiento a ciertas obligaciones espirituales, o a la perseverancia de prácticas cristianas determinadas. Son muchos los que creen que si abandonan el cumplimiento de las enseñanzas generales de la Biblia, o el camino que la iglesia establece (a través de sus representantes), perderán automáticamente su salvación personal. En cuanto a la presente doctrina, esta postura dispone una línea de interpretación por la que toda enseñanza bíblica hará prevalecer la seguridad de la salvación en función de las propias obras realizadas, sean éstas pasadas, presentes o futuras. Ahora bien, si aceptásemos este enfoque ciertamente

equivocado –que la salvación depende de nuestros esfuerzos–, en ninguna manera podemos admitir que la vida eterna sea un «regalo» de Dios, como hace constar Romanos 6:23, sino un parabién que está condicionado por nuestro obrar, es decir, por nuestro buen o mal comportamiento. En el sentido contrapuesto a este concepto, la Escritura es suficientemente concisa: la salvación no depende de la oración que se realice, de la cantidad de fe que se posea, de las prácticas que se acompañen, o ni siquiera de nuestro grado de obediencia a Dios... La salvación, en cualquiera de sus expresiones, pertenece al Salvador. Solamente su Palabra fiel y verdadera puede certificar nuestra redención eterna. Ningún hombre es garante de su salvación, con obras de por medio, pues como bien señala la Escritura: «Para los hombres es imposible» (Mr. 10:27). A propósito de aquellos que basan su salvación en la perseverancia humana, advertimos que esta doctrina suele generar bastante inseguridad, la cual se deviene en muchos casos con marcados sentimientos de culpa. Reflexionemos al respecto, ya que si después de obtener la salvación por la fe, la entrada en el reino de Dios está en nuestras manos, entonces, ¿quién puede estar seguro de que la salvación permanecerá en el momento mismo de partir a la eternidad? Desde luego, toda persona que sigue esta línea de pensamiento, es empujado a vivir constantemente con una sensación ingrata de esfuerzo por cumplir la voluntad de Dios, que es sobrellevada con miedo más que con libertad. Esta postura doctrinal, defendida por un elevado índice de personas, y con suficiente envergadura como para ignorarla, constituye uno de los mayores desvíos de conocimiento bíblico. Es cierto que tal escuela muestra una argumentación de estricta apariencia bíblica. Sin embargo, no debemos ignorar que las manifestaciones del error son cada vez más sutiles y engañosas. La Soteriología (estudio de la salvación) es el área donde Satanás mantiene su especial interés, puesto que la salvación es el tema más relevante de la doctrina cristiana; de manera que, buena parte de sus esfuerzos se unirán para intentar extraviar al hombre de la verdad de Dios. Cuántas conversiones son falsificadas por la religión, procurando una disciplina que llega a convencer a los supuestos convertidos de que son y serán salvos con la condición de... mientras que en realidad permanecen condenados por desechar la incondicional salvación gratuita de Dios, la cual no se acepta con desconfianza, sino por la fe absoluta en su promesa redentora. «Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios» (Ef. 2:8). El texto es claro, y no propone condición alguna de comportamiento posterior a la conversión para asegurarnos de su veracidad. Las promesas bíblicas se cumplen, sencillamente porque Dios es fiel. No podemos negar, pues, que desvirtuar la toda-suficiente y eterna obra de Cristo, es continuar con los errores que desgraciadamente conserva nuestro Cristianismo histórico. Con la defensa de esta doctrina, corremos el peligro de restar validez a la gran obra de incalculable coste que Jesucristo realizó en la cruz del Calvario, en quien encontramos la seguridad eterna; desplazando con ello los méritos de Cristo por nuestros esfuerzos personales, e infravalorando así su labor redentora. Definitivamente, la obra de Jesús para la completa y permanente salvación del hombre, ha sido ya consumada (Jn. 19:30), y ningún elemento puede añadirse para aplicarla, mantenerla, o completarla.

El cristiano ha recibido un regalo: la vida eterna.

UN REGALO DE ALTO PRECIO Examinemos la enseñanza desde el otro extremo, ya que la Salvación no representa un mero regalo que cada cual puede recibir a manera de capricho propio, sin apreciar la magnitud de sus serias implicaciones. No son pocos los charlatanes que pretenden regalar la salvación, a modo de obsequio: oferta de alguien que le place derrochar generosidad a diestro y siniestro, y que se puede aceptar con un simple gesto manual. Cuando, por el contrario, la Escritura nos habla de la conversión en términos de «entrega» del corazón, y no sólo de aceptación con la mente. En este sentido, el requisito de Jesús sigue siendo inalterable: «Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará» (Lc. 9:24). En dirección contraria al sentido del texto, muchos apuestan por la «gracia barata», sin distinguir el alto precio que Jesús tuvo que pagar. Con esta falta de visión, se llega a la conclusión de que algunos no han entendido bien el mensaje del Evangelio. Pensemos en ello, porque si bien la salvación es gratuita para toda persona, no olvidemos que a Dios le costó la vida de su propio Hijo, poseyendo ésta un alcance de incalculable valor. Al parecer, la propagación de los extremos sobre la doctrina de la Salvación es imparable; advirtiendo la triste realidad de que mientras la Iglesia institución ha creado la justificación por la fe a manera de una sola «formulación doctrinal», ciertos sectores cristianos extremistas la han confeccionado a modo de una sorprendente «fórmula mágica». En ninguno de los casos el milagro de la Salvación puede ser sustituido por el acto de la sola conversión humana (mal comprendida). Parece que todavía no entendemos que la redención es inalcanzable por métodos humanos; ésta se hace efectiva sólo cuando Dios la aplica, como ya hemos contemplado en varios textos bíblicos. ¡Levantar la mano! como un gesto de aprobación, o ¡aceptar a Jesús! cual mera confesión auricular y, en su caso, bautizarse a modo de sacramento, no certifica la seguridad de nuestra salvación. Pero lo grave es que son demasiados los seguidores que permanecen engañados, creyendo que son salvos sobre la base de una experiencia subjetiva, o el acatamiento de cualquier rito o norma establecida... Antes bien, permanecen muchos de ellos perdidos, debido a que han intercambiado la segura obra de Cristo por el propio acto religioso. La repetición de frases bíblicas, la confirmación de un llamamiento evangelístico, o la decisión de incorporarse a una iglesia, no legitima la salvación de nadie. Si reparamos bien en la enseñanza, deberemos aceptar que: confesar con los labios no es suficiente, porque hay que creer con el corazón, como cita Romanos 10:9. Y «creer» implica fe, ciertamente, pero también la entrega del mismo corazón. De todos modos, si indagáramos en las aspiraciones de algunas de las aparentes conversiones que se producen, no observaríamos otra cosa que objetivos de índole egoísta; originados, en muchos casos, por la búsqueda de algún beneficio propio y no de la voluntad de Dios... Esto puede parecer extraño si hablamos de compromiso cristiano; pero, no nos engañemos, el interés personal, familiar o inclusive eclesial, es lo que prevalece en la motivación de muchos individuos que transitan por las iglesias. Cristo perdona nuestra deuda... pero a él le costó la vida.

LA SEGURIDAD DE LA SALVACIÓN La Palabra innegable de Dios nos asegura que el cristiano es guardado para la eternidad, gracias al cumplimiento del Pacto de gracia, y nunca debido al grado de compromiso que éste mantenga con Dios. «Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que os llama, el cual también lo hará» (1 Ts. 5:23,24). El verdadero creyente disfruta de la seguridad de la salvación eterna, y asimismo de las promesas de su Palabra. De este principio nace el deseo inevitable que motiva a todo cristiano a servir al prójimo. Y así ejerce la voluntad de Dios, con libertad, con gratitud, y por amor, alcanzando a comprender que no hace nada más que responder, y con gran deficiencia, al amor divino experimentado primeramente en su corazón. Si no fuera de este modo, su servicio cristiano se vería promovido por el miedo (por temor a perder la salvación), y no por el agradecimiento, como parece señalar el texto bíblico: «En esto consiste el amor: no en que hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros... Y «en el amor no hay temor» (1 Jn. 4:10,18). Hacer depender nuestra salvación de la constancia en la vida cristiana, esfuerzos personales, servicio a Dios, u obediencia a los mandamientos, es como plantar un huerto en terreno de arenas movedizas. Nuestra firmeza espiritual y perseverancia es de todas maneras muy insegura. En cambio, el Padre celestial tiene cuidado de sus hijos, y estamos convencidos de que nunca nos desamparará y para siempre seremos guardados: «Porque Jehová ama la rectitud, y no desampara a sus santos. Para siempre serán guardados» (Sal. 37:28). Al texto bíblico citado no se le puede añadir nada más; es concluyente por sí mismo. Una y otra vez afianzamos nuestra esperanza en el amor del buen Padre. Todo aquel que ha experimentado la salvación en Dios, puede testificar juntamente con el apóstol Juan: «Somos hijos de Dios» (1 Jn. 3:1). Resaltemos la enseñanza que define tan extraordinaria declaración bíblica, recogiendo aquí la experiencia de algunos padres, que si bien éstos soportan a hijos desobedientes y rebeldes, también debemos admitir, con toda seguridad, que nunca dejarán de ser «hijos». Este vínculo tan humano, que a la vez certero, se mantiene gracias a la condición filial de padre-hijo, la cual es inseparable. Así ocurre entre Dios y el cristiano verdadero, pese a que muchas veces, guiado por su debilidad, éste pueda llegar a desobedecerle. En esto, observamos que el apóstol no basó su seguridad eterna en sí mismo, sino en el poder del Salvador: «Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial» (2 Ti. 4:18). La seguridad de la salvación, por tanto, no descansa en la debilidad e insuficiencia del hombre; ésta posee su «firme ancla» en la autosuficiencia de la obra de Cristo. Por ello, no podemos hacer nada para justificarnos: «Dios es el que justifica» (Ro. 8:33), y nunca el buen o mal obrar. No somos «salvos por obras (pasadas, presentes o futuras), para que nadie se gloríe» (Ef. 2:9). «El que cree en mí, tiene vida eterna» (Jn. 6:47), y no vida intermitente (ahora sí... ahora no). «La dádiva (el regalo) de Dios es vida eterna» (Ro. 6:23). Un regalo no tiene condiciones: por una parte se ofrece y por la otra se recibe, sin más. «Y si por gracia (regalo inmerecido), ya no es por obras; de otra manera la gracia (regalo) ya no es gracia» (Ro. 11:6). Los cristianos aceptamos que Cristo «nos salvó (una sola vez), no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho» (Tit. 3:5), ni por las que podamos hacer. De esta manera, a todos los que han recibido a Jesucristo, y han depositado su confianza en él, se les ha otorgado la autoridad de «ser hechos hijos de Dios» (Jn. 1:12). El hijo de Dios lo es hoy y lo será mañana, con independencia de sus hechos. «Y

yo (Jesús) les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie (ni siquiera nosotros mismos) las arrebatará de mi mano» (Jn. 10:28). Visto el último texto bíblico, no parece muy acertado contradecir las palabras de nuestro buen Jesús. El cristiano está seguro en la seguridad de Cristo.

UNA PERSPECTIVA CORRECTA Pensamos que el problema de base que se plantea, radica en creer que si somos salvos para siempre, sin tener en cuenta las obras posteriores a la salvación recibida, promoveríamos entonces la práctica del pecado, y con ello la desobediencia a Dios... Si bien este razonamiento podría contener cierta lógica, el que tal piensa no ha entendido en su verdadera dimensión ni la gracia, ni tampoco el amor del Señor. No podemos aprobar en ninguna forma que un creyente –nacido de nuevo– viva totalmente apartado de Dios, practicando el pecado intencionadamente, sin carga alguna en la conciencia, y sin tener presente el amor que el buen Padre ha derramado en su corazón. En este caso, lo más probable es que tal persona todavía no haya conocido realmente a Dios. Este es el principio bíblico: «Todo el que peca (practica el pecado deliberadamente), no le ha visto, ni le ha conocido» (1 Jn. 3:6). Por consiguiente, si alguien dice: –Yo puedo pecar y hacer lo que quiera con mi vida personal, después de haber recibido la salvación, podemos concluir, con toda firmeza, empleando la siguiente expresión bíblica: «Si no dijesen conforme a esto (a la ley y al testimonio) es porque no les ha amanecido» (Is. 8:20). Otros, desde su posición moderada, opinan que el cristiano sólo pierde la salvación en caso de apostasía o pecado mortal, esto es, cuando renuncia a su salvación en pro de doctrinas o prácticas erróneas, o bien deja de congregarse y se va al «mundo» (como se suele decir). Aquí debemos aplicar el sentido habitual, puesto que se hace difícil pensar que alguien renunciara en su pleno juicio a un regalo de alto precio, o que una persona desechara conscientemente un tesoro encontrado de gran valor. De igual manera, si reparamos en el reino animal, aceptamos que un león no puede renunciar a su naturaleza felina, aunque quisiera, pues ha sido dispuesta en el momento de su concepción. Siguiendo el orden de estos ejemplos, debemos considerar que el «nuevo nacimiento», del que habla la Escritura, se produce una sola vez, y esta condición espiritual de la persona es irreversible. La regeneración obrada en el creyente ya no se puede deshacer. De la misma forma la predestinación 4. es irrevocable. Y la justificación recibida por la fe –la posición legal de justo–, en ningún modo se puede invalidar. «Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó; a éstos también glorificó. ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?» (Ro. 8:30,31). No parece muy acertado pensar que Dios tiene un pueblo predestinado y al parecer la voluntad del individuo no cuenta en absoluto. Seguramente el concepto tiempo, visto desde la eternidad, juega un papel decisivo. De todas maneras, la predestinación es un «caballo» que todavía hoy cabalga entre los

extremos teológicos, por lo cual deberíamos abordar el tema con adecuado equilibrio bíblico. Por otra parte, en la Biblia se utiliza el término «cuerpo» como metáfora para referirse a la iglesia. Y sabemos que aunque todas las partes del cuerpo permanezcan unidas, cabe la posibilidad de que algunos miembros dejen de funcionar y queden así inutilizados; pero lo que en ningún caso podemos negar, es que seguirán formando parte del cuerpo. «Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios» (Ro. 11:29). A juzgar por lo visto, la información bíblica apunta hacia la preservación de la vida eterna. Y los textos que puedan incurrir en aparente contradicción, se han de interpretar en su contexto y a través de toda la analogía bíblica. Por lo general, los versículos a los que se asigna erróneamente la pérdida de la salvación, guardan relación con la pérdida de la comunión con Dios, la restricción de la vida espiritual, la privación del gozo, y la tristeza del Espíritu. Efectivamente, podemos perder nuestra comunión con Dios, pero no nuestra salvación. Y para que podamos comprenderlo mejor, el apóstol Pablo, otorgándole valor a las obras que se presentarán en el Tribunal de Cristo, pronuncia lo siguiente: «Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego» (1 Co. 3:15). La imagen es altamente ilustrativa: un fuego imprevisto se apodera del hogar; nuestra vida corre grave peligro, y ya no tenemos tiempo para llevarnos ninguna posesión u objetos personales. Así marchamos rápidamente y sin pensarlo dos veces. Y a pesar de que la casa y todos nuestros bienes se destruyen en el incendio, por lo menos tenemos la gracia de que nuestras personas se salvan... Ésta parece ser la enseñanza que la Escritura propone, en términos generales, sobre la seguridad de la salvación. Ciertamente sólo el Señor sabe quiénes son sus hijos (2 Ti. 2:19). Ahora bien, puede que se hallen personas que no entiendan el desarrollo de su salvación personal, o ni siquiera sean muy conscientes de ella, con la consiguiente vida desordenada. Sin embargo, en un momento determinado de su vida realizaron, en la esfera de su espíritu, una verdadera entrega a Dios; en consecuencia, el Espíritu selló sus corazones como garantía de salvación y propiedad divina. En tal caso se puede asegurar su salvación, si bien existe un problema de ignorancia bíblica o confusión mental. Otros, además, albergan dudas e incertidumbre por largo tiempo; pero ello no significa que hayan abandonado su estado de salvación. En muchas ocasiones es un proceso inevitable, pero a la vez necesario, para ayudarles con posterioridad a consolidar su fe. Si esta actitud persiste, puede deberse a desarreglos de tipo psicológicos, o crisis de fe pasajeras. Por lo tanto, en este periodo, se hará preciso reorientar la relación con Dios de una forma adecuada. También puede ocurrir lo contrario, esto es, que algunos crean tajantemente que son salvos, sin haber comprobado el auténtico poder del Evangelio. Aseveración defendida por formar parte del grupo, ser hijos de la iglesia, mantener determinadas experiencias, o proseguir con las costumbres dominicales... De éstos no carece nuestro Cristianismo, por cierto, los cuales no sólo permanecen perdidos, sino también engañados; y lo que es peor, alimentando un sistema seudo-cristiano que camina en sentido opuesto a la verdad bíblica. Aquí se encuentra el peligro mayor de todos, y el fraude que hoy por hoy se origina en muchos círculos cristianos. Sepamos que lo que falla en muchas ocasiones no es la expresión de la salvación, la cual puede ser correcta o incorrecta en sus formas, sino la condición espiritual interna de la persona. Para remarcar bien la

idea, el apóstol Juan tuvo que concluir con determinación: «El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida» (1 Jn. 5:12). Ésta es nuestra confianza, y lo demás son añadiduras con muy poca base bíblica, que no parecen ajustarse al corazón paternal de Dios. Estemos seguros de que aquel que hoy es salvo (aunque a veces no lo parezca), lo es para siempre... Pero, a la verdad, también los hay que pueden parecer salvos, sin realmente llegar a serlo. Finalmente, tomemos buena nota de la siguiente definición bíblica: «No depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia» (Ro. 9:16). No se puede perder la salvación de Dios, pero sí la comunión con Él.

Dios creó al hombre y le dio tres regalos: una identidad, una tarea... y el amor, cuenta el Papa El Papa Francisco ha reflexionado este martes en la homilía de la misa matinal en la Casa Santa Marta sobre el Salmo 8 ("Señor, ¿qué es el hombre para que te acuerdas de él?") y el relato del Génesis.  El Papa estructuró su homilía en 3 regalos que Dios da al hombre:  1. Una identidad 2. Una tarea 3. Amor La identidad: el ADN de Dios "En primer lugar, nos dio el 'ADN', es decir, somos sus hijos, nos ha creado a su imagen, a su imagen y semejanza, como él y cuando uno hace un hijo, ya no puede volver atrás. El hijo está ahí. Y se parece, mucho o poco, al padre".  "Incluso si el niño es feo, el padre dirá, orgulloso, "es hermoso". Porque es el padre. Y si es malo, el padre lo justifica". Así, los hombres y las mujeres tienen una identidad: ser hijos de Dios.  Una tarea: dominar la tierra El segundo regalo de Dios en la creación es, para Francisco, una "tarea", "nos dio toda la

tierra", "dominar" y "someter" como se dice en el Génesis. Dios no quiere que el hombre sea esclavo, sino que tenga dominio sobre la tierra, que seamos "damas", "reyes", pero con una tarea. "Mientras trabajaba en la Creación, nos ha dado el trabajo de hacer progresar la Creación. No destruirla, sino hacerla crecer, cuidarla, mantenerla..." El Papa bromeó acerca de que Dios da muchas cosas, pero no dinero. "Dicen las abuelas, el diablo viene de los bolsillos: puede ser". Lo que sí daes la Creación para ser custodiada y protegida.  El tercer regalo: el amor entre el hombre y la mujer "Hombre y mujer los creó. No es bueno que el hombre viva solo. Y le hizo un compañero", dice el Papa refiriéndose a la liturgia del día. El amor de Dios da al hombre, entonces el amor hombre-mujer y un "diálogo de amor", que debe haber sido el primero entre el hombre y la mujer, imagina Francisco. Aquí, entonces se completó la mirada del Papa en la creación, de la que nace la invitación final. "Agradecemos a Dios por estos tres dones que nos ha dado: la identidad, el don de servir y el amor. Y pedimos la gracia para preservar esta identidad de hijos, para trabajar en el don que nos ha dado y continuar con nuestro trabajo este regalo, y la gracia de aprender a amar más cada día".

LA PALABRA BIBLIA El vocablo “Biblia” procede de las palabras griega y latina cuyo significado es “libro”, un término que determina el compendio para resguardar las sagradas escrituras, y a través de los años se ha convertido en el tratado de fe más antiguo leído por millones de personas en diversos idiomas, con razón reconocido como la Escritura de todos los tiempos. En lo espiritual la Biblia nos enseña a relacionarnos con el Dios Padre y creador de todos, dándonos un plan de salvación. Este es el tema central de la Santa Biblia, para vivir en paz. Este libro escrito por unos 40 autores en un periodo de 1600 años, en varios lugares geográficos y distintos tiempos, hace de la Biblia un texto verdaderamente especial, con una sincronía de contenidos sin contradicción alguna tomando en cuenta que fue escrita por hombres imperfectos y

muchos de ellos sin conocerse por la diferencia de años; he aquí una prueba contundente de que Dios les inspiró, guió y unió para escribir su voluntad. “Desde mi inicio como lector de la Biblia he venido experimentando un cambio integral, un proceso que ha abarcado mi intelecto y por ende el área espiritual, lo que me permitió desarrollar otro estilo de vida, y todo ese proceso se inició en mi mente para luego trasladarse al alma y espíritu de mi familia, de mis vecinos, del pueblo creyente en la Palabra de Dios; es tener paz en medio de la situación adversa; es confiar aunque todo indique lo contrario, es creer aunque lo que veas sea ilógico”. Fueron parte de las palabras de Oswaldo Peña, pastor de la Iglesia “Las Buenas Nuevas”, de la ciudad de San Felipe, al conmemorarse el Día de la Biblia, con una sesión especial del Concejo municipal capitalino, ante una nutrida concurrencia de varios grupos religiosos cristianos, el 27 de septiembre de 2017 en la Plaza Bolívar de la ciudad. La conmemoración del Día de la Biblia se realiza en varias partes del mundo de habla hispana e igual en Venezuela, y aunque no coinciden el mismo día, sí en el mes de septiembre, y en esta ocasión por primera vez en la ciudad capital se institucionalizó con la sesión especial, ante la presencia de los concejales y representantes de la Alcaldía sanfelipeña.

Biblia del oso del 26 de septiembre de 1569.

¿Por qué en septiembre? El 26 de septiembre de 1569 se terminó de imprimir la primera Biblia traducida al español por Casiodoro de Reina, llamada “Biblia del Oso”, así denominada porque la tapa de esa Biblia tenía un oso comiendo miel desde un panal. Esta traducción, que posteriormente fue revisada por Cipriano de Valera, dio origen a la famosa versión “Reina Valera”. La Biblia fue escrita en hebreo, arameo y griego, tres idiomas que aunque totalmente desconocidos, guardan estrecha relación en su contenido. En lengua hebrea, porque es el idioma de Israel desde el inicio de la historia, por lo cual se escribe de derecha a izquierda solo con signos consonantes, y es el mayormente usado en el Antiguo Testamento (AT).

El Arameo: Este idioma fue aprendido por los israelitas en los momentos de dominación extranjera hasta el punto de desplazar al hebreo y desaparecerlo casi en su totalidad, y fue en el siglo I A.C (Antes de Cristo), que llegó a ser el idioma común de los Judíos. Jesús hablaba en arameo. En el Antiguo Testamento hay algunos pasajes en arameo: En Esdras, Jeremías y Daniel, mientras que la lengua griega fue el idioma original del Nuevo Testamento, y presenta una serie de innovaciones hasta el punto de observarse dialectos griegos, afirmó el pastor Oswaldo Peña. Al principio se conocían los manuscritos bíblicos, que eran copias escritas a mano en los idiomas originales, lo cual requería una preparación bien particular de los traductores, pues los pergaminos debían estar limpios; eran preparados solo por judíos; se usaba tinta negra hecha con una receta especial, y antes de escribir con plumas que limpiaban con reverencia continuamente, antes cada palabra se debía pronunciar en voz alta.

Gutenberg imprimió los primeros 200 ejemplares de la Biblia en el año 1455. Versiones de la Biblia En la alocución del pastor Oswaldo Peña, de la Iglesia “Las Buenas Nuevas”, indicó que La Septuaginta es la primera traducción hecha del Antiguo Testamento al griego, dos siglos antes de Cristo. Jesús y sus Apóstoles hacen referencia de esta versión en los Evangelios. 2.- La Vulgata en el siglo  IV se tradujo la biblia completa en latín vulgar o común. 3.-  Se conocen tres versiones en inglés: 1383- Juan Wycliffe / 1537-Guillermo Tyndale /1611Version Autorizada. /1885-version Revisada  /1952-La versión revisada normalizada (estándar). En alemán, tuvo como máximo precursor a Martín Lutero. Se presentaron varias versiones al español: la Vulgata que fue traducida en 1280; para 1430 se traduce el A.T. y en 1490 el N.T. En 1530 aparece la VITI CRISTI una versión de los evangelios. En 1534 se traduce los salmos, los evangelios y las epístolas o cartas del N.T.  Para 1543 se traduce en su totalidad el N.T. por Francisco de Enzinas. Y en 1553 un judío llamado Yom Tob Atías, junto con Abraham Usque, fue uno de los editores de la Biblia de Ferrara, publicada bajo el patrocinio de doña Gracia Mendes (Gracia Nasí) y del duque Ercole d'Este. Tradujo el Antiguo Testamento (A.T.), para judíos españoles expatriados.   La Biblia fue el primer libro que se imprimió en la imprenta de Johann Gutenberg, en el siglo XV. Se imprimieron 2.600 ejemplares. En 1455 imprimió los 200 primeros ejemplares de lo que se conoce ahora como La Biblia de Gutenberg.

En el año 1559 Casidoro de Reina saca a la luz pública la traducción completa del A.T. y Nuevo Testamento (N.T.) en español sacado directamente de los textos originales. Y para 1602 Cipriano de Valera revisa y publica la versión que ha sido revisada y editada en 1909, 1960 y 1977. Casiodoro de Reina, fue un religioso español nacido en Sevilla en el año 1520 y fallecido hacia 1594. Casiodoro de Reina ingresó en el monasterio jerónimo de San Isidoro del Campo de Sevilla como monje. Pronto tuvo contactos con el Luteranismo y se convirtió en partidario de la Reforma Protestante, siendo perseguido por la Inquisición, en parte por la distribución clandestina de la traducción del Nuevo Testamento de Juan Pérez de Pineda. La Biblia de Reina no fue la primera versión completa de las Sagradas Escrituras en español. Existía la versión de Alfonso el Sabio de 1260, pero ésta tenía ya entonces un valor meramente histórico. Fue La Reina la más accesible en lenguaje y contenido. Eleodoro Mora, Arturo Peterson, Euclides Fuget y Asdrúbal Ríos, entre otros, indicaron que la llegada a Caracas se da para el año de 1873 por los Anglicanos de Inglaterra; hombres que contaron con los permisos gubernamentales compartieron la Palabra de Dios. Para 1878 se establece la primera iglesia protestante pública por los metodistas. Según una resolución de 1871 dada por el gobierno donde se permitía el culto público protestante en el país. De esta manera inicia un tiempo de plantación de Iglesias e institutos de formación para compartir la palabra de Dios y tener sociedades con valores firmes e inquebrantables. Se establece la iglesia en El Callao, la misión Alianza Evangélica en Maracaibo; se edita una revista llamada “Estrella de la mañana” y se crea el Instituto Bíblico Ebenezer en 1927, establecido en San Cristóbal, Estado Táchira. Luego se plantan las iglesias Libres en Maracay, Guárico y Aragua. Para 1940 los Bautista de la Midd Mission establecieron iglesias en el país, siendo el Pastor Julio Moros el primer venezolano en pastorear la iglesia bautista central de Caracas. Otra organización es ASIGEO (Asociación  de Iglesias Evangélicas de Oriente) quienes plantaron iglesias y establecieron institutos de formación en el Oriente Venezolanos. La iglesia Pentecostal de Venezuela se organizó en 1914, luego en 1947 conformaron el Concilio General de las Asambleas de Dios, lo afirma Eleodoro Mora en su libro Cosecha Dorada. Los protagonistas de este movimiento fueron Ingle Olson, Luis Medina, Exeario Sosa, Sacramentos Cobos, Juan Alfaro y Guillermo Stepp. En el presente las iglesias pentecostales cuentan con numerosas denominaciones: Luz del mundo, FIELPV, Cristo sana, Peniel e Independientes. En el Municipio San Felipe, la presencia Evangélica data del año 1937, con la Iglesia Sana Doctrina, y posteriormente se van instalando la Asociación Pentecostal Unida, Concilio General de las Asambleas de Dios con más de 10 congregaciones constituidas y otras en formación; la Asociación de Iglesias Libres (ADIEL) con 3 sedes y la Asociación Mundo Unido con una sede. Progresivamente han seguido estableciéndose iglesias de otras denominaciones en el municipio San Felipe y actualmente con un Aproximado de 200 congregaciones constituidas y legalizadas. La Biblia es iluminación para la fe en Cristo y ha posibilitado que muchísimas personas cambiaran sus vidas para bien de ellos mismos, sus familias, sus estudios, su trabajo, su futuro, su salud, su prosperidad, la paz interior y la esperanza de vida eterna. La Biblia refulge en valores, y ha hecho entender a los hombres que no somos dueños de nada, solo administradores; es fuente de inspiración musical, poética y artística; nos enseña a

relacionarnos con Dios Padre, como fuente de salvación, por esa razón: “el cielo y la tierra pasarán pero mis palabras no pasarán..." (Mateo:24:35).

LA SENDA DE LA VIDA Jeremías 10.23, 24 La vida es como un sendero lleno de giros y vueltas. Las actividades atractivas pueden convertirse en desvíos que llevan a las arenas movedizas del pecado; y las filosofías interesantes pueden transformarse en un lodazal de ideas confusas. Incluso la mejor ruta no está llena de prados soleados y tranquilos riachuelos. A veces, es posible que tengamos que viajar por terrenos rocosos o valles oscuros. La única manera de estar seguros de que estamos yendo bien es seguir a alguien que conozca el camino perfectamente. Dios es el Guía perfecto. Nadie puede descarriarse si anda por los caminos que Él elige. Piense en que Él le creó con amor para vivir en este momento y este lugar. El Señor cuida nuestros pasos porque desea ver cumplido el propósito que tiene para nuestra vida, y ver su plan realizado por medio de nosotros (Pr 3.5, 6). Por tanto, Él promete enseñar a quienes le siguen (Sal 25.12). Cuando Dios nos pide que nos alejemos del mal camino es porque Él ve los peligros que acechan. Hay una correlación entre ignorar la guía de Dios y terminar en dificultades: quien tropieza y pierde el rumbo lo hace porque ha confiado en su propio “sentido de orientación” —en sus emociones, deseos, o interpretación personal de moralidad. Persiguiendo lo que le hacía sentir bien o le parecía correcto, en vez de buscar la voluntad del Señor. Dios ha trazado el camino delante de usted. Él está consciente de cada obstáculo y pozo fangoso, y sabe exactamente qué desvíos le tentarán. Además, Él se ha comprometido a caminar a su lado como Guía y Consolador para que no enfrente solo los giros y las vueltas de la vida. Biblia en un año: Génesis 42-45 INVOLÚCRESE MARCAR  

 

¡Por esta ruta para el Cielo!

 

  Querido lector, lectora, ¿quiere usted ir al Cielo cuando acaben sus años en la tierra, o cuando Dios mismo declare que “el tiempo no será más”? Seguramente, no querrá ir al lugar de las tinieblas eternas, ¿correcto? ¿Conoce usted la “Ruta Gloriosa para el Cielo”? Si no dispone del mapa auténtico que la traza, ¿cómo pensaría llegar a tal destino celestial, más allá de este mundo material? Jamás llegará, adivinando, suponiendo, opinando o escuchando direcciones dadas por mortales mal informadas; tampoco por pura casualidad o mera suerte. Por otro lado, si usted ya está siguiendo algún "mapa espiritual", nos parece importante preguntarle, humildemente: ¿ha reflexionado alguna vez sobre dónde lo consiguiera o quién se lo proporcionara? ¡Por aquí para el Cielo! ¡Por esta ruta, y no por allá! Sucede que hay un solo mapa auténtico que enseña la ruta segura. Jesús, quien vino desde el Cielo al planeta Tierra, luego regresó al Cielo (Juan 14:16; Juan 1:18), sabe el "Camino" y preparó el único mapa completamente confiable. Él trazó la ruta exacta y directa, dándonosla en el Nuevo Testamento de la Biblia. ¿Acaso sería el mapa que usted sigue el del Nuevo Testamento? ¡Alerta! El Antiguo Testamento no es válido como mapa espiritual para los seres humanos del tiempo presente. Por sus ejemplos (1 Corintios 10:1-10), historia, meditaciones, proverbios, profecías sobre Cristo y el Reino de Dios, aquel Testamento tiene mucho valor, pero no como "mapa espiritual" en estos tiempos de la nueva Era Cristiana. Fue clavado en la cruz, siendo anulado y quitado de en medio por el propio Dios (Hebreos 7:12; Colosenses 2:14-16). Quien insista en seguirlo (guardando sábados, diezmando, absteniéndose de alimentos), grande será su frustración al final, pues esclavizándose a lo abrogado, se desliga de Cristo, tomando un camino equivocado que le llevará lejos del Señor, y, por ende, del Cielo mismo, con su gloriosa “ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial”(Gálatas 5:1-4; Gálatas 4:21-31; 1 Timoteo 4:1-5; Hebreos 11:8-16). Osamos preguntarle de nuevo: ¿qué mapa espiritual sigue usted? ¿Acaso el que le entregaran sus padres? De ser así, surge, naturalmente, otra pregunta, a saber: “¿Dónde consiguieron sus padres aquel mapa espiritual que le legaron?” ¡OJO! El apóstol Pedro advierte que no pocos padres enseñan a sus hijos “una vana manera de vivir” (1 Pedro 1:17-21). Tal "vana manera de vivir" abarca hoy día, al igual que en el tiempo del apóstol Pedro: supersticiones, idolatrías, espiritismo, hechicerías, vicios (tales como embriagarse, usar estupefacientes, adulterar, maldecir y blasfemar) y necedades infinitas, como, además, doctrinas y tradiciones religiosas desarrolladas por hombres y mujeres carentes de verdadera inspiración divina. Aunque el hijo o la hija que ama muchísimo a sus padres no quisiera pensar que ellos inculcaran estilos de vida y creencias que resulten vanos, o todavía peor, a cada cual le conviene ser objetivo y honesto cuando de asuntos tan importantes se trata. Pues, las vanas maneras de vivir se trazan en distintos mapas cuyos caminos conducen a destinos indeseables, aun peligrosísimos o fatales. A propósito, de proponerse los padres de usted, suponiendo que aún vivan, a viajar a un lugar jamás visitado por ellos, ¿permitiría usted, a sabiendas, que tomen una carretera que les llevara en la dirección opuesta? Tratándose de caminos espirituales, y asumiendo que usted se haya informado del verdadero "Camino", ¿permitiría que sus padres sigan una vía equivocada hacia la eternidad, sin explicarles, amorosamente, que hay un camino mejor y más seguro? Sabio es aquel hijo, o aquella hija, que primero se encamina correctamente a sí mismo, a sí misma, para luego también enseñar a sus propios padres el camino correcto. Muchos hijos han hecho esto mismo, y perseverando en el camino verdadero hasta el fin, recibirán "galardón... grande en los cielos" (Mateo 5:12). Ahora bien, el peregrino conocedor del mapa divino, con sus instrucciones detalladas, sabe que más allá de las fronteras de este universo material ningún padre podrá salvar a su hijo, ni hijo alguno a sus padres. Por cierto, la salvación eterna no se confiere a ningún ser humano por mera herencia familiar, sino como premio inmerecido otorgado por Dios al individuo que obedece personalmente su "buena voluntad, agradable y perfecta" (Romanos 12:2). Así que, más le vale a cada alma en particular buscar, encontrar y seguir el único mapa auténtico espiritual. ¡Por aquí para el Cielo! Por “el camino nuevo y vivo” que Cristo “nos abrió” (Hebreos 10:19-23), y no por cualquier ruta seguida sin conocimiento, o a ciegas.

Volvemos a preguntar insistentemente, orando no importunarle: ¿qué mapa espiritual sigue usted? ¿Acaso algún mapa viejo, pasado de generación a generación, que enseñe cómo llegar a lugares donde se practican las antiguas “tradiciones cristianas”, a lugares llamados “sagrados” donde han levantado "imágenes cristianas” o veneran reliquias? ¿Con qué razón o lógica confiaría usted en semejante mapa como guía para el Cielo? Consabido es que Cristo mismo denunció las tradiciones religiosas como inválidas y dañinas (Mateo 15:5-9), y el apóstol Pablo las catalogó como engañosas (Colosenses 2:8). ¡Por esta ruta para el Cielo! Por el Camino de la Verdad absoluta, la que permanece para siempre (Juan 14:6; 1 Pedro 1:23-25), y no por las "Vías adornadas de las tradiciones religiosas-culturales cambiantes". ¡Por aquí para llegar directo al Cielo, sin perderse! ¿Cuántas personas saben dar direcciones correctas y precisas? ¿Cuántas saben seguirlas? “Amigo, estoy buscando el Barrio San José, del Sector Ramírez, la Calle 10 # E-15.”  Don Vecino Incierto responde: “Eeeeeh. Tiene que regresar un rato, virar a la derecha, seguir adelante hasta encontrar un pequeño bosque, luego a la izquierda... no, me equivoco, más bien a la derecha, y cinco kilómetros más para llegar”. Parecidas a estas instrucciones son las espirituales de no pocos líderes religiosos. Confusas, inciertas, equivocadas. En cambio, Don Seguro Pastor explica: “Adelante 3.2 kilómetros, a la izquierda por la Carretera 601, hasta el kilómetro 2.8. Ahí, comienza el Bo. San José. Siga la principal hasta encontrar el Colmado Rodríguez. La Calle 10 pasa detrás del colmado”. Pues bien, seguimos confiadamente sus instrucciones tan precisas, pero para frustración nuestra, ¡no terminamos en el Bo. San José sino en el Bo. Dolores! Asimismo son las instrucciones de no pocos líderes religiosos. Muy exactas, ¡pero no encaminan hacia el Cielo! “¡Levanta tus manos, cierra tus ojos y acepta a Cristo como tu Salvador, y serás salvo.” ¡Por ahí no! “Haz profesión de fe. Solo ten fe y serás salvo.” ¡Por ahí no! “¡Suéltate! No resistas al Espíritu. Di Aleluya. ¡Alaba! ¡Corre! ¡Salta! Di: Cristo me ha sanado; Cristo me ha salvado.” ¡Por ahí tampoco! ¿Qué busca usted? ¿Acaso alguna experiencia religiosa mística, puramente emocional, extática, subjetiva, o busca "toda la verdad" revelada por el Espíritu Santo (Juan 16:13)? Al estudiar los atributos de Dios revelados en el Nuevo Testamento, no encontramos rasgo de que sea él "un Dios místico, llevado más por sentimientos que por la Verdad". Amado lector, no nos equivoquemos: la ruta al Cielo no es la del misticismo, del sentimentalismo religioso, de las experiencias emotivas o de la fácil pero equivocada “profesión de fe”. ¡Por aquí para llegar directo al Cielo, sin desviarse o equivocarse! Por el mapa del Nuevo Testamento. Por el de la Verdad inspirada. ¿Sabe usted leer mapas? Algunas personas saben; otras, no saben. Los viran cara abajo, cara arriba, de lado a lado, ¡sin encontrar la ruta al destino deseado! Entre los tales, hay quienes rechazan cualquier sugerencia o consejo. Prefieren andar perdidos que admitir consejos (Proverbios 8:33; Proverbios 27:9). Su orgullo los condena a la desorientación y al continuo extravío. ¿Sabe usted leer el mapa del Nuevo Testamento? ¿Admite usted orientación? ¿Le parece complicado el mapa espiritual? En realidad, no lo es. Mire, por aquí se comienza. ¿Me permite?  

El “Camino al Cielo” comienza donde el viajero encuentra una bifurcación en el camino espiritual y se detiene para escuchar el mensaje de Dios. Desde luego, el camino principal es el que se llama “Fe”, pero no podrá usted tomarlo sin antes escuchar instrucciones. Nadie puede viajar exitosamente por el camino de la salvación sin tener una fe bíblica e inteligente. Por tal razón, Pablo dice que “la fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios” (Romanos 10:17). El evangelio explica por qué se debe escoger la “Ruta de la fe”, cómo seguirla y qué le pasará al peregrino a lo largo de ella; además, ofrece una descripción elocuente del glorioso destino celestial para los que la siguen hasta el final. Las explicaciones son detalladas y completas. Sin embargo, para comenzar, no es preciso saber o entenderlo todo sino tener el deseo ferviente de salvación eterna y el temor vivo de acabar en el Infierno. Pues, he aquí el primer paso crucial: detenerse y escuchar la voz de Dios acerca de la ruta al Cielo, o rehusar escucharla, siguiendo la “Ruta de la Indiferencia”, o la “Ruta del Pecado”, hasta su final en el abismo del Infierno. ¿Qué hará usted? ¿Cuál tangente escogerá usted? Si decide por el “Camino de la Fe”, iniciará, efectivamente, su viaje hacia el Cielo. Si opta por el“Camino de la Obstinación e Incredulidad”, por él llegará usted, tarde o temprano, al lugar llamado, en el griego, “Tártaro” (“Lugar de castigo”), donde su incredulidad se disipará al instante, y sus labios temblorosos confesarán, ¡demasiado tarde!, que Dios existe.

Todo aquel que decide por el “Camino de la Fe”, se llega pronto a una estación de peaje llamada “Arrepentimiento”. Ahí está en el mapa espiritual. “Arrepentíos” (Hechos 2:38; Hechos 17:30-31; Lucas 13:3). ¿Cuánto se le cobra en este "Peaje del Arrepentimiento"? Ni cuotas, votos o diezmos. Para seguir adelante, más bien se le exige que se deshaga del bagaje ilícito de mundanalidad, vicios, pasiones desordenadas y todo pecado. ¡Tiene suerte! Cristo ya pagó el costo muy elevado de esta transacción: su propia sangre vertida en la cruz. Ahora le toca a usted. ¿Dejará todos sus males en esta “Estación del Arrepentimiento”? Si no está dispuesto, pero sigue creyendo en Dios, tomará, aunque no quiera, el desvío peligroso llamado "Desvío de la Fe sin Obras". Tristemente, este es el que toma y sigue la mayoría, el cual conduce hasta el “Valle de las Duras Penas Eternas”. Fíjese bien usted, por favor, cómo el mapa del Nuevo Testamento traza con admirable precisión la “Ruta Gloriosa al Cielo”. A la “Estación del Arrepentimiento” le sigue de inmediato, y no muchos kilómetros más adelante, un río de aguas cristalinas. El mismo se llama “Aguas Bautismales”. Observe bien que no hay puente o camino que dé paso al otro lado. Significa que el viajero ha de meterse en el río para llegar al otro lado. De hecho, las instrucciones divinas dicen que debe sumergirse en estas aguas “en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19), “para perdón de los pecados” (Hechos 2:38). Se quiere decir que hasta no pasar por este “lavamiento de regeneración” (Tito 3:5), el viajero no será limpio de sus pecados, a pesar de haberse arrepentido. El apóstol Pablo pasó por aquí. Ananías le dijo: “¿Por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre” (Hechos 22:16). ¿Por qué no habrá de pasar usted? ¡Directo, pues, para el agua! ¡Sin esperar! ¡Por aquí para el Cielo! Si cuestiona el plan y el propósito de Dios referente al bautismo, posiblemente salgan de los caminos torcidos aledaños seres que le porfíen que el bautismo sea “una mera obra de la carne”, o que no sea “para perdón de los pecados”, que no salve, a pesar de que el apóstol Pedro afirma categóricamente: “El bautismo ahora nos salva” (1 Pedro 3:21). De usted hacerles caso, tomaría el “Desvío de la Tergiversación”, el cual conduce a los “Bosques del Sectarismo Cristiano”, de donde saldría usted con suma dificultad, ¡o quizás ¡nunca! Bautizado bíblicamente, regenerado, purificado de sus inmundicias, hecho justo en virtud de su humildad y obediencia, en este punto, justamente donde se sale de las “Aguas Bautismales”, y no antes (Romanos 6:3-5), Dios le pronuncia salvo de la "ira venidera"(Romanos 5:9), y Cristo le añade a su iglesia (Hechos 2:42-47), a la iglesia de Cristo, a la que él fundó, y no a otra. Ahora pone usted pie en el “Camino Angosto de la Santidad”(Mateo 7:13-14; Hebreos 12:14). Al final de este "Camino", que es lo mismo que la “Ruta de la Fe Viva”, hay un espléndido mundo nuevo y perfecto, cuyos futuros moradores vivirán por las edades de las edades, disfrutando de la más completa felicidad. Para alcanzarlo, ha de seguir usted adelante, sin retroceder (Hebreos 10:39),

sin desviarse ni a diestra ni a siniestra. ¡Éxito! ¡Éxito! ¡Adelante! “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe” (Hebreos 12:1-3). Disculpe que le repitamos una pregunta ya hecha, pero ¿realmente sabe seguir direcciones? Ojalá que no figure usted entre aquellos que no capten bien los datos, ni siquiera cuando presentados con diáfana claridad. O como aquellos que, habiéndolos escuchado, rápido los confunden, intercalando sus propios pareceres y cuestionamientos desastrosos. “Me parece que es por aquí la ruta. No, mejor vamos por acá, o quizás por allá. Sí, es cierto que él dijo que pasáramos por aquel lugar, pero no me luce correcto. ¡No puede ser! ¿Se habrá equivocado? Comoquiera, esta ruta me gusta más. Vamos a probarlo.” ¿A probarlo? ¡Ay de aquellos que sigan sus propios "pareceres, corazonadas o gustos"! Pues, “Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte” (Proverbios 14:12). Ahora que entiende usted el mapa de Cristo en el Nuevo Testamento y conoce el "Camino" (Hechos 9:2), el próximo paso es suyo. Ciertamente, Dios le ama muchísimo, tanto que sacrificó a su Hijo Unigénito para sacar a usted del “Camino de la Perversidad y de la Perdición” (Juan 3:16). Él quiere salvarle eternamente (2 Pedro 3:9). Delante de usted hay dos caminos; tan sólo dos. ¿Cuál escoge? Si el de la vida en Dios, entonces le sugerimos que procure encontrar a un miembro fiel de la iglesia de Cristo, de la iglesia que lleva el nombre de Cristo, de la iglesia que enseña correctamente el “Mapa divino”. Él le bautizará bíblicamente, y le orientará más ampliamente acerca de la “Gloriosa Ruta al Cielo”. ¡Por aquí para el Cielo! Cuál es el Camino al Cielo – Cuál no es Mucha gente cree que la respuesta a la pregunta de cuál es el camino al cielo, es ser una buena persona. Para algunos, ser bueno significa no ser malo. Una o más de las siguientes aseveraciones podría describirte: No has matado a nadie. No robas. No maldices… demasiado. No mientes… con mucha frecuencia. No eres adicto a las drogas. No engañas. Rara vez apuestas. Tu conciencia está limpia porque no estás ni siquiera un poco cerca de ser tan malo como la gente sobre la cual lees en los periódicos o ves en la televisión. Eres como el resto de la gente que conoces y no todos están camino al infierno. Por lo tanto, estás bastante seguro de que luego de que mueras, Dios te llevará a su cielo, ¿verdad?  Muchos otros creen que la respuesta a la pregunta de cuál es el camino al cielo, se refiere a hacer buenas obras. Una o más de las siguientes aseveraciones, podría describirte: Le das dinero a los mendigos o comida a los indigentes en las esquinas. Estás activamente involucrado en asuntos cívicos y de la comunidad. Donas generosamente tu tiempo, tus talentos y tu dinero a organizaciones de caridad y sin fines de lucro. Eres mejor que la mayoría de la gente que conoces. De hecho, eres tan bueno que estás convencido que, luego de que mueras, Dios definitivamente te llevará a su cielo, ¿verdad?  Hay otros que creen que sus rituales religiosos serán su pasaje al cielo. Podría describirte lo siguiente: Acatas creencias religiosas que te dicen cómo llevar una vida espiritual. Es posible que tu religión te diga que hay un Dios, pero no te dice cómo tener una relación personal con él. Y, a pesar de todos tus rituales religiosos, tu religión no te garantiza que al seguirlos vayas a ir al cielo de Dios, ¿verdad? Cuál es el Camino al Cielo – ¡Cree la verdad! La verdad es que para llegar al cielo, no hay otro camino para el ser humano que creer en el Señor Jesucristo.  Cada ser humano es pecaminoso por naturaleza. La Biblia dice que nuestros esfuerzos por hacer “buenas obras” no son aceptables ante Dios (Efesios 2:8-9). Solo Dios es santo. Solo Dios es bueno. Por lo tanto, Dios ha elaborado una manera para que los seres humanos pecaminosos entremos en su cielo  Dios es el único Ser pefecto en todo el universo y él vino hace dos mil años como hombre (Jesús). Su madre era una virgen que respondía al nombre de María. Pero María no estaba embarazada de un hombre, sino del Espíritu Santo del Dios Viviente. Ella dio a luz al Hijo de Dios, el Señor Jesucristo.  Las leyes de Dios requerían que una vida fuera tomada para salvar otra. La humanidad era tan pecaminosa que los sacrificios de animales del pueblo Judío ya no podian limpiarlos de sus pecados. Es así que, Dios se sacrificó a sí

mismo a través de la Persona del Señor Jesucristo, para que nuestros pecados pudieran ser perdonados a través de de su sangre. Durante su tiempo en la tierra, Jesús llevó una vida perfecta y libre de pecado.  Jesucristo murió en la cruz. Fue enterrado en una tumba por tres días y al tercero, se levantó de los muertos. Luego de cuarenta días regresó al cielo, donde reina. Él regresará a la Tierra por segunda vez para reclamar a los que han confesado que creen en él. Cuál es el Camino al Cielo – Hazlo Personal Jesús murió para que aquellos que creen en él no sean condenados a la eternidad lejos de Dios. Si quieres estar seguro de que vas al cielo después de que mueras y crees que Jesucristo murió para salvarte de la paga por tus pecados, responde estas preguntas.  ¿Has comprendido que eres un pecador y crees que Jesucristo vino como el único Redentor del pecado? ¿Estás listo para recibir el regalo de Dios; su hijo Jesucristo? Si es así, cree en Cristo, arrepiéntete de tus pecados y entrega el resto de tu vida a él como tu Señor: “Padre, sé que he quebrantado tus leyes y que mis pecados me han separado de ti. Estoy sinceramente arrepentido y ahora quiero apartarme de mi pasado pecaminoso y dirigirme hacia ti. Por favor, perdóname y ayúdame a no pecar de nuevo. Creo que tu hijo Jesucristo murió por mis pecados, resucitó de la muerte, está vivo y escucha mi oración. Invito a Jesús a que se convierta en el Señor de mi vida, a que gobierne y reine en mi corazón de este día en adelante. Por favor, envía tu Espíritu Santo para que me ayude a obedecerte y a hacer tu voluntad por el resto de mi vida. En el nombre de Jesús oro, amén.” “Arrepiéntanse y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados --les contestó Pedro--, y recibirán el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38).  Si decidiste recibir a Jesús el día de hoy, bienvenido a la familia de Dios. Ahora, como una forma de crecer más cerca de él, la Biblia nos dice que sigamos adelante con nuestro compromiso     

Bautízate como lo ordenó Cristo. Dile a otra persona de tu nueva fe en Cristo. Pasa tiempo con Dios cada día. No tiene que ser un largo periodo de tiempo. Simplemente desarrolla el hábito diario de orar y leer su Palabra. Pídele a Dios que incremente tu fe y tu comprensión de la Biblia. Busca estar en comunión con otros cristianos. Sé parte de un grupo de amigos Cristianos que responda tus inquietudes y te apoye. Encuentra una iglesia local en la que puedas adorar a Dios.

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Cómo llegar al cielo, según la Biblia No todos iremos al cielo... con ser bueno, no basta... image: https://media.beliefnet.com/~/media/espanol/2018/abril/como%20llegar%20al%20cielo %20segun%20la%20biblia/cruz%20650.jpg?as=1

La cruda realidad es que no todos podremos entrar al reino de los cielos.  El cielo no es el destino final de todos aquellos que mueren. A pesar de esto, una gran cantidad de personas creen que pasarán a morar eternamente junto a Dios una vez que partan de esta tierra independientemente de si le aceptaron o no.  El optimismo de estas personas es bueno, pero la realidad es otra. Debemos recordar lo que el Señor Jesús dijo en Mateo 7:13-14 “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.” 

El infierno es nuestro destino por defecto de acuerdo a lo que nos enseña la Biblia. Sin embargo, Jesús cambió esta realidad dándonos la solución a ese problema y cambiando radicalmente nuestro destino.  Una vez que le entregamos por completo nuestro corazón al Señor, y le pedimos que perdone todos nuestros pecados, podemos formalizar nuestra real entrada al reino de los cielos y venimos a ser llamados hijos de Dios, verdaderos cristianos.  El ser bueno no es suficiente.  Comúnmente se asume en nuestra sociedad que, siempre y cuando lleves una buena vida y seas una buena persona, esto será más que suficiente para ganar tu entrada al cielo; sostienen que, aunque algunas personas “malas” merecen ser castigados, la gran mayoría son buenas personas que “merecen ir al cielo”.  Haciendo esto estamos diciendo que la entrada al cielo se gana en base a nuestros  méritos, a lo que podemos hacer por nosotros mismos, y no por pura y simple gracia de Dios, contradiciendo completamente lo que dice en Efesios 2:8-9 “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.”  Solo por la inmensa gracia de Dios es que podemos ser salvos. No hay ninguna buena obra que podamos hacer que nos haga ganar la entrada al cielo (Tito 3:5), mientras que, pensar lo contrario, sugiere que el infierno es solo para algunas personas que hacen actos malvados, cuando realmente todos merecemos el infierno (Romanos 3:23).  El pecado nos separa completamente de Dios, rompe nuestra relación con El (Isaías 59:2). Dios quiso darnos una salida al problema del pecado, y lo hizo a través de su Hijo Jesucristo.  “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.” Juan 3:16.  Jesús murió en la cruz del Calvario, pues era el único digno de pagar el precio demandado de parte del Dios tres veces santo por nuestros pecados. Pero no se quedó ahí, victorioso sobre la muerte Jesús se levantó al tercer día derrotando las consecuencias del pecado, y a la muerte misma. Más: Asesina a su esposa, ataca a sus hijas y luego se quita la vida Más: Ir a conciertos ayuda a vivir más tiempo Más: ¿La 'maldición' de ganar la lotería? Mira qué les pasó a estos ganadores-perdedores Arrepentimiento de nuestros pecados.  Únicamente cuando Dios es quien toma el control de nuestras vidas limpiándonos de todo pecado es que podemos entrar al cielo. Jesús dijo “nadie viene al Padre si no es por mí” Juan 14:6. “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” Hechos 4:12.  Dios nos ofrece el perdón gratuito de nuestros pecados debido al sacrificio perfecto de Cristo en la cruz del calvario en nuestro lugar. Debes aceptarle como tu único y suficiente Salvador si deseas poder entrar el cielo una vez partas de este mundo.  Para recibir este perdón lo primero que debemos hacer es reconocer nuestros pecados, que somos pecadores inmerecedores del cielo y de la gracia de Dios. Dice 1 Juan 1:9 “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” 

Dios nos ofrece a todos el maravilloso regalo del perdón, la salvación y la vida eterna. No se puede ganar, no hay nada que podamos hacer para merecerlo, depende únicamente de Cristo y de su glorioso sacrificio en la cruz en nuestro lugar.  Dios desea que podamos ir al cielo.  Aunque el cielo no es por defecto nuestro destino final, no significa que Dios no nos quiera tener allí. Al contrario, Él está esperando con brazos abiertos que podamos venir a Él. De otra manera, no hubiera enviado a Jesucristo a morir en primer lugar.  En Juan 6:38 nos dice “Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.” Dios desea perdonarnos de nuestros pecados, aceptando a Jesús como único y suficiente Salvador, y así poder morar eternamente con El.   Hay un camino para que podamos entrar al cielo, y es a través de Jesucristo. Reconociendo que es el único camino y confesándole como Señor de nuestras vidas podremos tener libre acceso al cielo anhelado.   Haciendo esto podemos tener la certeza de que Dios nos sigue animando a mantenernos firmes y constantes, y espera un día tenernos en las moradas que fue a preparar para nosotros. 

¿POR QUÉ LA FE ES UN REGALO DE DIOS? 2017-09-21 1 COMENTARIO

QUE CRISTO MURIÓ POR TODOS EN LA CRUZ, PERO YO HAGO EFECTIVA LA SALVACIÓN AL CREER Y POR ESO FUI SALVO, ¿POR MI FE?

El Apóstol Pablo refuta esta idea en casi todas sus epístolas y de manera clara y contundente: Pues, ¿qué derecho tienen a juzgar así? ¿Qué tienen que Dios no les haya dado? Y si todo lo que tienen proviene de Dios, ¿por qué se jactan como si no fuera un regalo? 1 Corintios 4:7 Pues Dios trabaja en ustedes y les da el deseo y el poder para que hagan lo que a él le agrada. Filipenses 2:13 Y para que seamos librados de hombres perversos y malos; porque no es de todos la fe. 2 TESALONICENSES 3:2 Sé que a veces es difícil cambiar un doctrina que te enseñaron mal, pero debes de entender que por encima de cualquier cosa esta la palabra y su verdad… Tu Fe, no es tuya, Pablo fue enfático al enseñar en todas sus epístolas que la salvación de inicio a fin es de Dios, aun la fe, por ende no te jactes diciendo, que por tu fe fuiste salvo cuando Pablo mismo dice que la fe es un DON y esto es claro en todo el libro de Gálatas, donde el contexto del libro es Pablo refutando a los judaizantes que desean añadir obras a la salvación que es por sola gracia. Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. Gratas 3:23 La fe es algo que Dios revela, no es algo que tú revelas en sí mismo. Sino algo que se te revela, es algo externo que tú no tienes, sino como puede decir el apóstol Pablo “Antes que viniese”. De ahí que el verso 25. Declara “Venida la Fe”, es algo puesto en ti, que tú no tenías sino que te colocaron. Esto es similar a lo que Pablo señala cuando dice: “Así que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo – Romanos 10:17”. Y aún más cuando Pablo menciona que la Fe es un fruto del Espíritu Santo, cuando dijo. “Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe – Gálatas 5:22”, la palabra fruto en el griego es la palabra: karpos (καρπός), El erudito VINE dice de esta: Karpos es el poder invisible del Espíritu Santo que se les da aquellos que son traídos a una unión Vital con Cristo. Estimado lector, a veces es difícil aceptar estar verdad escritural que tu no colaboras en nada en tu salvación, pero es bíblico y si realmente amas la verdad, a más a Dios y amas su palabra, te someterás a ella aun así no entiendas todo, pero créeme que a

medida que lees su palabra Dios a través de su Santo Espíritu comenzara a iluminar en ti esas preciosas verdades, destinadas para nosotros sus Hijos. No olvides suscribirte a nuestra página para que te lleguen las noticias a tu correo electrónico. Gracia y Paz a todos Ustedes.

CUANTO COSTO EL REGALO MAS GRANDE

El mejor regalo de todos Tema: La gracia de Dios Objetos:

Un paquete envuelto en papel de regalo Escritura:

"Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte" (Efesios 2:8-9 NVI). "Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna" (Juan 3:16 - NVI). Miren este regalo tan preciosamente envuelto. ¿A alguno de ustedes la gusta recibir regalos? ¡Desde luego que sí! No puedo imaginar a alguien diciendo que no le gusta recibir regalos. Si fuera a darte este paquete y te pidiera que me dieras cinco dólares, ¿te estaría dando un regalo? No, si tienes que pagar por él o hacer algo para recibirlo, entonces no es un regalo. Cuando alguien te da un regalo, no te cuesta. No hay condiciones. Lo que tienes que hacer es aceptarlo. Eso hace que sea un regalo. ¿Cuál es el mejor regalo que has recibido? ¿Fue tu primera bicicleta? Tal vez fue un XBox 360® o un Sony Playstation®. Para algunos de ustedes puede haber sido un carro de control remoto y para otros puede haber sido un muñeco de peluche. En un grupo como este, podemos tener diferentes ideas de lo que es un buen regalo, pero hoy deseo hablarte sobre el mejor regalo que se ha dado jamás. ¿Cuál es ese regalo? Es el regalo de la vida eterna. Es el regalo de Dios y que es dado a todo aquel que desee recibirlo. La Biblia dice: "Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él crea no se pierda, sino que tenga vida eterna." ¿Todo el que cree? Esos somos tú y yo. El mejor regalo de todos es para ti y para mí. Cuando alguien te da un regalo, no es correcto es preguntarle: "¿Cuánto te costó?" Pero en este caso, la Biblia nos dice cuánto costó el regalo de Dios, y el costo es muy grande. Le costó a Dios su único Hijo. ¿Puedes imaginarte cuánto amor tuvo que sentir Dios por nosotros para que enviara a su único Hijo a la tierra a morir por nosotros para que tuviéramos vida eterna? ¿Puedes imaginarte cuánto amor nos tuvo Jesús al disponerse a morir en la cruz para que viviéramos la vida eterna con él en el cielo?

Vida eterna, ¡qué regalo! Y todo lo que tenemos que hacer para recibirlo es creer y aceptar a Jesús como nuestro Salvador. Gracias, Padre, por el mejor regalo de todos. Gracias por Jesús, quien nos amó tanto que pagó el precio por nuestros pecados para darnos el regalo de la vida eterna. En el nombre de Jesús oramos. Amén. English version of this sermon.

Miren este regalo tan preciosamente envuelto. ¿A alguno de ustedes la gusta recibir regalos? ¡Desde luego que sí! No puedo imaginar a alguien diciendo que no le gusta recibir regalos. Si fuera a darte este paquete y te pidiera que me dieras cinco dólares, ¿te estaría dando un regalo? No, si tienes que pagar por él o hacer algo para recibirlo, entonces no es un regalo. Cuando alguien te da un regalo, no te cuesta. No hay condiciones. Lo que tienes que hacer es aceptarlo. Eso hace que sea un regalo. ¿Cuál es el mejor regalo que has recibido? ¿Fue tu primera bicicleta? Tal vez fue un XBox 360® o un Sony Playstation®. Para algunos de ustedes puede haber sido un carro de control remoto y para otros puede haber sido un muñeco de peluche. En un grupo como este, podemos tener diferentes ideas de lo que es un buen regalo, pero hoy deseo hablarte sobre el mejor regalo que se ha dado jamás. ¿Cuál es ese regalo? Es el regalo de la vida eterna. Es el regalo de Dios y que es dado a todo aquel que desee recibirlo. La Biblia dice: "Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él crea no se pierda, sino que tenga vida eterna." ¿Todo el que cree? Esos somos tú y yo. El mejor regalo de todos es para ti y para mí. Cuando alguien te da un regalo, no es correcto es preguntarle: "¿Cuánto te costó?" Pero en este caso, la Biblia nos dice cuánto costó el regalo de Dios, y el costo es muy grande. Le costó a Dios su único Hijo. ¿Puedes imaginarte cuánto amor tuvo que sentir Dios por nosotros para que enviara a su único Hijo a la tierra a morir por nosotros para que tuviéramos vida eterna? ¿Puedes imaginarte cuánto amor nos tuvo Jesús al disponerse a morir en la cruz para que viviéramos la vida eterna con él en el cielo? Vida eterna, ¡qué regalo! Y todo lo que tenemos que hacer para recibirlo es creer y aceptar a Jesús como nuestro Salvador. Gracias, Padre, por el mejor regalo de todos. Gracias por Jesús, quien nos amó tanto que pagó el precio por nuestros pecados para darnos el regalo de la vida eterna. En el nombre de Jesús oramos. Amén.