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El racioempirismo de Immanuel Kant "Ilustración significa el abandono por parte del hombre de una minoría de edad cuyo responsable es él mismo. Esta minoría de edad significa la incapacidad para servirse de su entendimiento sin verse guiado por algún otro. Uno mismo es el culpable de dicha minoría de edad cuando su causa no reside en la falta de entendimiento, sino en la falta de resolución y valor para servirse del suyo propio sin la guía de algún otro. Sapere aude! ¡Ten el valor para servirte de tu propio entendimiento! Tal es el lema de la Ilustración" Inmanuel Kant, ¿Qué es la Ilustración?

1. Kant, hombre ilustrado.Kant nace en 1724 en Königsberg (capital de Prusia Oriental). Era el cuarto de los once hijos de una familia modesta educada en la religión pietista (estricta y rigurosa rama del protestantismo). En 1740 Kant ingresa en la universidad de su ciudad natal donde estudia la filosofía académica y racionalista de Christian Wolff y la física de Newton. Una vez finalizados sus estudios universitarios, ejerció como preceptor de jóvenes de la nobleza prusiana para, unos años después, convertirse en profesor de la Universidad de Königsberg, actividad que no abandonará hasta su jubilación en 1797. Allí Kant demostró una formación integral y enciclopédica, ya que dio cursos regulares de las materias más diversas: lógica, matemática, antropología, ciencias naturales, geografía, teología, etc. Desde el año que comenzó su vida docente hasta 1769, se fue alejando progresivamente del sistema filosófico de Wolff. Este proceso se aceleró cuando leyó las obras de Hume y Rousseau. En Sueños de un visionario (1766) testimonió este proceso evolutivo: reconocía la facilidad con que pueden construirse hipótesis

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metafísicas, pero mostró también la dificultad a la hora de fundamentarlas. Estos años culminaron en 1770, cuando fue nombrado profesor titular, gracias a la famosa Dissertatio, obra en la que anticipaba algunos de los temas que desarrollaría más adelante en la Crítica a la Razón Pura. A partir de este año llegaríamos a la etapa más fructífera de la vida de Kant: - 1781: Crítica de la Razón Pura - 1783: Prolegómenos a toda metafísica futura que quiera presentarse como ciencia - ¿Qué es la Ilustración? - 1785: Fundamentación de la metafísica de las costumbres - 1788: Crítica de la Razón Práctica Mientras se concentraba en sus clases y en la redacción de sus obras, se produjo la Revolución Francesa. Kant fue un verdadero entusiasta de este acontecimiento. Por fin asistía a la materialización de los ideales de racionalidad y emancipación que el veneraba. Desgraciadamente, estos cambios coincidían en Prusia con la muerte del monarca ilustrado Federico II el Grande, al cual sucedió Guillermo II, quien, recelando de las consecuencias de la Revolución, se opuso abiertamente a los ideales de la Ilustración. La obra de Kant chocó contra esta reacción conservadora. A pesar de sus convicciones, trato de continuar su obra sin tener que oponerse a la autoridad. Kant murió en Königsberg en 1804. Aunque llevó una vida monótona y regular, su entierro se convirtió en una sorprendente y espectacular manifestación popular. Y es que Kant encarnaba en su propia persona los ideales de la Ilustración: la posibilidad de la emancipación de cada hombre, de la salida de su minoría de edad. 2. Periodos de la filosofía kantiana.Se suele distinguir en la evolución del pensamiento de Kant tres periodos: a) Periodo precrítico (de los 23 a los 46 años): seguidor de la filosofía racionalista de Wolff y Leibniz, y entusiasta de la física de Newton, pretendió sintetizar el pensamiento de Leibniz y Newton dando una explicación leibniziana del problema de las fuerzas (como vimos, Newton explicaba cómo funcionaba el universo pero no porqué ya que renunciaba a la causa final aristotélica. Leibniz denunció eso e intento explicar el sentido del universo). La obra más importante de este periodo es la Historia natural universal y teoría de los cielos (Más cercana a Descartes que a Newton). b) Periodo crítico (de los 46 a los 66 años): Kant afirmó que la lectura de Hume "lo despertó de su sueño dogmático". Aunque los 2

intereses de su anterior etapa se habían centrado en temas científicos, Kant era consciente de haber aceptado críticamente la metafísica racionalista de Wolff y Leibniz y, como ya sabemos (o no, vete tú a saber), la obra de Hume asestaba un duro golpe, bien argumentado, a este tipo de saber. Kant entiende por metafísica un conocimiento cuyos principios jamás deben ser tomados de la experiencia, pues deben ser conocimientos no físicos, sino metafísicos, es decir, más allá de la experiencia (metafísica puede traducirse literalmente por meta, más allá, y física, conocimiento natural a partir de la experiencia, es decir, como el conocimiento que va más allá de la experiencia sensible). Hume denunciaba la carencia de sentido de ésta y de todo saber que pretendiese rebasar los límites de la experiencia. Así, comienza la problemática filosófica de Kant en el periodo crítico que se centra en cuatro preguntas fundamentales: 1. ¿Qué puedo saber? A la que dedicará su Crítica a la Razón Pura 2. ¿Qué debo hacer? A la que dedicará su Crítica a la Razón Práctica 3. ¿Qué me cabe esperar? A la que dedicará su La religión dentro de los límites de la mera razón 4. ¿Qué es el hombre? Pregunta que sintetiza todas las demás. Se conoce este periodo como crítico porque en él, Kant desarrolla un análisis crítico de la razón humana para ver cuáles son sus posibilidades y límites respecto al conocimiento, en qué fundamentos racionales podemos apoyar nuestra moral y qué expectativas racionales existen sobre una vida futura (en el otro mundo). c) Periodo postcrítico: obras de este periodo serían: -

1790: 1793: 1795: 1797:

Crítica del Juicio La religión dentro de los límites de la mera razón Para la paz perpetua Fundamentación de la metafísica de las costumbres

En él intentará resolver problemas dejados abiertos en sus anteriores "críticas" y el posible uso negativo o positivo que se podía hacer de los límites que había puesto a la "razón práctica". 3. La Crítica de la Razón Pura: el idealismo transcendental.Quizá la obra más importante de Kant y, sin duda, una de las obras filosóficas más importantes de todos los tiempos, con ella se abren las puertas a una nueva era filosófica: la filosofía 3

contemporánea. Kant va a intentar establecer una síntesis entre las dos grandes corrientes de la Modernidad: racionalismo y empirismo, siendo comúnmente conocida su filosofía como racioempirismo. 3.1. El problema del conocimiento.3.1.1. La síntesis kantiana de racionalismo y empirismo.Toda la doctrina kantiana sobre el conocimiento se basa entre la distinción de dos facultades o fuentes de conocimiento: a) La sensibilidad: mecánica y pasiva. b) El entendimiento: activo y creativo. Kant va a mantener elementos propios de las dos grandes corrientes modernas: - del racionalismo: piensa que el entendimiento posee conceptos puros a priori, es decir, ideas innatas (si no innatas, al menos no procedentes de la experiencia, sino producidas por el propio entendimiento). - del empirismo: después de la lectura de Hume, Kant acepta que es imposible que la razón, por sí misma, pueda alcanzar algún tipo de conocimiento. Los conceptos puros de la razón sólo son formas, esquemas o estructuras (formas a priori) cuya única función es la de organizar los datos procedentes de la experiencia. Los conceptos puros de la razón hacen posible el conocimiento pero por sí solas no sirven para nada, no nos llevan a ningún saber. Legítimamente, el conocimiento no puede rebasar los límites de la experiencia y las formas a priori sólo pueden aplicarse a los datos empíricos. Así definiremos las formas a priori como conceptos puros producidos por la razón, pero que son esquemas que sólo tienen la función de organizar los datos de la experiencia. 3.1.2. La posibilidad de la metafísica como ciencia.Ya hemos dicho que Kant fue seguidor del pensamiento de dos grandes racionalistas como Leibniz y Wolff en su periodo precrítico, pero que la lectura de Hume le rizo recapacitar sobre la legitimidad de los saberes metafísicos tradicionales que profesaban. Ya en la introducción a la Crítica a la Razón Pura Kant expresa esa preocupación sobre si es posible la metafísica tradicional como ciencia: ¿Puede realizarse un saber legítimo sobre Dios, el alma y el mundo a partir de conceptos que no provengan específicamente de la experiencia? Este será uno de los principales temas de su obra.

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Kant piensa que para solucionar este problema debe plantearse una cuestión previa: ¿Cómo es posible la ciencia? o dicho de otro modo ¿Qué condiciones hacen posible la ciencia? Kant no se pregunta si es posible la ciencia, sino "¿cómo es posible?" ya que da por supuesto que la ciencia es posible, es decir, que es un saber legítimo. Como ya dijimos, Kant es un entusiasta de la física de Newton por lo que no duda de su validez y la da por supuesta. Entonces, en la Crítica a la Razón Pura no se plantea si la ciencia es posible o no sino qué es lo que la hace posible (sus condiciones de posibilidad). 3.1.2.1. Condiciones de posibilidad de la ciencia.Las condiciones que toda ciencia que se precie de serlo ha de tener son: a) Condiciones empíricas: toda ciencia que pretenda hablarnos de algún aspecto de la realidad y que quiera aumentar y progresar en sus contenidos tiene que apoyarse en la experiencia. Sin embargo, la experiencia sólo nos ofrece fenómenos particulares y nunca universales y necesarios. Es decir, la experiencia me muestra que, por ejemplo, cuando ejerzo una fuerza suficiente sobre un cuerpo éste acaba por quebrarse, pero no que esto deba ocurrir para todo cuerpo (universalidad) y siempre que se haga (necesidad). Pero la ciencia se construye a partir de leyes universales y necesarias... ¿de dónde procede esa universalidad y necesidad si no se extrae de la experiencia? Recuerda lo que decía Hume, no porque algo haya sucedido en el pasado siempre de un modo es fundamento para decir que en el futuro sigua siendo así. Kant piensa aquí igual: el fundamento de la ciencia no puede ser sólo la experiencia ya que ésta siempre nos remite al pasado. b) Condiciones a priori (universales y necesarias): la universalidad y necesidad de las proposiciones científicas no procede de la experiencia sino que nuestra propia razón. Nuestra razón va a organizar los datos de la experiencia imponiéndoles unas "condiciones a priori" que veremos más adelante cuando estudiemos la estética trascendental (la primera parte de la Crítica a la Razón Pura). Entonces, sólo podrá considerarse ciencia aquella disciplina cuyos juicios (proposiciones, afirmaciones) reúnan esta doble condición: aumentar nuestro conocimiento sobre la realidad y ser universales y necesarios. ¿Cómo investigar si las ciencias reúnen o no ambas condiciones? Analizando los elementos básicos con los que se construye cada ciencia, es decir, sus juicios o proposiciones y observando si mantienen o no ambas condiciones. 3.1.2.2. Los tipos de juicios.Para Kant existen los siguientes tipos de juicios:

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a) Atendiendo a su estructura: - Juicios analíticos: son aquellos en los que el predicado está incluido en el sujeto (se deduce de él). No proporcionan ningún saber nuevo (ya que éste ya está implícito en el sujeto). Ej.: El todo es mayor que cada una de las partes. Es evidente que cuando nos encontramos con un todo, las partes son más pequeñas. En este enunciado el predicado está incluido en el sujeto. Al afirmarlo estamos haciendo una repetición, una redundancia o tautología, no decimos nada nuevo. - Juicios sintéticos: son aquellos en los que el predicado no está contenido en el sujeto (no se deduce de él). Proporcionan una nueva información que antes no se poseía. Ej.: Este coche es de color verde. Del concepto de coche no se deduce color alguno (sólo podríamos decir que se deduce a priori que ha de tener algún color ya que un coche "incoloro" es algo absurdo). Al afirmar en el predicado su color, estamos dando una información imposible de deducir del concepto de coche. b) Atendiendo al modo de conocer su verdad: - A priori: son aquellos cuya verdad o falsedad pueden conocerse sin acudir a la experiencia. Son universales y necesarios. Ej.: 2+2=4. Cada vez que realizamos una suma o cualquier otra operación matemática no hace falta que vayamos a la experiencia a contrastar si son verdaderos o falsos. Además, su verdad es universal (en todo lugar) y necesaria (en todo momento 2+2=4). - A posteriori: son aquellos cuya verdad o falsedad pueden conocerse sólo si acudimos a la experiencia. Son particulares y contingentes (no necesarios). Ej.: Este coche es de color verde. Es imposible deducir a priori el color de un coche, por lo que hay que ir a la experiencia a comprobarlo. Es un juicio particular (ya que no expresa nada que de en todo lugar, sólo aquí y ahora el coche es verde) y contingente (no había ninguna necesidad de que el coche fuera verde, podría haber sido rojo o negro). Generalmente, todos los juicios analíticos son a priori y los sintéticos a posteriori. Pero Kant, afirma que realmente, los juicios básicos de las ciencias son los juicios sintéticos a priori. - Juicios sintéticos a priori: Serían aquellos que para conocer su verdad no hace falta acudir a la experiencia, son universales y 6

necesarios, pero el contenido de su predicado no está incluido en el sujeto por lo que nos proporcionan nueva información sobre el mundo. Todos los juicios de las matemáticas serían de este tipo: La línea recta es la distancia más corta entre dos puntos sería un juicio sintético a priori ya que no hace falta ir a la experiencia para saberlo, nos da una nueva información y permite aumentar el conocimiento con una verdad universal y necesaria. Sin embargo, los juicios de la ciencia parecen ser todos sintéticos a posteriori: Todos los cuerpos caen con la misma aceleración independientemente de su peso es sintético a posteriori (hace falta hacer un experimento para comprobarlo). Entonces, ¿las ciencias empíricas no son realmente ciencias? No, claro que lo son, puesto que se apoyan en principios que son sintéticos a priori, sobre todo el de causalidad: todo efecto tiene una causa es un claro juicio sintético a priori (nos da nueva información) y no hace falta ir a la experiencia para comprobarlo. Conclusión: tanto las ciencias empíricas como las matemáticas son ciencias en toda regla ya que cumplen las condiciones de posibilidad de toda ciencia: que sus juicios o afirmaciones sean juicios sintéticos a priori. ¿Cumple este requisito la metafísica? Lo veremos más adelante. 3.2. La doctrina kantiana del conocimiento.3.2.1. Esquema general de la Crítica a la Razón Pura.Ésta aparece a lo largo de toda la Crítica a la Razón Pura, cuyo esquema es el siguiente: Primera parte: la Estética transcendental. Segunda parte: la Lógica transcendental. Primera división: Analítica transcendental. Libro 1º: Analítica de los conceptos. Libro 2º: Analítica de los principios. Segunda división: Dialéctica transcendental. Sección primera: paralogismos de la Razón Pura. Sección segunda: las antinomias de la Razón Pura. Sección tercera: el ideal de la Razón Pura. ¿Por qué Razón Pura? Porque lo que pretende Kant es analizar la razón por sí misma, sus contenidos, su funcionamiento, para ver cómo son posibles las ciencias (reiteramos para esas mentes obtusas: Kant no se plantea si es posible o no la ciencia, sino cómo son posibles las ciencias), y no sus resultados o productos. El objetivo de la obra no va a ser analizar los resultados de la razón (teorías, obras, etc.), sino la razón en sí misma. 7

Antes de empezar el estudio de estos apartados vamos a ver las líneas generales en las que Kant se mueve a la hora de realizar este estudio: a) Las facultades del conocimiento: recuerda que Kant distinguía dos: - La sensibilidad: pasiva y mecánica, receptora de los datos de la experiencia, será estudiada en la Estética Transcendental. - El entendimiento: activo, "trabaja" con el material aportado por la sensibilidad. Será estudiado en la Lógica Transcendental. b) Las tres ciencias: matemáticas, física y metafísica, son analizadas viendo cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en las dos primeras y si son posibles en la tercera, teniendo en cuenta que: - No pretende partir de cero como Descartes sino sólo cubrir ciertas lagunas sobre el conocimiento de cómo funciona nuestra razón y cuáles son sus limitaciones. En Kant no hay una duda metódica ni una búsqueda exhaustiva de certeza. - La crítica de Hume ha dejado muy mal parada la objetividad de la ciencia y Kant pretende recuperarla, pero analizando críticamente donde se apoya dicha objetividad. 3.2.2. La Estética transcendental.- Estética: porque analiza la sensibilidad, fuente de todas nuestras percepciones. - Transcendental: pues analiza cuáles son sus condiciones de posibilidad o transcendentales (formas a priori). Es decir, aquí Kant va a analizar las condiciones de posibilidad de la sensibilidad o, dicho de otro modo, cómo es posible que percibamos lo que percibimos. En nuestra sensibilidad se forman las percepciones, elemento primario de todo conocimiento. Estas percepciones se forman con datos de la experiencia organizados por unas formas puras de la razón: estas van a ser el espacio y el tiempo. Todo dato que nos llega de la percepción es enmarcado en estas coordenadas: siempre que percibimos algo lo hacemos en un lugar determinado y en un espacio concreto, siendo imposible que no sea así. El espacio y el tiempo son formas puras de la razón (intuiciones puras producto de un "sentido externo" por el que representamos en el espacio objetos ajenos a nosotros, y un "sentido interno" por el que intuimos en el tiempo nuestros estados psíquicos). ¿Qué significa esto? Que realmente, "ahí fuera" (en el mundo real) no tienen por qué existir tales cosas (ni espacio ni tiempo), sino que éstas son 8

meras estructuras mentales con las que se organizan los datos del exterior. Espacio y tiempo son condiciones de la percepción (pues si no se dan es imposible percibir nada) y son transcendentales (formas puras) pues son esquemas vacíos cuya única función es, repetimos, organizar los datos de la experiencia. Entonces, el espacio y el tiempo serán denominados por Kant como condiciones a priori de la sensibilidad (son a priori ya que no proceden de la experiencia). Esto será bastante revolucionario para la época de Kant. Newton concebía el espacio y el tiempo como dos términos absolutos que estaban en la realidad fuera de nosotros, con independencia de que percibiéramos o no la realidad. Y esa es la concepción del tiempo que, aproximadamente, hemos heredado nosotros: solemos concebir el tiempo como algo que transcurre fuera de nosotros, con independencia de que nosotros existiéramos o no. Kant nos dice que el tiempo y, lo que es aún más chocante, el espacio, están en nuestra mente, los ponemos nosotros en la realidad para organizarla. Para entender algo, hace falta que expliquemos otros nuevos conceptos: - Realidad nouménica: es la realidad sin que exista nadie que la perciba. Así es una realidad sin espacio ni tiempo, absolutamente incognoscible para el ser humano. Kant también llamara a los noúmenos u objetos antes de ser percibidos cosas-en-sí, ya que son las cosas en sí mismas, sin que nadie las haya "transformado" con las condiciones a priori de la percepción, sin que ningún sujeto las haya percibido nunca. Por ello van a constituir el límite absoluto de nuestro conocimiento: nunca podremos conocer las cosas-en-sí ya que para conocer algo, primero hay que percibirlo. ¿Cómo es algo que nunca hemos percibido? Es más, ¿cómo es algo que no podemos conocer con nuestras estructuras perceptivas? - Realidad fenoménica: es la realidad, una vez estructurada según las condiciones a priori de la sensibilidad (espacio y tiempo), es decir, es la realidad tal y como la percibimos. Así, el fenómeno es igual a los datos empíricos + formas a priori de la sensibilidad; mientras que el noúmeno es algo así como una realidad caótica, desconocida e incomprensible para el hombre. 3.2.3. La lógica transcendental.Las percepciones o intuiciones empíricas son los elementos que piensa y juzga el entendimiento, con ellas construye los objetos y juicios que conocemos. En la lógica transcendental Kant analiza esta factultad de la razón, pero hace una división atendiendo al siguiente criterio:

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- Nuestro entendimiento aplica a las intuiciones empíricas o fenómenos, las formas a priori que le son propias: las categorías, para estructurarlas, del mismo modo que la sensibilidad hacía con los datos empíricos. Este uso de las categorías del entendimiento es lo que Kant analiza en la analítica trascendental. - Pero en ocasiones nuestro entendimiento usa esas formas puras a priori o categorías sin aplicarlas a los fenómenos de la percepción, dando lugar a objetos y saberes absolutamente ilegítimos. Esto es lo que va a analizar en la dialéctica transcendental. A) La Analítica Transcendental: de forma muy resumida, vemos los principales temas que trata: 1. Kant analiza las formas a priori o condiciones transcendentales propias del entendimiento (categorías), determinando que: a) la función de estas es la de sintetizar los fenómenos procedentes de la sensibilidad en conceptos y sintetizar de nuevo éstos en juicios. b) el conocimiento objetivo es posible y, de hecho, se da en las ciencias (matemáticas y física). 2. Kant analiza cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en la física. Ya hemos visto que la sensibilidad es una facultad pasiva cuya función es la ordenar los datos de la experiencia con las formas a priori de espacio y tiempo, dando lugar a los fenómenos o intuiciones empíricas. Como los fenómenos no serían posibles sin el espacio y el tiempo, llama a las formas a priori, condiciones de posibilidad de la sensibilidad. Son a priori porque no proceden de la experiencia (por lo tanto, también son universales y necesarias). Los fenómenos de la percepción, no son conocimientos (pues percibir no es conocer), sino la "materia prima" con la que se construyen nuestros conocimientos. Todo conocimiento viene expresado en un juicio (una oración o proposición como "Los metales se dilatan con el calor") y va a ser en el entendimiento donde se forman los juicios. ¿De qué forma? El entendimiento funciona sintetizando (reúne, unifica, simplifica) el "material", los fenómenos procedentes de la sensibilidad formando conceptos (que ya sí son objetos de conocimiento), éstos, a su vez, los sintetiza en juicios y los juicios en razonamientos (que no son más que cadenas de juicios en pro de una conclusión final). ¿Cómo se producen las "síntesis" en el entendimiento? La única función legítima del entendimiento es la de "pensar" los fenómenos procedentes de la sensibilidad. Para ello los unifica o sintetiza. ¿Cómo? Aplicando a los datos procedentes de la sensibilidad 10

unas formas a priori propias del entendimiento: las categorías. Sin ellas, los fenómenos de la experiencia serían algo caótico. Entonces, las categorías son las condiciones de posibilidad del entendimiento (ya que sólo podemos pensar, elaborar juicios y razonamientos gracias a ellas). ¿Cuáles son esas categorías y cuál es su origen? Kant señala doce categorías y dice que son extraídas por el propio entendimiento (son a priori) de las doce formas generales de juicios existentes que había en la lógica de su tiempo: Tabla de relación entre juicios y categorías

Cantidad

Cualidad

Relación

Modalidad

Juicios Universales (Todo) A es B Particulares (Algún) A es B Singulares (Sólo un) A es B Afirmativos A es B Negativos A no es B Infinitos A es no B Categóricos A es B Hipotéticos Si A es B, entonces C Disyuntivos A es B o C, o D Problemáticos A es (posiblemente) B Asertóricos A es (realmente) B Apodícticos A es (necesariamente) B

Categorías Unidad Pluralidad Totalidad Realidad Negación Limitación Inherencia y subsistencia (Substancia y accidente) Causalidad y dependencia (Causa y efecto) Comunidad (Acción recíproca entre agente y paciente) Posibilidad-imposibilidad Existencia-inexistencia Necesidad-contingencia

(No te asustes, no vas a tener que aprenderte esta tabla). Pongamos un ejemplo que ilustre todo esto: Supongamos que te vendan los ojos y te dicen que tienes que reconocer un objeto cualquiera (por ejemplo, una lechuga o a Merche, que vienen a ser lo mismo). Fíjate que antes de que te den la lechuga, antes de la experiencia (a priori) y antes de que tu entendimiento pueda juzgar los fenómenos de la percepción, tú ya entiendes que te van a dar algo (una substancia, categoría de subsistencia), real (categoría de realidad), posiblemente (categoría de posibilidad) una sola cosa (categoría de unidad) o quizá varias (categoría de pluralidad). Ninguno de estos conceptos procede de la experiencia, 11

pero tú los vas a aplicar inevitablemente a las percepciones y, a través de un juicio, las refieres a un concepto empírico: "Esta es o Merche o una lechuga". En este caso, ya tenías un concepto para designar a ese conjunto organizado de percepciones, ya que si no, no podrías denominar a todo aquello con la palabra lechuga, como si sólo de una cosa se tratara. Estas categorías no proceden de la experiencia (ya que no tenemos percepciones de cosas como "substancia", "realidad", "unidad", etc.), sino que las ponemos nosotros en los datos de la experiencia (intuiciones empíricas o fenómenos) para organizarlos y poder elaborar conceptos. ¿Por qué simplifican o esquematizan? Porque los datos de la experiencia son múltiples (color, forma, tamaño, olor, etc.) pero nosotros los simplificamos en un concepto o en un juicio. Merche o la lechuga son un montón de datos empíricos (color, peso, tamaño, olor, volumen, etc.) que nosotros sintetizamos, simplificamos, resumimos o esquematizamos en un simple concepto. ¿Y cómo se sintetizan los conceptos en juicios y razonamientos? Los conceptos empíricos (que hacen referencia a objetos de nuestro mundo), una vez formados a partir de una primera síntesis, van a seguir sufriendo transformaciones. El entendimiento tiende a elaborar síntesis superiores: reúne los conceptos (que hacen referencia a objetos) en juicios (oraciones, proposiciones) y, a su vez, reunir o sintetizar estos en razonamientos (conjunto de proposiciones que llevan a una conclusión). Así se construyen todos nuestros conocimientos que, para ser legítimos o válidos, tienen esta doble condición: son empíricos (ya que se construyen a partir de datos de la percepción) y son universales y necesarios (pues a tales datos se les imponen unas estructuras innatas que todo humano posee, una serie de a prioris sin los que sería imposible percibir ni conocer). Recapitulamos: primero está la realidad nouménica (sin que nadie la perciba). Después llega un sujeto y percibe esta realidad a través de su sensibilidad (les aplica a los datos empíricos las condiciones a priori de la sensibilidad: espacio y tiempo). Tenemos entonces la primera síntesis: de la realidad caótica inicial, ahora tenemos las intuiciones empíricas ordenadas en el espacio y en el tiempo, ya tenemos fenómenos. Después, el entendimiento sintetiza esos fenómenos o intuiciones empíricas en conceptos aplicándoles las categorías. Segunda síntesis, entonces. Ahora tenemos los datos de la experiencia organizados en conceptos. Después, el entendimiento continúa haciendo síntesis para elaborar juicios y, combinando juicios, elabora razonamientos. Muy bien, pero ¿para qué le vale a Kant todo esto? Recordamos que Kant está preguntándose cómo son posibles las ciencias para ver 12

si es posible la metafísica como ciencia. Entonces decía que una ciencia era posible si estaba basada en juicios sintéticos a priori. Ya vimos esto cuando analizábamos los tipos de juicios, pero vamos a aclararlo más y verás el por qué de todo el tinglado. UNA NUEVA FORMA DE ENTENDER LA OBJETIVIDAD Recordamos que los juicios sintéticos a priori como condición de posibilidad de toda ciencia tenían estas características: - Son sintéticos, es decir, nos dan una información nueva imposible de deducir del sujeto (recuerda el ejemplo del coche verde). - Son a priori, es decir que no proceden de la experiencia y son universales y necesarios (válidos en todo tiempo y lugar). El hecho de que un juicio sea sintético parece contradecir al hecho de que pueda ser a priori. Los juicios a priori suelen ser analíticos (2+2=4) y los sintéticos a posteriori (este coche es verde). Que yo perciba algo que ocurre y elabore después un juicio sintético no me garantiza que lo que yo digo sea universal y necesario. Precisamente aquí está el problema: ¿Dónde reside entonces la universalidad y necesidad propias de toda ciencia? Precisamente, en lo que nosotros ponemos a la experiencia, en todos estos a prioris mediante los que damos forma, organizamos o estructuramos lo que conocemos. Kant nos pone un ejemplo de esto (y es de los pocos ejemplos que pone): "Los rayos del sol inciden sobre una piedra y ésta se calienta". Este es un juicio de percepción y no contiene necesidad alguna. Simplemente narró dos fenómenos cualesquiera que he percibido. Sin embargo, si yo digo: "El sol calienta la piedra", estoy añadiendo a la percepción una categoría (la de causalidad): son los rayos de sol la causa de que se caliente la piedra. Este juicio sintético se hace universal y necesario, se hace científico al aplicarle una categoría. Ejemplos de juicios sintéticos que no son universales ni necesarios: "Hoy he visto a mi madre por la calle" (podría haberla visto o no), "Hoy he visto a Merche estudiando filosofía" (este, a parte de no ser universal ni necesario, es casi imposible de observar), "Está lloviendo mucho" (podría llover o no llover). Ejemplos de juicios sintéticos que sí son universales y necesarios, es decir, que son a priori, propios de las ciencias: "la gravedad atrae a unos cuerpos hacia otros" (estamos diciendo que la gravedad causa que los cuerpos se atraigan, estamos poniendo la categoría de causalidad), "Dos paralelas en un plano jamás se cortan" 13

(aquí aplicamos la condición a priori de la sensibilidad del espacio, en la que precisamente basa su validez toda la geometría). Conclusión: la objetividad de los juicios no procede de la experiencia, pues las percepciones son siempre particulares, contingentes (no universales ni necesarias), sino que es la forma de estructurar, organizar o sintetizar que le da el entendimiento al aplicar sus categorías, la que hace de ellos que sean objetivos, válidos o legítimos. Por lo tanto, es el sujeto el que determina al objeto imponiéndole sus formas, por lo que la objetividad es algo que procede de nosotros mismos, del sujeto que conoce, de nuestra propia razón. No deja de ser paradójico que lo que da objetividad a los conocimientos es algo que procede de los propios sujetos y no de la propia experiencia, pero Kant dice que al tener todos los seres humanos las mismas estructuras racionales (las mismas categorías), todos organizamos del mismo modo los datos del exterior, lo que implica que nuestros conocimientos, cuando están bien fundados y construidos, sean universalmente aceptados. EL IDEALISMO TRASCENDENTAL: FENÓMENOS Y NOÚMENOS Comparando las categorías kantianas con las de Aristóteles observamos el salto histórico de un pensamiento más realista y acrítico como el antiguo frente a otro más idealista y crítico como el moderno: para Aristóteles existen diez formas de predicar el ser porque existen diez tipos de ser en general, realmente; mientras que para Kant existen doce formas de comprender las cosas (doce categorías), no porque realmente la realidad sea así, sino porque es la única forma como el ser humano puede conocerla (idealismo). La "realidad en sí", "las cosas-en-sí", tal y como son con independencia de nosotros, son algo inalcanzable. Nuestros conocimientos se construyen con fenómenos (datos de la experiencia + espacio y tiempo) que el entendimiento sintetiza primero en conceptos y luego en juicios. Pero los fenómenos no son las cosas-ensí o noúmenos. Kant llama a las cosas-en-sí noúmenos, es decir, nofenómenos (traducción del latín), de forma negativa, queriendo resaltar así que nuestro conocimiento no puede afirmar absolutamente nada de ellos de forma legítima. Así, se llama al sistema kantiano Idealismo Trascendental (idealismo es lo contrario a realismo) pues deja bien clara la imposibilidad de conocer la realidad en sí misma (al contrario que pensaban Platón, Aristóteles o Descartes), sino tal y como nosotros la configuramos en base a nuestras estructuras mentales. Se la llama trascendental porque se Kant entiende con esa palabra todo aquello que no procede de la experiencia, que "la transciende", va más allá de ella. Como hemos dicho hasta la saciedad, las formas a priori de la 14

sensibilidad y las categorías no proceden de la experiencia, por lo que serán transcendentales. Son formas puras, estructuras, siendo su única y legítima función la de reorganizar los datos de la experiencia. Kant afirmó: "las intuiciones sin conceptos son ciegas, los conceptos sin contenido son vacíos" queriendo decir que una forma que no tenga contenido alguno está vacía mientras que un contenido que no tenga forma alguna no puede ser un conocimiento válido (no será ni universal ni necesario), será ciego. Ejemplo: Supongamos que en el futuro, García-Filoso (cuando sea un gran científico) ha creado una raza de caracoles superinteligentes mezclando los genes propios de los caracoles con los genes de Deyaneira. Como todos sabemos, los caracoles no tienen ni ojos ni oídos, por lo que no ven ni oyen. Sus sentidos sólo pueden captar los diferentes grados de humedad. Sin embargo, al ser superinteligentes, elaboran una ciencia muy sofisticada acerca de la humedad (única cosa que "existe" en su mundo). Así tienen unos higrómetros (instrumento que mide la humedad) muy sofisticados y elaboran múltiples teorías científicas sobre la humedad. ¿En qué estaría basada la validez de su ciencia? En las estructuras mentales que les permiten percibir y organizar la humedad. Pero, su mundo sería muy diferente al nuestro. Para ellos, seguramente, no existiría el espacio ni el tiempo (ya que, seguramente, no poseerían estos modos de organizar la percepción). Sería algo así como un mundo "oscuro" (mentira, si no ven no sabrían qué es la luz ni la oscuridad) en el que sólo habría cosas más húmedas y cosas menos húmedas. Los Deyaneirocoles (que así serían bautizados por García-Filoso) no tendrían las condiciones a priori de la sensibilidad de espacio y tiempo ni, posiblemente, las mismas doce categorías de los hombres, por lo que su ciencia basaría su validez en otros aprioris. Conclusión: la base que da validez a todo nuestro conocimiento se debe a unas estructuras que no proceden de la experiencia y que son universales y necesarias en virtud de que todos los seres humanos tenemos las mismas (Si cada uno tuviera unas estructuras mentales propias, cada uno de nosotros viviríamos en un mundo diferente con una ciencia diferente por lo que la ciencia no sería universal sino particular de cada uno). Si fuésemos Deyaneirocoles nuestro mundo sería distinto, aunque no por ello nuestro conocimiento carecería de fundamento, ya que lo basaríamos en otras estructuras mentales diferentes. Eso sí, tanto para los humanos como para los Deyaneirocoles la realidad en sí, sin ser estructurada por nadie, sería absolutamente incognoscible. Los Deyaneirocoles también tendrían noúmenos. B) La Dialéctica Transcendental.En esta parte Kant va a analizar la tendencia natural de la Razón a hacer síntesis superiores hasta llegar a lo incondicionado (¿lo incondicionado? ¿Qué es esto? Tiempo al tiempo, lo explicaremos 15

más adelante) rebasando los límites de la experiencia (a lo que llamará uso especulativo de la Razón: uso ilegítimo de las categorías). Kant va a llamar "Razón" al "Entendimiento" cuando actúa de este modo ilegítimo. Del mismo modo el concepto de "dialéctica" va a tener un sentido peyorativo (si te acuerdas, cosa que dudo, todo lo contrario que para Platón, para el que la dialéctica era el modo supremo de conocimiento): un discurso especulativo no apoyado en la experiencia. ¿Qué es lo que hacemos cuando hacemos un uso especulativo de la razón? Precisamente, metafísica. En el apartado anterior, creo que quedó bien claro, que el único uso legítimo de las categorías era dar forma, sintetizar, los fenómenos de la sensibilidad. Nuestro conocimiento no puede rebasar los límites de la experiencia (no podemos conocer la realidad nouménica). Ahora bien, en la metafísica tradicional (la que hace Descartes, por ejemplo), dichas categorías son utilizadas ilegítimamente, "creando entes" (inventando cosas, objetos, realidades) a partir de sí mismas sin apoyarse en fenómenos. ¿Por qué sucede esto y cómo se produce? Nuestro entendimiento tiende hacer síntesis cada vez más superiores buscando la "síntesis superior", las causas últimas de todo, lo incondicionado (precisamente, esto es lo que intentaban todos los filósofos anteriores que hemos estudiado, perdón, que algunos han estudiado, como, por ejemplo el arkhé de los presocráticos, las Ideas de Platón, etc.). Todos los pensadores han intentado encontrar un principio que explique todo, una causa última de todo el universo, de hecho, físicos contemporáneos como Einstein o Bohr buscaban una única fórmula con la que explicar, sintetizar todo el universo. Pues bien, esta búsqueda de principios cada vez más universales es una tendencia natural de la Razón (algo a lo que ella nos empuja constantemente) y es esta pretensión la que nos lleva a "dar el salto" hacia la causa última, hacia lo incondicionado (salto que para Kant es ilegítimo). Como fruto de estas síntesis cada vez más generales surgen las llamadas ideas de razón: - YO (pensamiento, alma): como síntesis de todos los fenómenos psíquicos (emociones, pensamientos), su causa última o substrato. La rama del conocimiento de carácter metafísico que se ocupaba del YO en tiempos de Kant era la Psicología racional. - MUNDO: como síntesis de todos los fenómenos físicos. La rama del conocimiento que se encargaba de ellos era la Cosmología racional.

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- DIOS: como síntesis última de los dos anteriores, es decir, como causa tanto de los fenómenos psíquicos como de los físicos. De Dios se encargará la teología. Entonces, los tres tipos de saberes que estudian las ideas de yo, mundo y Dios son para Kant totalmente ilegítimos pues rebasan los límites de la experiencia haciendo un uso ilegítimo y especulativo de las categorías. Prueba de la ilegitimidad de tales saberes son los paralogismos y las antinomias (razonamientos contradictorios). Ejemplos de antinomias: ¿El universo es finito o infinito? Si contestamos que es finito estamos diciendo que tiene un límite, por lo que surge la pregunta de qué hay más allá de este límite. Pero si por el contrario, decimos que el universo es infinito nuestra mente también se resiste a pensar en algo que no tiene ni principio ni fin. Estamos ante una paradoja sin solución, ante un callejón sin salida. Kant dirá que el problema de fondo es que estamos intentando conocer algo incognoscible (que no se puede conocer), el mundo como totalidad, un ente metafísico (que rebasa los límites de la experiencia) lo que determina esta caída constante en argumentos contradictorios y falaces. Lo mismo ocurre cuando pensamos en el alma o substancia pensante (¿cómo actúa el alma inmaterial sobre el cuerpo material? Pregunta ésta que no supo responder Descartes. Claro, diría Kant, porque era una pregunta sin solución fruto de rebasar los límites de la experiencia). Conclusión: esta tendencia natural (naturalange en alemán) de nuestra razón a conocer lo incondicionado es lo que nos conduce a este saber histórico ilegítimo que es la metafísica (y por eso todos los filósofos anteriores se equivocaban y sus filosofías no daban respuestas satisfactorias). En la metafísica no son posibles los juicios sintéticos a priori puesto que en ella, los objetos de conocimiento son producto de un uso ilegítimo o especulativo de las categorías y no fenómenos procedentes de la sensibilidad. Pero entonces, ¿esta tendencia natural de nuestra razón sólo tiene la función negativa de conducirnos a algo inalcanzable, ilegítimo, erróneo? No, Kant nos dice que existe una función positiva en esta tendencia a las últimas causas, a lo incondicionado, ya que en la medida en que el hombre busca síntesis cada vez más superiores, el conocimiento avanza (He aquí la idea de progreso propia de la Ilustración). Y este será el uso regulativo de la razón (en contra del uso especulativo), la búsqueda progresiva de principios cada vez más generales, que, a fin de cuentas, es la que hace que sepamos cada vez más sobre la realidad y que la ciencia avance.

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4. La Crítica a la Razón Práctica (La fundamentación de la metafísica de las costumbres). La ética formal kantiana.Ya hemos visto cómo en la Crítica a la Razón Pura Kant analiza las condiciones de posibilidad del conocimiento humano, limitando éste a la experiencia y dejando claro que nunca se podrá conocer cómo es la realidad en sí misma, pues dicha experiencia es organizada por estructuras internas sin las que no sería posibles ni la percepción ni el conocimiento. Los "seres" metafísicos tradicionales (Dios, alma y mundo) son rechazados, no por ser reales o no, sino porque tales ideas no proceden de la experiencia sino del intento de nuestra razón de buscar las causas últimas de todo, cayendo en discursos ilegítimos. En la Crítica a la Razón Práctica, Kant pretende dar respuesta a la segunda gran pregunta que preocupa al hombre: ¿Qué debo 18

hacer? Así, el objetivo fundamental de la obra será fundamentar la moral, es decir, establecer las condiciones de posibilidad de la moral (esto de hablar siempre de condiciones de posibilidad es el rasgo característico de la forma de pensar de Kant): ¿Qué condiciones debe tener un principio o ley moral para ser considerado válido o legítimo? ¿Qué nos obliga a acatar tales principios o normas? Al igual que a nivel de conocimiento, Kant considera que para que un principio moral sea legítimo, válido, debe ser universal y necesario, es decir, que todo el mundo lo acepte y se sienta vinculado a respetarlo. Pero antes de entrar en detalle vamos a aclarar algunos conceptos: 4.1. Dos dimensiones de la Razón: teórica y práctica.Nuestra razón no sólo es un "instrumento" de conocimiento sino también de acción. Es decir, el ser humano no sólo es un ser que conoce, sino también un ser moral, es decir, que actúa bien o mal. La razón también nos orienta hacia lo que debemos hacer, nos lleva a tomar decisiones, a elegir, y, al igual que la razón teórica, esta razón práctica también tendrá sus posibilidades y sus limitaciones. 4.2. Éticas materiales y ética formal.Las éticas materiales son aquellas que definen un tipo de bien concreto y orientan la vida humana a la consecución de ese bien concreto (por ejemplo la ética aristotélica sería material ya que orienta la vida hacia la obtención de la felicidad, o la ética de Epicuro cuando define el bien supremo como el placer). Kant va a realizar una dura crítica contra este tipo de éticas afirmando lo siguiente: a) Son heterónomas (es decir no-autónomas): las éticas materiales definen qué es el bien y el mal, cuál es el fin que deben alcanzar los hombres y establecen unas normas para alcanzar tales fines. Para Kant, este bien supremo viene impuesto desde fuera, es algo que se impone desde el medio cultural en el que se nace, en la sociedad en la que vive el individuo. Si recuerdas el lema de la Ilustración según Kant (Sápere aude), afirmaba que había que decidir por uno mismo sin dejarse llevar por nadie. Al hacer caso a una moral heterónoma, no eres autónomo, no eliges por ti mismo, sino que haces lo que otros te dicen que hagas, dejas que otros decidan por ti. b) Sus imperativos son hipotéticos: las normas morales que proponen siempre siguen este formato: "si quieres salvarte, debes hacer tal cosa". Esto, sostiene Kant, denota que tales morales son egoístas pues la acción moral no se hace por mero y puro respeto al deber sino por el condicionante egoísta de la salvación, la plena felicidad, o el fin o beneficio particular que te asegure tu actuación. Por ejemplo, la típica moral cristiana te dice que si eres bueno irás al cielo. Entonces, tú no eres bueno porque ser bueno es lo que se debe hacer, sino que eres bueno porque sabes que, al final, te salvarás. 19

c) No son universales ni necesarias: podemos observar que cada cultura tiene distintos fines, valores y normas. Por eso, ninguna ética material puede ser considerada legítima, ninguna se fundamenta o justifica desde la naturaleza de la razón, ninguna tiene el requisito imprescindible de que sus imperativos (sus normas, mandatos o leyes) sean universales y necesarios. 4.3. El concepto de buena voluntad La existencia de lo práctico, de lo moral en nosotros es algo que no necesita justificación (aquí, lo moral es para Kant lo mismo que la ciencia de Newton eran para la razón teórica: algo cuya validez se da por supuesta). Es evidente que las personas obran bien o mal, que los hombres somos seres morales por naturaleza. Volvemos a lo mismo: Kant no se pregunta si es posible la moral, sino cómo es posible, qué condiciones de posibilidad tiene. En este análisis de la conciencia moral Kant encuentra lo único que puede considerarse bueno sin restricciones algunas: la buena voluntad. Ésta se define por la sola bondad de nuestra disposición interna, al margen de toda consideración de la utilidad de los fines que nos propongamos alcanzar, es decir, que un acto será bueno solamente porque la voluntad que ponemos al hacerlo será buena (en términos coloquiales: "lo importante es la intención"). Si la voluntad con la que realizas cualquier acto es buena, tu acción moral será buena. Esto encaja muy bien con la moral protestante (Kant era pietista, una facción del protestantismo): los actos buenos no son los que nos salvan, sino tan solo la fe. No obstante, Kant difiere un poco de eso. Las consecuencias de nuestro acto sí que son importantes ya que la buena voluntad, si realmente es buena, tenderá con todas sus fuerzas a la realización del acto, y por lo tanto, tendrá que pensar en los medios mejores para conseguir el bien propuesto. A Kant no le vale como buena voluntad, una voluntad que tenga buenas intenciones pero que no haga nada para realizar la buena acción. Pero a pesar de que las consecuencias de la acción tienen su importancia, el peso recae sobre la voluntad. Dado que la buena voluntad hará todo lo posible por culminar la acción, se superfluo juzgar un acto moral por sus consecuencias ya que, aunque estas no se consigan, la buena voluntad habrá hecho todo lo que esté en su mano por conseguirlas. Conclusión: debemos juzgar los actos morales por su buena voluntad, es decir, por la intención que hay detrás de ellos. En el concepto de deber queda incluida la buena voluntad. La voluntad no siempre es buena ya que mantiene una lucha constante contra las disposiciones naturales (Ej.: tengo pereza y no tengo ganas de ponerme a estudiar). La idea de deber expresa precisamente esa 20

resistencia ante la naturaleza, hacia lo que en el hombre impulsa hacia el incumplimiento del deber. Para Kant, una buena voluntad será aquella que siempre obra por deber. Para explicar cómo es determinada la voluntad, Kant recurre a dos conceptos: a) La ley: el deber se concibe como la autoimposición de una obediencia, la obediencia a una ley. b) El respeto: Kant va a reconocer que en la acción moral también existen elementos emocionales y, por lo tanto, es necesario reconocer cierto elemento irracional en nuestro modo de obrar. La conciencia de que el hombre tiene un deber va siempre acompañada de un sentimiento, ya sea de adhesión o agrado, o repulsión o desagrado. Así, si el motivo moral de la buena voluntad era la obediencia al deber por el deber mismo, el móvil de la misma será un sentimiento que surgirá ante la sola representación de la ley, ligado únicamente a ella, y no teniendo más que a ella por objeto. Este sentimiento es el respeto, de tal manera que la buena voluntad será la que actúa por mero respeto a la ley. En conclusión: la buena voluntad es el principio absoluto de bien moral y tiene las siguientes características: 1. No tiene en cuenta los efectos de la acción ya que si la voluntad es realmente buena, hará todo lo posible porque su acción llegue a buen fin. 2. Obra por puro deber, con el deber como fin en sí mismo (y no por otras causas como pasaba con las éticas materiales o heterónomas). 3. Consiste en autoimponerse una ley moral (que deberá ser universal y necesaria). 4. Lleva paralelo el sentimiento de respeto hacia la ley. 4.4. El imperativo categórico como principio de la moralidad.Si el ser humano fuera plenamente racional, su voluntad siempre coincidiría con la ley moral, por lo que actuar bien no se presentaría como una orden, sino que se actuaría siempre bien. Pero como el ser humano está sujeto a los influjos de sus pasiones (emociones, sentimientos), no obra con total racionalidad. Por ello, la moralidad se presenta como una orden, un imperativo ya que nos tiene que obligar. Así, al igual que para estudiar las ciencias Kant estudiaba sus componentes últimos (los juicios u oraciones de las que se componían), en la moral hace lo mismo: ¿de qué esta compuesta la moral? de reglas, órdenes, mandatos, en definitiva, de imperativos. Habría dos tipos de imperativos:

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a) Imperativos hipotéticos: son aquellos que dictan los medios adecuados para llegar a un fin. A su vez pueden ser: - Problemáticos o reglas de habilidad: expresan reglas para llegar a un fin posible (Ej: los preceptos de las artes o de la técnica. Si quieres obtener color azul, mezcla verde y amarillo o si quieres construir una casa te hacen falta cimientos). - Asertóricos o consejos de prudencia: indican lo que debe hacerse para obtener un fin presuntamente supuesto en todo ser humano, la felicidad. (Ej: Obedecerás a Dios porque si no te irá mal en la vida) b) Imperativos categóricos: declaran la acción como incondicionalmente necesaria. No hacen referencia a las consecuencias de la acción ni a un fin a conseguir. Para Kant son los únicos válidos ya que sólo en ellos se manifiesta un deber incondicionado. En los imperativos hipotéticos la acción siempre está motivada por la obtención de un fin, así que son, en último término, egoístas. Por ejemplo, un imperativo categórico sería: "Sé bueno". Este imperativo no te dice que por ser bueno vas a conseguir un premio, sólo te dice que seas bueno sin condición alguna: sé bueno y punto. Kant quiere fundamentar la moral desde imperativos categóricos, pero, estos tienen que ser universales y necesarios. ¿Cuál va a ser el imperativo categórico por excelencia, el que expresa la moralidad de modo más universal posible? Kant lo expresa de varias maneras. 1. "Obra según la máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne ley universal". Obra de tal modo que lo que toda persona en todo tiempo y en todo lugar obre del mismo modo que tú lo haces. De este modo rompemos con las éticas materiales o heterónomas que obraban de un modo concreto en cada situación, en cada época o en cada cultura. Recordamos que Kant quiere una ética universal y necesaria y no una particular y contingente. 2. “Obra como si la máxima de tu acción debiera tornarse por tu voluntad, ley universal de la naturaleza”. Esta formulación es muy parecida a la anterior, lo único que cambia es que Kant quiere darle tanta “fuerza” a su imperativo que pretende asemejarlo a una ley natural. Lo que tú hagas, debes hacerlo con una rigurosidad tal que la norma que utilices sea tan férrea como una ley natural (Ej: la norma moral que sigues ha de ser tan universal y necesaria como la ley de gravitación universal de Newton). 3. “Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu propia persona como en la persona de cualquier otro, 22

siempre a la vez como un fin, nunca simplemente como medio”. Nunca debes utilizar a una persona para realizar cualquier fin ajeno al bien de esa persona misma. Al utilizar a una persona para conseguir unos determinados fines, la estás despojando de su dignidad humana, la conviertes en un objeto, la "cosificas", la conviertes en una cosa. Piensa en que todos los objetos que nos rodean tienen una utilidad determinada, nos valen para hacer cosas, son medios para conseguir fines (Ej: un tenedor te sirve para trinchar un filete o un lápiz te sirve para escribir). Los objetos no son fines en sí mismos, son medios. Pues cuando utilizas a una persona para conseguir algo, la tratas igual que si fuera un objeto, algo inaceptable para Kant. 4. “Obra de tal modo que tu voluntad pueda considerarse a sí misma como constituyendo una ley universal por medio de su máxima”. En este imperativo se subraya la idea de autonomía de la voluntad. Recordamos que Kant considera que la Ilustración consiste en salir de la minoría de edad en la que está inmersa la humanidad cuando todo el mundo piense por sí mismo sin dejarse llevar por nada ajeno a su propia razón. La razón autónoma del hombre “adulto”, ya ilustrado, será aquella que se autolegisle sólo por medio de sí misma. Para Kant, todo debe ser juzgado por el “alto tribunal de la razón”. 5. “Obra como si por medio de tus máximas fueras siempre un medio legislador en un reino universal de fines”. Si tus máximas son buenas estarás siendo legislador en un “reino” en el que todas las personas son fines en sí mismos y no medios. Esto sería un mundo ideal, fantástico, en el que todo el mundo se trataría bien (como un fin en sí mismo) y nadie utilizaría a nadie como "un objeto", sino como un ser humano investido de dignidad. 4.5. La autonomía como principio de moralidad.Para que un hombre no sea sólo un medio sino un fin debe ser, a la vez, legislador (hace sus propias leyes) y servidor de la ley (las cumple). Un hombre que sólo sea servidor de una ley que no se da a sí mismo no sería autónomo, cumple unas leyes que se le imponen desde fuera. El hombre realmente autónomo es el que se autoimpone unas leyes razonadas por él mismo. Una voluntad en la que sus acciones coincidan con las leyes que se impone ella misma sería una voluntad santa, una voluntad absolutamente buena. Y eso es precisamente lo que Kant entiende por autonomía. Todo el segundo capítulo de la Fundamentación de la Metafísica de las costumbres va a estar dedicado al concepto de autonomía. Kant va a determinar que las éticas pueden fundarse en dos tipos de principios:

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- Principios materiales: tienen como fundamento para orientar o determinar la voluntad la representación de la realidad de un objeto. Este objeto va a ser principio de determinación de la voluntad (va a ser el que "empuje" a la voluntad a hacer algo) si el sujeto consigue placer al realizarlo o dolor si no lo realiza. Pero el placer o el dolor son comprobables a posteriori, es decir, podemos ir a la realidad y hacer nuestra acción para ver si al realizarla nos proporcionan placer o no. - Principios formales: para Kant sólo un principio puramente formal puede dar razón de la idea de autonomía como principio supremo de la moralidad. Un principio formal será aquel que sólo nos diga la forma de la acción, no su contenido ni su objeto. ¿Recuerdas las formas a priori de la sensibilidad, que eran formas puras sin ningún contenido? (lo dudo) Pues eso es lo que busca Kant para la ética: principios puros, formales, formas de la acción. Al igual que el la Crítica a la Razón Pura Kant buscaba juicios sintéticos a priori para fundamentar las ciencias, también va a buscar juicios sintéticos a priori para fundamentar la moral. Si te fijas, las cinco formulaciones del imperativo categórico son juicios sintéticos (nos dan nueva información) y son a priori (son universales y necesarios). Pero nos encontramos con el mismo problema: ¿Cuál es ese a priori en el que fundamentamos al final los juicios? En la Crítica a la Razón Pura eran las condiciones a priori de la sensibilidad (espacio y tiempo) y las categorías... ¿cuáles son para la ética kantiana? 4.6. Autonomía y libertad.Kant creía firmemente en la física de Newton. La física funciona con leyes, afirmando que todo lo que sucede en el universo está sujeto a unas leyes que todo ser que habite en él está obligado a cumplir. Todos nosotros hemos de "obedecer obligatoriamente" las leyes de la naturaleza: si calientas el agua a más de 100º C ésta hierve necesariamente, no tiene otra opción, no puede elegir no hervir. Los seres humanos, a fin de cuentas, somos seres orgánicos, físicos, y como tales, también tenemos que "obedecer" estás normas. Podría decirse que nosotros somos como una especie de "robots orgánicos" que funcionan siguiendo las leyes que, en último término, afectan a todos los seres de la naturaleza. Pero entonces ¿somos libres o no para realizar nuestras acciones? Un robot no es libre, hace lo que le han programado que haga y, si nosotros estamos sujetos a las leyes naturales igual que cualquier otro ser... no seremos libres para decidir nuestras acciones. Vale, y esto ¿a cuento de qué viene ahora? Para que exista mundo moral hace falta que exista la libertad. Si no fuésemos libres, no seríamos responsables de nuestros actos (Ej: cuando un ordenador comete un error, se avería, tú no le puedes regañar, no le puedes hacer responsable de ello. El ordenador no podía haber elegido no equivocarse, funcionar bien, ya que no es libre 24

para elegir. La culpa de ello, la responsabilidad, será del fabricante, del programador o del usuario que se ha equivocado, pero nunca del ordenador). Si no fuésemos responsables de nuestros actos no se nos podría juzgar, no se nos podría decir que hemos obrado mal o bien. De hecho, en un juicio, el acusado siempre intenta alegar para defenderse lo que se llaman atenuantes. El abogado defensor dice que el acusado no era responsable de sus actos, que actuaba bajo los efectos del alcohol o de las drogas, o que en esos momentos estaba enajenado, loco, y no sabía lo que hacía. El abogado intenta demostrar que su cliente no era responsable de lo que hizo, que otros factores le obligaron a hacerlo, que no era libre para elegir. Cuando suspendes un examen, lo más fácil es igualmente alegar atenuantes: no tuve tiempo para estudiar, el profesor puso un examen muy difícil, me tiene manía, es un profesor muy malo que no explica, etc. Lo que haces es negar tu libertad, tu responsabilidad ante el hecho. Nunca sueles aceptar que la culpa ha sido tuya, que suspendiste realmente porque no estudiaste nada. Dices: yo, en el fondo, era como el ordenador, no pude elegir hacer las cosas bien, no era libre y, como tal, no podéis responsabilizarme de mi suspenso, yo no tuve la culpa. Pues bien, si para Kant estamos absolutamente determinados por las leyes de la naturaleza, no podemos ser libres y, a fortiori, no existiría el mundo moral ya que no hay actos buenos ni malos. ¿Cómo solucionamos el problema? Aquí es cuando Kant la arma, distinguiendo entre: - Yo empírico: somos nosotros sujetos a las leyes naturales. Es el yo fenoménico, observable, comprobable mediante la experiencia. Este yo no sería libre ya que está sujeto férreamente a las leyes naturales y por lo tanto no puede actuar de forma moral, no puede hacer nada bueno ni nada malo porque no es libre para elegir. - Yo trascendental: somos nosotros en el mundo nouménico. Kant afirma que nosotros somos una especie de compuesto entre yo empírico (observarle) y yo trascendental (nouménico, imperceptible). Este yo es el que realmente es libre y como tal, el que garantiza que yo pueda autolegislarme, que yo elija las leyes con las quiero actuar, que yo sea libre. Y este será el a priori que fundamenta los juicios de la ética, los imperativos categóricos: la libertad. La libertad es algo a priori, no la podemos percibir en la naturaleza: ¿podemos ver, pesar, medir la libertad? No, no es algo que proceda entonces de la experiencia. Vale pero ¿cómo sabemos que existe? Este será un problema capital en la filosofía kantiana que, el mismo Kant, no atina del todo a solucionar satisfactoriamente. Nos pone un ejemplo: sabemos que la libertad existe aunque no la percibamos del mismo modo que sabemos que, si miramos por la ventana y vemos que está lloviendo, habrá nubes en el cielo aunque no las veamos directamente. Como el mundo moral existe (sería la lluvia), tendrá que existir la libertad (serían las nubes). 25

De todos modos esto lo veremos más claro en el siguiente apartado. 4.7. Los postulados de la razón práctica.Un postulado es una hipótesis explicativa de algo, una conjetura que no hemos podido (o que no podemos) demostrar que sea cierta pero que nos sirve o que necesitamos para explicar o dar sentido a algo. Kant, para solucionar los problemas que se encuentra (principalmente el de la libertad) va a recurrir a esta estrategia, planteando una serie de postulados que, si bien no son demostrables, van a ser útiles para fundamentar su ética. Como vimos la realidad se divide en realidad fenoménica y realidad nouménica. La fenoménica es en la que todos vivimos, es el mundo que comprendemos, que organizamos mediante las categorías. Sin embargo, el mundo nouménico nos es absolutamente desconocido, no sabemos nada de él. Pero precisamente porque no sabemos nada de él podemos afirmar que en él existen ciertas cosas de modo probable. ¿Por qué no? Si no sabemos nada, podríamos decir que en él puede existir todo lo que nos plazca (eso sí, nunca podemos demostrar nada de lo que de él digamos). Pues precisamente en ese mundo nouménico es donde Kant va a plantar sus postulados de la razón práctica que serán estos tres: - La libertad: es necesario que seamos libres para que tenga sentido la moral. Aunque no podemos demostrarlo podemos "pensar" que "realmente" (como seres noúmenicos) somos libres. Aunque la libertad no sea perceptible en la realidad fenoménica, si que es posible que exista en la nouménica. - La inmortalidad del alma: ni que exista el alma ni que ésta sea inmortal es algo que podamos demostrar. Pero Kant necesita que existan ya que si no, obrar constantemente por deber, aun sabiendo que quizá esto nos reporte sólo penurias, para morir al final y que no exista nada después de la muerte, parece muy duro. ¿De qué me vale obrar constantemente por el deber sin obtener premio si luego me voy a morir y todo mi esfuerzo no me habrá servido para nada? No, Kant dirá que "es posible" que en el mundo nouménico nuestra alma sea inmortal y, entonces, después de la muerte exista un paraíso en el que se nos premie o castigue por nuestras acciones. - Dios: si bien Dios tampoco existiría en el mundo fenoménico (no vemos a Dios por ningún lado) "es posible" que exista en el nouménico. ¿Y para qué nos vale que exista Dios? Porque Él será el que juzgue a nuestra alma inmortal después de la muerte, Él será el que nos castigará o premiará por nuestros actos y hará que actuar por deber tenga sentido.

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En conclusión: Estos tres postulados no son demostrables, sólo nos cabe pensar en su posibilidad, en ellos sólo cabe una fe racional práctica. Nosotros vamos a ser un compuesto de yo empírico o fenoménico y yo trascendental o nouménico, de una parte demostrable por la experiencia y de otra incognoscible. Como de la realidad nouménica de la cosa-en-sí, no podemos demostrar nada, sólo nos cabe postular, conjeturar cosas. Así Kant postula tres afirmaciones que, aun siendo indemostrables, cabe pensar en que son posibles o probables. ¿Y qué es lo que nos cabe ante cosas que sólo son probables? La fe, la creencia sin pruebas, argumento típico del Protestantismo. Recuerda que el catolicismo está basado en la filosofía de Santo Tomás, para el que sí hay pruebas demostrativas de la existencia de Dios (las cinco vías). El Protestantismo, siguiendo a Lutero, dice que es indemostrable que Dios exista y que el mero hecho de intentarlo es un imperdonable acto de arrogancia. Para Lutero lo importante es la fe, creer sin saber nada, sin tener prueba alguna que fundamente mi creencia. Pues en la misma línea va Kant: no puedo demostrar que Dios exista, pero en el mundo nouménico cabe decir que es posible su existencia, así que en eso tengo fe. 5. Conclusiones: aportaciones y crítica.5.1. Aportaciones.La filosofía de Kant no es tan sólo un punto de llegada donde convergen las grandes ideas científicas y filosóficas anteriores, sino que además es un punto de partida o, como mínimo, un gran punto de referencia. La historia de la filosofía del siglo XIX es, en gran parte, la historia de la aceptación y la difusión, del combate y el rechazo, de la evolución de las ideas de Kant. Kant marca el camino hacia el reconocimiento riguroso de estructuras innatas que nos permiten abrirnos al mundo y entenderlo. Diversos neurofisiólogos, especialmente Konrad Lorenz (19031989), en el marco de la teoría evolutiva del conocimiento y partiendo de la filosofía kantiana, hablan de estructuras a priori biológicas. Todos los seres vivos están dotados de determinadas estructuras innatas. Ningún ser vivo es, en el momento de su nacimiento, "un recipiente vacío", sino que viene equipado con "disposiciones" específicas que posibilitan su aprendizaje individual. Por lo que respecta a la ética kantiana, diversos de sus postulados van a ser el punto de partida del Romanticismo del siglo XIX y de su expresión en el idealismo alemán (autores como Fichte, Schelling y Hegel partirán de la filosofía kantiana). Su idea del hombre como fin en sí mismo y no como medio será retomada por la filosofía de Karl Marx quien denunciará que el hombre es utilizado por la sociedad como un medio de producción (el obrero que trabaja en una fábrica es una pieza del sistema, una "máquina" para fabricar productos) y no como un fin en sí mismo, un ser dotado de dignidad. 27

5.2. Crítica.5.2.1. Crítica a la Crítica a la Razón Pura.1. Parece contradictorio que si sólo hay auténtico conocimiento si partimos de la experiencia (como decía Aristóteles)... ¿Cómo podemos afirmar tanto de las categorías o de las condiciones a priori de la sensibilidad? Las categorías no son observables empíricamente... ¿Cómo puedo entonces hablar tanto de ellas? ¿Hablar de las categorías es conocimiento mientras que hablar de Dios no lo es? 2. La tipología de juicios que Kant establece es ambigua. Es complejo distinguir entre los diferentes tipos de juicios (analíticos, sintéticos, a priori y a posteriori) y la misma noción de juicio sintético a priori es dudosa. ¿Realmente pueden existir esos juicios? Un filósofo actual, Willard van Orman Quine (1908-2000) criticará en su obra Dos dogmas del empirismo la distinción kantiana de los juicios. 3. Las doce categorías que Kant establece eran las que existían en la lógica de su tiempo. Hegel le criticará que por qué esas y no otras y Schopenhauer (maestro de Nietzsche) afirmará que todas se pueden reducir a una: la de causalidad. 4. Las condiciones a priori de la sensibilidad funcionan sólo aceptando geometrías euclídeas (basadas en la geometría de Euclides). Cuando a finales del siglo XIX, aparecen las geometrías noeuclídeas, la concepción del espacio kantiano se derrumba. Las matemáticas actuales pueden trabajar con espacios absolutamente inimaginables o impensables para cualquier persona (¿cómo es un hipercubo, es decir, un cubo de cuatro dimensiones?). Del mismo modo, la concepción del tiempo kantiano es diferente a la concepción del tiempo de la física de Einstein. 5.2.2. Crítica a la Crítica a la Razón Práctica.1. Lo que Kant rechaza en la Crítica a la Razón Pura lo recoge en la Crítica a la Razón Práctica. Si en la primera no podemos decir nada que rebase los límites de la experiencia, en la segunda se pasa toda la obra hablando de cosas que la rebasan completamente. Por ello se le ha criticado que en la segunda destruye o contradice todo lo dicho en la primera. Y la verdad es que pasa algo así: si él mismo define de forma negativa el noúmeno como no-fenómeno haciendo hincapié en que del noúmeno no podemos saber ni afirmar nada, de que es absolutamente incognoscible, ¿cómo luego afirma tantas cosas de la realidad nouménica? Si negaba la posibilidad de la metafísica por rebasar la experiencia, luego no hace otra cosa que rebasarla constantemente.

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2. La ética kantiana acaba por caer en el mismo egoísmo que criticaba de las éticas materiales o heterónomas. Si tengo fe racional práctica, creo que al final de mi vida mi alma inmortal irá al cielo donde Dios me va a premiar o castigar por mis acciones. Entonces ya no actúo sólo por deber, sino que actúo interesadamente para obtener el premio del Paraíso. Kant, que como todo hombre vive en una determinada época, no puede renunciar a meter la religión de su tiempo en su filosofía (Kant era pietista, una facción del protestantismo). Nietzsche dirá de él que, a fin de cuentas, no era más que un "cristiano alevoso". Para Nietzsche no será la razón la que exija la existencia de Dios, sino el sentimiento del hombre débil y decadente que no es capaz de aceptar la muerte, que no es capaz de soportar que después de la muerte no suceda nada.

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