J.R. Ward - Black Dagger Legacy 01 Blood Kiss (Version Grupo At Last).pdf

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Blood Kiss

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Blood Kiss

Coordinación y Maquetacion Klaus rlhdn

Correcion Final GrimshawReaper

Lectura Final Pilar Ocampo

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Blood Kiss

Glosario de Términos y Nombres Propios

Ahstrux nohtrum (n.) Guardia privado con licencia para matar que es nombrado para ese puesto por el Rey. Puede ser hombre o mujer. Ahvenge (v.) Acto de mortal retribución típicamente llevado a cabo por el ser querido de un macho. Attendhente (n.) Elegida que sirve a la Virgen Escriba de una manera particularmente cercana. Black Dagger Brotherhood – La Hermandad de la Daga Negra (pr n.) Guerreros vampiros altamente entrenados que protegen a los de su especie contra la Sociedad Lessening. Como consecuencia de la selección genética de su raza, los Hermanos poseen una inmensa fuerza física y mental, así como una extraordinaria capacidad regenerativa –pudiendo recuperarse de sus heridas de una manera asombrosamente rápida. Normalmente no están unidos por vínculos de parentesco, y son introducidos en la Hermandad mediante la propuesta de otros Hermanos. Agresivos, autosuficientes y reservados por naturaleza, viven separados del resto de los civiles, manteniendo apenas contacto con los miembros de otras clases, excepto cuando necesitan alimentarse. Son tema de leyenda y objeto de reverencia dentro del mundo de los vampiros. Sólo pueden ser muertos por heridas muy serias, por ejemplo, un disparo o puñalada en el corazón, etc. Blood Slave – Esclavo de sangre (n.) Hombre o mujer vampiro que ha sido subyugado para cubrir las necesidades alimenticias de otro vampiro. La costumbre de poseer esclavos de sangre fue suspendida hace mucho tiempo, y recientemente fue prohibida. Chrih (n.) Símbolo de muerte honorable, en la Antigua Lengua. The Chosen – Las Elegidas (pr n.) Mujer vampiro que ha sido criada para servir a la Virgen Escriba. Se las considera miembros de la aristocracia, aunque se enfoquen más en asuntos espirituales que en temporales. Su interacción con los hombres es prácticamente inexistente, pero pueden emparejarse con Hermanos por orden de la Virgen Escriba para propagar su especie. Algunas poseen el don de la videncia. En el pasado, eran usadas para cubrir las necesidades de sangre de los miembros no emparejados de la Hermandad, y esa práctica ha sido reinstaurada por los Hermanos.

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Cohntehst (n.) Conflicto entre dos machos compitiendo por el derecho de ser el compañero de una hembra. Dhunhd (pr n.) Infierno. Doggen (n.) Constituyen la servidumbre del mundo vampírico. Tienen antiguas tradiciones conservadoras sobre cómo servir a sus superiores y obedecen un solemne código de comportamiento y vestimenta. Pueden caminar bajo la luz del sol pero envejecen relativamente rápido. Su media de vida es de aproximadamente unos quinientos años. Ehros (n.) Una Elegida entrenada en materia de artes sexuales. Exhile dhoble (pr. n.) El gemelo malvado o maldito, es el que nace en segundo lugar. El Fade (pr n.) Reino atemporal donde los muertos se reúnen con sus seres queridos para pasar juntos el resto de la eternidad. First Family – Familia Principal (pr n.) Compuesta por el Rey y la Reina de los vampiros y su descendencia. Ghardian (n.) Custodio de un individuo. Hay varios grados de ghardians, siendo el más poderoso el de una hembra sehcluded, también llamado whard. Glymera (n.) El núcleo social de la aristocracia, equivalente aproximadamente al ton del período de la regencia en Inglaterra. Granhmen (n.) Abuela. Hellren (n.) Vampiro macho que se ha emparejado con una hembra. Los machos pueden tomar a más de una hembra como compañera. Leahdyre (n.) Una persona de poder e influencia. Leelan (adj. n.) Adjetivo cariñoso que se traduce como el/la más querido/a. Lessening Society (pr. n.) Orden u organización de asesinos reunida por el Omega con el propósito de erradicar las especies vampíricas. Lesser (n.) Humanos sin alma, miembros de la Lessening Society, que se dedican a exterminar a los vampiros. Permanecen eternamente jóvenes y sólo se les puede matar clavándoles un puñal en el pecho. No comen ni beben y son impotentes. A medida que transcurre el tiempo, su piel, pelo y ojos, pierden pigmentación hasta que se vuelven

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completamente albinos y pálidos, hasta los ojos empalidecen. Huelen a talco de bebés. Cuando ingresan en la Sociedad –introducidos por el Omega– se les extrae el corazón y se conserva en un tarro de cerámica. Lewlhen (n.) Regalo. Lheage (n.) Un término respetuoso que usan los que son sometidos sexualmente refiriéndose al que los domina. Lys (n.) Herramienta de tortura usada para extirpar los ojos. Mahmen (n.) Madre. Usado de ambas formas para identificarlas y cariñosamente. Mhis (n.) El enmascaramiento de un ambiente físico dado; la creación de un campo de ilusión Nalla (hembra) o Nullum (macho) (adj.) Amada/o Needing period – Período de celo. (pr n.) Período de fertilidad de las mujeres vampiro. Suele durar dos días y va acompañado de un fuerte deseo sexual. Se produce, aproximadamente, cinco años después de la transición femenina y, posteriormente, una vez cada diez años. Durante el período de celo, todos los machos que estén cerca de la hembra responden, en mayor o menor medida, a la llamada de la hembra. Puede ser un momento peligroso ya que puede provocar conflictos y reyertas entre machos que compitan, especialmente cuando la hembra no está emparejada. Newling (n.) Una virgen. El Omega (pr n.) Ente místico y malévolo que quiere exterminar a la raza vampírica por el resentimiento que tiene hacia la Virgen Escriba. Existe en un reino atemporal y posee enormes poderes, aunque no el de la creación. Pheursom o Pherarsom (adj.) Término que se refiere a la potencia de los órganos sexuales del macho. La traducción literal sería algo como «digno de penetrar a una mujer». Princeps (n.) El rango más alto de la aristocracia vampírica, sólo superado por los miembros de la Familia Principal o por las Elegidas de la Virgen Escriba. Es un rango que se tiene por nacimiento, sin que pueda ser concedido con posterioridad. Pyrocant. (n.) Término referido a la debilidad crítica que puede sufrir cualquier individuo. Esta debilidad puede ser interna, como por ejemplo una adicción, o externa, como un amante.

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Rahlman (n.) Salvador. Rythe. (n.) Rito por el que se intenta apaciguar a aquel/lla cuyo honor ha sido ofendido. Si el rythe es aceptado, el ofendido escoge arma y golpeará con ella al ofensor, que acudirá desarmado. The Scribe Virgen – La Virgen Escriba. (pr n.) Fuerza mística consejera del Rey, guardiana de los archivos vampíricos y dispensadora de privilegios. Existe en un reino atemporal y tiene enormes poderes. Se le concedió el don de un único acto de creación que fue el que utilizó para dar vida a los vampiros. Sehclusion (n.) A petición de la familia de una hembra el Rey puede conferirle este estado legal. Coloca a la hembra bajo la autoridad exclusiva de su whard, que generalmente es el macho mayor de la familia. Su whard tiene el derecho de determinar su forma de vida, restringiendo a voluntad toda interacción que ella tenga con el resto del mundo. Shellan (n.) Vampiro hembra que se ha emparejado con un macho. Las mujeres vampiros no suelen emparejarse con más de un compañero debido a la naturaleza dominante y territorial de estos. Symphath (n.) Subespecie del mundo vampírico caracterizada, entre otras peculiaridades, por su habilidad y deseo de manipular las emociones de los demás (con el propósito de un intercambio de energía). Históricamente, han sido discriminados y durante ciertas épocas, cazados por los vampiros. Están cercanos a la extinción. Tahlly (n.) Un término cariñoso, flexiblemente traducido como «querida». The Tomb – La Tumba (pr n.) Cripta sagrada de la Hermandad de la Daga Negra. Utilizada como emplazamiento ceremonial así como almacén para los tarros de los lessers. Las ceremonias allí realizadas incluyen iniciaciones, funerales y acciones disciplinarias contra los Hermanos. Nadie puede entrar, excepto los miembros de la Hermandad, la Virgen Escriba, o los candidatos a la iniciación. Trahyner (n.) Palabra usada entre machos que denota mutuo respeto y afecto. Traducida libremente como «querido amigo». Transition – Transición (n.) Momento crítico en la vida de un vampiro en el que él o ella se transforman en adulto. Después de la transición, el nuevo vampiro debe beber sangre del sexo opuesto para sobrevivir y, a partir de ese momento, no pueden soportar la luz del sol. Suele producirse a la edad de veinticinco años. Algunos vampiros no sobreviven a este momento, especialmente los machos. Previamente a la transición, los vampiros son débiles físicamente, sexualmente ignorantes e incapaces de desmaterializarse.

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Vampire – Vampiro (n.) Miembro de una especie distinta a la humana. Para sobrevivir deben beber de la sangre del sexo opuesto. La sangre humana los mantiene con vida, aunque la fuerza que les otorga no dura mucho tiempo. Una vez que superan la transición, son incapaces de exponerse a la luz del sol y deben alimentarse obteniendo la sangre directamente de la vena. Los vampiros no pueden transformar a los humanos con un mordisco o a través de una transfusión, aunque en muy raras ocasiones pueden reproducirse con miembros de otras especies. Pueden desmaterializarse a voluntad, pero para ello deben estar calmados, concentrados y no llevar nada pesado encima. Son capaces de borrar los recuerdos de los humanos, siempre que dichos recuerdos no sean lejanos. Algunos vampiros pueden leer la mente. La esperanza de vida es mayor a los mil años, y en algunos casos incluso más larga. Wahlker (n.) Un individuo que ha muerto y vuelto a la vida desde el Fade. Se les otorga un gran respeto y son reverenciados por sus tribulaciones. Whard (n.) Equivalente al padrino o a la madrina de un individuo.

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Capítulo 1

Casa de Audiencia del Rey, Caldwell, Nueva York.

Algunas graduaciones se celebraban en privado. Algunos de estos acontecimientos importantes de la próxima etapa de la vida no iban acompañadas de togas y birretes, ni orquestas tocando "Pompa y circunstancia1" por humanos. Ni llevaban ningún paseíllo para recoger el diploma de esos que se cuelgan en la pared. No tenían testigos tampoco. Algunas graduaciones destacaban por lo simple y lo cotidiano, sin nada especial como una persona que llega a un monitor Dell y golpea el botón azul pequeño de la esquina inferior derecha de la pantalla del ordenador. Una acción mundana que se hace muchas veces en una semana, un mes, un año, pero sin embargo, para este caso particular, una gran división entre un antes y un después de lo ocurrido.

1

Marcha para orquesta de Sir Edward Elgar.

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Cuando Paradise, hija de sangre de Abalone, Primer Consejero de Wrath, hijo de Wrath, padre de Wrath, Rey de todos los vampiros, se recostó en su silla de oficina, se quedó mirando la pantalla, ahora negra delante de ella. Impresionante. La noche que había estado esperando estaba casi aquí. Durante la mayoría de los días de las últimas ocho semanas, el tiempo había ido a paso de tortuga, pero en estas últimas dos noches habían cambiado las cosas y el tiempo había volado a modo de catapulta. De repente, después de haber sufrido durante siete mil horas esperando que subiera la luna, se sentía como si quisiera frenar todo esto de nuevo. Su primer trabajo era ahora una cosa del pasado. Mirando a través de la mesa, trasladó el teléfono de la oficina más de una pulgada… luego cambió el AT & T2 o lo que fuera de nuevo a donde había estado. Enderezó la pantalla de libélula de cristal de colores de la lámpara de Tiffany. Seguro que los bolígrafos azules estaban en un lapicero y los rojos en otro. Su rotulador para la pizarra y el borrador limpios y puestos en la parte superior del monitor. La sala de espera estaba vacía, las sillas de seda desocupadas, las revistas puestas en orden al lado en las mesas y las bebidas, que habían sido servidas por los doggen a todos los que habían asistido, estaban recogidas. La última civil se había ido hacía unos treinta minutos, el amanecer cerca de dos horas y, a pesar de todo, era el final normal de una noche de duro trabajo, el momento antes de que su padre y ella volvieran a la finca de la familia para disfrutar de 2

Compañía de telecomunicaciones estadounidense.

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una comida completa charlando, planeando y respetándose mutuamente. Paradise se inclinó hacia delante y miró alrededor de la arcada de la sala. Al otro lado del vestíbulo estaban cerradas las puertas dobles que conducían a lo que había sido anteriormente el comedor de la mansión. Sí, sólo una noche normal a excepción de la reunión muy poco normal que estaba teniendo lugar en ésta ciudad. Justo después que la última cita se hubiera ido, su padre había sido convocado en la sala de audiencias y los puertas se habían cerrado. Él estaba allí con el rey y dos miembros de la Hermandad de la Daga Negra. ─No me hagas esto ─dijo ella─. No lo alejes de mí. Paradise se levantó y caminó alrededor, recolocando las revistas, reordenando los cojines, deteniéndose frente a la pintura al óleo de un rey francés. De regreso a la arcada, se quedó mirando los paneles cerrados del comedor y escuchó el latido de su corazón. Levantando las manos, masajeó los callos de sus palmas. No había venido a trabajar aquí con su padre y la Hermandad en los últimos

dos

meses,

organizando

la

lista

y

rastreando

publicaciones, resoluciones y seguimientos. No, por primera vez en su vida había estado machacándose en el gimnasio. Haciendo pesas, corriendo en las cintas de correr, trabajando en la

J.R. WARD StairMaster3,

Blood Kiss haciendo

ejercicios

de

barra,

flexiones,

abdominales y máquina de remo. Ella ni siquiera sabía lo que era una máquina de remo. Y todo estaba preparado para mañana por la noche. Suponiendo que el grupo de los hombres en la habitación de audiencias del rey no se lo estuviera quitando todo. Mañana, a la medianoche, se suponía que debía reunirse con la Virgen Escriba, no sabía cuántos machos y hembras iban, la ubicación era secreta donde iba a tratar de hacer el examen para el programa de formación de soldados de la Hermandad de la Daga Negra. Era un buen plan, algo que había decidido llevar a cabo, la oportunidad de ser independiente, de patear algún culo y de demostrarse a sí misma que era más que su pedigrí. ¿El problema? Absolutamente ninguna de las hijas de sangre de la glymera, de una de las Familias Fundadoras, ni más ni menos, no se entrenaban para convertirse en soldados. Ellas no manejaban armas de fuego o cuchillos, no aprendían a luchar o a defenderse, ni siquiera sabían lo que eran los lesser. Ni siquiera se asociaban con los soldados. Las hijas como ella eran educadas para tejer encajes, escuchar y cantar música clásica, aprender modales y dirigir a los doggen de la casa. Se esperaba que conocieran el complicado calendario social y los ciclos del festival, mantenerse al día con los requisitos de vestuario de todo eso y saber la diferencia

3

Escalera mecánica para gimnasio.

J.R. WARD entre

Van

Cleef&Arpels4,

Blood Kiss Boucheron5

y

Cartier6.

Eran

enclaustradas, protegidas y apreciadas como las joyas que eran. ¿La única cosa peligrosa que se les permitía hacer? Perpetuar la raza con un hellren elegido por su familia para asegurar la inviolabilidad de sus líneas de sangre. Era un milagro que su padre la estuviera dejando hacer esto. Desde luego, no había estado de acuerdo la primera vez que le había mostrado la aplicación, pero luego él cambio de idea y la dejó apuntarse al programa: Las incursiones de hace un par de años, cuando tantos vampiros habían sido asesinados por la Sociedad Lessening, habían demostrado cuan peligroso podía ser Caldwell, New York y ella le había dicho que no quería salir a luchar en la guerra, que sólo quería aprender a defenderse. ¿Una vez que había mostrado los términos de su seguridad? Fue entonces cuando su padre había cambiado de idea. La verdad era que ella sólo quería algo que fuera suyo. Una identidad que viniera de un lugar aparte de lo que su derecho de nacimiento tenía preparado para ella. Además Peyton le había dicho que no podía hacerlo. Porque era una mujer. Vamos hombre. Paradise comprobó de nuevo aquellas puertas cerradas. 4

VanCleef&Arpels es una compañía de reloj y joyas francesa, sus obras a menudo cuentan con flores, animales y hadas 5 Joyería en París. Vende artículos de lujo, joyería y perfumes. 6 Fábrica francesa de relojes y joyas, fundada en 1847

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─Vamos… Dando vueltas, finalmente vagó por el vestíbulo, pero no quería acercarse demasiado adonde los machos estaban reunidos, como si eso pudiera dar mala suerte. Dios, ¿De qué estaban hablando ahí? Por lo general, el Rey se iba justo después de la última audiencia de la noche. Si él y la Hermandad no tenían ningún asunto privado o cosas que tratar sobre la guerra, volvían de regreso a la residencia de la Primera Familia, un lugar tan secreto que ni siquiera su padre había sido invitado para ir. Así que sí, esto tenía que ser por ella. De vuelta a la sala de espera, fue a la recepción y contó las horas que había estado sentada allí. Solo había estado trabajando un par de meses, pero le había gustado el trabajo hasta cierto punto. En su ausencia, en el supuesto que se quedara en el programa de entrenamiento de la HDN, una prima suya la sustituiría. Había pasado las últimas siete noches mostrando a la chica la maquinaria, aclarándole los procedimiento que había establecido, asegurándose de que la transición fuera a ir sin problemas. Volviendo a sentarse en su silla, abrió el cajón del medio y sacó su solicitud como si de alguna manera pudiera asegurarse de que esto estaba sucediendo. Mientras sostenía el papel en sus manos, se preguntó quién más iba a estar en la orientación mañana y pensó en el macho que había aparecido aquí en la casa de audiencias, buscando un aplicación impresa para solicitar el ingreso.

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Tenía altos y grandes hombros, voz profunda. Con una gorra de béisbol de Siracusa y unos pantalones vaqueros que estaban desgastados por lo que parecía un trabajor real. La comunidad de los vampiros era pequeña y ella nunca lo había visto antes, pero tal vez era sólo un civil. Ese era otro de los cambios del programa de formación. Hasta ahora, sólo los hombres de la aristocracia eran invitados a trabajar con la Hermandad. Él le había dicho su nombre, pero se negó a estrecharle la mano. Craeg. Eso era todo lo que sabía. Sin embargo no había sido grosero, de hecho, había sido de apoyo con su solicitud. También había sido cautivante de una manera que la había conmocionado, hasta el punto en que había esperado una semana para ver si traía la solicitud de vuelta, pero no lo había hecho. Tal vez la había escaneado y enviado de esa manera. O tal vez había decidido no intentar entrar en el programa después de todo. Parecía una locura estar decepcionada porque nunca lo volvería a ver. A medida que su teléfono se encendió con un chirrido, ella saltó y fue por la cosa. Peyton. De nuevo. Lo vería en la orientación de mañana por la noche y eso sería lo suficientemente pronto. Después de la pelea que habían

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tenido sobre su adhesión al programa, había tenido que alejarse de su amistad. Por otra parte, ¿y si la Hermandad estaba metiendo la pata con su padre? Aquella justa indignación que sentía hacia el macho iba a ser un punto discutible. Pero vamos, a las mujeres se les permitía alistarse. El problema era que ella no era una mujer "normal". CPAD7, no sabía lo que iba a hacer si su padre se arrepentía de su decisión. Sin embargo, seguramente la Hermandad no se esperaría hasta el último minuto para negarle un lugar. ¿Verdad?

Al otro lado de la ciudad, Marissa, amada shellan del Hermano de la Daga Negra, Dhestroyer, alias Butch O'Neal, se sentó de nuevo en su silla de escritorio en Lugar Seguro. Dejó escapar un crujido cuando golpeó su bolígrafo Bic en el calendario OfficeMaxy y cambió el auricular del teléfono a su otra oreja. Cortando la corriente de parloteo, ella dijo: ─Bueno, ciertamente agradezco la invitación, pero no puedo… La hembra en el otro extremo no perdió el ritmo. Siguió hablando con su entonación aristocrática absorbiendo todo el ancho de banda, hasta era un milagro que todo el código postal no 7

En el Original FFS: ForFuck's Sake, lo cual se traduciría por un "¡Coño, por el amor de dios!"

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sufriera un apagón eléctrico ─...Y puedes entender por qué necesitamos tu ayuda. Este es el primer Duodécimo Festival del Baile de Etiqueta que se celebra desde las redadas. Así que la shellan de un Hermano y miembro de una de las Familia Fundadoras sería una presidente perfecta para el evento… Sin darle otra oportunidad, Marissa interrumpió ─No estoy segura de que seas consciente de ello, pero trabajo a tiempo completo como directora de Lugar Seguro y… ─...Y tu hermano dijo que sería una buena opción. Marissa se quedó en silencio. Su primer pensamiento fue que le resultaba muy poco probable que Havers, el médico de la raza y muy, muy, muy distanciado de su nueva familia la hubiera recomendado para algo que no fuera una muerte temprana. Su segundo pensamiento fue más en la línea de un cálculo... ¿cuánto tiempo había pasado desde que había hablado con él? ¿Dos años? ¿Tres? No desde que la había echado de su casa, a unos cinco minutos antes del amanecer, cuando se había enterado que estaba interesada en un simple humano. Que en realidad había resultado ser el primo de Wrath y la personificación del legendario Dhestroyer. Ahora me gustas, oyó en su cabeza. ─Así que sólo tendrás que presidir el evento ─la hembra concluyó como si se tratara de un hecho. ─Debes perdonarme ─Marissa se aclaró la garganta─. Pero mi hermano no está en condiciones de proferir mi nombre para

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nada, cuando él y yo no hemos vuelto a vernos desde hace bastante tiempo. Cuando no dijo nada y un incómodo silencio se produjo en la conversación, decidió que debió lavar la ropa sucia de su familia hace unos diez minutos: se suponía que los miembros de la glymera tenían rígidos códigos de conducta y la exposición de la brecha colosal en su línea de sangre, a pesar de que era conocida, era algo que simplemente no se hacía. Mucho más apropiado para que otros susurren sobre él a sus espaldas. Desafortunadamente, la hembra se recuperó y cambió de táctica. ─En cualquier caso, es de vital importancia para todos los miembros de nuestra clase reanudar los festivales… Un golpe en la puerta de su oficina hizo que los ojos de Marissa se desviaran alrededor ─ ¿Sí? La mujer al teléfono dijo ─ ¡Maravilloso! Puede venir a mi finca... ─No, no. Hay alguien que me necesita ─Ella habló más fuerte─. Pase. En el momento en el que vio la expresión del rostro de Mary, maldijo. No era una buena noticia. La shellan de Rhage era una profesional consumada, por lo que si tenía ese aspecto, era realmente un problema… ¿Qué era esa sangre en su camisa?

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Marissa bajó su tono y acabó con la cortesía ─Mi respuesta es no. Mi trabajo requiere todo mi tiempo. Además, si eres una apasionada de este, debes atender el trabajo. Adiós. Dejó caer el auricular sobre el teléfono y se puso de pie ─ ¿Que está pasando? ─Tenemos un ingreso que necesita URGENTE asistencia médica. No puedo encontrar a Doc. Jane o Ehlena en ningún sitio. No sé qué hacer. Marissa corrió alrededor de la mesa ─ ¿Dónde está ella? ─Abajo. Las dos bajaron la escalera a la carrera con Marissa a la cabeza. ─ ¿Cómo pudo llegar a nosotras? ─No lo sé. Una de las cámaras de seguridad la vio en el césped, arrastrándose. ─ ¿Qué? ─Mi móvil sonó con la alerta y me encontré allí con Rhym. La llevamos al salón. Al doblar la esquina en la parte inferior, Marissa patinó con una de las alfombras... Y se detuvo por completo. Cuando vio la condición de la mujer sobre el sofá, puso una mano sobre su boca ─Oh querido Dios... ─susurró. Sangre. Había sangre por todas partes, goteando en el suelo desde las toallas blancas que presionaban sus heridas hasta la alfombra que había bajo los pies de la hembra.

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La chica había sido golpeada tan fuerte que no había manera de identificarla, sus rasgos estaban tan hinchados que, si no hubiera tenido el pelo largo y una falda desgarrada, ni siquiera habría sabido de qué sexo era. Un brazo estaba claramente dislocado, el miembro colgaba de mala manera desde el hombro y llevaba solo el tacón del zapato izquierdo y sus medias estaban rotas. Su respiración era mala, muy mala, nada más que un ruido en el pecho como si se estuviera ahogando con su propia sangre. Rhym, la supervisora de admisión, levantó la vista desde donde se había agachado junto al sofá y con lágrimas en los ojos, le susurró: ─No creo que vaya a vivir. ¿Cómo puede vivir...? Marissa tuvo que recomponerse. Era la única opción ─ ¿Doc. Jane y Ehlena están incomunicadas a la vez? ─dijo con voz ronca. ─He tratado de localizarlas en la mansión ─contestó Mary─. La clínica, sus teléfonos móviles y dos veces en cada lugar. Por una fracción de segundo, a Marissa le aterrorizaba lo que eso significaba para su propia vida. ¿Tenían los Hermanos problemas médicos? ¿Estaba bien Butch? Eso duró sólo un momento ─Dame tu teléfono y busca los números de la casa Wellsie. Quiero a todas allí en el caso de que tenga que traer a un macho. Mary le arrojó su teléfono y asintió con la cabeza ─Estoy en ello.

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Lugar Seguro era exactamente eso: un lugar seguro para las mujeres víctimas de la violencia doméstica que venían para refugiarse y rehabilitarse con sus hijos. Y después de que Marissa hubiera pasado incontables siglos inútiles en la glymera, siendo nada más que la novia no reclamada del Rey, había encontrado su lugar aquí, sirviendo a las que habían sido objeto de abusos en el mejor de los casos verbalmente, en el peor de ellos siendo tratadas horriblemente. A los hombres no se les permitía la entrada. Pero para salvar la vida de esta mujer iba a romper esa regla. “Contesta el teléfono, Manny”, pensó mientras el primer tono sonaba. “Responde al maldito teléfono...”

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Capítulo 2

No era toda la Hermandad de la Daga Negra. De hecho, solamente dos de los guerreros acompañaban al Rey. Mientras Abalone, Primer Consejero de Wrath, hijo de Wrath, padre de Wrath, entraba a la sala de audiencia para presentarse ante su gobernante, fue plenamente consciente de ambos machos. Él no había sabido nunca que esos guerreros fueran otra cosa que protectores y civilizados, sin embargo considerando que estaba a punto de entregarles a su única hija, sus más obvias cualidades eran como gritos en la noche. El Hermano Vishous lo miró fijamente y sin parpadear con esos ojos de diamante, los tatuajes en su sien izquierda se veían adecuadamente siniestros, su cuerpo de fuertes músculos vestido de cuero y cubierto de armas. A su lado estaba Butch, conocido como Dhestroyer, un humano con acento de Boston quien había sido infectado por el Omega y dejado para que

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muriera, solo para convertirse en uno de los pocos en sobrevivir a un proceso de conversión. Los dos raramente estaban separados y era tentador asignarles el papel del policía malo y policía bueno. Sin embargo, en este instante, el paradigma había cambiado. Butch, quien solía sonreír y hablar, parecía ahora alguien a quien sería mejor evitar en un callejón oscuro: su mirada de color avellana era estrecha y decidida. ─ ¿Sí? ─Abalone le preguntó a su Rey─. ¿Puedo servir de alguna manera? Wrath acarició la cabeza rubia y cuadrada de George, su perro guía. ─Mis muchachos necesitan hablar contigo. Ah, pensó Abalone. Sospechaba de qué se trataba. Butch sonrió por un segundo, como si antes quisiera suavizar el aguijonazo de lo que sea que saldría de su boca. ─Queremos asegurarnos de que estás al tanto de lo que involucra el programa de entrenamiento. Abalone aclaró su garganta. ─Sé que es muy importante para Paradise y espero que ofrezcan algunos cursos de defensa personal. Me gustaría que estuviera más segura. Ese beneficio potencial había sido lo único que lo había ayudado durante toda la discusión entre lo que él había esperado para su vida y lo que ella al parecer había elegido hacer.

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Cuando no hubo respuesta, Abalone miró a un Hermano y después al otro. ─ ¿Qué es lo que no me están diciendo? Vishous abrió la boca pero el Hermano Butch alzo la mano para callarlo ─Tu labor con el Rey es prioridad. Abalone retrocedió ─ ¿Me están diciendo que Paradise no es apta debido a mi función aquí? Querida Virgen Escriba, por qué no nos dijeron antes. ─Necesitamos que entiendas que no son lecciones de libros. Es una preparación para la guerra. ─Pero los candidatos no necesariamente tienen que salir a pelear a las calles durante el programa ¿verdad? ─Lo que nos preocupa es la situación aquí ─el Hermano señaló la sala─. No podemos tener nada que afecte tu relación con Wrath y lo que haces para el Rey. Paradise es bienvenida como cualquier otro en el programa, pero no si la perspectiva de que decida abandonar o sea echada pudiera crear tensión entre nosotros. Abalone exhaló con alivio ─No se preocupen por eso. Ella tendrá éxito o fallará por sus propios méritos. No espero un trato especial para con ella y si no puede mantener el ritmo, entonces tendría que ser retirada. De hecho, aunque jamás lo diría en voz alta, rogaba y esperaba que ese fuera el caso. No deseaba que Paradise se sintiera decepcionada de ella misma o de su esfuerzo, pero… lo último que quería era que su

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hija estuviera expuesta a cualquier fealdad o que, Dios no lo quiera, realmente trate de luchar en la guerra. Esto último no podría ni siquiera imaginarlo. ─No se preocupen ─Reiteró, mirando a los Hermanos y al Rey─. Todo estará bien. El Hermano Butch observó a Vishous y luego volvió a dirigirse a él ─Leíste la solicitud ¿cierto? ─Fue ella quien la llenó. ─ ¿Entonces no la leíste? ─Esto es algo que está haciendo de manera independiente, como su padre y ghardian ¿se supone que debo firmarlo? Vishous encendió un cigarro liado a mano ─Quizá quieras estar preparado ¿verdad? Abalone asintió ─Lo estoy, les prometo que lo estoy. Paradise era una hembra cuidadosamente educada bajo las tradiciones de la aristocracia. Ella había estado trabajado en su condición física los dos últimos meses (con mucho esmero de hecho) y él podía sentir la emoción que desbordaba mientras terminaba sus deberes aquí y se preparaba para dejar el puesto. Sin embargo existía una gran posibilidad de que después de la introducción de mañana por la noche, cuando comenzara el verdadero trabajo, decidiera retirarse ella misma o que le pidieran que se fuera. Verla fracasar iba a matarlo.

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Pero era mejor que verla morir en el campo solo para probar el hecho de que era mucho más de lo que dictaba su posición aristocrática. Mientras los dos Hermanos lo miraban, Abalone bajó la cabeza ─Sé que no le irá bien. Estoy más que preparado para eso. No soy ingenuo. Luego de un momento, Butch dijo ─Ok, me parece bien. ─ ¿Hay alguna otra cosa, mi señor? ─Abalone le preguntó al Rey. Cuando Wrath negó con la cabeza, Abalone le hizo una reverencia a cada uno de ellos ─Gracias por su preocupación. Paradise es lo más preciado que tengo. Todo lo que me dejó mi amada shellan. Sé que el día de mañana estará en amables y justas manos. Mientras

Abalone

giraba

para

irse,

los

Hermanos

permanecieron con una expresión sombría, pero por otro lado, él no estaba al tanto de lo que pasaba en la guerra, y siempre había algo. La lucha y estrategia eran cosas en las que nunca había estado involucrado y se sentía agradecido por ello. Justo como se sentiría si Paradise dejara el programa. Verdaderamente, deseaba que su mahmen estuviera viva. Quizá todo esto fuera irrelevante si su shellan hubiera estado presente para hacer entrar en razón a la muchacha. Cuando abrió las puertas dobles, escuchó un repiqueteo en el área de espera ─ ¿Paradise?

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Abalone caminó a través del vestíbulo y al rodear la esquina hacia la recepción, su hija estaba justamente levantando el lapicero rojo que había estado golpeando en el escritorio. ─ ¿Está todo bien? ─pregunto él. Sus ojos encontraron los de su padre. ─ ¿Lo está? ¿Me permitirás ir mañana? Abalone sonrió y trató de alejar la tristeza de sus ojos y de su voz ─Por supuesto. Estás en el programa, eso se decidió meses atrás. Ella corrió y lo abrazó, sujetándolo fuerte, como si hubiera estado convencida de que le sería negado algo que deseaba desesperadamente. Mientras abrazaba a su hija, Abalone fue vagamente consiente que los Hermanos y el Rey salían por la puerta principal. No les prestó atención. Estaba muy ocupado deseando poder salvar de cualquier decepción a su hija. Sin embargo eso no estaba entre las habilidades paternales que se le concedió cuando ella nació. Oh, cómo deseaba que su shellan estuviera con ellos y no en el Fade. Ella hubiera manejado todo esto mucho mejor.

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Mientras vigilaba a la hembra terriblemente herida, Marissa cerró los ojos al escuchar el buzón de voz de Manny por tercera vez. ¿Qué diablos estaba pasando en la clínica? Justo cuando estaba por remarcar, el teléfono comenzó a sonar ─Gracias Dios… ¿Manny? ¿Manny? Algo en el tono de su voz hizo que la hembra lastimada se revolviera, su rostro ensangrentado moviéndose contra los cojines del sofá. Dios, el sonido de ese doloroso quejido fue suficiente para parársele el corazón. ─No, soy Ehlena ─Dijo la voz al teléfono─. Manny y Jane están en una cirugía de emergencia con Thor. Tiene una fractura compuesta en el fémur y tengo que regresar a la Sala de Operaciones. ¿Pasa algo malo? ─ ¿Cuánto tiempo tardarán? ─Preguntó. ─Acaban de empezar. Marissa cerró los ojos ─Ok, por favor diles que me llamen en cuanto puedan. Tengo un… ─Se dio la vuelta y bajó la voz─. Tengo un caso de trauma que acaba de llegar aquí. No sé si tenemos mucho tiempo. Ehlena maldijo ─No podemos prescindir de nadie ahora ¿Puedes llamar a Vishous? Con su entrenamiento médico, podría estabilizar las cosas. Marissa trató de imaginar al Hermano entrando a la casa. No era su primera opción y no porque no confiara en el macho. El mejor amigo de su hellren era sin duda un excelente vampiro. Sólo su apariencia era aterradora.

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Sin embargo, ¿si todas iban a estar en el anexo Wellsie…? ─Buena idea, gracias. ─Haré que te llamen a penas hayamos terminado. ─Por favor. A penas cortó la comunicación llamó a V, solo para escuchar el maldito buzón de voz ─Mierda. Rhym habló mientras presionaba una toalla en el profundo corte que tenía la hembra en el hombro ─ ¿Cuándo llegarán? La noche estaba llegando a su fin. V podría haber salido de los callejones de la ciudad de Caldwell hacia la mansión. O bien podría estar luchando con quien sea que haya herido a Thor de esa manera. Cuando la hembra en el sofá empezó a toser y a escupir, el cálculo fue hecho en una fracción de segundo. Lo último que quería hacer era contactar con su hermano, sin embargo no podría vivir consigo misma si sus problemas personales le costaban la vida a alguien. Marissa marcó de memoria el número del móvil de Havers y esperó que no lo hubiera cambiado. Timbró una vez, dos veces… ─ ¿Hola? ─Escuchó su voz. ─Soy yo ─ ella dijo antes de un incómodo silencio o un hola─. Tenemos una emergencia médica en Lugar Seguro. Necesito que vengas ahora mismo o envíes a alguien. Los doctores de la Hermandad están ocupándose de una cirugía y no tenemos mucho tiempo.

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Hubo un corto silencio, como si el principal sanador de la raza estuviera cambiando de modo personal a modo profesional ─Estaré allí en un momento. ¿Es una situación de trauma? ─Sí

─Marissa

bajó

nuevamente

la

voz─.

Ha

sido

terriblemente golpeada y… ultrajada. Hay mucha sangre. No sé… ─Llevaré conmigo a una enfermera ¿Has trasladado a las demás residentes? ─Ya lo hice. ─Abre la puerta principal. ─Te veré ahí. Eso fue todo. Supuso que el universo estaba decidido a poner a su hermano en la pantalla de su

radar esta noche. Primero esa

estúpida llamada del miembro de la alta sociedad y ahora… Marissa asintió a Rhym ─La ayuda está en camino. A través del ojo que no estaba hinchadamente cerrado, la hembra pareció querer enfocarse. Marissa se inclinó y sujetó su mano ensangrentada ─Mi hermano cuidará muy bien de ti. Por un segundo, Marissa se preocupó si debería haberse quedado callada sobre el hecho de que iba a tratarla un macho. Sin embargo la hembra no parecía estar consiente. Querida Virgen Escriba ¿Si moría antes de que Havers llegara?

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Marissa se puso en cuclillas, colocando su rubio cabello detrás de las orejas ─Estás a salvo, todo estará bien ─ese único ojo se dirigió a su rostro─. ¿Tienes parientes a los que podamos llamar? ¿Hay alguien a quien podamos contactar por ti? La hembra negó con la cabeza. ─ ¿No? ¿Estás segura? ─El ojo se cerró─. ¿Puedes decirme quien te hizo esto? Giró ese rostro hacia el otro lado. Mierda. Marissa retrocedió y salió a la parte baja del salón en frente de la casa. Habían allí delgadas ventanas a cada lado de la puerta por las que miró el césped. Los árboles que semanas antes habían estado brillantemente coloridos habían mudado sus espectaculares hojas rojas, doradas y amarillas, sus larguiruchas ramas se mostraban como los huesos de un perro demasiado flaco. Fue imposible no darle una mirada al espejo que estaba cerca a la puerta para comprobar que su cabello estaba en su lugar y que su maquillaje se mantenía incluso después de diez horas. En los días que había vivido con su hermano, había usado trajes de seda y pesadas joyas, llevado su cabello con peinados altos sobre su cabeza. ¿Ahora? Usaba unos pantalones de vestir Ann Taylor, una blusa de cuello alto y unos mocasines Cole Haan como calzado porque eran muy cómodos. No tenía más joyas que la pequeña cruz de oro que su hellrenle había regalado en la

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pasada Navidad y que usaba porque el Dios de Butch era muy importante para él. Oh, y tenía un par de aretes de perlas. A pesar de la conversión de Butch, su status como Hermano y como pariente del Rey, su macho continuaba siendo un humano en esencia; desde su creencia en la fe Católica, sus gustos por libros y películas hasta su opinión acerca de lo que quería en una “esposa”, eran producto de su educación entre Homo Sapiens. Frunció el ceño al tocar la cadena de oro en su cuello, como si tuviera que luchar contra la urgencia de quitársela porque su hermano no la aprobaría. Pero vamos, ya sea si el símbolo de su emparejamiento estuviera o no en su cuello, no cambiaría en algo las cosas. Ante los ojos de su hermano, Marissa había tomado como hellren a una rata sin cola y esa caída en desgracia nunca sería perdonada. Unos segundos después, dos sombras se materializaron de la nada en la acera: Una alta y masculina, vestida de bata blanca, la otra más pequeña y femenina en un tradicional uniforme de enfermera. Mientras se acercaban y eran iluminados por las luces de seguridad, Marissa secó sus palmas transpiradas en los bolsillos traseros de sus pantalones. Havers lucía exactamente igual que siempre, desde su pajarita y sus gafas de carey hasta su oscuro cabello peinado de lado al estilo MadMen8.

8

Serie estadounidense, perteneciente al género de drama ambientada en los años 1.960 en NY.

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A último momento, Marissa movió la cruz alrededor de la nuca y abrió la puerta. Tratando de no sonar como si estuviera nerviosa, anunció ─Ella está en el salón. Ni un “Hola ¿cómo estás?” O un “Hey, ¿Has dejado de ser un estúpido prejuicioso?” Aunque claro, ésta era una emergencia médica y no una visita social. ─Marissa ─dijo su hermano, asintiendo y dando un paso hacia ella─. Ella es Cannest, mi enfermera en jefe. ─Es un placer ─murmuró la enfermera. Marissa asintió a la hembra ─Por aquí. Sentía sus piernas rígidas mientras los dirigía dentro de la modesta casa de simple mobiliario y por alguna absurda razón, se imaginaba viéndose como un flamenco, con sus rodillas yendo en dirección opuesta. Mientras tanto, toda clase de recuerdos se agitaron bajo la superficie de su conciencia, sólo la importancia psíquica de la tragedia que se desarrollaba en la otra habitación contenía sus emociones. Su hermano se detuvo en el arco del salón y le entregó su maletín a su asistente ─Mi enfermera hará la evaluación y me informará su estado. Será más conveniente a que un macho haga el examen. Marissa le dio un vistazo a los ojos de Havers por primera vez y notó que su mirada le recordaba ese tono azulado idéntico al de ella. ¿Cómo si eso pudiera haber cambiado? ─Es muy considerado de tu parte ─dijo antes de dirigirse a su empleada─. Ven conmigo.

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En la sala, la enfermera se dirigió directamente al sofá y fue amable con Rhym al tomar su lugar. La víctima se movió como si reconociera que había una nueva presencia ante ella y gimió mientras le tomaban el pulso y la presión arterial. Marisa se colocó a un lado, cruzando los brazos en su pecho y colocando una mano en la boca. Los movimientos son buenos, se dijo a sí misma. Significaban que la pobre chica seguía con vida. ─Con cuidado ─Espetó cuando la enfermera soltó el brazo y las lágrimas se mezclaron con la sangre de su golpeado rostro. Querido Dios ¿Quién le hizo esto? Tuvo que ser un miembro de la especie, no podía percibir el olor de algún humano en ella. Marissa tuvo que bajar la mirada cuando el examen se volvió más privado, haciéndole señas a Rhym para que se uniera con ella en el arco de la puerta, como si estuviera protegiendo la privacidad que su hermano ya estaba respetando. Luego de lo que pareció una eternidad, la enfermera le habló suavemente a la hembra y luego regreso con ellos, asintiendo a Marissa para que la siguiera donde Havers estaba parado con sus manos sujetas a su espalda. El inclinó la cabeza mientras la enfermera hablaba en voz baja. ─Tiene amplios daños internos ─informó la hembra─. Tendrá que ser operada inmediatamente si queremos que sobreviva. El brazo es el menor de los problemas. Havers asintió y miró a Marissa ─Me tomé la libertad de pedir transporte. Llegará aproximadamente en quince minutos.

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─Iré con ella en la camioneta ─Marissa se preparó para una pelea─. Hasta que aparezca su familia, yo soy su ghardian. ─Por supuesto. ─Y asumiré el costo del tratamiento. ─Eso no será necesario. ─Es muy necesario. Permíteme traer mis cosas. Dejándolos, habló con Rhym y luego corrió a su oficina por su teléfono, cartera y su abrigo. Pensó en llamar a Butch, ya que cabía la posibilidad de que no fuera a casa en todo el día, aunque no lo iba a saber dentro de poco. Y desafortunadamente ¿Si llamara a su hellrencada vez que una crisis ocurriera en el trabajo? Terminaría consumiendo la batería del móvil de Butch. A mitad de la escalera, se dio cuenta que había otra razón por la que no se contactaba con él. Se parecía mucho a lo que pasó con su hermana. Y había la posibilidad de que sea exactamente lo mismo si la hembra moría debido a sus heridas. No, pensó cuando llegó al primer piso. Él ya tenía suficiente con lo que lidiar en su cabeza como para remover viejas heridas. ─Estoy lista ─Le dijo a su hermano, retándolo a que cambiara de parecer. ─La ambulancia llegará en dos minutos. Yo también necesitaré estar allí con ella. Requerirá de alimentación si tiene alguna posibilidad de sobrevivir.

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Havers le hizo una pequeña reverencia y luego dirigió sus pasos hacia la puerta principal. Mientras doblaba la esquina, Marissa sacudió la cabeza. La idea de que diera su sangre para ayudar a una hembra desconocida quien probablemente no era más que un civil, era increíble… y algo frustrante. Que el macho pudiera ser tan generoso con sus pacientes y tan cruel con ella personalmente parecía una contradicción insoportable. Pero eso era la Glymera. Llena de doble moral. Y típicamente usada para abusar de hijas, hermanas y madres.

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Capítulo 3

Cuando Butch se puso de pie en el colorido y gran vestíbulo de la mansión de la Hermandad, frunció el ceño y miró su teléfono. Había chequeado la hora en su reloj AudemarsPiguet 9 unos tres minutos antes, pero pensó que tal vez su Samsung cualquiera -que sea-la-mierda-que-era podría darle una respuesta con la que podía vivir mejor. Negativo. Y su séptima llamada a Marissa había quedado sin respuesta. Como lo habían hecho las otras seis. A lo lejos, la charla y el sutil tintineo de la Última Comida siendo consumida burbujeaba fuera del comedor. Por ninguna buena razón pensó en la primera noche que había escuchado sonidos como esos. Había estado en lo que ahora era la casa de audiencias. Había sido un detective de homicidios en ese entonces, fuera de control y en busca de una fuente de destrucción total para poder ponerle fin a su vida. Y luego cayó por la madriguera del conejo. 9

Empresa Suiza de relojes de lujo.

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Beth había sido la primera. Su herencia mixta medio humana, medio vampiro la había jalado dentro. Su plato principal había sido algo completamente distinto.

“Si van a desangrar al humano, ¿tendrían la amabilidad de hacerlo en el patio trasero?” ─ ¿Todavía no la encuentras? Butch cerró los ojos a la familiar voz masculina. A pesar de que ni siquiera era parcialmente cierto, a veces sentía como si el murmullo mordaz de Vishous hubiera estado en su cabeza durante toda su vida. ─No. Cuando el Hermano se acercó, el olor a tabaco turco lo precedió y Butch respiró profundo. Tal vez era un contacto superior, tal vez era la presencia del desagradable hijo de puta, pero el volumen de gritos de pánico en sus oídos disminuyó un poco. ─ ¿La llamaste a su oficina en Lugar Seguro? ─Preguntó V mientras exhalaba. ─Correo de voz. Y llamé a Mary también. Nada. ─Putamadre… El sutil bip del monitor de seguridad desgarraba su cabeza. Cuando vio la imagen en la pantalla, se abalanzó sobre la puerta del vestíbulo, casi rompiendo la pesada carga de sus goznes. ─Oh, Dios, ¿dónde has estado…? Él estuvo sobre su Marissa tan rápido y con tanta fuerza que el resto del parloteo que salió de su boca se perdió mientras la sostenía en su contra.

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─Lo siento mucho ─dijo con voz apagada─. Estaba lidiando con un caso. No me molesté en llamarte, porque tenía muy poco tiempo para llegar a casa. Tirando hacia atrás, puso sus manos a ambos lados de su cara y la miró. ─ ¿Estás bien? ─Por supuesto. Lo siento tant… La besó, estremeciéndose mientras sus manos viajaban por su espalda. ─No, no. Ningún lo siento. Sólo me importa que estés bien. Mierda, ese sol era una cosa terrible. Un vampiro atrapado fuera al amanecer no era más que una hoguera en sus ropas, y aunque Marissa estaba bien protegida en Lugar Seguro, la mierda podía suceder: los humanos eran idiotas impredecibles y los asesinos eran francamente mortales. A medida que ella los separaba, sonrió. ─Estoy bien, muy bien. Sí, claro, pensó él mientras sus ojos no encontraban los suyos. Él tiró de su brazo. ─Ven conmigo. ─Pero la Última Comida está en la mesa… ─A quién le importa. Jalándola hasta la sala de billar, los habría encerrado juntos si hubiera habido puertas para cerrar.

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─ ¿Qué pasó realmente? ─Exigió. Ella vagó alrededor un poco, su increíble cuerpo convirtiendo esas simples ropas en alta costura ─Nada que no hayas escuchado antes, por desgracia. Butch cerró los ojos. A veces odiaba su trabajo; él realmente lo hacía. Cuanto más difícil era, más luchaba, y aunque le dolía verla agotada, desgastada, y desalentada a veces, respetaba como el infierno lo que ella hacía por su raza. Y no todo era malo. Cuando la gente que había ayudado a hacer la transición volvía a su vida independiente, su shellan brillaba como el sol. Tomando su mano, él retrocedió contra una de las mesas de billar, y la atrajo entre sus muslos. ─Dime de todos modos. Sus ojos recorrieron la habitación, pero él se quedó centrado en ella. Y ¡Jesús! Incluso después de una larga y dura noche, ella le quitó el aliento. Su belleza era legendaria ente la raza, algo de lo que se había hablado durante generaciones y que todavía era venerada, y era obvio el por qué. Su rostro era una compilación de ángulos perfectos, su piel tan suave y luminosa como una perla, sus ojos azules eran del color de una gloriosa mañana, y sus labios eran rosados y suaves. Luego estaba el cabello rubio que caía sobre sus hombros, y sí, esa figura, que era el tipo de cosa que dejaba a los hombres noqueados sobre sus culos… y los mantenía allí. Sobre una base regular, no podía creer que estuviera con él. Él. Un tipo de Southie, con un diente delantero astillado, un mal pasado, y una serie de adicciones que no había sido capaz de dominar hasta que la había conocido. Además estaba toda la mierda del Omega.

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Sin embargo, su shellan lo amaban, por alguna razón completamente desconocida. ─No me estás hablando ─susurró él, barriendo su cabello hacia atrás y acariciándole el cuello, los hombros estrechos, y sus brazos tiesos─. Sabes que odio cuando no sé lo que está pasando. Mientras que un coro de risas estalló al otro lado, Marissa se acomodó más cerca, sus caderas entrando en contacto con su parte feliz. Y obvio, su erección fue instantánea, su polla se engrosó y se alargó detrás de la bragueta de cuero. Poniendo sus brazos alrededor de su cuello, ella se inclinó y bajó sus pechos contra su pecho. ─ ¿No tienes hambre? Gruñendo profundo desde su garganta, él la rodeó y ahuecó su parte trasera. Una palma en cada nalga, nada más, tan firme como una gimnasta… ¡Oh, Dios!, estaba empezando a sudar. Excepto que negó con la cabeza. ─Esto no va a funcionar. No vas a distraer… Lo siguiente que supo, fue que Marissa abrió su boca y expuso sus colmillos. Acercándose, ella corrió uno de los caninos a través de su labio inferior, la sensación de la punta afilada moviéndose sobre su carne lo hizo gemir. ─Suenas como si necesitaras algo ─susurró ella contra su boca─. ¿Quieres decirme qué es? ─Extendió su lengua y lamió su camino hacia él─. ¿Qué pasa, Butch? Dime lo que necesitas… ─A ti ─gimió─. Te necesito a ti. Después de su transición, cuando su cuerpo se había

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abultado y se había convertido en ésta cosa descomunal llena de poder, se había acostumbrado a hazañas de fuerza física… y también a ésta debilidad resonante cuando se trataba de su hembra y el sexo. Había necesitado mujeres algunas veces cuando era estrictamente humano, pero eso no se comparaba en nada con la rugiente lujuria que Marissa podía conseguir de él en un abrir y cerrar de ojos. Una mirada, un toque... una frase o dos... a veces sólo era su limpia esencia a oceano... ¡Boom! Como si alguien hubiera hecho estallar su cerebro. ─Marissa... Su pelvis se movió contra su erección y luego ella se fue alejando de él ─Ven aquí. Podía haberle mandado hacer cualquier número de cosas “Párate sobre tu cabeza, aféitate las cejas, hala el gatillo de tu propia arma” y habría hecho todo eso en un santiamén. ¿Seguirla? ¿Con la posibilidad de darle un orgasmo o seis?

Sí, por favor, gracias, señora, ¿cómo puedo servirle? Marissa le llevó detrás de la barra y lo empujó contra los estantes de botellas de licor. Con manos rápidas, se fue por su bragueta, y Dios le ayudara, él agarró el borde de la encimera de granito y la vio desabrochar los botones uno por uno, la cresta de su erección presionando la cosa abierta mientras ella caía al suelo. Y entonces se apoderó de él. ─Mieeerrda... ─Su cabeza quería caer hacia atrás, pero necesitaba verla… Todo su cuerpo se balanceaba mientras su mano acariciaba su eje.

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─¿Te gusta verme hacerte esto? ─Ella lo trabajó agradable y lentamente, arriba y abajo─. ¿Te gusta, Butch? ─Sí ─susurró él, dibujando la palabra─. Me gusta... ver... tus manos sobre mí... ─¿Qué pasa con mi boca? Sus bolas se apretaron, y un orgasmo se disparó hacia la cabeza de su pene, listo para explotar, y eso fue antes de que ella se pusiera de rodillas delante de él, desapareciendo detrás de la cubierta de la parte delantera de la barra. No iba a durar mucho tiempo, pero mierda, quería esa sensación, ese tirón cálido y húmedo, aunque no pudiera observarlo. Tuvo que cerrar los ojos apretándolos porque si veía lo que parecía, con su boca abierta ampliamente, su hermoso cabello extendido sobre sus pantalones de cuero, esa miraba sobre él como si a ella le gustara su sabor . Lo cual, por supuesto, no podía ser cierto. Pero esa era una mentira sobre la que él no iba a discutir con… Mientras su nombre resonaba hasta su garganta, esa succión era exactamente lo que él buscaba, tan hábil y suave, tan caliente que sus ojos se abrieron dilatados. Con la cabeza en alto, él consiguió un breve hola-¿cómo-estas? de los sofás de cuero, las mesas de billar y el arco en el vestíbulo. Si a alguien se le ocurría venir, lo cual era poco probable, dado que se servía la Última Comida, sólo iban a verle a él con su cara porno. Marissa estaba escondida detrás de la pantalla del largo bar, una alta pieza de mostrador. ¿Y más buenas noticias? Su esencia de emparejamiento estaba llegando bien lejos, las especias oscuras tan espesas que servirían como una advertencia de la mierda estaba sucediendo aquí, y la gente les daría un poco de intimidad. Marissa montó su cabeza y su eje con la boca, trabajándolo como a él le gustaba, y él cerró los párpados de nuevo, pensando

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en los Patriots10 jugando con los Gigantes, lo que se estaba sirviendo en ese comedor, si Lassiter iba a hacerles ver The Bachelor11 o si iba a ser Rachael maldita Ray12 y su mierda de EVOO13. La imagen de esa pequeña cocinera mandona fue el filtro que funcionó mejor, bloqueando algunas de las sensaciones, o al menos las suficientes para que no se viniera sobre su shellan. En realidad, el miedo al resultado funcionó aún mejor. Joder, el horror que sentiría si alguna vez llegara a su clímax en la boca de ella o, Dios, en su cara... Nop, nop, no iba a suceder. Removiendo sus manos como garras de la encimera de atrás, se agachó y la empujó suavemente por los hombros. ─Deja de... ─se ahogó─. Debes parar ahora. Las sensaciones por debajo de su cintura se estaban poniendo fuertes como una detonación, incluso con las distracciones y la preocupación, estaban a punto de llevarlo al final, sumergiéndolo bajo grandes oleadas de éxtasis de alto octanaje. Apretando los dientes, hizo una mueca. ─Es hora de detenerse, es hora de… En el último momento posible, forzó la cabeza de ella hacia un costado, sacudió sus caderas hacia un lado, y eyaculó sobre los 10

New EnglandPatriots, equipo de fútbol americano. Espectáculo de EEUU. El reality gira alrededor de un soltero joven atractivo que será cortejado por 25 mujeres 12 Presentadora de televisión y escritora estadounidense, ha escrito numerosos libros de cocina. 13 Extra Virgin Olive Oil = Aceite de Oliva Extra Virgen. 11

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gabinetes donde se guardaban las grandes cajas de PepperidgeFarmGoldfish14. Al venirse, ella luchó contra su agarre, como si quisiera volver a su erección, pero no la soltó hasta que sus caderas dejaron de moverse y su cuerpo comenzó a debilitarse. ─Deberías haberme dejado terminar─ dijo ella en voz baja ─Nunca me dejas terminar. Reenfocándose en su compañera, la atrajo a su cuerpo, su todavía dura polla golpeando contra sus pechos, su estómago, sus muslos… El sonido del timbre de la puerta del vestíbulo hizo girar sus cabezas, y Butch se tragó una maldición. Jesús, ¿cómo había dejado que esto sucediera en una habitación tan malditamente pública? Le había parecido una idea perfectamente aceptable cuando había sido presa de la lujuria ciega, pero este no era el lugar para que una dama como ella se la chupara a un mestizo como él, incluso si estaban apareados. Butch alisó rápidamente el cabello de Marissa y comenzó a subirse la bragueta del pantalón. ─Luego hablaremos de esto en casa. ─Fue un poco divertido. ─ No. Mientras Fritz dejaba entrar a trajo a sí mismo a la realidad.

Xhex y Trez, Butch se

─...me debes una ─ estaba diciendo Xhex cuando entró. ─Lo hago ─Butch le gritó─. Reclama el recibo cuando lo desees. 14

Son galletas con forma de pez fabricados por PepperidgeFarm, una división de la Campbell Soup Company

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Xhex hizo un ademán de dispararle, y luego lo señaló apuntando con su dedo. ─Te respaldo. ─Más te vale. Butch tuvo que sonreír, pero luego se reenfocó en su shellan. ─Déjame que te alimente. Y a continuación tenerte desnuda en nuestra cama. ─Bien. Ella lo besó y luego se dio la vuelta para limpiar lo que él había… ─No. Butch quitó sus manos de las toallas de papel. ─Ese es un trabajo para que yo lo haga. Mientras la ayudaba para quitarla del medio, podía sentir su mirada fija en él, pero no le hizo caso. De dónde venía, había dos clases de mujeres, y su compañera estaba en la categoría de adoración. Él debía saberlo. Había tenido más que su cuota de zorras. Lo último que jamás haría sería faltarle el respeto a su Marissa. Sería como quemar una iglesia, acuchillar a la Mona Lisa, y conducir un 91815 hacia un precipicio sin razón alguna. Así que no, ella no iba a limpiar el desastre que él había dejado.

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Automóvil deportivo Porche 918 Spyder, también llamado XG10

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Marissa tenía otras cosas que hacer. Mientras Butch se limpiaba con las toallas de papel, ella salió de su camino y negó con la cabeza. Nunca había entendido sus peculiaridades sobre el sexo, pero las aceptaba. ¿Qué otra cosa podía hacer? Él no quería hablar con ella sobre eso. Cada vez que traía a colación el tema de que él empujaba su boca lejos todas las veces que estaba cerca de clímax, se cerraba. Además, ahora ese continuo y largo enfrentamiento entre los dos pasaba a un segundo plano Esa horriblemente hembra herida estaba apenas con vida después de haber sido operada, Marissa había vuelto a casa sólo porque no había nada más que hacer que sentarse fuera de esa habitación de UCI16y esperar las noticias de que sus órganos habían fallado. O que habían comenzado a trabajar por sí mismos. Dios, la cirugía había parecido tan complicada cuando la enfermera se lo había explicado, y aun así, reparar sus heridas internas y remover su bazo no había tomado más de una hora. Por desgracia, había perdido demasiada sangre, e incluso después de que Havers le había dado de su vena, sus signos vitales estaban saltando inestables. Cuando su hermano había salido de la sala de operaciones, había mirado a Marissa directamente a los ojos y dijo que había hecho lo mejor que pudo. Y poniendo los problemas personales entre ambos a un lado, ella le creyó. La parte triste de todo esto, y de hecho, había casi demasiada tragedia que soportar con este caso, era que todavía 16

Unidad de Cuidados Intensivos

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no tenían un nombre para la hembra, y nadie había llamado en busca de ella. Abalone, el Primer Consejero del Rey, había revisado la casilla de correo electrónico pública y el correo de voz de la casa de audiencia a petición de Marissa. También había consultado en la clínica y en Lugar Seguro. La chica era una figura fantasma... o en su camino a la posibilidad de convertirse en uno literalmente. ─ ¿Vamos? ─dijo Butch arrastrando las palabras mientras le ofrecía el brazo. Marissa se sacudió mentalmente nuevamente y le sonrió a su compañero.

para

enfocarse

─Sí por favor. Apoderándose de él, caminó a su lado hacia el vestíbulo y entró en el comedor formal. Después de la privacidad que recién habían tenido, todas las charlas, risas y bullicio eran una zona horaria social diferente, y se encontró a sí misma sintiéndose un poco abrumada. Hablaban a llena capacidad. A pesar de que el techo con mural estaba alto como una cometa y que el espacio del piso era del tamaño de una pista de bolos, con la mesa de cuarenta pies17 de largo abarrotada con los Hermanos, sus shellans, y los otros combatientes y miembros de la familia, había una alegre congestión total. Dos asientos estaban vacíos en el lado opuesto y se fueron hacia a ellos. Butch la acomodó en su silla. Mientras se sentaba junto a ella, se inclinó y la besó en la boca. ─Come rápido. ─Más vale que lo creas ─dijo ella, a pesar de que no tenía hambre. 17

12.19 mts

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Y era triste de admitir que tampoco estaba necesariamente con mucha prisa por volver al Pit. La verdad era que le había seducido porque sabía que era la única manera de conseguir que su compañero dejara de preocuparse por ella. Cuando un plato de filet mignon fue puesto frente a ella por un doggen, Marissa movió las cosas alrededor, cortando carne que no probó, ensuciando el puré de papas, dispersando los brillantes guisantes verdes. Luego tomó su copa de cabernet sauvignon y se sentó hacia atrás, mirando a la gente, escuchando las historias. ─ ¿...quieres que haga? Se centró en su compañero mientras él hablaba, le miró mientras se apoyaba en torno a John Matthew para hacerle la pregunta a Xhex. La luchadora rió ─Deberías temerme. ─Lo haría cualquiera que no fuera un idiota. ─Dices las cosas más dulces. Y no tengo prisa en cobrar esa deuda. Es una buena cosa tener a un macho como tú de deudor. Por ninguna razón en particular, Marissa tomó nota de cuan poderoso era el cuerpo de Xhex, los hombros y el torso marcados con músculos que se ponían de manifiesto por la ceñida camiseta UnderArmour18 que llevaba bajo su traje de cuero negro. Entre su cabello oscuro, que estaba cortado corto y sus ojos gris acero, ella era definitivamente alguien a tomar en serio. Mientras que Marissa se balanceaba en sus apropiados pantalones de oficina y en su blusa de vieja profesora de Escuela Inglesa.

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empresa de ropa deportiva y calzado deportivo, con sede en Baltimore, Maryland, EEUU.

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Cuando Butch le ofreció su palma para que chocara los cinco, Xhex puso la de ella sobre la de él y el sonido se escuchó fuerte en la habitación, incluso con todo el ruido de fondo. ─De eso es de lo que estoy hablando ─dijo Butch mientras se sentaba en su silla─. Increíble. ─ ¿Qué sucede? ─preguntó Marissa. ─Xhex estaba... bueno, en realidad, en primer lugar, yo estaba en un callejón, Ah, déjame recapitular... ─Él se pasó la mano por el aire─. En realidad, es demasiado para explicar. En pocas palabras, estaba malditamente acorralado con dos lessers y Xhex tenía el teléfono de J.M. con ella cuando envié un mensaje por respaldo. Ella vino al instante y… ─Butch se detuvo y sacudió la cabeza─. En fin. Marissa esperó a que continuara. ─De todas formas… ¿Qué pasó? Butch se aclaró la garganta y tomó un sorbo de Lagavulin19de su vaso. ─No es importante. Es sólo, ya sabes, cosas. ─Estabas en problemas, ¿no es así? Él dijo con tono áspero ─Todo salió bien. ─Gracias a Xhex. ─No has comido nada. Ella bajó la mirada hacia su plato. ─Oh, sí. No, tuve una comida antes de salir de Lugar Seguro. 19

Marca de un whisky escocés de malta.

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Ambos se quedaron en silencio. A medida que las bromas aumentaron entre los Hermanos, Marissa se sintió a sí misma retrocediendo, dando un paso detrás de una pantalla invisible que atenuaba los sonidos y los sentidos. ─ ¿Estás lista para irte? ─ preguntó Butch un poco más tarde, mientras la gente comenzaba a levantarse de la mesa. ─ Por supuesto. Sí. Gracias. En el camino a la arcada, Butch se detuvo para hablar con V, ellos pusieron sus cabezas juntas y empezaron a murmurar. Mientras tanto, Xhex se alejó de la mesa con su pareja, la mano de John viajaba hacia abajo sobre el culo ceñido por los pantalones, apretando, tirando de ella hacia él. Él sólo tenía ojos para su compañera, su cuerpo de guerrero necesitando claramente desahogarse. ¿La respuesta? Xhex dejó escapar un gruñido, con los ojos de la hembra mirando sólo a John Mathew mientras ella enseñaba sus colmillos como una leona preparando el escenario para lo que iba a ser una sesión maratónica de sexo. Claramente, ella tenía una necesidad que pretendía saciar con su hellren también. ─Estamos listos para mañana, entonces, ¿verdad? ─dijo V mientras le ofrecía la mano a Butch. ─Es una oportunidad ─Butch estrechó la mano del Hermano, sus dos cabezas acercándose una vez más, sus voces cayendo por lo que ella sólo escuchó partes de la conversación: ─Sí. Eso es correcto. Uh-huh. ¿Nos vemos de vuelta en el Pit? ─Seguro.

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Butch le dio al enorme hombro de Vishous un apretón antes de volverse hacia Marissa ─ ¿Estás bien? ─Mm-hmm ─dijo ella. Cuando Marissa caminó junto a él, se dio cuenta de que todavía tenía su copa de vino en la mano ─Déjame llevar esto de vuelta, espera. Yendo contra el tumulto, le sonrió a Autumn y a Tohr, asintió a Payne y a Manny, saludó de camino a Bella y a Nalla. Inclinándose sobre su plato todavía lleno pero totalmente desorganizado, dejó el vaso y deseó que Fritz y el personal no dejaran que nadie ayudara a limpiar la mesa. Cuando se dio la vuelta, se detuvo. Butch estaba de pie bajo el arco, con las piernas tensas bajo el cuero, con las cejas inclinadas hacia abajo con fuerza. Nada de eso era raro. Pero él había tomado la enorme cruz de oro que siempre llevaba debajo de su camisa y estaba jugando con ella, enrollando y desenrollando la pesada carga en la punta de sus dedos. Una extraña sensación de presentimiento se apoderó de ella. ─ ¿Marissa? ─dijo una voz femenina. Parándose derecha, le sonrió a Bella ─Hey. Te estaba viendo a través de la mesa. ¿No eres una belleza? ─Ella le dio a la mejilla de Nalla una pequeña caricia─. Creo que sí lo eres. ─Es demasiado pesada para cargarla ya ─Bella se inclinó y puso a la joven sobre sus ahora estables piernas─. Y estoy invirtiendo en zapatos para correr. ─ ¿Para ti o para ella?

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Nalla despegó a la carrera, pero al otro lado del camino, su padre estaba sobre ella, caminando justo detrás de esos pequeños talones. A pesar de que parecía un monstruo amenazante con sus tatuajes, su cara llena de cicatrices, su cabello cortado y los tatuajes de esclavo, Nalla rió con deleite, mirando hacia atrás y sonriendo a su papá mientras corría, corría y corría alrededor de la mesa y esquivaba dentro y fuera al doggen que estaba limpiando. ─Necesito zapatillas Nike para ambas ─sonrió Bella─. Escucha, quería preguntarte. Escuché un rumor de que vas a presidir el Duodécimo Festival del Baile de Etiqueta… ─ ¿Qué? Bella frunció el ceño ─Espera, pensé... ¿entendí esto mal? ─No, está bien. Genial. ¿Qué ibas a decir? ─Sólo quería decirte que me gustaría ayudar en todo lo que pueda. Me sorprendí al escuchar que lo accediste, pero entiendo por qué lo haces. Tenemos que... no sé, creo que es el momento para restablezca las tradiciones que funcionaban. Otras que no, pero los festivales son importantes… Un gemido de descontento resonó en la sala, ahora vacía, mientras Nalla se tambaleaba y era atrapada por su padre, justo a tiempo. ─Mierda, me tengo que ir ─dijo Bella─. Está teniendo dolores de crecimiento. Han sido un par de días largos, te diré. Sólo recuerda que estoy aquí para ti, ¿de acuerdo? Bella se movió rápido hacia su familia, extendiendo la mano a Nalla, quien a su vez extendió un brazo hacia su mahmen. El otro brazo se quedó con su papá, para que ellos tres estuviesen unidos.

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Sí, pensó Marissa. Los dolores de crecimiento eran una época difícil, al menos lo que ella había oído. Por alguna razón, la joven vampiro se enfrentaba a esfuerzos extraordinarios por el intenso crecimiento, en comparación con el largo, lento y estable recorrido a la estatura adulta del que los humanos disfrutaban. Sólo una divertida parte más de la especie. Al igual que sus festivales. Marissa se frotó las sienes mientras volvía hacia Butch. ─Dios, mi cabeza está matándome ─ ¿De verdad? ─dijo─. Vamos a meterte a la cama. ─Buena idea. Creo que necesito dormir un poco. ─Sí. Sí, te ves cansada. ─Lo estoy. Yyyyyyyyy eso fue más o menos el final de su noche. Diez minutos después estaba en la cama, cerrando los ojos, con las imágenes de las últimas horas parpadeando como luces estroboscópicas por su cabeza. Mientras, Butch regresaba a sentarse en la sala del Pit. Solo.

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Capítulo 4

La siguiente tarde, Paradise cogió el autobús de la escuela. Por así decirlo. En realidad, había dos “autobuses”, cada uno llevando unas treinta personas, y cualquier similitud entre los ubicuos transportes amarillos de mini-humanos terminaba en el nombre compartido. Los vehículos de la Hermandad que solían recoger a los candidatos del centro de entrenamiento eran como algo salido de Asalto al Poder20, todo negro por dentro y por fuera, con gruesas y oscuras ventanas que tenían que ser antibalas, los neumáticos como quitanieves, y las rejillas que le recordaban a un T-rex. Como todos los demás, se había desmaterializado en una zona de tierra desocupada hacia el oeste de los suburbios de Caldwell. Su padre había querido ir con ella, pero le había parecido importante empezar igual que el resto, lo que significaba continuar. Ésta era su decisión independiente; necesitaba hacer lo que los demás hacían, y estaba bastante segura de que nadie más llevaría un acompañante. 20

N.T: En Latinoamérica se tradujo como La Caída de la Casa Blanca, película de acción del año 2013 sobre un asalto a la Casa Blanca por un grupo paramilitar.

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En especial, no un acompañante que era el Primer Consejero del Rey. Al ver a cerca de sesenta personas que no reconocía había sido una sorpresa para ella. Por otra parte, la solicitud había dejado claro que se permitía participar a cualquiera en el programa, así que había un montón de civiles. En realidad, parecía como si estuvieran todos los ciudadanos y la relación macho/hembra fuera como de diez a uno. Pero al menos su género era aceptado. Volviendo a concentrarse, Paradise se movió en su asiento y se aseguró de que su codo no molestara al macho que estaba sentado junto a ella. A parte del intercambio de nombres, el suyo era Axe, no habían dicho nada, y su silencio melancólico encajaba en su imagen por completo: El macho llevaba asesino escrito sobre él, con su negro pelo en punta, esos piercings negros en un lado de su cara, y ese tatuaje de algo diabólico recorriendo verticalmente en lo alto de su cuello. ¿Si su padre supiera que estaba tan cerca de un macho así? Tendrían que poner a Abalone en terapia intensiva. Y esto era exactamente por lo qué quería entrar en el programa. Era el momento de romper con las restricciones de su rango, y cortar con la mierda de flor de invernadero. Si trabajar en el entorno del Rey le había enseñado algo, era que no importaba a qué clase pertenecieras, la tragedia no discriminaba, la justicia siempre podía tener servidores, y nadie salía de ésta vida vivo. —Entonces, realmente vas a llevar esto tan lejos.

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Paradise miró en el cristal negro de la ventana junto a ella. Reflejado en la superficie como un espejo, el Princeps Peyton, primer hijo de sangre de Peythone, estaba justo como ella lo recordaba: belleza clásica, con esos intensos ojos azules y su espeso cabello rubio peinado hacia atrás desde la frente. Estaba llevando sus gafas de sol de zafiro tintado de firma sin montura, para ocultar el hecho de que probablemente estaba drogado, y sus ropas de navergar estaban hechas a medida sobre su cuerpo musculoso. Con una voz aristocrática que tenía un tono áspero, y un cerebro que de alguna manera era capaz de contrarrestaractuar todo ese THC21, era considerado uno de los solteros más codiciados de la glymera, parte Gran Gatsby, parte Jack Sparrow. Mientras inhalaba, pudo oler su colonia y algo de humo. — ¿Cómo estás, Peyton? —murmuró ella. —Lo sabrías si hubieras respondido tu maldito teléfono. Paradise puso los ojos en blanco. A pesar de que ambos solo habían sido amigos, el bastardo era totalmente irresistible para las mujeres. Y uno de sus problemas, entre otros muchos, era el hecho de que lo sabía. — ¿Hola? —demandó él. Paradise se volvió y le encaró —No tengo mucho que decirte. Lo cual, considerando que tú me reduces a nada más que un par de ovarios para engendrar, no debería ser una gran sorpresa. No tengo mucho que ofrecer aparte de eso, ¿no?

21

N.T: Tetrahidrocannabinol, más conocido como cannabis.

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— ¿Nos disculpas? —dijo él al macho que está sentado junto a ella. —Abso-jodida-mente —Axe, el tipo duro, se escapó como si estuviera huyendo de una bomba de olor. O de una mujer chillona vestida con cintas de color rosa y lazos. Peyton se sentó —Me he disculpado. Al menos en tu teléfono. ¿Qué más quieres que haga? Ella negó, pensando en ese primer año tras los asaltos. La mayoría de los de su clase habían sido asesinados por la Sociedad Lesser durante aquel horrible asalto a la raza, y aquellos que tuvieron la suficiente suerte de sobrevivir habían dejado Caldwell, retirándose a casas seguras fuera de la ciudad, fuera del estado, fuera de Nueva Inglaterra. Peyton se había ido al sur con los de su sangre. Ella se había ido al oeste con su padre. Y ambos habían pasado incontables días sin dormir, hablando por teléfono solo para mantenerse cuerdos y procesar el miedo, la tristeza, el horror, las pérdidas. Con el tiempo, él se había convertido en alguien con quien mantenía contacto, no solo una vez por noche, sino a lo largo de los ciclos interminables de veinticuatro horas de días, semanas, meses. Se había convertido en su familia. Por supuesto, si los tiempos hubieran sido remotamente normales, no habrían llegado a ser tan cercanos, especialmente si el contacto hubiera sido en persona. Como hembra sin pareja de una de las Familia Fundadoras, no se le habría permitido confraternizar tan libremente con cualquier macho soltero sin un acompañante.

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—¿Sabes las horas que pasamos al teléfono? —dijo ella. —Sí. —Sentí como si me respaldaras. No me juzgabas si estaba asustada, débil o nerviosa. Eras justo… la voz al otro lado de la conexión que me mantenía cuerda. A veces fuiste la única razón por la que lo hacía al caer la noche —Negó—. Y entonces surgió esto, y tú me vapuleaste con la mierda de la glymera… —Ahora espera… —Lo hiciste. Te reíste de mí y me dijiste que no podía hacer esto —Ella le tapó la boca, haciéndole callar—. Solo para de hablar, ¿vale? Déjame sacar todo esto. Ahora, podrías estar en lo cierto: Podría fallar y salir del programa. Bien, me caeré de culo pero se me permite estar aquí en este autobús, y tengo el mismo derecho que tienen los demás. Y de todas las personas, ¿quién se ha burlado de cada una de las hembras estúpidas de la sociedad con las que tu familia intentó unirte?, ¿quién me dijo que pensabas que los festivales eran estúpidos?, ¿quién ha rechazado las expectativas de negocio que tu padre puso en ti? Fuiste la última persona que pensé que alguna vez sería de la vieja escuela conmigo. Él se sentó de nuevo y la miró a través de esos lentes azules tintados — ¿Ya has terminado? ¿Acabaste con el discurso? —PTI22, ser un culo listo de verdad te va a ayudar aquí. —Solo quiero saber si estás preparada para dejar esa mierda feminista a un lado y escucharme ahora. 22

Para tu información.

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— ¿Te burlas de mí? —No me has dado ni una oportunidad de explicarme. Estás demasiado ocupada echándome esas mierdas de liberad-elpezón23. ¿Por qué molestarse en dejar que la otra persona entre en la conversación cuando tú estás teniendo tu gran momento de ser crítico y superior? Nunca pensé que fueras así. Bienvenida a un universo paralelo, pensó Paradise. Antes de que pudiera detenerse, ella le espetó —hasta aquí solo pensaba que eras un adicto a las drogas. No sabía que eras un misógino también. Peyton negó y se puso de pie — ¿Sabes qué, Parry? Tú y yo de verdad necesitamos un descanso. —Estoy totalmente de acuerdo. Él bajó la mirada hacia ella desde su altura —Que me jodan por pensar que necesitarías un amigo en todo esto. —Alguien que quiere que falles no es un amigo. —Nunca dije eso. Nunca, ni una vez. Mientras él se daba la vuelta, Paradise casi le gritó, pero le dejó marchar. No era como si la conversación fuera a llevarles a ninguna parte. ¿Qué estaba sucediendo en su lugar? Casi todo el mundo en el autobús les estaba mirando.

23

Movimiento feminista.

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¡Hombre!, las cosas estaban bastante lejos de un gran comienzo.

Una hora después del anochecer, Marissa se desmaterializó en una espesura de los bosques al otro lado del Río Hudson. El frío viento silbando a través de las ramas de pino la hizo temblar, y tiró de su abrigo de lana de Burberry para ajustarlo a su cuerpo. Inhalando, los senos de su nariz zumbaban por la falta de humedad y al aire increíblemente limpio del sistema de alta presión canadiense que soplaba desde el norte. Mirando a su alrededor, pensó que había algo fundamentalmente muerto sobre noviembre. Las coloridas hojas del otoño caían y se oxidaban en el suelo, la hierba y la maleza se volvía marchita y gris, y la alegres y falsamente acogedoras nevadas aún no habían cubierto todo de blanco. Ésta era la transición pendiente entre una versión de lo fabuloso y la siguiente. Esto no era más que frío y vacío. Dando vueltas, su aguda visión se centró en una estructura de hormigón totalmente anodina a unas cincuenta yardas24 por delante. De una sola planta, sin ventanas, y una única puerta de color azul oscuro, parecía algo de la ciudad de Caldwell que se había construido para el tratamiento de aguas y después abandonado.

24

45.72 metros.

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Cuando dio un paso hacia adelante, una rama se rompió bajo su mocasín, y se congeló ante el sonido, girando alrededor para estar segura de que no había nadie tras ella. Maldita sea, debería haberle dicho a Butch a dónde iba. Él había estado tan ocupado preparándose para la orientación de los nuevos reclutas, que no había querido molestarlo. Está bien, se dijo a sí misma. Allí estaría como siempre en la Última Comida. Hablaría con él entonces. Cruzando la distancia hacia la puerta, sus palmas empezaron a sudar dentro de los guantes, y su pecho estaba tan apretado, que parecía como si llevara un corsé. Dios, ¿cuánto tiempo hacía que no llevaba uno de esos? Mientras intentaba echar la cuenta, recordó su vida antes de conocer a Butch. Había tenido todo el estatus y una de las posiciones que nadie de la glymera podría haber pedido. A medida que la prometida no reclamada de Wrath, hijo de Wrath, se había convertido en un cuento con moraleja, una hermosa maldición digna de compasión que evitaba los eventos y festivales de la aristocracia. Su hermano siempre había velado por ella, sin embargo, un enorme silencio y una fuente leal de confort. Él había odiado que Wrath siempre la hubiera ignorado excepto cuando necesitaba alimentarse, y al final, ese odio había llevado a su hermano a intentar matar al Rey. Uno de los muchos atentados contra la vida de Wrath, ya que lo mencionaba.

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Había estado sufriendo y cojeando por su triste suerte, sin esperar nada más, pero deseando una vida apropiada para ella, cuando conoció a Butch una noche en la antigua casa de Darius. Su destinó cambió para siempre cuando vio al entonces humano de pie en aquel salón, los destinos le daban el amor que siempre había buscado, pero nunca tenido. Sin embargo, hubo repercusiones. Tal vez como parte del dictado de equilibrio de la Virgen Escriba, todo lo que la deidad tenía llevaba un alto precio: Su hermano había terminado por echarla de su casa y de su vida solo instantes antes del amanecer. Lo cual era lo que sucedía cuando eras la hija de una Familia Fundadora y tenías citas con lo que se supone que es un mero humano. Resultó que había mucho más en Butch, por supuesto, pero su hermano no había esperado el tiempo suficiente para conocer todo esto, y a Marissa no le había importado. Habría tenido a su macho de cualquier forma en que hubiera venido. Evitó correr hacia Havers en la reunión del Consejo, donde en realidad no había visto a su hermano. Hasta la pasada noche, eso fue… Es curioso, no había gastado ni un momento recordando lo que tuvo alguna vez, lo que había sido, cómo había vivido. Se había cortado a sí misma de perderse en todo lo que había tenido antes de su macho, viviendo solo el presente y el futuro. Ahora, sin embargo, mientras caminaba hasta el umbral de la nueva clínica vanguardista de su hermano, se dio cuenta de que todo eso de la ruptura había sido una ilusión. El hecho de que te mudaras no significa que arrojes tu historia personal como un traje.

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Tu pasado era el mismo, igual que tu piel: contigo de por vida, tanto las marcas de belleza proverbiales como las cicatrices. En su caso, sobre todo, las cicatrices. Vale, ¿dónde estaba el timbre? ¿La recepción? La pasada noche, habían llegado en la ambulancia por una entrada diferente pero Havers le dijo que viniera por aquí si se desmaterializaba. — ¿Está aquí para encontrarse con el doctor? —dijo una voz femenina incorpórea a través del altavoz. Saltando atenta, se echó el pelo hacia atrás e intentó encontrar la cámara de seguridad —Ah… en realidad, no tengo cita. Estoy aquí para ver… —Está bien querida. Pase. Hubo un golpe seco y una barra de empuje se reveló en la cara de la puerta. Dándole un empujón, entró en un espacio abierto de unos veinte por veinte metros. Con un recuadro de luces en el techo, y paredes de cemento que habían sido blanqueadas, parecía una celda de prisión. Mirando a su alrededor, se preguntó… El rayo laser rojo era ancho como una palma pero no más grueso que un cabello y solo lo notó por su calidez, no porque registrara inmediatamente sus ojos, procedía de la esquina de arriba a la derecha desde una vaina oscura adherida con unos pernos al techo, le hizo un lento barrido de los pies a la cabeza.

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—Por favor, proceda —dijo la voz femenina a través de otro altavoz oculto. Antes de que Marissa pudiera traer a colación el hecho de que no hubiera ningún sitio donde ir, la pared frente a ella se dividió por la mitad y se separó, desapareciendo para revelar un ascensor que se abría sin hacer ruido. —Qué sofisticado —dijo en voz baja mientras entraba. El viaje hacia abajo fue una caída de una sola planta, así que imaginó que la instalación no era solo nominalmente subterránea. Cuando el ascensor finalmente se sacudió al pararse, la puerta se abrió de nuevo, y… Ocupado, ocupado, ocupado, pensó ella mientras salía. Parecía que había gente por todas partes, sentados en sillas alrededor de televisores de pantalla plana a la izquierda, registrando en un escritorio de recepción a la derecha, un vaivén por el centro de la gran sala con batas médicas y trajes blancos de enfermera. — ¡Hola! ¿Tiene cita? Le tomó un momento darse cuenta que estaba siendo abordada por la hembra uniformada que se sentaba tras el escritorio —Oh, lo siento, no —Se acercó y bajó la voz—. Soy la ghardian nombrada de la mujer que fue trasladada desde Lugar Seguro anoche. He venido a comprobar y ver cómo está. Instantáneamente, la recepcionista se congeló. Y entonces sus ojos miraron de arriba abajo a Marissa, al igual que el rayo láser lo había hecho en el nivel superior.

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Marissa sabía exactamente la narración que estaba pasando por la mente de la hembra: Prometida no reclamada de Wrath, ahora emparejada con Dhestroyer, y, sobre todo, la distanciada hermana de Havers. —Por favor, ¿podría hacerle saber a mi hermano que estoy aquí? —Ya estoy enterado de tu presencia —dijo Havers tras ella—. Te vi por la cámara de seguridad. Marissa cerró los ojos por un breve segundo. Y entonces se volvió para encararle — ¿Qué tal está la paciente? Él se inclinó brevemente. Lo cual fue una sorpresa —No bien… Por favor, ven por aquí. Mientras ella seguía su bata blanca hacia un par de pesadas puertas cerradas, era muy consciente de los muchos ojos puestos en ellos. Las reuniones familiares Especialmente en público.

eran

bastante

divertidas.

Después de que Havers pasara su tarjeta por un lector, los paneles de metal se abrieron para revelar un espacio médico tan sofisticado e intenso como cualquier cosa que ShondaRhimes 25 jamás hubiera imaginado: las habitaciones de pacientes llenas de lujoso material médico estaban agrupadas alrededor de un espacio administrativo central atendido por enfermeras, ordenadores y otros materiales diversos de soporte, mientras

25

Productora de televisión norteamericana, famosa por series como Anatomía de Grey.

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que tres pasillos llevaban a diferentes direcciones de lo que ella suponía eran cabinas de tratamiento especializado. Y su hermano lo dirigía todo él solo. Si no hubiera sabido cómo era él, se habría impresionado. —Esto es un centro muy completo —remarcó ella mientras caminaban. —Me tomó un año planearlo, y más tiempo construirlo —Se aclaró la garganta—. El Rey fue bastante generoso. Marissa le lanzó una mirada — ¿Wrath? — ¿Cómo si hubiera otro gobernante? Duh—. Quiero decir… —Proveo servicios especiales a la raza. Se salvó de tener que entablar cualquier otra conversación más cuando él se detuvo junto a una unidad acristalada que tenía cortinas echadas a lo largo de su interior. —Deberías estar preparada. Marissa miró a su hermano — ¿Cómo si no hubiera visto el resultado de la violencia antes? La idea de que quisiera protegerla de todo este asunto era ofensiva. Havers inclinó la cabeza embarazosamente —Pero por supuesto. Con un movimiento de su brazo abrió la puerta de cristal, y después movió las cortinas verde pálido apartándolas.

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El corazón de Marissa dio un vuelco en sus entrañas, y tuvo que luchar contra el vértigo. Muchos tubos y máquinas recorrían dentro y fuera de la hembra que parecía como algo de una película de ciencia ficción, la vital mortalidad sobre la cama sobrepasada por funciones mecanizadas. —Está respirando por sí misma —entonó Havers mientras se acercaba y miraba las lecturas de algo—. Le quitamos el tubo de traqueotomía hace unas cinco horas. Marissa se estremeció y obligó a sus pies a moverse hacia la cama. Havers había estado acertado en prevenirla ¿Aunque qué esperaba? Había visto las injurias de primera mano. — ¿Tiene…? —Marissa se fijó en el rostro golpeado de la hembra. Las contusiones habían decolorado la piel aún más, grandes manchas de color purpura y rojo marcando las mejillas hinchadas, los ojos, la mandíbula—. ¿Tiene… ah, tiene algún familiar que se acercara aquí a reclamarla? —No. Y no ha estado lo suficientemente consciente para decirnos su nombre. Marissa se acercó al cabecero de la cama. El pitido tranquilo y el zumbido del equipo parecía muy fuerte, y su visión era demasiado clara al mirar la bolsa de suero con su goteo constante, y la forma en que el castaño cabello de la hembra estaba enredado sobre la almohada blanca, y la textura de la manta de punto azul en la parte superior de las colchas. Vendajes por todas partes, pensó. Y eso que solo estaban expuestos los brazos y los hombros.

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La delgada y pálida mano de la hembra yacía junto a su cadera, y Marissa se inclinó y apretó la palma. Demasiado fría, pensó. La piel estaba demasiado fría, y no del color adecuado, era un blanco grisáceo, en lugar de un color dorado saludable. — ¿Estás aquí? Marissa frunció el ceño ante el comentario de su hermano, entonces se dio cuenta de que los ojos de la hembra estaban parpadeando, los hinchados párpados batiendo arriba y abajo. Inclinándose encima, Marissa dijo —Estás bien. Estás en la clínica de mi her… estás en la clínica de la raza. Estás a salvo. Ella hizo una mueca de dolor con un gemido entrecortado. Y entonces hubo una serie de murmullos. — ¿Qué? —preguntó Marissa—. ¿Qué estás intentando decirme? Las sílabas se repitieron con pausas en los mismos lugares, y Marissa trató de encontrar el patrón, desbloquear la serie de palabras, captar el significado. —Dilo otra vez… Todos a la vez esos pitidos en el fondo se aceleraron con alarma. Y entonces Havers abrió las cortinas y la puerta y gritó al pasillo. — ¿Qué? —Dijo Marissa, inclinándose más cerca—. ¿Qué estás diciendo? Las enfermeras entraron corriendo, y un carro se precipitó. Cuando alguien intentó meterse entre ella y la paciente, Marissa

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quiso decirles que pararan pero entonces el equipo de la habitación se apagó. —No tengo latido —dijo Havers mientras presionaba su estetoscopio contra el pecho, ahora desnudo, de la hembra. La conexión entre Marissa y la paciente estaba rota, sus palmas separadas, y aun así los ojos de la hembra se quedaron fijos en Marissa incluso cuando personas y maquinaria estaban en medio. —Inicie las compresiones torácicas —dijo Havers a una enfermera que saltó sobre la cama—. Cargue el carro. Marissa retrocedió un poco más lejos, y sin embargo, mantuvo el contacto visual —Voy a encontrarle —se escuchó decir a sí misma por encima del estruendo—. Te lo prometo… —Todo el mundo fuera —ordenó Havers. Cuando el personal retrocedió apartándose, golpeó un botón y la caja torácica de la hembra se sacudió. El corazón de Marissa tronó, como si estuviera intentando suplir el déficit sobre la cama. — ¡Voy a encontrar al que te hizo esto! —Gritó ella— ¡Quédate con nosotros! ¡Ayúdanos! —No hay pulso —anunció Havers—. Vamos a hacerlo otra vez. ¡Fuera! — ¡No! —Gritó Marissa mientras los ojos de la hembra se quedaban en blanco—. ¡No…!

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Capítulo 5

¿Era... un cóctel? Mientras Paradise entraba en un gimnasio que parecía tan grande como un estadio de fútbol profesional, se sorprendió al encontrar unos doggen uniformados con bandejas de plata con entremeses en sus manos enguantadas de blanco, un bar montado sobre una mesa cubierta con damasco y música clásica de fondo. Sonatas para violín de Mozart. Lo que su padre escuchaba frente al fuego después de la última comida. A la izquierda, había una zona para firmar la entrada tras la cual algunos se iban reuniendo, los sesenta formaban una línea frente una sonriente doggen hembra con un ordenador portátil. No queriendo parecer como que esperaba ser tratada de forma diferente, Paradise se colocó en algún lugar en el medio y esperó pacientemente a dar su nombre, confirmar su dirección, que le tomasen su foto y echarse a un lado para comprobar su cartera y su abrigo.

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— ¿Quiere tomar un canapé? —le preguntó un doggen. —Oh ̧ gracias, no, pero agradezco la amabilidad. El doggen se inclinó por la cintura y se acercó al macho que estaba detrás de ella en la fila. Echando un vistazo sobre su hombro, asintió con la cabeza a su compañero candidato… y lo reconoció de las fiestas que la glymera había celebrado antes de los ataques. Como todos los miembros de la aristocracia, eran primos lejanos, aunque no era cercana a él o a su gente. Su nombre era Anslam, si recordaba correctamente. Después él asintió con la cabeza, y se llevó un canapé a la boca. Girando alrededor, Paradise comprobó todo el equipamiento deportivo que se había montado a lo largo del espacio abierto. Barras paralelas, barras de dominadas, colchonetas, un potro, prensa de piernas... ah, bueno, tenían una máquina de remo. Al menos había una cosa donde ella no iba a fallar. Echando un vistazo sobre su hombro, se encontró que muchos de los reclutas se defendían torpemente con los doggen de las bandejas, como si nunca hubieran visto sirvientes antes. Peyton estaba atacando duro a los canapés, no era una sorpresa. Y Axe, el asesino en serie latente, estaba de pie a un lado con los brazos cruzados sobre su pecho y los ojos inspeccionando el paisaje como si tal vez eligiera víctimas. ¿Por qué la mitad de preguntaba. ¿Y los piercings?

él

estaba

tatuada?

se

Lo que sea. Y sí, ¡guau!, parecía que había sólo otra hembra por el momento. Con una expresión dura como una roca en su delgada cara y sus anchos hombros, era probablemente más adecuada para el programa que muchos de los hombres aquí. Frotando sus palmas húmedas en los muslos, Paradise

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se sacudió el sentimiento de decepción: ese macho, Craeg, el que acudió a la casa de audiencias por la solicitud del programa no estaba en el grupo. Pero quizás, eso era probablemente una buena cosa. Había sido una distracción total desde el segundo que había caminado hasta su escritorio, e iba a necesitar toda su atención para conseguir pasar por todo esto. Suponiendo que ésta noche fuera algo más que una hora de canapé. ¿Dónde estaban los Hermanos? se preguntaba. Un destello de movimiento en la esquina de su ojo le hizo virar la cabeza. Uno de los machos que allí estaban, saltó sobre el potro y poco a poco fue girando la parte inferior de su cuerpo en círculos mientras sus enormes brazos sostenían su peso arriba. El chasquido de sus palmas golpeando el cuero acolchado formando un ritmo que poco a poco fue más rápido y más rápido mientras su velocidad aumentaba. —No está mal... —murmuró mientras su torso increíblemente fuerte lanzaba sus piernas hacia fuera en un borrón. No se paró. Ni una vez. Y cuanto más giraba, más se convencía ella que debío haber pasado ocho años en el gimnasio en lugar de semanas. ¿Si el resto de los solicitantes eran como este chico? estaba jodida. Por otra parte, ella no parecía la única persona que estaba intimidada. Toda la clase había dejado de pulular alrededor y le estaban mirando, petrificados por la excelente actuación por la otra extensión vacía del gimnasio. Clank. El sonido del cierre de una puerta hizo que mirara sobre su hombro y abrió la boca antes de que pudiera darse cuenta.

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Allí estaba él, a quien había esperado, a quien esperaba volver a ver. Paradise inspecciono su cola de caballo mientras algunos receptores de estrógeno se disparaban de forma insana, como si tuviera dieciséis mientras el macho caminaba hacia el puesto de recepción. Más alto. Era mucho más alto de lo que recordaba. Más ancho también, sus hombros estiraban una enorme sudadera de Syracuse hasta las costuras. Llevaba vaqueros azules otra vez, otros diferentes que sin embargo tenían el mismo tipo de rotos y desgarrones que el que llevaba ese día. Sus zapatos eran unas desgatadas y sucias Nikes. Sin gorra ésta vez. Pelo oscuro muy bonito. Recientemente se había cortado el pelo, tanto que podía ver su cuero cabelludo debajo de una fina sombra oscura alrededor de sus orejas y su nuca, la parte superior lo suficientemente corta como para mantenerse tiesa sola. Su rostro era... bueno, probablemente no fuera sensacional para nadie, su nariz un poco demasiado grande, la mandíbula un poco demasiado afilada, sus ojos demasiado dispuestos a no ser ni remotamente agradables. Pero para ella era Clark Gable; era Marlon Brando; era la Roca; era ChanningTatum26. Era como tener gafas de cerveza sin la cerveza, suponía, alguna química en ella transformándole en mucho más de lo que parecía. Respirando profundamente, intentó percibir aroma… para luego sentirse como una acosadora.

su

Bueno, porque era una acosadora. Después de que le tomaron su foto, se dirigió hacia el 26

Todos actores de Hollywood.

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resto de la gente, sus ojos barriendo a todos los reunidos pero ninguna reacción se mostraba en su cara. Era vagamente consciente de la doggen que había revisado todo y empacado sus cosas para irse después junto con los que llevaban las bandejas, los que probablemente iban dentro para rellenarlas. ¿Pero que le importaba nada de eso? Mírame, pensó mirando hacia el macho. Mírame... Y entonces lo hizo. Sus ojos se movieron más allá de ella pero después regresaron, clavándose. Mientras una ráfaga de electricidad pasaba a través del cuerpo de Paradise, ella… De repente, el gimnasio se quedó negro como boca de lobo. Negro. Como la jodida. Boca de un lobo.

En la subterránea clínica de Havers si no hubiera sido por la pared de vidrio contra la que Marissa se apoyaba, se habría caído. Especialmente mientras observaba a su hermano poner la sábana blanca encima sobre los rasgos congelados de la hembra. Querida Virgen Escriba, se había estado preparando para el silencio de la muerte como cuándo Havers había puesto punto final, todos y todo detenido, las alarmas silenciadas, los esfuerzos extinguidos, la vida acabada. También había sido preparada para la retirada del equipo que la había tratado de mantener con vida: uno por uno, los tubos en su pecho, en sus brazos y su estómago habían sido retirados y después se quitaron los parches y las conexiones del monitor cardiaco. Lo

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último que se había retirado fueron los manguitos de compresión de sus delgadas pantorrillas. Marissa había tenido que parpadear rápidamente ante las suaves manos de las enfermeras. Eran tan cuidadosas con ella en la muerte como lo habían sido en vida. Mientras el personal salía, quería agradecer a las hembras en sus blancos vestidos y zapatos discretamente chirriantes. Estrechar sus manos. Abrazarlas. En cambio, se quedó dónde estaba, paralizada por la sensación de que no debía haber sido testigo de la muerte que acababa de suceder. La familia debería estar aquí, pensó con temor. Dios, ¿dónde iba a encontrar a la familia? —Lo siento —dijo Havers. Marissa estaba a punto de preguntarle por qué le pedía disculpas a ella, cuando se dio cuenta de que se estaba dirigiendo a su paciente: su hermano estaba inclinado sobre la cama, una de sus manos descansando sobre el hombro inmóvil debajo de la sábana, las cejas bien dibujadas debajo de sus gafas de Carey. Cuando se enderezó y retrocedió, se quitó las gafas y parecía limpiar sus ojos, aunque cuando finalmente se volvió hacia ella, estaba totalmente recompuesto. —Debo asegurar adecuadamente.

que

sus

restos

son

atendidos

— ¿Lo que significa que…? —Ella será cremada con un ritual adecuado. Marissa asintió —Quiero sus cenizas. Havers asintió a su vez y los arreglos fueron hechos para la siguiente noche, Marissa era muy consciente de que se le acababa el tiempo. Si no se alejaba ya de su hermano, de ésta sala, del cuerpo, de la clínica... se iba a romper

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delante de él. Y simplemente no era una opción. —Si me disculpas —cortó—. Tengo algunos asuntos que atender de vuelta en Lugar Seguro. —Por supuesto. Marissa miró a la hembra, observando distraídamente que la sábana estaba manchada de rojo en un par de sitios,no hay duda que era de la eliminación de los tubos. —Marissa, yo... — ¿Qué? —dijo en una voz cansada. En el tenso momento que siguió, pensó en todo el tiempo que había pasado estando enfadada con él, odiándole, pero por el momento, no podía reunir ninguna de esas emociones. Sólo estaba delante de su familiar, esperando en una posición ni de fortaleza ni debilidad. La puerta se abrió y la cortina fue retirada. Una enfermera, que no había estado durante la muerte, asomó su cabeza — Doctor, estamos preparados en el cuatro. Havers asintió —Gracias —Cuando la enfermera se retiró, dijo—. ¿Me excusas? tengo que… —Cuida de tus pacientes. Por todos los medios. Es lo que mejor haces y eres muy bueno en ello. Marissa salió de la habitación y después de unos segundos, recordó ir a la izquierda. Era más fácil recuperar su compostura en el exterior y mantener su máscara en su lugar mientras caminaba hasta la zona de recepción y todos los ojos estaban puestos sobre ella mientras salía, como si la noticia se hubiera extendido entre el personal. Era extraño que no reconociera ningún rostro, eso le hizo darse cuenta de nuevo cuántos habían sido asesinados en los ataques, cuánto tiempo había pasado desde que había estado en torno al trabajo de su hermano.

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Cómo los dos, a pesar de los lazos de sangre, eran esencialmente extraños. Tomando el ascensor hasta la superficie, emergió en la zona delantera del edificio y dirigió su camino fuera hacía el bosque. A diferencia de la noche anterior, ésta noche la luna brillaba, iluminando el bosque, y no había absolutamente ninguna carretera. Cayó en la cuenta entonces de que verdaderamente había un montón de entradas en el complejo subterráneo, el de las entregas, otra para pacientes que eran capaces de desmaterializarse y además otra para las ambulancias. Todo ello lógicamente instalado sin duda debido a la contribución y la influencia de los Hermanos. ¿Por qué Wrath no le había dicho que estaba ayudando a Havers con todo esto? Por otra parte, no era realmente asunto suyo, ¿no? ¿Sabía Butch esto? se preguntaba. Lo siento. Mientras Marissa oía la voz de su hermano en su cabeza, su ira volvió diez veces, hasta el punto que tuvo que frotar su esternón para alejar una sensación de ardor de estómago. —Agua pasada no mueve molino —se dijo a si misma— Tiempo de volver a trabajar. Y sin embargo no podía salir. De hecho, la idea de ir a Lugar Seguro le daba ganas de correr en la dirección opuesta: no podía decirle al personal nada acerca de lo que había sucedido hace un momento. La muerte de la hembra era como una negación de todo lo que trataban de hacer bajo ese techo: interceptar, proteger, educar, empoderar. No. No podía dar la cara yendo allí inmediatamente.

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El problema era, que no tenía ni idea a dónde ir.

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Capítulo 6

En la oscuridad, que era tan densa como la de una tumba, Paradise podía oír solo su corazón tronando detrás de sus costillas, entrecerrando los ojos, trató que se acostumbraran, pero no había ninguna fuente de luz cerca, ningún resplandor alrededor de las puertas, no había señales de salida de color rojo, no había luces de emergencia. El vacío era completamente aterrador y parecía desafiar las leyes de la gravedad, la sensación que tenía de estar flotando aun cuando su peso se mantuvo en sus pies confundiéndola, era nauseabundo. No más música clásica tampoco. Pero las cosas estaban lejos del silencio. A medida que obligó a sus oídos a cambiar la prioridad de distancia desde las castañuelas en su pecho, podía oír el murmullo, la respiración, la maldición. Alguien debería estar moviéndose, el roce de la ropa, el arrastrar de los pies, de fondo una charla con prominentes ruidos vocales. Ellos no pueden lastimarnos, se dijo. No había forma que la Hermandad pudiera herir a cualquiera de ellos: Sí, había firmado un formulario de consentimiento y de renuncia en la parte

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posterior de la solicitud, aunque no había leído la letra pequeña con mucho interés, pero en cualquier caso, la muerte era la muerte. No podía haber cedido su derecho a seguir respirando. Esto era solo la Hermandad haciendo su gran entrada, en cualquier momento. Sí, aparecerán por alguna puerta iluminada recortando sus siluetas como superhéroes contra una niebla blanca, su impresionante armamento colgando de sus gigantescos cuerpos. UH Huh. En cualquier momento… Como la oscuridad continuó, su miedo se disparó de nuevo, y era difícil no ceder a él y correr. Pero ¿adónde iría? Tenía una vaga idea de dónde estaban las puertas, dónde estaba el bar, dónde la mesa para firmar el registro había estado de pie. También pensó que recordaba dónde ese macho, Craeg, estaba… no, espera, él se había movido. Él se estaba moviendo. Por alguna razón, podía sentirlo entre todos los demás, como si fuera una especie de faro. Una brisa rozó su cuerpo, haciéndola saltar. Pero era solo el aire frío. El aire frío, fresco. Bueno, eso descartaba un cortocircuito si los sistemas HVAC seguían trabajando. Basta, esto era ridículo. Y claramente, ella no era la única que comenzaba a

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frustrarse. Otras personas maldecían más, moviéndose más, golpeando sus pies. —Prepárate. Paradise gritó en la oscuridad, pero luego se estableció al reconocer la voz de Craeg, olor, presencia —¿Qué?—susurró. —Prepárate. Ésta va a ser la primera prueba, han abierto el camino de salida, la pregunta es cómo van a conducirnos hacia ella. Ella quería parecer tan inteligente y tan tranquila como él — ¿Por qué no solo volvemos por la puerta por la que entramos? —No es buena idea. Justo en ese momento, había una coordinada confusión en dirección del camino por el que todos habían entrado, como un grupo unido, acordó una estrategia y estaba poniendo un plan en acción. Y fue entonces cuando oyó los primeros gritos de la noche. Agudos, obviamente de dolor y no de alarma, los sonidos horribles fueron acompañados por un zumbido que no entendía. A ciegas, literalmente, alargo una mano y agarró a Craeg de... excepto que no, la plana, dura extensión era su estómago, no el brazo —Oh, Dios, lo siento. Yo.... —Pusieron electricidad en las puertas —dijo sin reconocer su metedura de pata o disculpa—. No podemos asumir que algo sea seguro aquí. ¿Bebiste lo que ellos sirvieron? ¿Has comido algo de lo que estaba servido en los platos?

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—Ah... no, no, yo... Desde la izquierda, el inconfundible sonido de arcadas cortó el ambiente de confusión. Y dos segundos después, como un pájaro que contesta la llamada de su especie, alguien empezó a vomitar. —Ellos no pueden enfermar a las personas —dijo abruptamente—. Espera, esto es... ¡Esto es la escuela! Ellos pueden… —Se trata de supervivencia —dijo el macho con gravedad— No te engañes. No confíes en nadie, especialmente no si son un supuesto profesor. Y no esperes superar esto, no porque seas una mujer, sino porque los Hermanos van a poner el listón muy alto, solo uno de cada diez de nosotros tiene la oportunidad de quedar en pie al final de ésta noche. Si eso. —No puedes estar hablando en serio. —Escucha —dijo—. ¿Escuchas eso? — ¿El vomitar? —Su estómago se revolvió en simpatía—. Es difícil pasarlo por alto. Difícil el olor también. —No, el tic-tac. — ¿Qué estás...? —Y entonces lo oyó también, en el fondo, como el equivalente auditivo de alguien que se movía detrás de las cortinas, se produjo un chasquido constante—. ¿Qué es eso?

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—No tenemos mucho tiempo, los intervalos entre los pitidos son cada vez más cortos. Buena suerte. — ¿A dónde vas? ─No me dejes, es lo que ella quería decir—. ¿A dónde...? —Voy a seguir el aire fresco. Ahí es donde todo el mundo va a ser dirigido. No toques ningún equipo de ejercicio tampoco. Como he dicho, buena suerte. — ¡Espera! —Pero ya se había ido, un fantasma que desapareció en la oscuridad. De repente, Paradise se sintió francamente aterrada, su cuerpo temblaba sin control, con las manos y los pies que iban entumeciéndose, un sudor frío rompió a lo largo de cada pulgada de su piel. Padre tenía razón, pensó. No puedo hacer esto. En que estaba pensando. Y fue entonces cuando se desató el infierno. Desde arriba y alrededor, explosiones estallaron como si el gimnasio hubiera sido atado con alambre para detonar, los sonidos eran tan fuertes que sus orejas lo registraron como dolor, no como ruido, los destellos de luz tan brillantes que ella fue de una versión de ciego a otra. Gritando en la vorágine, se llevó las manos a los lados de la cabeza y se inclinó al suelo, agachándose para cubrirse. Delante de ella, vio a la gente en el suelo, algunos estaban encogidos en modo defensivo como ella, otros que estaban

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vomitando aún más, por esas puertas, se retorcían y se acurrucaban con los brazos apretados como si el dolor fuera demasiado grande como para estar en pie. Solo había una persona que estaba de pie y en movimiento. Craeg. En los destellos intermitentes, siguió sus movimientos hacía la esquina, la más lejana. Efectivamente, parecía ser una abertura, una puerta que ofrecía nada salvo más negrura, pero tenía que ser mejor que volar por los aires. Dio un par de pasos hacia adelante, y luego se dio cuenta de que era una mierda. Correr. Necesitaba correr, no había nada que la protegiera a su espalda, y no quería ser golpeada con la caída de escombros. No tocar el equipo de ejercicio. ¿Teniendo en cuenta lo que había sucedido cuando esas personas habían tratado de salir de esas puertas de metal? ¡No me digas! Fue un gran alivio moverse hacia adelante, pero debía apostar de nuevo en su velocidad porque su visión no servía; tuvo que esperar a los flashes. Era la única manera de estar segura. Hablando acerca de una fea jugada, trepando, deslizándose, comenzó a luchar para abrirse camino a través del ruido y de la luz, la amenaza a su vida, el terror que se apoderaba de ella. Acababa de entrar en el laberinto del equipo de ejercicio cuando llegó a la primera persona en el suelo. Era un macho y

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estaba gimiendo y agarrándose el estómago. Su instinto fue tratar de ayudarlo, pero se contuvo.

Se trata de supervivencia. Algo pasó silbando por su oreja, ¿una bala? ¿Estaban disparando contra ellos? Arrojándose abajo, ella se deslizó por el suelo resbaladizo sobre su estómago y luego caminó de lado a través del caos abrumador. Estaba bien hasta que llegó hasta el próximo macho que estaba tirado y se retorcía, con los brazos alrededor de su abdomen. Era Peyton. Sigue adelante, se dijo. Búscate un lugar seguro. Cuando ocurrió otra explosión, justo al lado de su cabeza, cayó sobre su vientre al suelo y gritó en la vorágine — ¡Mierda!

Mientras Craeg, hijo de Brahl el Joven, comenzaba a cruzar el gimnasio, le molestaba la idea de dejar a esa hembra detrás de él, tanto que lo sorprendió. Él no la conocía, no le debía nada, ella era Paradise, la recepcionista en la casa de audiencias del Rey, la que le había imprimido la solicitud para aplicar semanas atrás. La cual había necesitado porque era demasiado pobre para tener acceso a Internet, y mucho menos un ordenador o una

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impresora. Regresando a esa sala, ella había sido demasiado deslumbrante de ver. Y luego, cuando la había oído hablar con ganas de ¿probar este programa? La única cosa que había pasado por su mente fue lo que los seres humanos podían hacer con ella si la atraparan. O lessers. O el tipo equivocado de macho vampiro. Alguien tan hermosa como ella no estaba segura en este mundo. A pesar de todo, ella parecía ingenua sobre el juego al que se estaban enfrentando como aprendices. Los Hermanos habían preparado cada parte de este entorno. Nada había sido dejado al azar, y nada iba a trabajar a favor de los candidatos. Diciéndole lo que ella debería haber ya conocido le había parecido la única manera que podía ayudarla en absoluto, pero no podía perder ni un momento preguntándose qué pasó con ella. Lo que tenía que hacer era centrarse en los flashes. Aunque en la superficie parecían al azar, de hecho había un patrón sutil en ellos, y como con el pitido antes de que el espectáculo de luz y el ruido hubiera comenzado, los intervalos eran cada vez más cortos, así que se estaban quedando sin tiempo de nuevo. No tenía idea de lo que iba a ser la segunda fase, pero sabía que era mejor estar preparado para ello. Al menos ninguno de ellos iba a morir. A pesar de la atmósfera de peligro, tenía la sensación de que la Hermandad en realidad no quería dañar a ninguno de ellos:

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Las "explosiones" eran solo un montón de luz y sonido; no había escombros, sin estructuras cayendo, sin olor a humo. Del mismo modo, lo que hacía a los candidatos vomitar no podía ser algo fatal. La gente en el piso del gimnasio no estaba en un lugar feliz, seguro, pero entre los destellos de iluminación, vio que algunos de los primeros que habían caído ya estaban poniéndose en pie. Ésta era una prueba, una elaborada solo-Dios-sabía-cuanlarga-prueba y al ritmo que iban las cosas, la tasa de pase al programa podría ser incluso más baja que lo que le había mencionado a Paradise. Craeg se detuvo y miró hacia atrás por una fracción de segundo, no parecía poder evitarlo. Pero no había forma de saber dónde estaba ella en la refriega. No había suficiente luz y demasiados cuerpos. Continua adelante, se dijo. Lo has hecho antes, vas a hacerlo ésta noche. Exigiéndose, trabajó su camino alrededor del equipo de ejercicio. Realmente no era una buena idea ponerse a cubierto detrás o debajo de nada de eso. De vez en cuando, veía por el rabillo del ojo alguna pobre alma recibir un tiro, parecían ser electrocutados, sus cuerpos estaban en malos ángulos a la luz estroboscópica27, ya que se tiraban hacia atrás, retorciéndose y caían. Realmente esperaba que ella hubiera escuchado lo que le había dicho. 27

Instrumento inventado por el matemático e inventor austríaco Simon von Stampfer hacia 1829, que permite visualizar un objeto que está girando como si estuviera inmóvil o girando muy lentamente.

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Agachando la cabeza y moviéndose rápido, finalmente dio con la puerta abierta en la esquina del extremo. El aroma de aire fresco era embriagador, un respiro que recargó su cuerpo con energía adicional. Pero no podía ver lo que había al otro lado, se maldijo a sí mismo porque no había pensado en traer una linterna. Muy bien, a pesar que no esperaba que las cosas se volvieran así de caóticamente intensas. —Aquí es donde tenemos que ir. Al sonido de una voz baja, miró tras de sí, y se sorprendió al encontrar una hembra de pie al lado de él. No era la hermosa rubia, ni siquiera cerca. De hecho, ésta parecía sugerir que el termino sexo débil era un nombre poco apropiado: Ella era casi tan alta como él, músculos bajo su atlética ropa, y la forma en que lo miró a los ojos, supo de inmediato que era aún más inteligente que fuerte. —Soy Craeg —dijo, sacando su palma. —Novo. Como era de esperar, la sacudida fue apretada y corta. —Ésta es la próxima —Ella asintió con la cabeza en el vacío—. ¿Por qué demonios no me traje una linterna? —Estaba pensando lo mismo... — ¡Por aquí! —Gritó alguien—. ¡Ésta es la forma! En la iluminación, Craeg vio a un grupo de tres machos

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golpeando la puerta de ingreso, dirigida por un macho musculoso y grande que tenía una expresión de triunfo anticipado y que Craeg estaba malditamente seguro no iba a permanecer en el lugar por mucho tiempo. Craeg negó con la cabeza y dio un paso atrás. Sin importar como saldría de allí, no iba a ser la cabeza de turco en una carrera de muerte. Por todo lo que sabía... Uno... Dos... Tres... El trío pasó por su lado y el de la mujer, quien también se hizo a un lado. De inmediato la puerta se cerró con un fuerte ruido. Y luego estaban los gritos del otro lado. Craeg miró a su alrededor. ¿Tal vez podría abrir algo más? ¿O no estaba examinando el lugar ampliamente? Era posible que hubiera otra respuesta... En ese momento, vio un par de cuerdas que colgaban del techo a unos diez metros de distancia. Podía jurar que no habían estado allí antes, quién sabe. —Esa es la siguiente opción —dijo él. —Vamos a hacerlo. Se fueron corriendo por el equipo de ejercicio, en dirección a las cuerdas antes que nadie del lugar. No había forma de saber adónde los llevarían las cuerdas, no podía ver tan lejos, pero las luces tenían mayor intensidad, y no había otras opciones. —Piedra, papel o tijera para quién elija primero —dijo ella, sacando su puño.

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Él hizo lo mismo —Uno, dos, tres —Craeg saco piedra, ella saco papel—. Tu elección. —Correcto. Craeg agarró el de la izquierda y tiró con tanta fuerza que sus manos se quemaron. Ciertamente parecía lo suficientemente fuerte. ¿Pero si se equivocaba? Era un largo camino de caída, y no había colchones debajo. Él y la hembra se fueron mano sobre mano, agarrándose, tirando hacia arriba, usando sus pies para estrechar la fría superficie que dejaban atrás mientras subían. Ella era casi tan rápida como él, no es que hubiera pasado mucho tiempo midiendo su progreso. Arriba, arriba, arriba, hasta los altavoces que estaban directamente encima de sus cabezas desde donde los ruidos de la explosión rasgaban los oídos y las cajas de luz que generaban la iluminación irregular abrumaban su visión. — ¿Y ahora qué? —Él ladró cuando tenía unos casi dos metros desde el techo. —Andamios —gritó ella, cambiando su agarre y señalando. Efectivamente, había una especie de pasarela suspendida de cables de metal. Al mirar hacia abajo, dijo otra oración para que la plataforma fuera lo suficientemente fuerte como para mantener su peso. —Yo iré primero. —Piedra, papel o tijera — gritó ella—. Uno, dos, tres.

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Lanzó tijeras y ella saco papel. —Yo primero—anunció. Excepto que la pasarela estaba a una distancia casi tan lejos como él estaba de altura. Aferrándose a la gruesa cuerda, utilizó su parte inferior del cuerpo para crear un movimiento de vaivén, que aumentó a cada oscilación. Iba a requerir una sincronización perfecta para conseguir este salto, tendría que ir con las manos libres por unos buenos metro ochenta y dos de nada, sin red. Y una mierda, quién sabe lo que iba a encontrar cuando aterrizara. ¿Más metal con una electricidad? Craeg bombeo su pelvis por última vez, recogió sus rodillas, y envió a su peso lejos del andamio; luego como el impulso lo llevó de nuevo hacia delante, él arqueó su espalda y pateó sus pies por delante de él. En el momento justo, soltó la cuerda, renunciando a su correa. Al menos... Esperaba que fuera el momento adecuado.

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Capítulo 7

— ¡Levántate! ¡Peyton, levántate… ahora! Cuando Paradise perdió la pelea con su instinto de supervivencia y giró a su amigo o némesis o lo que demonios fuera sobre su espalda, le maldijo, a sí misma, a los Hermanos, a casi cualquier cosa que tuviera un nombre. Todo eso de estar boca arriba no duró mucho. Cuando él empezó a tener arcadas otra vez, ella lo empujó hacia atrás para que no se ahogara. Mirando a su alrededor, vio… tantos por los suelos. Como si se tratara de un campo de batalla. —Voy a morir —gimió Peyton. En el fondo de su mente, Paradise notó que, aunque el ruido fuera tan calamitoso, había más iluminación, los flashes llegaban más rápido y permanecían encendidos más tiempo. —Vamos —le tiró del brazo—. No podemos quedarnos aquí. —Déjame aquí… sólo déjame…

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Mientras Peyton vomitaba otra vez sin levantarse mucho, ella miró hacia la esquina más alejada del gimnasio. Había un número de personas de pie en torno a la abertura oscura hacia la que Craeg le había dicho que se dirigiera. —Peyton… —Vamos a morir todos… —No, no vamos a hacerlo. Y fue chocante darse cuenta de que realmente lo creía, no sólo era una manera de ofrecer falsas esperanzas al Señor Meloso con problemas de estómago. La cuestión era que todo este ruido y luz en realidad no estaba produciendo escombros, humo o polvo, cualquier estructura traqueteante, cualquier tipo de impacto real en el espacio o en las personas. Era un espectáculo de luz y sonido, como una tormenta o una producción teatral, y eso era con respecto a lo que pasó. También tenía la sensación que las luces estaban cambiando, y eso tenía que significar algo. Probablemente nada bueno. —Peyton —agarró su brazo y le empujó de nuevo sobre su espalda—. Levanta tu culo del suelo. Tenemos que llegar hasta la esquina. —No puedo… es demasiado… Sip, le abofeteó. No estaba orgullosa de ello ni satisfecha por el agudo contacto tampoco —Levántate. Sus ojos se abrieron de par en par — ¿Parry? — ¿Con quién coño crees que estabas hablando? ¿Taylor Swift? —Levantó la parte superior de su cuerpo del suelo—. Ponte en pie.

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—Podría vomitarte encima. —Cómo si no tuviéramos problemas mayores. ¿Has visto este lugar? Peyton empezó a balbucear, y entonces fue cuando ella decidió que era suficiente. Sentándose a horcajadas sobre sus piernas, le agarró bajo los boxers y utilizó su nueva fuerza para retroceder y arrastrarle en posición vertical sobre su par de Adidas. —Paradise, voy a… Oh, fantástico. Todo frente a ella. Y él estaba zigzagueando tan mal que caminar en línea recta iba a ser todo un reto. ¿Correr? Ni de coña. —Joder —murmuró, agarrándole alrededor de la cintura y levantando bruscamente su peso muerto del suelo. Pesado. Realmente pesado sobre su hombro. Ahora ella era la que llevaba las riendas: Era como intentar hacer equilibrio con un piano agravado por el hecho de que el peso estaba discutiendo con ella y vomitando por la parte posterior de su pierna derecha. Paradise empezó a andar, haciendo caso omiso de todo excepto del objetivo de llegar a la puerta de mala muerte durante todo el camino. Su cabeza estaba estirada hacia un único lado, su cuello esforzándose tanto que quemaba; su hombro se estaba entumeciendo por la falta de circulación; y sus muslos ya temblaban por la tensión sobre ellos. La tentación de perderse en todas esas sensaciones físicas era fuerte, especialmente cuando crecían más fuertes e

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insistentes. Pero ella quería… bueno, quería llegar a esa puerta, al aire fresco, al final de todo este asunto de shock y pavor. Entonces podrían respirar profundamente, bajar el peso muerto y lloriqueante de Peyton, y sentarse en un aula bonita y limpia. Tal vez compartir unas risas con la Hermandad sobre la peor parte de lo que había hecho y ahora la autodefensa y la formación escolar podrían empezar. Para mantenerse en marcha, intentó recordar las clases que había visto mientras los aprendices caminaban desde la zona de aparcamiento hasta el gimnasio. Tenían luces fluorescentes, y bancos de mesas con sillas en posiciones ordenadas frente a la pizarra. —Para —dijo Peyton—. Voy a morir… — ¿Te vas a callar y quedarte quieto? —dijo ella con un gruñido. —Voy a… Oh, joder, pensó ella mientras lo perdía de nuevo. Mientras caminaba penosamente y jadeaba por el esfuerzo, el laberinto de equipamiento atlético era un completo dolor en el culo, las diversas estaciones parecían haberse espaciado y puesto en ángulo de tal forma que fuera muy difícil conseguir pasar a través o alrededor. Especialmente con Peyton colgado sobre ella. Y luego estaban las personas dispersadas por el suelo. Cada vez que pasaba sobre alguien o tenía que levantar un pie sobre una de sus manos, pies, piernas o brazos, quería parar, preguntar si estaban bien, pedir ayuda, hacer algo. El hecho de que no pudiera salvar a nadie más que a Peyton y a sí misma la

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hacía gritar por dentro, sus pulmones ardiendo en su pecho, una extraña furia que la motivaba. Siguió buscando sangre. Obsesivamente. Pero no había señal de eso: ni manchas rojas en las ropas, ni cortes rojos en la piel, ni restos rojos a través de las tablas del suelo amarillo-miel. Tampoco había olor a sangre que ella pudiera detectar aunque había un montón de otros olores, ninguno de ellos agradable.

No hay sangre, pensó. Y eso tendría que ser bueno ¿verdad? — ¡Ahhh! —gritó, cuando una explosión de dolor al rojo vivo la sorprendió. Un contratiempo. Se acabó. El dolor en su codo izquierdo lo desestabilizó todo, su cuerpo se volvió como una mesa plegable que había perdido una pata a patadas, y al igual que un plato de fruta sobre una superficie plana previamente, Peyton se estrelló contra el suelo, sus miembros flácidos rebotando como McIntoshes28. —Oh, Dios mío —apretó mientras se agarraba el brazo y se masajeaba donde la corriente eléctrica la había lamido. Se había acercado demasiado a una máquina de hacer pectorales. Y cuando midió la cantidad de equipos por los que todavía tenía que atravesar, pensó: No puedo hacer esto. No

puedo… — ¿Puedes ponerte en pie? —dijo ella. Peyton respondió de una forma no verbal que no terminaba de sugerir que no, pero enfáticamente anunciaba que eso aún era negativo. 28

Manzanas McIntoshes o Mac, de piel roja y verde.

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Dios, ¿cómo podía aún tener algo en el estómago? —No puedo hacer esto —gimió ella mientras miraba a su alrededor y se masajeaba el codo. Mientras sus ojos saltaban de atrás a adelante, se dio cuenta de que estaba buscando ayuda, alguna especie de salvavidas, un rescatador. Tenía que haber alguien que pudiera volver a… Por segunda vez en su vida, rezó a la Virgen Escriba, apretando los ojos cerrados, buscando las palabras apropiadas contra los telones discordantes de los sonidos, olores, señales, espasmos de adrenalina afilados atormentando su alambrado interno. De alguna manera, se las arregló para rogar a la deidad de la raza para que enviara a alguien que detuviera esto, que cuidara de Peyton, que rescatara a todas las personas que estaban abajo, que los sacara de este infierno.

Basta de perder el tiempo, ordenó una voz interior. Fue un shock, ella se volvió alrededor, esperando encontrar a alguien tras ella. Nadie estaba allí. ¿Eso que escucho vendría desde arriba?

Basta de perder el tiempo. ¡Ve! — ¡No puedo levantarle otra vez!

¡Será mejor que averigües cómo coño hacerlo! — ¡No puedo hacer esto!

¡Será mejor que lo hagas joder! —Vale, está bien, vale, está bien. Murmuró esas palabras una y otra vez mientras se volvía a poner a horcajadas sobre Peyton y le cargaba de nuevo en su

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posición. El segundo peso muerto fue aún más descoordinado que el primero, su cuerpo flojeaba en lugares que realmente no ayudaban, pero Peyton parecía estar recuperando fuerza, sus manos agarrándola por las caderas y aguantando. En el momento en el que ella despejaba los obstáculos del camino, se iba quedando sin energía, y realizó un cálculo rápido de la distancia hacia la puerta, entonces añadió factores complementarios como lo mucho que su hombro se estaba deformando bajo el peso, y el hecho de que, inconvenientemente, necesitaba orinar tan urgentemente que sentía como si alguien estuviera apuñalándola en su bajo vientre. Arrastrando los pies al trotar, sus pies rozando el suelo afortunadamente sin obstáculos, y con menos balanceo, mejor para su pasajero y para su cuerpo. Espera un minuto. La puerta estaba cerrada. Mientras se acercaba a su destino, frunció el ceño y ordenó a sus ojos centrarse a través de las resplandecientes luces. Mierda, la puerta estaba cerrada. ¿Pero había gente de pie alrededor de la abertura solo unos instantes antes? Acercándose al panel, dejó que Peyton resbalara de su espalda y apenas le echó un vistazo mientras se recostaba sobre el suelo. ¿Qué le había sucedido a la maldita puerta? Sin mango o pomo. Ni bisagras. Ni cristal que romper. Pivotando alrededor, sondeó… Jesús, había cuerdas de gimnasia colgando a nueve metros de distancia. Las espesas longitudes habían aparecido en el techo, y había dos personas

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escalando con la especie de velocidad que le hacían querer sentarse y quedarse justo donde estaba. — ¿Peyton? —dijo mientras alzaba la cabeza hacia los dos escaladores—. No voy a ser capaz de llevarte arriba. Demonios, no creía que pudiera arrastrar su propio peso por las extensiones giratorias. ¿Adónde iban esos dos? Se preguntó mientras ellos desaparecían de la vista. —Peyton, vamos a necesitar… Una tras otra las dos cuerdas cayeron al suelo, palmeando con su grosor, largos tejidos sonando incluso por encima de los demás ruidos. ¿A dónde habían ido esos dos? Frotándose los ojos, quería gritar. En cambio, dijo entre dientes — ¿Qué demonios vamos a hacer? Una ráfaga de aire fresco y limpio la hizo girarse. La puerta se había abierto de nuevo, revelando un denso vacío negro. Como si hubiera consumido a los otros estudiantes que habían entrado y estuviera listo para otra comida. Peyton se puso en pie, sus manos temblorosas limpiándose la cara —Puedo caminar. —Gracias Dios. Él volvió la mirada hacia ella —Te lo debo. —Primero vamos a ver si salir por aquí nos lleva a alguna parte. —Vamos juntos —sus ojos quemaban mientras le ofrecía el hueco de su codo, como si fueran a un salón de baile lleno de

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vestidos de seda y esmóquines de corbata blanca—. No voy a dejarte. Paradise le observó durante un instante —Juntos. Rodeando con su brazo el de él, a ella no le sorprendió que él la utilizara para mantener el equilibrio. Sin embargo, esto era una gran mejora con respecto a su estado comatoso-pero-convómitos. Avanzaron al mismo tiempo, el marco de la puerta era lo suficientemente amplio como para dar cabida a ambos… La puerta se cerró de golpe tras ellos y cortó toda luz, y ella abrió la boca para gritar, pero entonces succionó de regreso el sonido, manteniéndolo. Esa sensación del suelo deslizándose bajo sus pies regresó de nuevo, una lección sobre la importancia de la visión de cosas como el equilibrio o la orientación espacial del torso y las extremidades. Junto a ella, Peyton estaba jadeando. Desde

la

nada,

ásperas

manos

agarraban

su

pelo,

prendiendo, tirando con fuerza. Y ella gritó al asesino sangriento mientras el miedo la hacía contorsionarse, tener espasmos y luchar contra el agarre. — ¡Paradise! Les apartaron bruscamente y algo fue puesto sobre su cabeza y atado a su cuello. Forzada contra el suelo, sus piernas fueron atadas y luego lo usaron para tumbarla a lo largo de su espalda. Dando vueltas, intentando dar patadas, respirar, mantener, aunque fuera parcialmente, la calma lo suficiente para pensar, sentía que se ahogaba. Se sentía como si… pudiera estar muriendo.

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En lo alto del andamio, Craeg aprendía por las malas que era mejor equilibrarte jodidamente por ti mismo, la descarga eléctrica que sufría cada vez que sus brazos se aferraban a algo de metal aceleraba su corazón y choqueaba su mente por una fracción de segundo que no podía permitirse el lujo de perder. Y

naturalmente,

la

maldita

plataforma

estaba

tan

destartalada como un hombre viejo, moviéndose de aquí allá, y balanceándose como un bate de baseball. — ¡Mantén el ritmo! —le gritó a Novo—. ¡Sigue mis pasos! Unas manos fuertes agarraron su cintura —Te tengo. Caminaron a grandes zancadas de forma rápida, pero cuidadosa, dando bandazos de un lado a otro, el calor de las luces y la masa de cuerpos bajo ellos les hacían sudar. Extendiendo sus brazos, sirvió de contrapeso para ambos, y empezó a mejorar su tiempo, en dirección hacia sólo Dios sabía dónde. De repente el andamiaje se volvió firme como una roca, y eso eran malas noticias. Lo que había funcionado como una superficie inestable no se volvía en absoluto en algo estable, y ambos se encararon en una serie de choques eléctricos que les hicieron tambalearse, sus cuerpos entrechocando el uno contra el otro y luego golpeando los soportes metálicos, sólo para volverlos a dejar conmocionados. Los músculos empezaron a tener calambres y se negaron a aflojarse, sus miembros no podían seguir sus órdenes mentales.

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— ¡Joder!— Ladró Craeg mientras trataba de detener a su cuerpo de reaccionar a los estímulos. — ¡¿Qué coño?! —Gritó Novo. O alguna versión de eso. En el aire. Lo siguiente que supo, es que había caído desde un borde que no había visto venir y estaba en caída libre que le dejó incluso con el grito en lo alto de sus pulmones. A su alrededor, el aire se precipitaba, viajando a través de su ropa y haciéndola hondear, racheando entre su pelo y la piel de la cara y la espalda, acribillando sus oídos con un ruido ensordecedor. Se iba a romper las piernas si aterrizaba con los pies por delante, pero no había tiempo, ni distancia, ni razón para intentar siquiera negociar un destino que iba a ser devastador. ¡Sploosh! Se estampó contra una imprevista piscina de agua a su lado, su cuerpo quedando atrapado en el resguardo seguro de frío líquido. El alivio de no terminar con sus dos fémures saliendo por la parte superior de sus hombros fue de corta duración. Sus electrocutados, torturados y sobrecargados músculos inmediatamente sufrieron calambres, todo congelado, su falta de grasa corporal lo convertía en un ancla, no en una boya. El shock de lo inesperado antes de tocar fondo le hizo tomar una enorme bocanada de aire, pero el suministro de aire no iba a durar. Tenía que llegar a la superficie. Con las manos como garras, y una sola pierna con algo de movilidad, arañó y pateó en lo que esperaba que fuera el camino hacia arriba. No tenía orientación visual en absoluto, nada más que un negro abismo que iba a consumirle si no se salvaba.

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La superficie de la piscina, estanque, lago, lo que fuera, regresó con la misma inesperada sorpresa y sin previo aviso con que se había sumido en ella. Toser e intentar coger aire eran dos actividades mutuamente excluyentes, y tuvo que forzar su sentido primordial de supervivencia para regular las respuestas espasmódicas de su diafragma. Cloro. Estaban en una piscina. No malgastó mucho tiempo pensando en eso. El dolor de sus músculos acalambrados era increíble, como tener dagas clavadas en sus muslos, su culo y sus entrañas, y empezó a hundirse antes de quedarse sin respiración y eso era inútil. Iba a morir de esa manera. Luchando contra los impulsos de su cuerpo, utilizó su mente para anular su sistema nervioso simpático: Tomando una enorme bocanada, acarició sus brazos por fuera y hacia abajo, creando una corriente artificial que extendió su torso plano sobre la superficie del agua. Entonces paró… joder… de moverse. Y dejó que el aire en su cavidad torácica se convirtiera en el chaleco salvavidas que no llevaba. No era un flotador perfecto. Sus piernas continuaban hundiéndose, y tuvo que patear de vez en cuando para mantenerse en la superficie, pero era un infierno mucho mejor que tocar fondo y ahogarse. De vez en cuando, soltaba el aire y lo volvía a inhalar. No estaba seguro de cuánto tiempo podría aguantar así. Pero iba a descubrirlo. Dios, sus endurecidos músculos eran una tortura de soportar, y para distraerse, revivía estar en lo alto de esa

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pasarela. Los Hermanos eran brillantes, decidió. ¿Pasar del calor al frío? ¿Después de descargas eléctricas? Era un ambiente diseñado que garantizaba poner a alguien exactamente donde estaba: luchando contra las respuestas naturales de su cuerpo a ciertos estímulos y entornos. ¿Qué les estaría ocurriendo a todos los demás? Se preguntó. ¿Dónde estaba la hembra? No con la que había estado en la plataforma, sino la otra. ¿Paradise? Cuando el agua palmeó en sus oídos, fue como el espectáculo de luces del gimnasio, oscureciendo y luego permitiendo una entrada sensorial. Oyó salpicaduras, cerca de él y más lejos. Muchos gritos y jadeos de otros en la piscina, ecos… debían estar en un lugar grande con un techo relativamente bajo y una gran cantidad de baldosas. Soltando el aire de sus pulmones, inmediatamente los volvió a llenar… …y esperó a lo que sea que fuera lo siguiente.

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Capítulo 8

—… un par en la entrada, TEA29 cuatro minutos, despejen la entrada y el lado derecho de la piscina. Pulsando el botón que iba desde el auricular en su oído por el lateral de su cuello Butch dijo en voz baja —Roger a eso. Mientras caminaba por el borde de la piscina rastreó los movimientos de los candidatos con sus gafas térmicas. Dos más justo habían caído desde lo alto, salido a la superficie y asumido una pose de hombre muerto por lo que estaban cerca y relativamente quietos. No siempre era el caso, Tohr y él ya habían tenido que arrastrar fuera cuatro candidatos, lo que significaba que sólo había otros tres machos con la nueva pareja. Todo el mundo estaba muy lejos del punto B de entrada a la derecha. Bien. Butch miró su reloj, todo aquel que quedo atrás en el gimnasio iba a ser evacuado en los próximos seis minutos y todas estas cosas serían solo el preámbulo a lo que él y los Hermanos 29

Tiempo Estimado de Arribo.

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se estaban refiriendo como Destino Final, la última parada iba a ser cerrada para la caída del sol, así que era critico que el grupo que lo había hecho a través de ésta fase temprana del examen tuviera suficiente tiempo ahí. La clínica de la Doc. Jane y Manello se estaba llenando, el leve emético de hiervas30 hizo más que su trabajo y había habido una variedad de pequeños cortes, arañazos, tirones musculares y quemaduras. Dos cargas de abandonos ya estaban en camino fuera de la propiedad e iba a haber más. Ésta era la cosa con una meritocracia: La mierda tenía que volverse realmente rápido porque V y él no iban a perder tiempo con cualquiera que no diera la talla. — ¿No es mi turno aun? ─Lassiter pregunto por el audífono ─. Nací listo para esto —De todas las personas que podían ser inmortales ─V murmuró─. ¿Porque tenías que ser uno de ellos? —Porque soy impresionanteeee ─el ángel caído cantó─. y soy parte de tu equipo… —No, no lo eres… — ¡...viviendo tu sueño! La cabeza de Butch empezó a palpitar aún peor —Cállate Lass, no puedo escucharte cantar ahora. —Es de Mi villano favorito ─comentó el ángel. Como si estuviera ayudando. —Cierra la boca ─cortó V. 30

Sustancia que induce el vómito.

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—Cierra la boca ─Butch luchó por mantener su voz baja─. Aún tenemos otros cuatro minutos en el gimnasio, te hare saber cuándo puedas… —Estoy perdiendo aire aquí ¿Sabes? ─Lassiter se quejó─. Mi inflable se está desinflando V maldijo —Eso es porque no quiere estar a tu alrededor más de lo que nosotros queremos. —Si sigues esto voy a empezar a pensar que nuestra enemistad es algo mutuo. — ¡Sobre el puto tiempo! Perfecto, Butch no estaba emocionado al arrastrar idiotas en pánico completamente empapados fuera de la piscina

pero

estaba malditamente agradecido de no estar en la parte de atrás de la casa con esos dos peleando. —Escucha bien Lass ─dijo él─. Voy a estar en contacto y por el amor de Dios V ¿Podrías apagar su maldito micróf… ─ ¡Auch! Hey, ¿Que mierda V? Yyyyyyy todo estaba maravillosamente en silencio. A medida que su dolor de cabeza trataba de tumbar la puerta hacia el cráneo de Butch, deseó sacarse las gafas y frotarse los ojos pero no estaba dispuesto a perder la vista de los candidatos ni un solo momento. Lo último que el programa necesitaba es que alguien terminara realmente herido o peor, que terminara muerto. Además él estaba suficientemente distraído por su cuenta, aun con el equipo de 20/2031 puesto. Algo estaba mal con Marissa. 31

Hace referencia al campo de visión de las gafas térmicas

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Mierda, sabía que en sus días humanos había pasado tiempo suficiente siendo un zombi como para reconocer la silenciosa preocupación sobre la que ella había estado oscilando. El problema era que no le había dado nada sobre lo que trabajar, cada vez que él le preguntaba qué estaba pensando o si estaba bien, ella le sonreía e inventaba alguna excusa de mierda sobre estar ocupada con Lugar Seguro. Sin duda alguna era el caso, pero siempre era la misma razón, además nunca se veía como lo hizo el día y la noche anteriores. Quizás solo necesitaban una tarde libre, y no solo en términos de no trabajar. La mansión era un gran lugar para vivir, la comida era buena y la compañía aún mejor, pero el problema era que no conseguían mucha privacidad. Aparte de retirarse a su dormitorio que era del tamaño de una caja de zapatos con una puerta y unas paredes delgadas en el Pit, nunca estaban realmente solos. Las intrusiones pasaban sin aviso por parte del personal, los Hermanos, sus parejas. El Católico Irlandés de una familia grande en su interior amaba eso. La parte entusiasmado.

de

hellren

preocupado

no

estaba

Debo tener una cita, pensó. — ¿A dónde vamos? ─ preguntó V en su oreja. Mierda, había dicho eso en vos alta. —No contigo. —Herido. Realmente herido aquí... ─fue la respuesta. —Marissa y yo necesitamos…

tan

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—Si se trata de educación sexual, juraría que ustedes dos ya lo habían averiguado, a menos que todos esos sonidos sean ustedes dos haciendo lucha libre. — ¿De verdad? — ¿Estás diciendo que esa mierda es Origami? Jesucristo, los cortes con el papel, no puedes imaginarlo — ¡Para! —No dice Marissa nunca. —No ha sido el caso recientemente ─replicó Butch. — ¿Tienen problemas? —No lo sé. Hubo un largo periodo de silencio —Tengo una idea. —Estoy abierto a cualquier cos… — ¡Eso es lo que ella dijo! ─Cortó Lassiter. —V pensé que le habías quitado esa cosa —el sonido de los dos machos luchando lo hizo quitarse el audífono con una mueca. Lassiter estaba obteniendo la paliza por la que había estado rogando y bajo cualquier otra circunstancia Butch se hubiera divertido a costa del par y no hubiera jugado al réferi, pero tenía cosas más importantes por las que preocuparse. Especialmente porque tenía dos nuevos visitantes a los que dar la bienvenida a la fiesta con ésta ronda de detergente líquido. Cuando V volviera quizás Butch podría tener un buen consejo, si su mejor amigo podría pensar más allá del mundo de pinzas-para-pezones-collar-de-puntas-cera-de-velas-negra.

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Mierda.

Paradise

luchó contra las restricciones en sus tobillos,

corcoveando sobre el suelo por el que estaba siendo arrastrada, arañando con sus manos. Dentro del saco que rodeaba su cabeza su respiración caliente la sofocaba, o quizás solo había respirado todo el oxígeno dentro. Como respuesta el pánico empujaba su cuerpo, contrayendo sus músculos y convirtiendo su cerebro en una súper autopista de pensamientos que no hicieron nada por calmarla o ayudarla a salir de ello. Una parte de ella quería llamar a Peyton pero él no iba a salvarla, ellos lo tenían a él también, la otra parte de ella estaba extrapolando todo tipo de malos resultados.

Qué sigue Qué sigue Qué sigue Qué sigue quésigue… “Lo siguiente” llegó sin advertencia como todo lo anterior: el impulso hacia adelante se detuvo, una segunda persona se acercó, la agarró por los hombros y fue alzada del suelo. Paradise gritó contra el saco y trató de liberarse del agarre. Imposible. El apretón era tan fuerte que ella bien habría podido tener prensas mordiendo alrededor de su piel y huesos… Balanceo. Estaba siendo balanceada a la izquierda y la derecha con un impulso cada vez mayor como si fuera a ser lanzada. — ¡No! Justo cuando fue liberada la balanceaban a la izquierda y el saco cayó fuera de su cabeza. Tomó dos bocanadas grandes de

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aire y entonces empezó a caer y caer a través de una oscuridad llena de sonidos extraños. Splaaaaaaash! Había agua en todas partes, en su nariz, su boca, alrededor de su cuerpo. El instinto tomo el control calibrando inmediatamente que ‘’arriba’’ era hacia el lado contrario al que se estaba hundiendo, extendiendo sus brazos y piernas hacia afuera se dio cuenta de que la restricción de sus tobillos había sido liberadas. Salió a la superficie con tanta fuerza que su pecho pareció liberarse como un corcho, tosiendo tan fuerte que casi pierde la conciencia. Sin embargo en medio de la tortura fue capaz de permitir la entrada de aire y luego estaba tomando grandes bocanadas de oxígeno, el simple placer de ser capaz de respirar la lleno hasta traer lágrimas de gratitud a sus ojos. Eso no duro mucho. A su alrededor podía escuchar personas luchando en el agua, tosiendo y respirando mientras se mantenían a flote. ¿Cuántos? ¿Ésta era la segunda parte? Pateando en el agua quería llamar a Peyton pero no estaba segura si llevar la atención hacia ella era seguro, por lo que sabía. — ¡Paradise! El sonido de la voz de Peyton estaba cerca, hacia la derecha — ¡Sí! ─tosió─. Estoy aquí ¿estás bien? — ¿Tú estás bien? —Estoy bien ─Ella habló más alto─. Estoy… Lo siguiente que supo es que una mano fuerte había agarrado su mano y estaba jalándola a través del agua.

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—Me puedo para aquí ─Dijo Peyton─. Déjame sostenerte. —No necesito… —Tienes que conservar tu fuerza, esto apenas está empezando. Sonaba tan razonable que quizás el shock del agua le había quitado el mareo, además sus manos eran suaves contra su cintura mientras la giraba alrededor así ella le daba la espalda. —Te tengo ─suspiró él. Su brazo se cerró alrededor de ella, sentir su musculoso cuerpo detrás hizo que se tensara. Como solo lo que hizo fue sólo respirar como si se estuviera recuperando ella comenzó a relajarse un poco, incluso cuando no podía ver nada y sus piernas continuaban rozándose con las de él. Nunca había estado tan cerca de un macho antes. Aunque dada la situación en que estaban, ahora no había tiempo para perder un segundo en ese disparate; Peyton no tenía nada en su mente que no fuera la supervivencia. Con un alivio leve se hundió en su agarre dejándose llevar, sus instintos permanecieron en alerta, pero al menos su cuerpo tuvo un respiro, su ritmo cardiaco estaba ralentizándose, esa horrible quemadura en sus pulmones estaba apagand… ¡Splash! ¡Splash! Otros dos candidatos o victimas golpearon el agua muy muy lejos dándole una pista de que tan grande era el lago, la piscina o el estanque. Excepto… no, no era un estanque, el agua tenía cloro. Estaban en una piscina, probablemente debajo de la tierra cerca del gimnasio porque no habían sido arrastrados por millas.

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— ¿Qué viene después? ─dijo ella. —No lo sé. Pero tú y yo vamos a estar juntos. —Sí ─Estaba impresionada de como su presencia la había calmado a pesar del hecho de no poder ver nada y de no saber que sería lo siguiente que los golpeara Splash! Splash! Splash! — ¿Cuántos somos aquí? —Cinco acaban de entrar, así que somos al menos siete. — ¿De sesenta...? Tiene que haber más ─¿Cómo podría ella estar en un grupo tan pequeño y haber llegado tan lejos?— Seguramente hay… Cuatro más cayeron dentro, uno cayendo muy cerca de ellos y los otros tres entrando al agua del otro lado. — ¿Soy muy pesada para ti? ─preguntó ella. — Oh vamos… Mientras el cambiaba su agarre, su cuerpo se movió en el agua con su trasero presionando contra su pelvis. No sintió nada allí pero no habría sabido de que preocuparse si él hubiera estado excitado. Otra persona golpeó el agua. Y entonces… …por un largo período de tiempo no hubo más adiciones. En realidad solo fueran un par de minutos probablemente, pero se sentían como horas, días. El miedo seguía rondando y con nada de lo que alimentarse inmediatamente, la ansiedad comenzó a canibalizar su lado racional con todo tipo de locuras corriendo a través de su mente.

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¿Y si esto no era un programa de entrenamiento? ¿Y si era una especie de experimento social? ¿Una rutina para robar cadáveres? O un intento de… Santo Dios, no sabía. Una holeada de terror se disparó a través de ella, no podía ver nada, el rugido en su cabeza estaba ahogando los sonidos de la piscina y su cuerpo estaba demasiado cansado para registrar el temblor que la recorrió. — ¿Qué viene después? ─Ella gimió. — Yo… Antes de Peyton pudiera responder, se dio cuenta de que algo había cambiado a su alrededor. Los otros se dieron cuenta también, aquietando su cuerpo y tratando de darse cuenta de que era diferente a su alrededor. El nivel del agua estaba bajando. La superficie del agua había estado en sus hombros pero ahora estaba en sus brazos. Su ritmo cardiaco se elevó de nuevo, un molesto zumbido que hacía su cabeza girar. — ¿Qué van a hacernos ahora? ─jadeó. El nivel seguía bajando y bajando hasta que sus pies tocaron el fondo como Peyton, aun así ella se quedó en el círculo de sus brazos, al menos con su gran cuerpo tras ella sabía que su espalda estaba cubierta. Sólo quiero ver, pensó en el vacío negro. Dios... Por favor, déjame ver algo. En la esquina, una luz cegadora brillante apareció. Fue tan abrumadora que levantó un brazo contra el resplandor y a través de él vio que sí, que estaban en una piscina, que estaba muy limpia y tenía un bonito diseño de baldosas de un pálido azul y verde.

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Ahí estaba Peyton escurriendo agua tras ella y los otros candidatos en el agua. Empujando su goteante pelo fuera de su cara parpadeo y trato de enfocar — ¿Qué…? — ¿…Mierda es eso? ─ Peyton terminó por ella. En el otro lado de la piscina que aún se estaba vaciando un macho gigante con cabello rubio y negro había aparecido, al principio pensó que él había traído la luz, de hecho su cuerpo era la luz. Estaba brillando como si fuera una bombilla viviente. Pero lo loco era que esa no era la impresión más grande. Estaba llevando una máscara de buceo con un snorkel fuera de su hermoso rostro, un par de aletas que golpearon el suelo resbaladizo mientras se acercaba al borde de la piscina, un traje de baño rosa intenso y un flotador amarillo y azul para niños alrededor de su cintura. Cada uno de los empapados-medio-muertos en la piscina lo miraron fijamente como si fuera la segunda venida en un universo paralelo donde Magic Mike conoce a Bob esponja. Zapateando sobre el trampolín hizo un gran esfuerzo para poner el cubre nariz de su snokel sobre su nariz y aclaró su garganta. Después de un par de “mi-mi-miii”, como si se estuviera preparando para hacer un solo tomo una respiración profunda y… — ¡Cowwww-a-bunga! ─ rugió y corrió hasta el final. Saltando desde lo más alto mantuvo su flotador en su sitio mientras ejecutaba un perfecto rollo y golpeaba la superficie como una bala de cañón que envío agua hasta el techo. Mientras Paradise se agachaba para que no la golpeara el tsunami en la cara pensó: Punto para los Hermanos.

J.R. WARD ¿Cualquier cosa que hubiera esperado? Definitivamente no era esto.

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Capítulo 9

Las zapatillas de deporte de Craeg tocaron el fondo de la piscina como… bueno él era un macho, eso seguro. Golpeó el agua con un impacto como si un Sedan hubiera sido arrojado allí. Después que el chapuzón se calmó, el ambiente alrededor de ese gran cuerpo ridículamente equipado se ilumino emanando luz, creando un resplandor que convirtió la bañera de tamaño olímpico en su propia lámpara. El tipo era como un luchador profesional sacado de Toy“R”Us32. Pero Craeg no iba a perder el tiempo pensando en cómo terminar la comparación. Limpiando su rostro, primero identifico las posibles rutas de escape, había cuatro o cinco puertas incluyendo esa con la faja flotante por la que había llegado, pero estaba dispuesto a apostar que fueron bloqueadas. Nada en el techo, en las paredes ni en la parte inferior de la piscina.

32

Cadena de tiendas de juguetes en los Estados Unidos.

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El segundo registro fue para ver si había un tercero en la mezcla. Sip. En la periferia, había dos enormes machos vestidos de negro, con capuchas sobre sus cabezas y gafas de visión nocturna. Estaban fuertemente armados, pero sus armas estaban enfundadas y parecían estar monitoreando todo en la piscina como si buscaran señales de debilidad o peligro. La tercera evaluación fue para ver quien más había llegado a esta

etapa.

Diez,

no,

doce.

Espera,

trece

personas

se

encontraban en la piscina con él, incluyendo la hembra que había caído de gran altura. Y la recepcionista rubia. Paradise. Aunque no estaba sola. Nop estaba sobre uno de los machos, con la mano apoyada en el brazo protector alrededor de su cintura. Apenas una sorpresa, las mujeres como ella nunca estaban sin alguien del sexo opuesto rodeándolas. Como polillas alrededor de una luz y toda esa mierda. Craeg obligo a sus ojos a apartarse de ese par, lo intento por lo menos un minuto. Lo siguiente que supo fue que estaba evaluando como combatir con el macho, tomando nota de su tamaño, la fuerza de sus hombros y el conjunto de la mandíbula. Como si los dos fueran a luchar. Lo cual era una locura, por supuesto. No tenía derecho a esa mujer y puntualmente por lo único que tenía que preocuparse era sobre cómo iba a finalizar esa recta final que lo esperaba al terminar esto.

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Luces convencionales se encendieron por toda la habitación cortando las sombras, reduciéndolas a nada mostrando rincones y grietas que se ocultaban sin amenazas. Pero no creía que todo había terminado todavía. Desde luego él no se hubiera detenido si fuera uno de los Hermanos. Demasiada gente todavía de pie. La puerta de la esquina derecha exploto como si hubiera sido golpeada y fue entonces cuando apareció la próxima ola. Uno a uno, un grupo de casi una docena de guerreros marcharon. La Hermandad, pensó. Esto tenía que ser la Hermandad. Sus cuerpos eran enormes, eclipsándolo incluso a él, e igual que los otros dos guardias, tenían mascaras sobre sus rostros y el cuero negro los cubría de la cabeza a los pies. A diferencia de los otros dos estos tenían armas en sus manos. En un instante, él que había hecho la aparición con los flotadores infantiles desapareció. Y luego el agua se fue escurriendo por los drenajes de la parte profunda de la piscina. A su alrededor los reclutas estaban empapados, molidos y relativamente agotados. Se quedó quieto, como lo hizo Novo, que parecía presentir, como él, que las cosas iban a ponerse peores. Así que lo mejor era conservar la energía hasta que tuviera algo valido a que hacerle frente.

Esas armas, pensó, eran malas noticias. En un clásico pensamiento de grupo, los otros reclutas se congregaron juntos, los que estaban en la parte menos profunda

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respaldaban mientras los combatientes bajaban por un lado de la piscina y recorrían los escalones resbaladizos y mojados, lo que dejaba charcos a su paso. Y entonces esos amenazantes machos con sus pistolas descendieron. Sus botas aterrizando como un trueno, el rose de sus fundas haciendo sonidos chirriantes. Cuando finalmente se detuvieron, era imposible saber con precisión en quién estaban enfocados ya que sus cabezas estaban frente al grupo pero sus ojos estaban cubiertos. Triangulando su posición, Craeg decidió que por el momento era mejor mantenerse con el grupo… Uno

por

uno

los

Hermanos

levantaron

sus

pistolas

automáticas apuntando directamente a los alumnos y entonces el más alto de ellos levantó el cañón del arma balanceándola en círculos lentos y perezosos como si estuviera buscando el mejor objetivo. Hablando del pánico en manada. Los reclutas se asustaron y corrieron de aquí para allá, luchando para ponerse unos detrás de otros, provocando resbalones y caídas. Un par de ellos cayeron de rodillas, lloriqueando y rogando antes de que incluso se escucharan disparos. Craeg no se sentía como ellos, si los reclutas iban a ser golpeados con un poco de plomo no iba a ser en ninguna parte letal. Tenía muchas preocupaciones en el momento y estaba listo para recibir una bala. ¿Era eso lo que tenía que hacer para pasar a la siguiente ronda? Dispárame. No le tenía miedo al dolor.

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Cuadrando los hombros, los encaro. Era consciente que probablemente había otra razón por la que se detuvo, pero se negó a reconocerla. Vamos, pensó, por acá. Aquí… Pero ellos no fueron hacía él. No, fueron hacía otra persona.

Ella no, pensó. Mierda Paradise no. —Hey —Grito—. Oye cabrón.

Tan pronto como los machos vestidos de negro entraron en el área de la piscina, Paradise reconoció a los Hermanos. Después de haber pasado tanto tiempo trabajando alrededor de ellos, sus olores y sus auras eran muy bien conocidos para ella, había llegado a considerarlos como protectores, unos pseudo-padres. Pero ese no era el caso esa noche. Sobre todo porque llegaron al fondo de la piscina ahora seca con sus armas levantadas y uno de ellos la considero su objetivo.

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Rhage. Fue Rhage quien le apunto con el arma y comenzó a caminar hacia ella, lo sabía porque su cuerpo era mucho más grande que el de los otros. No, no, pensó. Mi padre… Pero él no dudo. Llego hasta donde estaban ella y Peyton apuntándoles, con su dedo en el gatillo. —Oye, cabrón. Desde una esquina, sus ojos pudieron divisar a uno de los reclutas dar un paso adelante y mover sus manos. Era su macho. El macho. Craeg. — ¡Dispárame! Oye. Hijo de puta. Dispárame en su lugar. Y el Hermano lo hizo. Sin volver la cabeza lejos de ella, el brazo de Rhage giró hacia un lado y apretó el gatillo, una fuerte explosión salió de la boca del cañón. Paradise grito e intento correr pero el agarre de Peyton no se lo permitía, empezó a sacudirse como un cerdo salvaje mientras voces estridentes con pánico resonaban a su alrededor como un ruidoso millar de pájaros embravecidos — ¡No! Oh Dios mío, no. —Cállate —Peyton le susurro manteniéndola en su lugar — Solo cállate. NFW33, cuando Craeg cayó, ella se liberó y se lanzó en un ataque contra el Hermano. No era capaz de hacerle daño a nadie, 33

No FuckingWay. No hay jodida manera.

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especialmente a alguien del sexo masculino. Era un error, lo sabía. Como golpear el parabrisas de un coche pero no le importaba. Abofeteando y golpeando agarro el cañón del arma con toda su fuerza tratando de controlar el arma. Falló y antes de que se diera cuenta estaba boca abajo sobre el húmedo hormigón sostenida por el cuello y la espalda. Volteando la cabeza miro frenéticamente hacía el fondo de la piscina para ver si Craeg todavía estaba vivo. El macho estaba a su nivel, retorciéndose mientras mantenía lo que parecía ser su muslo. La única otra mujer en el grupo se agacho a su lado, retirando sus manos e inspeccionando la herida. Luego con un rápido movimiento saco su camisa fuera de su cintura y la arranco dejando al descubierto su abdomen marcado y un sujetador deportivo negro. Con un rasgón tomo el dobladillo liberando una tira de tela. Ella ató un torniquete en la base superior del muslo como si hubiera sido entrenada. —Déjala

ir

—Peyton

dijo

a

su

espalda—.

¡Déjala

malditamente ir! — ¿O qué? —Dijo una distorsionada voz desde los altavoces como si alguien hubiera hablado a través de un micrófono con un aparato de sintetizar. Fue entonces cuando Peyton perdió la cordura. Estirando la cabeza para poder mirar fue cuando pudo verlo en plena agresión. Puños y patadas volaban hacía Rhage, sus colmillos al descubierto en una mueca mientras intentaba arrastrar al Hermano fuera de ella, de pronto no estaba solo, el macho que había mostrado una gran habilidad atlética en el potro de ejercicios se unió a él.

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¡Pop! ¡Pop! Ambos fueron detenidos con balas por otro Hermano y así inmovilizaron a otros dos machos que intentaron intervenir. Mientras tanto, la gente se estaba subiendo por las paredes, usando las escaleras de acero inoxidable para tratar de salir de la piscina, solo para ser electrocutados y caer. Una puerta se abrió. Desde arriba una voz anuncio: —Cualquiera que desee abandonar, podrá hacerlo. No habrá represalias. Todo esto puede ser demasiado. Todo lo que tiene que hacer es salir por esa puerta ahora. En ese momento fue liberada, Rhage la soltó dando un paso hacia atrás. Se arrastró al otro lado de Peyton rodando una vez — ¿Que tan mal? ¿Dónde? —Mi brazo. Mi maldito brazo. Paradise tiro de su camisa y siguió el ejemplo de la otra hembra, rompiendo un pedazo con uno de sus colmillos, arrancando una franja y atándola justo encima de la herida sangrante de su tríceps. — ¿Están malditamente locos? Ésta es la escuela, no la guerra. ¿Qué mierda les pasa? —Puedes irte —la voz siguió hablando—. Solo ve a la parte menos profunda de la piscina y quédate fuera de esto.

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Una aguda rabia repentina tenía su vista en blanco, y antes de que lo supiera se levantó frente Hermanos ─ ¡Dispárenme! ¡Venga, vamos! ¡Háganlo, cobardes de mierda! No tenía ni idea de qué demonios estaba diciendo y haciendo. Nunca había visto tantas armas, jamás. Mucho menos ponerse deliberadamente a quemarropa delante de ellas, pero se había roto y descubrió una impresionante oleada de poder llegar. No es que a los Hermanos pareciera importarles, se quedaron allí de pie, inmóviles y sin reaccionar como si estuvieran esperando a que se quedara sin energía. Entonces se giró hacía los reclutas que salían — ¿Dónde van? ¡Tienen que luchar! Esto está mal… En ese momento la puerta se cerró y el inconfundible sonido de la barra asegurándola reboto por todo el lugar. —Ahora es obligatorio completar la primera noche — declaro la voz—. La última sesión comienza en tres… dos… —Uno. Fue entonces cuando la iluminación incandescente paso de azul purpura a negro total y también cuando la Hermandad abrió fuego contra todos ellos.

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Capítulo 10

Las balas de goma duelen de puta madre. Cuando la primera de un incontable número de rondas golpeó a Craeg en el pecho, se alejó y le ofreció su espalda en lugar de su parte frontal más vulnerable. Por debajo de la cintura, el impacto de bala era como una brasa en su piel tal como había predicho, sin embargo, el tiro de expertos no había hecho más que rozar su carne para que un torniquete fuera innecesario. No había tiempo para largarse así que agarró la mano de Novo y tiró de ella hacia el fondo liso de la piscina. Manteniendo sus cabezas hacia abajo, se arrastraron fuera del aluvión, en dirección hacia arriba y sobre el montículo que los llevó al final de la zona profunda. Echando un vistazo detrás de él, se encontró con que los Hermanos, que se habían realineado para bloquear los pasos en la parte más profunda de la piscina, había comenzado a caminar hacia adelante como si estuvieran conduciendo el ganado en el conducto de un matadero. Jodido infierno, las escaleras metálicas montadas en lo alto de las paredes de la piscina al lado

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del trampolín estaban electrificadas y los guerreros parecían tener un suministro interminable de las jodidas balas de mierda. A pesar de que los impactos eran más como las picaduras de abejas enloquecidas a través de su ropa, con bastantes de ellas, su umbral de dolor iba a llegar a un punto que le dejaría incapacitado. El desgarrador dolor de nuevo, le daba una medida de la rapidez con la que los Hermanos se acercaban a ellos. Lo suficientemente rápido para entender que él tenía tal vez sesenta segundos para resolver esto. —Desmaterialízate —dijo tanto para sí mismo como a cualquier otra persona que le quisiera escuchar—. Sólo una oportunidad. Deteniendo su movimiento hacia adelante, cerró los ojos y empezó a respirar. La primera visión que tuvo fue de esa esbelta mujer rubia siendo atacada por el increíblemente enorme Hermano con una pistola. Para defenderle después de que le hubiesen disparado. —Basta —dijo entre dientes. Control. Tenía que conseguir tomar el control de su mente y de sus emociones, centrarse en sí mismo y desmaterializarse, arriba y afuera. Enfoque, enfoque. El dolor en su cuerpo: en el muslo, otros impactos a lo largo de los hombros, la columna vertebral, la cadera. Su cabeza palpitaba, sus nervios estaban tensos. Su codo todavía palpitaba desde el momento en que había sido alcanzado por la electricidad del andamio.

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A su alrededor, la gente entraba en pánico, gritando, maldiciendo. Caminando rápido. Cayendo. Y todavía esas balas, se dirigían a él. A todos ellos. Mientras más trataba de ignorar el miedo y el pánico, más fuerte se hacía el coro de malestar y distracción. Necesitaba una imagen, un destino, un lugar para formar en su cerebro. A partir de la nada, se imaginó a la recepcionista cuando la había visto por primera vez. Ella había estado sentada detrás de un pequeño escritorio en un majestuoso salón. Todo eso le había intimidado, el empapelado de seda, la alfombra de lujo, el olor a limpio... ella. Pero ella no le había tratado como el don nadie que era. Alzó la visa hacia él con esos ojos que habían detenido su corazón en el pecho y luego había dicho su nombre. Paradise. Su voz era tan hermosa, que ni siquiera la había oído correctamente. Y entonces él había echado a perder las cosas completamente al no estrechar la mano que ella le había ofrecido. El problema era que su cerebro se había congelado porque ella era tan… Su cuerpo se fue desmaterializando sin darse cuenta de ello. En un momento, estaba dolorido y atrapado en su forma corpórea, de repente estaba volando hacia fuera de la piscina. Sin ningún destino en mente y cayendo a través del aire como cuando lo había intentado las primeras veces después de su

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transición y entonces consiguió hacerse con él y proyectar su forma a una esquina lejana, contra la pared. Cuando recobro su forma, Novo ya estaba allí, preparada y lista, pero masajeaba uno de sus hombros como si estuviera intentando alejar el dolor o evaluando si el maldito estaba dislocado. Uno por uno, cuatro aprendices más, mojados y goteando salieron de la piscina: El macho atlético del potro con arcos, el que parecía un asesino, que tenía piercings y tatuajes en un solo lado de su rostro y el cuello, el tipo que había tenido su brazo alrededor de Paradise, otro hombre que era alto y fuerte. No tenía ni idea de lo que le paso a… La recepcionista fue la última en volver a tomar forma y Craeg había tenido que alejarse o exhibir una emoción que era inaceptable. Para distraerse, trató de ver lo que estaba sucediendo en la piscina con los cinco que habían quedado detrás. Una puerta se abrió justo al lado de todos ellos y mientras una fría brisa llegó a ellos, olió el aire libre. Lo que estaba en el otro lado estaba oscuro. — ¿Quién va primero? —preguntó Paradise. —Yo —contestó el macho perforado, con mirada gótica—. No hay nada que perder. Craeg frunció el ceño mientras un repentino silencio a su alrededor comenzó a parecer como un mal augurio: El tiroteo se había detenido. ¿Podría significar que esa parte de la prueba

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había terminado o los Hermanos estaban preparándose para disparar otra vez? No, ya se habían ido, todo lo que quedaba en la piscina eran un par de alumnos que se habían quebrado a la mitad, figuras sollozantes y empapadas, sentadas en el hormigón húmedo con la cabeza en sus manos o su cuerpos en posición fetal. Mierda. ¿Dónde estaban los Hermanos ahora? —Voy contigo —dijo al gótico. Eran los más grandes del grupo, la punta de la lanza por así decirlo y aunque hubiera estado pensando acerca de sobrevivir en solitario, estaba empezando a reconsiderar esa posición estridente. Al menos a corto plazo. Si se producía un ataque, dos eran mejor que uno. Novo habló —Me quedo en la retaguardia. El atleta se paró a su lado —Puedo ayudar a cubrir también. —Ustedes tres —Craeg ordenó a la hembra rubia y su… ¿pareja? ¿Novio? y el tipo que era una especie de niño bonito —. En el medio. Al menos de esa manera, no se preocuparía por ella. No es que fuera a hacerlo. —Muévanse —dijo Craeg. Él y el macho duro se acercaron al umbral juntos, sus hombros combinados casi llenaban lo que resultó ser un túnel y

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una vez que estuvieron allí, una luz parpadeante distante se convirtió en una guía y lentamente avanzaban hacia allí. — ¿Cómo te llamas? —susurró el gótico. —Craeg. —Soy Axe. Es un puto placer conocerte.

Paradise esperaba que algo sucediera mientras se abrían camino como grupo a través del túnel. Pegados unos a otros, atormentados por la ansiedad, moviéndose lento y suave, esperó que otras cosas aparecieran, algo que saltara hacia ellos, tirándose encima, derribándolos. Cuando simplemente salieron al exterior frente a una fogata, sus tensos nervios no sabían cómo procesar la falta de ataque. Y luego su cerebro realmente no podía lidiar con el hecho de que había una mesa con botellas de agua, barras energéticas y trozos de fruta. ¿Era este el final? pensó mientras miraba a su alrededor en los pinos, los arbustos, las estrellas arriba.

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—Tengo una sed del demonio —dijo Peyton, caminando derecho a las Poland Springs34. El macho que ella no podía dejar de seguir lo detuvo — Podría ser una trampa —dijo Craeg, yendo hacia él. —Eres un paranoico — ¿Probaste la comida antes? ¿Tienes ganas de vomitar? Peyton abrió la boca. Luego la cerró. Maldijo. Craeg miro la zona. Tocó la tierra con la punta de la bota mojada. Avanzando hacia delante de lado y agachado. Cuando se acercó a la mesa se inclinó y puso sus ojos a la altura de las botellas. Levantó el faldón de la mesa y miró debajo. Luego cogió una de las Poland Springs lentamente. El corazón de Paradise tronó. Ella estaba también deshidratada, incluso después de sentir como si se hubiera tragado la mitad de la piscina. Pero tenía miedo de ser envenenada. Dios, nunca había estado en ésta situación antes, consumida por la sed, enfrente de la bebida y sin embargo, congelada para conseguir lo que quería. —Esto no está sellado —anunció Craeg. Tomo otro. Y otro. En la tercera, se produjo un ¡crack! cuando abrió el tapón. Tomando una aspiración profunda, probó un sorbo.

34

Marca de agua mineral.

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—Ésta está buena —lo pasó sin mirar y tan pronto como Peyton cogió la botella, Craeg siguió su camino, inspeccionando más tapones, eliminando los no sellados. Peyton fue quien repartió al grupo hasta que todos tenían agua. Craeg mantuvo una botella para sí mismo, pero no bebía mucho, metiéndola en su cinturón. Después, sin ningún comentario, se deslizo a las barras de energía, tirando las que tenían rasgaduras en los envoltorios, compartiendo las que estaban bien. Paradise comió a pesar de que no tenía hambre, porque no sabía cuándo iban a poder hacerlo de nuevo o cuánto esfuerzo iba a ser necesario para la siguiente etapa hablando de los alimentos como combustible y eso era. La barra de energía era una mezcla repugnante de cartón, falso dulce y una sustancia pegajosa, pero a ella no le importaba. Iba a necesitar las calorías. Aunque sólo fuera para mantenerse caliente, pensó mientras un escalofrío la recorrió. Noche de noviembre y ropa mojada. No era bueno para su temperatura corporal que estuviera parada allí. O a la intemperie durante mucho tiempo. — ¿Qué hacemos ahora? —preguntó a todos y nadie a la vez. Detrás de ellos, la puerta de la instalación se cerró con llave. El que parecía un asesino en serie, Axe, hablo arrastrando las palabras —Eso está bien, yo no estaba buscando reanudar la acción en la piscina de todas formas.

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—Hay una cerca allí —dijo la otra hembra, apuntando a la izquierda. —Y aquí —el atleta intervino. —Apuesto a que está electrificado —murmuró Peyton—. Todo lo que es de metal lo está. La cuestión se resolvió cuando alguien tomo un palo, lo tiró a la valla metálica y se tostó en una lluvia de chispas. Con un poco de exploración más, descubrieron que estaban en una rampa de algún tipo, que les ofrecía una única salida: al frente, en la oscuridad del bosque. —Vamos juntos —dijo ella, mirando más allá de la luz naranja parpadeante de la hoguera—. De nuevo. —No me gusta el trabajo en equipo —Murmuró Axe. —Y yo estoy tan emocionado de estar haciendo esto con ustedes —dijo Peyton arrastrando las palabras a su espalda. Sin hablar de ello, el grupo se posicionó en el orden de alineación del túnel. Y entonces estaban fuera, moviéndose hacia adelante como una unidad, conscientes de no acercarse demasiado a la valla metálica que se estrechaba en ambos lados. Las ramas se quebraban bajo sus botas mojadas. Alguien estornudó. Una brisa soplaba de un lado y volvió el brazo de Paradise en hielo. Pero todo eso apenas lo notaba. Mientras caminaba, su cuerpo era un cable de alta tensión, la energía que corría por sus venas, sus instintos atentos y listos para entrar en algún lugar,

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en cualquier lugar. Estaba atenta para cualquier cosa que estuviese mal, un chasquido que fuera demasiado ruidoso, un movimiento torpe del cuerpo de Peyton al lado de ella, un crujido de una rama de árbol por la izquierda... y lo que no podía ordenar de inmediato en la categoría de no amenazante hacia sus músculos más tensos y su cerebro saltar para observar y evaluar. O salir corriendo para escapar. Y sin embargo, siguió su camino. Y siguió. Y... siguió.

El tiempo pasaba, pensó, mirando hacia arriba a la posición de las estrellas. Y aun así siguieron, su grupo variopinto, conspirador, arrastrando los pies sobre el suelo, cojeando, dando bandazos, todo el mundo herido a su manera y todavía manteniéndose en pie. Varias millas más adelante, ¿o eran más como un centenar? Nada les había pasado. Pero no se dejó engañar. Los Hermanos podían volver. Tenían un plan para todo esto. Sólo necesitaba mantenerse unida con el grupo y… Más adelante, Craeg y Axe se detuvieron. — ¿Qué pasa? —le dijo a Peyton mientras le agarraba por el brazo. — ¿Por qué huele a... fuego? —Estamos de vuelta en el punto de partida —Craeg respondió en voz baja—. Aquí es donde empezamos.

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Cuando señaló el suelo, vio huellas, sus huellas, en la tierra suelta. Excepto que la mesa con el agua y la comida ya no estaban y la hoguera había sido apagada lo que explicaba el aroma y la valla había sido movida a una posición diferente. Se había cerrado para formar un lazo o un circuito. — ¿Nos tienen caminando en círculos? —Preguntó Peyton— ¿Qué demonios? — ¿Por qué? —Preguntó Paradise, mirando a Craeg como su líder—. ¿Por qué harían eso? Gracias a que sus ojos se habían ajustado a la oscuridad, podía distinguir sus rasgos fuertes cuando frunció el ceño y miró a su alrededor. Cuando negó con la cabeza, el estómago se convirtió en un agujero. — ¿Qué? —dijo ella. Sólo que la otra mujer habló al mismo tiempo —Van a desgastarnos. Es por eso… Los sonidos de disparos vinieron de la izquierda, otra ronda de caos iluminando junto con esos bocas intermitentes haciendo que en el grupo se golpearan a sí mismos, los cuerpos chocaron causando flashes de dolor en el hombro y la pierna del Paradise. — ¡Camina! —Gritó Craeg—. Sólo hay que pasar y va a parar. Y tenía razón. En el instante en que comenzó a moverse en la dirección que habían ido, todo se quedó inmóvil y en silencio de nuevo.

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No hacía falta ser un genio para darse cuenta de que si se detenían, iban a ser golpeados con más de esas balas de goma. Paradise respiró tranquilizándose. Esto no era tan malo, se dijo. Su ritmo era lento incluso, a ella le gustaba caminar. Mejor que recibir un disparo, seguro. Esto iba a estar bien. Mejor que la piscina. Mejor que arrastrarse por el suelo embaldosado con la cabeza gacha y mejor que las explosiones en el gimnasio. Todo lo que tenía que hacer era poner un pie delante del otro. Para pasar el tiempo, se concentró en lo que podía ver de Craeg en frente, rastreando los movimientos de su gran cuerpo, desde sus anchos hombros a la forma en que sus caderas se movían con cada paso que daba. Cuando el viento cambiaba de dirección de vez en cuando, captaba su olor y pensaba que era mejor que cualquier colonia. ¿Quiénes eran su familia? se preguntó. ¿De dónde era? ¿Tenía una pareja? Es curioso cómo esto último le hizo sentir una punzada en el pecho. Por otra parte, después de todo lo que habían pasado esa noche, no era de extrañar que su mente y sus emociones estaban a flor de piel… Dieron vueltas y vueltas, hasta que empezó a reconocer árboles familiares y ramas específicas, hasta que sus pisadas

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tallaron una pista en la tierra, hasta que la monotonía aburrida comenzó a llegar a ella: Nadie les atacaba, nadie había disparado nada, nadie saltó sobre la cerca para aterrorizarlos. No significaba que no pudiera suceder... pero todo lo que había sucedido, comenzó a corroer su cerebro, yendo de pensamientos aleatorios sobre Craeg, al pánico sin fundamento, a las imágenes de su padre, a... preocuparse sobre lo que vendría a continuación. Mirando al cielo, lamentaba no saber lo que las posiciones de las estrellas significaban. No tenía ni idea cuánto tiempo había pasado desde que habían llegado al gimnasio o si estaban allí en realidad. Se sentía como toda una vida desde que se había registrado y le habían tomado la foto. Aún más lejano desde que ella y Peyton habían discutido en el autobús. Pero eso no era realmente cierto. ¿Tres horas? No, demasiado poco. Cinco o seis, calculaba. La buena noticia era que esto tenía que parar en la madrugada. El sol era un no-negociable, incluso para los Hermanos… y claramente nadie iba a ser asesinado. Sí, ese tema con las armas había sido terrible, pero a la gente a quien dispararon balas de verdad estaban de pie y sus heridas eran claramente superficiales y sería lo mismo para cualquier persona que hubiera comido o bebido algo de lo que había sido manipulado. Muchos fueron eliminados. Habían comenzado sesenta. Ahora quedaban siete. Y se sorprendió al darse cuenta de que aún estaba allí. De hecho, si hubiera sabido que un paseo por el bosque era el final de todo esto, todo habría sido mucho más fácil.

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Teniendo en cuenta lo malo que podría haber sido, esto era un pedazo de pastel.

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Capítulo 11

Uno por uno, todos fueron cayendo. El primero en abandonar fue el macho que había conocido en el festival de la glymera, su muy lejano primo, Anslam: Después de un rato, empezó a ralentizar su marcha, a caerse con una cojera tan pronunciada que crecía poco a poco, todo su cuerpo se veía afectado por ella. Y entonces solo se detuvo. Hubo unos gritos de aliento ofrecidos por el grupo, pero él negó con la cabeza y se sentó a aflojar los cordones de su zapatilla izquierda Nike. ─He terminado. Dejen que me disparen. Estoy malditamente acabado. Incluso en la oscuridad, podía ver la sangre en su calceta blanca. ─Vamos, Paradise ─dijo Peyton, empujándola─. Tenemos que seguir adelante. Mirando hacia la espesura del bosque, se preguntó dónde estaban los Hermanos. Que iba a sucederle.

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Cuando el grupo comenzó a moverse de nuevo, siguió porque no quería rendirse y también, aunque se avergonzaba admitirlo, porque realmente nunca le había gustado el tipo. Tenía una mala reputación con las mujeres. No pasó mucho tiempo antes de que el siguiente cayera en el camino. Y luego, uno tras otro, todos ellos colapsando. Los pies, un muslo, o un hombro. Uno por uno... todo el mundo cayó a tierra, a la bien preparada pista de tierra que habían creado con sus innumerables pisadas. Y Paradise tuvo el impulso de ayudar a todo el mundo, sobre todo cuando Peyton comenzó a balancearse al lado de ella, y luego mover las manos como si no estuviera seguro de lo que estaba delante de él. Para él, fueron los efectos secundarios de los vómitos por la falta de la droga. El agua que había bebido se había negado a quedarse, y la deshidratación le había hecho delirar. No podía no intentar ayudarlo, tiró de su brazo, tratando de levantarlo sobre sus rodillas cuando finalmente se derrumbó. ─...A casa ahora ─balbuceó─. Voy a ir a casa ahora. Cama, necesito... comida... estoy en camino a mi casa, mira. Era aterrador ver como señaló hacia delante al bosque, con los ojos absortos, como si en realidad viera la mansión en la que vivía. Y fue entonces cuando supo que no podía empujarlo más. ─Vamos ─dijo la otra mujer a ella─. Si todavía estas en pie, necesitas seguir adelante. Paradise miró un par de ojos azul-verdoso ─Odio esto. ─Nada va a pasarle. Recuerda, no hay disparos para cualquiera de los otros que renunciaron.

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─Ve ─ dijo Peyton con enfoque repentino─. Estaré bien. Al final, realmente no podía decir por qué puso un pie delante del otro de nuevo. Tal vez la falta de la introspección era un síntoma de su propio agotamiento. Tal vez estaba delirando en su propio camino y siguió a los que quedaban del grupo porque su cerebro los confundió como una clase de “Hogar” o algo así. Tal vez su cuerpo estaba simplemente en piloto automático. Y luego había dos. La otra hembra, la de los brillantes ojos azules, pronto siguió lo que ahora Paradise reconoció como un patrón. En primer lugar, se desaceleró y comenzó a tropezar; entonces de plano se detuvo. Cuando no cayó al suelo, Paradise volvió hacia atrás, pensando que había una posibilidad. ─No ─dijo la hembra, interrumpiendo la conversación─. Me quedo aquí. Sigue adelante. Paradise miró al macho solo que seguía penosamente hacia adelante: Craeg todavía llevaba la ventaja. La había tenido todo el tiempo. No se había detenido por nadie. No había ofrecido ningún estímulo. Siguió a su ritmo sin desviación o distracción. ─No pierdas tiempo ni energía en mí ─dijo la hembra─. He tomado mi decisión. No puedo sentir más mis piernas y creo que mi hombro está roto. Si puedes seguir en movimiento necesitas hacerlo. Estás muy cansada para llevarme, pero incluso si pudieras, sería nada más que una carga para ti. Los ojos de Paradise picaban con lágrimas ─Bueno... mierda.

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La hembra sonrió un poco ─Vas a ganar esto. ─ ¿Qué? ─Solo ve. Consíguelo chica. Okaaaaay y alguien claramente.

más había empezado

a

delirar,

La hembra le dio un empujón y un movimiento de cabeza ─Demuestra a los chicos que no sólo somos iguales, somos mejores que ellos. No me defraudes. Paradise negó con la cabeza. Si alguien iba a ganar una guerra de los sexos, la mejor apuesta era sobre la hembra frente a ella. ─ Ve. Puedes hacerlo. Paradise estaba maldiciendo para sus adentros mientras se alejaba y reanudaba la caminata. Locura. Sólo demencia. Cuando sus pies rozaron el suelo, comprobó el cielo de nuevo. Las estrellas estaban tan brillantes como siempre, lo que le dijo que al amanecer le quedaba un largo camino. ¿Por cuánto tiempo habían estado caminando? Se preguntó. ¿Y cuánto tiempo...? Por ahora, Craeg estaba a una buena distancia. De vez en cuando, ella cogió su olor en la brisa, pero fue un toque leve. ¿Hablando de ganadores? Él era el que iba en "primer lugar". Él era fuerte y duro, y tenía que creer, aunque si iba en contra de todo principio básico que tenía personalmente, que su solitaria mente, inquebrantable entrega a si mismo lo haría verse mejor que su interés compasivo en otros. Transmitía fuerza, ya emocionalmente, se ralentizó.

fuera

física,

mental

o

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Y cuando siguió su camino, a través del viento frío que ya no registraba, sintió la pérdida de cada miembro de su pequeño grupo y todos los otros que habían sufrido antes, ya sea en el gimnasio, la piscina… No, ese macho delante de ella iba a ser el último candidato en pie. Al doblar una curva en la pista, registro una barrera en su camino. Estaba a cierta distancia, pero era sin duda un obstáculo en el suelo en el centro de la pista. No sólo un obstáculo. Era... Craeg. Su cerebro volcó a una marcha más rápida, ordenándole que se apresurara hacia él, su cuerpo sin embargo, no podía responder a la descarga de adrenalina. A pesar de que su cerebro golpeaba todo tipo de botones de alarma, su ritmo no cambio, el arrastrar de sus pies y dando bandazos de su torso superior inalterada por el pánico. Acercándose a él, descubrió que se había derrumbado boca abajo en el camino, con los brazos a sus lados como si hubieran carecido de la fuerza o la conciencia de prepararse para el impacto. Sus piernas estaban laxas, sus zapatillas Nike giradas hacia adentro. ─ ¿Craeg? Cuando fue a agacharse, cayó sobre sí misma, ya que sus rodillas se negaron a inclinarse, y entonces, cuando trató de darle la vuelta, sus manos se deslizaron libres por su ropa, su hombro, su brazo. Aunque tal vez era porque él pesaba el doble que Peyton.

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Pudo conseguir girarlo sólo la mitad de su lado y Dios, estaba tan pálido que su rostro brillaba como un fantasma. Al menos estaba respirando y después de un momento sus ojos se abrieron en una serie de parpadeos desordenado. Era extraño, pero su primer pensamiento fue el de ofrecerle su vena, lo cual era algo que no se le había ocurrido hasta ahora, incluso cuando Peyton había golpeado el suelo. El impulso era tan fuerte, que llevo la muñeca hasta su boca... Él la detuvo, golpeando su brazo hacia abajo ─No… ─dijo con voz áspera. ─Estás sangrando ─Ella asintió con la cabeza hacia abajo en la gran mancha roja en sus vaqueros─. Necesitas fuerza. A medida que sus ojos se clavaron en los de ella, una extraña especie de visión de túnel redujo el mundo entero para apenas ellos dos: El bosque alrededor de ellos, la construcción en las que habían estado trabajando, el esfuerzo de ambos tan perdurable... todo desapareció junto con el sufrimiento y los dolores en su cuerpo y la cabeza. Su mirada se limpió. Refrescando, renovando su energía. ─Déjame aquí ─murmuró, sacudiendo la cabeza hacia atrás y adelante en el suelo─. Adelante. Eres la última… ─Puedes levantarte, puedes seguir adelante. ─Deja de perder el tiempo. Ve… ─Tienes que levantarte. Cerró los ojos y volvió la cabeza lejos de ella, como si hubiera acabado con la conversación. Pero luego dijo: ─Esto es

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acerca de tu supervivencia. Sobrevivir significa continuar sin importar el costo, no importa el sacrificio. Así que deja de perder el aliento, ponte de pie y muévete. ─No quiero dejarte aquí ─Además no quería pensar demasiado cerca de cómo había caminado lejos de Peyton, pero no podía soportar dejar a este desconocido─. No voy a dejarte. Sus ojos se abrieron alrededor y estaba molesto ─Qué tal esto. No quiero la ayuda de alguien como tú, no quiero ser rescatado por una hembra tonta... una tonta, débil, torpe mujer que nunca debió haber sido admitida en este programa en primer lugar. Paradise cayó sobre el suelo del bosque, un dolor ardiente que rasgaba a través de su pecho. Excepto entonces sacudió la cabeza ─Eso no es lo que realmente piensas. Eso no es lo que me dijiste la primera noche que nos conocimos. Me dijiste que debería venir aquí, incluso cuando mi padre no lo hizo. ─Mentí. ─Estás mintiendo ahora. Él cerró los ojos de nuevo ─No me conoces. Cuando se quedó en silencio, sintió una oleada de agotamiento que la golpeó ─No, no lo hago. Mirando más allá de él a la pista por delante, trató de imaginarse a sí misma poniéndose de pie y caminar otra vez y no pudo llegar. En algún momento entre que había estado por última vez en modo vertical y este momento actual sobre-su-culo, había ganado siete mil kilos de peso corporal y eso no era todo. Alguien había llegado en algún momento y le había golpeado los dos pies con martillos. Su cabeza también. Y uno de sus hombros. Paradise miró de dónde habían venido. ¿Había realmente

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pensado que un poco de caminata no sería tan malo? ─No perteneces aquí ─le oyó decir. Paradise blanqueo los ojos ─Estoy aburrida con esa línea de razonamiento. Si realmente crees en lo que dices, no me habrías dado ese consejo a principios de esta noche. ─Sentí pena por ti. Me dabas lástima. ─Así que tienes un corazón. ─No. ─ ¿Entonces cómo puedes sentir lástima por mí o cualquier otro? ─Cuando sólo gruñó, ella era muy consciente que eran solo dos individuos empujados-hasta-el-extremo, ninguno de los dos tenía sentido─. Bien, entonces respóndeme esto. ¿No tienes corazón? por qué te molestaste en probar el agua embotellada para todo el mundo. Las barras energéticas. Eso no era sólo para mí. ─Sí lo era. Paradise se calmó. Tenía la cabeza en ángulo lejos de ella, pero tenía la sensación más extraña de que había dicho la verdad. ─Y sin embargo, yo sólo soy una extraña para ti ─le dijo. ─Te lo dije. Sentí lastima. Los otros pueden cuidar de sí mismos y hay seguridad en los números. ─Así que espera, ¿cuál serías... misógina con una conciencia o compañero de equipo incluso -aunque-si-soy-una-chica? Estás hablando tonterías como un político. Él gimió y alzo un brazo ─Haces que mi cabeza palpite. ─Creo que esa es la prueba de resistencia en el trabajo. No

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yo. ─ ¿Podrías solo irte? Más de ésta conversación y voy a ponerme tan enfermo como lo estaba tu novio. ─Mi no... ¿Peyton? ¿Estamos hablando de Peyton? Vale, ¿Realmente estaban sentados aquí hablando como si nada estuviera pasando? ¿Bueno, argumentando como si no hubiera nada que hacer? ─Hazme un favor ─dijo el macho─. ¿Ves esa roca de allí? Miró hacia la izquierda ─ ¿Aquélla? ¿Esa del tamaño de un refrigerador de hielo? ─ Sí. ¿Podrías recogerla y dejarla caer sobre mi cabeza? Eso sería genial. Gracias. Paradise se frotó los ojos y luego puso las dos manos hacia abajo manteniendo sus brazos sobre las rodillas, lo que se convirtió en un duro trabajo ─ ¿Cuál es tu nombre completo? Si voy a matarte a petición tuya, necesito saber qué inscribir en tu lápida. Esos ojos volvieron a los de ella. Azul cielo. Eran de un azul sorprendentemente brillante ─ ¿Que dices si hacemos un acuerdo? ─murmuró─. Sólo déjame morir aquí por mi cuenta y entonces no tendrás que preocuparte de manchar de sangre tus zapatos, o cómo me llamo. Paradise miró hacia otro lado ─Decirlo tres veces no es un encanto. ─ ¿Qué? Esperó a que le dijera su linaje. Cuando no lo hizo, ella lo atribuyó al cansancio y su fondo plebeyo.

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─ ¿Podrías por favor irte ahora? ─Susurró─. Por mucho que este disfrutando de ésta pequeña charla, estoy a punto de desmayarme y me gustaría pronto seguir con eso. Necesito el sueño. ─Puedes hacer esto, puedes seguir adelante. No hizo ningún comentario a eso o algún reconocimiento del mismo y estúpidamente, se sentía como si hubiera rechazado un regalo que ella había tratado de darle. ¿Y cuán arrogante era eso? ─Así que eso es todo, ¿eh? ─dijo, sobre todo para sí misma. Una vez más no dijo nada, pero no creía que realmente se había desmayado. Y entonces, justo como lo había hecho antes, hablo cuando no lo esperaba ─Es el momento para que decidas quién eres. Esto sucede en momentos como este. ¿Eres alguien que abandona o que sigue adelante?

Pero siempre me detendría para ayudarle, pensó para sí misma. Y ayudar a otra persona no es renunciar. ─ ¿No quieres saber quién más puedes ser, aparte de una recepcionista? Ella frunció el ceño ─Hay honor en todo trabajo. ─Y tal vez hay grandeza esperando por ti, solo si consigues ponerte en pie y continuas. Dios, ella no sabía absolutamente nada en este momento. Con el calor de su ira disipándose, se quedó con un cansancio que amenazaba con colapsar sus huesos en su piel. ¿Quién soy yo? se preguntó.

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Buena pregunta. Y no tenía idea de cuál era la respuesta. ¿Lo que tenía claro? Paradise, hija de sangre de Abalone, Primer Consejero del Rey Ciego, no era el tipo de persona que iba a sentarse al lado de un desconocido que no la quería a su alrededor y no estaba pidiendo ser salvado mientras que hubo incluso una posibilidad de que pudiera mover un pie más, un kilómetro más, unas millas más en este desafío. Miró a Craeg. Como ella, sus ropas estaban arruinadas por la sangre, el sudor y la suciedad, el pelo tieso de haberse secado sin ser cepillado, su cuerpo un trapo de malos ángulos. ─Ten cuidado ─dijo ella mientras luchaba por levantarse. Él no respondió. ¿Tal vez por fin se había desmayado? O tal vez simplemente estaba aliviado de que se estuviera yendo. De cualquier manera no era su asunto. Cuando fue a mover su pierna derecha hacia adelante, se encontró con que todo lo relacionado con su forma corpórea, desde el cuello, la espalda hasta sus pantorrillas y todas las partes en el medio, eran un lío caliente de dolor. Pero consiguió ponerse en pie, colocando un pie delante del otro. Y lo hizo de nuevo. Y de nuevo. Y… No tenía idea de lo que la hizo seguir adelante. No le importaba ganar. No estaba haciéndolo para demostrarle a nadie que estaba equivocado o que las hembras importaban. Ni siquiera era consciente de tener ninguna conciencia o pensamiento. Paradise simplemente siguió caminando... porque eso fue lo que hizo.

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Ardiente. Algún tiempo después, todo lo que podía sentir era ardor: en sus piernas y sus pies, en su intestino y los pulmones... por su garganta. Dios, su garganta estaba en llamas, su cráneo, su cara. Fuego a su alrededor, en ella, a través de ella, como si sus venas tuvieran gasolina encendida y sus músculos fueron carbonizados de adentro hacia afuera. Luz brillante en sus ojos también. Luz tan brillante. Demasiado brillante. Excepto que no había amanecido. El cielo aún oscuro, al menos pensó que así era. Vagamente, un pensamiento brotó sobre toda la agonía. ¿Era este el Fade? Se preguntó. Ésta iluminación, ¿este dolor? ¿El calor? ¿Había muerto de alguna manera? No recordaba morir ¿no deberías saber que lo hiciste? Pero, ¿qué otra cosa podría explicar ésta agonía incendiaria? Caminar... ella seguía caminando. ¿O tal vez el mundo se movía bajo sus pies y estaba inmóvil? Fue difícil decirlo. Estaba viendo doble, los árboles que se encontraban a ambos lados de la valla electrificada, el camino que estaba siguiendo bifurcar a lo lejos, mantuvo la sensación como si tuviera que elegir entre la

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izquierda o la derecha, excepto cuando miró hacia abajo sólo había un camino. Fuego... el Fade. ¡No! pensó en un arrebato. Dios, ¡su padre! Oh, esto era terrible. Abalone iba a estar muy solo ahora, nadie en esa enorme mansión Tudor, sus dos mujeres se habían ido... Paradise se detuvo. El camino por delante ya no era claro. Mientras se centraba en la altura, una barrera sólida delante de ella, la visión doble se unió en lo que era una representación más exacta de la realidad vio que se trataba de una alineación de machos. Había... una docena, tal vez más. Y estaban todos vestidos de negro, con capuchas sobre sus rostros y armas de fuego en sus cuerpos. ¿La Hermandad daba la bienvenida al Fade? Esto no tenía sentido. Como arrastraba sus pies, se dio cuenta de que iban hacia ella ahora, caminando en un grueso grupo de increíblemente enormes cuerpos.

¡Corre! una voz interior le gritaba. ¡Corre! ¡Esta es otra prueba! Excepto que no había energía para hacer eso. Sin energía incluso para sostener el pánico más de una sola explosión de pensamiento orientado a la acción. Tambaleándose, con el fuego dentro y fuera, pensó, a la

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mierda. Había violado el límite de tiempo, superando el módulo, rindiéndose de cualquier parte del entrenamiento que este era y era gameover35 para ella. No había reinicio, ninguna motivación a su disposición, ya sea interna o externamente. Si le disparaban, o la cortaban en trozos tamaño bocado, ¿o la empujaban hacia al suelo para cortarla? No tendría ninguna pelea que ofrecerles. Así que este era su fin, eh. Hombre, su padre iba a estar tan molesto cuando la mataran. En un coordinado modo, como si estuvieran funcionando como un solo cerebro, la Hermandad se detuvo delante de ella y alzó sus manos. Preparándose para algo más que dolor... Ellos comenzaron a aplaudir. Uno por uno, ellos golpearon sus anchas palmas juntas, aplaudiendo mientras la miraban. Y como el aplauso continuó, retiraron sus máscaras, revelándose a sí mismos a ella. ─ ¿Qué? ─murmuró─. No entiendo. O más bien, eso era lo que había querido decir. Se había quedado sin voz, nada que sacará las palabras que su mente quería expresar. Butch, el Hermano que tenía el acento de Boston, se adelantó ─Felicitaciones ─dijo con gravedad─. Eres la Primus36. Paradise no tenía idea de lo que eso significaba. Y no hubo oportunidad de pedir una repetición. Como cuando alguien desconecta una computadora... todo quedó a oscuras entre un latido y el próximo.

35 36

Juego terminado En latín: Primero/a.

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Capítulo 12

Mientras Butch de examen de Doc. hormigón del pasillo cabeza hacia delante se frotaba los ojos.

esperaba fuera de la habitación de la sala Jane, puso su culo contra la pared de del centro de formación y dejó caer la en su columna vertebral. De vez en cuando,

Lo cual no ayudaba mucho. No ayudaba en absoluto, de hecho, que con cada parpadeo, veía a Paradise pasando por la mitad de esa pista que habían hecho, a través del bosque, pareciendo como si hubiera pasado por una guerra: su pelo todo enredado, tierra en su rostro, la ropa hecha un lío, sangre en sus manos. Y cuando por fin se centró en los Hermanos, su mirada era hueca como la de un cráneo vacío, su cuerpo un lío desastroso, sus extremidades flojas, su espíritu roto. Maldita sea, no pudo evitar imaginársela la noche anterior, cuando había estado terminando las cosas para su padre en la casa de audiencias de Wrath. Limpia como una patena37, 37

Plato pequeño de oro u otro metal en el que se coloca la hostia durante la misa.

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despierta, alerta, alegre y aunque nerviosa ya que su sehclusion iba a ser revocada por su padre, la Hermandad y el Rey. Jodido infierno, tal vez deberían haberla encerrado. Pero eso no habría sido justo. La buena noticia suponía, era que el programa que Vishous y él habían ideado, había funcionado. Su objetivo era aplastar la clase de los sesenta solicitantes a menos de diez estudiantes. Tenían siete con los que trabajar. Todos los que habían logrado salir de esa pista estaban dentro. Sin embargo, no podía decir que se sentía bien con ello. Tal vez si el último en pie hubiera sido uno de los machos iniciados. Como ese chico Craeg que era un líder nato, el tipo de persona que era perfecta para la vida de soldado, si él hubiera acabado con todos ellos, Butch estaba bastante seguro de que no tendría un ataque de conciencia en este momento. No era que creyese que las hembras no podían manejar mierda. Él solo… La puerta de la clínica se abrió y V surgió. Cuando el Hermano de inmediato encendió un cigarrillo liado a mano, Butch se preguntó si no estaba también luchando con lo que habían hecho. No es que el culo-duro lo admitiría jamás. —Bueno, eso fue muy divertido —dijo el Hermano torvamente—. ¿Podemos hacerlo de nuevo mañana por la noche?

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— ¿Ella está bien? —Bien —V exhaló mientras guardaba su encendedor— Deshidratada, con los pies hinchados e irritada en algunos lugares. Ehlena la está llevando a la habitación con literas en este momento. —¿Todavía está fuera de combate? —Joder, esto era malo. Esto era muy malo. —Más bien sin salir ni entrar. ¿No queremos una situación de deslizamiento-y-caída, verdad? —Sí. Hubo una pausa. — ¿Qué sucede contigo? Mira, te lo dije, ella va a estar bien. Butch se limitó a sacudir la cabeza. Sin duda, dado el fondo BSM de V, que estaba acostumbrado a usar hembras y machos de aspecto retorcido, y sin embargo se negaba a afrontar esto bien. Butch, como un ex-detective de homicidios, tomó las cosas en una dirección diferente: Vio víctimas. Revivió escenas de crímenes donde los cuerpos femeninos habían sido mutilados como coches que se habían estrellado y no, no se fueron, eso no estaban "bien".

Hijo de puta, se acordó de la imagen de su propia hermana mientras había visto su espalda en la ventana del coche de sus asesinos, para nunca más ser vista con vida. Así que sí, las asociaciones no eran las mismas.

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— ¿Quieres un trago? —le preguntó V.

Lee: ¿Te ves como la mierda, verdad? Butch sacó su teléfono. Había enviado un mensaje a Marissa tan pronto como se habían llevado a Paradise hacia el interior, pero no, no había respuesta. Su compañera tenía una noche ocupada al parecer. — ¿Te importa si me escabullo? —Le preguntó a su compañero de cuarto. — ¿Vas a la iglesia otra vez? Hombre, el hijo de puta, lo conocía demasiado bien. —Todavía tengo dos horas antes del amanecer —dio una palmada a su mejor amigo en el hombro—. Nos vemos en la Última Comida. Estaba a mitad de camino a la oficina, donde estaba la entrada al túnel, cuando V gritó: —No hiciste nada mal ésta noche. Butch asintió. Entonces miró por encima del hombro —Eso no significa que sea feliz por introducir un grupo de niños a la guerra. —O hacemos la introducción, o la guerra los encontrará en sus propios términos. —Sí, ésta mierda podría ser necesaria, incluso podría ser por su propio bien. Aunque no me sienta bien por ello.

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Mientras siguió su camino, podía sentir los ojos de diamante que lo observaban, y se alegró de estar alejándose del chico en lugar de ir hacia él. Vishous era demasiado bueno leyéndole y quería mantener toda la inestabilidad que estaba pasando para sí mismo. Y sí, era por eso que estaba yendo a la iglesia. Era lo que los buenos muchachos católicos temerosos de Dios hacían cuando su mente estaba jodida como la suya.

Paradise se despertó de repente, no tanto subiendo a la superficie de la conciencia como siendo catapultada a ella, sus manos golpeando en lo que sea que estaba acostada, su torso elevándose, sus ojos abriéndose bruscamente. Ella estaba lista para todo... Excepto para la habitación limpia y bien iluminada llena de literas y completamente vacía, salvo ella. — ¿Pero… qué…? Mientras volvía a mirar a su alrededor, su cuello crujió, y abrió las puertas a todo tipo de sensaciones desagradables: Sus pies palpitaban, sus caderas la estaban matando, sus muslos estaban en llamas, sus pantorrillas se retorcían y su estómago le dolía como si le hubieran dado un puñetazo. Bajando sus piernas al suelo, descubrió que llevaba pijama de hospital y una bata suave.

un

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—No te preocupes, el médico y la enfermera son mujeres. Ella giró bruscamente hacia la puerta — ¿Peyton? Su amigo estaba mitad dentro y mitad fuera de la jamba con sus ropas destrozadas y un flojo traje en su lugar. Claramente se había dado una ducha, comido y bebido algo: Estaba cerca de lo normal, su buen aspecto, su sonrisa sardónica, sus ojos entrecerrados revividos. —O llámame Santa Claus —su amigo se adelantó y le tendió una taza—. Te traje un regalo, después de todo. —Espera, espera... ¿dónde estamos? Qué son… —Aquí, bebe esto —Peyton se sentó en la cama junto a ella—. Y antes de que preguntes, no hay nada en ella a excepción de dos de azúcar y dos de crema. Recuerdo cómo te gusta. — ¿Qué hora es? —Tomó el café, solo para ser agradable─. Oh, Dios mío, mi padre. —Lo llamé. Todos estamos aquí en el centro de formación de la Hermandad. Siete de nosotros terminamos el programa, sobre todo tú. Felicidades, Parry. Lo hiciste. Ella frunció el ceño y tomó un sorbo, entonces gimió —Oh, j... Esto es lo mejor que he probado en mi vida. Volvió y se acercó a una mesa auxiliar —Última Comida, mi señora.

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Mientras traía una bandeja de platos cubiertos, tuvo que esforzarse para no golpear el café. — ¿Dónde están los otros? —En una cafetería, una sala de descanso, justo saliendo de este lugar. La mayoría de ellos están durmiendo. Soy la enfermera aquí por razones obvias. —Obvio… —Ah, cierto—. Gracias. —Sí, sin chaperones. Pero he estado controlándote cada quince minutos. Después de todo lo que había pasado durante las horas de la noche, su virtud parecía la última cosa de lo que preocuparse. Pero no te sacudes toda tu crianza por las buenas. —Come —dijo—. Todo estará mejor después de comer. Puso la bandeja a su lado en la cama y comenzó a levantar las tapas. Una mirada a las rebanadas de carne asada y la patatas al horno y estaba hambrienta. Pero antes de ponerse a ello, tenía que preguntar — ¿Siete de nosotros? Desde el... Sabes, ¿Caminamos juntos? ¿Todos nosotros? —Axe, Boone, Novo, Anslam y Craeg. Bajó sus ojos con el último nombre — ¿Así que esa es nuestra clase? —Sí.

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Recogiendo el tenedor y el cuchillo, gimió mientras se giraba hacia su plato y sus costillas dejaron escapar un ¿QUÉ ESTÁS HACIENDO? —Mierda, no puedo moverme sin… —Advil38. Voy a tener que traer un poco más —Peyton se dirigió a la puerta y se detuvo—. Te debo una disculpa. — ¿Por Qué? —Por pensar que no podías hacer esto —Él la miró—. Tenías razón al llamarme mierda en el autobús. Has demostrado que estaba equivocado. Lo siento. Paradise exhaló —Gracias. Eso significa mucho. Él asintió con la cabeza —Sal cuando estés lista. Estamos solo contando tonterías. —Hey, ¿Peyton? ─ dijo antes de que alcanzara la manilla. — ¿Hmm? — ¿Hazme un favor? —Dilo. —No le digas a ellos acerca de... ya sabes, acerca de quién soy. No quiero ser tratada de forma diferente. Solo quiero ser como todos los demás. —Anslam lo sabe. Pero puedo hablar con él y darle una orden de silencio. 38

Medicamento antiinflamatorio y para quitar el dolor.

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—Gracias. Peyton miró al suelo por un momento —Cualquier cosa por ti. Cuando se fue, Paradise comió todo lo que pudo, lo cual resultó ser todo lo de la bandeja, incluyendo los panecillos frescos y los guisantes. Terminó el café y bebió de las aguas embotelladas que venían con todo. Luego se acercó cojeando al baño en la esquina. La ducha que tomó era tan caliente, que se sorprendió que no se fundiera la pintura de las paredes, pero ¡oh!, su cuerpo se aflojó bajo el chorro penetrante. Las ampollas en sus pies ardían, al igual que su codo derecho, la rodilla izquierda que se raspó y la parte superior de ambos hombros, por alguna razón. No le importaba. Estaba en el cielo. Inclinando la cabeza, dejó que el agua corriera por la parte posterior de su cuello. Se alegró que Peyton hubiera llamado a su padre. Era casi el amanecer, y no quería que el macho se preocupara, pero no estaba dispuesta a hablar de lo que le había sucedido. Necesitaba tiempo para pensar, reevaluar, para procesar. Había champú. Lo usó sin comprobar la etiqueta. Lo mismo con el acondicionador. Y el jabón. En el momento en que salió, se sentía más cerca de ser ella, pero eso cambió cuando miró el reflejo en el espejo sobre el lavabo.

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Apoyándose más cerca, examinó sus rasgos como si fueran de alguien más. No le eran conocidos. Su cara parecía mucho más delgada, e incluso sin maquillaje, sus grandes ojos parecían quedarse con todo como lo haría un niño. — ¿Quién soy yo? —le susurró al reflejo.

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Capítulo 13

La catedral de San Patricio en Caldwell era una gran dama de edad, elevándose desde el suelo como un testimonio de la misericordia de Dios y la capacidad del hombre para pegar bloques de piedras juntos. A medida que Butch detuvo su nuevo Lexus y estacionó en paralelo, pensó que era malditamente divertido que de todos los rasgos que habían sobrevivido a su transición a vampiro el que más se había arraigado era su fe. Era un mejor Católico ahora de lo que lo había sido cuando era un Homo-sapiens. Jalando su gorra de los Boston Red Sox hacia abajo, entró por el portal del frente que era más grande que la casa en la que había crecido en Southie. La catedral estaba siempre abierta, un Starbucks de la espiritualidad, listo para servir lo que necesitaba cuando las almas estaban perdidas y revueltas.

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Monsignor,39me gustaría un venti40 de perdón esta noche muchas gracias. Y un Scone41 que por arte de magia, me diga qué carajo le pasa a mi esposa. El guardia de seguridad sentado en un sillón en el vestíbulo alzó la vista de su revista Sports Illustrated42y asintió hacia él. El tipo estaba acostumbrado verlo, llegando antes del amanecer. —Buenas noches —dijo el guardia. — ¿Estás bien? —Sip. ¿Tú? —Sip. Siempre era la misma conversación y el intercambio de seis palabras era ahora parte del ritual. Cruzando la roja y gruesa alfombra, Butch respiró hondo y consiguió contactar con la calma proveniente del familiar olor a incienso, velas de cera de abeja, del limón del pulimento para pisos y las flores naturales. Mientras empujaba a través de las talladas puertas dobles hacia el majestuoso santuario, no le gustaba mantener la gorra puesta, pero tenía que permanecer encubierto. Su madre habría tenido un ataque, aunque suponiendo que su demencia se alzara lo suficiente como para que ella siguiera el rastro a cualquier cosa. El hecho de que había perdido su mente le había hecho abandonar el mundo de los humanos mucho más fácilmente y de 39

Monseñor en Italiano medida utilizada en Starbucks para vasos de 24 onzas o 700 mililitros aproximadamente. 41 Panecillo o Bollo con o sin frutas secas muy popular en el Reino Unido y proviene de Escocia 42 revista dedicada al deporte, leída por unos 23 millones de personas cada semana, el 20% de los hombres de Estados Unidos

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vez en cuando, él y Marissa iban a verla materializándose dentro de su habitación de la residencia de ancianos arriba en Massachusetts, iba con ella porque sabían que ningún recuerdo de ellos permanecería… Butch se detuvo y respiró profundo, su sangre demandando, su piel hormigueando. Girando de un tirón, frunció el ceño cuando vio una figura solitaria sentada en las bancas traseras. — ¿Marissa? A pesar de que su voz no fue transportada lejos, su compañera lo buscó, su presencia registrándose para ella. Apresurándose sobre las losas de piedra, fue hacia un lado y arrastrando los pies por la fila en la que ella estaba, trataba de no tropezar con el bordado reclinatorio de oración. — ¿Qué estás haciendo aquí? —dijo mientras captó el olor de sus lágrimas. Sus ojos estaban acuosos cuando se acercó, ella trató de sonreír, pero no llegó muy lejos con eso. —Estoy bien, de verdad, estoy... Se sentó junto a ella, más como colapsando, y le tomó las manos frías. Ella todavía tenía su abrigo de lana de Burberry 43 puesto, y su pelo estaba enredado en los extremos, como si hubiera estado fuera en el viento. Butch sacudió su cabeza, su corazón yéndose de viaje. —Marissa, tienes que hablar conmigo. Estás asustando la mierda casi siempre amorosa fuera de tu hombre. —Lo siento. 43

Marca de una importante casa británica de moda de lujo, fabrica ropa y otros complementos

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No dijo nada más, pero se apoyó en él, permitiendo que su cuerpo soportara su peso y eso ya era una explicación de por sí: Fuera lo que fuera, él no tenía la culpa. Butch cerró los ojos y la abrazó, frotando su espalda. — ¿Qué está pasando? La historia salió a trompicones: una hembra joven… césped de Lugar Seguro, brutalizada, Havers operó, murió de todos modos, ningún nombre, ninguna información, ni familia. Dios, odiaba que su preciosa Shellan tuviera que ser expuesta a toda esa fealdad. Oh y P.D.44que se joda su hermano, de verdad. —Y ahora no sé qué hacer por ella —Marissa dejó escapar un suspiro tembloroso—. Es que... siento como que no hice lo suficiente cuando estaba viva para salvarla y ahora ella se ha ido... y sé que era una extraña, pero eso no importa. Butch permaneció silencioso, porque quería dar a su compañera todas las chances de seguir adelante, y mientras esperaba pensó, Mierda, conocía esa sensación de permanente responsabilidad. Antes, cuando había estado trabajando en homicidios para el DPC45, había sentido lo mismo por cada víctima de su volumen de casos. Es increíble como extraños podían convertirse en una especie de parientes. — Todo este asunto, es tan injusto para ella. —Marissa volvió a su bolso, sacó un pañuelo de papel y se sonó la nariz—. Y no quise decirte nada porque sé que estás muy ocupado… 44 45

Post Data Departamento de Policía de Caldwell

J.R. WARD —Equivocado

Blood Kiss —interrumpió

él—.

No

hay

nada

más

importante que tú. —Aun así… Le inclinó su rostro hacia él —Nada. Mientras ella se llenaba de lágrimas otra vez, él rozó sus mejillas pálidas — ¿Cómo puedes dudar de eso? —No lo sé. No estoy pensando bien —Ella presionó el pañuelo tejido en su nariz—. Vine aquí porque es donde tú siempre vienes. Okay, eso forzó a sacar la mierda de su corazón — ¿Ha ayudado? Ella sonrió un poco —Bueno, estamos aquí juntos, ¿No es así? Acercándola contra su costado, puso su brazo alrededor de ella y miró las filas de brillante madera para el magnífico altar con su cruz de oro y su estatua de veinte pies 46 de altura de Jesús en el crucifijo. Gracias a las luces de seguridad externas, los vitrales brillaban en las grandes ventanas de arco que se extendían hasta los góticos contrafuertes volando allá en lo alto. Y las capillas que honraban Santos parpadeaban con las velas en ofrenda encendidas por los visitantes de medianoche, las estatuas de mármol que representan a la Virgen María, Juan el Bautista, y los arcángeles Gabriel y Miguel ofrecían la gracia a todo aquel que la necesitara.

46

6.10mt.

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No quería que su compañera sufriera, pero estaba tan condenadamente aliviado de que ella estaba volviendo a él. Como macho vinculado, su primer instinto fue siempre proteger a su shellan, y esa cosa de su aislamiento, a pesar de que había durado sólo un día, había sido una especie de amputación. —Ynoqueríadecirteporcausadetuhermana. — ¿Qué? —Murmuró, besando la parte superior de su cabeza. —Tú hermana… Butch se puso rígido, no podía evitarlo. Pero entonces, cualquier mención de ese pedazo de su pasado era suficiente para hacer que se sintiera como si alguien le hubiera arrojado con una batería de coche. —Está bien —dijo. Marissa se enderezó —No quiero molestarte. Quiero decir, tú nunca hablas de... bueno, lo que le pasó. Él bajó la mirada hacia las manos de su mujer. Estaban girando y dando vueltas en su regazo, retorciendo el pañuelo que ahora era una bola. —No tienes que preocuparte por mí —le movió el pelo hacia atrás por encima del hombro, acariciando las hebras finas y lisas—. Esa es la última cosa que necesitas hacer. — ¿Puedo preguntarte algo? —Cualquier cosa.

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Cuando no dijo nada él movió su cara a su línea de visión. — ¿Qué? — ¿Por qué nunca hablas de tu vida antes de conocerme? Quiero decir, sé algunos detalles pero nunca hablas acerca de nada de eso. —Eres mi vida ahora. —Hmm. — ¿A dónde quieres llegar? Ella lo miró y se encogió de hombros —No sé lo que estoy diciendo. Creo que estoy balbuceando. Su bolso dejó escapar un ¡Bing! y tiró la cosa sobre en su regazo. Mientras sacaba su teléfono, él la observó a distancia a pesar de que estaba justo a su lado. —Es un texto de Haver —dijo ella—. Los restos están listos para ser recogidos. Butch se puso de pie —Voy contigo. Marissa lo miró fijamente — ¿Estás seguro de que tienes tiempo? Todo lo que pudo hacer fue sacudir la cabeza ante eso —Vamos. Te llevaré al otro lado del río. Todavía tenemos una buena hora de oscuridad.

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A medida que Craeg se sentó en la silla relativamente cómoda con un respaldo y brazos acolchados, todo le dolía tanto que hasta bien podría haber tenido un peso encima de un conjunto de atizadores de la chimenea. Parte de ello fue por su propia culpa. Después de que había sido traído desde el campo en una camilla, se había negado a los analgésicos de venta libre que le habían ofrecido después de su examen físico. No obstante, había, aprovechado la comida, el baño, y las bebidas. Sin embargo, eso fue todo. Desde que a él y los otros seis les habían mostrado ésta cafetería/sala de lugar de reunión, su dormitorio estilo universitario, de concreto alfombrado como estilo de decoración, TV y galería de cocina, se había estado quedando lejos de los demás. Incómodo de aprender sus nombres, se había mantenido en la parte exterior del grupo, escuchando sus historias sin ofrecer detalles de sí mismo. No era como si tuviera mucho que compartir. Era el único que había quedado de su familia, y no estaba dispuesto a ventilar sus recuerdos de las redadas. A lo que le prestó atención era el ir y venir de ese tipo Peyton, el HDP se había levantado y estaba fuera de su sofá controlando el cuarto con literas cada diez segundos. Por qué el tipo no se limitó a permanecer ahí… Esta vez, cuando Peyton asomó la cabeza por la puerta, había un poco de conversación. Entonces él entró y cerró la puerta firmemente. Cuando el macho volvió de estar fuera al poco tiempo, se acercó al chico Anslam y le susurró algo. Fuera lo

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que fuese, Anslam estuvo de acuerdo con un encogimiento de hombros y un guiño. Y entonces Peyton volvió a sentarse en el centro de la habitación. No mucho después, Paradise llegó y en instante en que atravesó la puerta, todo el mundo la miró, la conversación sobre Tosh.047 se detuvo. Craeg le dio la espalda, sobre todo porque le molestó como el infierno el hecho de que su presión arterial se elevó y su frecuencia cardiaca aumentó solo con ver a la hembra. Maldita sea, ninguna de estas personas eran de su incumbencia. Especialmente ella. —Dama y caballeros —dijo Peyton—. Tenemos a nuestra

Primus. —No me llames así —ella dijo antes de que cualquier tipo de aplauso pudiera suceder—. Nunca. — ¿Por qué? —Desafió Novo—. Nos venciste a todos, duraste más tiempo. Deberías estar malditamente orgullosa de eso. Okay, ahora allí estaba la hembra que debería haber continuado, no es que él estuviera interesado en nada sexual de nadie. Aun así, Novo era su tipo de “dama”, una que conocía su camino alrededor de un circuito de obstáculos y era claramente del tipo maquinaria de reloj, una transgresora de primero pregunta sólo después de que la mandíbula que rompió haya sido reajustada. 47

Serie de TV americana conducida y producida por el comediante Daniel Tosh

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Novo también se veía condenadamente bien en esa suelta camiseta Hanes y esa bata quirúrgica por la que se había cambiado por su destrozada ropa. Tampoco era el único que lo había notado. Anslam, Axe, y hasta

ese

cabrón

de

Peyton

había

estado

observando

subrepticiamente, no era algo que a ella pareciera importarle. La recepcionista, por otro lado, estaba sin duda, muy acostumbrada a que todo el mundo la mirara. Rubias como ella nunca dejaban de llamar la atención. También podrían ser objetivos. Y sí, eso era lo que había estado pensando cuando se elevó sobre su escritorio y le sugirió que entrara al programa. Seguro, una mujer como ella estaba protegida por los hombres de su familia, pero eso no siempre funcionaba, o lo hacía. Su propia hermana hubiera estado viva hoy si eso hubiera sido cierto. —…con nosotros? Craeg miró a Novo — ¿Qué? —Vamos a ir a buscar a alguien para conseguirnos algo más de comer. Hemos terminado todo en la nevera y los armarios aquí. ¿Quieres venir? ─No. —Entonces voy a conseguir más de esas Oreos dobles rellenas para ti. Te las comiste todas. —No tienes que hacerlo.

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—Lo sé —dijo ella mientras se alejaba. Cruzando los brazos sobre el pecho, hizo una mueca mientras empujaba su culo un poco más hacia el final de la silla y echaba hacia afuera sus piernas. Cerró los ojos. Eso era lo que necesitaba, y al escuchar cerrarse la puerta, exhaló. — ¿No tienes hambre? Sus párpados se abrieron y desplazó la cabeza. Paradise seguía junto a la puerta de la habitación con literas, y se veía tan relajada como él ya no se sentía, de pie con sus brazos alrededor de su cintura y las solapas de su bata ajustadas contra su garganta. —No— le espetó. Mierda, no había ninguna razón para arrancarle la cabeza de un mordisco. —Quiero decir... no. —Genial, sonaba como un total idiota. — ¿Cómo están tus pies? —Bien —Hubo una pausa, como si estuviera esperando que preguntara lo mismo sobre ella—. Mira, ¿por qué no te vas con los otros. —Tú no me puedes echar de aquí, lo sabes. Él bajó los párpados —Tienes que superar esto de tratar de hablar conmigo. — ¿Por qué? ¿Qué te he hecho que…? Craeg brincó de su silla y cruzó la distancia entre ellos. Consiguiendo meterse del todo en su espacio, se aseguró de que

J.R. WARD ella

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tuviera un montón de tiempo para medir exactamente lo

grande que era. — ¿Estabas diciendo? —Dijo en voz baja—. O ¿te estás yendo? Sus ojos azules se estiraron ampliamente — ¿Me estás amenazando? —Solo sugiriendo una reubicación, será mejor para los dos. — ¿Por qué no te vas tú? —Llegué aquí primero. —Porque tú fallaste… ciiiiierto. Perdiste con una chica… Ciiiiiierto. Craeg apretó los molares —No me presiones, está bien. He tenido una larga noche como la tuviste tú. —Tú fuiste el que vino aquí como un toro embistiendo. Y me iría porque realmente no me gustas tanto como pensé que sería. Pero la verdad es, que mis pies duelen tanto que no puedo realmente caminar y tengo demasiado orgullo para pedir una silla de ruedas. Total. Jodido. Cabron. Sí, eso fue más o menos lo que sintió mientras dejaba caer su mirada hacía abajo y vio sus pies descalzos, sin calcetines, en toda su sangrienta no gloria: furiosas ronchas rojas habían surgido a los lados y en la parte superior, y el derecho estaba tan

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hinchado que parecía que no pertenecía al final de su delgado tobillo. Cerró los párpados por un momento. Aléjate. Sólo tienes

que ir de nuevo a tu pequeña silla amigo, siéntate de nuevo, y déjala cojear hasta el sofá y extenderse o regresar a la habitación de literas o que te broten alas y volar lejos de su perdón, culo desagradable. En su lugar, se encontró hundiéndose en el suelo. Ambas rodillas tronando tan fuerte que era como oír romperse un par de ramas en la tranquila habitación, sus muslos y pantorrillas gritaron también por el cambio de posición. —Se ven realmente mal —dijo en voz baja. No tenía intención de extender la mano y tocar su piel. Realmente no lo hizo. Pero de alguna manera su mano se fue hacia adelante y rozó la parte superior del pie izquierdo, en lo que era el único tramo de piel no enrojecido. Por encima de él, la oyó inhalar bruscamente, y por alguna razón, no confiaba en sí mismo para mirarla — ¿Te hice daño? Pasó un tiempo antes de que ella respondiera con una voz sin aliento —No. Pasó sus dedos índice y medio tan ligeramente sobre la parte superior de su pie que sólo podía sentir el calor de su piel. El propio cuerpo de Craeg se estremeció. Y su voz no era firme cuando dijo: —Detesto ver estas marcas.

J.R. WARD Probablemente

Blood Kiss también

las

tenía

en

otros

lugares.

Contusiones, hematomas, rasguños, lugares que estaban en carne viva. Quería tocar todos ellos. Tocar otras partes de ella, también.

Esto era malo, pensó. Querido Dios, esto era muy malo... Su deseo sexual había estado dormido durante mucho tiempo y lo último que necesitaba en ese momento era que despertara, especialmente en estas condiciones. Especialmente con una mujer como ella. No tiene que ser una aristócrata para ser una dama. Incluso las plebeyas que eran mujeres trabajadoras podían tener normas y apropiadamente salvarse a sí mismas para conseguir un acoplamiento adecuado. Lo cual no sería con el hijo huérfano de un instalador de pisos. Oh, y ella era muy pero muy claramente una virgen. La forma en la que se retuvo a si misma le dijo eso. La forma en que Peyton, que era claramente un jugador, respetaba su espacio le dijo eso. Pero él sobre todo lo sabía por esa inhalación, que susurraba no. Esto era reaaaalmente malo.

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Capítulo 14

El corazón de Paradise era como algo salido de una sección de tambores, y las oleadas de calor que se estrellaban a través de su cuerpo eran tan atrevidas y brillantes como un conjunto de platillos. Craeg estaba en el suelo delante de ella, su enorme cuerpo doblado en una especie de posición sentada, incómoda, los músculos de sus hombros tiraban de la delgada camiseta blanca que estaba usando, su oscura cabeza flexionada mientras corría cuidadosamente sus dedos sobre la parte superior de su pie. A pesar de que estaba exhausta, sintió cada matiz de su toque, y también se hizo dolorosamente consciente de que estaba desnuda bajo la bata y el camisón de hospital. ¡Hombre! Olvídate de los dolores y molestias. ¿Cual agonía? La única cosa que registró desde su cuerpo, era un gran potencial indefinido que no entendía del todo, pero del cual no era completamente ignorante tampoco.

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Esto era... Atracción sexual. Lujuria. Deseo. Aquí y ahora. Impenitente, compromisos.

implacable,

Atracción

química

sin

—No debería estar tocándote así —dijo él suavemente. No, pensó ella. No debería —No te detengas. Su cabeza giro hacia arriba, y sus ojos se encontraron con los de ella —Esto no es una buena idea. Definitivamente no lo era. Realmente, definitivamente no lo era —Me siento borracha.

totalmente,

Craeg cerró los ojos e hizo una mueca —Tengo que parar. Pero no lo hizo. Él solo corrió esos dedos arriba hacia el tobillo y luego más alto a su espinilla. —No llevo ropa interior —ella dijo. Ahora él inclinó la cabeza y se frotó la cara con la mano que no la estaba tocando —Por favor no me digas cosas como esas. —Lo siento. No sé lo que estoy diciendo. —Ya me di cuenta de eso. A medida que el cuerpo de él parecía temblar, ella le susurró: — ¿Es esta la razón por la que no te gusto? ¿Esta conexión?

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—Sí. —Así que la sientes también. —Tendría que estar muerto para no hacerlo —murmuró. —Esto es de lo que hablan, ¿no es así?, esta necesidad. Él gimió y se balanceó a pesar de que ya estaba en el suelo —No… — ¿No qué? Craeg solo se limitó a sacudir la cabeza, y se empujó a si mismo lejos de ella. Poniendo sus rodillas arriba, descansó sus antebrazos en ellas y pareció tratar de recomponerse a sí mismo. Después de un momento, movió embarazosamente su pelvis un par de veces, como si algo estuviera atascado allí o tuviera calambres. —No voy a hacer esto contigo —dijo en voz baja—. El programa de entrenamiento es todo lo que tengo. Es el único futuro que tengo, así que quedarme y hacerlo bien no es una cosa de vanidad para mí. No estoy tratando de demostrar nada a mis padres tampoco, y no es que tenga una obsesión o un deseo ardiente de salir y pelear contra el mundo. Yo, literalmente, no tengo nada esperando por mí. Así que no voy a dejar que nada ni nadie se interponga en mi camino. — ¿No puedes hacer las dos cosas? —Dijo, a pesar de que no estaba segura de lo que estaba sugiriendo.

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¡Oh, y una mierda sobre eso! Sabía exactamente lo que estaba sugiriendo: Después de haber tenido sus manos en su tobillo, quería saber que se sentiría tenerlas sobre todo su cuerpo. —No —repitió—. No puedo hacer ambas cosas. Con una maldición, él forzó el camino hasta sus pies, las palmas de sus manos viajando al frente de sus caderas, cubriendo algo mientras caminó de regreso a donde había estado sentado antes. Sin embargo no se quedó sobre la silla. Se quedó de pie, mirando hacia abajo a los cojines, un gran cuerpo tenso. —No tienes que protegerme —dijo. Después de un momento, la miró por encima del hombro, y su rostro era sombrío —Joder a eso. Me estoy protegiendo a mí mismo.

A medida que Butch los llevó sobre el río en el Lexus, Marissa miró por la ventana a su lado. Los soportes del puente formaban un patrón que cortaba la vista del agua abajo, haciéndola pensar en la lenta repetición de un limpiaparabrisas. Ellos eran tan altos, que no podía decir si había olas en la superficie. Probablemente no. Era una noche tranquila en cuanto al clima. Por alguna razón, siguió su camino de regreso a cuando ellos dos habían caído enamorados, probablemente porque su cerebro no podía manejar a dónde se dirigían y por eso escapaba a una

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parte de su pasado que la había llenado de maravilla, dicha y excitación. No había nada parecido a ese primer toque. Ese primer beso. Ese momento en el que tuviste sexo por primera vez, y miras la cara por encima de la tuya y piensas: ¡No puedo creer

que realmente estemos haciendo esto! — ¿En qué estás pensando? —Preguntó Butch, apretándole la mano. — ¿Te acuerdas dónde nos besamos por primera vez? Su compañero se rió en voz baja —Dios, sí. Fue en el porche del segundo piso de la mansión de Darius. Yo rompí el brazo de esa silla de mimbre. Ella sonrió y miró a través de él —Lo hiciste ¿no es así? —No esperaba que fuera tan... fuerte. En la tenue luz del tablero de instrumentos, sus rasgos eran tan sexys como siempre lo habían sido para ella, y pensó en lo que parecía cuando estaba excitado, sus ojos color avellana entrecerrándose, con el rostro tornándose tan serio, su cuerpo aquietándose antes de abalanzarse. —Quiero tener sexo contigo cuando regresemos a casa — dijo ella. Su cabeza giró tan rápido, que el sedán se desvió de su carril. —Bueno, ya sabes. Eso sí que puede arreglarse. —Me siento culpable por ello.

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—No lo hagas —Sus ojos se encontraron al mirarla—. Es muy natural. Quieres sentirte viva ante la muerte, esto no significa que no te sientas triste, o no vayas a hacer lo correcto por ella. Los dos no son mutuamente excluyentes. —Eres muy inteligente. —Solo he tenido mucha experiencia en noches como ésta. Echándose hacia atrás en el asiento de lujo, dejó que las familiares sensaciones eróticas bombearan a través de su cuerpo, y se imaginó agachándose por debajo de sus brazos, y consiguiendo meterse en su bragueta, y chuparlo mientras conducía a lo largo. Pero nunca la dejaría hacer eso. Y además, mientras alcanzaban el lado más alejado del Hudson, su cerebro cambió de tema ─Por favor, no le hagas daño. — ¿A quién? ¿Tu hermano? —Sí. —Voy a ser un caballero a carta cabal. Ella lo miró —Lo digo en serio. —Yo también —Él le dio a su mano un apretón—. No tienes nada de qué preocuparte. No te haría eso, y eso lo hace un tipo muy afortunado.

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Butch siguió las instrucciones que habían sido texteadas para ella cuando había pedido por una forma de llegar allí en coche, y unos quince minutos más tarde, estaban rebotando por un camino de tierra que serpenteaba por el bosque. Esta vez, el edificio de entrada era una modesta casa de campo de dos pisos, y había un par de sedanes estacionados en la calzada de adoquines. Cuando bajaron, empezaron a dar la vuelta a lo que parecía ser un edificio anexo para maquinaria de tractores, pero que en realidad era el mismo tipo de kiosco en el que ella había estado más temprano en la noche. El procedimiento fue el mismo: La comprobación, dar un paso hacia adentro, ser escaneado por un láser. Y luego un muro de herramientas fue desplazado y estaban en un ascensor, encabezando el descenso dentro de la tierra. —Esta construcción debía de costar un montón de dinero — ella murmuró mientras ambos miraban hacia la alineación repicante de los números sobre las puertas — ¿Cuatro pisos bajo tierra? ¡Guau! —Era necesario hacerlos. Ella lo miró. —Espera… ¿así que sabías acerca de ésta nueva clínica? ¿Por qué no me lo dijiste? Butch se encogió de hombros —No quería molestarte sacando a relucir a tu hermano —Él la miro fijamente. —Dime que Havers se comportó cuando estuviste aquí, más temprano. —Lo hizo.

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Su compañero asintió y tiró de sus finos pantalones negros. Como siempre, cuando estaba fuera de servicio, su hellren, policía Southie48 estaba vestido como algo sacado del catálogo de Neiman Marcus49, con su reluciente camisa blanca y su chaqueta de fina gamuza como el papel, casi tan caras como parecían. También olía muy bien, a pesar de que eso era más gracias a su esencia de emparejamiento que a algún tipo de colonia, su reloj Piaget y esa gran cruz de oro que siempre llevaba, eran sexys, sin ser sobre exagerados. Y sin embargo, él tenía razón. Si hubiera querido, podría haber matado a su hermano con sus manos desnudas, y probablemente quería hacerlo. Sin embargo, ella le creyó cuando dijo que nunca haría eso en frente de ella. —Es increíble con sus pacientes —ella se oyó murmurar. —Ese nunca ha sido su problema. No, no lo había sido. El ascensor rebotó ligeramente al detenerse y ellos emergieron dentro de otra zona de espera que era más pequeña y más independiente que la otra en la que había estado. La recepcionista en el mostrador miró a Butch primero, y luego se tomó su tiempo en darle un discreto y detallado repaso. Pero él no lo noto —Bienvenido —dijo—. El doctor sabe que está aquí. ¿Puedo conseguirle café mientras espera? 48

Región del Sur/Sureste de Bostón dónde en su mayoría radican las familias de ascendencia irlandesa de clase trabajadora. 49 Lujosa tienda por departamentos, en los Estados Unidos. Comercializa prendas de primera línea, además de calzado, muebles, joyas, productos de belleza, electrónica y hogar.

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“¿O tal vez algo más personal?” Como su tono parecía sugerir. —Estamos bien, gracias —Butch tomó el codo de Marissa y la llevó hasta la línea final de sillas contra la pared del fondo. A medida que tomaron asiento, se alegró cuando él le tomó la mano. —Entonces, ¿cómo estuvo la primera noche del programa? preguntó ella, tanto para hacer conversación y porque le importaba. Sus cejas se juntaron en un ceño fruncido —Estuvo bien, nadie resultó herido de gravedad. Tenemos a siete que lograron atravesarlo. Van a pasar el día con nosotros, sobre todo porque no queremos que sus padres los vean así de desastrosos. Además, es una buena oportunidad para que el grupo comience a unificarse. Voy a enseñar la primera clase al caer la noche, y luego se les permitirá irse a casa después del entrenamiento. —Estoy realmente muy contenta de que haya ido bien. —Ya veremos. ¡Oye! ¿Conoces a la hija de Abalone, Paradise? Nos brinda ayuda en la casa de audiencias. —Oh, es encantadora. —Fue la que más duro. Esa chica tiene un corazón de acero. —Abalone debe estar muy orgulloso. —Lo estará.

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Se quedaron en silencio. Hasta que ella habló de nuevo — Creo que voy a enfermar. Butch de inmediato comenzó a levantarse, pero ella le dio unas palmaditas en el brazo —Quise decir eso más como una expresión que como una intención real. — ¿Quieres ir de nuevo al coche? Puedo traer los restos hasta ti. Marissa sacudió la cabeza —No, ella es mía. Hasta que encontremos su propia familia, ella es mía. Butch le pasó un brazo por los hombros y la atrajo más cerca —Prepárate para que eso no cambie incluso cuando la hayas regresado a su linaje. — ¿Fue así cuando trabajabas, era así cómo te sentías? —Con cada una de mis víctimas —Exhaló largo y lento—. Para mí, nunca se fueron. Incluso ahora, cuando no puedo dormir, veo sus rostros en el techo encima de la cama. Recuerdo cómo se veían en vida, y no puedo olvidar cómo yacían en la muerte. Es una mancha en mi cerebro. Mirando su perfil, su duro, bello, e imperfecto perfil, se conectó a todo el amor que sentía por él — ¿Por qué no me despiertas y me hablas cuando estás así? Su tensa sonrisa era toda acerca de restar importancia — Tienes un trabajo también. —Sí, pero yo…

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—No importa. Es parte del pasado.

No si eso sigue manteniéndote despierto, no lo es, pensó. —Tú y yo somos tan parecidos —murmuró ella—. Los dos hemos dejado de lado nuestras antiguas vidas. —Estás haciendo ese sonido como si fuera algo malo. Antes que ella pudiera decir nada más, la puerta cruzando el corredor se abrió y una enfermera en un uniforme blanco entró con una caja negra que, absurda e inapropiadamente, hizo a Marissa pensar en el par de Stilettos Stuart Weitzman que se había comprado la otra noche. Tenían el mismo tamaño. Había esperado que el contenedor fuera más grande. Menor. Diferente. Dios, no lo sabía. —Sentimos mucho su pérdida —dijo la enfermera mientras se dirigía a entregarla a Butch. Marissa intervino y tomó la caja. Pesaba menos de lo que había pensado. Por otra parte, estaba solo llena de cenizas, ¿no es cierto?—. Gracias. La hembra se sonrojó ante la falta de protocolo: Como Marissa era una hembra de una Familia Fundadora, se suponía que nunca tendría que tocar cualquier cosa referente a los muertos: En el Antiguo País, ese contacto era visto como mala suerte, sobre todo si una estaba embarazada o en edad de tener hijos. Sin embargo, a la mierda con eso. — ¿Había algo más con sus cosas? —preguntó Marissa.

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La enfermera se aclaró la garganta como si estuviera tratando de tragar su desaprobación y ahogándose en el intento. —En realidad, había algo —Ella miró a Butch como si estuviera buscándolo para que diera un paso adelante y consiguiera hacer que su compañera fuera razonable —Ah... Para su crédito, Butch simplemente levantó una ceja como si no supiera qué infiernos estaba ocurriendo acerca de la hembra. La enfermera se aclaró la garganta de nuevo —Bueno, había una cosa. Era el único efecto personal que encontramos, estaba remetido dentro de su… — ¿Dentro de su qué? —Marissa exigió. —En su sostén ─La enfermera puso su mano en el bolsillo de su uniforme y sacó una longitud negra algo o así, con una cinta de tela roja en ella—. Esta segura que lo quiere… Marissa le arrebató la cosa fuera del agarre a la enfermera. —Gracias. Nos iremos ahora. Antes de que nada más pudiera ser dicho, ella se giró y apretó la flecha “arriba” en la pared. Como si el ascensor hubiera estado esperando para ayudarla a largarse como la mierda de allí, las puertas se abrieron y entró. Butch estaba, como siempre, justo detrás de ella. Fue solo cuando subían de nuevo al nivel del suelo que miró lo que había tomado de la otra mujer. — ¿Qué es esto? —Dijo ella, girando las cuatro pulgadas del largo trozo de metal negro en la mano. Ahí había una borla de

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seda roja colgando de un corte en un extremo, y por otro, una parte con muescas en punta que parecía como algo que encajaría en una cerradura—. ¿Es esto una llave? Butch se lo quitó y examinó la cosa — ¿sabes?, puede que lo sea.

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Capítulo 15

Para la caída del sol de la siguiente tarde, Peyton había decidido que no le gustaba ninguno de ellos. Mira, no es que pensara que era mejor que los otros cinco aprendices. Había algo con cada uno de ellos que no le gustaba. Axe, ese solitario con un estilo Punk/Gótico, Si,-sabemosque-eres-un-tipo-duro, Obvio. El bastardo había dejado el cuchillo de cocina para no ser un asesino serial.

Boone, ¿El

Adonis con esos músculos? Uh-huh, sabemos que puedes caminar en tus manos y tirar de tu culo como si estuvieras atado a tu garganta con una cuerda, pero a quién le importa. Estás aquí para pelear no para cachetear en un tutú y tratar de entrar al Cirque du Soleil50. ¿Anslam?, nada más que un perdedor de la glymera, ni siquiera de una Familia Fundadora. Irrelevante, impresionante que hubiera llegado tan lejos como lo había hecho.

50

Cirque du Soleil es una compañía Canadiense de entretenimiento, la cual se describe a sí misma como u o taje d a áti o de a tes i e ses y espa i ie to alleje o y uya sede se encuentra en Quebec, Canadá

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El único aunque realmente no le gustaba, era ese tipo Craeg, sin embargo era realmente por la manera en la que todos, incluso Paradise, lo trataban como si fuera el ungido líder del grupo. No porque Peyton estuviera buscando el trabajo, pero vamos. Nadie había puesto un cierre en ello todavía. No había razón para ponerlo en un pedestal tan pronto. Y esa no era la única cosa que le molestaba del tipo. Había algo más acerca del macho, algo a lo que no podía descifrar. ¿Instinto tal vez?, ¿La sensación de algún tipo de amenaza? No sabía pero estaba completamente seguro de que algo iba a salir. Y entonces estaba esta hembra Novo. Estirándose en su silla en el cuarto de descanso, Peyton furtivamente miro en dirección a ella. Estaba tendida en el sofá de la izquierda, sus largas, largas piernas cruzadas por los tobillos, sus manos entrelazadas sobre su estómago plano como si estuviera muerta. Su cabello que era de un negro–lirio, como un palo recto y trenzado como una cuerda. Su piel era color miel y nunca en su puta vida había visto a una hembra construida con esa clase de músculos. Había pasado la mayor parte del día evitando calcular el tamaño de sus senos, sobretodo porque no estaba seguro si le cortaría las pelotas si se llegaba a dar cuenta. Frotándose los ojos, quería un porro tanto que estaba temblando. Tal vez Paradise tenía un punto acerca del uso de drogas. Entonces otra vez, había sido una larga maldita noche de un extraño maldito día. Después de asegurarse que Paradise se despertara y comiera, el resto de ellos (excepto por Craeg el Gran Colmilludo

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quien era mejor que todos los demás) se habían ido a pasear por las instalaciones, encontró a un doggen y le preguntó por más comida. Entonces regresaron aquí para encontrar a Paradise otra vez dormida en los dormitorios, y a Craeg sentado en una silla con los ojos cerrados. Probablemente contemplando cuan superior es su pelusa en el ombligo sobre la de los demás. En ese punto, sin tanta conversación, cada uno eligió un punto en el cuarto sin adornos y procedieron a no dormir mucho o muy bien. Por mucho que odiara admitir la debilidad, todavía brincaba por cualquier sonido fuera de lugar, su glándula suprarrenal hiper-alerta aun cuando la enfermera que lo examinó le dijo que la prueba había terminado y que nada como un natural choque eléctrico de puño en la garganta iba a venir por ellos. Sin aviso, Paradise asomó su cabeza de los dormitorios, tal vez esperando encontrarse a sí misma dejada atrás. Cuando Peyton abrió la boca para decir su nombre, capto los ojos de Craeg arrastrando sus ojos sobre ella, mirándola de la cabeza a los pies como hacen los machos cuando son unos locos prostitutos hijos de perra. Ese movimiento era su firma personal, joder. Antes de que le pudiera ladrar al tipo que lo dejara, la puerta del pasillo exterior se abrió completamente, y dos enormes machos entraron como si les perteneciera el lugar. Hermanos.

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Hablando de poner atención. Todos los seis alumnos holgazanes se levantaron como si les hubieran pateado en el trasero. Por la puerta del cuarto de literas, Paradise se enderezó y se ajustó las solapas de la bata apretándola más. El Hermano de la izquierda vestía unos jeans y una playera negra, y era muy posiblemente la cosa viva más grande que Peyton había visto además de un elefante. Era también bien parecido, uno se pregunta porque la Virgen Escriba ha botado con toda esa belleza a un solo tipo en lugar de repartirla más equitativamente sobre unos cuantos miles. Y junto a él estaba un Hermano ligeramente más bajo que estaba construido como un bulldog, bebiendo café, y vistiendo una sudadera de los Red Sox de Boston. ─La reina de belleza junto a mi es Rhage ─dijo el tipo de la sudadera─. Soy Butch. Y ya sabemos quién carajos son ustedes. En este momento son las seis en punto de la tarde. Tienen una hora para bañarse en los vestidores, ponerse los uniformes que deberán llevar, y volver aquí a comer. Después de eso, queremos que se formen afuera del corredor. Cualquiera que llegue tarde está fuera del programa. ¿Butch? se preguntó Peyton. ¿El nombre del Hermano es Butch? ¿Cómo en el mundo humano…? Un minuto ─Eres Dhestroyer ─Peyton se escuchó a si mismo decirlo─. Santa mierda, sé quién eres. Estás emparejado con Marissa hermana de sangre de…

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─ ¿Alguna pregunta? ─Butch habló sobre él─. Bueno. No lo creo. Una hora. Eso es todo lo que tienen ─Con ese cierre, el macho se dio la vuelta y se fue. El Hermano Rhage les dedico una sonrisa ─Prueben el filete de lomo. Es malditamente maravilloso. Y el cordero también. Oh, y el puré de papas. Sáltense la ensalada. Desperdicio de masticadas. Hasta después ─Al menos no parecía querer

matarlos, pensó Peyton mientras la puerta se cerraba de nuevo. ─Me pregunto cómo se verán los uniformes ─dijo Paradise. ─Éste no es un desfile de modas ─escupió Craeg. Peyton le mostro sus colmillos al macho. ─ ¿Quieres un problema, imbécil?, porque puedo arreglar eso ─La cabeza de Craeg giró hacia él. ─No te estaba hablando a ti ─Peyton no tenía idea que hizo mover sus pies, pero antes de que lo supiera, estaba nariz-connariz con el HDP51. ─Vamos a dejar esto claro. No la mires. No le hables. Y real y total jodidamente no le faltas el respeto. ¿Estamos claros? ─Los ojos del macho miraron hacia Paradise. ─Creo que tu chico aquí es un poco territorial. ¿Te importaría llamarlo antes de que se lastime? Yyyyyyyy eso fue todo. Peyton no tuvo conciencia de ir por el hijo de puta, pero lo siguiente que supo, fue que estaba sobre el macho como una capa de pintura, puñetazos, ataque de brazos y piernas dando patadas. 51

Hijo de Puta

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Nunca había estado en una pelea antes, pero por alguna razón su cuerpo parecía saber qué hacer, no es que no fuera a conseguir que le patearan el culo. Craeg era más alto y pesado y su alcance era como el de Stretch Armstrong52, esos golpes venían de todas direcciones, alcanzando su cara, su garganta y su pecho. La gente gritaba alrededor de ellos. Los muebles del rededor fueron golpeados. Fue estrellado contra la pared, y fue correspondido por un giro de Craeg, golpeándolo en la puerta del corredor tan fuerte que rompieron los paneles limpiamente como un par de astillas, terminaron peleándose en el pasillo. Y todavía luchaban. Para haber estado medio muerto doce horas antes, Peyton se encontraba malditamente lleno de energía. Era como ver algo de Maury53. Paradise siguió la pelea hacia el corredor, estaba teniendo una experiencia extra-corporal. La mitad de ella estaba en el drama, tratando de agarrar un brazo volador, o gritándoles con la esperanza de llegar a alguno de ellos. La otra mitad estaba en la tierra de ¡OH, POR DIOS!, porque no podía creer que esto estuviera pasando frente a ella por su culpa. Peyton era un montón de cosas, pero nunca violento. Y ¿Craeg? bueno, no lo conocía mucho pero parecía mucho más controlado que esto.

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Un juguete muy popular en los ochenta conocido como el hombre de goma. Es un talk show conducido por Maury Povich.

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─ ¡Vamos! ─gritó─. ¡Solo paren esto! ─Los cuerpos de los machos impactaron la pared de concreto, un horrible crujido sugirió que alguien se había roto algo… no, en realidad fue un bloque de cemento. Mientras tanto la sangre volaba de la nariz de Peyton, salpicando de rojo brillante la pintura blanca y la playera de Craeg fue desgarrada por la mitad, dejándole libres sus… Okay, WOW. El tipo era delgado, pero bien construido, grandes músculos sobresalían a ambos lados de su espina dorsal, sus hombros se amontonaban y liberaban con cada puñetazo que lanzaba, su increíblemente angosta cintura… Correcto, eso era inapropiado. Pero demonios. Sacudiéndose a sí misma, se lanzó hacia adelante en otro intento de atrapar, detener y ralentizar las cosas, fue por el brazo derecho de Payton, porque toda esa desnudez era mucho para manejar. Novo la agarró y la arrastró hacia atrás justo cuando casi fue alcanzada por un golpe en la cara. ─Déjalo ya ─ dijo la hembra. ─ ¡Alguien va a salir lastimado! ─Mejor ellos que tú ─Novo giró los ojos─. Los machos son idiotas. Ellos solo están peleando por dominio. Personalmente, prefiero guardar mis energías para el trabajo real, lo opuesto a ésta mierda de postura social. Paradise jadeó y gritó ─ ¡Van a hacer que los echen!

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─Si lo hacen, será por ellos ─Junto a los combatientes, Anslam reía y aplaudía─. ¡Golpéalo como a una perra, Peyton! Paradise miró al macho ─Ésta no es una pelea de gallos, ¿sabes? ─Al diablo que no lo es. Agregaría su nombre a la lista de los idiotas, Paradise miró de arriba abajo del corredor. No venía nadie por ningún lado, pero dado el número de puertas cerradas, eso no iba a durar… De repente, Craeg cambió lugares, agarrando a Peyton de los hombros, girándolo y estrellándolo contra la pared como si intentara romper la pared de concreto con el tipo. ─Esto es una locura ─dijo una voz de macho con acento arrastrado. Giró detrás de ella, vio a Axe apoyado en el marco de la puerta del cuarto de descanso, sus brazos cruzados sobre el pecho, su expresión era la de alguien que estaba contemplando pintura seca. Paradise estrechó los ojos hacia él ─ ¡Tienes que detener esto! Levantó una de sus cejas negro azabache ─ ¿Tengo qué? ─ ¡Sí!, Los van a echar. ─ ¿Y eso me afecta cómo? ─Deliberadamente se detuvo a si misma de abofetear esa sardónica expresión de su medio perforado rostro. ─Tú quieres a alguien que te ayude.

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─Yo no voy a intervenir en una pelea por ti. No te ofendas pero follarte sería como tener sexo con un maniquí de una tienda de departamentos. Eres hermosa, pero totalmente inútil en la cama. La quijada de Paradise se cayó ─Esa es la cosa más grosera que alguien me ha dicho jamás. ─Entonces has llevado la vida cómoda que pensé. Y ofendida o no, esa es la verdad. Volteando hacia Boone, ella abrió la boca, pero él sacudió su cabeza, todo nop-yo-no ─ ¿Qué pasa con ustedes gente? ─ demandó ella. Al menos la pelea estaba bajando… oh, sí, no, todavía estaba yendo fuerte: Craeg tomó a Peyton alrededor de la cintura y lo lanzó al piso, los machos forcejeaban, ahora los pies desnudos rechinaban en el piso de piedra pulida, las palmas abofeteaban. Y fue cuando Butch y Rhage irrumpieron en el grupo. Poniendo su cabeza entre sus manos, esperaba que los gritos comenzaran. Sí esto era algo como el ejército humano sobre el que había leído o visto en las películas, ellos probablemente serían castigados por esto. Tal vez sería echada por ser problemática, aún si no había hecho nada más que un comentario nervioso. Tal vez Peyton y Craeg solo serían castigados. Después de que uno o ambos estuvieran fuera de su reparto.54

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Se refiere a que ambos eran protagonistas de los escenarios de castigo anteriores

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Cuando el combate solo continuó, miró a través de sus dedos a los Hermanos. El par estaba parado a un lado, observando la acción, hablando entre ellos. Y entonces Rhage asintió con la cabeza y se dieron la mano. Paradise miró alrededor a los otros reclutas, y se encontró con que todo el mundo había desaparecido de vuelta al comedor. Algún tiempo después Peyton finalmente perdió. Un mal planeado cabezazo mandó su frente directamente al piso de concreto. En ese punto hubo un horrible sonido, como una bola de boliche que ha sido arrojada a una losa de piedra, y el cuerpo del tipo se relajó como si sus huesos se hubieran hecho líquido. Craeg se movió y colapsó plano sobre su espalda, respirando con dificultad, carraspeando, limpiando sangre de sus ojos. ─ ¿Cuánto era? ─Rhage preguntó a Butch. ─Cinco. ─Demonios, pensé que mi chico lo haría mejor que eso. ─Rhage empujó su mano a su bolsillo y sacó una billetera negra. Sacó un billete, y lo estampó en la palma de Butch─. Vamos doble o nada la próxima vez que uno empiece. Paradise retrocedió cuando ellos se dieron la vuelta y se alejaron como si absolutamente nada hubiera pasado, ─ ¿Es una broma? ─dijo en voz baja. Quería llamarlos después de que Peyton seguía desmayado en el frío… no, espera. Él estaba gruñendo y girando sobre su espalda.

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Al menos seguía vivo, pensó mientras se acercaba. ─ ¿Qué demonios pasa contigo? ─demandó─. ¿Quieres que te echen? Por supuesto, esa amenaza habría tenido más valor si sus dos profesores hubieran estado haciendo algo más severo que las apuestas en la maldita pelea. Los dos machos la miraron divertidos. Dios, se veían tan mal como la noche anterior, tal vez hasta peor. Demonios, iban a tener los ojos negros, y el labio de Craeg tenía una herida tan profunda, que probablemente necesitará puntadas. ─Estoy… bien ─murmuró Peyton antes de escupir sangre. ─Sii ─ceceo Craeg─. Muy bien. Lo cual salió como BbuyMien. ─Dime ─gritó─. ¿Cuántos dedos tengo? Poniendo el dedo de en medio, dando al par de idiotas la oportunidad de centrarse en el hecho de que los estaba mandando al carajo a los dos. Y entonces se marchó a buscar a alguien con uniforme de enfermera o doctor, se corrigió Maldición, uniforme de limpieza.

Por Dios, el corredor necesitaba ser limpiado y cualquiera con una escoba podía empezar con los dos desperdicios de espacio que habían hecho el desastre.

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Capítulo 16

Treinta y cinco minutos, dos puntos de sutura en su labio inferior, un picoteo rápido en la Primera Comida más tarde y Craeg estada delante y en el centro del gimnasio con los otros seis miembros de su clase. Bien, no en el frente ni en el centro de la formación… estaba más bien en un lado y un poco hacia atrás. También se estaba meciendo sobre sus pies. Lo último que necesitaba su cuerpo era otra pelea a puños, intensiva de alto contacto, pero no iba a dar marcha atrás en la clase. ¿Y en cuanto a Peyton, el así llamado "no novio” de Paradise? Ajá. Siiiii. Que se joda. Él, no ella. La buena noticia es que tan mal como estaba, Peyton no fue capaz de soportarlo. Había sido trasladado en una camilla como un pedazo de carne.

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Trasladado en ella. ¿Quién ganó ésta, perra? Oh, y ninguno de ellos había sido expulsado. Al parecer, había apuestas sobre el resultado y los Hermanos no se habían involucrado. Una de las puertas del gimnasio se abrió y en ese momento, los Hermanos Butch y Rhage entraron, vestían los mismos pantalones sueltos de algodón y la camiseta que todo el mundo llevaba. El Hermano Butch no perdió el tiempo mientras se detenía frente al grupo —Así que, a la vista de todo el rollo Mayweather/Pacquiao55, vamos a empezar con combate cuerpo a cuerpo en vez de con el libro de aprendizaje. —Por favor dense cuenta —dijo Rhage con una sonrisa—, que sus uniformes son blancos. —Es porque OxiClean56 no es muy bueno con las manchas de sangre, pero estamos preparados para utilizar Clorox57 si tenemos que hacerlo. Craeg se tragó una maldición. Justo lo que necesitaba. —Vamos a emparejarlos —Continuó Butch—y evaluar lo que saben ya que uno de ustedes está en horizontal. Nadie tiene que preocuparse por luchar contra Hollywood aquí. —Personalmente, estoy a punto de llorar por eso —dijo 55

Boxeadores famosos. Marca de quitamanchas. 57 Marca de lejía. 56

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Rhage—. Así que Novo con Boone… Axe, tú con Anslam. Eso deja a Craeg y Paradise. —Espera —dijo Craeg—. No puedo... No quiero hacer eso. — ¿Golpearla? ¿Por qué? ¿Porque no puedes levantar los brazos? No es mi problema. Craeg se inclinó y bajó su voz —No voy a golpearla. Rhage se encogió de hombros —Bien, puedes conseguir que te pateen el culo de nuevo. Butch intervino —En realidad, ganó esa pelea, recuerda. Y tengo tus cinco dólares para probarlo. —Solo porque el chico dorado de aquí se noqueó a sí mismo. —Perder es perder —Butch se enfoco en Craeg—. Pero mi hermano tiene razón. O te defiendes o regresas por más hilo de Doc Jane. Es tu elección. Con eso, se les dijo que se pusieran en diferentes cuadrantes del enorme gimnasio y Peyton fue llevado a un lado. Craeg vio a los demás moverse, tratando de pensar cómo salir de esto. Divertido, cuando le había dicho a ella que debía entrar en el programa para aprender defensa personal, no había considerado que fuera él de quién tendría que defenderse. Incluso si era una "clase". —Bueno —dijo Paradise mientras se acercaba a él—. ¿Vamos a hacer esto?

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—Esperaré hasta que uno de los machos acabe. — ¿En serio? Miró hacia abajo desde su altura mucho mayor —No quiero hacerte daño. —No derrotaste a Peyton con facilidad —masculló—. Te llevó como media hora. — ¿Realmente te estás comparando con un macho adulto maduro? Al que mandé a una camilla. —Oh, tienes razón. No sería justo. Porque en comparación con los dos, yo soy un maldito genio. Mientas ella ponía sus manos en las caderas y le miraba, se preguntaba qué infiernos más le iba a decir. No quería dejar salir la verdadera razón, que tenía todo que ver con el hecho de que aún recordaba lo suave que su piel se sentía, todavía podía recordar lo pequeño que era su tobillo comparado a la palma de su mano, podía imaginar tantas cosas que quería hacer con ella, absolutamente ninguna de las cuales implicaba violencia de ningún tipo. Absolutamente todo incluía contacto con sus dedos, sus labios... su lengua. Craeg cruzó sus brazos sobre su pecho —No voy a luchar contigo. —Así que si te doy caña, ¿no vas a hacer nada?

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Él elevó una ceja —No me preocupa ser noqueado. —Oh, ¿De verdad? —No. Tu menor resistencia por un lado, no va a… Lo siguiente que salió de su boca fue un grito agudo que hizo que todos en el gimnasio se volvieran para ver qué demonios había pasado. Y podría decirles, pero estaba demasiado ocupado cubriendo sus pelotas con las dos manos y flexionando la cintura. Ella le había dado un rodillazo en la ingle. En la ingle. Con su rodilla. — ¡¿Qué cojones?! —Escupió—. ¿Por qué hiciste eso? Parecía tan sorprendida como todo el mundo. Pero se recuperó rápidamente, fijando su cabeza con las manos una a cada lado, elevó la rodilla otra vez, clavándosela tan duro en la cara, que vio más estrellas que un árbol de Navidad humano lleno de luces. Mientras soltó otro aullido perdió el equilibrio, ella juntó ambas manos, extendió sus brazos y giró en un círculo cerrado como si fuera a lanzar un disco, dándole en la sien con la fuerza suficiente como para bloquearle las piernas justo debajo de él. ¡Boom! Fue abajo, a las colchonetas azules. Todos vinieron corriendo mientras ella estaba sobre él, preparada para lo que viniera, mientras él se las apañaba en el

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suelo. Empujando con sus palmas las colchonetas, levantó su torso y la miró — ¿Realmente quieres que haga esto? —No has hecho nada todavía —alguien habló. —Dime —replicó otro—. ¿Mearas sentado? —Lo hará ahora —llegó una respuesta. Paradise solo hacía un seguimiento de cada movimiento que él hacía, cada contracción, respiración y cambio de sus ojos. Pero no tenía idea de lo que estaba haciendo. Podía notarlo por la forma en que sus manos estaban temblando y el hecho de que sus costillas se elevaban demasiado fuerte debido a la actividad física que acaba de hacer. Estaba también ligeramente excitada. Está bien, era un verdadero problema. El aroma de su sexo había disparado su parte más masculina y le hizo querer que ella corriera para perseguirla, cazarla, meterla debajo de él y tomarla duro. Quería que sus uñas le arañasen la espalda mientras se corría, y sus colmillos descubiertos justo antes de que ella tomase de la vena en su garganta. El deseo era tan fuerte que podría follarla aunque hubiera gente mirando, y como si reconociese el cambio en él, dio un paso atrás. Y entonces de repente nadie se estaba riendo o bromeando de él. Butch caminó entre ellos —Tranquilo ahí, chico grande. ¿Por

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qué no vienes a mí? El Hermano se agachó en posición de pelea, los puños por delante de su pecho, sus ojos estrechados. Pero Craeg no estaba interesado en el macho. Miró a su alrededor con esos hombros gigantescos hacia Paradise, que estaba mirándole con una expresión inescrutable en la cara. Esta vez, cuando un golpe vino hacía el, Craeg entró en completo modo de lucha, algo que no había sucedió con Peyton. Con el otro aprendiz, había dado un sesenta por ciento de lo que tenía, manteniendo parte de su fuerza porque había tenido miedo de matar a ese pedazo de mierda, o causarle daño permanente, de tal modo que tuviera que dejar el programa. ¿Ahora? El filo de la navaja de su excitación, cortó toda restricción a su paso mientras entraba en la batalla cuerpo a cuerpo, esquivando, lanzando un puño, esquivando otra vez, golpeando. El Hermano era brutalmente rápido, potente sin piedad, eminentemente capacitado. No como Peyton, en absoluto. Y a medida que la pelea avanzaba, mientras intercambiaban patadas y esquives, forcejeos y agarres, más gente venía y se paraba alrededor, hasta que hubo una multitud de diez, quince, veinte en el gimnasio. Fue alrededor de unos quince minutos cuando les arrojaron las dagas. Los dos cuchillos afilados de mango negro y de hoja plateada volaron por el aire como de la nada. Butch cogió uno sobre la marcha. Craeg cogió el otro. Y entonces estaban dando

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vueltas, buscando una manera de pasar las defensas, ondeando las armas hacia adelante y hacia atrás, dando estocadas, retrocediendo, las apuestas mucho más altas. Butch no estaba respirando pesadamente en absoluto. Craeg, por el contrario, estaba jadeando como un cabronazo y sudando como uno también. La primera sangre se derramó cuando Craeg calculó mal un arco por un milímetro y consiguió un corte en su mejilla. Cuando volvió a equivocarse, comenzó a sangrar por el hombro. Confundiéndose una tercera consiguió un corte en su muslo. Fue entonces que se dio cuenta de que el Hermano solo estaba dando el sesenta por ciento de lo que era capaz de dar: La precisión de los cortes le dijo a Craeg que su oponente sabía más de lo que mostraba, que era más fuerte que él y que estaba dispuesto a conseguir una victoria basada en incrementar la pérdida de sangre. Pero Craeg no iba a renunciar. No, en ningún caso. No hasta que no pudiera estar de pie, no pudiera ver, no pudiera moverse. No aceptaría nada menos.

Paradise se había dado cuenta inmediatamente de que ésta lucha era una cosa totalmente diferente a esa loca, chapucera escaramuza que había ocurrido en el pasillo más temprano. De hecho con Peyton, Craeg se había frenado por alguna razón, ahora ya no se estaba conteniendo. Su coordinación, mientras se

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enfrentaba a Butch con los puños y luego, ¡oh, Dios!, esas dagas… Le decía a ella y a todos los demás en el gimnasio, que era un luchador increíble, capaz de gran fuerza, equilibrio, flexibilidad y potencia. Fue suficiente para que su cuerpo entero se iluminase como un panel de control. Y no, pensó, tanto como ella respetaba el “Las-hembraspuedan-hacer-todo-lo-que-los-machos-hacen” de Novo, estaba muy claro que no podría haberse manejado con lo que Craeg estaba dando ahora. Podría haberla noqueado con uno solo de los golpes de sus nudillos. O separar su cabeza limpiamente de su espina dorsal. O romper una de sus piernas con un toque fácil. No es que no pudiera aprender defensas y contra medidas, simplemente no las sabía ahora, y de hecho, él se había preparado para atacarla: Cuando se había agachado, desnudó sus enormes colmillos, ella había tropezado hacia atrás y sin embargo, por alguna loca razón, no se había asustado. Lo que era simplemente una completa locura. Tenía unos cuarenta y seis kilos más que ella y había buscado sangre. Así que, ¿lo totalmente loco? De repente quería correr hacia él, pero no demasiado rápido. Hubiera querido que viniera tras ella y atraparla al vuelo... y... Bien, volvió a ese momento que compartieron cuando estuvieron solos en la sala de descanso.

Pero Jesús, no puedo manejarle, pensó mientras le observaba moverse. Y no solo en una lucha: Cualquier hembra que persiguiera a un macho así no iba conseguir un dulce beso al final de la carrera; no quería conseguir una petición de mano y una

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promesa sagrada de una vinculación acordada por una conversación con su padre, donde dicho pretendiente tímidamente pidiera permiso. No era la clase de macho refinado a la que una esperaba para dar su virginidad en la noche de su emparejamiento ante la Virgen escriba y su familia. No, él era un animal con solo un mínimo de razonamiento superior. Y la manera en que la había mirado en ese momento había sugerido que su cerebro se había retirado totalmente.

Debería haber tenido miedo, se dijo otra vez. Por el contrario, quería que la atrapara… A su alrededor, la multitud dejó escapar un silbido mientras Craeg recibió otro corte, ésta vez en todo el pecho. Estaba sangrando en varios lugares, su uniforme manchado de rojo, sangre goteaba por su barbilla del corte en su mejilla, goteando de su muslo, goteando de sus pectorales. Otro flash de la hoja del Hermano le pilló en el hombro opuesto. Después al lado de la garganta. En el otro muslo, el abdomen, a través de la espalda. —Para —dijo Paradise en voz baja—. Para de atacarle. Pero cada vez que la despiadada hoja del Hermano golpeaba, Craeg volvía por más, retornando automáticamente una y otra vez, hasta que fue deslizándose en los charcos que se hacían en las colchonetas azules y su uniforme se tiñó de rojo

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adhiriéndose a su cuerpo. No quiso ceder. Y Butch no le dio cuartel, excepto para evitarle la muerte. — ¡Craeg! ¡Para! —gritó porque no podía ayudarle ella misma. Poniendo su mano sobre la boca, sentía que su corazón iba a entrar en modo pánico mientras se preguntaba si realmente iba a seguir hasta que hubiera perdido tanto de sus venas que no hubiera vuelta atrás. — ¡Craeg! ¡Esto es una locura! Pero aún continuó, hasta que empezó a hundirse en sus rodillas, a dar bandazos en vez de estocadas y a bambolearse cuando se retiraba. Ahora, el desorden le llegó. Dios, estaba demasiado pálido. — ¡Alto! Desde su camilla, Peyton se sentó y gritó — ¡Craeg! Vamos, hombre, que te va a matar. Olas de malestar pasaban a través de los otros alumnos, pero no a través de todos los Hermanos que habían venido a ver el espectáculo. El equipo médico en cambio, tampoco se veía encantado, sin embargo cuando la doctora con el pelo rubio fue a dar un paso adelante, el Hermano Vishous sacudió la cabeza y le hizo quedarse al lado de él. Craeg cayó por última vez cuarenta y dos minutos y muchos, muchos litros de plasma perdido más adelante.

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Apenas cayó de rodillas se meció por un momento, y entonces cayó boca abajo en su propia sangre. Exactamente como lo había hecho en la pista. Paradise se apresuró a ir hacia él, pero Rhage la agarró y tiró de ella hacia atrás —No. Permítele su honor. — ¿De qué estás hablando? ─Dijo entre dientes. Rhage asintió solo hacia los dos combatientes —Mira. Butch estaba parado sobre el macho caído por un momento, dándole a Craeg la oportunidad de volver a levantarse. Cuando no lo hizo, el Hermano esperó que Craeg le mirase. Ojos desenfocados luchaban en una cara pálida para enfocarse en el Hermano. Pero cuando finalmente lo hicieron, Butch pasó el arma a su otra mano y marcó profundamente su palma con la hoja. Mientras Paradise abría la boca, el Hermano extendió la palma de su mano a Craeg, que, de la nada, de repente encontró la fuerza para alzarla y aceptar lo que se le ofrecía. El Hermano tiró de Craeg, lo puso de pie y lo abrazó —Buen trabajo, hijo. Me siento orgulloso de ti. Craeg parpadeó rápidamente, como si fuese a romper a llorar. Entonces pareció renunciar a la lucha contra sus emociones cerrando los parpados, metiendo su cabeza y hundiéndose en los brazos del Hermano.

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—Y así —dijo Rhage, en alta y aprobatoria voz—, es como se hace.

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Capítulo 17

Sentada en su escritorio en Lugar Seguro, Marissa tenía todo tipo de trabajo que hacer: archivos de pacientes por leer, papeles de admisiones que aprobar, facturas para procesar. En vez de abordar algo de eso, solo se sentó en su silla y se quedó mirando fijamente esa negra tira de metal con su borla roja. Después de que ella y Butch habían conseguido llegar a casa, le mostró el extraño objeto parecido a una llave a un número de Hermanos, y ninguno de ellos lo había reconocido o había sido capaz de poner un nombre sólido para la cosa. Entonces Vishous había hecho una búsqueda en Internet con una imagen de eso y regreso sin nada. Para el momento en que ella y Butch se habían ido a la cama, había estado tan agotada, que se había quedado dormida tan pronto como su cabeza había golpeado la almohada. Pero no durmió por mucho tiempo. Sus ojos se habían abierto en torno a las tres de la tarde, y había permanecido sobre su espalda, mirando hacia arriba en la oscuridad mientras Butch había roncado tranquilamente a su lado. Era justo como su hellren habían dicho. Imágenes de esa hembra habían jugado a través del blanco cielo razo, un montaje fotográfico que la había hecho romper a llorar. Y lo más triste de

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todo era que el impulso de llorar se había vuelto aún peor mientras había estado pensado en ella y Butch. Lo cual era una locura. No había nada malo entre ellos. Él no podía haber sido de más apoyo, llevándola a la clínica de Havers, quedándose con ella a través de sus esfuerzos por conseguir algo con la llave, siendo comprensivo con todo lo que ella estaba sintiendo. —Estoy perdiendo mi mente —se dijo. —Eso es por lo que estoy aquí. Marissa levantó bruscamente la cabeza. —Mary, hola… lo siento, me estaba hablando a mí misma. Estoy un poco revuelta en este momento. La shellan de Rhage entró y cerró la puerta de la oficina. —Sí, tengo esa impresión; he estado diciendo tu nombre tres o cuatro veces y no conseguí entrar. Marissa se echó hacia atrás, se apartó el pelo sobre los hombros, y forzó una sonrisa — ¿Qué puedo hacer por ti? — ¿Puedes hablar conmigo? —La hembra se sentó en la silla frente al escritorio—. Estoy preocupada por ti. —Oh, Dios, no pierdas un segundo en eso. Tenemos gente aquí que están seriamente necesitados de tu ayuda… —Los buenos samaritanos como tú y yo tenemos problemas para hacer nuestro trabajo sino hablamos acerca de los casos difíciles. Es un hecho. También me gustaría señalar que soy tu amiga. En el silencio que siguió, Marissa se mantuvo callada sobre todos los trámites en los que no había sido capaz de concentrase, porque su cabeza estaba en mal estado. Y entonces permaneció

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en silencio sobre el día que había pasado sin dormir. Y, por último, no dijo nada acerca de la extraña distancia entre ella y Butch. —No puedo sacarla de mi mente —le espetó. Inmediatamente, las lágrimas llegaron, y maldijo mientras cogía un pañuelo de papel. —No quiero hablar acerca de esto. —Lo sé —dijo Mary suavemente—. Confía en mí, he tenido mucha experiencia personal con no hablar. No es una buena estrategia. —Oh, vamos, tú eres la persona más auto realizada que he conocido. Eres como un diez sobre diez en una escala relativa. —Sólo has visto una instantánea de mi vida Marissa. No me conocías antes. Y todavía tengo conflictos, como todo el mundo. Marissa se limpio debajo de sus ojos y tuvo que luchar contra una creciente ola de berridos. — ¿Cómo lidias con eso? — ¿El conflicto? Hablo con la gente. Hablo con Rhage. Escribo las cosas. —No... el corte limpio. — ¿Perdón? Marissa agitó su pañuelo alrededor. —No tiene ningún sentido. Solo olvídalo. — ¿Te refieres al hecho de que una vida terminó para mí y otra comenzó cuando conseguí estar junto a Rhage? Dios, su corazón latía con fuerza por ninguna buena razón. —Sí. Eso es exactamente.

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Mary cruzó las piernas y se mordió el labio inferior, y mientras se tomó el tiempo para organizar sus pensamientos, Marissa estudió su aún destacado rostro, y su recientemente balanceante pelo castaño, y su aura de calma y confianza. Sí, pensó Marissa, Rhage estaba en lo cierto. La hembra era espléndida, no en el llamativo tipo reina de belleza, o el de todo ángulos, sin carne, cosas de modelo anoréxica, y ni siquiera la estandarizada chica de al lado. Mary era como el resplandor de un fuego depositado en las profundidades del invierno vicioso, cálida y sustentadora, cautivadora e iluminadora. No es de extrañar que el Hermano la adorara. Con una exhalación, Mary dijo: —pienso que fue diferente para mí porque me estaba muriendo, así que sabía que me iba. A pesar de que no estaba consciente de que el cáncer había vuelto hacía un tiempo, me había estado preparando para el día cuando ellos me dijeran que había regresado. Así que registré la salida. Embalado mis maletas mentales y emocionales, tenía mi boleto, estaba lista para irme. Quiero decir, mi madre se había ido, realmente no había conectado con ninguna otra persona en el planeta, no había nada para mí, así que no había nada de lo cual alejarse, ¿tiene eso sentido? Marissa pensó en la noche en que su hermano la había echado afuera por estar con Butch. —Si, entiendo las cosas correctamente —dijo Mary—, ese no fue el caso para ti. ¿Lo fue? Marissa tuvo que apartar la mirada. —No, no lo fue. Volví a la casa que Havers y yo compartíamos, una noche justo antes del amanecer y él... — Ahora, las lágrimas brotaron y cayeron en un apuro, una tras otra, aterrizando en la blusa, los pantalones. Las limpió antes de que pudiera continuar—. Todas mis cosas habían sido empacadas.

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Me dijo que no le importaba a donde fuera, solo quería que saliera de su casa. Puso dinero… Tuvo que aclararse la garganta. —Puso el dinero en un bureau58. Era como si no quisiera tocarme ─Sollozando, tomó otro pañuelo y se sonó la nariz. —Me quedé con el dinero en efectivo. Todavía tengo aquellos billetes de cien dólares. A veces, cuando me encuentro con ellos en mi cajón, pienso, ¿por qué los guardo? ¿Por qué estoy…? oh, por amor de Dios —Tenía que tener un tercer pañuelo—. ¿Qué está mal conmigo? Esa chica está muerta, y no puedo encontrar a su familia o a quien la mató y estoy sentada aquí quejándome de mi hermano tonto del culo que es noticia antigua. Esto es ridículo. —Ese es un trauma pasado —señaló Mary uniformemente —Estoy molesta conmigo misma. —Bueno, ¿has pensado en lo que realmente sucedió anoche? — ¿Me estás tomando el pelo? No hay nada más en mi condenada mente. —No, quiero decir ¿has pensado en ello? —Si tu punto es que tuve que ver a una joven hembra muriendo frente a mí y que su pérdida es un desperdicio trágico de vida de la cual aparentemente estaba incapacitada de hacer lo correcto, sí, por supuesto que lo hago. Mary negó con la cabeza. —Con el debido respeto, te estás perdiendo mi punto. Ayer por la noche, por primera vez desde que Havers terminó su relación con la única pariente que tiene, te viste forzada a contar 58Escritorio.

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con él en busca de su ayuda. No podías salvar a la chica por lo que tuviste que recurrir a tu hermano y esperar y rezar porque hiciera lo correcto para ella. —Lo hizo, sin embargo —Marissa lanzó una dura maldición —. Quiero decir, fue increíble con ella. — ¿Y eso cómo te hace sentir, teniendo en cuenta lo mal que te ha tratado? Yyyyyy señal de más lágrimas. —Pensé en eso. Cuando fui a verla antes de morir. —Aquí está lo que sé que es verdad. Podemos enterrar el pasado todo los que nos guste. Podemos usar cien mil distracciones, algunas de las cuales son saludables, algunas de las cuales no lo son, para mantenerlo bajo la tierra, pero cuando algo no se procesa, volverá absoluta y positivamente a mordernos el culo. Tuviste una vida dura antes de que Butch y tú se enamoraran, y fue sin duda un gran alivio dejar todo eso atrás y comenzar en fresco. Pero no puedes escapar de lo que venía antes. Recuerda Marissa, que somos todas las épocas que hemos tenido en cada momento de nuestras vidas. Llevamos todo con nosotros como un equipaje. Tarde o temprano, las cosas con tu hermano iban a salir de nuevo. Así es la vida. Marissa realizó otro nuevo borrón debajo de sus ojos. —Estoy teniendo problemas para conectar con Butch en este momento. —Por supuesto que los tienes. Es el que causó la ruptura. Marissa retrocedió. —Ahora, espera un minuto, espera… ha sido más que bueno conmigo... —No es un problema de culpa Marissa. Estabas en una

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trayectoria, él entró en tu vida, ahora estás en otra. No lo estoy juzgando o incluso diciendo que hizo algo malo, sólo estoy afirmando un hecho. Por alguna razón, se acordó de quedarse bien despierta mientras dejaba dormir Butch. Eso nunca habría sucedido hace un año. — ¿Qué debo hacer? —No te va a gustar lo que tengo que decir. —Se siente como si no pudiera empeorar. —Vas a tener que hacer las paces con tu hermano. Marissa cerró los ojos. —Nunca podré ser capaz de perdonarlo. —Hacer las paces no significa que lo absuelves de sus equivocaciones. Y honestamente, no es el único con el que necesitas llegar a un acuerdo. La glymera te trató horriblemente, tu posición dentro de la aristocracia era insostenible, y Wrath fue una real mierda y digo eso con amor. Tienes una gran cantidad de dolor y rechazo que en un principio sostuviste porque era la única manera de sobrevivir, y luego lo pusiste a un lado porque finalmente tenías un descanso y una oportunidad de sentirte bien con tu propia vida —Mary asintió con la cabeza hacia todos los papeles sobre el escritorio—. Si quieres volver a ser productiva, vas a tener que mirar debajo de todas esas rocas, sentir tus sentimientos, y salir del otro lado de este viaje. El pañuelo número cuatro salió de la caja como broche a presión pero no acabó por usarlo. Sólo retorció la cosa en sus manos. —No quiero olvidar a la chica. No quiero que esto sea todo sobre mí.

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—Nadie dice que tienes que dejar de tratar de averiguar quién es o hacer lo correcto por ella. Eso sí, no uses eso como una excusa para empacar toda ésta ropa sucia y empujarla de nuevo bajo tierra. Esa es una estrategia a corto plazo para hacer frente, que no se mantendrá, y la próxima vez que todo esto llegue de nuevo y será así, va a ser aún más difícil, porque vas a revivir todo esto con la chica también. Mira, así es cómo la gente consigue paralizarse. Ellos acumulan y acumulan y acumulan, y los factores desencadenantes siguen llegando y las capas siguen construyéndose hasta que la carga se vuelve demasiado pesada, y se doblan. Marissa siguió torciendo y destorciendo el pañuelo. —Tienes razón. —Lo sé. Después de una respiración profunda, Marissa miró al otro lado del escritorio. — ¿Puedo darte un abrazo? — ¡Por favor! ¿Me estás tomando el pelo? Ambas se pusieron de pie y Marissa dio la vuelta para abrazar a la hembra más pequeña. El abrazo que recibió a cambio fue tan fuerte y estable, que se llenó de lágrimas de nuevo. —Siempre estás ahí cuando te necesito —Marissa se ahogó —. También te quiero demasiado como para ponerlo en palabras. —Eso es para lo que los amigos están hechos—Mary se echó hacia atrás—. Y vas a hacer lo mismo por mí en algún momento. Marissa resopló y giró sus ojos. —Lo dudo. —Créeme.

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—Estoy demasiado metida en un lío. —No, tú eres humana —Mary se sacudió a sí misma —. Perdona la expresión técnica. Es que estás viva y estás luchando, y eres hermosa por dentro y por fuera y te amo también. —Todavía no estoy segura de qué es exactamente lo que debo hacer a continuación. —Piensa en ello. Vendrá a ti. Recuerda, perdonar no significa olvidar, esconderse no es una estrategia a largo plazo, y la distracción no es tu amiga. Golpea, ésta de frente y sabes que puedes contar conmigo, ¿vale? Después de que la hembra la dejara, Marissa rodeó su escritorio hacia su silla de oficina y se sentó de nuevo. Por alguna razón, con los ojos fijos en el teléfono de mesa y no en su celular. El pasado. Su hermano. Butch. La chica. La glymera. Mary tenía razón. Había mucho con lo que no estaba tratando. Y para empezar las cosas, bien podría abordar aquel que parecía el menos aterrador. O… bueno, tal vez el más factible, qué tal eso. Recogiendo el receptor, hojeó los papeles y encontró el de color rosa que, mientras estaba fuera, le habían dejado dos noches antes. Marcando el número local, se quitó el pendiente de perla y se recostó en su silla. Una criada respondió la línea, la puso en espera... y luego una voz de una mujer altiva, dijo: — ¡Oh, hola! Estoy muy contenta de que hayas llamado. Marissa apretó los dientes. —Lo haré. Voy a presidir el festival.

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— ¡Oh! Eso es estupendo! Qué maravilloso... A medida que las banalidades zumbaban, Marissa cerró los ojos y escuchó la voz de Mary en la cabeza: Vas a tener que hacer las paces con tu hermano. ¡Oh, Dios! pensó. No tenía ni idea de cómo eso iba a suceder pero sabía cómo organizar una fiesta, maldita sea. Empieza con algo pequeño. Entonces ve por las cosas grandes.

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Capítulo 18

Paradise se dislocó el dedo cuando bloqueó un golpe de defensa personal lanzada contra ella por Rhage. Había querido esquivarle y defenderse usando su antebrazo como le había enseñado, pero los brazos y las piernas no lo hicieron. Siempre seguía las instrucciones correctamente, el resultado fue que le cogió la mano cuando él extendió el brazo para darle un puñetazo. ― ¡Mierda! ―gritó mientras se apartaba y encogía la mano lesionada. ―Déjame ver ―dijo el Hermano. ―Owowowow ―Muy bien, muy bien, sonaba como una niña, pero ¿cómo no hacerlo con tanto daño?―. ¡Dios! ―Parry, déjame ver. Extendió su brazo a sus grandes manos, que ahora eran suaves, examinando lo que era una versión extraordinariamente disparatada de su dedo del medio.

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― ¿Qué tiene de malo? ―dijo, aunque ya lo sabía. ―De vuelta a la clínica, vamos. Cuando la llevó fuera del gimnasio, miró por encima de su hombro. Anslam estaba dando a Boone una pelea cojonuda que le sorprendió. Peyton estaba sentado con hielo en su hombro, mirando a través de ella como si quisiera saber qué diablos estaba pasando. Novo y Axe daban vueltas entre sí, con el Hermano Tohr dándoles instrucciones. ―Vas a estar bien ―dijo Rhage mientras abría la pesada puerta para ella―. Estaremos de vuelta en un abrir y cerrar de ojos. Ella hizo algún tipo de mmm-hmm mientras atravesaron el pasillo, sabía que él tenía razón. Mientras no mirara su dedo, el dolor estaba realmente bien. ―Tú y los chicos solo tendrán que aguantar una hora más ésta noche, después los dejaremos ir ―dijo el Hermano cuando subieron a una de las puertas de la clínica―. Y mañana vas a estar en el aula la mayor parte del tiempo. Contestó con otro mmm-hmmm ―¿Han dejado ir ya a Craeg? ―Todavía lo están tratando. La sala de examen estaba revestida de azulejos del suelo al techo y llena de gabinetes de acero inoxidable con frontales de cristal, equipos médicos que valían una fortuna y todo tipo de pantallas de ordenador. En el centro había una gran mesa bajo

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una lámpara de araña con suficientes bombillas para transformar la medianoche en mediodía en un área superficial de varios acres. Un hombre humano alto y de pelo oscuro se apartó de lo que parecía ser la imagen de una radiografía de rodilla. Vestido con una bata quirúrgica azul y blanca, parecía muy grande, muy amplio... y muy no-vampiro. ―Oye, ¿Qué tenemos aquí? Paradise dio un paso atrás, no pudo evitarlo. ―Sí, soy uno de esos tipos ―dijo el hombre mientras enseñaba sus brillantes dientes que carecían de colmillos prominentes―. Pero soy bueno, lo prometo. Rhage se acercó y le dio un apretón en el hombro al tipo. ―Un gran cirujano, un tipo fantástico y trágicamente un jugador de póquer competente, pero al menos es una mierda en la piscina. Te presento al Doc. Manny Manello. ―Entonces, ¿Qué tenemos por aquí? ―Dedo dislocado ―dijo el Hermano. Los dos machos, bueno, el macho y el hombre miraron hacia ella. Paradise se aclaró la garganta con la intención de soltar un "Sí, mi dedo está..." En cambio soltó ―Nunca he visto a un humano de cerca antes. El Dr. Manello sonrió, extendió sus brazos e hizo un giro lento ―No soy tan diferente de ti y he estado en la casa de audiencias un par de veces mientras estabas trabajando.

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No se había dado cuenta entonces, probablemente porque había estado muy concentrada en su trabajo y rodeada de otros vampiros. ―No quería ser irrespetuosa ―susurró. ―No estoy ofendido. Tuve una reacción peor cuando me enteré de que había gente como tú, confía en mí ―Cuando lo miró con sorpresa, él se encogió de hombros―. Ten en cuenta que en mi

cultura

ustedes

son

los

malos.

Ya

sabes,

colmillos,

chupasangre, todo eso de Halloween. Ella recorrió sus rasgos y se sorprendió al encontrar que era guapo y parecía inteligente también. No como una rata sin cola en absoluto. ―Él me ha operado doce veces ―interrumpió Rhage. ―Trece. Te operamos el hombro de nuevo la semana pasada. ―Lo olvidé ―cuando Paradise levanto la vista hacia el Hermano, se encogió de hombros―. Pierdo la cuenta. ¿Qué mierda pasa? Tomando una respiración profunda, Paradise puso su mano rota hacia adelante ― ¿Esto va a doler? ¿Que necesitas hacerle? El Dr. Manello sonrió de nuevo y cogió la mano que ofrecía tan suave que apenas podía sentir su tacto. ―Encantado de conocerte, Paradise. No te preocupes, voy a cuidar muy bien de ti. Y sabía que lo haría.

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Después de que Rhage saliera para volver a las clases, el Dr. Manello le hizo una radiografía, le mostró que no había nada roto, insensibilizó el área y colocó de nuevo el nudillo central en su lugar. ―No vas a tener que usar esta férula por mucho tiempo ―dijo mientras encajonaba su dedo en una vaina de metal acolchado que envolvió con tiras de tela blanca pegajosa―. Sanan tan rápido que todavía me sorprende. Cuando dio un paso atrás, miró el trabajo terminado ―Muchas gracias. ―Estás fuera de servicio durante el resto de la noche. Tú y Peyton pueden pasar el rato en la sección de camillas. Se oyó un golpe en la puerta de la izquierda. ―Entre ―dijo mientras se acercaba a un contenedor rojo y tiraba sus guantes quirúrgicos azul brillante. ―Sé que conoces a Ehlena, nuestra enfermera ―el hombre frunció el ceño ante la expresión apretada de la hembra―. ¿Sigue negándose? La enfermera cerró el panel detrás de ella antes de contestar ―Envió a la Elegida de vuelta. EL Dr. Manello masculló una maldición ―No voy a dejar que se vaya si no se alimenta. ― ¿Es Craeg? ―Preguntó Paradise―. Si es… El hombre sonrió y habló por encima de ella ―Así que ya hemos terminado aquí. ¿Por qué no te diriges de nuevo al gimnasio? Casi que han pasado toda la noche.

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―Voy a alimentarle ―dijo dudando―, si lo necesita, voy a alimentarle. ¿Qué. En. El. Infierno. Estaba. Haciendo? Como hija de una Familia Fundadora, no iba a dar a nadie su vena. Jamás. Eso era exclusivamente para su futuro compañero y si ella alguna vez necesitaba alimentarse tenía que estar en compañía de uno de sus pariente masculino y varios testigos. Si hacía esto por él, era parecido a perder la virginidad antes de su noche de apareamiento. ―Eso está bien ―dijo el Dr. Manello―. Nos encargaremos de ello. Paradise fue escoltada hacia el pasillo y cuando la puerta se cerró detrás de ella, podía oír a los dos hablando en voz baja. Vuela al gimnasio, se dijo. Continúa ahora. Sólo ve de vuelta a clase y... Mirando a su alrededor, se encontró con que estaba sola en el pasillo, nadie iba ni venía, no había sonidos de pisadas o voces. Realmente debería reunirse con los demás. Excepto que en cuanto lo pensó, sus pies se volvieron a la izquierda y la llevaron lejos de donde se enseñaba el cuerpo a cuerpo. Llegando a la siguiente puerta, presionó su oído en los paneles cerrados y escuchó. Respiró profundo y captó la esencia del olor de Craeg. Él estaba allí. Bien, realmente necesitaba volver al…

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Su mano empujó la puerta entreabierta y se asomó, y allí estaba él, acostado entre sábanas blancas en una enorme cama de hospital que sin embargo, se las arregló para empequeñecer. Tenía los ojos cerrados y su respiración era superficial. Su piel estaba no muy diferente a aquellas sabanas blancas, a excepción de la contusiones increíbles en su rostro, la garganta, en su... en todas partes. Y luego había un remiendo en los vendajes que cubrían la peor parte de ellos. Al entrar en la habitación, forzó la puerta para que cerrara más rápido de lo que lo hacía y esperó para revisar. ― ¿Qué? ―dijo sin abrir los ojos. Se acercó a la cama y se preguntó ociosamente si alguna vez iba a poder estar alrededor del macho sin que su corazón latiera con fuerza. ― ¿Por qué no te estás alimentando? ―le preguntó. ― ¿Por qué te molesta? ― ¿Rechazaste a una Elegida? ― ¿Por qué no estás en la clase? ―Me lastimé. No se me permite. Eso hizo que levantara la cabeza y su gorra se levantó. ― ¿Estás bien? ―Te lo mostraría, pero significaría fastidiarte. ―Me distes una patada en las bolas, ¿recuerdas? ¿Crees que estoy preocupado por tu dedo?

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―Y no sería la primera vez tampoco. Creo que los fastidie a ti y a Peyton en el pasillo. ―Después de la patada en los huevos, mi memoria es difusa. Quería sentarse en el borde de la cama, pero tenía miedo de lo que le estaba proponiendo ―Puedes tomar de mi vena, realmente puedes. Craeg la miró por un momento ― ¿Puedo preguntarte algo? ―Por favor. ― ¿Naciste en una familia de salvadores? ¿Está en tu sangre o algo así? Porque nunca he conocido antes un dolor en el culo como tú y esa actitud de Madre Teresa no es un comportamiento que se pueda aprender, el mundo es un lugar demasiado desagradable para ello. ―No van a dejar que te vayas a casa. ―No pueden retenerme aquí. Ella rió ―Es la Hermandad. Estoy muy segura de que nadie sale fuera de este lugar sin su permiso. Él gruñó y se quedó en silencio. ―Vamos, sé que te hará sentir mejor ―Levantó la muñeca izquierda―. Y ayudarte hará que me sienta menos culpable acerca de la... um, sí. ―Rechacé a una Elegida ya sabes. Paradise puso los ojos en blanco ―Tienes una extraña manera de ser un idiota cuando te sientes amenazado. ¿Vienes de

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una familia de idiotas? ¿O es sólo este desagradable mundo que te ha enseñado a protegerte a ti mismo de esa manera? ―El desagradable mundo mató a toda mi familia, dos de ellos frente a mí, así que sí, se puede decir que es comportamiento aprendido. Paradise dejó caer su brazo y miró hacia abajo ―Lo siento. No sabía… ―Y además, ¿no tienes miedo de que vaya a hacer algo que no debería? ― ¿Perdón? ― ¿Viste lo que pasó cuando me empujaste en el gimnasio? Sabes exactamente de lo que estoy hablando. Paradise sintió que su cuerpo comenzaba a calentarse y fue entonces que todo estuvo claro, al menos para ella, que había venido aquí para ofrecerle su vena porque quería más de eso, lo que fuera... con él. Esa conexión. Esa... carga eléctrica. Esa quemazón sexual. ¿Y si había una forma segura de hacer las cosas? Ofrecer a un macho hambriento su vena: Podría ser virgen, pero no era tan ingenua. ― ¿Te gusta jugar con fuego, chica? ―gruñó―. Porque si sigues mirándome así, voy a quemar el área. Sabía sin abrir los labios que su voz se perdería, así que en respuesta simplemente ofreció la muñeca en silencio.

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Cuando no la tomó, la llevo hacia sí misma para alcanzar su boca y atravesar su carne con sus propios colmillos. Hizo trampa. Cuando el olor de su sangre golpeó el aire, sus ojos se pusieron en blanco y su cuerpo se disparó bajo la finas mantas que lo cubrían, con sus caderas rodando y su piernas aserrado. ―Toma mi muñeca ―dijo en voz baja―. Te ayudará. Su mano salió disparada y agarró una parte de su antebrazo, acercando su vena hacia él. Pero antes de hacer contacto la miró con los ojos desorbitados ―Vas a tener que gritar para pedir ayuda. ― ¿Por qué? ―respiró. ―Hazlo. Ahora. Excepto que no esperó a que ella respondiera. Tiró de ella hacia él y con un gruñido feroz atravesó su piel a pesar de que ya había abierto el acceso para él. Cuando empezó a succionar con grandes tirones, sintió una carga erótica por todo el cuerpo. Abriendo la boca para poder respirar, arrastrando su mano sobre la cama y equilibrándose en el filo para no caerse encima de él. Su mente se había ido, no estaba nada más que el instinto y su cuerpo sabía exactamente lo que quería… piel desnuda contra piel desnuda, la parte masculina de él en su centro, bombeando... llegando. Rompiendo su virginidad. Literalmente.

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Y él estaba pensando lo mismo. Mientras se alimentaba, sus ojos vagaban sobre su cara, su cuello y sus pechos y algo estaba pasando debajo de las sábanas, sus caderas estaban moviéndose, su torso arqueado y tenía una expresión de dolor como si le doliera de deseo. No, no iba a llamar para pedir ayuda. Esto era, por supuesto, totalmente loco, pero eso no parecía importarle y tenuemente, en la parte de atrás de su mente, tenía una idea de que ésta era la razón por lo que la alimentación se controlaba tan de cerca para las mujeres de su clase: No iba a haber absolutamente ninguna ayuda. No quería ninguna porque no tenía interés en detener todo lo que iba a ocurrir a continuación, este momento salvaje y caliente no estaba a punto de ser de una Familia Fundadora. No se trataba de la mansión en que vivía con su padre o el dinero en todas esas cuentas bancarias. No tenía nada que ver con la posición social o la postura. Era rudo y honesto, justo entre los dos. Y eso lo hacía... hermoso. Debido a que era real.

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Capítulo 19

No era de extrañar que su nombre fuera Paradise. A medida que Craeg tomaba largos tirones de la fuente de sangre más increíble y única que había tenido en toda su vida, lo único que podía pensar era en cómo de apto era su nombre. Bueno, eso no era en todo lo que estaba pensando. Su cuerpo volvió a despertar con la velocidad del rayo gracias a la fuerza que le proveía, ese vino embriagador suyo fluyó por la parte posterior de su garganta y jalando en sus tripas antes de ser enviado hacia afuera en todas las direcciones como un fuego restaurativo: Debajo de su piel maltratada, en lo profundo de sus huesos doloridos, comenzó a llenarse de energía. Y con ese poder vino una punzante, afilada necesidad. Bajo las sábanas finas, hizo estallar una erección dura como el acero y tan larga como su pierna, prueba positiva de que su sólida entrepierna golpeada no había sido castrada. Y entre sus orejas, su cerebro se aferró a la idea de conseguir meterse

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dentro de ella con la misma tenacidad con la que sus colmillos estaban clavados en su vena. Sin embargo, era ligeramente más decente de lo que hubiera imaginado. En lugar de rasgar sus pantalones por la mitad y forzarla hacia arriba sobre sus caderas, se obligó a permanecer justo donde estaba porque eso la mantenía a ella dónde estaba. Pero su pelvis se negaba a recibir esa orden. Con grandes empujes rodantes, se trabajó a sí mismo contra la sábana y manta, cada empuje hacia arriba ofreciendo un golpe tentador que era demasiado blando para hacer mucho más que llevarlo a la jodida locura, cada retroceso haciéndole más desesperado que el anterior. Y entonces su mano empezó a picar por conseguir involucrarse. Prohibido. Incluso si Paradise no lo hubiera admitido a menos que tuviera un arma en su cara, sabía que ella ya estaba en camino arriba en su cabeza. ¿Y si se azotaba y empezaba a acariciarse el solo en silencio? Ella iba a tener un infierno de espectáculo para decirle a quien quiera que fuera su padre lo que estaba a punto de pasar, aunque esa opción de trabajo manual era mejor que perforar su sexo tan duro que viera las estrellas. Qué era lo que realmente quería hacer. Maldita sea, ¿por qué tenía que estar tan atraído por una buena chica? —Tú puedes... —ella empezó. Hubo una pausa y sus ojos se movieron por encima del hombro como si estuviera vigilando para

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asegurarse de que la puerta seguía cerrada—. Puedes hacer lo que quieras. Él frunció el ceño por la sed de sangre, tratando de dar sentido a lo que le estaba diciendo —Veo dónde está tu mano. No soy estúpida. Craeg trató de negar con la cabeza, pero no llegó a ninguna parte con eso, porque su boca no estaba interesada en romper el precinto. Paradise asintió —Está bien... hazlo. Cuida de ti mismo. Y entonces fue cuando la luz descendió sobre su dura cabeza ¡Mierda! ella lo quería también. Por una fracción de segundo, su conciencia lanzó un infierno de no pero con sus ojos tan estable en los suyos, y el aroma de la excitación que provenía de ella, eso no duró más tiempo del que tardó en formar las palabras. Hablando acerca de sus sí señora. Borracho por su sabor, se extendía en un potro de lujuria, el cuerpo martillando y su mente estallando, se había contenido lo suficiente como para mantener a voluntad las cerraduras en su lugar en cada puerta que allí había, incluyendo la del armario. No quería

mantener

a

la gente

afuera

para

siempre,

pero

ciertamente lo suficiente para que su virtud no se viera completamente… “Peyton”.

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A medida que el nombre del otro macho estalló en su cabeza, ella frunció el ceño como si le hubiera leído el pensamiento — ¿Qué dijiste? Supuso que había hablado en voz alta… más o menos. Craeg aflojó el cerrojo lo suficiente para decir con claridad —Peyton. —Te lo dije, no hay nada... Dios, no. Jamás. Él es como mi hermano. Mirándola, decidió que era o absolutamente inocente y hablaba con la verdad tal como la sabía, y de hecho no tenía ni idea de que el tipo la quería o ella era la mejor actriz fuera de Hollywood y jugaba con él. Inhalando, no detecto el aroma a mentira, luego pensó en el arrogante acto de Peyton, su acento perfecto y su costoso reloj. Podría ser en realidad un verdadero aristócrata, en cuyo caso, no había manera de que el macho se fuera a conectar a largo plazo con una recepcionista. Y al parecer el hijo de puta era lo suficientemente honorable para no guiarla. Y lo suficientemente exitoso para que ella hubiera comprado el acto incluso si hubiera reaccionado como un hombre posesivo a su vuelta en la sala de descanso. Tal vez suponiendo, Craeg no tenía por qué odiarlo tanto. —No hay nada entre Peyton y yo —repitió—. Y no lo habrá nunca. Suficientemente bueno para la palma de su mano.

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Lo siguiente que supo, fue que había hecho desaparecer su mano libre bajo la… Craeg gimió y se arqueó mientras se agarraba a sí mismo. Disminuyendo la velocidad de la alimentación, se encontró queriendo prolongar este momento entre ellos dos. Quería su sexo y su sangre y parecía que, por ese breve momento, iba a tener un poco de ambos. Sería sin embargo, la primera y única vez que algo de esto ocurriera.

Había algo inevitable acerca de todo esto. Ese fue el pensamiento que pasó por la mente de Paradise una y otra vez mientras miraba hacia abajo y veía el movimiento de la mano de Craeg bajo las sábanas. Estaba acariciándose a sí mismo, su enorme cuerpo torciéndose en ángulos extraños mientras montaba oleadas de placer. Y sin embargo, tan inevitable como esto se sentía, había tanto que también fue inesperado. No había anticipado sentirse tan… poderosa: Tuvo el sentido muy claro de que así tan grande como él era, ella estaba a cargo, cualquier cosa que quisiera o necesitara de él, se la daría, lo haría por ella, lo encontraría por ella. Después de que termino con el sexo. Los ojos de Craeg estaban parpadeando pesada y violentamente calientes mientras

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miraban hacia ella desde su rostro golpeado. Y los músculos tensos en el cuello y el pecho parecían listos para romperse a través de su piel. Y su esencia había florecido en un rugido de algo picante y delicioso. Y entonces empezó a gemir. Dios, quería ser la única que tuviera su mano sobre él; nunca había hecho nada como esto antes, pero vamos, no era como si no pudiera subirla y bajarla así… el problema era que su mano buena estaba en su rostro, y la mala con su dedo entablillado no iba a agarrar nada por el momento… Sin advertencia. Craeg liberó su muñeca y dejó escapar un sonido que era todo animal, ni siquiera un poco civilizado. Entonces su mano libre agarró las sábanas junto a su cadera y las torció en un manojo. Su pecho bombeó una vez, dos veces, se arqueó de nuevo, ésta vez con un gemido y luego sus caderas se sacudieron con fuerza una y otra vez, crudos gruñidos salieron de su boca mientras sus ojos se centraban en su cara. La

quietud

que

eventualmente

llegó

fue

solo

tan

sorprendente como el resto de él: Después de lo que pareció una eternidad, su cuerpo fue quedando laxo y colapsó de espaldas sobre la cama, con sus ojos cerrándose, el aliento aserrado, el sudor brillando en su pecho. —Lame — murmuró él — ¿Qué? —Dios, su voz era ronca—. ¿Qué dijiste? —Estás... sangrando.

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Paradise miró su muñeca. Él estaba en lo cierto. Las múltiples heridas punzantes estaban sólo parcialmente cerradas. Llevando su brazo hacia arriba, chupó en la... El suave gruñido que salió de él la hizo congelarse y esa mirada caliente se centró en sus labios. Excepto que luego se dio la vuelta —Tienes que irte. — ¿Qué? —Me oíste. Vete. Paradise exhaló mientras que una oleada de cabreo extrajo toda la lujuria que había estado disfrutando con la eficiencia de una máquina excavadora — ¿Por qué siempre me echas? —Porque no creo que te vaya a gustar que alguien entre en ésta sala como lo está ahora. Ella paseó la mirada alrededor. Okay, está bien, ahí había una pequeña cantidad de sangre en las sábanas por parte de su boca pero aparte de eso, no había nada fuera de lugar —No es nada… Huele a sexo —murmuró—. Yo… me vine por todas partes, y si alguien camina a través de cualquiera de esas puertas, van a saber que eres la razón. Márchate con la poca virtud que queda en ti, ¿quieres? Paradise bajó sus cejas mientras su boca caía abierta —Te ruego me disculpes. —Hemos terminado aquí —él se encogió de hombros—. Me pediste que me diera un trabajo manual. Lo hice. Y conseguiste ver como luce un macho cuando alcanza el orgasmo. Así que

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ambos tenemos algo fuera de ésta sesión. ¿Qué esperabas, una propuesta de apareamiento? El

dolor

atravesó

su

pecho

cuando

se

quedó

momentáneamente sin habla. Y entonces lo único que pasó por su mente era algo que involucraba "Que”, “Te”, y “Jodan". Empujándose a sí misma hacia atrás, cuadró los hombros y se alejó de él. Cuando se acercó a la puerta del pasillo, se sorprendió al encontrar la cosa cerrada. Ella no había hecho eso. Tal vez lo hizo él. A quién infiernos le importaba. A medida que Paradise desbloqueaba la cerradura echó un vistazo por encima del hombro —No puedo pretender ser sofisticada, o mundana sobre el sexo, pero sé muy bien que la necesidad de disminuir a los demás cuando uno es amenazado es la marca de un cobarde, no de un héroe. Que tengas un buen resto de noche. Nos vemos mañana, si decides aparecer. Al salir, dejó que la puerta se cerrara detrás de ella y se alejó un par de pies, un par de yardas a mitad de camino de vuelta al gimnasio. Tenía la intención de seguir adelante. Sus pies se negaron a cubrir el resto de la distancia de vuelta a la clase. Con una maldición, se apoyó en la pared de hormigón, cruzó los brazos sobre su pecho, y se quedó mirando los adoquines pulidos que formaban el suelo del pasillo, luego las luces fluorescentes empotradas en el techo por encima de ella, entonces las puertas, las muchas, muchas puertas. A lo lejos, oyó

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gritos provenientes desde donde continuó el combate. También hubo un zumbido ambiental del sistema de climatización. Y después de un momento, su estómago dejó escapar un gruñido, recordándole que las calorías que había tomado en una rápida parada en la primera comida se habían ido hace tiempo. Esa había sido su primera experiencia sexual. Y cuando había estado sucediendo, había sido maravillosa, excitante, más allá de tentadora. Craeg sin embargo, arruinó todo eso. Con sólo un par de frases, había volado todo el asunto y la hizo sentir avergonzada de sí misma. —Lo siento. Sacudiendo su cabeza alrededor, retrocedió — ¿Qué estás haciendo fuera de la cama? Craeg se arrastró fuera de su habitación, pareciendo confiar más en el poste de la IV59 que en sus propias piernas para deambular. No obstante, estaba determinado a ir por ella, y Dios sabía que ya lo había demostrado, lo haría hasta que cayera. Caminando hacia él, puso ambas palmas para detenerlo — Necesitas volver a entrar. —Mira, yo... —Él se aclaró la garganta. Rascó debajo de su nariz a pesar de que no había nada allí. Frotó el pulgar por una ceja y luego jugueteó con su bata de hospital—. No puedo ser alguien más de quien no sea lo que soy ahora. Tal vez en un momento diferente, tal vez si ciertas cosas no hubieran 59

Intravenosa.

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sucedido... tal vez tendría la energía para tratar de limar mis asperezas. El problema es que no tengo ese esfuerzo extra en mí en este momento, y aquí no hay un montón de nada cálido y difuso —señaló el centro de su pecho. Su línea IV formando pliegues en su parte delantera—. No estoy diciendo que tengo razón o que estoy orgulloso de mí mismo. Sólo te estoy diciendo las cosas como son. Y eso es todo lo que puedo darte ésta noche, mañana... la próxima semana. Eso es todo lo que tengo para ofrecer a alguien. Mientras la miraba, sus ojos eran estables y graves. Y no había duda de su sombría voz o en sus palabras cuidadosamente elegidas. En el silencio que siguió, pensó en la declaración de la gran escritora humana y oradora Maya Angelou 60 sobre la gente: Cuando alguien demuestra quien es, créele la primera vez. O algo por el estilo. —Si quieres un macho, ve a pasar el rato con tu chico Peyton —continuó—, Eres tan espectacular que existe la posibilidad imperiosa de que termine con esas cosas de la Glymera. Y oye, no tendrías que ser una recepcionista para el resto de tu vida. Yo no podría ofrecerte nada ni siquiera cercano a lo que él puede, incluso si mi personalidad hiciera un giro de 180 grados. Mientras continuó hablando, sus palabras no se hundieron demasiado. Todo en lo que ella estaba pensando era cuán injusto era que finalmente encontrara un macho por el que se sentía 60

Fue una autora, poeta, bailarina, actriz y cantante estadounidense.

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atraída, precisamente en el momento y en contexto equivocado, para nada significativo. Y luego estaba su cosa de “Yo soy una isla”. Lo cual quería llamar mierda, pero que podría en realidad por desgracia ser la verdad. —Está bien —dijo finalmente—. Gracias por ser honesto. Hubo una pausa incómoda como si hubiera esperado algún tipo de protesta por parte de ella, alguna marcha indignada alrededor, algunas palabras duras tal vez. Entonces sus párpados bajaron como si no quisiera que ella viera lo que estaba detrás de sus ojos. La mano que no estaba en su poste de IV la levantó hacia su cara. Pero luego la dejó caer de nuevo y sacudió la cabeza — Tengo un montón de remordimientos en mi vida. La próxima vez que te preguntes si alguien se preocupa por ti, tienes que saber que estás en esa lista. Craeg dio la vuelta y salió cojeando de vuelta a su habitación de hospital. Ella lo observó hasta justo antes de que abriera la puerta y desapareciera. El orgullo hizo que fuera importante para ella seguir su camino. Preparándose, Paradise se dirigió hacia el gimnasio, hacía la clase, para su aprendizaje y auto-descubrimiento. Después de todo, como él, su futuro estaba con el centro de formación. No en una quimera con un extraño macho que nunca iba a suceder por muchas razones.

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Capítulo 20

Dos horas más tarde, Paradise se montó en un autobús para salir del centro de formación. Partía sólo con seis de ellos, Craeg no tenía autorización médica para volver a casa. Mirando a través del pasillo, se encontró con los ojos de Peyton. Se había tendido sobre una fila de asientos con su espalda sobre el cristal negro de las ventanas y con las piernas completamente extendidas y cruzadas por los tobillos. Parecía que había pasado toda una vida desde que habían discutido por el camino la noche anterior. ─ ¿Estás bien? ─pregunto. Ella asintió y murmuró en respuesta ─ ¿Y tú? Se encogió de hombros, hizo una mueca mientras se reorganizaba y cerró los párpados. Tampoco nadie estaba hablando demasiado.

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Varias filas delante de ellos estaba Boone que se sentó con la cabeza inclinada, un conjunto de Beats61puesto en las orejas, aislándose del mundo. No parecía ser capaz de encontrar una canción que le gustara porque su pulgar golpeaba la pantalla de su iPhone cada uno o dos segundos, las portadas de álbumes parpadeaban brevemente antes de que fueran rechazadas. Anslam dormía sentado frente a él. Novo estaba más cerca del conductor, mirando por la ventana por las que no se podía ver nada. Axe estuvo todo el camino en la parte trasera, apartándose a sí mismo. De vez en cuando, Paradise movía su cuerpo y se encontraba a Peyton estremeciéndose con una mueca de dolor. Estaba agotada, le dolía todo y estaba preocupada por lo que le traería la siguiente noche en términos de pruebas. Tampoco dejaba de pensar en lo que había pasado en la habitación del hospital con Craeg y lo que se habían dicho en el pasillo después. ―Basta ―murmuró para sí misma. No era como si revivir las cosas fuera a cambiar el resultado y si era sincera consigo misma, quería eso. Hubiera sido increíble ser libre para explorar ese tipo de conexión. Sin embargo no estaba escrito. Con la esperanza de distraerse, miró la bolsa de cuero que Bally le había enviado con un doggen cuando había firmado en el 61

marca de auriculares

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programa. Recordaba exactamente lo que había en ella: las barras de proteína, los calcetines extra, las mudas de ropa y de ropa interior, su cartera, el teléfono y una foto de sus padres en un antiguo marco dorado. Ella recordó vívidamente el embalaje de todas esas cosas, también… los cajones que había abierto del guardarropa, las opciones con las que se había roto la cabeza, las cosas que había querido traer pero decidió dejar en casa. Lo preocupante era que nada de lo que estaba allí hacía que se sintiera como antes. Era más como si todo perteneciera a una especie de hermana pequeña o algo, algún familiar más joven que se parecía a ella desde la distancia, pero que de cerca, era totalmente diferente. Peyton movió los pies en el suelo y empujó su cuerpo a través del pasillo. Esta vez, cuando se sentó al lado a ella, le estuvo agradecido. ―No te ves bien ―dijo él en voz baja. La preocupación amenazó a la presa con la que retenía sus emociones, pero mantuvo el muro en su lugar por temor a sacarlos delante de sus compañeros de clase.

“Primus, mi culo”, pensó. ―No sé ―negó con la cabeza cuando las palabras salieron. No es lo que había querido responder―. En realidad estoy bien. ―Ésta noche hemos pasado por mucho. ―Lo hicimos ―murmuró―. Pudimos. ―Sí.

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Cuando su amigo se quedó en silencio de nuevo y se apoyó en la parte posterior del reposacabezas frente de él, se imaginó lo que podía estar pensando: vómitos, equipajes sobre la cabeza, la piscina... la caminata más larga de sus vidas. Esa pelea con Craeg. ― ¿Cómo te sientes? ―Preguntó―. Parece que estas mejor. ―Voy a tener que alimentarme. Mientras se frotaba la cara como si estuviera tratando de detener más recuerdos de la escuela, ella sintió una punzada de culpa, porque a diferencia de Craeg, con quien había tenido prisa por ofrecerle su vena, ayudar a su amigo no estaba en su mente. Además no estaba segura de poder pasar por eso con Peyton, si tuviera la misma respuesta que Craeg había tenido. No es que fuera irresistible para los hombres, sino porque tal vez esa clase de lujuria era sólo un subproducto natural de alimentar y no quería cruzar esa línea en su amistad. ―Envié un mensaje a mi padre ―Peyton dio unas palmaditas en el bolsillo delantero de su chaqueta―. Tiene a alguien esperándome. Va a ser la primera vez que no tenga sexo cuando tomo de una vena ―Él frunció el ceño y la miró―. Lo lamento. DMI62 ¿De qué estaba hablando? Bien ―Está bien. No estoy ofendida.

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TooMuchInformation: Demasiada Información.

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¿Quieres cubrir las tasas de DMI? pensó. Lo que sí es realmente DMI era lo que ella y Craeg habían hecho en esa clínica. O mejor dicho lo que se había hecho a sí misma. Apartó la mirada sólo para estar segura que el rubor que inundó su rostro no llamara la atención. ―Estás diferente ―comentó él. Eso le hizo girar la cabeza rápidamente ― ¿Cómo es eso? ―No lo sé. Tal vez es porque recuerdo lo bien que lo hiciste. Mientras la miraba, sabía que él estaba diciéndole que lo sentía de nuevo y sin pensarlo, se inclinó y le dio un abrazo ―Gracias por eso… Una serie de golpes y una disminución notable en la velocidad le hizo interrumpirse ― ¿Hemos llegado ya? Peyton sacó su teléfono y miró la hora ―Cuarenta y cinco minutos desde que salimos, así que probablemente sí. El doggen que conducía anunció por el altavoz que habían alcanzado su destino y uno por uno, todos se pusieron de pie, salieron y se bajaron. La noche estaba fría, muy fría y por alguna razón, pensó que si la luz de color azul tuviera un aroma, sería lo que percibió su nariz mientras respiraba el aire frio y seco. Al girarse cuando el autobús se fue, se encontró con que todo el mundo estaba de pie en medio del campo a la intemperie en la granja como si nadie supiera muy bien qué hacer.

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Anslam fue el primero en decir adiós, aunque sólo a Peyton y se fue. Axe no se despidió de nadie antes de desmaterializarse. ―Hasta mañana entonces ―Peyton murmuró mientras miraba a Novo y Boone. Antes de irse se acercó a ella ―Vas a tener noticias de mí en unas dos horas. Realmente espero que contestes el teléfono. ―Lo haré. ―Bien. Con una breve sonrisa, así como así, se fue. Paradise dijo algo a los demás sin saber que era y ellos le respondieron algo que no acababa a entender, entonces se echó su bolso al hombro y se fue, desmaterializándose en un revoltijo de moléculas que se ajustaba de alguna manera a su estado mental y emocional y era mucho mejor que estar en su forma corpórea. Cuando volvió a entrar en su cuerpo en el jardín de la mansión de su padre, se quedó dónde estaba y miró hacia la magnífica fachada de fastuosa extensión estilo Tudor. Las luces brillaban desde el interior, la iluminación mantecosa pasaba a través de las ventanas con enrejado en rombo, creando la ilusión del calor de una chimenea. De vez en cuando, a través de cortinas de seda entreabiertas, se veía pasando a algún doggen con una bandeja de plata, un plumero o un ramo de flores. El viento era feroz aquí y cuanto más tiempo se quedara de pie en la dorada hierba helada, más se traspasaría por su chaqueta, su ropa y su piel.

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Ella y su padre habían vivido en la finca durante mucho tiempo y no había una sola habitación que no tuviera en su memoria, incluso las ocultas. Sin embargo, ésta noche la mansión parecía como los objetos de su cartera: eran de otra persona. Increíble como un viaje que comenzó y terminó en su ciudad natal, y que en realidad no requería que dejase su propio distrito postal, podría distanciarle así tan completamente de su vida. Cuando comenzó a temblar se obligó a caminar hacia adelante. Eran como las 2 a.m. y aunque le hacía sentirse culpable, estaba muy contenta de que su padre aún estuviera trabajando abajo en la casa de audiencias. No tenía la energía para contarle todo acerca de sus "estudios". Para ser más exactos, no había procesado realmente nada para sí misma aún, por lo que era demasiado pronto para explicar la experiencia a alguien más. Al subir a la entrada principal, extendió la mano para tocar el timbre de la puerta y tuvo que detenerse.

¿En serio?, pensó. ¿Vas a tocar el timbre en tu propia casa? Y sin embargo, se sentía como una extraña cuando puso su dedo índice en el lector de huellas y saltó la cerradura. Al entrar al hogar, cerró la pesada puerta detrás de ella y dio un par de respiraciones profundas.

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No tuvo ninguna sensación de calma mientras miraba alrededor a las pinturas de óleo familiares ni a los jarrones orientales, en cambio, sintió una inquietud arrastrándose. ─ ¡Mistress! ¡Ha vuelto !─Cuando Fedricah, el mayordomo, se precipitó hacia ella, era todo sonrisas y se inclinó tan profundamente que su frente casi roza el suelo─. ¿Qué puedo prepararle? ¿Le apetece comida? no, ¿un baño? Le diré a Vuchie que le prepare un… ―Por favor, no ─Ella puso las dos manos en su rostro cuando la cara se bajó tanto que parecía que estaba hablándole a su

pajarita―.

honestamente,

La

Hermandad

tengo

que

nos

alimenta

retirarme

a

muy

dormir

bien

y

―palabras,

necesitaba la combinación correcta de palabras ahora―. Por favor, dile a mi padre que ha sido una maravillosa experiencia de aprendizaje... dile que estoy bien, que estoy muy bien de hecho y que hice el programa. Estamos haciendo todo el trabajo en clase. Es todo muy seguro. Y las dos últimas cosas técnicamente no eran mentira. Rhage había dicho que estarían en el aula mañana por la noche y nadie había resultado gravemente herido. ― ¡Oh, por supuesto, Mistress! ¡Él estará tan contento! No creo que me quede dormido durante el día, pero por favor, llame si necesita algo. Estamos siempre a su servicio. ―Lo haré, lo prometo. Gracias. Ella escapó por las escaleras rápidamente con algo de miedo irracional por si su padre llegaba a casa temprano directo a su

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habitación. Cuando se encerró a sí misma, miró a la cama con dosel, a las alfombras de encaje de bolillo y las antigüedades... ...Y realmente deseaba encontrarse en una habitación de hotel limpia y anónima. Caminando hacia su cama, se sentó en el colchón súper suave y puso el bolso junto a sus pies. Entonces colocó las manos sobre sus rodillas y se quedó mirando la pared. Craeg no era lo único en lo que pensaba, pero había un mucho de él en su cerebro. ¡Ostras! Ahora que estaba aquí escondida se sentía atrapada… Cuando su teléfono sonó en su bolso, se encogió. Sin lugar a dudas Fedricah había llamado a su padre en el mismo momento en que había llegado hasta aquí y la pregunta era si sería peor para él escuchar la voz del buzón de voz o para ella para tratar de forzar un “todo está normal” a través de la línea. Más tarde no sería mucho mejor, decidió. Si no hablaba con él ahora, llamaría a su puerta tan pronto como llegara a casa y entonces tendría que hacerlo cara a cara. Pescando su iPhone, frunció el ceño al ver la imagen de una hoja de marihuana de cinco puntas en su pantalla ─ ¿Peyton? ―Oye. No podía esperar dos horas. Tengo un caso grave de Heebs63

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Acortamiento de la palabra heebie o jeebies: sensación de entrar en una situación de miedo con final desconocido.

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A pesar de que él no podía verla, ella asintió ―Lo sé. Yo también. Cuando hubo una pausa, esperó escuchar aquel sonido habitual de una pipa encendiéndose. En su lugar, sólo había silencio. Después de un momento él dijo ―Siento como si hubiera estado fuera durante una década. ―Me pasa igual. ―Ni siquiera quiero fumar. ¿Cuánto me han jodido la cabeza? Ella se echó hacia atrás hasta que quedó apoyada en las almohadas ―Tal vez eso es una buena cosa. ―Sólo una parte más de toda ésta rareza, ¿sabes? ―Hubo algo de roce, como si él estuviera haciendo lo mismo―. Bueno, ¿y qué carajo pasa con ese chico Axe? Me refiero a que si lo viste cuando estaba luchando con... Cuando su amigo se lanzó con todo tipo de comentario, Paradise cerró los ojos y dio un lento y profundo suspiro. Es curioso, esto era igual que después de las redadas. Los dos hablando de la noche, sujetos a dos teléfonos, una conexión invisible abierta entre ellos que era no obstante tangible. Se dio cuenta de que él era su único amigo. Y estaba muy agradecida de que hubieran cambiado de tema y también de que terminara la primera noche de la formación. De repente, las cosas no parecían tan extrañas.

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―Maldita sea, estoy bien ―dijo Marissa mientras se sentaba y miraba la pila de tarjetas de cinco por siete centímetros en frente a ella. Le había costado horas, pero había logrado hacer en el ordenador las cien invitaciones a color para el Duodécimo Festival del Baile de Etiqueta. Sí, habría sido mucho mejor si las malditas cosas estuvieran grabadas, pero no tenían más tiempo, sólo había unos catorce días antes del evento y su obligatoria fecha en la primera luna llena de diciembre, por lo que nadie estaba en condiciones de ponerse quisquilloso sobre el corte de las esquinas. La siguiente parada eran los sobres, Mary y Bella se habían ofrecido a ayudarla con eso en la mansión. Después de eso, Marissa iba a hablar con Fritz sobre como animar la comida e iba a pregunta por ahí sobre algunos músicos tradicionales del Antiguo País para cubrir esa brecha. Ah y que la Virgen Escriba bendiga a Abalone para siempre: El macho había accedido a dejarles usar el salón de baile de su finca. Era una opción mucho mejor que ese otro lugar en el que convivían el viejo ricachón con una caza fortuna: Esa pareja había acogido la reunión secreta del Consejo para conspirar contra Wrath, por lo que no había manera alguna de que los Hermanos fueran allí a menos que fueran con un montón de lanzallamas y

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por extensión, no pensaría que Butch tuviera que estar todo el rato gastando su tiempo bajo el mismo techo. Así que… invitaciones, lugar de encuentro, comida y entretenimiento. Estaba en ello, pero no se engañaba a sí misma. Sabía por qué le habían pedido presidir el evento y que no era por ser competente. Las personas que le insistían para esto estaban teniendo problemas para sacar a flote a la Glymera después de todo el drama en torno a la elección democrática de Wrath. Como no había nada que los aristócratas amaban más de un escándalo, ¿Que podría ser más divertido que verla a ella en acción en la fiesta? Su presencia elevaría la tasa de asistencia por el techo. Y era divertido. De una manera enferma, se encontró deseando sostener su cabeza en lo alto de ese montón de tiburones y así al menos Butch no tendría que hacer frente a ese montón de mierda. Él iba a estar trabajando y enseñando. Además, no tendría paciencia para ese tipo de cosas de la fiesta. Viajaría este tramo hacia atrás en su historia sola. Comprobando su reloj observó que eran las tres. Por lo general, ella esperaba hasta las cuatro a.m. para ir casa, pero si ella y las hembras podrían conseguir que estas invitaciones salieran antes de que todos se retiraran, entonces Fritz podría llevarlas al correo y la recibirían el día después.

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Con rápida eficiencia metió las invitaciones y sobres en su LV Neverfull64 que Butch le había regalado hace un tiempo y apagó su computadora. Su sentimiento de satisfacción duró poco. Después de comprobar al personal y dándole las buenas noches, dejó el ala Wellsie y se desmaterializó de nuevo a la mansión. Mientras esperaba que se abriera la puerta interior del vestíbulo sintió de nuevo preocupación por aquella hembra. Todavía no sabían nada sobre esa "llave" y no había mensajes de correo electrónico a las cuentas generales en Lugar Seguro o en la casa de audiencias sobre alguna mujer desaparecida. Nada en los grupos de clase social media, ni llamadas telefónicas, mensajes de textos o lo que fuera. Sin embargo, su familia tenía que echarla en falta, ¿no? Fritz, el amado mayordomo, abrió la puerta con una amplia sonrisa ─Señora, ¿cómo está?

Jodida, gracias ―Estoy muy bien, ¿cómo estás? ―Ella negó con la cabeza mientras el intentó llevarse su bolso―. Necesito esto, gracias. Has visto… ― ¡Estamos listas! ¡Y Mary está en camino! Marissa miró por el marco de la puerta de la sala de billar. Bella, Beth, y Autumn estaban de pie juntas, con vasos de vino blanco y plumas estilográficas en sus manos.

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Bolso de la marca Louis Vuitton.

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―Estamos preparadas para escribir ―dijo Bella―. Y luego hemos pedido un servicio especial de última comida, porque estamos haciendo un día de cine arriba, en el teatro. ―Magic Mike XXL acaba de salir en DVD ―intervino Beth―. Tenemos la obligación moral de apoyar las artes, incluso si son sólo de humanos. ―No he visto la primera ─murmuró Autumn―, dicen que su pelvis tiene doble articulación. ¿Es eso cierto? Beth se adelantó y le cogió el Neverfull ─Vamos, te ves como si necesitaras una noche de chicas. Payne y Xhex nos están esperando, igual Cormia, Layla, Doc. Jane y Ehlena. Estaremos todas juntas… es la hora. Por una fracción de segundo, Marissa se sintió culpable por relajarse en la amistad que se le ofrecía. Ello parecía... demasiado frívolo cuando pensaba en todo lo que ella no era capaz de hacer por la desconocida femenina. Bella se inclinó ―Le hemos dicho a los machos que no pueden entrar. Sobre todo porque si ven a Channing empalmado en la gran pantalla… Beth terminó ―…tendríamos que hacer una remodelación después de que acabaran con todo. ―Volviendo a lo de la doble articulación ―dijo Autumn―. Quiero decir, ¿cómo anda? ―Muy bien, amiga mía ―Mientras Bella respondía a la compañera de Tohr, puso un brazo alrededor de la espalda de Marissa―. Anda muy, muy bien.

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Cuando Marissa se dejó arrastrar a la sala de billar, donde los botes de tinta se habían colocado en una de las mesas de café y ya había un vaso asignado para ella, comenzó a parpadear rápidamente, en parte de emoción por el hecho de que esa mujer que había muerto nunca iba a tener algo como esto otra vez, si había tenido la suerte de encontrar gente buena que la rodeaba mientras aún estaba viva. La otra mitad era de agradecimiento, tan grande que su pecho apenas podía contener la emoción. ―Damas ―dijo poniendo su brazo alrededor de la cintura de Bella―. Vamos a hacerle frente a la rapidez, antes de que puedan llegar desvestirse.

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Capítulo 21

—Lo siento… ¿qué están haciendo qué? Dijo Butch cuando miro al grupo de machos sentados alrededor de la mesa del comedor de la mansión. Ninguno de sus Hermanos ni los soldados estaban hablando o riendo en voz alta. El grupo de torpes perdedores, estaba sentado en frente de sus platos a medio comer y sus vasos de vodka, bourbon y whiskey con hielo como una asamblea de perros de caza que habían perdido sus antidepresivos. No era lo que había esperado encontrar cuando llegó tarde a la Última Comida. Cuando Marissa le envió el mensaje de texto y le dijo que estaba trabajando con las hembras en algo, le pareció una buena idea que se ocuparan.

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No había contado con ésta especie de funeral solo porque las damas estuvieran haciendo un proyecto. — ¿Hola? ¿Perdieron el oído junto con las pelotas o algo así? Wrath inhaló como si estuviera a punto de darle la noticia de la muerte de un miembro de la familia —Están pasando una noche viendo películas. Butch puso los ojos en blanco y se acercó a su silla. Sí, fue un poco raro sentarse sin su Marissa al lado pero por el amor de Dios, no era nada como para terminar tomando Prozac65. Además estaba contento porque su mujer tenía amigas en la casa. —Están viendo Magic Mike —dijo alguien. — ¿Eso es un espectáculo para niños? —Dijo mientras se echaba hacía atrás cuando Fritz le puso un plato de cordero delante de él—. Gracias hombre, ¡Oh!, gracias, sí. Me encantaría una copa de Lagavulin con hielo… Butch dejo de hablar al darse cuenta que todos en la mesa le miraban — ¿Qué? — ¿No has oído hablar de Magic Mike? —Pregunto Rhage. —No —se recostó de nuevo cuando le dieron su bebida —. Gracias. ¿Es como Barney66? —Es de stripper —contestó Hollywood.

65 66

Medicamento antidepresivo. Programa de televisión infantil de un T-Rex púrpura.

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Butch frunció el ceño y bajo la copa desde sus labios. — ¿Disculpa? V apareció desde la despensa con una gruesa bolsa de tabaco, un paquete de papel de fumar y el ceño fruncido como si le hubieran quitado las baterías a su juguete sexual favorito. —Desnudos —Vishous murmuro mientras se sentaba donde Marissa debería haber estado—. Con el culo desnudo y son humanos. Cristo, es como un show de una manada de perros. —En tanga — alguien más se quejó—. Perros en tanga. Butch continúo tomando su copa, tragando fuego, dando la bienvenida al calor en el estómago. Está bien, fue un poco sorpresivo descubrir que su vaso estaba vacío cuando lo retiro de su boca, pero bueno, tenía mucho en que pensar. Por un lado el hecho que su shellan estaba viendo una película con sus amigas, incluso si eso involucraba algún desnudo, realmente eso no era un gran problema. Por otro lado, quería encontrar la caja de fusibles y cortar la electricidad en esa parte de la mansión. Luego quemar ese DVD y la pantalla. Tomar a su shellan y llevarla a la cama para demostrarle que tenía muchos más trucos que un actor… ¿Oh Dios mío una tanga? —Está bien —se oyó decir mientras hacia una señal a uno de los doggen para que rellenara su copa—. Quiero decir, en primer

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lugar ellas nos aman y segundo no es como si fuera de calificación X. —Muestran una bomba de pene —dijo Lassiter con una amplia sonrisa, como si estuviera ayudando—. Y en acción. Ya sabes, sobre una polla y bombeando. Vishous desenvaino una daga que saco de alguna parte y señalo la cabeza del ángel caído —Sigues hablando así y voy a cortar tu cabello. Con los ojos cerrados. Lassiter se rió —Sí, lo que sea chico grande. Pensé que tenías más talento como para ponerte nervioso por algo como esto ¿De verdad estás inseguro? — ¿Quieres inseguridad? —Dijo V—. Hare que… —Está bien, está bien —Butch interrumpió—. Déjalo, V. Está bien, es genial; están disfrutando ¿Qué hay de malo en eso? No es como si estuvieran durmiendo con un chico. — ¿Estás seguro de eso? —Lassiter sonrió—. ¿No crees que están fantaseando sobre…? El gruñido colectivo que se oyó de la Hermandad fue tan fuerte que se agitaron los cristales de la enorme lámpara de araña que colgaba sobre la mesa. El ángel caído era un idiota pero no era estúpido. Moviéndose lentamente ya que había múltiples armas apuntando hacia él, puso sus manos en posición de sumisión —Lo siento, como sea. Voy a parar antes que todo este montón de

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imbéciles, lamentables lameculos inconformes me disparen por deporte. —Sabia elección —dijo Butch secamente—. No es que me importe golpearte ahora mismo, aunque eso no se aplique a otra situación. Lassiter volvió a comer, empujando los alimentos en su boca. Los Hermanos no eran tan rápidos calmándose, eso lo demostraban los ojos entrecerrados y los colmillos expuestos hacía el ángel bocazas. —Vamos chicos, está bien —cortó un trozo de cordero y lo puso en su boca—. Mmmm, delicioso En realidad sabía a cartón, pero hizo una demostración de varios ¡mmm! Sin embargo no podía seguir así. Dos minutos más tarde estaba empujando el plato todavía lleno y tomándose el segundo whisky —De verdad, ellas deben tener un poco de independencia, no necesitan estar pegadas a nuestras caderas y escuchen, la vida aquí gira a nuestro alrededor. Ya es hora que hagan algo para ellas. De verdad esto es genial. Junto a él, V saco su mano brillante enrollándola —Lo es. ¿Te gusta la idea de Marissa mirando el pito de otro hombre? —No es clasificación X —cuando su voz chirrió, se aclaró la garganta—. Quiero decir, no puede ser… no. No lo es. —La comprobé —Rhage murmuró—. Ellas tienen el DVD, probablemente están viendo la versión extendida, sin cortes.

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— ¿Así que los strippers no están circuncidados?— Lassiter levanto sus palmas de nuevo antes de que el gruñido se hiciera aún peor—. Jesús, son tan condenadamente delicados. Butch sacudió la cabeza y decidió que el ángel estaba solo —Así que, sí. Quiero decir, una pequeña bomba a dos penes, no tenemos por qué ponernos nerviosos. Fritz ¿me puedes rellenar la copa otra vez? El mayordomo se apresuró a recoger la copa vacía — ¿Alguien quiere postre? Tenemos helado casero y PetitGateau.67 Butch miro a Hollywood — ¿Qué te parece, mi hermano? Como Rhage solo agitó su ginger ale alrededor de su copa, Butch maldijo y le dijo a Fritz —Él comerá algo, incluso si nadie más lo hace. ─Traeme el postre ─dijo Rhage. Fritz hizo una reverencia con la copa de Butch en su mano —Claro, por supuesto, sire. Lo traeré directamente en un plato. —No. Quiero todo el postre, todo el pastel y el helado. Yyyyyy así fue como Hollywood termino con un público taciturno, sin embargo fueron testigos del consumo de quince pequeños pasteles de chocolate y dos galones de helado de vainilla. Era como ver pintura secarse, excepto que no había olor a químicos y la habitación era del mismo color antes y después. 67

Tarta con helado

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La buena noticia era que el alcohol estaba haciendo su trabajo, adormeciendo el cerebro de Butch, por lo que su cuerpo estaba un tanto adormecido y cachondo — ¿Puedo tomar otro? — Le preguntó a un doggen que pasaba que estaba quitando el último plato manchado de chocolate—. Muchas gracias. Cuando le volvieron a traer la copa, empujo la silla —Estoy fuera. Tengo mucho trabajo que hacer. Y sin ofender, pero estar en ese ambiente lo hacía deprimirse más, un poco más de esto e iba a empezar a tensar la soga. Al salir se detuvo en el inmenso vestíbulo mirando hacía la escalera, trató de imaginarse a su Marissa comiéndose con los ojos a algún actor en ropa interior. —De verdad, está bien. Bien por ella. Tomo su teléfono y accedió a los mensajes de texto. Dudando pensó en enviarle algo, ya sabes para recordarle que… Guau. En sus relaciones humanas nunca habría dado una mierda por algo como esto. Marissa no solo era el amor de su vida, era una hembra digna que nunca le engañaría. Y no es como si se hubiera registrado en un hotel de mala muerte con un hombre, por el amor de Dios. Ella estaba saliendo con sus amigas igual que él salía con los suyos. Esto era ridículo.

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No era un tipo celoso. El sonido de shitkickers acercándose le hizo mirar por encima del hombro. Era Rhage y el Hermano traía un vaso con espuma de Alka-Seltzer68en la mano. Hollywood miraba hacía las escaleras y apostaba que estaba pensando lo mismo que él. —Voy a subir —Anuncio el tipo. —No, espera. Espera, espera—Butch agarro el enorme antebrazo y lo apretó—. No puedes estar allí. — ¿Por qué no? —Es la noche de chicas. — ¿Y? Entonces me pondré un vestido. —Maldito infierno Rhage. ¿De verdad? Los siguientes en salir fueron V, John Matthew, Tohr y todos los demás, incluyendo a Wrath y Manny quien a pesar de ser un humano en toda regla, estaba allí con su cara de cachorro abandonado como todos los demás. —No vamos a subir —dijo Butch—. Vamos a ir a jugar billar, a beber y hablar de todas las muertes que tuvimos en el ataque en Brownswick. Vamos a tener una jodida gran noche-día, lo que esa mierda signifique. Ahora recojan sus pelotas del piso vamos a empezar a comportarnos como hombres.

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Medicamento antiácido efervescente

y

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—Tiene habilidades, es lo único que voy a decir. Dijo Doc. Jane, mientras la cautivada audiencia mostraba su aprobación de una manera silenciosa. Payne soltó otro de sus silbidos ahora ya conocidos como su marca. Xhex maldijo y lanzó más MilkDuds69

a la imagen en la

pantalla gritando —Maldita sea, hijo. ¡Tienes esa mierda! La tienes. Marissa se rió de nuevo. No podía decir que era lo más divertido la película o la compañía. Aunque los humanos no eran desagradables a la vista, tenía que admitirlo. Entonces ya era hora para otra ronda de gritos y silbidos. ¡Dios! No podía recordar la última vez que se había reído tanto. Había algo acerca de estar con las chicas que hacía que las bromas fueran al mismo tiempo mejores y peores, riéndose más fuerte y de las tonterías más estúpidas. Lo que fue algo muy hermoso cuando se dio cuenta. También le recordó lo bueno que era el ser aceptado por ser exactamente lo que eras, sin expectativas externas

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Caramelos de leche y cacao.

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establecidas, ninguna carencia que se debiera arreglar. Ningún juicio, solo amor. ¿Además de un número de chicos desnudos que eran casi tan calientes como su macho? No estaba nada mal. Cuando termino la escena final y los créditos comenzaron a aparecer aplaudieron como si los actores pudieran oírlas desde California. — ¿Me puedes enseñar a silbar así? —Pregunto alguien a Payne. —Solo tienes que poner tus labios entre tus dedos y soplar —respondió la hembra. — ¿No es esa una frase de una película? —intervino alguien. — ¿Van hacer una tercera parte? —Magic Mike Ginormus70 —Tenemos que ver la uno y la dos de nuevo, tenemos una tradición que mantener. — ¿Alguien vio nueve semanas y media? — ¿Qué es eso? Una a una se fueron levantando de los sillones acolchados de cuero reclinables en la sala tenue sin ventanas, al estirarse las espaldas se agrietaron y los hombros crujieron. Fue divertido y Marissa sintió la necesidad de interrumpir la conversación y 70

Una combinación entre gigante y enorme.

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decir algo profundo y significativo, solo para reconocer el espacio que habían compartido pero las palabras adecuadas no llegaron. En cambio dijo —Oigan, ¿Podemos hacer esto de nuevo? Por otro lado tal vez eso era exactamente lo que quería decir. Bueno ¿quién lo hubiera imaginado? Todas estuvieron a bordo. La alegría entusiasta era tan fuerte como los gritos en las escenas de baile y la idea de que ésta ocasión especial no fuera un hecho aislado hacía que sintiera una especie de alivio. —Creo que para la próxima necesitamos una maratón de Chris Pratt. Guardianes de la Galaxia —dijo Beth. — ¿Es el tipo con el hermano? —Pregunto Bella. —Ese es Hemsworth —alguien contesto. Hicieron una línea hacía la salida por el pasillo central, Marissa arrugo los envoltorios vacíos de sus MilkDuds y los arrojo a la basura. De pronto, se dio cuenta que no podía esperar para ver a Butch y no era por todas las escenas de cuerpos semidesnudos, lo cual era ridículo teniendo en cuenta que ninguno de ellos había ido a ninguna parte. Dirigiéndose hacia las puertas al lado del expositor de cristal de caramelos, sonreía mientras empujaba las puertas. —Querido… Dios —Dijo mientras retrocedió. El pasillo un poco más allá, estaba lleno con los machos de la casa. Los Hermanos, los otros guerreros y Manny. Sentados en el

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suelo contra las paredes desnudas con las piernas estiradas, cruzando las rodillas o los tobillos. Al parecer había habido un poco de bebida pasando de mano en mano, botellas vacías de vodka y whiskey a su alrededor y vasos en sus manos o sobre sus muslos. —Esto no es tan patético como se ve —su Butch señalo. —Mentiroso —V murmuró—. Es jodidamente lo que es. Creo que voy a empezar a tejer punto de cruz. A medida que las hembras iban saliendo, shock, incredulidad y luego una irónica diversión se reflejaba en sus caras. — ¿Soy yo? —Uno de los machos se quejó—. ¿O simplemente deberíamos realizar una castración masiva? —Creo que eso resume ésta mierda —alguien estuvo de acuerdo—. Voy a llevar bragas bajo mis pantalones de cuero a partir de ahora ¿Alguien quiere unirse a mí? —Lassiter ya lo hace —dijo V mientras se ponía de pie y se dirigía hacía Jane—. Hey. Y entonces ya era hora de que las parejas se reencontraran. Butch sonrió mientras Marissa se acercaba y le tendía la mano para ayudarlo a ponerse de pie. Cuando se abrazaron la besó en la parte del cuello — ¿Ahora ya no me amas? — Murmuro—. ¿Porque soy un coño azotado? Ella se echó hacia atrás en sus brazos — ¿Por qué? ¿Debido a que languideces por mí mientras veo con mis amigas una película

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sucia que no era tan sucia? Creo que es, en realidad y prepárate. Muy lindo. —Todavía soy todo un macho. Cuando estrecho su cuerpo contra él soltó un mmmmm al darse cuenta de su erección —Sí, lo eres.

Con el aroma de vinculación de Butch como un rugido, tomo el codo de Marissa y la llevo por el ala del personal. A excepción de V y Jane, todos los demás tenían una distancia más corta que recorrer. El pit estaba justo al otro lado del patio, pero era de día y eso significaba un viaje hasta el final de la planta baja, en el túnel a través de un pasaje subterráneo para volver a su dormitorio. No iba a durar tanto tiempo. Ni siquiera cerca. La primera habitación disponible con algo de privacidad era una habitación desocupada de servicio sin cortinas con una cama sin sabanas y una cerradura de bronce muy práctica. Butch no se molestó en encender las luces, puso a su hembra contra su cuerpo y la beso de manera amorosa hasta

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dejarla sin sentido mientras cerraba la puerta y ponía el cerrojo como un profesional. —Te necesito tanto —gruño. —Me tienes —dijo ella contra su boca. Jodidamente perfecto. Su polla rugió en sus pantalones y hablando de seguir órdenes: con un cambio rápido, la dejó sentada sobre la cama mientras se arrodillaba frente a ella, cuando inhaló profundamente, comenzó a reír. — ¿Qué? —Ella murmuro con los labios entrecerrados y totalmente comestibles. —Estas excitada. —Por supuesto que lo estoy —No lo estabas cuando saliste de ver la película. — ¿Por qué habría de estarlo? Fue solo una buena diversión con las chicas. Como ir a un museo ¿Sabes? Uno aprecia el arte pero no se lo lleva a casa. — ¿Así que sigo siendo tu sabor favorito? —Tú eres mi único sabor. Bueno, eso hizo que su ego se calmara, mostrando sus colmillos él dijo: —Ahora, de eso es de lo que estoy hablando. — ¿Realmente estás celoso? —Dijo—. ¿De una película? —Sí.

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La risa que soltó fue tan fresca y relajada, un sonido tan feliz que le hizo desear que ella y las chicas se reunieran de nuevo, y sí, para ver humanos sexis moverse en la pantalla. Sí eso lograba que su compañera se siguiera comportando así. Por supuesto no iba a escribirle una carta tipo gay-fan a Tanning Chatum71, pero estaba más que agradecido con esas mujeres por su amistad. Cualquier persona, cualquiera que cuidara a su shellan estaba bien en su vida. Reenfocándose, abrió los muslos de Marissa y estiro su pequeño cuerpo en la cama, tenía un montón de planes que implicaban estar en su parte inferior durante varias horas, pero su pene no iba a ser capaz de esperar todo ese tiempo. La necesitaba. Ahora. Enfocándose en los pantalones, la tenía desnuda de la cintura para abajo con un poco de trabajo rápido con las manos, de un tirón los envió hacía abajo mostrando sus hermosas y largas piernas. Luego sus manos viajaron hasta las pantorrillas y los muslos. Con un gemido ella se expuso más hacía él, como si estuviera igual de ansiosa, dejando al descubierto su desnudo y reluciente sexo y fue cuando perdió su maldita mente. Tomando su erección, fue directo hacía ella, sin preámbulos, sin juegos previos, los dos estaban más allá de ellos.

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Butch confunde el nombre del protagonista de la película, ChanningTatum.

J.R. WARD —Marissa profundamente.

Blood Kiss —gimió La

cuando

sensación

la era

penetro, familiar

deslizándose y

a

la

vez

electrificarte. Maldiciendo, se irguió y sus caderas se hicieron cargo, moliendo, empujando, bombeando. Le encantaba la forma en que ella se aferraba a su cuello y hombros. —Toma mi vena —le ordeno ella. Sus colmillos ya estaban listos dentro de su boca y los desnudó con un rugido. Mordiendo profundo en su lugar favorito, el lado izquierdo, bebió duro saboreándolo así como el sexo. No podía durar mucho más tiempo. Mierda, se estaba haciendo demasiado duro, demasiado rápido. Lamió las heridas punzantes para cerrarlas y se posiciono para poder ir aún más profundo, entonces tomo sus caderas y se enterró en ella. Meciéndose tan duro que el marco de metal de la cama se golpeaba contra la pared y los resortes del colchón sonaban con una sinfonía salvaje. La oyó correrse, lo cual era común, ¿lo que sintió después? No había un nombre elegante para la erupción de olor a sexo en el aire. Quería parar para sentir el agarre rítmico de su centro pero se había ido demasiado lejos, sus bolas estaban apretadas y calientes, su pelvis estaba haciendo esa mierda de sacudida automática que era tan difícil de parar como los latidos de su corazón y su pene estaba en esa extraña combinación entre entumecido e hipersensible.

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Butch se corrió con tanta fuerza como una carga de fuegos artificiales a través de su visión e incluso cuando empezó a eyacular supo que no había terminado. Siguió cabalgándola, poniéndola en nuevas posiciones; arqueando más su cuerpo hasta que su peso se apoyó sobre sus pies y sus brazos para no aplastarla. Estaba incluso más profundo, lo que era increíble. No estaba tan caliente para la cama por lo que comenzó a moverse a través del suelo. Pero de nuevo no pudo parar, simplemente fue con ella hasta que comenzó a ceñirse amablemente en una esquina. Hablando de ventajas. Malditamente perfecto. Butch siguió sumergiéndose en ella, machacando, su cuerpo desenvolviéndose. Las semanas y tal vez si era honesto, los meses de sentirse un tanto separado de ella desaparecieron como si estuviera follando esa sutil distancia fuera de la existencia. Largo orgasmo. Fantástico, del tipo donde pones una cara jodidamente dura que va a doler cuando despiertes y el tema se pone muy, muy sucio. Cuando terminó, se desplomó encima, quería darse la vuelta para dejarla respirar. Realmente quería, sip. Sería bueno hacerlo en este momento. ¡Aja!

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En tres… dos… …uno. Excepto que no podía hacer el esfuerzo, se sentía como si alguien hubiera aparcado un Hummer en su espina dorsal. Marissa pasó sus manos por debajo de sus brazos —Eres increíble. Trato de levantar la cabeza pero descubrió que el mismo hijo de puta del Hummer dejo una rueda sobre la parte posterior de su cráneo. —No, tú lo eres —O al menos eso era lo que había querido decir. Lo que salió de su boca fue como un discurso de una víctima de un accidente cerebro vascular. —No… tú lo eres —repitió. — ¿Qué? Lo único que podía hacer era reír y de repente se estaba riendo demasiado y fue entonces cuando se obligó a hacer lo que debía y facilitárselo a la pobre mujer, ella lo siguió y juntos se desplomaron sobre la cama adecuadamente, con sus cuerpos aun arrojando enormes olas de calor, estaban muy, muy, muy calientes incluso sin una manta. —Te amo, Butch —dijo ella. En

la

densa

oscuridad,

él

sabía

que

lo

miraba

y

malditamente lo amaba. Quería toda su atención, su anhelo. Necesitarlo era algo patético, hablando de niveles de castración,

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pero nunca exigiría ese tipo de cosas de ella aunque era un HDP 72 muy, muy impaciente. Estaba dispuesto a esperar. Dios ¿Cuándo se daba libremente? Su amor, su atención, era un regalo que, como ella, nunca pasaría de moda. Cerrando los ojos, sintió lo mucho que ella lo amaba, lo que era gracioso. A veces cuando estabas casado con una persona durante tanto tiempo, momentos como este eran tan maravillosos y mágicos como ese increíble instante cuando te dijo por primera vez te amo. —Dios. También te amo. El beso que le dio fue suave y gentil y no porque estuviera cansado, si ella estaba lista para otra ronda era más que capaz de seguirla. No, la besó con cuidado debido al vínculo emocional entre ellos, que era fuerte como un cable de acero y delicado como una hoja de hierba. Con un ligero toque, ella paso sus dedos sobre su pecho — ¿Alguna vez has deseado que fuera diferente? —Imposible. No se puede mejorar la perfección y no, no lo deseo. —Eres muy dulce. —Esa es una cosa que nunca han dicho sobre mí. —Bueno, tu eres dulce conmigo— hubo una pausa—. ¿Puedo pedirte un poco de ayuda?

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Hijo de puta.

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—Me enojaría si no lo hicieras. Otra larga pausa, hasta el punto que se puso de lado y apoyo la cabeza sobre su mano. Ahora deseaba que hubiera más luz que la que entraba de la sala por la ranura de la puerta — ¿Qué pasa? —Bueno, sé que estas ocupado con el trabajo y el centro de formación. —Detente. ¿En serio? —Frunció el ceño a pesar de que probablemente no podía verlo—. ¿Estás sugiriendo que hay algo más importante que tú? La maldición que ella dejo escapar fue como una especie de derrota — ¿Puedes ayudarme a encontrar a quién mato a esa mujer? ¿Quién era, qué pasó con ella, quién lo hizo? No dudo —Sí, lo hare. Sería para mí un honor. Su exhalación de alivio fue otra de las cosas que nunca dejaría de saborear. —Gracias —murmuró ella. —Iba a ofrecerme, pero quería respetar tu espacio. —No puedo dejarla en una tumba sin nombre. —Eso no va a pasar, me encargare de eso —Frunció el ceño de nuevo en la oscuridad—. Sin embargo, debes saber algo. — ¿Qué? —No soy el tipo de persona que va a dejarlo ir.

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— ¡Oh! Lo sé, tú y yo vamos a buscar hasta que sepamos todo. Butch sacudió la cabeza —No es lo que quiero decir. Los vampiros no tienen una fuerza policial, no hay cárceles. —Hay una colonia penal en alguna parte en el oeste. Al menos solía haber. No estoy segura de lo que paso con ella. —Ese es mi punto. No hay procedimientos reales o consecuencias por los crímenes de la raza. No hay manera de castigar al culpable o manejar falsas acusaciones. Wrath ha ayudado con ciertos tipos de conflicto realizando las audiencias, pero es juez y parte, lo cual está bien hasta que tengamos algunos delitos capitales y graves para este sistema. Y vendrán, eso es un hecho de la sociedad sean vampiros o no. —Entonces ¿Qué es lo que estas tratando de decir? Su voz bajo hasta un gruñido —Si me entero quien hizo eso a una chica inocente, no voy a ser capaz de dejarlo atrás y sin represalias ¿Me entiendes?

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Capítulo 22

Furiosa. Erección. La siguiente noche cuando Craeg despertó del tipo de sueño que era tan denso que prácticamente era sólido. Tuvo que hacer un esfuerzo para mover con su cadera el peso de su gordo culo. Acostado de lado después de haber rodado encima de su posición preferida en algún momento de la noche. Su mano estaba a tres pulgadas de distancia de su polla e imágenes detrás de sus parpados cerrados de Paradise surgieron, debía de mantenerlas hasta que se corriera. Sí, claro. Su conciencia daría una batalla, pero era una condena a perder. Sin embargo, no iba a trabajar en su polla en la cama, la enfermera venía a comprobar cómo estaba cada quince segundos y conociendo su suerte elegiría justo ese momento para golpear su puerta y asegurarse que todavía respiraba.

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Se preparó para sentarse sin tener ningún problema para moverse. Sacando sus piernas fuera de la cama se puso de pie, de hecho se sentía como si hubiera dormido durante un mes. Huh. Era la sangre de Paradise, por supuesto y eso hizo que temiera un poco de ella. Una a una se fue desenganchando de las diferentes máquinas y bolsas con líquido y cuando sonó la alarma apretó lo botones del monitor hasta que quedó en silencio. Luego se dirigió al baño y se encerró en la ducha calculando que la enfermera iba a correr como un camión de bomberos hacía una casa en llamas para ver donde estaba. Efectivamente hubo un ruido en la puerta justo cuando se quitó su bata y dio un paso para ponerse bajo el chorro de agua. —Craeg —ella dijo—. ¿Todo está bien? —Sip. Me estoy duchando y estoy listo para comer. —Eso es bueno, pero ten cuidado ¿Necesitas ayuda? —No, creo que puedo manejar las cosas. —Está bien, pero ¿sabes dónde está el botón de llamada? Simplemente oprímelo si te sientes mareado. —Sip. Gracias. Espero un rato para ver si alguien más entraba para hacerle preguntas, entonces tomo la pastilla de jabón pero no la paso por su pene y sus testículos, pasó la cosa por su pecho y los hombros, el cuello y la cara, las piernas y los pies, dio a su cuerpo la oportunidad de superar esa brillante idea.

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Nop, de cualquier manera, la suavidad de la espuma sobre su carne le hizo pensar en estar sentado en el piso frente a Paradise acariciando su fina piel. El champú no ayudó tampoco, y a medida que el aire en el cuarto de baño se hacía más denso con humedad y se quedó sin lugares para lavar, admitió la derrota, puso fin a la negación resignado a lo inevitable. — ¡Oh mierda! —gimió mientras lo tomaba en sus manos. Puso su brazo en la pared de azulejos y se inclinó hasta que su frente estuvo sobre su antebrazo. La sensación era malditamente buena y actualmente no podía recordar que este asunto de las sacudidas fuera tan increíble, era el paraíso o en este caso estaba en Paradise73. Fuerte, rápido, hasta que bajo el otro brazo y apretó sus bolas con un giró. En una serie de relámpagos, su polla dio una sacudida contra su agarre y eyaculó contra la pared de la ducha una y otra vez. Y cuando finalmente se desplomo maldijo muchas veces. Después de todo lo que había pasado, ¿por qué ahora? ¿Por qué tenía a esa hembra en su cerebro? Era el estrés, se dijo. Ésta cosa de la atracción era solo una reacción al estrés en el que estaba, un agujero de escape en el que enfocarse para no explotar. Se quitó la toalla. Había una navaja, entonces se afeito, desodorante y un peine para su cabello aunque lo tenía corto. Mierda, necesitaba ropa. 73

La traducción literal del nombre de Paradise seria Paraíso por eso el juego de palabras

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Saliendo del baño encontró otra camisa y pantalones uni 74 en la cama y un par de tenis que sip, eran de su talla. Distraído, se preguntó cuántos juegos tenían para los candidatos. Toda la cosa de altura/peso/talla, había sido parte del proceso de registro, pero aun así… Un par de minutos más tarde salió por la puerta, el pasillo y entro en la sala de la cafetería. Hablando de diferencias… Lo primero que vio al entrar fue una mesa con la suficiente comida como para alimentar a un ejército. Los platos estaban alineados listos para ser llenados, rollos de servilletas de damasco, tenedores y cuchillos de plata y el bar tenía todo tipo de bebidas no alcohólicas que desearas incluyendo una máquina de malteadas. Claramente, los Hermanos se fueron refinando a lo largo del tiempo. —Nada de eso está manipulado —dijo una voz masculina detrás de él. Craeg se dio la vuelta y puso sus puños como si fuera a ser atacado, el Hermano Butch estaba sentado en la mesa redonda de la esquina con las piernas apoyadas en una silla vacía y un plato de comida a su lado. Con un movimiento preciso y cuidadoso llevo los huevos revueltos a su boca sin derramar nada del tenedor. —Adelante —dijo mientras masticaba—, pilla algo de comida y siéntate conmigo. No voy a joderte. Craeg asintió y dejó su posición. No era tímido sobre las porciones de comida, no tenía idea de lo que había en las 74

Abreviatura de Unisex.

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bandejas pero podía adivinar que la reserva de energía era la mejor manera de prepararse para la noche. Escogió un asiento a dos de donde estaba el Hermano, donde tenía una buena vista de la puerta, algo que hacía a menudo por si necesitaba escapar. Así fue como había sobrevivido a los asesinos que habían ido a su casa. —Mira no voy andar con rodeos —dijo el Hermano antes que Craeg siquiera tomara un bocado. Excelente, así que el tipo había planeado esto, sabiendo que Craeg estaba en la casa y probablemente iba a comer temprano. Bajando las croquetas de patatas, se olvidó de la comida y se centró en la puerta. — ¿Qué? —Creo que necesitas quedarte aquí, en el centro de formación. — ¿Perdón? —Movió sus ojos de vuelta al Hermano—. Tengo un lugar. El macho puso las botas en el suelo y se movió alrededor para estar cara a cara —Sé dónde vives. Había algo en esa confrontación directa que lo asusto, así que empezó a comer. —Sí. No mentí sobre mi dirección. —No es seguro. — ¿Has estado allí desde los ataques? —Ese lugar apenas tiene plomerías. Y no hay refugio del sol.

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—Estoy en el sótano. —Un incendio, iniciaría tan rápido que te pondría en la posición de elegir entre la incineración por las llamas o por la luz del sol de mediodía. Craeg cortó una salchicha del desayuno en dos y puso la mitad de ella en su boca. —No me voy a mudar. —Tienes comida y agua aquí y una buena cama para dormir. Sin alquiler. —No necesito caridad —okey, estaba logrando que se cabreara—. He venido aquí para aprender a luchar, no para hacerlos sentir bien. Butch se inclinó — ¿Piensas que queremos limpiar tu culo cada vez que cagas? ¿De verdad? ¿De dónde piensas que venimos? —Mira, no necesito esto. —Idiota —Butch se rompió—. En los próximos años, estamos a punto de invertir en ti un par de cientos de miles de dólares de forma gratuita, ¿Piensas que queremos tirar todo a la mierda para que tu orgullo tenga una erección? Esto no es caridad y no es negociable. Te llevare a casa ésta noche después de la clase, vas a empacar tu mierda y luego voy a traer tu miserable culo aquí o puedes irte a la mierda. ¿Qué va a ser, tipo duro? Craeg maldijo largo y duro por lo bajo. Hablando de tenerlo por los huevos.

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—Bien —murmuro. Butch le dio una palmada en el hombro —Y para mostrarte que no hay resentimiento voy a conseguirte una buena televisión, internet y un calendario de doce meses de Rhage para que tengas algo lindo a la vista. Con eso, el Hermano se levantó de la mesa tomando el plato todavía lleno con él. Entonces le demostró que “esa comida” era segura para comer. —Nos vemos en clase —dijo Butch desde la puerta después de dejar los platos en el fregadero—. Ésta noche en clase: Bombas, sistemas de detonación, desactivación. Cosas divertidas. Dejándolo solo, Craeg puso su cabeza entre sus manos. Planes. Tenía planes para todo esto, gente. WTF.75

—Y entonces ¿Qué sucedió? Cuando su padre hizo la pregunta y extendió más mermelada sobre la tostada. Paradise trató de formular otra mentira. Lo cual, teniendo en cuenta que había tenido cerca dos horas de sueño y todavía estaba recuperándose físicamente, era como tratar de abotonarse una camisa en la oscuridad. 75

Whatthefuck: que mierda!

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—Y… —se interrumpió mientras tomaba un pedazo de su croissant y le ponía mermelada de fresa—. Bueno, después de que nos registramos, hubo una hora de cocteles de todo tipo — Vomitorium—. Nos llevaron por el gimnasio para que nos conociéramos entre nosotros —Casi fuimos electrocutados en la oscuridad—. Fuimos a nadar —Tuvimos una fiesta de ahogamiento — Al final dimos un paseo —la marcha de la muerte de Dickens76 —y luego todos tuvimos un examen físico. —Reanimación cardiaca—. Fue una larga noche, por eso querían que nos quedáramos —medio muertos y casi sin respirar—. Y eso es todo. Excelente, estaba sacando al Señor Subliminal. Su padre asintió —La Hermandad fue muy amable en llamarme y también Peyton. Dijeron que hiciste un trabajo maravilloso, que estabas en la cima de tu clase. —Fue una sorpresa para mí también. Y seguía perdida en su propia casa. Sentada con su padre en los mismos asientos de siempre, la misma araña de cristal, con los mismos platos de porcelana, tazas y platillos. Vigilados por las mismas pinturas al óleo de antepasados, se sentía como si estuviera en un bonito hotel extranjero, decorado como un castillo, que tenía un personal tan bien entrenado que era capaz de anticipar todo lo que quería. Luego estaba su padre… Dios, su padre. Abalon estaba sentado en la cabecera de la larga mesa brillante, su hermoso rostro resplandecía con alivio y orgullo, sobre todo alivio. No quería sentirse aún peor, el hecho que sus 76

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inventos tuvieran el efecto deseado de orgullo, la distanciaban más de él. Además había que añadir una capa de culpabilidad. Lo cual no era solo por el entrenamiento. Era imposible no recordar y obsesionarse con lo que había hecho con Craeg y lo que él había hecho. Una parte de ella volvía a recordar todos los matices de la experiencia, el contacto visual, los sonidos, los olores, la expresión de su rostro cuando él… Bueno, no iba ir allí en la maldita mesa del comedor. Sin embargo, ¿Cuándo lo olvidaría? Dios, por mucho que odiara admitirlo, le preocupaba que ese interludio, aunque solo fuera una vez la hiciera indeseable a los ojos de la glymera. Claro que todavía era sexualmente pura, pero su vena había sido tan buena y palpitante que había dado lugar a esa cierta exposición, como llamaría a esa parte de Craeg. De hecho, odiaba el hecho de tener aunque fuera solo un pensamiento en esa carga de prejuicios de mierda, pero aquí, sentada con su padre era una carga inevitable. Uno no zanja toda una crianza en ese contexto rápidamente, especialmente cuando pensaba en lo que su pariente más próximo quería para ella en la vida. — ¿Paradise? Se sacudió y sonrió —Lo siento ¿Qué? —Creo que ya pusiste suficiente mermelada allí cariño. Paradise miró hacia abajo y vio que había puesto alrededor de la mitad del frasco de mermelada en el trozo de croissant del

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tamaño de su dedo pulgar. La dulzura roja goteaba sobre su plato, por todo el cuchillo y en la mano. —Que tonta —empezó a tratar de limpiar las cosas —. Entonces, ¿Cómo fue tu noche de anoche? Afortunadamente, él se concentró en su trabajo y en el magnífico gran festival que se acercaba y algunas otras cosas y fue capaz de escuchar lo suficientemente bien como para asentir en todos los lugares correctos. ¿Qué van a hacer los Hermanos ésta noche con nosotros? Se preguntó. Y ¿Cómo demonios iba a actuar toda normal alrededor de Craeg? Treinta minutos después, tenía puesto su uniforme, su bolso ordenado

y

caminaba

por

la

puerta

principal

para

desmaterializarse en el lugar de reunión. El autobús ya estaba estacionado en el lote boscoso y la puerta se abrió cuando el conductor la vio. Subió los tres pasos, soltó su abrigo y se encontró con los ojos del grupo. Novo estaba recostada hacía atrás con los auriculares conectados a su iPhone, Boone hacía lo mismo. Axe estaba de nuevo dormido, sin duda, soñando con cosas que ojala se quedaran en su cabeza. Anslam estaba escribiendo en su teléfono probablemente actualizando su estado en Facebook a está en una relación con el Porshe que su padre acababa de comprarle como recompensa por entrar en el programa de entrenamiento. Y Peyton se frotaba la cara como si eso fuera a despertarlo. —Hey —dijo él mientras se acercaba.

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Mientras ella se sentaba al otro lado, él se movió alrededor, se apoyó en las ventanas polarizadas y estiró las piernas. — ¿Estas lista para esto? —Le preguntó. —Podría responderte mejor si supiera lo que nos espera. Él gruño —Está bien, voy a cambiar el tema. Entonces, ¿Adivina lo que he oído? Peyton era la fuente para todos los chismes, siempre lo había sido. Fue quien le dijo del nuevo juguete estacionado en el garaje de la familia de Anslam y el último escándalo que involucro a su prima segunda y el hecho de que había mentido a sus padres acerca de donde se alojaba en la ciudad y el de aquella mujer que estaba casada con un viejo y las jodidas rondas con hombres en la casa de invitados de su finca. Pero esto último tenía que ser una exageración. — ¿Qué? —al menos la charla alejaría su mente lejos de Craeg. —Embellécete si puedes, este viaje tomara por lo menos media hora. —Tengo más historias, no te preocupes. —Gracias a Dios —y esto era a pesar de pasar todas esas horas al teléfono durante el día—. ¿He mencionado últimamente que te amo? —Sí, pero si de verdad quieres probarlo. Has ese tatuaje del que estábamos hablando. —No voy a ponerme tu foto en el culo.

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—Cuando pases, me dará algo agradable a la vista. —No, si llevo pantalones y hey, ¿no debería estar ofendida por ese comentario? —Sí, siento decirte esto, Parry. Pero las rubias inteligentes con cuerpos perfectos y ojos azules no van a ningún lugar en este mundo. Es mejor que te acostumbres a esa triste realidad. Ella hecho la cabeza hacia atrás y rió —Está bien, ¿cuál es la historia? —Mi primo tercero me dijo que el Duodécimo Festival del Baile de Etiqueta se realizará en el salón de baile de tu padre. ¿Por qué diablos no me lo dijiste? —He oído eso también —dijo Anslam sin levantar la vista de su teléfono. Paradise miró a su alrededor. Boone y Novo no podrían haber oído nada y Axe estaba fuera de combate, bajando la voz dijo. —Peyton, necesitas enfriarte por cosas como esas ¿recuerdas? Su amigo hizo crujir los nudillos —Lo lamento, pero estábamos básicamente solos y eso es una gran mierda. ¿Quieres ir conmigo? O ¿Puedo ir contigo? —Le dio una sonrisa ganadora— Eso suena sucio ¿no es así? Paradise le lanzó una mirada pero no se sintió ofendida en lo más mínimo —Eres un cerdo, y si, por favor se mi pareja. Voy a necesitar que me ayuden a lo largo de la noche. —Voy a ser un caballero y un sabelotodo, bueno, al menos la mayor parte de la noche. Tal vez hasta las dos de la mañana.

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Aunque voy a conseguir un martillo, solo quiero advertirte por adelantado, esa es la única manera que voy a llegar a la madrugada. Paradise se inclinó hacía el pasillo y puso la palma hacía afuera. —Choca esos cinco. A medida que sus manos se chocaban, pensó, Gracias niño Jesús, por lo menos voy con un amigo.

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Capítulo 23

Britney Jodida Spears. A medida que Craeg se sentó en la parte posterior del salón de clases, lo único que podía pensar era en ese tonto video del culo

"BabyOne More Time" de hace como un millón de años.

Había visto la maldita cosa sólo una vez, cuando un primo suyo, mayor,

post-trans,

lo

había

estado

observando

con

una

fascinación que no había entendido. En ese momento, Craeg se había preguntado por qué demonios alguna idiota chica de escuela humana con un par de trenzas, una falda plisada, y la mitad de su vientre colgando hacia fuera estaría en el radar de nadie. ¿Ahora? Él lo sabía. —… el detonante de este detonador es nitruro de plomo77, estifnato de plomo78 y aluminio, y ustedes quieres colocar el compuesto aquí, sobre la carga base, que en este caso es 77

compuesto químico utilizado como explosivo primario, resistente a altas temperaturas explosivo usado como un componente en cápsulas fulminantes y mezclas detonantes para explosivos secundarios menos sensibles. Es particularmente sensible al fuego y a la descarga de electricidad estática 78

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tetrilo79—Cuando Boone puso su mano arriba, el Hermano Tohrment asintió —¿Sí? —¿Hay otras cargas primarias? —Buena pregunta. Hay Diazodinitrofenol80 y también se puede utilizar el fulminato de mercurio mezclado con clorato de potasio. Pero aquí en la Hermandad son dispositivos de seguridad adaptables. La lección continuó, con Tohr, como él les había dicho que lo llamaran, paseándolos a través de la clase Fabricando Bombas 101… y Boone, el químico de la mano alzada de la clase, interrumpiendo de vez en cuando con otra "buena pregunta." Si el hombre no hubiera sido tan bueno en el cuerpo a cuerpo, y al

contrario hubiese sido tranquilo,

no sería un

problema, lo hubieras apuntado como el idiota de la clase. Mientras tanto, Craeg estaba haciendo la polka del cerebro derecho/izquierdo

y

adivinó

las

envolventes

etiquetas

creativas/analíticas sostenidas arriba: El lado analítico de él estaba conectado a la parte frontal de la sala, con su larga encimera

de

sustancias

químicas

en

diversas

formas

y

contenedores, y su pizarra en la que había garabatos y diagramas. El lado "creativo" o “depositario asqueroso de todas las putas del macho y de todas las cosas Heeeeeeyyy-ahooora” lo mantuvo tirando los ojos hacia Paradise. Estaba sentada frente a él, en la mesa más a la derecha y a diferencia de él, ciertamente 79

Sólido cristalino de color amarillo, irritante, explosivo e inflamable, que se emplea como agente detonante para explosivos poco sensibles. 80 polvo de color amarillo castaño, explosivo, soluble en ciertos ácidos y acetona.

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no parecía nada más que estar estrictamente enfocada: estaba apoyada ahí, intentando tomar notas en un block, hasta el punto de la obsesión por la información que estaba siendo dada. La mitad de su pelo recogido en un nudo flojo que había atado con algún tipo de grueso elástico negro, y llevaba el Ji Blanco suelto, el mismo uniforme que todos ellos usaban. Pero maldita sea, bien podría haber estado en un bikini con todas esas ondas rubias cayendo alrededor de sus hombros y su senos… Para.

Para la mierda con eso, su libido replicó. Fantástico. Ahora estaba distraído y discutiendo consigo mismo. Un poco más de procesamiento de datos bajo su casco y era susceptible de tener un derretimiento de cráneo de tres millas de proporción. Y ¿sabes qué?, fue directo de nuevo a mirarla. La raíz de su problema, aparte de los orgasmos que había tenido en la ducha: era la piel de la nuca en su cuello. Esa piel allí mismo tenía que ser tan suave como la cosa en su pie. Tenía que ser. Desplazándose en su asiento, disimuladamente dejó caer su mano debajo de la mesa

reacomodándose.

Maldita sea.

Realmente tenía que enrollar ésta mierda. Y aun así, incluso mientras su mirada volvió a Tohr y la charla de la bomba, tenía una fantasía de levantarse de su silla, colocarse detrás de ella y correr sus labios por todo el tramo

J.R. WARD

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pálido entre el nacimiento del pelo y el collar de esa suelta camiseta blanca… — ¿Craeg? — ¿Qué? —Le chilló a Tohr. Se aclaró la voz y lo intentó de nuevo en un tono más varonil—. Quiero decir, ¿Qué? —Ven aquí arriba y explícanos todo esto. Craeg miró hacia abajo. Y se preguntó exactamente qué tipo de espectáculo de tienda de campaña iba a dar a todos si se ponía de pié. Carpa de circo. Tres anillos. Barnum& Bailey81. Sip Y entonces sintió la mirada de Paradise en él, y su polla pateó con la fuerza suficiente para hacer que sus caderas saltaran. Correcto. Estaba bastante seguro de que no era el tipo de detonación que el profesor tenía en mente. —Craeg?

Mientras un silencio incómodo conectó cosas que llevaron a un alto en el salón de clases, Paradise se preparó y miró por encima del hombro.

81

Nombre de un famoso circo estadounidense que actualmente se encuentra fusionado con el de RinglingBrothersCircus el cual sigue siendo el más grande y famoso de todos desde 1871

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Había sido dolorosamente consciente de dónde Craeg había elegido sentarse toda la clase, hasta el punto que era casi como si tuviera una compactera de polvos abierta y tuviera angulado el espejo solo para verlo mirar al profesor. Lo cual era chiflado. Estaba bastante segura, teniendo en cuenta su discurso de No Sé, No Ahora, de la noche anterior con el que él no le daría a ella ni un segundo pensamiento, así que parecía particularmente ridículo desperdiciar en el chico ni un nanosegundo que estuviera relacionado con el entrenamiento. Además, no era como si hubiera hecho algo para traer notoriedad sobre sí mismo. No fue así con los demás alumnos. Boone había hecho un montón de preguntas empezando por "¿Por qué no puedo usar mi ordenador portátil para tomar notas?" A lo que el Hermano Tohrment había respondido, "Debido a que el tap-tap-tap del teclado me hacen dar ganas de tomar mi arma de fuego. ¿Te sientes como si quisieras tener una fuga craneal esta noche?”, y que culminó hace unos dos segundos con otra indagación que, francamente, ayudó a la clase. Boone era el inteligente. Axe simplemente se sentó solo, manos entrelazadas, cejas hacia abajo, sin escribir ni una sola cosa pero el aura oscura del tipo significaba que incluso aunque no dijera mucho, no podías dejar de saber que estaba en la habitación. Novo no hablaba mucho tampoco, pero cuando lo hacía, todo el mundo escuchaba. Y Peyton, sí, Peyton quebraba el hielo con la broma ocasional. Sin embargo, fue Craeg, el silencioso, meditativo Craeg, quien era el único con el que ella estaba en sintonía.

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Y P.D, no podía entender por qué diablos no se levantaba. Era algo más que una falta de verticalidad, en realidad. Estaba sentado allí como un ciervo alumbrado por los faros, mirando a la pizarra como si hubiera olvidado cómo levantarse de una silla. — ¿Craeg? —Tohr incitó—. ¿Te has separado de la realidad? ¿Teniendo unas mini vacaciones de mí? Peyton se puso de pie ─Déjeme darle una oportunidad ─dijo,

pasando

rápidamente,

dirigiéndose

por

detrás

del

mostrador de productos químicos hacia la pizarra. Mientras cogía un trozo de tiza como si fuera una araña muerta, miró al Hermano—. Pensé que este material se había prohibido después de comienzos del siglo. — ¿Quieres que escriba usando tu cara en su lugar? —Tohr arrastró las palabras—. ¿Eres suficientemente buen boxeador como para hacer que me detenga? Peyton negó con la cabeza —Nop. Ni siquiera me acerco. —Respuesta inteligente hijo. Vas a hacerlo bien —Tohr lo palmeó en la espalda—. ¿Por qué no salvas a tu pequeño y tímido amiguito de allí atrás y nos muestras lo que sabes? Paradise volvió a mirar hacia abajo a lo que había escrito en su cuaderno. De vuelta al principio de la noche, había sido difícil de entrar en la sala de descanso donde todo el mundo se reunió y tratar de actuar natural alrededor Craeg. Él por otro lado, había parecido totalmente desconcertado por su presencia o la de cualquier otro, había hecho poco contacto visual con nadie, y dijo tres palabras máximo.

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Había sido cercanamente lo que ella había esperado. Y sin embargo, teniendo en cuenta la cantidad de energía que necesitaba poner en apenas respirar normalmente alrededor de él, le pareció injusto. Vuelve a la línea, se dijo. Tenía que concentrarse en las cosas de la formación. No era solo apropiado sino más productivo, y era la razón por la que estaba en la sala también era menos probable que se volviera loca. Probablemente conseguiría esa meta. Dos horas más tarde, se les permitió levantarse, estirar las piernas, e ir a golpear el retrete. Tenía la intención de caminar hasta el vestuario de las damas sola, pero Novo comenzó a caminar con ella. — ¿Te importa si te pregunto algo? —Dijo la hembra cuando ella abrió la puerta y la sostuvo para que Paradise fuera primero—. Es personal. —Ah... claro —Cogió uno de los cinco puestos, bajó sus pantalones y golpeó el asiento y trató de no centrarse en el hecho de que ella y una relativa extraña estuvieran a punto de hacer pis en el mismo lugar—. ¿Qué es? Tienes esto, le dijo a su vejiga. Novo naturalmente no había tenido problemas. La hembra probablemente no tenía ningún problema con nada. — ¿Alguna vez lo haces con hembras? Paradise giró rápidamente la cabeza en dirección la pared de la cabina. ¿Su primer pensamiento? ¡Mierda! Bien podría

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hacerme encima de mis pantalones. No iríamos a ningún lado después de eso. — ¿Te he shockeado? ─ La hembra dijo con una sonrisa antes de que ella se sonrojara. Se oyó el ruido de abertura de un panel de metal y luego el correr del agua. — ¿Hola? —Novo presionó. —Ah... —Paradise miró a su alrededor como si tal vez las paredes metálicas color melocotón del puesto, o el blanco techo, o el pálido suelo gris pudieran ayudarla a salir. —Así que eso sería un no —Allí había otra carcajada—. No estoy sorprendida. Por un momento, Paradise pensó en tratar esto de frente sólo para seguir con la serenidad que Novo parecía tener con creces. Pero era similar a distraerse en clases, que no era por lo que estaba allí. —En realidad, yo no lo he hecho con nadie. —Sí, me di cuenta de eso también. Paradise frunció el ceño —Entonces, ¿por qué lo preguntas? —Me gusta estar en lo correcto. Mirando el azulejo de color gris a sus pies, Paradise pensó “¿Qué Demonios?” — ¿Pero tú lo haces? Hembras… es decir. —En el pasado. Y machos. Amo a quien amo. Los pedacitos no me importan.

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— ¡Guau! La voz de Novo llegó aguda —No hay nada de malo en eso, ya sabes. —No, no estoy... no estoy criticando o juzgando. Solo pienso… —Que eso es sucio y equivocado ¿correcto? Paradise pensó en todas las restricciones sobre ella porque era una aristócrata. Y entonces imaginó lo que sería ser simplemente quién y lo qué era, sin excusas o compromisos. —No —dijo ella—. Creo que es realmente increíble. Y mira por donde, con esa observación, consiguió hacer su propio trabajo. Después de que hiciera correr el agua, abrió el panel y se sorprendió, dado el silencio, que la hembra todavía estuviera en los lavabos. Su rostro era cauteloso, como si quisiera evaluar el efecto en Paradise. Paradise localizó esos intensos ojos azul verdoso sin dudarlo mientras ella se acercó y se lavó las manos en agua tibia con jabón que olía a limón. —De hecho, te envidio —se encontró murmurando mientras comprobaba su reflejo en el espejo. No usar ningún maquillaje y las luces fluorescentes no son una buena combinación cuando no habías dormido durante casi cuarenta y ocho horas, y habías pasado por una organizada tortura.

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— ¿Por qué eres diferente? —Preguntó la hembra. — ¿Perdón? —Si te gustan las chicas. —Oh, no —Ella pensó en su respuesta a Craeg. Y luego disfrutaba de un par de instantáneas mentales de su mano bombeando bajo las sábanas—. Sí, no. Estoy dentro con lo masculino. Novo se encogió de hombros y se enderezó —Así que sigue en pie. ¿Por qué eres diferente? Paradise se quedó mirando su reflejo, y pensó en su línea de sangre. En su padre —Larga y aburrida historia. —Las historias largas de las cuales la gente no quiere hablar, nunca son aburridas. En el cambio de tono, Paradise movió sus ojos otra vez. Novo estaba mirando hacia la puerta del cuarto de baño, su fuerte cuerpo estrecho y ajustado, sus manos apretando el borde de la pileta con tanta fuerza que sus nudillos estaban blancos. — ¿Qué pasó contigo? —Susurró Paradise. Novo se sacudió a si misma volviendo a centrarse —Nada que importe nunca más. Nos dirigimos a la sala de pesas, ¿verdad? —Eso dijeron. —Sip.

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Paradise debió haber visto a Craeg salir del salón de clases —Estoy perdiendo la mente. — ¿Estás bien? Salpica tu cara con algo de agua fría. Te traerá de regreso eso funciona conmigo todo el tiempo. Paradise observó a la hembra irse y entonces abrió el grifo marcado con F. Bien podría darle una oportunidad. Tal vez también haría refrescarse su libido.

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Capítulo 24

Sentado en el escritorio de la Oficina de Tohr. Butch sostuvo largamente la delgada llave de metal hacia arriba por el extremo que tenía la borla roja y lo dejó caer sobre el secante. A medida que la gravedad hizo que golpeara ligeramente, el sonido fue un sólido golpe seco. Con una maldición, la recogió, sosteniéndola por el otro extremo y la dejó caer. Y de nuevo. Y de nuevo… — ¿Estás listo? Levantó la vista hacia Tohr, que se había inclinado a través de la puerta de cristal ─Hey, sí, seguro. ¿A quién estarás enviando en primer lugar? —Axwelle. Supuse que también podrías iniciar la evaluación con el único más probable a ser considerado un sociópata. ─Perfecto ─Giró a la computadora, tipeó en algunos comandos y tuvo a la escondida cámara de video rodando—. Sácalo del entrenamiento.

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—Roger82 a eso. En cuanto la puerta fue fácilmente cerrada, Butch miró a sus dedos trabajando en la llave borlada un poco más. No había querido decírselo a su Marissa, pero para él y V era bastante claro lo que era la cosa. ¿El problema? Que cuando nada había surgido en la búsqueda de internet, V había tenido que dar con sus conexiones en el vampírico submundo clandestino, pero nada había salido a la superficie con cualquiera de los clubes o grupos de sexo. Una clave para hacerte entrar y así poder conseguirlo, por así decirlo. Comúnmente, Butch se preguntaba si la gente no estaría escondiendo algo o mintiendo, pero V era un miembro legítimo del maravilloso mundo de las citas pervertidas, además el Hermano no estaba por encima de usar un poco de músculo para obtener información si tenía que hacerlo. Aún otra razón por la que ellos dos eran tan estrechos. Entonces ¿Qué otra cosa había?, ¿dónde más podría él...? Al sonido de un golpe en el cristal, él levantó la mirada e hizo un gesto con la mano —Hey hombre. Vamos entra, siéntate. A medida que Axwelle entró, el chico hizo un movimiento con sus manos como si las utilizara para atiborrarse los bolsillos de sus pantalones vaqueros con ellas, pero entonces no tenía a dónde más ir con el impulso de su entrenada unidad cerebral — ¿Puedo estar de pie? —Nop —Butch asintió a la silla en el lado opuesto de la mesa─. Allí. Y eso no es una sugerencia, eso es un requisito.

82

De uso militar, para la confirmación de una orden.

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Ellos tenían que asegurarse de que la cara del alumno estaba a la vista de la lente en la esquina detrás de él. Axwelle o Axe, como él se llamaba a sí mismo, cruzó los brazos sobre su pecho y se plantó en el asiento. —Sólo quiero hablar contigo un poco. Llegar a conocerte mejor — Butch frunció el ceño y se inclinó hacia delante. Entonces él balanceó la llave por su borla roja─. ¿Reconoces esto? —No. —Entonces, ¿por qué tus ojos sólo van hacia ella? —Debido a que está en su mano y usted no está sosteniendo nada más. No hay nada en el escritorio tampoco. Butch sostuvo la borla entre el pulgar y el índice y dejó que la cosa se balanceara de lado a lado. —Esa es la única razón, eh. — ¿Me veo como si me preocupara por las llaves? — ¿Cómo sabes que es una llave? Ojos que eran casi tan amarillos como los de Phury se clavaron en él y se quedaron dónde estaban — ¿Qué más podría ser? — Dime tú. —Pensé que esto era supuestamente un llegar-aconocernos-mejor, ¿Qué carajo tiene que ver algo de lo que sea con mi culo? Butch estudió la cara del chico, buscando por alguna expresión. ¡Hey! ¿Y saben qué?, el chico podría haber sido guapo sin el medio trabajo de sus tatuajes y piercings. Y bien podría

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ser también un buen jugador de póquer, considerando todas las máscaras que estaba rodando en su lugar. Axe puso su cara a solo pulgadas de la llave ─Todavía estoy mirándola fijamente. ¿Esto funciona para usted? Butch tomó su propio dulce tiempo antes de cambiar de asunto. ¿La cosa con los mentirosos? Es que el silencio y la quietud eran a menudo el mejor desafío para mantener sus fachadas, y lo observó con atención por tics, parpadeos y contracciones involuntarias. Eventualmente, sonrió — ¿Has visto morir a alguien? No estaba en la lista de preguntas que Mary le había dado para ayudarla a determinar el estado psicológico de un aprendiz. Pero era bueno improvisando. — ¿Qué está sugiriendo? El pensamiento de su Marissa llorando sobre esa mujer muerta le hizo más agresivo que un toro, pero él se echó hacia atrás sobre esa aceleración. —Sólo preguntaba —miró la llave para darle al macho un poco de "espacio personal"─. Es una manera de llegar a conocerte mejor ¿no?, un romper el hielo ellos los llaman, cuando dos personas van a una cita a ciegas y tienen que mantener una conversación. —Quiere saber si alguna vez he matado a alguien. —No es la cuestión, o era. Te pregunté ¿Alguna vez has visto ocurrir una muerte? Cuando no hubo respuesta por un período de tiempo, Butch miró hacia arriba. Axe no miraba más a la llave. El chico se centró en la media distancia frente a su nariz. Te tengo, pensó Butch.

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Suavizando su voz deliberadamente, murmuró —¿Quién era Axwelle? —No me llame así — ¿Por qué?, es tu nombre. —No respondo a él. —Por qué. Una mirada furiosa a quemarropa fue hacia Butch como el cañón de una pistola. —Porque jodidamente no lo hago, ¿de acuerdo? —Bien, de vuelta a la Parca. Cuéntame la historia. —Váyase a la mierda. En cualquier otra circunstancia, Butch se hubiera abalanzó encima de la mesa y agarrado el cuello del chupa pollas por esa clase de actitud, pero había demasiado propósito detrás de esto. —Hmmmmm —fue todo lo que dijo. Axe se estrelló de nuevo en la silla e hizo la cosa de recruzar con sus brazos. A medida que sus hombros se agrupaban encima, era difícil no aprobar el peso influyente de todos esos músculos. La fuerza sin cerebro y una copiosa falta de psicóticos, no obstante, no le iba a hacer bien a ninguno de ellos. — ¿Puedo irme ahora? — Axe exigió. —No, hijo, no creo que puedas. Y antes de que consigas ponerte todo enfadado con mi culo, voy a señalarte que este maravilloso tiempo de vinculación que estamos compartiendo es el primero de al menos tres sesiones. — ¿Es un psiquiatra?

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—Mierda, no, ¿estás de bromas? —Se rió─. Me enorgullezco de mis pequeños periodos de locura, de hecho. Después de todo, era seriamente religioso, poniendo su fe y el curso de su vida voluntariamente en manos de un sistema de creencias que no era concretamente verificable. Y eso era loco, ¿cierto?... Por otra parte, el hecho de que su religión enriqueciera su cuerpo mortal, lo centrara, y le trajera significado incluso después de que se había "convertido" en otra especie era prueba suficiente para él. Con un encogimiento de hombros, dijo ─La única manera de salir de esta oficina es que me digas lo que pasó. Tan pronto como lo hagas, estarás libre de volver a la sala de pesas y elevar peso hasta que tus rodillas se den por vencidas contigo o empieces a vomitar. Hay tanto para mirar hacia adelante ¿cierto?

¿Si Craeg había pensado que permanecer sentado detrás de Paradise era malo?, eso no era nada en comparación con observarla hacer Pull-ups83. A través de las esteras, y con el acompañamiento de fondo del sonido metálico de pesas, Paradise estaba levantando su 83

Ejercicio físico que consiste en tomarse de una barra fija alta y elevar el cuerpo verticalmente despegando los pies del suelo. Su nombre proviene de una simple descripción del movimiento que se realiza: tiras de ti mismo y elevarte. Se lo conoce tambié o el o e de Do i adas

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cuerpo en forma perfecta llevando su barbilla sobre la barra y luego liberando y arriba… y liberando. Sus rodillas estaban amartilladas paralelas al suelo, su culo estaba dolorosamente apretado (para él, no para ella, claro), y su torso estaba en control desde la pelvis hasta los hombro. Cada vez que alcanzaba el punto más baja, sus pechos golpeaban contra la suelta camiseta que todos usaban. ─ ¡Joder! ─Se quejó mientras se recostaba en el banco y se apoderó de la barra por encima de su cabeza. Haciendo estallar las cuatrocientos cincuenta libras84 fuera de su soporte, tomó el peso bajándolo a sus pectorales y lo empujó de nuevo hacia arriba como si la cosa hubiera insultado a su madre muerta. — ¿Quieres un observador? — Preguntó Novo. Cuando todo lo que pudo hacer fue gruñir, asumió la posición detrás de su cabeza, manteniendo sus manos justo debajo de la ahora flexionada barra. —Tres... —ella contó─. Dos más. Una… bien. Lo tienes. A medida que ella ayudó a guiar la carga de nuevo en su posición de retención, él dejó caer sus antebrazos sobre su pecho y se quedó sin aliento. Novo puso su cara en su línea de visión —Creo que necesitas tomar un descanso. —Al carajo con eso. —No, lo digo en serio. —Tengo por lo menos que meter cuatro series más en mí.

84

204,12 kilos.

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—Tu resistencia no es lo que me preocupa —En ese momento, sus ojos bajaron a sus caderas─. No es que no aprecie la vista. Simplemente no estoy segura de lo que va a pensar el objeto virginal de tus afectos. Craeg levantó la cabeza. Y luego se sentó rápido. Novo se rio —Sip, ¿por qué no te encargas de eso y regresas? —Maldita sea —dijo entre dientes, saltando sobre sus pies. Marchando a través de la puerta, le echó un vistazo al Hermano Vishous —Tengo que ir al baño. Vishous sonrió sombríamente —Sip, tienes que hacerlo. Punzando su camino hacia el pasillo, se preguntó si todo el mundo se había dado cuenta que tenía una erección. ¿La única buena noticia? Paradise parecía ajena, lo cual significaba que era o increíblemente bueno en ocultar sus reacciones, cosa que dudaba, o ella estaba tan despistada sobre su pequeño problema, como él esperaba. En cuyo caso, se sentía como una bolsa extra grande de imbecilidad. Golpeó la puerta para el vestuario de los hombres con tanta fuerza que se abrió de un vuelo, golpeando la pared obligándolo a atrapar la cosa antes de que le golpeara en su cara con el rebote. —No es así, esto no es así. Dando vueltas con las manos en las caderas, se dio cuenta de que nunca debería haber tomado de su vena. Ese intercambio de sangre había creado algún tipo de conexión entre ellos de tal manera que era consciente de cada movimiento que ella hacía en cualquier lugar y momento ¿y la forma en que la mierda era registrada?

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Sr. Feliz mantuvo todo su entusiasmo con la posibilidad de darle la mano a ella. Lo cual Nunca. Malditamente. Iba. A. Suceder. Más paseo. Más maldiciones. Todavía duro. — ¡No me jodas! —Él canturreó. Sí por favor, su polla respondió con una patada. Por un momento, todo tipo de fantasías jugaron por su cabeza: Golpeando a la cosa con un libro pesado. Dejando caer un bloque de cemento sobre él. Puertas de coches, martillos, troncos. Esto no podía estar sucediéndole. En la parte más dura de la formación para convertirse en un soldado raso de la Hermandad para poder vengar a su familia no podía haber alguna mujer rubia. Simplemente se negó a creer esto. No es posible… Con otra patada bajo su uniforme, su erección parecía estar riéndose de él. Mirando hacia abajo a sus caderas, le gritó — ¡Cállate, idiota!

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Capítulo 25

Butch observaba cada movimiento que el muchacho hacía. Desde la serie de pequeñas contracciones musculares bajo el ojo izquierdo de Axe hasta la picazón de la barbilla que se balanceaba al final del crujido del cuello. ─Dímelo y te dejaré ir ─repitió. Hombre, esto era mucho más fácil de hacer que cuando había estado trabajando para el DPC. ¿Derechos civiles? Sí lo que sea. ¿Arresto involuntario? Bla, bla, bla. ¿Coacción? Bueno, en realidad había hecho alguna coacción incluso en aquel entonces. De hecho, pensó de nuevo en ese chico Billy Riddle que había atacado a Beth antes de que ella hubiera caído en el mundo de los vampiros y llevado a Butch con ella. Hombre, realmente disfrutó partiendo la nariz de la pequeña puta en el linóleo de la sala de emergencias. Umm... no había sido coacción técnicamente porque no había sido después de la información. Había sido de

J.R. WARD plano

en

Blood Kiss

venganza

por

que

el

bastardo

había

asaltado

perfectamente a una mujer inocente en un callejón para poder tratar de violarla con su amigo. Sí, porque realmente podría atravesar a un animal con ese manejo de manos que tiene. Cabron. Reorientándose

hacia

Axe,

Butch

murmuró

─Estoy

esperando. Axe se encogió de hombros ─Écheme si quiere, jodame de nuevo si quiere pero no le debo eso. No le daré un pedazo de mi alma que no ha ganado. Tenía lógica lo que decía, pensó Butch y era exactamente lo mismo que él habría dicho si hubiera estado sentado en esa silla. Butch se inclinó ─Tarde o temprano, antes de tu admisión final, vas a tener que decírmelo. ─ ¿Por qué coño le importa? ─A mí no. Bueno, no lo hacía ya que consiguió un par de ojos saltones ─Entonces, ¿por qué coño me lo está preguntando? Butch plantó los codos en la mesa y resopló en sus manos como si fuera obvio ―Necesito saber cómo vas a manejar la situación cuando lo veas de nuevo. Es solo por eso. Y una manera de

evaluación

de

si

tu

comportamiento

futuro

será

tu

comportamiento pasado. Lo que ustedes experimentan aquí en el entrenamiento no es nada comparado con lo que hay en el mundo exterior. Tienes que estar preparado para situaciones en las que

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no hay tiempo de pensar, cuando todo lo que tienen para salvar sus vidas o las vidas de las personas con las que están luchando son sus instintos y su voluntad para sobrevivir, y te garantizo que cuando llegas a esos momentos, lo último que quieres es tener un bloqueo. Cuanto más estés expuesto a un trauma, más duro te vuelves con él y más seguro estás. Es realmente una jodida ecuación de mierda, pero es la maldita verdad. Los ojos de Axe se desviaron hasta sus propias manos. ─Vuelve al gimnasio ─ordenó Butch─. Piensa en esa mierda. Sólo sé que no tienes para siempre. No estamos debilitando… ─Mentí. ─ ¿Perdon? Al fin y al cabo el culo duro degenerado inhaló lentamente. ─No he visto ninguno. No sé... como son. No sé lo que se siente. Él cambio de apariencia, de una máscara hostil a una profunda tristeza, era sorprendente, pero esa era la forma en la que siempre sucedía. Cuando alguien se rompía, cuando decidían renunciar a los bienes, se convertían en una versión diferente de sí mismos, lo que demuestra que la auto-protección y revelación eran dos proposiciones exclusivas mutuamente. ─ ¿Entonces por qué estás aquí? ─Susurró Butch─. Dime... ¿por qué viniste a nosotros? ─No lo sé. ─Sí, lo sabes. Butch tomó a escondidas su teléfono y se aseguró de que estuviera en silencio y que el timbre de la línea de la oficina

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estuviera apagado. Y cuando Tohr reapareció al otro lado de la puerta de cristal, Butch puso la palma de la mano frente a él, y el Hermano retrocedió. ─ ¿Qué haces aquí, Axe? Los minutos pasaban lentamente y los ruidos silenciosos de la oficina parecían atenuar aún más la luz del espacio en el que se encontraban. ─Mi padre era un don nadie ─dijo con la voz ronca─. No hizo nada con su vida. Era un carpintero para la especie, ya sabes... trabajaba con sus manos. Má no quería tener nada que ver con él o conmigo se fue antes de mi transición. No dio una jodida mierda por nosotros. Mi padre sin embargo, se quedó y sin él hubiera estado fuera en las calles como pretrans y ambos sabemos cuánto tiempo habría durado ─Aquel cabello oscuro se sacudió lentamente de izquierda a derecha─. No estaba... bien, ¿sabes? Nunca lo he estado. Él no me dejó porque no tenía a nadie más supongo. Butch no hizo ningún movimiento, ni ningún sonido. Si le interrumpía seria el responsable de recordar al macho que estaban hablando, en lugar de volver a vivir su vida anterior internamente. Estaba bastante claro a dónde iba ésta historia. ─Me gusta el X85,

la coca y... alguna otra mierda hard-

core86. Hace dos años me fui de juerga. Me marche lo que pareció una semana. Una noche, mi padre trató de contactarme por 85

Éxtasis. El porno hardcore o porno duro es un género pornográfico en el que se muestran escenas de sexo explícito. Hay muchas variantes dentro de la pornografía hardcore, siendo algunas más suaves y otras muy extremas 86

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teléfono. Me dejó muchos mensajes… yo estaba tan jodido porque me molestara ─Esa voz baja se apagó─. Estaba... molesto. Cuando Axe se calló, el aspecto atormentado de su cara te rompía el corazón. ─ ¿Qué hiciste hijo? ─dijo Butch en voz baja, porque no podía evitarlo. Axe se aclaró la garganta un par de veces. Frotado debajo de su nariz cuando las lágrimas que contenía empezaron a picarle. ─Borré los mensajes ─Tosió un par veces─. Borré... todos los mensajes sin escucharlos. ─ ¿Y entonces qué? ─Ellos lo habían matado. Los lessers. Estaba trabajando en una de las casas de los aristócratas que fueron asaltados en las redadas. Estaba... muriendo en el momento en que me dejó los mensajes de voz ─Axe negó con la cabeza─. Regrese y miré el registro de llamadas cuando me enteré de lo que había pasado e hice las cuentas. Butch cerró los ojos por un segundo ─Lo siento hijo. ─No lo supe todo de inmediato... supongo que el hijo de uno de los trabajadores fue allí y descubrió a todo el mundo. Ese tipo, quienquiera que fuese, se hizo cargo de todo. Cuando por fin volví a casa, ya sabes, tres días más tarde, había una nota que habían puesto en la puerta. Alguien había estado llamado a casa y dejado mensajes y cuando nadie los había contestado los pusieron todo en una nota. ─Brutal. Jodidamente brutal.

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─Guarde la nota ─Axe inhaló con fuerza y sacudió la cabeza─. Tengo la nota que ellos dejaron. Las demás cosas están todavía en la finca, creo que la casa está ahora en manos humanas. ─ ¿Quieres recuperarlas? ─No lo sé. No. No, no creo. Sólo es una forma más de ser un mal hijo, ¿no? ─ ¿Dónde está tu mamá? ─He oído que se mudó al otro lado del planeta, se casó con un tipo rico y está viviendo la vida. No sé, no me preocupa ─Mientras que el macho se levantaba bruscamente, el rostro de Axe se reanudó en su compostura anterior, cerrando las emociones de la misma forma en la que podría bloquear a un intruso─. Así que no, la muerte de cerca no la he visto. Eso es algo que ciertamente no he vivido. ¿Puedo irme ahora? Butch sintió que debía decir algo profundo. Pero lo que Axe realmente quería, más que alguna charla profunda, era salir ─Sí. Puedes. La silla hizo un ruido chirriante contra el hormigón cuando fue empujada hacia atrás con fuerza y luego Axe se lanzó hacia la puerta. Antes de que él la abriera, se detuvo y miró por encima del hombro. ─ ¿A qué se parece? ─ ¿La muerte? ─Cuando vio el movimiento de cabeza, Butch inhaló profundo─. ¿Estás seguro de que quieres saber ese tipo de mierda?

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─Dijo que necesitábamos exponernos. Touché, quiso decir. En cambio, Butch se imaginó al macho regresando a su modesta casa en la que vivía solo, poniéndose jodidamente borracho y cortándose las venas o muerto por sobredosis o saltando por una ventana. No era una conclusión disparatada, dada la cantidad de dolor que acechaba bajo tantos tatuajes y metal. ─Quiero que te mudes aquí ─Butch frotó la gran cruz de oro a través de su camisa─. Craeg va a quedarse con nosotros y es necesario que tú también lo hagas. ─ ¿Está preocupado por si voy a ahorcarme en el baño? ─Sí, exactamente ─Cuando Butch se quedó mirando por encima del escritorio, esas cejas oscuras del macho se levantaron de nuevo─. Te quedarás aquí, Axe. Es más seguro, estarás protegido y así puedes concentrarse en lo que necesitas hacer. No iba a hacer una pelea sobre esto, por supuesto. Cabezota como era este chico siempre tenía una… ─Está bien, pero voy a necesitar una noche o dos de vez en cuando para... ya sabes. Interesante, pensó Butch. Así que el pobre hijo de puta era consciente, a algún nivel, de la mierda que pasaba en su asustado cerebro. ─Hay que echar un polvo, ¿eh? ─dijo Butch arrastrando las palabras. ─Sí.

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─No te preocupes puedes arreglarlo con los doggens para que te lleven y te traigan. Eso no será un problema. ─Así que... ¿Qué se siente? Butch se quedó en silencio y se encontró recordando imágenes de su propia vida, horribles imágenes que empañaban su mente. Por un momento, se preguntó si debía ir allí con el muchacho, pero luego reconoció que la verdad era algo que se necesitaba hablar incluso si era terrible. Tal vez especialmente si era terrible. Y tenía que ser contada a cualquiera que quisiera luchar en ésta guerra. Si Axe no podía manejar sus demonios, entonces la última cosa que sería buena hacer era darle una daga y una pistola y enviarle a los callejones de Caldwell. Butch se encogió de hombros ─Solía ser un detective de homicidios de la policía humana, no preguntes. Así que vi mucho de esto. Para responder a la pregunta, depende de la edad que tengas y cómo suceda. Si es reciente, especialmente si es violento, puede ser un poco asqueroso. A los miembros del cuerpo realmente no les gusta ser cortados, apuñalados o despedazados en secciones y expresan su enojo fugándose por todas las jodidas partes. Jesús, tenemos como un setenta por ciento de agua o algo así y uno aprende que es jodidamente cierto cuando vas a una escena de un crimen reciente. Charcos, manchas y motas de ellos. Entonces está la ropa manchada, las alfombras, sábanas, paredes y suelos… o si es exterior, cubre todo el suelo, el hormigón, el asfalto. Y luego está el olor a sangre, a sudor, a orina y otras mierdas. Ese aroma picante se te mete en las fosas nasales y

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permanece allí después durante horas ─Él sacudió la cabeza de nuevo─. En los casos de las muertes de más tiempo el olor es peor que el desorden. Las muertes en el agua, con la hinchazón, son simplemente feas y ¿si ese gas que se acumula sale? El hedor te golpee en todo el culo. Y no sé, no estaba demasiado loco por las muertes por quemaduras tampoco. Es decir, se podría pensar que nos íbamos a hacer a la idea de que eso no es diferente de cualquier otra carne de mamíferos recién asada en la cocina y punto. Pero nunca he visto un hombre adulto vomitar su café y donas con una chuleta87 en mal estado ─Butch se centró en el macho. ─ ¿Quieres saber lo que más odié siempre? ─Sí. Hizo un gesto sobre su cabeza ─El pelo. El pelo... Dios, el puto pelo, especialmente si se trataba de una mujer. Enmarañado con sangre, suciedad, pequeñas piedras y retorcidos, metidos bajo la piel gris. Cuando no puedo dormir por la noche, es lo que veo. Veo el cabello ─Sus manos comenzaron automáticamente a frotarse─. Tienes siempre que llevar estos guantes, ya sabes... así no consigues dejar huellas dactilares en nada, no dejas nada de ti mismo detrás. Los primeros días solían ser de látex después estaban los de vinilo. ¿Y a veces, cuando había que manejar un cuerpo?, el cabello podía quedarse en los guantes y era como si quisiera atravesarme. Como… se puede coger la muerte por asesinato de alguna manera ─Él negó con la cabeza─. Esos guantes eran tan jodidamente finos y no servían. Axe frunció el ceño ─¿Por qué tiene que llevarlos entonces? 87

En el original es T-bone que es un tipo de corte de carne que lleva hueso en forma de T.

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─No, no dejas huellas dactilares, ya sabes. Pero dejé algo de mí mismo detrás de todos esos cadáveres. Cada uno de ellos... tiene un pedazo de mí. Comenzando con mi hermana, pensó. Y, para ser exactos, había tomado el mayor trozo de él. Hubo un largo silencio. ─ ¿Estaba en el mundo humano? ─preguntó Axe─. Quiero decir... suena como que era… ─Sí, hace tiempo. Ahora... Soy algo más ─ Butch se aclaró la garganta─. Adelante, sal de aquí. Es necesario tu entrenamiento. Tú, Craeg y yo vamos a ir a conseguir toda esa mierda y tal vez ayudará si estás en el coche con ese hijo de puta cabeza dura. Creo que voy a tener que contenerme para que no saltar y tiraros al pasillo ─Sí. Bueno. Por supuesto. ─Siento lo de tu padre. Y él no era un Don nadie. Cuidar de ti hizo que valiera. Axe dio la vuelta y se detuvo de nuevo, como si estuviera preparándose. Luego abrió paso hacia el corredor y se fue. Cuando la puerta de cristal se cerró en silencio, Butch miró hacia delante. No tenía la intención de revelar nada del macho, nunca hablaba de ésta mierda con nadie. Poniendo

la

cabeza

entre

las

manos,

tomó

algunas

respiraciones profundas y oró a Dios que ninguna de los otras entrevistas fueran como esa.

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Capítulo 26

Paradise finalmente dejó que sus pies cayeran a la colchoneta pero mantuvo su agarre sobre la barra Chin-Up88. Sus pulmones estaban en llamas, sus hombros y bíceps estaban gritando, y había una línea de sudor trabajando su camino, bajando por la espina dorsal, desde la tira trasera de su sujetador deportivo. La cosa interesante, pensó, era que había aprendido que ésta mareante y confusa sensación iba a pasar rápido, y entonces estaría haciendo la próxima serie de repeticiones. Mirando por encima hacia Peyton, lo encontró en la cinta, y estaba impresionada. Estaba corriendo como un murciélago salido del infierno, un gran cuerpo en perfecta forma, con la cabeza arriba, sus ojos fuera de foco pero alertas. Nunca lo habría catalogado a como un atleta, porque todo lo que hacía era levantar su pipa de agua. —Oye.

88

Barra de ejercicios dónde se realizan flexiones.

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A medida que Novo se acercó a ella, Paradise sonrió —Buen trabajo con esos abdominales. Hiciste como quinientos. —En realidad fueron quinientos ochenta y dos. Escucha, Craeg acaba de salir. Se veía molesto. Pensé que tal vez quisieras ir a ayudarlo con su problema. Paradise giró hacia la puerta, pero se detuvo —No lo hago... quiero decir, no lo conozco. — ¿Alguno de nosotros lo hace? Y estoy bastante malditamente segura de que eres con la que quiere hablar. — ¿Por qué es eso? —Sólo una corazonada. —Ah...bien, gracias. Dirigiéndose hacia la salida, miró al Hermano Tohrment. ─ ¿Puedo por favor, ser excusada para ir al baño de mujeres? —Lo tienes, Paradise. Deslizándose afuera hacia el pasillo, miró hacia la izquierda y la derecha, esperando encontrar Craeg paseando o sentado en el suelo. Nop. Todo estaba vacío. Su cuerpo se enfrió de manera eficiente mientras fue bajando hasta el vestuario de los machos. Inspirando, captó su olor, sabía que estaba en el interior y al no percibir ningún indicio de cualquier otra persona, fue a la puerta de metal y golpeó. — ¿Craeg? Cuando no hubo respuesta, abrió la puerta un poco y no vio más que un muro de hormigón. Dirigiéndose hacia adentro, dio la vuelta hasta que estuvo en el gran espacio abierto con todos los casilleros. Guau. Diez veces el tamaño del de las hembras, pero

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sin los sofás y los lindos lugares para sentarse a arreglarse el pelo y maquillarse. Suponiendo que lo necesitaras. Hombre, estaba tan nerviosa, que estaba hablando sandeces. Un nuevo nivel. — ¿Craeg? —Dijo ella en voz más alta. Se oyó el ruido del agua corriente, un fregadero, no una ducha y se aclaró la garganta — ¡Craeg! — ¿¡Qué mierda!?... Y luego hubo más maldiciones hasta que fue fuera de una sección diferente de las instalaciones. El agua goteaba de su cara y sus manos, su camiseta estaba húmeda alrededor del cuello. — ¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó, Pasando una mano sobre su pelo mojado, empujando la cosa hacia atrás. Dios, sus ojos eran increíbles, tan profundamente determinados y de un azul tan pálido. Y sus hombros eran tan grandes. Y el pecho era… —Novo dijo que necesitabas ayuda. — ¿Novo dijo qué? —Ella me dijo que tú… —No, no ─Él movió una mano en el aire como si estuviera borrando su pregunta─. ¿Por qué iba ella a…? ─Craeg se detuvo. Luego murmuró algo como—. Voy a patearle el culo. — ¿Por qué? —Frunció el ceño Paradise─. ¿Estás bien? ¿Necesitas alimentarte un poco más…? —No —Él señaló con el dedo su cara─. Y nunca más contigo. Jamás. Paradise retrocedió ─ ¿Disculpes?

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—Ya me has oído —sacudiendo la cabeza paseándose en círculos cerrados, se centró en el suelo de baldosas—. Ahora mismo te vas a ir al infierno de aquí. —Tengo tanto derecho como tú para… Él la miró ─Estás en el vestuario de los hombres. Así que a menos que te haya brotado de golpe una polla durante la noche, de hecho, no tienes tanto derecho como yo. Ella abrió la boca. La cerró. Y estaba a punto de salir cuando él dio la vuelta y regresó hacia ella. Fue entonces "problema".

cuando

vio

exactamente

cuál

era

su

Al instante, su cuerpo respondió, y mientras se movía exaltado y la miraba, era muy, muy claro que él había atrapado la esencia de su excitación. Una curiosa derrota, una que parecía totalmente en contra de su personalidad, inundó su rostro y dejó caer los hombros. Se miraron el uno al otro por lo que pareció un largo tiempo. —No tienes que decirlo —susurró ella─. Sé que no quieres esto. Sé que la sincronización es mala. Sé que lo último que cualquiera de nosotros necesita en este momento es una complicación. Pero me pasé todo el día pensando en ti y ¿qué es lo peor que puede pasar? Nuestros cuerpos quieren lo que ellos quieren. Ésta vez, cuando él empujó su pelo hacia atrás, su mano estaba temblando.

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Por su parte, el temblor estaba en sus piernas, sus brazos, su torso. De la boquilla a la punta del canuto como ellos lo llamaban. Craeg llegó a ella lentamente, como si estuviera dándole su tiempo para cambiar de opinión, alejarse, irse. Eso no iba a suceder. Se quedó exactamente donde estaba, inclinando la cabeza hacia arriba para que pudiera encontrase con sus ojos. —Si te beso —gruñó─, no habrá vuelta atrás. No podría follar aquí mismo, ahora mismo, pero voy a tenerte sobre tu espalda en el instante en que tenga la maldita oportunidad. Ella tenía la sensación de que estaba hablando crudamente para conseguir que lo reconsiderara, y por una fracción de segundo lo hizo pero no porque él hubiera usado la palabra con F. Eso solo la encendió aún más. No, su consciencia entrenada por la glymera se incorporó y gritó todas las moralidades, expectativas, y reglas, precipitándolas a la parte frontal de su cerebro y embotando su lujuria. Si perdía su virginidad con alguien sería un problema ¿Pero dársela a un civil? Estaría manchada de por vida. Sin poder emparejarse. Una fuente de vergüenza para su padre, su linaje, su clase. Por otro lado, aparte de alguien como Peyton, estaba bastante segura de todas formas, de que ningún macho "adecuado" la querría a después de que hubiera atravesado el programa del centro de formación. Incluso si no luchara en la guerra, este tipo de aprendizaje no encajaba en las especies de juegos sociales que las hembras educadas se suponían debían tener. La solución, supuso, era nunca tener que amarrarse. A medida que el pensamiento la golpeó, un alivio embriagante pasó a través de todo su cuerpo, una flotabilidad

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tan poderosa, que tenía el impulso de saltar, y fue entonces cuando oyó la voz de Novo en su cabeza:

¿Por qué eres diferente? Bloqueada en los calientes ojos de Craeg, se maravilló de cómo la solución más fácil era en cierto modo la más dura. Pero si nunca consiguiera emparejarse, entonces era libre de tomar decisiones de una manera que nunca hubiera soñado. Y fue en base a dicha fortaleza que tomó su decisión.

Paradise iba a dar marcha atrás. Cerniéndose sobre la hembra, Craeg podía sentirlo en sus huesos. A pesar de su excitación, ella iba a volver a sus sentidos y salvarlos a los dos de un mundo de dolores de cabezas. Ella iba a calibrarlo, con su enorme cuerpo y su erección furiosa, y darse cuenta de que no quería las complicaciones o el estrés… Con una elegancia de movimiento que lo aterrorizó, levantó las manos y las puso sobre sus hombros, no, eran sus pectorales, porque no era lo suficientemente alta. Inclinando su cabeza aún más atrás, quedó momentáneamente aturdido por cuán perfectamente las feas luces fluorescentes del techo golpearon sus finos rasgos, y los mechones de pelo rubio que se había escapado de su lazo, y líneas de su clavícula. —Entonces bésame —dijo ella. En el fondo de su mente, oyó el sonido de dos camiones Chevy chocando entre sí parrilla con parrilla.

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Joder. No hay marcha atrás. Con una maldición, cerró los ojos. Se dejó llevar. Comprendió que esto de hecho, estaba por suceder. Luego hizo estallar sus párpados, volviéndolos a abrir y se extendió hacia adelante para tocarla. De pronto, tuvo un momento de incomodidad, como si no supiera dónde poner sus manos… ¿sus hombros? ¿A los lados de su garganta? ¿Su cara? El sexo que había tenido siempre había sido duro y rápido, el tipo de mierda que hacías con las mujeres humanas o hembras vampiro que no les importaba para quién se extendían. Paradise era lo contrario de todo eso, y ese era el problema. Por mucho que la deseara, quería hacer lo correcto por ella. Bueno, de repente ¿no era un maldito caballero? Con manos temblorosas, acabó trazando su mandíbula con los dedos, y cuando sus labios se separaron, bajó la cabeza hacia un lado y cerró la distancia entre sus bocas. Casi. Con un simple milímetro de anticipación que los separaba, susurró —Última oportunidad. —Estoy esperando. Así que la besó. El gemido que soltó fue una combinación de hambre y sumisión, y en el fondo de su mente, llegó a ser vagamente consciente de que había una nueva esencia en el aire, algo que era parte integrante del calor entre ellos, pero además una revelación. Como sea, ella era suave y dulce, vacilante y fuerte. Todo lo que había imaginado que seria.

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Acariciando suavemente su boca sobre la de ella, extendió su lengua y lamió su camino dentro. Y fue entonces cuando todo el asunto de contenerse se fue por la ventana con una oleada. Envolvió sus brazos a su alrededor y la apretó ajustadamente contra su cuerpo, dejándola sentirlo, incluso a sus caderas, dónde, a pesar de las dos liberaciones que se había dado a sí mismo en uno de los puestos del baño antes de que ella hubiera entrado, estaba con muchas ganas de venirse. Oh, Dios, era mucho más pequeña de lo que era él, pero a medida que sus pechos se acercaron y su peso se desplazó para que se inclinara sobre él… Supo que ella era la que tenía el control. Se besaron durante mucho tiempo, y eso no fue ni cercanamente suficiente pero algún reloj de alarma interno se apagó y fue lo suficientemente fuerte como para cortar a través del rugido de su necesidad por su sexo. Echándose hacia atrás, sintió una seria descarga de satisfacción masculina al ver su rostro encendido, su boca abierta, y su áspera respiración. Trató de pensar en cuándo podría conseguir estar a solas con ella, cómo podrían encontrar un poco de privacidad, en dónde podría ser. — ¿Cuál es tu número de teléfono? —Preguntó con una voz gutural. Después de que se le dijo, miró a su alrededor —¿No necesitas anotar eso? Como si lo necesitara. Los siete números fueron tatuados en su cerebro.

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—Te llamaré —Otra de las razones para estar agradecido por haberse movido aquí, aparte de toda esa molesta cosa de “incinerado por el sol” era que no tenía un teléfono propio —A las siete a.m — ¿Para hacer arreglos para encontrarnos? No puedo salir durante el día. Mi padre me mataría, y no puedo escaparme. Lo sabría de inmediato. Sí, podría recordar cómo era vivir con una familia en una casa pequeña. Craeg la besó en la boca una vez. Dos veces —Sólo tienes que responder el teléfono. —Me alegro de que quieres hablar. —No estoy detrás de una conversación —sejó que sus ojos vagaran hacia abajo, sobre su garganta hasta sus pechos─. Voy a hacer que aprendas un par de cosas. — ¿Cómo qué? Doblando la cintura, acarició con la nariz su garganta —Tú sabes. ¿Ese dolor que tienes en este momento? ¿El único entre tus piernas? —Sí... —susurró. —Voy a mostrarte como hacerte cargo de eso por ti misma. Y vas a hacer que me corra cuando escuche como suena eso —se enderezó y dio un paso atrás, asintiendo con la cabeza a la salida —. Ve. Antes de que alguien te encuentre aquí. No había razón para tener su candidatura afectada por esto. No había una norma de no confraternización, no había visto ninguna en la aplicación, ¡pero vamos! Esto era mejor si se mantenía en privado.

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—Adelante —repitió cuando ella no se movió. Ella solo se quedó mirándolo con amplios ojos calientes. Mierda, todo lo que pudo pensar fue tomarla allí, en ese mismo momento, de pie, con sus piernas separadas ampliamente y rodeando el ancho de sus caderas, su polla enterrada profundamente en ella, que tuvo que luchar por no perder el conocimiento. —Vete, Paradise. Por último, ella se dio la vuelta. Justo antes de que cortara alrededor del tabique de hormigón hacia la puerta él gruñó — Contesta el maldito teléfono. —Lo haré —dijo ella─. Inmediatamente. Al quedarse solo, Craeg cerró los párpados. Y se preguntó cómo demonios iba a lograrlo hasta entonces.

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Capítulo 27

Tres horas más tarde, Craeg estaba en el asiento del copiloto de un Hummer. O cercanamente asomado hacia afuera era más apto decir. A medida que Butch los condujo a Axe y a él lejos del estacionamiento subterráneo del centro de formación, Craeg estaba inclinado hacia el parabrisas, tratando de darle sentido al paisaje extrañamente borroso. — ¿Tenemos mal tiempo? —preguntó Axe desde la parte posterior. —Nop —el Hermano respondió mientras ellos ascendían a un enorme y elaborado sistema de puertas que eran algo como sacado de Jurassic Park, todo en concreto de veinte pies de altura89, con barras de metal grandes y barricadas que tenían que tener electricidad corriendo a través de ellas. Sip, porque los Hermanos ya habían demostrado cómo les encantaba jugar con esa mierda electrificante. Craeg negó con la cabeza. —Ustedes no pierden el tiempo con la seguridad, ¿No es así? 89

6.10mt.

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—Nop. A medida que avanzaban por el territorio espesamente boscoso, llegaron hasta una serie de puntos de parada que crecían gradualmente cada vez menos extravagantes y obstructivos. El último fue poco más que algo que encontrarías en una granja abandonada, algo desvencijado y "viejo" que resultó ser construido deliberadamente para parecer de esa manera. Muy listo. Cuando Butch finalmente emergió de un claro y giró a la izquierda por un camino pavimentado, la bizarra difuminación del paisaje mágicamente se resolvió por sí misma. Pero era raro, los ojos de Craeg se ajustaron fácilmente pero sus sentidos de orientación no lo hicieron. ¿Estaban en dirección al oeste? ¿Este? —Tú sabes donde vivo, seguramente —murmuróAxe. Butch le lanzó una mirada seca en el retrovisor. —No, en absoluto. El viaje hasta donde quiera que fuesen tomó unos cuarenta y cinco minutos, y todo lo que Craeg tuvo del viaje fue la sensación de cuán poco sabía acerca de Caldwell. Después de haber pasado su vida de pretrans en casa con su madre, no había tenido la oportunidad de salir lo que se dice mucho después de su transición, debido a que las redadas habían sucedido sólo seis meses más tarde. Y luego después de la carnicería, después de haber visto a su madre y su hermana muertas y proceder a conocer de primera mano sobre la muerte de su padre, había pasado por un período de intensa locura entonces se instaló en un horario de trabajo entumecido que había pagado las facturas y le permitió encontrar un refugio lejos de la casa de sus padres. No había estado allí desde que había limpiado todo y

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sepultado a las hembras de su línea de sangre, junto con los restos de su padre que había traído de regreso de la casa de los aristócratas. Dios, su padre. Había amado al tipo, y ¿al descubrir que un hombre de tal valía había muerto, debido a un montón de tipos de la glymera que lo habían dejado fuera del cuarto de seguridad, a él y a cada otro sirviente y trabajador en las instalaciones? Y la gente se preguntaba por qué odiaba a esos bastardos ricos. — ¿Quieres que esperemos aquí, Axe? —Preguntó Butch. Craeg se sacudió a sí mismo y vio que se habían detenido frente a... Esa era la jodida casa de Hansel y Gretel. Esa fue la única comparación que pudo sacar de su culo. A la luz de los faros del Hummer, la casa era tan pintoresca como una postal, toda encalada con un techo a dos aguas y altas florituras trabajadas en madera bajo sus aleros, que era tan intrincadas como un cordón. —Tú —Craeg espetó—. ¿Tú creciste aquí? —Sí —Axe empujó la puerta abierta—. ¿Cuál es el maldito problema? —A la mierda, vamos a entrar contigo —Butch anunció mientras apagó el motor—. Sobre todo porque quiero ver todas las figuritas Hummel90. Craeg se iba a quedar en la camioneta, pero luego pensó, así es, a la mierda. ¿Qué más tenía que hacer con su tiempo? Axe los llevó alrededor a una puerta lateral que abrió con 90 Figurillas de porcelana coleccionables, hechas a mano, basadas en dibujos a mano de María Inocentia Hummel. Se produjeron por primera vez en Alemania en 1930. También reciben el nombre de Goebel por ser la fábrica de ese nombre la primera en comerciarlos.

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una llave de cobre. A medida que entraba en la casa, el pitido de la alarma sonó, pero eso no duró mucho mientras callaba la cosa con un teclado montado en la pared. Cuando el tipo llegó a las luces, todo lo que Craeg podía hacer era parpadear como una vaca. —Santa María, madre de... —murmuró Butch. —Él pensó que ella iba a volver, ¿vale? —Axe juraba mientras lanzaba sus llaves en una espectacular losa de bloque de carnicero—. Lo hizo para mi madre. Craeg nunca había visto tantas rosas rojas y rosadas en su vida: las paredes de la pintoresca cocina estaban cubiertas de piso a techo con un papel dominado por las flores y la vid verde que al parecer estaban creciendo. Y ¿qué sabrá uno? Los drapeados sobre la encimera y alrededor de la ventana sobre el fregadero de la cocina eran del mismo exacto patrón. —Tú quédate aquí —murmuróAxe—. Estaré abajo enseguida con mi maldito bolso. Las fuertes pisadas del tío sonaban por toda la casa, el trueno subiendo a la segunda planta y luego a la deriva hacia las vigas superiores. —Mira esta artesanía en madera—dijo Butch, mientras él pasaba la mano por la moldura tallada alrededor de una de las jambas de la puerta—. Increíble. Craeg fue hasta la mesa tallada y se sentó en una silla delicada que le hizo desear no haber comido tanto en la Primera Comida. Mirando toda la mano de obra en las molduras y puertas, en los armarios, incluso en los alféizares de las ventanas, PAD91, descubrió que todo formaba un patrón orgánico que se hizo eco de las vides de la imagen de fondo, retorciéndose y girando con 91 Reemplaza al FFS = For Fuck Sake en inglés, y significa ´Por Amor`.

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elegancia y hermosamente alrededor de todo accesorio, entradas y salidas. Barnizada con una capa transparente, el arce o pino o lo que fuera, brillaba como solo la madera fina que había sido trabajada tan finamente podía. —El resto de las habitaciones tiene que ser así —dijo Butch mientras se inclinaba fuera de la cocina—. Sip. Esta es una obra maestra… Axe reapareció con una bolsa de lona negra y una mochila —A la próximo. — ¿Hizo tu padre todo este trabajo de artesanía en madera? —Preguntó Butch. —Sí. —Él era un jodido de mucha más importancia que nada. — ¿Podemos irnos ahora? —Espera —cortóCraeg—. ¿Tu padre era un trabajador de la madera? El mío era un enlosador. — ¿Oh si? Hubo una pausa mientras ambos cerraban los ojos. — ¿Él murió en Endelview? —Craeg espetó, nombrando a la finca que había sido atacada esa noche horrible. La expresión oscura de Axe fue directa a un tono negro, de una manera que hizo que sus tatuajes parecieran siniestros. —Sip —El mío también —Craeg buscó preguntándose cuánto sabía sobre lo Mierda, fue horrible darse cuenta de cuerpo del padre del chico. Alguien

el rostro del macho, que había pasado allí. que había manejado el más había hecho las

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notificaciones a los familiares sobrevivientes sin embargo. Él había estado acabado en ese punto—. Mala noche. —Síp —Axe se aclaró la garganta y miró hacia otro lado— Así que ¿podemos irnos? —No —Craeg interrumpió—. Ustedes dos quédense aquí mientras voy a mi casa. Estaré de vuelta pronto con mi equipo. —No te va a tomar mucho tiempo entonces —Axe arrastró las palabras. Craeg se puso de pie y se dirigió a la puerta de nuevo ─No tengo mucho. El Hermano lo llamó justo cuando puso un pie en el porche de atrás. —Si tú no regresas aquí en veinte minutos, estás fuera del programa. —Lo sé —murmuró—. Lo sé.

Mientras el autobús rodaba a la parada, Paradise recogió su mochila y se preparó para arrastrar los pies fuera de su fila. — ¿Entonces vas a venir a mi casa? —Preguntó Peyton en cuanto se puso sobre sus pies—. Todavía tenemos dos horas por lo menos, y Anslam va venir a pasar el rato. Agachando la cabeza para que no viera el rubor en su rostro, ella fingió buscar su teléfono aunque sabía dónde estaba, en el bolsillo de su parka.

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—Quiero estar en casa por mi padre. —Yyyyyyyy eso sería al amanecer —señaló él mientras se ponía sus gafas tintadas—. Dos horas a partir de ahora. Okay, bien, pero sin importar la hora que fuera, no iba a ser dueña de sí misma por el hecho de que todo lo que quería hacer era ver las manecillas del reloj, en la mesilla de noche a su lado, hacer su camino alrededor hasta que la grande estuviera en el doce y la chiquita en el siete. —Lo siento, tengo cosas que hacer. ¿Me llamas? —Mierda, realmente no quería que lo hiciera, no hoy—. Quiero decir… —Está bien —Peyton se volvió hacia Anslam—. ¿Estás listo para algunos éxitos bong92? El otro hombre encima disparó una sonrisa sarcástica — Siempre y para siempre. Cuando ambos se fueron por el pasillo, negó con la cabeza y se movió fuera de su asiento. Suponiendo que algunas cosas estaban volviendo a la normalidad, y era gracioso, con todo el estrés de la formación, ella en realidad no podía culpar a Peyton por querer un escape que se sentía bien. ¿Tal vez eso es lo que estaba haciendo con Craeg?... Hablando de las adicciones. La forma en la que se sintió alrededor de ese macho cuando la miró, la tocó, la besó, era tan increíble, que pudo verse a sí misma quedar colgada del teléfono, en consecuencia todo el conteo descendente… la-cosa-de-la-hora. El problema con todo eso, no obstante, era que no era algo que podía ser comprado y consumido como la hierba, el helado, o el vino. Él era una entidad separada, independiente, y era divertido, el hecho de que la había elegido para estar con ella, aunque sólo sea por teléfono, eso era parte del subidón. 92

Nombre que reciben las pipas de agua donde se fuma hierba.

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Él estaba escogiéndola a ella. Fuera de cualquier persona en el planeta… Paradise se detuvo en medio del pasillo. Algo había revoloteado al suelo y recogió la cosa con el ceño fruncido. Era una imagen, un tipo Polaroid pasado de moda, el tipo con el cuadrado brillante en el centro y la parte mate blanca que era pequeña alrededor de tres lados y grande en la parte inferior para que pudieras sostenerla y escribir en él. La imagen era tan borrosa que era indescifrable, algo rojo y rosado con rayas. —Peyton, ¿de verdad? —murmuró. Sólo Dios sabía lo que hacía cuando estaba drogado. Él había sido conocido por romperla con cosas locas, psicodélicas, y probar algunas cosas realmente extrañas, lo que por supuesto, se complacía en contarle acerca de ello. Con la imagen en la mano, arrastrando los pies hasta la salida, dio las gracias al conductor doggen, y luego abrió la boca para llamar a su amigo. Ya se había desmaterializado con Anslam, Pensó. Así que puso la fotografía de su cubrecama, o su alfombra, o de su bata de baño, o su maldito Martini en su bolsillo. — ¿Ayudaste a Craeg con su pequeño problema? —dijo Novo desde las sombras. Paradise se volvió cuando el autobús se marchó crepitando piedras bajo sus neumáticos. —Mentiste acerca de todo eso. — ¿Lo hice? —La hembra sonrió hacia la fría luz de la luna —. No pienso que lo hiciera. Y tenía razón ¿No es así? Él te necesitaba, y solo a ti. Con un sonrojo, Paradise

recordaba el cuerpo de Craeg

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contra el de ella, su erección presionando contra su vientre. No es un pequeño problema, pensó para sí misma. De ningún modo. Era grande y grueso, y… — ¿Y bien? — incitó Novo. —Eso no es asunto tuyo. —Tan remilgada, tan apropiada. Todo bien, sin embargo. Me alegro chicos de que hayan pasado un buen momento. Eso es sobre lo que la vida debe ser, y me figuré que ustedes chicos no conseguirían estar juntos sin un poco de ayuda. Paradise tuvo que reírse. —No te ves como del tipo hacedora de parejas Novo. —Estoy ramificándome —La hembra encogió sus fuertes hombros bajo su chaqueta de cuero negro—. Es el porqué de que todos estemos aquí. ¿Cierto? Por una fracción de segundo, Paradise estuvo tentada de invitar la hembra a venir. La verdad, nunca había tenido un verdadero amigo. En la aristocracia, su posición social determinaba con quién tenías permitido ser visto y Dios sabía que ninguno de los primos que tenía había servido para mantener una pequeña charla, o no habían tenido mucho interés en ella. Además de que no se podía confiar en ellos. Las hembras como esas competían por un grupo limitado de machos altamente deseados, lo que las hacía tan despiadadas como una escuela de pirañas. Era tiempo de The Bachelor93para un centenar. Además Novo como que más o menos sabía de Craeg, y eso hizo que Paradise sintiera menos como si tuviera algo que ocultar, y la hembra sin duda parecía bastante sexual como para haber tenido alguna experiencia en el departamento de la seducción. 93Programa de la TV americana en donde un soltero elegía a su futura pareja de dentro de un grupo de mujeres.

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Tal vez mucho de eso. Abriendo la boca, Paradise recordó dónde vivía… —Nos vemos mañana —murmuró. —No estás enojada conmigo, ¿verdad? —No, no lo estoy en absoluto. Mientras se sonrojaba, se alegraba de que estuviera oscuro y la copa del árbol cortara la mayor parte de la luz de la luna. —Estoy un poco agradecida, en realidad. Novo colocó otro de esos apretones de hombro sobre ella —Que tengas un buen resto de la noche y día. Te veo mañana. Paradise levantó la mano —Adiós. Cuando se quedó sola, dejó caer la cabeza hacia atrás y miró a las estrellas. Luego tomó su bolso contra su pecho, envolvió sus brazos alrededor de él y se desmaterializó. Reagrupándose en el césped en el lugar exacto en el que estuvo la noche anterior, esperaba sentirse un poco menos extraña en el territorio familiar. Yyyyyy eso sería un gran y gordo nop. Caminando hasta la puerta principal, sintió tanta distancia al igual que la había sentido la noche anterior. Esta vez, sin embargo, la separación estaba atada a Craeg

“Tú sabes. ¿Ese dolor que tienes en este momento? ¿El único entre tus piernas? Voy a mostrarte como hacerte cargo de eso por ti misma. Y vas a hacer que me corra cuando escuche como suena eso”. Solo el recuerdo de su profunda y ronca voz diciendo esas palabras volvió a su cuerpo en un alto horno hasta el punto en que quería quitarse su parca incluso aunque estuviera a cuarenta

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grados bajo cero. Y todavía, al mismo tiempo, alzó la vista a todas esas brillantes ventanas y quería vomitar. ¿La idea de lo que iba a conseguir por teléfono, y probablemente acabando desnuda mientras que un macho que su padre no aprobaría la conduciría a través de todo eso? ¿Mientras su padre estaba en la casa? Las hembras como ella no se suponía… —Oh, a la mierda con eso... —murmuró mientras comenzó a caminar hacia la puerta. La vida era demasiado condenadamente corta, y Craeg era condenadamente caliente para que perdiera el tiempo culpándose cuando no estaba haciendo nada malo en el gran esquema de las cosas. Recuerda, se dijo a sí misma, Tú nunca vas a conseguir emparejarte, eres libre.

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Capítulo 28

—Mentí Mientras Axe hablaba, Butch miraba a través de la cocina rosa y vino. El macho se inclinaba sobre la encimera de la cocina, sus brazos cruzados sobre su pecho, su cabeza inclinada hacia abajo de forma que había grandes sombras donde deberían estar sus profundos ojos. —Acerca de qué. Al tipo le llevó un tiempo responder y Axe pasó ese tiempo trasteando con la fila de aros negros que recorrían el exterior de su oreja —La clave, en la oficina. Y justo en ese momento, Butch se puso en alerta completa, pero no la mostraba — ¿Oh, sí? ¿Y cómo? Axe se frotó debajo de la nariz y Butch lo tuvo en cuenta para referencias futuras. — ¿Dónde la conseguiste? ─preguntó.

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—Un amigo me la dio —como si fuera a salir con el tema de la hembra muerta antes de que necesitase jugar esa carta—. Un buen amigo. —No se supone que las compartes. Va contra las reglas. —Así que si voy allí, ¿me meteré en problemas? —le preguntó Butch de pasada. —No sé. Depende de la noche. Si lleva una máscara, podría conseguirlo. Yo nunca he llevado a nadie, pero la política es másuno mientras el invitado se adhiera a las reglas. Además, aceptas ser responsable si no lo hacen. Eso es cómo conseguir ser echado. — ¿Cuánto tiempo llevas siendo parte de ello? —Desde antes de los ataques. Allí era donde pillaba mis borracheras cuando… Ya sabe, la mierda con mi padre ocurrió. Los humanos de allí nunca supieron, todavía no saben… lo que soy. Allí hay muchos tipos diferentes de freaks… solo se figuran que soy un impostor de vampiro. — ¿Cuándo fue la última vez que fuiste? —Hace tres o cuatro noches. No sabía cómo irían las cosas con el programa de entrenamiento. Pensé que sería mi última vez durante un tiempo. Lo cual era cuando la chica había sido encontrada en el césped de Lugar Seguro. — ¿Qué eres allí dentro? —Butch puso sus ojos en blanco—. Y antes de que pienses que estoy ligando con un estudiante, estoy

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perfecta y felizmente vinculado a una hembra y soy completamente consciente de que es demasiado buena para mí, esto es solo conversar, porque no tenemos nada mejor que hacer, hasta que como-se-llame vuelva. La apariencia de Axe se relajó, su cuerpo, también —Me gusta someterles. — ¿Hombres o mujeres? —Ambos. —Tú y V os llevaríais muy bien entonces. Aunque él es un macho de una sola hembra ahora también —Butch estiró sus brazos sobre la cabeza hasta que su columna crujió—. ¿Cuándo vas otra vez? — ¿Cuándo es nuestra próxima noche libre? — ¿Me puedes llevar y enseñármelo? Así no avergüenzo al amigo que me dio la clave. —Me acaba de decir que está felizmente emparejado. Butch disparó al tipo un no-seas-estúpido —Me gustaría ver, gilipollas. No se engaña si tus manos, tu lengua o tu polla no están involucradas. Axe asintió con la cabeza como considerando esa lógica —Sí, le llevaré, pero solo en una noche enmascarada. Si folla o consigue un revolcón, no quiero que eso les lleve a mí. Butch pensó en cierta noche con Vishous, esa noche cuando se hicieron ciertas revelaciones después de que Butch tuviera... que hacer algunas cosas que su mejor amigo había necesitado.

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—Puedo arreglármelas yo solo —dijo secamente—, no te preocupes. Los sonidos de pies pesados sobre los escalones poco profundos de la puerta lateral anunciaron la llegada de nuevo de Craeg. —Eso fue rápido —murmuró Butch, mientras el macho entró con solo una lona raída. —Se lo dije —respondió Craeg—, no tengo mucho.

Marissa llegó a casa temprano porque tenía dolor de cabeza. Y no, no una de las migrañas de Trez, solo un sordo tambor detrás de los ojos que le hacía difícil concentrarse, difícil leer documentos en papel e imposible centrarse en una pantalla de ordenador. Subiendo los escalones de piedra de la entrada de la mansión, descubrió lo que estaba mal: Se había saltado la Primera Comida y había trabajado con solo la merienda que se sirve cada noche a medianoche en Lugar Seguro. —Estúpida —dijo mientras entraba en el vestíbulo y miró a la cámara de seguridad. Cuando se abrió la cerradura, entró en el gran recibidor y sonrió a Fritz —Siento terriblemente molestarte, pero por favor ¿puedo tomar algo para comer? El viejo doggen cruzó las manos y casi se desmayó, como si ella le hubiera dado un billete de lotería ganador o el más

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perfecto regalo de cumpleaños dado a nadie. — ¡Oh, mistress, sí! ¿Puedo prepararle huevos y pan tostado? ¿Un sándwich? ¿Sopa? ¿Algo más consistente? Ella se rio un poco ─Sorpréndeme — ¡Enseguida! ¡Sí, sí, enseguida! La velocidad con la cual se fue y el rebote en su paso sugirieron muchos siglos tras él y era una buena cosa… —Oh, heeeeey, chica. Ella se volvió hacia la sala de billar. Lassiter se inclinaba contra el arco abierto, un tazón de palomitas de maíz en su mano, una bata gigante estampada de leopardo cubriendo alrededor del setenta por ciento de su torso, mostrando sus fuertes y desnudos antebrazos y desnudas piernas por los dobladillos. — ¡Hola! —frunció el ceño y algo se le ocurrió—. ¿Llevas algo debajo de eso? —Por supuesto —él lanzó un puñado de palomitas de maíz en su boca—. ¿Quieres ver algún video conmigo? Ahora tengo un montón de MacGyver94, pero estoy dispuesto a ser flexible. Marissa abrió la boca para decir que no, pero entonces pensó, qué diablos. Solo iba a tomar un pequeño aperitivo y esperar a que Butch terminase en el centro de formación. Le había enviado un mensaje de que estaría fuera del trabajo temprano y él le contestó de vuelta que bien, diciéndole que le 94

Serie de TV. Estadounidense de 1985, donde un agente resuelve problemas con su inteligencia y sus amplios conocimientos técnicos.

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esperase; que estaría en veinte, treinta minutos, como mucho. —Vale. —Biiiiiiiien —el ángel se enderezó—, ¿Cuál es tu veneno, TVwise.95 Mientras él se daba la vuelta, ella dejó escapar un chillido. Porque estaba mirando su culo desnudo. —¿Qué pasa? —preguntó, todo preocupado. Cubriendo sus ojos, ella dijo — ¡me dijiste que llevabas algo! —Un suspensorio. Duh. En ese momento, Fritz apareció junto a ella con una bandeja cargada con tantos platos cubiertos que podría también alimentar a Rhage. —¡Ah...! —Marissa frotó sus cejas, el dolor de cabeza regresaba en toda su fuerza. —Ella va a comer aquí —gritó Lassiter—, Y sí, Marissa, voy a ponerme mis malditos jeans. —Gracias, niño Jesús —murmuró mientras entraba en la sala de juego. Mientras Fritz dejaba la bandeja sobre la barra a la izquierda, Lassiter se puso unos Levis y se dejó caer en uno de los sofás que miraban hacia la enorme pantalla montada sobre la

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Portal de noticias sobre Televisión.

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chimenea —PTI96, si me rozo, es tu culpa. Ella pasó y tomó un asiento en uno de los taburetes acolchados —PTI, mi compañero estará por aquí en cualquier momento, así que ahórrate que te patee el culo. Lassiter apuntó con el mando a distancia hacia el televisor y seleccionó el programa por cable —Psssh, lo que tú digas. Puedo darle. —Lo dudo. —En realidad, no tengo nada mejor que hacer el resto de ésta noche. ¿Crees que querrá luchar? Podría utilizarlo como ejercicio. Marissa se rió ante el tono esperanzado, se recostó y Fritz levantó las campanas protectoras de los platos y describió con la precisión y la elegancia de un camarero de Nobu97 lo que servía. —Muchas gracias —murmuró mientras cogía su tenedor y probaba el arroz pilaf—. Mmmmm. No iba a comer ni la mitad de todo, pero eso nunca parecía molestar al mayordomo. Aunque en realidad, para él, la alegría de servir era la mejor satisfacción en el trabajo que tenía. —Oh, Dios mío —dijo Lassiter, poniéndose derecho de golpe —, no puedo creerlo. — ¿Qué? Y si es un maratón de Playas otra vez, puedes olvidarlo, —frotó el centro de su pecho con su mano libre—. No 96 97

Para tu Información. Famoso y exclusivo restaurante japonés.

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voy a ver morir a nadie incluso en dos dimensiones. Había tenido más que suficiente de eso. Querida Virgen Escriba, qué pasa si no descubren nada sobre… —Es Melrose Place98. Me encanta este epi, Es donde Kimberly se vuelve psicópata. — ¿Espera, ¿no siempre fue psicópata? —Bueno, sí, pero aquí es donde se quita la peluca y ves la cicatriz. Fácilmente una de las más importantes e influyentes escenas en la historia de la televisión. —Y pensar que supuse que era quizás, el aterrizaje humano en la luna o algo así. Lassiter miró por encima del hombro — ¿Espera, esas ratas sin cola llegaron a la luna? Estás bromeando. Si incluso ni pueden decidir qué hora es, los relojes siempre moviéndose hacia atrás y hacia delante de una estación a otra. Y luego está su mierda de salud, coma esto y vivirá más tiempo, no muerda eso le matará, así que necesita hacer esto. Trolls de Internet. 99 Predicadores y políticos estúpidos. Y sabes, no he empezado con los baches. ¿Por qué no arreglan las carreteras? Marissa echó la cabeza hacia atrás y se rió —Pero si incluso no conduces. ¿O te importa en algo cualquiera de esas cosas? El ángel caído se encogió de hombros, sus piercings de oro y sus cadenas relucían como el sol con el movimiento —Solo repetía lo que decían en las noticias de la noche. 98 99

Serie estadounidense, creada como alternativa a la serie Beverly Hills. En la jerga de internet persona que publica temas irrelevantes y provocadores.

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Marissa sacudió la cabeza con una sonrisa. Y estaba a punto de preguntarle exactamente que había hecho además de tomar el sol cada mediodía si no estaba cubierto de nubes y ocupar espacio en ese sofá en frente de la TV, pero luego sus ojos se posaron de nuevo en ella y estaban serios. Mientras su mirada volvió a la pantalla grande, se dio cuenta de que había recogido su estado de ánimo y estaba haciendo todo lo posible para ayudarla a salir de él. —Está bien, Lass — dijo suavemente—. ¿Lo sabes? —Estoy más que bien, estoy increiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiible— cantó—. ¿así que eso significa que puedo poner de una docena de mis calendarios? Con cualquier otra persona en la casa, podría haber estado tentada de reír con la broma. ¿Con él, sin embargo? —No, no puedes. Ni siquiera sé lo que son, pero la respuesta es no. —Bien, media docena —se echó hacia atrás—, son solo cinco dólares, tengo que cubrir los costes de impresión. ¿Las buenas noticias?, no hubo ningún gasto de fotógrafo, tomé las fotos con mi palo selfie. Ella bajó el tenedor lleno de pollo a su plato— ¿Realmente has hecho un calendario de ti mismo? —Por qué crees que no tenía pantalones. —Lass, en serio… ¿Hiciste doce fotos de desnudos tuyos? —Suspensorio, llevaba mi suspensorio, recuerda. Solo hice el mes de diciembre caliente. Soy tan sexy, es evidentemente

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estúpido. Marissa echó una ojeada alrededor de la habitación y se estremeció por el número de cosas donde probablemente puso su culo desnudo antes de decidirse por la chimenea delante del fuego —¿Qué te dio esa idea? Puso los ojos en blanco ─ ¿Cuantas noches tenemos antes de que acabe este año? Tengo que devolverlos a Kinko 100 antes del 31 de diciembre. Como de la nada, le vino una imagen de algunos pobres humanos en la oficina filial de FedEx echando un vistazo y medio al, en su mayor parte, desnudo ángel caído. Sin previo aviso, comenzó a reír tan fuerte que los ojos se le llenaron de lágrimas. Del buen tipo de lágrimas, eso eran. Y mientras ella misma se entregaba a la ridiculez del ángel, Lass simplemente estaba sentado en el sofá, viendo Melrose Place, una traviesa y tranquila sonrisa en su hermoso y desquiciado rostro. era un ángel, pensó para sus adentros. Un ángel total.

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Es una cadena de tiendas que proporcionan un punto de venta al por menor para FedEx.

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Capítulo 29

Mientras Butch salía fuera de la puerta oculta bajo la gran escalera de la mansión, su único pensamiento era encontrar a su compañera. Y el sonido de su risa era un localizador instantáneo y una fuente de alivio de alto octanaje. Había estado muy descentrada desde que se había despertado después de un día de sueño inquieto, el peso de lo que estaba en su mente, le daba la apariencia de alguien arrastrando un magnífico piano de cola. Pero le había prometido que le conseguiría algo sobre la chica, cualquier cosa, e iba para decirle que estaba en ello. Caminando a través del mosaico que representaba un manzano en plena floración, entró en la sala de billar y… Lassiter alzó ambas manos desde su posición boca abajo en el sofá —Me puse mis pantalones, soy un buen chico. Los colmillos de Butch amenazaban con descender y su labio superior se retrajo — ¿Disculpa? Y piensa con cuidado antes de explicar esto, estás peligrosamente cerca de la línea. Marissa tomó un sorbo de un vaso con agua —Es perfectamente inocente.

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—Estoy haciendo un calendario desnudo —comenzó el ángel caído. —Llevaba un suspensorio. —Lo hice todo con un palo selfie. Como los dos hablaban uno por encima del otro, Butch tuvo un impulso repentino de taparse ambas orejas, cerrar los ojos y seguir la-la-la-la-la —Sabéis que soy bueno, soy realmente bueno en no saber nada más. En cualquiera de las payasadas de Lassiter, para el caso. El cabrón tenía la forma de hacer lo ordinario complicado y lo mundano loco. Era un regalo. Solo pregúntale al ángel caído, él te contara. — ¿Nos disculpas un minuto? —dijo Butch mientras caminaba y daba un beso a Marissa en la frente. Dios, olía tan bien en la nariz y wow, esa hembra podría hacer que unos pantalones y una blusa parezcan un maldito vestido de baile —. Tengo que hablar con mi chica. —NFW101, estoy viendo Melrose. —No era una petición, Ángel. —¿Pasa algo? —Preguntó Marissa mientras se limpió la boca con una servilleta de Damasco—. ¿Se lastimó alguien en el entrenamiento? Sacó un taburete y se sentó junto a ella —Lass, te estabas yendo. 101

No FukingWay: De Ninguna Jodida Manera

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—Y una mierda. Butch hizo una mueca y odiaba hacer la oferta: —Puedes utilizar el sofá del Pit. — ¿Me harás cambiar de canal cuando volváis allí? — ¿Te irás ahora si digo que no? — ¿Estás diciendo no ahora? Por Dios santo, Lassiter era perfectamente capaz de jugar un partido de tenis de preguntas hasta el amanecer… o una de las partes involucradas tira la toalla por deshidratación y agotamiento —Sí, estoy diciendo no. —Espera, ¿significa eso que puedo ver Melrose o no? La negativa doble confunde… — ¡Jesucristo, sólo vete ahora! Lassiter estaba murmurando mientras se ponía de pie —Cuántas veces tengo que decirte que no es mi nombre. —Necesito una copa —Mientras el ángel caído se iba, Butch volvió sobre sus pies y fue detrás de la barra, sirviéndose un Lagavulin, no se iba a andar por las ramas, porque él sabía que a su shellanno le gustaba—. Creo que tengo una pista. — ¿La tienes? —dejó su tenedor en su plato—. ¿Qué? ¿Cómo? Puso dos trozos de hielo en un vaso bajo y les dio un baño de color ámbar —Ese pedazo de metal es una clave y le entrada en un club privado que es para humanos solamente. —Oh, Dios mío, si podemos obtener una lista de miembros, tal vez podemos encontrar su nombre.

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Sí, no un club de campo mi amor, pensaba mientras dio un largo trago. — ¿Cómo descubriste esto? —preguntó. —Uno de los alumnos pertenece a él, me llevará allí cuanto antes, solo tengo que ver con los otros Hermanos el próximo par de noches, creo que si cambio algunas clases, puedo librar el viernes. — ¡Así que vamos a ir! ¡Esto es increíble! —Cuando él se paralizó con su copa a mitad de camino hacia sus labios, Marissa frunció el ceño—¿Por qué estás mirándome así? Butch, en serio, yo voy contigo. Él meneó la cabeza y siguió mientras tragaba —No, yo a solucionar esto, no te preocupes, te haré saber tan pronto encuentre… —Voy contigo. Mientras echaba una mirada a la inclinación de su mentón, puso su Scotch en la barra —Marissa, este no es el tipo de lugar que convenga pasar en coche, mucho menos entrar. Es un club de sexo. — ¿Y? —Él parpadeó —Cielo, no es… — ¿Necesito recordarte lo que hicimos después de la película. ¿Cuatro veces? —Marissa —Butch—ella se hizo eco. Para mantenerse sin maldecir, tomó toda su copa y se sirvió

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otra —No tienes estomago paraalgo por el estilo, habrá gente follando por todas partes, haciendo cosas extrañas de mierda unos a los otros. No puedes manejar eso. —O tal vez es más que tú no puedes manejarlo si estoy yo allí. Él puso sus ojos en blanco. No podía evitarlo —No sabes lo que estás diciendo. O cómo son ese tipo de cosas. Marissa dobló su servilleta en cuadritos, lenta, precisa y la colocó al lado de su plato —Bien, sólo lo sabremos si vamos juntos ¿no? —No te voy a llevar allí. Esto no es una discusión. —Sí, me vas a llevar —Se deslizó fuera del taburete y recogió la bandeja de comida—. ¿Y si me entero de que fuiste solo? Voy a considerarlo una traición al más alto nivel en nuestra relación y eso no es una discusión. Trató de imaginársela al lado de una pareja vestida con látex negro recibiendo por el culo por un par de gemelas DD102con un consolador ajustable púrpura a juego. —Marissa. No va a haber tiempo para cuidarte —dijo bruscamente—. Mi enfoque va a estar en entrar, averiguar dónde está el personal, encontrar las personas adecuadas para hablar, la distracción no va a ayudar a esa chica muerta. —No te atrevas a jugar esa carta. Soy totalmente consciente de por qué vamos y me gustaría señalar que eres mi hellren, no mi ghardian. Así que deja de lado la chorrada del paterfamilias y tómate un par de Valium antes de entrar si tienes que hacerlo, pero no puedo ser más clara, yo voy contigo y te voy 102

Las gemelas Delia y Deidre Denis son las nietas de Harley Quinn, novia del Joker de Batman.

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a ayudar a resolver esto—Se inclinó—Noticia de última hora… sólo porque tenga un par de ovarios no significa no tener un cerebro, o el derecho a pensar de forma independiente. En el silencio que siguió, lo único que pudo hacer era mover su cabeza hacia adelante y hacia atrás. Las palabras que estaban en la punta de su lengua no iban a ayudar en esto, y no podía creer que estuvieran discutiendo otra vez. Sobre todo por el botón de reinicio que pulsaron la noche anterior. — ¿O qué es lo que te preocupa? —desafió ella. — ¿Qué? — ¿Que me pueda gustar? Con esa cancioncilla cayendo a sus pies como una granada, ella se alejó, cabeza bien alta, hombros hacia atrás, un montón de autoestima enderezando su espina dorsal. Apoyando sus palmas contra la encimera de granito, se recostó en sus brazos y trató de impedir un grito de frustración. Al menos la botella de Lag estaba todavía tres cuartas partes llena. Lo iba a necesitar.

Peyton exhaló una bocanada de humo y dejó caer su cabeza hacia

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atrás sobre su almohada —Aquí. Pasando la cachimba a Anslam, cerró los ojos y se sintió flotar un palmo sobre su cuerpo. La familiar sensación de alivio le recordó que Parry tenía probablemente razón; probablemente no necesitase hacer esto. Pero mierda, ¿después de las dos noches que habían pasado? Necesitaba un pequeño descanso. Joder… se lo había ganado. —Así que ¿qué opinas de todos ellos? —preguntó. El sonido de Anslam exhalando igual que él lo había hecho era como alguien riendo en la misma parte de una película en que tú lo hiciste, o disfrutar de la misma buena comida. La camaradería era una cosa agradable. —Boone es genial —dijo el chico—. Axe es un puto friki, es decir, míralo tú mismo, un gilipollas con la ropa negra, el pelo de pincho y ese puto tatuaje de mierda. Peyton se esperó para que el chico continuara —Y qué hay de Novo. —Es jodidamente caliente. Por alguna razón, a pesar de que estaba de acuerdo, no le gustaba la idea de Anslam teniendo esa opinión… o peor, teniendo una erección por ello. —No sé —balbuceó Peyton—, ella está bien. — ¿La viste haciendo abdominales? No puedo creer que Boone consiguiese sujetar sus pies, quería esa jodida vista. —Te partiría por la mitad —Aunque si esto se mantenía,

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Peyton debería cuidar de eso mismo—. Además, no sé si lo hace con machos. —La traeré de vuelta —dijo Anslam en voz baja—. Me voy a echar encima de su jodido… — ¿Y qué piensas de Craeg? —le cort óPeyton. —Él es el tipo a batir. Sin ofender a Paradise que terminó primera al final de la noche, pero Craeg probablemente va a hacer el recorrido completo. —Sí —Al menos podrían estar ambos de acuerdo en eso, sin un ataúd interponiéndose entre ellos—. ¿A quién llevarás al baile a casa de su padre? —Por ahora, a nadie. Me gusta mantener mis opciones abiertas. Bueno, antes de que entremos en crisis, ¿podemos comer algo? Peyton abrió los ojos y miró sobre el antiguo reloj Cartier en su mesita de noche —Sí, claro que sí, déjame llamar a Paradise primero, quiero asegurarme de que llegó a su casa. — ¿Seguro que vosotros no estáis saliendo? —No, solo amigos. —Ella es toda una pieza. Peyton se giró y miró al tipo —Lávate la boca antes de hablar de ella. Anslam meneó la cabeza y puso las palmas de sus manos hacia arriba —Tienes alguna mierda sin resolver con ella, mi amigo. No te engañes. Lo que sea.

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Alcanzando su teléfono, la llamó desde su lista de llamadas recientes y esperó que contestase. Mientras la conexión sonaba, miró alrededor de su habitación. La mansión de sus padres era nueva, con grandes ventanas de arco recorriendo la parte posterior que pasaba por los jardines, con techos altos y madera buena, siempre había pensado que su habitación era espaciosa, incluso con todas las sofocantes antigüedades de mierda que su madre insistió en poner y hacer que todos viviesen con ellas tanto si querían como si no… — ¡Hola! Frunció el ceño — ¿Estás bien, Parry? —Oh —hubo una pausa—. Eres tú. — ¿A quién infiernos esperabas? — ¡Ah!, nadie, mi tía. Mi… su primo, el primo de mi tía. No le conoces… la conoces, quiero decir. — ¿Has estado fumando? —sonrió—. Porque si lo has hecho, necesitas dejar ahora mismo la pipa y empezar a dormir. —No, no lo he hecho, pero tu si, puedo oírlo en tu voz. — ¿Cómo? —Más ronca de lo normal. Por una fracción de segundo, se preguntó si ella encontraría eso sexy o no. Sacudiéndose, dijo —Sólo quería ver si estabas en casa. ¿Está tu padre allí contigo? debe haber acabado el trabajo. —Sí, hemos tomado la Última Comida juntos. Ahora estoy sola aquí en mi habitación. —Anslam y yo estamos apedreados y noqueados —El tipo

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levantó el pulgar hacia arriba desde el otro extremo de la cama— Vamos a carbo-cargar y colapsar. Va a ser fabuloso. De todos modos, me alegro de que estés bien. —No comas mucho helado, te hincharas y luego te quejaras al día siguiente de haber perdido tu figura de chica. —Nunca he hecho eso. — ¿Nunca? ¿De verdad? —Muy bien, muy bien —murmuró. — ¿Y es necesario recordar el incidente de la masa de galletas? Peyton gimió —Podría haber jurado que cagué todos mis órganos internos. —Así es. Sigo diciendo que puedes ser intolerante a la lactosa. Deberías tenerlo en cuenta. Te quiero. Miró a Anslam y no quiso volver a decir las palabras delante del tipo —Yo, también. Nos vemos mañana, — ¡Oh!, escucha, encontré tu fotografía. — ¿Mi qué? —Fotografía. En el autobús. Cayó de tu mochila o el bolsillo o algo. —No tengo ninguna fotografía que perder mejillas dulces. Pero gracias por pensar en mí… y si implica cualquier cosa desnuda y hembra, me la quedo de forma gratuita. Sólo porque soy un recto buen Samaritano. Ella se rió —No, no sé lo que es la imagen en realidad. Pensé

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que se te cayó, pero supongo que no. Es una antigua Polaroid. — ¿Una Polaroid? Jesús, es un clásico. —Bueno, de todos modos, la tendré hasta que alguien la reclame. Ten un buen día y realmente no deberías estar fumando. —Mantenme informado. Buen día también pequeña. Cuando terminó la llamada, cruzó la habitación y dejó el teléfono al lado del reloj —Es una buena hembra. — ¿De qué estaba hablando? ¿Una fotografía? —No sé. Alguna Polaroid que encontró en el autobús—Se sentó. Se puso de pie. Intentó caminar—. Wow. Esto es una mierda fuerte. Vamos a ir a la cocina por la parte de atrás para nadie nos vea flotando y haciendo eses.

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Capítulo 30

Mientras Paradise caminaba descalza de un lado a otro por su habitación, se aseguraba de hacerlo en puntillas para no hacer ningún ruido, aunque considerando los fuertes latidos de su corazón, se sorprendía que no estuviera despertando a la gente del otro lado del río debido al martilleo. Una rápida parada para fijarse la hora. Seis con cincuenta y ocho. O quizá seis con cincuenta y nueve, difícil precisarlo debido al viejo reloj en su cabecera, especialmente desde el otro lado de la habitación. Frotándose sus manos transpiradas en sus jeans, revisó su celular. Como había puesto la cosa hacia arriba a propósito, se quedó mirando fijamente la pantalla negra. Estaba en modo silencio pero vibraría cuando Craeg llamara. En cualquier momento. De verdad.

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Frunciendo el ceño, tomó y activó el celular, en caso de que se hubiera perdido algo. Lo cual, reconoció, sería como si alguien no notara un panel de neón en su habitación. Nada. Ninguna llamada perdida en la pantalla. Tampoco ningún mensaje de texto. Sólo para estar triplemente segura, puso su clave y revisó su registro de llamadas. Nada. Dios, esto era horrible. Sentía como si estuviera de pie sobre un parapeto, mirando el largo camino hacia abajo y sin tener nada de dónde agarrarse. Lo cual era de locos… y una señal que su glándula suprarrenal estaba realmente sobrevalorando la amenaza a su seguridad personal. Por Dios, no iba a perder un brazo o una pierna si él no llamaba como dijo que haría. Ella estaría perfectamente bien. ¡Por favor! Ni siquiera estaba retrasado. Dejando el celular donde estaba, continuó caminando. Aunque no duró mucho. Dos minutos después regresó al celular nuevamente. Nada. Dándose la vuelta, se cabreó con ella misma. Aquí estaba ella,

compitiendo

por

su

independencia

y

autonomía

y

consiguiendo la fuerza ¡GRRR! para rechazar el asunto de la glymera… y aun así estaba preocupada que cierto macho la llamara para lo que probablemente sería una sesión telefónica solo para que él pudiera correrse. Sí, eso realmente la hacía una feminista.

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Además, ella nunca antes había tenido un orgasmo. Qué le hacía pensar a él que podría… El sonido como de un tambor que venía de su cabecera la hizo correr tan rápido que se resbaló con la alfombra. ─ ¡Hola! ─espetó mientras recuperaba el equilibrio. Hubo un toque de silencio. Y luego esa profunda voz, esa deliciosa voz de macho estaba en su oído: ─Dime en que parte de tu casa estás. Ella miró a su alrededor ─¿En mi habitación? ─Las luces están encendidas. ─ ¿Sí? Era gracioso que aunque aparentemente él estaba haciendo las preguntas y ella las contestaba, la realidad era lo opuesto. Paradise

sentía

como

si

fuera

la

única

en

hacer

las

interrogaciones. Métete a la cama. Apaga las luces. ─Ok ─fue junto a la puerta y apretó el interruptor, luego regresó y se subió al colchón alto, quitándose los zapatos de una patada y estirándose─. Está oscuro. Digamos totalmente negro. Craeg hizo un sonido, algo que no pudo identificar, y la experiencia fue increíble. Con las luces apagadas, era como si él estuviera junto a ella. ─Me mataste en clase ─ dijo con voz gutural.

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─ ¿Por qué? ─No puedo apartar mis ojos de ti. Veo la parte de atrás de tu cuello ─Ese sonido vino de nuevo y se dio cuenta que era algo entre un ronroneo y un gruñido… claramente, ya se encontraba completamente excitado─. Tengo fantasías en las que me coloco detrás de ti e inclino tu cabeza hacia atrás. Paso mis manos bajando por tu garganta…debajo de tu uniforme… hacia tus senos. Paradise cerró los ojos ─Oh, Dios… ¿Las tienes? ─Todo el tiempo. ¿Por qué crees que no podía levantarme de mi asiento hoy? Ella tuvo una imagen de él congelado en la parte de atrás del salón, sin ninguna expresión en su rostro, su gran cuerpo tenso. ─ ¿De qué estás hablando? ─Estaba duro. Y se hubiera notado. El cuerpo de Paradise se arqueó al imaginarse cómo se vería la parte de adelante de sus pantalones sueltos, estirada y apretándose sobre su grande y rígida longitud. ─Necesito sentarme en frente para no verte ─cuando ella se rió suavemente, el gimió─. Hazlo de nuevo. ─ ¿Hacer qué? ─Esa risa. Es tan jodidamente sexy ─Cuando ella le agradeció, escuchó un susurro─. ¿Te has tocado alguna vez, Paradise?

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Paradise se imaginó por un momento a Novo, tan segura, tan sexual y confiada, que pensó en mentir ─No. ─Te he estado tocando en mi cabeza desde que regresé aquí. Más imágenes de él aparecieron como telón de fondo en la oscuridad de su habitación: luchando con honor contra el Hermano Butch, cargando pesas, mirándola en los vestuarios. ─ ¿Qué tienes puesto? ─ exhaló. ─Es como si estuvieras aquí conmigo. ─Lo estoy ¿Qué tienes puesto arriba? Ella miró hacia abajo en la oscuridad y no vio nada ─Tengo puesta una blusa. ─No te la quites ─ gimió. O quizá fue otro ronroneo─. Coloca tu mano dentro del cuello. Parecía la cosa más natural del mundo hacer lo que le decía y la sensación de sus dedos acariciando su piel hizo que escalofríos recorrieran su cuerpo. ─ ¿Estás usando sujetador? ─Sí. ─ ¿Puedes sentir uno de los tirantes? Está tibio por tu piel ¿Cierto? ─Sí ─exhaló ella. ─Suelta el primer botón. Hazlo por mí. Ahora ve más adentro… ¿Tu pezón está ajustado contra la copa?

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Cuando Paradise obedeció, quería decirle que sí, excepto que estaba respirando tan fuerte y su mente dejó de funcionar. Sin embargo a él no parecía importarle el silencio. Craeg rió, ese profundo y oscuro sonido excitándola ─Quiero que mi boca esté allí. Quiero verte jadear mientras paso mi lengua, mientras te chupo. Para ser un macho de pocas palabras, no había duda que podía formar las mejores frases. ─Todavía pienso en lo de la clínica ─se oyó a ella misma decir─. Tu mano debajo de las sábanas. Recuerdo exactamente como se veía, yendo de arriba abajo… ─ ¡Joder! ─… Hasta que tu… ─Rompe tu camisa por la mitad. ─ ¿Qué? ─Arranca la maldita cosa de tu cuerpo ─Espetó─. ¡Deja el maldito celular a un lado y rómpelo por la mitad! Los botones volaron por todos lados. Y Dios, se sintió bien, su torso arqueándose nuevamente mientras rasgaba la cosa por la mitad sin que los botones ofrecieran resistencia al poner su fuerza en ello. Desplomándose en las sábanas, luchó para colocar el celular en su oído una vez más y al hacerlo, lo escuchó respirar más y más fuerte, excepto que luego se detuvo.

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Con voz tensa, como si estuviera apretando los dientes, le ordenó que llegara debajo de su sujetador, frotara sus pezones y sintiera las curvas de sus senos y luego que se deshiciera del sujetador. Ella no dudó, asombrándose al sentir explorar con la punta de sus dedos su suave piel y las puntas apretadas, creando corrientes de electricidad y calor que fueron directo a su centro. En todo momento, Craeg le hablaba con esa voz de terciopelo, instruyéndola en una forma deliberada, a pesar de la carga erótica de todo esto,

preparándola lenta e inexorablemente.

Cuanto más excitada, caliente y mojada se sentía, menos se preocupaba por la mierda de la dama modesta y más deseaba lo que él le estaba ofreciendo. Sin embargo mantenía suficiente compostura para quedarse relativamente callada. Aun cuando quería gritar su nombre, la idea que de un doggen o su padre quisieran abrir su puerta porque oyeron algo, la llevaría a una conversación que no sería capaz de fingir. ─ ¿Ahora qué? ─gimió ella.

En la oscuridad de la habitación que le habían asignado, Craeg iba con todo, con malditamente todo. El centro de entrenamiento podría estar prendido en llamas o ser sacudido por un terremoto y aun así no hubiera cortado la comunicación.

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No tenía idea cómo era la habitación de Paradise, dónde estaba su cama, cuántas almohadas tendría o de qué color sería su edredón. Sin embargo tenía una imagen jodidamente clara de cómo ella se veía, toda extendida y retorciéndose, la blusa desgarrada colgando de sus brazos en dos partes, libre de su sencillo sujetador, sus senos expuestos. Sus pequeños pezones erguidos y duros listos para su boca. ─ ¿Puedes sentirme en ti? ─Preguntó. ─Si… ─Jadeó. Bien, era momento de ir más a fondo. Aunque no para él. Tuvo que parar de manipular su polla, porque cuando lo hizo, comenzó a tener un orgasmo y eso dejó frito a su cerebro: Más que nada, más que correrse, quería hacerlo bien para ella. Porque esto era lo único que tendrían. No tenía la maldita intención de quitarle su virginidad, y si quería mantener esa decisión, entonces tenía que asegurarse de que hubiera una infranqueable distancia entre sus cuerpos desnudos: La mierda del teléfono era lo único seguro para hacer esto. Todavía podría ser considerada respetable, ya que el que se masturbara era una propuesta muy diferente a que algún Neandertal como él penetrara su sexo hasta correrse fuertemente unas cuantas docena de veces, y robarle el derecho al macho con el que finalmente iba a emparejarse. Siempre que nunca esté a solas con ella por mucho tiempo, el sería capaz de hacer lo correcto con ella, además no se engañaba. Aunque la atracción que sentían era increíble ¿Luego

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que se acabe el entrenamiento? Después que todo termine ¿Asumiendo que lo consiguieran? Cada uno por su camino. Incluso si terminaran trabajando juntos una que otra vez. En definitiva, no existía un futuro en pareja que pudiera ofrecerle a ella. Especialmente cuando comenzara a trabajar en el verdadero objetivo de todo este entrenamiento: venganza. Contra los aristócratas que permitieron que su padre sea asesinado por el enemigo. No descansaría hasta que su sangre estuviera en sus manos. ─Dirige tus dedos hacia abajo por tu estomago ─le ordenó─. ¿Qué es lo que encuentras? ─La pretina de mis jeans. ─Desabrocha el botón. ─Sí… Hubo un crujido, luego volvió a hablarle ─ ¿Ahora? ─La cremallera. Otro crujido. Durante el cual se imaginó que era el único que desabotonaba la cosa, abría ampliamente la bragueta y besaba sus bragas de encaje. O en el caso de ella, de algodón. ─Quítate los jeans. Déjate puestas las bragas. Escuchó más sonidos de movimiento a través del altavoz en su oído.

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Debajo de la delgada sábana que cubría su cuerpo desnudo, Craeg no pudo evitar sujetarse y darse una caricia o dos. Pero cuando la punta de su polla comenzó a quemar como si fuera a explotar, tuvo que parar. Le gruñó entre dientes ─Coloca tu mano entre tus muslos, abre esa largas piernas…hazlo Aunque quería ir con cuidado, él estaba muy ansioso. Y también lo estaba ella: Sus pequeños gemidos lo lanzaron justo al límite, su polla más que preparada esperando por su mano para continuar con el cronograma. ─frótalo ─Gimió cuando su erección golpeó debajo de las sábanas, chorros calientes caían en su estómago mientras se corría─. Oh Dios, Paradise, acaríciate por encima del algodón… ─Mientras ella gritaba, Craeg podía decir, aún a través de su propia liberación, que ella estaba cerca─. Debajo… ve debajo, siente la humedad y el calor… siéntelo… Oh, joder…es tan suave… Ahora ella jadeaba, entonces dijo su nombre como si hubiera sido rasgado de su garganta. ─Imagina mi boca en ti. Fue así cuando se vino. Y también lo hizo él una vez más mientras la escuchaba tomar aire y luego soltarlo, un sonido real y jodidamente delicioso entre ruego y lamento que se escuchó a través de la conexión. Solamente el sonido de su liberación le dio su orgasmo número tres. Y cuatro.

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─No pares ─le dijo con voz ronca─. Siente a mi lengua lamiendo, a mis labios succionando… Un tiempo después, cuando finalmente terminó, todo lo que hicieron fue respirar juntos. Por alguna descabellada razón, deseó estar junto a ella y sostenerla, o alguna mierda. No lo sabía. De lo único de lo que fue consiente fue que tenía este ardiente impulso de asegurarse que se encontraba bien. Ahora, los kilómetros que los separaban parecían algún tipo de castigo. ─ ¿Estás bien? Le preguntó bruscamente. ─Oh…sí… Cuando escuchó la sonrisa en su voz, empezó a sonreír de oreja a oreja, y no es que eso haya hecho que esté contento de estar solo y a oscuras. Probablemente se veía como un completo idiota. ─Eres hermosa ─Se escuchó él mismo decir─. Eres asombrosa. Eres increíble. Ella se echó a reír ─Eres gracioso. ─Difícilmente. Nací sin sentido del humor. ─ ¿De verdad? ─Sí. Soy el macho más aburrido que conozco y nunca capto los chistes. ─Sabes… ahora que lo pienso, creo que todavía no te he visto sonreír.

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─No guardes esperanzas. Craeg se inclinó hacía la mesa de noche, abrió el cajón y sacó el paquete de cigarrillos y el encendedor Bic que había comprado cuando regresó del centro de entrenamiento─Fumo, por cierto. Solo después del sexo, estuvo a punto de explicar, sin embargo no quería resaltar que había estado con muchas excepto con ella por alguna razón. Inclinando su cabeza a un lado para sostener el celular en su oreja con el hombro, abrió el Marls103 y sacó el palillo como pudo. El encendedor hizo un shhhhhh mientras lo prendía y obtuvo un primer plano de su puño cuando acercó la llama a su cara. Esa primera calada fue suficiente

para hacerlo gemir de nuevo.

Mantuvo el cigarro entre sus dientes mientras palmeaba el cajón buscando el cenicero, el cual lo colocó encima de su pecho desnudo. ─Es un mal hábito ─dijo a manera de disculpa─, pero al menos los vampiros no nos enfermamos de cáncer. Tan pronto como había iniciado esto con ella, había estado planeando como conseguir un cigarro para después. No muy romántico. No es como si estuviera interesado en romance, se recordó. ─Así que ¿Por qué no sonríes, Craeg?

103

Marlboro

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La pregunta/afirmación o lo que fuere, podría tomarse como alguna clase de broma ligera, sin embargo su tono de voz descarto eso de inmediato. Y quien iba a decir, fue probablemente esa sensación floja y relajada

post

orgásmica

que

sorprendentemente

le

hizo

responderle en lugar de colgar, que es lo que debería haber hecho. ─ ¿A cuántas personas perdiste en las redadas? ─susurró él. ─A siete primos ─citó con tristeza─, solo quedamos mi padre y yo. Los dos tuvimos mucha suerte. ─Yo perdí a mi familia directa. Mi madre y mi hermana estaban conmigo en casa. Mi papá estaba en el trabajo. Encontraron nuestra dirección en su licencia de conducir de humanos falsa luego de asesinarlo. Así fue como dieron con nosotros ─Dio otra calada─. Es por eso que no sonrío. ─Lo siento mucho. ─Yo también ─Lo cual era algo que no hubiera dicho en otras circunstancias─. No pude salvarlas. A mi madre y mi hermana, eso es todo. ─Oh, Dios… Él se encogió de hombros ─Perdí mucha sangre. Los lessers rompieron la puerta y yo bajé las escaleras cuando escuché el ruido. Me atacaron, pensaron que estaba muerto, por eso me dejaron. Hasta ésta noche, no sé por qué sobreviví. Ellos usaron machetes. Estuve lo suficientemente consiente para oír a mi

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madre gritarle a mi hermana que corriera… y luego escucharlas morir a las dos...horriblemente. Cuando ella hizo un sonido ahogado, él sacudió la cabeza ─Lo siento TMI104 ─De verdad… sé que no es suficiente, pero lo único que puedo decir es lo siento mucho. ─Gracias. ─ ¿Cómo sobreviviste? ¿Qué… alguien llegó para salvarte? ─Me desperté en una piscina de mi propia sangre justo antes

del

amanecer.

Estaba

muy

débil…

A

penas

pude

arreglármelas para cerrar la puerta principal antes de que el sol me quemara por completo. Me arrastré por la casa y encontré sus…sí. Fue extraño, la imagen de ambas yaciendo en el linóleo, sangre roja por todos lados, piel blanca… ellas se habían alcanzado, mi mamá tenía una mano… ─Craeg tuvo que parar para aclararse la garganta─, mi mamá había extendido su mano hacía mi hermana y mi hermana trataba de llegar a ella. Sus ojos estaban abiertos… no lo sé ¿Luego de ver eso? Algo en mí se despertó. Es todo lo que puedo decir… y fue cuando esto empezó. Es cuando decidí que algún día, de alguna manera, iba a encontrar el camino hacia la guerra contra la Sociedad Lessening. Es la única forma de caminar por la tierra sin querer volarme los sesos ─rió bruscamente─. Bueno, también decidí que odio a los aristócratas, aunque eso ocurrió luego de dos días después de lo sucedido. ─ ¿Por qué…? ─Ella dudó─. ¿Por qué odias a la glymera? 104

Toomuchinformation: Demasiada Información.

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Capítulo 31

Mientras Paradise esperaba por algo que volviera a ella a través del teléfono, su corazón latía rápido de nuevo, y ella tuvo que encender la luz. Envolviendo su edredón de color coral alrededor de sus piernas desnudas y jalando de su camisa cerca, ella encogió las rodillas apretadamente y esperó. Pasó un rato largo antes de Craeg le respondiera —Lo primero que hice cuando tuve algo de fuerza fue tratar de encontrar a mi padre donde él estaba trabajando en esa mansión… cuando llegué allí, fue más o menos lo mismo que en mi casa. Sangre y cuerpos por todas partes, pero también sucedido un montón de saqueo de pinturas y platería, y ese tipo de mierda. Algunos de los cadáveres se habían quemado porque estuvieron expuestos a parches de la luz solar. Aquellos que estaban más profundamente metidos en la casa todavía estaban intactos. Encontré a mi padre... en la sala donde él había instalado un nuevo piso de caoba. ¿Y qué más encontré? La maldita puerta abierta del cuarto de seguridad ese en el que la familia no había dejado entrar ni a él ni a los otros sirvientes y trabajadores.

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— ¿Qué?... ¿Quieres decir que… —La familia que vivía allí, los aristócratas que vivían allí, fueron a refugiarse a una habitación anexa revestida de acero… y ellos no permitieron que ninguno de los trabajadores entraran… vi la puerta abierta, y sus pasos a través de la sangre de mi padre y los de su clase, a medida que ellos fueron a la salida y escaparon justo antes de que el amanecer llegara o a la siguiente noche ─Hubo otra pausa. Y luego, en voz baja, dijo—. Yo enterré a todos menos a mi padre allí. A él me lo llevé de vuelta a casa. Yo solo no podía… dejar a los otros así. Un doggen regresó mientras yo estaba cuidando de los cuerpos y me dijo que habían estado tratando de encontrar parientes, pero todo el mundo había sido asesinado en las casas de los trabajadores… justo como en la mía. Literalmente no hubo ningún sobreviviente que atendiera a los muertos. Oh, ¿y aquella familia de clase?, ellos corrieron. He tratado de encontrarlos… y no voy a descansar hasta que lo haga. Vivían en una propiedad llamada Endelview. Él se aclaró la garganta ásperamente —Quiero decir, ¿cómo le haces eso a otra persona? ¿Cómo vives contigo mismo sabiendo que podrías haber ayudado a alguien y no lo hiciste? El personal, los siervos que habían servido a esa familia por generaciones. Y había muchos de esos plebeyos en ese salón. Ellos llegaron ahí, por lo que estaba contando un doggen, porque los tipos de la construcción supieron sobre el pasaje y arreaban a la gente en la dirección de ese cuarto. Ellos estaban golpeando en los paneles para que los dejaran entrar, mientras la casa era saqueada… lo sé porque muchos de los cuerpos fueron agrupados contra la pared. Pero

no.

Ellos

no

eran

lo

suficientemente

buenos,

suficientemente importantes, lo suficientemente dignos.

lo

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— ¡Oh… Dios! Esa fue la única cosa atravesando por su mente… porque ella supo de esa historia, también. Peyton había compartido el terrible relato con ella durante una de sus largas llamadas telefónicas, cerca de un mes después de que ella y su padre se hubieran ido a la casa de seguridad. El primer hijo, una hija del medio, la madre y dos primos, habían informado volver de fuera de la ciudad para descubrir la carnicería... ¿pero tal vez ellos habían estado allí todo el tiempo? Y habían desaparecido. Es probable que a una nueva casa de seguridad lejos de Caldwell. —De todas maneras, tengo planes para ellos. Cuando yo pueda descubrir dónde están. Paradise cerró sus ojos —No todos los aristócratas son malos. — ¿Cuándo has tenido que escuchar a tu padre volver a casa todas las noches con historias sobre la forma en que lo trataban como mierda, mientras que él estaba tratando de ganarse la vida honradamente? Es difícil de encontrar ninguna simpatía por ellos… y eso fue antes de que fueran directamente responsables, no sólo por la muerte de mi padre, sino también la de mi madre y mi hermana. —Lo siento. —Está bien. No, no lo estaba.

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Y ella no estuvo sorprendida cuando dijo abruptamente —Yo debo irme, tenemos que dormir. —Sí. Sí, por supuesto —Ella se aferró al teléfono con fuerza, tratando de pensar en algo que decir—. Yo, ah… —Te veo mañana.

Click. Apartando su celular de la oreja, se quedó mirando la cosa. Naturalmente, no había constancia del número, porque las líneas fuera del centro de formación, al igual que las de la casa de audiencias, eran restringidas y privadas. Pero ella no le hubiera llamado de nuevo, incluso si hubiera podido. Colocando su teléfono a un lado, miró a través de su habitación, su bonita, elegante habitación, con sus tonos de coral y rosa, sus cortinas de seda con borlas y alfombras de agujas rugosas. No podía culpar a Craeg por la forma en que pensaba o lo que él sentía. Ella estaría exactamente de igual manera. Pero la respuesta no era que él acechara a algún tipo y lo asesinara tomando ahvenge por esas muertes. O también el asesinato de hembras por encima de todo eso. Bueno, al menos esperaba que no fuera la respuesta. Había tanta muerte ya dentro de la especie. ¿Seguramente habría

otra

manera

de

impartir

un

castigo

por

tanta

equivocación? A medida que su teléfono comenzó a vibrar, ella saltó y lo recogió. Sin número. ¿Él? ¿De nuevo?

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Aceptando la llamada, ella susurró — ¿Hola? Hubo un instante de silencio. Justo como antes. —Lo siento —espetó Craeg—. En caso de que no lo hayas notado, soy una mierda con las emociones. No es tu culpa, todas esas cosas sucedieron antes. Ella exhaló con alivio —Estoy tan contenta de que hallas llamado de nuevo. Yo no lo esperaba. —Yo tampoco. — ¿Crees que serás capaz de dormir algo? — ¿Ahora que he oído tu voz de nuevo? Quizás. Voy a darle una oportunidad. —Craeg... — ¿Qué? Ella jugueteó con el lazo final de su funda de edredón mientras elegía cuidadosamente sus palabras —Esa noche de los ataques... no estoy diciendo que el macho o quienquiera que fuese que encerró a todo el mundo estuviera en lo cierto. De ningún modo. Pero el ojo por ojo es... barbárico. —Esa es la manera en que siempre ha sido en el Viejo País. —Nosotros ya no vivimos allí nunca más. Los tiempos han cambiado. Piensa en todo el progreso que se ha hecho, la esclavitud de sangre fue proscrita, la igualdad está comenzando a suceder para las mujeres y plebeyos por igual. Tú no tiene que olvidar lo que pasó, no tienes que perdonar... pero tu respuesta no tiene por qué ser un asesinato.

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—No sería un asesinato. Yo estaría ahvenging a mis muertos. —Pero si matas a alguien a sangre fría, ¿de qué otra manera podría llamarlo? —Ella mantuvo su voz suave y baja—. No quiero pelear contigo, sinceramente no quiero. Y nunca me atrevería a presumir saber cómo sería perder a tu familia… —A medida que su voz sonó atrapada, ella se aclaró la garganta—. No puedo imaginarlo. Pero si tú sigues a través de todo esto, sólo serías un asesino también. Tú no serías diferente de los lessers. Hubo un largo silencio. Pero ella sabía por la falta de un

click de que él no le había colgado. —Tú eres una de las personas más empáticas que he conocido —dijo finalmente. —No realmente. —Si, en verdad. Eres una buena persona, Paradise. —No me pongas en un pedestal. Todo lo que voy a hacer es caer de la gracia. —Lo dudo —Hubo una pausa—. Duerme bien, ¿de acuerdo? Y si te despiertas en medio del día con la sensación de las manos de alguien en tu cuerpo, soy yo. Por lo menos, voy a ser yo en mis sueños. —Estás haciendo que me sonroje. —Bien. Y cuando estamos de vuelta en clase, voy a tratar de no mirarte a ti todo el tiempo. —No te esfuerces demasiado.

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Ahora, su tono se hizo más grave —Tú tienes que proteger tu virtud. —Mi virtud, mi problema. No es tuyo. Craeg dejó escapar un hrrumph —Te estaré llamando a las siete de nuevo mañana. Contesta el maldito teléfono. Paradise tuvo que reírse — ¿Alguien te ha dicho que eres dominante? —No, porque yo nunca escucho lo que la gente dice de mí. —Así que si también menciono que tú eres

bastante

impresionante, ¿vas a colgarme el teléfono otra vez? —Probablemente. —Okay, bueno, entonces ten un buen día, y tú eres increíble… —Abruptamente ella se sentó más arriba y empujó el teléfono contra su oído—. Espera un minuto, ¿Acabo de oír una risita allí? —No. En absoluto. —Mentiroso —Ella sonrió tan grande, sus mejillas dolían— Te reíste. En este mismo momento. —No fue una risa. —Oh, ¿porque una risa ahogada es mucho más varonil?, muy bien, te reíste entre dientes Craeg. Te atrape. —Tienes que parar —Ahora él realmente dejó escapar algo que sonaba como... —Tú solo te reíste.

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— ¡No! —Sí, lo hiciste —Mientras continuaba con él pinchándolo, ella pensó que era el equivalente conversacional de estar haciéndole cosquillas en las costillas—. Tú solo reiiiiiiiste… —¡Me tengo que ir! ¡Adiós! —Eres asommmmmmmmmbroso.

Click. Esta vez, cuando ella puso su teléfono celular abajo, se sintió tan ligera y espumosa como las burbujas en una copa de champán. Y un poco borracha, también.

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Capítulo 32

Al caer la noche, Marissa hizo sonar con un crujid la puerta del dormitorio y asomó su cabeza afuera, dentro de la sala de estar. No había sonidos provenientes del cuarto delantero del Pit, así que caminó descalza en su camisón de seda, sus pies consiguiendo enfriarse rápido sobre la dura madera. Doblando la esquina para ver el sillón, ella esperaba encontrar a su compañero dormido con la cabeza hacia el extremo de la cocina y los pies más cercanos a ella. Él siempre dormía de esa manera, así podía ver mejor la televisión alrededor de la mesa de futbolín. El sofá de cuero negro estaba vacante. Es más, la manta acolchada de los Red Sox que ella le había conseguido por su fiesta de la Navidad humana el año anterior seguía doblada en el respaldar. Así que él ni siquiera había intentado dormir en casa. La manta fue la pista. Amaba a su hellren con todo su corazón, pero el macho era constitucionalmente incapaz de jalar esa cosa sobre sus piernas y volver a colocarla en su lugar cuando

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él hubiera terminado. Era una broma corriente entre ellos, que iba por delante de las líneas de los abridores de botella que él nunca retornaba al lugar adecuado en la cocina y el nunca, nunca poner a funcionar el lavavajillas. Exhalando cerró los ojos y se apoyó contra la jamba. —Él no regresó aquí anoche. Al sonido de la voz baja de V, ella echó un vistazo sobre su banco de computadoras. El Hermano había inclinado la cabeza alrededor de las distintas pantallas, sus súper inteligentes ojos de diamante la miraban sin parpadear o emitir juicio. Y no había ninguna razón para ocultar su angustia del hombre. Por un lado, él era hermano de Butch para todos los intentos y propósitos; y por otro, Vishous la conocía tan bien, que vería a través de cualquier mentira del tipo “estoy bien” que ella intentara hacer flotar. —Tuvimos una gran pelea anoche. V dio una calada de su liado a mano. — ¿Acerca de? Caminando descalza hacia el sofá, se sentó y arregló su camisón sobre las rodillas, alisándolo, suavizándolo. —Un club de sexo. El ataque de tos habría sido absolutamente histérico de ver si ella hubiera estado en un mejor estado de ánimo. Había algo increíblemente satisfactorio en que por una vez ella fuera capaz de sorprender al Hermano imperturbable. Por desgracia, era porque ella era descripta como una recta flecha. — ¿Te ruego me disculpes? —Sus cejas estaban tan altas,

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que distorsionan los tatuajes en su sien—. ¿Club de sexo? La explicación fue rápida y al grano, cuando terminó, la normal y sardónica expresión de V había regresado. —Síp. Él me dijo que iba a ir. Me pidió que fuera con él. Ella no pudo ocultar una mueca de dolor. Confiaba en Butch, él nunca la engañaría. Por el amor de Dios, como un macho totalmente emparejado, él jamás notó a ninguna hembra a ningún nivel. Él bien podría haber sido tostado en las piernas como toda respuesta sexual que tuviera por ellas. Pero había algo intimidante acerca de tener involucrado a V, tal vez porque la hacía sentir... excluida, a pesar de que era una locura. Y

luego

también

inadecuada,

porque

su

compañero

necesitaba a Vishous allí, pero no la quería a ella. Además era verdad, el estilo de vida de V siempre la había sorprendido un poco, no porque ella pensara que era un degenerado, sino porque era tan sexualmente extremo y diverso. —Sabes que te quiere —murmuró V—. Vamos. —Lo sé. —Y yo no quiero ponerme extraño con él ni nada. —No quise ofenderte. —No lo hiciste. —Sí, lo hice —Cuando el Hermano se quedó en silencio, sabía que tenía razón—. Yo sólo... algunas veces, no quiero ser protegida, si es que eso tiene algún sentido. Quiero decir, este asunto con esa hembra que murió delante de mí, es mío. ¿Tiene

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sentido? Es mi responsabilidad… Y estoy agradecida por su ayuda, quiero su ayuda, pero ser empujada a un lado porque soy una "buena chica" y no puedo manejar ciertas cosas me hace sentir como si él creyera que soy débil o frívola. —Mira, yo no puedo meterme en medio de esto. —Lo sé. Lo siento. En cuanto ella fue a ponerse en pie, él la cortó: —Pero él te aprecia. Eres como... eres como esa Virgen María, la hembra de su raza a la que le reza. Para él, eres la mujer más perfecta que ha caminado y caminará por la tierra. Llevarte a un lugar como ese, sería para él como estar viendo porno en una iglesia. Él piensa en ti como en algo puro y virtuoso, y bueno, y él quiere… prepárate que voy a utilizar la palabra con P… proteger eso de aquello que en el mundo es cruel, asqueroso y repugnante. Ella sacudió la cabeza y pensó en Butch y toda la cosa acerca de la mamada. —Es sólo que no quiero que sea tan blanco o negro. Yo no quiero estar en una caja, incluso si él me puso ahí porque ama ciertas partes de mí. La silla de V dejó escapar un crujido cuando se echó hacia atrás y exhaló un flujo constante de humo. Divertido, ella había odiado el olor de eso cuando ella se mudó al principio aquí. ¿Ahora? Era como incienso, y significaba la seguridad y el hogar, y ella ni siquiera se daba cuenta la mayor parte del tiempo. Diablos, la presencia de V, como el frío e intelectual que podía ser a veces, ahora también significaba comodidad para ella.

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— No tengo una respuesta fácil para eso —Sus cejas apretándose—. Quiero decir, la especie del chico es del tipo correcto o incorrecto, blanco y negro. Es una cosa cableada. Pero también hay partes buenas en eso. Él nunca te faltaría el respeto. Nunca te trataría de mala manera. Nunca dejaría de enfocarse en ti. —Yo ya sé todo eso. Pero con el dónde él está ahora, está metiéndose en el camino de algo que no sólo es muy importante para mí, sino que está dentro de mi derecho a hacer. Y cuando amas a alguien eso no está bien, incluso si tus motivos son de buen corazón y amando. Hubo un largo silencio. —Déjame hablar con él. —Yo apreciaría eso —Ella maldijo en voz baja—. Nosotros hemos estado teniendo algunos problemas en este último y pequeño tiempo. Está partiéndome el corazón. —Las relaciones son así. Incluso los mejores. —Supongo que sí. —Mira, él no quiere estar con nadie más que tú —El Hermano puso su palma hacia arriba—. Sí, ya sé que lo sabes, pero tengo que decírtelo de nuevo. Y para bien o para mal, tu gracia y elegancia y sí, esa cosa de la “buena chica” es parte de lo que le atrae de ti. Me refiero por ejemplo, a que él tuvo su tiro con Xhex, pero eso fue sólo sexo… y eso fue todo lo que alguna vez iba a haber. Tú eres su tipo, no ella. Marissa se irguió tan segura como si un balde de agua

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helada hubiera sido derramado sobre su cabeza. — ¿Tuvo sexo con ella?

Abajo, en la oficina del centro de formación, Butch se sentó detrás del escritorio de Tohr, y miró fijamente a

los

patrones de líneas de colores que giraban haciendo su camino a través de la pantalla del ordenador. Lo que siguió masticando, fue aquello que había estado masticando todo el día, lo cual era que infierno era lo que estaba mal con él. Después de que Marissa lo había dejado en el polvo en la sala de billar, había procedido a emborracharse, algo así como, saturado de borracho... pero no había hecho el trabajo. Sí, claro, su cuerpo se había vuelto poco sólido como la mierda, hasta el punto de que volver al Pit a colapsar se había convertido en una imposibilidad absoluta. Infierno, arrastrarse hacia uno de los sofás cerca de las mesas de billar para que pudiera pasar hacia fuera sobre la vertical había sido suficiente desafío. Sin embargo, su cerebro había permanecido trágicamente claro. ¿Y la peor parte? Por alguna razón, la última imagen que él había tenido de su hermana… esa mirada hacia él a través de la ventana trasera de ese coche en el que se fue para que la

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violaran y la mataran seguía apareciendo, como si su mente fuera una

máquina

tragaperras

que

escupiera

perdedores

no

coincidentes una y otra vez. Ah, que se joda el “por alguna razón”. Fue la chica muerta de Marissa, por supuesto. Y él adivinó, que si él fuera a sentarse con Mary y sacara toda esa mierda enredada afuera, que la terapista favorita de la Hermandad le diría que el pasado estaba siendo puesto en marcha por el presente y que él se estaba meciendo al borde de un DSPT105. La puerta del armario de suministros fue arrojada ampliamente. Y tenía suficiente alcohol en él como para no girar idiotamente y chillar como un gatito. — ¿V? —dijo mientras su mejor amigo tropezó hacia adentro. Bueno, hablando de su trastorno de estrés postraumático: Vishous estaba tan despeinado como Butch había visto antes al Hermano, respirando fuerte, con los ojos de hielo abiertos como platos, pelo negro todo por acá y allá… y él estaba resoplando como si hubiera corrido por el túnel, en vez de caminado. — ¿Qué? —Exigió Butch—. ¿Es Doc Jane, está bien? ¿Es el Pit? Cristo, ¿qué pasó? V simplemente marchó un poco alrededor y luego se lanzó a si mismo sobre la verde y fea como el culo, amada silla de Tohr en el otro extremo del escritorio ─Uno de mis viejos sueños acaba de hacerse realidad. A medida que el pánico de Butch se desinfló, rodó los ojos 105

Desorden de Síndrome Post Traumático.

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— ¿Y que era todo eso? —Yo solo, acabo de joderte el trasero. Parpadeó. Parpadeó. Y luego Butch empezó a reír. —Sí, sí, buena broma. De acuerdo, ¿qué te hizo Lass hacer ahora? —No, en serio. Te acabo de joder. Malamente. Yo estoy real y jodidamente arrepentido. Apoyándose en sus antebrazos, Butch exhaló una maldición. —Sin ánimo de ofender, pero no hay nada que tú hayas podido hacer que sea así de malo. —Le dije a Marissa que tú jodiste con Xhex. La mandíbula de Butch se desenganchó y él sintió el pop de como su boca caía abierta —Cómo... por qué... qué... V tiró sus manos hacia arriba. —Pensé que sabía, ¡de verdad! ¡Yo no sabía que no se lo habías dicho! ¿Qué mierda? ¿No hicieron ustedes chicos, toda esa mierda de “con quien dormiste antes que yo”?, ¡Pero que carajos! Si Butch no se hubiera ido hacia atrás en modo de pánico, se habría tenido que reír del tipo de nuevo. V era el único ahí imperturbable, el tipo de bastardo compuesto que se sentaría en una lata de gasolina en medio de una casa en llamas solo para quitarse un peso de encima. Quizá ellos habían descubierto cuales eran los criterios para que su glándula suprarrenal, finalmente despertara. ¡Bueno

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saberlo! Malas noticias para Butch, sin embargo. Poniendo la cabeza entre las manos, se frotó la cara. — ¿Qué dijo ella? —No mucho. Ella fue a su habitación, se vistió y se fue a trabajar, tan tranquila como podría ser. Lo cual fue lo que me hizo cagarme en los pantalones, ¿cierto? Butch quería decir que iba a estar bien, que iba a estar okay. Pero con la forma en la que él y su compañera seguían perdiéndose entre sí últimamente... — ¿Cómo fue que salió el tema?—preguntó. V puso ambas palmas hacia adelante. —Mira, ella empezó a hablar de ustedes. — ¿La cosa del club? —Sí. Ella siente como si la tuvieras encasillada en ese tipo dualidad de o eres una virgen o eres una puta, y la estás ahogando. Y escucha, no es que tú tengas algún interés en pedir mi opinión, pero tienes que cortar con esa mierda. El hecho de que ella vea un par de seres humanos tirándose en un lugar público, no significa que ella vaya a cambiar de ninguna manera. ¿Qué piensas que vaya a pasar? ¿Qué ella vaya a convertirse en alguien como yo? En primer lugar, necesitaría un cambio de sexo, y segundo, que ella tendría que conseguir ser mucho más fea… y también más estúpida, evidentemente. En el silencio que siguió, la mitad del cerebro de Butch se

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sobrecargó con la cosa Xhex; la otra mitad llegó a una súbita comprensión. Marissa tenía razón. Él se sentía más incómodo con ella estando en un lugar así que ella. Maldición. —De todos modos —murmuró V—, ustedes dos tienen que hablar ahora. Y yo lo siento. —Está bien. —Pensé que estaba ayudando. Sólo quería señalar que ella es tu tipo. Ella es tu chica. No necesitas nada más o nada menos que ella. —Eso es verdad —Él dio unas palmaditas en torno a su teléfono celular—. Ella iba a trabajar, ¿no? —Síp. Eso es lo que dijo cuándo se fue. —Voy a llamarla —En cuanto V se expulsó de la silla, Butch le ofreció su palma—. Estamos bien, hombre. Es mi maldita culpa. Debería haberle dicho a ella, supongo. Que haya sido solo simplemente algo antes que ella, no importa, ¿sabes? V chocó palmas. —Me siento como una jodida mierda acerca de esto. Si quieres un Rythe, házmelo saber. —Nah —Butch sacudió la cabeza—. Pero puede que tengas que recoger mi limpieza en seco durante un mes. — ¿Eso no lo hace Fritz ya? —Es una broma de humanos.

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—Ah, es por eso que no fue gracioso —V caminó hacia la puerta de cristal—. ¿Cuándo vas a querer la próxima noche libre para que puedas ir a ese club? —Bien podría ser mañana. ¡Qué demonios! —Okay, yo voy a tomar la clase de entrenamiento en el gimnasio. Luego Z va a hablarles acerca de envenenar personas. ¿Estás seguro de que no necesito ser uno de los probadores de esa comida? —Eres bueno. Pero si Z necesita a alguien para practicar, vamos a dejar que Lassiter sea el conejillo de indias. —Hecho. Tan jodidamente hecho. A medida que Vishous se alejó y la puerta se cerró silenciosamente, Butch llamó a su compañera y rezó para que respondiera. Cuando los mensajes solo iban al correo de voz, él maldijo y esperó a que fuera porque ella estaba en una reunión y no porque estuviera tan cabreada que lo había bloqueado. Ella no haría eso. Seguramente, no lo haría. Entonces otra vez... —Mierda.

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Capítulo 33

Hablando de cómo agregar una capa de entusiasmo a cada segundo. Paradise atravesó por una sesión de lucha en el gimnasio, y luego una clase verdaderamente reveladora sobre cómo matar cosas con lociones y pociones, sentía como si tuviera el secreto más increíble en el planeta. Con cada golpe y patada lanzados, con cada nota tomada, alguna pregunta y respuesta dada, tenía que luchar para esconder una sonrisa de su cara. Y parte de eso era que ella sabía que para Craeg era exactamente lo mismo. De vez en cuando, lo había sorprendido mirándola con ojos encapuchados que sugerían lo que estaba pensando y no era acerca de la lección que tenían. En cambio, él estaba de regreso en la oscuridad, al teléfono. Con ella. Y caramba, no era una sorpresa que su cuerpo quisiera más de él nuevamente, con tanta fuerza de hecho que ella se retorció

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y su espalda crujió, tuvo que reajustar las posturas y posiciones constantemente. Nadie parecía saber sin embargo, aunque tal vez era un autoengaño. ¿Y si no lo era? Joder. Antes de dejar su casa para desmaterializarse en el bus, había releído los formularios de solicitud y de divulgación, es decir todas las cosas que ella no había mostrado a su padre, porque ella no había querido asustarlo, en ellos, no había ninguna mención de una política que prohibiese las relaciones. O los enamoramientos. O... Lo que fuera que estaban haciendo. Así que estaban bien en cuanto a las reglas se referían. También ambos eran mayores de edad y sí claro, la idea de Peyton y Anslam descubriéndolos presentaba una potencial complicación con la glymera, pero, 1) Conocía muchos sucios secretos de Peyton para obligarlo a mantener silencio si tenía que hacerlo, y 2) Anslam era el típico hijo ensimismado en sus privilegios incapaz de notar un elefante rosa en la habitación a menos que de alguna manera lo beneficiara. Cuando llegó el tramo final de la tarde, entró en la sala de pesas con Craeg por delante y ella se permitió observarlo detenidamente, medir la anchura de sus hombros, su imponente altura y la forma en que caminaba con tal control de poder. Y yup, su espectacular culo de también. Guau. Pero entonces todo era acción cuando el Hermano Butch les

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dio sus órdenes de marcha, la asignación de personas a diversas máquinas y pesas. —Paradise, tú correrás ésta noche —dijo, señalando a las cintas de correr—. Una hora. Descansa en veinte y cuarenta por agua. No te fuerces durante el calentamiento. Dirigiéndose a través de las colchonetas, ella saltó en la máquina más cercana, puso la llave en el encendido, y programó la computadora durante sesenta minutos a un ritmo rígido. A medida que la banda comenzó a zumbar ella saltó sobre la banda y entró en un ritmo que era más duro de lo habitual, por otra parte, sus muslos estaban cansados por haber mantenido la posición defensiva temprano. Eso mejoraría pronto sin embargo, el ruido de la plataforma junto al ruido de sus zapatillas Brooks Glycerin 12s106, su respiración fue volviéndose más y más profunda. Craeg terminó en la estación de levantar pesas. Hablando de un espectáculo de espectáculos. La cantidad de peso que podía manejar era tan grande que Butch y Tohr terminaron acompañándolo uno en cada lado, en caso de que perdiera el control de lo que tenían que ser seiscientas libras107. Colocándose a sí mismo bajo la barra de apoyo, puso las dos manos con las muñecas a cada lado, tomó un poco de aire, y gruñó mientras liberaba la carga y la soportaba con su cuerpo. Al instante, su rostro se puso rojo y los músculos del cuello y las venas aparecían mientras levantaba hasta dos pies108 para asumir una postura estable. 106

Zapatillas deportivas para correr, tiene incorporado un nuevo compuesto, el SUPER DNA, que es capaz de ofrecer hasta un 20% más de amortiguación. 107 272.15 kilogramos. 108 60.9 centímetros.

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Arriba… … abajo. Arriba… … abajo. A pesar de la forma en que temblaba la superficie de su piel, sus músculos eran grandes y el torso de hierro sólido cuando él levantó la barra una y otra vez. El sudor comenzó a correr por su rostro, no es que él pareciera notarlo y no había manera de evitar imaginar cómo sus músculos lucirían por debajo de los pantalones supuestamente sueltos del uniforme: Esas cosas eran apretados como una segunda piel, mientras se estiraban a causa de lo grande que eran sus músculos. De hecho, parecía como si se fuera a separar por todos lados. Todo sucedió muy rápido. En un momento, ella estaba corriendo con calma, manteniendo la velocidad. Al siguiente, el pie derecho aterrizó en la mitad de la banda y la otra mitad en el carril lateral. Cayó demasiado rápido para poder sujetarse o al menos poner un brazo o una mano. En su lugar, ella golpeó la consola, duro, rebotó y casi lija su cara con la parte externa de la cinta, solo porque la llave que había puesto con tanto cuidado en la máquina no se enredó en su ropa. Así que la cinta seguía corriendo. Por un segundo, estaba demasiado aturdida para moverse,

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pero luego de un disparo de dolor ardiente fue suficiente para que su cabeza volara, desde donde había aterrizado. Dios, el hedor nauseabundo de carne tostada le hizo arrugar la nariz. Fue entonces cuando vio las botas. Justo al lado de su cara. De repente, había todo tipo de gente hablando sobre ella, trató de realizar un seguimiento de lo que le estaban diciendo, pero algo estaba en sus ojos. Y su cabeza le dolía. ¿Por qué le dolía la cabeza? —... Doc Jane, de inmediato. —… ¿Camilla? —Ahora. ¡Deprisa! Levantando poco a poco la mano, ella trató de quitarse el sudor de los ojos para poder ver mejor. No era sudor... sangre: Cuando ella miró la palma de la mano que había pasado por encima de su cara, estaba manchada de sangre roja brillante. Oh mierda. se había hecho daño a sí misma bastante mal. Y todo porque ella había estado siendo una chica.

Maldición.

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Cuando Paradise cayó al otro lado de la sala de pesas, Craeg casi tiró la barra a un lado por correr hacia ella. Pero no hacías eso con seiscientos ochenta libras109, no a menos que quisieras lastimarte o lastimar a alguien más.

Con el mayor control que podía disponer, avanzó paso a paso y con ayuda de los Hermanos depositó la carga de nuevo en los soportes. Entonces los tres se acercaron velozmente. Craeg fue directamente a detener la máquina, tirando de ella lejos porque estaba demasiado cerca de esa banda maldita, su cuerpo arrugado mitad fuera y mitad dentro de la puta máquina de mierda. — ¿Paradise? —dijo. Cuando Butch se arrodilló a su lado, Craeg casi tiró al chico fuera del camino, pero eso era ridículo. Por un lado, el Hermano era un maestro. Por otra parte, no había cómo hacer un gran anuncio de que él y Paradise estaban teniendo algo, poniéndose todo territorial sobre ella en una puta situación de emergencia. — ¿Paradise? —Repitió Craeg—. Paradise… Ella se incorporó cuando le oyó decir su nombre, y luego se volvió a mirarlo... ¡Oh, Dios, había sangre! Tanta... Puto infierno, se iba a desmayar. Los Hermanos ladraron órdenes el uno al otro y luego Tohr 109

308.44kg

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se alejó para obtener ayuda. Lo que significaba que había un espacio al lado de ella para llenar, y el cuerpo de Craeg se aprovechó de esto antes de que tuviera conciencia de lo que hacía. —Estoy bien —dijo, golpeándolo en las manos y sentándose —. Solo me siento estúpida, no necesito ayuda. Sacándose la camisa él la arrugó en una bola y presionó la tela sobre su ojo. —Cállate —murmuró mientras ella comenzaba a discutir con él—. Vas a la clínica. Probablemente necesitaras puntos de sutura. —Es solo un pequeño corte. — ¿Qué es exactamente lo que piensas que significa todo ésta cosa roja. —No hay razón para ponerse nervioso. —Yo no soy el que discute con… Ellos iban y venían, palabras escuetas entrecruzadas, contestándose uno a otro. No fue hasta que hicieron una pausa para tomar un respiro que se dio cuenta de que todos en la sala de pesas los estaba mirando con un colectivo… bueno-no-es-estouna-novedad. Mierda. Lo que sea, necesitaba asegurarse que ella consintiera en recibir el tratamiento primero. Entonces se preocuparía acerca

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de todos las conclusiones a las que estaban saltando. Y sí, él fue quien la levantó y la puso en la camilla. Y sí, si cualquier otro macho, incluyendo a su amiguito Peyton allí o cualquiera de los Hermanos la hubiera tocado, le habría arrancado al macho con una mordida el brazo. Afuera, en el pasillo, ella todavía estaba discutiendo con él y sabía que era porque tenía miedo y estaba botando fuera el temor. —Ridículo —Pero al menos estaba sosteniendo su camisa contra su rostro—. Solo necesito lavarme la cara y se detendrá. —Sí, porque un poco de agua realmente va a ayudar a esa rebanada de dos pulgadas110 que tienes allí. — ¡Esto es una exageración! — ¿Y cuándo fuiste a la escuela de medicina? Cuando llegaron a la puerta de la clínica, tenía la intención de ir allí con ella, pero Butch se puso delante de él —Tienes que volver a clases. Craeg abrió la boca para discutir, y fue entonces cuando supo que había perdido la maldita mente. Había conocido a la hembra ¿qué, hacía cuatro noches realmente? Esto era inapropiado. Aun así, con la cabeza sacudió hacia atrás y adelante —No me iré de aquí. 110

5.08cm

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—Ellos van a tener que examinarla —contestó Butch—. Todo en ella, si me entiendes. Craeg maldijo y echó una última mirada a través de la puerta que se cerraba lentamente cuando Paradise se transfirió a sí misma de la camilla a la mesa de examen. Como si sintiera que ya no estaba con ella, ella miró hacia arriba confundida, en busca de él. —Yo, ah… —Craeg se aclaró la garganta—. Me gustaría verla después de que haya terminado. —Si ella está bien con eso, lo tienes. Craeg asintió y ordenó a sus pies coordinando con la cabeza, de volver hacia atrás, en dirección de la sala de entrenamiento, fue un buen medio minuto antes de que le respondieran, y hablando de piernas-lentas se tomó su maldito dulce tiempo llevarlo de vuelta donde necesitaba estar. Y ¿sabes qué?, Peyton estaba esperando fuera de la sala de pesas por él. Murmurando en voz baja, Craeg se preparó para luchar contra el chico de nuevo. — ¿Cuándo sucedió? —exigió el macho. —Cuándo sucedió ¿qué? —Tú y ella. El otro macho estaba parado frente a él con una extraña

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calma que podría significar aceptación o preparación para el ataque. Divertido, ese perfecto look y esa actitud aristocrática, junto con todo el fondo de lujo, hacia al chico un mejor candidato de romance para una hembra. Y sin embargo Paradise, por alguna razón, había elegido a Craeg. Ella tenía que estar loca. —No hay nada entre nosotros —dijo Craeg. —No me vengas con esa mierda, ¿de acuerdo? Tú te has vinculado a ella. —Y un carajo que lo hice. La mirada azul de Peyton hizo un viaje alrededor del mundo. Luego frunció el ceño —Espera, ¿hablas en serio? — ¿Qué coño estás hablando? —Honestamente no lo reconoces, no eres consciente de que tu aroma de unión ha estado activo… o del hecho de que nos enseñaste los colmillos a todos cuando quisimos ayudarla, eres malditamente inconsciente de todo esto. Craeg parpadeó como una vaca por un rato. Luego miró a la izquierda del chico y midió la distancia entre su frente y la pared de bloques de hormigón, tal vez si golpeaba su cráneo lo bastante fuerte al punto que pudiera causar daño cerebral suficiente para que su memoria a corto plazo le diera un descanso y él podría olvidar que había conocido a esa hembra.

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Peyton se echó a reír —Sabes, quiero odiarte, mierda realmente quiero hacerlo, ella es una de las mejores hembras que he conocido. En cambio, me siento mal por ti. — ¿Por qué ?—espetó Craeg. —Debido a que has ido tan lejos y todavía estás combatiéndolo. Esto va a ser divertido de ver. —Me alegro de poder divertirte. Peyton tuvo el descaro de darle una palmada en el hombro— Será mejor que cuides de ella adecuadamente, o te cazaré y mataré lentamente. Craeg dio un paso atrás —No sé de lo que estás hablando. —Sí, sí, claro que no. Peyton seguía riendo mientras se alejaba para abrir la puerta. Craeg agarró al chico — ¿Cómo la conoces? Hubo una pausa —Ella trabaja en la casa de audiencias. —Así es como la conocí, también. —Solo para que quede claro, a veces, creo que estoy enamorado de ella también —Peyton entrecerró los ojos de nuevo —. Dios, ¿te detendrás con eso? — ¿Con qué?

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—Estás gruñéndome. ¿Eh? Sabes qué, sus colmillos se habían alargado y su labio superior se había levantado —Lo lamento. —Sí, tú no estás vinculado, no, en absoluto —Peyton cruzó los brazos sobre su pecho—. De todos modos, antes que me patees el puto culo, nunca la besé, ella no tiene algún interés en mí, soy un maldito estúpido y ella tiene razón, tengo un par de malos hábitos. De todos modos, recuerda lo que dije. —Y aquí estaba yo, con la esperanza de que los dos pudiéramos olvidar ésta conversación. —Nunca va a pasar, mi hombre —De repente, los ojos de Peyton se estrecharon y brillaron con agresión pura, fuera de ellos—. Cualquiera que lastime a esa hembra es un enemigo mío. Y yo podría ser un aristócrata, pero soy capaz de ir directamente como un animal para proteger lo que es mío. ¿Entendiste? Craeg midió al tipo—No puedo prometer nada. —Qué se supone que significa eso. —Tengo... Cosas... Tengo que hacer cosas después de esto y no incluyen establecerse y tomar una compañera. Vinculación o no, nada va a cambiar esa realidad. Ni siquiera ella... y ella lo sabe. La voz de Peyton se redujo hasta que fue tan profunda, que era apenas audible —Entonces eres un tonto, eres es un maldito estúpido hijo de puta —Excepto que entonces el chico se encogió de hombros—. Pero bueno, eso es una buena noticia, esto significa que aún podría tener una oportunidad con ella y antes de

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que tenga que darte un mal tiro, vete a la mierda. Aléjate, está en ti gilipollas... Te prometo que voy a hacer un juego serio por ella. Cuando la bestia interior de Craeg se puso de pie y gritó, probablemente era mejor que el macho volviera a la sala de pesas en ese punto. Sip. Ya tenían un aprendiz en la clínica. La clase no necesitaba dos. Especialmente si ese segundo sería llevado allí en pedazos.

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Capítulo 34

Marissa habló con Butch toda la noche. Incluso mientras ella conducía la reunión de personal, entrevistando a un trabajador de salud mental para un trabajo, y cuando tuvo una pequeña visita con Mary, en el fondo de su mente, ella estaba hablando con Butch. Las escenas imaginarias de ella yendo toda virtuosa con su trasero en marcha, fueron marcadas con una banda sonora de él estando de acuerdo con ella, de que era un imbécil que necesitaba doce tipos de terapia. El hecho de que, en el transcurso de las horas, él la llamó tres veces y le envió dos mensajes de texto no ayudó a su causa y de nuevo, él podría tener a Perry Mason111suplicando por su caso y él todavía habría terminado en la cárcel de por vida sin la posibilidad de volver a echar un polvo con su shellan de nuevo.

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Personaje que apareció tanto en las novelas policíacas de Erle Stanley Gardner como en series y películas. Era un abogado bien versado que siempre parecía ejercer la defensa de un cliente que había sido acusado de asesinato.

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No había regresado ninguno de sus dedos-haciendo-lacaminata, y se dijo a sí misma que le estaba cerrando el paso porque quería elegir cuidadosamente sus palabras primero. La realidad era mucho menos loable: Se sintió herida, rechazada, puesta a un lado, y ella quería que él tuviera una idea de primera mano de cómo se sentía. Lo cual no era atrayente en absoluto. Querida Virgen Escriba, nunca había sido una persona rencorosa, y odiaba que la misma cosa que atesoraba más en el mundo, su relación con su pareja la hubiera hecho ir amargándose. Y fue ese terreno escabroso lo que consiguió que dejara el trabajo temprano, enviándole un texto en el que resolvió que ella estaría esperándolo después de que saliera del entrenamiento para tener la dura conversación que necesitaban. Cuando ella regresó a la mansión y tuvo un vistazo del gran vestíbulo, lo único que podía pensar era en el número de personas que caminaban a través de ese espacio regularmente. Como la privacidad era requerida, ella decidió ir a sentarse en el centro de formación. Por un lado, después de haber tomado la decisión de hablar, ella quería ir hacia Butch tan pronto como fuera posible; por otro lado, el Pit era demasiado claustrofóbico y no estaba segura de sí V o Jane tenían la noche libre. Dios sabía que ella no quería que nadie oyera nada. Dejando su abrigo y el maletín por la puerta oculta bajó la gran escalera, puso el código apropiado de 1914, y corrió por las escaleras de poca profundidad. Después de poner la misma serie de números de nuevo, ella emergió en el túnel subterráneo y

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empezó a ir en dirección al centro de entrenamiento. De vez en cuando, tenía que limpiarse las palmas sudorosas en el asiento de sus pantalones de vestir, y se complicó con su cabello, que había dejado caer por una vez. Para el momento en que atravesó el armario de suministros y salió a la oficina, su corazón latía con fuerza, tenía la boca seca y su estómago rodaba. Después de años de haber sufrido de ataques de pánico, ella rezó porque sus nervios no fueran a llevarla por ese tramo del infierno. Comprobando el delgado reloj Cartier que Butch le había dado en su primer aniversario, se figuró que ella tendría un tiempo para esperar. Una hora, por lo menos. Genial, ahora se sentía atrapada en la pecera de cristal. Con una mirada por encima del hombro, ella miró la puerta del armario y se preguntó si no debería caminar por el túnel, un par de docenas de veces, bajo la teoría de que el ejercicio calma la mente, pero no apeló a ello.Además, tarde o temprano, incluso si Butch no hubiera conseguido leer su texto, él tendría que ir a la mansión para la Última Comida, y ésta era su mejor apuesta para atraparlo.

Mirando sobre el escritorio, ella fue al otro lado y se sentó en la silla de oficina. Su inicio de sesión fue aceptado por la computadora, y luego ella ingreso en su cuenta de Gmail que se había creado para las confirmaciones de asistencia al Duodécimo Festival del Baile de Etiqueta.

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—Wow —Ella se inclinó hacia la pantalla. Había innumerables respuestas en espera—. A menos que todas sean declinaciones, puede ser. Por el amor de Dios, había fácilmente un centenar de mensajes no leídos, y cuando empezó por la parte superior, se encontró... todos los síes.

Aceptamos con mucho gusto su amable invitación... Pero, por supuesto, ambos, mi hellren y yo lo haremos... Con gran anticipación, nosotros aceptamos humildemente... Antes de que ella fuera demasiado lejos con esto, abrió un cajón lateral y sacó un bloc amarillo. Con una pluma de tinta azul, ella creó una tabla con Nombre, Respuesta, y Número en la parte superior. Yendo entre la lista de equipo y el papel, marcó los nombres y las respuestas, y estaba a mitad de la lista principal cuando llegó al nombre de su hermano. Haciendo doble clic en la entrada en negrita, ella contuvo la respiración. Y luego exhaló. Él no iba a venir. Con tres frases de cortesía, indicó que él necesitaría estar en la clínica, pero que sin duda apreciaba el hecho de ser incluido. Es curioso, era a la vez un alivio y extrañamente una caída anímica. Ella había esperado que él asistiera, especialmente después de que la hembra inicial hubiera mencionado que Havers la había propuesto a ella, para presidir el evento. Sentándose hacia atrás, pensó en toda su meta de confrontar el pasado. Wrath hacía un largo tiempo atrás se había

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disculpado con ella, y la forma en que él abrazó tan libre y cálidamente su apareamiento con Butch había significado mucho para ella. Ella nunca había condenado lo que había sucedido entre el Rey y ella, sino que mientras ella consideraba sus condenados esponsales, y luego todo lo que había venido después de ello, se encontró con que ella lo había perdonado totalmente. Ella le dio solo amor y sabía que él iba a hablar con ella si ella lo quería o necesitaba de él. Ella estaba en paz con él, sin embargo. La glymera, ¿Por otro lado? Ella permanecía indignada hasta el punto de la rabia, acerca de ellos y sus estándares, pero no era como si ella pudiera poner en línea a ese grupo crítico de mierdas de artistas y gritarles a todos ellos. Viviendo independientemente de todo lo que había sido, había sido la estrategia más saludable y exitosa. ¿Y en cuánto a Havers? Había estado pensando en hablar con su hermano en el baile, pero eso no habría sido un buen plan, la verdad. Hablando sobre la necesidad de privacidad, y tal vez notas. Ella ni siquiera estaba segura que le diría a él. Este era el problema con las resoluciones. No se podía forzar algo hasta que estabas listo para ello. Y sus emociones todavía eran volátiles. Sí, pensó. Él que no asistiera iba realmente a hacer su vida más fácil. Y menos un espectáculo para la galería de cacahuates de la glymera. La respuesta para hablar con él, probablemente necesitara de más tiempo y tal vez… lanzarse. Tal vez si ella se sentara con él y Mary… ¿Si estuviera dispuesto?, quién sabe.

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Butch era su principal problema. Y esa hembra que había sido asesinada, por supuesto. Reorientándose, terminó su recuento, cerró su cuenta e hizo una estimación de los números. Si ésta taza de aceptación de casi cien por ciento se mantenía, ellos iban a tener cuatro centenares de personas en lo de Abalone. Lo cual era el doble de lo que había supuesto cuando ella había corrido con los costes de la comida y bebida, algo que, por supuesto, como responsable del evento, ella estaba esperando cubrir. Supuso que ella había subestimado lo mucho que querían ver y ser vistos. Sentándose hacia atrás, ella volvió a comprobar su reloj. Al menos ella había volado a través de unos treinta minutos. Ansiosa, con tics, nerviosa, con calambres, fue cuidadosa con el mouse, mirando la pequeña flecha blanca ir en círculos en la pantalla. Hombre, ella estaba todavía bastante enojada con Butch. A pesar de que se había calmado mucho, permanecía herida y… Frunció el ceño y detuvo su flecha de seguir vagando. En la parte inferior de la gama de iconos, había una foto diminuta, una pequeña representación de lo que parecía... ¿La parte posterior de la cabeza de su hellren? Pero eso no podía ser cierto.

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Al hacer doble clic en la imagen, un inicio de sesión apareció. La barra del nombre de usuario ya estaba rellena con BUTCH DHSE, y la contraseña estaba en blanco. Ahí no había ningún título en ningún lado, nada para hacerle saber qué tipo de archivo era eso. Y eso la entristecía, pero teniendo en cuenta dónde ellos estaban, ella estaba sospechando lo que era. Por otra parte, cuando tú le guardas ciertas cosas a tu pareja, la otra parte es probable que empiece a cuestionar casi todo. Poniendo los dedos de nuevo en el teclado, ella introdujo la contraseña que él utilizaba normalmente: 1MARISSA1! Con bastante seguridad, eso la hizo entrar. Era una imagen de vídeo, congelado y listo para ser reproducido, de Butch sentado en el escritorio, con la cámara detrás de la cabeza. Golpeando la flecha del “Play” ella activó el mecanismo y vio cómo su compañero se quedó mirando esa llave negra con la borla roja. Ahí no había sonido por lo que no podía escuchar nada, pero se imaginó el ruido del golpe que hacía cada vez que caía sobre el registro. Un macho joven entró en la habitación. Tenía que ser uno de los alumnos. Y el par empezó a hablar. Claramente, esto tenía que ser una entrevista con respecto al programa… Y que no estaba yendo

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bien, si el rostro del otro macho estaba tratando de hacer cualquier cosa para irse. Cuando Butch levantó la llave, se hizo evidente de que estaban hablando de ella. Tiempo para el sonido, pensó ella, buscando a tientas con varios botones. Hablando acerca de no ir a ninguna parte rápido. Después de hacer toda clase de jodidas mierdas que no hacian el trabajo, descubrió que los altavoces mismos requerían de encendido… Y así todavía ella no obtenía nada. Le tomó un maldito tiempo descubrir que alguien había desconectado los altavoces de la torre por alguna razón. —¿… a qué se parece? —Preguntó el macho. Enderezándose, ella se centró en la cabeza de Butch, y él se tomó un momento para responder a la pregunta. —Depende de la edad que tiene y cómo sucedió. Las cosas nuevas... sobre todo si fueron violentas... pueden ser desordenadas. — ¿De qué estás hablando? —dijo ella en voz alta. —A los miembros del cuerpo realmente no les gusta ser cortados, apuñalados o despedazados en secciones y expresan su enojo fugándose por todas las jodidas partes. Jesús, ¿tenemos como un setenta por ciento de agua o algo así? Y uno aprende que es jodidamente cierto cuando vas a una escena de un crimen reciente. Charcos, manchas y motas de ellos. Entonces está la ropa manchada, las alfombras, sábanas, paredes y suelos… o si es exterior, cubre todo el suelo, el hormigón, el asfalto. Y luego está el olor...

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Querido... Dios, pensó, mientras una ola de tristeza se apoderó de ella. Butch continuó —En los casos de las muertes de más tiempo... el olor es peor que el desorden. Las muertes en el agua, con la hinchazón, son simplemente feas y ¿si ese gas que se acumula sale? El hedor te golpee en todo el culo. Y no sé, no estaba demasiado loco por las muertes por quemaduras tampoco —Hubo otra pausa─. ¿Quieres saber lo que siempre más odié? —Hizo un gesto sobre su cabeza─. El pelo. El pelo... Dios, el puto pelo, especialmente si se trataba de una mujer. Enmarañado con sangre, suciedad, pequeñas piedras... enmarañados y retorcidos... metidos bajo la piel gris. Cuando no puedo dormir por la noche, es lo que veo. Veo el cabello ─Sus manos comenzaron automáticamente a frotarse─. Tienes siempre que llevar estos guantes, ya sabes... así no consigues dejar huellas dactilares en nada, no dejas nada de ti mismo detrás. Los primeros días solían ser de látex… después estaban los de vinilo. ¿Y a veces, cuando había que manejar un cuerpo?, el cabello podía quedarse en los guantes... y era como si quisiera atravesarme. Como… se puede coger la muerte por asesinato de alguna manera ─Él negó con la cabeza─. Esos guantes eran tan jodidamente finos y no servían. El aprendiz frunció el ceño ─ ¿Por qué tienes que llevarlos entonces? ─No, no dejas huellas dactilares, ya sabes. Pero dejé algo de mí mismo detrás de todos esos cadáveres. Cada uno de ellos... tiene un pedazo de mí. Marissa apagó el sonido. Detuvo el video. Puso su cabeza entre sus manos.

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—Vas a estar como nueva en la mañana. En cuanto Doc Jane le entregó un espejo, Paradise se preparó para ver su propio reflejo, pero en realidad no era tan malo — ¿Cuántos puntos de sutura hay en eso? —Doce. Pero vas a sanar sin cicatriz alguna. Llegando arriba, ella tocó justo debajo de la línea de pequeños nudos negros que estaban al lado de su ceja —Yo sangré tanto, que habría jurado que necesitaba cien. Doc. Jane puso un poco de vendaje blanco sobre su trabajo y luego el chasquido de los guantes de examen siendo retirados se hizo eco en la sala de azulejo. —Esa zona tiene un alto grado de vascularización. Es posible que desees alimentarte, si ha pasado un tiempo, no es una situación de emergencia en absoluto, pero hizo perder algo de sangre y sé que ustedes están trabajando horriblemente duro allí dentro. O en su caso, perder su concentración y hacer una idiota de sí misma. —Puedes esperar el autobús para volver, o si no quieres pasar el rato alrededor, puedo tener uno de los doggen para que te lleve a un lugar seguro, desde dónde desmaterializarte. Dejando caer el espejo, Paradise trató de imaginar lo que su padre diría si le viera la cara — ¿Puedo quedarme aquí durante el día? Yo no puedo... No quiero ir a casa con este aspecto.

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La compañera de V sonrió, sus ojos verde bosque, fueron amables a medida que ella pasó una mano por su pelo rubio recortado. —Estaba pensando en lo mismo exactamente, pero no soy partidaria de hacer quedar a nadie aquí a menos que sea médicamente necesario. Y en tu caso, no lo es. Es solo quizá... un poco más fácil para con tu papá. — ¿Está bien si voy a llamarlo desde mi móvil? —Por supuesto. Si no puedes obtener una señal, y algunas personas no pueden, hay un teléfono fijo en la cafetería que puedes utilizar. —Muchas gracias —dijo mientras movió sus piernas fuera de la mesa—. No sentí nada mientras me estabas poniendo los puntos de sutura en esto. —Lo estás haciendo muy bien, Paradise. Todo el mundo está muy orgulloso de ti. —Gracias. Ella miró hacia abajo mientras aterrizaba sobre sus pies e hizo una mueca. Había manchas de sangre en su Brooks, que no eran un gran problema, siempre y cuando no llevara las zapatillas alrededor de su padre. Síp, definitivamente tenía que estrellar su trasero aquí, pensó mientras salía al pasillo. No fue hasta que ella se había ido por el pasillo y abrió la puerta a la sala de descanso que se dio cuenta...

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Ella y Craeg iban a estar en la misma instalación. Durante todo el día. Cuando su cuerpo hizo las matemáticas y vino con una respuesta total de completamente-desnuda, ella se imaginó, ¿Qué demonios?, si tuvo que llegar a conseguir rejuntarse con aguja e hilo, bien podría tomar ventaja de alguien besándola para hacerla sentir mejor. Mmmm. Yendo hacia donde había dejado su mochila en el suelo con algunos bolsos de los otros, tomó la cosa y lo puso sobre la mesa más cercana. Abriendo el cierre de la parte superior, ella revolvió en busca de su teléfono. No lo encontró. Con el ceño fruncido, ella giró el Bally112 sobre la mesa y vertió todo su contenido. Mientras vadeaba entre paquetes de Kleenex y su billetera, tubos de rímel al azar, su Kindle113, dinero suelto, y bálsamo labial entre otras cosas, ella supo que debía organizarse mejor. Bueno, ¿dónde está...? Su teléfono No Estaba ahí. ¿Qué demonios? ¿Había dejado la cosa en casa? Ella podría haber jurado que lo había puesto con el resto de su basura. Inclinando la boca abierta del bolso hacia ella, pescó con su mano por todo alrededor de esa panza vacía, y luego abrió la

112 113

Marca del bolso. Tablet para e-books.

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cremallera del bolsillo delantero solo para ver otras mierdas inutilizables… Su teléfono estaba en esa solapa. Frunció el ceño, miró alrededor de la habitación vacía sin una buena razón. El problema era que ella nunca ponía la maldita cosa allí… Ella siempre, siempre, estaba con demasiada prisa como para molestarse en descorrer ese cierre. Además, ella tenía ésta paranoia de que se olvidaría de asegurar el bolsillo trasero y ella perdería su celular. Jamás, ni una sola vez, ella puso su teléfono celular ahí. ¿Alguno habría estado revisando sus cosas? Uno por uno, ordenó los elementos de la mesa. No faltaba nada que pudiera ver, aunque no era como si ella mantuviera una lista mental de sus artículos de necesidad. Y cuando ella comprobó su billetera, su identificación, tarjetas de crédito y dinero en efectivo estaban todavía allí. Bueno, y si algo hubiera sido tomado, no valía la pena por más de dos centavos. Mientras ella volvió a poner todas sus cosas adentro, se tragó una carga de extrañeza, pero ¿qué iba a hacer? Ir a los Hermanos con un: "¡Oh, mi teléfono se trasladó a este otro bolsillo aquí y...!" ¡Sí, claro!… Sin ninguna barra mostrándose en su recepción, ella fue hacia la línea fija que se montó en la pared junto a la nevera, con fachada de vidrio, llena de Gatorade, Coca-Cola, y jugos de

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diversos tipos. Cuando cogió el auricular fuera de la base, el tono de marcado era justo como el que estaba en la casa de audiencias, así que ella golpeó el 9 para obtener una línea exterior y luego marcó el número de su padre. Fedricah respondió, y con una voz alegre, le dijo al mayordomo que iba a pasar el día en el centro de formación, ya que estaba trabajando en algo para obtener crédito adicional. También le aseguró que ella iba a tener una chaperona. Y era cierto. Ella no iba a estar sola… No si tenía algo que decir en ciertas cosas. Craeg iba a cuidar de ella. — ¿Te duele? Mientras ella colgaba, miró hacia la puerta. Craeg estaba de pie en las jambas, su pecho desnudo brillando, sus pectorales y abdominales permaneciendo allí en un relieve marcado bajo las luces del techo. Dejando caer sus párpados, ella se comió hasta arriba la vista de su cuerpo… Y pensó, en realidad, ella sí tenía un dolor de repente. — ¿Hola? —demandó él. —Voy a quedarme aquí para pasar el día. Mientras él se quedaba completamente inmóvil y estrechó sus ojos, ella levantó su teléfono celular hacia él —No hay barras. Sin servicio. Supongo que vamos a tener que encontrar otra manera de conectar a las siete, ¿no es cierto?

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Capítulo 35

Fuera en el estacionamiento del centro de entrenamiento, Butch acompañaba a los cuatro alumnos que iban hacia lapuerta del autobús, asegurándose de que todos se subían con su mierda. Después volvió dentro y recorrió el largo pasillo hacia la oficina con un paso lento. No tenía ni idea de dónde estaba Marissa, pero esperaba, que cuando volviese hasta la mansión, ella le hubiera llamado o mandado un mensaje o algo. Había dejado su teléfono en la mesa del comedor de la mansión por error. Pero tal vez eso fuese algo bueno. Se había estado volviendo loco mirándolo en la Primera Comida. Serpenteo por el pasillo vacío hacia la oficina, se hizo muy consciente de que estaba completamente solo en la instalación: V y Tohr ya habían regresado a la casa con Doc. Jane, Manny y Ehlena para prepararse para la Última Comida y además, todos los doggen trabajaban en la gran cocina de Fritz. Y Paradise, Craeg y Axe estaban comiendo en la sala de descanso. Oh Señor, ¿qué pasa si Marissa se había mudado del Pit? pensó.

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Oh, joder, que iba a hacer si… Cuando abrió la puerta de cristal, se quedó congelado. —Hola —dijo su shellan desde detrás de la mesa. Estaba tan hermosa, sentada allí con su ropa de oficina y su pelo rubio suelto. Amaba las ondas que le caían sobre los hombros como algo salido de Juego de Tronos y esa blusa de seda con su ligero toque rosa hacía parecer su piel como si ella estuviera en un anuncio de revista para EstéeLauder114. —Recibí tus llamadas, tus mensajes —dijo ella mientras le miraba. Entrando en la oficina, dejó que la puerta se cerrase por sí misma y no estaba seguro de si debía sentarse en una silla, pasearse o caer de rodillas y empezar a pedir disculpas. —Lo siento… —Lo siento… Ambos se callaron y el silencio que vino a continuación fue un período donde cada uno de ellos esperaba que el otro hablase. —Mira, te debía haber hablado acerca de Xhex —dijo él, asumiendo la culpa—. No lo hice porque yo solo...fue antes de que tú y yo estuviésemos juntos en serio. La conocí una noche en el club de Rehv… fue solo esa noche, y no había nada entre nosotros, no tenía ni idea que iba a terminar viviendo con nosotros, y en aquel momento ella fue solo una cosa más que estaba dejando atrás, ¿entiendes? —Lo sé. Lo pillo.

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Empresa Estadounidense de cosméticos.

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Esperó que ella dijera más, pero todo lo que hacía era mirar sus manos, el frunció el ceño y se sentó en la silla enfrente de ella — ¿Estás segura? —Sí. Butch meneó la cabeza ante el continuo silencio —Sé que no soy perfecto, pero si honestamente crees que la quiero a ella ahora sobre ti, voy a conseguir estar bastante jodidamente cabreado. —No, sé que no lo haces. Y todavía ella seguía sin decir nada más. En el vacío, mientras intentaba convencerse a sí mismo para no saltar fuera de su propia piel, pensó en él y en Xhex celebrando mutuamente y bromeando sobre cómo estaba en deuda con ella porque le había salvado en una pelea en el callejón con unos asesinos —Es uno de los chicos, ¡por el amor de dios! —Lo sé. Subiendo una mano, se frotó el tic de su ojo izquierdo —Lo sabes. Jesús, ¿qué pasaba con ellos? Hablar siempre había sido tan fácil, como respirar. Ahora... todo era silencio. —Solo dilo —murmuró él—, lo que sea, por mucho que me duela, dilo, simplemente no me dejes sentado aquí pensando qué coño estás pensando. Mi cabeza va a estallar. — ¿Por qué no me dices nada sobre el pelo?—dijo ella con rapidez. Butch elevó rápido su cabeza — ¿Disculpa?

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—Vi la entrevista. Con ese alumno —Señaló la pantalla del ordenador—. He visto parte de ella. La parte donde le estabas diciendo a un perfecto desconocido algo que nunca habías compartido conmigo. — ¿La entrevista…? ¡Oh, eso! —Sí, eso. Butch siguió frotando su ojo —No era nada importante. —Sí, supongo que estoy atascada preguntándome sobre cuántas otras cosas has decidido eso. Quiero decir, ¿qué más no se de ti? Después de este tiempo juntos, pensé que sabía todo... pensé... —se atragantó un poco, pero fue capaz de superarlo—. ¿Qué otras cosas no sé, Butch? Mientras la miraba a través de la mesa a los ojos, una sensación de malestar le recorrió hacia abajo en su espina dorsal, le estaba mirando como si no lo conociera en absoluto. —Marissa… —Ver a esa chica golpeada en el sofá en el salón de Lugar Seguro me rompió. Toda la fealdad violenta de ello, el sufrimiento, el dolor de cerca, la manera en que ella me miró suplicándome con sus ojos —Los delgados hombros de Marissa temblaban—. No te dije todo eso porque tenía miedo de ser el detonante acerca de tu hermana. No te hablo porque no quiero molestarte. Allí, lo dije, no me hace feliz y realmente no me hace sentir mejor... pero eso es lo que he estado escondiendo de ti. Oh y ver a mi hermano otra vez rompió mi corazón por la mitad, simplemente me desmoroné, me hizo añorar parte de mi antigua vida y eso me hizo sentir como que te estaba traicionando —puso sus manos hacia arriba—. Eso es lo que tengo, Así ¿qué es lo que has estado escondiendo?

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Cuando fue a abrir la boca, ella lo detuvo —Antes de hablar, se muy consciente de que te amo. Te amo con todo lo que tengo y todo lo que soy, pero si no eres sincero conmigo, voy a ir al Pit, hacer una maleta y trasladarme a Lugar Seguro por un tiempo — Ella le sostuvo su mirada con los ojos inquebrantables—. Tú y yo no vamos a sobrevivir a largo plazo, independientemente del amor o de la vinculación, si tu mantienes cosas en el aire, si yo lo hago también. No es una buena estrategia para nosotros… ¿y si esto te hace sentir incomodo? ¿Como si te estuviera dando un ultimátum? No me importa, si algo se pone en el camino de nuestra relación, cualquier cosa, voy a arrasarlo, incluso si eres tú. Butch se dio cuenta de que había dejado de respirar sólo porque sus pulmones comenzaron a quemar… e inflarlos con una inhalación desigual poco hizo para mejorar esa sensación de asfixia. Marissa movió la cabeza solemnemente —Esto no es acerca de si estuviste o no alguna vez con Xhex, es el hecho de que no creías que podría manejarlo si me lo decías. ¿No es así? No querías herir mis sentimientos y sé que es noble, pero no expreses que lo que pasó entre vosotros, en términos de “poco importante”, esa es una manera de escabullirse —Sacudió la cabeza tristemente—. Todo el tema del Sex-club es el mismo. Así que ¿tienes un problema con las mamadas?… cosa que también rehúsas discutir conmigo. La línea de fondo es, que tienes una muy halagadora pero muy limitante opinión de mí. Quieres cuidarme, sin embargo me estás poniendo en una prisión y sin ánimo de ofender, yo crecí en la glymera donde se me decía todas las cosas que no podía hacer debido a lo que era y donde estaba. No voy a contribuir con eso nunca más. Dios... se sentía como si hubiese recibido un disparo y no porque algo en particular le estaba hiriendo. Es más esa

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sensación de frío que te traspasa mientras tu sangre gotea por todo lo que estaba tratando. Una sensación de mareo y disociación de la realidad también. —¿Así que es lo que va a ser, Butch? —dijo ella suavemente—. ¿Qué vas a hacer?

Cuando Marissa quedó en silencio, honestamente no tenía ni idea de dónde estaba su hellren, qué estaba pensando, si incluso había oído una palabra de lo que había dicho. Y era extraño: su corazón no estaba martilleando y sus palmas no estaban sudorosas… que, teniendo en cuenta el cruce que habían tenido, era una sorpresa. Entonces otra vez, ella había dicho su parte lo más tranquila y amablemente que pudo. Ahora era el turno de él, el futuro de ambos estaba en manos de él solamente de muchas maneras. Cuando él cambió de posición en la silla, se sujetó a sí misma esperando que se fuera, pero todo lo que hizo fue poner los codos en sus rodillas y frotarse esa sombra de barba en su mandíbula. Su otra mano agarró la cruz de oro gigante que llevaba fuera de su camisa negra. Bueno, espera, ahora sus manos estaban un poco sudorosas. —Yo, ah... —él despejó su garganta—. Eso es mucho por asimilar. —Lo siento.

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—No lo hagas. —Está bien. Por alguna razón, el suave zumbido del ordenador se convirtió en muy fuerte, como si sus oídos estuvieran intentando recoger el sonido de su compañero y hubieran amplificado todo lo demás. Él despejó su garganta otra vez —No sabía que era tan malo en esto. — ¿Malo en qué? —Nuestra relación. —Estoy todavía enamorada de ti. Te quiero todavía. No fallaste en todo y yo soy parte del problema. No es que yo haya sido como chatty-Cathy115tampoco. ─No estoy tan seguro de eso. Soy la parte que falla, eso es. Ahora ella se sentó hacia adelante también, y extendió un brazo sobre el escritorio aunque no podía llegar a él completamente… y no había metáfora en eso —Butch, no, por favor no te castigues, eso no va a ayudar a ninguno de nosotros. Habla conmigo, tienes que hablar conmigo… eso es todo lo que estoy diciendo. —Estás diciendo mucho más que eso. Ella lanzó sus manos —No tengo que ir al club si es terrible para ti, no tengo que acabar con una mamada si realmente no te pone cachondo. Lo único que digo es que necesito que me digas por qué y que tenemos que hablar las cosas… tiene que haber otro tipo de comunicación distinta que quedarte en silencio 115

Muñeca que habla.

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después de decirme que es porque soy una “chica buena y las buenas chicas no hacen eso, que no pueden manejarlo”. Butch juntó sus dedos y golpeó las puntas contra sus labios. —No te conté las cosas de pesadilla porque me parece tan jodidamente perturbador cuando sucede que lo último que quiero es traerlo hasta mi cuando no está en mi mente. Estoy real y jodidamente cabreado con la mierda que todavía es inolvidable y me siento como... que si se habla, le da más poder sobre mí. Ella pensó en su conversación con la shellan de Rhage la noche anterior —Estoy bastante segura de que Mary diría lo contrario, que cuanto más lo hablas, menos poder tiene. —Tal vez, no lo sé. Marissa se encontró queriendo presionar, pero retrocedió nuevamente. Tenía la impresión de que la puerta se había agrietado y lo último que quería hacer era asustarle y que se cerrase la maldita. —En cuanto a las mamadas… —Un rubor le golpeó las mejillas—. Tienes razón, no quiero hablar contigo sobre eso porque me avergüenzo de mí mismo. — ¿Por qué? —ella exhaló. —Porque... Dime, pensó ella en él mientras que él luchaba. Puede hacer esto... cuéntame. Sus ojos se movieron rápido hasta ella —Escucha, no estoy interesado en que documentes nada sobre lo que voy a decir a continuación, ¿bien? Cómo se supone que me sobrepongo. ¿Estamos de acuerdo?

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Las cejas de Marissa se levantaron —Por supuesto, lo prometo. —Quieres que hable, está muy bien, pero si vuelves a mí con alguna gilipollez PC116, no voy a tomármelo bien. Como ella nunca antes le había atacado con ninguna “gilipollez PC", estaba muy segura de que estaba poniendo límites porque se sentía vulnerable. —Lo prometo. Él asintió con la cabeza como si ambos hubieran llegado a un acuerdo —Fui criado Católico, ¿está bien? Y eso es ser Católico real, no Católico casual. Y lo siento, me enseñaron que solo putas y guarras hacen eso. Y tú... eres todo lo que podía desear en una mujer. De repente, él bajó los ojos y parecía no poder seguir. — ¿Por qué estás avergonzado? —susurró ella. El hizo una mueca tan intensa que su cara entera casi desapareció en las cejas —Porque... — ¿Por qué quieres que termine? Todo lo que él pudo hacer fue un asentimiento. Entonces miró hacia arriba agudamente — ¿Por qué es eso un alivio para ti? — ¿Perdona? —Exhalas como si estuvieras aliviada. Comenzó a sonreírle —Pensé que nunca ibas a dejarme hacerlo y siempre he querido averiguar como es. 116

Politicamente Correcta.

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La cara de su hellren se puso rojo remolacha. Remolacha. Roja —Yo solo... no quiero faltarte el respeto y eso es lo que me dice mi experiencia que sucede cuando haces eso en la boca de la chica… no la quieres, no la amas, no la respetas. Y sí, claro, debo tirar todo ese cableado fuera, pero no es tan fácil. Marissa pensó acerca de sus luchas con lo que le había dejado su crianza —Chico, tengo de eso. Siento que debería dejar de estar amargada e insegura acerca de mi hermano y mis años en la glymera. Pero es como aprendí muy bien que la estufa quema, ¿sabes? —Totalmente—sonrió un poco. Luego frotó su cara ¿Estoy tan rojo como creo que estoy?



—Sí. Y es adorable. Se rió en un estallido corto, pero luego se puso serio, y permaneció de esa manera —Hay otra razón. Bien, con el tema del club, hay otra razón... pero es un pensamiento loco. Es decir, realmente loco. —No tengo miedo. Mientras sinceramente no tengo miedo a nada.

que

estás

hablando,

Ya podía sentir la conexión creciente entre ellos y no era del tipo de breve duración que tienes justo cuando tenía algunos buenos orgasmos, pero después debías regresar a todo lo que todavía no había sido solucionado. Este era del tipo de hormigón, del tipo de roca. Amaba-a-mi-pareja-antes-pero-ahora-es-incluso-mascálido. Y sabía que se preparaba para hablar de su hermana porque su cuerpo entero estaba aún en ese punto que él no parecía

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respirar. Y luego un velo de lágrimas apareció en sus preciosos ojos avellana. Cuando ella fue a levantarse e ir hacia él, la detuvo con la mano en el aire ─No te atrevas, no me toques, no vengas aquí. Si quieres que te hable, dame algo de espacio ahora. Marissa se bajó lentamente hacia atrás en la silla. Y mientras su corazón tronaba contra sus costillas, tuvo que separar sus labios para mantener el aliento. —Siempre he sido supersticioso... —dijo suavemente, como si estuviera hablándose a sí mismo—. Sabes, un pensador supersticioso. Saco todo tipo de conexiones que no existen realmente. Es como lo que estaba diciendo a Axe sobre los guantes de examen, en un nivel racional, entiendo que no estoy dejando nada de mí en o sobre los cuerpos, pero... no se siente así. Mientras que él se fue tranquilizando otra vez, ella se quedó justo donde estaba. —Mi hermana… —más aclaramiento de garganta y cuando finalmente habló de nuevo, su voz naturalmente grave era como una roca—. Mi hermana era una buena persona, éramos muchos de familia y no todo el mundo era agradable para mí, ella lo era, sin embargo. Mentalmente, Marissa recordó lo que sabía acerca de la chica: la desaparición, la violación, el asesinato, el cuerpo se encontró una semana después. Butch había sido el último en verla. —Pero había otro lado en ella —dijo—. Ella andaba con un montón de... maldita sea, esto es difícil de decir... pero ella salía con un montón de chicos, ¿sabes lo que quiero decir? Su cara estaba pálida, los labios apretados, esos ojos

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avellanas con los parpados pesados como si él reprodujera malos recuerdos. Pero entonces se detuvo. Y cuando él no dijo nada más, ella tenía que llenar los espacios en blanco. —Piensas que fue asesinada — susurró Marissa—, porque ella no estaba siendo una buena chica, que tal vez si ella no estuviera teniendo sexo con los chicos, no se hubiera metido en ese coche y no le habrían hecho lo que hicieron con ella y no habría muerto. Butch cerró los ojos, y asintió con la cabeza una vez. —Y te odias a ti mismo por pensar eso porque pone la culpa en ella y eso es una traición. Eso es culpar a la víctima y nunca, nunca harías eso a nadie, especialmente no a tu propia hermana. Ahora él asintió con la cabeza una y otra vez. Después se limpió una lágrima. — ¿Puedo ir abrazarte ahora? —preguntó con voz quebrada —. Por favor. Cuando todo lo que hizo fue un asentimiento, ella corrió a él y puso sus brazos a su alrededor, atrayéndolo hasta que terminó sentada en el escritorio y él derrumbado en su regazo. Inclinándose sobre él, oliendo su cabello y su loción de afeitar, acariciando sus enormes hombros, ella se sentía más enamorada de él que nunca antes, de hecho, lo que estaba en su corazón en ese momento era tan tremendo que no sabía cómo su cuerpo lo podía tener todo dentro. —No fue su culpa —dijo él más o menos—, sé eso. El hecho de incluso haberlo pensado una vez, es tan jodidamente horrible, es tan malo como no salvarla… podría haberla puesto yo mismo en

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el coche. Jesús, ¿creer que sus acciones eran el problema? — Butch se sentó—. ¿Mi cabeza consigue joder todo sobre esto?… si tuviera una hija y Dios no lo quiera —hizo una rápida señal de la cruz sobre su corazón—. ¿si algo le sucediese y alguien tratase de culpar a su falda corta, o al hecho de que ella tomase una copa… o setenta y cinco, o diera su consentimiento para tener relaciones sexuales y luego cambiase de opinión? ¿Tienes alguna idea de lo que le haría a ese imbécil misógino? —Lo matarías, justo después de matar al autor. Maldita jodida mierda. Joder, sí —Hizo un movimiento circular al lado de su cabeza—. Pero luego esa vieja cinta suena y de vez en cuando escupe ese horrible pensamiento de mierda y me siento tan culpable por tenerlo que quiero vomitar. De hecho, ahora mismo estoy mirando la papelera y preguntándome si puedo llegar ahí a tiempo. Mientras sus ojos estaban fijos a un lado, ella deseaba que Mary estuviera en la habitación. Supuso que por eso la gente iba a los terapeutas, cuando la presa se rompía así, probablemente era mejor tener un profesional capacitado alrededor. —Y por cierto —agregó—, estoy orgulloso de mi religión. La iglesia no es perfecta, pero tampoco lo soy yo y ha traído un montón de cosas buenas a mi vida. Sin mi fe, incluso contigo, sería una sombra de lo que podría ser. —Entiendo completamente y mi sistema de creencias no es diferente para mí. Después de un período de tranquilidad, Marissa le tomó ambas manos —Si voy al sex-club mañana por la noche, ¿vas a pensar menos de mí? —Dios, no.

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Ella asintió —Y suponiendo que algún día consigas sentirte cómodo con ello, si yo te hago una mamada, ¿me vas a mirar? Se rió en un estallido corto —Probablemente te adoraría aún más. — ¿Todavía creerás que soy una buena chica? —Sabes que... en realidad, sí —Sonaba aliviado—. Sí, quiero decir, nunca he pensado acerca de eso antes... pero todavía te amaré absolutamente. —Eres capaz de superar el antiguo pensamiento en cuanto a mí, ¿Correcto? —Sí, lo soy. —Al igual, si tienes un pensamiento, lo consideras y lo pones a un lado, ¿correcto? —Sí —Exhaló—. Sí, eso es exactamente lo que estoy haciendo. —Así que... por qué no puedes hacer lo mismo con tu hermana, tener el antiguo pensar, considerarlo contra todo lo que sabes sobre ella y lo que era y extender una capa sobre el de tu creencia de que la culpa nunca pasa a la víctima sin importar lo que ella lleva puesto o cosas así... y estoy dispuesta a apostar que tu rechazaras la idea de que tu hermana contribuyó de alguna manera a lo que fue un crimen terrible, imperdonable contra una muchacha por otro lado inocente. Apuesto a que tu resuelves eso por tu cuenta y probablemente nunca te preocupes por esa parte del dolor otra vez. Él parpadeó una vez. Dos veces. —Olvidas la mamada —dijo.

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—Lo siento, ¿qué? Butch la miró fijamente con tal completa devoción que era como si ella le hubiera puesto el mundo a sus pies —Creo que me he enamorado incluso más de ti. Y no creo... no puedo entender cómo eso puede ser posible. Efectivamente, su aroma de vinculación se convirtió en un rugido en la habitación y sus ojos avellana estaban tan llenos de emoción y reverencia que se sentía un poco aturdida. Tomando su cara entre sus manos, ella lo besó —Esto es mucho mejor que antes. — ¿Antes de qué? —Si voy a estar en un pedestal —presionó su boca a la de él otra vez—. Quiero ser tu pareja perfecta, no porque creas que yo soy la perfecta chica buena. Su hellren comenzó a sonreír —Lo conseguiste, y me ganaste. Mientras la besaba, ella pensó en el vivieron-felices-parasiempre y decidido que el amor verdadero no significaba sin esfuerzo, y feliz para siempre no era un piloto automático. Empezabas con la atraccióny luego abrías tu corazón y tu alma… pero todo eso, que no era poca cosa, sólo te llevaba a primera base. Había muchas, muchas otras etapas para llegar a niveles más profundos de una mayor aceptación y comprensión. Eso era donde encontrabas la felicidad. Y el por siempre felices era el trabajo que siempre estabas dispuesto a hacer, permanecer cerca para aprender y crecer como personas juntos.

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—Te amo—dijo mientras envolvía sus brazos alrededor de ella—. Dios, te amo. Inclinándose un poco, ella le sonrió y pasó las yemas de los dedos sobre su cara. Quería volver a decirle esas palabras sagradas, pero de alguna manera no iban lo suficientemente lejos. Así que ella dijo eso que significaría aún más para él —Oh, cielo... vamos, Sox. Echando su cabeza hacia atrás, Butch se rió tan fuerte, el sonido sacudió la puerta de cristal de la oficina. Y mientras ella sonreía detrás de él, pensó, Sip, te amo muchas maneras diferentes, ¿verdad?

podría decirse de

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Capítulo 36

Era increíble cómo una televisión podía convertir cualquier cosa en un salón adecuado. No es que Craeg estuviera observando las reposiciones de The Big Bang Theory117 que estaban dando en él. Aun así, se alegró de que un doggen entrara y encendiera la cosa que estaba arriba en la esquina porque ¿Sin el placentero parloteo de fondo? Sentarse en la misma habitación con ambos, Axe y Paradise, lo habría vuelto completamente chiflado. Él necesitaba algo, cualquier cosa para mantener su mente alejada de ella. Naturalmente, mientras miraba el abanico de cartas en su mano, no tenía ni idea de lo que estaba viendo. Al otro lado de la mesa, sin embargo, Axe no había tenido ese problema, y por eso, después de unas cuántas rondas de gin rummy, le debía al bastardo cincuenta dólares.

117

Serie cómica de la TV Americana.

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—Bueno, supongo que me iré a la cama —dijo Paradise desde encima del sillón. Correcto. Era increíble cómo, cuándo una cierta hembra

decía

una

cierta

combinación

de

palabras,

era

garantizada una puta erección. Así que sí, sutilmente él se reacomodó a si mismo bajo la mesa, antes de que la circulación de su arteria femoral fuera cortada completamente por su erección. Mientras tanto, Paradise se desenrolló a si misma de su posición escondida y Craeg hizo un trabajo fantástico al no mirarla. Por lo menos no observarla directamente: su visión periférica siguió cada paso que daba por el suelo de baldosas hacia la puerta y en particular tomó nota de la forma en que ella se inclinó a través de una de las tres mesas redondas para agarrar su bolso. —Día —Axe murmuró

mientras intercambiaba cartas

alrededor. Craeg gruñó. Cuando la puerta se cerró suavemente, él se preguntó exactamente cuánto tiempo tenía que esperar antes de que pudiera irse… —Puedes irte ahora —dijo Axe con una sonrisa—. Soy bueno con el solitario y ahí hay un poco de porno que voy a ver. Lo cual es otra versión, más divertida que el solitario. —No estoy tan cansado. —Sí, lo sé —El chico lanzó una carcajada—. Y escucha, hazme un favor… no me faltes el respeto tratando de fingir.

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Después de ese show que montaste en la sala de pesas, ¿Cuán estúpido crees que soy? —Yo no estoy con ella. —Entonces eres un idiota. —No es por eso que estoy aquí —Y sin embargo, incluso mientras lo decía, desplomó su mano de cartas y las puso boca abajo en la pila—. Te debo cincuenta. —Cuarenta y cinco. Pero ibas a perder esta mano. —Probablemente. ¿Los quieres ahora? —Eres bueno con el dinero. A medida que Craeg se puso de pie, miró los separadores de piercing que el hombre se había puesto en los agujeros de la cara y las orejas, y de repente, se preguntó exactamente cuántas más tachuelas de metal tenía el chico en lugares en los que no se podía ver. —¿Dolieron esos piercings cuando los conseguiste? —Sí, eso es parte de por qué lo hago. El sexo después de eso es más sostenido. —Los tatuajes también? —Sip. —Huh. Figúrate. ¿Sabes?, tú eres más inteligente de lo que pensé que serías. Mejor jugador de cartas, también. —Porque me gusta la tinta y metal, ¿Tú crees que eso me hace tonto?

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—He llevado una vida protegida, ¿qué puedo decir? Él estaba sobre la puerta cuando Axe habló. —Pensé que eras un imbécil. Craeg frunció el ceño y miró por encima del hombro. —¿Basado en qué? —Tú eres el equivalente vampiro del campesino sureño. Pensé que no había nada destacable acerca de ti, excepto por tu tamaño y francamente, eso es para los que hacen los camiones Mack. —¿Y ahora? —Sigo pensando que eres un imbécil —El gótico sonrió un poco—. Pero no me importa como resultan ser los imbéciles. Figúrate, como dices tú. Además, nuestros padres… Cuando el macho dejó eso colgando, Craeg se alegró de que el tipo lo hiciera. —Síp. De todos modos, buen día. —Diviértanse, chicos. —Eso no está sucediendo. —Como digas. Craeg salió al pasillo y miró a su alrededor. Todo estaba tranquilo, laproverbial costa clara, y aun así se quedó dónde estaba. Bajando a la izquierda, había cinco unidades de dormitorios individuales. La suya era la primera. Axe era el siguiente. Y Paradise

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era... Bueno, el tres era un encanto, ¿no es así? Pero él no fue hacia ella de inmediato. A pesar de que era tan romántico como una roca, de alguna manera terminó en su ducha, limpiando su cuerpo como si estuviera a punto de conocer a la Virgen Escriba en persona.Y luego se afeitó. E incluso se acercó a la bolsa de lona que había dejado dónde la había arrojado la noche anterior y repartió su ropa por todo el piso. Estaban limpias. De eso iba todo. Jeans azules. Con agujeros. Camisetas. Sin agujeros. Su gorra de béisbol de Syracuse Orange118. Con una maldición, se conformó con un par de pantalones sueltos del uniforme y una fresca camiseta Hanes sin mangas. Mantuvo sus pies descalzos, y rezaba, oraba, por no ser descubierto al ir de puntillas hacia su lugar. Afuera de su puerta. Otro mirar de izquierda a derecha para comprobar que no había nadie alrededor. Y después el sacó algo a lo Linda Hamilton en T2119mientras rebotaba sobre las puntas de sus pies bajando por el suelo de concreto, sin hacer ningún sonido en absoluto. Cuando llegó a la habitación de Paradise, llamó suavemente. —¿Adelante? —Dijo ella en voz alta, un poco estresada. No asomó la cabeza. Nop. Todo su cuerpo se disparó dentro y forzó la puerta a cerrarse detrás de él. 118

El equipo de béisbol de Syracuse Orangemen fue el equipo universitario de atletismo intercolegial de la Universidad de Syracuse, 1870-1972 119 A t iz Estadou ide se ue hizo de “a a O’Co o e Te i ato 2

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—Estoy tan contenta —dijo con una risa—. Yo estaba preocupada... de todos modos. La única luz encendida era esa que estaba en el baño,y ella había cerrado esa pequeña habitación en su mayor parte. Estaba sentada sobre la cama en la semioscuridad, vistiendo una pequeña bata blanca que estaba ceñida a su cintura, y nada más. Whoa. Piernas. Porciones de… pantorrillas, muslos… Mientras se mecía desde la lujuria, ella dijo: —¿Tú también tomaste una ducha? Él asintió con la cabeza. Porque al parecer había dejado su voz en el pasillo. —¿Quieres venir aquí? Él asintió con la cabeza de nuevo. Lo siguiente que él supo, fue que estaba de pie frente a ella.Y

después

estaba

arrodillado.

Poniendo

sus

manos

temblorosas en sus piernas, se sumergió bajo el dobladillo de la bata. Su piel era tan suave como la recordaba. Dejando caer su cabeza hacia abajo, recorrió con sus labios de ida y vuelta una de sus rodillas. ¡Oh, que lo jodan! Lo que necesitaba hacer era dejarla caer sobre su espalda y besarla por un tiempo, dejándola plana… hacérselo bien con sus manos, y luego irse a la mierda de ese lugar. Eso no fue lo que pasó. Sus palmas fueron a la deriva hacia abajo, a los lados de sus muslos y luego viajaron hacia arriba llevándose el ruedo de la

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bata con ellos. A medida que su carne fue expuesta, él observó como ella temblaba y sus manos se tensaban sobre las sábanas. —¿Tienes miedo? —Preguntó debido a que tenía que estar seguro. —No —ella respiró. —¿Sabes lo que yo voy a hacerte ahora? —No… Él asintió con la cabeza, manteniendo sus labios contra su rodilla así él podía frotarla suavemente con ellos. —Abre las piernas para mí. Los temblores empeoraron cuando ella obedeció, dejando al descubierto un par de perfectas bragas de modesto algodón blanco que casi le hizo venirse en sus pantalones. Y su esencia lo volvió loco. —No voy a hacerte daño —dijo con una voz gutural. —Lo sé. Confío en ti. Craeg se trasladó a la parte interna de la rodilla y se tomó su tiempo, acariciándola con la nariz, dibujando con su lengua sobre sus muslos, recorriendo con sus colmillos arriba y abajo. —Pon tus manos en mi pelo —le dijo—. Guíame. Sabes dónde quieres que yo esté. Muéstrame. Su

toque

era

tentativo

alborotando su pelo corto.

al

principio,

simplemente

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—Es tan suave —susurró. —Tú también lo eres. Sus manos estaban ahora sobre sus caderas y él apretó los huesos, le gustaba cómo se sentían contra sus palmas. Y a continuación, por un momento, perdió su tren de pensamiento porque él fue golpeado por un poderoso impulso de montarla. Eso sería un no, sin embargo. Sutilmente, ella empezó a tirar de él y fue a su velocidad, preparándose con sus labios y consiguiendo alistarse para lo que venía. Y entonces él estaba en esas bragas. Mirando hacia arriba, él no podía verla correctamente con la bata toda agrupada alrededor de su cintura, así que él liberó el lazo y separó las dos mitades. Ella llevaba una pequeña camiseta y ningún sostén bajo ella, así que sus duros pezones arrojaron sombras incluso en la baja iluminación. Gimiendo, él sopló y puso sus labios en su núcleo, chupando en el algodón, consiguiendo más humedad. Las manos de ella jalaron su cabello, fueron de un tímido toque a una demanda, y eso significaba que era hora de un cambio de posición. Moviéndose rápido, explotando hacia arriba lejos del suelo, se aseguró de que la puerta estaba cerrada con su mente y luego barrió las piernas sobre la cama, separó los muslos, y volvió a lo que estaba haciendo, besándola, empujando las rodillas más alto y más ancho para que pudiera hacerlo mejor. Jadeaba. Ella estaba jadeando y trabajándose a sí misma contra su cara, sus manos jalándolo estrechamente, su cuerpo entregándose a él con un abandono que fue un shock y una seria

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mierda que lo encendió. Con un gruñido, él empujó la musculosa de ella hacia arriba y hojeó sus espectaculares pechos, y mientras se arqueaba sobre el colchón, él estaba listo para conseguir tener esas bragas fuera de su jodido camino. Pero primero, un poco más de juego previo. Mirando hacia ella, podía sentir los recuerdos siendo grabados en su cabeza, los sonidos y los olores, los jadeos y gemidos, la belleza de ella. Paradise. Era mucho más de lo que esperaba de ella. A medida que las manos de Paradise cavaron aún más duro en el cabello de Craeg, ella estaba montando una ola de placer de alto octanaje que la sacó de su cuerpo y la conectó a tierra y con su piel al mismo tiempo. La sensación del roce, la fricción, el calor en su núcleo era diferente a todo lo que había conocido, y ella técnicamente todavía tenía puestas sus... Nop. Con un vicioso movimiento masturbatorio, él le desgarró un lado y luego el otro, y sus bragas ya no estaban. Y entonces las sensaciones eran resbaladizas y calientes, nada separando sus labios y su lengua y su sexo. Gracias a lo que habían hecho la noche anterior, ella sabía lo que venía, así que cuando el orgasmo la golpeó ella se entregó a él, dándole la bienvenida al bombeante placer, aplastándose contra el colchón, golpeando las almohadas hacia el suelo. Cuando ella por fin regresó de las brillantes alturas de su

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liberación, ella lo vio elevarse entre sus piernas. —Tómame —le ordenó—. Hazlo. Agarrando su propia camiseta, ella la arrancó por encima de su cabeza para poder yacer desnuda y tendida delante de su enorme cuerpo, su increíble erección, su poder apenas contenido. Y sin embargo él dudó, aunque el hambre en su rostro le hacía lucir como un demonio. —Craeg... —Alcanzando sus pechos, ella se acarició a sí misma y se arqueó de nuevo, el ardor de nuevo en su sexo, la desesperación, la dulce asfixia regresando diez veces mayor. Todo lo que él hizo fue sentarse sobre los talones, poner las manos sobre los muslos, y arquear la cabeza. —Craeg? —No... —gimió—. No puedo. —¿Qué…? —No voy a tener relaciones sexuales contigo. Espera, ¿huh? ella pensó. Cuando él no dijo nada más, ella se apoyó en los codos y jaló su camiseta sobre sí misma para cubrirse los pechos. —¿Por qué no? —Es... no va a suceder. —¿Qué está mal? ¿Qué he hecho? —Oh, mierda, es... no, tú eres demasiado buena, tú estás...

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—Craeg, tienes que parar con eso. Suficiente, pensó ella alcanzándolo.Mientras pasaba las manos por sus brazos, ella sintió sus músculos acordonados y supo de la lucha que se estaba forzando a mantener consigo mismo. —Quítate esto —dijo, tirando de la parte inferior de su camiseta. Ella esperaba que peleara con ella. Él no lo hizo. Sus brazos se pusieron laxos y le permitió quitarle a camiseta, y luego... Dios, era hermoso, su piel lisa y sin vellos se extendía sobre tal poder, y cuando ella fue a pasar sus manos por encima de su carne, él se lo permitió, su cabeza cayendo hacia atrás, los músculos de su cuello y hombros tensándose. Y entonces él la sorprendió. —Toma mi vena —dijo con voz aspereza—. Si yo no puedo tenerte... toma de mí... Justo al igual que con el sexo oral sucedió, ¡Oh! todo tan rápido, sus colmillos descendieron, sus ojos bloqueados sobre su yugular con una seriedad mortal que ella nunca había sentido antes. Con

un

siseo,

se

lanzó

y

golpeó,

hundiéndose

profundamente, clavándolo con una codicia a la que él se sometió por completo. Acarreándolo de lado, ella le colocó debajo y se sentó a horcajadas en su abdomen, como si fuera su presa, chupando de él, su gusto rugiendo su camino hasta sus entrañas, llenándola de adentro hacia afuera de una manera que el resto de los alimentos no podía hacer.

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Era vagamente consciente de él estirando los brazos y agarrando la cabecera, inclinando el torso hacia ella, gimiendo mientras sus caderas bombearon y sus muslos se sacudieron.Él estaba teniendo un orgasmo y luego también lo estaba teniendo ella y todo se puso súper loco, súper rápido, mientras él movía su pelvis y ella sentía esa cresta dura justo donde la quería. Pero cuando trató de llegar a su erección, cuando ella intentó

quitarle el pantalón, él retuvo

sus

manos

lejos

encerrándolas en sus puños de acero. Y cuando ella protestó, cuando luchó contra él, el mundo giró y ella estaba sobre su espalda de nuevo. La sangre corría por su cuello y por el pecho por donde ella lo había mordido, pero a él no le importaba. Las manos de él fueron al frente de sus caderas y liberó su excitación, rasgando al instante la bragueta de los pantalones sueltos al medio. Los ojos de Paradise rodaron en su cabeza, pero los obligó a concentrarse porque quería verlo. Envolviendo su gran mano alrededor de su eje grueso, él comenzó a empuñarse a sí mismo. No prestó atención a lo que estaba haciendo; tenía los ojos en los de ella. Y a pesar del calor entre ellos, había algo intrínsecamente distante en su expresión. Él no iba a tomarla, pensó ella. Excepto por su confusión y decepción, ella consiguió archivar el tema mientras él se arqueaba y comenzaba a tener su orgasmo por sobre todo su sexo.

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Él podría no estar dispuesto a tomar su cuerpo totalmente. Pero él la estaba marcando por todo lo que valía la pena. Extendiendo sus piernas, ella se expuso a sí misma por completo y dejó que él se tortura a sí mismo en un tormento de su propio hacer, sus liberaciones cubrieron su núcleo, golpeándola en explosiones calientes que la acariciaban. Ella podría haber sido una virgen... pero sabía hasta el fondo de su alma que ésta se trataba de una batalla que él iba a perder. Tal vez no ésta noche, pero pronto iba a quebrarse y hacer el amor con ella. Y ella no podía esperar

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Capítulo 37

Dos noches más tarde, Butch finalmente quedó libre para llevar a su shellan a un club de sexo. Síp, ¿como si alguna vez hubiera pensado en una noche de cita como ésta? Mientras esperaba por ella en el vestíbulo de la mansión, se paseaba alrededor y sentía como si hubiera sido arrastrado hasta el Halloween por el atuendo tonto del culo que tenía puesto. Los cueros negros estaban bien; la camiseta musculosa negra también estaba bien. El resto de la mierda era... ¿Qué coño estaba usando? Tirando del largo abrigo negro en forma de abanico, él tenía puesto un montón de cuero negro, piel, y seda. La cosa era enorme, y sin embargo, apenas rozó el suelo porque estaba usando un par de botas elevadoras que lo hacían más alto que Wrath.

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¿New Rocks?120 Las había tomado prestadas de Axe, y les había prendido los seguros desde los dedos del pie hasta apenas unos centímetros debajo de las rodillas. Además pesaban como cincuenta libras121 pero eran sorprendentemente estables y cómodas. Y luego estaba la máscara. La cosa era una placa frontal de metal delgado y plástico, y cuando él se la puso atándola con la correa y aplicando alrededor los adhesivos adecuados, eso cubrió toda su cara con un negro, blanco, y gris horror esquelético, que se movía cuando hablaba. Síp, era la noche de máscaras en el Poke n’ Play 122, y lejos estaba de él el no tratar de encajar con la multitud. Sacó su teléfono y miró la hora. Marissa había tenido que venir del Pit a pasar el rato con las chicas para poder estar lista, y ellos dos iban a ir al club juntos, mientras que Axe era conducido afuera por separado y desde el centro de entrenamiento. Haciendo ruido con las botas al caminar alrededor del mosaico del manzano, él estaba sorprendido de cuán bien se había tomado el llevar a Marissa consigo en ésta estadía hacia la oscuridad y de mala muerte. Después de esa charla que él y su shellan habían tenido, pensó, fue como si algo se hubiera desbloqueado en él, algunos retorcidos y dolorosos espasmos musculares de su cableado interno se habían aflojado y desenrollado, lo que le permitió respirar más fácilmente.

120

Marcas de botas muy conocida, usadas por moteros y góticos por sus diseños. 22.67kg 122 N.T: Nombre del club al que asisten Butch, Marissa y Axe. 121

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Él había odiado el punto áspero en el que se habían encontrado a sí mismos. Él jodidamente amaba la nueva vista, sin embargo. Como si fuera una señal, sintió a su compañera en la parte superior de la escalera. Volviéndose, Butch miró y… Enagbujioakdfahtaj; fjjkdpowkl. O algo por el estilo. Atrás quedó su bella princesa de la ropa de diseño. En su lugar estaba... Una extraña, erótica, bomba sexual, vistiendo un encogido y entallado látex negro que iba desde sus Stilettos, con sus tacos de una milla de alto, todo el camino hacia arriba y sobre su cabeza. ¿La única cosa que marcaba su identidad? La larga cola de caballo rubia que salió de un agujero en la parte superior de su completo traje entero que cubría cuerpo y rostro, esas olas oscilantes de oro. Y luego estaba la máscara. Era como una máscara de gas industrial, con discos negros redondos para los ojos, la nariz, y la boquilla que no mostraron ninguna parte de su piel, porque había un sello alrededor del látex que cubría su rostro. Hecha de cristal negro y bruñido gris metal, era una pieza fea de absoluto arte. A medida que ella vino hacia él, su polla golpeó con una erección tan rápida, que en realidad él tuvo que bajar la cabeza y mirar para asegurarse que la parte frontal de sus pantalones de cuero estuviera todavía intacta. Su cuerpo era... Absolutamente, malditamente una locura. La luz acariciaba hacia abajo las estruendosas curvas de sus

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pechos, arrojaba sombras alrededor de su cintura apretada, destacaba las caderas y los muslos. Cuando ella finalmente estuvo de pie frente a él, hizo un giro lento, y santa jodida mierda, el mecanizado sonido de su respiración hizo que sus bolas se tensaran. Bueno, eso y su culo apretado. Querido Dios allá arriba en el cielo, ella… —Bueno, ¿qué piensas? La voz que salió no era suya; se destiló a través de una especie de caja de resonancia, emergiendo diminuta, distorsionada, y alienígena. —OjkdlahgdioLwenoio.

— ¿Qué? —vino la voz electrónica. —Él dijo que estás jodidamennnnnnnnnteasommmmmbroooosa — dijo una voz masculina desde el otro lado del camino. La cabeza de Butch azotó hacia un lado y miró a Lassiter, quien había salido de la sala de billar y estaba recostado contra el arco. Apuntando al imbécil con el dedo índice como si la cosa fuera un arma, le espetó —Mete tu miserable culo de nuevo en esa maldita habitación antes de que corte tus ojos y te estrangule con tu propia lengua. El ángel caído puso las palmas hacia arriba y giró a la distancia —Correcto. Yéndome. Aquí estoy, caminando hacia atrás y sin decir absolutamente nada de ella. La retirada habría sido más convincente si el bastardo no hubiera dejado que un gran silbido lobuno rasgara tan pronto como estuvo fuera de su alcance.

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—Yo voy a jodidamente matarlo, lo juro. —Por favor, no lo hagas. Reenfocándose, Butch se limitó a sacudir la cabeza —Oh, Dios mío, te ves... Hey, he vuelto a hablar español. Bono. Acercándola más estrechamente, apretó su cuerpo contra el de ella y sintió arriba y abajo el liso, ligeramente pegajoso, traje. Con un gruñido, se inclinó hacia un lado y movió sus manos hacia abajo a esas caderas cubiertas de látex y a ese culo, agarrando sus mejillas, apretando, yendo más lejos entre medio por detrás. —No voy a lograrlo a través de ésta noche —gimió él. —. Joder, yo apenas puedo caminar. Su sexy risita, distorsionada a través de ese altavoz, le hizo balancearse en sus New Rocks. Santa. Mierda.

— ¿Has hecho amigos en tu clase? A medida que su padre puso en marcha el indagatorio, Paradise se echó atrás en la silla de su estudio. Metiendo su enzoquetado pie debajo de ella, se preguntó exactamente cómo responderle, y rezó mientras él rebuscaba entre los papeles de su escritorio que no levantara la vista y viera su rubor.

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Sí. Cómo responder a eso, pensó. Ella y Craeg habían pasado las últimas dos mañanas conversando por el teléfono, hablando durante horas, así como haciendo otras cosas. Así que sí, ellos eran una especie de amigos, y ella tenía planes de verlo en persona otra vez, tanto ésta noche como mañana durante el día. Esto era en realidad acerca de lo que trataba su pequeña reunión improvisada con su padre. Si ella no conseguía algún contacto de piel a piel de nuevo, pronto, iba a perder su mente. El sexo telefónico era genial a menos que hubieras tenido la cosa real. O casi lo hubieras tenido. — ¿Paradise? ¿Estás bien? Ella se sacudió e hizo una demostración de levantarse de la silla y yendo al alegre crepitar del fuego. El frente frío que había llegado el día anterior se había metido en las paredes de la Tudor, y había escalofríos que acechaban por todas partes en la casa, algo que sería una constante hasta que el clima cálido de la primavera llegara en mayo. Así que ella tenía la excusa perfecta para darle la espalda mientras recogía el atizador y reorganizaba los troncos. —Oh, sí, he conocido a gente encantadora y estoy disfrutando mucho las clases —Así como también de las miradas y encuentros a hurtadillas con Craeg—. Son increíbles las cosas que no sabía.

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— ¿Por ejemplo? Bueno, si ella ronroneaba en el teléfono y le decía a Craeg todo lo que ella no llevaba, era una garantía de que él… A medida que chispas naranjas cayeron en las cenizas humeantes, ella detuvo esa línea de pensamiento inmediatamente. —El combate cuerpo a cuerpo es una ciencia, padre. Yo nunca había visto combates de MMA 123 antes o aprendido algo acerca de los diferentes estilos de combate. Nos están enseñando varias disciplinas, y cada uno tiene sus propias fortalezas y debilidades. Yo entreno mucho con Peyton y este otro macho, Craeg. Colocando el atizador de nuevo en el soporte de latón, ella giró alrededor y volvió a la silla —Yo soy muy, muy buena en eso… Ella dejó de hablar al darse cuenta de que su padre se había congelado en el proceso de mover una hoja de papel a la pila, la factura o el estado de cuenta o lo que fuera eso estaba colgando en el aire junto con el brazo. La expresión de su rostro era semejante al de alguien al que le debían de haber dicho que su casa estaba a punto de ser demolida por los seres humanos. —Padre... —dijo ella—. Estoy realmente feliz. Realmente estoy... Estoy aprendiendo acerca de mí misma, quién soy, lo que quiero, lo que yo puedo hacer. 123

N.T: MMA Siglas de Artes marciales mixtas. Son artes marciales que incorporan tanto golpes, como técnicas de lucha en pie, y en el suelo; usando un amplio rango de técnicas marciales permitidas, como golpes de puño y patadas, agarres, lances o proyecciones y palancas. Este tipo de arte marcial se ha vuelto muy de moda con el creciente éxito de la UFC UltimateFightingChampionship = Campeonato Supremo de Pelea.

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Él echó un vistazo al documento como si se preguntara qué estaba haciendo frente a él, flotando en el aire. Luego pareció chasquearse a sí mismo para volver a prestar atención. Aclarándose la garganta, él le preguntó — ¿Y a qué conclusiones has llegado? Bueno, la más grande era que ella probablemente estaba enamorando de Craeg. Pero teniendo en cuenta que iba a empeorar el estado estatua de su padre, ella tenía que mantener esa cosa en silencio, además ella tampoco le había dicho a Craeg, y parecía muy apropiado que él fuera el primero en saberlo. Enamorarse. Semejante cosa enorme, y a la vez tan simple, también. Y rápida, sí. Pero ella había oído que cuando una vinculación sucedía, podía ser así. —Bueno, lo que quiero es hacer algo bueno para la especie —dijo. —Exactamente, ¿cómo? —Padre, eso no significa que vaya a combatir en la guerra. —Teniendo en cuenta que estabas hablando de lo bien que estabas en... —Se frotó la sien —Supongo que debería haber esperado esto. —¿Esperar qué?

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—Tus direcciones cambiantes. Lo que estaba claro era en la forma en que eso me iba a hacer sentir. —No voy a cambiar nada. Dios, eso era una mentira, incluso a sus propios oídos: No estaba segura de lo que su futuro parecería, o en quién precisamente ella se iba a convertir al final de la capacitación de este programa de entrenamiento. Ya sea el tiempo que este durara, ella no iba a volver a ser de la forma en la que ella había sido al iniciar. Esas noches de ser una hembra apropiada sentada en ésta casa, o cualquier otro sitio, esperando la oportunidad de ir a alguna reunión social no eran todo. Y sí, esa decisión de no emparejarse, excepto por Craeg, se le había atascado. —Ojalá tu mahmen estuviera todavía con nosotros. —Yo también lo pienso —Pero por otra razón que la que él estaba pensando, sin duda. Paradise podría haber utilizado algunos consejos de amor—. Yo la echo de menos. — ¿Sabías tú que nosotros estábamos bien y verdaderamente enamorados? Nosotros fuimos apropiadamente emparejados por nuestras familias, pero… nosotros realmente nos enamoramos. Ella era mi todo. Dios... maldita sea, pensó ella. El sutil abogar de su padre por Peyton no hizo mucho por hacer que perdiera de vista la marca de la estaca que mientras tanto era atravesada en su corazón, porque ella no se dejó engañar. Esa declaración, al mismo tiempo verdadera e importante, fue sin lugar a dudas pronunciada con la esperanza de que ella viera con buenos ojos un emparejamiento tradicional con su amigo.

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Ella había sospechado desde hace tiempo que eso era algo que su padre quería para ella. Le gustaba Peyton, aprobaba la línea de sangre del macho, y él supo que ya había una amistad allí en su sitio. A los ojos de un cabeza de familia aristocrático, ¿Qué podría ser mejor para una hija que una disposición así? ¿Qué pensaría él si alguna vez conociera a Craeg? Craeg, el hijo de lo que los seres humanos habrían llamado una familia de clase trabajadora. ¿Sería capaz su padre de ver incluso la fuerza de carácter, debajo de la falta de parafernalia? —Puedo adaptarme a casi cualquier cosa —dijo su padre con gravedad—. Me puedo adaptar a lo que quieras que sea tu vida, hasta cierto punto. La única cosa que no voy a ceder es en tu búsqueda del tipo de amor que tu mahmen y yo teníamos. Eso es lo no negociable para mí. Léase: un macho que fuera de la misma clase que ella era, que pudiera proporcionarle la misma vida con la que había crecido. —Oh, Padre —dijo con tristeza. —Lo siento, pero así es justamente como soy. —Lo sé. Cuando el reloj de su abuelo afuera en el vestíbulo comenzó a sonar ocho veces, ella echó fuera el manto mortuorio que se había instalado en la habitación y se puso de pie de nuevo.

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—Tengo que salir —Se enderezó la ropa que ella había escogido para la noche—. Voy a salir con mis compañeros de clase, y luego hay un proyecto en el que estamos trabajando durante el día, así que estaré en casa mañana por la noche, ¿después de la clase? Y sí, habrá chaperones. Mientras ella contemplaba a través del cuarto perfectamente equipado para él, el ambiente de la antigua riqueza y distinción que no se había comprado, pero que habían sido curados durante los cientos de años que su familia había tenido dinero, realmente se hundió en sí misma. ¿Podría Craeg incluso estar cómodo aquí? Probablemente no. — ¿Padre? —Perdóname —Miró a los papeles de su escritorio—. Pero, por supuesto, entiendo que es menester que tengas que irte. Pero sabes que te extraño sin embargo. También sabes que los Hermanos no me dicen mucho, pero lo que han compartido... Me hace sentir muy, muy orgulloso de ti. Ese ya familiar dolor en el pecho, el único que provenía de su mentira, se encendió de nuevo al pensar que él, actualmente, no estaría muy orgulloso de ella en absoluto. Ella tenía la intención de perder su virginidad ésta noche con un macho que él nunca aprobaría. El problema era que los Hermanos no habían dado ninguna indicación de cuánto tiempo duraría este programa de formación o las perspectivas de hacia dónde irían a largo plazo la clases

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conjuntas. Y su necesidad por el cuerpo de Craeg la estaban haciendo desesperada y muy consciente de que el tiempo pasaba con presteza. Ella no iba a perder su oportunidad. Y tenía la sensación de que cuanto más ellos estaban juntos, las prioridades máximas de Craeg estaban cambiando también. Él se estaba volviendo muy unido a ella. Paradise podía sentirlo. Si no fuera por las omisiones con su padre, ella estaría en el séptimo cielo. —Te veré mañana por la noche después de la clase —dijo con voz áspera. —Estaré aquí. Ve a cuidar de ti misma. —Lo haré —Ella asintió con la cabeza hacia él—. Te lo prometo, padre.

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Capítulo 38

Craeg no podía recordar la última vez que había salido con "amigos". De hecho, él nunca había podido hacer eso antes. Mientras se ponía los pantalones vaqueros y maldecía a los agujeros, se dijo que tenía que superarlo. Nunca había estado en eso de ser un fashionista124, él no se lo podría haber permitido incluso si hubiera dado una mierda por eso, y segundo, preocuparte por lo que vas a ponerte sobre el cuerpo siempre le había parecido un desperdicio criminal de capacidad intelectual. —Te ves tan increíblemente promedio. Rodando los ojos, se dio la vuelta hacia Axe y… — ¿Qué coño estás usando, imbécil? El macho se veía como si hubiera sido golpeado con el bate del frikismo125 más duro que de costumbre, su gran cuerpo llevaba un traje brillante de piel negra que olía a productos químicos y hacía un crujido extraño mientras caminaba.

124 125

Persona amante de las tendencias de la moda. Al conjunto de aficiones minoritarias propias de los frikis se denomina frikismo o cultura friki.

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Piercings negros estaban en sus orejas y en su cara, una cadena iba desde un lóbulo hasta su puta nariz, por el amor de Cristo. Él no parecía un marica siquiera, Craeg tuvo que darle eso. Algo sobre el bastardo irradiaba agresión, poder, fuerza. Sexo. Sexo pervertido, eso era. Axe se encogió de hombros como si estuviera en algo tan sencillo como la bata de casa de su granhmen. —Voy a pasar el rato con los de mi tipo. Si no consigo tener sexo pronto en mi camino, voy a matarme a mí mismo… Infiernos, mucho más que el que pueda conseguir con el de tu tipo vainilla, y voy a necesitar Cialis126 para mantenerlo bien arriba. Tú estás matando mi combustión. —Bueno, no te ofendas, pero una llama abierta no es lo que tú necesitas en torno a ese atuendo. Y al salir vino lo de la máscara. Era negra, por supuesto, ¿pero cómo él podía haber esperado algo de color rosa y verde? Y encajaba sobre las características de Axe como un guante, cambiando su no-tan-mal-parecida cara a algo francamente repulsivo. Una metamorfosis en la que él ya no era un vampiro sino otra especie. Un Alien. —Y pensar que antes supuse que estabas jodidamente feo —comentó Craeg. —Otra vez te lo digo, ustedes normales me están matando. Yyyyyyyyyy así fue como él y lo-que-sea-en-el-infierno-quefuera, terminaron montando fuera del centro de entrenamiento juntos. 126

Una droga similar al Viagra masculino.

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Mientras el autobús fue a lo largo, deteniéndose en todas esas puertas, los dos estaban en silencio, pero él estaba muy seguro de que tenían las mismas cosas en sus mentes: Axe buscaba claramente que su total frikismo consiguiera algo de la variedad gótica de taponar el agujero en su corazón, mientras Craeg estaba tratando desesperadamente de convencerse a sí mismo que podía evitar perder el control con Paradise. Evidentemente, toda ésta puesta en marcha para encontrarse y conocerse con los compañeros de clase no debería haber sido una gran cosa. Ellos solo irían a un club regular, con música y alcohol. Nada ni remotamente cercano al lugar dónde se dirigía Axe, seguro. Pero el sexo iba a estar al frente y al centro, al menos para él. ¡Mierda! Paradise estaba matándolo, y él había identificado el problema esencial. Desde la primera noche del programa, él había establecido barrera tras barrera para mantenerla alejada, y cada una de ellas se había derrumbado. Era como si él fuera un escalador de montañas y hubiera tomado una profunda caída, y cada anclaje de la cuerda que estaba allí para salvar su vida, había estallado, uno detrás del otro. —Sabes, te ves como una mierda, y no sólo porque estás usando esas cosas ridículas —murmuróAxe. Craeg miró al otro lado del pasillo —¿Me veo ridículo? ¿Te has comprobado en el espejo? Yo no sabía que el aceite para motor era una declaración de moda. —Deja de evadirlo. ¿Qué pasa, mi hombre? A medida que rodaban en dirección desmaterialización, se encontró hablando. —No puedo... Ya sabes, no está bien.

al

punto

de

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— ¿Qué no lo está? —No puedo hacerlo. —Sigo esperando por un sustantivo. Sé que eres un paleto, pero tienes un vocabulario, si el rumor sirve. Craeg solo sacudió su cabeza. No había manera de que fuera a faltarle el respeto a Paradise exponiendo sus negocios privados… incluso a un tipo como Axe, que parecía, aunque sólo sea porque era, en sus propias palabras, un narcisista comprometido, probablemente para mantener su mierda junta. —No sé —dijo Axe mientras estiró las piernas a través de los asientos y se apoyó en las ventanas oscurecidas del autobús— Ella parece diferente a las de su tipo. Yo no pienso que tengas que preocuparte. Síp, las hembras eran totalmente opuestas a los machos, ¿no lo eran ellas? Y en este caso, él era el único siendo un coño. Ella no. Ella estaba lista para el próximo nivel, y él sospechaba que podría estar escondiéndose detrás de su virtud: Una vez más, él estaba protegiéndose a sí mismo. ¿Y cuándo pensaba en cómo ella le hacía sentir?... Aún parecía un inteligente... y si, tal vez insostenible... plan. Cristo, ellos iban a quedarse a solas en algún momento ésta noche. Eso era jodidamente inevitable. Y después de dos sesiones de sexo telefónico con ella, estaba más desesperado que nunca, un jadeante, muerto de hambre y loco macho, con una polla siempre lista, y con los suficientes orgasmos en su reserva como para deshidratarlo al punto de necesitar Gatorade a través de una vena. Quería creer que podía mantener a su resolución, él realmente lo hacía.

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El problema era, que nada le hacía más corto de miras que su nombre dejando sus labios en un jadeo. Una sílaba y nada lujosa, el suyo no era un nombre real. Pero todo lo que tenía que hacer era decirlo y él se había ido, ido, ido. Masilla en sus manos. En blanco para cualquier otra intención que no fuera meterse dentro de ella y permanecer allí. Oh, hombre, él estaba en tantos problemas aquí.

A medida que Paradise entró en el club humano, Shadows, ella miró a su alrededor y pensó... síp, no. La música fuerte latía hasta el punto en que la escuchó en su cráneo. Oscuros láseres de viga púrpuras y rojos disparaban un lado a otro a través del aire que estaba cargado de olor humano. Y la atención abrumadora que ella consiguió no era nada que le interesara tener. Al no tener idea de dónde estaban Craeg, Boone, y Novo, ella caminó entre la multitud girante, y mientras ella avanzaba hacia adelante, los hombres humanos la miraban, evaluándola, esperando poder mirarla a los ojos. Supuso que algunos de ellos podrían considerarse atractivos, pero era más de la línea de sus divagaciones que si ella atravesara una sala de alguien en algún lugar y notara una silla con una buena cubierta de tela… La tela podría ser agradable pero ella no iba llevarla a su casa. O en este caso, sentarse en la maldita cosa.

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El edificio que albergaba el club había sido un almacén, es lo que parecía, y había algo incongruente, no obstante, acerca de sus tres pisos de alto espacio abierto, se sentían claustrofóbicos. Por otra parte, había demasiadas personas hacinadas en el centro. ¿Dónde pasas simplemente el rato?, se preguntó ella. ¿Y cómo todos ellos llegan a conocerse entre sí? Todo el mundo parecía estar tocándose... todo el mundo parecía que estaba a su alrededor. Trabajando su camino a través del espacio en el suelo, descubrió que había cabinas a lo largo del perímetro dónde todos se retorcían. ¿Tal vez su gente estaba allí? ¡Jesús! ¿Estaría ella en el club correcto?... —Oye, nena, ven conmigo. Una mano áspera le agarró de la cintura y la arrastró contra un cuerpo sudoroso. Mirando al hombre humano, trató de empujarlo, pero él trabó control sobre sus muñecas, tirando de ella más estrechamente. —Yo sé que quieres esto —arrastrando las palabras, frotó sus caderas contra ella. Olía a colonia vieja, humo de cigarrillo, ¿o tal vez eso era hierba?... y un tipo no muy caliente de desesperación—. Bésame. —Tienes que estar bromeando. —Vamos, yo sé que lo deseas. Sé que lo quieres. A la mierda con esto, pensó. Con un rápido movimiento, ella liberó su brazo derecho y le dio un puñetazo en la garganta con sus nudillos, y mientras él se inclinaba y se agarraba su cuello, ella tuvo que frenarse de romperle la nariz con su rodilla. Dejándolo con la mordaza, se volvió y…

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Corrió y tropezó en el enorme pecho de Craeg. —Yo venía a salvarte —dijo secamente—. Pero yo aprendí de primera mano que tú puedes mantenerte por ti misma, así que supongo que no debería sorprenderme de que no me necesitaras. Al instante, todo lo relacionado con el club cambió. El aire ya no era sofocante; estaba lleno de calor sexual. Los láseres no la estaban cegando; estaban centelleantes. La música no era ruidosa; era erótica. Los seres humanos eran todavía molestos, pero vamos, incluso solo el verdadero amor podría hacer mucho. Dios, él se veía increíble. Alto y ancho, grande y fuerte, con esa gorra naranja en su cabeza justamente igual como esa noche en que se habían conocido por primera vez. Esa simple camiseta blanca mostrando sus músculos. Esos vaqueros... Jesús, esos gastados, suaves como la piel, vaqueros, que le daban vistazos de sus muslos en los lugares dónde estaban desgarrados… —Baila conmigo —dijo mientras se apoyaba en él para que pudiera oírla por encima del estruendo. La visera de la gorra de béisbol, le impedía ver sus ojos, pero ella los sentía corriendo sobre lo que ella se había puesto antes de salir de la casa: la blusa escotada, su pequeña falda corta y su pequeña chaqueta apretada eran para él, y obviamente habían cautivado al macho. También parecía que le gustaba su pelo, que ella había dejado caer suelto, y lo que había hecho con su maquillaje. ─Craeg ─repitió—. Baila conmigo. —No puedo —murmuró. — ¿Por qué? —Yo no, como que... tú sabes, no muevo de esa manera.

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Que gran mentira, pensó al recordar la sensación de tenerlo encima de ella. Él se movió jodidamente bien. —Hazlo de todos modos —Ella agarró sus caderas y las jaló más cerca—. Baila conmigo. Moviéndose contra él al ritmo de la música, ella sintió su respuesta inmediata, su excitación apareciendo, frotándose contra su vientre, porque era mucho más alto que ella. —La gente va a saber —dijo él entre dientes, pero sus manos estaban ya en su cintura, apretando, manteniendo las partes bajas de sus cuerpos juntos. — ¿A quién le importa? Como si ellos no lo supieran ya. Novo sabía. Infiernos, la hembra fue parte de la razón por la que se habían besado por primera vez. ¿Peyton? Cómo ella había decidido antes, podía lidiar con él. ¿Boone? Se preocupaba sólo de la formación; ni siquiera estaba segura de que el macho supiera el nombre de ninguno. Y Axe ni siquiera venía ésta noche. Tampoco Anslam. Y ningún miembro de la glymera aparecería en un lugar como este. Vive ahora, pensó, perdiéndose al estar con él, cerca de él, sostenida por él. Tirando de su cabeza hacia ella, le susurró al oído —Yo no estoy usando bragas. El gemido que arrancó de él era más fuerte incluso que la música. —Discúlpame —dijo él, enderezándose—. Tengo que ir a hacer algo. —Mmmm —ronroneó ella, imaginándolo en el baño, tomando cuidado de su excitación—. ¿Y qué podría ser eso?

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—Tengo que ir a matar a todos los machos humanos en este club que estuvieron mirándote. No me tomará mucho tiempo, son débiles y no pueden correr muy rápido. Echando la cabeza hacia atrás ella se rió, y sintió su corazón dispararse, especialmente porque esos fuertes brazos envueltos a su alrededor la sujetaron con más fuerza. Ésta iba a ser la mejor noche de su vida. Podía sentirlo.

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Capítulo 39

La llave resultó no ser nada que se ponga en una cerradura. Más bien era un pase tangible que tenían dos personas para atravesar una montaña de seguridad, que se encontraba alrededor de una puerta indeterminada que llevaba a un garaje de estructura anodina en una zona de mala muerte del centro de Caldwell, un parque industrial en su mayoría abandonado. Siguiendo detrás de Butch, pero por delante del aprendiz que habían traído con ellos, Marissa encontró que con la máscara en su lugar, tenía una confianza que de lo contrario podría no haber sentido. Había algo liberador acerca de ocultar tus rasgos cuando ibas a un ambiente en el cual no sabías cómo ibas a manejarte. Eso significaba que no tenías que auto controlar tus expresiones y falsa compostura por alguna cosa. Para otros, tú podías probar con mayor libertad ser un personaje que podría tomar cualquier cosa que le arrojaran. Porque ¿quién más iba a saber la verdad? En la densa oscuridad del interior del club, la mano tranquilizadora de Butch la alcanzó por detrás y dio unas palmaditas alrededor para tomar la de ella, y en el instante en que la conexión se realizó, se sintió aún más confiada. Nada iba a tocarla, hacerle daño, inquietarla. No con él aquí.

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La primera cosa de la que tomó conciencia fue un ruido sordo en crecimiento, y ella asumió que era el bajo ritmo de algún tipo de música. Al doblar una curva cerrada, arquitectónicamente al azar, descubrió que no era un conjunto de altavoces con algún digno concierto haciendo su trabajo. Fue el cortar rítmico de una muela abrasiva de esmerilar que parecía servir a ningún propósito alguno que no fuera para… Oh. Okeeeeey. Había una mujer con las piernas extendidas por debajo de ella, y la máquina le estaba penetrando con... Apartando la mirada, se encontró con un macho exprimido en una caja de Lucite127, su cuerpo desnudo se contorsionó, un lado estaba abierto para que la gente pudiera... Cambiando sus ojos a otra parte, vio una hilera de mesas de examen. Personas en monos de látex, justamente igual al que traía ella, estaban atadas allí una tras otra en posiciones contorsionadas, sus órganos sexuales expuestos para el consumo de las filas de anónimos extraños. Okeeeeeeeeeeeeeey, estaban en un club de sexo. Sip. Y era raro, el espacio interior era doce veces el tamaño de lo que parecía desde el exterior, por lo que debe haber sido creado por el derrumbe de las paredes de otros edificios, ese asunto del garaje solo era el inicio de una alineación de instalaciones que se habían fusionado. Todo era sombrío, todo el mundo estaba en trajes y máscaras, y el sexo en todas sus permutaciones y combinaciones estaba en todas partes. Eso era un experimento y expresión del erotismo sin juzgamientos, uno tras otro. Las lamentaciones y gemidos 127

Caja hecha de acrílico transparente.

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ofrecían una banda sonora que la música tecno complementaba en lugar de anularla. Bizarramente, ella encontró todo el asunto curiosamente… para nada chocante. Y no realmente feo tampoco. La gente parecía genuinamente encendida, y Dios, ellos eran muy agradables. A diferencia de las pocas veces que había estado fuera en tertulias humanas dónde había sido sorprendida hasta quedar con la boca abierta, aquí, la gente que conocías te miraba a los ojos y sonreían, como si fueras parte de su... bueno, club. Y cuando ella se topaba con alguien, la respuesta era relajada y no agresiva. Todo parecía tan... ¿normal? Tal vez era la naturaleza de no tener que pedir disculpas por todo. Tal vez era la máscara que ocultaba su identidad. Tal vez era la muerte el serio propósito de ella estando aquí. Cualquiera sea la combinación, se sintió aliviada. Profundizando en el club, Butch, Axe, y ella, formaron un círculo. Mientras Butch la miró a ella con su máscara de esqueleto, ella le dio unas palmaditas a su mano y asintió, dándole la seña del pulgar arriba. Después de que él asintió con la cabeza hacia ella, se volvió a Axe. Ellos dos se inclinaron e intercambiaron algunas palabras. Entre tanto, ella miró a su alrededor por algún patrón de vestido que le indicara quién era del personal. ¿La hembra muerta había venido aquí antes de morir? Una serie de flashes encendieron y apagaron por la izquierda y ella entrecerró los ojos. Alguien estaba tomando fotografías de las personas que estaban colgadas en las ruedas giratorias e incapacitadas mientras que los hombres eyaculaban sobre ellas, las azotaban, les representaban sangre.

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Y fue entonces cuando ella se dio cuenta… que cuanto más lejos iban, las cosas se habían convertido en más explícitas y duras.

Después de que Butch se aseguró de que Marissa lo estaba llevando bien, él fue todo negocios y sin distracciones. Ese momento erótico con ella en el vestíbulo de la mansión siendo sexual con él. ¿Todo aquí en el club? Bien podría haber sido una cortadora de césped por todo lo que le importaba. Un plato de avena. Un libro sobre la Química: En el momento en que empezó a desarrollar una estrategia en la cabeza, él volvió a su antiguo trabajo, su cerebro entró en un conjunto de cambios mentales que a la vez le hizo hiperconsciente y absolutamente desprendido de su medio ambiente. Y ahora para cubrir sus apuestas: Él había estado debatiendo desde hacía dos noches si decirle o no a Axe la verdadera razón por la que estaban todos en el club. La ventaja era que ellos podrían conseguir llegar a alguna parte más rápido; el golpe en las pelotas era que el chico potencialmente podría ser el asesino directa o indirectamente. Excepto que él había visto esa cinta de ellos hablando en la oficina un centenar de veces, y él simplemente no creía que el macho tuviera un asesinato encima. ¿En una pelea? Sí, absolutamente. Axe era un duro hijo de puta en su entrenamiento, era capaz de aplastar oponentes en el combate mano a mano, incluso si eran más altos que él… y era vicioso en el campo de tiro y con el manejo de la daga nunca dudando en jalar del gatillo o en ir a matar.

J.R. WARD

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Pero ese era un escenario diferente al de brutalizar a alguna hembra. Y con todo su núcleo duro y su mierda gótica, él no era cruel y él no estaba loco. —Así que mentí —dijo en el oído de Axe por encima del estruendo de los gemidos y la música tecno. —Ah, sí, —el luchador respondió. —Sólo estaba siguiendo tu ejemplo. —Me siento honrado. —Yo no obtuve la “llave” de un amigo. Fue tomada de una hembra que fue golpeada hasta la muerte. Estoy aquí para descubrir quién la mató, y yo voy a necesitar tu ayuda. Axe retrocedió. Y luego entrecerró los ojos. Echándose hacia atrás de nuevo, dijo — ¿Cómo sabes que yo no lo hice? —Yo no lo hago —Butch encontró los ojos del chico directamente—. No sé nada de eso en absoluto. Centrándose en la mirada detrás de esa máscara, esperó a ver qué hacían aquellas pupilas. Con la estimulación extra alrededor de ellos, y el hecho de que sus facciones estaban cubiertas, el tipo era aún más propenso a mostrar una reacción nerviosa. En su lugar, eran firme como una roca. Lo que sip, apoyaba el instinto de Butch de que el tipo no había estado mintiendo acerca de no haber tenido todavía un encuentro donde viera de cerca y personalmente como era la muerte. —Yo no lo hice, por cierto —dijo el macho—. Yo no maté a nadie. Butch asintió.

J.R. WARD

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—Lo supuse. Tienes una buena conciencia… probaste ese punto con cómo te sentiste acerca de la muerte de tu padre. Tu sentido de la moda, por otro lado, es trágico. —Yo soy el que tiene tu culo aquí. —Cierto, cierto —Butch miró a su alrededor—. Entonces, ¿quién está a cargo? —Espera, dime más acerca de la mujer, ¿Tal vez la he visto? ¿Era ella uno de nosotros? —Sip. Y yo no sé mucho más que eso. No había ID en ella, sólo esa llave. Se las arregló para desmaterializarse a Lugar Seguro, que es donde mi Marissa la encontró —A medida que Axe miró a su compañera, el chico parecía más mortificado que cualquier persona, especialmente una hembra, que había sido expuesta a tal horror—. Ella había pasado su transición, con el pelo oscuro y los ojos de color azul oscuro. Eso es realmente todo lo que tengo. —Mierda. —Eso casi lo describe. No por primera vez Butch deseó que alguien hubiera tomado una fotografía de la hembra, incluso si ésta hubiera sido después de su muerte. ¡Dios! Él deseaba haber tenido fotos de sus heridas, raspados debajo de sus uñas, una cuidadosa búsqueda de fibras en su ropa. Pero nada de eso había pasado, por supuesto. Una vez más, la raza de los vampiros no tenía procedimientos para manejar situaciones como ésta. Y fue divertido, nunca había pensado en ésta debilidad de la sociedad antes. Había estado demasiado ocupado combatiendo en el frente para preocuparse por los problemas dentro de la raza. Hombre, algunos procesos de investigación simples habrían ayudado tanto.

J.R. WARD

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Axe se sacudió como si se estuviera reenfocando. —Sobre el personal, busquen lo rojo en el vestuario. Ellos tienden a permanecer en la periferia, a menos que haya una violación de la política de consentimiento o si las cosas se ponen demasiado fuera de línea, en cuyo caso le pondrán fin a lo que sea. Y por fuera de la línea, me refiero a algo más que el derramamiento de sangre ocasional. — ¿Hay cámaras? —Probablemente, pero no puedo decirte dónde están o cómo llegar a ellas. O cómo tamizar a través de cientos de horas de transmisión de imágenes, lo cual era con lo que iba a terminar, dado el tamaño de este lugar y el número de noches que había pasado. Mierda. Ellos sólo habían entrado en el territorio de la aguja en un pajar. Y teniendo en cuenta lo que estaba en juego aquí, eso era casi tan reconfortante como un cuchillo en la garganta. Aun así, él había luchado contra malas probabilidades antes. —Vamos a ir más profundo —dijo mientras él ponía su brazo alrededor de su shellan—. Necesitamos ver todo.

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Capítulo 40

―Tienen lugares... lugares a los que podemos ir. Cuando Craeg habló al oído de Paradise, él era muy consciente de lo cerca del precipicio que estaba. Pero más cuando ella bailó contra su cuerpo y más cuando el sexo se hizo cargo de su cerebro, pateando al jodido sentido común y racionalidad, consiguiendo que fuera todo un hombre de las cavernas. ¿Sin bragas? Joooooooder. Él realmente necesitaba tener sus manos sobre ella, así que sí, era el momento para desaparecer en la parte trasera donde Novo le había dicho que había un baño privado que podían utilizar. Después de todo, era la única manera en la que encontrarían algún tipo de privacidad ésta noche. Paradise iba a tener que ir a casa al amanecer y no es como si él pudiera llevarla a su casa, no sin exponerse, lo que pondría a su padre y a él en una apresurada y complicada situación. Además de que se enfriaría antes el infierno a que él la llevara al vertedero en que vivía.

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Mierda, si él no conseguía una liberación pronto iba a perderla. En sus pantalones. ―Muéstrame el camino ―gimió ella. Agarrando su mano, la condujo a través de la multitud. Y al pasar por la pista donde estaba Novo perreandole a Boone… y muy posiblemente este tenía su primera erección… Craeg percibió una ola de deseo en la hembra y consiguió algo a cambio. Así como una mirada muy de complicidad. Los "baños" privadas estaban en el entrepiso de la segunda planta, al norte, y cuando ellos entraron en el pasillo débilmente iluminado, negro amurallado, descubrió un sinnúmero de puertas cerradas. Había carteles de Ocupado en las siete primeras que pasaron y la octava era un encanto. Sosteniendo la puerta abierta para ella, gruñó mientras ella pasaba para entrar en la pequeña habitación de baldosas. Dentro había un retrete, un lavabo... y un banco. …Y el bajito y estrecho espacio estaba sorprendentemente limpio. Por otra parte, había un usillo clavado en el centro del suelo y una entrada de aspersor en el techo. Ellos probablemente lo blanqueaban después de cada noche. Asegurándose

de

que

la

puerta

estaba

cerrada

correctamente, él la agarró y la atrajo hacia él con sus codiciosas palmas entrando en su ropa, sintiendo la plenitud de sus pechos, la suavidad de su culo, su calor y la jodida humedad caliente de su núcleo. Él la estaba besando fuera de control ya y ella le devolvía

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el beso, y Dios, habría jurado que no habían pasado tres horas desde esa misma mañana que se conocieron el uno al otro por teléfono. Personalmente, aunque… en persona era como estaban. Y entonces ella estaba retrocediendo, atrayéndolo hacia ella, llevándolo hacia el lavabo. Con la gracia de una bailarina, puso su culo en el mostrador... entonces ella levantó las rodillas y apoyó sus tacones a las estrechas paredes de la sala, dándole una impresionante vista de la cara interna de sus muslos y de su suave y liso sexo desnudo. ― ¿Sabes lo que quiero? ―dijo ella―. Que por una vez, no pongas tu boca aquí. Balanceándose

sobre

sus

pies,

él

realmente

era

malditamente consciente de que había llegado el momento: Su fuerza de voluntad estaba arrancada, su deseo sexual era un motor rugiente que no le estaba dejando a pensar correctamente y jodido infierno... lo que estaba viendo. ― ¿Estás segura? ―murmuró mientras que comenzaba a desabrochar la parte delantera de sus pantalones vaqueros. ―¿Quieres que te ruegue? ―No, porque empezaría corriéndome en este momento. Miró a su alrededor y no vio ninguna cámara, aunque eso no significaba que las hijos de puta no estuvieran en algún lugar oculto ―Me gustaría que hubiera otro lugar donde pudiéramos hacer esto.

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―Como si me importara donde estamos. Con eso, se desabrochó la blusa, la abrió y tiró de las copas de su sujetador hacia abajo de manera que ofrecía sus pechos altos y ajustados hacia él. Su cabello rubio estaba todo alrededor de sus hombros, sus ojos azules estaban a media asta, y cuando se pasó la lengua por los labios, la punta de su polla se estremeció como si fuera a explotar. ―Por

favor

―gimió,

arqueándose

como

si

estuviera

agonizando. Y eso fue todo lo que hizo. Como su erección golpeó fuera de la bragueta abierta de sus vaqueros, tomó el peso pesado en la mano y cerró la distancia entre ellos. Mierda, no podía creer que estuviera sucediendo realmente. No era solo por el sexo; Dios sabía que había hecho eso antes. Era por toda esa parte de “el sexo con ella” que le ponía así. Especialmente cuando vio la cabeza justo al lado de todo lo que él quería. Cerró los ojos un instante, quería decir algo para hacer lo correcto por ella, mirarla de esa manera que demostrara que reconocía que esto era importante para ella, hacer cualquier cosa que pudiera convertir ésta experiencia con un paleto en un club en un acontecimiento reverente y de adoración porque iba a estar a su lado. ―Sí, quiero esto ―dijo ella en voz baja―. Quiero estar contigo sólo con contigo.

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Levantando los párpados, la miró a sus hipnóticos ojos y algo extraño sucedió. Allí entre el retumbar de fondo, los cientos de humanos y el bombeo de la desesperación quemando su sangre, sintió una desaceleración brusca. Que sea memorable, se dijo. Haz esto especial para ella. Llevando la cabeza hacia su núcleo, rozó su carne y su sexo, y ella saltó mordiéndose el labio con sus colmillos. Sus muslos comenzaron a temblar, su respiración se aceleró y su aroma se puso más pesado, más embriagador. Con un gemido propio, se separó de su sexo porque que no podía seguir así. Estaba a punto de alcanzar el orgasmo derramándose sobre ella. Inclinándose encima de ella apoyó su peso sobre la mano libre. ―Voy a ir lento ―fue lo último racional que dijo.

Paradise estaba tan lista para esto, con su cuerpo lleno de húmeda y tensa expectación. Y entonces sintió un roce contra su centro y estuvo a punto de tener un orgasmo. Había muchas razones para no hacer esto, así como muchos argumentos razonables por los qué debería esperarse a estar en un mejor momento, con un tiempo mejor y un lugar más estable

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en su vida y la de Craeg. Pero si las redadas le habían enseñado algo, era que el tiempo era un lujo que ningún mortal podía darse el lujo de desperdiciar. Y las palabras que su padre le había dicho antes de que ella se marchara no habían resonado como la advertencia que debía de haber sido sino como la declaración de una meta que era necesario que siguiera. Ella estaba enamorada de este macho. Sí, ella no sabía cuánto y sí, era una locura, pero no, nunca había sentido nada parecido a esto y ¿Cómo más se podría llamar a este sentimiento? Y no, ella no podía controlar si Craeg se quedaba o si se iba mañana por la noche, la próxima semana, el próximo mes o el próximo año, pero él estaba allí con ella ahora. Y eso era más de lo que había esperado. De repente notó una ligera presión, la punta de la cabeza de él presionando. Y entonces él empezó a acariciar la parte superior de su sexo con el pulgar, conduciéndola a la locura, haciéndola sentir efervescente, emocionante y un ardiente calor que ahora sabía era el precursor de la liberación de su cuerpo hambriento. Tirando de él, ella llevo su boca a la de él y lo besó, acariciando su boca con su lengua. Ella no tenía miedo en absoluto, tal vez debería haberlo tenido pero no había querido pensar en ello para no romper la conexión erótica que podría dar la libertad de expresión.

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Las caderas de Craeg comenzaron a rodar empujando y retirándose, una y otra vez, cada vez su erección iba un poco más lejos. Y entonces él la cambió de postura, reposicionando su pelvis. Sus dedos volvieron a ella, frotando en círculos mientras su cuerpo estaba aún quieto. Ella estaba a punto de protestar, pero las sensaciones eran ya demasiado y su cerebro se tomó un descanso cuando comenzó a correrse… En ese momento un fuerte y poderoso empuje la penetró más allá de la barrera que los separaba sin dolor en absoluto. Todo su cuerpo empezó a temblar y el temblor llegaba desde donde estaban unidos. Y entonces él comenzó a moverse dentro de ella, más y más profundo, con fuertes impulsos. Grueso, él era tan grueso y la plenitud era... increíble. Y luego estaba la sensación de su boca acariciando la de ella mientras bombeba. No importa lo que el futuro tuviera preparado para ellos, nada nunca iba a cambiar el hecho de que él fuera su primero. Cuando ella llegó al orgasmo, él también lo hizo. Y sí, era tan perfecto y hermoso como ella podría haber esperado que fuera. Incluso en un Club humano, en un lugar público, con cientos de extraños en el otro lado de una delgada puerta... era el cielo. Eso era como hacerlo con la persona adecuada, aunque no lo fuera.

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Capítulo 41

Cuando Craeg finalmente se calmó, Paradise se dejó caer contra el lavabo, y aunque el grifo cortaba en su columna vertebral, y el espejo estaba duro contra su cabeza, no le importaba. Ella estaba flotando, deslizándose... al menos hasta que miró hacia abajo y vio su cuerpo, en el vértice de sus muslos abiertos, que sus caderas estaban presionadas apretadamente, una parte de él enterrado profundamente dentro de ella. Cielos. Lástima que se viera preocupado, como si pensara que tal vez ella se había desmayado porque él le había hecho daño o algo. Quería tranquilizarlo, decirle que era increíble, pero su mente estaba demasiado nublada como para dejarla hablar coherentemente, por lo que puso todo eso en la sonrisa que le dirigió. ─Dios… ─susurró─. Estás tan hermosa en este momento. Obligándose a concentrarse, ella murmuró ─Me alegro de que lo hiciéramos. ¿Cuándo podemos hacerlo de nuevo?

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─Mañana por la noche. Pero tú vas a estar rígida. Es natural. ─Voy a pasar el día en el centro de formación. Sus cejas saltaron ─ ¿Lo harás? ─Tenía planes para seducirte. ─Bueno, nada más lejos de mí que interponerme en tus objetivos. Mientras se inclinó y la besó, ella sintió una punzada momentánea cuando se dio cuenta de que había hecho esto con otras hembras, tal vez incluso tomarlas por primera vez también, lo cual explicaría por qué había sido tan bueno en eso. Pero no, esos pensamientos no eran bienvenidos en este espacio. Esto fue sólo ellos. Nada más estaba permitido. ─ ¿Qué tal si lo hacemos de nuevo en este momento? ─Dijo moviendo sus caderas de manera que acarició su sexo. ─Paradise... ¿estás segura de que estás bien? Ella gimió un sssiiiiiiiiiiiiiiiii en respuesta, y luego apoyó las manos en el lavabo y uso el poco juego que tenía en su cuerpo para conseguir un poco de impulso entre ellos de nuevo. Lo que sabes, funcionó. En un abrir y cerrar de ojos, ella estaba fuera del lavabo y contra el cuerpo de Craeg, sus piernas alrededor de sus caderas, sus brazos entrelazados sobre sus pesados hombros , los tobillos enganchados detrás de su culo.

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Con un agarre áspero, sus manos la movieron arriba y abajo en su excitación, más rápido y más duro que la primera vez. Para ayudarlo, no es que no lo estuviera haciendo muy bien, trabajó con él, doblando la fuerza. Más orgasmos, ésta vez una y otra vez, su cabello flotando en la caras de ambos, un oscuro aroma de especias surgiendo de su cuerpo, el placer mezclando sus almas de una manera que sentían permanente. Cuando finalmente se detuvieron, ella se derrumbó sobre su torso, floja como un trapo, caliente como un horno, mareada como si hubiera corrido por un millón de millas. Y fue entonces cuando su teléfono sonó. Como el repique electrónico emanaba del bolsillo de su chaqueta, ella levantó la cabeza. ─Tienes que estar bromeando. Dejando a quienquiera que fuese que dejara un mensaje en el buzón de voz, se reorientó y sonrió a Craeg. Dios, le encantó cuando sus rostros estaban tan cerca, cuando podía ver cada pestaña individual y el golpe en la nariz, y la sombra de la barba que ya estaba creciendo. ─Hola ─susurró ella. Por una vez, sus labios devolvieron el favor y hubo una timidez entrañable en su sonrisa. Al llegar a la altura de su cara, ella susurró ─Así es como yo siempre te recordaré. En el fondo de su mente, pensó... benditas rarezas. ¿Por qué estaba ella despidiéndose? Esto era solo el principio... Su teléfono empezó a sonar de nuevo.

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─Lo siento ─dijo ella, frunciendo el ceño─. Espero que no haya nada malo. Girando para que poder alcanzar el bolsillo, era muy consciente de que todavía estaban unidos. Y cuando vio a la pantalla, maldijo. ─Realmente Peyton ─murmuró mientras empujaba el teléfono donde había estado─. Él debe saber que estamos de vuelta. Adora acosar a la gente. ─Supongo que por fin ha aparecido, eh. ─Sabes que él es como un hermano para mí. De verdad, realmente lo sabes, ¿cierto? ─Sí. En realidad lo hago. Como su teléfono comenzó a sonar por tercera vez, apretó los dientes ─Realmente, mi totalmente molesto hermano. ─Responde y así parara ─Craeg rodó sus caderas y la hizo gemir─. No voy a ninguna parte. Golpeando la tecla de aceptar, ella llevó la cosa hasta su oído ─ ¿Vas a parar...? ─ ¿Parry…? En el instante en que oyó su voz, ella frunció el ceño. En todo el tiempo que lo conocía, nunca había sonado así. Perdido... como un niño pequeño. ─ ¿Peyton? ¿Qué pasa? ─Algo muy malo ha sucedido, Parry. Hay sangre por todas partes…

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─ ¿Qué? ─ Ella empujó hacia atrás y Craeg la bajó inmediatamente─. ¡Peyton! ¿Dónde estás? ─Estoy donde mi prima... mi prima... la que se suponía que iba a estar fuera… Paradise cerró los ojos con Craeg ─Peyton, Craeg y yo estamos de camino..., pero ¿dónde estás? Cuando él balbuceó una dirección, ella la repitió, y luego pasó el teléfono a Craeg ─Tengo que limpiarme, te quedas al teléfono con él, no lo dejes colgar.

Diez minutos más tarde, Craeg estaba caminando en un elegante edificio de apartamentos humano con un toldo color verde oscuro, un vestíbulo de mármol, y un portero que llevaba un uniforme que era el mismo color que el saliente de fuera. Mientras vacilaba y esperaba que le echaran, o fuera invitado a someterse a un registro de cavidades antes de que él pasara de la alfombra de bienvenida, Paradise caminó hacia el mostrador. ─Hola ─dijo ella en un tono perfectamente tranquilo y razonable─. Mi amigo Peyton vino a ver a Ashley Murray, y nos ha pedido que nos unamos. ─Voy a llamar entonces ─respondió el hombre, alcanzando el teléfono─. ¿Hola? Sí, es la recepción. ¿Usted está…? bien. Los envío arriba ─El guardia señaló a los ascensores─. Adelante. ─Muchas gracias ─dijo suavemente, y le tendió la mano.

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Al principio, Craeg no podía entender lo que estaba haciendo, y entonces se dio cuenta de que no se había movido de donde se había detenido, justo dentro de la puerta giratoria. Avanzando, ignoró al guardia y mantuvo la cabeza baja, porque una joven y bella mujer era una cosa, pero él era muy consciente de que era cinco veces el tamaño de ella y tenía más probabilidades de ser visto con suspicacia. Subieron en el ascensor, sin embargo, y después salieron en alguna parte de las plantas altas. Lo primero que vieron al final del largo y beige pasillo fue a Peyton, sentado en la alfombra, sosteniendo su teléfono en sus manos. El olor de la sangre en el aire era espeso para la nariz de Craeg, pero probablemente no lo habría notado un humano. Paradise corrió y se arrodilló al lado del chico ─ ¿Peyton? No la miró hasta que le tocó el hombro... y, ¡Oh Dios!, su rostro estaba pálido como tiza y sus ojos estaban demasiado abiertos ─Es malo. ─ ¿Está ella... ahí? ─No. Pero el dormitorio... Dios, el dormitorio. Craeg la dejó con su amigo y empujó la puerta. Al instante, el olor de la muerte creció más fuerte…. Y se hizo cada vez más intenso mientras entraba en una habitación abierta con moqueta blanca de pared a pared, un sofá blanco, y una pared de ventanas que, dada la falta de cortinas pesadas, debería haber impedido a un vampiro de residir en el lugar.

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Frío, hacía mucho frío. Y había una fuerte brisa corriendo a través del lugar. Echando un vistazo a la derecha, no había nada que apreciar en la cocina abierta, sin desorden, todo guardado, un plato de fruta de aspecto fresco… no, las manzanas eran de plástico, olvida eso. Un pasillo sin luces todo recto y había una sola luz brillando hacia abajo al final. Dirigiéndose directamente allí, procedió a través del corredor. Al doblar la esquina, se detuvo en el umbral. Al otro lado del camino, una cama de matrimonio estaba manchada de demasiado rojo, era como si la pintura se había salpicado a través de su edredón blanco, sábanas, almohadas y cabecero. Había algo más en el suelo, marcando un camino que se acercaba a... La puerta corredera de cristal que daba a una especie de terraza había quedado abierta y mientras las vaporosas cortinas blancas flotaban en las ráfagas de aire, huellas de manos ensangrentadas en el cristal y el marco eran expuestas y después cubiertas, expuesta y luego cubiertas. Girando hacia la cama, se dio cuenta de las drogas en las mesas laterales: jeringas, cucharas, pequeños trocitos de papel de estaño. No había condones. Ni armas. Ni tampoco nada personal: no había fotografías, recuerdos, desorden. Este era un lugar para follar y consumir drogas e irse antes de la mañana. Pero era caro. ─ ¡Oh Dios mío…! Al sonido de la voz de Paradise, miró por encima del hombro ─No vas a querer entrar aquí.

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Ella entró de todos modos, y él no podía decir que estaba sorprendido. ─ ¿Dónde está Peyton? ─Preguntó. ─Aquí mismo ─dijo una embotada voz desde la puerta. Mientras los tres estaban juntos, él estaba muy muy seguro de que estaban pensando lo mismo: nadie sobrevive a algo como esto. Nadie. ─Tengo que llamar a mi padre ─dijo quedamente Paradise. ─. Esto va mucho más allá de lo que deberíamos estar tratando. Craeg negó con la cabeza mientras ella sacaba su teléfono. ─No, tenemos que llamar a los Hermanos. Peyton intervino ─Es por eso por lo que ella está llamando a su padre. Mientras Paradise ponía el teléfono en su oído y paseaba alrededor, Craeg frunció el ceño ─ ¿Qué? Peyton se encogió de hombros ─Su padre es Primer Consejero del Rey. Es lo que hay que hacer. Al principio, no logró traducir las palabras, la cadena de sustantivos y verbos y otras mierdas entraban por un oídoy salieron por el otro. Pero luego los repitió un par de veces... y sintió el frío más extraño recorriendo todo el cuerpo, desde las cejas hasta los tobillos. Su corazón dio una patada en el pecho. Detenido. Reanudando a un mal ritmo. Craeg movió sus ojos de nuevo hacia Paradise y escuchó desde una gran distancia cuando ella empezó a hablar urgentemente. Nunca se había fijado particularmente en su acento antes, porque siempre había estado tan distraído por su atracción por ella. Pero ahora, la cadencia, el tono, la inflexión...

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era como Peyton. Y no porque ella había asumido el acento como una especie de pose. Con voz apagada, dijo ─Ella no es sólo la recepcionista en esa casa, ¿verdad?

Cuando el teléfono de Butch empezó a sonar a su lado, estaba dispuesto a dejar que la mierda entrase en el buzón de voz: estaba en un club de sexo tratando de obtener algunas pistas sobre un asesinato por amor de Dios. Pero cuando la maldita cosa siguió sonando lo sacó y contestó. Y no era capaz de oír a Vishous en absoluto sobre la música techno ─ ¿Qué?, ¿Hola? Después se cortó la conexión, un texto del Hermano resolvió la confusión. El mensaje fue corto y al grano, nada más que una dirección en la parte buena de la ciudad, el número 18, y un tiempo duración: 5 minutos. Era el código que utilizan para cuando luchaban y estaban en problemas. ─Tenemos que irnos ─dijo en voz alta. Volviendo a Marissa, él la tomó del brazo y le habló en voz más alta─. Tenemos que salir. Ahora. ─ ¿Qué? ─Ella vino y tiró de él─. ¿Pero más adelante aumenta?

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Cuando él se limitó a sacudir la cabeza y la miró a los ojos, dejo de discutir ─Yo, Axe ─gritó─. Nosotros necesitamos volver. ¿Tu bien? El chico se acercó ─Pensé que querías ir a través de todo. ─Más tarde. Nos vemos en el centro de formación. La salida real tomó más de unos jodidos cinco minutos, ya que el proceso de salida a través de las distintas estaciones del sexo y habitaciones temáticas era como tratar de encontrar la salida de 50 Sombras del laberinto del jardín. Tan pronto como estuvieron fuera en el aire frío, claro, y lejos del alcance del oído de los gorilas y la línea, dijo Butch ─Tengo negocios con asesinos… Su teléfono sonó de nuevo, y él contestó ─V, estoy en camino, simplemente dejando a Marissa… El Hermano fue directo, al grano, muy conciso, y en cuanto puso fin a la llamada, Butch bajó el teléfono miró lentamente a Marissa ─Creo que será mejor que vengas también. ─ ¿Qué es? ─Podríamos haber descubierto quién es la hembra muerta. Minutos más tarde, llevó su Lexus hasta la entrada principal de un lujoso edificio de apartamentos de gran altura que estaba a una manzana del Commodore. Un trabajo de limpieza mental en un humano y un viaje en ascensor más tarde, y marchaban por un pasillo que olía a muerte. V estaba esperando. Y el hermano retrocedió tan pronto como él los vio ─¿Qué demonios? Y P.S128., os veis tan bien como una mierda. Butch se quitó la máscara ─Puedo oler la sangre de por aquí. 128

Postdata

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Levantando las manos para eliminar su propia máscara, Marissa retrocedió ─Oh, Dios... es ella. Ese es su olor. V los condujo por un apartamento anónimo a un dormitorio esencialmente vacío que le recordaba de sus años con el DPC. Y mierda, el primer impulso de Butch era ponerse entre su compañera y todos los signos de una muerte violenta. Pero no más. Lo mató tenerla expuesta a todo esto, pero ella estaba bien. Tenía que estar aquí. Con su columna recta y los ojos claros, se acercó a la cama… y joder, la imagen de ella de pie, de espaldas a él mientras miraba el edredón y las almohadas empapadas de sangre iban a darle toda una nueva categoría de pesadillas. Maldiciendo, miró a Paradise, que estaba de pie junto a Peyton, y luego llegó hasta Craeg, que estaba más lejos en la esquina. Por último, evaluó la escena, tomando nota de todo lo que estaba y lo que no en la habitación. ─ ¿Quién llego en primer lugar? ─Preguntó. Peyton levantó la mano ─Yo lo hice. Mi prima Allishon utiliza este lugar para... bueno, ya sabes. Ella lo arrienda con un nombre humano. Llamé a su teléfono un par de veces para que ella saliera con nosotros… sus padres habían dicho a mis padres que ella había estado fuera de contacto durante, como, un par de noches, tal vez una semana, pero esto no era tan inusual. Cuando no supe de ella, pensé que había que venir aquí, porque estaba probablemente de parranda. Entré por la terraza, porque así es como yo lo suelo hacer… y sí. ─ ¿Estaba el cierre desbloqueado? ─Butch preguntó mientras levantaba las cortinas ondulantes e inspeccionaba una sangrienta huella en el mango.

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─Estaba abierta. Pero si el sol le llego, habría dejado quemaduras, ¿verdad? Así que tal vez ella este... ─Se calló mientras se concentraba en la cama manchada─. Ella no está bien. Marissa se quitó la capucha de látex hacia atrás de su cabeza y la dejó colgar alrededor de su cuello. Yendo hacia el macho, ella tomó sus manos ─Soy la shellan de Butch, Marissa. Soy la directora ejecutiva de un refugio de violencia doméstica. Ella vino a nosotros… ─ ¿Así que ella está ahí? ¡Ella está viva! Marissa sacudió lentamente la cabeza ─Lo siento mucho. Llamé a mi hermano, Havers, y él la trato con todo lo que tenía. Ella no lo hizo. Los ojos de Peyton volvieron a la cama y se quedó en silencio. Luego susurró ─Esto va a matar a sus padres. Perdieron a mi otro primo en las redadas. Sin hijos ahora. ─Entonces ¿la puerta estaba cerrada con llave o simplemente abierta? ─Preguntó Butch─. Y no quiero ser insensible, pero esto es la escena del crimen y quien le hizo esto... tenemos que clavarlo a la pared de mierda. Peyton negó con la cabeza ─Sí, no, quiero decir, ella era una niña salvaje. Ella era una fiestera. Pero no se merecía... ─Se aclaró la garganta─. La puerta estaba absolutamente abierta. Butch trazó las marcas y manchas en la alfombra ─La única explicación es que ella de alguna manera usó sus últimas fuerzas para salir y desmaterializarse a Lugar Seguro. ─ ¿Cómo sabía ir allí? ─Susurró Paradise─. Quiero decir... gracias a Dios.

J.R. WARD

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─Debe haber oído sobre nosotros de alguna manera─ contestó Marissa ─Sólo desearía haber podido salvarla. V entró en la habitación ─Acabo de recibir un mensaje de Tohr y Rhage. Están luchando, es una mala escaramuza. Vamos a tener que regresar... Butch. Tienes que venir conmigo. Esto es una emergencia. Butch apretó los dientes y dejó caer un bombas. Pero luego miró a Marissa ─ ¿Estarás bien?

par

de

Mirando directamente a él, le dijo suavemente ─Tan pronto como podamos encontrar a quién hizo esto, estaré bien. Le dio un fuerte y rápido abrazo y sintió una fuente de orgullo en el pecho. Y luego le dio una muy triste serie de tareas. ─Quiero que consigas una lista de las personas que conocía, humanos y vampiros, de él ─Él señaló a Peyton. ─Entonces fotografía todo con tu teléfono. Todo el lugar de mierda. No toquen nada. No perturben nada. Cierra con llave todas las puertas que pueda. Váyanse desde la terraza. A continuación, ve a la casa de los padres. Ellos tienen derecho a saberlo ésta noche. ─Estoy en ello ─dijo. Sí, pensó, lo estaba. Dios, la amaba. Odiaba ésta situación... pero la amaba, la amaba, la amaba. Un beso más... y él se dirigía de vuelta a su coche, tratando de cambiar su enfoque de un tipo de emergencia a otro...

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Capítulo 42

Mientras Marissa hablaba con Peyton acerca de con quién había estado asociada su prima, Paradise tomó prestado el teléfono de la hembra y fue a través de todo el lugar tomando fotografías. Con cada disparo que ella capturaba, pensaba en lo que sabía acerca de la chica muerta. Técnicamente, Allishon era su prima también y aunque fuera una conexión más distante que Peyton, la pérdida era muy sentida. Sobre todo porque ella había visto esa cama. Buen… Dios. Esa violencia. En unos quince minutos, ella había cubierto el dormitorio, el baño, el salón, la sala de estar y estaba dando la vuelta para mirar en la cocina cuando vio algo en el suelo. Como el lugar era blanco por todas partes, el destello de color al borde del sofá realmente captó su atención.

J.R. WARD

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Poniéndose en cuclillas apoyándose en sus caderas, sacó… una anticuada instantánea Polaroid. Con el ceño fruncido, se dio cuenta de que era... roja y rosa. Al igual que la que se había encontrado en el autobús. La que había puesto en su bolso después de que Peyton había dicho que no era suya. — ¿Qué es eso? —Preguntó Peyton—. ¿Paradise? ¿Te vas a marear? Se levantó y fue hacia él. —Es una foto… —mientras le mostraba la foto, se preguntó si tal vez estuviera yendo directa a las conclusiones. Tal vez había otra explicación—. Ah, es como la que encontré, ya sabes, en el autobús. —Lo que sea. ¿Has terminado con las fotos? Tenemos que ir a hablar con los padres de Allie ahora. Necesito tener esto terminado antes de que pierda mi jodida mente. —Dos segundos —Ella puso la foto en su chaqueta sin pensar en ello y comenzó a tomar instantáneas de la cocina —. Casi termino. —Ella tiene las cenizas —murmuró Peyton con una voz que se quebró—. Marissa las tiene. Paradise bajó el teléfono —Oh… Dios.

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—Se acaba de ir para cambiarse y recogerlas, antes de que tú y yo la alcancemos allí. Me gustaría tener un porro conmigo. No creo... —Comenzó a abrir los armarios—. ¡Oh, gracias joder! Mientras él sacaba una botella de vodka y la guardaba en su abrigo, ella quería recordarle que se suponía que ellos no debían perturbar nada, pero vamos. ¡Como si ella le fuera a reventar las pelotas por no seguir las reglas en una noche como ésta! —Peyton, ¿qué más puedo hacer? Sus ojos se dirigieron de nuevo a los de ella —Es lo que es. Sin embargo, gracias por venir conmigo. Con

un

asentimiento

sombrío

ella

tomó

una

última

instantánea del fregadero vacío y mostradores desnudos —Aquí. Esto, ¿dónde está Craeg? —Está en el dormitorio todavía. —Peyton... lo siento mucho. Se encontraron en el medio y se abrazaron con fuerza. Quería decirle que iba a estar bien, pero eso ya no era cierto. —Te quiero —dijo él. —Yo también te quiero. Alejándose de él, ella fue a la puerta principal del apartamento, cerró todo con su mente y luego regresó con él a la habitación.

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Craeg estaba donde había estado de pie durante mucho tiempo y cuando ella se acercó a él, le puso la mano en su brazo. — ¿Estás bien? —Sí —Se volvió hacia Peyton, rompiendo el contacto—. Hey, tío, cualquier cosa que necesites... estoy aquí para ti. Peyton se acercó al macho e intercambiaron un abrazo con fuerza y después todos estaban en la terraza bajo el entumecedor viento procedente del río. Peyton se fue primero. Y después Craeg se giró hacia ella. —Larga noche, será mejor que vuelva. Peyton hizo una llamada desde su móvil por mí al centro de entrenamiento y necesito ir al autobús lo antes posible. —Oh... está bien —Pero vamos, ¿qué esperaba? Allí había ocurrido una tragedia, ahora no era el momento para un largo y románico adiós ¡en nombre de Dios!—. Así que... en fin, supongo que ¿te veré mañana por la noche? ¿Me llamarás ésta mañana, sin embargo? Me voy a cambiar y luego ayudar a Peyton a contarle a la familia. —Es bueno que tengas el sostén de tu padre. —Sí, él es siempre de ayuda. —Apuesto que sí. —Es que es tan... horrible —Mientras ella parpadeaba, vio la cama adentro—.Tan, tan feo. ¿Me pregunto quién lo hizo? —Butch los encontrará.

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—Eso espero. Verdaderamente lo espero. —Me tengo que ir. —Oh... muy bien —Espera, ¿ella ya había dicho eso?—. ¿Estás bien? —Estoy bien. No te preocupes por mí. Será mejor que te vayas también. Por alguna razón, tuvo el extraño impulso de decirle que lo echaba de menos... pero eso era absurdo. Él estaba a dos pies de distancia de ella. Iban a hablar en un par de horas. Iba a verlo mañana por la noche. —Buen día —dijo ella. Cuando él asintió con la cabeza, ella cerró los ojos... se calmó... y se desmaterializó. Por muchas razones, la incómoda separación no había sido como ella había imaginado el final de noche. Ni siquiera estaba cerca.

Craeg no esperó mucho tiempo. Tan pronto como Paradise se adelantó a él, se desmaterializó detrás de ella, usando su sangre en sus venas como un rastreador.

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Cuando ella dejó de moverse a través del aire de la noche, él volvió a tomar forma un centenar de yardas lejos de ella en el borde de un césped que estaba... La casa delante de él en la parte superior de la elevación era del tamaño de una residencia universitaria, el tipo de estructura grandiosa y enorme que se presentaba en la TV como el lujoso campus de una Universidad o Dios… tal vez era más como una residencia real, con sus tejados puntiagudos, sus ventanas con enrejado de rombos y todo el césped recortado y bien cuidado. Era fácilmente el doble del tamaño de la mansión donde su padre y el de Axe habían sido sacrificados, por ejemplo. Y mientras Paradise se acercaba a la puerta principal, fue sin pedir disculpas, no como un empleado o un sirviente haría. Y un momento después, estaba dentro sin que sonara un timbre ni nada. De hecho, mientras se movía hacia la izquierda, vio a través de las ventanas de vidrio emplomado a un mayordomo uniformado tomando su abrigo e inclinándose en deferencia a ella.

Su padre es el Primer Consejero del Rey. Acercándose con pasos largos, observaba desde el frío exterior mientras ella subía la gran escalera y desapareció en lo que era sin duda un segundo piso igualmente suntuoso. O tal vez tercero. O duodécimo. Incluso después de que ya no podía verla, se quedó dónde estaba, mirando a través de los cristales pasados de moda a las

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pinturas al óleo, las alfombras de lujo, la seda en las paredes… debía ser de seda ¿verdad? Qué coño sabía él. Alejándose, miró sobre el ondulante césped, los arbustos y los parterres de lo que sin duda eran especímenes de flores de meses cálidos. Se preguntaba cómo sería el jardín trasero. Probablemente tuviera una piscina, un recinto de exóticos animales de mierda y un santuario de malditas aves. Ella había mentido. Y no de una manera pequeña. Esto… esto era un gran y jodido problema: Acababa de tomar la virginidad de la que sin duda parecía ser una de las hijas de una Familia Fundadora. De acuerdo con las Antiguas Leyes, ¿cómo un plebeyo? Él podría ser condenado a muerte por ello. A medida que la ira crecía, era menos sobre Paradise y lo que ella se había guardado y más porque se había anulado constantemente a sí mismo. ¿Todos esos límites internos que él mismo se había impuesto? ¿Todos esos propósitos que había tenido? Antes de que él se la follase en el baño de un club humano de mierda, ¡por el amor de Dios! Había pasado a través de todas y cada una de ellas. Y en el colmo de todo ello,

había

perdido su enfoque en el entrenamiento, consiguiendo desviarse de su propósito. Desperdiciando días, cuando debería haber estado durmiendo, clases cuando debería haber estado pensando,

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entrenamientos cuando debería haber estado entrenando su cuerpo con total concentración. Y todo por una mujer que se preocupaba tan poco por él, que era tan egoísta y vanidosa, que había estado poco dispuesta a compartir alguna información pertinente o relevante acerca de sí misma. Información que ella tenía que saber que habría sido un elemento de cambio para él. Era una tormenta perfecta de manipulación, que lo había hecho girar ciento ochenta grados de distancia de lo que realmente había querido: Entre ella siendo una mentirosa y su libido estando fuera de control, él no había tenido ninguna oportunidad. Tan idiota… él era tan malditamente idiota. Y los idiotas obtenían lo que merecían. ¿No era así?

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Capítulo 43

Sentada al borde de su cama de matrimonio, Marissa pasaba un cepillo por su cabello. Se había cambiado la ropa que se había puesto después de despojarse de su traje de látex y ahora llevaba una de las batas negras de Cachemir de Butch. De vez en cuando, llevaba la solapa hasta su nariz y olía su aroma en las fibras. Necesitaba el recordatorio de su presencia. Realmente lo necesitaba. Querida Virgen Escriba, había demasiadas cosas atravesando su mente, imágenes, sonidos, olores. Y como resultado de ese bombardeo, se preguntaba... ¿Cómo hizo Butch durante tanto tiempo? ¿Cómo había investigado las escenas del crimen yendo a las casas de las familias de las víctimas, rotas por la noticia una y otra vez? ¿Cómo había mirado a los infelices ojos de un padre y una mahmen y sentir lástima por ellos sabiendo que tenía que obtener información de ellos al mismo tiempo? Información como la última vez que vieron a su hijo. Última comunicación. Cualquier conocido desacuerdo con alguien.

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Ella había hecho las preguntas con cuidado, a veces dando la mano a la madre o asintiendo con la cabeza al padre. No había ninguna razón para escribir nada, nunca iba a olvidar nada de nada de eso. Y ahora estaba de vuelta aquí, a la espera de que Butch volviera seguro a casa para que ella pudiera descargar todo. Fuera en la sala de estar, la puerta exterior del Pit se abrió con un sonido chirriante y disparó una ráfaga de aire frío por el pasillo, trayendo consigo el hedor de los lessers. — ¿Butch? —Se puso de pie y salió corriendo—. ¿Butch...? Gemidos y maldiciones fueron una respuesta en sí mismos y entonces cuando estaba rodeando la esquina en la habitación abierta se paró en seco. V tenía a su macho cargado sobre los hombros, el Hermano se dobló y dejo caer el cuerpo maltratado en el sofá de cuero. Butch estaba sangrado, cubierto de sangre de asesino y medio muerto. Él también estaba emitiendo ese dulce olor enfermizo de lessers consumidos. Ella abrió la boca y corrió, V se quitó su propia chaqueta, exponiendo cortes y contusiones, mientras Marissa acariciaba el cabello enmarañado de Butch, el Hermano se unió al macho en el sofá, entrelazando su cuerpo de guerrero con el de su mejor amigo. El resplandor empezó como algo en la distancia, o tal vez como una linterna a través de una espesa niebla, pero pronto, la iluminación, la esencia sagrada de la madre de Vishous, llenó el cuarto, brillante como la luz del sol en una hoja de metal, caliente como brasas y el único salvador que Butch tenía.

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La energía de V era una maldición en el contexto equivocado, pero un milagro cuando era utilizada como ahora, porque iba a drenar el mal fuera de su pareja, rescatarlo, haciéndolo fuerte de una manera que solo Vishous podría. Ella nunca se había resentido por la conexión entre los dos, nunca había estado celosa de que otro le diera algo tan necesario a quien ella amaba. Simplemente agradecía que hubiera una manera para impedir la muerte de Butch. Debido a que el Omega le había secuestrado e infectado, había desarrollado la capacidad de consumir asesinos, destruirlos de una manera que no era "matarlos": el consumo de Butch de su esencia era un billete de ida fuera del universo. Pero tenía su costo. Algún tiempo después, la luz comenzó a disminuir y luego los dos simplemente yacían allí, ambos agotados. Butch abrió sus párpados, sus ojos avellanas fueron inmediatamente a ella y levantó su mano temblorosa. Con una suave sonrisa, ella tomó la palma de su mano y la llevó a su cara, frotándola contra su mejilla —Te amo, te amo... — ¿Estás bien…? —gruñó él—. ¿tu? —Ahora que estás a salvo en casa, sí. Mil veces sí. V entreabrió sus párpados y la miró fijamente poniendo los ojos en blanco. A pesar de que ella rara vez había tocado al Hermano… porque reconozcámoslo, Vishous no era del tipo cariñoso y alegre… ella alzó la mano y acarició su mejilla. En un raro momento de ternura, él presionó un beso en el interior de su palma. Y luego, poco tiempo después, llegó el momento de llevar a

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su pareja a la ducha. Mientras V se desparramaba en el sofá, Marissa ayudó a Butch por el pasillo hasta su habitación. O casi su habitación. Insistió en detenerse y desnudarse en el pasillo de forma que él pudiera poner su ropa sucia inmediatamente en el conducto de la lavandería que iba al túnel por debajo. Su baño era simple, pequeño y acogedor y como hacía siempre en estas situaciones, hizo que Butch se sentase en el inodoro mientras que conseguía que la ducha estuviese a la temperatura adecuada. Cuando todo estuvo listo, le ayudó a meterlo bajo el chorro y lo sostuvo contra la esquina. Quitándose la bata, entró con él. Había estado duro antes de que ella se desnudase, y en el instante en que vio su cuerpo, su erección fue aún mayor. Habría tiempo para compartir sus historias después de esto. ¿Ahora? Se trataba de encontrar esa longitud de onda entre ellos, conectar, comunicarse sin palabras. Tomando el jabón y una toallita, empezó con su cara, limpiando esas facciones que tanto amaba antes de pasar a la garganta, las almohadillas de sus pectorales, las crestas de sus abdominales. Lavó cada parte de él, incluso su erección, que acarició con la toallita. Butch se arqueada bajo su toque, estaba demasiado débil para hacer mucho más, su peso deslizándose hacia abajo hasta que estuvo sentado en el banco de mármol de la ducha. Con la cabeza caída, la observaba trabajar sobre él. Y entonces ella puso el paño a un lado. Se puso de rodillas, sintió el agua caliente cayendo por su espalda mientras se situaba entre sus muslos.

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Él estaba magnífico, derrumbado en la esquina, sus grandes brazos laxos, su cuerpo de guerrero agotado. Sin embargo, sus ojos estaban calientes. Envolviendo sus manos alrededor de su polla, ella abrió su boca y descendió, tragando tanto como pudo de su longitud, chupando de él, trabajándole. En respuesta, Butch gimió arqueando sus caderas. Se tomó su tiempo, jugando, yendo más rápido y luego despacio, apretando sus bolas. Y entonces ella miró hacia arriba. Él todavía estaba mirándola, sus colmillos fuera, su boca abierta y jadeante. De vez en cuando, élparecía intentar moverse, sin embargo lo mejor que podía hacer era sacudir sus manos. —Marissa... —dijo roncamente. — ¿Si? Mientras ella esperaba su respuesta, movió la boca sobre la punta, acariciando con su lengua en un círculo alrededor de ella. —Acábalo —gimió—. Oh, Dios... acábalo… La sonrisa que le envió vino de dentro. Entonces, con expectación, volvió a trabajar. E hizo su trabajo muy, muy bien.

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Capítulo 44

Mientras la noche caía siguiendo a la tarde, Paradise estaba caminando alrededor de su dormitorio en albornoz. Craeg no había llamado. Ni a las siete de la mañana cuando lo solía hacer. Ni a las dos de la tarde cuando quizás no podía dormir. Y ni a las seis cuando probablemente se levantó para comer con Axe en la cafetería. Evidentemente algo había cambiado. Y esperaba que realmente no fuera hacerlo-una-vez y listo. Algunos machos querían sólo lo que no tenían todavía y aunque ella se sorprendiera al descubrir que Craeg era un gran idiota, no podía pensar qué otra cosa podría explicar que no llamase. Excepto... que habían estado tan bien juntos. Realmente bien. Y él había sido tan bueno con ella. ¿En cuánto a esa terrible escena en el apartamento de la chica? Aunque lo que había sucedido a la prima de Peyton fue trágico, no creía que Craeg estaría tan afectado como para sufrir algún tipo de colapso mental o emocional…

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Cuando sonó su teléfono finalmente, corrió a través de su habitación. Sólo para maldecir cuando vio que era Peyton. Cuando respondió, intentó mantener su nivel de voz —Hey, ¿Cómo te va? Después de que los dos habían cumplido con la triste, triste obligación con los padres de la hembra, se habían separado durante el día, pero no habían estado desconectados. Él le había mandado mensajes incoherentes durante horas, lo que le llevó a pensar que había dado un buen uso a esa botella de vodka. —Así que no tenemos clase ésta noche. — ¿Qué? Se cancela por alguna razón así que Anslam y yo vamos al restaurante de Sal´s. Voy a invitar a todos los demás también. Mientras que ella luchaba con la información, una desilusión aplastante la dejó mareada. Había estado contando con ver a Craeg y… Peyton no perdía el ritmo, diciéndole que se reunirían todos en una hora. Luego colgó y la dejó con su teléfono y mirando a la pantalla oscura. ¿Craeg se uniría a ellos? se preguntó. Bien, esto era una mierda. Estaba esperando como una chica estúpida. Tomando una respiración profunda, marcó un número de la memoria, uno que ella había aprendido de tres noches trabajando en la casa de audiencias. Cuando un doggen respondió,

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sonrió profesionalmente, como si el macho pudiera ver su rostro, como si ella no estuviera haciendo esto por razones puramente personales. —Hola —dijo—. soy la hija de Abalone. Siento molestarte, ¿pero serías tan amable de pasarme con la clínica del centro de entrenamiento? —¡Oh, pero por supuesto, mistress! —fue la respuesta alegre—. ¿Habría alguna persona en particular con quien desea que le pase? —En realidad... —Tal vez fuera más fácil de lo que había pensado—, estoy intentando contactar con la primera habitación de las cinco que hay allí abajo. —Por supuesto, por favor no cuelgue mientras miro la extensión —Hubo un bip... bip... bip —. Aquí está. Si desea llamar directamente en un futuro le puedo dar el número. —Por favor —Cogió una pluma y garabateó en el lado de la caja de Kleenex junto a ella—. Gracias. —O usted puede utilizar este número siempre. Estamos agradecidos de servir. Por favor no cuelgue. —Gracias de nuevo. Mientras el bip... bip... bip volvía a la línea, sus palmas se llenaron con un chorro de calor y sudor y tuvo que sentarse, porque sus piernas empezaron a temblar. Entonces comenzó a sonar. — ¿Hola? ─Dijo Craeg. Tragó saliva y se sintió frustrada consigo misma —Esperaba

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que llamaras. Largo silencio —Hey. —Mira, no tengo la paciencia para esto. ¿Qué demonios va mal? — ¿No tienes cosas más importantes que hacer? — ¿Qué? —dijo ella bruscamente. —Ya sabes, con tu prima después de haber sido asesinada, tu familia debe estar molesta también. —Me preocupas más tu por el momento —Naturalmente, estaba molesta sobre… La ira de Paradise descarriló mientras las palabras que había dicho verdaderamente calaron en ella — ¡Oh! —Sí, te seguí anoche a casa —dijo él—. Lo que tal vez fue una mierda, pero teniendo en cuenta que me has mentido sobre quién eres y de dónde vienes, es una violación de la privacidad que estaba justificada. Sólo por curiosidad, ¿alguna vez ibas a contármelo? Ella puso la cabeza en su mano —Craeg... —No te llamé porque realmente no sé a quién estoy hablando. Bien, la hija del Primer Consejero del Rey… Peyton tuvo la amabilidad de darme la pista sobre eso. —Escucha, yo... — ¿Tu qué? ¿Qué ibas a decir, Paradise? —Su voz se convirtió aún más estridente—. Y por cierto, siento legítimamente lo que pasó con esa hembra. Como eres muy consciente, he perdido a mi familia también. Te acuerdas de

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cómo que fue, ¿no? De repente, la terrible historia de su padre siendo bloqueado fuera de la seguridad mientras que los aristócratas se escondían de los lessers regresó con despiadada claridad. —Yo no soy como esas personas de esa casa, Craeg. Y me siento insultada de que me metas en el mismo saco con ellos sólo porque nací en mi familia. ¿Crees que tuve alguna opción en eso? —Oh, no eres como ellos. No, no, en absoluto… simplemente querías tener sexo ayer por la noche, así que permitiste que un plebeyo te quitase la virginidad, incluso si eso significaba que técnicamente yo podría ser asesinado por el placer de tener tu compañía. Sí, no eres como ellos en absoluto. No mientes para conseguir tus propios propósitos ni nada. No, tú no, cariño. —Es tan injusto. Se rió en un fuerte estallido —Espera, espera, ya sé. Esperabas para dar a tu padre el mejor regalo de cumpleaños sorpresa nunca dado. “Oye, papá, ¡adivina qué! Estoy con el hijo de un albañil… impresionante etiqueta”. Apretando los dientes, ella encontró sus emociones rebotando entre rabia y tristeza, pena e indignación —Yo no le he dicho a nadie quién era. No sólo a ti. —Oh, me siento mucho mejor ahora. Gracias. — ¡No quería ser tratada diferente! ¿Crees que me gusta ser hija de Abalone? ¿Crees que me gusta no tener opciones, ni libertad, ni…? ─ ¿Así que yo era sólo una parte de una fase de “exploración” tuya? Genial. Bueno, se acabó conmigo. No más pruebas de diferentes versiones de ti misma en mí, vas a tener

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que encontrar una nueva pieza del equipo. Ya sabes, Boone está probablemente disponible. Parecía que estaba viendo a Dios por primera vez mientras Novo le estaba moliendo anoche. Paradise estalló y caminó alrededor de su habitación —No puedo creer que estás siendo tan cerrado de mente. — ¿Cerrado de me…? ¿Me estás jodiendo? —Maldijo—. Bien, vamos a tratar con ésta hipótesis. Ese baile, que va a estar en tu casa en una semana… obviamente ibas a preguntarme por una cita ¿verdad? Estabas esperando decirme que podía ir como tu… ¡oh, mierda! ¿Se llama un escolta, no? Sería mejor tener estos detalles antes de presentarme a tu padre y palmar cincuenta dólares en alquilar un esmoquin. Cuando ella no dijo nada, se rió otra vez —Supongo que no era parte del plan, ¿no? Oh, en caso de que te estés preguntando, Axe escuchó a los chicos hablando en el autobús. Me habló después de que regresé al centro de entrenamiento e intentó hacerme pasar un mal rato sobre nuestra cita. Le expliqué que tú y yo no habíamos de hecho, “quedado”, pero que estaba bastante seguro de que si tu coche necesita ser lavado, me dejas con él con un cubo y una esponja. —Estás fuera de lugar. —Y como una aristócrata, ciertamente estás en condiciones de decirme eso, ¿Verdad? —Estoy enamorada de ti, imbécil —Al menos eso le calló —. Así es. Lo he dicho… de dónde vengo está prohibido decirlo primero porque se supone que debes esperar a que el macho lo haga. ¿Oh, y quieres saber qué más no puedo hacer? No puedo estar en la presencia de ningún macho sin un acompañante. No estoy autorizada a trabajar o tener una carrera… estaba en ese trabajo de recepcionista sólo porque mi padre estaba

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desesperadamente necesitado de ayuda y yo era la única en quien podía confiar. Tuve que pelear mi entrada en el programa de entrenamiento y sólo conseguí permiso porque mentí y le dije a mi padre que nunca lucharía en la guerra. Se espera que borde, lleve una casa y quede embarazada, ¿y estás refunfuñándome que yo soy el problema? —No te lamentes, ¿vale? ─gruñó—. Tu nunca tienes que preocuparte acerca de dónde viene tu próxima comida, vives en un puto museo escaparate de cosas hermosas y con perdón, pero no sabes lo que es que la gente te mire desde arriba porque perdiste la lotería del ADN! — ¡Tú me estás mirando desde arriba a mí! ─gritó ella—. Me estás jodiendo tu a mi ahora! Eres juez y jurado, ¡has decidido mandarme al infierno! No eres diferente de la glymera, mírate en el maldito espejo Craeg. Eres tan superior actuando y juzgando como lo son ellos. Cuando ella quedó en silencio, estaba respirando fuerte, su mano libre cerrada en un puño y su corazón golpeaba el pecho. —Esto no nos lleva a ninguna parte —murmuró él después de un momento. —Tienes toda la razón. Así que a la mierda. Ten una vida agradable… espero que todo tu ser-mejor-que-yo te mantenga caliente durante el día. Paradise cortó la conexión, se dio la vuelta y levantó su brazo sobre la cabeza, preparado para lanzar el teléfono a la pared. Pero se detuvo a sí misma, se tranquilizó y se reorientó. Guau. Perder su virginidad y tener su primera pelea prolongada, violenta, y desenfrenada en una relación. ¡Oh! y la

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primera ruptura también. Grandes 24 horas. Ha ido muy bien. Simplemente genial.

Le llevó una buena hora antes de que Paradise estuviera de vuelta en su propio cuerpo, ¡estaba tan enojada! Y su primer pensamiento coherente fue que no iba a pasar toda la noche en su habitación. Diablos, no. Tenía todo el día para quedarse esperando en ésta clase de prisión. Fue a su bolso, revolvió dentro para buscar su cartera. Iba a conocer a los otros participantes en ese restaurante Italiano y tomar una copa con ellos, incluso aunque sólo pidiera un refresco. ¿Y si Craeg se pasaba por allí? Bien. Lo que sea. Bien podría acostumbrarse a estar alrededor de él. Mientras su mano cogió su billetera, estaba a punto de salir, pero se paró. Tirando del bolso, lo puso a un lado en su escritorio antiguo francés. Rebuscando a través del bolso, miró a través de todo… incluso abriendo el bolsillo delantero y comprobando allí. Frunciendo el ceño, se dirigió a su vestidor a donde estaban sus abrigos. El que había usado la noche anterior estaba colgado

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con los otros y buscó en el bolsillo del otro lado. La Polaroid que había escondido ahí en el apartamento estaba donde ella la había dejado. Mirando la imagen, puso su mano sobre la boca. De vuelta en el bolso, verificó una vez más. No, la imagen original, la que había encontrado en el autobús, no estaba. Pensó en cuando había buscado la mochila en el centro de entrenamiento y encontró su teléfono en el lugar equivocado. Alguien había estado en su bolsa y cogido la fotografía. Tal vez porque le ataba... a un asesinato. Volviendo a su teléfono, llamó a Peyton —Hey —dijo cuando él respondió. Como ella quedó en silencio, él preguntó — ¿Hola? ¿Paradise? —Creo que... — ¿Has colgado? —No, no estoy hablando. —Espera —Hubo un murmullo y luego su voz sonaba lejos —. No, maldito imbécil. Anslam, estoy haciendo ningún ácido. Jesús… sí, dame algo de X. Ella cerró los ojos y preguntó qué estaba haciendo exactamente. Él estaba de luto. Y tal vez sólo estaba siendo paranoica. — ¿Parry? —Hubo otro murmullo y luego tomó un trago de

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algo—. ¿Qué pasa? —Nada. Lo siento. — ¿Vas a venir con nosotros? —No ahora —dijo—. voy al trabajo de mi papá. Yo, ah, hice algo estúpido anoche. — ¿Qué hiciste? —Me llevé algo del apartamento ─Miró fijamente la fotografía y entonces tuvo que ponerlo boca abajo en su escritorio. Incluso sin ver detalles, era demasiado sangrienta — No era mi intención. ¿Esa foto que encontré? — ¿La Polaroid? ¿La otra? —Sí, tengo que dársela a Butch y Marissa. La guardé en mi bolsillo sin pensar. Me imagino que la Hermandad está fuera luchando y no puedo volver al centro de entrenamiento, por lo que voy a dejarla en la casa de audiencias y alguien puede llevársela a ellos más tarde ésta noche. —Sí. Buen plan. Entonces ¿sales con nosotros? —Está bien, voy a tomar una ducha rápida y vestirme. —Siempre estás hermosa. Nos vemos en un rato. Colgando, ella miró sus pies. Dios, ¿qué pasa si uno de los participantes estuvo implicado en la muerte? Con una maldición, Paradise llevó su teléfono al baño y mientras lo dejaba sobre el mostrador, ella clavó sus ojos sobre sí misma. Sin embargo, sí, ella iba a coger el teléfono si llamaba Craeg. Aunque, no, probablemente no lo haría. Y sí, definitivamente era una buena cosa.

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De todas las formas en que podrían haberse estrellado y ardido... que desastre. Y francamente, no estaba segura de si quería resolverlo con él, incluso si eso fuera posible. Lujuria, se dijo. Había caído en la lujuria con él, no amor. Cómo enamorarse de alguien después de seis noches, de todos modos. Dios, quería vomitar, realmente lo hizo. Veinte minutos más tarde, estaba vestida con un par de jeans azules y un suéter de Cachemira. Se puso sus mocasines habituales, porque aunque hacía frío, no había nieve pronosticada todavía; entonces sacó el abrigo que había llevado la noche anterior. Puso la foto en el bolsillo, se colgó su cartera, su móvil y… Sobre la mesita de noche, sonó el teléfono de casa. Va, seguro que su padre llamaba para comprobar que ella estaba de vuelta, cogió el teléfono — ¿Hola? —Tienes un visitante. Ella frunció el ceño por la voz en el otro extremo — ¿Anslam? —Sí, soy yo ─dijo fácilmente—. Peyton me dijo que viniera a por ti. — ¿Lo hizo? Pero no voy a Sal’s todavía. Tengo que hacer un recado primero. —Iré contigo entonces. —No, gracias. No me llevará mucho. — ¿Vas a bajar?

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Oh, ¡en nombre de Dios! Pero no quería ser grosera —Sí. Espera. —No tengas prisa por mí. Colgó y verificó dos veces su pelo y luego salió de su habitación. Mientras se dirigía hacia las escaleras frontales, esperaba poder hacer salir a Anslam rápido. Se sentía como el infierno debido a la pelea con Craeg y ¡Agh! todo se agravaba porque no podía creer que había sacado la Polaroid de la escena sin decírselo a nadie. Además de la posibilidad muy real de que la investigación iba a tener que centrarse en los alumnos. Desde arriba de la gran escalera, vio a Anslam de pie abajo en el suelo de mármol blanco y negro, su ropa de Saksde la 5ª Avenida129 y su colonia de Gucci anunciando a qué clase pertenecía tanto como sus anodinas características lo hacían. Había algo tan... mortecino en él, pensó. Cómo había conseguido esa fama de ser agresivo con las hembras no tenía ninguna pista. Cuando un escalón crujió bajo sus pies, Anslam dio vuelta para mirarla —Hey, muchacha—dijo —Te ves bien ─Gracias, tú también Cuando llegó a la parte inferior y él abrió sus brazos, ella fue a él y le besó en ambas mejillas —Oye, lo siento, pero realmente sólo voy a… Un sonido extraño salió del estudio de su padre y ella frunció el ceño, mirando hacia allí. Era una especie de chirrido o 129

Es una cadena de grandes almacenes de lujo en los Estados Unidos.

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un… — ¿Ibas a ir a hacer un recado? —preguntó Anslam—. ¿Qué clase de recado? Se giró hacia él —No es nada importante. Solo... ¿Qué es ese ruido? Apartándose de él, caminó hacia adelante y miró alrededor de la recargada jamba de la arcada de la biblioteca. — ¡Oh, Dios mío! El mayordomo de su padre, Fedricah y su doncella Vuchie, estaban atados frente a la mesa, las bocas amordazadas, sus pies atados. —¿Qué está sucediendo…? Anslam la agarró por detrás, la giró haciéndole tropezar golpeando su cara con el suelo. Mientras el choque y el dolor momentáneamente la aturdieron, él se dejó caer sobre su espalda. Poniendo su cara sobre la de ella, parecía ligeramente molesto. — ¿Dónde está la fotografía? ¿Qué cojones hiciste con mi fotografía? Mientras intentaba recuperar la compostura y el movimiento de sus brazos y piernas, él fue rudamente a sus bolsillos. —Ah, niña buena —Puso la Polaroid dentro de su chaqueta de ante—. Maldita seas, Paradise, ¿por qué coño tuviste que encontrar esto? No quiero tener que hacer esto a una mujer como tú. No es parte del plan.

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Tragando, ella notó sangre y se dio cuenta de que su labio estaba partido —... No necesitas… hacer esto... Con un movimiento rápido, él saltó sobre sus pies y desapareció por un momento y cuando regresó, tenía una cartera de Louis Vuitton con él —Sí, tengo que hacer esto. Porque ibas a intentar llevar esta Polaroid a tu padre, que es lo que le dijiste a Peyton. Y eres tan buena niña, tan concienzuda, que no vas a dejarlo ir y vas a empezar a pensar acerca de la conexión y tarde o temprano, te vas a colar en la cafetería y vas a pasar por mi mierda porque te darías cuenta de que alguien en el centro de formación debió dejar caer esa foto en el autobús y también la sacó de tu bolsa. Bonito bolso, por cierto. Adorable Bally130 buen material. Mientras se mantenía hablando, Anslam sacó una jeringa — ¿Ves, porque estoy apegado a mi trabajo, es necesario mantener una parte de él conmigo siempre y las fotos son lo mejor, ¿no crees? Simplemente fantásticas para mantener la memoria. De todos modos, cuando pusieras dos más dos juntos… cuando encontrases más igual en mi bolso. Entonces estaría jodido y te aseguro, nunca estoy abajo en las relaciones. Cuando probó que el líquido transparente estaba llegando a la fina aguja, su cerebro amenazó con ceder en ella, el dolor, el shock, la confusión, torciendo y enlenteciendo sus neuronas, haciendo imposible cualquier patrón de pensamiento significativo. Salvo que entonces recordó lo que ella había entrenado haciendo de sparring en la clase: enfócate, permanece concentrada. Enfócate, mantente enfocada. Esto no era un ejercicio de entrenamiento, aunque, de hecho, esto era precisamente para lo que las lecciones debían 130

Zapatos, accesorios y bolsos de lujo.

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prepararte. No era una clase. Nadie para rescatarla. Solo ella misma. De repente su mente se volvió súper aguda: ella estaba muerta si le inyectaba con lo que seaque fuera y solo iba a tener una oportunidad de escapar. Haciendo gala de estar impotente, de modo oculto miró a su alrededor buscando un arma, algo, cualquier cosa que pudiera utilizar… —Piensa en esto como un cumplido —dijo mientras la miraba —. Estoy muy seguro que finalmente averiguarías que fui yo, porque eres jodidamente inteligente, para una chica… Con una potente embestida, ella se alzó y le dio un cabezazo justo en la cara. Fue su único movimiento… y ella lo remató dándole un derechazo; Anslam aullando de dolor y rabia cayó hacia atrás sobre su culo, apretando su nariz. Y ella fue sobre él, abalanzándose sobre su pecho, arrancando la jeringa de su mano, presionó el émbolo para vaciar el medicamento en el aire y lo echó a un lado. Sin tiempo que perder. Anslam rugió y le golpeó sobre sus hombros, quitándosela de encima. Y su siguiente movimiento fue golpearla muy duro en la mandíbula con el puño, literalmente oyó campanas sonando y su visión osciló. Pero ella no podía permitirse el lujo de comprobar cómo estaba mientras él saltaba hacia ella. Luchando a través del dolor y la desorientación, ella llego entre los dos y se fue hacia sus testículos, agarrándoles y torciendo su agarre hasta que el gritó y se tiró al lado.

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Poniéndose de pie, fue a patearlo, pero él cogió su tobillo y le volteó su pie. Empezaron a rodar y en el fondo de su mente, escuchó a Butch diciendo que en combate cuerpo a cuerpo, todos terminaban en el suelo; era sólo cuestión de tiempo. Rotándose alrededor, ella le impidió hacer una llave con los brazos sobre ella, pero ella también falló en meterlo en un bloqueo con sus muslos. Un arma, necesitaba un arma… el maletín. Si de alguna manera pudiera conseguirlo... Él era más fuerte que ella. Ella era más rápida que él. Sus cuerpos se dejaban caer sobre el duro suelo, brazos y piernas forcejeando, puños llegando a los torsos, más sangre en las caras. Y entonces sucedió. De alguna manera se las arregló para sujetarla de la garganta con ambas manos y entonces él golpeo la parte posterior de su cabeza en el suelo de mármol una vez, dos veces... ¡Que te jodan! Vocalizó ella, porque no tenía aire. Llegando hasta sus ojos, ella metió sus pulgares en sus cuencas… El desapareció. Anslam simplemente... desapareció. Por una fracción de segundo, ella se preparó, lista para recibir algunos puñetazos. Pero entonces oyó ungrito horrible. Mirando hacia arriba, vio a Anslam… levitando sobre el suelo, su cara se torció en una expresión horrible de terror, la sangre saliendo de su boca en un chorro, pies pataleando inútilmente mientras sus piernas temblaban.

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Entonces fue echado a un lado como basura. Y Craeg se reveló como el guerrero que era, sus pies firmes, sus colmillos desnudos y una sangrienta espada en su mano. Vagamente, Paradise se dio cuenta de que el arma era la espada ceremonial que su padre debía llevar como Primer Consejero en ocasiones especiales, la que su propio padre tuvo primero... la que se mantuvo en la pared justo al lado de la puerta, como la tradición requería que fuera colgada. Craeg vino hacia ella y se agachó —Necesitas atención médica. ¿Dónde está tu teléfono?, ¿dónde hay un teléfono? —Estoy bien, estoy... bien. Espera, estaba llorando. ¿O era sangre? No sabía... El sonido de la lucha giro su cabeza —Vuelvo enseguida Con pasos rápidos, corrió al estudio con la espada, y momentos después, Vuchie estaba a su lado y el mayordomo estaba en el teléfono del escritorio. Fue justo entonces que se dio cuenta de que estaba viendo doble. —Creo que me voy a desmayar —dijo a Craeg. —Doc. Jane está de camino. —No me dejes —le dijo—. Quiero gritarte más. Él se puso sobre sus rodillas — ¿Porque interrumpí tu lucha? te pido disculpas, creo que ibas aganar por cierto, pero no soy un macho de juegos de azar. Lo siento.

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Ella abrió la boca para decir algo más... pero se desmayó. ¿Su último pensamiento? Que algo caliente envolvió su palma, estaba bastante segura de que él la había cogido de su mano.

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Capítulo 45

Cuando Craeg se había materializado en el jardín de Paradise, no había estado seguro de si había venido a luchar con ella o hacer las paces. Honestamente no lo sabía. Podría haber sido cualquiera de las dos opciones. Después de que ella le había pateado el culo a través del teléfono, había irrumpido en todo el centro de formación hasta que él había decidido, A la mierda, iba a verla en persona. Había llamado a un doggen, se metió en el autobús, y luego tan pronto como habían salido a la carretera principal, le había dicho al conductor que se dirigía al lugar habitual donde lo dejaban. Habían negociado que lo dejara en un claro a cinco millas131 de distancia del complejo. Luego de que el autobús se había ido, se desmaterializo al césped de la mansión de la familia de Paradise. Dónde había encontrado la puerta entreabierta. 131

8.5 km

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Al segundo que había entrado allí, había visto a Paradise bajo Anslam, con sus pulgares excavando en su ojos. Y así fue como había terminado aquí sentado en ésta... increíble biblioteca... con la sangre proverbial en sus manos. Mirando a su alrededor, a la gran pintura al óleo sobre la chimenea, negó con la cabeza. El hombre que fue pintado estaba mirando directamente al espectador, y Craeg sólo podía imaginar lo que el viejo habría tenido que decir si hubiera sido realmente capaz de ver a un asno plebeyo sentado en su sofá de seda. O el sofá de seda de su hijo. O nieto. O lo que sea. —Mierda —murmuró mientras se frotaba la cara. Sí, en realidad, él había venido a luchar con ella, no a hacer las paces. Había venido a demostrar su punto: que ella y su pueblo eran un mal en la especie, y ella estaba engañada si pensaba que iba a comprar algo de sus estupideces —Sólo detente —gimió. Abrió los ojos, se quedó mirando la alfombra en que sus botas se plantaron. Afuera, en el hall de entrada se escuchaban voces. Butch había llegado. V y el mayordomo y la criada estaban hablando. Paradise se había retirado al piso de arriba, y Doc. Jane fue con ella… Un hombre apareció en la puerta de la biblioteca. Era alto y delgado, vestido con un traje impecable que incluso Craeg podía decir era hecho a mano por un maestro. Con su camisa blanca, brillante y la corbata color rojo sangre y su pequeño pañuelo a tono en el bolsillo del pecho del traje, él era el epítome de un aristócrata.

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Y yup, que incluso tenía el sello de oro en su dedo. Y sí, esos eran los ojos de Paradise mirando a través de la habitación. Craeg tomó

su

gorra

naranja apagado

mientras se

levantaba. Tenía un impulso absurdo de acomodarse su camisa, o cepillar sus vaqueros... o algo así. Mierda. El macho se adelantó con una expresión formidable en su rostro. Preparándose, Craeg se aclaró la garganta —Señor, soy… El abrazo de oso que le golpeó fue tan fuerte que sentía sus huesos aplastados, y el tipo no retrocedió, él siguió aguantando. Mientras Craeg quedó allí como una estatua. Por encima del hombro del padre de Paradise, Butch asomo la cabeza en la habitación. El Hermano hizo señas para que Craeg siguiera con el programa. A espaldas del macho, Craeg puso las palmas hacia arriba, a modo de "¿qué hago?". Butch empezó a hacer movimientos locos como si estuviera abrazándolo. Haciendo una mueca, Craeg puso cautelosamente sus brazos alrededor del caballero. Palmeó los hombros. —Te debo mi vida —dijo el padre con voz áspera—. En ésta noche me has dado una nueva vida por salvar a los míos. Finalmente, su padre dio un paso atrás y sacándose el pañuelo se limpió los ojos rojos —Yo quiero preguntarte, ¿cómo

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puedo pagarte?, ¿Qué puedo hacer por ti?, ¿Cómo puedo ser de servicio para ti y los tuyos? Craeg parpadeó como si lo hubiera tacleado. Su cerebro estaba literalmente muerto. Y luego le espetó —Mi nombre es Craeg —como si el macho se lo hubiera preguntado o algo. —Craeg, soy Abalone —El macho se dobló saludándolo—. A tu servicio. Antes de que Craeg pudiera responder a eso, Peyton dio la vuelta a la esquina y se dirigió hacia él —Mi hombre. Yyyyyyyyyyyyyera la hora del abrazo número dos. Cuando Peyton le dio un apretón que casi le rompió las costillas de nuevo, Craeg estaba un poco más en camino a ser nuevamente él. —Has hecho este trabajo para mí —dijo el chico más o menos. — ¿Qué has estado tomando? —Butch me dijo que Anslam fue el que mató a mi prima. Craeg retrocedió, lo cual era una buena cosa porque necesitaba un poco de espacio personal. Desde que el peligro se había disipado cuando mató a un maldito compañero de clase, había sentido como si hubiera entrado en un universo paralelo. La cosa era, como había corrido en contra de Anslam, igual que el hijo de puta había sido más que un animal, él había salido en defensa de Paradise. La razón por la que el macho había estado atacándola a ella no había sido excesivamente relevante

J.R. WARD en

el

momento

Blood Kiss y

había

permanecido

incuestionablemente

surrealista. Peyton le contó la historia rápidamente, y Craeg había seguido la mayor parte. Al menos, pensó que lo hizo. Anslam y las fotografías Polaroids. Anslam y su reputación de ser agresivo con las mujeres. Paradise haciendo las conjeturas correctas al ponerlo todo junto. Abruptamente, Peyton se volvió hacia el padre de Paradise y los dos se abrazaron. —Así que, ¿qué opinas de este tipo? —dijo Peyton al separarse de ambos hombres—. Es una especie de héroe, eh. Vale, bien, era totalmente incómodo tener al padre de Paradise mirándolo con algo cercano al culto del héroe. Sí, wow… ¿podría salir ahora? Tal vez podría dejarlos solos... quería ir ver Paradise, pero… —Él está enamorado de Parry por cierto —Le anunció Peyton—. Y ella lo está de él. Yyyyyyy así fue como todo el asunto entre ella y él se puso serio, totalmente, que mierda.

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Capítulo 46

─No, estoy bien. Paradise hizo un gesto de dolor mientras pronunciaba esas palabras. No obstante, Doc. Jane le alumbraba con una linterna directamente a los globos oculares. ─Tienes una contusión ─Anunció la doctora mientras se sentaba en la cama─. ¿Te sientes mal del estómago? Bueno, caramba sí.... pero si eso era resultado del hecho de haber estado a punto de ser asesinada por su compañero de clase o que haya sido absolutamente salvada por el macho al que había mandado a la mierda hacía media hora… ─ ¿Cuál era la pregunta? ─preguntó─. Oh, sí, tengo un poquito de náuseas y estoy algo mareada. Doc. Jane sonrió ─Estarás bien. Sólo tranquilízate y antes de que preguntes, sí, puedes ir a clase mañana pero evita pelear y toma con calma los ejercicios.

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─Oh, está bien ─Dios, no podía imaginar regresar al centro de entrenamiento─. Gracias. ─De nada. No te daré nada más que el Motrin132 que ya tomaste. ─Oh…Ok. Gracias. ─Y necesitas hablar con Mary ─Dijo Doc. Jane mientras se ponía de pie─. Y no, un ‘’estoy bien’’ no cambiará nada. Todo esto puede originarte un TEPT133. Tu cuerpo sanará más rápido que tu mente. ─ ¿Quién es Mary? ─La shellan de Rhage. Es terapeuta. ─Oh. ¿Quizá debió haber terminado con otro gracias? ─Estaré aquí si me necesitas ─Dijo la doctora antes de irse. Paradise se quedó sola. Era gracioso que, aunque estaba a salvo en su habitación, con los Hermanos en la planta baja…la casa ya no se sentía tan segura. Puede que ese sea el propósito acerca de la conversación con Mary. Dios ¿Anslam un asesino? ¿Tal vez incluso un asesino en serie?

132 133

Marca de analgésicos y antipiréticos. Trastorno por Estrés Post Traumático

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Él nunca había mostrado ningún signo de inestabilidad. Parecía una persona normal, como ella o cualquiera de su clase y de su raza, si acaso un poco antipático. Pensar que se había sentado junto a él en el entrenamiento, luchado, hablado y reído con él… todo eso mientras había estado ¿agrediendo a hembras? Era como sacado de una pesadilla, incluso antes de llegar a la parte donde trataba de asesinarla. Cuando le echó un vistazo al reloj, se tensó aún más. Faltaba sólo una hora antes de que llegara el amanecer y no sabía dónde estaba Craeg ¿Se habrá ido ya? Necesitaba verlo. Con un gemido, se estiró para llegar al teléfono… ─ ¿Necesitas que te ayuden con eso? Dando un respingo, levantó la mirada, para verlo allí de pie en su puerta. Señaló con su pulgar sobre su hombro. ─Doc. Jane me dijo que estaba bien que entrara. Tengo que irme y quería ver por mí mismo que estabas viva. Paradise cerró los ojos y tuvo que voltear su rostro. Las lágrimas llegaron

rápidas y con

fuerza, pero

no

quería

mostrárselas. Hubo un ligero clic cuando cerró la puerta y por un segundo pensó que se había ido. Pero cuando dio un profundo respiro, captó su olor. ─Conocí a tu papá ─Dijo bruscamente.

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Obligándose a centrarse de nuevo, se vio forzada a mirarlo. Él no se había movido de donde estaba y eso parecía apropiado. Su expresión era distante, su cuerpo tenso, sus emociones eran las de alguien que ya había dejado la casa aun cuando se encontraba parado frente a ella. ─ ¿Lo hiciste? ─ Preguntó en voz baja. ─Es un buen tipo. ─Lo es. Hubo un largo silencio, luego pensó a la Mierda y tomó un Kleenex. Se sonó la nariz y cogió uno limpio para secarse los ojos. ─Lo siento, estoy algo sensible. ─ ¿Por qué no lo estarías?, Estuvieron a punto de asesinarte. Juntó los pañuelos y los tiró al cesto de papeles junto a su cama. Después dio un profundo respiro ─Siento haberte dicho todas esas cosas. Que te haya gritado. ─No te preocupes por eso. ─Ok─ Hombre, por alguna razón, esa respuesta indiferente, como si nada de eso hubiera importado, dolió más que su contusión─. Está bien. ─Mira, Paradise, tú y yo… ─ ¿Nosotros qué? ─Ella lo miró─. ¿O es más un nosotros

no? Algo así como ¿Nosotros no estamos predestinados?, ¿Es ésta la parte donde enumeras todas las razones por las que no podemos estar juntos otra vez, incluyendo, sino exclusivamente,

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mis orígenes? Porque si es así, estoy muy segura que ya lo discutimos por teléfono. Cuando no dijo nada y solo se quedó mirando el piso, como si estuviera contando las puntadas de su alfombra bordada, ella imaginó que estaba practicando la despedida final en su cabeza. Y eso sería un adiós a su relación más no a no verse nunca más. Porque ella no iba a abandonar el maldito programa; eso no estaba en duda, en estas primeras noches, que se han sentido como si fueran doce mil años, muchas gracias, ya había invertido muuuucho como para renunciar. ─Mejor vete ─Le dijo derrotada─. Solo… ─ ¿Por qué yo? Ella frunció el ceño ─ ¿Disculpa? Mientras la miraba, sus ojos eran mortalmente serios. ─Supongo, no entiendo… ¿Por qué yo? Podrías tener a cualquiera de la especie. Quiero decir, todos en la línea de sangre darían sus brazos y piernas por tener un hijo contigo. Eres literalmente la cosa más valiosa en el planeta y eso antes de que sepan cuán fuerte eres, cuán inteligente eres…lo resistente que eres. Cuán valiente… e inteligente ¿Ya mencioné inteligente? ─ Volvió a mirar la alfombra─. Y hermosa. Y luego está tu voz ─ Hizo un círculo alrededor de su cabeza─. Tu voz me vuelve loco. Cada día, luego que colgamos el teléfono, me quedo dormido con la cosa en mi pecho. Como si parte de tu voz, una parte de ti siguiera en él. Ok, ahora ella estaba llorando por una razón completamente diferente.

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Craeg señalo alrededor de la habitación. ─Incluso si me perdonas por ser un imbécil…No puedo darte todo esto. La cabaña de mis padres tiene, digamos, dos habitaciones y una cocina estrecha. Los mostradores están hechos de Fórmica y el piso de linóleo y tiene una fea alfombra. La madera es falsa, no es antigua. La pieza más vieja de los muebles que tengo es de los setenta y es horrible. No puedo… No puedo comprarte joyas, ni carros… ─Para. Calló al sonido de su voz. ─No pienso de esa manera─ susurró ella ─y tú tampoco deberías. ─ ¿Y si eso cambia? Fue en ese momento que se dio cuenta que realmente, nunca antes se había mostrado vulnerable frente a ella. Y espera ¿Estaba hablando sobre todavía estar juntos? ─No pasará ─juró ella─. No me importan todas esas cosas y eso no va a cambiar. ─ ¿Cómo lo sabes? ─Dijo suavemente─, porque…estoy enamorado de ti y si decides mañana, en una semana… o en un año…que era sólo una aventura, o que necesitas estar con alguien que tenga más clase que yo, no voy a sobrevivir a eso. Será algo que me derribará sin poder levantarme. Por eso déjame ir ¿Ok? Sácame de mi miseria…déjame ir. Paradise se secó los ojos y tuvo que sonreír.

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─ ¿Acabas de decirme que me amas? ─Cuando no respondió, ella le insistió─. Creo que lo hiciste. ─Hablo en serio, Paradise. De repente, no sentía dolor ni en la cabeza ni en el cuerpo. Y el miedo que había sentido como veneno en sus venas desapareció. ─Yo también hablo en serio ─susurró. ─Entonces sí, acabo de decirte que te amo. Y siento haber perdido el juicio acerca de ti y tu familia. Y soy un idiota por haberte comparado con la gente que mató a mi padre. No lo sé… todo lo que tengo que hacer es recordar esa primera noche ¿Cuándo no querías dejarme en el camino? Fuiste igual con cada uno y no sólo conmigo. Tú… tú te hubieras quedado fuera de una habitación segura si eso significara que cupiera alguien más. Craeg dejó escapar una respiración temblorosa y frotó su rostro con su enorme palma, como si estuviera luchando con sus propias emociones. ─Craeg, todo lo que puedo decir es esto ─Ella esperó a que él la mirara de nuevo─. Yo vencí a todos esa primera noche ¿No es así? Fui la última que quedó de pie ¿Cierto? Él asintió ─Sí, estuviste increíble. ─Bueno, lo haría nuevamente ahora mismo si eso significara probarte lo improbable y lo que mi corazón sabe que quiere. Es simple y sencillo. Puedes tratar, si quieres, de cubrirte con toda clase de razones por las que pensaré diferente en el futuro, pero mis sentimientos nunca van a cambiar. Sabía que eras el

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único la primera noche que te vi, cuando entraste a la casa de audiencias. Pasé semanas preguntándome si volverías con tu solicitud. ¿La noche de iniciación? Esperé y rogué para verte entrar. Y cuando lo hiciste, lo único que pude pensar fue, “Gracias Dios él está aquí”. Ella extendió su mano hacia él ─Todavía pienso eso cada vez que te veo después de pasar un tiempo lejos de ti. “Gracias Dios… él está aquí”. Craeg se acercó a ella despacio, como si estuviera dándole la oportunidad a que cambie de parecer. Pero luego su palma tomó la de ella. Y luego estaban sentados en la cama juntos. Y luego estaba inclinándose y presionando un beso en sus labios. Excepto que se apartó y se puso serio ─Voy a pedir un

ahvenge por mi padre. Sé que no estás de acuerdo pero no puedo cambiar eso, lo siento. Ella cerró los ojos mientras el miedo golpeaba su pecho ─Por favor… no. No estoy diciendo eso para proteger a un primo lejano. Ya ha habido suficientes muertes. Estoy tratando de proteger a otro ser vivo. ─A un cobarde que asesinó a mi padre. ─Quizá haya otra forma de conseguir justicia ─apretó su mano─. Sólo trabajemos en eso. Quizá exista otro camino ¿Me lo prometes? Por mí. Hazlo por mí. Pasó un largo, largo tiempo antes que respondiera. Pero cuando finalmente lo hizo, parecía un juramento ─De acuerdo. Lo odio pero… de acuerdo.

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Sentándose, Paradise envolvió sus brazos alrededor de él y sintió que le devolvía el abrazo ─Te amo. ─Oh, Dios Paradise. Yo también te amo. Ellos se quedaron así por un largo tiempo, abrazándose, diciéndose cosas pequeñas, tocándose, sintiéndose, besándose. Y luego hubo un golpe en la puerta. Sip muchacho, Craeg se paró tan rápido de la cama, que prácticamente chocó con la pared más alejada. Ella se rió un poquito ─ ¿Si? ─Soy Butch ─Llegó una voz profunda─. Me voy. Craeg, vienes conmigo. ─Ok ─Dijo Craeg, dirigiéndose a la puerta. ─ ¿Cuándo te veré? ─Preguntó Paradise─. ¿Las clases de mañana en la noche también están canceladas? Puso su mano en el pomo y se volvió hacia ella mirándola con ojos entornados ─Contesta el teléfono a las siete de la mañana y lo discutiremos. Con eso y un guiño sexy, salió y cerró la puerta suavemente. Mientras Paradise se recostaba en su almohada, sonreía tan fuerte que sus mejillas le dolían.

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Capítulo 47

Una semana más tarde... —Espera, ¿a dónde vas Cumberbatch134? Cuando Craeg se paró en frente del espejo del Pit, él estaba aterrorizado hasta que Butch apareció detrás de él. Por supuesto, el Hermano le sonrió como si fuese un idiota. Que lo era. —Es un fajín ─Butch cogió el fajín y se lo puso en la cintura a Craeg—. Maldita sea hijo, te ves apretado. — ¿Cuánto costó ésta cosa? —Quince mil ─Sintió una cierta agitación y un tirón en la parte baja de su espalda—. Y la buena noticia es que tú y yo somos el mismo tipo de machos fornidos, así que te queda como un guante. Craeg parpadeo un par de veces — ¿Quince mil? ¿Dólares? 134

Actor británico de TV., teatro, cine y voz.

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—No, Pop-Tarts135─Vishous hablo desde la cama—. Y si eso hace que tus huevos se reduzcan, multiplica eso por toda la mierda colgada en las perchas. Craeg miro de manera diferente a los armarios de ropa de la habitación ─ Oh mi Dios. —Ya, él ama la moda ─V se lio otro cigarro y lo encendió—. Y a Neiman Marcus136. —Jódete V ─Butch se inclinó hacia un lado y cogió el frac —. Los machos como Craeg y yo, tenemos que ponernos ropa de escaparate para nuestras hembras. Ese es nuestro rollo. Personalmente, a Craeg le hubiera gustado haber estado en sus pantalones vaqueros pero él tuvo que admitir que la camisa blanca almidonada con su elegante nudo blanco en la garganta junto a los tirantes rojos brillantes y los pantalones negros de rayas de satén no se veían tan mal. Y entonces se puso la chaqueta encima. Se quedó mirando fijamente su reflejo, se peinó su reciente cortado pelo negro y se sacudió —Me veo… —Como quince millones de dólares ─Butch le dio una palmada en el hombro—. Ahora lárgate de aquí, para que pueda vestirme también. Él misántropo de allí se queda en casa porque él es demasiado bueno para ésta mierda, pero tú y yo vamos a tener una gran cita.

135 136

Marca de barritas de cereales. Tienda departamental de ropa de lujo.

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V gruñó y se bajó de la cama —Llámame si cambias de idea, yo siempre estoy disponible para una pelea a puñetazos, y me gusta golpear a chicos guapos. —Tú estás amargado por no tener un esmoquin. Vishous se detuvo en la puerta y miro a Craeg. Asintiendo con la cabeza, él dijo —El imbécil tiene razón. Tú te ves bien. Ella va a estar orgullosa de estar de tu brazo. No dejes que cualquiera de esos malditos idiotas te hagan sentir de segunda clase, ella pudo elegir a cualquier persona en el mundo, y ella te escogió a ti. Además, no ofrezcas a nadie tu mano primero. Es darles la oportunidad de que no te devuelvan el saludo. Debes dejar que te saluden primero, no a la inversa ¿vale? —Gracias —dijo Craeg más o menos. V asintió, y fue bajando por el pasillo, añadiendo —Voy a darle unos golpes a Lassiter. Probablemente juegue al billar con él. —Diviértete, cariño —gritóButch. Luego se centró en Craeg en el espejo—. Te dejo abajo en el túnel. Espérame en el garaje. Yo conduzco. —Vale. Oye… Gracias. Dios, eso sonaba jodidamente poco convincente. Butch sonrió, mostrando un diente un poco torcido —Mi compañera está arriba también. Yo sé lo que se siente al estar con una hembra qué es… En ese momento, Marissa salió de otra habitación y… Craeg retrocedió. El vestido… los diamantes… el vestido…

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Los jodidos diamantes. La hembra literalmente brillaba desde la cabeza a los pies, en un cegador espectáculo de belleza y elegancia. La Doctora Jane salió al pasillo —Así que… ¿Cómo lo hacemos? ¿Eh? ¿Cómo lo hacemos? Craeg miró por encima del hombro a Butch que estaba allí de pie como un panoli, mirando como si hubiese visto la segunda venida de la Virgen Escriba. —Sal fuera, muchacho —dijo el Hermano con voz ronca ─. Nos vemos ahora. Estaré ahí en diez minuto… no espera… veinte.

Cuando Marissa sonrió a Craeg y le dijo que estaba guapo, ella se maravilló de como uno podía estar totalmente vestido y completamente desnudo al mismo tiempo. Por otra parte, por el modo en que Butch la estaba mirando, ella tenía muy claro en que estaba pensando él. —Vamos, Craeg. Yo te llevaré dentro del túnel —dijo Doc. Jane—. Y diviértanse, ustedes dos. —Fuera, fuera, fuera, fuera —Butch murmuró a la pareja de V—. Antes de que veías más de lo queréis ver. Cuando el par se fue, y la puerta de entrada del túnel hizo click al abrirse y al volver a cerrarse, Marissa hizo un giro lento delante de su compañero — ¿Te gusta?

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La respuesta de Butch fue arrodillarse. Gustar, Realmente hacía que sus rodillas hubiesen caído tan fuertes que ella no estaba segura si el chasquido fue porque él se había roto sus huesos o la tarima flotante. Se subió la falda de su vestido ReemAcra137, moviéndose deprisa — ¿Estás tú…? Él capturo sus hombros con sus manos, sus ojos color avellana recorrieron su cara —Yo quiero besarte, pero no quiero arruinar tu pintalabios. —Tan solo bésame, con cuidado. Y así lo hizo él, frotando su boca suavemente —Me dejas sin aliento, Marissa. Le quitas el aliento a todo el mundo a distancia. Ella se aliso el pelo —Nosotros ya lo veremos. —Sí, lo haremos. Marissa se puso seria —Havers no va a venir ésta noche. En cierto modo me sorprende. Él fue quien me nomino para que fuese la encargada de esto. —Quizás es su forma de hacer una ofrenda de paz. Te permite brillar sin tener la complicación de escuchar un montón de chismes. —Sí ─Ella pensó en su hermano junto a la cama de la mujer quien había asesinado—. Es casi más fácil demonizarlo.

137

ReemAcraBridal, exclusivo de Moda prêt à porter, vestidos de novia y fiestas de alta costura. Su diseñadora es ReemAcra, nacida en Beirut.

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—Ya sabes, cuando se trata de Havers, si tú puedes olvidarle… Bien, yo nunca podré olvidar lo que él te hizo, pero no voy a matarle si lo veo. ¿Cómo es posible? Ella rió —De acuerdo. Y no lo sé. Supongo que tendremos que ver lo que nos depara el futuro. —Sé de una cosa que pasará —dijo arrastrando las palabras, con los ojos entrecerrados. — ¿Y qué podría ser? Su compañero se levantó del suelo y le rodeó la cintura con sus manos calientes. Inclinándose, le susurró —Voy a ser él que te va a ayudar a quitarte ese vestido después. Riendo, ella puso sus brazos alrededor de su cuello y se arqueó contra él — ¿Significa eso que tengo la oportunidad de bajarte los pantalones al final de la noche? —Oh, Dios —gimió él—. Siiiiiiiiiiiiiiii…

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Capítulo 48

Cuando Paradise descendió por la magnífica escalera de su casa, levantó la vaporosa falda de su vestido azul pálido. Con cada paso que daba, pensó en la noche de hacía una semana, cuando había bajado para encontrarse a Anslam allí en el mármol, esperándola como si no hubiera nada fuera de lugar, nada malo o nada amenazante. Por

una

fracción

de

segundo,

sus

cables

mentales

consiguieron cruzarse y una vibración excesiva de adrenalina se disparó por su espalda. Doc. Jane tenía razón. La conmoción se había curado y aunque aún tenía moretones, su cerebro tenía un nuevo camino, que había sido forjado rápidamente, pero de forma permanente. Sin embargo la reacción de miedo condicionado no iba a ser una prisión. Mary estaba ayudando para que se asegurase de eso.

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Cuando llegó al último escalón, su padre salió de la biblioteca ─Oh... Paradise. Con una inclinación de la cabeza y de cuerpo, hizo una reverencia hacia él ─Padre. ─Te pareces a tu madre. Cuando extendió las manos, ella se acercó a él ─Ese es el cumplido más perfecto. ─Bueno, es cierto ─Guiándola la hizo girar delante de él y sonrió─. Y tengo algo para ti. ─ ¿Eh? ─Ven. Mostrándole el camino fueron hasta el escritorio del estudio donde le dio una caja roja plana con un reluciente borde dorado ─Esto era de ella. ─Padre… ─No, ven ahora. Debes abrirla. Las manos de Paradise empezaron a temblar mientras aceptaba la caja y levantaba la tapa. Cuando ella se quedó sin aliento él intervino y tomó el antiguo rivière138de diamantes de su lecho de satén. ─Hay cuarenta y ocho diamantes, uno por cada uno de los primeros cuarenta y ocho queridos años que pasé con tu mahmen. 138

Collar en forma de cordón de diamantes engarzados en oro.

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En ésta noche, te los doy a ti libre y claro de la misma manera que te doy mi amor y mi respeto. No podía ser… ─Espera ─Ella lo detuvo y sacudió la cabeza─. No puedo aceptar eso. ─ ¿Por qué no? Cuando su cara cayó, cerró los ojos ─Tengo que decirte algo. Es… No podía quedarse quieta y empezó a caminar en un círculo cerrado. Todo lo que podía pensar era en la conversación que habían tenido sobre el amor, la clase y cómo quería que tuviera un partido aristocrático al igual que él y su madre habían tenido. Pero a diferencia de antes de haberse ido al programa de formación, tenía un sentido mucho mejor de lo que ella era ahora, e incluso si se le rompía el corazón, iba a amar a todo aquel que quisiera, sin tener en cuenta estatus, clase o categoría. ─Padre, estoy enamorada de un macho. Él es un plebeyo y no me importa. Es más, no creo que eso le haga menos valioso que cualquier otra persona. Craeg es… ─ ¡Por fin! ─ Exclamó─. ¡Por fin! ─Él tiró de ella y la besó en ambas mejillas─. ¡He estado esperando toda la semana! ─ ¿Qué? Espera… ¿qué? ─Peyton me lo dijo. ─ ¡¿Qué?!

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─Y estoy de acuerdo contigo, Craeg es un macho de valía y estoy totalmente de acuerdo. Tienes todas mis bendiciones. Paradise frunció el ceño y sacudió la cabeza ─Padre... no entiendo. Apenas la semana pasada me estabas diciendo que yo necesitaba aparearme con un aristócrata. Sé que Craeg me salvó la vida, pero no puedes hacer un giro de ciento ochenta grados como este y esperar que me lo crea. ─Querida mía ─dijo retrocediendo─. ¿cuándo te dije que tenías que emparejarte un miembro de la glymera? ─Estábamos teniendo la Primera Comida antes de irme fuera y dijiste que yo tenía que tener un emparejamiento como tú y mahmen habíais tenido. Dos aristócratas establecidos por sus familias. ─No, yo dije que tu mahmen y yo encontramos el verdadero amor. Eso es lo que quiero para ti. La parte del verdadero amor, siempre y cuando el macho sea bueno para ti, no me importa donde sea. He visto mucho las tribulaciones de nuestra clase y me ha impresionado sumamente. Los bailes y fiestas están muy bien, pero hay que volver a casa con la persona con quien se está emparejado. Eso es mucho más importante que cualquier pedigrí y no me disculpare con nadie si chismorrean... Paradise se lanzó a su padre y le apretó como el demonio ─Te amo demasiado ¡Voy a llorar! Su padre, su querido, maravilloso y perfecto padre, se rió y la abrazó de vuelta ─ ¿Me permites ponerte este collar ahora? ¿Y finalmente dejaras que Craeg asista ésta noche?

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─ ¡Sí, sí, él está viniendo ya! ¡Oh, él es! No puedo esperar a que lo conozcas bien y llegaras a conocerlo. ─Tampoco puedo, oh mi amor... tampoco puedo. Treinta minutos más tarde, con corrientes de invitados brillantes que llegaban a través de la entrada principal y continuaban por el pasillo hasta el salón de baile, Paradise pensaba... bueno, al menos ella asumía que Craeg estaba viniendo. Él le había dicho que iba a venir. Realmente, lo había dicho. De pie justo en el nivel superior de la sala de baile, a la cabeza de la gran escalera que tenía invitados abajo en la pista de baile, buscó entre la multitud. No creía que fuera posible que ella se hubiera perdido su llegada. Desde luego, no con el mayordomo anunciando a todos los que entraban antes de que descendieran a la fiesta. Ella había sido muy consciente de que había parecido un poco incómodo ante la idea de acompañarla, pero él no era de los que daban marcha atrás. Sobre todo cuando se refería… ─Hola hermosa. ─Peyton ─murmuró mientras se volvía hacia su amigo. Cuando se abrazaron, miró detrás de él con la esperanza de verle... pues no, no estaba Craeg.

J.R. WARD

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─Wow, bonito hielo139─Peyton se inclinó y sostuvo su collar ─. ¿Dónde está tu macho? ─No sé ─Ella frunció el ceño─. Pensé que ibas a traer a esa hembra, ¿cómo se llamaba? ─Oh, ella. Sí. No. Su padre llamó al mío y me preguntó cuáles eran mis intenciones. No estoy preparado para enredarme con esas cosas. ─ ¿Por qué no le preguntaste a Novo entonces? ─No sé de dónde sacas esa idea ─Examinó la multitud ─. Bueno, es hora de encontrar una cita. Alguna persona de nuestra generación aquí o es que está lleno de vejestorios… mira, creo que hay una mujer allí todavía con sus propios dientes. ─Peyton. Deberías habérselo pedido a Novo. ─ ¿Quién? ─Él le besó en la mejilla─. Hasta luego. Mientras paseaba desde la alfombra roja de las escaleras hasta la multitud atrajo todo tipo de atenciones, un recordatorio de que su mejor amigo era aceptado y muy viable dentro de glymera. El pobre bastardo. Y había otra razón por la que se preocupaba por él, desde la noche en su casa con Anslam, Peyton se había cerrado. En la superficie era el mismo, pero ella lo conocía a un nivel que otras personas no lo hacían.

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Como vulgarmente se le llama a los diamantes.

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Algo había cambiado en él y no estaba hablando de ello. Por otra parte, un amigo suyo había matado una familiar y eso era mucho dolor que procesar. Dios, ella desearía que hablara con ella o con alguien. Cuando la música subió y las parejas empezaron a llegar al centro de la pista de baile, ella ahuecó sus faldas para salir un poco y se dio cuenta de que ella había querido compartir esto con Craeg, pero eso podría ser pedirle demasiado. La mayoría de los machos encontrarían esto un aburrimiento, o peor aún, una maldición. Bien, bueno ella no tenía que ir a estas cosas y ella podía usar sus malditos diamantes con su albornoz y ser perfectamente feliz. Después de todo, lo que hacía importante al collar era que había sido de su madre y ahora era suyo. Sip, su padre era muy justo. Tan elegante como era ésta multitud, con sus vestidos, sus joyas y sus perfumes, era completamente una experiencia estar de pie en medio de ellos. A pesar de que pertenecía aquí por derecho de nacimiento, ella estaba totalmente aparte y realmente bastante desinteresada... ─ ¿Hay una banda mejor que venga después? Girando alrededor, sonrió como una loca y luego se detuvo. Puso una mano en su boca y dio un paso atrás. Craeg sacudió la cabeza y se miró a sí mismo con horror ─Maldita sea, Butch me juró que este artilugio era adecuado. Él lo juró. ─Estás…

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Su macho estaba liso y llanamente como 007, magnifico con su pajarita blanca, su frac y sus zapatos de charol, viéndose tan alto y distinguido como cualquier otra persona en la habitación. Aunque era divertido... le gustaba igual que con sus vaqueros y su gorra de béisbol. O sin nada. Aún mejor. ─Espera, ¿esa es... la espada ceremonial de mi padre?─Le espetó, parpadeando entre lágrimas repentinas. Craeg alisó la vaina de oro que colgaba de su cadera izquierda ─Él me estaba esperando cuando llegué aquí. Insistió en que me la pusiera ésta noche. Me dijo que no la pondría en la mano derecha de nadie más cuando su hija se presentara a la sociedad con un acompañante masculino por primera vez. Paradise tuvo que aclararse la garganta ─Eso es... un inmenso honor. ─Lo sé. ─Y te has cortado el pelo ─dijo. Aunque apenas habló, ella quería patearse a sí misma en el culo─. Quiero decir… ─Yo estaba bastante melenudo. Ella

se

levantó

y

lo

abrazó

─Muchas

graciasporvenirestoymuyfelizdedqueestesaquí... Craeg rió con ese gran barítono que había comenzado a utilizar y la sostuvo de esa gran manera que lo hacía, hasta acercándola a su cuerpo para que pudiera sentir su fuerza ─Yo iba a venir aquí antes, pero mi chofer estaba ocupado.

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─Lo hiciste, eso es todo lo que importa y ¡oh, Dios mío! estás caliente. ─Y tú estás... ─Puso un poco de espacio entre ellos y parecía mirarla completamente por primera vez─. Guau. Llevas vestido, y... ¿son de verdad? Son de verdad... uno de los del centro es del tamaño de la uña de mi pulgar. ─Era de mí mahmen. ─Es casi tan hermosa como tú. Mientras hablaban, ella era muy consciente de que estaban siendo juzgados y de que hablaban sobre ellos. Seguramente habría un escándalo, sí lo habría. Que les jodan, pensó mientras enganchaba su brazo en el de él ─ ¿Vienes conmigo? ─A cualquier lugar que me lleves, ésta noche y siempre. Siguiendo a su macho por la cabeza de la escalera, ella asintió a Fedricah, quien inmediatamente se inclinó en deferencia a Craeg. ─Sire. Es un honor verle en ésta víspera. Y entonces el doggen se volvió hacia la multitud y en su mejor y más formal voz anunció en la Antigua Lengua ─Mistress

Paradise, hija de sangre de Abalone, Primer Consejero de Wrath, hijo de Wrath, padre de Wrath y el honorable Craeg, hijo de Brahl el Joven, otorgado del Premio del Rey al Valor en la última víspera por los servicios prestados a la corte real.

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Un silencio acalló a la multitud y luego un murmullo de conversaciones superó incluso a la orquesta. Mientras tanto, Craeg retrocedió ─ ¿Qué fue todo eso? ¿Tengo qué? ¿Hicieron qué? Paradise palmeó su mano ─Mi padre le dijo a Wrath que me salvaste la vida y el rey te dio un título. Pero yo te amaba mucho antes. Se suponía que lo sabrías mañana por la tarde… Creo que nuestro mayordomo se puso un poco sobreexcitado. ─ ¿Qué? ─Técnicamente, eres un aristócrata ahora. ─ ¿QUÉ? ─No prestes atención ─Ella lo miro directamente a los ojos. ─. No cambia nada, bueno, excepto que tácitamente puedes decirles a los que odias que se jodan. Craeg parpadeó y luego se rió entre dientes mientras miraba a lo largo de la asamblea ─Vamos a hacer esto, mi Paradise. ¿Y entonces tal vez luego podamos encontrar un lugar privado? Ella se inclinó ─Ya tengo uno en mente. ─Esa es mi hembra, ¡oh, sí! Dando un paso adelante con él, ella no miró a la multitud, por lo que pensaba ni siquiera estaban en la habitación. No, ella estaba mirando bien a su macho.

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─ ¿Sabes una cosa? ─dijo ella con amor mientras descendían a la pista de baile de mármol blanco y negro. ─ ¿Qué? ─Yo soy la mujer más afortunada del planeta. Aquí y ahora. Sí, pensó mientras su pecho se hinchaba de orgullo. Ella sabía exactamente quién era ella... y quién era ella con él… y eran un par cojonudo. ─Te amo ─susurró él mientras la levantaba en brazos─. Baila conmigo.

Fin