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J.R. Ward

Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1

J.R. WARD

BLOOD KISS The Black Dagger Brotherhood Legacy 1

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Dedicado con amor al cachorro.xxx

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ARGUMENTO

Paradise, hija de sangre del Primer Consejero del rey, está preparada liberarse de la vida restrictiva de una hembra de la aristocracia. ¿Su estrategia? Unirse al programa del centro de entrenamiento de la Hermandad de la Daga Negra y aprender a luchar por ella misma, pensar por ella misma... ser ella misma. Es un buen plan, hasta que todo va mal. La instrucción es increíblemente difícil, los otros reclutas parecen más enemigos que aliados y está bien claro que el Hermano a cargo, Butch O'Neil, a.k.a. el Dhestroyer, está teniendo serios problemas en su propia vida. Y eso antes de enamorarse de un compañero de clase. Craeg, un civil común, no es para nada lo que su padre jamás querría para ella, pero todo lo que ella podría pedir en un macho. Cuando un acto de violencia amenaza con hacer trizas el programa entero, y el empuje erótico entre ambos crece irresistiblemente, Paradise es puesta a prueba de formas que nunca había anticipado... y le hace preguntarse si es es lo suficientemente fuerte para reclamar su propio poder... en el campo de batalla, y fuera.

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Capítulo 1

Casa de Audiencias del Rey, Caldwell, NY

Algunas graduaciones sucedían en privado. Algunos de esos marcadores importantes del siguiente nivel de la vida no tenían sombreros ni vestidos, ni orquestas tocando el “Pompa y Ceremonia” de los humanos. No había escenario sobre el que caminar o diploma que colgar en tu pared. Ni tampoco testigos. Algunas graduaciones estaban marcadas por lo sencillo y lo cotidiano, por lo nada-especial, cómo una persona estirando el brazo hacia un monitor Dell y golpeando el pequeño botón azul en la esquina derecha de abajo de la pantalla de ordenador. Una acción tan mundana, hecha muchas veces en una semana, un mes, un año, pero sin embargo, en una ocasión particular, ocurría una gran división entre antes y después. Mientras Paradise, hija de sangre de Abalone, Primer Consejero de Wrath, hijo de Wrath, padre de Wrath, Rey de todos los vampiros, se recostaba en su silla de oficina, miró la pantalla ahora-negra frente a ella. Increíble. La noche por la que había estado esperando estaba casi aquí. Durante la mayor parte de las últimas ocho semanas, el tiempo había ido a paso de tortuga, pero en las dos últimas noches, las cosas habían cambiado y se habían lanzado a una catapulta. De repente, después de haber sufrido a través de siete-milhoras de espera a que la luna se elevase, sentía como si quisiese reducir la velocidad otra vez. Su primer trabajo era ahora una cosa del pasado. Mirando a través del escritorio, movió el teléfono de oficina un centímetro… luego cambió el AT&T1de donde estaba a donde había estado. Puso recta la pantalla de 1

Compañía estadounidense de telecomunicaciones. Posee servicios de voz, video, datos,… Entendemos que por lo tanto aquí se refiere al teléfono de dicha compañía.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 vitral con forma de libélula de la lámpara Tiffany. Se aseguró de que los bolígrafos azules estuviesen en un receptáculo y los rojos en otro. Pasó la mano sobre la hoja de papel secante libre de polvo y la parte de arriba del monitor. La sala de espera estaba vacía, las sillas de seda desocupadas, las revistas puestas en orden en las mesas auxiliares, las bebidas que habían servido los doggen a aquellos que habían venido, totalmente recogidas. El último civil se había ido hacía unos treinta minutos. Faltaban aproximadamente dos horas para el amanecer. En definitiva, era el final normal de una noche de duro trabajo, el momento en el que ella y su padre se irían de vuelta a casa a la finca familiar a disfrutar una comida llena de conversación y planes y mutuo respeto. Paradise se inclinó hacia adelante y miró hacia la arcada del salón. Cruzando el vestíbulo, las puertas dobles que conducían a lo que previamente había sido el comedor formal estaban cerradas. Sip, simplemente una noche normal excepto por la reunión muy anormal que estaba teniendo lugar allí: Justo después de que se fuese la última cita, su padre había sido llamado al interior de la sala de audiencias y esas puertas habían sido cerradas herméticamente. Él estaba allí con el Rey y dos miembros de la Hermandad de la Daga Negra. —No me hagas esto —dijo ella—. No me quites esto. Paradise se levantó y caminó de aquí para allá, volviendo a poner las revistas rectas, volviendo a ahuecar cojines tirados, deteniéndose delante de una pintura al óleo de un rey francés. Volviendo a la arcada, miró hacia los paneles cerrados del comedor y escuchó los latidos de su corazón. Levantando las manos, golpeó los callos de sus palmas con la punta de los dedos. No habían aparecido de trabajar aquí con su padre y la Hermandad durante los pasados dos meses, organizando calendarios y monitorizando conflictos, resoluciones y visitas. No, por primera vez en su vida había estado dándole al gimnasio. Levantando pesas. Corriendo en la cinta. Trabajando en el StairMaster2. Dominadas, flexiones, sentadillas. Ergómetro. Antes ni siquiera sabía qué era un ergómetro. Y todo era para prepararse para mañana por la noche. Asumiendo que el grupo de machos en la sala de audiencias del Rey no se lo estuviesen quitando

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Maquina de fitness que simula una escalera, también conocida como stepmill.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Mañana, a medianoche, se suponía que se uniría a solo la Virgen Escriba sabe cuántos machos y hembras en una localización secreta… donde iba a intentar ser seleccionada para el programa de entrenamiento para soldados de la Hermandad de la Daga Negra. Era un buen plan… algo a lo que había decidido dedicarse, una oportunidad para ser independiente y patear algunos traseros y demostrarse a sí misma que era más que su pedigrí. ¿El problema? Las hijas de sangre totalmente de la glymera, de una de las Familias Fundadoras nada menos, no se entrenaban para convertirse en soldados. No manejaban pistolas o cuchillos. No aprendían a luchar o a defenderse por sí mismas. Ni siquiera sabían lo que era un lesser. Ni siquiera se relacionaban con soldados. Hijas como ella eran formadas en bordado, música clásica y canto, modales, y mantener grandes casas llenas de doggen. Se esperaba que conociesen el complicado calendario social y los programas de los festivales, seguir el ritmo de los requisitos del vestuario de todo ello, y conocer la diferencia entre Van Cleef & Arpels, Boucheron y Cartier. Se las enclaustraba, protegía y se las estimaba como las joyas que eran. ¿Lo único peligroso que se les permitía hacer? Reproducirse. Con un hellren elegido por su familia para asegurar la santidad de sus líneas de sangre. Era un milagro que su padre le estuviese permitiendo hacer esto. Desde luego él no había estado de acuerdo la primera vez que le mostró la inscripción… pero había cambiado de opinión y le había dejado aplicar para el programa: Las redadas de hacía un par de años, donde tantos vampiros habían sido asesinados por la Sociedad Lessening, habían demostrado lo peligroso que podía ser Caldwell, Nueva York. Y ella le había dicho que no quería salir y luchar en la guerra. Solo quería aprender a defenderse por sí misma. ¿Una vez lo hubo enmarcado en términos de su seguridad? Ahí fue cuando su padre había cambiado su tonada. La verdadera realidad era que ella simplemente quería algo que fuese suyo. Una identidad que viniese de otro lugar más que de donde la obligaba su derecho de nacimiento. Además Peyton le había dicho que no podía hacerlo. Porque era una hembra. Que le jodiesen a eso. Paradise comprobó esas puertas cerradas otra vez. —Vamos…

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Paseándose de aquí para allá, finalmente deambuló hacia el vestíbulo, pero no quería acercarse demasiado a donde los machos se estaban reuniendo… como si eso pudiese gafar las cosas. Dios, ¿sobre qué estaban hablando allí? Normalmente el Rey se iba justo después de la última audiencia de la noche. Si la Hermandad y él tenían algún asunto privado o cosas sobre la guerra con las que tratar, se manejaban de vuelta en la residencia de la Primera Familia, un lugar tan secreto que ni siquiera su padre había sido invitado a ir allí. Así que, sip, esto tenía que ser sobre ella. De vuelta en el área de espera, fue al escritorio y contó las horas que había estado sentada en él. Solo había tenido el empleo un par de meses, pero le había gustado el trabajo… hasta cierto punto. En su ausencia, asumiendo que se quedase en el programa de entrenamiento de la HDN, una prima suya la relevaría, y ella se había pasado las últimas siete noches enseñándole a la chica los hilos, aclarándole los procedimientos que Paradise había establecido, asegurándose de que la transición se hiciese fluidamente. Sentándose otra vez en la silla, abrió el cajón de en medio y sacó su inscripción… como si eso, de alguna manera, le asegurase que todo esto todavía iba a suceder. Mientras sostenía el papel en sus manos, se preguntó quién más estaría en la introducción3 mañana… y pensó en el macho que se había presentado aquí en la Casa de Audiencias, buscando una versión impresa de la inscripción. Alto, hombros grandes, voz profunda. Llevaba una gorra de béisbol de Siracusa, y vaqueros que habían estado desgastados por lo que parecía como trabajo real. La comunidad de vampiros era una pequeña, y ella nunca le había visto antes… ¿pero quizá era solo un civil? Ese era otro cambio en el programa de entrenamiento. Anteriormente, solo se invitaba a machos de la aristocracia a trabajar con la Hermandad. Él le había dado su nombre, pero había rechazado estrechar su mano. Craeg. Eso era todo lo que sabía. Aunque no había sido rudo, De hecho, había apoyado su inscripción. También había sido… cautivador de una forma que la había sorprendido, hasta el punto en el que ella había esperado durante semanas para ver si traía la inscripción de vuelta. No lo había hecho. Tal vez la había escaneado y la había enviado de esa forma. 3

Se denomina así a la primera jornada en que los alumnos nuevos de las distintas facultades se presentan. En ellas se muestra toda la facultad así como los objetivos de la carrera.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 O tal vez había decidido no intentar el programa después de todo. Parecía una locura estar decepcionada por el hecho de que podría no verle nunca de nuevo. Cuando su móvil sonó con un gorjeo, dio un salto y se lanzó a por él. Peyton. Otra vez. Le vería mañana por la noche en la introducción… y eso sería lo suficientemente pronto. Después de esa pelea que habían tenido sobre ella uniéndose al programa, se había tenido que alejar de esa amistad. Por otro lado, ¿si la Hermandad se estaba poniendo firme allí dentro con su padre? Esa indignación justificada que sentía hacia el tipo iba a ser un punto irrelevante. Pero vamos, las hembras tenían permitido inscribirse. El problema era que ella no era una hembra “normal”. Por los clavos de Cristo, no sabía qué haría si su padre se retractaba de todo. Aunque seguramente la Hermandad no esperaría hasta el último minuto para denegarle un sitio. ¿Verdad?

*

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Cruzando la ciudad, Marissa, shellan emparejada del Hermano de la Daga Negra Dhestroyer, a.k.a. Butch O’Neal, estaba recostada en su silla de escritorio en Lugar Seguro. Cuando la silla soltó un chirrido, golpeteó con su bolígrafo Bic en la agenda de papel secante OfficeMax y cambió el auricular de su teléfono a la otra oreja. Cortando la oleada de parloteo, dijo, —Bien, realmente aprecio la invitación, pero no puedo… La hembra al otro lado no perdió un latido. Simplemente continuó hablando, su entonación aristocrática succionando todo el ancho de banda… hasta que fue un milagro que todo el código postal no sufriese un apagón eléctrico. —…y puedes entender por qué necesitamos tu ayuda. Este es el primer Baile del Festival del Duodécimo Mes que se ha celebrado desde las redadas. Como shellan de un Hermano y miembro de una Familia Fundadora, serías una presidenta excelente para el evento… Dándole otro tiro a su no, Marissa metió baza. —No estoy segura de que seas consciente de esto, pero trabajo a jornada completa como la directora de Lugar Seguro y… —…y tu hermano dijo que serías una buena elección.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Marissa se quedó en silencio Su primer pensamiento fue que encontraba altamente improbable que Havers, el médico de la raza y su muy, muy, muy separado pariente, la hubiese recomendado para algo más que una tumba temprana. El segundo fue más en las líneas de un cálculo… ¿cuánto tiempo había pasado desde que había hablado con él? ¿Dos años? ¿Tres? No desde que la había echado fuera de su casa, aproximadamente cinco minutos antes del amanecer, cuando descubrió que estaba interesada en un mero humano. Quien realmente había terminado siendo el primo de Wrath y la personificación de la leyenda del Dhestroyer. Cómo que ahora te gusto, se escuchó en su cabeza. —Así que simplemente tienes que presidir el evento —concluyó la hembra. Como si fuese un acuerdo cerrado. —Debes perdonarme. —Marissa se aclaró la garganta—. Pero mi hermano no está en posición de proponer mi nombre para nada, ya que no nos hemos visto desde hace algún tiempo. Cuando toda una barcada de nada-excepto-silencio llegó desde el enlace, decidió que debería haber aireado los trapos sucios de su familia como diez minutos antes: Se suponía que los miembros de la glymera observaban unos rígidos códigos de comportamiento… y exponer el distanciamiento colosal de su línea de sangre, incluso aunque era bien conocido, era algo que simplemente no se hacía. Era de lejos más apropiado que otros susurrasen sobre ello tras tu espalda. Desafortunadamente, la hembra se recuperó y cambió de táctica. —En todo caso, es de vital importancia para todos los miembros de nuestra clase que retomemos los festivales… Un golpe en la puerta de su oficina, hizo que Marissa dirigiese su mirada hacia allí. —¿Sí? Por teléfono, la hembra dijo: —¡Maravilloso! Puedes venir a mi finca… —No, no. Hay alguien que me necesita. —Habló más fuerte—. Entra. En el momento en que vio la expresión en la cara de Mary, maldijo. No eran buenas noticias. La shellan de Rhage era una profesional consumada, ¿así que para que se viese así? Era realmente un problema… ¿Eso era sangre en su camisa?

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Marissa bajó su tono y cortó la cortesía. —Mi respuesta es no. Mi trabajo requiere todo mi tiempo. Además, si eres tan apasionada, deberías tomar el empleo. Adiós. Colgando el teléfono, se puso de pie. —¿Qué está pasando? —Hemos recibido una entrada que necesita asistencia médica inmediatamente. No consigo ponerme en contacto con Doc Jane ni con Ehlena en ninguna parte. No sé qué hacer. Marissa rodeó el escritorio a toda prisa. —¿Dónde está ella? —En la planta de abajo. Ambas corrieron escaleras abajo, Marissa a la cabeza. —¿Cómo llegó a nosotros? —No lo sé. Una de las cámaras de seguridad la recogió en el césped, gateando. —¿Qué? —Mi móvil sonó con una alerta, y salí corriendo con Rhym. La llevamos dentro del salón. Al doblar la esquina al final, Marissa patinó en una de las alfombras… Y se quedó completamente quieta. Cuando vio la condición de la hembra en el sofá, se tapó la boca con una mano. —Oh, Jesús bendito… —susurró. Sangre. Había sangre por todas partes, gotas en el suelo, empapando toallas blancas presionadas contra las heridas, encharcándose bajo uno de los pies de la hembra en la alfombra. La hembra había sido golpeada tan gravemente que no había forma de identificarla, sus rasgos tan hinchados que, si no hubiese tenido el pelo largo y una falda desgarrada, ni siquiera serías capaz de reconocer de qué sexo era. Un brazo estaba claramente dislocado, la extremidad colgando gravemente desde el hombro… y tenía solo el zapato de tacón alto izquierdo puesto, sus medias a jirones. Su respiración era mala, muy mala. Nada más que un estertor en su pecho, como si se estuviese ahogando en su propia sangre. Rhym, la supervisora de acogidas, levantó la vista de donde estaba agachada al lado del sofá. A través de las lágrimas en sus ojos, susurró:

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —No creo que vaya a vivir. ¿Cómo puede vivir…? Marissa tenía que recobrar la compostura. Era la única opción. —¿Doc Jane y Ehlena están ambas ilocalizables? —dijo con voz ronca. —He intentado en la mansión —respondió Mary—. La clínica. Sus teléfonos móviles. Dos veces en cada lugar. Por un instante, Marissa estuvo aterrorizada de lo que eso significaba para su propia vida. ¿Estaban los Hermanos en problemas médicos? ¿Butch estaba bien? Eso solo duró un momento. —Dame tu teléfono… y lleva a las residentes al anexo Wellsie. Quiero a todo el mundo allí en caso de que tenga que traer a un macho. Mary le lanzó su teléfono y asintió. —Estoy en ello. Lugar Seguro era exactamente eso… un lugar seguro para hembras víctimas de violencia doméstica que venían por refugio y rehabilitación con sus hijos. Y después de que Marissa hubiese pasado innumerables e inútiles siglos en la glymera, siendo nada excepto una prometida no reclamada para el Rey, había encontrado su llamada aquí, al servicio de aquellas que habían sido en el mejor de los casos, verbalmente abusadas, y en el peor, horriblemente maltratadas. No se permitía machos dentro. Pero para salvar la vida de esta hembra aquí, rompería esa regla. Contesta tu teléfono, Manny, pensó cuando sonó el primer ring. Contesta a tu maldito teléfono…

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Capítulo 2

No era la Hermandad de la Daga Negra en su totalidad. De hecho, sólo había dos Hermanos con el Rey. Cuando Abalone, Primer Consejero de Wrath, hijo de Wrath, padre de Wrath, entró en la sala de audiencias para pararse delante de su gobernante, fue muy consciente de los otros machos. Nunca había sabido que esos guerreros fuesen algo más que protectores y civilizados, pero teniendo en cuenta que estaba a punto de entregarles su única descendencia de sangre, sus atributos más obvios eran como gritos en la noche. El Hermano Vishous estaba mirándole con ojos de diamante que no parpadeaban, esos tatuajes en la sien izquierda parecían propiamente siniestros, su cuerpo musculoso revestido en cuero y lleno de armas. A su lado estaba Butch, a.k.a. el Dhestroyer, un ex humano con acento de Boston que había sido infectado por el Omega y dado por muerto, sólo para convertirse en uno de los pocos que sobrevivieron a una transición arrancada en frío. Ellos rara vez estaban separados, y era tentador asignarlos en los roles de poli bueno y poli malo. Justo ahora, sin embargo, el paradigma había cambiado. Butch, el macho que tendía a sonreír y hablar con la gente, parecía como el que sería mejor evitar en un callejón oscuro: Su mirada color avellana se había estrechado y era decidida. ―¿Sí? ―pregunto Abalone a su Rey―. ¿Puedo servirle de alguna manera? Wrath acariciaba la rubia cabeza cuadrada de su perro guía, George. ―Mis muchachos aquí necesitan hablar contigo. Ah, pensó Abalone. Y sospechaba de qué se trataba. Butch sonrió por una fracción de segundo. Como si quisiera retirar preventivamente el aguijón de lo que iba a salir de su boca. ―Queremos asegurarnos de que eres consciente de lo que supone el programa de entrenamiento.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Abalone se aclaró la garganta. ―Sé que esto es muy importante para Paradise. Y espero que se ofrezcan algunos cursos de defensa personal. Me gustaría que ella estuviese… más segura. Ese beneficio potencial había sido lo único que le había ayudado a superar la conmoción entre lo que había esperado para ella y su vida, y lo que ella parecía haber elegido. Cuando no hubo respuesta, Abalone miró de un lado a otro entre los Hermanos. ―¿Qué es lo que no me están diciendo? Vishous abrió la boca, pero el Hermano Butch levantó la palma de la mano y lo calló. ―Tu papel aquí con Wrath es lo primero. Abalone retrocedió. ―¿Está diciendo que Paradise no es elegible a causa de mi posición aquí? Querida Virgen Escriba, ¿por qué no nos dijo…? ―Necesitamos que entiendas que lo que va a pasar no es todo aprendizaje de libros. Esta es una preparación para la guerra. ―Pero los candidatos no necesariamente tienen que ir a pelear en las calles durante el programa, ¿correcto? ―Lo que nos preocupa está aquí. ―El Hermano señaló la habitación―. No podemos tener nada que afecte tu relación con Wrath y lo que haces para el Rey. Paradise es tan bienvenida como cualquier otra persona en el programa, pero no si la perspectiva de que abandone o sea eliminada pueda crear tensión entre nosotros. Abalone exhaló de alivio. ―No se preocupen por eso. Ella triunfa o fracasa por sus propios méritos. No espero ningún tratamiento especial para ella, ¿y si no puede mantener el ritmo? Entonces debe ser descartada. De hecho, aunque nunca lo diría en voz alta, rezaba por las dos cosas, y esperaba que ese fuera el caso. No deseaba que Paradise estuviese decepcionada de sí misma o de sus esfuerzos, pero… lo último que quería para su hija era que fuera expuesta a cualquier fealdad, o Dios no lo quiera, realmente intentando luchar en la guerra. Ni siquiera podía imaginar eso último. ―No se preocupen ―reiteró, mirando a los Hermanos y al Rey―. Todo estará bien. El Hermano Butch miró a Vishous. Luego volvió a mirar.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 ―Leíste la inscripción, ¿no? ―Ella la rellenó. ―¿Entonces no la leíste? ―Esto es algo que está haciendo independientemente, como su padre y ghardian, ¿se suponía que debía firmar? Vishous encendió un enrollado a mano. ―Puede que quieras estar preparado, ¿cierto? Abalone asintió. ―Lo estoy. Se lo juro, lo estoy. Paradise era una hembra gentilmente criada en las tradiciones propias de la aristocracia. Ella había estado trabajando en su acondicionamiento físico en los dos últimos meses, muy diligentemente, para ser exactos, y podía sentir la excitación saliendo de ella cuando terminaba sus deberes aquí y se preparaba para abandonar su puesto. Había, sin embargo, una gran probabilidad de que después de la orientación de mañana por la tarde, cuando comenzaba el verdadero trabajo, se encontrase ya sea haciendo excusándose… o que se le pidiera que abandonase. Le mataría verla fracasar. Pero mejor eso que muriendo en el campo sólo para demostrar el punto de que era mucho más de lo que el rol aristocrático dictaba. Mientras el par de Hermanos continuaba mirándolo, Abalone bajó la cabeza. ―Sé que esto no va a salir bien para ella. Estoy más que preparado para eso. No soy ingenuo. Después de un momento, Butch dijo: ―Muy bien. Suficientemente justo. ―¿Hay alguna otra cosa, mi señor? ―le preguntó Abalone al Rey. Cuando Wrath hizo un gesto negativo, Abalone hizo una reverencia a cada uno de ellos. ―Gracias por su preocupación. Paradise es lo más preciado para mí, todo lo que queda de mi amada shellan. Sé que ella estará en manos amables y justas el día de mañana. Cuando se volvió para irse, los Hermanos permanecieron sombríos, pero para ser sinceros, él no estaba al tanto de lo que estaba pasando con la guerra, y siempre había algo. La lucha y la estrategia no eran algo en lo que hubiera estado involucrado, y estaba agradecido por eso.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Del mismo modo en que lo estaría si Paradise dejaba ese programa. En verdad, deseaba que su mahmen todavía estuviese viva. Tal vez todo esto sería discutible si su shellan hubiese estado presente para hacer entrar en razón a la chica. Abriendo las puertas dobles, escuchó un estrépito en la sala de espera. ―¿Paradise? Cruzó a zancadas el vestíbulo, y cuando dobló la esquina en la sala, su hija se enderezó de recoger los bolígrafos rojos que habían sido derribados de la mesa. ―¿Está todo bien? ―preguntó. Sus ojos se encontraron. ―¿Lo está? ¿Me vas a permitir ir mañana por la noche? Abalone sonrió, y trató de mantener la tristeza fuera de sus ojos y su voz. ―Por supuesto. Estás en el programa, eso se decidió hace meses. Ella corrió y lo abrazó, sosteniéndole con fuerza, como si hubiera estado convencida que le iba a ser negado lo que quería tan desesperadamente. Abrazando a su hija, Abalone fue vagamente consciente de los Hermanos y el Rey saliendo por la puerta principal. No les prestó atención. Estaba demasiado ocupado deseando poder salvar a su hija de cualquier y toda decepción. Sin embargo, eso no estaba entre las habilidades de crianza que se le habían concedido tras su nacimiento. Oh, cómo deseaba que su shellan estuviese aquí con ellos en vez de en el Fade. Ella habría manejado mejor todo esto.

*

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De pie junto a la mujer horriblemente lastimada, Marissa cerró los ojos cuando recibió el correo de voz de Manny por tercera vez. Pero, ¿qué infierno estaba pasando en la clínica? Justo cuando estaba a punto de volver a marcar, su teléfono comenzó a sonar. ―Gracias a Dios… ¿Manny? ¿Manny? Algo en el tono de su voz hizo que la mujer herida se agitara, su rostro ensangrentado moviéndose contra los cojines del sofá. Dios, el sonido de ese traqueteo ruidoso fue suficiente para hacer que su corazón se saltase un latido. ―No, soy Ehlena ―dijo la voz en su oído―. Manny y Jane están haciendo una cirugía de emergencia a Tohr. Tiene una fractura de fémur y tengo que volver al quirófano. ¿Pasa algo malo?

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 ―¿Cuánto van a tardar? ―preguntó. ―Acaban de empezar. Marissa cerró los ojos. ―Está bien, por favor ¿qué me llamen cuando puedan? Tengo una… ―Se dio la vuelta y bajó la voz―. Tengo un caso de trauma que acaba de entrar aquí. No sé si tenemos mucho tiempo. Ehlena maldijo. ―No podemos prescindir de nadie aquí. ¿Puedes llamar a Vishous? Con su formación médica, puede ser capaz de estabilizar las cosas. Marissa trató de imaginar a ese Hermano caminando por la casa. No era su primera opción, y no porque no confiara en el macho. El mejor amigo de su hellren era un vampiro excelente en todos los sentidos. Su aspecto era simplemente aterrador. Por otra parte, si todo el mundo estaba en el Anexo Wellsie… ―Buena idea. Gracias. ―Haré que te llamen tan pronto como hayamos terminado. ―Por favor. Cortando la conexión, marcó el de V. Y obtuvo el maldito correo de voz. ―Mierda. Rhym habló desde donde estaba presionando una toalla contra el corte que goteaba en el hombro de la hembra. ―¿Cuándo vendrán? Se estaba acercando el final de la noche. V podría estar simplemente en el tráfico entre los callejones del centro de Caldwell y la mansión. O… podría estar atrapado peleando con quienquiera que hubiera herido así a Tohr. Cuando la hembra en el sofá empezó a toser y a escupir, el cálculo estuvo hecho en una fracción de segundo. Lo último que quería hacer era contactar con su hermano, pero no podría vivir consigo misma si sus problemas personales costaban la vida de alguien. Marissa marcó el número de teléfono de Havers de memoria, y esperó que no lo hubiese cambiado. Un tono, dos tonos… ―¿Hola? ―Llegó su voz.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 ―Soy yo. ―Antes de que hubiese algún tipo de incómodo silencio u hola, dijo―: Tenemos una emergencia médica aquí en Lugar Seguro. Necesito que vengas ahora mismo, o envíes a alguien. Los médicos de la Hermandad están en cirugía y no tenemos mucho tiempo. Hubo una breve pausa, como si el sanador principal de la raza estuviese cambiando de una vía personal a una profesional. ―Estaré allí dentro de un momento. ¿Es una situación de trauma? ―Sí. ―Marissa bajó la voz de nuevo―. Ha sido muy golpeada… brutalmente. Hay una gran cantidad de sangre. No sé… ―Voy a llevar a una enfermera. ¿Estás manteniendo lejos a las demás residentes? ―Ya lo están. ―Desbloquea la puerta. ―Te encontraré allí. Y eso fue todo. Supuso que el universo estaba determinado a tener a su hermano en su pantalla de radar esta noche. Primero esa estúpida llamada con la alta sociedad, ahora… Marissa asintió hacia Rhym. ―La ayuda está en camino. A través del ojo que no estaba cerrado por la hinchazón, la hembra lastimada parecía tratar de enfocarse. Marissa se inclinó y tomó una mano ensangrentada. ―Mi hermano va a cuidar muy bien de ti. Por una fracción de segundo, le preocupó si debería haber mantenido silencio sobre el hecho de que un macho iba a tratarla. Pero la hembra no parecía estar siguiendo la pista. Querida Virgen Escriba, ¿y si se moría antes de que él lograra llegar aquí? Marissa se agachó, metiendo su cabello rubio detrás de las orejas. ―Estás a salvo, todo va a estar bien. ―Ese único ojo recorrió su rostro―. ¿Tienes familiares a los que podamos llamar? ¿Hay alguien con quien podamos contactar por ti? La cabeza de la mujer fue de un lado al otro. ―¿No? ¿Estás segura? ―El ojo se cerró―. ¿Puedes decirme quién te hizo esto? Giró la cara.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Mierda. Retrocediendo, Marissa salió del corto pasillo hacia la parte delantera de la casa. Había largas y estrechas ventanas, a cada lado de la puerta, y miró hacia el césped. Los árboles que habían estado tan brillantemente coloreados apenas unas semanas antes habían mudado sus espectaculares hojas rojas, doradas y amarillas, las extremidades delgadas de debajo se revelaban como los huesos de un perro demasiado delgado. Era imposible no echar una ojeada al espejo junto a la puerta y verificar que su cabello estuviese en su lugar, y su maquillaje hubiese aguantado incluso después de una jornada de diez horas. Antes, cuando había vivido con su hermano, tenía vestidos de seda y joyas pesadas, y llevaba el cabello al estilo en lo alto de la cabeza. ¿Ahora? Llevaba unos pantalones de vestir Ann Taylor, una blusa con un cuello alto, y un par de zapatos Cole Haan, ya que eran cómodos. Sin más joyas que una pequeña cruz de oro que llevaba porque el Dios de Butch era importante para él y su hellren le había dado el collar durante la última Navidad. Ah, y tenía un par de perlas en sus orejas. A pesar de que la transición de Butch había sido iniciada en frío, de su condición de Hermano y de una conexión con el Rey, su macho seguía siendo fundamentalmente humano, todo desde su sistema de creencia católica a su gusto en los libros y películas, sus opiniones sobre lo que quería en una "esposa", era un producto de su educación entre los homo sapiens. Tocando la cadena de oro en su cuello, frunció el ceño cuando tuvo que luchar contra el impulso de quitársela porque su hermano no lo aprobaría. Pero vamos, sin importar que el símbolo de su emparejamiento estuviese en su cuello o no, eso no cambiaba nada. A ojos de su hermano, había tomado a una rata sin cola como hellren, y esa caída en desgracia nunca sería perdonada. Una fracción de segundo más tarde, dos sombras se materializaron de la nada en la acera: una alta y masculina, vestida con una bata blanca, la otra más pequeña y femenina en un uniforme de enfermera tradicional. Cuando se acercaron y fueron iluminados por las luces de seguridad, Marissa se frotó las manos sudorosas en la parte trasera de sus pantalones. Havers lucía exactamente igual que siempre, desde su pajarita y las gafas de pasta al cabello oscuro separado hacia un lado y mantenido al estilo Mad Men4. En el último minuto, Marissa se metió la cruz bajo la camisa y abrió la puerta. Tratando de no sonar como si estuviera nerviosa, anunció: 4

Serie televisiva

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 ―Ella está en la sala. Ningún, "Hola, ¿cómo estás?" O "Oye, ¿has dejado de ser un imbécil con prejuicios?", pero por otro lado, esto era una emergencia médica, no una visita social. ―Marissa ―dijo su hermano, asintiendo y pasándola―. Esta es Cannest, mi enfermera jefe. ―El placer es mío, estoy segura ―murmuró la enfermera. Marissa asintió hacia la hembra. ―Por aquí. Sentía las piernas rígidas mientras los internaba más en la modesta casa con sus muebles comunes, y por alguna razón absurda se imaginó a sí misma como un flamenco, con las rodillas hacia el camino equivocado. Mientras tanto, todo tipo de recuerdos surgieron a la superficie de su mente consciente, sólo el peso psíquico de la tragedia que se desarrollaba en la otra habitación mantenía una tapa sobre sus emociones. Su hermano se detuvo en la arcada de la sala y le dio su maletín médico a su asistente. ―Mi enfermera hará la auscultación, y me asesorará en cuanto a su condición. Será mejor que tener a un macho realizando el examen. Marissa miró directamente a los ojos de Havers por primera vez, y notó que su mirada seguía manteniendo la sombra idéntica de color azul que la suya. ¿Aunque como si eso hubiera podido cambiar? ―Eso es muy considerado de tu parte ―dijo antes de mirar a su auxiliar―. Ven conmigo. En la sala, la enfermera se fue directamente al sofá, y fue amable con Rhym mientras tomaba el lugar de la trabajadora. La víctima se agitó como si reconociese que había una nueva presencia ante ella, y luego gimió cuando le tomó su pulso y la presión arterial. Marissa estaba parada a un lado, cruzando los brazos sobre el pecho y llevándose la mano a la boca. Los movimientos eran buenos, se dijo. Significaba que la pobre muchacha estaba todavía viva. ―Ten cuidado ―le dijo bruscamente mientras la enfermera palpaba ese brazo y las lágrimas se mezclaban con la sangre en ese rostro golpeado. Querido Dios, ¿quién había hecho esto? Tenía que ser un miembro de la especie, no podía captar el olor de cualquier cosa humana sobre ella.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Marissa tuvo que dejar caer sus ojos cuando el examen se hizo más íntimo, y le hizo un gesto a Rhym para que se le uniese en la arcada, como si estuviera protegiendo la privacidad que su hermano ya estaba respetando. Después de lo que pareció una eternidad, la enfermera habló en voz baja con la hembra y luego regresó, asintiendo hacia Marissa, la siguió hasta donde estaba Havers parado con las manos cruzadas a la espalda. Él inclinó la cabeza mientras escuchaba a su enfermera hablar en un tono tranquilo. ―Tiene extensas lesiones internas ―informó la hembra―. Tendrá que ser operada de inmediato si queremos que sobreviva. El brazo es el menor de los problemas. Havers asintió y miró a Marissa. ―Me tomé la libertad de hacer arreglos para el transporte. Debería llegar en unos quince minutos. ―Voy a ir en la furgoneta con ella. ―Marissa se preparó para una pelea―. Hasta que llegue su pariente de sangre, soy su ghardian. ―Por supuesto. ―Asumiré el coste del tratamiento. ―Eso no será necesario. ―Es muy necesario. Permíteme que tome mis cosas. Dejándolos, habló con Rhym, y luego corrió hasta su oficina y tomó su teléfono, su bolso y su abrigo. Pensó en llamar a Butch, ya que había posibilidades de que no fuera a estar en casa durante el día, pero no sabría durante un rato. Y, desafortunadamente, ¿si llamaba a su hellren cada vez que una crisis ocurría en el trabajo? Le desgastaría su timbre. A mitad de camino por las escaleras, se dio cuenta de que había otra razón por la que no estaba tratando de ponerse en contacto con él. Demasiado cerca de lo que le había sucedido a su hermana. Y había una posibilidad de que las cosas fuesen completamente iguales si esta hembra moría de sus heridas. No, pensó, mientras regresaba a la primera planta. Él tenía suficiente en su plato sin tener viejos disparadores dispersando una vez más su materia gris. ―Estoy lista ―le dijo a su hermano, como si le retase a cambiar de opinión. ―La ambulancia está a dos minutos. Tendré que estar con ella también, va a requerir alimentación si quiere tener alguna posibilidad de sobrevivir.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Havers le hizo una pequeña reverencia y volvió sobre sus pasos hasta la puerta principal. Al doblar la esquina, Marissa sacudió la cabeza. La idea de que fuese a dar su propia sangre para ayudar a alguna hembra desconocida, quien probablemente era nada más que un civil, fue tanto increíble… como una fuente de frustración. Que el macho pudiese ser tan amable con sus pacientes y tan cruel con ella personalmente le pareció una contradicción insoportable. Pero eso era la glymera para ti. Abundaban los dobles raseros. Y generalmente eran usados para joder a hijas, hermanas y madres.

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Capítulo 3

Cuando Butch se paró en el gran y colorido vestíbulo de la mansión de la HDN, frunció el ceño y miró su teléfono. Había mirado la hora en su reloj Audemars Piguet unos tres minutos antes, pero pensó que tal vez su Samsung cual-sea-la-mierda-quefuera podría darle una respuesta con la que pudiese vivir mejor. Negativo. Y su séptima llamada a Marissa había quedado sin respuesta. Como las otras seis. En la distancia, la charla y el sutil tintineo de la Última Comida siendo consumida bullía desde el comedor. Por ninguna buena razón, pensó en la primera noche que había escuchado sonidos como esos. Había sido en lo que ahora era la Casa de Audiencias. Había sido un detective de homicidios en ese entonces, fuera de control y en busca de una causa para la destrucción total, de modo que simplemente pudiera acabar con su vida. Y luego llegó el agujero del conejo. Beth había desaparecido primero, su herencia mixta como medio humana, medio vampiro succionándola. Su plato principal había sido algo completamente distinto. Si van a desangrar al humano, ¿serían lo bastante amables para hacerlo en el patio trasero? ―¿Ya la has encontrado? Butch cerró los ojos ante la voz masculina familiar. Aunque ni siquiera era parcialmente cierto, a veces parecía como si el murmullo mordaz de Vishous hubiese estado en su cabeza durante toda su vida. ―No. Cuando el Hermano se acercó, el olor del tabaco turco le precedió y Butch respiró profundamente. Tal vez era el contagio del colocón, tal vez era la presencia del molesto bastardo, pero el volumen de los gritos de pánico en sus oídos disminuyó un poco. ―¿Has llamado a su oficina en Lugar? ―preguntó V en la exhalación.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 ―Correo de voz. Y también marqué a Mary. Nada. ―Hijoputa… El sutil timbre del monitor de seguridad le hizo girar bruscamente la cabeza. Cuando vio la imagen en la pantalla, se abalanzó hacia la puerta del vestíbulo, casi arrancando el peso pesado de sus goznes. ―Oh, Dios, ¿dónde has estado…? Estuvo sobre su Marissa tan rápido y fuerte que el resto de cualquier galimatías que salía de su boca se perdió mientras la sostenía contra él. ―Lo siento mucho ―dijo con voz ahogada―. Estaba lidiando con un caso. No me molesté en llamarte porque casi no tuve tiempo de llegar a casa. Echándose hacia atrás, puso sus manos a ambos lados de su rostro y la miró. ―¿Estás bien? ―Absolutamente. Y lo siento tanto… La besó, estremeciéndose cuando sus manos viajaron por su espalda. ―No, no. No lo lamentes. Sólo me importa que estés bien. Maldito infierno, ese sol era una cosa terrible. Un vampiro atrapado en el amanecer no era más que una hoguera en sus ropas, y aunque Marissa estaba bien protegida en Lugar Seguro, podría suceder alguna mierda: los humanos eran idiotas impredecibles y los asesinos eran francamente mortales. Cuando ella les hizo separarse, sonrió. ―Estoy bien, muy bien. Sí, claro, pensó cuando sus ojos no se encontraron con los suyos. Él tiró de su brazo. ―Ven conmigo. ―Pero la Última Comida está en la mesa… ―A quién le importa. La arrastró a la sala de billar, los habría encerrado juntos si hubiera habido puertas para cerrar. ―Qué pasó ―exigió. Ella vagó por ahí un poco, su increíble cuerpo convirtiendo esas ropas sencillas suyas en alta costura. ―Nada de lo que no hayas escuchado antes, por desgracia.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Butch cerró los ojos. A veces odiaba su trabajo; realmente lo hacía. Sin embargo, mientras más duro se volvía, más luchaba ella, y aunque le dolía verla desgastada, decaída y desalentada a veces, la respetaba muchísimo por lo que hacía por su raza. Y no todo era malo. Cuando la gente que ella había ayudado volvía a una vida independiente, su shellan brillaba como el sol. Tomando su mano, retrocedió contra una de las mesas de billar, y la atrajo entre sus muslos. ―Cuéntame de todos modos. Sus ojos recorrieron la habitación, pero él permaneció enfocado en ella. Y Jesús, incluso después de una noche larga y dura, lo dejaba sin aliento. Su belleza era legendaria en la raza, algo de lo que se había hablado durante generaciones y todavía era venerada, y era obvio por qué. Su rostro era un conjunto de ángulos perfectos, su piel tan suave y luminosa como una perla, sus ojos azules del color de una mañana gloriosa, esos labios tan rosados y suaves. Y luego estaba el cabello rubio que caía sobre sus hombros, y sí, esa figura, que era el tipo de cosa que tumbaba a los machos sobre sus culos, y los mantenía abajo. De vez en cuando, no podía creer que estuviese con él. Él. Un chico de Southie, con un diente delantero astillado, un mal historial, y una serie de adicciones que no había sido capaz de dominar hasta que la había conocido. Además estaba toda la mierda del Omega. Sin embargo su shellan lo amaba, por alguna razón completamente desconocida. ―No estás hablándome ―susurró, echando su cabello hacia atrás y acariciándole el cuello, los hombros estrechos, sus rígidos brazos―. Sabes que odio cuando no sé lo que está pasando. Cuando un coro de risas estalló del otro lado del pasillo, Marissa se acercó más, sus caderas entrando en contacto con todo tipo de hora de jugar. Y ya sabes, su erección fue instantánea, su pene se engrosó y se alargó detrás de la bragueta de sus pantalones de cuero. Poniendo sus brazos alrededor de su cuello, ella se inclinó y apoyó sus senos contra su pecho. ―¿No tienes hambre? Gruñendo desde el fondo de su garganta, la rodeó y ahuecó sus nalgas. Una palma llena a cada lado, nada más, firmes como las de una gimnasta… oh Dios, estaba empezando a sudar. Salvo que sacudió la cabeza en negación. ―Esto no va a funcionar. No vas a distraerme…

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Lo siguiente que supo fue que Marissa abrió la boca y expuso sus colmillos. Acercándose más, pasó uno de los caninos a través de su labio inferior, la sensación de la punta afilada en movimiento sobre su carne hizo que gimiera. ―Suenas como si necesitaras algo ―susurró ella contra su boca―. ¿Quieres decirme qué es? ―Su lengua se extendió y se abrió paso hasta el interior de su boca con un lametazo―. Qué es, Butch. Dime lo que necesitas… ―A ti ―gimió―. Te necesito. Después de su transición, cuando su cuerpo había ganado musculo y se convirtió en esta cosa descomunal de poder, se había acostumbrado a hazañas de fuerza física, y también esta debilidad resonante cuando se trataba de su hembra y el sexo. Había necesitado a las mujeres de vez en cuando tiempo atrás cuando era estrictamente humano, pero eso no era nada comparado a la lujuria rugiente que Marissa podía suscitar en él en un abrir y cerrar de ojos. Una mirada, un toque… una frase o dos… a veces era simplemente el olor limpio a océano suyo… ¡Buum! Como si alguien volara su cerebro. ―Marissa… Su pelvis se frotó contra su erección y luego se alejó unos pasos de él. ―Ven aquí. Podía haberle mandado hacer cualquier número de cosas: "Ponte sobre tu cabeza, aféitate las cejas, arráncate tu propio brazo", y lo habría hecho todo en cuestión de un parpadeo. ¿Seguirla? ¿Con la posibilidad de darle un orgasmo, o seis? Sí, por favor, gracias, ma’am, ¿cómo puedo servirle? Marissa lo llevó detrás de la barra y lo empujó contra los estantes de botellas de licor. Con manos rápidas, fue a su bragueta, y que Dios le ayudara, se agarró del borde de la encimera de granito y la vio desabrochar los botones uno por uno, el extremo de su erección abriendo la cosa de un empujón mientras ella caía al suelo. Y luego lo sujetó. ―Joooder… ―Su cabeza quería caer hacia atrás, pero necesitaba verla… Todo su cuerpo se tambaleó mientras su mano acariciaba su eje. ―¿Te gustaría verme hacerte esto? ―Lo trabajó lento y agradablemente arriba y abajo―. ¿Te gustaría, Butch? ―Sí ―susurró, sacando a rastras la palabra―. Me gusta… ver… tus manos sobre mí… ―¿Y mi boca?

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Sus bolas se apretaron, y un orgasmo se disparó a la punta de su pene, a punto de explotar, y eso fue antes de que ella se pusiera de rodillas delante de él, desapareciendo detrás de la cubierta de la parte delantera de la barra. No iba a durar mucho tiempo, pero maldito fuera, quería esa sensación, ese cálido y húmedo tirón, incluso sólo por un segundo… aunque sin mirar. Tuvo que apretar los párpados. Si miraba cómo se veía ella, su boca abriéndose, su hermoso cabello extendiéndose sobre sus muslos cubiertos de cuero, esa mirada azul suya mirándolo como si le gustara su sabor… Lo cual, por supuesto, no podía ser cierto. Pero eso era una mentira que no iba a discutir… Cuando su nombre reverberó fuera de su garganta, esa succión era exactamente lo que buscaba, tan resbaladiza y suave, tan caliente que sus ojos se ensancharon. Con la cabeza a ese nivel, conseguía un breve, hola-cómo-estas de los sofás de cuero, las mesas de billar, el arcada del vestíbulo. Si resultaba que alguien entraba, lo cual era improbable, dada la Última Comida, solamente iban a verle a él con su cara porno. Marissa estaba escondida detrás de la larga y alta pantalla del mostrador del bar. ¿Y más buenas noticias? Su aroma vinculante estaba salieeeeeeendo por ahí, las especias oscuras tan abundantes, que servirían como una advertencia de que alguna mierda estaba pasando aquí y la gente tenía que darles un poco de privacidad. Marissa tomó la cabeza de su pene y el eje con la boca, trabajándolo como a él le gustaba, y cerró los párpados de nuevo, pensando en los Patriots jugando contra los Giants… lo que se estaba sirviendo en el comedor… si Lassiter iba a hacerles ver The Bachelor o la Rachael la caña Ray y su aceite de oliva virgen extra demierda. La imagen de esa pequeña cocinera mandona fue el filtro que funcionó mejor, bloqueando algo de la sensación, o al menos lo suficiente para que no se derramara sobre su shellan. En realidad, su miedo a eso resultó funcionar incluso mejor. Maldito infierno, el horror que sentiría si alguna vez llegaba al clímax en su boca o, Dios, en su rostro… Nop, pues no, no iba a suceder. Desprendiendo sus manos agarrotadas de la parte de atrás de la encimera, estiró el brazo hacia abajo y la empujó suavemente por los hombros. ―Detente… ―se ahogó―. Tienes que detenerte ahora. Las sensaciones por debajo de su cintura estaban volviéndose estridentes como una detonación, hasta incluso con las distracciones y la preocupación, estaban a punto de absorberlo, sumergiéndolo en grandes oleadas de éxtasis de alto octanaje.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Apretando los dientes, hizo una mueca. ―Hora de detener… hora de… En el último momento posible, apartó su cabeza a la fuerza, echando sus caderas hacia un lado y eyaculando sobre los gabinetes donde se guardaban las grandes cajas de Pepperidge Farm Goldfish. Mientras se derramaba, ella luchó contra su agarre, como si quisiera volver a su erección, pero no la soltó hasta que sus caderas habían parado de sacudirse y su cuerpo estaba debilitándose. ―Deberías dejarme terminar ―dijo en voz baja―. Nunca me dejas terminar. Reenfocándose en su compañera, la atrajo a su cuerpo, su polla todavía dura golpeando contra sus pechos, su estómago, sus muslos… El sonido del timbre de la puerta del vestíbulo les hizo girar sus cabezas, y Butch se tragó una maldición. Jesús, ¿cómo había permitido que esto sucediera en un lugar como maldita habitación pública? Le había parecido una idea perfectamente aceptable cuando había estado ciego por la lujuria, pero este no era lugar para que una dama como ella le diera alguna mamada a un perdedor como él, incluso si estaban emparejados. Butch alisó rápidamente el cabello de Marissa y luego comenzó a abrocharse la bragueta. ―Tenemos que retomar esto en casa. ―Fue un poco divertido. ―No. Cuando Fritz dejó entrar a Xhex y Trez, Butch se forzó a volver a la realidad. ―… me debes una ―estaba diciendo Xhex cuando entró a zancadas. ―¡Yo también! ―gritó Butch―. Cóbrame cuando quieras. Xhex le disparó un saludo, y luego lo apuntó con el dedo. ―Te tomo la palabra. ―Será mejor. Butch tuvo que sonreír, pero luego se reenfocó en su shellan. ―Déjame que te alimente. Y luego te tendré desnuda en la cama. ―Bien. ―Lo besó y luego se dio la vuelta para limpiar lo que él había… ―No. ―Butch detuvo sus manos en las toallas de papel―. Eso me toca a mí.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Cuando la aparto cuidadosamente, pudo sentir su mirada fija en él, pero la ignoró. De dónde él venía, había dos clases de mujeres, y su compañera estaba en la categoría de adorar. Si lo sabría él. Había tenido más que su cuota de zorras. Lo último que haría alguna vez era faltarle el respeto a su Marissa. Sería como quemar una iglesia, clavarle un cuchillo a la Mona Lisa, y conducir un 918 a un precipicio sin ninguna razón en absoluto. Así que, no, ella no iba a limpiar la asquerosidad que él había dejado atrás. Marissa tenía cosas mejores que hacer.

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Cuando Butch insistió en apoderarse de las toallas de papel, salió de su camino y negó con la cabeza. Nunca había entendido sus peculiaridades sobre el sexo, pero las aceptaba. ¿Qué otra cosa podía hacer? No quería hablar con ella sobre eso, cada vez que traía a colación el tema de que apartaba su boca en cualquier momento que estaba cerca del clímax, él se negaba a escucharla. Además, en este momento esa cosa de larga duración entre los dos estaba en segundo plano. Esa hembra horriblemente lastimada apenas estaba con vida después de haber sido operada y Marissa había vuelto a casa sólo porque no había nada más que hacer que sentarse fuera de esa habitación de cuidados intensivos y esperar noticias de que sus órganos habían fallado. O habían comenzado a trabajar por su cuenta. Dios, la cirugía había parecido tan complicada cuando la enfermera se lo había explicado, pero arreglar sus heridas internas y sacarle el bazo no había tomado más de una hora. Por desgracia, había perdido demasiada sangre, e incluso después de que Havers le diera de su vena, sus signos vitales estaban completamente alterados. Cuando su hermano salió del quirófano, había mirado a Marissa directamente a los ojos y le había dicho que lo había hecho lo mejor que pudo. Y poniendo sus propios problemas personales a un lado, ella le creyó. La parte triste de todo esto, y de hecho, había casi demasiada tragedia que soportar con este caso, era que todavía no tenían un nombre para la hembra, y nadie había llamado buscándola… Abalone, el Primer Consejero del Rey, había revisado el correo electrónico abierto de la Casa de Audiencias a petición de Marissa. Tampoco hubo preguntas en la clínica o en Lugar Seguro.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 La chica era un fantasma figurado… en vías a la posibilidad de convertirse en uno literal. ―¿Vamos? ―Butch arrastró las palabras cuando le ofreció su brazo. Marissa volvió en sí bruscamente y le sonrió a su compañero. ―Sí, por favor. Agarrándole, caminó a su lado hacia el vestíbulo y entró en el comedor formal. Después de la privacidad que acababan de tener, toda la charla, risas y bullicio era una zona horaria social diferente, y se encontró a sí misma sintiéndose un poco abrumada. Hablando de colmado en toda su capacidad. A pesar de que el techo de mural estaba alto como una cometa, y el espacio era del tamaño de una bolera, con los poco más de doce metros de largo de la mesa en el centro repleta de Hermanos, sus shellans, los otros guerreros y miembros de la familia, había una congestión alegre. Dos asientos estaban vacíos en el lado opuesto, y dieron un rodeo hacia ellos, Butch colocándola en la silla. Cuando se sentó junto a ella, se inclinó y la besó en la boca. ―Come rápido. ―Será mejor que te lo creas ―dijo ella, a pesar de que no tenía hambre. Y, era triste admitirlo, tampoco tenía necesariamente una gran prisa por volver al Pit. La verdad era que le había seducido porque había sabido que era la única manera de lograr que su compañero dejara de preocuparse por ella. Cuando un plato de filete mignon fue colocado frente a ella por un doggen, Marissa removió las cosas, cortando la carne que no probó, revolviendo el puré de patatas, dispersando los brillantes guisantes verdes. Y luego tomó su copa de cabernet sauvignon y se sentó hacia atrás, mirando a la gente, escuchando las historias. ―¿… querrás que haga? Centrándose en su compañero cuando habló, observó cuando éste se inclinó para ver más allá de John Matthew para plantearle la pregunta a Xhex. La guerrera se rio. ―Deberías tenerme miedo. ―Quien no lo haga es un imbécil. ―Dices las cosas más dulces. Y no tengo prisa por cobrarte. Es bueno tener a un macho como tú en deuda conmigo. Por ninguna razón en particular, Marissa tomó nota de lo poderoso que era el cuerpo de Xhex, los hombros y el torso hechos con músculo que resaltaban por la

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 ceñida camiseta Under Armour que llevaba metida dentro de sus pantalones de cuero negro. Entre su cabello oscuro que estaba corto y sus ojos grises metalizados, ella era definitivamente alguien a tomar en serio. Mientras tanto, Marissa lucía sus apropiados pantalones de oficina y la rutinaria blusa de maestra de escuela de inglés. Cuando Butch ofreció su palma para chocar los cinco, Xhex puso una en la suya y la palmada fue ruidosa en la habitación, incluso con todo el ruido de fondo. ―Eso es de lo que estoy hablando ―dijo Butch cuando volvió a sentarse en su silla―. Increíble. ―¿Qué? ―preguntó Marissa. ―Xhex estaba… bueno, en realidad, en primer lugar, yo estaba en un callejón… Ah, déjame retroceder… ―Él barrió el aire con la mano―. En realidad, es demasiado para explicar. En pocas palabras, estaba acorralado con el culo al aire por dos lessers y Xhex tenía el teléfono de J.M. con ella cuando envié un mensaje pidiendo respaldo. Llegó en un destello… ―Butch se detuvo y sacudió la cabeza―. Bueno. Marissa esperó a que continuara. ―¿Bueno…? ¿Qué pasó? Butch se aclaró la garganta y tomó un sorbo del Lagavulin en su vaso. ―No es importante. Es sólo que, ya sabes, cosas. ―Estabas en problemas, ¿verdad? Se removió una vez más en su silla. ―Todo salió bien. ―Gracias a Xhex. ―No has comido nada. Ella bajó la mirada hacia su plato. ―Ah, sí. No, comí antes de salir de Lugar Seguro. Ambos se quedaron en silencio. A medida que las bromas aumentaban entre los Hermanos, Marissa se sintió retroceder, dando un paso detrás de una pantalla invisible que atenuaba los sonidos y los sentidos. ―¿Estás lista para irte? ―preguntó Butch un poco más tarde cuando la gente empezó a levantarse de la mesa. ―Por supuesto. Sí. Gracias.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 En el camino hacia el pasaje abovedado, Butch se detuvo para hablar con V, el par juntó sus cabezas y murmuraron. Mientras tanto, Xhex se alejó de la mesa con su compañero, la mano de John viajando hacia su apretado culo en esos pantalones ajustados, tirando de ella hacia él. Él sólo tenía ojos para su compañera, su cuerpo de guerrero necesitando claramente desahogarse. ¿La respuesta? Xhex dejó escapar un gruñido, con los ojos de la hembra trabándose con los de John Matthew mientras desnudaba los colmillos, como una leona preparando el escenario para lo que iba a ser una sesión maratoniana de sexo. Claramente, ella tenía un borde que también tenía intención de limar con su hellren. ―Estamos listos para mañana entonces, ¿verdad? ―dijo V mientras le ofrecía la mano a Butch. ―Seguro. ―Butch chocó la mano con el Hermano, sus dos cabezas acercándose una vez más, sus voces cayendo por lo que escuchó sólo partes de la conversación―: Sí. Es correcto. Ajá. ¿Te veo de vuelta en el Pit? ―De acuerdo. Butch le dio un apretón al enorme hombro de Vishous antes de volverse hacia Marissa. ―¿Estás bien? ―Mm-hmm ―le contestó. Cuando Marissa fue a caminar junto con él, se dio cuenta de que todavía tenía su copa de vino en la mano. ―Déjame llevar esto de vuelta, espera. Yendo contra la marea, sonrió hacia Autumn y Tohr, asintió hacia Payne y Manny, saludó a Bella y a Nalla que estaban al otro lado. Inclinándose sobre su plato todavía lleno pero totalmente revuelto, colocó de nuevo el vaso y deseó que Fritz y el personal dejaran que alguien les ayudase a limpiar la mesa. Cuando se dio la vuelta, se detuvo. Butch estaba parado en la arcada, las piernas cubiertas por sus pantalones de cuero, con las cejas fruncidas hacia abajo. Nada de eso era raro. Pero había agarrado la enorme cruz de oro que siempre llevaba de debajo de la camisa y estaba jugando con ella, enrollando la pesada cadena entre sus dedos. Una extraña sensación de presentimiento se apoderó de ella. ―¿Marissa? ―dijo una voz femenina.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Prestando atención, sonrió hacia Bella. ―Hola. Estaba viéndoos a las dos al otro lado de la mesa. ¿No eres una monada? ―Le hizo una pequeña caricia a Nalla en la mejilla―. Creo que lo eres, sí, lo creo. ―Pesa mucho para llevarla en brazos ahora. ―Bella se inclinó y puso a la niña sobre sus piernas ahora estables―. Y voy a invertir en zapatillas deportivas. ―¿Para ti o para ella? Nalla salió disparada en una carrera de muerte, pero al otro lado del camino, su padre estaba sobre ella, dando zancadas cerca de esos pequeños talones. A pesar de que parecía un monstruo amenazante con el rostro lleno de cicatrices, el cráneo rapado y tatuajes de esclavo, Nalla se rio con deleite, mirando hacia atrás y sonriendo a su papi mientras corría, corría, corría en torno a la mesa y esquivaba al doggen que estaba limpiando. ―Necesito unas Nike para ambas. ―Sonrió Bella―. Escucha, quería preguntarte. Escuché un rumor de que vas a presidir el Baile del Festival del Duodécimo Mes… ―¿Qué? Bella frunció el ceño. ―Espera, pensé… ¿lo entendí mal? ―No, está bien. ―Genial―. ¿Qué ibas a decir? ―Sólo quería decirte que me gustaría ayudar en todo lo que pueda. Me sorprendí al escuchar que habías aceptado, pero entiendo por qué lo harías. Tenemos que… no sé, creo que es hora de que la raza restablezca las tradiciones que funcionaban. Muchas no lo hacían, pero los festivales son importantes… Un gemido de descontento resonó en la sala ahora vacía cuando Nalla se tambaleó y fue atrapada por su padre justo a tiempo. ―Mierda, tengo que irme ―dijo Bella―. Tiene dolores de crecimiento. Han sido un par de días largos, que te voy a contar. Sólo recuerda que estoy aquí para ti, ¿de acuerdo? Bella salió disparada hacia su familia, extendiendo la mano hacia Nalla, quien a su vez extendió un brazo hacia su mahmen. El otro se quedó con papi… de modo que los tres estuvieron unidos. Sí, pensó Marissa. Los dolores de crecimiento eran una época difícil, al menos por lo que había oído. Por alguna razón, los vampiros jóvenes luchaban con intensos crecimientos repentinos, en comparación con el largo, lento, y estable trayecto a la estatura adulta que los humanos disfrutaban. Solamente una parte divertida más de la especie.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Al igual que sus festivales. Marissa se frotó las sienes mientras volvía hacia Butch. ―Dios, mi cabeza está martilleando. ―¿Sí? ―dijo él―. Vamos a llevarte a la cama. ―Buena idea. Creo que necesito dormir un poco. ―Sí. Sí, pareces cansada. ―Lo estoy. Yyyyyyy ese fue más o menos el final de su noche: Diez minutos después estaba en la cama, cerrando los ojos, las imágenes de las últimas horas parpadeando como luces estroboscópicas por su cabeza. Mientras Butch regresaba a sentarse en la sala del Pit. Solo.

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Capítulo 4

A la tarde siguiente, Paradise tomó el autobús a la escuela. Como quien dice. En realidad había dos “autobuses”, cada uno con casi treinta personas, y ninguna similitud entre los extendidos transportes amarillos mini humanos que terminaban con el nombre compartido. Los vehículos que la Hermandad usaba para recoger a los candidatos al centro de entrenamiento eran como algo sacado de White House Down5, todo negro por fuera y por dentro, con gruesas ventanas oscurecidas que tenían que ser a prueba de balas, neumáticos como quitanieves, y rejas que la recordaban a un Trex. Como todos los demás, ella se había desmaterializado a una extensión vacía de terreno al oeste de los suburbios de Caldwell. Su padre había querido ir con ella, pero había parecido importante comenzar como si ella quisiera continuar. Esta era su decisión independiente; necesitaba hacer lo que todos los demás hacían, y estaba bastante segura de que nadie traería un acompañante. Especialmente no un acompañante que resultaba ser el Primer Consejero del Rey. Ver a casi sesenta personas que no reconocía había sido una sorpresa. Por otro lado, la inscripción había dejado claro que todos tenían permitido unirse al programa, así que había muchos civiles. En realidad, parecía como si todos fueran civiles y el ratio macho/hembra era, más o menos, diez a uno. Pero al menos su sexo estaba permitido. Centrándose de nuevo, Paradise se movió en su asiento y se aseguró que su codo no molestara al macho que estaba sentado a su lado. Además de intercambiar nombres ―el suyo era Axe― no habían dicho nada, y su taciturno silencio encajaba en su imagen completamente: El macho tenía escrito asesino por todo él, con su cabello negro de punta, esos piercings negros en un lado de su cara, y ese tatuaje de algo malvado corriendo verticalmente por la mitad de su cuello. 5

Pelicula de acción y suspense norteamericana. En español Asalto al poder.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 ¿Si su padre supiera que estaba tan cerca de un macho así? Tendrían que poner a Abalone en soporte vital. Y ese era exactamente el porqué había querido hacer el programa. Era el momento de romper con las restricciones de su posición… y cortar las flores de mierda del invernadero. Si trabajar alrededor del Rey la había enseñado algo, era que no importaba en qué clase estuvieras, la tragedia no hacía discriminaciones, la justicia siempre podía ser servida, y nadie saldría de esta vida con vida. ―Así que, realmente vas a llegar con esto hasta el final. Paradise miró por el cristal negro de la ventana que estaba junto a ella. Reflejado en la superficie como un fiel reflejo, el Princeps Peyton, hijo primogénito de Peythone, era justo como recordaba: clásicamente apuesto, con esos ojos azul intenso y su espeso cabello rubio peinado hacia atrás. Llevaba sus gafas de sol de marca sin monturas y tintadas de color zafiro para esconder el hecho de que probablemente iba drogado, y sus ropas directamente de niño rico estaban hechas a medida para su musculoso cuerpo. Con una voz aristocrática que tenía un tono áspero, y un cerebro que era de alguna manera capaz de contrarrestar todo ese THC6, era considerado uno de los solteros más elegibles de la glymera, parte Gran Gatsby, parte Jack Sparrow. Cuando inhaló, pudo oler su colonia y una insinuación de humo. ―Cómo estás, Peyton ―murmuró. ―Lo sabrías si respondieras a tu maldito teléfono. Paradise puso los ojos en blanco. Aunque habían sido solo amigos, el bastardo era completamente irresistible para las hembras. Y uno de sus problemas, entre muchos, era el hecho de que lo sabía. ―¿Hola? ―demandó él. Paradise se giró y le enfrentó. ―No tengo mucho que decirte. Lo cual, considerando que me redujiste a nada excepto a un par de ovarios para la reproducción, no debería ser una sorpresa. No tengo mucho más que ofrecer que eso, ¿verdad? ―¿Nos disculpas? ―dijo al macho sentado a su lado. ―Absolu-maldita-mente. ―Axe, el tipo duro, se deslizó fuera como si se estuviera alejando de una bomba fétida. O de una hembra chillona vestida en cintas rosas y lazos. Peyton se sentó.

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Componente químico que tiene las propiedades analgésicas del cannabis.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 ―Me he disculpado. Al menos a tu teléfono. ¿Qué más quieres que haga? Ella sacudió la cabeza, pensando en ese primer año después del asalto. Muchos de su especie habían sido asesinados por la Sociedad Lessening durante ese horrible asalto a la raza, y esos quienes habían tenido la suficiente suerte de sobrevivir habían dejado Caldwell, retirándose a casas seguras fuera de la ciudad, fuera del estado, fuera de Nueva Inglaterra. Peyton había ido al sur con su linaje. Ella había ido al oeste con su padre. Y los dos habían pasado incontables días sin dormir hablando por teléfono solo para mantener la cordura y procesar el miedo, la tristeza, el horror, la pérdida. Con el tiempo, él se había convertido en alguien con el que se ponía en contacto no solo una vez por noche, sino durante todos los ciclos interminables de veinticuatro horas del día, semanas, meses. Él se había convertido en su familia. Por supuesto, si el momento hubiera sido remotamente normal, ellos no se habrían acercado tanto… especialmente no si el contacto hubiera sido en persona. Como hembra no emparejada de una Familia Fundadora, no tenía permitido fraternizar tan libremente con ningún macho sin emparejar sin un acompañante. ―¿Sabes todas esas horas que pasamos al teléfono? ―dijo ella. ―Sí. ―Me sentía como si me cubrieses las espaldas. No me juzgabas si estaba asustada o débil o nerviosa. Solo eras… esa voz al otro lado de la línea que me mantenía cuerda. Algunas veces eras la única razón por la que llegaba al anochecer. ―Sacudió su cabeza―. Y entonces llega esto, y me haces un placaje con las tonterías de mierda de la glymera… ―Ahora espera… ―Lo hiciste. Te reíste de mí y me dijiste que no podía hacerlo. ―Levantó su mano hacia su boca, callándole―. Para de hablar, ¿vale? Déjame sacar todo esto. Ahora, podrías tener razón: podría fallar en el programa. Bien, me caeré sobre mi culo… pero me permiten estar aquí en este autobús, y tengo la misma oportunidad que todos los demás. Y tú entre toda la gente, quien se ha reído de cada una de las tontas hembras de sociedad con las que tu familia ha intentado establecerte, quien me ha dicho que crees que los festivales son estúpidos, quien ha rechazado las expectativas de negocios que tu padre puso en ti, eres la última persona en la que pensaría que iría a la vieja escuela conmigo. Él se sentó y la miró a través de esas gafas azules tintadas. ―¿Has acabado ya? ¿Has terminado tu discurso?

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 ―Para tu información, ser un sabelotodo realmente te ayudará aquí. ―Solo quiero saber si estás lista para poner esta mierda feminista a un lado y que realmente me escuches. ―¿Estás de broma? ―No me has dado ni una oportunidad para explicarme. Estás demasiado ocupada rellenando mi punto de vista con toda esta mierda de liberad los pezones7. ¿Por qué molestarse en dejar entrar a la otra persona en la conversación cuando estás teniendo un gran momento juzgando y siendo superior? Nunca pensé que fueras de esta manera. Bienvenido a un universo paralelo, pensó Paradise. Antes de que pudiera detenerse, dijo bruscamente: ―Y aquí que solo pensaba que eras un adicto a las drogas. No sabía que fueras un misógino también. Peyton sacudió su cabeza y se puso de pie. ―¿Sabes qué, Parry? Tú y yo realmente necesitamos tomarnos un descanso. ―Estoy totalmente de acuerdo. Él la miró desde su altura. ―Que me jodan por pensar que necesitarías un amigo en todo esto. ―Alguien que quiere que falles no es un amigo. ―Nunca dije eso. Ni una vez. Cuando él se alejó, Paradise casi gritó detrás de él, pero lo dejó ir. No era como si la charla les estuviera llevando a alguna parte. ¿Qué estaba ocurriendo en su lugar? Mucha gente en el autobús les estaba mirando. Tío, las cosas estaban arrancando con un gran comienzo.

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Una hora después de oscurecer, Marissa se desmaterializó a un matorral de bosque en el lado más lejano del Río Hudson. El viento frío silbaba a través de las ramas de los pinos haciéndole temblar, y cerró más su abrigo de lana Burberry sobre su cuerpo. Al respirar, sus fosas nasales zumbaron por la falta de humedad y el aire fantásticamente limpio del sistema de alta-presión canadiense que estaba golpeando desde el norte.

7

Movimiento feminista americano contra la gente que no está a favor de hacer top less.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Mirando alrededor, pensó que había algo fundamentalmente muerto sobre noviembre. Las hojas coloridas del otoño estaban caídas y oxidadas en el suelo, el pasto y los hierbajos estaban marchitos y grises, y la animada nevada de invierno falsamente cómoda ya tenía todo cubierto de blanco. Esta era la transición vacante entre una versión de fabuloso y la siguiente. Esto no era nada excepto frío y vacío. Girando, su visión ansiosa se centró en una estructura que era completamente de hormigón común y corriente, y estaba más o menos a cuarenta y cinco metros. Un solo piso, sin ventanas, y solo una puerta azul oscuro, parecía como algo que la ciudad de Caldwell hubiera construido como objetivo del tratamiento del agua y luego lo abandonara. Cuando dio un paso hacia delante, un palo se rompió debajo del follaje, y se congeló por el sonido, girando para asegurarse que no había nadie detrás de ella. Maldición, debería haberle dicho a Butch a dónde iba. Aunque había estado muy ocupado preparándose para la orientación de los nuevos reclutas, que no había querido molestarle. Estaba bien, se dijo. Siempre estaba la Última Comida. Hablaría con él entonces. Cruzando la distancia hacia la puerta, sus palmas rompieron a sudar en sus guantes, y su pecho se tensó, sentía como si estuviera llevando un corsé. Dios, ¿no había llevado uno de ellos desde cuándo? Cuando intentó hacer ese cálculo, pensó otra vez en su vida antes de conocer a Butch. Había tenido todo el estatus y nada de la posición que alguien de la glymera hubiera pedido. Como la prometida sin reclamar de Wrath, hijo de Wrath, había sido un cuento de advertencia, una bella maldición que había sido compadecida y evitada en los eventos de la aristocracia y los festivales. Sin embargo, su hermano siempre había cuidado de ella, una fuente de consuelo en gran parte silenciosa y aun así leal. Él había odiado que Wrath siempre la hubiera ignorado excepto cuando había necesitado alimentarse… y al final, ese odio había conducido a su hermano a intentar matar al Rey. Había resultado ser uno de los muchos atentados en la vida de Wrath. Ella había estado sufriendo y avanzando lentamente en su montón de infelicidad, sin esperar nada más, pero deseando una vida propia para ella… cuando había conocido a Butch una noche en la antigua casa de Darius. Su destino había cambiado para siempre cuando había visto al entonces humano de pie en ese salón, el destino la dio el amor que siempre había buscado pero que nunca tuvo. Aunque hubo

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 repercusiones. Quizás como parte del dictado del equilibrio de la Virgen Escriba, toda esa bondad había venido con un enorme coste: Su hermano había terminado echándola de su casa y de su vida solo momentos antes del amanecer una mañana. Lo cual ocurría cuando eras la hija de una Familia Fundadora y estabas saliendo con lo que entonces se asumía era un simple humano. Había resultado que había mucho más en Butch, por supuesto, pero su hermano no había estado alrededor lo suficiente para saber más sobre eso, y a Marissa no le había importado. Habría tomado a su macho de cualquier manera que viniera a ella. Salvo por encontrarse con Havers en una reunión del Consejo, realmente no había visto a su hermano desde entonces. Hasta la pasada noche, realmente. Divertido, no había pasado ningún tiempo mirando atrás a lo que había tenido una vez, dónde había estado, cómo había vivido. Había cortado todo lo que había venido antes de su compañero, viviendo solo en el presente y el futuro. Ahora, pensó, cuando caminaba hacia el umbral de la nueva clínica de última generación de su hermano, se dio cuenta de que todo eso de cortar por lo sano había sido una ilusión. Solo porque te trasladas no significa que mudes tu historia personal como un traje. Tu pasado era igual que tu piel: contigo de por vida, ambos las bellas marcas proverbiales… y las cicatrices. En su caso, sobre todo cicatrices. De acuerdo, ¿dónde estaba la timbre? ¿El registro? La pasada noche habían llegado en la ambulancia a una entrada diferente, pero Havers la había dicho que viniera aquí si se desmaterializaba. ―¿Está aquí para reunirse con el doctor? ―dijo una voz femenina incorpórea sobre el altavoz. Prestando atención, apartó su cabello e intentó encontrar la cámara de seguridad. ―Ah… realmente no tengo una cita. Estoy aquí para ver… ―Está bien querida. Entre. Hubo un sonido metálico y una barra de empuje fue liberada en la puerta delantera. Dando un empujón, entró en un espacio abierto que medía seis por seis. Con luces añadidas en el techo, y paredes de hormigón que habían sido pintadas en blanco, era como una celda. Mirando alrededor, se preguntó…

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 El rayo láser rojo era ancho como una palma, pero no más grueso que un mechón de cabello, y lo notó solo por su calidez, no porque inmediatamente fuese registrado por sus ojos. Viajando en un lento y firme barrido desde sus pies a su cabeza, provenía desde la esquina superior derecha, desde una cápsula oscura que estaba montada con tornillos en el techo. ―Por favor proceda ―dijo la voz femenina a través de otro altavoz escondido. Antes de que Marissa pudiera decir que no había ninguna parte a la que ir, la pared delante se abrió por la mitad y se separó, desapareciendo para revelar un ascensor que se abrió sin un sonido. ―Sofisticado ―dijo bajito cuando entró. El viaje hacia abajo duró más que un piso, así que tuvo que imaginar que la instalación no solo era teóricamente subterránea. Cuando el ascensor finalmente paró, la puerta se abrió otra vez, y… Ocupado, ocupado, ocupado, pensó cuando salió. Parecía haber gente por todas partes, sentada en sillas alrededor de una pantalla plana de TV a la izquierda, una recepción a la derecha, moviéndose deprisa y desbordadas en el centro de la gran sala si vestían pijamas médicos o uniformes blancos de enfermera. ―¡Hola! ¿Tiene una cita? Le llevó un momento darse cuenta de que estaba siendo abordada por la hembra uniformada sentada detrás de la recepción. ―Oh, lo siento, no. ―Avanzó y bajó su voz―. Soy la ghardian nominal de la hembra que fue transferida de Lugar Seguro la pasada tarde. He venido a comprobarla y ver cómo está. Instantáneamente, la recepcionista se congeló. Y entonces sus ojos miraron a Marissa de arriba abajo, más como había hecho el rayo láser en el nivel principal. Marissa sabía exactamente la historia que iba a través de la mente de la hembra: la prometida sin reclamar de Wrath, ahora emparejada con el Dhestroyer, y sobre todo, la hermana separada de Havers. ―¿Le dejarías saber a mi hermano que estoy aquí, por favor? ―Soy consciente de tu presencia ya ―dijo Havers detrás de ella―. Te vi en la cámara de seguridad. Marissa cerró sus ojos por un breve segundo. Y luego se giró para enfrentarle. ―¿Cómo está la paciente? Él se inclinó brevemente. Lo cual fue una sorpresa.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 ―Nada bien… por favor ven por aquí. Cuando siguió su bata blanca hacia un par de pesadas puertas cerradas, fue muy consciente de muchos ojos sobre ellos. Las reuniones familiares eran muy divertidas. Especialmente en público. Después de que Havers pasara su tarjeta a través de un lector, los paneles de metal se abrieron para revelar un espacio médico tan sofisticado e intenso como algo que Shonda Rimes hubiera pensado: salas de pacientes llenas de sofisticado equipo médico estaban apiñadas alrededor de un espacio administrativo central dotado con enfermeras, ordenadores y otros varios tipos de soportes, mientras tres pasillos guiaban en diferentes direcciones hacia lo que asumió eran receptáculos de tratamiento de especialidades. Y su hermano lo atendía todo él mismo. Si no supiera lo que él podía ser, habría estado asombrada. ―Esta es una instalación grande ―remarcó ella mientras caminaban. ―Llevó un año planearlo, más construirlo. ―Él se aclaró la garganta―. El Rey ha sido bastante generoso. Marissa le disparó una mirada. ―¿Wrath? ―¿Cómo si hubiera otro gobernante? Duh―. Quiero decir… ―Proporciono servicios esenciales a la raza. Se salvó de tener que conversar más a fondo cuando él se detuvo al lado de una unidad acristalada que tenía cortinas colocadas por todo su interior. ―Deberías prepararte. Marissa miró a su hermano. ―¿Como si no hubiera visto el resultado de la violencia antes? La idea de que él quería protegerla de algo en este punto era ofensivo. Havers inclinó su cabeza torpemente. ―Por supuesto. Con un deslizamiento de su brazo abrió la puerta de cristal, y entonces apartó del camino las pálidas cortinas verdes. El corazón de Marissa se hundió en su estómago, y tuvo que armarse de valor contra el mareo. Tantos tubos y máquinas corrían dentro y fuera de la hembra que era como algo de una película de ciencia ficción, la vital mortalidad en la cama rebosaba por funciones mecánicas.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 ―Está respirando por sí misma ―recitó Havers cuando avanzó y miró las lecturas de algo―. Quitamos el tubo de la traqueotomía hace cinco horas. Marissa se sacudió y forzó a sus pies a moverse hacia la cama. Havers había tenido razón en advertirla, aunque ¿qué esperaba? Había visto las heridas de primera mano. ―¿Ella ha…? ―Marissa se fijó en la cara maltratada de la hembra. El moratón había decolorado la piel incluso más, grandes parches de morado y rojo marcaban las mejillas hinchadas, los ojos, la mandíbula―. ¿Tiene… ah, tiene alguna familia que esté reclamándola? ―No. Y no ha estado consciente lo suficiente para decirnos su nombre. Marissa fue a la cabecera de la cama. El tranquilo pitido y el zumbido del equipo parecía muy alto, y su visión era demasiado clara cuando miró la bolsa IV con su constante goteo, y la manera en la que el cabello de la hembra estaba enredado en la blanca almohada, y la textura del tejido de la manta azul encima de las fundas. Vendas en todas partes, pensó. Y eso solo era en los brazos expuestos y los hombros. La delgada y pálida mano de la hembra estaba cerca de su cadera, y Marissa levantó la mano y sujetó la palma. Demasiado fría, pensó. La piel estaba demasiado fría, y no del color correcto, era de un blanco grisáceo, en lugar de un saludable tono dorado. ―¿Estás volviendo? Marissa frunció el ceño al comentario de su hermano, y entonces se dio cuenta de que los ojos de la hembra estaban parpadeando, los pesados párpados batiéndose arriba y abajo. Inclinándose, Marissa dijo: ―Estás bien. Estás en… estás en la clínica de la raza. Estás a salvo. Un gemido cansado la hizo estremecer. Y entonces hubo una serie de murmullos. ―¿Qué? ―preguntó Marissa―. ¿Qué estás intentando decirme? Las sílabas fueron repetidas con pausas en los mismos lugares, y Marissa intentó encontrar el patrón, abriendo las series de palabras, agarrando el significado. ―Dilo otra vez… Al mismo tiempo ese pitido en el trasfondo se aceleró en una alarma. Y entonces Havers abrió las cortinas y la puerta y gritó en el pasillo. ―¿Qué? ―dijo Marissa, acercándose más―. ¿Qué estás diciendo? Las enfermeras llegaron corriendo, y empujaron un carrito. Cuando alguien intentó meterse entre ella y la paciente, Marissa quiso decirles que pararan, pero entonces comprendió el cambio en la sala.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 ―No tengo latido ―dijo Havers cuando presionó su estetoscopio en el pecho ahora desnudo de la hembra. La conexión entre Marissa y la paciente estaba rota, sus palmas separadas, y todavía los ojos de la hembra estaban en los de Marissa cuando la gente y más maquinaria se interpuso en el camino. ―Empieza compresiones en el pecho ―dijo Havers cuando una enfermera saltó encima de la cama―. Carga el carrito. Marissa retrocedió un poco más lejos, y aún mantuvo el contacto visual. ―Voy a encontrarle ―se encontró diciendo sobre el escándalo―. Te lo prometo… ―Despejen ―ordenó Havers. Cuando el equipo retrocedió, golpeó un botón y la caja torácica de la hembra saltó. El corazón de Marissa tronó, como si estuviera intentando compensar el déficit en esa cama. ―¡Encontraré a quien te hizo esto! ―gritó ella―. ¡Quédate con nosotros! ¡Ayúdanos! ―Ni hay pulso ―anunció Havers―. Hagámoslo otra vez. ¡Despejad! ―¡No! ―gritó Marissa cuando los ojos de la hembra se pusieron en blanco―. ¡No...!

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Capítulo 5

Era... ¿un cóctel? Cuando Paradise entró en un gimnasio que parecía tan grande como un campo de fútbol profesional, se sorprendió al encontrar doggens uniformados sosteniendo en sus manos con guantes blancos bandejas plateadas de aperitivos, un bar montado en una mesa cubierta con damasco y música clásica sonando de fondo. Sonatas para violín de Mozart. Las que su padre escuchaba frente a la chimenea después de la Última Comida. A la izquierda, había un mostrador de registro, y después de mezclarse un poco, los sesenta formaron una fila delante de una hembra doggen con una sonrisa feliz y un ordenador portátil. Sin querer parecer como si esperara ser tratada de forma diferente, Paradise cayó en algún lugar en el medio y esperó pacientemente para dar su nombre, confirmar su dirección, hacer que le tomaran la foto y salir en fila a un lado para dejar su bolso y abrigo. —¿Le apetece un canapé? —le preguntó un doggen. —Oh, gracias, no, pero agradezco la amabilidad. El doggen se inclinó por la cintura y se acercó al macho que había estado detrás de ella en la fila. Echando un vistazo por encima del hombro, le asintió a su compañero aspirante… y lo reconoció por los festivales que la glymera había celebrado antes de los ataques. Como todos los miembros de la aristocracia, eran primos lejanos, aunque ella no era cercana ni a él ni a su gente. Su nombre era Anslam, si recordaba correctamente. Después de que él le devolviera el saludo, se metió un canapé en la boca. Girando alrededor, Paradise se fijó en todos los aparatos de gimnasia que habían sido instalados a través del espacio abierto. Barras paralelas, barras fijas, colchonetas para volteretas, un potro con arzones, prensa de piernas... oh, bueno, tenían una máquina de remo. Al menos había una cosa en la que no iba a fallar.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Echando un vistazo por encima del hombro, encontró que muchos de los reclutas estaban esquivando torpemente a los doggen con bandejas, pareciendo como si nunca antes hubiesen visto sirvientes. Peyton estaba atacando con fuerza los refrigerios… ninguna sorpresa. Y Axe, el asesino en serie latente, estaba de pie al margen de las cosas, con los brazos cruzados sobre el pecho, los ojos inspeccionando el paisaje como si quizá estuviese eligiendo víctimas. ¿Por qué tenía tatuajes en la mitad del cuerpo? se preguntó. ¿Y los piercings? No importa. Y sí, vaya, parecía que sólo había otra hembra por el momento. Y teniendo en cuenta la expresión pétrea en ese delgado rostro, y sus anchos hombros, ella probablemente era más apta para el programa que muchos de los machos aquí. Frotándose las palmas húmedas en los muslos, Paradise se sacudió la sensación de decepción: ese macho, Craeg, que había ido a la Casa de Audiencias a por la inscripción, no estaba en el grupo. Pero vamos, eso probablemente era algo bueno. Él había sido una distracción total desde el segundo en que se había acercado a su escritorio… y ella iba a necesitar toda su atención para atravesar esto. Suponiendo que esta noche fuese cualquier otra cosa excepto la hora del canapé. ¿Dónde estaban los Hermanos? se preguntó. Un destello de movimiento por el rabillo del ojo le hizo girar la cabeza. Uno de los machos había saltado sobre el potro con arzones y estaba girando lentamente la parte inferior de su cuerpo en círculos mientras sus enormes brazos sostenían su peso en el aire. El chasquido de sus palmas golpeando el cuero acolchado formaba un ritmo que gradualmente se hizo más y más rápido a medida que aumentaba su velocidad. Nada mal... murmuró ella mientras su torso increíblemente fuerte lanzaba sus piernas hacia fuera y alrededor en un borrón. Nunca perdió el ritmo. Ni una sola vez. Y cuanto más rápido rotaba, más se convencía ella de que debería haber pasado ocho años en el gimnasio en lugar de semanas. ¿Si el resto de los aspirantes eran como este tipo? Estaba jodida. Por otra parte, ella no parecía ser la única que estaba intimidada. Toda la clase había dejado de pulular alrededor y estaba mirándolo fijamente, paralizados por la pura excelencia de la actuación en la amplitud del gimnasio por lo demás vacío. Clank. El sonido de una puerta cerrándose la hizo mirar por encima del hombro… y jadeó antes de que pudiera evitarlo.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Allí estaba él, al que había esperado, al que había tenido la esperanza de volver a ver. Paradise palmeó su cola de caballo, algunos receptores ligados al estrógeno volviéndose locos como si tuviese dieciséis años de edad a medida que el macho se acercaba al mostrador de registro. Más alto. Él era mucho más alto de lo que recordaba. Más ancho, también… sus hombros estirando una enorme sudadera de Syracuse hasta las costuras. Llevaba pantalones vaqueros azules de nuevo, otros diferentes que no obstante tenían el mismo tipo de roturas y desgarros que tenía el otro par que había usado. Sus zapatillas eran unas Nike desgastadas y sucias. Sin gorra de béisbol esta vez. Cabello oscuro realmente bonito. Se lo había cortado recientemente, tan corto en los laterales que ella podía ver el cuero cabelludo por debajo de la fina sombra oscura alrededor de las orejas y la nuca, la parte superior lo suficientemente corta como para que se levantara solo. Su rostro era... bueno, probablemente no era un furor para cualquier otra persona, con la nariz un poco demasiado grande, la mandíbula un poco demasiado fuerte, los ojos demasiado hundidos para ser ni remotamente acogedores. Pero para ella él era Clark Gable; era Marlon Brando; era la Roca; era Channing Tatum. Era como tener ojos de borracha cachonda sin haber bebido, supuso, alguna química en ella transformándolo en mucho más de lo que parecía. Respirando hondo, trató de captar su olor… y luego se sintió como una acosadora. Bueno, porque era una acosadora. Después de que le tomaran la foto, él se volvió hacia la multitud, sus ojos pasando rápidamente sobre los congregados, sin mostrar ninguna reacción en su rostro. Vagamente, fue consciente de la doggen que les había recibido a todos ellos recogiendo sus cosas y saliendo… junto con los sirvientes cargando las bandejas quienes probablemente estaban yendo a recargar. ¿Pero como si le importara algo de eso? Mírame, pensó hacia el macho. Mírame… Y entonces él lo hizo. Sus ojos se movieron más allá de ella, pero luego regresaron, trabándose. A medida que una ráfaga de electricidad pasaba a través de todo el cuerpo de Paradise, ella… De repente, el gimnasio quedó absolutamente negro. Absoluto.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Jodido. Negro.

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De vuelta en la clínica subterránea de Havers, si no hubiese sido por la pared de vidrio contra la cual estaba apoyada Marissa, se habría caído. Especialmente mientras observaba a su hermano subir la sábana blanca y colocarla sobre los rasgos congelados de la hembra. Querida Virgen Escriba, no había estado preparada para el silencio de la muerte... como, cuando Havers había anunciado la hora, todos y todo simplemente se detuvo, las alarmas silenciadas, el esfuerzo extinguido, la vida acabada. Tampoco había estado lista para la retirada de los equipos que habían tratado de mantener a la hembra con todos ellos: Uno por uno, los tubos en su pecho, sus brazos y su estómago habían sido sacados, y luego las conexiones y almohadillas de monitoreo cardíaco habían sido retiradas. Lo último que había sido retirado eran las mangas de compresión en sus delgadas pantorrillas. Marissa había tenido que parpadear rápido ante las suaves manos de las enfermeras. Eran tan cuidadosas con ella en la muerte como lo habían sido en la vida. A medida que el personal salía en fila, quiso agradecerles a las hembras en sus vestidos blancos y zapatos discretamente chirriantes. Estrechar sus manos. Abrazarlas. En cambio, se quedó dónde estaba, paralizada por la sensación de que la muerte que había ocurrido no era suya para presenciar. La familia debería estar aquí, pensó con pavor. Dios, ¿dónde iba a encontrar a la familia? —Lo siento tanto —dijo Havers. Marissa estaba a punto de preguntarle por qué se disculpaba con ella… cuando notó que se dirigía a su paciente: su hermano estaba inclinado sobre la cama, una de sus manos apoyada en el hombro sin movimiento bajo la sábana, las cejas fuertemente apretadas por debajo de sus gafas de carey. Cuando se enderezó y dio un paso atrás, él levantó esas gafas y pareció secarse los ojos… aunque cuando por fin se giró hacia ella, estaba totalmente recompuesto. —Me aseguraré de que sus restos sean atendidos apropiadamente. —Qué significa eso. —Ella será cremada con un ritual apropiado. Marissa asintió una vez.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Quiero sus cenizas. Cuando Havers asintió a su vez, y los arreglos fueron hechos para la recogida a la noche siguiente, Marissa fue muy consciente de que se le estaba acabando el tiempo. Si no se alejaba de su hermano, de esta sala, ese cuerpo, la clínica... iba a romper a llorar delante de él. Y eso simplemente no era una opción. —Si me disculpas —interrumpió ella—. Tengo algunos asuntos que atender de vuelta en Lugar Seguro. —Pero por supuesto. Marissa miró a la hembra, observando distraídamente que la sábana se estaba manchando de rojo en un par de lugares, sin duda por la extracción de los tubos. —Marissa, yo... —¿Qué? —dijo con voz cansada. En el tenso silencio que siguió, pensó en todo el tiempo que había pasado estando enojada con él, odiándolo… pero por el momento, no podía reunir ninguna de esas emociones. Ella simplemente permaneció frente a su pariente, esperando en una posición ni de fuerza ni de debilidad. La puerta se abrió y la cortina fue apartada. Una enfermera, una que no había estado involucrada en la muerte, metió la cabeza. —Doctor, estamos preparados en el cuatro. Havers asintió. —Gracias. —Cuando la enfermera se escabulló fuera, él dijo—: ¿Me disculpas? Tengo que… —Atender a tus pacientes. Por supuesto. Es lo que mejor sabes hacer, y eres muy bueno en eso. Marissa salió de la habitación, y después de una fracción de segundo de dudar hacia dónde, recordó ir a la izquierda. Era más fácil recuperar la compostura a la intemperie y mantener su máscara en su lugar mientras caminaba de vuelta a la zona de recepción, y todos los ojos estaban puestos en ella mientras se iba, como si se hubiese corrido la voz entre el personal. Extraño que no reconociera los rostros: eso la hizo darse cuenta de nuevo de cuántos habían muerto en los ataques, cuánto tiempo había pasado desde que había estado alrededor del trabajo de su hermano. Cómo ellos dos, a pesar de los lazos de sangre, eran esencialmente desconocidos. Tomando el ascensor hasta la superficie, emergió en la pre-construcción similar a una celda y tecleó para salir hacia el bosque.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 A diferencia de la noche anterior, esta noche la luna resplandecía brillante, iluminando el bosque... y la falta absoluta de una senda en él. Cayó en la cuenta entonces de que realmente había una gran cantidad de entradas al complejo subterráneo, algunas para entregas, otras para los pacientes que eran capaces de desmaterializarse y luego aquella para las ambulancias. Todo ello tan lógicamente establecido, indudablemente debido al aporte y la influencia de su hermano. ¿Por qué Wrath no le había dicho que estaba ayudando a Havers con todo esto? Por otra parte, realmente no era asunto suyo, verdad. ¿Butch lo había sabido? se preguntó. Lo siento tanto. Cuando Marissa oyó la voz de su hermano en su cabeza, su ira regresó diez veces mayor, hasta el punto de que tuvo que frotarse el esternón para alejar una sensación de ardor. Es agua pasada, se dijo. Hora de volver al trabajo. Y sin embargo no parecía capaz de irse. De hecho, la idea de partir hacia Lugar Seguro la hacía querer salir corriendo en la dirección opuesta: no podía decirle al personal de allí lo que había pasado hacía un momento. La muerte de la hembra era como una negación a todo lo que trataban de hacer bajo ese techo: interceptar, proteger, educar, capacitar. Nop. No podía enfrentar el ir allí de inmediato. El problema era... que no tenía idea de a dónde ir.

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Capítulo 6

En la oscuridad que era tan densa como la de una tumba, Paradise sólo podía oír su corazón tronando detrás de sus costillas. Entrecerrando los ojos, trató de que sus ojos se acostumbraran, pero no había ninguna fuente de luz en ningún lugar, sin resplandor alrededor de las puertas, sin señales de salida de color rojo, sin luces de emergencia. El vacío era absolutamente terrible y se parecía a desafiar las leyes de la gravedad, sintiendo que quizá flotaba en el suelo mientras su peso la mantenía en pie confundiéndola, dándole náuseas. Sin más música clásica, tampoco. Pero las cosas estaban lejos de ser silenciosas. Cuando obligó a sus oídos a cambiar la prioridad de los ruidos en su pecho a los de la distancia, pudo oír murmullos, respiraciones y maldiciones. Algunos debían estar moviéndose un poco, el roce de la ropa, el arrastrar de los pies, como fondo de la charla de ruidos vocales más prominentes. No pueden hacernos daño, se dijo. No había forma de que la Hermandad realmente fuera a lastimar a ninguno de ellos: Sí, había firmado un formulario de consentimiento y renuncia en la parte posterior de la solicitud, no es que hubiera leído la letra pequeña con mucho interés, pero en cualquier caso, asesinato era asesinato. No puedes ceder tu derecho a seguir respirando. Esto era sólo la Hermandad haciendo su gran entrada. En cualquier momento. Sí, surgirían con una explosión de alguna puerta, recortándose como superhéroes contra una niebla blanca que se dispersaría, su impresionante armamento colgando de sus cuerpos más grandes que la vida. Uh-Huh. En cualquier momento… Cuando la oscuridad continuó, su miedo se disparó de nuevo y fue difícil no ceder a él y correr. Pero, ¿dónde iría? Tenía alguna vaga sensación de dónde estaban las puertas, dónde estaba el bar, dónde habían puesto el mostrador de registro. También

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 pensó que recordaba dónde estaba ese macho, Craeg… no, espera, él se había movido. Se estaba moviendo. Por alguna razón, ella podía sentirlo entre todos los demás, como si fuera una especie de baliza. Una brisa rozó su cuerpo, haciéndola saltar. Pero era sólo aire frío. Aire frío, fresco. Bueno, eso descartaba un cortocircuito si los sistemas AABC8 seguían trabajando. Bueno, esto era ridículo. Y claro, ella no era la única en frustrarse. Otras personas maldecían más, moviéndose más, pisando sus pies. —Prepárate. Paradise gritó en la oscuridad, pero luego se tranquilizó cuando reconoció la voz, el olor, la presencia de Craeg. —¿Qué? —susurró. —Prepárate. Esta va a ser la primera prueba, han abierto la salida, la pregunta es cómo van a llevarnos hacia ella. Ella quería parecer tan inteligente como él, tan tranquila como él. —¿Por qué no sólo volvemos hacia las puertas por las que hemos llegado? —No es una buena idea. Justo en ese momento, hubo movimiento en la dirección por la que todos habían entrado, como si un grupo se hubiera fusionado, acordado una estrategia, y estuviera poniendo un plan en acción. Y fue entonces cuando oyó los primeros gritos de la noche. Agudos, y, obviamente, de dolor y no de alarma, los sonidos horribles fueron acompañados por un zumbido que no entendía. Literalmente a ciegas, estiró una mano y agarró la de Craeg... excepto que no, la extensión plana y dura era su estómago, no su brazo. —Oh, Dios, lo siento. Yo… —Electrificaron las puertas —dijo sin reconocer su metedura de pata o su disculpa—. No podemos asumir que nada es seguro aquí. ¿Bebiste lo que sirvieron? ¿Comiste alguna de esas cosas en las bandejas? —Ah... no, no, yo... 8

Aire acondicionado y bomba de calor

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Desde la izquierda, el inconfundible sonido de alguien teniendo arcadas secas cortó el caos. Y dos segundos después de eso, como un pájaro contestando la llamada de su especie, alguien empezó a vomitar. —No pueden enfermar a las personas —dijo abruptamente—. Espera, esto es... ¡esto es la escuela! No pueden… —Es supervivencia —dijo el macho con gravedad—. No te engañes. No confíes en nadie y menos si son llamados maestros. Y no esperes superar esto así, no porque eres mujer, sino porque los Hermanos van a poner el listón tan alto que sólo uno de cada diez de nosotros tendrá una oportunidad de seguir de pie al final de esta noche. Como mucho. —No puedes estar hablando en serio. —Escucha —dijo—. ¿Escuchas eso? —¿Los vómitos? —Su estómago se revolvió en solidaridad—. Es difícil pasarlo por alto. Difícil no olerlo, también. —No, el tic-tac. —¿Qué estás...? —Y entonces lo oyó, también... en el fondo, como el equivalente auditivo a alguien que se movía detrás de una cortina, se producía un chasquido constante—. ¿Qué es eso? —No tenemos mucho tiempo. Los intervalos entre los pitidos son cada vez más cortos. Buena suerte. —¿A dónde vas? —No me dejes, quería decir—. Dónde… —Seguiré el aire fresco. Ahí es donde todo el mundo va a ser dirigido. Tampoco toques ninguno de los equipos de ejercicio. Como he dicho, buena suerte. —¡Espera! —Pero él ya se había ido, un fantasma que desapareció en la oscuridad. De repente, Paradise se puso francamente aterrada, su cuerpo temblaba sin control, las manos y los pies entumecidos, un sudor frío rompiendo a lo largo de cada centímetro de su piel. Padre tenía razón, pensó. No puedo hacer esto. En qué estaba pensando… Y fue entonces cuando se desató el infierno. Desde arriba y alrededor, estallaron explosiones como si el gimnasio hubiera sido atado con alambre para detonar, los sonidos tan fuertes que sus orejas los registraron como dolor, no como ruido, los destellos de luz tan brillantes que pasaron de una versión de cegadores a otra.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Gritando en la vorágine, se llevó las manos a los costados de la cabeza y se agachó en el suelo, buscando cubierta. Delante de ella, vio gente en el suelo, algunos curvados defensivamente como ella, otros vomitando, aún más cerca de las puertas quienes se retorcían y enroscaban sus brazos como si el dolor fuera demasiado grande para soportarlo. Sólo había una persona que estaba de pie y en movimiento. Craeg. En los destellos intermitentes, ella siguió su movimiento a la esquina más lejana. Efectivamente, no parecía haber una apertura, una puerta que ofreciera algo más que negrura, pero que tenía que ser mejor que volar por los aires. Dio un par de pasos hacia adelante, y luego se dio cuenta de que eso era una mierda. Correr. Necesitaba correr, no había nada conteniéndola, y ella no quería ser golpeada con la caída de escombros. No toques el equipo de ejercicio. ¿Teniendo en cuenta lo que había sucedido cuando esas personas habían tratado de salir por esas puertas de metal? No me digas. Fue un gran alivio ir hacia adelante, pero ella debía alternar su velocidad porque su visión no podía seguir el ritmo; tenía que esperar los flashes. Era la única manera de estar segura. Hablando de un paso en falso. Tropezando, luchando, deslizándose, comenzó a abrirse camino a través del ruido de zumbido y la luz, la amenaza a su vida, el terror apoderándose de ella. Acababa de entrar en el laberinto de equipo atlético cuando llegó a la primera persona en el suelo. Era un hombre y estaba gimiendo y agarrándose el estómago. Su instinto fue tratar de ayudarlo, pero se contuvo. Se trata de supervivencia. Algo pasó silbando por su oreja, ¿una bala? ¿Estaban disparándoles? Arrojándose abajo, se deslizó por el suelo resbaladizo sobre su estómago y luego caminó como un cangrejo a través del caos abrumador. Estaba bien hasta que llegó al próximo macho caído y retorciéndose, sus brazos envueltos alrededor de su abdomen. Era Peyton. Sigue adelante, se dijo. Búscate un lugar seguro. Cuando se dio otra explosión justo al lado de su cabeza, plantó su abdomen al suelo y gritó en la vorágine:

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —¡Mierda!

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Cuando Craeg, hijo de Brahl el Menor, comenzó a cruzar el gimnasio, se sorprendió de que la idea de dejar a la hembra atrás le molestara tanto como lo hacía. No la conocía; no le debía nada… era Paradise, la recepcionista de la Casa de Audiencias del Rey, la que le había dado una inscripción impresa hace semanas. La cual había necesitado porque era demasiado pobre para tener acceso a Internet, y mucho menos un ordenador o una impresora. De vuelta en esa sala, había sido... muy impresionante de ver. Y luego, ¿cuando había oído acerca de su deseo de probarse para este programa? La única cosa que había pasado por su cabeza había sido lo que podrían hacer los seres humanos con ella si la atrapaban. O los lessers. O el tipo equivocado de vampiro masculino. Alguien tan hermosa como ella no estaba a salvo en este mundo. Sin embargo, parecía ingenua sobre el escenario que todos estaban enfrentando como aprendices. Los Hermanos habían diseñado cada parte de este entorno. Nada había sido dejado al azar, y nada iba a funcionar a favor de los candidatos. Decirle lo que ya debería haber sabido había parecido la única forma en que podía ayudarla, pero no podía perder ni un momento preguntándose qué había pasado con ella. Lo que necesitaba era centrarse en los flashes. Aunque en la superficie parecían al azar, de hecho había un patrón sutil en ellos, y al igual que con el pitido de antes de que el espectáculo de luces y ruido hubiese comenzado, los intervalos eran cada vez más cortos, por lo que se les acababa el tiempo otra vez. No tenía idea de cuál sería la segunda fase, pero sabía que estaría mejor preparado para ello. Al menos ninguno iba a morir. A pesar de la atmósfera de peligro, tuvo la sensación de que la Hermandad no iba a hacerles daño a ninguno de ellos: Las "explosiones" eran sólo un montón de luz y sonido; no había escombros, sin estructuras caídas, sin olor a humo. Del mismo modo, lo que hacía a las personas vomitar no podía ser algo fatal. La gente en el suelo del gimnasio seguro que no estaba en un lugar feliz, pero entre los destellos de iluminación, vio que algunos de los primeros que habían caído ya estaban poniéndose de pie. Esta era una prueba, una elaborada y sólo Dios sabía lo larga que sería la prueba… y a la velocidad que estaban yendo las cosas, la tasa de aprobados del programa podría ser incluso más baja de lo que le había dicho a Paradise.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Craeg se detuvo y miró hacia atrás por una fracción de segundo. No parecía poder evitarlo. Pero no había forma de saber dónde estaba ella en la refriega. La luz no duraba lo suficiente, y además había muchos cuerpos. Sólo sigue, se dijo. Lo has hecho antes, vas a hacerlo esta noche. Continuando, hizo su camino alrededor de la periferia del equipo de ejercicio. Realmente no era una buena idea ponerse a cubierto detrás o debajo de nada de eso. De vez en cuando, veía por el rabillo del ojo alguna pobre alma que daba un tirón, luciendo como si acabaran de ser electrocutados, sus cuerpos se movían en todos los malos ángulos a la luz estroboscópica, echándose hacia atrás, retorciéndose y cayendo. Realmente esperaba que ella hubiera escuchado lo que le había dicho. Agachando la cabeza y con movimiento rápido, finalmente giró hacia la puerta abierta en la esquina. El aroma de aire fresco era embriagador, un respiro que cargó su cuerpo con energía adicional. Pero no podía ver lo que había al otro lado, y se maldijo a sí mismo por no haber cumplido el impulso pasajero de llevar una linterna con él. De acuerdo, está bien, ni siquiera él había esperado que las cosas se pusieran tan malditamente intensas. —Aquí es donde tenemos que ir. Ante el sonido de una voz baja, miró tras de sí y se sorprendió al encontrar a una hembra de pie junto a él. No era la encantadora rubia, ni siquiera se acercaba. De hecho, ésta parecía sugerir que el término sexo débil era un nombre poco apropiado: era casi tan alta como él, musculosa bajo la ropa de atletismo, y por la forma en que ella lo miró a los ojos, supo de inmediato que era aún más inteligente que fuerte. —Soy Craeg —dijo, extendiendo su palma. —Novo. Como era de esperar, la sacudida fue fuerte y corta. —Esta es la salida. —Ella asintió hacia el vacío—. ¿Por qué demonios no traje una linterna? —Estaba pensando lo mismo… —¡Por aquí! —gritó alguien—. ¡Este es el camino! En la iluminación estroboscópica, Craeg vio a un grupo de tres machos disparándose por la puerta abierta, dirigidos por un chico musculosamente grande

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 que tenía una expresión de triunfo anticipatorio que Craeg estaba muy, muy seguro de que no iba a permanecer en su lugar por mucho tiempo. Craeg negó con la cabeza y dio un paso atrás. De ninguna manera iría allí, no iba a precipitarse y lanzarse a una carrera desesperada. Por todo lo que sabían… Uno... dos... tres... el trío pasó junto a él y la hembra, quien también se hizo a un lado. De inmediato la puerta se cerró con un fuerte ruido. Y luego sonaron gritos desde el otro lado. Craeg miró a su alrededor. ¿Tal vez iba a abrirse algo más? ¿O no estaba lanzando una red lo suficientemente grande? Era posible que hubiera otra respuesta… En ese momento, vio un par de cuerdas colgando del techo a unos nueve metros de distancia. Podría haber jurado que no habían estado allí antes… quién sabía. —Esa es la siguiente opción —dijo. —Hagámoslo. El par se fue, corriendo alrededor del equipo de ejercicio, en dirección a las cuerdas antes de que alguien pasara por allí. No había forma de saber dónde llevaban las sogas, no podía ver tan lejos arriba, pero las luces parpadearon con mayor intensidad, y no había otras opciones. —Piedra, papel o tijera para quien va en primer lugar —dijo ella, sacando su puño. Él hizo lo mismo. —Uno, dos, tres. —Craeg sacó piedra, ella sacó papel—. Tú ganas. —Correcto. Craeg agarró la de la izquierda y tiró con tanta fuerza que sus manos quemaron. Ciertamente parecía lo suficientemente fuerte. ¿Pero si se equivocaba? Largo camino que caer, y no había acolchado debajo. Él y la hembra fueron una mano detrás de otra, agarrando, lanzándose hacia arriba, usando sus pies para sujetar la cuerda floja que dejaban atrás mientras subían. Y ella era casi tan rápida como él, no que él pasara mucho tiempo midiendo su progreso. Arriba, arriba, arriba… hasta que los altavoces desde los que salían los ruidos de explosión estuvieron directamente sobre sus cabezas y las cajas de luz que generaban la iluminación irregular inundaban la vista de lo que tenía delante. —Y ahora qué —ladró cuando estaban a unos dos metros del techo. —Andamios —gritó ella, cambiando su agarre y señalando.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Efectivamente, había una especie de pasarela suspendida por cables de metal. Al mirar hacia abajo, rezó otra vez porque la plataforma fuera lo suficientemente fuerte como para soportar su peso. —Yo iré primero. —Piedra, papel, tijera —gritó ella—. Uno, dos, tres. Él lanzó tijeras; ella arrojó papel. —Yo primero —anunció. Excepto que la pasarela estaba lejos incluso cuando él se levantó en toda su estatura. Aferrándose a la gruesa cuerda, usó su parte inferior del cuerpo para crear un movimiento de vaivén... que aumentó a un ida y vuelta completo. Hacer esto bien requeriría una sincronización perfecta, iba a tener que estar con las manos libres por un metro y medio sin nada-de-red. Y sólo la mierda sabía lo que iba a encontrar cuando aterrizara. ¿Más metal con una corriente eléctrica disparándose a través de él? Craeg bombeó su pelvis por última vez, retrajo sus rodillas y envió su peso lejos de los andamios; luego, cuando el impulso le llevó de vuelta hacia delante, arqueó su espalda y extendió sus pies por delante de él. En el momento justo, soltó la cuerda, renunciando a su correa. Al menos... esperaba que ese fuera el momento adecuado.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1

Capítulo 7

―¡Levántate! ¡Peyton, levántate, ahora! Mientras Paradise perdía la pelea con su instinto de supervivencia y hacía rodar a su amigo, o enemigo o lo que demonios fuera él, sobre su espalda, lo maldijo, a ella misma, a los Hermanos, a casi cualquier cosa que fuera un sustantivo. Toda esa cosa boca arriba no duró mucho. Cuando él empezó a vomitar de nuevo, lo empujó de vuelta para que no se lo tragara. Mirando a su alrededor, vio a… tantos en el suelo. Como si se tratara de un campo de batalla. ―Voy a morir ―gimió Peyton. En el fondo de su mente, Paradise se dio cuenta de que aunque el ruido era tan desastroso, había más iluminación, las ráfagas llegaban más rápido y permanecían encendidas más tiempo. ―Vamos. ―Tiró de su brazo―. No podemos quedarnos aquí. ―Déjame aquí… sólo déjame… Mientras Peyton vomitaba otra vez, y no salió mucho, ella miró hacia el rincón más alejado del gimnasio. Había una serie de personas de pie alrededor de la abertura oscura a la que Craeg le había dicho que se encaminara. ―Peyton… ―Todos vamos a morir… ―No, no vamos a hacerlo. Y fue una sorpresa darse cuenta de que en realidad creía eso, no era sólo una línea para ofrecer falsas esperanzas al Sr. Suave con los problemas de estómago. La cuestión era, que todo este ruido y luz en realidad no estaban produciendo escombros, humo o polvo, ninguna estructura traqueteando, ni ningún tipo de impacto real en el espacio o las personas en este. Era un espectáculo de luz y sonido, como una tormenta o una producción teatral, y eso era hasta donde llegaba.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 También tenía la sensación de que las luces estaban cambiando, y que tenía que significar algo. Probablemente nada bueno. ―Peyton. ―Agarró su brazo y tiró de él sobre su espalda de nuevo―. Levanta tu culo de este suelo. Tenemos que llegar a la esquina. ―No puedo, es demasiado… Sí, le dio una bofetada. Y no estaba orgullosa de ello ni tampoco satisfecha por el contacto afilado. ―Levántate. Sus ojos se abrieron ampliamente. ―¿Parry? ―¿A quién diablos crees que le estás hablando? ¿A Taylor Swift? ―Tiró de la parte superior de su cuerpo del suelo del gimnasio―. Ponte de pie. ―Podría vomitar sobre ti. ―¿Como si no tuviéramos problemas más grandes? ¿Has visto este lugar? Peyton comenzó a balbucear, y fue entonces cuando decidió que ya era suficiente. A horcajadas sobre sus piernas, lo tomó por debajo de sus axilas y utilizó su recién encontrada fuerza para caminar hacia atrás y lo arrastró a una posición vertical sobre su par de Adidas. ―Paradise, voy a tener… Oh, fantástico. Todo bajando por delante de ella. Y él estaba balanceándose tanto que caminar en línea recta iba a ser un desafío. ¿Correr? NJM9. ―A la mierda con esto ―murmuró, agarrándolo por la cintura y levantándolo como un peso muerto desde el suelo. Pesado. Realmente pesado sobre su hombro. Ahora ella era la única con los eh-ni hablar!: Era como tratar de equilibrar un piano ahí arriba, haciéndolo peor el hecho de que el peso estaba luchando con ella, y vomitando por la parte posterior de su pierna derecha. Paradise se puso en camino, ignorando todo, excepto el objetivo de llegar a la puerta de mala muerte al otro lado del camino. Su cabeza estada torcida hacia un 9

NJM: De ninguna jodida manera.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 lado, su cuello tan estirado que quemaba; su hombro se estaba entumeciendo por la falta de circulación; y sus muslos ya estaban temblando de la tensión en ellos. La tentación de perderse en todas esas sensaciones físicas era fuerte, sobre todo a medida que se volvían cada vez más fuertes y más insistentes. Pero quería… bueno, quería llegar a esa puerta, al aire fresco, al final de todo este asunto de conmoción y pavor. Entonces podría respirar profundamente, bajar el lloriqueante peso muerto de Peyton, y sentarse en una aula bonita y limpia. Tal vez compartir una risa con la Hermandad porque había logrado atravesar la peor parte y ahora la defensa personal y la formación escolar podrían comenzar. Para mantenerse en marcha, trataba de recordar las aulas que había visto cuando los reclutas habían caminado desde la zona de estacionamiento al gimnasio. Habían tenido iluminación fluorescente, y bancos de mesas con sillas en posiciones ordenadas frente al pizarrón… ―Para ―dijo Peyton―. Me voy a morir… ―¿Vas a callarte y permanecer quieto? ―le dijo con un gruñido. ―Voy a… Oh, por el amor de Dios, pensó ella mientras él perdía el control de nuevo. Mientras caminaba con dificultad y jadeaba por el esfuerzo, el laberinto de equipo atlético era un dolor total en el culo, las diversas estaciones pareciendo haber sido separadas y puestas en un ángulo de una manera que hacía increíblemente difícil atravesarlas, pasarlas o rodearlas. Especialmente con Peyton montado sobre ella. Y luego estaban las personas que estaban dispersas por el suelo. Cada vez que pasaba a alguien o tenía que levantar un pie sobre una de sus manos, sus pies, su pierna o brazo, quería pararse, preguntar si estaban bien, pedir ayuda… hacer algo. El hecho de que no pudiera salvar a nadie más que a sí misma y a Peyton la hacía gritar en el interior, sus pulmones ardiendo en su pecho, una extraña ira motivándola. Seguía buscando sangre. Obsesivamente. Pero no había ni rastro de esta: ni manchas rojas en la ropa, ni rayas rojas en la piel, ni rastros rojos en las tablas del suelo color amarillo-miel. Tampoco había aroma de esta que pudiera detectar, aunque había un montón de otros olores, ninguno de ellos agradable. Sin sangre, sin embargo. Y eso tenía que ser bueno… ¿no? ―¡Ahhh! ―gritó, cuando una explosión de dolor al rojo vivo la sorprendió.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Desbaratando los planes. Terminado. El dolor en su codo izquierdo desestabilizó todo, su cuerpo volviéndose como una mesa plegable a la que le había sido pateada una pata, y al igual que un plato de fruta en una superficie previamente plana, Peyton se estrelló contra el suelo, sus miembros flácidos rebotando como McIntoshes10. ―Oh, Dios mío ―dijo con los dientes apretados mientras agarraba su brazo y masajeaba donde la corriente eléctrica la había lamido. Había conseguido acercarse demasiado a una máquina de prensa de pecho. Y mientras medía la cantidad de equipos por los que todavía tenía que arreglárselas para atravesar, pensó… No puedo hacer esto. No puedo… ―¿Puedes ponerte de pie? ―le dijo. Peyton respondió de una manera no verbal que no solo sugería que no, sino que enfáticamente anunciaba que eso todavía era una negativa. Dios, ¿cómo podría quedar algo en su estómago todavía? ―No puedo hacer esto ―gimió mientras miraba alrededor y masajeaba su codo. Cuando sus ojos saltaron de un lado a otro, se dio cuenta de que estaba buscando ayuda, una especie de tabla de salvación, un rescatador. Tenía que haber alguien a quien pudiera acudir… Solo por segunda vez en su vida, le rezó a la Virgen Escriba, apretando los párpados cerrados, tratando de encontrar las palabras adecuadas contra el telón de fondo discordante de los sonidos, olores, vistas, y espasmos afilados de adrenalina rasgando su cableado interno. De alguna manera, se las arregló para pedirle a la deidad de la raza que enviara a alguien para hacer que esto se detuviera, para cuidar de Peyton, para rescatar a todas las otras personas que estaban caídas, para sacar a todo el mundo de este hoyo del infierno… Deja de perder el tiempo, ordenó una voz interior. Fue tal sorpresa, que se giró alrededor, esperando encontrar a alguien detrás de ella. Nadie estaba allí. ¿Tal vez eso había sido canalizado desde arriba? Deja de perder el tiempo. ¡Ve! ―¡No puedo levantarlo de nuevo! ¡Sería mejor que averigües jodidamente cómo! ―¡No puedo hacer esto! 10

McIntoshes: Una variedad de manzana con piel roja y crujiente carne blanca.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 ¡Será mejor que hagas esta mierda! ―Está bien, está bien, está bien, está bien. Murmuró esas palabras una y otra vez mientras montaba a horcajadas de nuevo a Peyton y lo encorvaba de nuevo en posición. El segundo levantamiento fue aún más descoordinado que el primero, su cuerpo flojo en lugares que de verdad, totalmente no ayudaban, pero Peyton parecía estar recuperando fuerza, sus manos agarrando sus caderas y aguantándose. En el momento en que vislumbró la pista de obstáculos, estaba quedándose sin energía, y realizó un cálculo rápido de la distancia a la puerta, y luego añadió factores complementarios como cuánto se estaba deformando su hombro bajo el peso, y el hecho de que, inconvenientemente, necesitaba orinar tanto que se sentía como si alguien estuviera apuñalando su abdomen inferior. Entrando en un galope forzado, sus pies rozaron el suelo felizmente sin obstáculos, y menos tambaleante, mejor para su pasajero y todo su cuerpo. Espera un minuto. La puerta estaba cerrada. A medida que se acercaba a su destino, frunció el ceño y ordenó a sus ojos enfocarse a través de las luces que destellaban. Mierda, la puerta estaba cerrada. ¿Pero había habido gente de pie alrededor de la abertura sólo unos momentos antes? Llegando al panel, dejó a Peyton deslizarse por su espalda y apenas le echó un vistazo mientras se extendía plano en el suelo. ¿Qué había sucedido con la maldita puerta? Sin mango o pomo en la puerta. Sin bisagras. Sin vidrio que romper. Girando, observó, Jesús, había cuerdas de gimnasio colgando a unos nueve metros de distancia. Las gruesas longitudes habían aparecido desde el techo, y había dos personas trepándolas con la clase de velocidad que la hacían querer sentarse y rendirse justo donde estaba. ―¿Peyton? ―dijo mientras ladeaba su cabeza para mirar al par ascender―. No voy a ser capaz de llevarte hasta esas. Diablos, no pensaba que pudiera arrastrar su propio peso en las largas trenzas. ¿A dónde estaban yendo esos dos?, se preguntó mientras desaparecían de la vista. ―Peyton, vamos a necesitar… Una tras otra las dos cuerdas cayeron al suelo, las bofetadas de los gruesos y largos tejidos sonando incluso por encima de los demás ruidos. ¿A dónde habían ido las dos personas?

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Frotándose los ojos, quería gritar. En cambio, dijo entre dientes: ―¿Qué diablos vamos a hacer…? Una fresca ráfaga de aire fresco y limpio le hizo girar de nuevo. La puerta se había abierto de nuevo, revelando un denso vacío negro. Como si este hubiera consumido a los otros estudiantes que habían entrado y estuviese listo para otra comida. Peyton luchó para ponerse de pie, sus manos temblorosas limpiando su cara. ―Puedo caminar. ―Gracias a Dios. Él le echó un vistazo. ―Te la debo. ― Primero vamos a ver si atravesando por aquí realmente nos lleva a alguna parte. ―Vamos juntos. ―Sus ojos ardían cuando él le ofreció el hueco de su codo, como si fueran a un salón de baile lleno de vestidos de seda y esmoquin con corbata blanca―. No voy a dejarte. Paradise lo miró por un momento. ―Juntos. Pasando su brazo a través del suyo, no estaba sorprendida de que él la utilizara para no perder el equilibrio. Sin embargo, esto era una gran mejora con respecto a su estado comatoso-excepto-para-vomitar. Dieron un paso adelante al mismo tiempo, el marco de la puerta lo suficientemente amplio como para dar cabida a ambos… La puerta se cerró detrás de ellos y cortó toda la luz, y ella abrió la boca para gritar, pero entonces aguantó el sonido, conteniéndolo. Esa sensación del suelo deslizándose debajo de sus pies pasó otra vez, una lección sobre la importancia de visualizar cosas como el equilibrio y la orientación espacial de extremidades y torso. A su lado, Peyton estaba jadeando. De la nada, manos ásperas agarraron su cabello, aferrándose, tirando con fuerza. Y gritó escalofriantemente cuando el miedo la hizo contorsionarse y atacar y luchar contra el agarre. ―¡Paradise! Fueron separados y les pusieron algo sobre la cabeza, atándolo alrededor del cuello. Forzada al suelo, sus piernas fueron atadas y luego utilizadas para tirar de

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 ella a lo largo de su espalda. Girando y retorciéndose, tratando de patear, de respirar, de quedarse aunque fuese parcialmente lo suficientemente en calma para pensar, sentía que se estaba ahogando. Se sentía como si… pudiese estar muriendo.

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Arriba en los andamios, Craeg aprendió de la manera más dura que sería malditamente mejor que te equilibraras… la descarga eléctrica que conseguía cada vez que sus brazos golpeaban algo metálico hacía que su corazón se acelerase y cortocircuitaba su mente por una fracción de segundo que no podía permitirse perder. Y, naturalmente, la maldita plataforma estaba tan destartalada como un hombre viejo, moviéndose de aquí para allá, balanceándose como un bate de béisbol. ―¡Mantén el ritmo! ―le gritó a Novo―. ¡Sigue mis pasos! Manos fuertes agarraron su cintura. ―Te tengo. Le siguió a un paso rápido pero prudente, dando bandazos de un lado al otro, el calor de las luces y la masa de cuerpos abajo haciéndole sudar. Extendiendo sus brazos, contrarrestó su equilibrio y el de ella, y comenzó a hacer un todavía mejor tiempo, dirigiéndose a solo Dios sabía… De repente, el andamiaje fue firme como una roca, y eso era una mala noticia. Lo que había trabajado en una superficie inestable no funcionaba en una estable, y ambos se fueron de lado hacia una serie de choques eléctricos que los llevaron a tambalearse, sus cuerpos golpeando entre sí y luego golpeando los soportes metálicos, sólo para conseguir volver a ser electrocutados. Los músculos comenzaron a acalambrarse y se negaron a relajarse, sus miembros incapaces de seguir sus órdenes mentales. ―¡Mierda! ―gruñó Craeg mientras trataba de evitar que su cuerpo reaccionara a los estímulos. ―¡Qué mierda! ―gritó Novo. O alguna versión de eso. Aire ligero. Lo siguiente que supo, es que él había caído por una borde que no había visto venir y entrado en una caída libre que incluso le dejó gritando a todo pulmón. A su alrededor, el aire se precipitó, viajando a través de su ropa y haciéndola ondear, estirando su cabello y la piel de su cara y espalda, acribillando sus oídos con un

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 sonido zumbante. Iba a romperse las dos piernas si aterrizaba con los pies por delante, pero no había tiempo, ni la distancia, y no había razón para siquiera tratar de evitar un aterrizaje que no iba a ser devastador… ¡Splash! Golpeó una imprevista piscina de agua con su costado, su cuerpo quedando atrapado en el seguro agarre del frío y fresco líquido. El alivio cuando no terminó con sus dos fémures saliendo por la parte superior de sus hombros fue de corta duración. Sus electrificados, torturados, y sobrecalentados músculos inmediatamente se acalambraron, todos congelados, su falta de grasa corporal convirtiéndolo en un ancla, no una boya. El choque de lo inesperado de tocar fondo le había hecho tomar una enorme bocanada de aire, pero ese suministro de oxígeno no iba a durar. Tenía que llegar a la superficie. Con las manos en garras, y una sola pierna que tenía alguna movilidad, rasgó y pateó lo que esperaba fuera el camino arriba. No tenía orientación visual en absoluto, sino un abismo negro que iba a consumirlo si no se salvaba a sí mismo. La superficie de la piscina, estanque, lago, lo que fuera, había vuelto a llegar con la misma inesperada y no anunciada sorpresa con la que se había sumido en esta. Toser y tratar de tomar aire eran dos actividades mutuamente excluyentes, y tuvo que forzar su sentido primordial de supervivencia para regular las respuestas espásticas de su diafragma. Cloro. Estaban en una piscina. No pasó mucho tiempo pensando en eso. El dolor en sus músculos acalambrados era increíble, como tener dagas clavadas en sus muslos, y su culo, y sus entrañas, y comenzó a hundirse hacia abajo antes de que hubiera contenido su aliento, y eso era un no-vayas. Iba a morir de esa manera. Luchando contra los impulsos de su cuerpo, utilizó su mente para anular su sistema nervioso simpático: Tomando un enorme aliento, golpeó sus brazos fuera y hacia abajo, creando una corriente artificial que se extendió por su torso de lleno hacia la parte superior del agua. Entonces detuvo… el jodido… movimiento. Y dejó que el aire en su cavidad torácica se convirtiera en el chaleco salvavidas que no estaba usando. No era un flotador perfecto. Sus piernas continuaban hundidas, y tenía que patear de vez en cuando para mantenerse arriba, pero era con un infierno mucho mejor que golpear el fondo y ahogarse. De vez en cuando, expulsaba el aliento y re-inhalaba.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 No estaba seguro de cuánto tiempo podría durar así. Pero iba a averiguarlo. Dios… sus músculos tensos eran una tortura para soportar, y para distraerse, revivía estar en lo alto de esa pasarela. Los Hermanos eran brillantes, decidió. ¿Yendo de ese calor a este frío? ¿Después de los choques eléctricos? Era un ambiente diseñado y garantizado para poner a alguien exactamente donde él estaba: luchando contra respuestas naturales de su cuerpo a ciertos estímulos y entornos. ¿Qué les estaba ocurriendo a todos los demás?, se preguntó. ¿Dónde estaba la hembra? No con la que había estado en las alturas… ¿Sino la otra? ¿Paradise? Cuando el agua golpeó sus orejas, fue como el espectáculo de luces del gimnasio, oscureciéndose y luego dejando la entrada sensorial. Oyó salpicaduras, tanto cerca de él como más lejos… un montón de gritos y jadeos de los otros en la piscina… ecos, debían estar en un lugar grande con un techo relativamente bajo y una gran cantidad de baldosas. Soltando el aire en sus pulmones, inmediatamente los volvió a inflar… … Y esperó por lo que fuera lo siguiente.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1

Capítulo 8

―…

par en la entrada. Tiempo de llegada de cuatro minutos. Entrada y

extremo derecho de la piscina despejadas… Presionando el botón del cable que iba desde su auricular por el costado de su cuello, Butch dijo en voz baja: ―Entendido. Mientras caminaba por el borde de la piscina, rastreó los movimientos de los candidatos en el agua con sus gafas de imagen térmica. Dos más acababan de caer desde lo alto; ambos habían salido a la superficie y asumieron posiciones de hombres muertos flotando, de manera que estaban tensos y relativamente tranquilos. No siempre es el caso. Él y Tohr ya habían tenido que sacar a cuatro candidatos, lo que significaba que solamente había otros tres machos con la nueva pareja. Todo el mundo estaba muy lejos del punto B de entrada a la derecha. Bien. Butch miró su reloj. Quien fuera que quedase en el gimnasio iba a estar fuera de tiempo en otros seis minutos. Y todo esto sólo era el preámbulo de lo que él y sus Hermanos llamaban el Destino Final, y esa última parada iba a ser cerrada por el sol al amanecer, por lo tanto era crucial que el grupo que había superado estas primeras pruebas, tuviesen el tiempo suficiente. La clínica de Doc Jane y de Manny se estaba llenando. El suave herbario revulsivo había hecho más que su deber, y había habido una variedad de pequeños cortes, arañazos, tirones musculares y quemaduras. Dos tandas de desertores ya estaban en su camino fuera de la propiedad, e iba a haber más. Esto era lo que pasaba con una meritocracia: la mierda tenía que hacerse muy rápido, porque él y V no iban a perder el tiempo en nadie que no pudiera ser aprobado. ―¿Ya es mi turno? ―preguntó Lassiter por el auricular―. Nací listo para esto. ―De todas las personas que podrían ser inmortales ―murmuró V―, ¿por qué eres uno de ellos?

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 ―Porque soy fantáaaaaaastico ―cantó el ángel caído―. Y soy parte de tu equipo… ―No, no lo eres… ―¡… viviendo tu sueño! El latido en la cabeza de Butch se volvió incluso peor. ―Cállate, Lass. No puedo cantar en este momento. ―Es de Mi villano favorito ―comentó el ángel. Como si estuviese siendo útil. ―Cállate ―le cortó V. ―Cállate. ―Butch luchó por mantener su voz baja―. Tenemos otros cuatro minutos en el gimnasio. Te haré saber cuándo puedes… ―Estoy perdiendo aire por aquí, ¿sabes? ―se quejó Lassiter―. Mi inflable se está desinflando. V maldijo. ―Eso es porque no quiere estar a tu alrededor más de lo que queremos nosotros. ―Tú sigue así y voy a empezar a pensar que mi enemistad es mutua. ―Ya era la maldita hora. Correcto, Butch no disfrutaba de arrastrar a idiotas empapados en estado de pánico de la piscina, pero caray, realmente estaba jodidamente contento de no estar en la parte trasera de la casa con esos dos peleándose. ―Quédate ahí, Lass ―dijo―. Llamaré… y, V, por el amor de Dios, vas a apagar su maldito micro… ―¡Ay! ¡Oye! ¿Qué coño, V…? Yyy todo se quedó maravillosamente en silencio. Mientras su dolor de cabeza trataba de echar abajo la puerta hacia su cráneo, Butch quiso apagar sus gafas de visión térmica y frotarse los ojos, pero no estaba dispuesto a perder de vista a los candidatos ni por un momento. Lo último que el programa necesitaba era que alguien saliera gravemente herido, o peor, amaneciese muerto. Además, estaba suficientemente distraído por su cuenta, incluso con los auriculares de la mejor calidad. Algo iba mal con Marissa.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Bien lo sabía él que había pasado suficiente tiempo siendo un zombi caminando en sus días de humano para reconocer la preocupación entumecida que ella había estado acarreando. El problema era que ella no le estaba dando nada para seguir adelante. Cada vez que le preguntaba en qué estaba pensando o si estaba bien, ella le sonreía y le salía con alguna excusa de mierda de que las cosas estaban atareadas en Lugar Seguro. Indudablemente eso era cierto, pero ese era siempre el caso. Y ella no siempre lucía como lo había hecho la noche y el día de ayer. Tal vez simplemente necesitaban una noche fuera, y no solamente en términos de no trabajar. La mansión era un excelente lugar para vivir: la comida era buena, y la compañía aún mejor. El problema era que no conseguías mucha privacidad. En resumidas cuentas te retirabas a tu dormitorio, el cual en su caso era del tamaño de una caja de zapatos con una delgada puerta y paredes finas en el Pit, y nunca estabas realmente solo. Intromisiones sin previo aviso por todos, desde el personal, a otros Hermanos, y compañeras. El católico irlandés de una familia grande en él adoraba eso. La parte preocupada de hellren en él no estaba tan entusiasmado. Necesito tener una cita, pensó. ―¿A dónde vamos? ―preguntó V en su oído. Mierda, había dicho eso en voz alta. ―Tú no. ―Duele. En serio, esto ha dolido ―fue la respuesta metalizada. ―Marissa y yo necesitamos… ―Si es educación sexual, podría haber jurado que los dos habíais resuelto eso. A menos que todos esos sonidos sean simplemente de cuando estáis en una pelea de pulgares. ―En serio. ―¿Estás diciendo que esa mierda es cuando hacéis origami? Jesucristo, los recortes de papel… no puedo imaginar esa mierda, ¿verdad? ―Para. ―Marissa nunca lo dice. ―No ha sido el caso recientemente ―replicó Butch. ―¿Tienes problemas? ―No lo sé.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Hubo un largo período de silencio. ―Tengo una idea. ―Estoy abierto a cualquier cosa… ―¡Eso es lo que ella dijo! ―interrumpió Lassiter. ―V, pensaba que le habías quitado… ―Los sonidos de los dos machos peleando en la cercanía le hizo sacar su auricular y hacer una mueca. Lassiter estaba claramente consiguiendo la pelea que había estado pidiendo, y bajo cualquier otra circunstancia, Butch habría encontrado al par, y no para jugar al árbitro. Pero él tenía cosas más importantes de qué preocuparse. Especialmente cuando tenía a dos nuevos visitantes para dar la bienvenida a la ronda de esta fiesta líquida. Y cuando V regresara, tal vez Butch conseguiría un buen consejo. Siempre que su mejor amigo pudiese pensar fuera del mundo del collar de pinchos / la cera de velas negra / abrazaderas de pezones. Mierda.

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Paradise luchó contra el agarre en sus tobillos, moviendo su torso de un lado al otro en el suelo en el que estaba siendo arrastrada, arañando con sus manos. En el interior de la bolsa alrededor de su cabeza, su aliento caliente la sofocaba, o tal vez simplemente había absorbido todo el oxígeno. En respuesta, el pánico abasteció todo su cuerpo, haciendo sacudir sus músculos y convirtiendo su cerebro una súper autopista de pensamientos que no hizo absolutamente nada para calmarla o ayudarla a salir. Una parte de ella quería llamar a Peyton, pero él no iba a salvarla. También le habían atrapado. La otra mitad estaba pasando por todo tipo de malos resultados. ¡Qué sigue! ¡Qué sigue! Qué sigue qué siguequesigue… Lo que "sigue" llegó con la misma falta de advertencia que todo lo demás: el avance se detuvo, una segunda persona se acercó y agarró sus hombros, y fue levantada del suelo. Paradise gritó de nuevo contra la bolsa, y trató de romper por sí misma el asimiento. Imposible. Los apretones eran tan fuertes, que podría muy bien haber tenido tornos mordiendo su piel y huesos… Balanceo.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Estaba siendo balanceada de izquierda a derecha, el impulso cada vez mayor, como si estuviera a punto de ser lanzada. ―¡No! Justo cuando fue liberada en la parte superior del arco izquierdo, la bolsa fue arrancada de su cabeza. Tomó dos increíbles bocanadas de aire. Y luego estaba cayendo, cayendo, cayendo, a través de una oscuridad marcada con extraños sonidos… ¡Splaaaaaaash! Agua por todas partes, metiéndose en su nariz, la boca, encapsulando su cuerpo. El instinto se hizo cargo, sus sentidos inmediatamente nivelando que "arriba" era el camino opuesto al que estaba hundiéndose. Extendiendo los brazos y las piernas, se encontró que la atadura en sus tobillos había sido liberada. Salió a la superficie con tanta fuerza que su torso salió como un corcho, y tosió tan violentamente que casi perdió el conocimiento. En medio de la tensión, sin embargo, fue capaz de lograr bajar el aire… y luego estaba aspirando grandes cantidades de oxígeno, el simple lujo de ser capaz de respirar la inquietó con una gratitud que trajo lágrimas a sus ojos. Eso no duró mucho tiempo. A su alrededor, pudo escuchar a personas peleando en el agua, los sonidos de sus toses, respiraciones, nadando para mantenerse a flote. ¿Cuántos? ¿Esta era la segunda parte? Manteniéndose a flote, quiso llamar a Peyton, pero no estaba segura que llamar la atención sobre sí misma fuera una buena idea. Por todo lo que sabía… ―¡Paradise! El sonido de la voz de Peyton estaba cerca y hacia la derecha. ―Sí. ―Se atragantó―. Estoy aquí, ¿estás bien…? ―¡Estás bien! ―Estoy justo aquí. ―habló un poco más fuerte―. Estoy justo… Lo siguiente que supo fue, que una fuerte mano había agarrado su brazo y tirado de ella a través del agua. ―Puedo estar de pie aquí ―dijo Peyton―. Déjame mantenerte arriba. ―No necesito… ―Tienes que conservar tu fuerza. Esto apenas comienza.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Sonaba tan razonable, como si tal vez el choque del agua le hubiese hecho recobrar la sobriedad. Y luego sus manos fueron suaves en su cintura mientras le daba la vuelta para que estuviese de espaldas a él. ―Te tengo ―susurró. Su brazo se bloqueó a su alrededor, y la sensación de su cuerpo fuerte detrás de ella la hizo tensarse. Cuando todo lo que él hizo fue respirar como si estuviera recuperándose también, comenzó a relajarse un poco, a pesar que no podía ver nada y sus piernas seguían rozándose contra las suyas. Nunca había estado tan cerca de un macho antes. Aunque, dada la situación en la que estaban, ahora no era el momento de desperdiciar un segundo en esa tontería; Peyton no tenía nada más en su mente que no fuera la supervivencia. Con un tenue alivio, cedió a su agarre, dejándose llevar. Sus instintos permanecieron en alerta máxima, pero al menos su cuerpo tuvo un breve respiro, su ritmo cardíaco se atenuó, esa horrible quemadura en sus pulmones extinguiéndose… ¡Splash! ¡Splash! Dos candidatos más, o víctimas, golpearon el agua en la distancia, muy lejos, dándole un sentido de exactamente cuán grande tenía que ser la piscina o estanque o lago en el que estaban. Excepto… no, no era un lago. Era agua tratada con cloro. Una piscina. Estaban en una piscina subterránea, probablemente no muy lejos del gimnasio, dado que no había sido arrastrada kilómetros. ―¿Qué viene después? ―dijo. ―No lo sé. Pero tú y yo vamos a estar juntos. ―Sí. ―Estaba sorprendida por lo mucho que su presencia la calmaba, a pesar del hecho de que todavía no había nada para ver, y no tenía idea de con qué iban a ser golpeados después… ¡Splash! ¡Splash! ¡Splash! ―¿Cuántos hay aquí? ―dijo ella. ―Acaban de llegar cinco. Así que por lo menos seremos siete. ―¿De sesenta…? Tiene que haber más. ―¿Cómo iba a ser ella uno de un número tan pequeño como para llegar tan lejos?―. Ciertamente, hay… Cuatro más llegaron, uno cayendo realmente cerca de ellos, otros tres cayeron lejos al otro lado. ―¿Soy demasiado pesada para ti? ―preguntó ella.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 ―Oh, por favor. Cuando él cambió su agarre, su cuerpo se movió en el agua, su trasero presionando contra la parte delantera de su pelvis. No sintió nada allí… pero no habría sabido sobre qué estar preocupada incluso si él se hubiese excitado. Otra persona golpeó la piscina. Y luego… … durante un largo periodo de tiempo no hubo más adiciones. En realidad, probablemente fueron solamente un par de minutos, pero parecieron horas… días. Su miedo seguía zumbando, pero sin nada de que alimentarse, la ansiedad comenzó a canibalizar su lado racional, todo tipo de locura corrió a través de su mente. ¿Qué pasaba si no se trataba de un programa de entrenamiento? ¿Qué pasaba si se trataba de algún tipo de… experimento social? Una rutina de usurpador de cuerpo… o un intento de… caray, no lo sabía. Una ola de terror la atravesó. No podía ver nada, y el rugido en su cabeza estaba ahogando los sonidos en la piscina, y su cuerpo estaba demasiado cansado para procesar el temblor que la sacudía. ―¿Qué viene después? ―gimió. ―Yo… Antes de que Peyton pudiera responder, se dio cuenta de que algo había cambiado en torno a ellos. Los otros lo notaron también, los cuerpos en el agua dejaron de moverse como si estuvieran tratando de evaluar lo que era diferente. El nivel del agua estaba bajando. La superficie agitada había llegado hasta sus hombros, pero ahora solamente les llegaba por los brazos, luego los codos. Su ritmo cardíaco se intensificó una vez más, un zumbido, mareos locos haciéndole girar la cabeza. ―¿Qué van a hacernos ahora? ―jadeó. Más bajo… y más bajo aún… hasta que sus pies tocaron el fondo al igual que Peyton. Sin embargo, se quedó en el círculo de su brazo… al menos, con su gran cuerpo detrás de ella, sabía que su espalda estaba cubierta. Sólo quiero ver, pensó en el vacío negro. Dios… por favor, déjame ver algo… En la esquina, apareció una brillante luz cegadora. Fue tan abrumadora que levantó un brazo contra el resplandor, y en sus adentros, vio que sí, que estaban en una piscina, que estaba muy limpia y tenía un bonito

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 borde de baldosa que era de un pálido azul y verde. Y luego estaba Peyton, luciendo agotado detrás de ella. Y otros candidatos en el agua. Empujando el cabello goteante fuera del camino, se estremeció y trató de enfoca… ¿Qué…? ―¿… demonios es eso? ―terminó Peyton por ella. En el lado opuesto de la piscina aun siendo vaciada, un enorme macho con el cabello rubio y negro había entrado en el espacio, y en un primer momento, pensó que había traído la luz con él. De hecho, su cuerpo era la luz. Estaba brillando como si fuera una incandescente bombilla viviente. Pero la locura era… que esa no era en realidad la mayor sorpresa. Llevaba una máscara de buceo y snorkel retiradas de su apuesto rostro… un par de aletas que golpeaban el suelo resbaladizo mientras se acercaba al borde de la piscina… un traje de baño de tirantes que era de color rosa fuerte… y un flotador amarillo y azul para niños alrededor de su cintura. Cada uno de los medio muertos y calados hasta los huesos en la piscina se le quedaron mirando como si él fuera la segunda venida en un universo paralelo de Bob-Esponja-se-encuentra-con-Magic-Mike. Caminó chapoteando hasta el trampolín, se subió, hizo grandes esfuerzos para cubrirse la nariz, y colocarse el snorkel, se aclaró la garganta. Después de un par de "mi-mi-mi-mis" como si estuviese calentando para hacer un solo, respiró profundamente y… ―¡Caguaaa-bonga! ―gritó a todo pulmón, y corrió hasta el final. Saltando alto desde el borde, sostuvo el flotador para niños en su lugar mientras ejecutaba un perfecto movimiento circular y hacía un clavado en el agua menguante con salto en bomba que salpicó hasta el techo. Cuando Paradise se agachó para no ser golpeada en la cara con el tsunami, pensó… punto para los Hermanos. ¿Lo que sea que pudiese haber esperado? No era eso.

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Capítulo 9

Las

zapatillas deportivas de Craeg encontraron el fondo de la piscina justo

cuando el… bueno, era un macho, eso era seguro... golpeó el agua con un impacto como si un sedán hubiese sido arrojado allí. Después de que el diluvio se asentó, el ambiente se tornó uniformemente iluminado, la luz emanando de ese gran cuerpo ridículamente vestido creando un resplandor que convertía la bañera de tamaño olímpico en su propia lámpara. El sujeto era como una parte de luchador profesional, una parte de Toys “R” Us. Pero Craeg no iba a perder el tiempo descifrando ese combo. Limpiando su rostro, primero identificó las posibles rutas de escape: había cuatro o cinco puertas, incluyendo esa por donde había llegado la cosa con el corsé flotante, pero estaba dispuesto a apostar que estaban bloqueadas. Nada en el techo. En las paredes. En la parte inferior de la piscina. El segundo registro fue para ver si había algún otro tercero en la mezcla. Sip. Allá en la periferia, había dos enormes machos vestidos de negro, con capuchas sobre sus cabezas y gafas de visión nocturna en sus ojos. Estaban fuertemente armados, pero sus armas estaban enfundadas… y parecían estar monitoreando a todos en la piscina como si buscaran señales de debilidad o peligro. La tercera valoración era de quién más había llegado a esta etapa. Diez, no, doce... espera, trece personas se encontraban en la piscina con él, incluyendo a la hembra con la que había caído de gran altura. Y la recepcionista rubia, Paradise. Aunque ella no estaba sola. No, estaba contra uno de los machos, su mano apoyada en el brazo protector que estaba alrededor de su cintura. Apenas una sorpresa. Las hembras como ella nunca estaban sin alguien del sexo opuesto a su alrededor. Como polillas al fuego y todas esas gilipolleces.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Craeg obligó a sus ojos a alejarse de ellos dos, y eso funcionó taaaal vez un minuto. Lo siguiente que supo, es que estaba apuntando una valoración de combate al sujeto, tomando nota del tamaño del macho, la fuerza de sus hombros, el porte de esa mandíbula. Como si ellos dos fueran a entrar en conflicto. Lo cual era una locura, por supuesto. Él no tenía derecho a esa hembra… y más al punto, lo único por lo que tenía que preocuparse era por llegar a cualquiera que fuera la línea de llegada que le esperaba al final de esto… Las luces convencionales se encendieron alrededor de toda la sala, reduciendo las sombras a cero, mostrando rincones y grietas que no ocultaban más amenazas. Pero no creía que todo hubiese terminado aún. Desde luego, él no se habría detenido ahora si fuera los Hermanos. Demasiada gente todavía en pie. La puerta de la esquina derecha reventó como si hubiera sido golpeada. Y fue entonces cuando apareció la siguiente oleada. Uno a uno, un grupo de casi una docena de guerreros entraron desfilando… la Hermandad, pensó. Esta tenía que ser la Hermandad: Sus cuerpos eran enormes, empequeñeciéndolo incluso a él, y al igual que los otros dos guardias, tenían máscaras sobre sus rostros y cuero negro cubriéndolos desde las botas hasta la cabeza. A diferencia de los otros dos, éstos tenían armas en las manos. En un instante, el que había hecho la gran aparición con las felicitaciones para niños se levantó y desapareció. Y luego lo último del agua se escurrió por los drenajes en la parte profunda de la piscina. A su alrededor, los candidatos deambulaban en sus ropas empapadas y un relativo agotamiento. Permaneció inmóvil… como lo hizo Novo, que parecía sentir, como lo hacía él, que las cosas sólo se iban a poner más duras. Así que lo mejor era conservar su energía hasta que tuvieran algo válido que confrontar. Esas armas, pensó, eran malas noticias. Con el clásico pensamiento de grupo, los otros candidatos se congregaron juntos, las personas en la parte menos profunda retrocediendo a medida que los guerreros bajaban por el lado largo de la piscina y giraban hacia el conjunto de escalones que estaban resbaladizos y ahora no conducían a nada salvo hormigón y charcos.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Y entonces esos amenazantes machos con las armas estaban descendiendo a la piscina, sus shitkickers aterrizando como un trueno, el desplazamiento de sus fundas haciendo sonidos chirriantes. Cuando se detuvieron abruptamente, era imposible saber con precisión en quiénes se estaban enfocando, ya que sus cabezas estaban todas frente al grupo, pero sus ojos estaban cubiertos. Triangulando su posición, Craeg decidió que, por el momento, quedarse con el grupo era lo mejor, por lo que él… Uno por uno, los Hermanos levantaron sus cargadores automáticos, apuntando directamente a los reclutas. Y entonces el más alto de ellos se adelantó, balanceando el cañón en un lento círculo perezoso como si estuviera buscando el mejor objetivo. Hablando de pánico en manada. Los candidatos se volvieron locos, corriendo de aquí para allá, luchando para ponerse detrás de otros, resbalando, cayendo. Un par de ellos cayó de rodillas, lloriqueando y rogando antes de que incluso hubiese habido algún disparo. Craeg no se tragaba nada de eso. Si los reclutas iban a ser golpeados con un poco de plomo, no iba a ser en ningún lugar letal. Había demasiadas precauciones en el lugar hasta el momento. Y él estaba listo para recibir una bala… ¿si eso era lo que tenía que hacer para llegar a la siguiente ronda? Que le dieran. No le tenía miedo al dolor. Cuadrando los hombros, se enfrentó… y fue consciente de que probablemente había otra razón por la que se detuvo. Pero se negaba a reconocerla de ninguna manera. Vamos, pensó. Por aquí. Por aquí… Pero ellos no fueron hacia él. No... fueron hacia otra persona. Ella no, pensó. Mierda, Paradise no. —Oye —gritó—. ¡Oye, capullo!

*

*

Tan pronto como esos machos de negro entraron en la zona de la piscina, Paradise reconoció a los Hermanos. Después de haber pasado tanto tiempo trabajando alrededor de ellos, sus olores, sus auras eran bien conocidas para ella… y había llegado a considerarlos como protectores pseudo-padres suyos. Ese no era el caso esta noche.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Especialmente cuando bajaron a la piscina, ahora seca, levantaron sus armas... y uno de ellos la tomó como un objetivo. Rhage. Fue Rhage quien apuntó su arma sobre ella y luego comenzó a caminar hacia adelante. Lo sabía porque su cuerpo era mucho más grande que el de los demás. No, no, pensó. No puedes hacerlo. Mi padre… Pero él no dudó. Llegó justo hasta ella y Peyton, liderando con ese arma de fuego, el dedo en el gatillo. —¡Oye! ¡Capullo! Por el rabillo del ojo, vio a uno de los reclutas dar un paso al frente y agitar sus brazos. Era su macho… el macho, eso era. Craeg… —¡Dispárame! ¡Oye! ¡Hijo de puta! Dispárame en su lugar. Y así lo hizo el Hermano. Sin girar la cabeza lejos de ella, el brazo de Rhage giró hacia un lado y apretó el gatillo, una bala estallando por la boca del cañón. Paradise gritó y se sacudió contra el agarre de Peyton mientras el caos enloquecía, voces estridentes resonando alrededor como el estrépito aterrado de un millar de pájaros eufóricos. —¡No! Oh, Dios mío… ¡no! —Cállate —siseó Peyton mientras la mantenía en su lugar—. Sólo cállate. DNJM11. Cuando Craeg cayó, ella se liberó y se lanzó en un ataque contra el Hermano. Era como un insecto golpeando el parabrisas de un auto, pero nada de eso importaba. No podía soportar que nadie saliera herido… especialmente ese macho. Palmeando, golpeando, aferró las manos en el cañón y lo sostuvo como si su vida dependiera de ello, tratando de controlar el arma. Falló. Antes de que supiera lo que estaba pasando, estaba boca abajo sobre el hormigón húmedo y sujetada por la parte posterior del cuello y la espalda. Girando la cabeza, miró frenéticamente a través del fondo de la piscina para ver si Craeg todavía estaba vivo. El macho estaba acostado a su nivel, retorciéndose mientras sujetaba lo que parecía ser su muslo. La única otra hembra en el grupo se agachó a su lado, le obligó a alejar las manos e inspeccionó la herida. Luego, en un rápido movimiento, se sacó la camiseta de su cintura y la arrancó, dejando al descubierto un torso musculoso y

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DNJM: iniciales de “De Ninguna Jodida Manera” (en inglés “No Fucking Way”- NFW).

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 un sujetador deportivo negro. Con un rasgón, sacó todo el dobladillo alrededor de la base, liberando una tira de tela. Le ató un torniquete en la parte superior del muslo, como si hubiera sido entrenada para ello. —Déjala ir —exigió Peyton detrás de ella—. ¡Déjala ir joder! —¿O qué? —dijo una voz distorsionada desde los altavoces de arriba… como si alguien hubiese hablado en un micrófono con un dispositivo sintetizador. Fue entonces cuando Peyton perdió la razón. Estirando el cuello para girar la cabeza, captó el increíble espectáculo de él en plena agresión, sus puños volando hacia Rhage, sus pies pateando, sus colmillos al descubierto en un gruñido mientras trataba de sacarle al Hermano de encima. Y de pronto no estaba solo: el macho que había mostrado tal capacidad atlética en el potro con aros se le unió. ¡Pum! ¡Pum! Ambos fueron derribados con balas por otro Hermano. Y así lo fueron otros dos machos que igualmente intentaron participar. Mientras tanto, la gente estaba subiendo las paredes, usando las escaleras de acero inoxidable para tratar de salir de la piscina… sólo para ser electrocutados y volver a caer. Una puerta se abrió. Desde arriba esa voz anunció: —Cualquiera que desee irse podrá hacerlo. Ningún se os causará ningún daño. Todo esto puede terminar... ahora. Todo lo que tenéis que hacer es correr por esa puerta. En ese momento, fue liberada, Rhage apartándose, dando un paso atrás. Se arrastró al otro lado hacia Peyton, dándole la vuelta una vez más. —¿Cuán grave es? ¿Dónde? —Mi brazo… mi maldito brazo. Paradise tiró de su camiseta y siguió el ejemplo de la otra hembra, rompiendo una sección con uno de sus colmillos, arrancando una franja y tratando de atarla justo encima de la herida sangrante en su tríceps. Lanzó una mirada asesina hacia los Hermanos. —¡¿Os habéis vuelto jodidamente locos?! ¡Esta es la escuela, no la guerra! ¡Qué coño! —Podéis iros ahora —siguió hablando la voz desde arriba—. Sólo proceded hasta la escalera en la parte menos profunda de la piscina y liberaros de esto.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Una repentina e intensa rabia le hizo ver blanco, y antes de que se diera cuenta estaba de pie y en la línea de los Hermanos. —¡Disparadme! ¡Vamos! ¡Hacedlo, puñado de putos cobardes! No tenía idea de qué demonios estaba diciendo. Qué demonios estaba haciendo. Nunca antes había visto tantas armas, mucho menos ponerse a sí misma deliberadamente a distancia de un tiro a quemarropa de tales armas, pero había colapsado y descubierto que una sorprendente oleada de poder venía con el trastorno. No es que a los Hermanos pareciera importarles. Se quedaron allí, inmóviles y sin reaccionar, como si estuvieran contentos con esperar hasta que se quedara sin gasolina. Así que se giró hacia los reclutas que salían. —¡A dónde vais! ¡Tenéis que luchar! Esto está mal… Justo así la puerta fue cerrada y el inconfundible sonido de una barra siendo puesta firmemente en su lugar rebotó por todo el espacio. —Ahora seréis requeridos para completar la Primera Noche —declaró la voz desde arriba—. La sesión final inicia en tres... dos... —…uno. Y fue entonces cuando la iluminación pasó de incandescente al azul violáceo de la luz negra. También cuando la Hermandad abrió fuego contra todos ellos.

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Capítulo 10

Las balas de goma dolían como un hijo de puta. Cuando la primera de un incontable número de rondas golpeó a Craeg en los pectorales, él se alejó y le ofreció la espalda en lugar de su frente más vulnerable. Más abajo de la cintura, la herida de bala real era como una antorcha en su piel, tal como había predicho, pero sin embargo, el tiro experto no había hecho más que rozar su carne, por lo que un torniquete era innecesario. No había tiempo de sacarla, él agarró la mano de Novo y tiró de ella para echarse en el fondo de la piscina. Manteniendo sus cabezas hacia abajo, se arrastraron lejos del aluvión, rumbo hacia arriba y hacia lo más difícil que los llevaría al final unos tres metros más allá. Echando un vistazo detrás de él, se encontró con que los Hermanos, que se habían realineado para bloquearles el paso en la parte menos profunda de la piscina, habían comenzado a caminar hacia adelante como si estuvieran conduciendo el ganado a la rampa de un matadero. Joder, las escaleras metálicas montadas en lo alto de las paredes de la piscina junto al sistema de iluminación vibraban con electricidad y los guerreros parecían tener un suministro interminable de las jodidas balas de fogueo. A pesar de que los impactos eran más como las picaduras exageradas de una avispa a través de la ropa, con bastante de ellas, su umbral de dolor sería disparado a un punto que lo incapacitaría. Retorciéndose de nuevo, midió la rapidez con las que los Hermanos llegaban a ellos. Lo suficientemente rápido para que él tuviera tal vez sesenta segundos para resolver esto. —Desmaterializarse —dijo tanto para sí mismo como para cualquier otra persona que quisiera escuchar—. La única opción. Congelando su movimiento hacia adelante, cerró los ojos y empezó a respirar. La primera visión que tuvo fue de esa esbelta mujer rubia atacando a un Hermano increíblemente grande con una pistola. Para defenderlo después de que le hubiesen disparado.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Basta —dijo entre dientes. Control. Tenía que conseguir el control de su mente y sus emociones, centrarse en sí mismo y desmaterializarse arriba y hacia fuera. Enfócate... enfócate... El dolor en su cuerpo: en el muslo, en los otros impactos a lo largo de los hombros, la columna vertebral, la cadera. Su cabeza estaba latiendo. Sus nervios estaban tensos. Su codo todavía palpitaba por el momento en que había sido clavado por la electricidad en el andamio. A su alrededor, la gente maldiciendo. Tropezando. Cayendo.

entraba

en

pánico,

gritando,

Y todavía esas balas, chocando contra él. Contra todos ellos. Cuanto más duro trataba de ignorar el miedo y el pánico, más fuerte se hacía el coro de incomodidad y distracción. Necesitaba una imagen de destino, un lugar al que entrenar a su cerebro a ir. De la nada, se imaginó a la recepcionista cuando la había visto por primera vez. Ella había estado sentada detrás de un pequeño escritorio pulcro en un majestuoso salón. Todo en él, el papel de pared de seda, la alfombra de lujo, el olor a limpio... lo había intimidado. Pero ella no lo había tratado como la basura que era. Lo había mirado fijamente con ojos que habían dejado su corazón acelerado en su pecho, y luego había dicho su nombre. Paradise. Su voz era tan hermosa, que ni siquiera la había oído correctamente. Y entonces él había arruinado las cosas por completo al no estrechar la mano que ella le había ofrecido. El problema era que su cerebro se había congelado porque ella era tan... Su cuerpo se desmaterializó sin él darse cuenta de ello. En un momento, estaba sufriendo y pegado a su forma corpórea... al siguiente estaba volando fuera de la piscina. Sin destino en mente, se revolvió a través del aire como las primeras veces que había intentado el truco después de su transición y entonces se apoderó de ello y proyectó su forma en la esquina más lejana, contra la pared. Cuando tomó forma de nuevo, Novo ya estaba allí, tensa y lista, pero masajeando uno de sus hombros como si estuviera frotando el dolor lejos o evaluando si la maldita cosa se había dislocado. Uno por uno, cuatro reclutas chorrearon y gotearon al salir de la piscina: El atlético masculino del potro con arcos. El que parecía un asesino, que tenía piercings y tatuajes en un solo lado de la cara y el cuello. El tipo que había tenido sus brazos alrededor de Paradise. Otro hombre que era alto y fuerte.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 No tenía idea de lo que pasaría aho… La recepcionista fue la última en volver a su forma, y Craeg tuvo que alejarse o exhibir una emoción que era inaceptable. Para distraerse, trató de ver lo que estaba sucediendo en la piscina a los cinco que habían dejado atrás… Una puerta se abrió justo al lado de todos ellos, y cuando una fría brisa fuerte llegó a ellos, olió el aire libre. Lo que estuviera en el otro lado era oscuro. —¿Quién va primero? —preguntó Paradise. —Yo lo haré —contestó el perforado de aspecto gótico—. Nada que perder. Craeg frunció el ceño mientras el repentino silencio a su alrededor comenzaba a parecer un mal augurio: El tiroteo se había detenido. Lo cual podría significar que esa parte de la prueba había terminado... o que los Hermanos estaban apuntando de nuevo. No, se habían ido, todo lo que quedaba en la piscina eran un par de alumnos doblados a la mitad, sollozando, sus figuras sentadas en el hormigón húmedo con la cabeza entre sus manos o su cuerpo en posición fetal. Mierda. ¿Dónde estaban los Hermanos ahora? —Iré contigo —le dijo al gótico. El par eran los más grandes del grupo, la punta de la lanza, por así decirlo, y a pesar de haber entrado pensando en la supervivencia en solitario, estaba empezando a reconsiderar esa estridente posición. Por lo menos a corto plazo. Si llegaba un ataque hacia ellos, dos eran mejor que uno. Novo habló. —Tomaré la retaguardia. El atleta cayó a su lado. —Puedo ayudar a cubrir eso también. —Vosotros tres —ordenó Craeg a la hembra rubia y su... ¿compañero? ¿Novio? Y a un tipo que era bien parecido de una forma a lo niño bonito—. En el medio. Al menos de esa manera, no se preocuparía por ella. No es que lo hiciera. —Movámonos —dijo Craeg.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Él y el macho peligroso atravesaron juntos el umbral, sus hombros juntos casi llenando lo que resultó ser un túnel y una vez que estuvieron allí, una distante luz parpadeante se convirtió en una guía hacia la que lentamente avanzaban. —¿Cuál es tu nombre? —susurró el gótico. —Craeg. —Soy Axe. Jodidamente encantado de conocerte.

*

*

Paradise esperaba que algo sucediera mientras se abrían camino como grupo a través del túnel. Estrechamente acuartelados, manejando la ansiedad, con movimientos lentos y calculados, esperando lo inesperado, que algo saltara sobre ellos, cayera sobre ellos, los derribara. Cuando simplemente salieron al lado de una hoguera, sus tintineantes nervios no supieron cómo procesar la falta de ataque. Y entonces su cerebro realmente no pudo lidiar con el hecho de que había una mesa con botellas de agua en ella, barras energéticas y piezas de fruta. ¿Era este el final?, pensó mientras miraba a su alrededor a los pinos, los arbustos, las estrellas en el cielo. —Tengo muchísima sed —dijo Peyton, yendo hacia el agua Poland Springs. El macho al que ella no había podido ayudar pero sí controlar, lo detuvo. —Podría ser una trampa —dijo Craeg, poniéndose en su camino. —Eres un paranoico. —¿Probaste la comida antes? ¿Te gusta vomitar? Peyton abrió la boca. La cerró. Maldijo. Craeg midió la configuración. Tocó la tierra con la punta de su bota mojada. Se movió hacia delante desde el lateral hasta una posición agachada. Cuando se acercó, se inclinó y puso sus ojos a la altura de la matriz ordenada de las botellas. Levantó el faldón de la mesa y miró debajo. Luego cogió una de las Poland Springs lentamente. El corazón de Paradise tronó. También estaba deshidratada, incluso después de sentir como si hubiera tragado la mitad de la piscina. Pero tenía miedo de ser envenenada. Dios, nunca había estado en esta situación antes, consumida por la sed, enfrentándose a beber y sin embargo congelada por conseguir lo que quería.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Esto no está sellado —anunció Craeg. Cogió otra. Y otra. En la tercera, se produjo un ¡crack! cuando liberó la tapa. Oliendo el cuello abierto, probó un sorbo. —Esta es buena. —Él la pasó sin mirar atrás, y tan pronto como Peyton la agarró, Craeg siguió su camino, inspeccionando más tapas, eliminando las indeseadas que no estaban selladas. Peyton fue el que las repartió entre el grupo hasta que todo el mundo tenía agua. Craeg mantuvo una botella para sí mismo, pero no bebió mucho, metiéndola en su cinturón. Luego, sin comentario alguno, se movió a las barras de energía, lanzando las que tenían rasgaduras en los envoltorios, compartiendo las que estaban bien. Paradise comió a pesar de que no tenía hambre, porque no sabía cuándo iban a parar de nuevo o cuánto esfuerzo iban a necesitar para la siguiente etapa, hablando de alimentos como combustible y nada más. La barra de energía era una mezcla repugnante de cartón, falsa dulzura y una sustancia pegajosa, pero no le importaba. Iba a necesitar las calorías. Aunque sólo sea para mantenerme caliente, pensó mientras un escalofrío la recorría. Noche de noviembre y ropa mojada. No era bueno para la temperatura interna si te quedabas simplemente de pie allí. O pegada a la intemperie durante mucho tiempo. —¿Qué hacemos ahora? —preguntó a todos y a nadie a la vez. Detrás de ellos, la puerta a la instalación se cerró con llave. El tipo asesino en serie, Axe, dijo arrastrando las palabras: —Eso está bien, no estaba buscando una repetición de la acción en la piscina de todos modos. —Hay una cerca allí —dijo la otra hembra, apuntando a la izquierda. —Y por allá —intervino el atleta. —Apuesto a que están electrificadas —murmuró Peyton—. Todo lo demás que era de metal lo estaba. La cuestión se resolvió cuando alguien cogió un palo, lo tiró hacia la alambrada y la cosa quedó tostada con una lluvia de chispas. Con un poco más de exploración, descubrieron que estaban en una rampa de algún tipo que les ofrecía una única salida: hacia delante, en la oscuridad del bosque. —Vamos juntos —dijo ella, mirando más allá de la luz naranja parpadeante de la hoguera—. Otra vez. —No me gusta el trabajo en equipo —murmuró Axe.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Y yo estoy muy emocionado de estar haciendo esto contigo —dijo Peyton arrastrando las palabras. Sin hablar de ello, el grupo cayó en el orden de alineación del túnel. Y entonces se pusieron en marcha, avanzando como una unidad, conscientes de no acercarse demasiado a la alambrada mientras la valla se estrechaba a ambos lados. Las ramas se quebraron bajo sus zapatillas deportivas mojadas. Alguien estornudó. Una brisa soplando a un lado convirtió el brazo de Paradise en hielo. Pero todo eso apenas lo registraba. Mientras caminaba, su cuerpo era un cable de alta tensión, la energía corriendo por sus venas, sus instintos picando y listos para una entrada desde algún lugar, cualquier lugar: estaba observando agudamente en busca de cualquier cosa que fuera mal, un chasquido demasiado alto en el suelo, un cambio incómodo del cuerpo de Peyton a su lado, un crujido de una rama de un árbol a la izquierda... y aquello que no pudiera catalogar inmediatamente en la especie de no amenazante hacía que sus músculos nerviosos y su cerebro rebotando quisieran congelarse y evaluar. O salir corriendo y escapar. Y sin embargo, siguieron su camino. Y siguieron. Y... siguieron. Está pasando el tiempo, pensó, mirando hacia arriba a la posición de las estrellas. Y aun así siguieron, su variopinto grupo deslizándose, arrastrando los pies sobre el suelo, cojeando, tambaleándose, todos heridos a su manera y todavía en pie. Varios kilómetros más adelante, ¿o habían sido más como un centenar?, nada había llegado a ellos. Pero no se dejó engañar. Los Hermanos volverían. Tenían un plan para todo esto. Sólo necesitaba mantenerse tensa, seguir con el grupo, y… Más adelante, Craeg y Axe se detuvieron. —¿Qué es? —dijo mientras agarraba el brazo de Peyton. ¿Por qué olía a... fuego? —Estamos de vuelta en el punto de partida —respondió Craeg en voz baja— . Aquí es donde empezamos. Cuando él señaló al suelo, vio huellas, sus huellas, en la arena. Excepto que la mesa con el agua y la comida había desaparecido... y la hoguera había sido apagada, lo que explicaba el olor... y la valla había sido trasladada a una posición diferente. Había sido cerrada para formar un circuito o una pista. —¿Nos tienen yendo en círculos? —exigió Peyton—. ¿Qué demonios?

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —¿Por qué? —preguntó Paradise, mirando a Craeg como su líder de facto—. ¿Por qué harían eso? Gracias a que sus ojos se habían ajustado a la oscuridad, podía distinguir sus rasgos fuertes cuando él frunció el ceño y miró a su alrededor. Cuando negó con la cabeza, su estómago se convirtió en un hoyo. —¿Qué? —dijo ella. La única otra hembra habló. —Van a desgastarnos. Es por eso que… Los sonidos de disparos vinieron de la izquierda, otra ronda de caos iluminándolos con flashes intermitentes mientras el grupo se agolpaba en sí mismo, los cuerpos chocando y causando que rayos de dolor estallaran en el hombro y la pierna de Paradise. —¡Caminad! —gritó Craeg—. ¡Sólo hay que caminar y se detendrá! Y tenía razón. En el momento en que comenzaron a moverse en la dirección por la que ya habían ido, todo se quedó inmóvil y en silencio de nuevo. No hacía falta ser un genio para darse cuenta de que si se detenían, serían golpeados con más de esas balas de goma. Paradise respiró estabilizándose. Esto no era tan malo, se dijo. Su ritmo era lento y uniforme, y a ella le gustaba caminar. Mejor que recibir un disparo, seguro. Esto iba a estar bien. Mejor que la piscina. Mejor que ser arrastrada por el suelo atada y con la cabeza tapada. Mejor que las explosiones en el gimnasio. Todo lo que tenía que hacer era poner un pie delante del otro. Para pasar el tiempo, se concentró en lo que podía ver de Craeg delante, rastreando los movimientos de su gran cuerpo, desde sus anchos hombros a la forma en que sus caderas se movían con cada paso que daba. Cuando el viento cambiaba de dirección de vez en cuando, ella cogía su olor y pensaba que era mejor que cualquier colonia que jamás hubiera olido. ¿Quiénes eran su gente?, se preguntó. ¿De dónde era él? ¿Tenía pareja? Era curioso cómo esto último la hizo sentir una punzada en el pecho. Por otra parte, después de todo lo que había pasado esta noche, no era de extrañar que su mente y sus emociones estuvieran todas dispersas...

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Dieron vueltas y vueltas, hasta que empezó a seleccionar los árboles familiares y ramas específicas, hasta que sus pisadas tallaron una pista en la tierra, hasta que la aburrida monotonía comenzó a afectarla: ninguna agresión cayendo sobre ellos, ningún disparo hacia ellos, nada saltando sobre la cerca para aterrorizarlos. No significaba que no pudiera suceder... pero en ese largo tiempo nada pasó, su cerebro comenzaba a canibalizarse a sí mismo, girando sobre pensamientos aleatorios sobre Craeg, con pánico sin fundamento, con imágenes de su padre, preocupándose por... lo que vendría a continuación. Mirando al cielo, deseó saber lo que significaban las posiciones de las estrellas. No tenía ni idea de cuánto tiempo había pasado desde que habían llegado al gimnasio o incluso, para el caso, llegado aquí. Se sentía como si hubiera pasado toda una vida desde que había sido cacheada y fotografiada. Incluso desde que ella y Peyton habían discutido en el autobús. Pero eso realmente no era cierto. ¿Tres horas? No, demasiado poco. Cinco o seis, estimó. La buena noticia era que esto tenía que parar en la madrugada. El sol no era negociable, ni siquiera para los Hermanos, y claramente nadie iba a ser asesinado. Sí, eso de las armas había sido aterrador, pero las personas que habían recibido balas reales estaban de pie, sus heridas claramente superficiales, y era lo mismo para cualquier persona que hubiera comido o bebido algo manipulado. Tantos eliminados. Habían comenzado sesenta. Habían terminado siete. Y ella se sorprendió al descubrir que todavía estaba aguantando. De hecho, ¿de saber que un paseo por el bosque era el final? Todo habría sido mucho más fácil. Teniendo en cuenta lo mal que podría haber ido, esto era un pedazo de pastel.

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Capítulo 11

Uno por uno todos cayeron. El primero en dejarse caer fue ese macho que conocía de los festivales de la glymera, su muy distante primo, Anslam: Después de un rato, comenzó a desacelerar, su paso apagándose con una cojera que se volvía tan pronunciada, que su cuerpo entero quedó afectado por ella. Y luego simplemente paró. Hubo algún apoyo ofrecido por el grupo, pero él solo sacudió su cabeza y se sentó para aflojar los cordones en su Nike izquierda. —He terminado. Déjales dispararme. Malditamente he terminado. Incluso en la oscuridad, ella pudo ver la sangre en su calcetín blanco. —Vamos, Paradise —dijo Peyton, empujándola—. Tenemos que irnos. Mirando al denso bosque, ella se preguntó dónde estaban los Hermanos. Qué le ocurriría a él. Cuando el grupo empezó otra vez, ella les siguió porque no quería parar, y también, incluso si estaba avergonzada para admitirlo, porque realmente nunca le había gustado el tipo. Él tenía una mala reputación con las hembras. No tardó mucho antes de que el siguiente cayera en un arcén. Y luego, uno tras otro, todos cayeron. Los pies eran el motivo. O un muslo. O el hombro. Uno por uno... todos se quedaron en el suelo, en la pista de polvo desgastada que habían creado con sus pisadas incontables. Y Paradise tuvo la urgencia de ayudar a todos, especialmente cuando Peyton comenzó a balancearse a su lado... y luego zigzagueó como si no estuviera seguro de lo que había delante de él ya. Para él, eran los efectos secundarios del vómito. El agua que había tomado se había negado a quedarse ahí, y la deshidratación le había hecho delirar. Ella no pudo evitar intentar ayudarle, y tiró de su brazo, intentando levantarle sobre sus rodillas cuando él finalmente cayó. —... casa ahora —balbuceó—. Me voy a casa ahora. Cama, necesito... comida... Estoy justo en mi casa, mira.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Era aterrador observar cómo él señalaba hacia el bosque, sus ojos cautivados, como si de verdad estuviera viendo la mansión en la que vivía. Y fue entonces cuando ella supo que no debería empujarle. —Vamos —la dijo la otra hembra—. Si aún estás de pie, necesitas seguir avanzando. Paradise miró a un conjunto de ojos turquesas. —Odio esto. —No le ocurrirá nada. Sin disparos, recuerdas, para ninguno de los otros que se han rendido. —Vamos —dijo Peyton con repentino enfoque—. Estaré bien. Al final, ella realmente no podía decir por qué puso otro pie delante de sí misma otra vez. Quizás la falta de introspección era síntoma de su propio cansancio. Quizás estaba delirando a su manera y seguía a lo que quedaba del grupo porque su cerebro les confundía como un ‘hogar’ de algún tipo. Quizás su cuerpo simplemente estaba en piloto automático. Y entonces había dos. La otra hembra, la que tenía los ojos azules brillantes, pronto siguió lo que Paradise ahora reconocía como un patrón. Primero, desaceleraba y comenzaba a tropezar; luego paraba completamente. Cuando no cayó al suelo, Paradise retrocedió, pensando que había una oportunidad. —No —dijo la hembra, interrumpiendo la conversación—. Me quedo aquí. Tú sigue. Paradise miró al único macho que aún estaba caminando fatigosamente: Craeg aún estaba en cabeza. Lo había estado todo el tiempo. No había parado por nadie. No había ofrecido ningún apoyo. Solo mantuvo su paso sin desviación o distracción. —No pierdas tu tiempo o energía conmigo —dijo la hembra—. He tomado mi decisión. No puedo sentir mis piernas ya, y creo que mi hombro está roto. Si puedes seguir moviéndote, necesitas hacerlo. Estás demasiado cansada para llevarme, pero incluso si pudieras, no sería nada más que una carga. Los ojos de Paradise picaron con las lágrimas. —Bueno... mierda. La hembra sonrió un poco.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Tú ganarás esto. —¿Qué? —Sigue. Consigue esto, chica. Vaaaaaale, y alguien más estaba delirando, claramente. La hembra la dio un empujón y un asentimiento. —Demuestra a los chicos que no somos iguales, somos mejor que ellos. No te rindas. Paradise sacudió su cabeza. Si alguien iba a ganar una guerra de sexos, la mejor apuesta estaba en la hembra delante suyo. —Ve. Puedes hacerlo. Paradise se estaba maldiciendo cuando se giró y volvió a caminar. Locura. Solo locura. Cuando su pie rozó sobre el polvo ahora compacto, comprobó el cielo otra vez. Las estrellas brillaban tan brillantes como nunca, lo cual le dijo que el amanecer permanecía lejano. ¿Cuánto tiempo había estado caminando? Se preguntó. ¿Y cuánto tiempo más...? A estas alturas, Craeg estaba lejos en la distancia. De vez en cuando, captaba su olor en la brisa, pero solo una débil insinuación. ¿Hablando de ganadores? Él era el que iba en ‘primer lugar’ en esto: Era más fuerte y más resistente, y ella tenía que creer, incluso si iba contra cada principio que tenía personalmente, que su simple mentalidad, su compromiso firme hacia sí mismo se vería a través de esto mejor que su interés compasivo en los otros. Llevar peso, si era físicamente, mentalmente, o emocionalmente, te frenaba. Y cuando siguió avanzando, a través del frío viento que ya no registraba, sintió la pérdida de cada miembro de su pequeño grupo, y todos los otros quienes habían sufrido antes, si era en el gimnasio, la piscina... No, ese macho de delante suyo sería el último candidato en estar de pie. Cuando rodeó un giro en la pista, se registró una barrera en su camino. Estaba bastante lejos, pero definitivamente era un obstáculo en el suelo en el centro del camino. No solo un obstáculo. Era... Craeg. Su cerebro giró a una marcha más rápida, ordenándola correr hacia él… su cuerpo, sin embargo, no podía responder a la descarga de adrenalina. Incluso cuando

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 su cerebro golpeó todo tipo de botones de alarma, su paso no cambió, arrastró los pies y sacudió su torso superior por el pánico. Llegó a él, descubrió que se había caído boca abajo en el camino, sus brazos desplomados a sus costados como si le hubiera faltado la fuerza o la consciencia para abrazarse por el impacto. Sus piernas estaban laxas, sus Nike giradas hacia dentro. —¿Craeg? Cuando fue a agacharse, se cayó, porque sus rodillas se negaron a doblarse, y entonces, cuando intentó girarle, sus manos siguieron resbalando libres del agarre de sus ropas, sus hombros, su brazo. Aunque quizás era porque pesaba dos veces más que Peyton. Pudo conseguir ponerle solo de medio lado, y Dios, estaba tan pálido que su cara brillaba como la de un fantasma. Al menos estaba respirando, aunque, y después de un momento, sus ojos se abrieron en una serie de parpadeos desorganizados. Era raro, pero su primer pensamiento fue ofrecerle su vena, lo cual era algo que no se la había ocurrido hasta ahora, ni siquiera cuando Peyton había golpeado el suelo. El impulso era tan fuerte, que llevó su muñeca a su boca... Él la detuvo, golpeando su brazo. —No... —dijo él en tono seco. —Estás sangrando. —Ella asintió hacia la gran mancha roja en sus pantalones—. Necesitas fuerza. Cuando sus ojos se centraron en los suyos, un extraño tipo de túnel de visión redujo el mundo entero a solo ellos dos: El bosque a su alrededor, la creación bajo la cual habían estado trabajando, el esfuerzo al que ambos estaban sobreviviendo... todo desapareció junto con los dolores y el sufrimiento en su cuerpo y su cabeza. Su mirada la limpió. Refrescándola. Dándola energías. —Déjame aquí —murmuró él, su cabeza sacudiéndose una y otra vez en el suelo— . Sigue. Eres la última... —Puedes levantarte. Puedes seguir... —Deja de perder el tiempo. Sigue... —Tienes que levantarte. Él cerró sus ojos y apartó su cabeza de ella, como si hubiera terminado con la conversación. Pero entonces dijo:

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Esto es sobre tu supervivencia. Sobrevivir significa que continúas sin importar el coste, sin importar el sacrificio. Así que deja de malgastar el aliento, ponte de pie, y muévete. —No quiero dejarte aquí. —Tampoco quería mirar demasiado cerca el por qué se había alejado de Peyton, pero al parecer no podía soportar dejar a este total extraño atrás—. No voy a dejarte. Sus ojos oscilaron y estaban enfadados. —Que tal esto. No quiero ayuda de alguien como tú, no quiero ser rescatado por alguna hembra tonta... alguna hembra tonta y débil a quién nunca deberían haberle permitido entrar en este programa en primer lugar. Paradise se volvió a caer en el suelo del bosque, un dolor abrasador desgarró a través de su pecho. Excepto que entonces sacudió su cabeza. —Esto no es lo que realmente crees. Esto no es lo que me dijiste la primera noche que nos conocimos. Me dijiste que viniera aquí incluso cuando mi padre no quería. —Mentí. —Estás mintiendo ahora. Él cerró sus ojos otra vez. —No me conoces. Cuando ella se quedó en silencio, sintió que una ola de cansancio la golpeaba. —No, no lo hago. Mirando más allá de él hacia el camino por delante, intentó imaginarse poniéndose de pie y caminando otra vez... y no pudo llegar allí. En algún momento entre cuando al final estaba en vertical y este momento actual sobre su culo, había ganado tres mil kilos de peso corporal, y eso no era todo. Alguien había venido y golpeado sus pies con martillos. Su cabeza, también. Y uno de sus hombros. Paradise miró hacia atrás por dónde habían venido. ¿Realmente había pensado que una pequeña caminata no era tan malo? —No perteneces aquí —le oyó decir a él. Paradise puso los ojos en blanco. —Estoy cansada de esa línea de razonamiento. Si realmente lo crees, no me habrías dado ese consejo al principio de la noche. —Lo sentía por ti. Me dabas pena. —Así que tienes corazón. —No.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Entonces ¿cómo puedes sentir pena por mí o alguien más? —Cuando él solo gruñó, ella fue muy consciente de que eran individuos empujados a los extremos, nada de lo cual tenía mucho sentido—. Bien, terminemos con esto. No tienes corazón, por qué molestarte en comprobar el agua embotellada de todos. Las barras energéticas. Eso no solo fue por mí. —Sí, lo fue. Paradise se tensó. Su cabeza estaba en un ángulo alejado de ella, pero tenía la sensación más rara de que él había dicho la verdad ahí. —Y aún soy solo una extraña para ti —dijo ella. —Te lo dije. Sentí pena. Los otros podían encargarse de ellos mismos y había seguridad en los números. —Espera, ¿cuál es, misógino con una conciencia o compañero-incluso-aunque-soyuna-chica? Estás dando la vuelta una y otra vez como un político. Él gruñó y levantó un brazo. —Haces que mi cabeza palpite. —Creo que el examen de resistencia está funcionando. No yo. —¿Te irás? Mucha conversación más y me pondré tan enfermo como tu novio. —¿Mi n... Peyton? ¿Estás hablando de Peyton? Vale, ¿realmente estaban sentados aquí hablando como si no fuera a pasar nada más? Bueno... ¿discutiendo como si no fuera a pasar nada más? —Hazme un favor —dijo el macho—. ¿Ves esa roca de allí? Ella miró a la izquierda. —¿Esa? ¿Esa del tamaño de un frigorífico? —Sí. ¿Podrías cogerla y dejarla caer sobre mi cabeza? Eso sería genial. Gracias. Paradise frotó sus ojos, y luego bajó ambas manos cuando mantener sus brazos sobre sus rodillas fue demasiado trabajo. —¿Cuál es tu nombre completo? Si voy a matarte por tu propia petición, necesito saber qué inscribir en tu tumba. Esos ojos volvieron a los suyos. Azul cielo. Eran de un azul sorprendentemente brillante.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Qué tal si llegamos a un acuerdo —murmuró él—. Me dejas aquí para morir por mí mismo y luego no tendrás que preocuparte por tener sangre en tus zapatos… o por saber mi nombre. Paradise apartó la mirada. —A la tercera va la vencida. —¿Qué? Ella esperó a que él la dijera su linaje. Cuando no lo hizo, lo atribuyó al cansancio... y sus antecedentes de plebeyo. —¿Te irás ahora por favor? —susurró él—. Tanto como he ‘disfrutado’ de esta pequeña charla, estoy a punto de desmayarme, y lo haré tan pronto como me ponga manos a la obra. Necesito dormir. —Puedes hacerlo... puedes seguir. Él no hizo ningún comentario respecto a eso ni lo reconoció, y estúpidamente, ella se sintió como si él hubiera rechazado el regalo que había intentado darle. Y ¿cuán arrogante era eso? —Así que esto es todo, huh —dijo ella, mayormente para sí misma. Otra vez no dijo nada, pero no creía que estuviera realmente desmayado. Y entonces, justo como había hecho antes, habló cuando ella no lo esperaba. —Es hora de que decidas quién eres. Ocurre en momentos como este. ¿Eres alguien que lo deja o que sigue? Pero siempre me habría detenido para ayudarte, pensó para sí misma. Y ayudar a otra persona no es renunciar. —¿No quieres averiguar quién más eres, aparte de una recepcionista? Ella frunció el ceño. —Hay honor en todo trabajo. —Y quizás hay grandeza esperándote, solo si vuelves a ponerte de pie y sigues avanzando. Dios, ella no sabía... mucho de nada en este punto. Con el calor de su enfado disipándose, se quedó con una debilidad que amenazaba con derrumbar sus huesos en su piel. Quién soy, se preguntó ella. Buena pregunta.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Y no tenía ni idea de cuál era la respuesta. ¿Era transparente? Paradise, hija de sangre de Abalone, Primer Consejero de Wrath, el Rey Ciego, no era el tipo de persona que se sentaba al lado de algún extraño que no la quería alrededor y no estaba pidiendo ser salvado mientras hubiese siquiera una posibilidad de que pudiera ir un paso más, un metro más, un kilómetro más en este reto. Miró a Craeg. Como ella, su ropa estaba arruinada por la sangre, el sudor, el polvo, su pelo tieso por haberse secado sin cepillarlo, su cuerpo un trapo de miembros en malos ángulos. —Ten cuidado —dijo ella cuando luchó por ponerse de pie. Él no respondió. ¿Quizás finalmente se había desmayado? O quizás simplemente estaba aliviado de que ella siguiera. De cualquier manera... no era de su incumbencia. Cuando fue a mover su pierna derecha, encontró que todo en su forma corpórea, desde su cuello a su columna a sus pantorrillas y todas las articulaciones y las inmediaciones en medio, era un caluroso caos de dolor. Pero puso un pie delante suyo. Y lo hizo otra vez. Y otra. Y... No tenía ni idea de qué la hizo seguir. No le importaba ganar. No estaba haciéndolo para probar a alguien que estaba equivocado o que las hembras importaban. Ni si quiera era consciente de tener algún pensamiento consciente. Paradise solo siguió caminando... porque eso era lo que hacía. Ardor. Algo más tarde, todo lo que podía sentir era ardor: en sus piernas, en sus pies... en su intestino y sus pulmones... bajando por su garganta… Dios, su garganta estaba en llamas... en su cráneo... en su cara. Fuego todo a su alrededor, en ella, a través de ella, como si sus venas hubieran encendido gasolina en ellas y sus músculos estuvieran chamuscándose de dentro a fuera. También una brillante luz en sus ojos. Una luz tan brillante. Demasiado brillante. Excepto que no estaba amaneciendo. El cielo aún estaba oscuro, al menos... pensó que lo estaba... Débilmente, un pensamiento germinó sobre toda la agonía. ¿Este era el Fade? Se preguntó. ¿Esta iluminación, este dolor? ¿El calor? ¿Había muerto de alguna manera?

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 No recordaba haber muerto… ¿no lo sabrías si lo hubieras hecho? Pero ¿qué más podía explicar esta agonía incendiaria? Caminando... aún estaba caminando. ¿O quizás el mundo se estaba moviendo bajo sus pies y ella estaba de pie sin moverse? Era difícil decirlo. Estaba viendo doble, los árboles se espesaban a cada lado de la valla electrificada, la pista que estaba siguiendo se bifurcaba en la distancia así que siguió sintiéndose como si tuviera una elección a izquierda o derecha, excepto cuando vio que solo había un camino otra vez. Fuego... el Fade. ¡No! pensó en un barullo. ¡Dios, su padre! Oh, esto era horrible, Abalone estaría totalmente solo ahora, nadie en esa enorme mansión Tudor, ambas hembras desaparecidas... Paradise paró. El camino por delante ya no estaba despejado. Cuando se enfocó en la alta y sólida barrera ante ella, su visión doble se fusionó en lo que era una representación más precisa de la realidad... y vio que era una formación de machos. Había... una docena, quizás más. Y todos estaban vestidos de negro con capuchas sobre sus caras y pistolas en sus cuerpos. ¿La Hermandad le estaba dando la bienvenida al Fade? Esto no tenía sentido. Cuando zigzagueó sobre sus pies, se dio cuenta de que ahora se estaban acercando a ella, caminando en un grupo fuerte de cuerpos imposiblemente enormes. ¡Corre! Ordenó una voz interna. ¡Corre! ¡Esto es otra prueba! Excepto que no había energía para hacer eso. Ninguna energía incluso para mantener ese pánico más tiempo que una simple explosión de pensamiento orientado a la acción. Tejido en el ligero aire, en llamas dentro y fuera, pensó ella, A la mierda. Había violado el tiempo límite, fallado a la unidad, fallado en cualquier parte del entrenamiento que estaba, y se había acabado el juego para ella. No había reinicio, sin motivación disponible para ella, tanto interna como externamente. Si le disparaban, la trincharían en trozos pequeños, ¿la empujarían abajo para cortarla? No tenía ninguna lucha que ofrecerles.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Así que este era su final, huh. Tío, su padre estaría muy enfadado cuando la mataran. En una parada coordinada, como si estuvieran funcionando con un cerebro, la Hermandad paró delante suyo y levantaron sus manos. Preparándose para algo más que dolor, ella... Comenzaron a aplaudir. Uno por uno, juntaron sus amplias palmas, aplaudiendo mientras la miraban. Y cuando la ronda de aplausos continuó, se quitaron sus máscaras, revelándose a ella. —¿Qué? —murmuró ella—. No lo comprendo. O más bien, eso era lo que había querido decir. No le quedaba ninguna voz, nada para sacar las palabras que su mente quería que ella pronunciara. Butch, el del acento de Boston, se acercó. —Felicidades —dijo él gravemente—. Eres la Primus. Paradise no tenía ni idea de qué significaba eso. Y no hubo oportunidad para pedirle que lo repitiera. Como alguien desenchufando un ordenador... todo se volvió negro ante ella entre un latido y el siguiente.

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Capítulo 12

Mientras Butch esperaba fuera del consultorio de Doc Jane, puso su culo contra la pared de hormigón del pasillo del centro de entrenamiento y dejó caer la cabeza hacia adelante. De cuando en cuando, se frotaba los ojos. Lo cual no ayudaba mucho. No ayudaba en absoluto, de hecho: Con cada movimiento de sus párpados, veía a Paradise zigzagueando por el medio del sendero que habían hecho a través del bosque para los reclutas, luciendo como si hubiese pasado por una guerra, su cabello todo enmarañado, tierra en su rostro, la ropa desordenada, sangre en sus manos. Y cuando por fin se centró en los Hermanos, su mirada había estado hueca como un cráneo vacío, su cuerpo un desastre nervioso de extremidades blandas y flácidas, su espíritu roto. Maldita sea, no podía evitar imaginársela la noche anterior, cuando ella había estado terminando las cosas para su padre en la Casa de Audiencias de Wrath. Entonces de punta en blanco. Despierta, alerta, alegre, aunque nerviosa de que su inscripción fuera a ser revocada por su padre, por la Hermandad, por el Rey. Jodido infierno, tal vez deberían haberla dejado afuera. Pero eso no habría sido justo. La buena noticia, suponía, era que el programa que él y Vishous habían ideado había funcionado. Su objetivo había sido comprimir la clase de sesenta aspirantes a menos de diez estudiantes. Tenían siete con los cuales trabajar. Todos los que habían logrado llegar a ese sendero estaban dentro. Sin embargo, no podía decir que se sintiera bien al respecto. Tal vez si el último en pie hubiera sido uno de esos machos corpulentos. Como ese chico Craeg que era un líder nato, el tipo de persona que era perfecto para la vida de un soldado… si él hubiese aguantado más que todos ellos, Butch estaba bastante seguro de que no estaría teniendo un ataque de conciencia justo ahora.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 No era que creyera que las hembras no podían manejar mierda. Él solo… La puerta de la clínica se abrió y V salió. Cuando el hermano inmediatamente encendió un enrollado a mano, Butch se preguntó si no estaba teniendo dificultades también con lo que habían hecho. No es que el intransigente lo fuese a admitir alguna vez. —Bueno, fue divertido —dijo el hermano con seriedad—. ¿Podemos hacerlo de nuevo mañana por la noche? —¿Ella está bien? —Bien. —V exhaló mientras guardaba su encendedor—. Deshidratada. Los pies hechos trizas. Escaldados en algunos lugares. Ahora mismo, Ehlena la está llevando en camilla a la habitación con literas. —¿Todavía está fuera de combate? —Joder, esto era malo. Esto era muy malo. —Más bien como que entra y sale. No queremos una situación de resbalón y caída, ¿verdad? —Sí. Hubo una pausa. —¿Qué sucede contigo? Mira, te lo dije, ella va a estar bien. Butch se limitó a sacudir la cabeza. Sin duda, dados los antecedentes de S-y-M12 de V, él estaba acostumbrado a hembras, y machos, luciendo totalmente exhaustos, y sin embargo marchándose de sesiones de lo más tranquilos. Como un ex detective de homicidios, sin embargo, Butch asimilaba las cosas en una dirección diferente: veía víctimas. Revivía las escenas de crímenes donde los cuerpos de las hembras estaban retorcidos como coches que se habían estrellado… y no, ellas no se marchaban, no estaban “bien”. Por el amor de Dios, recordaba cómo había lucido su propia hermana cuando había mirado por la ventana trasera del coche de sus asesinos, para nunca ser vista con vida de nuevo. Así que, sí, las asociaciones no eran las mismas. —¿Quieres un trago? —le preguntó V. Léase: Te ves como un animal atropellado, ¿verdad?

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S-y-M: Sadismo y Masoquismo.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Butch sacó su teléfono. Le había enviado un mensaje de texto a Marissa tan pronto como habían llevado a Paradise de vuelta al interior, pero no, sin respuesta. Noche ocupada para su compañera, al parecer. —¿Te importa si me escabullo? —le preguntó a su compañero de piso. —¿Vas a la iglesia otra vez? Hombre, el hijo de puta lo conocía demasiado bien. —Todavía tengo dos horas antes del amanecer. —Le dio una palmada en el hombro a su mejor amigo—. Nos vemos en la Última Comida. Estaba a mitad de camino a la oficina, donde estaba la entrada al túnel, cuando V gritó: —No hiciste nada malo esta noche. Butch asintió. Entonces miró por encima del hombro. —Eso no significa que esté feliz por introducir a un grupo de niños en la guerra. —O hacemos las introducciones, o la guerra los encontrará en sus propios términos. —Sí, esta mierda podría ser necesaria… incluso podría ser por su propio bien. Sin embargo, no me sienta bien. Mientas seguía su camino, pudo sentir esos ojos de diamante observándolo, y se alegró de estar alejándose del sujeto en lugar de ir hacia él. Vishous era demasiado bueno descifrándolo y quería guardarse toda la inestabilidad que estaba atravesando para sí mismo. Y sí, era por eso que iba a la iglesia. Era lo que los buenos muchachos católicos temerosos de Dios hacían cuando estaban sufriendo daños psicológicos como este.

*

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Paradise se despertó de golpe, no tanto volviendo en sí lentamente sino catapultándose a la conciencia, con las manos golpeando lo que fuera en lo que estaba acostada, su torso elevándose, con los ojos muy abiertos. Estaba lista para lo que fuera... Excepto la habitación limpia y bien iluminada que estaba llena de literas y completamente vacía de cualquier persona salvo ella. —¿Qué… de…? Cuando fue a mirar a su alrededor, su cuello crujió y eso abrió las puertas a todo tipo de cosas desagradables: Sus pies estaban palpitando, sus caderas la estaban

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 matando, sus muslos estaban en llamas, una pantorrilla estaba agarrotada y le dolía el estómago como si le hubiesen dado un puñetazo en las tripas. Moviendo las piernas hacia el suelo, descubrió que llevaba un pijama de hospital y una bata suave. —No te preocupes, tanto la doctora como la enfermera son hembras. Ella giró bruscamente hacia la puerta. —¿Peyton? Su amigo estaba mitad dentro y mitad fuera de la jamba, sin su ropa destrozada, una holgada bata atada en su lugar. Claramente había conseguido una ducha y algo de comida y bebida: estaba cerca de la normalidad, su buena apariencia, su sonrisa sardónica, sus ojos entrecerrados revividos. —O llámame Santa Claus. —Su amigo se adelantó y le tendió una taza—. Te traje un regalo, después de todo. —Espera, espera... ¿dónde estamos? ¿Qué son…? —Aquí, bebe esto. —Peyton se sentó en la cama junto a ella—. Y antes de que preguntes, no hay nada en él excepto dos de azúcar y dos de crema. Recuerdo cómo te gusta. —¿Qué hora es? —Ella tomó el café, sólo para ser agradable—. Oh, Dios mío… mi padre… —Lo llamé yo mismo. Todos estamos aquí en el centro de entrenamiento de la Hermandad. Nosotros siete entramos al programa… especialmente tú. Felicidades, Parry. Lo hiciste. Ella frunció el ceño y tomó un sorbo, entonces gimió. —Oh, mi jod… esto es lo mejor que he probado en mi vida. Él volvió a levantarse y se acercó a una mesa auxiliar. —Última Comida, mi señora. Cuando le trajo una bandeja de platos cubiertos, tuvo que esforzarse para no arrojar el café. —¿Dónde están los demás? —En una cafetería, un tipo de sala de descanso justo afuera de aquí. La mayoría de ellos están durmiendo. Hice que la enfermera te pusiera aquí por razones obvias. —Obvias... Ah, cierto. Gracias. —Sí, sin chaperonas. Pero he estado comprobándote cada quince minutos.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Después de todo lo que había pasado durante las horas de la noche, su virtud parecía la última cosa de la que necesitaba preocuparse. Pero no te sacudes toda tu crianza así como así. —Come —dijo él—. Todo mejora después de comer. Puso la bandeja a su lado en la cama y comenzó a quitar las tapas. Una mirada a las rebanadas de carne asada y la patata al horno y estaba hambrienta. Pero antes de que se lo devorara, tenía que preguntar: —¿Nosotros siete? De los que... ya sabes, ¿caminamos juntos? ¿Todos nosotros? —Axe, Boone, Novo, Anslam y Craeg. Bajó la mirada ante el último nombre. —¿Entonces esa es nuestra clase? —Sí. Recogiendo el tenedor y el cuchillo, gimió mientras se retorcía hacia su plato y sus costillas dejaban escapar un QUÉ ESTÁS HACIENDO. —Mierda, no puedo moverme sin… —Advil. Haré que te traigan un poco más. —Peyton se dirigió a la puerta y se detuvo—. Te debo una disculpa. —¿Por qué? —Pensar que no podías hacer esto. —Él la miró—. Tenías razón en sacarme mis mierdas en el autobús. Has demostrado que estaba equivocado. Lo siento. Paradise exhaló. —Gracias. Eso significa mucho. Él asintió. —Sal cuando estés lista. Solo estamos dándole a la lengua. —¿Oye, Peyton? —dijo antes de que él alcanzara el pomo. —¿Hmm? —¿Me haces un favor? —Dilo. —No les digas sobre... ya sabes, sobre quién soy. No quiero ser tratada de forma diferente. Solo quiero ser como todos los demás. —Anslam lo sabe. Pero puedo hablar con él y decirle que es secreto de sumario. —Gracias.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Peyton miró al suelo por un momento. —Cualquier cosa por ti. Cuando se fue, Paradise comió todo lo que pudo… lo cual resultó ser todo en la bandeja, incluyendo el bollo fresco y los guisantes. Se terminó el café y se bebió las dos aguas embotelladas que venían con todo. Luego se acercó cojeando al baño en la esquina. La ducha que tomó estaba tan caliente, que se sorprendió de que no se fundiera la pintura de las paredes, pero ¡oh! cómo se aflojó su cuerpo bajo el penetrante chorro. Las ampollas en sus pies ardían, y así lo hacían varios lugares al azar, al igual que su codo derecho y la rodilla izquierda que estaba raspada y la parte superior de sus dos hombros por alguna razón. No le importaba. Era el cielo. Dejando caer la cabeza, permitió que el chorro de agua corriera por la parte trasera de su cuello. Se alegró de que Peyton hubiera llamado a su padre. Era casi el amanecer, y ella no quería que el macho se preocupara, pero no estaba dispuesta a hablar de lo que había sucedido. Necesitaba tiempo… para pensar, para reevaluar, para procesar. Había champú. Lo usó sin revisar la etiqueta. Lo mismo con el acondicionador. Y el jabón. Para el momento en que salió, se sentía más cercana a ella misma, pero eso cambió cuando miró su reflejo en el espejo sobre el lavabo. Acercándose más, consideró sus facciones como si fueran las de alguien más… y le resultaron poco familiares. Su rostro parecía mucho más enjuto, e incluso sin maquillaje, sus grandes ojos parecían apoderarse de todo como lo harían los de un niño. —¿Quién soy? —le susurró a su reflejo.

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Capítulo 13

La catedral de St. Patrick en Caldwell era una gran vieja dama, levantándose desde el pavimento como un testimonio de la misericordia de Dios y la capacidad del hombre para pegar bloques de piedras juntos. Mientras Butch se detenía en su nuevo Lexus13 y estacionaba en paralelo, pensó que era muy, muy divertido que de todos los rasgos humanos que habían sobrevivido a su transición a vampiro, el que más se había quedado era su fe. Era un mejor católico ahora de lo que había sido cuando era Homo sapiens. Tirando su gorra de los Red Sox de Boston hacia abajo, entró por el portal delantero que era más grande que la casa en la que había crecido, en Southie14. La catedral estaba siempre abierta, un Starbucks15 de espiritualidad, lista para servir lo que se necesitaba cuando las almas estaban perdidas y tambaleándose. Monseñor, me gustaría un venti16 de perdón esta noche, muchas gracias. Y un bollo que por arte de magia me diga qué coño está pasando con mi esposa. El guardia de seguridad sentado en un sillón en el vestíbulo levantó la vista de su revista Sports Illustrated17 y asintió hacia él. El tipo estaba acostumbrado a que viniera antes del amanecer. —Buenas noches —dijo el guardia. —¿Estás bien? Lexus: Lexus es una marca de automóviles premium creada por Toyota en 1989 para competir, inicialmente en Estados Unidos y luego a nivel mundial, contra Mercedes—Benz, BMW y Audi. 14 Southie (South Boston): South Boston es un vecindario densamente poblado de Boston,Massachusetts. Uno de los vecindarios más antiguos en los Estados Unidos es más conocido como Southie. 15 Starbucks: Starbucks Corporation es una cadena internacional de café fundada en Seattle, Washington. Es la compañía de café más grande del mundo, con aproximadamente 17 800 locales en 50 países. 16 Venti: De la palabra italiana “venti” significa “veinte”. Un café de veinte onzas de Starbuck es conocido como un venti. 17 Sports Illustrated: Sports Illustrated es una revista semanal dedicada al deporte, propiedad del gigante de los medios de comunicación Time Warner. 13

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Sí. ¿Y tú? —Sí. Siempre la misma conversación, y el intercambio de seis palabras era ahora parte del ritual. Cruzando la gruesa alfombra roja, Butch respiró hondo y recogió un contacto calmante del familiar olor a incienso, velas de cera de abeja, pulidor de suelo de limón, y flores de verdad. Y cuando pasó a través de las puertas dobles talladas al santuario majestuoso, no le gustó mantener su gorra puesta, pero tenía que permanecer encubierto. Aunque su madre habría tenido un ataque, suponiendo que su demencia se levantara lo suficiente para que se diera cuenta de algo. El hecho de que ella había perdido su mente, había hecho que abandonar el mundo de los humanos fuera mucho más fácil, y de vez en cuando, él y Marissa iban a verla, materializándose en su habitación en la residencia de ancianos en Massachusetts y visitándola porque sabían que no permanecería ningún recuerdo de ellos… Butch se detuvo y respiró hondo, su sangre acelerándose, su piel hormigueando. Girando con una sacudida, frunció el ceño cuando vio una figura solitaria sentada en los bancos traseros. —¿Marissa? A pesar de que su voz no llegó muy lejos, su compañera levantó la mirada, su presencia registrándose para ella. Apresurándose sobre los adoquines de piedra, fue por el lateral y se movió por la fila en la que ella estaba, tratando de no tropezar sobre las banquetas de oración bordadas. —¿Qué estás haciendo aquí? —dijo mientras captaba el olor de sus lágrimas. Sus ojos estaban aguados cuando se acercó a ella, y ella trató de sonreír, pero no llegó muy lejos con eso. —Estoy bien, de verdad, estoy… Él se sentó junto a ella, más bien colapsó, y tomó sus manos frías. Ella todavía tenía puesto su abrigo de lana Burberry18, y su pelo estaba enredado en las puntas, como si hubiera estado fuera en el viento.

Burberry: Burberry es una casa británica de moda de lujo, fabrica ropa y otros complementos. Su distintivo es un caballero inglés montado en un corcel y el monograma de enrejado. 18

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Butch sacudió la cabeza, su corazón yendo a ritmo inestable. —Marissa, tienes que hablar conmigo. Estás asustando mucho al bendito de tu hombre. —Lo siento. Ella no dijo nada más, pero se apoyó en él, permitiendo que su cuerpo soportara su peso, y eso era una explicación de por sí: Fuera lo que fuese, él no tenía la culpa. Butch cerró los ojos y la abrazó, frotando su espalda. —Que está pasando. La historia salió a trompicones: una mujer joven… en el césped de Lugar Seguro… maltratada… Havers operó… murió de todos modos… ningún nombre, ninguna información, ni familia. Dios, él odiaba que su preciosa shellan tuviera que ser expuesta a toda esa fealdad. Ah, y P.D., que le jodan de verdad a su hermano. —Y ahora no sé qué hacer por ella. —Marissa dejó escapar un suspiro tembloroso—. Yo solo… me siento como si no hubiera hecho lo suficiente cuando estaba viva para salvarla y ahora se ha ido… y sé que era una extraña, pero eso no importa. Butch se quedó callado, porque quería darle a su compañera todas las posibilidades para seguir adelante, y mientras esperaba, pensó, mierda, él conocía ese sentimiento de responsabilidad sin límites. Antes, cuando había estado trabajando en homicidio para el DPC19, se había sentido de la misma forma con cada víctima en su carga de casos. Increíble cómo extraños podrían convertirse en una especie de familiar. —Es tan injusto para ella. Todo el asunto. —Marissa se volvió hacia su bolso, sacó un pañuelo de papel, y se sonó la nariz—. Y no quería decirte nada porque sé que estás muy ocupado… —Equivocada —interrumpió él—. No hay nada más importante que tú. —Aún así… Él inclinó su rostro hacia ella. —Nada. Mientras ella lloraba otra vez, él limpió sus mejillas. —¿Cómo puedes dudar de eso?

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DPC: Departamento de policía de Caldwell.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —No lo sé. No estoy pensando bien. —Ella presionó el pedazo de papel en su nariz—. Y vine aquí porque es donde siempre vienes. Bueno, eso calentó la mierda de su corazón. —¿Ha ayudado? Ella sonrió un poco. —Bueno, nos unió, no es verdad. Acomodándola en su costado, él puso su brazo alrededor de ella y miró las filas de brillante madera, hasta el magnífico altar con su cruz dorada y su estatua de seis metros de altura de Jesús en la cruz. Gracias a las luces de seguridad externas, las vidrieras brillaban en las grandes ventanas de arco que se extendían hasta los contrafuertes góticos suspendidos muy por encima. Y las capillas que honraban santos parpadeaban con velas votivas encendidas por los visitantes de medianoche, las estatuas de mármol representando a la Virgen María, y Juan el Bautista, y los arcángeles Gabriel y Miguel ofreciendo gracia a quien lo necesitara. Él no quería que su compañera sufriera, pero estaba muy condenadamente aliviado de que ella estuviera volviendo a él. Como macho vinculado, su primer instinto era siempre proteger a su shellan, y esa cosa suya de alejarse, a pesar de que había durado solo un día, había sido como una especie de amputación. —Yyonoqueríadecírteloacausadetuhermana. —¿Qué? —murmuró él, besando la parte superior de su cabeza. —Tu hermana… Butch se puso rígido, no podía evitarlo. Pero desde luego, cualquier mención de ese pedazo de su pasado era suficiente para hacerlo sentir como si alguien lo hubiera electrocutado con una batería de coche. —Está bien —dijo. Marissa se enderezó. —No quería molestarte. Quiero decir, tú nunca hablas de… bueno, lo que le pasó. Él miró las manos de su mujer. Estaban retorciéndose y girando en su regazo, moviendo el pañuelo que ahora era una bola. —No tienes que preocuparte por mí. —Él movió su pelo hacia atrás por encima de su hombro, acariciando las finas y lisas hebras—. Esa es la última cosa que necesitas hacer. —¿Puedo preguntarte algo? —Cualquier cosa.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Cuando ella no contestó inmediatamente con algo, él movió su cara a su línea de visión. —¿Qué? —¿Por qué nunca hablas de tu vida antes de conocerme? Quiero decir, conozco algunos detalles… pero nunca hablas de nada de eso. —Tú eres mi vida ahora. —Hum. —¿Adónde quieres llegar? Ella le echó un vistazo y se encogió de hombros. —No sé lo que estoy diciendo. Creo que estoy balbuceando. Su bolso dejó escapar un ¡bing! y ella lo puso en su regazo. Cuando sacó su teléfono, él la observó desde una distancia a pesar de que estaba justo al lado de él. —Es un texto de Havers —dijo ella—. Los restos están listos para ser recogidos. Butch se puso de pie. —Voy contigo. Marissa lo miró fijamente. —¿Estás seguro de que tienes tiempo? Todo lo que pudo hacer fue sacudir la cabeza ante eso. —Ven. Te llevaré a través del río. Todavía tenemos una buena hora de oscuridad por delante.

*

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Mientras Craeg se sentaba en una silla relativamente cómoda con un respaldo acolchado y brazos acolchados, todo le dolía tanto que bien podría haber cogido un montón de atizadores de chimenea. Parte de eso era su propia culpa. Después de haber sido traído desde el campo en una camilla, se había negado a los analgésicos de libre venta que le habían sido ofrecidos después de su examen físico. Él, sin embargo, había tomado ventaja de la comida, el baño, y las bebidas. Sin embargo, eso fue todo. Desde que los seis habían sido llevados a esta cafetería/sala de lugar de reunión, con su dormitorio universitario, decorado en estilo suelo de hormigón y alfombras dispersas, televisión, y cocina pequeña, se había mantenido lejos de los demás. Aparte de aprender sus nombres, se había mantenido lejos del grupo, escuchando sus historias sin ofrecer detalles de la suya.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 No era como si tuviera mucho que compartir. Él era el único de su familia que quedaba, y no estaba dispuesto a ventilar sus recuerdos personales de las redadas. A lo que le prestó atención fue a las idas y venidas de ese tipo Peyton. El hijo de puta se estaba levantando de su sofá, revisando la sala de literas cada diez segundos. Por qué el tipo no solo se quedaba en… Esta vez, cuando Peyton asomó la cabeza por la puerta, hubo un poco de conversación. Entonces entró y cerró la puerta firmemente. Cuando el macho volvió a salir después de un rato, se acercó al chico Anslam y le susurró algo. Fuera lo que fuese, Anslam estuvo de acuerdo con un encogimiento de hombros y un asentimiento. Y entonces Peyton volvió a sentarse en el centro de la habitación. No mucho después, Paradise salió, y en el instante en que ella estaba atravesando la puerta, todo el mundo la miró, la conversación sobre Tosh.020 se detuvo. Craeg se alejó de ella, sobre todo porque le molestaba como el infierno el hecho de que su presión arterial se elevara y su frecuencia cardiaca aumentara solo a la vista de la hembra. Maldita sea, ninguna de estas personas eran su problema. Especialmente no ella. —Dama y caballeros —dijo Peyton—. Tenemos a nuestra Primus. —No me llames así —dijo ella con los dientes apretados antes de que pudiera suceder cualquier tipo de aplausos—. Nunca. —¿Por qué? —preguntó desafiante Novo—. Tú nos venciste a todos. Duraste más tiempo. Debes estar jodidamente orgullosa de ello. Bien, ahora ahí estaba la mujer por la que él debería haber estado yendo, no es que estuviera interesado en nada sexual con nadie en este momento. Aun así, Novo era su tipo de “dama”, una que conocía su camino alrededor de una pista de obstáculos y claramente era del tipo de marcar a un delincuente primero y hacer preguntas solo después de que la mandíbula que hubiese roto hubiera sido recolocada. Novo también se veía condenadamente bien en esa camiseta Hanes 21 suelta y esos pantalones quirúrgicos por los que había cambiado su ropa destrozada.

Tosh.0: Es una serie americana de televisión presentada y producida por el comediante Daniel Tosh, quien hace comentarios sobre video clips virales en línea, sociedad, celebridades, y otras partes de la cultura popular y estereotipos. El tono está basado en el estilo deliberadamente ofensivo y controversial de comedia negra, sátira y sarcasmo de Tosh. 20

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Él tampoco era el único que lo había notado. Anslam, Axe, y hasta el cabrón de Peyton habían estado echándole un ojo subrepticiamente, no es que a ella hubiera parecido importarle, o siquiera darse cuenta. La recepcionista, por otro lado, estaba, sin duda, muy acostumbrada a que todo el mundo la mirara. Rubias como ella nunca dejaban de llamar la atención. Esto también podría convertirlas en blancos. Y sí, eso era lo que él había estado pensando cuando se había detenido en su escritorio y le sugirió que entrara al programa. Claro, una mujer como ella estaba protegida por los machos de su familia, pero eso no siempre funcionaba, verdad. Su propia hermana habría estado viva hoy si eso hubiera sido cierto. —¿… con nosotros? Craeg miró a Novo. —¿Qué? —Vamos a ir a buscar a alguien para que nos consiga más para comer. Hemos terminado con todo en la nevera y los armarios aquí. ¿Quieres venir? —No. —Entonces voy a conseguir más de esas Oreos con doble relleno para ti. Te las comiste todas. —No tienes que hacerlo. —Lo sé —dijo ella mientras se alejaba. Cruzando los brazos sobre su pecho, él se estremeció cuando empujó su culo un poco más abajo en la silla y estiró las piernas. Cerrar los ojos. Eso era lo que necesitaba, y cuando oyó cerrarse la puerta, exhaló. —¿No tienes hambre? Sus párpados se abrieron y movió su cabeza. Paradise seguía junto a la puerta de la habitación con literas, y se veía tan relajada como él ya no se sentía, parada ahí con sus brazos alrededor de su cintura y las solapas de su bata ajustadas en su garganta. —No —le espetó. Mierda, no había ninguna razón para arrancar su cabeza. —Quiero decir… no. —Genial, sonaba como un idiota total. —¿Cómo están tus pies?

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Hanes: es una marca de ropa actualmente propiedad de la Hanes Brands, Inc. Corporation.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Bien. —Hubo una pausa, como si estuviera esperando que él le preguntara lo mismo a ella—. Mira, ¿por qué no te vas con los otros…? —No me puedes echar de aquí, sabes. Él bajó sus párpados. —Tienes que superar esto de tratar de hablar conmigo. —¿Por qué? ¿Qué he hecho para…? Craeg saltó de su silla y cruzó la distancia entre ellos. Metiéndose en su espacio, se aseguró de que ella tuviera un montón de tiempo para medir exactamente lo grande que era. —¿Estabas diciendo? —dijo él en voz baja—. O te estás yendo. Sus ojos azules se abrieron ampliamente. —¿Me estás amenazando? —Solo sugiriendo una reubicación que será mejor para los dos. —¿Por qué no te vas tú? —Yo llegué aquí primero. —Porque fallaste… correeeeeecto. Perdiste con una chica... correeeeeeeeeeeecto. Craeg apretó sus molares. —No me empujes, vale. He tenido una noche tan larga como tú. —Tú fuiste el que vino aquí como un toro cargando. Y me iría, porque la verdad es que no me gustas tanto como pensé que lo hacías. La verdad es, sin embargo, que me duelen los pies tanto que realmente no puedo caminar, y tengo demasiado orgullo para pedir una silla de ruedas. Total. Maldito. Estúpido. Sí, así era más o menos como se sentía mientras bajaba su mirada más allá y la vio descalza, pies sin calcetines en toda su cruenta falta de gloria: furiosas ronchas rojas habían surgido en los lados y a través de la parte superior, y el derecho estaba tan hinchado, que parecía que no pertenecía al extremo de su delgado tobillo. Él cerró los párpados por un momento. Aléjate. Solo regresa a tu pequeña silla, amigo, siéntate de nuevo, y déjala cojear hasta al sofá y estirarse o… dirigirse de nuevo a la habitación de literas… o estirar las alas y volar lejos de tu lastimoso y desagradable culo.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 En su lugar, se encontró hundiéndose en el suelo. Ambas rodillas crujiendo tan fuerte, que era como romper un par de ramas en la tranquila habitación, y sus muslos y pantorrillas gritaron ante el cambio de posición. —Se ven muy mal —dijo en voz baja. Él no tenía intención de extender la mano y tocar su piel. Realmente no la tenía. Pero de alguna manera su mano fue hacia adelante y rozó la parte superior del izquierdo, sobre el que estaba el único tramo de piel no roja. Por encima de él, la oyó inhalar bruscamente, y por alguna razón, no confiaba en sí mismo para mirarla. —¿Te he hecho daño? Pasó un tiempo antes de que ella respondiera con una voz sin aliento: —No. Él pasó sus dedos índice y medio tan ligeramente por la parte superior de su pie que solo podía sentir el calor de su piel. El propio cuerpo de Craeg se estremeció. Y su voz no era firme cuando dijo: —Odio ver estas marcas. Probablemente también las tenía en otros lugares. Contusiones, hematomas, rasguños, lugares que estaban en carne viva. Quería tocarlos todos. Tocar otras partes de ella, también. Esto era malo, pensó. Querido Dios, esto era muy malo… Su deseo sexual había estado dormido durante mucho tiempo y lo último que necesitaba en ese momento era que se despertara, especialmente bajo estas condiciones. Especialmente con una mujer como ella. No tienes que ser un aristócrata para ser una dama. Incluso las plebeyas que eran chicas trabajadoras podían tener normas y guardarse apropiadamente para un emparejamiento adecuado. El cual no sería el hijo huérfano de un instalador de suelos. Ah, y ella era muy, muy claramente una virgen. La forma en que se contenía le dijo eso. La forma en que Peyton, quien era claramente un mujeriego, respetaba su espacio, le dijo eso. Pero sobre todo lo supo por esa inhalación, ese susurrado no. Esto era reaaaaaalmente malo.

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Capítulo 14

El corazón de Paradise era como algo salido de una sección de tambores, y las oleadas de calor abriéndose paso violentamente por su cuerpo eran tan intensas y brillantes como un juego de platillos. Craeg estaba abajo en el suelo delante de ella, su enorme cuerpo doblado en una especie de incómoda posición sentada, los músculos de sus hombros estirando la delgada camiseta blanca que llevaba, su oscura cabeza inclinada mientras pasaba cuidadosamente sus dedos sobre la parte superior de su pie. A pesar de que estaba exhausta, sentía cada matiz de su toque, y también fue dolorosamente consciente de que estaba desnuda bajo la bata y la ropa de hospital. Caray… olvídate de los dolores y molestias. ¿Cuál agonía? Lo único que registraba de su cuerpo era un estupendo potencial indefinido que no entendía del todo, pero del que tampoco era completamente ignorante. Esto era… atracción sexual. Lujuria. Deseo. Justo aquí y ahora. Atracción química sin arrepentimientos, implacable, intransigente. ―No debería estar tocándote así ―dijo en voz baja. No, pensó. Él no debería. ―No te detengas. Su cabeza se inclinó hacia arriba, y sus ojos se encontraron con los suyos. ―Esto no es una buena idea. Definitivamente no lo era. Realmente, totalmente, definitivamente no lo era. ―Me siento drogada. Craeg cerró los ojos e hizo una mueca. ―Tengo que detenerme.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Pero no lo hizo. Simplemente pasaba ese dedo hacia arriba sobre el tobillo y luego a su espinilla. ―No llevo nada de ropa ―dijo ella abruptamente. Ahora él inclinó la cabeza y se frotó la cara con la mano que no estaba tocándola. ―Por favor, no me digas cosas como esas. ―Lo siento. No sé lo que estoy diciendo. ―Me di cuenta de eso. Cuando su cuerpo pareció temblar, ella susurró: ―¿Ésta es la razón por la que no te gusto? ¿Esta conexión? ―Sí. ―Entonces también la sientes. ―Tendría que estar muerto para no hacerlo ―murmuró. ―Esto es de lo que ellos hablan, ¿verdad? Esta necesidad. Él gimió y se balanceó a pesar de que ya estaba en el suelo. ―No… ―No, ¿qué? Craeg se limitó a sacudir la cabeza, y se apartó de ella. Subiendo sus rodillas, apoyó los antebrazos en ellas y pareció tratar de recomponerse. Después de un momento, movió torpemente su pelvis un par de veces, como si algo estuviera atascado o acalambrado allí. ―No voy a hacer esto contigo ―dijo en voz baja―. El programa de entrenamiento es todo lo que tengo. Es el único futuro que tengo, así que permanecer en él y hacerlo bien no es algo de vanidad para mí. Tampoco estoy tratando de demostrarles nada a mis padres, y tampoco es que tenga un intenso deseo de salir y luchar contra el mundo. Literalmente, no tengo nada esperándome. Así que no voy a dejar que nada ni nadie se interponga en mi camino. ―¿No puedes hacer las dos cosas? ―dijo, a pesar de que no estaba segura de lo que estaba sugiriendo. Oh, chorradas. Sabía exactamente lo que estaba sugiriendo: habiendo tenido sus manos en su tobillo, quería saber lo que se sentía tenerlas por todo su cuerpo. ―No ―repitió―. No puedo hacer las dos cosas. Con una maldición, luchó para ponerse de pie, sus palmas fueron hacia delante de sus caderas y cubrió algo levantado mientras caminaba de vuelta a donde había

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 estado sentado antes. Sin embargo, no se dejó caer en la silla. Se quedó parado, mirando hacia los cojines, su gran cuerpo tenso. ―No tienes que protegerme ―dijo ella. Después de un momento, miró sobre su hombro, y su rostro era sombrío. ―Al diablo con eso. Estoy protegiéndome a mí mismo.

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Mientras Butch los conducía sobre el río en el Lexus, Marissa miraba por la ventanilla a su lado. Los soportes del puente formaban un patrón que cortaba a través de la vista del agua abajo, haciéndole pensar en limpiaparabrisas en una repetición lenta. Estaban tan alto, que no podía decir si había olas en la superficie. Probablemente no. Era una noche de clima tranquilo. Por alguna razón, continuó regresando a cuando los dos se habían enamorado, probablemente porque su cerebro no podía manejar a dónde se dirigían, y por lo tanto escapaba a una parte de su pasado que había estado llena de asombro, alegría y emoción. Nada como ese primer toque. Ese primer beso. Ese momento en el que tuviste relaciones sexuales por primera vez, y miraste la cara sobre la tuya y pensaste: ¡No puedo creer que realmente estemos haciendo esto! ―¿En qué estás pensando? ―preguntó Butch, apretándole la mano. ―¿Te acuerdas cuando nos besamos por primera vez? Su compañero se rio en voz baja. ―Dios, sí. Fue en el porche del segundo piso en casa de Darius. Le rompí el brazo a esa silla de mimbre. Ella sonrió y lo miró. ―Sí, ¿verdad? ―No esperaba que fueras tan… fuerte. En la tenue luz del tablero, sus rasgos eran tan sexys como siempre lo habían sido para ella, y pensó en como lucía cuando estaba excitado, su mirada color avellana entrecerrándose, con el rostro tornándose tan serio, su cuerpo aquietándose antes de lanzarse. ―Quiero tener sexo contigo cuando regresemos a casa ―dijo. Su cabeza giró tan rápido, que el sedán se desvió en su carril. ―Bueno, quien lo diría. Eso puede arreglarse.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 ―Me siento culpable por ello. ―No lo hagas. ―Sus ojos se encontraron con los suyos―. Es muy natural. Quieres sentirte viva ante la muerte, eso no significa que no estés triste por la chica, o que no vayas a hacer lo correcto por ella. Los dos no son mutuamente excluyentes. ―Eres muy inteligente. ―Sólo tuve mucha experiencia en noches como la de anoche. Recostándose en el lujoso asiento, dejó que las familiares sensaciones eróticas bombearan a través de su cuerpo… y se imaginó metiéndose debajo de sus brazos, y llegar hasta su bragueta, y chuparlo mientras conducía. Pero nunca la dejaría hacer eso. Y además, al llegar al otro lado del Hudson, su cerebro cambió de tema. ―Por favor, no le hagas daño. ―¿A quién? ¿A tu hermano? ―Sí. ―Seré un caballero de pies a cabeza. Ella lo miró. ―Lo digo en serio. ―Yo también. ―Él dio un apretón a su mano―. No tienes nada de qué preocuparte. No te haría eso, y eso lo hace un tipo muy afortunado. Butch siguió las instrucciones que le habían sido enviadas por texto cuando ella había pedido la forma de llegar en coche, y unos quince minutos más tarde, estaban rebotando por un camino de tierra que serpenteaba por el bosque. Esta vez, el edificio de entrada era una modesta casa de campo de dos pisos, y había un par de sedanes estacionados en la calzada de adoquines. Cuando salieron, procedieron a rodear por detrás a lo que parecía ser una dependencia de la maquinaria de tractores, pero la cual era realmente el mismo tipo de kiosco en el que ella había estado antes esa noche. El procedimiento fue el mismo: registrarse, entrar, ser escaneados por un láser. Y luego un muro de herramientas fue desplazado y estaban en un ascensor, dirigiéndose bajo tierra. ―Debe haber costado un montón de dinero construir esto ―murmuró mientras ambos miraban hacia la hilera de números iluminándose sobre las puertas―. ¿Cuatro pisos bajo tierra? Guau. ―Tenía que hacerse.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Ella miró del otro lado hacia él. ―Espera, ¿entonces sabias de esta nueva clínica? ¿Por qué no me lo dijiste? Butch se encogió de hombros. ―No quería molestarte por sacar a relucir a tu hermano. ―Él la miró fijamente para enfatizar―. Dime que Havers se comportó cuando estuviste aquí antes. ―Lo hizo. Su compañero asintió y tiró de sus finos pantalones negros. Como siempre, cuando estaba fuera de servicio, su hellren policía de Southie estaba vestido como algo salido del catálogo de Neiman Marcus, su camisa blanca y la chaqueta de gamuza fina como el papel casi tan cara como parecían. Olía bien también, a pesar de que eso era cortesía de su olor de vinculación y no cualquier tipo de colonia, su reloj Piaget y esa gran cruz de oro que siempre llevaba eran sexy sin ser exageradas. Y sin embargo, él tenía razón. Si hubiera querido, podría haber matado a su hermano con sus manos desnudas, y probablemente quería hacerlo. Le creía, sin embargo, cuando dijo que nunca haría eso delante de ella. ―Es increíble con sus pacientes ―se oyó murmurar. ―Ese nunca ha sido su problema. No, no lo había sido. El ascensor llegó a su parada y aparecieron en otra zona de espera que era más pequeña y más independiente que la otra en la que había estado. La recepcionista en el mostrador miró a Butch primero, y luego se tomó su tiempo en darle un segundo vistazo. No es que él lo notase. ―Bienvenido ―dijo ella―. El doctor sabe que está aquí. ¿Puedo conseguirle café mientras espera? ¿O tal vez algo más personal? Su tono parecía insinuar. ―Estamos bien, gracias. ―Butch tomó el codo de Marissa y la llevó hasta la alineación de sillas contra la pared del fondo. Cuando se sentaron juntos, se alegró cuando él le tomó la mano. ―Entonces, ¿cómo ha ido la primera noche del programa? ―preguntó ella, tanto para hacer conversación como porque le importaba. Sus cejas se juntaron en un ceño fruncido. ―Estuvo bien, nadie salió seriamente lastimado. Tenemos siete que lo superaron. Van a pasar el día con nosotros, sobre todo porque no queremos que sus padres los vean así de apaleados. Además, es una buena oportunidad para que el grupo

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 comience a simpatizar. Yo enseño la primera clase al caer la noche, y luego se les permitirá ir a casa después de un entrenamiento. ―Realmente me alegra que saliera bien. ―Ya veremos. Oye, ¿conoces a la hija de Abalone, Paradise? ¿La que echa una mano en la Casa de Audiencias? ―Oh, es adorable. ―Es la que duró más tiempo. Esa chica tiene un corazón de acero. ―Abalone debe estar muy orgulloso. ―Lo estará. Se quedaron en silencio. Hasta que ella habló de nuevo. ―Creo que voy a enfermar. ―Inmediatamente Butch empezó a levantarse, pero le dio unas palmaditas en el brazo―. Me refiero más como una expresión que una intención real. ―¿Quieres ir de nuevo al coche? Puedo llevarte los restos. Marissa sacudió la cabeza. ―No, ella es mía. Hasta que encontremos a su verdadera familia, ella es mía. Butch le pasó un brazo por los hombros y la estrechó más. ―Prepárate para que eso no cambie, incluso cuando la devuelvas a su linaje. ―¿Es así como…? Cuando estabas trabajando, ¿es así cómo te sentiste? ―Con cada una de mis víctimas. ―Exhaló largo y lento―. Para mí, nunca se fueron. Incluso ahora, cuando no puedo dormir, veo sus rostros en el techo sobre la cama. Recuerdo cómo lucían en vida, y no puedo olvidar cómo yacían en la muerte. Es una mancha en mi cerebro. Mirando su perfil, su duro, apuesto, e imperfecto perfil, sintonizó con todo el amor que sentía por él. ―¿Por qué no me despiertas y me hablas cuando estás así? Su sonrisa tensa era todo para restar importancia. ―Tú también tienes un trabajo. ―Sí, pero yo… ―No importa. Es parte del pasado. No si sigue manteniéndote despierto, no lo es, pensó.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 ―Tú y yo somos tan parecidos ―murmuró―. Los dos hemos dejado de lado nuestras viejas vidas. ―Lo haces sonar como si fuera algo malo. Antes de que pudiera decir algo más, la puerta de enfrente se abrió y una enfermera con un uniforme blanco entró con una caja negra que absurdamente, e inapropiadamente, hizo que Marissa pensara en el par de tacones de aguja Stuart Weitzman que le habían entregado la otra noche. Del mismo tamaño. Había esperado que el contenedor fuera más grande. Más pequeño. Diferente. Dios, no lo sabía. ―Estamos tan tristes por tu pérdida ―dijo la enfermera mientras se dirigía para entregársela a Butch. Marissa se interpuso y la tomó. Pesaba menos de lo que había pensado. Por otra parte, solamente estaba llena de cenizas, ¿no? ―Gracias. La hembra se sonrojó ante la falta de protocolo: Como Marissa era una hembra de una Familia Fundadora, se suponía que nunca tocaría cualquier cosa relacionada con los muertos: En el Antiguo País, ese contacto era visto como mala suerte, sobre todo si una estaba embarazada o en edad de fertilidad. Al diablo con eso, sin embargo. ―¿Había algo más con sus cosas? ―preguntó Marissa. La enfermera se aclaró la garganta como si estuviera tratando de tragar su desaprobación y ahogándose en ello. ―En realidad, había algo. ―Ella miró a Butch como si estuviese buscando que él diera un paso adelante y lograra que su compañera fuese razonable―. Ah… Para su crédito, Butch simplemente levantó una ceja como si no supiera de qué demonios iba la hembra. La enfermera se aclaró la garganta de nuevo. ―Bueno, había una cosa. Era el único efecto personal que encontramos, estaba metido en su… ―¿Dentro de qué? ―exigió Marissa. ―Dentro de su sostén. ―La enfermera puso su mano en el bolsillo de su uniforme y sacó algo largo de color negro con una cinta de tela roja en él―. Estás segura de que lo quieres… Marissa arrebató la cosa del agarre de la enfermera.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 ―Gracias. Nos iremos ahora. Antes que cualquier otra cosa pudiese ser dicha, se encaminó y apretó la flecha de "arriba" en la pared. Como si el ascensor hubiera estado esperando para ayudarla a largarse de allí, las puertas se abrieron y ella entró. Butch estuvo, como siempre, justo detrás de ella. Fue solo cuando subían de nuevo al nivel del suelo que miró lo que había tomado de la otra mujer. ―¿Qué es esto? ―dijo ella, haciendo girar la pieza de metal negra de diez centímetros de largo en la mano. Había una borla de seda roja colgando de un corte en un extremo, y por el otro, una parte con muescas en punta parecía como algo que encajaría en una cerradura―. ¿Esto es una llave? Butch se la quitó y la examinó. ―Sabes, podría serlo.

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Capítulo 15

Para la puesta de sol la noche siguiente, Peyton había decidido que no le gustaba ninguno de ellos. Mira, no es que pensara que era mejor que los otros cinco participantes. Había algo raro con cada uno de ellos. Axe, ¿ese caso aparte con su estilo gótico/punk de, sí-lo-pillamos-eres-un-tipoduro? Obvio. El bastardo estaba a un cuchillo de cocina de ser un asesino en serie. Boone, ¿el Adonis con esos músculos? Ajá, sabemos que puedes caminar sobre tus manos y lanzar tu culo por ahí como si estuviera conectado a tu garganta con una cuerda, pero a quién le importa. Estás aquí para luchar, no para dar palmadas en un tutú y tratar de entrar en el Circo du Soleil. ¿Anslam? Nada más que uno del montón en la glymera, y ni siquiera de una Familia Fundadora. Irrelevante, y una sorpresa que haya llegado tan lejos como lo ha hecho. El que a él realmente no le gustaba, sin embargo, era ese chico Craeg, aunque eso era en realidad más por la forma en que todo el mundo, incluida Paradise, lo trataba como si fuera el líder consagrado del grupo. No es que Peyton estuviese buscando ese trabajo, pero vamos. Nadie tenía nada asegurado en esto todavía. No había ninguna razón para estar consiguiendo el pedestal tan pronto. Y eso no era lo único que le molestaba sobre el tipo. Había algo más sobre el macho, algo en lo que él no podía poner el dedo. Un instinto, ¿tal vez? ¿Una sensación de algún tipo de amenaza? No lo sabía, pero estaba muy seguro de que iba a averiguarlo. Y luego estaba esa hembra Novo. Estirándose en su silla en la sala de descanso, Peyton miró subrepticiamente en su dirección. Ella estaba acostada en el sofá a la izquierda, sus larguíiisimas piernas, cruzadas en los tobillos, las manos entrelazadas sobre su estómago plano como si estuviera muerta. Su cabello era como lirios negros, trenzado recto y apretado como

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 una cuerda. Su piel era color miel, y nunca, jamás en su puta vida había visto una hembra formada con ese tipo de músculo. Se había pasado la mayor parte del día tratando de evitar evaluar sus pechos, sobre todo porque no estaba seguro de si ella le cortaría las bolas si se daba cuenta. Frotándose los ojos, quería un tabaco de marihuana tan desesperadamente que estaba temblando por eso. Tal vez Paradise tenía un punto sobre el uso de drogas. Por otra parte, había sido una jodida larga noche y un extraño maldito día. Después de que se había asegurado de que Paradise estaba despierta y comiera, el resto de ellos, a excepción de Craeg el Gran Colmilludo que era mejor que todos los demás, habían salido a dar un paseo por las instalaciones, encontraron a un doggen y pidieron más comida. Luego habían vuelto aquí para encontrar a Paradise dormida una vez más en la habitación con literas y a Craeg sentado en una silla con los ojos cerrados. Probablemente contemplando cuán superior era su peludo vientre a todos los demás. En ese momento, sin mucha conversación, cada uno había escogido un lugar en la sala sin adornos y procedieron a no dormir mucho o muy bien. Por mucho que odiaba admitir la debilidad, todavía estaba saltando ante cualquier sonido que estuviese fuera de lugar, su glándula suprarrenal en hiper-alerta a pesar de que la enfermera que lo había examinado le había dicho que la prueba había terminado y ninguna otra cosa de naturaleza de electrochoque / perfora-garganta iba a llegarles… Sin previo aviso, Paradise asomó la cabeza por la puerta de la habitación de literas, como si tal vez esperase encontrarse a sí misma dejada atrás. Cuando Peyton abrió la boca para decir su nombre, captó la mirada de Craeg desplazándose sobre ella… y lanzando el clásico de pies a cabeza que los machos hacían cuando eran unos condenados Casanovas hijoputas. Era su propio movimiento distintivo, por el amor de Dios. Antes de que pudiera rugirle al tipo que retrocediera, la puerta de la sala exterior se abrió de par en par, y dos enormes machos entraron como si fueran los dueños del lugar. Hermanos. Y hablando de llamar la atención. Los seis alumnos holgazanes estuvieron derechos y fuera de lo que sea como si alguien les hubiera agarrado el culo. Por la puerta de la habitación de literas, Paradise se enderezó y juntó aún más las solapas de la bata.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 El Hermano de la izquierda estaba vestido con pantalones vaqueros y una camisa negra, y muy posiblemente era el ser vivo más grande que Peyton había visto alguna vez aparte del elefante. También era muy apuesto, te preguntarías por qué la Virgen Escriba había dejado todo ese atractivo en un solo individuo, en lugar de distribuirlo de manera más uniforme sobre un reparto de miles. Y junto a él estaba un macho un poco más bajo que estaba constituido como un bulldog, bebiendo un café, y vistiendo una sudadera de los Red Sox de Boston. ―La reina de belleza a mi lado es Rhage ―dijo el tipo de la sudadera―. Soy Butch. Y ya sabemos quién coño sois. Ahora mismo son las seis de la tarde. Tenéis una hora para ducharos en los vestuarios, vestiros con los uniformes que os serán traídos, y volver aquí para comer. Después de eso, queremos que hagáis una fila afuera en el pasillo. Cualquiera que llegue tarde está fuera del programa. ¿Butch? se preguntó Peyton. ¿El nombre del Hermano era Butch? ¿Cómo del mundo de los humanos…? Espera un minuto. ―Eres el Dhestroyer ―Peyton se oyó decir―. Santa mierda, sé quién eres. Estás emparejado con Marissa, hija de sangre de… ―¿Alguna pregunta? ―Butch habló sobre él―. Bien. Eso pensaba. Una hora. Eso es todo lo que tenéis. Con ese cierre, el macho se volvió y se fue. El Hermano Rhage les dio una sonrisa. ―Probad el solomillo. Es jodidamente increíble. Y el cordero, también. Ah, y el puré de patatas. Dejad la ensalada. Es una pérdida de tiempo. Hasta después. Por lo menos él no parecía querer matarlos, pensó Peyton cuando la puerta se cerró de nuevo. ―Me pregunto cómo serán los uniformes ―dijo Paradise. ―Esto no es un desfile de moda ―dijo bruscamente Craeg. Peyton le enseñó los colmillos al chico. ―¿Quieres problemas, imbécil? Porque yo puedo arreglar eso. La cabeza de Craeg giró hacia él. ―No estaba hablando contigo. Peyton no tuvo ni idea de qué puso sus pies en movimiento, pero antes de que se diera cuenta, estaba nariz con nariz con el HDP.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 ―Vamos a aclarar esto. No la mires. No le hables. Y absolutamente no le faltes el respeto. Estamos claros. Los ojos del macho se desplazaron hacia Paradise. ―Creo que tu chico por aquí es un poco territorial. ¿Te importaría llamarle antes de que se haga daño? Yyyyy eso fue todo. Peyton no tuvo pensamiento consciente de lanzarse sobre el hijo de puta, pero lo siguiente que supo fue que estaba sobre el macho como una capa de pintura, puños golpeando, brazos forcejeando, piernas pateando. De hecho, nunca había estado en una pelea antes, pero por alguna razón su cuerpo parecía saber qué hacer, no es que no consiguiera que le patearan el culo. Craeg era más alto y más pesado, y su alcance era como el del muñeco Stretch Armstrong, esos golpes llegando de cualquier dirección, alcanzando su rostro, su estómago, su pecho. La gente gritaba a su alrededor. Tiraron los muebles. Él fue estrellado contra la pared y luego devolvió eso haciendo girar a Craeg y empujándolo hacia la puerta hasta el pasillo con tanta fuerza, que rompió los paneles desintegrándolos completamente, la madera se hizo astillas cuando el par terminó peleándose en el pasillo. Y todavía luchaban. Para estar medio muerto solo doce horas antes, Peyton se encontró con un montón de maldita energía. Era como ver algo de Maury.

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Cuando Paradise siguió la pelea al pasillo, estaba teniendo una experiencia extra corporal. La mitad de ella estaba en el drama, tratando de atrapar un brazo volando, o gritar con la esperanza de lograr hacer entender a uno de ellos. La otra mitad estaba en la tierra de ¡Oh Dios Mío!, porque no podía creer lo que estaba pasando delante de ella, debido a ella. Peyton era muchas cosas, pero nunca violento. Y Craeg, bueno, no sabía mucho sobre él, pero había parecido mucho más autocontrolado que esto. ―¡Vamos! ―gritó ella―. ¡Ya basta! Los cuerpos masculinos chocaron contra la pared de cemento, un chasquido horrible sugirió que algo había llegado a romperse en uno de ellos; no, de hecho, fue un bloque de cemento. Mientras tanto, la sangre salió volando de la nariz de Peyton,

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 salpicando de un rojo brillante en la pintura blanca, y la camisa de Craeg quedó rasgada por la mitad, cayendo libremente desde su… Muy bien, GUAO. El tipo era delgado, pero constituido, grandes haces de músculo se expandían desde ambos lados de la columna vertebral, los hombros se plegaban y soltaban con cada puño que lanzaba, su cintura increíblemente estrecha… Cierto, esto era inapropiado. Pero maldita sea. Dándose una sacudida ella misma, se lanzó hacia adelante en otro intento de atrapar y disminuir las cosas, y tuvo como objetivo el brazo derecho de Peyton, porque toda esa desnudez era demasiado para manejar… Novo la agarró y la arrastró hacia atrás justo cuando habría conseguido un golpe en la cara. ―Déjales continuar ―dijo la hembra. ―¡Alguien saldrá lastimado! ―Mejor ellos que tú. ―Novo puso los ojos en blanco―. Los machos son idiotas. Solamente están luchando por la dominación. Personalmente, prefiero guardar mi energía para el verdadero trabajo, a diferencia de esta postura social de mierda. Paradise jadeó y maldijo. ―¡Conseguirán ser expulsados! ―Si lo hacen, eso está en ellos. Al lado de los combatientes, Anslam rio y dio palmadas. ―¡Golpéale como una perra, Peyton! Paradise lanzó una mirada furiosa hacia el macho. ―Esto no es una pelea de gallos, ¿sabes? ―Al infierno si no lo es. Añadiendo su nombre a su creciente lista de idiotas, Paradise miró de arriba abajo por el pasillo. Nadie había salido de ninguna parte, pero dado el número de puertas cerradas, eso no iba a durar… Repentinamente, Craeg cambió lugares, agarrando a Peyton por los hombros, lo hizo girar, y lo empujó contra la pared como con la intención de romper el cemento con el chico. ―Esto es una locura ―dijo una voz masculina, arrastrando las palabras.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Echando un vistazo detrás suyo, vio a Axe apoyado en el marco de la puerta de la sala de descanso, los brazos cruzados sobre el pecho, con una expresión de alguien que se sienta a mirar cómo se seca la pintura. Paradise entrecerró sus ojos hacia él. ―¡Tienes que parar esto! Una de sus cejas negro azabache se levantó. ―¿Tengo que hacerlo? ―¡Sí! ¡Harán que los echen a patadas! ―Y eso ¿cómo me afecta? Deliberadamente se detuvo a sí misma de quitarle esa expresión sardónica de su cara mitad-perforada de una bofetada. ―Tú querrías que alguien te ayudara. ―Yo no habría elegido una pelea por ti. Sin ofender, pero tener sexo contigo sería como tener sexo con un maniquí de grandes almacenes. Eres hermosa, pero serás totalmente inútil en la cama. La mandíbula de Paradise cayó abierta. ―Esa es la cosa más grosera que alguien me ha dicho jamás. ―Entonces has llevado una vida tan protegida como yo pensaba. Y si estás ofendida o no, la verdad es lo que es. Volviéndose hacia Boone, ella abrió la boca, pero él negó con la cabeza, en modo de, nope-yo-no. ―¿Qué os pasa? ―preguntó. Por lo menos la pelea fue desacelerando, oh, sí, no, todavía era fuerte: Craeg agarró a Peyton por la cintura y lo llevó al suelo, los machos forcejeaban ahora, pies desnudos rechinaron en la piedra pulida, palmas abofeteando. Y fue entonces cuando Butch y Rhage irrumpieron hacia el grupo. Poniendo la cabeza en sus manos, esperó que comenzaran los gritos. Si esto era en algo como el ejército humano que había leído o visto en las películas, probablemente todos iban a ser castigados por ello. Tal vez lograría que la expulsaran por ser un elemento perturbador, a pesar de que ella no había hecho nada, excepto hacer un comentario nervioso. Tal vez solamente Peyton y Craeg serían disciplinados. Después de que uno o los dos se salieran de sus constituciones.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Cuando el combate simplemente continuó, ella miró a través de sus dedos hacia los Hermanos. El par estaba de pie a un lado, viendo la acción, hablando entre sí. Y luego Rhage asintió… y se estrecharon las manos. Paradise miró hacia los otros alumnos, y encontró que todo el mundo había desaparecido de vuelta a la sala de estar. Fue un tiempo después que Peyton finalmente perdió. Un cabezazo mal plantado envió su frente directamente al suelo de cemento. En ese momento se oyó un ruido horrible, como una bola de bolos que había caído en una losa de piedra, y el cuerpo del chico quedó laxo como si sus huesos se hubiesen licuado. Craeg lo empujó a un lado y cayó de espaldas, respirando con dificultad, tosiendo, limpiando la sangre de sus ojos. ―¿Cuánto fue? ―Rhage le preguntó a Butch. ―Cinco. ―Maldita sea, pensé que mi muchacho lo haría mejor que eso. ―Rhage se metió la mano en el bolsillo y sacó una billetera negra. Sacó un billete, lo plantó con una palmada en la mano de Butch―. Vamos a doble o nada la próxima vez que uno comience. Paradise retrocedió cuando ellos se volvieron y se alejaron como si absolutamente no hubiera pasado nada. ―Me estás tomando el pelo ―dijo ella en voz baja. Quería gritarles que Peyton seguía desmayado, no, espera. Estaba gimiendo y rodando sobre su espalda. Al menos estaba vivo, pensó mientras caminaba hacia él. ―¿Qué demonios te pasa? ―le preguntó―. ¿Quieres que te echen? Por supuesto, esa amenaza habría tenido más dientes si sus dos profesores hubiesen estado haciendo algo más severo que apostando en la maldita pelea. Los dos machos alzaron la mirada hacia ella con miradas alicaídas. Dios, lucían tan mal como lo habían hecho la noche anterior, tal vez aún peor. Infierno, ambos iban a tener ojos negros y el labio de Craeg estaba tan partido, que probablemente necesitaría puntos. ―Estoy… bien ―murmuró Payton antes de escupir sangre. ―Sí ―Craeg siseó―. Muy bien. Lo cual salió algo así como muyyy fen.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 ―Dime ―dijo bruscamente― ¿cuántos dedos tengo levantados? Sacando su dedo medio, le dio al par de idiotas la oportunidad de centrarse en el hecho de que ella les estaba sacando el dedo a ambos. Y luego se marchó para encontrar a alguien con uniforme de enfermera… con ropa de médico… Un maldito uniforme de conserje. Dios sabía que el pasillo iba a tener que ser limpiado, y cualquier persona con una escoba podría comenzar con los dos desperdicios de espacio que habían hecho el lío.

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Capítulo 16

Veinticinco

minutos, dos puntos en su labio inferior, y una rápida Primera

Comida después, y Craeg estaba delante y en el centro del gimnasio con los otros seis miembros de su clase. Bueno, no delante y no en el centro de la fila, estaba más en un lateral y un poco hacia la parte de atrás. También estaba moviéndose en sus pies. Lo último que su cuerpo necesitaba era otra pelea a puñetazos de alto contacto, intensiva y de nudillos blancos, pero no se echaría atrás en la clase. ¿Y con respecto a Peyton, el así llamado ‘¿no novio?’ de Paradise? Uh-huh. Ciiiierto. Cabrón. Él, no ella. Las buenas noticias eran que tan mal como estaba él, Peyton ni siquiera era capaz de estar de pie. Le habían llevado en una camilla como un trozo de carne. En camilla. ¿Quién ganaba a eso, idiota? Oh, y no habían echado a ninguno de ellos. Aparentemente, excepto para hacer apuestas, los Hermanos no se involucrarían... Una de las puertas del gimnasio se abrió de golpe, y esta vez, cuando los Hermanos Butch y Rhage entraron, estaban vestidos con los mismos pantalones de algodón sueltos y con la camisa que todos los demás llevaban. El Hermano Butch no perdió el tiempo cuando pararon delante del grupo. —Así que, a la luz de todo el Mayweather/Pacquiao22 que ha ocurrido, comenzaremos con un combate mano a mano en lugar de aprender los libros. —Por favor, notad —dijo Rhage con una sonrisa—, que los uniformes son blancos. Eso es porque OxiClean es asquerosamente bueno con las manchas de sangre, pero estamos preparados para usar Clorox si tenemos que hacerlo. 22

Dos boxeadores famosos

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Craeg se tragó una maldición. Justo lo que necesitaba. —Os pondremos por parejas —continuó Butch—, y valoraremos cuánto sabéis. Puesto que uno de vosotros ya está en horizontal, nadie tiene que preocuparse por luchar con Hollywood aquí. —Personalmente, voy a llorar por eso —dijo Rhage—. Así que pongamos a Novo con Boone, Axe, tú con Anslam. Eso deja a Craeg y Paradise. —Espera —dijo Craeg—. No puedo... no haré eso. —¿Golpearla? ¿Por qué? ¿Porque no puedes levantar tus brazos? No es mi problema. Craeg se inclinó y bajó la voz. —No la golpearé. Rhage se encogió de hombros. —Bien, puedes conseguir que te pateen el culo otra vez. Butch interrumpió. —En realidad, él ganó esa pelea, recuerdas. Y tengo tus cinco dólares para probarlo. —Solo porque el chico de oro aquí se golpeó solo. —Una pérdida es una pérdida. —Butch se enfocó en Craeg—. Pero mi hermano tiene razón. O te defiendes por ti mismo o vuelves a por más hilo de la Doctora Jane. Tu elección. Con eso, les dijeron que se esparcieran en los diferentes cuadrantes del enorme gimnasio, y Peyton estaba en la camilla en un lateral. Craeg observó a los otros irse, intentando pensar en una manera de salir de esta. Divertido, cuando le había dicho hace tiempo que debería entrar en el programa para aprender autodefensa, no había considerado que él fuera contra el que tendría que defenderse. Incluso en una situación de ‘clase.’ —Bueno —dijo Paradise cuando llegó hasta él—. ¿Vamos hacer esto? —Esperaré hasta que uno de los machos termine. —Hablas en serio. Él la miró desde su gran altura. —No quiero hacerte daño.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —No golpeaste a Peyton con facilidad —murmuró ella—. Eso tomó, como, media hora. —Realmente estás comparándote con un macho adulto completamente crecido. A quién puse en una camilla. —Oh, tienes razón. Eso no sería justo. Porque comparado con vosotros dos, soy un maldito genio. Cuando ella puso las manos en sus caderas y le miró, él se preguntó ¿qué demonios iba a decirle? No quería soltar la verdad, lo cual tenía que ver con el hecho de que aún podía recordar cómo se sentía su suave piel... aún podía imaginar lo pequeño que había sido su tobillo comparado con su palma... podía imaginar tantas cosas que quería hacerle, absolutamente ninguna de las cuales involucraba violencia de ningún tipo. Absolutamente todo involucraba contacto con sus dedos, sus labios... su lengua. Craeg cruzó sus brazos sobre su pecho. —No lucharé contigo. —Así que si te empujo, no vas a hacer nada. Él levantó una ceja. —No estoy preocupado por caerme. —Oh, de verdad. —No. Dejando de lado tu resistencia inferior, no vas a... Lo siguiente que salió de su boca fue un grito agudo que hizo que todos en el gimnasio se diesen la vuelta para ver qué demonios había ocurrido. Y él podría habérselo dicho, pero estaba demasiado ocupado cubriendo sus pelotas con ambas manos e inclinándose por la cintura. Ella le había pateado en la ingle. En la ingle. Con su rodilla. —¡Que puñetas! —escupió él—. ¿Por qué has hecho eso? Ella parecía tan sorprendida como todos los demás. Pero se recuperó rápido, sujetando ambos lados de su cabeza, levantó su rodilla otra vez, y le pateó tan fuerte en la cara, que él vio más estrellas que luces tenía un árbol de Navidad humano. Cuando soltó otro aullido y perdió su equilibrio, ella juntó sus manos, extendió sus brazos, y los balanceó en un tenso círculo como si estuviera lanzando un disco, dándole en la sien con la fuerza suficiente para que dejar fuera de combate sus piernas.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 ¡Bum! Cayó sobre los tatamis azules. Todos llegaron corriendo cuando ella se puso de pie sobre él, sostenida por lo que fuera que le hubiese picado, mientras él se extendía en el suelo. Empujando sus palmas contra el tatami, él levantó la parte superior de su cuerpo a una posición vertical y la miró. —Realmente quieres que haga esto. —No has hecho nada aún —cortó alguien. —Dime —metió baza otro—. ¿Te has hecho pis sentado? —Lo hace ahora —llegó una respuesta. Paradise solo rastreó cada movimiento que él hizo, cada giro y respiración y cambio en sus ojos. Pero no tenía ni idea de lo que estaba haciendo. Él podía decir por la manera en la que sus manos estaban temblando, y el hecho de que sus costillas estaban bombeando demasiado fuerte por la actividad física, que acababa de terminar. Ella también estaba ligeramente excitada. Vale, ese era el problema directo. El olor de su sexo disparaba la parte muy masculina de él, y le hacía querer que corriera solo para que él pudiera perseguirla y atraparla y ponerla debajo suyo para tomarla duro. Quería sus uñas arañando su espalda cuando se corriera... y sus colmillos desnudos justo antes de que ella tomara una vena en su garganta. El deseo era tan fuerte, que podía haberla tomado incluso si había gente observando, y como si ella reconociera el cambio en él, dio un paso atrás. Y entonces de repente nadie se estaba riendo y haciéndole bromas ya. Butch caminó entre ellos. —Tranquilo, ahí, chico grande. ¿Qué tal si peleas conmigo? El Hermano se puso en una postura luchadora, sus puños levantados delante de su pecho, sus ojos entrecerrados. Pero Craeg no estaba interesado en el macho. Él miró más allá de esos hombros de mamut hacia Paradise, quién le estaba mirando con una expresión indescifrable en su cara. Esta vez, cuando un puñetazo llegó a él, Craeg se puso en modo completo de pelea, algo que no había ocurrido con Peyton. Con el otro recluta había dado el sesenta por ciento de lo que tenía, manteniendo algo de fuerza porque había tenido miedo de matar al trozo de mierda, o hacer un daño permanente, y de este modo ser echado del programa. ¿Ahora? El borde del cuchillo de su excitación cortó a través de

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 todas las restricciones cuando fue a la batalla mano a mano, zambulléndose, lanzando un puñetazo propio, zambulléndose otra vez, golpeando. El Hermano era agresivamente rápido, despiadadamente poderoso y sumamente entrenado. No como Peyton después de todo. Y cuando la pelea comenzó, cuando intercambiaron patadas y fintas, más gente llegó y se quedó de pie alrededor, hasta que hubo una multitud de diez, quince... veinte en el gimnasio. Pasaron quince minutos cuando les lanzaron las dagas. Los dos cuchillos afilados con empuñadura negra y hoja de plata volaron a través del aire desde ninguna parte. Butch atrapó uno al vuelo. Craeg atrapó el otro. Y entonces estaban rodeándose, buscando una manera para pasar las defensas, ondeando las armas una y otra vez, arremetiendo, retirándose, las estocadas más fuertes. A Butch no le estaba costando respirar, después de todo. Craeg, por otro lado, estaba jadeando como un condenado, sudando como uno, también. La primera sangre se derramó cuando Craeg erró un arco por un milímetro y consiguió un corte en su mejilla. Cuando falló otro, comenzó a gotear por el hombro. Errando un tercero, consiguió un corte en su muslo. Fue entonces que se dio cuenta que el Hermano le estaba dando solo el sesenta por ciento de lo que el macho era capaz: La precisión de los cortes le dijo a Craeg que su oponente sabía más que él, era más fuerte que él, y estaba preparado para cortar su camino a una victoria basada en incrementar la pérdida de sangre. Pero Craeg no se rendiría. Aún no, a ningún precio. No hasta que no pudiera estar de pie, no pudiera ver, no pudiera moverse. Su voluntad no aceptaría nada menos.

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Paradise reconoció inmediatamente que esta pelea era algo totalmente diferente a esa loca y descuidada pelea que se había producido en el pasillo anteriormente. De hecho, antes con Peyton, Craeg se había estado conteniendo por alguna razón; ya no lo hacía. Su coordinación cuando se enfrentaba contra Butch con sus puños, y luego, oh, Dios, esas dagas, le dijo, y a todos los demás en el gimnasio, que él era un luchador increíble, capacitado de gran fuerza, equilibrio, flexibilidad, y poder. Era suficiente para hacer que su cuerpo entero se encendiera como un conmutador.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Y no, pensó ella, tanto como respetaba las-hembras-pueden-hacer-cualquier-cosaque-los-machos-hagan de Novo, estaba muy claro para ella que no podía haber manejado de manera similar lo que Craeg estaba sacando ahora. Él la habría golpeado fríamente con solo uno de esos puños con nudillos. O habría separado su cabeza de su columna. O le habría roto una pierna con un giro fácil. No es que ella no pudiera aprender la defensa apropiada y medidas de contención, solo que ahora no las conocía, y él, de hecho, había estado preparado para atacarla: Cuando se había agachado y desnudado sus enormes colmillos, ella había retrocedido, y aún, por alguna loca razón, no había tenido miedo de él. Lo cuál era simplemente tonto. Él pesaba unos cincuenta kilos más que ella, y había querido sangre. Así que sí, ¿qué era totalmente loco? De repente había querido huir de él, pero no demasiado rápido. Había querido que fuera tras ella, y la atrapara al vuelo... y... Bueno, estaba de vuelta en ese momento que habían compartido cuando habían estado solos en la sala de descanso. Pero Jesús, no podía manejarle, pensó cuando le observó moverse. Y no solo en una pelea: Ninguna hembra que fuera perseguida por un macho así, conseguiría un beso dulce al final de la carrera, no conseguiría una mano y una promesa sagrada de un vínculo de emparejamiento y una conversación con su padre dónde dicho pretendiente pidiera permiso tímidamente. Este no era el tipo de macho refinado al que alguien esperaba dar su virginidad la noche de su emparejamiento ante la Virgen Escriba y su familia. No, él era un animal con solo un mínimo más alto de razonamiento. Y la manera que la había mirado en ese momento había sugerido que ese cerebro había estirado la pata completamente. Ella debería haber tenido miedo, se dijo a sí misma otra vez. En su lugar, quería que la atrapara... Por todos lados, la multitud soltó un siseo cuando Craeg recibió otro corte, esta vez justo a través del pecho. Estaba sangrando en varios lugares ahora, su uniforme de pelea manchado de rojo, la sangre goteando de su barbilla desde el corte en su mejilla, goteando desde su muslo, goteando desde sus pectorales. Otro destello del cuchillo de Butch le acertó en el hombro opuesto. Luego fue al lateral de la garganta. El otro muslo, el abdomen, a través de la espalda. —Para —dijo Paradise bajo su respiración—. Deja de pelear con él. Pero cada vez que la despiadada hoja del Hermano golpeaba, Craeg volvía a por más, contraatacando una y otra y otra vez, hasta que se escurrió en los charcos que

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 estaba dejando en los tatamis azules y su uniforme estuvo manchado de rojo y pegado a su cuerpo. Él no cedería. Y Butch no le dio cuartel excepto para perdonarle la muerte. —¡Craeg! ¡Para! —dijo ella porque no pudo evitarlo. Poniéndose la mano sobre la boca, sintió que su corazón volvía a modo pánico cuando se preguntó si él realmente seguiría hasta que hubiera perdido tanto de sus venas no que hubiera vuelta atrás. —¡Craeg! ¡Esto es una locura! Pero aun así continuó, hasta que sus rodillas comenzaron a fallar, y tambalearse en lugar de arremeter, y titubear cuando retrocedió. Ahora, el descuido le alcanzó. Dios, estaba demasiado pálido. —¡Para! Desde su camilla, Peyton se sentó y gritó: —¡Craeg! Vamos, tío... él te va a matar. Olas de ansiedad pasaron a través de los otros reclutas, pero no a través de todos los Hermanos quienes habían venido a observar el espectáculo. La gente médica, por el contrario, tampoco parecía entusiasmada, de alguna manera, cuando la doctora con el pelo rubio fue a avanzar, el Hermano Vishous sacudió la cabeza y la hizo quedarse a su lado. Craeg cayó por última vez cuarenta y dos minutos y muchos, muchos litros de plasma perdido después. Solo cayó sobre sus rodillas, balanceándose durante un momento... y luego de cara en su propia sangre. Exactamente como había hecho en el camino. Paradise salió corriendo, pero Rhage la atrapó y la empujó hacia atrás. —No. Permítele su honor. —¿De qué estás hablando? —siseó ella. Rhage solo asintió hacia los dos combatientes. —Observa. Butch se quedó de pie sobre el macho caído durante un momento, dándole a Craeg una oportunidad para levantarse. Cuando no lo hizo, el Hermano esperó a que Craeg le mirara.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Los ojos desenfocados lucharon en una cara cenicienta por centrarse en la del Hermano. Pero cuando finalmente lo hicieron, Butch giró el arma a su otra mano... y marcó la palma de su daga profundamente con la cuchilla. Cuando Paradise jadeó, el Hermano extendió su palma hacia Craeg, quién, de ninguna parte, de repente encontró la fuerza para levantarse y aceptar lo que fue ofrecido. El Hermano puso a Craeg de pie... y le abrazó. —Buen trabajo, hijo. Estoy orgulloso de ti. Craeg parpadeó rápido, como si sus ojos se estuviesen llenando de lágrimas. Luego pareció abandonar la pelea contra sus emociones al cerrar sus párpados, hundir su cabeza y caer en los brazos del Hermano. —Y así —dijo Rhage en voz alta y aprobatoria—, es como se hace.

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Capítulo 17

Sentada en su escritorio en Lugar Seguro, Marissa tenía todo tipo de trabajo que hacer: archivos de pacientes por leer, papeles de admisión por aprobar, facturas por procesar. En lugar de afrontar algo de eso, simplemente se sentó en su silla y miró a esa franja negra del metal con la borla roja. Después de que ella y Butch habían llegado a casa, le había mostrado el extraño objeto parecido a una llave a un número de Hermanos, y ninguno de ellos lo había reconocido o sido capaz de ponerle un nombre sólido. Entonces Vishous había hecho una búsqueda en Internet con una imagen de ello… y no llegó a nada. Para el momento en que ella y Butch se habían ido a la cama, había estado tan cansada que se había quedado dormida en cuanto su cabeza había tocado la almohada. Pero no se había quedado de esa manera. Sus ojos se habían abierto en torno a las tres de la tarde, y ella había permanecido de espaldas, mirando a la oscuridad mientras Butch había roncado tranquilamente a su lado. Era tal como su hellren había dicho. Imágenes de esa hembra se habían reproducido a través del techo en blanco, un montaje fotográfico que había hecho que se le llenaran los ojos de lágrimas. Y lo triste era, que las ganas de llorar se habían vuelto todavía peores cuando había pensado en ella y Butch. Lo cual era una locura. No había nada mal entre ellos. Él no podía haberla apoyado más, llevándola a lo de Havers, quedándose con ella a través de sus esfuerzos con la llave, siendo comprensivo con todo lo que estaba sintiendo. —Estoy enloqueciendo —dijo ella… —Es por eso que estoy aquí. Marissa levantó la cabeza.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Mary, hola… lo siento, estaba hablando conmigo misma. Estoy un poco dispersa en este momento. La shellan de Rhage entró y cerró la puerta de la oficina. —Sí, me dio esa impresión… he estado diciendo tu nombre tres o cuatro veces y sin poder comunicarme. Marissa se reclinó con cuidado, apartó su cabello sobre los hombros y forzó una sonrisa. —¿Qué puedo hacer por ti? —Puedes hablar conmigo. —La hembra se sentó en la silla frente al escritorio—. Estoy preocupada por ti. —Oh, Dios, no pierdas ni un segundo en eso. Hemos recibido gente aquí que en realmente necesita tu ayuda… —Los buenos samaritanos como tú y como yo tenemos problemas para hacer nuestro trabajo si no hablamos de los casos difíciles. Es un hecho. También me gustaría señalar que soy tu amiga. En el silencio que siguió, Marissa se quedó callada respecto a todo el papeleo en el que no había sido capaz de concentrarse porque su cabeza estaba hecha un lío. Y entonces guardó silencio acerca del día que había pasado sin dormir. Y, por último, no dijo nada sobre la extraña distancia entre ella y Butch… —No puedo sacarla de mi mente —espetó. Inmediatamente, las lágrimas llegaron y maldijo mientras alcanzaba un pañuelo de papel. —No quiero hablar de esto. —Lo sé —dijo Mary suavemente—. Confía en mí, he tenido un montón de experiencia personal en eso de no hablar. No era una buena estrategia. —Oh, vamos, tú eres la persona más auto-realizada que he conocido. Eres como un diez sobre diez en la escala relativa. —Sólo has visto una instantánea de mi vida, Marissa. No me conociste antes. Y todavía me esfuerzo, como todo el mundo. Marissa se secó debajo de los ojos y tuvo que luchar contra una oleada pura de llanto a gritos. —¿Cómo lidias con eso? —¿El esfuerzo? Hablo con la gente. Hablo con Rhage. Escribo las cosas. —No… el corte limpio.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —¿Disculpa? Marissa agitó su pañuelo alrededor. —Estoy diciendo sinsentidos. Solo olvídalo… —¿Te refieres al hecho de que una vida terminó para mí y otra comenzó cuando salí con Rhage? Dios, su corazón estaba latiendo con fuerza por ninguna buena razón. —Sí. Eso es exactamente. Mary cruzó las piernas y se mordió el labio inferior, y mientras se tomaba el tiempo para componer sus pensamientos, Marissa estudió su rostro de rasgos regulares, su cabello castaño recién cortado a media melena y su aura de calma y confianza. Sí, pensó Marissa, Rhage estaba en lo cierto. La hembra era preciosa… y no en la llamativa manera de una reina de belleza, ni en el tipo anoréxico todo ángulos y nada de carne de una modelo, y ni siquiera en el estándar de la chica de al lado. Mary era como el resplandor de las brasas de una fogata en las profundidades del cruento invierno, cálida y sostenida, cautivadora e iluminadora. No era de extrañar que el Hermano la adorara. Con una exhalación, Mary dijo: —Creo que fue diferente para mí porque me estaba muriendo, ¿así que sabía que me iba? A pesar de que por un tiempo no fui consciente de que el cáncer había vuelto, me había estado preparando para el día en que me dijeran que había regresado. Así que ya había abandonado. Había hecho mis maletas mentales y emocionales, conseguido mi billete, estaba lista para irme. Quiero decir, mi madre se había ido, realmente no había conectado con ninguna otra persona en el planeta... no había nada para mí, así que no había nada de que alejarse, ¿si eso tiene sentido? Marissa pensó en la noche en que su hermano la había echado por estar con Butch. —Si entiendo las cosas correctamente —dijo Mary—, ese no fue el caso para ti. Cierto. Marissa tuvo que apartar la mirada. —No, no lo fue. Volví a la casa que Havers y yo compartíamos una noche justo antes del amanecer y él... —Ahora, las lágrimas brotaron y cayeron deprisa, una tras otra, aterrizando en su blusa, sus pantalones. Las limpió antes de que pudiera continuar—. Todas mis cosas habían sido empacadas. Me dijo que no le importaba a donde fuera, simplemente me quería fuera de su casa. Él puso dinero... Tuvo que aclararse la garganta. Él puso dinero en una de mis cómodas. Era como si no quisiera tocarme.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Sollozando, sacó otro pañuelo y se sonó la nariz. —Conservé el dinero en efectivo. Todavía tengo esos billetes de cien dólares. A veces, cuando me encuentro con ellos en mi cajón, pienso, ¿por qué los conservé? ¿Por qué estoy…? oh, por el amor de Dios. —Tuvo que sacar un tercer pañuelo—. ¿Qué está mal conmigo? Esa chica está muerta, y no puedo encontrar a su familia ni a quién la mató… y estoy sentada aquí quejándome del imbécil de mi hermano que es noticia vieja. Esto es ridículo. —Este es un trauma pasado —señaló Mary uniformemente. —Me estoy molestando a mí misma. —Bueno, ¿has pensado en lo que realmente sucedió anoche? —¿Estás bromeando? No hay nada más en mi condenada mente. —No, me refiero a si has pensado en ello. —Si tu punto es que tuve que ver a un hembra joven morir frente a mí y que su pérdida es un trágico malgasto de vida que soy aparentemente impotente de corregir, sí, por supuesto que lo he hecho. Mary negó con la cabeza. —Con el debido respeto, te estás perdiendo mi punto. Anoche, por primera vez desde que Havers terminó tu relación con la única sangre que tienes, te viste obligada a pedirle ayuda. No podías salvar a la chica, por lo que tuviste que recurrir a tu hermano y esperar y orar por que él hiciera lo correcto por ella. —Lo hizo, sin embargo. —Marissa lanzó una dura maldición—. Quiero decir, él fue increíble con ella. —Y cómo te hace sentir eso, teniendo en cuenta lo mal que te trató. Yyyyyy pie para más lágrimas. —Pensé en eso. Cuando fui a verla antes de morir. —Esto es lo que sé que es cierto. Podemos enterrar el pasado todo lo que queramos. Podemos usar cien mil distracciones, algunas de las cuales son saludables, algunas de las cuales no lo son, para mantenerlo bajo tierra… pero cuando algo no se procesa, volverá absoluta y positivamente a mordernos el trasero. Tuviste una vida dura antes de que tú y Butch os enamorarais, y sin duda fue un gran alivio dejar todo eso atrás y empezar de nuevo. Pero no se puede escapar de lo que vino antes. Recuerda, Marissa, que somos todas las épocas en las que alguna vez hemos estado en cada momento de nuestras vidas. Llevamos todo con nosotros como equipaje. Tarde o temprano, las cosas con tu hermano iban a surgir de nuevo. Así es la vida. Marissa realizó otro re-secado debajo de sus ojos.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Estoy teniendo problemas para conectar con Butch en este momento. —Por supuesto que los tienes. Él es quien causó la ruptura. Marissa retrocedió. —Ahora, espera un minuto, aguarda… él no ha sido nada más que bueno para mí… —No es una cuestión de culpa, Marissa. Estabas en un camino, él entró en tu vida, ahora estás en otro. No lo estoy juzgando o ni siquiera diciendo que él hizo algo malo… sólo estoy afirmando un hecho. Por alguna razón, recordó permanecer bien despierta mientras dejaba dormir a Butch. Eso nunca habría sucedido hace un año. —¿Qué hago? —No te va a gustar lo que tengo que decir. —Se siente como que no puede empeorar. —Vas a tener que hacer las paces con tu hermano. Marissa cerró los ojos. —Nunca seré capaz de perdonarlo. —Hacer las paces no significa que lo absuelves de su ofensa. Y honestamente, él no es el único con quien necesitas llegar a un acuerdo. La glymera te trató horriblemente, tu posición dentro de la aristocracia era insostenible, y Wrath fue una real mierda… y digo eso con amor. Tienes una gran cantidad de dolor y rechazo que en un principio contuviste porque era la única manera de sobrevivir, y que luego pusiste a un lado porque finalmente tuviste un descanso y una oportunidad de sentirte bien en tu propia vida. —Mary asintió hacia todo el papeleo sobre el escritorio—. Si quieres volver a ser productiva, vas a tener que mirar debajo de todas esas rocas, sentir tus sentimientos y salir al otro extremo de ese viaje. El pañuelo número cuatro salió de la caja con un chasquido, pero no terminó usándolo. Sólo lo retorció en sus manos. —No quiero olvidar a la chica. No quiero que esto sea todo sobre mí. —Nadie dice que tienes que dejar de tratar de averiguar quién es ella o hacer lo correcto por ella. Simplemente no uses eso como una excusa para empacar toda esta ropa sucia y empujarla de nuevo bajo tierra. Esa es una estrategia de supervivencia a corto plazo que no se mantendrá… y la próxima vez que todo esto surja de nuevo, y lo hará, va a ser aún más difícil, porque también vas a revivir todo esto con la chica. Mira, así es como la gente queda paralizada. Ellos guardan y guardan y guardan, y

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 los factores desencadenantes siguen llegando y las capas siguen aumentando hasta que la carga llega a ser demasiado pesada, y se doblan. Marissa siguió torciendo y retorciendo el pañuelo. —Tienes razón. —Lo sé. Después de respirar hondo una vez, Marissa miró al otro lado del escritorio. —¿Puedo darte un abrazo? —¡Por favor! ¿Estás bromeando? Ambas se pusieron de pie y Marissa lo rodeó para abrazar a la hembra más pequeña. El abrazo que recibió a cambio fue tan fuerte y firme, que los ojos se le llenaron de lágrimas de nuevo. —Siempre estás ahí cuando te necesito —dijo Marissa con voz ahogada—. Te quiero demasiado para expresarlo con palabras. —Para eso son las amigas. —Mary se echó hacia atrás—. Y tú vas a hacer lo mismo por mí en algún momento. Marissa resopló y puso los ojos en blanco. —Lo dudo. —Créeme. —Soy demasiado desastre. —No, eres humana. —Mary se sacudió—. Lo siento, término técnico. Estás viva y te estás esforzando, y eres hermosa por dentro y por fuera… y también te quiero. —Todavía no estoy segura exactamente de qué hacer a continuación. —Piensa en ello. Vendrá a ti. Recuerda, perdonar no significa olvidar, ocultar no es una estrategia a largo plazo y la distracción no es tu amiga. Enfréntalo de lleno… y sabes que te cubro la espalda, ¿vale? Después de que la hembra se fuera, Marissa dio la vuelta hacia su silla de oficina y se sentó de nuevo. Por alguna razón, sus ojos se fijaron en el teléfono… el del escritorio, no su teléfono móvil. Su pasado. Su hermano. Butch. La chica. La glymera. Mary tenía razón. Había mucho con lo que no estaba lidiando. Y para empezar las cosas, bien podría afrontar el que parecía el menos aterrador. O… bueno, tal vez el más factible, ¿qué te parece?

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Recogiendo el receptor, hojeó los papeles y encontró la ficha rosada de Mientras No Estabas que le habían dado dos noches antes. Marcando el número local, se quitó el pendiente de perla y se recostó en su silla. Una criada respondió la línea, la puso en espera... y luego una altiva voz de hembra, dijo: —¡Oh, hola! Me alegra mucho que hayas llamado. Marissa apretó los dientes. —Lo haré. Voy a presidir el festival. —¡Oh! ¡Esto es excelente! Qué maravilloso... Mientras los tópicos seguían adelante, Marissa cerró los ojos y escuchó la voz de Mary en su cabeza: Vas a tener que hacer las paces con tu hermano. Oh, Dios, pensó. No tenía idea de cómo iba a suceder… pero sí sabía de fiestas, maldita sea. Empieza por lo pequeño. Luego llega a las cosas grandes.

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Capítulo 18

Paradise se dislocó el dedo cuando bloqueó un golpe del talón de la palma que Rhage lanzó contra ella. Había querido agacharse y defenderse usando su antebrazo como él le había enseñado, pero sus brazos y piernas no siempre seguían las instrucciones correctamente, siendo el resultado que tenía su mano ampliamente extendida durante el golpe. —¡Mierda! —gritó ella mientras se apartaba y se cubría la herida. —Déjame ver —dijo el Hermano. —Ayayayay. —Está bien, bueno, sonaba como una chica, pero ¿cómo dolía esto tanto?—. ¡Dios! —Parry, déjame ver. Ella extendió su brazo y las grandes manos de él, que ahora eran suaves, examinaron lo que era una versión extraordinariamente disparatada de su dedo medio. —¿Qué le ha pasado? —dijo ella, aunque lo sabía. —Vamos a la clínica, ven. Mientras él la conducía fuera del gimnasio, ella miró por encima de su hombro. Anslam estaba dándole a Boone una pelea cojonuda, y eso la sorprendió. Peyton estaba sentado y con hielo en su hombro, mirándola como si quisiera saber qué diablos estaba pasando. Novo y Axe estaban rodeándose, el Hermano Tohr dando indicaciones. —Vas a estar bien —dijo Rhage mientras abría la pesada puerta para ella—. Regresarás con ellos en muy poco tiempo. Ella hizo algún tipo de mmm-hmm mientras entraban en el pasillo, y sabía que él tenía razón. Mientras no mirara el dedo, el dolor realmente estaba bien. —Solo falta una hora más esta noche, luego os dejaremos ir —dijo el Hermano mientras entraban por una de las puertas de vaivén de la clínica médica—. Y mañana estarás en el aula la mayor parte del tiempo.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Soltando otro mmm-hmmm. —¿Craeg ya se ha ido? —Todavía le están tratando. La sala de examen estaba revestida de azulejos del suelo al techo y llena de vitrinas de acero inoxidable con frente de vidrio, equipos médicos que valían una fortuna, y todo tipo de pantallas de ordenador. En el centro había una gran mesa bajo una lámpara de araña con suficientes globos de luz para volver la medianoche en mediodía sobre una superficie de varios acres. Un hombre humano alto y de pelo oscuro se giró de lo que parecía ser la imagen de una radiografía de rodilla. Vestido con uniforme quirúrgico azul y una bata blanca, parecía muy grande, muy amplio… y muy no-vampiro. —Oye, ¿qué tenemos aquí? Paradise dio un paso atrás. No pudo evitarlo. —Sí, soy uno de esos tipos —dijo el hombre mientras mostraba los dientes que carecían de caninos prominentes—. Pero estoy bien, lo prometo. Rhage se acercó y le dio un apretón en el hombro al tipo. —Un gran cirujano. Tipo fantástico. Jugador de póquer trágicamente competente, pero al menos apesta al billar. Te presento a Manny Manello, doctor en medicina. —Entonces, ¿qué tenemos? —Dedo dislocado —dijo el Hermano. Los dos hombres, bueno, el macho y el hombre, la miraron. Paradise se aclaró la garganta, e intento seguir con un “Sí, mi dedo está…” En cambio, soltó: —Nunca he visto a un ser humano de cerca antes. El doctor Manello sonrió, extendió sus brazos, e hizo un giro lento. —No soy tan diferente de ti. Y he estado en la Casa de Audiencias un par de veces mientras tú estabas trabajando. Ella no se había dado cuenta entonces, probablemente porque había estado tan concentrada en su trabajo, y rodeada de otros vampiros. —No quiero ser irrespetuosa —susurró. —No estoy ofendido. Tuve una reacción peor cuando me enteré acerca de tu gente, confía en mí. —Cuando ella lo miró con sorpresa, él se encogió de hombros—. Ten en cuenta, que en mi cultura, tu gente son los malos. Ya sabes, colmillos, chupasangres, todo lo de Halloween.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Ella observó sus características, y estaba sorprendida al encontrar que él era guapo, y parecía inteligente, también. No como una rata sin cola, en absoluto. —Él me ha operado doce veces —interrumpió Rhage. —Trece. Hicimos tu hombro de nuevo la semana pasada. —Lo olvidé. —Cuando Paradise echó un vistazo hacia el Hermano, él se encogió de hombros—. Pierdo la cuenta. Esa mierda pasa. Respirando profundamente, Paradise puso su mano rota delante. —¿Esto va a doler? Me refiero a lo que vas a hacer con él. El doctor Manello sonrió de nuevo y tomó la mano que ella había extendido tan suavemente que apenas podía sentir su tacto. —Encantado de conocerte, Paradise. No te preocupes, cuidaré muy bien de ti. Y para que lo sepas, lo hizo. Después de que Rhage se fuera para regresar a enseñar, el doctor Manello tomó una radiografía, le mostró que nada estaba roto, adormeció la zona, y acomodó el nudillo del medio en su lugar. —No vas a tener que usar está férula por mucho tiempo —dijo él mientras envolvía su dedo en una funda metálica acolchada que ató con tiras de tela blanca pegajosa—. Sanáis tan bien, eso todavía me sorprende. Cuando él dio un paso atrás, ella miró su trabajo terminado. —Muchas gracias. —Estás fuera de servicio durante el resto de esta noche. Peyton y tú podéis pasar el rato en la sección de camillas. Hubo un golpe en la puerta a la izquierda. —Entra —dijo él mientras se acercaba a un contenedor rojo y arrojaba sus guantes quirúrgicos de brillante azul—. Sé que has conocido a Ehlena, nuestra enfermera. — El hombre frunció el ceño ante la expresión tensa de la hembra—. ¿Él sigue negándose? La enfermera cerró el panel detrás suyo antes de contestar. —Despidió a la Elegida. El doctor Manello masculló una maldición. —No lo soltaré si no se alimenta. —¿Ese es Craeg? —preguntó Paradise—. ¿Es…? El hombre sonrió y habló con ella.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Así que hemos terminado aquí. ¿Por qué no te diriges de nuevo al gimnasio? Casi debéis haber terminado por esta noche. —Voy a alimentarlo —dijo ella toscamente—. Si lo necesita, voy a alimentarlo. Qué. Demonios. Estaba. Haciendo. Como la hija de una Familia Fundadora, no se suponía que le diera a nadie su vena. Nunca. Eso solo era para su compañero prometido. Y si alguna vez necesitaba alimentarse, tenía que estar en la compañía de un pariente masculino suyo y varios testigos. Si ella hacía esto por él, era similar a perder su virginidad antes de su noche de emparejamiento. —Está bien —dijo el doctor Manello—. Nos encargaremos de ello. Paradise fue escoltada hacia el pasillo, y cuando la puerta se cerró detrás de ella, pudo oír a los dos hablando en voz baja. Regresa al gimnasio, se dijo. Ve, ahora. Solo regresa a clase y… Mirando a su alrededor, se encontró con que estaba sola en el pasillo, nadie yendo o viniendo, ni sonidos de pisadas o voces. Realmente debería reunirme con los demás. Excepto que tan pronto como tuvo la idea, sus pies la hicieron girarse hacia la izquierda y la llevaron lejos de donde se estaba enseñando el cuerpo a cuerpo. Yendo a la siguiente puerta, presionó su oído en los paneles cerrados y escuchó. Respirando profundo, cogió la sombra del olor de Craeg. Él estaba allí. De acuerdo, realmente necesitaba volver al… Su mano empujó la puerta entreabierta y se asomó, y allí estaba él, acostado en sábanas blancas sobre una enorme cama de hospital que, sin embargo, se las arregló para empequeñecer. Sus ojos estaban cerrados y su respiración superficial. Su piel era… no muy diferente de aquellas sábanas blancas, excepto por los increíbles moretones en su rostro, garganta, su… por todas partes. Y luego estaba el parche de vendajes que cubrían el peor de los ataques de la daga. Entrando en la habitación, ella forzó la puerta para cerrarla más rápido de lo que esta quería, y esperó a que él mirara. —¿Qué? —dijo sin abrir los ojos. Ella se acercó a la cama, y se preguntó ociosamente si alguna vez iba a estar alrededor del macho sin que su corazón palpitara.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —¿Por qué no te estás alimentando? —exigió. —¿Por qué me estás molestando? —¿Rechazaste a una Elegida? —¿Por qué no estás en clase? —Me lastimé. No se me permite. Eso le hizo girar la cabeza y sus párpados se levantaron. —¿Estás bien? —Te lo enseñaría, pero eso significaría que te estoy sacando el dedo. —Me pateaste en las bolas, ¿recuerdas? ¿Crees que estoy preocupado por tu dedo? —Y tampoco sería la primera vez. Creo que os saqué el dedo a Peyton y a ti en el pasillo. —Después del golpe en las bolas, mi memoria es difusa. Ella quería sentarse en el borde de la cama, pero tenía miedo de lo que estaba proponiendo. —Puedes tomar de mi vena, realmente puedes. Craeg la miró por un momento. —¿Puedo preguntarte algo? —Por favor. —¿Naciste en una familia de salvadores? ¿Está en tu sangre o algo así? Porque nunca he conocido a un dolor en el culo como tú antes, y esta cosa de la Madre Teresa no puede ser un comportamiento aprendido. El mundo es un lugar demasiado desagradable para eso. —Ellos no van a dejar que te vayas a casa. —No pueden retenerme aquí. Ella rio. —Es la Hermandad. Estoy muy segura de que nadie sale de este lugar sin su permiso. Él gruñó y se quedó en silencio. —Vamos, eso te hará sentir mejor. —Ella levantó su muñeca izquierda—. Y me ayudará a sentirme menos culpable por las… um, sí. —Rechacé a una Elegida, sabes. Paradise puso los ojos en blanco.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Tienes la forma más extraña de ser un idiota cuando te sientes amenazado. ¿Venías de una familia de idiotas o el desagradable mundo solo te enseñó a protegerte a ti mismo de esa manera? —El desagradable mundo mató a toda mi familia. Dos de ellos delante de mí. Así que sí, se podría decir que es un comportamiento aprendido. Paradise dejó caer su brazo y miró hacia abajo. —Lo siento. Yo no… —Y, además, ¿no tienes miedo de que vaya a hacer algo que no debería? —¿Perdona? —Viste lo que pasó cuando me empujaste en el gimnasio. Sabes exactamente de lo que estoy hablando. Paradise sintió que su cuerpo comenzaba a calentarse, y fue entonces cuando admitió, al menos para ella misma, que había venido aquí para ofrecer su vena porque quería más de eso… lo que sea que fuera… con él. Esa conexión. Esa… carga eléctrica. Ese ardor sexual. ¿Y si había una forma segura de conseguirlo? Estaba ofreciendo a un macho hambriento su vena: Ella podría ser una virgen, pero no era tan ingenua. —¿Te gusta jugar con fuego, chica? —gruñó él—. Porque si sigues mirándome así, voy a quemarte hasta los cimientos. Sabía sin abrir los labios que su voz estaba perdida. Así que en respuesta, ella simple, y silenciosamente, ofreció su muñeca. Cuando él no la tomó, ella subió la apuesta llevándola a su boca y abriendo su carne con sus propios colmillos. Eso cerró el trato. Cuando el olor de su sangre golpeó el aire, sus ojos se quedaron en blanco y su cuerpo se disparó bajo las mantas delgadas que lo cubrían, sus caderas se movieron, sus piernas balanceándose. —Toma mi muñeca —dijo ella en voz baja—. Te ayudará. Su mano salió disparada y agarró su antebrazo rudamente, llevando su vena a él. Pero antes de golpear, la miró con los ojos desorbitados. —Vas a tener que gritar para pedir ayuda. —¿Por qué? —dijo ella en voz baja. —Justo ahora. Hazlo.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Excepto que él no esperó a que ella respondiera. La tiró hacia él, luego con un gruñido feroz, golpeó su piel a pesar de que ella ya había abierto acceso para él. Cuando empezó a chupar con grandes tirones, sintió una carga erótica por todo su cuerpo. Abriendo la boca para así poder respirar, ella apoyó su mano sobre la cama y se sostuvo a sí misma, equilibrándose sobre el precipicio de caerse encima de él. Con su mente ida, no era nada más que instinto, y su cuerpo sabía exactamente lo que quería, piel desnuda sobre piel desnuda, la parte masculina de él en su centro, bombeando… corriéndose. Jodiendo su virginidad. Literalmente. Y él estaba pensando lo mismo. Mientras se alimentaba, sus ojos vagaban sobre su cara, su cuello, sus pechos, y algo estaba pasando debajo de las sábanas, sus caderas moviéndose, su torso arqueado, su expresión una de dolor como si le doliera la carencia. No, ella no estaba pidiendo ayuda. Era, por supuesto, totalmente loco, pero eso no parecía importar, y tenuemente, en el fondo de su mente, ella tenía una idea de que este era el por qué la alimentación era controlada tan de cerca para las mujeres de su clase: No iba a pedir ayuda en absoluto. No quería ninguna porque no tenía interés en detener nada de lo que iba a ocurrir a continuación, este ardiente y salvaje momento no era acerca de ella siendo de una Familia Fundadora. No se trataba de la mansión en la que vivía con su padre, o el dinero en todas esas cuentas bancarias. No tenía nada que ver con la posición social o la afectación. Esto era crudo y era honesto, solo entre los dos. Y eso lo hacía… hermoso. Porque era real.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1

Capítulo 19

No le extrañaba que su nombre fuera Paradise. Cuando Craeg tomó largas succiones de la fuente de sangre más increíble que había tenido en toda su vida, todo en lo que podía pensar era en lo apropiado que era su nombre. Bueno... eso no era en todo lo que estaba pensando. Su cuerpo estaba volviendo a despertar con relampagueante velocidad gracias a la fuerza que ella le proporcionaba, ese vino embriagador suyo descendiendo por la parte de atrás de su garganta y encharcándose en su intestino antes de ser enviado en todas direcciones como un fuego restaurador: Debajo de su piel maltratada, profundo en sus doloridos huesos, comenzó a llenarse con poder. Y con ese poder llegó una necesidad continua y agotadora. Debajo de las finas mantas, tenía una erección tan dura como el acero y tan larga como su pierna, prueba positiva de que su sólido golpe en la ingle no le había castrado. Y entre sus orejas, su cerebro se agarró a la idea de estar en su interior con la misma tenacidad que sus colmillos estaban cerrados en su vena. Él era ligeramente más decente de lo que había adivinado, de todas formas. En lugar de rasgarle los pantalones por la mitad y forzarla sobre sus caderas, se obligó a quedarse justo donde estaba… porque eso la mantenía a ella donde estaba. Sin embargo, su pelvis no tenía intención de seguir la nota. Con grandes y ondulantes embestidas, él se trabajó a sí mismo contra la sábana y la manta, cada empujón ofreciendo un seductor golpe que era demasiado suave para hacer mucho más que conducirle a la condenada locura, cada retirada le volvía más desesperado que la última. Y entonces su mano comenzó a picar por involucrarse. Imposible. Incluso si Paradise no lo hubiera admitido a menos que tuviera una pistola en su cara, él sabía que ella estaba lista de alguna forma en su cabeza. ¿Si se sacaba él mismo y comenzaba a acariciarse? Ella conseguiría un infierno de

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 espectáculo para contar a quien fuera su padre, incluso si esa opción de trabajo manual era mejor que perforar su sexo tan fuerte que ella vería las estrellas. Lo cual era lo que realmente quería hacer. Maldita sea, ¿por qué tenía que estar atraído por una chica bonita? —Puedes... —comenzó ella. Hubo una pausa y sus ojos miraron sobre su hombro como si ella estuviera comprobando para asegurarse que la puerta aún estaba cerrada—. Puedes hacer lo que quieras. Él frunció el ceño a través de la lujuria de sangre, intentando darle sentido a lo que ella estaba diciendo. —Veo dónde está tu mano. No soy estúpida. Craeg intentó sacudir su cabeza, pero no llegó a ninguna parte con eso, porque su boca no estaba interesada en romper el sello. Paradise asintió. —Está bien... hazlo. Ocúpate de ti mismo. Y fue entonces cuando se iluminó ligeramente en Marblehead, mierda, ella quería que... Durante un milisegundo, su conciencia lanzó un infernal no, pero con sus ojos tan firmes en los suyos, y el olor de la excitación saliendo de ella, no duró mucho más que la formación de las palabras. Hablando sobre tus sí-señoras. Borracho por su sabor, estirado en un estante de lujuria, el cuerpo molido y la mente golpeada, él tenía lo suficiente para cerrar las cerraduras de cada puerta, incluyendo el armario. No mantendría a la gente fuera para siempre, pero seguramente el tiempo suficiente para que su virtud no estuviera completamente... Peyton. Cuando el nombre del otro macho saltó en su cabeza, ella frunció el ceño como si hubiera leído su mente. —¿Qué has dicho? Adivinaba que, de alguna manera, había hablado en voz alta. Craeg aflojó su cierre lo suficiente para decir claramente: —Peyton. —Te lo dije, no hay nada... Dios no. Nunca. Él es como mi hermano.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Mirándola, él decidió que ella o era completamente inocente y estaba diciendo la verdad como la sabía, y de hecho no tenía ni idea de que el tipo la deseaba, o era la mejor actriz fuera de Hollywood y estaba jugando con él. Respirando, él no captó ningún olor a subterfugio, y entonces pensó en el acto arrogante de Peyton y su perfecto acento y su caro reloj. Realmente podría haber sido un verdadero aristócrata, en cuyo caso, no habría manera de que el macho fuera a copular a largo plazo con una recepcionista. Y aparentemente el condenado era lo bastante honorable para no engañarla. Y bastante competente para que ella hubiera comprado la actuación, incluso si él había reaccionado como un macho posesivo en la sala de descanso. Adivinaba que quizás Craeg no tenía que odiarle demasiado. —No hay nada entre Peyton y yo —repitió ella—. Y nunca lo habrá. Bastante bueno para su palma. Lo siguiente que supo, es que su mano libre había desaparecido bajo la... Craeg gruñó y se arqueó cuando se agarró. Disminuyendo la velocidad y alimentándose, se encontró queriendo prolongar ese momento entre los dos. Él quería el sexo y la sangre de ella. Y parecía, por este breve momento, que fuera a tener ambos. Sin embargo, sería el único momento en que ocurriría esto.

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Había algo inevitable en todo esto. Ese fue el pensamiento que iba través de la mente de Paradise una y otra vez cuando bajó la mirada y observó la mano de Craeg moverse debajo de las mantas. Él se estaba acariciando, su enorme cuerpo retorciéndose en extraños ángulos cuando montaba las olas del placer. Y aun así, tan inevitable como esto se sentía, había mucho que era inesperado, también. Ella no había anticipado sentirse tan... poderosa: Tenía la sensación muy clara de que tan grande como era él, tan fuerte como era, ella estaba a cargo, cualquier cosa que quisiera de él, necesitara de él, se lo daría, lo haría por ella, encontraría por ella. Después de que él terminara con el sexo. Los ojos de Craeg tenían los párpados pesados y eran violentamente calientes cuando la miraron desde su cara maltratada. Y los tensos músculos en su cuello y su

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 pecho parecían listos para romper a través de su piel. Y su olor había florecido en un rugido de algo picante y delicioso. Y entonces él comenzó a gemir. Dios, ella quería tener su mano en él, nunca había hecho algo así antes, pero vamos, no era como si no pudiera subir y bajar así... el problema era, que su mano buena estaba en su cara, y su mano mala con su dedo entablillado no estaba sujetando nada en ese momento... Sin advertencia, Craeg liberó su muñeca y soltó un sonido que era todo animal, ni siquiera un poco civilizado. Entonces su mano libre agarró las sábanas cerca de su cadera y las retorció en un montón. Su pecho bombeó una vez, dos... se arqueó otra vez, esta vez con un gemido... y luego sus caderas se sacudieron fuerte una y otra vez, crudos gruñidos salieron de su boca cuando sus ojos se enfocaron en su cara. La calma que finalmente llegó fue tan sorprendente como el resto: Después de lo que parecía como una eternidad, su cuerpo se quedó laxo y cayó de vuelta en la cama, los ojos cerrados, la respiración errática, el sudor brillando en su pecho. —Lame... —murmuró él. —¿Qué? —Dios, su voz estaba ronca—. ¿Qué has dicho? —Estás... sangrando... Paradise miró su muñeca. Él tenía razón. Las múltiples heridas de pinchazos solo estaban parcialmente cerradas. Levantando su brazo, ella succionó en la... El suave gruñido que salió de él, la congeló. Esa mirada caliente suya estaba enfocada en sus labios. Excepto que entonces apartó la mirada. —Necesitas irte. —¿Qué? —Ya me has oído. Vete. Paradise exhaló cuando una explosión de enfado se llevó todo el deseo que había disfrutado con la eficiencia de una excavadora. —¿Por qué siempre me estás echando? —Porque no creo que te guste que alguien entre en esta habitación ahora. Ella miró alrededor. Vale, bien, había un pequeño montón de sangre en las sábanas al lado de su boca, pero aparte de eso, nada estaba fuera de lugar. —No hay nada...

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Huele a sexo aquí dentro —murmuró él—. Acabo de correrme por todo el lugar… y si alguien entra a través de esas puertas, pensarán que tú eres la razón. Vete con un poco de virtud, ¿vale? Paradise bajó sus cejas cuando su boca cayó abierta. —Discúlpame. —Hemos terminado aquí. —Él se encogió de hombros—. Tú me pediste que me hiciera un trabajo manual. Lo hice, y tu conseguiste observar cómo es cuando un macho tiene un orgasmo. Así que ambos conseguimos algo de esta sesión. ¿Qué esperabas, una proposición de emparejamiento? El dolor se lanzó a través de su pecho cuando se quedó momentáneamente sin palabras. Y luego lo único que pasó a través de su mente fue algo que implicaba ‘Joder’ y ‘Tú.’ Apartándose, ella cuadró sus hombros y se alejó de él. Cuando llegó a la puerta del pasillo, estaba sorprendida de encontrarla cerrada. Ella no había hecho eso. Quizás él lo hizo. A quién demonios importaba. Cuando Paradise la abrió, miró sobre su hombro. —No puedo pretender ser sofisticada, o cosmopolita sobre el sexo, pero sé malditamente bien que la necesidad de echar a otro cuando uno se siente amenazado es la marca de la cobardía, no de un héroe. Que tengas un buen descanso esta noche. Te veré por la mañana, si decides presentarte. Caminando fuera, ella cerró la puerta detrás suyo y dio un par de pasos, un par de metros... medio camino al gimnasio. Intentaba seguir. Sus pies se negaron a cubrir el resto de la distancia de vuelta a clase. Con una maldición, se apoyó contra la pared de hormigón, cruzó sus brazos sobre su pecho, y miró el pulido pavimento que formaba el suelo del pasillo... luego las luces añadidas de los fluorescentes del techo sobre ella... luego las puertas, tantas y tantas puertas. En la distancia, oyó gritos viniendo de dónde la pelea continuaba. También había un ambiente resonante del sistema AABC. Y después de un momento, su estómago soltó un gruñido, recordándole que las calorías que había tomado en la rápida parada de la Primera Comida que había tenido se habían ido hacía mucho. Esa había sido su primera experiencia sexual.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Y cuando había estado ocurriendo, había sido maravillosa, excitante, más allá de seductora. Craeg lo había arruinado todo. Con solo un par de afirmaciones, él había golpeado todo y la hizo sentir avergonzada de sí misma... —Lo siento. Giró su cabeza alrededor, retrocediendo. —¿Qué estás haciendo fuera de la cama? Craeg se arrastró fuera de su habitación, pareciendo depender más del poste de la IV que de sus propias piernas para deambular. Estaba determinado a ir a ella, de alguna manera, y Dios sabía que ya había probado que seguiría hasta que cayera. Caminando hacia él, ella levantó ambas manos para detenerle. —Necesitas volver a... —Mira, yo... —Él se aclaró la garganta. Rascó su nariz incluso si no había nada allí. Frotó su pulgar a través de una ceja y luego manipuló su bata de hospital—. No puedo ser alguien aparte de quién soy ahora mismo. Quizás en un momento diferente, quizás si ciertas cosas no hubieran ocurrido... quizás tendría la energía para intentar limar esos bordes míos. El problema es, que no tengo el esfuerzo extra en mí en este momento, y no hay mucho de alguna calidez o confusión aquí dentro. —Él señaló el centro de su pecho, su vía IV cayendo a través de su parte delantera—. No estoy diciendo que tenga razón y esté orgulloso de mí mismo. Solo te estoy diciendo como es. Y eso es todo lo que puedo darte, esta noche, mañana... la próxima semana. Eso es todo lo que tengo para ofrecer a alguien. Cuando él la miró, sus ojos eran firmes y graves. Y no había duda en su sombría voz o sus palabras cuidadosamente elegidas. En el silencio que siguió, ella pensó en la afirmación de la gran escritora y oradora humana Maya Angelou sobre la gente: Cuando alguien te muestra quienes son, créeles la primera vez. O algo por el estilo. —Si quieres un macho, ve a pasar el rato con tu chico, Peyton —continuó él—. Eres tan espectacular que hay una oportunidad de que él termine imperando en esa tonta glymera. Y hey, no tendrías que ser una recepcionista durante el resto de tu vida. No podría ofrecerte nada cercano a lo que él puede, incluso si mi personalidad diera un giro de ciento ochenta grados. Cuando él continuó hablando, no captó mucho sus palabras. Todo en lo que ella estaba pensando era en lo injusto que era que finalmente conociera a un macho por el que estaba atraída en el preciso momento equivocado, en el preciso contexto

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 equivocado para que ocurriese algo significativo. Y entonces estaba la mierda de soyuna-isla. Lo cual quería llamar tontería, pero en realidad podría, tristemente, ser la verdad. —Vale —dijo ella al final—. Gracias por ser honesto. Hubo una pausa incómoda, como si él hubiera esperado algún tipo de protesta de ella, algo indignante a juego, quizás algunas palabras duras. Entonces sus párpados descendieron como si no quisiera que ella viera lo que había detrás de sus ojos. La mano que no estaba en su poste de IV se levantó hacia su cara. Pero entonces la dejó caer otra vez y sacudió la cabeza. —Tengo muchos arrepentimientos en mi vida. La próxima vez que te preguntes si alguien se preocupa por ti... sabes que estás en esa lista. Craeg se giró y se alejó cojeando a su habitación de hospital. Ella le observó hasta justo antes de que él abriera la puerta y desapareciera. El orgullo hizo importante para ella seguir su camino primero. Dándose ánimos, Paradise se dirigió al gimnasio, a clase, para aprender y auto descubrirse. Después de todo, como el de él, su futuro estaba en el centro de entrenamiento. No más sueños imposibles con un macho desconocido con el que nunca ocurriría nada por muchas razones.

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Capítulo 20

Dos horas más tarde, Paradise se montó en el autobús que salía del centro de entrenamiento. Solo había uno saliendo, ya que sólo eran seis, ya que a Craeg no le habían dado el alta médica para ir a casa. Mirando a través del pasillo, se encontró con los ojos de Peyton. Él se había estirado en una fila de asientos, su espalda en el conjunto de ventanas ennegrecidas, con las piernas completamente extendidas y cruzadas en los tobillos. Parecía como toda una vida desde que habían discutido en el camino la noche anterior. Estás bien, vocalizó él. Ella asintió y murmuró en respuesta, ¿Y tú? Él se encogió de hombros, e hizo una mueca mientras se acomodaba y cerraba los párpados. Nadie más estaba hablando mucho, tampoco. Varias filas delante de ellos, Boone se sentó con la cabeza inclinada, unos auriculares cubrían sus orejas, dejándole fuera del mundo. No parecía ser capaz de encontrar una canción que le gustase, su pulgar golpeaba la pantalla de su iPhone cada segundo o dos, las portadas de álbumes parpadeaban brevemente antes de que fueran rechazadas. Anslam dormía sentado frente a él. Novo estaba más cerca del conductor, mirando por las ventanas de las que no se podía ver nada. Axe estaba en la parte trasera, poco sociable. De vez en cuando, Paradise movía su cuerpo, y se encontró marcándose un Peyton con la mueca de dolor. Estaba agotada; estaba completamente dolorida; preocupada por lo que llegaría la noche siguiente en términos de pruebas. También seguía pensando en lo que había pasado en la habitación de hospital de Craeg. Y luego lo que se había dicho entre ellos en el pasillo. ―Basta ―murmuró para sí misma.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 No era como si revivir las cosas fuese a cambiar el resultado, y si era sincera consigo misma, quería eso. Hubiera sido increíble ser libre para explorar ese tipo de conexión. Sin embargo, no estaba en las cartas. Con la esperanza de distraerse, miró la bolsa de cuero Bally que había revisado con su doggen cuando había firmado para entrar al programa. Recordaba exactamente lo que había en ella: las barras de proteína, los calcetines extras, la muda de ropa y ropa interior, su cartera, teléfono, una foto de sus padres en un antiguo marco dorado. Recordó vívidamente empacar todas esas cosas, también… los cajones que había abierto en su vestidor, las decisiones en las que había agonizado, las cosas que había querido traer pero decidió dejar en casa. Lo preocupante… es que nada de lo que estaba allí se sentía como ella nunca más. Era más como si todo fuese poseído por una especie de hermana pequeña o algo, algún pariente más joven que se parecía a ella desde la distancia, pero que, de cerca, era totalmente diferente. Peyton puso los pies en el suelo y empujó su cuerpo a través del pasillo. Esta vez, cuando se sentó junto a ella, estaba agradecida. ―No te ves bien ―dijo en voz baja. La preocupación amenazó la presa que retenía sus emociones, pero mantuvo esa pared en el lugar por miedo de deshacerse frente a sus compañeros de clase. Primus, mi culo, pensó. ―No lo sé. ―Sacudió su cabeza cuando las palabras salieron. No es lo que ella había querido responder―. En realidad, estoy bien. ―Anoche fue mucho para soportar. ―Lo logramos ―murmuró―. Lo pasamos. ―Sí. Cuando su amigo se quedó en silencio de nuevo y se quedó mirando al reposacabezas delante de él, solamente podía imaginarse lo que estaba pensando: el lanzamiento, la bolsa en la cabeza, la piscina… la caminata más larga de sus vidas. Esa pelea con Craeg. ―¿Cómo te sientes? ―preguntó ella―. Pareces mejor. ―Voy a necesitar alimentarme. Mientras se frotaba la cara como si estuviera tratando de detener más recuerdos de la escuela, ella sintió una punzada de culpa, porque a diferencia de Craeg, a quien se

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 había dado mucha prisa en ofrecerle una vena, ayudar a su amigo no era lo primero en su mente. Además, no estaba segura de poder pasar por eso con Peyton… si él tuviese la misma respuesta que tuvo Craeg. No es que fuera alguna clase de bombón para los machos, sino porque tal vez esa clase de lujuria era solamente un subproducto natural de la alimentación y ella no quería cruzar esa línea en su amistad. ―Le envié un mensaje a mi padre. ―Peyton dio unas palmaditas en el bolsillo delantero de su chaqueta―. Tiene a alguien esperándome. Va a ser la primera vez que no tengo sexo cuando tomo una vena. ―Él frunció el ceño y la miró―. Lo siento. DI23. ¿De qué estaba hablando? Ah, cierto. ―Está bien. No estoy ofendida. ¿Quieres cubrir las bases de DI? pensó. Lo que realmente era DI, era lo que ella y Craeg habían hecho en esa clínica. O mejor dicho… lo que él se había hecho a sí mismo. Ella apartó la mirada solamente para asegurarse de que el rubor que invadió su rostro no llamaba la atención. ―Estás diferente ―comentó. Eso le hizo girar la cabeza deprisa. ―¿Cómo? ―No lo sé. Tal vez es porque recuerdo lo bien que lo hiciste. Cuando se la quedó mirando, supo que él estaba diciendo que lo sentía de nuevo, y sin pensarlo, se inclinó y le dio un abrazo. ―Gracias por eso… Una serie de golpes y luego una disminución notable en la velocidad la hicieron separarse. ―¿Ya llegamos? Peyton sacó su teléfono y miró la hora. ―Cuarenta y cinco minutos desde que partimos. Así que sí, probablemente. El doggen que conducía anunció por el altavoz que habían, de hecho, llegado a su destino, y uno por uno, todos se pusieron de pie en fila, y bajaron.

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DI: siglas de Demasiada Información.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 La noche estaba fría, muy fría y por alguna razón, pensó que si el color azul claro tenía un olor, sería lo que había en su nariz mientras respiraba en el fortalecedor aire seco. Volviéndose hacia los otros mientras el bus se alejaba, se encontró con que todo el mundo estaba de pie alrededor del campo abierto de la granja como si nadie supiese qué hacer. Anslam fue el primero en decir adiós, aunque solamente a Peyton, y luego se fue. Axe no habló con nadie antes de desmaterializarse. ―Hasta mañana entonces ―murmuró Peyton mientras miraba hacia Novo y Boone. Antes de desaparecer, se acercó―. Vas a tener noticias mías en unas dos horas. Realmente espero que contestes el teléfono. ―Lo haré. ―Bien. Con una breve sonrisa, así como así, desapareció. Paradise le dijo algo a los demás; no supo qué, y ellos dijeron algo; lo cual no registró por completo. Y luego se echó al hombro su bolso y se fue, desapareció, en un desvanecimiento, en una mezcla de moléculas que encajaba de alguna manera su estado mental y emocional mucho mejor que estar en su forma corpórea. Cuando volvió a entrar en su cuerpo en el jardín de la mansión de su padre, permaneció donde estaba y se quedó mirando la magnífica fachada de gran expansión de estilo Tudor. Las luces brillaban desde el interior, la iluminación suave atravesando los paneles de las ventanas con vidrios con forma de diamante, creando la ilusión de la calidez de una chimenea. De vez en cuando, a través de las cortinas de seda entreabiertas, veía a un doggen caminar más allá, llevando una bandeja de plata, un plumero, un ramo de flores. El viento aquí era feroz, y cuanto más tiempo se quedaba parada en la hierba marrón y helada, más le travesaba la chaqueta, su ropa, su piel. Ella y su padre habían vivido en la finca durante mucho tiempo, y no había una habitación de la que no tuviese un recuerdo, incluso las ocultas. Sin embargo, esta noche la mansión lucía como si los objetos en su cartera fueran: de otra persona. Increíble… como un viaje que comenzó y terminó en tu ciudad natal, y de hecho no requería que dejases tu propio código postal, podría distanciarte de esta forma por completo de tu vida.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Cuando comenzó a temblar, se obligó a avanzar. Eran como las dos de la mañana, y aunque le hacía sentirse culpable, estaba tan contenta de que su padre aún estuviese trabajando en la Casa de Audiencias. No tenía la energía para contarle todo sobre sus "estudios". Es más, no había realmente procesado nada para sí aún, por lo que era demasiado pronto para explicar la experiencia a nadie más. Subiendo a la entrada principal, extendió la mano para tocar el timbre de la puerta y tuvo que detenerse. De verdad. ¿Vas a tocar el timbre en tu propia casa?, pensó Y aún así se sintió como una extraña cuando puso su dedo índice en el lector de huellas y desbloqueó la cerradura. Entrando en la calidez, cerró la pesada puerta detrás de sí y respiró profundamente un par de veces. No había sensación de calma mientras miraba alrededor, a las pinturas familiares al óleo y las orientales. En cambio, sintió un malestar insidioso… ―¡Señorita! ¡Ha vuelto! ―dijo el mayordomo, Fedricah, cuando se precipitó hacia ella, todo sonrisas, y se inclinó tan profundamente que la frente casi sacudió el suelo como un plumero Swiffer―. ¿Puedo conseguirle algo? ¿Le apetece una comida…?, no, un baño. Haré que Vuchie le ponga una… ―Por favor, no. ―Ella extendió las dos manos cuando el rostro de él cayó tan rápido, hasta cierto punto, que era capaz de hablarle a su pajarita―. La Hermandad nos alimenta muy bien, y honestamente, necesito retirarme a la cama. ―Palabras, necesitaba la combinación correcta de palabras aquí―. Podrías, por favor, decirle a mi padre que fue una experiencia de aprendizaje maravillosa… dile que estoy bien, estoy muy bien, de hecho, y logré entrar al programa. Estamos haciendo el trabajo en clase. Todo es muy seguro. Y técnicamente, las últimos dos cosas no eran una mentira. Rhage había dicho que estarían en el aula mañana por la noche, y nadie había logrado salir gravemente herido. ―¡Oh, por supuesto, señorita! ¡Él estará tan contento! No creo que durmiese durante el día, pero por favor llame si necesita algo. Estamos siempre a su servicio. ―Lo haré, lo prometo. Gracias. Ella escapó por las escaleras rápidamente, algo de miedo irracional de que su padre llegase a casa temprano la llevó a su habitación. Cuando se encerró a sí misma, miró a la cama con dosel y las alfombras tejidas y las antigüedades… … Y realmente deseó irrumpir en una habitación de hotel limpia y anónima.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Caminando hacia su cama, se sentó en el colchón súper suave y puso su bolso a sus pies. Luego puso sus manos sobre sus rodillas y se quedó mirando la pared. Craeg no era lo único en lo que pensaba. Pero había un montón de él en su cerebro. Rayos. Ahora que estaba aquí escondiéndose, se sintió atrapa… Cuando su teléfono sonó en su bolso, ella se encogió. Sin lugar a dudas Fedricah había llamado a su padre para cuando había llegado hasta aquí arriba, y la pregunta era si sería peor para él que le saliera el correo de voz… o para ella tratar de forzar un todo-está-normal a través de la línea. Más tarde no era mucho mejor, decidió: Si no hablaba con él ahora, estaba obligado a venir a llamar a su puerta tan pronto como llegase a casa. Y entonces tendría que hacerlo cara a cara. Pescando su iPhone, frunció el ceño al ver la imagen de una hoja de hierba de cinco puntas en su pantalla. ―¿Peyton? ―Hey. No podía esperar dos horas. Tengo un caso grave de desconexión. A pesar de que él no podía verla, ella asintió. ―Lo sé. Yo también. Cuando hubo una pausa, ella esperó el sonido habitual de una pipa siendo aspirada. En su lugar, sólo había silencio. Después de un momento, dijo: ―Me siento como si hubiese estado fuera durante una década. ―Lo mismo para mí. ―Ni siquiera quiero fumar. ¿Qué tan loco es eso? Ella se echó hacia atrás hasta que se apoyó en sus almohadas. ―Tal vez eso es una buena cosa. ―Simplemente una parte más de la locura, ¿sabes? ―Hubo algo crujiendo, como si estuviera haciendo lo mismo―. Muy bien, ¿y qué carajo pasa con ese chico Axe? Quiero decir, lo viste cuando estaba luchando con… Cuando su amigo se lanzó a todo tipo de comentario, Paradise cerró los ojos y tomó una respiración lenta y profunda. Divertido, esto era justo como después de los ataques. Los dos hablando en la noche, atados por dos teléfonos, una conexión invisible abierta entre ellos que era, no obstante, tangible.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Él era su único amigo, se dio cuenta. Y estaba muy agradecida de que hubiesen superado la discusión, y también de la primera noche de la formación. De repente, las cosas ya no parecían tan extrañas.

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―Maldita sea, estoy bien ―dijo Marissa mientras se sentaba y miraba la pila de tarjetas de cinco por siete delante de ella. Le había costado horas, pero había generar por ordenador cien invitaciones a color para el Festival del Baile del Duodécimo Mes. Sí, habría sido mucho mejor si las malditas cosas hubiesen estado grabadas, pero estaba fuera de tiempo: solamente quedaban como unos catorce días antes del evento en su obligatoria primera luna llena de diciembre, por lo que nadie estaba en condiciones de ponerse quisquilloso sobre atajos. La siguiente parada era escribir las direcciones en los sobres, y Mary y Bella se habían ofrecido a ayudar con eso en la mansión. Después de eso, Marissa iba a hablar con Fritz sobre montar la comida, y preguntar por ahí por algunos de los músicos tradicionales del Viejo País para cubrir ese agujero. Ah, y que la Virgen Escriba bendijera a Abalone para siempre: El macho había accedido a dejarles usar el salón de baile en su finca. Era una opción mucho mejor que ese otro lugar en casa de la pareja del viejo macho rico / hembra cazafortunas: Esa pareja había acogido la reunión secreta del Consejo para conspirar contra Wrath, así que no había forma alguna de que los Hermanos fuesen a volver allí a menos que fuera con un montón de lanzallamas, y por extensión, no creía que Butch hubiera estado muy contento de que ella pasase tiempo bajo ese techo en particular. Entonces, las invitaciones. El lugar de encuentro. La comida. El entretenimiento. Estaba en eso, pero no estaba engañándose a sí misma. Sabía por qué se le había pedido presidir el evento, y que no era su competencia: Las personas que presionaban para esto estaban teniendo problemas para alentar a la glymera después de todo el drama en torno a la elección democrática de Wrath. Como no había nada que los aristócratas adorasen más que un escándalo, ¿qué podría ser más divertido que verla en acción en la fiesta? Su presencia estaba haciendo subir el índice de aceptación hasta el techo. Y era divertido. De una manera enferma, se encontró deseando mantener su cabeza en alto en ese montón de tiburones, y al menos Butch no tendría que lidiar con la porquería. Él iba a estar fuera trabajando y enseñando. Además, no tendría paciencia para ese tipo de cosas de fiestas.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Ella viajaría de vuelta por este tramo de su historia sola. Comprobando su reloj, notó que eran las tres. Por lo general, esperaba hasta las cuatro de la mañana para ir a casa, pero si las hembras y ella pudiesen conseguir que estas invitaciones fuesen escritas antes de que todos se retiraran, entonces Fritz podría llevarlas al sistema de correo humano y las recibirían al día siguiente. Con rápida eficiencia, metió las invitaciones y los sobres en el bolso LV Neverfull que Butch le había regalado hace un tiempo, y cerró su ordenador. Su sentido de satisfacción fue de corta duración. Después de reportarse con su personal y excusándose por la noche, dejó el ala Wellsie y se materializó de vuelta a la mansión. Mientras esperaba que se abriese la puerta interior del vestíbulo para ella, volvió a preocuparse por la hembra. Todavía nada sobre esa "llave". Y no había mensajes de correo electrónico en las cuentas generales de Lugar Seguro o la Casa de Audiencias preguntando po una hembra desaparecida. Nada en los grupos cerrados de redes sociales. Ni tampoco llamadas telefónicas o mensajes. Sin embargo, su familia tenía que extrañarla, ¿no? Fritz, el adorado mayordomo, abrió la puerta con una amplia sonrisa. ―Señora, ¿cómo le va? Jodida, gracias. ―Estoy muy bien, ¿cómo estás tú? ―Negó con la cabeza cuando él fue a agarrar su bolso―. Yo lo llevo, gracias. Has visto… ―¡Estamos listas! ¡Y Mary está en camino! Marissa miró hacia la arcada en la sala de billar. Bella, Beth, y Autumn se encontraban juntas, con vasos de vino blanco y plumas de escribir en sus manos. ―Estamos preparadas para escribir ―dijo Bella―. Y luego hemos pedido la Última Comida en servicio especial, porque vamos a hacer día de película arriba, en la sala de cine. ―Magic Mike XXL acaba de salir en DVD ―intervino Beth―. Tenemos la obligación moral de apoyar las artes, incluso si son simplemente humanos. ―No he visto la primera ―murmuró Autumn―. Me dicen que su pelvis es doble articulada. ¿Es eso cierto? Beth se adelantó y tomó el Neverfull. ―Vamos, parece como si necesitaras una noche de chicas. Payne y Xhex se nos unirán. Al igual que Cormia, Layla, Doc Jane, y Ehlena. Vamos a juntarnos todas, ya es hora.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Por una fracción de segundo, Marissa se sintió culpable por colarse en la amistad que se le ofrecía. Parecía… demasiado frívolo cuando pensaba en todo lo que ella no era capaz de hacer por esa hembra desconocida. Bella se inclinó. ―Les hemos dicho a los machos que no pueden entrar. Sobre todo porque si ven a ese Channing en la gran pantalla… Beth terminó: ―… vamos a tener que hacer una remodelación después de que hayan terminado con las cosas. ―De vuelta al asunto de la doble articulación ―prorrumpió Autumn―. Quiero decir, ¿cómo camina? ―Muy bien, mi amiga. ―Cuando Bella respondió a la compañera de Tohr, puso un brazo en torno a los hombros de Marissa―. Muy, muy bien. Cuando Marissa se dejó arrastrar a la sala de billar, donde los botes de tinta se habían colocado en una de las mesas de café y ya había un vaso puesto para ella, comenzó a parpadear rápidamente. Parte de la emoción fue el hecho de que esa hembra que había muerto nunca iba a tener algo como esto otra vez… si había sido lo suficientemente afortunada de encontrar gente buena rodeándola mientras había estado viva. La otra mitad era una gratitud tan grande, que su pecho apenas podía contener la emoción.

―Chicas ―dijo, colocando su brazo alrededor de la cintura de Bella―. Vamos a hacer lo de las direcciones rápido… así podremos llegar a los desnudos.

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Capítulo 21

―Perdona… ¿que están haciendo qué? Mientras Butch hablaba, miró hacia el grupo de solamente-machos sentados alrededor de la mesa del comedor de la mansión. Ninguno de sus hermanos o de cualquiera de los soldados estaba riendo o hablando en voz alta. El grupo de patéticos perdedores estaba sentado delante de platos a medio comer y meciendo los vasos de vodka, bourbon y whisky sin tocar como un pase de perros de caza bassett hounds que habían perdido sus antidepresivos. No era lo que esperaba encontrar cuando llegó tarde a la Última Comida. Cuando Marissa le había enviado un mensaje de texto y le dijo que estaba trabajando con las hembras en algo, había parecido una buena idea que se encargase de algunas cosas de los reclutas. No había contado con este funeral solo porque las damas estaban haciendo un proyecto. —¿Hola? ―exigió―. ¿Habéis perdido vuestra audición junto con vuestras pelotas o algo así? Wrath inhaló como si estuviera a punto de darle la noticia de una muerte en la familia. ―Están teniendo una noche de cine. Butch puso los ojos en blanco y se acercó a su silla. Sí, era un poco raro sentarse sin su Marissa a su lado, pero por Cristo bendito, no era como para tomar antidepresivo Prozac. Además, estaba contento de que su mujer tuviese amigas en la casa… ―Están viendo Magic Mike ―dijo alguien. ―¿Eso es un espectáculo para niños? ―Se echó hacia atrás cuando Fritz puso un plato de cordero delante suyo―. Gracias, hombre… oh, gracias, sí, me encantaría una copa. Tomaré un Lagavulin con hielo… ―Butch dejó de hablar al darse cuenta de que todos los machos en la mesa lo miraban―. ¿Qué? ―¿No has oído hablar Magic Mike? ―exigió Rhage.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 ―No. ―Se recostó de nuevo cuando le entregaron su bebida―. Gracias. ¿Es como Barney? ―Son strippers ―replicó Hollywood. Butch frunció el ceño y bajó el cristal de sus labios. ―¿Disculpa? V apareció por la despensa con una gruesa bolsa de tabaco, un paquete de papel de fumar, y el ceño fruncido como si alguien le hubiese quitado las baterías a su juguete sexual favorito. ―En pelotas ―murmuró Vishous mientras se sentaba donde Marissa debería haber estado―. Culos de machos desnudos. Y son humanos. Cristo, es como ser puesto en ridículo por una jauría de perros. ―En tangas ―se quejó alguien más―. Perros en tangas. Butch logró beber de su copa esta vez, tragando la quemazón, dando la bienvenida al calor en el estómago. Muy bien, bueno, era una pequeña sorpresa darse cuenta de que continuó hasta que el vaso estuvo vacío, pero oye, tenía mucho en que pensar. Por un lado, el hecho de que su shellan estuviese viendo una película con sus amigas, incluso si implicaba algún desnudo, realmente no era un gran problema. En otro nivel, quería encontrar la caja eléctrica y cortar la energía de esa parte de la mansión. Luego incendiar el DVD. Y la pantalla. Y llevarse a su compañera a la cama solo para mostrarle todos los trucos que tenía sobre un actor con un, oh, Dios, un ¿tanga? ―Está bien ―se oyó decir mientras le hacía señas a un doggen para que le rellenara el vaso―. Quiero decir, en primer lugar, nos aman… y segundo, no es como si fuera de clase X… ―Muestran una bomba para el pene ―dijo Lassiter con una amplia sonrisa, como si estuviera ayudando―. Y en acción. Ya sabes, está puesta en un pene y es bombeada… Vishous desenvainó una daga de alguna parte y la apuntó a la cabeza del ángel caído. ―Sigue hablando así y voy a recortar tu cabello. Con los ojos cerrados. Lassiter se rio. ―Sí, lo que sea, muchachote. Pensé que tenías más mojo que ponerte nervioso por algo como esto. ¿De verdad eres tan inseguro?

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 ―Quieres inseguridad ―dijo V―. Te haré… ―Bueno, bueno ―interrumpió Butch―. Déjalo, V. Está bien, es genial… simplemente están disfrutando todas juntas. ¿Qué hay de malo en eso? No es como si fueran a dormir con el tipo. ―¿Estás seguro de eso? ―Lassiter sonrió―. ¿No crees que están fantaseando con…? El gruñido colectivo que se elevó de la Hermandad fue tan fuerte, que logró agitar los cristales en la enorme lámpara de araña que colgaba sobre la mesa. Y el ángel caído era un idiota, pero no estúpido. Moviéndose lentamente, como si hubiese múltiples armas apuntándole, levantó las manos en sumisión. ―Lo siento. Lo que sea. Me detendré antes de que todo este montón de imbéciles desagradables y aburridos me mate como deporte. ―Sabia elección ―dijo Butch secamente―. No es que no me importe golpearte ahora mismo. Aunque eso no es específico a esta situación. Lassiter volvió a comer, empujando los alimentos hacia su rostro. Los Hermanos no eran tan rápidos para hacer un reinicio en las cosas, esos ojos entrecerrados y colmillos todavía preparados hacia el ángel bocazas. ―Vamos, muchachos, está bien. ―Cortó un trozo de cordero y se lo llevó a la boca―. Mmm. Delicioso. En realidad, la cosa sabía a cartón, pero hizo una demostración de los mmm ricos. Sin embargo, no pudo seguir así. Dos minutos más tarde, estaba empujando un plato lleno y acunando su segundo whisky. ―De verdad. Deben tener un poco de independencia. No necesitan estar atadas a nuestras caderas, y escuchad, la vida aquí gira a nuestro alrededor. Ya es hora de que hagan algo para ellas. De verdad. Esto es genial. Junto a él, V encendió un grueso enrollado a mano. ―Lo es. ¿Te gusta la idea de Marissa mirando la porquería de algún otro macho? ―No es de clase X… ―Cuando su voz chirrió, se aclaró la garganta―. Quiero decir, no podría ser… no, no es… ―Ya lo comprobé ―murmuró Rhage―. Tienen los DVDs, probablemente están viendo las versiones sin cortar.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 ―¿Entonces los strippers no están circuncidados? ―Lassiter levantó las palmas de nuevo antes de que el gruñido se hiciese aún peor―. Jesús, sois tan malditamente delicados. Butch sacudió la cabeza y decidió que el ángel estaba por su cuenta. ―Entonces, sí, quiero decir, un poco de giro… unos pectorales o dos. No es nada como para ponerse nervioso. Fritz, ¿puedo tener una recarga por aquí otra vez? El mayordomo se apresuró a recoger la copa vacía. ―¿Alguno gusta de un postre? Tenemos helado hecho en casa y Petit Gâteau. Butch miró a Hollywood. ―¿Qué dices por allí, tío? Cuando Rhage simplemente agitó su ginger ale en el vaso, Butch maldijo y le dijo a Fritz: ―Ese de allí tomará algo, aunque nadie más lo haga. ―Tráeme el postre ―Rhage alzó la voz. Fritz se inclinó con la copa de Butch en la mano. ―Pero, por supuesto, sire. Le prepararé un plato inmediatamente… ―No. Quiero todo el postre. Todo el pastel y todo el helado. Yyyyyyyyyyyyyyyyyyyy así fue como Hollywood terminó con una audiencia lúgubre observando cómo consumía quince pequeños pasteles de chocolate y dos litros de helado de vainilla. Era tan aburrido como ver secarse la pintura, excepto que no había olor a químicos y la habitación era del mismo color antes y después. La buena noticia fue que el alcohol estaba haciendo su trabajo, aturdiendo la mente de Butch, haciendo que su cuerpo se adormeciera y excitara a la vez. ―¿Puedo tener otro? ―le preguntó a un doggen que fue a quitar el último plato manchado de chocolate―. Muchas gracias. Cuando el vaso volvió, apartó la silla de la mesa. ―Estoy fuera. Tengo mucho trabajo que hacer. Y no era por ofender a ninguno de ellos, pero pasar el rato en su ambiente se estaba haciendo simplemente más deprimente. Algo más de esto e iba a empezar a trenzar la soga. Al salir, se detuvo en el gran vestíbulo. Miró las escaleras. Trató de imaginar a su Marissa comiéndose con los ojos a algún actor en ropa interior.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 ―De veras. Está bien. Bien por ella. Tomó el teléfono y abrió su mensaje de texto. Dudando, pensó simplemente en enviarle algo, ya sabes, para recordarle que… Vaya. En su interacción humana, nunca le habría importado una mierda algo como esto. Marissa no era sólo el amor de su vida; era una hembra de valía que nunca le engañaría. Y hola, no era como si hubiese entrado en un motel de mala muerte con el tipo, por el amor de Dios. Estaba pasando el rato con sus amigas como hacía él con los suyos. Esto era ridículo. Él no era del tipo celoso… El sonido de botas acercándose le hizo mirar por encima del hombro. Era Rhage, y el hermano tenía un vaso espumeando de AlkaSeltzer en la mano. Hollywood levantó la vista a las escaleras. Y se apostaba por mierdas desagradables, que estaba pensando exactamente lo mismo que él. ―Voy a subir ―anunció el tipo. ―Bueno, espera, espera, espera. ―Butch agarró ese enorme antebrazo y apretó―. No es como si pudieras simplemente irrumpir allí. ―¿Por qué no? ―Es noche de chicas. ―Entonces me pondré un vestido. ―Maldito infierno, Rhage. ¿De veras? Los siguientes en salir fueron V, John Matthew y Tohr. Y todos los demás, incluyendo Wrath, e incluso Manny, quien, a pesar de ser un humano en toda regla, estaba allí mismo junto con el resto con caras de perros. ―No vamos a ir allí arriba ―anunció Butch―. Vamos a jugar al billar, a emborracharnos y hablar de todas las muertes que tuvimos en el ataque en Brownswick. Vamos a tener una noche jodidamente genial… día, lo que infiernos sea. Ahora, recoged vuestras pelotas del suelo y vamos a empezar a comportarnos como hombres.

* ―Él tiene habilidades. Sólo lo digo.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Cuando Doc Jane tomó la palabra, la cautivada audiencia que estaba concentrada en la gran pantalla estuvo en total y desaforado acuerdo. Payne soltó otro de sus, ahora-característicos, silbidos de lobo. Xhex maldijo y lanzó más Milk Duds a la imagen, gritando: ―¡Maldita sea, hijo, tienes esa mierda! ¡Lo tienes! Marissa se rio de nuevo. No podía decidir qué era más divertido, el cine o la compañía, probablemente la compañía. Aunque tuvo que admitir que los humanos no cansaban la vista. Y luego fue la hora para otra ronda de gritos y bramidos. Dios, no podía recordar la última vez que se había reído tan fuerte. Había algo en estar con las chicas que hacían las peores y mejores bromas al mismo tiempo, y en reírse más fuerte, y las tonterías más estúpidas. Todo lo cual era algo hermoso, como se vio después. También le recordó lo bueno que era ser aceptada por quién eras exactamente, sin expectativas externas establecidas en ella, ni faltas que no se había ofrecido para derribarla. Ningún juicio, sólo amor. ¿Además de un número de tipos desnudos que eran casi tan sexis como su macho? Ninguna dificultad. Cuando la escena final terminó y los créditos comenzaron a rodar, aplaudieron como si los actores pudieran oírlas hasta California. ―¿Me puedes enseñar a silbar así? ―le preguntó alguien a Payne. ―Simplemente pones los labios alrededor de los dedos y soplas ―respondió la hembra. ―¿Esa no es una frase de una película? ―intervino alguien. ―Van a hacer una tercera parte… ―Magic Mike Ginormous… —Tenemos que ver la uno y las dos de nuevo como preparación, tenemos una tradición que mantener… —¿Alguien ha visto Nueve semanas y media últimamente? —Que es… Una por una, se levantaron de los sillones de cuero acolchados y se estiraron en la sala en penumbra sin ventanas, las espaldas crujieron y rodaron los hombros. Y era divertido… Marissa sintió la necesidad de interrumpir la conversación y decir algo

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 profundo y significativo, sólo para reconocer el espacio en el que habían estado. Pero las palabras adecuadas no venían. En cambio, dijo: —Hey, ¿podemos hacer esto de nuevo? Por otra parte, tal vez eso era exactamente lo que quería decir. Bueno, sabes qué, el gallinero estaba a bordo: la alegría entusiasta fue tan fuerte como los gritos en las escenas de baile, y la idea de que esta ocasión especial no fuera a ser un hecho aislado la hacía sentir una especie de agudo alivio. —Creo que necesitamos un maratón de Chris Pratt la próxima vez. Guardianes de la Galaxia —dijo Beth. —¿Ese es el tipo con el hermano? —preguntó Bella. —Esos son los Hemsworth —contestó alguien. Con esa frase salieron al pasillo central, Marissa arrugó su caja de Milk Duds vacía y la lanzó a la basura. De pronto, se dio cuenta de que no podía esperar a ver a Butch y no a causa de todas esas escenas de cuerpos semidesnudos. Le echaba de menos, lo que era ridículo, teniendo en cuenta que ninguno de ellos había ido a ninguna parte. Rumbo a la puerta pasando ante el despliegue de cristal de barras de caramelo, sonrió mientras empujaba la… —Querido... Dios —soltó mientras retrocedía. El pasillo más allá estaba lleno de los machos de la casa, los Hermanos, otros guerreros y Manny sentados en el suelo con las espaldas contra las paredes desnudas, sus piernas estiradas, dobladas, cruzadas por las rodillas o por los tobillos. Al parecer se habían estado pasando algo de bebida, había botellas vacías de vodka y whisky alrededor de ellos, vasos en las manos o en los muslos. —Esto no es tan patético como parece —señaló Butch. —Mentiroso —murmuró V—. Jodidamente lo es. Creo que voy a empezar a hacer punto de verdad. A medida que las hembras salían con ella, cada una de ellas registró shock, incredulidad, y luego una irónica diversión. —¿Soy yo o acabamos de realizar nuestra propia castración masiva aquí? —se quejó uno de los machos. —Creo que eso resume esta mierda —alguien estuvo de acuerdo—. Voy a llevar bragas debajo de mis pantalones de cuero a partir de ahora. ¿Alguien se une? —Lassiter ya lo hace —dijo V mientras se ponía de pie y se dirigía a Jane—. Eh.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Y entonces fue la hora del reencuentro. Mientras las otras parejas se encontraban, Butch sonrió mientras Marissa se acercaba a él y extendía la mano para ayudarlo a levantarse del suelo. Mientras se abrazaban, la besó a un lado del cuello. —¿Todavía me amas? —murmuró—. ¿Aunque sea un calzonazos? Ella se echó hacia atrás en sus brazos. —¿Por qué? Porque has languidecido por mí mientras estaba viendo una película sucia con mis chicas que no era tan sucia? Creo que en realidad es…y prepárate, muy mono. —Todavía soy todo un hombre. Cuando ella rodó su cuerpo contra el de él, soltó un mmmm al sentir su erección. —Sí, puedo decirlo. Con el olor de vinculación de Butch rugiendo, tomó a su hembra del codo y la llevó más profundamente al ala del personal. A excepción de V y Jane, todos los demás tenían una distancia más corta que recorrer que ellos: el Pit estaba al otro lado del patio, pero ahora era de día y eso significaba un viaje hasta la planta baja, el túnel, y a través del paso subterráneo para volver a su dormitorio. No iba a durar tanto tiempo. Ni siquiera cerca. La primera vacante disponible con algo de privacidad llegó en la forma de un dormitorio de servicio desocupado que tenía las cortinas cerradas, dos camas gemelas sin sábanas y una cerradura de bronce muy práctica. Butch no se molestó en encender las luces; sólo atrajo a su hembra contra su cuerpo y la besó a fondo mientras pateaba la puerta para cerrarla y echaba ese cerrojo como un profesional. —Te necesito tanto —gruñó él. —Me tienes —dijo ella contra su boca. Jodidamente perfecto, su polla rugió en sus pantalones. Y hablando de seguir órdenes: con un movimiento rápido, la hizo retroceder a la cama, la sentó y se arrodilló frente a ella. Mientras inhalaba profundamente, comenzó a reír. —¿Qué? —murmuró ella, con los ojos entornados y totalmente comestible. —Estás excitada. —Por supuesto que lo estoy. —No lo estabas cuando salisteis de la película.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —¿Por qué habría de estarlo? Fue sólo una buena diversión con las chicas. Como ir a un museo, ¿sabes? Aprecias el arte, pero no te lo llevarías a casa contigo. —¿Así que sigo siendo tu sabor favorito? —Eres mi único sabor. Bueno, si eso no le hizo inflar el pecho como un petirrojo e hinchar su ego. Enseñando los colmillos, dijo: —Ahora, de eso de lo que estoy hablando. —¿Estabas celoso? —dijo—. ¿De una película? —Sí. La risa que salió de ella fue tan tranquila y relajada, un sonido tan feliz, que le hizo esperar que las chicas y ella se reunieran de nuevo, y, sí, para ver humanos sexys girar en la pantalla, si eso era lo que hacía que su compañera se desinhibiera así. Por supuesto, él no iba a escribir a ese Tanning Chatum una carta como un fan, pero estaba más que agradecido por esas hembras y la amistad. Cualquier persona, cualquier cosa que cuidara de su shellan estaba bien en su libro. Concentrándose, separó los muslos de Marissa y bajó la parte superior del cuerpo hacia la pequeña cama. Tenía un montón de planes que implicaban bajar sobre ella durante dos horas, pero su polla no iba a ser capaz de esperar a todo eso. Necesitaba entrar en ella. Ahora. Se enfocó en desabrocharle los pantalones, la tuvo desnuda de cintura para abajo con un poco de trabajo rápido de mano y un tirón por sus piernas largas y hermosas. Y luego sus manos viajaban por las pantorrillas y los muslos. Con un gemido, ella se abrió aún más para él como si quisiera esto tanto como él, rebelando su sexo desnudo y brillante y ahí fue cuando perdió su maldita mente. Sacando su erección, fue directo al corazón de ella, sin preámbulos, sin preliminares, los dos estaban más que listos. —Marissa —gimió cuando la penetró, deslizándose profundamente, la sensación familiar y vigorizantemente eléctrica al mismo tiempo. Maldiciendo en la exhalación, se alzó y sus caderas tomaron el control, empujando, impulsándose y bombeando, le encantaba cómo ella se aferraba a su cuello y hombros. —Toma mi vena —le ordenó ella. Sus colmillos ya habían perforado el cielo de su boca, y los mostró con un siseo. Mordiendo su lugar favorito, en el lado izquierdo, bebió profundamente y con fuerza, colocándose con su sabor así como con el sexo.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Sin embargo, no podía durar mucho tiempo. Mierda, se estaba volviendo demasiado duro, demasiado rápido abajo. Lamiendo las heridas punzantes para cerrarlas, la recolocó para poder ir más profundo, luego la agarró por una cadera y se hundió, pistoneando en su cuerpo, meciéndose con tanta fuerza que el delgado marco de metal golpeó contra la pared y los pequeños resortes de hojalata del colchón se convirtieron en una sinfonía de chirridos. La oyó correrse, que fue lo que hizo él después, oyó su nombre común y nada estrafalario en el aire con olor a sexo, quiso parar para poder sentir el agarre rítmico de su centro. Estaba demasiado lejos, sin embargo. Sus pelotas estaban tensas y se calentaban, su pelvis estaba haciendo esa mierda de sacudidas autónomas que era más incapaz de refrenar de lo que podía detener su propio corazón, y su polla era una extraña combinación de entumecimiento e hipersensible… Butch se corrió con tanta fuerza que vio una carga de fuegos artificiales a través de su visión, e incluso cuando empezó a eyacular, sabía que no había terminado. Siguió montándola, cambiando posiciones nuevamente, arqueándose más sobre su cuerpo hasta que apoyó todo su peso sobre las puntas de sus pies y sus brazos estaban evitando que la aplastara. Más profundo. Lo que era increíble. No tan caliente para la cama, que comenzó a moverse a través del suelo. Pero, de nuevo, no iba a parar. Sólo siguió, hasta que el marco se encajó amablemente en una esquina. Hablando de hacer palanca. Jodidamente. Perfecto. Butch siguió en ello, penetrándola, su cuerpo desenroscándose por sí mismo, las semanas, y tal vez, si era honesto, meses de sentirse un tanto separado de ella desaparecieron como si estuviera jodiendo esa distancia sutil y borrándola de la existencia. Muchos orgasmos. Del tipo fantásticamente feo, donde tu rostro se crispaba con fuerza e ibas a estar dolorido cuando despertaras, y mierda, se iba a poner muy, muy feo abajo. Cuando terminó, se desplomó encima de ella. Quiso rodar para que ella pudiera respirar mejor. De verdad. Sip. Rodar sería bueno en este momento. Ajá. En tres... dos...

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 … uno. Excepto que no podía realizar el esfuerzo: se sentía como si alguien hubiera aparcado un Hummer en su médula espinal. Marissa pasó las manos arriba y abajo por sus brazos. —Eres increíble. Trató de levantar la cabeza. Descubrió que el mismo hijo de puta del Hummer había dejado un cuatro por cuatro en la parte posterior de su cráneo. —No, esa eres tú. —O al menos, eso era lo que había querido decir. Lo que salió de su boca fue el discurso de una víctima de infarto. —No... esa eres tú —repitió. —¿Qué? Lo único que Butch pudo hacer fue reír, y de repente ella también se reía, y fue entonces cuando se obligó a seguir con el programa y aliviar a la pobre hembra. Ella le siguió y luego estuvieron tambaleándose mientras colocaban la cama correctamente. Con sus cuerpos aún arrojando enormes olas de calor, estaban calientes, calientes, calientes incluso sin una manta. —Te amo, Butch —dijo ella. En la densa oscuridad, él supo que ella le estaba mirando y joder, le encantaba. Quería toda su atención, la anhelaba, la necesitaba para anclarla a algún nivel patético del tipo castrado. Pero nunca exigiría ese tipo de cosas de ella, y para un impaciente hijo de puta, él estaba muy, muy dispuesto a esperar por ello. Dios, ¿dado libremente? Su amor, su atención, era un regalo que, como ella, nunca envejecía. Cerrando los ojos, sintió lo mucho que le amaba; y era gracioso, a veces, cuando estabas con una persona durante tanto tiempo, casado con ella, viviendo con ella, momentos como este eran tan maravillosos y mágicos como esa increíble instantánea cuando te amo fue dicho por primera vez. —Dios, yo también te amo. El beso que le dio ahora fue suave y amable, y no porque estuviera cansado, porque, en realidad, si ella hubiera estado lista para otra ronda, él era más que capaz de hacerlo. No, la besó con cuidado porque el vínculo emocional entre ellos era a la vez fuerte como un cable de acero y delicado como una brizna de hierba. Con un ligero toque, ella pasó sus dedos por su pecho. —¿Alguna vez has deseado que yo fuera diferente? —Imposible. No se puede mejorar la perfección. Y no, no lo hago. —Eres dulce.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Esa es una cosa que nunca se ha dicho sobre mí. —Bueno, para mí eres dulce. —Hubo una pausa—. ¿Puedo pedirte un poco de ayuda? —Me cabrearía si no lo hicieras. Otra larga pausa. Hasta el punto de que él se puso de lado y apoyó la cabeza en la mano. Ahora, deseó que hubiera más iluminación en la habitación aparte de la delgada franja alrededor de la jamba de la puerta. —¿Qué pasa? —Bueno, sé que estás ocupado con el trabajo y el centro de formación… —Para. ¿En serio? —Él frunció el ceño a pesar de que ella probablemente no podía verlo—. ¿Vas a sugerir que algo es más importante que tú? La maldición que ella dejó escapar era una especie de derrota. —¿Puedes ayudarme a encontrar a quién mató a esa hembra? ¿Quién era, qué le pasó, quien le hizo eso? Él no dudó. —Sí, lo haré. Sería para mí un honor. Su exhalación de alivio fue otro cumplido que nunca dejaría de saborear. —Gracias —murmuró. —Iba a ofrecerme, pero quería respetar dónde estás. —No puedo dejarla en una tumba sin nombre. —No va a pasar. Me ocuparé de ello. —Frunció el ceño de nuevo en la oscuridad—. Sin embargo, deberías saber algo. —¿Qué? —No soy el tipo de persona que va a dejarlo ir. —Oh, lo sé. Tú y yo excavaremos hasta que lo sepamos todo. Butch sacudió la cabeza. —No es lo que quiero decir. La raza de los vampiros no tiene una fuerza policial. No hay cárceles… —Hay una colonia penal al oeste en alguna parte. Al menos, solía haber. No estoy segura de que pasó con ella. —Lo que quiero decir. No hay procedimiento real o consecuencias por crímenes de la raza. Ninguna manera de castigar al culpable o manejar falsas acusaciones. Que Wrath esté haciendo las audiencias otra vez ha ayudado con ciertos tipos de

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 conflicto, pero él es juez y parte a la vez, lo cual está bien hasta que tengamos algunos asesinatos capitales y delitos graves en el sistema. Y vendrán. Es un hecho de la sociedad tanto si tienes colmillos como si no. —¿Entonces, qué es lo que estás diciendo? Su voz bajó a un gruñido. —¿Si averiguo quien hizo eso a una chica inocente? No seré capaz de dejarlo ir sin represalias. ¿Me entiendes?

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Capítulo 22

Intensa. Erección. Al anochecer siguiente, cuando Craeg resurgió del tipo de sueño que era tan denso que prácticamente era sólido, tenía una enorme semi erección presionando en sus caderas: Acostado de lado, habiendo rodado hacia su posición preferida en algún momento, su mano estaba casi a ocho centímetros de su polla, y detrás de sus párpados cerrados, las imágenes de Paradise pasaban como una presentación de diapositivas calculada para conseguir que saltara y mantenerlo de esa forma hasta que se corriera. Sí, claro, su conciencia daba la batalla, pero era una batalla condenada a perderse. Sin embargo, no iba a trabajarse a sí mismo en la cama. La enfermera venía a verle cada quince segundos, y conociendo su suerte, ella habría elegido el momento justo para abrir la puerta y asegurarse de que aún estaba respirando. Preparándose para sentarse, él… No tenía absolutamente ningún problema para moverse. Sacó sus piernas de la cama. Se puso de pie. De hecho, se sentía como si hubiera dormido durante un mes. Ja. Era la sangre de Paradise, por supuesto. Y eso le hacía tenerle un poco de miedo por alguna razón. Uno por uno, se desenganchó a sí mismo de las diferentes máquinas y bolsas de fluidos, y cuando sonó una alarma, golpeó los botones de la pantalla hasta que la cosa se quedó en silencio. Luego se dirigió al baño, se acomodó en la ducha, y se encerró dentro, calculando que la enfermera que, sin duda, iba a correr como un camión de bomberos a una casa incendiada vería por sí misma que estaba levantado y en ello.

Efectivamente, hubo un golpe en la puerta del baño justo cuando él abandonó el inodoro y se metió bajo el chorro.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —¿Craeg? —dijo ella—. ¿Todo está bien? —Sip. Duchándome y listo para comer. —Eso es bueno. Aunque ten cuidado… ¿necesitas ayuda? Echó un vistazo a la enorme erección sobresaliendo directamente en frente de sus caderas. —No. Creo que puedo manejar las cosas por mi cuenta. —Está bien, pero sabes dónde está el botón de llamada, ¿no? Simplemente déjanos saber si te sientes mareado. —Sip. Gracias. Él esperó un momento más para ver si le decía algo más. Cuando sólo hubo un dichoso no-más-preguntas, tomó la pastilla de jabón, pero no la pasó por su pene y testículos. Pasándola sobre su pecho y hombros, cuello y cara, piernas y pies, le dio a su cuerpo la oportunidad de superar la brillante idea. Nop. En todo caso, la suavidad de la espuma sobre su piel le hizo pensar en sentarse en el suelo delante de Paradise y acariciar su fina piel. El champú tampoco ayudó. Y a medida que el aire en el cuarto de baño se volvía denso por la humedad, y él se quedó sin lugares para lavar, admitió la derrota, puso fin a la negociación y se resignó a lo inevitable. —Oh, mierda, —gimió mientras se agarraba a sí mismo. Poniendo un brazo en la pared de azulejos, se inclinó hasta que su frente estuvo sobre su antebrazo. La caricia era demasiado malditamente buena, no podía recordar, en realidad, todo el asunto de las sacudidas sintiéndose así de increíble antes. Era… el paraíso. O, Paradise, como era el caso. Más duro, más rápido, hasta que dejó caer su otro brazo y apretó sus bolas con un giro… En una serie de relámpagos, su polla pateó contra su agarre y él eyaculó en la pared de la ducha una y otra vez. Y cuando finalmente se hundió, maldijo una y otra vez. Después de todo por lo que había pasado, por qué ahora. ¿Por qué tenía a una hembra-en-el-cerebro ahora? Era solo el estrés, se dijo. Esta cosa de la atracción era sólo una reacción al estrés bajo el que estaba, un agujero de gusano en el que enfocarse para no implosionar.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Fuera. Toalla. Había una cuchilla así que se afeitó, y desodorante para sus axilas, y un peine para el pelo, aunque lo llevaba corto. Mierda, necesitaba ropa. Saliendo… Encontró otra camisa suelta y pantalones unisex en la cama, así como un par de zapatillas deportivas que, sip, eran de su tamaño. Con aire ausente, se preguntó cuántos juegos tenían a mano para los candidatos. Todo el asunto de la altura/peso/talla de zapato había sido parte del proceso de registro, pero aún así. Un par de minutos más tarde, salió por la puerta, bajó por el pasillo y entró en la cafetería. Hablando de desplegar. Lo primero que vio mientras entraba fue una mesa con comida suficiente para alimentar a un ejército. Los platos estaban alineados, listos para ser llenados, servilletas de damasco enrolladas sostenían tenedores y cuchillos de plata esterlina, y el “bar” tenía casi todo tipo de cosa no alcohólica que desearas, incluyendo una máquina de batidos. Claramente, los Hermanos estaban perfeccionando las cosas sobre la marcha. —Nada de eso está manipulado, —dijo una voz masculina detrás de él. Craeg se dio la vuelta y puso sus puños en alto como si fuera a ser atacado. El Hermano Butch estaba sentado en la mesa redonda de la esquina, las piernas apoyadas en una silla vacía, un plato de comida a su lado. Con movimientos cuidadosos y precisos, movió huevos revueltos hasta su boca sin dejar caer nada de su tenedor. —Vamos —dijo él mientras masticaba—. Consigue comida. Siéntate conmigo. No voy a joder contigo. Craeg asintió con la cabeza una vez y se metió en la fila. No era tímido sobre las porciones… no tenía idea de lo que había reservado para todos ellos, pero podía suponer que una reserva de energía era la mejor manera de prepararse para la noche. Escogió un asiento dos más allá del Hermano, tenía una buena vista de la puerta, algo que regularmente se encontraba requiriendo: Conoce siempre tu ruta de escape. Así fue como había sobrevivido a los asesinos que fueron a su casa. —Mira, no voy a andar con rodeos —dijo el Hermano antes de que Craeg hubiera conseguido acercar siquiera un tenedor cargado a sus labios. Excelente. Así que el tipo había planeado esto, sabiendo que Craeg estaba en casa y probablemente yendo a comer temprano. Bajando las croquetas de patata, Craeg olvidó la comida y se centró en la puerta.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Qué. —Creo que necesitas quedarte aquí, en el centro de entrenamiento. —¿Disculpa? —Él trasladó la mirada de nuevo al Hermano—. Tengo un lugar. El tipo puso sus botas en el suelo y se giró de modo que quedaron cara a cara. —Sé dónde vives. Había algo en esa mirada directa que lo asustó, así que hizo gala de la comida. —Sí. No mentí sobre mi dirección. —No es seguro. —He estado allí desde los ataques. —Ese bloque de viviendas modestas apenas tiene fontanería. Y no hay refugio del sol. —Estoy en el sótano. —Un incendio curaría eso rápido, poniéndote en la posición de tener que elegir la incineración por llama o por la luz del mediodía. Craeg cortó una salchicha del desayuno en dos y puso la mitad de ella en su boca. —No me voy a mudar —Tienes comida y agua aquí, y una buena cama para dormir. Sin alquiler, tampoco. —No necesito caridad. —Está bien, ahora estaba empezando a cabrearse—. Vine aquí para aprender a luchar, no para haceros sentir bien con vosotros mismos. Butch se inclinó. —¿Piensas que queremos limpiar tu culo cada vez que tomas una mierda? Realmente, ¿piensas que es ahí donde vamos? —Mira, no necesito esto… —Idiota —espetó Butch—. Estamos a punto de invertir en el próximo año un par de cientos de miles de dólares en ti de forma gratuita… ¿piensas que queremos que eso se vuelva humo porque tu orgullo tiene una erección? Esto no es caridad y no es negociable. Te llevaré a casa esta noche después de la clase, te veré empacar tu mierda, y luego voy a conducir tu miserable cuerpo de vuelta aquí o puedes irte a la mierda. Qué va a ser, tipo duro. Craeg maldijo mucho tiempo y violentamente, pero en voz baja. Hablando acerca de los pelos cortos. —Bien —murmuró él.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Butch le dio una palmada en el hombro. —Y para mostrar que no hay resentimientos porque estés siendo un idiota justo ahora, voy a instalarte con una buena televisión, Internet y un calendario de doce meses de Rhage así tienes algo agradable para mirar. Con eso, el Hermano se levantó de la mesa, llevando su plato todavía lleno con él. Así que su “comida” había sido solo para demostrar que era seguro comer. —Te veo en clase —dijo Butch en la puerta después de que hubiera dejado sus platos en el fregadero—. Aula esta noche. Bombas, sistemas de detonación, desactivación. Cosas divertidas. Una vez abandonado a su soledad, Craeg puso la cabeza entre sus manos. Planes, él había tenido planes para todo esto, gente. QUE DEMONIOS.

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— Y entonces, ¿qué ocurrió? Cuando su padre hizo la pregunta y extendió más mermelada en su tostada sin corteza, Paradise trató de formular otra mentira. Lo cual, considerando que había conseguido casi dos horas de sueño, y todavía estaba en recuperación física de todo, era como tratar de abotonar una camisa en la oscuridad. — Ah… —Ella partió un pedazo de su croissant y puso un poco de mermelada de fresa en este—. Bueno, después de que nos registramos, hubo una hora de cócteles de todo tipo. —Vomitorio—. Paseamos alrededor del gimnasio llegando a conocernos unos a otros. —Casi fueron electrocutados en la oscuridad—. Fuimos a nadar. — Tuvimos una fiesta de ahogamiento—. Al final, dimos un paseo. —Marcha de la muerte Dickensiana—. Y luego, todo el mundo tuvo un examen físico. — Reanimación cardiaca—. Fue una noche larga, así que por eso querían que nos quedáramos. —Medio muertos y casi sin respirar—. Y eso es todo. Excelente. Ella estaba canalizando al Sr. Subliminal. Su padre asintió. —La Hermandad fue muy amable al llamarme… Peyton también. Dijeron que hiciste un trabajo maravilloso… que estabas entre los primeros de tu clase. —Me sorprendí a mí misma. Y aún estaba perdida en su propia casa. Sentada con su padre en los mismos asientos que siempre usaban, bajo la misma araña de cristal, con los mismos platos de porcelana y tazas y platillos, vigilados por las mismas pinturas al óleo de los

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 antepasados, ella se sentía como si estuviera en un hotel bonito que estaba decorado como un castillo, y tenía un personal tan bien entrenado que eran capaces de anticipar todo lo que quería… y estaba en un país extranjero. Luego estaba su padre… Dios, su padre. Mientras Abalone estaba sentado a la cabecera de la larga y brillante mesa, su hermoso rostro estaba resplandeciente con alivio y orgullo, sobre todo alivio… y no la hacía eso sentir incluso peor. El hecho es que sus invenciones estaban teniendo su deseado efecto desacelerador, distanciándola aún más de él… además estaba la capa añadida de su culpabilidad. Lo cual no era sólo por el entrenamiento. Era imposible no recordar y obsesionarse con lo que había hecho con Craeg, y lo que él se había hecho a sí mismo. Una parte de ella estaba constantemente repasando todos los matices de la experiencia, todo el contacto visual, todos los sonidos, los olores… la expresión en su rostro cuando él… Bueno. Ella no iba a ir allí en la maldita mesa del comedor. ¿A dónde iría, sin embargo? Dios, por mucho que odiara admitirlo, le preocupaba que ese interludio, aunque resultó ser una única y sola vez, la hiciera no apta para emparejarse a los ojos de la glymera. Claro que todavía era sexualmente pura, pero su vena había estado bien, y pulsando, y eso había dado lugar a… esa cierta exposición, como uno podría llamarlo, por parte de Craeg. Realmente odiaba el hecho de que estaba malgastando siquiera un pensamiento en ese montón de prejuiciosos gilipollas… pero sentada aquí con su padre, eso era una carga inevitable. No zanjas toda una crianza en el contexto del mérito tan rápidamente. Especialmente cuando pensabas en lo que tu pariente más próximo quería para ti en la vida. —¿Paradise? Ella se dio una sacudida y sonrió. —Lo siento, ¿qué? —Creo que tienes suficiente mermelada ahí, cariño. Paradise miró hacia abajo y vio que había puesto casi la mitad del frasco en un trozo de croissant del tamaño de su dedo pulgar. La dulzura roja estaba goteando hacia abajo sobre su plato, por todo su cuchillo y en su mano. —Tonta de mí. —Ella empezó a tratar de limpiarlo—. Entonces, ¿cómo fue tu noche de anoche?

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Afortunadamente, él habló de su trabajo y de un magnífico baile de celebración que se estaba acercando y algunas otras cosas, y ella fue capaz de escuchar lo suficientemente bien como para asentir en todos los momentos correctos. ¿Qué harán los Hermanos con nosotros esta noche? Se preguntó. ¿Y cómo demonios iba a actuar toda normal alrededor de Craeg? Treinta minutos más tarde, ella llevaba puesto su uniforme, tenía su bolso ordenado, y salía por la puerta principal, desmaterializándose al lugar de reunión. El autobús ya estaba estacionado en el terreno boscoso, y la puerta plegable se abrió tan pronto como el conductor la vio. Subiendo los tres escalones, se desabrochó el abrigo y se encontró con los ojos del grupo. Novo estaba recostada hacia atrás, auriculares enchufados, su iPhone delante de ella. Boone estaba igual. Axe estaba dormido en la parte de atrás de nuevo, sin duda soñando con cosas que con suerte se quedarían en su cerebro. Anslam estaba escribiendo en su teléfono, probablemente actualizando su estado en Facebook por el de estando en una relación con el Porsche que su padre le acababa de comprar, como recompensa por estar en el programa de entrenamiento. Y Peyton se estaba frotando la cara como si tal vez eso lo despertara. —Hola —dijo él mientras ella se acercaba a donde estaba. Mientras ella tomaba asiento al otro lado del pasillo, él se dio la vuelta, se apoyó contra las ventanas ennegrecidas, y estiró las piernas. —¿Lista para esto? —preguntó. —Podría responder mejor si supiera en lo que estamos metiéndonos. Él gruñó. —Está bien, voy a cambiar de tema. Por lo tanto, ¿supongo que escuchaste? Peyton era la fuente de todos los chismes, siempre lo había sido. Él había sido el que le dijo sobre el nuevo juguete estacionado en el garaje de la familia de Anslam, y el último escándalo que involucraba a su prima segunda, y el hecho de que ella había mentido a sus padres acerca de dónde se estaba alojando en la ciudad, y el que se refería a alguna mujer que estaba casada con una vieja cabra y follando rondas de machos en su cabaña de invitados en su finca. Pero ese último tenía que ser una hipérbole. —¿Qué? —Al menos la charla alejaría su mente de ver a Craeg—. Y adórnalo si puedes. Este viaje va a tomar una media hora por lo menos. —Conseguí más historias. No te preocupes. —Gracias a Dios. —Y esto a pesar de haber pasado todas esas horas en el teléfono durante el día—. ¿He mencionado últimamente que te quiero?

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Sí, pero si realmente querías probarlo, conseguirías ese tatuaje del que estábamos hablando. —No voy a tener tu foto en mi culo. —Sin embargo, cuando pases por delante de mí, me dará algo bonito que mirar. —No si estoy usando pantalones. Y, oye, ¿no debo estar ofendida por ese comentario? —Sí, lo siento por decirte esto, Parry, pero las rubias con cuerpos perfectos e inteligentes ojos azules no van a ninguna parte en este mundo. También podrías acostumbrarte a esta triste verdad en este momento. Ella echó la cabeza hacia atrás y rio. —Está bien, cuál es tu historia. —Mi primo tercero me dijo que el Baile de Celebración del Duodécimo Mes se va a celebrar en el salón de baile de tu padre. ¿Por qué diablos no me lo dijiste? —También lo he escuchado —dijo Anslam sin levantar la vista de su teléfono. Paradise miró a su alrededor. Boone y Novo no podrían haber oído nada, y Axe estaba fuera de esto. Bajando su voz, ella dijo: —Peyton. Necesitas calmarte acerca de cosas como esa, ¿recuerdas? Su amigo hizo crujir sus nudillos. —Lo lamento. Pero básicamente estamos solos, y esa es alguna gran mierda. ¿Te vienes o me vengo contigo? —Él le dio una sonrisa ganadora—. Eso suena sucio, no es así. Paradise le lanzó una mirada, pero no estaba ofendida en lo más mínimo. —Eres un cerdo. Y sí, por favor, se mi acompañante. Voy a necesitar que me ayudes a pasar la noche. —Voy a ser un caballero y un erudito, bueno, al menos la mayor parte de la noche. Tal vez hasta las dos de la mañana. Sin embargo, voy a conseguir follar. Sólo quiero advertirte por adelantado. Esa es la única manera en que voy a llegar al amanecer. Paradise se inclinó sobre el pasillo y extendió su palma. —Choca esos cinco. Mientras sus manos se golpeaban, ella pensó, Gracias, Niño Jesús, al menos voy con un amigo.

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Capítulo 23

Britney jodida Spears. Mientras Craeg se sentaba en la parte trasera del salón de clases, lo único en que podía pensar era en ese tonto vídeo de "Baby One More Time" de un millón de años atrás. Había visto la maldita cosa solo una vez, cuando un primo mayor, post-trans, lo había estado observando con una fascinación que no había entendido. En ese momento, Craeg se había preguntado por qué demonios alguna chica humana idiota con un par de trenzas, una falda plisada, y la mitad de su vientre al aire, estaría en el radar de alguien. ¿Ahora? Lo comprendía muy bien. —... este cebo del detonador es de azida de plomo, estifnato de plomo y aluminio, y se coloca la mezcla aquí, sobre la carga base, que en este caso es tetril. —Cuando Boone levantó la mano, el Hermano Tohrment asintió—. ¿Sí? —¿Hay otras cargas primarias? —Buena pregunta. Está el dizodinitrofenol y también se puede utilizar el fulminato de mercurio mezclado con clorato de potasio. Pero somos AEA 24 en la Hermandad. La lección continuó, con Tohr, como les había dicho que lo llamaran, dirigiéndolos a través de Hacer bombas 101; y Boone, el levantador de manos de la clase, interrumpiendo de vez en cuando con otra "buena pregunta." Si el tipo no hubiera sido tan fuerte en el cuerpo a cuerpo, y por lo demás tranquilo y no un problema, le habrías señalado como el idiota de la clase. Mientras tanto, Craeg estaba haciendo la polka de cerebro izquierdo/cerebro derecho y suponía que las creativas/analíticas etiquetas de las cubetas se sostenían: Su lado analítico estaba conectado a la parte frontal de la sala, con su larga encimera de sustancias químicas en diversas formas y contenedores, y en la pizarra en la que había garabatos y diagramas. 24

Azida, Estifnato y Aluminio.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Su lado "creativo", o "desagradable mujeriego depósito de todas las cosas heeeeeeeeey-ahora", continuaba guiando sus ojos hacia Paradise. Estaba sentada frente a él, en la mesa de la derecha y, a diferencia de él, ciertamente no parecía estar más que estrictamente enfocada: estaba apoyada en esta, decidida al punto de la obsesión en entender la información que era ofrecida, tomando notas en un bloc. La mitad de su pelo estaba recogido en un moño flojo que había atado con algún tipo de elástico negro, grueso, y llevaba el mismo uniforme blanco-ji ancho que todos vestían. Pero de puta madre, bien podría haber estado en un bikini con todas esas ondas rubias caídas alrededor de sus hombros y sus pechos… Para. A la mierda con eso, replicó su libido. Fantástico. Ahora estaba distraído y discutiendo consigo mismo. Un poco más de procesamiento de datos bajo su casco y sería susceptible a tener un colapso de cráneo de proporciones Three Mile25. Y a qué no sabes, volvió a mirarla fijamente. La raíz de su problema, aparte de los orgasmos que había tenido en la ducha, era la nuca de ella. Esa piel allí mismo tenía que ser tan suave como la de su pie. Tenía que serlo. Moviéndose en su asiento, subrepticiamente dejó caer su mano debajo de la mesa y se reacomodó a sí mismo. Maldición. Realmente tenía que encauzar esta mierda en su interior. Y sin embargo, aun cuando su mirada volvía a Tohr y a la charla de bombas, tuvo una fantasía de dejar su silla, ir detrás de ella, y recorrer con sus labios todo el tramo pálido entre el nacimiento del pelo y la clavícula de esa camisa blanca suelta. —¿Craeg? —¿Qué? —le chilló a Tohr. Se aclaró la voz, intentándolo de nuevo en un tono más varonil—. Quiero decir, ¿qué? —Ven aquí y ayúdanos a repasar todo esto. Craeg miró hacia abajo. Y se preguntó exactamente qué tipo de espectáculo de carpa les daría a todos si se ponía de pie. La carpa mayor. Tres espectáculos a la vez. Barnum y Bailey26. Sip.

25 26

Isla llamada de esa manera que sufrió un desastre nuclear. Nombre de un circo.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Y entonces sintió la mirada de Paradise en él, y su pene pateó con fuerza suficiente para hacer que sus caderas saltaran. Correcto. Estaba bastante seguro de que no era el tipo de detonación que el profesor tenía en mente. —¿Craeg?

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A medida que una incómoda pausa hacía que las cosas en el aula se aquietaran, Paradise se preparó y miró por encima del hombro. Ella había sido dolorosamente consciente de dónde había elegido Craeg sentarse durante toda la clase, hasta el punto que era casi como si tuviera una polvera abierta y hubiera angulado el espejo solo para poder verle observar al profesor. Lo cual era de locos. Estaba bastante segura, teniendo en cuenta su discurso del Tú No, Ahora No de la noche anterior, que no le estaba dedicando un segundo pensamiento; por lo que parecía particularmente ridículo desperdiciar en el chico ni un nanosegundo que no estuviera relacionado con la formación. Además, no era como si hubiera hecho algo para hacerse notar. No como los demás alumnos. Boone había hecho un montón de preguntas, comenzando con "¿Por qué no puedo usar mi ordenador portátil para tomar notas?" A lo que el Hermano Tohrment había respondido: "Debido a que el tecleo de un teclado me dan ganas de sacar mi escopeta. ¿Te sientes con ganas de tener una fuga craneal esta noche?" Y que culminó hace unos dos segundos con otra pregunta que, francamente, ayudó a la clase. Boone era el inteligente. Axe se sentaba solo, con las manos juntas, las cejas caídas, sin escribir nada, pero el aura oscura del tipo significaba que aunque no dijese mucho, no podías evitar saber que estaba en la habitación. Novo no hablaba mucho tampoco, pero cuando lo hizo, todo el mundo escuchaba. Y Peyton, sí, Peyton rompía el ambiente con la broma ocasional. Sin embargo, era Craeg, el silencioso y meditabundo Craeg, con quien ella estaba en sintonía. Y P.D: no podía entender por qué diablos no se levantaba. Era más que una falta de verticalidad, en realidad. Estaba sentado allí como un ciervo ante los faros, mirando a la pizarra como si hubiera olvidado cómo levantarse de una silla. —¿Craeg? —Tohr le instó—. ¿Te has separado de la realidad? ¿Te tomaste unas cortas vacaciones en mi clase?

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Peyton se puso de pie. —Déjame intentarlo —dijo, moviéndose rápidamente y dirigiéndose por detrás del mostrador de productos químicos hasta la pizarra. Cuando tomó un trozo de tiza como si fuera una araña muerta, miró al Hermano—. ¿Pensé que esta cosa había sido prohibida después del cambio de siglo? —¿Quieres que escriba usando tu cara en su lugar? —pronunció Tohr arrastrando las palabras. —¿Se te permite decir eso a los estudiantes? —¿Eres suficientemente buen boxeador para conseguir que me detenga? Peyton negó con la cabeza. —Nop. Ni siquiera cerca. —Una respuesta inteligente, hijo. Lo vas a hacer bien. —Tohr le dio una palmada en la espalda—. Por qué no salvas a tu pequeño amigo tímido allí atrás y nos muestras lo que sabes. Paradise volvió a mirar lo que había escrito en su cuaderno. Al comienzo de la noche, había sido difícil entrar en la sala de descanso donde todo el mundo se reunía y tratar de actuar natural alrededor de Craeg. Él, por su parte, había parecido totalmente desconcertado por su aspecto o el de cualquier otra persona; había tenido poco contacto visual con nadie, y dicho tres palabras como máximo. Había sido algo que ella había esperado. Y sin embargo, teniendo en cuenta la cantidad de energía que necesitaba para invertir en seguir apenas respirando normalmente alrededor de él, le había parecido injusto. Vuelve a concentrarte, se dijo. Tenía que concentrarse en las cosas de la formación. No solo era lo apropiado, más productivo, y la razón por la que estaba en la sala, sino que también era menos probable que la volviera loca. Ella tuvo éxito en la mayor parte de su meta. Dos horas más tarde, se les permitió levantarse, estirar las piernas, y utilizar el baño. Tenía la intención de caminar hasta el vestuario de las chicas ella sola, pero Novo se puso a caminar con ella. —¿Te importa si te pregunto algo? —dijo la hembra mientras abría la puerta y la sostenía para que Paradise fuera primero—. Es personal. —Ah... claro. —Tomó uno de los cinco cubículos, se bajó los pantalones, golpeó el asiento y trató de no centrarse en el hecho de que ella y una supuesta extraña estaban a punto de hacer pis en el mismo lugar—. ¿Qué es? Tienes esto, le dijo a su vejiga.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Novo, naturalmente, no tenía problemas. La hembra probablemente no tenía problema alguno con nada. —¿Alguna vez lo haces con mujeres? Paradise giró la cabeza hacia la pared del cubículo. ¿Su primer pensamiento? Mierda, bien podría recolocar mis pantalones. No iremos a ninguna parte después de esa. —¿Te he dejado en shock? —dijo la hembra con una risotada antes de que ella se sonrojara. Se oyó el ruido de una abertura de panel de metal y luego el agua corriendo. —¿Hola? —insistió Novo. —Ah… —Paradise miró a su alrededor como si tal vez las paredes de metal del cubículo de color melocotón o el techo blanco o el suelo gris pálido la fueran a ayudar. —Así que eso sería un no. —Hubo otra carcajada—. No estoy sorprendida. Por un momento, Paradise pensó en tratar de ser directa solo para igualar la frescura que Novo parecía tener con creces. Pero similar a distraerse en clase, esa no era la razón de por qué estaba allí. —En realidad, no lo he hecho con nadie. —Sí, también me he dado cuenta de eso. Paradise frunció el ceño. —Entonces, ¿por qué lo preguntas? —Me gusta estar en lo correcto. Mirando la baldosa de color gris a sus pies, Paradise pensó: Qué demonios. —¿Pero tú lo haces? Con hembras, me refiero. —En el pasado. Y con machos. Amo a quien amo. Las pequeñeces no me importan. —Guau. La voz de Novo se volvió afilada. —No hay nada de malo en eso, ya sabes. —No, no estoy... no estoy criticando o juzgando. Solo creo… —Que es sucio y malo, correcto.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Paradise pensó en todas las restricciones que tenía porque era una aristócrata. Y entonces se imaginó cómo sería ser simplemente quién y lo que era, y sin excusas o compromisos. —No —dijo—. Creo que es realmente increíble. Y quién lo diría, con esa nota, consiguió hacer su propio asunto. Después de que se sonrojó, abrió el panel y se sorprendió, dado el silencio, de que la hembra estuviera todavía al lado de los lavabos. Su rostro era cauteloso, como si quisiera evaluar la reacción de Paradise. Paradise se encontró con esos intensos ojos turquesas sin dudarlo mientras se acercaba y se lavaba las manos en agua tibia con jabón que olía a limón. —De hecho, te envidio —se encontró murmurando mientras comprobaba su reflejo en el espejo. Sin maquillaje y las luces fluorescentes no eran una buena combinación cuando no había dormido durante casi cuarenta y ocho horas, y había pasado por una tortura organizada. —¿Por qué eres diferente? —preguntó la mujer. —¿Disculpa? —Si te gustan las chicas. —Oh, no. —Pensó en su respuesta a Craeg. Y luego disfrutó de un par de instantáneas mentales de su mano bombeando bajo esa sábana—. Sí, no. Me interesan los machos. Novo se encogió de hombros y se enderezó. —Por lo tanto, sigue en pie. ¿Por qué eres diferente? Paradise se quedó mirando su reflejo, y pensó en su línea de sangre. En su padre. —Una larga y aburrida historia. —Las historias largas sobre las que las personas no quieren hablar, nunca son aburridas. Ante el cambio de tono, Paradise movió sus ojos hacia ella. Novo estaba mirando hacia la puerta del cuarto de baño, su cuerpo fuerte estaba tenso, sus manos apretaban el borde del lavabo con tanta fuerza que sus nudillos estaban blancos. —¿Qué te pasó? —susurró Paradise. Novo se sacudió, enfocándose otra vez. —Nada que siga siendo importante. Vamos a la sala de pesas, ¿verdad?

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —¿Dijeron eso? —Sí. Paradise debía haber estado observando a Craeg salir del salón de clase. —Estoy enloqueciendo. —Estás bien. Salpica tu cara con agua fría. Te hará revivir; eso me funciona todo el tiempo. Paradise observó a la hembra mientras se iba... y entonces abrió el grifo que estaba marcado con una F. Bien podría darle una oportunidad. Tal vez refrescaría también su libido.

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Capítulo 24

Sentado en el escritorio en la oficina de Tohr, Butch colocó la llave de metal larga y delgada sobre el extremo que tenía la borla roja... y la dejó caer en el secante. Cuando la gravedad hizo que se golpeara ligeramente, el sonido fue un golpe seco sólido. Con una maldición, la recogió, la puso sobre su otro extremo... y la dejó caer. Y una vez más. Y otra más. —¿Estás listo? Levantó la vista hacia Tohr, que se había asomado a través de la puerta de cristal. —Hola, sí, claro. ¿A quién enviarás primero? —Axwelle. Supuse que bien podrías iniciar la evaluación con el más probable de ser considerado un sociópata. —Perfecto. —Se giró hacia el ordenador, tecleó algunas órdenes y activó la cámara de vídeo oculta—. Sácalo del entrenamiento. —Entendido. Mientras la puerta de cristal se cerraba, Butch observó sus dedos trabajar en la borla de la llave un poco más. No había querido decírselo a su Marissa, pero para él y V, estaba bastante claro lo que era. ¿El problema? Cuando no había surgido nada en la búsqueda en Internet, V había golpeado sus conexiones en los barrios bajos vampiros... pero nada había aparecido en ninguno de los clubes de sexo o grupos. Una llave que te consigue la entrada, así te pones manos a la obra. Por así decirlo. Ordinariamente, Butch se habría preguntado si la gente no estaría escondiendo algo o mintiendo, pero V era miembro legítimo del maravilloso mundo de lo retorcido; además, el hermano no estaba por encima de utilizar un poco de músculo para obtener información si tenía que hacerlo. Además, otra razón por la que ellos dos estaban unidos. Entonces, ¿qué más era? ¿Dónde más podría…

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Ante el sonido de un golpe en el cristal, levantó la mirada e hizo un gesto con la mano. —Hola, tío. Adelante, entra, siéntate. Mientras Axwelle entraba, el chico hizo un movimiento con las manos como si estuviera acostumbrado a meterlas en los bolsillos de sus pantalones vaqueros, pero entonces no tenía dónde ponerlas en su uniforme de entrenamiento. —¿Puedo permanecer de pie? —Nop. —Butch hizo un gesto con la cabeza hacia la silla en el lado opuesto del escritorio—. Ahí. Y no es una sugerencia, es una exigencia. Tenían que asegurarse de que la cara del alumno estuviera a la vista de la lente en la esquina detrás de él. Axwelle, o Axe, como se llamaba a sí mismo, cruzó los brazos sobre el pecho y se plantó en el asiento. —¿De qué se trata? —Solo quiero hablar contigo un poco. Llegar a conocerte mejor. —Butch frunció el ceño y se inclinó hacia delante. Luego hizo colgar la llave por su borla roja—. ¿Reconoces esto? —No. —Entonces, ¿por qué tus ojos fueron directamente a ella? —Debido a que está en tu mano y no estás sosteniendo nada más. Tampoco hay nada en el escritorio. Butch sostuvo la borla entre el pulgar y el índice y dejó que la cosa se balanceara de un lado a otro. —Esa es la única razón, eh. —¿Me veo como si me preocuparan las llaves? —¿Cómo sabes que es una llave? Los ojos que eran casi tan amarillos como los de Phury se clavaron en él y permanecieron allí. —¿Qué más podría ser? —Dímelo tú. —Pensé que esto se suponía que era un llegar-a-conocerte. ¿Qué mierda tiene que ver con mi culo ese algo lo-que-sea-que-es?

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Butch estudió la cara del chico, buscando pistas. Eh. Sabes, sin los tatuajes a medio trabajo y los piercings, el chico podría haber sido guapo. Y bien podría ser un buen jugador de póquer, teniendo en cuenta toda la máscara inexpresiva que estaba usando. Axe acercó su cara a centímetros de la llave. —Todavía estoy mirándola. ¿Esto funciona para ti? Butch se tomó su propio tiempo placentero antes de cambiar de tema. ¿El asunto con los mentirosos? El silencio y la quietud eran a menudo el mejor reto para sus fachadas, y él buscaba tics, parpadeos y espasmos. Finalmente, sonrió. —¿Has visto a alguien morir? Eso no estaba en la lista de preguntas que Mary le había dado para ayudarla a determinar el estado psicológico de un aprendiz. Pero era bueno con las mierdas improvisadas. —¿Qué estás sugiriendo? El pensamiento de su Marissa llorando por esa mujer muerta le ponía más agresivo que un toro, pero contuvo ese instigador de su carácter. —Solo preguntaba. —Miró la llave para darle al macho un poco de "espacio personal"—. Es una manera de llegar a conocerte mejor, ¿no? Un rompehielos, le llaman, cuando dos personas van a una cita a ciegas y tienen que mantener una conversación. —Quieres saber si alguna vez he matado a alguien. —No fue la pregunta, o sí. Pregunté, ¿alguna vez has visto morir a alguien? Cuando no hubo respuesta por un período de tiempo, Butch levantó la mirada. Axe ya no miraba la llave. El chico se centraba a media distancia frente a su nariz. Te tengo, pensó Butch. Suavizando su voz deliberadamente, murmuró: —Quién fue, Axwelle. —No me llames así. —Por qué, es tu nombre. —No respondo a él. —Por qué. Una mirada furiosa y directa apuntó a Butch como si fuera el cañón de una pistola.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Porque jodidamente no lo hago, ¿de acuerdo? —Bien, volviendo a la Parca. Cuéntame la historia. —Vete a la mierda. En cualquier otra circunstancia, Butch se hubiera abalanzado por encima del escritorio y agarrado el cuello del cabrón por ese tipo de actitud, pero había demasiado propósito detrás de esto. —Mmmmmm —fue todo lo que dijo. Axe se estrelló de nuevo en la silla e hizo el re-cruzar sus brazos. Mientras sus hombros se abultaban, era difícil no aprobar el peso de todo ese músculo. Fuerza sin cerebro y una copiosa falta de psicótico, sin embargo, no iban a hacer ningún bien a ninguno de ellos. —¿Me puedo ir ahora? —exigió Axe. —No, hijo, no creo que puedas. Y antes de que te pongas todo malhumorado con mi culo, te voy a señalar que este maravilloso tiempo de vinculación que estamos compartiendo es el primero de al menos tres sesiones. —¿Eres un psiquiatra? —Mierda, no, ¿me estás tomando el pelo? —Se rio—. De hecho, me enorgullezco de mi pequeña pizca de locura. Después de todo, él era seriamente religioso, poniendo su fe y el curso de su vida voluntariamente en manos de un sistema de creencias que no era concretamente verificable. Y eso era loco, ¿no? Por otra parte, el hecho de que su religión enriqueciera su cuerpo mortal y lo centrara, y le proporcionara un significado incluso después de que se hubiera "convertido" en otra especie era prueba suficiente para él. Con un encogimiento de hombros, dijo: —La única manera de salir de esta oficina es que me digas lo que pasó. Tan pronto como lo hagas, serás libre de volver a la sala de pesas y hacer levantamientos hasta que tus rodillas cedan o comiences a vomitar. Tanto que esperar, ¿no?

*

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¿Y Craeg había pensado que sentarse detrás de Paradise en la clase era malo? Eso no era nada en comparación con observarla hacer dominadas. A través de las esteras, y con el acompañamiento del sonido metálico de pesas, Paradise estaba levantando su cuerpo en perfecta forma hasta la barra de la barbilla y luego liberándose... y arriba... y liberándose. Sus rodillas estaban dobladas paralelas

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 al suelo, su culo era... dolorosamente prieto (para él, no para ella, claro), y su torso estaba en control desde la pelvis hasta el hombro. Cada vez que golpeaba el punto más bajo, sus pechos se estiraban contra la camisa suelta que todos usaban. —Joder —se quejó mientras se recostaba en el banco y se apoderaba de la barra por encima de la cabeza. Elevando los doscientos cinco kilos de su soporte, bajó el peso a sus pectorales y lo volvió a levantar como si hubiera insultado a su madre muerta. —¿Quieres un observador? —le preguntó Novo. Cuando lo único que pudo hacer fue gruñir, ella asumió la posición detrás de su cabeza, manteniendo sus manos justo debajo de la barra ahora flexionada. —Tres... —contó—. Dos más. Una… bien. Lo tienes. Mientras le ayudaba a guiar la carga de nuevo en su posición de retención, dejó caer sus antebrazos sobre su pecho y contuvo el aliento. Novo puso su cara en su línea de visión. —Creo que necesitas tomar un descanso. —Al diablo con eso. —No, lo digo en serio. —Tengo por lo menos cuatro series más por delante. —Tu resistencia no es lo que me preocupa. —En ese momento, sus ojos bajaron a sus caderas—. No es que no aprecie la vista. Simplemente no estoy segura de lo que va a pensar el objeto virginal de tus afectos. Craeg levantó la cabeza. Y luego se sentó rápidamente. Novo se rio. —Sí, ¿por qué no te encargas de eso y regresas? —Maldita sea —dijo entre dientes, saltando sobre sus pies. Marchando a través de la puerta, le echó un vistazo al Hermano Vishous—. Tengo que ir al baño. Vishous sonrió sombríamente. —Sí, tienes que hacerlo. Saliendo a grandes zancadas hacia el pasillo, se preguntó si todo el mundo se había dado cuenta de que tenía una erección. ¿La única buena noticia? Paradise parecía inconsciente, lo cual significaba que era o increíblemente buena en ocultar

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 sus reacciones, cosa que dudaba, o que ella estaba tan desorientada sobre su pequeño problema como él lo esperaba. En cuyo caso, se sentía como un imbécil extra-grande. Golpeó la puerta del vestuario de hombres con tanta fuerza que se abrió de golpe, golpeando la pared y se obligó a atraparla antes de que le golpeara en la cara en el rebote. —No es esto, no lo es. Caminando de un lado a otro con las manos en las caderas, se dio cuenta de que nunca debería haber tomado su vena. Ese intercambio de sangre había creado algún tipo de conexión entre ellos de tal manera que él era consciente de cada movimiento que hacía en cualquier lugar, en cualquier momento, ¿y la forma en que esa mierda era registrada? El Sr. Feliz se entusiasmaba mucho con la posibilidad de darle la mano a ella. Lo cual Nunca. Jodidamente. Iba. A. Suceder. Más caminata. Más maldiciones. Aún erecto. —¡Jódeme! —espetó. Sí, por favor, su polla respondió con una patada. Por un momento, todo tipo de fantasías se reprodujeron en su cabeza: Golpeando la cosa con un libro pesado. Dejando caer un bloque de cemento en él. Puertas de coches, martillos, troncos. Esto no podía estar sucediéndole. La parte más difícil de la formación para convertirse en un soldado bajo la Hermandad para poder vengar a su familia... no podía ser una hembra rubia. Simplemente se negaba a creer eso. Es imposible. Con otra patada bajo su uniforme, su erección parecía estar riéndose de él. Bajando la vista a sus caderas, le gritó: —Cállate, idiota.

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Capítulo 25

Butch observaba cada movimiento que hacía el chico. Desde la serie de finas contracciones musculares bajo el ojo izquierdo de Axe, a la picazón de la barbilla que movía, hasta el chasquido de cuello. —Dime, y te dejaré ir —repitió. Caray, esto era mucho más fácil de hacer cuando trabajaba para el DPC. ¿Derechos civiles? Sí, lo que sea. ¿Restricción involuntaria? Bla, bla, bla. ¿Extorsión? Bueno, en realidad había hecho algo de coacción incluso en aquel entonces. De hecho, pensó de nuevo en aquel chico Billy Riddle que había atacado a Beth antes de que ella hubiera caído en el mundo de los vampiros y llevado a Butch con ella. Caramba, realmente había disfrutado destrozando la nariz de ese pequeño perro en el linóleo en la sala de emergencias. Mmm... eso no había sido coacción, técnicamente, porque no había ido detrás de información. Había sido plena venganza porque el bastardo había asaltado a una mujer perfectamente inocente en un callejón y así poder tratar de violarla con su amigo. Sí, porque realmente podías comunicarte con un animal como ese con retorcerle el brazo. Cabrón. Centrándose nuevamente en Axe, Butch murmuró: —Estoy esperando. Axe se encogió de hombros. —Échame si quieres, hazme alguna otra mierda si quieres... pero no te debo eso. No consigues un pedazo de mi alma; no te la has ganado. Suena lógico, pensó Butch, y exactamente lo que él mismo habría dicho si hubiera estado sentado en esa silla. Butch se inclinó.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Tarde o temprano, antes de tu aceptación final, vas a tener que contármelo. —¿Por qué mierda te importa? —No me importa. Bueno, mira si eso no le consiguió un par de ojos saltones. —Entonces, ¿por qué mierda me lo estás preguntando? Butch plantó los codos en el escritorio y estiró sus manos, como diciendo Dah. —Necesito saber cómo vas a manejar la situación cuando la veas de nuevo. Es por eso. Y una evaluación del comportamiento futuro es el comportamiento pasado. Lo que vosotros experimentáis aquí en el entrenamiento no es nada comparado a cómo es en el mundo exterior. Tienes que estar preparado para situaciones en las que no hay tiempo para pensar, cuando todo lo que tienes para salvar tu vida o la vida de las personas que están luchando contigo son tus instintos y tu voluntad de sobrevivir, y te garantizo que cuando llegas a esos momentos, la última cosa que quieres es tener un bloqueo. Cuanto más estás expuesto a un trauma, más endurecido te vuelves a él y más seguro eres. Y eso es una maldita ecuación que apesta, pero es la maldita verdad. Los ojos de Axe bajaron hasta sus propias manos. —Vuelve al gimnasio —ordenó Butch—. Piensa en esa mierda. Solo entérate de que no tienes la eternidad. No vamos a desperdiciar… —Mentí. —¿Disculpa? El matón, gótico, de aspecto degenerado inhaló lentamente. —No he visto ninguna. No sé... como es. No sé lo que se siente. El cambio en la pretensión, desde la máscara hostil a la profunda tristeza, fue sorprendente, pero esa era la forma en que siempre sucedía. Cuando alguien se rompía, cuando decidían renunciar a los derechos, se convertían en una versión diferente de sí mismos, lo que demostraba que la auto-protección y revelación eran dos proposiciones mutuamente excluyentes. —¿Entonces por qué estás aquí?—susurró Butch—. Dime... ¿por qué viniste a nosotros? —No lo sé. —Sí, lo sabes. Butch subrepticiamente se acercó y se aseguró de que su teléfono estuviera en silencio y que el timbre de la línea de la oficina estuviera apagado. Y cuando Tohr

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 reapareció al otro lado de la puerta de cristal, Butch levantó la palma y el Hermano retrocedió. —¿Qué haces aquí, Axe? Los minutos se desaceleraron hasta el paso de un caracol y los ruidos silenciosos de la oficina parecieron atenuarse aún más por respeto al espacio en que se encontraban. —Mi padre era un don nadie. —Llegó la voz ronca—. Él no hizo nada con su vida. Era un carpintero para la especie, sabes... trabajaba con sus manos. Mi madre no quería tener nada que ver con él o conmigo, ella se fue antes de mi transición. No le importamos una mierda. Mi padre, sin embargo, se quedó, y sin él, yo habría estado fuera en las calles como un pretrans, y ambos sabemos cuánto tiempo habría durado. —Esa cabeza con el cabello oscuro dividido por la mitad se sacudió lentamente de izquierda a derecha—. No fui... bueno, ¿sabes? Nunca lo he sido. Él no se fue porque no había nadie más, supongo. Butch no hizo movimiento alguno, ningún sonido. Si interrumpía, era el responsable de recordarle al macho que estaba hablando, en lugar de revivir su vida anterior internamente. Estaba bastante claro a dónde iba esta historia. ―Me gusta el éxtasis. La coca. Me gusta… cualquier otra mierda extrema. Hace dos años, me fui de juerga. Me fui como por una semana. Una noche, mi padre trató de localizarme por teléfono. Me dejó esos mensajes, yo estaba tan jodidamente en las nubes que me molesté mucho con él. ―Esa baja voz se apagó―. Me… molesté. Cuando Axe se detuvo, el torturado aspecto de su rostro era desolador. ―¿Qué hiciste, hijo? ―dijo Butch en voz baja, porque no pudo evitarlo. Axe se aclaró la garganta un par de veces. Frotó debajo de su nariz cuando las lágrimas que estaba conteniendo se la irritaron. ―Borré los mensajes. ―Hubo un par de toses―. Borré… todos los mensajes sin escucharlos. ―Y luego ¿qué? ―Ellos lo habían matado. Los lessers. Estaba trabajando en una de las casas de los aristócratas que fue golpeada en las redadas. Estaba… muriendo en el momento en que me dejó los mensajes de voz. ―Axe sacudió la cabeza―. Regresé y miré el registro de llamadas cuando me enteré de lo que había pasado e hice las matemáticas. Butch cerró los ojos por un segundo. ―Lo siento, hijo.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 ―No lo supe de inmediato… Supongo que el hijo de uno de los trabajadores fue allí y ¿descubrió a todo el mundo? Ese tipo, quienquiera que fuese, él se hizo cargo… de todo. Cuando por fin llegué a casa, ya sabes, tres días más tarde, había una nota que había sido puesta en la puerta. Alguien había llamado al teléfono de la casa y dejó mensajes, y cuando no hubo nadie devolviéndolos, pusieron todo… en una nota. ―Brutal. Malditamente brutal. ―Conservé la nota. ―Axe aspiró fuerte y sacudió la cabeza―. Tengo la nota que dejaron. Los restos todavía están en la finca, ¿creo que la casa está en las manos de los humanos ahora? ―¿Los quieres de vuelta? ―No lo sé. No. No, no lo creo. Sólo una forma más de ser un mal hijo, ¿eh? ―¿Dónde está tu madre? ―He oído que anduvo por el mundo, se casó con un tipo rico, viviendo la vida. No sé, no me importa. ―Cuando el macho levantó la mirada bruscamente, el rostro de Axe reasumió su compostura anterior, encerrando la emoción de la misma forma en que podría bloquear a un intruso―. Así que no, no he visto la muerte de cerca. Esa es un área que no he experimentado. ¿Puedo irme ahora? Butch sintió que debía decir algo profundo. Pero lo que realmente quería Axe, más que algún discurso motivacional, era irse. ―Sí. Puedes. Esa silla hizo un ruido chirriante contra el hormigón, cuando fue empujada hacia atrás con fuerza, y luego Axe se fue echando leches hacia la puerta. Antes de que la abriera, se detuvo. Miró sobre su hombro. ―¿A qué se parece? ―¿La muerte? ―Cuando consiguió un asentimiento, Butch dio una inhalación propia―. ¿Seguro que quieres saber esa clase de mierda? ―Dijiste que necesitábamos exponernos. Touché, quiso decir. En cambio, Butch imaginó al macho regresando a la modesta casa en la que vivía solo y realmente emborrachándose y cortándose las venas. O una sobredosis. O saltar por una ventana. No era una conclusión inevitable, dada la cantidad de dolor acechando bajo la mitad de tatuajes y el metal. ―Quiero que te mudes aquí. ―Butch frotó la gran cruz de oro a través de su camisa―. Craeg va a quedarse con nosotros, tienes que hacerlo también.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 ―¿Qué, preocupado de que me ahorque en el baño? ―Sí, exactamente. ―Cuando Butch simplemente se quedó mirando por encima del escritorio, esas cejas oscuras del macho se levantaron una vez más―. Te quedarás aquí, Axe. Es más seguro, estás protegido, y puedes concentrarte en lo que tienes que hacer. Habría una pelea sobre esto, por supuesto. Estúpidos como este chico siempre tenían una… ―Está bien, pero voy a necesitar una noche o dos de vez en cuando para… ya sabes. Interesante, pensó Butch. Así que el pobre hijo de puta era consciente, en algún nivel, de la mierda que pasaba en su cerebro, y estaba asustado. ―Necesitas echar un polvo, ¿eh? ―dijo Butch arrastrando las palabras. ―Sí. ―No te culpes, y puedes hacer arreglos con el doggen para que te lleve y te traiga. Eso no será un problema. ―Entonces… ¿A qué se parece? Butch se quedó en silencio y se encontró tirando un poco de sus propias visiones de campo cuando las imágenes, espantosas y horribles, invadieron su mente. Por un momento, se preguntó si debía ir allí con el chico, pero luego reconoció que la verdad era algo que necesitaba ser dicha incluso si era terrible. Tal vez especialmente si era terrible. Y tenía que ser contada a cualquiera que quisiera luchar en esta guerra. Si Axe no podía manejar sus demonios, entonces la última cosa buena para cualquiera era darle una daga y una pistola y enviarlo a los callejones de Caldwell. Butch se encogió de hombros. ―Yo solía ser un detective de homicidios con la policía humana, no preguntes, así que vi un montón de ella. Para responder a la pregunta, depende de la edad que tiene y cómo sucedió. La nueva cosa… especialmente si era violenta… puede ser un poco incómodo. A las partes del cuerpo realmente no les gusta ser cortadas, apuñaladas o picadas en secciones, y expresan su enojo derramándose por toda la mierda. Jesús, somos, como, ¿un setenta por ciento de agua o algo así? Y aprendes que es tan jodidamente cierto cuando vas a una escena fresca. Piscinas de ella. Goteos de ella. Salpicaduras de ella. Luego tienes la ropa manchada, alfombras, sábanas, paredes, suelos, o si está fuera, el suelo cubierto, el hormigón, el asfalto. Y luego está el olor. Sangre, sudor, orina, otras mierdas. Ese aroma jugoso se te meterá en las fosas nasales y permanecerá allí durante horas después. ―Él sacudió su cabeza de

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 nuevo―. Los casos más antiguos… el olor es peor que el desorden. Muertes en el agua, con la hinchazón, son desagradables, ¿y si ese gas acumulado se sale? El hedor te golpeará en el culo. Y no sé, no estaba demasiado loco por las muertes por quemaduras tampoco. Es decir, podrías pensar que nos habríamos dado cuenta de que no somos diferentes a cualquier otro mamífero, carne cocinada es carne cocinada, y punto. Pero nunca he visto a un hombre adulto vomitar su café y donuts en una chuleta medio rara. ―Butch se enfocó en el macho―. ¿Quieres saber lo que siempre odié más? ―Sí. Hizo un gesto sobre su cabeza. ―El cabello. El cabello… Dios, el puto cabello, especialmente si era de una mujer. Apelmazado con sangre, suciedad, pequeñas piedras… enmarañado y retorcido… yaciendo en la piel gris. Cuando no puedo dormir por la noche, eso es lo que veo. Veo el cabello. ―Sus manos comenzaron automáticamente a frotarse―. Siempre llevabas esos guantes, ya sabes… así que no dejas huellas dactilares en nada, no dejas nada de ti mismo detrás. Los primeros días solían ser de látex, después, eran de nitrilo. Y a veces, cuando manejaba un cuerpo, el cabello podría meterse en los guantes… y era como ¿si quisiera meterse dentro de mí? Como si… pudieras atrapar la muerte por asesinato de alguna manera. ―Él negó con la cabeza―. Esos guantes eran tan jodidamente delgados. Y no funcionaban. Axe frunció el ceño. ―¿Por qué tenías que llevarlos, entonces? ―No, no, funcionaban con las huellas dactilares, ya sabes. Pero dejé algo de mí mismo detrás en todos esos cadáveres. Cada uno de ellos… tienen un pedazo de mí. Comenzando con mi hermana, pensó. Y, para ser exactos, ella había tomado el mayor trozo de él. Hubo un largo silencio. ―¿Estabas en el mundo humano? ―preguntó Axe―. Quiero decir… suena como si fueras… ―Sí, hace algún tiempo. Ahora… soy algo más. ―Butch se aclaró la garganta―. Largo, sal de aquí. Necesitas entrenar. Tú, Craeg y yo iremos a sacar toda tu mierda, y tal vez me ayudará si estás en el coche con ese hijo de puta cabeza dura. Creo que voy a tener que luchar para que no salte y se lance a una escapada. ―Sí. Está bien. Por supuesto. ―Lamento lo de tu padre. Y él no era un don nadie. Cuidar de ti lo hizo tener importancia.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Axe se dio la vuelta y se detuvo de nuevo, como si estuviera preparándose. Luego se abrió paso hacia el pasillo y desapareció. Cuando la puerta de cristal se cerró silenciosamente, Butch se quedó mirando hacia delante. No tuvo la intención de revelarle tanto al macho, él nunca hablaba de esa mierda con nadie. Poniendo la cabeza entre las manos, respiró profundamente varias veces… y rezó a Dios para que ninguna de las otras entrevistas fuera como esa.

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Capítulo 26

Paradise finalmente dejó que sus pies cayeran a la lona, pero mantuvo las manos en la barra a la altura de la barbilla. Sus pulmones estaban ardiendo, sus hombros y bíceps estaban gritando, y había una línea de sudor por la espalda de su sujetador deportivo. Lo interesante, sin embargo, era que había aprendido que esta sensación de mareo iba a pasar rápido, y entonces estaría en la siguiente serie de repeticiones. Mirando a Peyton, lo encontró en la cinta, y se quedó impresionada. Estaba corriendo como alma que lleva el diablo, su gran cuerpo en forma perfecta, con la cabeza arriba, los ojos fuera de foco, pero alerta. Ella nunca lo había imaginado como un atleta, pero claro, todo lo que había hecho antes había sido levantar la pipa de agua. La pregunta era, donde estaba… —Eh. Cuando Novo se le acercó, Paradise sonrió. —Buen trabajo con esos abdominales. Hiciste, como quinientos. —En realidad fueron quinientos ochenta y dos. Escucha, Craeg acaba de irse. Se veía molesto. Pensé que tal vez querrías ir a ayudarle con su problema. Paradise giró hacia la puerta, pero se detuvo. —Yo no... quiero decir, no es como si lo conociera. —¿Alguno de nosotros lo conoce? Y estoy muy, muy segura de que eres con la que quiere hablar. —¿Y eso por qué? —Simplemente una corazonada. —Ah... bien, gracias. Rumbo a la salida, miró al Hermano Tohrment. —¿Puedo por favor, ser excusada para ir al baño de mujeres?

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Puedes, Paradise. Deslizándose hacia el pasillo, miró a izquierda y derecha, esperando encontrar a Craeg caminando o sentado en el suelo. Nada. Todo estaba vacío. Su cuerpo se enfriaba de manera eficiente mientras se dirigía al vestuario de los machos. Inhalando, captó su olor y supo que estaba dentro, y, al no percibir ningún indicio de nadie más, fue a la puerta de metal y llamó. —¿Craeg? Cuando no hubo respuesta, abrió la puerta un poco y no vio nada más que un muro de hormigón. Entrando, lo rodeó hasta que estuvo en el gran espacio abierto con todos los casilleros. Vaya. Diez veces el tamaño del de las hembras, pero sin los sofás y el bonito lugar para sentarse y arreglarte el pelo y el maquillaje. Suponiendo que lo necesitaras. Tío, estaba tan nerviosa, que estaba hablando galimatías consigo misma. Nuevo nivel. —¿Craeg? —dijo en voz más alta. Oyó el ruido del agua corriendo, un lavabo, no una ducha y se aclaró la garganta. —¡Craeg! —¡Qué mierda! Y luego más maldiciones hasta que salió de una sección diferente de la instalación. El agua goteaba de su cara y manos, y su camiseta estaba húmeda alrededor del cuello. —¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó, pasando una mano sobre el pelo mojado y echándolo hacia atrás. Dios, sus ojos eran increíbles, tan profundamente duros y un azul tan pálido. Y sus hombros eran tan grandes. Y el pecho era… —Novo dijo que necesitabas ayuda. —¿Novo dijo qué? —Ella me dijo que tú… —No, no. —Cortó el aire con la mano como si estuviera borrando su pregunta—. ¿Por qué iba ella…? —Craeg se detuvo. Luego murmuró algo como—: voy a patearle el culo. —¿Por qué? —Frunció el ceño Paradise—. ¿Estás bien? ¿Necesitas alimentarte con más…? —No. —Le apuntó a la cara con el dedo—. Y nunca más contigo. Nunca.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Paradise retrocedió. —Disculpa. —Ya me has oído. —Sacudió y girando en un círculo cerrado, se centró en el suelo de baldosas—. Ahora lárgate de aquí… —Tengo tanto derecho como tú a… Él la miró. —Estás en el vestuario de los machos. Así que a menos que te haya brotado un palo durante la noche, no tienes tanto derecho como yo. Ella abrió la boca. Y la cerró. Y estaba a punto de salir cuando él se dio la vuelta y fue a por ella. Fue entonces cuando ella vio exactamente cuál era su "problema". Al instante, su cuerpo respondió, y cuando él se detuvo de golpe y la miró, fue muy, muy claro que había captado su excitación. Una curiosa derrota, una que parecía totalmente en contra de su personalidad, inundó su rostro y dejó caer los hombros. Se miraron el uno al otro durante mucho tiempo. —No tienes que decirlo —susurró ella—. Sé que no quieres esto. Sé que el momento es malo. Sé… que lo último que cualquiera de nosotros necesita en este momento es una complicación. Pero me pasé todo el día pensando en ti, y ¿qué es lo peor que puede pasar? Nuestros cuerpos quieren... lo que quieren. Esta vez, cuando él se apartó el pelo, su mano estaba temblando. Por su parte, el temblor estaba en sus piernas, sus brazos, su torso. Como decían, de punta a punta. Craeg fue a ella lentamente, como si le estuviera dando su tiempo para cambiar de opinión, de vuelta a la distancia, para que se fuera. No va a pasar. Se quedó exactamente donde estaba, inclinando la cabeza hacia arriba para poder mirarle a los ojos. —Si te beso —gruñó él—, no hay vuelta atrás. Podré no follarte aquí mismo, ahora mismo, pero te voy a tener sobre tu espalda en el instante que tenga la maldita oportunidad. Ella tenía la sensación de que estaba hablando crudamente para que lo reconsiderara, y por una fracción de segundo, lo hizo, pero no porque él hubiera usado la palabra con f. Eso sólo la excitó aún más. No, su conciencia entrenada por la glymera se incorporó y aulló, todas esas costumbres, expectativas y reglas se precipitaron a su cerebro y embotaron su lujuria. Si perdía su virginidad con alguien

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 sería un problema, ¿dársela a un plebeyo? Estaría manchada de por vida. Imparejable. Una fuente de vergüenza sobre su padre, su linaje, su clase. Por otro lado, aparte de alguien como Peyton, estaba bastante segura de que ningún macho “adecuado” la querría después de haber pasado por el programa del centro de formación, de todos modos. Incluso si no luchaba en la guerra, este tipo de aprendizaje no encajaba en el tipo de educación de las pompas de salón que se suponía tenían que tener las hembras. La solución, supuso, era no emparejarse nunca. A medida que el pensamiento la golpeaba, un alivio intoxicante atravesó todo su cuerpo, la flotabilidad tan poderosa, que tuvo la necesidad de saltar, y fue entonces cuando oyó la voz de Novo en su cabeza: ¿Por qué eres diferente? Mirando los ojos ardientes de Craeg, se maravilló de cómo la solución más fácil era en cierto modo la más dura. Pero si nunca iba a emparejarse, entonces era libre de tomar decisiones de una manera que nunca había soñado. Y fue en base a esa fuerza que tomó una decisión.

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Paradise iba a dar marcha atrás. Cerniéndose sobre la hembra, Craeg podía sentirlo en sus huesos. A pesar de su excitación, ella iba a recuperar el sentido y salvarlos de un mundo de dolores de cabeza. Iba a evaluarlo, con su enorme cuerpo y su furiosa erección, y se daría cuenta que no quería las complicaciones o el estrés Con una elegancia de movimiento que le aterrorizó, ella levantó las manos y las puso sobre sus hombros, no, eran sus pectorales, porque no era lo bastante alta. Inclinó la cabeza aún más atrás y él se quedó momentáneamente aturdido por lo perfectamente que la fea luz fluorescente de las lámparas de techo golpeó sus facciones finas, los mechones de cabello rubio que habían escapado del lazo y las líneas de su clavícula. —Entonces bésame —dijo ella. En el fondo de su mente, él oyó el sonido de dos camiones Chevy chocando entre sí, parrilla contra parrilla. Mierda. No iba a retroceder. Con una maldición, cerró los ojos. Se balanceó. Se dio cuenta de que esto, en realidad, iba a suceder.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Luego abrió los párpados y se adelantó para tocarla. De pronto, tuvo un momento de incomodidad, como si no supiera dónde poner sus manos, ¿los hombros? ¿Los lados de la garganta? ¿Su cara? El sexo que había tenido siempre había sido duro y rápido, el tipo de mierda que hacías con mujeres humanas o hembras vampiro a las que no les importaba para quien se abrían. Paradise era lo contrario de todo eso, y ese era el problema. Por mucho que la deseara, quería hacer lo correcto por ella. Bueno, no era un jodido gentilmacho de repente. Con manos temblorosas, acabó trazando su mandíbula con los dedos, y cuando sus labios se separaron, bajó la cabeza hacia un lado y cerró la distancia entre las bocas. Casi. Con un simple milímetro de la anticipación separándolos, susurró: —Última oportunidad. —Estoy esperando. Así que la besó. El gemido que dejó salir fue una combinación de hambre y sumisión, y en el fondo de su mente, fue vagamente consciente de que había un nuevo olor en el aire, algo que era parte el calor entre ellos, pero también una revelación. Lo que sea, ella era suave, dulce, vacilante y fuerte. Todo lo que había imaginado que sería. Rozando la boca sobre la suya, extendió su lengua y la lamió. Y fue entonces cuando todo el asunto de refrenarse salió por la ventana, con prisa, la envolvió con sus brazos y la apretó contra su cuerpo, dejando que le sintiera, incluso en las caderas, donde, a pesar de las dos liberaciones que se había dado en el baño antes de que ella entrara, estaba rabiando por soltar. Oh, Dios, ella era mucho más pequeña que él, pero a medida que sus pechos se acercaban y su peso se movía para inclinarse contra él… Supo que ella era la que tenía el control. Se besaron durante mucho tiempo, y no fue suficiente, pero algún reloj de alarma interno se encendió y fue lo bastante fuerte como para cortar a través del rugido de su necesidad de su sexo. Retrocediendo, sintió un serio disparo de satisfacción masculina cuando vio que su rostro estaba ruborizado, la boca abierta y su respiración entrecortada.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Trató de pensar cuando podría tenerla a solas, cómo podrían encontrar un poco de intimidad, dónde podría ser. —¿Cuál es tu número de teléfono? —preguntó con una voz gutural. Después de que ella se lo dijera, miró a su alrededor. —¿Necesitas escribirlo? Sí, claro. Los siete números estaban tatuados en su cerebro. —Te llamaré. —Otra razón, aparte de toda esa molestia de ser incinerado por el sol, de alegrarse de mudarse aquí, no tenía teléfono propio—. A las 7 a.m. —¿Para hacer los arreglos para vernos? No puedo salir durante el día. Mi padre me mataría, y no puedo escaparme. Él lo sabría de inmediato. Sí, podía recordar lo que era vivir con la familia en una pequeña casa. Craeg la besó en la boca una vez. Dos veces. —Sólo tienes que responder al teléfono. —Me alegro de que quieras hablar. —No busco conversación. —Dejó que sus ojos se desviaran hacia su garganta y sus pechos—. Te voy a enseñar un par de cosas. —¿Cómo qué? Doblando la cintura, le acarició la garganta con la nariz. —¿Sabes ese dolor que tienes en este momento? ¿Entre las piernas? —Sí... —susurró. —Voy a mostrarte cómo hacerte cargo de eso por ti misma. Y vas a hacer que me corra mientras escucho cómo suena. —Se enderezó y dio un paso atrás, asintiendo con la cabeza a la salida—. Vete. Antes de que alguien te encuentre aquí. No había razón para que su candidatura se viera afectada por esto. No había una norma de no confraternización que hubiera visto en el impreso, pero vamos. Lo mejor era mantenerlo en secreto. —Vete —repitió cuando ella no se movió. Simplemente le miró con ojos abiertos y ardientes. Mierda, en lo único que podía pensar era en tomarla en ese mismo momento, de pie, con las piernas separadas alrededor de sus caderas, su polla enterrada bien profundo, tuvo que luchar para no desmayarse. —Vete, Paradise.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Por fin, ella se dio la vuelta. Justo antes de rodear el tabique de hormigón de la puerta, él gruñó: —Contesta el maldito teléfono. —Lo haré —dijo ella—. Inmediatamente. Al quedarse solo, Craeg cerró los párpados. Y se preguntó cómo demonios iba a esperar hasta entonces.

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Capítulo 27

Tres horas más tarde, Craeg estaba en el asiento del copiloto de un Hummer. O casi asomado fuera mejor dicho: mientras Butch, los conducía fuera del estacionamiento subterráneo del centro de entrenamiento, Craeg estaba inclinado hacia el parabrisas, tratando de darle sentido al paisaje extrañamente borroso. —¿Tenemos mal tiempo? —preguntó Axe desde la parte posterior. —No —respondió el Hermano mientras subían por un enorme y elaborado sistema de puertas que era como algo de Jurassic Park, todo cemento de seis metros de altura, con enormes barras de metal y barricadas electrificadas. Sí, porque los Hermanos ya habían demostrado cómo les encantaba jugar con esa mierda impactante. Craeg sacudió la cabeza. —Vosotros, tíos, no bromeáis con la seguridad. —No. A medida que avanzaban por el territorio densamente boscoso, llegaron hasta una serie de puntos de parada que se volvían gradualmente menos extravagantes y obstructivos. Él último era más pequeño que algo que encontrarías en una granja abandonada, algo viejo y desvencijado que resultó estar construido deliberadamente para tener ese aspecto. Inteligente. Cuando Butch salió finalmente a un claro y giró a la izquierda por un camino pavimentado, la difuminación extraña del paisaje se evaporó mágicamente. Pero era raro, los ojos de Craeg se ajustaron fácilmente; su orientación no. ¿Estaban en dirección oeste? ¿Este? —Sabes donde vivo, por supuesto —murmuró Axe. Butch lanzó una mirada seca por el retrovisor. —No, para nada.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 El viaje hasta donde fuera llevó unos cuarenta y cinco minutos, y todo lo que Craeg sacó del viaje fue la sensación de lo poco que conocía de Caldwell. Después de haber pasado su vida pretrans en casa con su madre, no había tenido la oportunidad de salir mucho después de su transición porque las redadas habían pasado sólo seis meses más tarde. Y, después de la masacre, después de haber visto a su madre y su hermana morir y saber de primera mano de la muerte de su padre, había pasado por un período de intensa locura… luego se asentó en un horario de trabajo insensible que había pagado las facturas y permitido encontrar un refugio lejos de la casa de sus padres. No había estado allí desde que había limpiado todo y enterrado a las hembras de su línea de sangre, junto con los restos de su padre, que había traído de la casa de los aristócratas. Dios, su padre. Había amado al tipo y descubrir que un hombre de tal valor había muerto debido a que un montón de tipos de la glymera los habían dejado a él y a todos los otros sirvientes y trabajadores fuera de la sala segura. Y la gente se preguntaba por qué odiaba a esos bastardos ricos. —¿Quieres que esperemos aquí, Axe? —preguntó Butch. Craeg se sacudió y vio que se habían detenido frente a... Era la puta casa de Hansel y Gretel. Esa era la única comparación que podía sacarse del culo. Al resplandor de los faros del Hummer, la casa era tan pintoresca como una postal, toda encalada con un alto techo de dos aguas y carpintería tallada bajo los aleros, tan intrincada como encaje. —Tú —espetó Craeg—. ¿Has crecido ahí? —Sí. —Axe se asomó por la puerta abierta—. ¿Cuál es el puto problema? —A la mierda, entramos contigo —anunció Butch mientras apagaba el motor—. Sobre todo porque quiero ver todas las figuritas Hummel. Craeg se iba a quedar en el SUV, pero luego pensó, está bien, a la mierda. ¿Qué más tienes que hacer con tu tiempo? Axe les llevó a una puerta lateral que abrió con una llave de cobre. Cuando entró, sonó el pitido de la alarma, pero no duró mientras la desconectaba en un teclado montado en la pared. Cuando el tipo encendió las luces, todo lo que Craeg pudo hacer fue parpadear como una vaca. —Santa María, madre de... —murmuró Butch. —Él pensó que ella iba a volver, ¿vale? —se quejó Axe mientras lanzaba sus llaves a un espectacular bloque de carnicero—. Lo hizo para mi madre.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Craeg nunca había visto tantas rosas rojas y rosadas en su vida: las paredes de la cocina pintoresca estaban cubiertas del suelo al techo con un papel dominado por las flores y vides verdes que al parecer seguían creciendo. Y, sabes qué, las cortinas en la alcoba y alrededor de la ventana sobre el fregadero de la cocina eran del mismo patrón exacto. —Quedaos aquí —murmuró Axe—. Bajaré con mi maldita bolsa. Las fuertes pisadas del tío sonaron por toda la casa, el trueno subió al primer piso y luego vagó por las vigas superiores. —Mira esta artesanía en madera —dijo Butch, mientras pasaba la mano por la moldura tallada alrededor de una de las jambas—. Increíble. Craeg fue a la mesa tallada y se sentó en una silla delicada que le hizo desear no haber comido tanto en la Primera Comida. En cuanto a toda la mano de obra en las molduras y puertas, en los armarios, incluso en los alféizares de las ventanas, por amor de Dios, descubrió que todo formaba un patrón orgánico que repetía las vides del papel, girando y retorciéndose con elegancia y hermosamente alrededor de todos los accesorios y entradas/salidas. Barnizada con una capa transparente, el arce o pino o lo que fuera, brillaba como solo la madera fina con la que se ha trabajado finamente podía. —El resto de las habitaciones tiene qué ser así —dijo Butch mientras se inclinaba fuera de la cocina—. Sip. Es una obra maestra… Axe reapareció con una bolsa de lona negra y una mochila. —A la próxima… —¿Hizo tu padre toda esta carpintería? —preguntó Butch. —Sí. —Fue mucho más que un don nadie. —¿Podemos irnos ahora? —Espera —cortó Craeg—. ¿Tu padre era carpintero? El mío trabajaba con suelos. —¿Oh si? Hubo una pausa mientras ellos dos se miraban. —¿Murió en Endelview? —espetó Craeg, nombrando la finca que había sido atacada esa noche horrible. La expresión oscura de Axe se volvió aún más oscura, de una manera que hizo que sus tatuajes parecieran siniestros. —Sí.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —El mío también. —Craeg buscó el rostro del macho, preguntándose cuánto sabía sobre lo que había pasado allí. Mierda... era horrible darse cuenta de que había manejado el cuerpo del padre del tipo. Sin embargo, alguien más había hecho las notificaciones a los familiares sobrevivientes. Él había terminado en ese punto—. Mala noche. —Sí. —Axe se aclaró la garganta y miró hacia otro lado—. ¿Podemos irnos? —No —interrumpió Craeg—. Vosotros dos quedaos aquí mientras yo voy a mi casa. Volveré con mi equipo. —No tardes mucho, entonces —dijo Axe, arrastrando las palabras. Craeg se puso de pie y se dirigió a la puerta. —No tengo mucho. El Hermano gritó justo cuando puso un pie en el porche de atrás. —Si no regresas aquí en veinte minutos, estás fuera del programa. —Lo sé —murmuró—. Lo sé.

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Cuando el autobús paró, Paradise cogió su mochila y se puso en la fila. —¿Vienes a mi casa? —preguntó Peyton mientras se ponía de pie—. Todavía tenemos dos horas por lo menos, y Anslam va a venir a pasar el rato. Agachando la cabeza para que no viera el rubor en su rostro, fingió buscar su teléfono aunque sabía dónde estaba, en el bolsillo de su parka. —Quiero estar en casa para mi padre. —Yyyyy eso sería al amanecer —señaló mientras se ponía sus gafas tintadas—. Dos horas a partir de ahora. Bueno, está bien, pero no importaba la hora que fuera, no iba a admitir el hecho de que lo único que quería hacer era mirar cómo las manecillas del reloj en la mesita de noche recorrían la esfera hasta que la grande estaba en el doce y la pequeña en el siete. —Lo siento, tengo cosas que hacer. ¿Me llamas? —Mierda, realmente no quería que lo hiciera, hoy no—. Quiero decir… —Es genial. —Peyton se volvió hacia Anslam—. ¿Estás listo para la pipa de agua? El otro hombre disparó una sonrisa sarcástica. —Siempre y para siempre.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Mientras ellos dos se iban por el pasillo, sacudió la cabeza y se levantó de su asiento. Supuso que algunas cosas volvían a la normalidad, y era divertido, con todo el estrés del entrenamiento, en realidad no podía culpar a Peyton por querer un escape que se sentía bien. ¿Tal vez eso es lo que estaba haciendo con Craeg? Hablando de adicciones. La forma en que se sentía alrededor de ese macho, cuando la miraba, la tocaba, la besaba, era tan increíble, podía verse a sí misma quedar enganchada en el zumbido, contando las horas. Lo malo de todo esto, sin embargo, era que no era algo que pudiera ser comprado y consumido como una olla, un helado o un vino. Él era una entidad separada, independiente, y era divertido, el hecho de que hubiera elegido estar con ella, aunque sólo fuera por teléfono, era parte de la adicción. Él la estaba escogiendo. De cualquier persona en el planeta… Paradise se detuvo en medio del pasillo. Algo había revoloteado al suelo y lo recogió con el ceño fruncido. Era una imagen, del tipo Polaroid pasado de moda, del tipo con el marco brillante en el centro y la parte mate blanca pequeña alrededor de los tres lados y grande abajo para poder sujetarla y escribir en ella. La imagen era tan borrosa que era indescifrable, algo rojo y rosado con rayas. —Peyton, de verdad —murmuró. Sólo Dios sabía lo que hacía cuando estaba colocado. Había sido conocido por probar algunas cosas locas y psicodélicas, cosas realmente extrañas; por supuesto, él se había deleitado en contárselo. Con la foto en la mano, arrastró los pies hasta la salida, dio las gracias al conductor doggen, y luego abrió la boca para llamar a su amigo. Sin embargo, ya se había desmaterializado con Anslam, por lo que puso la fotografía de su colcha, o de su alfombra, o de su bata de baño, o de su maldito Martini en el bolsillo. —¿Ayudaste a Craeg con su pequeño problema? —dijo Novo desde las sombras. Paradise se volvió cuando el autobús partió, las piedras crujieron bajo los neumáticos. —Me mentiste. —¿Yo? —La mujer sonrió en la luz de la fría luna—. Creo que no. Y tenía razón, verdad. Él te necesitaba a ti y sólo a ti. Ruborizándose, Paradise recordó el cuerpo de Craeg contra el suyo, su erección presionando contra su vientre. No era un problema pequeño, pensó para sí misma. De ningún modo. Era grande y gruesa, y… —¿Y bien? —preguntó Novo.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —No es asunto tuyo. —Tan remilgada, tan apropiada. Aunque está bien. Me alegro de que los niños lo pasaran bien. Así es cómo debería ser la vida… y pensé que no lo conseguiríais sin un poco de ayuda. Paradise tuvo que reír. —No te ves como del tipo casamentera, Novo. —Me estoy ramificando. —La hembra encogió los fuertes hombros bajo su chaqueta de cuero negro—. Por eso estamos todos aquí, ¿verdad? Por una fracción de segundo, Paradise se vio tentada de invitar a la hembra. Nunca había tenido una amiga de verdad. En la aristocracia, tu posición social decidía con quien se te permitía ser vista, y Dios sabía que ninguna de las primas con las que había tenido que charlar habría tenido mucho interés para ella. Además no podías confiar en ellas. Hembras como esas estaban compitiendo por un grupo limitado de machos altamente deseados, los que las volvía tan feroces como una escuela de pirañas. Era The Bachelor 27pero cien veces más. Además, Novo ya sabía de Craeg, y eso hacía que se sintiera menos como si tuviera algo que ocultar, y la hembra sin duda parecía bastante sexual para haber tenido alguna experiencia en el departamento de la seducción. Tal vez mucha. Abriendo la boca, Paradise… Recordó donde vivía. —Nos vemos mañana —murmuró. —No estás enfadada conmigo, ¿verdad? —No, en absoluto. —Mientras se sonrojaba, se alegró de que estuviera oscuro y las copas de los árboles cortaran la mayor parte de la luz de la luna—. Estoy agradecida, en realidad. Novo le dio otro de esos apretones en el hombro. —Que tengas un buen resto de la noche y día. Hasta mañana. Paradise levantó la mano. —Adiós. Cuando se quedó sola, dejó caer la cabeza hacia atrás y miró a las estrellas. Luego apretó el bolso contra el pecho, envolvió los brazos alrededor y se desmaterializó.

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Espectáculo de telerrealidad que gira alrededor de un joven atractivo que será cortejado por 25 mujeres.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Tomando forma en el césped, en el lugar exacto de la noche anterior, estaba esperando sentirse un poco menos extranjera en territorio familiar. Yyyyyy eso sería un gran y gordo No. Caminando hasta la puerta principal, se sentía igual de lejos que la noche antes. Esta vez, sin embargo, la separación estaba atada a Craeg. ¿Sabes ese dolor que tienes en este momento? ¿Entre las piernas? Voy a mostrarte cómo hacerte cargo de eso por ti misma. Y vas a hacer que me corra mientras escucho cómo suena. Sólo el recuerdo de su voz profunda y ronca diciendo esas palabras excitó su cuerpo y lo convirtió en un horno, hasta el punto que quería quitarse la parka a pesar de que sólo hacía cuatro grados. Y, sin embargo, al mismo tiempo, levantó la vista a todas esas brillantes ventanas y quiso vomitar. ¿La idea de lo que iba a conseguir por teléfono, y que probablemente terminaría desnuda, mientras un macho que su padre no aprobaría la acompañaba por todo el proceso? ¿En la habitación donde había crecido? ¿Mientras su padre estaba en la casa? Se suponía que las hembras como ella no… —Oh, a la mierda —murmuró mientras comenzaba a caminar hacia la puerta. La vida era demasiado corta y Craeg estaba condenadamente demasiado bueno para que perdiera el tiempo sintiéndose culpable cuando no estaba haciendo nada malo en el gran esquema de las cosas. Recuerda, se dijo. Nunca vas a emparejarte. Eres libre.

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Capítulo 28

—Mentí. Mientras Axe hablaba, Butch miró a través de la cocina de rosas y vides. El macho estaba apoyado contra la encimera de la cocina, con los brazos cruzados sobre el pecho, la cabeza inclinada hacia abajo de manera que había grandes sombras donde deberían haber estado sus ojos hundidos. —Sobre qué. El chico tardó un poco en contestar, y Axe pasó el tiempo jugando con la hilera de aros negros que la bajaban por la parte exterior de la oreja. —La llave. En la oficina. Y justodeesamanera, Butch se puso en completa alerta, pero no lo mostró. —¿Oh, sí? ¿Cómo es eso? Axe se frotó bajo su nariz, y Butch lo guardó para referencias futuras. —¿De dónde sacaste eso? —preguntó el chico. —Un amigo me lo dio. —¿Como si fuera a salir con el tema de la hembra muerta antes de necesitar jugar esa carta?—. Un buen amigo. —Se supone que no tienes que compartirlas. Va contra las reglas. —¿Si voy ahí, me meteré en problemas? —preguntó Butch de pasada. —No lo sé. Depende de la noche. Si usas una máscara, podrías salirte con la tuya. Yo nunca he llevado a nadie, pero la política es acompañante, siempre y cuando los invitados se adhieran a las reglas. Además, aceptas la responsabilidad si no lo hacen. Así es como te echan. —¿Cuánto tiempo has sido parte de ello? —Desde antes de las redadas. Ahí es donde tuve mi borrachera cuando… ya sabes, la mierda con mi padre. Los humanos de allí, nunca supieron, siguen sin saber, lo que soy. Había muchos frikis diferentes, piensan que soy alguien que finge ser un vampiro.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —¿Cuándo fue la última vez que fuiste? —Hace tres o cuatro noches. No sabía cómo iban a ir las cosas en el programa de entrenamiento. Pensé que podría ser mi última vez por un tiempo. Más o menos cuando encontraron a la chica en el césped de Lugar Seguro. —¿Qué te gusta? —Butch puso los ojos en blanco—. Y antes de que pienses que estoy ligando con un estudiante, estoy perfectamente emparejado con una hembra de la que soy plenamente consciente que es demasiado buena para mí, esto es sólo para conversar porque no tenemos nada mejor que hacer hasta que ese tío vuelva. La tensión de Axe se aflojó, también su cuerpo. —Me gusta someterlos. —¿Hombre o mujer? —Ambos. —V y tú os llevareis bien entonces. Aunque ahora también es un tipo de una sola mujer. —Butch estiró los brazos por encima de la cabeza hasta que su columna vertebral crujió—. ¿Cuando vuelves? —¿Cuándo es la próxima noche libre? —¿Me llevarás y me mostrarás los alrededores? ¿Así no avergüenzo a mi amigo que me dio la llave? —Me acabas de decir que estabas felizmente emparejado. Butch le disparó la mirada de no-seas-estúpido. —Me gusta mirar, gilipollas. No es engañar si no están involucradas ni tus manos, tu lengua o tu polla. Axe asintió como si respetara esa lógica. —Sí, te llevaré. Pero sólo en una noche de máscaras. Si la cagas o te conviertes en una nenaza, no quiero que te rastreen a mí. Butch pensó en una cierta noche con Vishous, la noche en que había habido ciertas revelaciones después de que él hubiera… hecho algunas cosas que necesitaba hacer a su mejor amigo. —Puedo arreglármelas solo —dijo secamente—. No te preocupes. Los sonidos de pies pesados sobre los escalones poco profundos de la puerta lateral anunciaron la llegada de Craeg. —Eso fue rápido —murmuró Butch mientras el macho entraba con sólo una bolsa raída.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Te lo dije —respondió Craeg—. No tengo mucho.

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Marissa llegó a casa temprano porque tenía dolor de cabeza. Y no, no era una de las migrañas de Trez, sólo un golpeteo sordo detrás de los ojos que hacía difícil concentrarse, difícil leer documentos en papel, e imposible centrarse en una pantalla de ordenador. Subiendo los escalones de piedra a la gran entrada de la mansión, descubrió lo que estaba mal: se había saltado la Primera Comida y había trabajado durante la merienda que se servía cada noche a medianoche en Lugar Seguro. —Estúpida —dijo mientras entraba en el vestíbulo y miraba a la cámara de seguridad. Cuando saltó la cerradura, entró en el gran vestíbulo y sonrió a Fritz. —Lamento mucho molestarte, pero ¿podría por favor comer algo? El anciano doggen juntó las manos y casi se desmayó, como si ella le hubiera entregado un billete de lotería premiado o el regalo de cumpleaños más perfecto jamás dado a nadie. —¡Oh, señora, sí! ¿Puedo traerle huevos y tostadas? ¿Un sándwich? ¿Sopa? Algo más sustancial… Ella se rio un poco. —¿Me sorprendes? —¡Inmediatamente! ¡Sí, sí, ahora mismo! La velocidad con la que se fue y el rebote en ese paso sugería que le quedaban muchos más siglos, y eso era bueno. —Oh, heeeeey, chica. Se volvió a la sala de billar. Lassiter estaba apoyado contra la arcada abierta, con un bol de palomitas de maíz en la mano, una bolsa gigante, una batamanta de estampado de leopardo que cubría aproximadamente el setenta por ciento de su torso, sus fuertes antebrazos desnudos y asomando las piernas desnudas por el dobladillo. —Hola... —Frunció el ceño cuando cayó en la cuenta de algo—. ¿Estás usando algo debajo de eso? —Por supuesto que sí. —Se tiró un puñado de palomitas a la boca—. ¿Quieres ver la tele conmigo? Ahora mismo tengo un maratón de MacGyver, pero estoy dispuesto a ser flexible.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Marissa abrió la boca para decir que no, pero luego pensó, qué diablos. Estaba a punto de comer algo y esperar a que Butch terminara en el centro de entrenamiento. Le había enviado un mensaje para decirle que salía temprano del trabajo, y él había respondido de inmediato diciéndole que se quedara tranquila; volvería en veinte, treinta minutos, como mucho. —Por supuesto. —Biiiiiennnn. —El ángel se enderezó—. ¿Cuál es tu veneno, TV-sabia? Cuando se dio la vuelta, ella dejó escapar un chillido. Porque estaba mirando su culo desnudo. —¿Qué pasa? —preguntó, todo preocupado. Tapándose los ojos, ella dijo: —¡Me dijiste que estabas usando algo! —Un suspensorio. Obvio. En ese momento, Fritz apareció a su lado con una bandeja cargada con tantos platos cubiertos que bien podría haber sido la alimentación de Rhage. —Ah... —Marissa se frotó las cejas, ese dolor de cabeza volvía con toda su fuerza. —Comerá aquí —dijo Lassiter—. Y sí, Marissa, me pondré mis malditos vaqueros. —Gracias, Niño Jesús —murmuró cuando entró en la sala de juegos. Mientras Fritz dejaba la bandeja en la barra a la izquierda, Lassiter se puso los Levis y se dejó caer en uno de los sofás enfrente de la enorme pantalla montada sobre la chimenea. —Para tu información, si me irrito, es tu culpa. Ella se acercó y se sentó en uno de los taburetes acolchados. —Para tu información, mi compañero debe estar aquí en cualquier momento. Así que acabas de salvarte de ser machacado. Lassiter señaló el control remoto del televisor y abrió la programación por cable. —Psssh, lo que sea. Puedo con él. —Lo dudo. —En realidad, no tengo nada mejor que hacer por el resto de esta noche. ¿Piensas que querrá pelear? Podría usar el ejercicio.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Marissa se rio al escuchar el tono esperanzado mientras se reclinaba y dejaba que Fritz levantara las campanas de los platos y describiera, con toda la precisión y la elegancia de un camarero Nobu28, lo que estaba sirviendo. —Muchas gracias —murmuró mientras cogía el tenedor y probaba el arroz pilaf— . Mmmmm. No iba a comer ni a la mitad de todo esto, pero eso no parecía molestar al mayordomo. Por otra parte, para él, la alegría de servir era la mejor satisfacción en el trabajo que tenía. —Oh, Dios mío —dijo Lassiter, enderezándose—. No puedo creerlo. —¿Qué? Y si es un maratón de Beaches29 de nuevo, puedes olvidarte de él. —Se frotó el centro del pecho con la mano libre—. No voy a ver morir a nadie, ni siquiera en dos dimensiones. Había tenido más que suficiente de eso. Querida Virgen Escriba, y si no podían averiguar algo sobre… —Es Melrose Place. Me encanta este epi… es donde Kimberly se vuelve psicópata. —Espera, ¿no era siempre psicópata? —Bueno, sí, pero aquí es donde se quita la peluca y ves la cicatriz. Fácilmente una de las escenas más importantes e influyentes de la historia de la televisión. —Y pensar que yo asumí que era, no sé, el alunizaje humano o algo así. Lassiter la miró. —Espera, ¿esas ratas sin cola llegaron a la luna? Me estás tomando el pelo. Ni siquiera pueden decidir qué hora es, relojes siempre girando hacia atrás y adelante de estación en estación. Y luego está la mierda de la salud, come esto, vas a vivir más tiempo, no, golpea eso, te matará, por lo que necesitas hacer esto. Trolls de Internet. Predicadores y políticos gilipollas. Y sabes, no me hagas empezar con los baches. ¿Por qué no arreglan las carreteras? Marissa echó la cabeza hacia atrás y rio. —Tú ni siquiera conduces. Ni te preocupas por ninguna de esas cosas. El ángel caído se encogió de hombros, sus piercings y cadenas de oro brillantes como el sol al moverse. —Sólo repito lo que dicen en las noticias de la noche.

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Restaurantes japoneses, conocidos por su innovadora nueva cocina.

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Película de comedia-drama.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Marissa sacudió la cabeza con una sonrisa. Estaba a punto de preguntarle qué hacía exactamente aparte de que tomar el sol cada mediodía, si no estaba nublado y ocupar espacio en el sofá delante de la televisión, pero luego sus ojos se posaron de nuevo en ella y estaban mortalmente serios. Cuando su mirada volvió a la pantalla grande, se dio cuenta de que había visto su estado de ánimo y hacía todo lo posible para ayudarla a salir de ello. —Eres bueno, Lass —dijo en voz baja—. ¿Lo sabes? —Soy más que bueno. Soy increíiiiiiiiiiiiiiiible —cantó—. ¿Quiere decir que puedo apuntarte para una docena de mis calendarios? Con cualquier otra persona en la casa, ella podría haber tenido la tentación de reírse de ello como una broma. ¿Con él, sin embargo? —No, no puedes. Ni siquiera sé cómo son, pero la respuesta es no. —Bien, media docena —se echó hacia atrás—. Son sólo cinco dólares. Tengo que cubrir los costes de impresión. ¿Buenas noticias? No había ningún fotógrafo caro, me saqué las fotos con mi palo selfie. Marissa bajó un bocado de pollo a su plato. —Hiciste de verdad un calendario de ti mismo. —¿Por qué crees que no tenía mis pantalones? —Lass. De verdad. Te sacaste doce fotos de desnudos de ti mismo… —Suspensorio. Llevaba mi suspensorio, recuerda. Sólo hice diciembre por el fuego. Soy tan caliente, que es lisa y llanamente estúpido. Marissa pasó un ojo por la habitación y se estremeció ante la cantidad de cosas donde probablemente habría puesto su culo desnudo en antes de decidirse por la chimenea delante del fuego. —¿Qué te ha dado esa idea? Él puso los ojos en blanco. —¿Cuantas noches quedan sólo de este año? Tengo que llevarlas a Kinko30 antes del treinta y uno de diciembre. De la nada, ella tuvo la imagen de algún pobre humano en una sucursal de FedEx Office echando un ojo y medio a un ángel caído casi desnudo. Sin previo aviso, se echó a reír con tanta fuerza que las lágrimas acudieron a sus ojos. Lágrimas de las buenas, eso era.

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Antiguo nombre de FedEx, la empresa de transporte

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Y mientras se rendía a la ridiculez del ángel, Lass se quedó allí sentado en el sofá, viendo Melrose Place, con una sonrisa socarrona en su hermoso rostro desquiciado. Era un ángel, pensó para sí misma. Un ángel total.

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Capítulo 29

Cuando Butch salió por la puerta oculta bajo la gran escalera de la mansión, su único pensamiento era encontrar a su compañera. Y el sonido de su risa fue un localizador instantáneo y una fuente de alivio de alto octanaje. Había estado tan distraída tan pronto como se despertó de un día de sueño inquieto, el peso de lo que estuviera en su mente le daba el aspecto de alguien arrastrando un piano de media cola alrededor de ellos. Pero le había prometido que conseguiría algo sobre la chica, de alguna manera, y estaba más que listo para decirle que tenía algo. Caminando a través del mosaico que representaba un manzano en flor, entró en la sala de billar y… Lassiter levantó ambas manos hacia arriba desde su posición boca abajo en el sofá. —Me he puesto los pantalones. Fui un buen chico. Los colmillos de Butch amenazaron con asomar y retorció el labio superior. —¿Discúlpame? Y piensa cuidadosamente antes de explicar eso. Estás muy cerca de la línea. Marissa tomó un sorbo de un vaso de agua. —Es perfectamente inocente. —Estoy haciendo un calendario de desnudos —comenzó el ángel caído. —Tenía un suspensorio. —Lo hice todo con un palo selfie. Mientras los dos seguían interrumpiéndose, Butch tuvo un repentino deseo de taparse los oídos, cerrar los ojos y empezar a cantar ”la—la—la—la—la”. —Sabes, estoy bien. Estoy realmente bien sin saber nada más. Sobre cualquiera de las payasadas de Lassiter, para el caso. El cabrón tenía un modo de volver lo ordinario en complicado y lo mundano en loco.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Era un don. Sólo pregunta al ángel caído. Te lo diría. —¿Nos disculpas un minuto? —dijo Butch mientras se acercaba y le daba a Marissa un beso en la frente. Dios, su olor olía bien en su nariz, y vaya, si podía esa hembra hacer que los pantalones y la blusa parecieran como un maldito vestido de baile—. Tengo que hablar con mi chica. —De ninguna manera, estoy viendo Melrose. —No fue una petición, ángel. —¿Pasa algo malo? —preguntó Marissa mientras se limpiaba la boca con una servilleta de damasco—. ¿Alguien ha resultado herido en el entrenamiento? Él sacó un taburete y se sentó junto a ella. —Lass, ya te ibas. —A la mierda si me iba. Butch hizo una mueca y odió hacer la oferta: —Puedes utilizar el sofá del Pit. —¿Vas a hacerme cambiar de canal cuando volváis? —¿Vas a salir ahora si digo que no? —¿Estás diciendo no ahora? Por amor de dios, Lassiter era perfectamente capaz de jugar una ronda de preguntas hasta el amanecer, o una de las partes involucradas estiraba la pata por deshidratación y agotamiento. —Sí, estoy diciendo que no. —Espera, ¿significa que puedo ver Melrose o no? La doble negativa me confunde… —Jesucristo, ¿te vas? Lassiter murmuró mientras se ponía de pie. —Cuántas veces tengo que decirte que ese no es mi nombre. —Necesito un trago. —Cuando el ángel caído se fue, Butch se puso de pie y fue detrás de la barra. Se sirvió algo de Lagavulin, no se anduvo por las ramas, porque sabía que su shellan no querría que lo hiciera—. Creo que tengo una pista. —¿En serio? —Ella dejó el tenedor en el plato—. ¿Qué? ¿Cómo? Él echó dos cubitos a un vaso bajo y les dio un baño de color ámbar.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Ese pedazo de metal es una llave y te consigue la entrada a un club privado que es sólo para humanos. —Oh, Dios mío, si podemos obtener una lista de miembros, a lo mejor podemos encontrar su nombre. Sí, no es un club de campo, mi amor, pensó mientras tomaba un trago. —¿Cómo averiguaste eso? —preguntó. —Uno de los reclutas pertenece al club. Me va a llevar allí lo antes posible, sólo tengo que comprobarlo con los demás Hermanos el próximo par de noches. Creo que si cambio algunas clases en todo, puedo librar el viernes. —¡Entonces iremos! ¡Esto es increíble! —Cuando él se quedó paralizado con el vaso a medio camino de sus labios, Marissa frunció el ceño—. ¿Por qué me miras así? Butch. En serio, voy contigo. Él sacudió la cabeza y siguió con el trago. —No, yo me encargo de esto. No te preocupes, te contaré lo que encuentre tan pronto… —Voy contigo. Cuando él le echó una buena mirada al ángulo de su mandíbula, puso su whisky sobre la barra. —Marissa, este no es el tipo de lugar ante el que ni siquiera necesitas pasar, mucho menos entrar. Es un club de sexo. —¿Y? Él parpadeó. —Cariño, no es… —¿Hace falta que te recuerde lo que hicimos después de la película? ¿Cuatro veces? —Marissa. —Butch —repitió. Para evitar maldecir, bebió su vaso y se sirvió otro. —No estás preparada para algo así. Habrá gente follando por todo el lugar, haciéndose mierda extraña el uno al otro. No puedes manejar eso. —O tal vez es más como que tú no puedes soportar que yo esté allí. Él puso los ojos en blanco. No pudo evitarlo. —No sabes lo que estás diciendo. O como son ese tipo de cosas.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Marissa dobló la servilleta en cuadraditos precisos y lentos y la dejó al lado de su plato casi lleno. —Bueno, lo averiguaremos cuando vayamos juntos, ¿no es cierto? —No voy a llevarte allí. Eso no es objeto de debate. —Sí, me llevarás. —Se bajó del taburete y cogió la bandeja de comida—. ¿Y si me entero que fuiste tú solo? Voy a considerarlo una traición de lo más alto en nuestra relación y eso no es objeto de debate. Butch trató de imaginarla de pie junto a una pareja vestida con látex negro metiéndosela en el culo un par de gemelas DD que llevaban un consolador con correas a juego de color púrpura. —Marissa. No voy a tener tiempo de vigilarte —dijo ronco—. Mi concentración va a estar en encajar, averiguar dónde está el personal, encontrar las personas adecuadas para hablar. La distracción no va a ayudar a esa chica muerta. —No te atrevas a jugar esa carta. Soy plenamente consciente de por qué vamos, y me gustaría señalar que eres mi hellren, no mi ghardian. Así que deja de lado la mierda paterfamilias, y toma un par de valiums antes de ir si tienes que hacerlo. Pero no puedo dejar esto más claro, voy contigo y voy a ayudar a averiguar todo esto. — Se inclinó—. Noticia de última hora, sólo porque tenga un par de ovarios no significa que no tenga un cerebro, o el derecho a pensar de manera independiente. En el silencio que siguió, lo único que él pudo hacer fue mover la cabeza hacia atrás y adelante. Las palabras que estaban en la punta de la lengua no iban a ayudar y no podía creer que estuvieran discutiendo de nuevo. Eso en cuanto al botón de reinicio que habían apretado la noche anterior. —¿O es eso lo que te preocupa? —preguntó ella. —¿Qué? —Que podría gustarme. Con esa pequeña cantinela tirada a sus pies como una granada, ella se alejó, la cabeza en alto, los hombros hacia atrás, un montón de supéralo llenando de acero tu columna vertebral. Apoyando sus palmas contra la encimera de granito, Butch se apoyó en los brazos y trató de no gritar de frustración. Por lo menos la botella de Lag seguía llena a tres cuartos de su capacidad. Iba a necesitarlo.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Peyton exhaló una bocanada de humo y dejó caer la cabeza sobre la almohada. —Ten. Pasando la pipa de agua a Anslam, cerró los ojos y se sintió flotar por encima de su cuerpo. La familiar sensación de alivio le recordó que Parry probablemente tenía razón; probablemente no necesitaba hacerlo. Pero mierda, ¿después de las dos noches que habían tenido? Necesitaba un poco de minivacaciones. Al diablo con eso: se lo había ganado. —Entonces, ¿qué piensas de todos ellos? —preguntó. El sonido de Anslam exhalando era como si alguien se riera en el mismo lugar de una película que hiciste, o disfrutara de la misma buena comida. La camaradería era una cosa agradable. —Boone es guay —dijo el chico—. Axe es un jodido bicho raro. Quiero decir, supéralo, un imbécil con ropa negra, pelo de punta y esa mierda de tatuajes. Peyton esperó a que el chico continuara. —¿Y qué hay Novo? —Ella es jodidamente caliente. Por alguna razón, a pesar de que estaba de acuerdo, no le gustó la idea de Anslam caminando por ahí con esa opinión, o peor, empalmarse por ella. —No lo sé —murmuró Peyton—. Ella está bien. —¿La has visto hacer abdominales? No puedo creer que Boone consiguiera sujetar sus pies. Quería ese jodida vista. —Te romperá por la mitad. —Aunque si esto continuaba, Peyton podría ocuparse de ello por sí mismo—. Además, no sé si le van los machos. —La convenceré —dijo Anslam en voz baja—. La pondré sobre uno de esos… —¿Y Craeg? —interrumpió Peyton. —Él es el tipo a batir. Sin ánimo de ofender a Paradise llegando primera al final de la noche, pero Craeg probablemente va a toda velocidad. —Sí. —Al menos ambos podían estar de acuerdo en eso, sin un ataúd interfiriendo entre ellos—. ¿A quién vas a llevar al baile en casa de su padre? —En este momento, a nadie. Me gusta mantener mis opciones abiertas. Oye, antes de que nos estrellemos, ¿podemos comer algo? Peyton abrió los ojos y miró el reloj Cartier antiguo de su mesita de noche.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Sí. Claro. Déjame llamar a Paradise primero. Quiero asegurarme de que llegó a casa. —¿Estás seguro de que no os estáis cortejando? —Nah. Solo amigos. —Es un pedazo de hembra. Peyton se dio la vuelta y miró al chico. —Vigila tu boca con ella. Anslam negó con la cabeza y levantó las palmas. —Tienes algo de mierda sin resolver con ella, amigo. No te engañes. Lo que sea. Alcanzó el teléfono, llamó a su contacto de su lista de llamadas recientes y esperó a que contestara. Mientras sonaba, miró alrededor de la habitación. La mansión de sus padres era una más nueva, con grandes ventanas arqueadas recorriendo la parte trasera que daba a los jardines. Con techos altos y buena artesanía en madera, siempre había pensado que su habitación era amplia, incluso con toda la mierda antigua con la que su madre insistía en obligarlos a vivir, tanto si les gustaba como si no… —¡Hola! Él frunció el ceño. —¿Estás bien, Parry? —Oh. —Hubo una pausa—. Eres tú. —¿A quién diablos estabas esperando? —Ah, nadie. Mi tía. Mi… su prima. La prima de mi tía. No lo… la conoces, quiero decir. —¿Has estado fumando? —Sonrió—. Porque si lo haces, necesitas dejar la pipa y empezar a dormir. —No, no lo he hecho. Pero tú sí. Puedo oírlo en tu voz. —¿Cómo? —Más ronca de lo normal. Por una fracción de segundo, él se preguntó si lo encontraba sexy o no. Sacudiéndose, dijo: —Sólo quería ver si llegaste a casa. ¿Tu padre ya ha llegado? Debe haber salido de trabajar.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Sí, tomamos la Última Comida juntos. Ahora estoy sola en mi habitación. —Anslam y yo estamos colocados. —El chico levantó los pulgares desde el otro extremo de la cama—. Vamos a jamar algo y estrellarnos. Va a ser fabuloso. De todos modos, me alegro de que estés bien. —No comas demasiado helado. Te hincha y luego al día siguiente te quejas de que has perdido tu figura de niña. —Nunca he hecho eso. —De verdad. ¿De verdad? —Bueno, está bien —murmuró. —Y tengo que recordarte el incidente con la masa de galletas. Peyton gimió. —Podría haber jurado que cagué mis órganos internos. —Eso es correcto. Sigo diciendo que podría ser intolerancia a la lactosa. Sólo es algo a considerar. Te quiero. Él echó un vistazo a Anslam, no quería decir las palabras frente al chico. —Yo también. Hasta mañana… —Oh, hey, escucha, encontré tu fotografía. —¿Mi qué? —Fotografía. En el bus. Se cayó de tu mochila o el bolsillo o algo así. —No he perdido ninguna fotografía, mejillas dulces. Pero gracias por pensar en mí, y si se trata de cualquier cosa desnuda y femenina, te lo quitaré de las manos de forma gratuita. Sólo porque soy un buen Samaritano. Ella rio. —No. No sé qué imagen es, en realidad. Pensé que se te cayó, pero supongo que no. Es una antigua Polaroid. —¿Una Polaroid? Jesús, eso es una antigüedad. —Bueno, de todos modos, la guardaré hasta que alguien la reclame. Que tengas un buen día. Y realmente no deberías estar fumando. —Sigue diciéndomelo. Buen día, también, nena. Cuando terminó la llamada, se estiró y dejó el teléfono al lado del reloj. —Esa es una buena hembra. —¿De qué estaba hablando? ¿Una foto?

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —No lo sé. Alguna Polaroid que encontró en el autobús. —Se sentó. Se puso de pie. Trató de caminar—. Vaya. Esto es mierda fuerte. Vamos a la cocina por atrás para que nadie nos vea trastabillar.

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Capítulo 30

Mientras

Paradise paseaba por la habitación con los pies descalzos, tuvo la

precaución de ir punta-talón, punta-talón, para no hacer ruido, aunque teniendo en cuenta lo fuerte que su corazón latía, le sorprendía no haber despertado a la gente del otro lado del río con los latidos. Quinta parada. Comprobar la hora. Seis cincuenta y ocho. O tal vez seis cincuenta y nueve, era difícil ser preciso con el viejo reloj al lado de su cama, sobre todo desde el otro lado de la habitación. Frotándose las manos sudorosas en los vaqueros azules, se acercó y miró su teléfono móvil. Lo había dejado boca arriba y se quedó mirando la pantalla en negro. Había puesto el timbre en silencio, pero vibraría cuando Craeg llamara. En cualquier segundo. De verdad. Con el ceño fruncido, se agachó y comprobó el móvil, por si acaso se había perdido algo. Lo cual, concedió, sería como si alguien no notara un cartel de neón en su habitación. Nop. Ninguna llamada perdida en la pantalla. Ningún mensaje tampoco. Sólo para estar triplemente segura, metió el código de acceso y comprobó el registro de llamadas. Nada. Dios, esto era horrible. Se sentía como si estuviera de pie sobre un parapeto, mirando un largo camino hacia abajo sin nada a lo que agarrarse. Lo que era una locura, y una señal de que su glándula suprarrenal estaba camino de sobre evaluar una amenaza a su seguridad personal. Por amor de Dios, no iba a perder un brazo o una pierna si no llamaba como había dicho que haría. Estaría perfectamente bien. Y por Dios, ni siquiera era tarde todavía. Dejando el teléfono, siguió paseando.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 No duró mucho. Dos minutos más tarde, estaba de vuelta con el móvil de nuevo. Nada. Apartándose, se enojó consigo misma. Allí estaba, haciendo esta apuesta por la independencia y la autonomía, consiguiendo todo ese a la mierda sobre rechazar las cosas de la glymera, y sin embargo, estaba preocupada por si un algún macho la llamaba para lo que probablemente iba a ser una sesión telefónica para que él pudiera correrse. Sí, eso realmente la volvía feminista, justo ahí. Además, ella nunca había tenido un orgasmo antes. Qué le hizo pensar a Craeg que podría… El sonido de un tambor rodando al lado de la cama la hizo correr de vuelta tan rápido que resbaló sobre la alfombra. —¡Hola! —gritó cuando frenó. Hubo un momento de silencio. Y luego esa voz profunda, esa deliciosa voz masculina, estaba en su oído: —En qué parte de tu casa estás. Miró a su alrededor. —¿Mi dormitorio? —Las luces están encendidas. —¿Sí? —Curioso, supuestamente él le estaba haciendo las preguntas y ella contestaba, pero la realidad era al revés. Se sentía como si fuera ella quien las hiciera. —Súbete a tu cama. Apaga las luces. —Está bien. —Se acercó a la puerta y apretó el interruptor, luego se dirigió al otro lado y se subió al alto colchón, se pateó los zapatos y se estiró. —Está oscuro. Intenta negro como la tinta. Craeg hizo un sonido, algo que ella no pudo identificar, y la experiencia fue increíble. Con las luces apagadas, era como si estuviera a su lado. —Me matas en clase —dijo él con una voz gutural. —¿Por qué? —No puedo dejar de mirarte. Te miro la nuca. —Ese sonido se repitió, y se dio cuenta que estaba a medio camino entre un ronroneo y un gruñido... claramente, ya estaba excitado por completo—. Tengo estas fantasías de ir detrás de ti e inclinarte la

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 cabeza hacia atrás. Pasar mis manos por tu garganta... debajo de tu uniforme... sobre tus pechos. Los ojos de Paradise se cerraron. —Oh, Dios... ¿de verdad? —Todo el tiempo. ¿Por qué crees que no podía levantarme de mi asiento esta noche? Tenía una imagen de él congelado en el fondo de la clase, ninguna expresión en su rostro, su gran cuerpo tenso. —¿De qué estás hablando? —Estaba duro. Y lo habría mostrado. El cuerpo de Paradise se arqueó al imaginarse el aspecto de la parte delantera de sus pantalones sueltos, estirados sobre su gran longitud rígida. —Tengo que sentarme delante para no verte tanto. —Mientras ella reía en voz baja, él gimió—. Haz eso de nuevo. —¿Hacer qué? —Esa risa. Es tan jodidamente sexy. —Cuando ella le complació, oyó crujidos—. ¿Alguna vez te has tocado a ti misma, Paradise? Tuvo una breve imagen de Novo, tan segura, tan sexual, tan confiada. Y pensó en mentir. —No. —Yo te he estado tocando en mi cabeza desde que llegué aquí. Más imágenes de él cruzaron el telón de fondo negro de la oscuridad en la habitación: él luchando contra el Hermano Butch con tanto honor; levantando pesas, mirándola fijamente en el vestuario. —¿Qué llevas puesto? —él respiró. —Es como si estuvieras aquí conmigo. —Lo estoy. ¿Qué tienes en la parte superior? Ella miró hacia abajo en la oscuridad y no vio nada. —Tengo una blusa abotonada. —No te la quites —gimió. O tal vez fue otro ronroneo—. Pon tu mano en el cuello. Parecía que la cosa más natural del mundo era hacer lo que decía, y la sensación de sus propios dedos sobre su piel provocó temblores por su cuerpo. —¿Llevas puesto un sujetador?

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Sí. —¿Puedes sentir uno de los tirantes? Está caliente por tu piel, ¿no? —Sí —suspiró ella. —Suelta el botón superior. Hazlo por mí. Ahora ve dentro, ¿el pezón está duro contra la copa? Mientras ella obedecía, fue a responder que sí, excepto que respiraba con demasiada fuerza y su mente se había estropeado. Pero a él no parecía importarle el silencio. Craeg rio, la profunda onda oscura la excitó. —Quiero mi boca allí. Quiero mirarte y verte jadear cuando te lama, te chupe. Para un hombre que no decía mucho, seguro que podía formar una cadena de palabras. —Sigo pensando en la clínica —se oyó decir—. Tu mano bajo las sábanas. Recuerdo exactamente lo que parecía, subiendo y bajando… —Joder. —… hasta que tú… —Rasga la camisa por la mitad. —¿Qué? —Arranca la puta cosa de tu cuerpo —ladró—. Deja el maldito teléfono y rásgala por la mitad. Botones. Por todos lados. Y Dios, se sentía bien, arqueó el torso de nuevo mientras se arrancaba la blusa, las costuras no ofrecieron resistencia cuando puso su fuerza a trabajar. Dejándose caer hacia atrás contra el colchón, se apresuró a ponerse el teléfono en el oído una vez más y luego le oyó respirar más y más duro, excepto que luego se detuvo. En un tono firme, como si se hubiera apretado sus molares, él rechinó las órdenes para que metiera las manos debajo de las copas de su sujetador y se frotara los pezones, que sintiera los pechos hinchados y luego que se deshiciera del sujetador. Ella no dudó, y se sorprendió al sentir sus propios dedos explorando la piel suave, las puntas tensas, creando rayos de electricidad y calor que iban directamente a su centro. Y todo el tiempo, él hablaba con esa voz de terciopelo, enseñándole de una manera deliberada a pesar de la carga erótica de todo ello, aumentándola lenta e inexorablemente. Cuanto más crecía, más caliente, más húmeda, menos se preocupaba una mierda por la modesta dama y más quería lo que él le estaba dando.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Pero tenía suficiente sentido común para mantenerse relativamente callada. Aunque quería gritar su nombre, la idea de un doggen o su padre tratando de abrir su puerta cerrada porque habían oído algo, conduciría a conversaciones que no sería capaz de fingir. —¿Y ahora qué? —gimió.

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En la oscuridad del dormitorio que le habían asignado, Craeg estaba a punto. Muy a punto. El centro de formación podría haber sido incendiado o sacudido por un terremoto y no habría cortado la conexión. No tenía idea de cómo era el dormitorio de Paradise, donde estaba su cama, sobre cuántas almohadas estaba apoyada o de qué color era el edredón. Pero tenía una imagen jodidamente-cristalina de su aspecto, toda estirada y retorciéndose, la camisa rota colgando de sus brazos en dos piezas, un sujetador sencillo y modesto desabrochado, sus pechos expuestos. Pequeños pezones todos altos y tensos, listos para su boca. —¿Me puedes sentir sobre ti? —preguntó. —Sí... —jadeó ella. Bueno, entonces era hora de ir a por más. Aunque no en sí mismo. Había tenido que dejar de trabajar su polla, porque cuando lo hizo, empezó a llegar al orgasmo y eso frió su cerebro: más que nada, más que correrse, quería hacer esto bien para ella. Porque esto era todo lo que jamás tendrían. Él no tenía la puta intención de tomar su virginidad, y si quería mantener esa resolución, entonces tenía que asegurarse de que había una distancia insalvable entre sus cuerpos desnudos: la mierda telefónica era la única manera segura de hacer esto. Ella seguiría siendo capaz de ser considerada respetable después, porque tocarse a sí misma era una propuesta muy diferente a que algunos Neanderthal como él penetraran su sexo hasta que se corriese con fuerza un par de docenas de veces… y robara al macho con el que finalmente fuera a aparearse lo que se merecía. Mientras nunca la tuviera a solas durante mucho tiempo, iba a ser capaz de hacer lo correcto por ella, y no se estaba engañando a sí mismo. Su atracción estaba que se salía, pero ¿después de que el entrenamiento terminara? ¿Después de que todo esto terminara, suponiendo que ambos lo superaran? Caminos separados. Aunque terminaran trabajando juntos de vez en cuando. En pocas palabras, no tenía futuro doméstico que ofrecerle. Sobre todo después de que comenzara a trabajar en su verdadero propósito de todo este entrenamiento: La

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Venganza. Con los aristócratas que habían permitido que su padre fuera asesinado por el enemigo. No iba a descansar hasta que su sangre estuviera en sus manos. —Lleva tus dedos y bájalos por tu estómago —ordenó—. ¿Qué encuentras? —La cintura de mis pantalones vaqueros. —Desabrocha el botón. —Sí… Hubo un murmullo, y entonces ella volvió a hablar con él. —¿Y ahora? —La cremallera. Otro crujido. Durante el cual se imaginó que era él quien la bajaba, la abría y bajaba la boca para presionar un beso en el encaje de sus bragas. O en su caso, probablemente el algodón. —Quítate los vaqueros. Deja las bragas. Más movimientos, el altavoz en la oreja zumbó. Bajo la ligera sábana que cubría su cuerpo desnudo, él no pudo evitar agarrarse y darse una caricia o dos. Pero cuando la punta de su polla comenzó a arder como si fuera a estallar, tuvo que parar. Apretando los dientes posteriores, dijo: —Pon tu mano entre tus muslos, abre esas largas piernas... hazlo. Habría querido introducirle suavemente, pero estaba demasiado ávido. Y ella también: el gemido que dejó escapar lo lanzó directo por el borde, su polla esperando la palma para seguir con el programa. —Frota —gimió mientras su erección se movía bajo las sábanas, chorros calientes aterrizaron sobre su estómago mientras llegaba al orgasmo—. Oh, Dios, Paradise, acaríciate a través del algodón... —Mientras ella gritaba, podía decir, incluso a través de su propia liberación, que se estaba acercando—. Bajo… ve debajo, siente la humedad y el calor, siéntelo, oh, mierda… es tan suave… Ahora ella jadeaba, y luego dijo su nombre como si estuviera siendo arrancado de su garganta. —Imagina mi boca allí. Fue entonces cuando ella se corrió. Y él lo hizo una vez más mientras la escuchaba inhalar aire y expulsarlo, un sonido suplicante e implorante jodidamente delicioso salió a través de la línea.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Sólo el sonido de su liberación le dio el orgasmo número tres. Y cuatro. —Sigue —dijo con voz ronca—, siente mi lengua lamiendo, mis labios chupando… Algún tiempo después, cuando por fin terminó, lo único que hicieron fue respirar juntos. Por alguna razón loca, se encontró queriendo estar a su lado y abrazarla, o alguna mierda. No lo sabía. De todo lo que era consciente era que tenía este impulso ardiente de asegurarse de que ella estaba bien después de lo que había hecho. Ahora, los kilómetros que los separaban parecían como un castigo de algún tipo. —¿Estás bien? —le preguntó bruscamente. —Oh… sí… Al oír la sonrisa en su voz, empezó a sonreír él mismo y, se alegró de estar solo y a oscuras. Probablemente parecía un completo idiota. —Eres hermosa —se oyó decir—. Eres sorprendente. Eres increíble. Ella se rio con una carcajada. —Eres tonto. —Apenas. Nací sin sentido del humor. —¿De verdad? —Sí. Soy el macho más sin gracia que conozco, y nunca hago chistes. —Sabes... si pienso en ello, creo que aún no te he visto sonreír. —No contengas la respiración. —Alargó la mano a la mesita, abrió el cajón y sacó el paquete de cigarrillos y el encendedor Bic que había comprado en el camino de regreso al centro de entrenamiento—. Fumo, por cierto. Sólo después del sexo, casi explicó. Pero no quería subrayar que había estado con nadie más que con ella por alguna razón. Ladeando la cabeza hacia un lado para mantener el teléfono junto a la oreja con el hombro, tanteó para abrir el Marls y sacar un palito de cáncer. El encendedor hizo shhhhht mientras se encendía y tuvo un primer plano visual de su puño cuando atrajo la llama más cerca de su rostro. Esa primera inhalación fue suficiente para hacerle gemir de nuevo, y mantuvo el cigarrillo entre los dientes mientras palmeaba por el cajón en busca del cenicero, que puso sobre su pecho desnudo. —Es una mala costumbre —dijo a modo de disculpa—. Pero al menos los vampiros no tienen cáncer.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Tan pronto como arregló esto con ella, había empezado a planificar cómo podría conseguir un cigarrillo para el después. No muy romántico. No es que estuviera interesado en el romance, se recordó. —Entonces por qué no sonríes, Craeg. En su superficie, la pregunta/afirmación, lo que fuera, podría haber sido tomada como algo ligero y alegre, pero su tono serio cortó esa interpretación de inmediato. Y, sabes qué, era probablemente ese momento flojo, relajado y post-orgasmo lo que le hizo responder en lugar de colgar, como debería haber hecho. —¿Cuántas personas perdiste en las redadas? —susurró. —Siete primos —entonó con tristeza—. Sólo quedamos mi padre y yo, y los dos tuvimos mucha suerte. —Yo perdí a mi familia inmediata. Mi madre y mi hermana estaban en casa conmigo. Mi padre en el trabajo. Encontraron nuestra dirección de casa en su permiso de conducir falsificado humano después de que lo mataran. Así fue como dieron con nosotros. —Dio otra calada—. Así que por eso no sonrío. —Lo siento mucho. —Yo también. —Lo cual era otra cosa que no habría dicho en otras circunstancias—. No puede salvarlas. A mi madre y mi hermana. —Oh Dios… Él se encogió de hombros. —Había perdido demasiada sangre. Los lessers rompieron la puerta y bajé las escaleras cuando oí el ruido. Me atacaron, pensaron que estaba muerto, así que me dejaron. Hasta esta noche, no sé porque viví. Usaron machetes. Estuve consciente el tiempo suficiente para oír a mi madre gritar a mi hermana que corriera, y luego ambas murieron… unas muertes horribles. —Cuando ella hizo un sonido ahogado, él negó con la cabeza—. Demasiada información. Lo siento. —De verdad… eso no se siente como suficiente, pero es todo lo que puedo decir. Lo siento mucho. —Gracias. —¿Cómo sobreviviste? Qué... ¿alguien fue a salvarte? —Desperté en un charco de mi propia sangre justo antes del amanecer. Estaba tan débil... apenas logré cerrar la puerta antes de que el sol me quemara. Me arrastré... a través de la casa, ya sabes, y encontré sus... sí. Era extraño, verlas sobre el linóleo, sangre roja por todas partes, piel blanca, habían alargado las manos una hacia la otra, mi madre tenía una mano… —Tuvo que detenerse y aclararse la garganta—. Mi

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 madre estaba extendiendo la mano hacia mi hermana y mi hermana estaba tratando de llegar a ella. Ambas tenían los ojos abiertos… no sé. ¿Después de ver eso? Algo en mí despertó. Eso es todo lo que puedo decir, y ahí fue cuando empezó. Fue entonces cuando decidí que en algún momento, de alguna manera, iba a encontrar un camino hacia la guerra con la Sociedad Lessening. Es la única manera en que puedo caminar por la tierra sin querer volarme los sesos. —Se rio con dureza—. Bueno, también decidí que odio a los aristócratas, aunque eso no vino hasta dos noches después. —¿Por qué? —Ella vaciló—. ¿Por qué odias a la glymera?

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Capítulo 31

Mientras Paradise esperaba que algo regresara a ella a través del teléfono, su corazón latió rápido de nuevo, y tuvo que encender la luz. Envolviendo su edredón de color coral alrededor de sus piernas desnudas y cerrando la camisa, apretó las rodillas y esperó. Pasó largo rato antes de que Craeg respondiera. —Lo primero que hice cuando tuve algo de fuerza fue tratar de encontrar a mi padre donde estaba trabajando en esa mansión, cuando llegué allí, era más o menos lo mismo que mi casa. Sangre y cuerpos por todas partes, pero también había habido un montón de saqueo de pinturas, plata y ese tipo de mierda. Algunos de los cadáveres habían ardido porque habían estado en parches de luz solar. Los más profundos en la casa todavía estaban intactos. Encontré a mi padre... en la sala donde había estado colocando un nuevo suelo de caoba. ¿Y qué más encontré? La puerta abierta de la puta habitación segura a la que la familia no le había dejado entrar, ni a él ni a cualquiera de los otros sirvientes y trabajadores. —¿Qué… quieres decir? —La familia que vivía allí, los aristócratas que vivían allí, fueron a refugiarse a una habitación segura revestida de acero, y no dejaron entrar a ninguno de los trabajadores. Los dejaron fuera para que fueran sacrificados, vi la puerta abierta, y sus pasos a través de la sangre de mi padre y los demás mientras iban hacia la salida y escapaban justo antes de que llegara el alba o la siguiente noche. —Hubo otra pausa. Y luego, en voz baja, dijo—: enterré a todos menos a mi padre allí. A él, lo llevé a casa. Sólo que no podía… dejar a los otros así. Un doggen volvió mientras yo me estaba ocupando de los cuerpos y me dijo que habían estado tratando de encontrar familiares, pero que todos habían sido asesinados en las casas de los trabajadores como la mía. No… literalmente no había supervivientes para atender a los muertos. ¿Ah, y esa familia con clase? Huyeron. He tratado de encontrarlos, y no voy a descansar hasta que lo haga. Vivían en una finca llamada Endelview. Se aclaró la garganta ronca.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Quiero decir, ¿cómo le haces eso a otra persona? ¿Cómo vives contigo mismo sabiendo que podrías haber ayudado a alguien y no lo hiciste? El personal, los sirvientes, habían servido a esa familia durante generaciones. Y había tantos de esos plebeyos en esa sala. Llegaron allí, por lo que me dijo el doggen, porque los chicos de construcción sabían sobre el pasaje y condujeron a las personas en la dirección de esa habitación. Estaban golpeando los paneles para que les dejaran entrar mientras la casa era saqueada, lo sé porque muchos de los cuerpos estaban agrupados juntos contra la pared. Pero no. No eran lo suficientemente buenos, lo suficientemente importantes, lo suficientemente dignos. Oh… Dios. Eso fue lo único que atravesó su mente, porque también sabía la historia. Peyton había compartido la terrible historia con ella durante una de sus largas llamadas telefónicas que duraban todo el día, un mes después de que ella y su padre se fueran a su casa de seguridad. El primer hijo, una hija del medio, la madre y dos primos, habían declarado volver desde fuera de la ciudad para descubrir la carnicería... pero tal vez ¿habían estado allí todo el tiempo? Y habían desaparecido. Es probable que a una nueva casa de seguridad lejos de Caldwell. —De todos modos, tengo planes para ellos. Cuando averigüe dónde están. Paradise cerró los ojos. —No todos los aristócratas son malos. —¿Cuando has escuchado a tu padre volver a casa cada noche con historias sobre la forma en que lo trataban como mierda mientras estaba tratando de ganarse la vida honradamente? Es difícil encontrar ninguna simpatía por ellos, y eso fue antes de que fueran directamente responsables no sólo de la muerte de mi padre, sino de la de mi madre y hermana. —Lo siento. —Está bien. No, no lo estaba. Y no se sorprendió cuando él dijo bruscamente: —Debo irme. Tenemos que dormir. —Sí. Sí, por supuesto. —Ella se aferró al teléfono con fuerza, tratando de pensar en algo que decir—. Yo, ah… —Te veo mañana. Click.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Apartando el móvil de la oreja, se lo quedó mirando. Naturalmente, no había constancia del número, porque las líneas exteriores del centro de entrenamiento, al igual que las de la Casa de Audiencias, eran restringidas y privadas. Pero no habría llamado de nuevo, incluso si hubiera podido. Colocando el teléfono a un lado, miró a través de su habitación, su habitación bonita y elegante en tonos rosados y coral, las cortinas de seda con borlas y alfombras bordadas. No podía culpar a Craeg por lo que pensaba o lo que sentía. Ella haría exactamente lo mismo. Pero la respuesta no era acechar a algún tipo y asesinarle para ahvenge esas muertes. O asesinar hembras. Bueno, al menos esperaba que no fuera la respuesta. Había habido demasiada muerte ya dentro de la especie. Seguramente ¿había otra manera de expiar tal injusticia? Cuando su teléfono comenzó a vibrar, saltó y lo recogió. Sin número. ¿Él? ¿De nuevo? Aceptando la llamada, susurró: —¿Hola? Hubo un instante de silencio. Justo como antes. —Lo siento —espetó Craeg—. En caso de que no lo hayas notado, soy la mierda con las emociones. No es culpa tuya, todo eso pasó antes. Ella exhaló con alivio. —Estoy tan contenta de que volvieras a llamar. No lo esperaba. —Yo tampoco. —¿Crees que podrás dormir? —¿Ahora que he oído tu voz de nuevo? Quizás. Voy a darle una oportunidad. —Craeg... —¿Qué? Ella jugueteó con el borde de encaje de su funda nórdica mientras elegía cuidadosamente sus palabras. —Esa noche de los ataques... no estoy diciendo que el macho o quienquiera que fuese que dejó a todo el mundo fuera hiciera bien. De ningún modo. Pero ojo por ojo es... bárbaro. —Así es cómo siempre ha sido en el Viejo País.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —No vivimos allí. Los tiempos han cambiado. Piensa en todo el progreso que se ha hecho, la esclavitud de sangre es ilegal, la igualdad empieza a suceder para hembras y plebeyos por igual. No tienes que olvidar lo que pasó, no tienes que perdonar... pero tu respuesta no tiene que ser un asesinato. —No sería un asesinato. Yo estaría ahvenging a mis propios muertos. —Pero si matas a alguien a sangre fría, ¿qué más podrías llamarlo? —Mantuvo su voz suave y baja—. No quiero pelear contigo, sinceramente, no quiero. Y nunca me atrevería a saber cómo sería, que tu familia… —Cuando se quedó sin voz, se aclaró la garganta—. No puedo imaginarlo. Pero si sigues con esto, también serías un asesino. No serías diferente de los lessers. Hubo un largo silencio. Pero ella sabía por la falta de un clic que él no le había colgado. —Tú eres una de las personas más empáticas que he conocido —dijo él finalmente. —En realidad no. —Sí, de verdad. Eres una buena persona, Paradise. —No me pongas en un pedestal. Todo lo que voy a hacer es caer en desgracia. —Lo dudo. —Hubo una pausa—. Duerme bien, ¿de acuerdo? Y si te despiertas en medio del día con la sensación de las manos de alguien en tu cuerpo, soy yo. Por lo menos, seré yo en mis sueños. —Me haces sonrojarme. —Bien. Y cuando volvamos a clase, voy a tratar de no mirarte todo el tiempo. —No te esfuerces demasiado. Ahora, su tono se hizo más grave. —Tienes que proteger tu virtud. —Mi virtud, mi problema. No el tuyo. Craeg dejó escapar un hrrumph. —Te llamo mañana otra vez a las siete. Contesta el maldito teléfono. Paradise tuvo que reír. —¿Alguien te ha dicho que eres dominante? —No, porque nunca escucho lo que la gente dice de mí. —Así que si menciono que eres bastante increíble también, ¿vas a colgarme otra vez? —Probablemente.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Bueno, bien, entonces buen día, y eres increíble… —De pronto se enderezó un poco y apretó el teléfono contra su oreja—. Espera un minuto, ¿Acabo de oír una risita allí? —No. De ningún modo. —Mentiroso. —Ella sonrió tan ampliamente que sus mejillas dolieron—. Te reíste. En este mismo momento. —No fue una risa. —Oh, ¿porque una sonrisa es mucho más varonil? Muy bien, te reíste entre dientes, Craeg. Te pillé. —Tienes que parar. —Ahora realmente dejó escapar algo que sonaba como... —Te acabas de reír. —¡No! —Sí, lo has hecho. —Mientras continuaba pinchándole, pensó que era el equivalente conversacional de hacerle cosquillas en las costillas—. Te has reíiiiidoooo. —¡Tengo que irme! ¡Adiós! —Eres innnnnnnncreíiiiiibleeeeeeeee… Click. Esta vez, cuando dejó el teléfono, se sentía tan ligera y espumosa como las burbujas en una copa de champán. Y un poco borracha, también.

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Capítulo 32

Al caer la noche, Marissa entreabrió la puerta del dormitorio y metió la cabeza en el pasillo. No había sonidos del cuarto delantero del Pit, de modo que se bajó el camisón de seda, los pies descalzos enfriándose rápidamente sobre el suelo de madera. Al doblar la esquina para mirar al sofá, esperaba encontrar a su compañero dormido con la cabeza hacia la cocina y los pies más cerca de ella. Siempre dormía así, para poder ver la televisión alrededor de la mesa de futbolín. El sofá de cuero negro estaba vacío. Además, la manta de los Red Sox que le había comprado para su fiesta de Navidad humana el año anterior seguía doblada en el respaldo. Así que ni siquiera había intentado dormir en casa. La manta era la clave. Amaba a su hellren con todo su corazón, pero el macho era constitucionalmente incapaz de tirar esa cosa sobre las piernas y volver a colocarla cuando terminaba. Era una broma entre ellos, junto con no devolver el abrebotellas a su lugar adecuado en la cocina y nunca, nunca poner en marcha el lavavajillas. Exhalando, cerró los ojos y se apoyó contra la jamba. —No regresó aquí anoche. Ante el sonido de la voz grave de V, miró el banco de ordenadores. El Hermano había inclinado la cabeza por las distintas pantallas, sus super-inteligentes ojos diamantinos la miraban sin parpadear… o juzgar. Y no había ninguna razón para ocultar su angustia al hombre. Por un lado, era el hermano de Butch para todos los intentos y propósitos; y dos, Vishous la conocía tan bien, que vería a través de cualquier estoy-bien de mentira que tratara de soltar. —Tuvimos una gran pelea anoche. V le dio una calada a su cigarrillo enrollado a mano. —¿Sobre? Acercándose al sofá, se sentó y arregló su camisón sobre las rodillas, alisando y alisando.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Un club de sexo. El ataque de tos habría sido absolutamente histérico de observar si hubiera estado de mejor humor, había algo increíblemente satisfactorio que por una vez fuera capaz de sorprender al Hermano imperturbable. Por desgracia, era porque ella era una lamentable persona recta. —¿Perdón? —Sus cejas estaban tan altas, que distorsionaban los tatuajes de la sien—. ¿Club de sexo? La explicación fue rápida y al grano, y cuando terminó, la normalidad sardónica de V había regresado a su expresión. —Sí. Me dijo que iba a ir. Me pidió que fuera con él. Ella no pudo ocultar una mueca de dolor. Confiaba que Butch nunca la engañaría, por amor de Dios, era un macho totalmente vinculado, nunca se fijaba en las hembras a cualquier nivel; bien podrían ser tostadoras con patas por toda la respuesta sexual que tenía de ellas. Pero había algo intimidante en involucrar a V, tal vez porque la hacía sentir... excluida, a pesar de que era una locura. Y también inadecuada, porque su compañero necesitaba a Vishous allí, pero no la quería a ella. Además que era cierto, el estilo de vida de V siempre la había sorprendido un poco, no porque pensara que era un degenerado, sino porque era tan sexualmente extrema... y diversa. —Sabes que te ama —murmuró V—. Venga. —Lo sé. —Y no voy a hacer nada extraño con él ni nada. —No pretendía ofenderte. —No lo hiciste. —Sí, lo hice. —Cuando el Hermano se quedó en silencio, sabía que tenía razón—. Sólo… que a veces no quiero ser protegida, si eso tiene sentido. Quiero decir, este tema con esa hembra, la que murió delante de mí, es mío. ¿Tiene sentido? Es mi responsabilidad.... Y estoy agradecida por su ayuda, quiero su ayuda, pero ser apartada a un lado porque soy una “buena chica” y no puedo manejar ciertas cosas me hace sentir como si él creyera que soy débil o frívola. —Mira, yo no puedo estar en medio de esto. —Lo sé. Lo siento. Cuando fue a ponerse de pie, él añadió:

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Pero él te adora. Eres como... eres como la Virgen María, la hembra a la que reza. Para él, eres la hembra más perfecta que ha caminado o caminará jamás por la tierra. Llevarte a un lugar como ese sería como si él viera porno en la iglesia. Piensa en ti como pura, virtuosa y buena, y quiere… mentalízate, estoy a punto de usar la palabra P, protegerte en un mundo que es cruel, asqueroso y repugnante. Ella sacudió la cabeza y pensó en Butch y todo el asunto de la mamada. —Es sólo que no quiero que sea tan blanco y negro. No quiero estar en una caja incluso si él me puso ahí porque ama ciertas partes de mí. La silla de V dejó escapar un crujido cuando se recostó y exhaló un flujo constante de humo. Gracioso, había odiado el olor cuando se mudó aquí por primera vez. ¿Ahora? Era como incienso, y significaba seguridad y el hogar, ni siquiera se daba cuenta la mayor parte del tiempo. Cielos, la presencia de V, tan frío e intelectual como podía ser a veces, significaba consuelo también. —No tengo una respuesta fácil para eso. —Él frunció el ceño—. Quiero decir, tu chico es del tipo bien y mal, negro y blanco. Lo tiene inculcado. Pero hay buenos lados también. Nunca te falta al respeto. Nunca te trata mal. Siempre se centra en ti. —Ah, ya sé todo eso. Pero dónde está ahora, está en el camino de algo que no sólo es muy importante para mí, sino que es mi derecho de hacer. Y cuando amas a alguien eso no es bonito, ni siquiera si tus motivaciones son de buen corazón y cariñosas. Hubo un largo silencio. —Déjame hablar con él. —Te lo agradezco. —Maldijo en voz baja—. Hemos tenido algunos problemas estos últimos tiempos. Me rompe el corazón. —Las relaciones son así. Incluso las mejores. —Supongo que sí. —Mira, él no quiere estar con nadie más que contigo. —El Hermano extendió la palma—. Sí, ya sé que lo sabes, pero tengo que decirlo de nuevo. Y para bien o para mal, tu gracia y elegancia y, sí, la buena chica es parte de lo que le atrae de ti. Quiero decir, por ejemplo, se tiró a Xhex, pero fue sólo sexo, y todo lo que alguna vez iba a ser. Tú eres su tipo, no ella. Marissa se enderezó como si le hubieran tirado un balde de agua helada por la cabeza. —¿Tuvo sexo con ella?

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Abajo, en la oficina del centro de entrenamiento, Butch estaba sentado detrás del escritorio de Tohr y miraba fijamente los patrones de disparo de líneas de colores que giraban en la pantalla del ordenador. Lo que seguía masticando, lo que había estado masticando durante todo el día, era que demonios estaba mal con él. Después de que Marissa le dejara en la sala de billar, había procedió a emborracharse, como, emborracharse a fondo, pero no había terminado el trabajo. Sí, claro, su cuerpo se había vuelto descuidado como la mierda, hasta el punto de que volver al Pit a desplomarse se había convertido en una imposibilidad absoluta. Infierno, arrastrarse a uno de los sofás al lado de las mesas de billar para poder desmayarse sobre la vertical ya había sido suficiente desafío. Sin embargo, su cerebro había permanecido trágicamente despejado. ¿Y lo peor? Por alguna razón, la última imagen que había tenido de su hermana, mirándolo a través de la ventanilla trasera de ese coche mientras iba a que la violaran y asesinaran, seguía apareciendo, como si su mente fuera una máquina tragaperras que escupía perdedores incompatibles una y otra vez. Ah, a la mierda lo de "por alguna razón." Era la chica muerta de Marissa, por supuesto. Y supuso, si tenía que ir a sentarse con Mary y sacar todo en la terapia de loquero, la terapeuta favorita de la Hermandad le diría que el pasado estaba siendo pateado por el presente y se estaba balanceando al borde del SEPT31. La puerta en el armario de suministros fue abierta de golpe. Tenía suficiente alcohol en él para no saltar y chillar como una niña. —¿V? —dijo mientras su mejor amigo entraba tropezando. Bueno, hablando de tu trastorno de estrés postraumático: Vishous estaba tan desaliñado como nunca lo había visto, respirando con dificultad, con los ojos helados abiertos como platos, el pelo negro despeinado y que… estaba jadeando como si hubiera corrido por el túnel, no caminado. —¿Qué? —preguntó Butch—. ¿Doc Jane está bien? ¿Es el Pit? Cristo, ¿qué ha pasado? V dio un pequeño rodeo y luego se lanzó a la amada y horriblemente fea silla verde de Tohr al otro lado de la mesa. Apoyando la cabeza sobre su puño enguantado, murmuró: —Uno de mis viejos sueños se ha hecho realidad. 31

Síndrome de estrés post-traumático

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Cuando el pánico de Butch se desinfló, puso los ojos en blanco. —Y qué era. —Joderte el culo. Parpadeo. Parpadeo. Y luego Butch empezó a reír. —Sí, sí, buena broma. De acuerdo, ¿qué hizo Lass ahora? —No, en serio. Te acabo de joder. Mal. Realmente lo siento mucho. Apoyándose en sus antebrazos, Butch exhaló una maldición. —Sin ánimo de ofender, no hay nada que podrías hacer que fuera tan malo. —Le dije a Marissa que te follaste a Xhex. La mandíbula de Butch se desencajó y sintió que se le abría la boca. —Cómo... por qué... qué... V levantó las manos. —Pensé que lo sabía, ¡de verdad! ¡No sabía que no se lo habías dicho! Qué mierda, ¿es que no hicisteis la mierda esa de “con quien te acostaste antes de mí”? Joder. Si Butch no hubiera ido directo al modo pánico, habría tenido que reírse del tipo otra vez. V era el último imperturbable, el tipo de bastardo compuesto que se sentaría sobre una lata de gasolina en medio de un casa en llamas sólo para descansar. Supongo que habían descubierto los criterios para que su glándula suprarrenal finalmente despertara. Es bueno saberlo. Malas noticias para Butch, sin embargo. Apoyando la cabeza entre las manos, se frotó la cara. —¿Que dijo ella? —No mucho. Fue a tu dormitorio, se vistió y se fue a trabajar, tan tranquila como podría estar. Que fue lo que realmente me hizo cagarme en mis pantalones, ¿vale? Butch quería decir que iba a estar bien. Pero con la forma en que él y su compañera seguían fallándose últimamente... —¿Cómo salió el tema? —preguntó. V extendió ambas palmas. —Mira, ella empezó a hablar de vosotros. —¿Lo del club?

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Sí. Se siente como si la tuvieras encasillada en la dualidad virgen/puta y la estás ahogando. Y escucha, no es que tengas algún interés en pedirme consejo, pero tienes que cortar esa mierda. El hecho de que ella vea un par de humanos jodiendo en un lugar público, no significa que vaya a cambiar de ninguna manera. ¿Qué crees que va a pasar? ¿Qué de repente se va a convertir en alguien como yo? En primer lugar, necesitaría un cambio de sexo; y segundo, tendría que ser jodidamente mucho más fea, y más estúpida, también, evidentemente. En el silencio que siguió, la mitad del cerebro de Butch sufrió una sobrecarga del asunto con Xhex; la otra mitad llegó a una súbita comprensión. Marissa tenía razón. Era él quien se sentía más incómodo con que estuviera en un lugar como ese que ella. Maldición. —De todos modos —murmuró V—, vosotros dos tenéis que hablar. Y lo siento. —Está bien. —Creí que estaba ayudando. Sólo quería señalar que ella es tu tipo. Ella es tu chica. No necesitas nada más o menos de ella. —Eso es verdad. —Le dio unas palmaditas a su teléfono móvil—. Fue a trabajar, ¿no? —Sí. Eso es lo que dijo cuándo se fue. —La llamaré. —Cuando V se levantó de un salto de la silla, Butch le ofreció la palma—. Estamos bien, tío. Es mi maldita culpa. Debería habérselo dicho, supongo. Es sólo que algo que pasó antes de ella no importa, ¿sabes? V golpeó las palmas. —Me siento como mierda sobre esto. Si quieres un Rythe, házmelo saber. —No, pero puede que tengas que recoger mi limpieza en seco durante un mes. —¿No lo hace Fritz? —Es una broma humana. —Ah, por eso no era gracioso. —V se acercó a la puerta de cristal—. ¿Cuándo quieres la noche libre para poder ir a ese club? —Bien podría ser mañana. Qué demonios. —Bien. Me quedo con la clase de lucha en el gimnasio. Luego Z va a hablar de envenenar gente, ¿estás seguro que no necesito una pequeña prueba de los alimentos?

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Estás bien. Pero si Z necesita a alguien para practicar, convirtamos a Lassiter en el conejillo de indias. —Hecho. Jodidamente hecho. Mientras Vishous se alejaba y la puerta se cerraba en silencio, Butch llamó a su compañera y rezó porque contestara. Cuando acabó en el buzón de voz, maldijo y confió que fuera porque estaba en una reunión y no porque estuviera tan cabreada que lo había bloqueado. Ella no haría eso. Seguramente, no lo haría. Pero claro… —Mierda.

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Capítulo 33

Hablando de añadir una capa más de excitación a cada segundo. Paradise aguantó una sesión de sparring en el gimnasio y luego una clase sobre como matar cosas con lociones y pociones que resultó verdaderamente clarificadora, se sintió como si conociera el secreto más alucinante del planeta. Con cada puñetazo y cada patada, con cada anotación, cada pregunta formulada y cada respuesta obtenida, tuvo que esforzarse por contener una sonrisa. Y en parte era porque sabía que Craeg estaba exactamente igual. De cuando en cuando, le pillaba mirándola con los ojos entrecerrados, algo que sugería que fuera lo que fuera en lo que estuviera pensando, no era en la clase que estaba teniendo lugar. Sino más bien de regreso en la oscuridad, al teléfono. Con ella. Y, joder, no era sorprendente que a Paradise el cuerpo le estuviera pidiendo más de él. De hecho, se lo pedía con tanta urgencia que, con la espalda tensa, estuvo constantemente retorciéndose y reajustando la postura y la posición al sentarse. A pesar de todo, no parecía que nadie lo supiera, aunque a lo mejor se estaba engañando a sí misma. ¿Y si no? A la mierda. Antes de marcharse de casa para desmaterializarse hacia el autobús, había estado repasando todos los formularios de matriculación y las clausulas, en realidad todo lo que no le había enseñado a su padre para no darle un susto, y no se mencionaba nada acerca de normas que prohibieran las relaciones. O las uniones románticas. O… lo que fuera que estuvieran haciendo. Así que en cuanto a las normas, no estaban haciendo nada ilegal. También tenían la edad suficiente y sip, seguro, la idea de que Peyton y Anslam les pillaran suponía una potencial complicación con la glymera, pero 1) Conocía tantas mierdas sobre Peyton que le chantajearía para que guardara silencio si tenía que hacerlo y 2) Anslam era el típico nene privilegiado egocéntrico incapaz de detectar un elefante rosa en una habitación a no ser que le beneficiara de alguna forma.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Cuando, a última hora de la tarde, entró en la sala de pesas detrás de Craeg, por fin se permitió comérselo con los ojos un rato, calculando la amplitud de sus hombros y su enorme altura y su forma de caminar, con ese poder contenido. Y sip, ese culo espectacular suyo. Guau. Pero luego todo fue muy formal cuando el Hermano Butch comenzó a repartir órdenes y a asignar gente a las diferentes máquinas y pesas. —Paradise, hoy te toca correr —dijo, señalando a la cinta—. Una hora. Para a los veinte y a los cuarenta para beber. Sin rampa durante el calentamiento. Ella atravesó las colchonetas, saltó a la máquina más cercana, metió la llave de seguridad y programó el ordenador para sesenta minutos con pendiente pronunciada. Cuando la cinta comenzó a deslizarse, se subió y le pareció que el ritmo era más duro de lo habitual, claro que tenía los muslos cansados de haber estado agachada en posición defensiva durante la tarde. Pero pronto se sintió mejor y la plataforma rebotaba y gemía bajo los golpes de sus Brooks Glycerin 12 mientras su respiración se volvía más y más profunda. A Craeg le tocó en la máquina de sentadillas. Hablando de espectáculos. La cantidad de peso que decidió que podía soportar era tan grande que Butch y Tohr decidieron echarle un ojo, cada uno desde un lateral, por si perdía el control de lo que tenían que ser casi trescientos kilos. Se situó bajo la barra de soporte, levantó ambas manos con las muñecas hacia fuera, soltó aire y gruñó cuando liberó la carga y la aceptó con su cuerpo. Al instante, se le puso la cara colorada y los músculos y las venas del cuello se le marcaron cuando dio un par de pasos atrás para conseguir una postura estable. Arriba… … Abajo Arriba… …Abajo A pesar de los temblores que le recorrían superficialmente, sus largos músculos y el torso de hierro estaban duros como rocas mientras levantaba la barra una y otra vez. El sudor comenzó a empaparle el rostro, aunque él no pareció notarlo y en cuanto a Paradise, no había forma de fingir que no se estaba imaginando el aspecto de los inmensos músculos de los muslos de Craeg bajo los supuestamente amplios pantalones del uniforme. Esas cosas se volvían ajustadas como una segunda piel

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 cuando Craeg descendía, debido al tamaño que alcanzaban sus músculos. De hecho, parecía que fuera a romperlas de un momento a otro. Ocurrió tan rápido… En un instante estaba corriendo a su ritmo, manteniendo la velocidad. Al siguiente, su pie derecho aterrizó a medio camino entre la cinta y la guía lateral. Cayó demasiado rápido para tratar de impedirlo o, por lo menos, sujetarse con una mano o un brazo, de manera que golpeó la consola con fuerza, rebotó y estuvo a punto de lijarse la cara con la cinta porque la llave de seguridad que había colocado en la máquina tan cuidadosamente no estaba enganchada a su ropa. De manera que la cinta continuó corriendo. Durante un momento, estuvo demasiado impresionada para moverse… pero entonces un golpe de ardiente dolor fue suficiente para que se moviera de dondequiera que hubiera caído. Dios, ese vomitivo olor a carne chamuscada hizo que arrugara la nariz. Fue entonces cuando vio las shitkickers. Justo al lado de su cara. De repente, había un montón de gente hablando por encima de ella; y trató de seguir lo que decían, pero tenía algo en los ojos. Y le dolía la cabeza. ¿Por qué le dolía la cabeza? —¿… a Doc Jane inmediatamente? —¿…camilla? —Rápido. ¡Deprisa! Tanteando con la mano, trató de retirarse el sudor de los ojos para poder ver mejor. No era sudor. Era sangre: cuando se miró la palma que se había pasado por la cara, vio que estaba cubierta de sangre roja y brillante. Ay, joder. Se había hecho bastante daño. Y todo por estar siendo una chica. Mierda.

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Cuando Paradise cayó al otro lado de la sala de pesas, Craeg casi lanza las pesas a un lado para correr hacia ella. Pero no se hace una cosa así con trescientos y pico kilos… a no ser que uno quiera hacerse daño o hacérselo a otros.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Con todo el control que pudo reunir, se movió un paso adelante y se dejó ayudar por los Hermanos a devolver la carga de vuelta al soporte. Luego los tres salieron pitando. Craeg sacó la llave de seguridad de un tirón… porque ella estaba demasiado cerca de la maldita cinta, con su maltrecho cuerpo mitad dentro y mitad fuera del puto pedazo de mierda. —¿Paradise? —dijo. Cuando Butch se arrodilló junto a ella, Craeg estuvo a punto de sacarle de allí de un empujón, pero eso hubiera sido ridículo. Para empezar, el Hermano era un profesor. Y para seguir, salir corriendo en plan territorial hacia ella en una puta emergencia hubiera sido la manera más rápida de anunciar que había algo entre Paradise y él. —¿Paradise? —repitió Craeg—. Paradise… Ella se incorporó cuando le escuchó pronunciar su nombre y se volvió hacia él. Oh, Dios. Había sangre. Tanta… puta mierda, se iba a desmayar. Los Hermanos comenzaron a ladrarse órdenes entre ellos y luego Tohr salió a buscar ayuda. Eso proporcionó un hueco junto a ella y el cuerpo de Craeg lo aprovechó antes de que él fuera consciente de que tenía que moverse. —Estoy bien —dijo Paradise manoteando, ya sentada—. Solo me siento estúpida. No necesito ayuda. Craeg se rasgó la camisa, hizo una bola con ella y presionó la tela contra la herida que Paradise tenía sobre el ojo. —Cállate —musitó cuando ella empezó a discutir—. Vas a la clínica. Seguramente necesitarás puntos. —No es más que un pequeño corte. —¿Qué piensas exactamente qué significa toda esta cosa roja? —No hay motivos para ponerse histérico… —Yo no soy el que está discutiendo con… Continuaron así, palabras tensas en uno y otro sentido e interrumpiéndose el uno al otro. Pero no fue hasta que se detuvieron para tomar aire cuando Craeg se dio cuenta de que todos en la sala de pesas les miraban con cara de “anda-esto-esnuevo”. Mierda. Igual daba, lo primero era asegurarse de que se dejaba tratar. Luego ya se preocuparía de las conclusiones a las que la gente estaba llegando. Y sí, fue él quien la recogió y la colocó en la camilla.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Y sí, si cualquier otro macho, incluyendo a su amiguito Peyton allí presente o a cualquiera de los Hermanos, la llega a tocar, le hubiera arrancado el brazo de un mordisco. Ya en el pasillo, ella seguía discutiendo con él, aunque Craeg sabía que era porque se había asustado y era su forma de luchar contra el miedo. —Ridículo —pero por lo menos se apretaba la camisa contra la cara—. Solo tengo que lavarme la cara y parará. —Claro, porque un poco de agua te va a ayudar con esa brecha de cinco centímetros que tienes. —¡Qué exageración! —¿Y tú cuando has estudiado medicina? Cuando llegaron a la puerta de la clínica, trató de entrar con ella, pero Butch se interpuso. —Tienes que volver a clase. Craeg abrió la boca para oponerse… momento en el que se dio cuenta de que había perdido la puta cabeza. Había conocido a la hembra hacía… ¿cuánto, cuatro noches como mucho? Era inapropiado. Aun así negó con la cabeza. —No me pienso marchar. —La van a tener que examinar —replicó Butch—. Toda ella, no sé si captas lo que quiero decir. Craeg soltó un taco y lanzó una última mirada a través de la puerta que se cerraba lentamente mientras Paradise se cambiaba por si misma de la camilla a la mesa de examen. Como si percibiera que él ya no estaba allí, con ella, levantó la mirada. Confundida, buscándole. —Yo, eh… —Craeg se aclaró la garganta—. Me gustaría verla cuando hayan terminado. —Si a ella le parece bien, no hay problema. Craeg asintió y ordenó a sus pies que dieran media vuelta y se dirigieran de vuelta hacía la sala de pesas. Pasaron unos buenos minutos hasta que respondieron y, hablando de lentitud, sus piernas también se tomaron su tiempo en devolverle allí donde tenía que estar. Y, vaya sorpresa, Peyton le estaba esperando en la puerta de la sala de pesas. Murmurando entre dientes, Craeg se preparó para pelearse contra ese tío de nuevo. —¿Cuándo ha ocurrido? —demandó el otro.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Cuando ha ocurrido el qué. —Tú y ella. El otro macho le estaba mirando con una extraña tranquilidad que podía significar tanto aceptación como preparación para atacar. Resultaba gracioso, pero ese aspecto estilo J. Crew y esa actitud aristocrática, unidos a ese entorno tan pijo, hacían del chaval un candidato eDarling mucho mejor para una hembra que él mismo. Pero Paradise, por algún motivo, había elegido a Craeg. Tenía que estar loca. —No hay nada entre nosotros —dijo Craeg. —No me cuentes gilipolleces, ¿vale? Te has vinculado con ella. —Y una polla. La mirada azul de Peyton recorrió toda la sala. Luego frunció el ceño. —Espera, estás hablando en serio. —¿De qué cojones estás hablando? —De verdad que no tienes ni idea. No te has dado cuenta de que tu aroma de vinculación se ha disparado, ni del hecho de que nos has mostrado los colmillos a todos cuando nos hemos acercado a ayudarla. De verdad que eres jodidamente inconsciente de todo eso. Craeg parpadeó como una vaca un ratito. Luego miró a la izquierda del otro y midió la distancia entre su propia frente y la pared de hormigón. A lo mejor si se golpeaba la cabeza con fuerza suficiente, podría hacerse el suficiente daño cerebral como para que su memoria a corto plazo le diera un respiro y olvidara que jamás había conocido a esa mujer. Peyton se echó a reír. —¿Sabes? Me gustaría odiarte, por mis cojones que sí. Ella es una de las mejores hembras que jamás he conocido. Pero, por el contrario, me siento mal por ti. —¿Y eso por qué? —espetó Craeg. —Porque con lo lejos que has llegado, aun te estás resistiendo. Esto va a ser divertido de ver. —Me alegro de resultarte entretenido. Peyton tuvo los huevos de darle una palmadita en el hombro. —Más vale que la cuides como es debido… o iré a por ti y te mataré. Despacio. Craeg se echó atrás.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —No sé de lo que estás hablando. —Claro, claro, seguro que no. Peyton seguía riendo cuando se dio la vuelta para abrir la puerta. Craeg le sujetó. —¿De qué la conoces? Una pausa. —Trabaja en la Casa de Audiencias. —Yo también la conocí allí. —Y solo para dejarlo claro, a veces también pienso que estoy enamorado de ella — Peyton puso los ojos en blanco otra vez—. Dios, ¿puedes dejar de hacer eso? —¿El qué? —Me estás gruñendo. Ja. No te jode. Había sacado los colmillos y tenía el labio superior retraído. —Lo siento. —Ya, porque no estás vinculado. Para nada —Peyton se cruzó de brazos—. De cualquier forma, antes de que te pongas en plan Cujo con mi culo, que sepas que ni siquiera la he llegado a besar. A ella no le interesa. Por lo menos conmigo. Casi mejor, porque soy un completo gilipollas, y ella tiene razón, tengo un par de malas costumbres. En fin, recuerda lo que te he dicho. —Y yo que tenía la esperanza de que los dos pudiéramos olvidar esta conversación. —Eso no va a ocurrir ni de coña, tío —repentinamente, Peyton entrecerró los ojos y estos brillaron de pura agresividad—. Cualquiera que haga daño a esa hembra es mi enemigo. Y puede que sea un aristócrata, pero sigo siendo capaz de volverme un animal para proteger lo que es mío. ¿Entendido? Craeg midió al otro. —No puedo prometer nada. —¿Qué se supone que quiere decir eso? —Tengo… cosas… que hacer después de esto y entre ellas no están el asentarme y tomar una compañera. Vinculado o no, nada va a cambiar eso. Ni siquiera ella… y ya lo sabe. Peyton bajó el tono de su voz hasta algo tan profundo que apenas resultaba audible.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Entonces es que eres un imbécil. Eres un maldito imbécil hijo de puta —pero entonces el chaval se encogió de hombros—. Pero, oye, al final son buenas noticias. Significa que aún tengo una oportunidad con ella. Y si te cabreas, que te jodan. Si te vas es tu problema, gilipollas… y te lo prometo, voy a jugar fuerte por ella. Lo mejor que el macho pudo hacer fue volver a la sala de pesas, porque en ese momento, la bestia interior de Craeg se alzaba rugiendo. Sip. Ya tenían un recluta en la clínica. A la clase no le hacía falta un segundo. Sobre todo si al segundo había que llevarlo a cachitos.

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Capítulo 34

Marissa habló con Butch toda la noche. Incluso mientras dirigía la reunión de personal o entrevistaba a un trabajador social de salud mental para un trabajo o en una pequeña visita con Mary, en el interior de su cabeza estaba hablando con Butch. Las escenas imaginarias de ella en actitud digna con ese imbécil olvidadizo estaban aderezadas con una banda sonora en la que él aceptaba que era un idiota que necesitaba unos doce tipos diferentes de terapia. El hecho de que, en el transcurso de las horas, Butch la llamara tres veces y le enviara dos mensajes no le ayudó con su causa, claro que, podría haber tenido a Perry Mason defendiéndole y hubiera acabado igualmente en prisión de por vida sin posibilidad de tener sexo con su shellan nunca más. Marissa no había respondido a esos mensajes que Butch enviaba de paseo a modo de tímido acercamiento y lo justificaba diciéndose que primero necesitaba decidir lo que iba a decirle. La realidad era bastante menos loable: se sentía herida, rechazada, dejada a un lado; y quería que él probara un poco de su propia medicina. Cosa que no era en absoluto atractiva. Queridísima Virgen Escriba, ella nunca había sido una persona rencorosa y odiaba pensar que aquello que era su mayor tesoro en la vida, su relación con su compañero, la hubiera convertido en una amargada. Y se sentía en tal aprieto que se fue pronto del trabajo, le envió un mensaje diciendo que le estaría esperando cuando terminara el entrenamiento y decidió que era hora de tener esa conversación tan desagradable que necesitaban tener. Cuando regresó a la mansión y echó un vistazo al vestíbulo principal, todo lo que podía pensar era en la cantidad de gente que pasaba por allí habitualmente. Como necesitaba privacidad, decidió ir a sentarse al centro de entrenamiento. Para empezar, una vez tomada la decisión de hablar, quería pillar a Butch tan pronto como fuera posible; además, el Pit resultaba demasiado claustrofóbico y no estaba segura de si V o Jane tenían la noche libre.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Dios sabía que no quería que nadie escuchara lo que tenía que decir. Dejó el abrigo y el maletín junto a la puerta oculta bajo la gran escalera, introdujo el código apropiado, 1914, y bajó trotando los poco pronunciados escalones. Introdujo la misma serie de números de nuevo y emergió en el túnel subterráneo, desde donde se dirigió al centro de entrenamiento. De vez en cuando, tenía que secarse las manos sudorosas en sus pantalones negros de vestir y se mesaba el pelo, que por una vez había dejado suelto. Para cuando pasó el armario de suministros y llegó a la oficina, el corazón le latía a toda velocidad, tenía la boca seca y el estómago revuelto. Tras años de sufrir ataques de pánico, rogó porque sus nervios no la hicieran atravesar ese trecho de infierno. Miró el delgado reloj Cartier que Butch le había regalado por su primer aniversario y decidió que aun tendría que esperar un rato, al menos una hora. Genial, ahora se sentía como atrapada en una pecera. Mirando por encima de su hombro, vio la puerta del armario y se preguntó si no debería caminar a lo largo del túnel un par de docenas de veces siguiendo la teoría de que el ejercicio aclara las ideas, pero no le apetecía. Además, tarde o temprano, aunque no hubiera recibido su mensaje, Butch iba a tener que ir a la casa grande para la Última Comida, así que era lo mejor que podía hacer para cazarle. Se fijó en el escritorio, se acercó a él y se sentó en la silla de oficina. Se logueó sin problemas en el ordenador y luego en la cuenta de Gmail que había creado para recibir las respuestas de confirmación a las invitaciones al Baile del Duodécimo Mes. —Guau —se inclinó hacia la pantalla. Había incontables respuestas—. A no ser que todo sean declinaciones, claro. Aceptamos encantados su amable invitación… Por supuesto, tanto mi hellren como yo… Aceptamos humildemente con gran anticipación… Antes de concentrarse demasiado, abrió uno de los cajones y sacó un cuaderno amarillo tamaño folio. Con un bolígrafo azul, creó una tabla con Nombre, Respuesta y Número como encabezamiento. Entre el ordenador y el papel, fue marcando los nombres y las respuestas y había llegado más o menos a la mitad del anterior cuando llegó al nombre de su hermano. Haciendo doble clic en la entrada en negrita, contuvo el aliento. Y luego exhaló. No iba a acudir. Con tres frases formales, indicaba que tenía que quedarse en la clínica, pero que agradecía haber sido incluido.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Gracioso, la respuesta resultó tanto un alivio como extrañamente desalentadora. Marissa esperaba que fuera, sobre todo después de que aquella hembra mencionara que Havers había sido el que la recomendó como organizadora del evento. Retrepándose en la silla, se puso a pensar en todo su objetivo de enfrentarse al pasado. Ya hacía mucho que Wrath se había disculpado y la forma tan cariñosa y libre en la que había aceptado a Butch y su emparejamiento había significado mucho para ella. Nunca había dado demasiadas vueltas a lo que había ocurrido entre ella y el Rey, pero rememorando su malogrado compromiso y todo lo que vino después, se dio cuenta de que le había perdonado completamente. Por Wrath solo sentía cariño… y sabía que hablaría con ella en cualquier momento en que lo necesitara o deseara. En cualquier caso, lo cierto era que estaba en paz con él. Por otro lado, la glymera. Seguía sintiéndose absolutamente furiosa con ellos y sus estándares, pero tenía claro que no podía reunir a toda esa panda de gilipollas moralizantes y echarles una bronca. Conseguir vivir independientemente de todo ello había resultado una estrategia mucho más saludable y exitosa. Y en cuanto a Havers. Tenía intención de hablar con él en el baile, pero en realidad no hubiera sido un buen plan. Para eso sí necesitaba privacidad… y a lo mejor llevar chuleta. Ni siquiera estaba segura de lo que iba a decirle. Ese era el problema con las resoluciones. No se pueden forzar las cosas hasta que uno está preparado para ello. Y las emociones de Marissa seguían siendo demasiado volátiles. Sí, pensó. En realidad, el que no asistiera iba a facilitarle la vida. Y un espectáculo menos para el corrillo de cotillas de la glymera. La respuesta para poder hablar con él probablemente pasaba por esperar un poco más de tiempo y quizás… venga, quizás sentarse con él y con Mary… si se dejaba. Quien sabía. Su problema principal era Butch. Y esa hembra que habían asesinado, por supuesto. Recuperó la concentración, terminó de contar, cerró los totales y calculó un presupuesto del importe. Si el ritmo de aceptaciones de casi el cien por cien continuaba, iban a tener cuatrocientas personas en la casa de Abalone. Que era el doble de lo que había esperado cuando hizo el cálculo de los costes de comida y bebida… y algo que, por supuesto, como cabeza del evento, se suponía que tenía que aportar. Por lo visto había subestimado las ganas que tenían de ver y ser vistos. Volvió a comprobar el reloj. Por lo menos había consumido unos buenos treinta minutos.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Inquieta, nerviosa, inestable, empezó a dar vueltas con el ratón, contemplando como la flecha blanca hacía círculos en la pantalla. Tío, estaba bastante cabreada con Butch. Aunque se había tranquilizado bastante, seguía herida y… Frunció el ceño y detuvo la flecha. En la parte de abajo de la hilera de iconos había una minúscula foto, una pequeña imagen de lo que parecía… ¿la nuca de su hellren? Pero eso no podía estar bien. Hizo doble clic en la imagen y salió una ventana emergente. La casilla del nombre del usuario ya estaba completada con BUTCH DHES y la de la contraseña vacía. No había título por ninguna parte, nada que le informara del tipo de archivo del que se trataba. Y se sintió triste, pero dado el punto en que se encontraban, sintió suspicacia por lo que era. Pero claro, cuando uno esconde cosas a su compañera, es fácil que la otra parte comience a cuestionárselo prácticamente todo. Devolviendo los dedos al teclado, introdujo la contraseña que Butch solía utilizar: 1MARISSA1! Que funcionó y abrió… Una imagen de video, congelada y lista para ser reproducida, de Butch sentado ante su escritorio con la cámara detrás de él. Le dio al play y puso en marcha el mecanismo. Vio a su compañero contemplando esa llave negra con la borla roja. No había sonido, así que no se oía nada, pero Marissa imaginaba el plop que hacía esa cosa cada vez que golpeaba el cuaderno. Un joven macho entró en la habitación. Tenía que ser uno de los reclutas. Y empezaron a hablar. Con toda seguridad, tenía que tratarse de una entrevista con relación al programa… y no marchaba bien, a juzgar por la expresión de la cara del otro macho. Cuando Butch levantó la llave, se hizo obvio que estaban hablando de ella. Esto hay que escucharlo, pensó, toqueteando diversos botones. Pero no estaba funcionando rápido. Después de apretar todo tipo de putos lo-que-fueran que no hacían su trabajo, descubrió que resultaba que había que encender los altavoces… pero siguió sin funcionar. Le llevó una puta eternidad descubrir que, por algún motivo, alguien había desconectado los altavoces de la torre. —… cómo es? —preguntó el macho.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Marissa se concentró en la cabeza de Butch, que tardó un rato en responder la pregunta. —Depende de lo antiguo que sea y como ocurriera. Las cosas recientes… sobre todo si fue violento… pueden ser sucias. —¿De qué estás hablando? —dijo Marissa en voz alta. —A las partes del cuerpo no les gusta que las corten, las apuñalen o las hagan pedazos y expresan su descontento chorreando por todas partes. Jesús, somos como un setenta por ciento agua o algo así, ¿no? Y comprendes que es la puta verdad cuando llegas a una escena reciente. Charcos de ello. Gotas de ello. Salpicaduras de ello. Luego tienes las manchas en la ropa, las alfombras, las sábanas, las paredes, el suelo… o si es en el exterior, las soleras, el cemento, el asfalto. Y luego está el olor… Santo… Dios, pensó Marissa, invadida por una oleada de tristeza. Butch continuó. —En los casos más antiguos… es peor el olor que el aspecto. Las muertes en el agua, con la hinchazón, son solo feas. Pero si todo el gas que se acumula dentro sale… la peste te hace caerte de culo. Y tampoco me volvían loco las muertes por fuego —hizo otra pausa—. ¿Quieres saber lo que más odiaba? —Movió la cabeza—. El pelo. El pelo… Dios, el puto pelo, sobre todo si era una mujer, Manchado de sangre, suciedad, piedrecitas… despeinado y enredado… sobre la piel cenicienta. Cuando no puedo dormir por la noche, eso es lo que veo. Veo pelo —empezó a frotarse las manos—. Siempre llevas esos guantes, sabes… para no dejar huellas sobre nada, no dejar nada tuyo. Al principio solían ser de látex… después de nitrilo. Y algunas veces, cuando tenía que manejar un cuerpo, el pelo se metía dentro de los guantes… y era como si quisiera meterse dentro de mí. Como… si se te pudiera pegar la muerte por asesinato, de alguna manera —Butch meneó la cabeza—. Esos guantes eran tan jodidamente finos…. Y no funcionaban. El recluta frunció el ceño. —¿Y entonces por qué tenías que llevarlos? —No, sí que funcionaban con las huellas, ¿sabes? Pero sí que dejaba algo de mí en esos cadáveres. En cada uno de ellos… me dejaba un pedazo de mí. Marissa apagó el sonido. Paró el vídeo. Apoyó la cabeza en las manos.

* —Mañana estarás como nueva.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Cuando Doc Jane le pasó un espejo, Paradise se preparó para ver su reflejo… pero en realidad, no estaba tan mal. —¿Cuántos puntos han sido? —Doce. Pero no te va a quedar nada de cicatriz. Paradise se tocó justo bajo la línea de minúsculos nudos negros que tenía junto a la ceja. —Sangraba tanto que hubiera jurado que hacían falta cien. Doc Jane cubrió su trabajo de artesanía con una pequeña venda blanca y, al quitarse los guantes de examen, el chasquido reverberó en la habitación. —Esa zona tiene mucha vascularización. A lo mejor quieres alimentarte si ha pasado algún tiempo… no es que sea una emergencia, pero perdiste algo de sangre y estáis trabajando tremendamente duro ahí dentro. O, en su caso, perdiendo la concentración y quedando como el culo mismo. —Puedes esperar al autobús para volver o, si no quieres quedarte, puedo hacer que un doggen te lleve a una zona segura desde la que desmaterializarte. Dejando caer el espejo, Paradise trató de imaginarse lo que diría su padre si le veía la cara. —¿Podría quedarme a pasar el día? No puedo… no quiero volver a casa así. La compañera de V sonrió con dulzura en sus ojos verde bosque y se pasó la mano por el corto pelo rubio. —La verdad es que yo también lo estaba pensando… pero no me gusta hacer que nadie se quede aquí a no ser que sea médicamente necesario. Y en tu caso, no lo es. Quizás es solo… facilitarte un poco las cosas con tu padre. —¿Puedo usar mi móvil para llamarle? —Claro. Si no tienes cobertura, y algunos no la consiguen, hay una línea fija en la cafetería que puedes usar. —Muchas gracias —respondió Paradise bajando las piernas de la camilla—. No he sentido nada cuando estabas cosiendo los puntos. —Lo estás haciendo genial, Paradise. Todo el mundo está muy orgulloso de ti. —Gracias. Miró hacia abajo mientras apoyaba los pies y frunció el ceño. Había salpicaduras de sangre en sus Brooks, lo que no era mayor problema siempre que no llevara las zapatillas puestas cerca de su padre. Sip, definitivamente tenía que quedarse, pensaba mientras salía al pasillo.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Pero hasta que llegó al vestíbulo y abrió la puerta de la sala de descanso no cayó en que… Craeg y ella iban a estar en el mismo sitio. Todo el día. Mientras su cuerpo hacía los cálculos y respondía poniéndole los pezones de punta, Paradise pensó que qué demonios, si la habían tenido que arreglar con aguja e hilo, también podía venirle bien que alguien la besara para sentirse mejor. Mmmm. Se acercó a donde había dejado la mochila en el suelo, junto a las bolsas de algunos de los otros. La recogió y la colocó sobre la mesa más cercana. Abrió la cremallera y rebuscó, tratando de localizar su teléfono. No lo encontró. Frunciendo el ceño, dio la vuelta a la mochila, marca Bally, y volcó todo su contenido. Hurgó con dificultad entre paquetes de Kleenex, la cartera, varios tubos de mascara de pestañas, el Kindle, monedas sueltas, el cacao de labios y demás cosas. Sabía que tenía que ser más organizada. Muy bien, donde… El móvil no estaba ahí dentro. ¿Qué coño? ¿Se lo habría dejado en casa? Hubiera jurado que lo había metido con el resto de sus cosas. Tiró de la abertura de la bolsa hacia ella y rebuscó dentro del interior vacío, luego abrió la cremallera del bolsillo delantero solo para ver que otras inutilidades… El móvil estaba en ese compartimento. Echó una mirada alrededor con el ceño fruncido sin motivo real. El problema era que ella nunca metía el maldito cacharro ahí… siempre iba con demasiada prisa como para preocuparse de abrir cremalleras. Además tenía esa paranoia con que podía olvidarse de cerrar bien el bolsillo y perder el teléfono. Jamás había dejado el móvil allí. ¿Acaso alguien había estado mirando sus cosas? De uno en uno, revisó todos los artículos que había sobre la mesa. Por lo que podía ver, no faltaba nada, aunque tampoco llevaba una lista mental de sus básicos. Y cuando revisó la cartera, su documentación, las tarjetas de crédito y el dinero seguían allí. Bueno, si se habían llevado algo, no valdría más de dos centavos. Mientras devolvía las cosas a su sitio, se tragó los nervios, pero ¿qué podía hacer? Ir a los Hermanos con un “Es que mi teléfono se ha cambiado solo de bolsillo y…” Sí. Claro.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Como no tenía ninguna barra de cobertura, se acercó al teléfono fijo instalado en la pared junto a la nevera con puerta de cristal llena de Gatorade, Coca Cola y varios tipos de zumos. Cuando descolgó el teléfono, escuchó el mismo tono que en el teléfono de la Casa de Audiencias, así que presionó el 9 para obtener línea exterior y luego el número de su padre. Fedricah contestó al teléfono y, en tono alegre, Paradise le dijo al mayordomo que iba a pasar el día en el centro de entrenamiento porque estaba trabajando en algo para subir nota. También le aseguró que iba a estar acompañada. Y era cierto. No iba a estar sola… no, si tenía algo que decir al respecto. Craeg iba a cuidar de ella. —¿Duele? Cuando colgó el teléfono, miró hacia la puerta. Craeg estaba en el umbral, con el torso descubierto reluciente y los pectorales y abdominales sobresaliendo en crudo relieve bajo las luces del techo. Paradise entrecerró los ojos y se embebió de la visión de su cuerpo… y pensó que, efectivamente, estaba sintiendo un repentino dolor. —¿Hola? —demandó él. —Me quedo aquí a pasar el día. Craeg se quedó congelado y entrecerró los ojos y ella le mostró el teléfono. —No hay cobertura. No hay servicio. Supongo que vamos a tener que inventarnos alguna otra manera de despertarnos a las siete, ¿no?

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Capítulo 35

Fuera, en el aparcamiento del centro de entrenamiento, Butch escoltaba a los cuatro reclutas que se iban hasta la puerta del bus, asegurándose de que subían con su mierda. Luego volvió dentro y caminó por el largo pasillo hacia la oficina a paso lento. No tenía ni idea de dónde estaba Marissa, pero esperaba, cuando reapareciera en la mansión, que le hubiera devuelto la llamada, enviado un mensaje o algo. Se dejó, por error, el teléfono en la mesa del comedor en la mansión. Pero tal vez fuera algo bueno. Se había vuelto loco comprobando el dispositivo en la Primera Comida. Deambulando por el pasillo vacío hacia la oficina, se hizo sumamente consciente de que en esencia estaba solo en el complejo: V y Tohr ya habían vuelto a la casa con Doc Jane, Manny y Ehlena para prepararse para la Última Comida, asimismo, todos los doggen estaban trabajando en la gran cocina de Fritz. Y Paradise, Craeg y Axe estaban comiendo en la sala de descanso. Querido Señor, ¿y si Marissa se había marchado del Pit? pensó. ¡Joder! ¿Qué iba a hacer si… Cuando abrió la puerta de cristal, se quedó helado. —Hola —dijo su shellan desde detrás de la mesa. Era tan hermosa, allí sentada, vestida con su ropa de oficina y su rubia melena suelta. Tío, adoraba esas ondas cayendo sobre sus hombros como algo salido de Juego de Tronos, y esa blusa de seda con la leve pizca de rosa resaltaba su piel como si estuviera en un anuncio de revista para Estée Lauder. —Recibí tus llamadas, tus mensajes —dijo mientras le miraba desde el otro lado de la mesa. Entrando en la propia oficina, dejó que la puerta se cerrara por sí misma sin estar seguro de si debería sentarse en una silla, pasearse o caer de rodillas y empezar a disculparse. —Lo siento…

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Lo siento… Ambos se callaron y el silencio que siguió fue un tiempo en el que cada uno esperaba que hablara el otro. —Mira, debería haberte contado lo de Xhex —dijo él, haciendo de tripas corazón— . No lo hice porque yo… fue antes de que tú y yo estuviéramos juntos en serio. La conocí una noche en el club de Rehv, solo fue esa noche, y no fue nada para ninguna de las dos partes. No tenía ni idea de que iba a acabar viviendo con nosotros, y cuando lo hizo, fue solo una cosa más que dejé atrás ¿sabes? —Lo sé, lo entiendo. Esperó que ella dijera algo más pero cuando todo lo que hizo fue bajar la mirada hacia sus manos él frunció el ceño y se sentó en la silla frente a Marissa. —Estás segura de eso. —Sí. Butch sacudió la cabeza ante el constante silencio. —Sé que no soy perfecto, pero si francamente piensas que la deseo más que a ti, me voy a cabrear muchísimo. —No, sé que no. Aun así no dijo nada más. En el vacío, mientras intentaba convencerse de no salir de su propia piel, pensaba en Xhex y él chocando los cinco y bromeando sobre cómo le debía una porque le había salvado en una lucha en un callejón con unos asesinos. —Ella es uno de los chicos, por el amor de Dios. —Lo sé. Levantando una mano, se frotó el tic en su ojo izquierdo. —¿Sí? Jesús, ¿qué les pasaba? Hablar siempre había sido tan fácil, como respirar. Ahora… todo este silencio. —Solo dilo —masculló—. Lo que sea, por mucho que me duela, dilo, no me dejes aquí sentado preguntándome qué coño estás pensando. Me va a estallar la cabeza. —¿Por qué no me contaste lo del pelo? —dijo en una ráfaga. Butch alzó la cabeza de golpe. —¿Perdón?

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Vi la entrevista, con ese recluta. —Señaló la pantalla del ordenador—. Vi una parte. La parte donde le contabas a un perfecto extraño algo que nunca has compartido conmigo. —¿La entrevista? Oh, eso. —Sí, eso. Butch volvió a restregarse el ojo. —Eso no era algo importante. —Sí, supongo que sigo preguntándome cuantas otras cosas has decidido así. Quiero decir, ¿qué más no sé sobre ti? Después de tanto tiempo juntos, pensaba que lo sabía todo… pensaba… —Se ahogó un poco, pero fue capaz de arrojarlo a un lado—. ¿Qué más no sé, Butch? Mientras la miraba a los ojos desde el otro lado de la mesa, una sensación de incomodidad le bajó por la columna. Ella lo miraba fijamente como si no le conociera. —Marissa… —Ver a esa chica golpeada en el sofá del salón de Lugar Seguro me hundió por completo. La total… fealdad violenta de ello, el sufrimiento, el dolor de cerca, el modo en que me miraba, me imploraba con los ojos. —Los esbeltos hombros de Marissa temblaron—. No te lo conté porque tenía miedo de desencadenar lo de tu hermana. No te lo dije porque no quería amargarte. Ya está, lo he dicho. Eso no me hace feliz, y en realidad no me hace sentir algo mejor, pero eso es lo que he estado ocultándote. Oh, eso, y ver a mi hermano me rompió de nuevo el corazón por la mitad, me vine abajo. Me hizo echar de menos partes de mi antigua vida, y eso me hizo sentir como si estuviera traicionándote. —Alzó las manos—. Eso es lo que tenía. ¿Así que, qué has estado escondiéndome? Cuando iba a abrir la boca ella le detuvo. —Antes de hablar, se muy consciente de que te quiero. Te quiero con todo lo que tengo y lo que soy, pero si no vas a ser sincero conmigo, voy a volver al Pit, hacer la maleta, y mudarme a Lugar Seguro por un tiempo. —Le sostuvo la mirada con ojos firmes—. Tú y yo no vamos a sobrevivir a largo plazo, a pesar del amor o vínculos, si sigues retocando las cosas. No es una buena estrategia para nosotros, y si eso te hace sentir que estás en un aprieto. Como si te estuviera dando un ultimátum. No me importa. Si algo se interpone en nuestra relación, cualquier cosa, la cortaré de un plumazo, incluso si eres tú. Butch se percató que dejó de respirar solo porque le empezaron a arder los pulmones e inflarlos con una inhalación entrecortada poco hizo para mejorar esa sensación de asfixia.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Marissa sacudió la cabeza con seriedad. —Esto no es por si estuviste o no alguna vez con Xhex, es por el hecho de que no creas que pueda manejar que me lo cuentes. No es eso. Tú no quieres herir mis sentimientos y eso es noble, pero no adornes lo que pasó entre los dos en términos de ser “insignificante”. Eso es un pretexto. —Negó con la cabeza triste—. Todo lo del club de sexo es lo mismo. Al igual que tu problema con las mamadas, lo cual también te niegas a discutir conmigo. En resumidas cuentas, tienes una opinión sobre mí muy halagadora pero muy limitada. Quieres cuidarme, pero me has puesto en una prisión, y sin ofender, crecí en la glymera, diciéndome todas las cosas que no podía hacer por quién y qué era, no voy a tolerarlo más. Dios… él se sentía como si le hubieran disparado. Y no porque algo en particular fuera doloroso. Era más la sensación de un frío invasor mientras tu sangre goteaba por todo el lugar con lo que estaba lidiando. También la misma sensación de mareo y disociación de la realidad. —¿Entonces que va a ser, Butch? —dijo en voz baja—. ¿Qué vas a hacer?

*

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Cuando Marissa cayó en silencio, francamente no tenía idea de dónde estaba su hellren, en qué pensaba, si ni siquiera había escuchado una palabra de lo que ella había dicho. Y eso era extraño: su corazón siquiera latía acelerado y no tenía las manos sudorosas, lo cual considerando la encrucijada a la que habían llegado, era una sorpresa. Por otro lado, ella había dicho su parte con tanta calma y amabilidad como pudo. Ahora de serio dependía de él; su futuro estaba solo en sus manos, en muchos aspectos. Cuando él cambió de postura en la silla, ella se preparó para su partida, pero todo lo que Butch hizo fue clavar los codos en las rodillas y restregar esa sombra de barba en su mandíbula y con la otra mano agarró la enorme cruz de oro que llevaba por fuera de la camiseta negra. Vale, espera, ahora le sudaban un poco las manos. —Yo, esto… —se aclaró la garganta—. Es mucho para asimilar. —Lo siento. —No lo sientas. —De acuerdo.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Por alguna razón, el suave zumbido del ordenador se hizo muy fuerte, como si sus oídos estuvieran esforzándose tanto por captar un sonido de su compañero amplificando todo lo demás. Se aclaró la garganta de nuevo. —No sabía que fuera tan malo en esto. —¿Malo en qué? —Nuestra relación. —Todavía estoy enamorada de ti, todavía te quiero. No has fallado en todo y yo soy parte del problema. No es que tampoco haya sido muy habladora. —No estoy tan seguro, excepto de mi parte de culpa. Ahora ella también se inclinó hacia delante, y extendió un brazo a través de la mesa aunque no llegaba a alcanzarle, y allí no había metáfora. —Butch, no, por favor, no te machaques con eso. No nos va a ayudar. Háblame. Tienes que hablar conmigo, eso es todo lo que estoy diciendo. —Me has dicho mucho más que eso. Marissa lanzó las manos al aire. —No tengo que ir al club si eso te horroriza. No tengo que hacerte acabar con una mamada si en serio no te pone. Todo lo que estoy diciendo es que, tienes que decirme el porqué, y necesitamos hablar de las cosas. Tiene que haber otra clase de comunicación que tú quedándote callado después de decirme que es porque soy “una buena chica y las buenas chicas no hacen eso, no pueden manejarlo”. Butch unió los dedos y chocó las yemas contra los labios. —No te conté lo de la pesadilla porque lo encuentro tan jodidamente inquietante cuando pasa que la última cosa que quiero es sacar el tema cuando no está en mi mente. Me cabrea muchísimo que todavía me acose, y siento que... si hablo de esto, le da más poder sobre mí. Ella pensó en su conversación con la shellan de Rahge anteanoche. —Estoy bastante segura de que Mary diría lo contrario. Que cuanto más hables de ello, menos poder tendrá. —Tal vez, no lo sé. Marissa se vio queriendo presionar, pero se echó atrás. Tenía la impresión de que la puerta se había abierto un resquicio y lo último que quería era asustarlo y que la maldita se cerrara.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Y sobre las mamadas —El rubor golpeó sus mejillas—. Tienes razón, no quiero hablar de ello porque me avergüenzo de mí mismo. —¿Por qué? —susurró. —Por… Dímelo, pensó mientras él forcejeaba. Puedes hacerlo… dímelo. De pronto la miró. —Escucha, no estoy interesado en ti sacando algún informe de situación sobre lo que estoy a punto de decir ¿vale? Como se supone que voy a superarlo. ¿Entendido? Marissa alzó las cejas. —Claro, lo prometo. —Quieres que hable, está bien. Pero si me respondes con alguna sandez políticamente correcta, no voy a tomármelo bien. Como nunca antes le había golpeado con cualquier sandez políticamente correcta, estaba bastante segura de que estaba dando rodeos porque se sentía vulnerable. —Lo prometo. Él asintió como si hubieran hecho un pacto. —Crecí como católico ¿vale? Y un católico de verdad, no uno de estar por casa. Y lo siento, me enseñaron que solo las prostitutas y las zorras hacían eso. Y tú… tú eres todo lo que siempre quise en una hembra. De golpe, bajó la vista y no parecía poder seguir. —¿Por qué te avergüenzas? —susurró. Hizo una mueca tan grande que todo su rostro casi desaparece en su frente. —Porque yo… —¿Porque querías que llegara al final? Tolo lo que pudo lograr Butch fue asentir. Luego alzó la vista rápidamente. —¿Por qué es un alivio para ti? —¿Perdona? —Acabas de exhalar como si estuvieras aliviada. Ella empezó a sonreírle. —Pensé que nunca ibas a dejarme hacerlo, y siempre quise averiguar cómo era. El rostro de su hellren se puso rojo como una remolacha. Remolacha. Roja.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Yo solo, no quería faltarte al respeto. Y eso es lo que me dice mi educación que sucede cuando lo haces en la boca de una chica, ella no te gusta, no la amas, no la respetas. Y sí, claro, debería sacarme de la cabeza todo esto, pero no es tan fácil. Marissa pensó en su lucha con lo que había quedado de su educación. —¡Madre mía! Eso lo entiendo. Siento que debería parar de ser una amargada e insegura con mi hermano y mis años en la glymera. Pero es como si lo hubiera aprendido tan bien que ese fogón quema ¿no? —Totalmente —él sonrió un poco y luego se froto la cara—. ¿Estoy tan rojo como creo? —Sí y es adorable. Estalló en una breve carcajada, pero luego se puso serio y permaneció así. —Hay otra razón. Bueno, con lo del club, hay otra razón… pero es una locura. Es decir, una locura de verdad. —No me asusta, mientras hables, francamente no me asusta nada. Ya podía sentir la conexión creciendo entre ellos, y no era de la clase breve que obtenías cuando acababas de tener algunos buenos orgasmos, pero luego tenías que volver a todo aquello que todavía no había sido reparado. Esta era del tipo sólido, del tipo cimiento. Del tipo “antes amaba a mi compañero pero ahora aún más”. Y ella sabía que estaba dispuesto a hablar de su hermana porque todo su cuerpo se inmovilizó, hasta el punto que parecía no respirar. Y entonces lágrimas vidriadas aparecieron en sus hermosos ojos almendrados. Cuando se levantó y fue hacia él, Butch cortó el aire con la mano. —Ni te atrevas. No me toques, no te acerques. Si quieres que hable, ahora mismo dame algo de espacio. Lentamente Marissa volvió a bajar en su silla y mientras el corazón atronaba contra sus costillas, tuvo que abrir los labios para seguir inhalando. —Siempre he sido supersticioso —dijo en voz baja, como si hablara consigo mismo—. Sabes, un pensador supersticioso. Hago toda clase de conexiones que en verdad no existen. Es como lo que le dije a Axe sobre los guantes de examen. A un nivel racional, comprendo que no estoy dejando ninguna parte de mí dentro o sobre esos cuerpos, pero… no siento así. Cuando volvió a quedarse en silencio, ella permaneció justo donde estaba.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Mi hermana… —más aclararse la garganta. Y cuando por fin habló de nuevo, su voz ya de por sí áspera no era sino rocas—. Mi hermana era una buena persona. Somos muchos de familia y no todo el mundo era agradable conmigo. Aunque ella sí. Mentalmente, Marissa recordó lo que sabía sobre la chica: la desaparición, violación, asesinato, el cuerpo encontrado una semana más tarde. Butch fue el último en verla. —Pero había otra parte de ella —dijo—. Ella se juntaba con muchos… maldita sea, es difícil de decir, pero salía con muchos chicos, ¿sabes lo que quiero decir? Ahora tenía el rostro pálido, los labios apretados, esos ojos almendrados con párpados pesados como si estuviera rememorando malos recuerdos. Pero entonces paró y cuando no dijo nada más ella tuvo que rellenar los espacios en blanco. —Crees que fue asesinada —susurró Marissa—, porque no estaba siendo una buena chica. Crees que si tal vez no se hubiera acostado con esos chicos, no habría entrado en ese coche, no le habrían hecho lo que le hicieron y no habría muerto. Butch cerró los ojos, asintiendo con la cabeza una vez. —Y te odias por pensar eso porque le carga la culpa a ella, y es una traición. Eso es culpar a la víctima, y tú jamás de los jamases se lo harías a nadie, y mucho menos a tu propia hermana. Ahora él asintió una y otra vez, luego se limpió una lágrima. —¿Ahora puedo ir y abrazarte? —preguntó Marissa con voz cascada—. Por favor. Cuando todo lo que él hizo fue asentir con la cabeza, ella se apresuró hacia él y le rodeó con los brazos, atrayéndolo hacia ella hasta que acabó sentada en la mesa y él derrumbado en su regazo. Inclinada sobre él, oliendo su cabello y la loción de afeitar, acariciando esos hombros enormes, se sintió más enamorada de él que nunca, de hecho, lo que tenía en su corazón en ese instante era tan tremendo, que no sabía cómo le cabía en el cuerpo. —No fue culpa suya —dijo él bruscamente—. Y lo sé. El hecho de que incluso lo haya pensado una sola vez, es asqueroso. Es tan malo como que no la salvé, bien podría haberla metido en el coche yo mismo. Jesús, ¿creer que sus acciones fueron el problema? —Butch se incorporó—. Mi cabeza es un fracaso superándolo, si tuviera una hija, y si Dios no lo quiera —se hizo la señal de la cruz sobre el corazón—, algo le pasara, y alguien intentara culparla por su falda corta o el hecho de tomarse una copa, o setenta y cinco, o consentir tener sexo y luego cambiar de opinión a la mitad ¿Tienes alguna idea de lo que le haría a ese imbécil misógino?

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Lo matarías, acto seguido de asesinar al criminal. —Clara y rotundamente, joder sí —Hizo un gesto circular al lado de su cabeza—. Pero luego esa vieja cinta se pone en marcha y de vez en cuando, escupe ese puto y horrible pensamiento, y me siento tan culpable por tenerlo que quiero vomitar. De hecho, ahora mismo estoy mirando la papelera y me pregunto si puedo llegar a tiempo. Cuando los ojos de Butch se trabaron hacia un lado, ella deseó que Mary estuviera en la habitación con ella. Suponía que por esto la gente iba al terapeuta, cuando el dique se rompía así, seguramente era mejor tener a un profesional cualificado en las inmediaciones. —Y por cierto —agregó él—. Me siento orgulloso de mi religión. La iglesia no es perfecta, pero yo tampoco, y ha traído muchas cosas buenas a mi vida. Sin mi fe, incluso contigo, sería una cáscara de lo que podría ser. —Lo entiendo completamente y mi sistema de fe no es diferente para mí. Tras un periodo de silencio, Marissa le tomó ambas manos. —Si voy al club de sexo mañana por la noche, ¿vas a pensar menos de mí? —Dios, no. Ella asintió. —Y suponiendo que algún día nos sintamos cómodos con ello, si te hago una mamada, ¿vas a menospreciarme? Butch estalló en una breve carcajada. —Seguramente te adoraré incluso más. —¿Seguirás pensando que soy una buena chica? —Sabes… en realidad, sí —sonó aliviado—. Sí, es decir, nunca lo había pensado antes, pero absolutamente te seguiré queriendo. —Entonces eres capaz de superar tus viejas creencias respecto a mi ¿no? —Sí. —Como, si tuvieras un pensamiento, lo consideraras y lo hicieras a un lado ¿no? —Sí. —Exhaló—. Sí, eso es exactamente lo que estoy haciendo. —Entonces… ¿por qué no puedes hacer lo mismo con tu hermana? Ten el viejo pensamiento, contrástalo con todo lo que sabes sobre ella y el modo en que era, y ponlo con la base de tu fe que la culpa nunca es de la víctima sin importar lo que lleva puesto ni nada de eso, y estoy dispuesta a apostar que rechazarás la idea de que tu hermana contribuyó de alguna manera a lo que fue un horrible e inexcusable

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 crimen contra por lo demás una chica inocente. Te apuesto a que lo solucionarás tu solo, y seguramente nunca volverás a dar vueltas a esa parte del dolor. Él parpadeó una vez, dos. —Olvida lo de la mamada —dijo Butch. —Perdona ¿qué? Butch se la quedó mirando con tal completa devoción, era como si ella le hubiera puesto el mundo a sus pies. —Creo que me acabo de enamorar todavía más de ti. Y no creo, que pueda comprender como es eso posible. Como era de esperar, su aroma de vinculación se convirtió en un clamor en la estancia, y sus ojos almendrados tan llenos de sentimiento y veneración que ella se sintió un poquito mareada. Tomándole el rostro con las manos, le besó. —Esto está mucho mejor que antes. —¿Antes de qué? —Si voy a estar en un pedestal —volvió a posar la boca sobre la suya de nuevo—, quiero estar allí como tu compañera perfecta, no porque creas que soy la buena chica perfecta. Su hellren empezó a sonreír. —Lo comprendes. Me entiendes. Cuando la beso en respuesta, ella pensó que el felices para siempre estaba cerca, y decidió que el amor verdadero no significaba fácil, y para siempre no iba sobre velocidad de crucero. Empezabas con la atracción y luego abrías tu corazón y tu alma, pero con todo eso, lo cual no era poca cosa, solo llegabas a la primera base. Había muchos, muchos otros viajes para llegar a niveles más profundos de mayor aceptación y comprensión. Allí era donde encontrabas la felicidad y el para siempre era el trabajo que estabas siempre dispuesto a aportar para permanecer al lado, aprender y crecer juntos como personas. —Te quiero —le dijo mientras la envolvía en sus brazos—. Dios, te quiero. Apartándose un poquito, ella sonrió y le trazó el rostro con la yema de los dedos. Quería devolverle aquellas palabras sagradas, pero de algún modo no llegaron lo bastante lejos. Así que dijo la única cosa que significaría aún más para él.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Cariño… vamos, Sox. Echando la cabeza hacia atrás, Butch se carcajeó tan fuerte que el sonido hizo traquetear la puerta de cristal de la oficina. Y mientras ella le sonría, pensó: Sip, te quiero podía ser dicho con muchas combinaciones distintas ¿no?

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Capítulo 36

Era increíble como una televisión podía transformar algo en una sala apropiada. No era que Craeg estuviese viendo las reposiciones de The Big Bang Theory que estaban dando en ella. Aun así, estaba contento de que un doggen hubiese venido y la hubiese instalado en la esquina porque ¿sin el agradable parloteo de fondo? Sentarse en la misma habitación con Axe y Paradise le habría vuelto loco completamente. Necesitaba algo, cualquier cosa, que mantuviese se mente apartada de ella. Naturalmente, mientras miraba al abanico de cartas en su mano, no tenía idea de a qué estaba mirando. Sin embargo, al otro lado de la mesa, Axe no tenía ese problema… lo cual era el motivo por el que después de varias rondas de gin rummy32, le debía al bastardo cincuenta de los verdes. —Bueno, imagino que me iré a la cama —dijo Paradise desde el sofá. Bien. Era asombroso como, cuando cierta hembra decía cierta combinación de palabras, garantizaba una jodida erección. Así que, sí, estaba reacomodándose disimuladamente debajo de la mesa… antes de que su erección cortase completamente la circulación de su arteria femoral. Mientras tanto, Paradise se desenroscó de su posición acurrucada y Craeg hizo un trabajo fantástico no mirándola. Al menos, no mirándola directamente: Su visión periférica monitorizó cada paso que daba sobre el suelo de baldosas hasta la puerta, y notó particularmente la forma en que se inclinó sobre una de las tres mesas redondas para coger su mochila. —Buenos días —murmuró Axe mientras cambiaba de sitio las cartas. Craeg gruñó. Cuando la puerta se cerró suavemente, se preguntó cuánto tiempo tenía exactamente que esperar antes de que pudiera irse…

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Juego de naipes.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Puedes irte ahora —dijo Axe con una sonrisa de superioridad—. Soy bueno con el solitario… y voy a ver algo de porno. Lo cual es otra forma de solitario más divertida. —No estoy tan cansado. —Sip, lo sé. —El tipo le contestó con una carcajada—. Y escucha, hazme un favor… no me faltes al respeto intentando fingir. Después de ese espectáculo que has exhibido en la sala de pesas, ¿piensas que soy tan estúpido? —No estoy con ella. —Entonces eres un idiota. —No es por lo que estoy aquí. —Y aun mientras lo decía, plegó su mano de cartas y las puso boca abajo en la pila—. Te debo cincuenta. —Cuarenta y cinco. Pero ibas a perder esta mano. —Probablemente. ¿Los quieres ahora? —Eres bueno para el efectivo. Cuando Craeg se puso de pie, miró los dilatadores que el macho llevaba puestos en los agujeros de su cara y sus orejas… y de repente, se preguntó cuántos adornos de metal más llevaría exactamente el tipo en lugares que no podías ver. —¿Esos piercings te dolieron cuando te los pusiste? —Sí, eso es parte del motivo por el que lo hago. El sexo de después es más intenso. —¿También los tatuajes? —Sip. —Ajá. Figúrate. Sabes, eres más inteligente de lo que pensé que serías. Y también un mejor jugador de cartas. —¿Crees que porque me gusten la tinta y los tatuajes, eso me hace estúpido? —Qué puedo decir, he llevado una vida protegida. Estaba casi en la puerta cuando Axe habló más alto. —Pensaba que eras un estúpido. Craeg frunció el ceño y miró sobre su hombro. —¿Basado en qué? —Eres el equivalente vampiro a un pueblerino. Pensaba que no había nada remarcable en ti excepto por tu tamaño… y francamente, eso es para lo que han hecho los camiones Mack. —¿Y ahora?

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Todavía creo que eres un idiota. —El Gótico sonrió un poco—. Pero ha resultado que no me molestan los idiotas. Figúrate, como dices. Además, nuestros padres… Cuando el macho dejó eso colgando, Craeg se alegró de que el tipo lo hiciese. —Sip. De cualquier forma, buenos días. —Pasadlo bien, niños. —Eso no está pasando. —Eso dices tú. Craeg salió hacia el pasillo y miró para todos lados. Todo estaba tranquilo, la costa proverbial despejada, y aun así permaneció donde estaba. Hacia la izquierda, había cinco unidades de habitaciones. La suya era la primera. La siguiente era de Axe. Y la de Paradise… Bien, tres era un amuleto, verdad. Pero no fue hacia ella inmediatamente. Incluso aunque era casi tan romántico como una piedra, de alguna manera terminó en su cabina de ducha, limpiando su cuerpo como si estuviese a punto de conocer a la Virgen Escriba en persona. Y luego se afeitó. E incluso fue a la bolsa de lona que había dejado donde la había dejado caer la noche anterior y desempacó su ropa por todo el suelo. Estaban limpias. Eso era todo. Vaqueros azules. Con agujeros. Camisetas. Sin agujeros. Su gorra de béisbol de Syracuse Orange. Con una maldición, se decidió por un par de pantalones sueltos del uniforme y una camiseta Hanes nueva. Dejó sus pies descalzos, y rezó, rezó, para recorrer de puntillas el camino hasta su habitación sin que le pillasen. Fuera de la puerta. Otro izquierda a derecha para comprobar que no había nadie alrededor. Y luego se marcó un T2 Linda Hamilton cuando dio saltos sobre las plantas de sus pies sobre el suelo de cemento desnudo, sin hacer ni un ruido en absoluto. Cuando llegó a la habitación de Paradise, golpeó suavemente. —¿Entra? —dijo con una voz alta y ligeramente tensa. No empujó su cabeza dentro. Nop. Su cuerpo entero se disparó dentro y forzó a la puerta a cerrarse tras él. —Estoy tan contenta —dijo con una risa—. Estaba preocupada… no importa. La única luz encendida era la del baño, y había cerrado esa habitación casi completamente: Ella estaba sentada en la semi-oscuridad en la cama, llevando puesto

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 un pequeño albornoz blanco que estaba atado con un cinturón en su cintura… y nada más. Hala. Piernas. Un montón de… pantorrillas, muslos… Mientras él se balanceaba de lujuria, ella dijo: —¿También te has dado una ducha? Él asintió. Porque aparentemente había dejado su voz fuera, en el pasillo. —¿Quieres venir aquí? Asintió otra vez. Lo siguiente que supo era que estaba de pie frente a ella. Y luego estaba de rodillas. Poniendo sus manos temblorosas en las piernas de ella, se hundió bajo el dobladillo de su albornoz. La piel era tan suave como recordaba. Bajando la cabeza, recorrió con sus labios una de sus rodillas de un lado para otro. Oh, que le jodiesen. Lo que necesitaba era volver arriba, besarla durante un rato, aliviarla completamente… hacérselo bien con las manos… y luego salir como el infierno del Dodge. Eso no fue lo que pasó. Sus palmas bajaron a la deriva por los costados de sus muslos y luego viajaron hacia arriba… llevando su albornoz con ellas. Cuando su piel quedó expuesta, él miró mientras ella se estremecía y sus manos se apretaban sobre la ropa de cama. —¿Estás asustada? —preguntó. Porque tenía que estar seguro. —No —suspiró. —¿Sabes lo que voy a hacerte ahora? —No… Él asintió, manteniendo sus labios contra su rodilla de forma que la acariciaba con ellos. —Abre tus piernas para mí. Los temblores se volvieron peores mientras obedecía, exponiendo un par de bragas de algodón blancas perfectamente modestas que solo consiguieron que casi se corriese en sus pantalones. Y su olor le volvía loco. —No voy a hacerte daño —dijo con una voz gutural. —Lo sé. Confío en ti.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Craeg se movió hacia el interior de su rodilla y se tomó su dulce tiempo, acariciando con la boca, provocando con su lengua sobre su muslo, recorriendo arriba y abajo con sus colmillos. —Pon tus manos en mi pelo —le dijo—. Guíame. Sabes dónde quieres que esté. Muéstramelo. Su toque fue tentativo al principio, simplemente alborotando a través de su pelo corto. —Es tan suave —susurró ella. —Como lo eres tú. Sus manos estaban ahora en sus caderas y estrujó los huesos, gustándole como se sentían contra sus manos. Y luego, por un momento, perdió su tren de pensamiento al ser golpeado por una poderosa urgencia de montarla. Aunque eso sería un no. Sutilmente, ella empezó a empujarle y él fue a su velocidad, trabajándola con sus labios, preparándola para lo que estaba por llegar. Y luego llegó a esas bragas. Levantando la vista, no podía verla apropiadamente con el albornoz todo amontonado alrededor de su cintura, así que soltó el nudo y separó las mitades. Ella llevaba puesta una pequeña y apretada camiseta sin mangas blanca y no llevaba sujetador… de manera que sus pezones duros lanzaban sombras incluso con la iluminación baja. Gimiendo, inspiró y puso sus labios en el centro de ella, succionando el algodón, humedeciéndolo más. Sus manos tiraron de su pelo… desaparecido el toque tímido, ahora era una demanda, y eso significaba que era hora de cambiar de posición. Moviéndose rápido, disparándose desde el suelo, se aseguró de que la puerta estuviese cerrada con su mente y entonces levantó las piernas de ella en la cama, separó los muslos y volvió a lo que estaba haciendo, besándola, empujando sus rodillas más alto y abriéndolas más para poder hacérselo mejor. Jadeando. Ella estaba jadeando y trabajándose contra su cara, sus manos tirando de él más fuerte, su cuerpo entregándose a él con tal abandono que era un shock y algo que le encendía seriamente. Con un gruñido, empujó la camiseta sin mangas hacia arriba y acarició con los pulgares sus espectaculares pechos… y cuando ella se arqueó en el colchón, él estaba tan preparado para apartar esas bragas del camino. Pero primero, un poco más de provocación. Levantando la vista hacia ella, podía sentir los recuerdos siendo grabados en su cabeza, los sonidos y los olores, los jadeos y los gemidos, la belleza pura de ella.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Paradise. Era mucho más de lo que ella esperaba.

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Mientras las manos de Paradise se clavaban aún más duro en el pelo de Craeg, ella montaba una ola de placer de alto octanaje que la sacó de su cuerpo y la enterró en su carne al mismo tiempo. La sensación de frotamiento, la fricción, el calor en su centro era diferente a cualquier cosa que hubiese conocido… y aún tenía técnicamente su… Nop. Con un movimiento de sacudida violento, él rasgó un lado y luego el otro… y sus bragas no estuvieron más allí. Y entonces las sensaciones fueron resbaladizas y calientes, nada separaba sus labios y su lengua de su sexo. Gracias a lo que habían hecho la noche anterior, ella sabía lo que iba a venir, así que cuando el orgasmo golpeó, se rindió a él, dando la bienvenida al placer que bombeaba, alzándose de golpe contra el colchón, tirando las almohadas de un golpe al suelo. Cuando finalmente volvió de las alturas encumbradas e iridiscentes del alivio, le vio alzarse entre sus piernas. —Tómame —le ordenó—. Hazlo. Agarrando su camiseta sin mangas, se la sacó de un tirón sobre la cabeza de modo que estaba tumbada desnuda y echada enfrente de su enorme cuerpo, su increíble erección, su poder apenas contenido. Y aun así él dudó, incluso aunque el hambre en su cara le hacía parecer un demonio. —Craeg… —Levantando los brazos hasta sus pechos, se acarició a sí misma y se arqueó otra vez, el ardor ya de vuelta en su sexo, la desesperación, la dulce asfixia volviendo multiplicada por diez. Todo lo que él hizo fue sentarse sobre sus talones, poner sus manos en los muslos e inclinar la cabeza. —¿Craeg? —No… —gimió—. No puedo. —¿Qué…? —No voy a tener sexo contigo. Espera, ¿cómo? pensó ella.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Cuando él no dijo nada más, ella se elevó sobre sus antebrazos y empujó su camiseta sobre sus pechos para cubrirlos. —¿Por qué no? —Es…no va a pasar. —¿Qué está mal? ¿Qué he hecho? —Oh, joder, es… no, tú eres demasiado buena, eres… —Craeg, tienes que parar eso. Suficiente, pensó ella, extendiendo el brazo hacia él. Mientras ascendía con sus manos por los brazos de él, sintió sus músculos tensos, supo la lucha a la que se estaba obligando. —Sácate esto —dijo ella, tironeando del dobladillo de su camiseta. Esperaba que luchase con ella. No lo hizo. Sus brazos estaban laxos y le dejó quitarle la camiseta, y entonces… Dios, era hermoso, su piel suave y sin vello se estiraba con tal poder… y cuando ella fue a recorrer su piel con las manos, él le dejó, dejando caer la cabeza hacia atrás, los músculos de su cuello y hombros tensándose. Y entonces la conmocionó. —Toma mi vena —dijo él con voz áspera—. Si no puedo tenerte… toma de mí… Igual que con el sexo oral, sucedió, oh, tan rápido, sus colmillos descendiendo, sus ojos cerrándose en su yugular con una seriedad mortal que ella nunca había sentido antes. Con un siseo, ella arremetió hacia arriba y golpeó, hundiéndose profundamente, clavándole con una codicia a la que él se rindió completamente. Arrastrándole hacia un lado, ella lo colocó a su lado y se sentó a horcajadas sobre su abdomen como si él fuese su presa, succionándole, su sabor rugiendo mientras descendía por su camino hacia su estómago, llenándola de dentro afuera de una forma que la comida y el descanso no podían hacer. Ella fue remotamente consciente de él estirando sus brazos y agarrándose a la cabecera, inclinando su torso hacia ella, gimiendo mientras sus caderas bombeaban y los muslos se sacudían. Estaba teniendo un orgasmo y entonces ella también, y todo se volvió súper-loco, súper-rápido mientras ella movía su pelvis y sentía esa dura cresta justo donde la quería. Pero cuando intentó alcanzar su erección, cuando intentó quitarle los pantalones, él apartó sus manos y las mantuvo en una sujeción de hierro. Y cuando ella protestó, cuando luchó contra él, el mundo giró y estaba otra vez sobre su espalda.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 La sangre bajaba corriendo por su cuello y su pecho desde donde ella le había penetrado, pero a él no le importaba. Sus manos fueron a la parte frontal de sus caderas e hizo saltar su erección al desgarrar por la mitad la bragueta de los pantalones sueltos. Los ojos de Paradise quedaron en blanco, pero se obligó a enfocarse porque quería verle. Envolviendo su gran mano alrededor de su gruesa asta, empezó a acariciarse a sí mismo. Él no miraba lo que estaba haciendo; sus ojos estaban en ella. Y a pesar del calor entre ellos, había algo intrínsecamente remoto sobre su expresión. No iba a tomarla, pensó ella. Excepto que su confusión y decepción fueron dejadas de lado cuando él se arqueó y empezó a tener un orgasmo sobre todo su sexo. Podría no estar dispuesto a tomar su cuerpo completamente. Pero la estaba marcando por todo lo que valía la pena. Extendiendo sus piernas ampliamente, se expuso completamente y dejó que él se torturase en un soporte de su propio hacer, sus liberaciones cubriendo su centro, golpeándola con calientes estallidos que la acariciaban. Podría haber sido una virgen… pero sabía en el fondo de su alma que esta era una batalla que él iba a perder. Tal vez no esta noche, pero pronto, él iba a romperse y hacerle el amor. Y ella no podía esperar.

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Capítulo 37

Dos noches más tarde, Butch estuvo finalmente libre para llevar a su shellan a un club de sexo. Sip, ¿cómo si alguna vez hubiese pensado en una cita como esta? Mientras la esperaba en el vestíbulo de la mansión, él iba de un lado a otro y se sentía como si se estuviese marcando un Halloween con el estúpido disfraz que llevaba. Los pantalones de cuero estaban bien; la camiseta sin tirantes negra también estaba bien. La demás mierda era… ¿Qué coño llevaba? Abriendo el largo abrigo negro como un abanico, había conseguido un montón de cuero negro, piel y seda. La cosa era enorme, y apenas barría el suelo porque llevaba puestos un par de suelas que le hacían más alto que Wrath. ¿New Rocks33? Las había tomado prestadas de Axe, e iban atadas desde la punta de los dedos hasta justo debajo de sus rodillas. También pesaban una tonelada, pero eran sorprendentemente estables y cómodas. Y luego estaba la máscara. Era una placa frontal hecha de metal delgado y plástico, y cuando la ajustó con correas y aplicó el adhesivo apropiado, cubría su cara entera con una pesadilla esquelética que se movía cuando hablaba. Sip, era noche de máscaras en el Clávala y Juega, y nada más lejos que no encajar con la multitud. Sacó su teléfono y miró la hora. Marissa había venido desde el Pit para juntarse con las chicas y prepararse… y ambos iban a dirigirse al club juntos mientras alguien llevaba a Axe por separado desde el centro de entrenamiento. Pisando fuerte alrededor del mosaico del manzano, estaba alucinado de lo bien que se sentía llevando a Marissa con él en esta estancia dentro de la oscuridad y la

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Marca de botas

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 sordidez. Aunque después de esa conversación que su shellan y él habían tenido, era como si algo se hubiese liberado en él, algún espasmo muscular retorcido y doloroso de su cableado interno se había soltado y desenroscado, permitiéndole respirar con más facilidad. Había odiado el lugar doloroso en el que se habían encontrado. Sin embargo, adoraba jodidamente la nueva vista. En el momento perfecto, sintió a su compañera en la cima de la gran escalera. Girándose, Butch miró hacia arriba y… Enagbu jioa kdf ahtaj; fjjkd powkl. O algo parecido. Se había ido su princesa vestida con ropas de diseñador. En su lugar estaba… un bombón pervertido y erótico que iba envuelta en látex negro desde sus tacones de aguja hasta arriba y sobre su cabeza. ¿Lo único que marcaba su identidad? La larga coleta rubia que salía desde un agujero en la parte de arriba del traje de cuerpoentero/cara, esas ondas doradas balanceándose libremente. Y luego estaba su máscara. Era como una máscara industrial antigás, con discos negros y redondos para los ojos y una nariz y boquilla que no mostraba ni una parte de su piel porque estaba sellada alrededor con el látex que cubría su cara. Hecha de cristal negro y metal gris pulido, era una fea pieza de absoluto arte. Mientras bajaba hasta él, su polla perforó una erección tan rápido, que realmente tuvo que mirar para asegurarse de que la bragueta de sus pantalones de cuero todavía estaba intacta. Su cuerpo era… absoluta y jodidamente enloquecedor, la luz bajaba acariciando las curvas de sus pechos que se sacudían, lanzando sombras alrededor de su estrecha cintura, resaltando sus caderas y muslos. Cuando ella estuvo finalmente frente a él, dio un pequeño giro lentamente, y jodida mierda sagrada, el sonido mecanizado de su respiración hizo que sus pelotas se apretasen. Bueno, eso y su culo. Querido Dios arriba en el cielo, su… —¿Bueno, qué piensas? La voz que salió no era la suya; estaba destilada a través de algún tipo de caja de sonido, emergiendo metálica y distorsionada y extraña. —Ojkdla hgdio lweno io. —¿Qué? —salió la voz electrónica.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Dice que estás jodidameeeeeeente increíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiible —llegó una voz de macho desde el otro lado del pasillo. La cabeza de Butch giró como un látigo hacia el lado y miró a Lassiter, quien había salido de la sala de billar y estaba holgazaneando contra la arcada. Apuntando hacia el idiota con su dedo índice como si fuese una pistola, chasqueó, —Vuelve a meter tu miserable culo dentro de esa jodida habitación antes de que te saque los ojos y te estrangule con tu propia lengua. El ángel caído levantó las palmas de sus manos y se dio la vuelta, alejándose. —Bien. Saliendo. Aquí estoy, caminando de vuelta y sin decir absolutamente nada sobre ella. La retirada habría sido más convincente si el bastardo no hubiese permitido que un silbido de lobo enorme rasgase tan pronto como estuvo fuera de alcance. —Joder, voy a matarlo, lo juro. —Por favor, no. Volviéndose a centrar, Butch simplemente sacudió su cabeza. —Oh, Dios mío, estás… hey, vuelvo a hablar castellano. Bonus. Acercándola, presionó su cuerpo contra el de ella y sintió de arriba abajo el suave, casi pegajoso traje. Con un gemido, se inclinó hacia un lado y movió sus manos hacia abajo por esas caderas cubiertas de látex y sobre su culo, agarrando las nalgas, estrujando, yendo más lejos entre ellas desde atrás. —No voy a sobrevivir a esta noche —gimió—. Joder, ni siquiera puedo caminar. Su risita sexy, distorsionada a través de ese altavoz, hizo que se tambaleara en sus New Rocks. Sagrada. Mierda.

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—¿Has hecho amigos en tu clase? Cuando su padre sacó la pregunta, Paradise se reclinó en el sillón clásico en su estudio. Metiendo los pies cubiertos con calcetines bajo ella, se preguntó cómo contestarle exactamente… y rezó, mientras él rebuscaba a través de los papeles de su escritorio, que no levantara la vista y viese su sonrojo. Sip, como contestar a esa, pensó. Craeg y ella habían pasado las dos últimas mañanas hablando por teléfono, hablando durante horas así como… haciendo otras cosas. Así que, sí, de alguna

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 manera eran amigos… y ella tenía planes para verle en persona otra vez, esta noche y mañana durante el día. Ese era el motivo para esta reunión improvisada con su padre. Si no conseguía algo de contacto piel-con-piel otra vez pronto, iba a perder la cabeza. El sexo telefónico era genial a menos que tuvieses el real. O que casi lo tuvieses. —¿Paradise? ¿Estás bien? Se sacudió a sí misma e hizo un show al levantarse de la silla e ir hacia la alegre y chispeante chimenea. El frente frío que había llegado el día anterior había llegado a las paredes de la casa Tudor, y había rascas acechando por toda la casa… algo que sería una constante hasta que el cálido tiempo de primavera llegase en mayo. Así que tuvo la excusa perfecta para alejarse de él mientras cogía el atizador y recolocaba los leños. —Oh, sí. He conocido alguna gente encantadora y estoy disfrutando mucho las clases. —Además de los vistazos furtivos de Craeg—. Es increíble la de cosas que no sabía. —¿Por ejemplo? Bueno, que si ronroneaba al teléfono y le decía a Craeg todo lo que no llevaba puesto, era garantía de que él haría… Cuando cayeron chispas naranjas en las ardientes cenizas, detuvo esa línea de pensamiento realmente rápido. —El combate mano-a-mano es una ciencia, Padre. Nunca había visto artes marciales mixtas luchando antes, o nunca había aprendido nada sobre los diferentes estilos de combate. Nos están enseñando varias disciplinas, y cada una tiene sus propias fortalezas y debilidades. Peleo un montón con Peyton y ese otro macho, Craeg. Colocando el atizador de vuelta en el agarre de metal, se dio la vuelta y volvió a la silla. —Soy muy, muy buena en ello… Dejó de hablar cuando se dio cuenta de que su padre se había congelado en el proceso de mover una hoja de papel a una pila, la factura o el extracto bancario o lo que sea que fuese estaba colgando en el aire junto con su brazo. La expresión de su cara era similar a la de alguien a quien le hubieses dicho que su casa estaba a punto de ser allanada por humanos.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Padre… —dijo ella—. Soy realmente feliz. Realmente estoy… Estoy aprendiendo sobre mí misma, quien soy, lo que quiero, qué puedo hacer. Él miró al documento como si se preguntase que hacía delante de él, planeando en el aire. Luego pareció chasquearse a sí mismo para volver a prestar atención. Aclarándose la garganta, preguntó, —¿Y a qué conclusiones estás llegando? Bueno, la grande era que probablemente se estaba enamorando de Craeg. Pero considerando que eso iba a hacer que su padre fuese a peor con esa estatua-padre, necesitaba mantener eso en silencio… además aún no se lo había dicho a Craeg, y parecía apropiado que fuese el primero en saberlo. Enamorarse. Una cosa tan enorme y a la vez también tan simple. Y rápida, sí. Pero ella había escuchado que cuando te vinculabas, podía ser así. —Bueno, quiero hacer algo bueno por la especie —dijo ella. —¿Exactamente cómo? —Padre, eso no significa luchar en la guerra. —Considerando que justamente estabas hablando de lo buena que eras en… —Se masajeó las sienes—. Imagino que debería haber esperado esto. —¿Esperado qué? —Tus cambios de dirección. Lo que no tenía claro es como me iba a hacer sentir eso. —No estoy cambiando nada. Dios, eso era una mentira incluso a sus propios oídos: No estaba segura de cómo sería su futuro, o quién iba a ser ella exactamente al final del programa de entrenamiento —el tiempo que durase— pero no iba a volver atrás a la forma que había sido. Esas noches siendo una hembra correcta sentada en esta casa, o cualquier otra, esperando por la oportunidad de bajar a alguna reunión social no lo era. Y sí, esa decisión de no emparejarse —excepto con Craeg— se mantenía. —Desearía que tu mahmen aun estuviese con nosotros. —Yo también. —Pero por otra razón que la que estaba pensando él, sin duda. Paradise podría haber utilizado algún consejo amoroso—. La echo de menos. —¿Sabes que nosotros estábamos real y verdaderamente enamorados? Fuimos apropiadamente emparejados por nuestras familias, pero… realmente nos enamoramos. Ella era mi todo.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Dios… maldita sea, pensó ella. Su sutil defensa de Peyton no erró tanto en el tiro como clavó una estaca en su corazón… porque no se dejaba engañar. Esa declaración, si bien sincera e importante, era sin duda pronunciada con la esperanza de que ella contemplase favorablemente un compromiso tradicional con su amigo. Había sospechado durante un tiempo que eso era algo que su padre quería para ella. A él le gustaba Peyton, aprobaba el linaje del macho, y sabía que allí ya había una amistad a punto. A los ojos del jefe de familia de una casa de la aristocracia, qué podía ser mejor para una hija que un arreglo como ese. ¿Qué pensaría él si alguna vez conociese a Craeg? Craeg, el hijo de lo que los humanos habrían llamado familia de clase obrera. ¿Su padre vería siquiera la fortaleza de carácter, el alma bajo esa falta de adornos? —Puedo amoldarme a casi todo —dijo su padre con gravedad—. Puedo adaptarme a lo que quieras que sea tu vida… hasta un punto. La única cosa en la que no me voy a mover es en que encuentres el tipo de amor que tu mahmen y yo teníamos. Eso no es negociable para mí. Leer como: un macho que fuese de la misma clase que ella, que pudiese proveerle con la misma vida en la que se había criado. —Oh, Padre —dijo con tristeza. —Lo siento, simplemente así es como soy. —Lo sé. Cuando el reloj de su abuelo fuera en el vestíbulo empezó a dar campanadas ocho veces, ella se desprendió del humor sombrío que se había instalado en la habitación y se puso de pie otra vez. —Tengo que irme. —Se enderezó la ropa que había elegido para la noche—. Voy a salir con mis compañeros de clase, y luego hay un proyecto en el que estamos trabajando durante el día, ¿así que estaré en casa mañana por la noche después de clase? Y sí, habrá chaperones. Mientras miraba a través de la habitación perfectamente equipada, el ambiente de antigua riqueza y distinción que no había sido comprado, pero había sido conservado durante los cientos de años que su familia había tenido dinero, realmente se hundió en ella. ¿Craeg estaría siquiera cómodo aquí? Probablemente no. —¿Padre?

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Discúlpame. —Él bajó la vista a los papeles en su escritorio—. Pero, por supuesto, entiendo que es menester que te vayas. Sin embargo, sabes que te extrañamos. También debes saber que los Hermanos no me dicen mucho, aunque lo que comparten, me hace sentir muy, muy orgulloso de ti. Ese ahora, familiar dolor en el pecho, el que aparecía por mentirle, se encendió otra vez al pensar que realmente, él no estaría muy orgulloso de ella en absoluto. Tenía la intención de perder la virginidad esta noche con un macho que él nunca aprobaría. El problema era que los Hermanos no habían dado indicación de cuánto tiempo duraría este programa de entrenamiento o cuánto tiempo a largo plazo iban a permanecer juntos los candidatos debido a las clases. Y su necesidad por el cuerpo de Craeg la estaba volviendo desesperada… y muy consciente de que el tiempo pasaba con celeridad. No iba a perder su oportunidad. Y tenía la sensación de que cuánto más estuviesen juntos, más iban a cambiar también las prioridades de Craeg. Él se estaba apegando a ella. Paradise podía sentirlo. Si no fuese por las omisiones con su padre, estaría en el séptimo cielo. —Te veo mañana por la noche después de clase —dijo con voz áspera. —Estaré aquí. Cuídate. —Lo haré. —Inclinó la cabeza hacia él—. Lo prometo, Padre.

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Capítulo 38

Craeg no podía recordar la última vez que había salido con "amigos". De hecho, podría no haberlo hecho nunca. Mientras se ponía los vaqueros y maldecía los agujeros, se dijo que lo superara. Nunca había estado a “la moda”; uno, no podía habérselo permitido incluso si le hubiera importado una mierda; y dos, preocuparse por lo que te ponías en el cuerpo siembre le había parecido un desperdicio criminal de la capacidad intelectual. —Te ves tan increíblemente mediocre. Poniendo los ojos en blanco, se dio la vuelta hacia Axe y… —¿Qué coño estás usando, gilipollas? El macho se veía como si hubiera sido golpeado con un bate monstruo más fuerte de lo normal, su gran cuerpo que llevaba un traje negro brillante que olía a productos químicos y hacía un crujido extraño mientras caminaba. Piercings negros estaban en sus orejas y la cara, una cadena iba desde un lóbulo a su puta nariz, por amor de Dios. No parecía afeminado por lo menos, Craeg tuvo que darle eso. Algo sobre el bastardo irradiaba agresión, poder y fuerza. Sexo. Sexo pervertido, eso era. Axe se encogió de hombros como si no llevara nada más sencillo que la bata de casa de su granhmen. —Voy a pasar el rato con los de mi tipo. Si no echo un polvo pronto, voy a matarme… demonios, mucho más de tu tipo vainilla y voy a necesitar Cialis 34 para levantarme. Estás quemando mi fuego. —Bueno, no te ofendas, pero una llama abierta no es lo que necesitas en torno a ese atuendo.

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Medicación tipo Viagra

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Y sacó la máscara. Era negra, por supuesto, pero no es como si hubiera esperado algo de color rosa y verde. Y encajaba sobre los rasgos de Axe como un guante, cambiando su rostro no del todo malo a algo francamente horrible, algo que ya no era vampiro sino otra especie. Extraterrestre. —Pensar que antes creía que eras feo —comentó Craeg. —Otra vez te digo, tu normalidad me está matando. Yyyyyyyyyyyyyy ahí fue cómo él y lo-que-coño-fuera terminaron saliendo del centro de entrenamiento juntos. Mientras el autobús avanzaba, deteniéndose en todas esas puertas, los dos estuvieron en silencio, pero estaba muy seguro de que tenían las mismas cosas en sus mentes: Axe buscaba claramente llevar su rareza a algún agujero de variedad gótica, mientras que él estaba tratando desesperadamente de convencerse a sí mismo que podía evitar perder el control con Paradise. Aparentemente, todo esto de juntarse con los de su clase no debería haber sido gran cosa, sólo iban a un club, con música y alcohol. Nada cerca de a donde Axe se dirigía, seguro. Pero el sexo iba a estar delante y en el centro, al menos para él. Mierda, Paradise le estaba matando, y él había identificado el problema esencial. Desde la primera noche del programa, había levantado barrera tras barrera para mantenerla alejada, y cada una de ellas se había derrumbado. Era como si fuera un escalador y se hubiera caído, y cada anclaje de la cuerda que estaba allí para salvar su vida, fuera estallando uno tras otro. —Sabes, te ves como una mierda, y no sólo porque estés usando ese traje ridículo —murmuró Axe. Craeg miró al otro lado del pasillo. —¿Yo me veo ridículo? ¿Te has mirado en el espejo? No sabía que el aceite del cárter era una declaración de moda. —Deja de evitarlo. Qué pasa, tío. Mientras avanzaban, en dirección al punto de desmaterialización, se encontró hablando. —No puedo... Ya sabes, no está bien. —El qué. —No puedo hacerlo.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Sigo esperando un sustantivo. Sé que eres un paleto, pero tienes vocabulario, si el rumor es cierto. Craeg se limitó a sacudir la cabeza. No había manera de que fuera a faltarle el respeto a Paradise exponiendo sus asuntos privados, ni siquiera a un tipo como Axe, que parecía, aunque sólo fuera, porque lo era, según sus propias palabras, un narcisista comprometido, que podría guardarse la mierda. —No sé —dijo Axe mientras estiraba las piernas a través de los asientos y se apoyaba en ventanas oscurecidas del autobús—. Ella parece diferente de su clase. No creo que tengas que preocuparte. Sí, las hembras eran totalmente opuestas a los machos, ¿verdad? Y en este caso, él era el único cobarde. Ella no. Ella estaba lista para el próximo nivel y sospechaba que él podría estar escondido detrás de su virtud: una vez más, estaba protegiéndose. ¿Y cuándo pensaba en cómo ella le hacía sentir? Aun así parecía un plan inteligente... aunque tal vez insostenible. Cristo, iban a terminar solos en algún momento de esta noche. Era jodidamente inevitable. Y después de dos sesiones de sexo telefónico con ella, estaba más desesperado que nunca, un macho jadeante, loco y muerto de hambre con una polla siempre lista y suficientes orgasmos en la reserva para deshidratarle hasta el punto de necesitar Gatorade en vena. Quería creer que podía mantener su resolución, de verdad. El problema era, que nada le volvía más miope que su nombre saliendo de sus labios con un jadeo. Una sílaba y nada lujoso, el suyo no era un nombre regio. Pero todo lo que ella tenía que hacer era decirlo y él se iba, iba, iba. Masilla en sus manos. En blanco de cualquier otra intención que meterse dentro de ella y permanecer allí. Oh, tío, estaba en tantos problemas.

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Cuando Paradise entró en el club humano, shAdoWs, miró a su alrededor y pensó… sí, no. La música fuerte latía hasta el punto de que la escuchaba en su cráneo. Rayos láser púrpura oscuro y rojo se disparaban de un lado al otro a través del aire que estaba cargado de olor humano. Y la atención abrumadora que consiguió no era nada en lo que estuviera interesada. Al no tener idea de dónde estaban Craeg, Boone y Novo, caminó entre la multitud que giraba y mientras avanzaba, hombres humanos la miraban, la evaluaban, esperaban atrapar su mirada. Supuso que algunos de ellos podrían haber sido

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 considerados atractivos, pero era más en la línea de vagar a través de la habitación de alguien y darse cuenta de una silla con una buena tapicería. La tela podía ser bonita, pero nunca se la llevaría a casa. O en este caso, se sentaría en la maldita cosa. El edificio que albergaba el club había sido un almacén, lo parecía, y sin embargo, había algo incongruente en sentir claustrofobia en el espacio abierto de tres pisos de altura. Por otra parte, había demasiadas personas hacinadas en el centro. Se preguntó dónde pasabas el rato. ¿Y cómo se conocían? Todo el mundo parecía estar tocándose… todo el mundo que estaba alrededor de todos. Abriéndose paso a través del lugar, descubrió que había cabinas a lo largo del perímetro de todo lo que se retorcía. ¿Tal vez su gente estaba allí? Por Dios, había entrado en el club correcto… —Oye, nena, ven conmigo. Una mano áspera la agarró de la cintura y la arrastró contra un cuerpo sudoroso. Mirando al hombre humano, trató de empujarlo, pero él la agarró de las muñecas y tiró de ella. —Sé que quieres esto —dijo arrastrando las palabras y frotando sus caderas contra ella. Olía a colonia vieja, humo de cigarrillos aún más viejo… ¿o tal vez eso era maría? Y un tipo no muy caliente de desesperación—. Bésame. —Tienes que estar bromeando. —Vamos, lo deseas. Sé que lo quieres. Joder, pensó. Con un rápido movimiento, liberó su brazo derecho y le dio un puñetazo en la garganta con los nudillos, cuando él se inclinó y se agarró el cuello, ella tuvo que detenerse y no romperle la nariz con la rodilla. Dejándolo ahogándose, se giró y… Se topó con el enorme pecho de Craeg. —Venía a salvarte —dijo secamente—. Pero ya aprendí de primera mano que puedes arreglártelas, así que supongo que no debería sorprenderme que no me necesites. Al instante, todo lo relacionado con el club cambió. El aire ya no era sofocante; estaba lleno de calor sexual. Los láseres no eran cegadores, eran centelleantes. La música no era ruidosa; era erótica. Los seres humanos todavía eran molestos, porque vamos, ni siquiera el verdadero amor podía hacer tanto.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Dios, él parecía increíble. Alto y ancho, grande y fuerte, con esa gorra naranja sobre la cabeza como la noche que se habían conocido por primera vez. Esa sencilla camiseta blanca mostrando sus músculos. Esos vaqueros... Jesús, esos vaqueros suaves y usados le daban ganas de mirar los muslos en los lugares dónde estaba desgarrado. —Baila conmigo —dijo ella mientras se apoyaba en él para que pudiera oírla por encima del estruendo. El borde de la gorra de béisbol le impedía verle los ojos, pero los sintió recorriendo lo que ella se había puesto antes de salir de casa: una blusa escotada, una falda corta y la chaqueta entallada eran para él, y obviamente habían cautivado al hombre. También parecía que le gustaba su pelo, que se había dejado suelto, y lo que había hecho con su maquillaje. —Craeg —repitió—. Baila conmigo. —No puedo —murmuró. —¿Por qué? —No, como... ya sabes, moverme de esa manera. Mentirá, pensó al recordar la sensación de tenerlo encima de ella. Se movía malditamente bien. —Hazlo de todos modos. —Agarró sus caderas y los atrajo—. Baila conmigo. Moviéndose contra él al ritmo de la música, ella sintió su respuesta inmediata, su excitación apareció, se frotó contra su vientre, porque era mucho más alto que ella. —La gente va a saberlo —dijo él entre dientes, pero sus manos ya estaban en su cintura, apretando, sosteniendo la parte inferior de sus cuerpos juntos—. Los de clase. —A quien le importa. Como que no lo saben ya. Novo lo sabía. Demonios, la hembra era parte de la razón por la que se habían besado por primera vez. ¿Peyton? Como había decidido antes, podía tratar con él. ¿Boone? Se preocupaba sólo del entrenamiento; ni siquiera estaba segura de que el macho supiera el nombre de nadie. Y Axe ni siquiera venía esta noche. Tampoco Anslam. Y ningún miembro de la glymera aparecería jamás en un lugar como este. Vive ahora, pensó, perdiéndose en estar con él, cerca de él, abrazada por él. Bajando su cabeza hacia ella, le susurró al oído: —No llevo bragas. El gemido que salió de él fue más fuerte que incluso la música. —Perdón —dijo él, enderezándose—. Tengo que ir a hacer algo.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Mmmm —ronroneó, imaginándolo en el baño, ocupándose de su excitación—. ¿Y qué podría ser? —Tengo que ir a matar a todos los hombres humanos de este club que te están mirando. No tardaré mucho, son débiles y no pueden correr rápido. Echando la cabeza hacia atrás se rio, sintió que su corazón se disparaba, sobre todo porque esos fuertes brazos se envolvieron alrededor de ella aún con más fuerza. Esta iba a ser la mejor noche de su vida. Podía sentirlo.

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Capítulo 39

La llave resultó no ser nada de lo que metías en una cerradura. Era más un pase tangible que permitía a dos personas atravesar una montaña de la seguridad que se encontraba alrededor de una puerta anodina en una estructura de garaje anodina en una parte cutre del parque industrial en su mayoría abandonado del centro de Caldwell. Siguiendo detrás de Butch, pero por delante del recluta que habían traído con ellos, Marissa se encontró que con la máscara puesta, tenía una confianza que podría no haber sentido de lo contrario. Había algo liberador en ocultar tus rasgos cuando ibas a entrar a un ambiente que no sabías cómo ibas a manejar. Eso significaba que no tenías que controlar tu expresión y fingir compostura, por ejemplo. Por otro lado, podías intentar con más libertad ser una persona que podría con cualquier cosa que le lanzaran. Porque ¿quién más iba a saber la verdad? En la densa oscuridad del interior del club, la mano tranquilizadora de Butch se alargó hacia atrás y buscó la suya, y en el instante que la conexión se realizó, se sintió aún más confiada. Nada iba a tocarla, hacerle daño, inquietarla. No con él aquí. Lo primero que notó fue un ruido sordo en crecimiento, y supuso que era el ritmo del bajo de la música. Al doblar una curva cerrada, arquitectónicamente al azar, descubrió que no era un conjunto de altavoces digno de un concierto haciendo su deber. Era el golpeteo rítmico de una rueda que no parecía servir a ningún propósito a excepción de… Oh. Valeeee. Había una mujer con las piernas abiertas debajo de ella, y la máquina la estaba penetrando con... Apartando la mirada, se encontró con un hombre metido en una caja de cristal, su cuerpo desnudo se contorsionaba, un lado abierto para que la gente pudiera...

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Cambiando sus ojos a otro lugar, vio una fila de mesas de examen, gente con monos de látex como el de ella atados uno tras otro en posiciones contorsionadas, los órganos sexuales expuestos para el consumo de las filas de extraños anónimos. Vaaaaaaaaale, estaban en un club de sexo. Sí. Y era raro, el espacio interior era doce veces el tamaño de lo que parecía desde el exterior, por lo que debía haber sido creado derribando las paredes de otros edificios, esa especie de garaje sólo era el comienzo de un conjunto de instalaciones que se habían fusionado. Todo estaba oscuro, todo el mundo llevaba trajes y máscaras, y había sexo en todas sus permutaciones y combinaciones por todas partes. Era un experimento sin prejuicios y la expresión de un erotismo tras otro, los quejidos y gemidos ofrecían una banda sonora que la música tecno complementaba en lugar de abrumar. Extrañamente, miró todo el asunto con curiosidad... sin sorprenderse. Y no era realmente feo, tampoco. La gente parecía realmente excitada, y Dios, eran muy agradable. A diferencia de las pocas veces que había estado fuera en reuniones con humanos que se quedaban boquiabiertos, aquí, la gente te miraba a los ojos y sonreían, como si fueras parte de su... bueno, club. Y cuando se topaba con alguien, la respuesta era relajada y no agresiva. Todo parecía tan... ¿normal? Tal vez era la naturaleza sin complejos de todo ello. Tal vez era la máscara que ocultaba su identidad. Tal vez era el propósito serio de su presencia aquí. Fuera cual fuera la combinación, se sintió aliviada. En lo profundo del club, Butch, Axe y ella formaron un círculo. Cuando Butch la miró con su máscara de esqueleto, le dio unas palmaditas en la mano y asintió con la cabeza, dándole la señal de pulgar hacia arriba. Después de que él asintiera en respuesta, se volvió a Axe. Los dos se inclinaron e intercambiaron algunas palabras. Mientras tanto, ella miró a su alrededor en busca de algún patrón de vestido que indicara quien era del personal. ¿La hembra muerta había venido aquí antes de morir? Una serie de destellos a la izquierda y entrecerró los ojos. Alguien estaba tomando fotografías de las personas que estaban colgados en las ruedas giratorias incapacitados mientras los hombres eyaculaban sobre ellas, los azotaban y les sacaban sangre. Y fue entonces cuando se dio cuenta... cuanto más se adentraban, las cosas se volvían más duras.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Se preguntó si alguien había llevado un juego demasiado lejos con esa hembra. ¿Y la mató por error?

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Después de que Butch se asegurara de que Marissa estaba bien, fue todo negocios y sin distracciones. Ese momento erótico con ella en el vestíbulo de la mansión había sido sexual para él. ¿Aquí en el club? Bien podría haber sido una cortadora de césped por todo lo que le importaba. Un plato de avena. Un libro de química: cuando empezó a desarrollar una estrategia en su cabeza, volvió a su antiguo trabajo, su cerebro entró en las ropas mentales que una vez le hicieron hiper-consciente y completamente separado de su ambiente. Y ahora a cubrir sus apuestas: había estado debatiendo desde hace dos noches si decirle a Axe o no la verdadera razón por la que estaban todos en el club. El beneficio era que podrían llegar a algún lugar más rápido; la bola de respuesta era que pondría sobre aviso potencialmente al asesino, ya fuera directa o indirectamente. Excepto que había visto esa cinta de ellos hablando en la oficina un centenar de veces, y simplemente no creía que el macho fuera un asesino. ¿En una pelea? Si, absolutamente. Axe era un duro hijo de puta en formación, capaz de aplastar oponentes en el combate cuerpo a cuerpo, incluso si eran más altos que él, y era violento en el campo de tiro y con el entrenamiento de la daga, no dudaba en apretar el gatillo o en ir a matar. Pero eso era un escenario diferente de dar una paliza a alguna hembra. Y a pesar de su puto núcleo duro gótico, no era cruel y no estaba loco. —Mentí —dijo en el oído de Axe por encima del estruendo de los gemidos y la música tecno. —Ah, sí —respondió el luchador. —Sólo estaba siguiendo tu ejemplo. —Que honor. —No conseguí la “llave” de un amigo. La llevaba una hembra que fue golpeada hasta la muerte. Estoy aquí para descubrir quién la mató, y voy a necesitar tu ayuda. Axe retrocedió. Y luego entrecerró los ojos. Echándose hacia atrás de nuevo, dijo: —¿Cómo sabes que yo no lo hice? —No lo sé. —Butch miró al chico directamente a los ojos—. No sé nada de eso. Centrándose en la mirada detrás de esa máscara, esperó a ver qué hacían las pupilas. Con la estimulación extra alrededor de ellos, y el hecho de que sus facciones estaban cubiertas, el tipo era aún más propenso a mostrar una reacción nerviosa.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 En su lugar, eran firme como una roca. Lo que sí, apoyaba el instinto de Butch que el tipo no había estado mintiendo sobre haber visto la muerte de cerca y personal. —Yo no lo hice, por cierto —dijo el macho—. No maté a nadie. Butch asintió. —Lo supuse. Tienes una buena conciencia, lo has demostrado con lo que sentiste sobre la muerte de tu padre. Tu sentido de la moda, por otro lado, es trágico. —Que te den. —Vale, vale. —Butch miró a su alrededor—. Entonces, ¿quién está a cargo? —Espera, ¿dime más acerca de la hembra? Tal vez la he visto. ¿Era uno de nosotros? —Sip. Y no sé mucho más que eso. No tenía identificación, sólo esa llave. Logró desmaterializarse a Lugar Seguro, que es donde mi Marissa la encontró. —Cuando Axe miró a su compañera, el chico pareció mortificado de que alguien, especialmente una hembra, hubiera estado expuesta a tal horror—. Ella atravesó su transición, cabello oscuro y ojos azul oscuro. Eso es realmente todo lo que tengo. —Mierda. —Eso casi lo cubre. No por primera vez, Butch deseó que alguien le hubiera tomado una fotografía, incluso después de muerta. Dios, deseaba haber sacado fotos de las heridas, raspado las uñas y buscado cuidadosamente fibras sobre ella y su ropa. Pero nada de eso había sucedido, por supuesto. Una vez más, la raza de los vampiros no tenía procedimientos para manejar situaciones como esta. Y era divertido, nunca había pensado en la debilidad de la sociedad antes. Había estado demasiado ocupado luchando en el frente como para preocuparse por los problemas dentro de la raza. Tío, algunos procesos de investigación simples habrían ayudado tanto. Axe se sacudió como si estuviera reenfocándose. —Sobre el personal, busca el rojo en el vestuario. Tienden a permanecer en la periferia, a menos que haya una violación de la política de consentimiento o si las cosas se salen demasiado de la línea, en cuyo caso pondrán fin a lo que sea. Y por fuera de la línea, me refiero a algo más que derramamiento de sangre ocasional. —¿Hay cámaras? —Probablemente, pero no puedo decirte dónde o cómo llegar a ellas.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 O cómo filtrar a través de cientos de horas de transmisión de imágenes, que era con lo terminarías, dado el tamaño de este lugar y el número de noches que había pasado. Mierda. Habían entrado en territorio de una aguja en un pajar. Y teniendo en cuenta lo que estaba en juego aquí, era casi tan reconfortante como un cuchillo en la garganta. Aun así, había tenido malas probabilidades antes. —Vamos a ir más profundo —dijo mientras pasaba el brazo alrededor de su shellan—. Tenemos que verlo todo.

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Capítulo 40

—Tienen lugares... lugares a los que podemos ir. Cuando Craeg habló al oído de Paradise, fue muy consciente de lo cerca del borde que estaba. Pero cuanto más bailaba contra su cuerpo, más el sexo se hacía cargo de su cerebro, pateando el sentido común y la racionalidad, convirtiéndole en un hombre de las cavernas. ¿Sin bragas? Jooooooooder. Realmente necesitaba poner sus manos sobre ella, así que sí, era el momento para desaparecer en la parte trasera donde Novo le había dicho que había baños privados que podían utilizar. Después de todo, era la única manera de encontraran privacidad esta noche. Paradise iba a tener que ir a casa de madrugada, y no era como si ella pudiera llevarlo a su casa, no sin sacarle del armario, lo que pondría a su padre y a ellos en una situación muy incómoda y prematura. Además, iba a ser un día frío en el infierno antes de que la llevara al vertedero dónde vivía él. Mierda, si no conseguía una liberación pronto, iba a soltarla. En sus pantalones. —Muéstrame el camino —gimió ella. Agarrando su mano, la condujo a través de la multitud. Al pasar por la mesa dónde Novo estaba dando a Boone un baile en el regazo, y muy posiblemente su primera erección, Craeg la saludó y recibió uno en respuesta. Así como una mirada de complicidad. Los “baños” privados estaban debajo de la segunda planta parcial al norte, y al entrar en un pasillo poco iluminado de paredes negras, descubrió innumerables puertas cerradas. Discretas señales de Ocupado asomaban en los primeros siete que pasaron. El octavo era un encanto. Sosteniendo la puerta abierta para ella, gruñó cuando pasó ante él para entrar en la pequeña habitación de baldosas. Había un retrete, un lavabo... y un banco, el estrecho espacio cuadrado estaba sorprendentemente limpio. Por otra parte, había un sumidero en el centro del suelo y una cabeza de ducha en el techo.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Probablemente lo desinfectaban cada noche. Asegurándose de que la puerta estaba cerrada correctamente, la agarró y la atrajo hacia él, sus manos codiciosas se metieron entre su ropa, sintiendo la plenitud de sus pechos, la suavidad de su culo, el calor, el jodido calor de su centro. La estaba besando fuera de control ya, y ella le devolvía el beso, y Dios, habría jurado que no habían pasado tres horas esa misma mañana corriéndose juntos por teléfono. Sin embargo, en persona era donde estaban. Y entonces ella estaba retrocediendo, atrayéndolo con ella, llevándolo al lavabo. Con la gracia de una bailarina, puso su culo en la encimera… luego levantó las rodillas y apoyó sus tacones contra las estrechas paredes de la alcoba. Dándole una impresionante vista de sus medias negras hasta los muslos y su suave, desnudo y resbaladizo sexo. —Sabes lo que quiero —dijo ella—. Y por una vez, no es tu boca ahí. Balanceándose sobre sus pies, fue malditamente consciente de que el momento había llegado: su fuerza de voluntad se había reducido a un muñón, su deseo sexual era un motor rugiente que no le dejaba pensar correctamente, y maldito infierno... lo que estaba viendo. —¿Estás segura? —murmuró. Mientras comenzaba a desabrochar la parte delantera de sus pantalones vaqueros. —¿Quieres que te ruegue? —No, porque empezaría a correrme en este momento. Miró a su alrededor y no vio ninguna cámara. Pero eso no significaba que las hijas de puta no estuvieran escondidas en algún lugar. —Me gustaría que hubiera otro lugar donde pudiéramos hacer esto. —Como si me importara donde estamos. Con eso, se desabrochó la blusa, la abrió, y se bajó las copas de su sujetador para ofrecerle los pechos altos y tensos. El cabello rubio le caía alrededor de los hombros, sus ojos azules estaban entrecerrados y cuando se pasó la lengua por los labios, la punta de su polla se estremeció como si fuera a explotar. —Por favor —gimió ella, arqueándose como si estuviera en agonía. Y eso fue todo lo que necesitó. Cuando su erección salió de la bragueta abierta de sus vaqueros, tomó el peso pesado en la mano y cerró la distancia entre ellos. Mierda, no podía creer que esto estuviera sucediendo realmente. No la parte del sexo; Dios sabía que lo había hecho antes.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Era la parte de sexo-con-ella. Especialmente cuando vio la punta junto a todo lo que él quería. Cerrando los ojos brevemente, quiso decir algo para hacerlo adecuado para ella, mirarla de una manera que mostrara que reconocía que esto era una gran cosa para ella, hacer algo que convirtiera esta experiencia con un paleto en un club en el evento reverente y lleno de adoración que iba a ser por su parte. —Sí, quiero esto —dijo ella en voz baja—. Quiero esto contigo y sólo contigo. Levantando los párpados, la miró a esos ojos hipnóticos y algo extraño sucedió. En el contexto del sonido apagado del bajo, los cientos de seres humanos y la ardiente desesperación bombeando su sangre, sintió una desaceleración brusca. Haz que esto valga, se dijo. Haz que sea especial para ella. Llevando la punta a su centro, rozó su carne por su sexo y ella saltó, luego se mordió el labio con sus colmillos. Sus muslos comenzaron a temblar. Su respiración se aceleró. Su olor se volvió más pesado, más embriagador. Con un gemido propio, Craeg separó su sexo, pero no pudo seguir. Estaba a punto de alcanzar el orgasmo encima de ella. Arqueándose encima de ella, apoyó su peso sobre la mano libre. —Voy a ir lento —fue lo último racional que dijo.

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Paradise estaba tan lista para esto, su cuerpo fluido y tenso por la expectación. Y entonces lo sintió rozar contra su calor y estuvo a punto de tener un orgasmo. Había muchas razones para no hacer esto, muchos argumentos razonables de por qué debería esperar un mejor momento, un tiempo mejor, un lugar más estable en su vida y la de Craeg. Pero si las redadas le habían enseñado una cosa, era que el tiempo era un lujo que ningún mortal podía darse el lujo de desperdiciar. Y las palabras de su padre antes de que se fuera habían resonado no como la advertencia que él había querido que fueran, sino como la declaración de un objetivo que ella necesitaba abrazar. Estaba enamorada de este macho. Sí, no le conocía desde hacía mucho, y sí, era una locura, pero no, nunca había sentido nada parecido a esta conexión y ¿cómo sino podías llamar a la emoción? Y no, no podía controlar si Craeg se quedaría o si se iría mañana por la noche, la próxima semana, el próximo mes, el próximo año, pero estaba allí con ella ahora. Y eso era más de lo que había esperado.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 De repente, registró una ligera presión, la punta roma de él presionando. Y luego le estaba acariciando la parte superior de su sexo con el pulgar, volviéndola loca, haciéndole sentir ese calor efervescente, excitado y ardiente que ahora sabía era el precursor de la liberación de la que su cuerpo tenía hambre. Estirándose hacia él, llevó su boca a la suya y lo besó, acarició su boca con la lengua. No tenía ningún miedo. Tal vez debería haberlo tenido, pero casi quería dejar esto detrás de ellos para que pudieran dar libre expresión a la conexión erótica. Craeg comenzó a rotar las caderas entrando y retirándose, entrando y retirándose, cada vez su erección iba un poco más lejos. Y entonces la movió, reposicionando su pelvis. Sus dedos volvieron a ella, frotando en un círculo mientras su cuerpo se quedaba curiosamente inmóvil. Ella estaba a punto de protestar, pero entonces las sensaciones fueron demasiadas y su cerebro se quedó en segundo plano mientras comenzaba a correrse… En ese momento, con un fuerte y poderoso empuje, él penetró más allá de una barrera que se rompió sin dolor alguno. Todo el cuerpo de Craeg empezó a temblar, y el temblor se transmitió a ella desde donde estaban unidos. Y luego comenzó a moverse dentro de ella, más y más profundo, con creciente impulso. Grueso, era tan grueso y la plenitud era... increíble. Y luego estaba la sensación de su boca acariciando la suya mientras bombeaba en ella. No importaba lo que el futuro les deparara, nada iba a cambiar jamás el hecho de que él era su primero. Cuando ella llegó al orgasmo, él también lo hizo. Y sí, fue tan perfecto y hermoso como podría haber esperado que fuera. Incluso en un club humano, en un lugar público, con cientos de extraños al otro lado de una fina puerta... era el cielo. Sin embargo, eso era por estar con la persona adecuada, ¿verdad?

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Capítulo 41

Cuando finalmente Craeg se calmó, Paradise se dejó caer contra el lavabo y aunque el grifo se le clavó en su columna vertebral, y el espejo era duro contra su cabeza, no le importó. Estaba flotando… al menos hasta que ella miró hacia abajo y vio, en el vértice de sus muslos abiertos, que las caderas de Craeg estaban presionadas con fuerza, una parte de él enterrada profundamente dentro de ella. El cielo. Lástima que pareciera preocupado, como si pensara que tal vez ella se había desmayado porque él la había herido o algo así. Quería tranquilizarlo, decirle que era increíble, pero su mente estaba demasiado fundida para permitirle hablar coherentemente, por lo que ella puso todo en la sonrisa que le dio. —Dios... —susurró él—. Eres tan hermosa en este momento. Obligándose a concentrarse, ella murmuró: —Me alegro de que lo hayamos hecho. ¿Cuándo podemos hacerlo de nuevo? —Mañana por la noche. Pero vas a estar rígida. Es natural. —Me quedaré durante el día en el centro de entrenamiento. Sus cejas saltaron. —¿De verdad? —Tenía planes para seducirte. —Bueno, nada más lejos de mí intención que impedirte uno de tus objetivos. Cuando se inclinó y la besó, ella sintió una punzada momentánea cuando se dio cuenta de que él había hecho esto con otras hembras, tal vez incluso las había tomado su primera vez también, lo cual explicaba por qué había sido tan bueno en eso. Pero no, esos pensamientos no eran bienvenidos en este espacio. Esto era sólo ellos. Nada más estaba permitido.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —¿Qué tal si lo hacemos de nuevo en este momento? —dijo, moviendo sus caderas de manera que su sexo acarició el suyo —Paradise... ¿estás segura de que estás bien? Ella gimió un siiiiiiiiiiiiiii en respuesta, y luego apoyó las manos en el lavabo y utilizó el poco juego que tenía en su cuerpo para conseguir un poco de impulso entre ellos de nuevo. Y sabes qué, funcionó. En un abrir y cerrar de ojos, estaba fuera del lavabo contra el cuerpo de Craeg, sus piernas alrededor de sus caderas, los brazos unidos sobre sus pesados hombros, los tobillos juntos detrás de su culo. Con un agarre áspero, sus manos la movieron arriba y abajo sobre su excitación, más rápido y más duro que la primera vez. Para ayudarlo, no es que no lo estuviera haciendo bien, trabajó con él, compartiendo la fuerza. Más orgasmos, esta vez una y otra vez, su cabello cayendo alrededor de ambas caras, un oscuro olor a especias rugiendo del cuerpo de Craeg, el placer se mezcló en sus almas de una manera que sentía permanente. Cuando finalmente se detuvieron, ella se derrumbó sobre su torso, floja como un trapo, caliente como un horno, mareada como si hubiera un millón de kilómetros. Y fue entonces cuando su teléfono sonó. Cuando el repique electrónico salió del bolsillo de su chaqueta, levantó la cabeza. —Tienes que estar bromeando. Dejando que quien fuera acabara en el buzón de voz, se reconcentró y sonrió a Craeg. Dios, adoraba cuando sus rostros estaban tan cerca, cuando ella podía ver cada pestaña individual, el golpe en la nariz, y la sombra de la barba que ya estaba creciendo. —Hola —susurró ella. Por una vez, sus labios devolvieron el favor y hubo una timidez entrañable mientras él sonreía. Tocando su cara, ella susurró: —Así es como siempre te recordaré. En el fondo de su mente, pensó... que extraño. ¿Por qué estaba diciéndole adiós? Esto era solo el comienzo… Su teléfono empezó a sonar de nuevo. —Lo siento —dijo ella, frunciendo el ceño—. Espero que no sea nada malo.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Girando alrededor para poder buscar en el bolsillo, fue muy consciente de que todavía estaban unidos. Y cuando vio a la pantalla, maldijo. —Realmente, Peyton —murmuró mientras empujaba el teléfono donde había estado—. Debe saber que estamos aquí detrás. Adora acosar a la gente. —Supongo que por fin ha aparecido, eh. —Sabes, él es como un hermano para mí. Realmente lo sabes, ¿verdad? —Sí. Lo sé. Como su móvil comenzó a sonar por tercera vez, ella apretó los dientes. —Mi hermano real y totalmente molesto. —Responde para que pare. —Craeg rodó sus caderas y la hizo gemir—. No voy a ninguna parte. Tocando el círculo de aceptar, ella se llevó la cosa a la oreja. —Vas a parar de… —¿Parry…? En el instante en que oyó su voz, ella frunció el ceño. En todo el tiempo que lo conocía, nunca había sonado así. Perdido... como un niño pequeño. —¿Peyton? ¿Qué pasa? —Algo muy malo ha sucedido, Parry. Hay sangre por todas partes... —¿Qué? —Ella empujó hacia atrás y Craeg la bajó inmediatamente—. ¡Peyton! ¿Dónde estás? —Estoy en casa de mi prima… mi prima… la que se suponía que iba a estar fuera... Paradise miró a Craeg. —Peyton, Craeg y yo estamos en camino, pero ¿dónde estás? Cuando balbuceó una dirección, ella la repitió y luego empujó el teléfono a Craeg. —Tengo que limpiarme, permanece al teléfono con él, no le dejes colgar. Diez minutos más tarde, Craeg estaba entrando en un elegante edificio de apartamentos humanos con un toldo verde oscuro, un vestíbulo de mármol y un portero que llevaba un uniforme que era del mismo color que el voladizo exterior. Cuando vaciló y esperó que le echaran o le pidieran que se sometiera a un registro de cavidades antes de pisar la alfombra de bienvenida, Paradise caminó hacia el escritorio.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Hola —dijo ella en un tono perfectamente tranquilo y razonable—. Mi amigo Peyton ha venido a ver a Ashley Murray, y nos ha pedido que nos unamos a ellos. —Voy a llamar entonces —respondió el hombre, tratando de alcanzar el teléfono—. ¿Hola? Sí, aquí recepción. ¿Está…? Genial. Los enviaré arriba. —El guardia asintió a los ascensores—. Adelante. —Muchas gracias —dijo ella suavemente y extendió la mano. Al principio, Craeg no podía entender que estaba haciendo y entonces se dio cuenta de que él no se había movido de donde estaba junto a la puerta giratoria. Adelantándose, ignoró al guardia y mantuvo la cabeza baja, porque una joven y bella mujer era una cosa, pero él era muy consciente de que era cinco veces su tamaño y tenía más probabilidades de ser visto con sospecha. Entraron en el ascensor y salieron en alguna planta de muy arriba. Lo primero que vieron por el pasillo largo color beige fue a Peyton en el otro extremo, sentado en la alfombra, sosteniendo el teléfono en las manos. El olor a sangre en el aire era espeso para la nariz de Craeg, pero un humano probablemente no lo habría notado. Paradise corrió y se arrodilló al lado del chico. —¿Peyton? No la miró hasta que le tocó el hombro… y oh, Dios, su rostro estaba pálido como la tiza y sus ojos estaban demasiado dilatados. —Es malo. —¿Ella… está ahí? —No. Pero el dormitorio... Dios, el dormitorio. Craeg la dejó con su amigo y empujó la puerta. Al instante, el olor a muerte se hizo más fuerte y se hizo cada vez más intenso mientras entraba en una habitación abierta con alfombras blancas de pared a pared, un sofá blanco, y una pared de ventanas que, dada la falta de cortinas pesadas, debería haber impedido a un vampiro residir en este espacio. Frío, hacía mucho frío. Y había una fuerte brisa atravesando el lugar. Echó un vistazo a la derecha, no había ninguna nota en la cocina abierta, ningún lío, todo guardado, un plato de fruta fresca, no, las manzanas eran de plástico, tacha eso. Un pasillo se abría recto y había una sola luz brillando al final. Se dirigió hacia allí a través de la alfombra del pasillo.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Al doblar la esquina, se detuvo en el umbral. Al otro lado, una cama de matrimonio estaba manchada con tanto rojo, era como si la pintura hubiera salpicado a través de su edredón blanco, las sábanas, las almohadas y la cabecera. Había más en el suelo, marcando un camino que se acercaba a... La puerta corredera de cristal que daba a una especie de terraza había quedado abierta y las finas cortinas blancas flotaban en las ráfagas, huellas de manos ensangrentadas en el cristal y el marco asomaban y luego se tapaban, asomaban y luego se tapaban. Girando de nuevo a la cama, vio las drogas en las mesitas: jeringas, cucharas, pequeños montoncitos de papel de aluminio. No había condones. Ni armas. Tampoco nada personal, ni fotografías, recuerdos o desorden. Este era un lugar para follar y consumir drogas, para irse antes del amanecer. Pero era caro. —Oh Dios mío… Ante el sonido de la voz de Paradise, miró por encima del hombro. —No quieres entrar aquí. Ella entró de todos modos, y él no podía decir que se sorprendiera. —¿Dónde está Peyton? —preguntó. —Aquí mismo —dijo una voz amortiguada desde la puerta. Mientras los tres permanecían allí juntos, él estaba muy seguro de que estaban pensando lo mismo: nadie sobrevivía a algo como esto. Nadie. —Tengo que llamar a mi padre —dijo Paradise ronca—. Esto va mucho más allá de con lo que deberíamos estar lidiando. Craeg negó con la cabeza mientras ella sacaba su teléfono. —No, tenemos que llamar a los Hermanos. Peyton intervino: —Por eso está llamando a su padre. Cuando Paradise se llevó el móvil al oído y empezó a caminar, Craeg frunció el ceño. —¿Qué? Peyton se encogió de hombros. —Su padre es Primer Consejero del Rey. Es lo que hay que hacer. Al principio, no logró traducir las palabras, la cadena de sustantivos y verbos y otra mierda entraban por un oído y salían por el otro. Pero luego las repitió un par de

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 veces... y sintió el frío más extraño atravesar todo su cuerpo, desde las cejas hasta los tobillos. Su corazón dio una patada en el pecho. Se detuvo. Siguió el ritmo desigual. Craeg movió sus ojos a Paradise y escuchó desde una gran distancia cuando ella empezó a hablar con urgencia. Nunca se había centrado particularmente en su acento antes, porque había estado siempre tan distraído por su atracción por ella. Pero ahora, la cadencia, el tono, la inflexión... era como la de Peyton. Y no porque hubiera asumido ese acento como una especie de pose. Con voz apagada, dijo: —Ella no es sólo la recepcionista en esa casa, ¿verdad?

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Cuando el teléfono de Butch empezó a vibrar contra su costado, estaba dispuesto a dejar que la mierda fuera a su buzón de voz, estaba en un club de sexo tratando de obtener algunas pistas sobre un asesinato por amor de Dios. Pero cuando la maldita cosa siguió vibrando, lo tomó y contestó. Y no fue capaz de oír a Vishous por encima de la música tecno. —¿Qué? ¿Hola? Después de cortar la conexión, un mensaje del Hermano resolvió la confusión. El mensaje era breve y conciso, nada más que una dirección en la parte buena de la ciudad, el número 18, y una duración de tiempo: 5 minutos. Era el código que utilizan para cuando luchaban y estaban en problemas. —Tenemos que irnos —dijo en voz alta. Girando hacia Marissa, la tomó del brazo y le habló en voz más alta—. Tenemos que irnos. Ahora. —¿Qué? —Ella se apretó contra él—. ¿Pero qué pasa? Cuando él se limitó a sacudir la cabeza y la miró a los ojos, dejó de discutir. —Eh, Axe —gritó—. Tenemos que largarnos. ¿Estás bien? El chico se acercó. —Pensé que querías examinarlo todo. —Más tarde. Nos vemos en el centro de entrenamiento. La salida real llevó mucho más de cinco putos minutos, cuando el proceso de vadear entre las distintas estaciones de sexo y habitaciones temáticas era como tratar de encontrar la salida de las 50 Sombras del laberinto del jardín. Tan pronto como estuvieron fuera, al aire frío y limpio, y lejos del alcance del oído de los gorilas y la fila, Butch dijo:

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Tengo asuntos de asesinos… Su teléfono sonó de nuevo y contestó. —V, estoy en camino, sólo dejo a Marissa… El Hermano fue seco, conciso y muy lacónico, cuando puso fin a la llamada, Butch bajó el teléfono lentamente y miró a Marissa. —Creo que será mejor que vengas, también. —¿Qué pasa? —Podríamos haber descubierto quien es la hembra. Minutos más tarde, aparcó su Lexus en la entrada frontal de un edificio de apartamentos pijos que estaba a una simple manzana del Commodore. Un trabajo de borrado mental a un humano y un viaje en ascensor más tarde, y bajaban por un pasillo que olía a muerte. V estaba esperando. Y el hermano retrocedió tan pronto como los vio. —¿Qué demonios? Y P.D., ambos parecéis caliente como la mierda. Butch se quitó la máscara. —Puedo oler la sangre desde aquí. Levantando las manos para quitarse su propia máscara, Marissa retrocedió. —Oh, Dios... es ella. Ese es su olor. V los condujo por un apartamento anónimo a un dormitorio esencialmente vacío que le recordó sus años con el DPC. Y mierda, el primer impulso de Butch fue ponerse entre su compañera y todos los signos de una muerte violenta. Pero ya no. Le mataba tenerla expuesta a nada de esto, pero ella tenía razón. Tenía que estar aquí. Con la espalda recta y los ojos claros, ella se acercó a la cama y, que le jodieran, la imagen de ella de pie, de espaldas a él mientras miraba el edredón y las almohadas empapadas de sangre iba a darle una nueva categoría a las pesadillas. Maldiciendo, miró a Paradise, que estaba de pie junto a Peyton, y luego a Craeg, que estaba más lejos en la esquina. Por último, evaluó la escena, tomando nota de todo lo que había y no había en la habitación. —¿Quién llegó primero? —preguntó. Peyton levantó la mano. —Yo. Mi prima, Allishon utiliza este lugar para... bueno, ya sabes. Ella lo alquila con un nombre humano. Llamé a su teléfono móvil un par de veces para que saliera con nosotros, sus padres le habían dicho a mis padres que había estado fuera de

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 contacto durante, bueno, un par de noches, tal vez una semana, pero eso no era del todo inusual. Cuando no me llamó, pensé que podría pasar por aquí, porque probablemente estaba de fiesta. Entré por la terraza, porque así es como suelo hacerlo y… sí. —¿Estaban las puertas correderas abiertas? —preguntó Butch mientras levantaba las cortinas ondulantes e inspeccionaba una huella sangrienta en el picaporte. —Abiertas. Pero si el sol la alcanzó, habría dejado quemaduras, ¿verdad? Así que tal vez ella… —Se calló mientras se concentraba en la cama manchada—. Ella no está bien, ¿verdad? Marissa se quitó la capucha de látex de la cabeza y la dejó colgar alrededor de su cuello. Yendo hacia el macho, tomó sus manos. —Soy la shellan de Butch, Marissa. Soy la directora ejecutiva de un refugio de víctimas de violencia doméstica. Ella vino a nosotros… —¿Entonces está ahí? ¡Está viva! Marissa sacudió lentamente la cabeza. —Lo siento mucho. Llamé a mi hermano, Havers, y él la trató con todo lo que tenía. Ella no lo superó. Los ojos de Peyton volvieron a la cama y se quedó en silencio. Luego susurró: —Esto va a matar a sus padres. Perdieron a mi otro primo en las redadas. Sin hijos ahora. —¿La puerta estaba desbloqueada o simplemente abierta? —preguntó Butch—. Y no pretendo ser insensible, pero esto es una escena del crimen y quien le hizo esto... tenemos que clavarlo en la puta pared. Peyton sacudió la cabeza. —Sí, no, quiero decir, ella era una chica salvaje. Una fiestera. Pero no se merecía... —Se aclaró la garganta—. La puerta estaba absolutamente abierta. Butch trazó las marcas y manchas en la alfombra. —La única explicación es que de alguna manera utilizó lo último de su fuerza para salir y desmaterializarse a Lugar Seguro. —¿Cómo sabía ir allí? —susurró Paradise—. Quiero decir... gracias a Dios. —Debe haber oído sobre nosotras de alguna manera —contestó Marissa—. Ojalá pudiera haberla salvado. V entró en la habitación.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Acabo de recibir un mensaje de Tohr y Rhage. Están luchando, es una mala escaramuza. Tengo que ir a ayudarlos… Butch. Tienes que venir conmigo. Esto es una emergencia. Butch apretó los dientes y dejó caer un par de j—bombas. Pero luego miró a Marissa. —¿Estás bien? Mirándole directamente, dijo: —Siempre que podamos averiguar quién hizo esto, voy a estar malditamente bien. Él le dio un fuerte abrazo rápido y sintió una fuente de orgullo en el pecho. Y luego le dio una serie de tareas muy triste. —Quiero que consigas de él una lista de las personas que conocía, humanos y vampiros. —Asintió hacia Peyton—. Luego fotografía todo con tu teléfono. Todo el puto lugar. No toques nada, no muevas nada. Guarda bajo llave todas las puertas que puedas. Sal por la terraza. Luego, ve a la casa de los padres. Tienen derecho a saberlo esta noche. —Estoy en ello —dijo ella. Sí, pensó, lo estaba. Dios, la amaba. Odiaba esta situación... pero el amor, el amor, la amaba. Un beso más... y volvía a su coche, tratando de cambiar su concentración de un tipo de emergencia a otro.

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Capítulo 42

Mientras Marissa hablaba con Peyton sobre con quien se relacionaba su prima, Paradise le tomó prestado el teléfono a la hembra y pasó por todo el lugar sacando fotos. Con cada disparo, pensaba en lo que sabía sobre la chica muerta. Técnicamente, Allishon también era su prima, y aunque era una conexión más distante que Peyton, la pérdida todavía era aguda. Sobre todo porque ella había visto esa cama. Buen Dios. Este tipo de violencia. En unos quince minutos, había cubierto el dormitorio, el baño, el vestíbulo y el salón, estaba dando la vuelta para hacer la cocina cuando vio algo en el suelo. Como el lugar era blanco por todas partes, el destello de color al lado del borde del sofá realmente le llamó la atención. Acuclillándose, sacó... una instantánea Polaroid antigua. Con el ceño fruncido, se dio cuenta que era... rojo y rosa. Como la que había encontrado en el autobús. La que había metido en su bolsa después de que Peyton dijera que no era suya. —¿Qué es eso? —preguntó Peyton—. ¿Paradise? ¿Estás enferma? Ella se levantó y se acercó a él. —Es una foto… —Cuando se la mostró, se preguntó si tal vez estuviera sacando conclusiones. Tal vez había otra explicación—. Ah, es como la que encontré, ya sabes, en el autobús. —Lo que sea. ¿Has terminado con las fotos? Tenemos que ir a hablar con los padres de Allie ahora. Tengo que terminar con esto antes de que pierda mi jodida mente. —Dos segundos. —Se metió la foto en la chaqueta sin pensar en ello y comenzó a sacar fotos de la cocina—. Casi he terminado.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Ella tiene las cenizas —murmuró Peyton con una voz que se quebró—. Marissa las tiene. Paradise bajó el teléfono. —Oh Dios. —Acaba de irse a cambiarse y recogerlas antes de que tú y yo vayamos allí. Me gustaría tener a alguien conmigo. No creo… —Comenzó a abrir armarios—. Oh, gracias, joder. Cuando sacó una botella de vodka y se la guardó en su abrigo, quiso recordarle que no debían perturbar nada, pero vamos. Como si ella fuera a reventarle las pelotas por no seguir las reglas en una noche como esta. —Peyton, ¿qué más puedo hacer? Sus ojos se dirigieron de nuevo a los de ella. —Es lo que es. Gracias por venir conmigo, sin embargo. Con un movimiento de cabeza seco, sacó una última instantánea del fregadero vacío y los mostradores desnudos. —Ya. Um, ¿dónde está Craeg? —Está en el dormitorio todavía. —Peyton... lo siento mucho. Se encontraron en el medio y se abrazaron con fuerza. Quería decirle que iba a estar bien, pero no era cierto. —Te quiero —dijo él. —Yo también te quiero. Alejándose de él, fue a la puerta del apartamento, la cerró con su mente y luego le siguió al dormitorio. Craeg estaba donde había estado durante mucho tiempo, y cuando se acercó a él, apoyó una mano en su brazo. —¿Estas bien? —Sí. —Se volvió a Peyton, rompiendo el contacto—. Hey, tío, si necesitas algo... estoy aquí para ti. Peyton se acercó al hombre e intercambiaron un abrazo fuerte, luego todos salieron a la terraza, al fuerte viento que venía del río. Peyton se fue primero. Y luego Craeg giró hacia ella.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Larga noche… mejor vuelvo. Peyton llamó al centro de entrenamiento por mí con su teléfono y tengo que reunirme con el autobús lo antes posible. —Oh... bien. —Pero vamos, ¿qué esperaba? Había sido una tragedia. Ahora no era el momento para un largo adiós romántico, por amor de Dios—. Entonces… en fin, supongo que te veré mañana por la noche. ¿Me llamarás esta mañana, sin embargo? Me cambiaré, luego ayudaré a Peyton a contárselo a la familia. —Es bueno que tengas a tu padre. —Sí, él está siempre dispuesto a ayudar. —Apuesto que sí. —Es que es tan... horrible. —Cuando parpadeó, vio la cama dentro—. Es tan, tan feo. ¿Me pregunto quién lo hizo? —Butch los encontrará. —Eso espero. De verdad. —Tengo que irme. —Oh... bien. —Espera, ella ya había dicho eso—. ¿Estás bien? —Estoy bien. No te preocupes por mí. Será mejor que te vayas, también. Por alguna razón, ella tenía el impulso más extraño de decirle que le echaba de menos, pero era absurdo. Estaba a medio metro de distancia. Iban a hablar en un par de horas. Iba a verlo mañana por la noche. —Buen día —dijo ella. Cuando él asintió con la cabeza, cerró los ojos... se calmó... y se desvaneció. Por muchas razones, la torpe separación no había sido cómo había visto finalizar la noche. Ni siquiera cerca.

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Craeg no esperó mucho tiempo. Tan pronto como Paradise se fue delante de él, se desmaterializó detrás de ella, viajó a través del viento, usando su sangre en las venas como un rastreador. Cuando ella dejó de moverse a través del aire de la noche, volvió a tomar formar a un centenar de metros de distancia, en el borde de un césped que era... La casa delante de él en lo alto de la subida era del tamaño de una residencia de estudiantes, el tipo de estructura grande y enorme que salía en televisión como el campus de alguna universidad extravagante o Dios, tal vez... tal vez era más como

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 un residencia real, con sus tejados puntiagudos y sus ventanas de paneles de diamantes con todo ese césped cuidado y recortado. Era fácilmente el doble del tamaño de la mansión donde los padres de él y de Axe habían sido sacrificados, por ejemplo. Y cuando Paradise se acercó a la puerta principal, lo hizo sin disculparse, no como haría un empleado o un criado. Y un momento después, estaba dentro sin llamar al timbre ni nada. De hecho, cuando se movió hacia la izquierda, vio a través de las ventanas de vidrio emplomado a un mayordomo uniformado que tomaba su abrigo y se inclinaba en deferencia a ella. Su padre es el Primer Consejero del Rey. Cerrando la distancia con pasos largos, observó desde el exterior frío como ella subía la escalera y desaparecía en lo que sin duda era un primer piso igualmente suntuoso. O tal vez segundo. O duodécimo. Incluso después de que ya no podía verla, se quedó dónde estaba, mirando a través de los cristales pasados de moda las pinturas al óleo, las alfombras de lujo, la seda en las paredes, debía ser seda, ¿verdad? Qué coño sabía él. Alejándose, miró el césped ondulante, los arbustos, y los bancales de lo que sin duda eran flores en los meses cálidos. Se preguntó cómo sería el patio trasero. Probablemente tenía una piscina. Un recinto de exóticos animales de mierda. Un maldito santuario de aves. Ella había mentido. Y no de una manera pequeña. Esto... esto era algo grande: acababa de tomar la virginidad de la que sin duda parecía ser una de las hijas de una Familia Fundadora. De acuerdo con las Leyes Antiguas, ¿cómo plebeyo? Podía ser condenado a muerte por ello. Mientras la ira crecía, era menos sobre Paradise y lo que le había escondido y más porque se había anulado a sí mismo. ¿Todos esos bloqueos que había levantado? ¿Todas esas resoluciones que había tenido? ¿Antes de que la hubiera follado en el baño de un puto club humano, por el amor de Dios? Había volado todos y cada uno de ellos. Y por encima de todo, había perdido su concentración en el entrenamiento. Había conseguido desviarse de su propósito. Días perdidos cuando debería haber estado durmiendo, clases cuando debería haber estado pensando, entrenamientos cuando debería haber estado entrenando su cuerpo con total concentración.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Y todo por una mujer a quien le importaba tan poco, que era tan egoísta y vanidosa, que no había estado dispuesta a compartir alguna información muy pertinente y relevante acerca de sí misma. Información que tenía que haber sabido que sería un elemento de cambio para él. Era una tormenta perfecta de manipulación, lo había hecho girar ciento ochenta grados de lo que realmente había querido: entre esa mentirosa y su libido fuera de control, no había tenido ni una oportunidad. Tonto, había sido un maldito tonto. Y los tontos obtenían lo que se merecían. ¿No?

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Capítulo 43

Sentada en el borde de su cama de matrimonio, Marissa se pasó un cepillo por el pelo. Se había cambiado la ropa que había llevado después de quitarse el traje de látex, y ahora llevaba una de las batas negras de cachemira de Butch. De vez en cuando, se llevaba la solapa hasta la nariz y olía su olor en las fibras. Necesitaba el recordatorio de su presencia. Realmente lo necesitaba. Querida Virgen Escriba, había demasiadas cosas que seguían atravesando su mente, imágenes, sonidos, olores. Y como resultado de la presa, no dejaba de preguntarse... ¿cómo había hecho eso Butch durante tanto tiempo? ¿Cómo había investigado esas escenas del crimen, ido a las casas de las familias de las víctimas, dado esa noticia una y otra vez? ¿Cómo había mirado a los trágicos ojos de un padre y una mahmen y compadecido de ellos, todo el tiempo sabiendo que tenía que obtener información de ellos? Información como la última vez que vieron a su hijo. La última comunicación. Cualquier desacuerdo conocido con la gente. Había hecho las preguntas con cuidado, a veces, sosteniendo la mano de la madre o asintiendo con la cabeza al padre. No había habido ninguna razón para escribir nada, nunca iba a olvidar nada de nada de ello. Y ahora estaba aquí de vuelta, esperando a que Butch regresara a casa a salvo para poder descargarlo todo. Afuera, en la sala de estar, la puerta del Pit al exterior se abrió con un crujido, y una ráfaga de aire frío sopló por el pasillo, trayendo consigo el hedor de lessers. —¿Butch? —Se puso de pie y salió corriendo—. ¿Butch…? El gemido y maldiciones fueron una respuesta en sí mismos y luego giró la esquina a la sala abierta y se detuvo en seco. V tenía a su compañero sujeto a la manera de los bomberos, el Hermano llevó ese cuerpo inclinado y maltratado al sofá de cuero y lo dejó caer. Butch estaba sangrando, cubierto de sangre de asesinos, y medio muerto.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 También estaba emitiendo ese olor dulzón a lessers consumidos. Cuando jadeó y echó a correr, V se arrancó su propia chaqueta, exponiendo cortes y contusiones, y, mientras Marissa acariciaba el pelo enmarañado de Butch, el Hermano se unió al macho en el sofá, entrelazó su cuerpo de guerrero con el de su mejor amigo. El resplandor que vino después comenzó como algo a lo lejos, o tal vez una linterna vista a través de una espesa niebla, pero muy pronto, la iluminación, la esencia sagrada de la madre de Vishous, abarcó la habitación, brillante como la luz del sol en una hoja de metal, caliente como una chimenea y la única salvación que Butch tenía. El poder de V era una maldición en el contexto equivocado, pero un milagro cuando se usaba como ahora, porque iba a drenar el mal de su compañero, rescatarlo, haciéndolo fuerte de una manera que sólo Vishous podía. Nunca se había resentido de la conexión que los dos tenían, nunca había estado celosa de que otro proporcionara algo tan necesario al que amaba. No estaba más que agradecida de que hubiera una manera de evitar que Butch muriera. Desde que el Omega le había secuestrado e infectado, había tenido la capacidad de consumir asesinos, destruirlos de una manera que "matarlos" no hacía: cuando Butch se tragaba su esencia era un billete de ida fuera del universo. Pero venía con un coste. Algún tiempo después, la luz empezó a retroceder y luego los dos se quedaron allí tumbados, ambos agotados. Cuando Butch abrió los párpados, sus ojos color avellana fueron inmediatamente a ella y levantó una mano temblorosa. Con una suave sonrisa, ella tomó la mano y se la llevó a la cara, frotándola contra la mejilla. —Te amo, te amo… —¿Bien? —graznó—. ¿Tú? —Ahora que estás en casa seguro, sí. Un millar de síes. V entreabrió los párpados y la miró con ojos somnolientos. Aunque rara vez tocaba al Hermano, porque afrontémoslo, Vishous no era del tipo cálido y achuchable, extendió la mano y le rozó la mejilla. En un raro momento de ternura, él le dio un beso en el interior de su palma. Y luego, poco tiempo después, ya era hora de llevar a su compañero a la ducha. Mientras V se quedaba en el sofá, Marissa ayudó a Butch por el pasillo hasta llegar a su dormitorio. O casi su dormitorio. Él insistió en detenerse y desnudarse en el pasillo para poder echar sus ropas sucias inmediatamente por el conducto de la lavandería que llevaba al túnel de abajo.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Su baño privado era simple, pequeño y acogedor, y como siempre en estas situaciones, le hizo sentarse en el inodoro, mientras ella abría la ducha a la temperatura adecuada. Cuando todo estuvo listo, lo ayudó a levantarse, lo empujó bajo el chorro y lo apoyó contra la esquina. Quitándose la bata, entró con él. Él ya había estado duro antes de que ella se desnudara. Y en el instante que vio su cuerpo, su erección se hizo aún más gruesa. Ya habría tiempo para compartir sus historias después. ¿Ahora? Se trataba de encontrar esa longitud de onda entre ellos, conectando uno con el otro, comunicación sin palabras. Tomando el jabón y una esponja, comenzó con su cara, enjuagando todos esos rasgos que amaba tanto antes de pasar a la garganta, los pectorales, las crestas de sus abdominales. Lavó cada parte de él, incluso su excitación, que acarició con la esponja. Butch se arqueó bajo su toque. Estaba demasiado débil para hacer mucho más, su peso se deslizó hasta quedar sentado en el banco de mármol incorporado. Con la cabeza colgando, la observó. Y luego ella dejó la toalla a un lado. Poniéndose de rodillas, ella sintió el agua caliente por la espalda mientras se movía entre sus muslos. Él era magnífico, derrumbado en la esquina, los grandes brazos laxos, el cuerpo del guerrero agotado. Sin embargo, sus ojos estaban calientes. Envolviendo las manos alrededor de su polla, abrió la boca y bajó sobre él, tragando todo lo que pudo de su longitud, succionando, trabajando en él. En respuesta, Butch gruñó y curvó sus caderas. Ella se tomó su tiempo dulce, jugando con él, yendo más rápido y luego frenando, apretando sus pelotas. Y entonces miró hacia arriba. Él todavía estaba observando, sus colmillos bajados, la boca abierta y jadeante. De vez en cuando, parecía tratar de moverse. Sin embargo, lo único que podía hacer era dejar caer las manos. —Marissa... —dijo con voz ronca. —¿Sí? Mientras esperaba a que él respondiera, trazó la punta con la boca. Luego pasó la lengua en un círculo a su alrededor.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Haz que termine —gimió—. Oh, Dios... haz que termine… La sonrisa que le dio venía de muy adentro. Luego, con anticipación, volvió a su trabajo. Y lo hizo muy, muy bien.

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Capítulo 44

Al caer de la noche siguiente, Paradise caminaba en albornoz de un lado a otro en su habitación. Craeg no había llamado. Ni a las siete de la mañana como solía hacer. Ni a las dos de la tarde cuando él no podía dormir. Y ni a las seis, cuando probablemente estaba a punto de comer con Axe en la cafetería. Obviamente algo había cambiado. Y esperaba como el infierno que lo suyo no fuera una cosa de una vez y listo. Algunos machos deseaban solo lo que aún no habían tenido, y aunque le sorprendería descubrir que Craeg era un gran imbécil, no podía pensar otra cosa que explicara por qué no llamaba. Excepto… que habían estado tan bien juntos. Muy bien. Y él había sido tan bueno con ella. ¿En cuanto a esa horrible escena en el apartamento de la chica? Aunque lo que había pasado con la prima de Peyton era trágico, no creía que Craeg estuviera tan afectado como para sufrir algún tipo de colapso mental o emocional… Cuando su jodido teléfono por fin sonó, atravesó corriendo su habitación. Solo para maldecir cuando vio que solo era Peyton. Cuando respondió, intentó que su voz sonara normal. —Oye. ¿Cómo estás? Después que los dos habían hecho el triste, triste deber con los padres de la hembra, habían ido por caminos separados durante el día, pero no habían estado fuera de contacto. Él le había mandado en un mensaje una serie de cosas incoherentes sobre las horas, lo cual le hizo saber que había encontrado un buen uso para esa botella de vodka. —Así que no tendremos clase esta noche. —¿Qué?

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Ha sido cancelado por alguna razón, así que Anslam y yo vamos al restaurante de Sal. También invitaré a todos los demás. Mientras luchaba con las noticias, una decepción aplastante la dejó atontada. Había estado contando ver a Craeg y… Peyton no perdió el ritmo y le dijo que todos se reunirían en una hora. Luego él colgó, dejándola sosteniendo el teléfono y mirando la oscura pantalla. ¿Craeg iría? Se preguntó. Bueno, eso era una mierda. Y ella esperando allí como una estúpida muñequita. Tomando una respiración profunda, marcó un número de memoria, uno que había aprendido hacía tres noches cuando trabajaba en la Casa de Audiencias. Cuando un doggen respondió, ella sonrió profesionalmente… como si el macho pudiera verle el rostro, como si ella no estuviera haciendo esto por razones puramente personales. —Hola —dijo—. Soy la hija de Abalone. Siento mucho molestarte, pero ¿serías tan amable de transferir mi llamada a la clínica del centro de entrenamiento? —¡Oh, pero, por supuesto, señora! —Fue la respuesta alegre—. ¿Hay alguien en particular con quien desee hablar? —En realidad… —Quizá sería más fácil de lo que creía—. ¿Podría ponerme con la primera de las cinco suites de ahí abajo? —Será un placer, por favor, espere mientras busco el anexo. —Sonó un bip... bip... bip—. Aquí está. Si desea llamar directamente en el futuro, ¿puedo darle el número? —Por favor. —Agarrando un bolígrafo, garabateó en un lado de la caja de Kleenex cerca de ella—. Gracias. —O puede usar siempre este número. Estamos agradecidos de servir. Por favor, hágalo. —Gracias de nuevo. Cuando el bip... bip... bip volvió a sonar en la línea, sus palmas florecieron con una oleada de calor y sudor, y tuvo que sentarse, porque sus piernas comenzaron a temblar. Entonces empezó a timbrar. —¿Hola? —dijo Craeg. Paradise tragó saliva y luego sintió frustración hacia ella misma. —Esperaba que me llamaras. Un largo silencio.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Hey. —Mira, no tengo paciencia para esto. ¿Qué rayos está mal? —¿No tienes cosas más importantes qué hacer? —¿Qué? —dijo ella bruscamente. —Ya sabes, tu prima ha sido asesinada. Tu familia debe estar molesta. —¿Estoy más preocupada por ti en estos momentos? —Naturalmente, estaba molesta por… La ira de Paradise se descarriló cuando la verdad de las palabras que él había dicho se hundió en ella. —Oh. —Sip, te seguí a casa ayer por la noche —dijo—. Algo que quizá fue una mierda… pero teniendo en cuenta que me has mentido sobre quién eres y de dónde vienes, es una violación de la privacidad justificada. Solo por curiosidad, ¿alguna vez me lo ibas a decir? Ella apoyó la cabeza en la mano. —Craeg... —No te he llamado porque en realidad no sé con quién estoy hablando. Bueno, la hija del Primer Consejero del Rey… Peyton tuvo la suficiente amabilidad de aclararme las cosas. —Mira, yo... —¿Tu qué? ¿Qué ibas a decir, Paradise? —Su voz se hizo más estridente—. Y para tu información, estoy legítimamente apenado por lo que le pasó a esa hembra. Como eres muy consciente, también he perdido familia. Te acuerdas cómo fue, ¿no? De repente, la horrible historia de su padre en la que era dejado fuera de la seguridad, mientras que los aristócratas se escondían de los lessers regresó con viciosa claridad. —No soy como las personas de esa casa, Craeg. Y me insultas considerándome uno de ellos solo porque nací en mi familia. ¿Crees que tuve alguna elección en eso? —Oh, tú no eres como ellos. No, no, para nada… anoche solo querías tener sexo, así que dejaste que un plebeyo estallara tu cereza, incluso si eso significa que técnicamente puedo ser asesinado por el placer de tu compañía. Sí, tú no te pareces a ellos en nada. No mientes para tus propios fines, ni nada parecido. No, tú no, cariño. —Eso es muy injusto. Él lanzó una carcajada en un violento arranque.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Espera, espera, lo sé. Estabas esperando darle a tu padre el mejor regalo sorpresa de cumpleaños nunca imaginado. “¡Oye, papá, adivina qué! Estoy con un don nadie… un hashtag impresionante”. Apretando los dientes, encontró que sus emociones rebotaban entre la ira y la tristeza, el pesar y la indignación. —No le dije a nadie quien era. No solo a ti. —Oh, me siento mucho mejor ahora. Gracias. —¡No quiero ser tratada de forma diferente! ¿Crees que me gusta ser la hija de Abalone? ¿Crees que me gusta no poder elegir, no tener libertad, no…? —¿Así que fui parte de una de tus fases de “exploración”? Genial. Bueno, se acabó por mi parte. No más probar diferentes versiones de ti misma en mí… tendrás que encontrar una nueva pieza de equipo. Ya sabes, Boone probablemente está disponible. Parecía que estuviese viendo a Dios por primera vez cuando anoche Novo se restregó contra él. Paradise sufrió un arranque de actividad y comenzó a caminar de un lado a otro en su habitación. —No puedo creer que estés siendo tan cerrado de mente. —Cerrado de m… ¿me estás jodiendo? —maldijo él—. Vale, intentemos con esta situación hipotética. Ese baile, ese que va a celebrarse en tu casa dentro de una semana… obviamente ibas a pedirme que fuera tu cita, ¿no? Estabas esperando contármelo, para que pudiera ser tu… oh, mierda. Se le llama acompañante, ¿no? Será mejor que tenga bien claro esos detalles antes de que me presentes a tu padre y me gaste cincuenta dólares en alquilar un esmoquin. Cuando ella no dijo nada, él se echó a reír otra vez. —Supongo que eso no era parte del plan, eh. Oh, en caso de que te lo estés preguntando, Axe os escuchó hablando en el autobús. Me habló de ello después cuando regresé al centro de entrenamiento e intentó hacerme pasar un mal rato por salir contigo. Le expliqué que tú y yo no estábamos, de hecho, “citándonos”, pero que estaba bastante seguro de que si tu coche necesitaba ser lavado, tú me dejarías hacerlo con un cubo y una esponja. —Eso está fuera de lugar. —Y como un aristócrata, sin duda estás en posición de decirme eso, correcto. —Estoy enamorada de ti, gilipollas. —Al menos eso lo hizo callar—. Es cierto. Lo dije… de dónde yo vengo, no está permitido decirlo en primer lugar porque se supone que debes esperar a que el macho lo haga. ¿Ah, y quieres saber qué otra cosa no puedo hacer? No puedo estar en presencia de ningún macho sin una chaperona.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 No se me permite trabajar o tener una carrera… tenía ese trabajo de recepcionista únicamente porque mi padre estaba desesperado por ayuda y yo era la única en quien podía confiar. Tuve que luchar para entrar en el programa de entrenamiento… y solo conseguí el permiso porque mentí y le dije a mi padre que nunca pelearía en la guerra. Se espera que yo haga labor de aguja, dirija una casa y quede embarazada… ¿y tú me dices que yo soy el problema? —Mira como lloro, ¿vale? —le espetó—. Nunca has tenido que preocuparte de donde saldrá tu siguiente comida, vives en una puta vitrina de museo de hermosas cosas… ¡y perdóname, pero no sabes lo que es tener a la gente mirándote desde arriba porque perdiste la lotería de ADN! —¡Tú eres quien me está mirando desde arriba! —gritó ella en respuesta—. ¡Tú eres quien me está tomando el pelo ahora mismo! ¡Tú eres juez y parte, has tomado tu decisión y al infierno conmigo! No eres diferente de la glymera… mírate en el maldito espejo, Craeg. Allí estás tú actuando y juzgando desde tu pedestal de la misma forma que ellos. Cuando Paradise se quedó en silencio, respiraba con dificultad, y su mano libre se cerró en un puño, y el corazón le latía con fuerza. —Esto no nos lleva a ninguna parte —murmuró él después de un momento. —Tienes toda la razón. Así que a la mierda. Ten una buena vida… espero que tu santurronería te mantenga caliente durante el día. Paradise cortó la conexión y se dio la vuelta, levantando el brazo sobre la cabeza, dispuesta a lanzar el teléfono contra la pared. Pero se contuvo. Se calmó. Recompuso. Guau. Había perdido su virginidad y tenido su primera discusión a grito pelado en una relación. Ah, y la primera ruptura, también. Grandes veinticuatro horas. Todo iría bien. Simplemente genial. Tomó cerca de una hora antes de que Paradise regresara a su propio cuerpo, estaba tan enojada. Y su primer pensamiento coherente fue que no iba a pasar toda la noche atrapada en su habitación. Rayos no. Tenía todo el día para tener esa clase de prisión. Volcando su bolso, hurgó entre sus cosas buscando su billetera. Conocería a los otros participantes en ese restaurante italiano y se tomaría una copa con ellos… aunque ella solo se pidiera un refresco. ¿Y si Craeg se dejaba caer por allí? Bien. Lo que fuera.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Estaría bien acostumbrarse a estar cerca de él. Cuando su mano agarró su billetera y estaba a punto de irse… se detuvo. Tras tomar su billetera, la puso a un lado de su antiguo escritorio francés. Rebuscando en su bolsa, miró a través de todo… e incluso abrió la cremallera del bolsillo delantero y buscó allí. Con el ceño fruncido, se dirigió hacia su vestidor y fue a donde sus abrigos estaban. El que había llevado la noche anterior estaba colgado junto con los otros, y hundió la mano en el bolsillo del lado contrario. La Polaroid que ella había escondido allí en el apartamento estaba donde la había dejado. Mirando a la imagen, puso la mano sobre su boca. De vuelta a su bolso, volvió a revisarlo una vez más. No, la imagen original, esa que había encontrado en el autobús, no estaba. Recordó cuando había rebuscado en su bolso en el centro de entrenamiento y encontró su teléfono en el lugar equivocado. Alguien había abierto su bolso y tomado la fotografía. Quizá porque estaban vinculadas… a un asesinato. Regresando a donde estaba su teléfono, llamó a Peyton. —Hey —dijo cuando él respondió. Cuando ella se quedó en silencio, él reacción rápidamente. —¿Hola? ¿Paradise? —Creo… —Rompiste. —No, no hablaré de eso. —Espera. —Hubo un murmullo y luego su voz sonó distante—. No, maldito tonto. Anslam, no tomo cualquier ácido. Jesús… sip, dame algo de X. Ella cerró los ojos y se preguntó qué exactamente es lo que estaba haciendo. Él estaba de luto. Y quizá solo estaba siendo paranoica. —¿Parry? —Hubo otro murmullo y luego él tomó un trago de algo—. ¿Qué pasa? —Nada. Lo siento. —¿Aún saldrás con nosotros? —No en estos momentos —dijo—. Voy al trabajo de mi padre. Yo, ah, hice algo estúpido anoche.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —¿Qué hiciste? —Me llevé algo del apartamento. —Se quedó mirando la fotografía y luego la puso boca abajo sobre su escritorio. Incluso sin ver los detalles, esto era demasiado sangriento—. No era mi intención. ¿Esa imagen que encontré? —¿La Polaroid? ¿La otra? —Sí, tengo que dársela a Butch y Marissa. Me la puse en el bolsillo sin pensar. Me imagino que la Hermandad está fuera luchando y yo no puedo volver al centro de entrenamiento, así que pasaré por la Casa de Audiencias y pediré que alguien se la devuelva más tarde esta noche. —Sí. Buen plan. ¿Luego vendrás con nosotros? —Vale… solo tomaré una ducha rápida y me vestiré. —Tú siempre estás hermosa. Nos vemos pronto. Colgando, se miró los pies. Dios, ¿qué pasaba si uno de los participantes estaba involucrado en esa muerte? Con una maldición, Paradise se llevó el teléfono al baño con ella, y cuando lo dejó sobre el mostrador, puso los ojos en blanco para sí misma. Pero, sí, cogería el teléfono si Craeg llamaba. Aunque, no, no era probable que él lo hiciera. Y sí, eso sin duda era algo bueno. De todas las formas posibles ellos se habían estrellado y ardido... qué lío. Y, francamente, no estaba segura de querer trabajar fuera con él aunque eso fuera posible. La lujuria, se dijo. Había sentido lujuria con él, no amor. Cómo podías enamorarte de alguien después de seis noches, de todos modos. Dios, quería vomitar, realmente lo quería. Veinte minutos después, estaba vestida con un par de vaqueros azules y un suéter de cachemira. Se puso sus acostumbrados mocasines, porque a pesar de que hacía frío, no se había pronosticado nieve aún; luego tomó el abrigo que había llevado la noche anterior. Puso la foto otra vez en el bolsillo, agarró su billetera, su móvil y su… Sobre la mesita de noche, el teléfono fijo sonó. Fue hacia este, en caso de que su padre la estuviera llamando para comprobarla desde su trabajo, y ella alzó el receptor. —¿Hola? —Tienes visita. Ella frunció el ceño ante la voz en el otro extremo.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —¿Anslam? —Sipi, soy yo —dijo con prontitud—. Peyton me dijo que viniera a por ti. —¿Lo hizo? Pero aún no iré a Sal. Tengo que hacer un recado primero. —Iré contigo, entonces. —No, gracias. No me tomará… —¿Bajas? Oh, por Dios. Pero no quería ser grosera. —Sip. Espera. —No te apresures por mí. Colgando, volvió a comprobarse el cabello y luego dejó su habitación. Mientras se dirigía a la escalera principal, esperaba poder deshacerse de Anslam rápidamente. Se sentía pésima por su pelea con Craeg, y toda esa mierda se agravaba porque no podía creer que hubiera tomado esa Polaroid de la escena sin decírselo a nadie. Además de la posibilidad muy real de que la investigación se centrara en los alumnos. En lo alto de la gran escalera, vio a Anslam esperándola abajo sobre el suelo de mármol blanco y negro, sus ropas Saks Fifth Avenue y su colonia Gucci anunciaban esa clase tan propia de sus pares, que sus facciones tan anodinas no hacían. Había algo tan… macilento en él, pensó. No tenía ni idea de cómo había conseguido la reputación de ser agresivo con las hembras. Cuando un peldaño crujió bajo su pie, Anslam se volvió hacia ella. —Hey, chica —dijo—. Te ves bien. —Gracias, tú también. Cuando llegó a la parte inferior y él abrió los brazos, Paradise se acercó a él y lo besó en ambas mejillas. —Escucha, lo siento, pero realmente tengo que ir… Un sonido extraño salió desde el estudio de su padre, y ella frunció el ceño, mirando hacia allí. Fue una clase de chillido o un… —¿Vas hacer un recado? —preguntó Anslam—. ¿Qué clase de recado? Paradise volvió a concentrarse en él. —No es nada importante. Yo solo… ¿qué es ese ruido?

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Alejándose de él, Paradise se adelantó y observó la adornada arcada de la biblioteca… —¡Oh Dios mío! El mayordomo de su padre, Fedricah, y su doncella, Vuchie, estaban atados delante del escritorio, sus bocas amordazadas y los pies atados. —Qué rayos está pasando… Anslam la agarró por detrás y le dio la vuelta, levantándola en el aire y estrellándole el rostro contra el suelo. A medida que el shock y el dolor la aturdían momentáneamente, la dejó caer sobre su espalda. Poniendo la cara contra la suya, se le veía ligeramente molesto. —¿Dónde está la fotografía? ¿Qué mierda hiciste con mi fotografía? Mientras que Paradise intentaba recuperar la compostura y girar violentamente brazos y piernas, él hurgó sus bolsillos. —Ah, buena chica. —Se guardó la Polaroid en el interior de su chaqueta de ante—. Maldita sea, Paradise… ¿por qué coño tenías que encontrar esto? No quiero tener que hacerle esto a una hembra como tú. Esto no era parte del plan. Tragando con fuerza, probó el sabor de su sangre y se dio cuenta de que su labio estaba roto. —No tienes… tienes que hacer esto... Con un rápido arrebato, saltó sobre sus pies y desapareció durante un momento, y cuando regresó, traía un maletín Louis Vuitton con él. —Sip, tengo que hacerlo Porque ibas a llevar esa Polaroid a tu padre… eso es lo que le dijiste a Peyton. Y como eres una niña buena, tan escrupulosa, no ibas a dejarlo ir y empezarías a pensar en la conexión y… más tarde o temprano, te colarías en la cafetería y revolverías mi mierda porque te darías cuenta de que alguien en el centro de entrenamiento debía haber dejado caer esa foto en el autobús y así como llevársela de tu bolso. Bonito bolso, por cierto. Maldita sea, me encanta. Buen material. Mientras él seguía hablando, Anslam sacó una jeringa. —Mira, porque estoy apegado a mi trabajo, necesito mantener una parte de este siempre conmigo, y las fotos son la segunda mejor opción, ¿no te parece? Simplemente fantástico para grabártelo en la memoria. De todos modos, como tú has conseguido dos y las has conectado… cuando encontraras más como esas en mi bolsa. Entonces estaría jodido… y te lo aseguro, nunca soy el perdedor en mis relaciones.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Mientras examinaba el líquido claro dentro de la delgada aguja, su cerebro amenazó con hacerla desvanecerse, el dolor, la conmoción, la confusión, retorciendo y colapsando sus senderos neuronales, por lo que cualquier patrón de pensamiento significativo fue imposible. Excepto que en ese instante recordó el entrenamiento recibido en sus clases de lucha: Te concentrabas, te mantenías concentrada. Te concentrabas y mantenías la concentración. Ese no era un ejercicio de entrenamiento, aunque… de hecho, eso era precisamente lo que se suponía que esas lecciones debían prepararla. Esto no era una clase. Nadie la rescataría. Salvo ella misma. De la nada su mente se volvió súper aguda: Estaría prácticamente muerta si él le inyectaba lo que fuera que tuviera esa jeringa, y solo tenía una oportunidad de escapar. Haciendo una escenita de completa impotencia, buscó subrepticiamente con la mirada un arma, algo, cualquier cosa que pudiera usar… —Piensa en esto como un cumplido —dijo mientras miraba hacia ella—. Estoy muy seguro de que con el tiempo ibas a averiguar que era yo, porque eres jodidamente inteligente, para ser una chica… Con una poderosa embestida, se puso de pie de un salto y le dio un cabezazo justo en la cara. Ese era su único movimiento… y eso lo paró en seco: Anslam aulló de dolor y rabia y cayó de culo, agarrándose la nariz. Y ella estuvo sobre él, golpeándole el pecho, arrancándole la jeringa de la mano. Presionando el émbolo para que la droga se vaciera en el aire y la arrojó a un lado. No tenía tiempo que perder. Anslam rugió y la golpeó en los hombros, apartándola de él. Y lo siguiente que hizo fue darle un puñetazo tan fuerte en la mandíbula, que Paradise literalmente escuchó el tintinear de campanas y su visión parpadeó. Pero no podía permitirse el lujo de ver como él saltaba sobre ella. Luchando a través del dolor y la desorientación, estiró las manos entre los dos y fue a por sus testículos, los agarró y retorció hasta que él gritó y cayó estrepitosamente a un lado. Poniéndose de pie, le dio una patada, pero él la agarró del tobillo y la hizo caer. Paradise empezó a rodar, y en el fondo de su mente, escuchó a Butch diciendo que todo combate cuerpo a cuerpo terminaba en el suelo; era solo cuestión de tiempo.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Retorciéndose alrededor de sí misma, evitó que él la rodeara con un férreo brazo, pero tampoco logró atraparlo en una llave de cabeza con los muslos. Un arma, necesitaba… el maletín. Si de alguna manera pudieran rodar hasta… Anslam era más fuerte que ella. Paradise era más rápida que él. Sus cuerpos chocaron contra el duro suelo, brazos y piernas en tensión, puños golpeando torsos y más sangre cayendo de sus rostros. Y entonces sucedió. De alguna manera se las arregló para inmovilizarla por el cuello con ambas manos… y luego estrelló su cabeza con el suelo de mármol, una, dos veces... ¡Vete a la mierda! Formó con la boca, porque no tenía aire. Estirando las manos hasta sus ojos, hundió los dedos en sus cuencas… Y él desapareció. Anslam se apartó… y desapareció. Por una fracción de segundo, Paradise se preparó, lista para que una paliza cayera sobre ella. Pero entonces oyó un grito horrible. Alzando la mirada, vio a Anslam... levitando sobre el suelo, su rostro deformado en una expresión horrible de terror, la sangre salía de su boca a borbotones, sus pies pataleaban inútilmente con piernas temblorosas. Entonces fue arrojado a un lado como basura. Y Craeg se reveló como el guerrero que era, los pies plantados, sus colmillos al descubierto… una espada ensangrentada en la mano. Vagamente, Paradise se dio cuenta que el arma era la hoja ceremonial que su padre debía llevar como Primer Consejero en ocasiones especiales, esa que su propio padre había poseído primero… esa que mantenía en la pared junto a la puerta principal, como la tradición requería que fuera colgada. Craeg se acercó a ella y se agachó. —Necesitas atención médica. ¿Dónde está tu teléfono… dónde hay un teléfono? —Estoy bien, estoy bien... Espera, estaba llorando. ¿O eso era sangre? No lo sabía… El sonido de forcejeo hizo que él girara la cabeza. —Vuelvo enseguida. Con pasos rápidos, entró en el estudio con la espada, y momentos después, Vuchie estaba a su lado, y el mayordomo hablaba por el teléfono del escritorio. Fue justo entonces cuando se dio cuenta que estaba viendo doble.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Creo que me voy a desmayar —le dijo a Craeg. —Doc Jane está viniendo. —No me dejes —le dijo—. Quiero gritarte un poco más. Él se puso de rodillas. —¿Porque interrumpí tu pelea? Me disculpo. Por cierto creo que ibas a ganar… pero no soy un macho que haga apuestas. Lo lamento. Ella abrió la boca para decir algo más... pero sus luces se apagaron. ¿Su último pensamiento? Que algo cálido envolvía su mano y estaba muy segura de que él se la había agarrado.

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Capítulo 45

Cuando Craeg se había materializado en el jardín de Paradise, no había estado seguro de si había venido a pelear o a hacer las paces con ella. Honestamente no lo sabía. Podría haber sido cualquiera de las dos. Después de que ella le había cantado las cuarenta por teléfono, él había estallado en el centro de entrenamiento hasta que decidió, a la mierda, que la vería en persona. Había llamado a un doggen, tomado el autobús, y luego tan pronto como llegaron a la carretera principal, le había dicho al chico que no lo esperara en el punto de desembarque. Habían acordado encontrarse en un claro a ocho kilómetros del complejo. Entonces se desvaneció y apareció en el césped de la mansión de la familia de Paradise. Dónde había encontrado la puerta entreabierta. En el segundo que entró, vio a Paradise debajo de Anslam hundiendo los pulgares en los ojos del macho. Y así fue como había terminado aquí sentado en esta… increíble biblioteca… con las manos bañadas en sangre. Recorriendo los alrededores con la mirada, sacudió la cabeza ante la gran pintura al óleo sobre la chimenea. El macho representado miraba directamente al espectador, y Craeg solo podía imaginar lo que el buen tipo habría tenido que decir si hubiera sido capaz de ver un imbécil plebeyo sentado en su sofá de seda. O el sofá de seda de su hijo. O nieto. Lo que fuera. —Mierda —murmuró mientras se frotaba la cara. Sip, en realidad, había venido a pelear, no a hacer las paces con ella. Había venido para probar su punto: que ella y su gente eran un mal en la especie, y que estaba engañada si creía que él iba a comprar algo de su mierda… —Solo detente —gimió.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Abriendo otra vez los ojos, se quedó mirando la alfombra sobre la que plantaba sus botas. Afuera, en el vestíbulo de entrada sonaron voces. Butch había llegado. V. Y el mayordomo y la doncella estaban hablando. Habían llevado a Paradise al piso de arriba, y Doc Jane estaba… Un macho apareció en la puerta de la biblioteca. Era alto y delgado, vestido con un traje impecable que incluso Craeg podía asegurar que estaba hecho a mano por un experto. Con su camisa blanca y brillante, corbata rojo sangre y su soberbio pequeño pañuelo en el bolsillo del pecho, era el epítome del aristócrata. Y yip, incluso llevaba el sello de oro en su dedo. Y sí, esos eran los ojos de Paradise mirándolo a través de la silenciosa habitación. Craeg se quitó su gorra naranja mientras se levantaba. Y sintió el impulso absurdo de enderezarse la camisa o cepillarse los vaqueros… o algo así. Mierda. El macho se adelantó con una expresión formidable en su rostro. Preparándose, Craeg se aclaró la garganta. —Señor, yo soy… El abrazo de oso que lo golpeó fue tan fuerte que sintió el crujir de sus huesos, y el tipo no se apartó, sino que continúo sujetándolo. Mientras que Craeg se quedó allí como una estatua. Por encima del hombro del padre de Paradise, vio como Butch metía la cabeza en la habitación. Poniendo ojos saltones, el Hermano hizo señas a Craeg para que espabilara. A espaldas del macho, Craeg puso las palmas hacia arriba, diciendo ¿qué hago? Butch empezó a hacer movimientos de alguien dándose el lote. Haciendo una mueca, Craeg puso cautelosamente los brazos alrededor del gentil macho. Y le palmeó los hombros. —Te debo mi vida —le dijo su padre con voz ronca—. Esta noche me has dado una nueva vida al salvar la de ella. Finalmente, el padre de Paradise dio un paso atrás, sacó ese bonito pañuelo y se limpió los ojos rojos. —Dime, ¿cómo puedo pagarte? ¿Qué puedo hacer por ti? ¿Cómo puedo devolver el servicio que tú y los tuyos habéis hecho por mí? Craeg parpadeó como un estúpido. Su cerebro literalmente estaba muerto. Y entonces habló sin pensar:

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Mi nombre es Craeg. Como si el tipo se lo hubiera pedido o algo. —Craeg, yo soy Abalone. —El macho inclinó la cabeza—. A tu servicio. Antes de que Craeg pudiera responder a eso, Peyton dobló la esquina y marchó hacia él. —Mi hombre. Yyyyyyyyyy fue hora del abrazo número dos. Cuando Peyton le dio otro apretón que casi le rompió las costillas otra vez, Craeg estaba un poco más espabilado con el asunto de la respuesta. —Has hecho mi trabajo por mí —le dijo el chico bruscamente. —¿De qué hablas? —Butch me dijo que Anslam fue quien mató a mi prima. Craeg retrocedió… lo cual fue algo bueno porque necesitaba un poco de espacio personal. Desde que el peligro había desaparecido al matar a un maldito compañero de clase, se sentía como si hubiera entrado en un universo paralelo. La cosa era, que cuando había ensartado a Anslam como el hijo de puta que era no había sido nada más que un animal, había reaccionado en defensa de Paradise. La razón por la que el macho había estado atacándola no había sido excesivamente relevante en ese momento y había permanecido sin responder la locura consiguiente. Peyton contó la historia rápidamente, y Craeg siguió la mayor parte. Al menos, pensó hacerlo. Anslam y las Polaroids. Anslam y su reputación de ser agresivo con las hembras. Paradise encajando todas las piezas. Abruptamente, Peyton se volvió hacia el padre de Paradise y los dos se abrazaron. —Así que, qué te parece este tipo —dijo Peyton cuando se separaron—. Es una especie de héroe, eh. Vale, bien, era totalmente incómodo tener el padre de Paradise mirándolo con algo parecido a la adoración del héroe. Sí, guau ¿podía irse ahora? Quizá podría irse… quería ver a Paradise, pero… —Por cierto, también está enamorado de Parry —anunció Peyton—. Y ella de él. Yyyyyyy así fue como todo el asunto entre ella y él salió, completa y jodidamente, a la luz.

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Capítulo 46

—No, estoy bien. Paradise hizo un gesto de dolor mientras decía las palabras. Doc Jane hizo brillar de nuevo una linterna directamente en sus ojos. —Tienes una conmoción cerebral —anunció la doctora mientras tomaba asiento en la cama—. ¿Te sientes enferma del estómago? Bueno, caramba, sí… pero si eso era por el hecho de que casi había sido asesinada por un compañero de clase o totalmente salvada por el macho al que le había dicho que se fuese a la mierda media hora antes… —¿Cuál era la pregunta? —preguntó—. Espera, sí, siento un poco de náuseas, y tengo unos cuantos golpes. Doc Jane sonrió. —Vas a ponerte bien. Simplemente tómatelo con calma. Y antes de que preguntes, sí, puedes ir a clase mañana por la noche, pero nada de pelear y no te pases con el ejercicio. —Oh. De acuerdo. —Dios, no podía imaginarse de vuelta en el centro de entrenamiento—. Gracias. —De nada. No te voy a dar nada más aparte del Motrin35 que acabas de tomar. —Oh… de acuerdo. Gracias. —Y tienes que hablar con Mary —dijo Doc Jane mientras se ponía en pie—. Y no, un estoy bien no va a cortarlo. Puedes esperar algún Trastorno de Estrés Posttraumático por eso. Tu cuerpo va a curarse más rápido que tu mente. —¿Quién es Mary? —Ya sabes, la shellan de Rhage. Es terapeuta. —Oh.

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Analgesico antinflamatorio

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 ¿Tal vez debería seguir eso con otro Gracias? —Estoy aquí si me necesitas —dijo la doctora antes de salir. Y luego Paradise estuvo sola. Era divertido que incluso aunque estaba segura y en su habitación, y que había Hermanos en la planta de abajo… la casa no se sentía tan segura ahora. Y tal vez ese era el punto sobre la conversación con Mary. Dios… Anslam, ¿un asesino? ¿Tal vez incluso un asesino en serie? Nunca había mostrado ninguna señal de inestabilidad. Parecía una persona relativamente normal aunque algo desagradable, simplemente como ella o cualquier otro de su clase, de su raza. Pensar que se había sentado junto a él en el entrenamiento, peleado con él, hablado y reído con él y todo el tiempo él había estado… ¿maltratando hembras? Era material de pesadillas… incluso antes de llegar a la parte en la que él intentaba asesinarla. Mirando el reloj, se estresó aún más. Sólo faltaba una hora para que amaneciese y no sabía dónde estaba Craeg. ¿Se había marchado ya? Necesitaba verle. Con un gruñido, se estiró a por el teléfono de casa… —¿Quieres que te ayude con eso? Sacudiéndose hacia atrás, levantó la vista para encontrar al macho allí mismo de pie en su puerta. Él señaló con el pulgar por encima de su hombro. —Doc Jane me dijo que estaba bien que pasase. Tengo que irme, y quería ver por mí mismo que todavía estabas viva. Paradise cerró los ojos y tuvo que apartar la cara. Las lágrimas llegaron rápidas y furiosas pero no quería mostrarlas. Hubo un suave clic cuando él cerró la puerta, y por un segundo, pensó que la había dejado. Pero entonces respiró profundamente y captó su olor. —He conocido a tu padre —dijo él bruscamente. Dándose una sacudida a sí misma para volver a centrarse, se obligó a echarle una ojeada. Él no había avanzado más dentro de la habitación y eso parecía apropiado. Su cara era lejana, su cuerpo estaba tenso, su apariencia la de alguien que ya había dejado la casa incluso aunque se podía decir que estaba de pie enfrente de ella. —¿Lo has hecho? —Un tipo agradable.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Lo es. Un largo silencio. Y entonces ella decidió que a la mierda y buscó un Kleenex. Se sonó la nariz y sacó otro y se secó los ojos. —Lo siento, estoy un poco emocional. —¿Por qué no lo estarías? Casi te han asesinado. Haciendo una pelota con los pañuelos, los lanzó dentro de la papelera que había al lado de su cama y respiró profundamente. —Siento haberte dicho todas esas cosas. Haberte gritado. —No te preocupes por eso. —Está bien. —Tío, por alguna razón esa respuesta indiferente, como si nada de ello hubiese importado particularmente, dolía mucho peor que la contusión—. De acuerdo. —Mira, Paradise, tú y yo… —¿Somos qué? —Ella le miró—. O es más bien no somos. ¿Cómo que no estamos predestinados? ¿Es esta la parte dónde agotas todas las razones por las que no podemos estar juntos otra vez, incluyendo, si no específicamente, mi origen? Porque si es eso, estoy bastante segura de que ya hemos cubierto eso por teléfono. Cuando él no dijo nada, simplemente miró el suelo como si estuviese contando las puntadas en su alfombra bordada, ella imaginó que estaba practicando el adiós final en su cabeza. Y eso sería un adiós a su relación, no un no-te-veré-nunca-más. Porque ella no iba a dejar el jodido programa; eso seguro: En solo esas primeras clases —que parecía que hubiesen sido hace doce mil años, muchas gracias—, ya había invertido demasiaaaaaado para renunciar. —Mejor vete —dijo derrotada—. Solo… —¿Por qué yo? Ella frunció el ceño. —¿Disculpa? Mientras él le echaba una ojeada, sus ojos se volvieron mortalmente serios. —Imagino que no entiendo… ¿por qué yo? Puedes tener a cualquiera de la especie. Quiero decir, linajes completos darían sus brazos y piernas por tener un hijo contigo. Eres literalmente lo más valioso en el planeta… y eso antes de que lleguen a saber lo fuerte que eres, lo inteligente que eres… lo resistente que eres. Lo valiente… e inteligente. He mencionado inteligente. —Volvió a bajar la mirada a la alfombra—. Y hermosa. Y luego está esa voz tuya. —Él hizo un círculo cerca de su cabeza—. Tu

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 voz me vuelve loco. Cada día, después de colgar el teléfono, dormía con la jodida cosa en mi pecho. Como si tal vez parte de tu voz, parte de ti, todavía estuviese en él. De acuerdo, ahora se le estaban llenando los ojos de lágrimas por una razón completamente diferente. Craeg hizo un gesto alrededor de la habitación. —Incluso si me perdonas por haber sido un completo idiota… no puedo darte nada como esto. La cabaña de mis padres tiene, como, dos habitaciones y una cocina estrecha y alargada. Las encimeras son de Formica y el suelo de linóleo, y un enmoquetado realmente feo. La madera es falsa, no es antigua. El mueble más antiguo que poseo es de los setenta… y es horrible de ver. No puedo… no puedo comprarte joyas, o coches… —Para. Se calló ante el sonido de su voz. —No pienso así —susurró ella—. Y tampoco deberías tú. —Qué pasa si eso cambia. Y ahí fue cuando ella se dio cuenta de que él nunca le había mostrado su vulnerabilidad antes. Y espera, ¿estaba hablando sobre ellos todavía juntos? —No lo hará —prometió ella—. No me importa nada de esas cosas y eso no va a cambiar. —¿Cómo lo sabes? —dijo suavemente—. Porque… estoy enamorado de ti. Y si decides mañana, en una semana… en un año… que esto es solo un rollo o que necesitas estar con alguien con más clase que yo, no voy a sobrevivir a ello. Eso sería algo que me pondría de rodillas y me mantendría allí. Así que solamente déjame ir, ¿de acuerdo? Sácame de mi miseria… déjame ir. Paradise se limpió los ojos y tuvo que sonreír. —¿Acabas de decirme que me amas? —Cuando él no contestó, ella apuntó—. Creo que lo has hecho. —Hablo en serio, Paradise. De repente, no dolía nada en su cabeza o en su corazón, y el miedo que había sido como un veneno tóxico en sus venas, se había ido. —Igual que yo —susurró ella. —Entonces sí, sí, acabo de decirte que te amo. Y siento haber perdido la calma sobre ti y tu familia. Y también soy un idiota por englobarte con la gente que mató a mi padre. No sé… todo lo que tengo que hacer es recordar esa primera noche, ¿cuándo no quisiste dejarme en el camino? Fuiste así con todo el mundo, no solo yo.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Tú… te habrías encerrado fuera de una habitación de seguridad si eso significase que una persona más hubiese cabido dentro. Él soltó una respiración temblorosa y se limpió la cara con su mano ancha, como si estuviese luchando con sus propias emociones. —Craeg, todo lo que puedo decir es esto. —Ella esperó hasta que levantó la mirada de nuevo hacia ella—. Vencí a todos aquella primera noche, verdad. Fui la última que quedó en pie, ¿no es cierto? Él asintió. —Sip. Fuiste asombrosa. —Bien, lo haría todo otra vez ahora mismo si eso significase que puedo probarte lo improbable… y eso es lo que mi corazón sabe que quiere. Es tan simple y sin complicaciones como eso. Puedes intentar, si quieres, sacar todo tipo de razones por las que pensaré diferente en algún momento en el futuro, pero mis sentimientos no van a cambiar nunca. Supe que eras el único la primera noche que te conocí, cuando entraste en la Casa de Audiencias. Me pasé semanas preguntándome si volverías con la inscripción. ¿La noche de la iniciación? Esperé y recé para verte llegar. Y cuando lo hiciste, todo lo que pude pensar fue “Gracias a Dios que está aquí.” Ella extendió su mano hacia él. —Todavía lo pienso cada vez que te veo después de pasar algún tiempo lejos de ti. “Gracias a Dios… está aquí.” Craeg se acercó a ella despacio, como si estuviese dándole la oportunidad de cambiar de idea. Pero entonces su mano estuvo contra la de ella. Y luego estaba sentado en la cama al lado de ella. Y luego estaba inclinándose y presionando un beso en su boca. Excepto que se echó hacia atrás y su expresión se volvió grave. —Voy a ahvenge a mi padre. Sé que no estás de acuerdo, pero no puedo cambiar eso. Lo siento. Ella cerró los ojos mientras el dolor le golpeaba en el pecho. —Por favor… no. Y no lo estoy diciendo para proteger a algún primo lejano mío. Ya ha habido demasiada muerte. Estoy tratando de salvar a otro ser vivo. —Un cobarde que mató a mi padre. —Tal vez hay otra forma de obtener justicia. —Ella le estrujó la mano—. Solamente… vamos a trabajar en eso. Tal vez hay otra forma. ¿Prometido? Por mí. Haz esto por mí.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Hubo un momento de espera muy largo antes de que él respondiese. Pero cuando finalmente lo hizo, pareció un voto. —De acuerdo. Lo odio… pero de acuerdo. Incorporándose, envolvió sus brazos alrededor de él y le sintió sosteniéndola en respuesta. —Te amo. —Oh, Dios, Paradise… yo también te amo. Se quedaron así durante más tiempo, abrazándose el uno al otro, diciendo pequeñas cosas, tocándose, sintiéndose, besándose. Y entonces sonó un golpe en la puerta. Seh, tío, Craeg se retiró tan rápido de la cama que prácticamente se estrelló contra la pared más lejana. Ella rio un poco. —¿Sí? —Soy Butch —llegó la voz profunda—. Me voy ahora. Craeg, tienes que venir conmigo. —De acuerdo —dijo Craeg, dirigiéndose a la puerta. —¿Cuándo te veré? —preguntó Paradise—. ¿La clase de mañana por la noche también está cancelada? Él puso su mano en el pomo y la miró sobre su hombro con ojos caídos. —Contesta a tu teléfono a las siete a.m. y lo discutiremos. Con eso y un guiño muy caliente, se deslizó fuera y cerró los paneles silenciosamente. Mientras Paradise se dejaba caer contra las almohadas, sonreía tan fuerte que sus mejillas dolían.

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Capítulo 47

Una semana después…

—Espera, ¿entonces dónde va el Botín

?

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Mientras Craeg permanecía de pie frente al espejo de cuerpo entero en el Pit, sintió pánico hasta que Butch dio un paso detrás de él. Naturalmente, el Hermano le sonrió como si fuese un idiota. Lo cual era. —Es fajín. —Butch cogió la banda y la puso alrededor de la cintura de Craeg—. Maldita sea, hijo, vas a parecer tieso. —¿Cuánto cuesta esta cosa? —Quince mil. —Hubo un poco de quejarse y estirar mientras lo abrochaban en la zona lumbar—. Y las buenas noticias es que tú y yo tenemos el mismo tipo de constitución, así que te queda como un guante. Craeg parpadeó un par de veces. —¿Quince mil? ¿Dólares? —No, tartas Pop-Tarts —dijo Vishous desde encima de la cama—. Y si eso hace que tus pelotas se encojan. Multiplícalo por toda esa mierda en esas perchas de allí. Craeg miró los estantes de ropa en la, de otra manera, pulcra y ordenada habitación. —Oh, Dios mío. 36

Hace un juego de palabras entre cumberbatch (que es el apellido de un actor pero no significa nada en castellano) y el cummerbund (que es el fajín del esmoquin) asi que decidimos rimarlo con el apellido de Emilio Botín un ilustre chorizo, digo banquero español jajaja. N de T.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Seh, Saks le adora. —V encendió otro cigarrillo liado a mano—. Y Neiman Marcus. —Jódete, V. —Butch se inclinó hacia un lado y recogió la chaqueta negra con los largos faldones—. Los tipos como Craeg y yo, tenemos que ponernos un lavado de cara para nuestras damas. Así es como somos. Personalmente, Craeg hubiese preferido llevar sus vaqueros. Pero tenía que admitir que la camisa blanca almidonada con su sofisticada pajarita blanca en la garganta, los tirantes rojo brillante y los pantalones negros de vestir con una raya de satén bajando por cada lado exterior no era un mal look. Y entonces se puso la chaqueta. Mirando su reflejo, se peinó hacia atrás su pelo recientemente cortado y luego lo sacudió. —Parezco… —Como quince millones de dólares. —Butch le palmeó en el hombro—. Ahora lárgate de aquí para que pueda vestirme también. Ese misántropo de allí se queda en casa porque es demasiado bueno para esta mierda, pero tú y yo vamos a pasarlo jodidamente en grande. V gruñó y se bajó de la cama. —Aunque llamadme si no. Siempre soy bueno para una pelea a puñetazos, y me gusta golpear a chicos bonitos. —Simplemente estás resentido porque no tienes un esmoquin. Vishous se detuvo en la entrada y miró atrás hacia Craeg. Asintiendo una vez, dijo, —El cabrón tiene razón. Te ves bien. Ella estará orgullosa de ir de tu brazo. No dejes que ninguno de esos jodidos imbéciles te hagan sentir como si fueses de segunda clase… podría haber elegido a cualquiera en el mundo, y te ha elegido a ti. Además tampoco ofrezcas tu mano a nadie primero. Les dará la oportunidad de desairarte. Déjales saludarte, no al revés, ¿de acuerdo? —Gracias —dijo Craeg bruscamente.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 V asintió y bajó acechando por el corto pasillo, añadiendo, —Voy a darle un golpe bajo a Lassiter. Luego probablemente jugaré un rato al billar con él. —Diviértete, cielo —voceó Butch. Luego volvió a centrarse en Craeg en el espejo. —Déjame llevarte abajo al túnel. Espérame en el aparcamiento. Te sacaré fuera. —De acuerdo. Hey… gracias. Dios, eso sonaba tan jodidamente pobre. Butch sonrió, alardeando de un diente delantero que estaba un poco torcido. —Yo también me emparejé con alguien de clase superior. Sé cómo es estar con una hembra que es… En ese momento, Marissa salió de la segunda habitación y… Craeg retrocedió. El vestido… los diamantes… el vestido… Los jodidos diamantes. La hembra literalmente destellaba blanco desde la cabeza a los pies, una muestra cegadora de belleza y elegancia en su vestido entallado. Doc Jane salió de repente al pasillo. —¡Entonces! ¿Lo hemos conseguido? ¿Eh? ¿Lo hemos conseguido? Craeg miró sobre su hombro a Butch… quien estaba de pie allí atontado como un buey, mirando como si hubiese visto la segunda venida de la Virgen Escriba Misma. —Sal de aquí tú mismo, chico —dijo el Hermano con voz gutural—. Como ahora. Estaré allí en diez minutos… no, espera… veinte.

*

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Mientras Marissa sonreía a Craeg y le decía que estaba guapo, ella se sorprendió de como uno podía estar completamente vestido y, al mismo tiempo, completamente desnudo.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Por otro lado, con la forma en la que Butch la estaba mirando, ella tenía muy claro en qué estaba pensando él. —Vamos, Craeg, te llevaré al túnel —dijo Doc Jane—. Y vosotros dos, divertíos. —Fuera, fuera, fuera, fuera —farfulló Butch a la compañera de V—. Antes de que veáis mucho más de lo que queréis. Cuando el par salió y la puerta que daba al túnel se cerró con un clic y fue bloqueada de nuevo, Marissa dio una vuelta lenta enfrente de su compañero. —¿Te gusta? La respuesta de Butch fue caer de rodillas. Realmente como… caer de rodillas tan fuerte que ella no estaba segura de si el chasquido había sido porque él se había roto los huesos o la tarima. Recogiéndose la falda de su vestido Reem Acra, se movió deprisa hacia él. —Estás… Él capturó sus hombros en sus manos, sus ojos color avellana moviéndose sobre su cara. —Quiero besarte, pero no quiero arruinar tu maquillaje. —Entonces bésame cuidadosamente. Y lo hizo, rozando su boca con una caricia suave. —Me quitas el aliento, Marissa. Les vas a quitar el aliento a todos. Ella le acarició el pelo. —Ya lo veremos. —Sí, lo haremos. Marissa se puso seria. —Havers no viene esta noche. Me sorprendió un poco. Fue el que me propuso para ser la líder de esto.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Tal vez sea su forma de tender una rama de olivo. Permitiéndote brillar sin la complicación de un montón de chismorreos. —Sí. —Ella pensó en su hermano al lado de la cama de la hembra que había sido asesinada—. Casi es más fácil demonizarle. —Sabes que en lo que a Havers se refiere, si puedes perdonarle… bien, nunca olvidaré lo que te hizo, pero no le mataré si le veo. ¿Qué tal así? Ella rio. —Trato. Y no sé. Imagino que tendremos que ver qué nos depara el futuro. —Sé una cosa que nos depara —dijo arrastrando las palabras, sus ojos entrecerrados. —Y qué podría ser. Su compañero se puso de pie y le rodeó la cintura con sus cálidas manos. Inclinándose hacia abajo, susurró, —Voy a ser el que te ayude a salir de ese vestido más tarde. Riendo, ella le rodeó el cuello con sus brazos y se arqueó hacia él. —¿Eso significa que conseguiré quitarte los pantalones al final de la noche? —Oh, Dios… —gimió—. Síiiiiiiiiiiiiiii…

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Capítulo 48

Cuando Paradise descendió la gran escalinata de su casa, sostuvo la voluminosa falda de su vestido azul pálido. Con cada paso que daba, pensaba en la noche de hacía una semana, cuando había bajado para encontrarse con Anslam allí en el mármol, esperándola como si nada estuviese mal, nada equivocado, nada amenazante. Por un instante, se le cruzaron los cables y un meneo de adrenalina bajó disparado por su columna. Doc Jane había tenido razón: La conmoción había sanado al igual que los cardenales, pero su cerebro tenía un nuevo camino, uno que había sido forjado con rapidez, pero permanentemente. Aunque la respuesta condicionada por el miedo no iba a ser una prisión. Mary la estaba ayudando a asegurarse de eso. Cuando dio el último paso, su padre salió de la biblioteca. —Oh… Paradise. Con una inclinación de su cabeza y su cuerpo, le hizo una reverencia. —Padre. —Te ves como tu madre. Cuando él le tendió sus manos, ella fue hacia él. —Ese es el cumplido más perfecto. —Bueno, es la verdad. —Haciéndole dar una vuelta frente a él, sonrió—. Y tengo algo para ti. —¿Eh? —Ven. Haciéndole entrar en el estudio e ir hacia el escritorio, se presentó ante ella con una delgada caja roja con un distintivo borde dorado. —Estos eran de ella. —Padre…

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —No, ven ahora. Debes abrirla. Las manos de Paradise empezaron a temblar mientras aceptaba la caja y abría el cierre de la parte de arriba. Cuando jadeó, él se interpuso y tomó el antiguo río de diamantes de su lecho satinado. —Hay cuarenta y ocho diamantes, uno por cada uno de los primeros cuarenta y ocho años que pasé con tu amada mahmen. En esta noche, te lo doy a ti libre y claramente de la misma manera que te doy mi amor y mi respeto. No podría estar… —Espera. —Ella le detuvo. Sacudió la cabeza—. No puedo aceptar esto. —¿Por qué no? Cuando su cara se apagó, ella cerró los ojos. —Tengo que decirte algo. Es… Incapaz de estar quieta, empezó a caminar en un estrecho círculo. Todo en lo que podía pensar era en la conversación que habían tenido sobre el amor, la clase, y como quería que ella tuviese un emparejamiento aristocrático como lo habían tenido él y su madre. Pero a diferencia de antes de haber entrado en el programa de entrenamiento, ella tenía mucho mejor sentido de quién era ahora. E incluso si esto rompía el corazón de él, iba a amar a quienquiera que quisiese, a pesar de la posición, la clase o el rango. —Padre, estoy enamorada de un macho. Es un plebeyo y no me importa. Es más, no creo que eso le haga menos valioso que a cualquier otro. Craeg es… —¡Por fin! —exclamó—. ¡Por fin! —Él tiró de ella y la besó en ambas mejillas—. ¡He estado esperando toda la semana! —Qué… espera, ¿qué? —Peyton me lo dijo. —¡Qué! —Y estoy de acuerdo contigo. Craeg es un macho de valía… y lo apruebo totalmente. Tienes mi bendición. Paradise frunció el ceño y sacudió la cabeza. —Padre… no lo entiendo. Justo la semana pasada me dijiste que tenía que emparejarme con un aristócrata. Sé que Craeg salvó mi vida, pero no puedes dar un giro de 180 grados como ese y esperar que me lo crea. —Querida mía —dijo él, retrocediendo—, ¿cuándo te he dicho que tienes que emparejarte con un miembro de la glymera?

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Estábamos teniendo la Primera Comida antes de que saliese… estabas diciendo que tenía que tener un emparejamiento como mahmen y tú. Dos aristócratas concertados por sus familias. —No, dije que tu mahmen y yo habíamos encontrado el verdadero amor. Eso es lo que quiero para ti. La parte del verdadero amor… siempre y cuando el macho sea bueno contigo no me importa de donde sea. He visto mucho las tribulaciones de nuestra clase y no estoy sumariamente impresionado. Los bailes y las fiestas están bien, pero uno debe volver a casa con la persona con la que está emparejado. Eso es de lejos más significativo que cualquier pedigrí… y no me disculparé ante nadie si se comenta… Paradise se lanzó hacia su padre y lo aplastó. —¡Te quiero tanto que voy a llorar! Su padre, su querido, maravilloso y perfecto padre, rio y la sostuvo a cambio. —¿Ahora me permitirás ponerte este collar? ¿Y admitirás finalmente que Craeg te acompañará esta víspera? —¡Sí, sí, va a venir! ¡Oh, sí! No puedo esperar a presentártelo apropiadamente y le conozcas. —Yo tampoco puedo, corazón mío… yo tampoco. Treinta minutos más tarde, con oleadas de relucientes invitados llegando a través de la entrada principal y procediendo a bajar hacia el salón de baile, Paradise pensó… bueno, al menos asumía que Craeg iba a venir. Él le dijo que iba a ir. De verdad, lo había hecho. De pie justo dentro del nivel superior del salón de baile, al principio de la gran escalinata que llevaba a los invitados abajo a la pista de baile, buscó entre la multitud. No creía que fuese posible que se hubiese perdido su llegada. Ciertamente no con el mayordomo anunciando a todos mientras entraban, antes de que descendiesen a la fiesta abajo. Ella había sido bien consciente de que él parecía un poco incómodo con la idea de acompañarla, pero no era del tipo de echarse atrás. Especialmente no en lo que a ella concernía… —Hey, preciosa. —Peyton —murmuró mientras se giraba hacia su amigo. Cuando se abrazaron, ella miró detrás de él, esperando ver… nop, no Craeg.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Guau, bonito hielo. —Peyton se inclinó y examinó el colgante—. ¿Dónde está tu hombre? —No lo sé. —Ella frunció el ceño—. Y pensé que ibas a traer a esa hembra, ¿cuál es su nombre? —Oh, ella. No. Su padre llamó al mío y le preguntó cuáles eran mis intenciones. No estoy interesado en ser enredado en esa cosa. —¿Entonces por qué no se lo has pedido a Novo? —No sé de dónde has sacado esa idea. —Sondeó a la multitud—. Bueno, es hora de encontrar una cita. Hay alguien de nuestra generación aquí o está lleno de vejestorios… espera, mira, creo que hay una hembra allí con sus propios dientes aun. —Peyton. Deberías habérselo pedido a Novo. —¿Quién? —La besó en la mejilla—. Hasta luego. Mientras él bajaba a paso tranquilo por los escalones cubiertos por la alfombra roja hacia la multitud, atrajo todo tipo de atención, un recordatorio de que su amigo era una mercancía muy viable en la glymera. El pobre bastardo. Y había otra razón por la que estaba preocupada respecto a él, por él. Desde la noche en su casa con Anslam, Peyton se había cerrado. En la superficie era simplemente el mismo, pero ella le conocía a un nivel que otra gente no. Algo había cambiado en él, y no hablaba sobre ello. Por otro lado, un amigo suyo había matado a un pariente. Había un montón de aflicción que procesar. Dios, desearía que hablase con ella. Con alguien. Mientras la música aumentaba y las parejas empezaban a llegar al centro del salón de baile, se ahuecó sus faldas un poco y se dio cuenta de que quería compartir esto con Craeg… pero podía haber sido pedirle demasiado. La mayoría de machos encontrarían esto un aburrimiento… o peor, una maldición. Bien, bueno. Ella no tenía que ir a estas cosas. Y podía llevar sus malditos diamantes con su albornoz y sería perfectamente feliz. Después de todo, lo que hacía que el collar fuese importante era que había sido de su madre y ahora era suyo. Sip, su padre tenía tanta razón. Tan sofisticada como era esta multitud, con sus vestidos y sus joyas y sus aires, estar entre ellos era una experiencia plana. Incluso aunque pertenecía aquí por derecho de nacimiento, estaba completamente separada, y realmente bastante desinteresada… —¿Va a venir una banda mejor más tarde?

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Dándose la vuelta, sonrió como una loca… y luego paró. Se puso la mano sobre la boca. Dio un paso atrás. Craeg sacudió la cabeza y se miró a sí mismo, horrorizado. —Maldita sea, Butch me juró que este artilugio quedaba bien. Lo juró. —Estás… Su macho estaba completamente espléndido al estilo 007 con su pajarita blanca, sus faldones y sus zapatos de piel de charol, viéndose tan alto y distinguido como cualquiera en la habitación. Aunque era divertido… a ella le gustaba igual con sus vaqueros y su gorra de béisbol. O con nada en absoluto. Incluso mejor. —Espera, ¿esa… es la espada ceremonial de mi padre? —espetó, parpadeando a través de las lágrimas repentinas. Craeg acarició la vaina de oro que colgaba de su cadera izquierda. —Me estaba esperando cuando llegué. Insistió en que la llevase esta noche. Me dijo que no la tendría bajo la mano de la daga de nadie más cuando su hija fuese presentada en sociedad con un macho acompañándola por primera vez. Paradise tuvo que aclararse la garganta. —Eso es… un inmenso honor. —Lo sé. —Y te has cortado el pelo —dijo ella. Aunque tan pronto como habló, quiso golpearse el culo—. Quiero decir… —Estaba bastante desgreñado. Ella saltó y le abrazó. —Muchasgraciasporvenirestoytanfelizdequeestésaquí… Craeg rio con ese gran barítono que había empezado a usar y la sostuvo de esa manera genial en que lo hacía, cerca de su cuerpo de modo que ella podía sentir su fuerza. —Habría llegado antes, pero mi chófer estaba ocupado. —Has llegado. Eso es todo lo que importa… y oh, Dios mío, eres caliente. —Y tú estás… —Él puso algo de espacio entre ellos y pareció mirarla apropiadamente por primera vez—. Guau. Eso es un vestido, y… ¿esos son reales? Son reales… ese del medio es del tamaño de la uña de mi pulgar. —Era de mi mahmen.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 —Es casi tan hermoso como tú. Mientras hablaban, ella era muy consciente de que estaban siendo evaluados y hablaban sobre ellos, y habría escándalo, sí, lo habría. Que les jodan, pensó mientras entrelazaba su brazo con el de él. —¿Vienes conmigo? —A cualquier lugar que me lleves, esta noche y siempre. Guiando a su macho hacia el principio de la escalera, asintió hacia Fedricah, quien inmediatamente se inclinó en deferencia ante Craeg. —Sire. Es mi honor verle esta noche. Y entonces el doggen se giró hacia la multitud y en su mejor y más formal voz, anunció en el Antiguo Idioma, Ama Paradise, hija de sangre de Abalone, Primer Consejero de Wrath, hijo de Wrath, padre de Wrath, y el honorable Craeg, hijo de Brahl el Menor, otorgado por el Rey con la Condecoración al Valor la pasada noche por los servicios rendidos a la corte real. Una quietud silenció a la multitud, y entonces oleadas de conversaciones superaron incluso a la orquesta. Mientras tanto, Craeg reculó. —¿Qué fue todo eso? ¿He conseguido qué? ¿Quiénes lo hicieron? Paradise le dio una palmadita en la mano. —Mi padre le dijo a Wrath que habías salvado mi vida, y el Rey te dio un título. Pero yo te amaba igual antes. Se suponía que te enterarías mañana por la noche… creo que nuestro mayordomo se ha sobrexcitado un poco. —¿Qué? —Técnicamente, ahora eres un aristócrata. —QUÉ. —No prestes atención. —Ella le miró directamente a los ojos—. No cambia nada… bueno, excepto que les dice tácitamente a los que critican que se jodan. Craeg parpadeó y entonces se rio por lo bajo mientras miraba sobre la reunión. —Vamos a hacer esto, Paradise mía. ¿Y luego quizá podamos encontrar un lugar privado? Ella se inclinó. —Ya tengo uno en mente. —Esa es mi hembra, oh, seh.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Dando un paso al frente con él, ella no miró a la multitud. Ni siquiera estaba en la habitación por lo que ella sabía. No, ella estaba mirando a su atractivo macho. —Sabes algo —dijo con amor mientras descendían hacia el suelo de baile de mármol blanco-y-negro. —¿Qué? —Soy la hembra más afortunada del planeta. Justo aquí, justo ahora. Sip, pensó ella cuando el pecho de él se hinchó con orgullo. Sabía exactamente quién era ella… y con quien estaba, y eran un par magnífico. —Te amo —susurró él mientras la movía hacia sus brazos—. Baila conmigo.

Fin

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Glosario

Ahstrux nohtrum (n.) Guardia privado con licencia para matar que es nombrado para ese puesto por el Rey. Puede ser hombre o mujer. Ahvenge (v.) Acto de mortal retribución típicamente llevado a cabo por el ser querido de un macho. Attendhente (n.) Elegida que sirve a la Virgen Escriba de una manera particularmente cercana. Black Dagger Brotherhood – La Hermandad de la Daga Negra (pr n.) Guerreros vampiros altamente entrenados que protegen a los de su especie contra la Sociedad Lessening. Como consecuencia de la selección genética de su raza, los Hermanos poseen una inmensa fuerza física y mental, así como una extraordinaria capacidad regenerativa –pudiendo recuperarse de sus heridas de una manera asombrosamente rápida. Normalmente no están unidos por vínculos de parentesco, y son introducidos en la Hermandad mediante la propuesta de otros Hermanos. Agresivos, autosuficientes y reservados por naturaleza, viven separados del resto de los civiles, manteniendo apenas contacto con los miembros de otras clases, excepto cuando necesitan alimentarse. Son tema de leyenda y objeto de reverencia dentro del mundo de los vampiros. Sólo pueden ser muertos por heridas muy serias, por ejemplo, un disparo o puñalada en el corazón, etc. Blood Slave – Esclavo de sangre (n.) Hombre o mujer vampiro que ha sido subyugado para cubrir las necesidades alimenticias de otro vampiro. La costumbre de poseer esclavos de sangre fue suspendida hace mucho tiempo, y recientemente fue prohibida. Chrih (n.) Símbolo de muerte honorable, en la Antigua Lengua.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 The Chosen – Las Elegidas (pr n.) Mujer vampiro que ha sido criada para servir a la Virgen Escriba. Se las considera miembros de la aristocracia, aunque se enfoquen más en asuntos espirituales que en temporales. Su interacción con los hombres es prácticamente inexistente, pero pueden emparejarse con Hermanos por orden de la Virgen Escriba para propagar su especie. Algunas poseen el don de la videncia. En el pasado, eran usadas para cubrir las necesidades de sangre de los miembros no emparejados de la Hermandad, y esa práctica ha sido reinstaurada por los Hermanos hace poco. Cohntehst (n.) Conflicto entre dos machos compitiendo por el derecho de ser el compañero de una hembra. Dhunhd (pr n.) Infierno. Doggen (n.) Constituyen la servidumbre del mundo vampírico. Tienen antiguas tradiciones conservadoras sobre cómo servir a sus superiores y obedecen un solemne código de comportamiento y vestimenta. Pueden caminar bajo la luz del sol pero envejecen relativamente rápido. Su media de vida es de aproximadamente unos quinientos años. Ehros (n.) Una Elegida entrenada en materia de artes sexuales. Exhile dhoble (pr. n.) El gemelo malvado o maldito, es el que nace en segundo lugar. El Fade (pr n.) Reino atemporal donde los muertos se reúnen con sus seres queridos para pasar juntos el resto de la eternidad. First Family – Familia Principal (pr n.) Compuesta por el Rey y la Reina de los vampiros y su descendencia. Ghardian (n.) Custodio de un individuo. Hay varios grados de ghardians, siendo el más poderoso el de una hembra sehcluded, también llamado whard. Glymera (n.) El núcleo social de la aristocracia, equivalente aproximadamente al ton del período de la regencia en Inglaterra. Granhmen (n.) Abuela. Hellren (n.) Vampiro macho que se ha emparejado con una hembra. Los machos pueden tomar a más de una hembra como compañera.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Hyslop (n. o v.) Término referido a un lapso de juicio, normalmente como resultado en la aceptación de operaciones mecánicas de un vehículo u otro tipo de transporte motorizado. Por ejemplo, dejar las llaves en tu coche cuando está aparcado fuera de la casa familiar por la noche. Leahdyre (n.) Una persona de poder e influencia. Leelan (adj. n.) Adjetivo cariñoso que se traduce como el/la más querido/a. Lessening Society (pr. n.) Orden u organización de asesinos reunida por el Omega con el propósito de erradicar las especies vampíricas. Lesser (n.) Humanos sin alma, miembros de la Lessening Society, que se dedican a exterminar a los vampiros. Permanecen eternamente jóvenes y sólo se les puede matar clavándoles un puñal en el pecho. No comen ni beben y son impotentes. A medida que transcurre el tiempo, su piel, pelo y ojos, pierden pigmentación hasta que se vuelven completamente albinos y pálidos, hasta los ojos empalidecen. Huelen a talco de bebés. Cuando ingresan en la Sociedad –introducidos por el Omega– se les extrae el corazón y se conserva en un tarro de cerámica. Lewlhen (n.) Regalo. Lheage (n.) Un término respetuoso que usan los que son sometidos sexualmente refiriéndose al que los domina. Lhenihan (pr. n.) Bestia mítica conocida por su potencia sexual. En slang moderno se refiere a un macho de un tamaño preternatural y gran resistencia sexual. Lys (n.) Herramienta de tortura usada para extirpar los ojos. Mahmen (n.) Madre. Usado de ambas formas para identificarlas y cariñosamente. Mhis (n.) El enmascaramiento de un ambiente físico dado; la creación de un campo de ilusión. Nalla (hembra) o Nullum (macho) (adj.) Amada/o. Needing period – Período de necesidad (pr n.) Período de fertilidad de las mujeres vampiro. Suele durar dos días y va acompañado de un fuerte deseo sexual. Se produce, aproximadamente, cinco años después de la transición femenina y, posteriormente, una vez cada diez años. Durante el período de celo, todos los

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 machos que estén cerca de la hembra responden, en mayor o menor medida, a la llamada de la hembra. Puede ser un momento peligroso ya que puede provocar conflictos y reyertas entre machos que compitan, especialmente cuando la hembra no está emparejada. Newling (n.) Una virgen. El Omega (pr n.) Ente místico y malévolo que quiere exterminar a la raza vampírica por el resentimiento que tiene hacia la Virgen Escriba. Existe en un reino atemporal y posee enormes poderes, aunque no el de la creación. Phearsom o Pherarsom (adj.) Término que se refiere a la potencia de los órganos sexuales del macho. La traducción literal sería algo como «digno de penetrar a una mujer». Princeps (n.) El rango más alto de la aristocracia vampírica, sólo superado por los miembros de la Familia Principal o por las Elegidas de la Virgen Escriba. Es un rango que se tiene por nacimiento, sin que pueda ser concedido con posterioridad. Pyrocant (n.) Término referido a la debilidad crítica que puede sufrir cualquier individuo. Esta debilidad puede ser interna, como por ejemplo una adicción, o externa, como un amante. Rhalman (n.) Salvador. Rythe (n.) Rito por el que se intenta apaciguar a aquel/lla cuyo honor ha sido ofendido. Si el rythe es aceptado, el ofendido escoge arma y golpeará con ella al ofensor, que acudirá desarmado. The Scribe Virgen – La Virgen Escriba (pr n.) Fuerza mística consejera del Rey, guardiana de los archivos vampíricos y dispensadora de privilegios. Existe en un reino atemporal y tiene enormes poderes. Se le concedió el don de un único acto de creación que fue el que utilizó para dar vida a los vampiros. Sehclusion (n.) A petición de la familia de una hembra el Rey puede conferirle este estado legal. Coloca a la hembra bajo la autoridad exclusiva de su whard, que generalmente es el macho mayor de la familia. Su whard tiene el derecho de determinar su forma de vida, restringiendo a voluntad toda interacción que ella tenga con el resto del mundo.

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 Shellan (n.) Vampiro hembra que se ha emparejado con un macho. Las mujeres vampiros no suelen emparejarse con más de un compañero debido a la naturaleza dominante y territorial de estos. Symphath (n.) Subespecie del mundo vampírico caracterizada, entre otras peculiaridades, por su habilidad y deseo de manipular las emociones de los demás (con el propósito de un intercambio de energía). Históricamente, han sido discriminados y durante ciertas épocas, cazados por los vampiros. Están cercanos a la extinción. Tahlly (n.) Un término cariñoso, flexiblemente traducido como «querida». The Tomb – La Tumba (pr n.) Cripta sagrada de la Hermandad de la Daga Negra. Utilizada como emplazamiento ceremonial así como almacén para los tarros de los lessers. Las ceremonias allí realizadas incluyen iniciaciones, funerales y acciones disciplinarias contra los Hermanos. Nadie puede entrar, excepto los miembros de la Hermandad, la Virgen Escriba, o los candidatos a la iniciación. Trahyner (n.) Palabra usada entre machos que denota mutuo respeto y afecto. Traducida libremente como «querido amigo». Transition – Transición (n.) Momento crítico en la vida de un vampiro en el que él o ella se transforman en adulto. Después de la transición, el nuevo vampiro debe beber sangre del sexo opuesto para sobrevivir y, a partir de ese momento, no pueden soportar la luz del sol. Suele producirse a la edad de veinticinco años. Algunos vampiros no sobreviven a este momento, especialmente los machos. Previamente a la transición, los vampiros son débiles físicamente, sexualmente ignorantes e incapaces de desmaterializarse. Vampire – Vampiro (n.) Miembro de una especie distinta a la humana. Para sobrevivir deben beber de la sangre del sexo opuesto. La sangre humana los mantiene con vida, aunque la fuerza que les otorga no dura mucho tiempo. Una vez que superan la transición, son incapaces de exponerse a la luz del sol y deben alimentarse obteniendo la sangre directamente de la vena. Los vampiros no pueden transformar a los humanos con un mordisco o a través de una transfusión, aunque en muy raras ocasiones pueden reproducirse con miembros de otras especies. Pueden desmaterializarse a voluntad, pero para ello deben estar calmados, concentrados y no llevar nada pesado encima. Son capaces de borrar los recuerdos de los humanos,

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J.R. Ward Blood Kiss The Black Dagger Brotherhood Legacy 1 siempre que dichos recuerdos no sean lejanos. Algunos vampiros pueden leer la mente. La esperanza de vida es mayor a los mil años, y en algunos casos incluso más larga. Wahlker (n.) Un individuo que ha muerto y vuelto a la vida desde el Fade. Se les otorga un gran respeto y son reverenciados por sus tribulaciones. Whard (n.) Equivalente al padrino o a la madrina de un individuo.

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