Jared Diamond. Armas, Germenes y Acero

Ganador del premio Pulitzer Armas, gérmenes y acero . '¡ Breve historia de la humanidad en los últimos trece mil años

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Ganador del premio Pulitzer

Armas, gérmenes y acero . '¡

Breve historia de la humanidad en los últimos trece mil años

JARED DIAMOND -,.

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Cultivar o no cultivar 11

1.1 Antigüedad, todos los habitantes de la Tierra eran cazadores-reco-

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s. ¿Por qué a algunos de ellos esto no les bastaba y decidieron det~ la producción de alimentos? Admitido que hubieron de tener 1 1111 lll tivo, ¿por qué lo hicieron hacia 8500 a. C. en los hábitats mehll 11 , 11 os del Creciente Fértil y no hasta 3.000 años después en hábil d1 ·lima mediterráneo parecido de la Europa sudoccidental, y nun¡,, hi ieron los indígenas que habitaban en áreas de condiciones 111rtl,11 s a las del Mediterráneo en California, el sudoeste de Australia 1 1 < :.1 en Sudáfrica? Incluso los pueblos del Creciente Fértil, ¿por t '' ' p ·rarían hasta 8500 a. C. en lugar de hacerse ya productores de IIIIIIIHOS 18.500 o 28.500 años a. C.? 1) , d nuestro punto de vista moderno, todas estas cuestiones pare11 ' 11 un principio absurdas, por manifestarse con tanta evidencia los '" 11 11 ·ni ntes de ser cazador-recolector. Los científicos solían citar 1111 11 ,1, e T homas Hobbes para caracterizar el estilo de vida de los ul11 1 •s-recolectores como «desagradable, brutal y breve». Parece que 11l• 111 1• rabaj ar muy duro , vivir al día en busca constante de susten' t,tnd , menudo al borde de la hambruna, carentes de cualquier lt11u l11hu ma terial elemental, como camas mullidas y vestimenta ade111111 1 p .11 n a abar muriendo jóvenes. 1 11 1 '. di d:~d, olo para el ciudadano de a pie del Primer Mundo, que tlr 11 qu · ha er el trabajo de producción de alimentos (de la que se IIJIIII li, tant s tividades agropecuarias), significa esta menos esfuer1 1111, 111 (ts om didad, no padecer hambre y una mayor esperanza 1l1 1.. l lll :ty r p, rt n 1 S ngri ultores y ganaderos, que constitu11 l1 ""' n1 ,, 1· 1 s 1rod u ' W I'l'S dil' • tes d nlim ntos del mundo, no llljlll In 1'•' ~tn IIH 101 q¡Jl• lo t .1:r,1do t t N- rt' ·e 1 ores. Estudios d , jor11 dt Ir 1h ¡jo l •11lll ' 11 ,111 qtll ' 111'11 1 11 .1 illvt 1ti1 111. ho1 , 1 ~ di:ni:\S, ~~~ 11

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NACIMIENTO Y DIFUSIÓN DE LA PRODUCCIÓN DE ALIMENTOS CULTIVAR O NO CULTIVAR

no menos, que los cazadores-recolectores. Los arqueólogos han demostrado que los primeros agricultores de muchas regiones eran más enclenques y estaban peor alimentados, sufrían más dolencias graves y morían por término medio a edades más jóvenes que los cazadoresrecolectores a quienes habían sustituido. Si estos primitivos agricultores pudieran haber previsto las consecuencias de dedicarse a la producción alimentaria podrían haber optado por no hacerlo. ¿Por qué, incapaces de prever las consecuenciJs, tomaron sin embargo tal opción? Se dan muchos casos reales de cazadores-recolectores que sí vieron a vecinos suyos dedica~e a la producción alimentaria y que, no obstante, se negaron a adoptar sus supuestas ventajas y prefirieron continuar siendo cazadores-recolectores. Por ejemplo, los cazadores-recolectores aborígenes del nordeste de Australia comerciaron durante miles de años con los campesinos de las islas del estrecho de Torres, entre Australia y Nueva Guinea. Los cazadores-recolectores indígenas americanos de California comerciaban con los campesinos indígenas americanos del valle del río Colorado. Asimismo, en Sudáfrica los ganaderos khoi del oeste del río Fish comerciaban con campesinos bantúes del este de dicho río, y siguieron prescindiendo de la agricultura. ¿Por qué? En cambio, otros cazadores-recolectores que tenían contactos con campesinos acabaron por adoptar la agricultura, pero solo después de 1 que puede parecemos una tardanza desmesuradamente larga. Por ejemplo, los pueblos ribereños del mar en Alemania no adoptaron la producción de alimentos hasta 1.300 años después de que los pueblos de la cultura de la cerámica de bandas lineales la llevaran a áreas interiores d Alemania, a una distancia de solo 200 kilómetros al sur. ¿Por qué eso alemanes ribereños esperaron tanto tiempo y qué es lo que les hizo definitiva cambiar de parecer?

Antes de que nos sea posible responder a estas preguntas, debemos di sipar algunos conceptos erróneos sobre los orígenes de ' la producci6r alimentaria, reformulando luego la cuestión. Lo que en realidad su dió no fue un descubrimiento de la producción alimentaria ni una in vención, como podríamos supo~er en un principio. Con frecu encin n se trató ni siquiera de una elección consciente ntr r du cción d alt mentos y recolección·de caza. En realidad, n tod.1 n i n d l mund 1, los primeros pu blos qu adoptaron In 1 r )lhH ' io n .diii H III.ll Í. d nt qu p dí, 11 n< t'Star hoci'' IHlo 1111 .1 r lt 1 • 1n11 ''" ' • h 1111• t 1

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esforzándose en la agricultura como objetivo, dado que jamás 11.11 !an conocido tal actividad y no tenían medio de saber a qué se pa'' ' , . En cambio, como veremos, la producción alimentaria evolucionó ot llll derivada de decisiones tomadas sin tener conciencia de sus con' 1 11 •ncias. De aquí que la cuestión que hemos de plantear es por qué 11lt1 Cionó la producción alimentaria, por qué evolucionó en algunas 11 111\S pero no en otras, por qué en épocas diferentes en distintos lugat• y por qué no en fechas anteriores o posteriores. tra idea equivocada es que existe por necesidad una distinción 1'" t•is, entre cazadores-recolectores nómadas y productores sedentarios d ,1limentos. En realidad, aunqu\'! con frecuencia hacemos tal compa111 1 111 , los cazadores-recolectores de algunas áreas fértiles, como la cos11 d 1 Pacífico septentrional en América del Norte y probablemente el 11o l de Australia, se hicieron sedentarios, pero nunca llegaron a ser ]•Htdu tores de alimentos. Otros cazadores-recolectores, en Palestina o 11 hiN ostas de Perú y Japón, se hicieron sedentarios en un principio y dt~ p l. r n la producción alimentaria mucho después. Es probable que l11 !U pos sedentarios representaran una proporción mucho mayor en' lns azadores- recolectores de hace 15.000 años, cuando todas las 11 11 habitadas del mundo (con inclusión de las áreas más productivas) 1 d .111 todavía ocupadas por cazadores-recolectores, que entre los ac111 .¡, , bdo que hoy los pocos cazadores-recolectores que quedan solt• • v n solo en áreas improductivas donde el nomadismo es la única

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A l;~ inversa, existen grupos de productores de alimentos que se Algunos nómadas modernos de las llanuras de los lagos de llo 11 ~ uinea realizan talas en la jungla, plantan bananas y papayas, se 11 11 1.111 durante unos meses para vivir como cazadores-recolectores, 1 111 1 , ra vigilar sus cultivos, limpian de maleza las huertas si cornIl• lli lll ¡u las plantas crecen, se van otra vez a cazar, vuelven unos 1 ' 111 (¡s tnrde para una nueva comprobación y se quedan durante al111 lit 111p :J o echar y comer si su huerta les ha dado algún produc¡ ,, In li S apaches del sudoeste de Estados Unidos se establecían 1 v •r, n en áreas elevadas y hacia el norte para realizar labo'11' ol1 s, y lu g se r>tiraban hacia el sur y a áreas más bajas para llll l ll il lll •n 1 li S a 1 . lim nt s naturales durante el invierno. Mult ' p11 1 1 lt N 1asi l"N 1 Á li ·1 1\,i. tr, sl, da11 sus ampam entos a lo 1 1 " d, 1111 .1 Nl.lctollal ·s lij 1 t tlll ·ll111 h• np ov ·h. ,. p, ,., 1 , p~st s 1 lllld ll 1,1 V 11 ,¡ti( ti( 1 111 IIIJI ,dc ]111 ' JI l1• 1\ 1 t•l p ¡l (\ (h 11 rt • p l1 '1il l1 .

CULTIVAR O NO C ULTIVAR NACIMIENTO Y DIFUSIÓN DE LA PRODUCCIÓN DE ALIMENTOS

colección de caza a la producción alimentaria no siempre coincide con un paso del nomadismo a la vida sedentaria. Otra supuesta dicotomía que la realidad desmiente es una distinción entre los productores de alimentos como gestores activos de sus tierras y los cazadores-recolectores como simples acopiadores del producto natural de la tierra. En realidad, algunos cazadores-recolectores gestionan intensivamente sus tierras. Por ejemplo, los pueblos de Nueva Guinea, que nunca aclimataron los sagúes ni los pándanos de montaña, incrementan sin embargo la producción de estas plantas comestibles silvestres talando árboles que estorban, manteniendo limpios lo canales de las m arismas de sagú y facilitando el crecimiento de nuevo brotes de sagú mediante la poda de árboles de sagú maduros. Los aborígenes australianos, que nunca llegaron a cultivar ñames ni plantas de semilla, anticiparon, sin embargo, varios elementos de la agricultura. Gestionaban el campo quemándolo, con el fin de estimular el crecí• miento de plantas de semilla comestibles que brotaban después de incendios. Al recolectar los ñames silvestres, cortaban la mayor parte d 1 tubérculo comestible, pero devolvían al terreno los pedúnculos y par• tes superiores de esos tubérculos para que se reprodujeran. Su labor cavar para extraer el tubérculo removía y aireaba el suelo y favorecía nuevo crecimiento. Todo lo que tendrían que haber hecho para definirlos como agricultores era llevarse a casa los tubérculos ,,.,,¡.,,"'"" con pedúnculo, y volver a plantar algunos en sus terrenos.

La producción alimentaria evolucionó por etapas a partir de esos cursores que ya la practicaban: los cazadores-recolectores . No todas técnicas necesarias fueron desarrolladas en un corto intervalo de tien po, y no todas las plantas silvestres y los animales salvajes que con tiempo fueron adaptados en determinada zona lo fueron · mente. Incluso en los casos de más rápido desarrollo en solitario dt producción de alimentos a partir de un estilo de vida de cazadores- r '( lectores, llevó miles de años pasar de una total dependencia de al1111 • tos silvestres a una dieta con muy pocos de tales alimentos. En las m eras etapas de la producción alimentaria, la gent o. · haba alil1lt'l silvestres al mismo tiempo qu e se dedicaba al culti vo dt• ot1· s, y v.m tipos de actividades recol ctoras perdí ·ro n ÍllljHut .llll i.1 1'11 •p , as 1 v rsas nfi rm aum •nt, b. l. C'0 11fl n n z 1111 l11 1 1il t1 ,, 1 n 1:1 >- 11 1 .)si .,, dt· q11 • t , t.1 t1 .111 i1 it ul lll t 1 1111 1' 11

l11 ~ ¡ temas de producción de alimentos evolucionaron como resultado l1 llluchas decisiones.singulares de dedicarle tiempo y trabajo. Los hu11111 1 s forrajeros, como los animales, disponen solo de tiempo y ener11 limi tados, que pueden gastar de diversas formas. Podemos imaginar 1111 \ mpesino en ciernes preguntándose al despertar por la mañana: jll t> el día de hoy labrando mi huerto (que es posible que produzca 1111 idad de hortalizas después de varios meses), recogiendo crustáceos 1 1 ro nseguiría comida para hoy, aunque muy poca) o cazando venal1 1 ( · n lo que podría lograr mucha comida, pero a riesgo de no col 11 ninguna pieza)? Los humanos y los animales forrajeros, aunque 1l11 ~·a por instinto, están constantemente eligiendo qué les es priori1111 y tomando decisiones de localización. Dedican sus primeros es111 / 0S a los alimentos que prefieren, o a los que más sacian su hambre. 1 1111 1 s consiguen, pasan a alimentos cada vez menos apetitosos. ' l ll muchas las consideraciones que forman parte de estas decisioLt S humanos buscan comida para saciar el hambre. Desean tam1 11 llli trientes específicos, como alimentos ricos en proteínas, grasa, 1 llill tlS dulces y cosas que, sencilla y llanamente, tienen buen sabor. A 11 dd.HI de las restantes cualidades, procuran maximizar el rendimien1111ni rías, proteínas u otras categorías específicas, buscando comida 1d 1t 1·ma que la búsqueda les reporte un máximo de alimentos con 111.1yor erteza posible de invertir en ello el menor tiempo y esfuer1 111ismo tiempo, procuran minimizar su riesgo de padecer ham¡udl •ren rendimientos moderados pero seguros a un estilo de vida I11 1'LL1 desde buenas temporadas de gran rendimiento a otras con li p111 111111inente de morir d~ inanición~ Una función que se supone 1 111 los primeros huertos de hace casi once mil años era acumular 1 ol1 ¡wnsa de reserva para asegurar la subsistencia en caso de que fa1 ,q 1' visionamiento alimentario. l.1 lll V•rsa, los cazadores profesionales tienden a guiarse por con11 111 11 •s d prestigio: por ej emplo, pueden preferir ir a cazar jirafas !11 días, b rar una sola pieza al mes y ganar así la categoría de 11 • 11,1dor, n lu gar de llevar a casa todos los m eses alimentos por el llo dt l11 ¡u ' p sa una jirafa dedicándose a la tarea más humilde, pero 11 1 .¡,. l.1 1' ' < p;id:1 diaria de frutos secos. A otras personas les mue' ¡•11 11 1 •nci,1s • tdtu r~ l •s d · ¡ nr • ida , rbitrarieda d, como considerar 1 1 11111 1 o nm 111:1 11jnl ·xqu isil n o t < micb pr hibi dn. Por último, las h 11 1111.1 Nt:t n 11111 i1llh11d,l p111 ltlN vu lor N 1' ·l,lli voN q ~1 • :ldju di " 1 1 t il o tl• 1d.1 tlll t•ll 'lll l l11 111 1 11111 q1 11 p . 1 ~. 1 lt 11 Po1 'ÍI'IIIpl o , 11

NACIMIENTO Y DIFUSIÓN DE LA PRODU CCIÓN DE ALIM ENTOS

en el siglo xrx los vaqueros, ovejeros y agricultores del oeste dense se despreciaban entre sí. De forma similar, a lo largo de toda historia de la humanidad los agricultores han mostrado tendencias despreciar a los cazadores- recolectores considerándolos primitivos, cazadores- recolectores han despreciado a los agricultores ignorantes, los pastores los despreciaban a ambos. Todos estos factores entran juego en las decisiones independientes de los pueblos acerca de conseguir alimentos.

Como ya hemos observado, los primeros campesinos de cada nente no podían haber elegido la agricultura de manera ntc. 1 .¡, 1 11 , l:t ,, lopci1111 dt !.1 jli!HIIIIt i 111 :tli111 llt:lri:-t •· ·mr lifi a 1 t .J¡ lllllllllhl II IJIII ! 1 11 o lllli ll tl .tlill t 111> t i 11111 l 1 oll.tit :t:l ' Jillll ( if' lo

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CULTIVAR O NO CULTIVAR

NACIMIENTO Y DIFUSIÓN DE LA PRODUCCIÓN DE ALIMENTOS

positivo de realimentación, acelerándose más y más una vez que ha pezado. El crecimiento gradual de la demografía indujo a la gente a o ner más alimentos, favoreciendo a aquellos que de forma no · · da hicieran algo por producirlos. Una vez que los humanos empezaron producir alimentos y a hacerse sedentarios, pudieron acortar los · los entre nacimientos, engendrando así más humanos que ne,ce~ata1baj aún más alimentos. Este vínculo bidireccional entre la producción mentaría y la densidad de población explica la paradoja de que aunque incrementaba la proporción de nutrientes calóricos por hacía que los productores de alimentos estuvieran peor alimentados los cazadores-recolectores a quienes sucedieron. Esta paradoja porque la población humana crecía poco a poco en densidad más damente que las disponibilidades de alimentos. En conjunto, estos cuatro factores nos ayudan a entender por la transición a la producción en el Creciente Fértil dio comienzo cia 8500 a. C. y no antes, en 18500 o en 28500 a. C. En las dos épocas, la caza- recolección era todavía mucho más remuneradora una producción alimentaria incipiente porque todavía eran duuuud• los mamíferos salvajes; los cereales silvestres aún no lo eran; los nos no habían desarrollado todavía los inventos necesarios para reali de forma eficiente las cosechas, el procesamiento y el almacenaje grano, y las densidades demográficas no eran aún bastante altas para que se dedicara un esfuerzo grande a la extracción de más por hectárea. Un último factor fue decisivo en los límites geográficos entre dores-recolectores y productores de alimentos. Las poblaciones m más densas de productores de alimentos les permitían a estos expul. dar muerte a los cazadores-recolectores cuyo número era mucho 1 nor, y ello sin hablar de las restantes ventajas asociadas con la ción de alimentos (entre las que cabe citar la tecnología, las ~"'""'••¡ los soldados profesionales). En las regiones donde en un principi solamente cazadores-recolectores, los grupos de estos que adoptaro producción alimentaria superaron a los que no lo hicieron. En consecuencia, en la mayoría de las zonas del mundo idón •a, la producción alimentaria, los cazadores-recol t r s se ante una de dos condiciones adversas: eran l ~spl a~~:ad s p r vt•t productores de alimentos, o cons guí, n solrt·viv u (ull 11 111 n • do1 d tal produ ·i n 11 s m ism R. Hn lug.llt dond r y.t 1t,lll lllllili 111 1 d n 1 l. ll'< 1af'ia 1' •l1 il~il l a la illlllil',' ·" 11 111 d ¡undl tllrtll dt .1!11111 1

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t'nzadores-recolectores de la región tuvieron tiempo de adoptar la en épocas prehistóricas, subsistiendo así como campesinos. 111 ti ' que sea esto lo que haya acontecido en el sudoeste de Estados l1111 l S, en el Mediterráneo occidental, en la costa atlántica ~e Europa y 11 " nas de Japón. Sin embargo, en Indonesia, el Asia sudorienta! tropi1 1 .tsi toda el África subecuatorial y probablemente en partes de Eurohls cazadores-recolectores fueron reemplazados por campesinos en 1" 11 ,¡s prehistóricas, y una sustitución parecida ha tenido lugar en tiem' 111 1demos en Australia y gran parte del oeste de Estados Unidos. 'ni allí donde barreras geográficas o ecológicas de especial rele111 1,\ hicieron muy dificil la inmigración de productores de alimentos, l1 1¡li ación de técnicas de producción alimentaria adecuadas a la re111, j)Lidieron los cazadores-recolectores subsistir hasta los tiempos ul1111 s en áreas idóneas para la producción de alimentos. Los tres 111 plos más destacados son la supervivencia de los indígenas cazado11 t'Ol ctores de California, separados por desiertos de los campesi1111 1 genas de Arizona; el de los cazadores-recolectores khoisan en la 11 1 Slldafricana de El Cabo, zona de clima mediterráneo inadecuada 1 Ir1 ultivos ecuatoriales de los campesinos bantúes cercanos; y el l11 r ;tzadores-recolectores de todo el continente australiano, separa1" 11 ·strechos marítimos de los productores de alimentos de IndoN ueva Guinea. Esas pocas gentes que seguían viviendo como l111 s-r colectores hasta el siglo xx escaparon a su expulsión por l11r 11 J' s de alimentos porque estaban confinadas a regiones no ap1 producción alimentaria, en especial desiertos y áreas árticas. 11 Yr r• n J década actual, incluso estos habrán sido seducidos o atraí1''" !,1 ivilización, o colonizados por la actividad de burócratas o 1111 1os, si no han sucumbido ya víctimas de gérmenes. 1 1 ultura

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Cómo fabricar una almendra ursionista cuyo paladar esté harto de productos de cultivo • 11 l,t, puede parecerle divertido probar alimentos silvestres. Es sabiqtli ' ,d unos frutos silvestres, como las fresas salvajes y las zarzamo''" s, brosos y sanos. Son lo bastante parecidos a cultivos habitua,¡, .d1 í que sea fácil reconocer las fresas salvajes, aunque sean mucho 1" ljlt 'ñas que las cultivadas. Los excursionistas aventureros comen 1'" r.1u ión setas, conscientes de que muchas especies pueden ser Pl r ni siquiera los aficionados más ardientes a los frutos secos 11 .dm ndras silvestres, porque algunas decenas de especies contie' 1111111'0 (el veneno utilizado en las cámaras de gas nazis) suficiente " 1'" ' ;1 r sultar mortales. El bosque está lleno de multitud de otras 1 1 111 s · piensa que son incomestibles. 111 1 111bargo, todos los cultivos proceden de especies silvestres. 'oñvirtieron ciertas plantas silvestres en eültivos? La cuestión 1" • 11tlllt ' nte intrigante en lo relativo a muchos cultivos (como la t.l1 ,1) 1 uy s progenitores silvestres son letales o tienen mal sabor, y o 1dti v s (como el maíz) que parecen del todo distintos de sus 1 1 11 l 1, sil v stres. ¿Qué hombre o mujer de las cavernas tuvo algu1.1 Id •, de «domesticar» una planta y cómo la hizo realidad? 1 1 d iH II l'S U ación (o aclimatación) de una planta puede definirse 11 1 td Li v , y con ello, intencionadamente o no, producir un l1o1 1' 11 •t ir d su antepasado silvestre de forma que la hagan más 1 p 11 .1 los · nsumidores humanos. El desarrollo de cultivos es hoy IIH 1 1 tl ii SCÍ ' 11 ', d , lt:J sp iali zación, que llevan a cabo científi11"11 hiJI:II ·s. 13st s i ·n ~n y. nnti i, d i ntos de cultivos existen"'' •1 h t.ltlt ·, s · pt n .,, :1 lt il h.tjat •n till O tll ñs. 1, r 1 grar est ob' l' l l tll,lll 11111 it .tS , l' tlltil ,¡ 11 t.IÍ 1 di ~ t Ítll ,lS, S •1 T it t1 :lll 1:1 111 :j r 111 1'

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CÓ MO FABRICAR UNA ALMENDRA

. NACIMIENTO Y DIFUSIÓN DE LA PRODUCCIÓN DE ALIMENTOS

desarrollo de buenas variedades que se reproduzcan con fidelidad, e cluso puede ser que apliquen las últimas técnicas de ingeniería para tra~sferir genes de utilidad específica. En el campus Davis d Umvers1dad de California hay un departamento entero (el mento de Pomología) dedicado a las manzanas y otro (el Dep to de Vtttcultura y Enología), a las uvas y el vino. Pero la adaptación de plantas se remonta a más de diez mil Los primeros agricultores no aplicarían seguramente técnicas de tica molecular para obtener sus resultados. Los primitivos "~"-'"-S silv str s d · 1"' 11111 dt t'llltll.r Mtll 11,, pl.11111 111 11 1111' 1 • 111 1110 1 p 'h1li:.-:.1

CÓMO FABRICAR UNA ALMENDRA NACIMIENTO Y DIFUSIÓN DE LA PRODUCCIÓN DE ALIMENTOS

.dos que desperdigan las semillas (y con ello impiden que los humano las recolecten de modo eficiente). Solamente se habrían cosechado aquellas semillas mutantes que careciesen de esos mecanismos, convirtiéndose así en progenitoras de los cultivos. Un ejemplo claro son los guisantes, cuyas semillas (los guisantes que comemos) vienen envueltas en una vaina. Los guisantes silvestres han de salir de la vaina para poder germinar. Para lograrlo, las plantas de guisantes desarrollaron un gen que hace que la vaina explote, lanzando los guisantes al suelo. Las vainas de eventuales guisantes mutantes no explotan. En condicion~s silvestres, los guisantes mutantes se secarían encerrados en las vainas de sus plantas progenitoras, y solo las vainas que estallasen transmitirían sus genes. Pero, a la inversa, las únicas vainas disponibles para el cultivo humano serían las que permanecen en 1 planta sin abrirse. Así, una vez que los humanos comenzaron a recog r guisantes silvestres como alimento, se produjo la selección inmediata d ese gen mutante especial. Para las lentejas, el lino y las amapolas se se leccionaron parecidos mutantes sin apertura espontánea. En lugar de estar encerradas en una vaina de apertura brusca, el tri go y la cebada silvestres crecen en la parte superior de un tallo que rompe espontáneamente lanzando las semillas al suelo, donde puedct germinar. Una mutación genética particular impide que los tallos se ha gan pedazos. En condiciones naturales esa mutación sería letal para 1 planta, pues las semillas permanecerían colgadas incapaces de germina y echar raíces. Pero esas semillas mutantes habrían sido las que esp ra ran en el tallo a beneficio de su recolección y consumo por individu humanos. Cuando estos plantaran luego esas semillas mutantes cos chadas, todas las semillas mutantes de la nueva generación estarían ot vez a disposición de los agricultores para su recogida y siembra, mit 11 tras que las semillas normales de esa generación caerían al suelo inutih zándose. Así, los awicultores humanos dieron a la selección natural u giro de ciento ochenta grados: el gen anteriormente útil se convi:rti ó letal, y el mutante antes letal se transformó en útil. H ace unos di '1 tll 1 años, esa selección involuntaria de tallos de trigo y cebada qu e n ·. l liaran fue al parecer la primera «mejora» important r alizada p 11 ll humanos en una planta. Ese cambio señaló los orniem:os d' l, , gt i1 ul tura en el C reciente Fértil. El segundo tipo d • . mbi íu mcn lS Vtlhl c· .tlttl p .11 .1 los 11 111i g 111 ¡ nsc:111 t ·s d 1 ·am¡ ' · P,t, ,l l ~ s pl.1111.1 s dt ' W ll ll '' 1111 1.d 111 111' •11 fl 1 '. IN d · 1 liltltl i 11 t lil .ll 1' 11 t 111111 11 , IHtdlil 11 111! 11 ¡, t.d q11 ' l 11d .t

nlillas brotaran rápida y simultáneamente. Si eso ocurriera, las plantigerminadas podrían ser aniquiladas en su totalidad por una 1 s ' quía 0 helada, sin que quedasen semillas para propagar la especie. 11 1 1 1 ,1hí el que muchas plantas de ciclo anual hayan desarro~ado. ~lterna11 .,, ompensatorias por medio de inhibidores de gerrrunacwn, q~e h11 1 11 que las semillas estén al principio aletargadas y aplacen su germi111 1 11 durante varios años. De ese modo, incluso si la mayoría de las ¡1111 tns jóvenes mueren a causa de un período de condiciones ~limat~­ ¡,1 11 as adversas, quedan en conserva algunas semillas para germmar mas .¡, l111 te. Una adaptación de alternativa compensatoria muy común por la 1111 I:IS plantas logran ese resultado consiste en encerrar sus ser~ullas en 11 1 1obusta carcasa o armazón. Entre la multitud de plantas sllvestres 111 1 tales adaptaciones tenemos el trigo, la cebada, los guisantes, el U111 1 y ] girasol. En tanto que tales semillas de brote tardío sig~e~ te1 11 d 1 la facultad de germinar en condiciones silvestres, considerese 11 tjll ha de haber sucedido al desarrollarse la agricultura . .Los ~rimi1 11 .1 ri cultores habrían descubierto por medio de repetidos mten. .ti unos fallidos, que podían obtener rendimientos más elevados ¡11 ,111 d y regando el terreno para luego sembrar semillas. Co.n ello, 1 111 illas que brotaban de inmediato crecían hasta convertme en ¡111 t. 1 ·uyas semillas se recogían y sembraban al año siguiente. Pero llh h,1 de las semillas silvestres no brotaban al momento y no daban • 1 11.1 , lguna. 1 , ",. la• pl a~t~" silvestres algunos ejemplares mutan tes esporádicos 1 :1 ·.::; de ·~ ob~:t:: carcasas 'de semillas u otros inhibido res de la ger1111 lnll. T ales mutantes brotaban todos sin demora y daban semillas 11 ll ltt s d cosecha. Los primeros agricultores no habrían percibido la 1 11 111 i, 1 d la misma forma en que sí observaban y cultivaban selecti11 1 11¡ 1 bnyns grandes. El ciclo siembra/ crecirniento / cosecha/ siemb~a, 1 1111 ¡,¡ 0 , habría realizado inmediata e inconscientemente la seleccwn 1111 11111 tt ·~. AJ igual que los cambios en los sistemas de dispersión de 111 111 1 , 'N IOS ·ambios en la inhibición de la germinación son caracteh 11 dt 1 t 1 ig , 1 ,bada,_los guisantes y otros muchos cultiv~s en "1' " ·'' 1Ó11 o n sus ant pasad s silv stres. . llllllllllot ipo 1 ·:uttl io impo r t:l nt in1p r eptible porlos pnme11, 1¡1 1dt o 1 s i 111¡l ka h,1 l.t n lt llt h ll' ·i 1 ll la ¡1, nta. U n pr blema 11 1 d 1 11 , ¡ d ,JI to ll o dt• 1111 t lll li n t' qtH' lo. ti1ns s¡ 1 ~ d i< rn"'" no amargos en el caso de los almendros, pero casi todos seguirían do amargos en el caso de las encinas. Solo esto acabaría con el entu. mo de cualqui~r bellotero en ciernes que, después de habérselas e n ardillas, hubiera logrado no perder la paciencia. Por lo que atañe a las fresas y frambuesas, nos encontrábamos problemas parecidos de competencia con los zorzales y otros páj adictos a las bayas. Es verdad, los romanos sí extendían fresas salvaj 'S sus huertos. Pero con miles de millones de zorzales europeos semillas de fresa salvaje por todas partes (por supuesto, también {' ll huertos romanos), las fresas seguían siendq las pequeñas bayas guc taban a los zorzales, no las grandes gue desean los humanos. Solo reciente descubrimiento de redes protectoras e invernaderos p infligir una derrota definitiva a los zorzales, para volver a diseñar la sas y las frambuesas de acuerdo con nuestros propios ,gustos. 11

Así pues, hemos visto que la diferencia entre los giga ntescos fr son supermercado y las pequeñas fresas salvaj es signi fi , , 1 t~n .k de los variados rasgos que distingu n , l. s pl:!ntas •tdti v. d, s 1 , 11 tepasados silv str ' s. " Sns difi r ' ll ios N ur~ i 11'1)11 inl1 .11111 ni · dt· v;ul n ·s n, turni·N ·ntr· · las prop hs 1l:lllt n , llv• 111 Al 1111 ,1 , 1 OIIH) l.1 v 1i 111

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111110 la de los mecanismos de dispersión de semillas o su aletargamien1, habría permanecido oculta a los humanos hasta la aparición de la boul a moderna. Pero tanto si la selección de plantas silvestres comesti¡. por agricultores antiguos se atuvo a criterios conscientes como si 11 r le así, la evolución resultante de plantas silvestres hasta convertirse 11 t'Ultivos fue en un principio un proceso no consciente. Fue conse111 11 ia inevitable de nuestra selección de tipos de plantas silvestres, y l,1 ompetencia entre plantas que en los huertos favorecían tipos disll llls de los predominantes en la naturaleza. Lsa es la razón por la que Darwin, en su obra El origen de las especies, 1 1 mpezó con un relato de la selección natural. En cambio, su primer 111111o es una exposición pormenorizada de cómo nuestras plantas y 111:1les domésticos derivaron de una selección artificial por los humaEn lugar de hablar de las aves de las islas Galápagos con que habi111 •nte le relacionamos, Darwin empezó por explicar ¡cómo los ll ul tores desarrollan variedades de uva espina! Escribió: «He visto p11 R~ r gran sorpresa en las obras de horticultura ante la maravillosa 1In de los horticultores que han logrado resultados tan espléndidos Jllll ir de materiales tan escasos; pero el arte ha sido sencillo, y por lo , 1 ncierne al resultado final, se ha producido de manera casi in•nte. Ha consistido siempre en cultivar la variedad más conocí! tnbrar sus semillas y, al aparecer por casualidad alguna variedad 1111, s leccionarla, y así sucesivamente». Estos principios de desarrodl ultivos por selección artificial continúan siendo nuestro modelo 111 ·ligible del origen de las especies por selección natural.

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El regalo mortal del ganado 1111 examinado ya cómo la producción de alimentos surgió en un 111 •r reducido de centros y cómo se propagó a ritmos desiguales dt• esas zonas a otras. Estas diferencias geográficas constituyen iml.llltes respuestas en última instancia a la pregunta de Yali acerca de 1 qué diferentes pueblos terminaron con grados distintos de poder y 1 p •ridad. Sin embargo, la producción de alime11tos por sí sola no es 1.lusa inmediata. En una lucha de uno contra uno , un agricultor 1111d no habría tenido ventaja alguna sobre un cazador-recolecdl snudo. L11 ambio, una parte de la explicación del poder de los agriculto11 id.e en la muy superior densidad de población que la producción il1111 ntos podía sustentar: diez agricultores desnudos tendrían sin l1 v •ntaja sobre un cazador-recolector desnudo en una lucha. La otra 11• 1 s qu e ni los agricultores ni los cazadores-recolectores están desj¡ 1 , ni menos no lo están metafóricamente hablando . Los agriculto111 11d •n a exhalar gérmenes más desagradables, a poseer mejores ar·11 maduras, a poseer por lo general tecnologías más poderosas y a 11 lhljo gobiernos centralizados con élites ilustradas más capaces para 11 g tl •rras de conquista. De ahí que en los cuatro capítulos siguienlll . il i :~.a rcmos cómo la causa última de la producción de alimentos 1.!11 jn a 1, s causas inmediatas de los gérmenes, la escritura, la tecnolo1 1~o~o bi rno centralizado. l 1 vi n l.llos que relacionan el ganado y los cultivos con los gér111 lll t' ucron ilustrados de manera inolvidable gracias a un caso p11 .d.11 i 1•1 qu tuv • o n imiento a través de un médico amigo. 1 11 1dtt 111i , rHi • •ra un j >Vt ll rn é ii si n experiencia, fue llam ado a lt d tll .i< 11111 1• un lw ¡ut.d p.11 ,1 t11 11pu•s • 1 tmn pa r ja asada agotada 1 11111 111i ti lio ,1 t· lll l llll < d ul N' ,, 11d 1 1 h '< ho h• qu · la 1 fi i' Ú

DE LOS ALIMENTOS A LAS ARMAS, LOS GÉRMENES Y EL ACERO

también tuviera dificultades de comunicación entre sí y con mi am El m arido era un hombre pequeño y tímido, enfermo de neumonía sada por un microbio no identificado, y con solo un dominio de la lengua inglesa. Actuaba de traductora su bella esposa, por el estado de su marido y atemorizada por el entorno '-''-~'-'JU•J• del hospital. Mi amigo estaba agotado también tras una larga seman trabajo en el hospital y por el intento de averiguar qué factores de go no habituales podrían haber causado la extraña enfermedad. La sión hizo que mi amigo olvidara todo aquello que le habían ens acerca de la confidencialidad del paciente: cometió el tremendo erro pedir a la mujer que le preguntase a su marido si había tenido alguna periencia sexual que pudiera haber causado la infección. Ante la mirada del médico , el marido se ruborizó, se encogió h parecer más pequeño aún, intentó desaparecer debajo de las con voz entrecortada dijo unas palabras con voz apenas audible. u p0sa gritó súbitamente presa de la cólera y se irguió hasta parecer cho más alta que él. Antes de que el médico pudiera detenerla, un pesado frasco metálico, lo estampó con toda su fuerza en la e;¡ de su marido y salió despotricando de la habitación. El médico tartl gún tiempo en reanimar al marido y mucho más en saber, ~ trav ' inglés entrecortado del hombre, qué había dicho para encolerizar d modo a su esposa. La respuesta surgió lentamente: había confesado ber mantenido reiteradas relaciones sexuales con ovejas en una vi sit ciente a la granja familiar; quizá fue así como había contraído 1 111 rioso microbio. Este incidente parece extrañamente excepcional y sin pos1 nificaciones más amplias. De hecho, ilustra un tema inmenso d importancia: las enfermedades humanas de origen animal. Muy de nosotros amamos a las ovejas en el sentido carnal de este P'H Pero la mayoría de nosotros amamos platónicamente a la mayo nuestras mascotas animales, como perros y gatos. En cuanto sod parecemos tener sin duda una inclinación desordenada por l. s o otros animales, a juzgar por el inmenso número de ellos qtl r Por ejemplo, en la fecha en que se realizó un censo r i ' lll 17.085.400 habitantes de Australia tenían un concepto tan •1 v las ovejas que poseían 161.600.000 d llas. Algunos de nosotros, adult s', y m5s. í1n nu estros hij s, c·c 111 enfermedades infl josas d · nu ·sti'OS anl nHtl ·~ lo ut '•s ti 'S in • lu ~ o 1 ll :t lld n t• ((t d ' tl( r( de un mj smo paciente, mill iii JHll 1,1111 0 lnalliHIIt 11 1 l t' ll t. t llllllttll il:ui o. 11111' ll oll!' J!I H 1.1 d t• fc ll 1 1111.1 lc tll.l t ll t.IV ·~ d • [,1 S 1• 4

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tural, que cambia nuestras frecuencias genéticas de una ¡;~··~·~--. otra. Para prácticamente cualquier enfermedad, algunas personas tan ser genéticamente más resistentes que otras. En una epH.lt:ITIIíl1 personas dotadas de genes para la resistencia a ese microbio en lar tienen más probabilidades de sobrevivir que las personas que cen de esos genes. En consecuencia, en el transcurso de la tu>cv,,.,, poblaciones humanas expuestas reiteradamente a un patógeno en cular han llegado a estar formadas por una proporción más alta d viduos dotados de esos genes de la resistencia, simplemente porq desdichados individuos que no tenían los genes tenían menos pro lidades de sobrevivir para transmitir sus genes a sus hijos. Triste consuelo, podría pensarse de nuevo. Esta respuesta va no le hace ningún bien al individuo moribundo genéticament sible. Pero significa, sin embargo, que una población humana conjunto llega a estar mejor protegida del patógeno. Ejemplos de defensas genéticas son las protecciones (con un precio) que el gel ciforme llamado gen de Tay-Sachs y el gen de la fibrosis quísti a den conferir a los negros africanos, los judíos asquenazi y los eu septentrionales contra la malaria, la tuberculosis y las diarreas nas, respectivamente. En pocas palabras, nuestra interacción con la mayoría de las cíes, tal como queda ilustrado por el colibrí, no hace que nos nr"'""''" «enfermos» nosotros ni el colibrí. Ni nosotros ni los colibríes h e nido, ni han tenido, que desarrollar defensas uno contra otro. Hs lación pacífica pudo perdurar porque los colibríes no cuentan 01 sotros para propagar sus crías ni para ofrecer nuestros cuerpos alimento. El colibrí evolucionó, en cambio, para alimentarse dt• e insectos, que encuentra utilizando las alas. Pero los microbios evolucionaron para alimentarse de los ll tes que se encuentran en el interior de nuestro cuerpo, y no ti ' ll que les permitan llegar al cuerpo de una nueva víctima una Vt"/. víctima original ha muerto o ha adquirido resistencia. De ahí q11 chos gérmenes hayan tenido que desarrollar estratagem s qu • 1 mitieran desarrollarse entre posibles víctimas, y muchas d • cs~1 s gemas son lo que experimentamos como «síntomas d ni ' llll Hemos desarrollado contraestratagemas pr pi,,, • lns ual s lo nes han reaccionado desarr lland tras y nu str s pa 'gt•nos •stnllH1S ~· 11 1111 ·ti i6n vo lut iv.l , 11l , IH1tl tl :jar• t•l111i 1110 , d1t •11 ,1 d p •r.o11.1 tllft 1ul1 1 1111 • l 11111•t ,l 11111i 1ilid.1d , In llt• ll , 1111 .1 d .1 ,1 111,'1 d1 · 111 111 111!1 t ll• 11111

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DE LOS ALIMENTOS A LAS ARMAS, LOS GÉRMENES Y EL ACERO

migración a Estados Unidos, nos está convirtiendo en otro crisol, esta ocasión de microbios que antes pasábamos por alto al co que solo causaban enfermedades exóticas en lejanos países.

EL REGALO MORTAL DEL GANADO

111 •cciosas familiares puede remontarse asmusmo a enfermedades de ll lt'

tros amigos los animales.

11.1 d a nuestra proximidad a los animales a los que amamos, debemos de

Así pues, cuando la población humana llegó a ser grande y densa, alcanzamos la fase de la historia en la que pudimo sarrollar y sostener por fin enfermedades masivas confinadas a propia especie. Pero esta conclusión presenta una paradoja: estas medades nunca podrían haber existido antes. En cambio, tuvieron evolucionar como nuevas enfermedades. ¿De dónde llegaron tod tas nuevas enfermedades? Estudios moleculares de los microbios causantes de en,tenme m 0or estudiado indica lo que sucedió cuando la mixomatoil t e tú n 1 s on~j s de AL1Stra li,. S h. bía observado que el virus de la lll ll.llosis, >ri ,¡n, ri dt• tt na t•s¡wci · si lvestre de e nejo brasileño, 111 .t lt.t ltll ,l '1 idt•mia ntmLd e 11 lw 1ollt•jos do tnts ti o. ' Llrop os, qu •11 111111 1 , ¡wt ic• di ~ liltt . t . 1)¡ d11 ljlll rl IIIIN IIH'l ,l illtl' dtidd