Jaime Saenz (1921 - 1986)

Jaime Saenz (1921 - 1986) Jaime Saenz Nació en 1921 en La Paz y falleció en 1986 en la misma ciudad. Es un o de los poet

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Jaime Saenz (1921 - 1986) Jaime Saenz Nació en 1921 en La Paz y falleció en 1986 en la misma ciudad. Es un o de los poetas más destacados de Bolivia, y uno de los más profundos. Su vida y su poesía van a la par en la exploración del espíritu humano. A largo de su vida escribió numerosas obras de poesía y narrativa. Su novela Felipe Delgado (1979) es una obra monumental sobre el sub-mundo de la ciudad de La Paz, pero no fue su única incursión en la narrativa pues también publicó relatos y novelas c ortas en los siguientes libros: Imágenes paceñas (1979), La Noche (1984), Los cuarto s (1985), La piedra imán (1989), Los papeles de Narciso Lima Achá (1991) y Obras inédi tas (1996), las dos últimas publicadas después de su muerte. Sus libros de poesía son: El escalpelo (1955), Aniversario de una visión (1960), Visitante profundo (1964), Muerte por el tacto (1967), Recorrer esta distancia (1973), Bruckner. Las tinie blas (1978), Al pasar un cometa (1982). Poemas La Muerte por el Tacto Como una Luz Eres Visible Ven A Ti Recorrer Esta Distancia La Muerte por el Tacto (fragmento) (A modo de manifestarse estupor ante lo bromista de la mirada). I Olvidó los océanos y las voces replegado con los demás en el apagado símbolo de los puentes - hizo perdurar el crepús culo al igual de la condición de los afectos al árbol los ensangrentados los de largas cabelleras los forjadores del viento los que con la impasibilidad de las cosas han depositado un pétalo una arena un aire en el arco olvidado de aquella cumbre los que iniciados en los triunfos de la naturaleza en las revelaciones de las edades y de las lluvias anuncian las transformaciones del sonido, figura tuya - no sé aún quién eres los que sean lo mismo que los rios parte vital de las montañas

los que sean los que realmente vivan y mueran sin hacer gesto de desagrado los que se queden imberbes y también los barbudos y los barrigones dignos y naturales cuando el sonido y el viento son una misma cosa cuando no existe necesidad de que no hayan moscas cuando no se tiene que pagar para que besen a los delegados y el beso no sea más que beso y no señal torcida hypócrita y atentatoria cuando el matar no es condenable sino sólo matar y el término con que se designa la acción desaparece cuando te topes en las esquinas con alguien idéntico a ti y puedas decirle "hola", "ojalá", "tal vez", "recuerda" o "quien sabe" indistintamente como si te refirieras a él o a ello o a ellos o a ti desde la luz hacia la luz es necesario que escriba una carta para poder ver mejor la luz de las cosas luego de leerla alumbrado por el antiguo vuelo de mis amigos muertos es necesario que recuerden todos su amor a la música, si sosiego y su desdicha y su propensión a la risa así como las arquitecturas que urdían cuando podían hacer lo contrario y su lamento, el lamento que ya fue analizado sin usar la substancia humana, sin planes, sin palabra ni consulta, pero con ademanes repetidos bajo la mirada que caía desde un pedestal diseñado en otro tiempo para ensalzar a los mendigos, a los valientes y a los inventores del azúcar y del resorte y sus proyectos, los rigurosos alegatos en favor del desquiciamiento, de un anti-orden, para el retorno profundo al verdadero ordenamiento sus conmovedores argumentos para comprender finalmente el simple significado de la estrella

sus penas tan dignas de respeto sus venias (te explican el punto de partida de la vida) encerraban una melodíia ingenua y lejana y te inducían a ser más bueno y desentrañar con mayor autoridad los signos misteriosos de las nubes y de las calles hacían que te vieras tal como eres (tu contenido, las propias venias que jamás harás) y les intitulabas medida de todo, y solucion secreta de todo, y surgía de tu sombra una venia destinada a ellos y les intitulabas "caro destino, gayo amigo". Como una luz Llegada la hora en que el astro se apague, quedarán mis ojos en los aires que contigo fulguraban Silenciosamente y como una luz reposa en mi camino la transparencia del olvido. Tu aliento me devuelve a la espera y a la tristeza de la tierra, no te apartes del caer de la tarde -no me dejes descubrir sino detrás de ti lo que tengo todavía que morir. Eres Visible Permaneces todo el tiempo en el olor de las montañas cuando el sol se retira, y me parece escuchar tu respiración en la frescura de la sombra como un adiós pensativo. De tu partida, que es como una lumbre, se condolerán estas claras imágenes por el viento de la tarde mecidas aquí y a lo lejos; yo te acompaño con el rumor de las hojas, miro por ti las cosas que amabas -el alba no borrará tu paso, eres visible. Ven Ven; yo vivo de tu dibujo y de tu perfumada melodía, soñé en la estrella a que con un canto se podría llegar -te vi aparecer y no pude asirte, a turbadora distancia te llevaba el canto y era mucha lejanía y poco tu aliento para alcanzar a tiempo un fulgor de mi corazón -el que ahora estalla ahogado por alguna lluvia compasiva. Ven, sin embargo; deja que mi mano imprima inolvidable fuerza a tu olvido, acércate a mirar mi sombra en la pared,

ven una vez; quiero cumplir mis deseos de adiós. A ti Al calor de tu forma progresa mi sangre, en el aire de sueño el clima para lo solo eres tú -una sombra canta para ti en el fondo del agua al compás de mi corazón y en tu mirar mis ojos están silenciosos por la música al soplo de la luz, en el cielo y en la oscuridad. Esta noche reuno tu forma, el eco de tu boca en medio de una olvidada canción -y te doy un abrazo. Recorrer Esta Distancia (fragmento) Estoy separado de mí por la distancia en que yo me encuentro; el muerto está separado de la muerte por una gran distancia. Pienso recorrer esta distancia descansando en algún lugar. De espaldas en la morada del deseo, sin moverme de mi sitio frente a la puerta cerrada, con una luz de invierno a mi lado. En los rincones de mi cuarto, en los alrededores de la silla. Con la indecisa memoria que se desprende del vacío - en la superficie del tumbado, el muerto deberá comunicarse con la muerte. Contemplando los huesos sobre la tabla, contando las oscuridades con mis dedos a partir de ti. Mirando que se estén las cosas, yo deseo. Y me encuentro recorriendo una gran distancia.