Introduccion a La Filosofia de La Ciencia, Guerrero Pinto

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, «la Articulacióm>, «el Ego», «el No-Ego», etc. Con estas expresiones sucede lo mismo que con la palabra «tago», nuestro ejemplo anteriormente fabricado. El metafísico nos dice que no pueden especificarse condiciones empíricas de verdad; si a ello agrega que a pesar de todo quiere «significan> algo con ellas, sabremos entonces que no se trata en este caso sino de una mera alusión a imágenes y sentimientos asociados a las mismas, lo que sin embargo no les otorga significado. Las pretendidas proposiciones de la metafísica que contienen estas palabras no tienen sentido, no declaran nada, son meras pseudoproposiciones. Más tarde inquiriremos acerca de su origen histórico.

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D. TALLER No. 5

La distinción analítico/sintético en contexto histórico l. Para cada uno de los siguientes filósofos, ¿qué tipo de conocimiento se tiene en lógica, matemáticas y fisica (ciencias naturales), respectivamente? Justifique su respuesta. 2. Explique las diferencias en cuanto a la forma de concebir el conocimiento analítico y el sintético para los siguientes pares de filósofos: a) Hume respecto a Leibniz; b) Kant respecto a Hume; e) Wittgenstein respecto a Hume; d) Carnap respecto a Kant. 3. ¿Considera correcta la interpretación que hace Quine de la forma como Kant y Carnap, respectivamente, conciben lo analítico y lo sintético? 4. Establezca la comparación correspondiente entre Carnap y Quine.

LECTURAS GODOFREDO G LEIBNIZ (Monadología, 1720) 31. Nuestros razonamientos están fundados sobre dos grandes principios, el de contradicción, en virtud del cual juzgamos falso lo que implica contradicción, y verdadero lo que es opuesto o contradictorio a lo falso. 32. Y el de razón suficiente, en virtud del cual consideramos que no podría hallarse ningún hecho verdadero o existente, ni ninguna Enunciación verdadera, sin que haya una razón suficiente para que sea así y no de otro modo. Aunque estas razones en la mayor parte de los casos no pueden ser conocidas por nosotros. 33. Hay dos clases de verdades, las de Razonamiento y las de Hecho. Las verdades de razonamiento son necesarias, y su opuesto es imposible, y las de hecho son contingentes y su opuesto es posible. Cuando una verdad es necesaria, se puede hallar su razón por medio de análisis, resolviéndola en ideas y verdades más simples, hasta que se llega a las primitivas. 34. Así es como los Matemáticos reducen los Teoremas de especulación y los Cánones de práctica por medio del Análisis a las Definiciones, Axiomas y Preguntas. 35. Hay, por último, ideas simples cuya definición no puede darse; hay también Axiomas y Preguntas o, en una palabra, principios primitivos, que no

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pueden ser probados y que no necesitan de ello; y son las Enunciaciones idénticas, cuyo opuesto contiene una contradicción expresa. 36. Pero la razón suficiente debe hallarse también en las verdades contingentes o de hecho, es decir, en la serie de las cosas que se hallan repartidas por el universo de las criaturas; en la cual la resolución en razones particulares podría llegar a un detalle sin límites, a causa de la inmensa variedad de las cosas de la Naturaleza y de la división de los cuerpos al infinito. Hay una infinidad de figuras y de movimientos presentes y pasados que entran a formar parte de la causa eficiente de mi escritura presente, y hay una infinidad de pequeñas inclinaciones y disposiciones de mi alma, presentes y pasadas que entran a formar la causa fmal. 37. Y como todo este detalle comprende otros contingentes anteriores o más detallados, cada uno de los cuales requiere a su vez un Análisis semejante para dar razón de ellos, no se adelanta nada; y es necesario que la razón suficiente o última esté fuera de la sucesión o series de este detalle de las contingencias por infinito que pudiera ser. 38. Y así la razón última de las cosas debe estar en una substancia necesaria, en la cual el detalle de los cambios no esté sino eminentemente, como en su origen: y esto es lo que llamamos Dios.

DAVID HUME (Investigaciones sobre el conocimiento humano, 1748, Sección 4) Todos los objetos de la razón e investigación humana pueden, naturalmente, dividirse en dos grupos, a saber: relaciones de ideas y cuestiones de hecho; a la primera clase pertenecen las ciencias de la Geometría, Algebra y Aritmética y, en resumen, toda afirmación que es intuitiva o demostrativamente cierta. Que el cuadrado de la hipotenusa es igual al cuadrado de los dos lados es una proposición que expresa la relación entre estas partes del triángulo. Que tres veces cinco es igual a la mitad de treinta expresa una relación entre estos números. Las proposiciones de esta clase pueden descubrirse por la mera operación del pensamiento, independientemente de lo que pueda existir en cualquier parte del universo. Aunque jamás hubiera habido un círculo o un triángulo en la naturaleza, las verdades demostradas por Euclides conservarían siempre su certeza y evidencia. No son averiguadas de la misma manera las cuestiones de hecho, los segundos objetos de la razón humana; ni nuestra evidencia de su verdad, por muy grande que sea, es de la misma naturaleza que la precedente. Lo contrario

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de cualquier cuestión de hecho es, en cualquier caso, posible, porque jamás puede implicar una contradicción, y es concebido por la mente con la misma facilidad y distinción que si fuera totalmente ajustado a la realidad. Que el sol no saldrá mañana no es una proposición menos inteligible ni implica mayor contradicción que la afirmación saldrá mañana. En vano, pues, intentaríamos demostrar su falsedad. Si fuera demostrativamente falsa, implicaría una contradicción y jamás podría ser concebida distintamente por la mente.

IMMANUEL KANT (Critica de la razón pura, 1781, Introducción) En todos los juicios en los que se piensa la relación entre un sujeto y un predicado (me refiero sólo a los afirmativos, pues la aplicación de los negativos es fácil [después]), tal relación puede tener dos formas: o bien el predicado B pertenece al sujeto A como algo que está (implícitamente) contenido en el concepto A, o bien B se halla completamente fuera del concepto A, aunque guarde con él alguna conexión. En el primer caso llamo al juicio analítico, en el segundo, sintético. Los juicios analíticos (afirmativos) son, pues, aquellos en que se piensa el lazo entre predicado y sujeto mediante la identidad; aquellos en que se piensa dicho lazo sin identidad se llamarán sintéticos. Podríamos también denominar los primeros juicios explicativos, y extensivos los segundos, ya que aquellos no añaden nada al concepto del sujeto mediante el predicado, sino que simplemente lo descomponen en sus conceptos parciales, los cuales eran ya pensados en dicho concepto del sujeto (aunque de forma confusa). Por el contrario, los últimos añaden al concepto del sujeto un predicado que no era pensado en él ni podía extraerse de ninguna descomposición suya. Si digo, por ejemplo: «Todos los cuerpos son extensos», tenemos un juicio analítico. En efecto, no tengo necesidad de ir más allá del concepto que ligo a «cuerpo» para encontrar la extensión como enlazada con él. Para hallar ese predicado, no necesito sino descomponer dicho concepto, es decir, adquirir conciencia de la multiplicidad que siempre pienso en él. Se trata, pues, de un juicio analítico. Por el contrario, si digo «Todos los cuerpos son pesados», el predicado constituye algo completamente distinto de lo que pienso en el simple concepto de cuerpo en general. Consiguientemente, de la adición de semejante predicado surge un juicio sintético. Los juicios de experiencia, como tales, son todos sintéticos. En efecto, sería absurdo fundar un juicio analitico en la experiencia, ya que para formularlo no tengo que salir de mi concepto ...

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En el caso de los juicios sintéticos a priori nos falta esa ayuda enteramente. ¿En qué me apoyo y qué es lo que hace posible la síntesis si quiero ir más allá del concepto A para reconocer que otro concepto B se halla ligado al primero puesto que en este caso no tengo la ventaja de acudir a la experiencia para verlo? Tomemos la proposición: «Todo lo que sucede tiene su causa». En el concepto «algo que sucede» pienso, desde luego, una existencia a la que precede un tiempo, etc., y del tal concepto pueden desprenderse juicios analíticos. Pero el concepto de causa [se halla completamente fuera del concepto anterior] e indica algo distinto de «lo que sucede»; no está, pues, contenido en esta última representación. ¿Cómo llego, por tanto, a decir de «lo que sucede» algo completamente distinto y a reconocer que el concepto de causa pertenece a «lo que sucede» [e incluso de modo necesario], aunque no esté contenido en ello? ¿Qué es lo que constituye aquí la incógnita X en la que se apoya el entendimiento cuando cree hallar fuera del concepto A un predicado B extraño al primero y que considera, no obstante, como enlazado con él? No puede ser la experiencia, pues el mencionado principio no solo ha añadido la segunda representación a la primera aumentando su generalidad, sino incluso expresando necesidad, es decir, de forma totalmente a priori y a partir de meros conceptos. El objetivo final de nuestro conocimiento especulativo a priori se basa por entero en semejantes principios sintéticos o extensivos. Pues aunque los juicios analíticos son muy importantes y necesarios, solamente lo son con vistas a alcanzar la claridad de conceptos requerida para una síntesis amplia y segura, como corresponde a una adquisición realmente nueva.

Todas las ciencias teóricas de la razón contienen juicios sintéticos a priori como principios l. Los juicios matemáticos son todos sintéticos ... Ante todo hay que tener en cuenta lo siguiente: las proposiciones verdaderamente matemáticas son siempre juicios a priori no empíricos, ya que conllevan necesidad, cosa que no puede ser tomada de la experiencia. Si no se quiere admitir esto, entonces limitaré mi principio a la matemática pura, cuyo concepto implica, por sí mismo, que no contiene conocimiento empírico alguno, sino sólo conocimiento puro a priori . . . . De la misma forma, ningún principio de la geometría pura es analítico. «La línea recta es la más corta entre dos puntos» es una proposición sintética. En efecto, mi concepto de recto no contiene ninguna magnitud, sino sólo cualidad. El concepto «la más corta» es, pues, añadido enteramente desde fuera. Ningún análisis puede extraerlo del concepto de línea recta. Hay que acudir, pues, a la intuición, único factor por medio del cual es posible la síntesis.

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2. La ciencia natural (fisica) contiene juicios sintéticos a priori como principios. Sólo voy a presentar un par de proposiciones como ejemplo, sea ésta: «En todas las modificaciones del mundo corpóreo permanece invariable la cantidad de materia», o bien: «En toda transmisión de movimiento, acción y reacción serán siempre iguales». Queda claro en ambas proposiciones no sólo que su necesidad es a priori y, por consiguiente, su origen, sino también que son sintéticas.

LUDWIG WITTGENSTEIN (Tractatus Logico-Philosophicus, 1922) 4.46.

Entre los grupos posibles de condiciones veritativas hay dos casos extremos. En uno de ellos la proposición es verdadera para todas las posibilidades veritativas de las proposiciones elementales. Decimos que las condiciones veritativas son tautológicas. En el segundo, la proposición es falsa para todas las posibilidades veritativas: las condiciones veritativas son contradictorias. En el primer caso llamamos a la proposición una tautología, en el segundo una contradicción. 4.461. La proposición muestra lo que dice; la tautología y la contradicción, que no dicen nada. La tautología carece de posibilidades veritativas, dado que es incondicionalmente verdadera; y la contradicción no es verdadera en condición alguna. Tautología y contradicción carecen de sentido. (Como el punto del que parten dos flechas en dirección opuesta.) (Nada sé, p. ej., sobre el tiempo si sé que llueve o no llueve.) 4.4611. Pero tautología y contradicción no son absurdas; pertenecen al simbolismo y ello de modo similar, ciertamente, a como el cero pertenece al simbolismo de la aritmética. 4.462. Tautología y contradicción no son figuras de la realidad. No representan ningún posible estado de cosas. Porque aquélla permite cualquier posible estado de cosas, ésta ninguno. En la tautología las condiciones de coincidencia con el mundo -las relaciones representativas- se neutralizan entre sí, de modo que no está en relación representativa alguna con la realidad.

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RUDOLF CARNAP (La antigua y la nueva lógica, 1930-31) ... Una tautología es, por consiguiente, una fórmula cuyo valor de verdad no depende ya, no solamente del sentido, sino que ni siquiera del valor de verdad de sus proposiciones componentes ya que siendo éstas verdaderas o falsas, la fórmula necesariamente es verdadera. Una tautología es verdadera en virtud de su mera forma. Puede demostrarse que todas las proposiciones de la lógica y, en consecuencia, según la concepción aquí presentada también todas las proposiciones de la matemática, son tautología. Si se nos comunica una proposición compuesta, por ejemplo: «Está lloviendo (aquí y ahora) o está nevando», por medio de ella aprehendemos algo acerca de la realidad, porque la proposición, de todas las situaciones objetivas pertinentes, excluye a determinadas de ellas y deja al resto abierto, como posibilidades. En nuestro ejemplo, hay cuatro posibilidades. 1) está lloviendo y nevando. 2) Está lloviendo y no nevando. 3) No esta lloviendo pero está nevando. 4) No está lloviendo ni nevando. La proposición mencionada excluye la cuarta posibilidad y deja abierta las tres primeras. Si, por otra parte, se nos dice una tautología, no se excluye con ello ninguna posibilidad, sino que todas quedan abiertas. En consecuencia no aprehendemos por medio de ella nada acerca de la realidad, como en el ejemplo «está lloviendo (aquí y ahora) o no está lloviendo». Por ende las tautologías son vacías, no dicen nada. Tienen por así decirlo, un contenido nulo. Mas no por eso son necesariamente triviales. La tautología arriba mencionada es trivial pero en cambio en otras proposiciones su carácter tautológico no puede reconocerse a primera vista. .. .la matemática, como rama de la lógica, también es tautológica. En terminología kantiana se expresaría diciendo que las proposiciones de la matemática son analíticas, que no son proposiciones sintéticas a priori, con lo cual el apriorismo queda privado de su argumento más fuerte. El empirismo, es decir, la concepción de que no hay un conocimiento sintético a priori, ha encontrado siempre su mayor dificultad en la interpretación de la matemática, dificultad que todavía Mill no logró superar. Esta dificultad quedó eliminada debido a que las proposiciones matemáticas no son empíricas ni sintéticas a priori sino analíticas . ... Hay que demostrar mediante el análisis lógico que toda proposición de la ciencia tiene sentido. Se descubrirá entonces bien que una proposición o es una tautología o es respectivamente una contradicción (negación de una tautología) en cuyo caso la proposición pertenecerá al campo de la lógica, incluyendo a la matemática, o bien que la proposición es un enunciado pleno de

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sentido, esto es, ni tautológica ni contradictoria, en cuyo caso será una proposición empírica. Es reducible a lo dado y, por tanto, puede decirse, en principio, si es verdadera o falsa. Las proposiciones (verdaderas o falsas) de las ciencias fácticas, son de esa clase. No hay problemas que en principio no puedan responderse. No existe una filosofia como teoría especulativa, como sistema de proposiciones por derecho propio al lado de las de la ciencia. Cultivar la filosofia sólo puede consistir en aclarar los conceptos y las proposiciones de la ciencia por medio del análisis lógico. El instrumento para ello es la nueva lógica. WILLARD VAN O. QUINE

(Dos dogmas del empirismo, 1951) El empirismo moderno ha sido en gran parte condicionado por dos dogmas. Uno de ellos es la creencia en cierta distinción fundamental entre verdades que son analíticas, basadas en significaciones, con independencia de consideracionesfácticas, y verdades que son sintéticas, basadas en los hechos. El otro dogma es el reduccionismo, la creencia en que todo enunciado que tenga sentido es equivalente a alguna construcción lógica basada en términos que refieren a la experiencia inmediata. Voy a sostener que ambos dogmas están mal fundados. Una consecuencia de su abandono es, como veremos, que se desdibuja la frontera que se supone trazada entre la metafisica especulativa y la ciencia natural. Otra consecuencia es una orientación hacia el pragmatismo.

CAP(TULO 111 EL PROBLEMA DE lA EVALUACIÓN DE LAS TEORÍAS CJENT[FJCAS*

El estudio del método científico no producirá una piedra filosofal que permita al metodólogo convertir en el oro de la verdad teórica la simple escoria de laboratorio. Pero no hemos de dejarnos desanimar por el pesimismo acerca de los frutos de los estudios metodológicos. Aun cuando no nos convierta en mejores científicos, nos proporciona una mejor comprensión de la empresa científica W. H. Newton-Smith

A. PRESENTACIÓN

l. Introducción La cuestión central que voy a tratar pertenece al tema de la evaluación de las teorías científicas, pero hace medio siglo o un poco más, esta cuestión se enmarcaba más bien bajo el membrete El método científico, que desde luego es más significativo y pretencioso. Precisamente por ésta última razón es más adecuado el título que he elegido y, por tanto, uno de los compromisos de la presente reflexión será mostrar en qué radica la supuesta gran pretensión cuando se habla de El método científico. Ahora bien, podríamos quitarle esa carga negativa a la expresión, si en su lugar hablamos de El problema del método científico, consiguiendo así otro título bastante adecuado para lo que se va a tratar a continuación. La principal tesis que se quiere defender en la presente exposición es que en el proceso de evaluación de las teorías hay muchos elementos involucrados y no todos ellos son de carácter lógico u observacional (relacionados con la experiencia), algunos de ellos son pragmáticos, contextuales, en tanto involucran el juicio individual de los científicos de una comunidad científica determinada

• El texto de esta presentación aparece publicado, con el mismo título y algunos cambios, en la revista Discusiones Filosóficas (Año 9, No. 12 Enero-Junio 2008), del Departamento de Filosofia de la Universidad de Caldas. Agradezco al editor la autorización para reproducír el texto aquí. El artículo de Discusiones Filosóficas también se publicó ampliado y con autorización, bajo el título «El problema de la evaluación de las teorías científicas en contexto histórico», en Guerrero, G. (comp.), Entre ciencia y filosofía: algunos problemas actuales, Programa Editorial Universidad del Valle, Cali-Colombia, octubre 2008.

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y dependen del estado de desarrollo de la teoría particular. En otras palabras, podemos decir que en dicho proceso interviene tanto una racionalidad lógica como una práctica o pragmática 1• La tesis tal y como se ha expresado rechaza dos ideas clásicas (una más que la otra) en la tradición filosófica sobre la ciencia: la creencia de que existe un único método para llegar a un conocimiento cierto y la convicción de que la racionalidad científica tiene un carácter exclusivamente formal, lógico. La negación de esta última tesis lleva a su vez a dejar sin piso argumentativo la idea venerable de la filosofia de la ciencia de la primera mitad del siglo xx, introducida por vez primera por Reichenbach ( 1938), de que la valoración epistemológica (justificación) de una teoría tiene un carácter exclusivamente lógico y, por tanto, no tiene nada que ver con el contexto de descubrimiento o, lo que es lo mismo, que la filosofia de la ciencia sólo debe ocuparse del contexto de justificación de las teorías científicas dejando de lado cualquier consideración sobre el contexto de descubrimiento. Actualmente, la idea más generalizada dentro de círculos no especializados es que existe un método (un procedimiento) seguro para acceder al conocimiento científico. Así, se habla de Un o El método científico, el cual se concibe en el sentido literal de la expresión, como El camino para alcanzar el conocimiento de la naturaleza, o de algunos aspectos de ésta. El método sería único y universal, esto es, tendría unos pasos bien definidos y no sería posible otro tipo de procedimiento, y también sería universal, en el sentido de que quien lo siga, logra el objetivo, tener conocimiento cierto del mundo. Estas etapas, grosso modo, serían las siguientes. l. Observaciones (juiciosas). Permite plantearse un problema, lo que es el comienzo para hacer más observaciones sistemáticas y montar experimentos. 2. Experimentos (cuidadosos). Estos permiten tomar datos en forma organizada y analizarlos mediante gráficos. 3. Enunciación de una teoría (principios generales o leyes o hipótesis). A esto se llega a través del análisis meticuloso de los datos experimentales y de los gráficos de los datos. 4. Comprobación (de la teoría o las hipótesis). Se determina si la teoría explica los datos experimentales, las observaciones y fenómenos iniciales, y adicionalmente otros fenómenos.

1 Por decirlo con las palabras de Diez y Moulines [1997], p. 437. Véase también Bunge [1985], pp.14-25.

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Que efectivamente hay hombres de ciencia que han defendido que la ciencia está gobernada por un tal patrón de procedimiento, se deja ver muy bien en las siguientes palabras: Si intentamos mirar cómo utilizaría el método científico ... una mente de poder y alcance sobrehumanos, pero normal en lo que se refiere a los procesos lógicos de su pensamiento, el proceso sería el siguiente: En primer lugar, se observarían y registrarían todos los hechos, sin seleccionarlos ni hacer conjeturas a priori acerca de su relevancia. En segundo lugar, se analizarían, compararían y clasificarían esos hechos observados y registrados, sin más hipótesis ni postulados que los que necesariamente supone la lógica del pensamiento. En tercer lugar, a partir de este análisis de los hechos se harían generalizaciones inductivas referentes a las relaciones, clasificatorias o causales, entre ellos. En cuarto lugar, las investigaciones subsiguientes serían deductivas tanto como inductivas, haciéndose inferencias a partir de generalizaciones previamente establecidas2 • Pero dentro de los círculos académicos, incluso dentro de algunos especializados en la metodología científica, se ha extendido la forma más elaborada de concebir el método científico como el método hipotético-deductivo, que tendría los mismos pasos o etapas anteriores pero con dos cambios importantes. Primero, el conocimiento científico no poseería una certeza absoluta, es falible, y por tanto conjetural o hipotético. Segundo, se distinguen dos vías importantes: una ascendente, en la que se formula la hipótesis, que iría de las observaciones a la teoría (las tres primeras etapas); y la segunda vía, la descendente, que iría de la teoría a la observación, en la que se comprueba la teoría (la última etapa) a través de predicciones, esto es, deducciones a partir de la teoría, para contrastarlas con la experiencia. En lo que sigue de este artículo se intentará mostrar que aunque estas imágenes del método recogen algunos aspectos importantes del proceder científico, no logran hacer justicia con lo que en realidad buscan y hacen los científicos, y también que aunque recogen elementos introducidos desde la reflexión filosófica, no se compadecen del todo con los planteamientos actuales de la filosofía de la ciencia (la metodología científica). Nos servirá de guía preguntarnos si cada una de estas vías es continua, sin saltos: si el conocimiento científico pasa sin saltos de la experiencia y los datos a la teoría y, a la inversa, si pasa sin sobresaltos de la teoría a las observaciones.

2

A. B. Wolfe, «Functional Economics», 1924; citado por Hempel [1966], p. 27.

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2. El método inductivo-deductivo de Aristóteles Desde muy temprano se cayó en cuenta del doble movimiento que hay en el proceso del conocimiento: de la experiencia al conocimiento teórico y de éste a la observación. La misma teoría de la ciencia de Aristóteles los contempla, aunque hizo una descripción bastante general de ellos en relación cori los desarrollos posteriores del tema. Debemos a Aristóteles el identificar la vía ascendente con la inducción y la descendente con la deducción, pero con el añadido de que para él la deducción es lo característico de la explicación científica. Para Aristóteles hay dos tipos de conocimiento, el conocimiento de un hecho y el conocimiento de la razón del hecho3• Con sus propias palabras: «aprendemos por inducción o por demostración, y la demostración parte de las cuestiones universales, y la inducción, de las particulares» (A2 1, 18 81b, 1-3) y «a la demostración la llamo razonamiento científico; y llamo científico a aquel razonamiento [silogismo] en virtud de cuya posesión sabemos ... es necesario también que la ciencia demostrativa se base en cosas verdaderas, primeras, inmediatas, más conocidas, anteriores y causales respecto de la conclusión» (A2 1, 2 71b, 18-24, lo del paréntesis es mío). El primer tipo de conocimiento es una especie de conocimiento empírico directo e intuitivo por medio del cual aprehendemos lo universal implícito en lo particular y es el que normalmente se ha entendido como conocimiento inductivo o inducción intuitiva4 • A través de la inducción intuitiva se obtienen los principios generales que están implícitos en los fenómenos particulares. De este modo se tiene un conocimiento profundo y real de un determinado hecho, lo cual sólo se puede cumplir a través del conocimiento de sus causas que lo hacen ser lo que es y no otra cosa. Si bien en esta etapa del conocimiento se está en posesión de las causas o principios generales, para Aristóteles esto no es suficiente para decir que se tiene un conocimiento completo del hecho o de la naturaleza. El conocimiento científico debe dar cuenta además del hecho, debe explicarlo a partir de sus causas. El hecho queda explicado cuando es deducido, derivado formalmente de los principios generales o causas. Así, la etapa inductiva debe ser 3 La conferencia del profesor Jean Paul Margot, «l..a idea de ciencia en Platón y Aristóteles», Primer Coloquio Episteme: Filosofia y Ciencia, Departamento de Filosofia y Grupo de investigación Episteme: Filosofia y Ciencia, Universidad del Valle, marzo 12, 13 y 14 de 2008, me ha sido de gran ayuda en la configuración de las principales ideas que expongo sobre el conocimiento científico en Aristóteles, aunque claro está, yo soy el responsable de la interpretación que aquí proporciono. 4 Véase Rivadulla [1991], p. 21 y Losee [1972], p. 17.

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complementada con una deductiva. El proceso inductivo parte del efecto a sus causas y el deductivo de estas al efecto. La explicación es un silogismo o argumento deductivo en sentido lógico estricto, en la que los enunciados generales o principios figuran como premisas y el hecho (el efecto) a explicar como conclusión. La racionalidad o explicación científica la proporciona este último tipo de conocimiento, pues es el que proporciona las razones, las causas por las cuales el hecho se da. La ciencia debe estar en posesión de las causas que permitan realmente explicar los hechos. Por tanto, el conocimiento científico es universal y demostrativo: es universal porque las causas lo son, el hecho particular queda explicado a través de las causas que tienen un carácter universal, y es demostrativo porque efectivamente el hecho ha de ser derivado (demostrado) a partir de las causas universales. Esta fonna particular de entender la explicación racional o científica encontró dos muy buenos aliados en la lógica y en la geometría, asume el conocimiento geométrico como modelo del conocimiento de la naturaleza. Por una parte, la geometría posee certeza absoluta y para Aristóteles los primeros principios formulados por la ciencia son verdades necesarias5; así como en la demostración geométrica (método geométrico) los axiomas son el punto de partida y se considera que son autoevidentes y, por tanto, indemostrables, de igual modo lo son los principios o causas primeras que permiten explicar los fenómenos naturales. Por la otra, la lógica y la geometría permitieron equiparar la explicación con un razonamiento deductivo o una demostración fonnal: un hecho queda explicado cuando se deduce o demuestra a partir de las causas que lo determinan. En síntesis, tal y como propone Crombie, «la historia del pensamiento griego sobre el método científico podemos representarla como un intento por parte de los matemáticos para imponer un esquema claramente postulador, que provocó la resistencia de quienes poseían, especialmente en la Medicina, una mayor experiencia de los enigmas de la materia>>6 • En síntesis, el conocimiento científico para Aristóteles es aquel que se puede demostrar o deducir a partir de principios primeros indemostrables: la ciencia es ante todo demostrativa.

3. Los métodos de resolución y composición El método inductivo-deductivo de Aristóteles se constituirá en un verdadero patrón de la fonna como hay que entender el proceder científico, en el que se 5

6

Véase Losee [1972], p. 24. Crombie [1959], p. 18.

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describen sus aspectos más sobresalientes. Este método será reintroducido y desarrollado de una forma más completa en la Edad Media, en particular Roberto Grosseteste lo introduce bajo el procedimiento doble llamado de , que equivale en su traducción latina a los métodos de «análisis y síntesis». Este doble método representó la forma predominante de ver la ciencia, en sus aspectos más generales, hasta prácticamente fmales del siglo XIX, de tal modo que las discrepancias y discusiones metodológicas que encontramos a lo largo de todo este periodo tienen que ver con cuestiones más puntuales y de detalle involucradas en éste esquema general y con la plausibilidad de la certeza del conocimiento científico, que no por ello dejan de ser importantes. Crombie, todo un experto en la obra de Grosseteste, enuncia este doble método en los siguientes términos: Por medio del primer procedimiento, resolución, mostraba cómo ordenar y clasificar según semejanzas y diferencias, los primeros componentes o elementos que constituían un fenómeno. Esto le proporcionaba lo que él llamaba una definición nominal. . . Luego, por medio del proceso contrario de la composición, reordenando las proposiciones de forma que las más particulares parecieran derivarse deductivamente de las más generales, demostraba que la relación de lo general a lo particular era una relación de causa efecto, es decir, disponía las proposiciones en un orden causaF. Esto es, la etapa inductiva es una «resolución>> (análisis) del fenómeno en sus elementos constitutivos y la etapa deductiva es una «composición>> (síntesis) en la que estos elementos se combinan para reconstruir el fenómeno original. En este periodo, en especial para Robert Grosseteste y Robert Bacon, tuvo gran importancia dilucidar en forma precisa y adelantar propuestas particulares en problemas como la relación lógica entre los hechos y las teorías; la forma como se llega a los primeros principios; ¿en realidad son éstos necesariamente verdaderos?; ¿cómo evaluar explicaciones rivales o distinguir entre teorías rivales, entre aquellas que son verdaderas de las que son erróneas, las completas de las defectuosas, las inaceptables de las aceptables?; ¿qué tipos de inducción son admisibles?; ¿cómo hacer uso del análisis inductivo y experimental para parcelar un fenómeno complejo?; la verificación e invalidación de las hipótesis; los tipos de causa y la naturaleza de la causalidad. También cabe mencionar aquí una particular critica por parte de filósofos modernos como Bacon y Descartes a la metodología aristotélica debida especialmente a la forma como esta fue asumida por la filosofia escolástica. Estos se quejaban del particular acento de la metodología aristotélica en su 7

lbíd., pp. 22 y 23.

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carácter demostrativo, en la idea de que el conocimiento científico es ante todo demostrativo. Losee plantea al respecto que hay que distinguir entre la teoría de Aristóteles del método científico y el modo en que esta teoría fue utilizada por quienes se llamaron así mismo «aristotélicos». «Los practicantes de un falso aristotelismo habían provocado un corte en el método de Aristóteles al comenzar, no con la inducción a partir de pruebas observacionales, sino con los principios de Aristóteles»8 • Incluso el mismo Losee menciona que las fuertes críticas que Galileo hacía al método dominante en la época iban en este mismo sentido, no estaban dirigidas directamente al método tal como lo presentó Aristóteles sino a la forma como los aristotélicos lo interpretaron, «al comenzar, no con la inducción a partir de la experiencia sensible, sino con los primeros principios de Aristóteles. Este falso aristotelismo fomentaba una teorización dogmática que separaba a la ciencia de su base empírica. Galileo condenó frecuentemente esta perversión de la metodología aristotélica»9• Bajo esta particular interpretación que hacen Bacon y Descartes, la crítica es, entonces, que los planteamientos de Aristóteles llevan a considerar la demostración o el silogismo como el método de la ciencia; pero para ellos la lógica no puede ser el método (el instrumento, el medio, el organon) de la ciencia, puesto que el valor de un tal método debe radicar en permitir descubrir nuevo conocimiento y, precisamente, el defecto de la lógica es su incapacidad de invención. Un silogismo o argumento deductivo no puede ser método de descubrimiento, puesto que las premisas deben ya contener la conclusión. Efectivamente la conclusión de una deducción no aporta nueva información, pues la que tiene está implícita en las premisas. Los argumentos deductivos son explicativos, mediante ellos no se establece información material nueva y además la validez de las premisas garantiza plenamente la verdad de la conclusión. Así, por ejemplo, en el argumento Todo hombre es racional; Sócrates es hombre; por tanto, Sócrates es racional; es claro que la conclusión no nos dice nada nuevo que no esté contenido en las premisas; la conclusión hace explícito algo implícito en las premisas. En síntesis, para estos filósofos, las reglas del método deben servir para descubrir verdades, no para presentar argumentos o defender tesis o exponer teorías, que es para lo que sirve la lógica. ¿Qué ha de, entonces, caracterizar al método? Esta inquietud se junta con la búsqueda de certeza en el conocimiento científico, con una de las inquietudes enunciada arriba. Por tal motivo, el análisis del método por parte de Descartes 8 9

Losee [1972], p. 73. Ibíd., p. 64.

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y Bacon se concentrará en la primera vía, en cómo garantizar la verdad del conocimiento. En este sentido podemos decir que para ellos el método tiene que ver con la forma como se llega al conocimiento. Es importante tener en cuenta este punto, pues la metodología del siglo XX pondrá el énfasis más bien en cómo se justifica el conocimiento una vez adquirido, independientemente de cómo se haya logrado. En términos generales, podemos decir que la perspectiva racionalista de Descartes consiste en que la razón dota de certeza a los principios generales, en tanto que en la perspectiva empirista (inductivista) de Bacon la certeza recae en la experiencia. Paralelamente a estos dos enfoques encontramos el que dominó especialmente en los ámbitos científicos de la ciencia moderna, y que suele identificarse como los métodos de «análisis» y «síntesis». Estas tres perspectivas entendieron el método científico en sentido literal, como el camino a seguir para llegar a un conocimiento cierto o, en otras palabras, como el conjunto de reglas o principios que permiten llegar a un conocimiento verdadero; por tanto, sería un modo privilegiado de conocer el mundo y tendría un carácter universal. Más en concreto, para René Descartes el modo adecuado para acceder al conocimiento del mundo no es a través de la experiencia directa, mediante lo que nos dicen los sentidos, sino por una reflexión personal profunda o introspección en la que se analiza cada una de nuestras creencias hasta capturar las verdades (los principios) evidentes (claras y distintas) que estructuran el mundo real, a través de la intuición o conocimiento inmediato. Recordemos lo que nos dice en la primera regla del Discurso del Método (1637): «no admitir cosa alguna como verdadera si no se la había conocido evidentemente como tal. Es decir, con todo cuidado debía evitar la precipitación y la prevención, admitiendo exclusivamente en mis juicios aquello que se presentara tan clara y distintamente a mi espíritu que no tuviera motivo alguno para ponerlo en duda» 10 • Por su parte, Francis Bacon, en una perspectiva más contemporánea de la ciencia, propone un método que grosso modo podemos entender del siguiente modo: por un lado, comparamos de manera exhaustiva distintos fenómenos para determinar cuáles propiedades comparten y cuáles no, teniendo el cuidado de organizar todos estos resultados en tablas; por otro lado, repetimos este tipo de procedimiento de manera sistemática y sucesiva para fmalmente sacar a la superficie, llegar a un enunciado general, a una especie de regularidad o ley, respecto al conjunto de fenómenos estudiados. Con sus propias palabras, en el prefacio del Novum Organum (1620): «en cuanto a nuestro método, es 10

Descartes [1937], p. 15.

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tan fácil de indicar como dificil de practicar. Consiste en establecer distintos grados de certidumbre, en socorrer los sentidos limitándolos; en proscribir las más de las veces el trabajo del pensamiento que sigue la experiencia sensible; en fin, en abrir y garantizar al espíritu un camino nuevo y cierto, que tenga su punto de partida en esta experiencia misma» 11 • Ahora bien, aunque es cierto que Bacon enfatizó la etapa inductiva del método científico, también le critico a Aristóteles la parte deductiva ya que esta es efectiva una vez se clarifiquen y precisen los conceptos involucrados en las premisas, en los principios generales de los cuales parten las explicaciones o silogismos, cuestión esta que Aristóteles no había hecho en forma satisfactoria12 • Los científicos de la época moderna hicieron dos aportes muy importantes en la reflexión sobre el método científico, dentro del patrón aristotélico heredado. Este tenía que involucrar tanto la experimentación como la matematización; de ahí que se hable del método matemático-experimental. En términos muy amplios, dado que no podemos entrar a hacer una presentación detallada de los mismos, en cuanto a lo primero se esperaba que los conceptos científicos fueran susceptibles de ser matematizados, al igual que las relaciones entre ellos y de igual modo se buscaba que estas relaciones conceptuales y matemáticas se dejasen evidenciar en los experimentos diseñados para tales fmes. Aunque estos dos aportes son de gran importancia, se daba por sobreentendido que la ciencia moderna se guiaba por el patrón aristotélico o, más exactamente por los métodos de análisis y síntesis. Newton es un digno ejemplo de ello: Como en las matemáticas, en la filosofia natural la investigación de las cosas dificiles por el método de análisis ha de preceder siempre al método de composición. Este análisis consiste en hacer experimentos y observaciones, en sacar de ellos conclusiones generales por inducción ... Y aunque los argumentos a partir de observaciones y experimentos por inducción no constituyan una demostración de las conclusiones generales, con todo, es el mejor modo de argumentar que admite la naturaleza de las cosas y ha de considerarse tanto más fuerte cuanto más general sea la inducción ... El de síntesis, por su parte, consiste en suponer las causas descubiertas y en explicar con ellos los fenómenos, procediendo a partir de ellos y demostrando las explicaciones 13 • Como puede verse en las palabras de Newton, ya no se parte del supuesto aristotélico de que los principios generales tienen el rango de verdades 11

12

13

Bacon [1620], p. 33. Véase Losee [1972], p. 73. Newton [1704], p. 349.

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necesarias, sino que se admite que es imposible demostrar su completa certeza. Estos adquieren el estatus de postulados o hipótesis postuladas, de conjeturas, que deben ser comprobadas contrastando sus implicaciones cuantitativas con las experiencias observables; aunque se sigue pensando que es altamente probable que los postulados o hipótesis (el conocimiento científico) son verdaderos cuando han sido suficientemente confirmados con la experiencia. Las palabras de Huygens son bastante significativas en este sentido: Se verá que esta clase de demostraciones no proporcionan una certidumbre tan grande como las de geometría y que hasta difieren bastante, pues mientras los geómetras prueban sus proposiciones mediante principios seguros e indiscutibles, aquí los principios se verifican por las conclusiones que se deducen: la naturaleza de estos hechos no permite proceder de otra forma ... Sin embargo, es posible llegar a un grado de verosimilitud tal, que muy frecuentemente no cede mucho a una absoluta evidencia 14 • En realidad, la falibilidad de la ciencia sólo se establecerá hasta finales del siglo XIX, comienzos del xx. Finalmente, aprovechemos las palabras de Huygens para establecer el paralelo entre el método de reductio ad absurdum en matemáticas con el método de postulados (o hipotético) o método de invalidación (según a lo que se llegue) de las ciencias empíricas o de la naturaleza. En matemáticas se procede por reductio ad absurdum cuando para demostrar el teorema p, se parte por admitir la verdad de su negación (~p), y a partir de eso y los axiomas de la teoría matemática (a 1, a 1 y a 3 , por ejemplo) se intenta llegar a una contradicción, esto es, a deducir un enunciado (q) y su negación (~q); de modo que finalmente hay que admitir la verdad de lo que se quiere demostrar, esto es, de p. Esquemáticamente, ~p y (a 1 y a1 y a3 ), luego q y ~q; debemos concluir p. En ciencias, dicha técnica se implementa del modo siguiente. Se propone una hipótesis (h), y a partir de esta hipótesis y de otras ideas ya establecidas (e 1, e1 y el' por ejemplo) se llega a una conclusión (p). En este punto tenemos dos posibilidades, que la conclusión (p) sea contraria a los datos de la experiencia o a lo que plantea una teoría bien establecida y comprobada (~p) o, la segunda posibilidad, que no lo sea. En el primer caso se llega a una contradicción, por lo que hay que aceptar ~h, esto es, que la hipótesis es falsa. En el segundo caso, desde luego que no queda rechazada la hipótesis, pero tampoco es posible sentar su verdad por completo. La hipótesis sólo queda

14

Huygens [1679), pp. 34 y 35.

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verificada y se acepta de modo provisional, pero si la hipótesis pasa muchas pruebas de este tipo podríamos decir que la hipótesis es prácticamente verdadera, se aproxima a una certeza absoluta.

4. Filosofía clásica de la ciencia: el modo como se justifica el conocimiento Cuando hablamos de concepción clásica de la filosofia de la ciencia nos referimos ante todo al empirismo lógico, la filosofia desarrollada por los miembros del Círculo de Viena, en especial por Rudolph Camap, y también a la fllosofia de la ciencia de Karl Raimund Popper. Para el presente caso que nos ocupa, el de la evaluación o validez de las teorías científicas, estas fllosofias quedan mejor expresadas como confirmacionismo y falsacionismo, respectivamente. El ideal anterior del método como el camino seguro para lograr la verdad se puso en cuestión y se dejó de lado por lo menos a comienzos del siglo xx y fueron dos las razones principales que se esgrimieron: la complejidad presente en la elaboración de una teoría científica y, desde el punto de vista epistemológico, lo importante es cómo se justifican las teorías no cómo se descubren. En cuanto a la primera crítica, se planteó que el origen de una teoría es complejo por la cantidad y diversidad de elementos que involucra. Intervienen factores que desde luego tienen que ver con el contenido y campo de investigación, pero también encontramos aspectos que sobrepasan estos factores: tipo de educación recibida por el científico, literatura científica estudiada no perteneciente a su especialidad, cuestiones psicológicas muy personales, el tipo de colegas con que se relaciona y las condiciones sociales y políticas concretas en las que se desarrolla su investigación. En otros términos, en la investigación científica no es posible el método inductivo, en el que partiendo de un conjunto de hechos observados, o de datos de la experiencia, llegamos a los principios o leyes generales de una teoría, mediante la aplicación mecánica de unas cuantas reglas. La investigación científica no es inductiva en este sentido estrecho, y tampoco podemos esperar que ese procedimiento se descubra algún día, porque, como anotamos en el primer capítulo, las teorías científicas e 1!!1 Embajadoreo 1!!1 Atocha Renfo JV:acias_..c:;::::::J..._ e 1!!1 e ell?l

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Fig. 5.6. Plano del metro de Madrid

v) Las teorías son aproximadas, tienen una exactitud limitada. Los científicos buscan teorías relativamente precisas respecto a ciertos fines no absolutamente precisos.

3.4. Modelos teóricos Son una clase especial de modelos abstractos, aquellos construidos mediante principios teóricos o, en terminología tradicional, leyes, tales como: leyes de Newton, ecuación de Schrodinger, principio de relatividad, el principio de selección natural y las leyes de la genética mendeliana.

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Centremos la atención en la siguiente pregunta: ¿estas leyes son verdades empíricas generales (generalizaciones empíricas bien confirmadas, enunciados empíricos generales) o defmiciones? Para aclarar la respuesta a esta pregunta, comencemos con la siguiente ilustración sobre el péndulo simple. Decimos que tiene un movimiento pendular simple, movimientos de sistemas reales tales como el balanceo de la lámpara de una catedral o la de nuestra casa. Estos movimientos son analizados por los fisicos mediante lo que ellos llaman la ecuación del péndulo: T = 21t~Lig' ¿Es esta ley del péndulo simple un enunciado empírico universal o una definición? Un examen sencillo mostrará que las leyes concebidas de este modo, como enunciados empíricos generales, serán o falsas o completamente inoperantes en la ciencia. Puesto que, preguntémonos, ¿el movimiento de un reloj antiguo de pared satisface la ley anterior? A lo cual respondemos que NO, ya que la ecuación anterior incmpora las siguientes aproximaciones o idealizaciones: l. El ángulo de oscilación debe ser pequeño. 2. La fuerza gravitacional debe ser uniforme. 3. No puede haber influjo gravitacional de otros cuerpos distintos a la Tierra. 4. No puede haber fuerza de fricción en el punto de articulación de la péndola del reloj. 5. La resistencia del aire sobre la pesa de la péndola debe ser nula. Ahora bien, sabemos que el reloj tiene un mecanismo que proporciona un impulso regular a la péndola en cada oscilación porque precisamente en esta situación, como en cualquier otra real, no se cumplen todas estas condiciones. Por tanto, debemos concluir que para que las ecuaciones proporcionen una descripción literalmente verdadera del movimiento deberían tener una forma supremamente compleja que superaría las limitaciones de conocimiento y energía del hombre. Además, aunque podríamos pensar que en principio es posible formular leyes con este grado de complejidad, estas no tendrían ninguna funcionalidad puesto que tal y como los científicos practican su ciencia es irrelevante la verdad exacta y literal sobre el movimiento pendular de ciertos objetos reales o cualquier otro fenómeno. De modo tal que cuando los científicos presentan una lista de condiciones ideales y aproximadas como la anterior, dejan claro que no están hablando de un péndulo real sino más bien plantean que se ocupan de un péndulo ideal que satisface la ecuación anterior. Esto es, el conjunto de idealizaciones es lo que garantiza que se satisfagan las condiciones

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de la ecuación. Llegamos así a que, como nos recuerda Giere, «la idealización y la aproximación son aspectos determinantes de la ciencia empírica».

3.5. Las leyes como definiciones o formas de caracterizar los modelos teóricos Las leyes no son propiamente leyes de la naturaleza sino de la teoría. Si nos fijamos, las leyes funcionan como definiciones de un modelo abstracto (un modelo teórico), de una idealización. A través de ellas podemos precisar distintos aspectos del modelo teórico, por ejemplo: cómo son los cuerpos, cómo interactúan y cosas por el estilo. Las leyes aparecen, en principio, como el medio a través del cual describimos los modelos teóricos y no propiamente el mundo. En principio las leyes nos permiten describir los mundos posibles, quedando aplazada para un segundo momento la pregunta por la relación entre estos mundos posibles y el mundo real. Así que podemos decir que efectivamente en ese modelo abstracto o mundo posible las leyes son verdaderas, el problema que aparece entonces es: ¿cuál es la relación entre las leyes del modelo teórico con los sistemas reales? Y a esto respondemos que la relación entre las leyes y el mundo es indirecta, en la medida en que está mediada por la relación entre el modelo teórico y el sistema real. 3.6. Elementos de una teoría i) Formulación lingüística: ecuación del péndulo simple. ii) Modelos teóricos o idealizaciones: el péndulo simple, un objeto abstracto, una estructura. iii) Sistemas reales o fenómenos o experiencias: la lámpara de la catedral, el farol de nuestra casa o un columpio particular. iv) Hipótesis teórica. Puesto que las teorías científicas dan cuenta de aspectos de la realidad, los modelos teóricos tienen que estar relacionados de algún modo con los sistemas reales. Esta función precisamente la desempeñan las hipótesis teóricas que tienen la forma: el movimiento de la lámpara de la catedral (o cualquiera de los otros dos) es relativamente aproximado al movimiento del péndulo simple (idealizado). En este punto podemos hacer la siguiente observación clave: en la concepción lingüística de las teorías la relación importante se presenta entre la formulación lingüística y los sistemas reales, mientras que en el enfoque modelista la relación determinante es entre el modelo (la idealización) y los sistemas

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reales, la cual queda explicitada por la hipótesis teórica. Estas distintas relaciones se dejan ver en la figura 5.7. En síntesis, tenemos que el enfoque semántico de las teorías científicas es ante todo un enfoque representacional de los modelos, en el que: * los modelos son una herramienta para representar la realidad * los modelos representan la realidad de un modo parcial y no totalmente. * los modelos representan la realidad de un modo aproximado y no de manera fiel.

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Fig. 5. 7. Relación representacional entre teoría y realidad. Concepciones lingüística y semántica

*

la relación de representación tiene un carácter pragmático y no absoluto. Esto último subraya el hecho de que los modelos son usados para representar la naturaleza, usados por nosotros, y entre los muchos modos posibles de usarlos, el modo vigente es muy importante y fija la relación relevante entre el modelo y la naturaleza. Dicha relación es relevante tanto para la evaluación como para la aplicación de la teoría.

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B. TALLER No. 11 * Naturaleza y estructura de las teorías científicas 1

Teniendo en cuenta las notas de clase y lo explicado por el profesor, resuelva las siguientes cuestiones. l. ¿Qué se quiere decir, dentro de la concepción enunciativa o lingüística, con que una teoría científica es un conjunto de enunciados (de leyes)? Ilustre lo anterior con la mecánica newtoniana. 2. Explique la principal dificultad que enfrenta la concepción enunciativa de las teorías. 3. ¿Estructura y conjunto son nociones equivalentes en la concepción modelista de las teorías? Sustente su respuesta proporcionando un ejemplo claro de una estructura matemática. 4. ¿Qué significa que las teorías sean entendidas como modelos o idealizaciones? 5. Existe la idea extendida de que una teoría es una fiel copia del mundo; presente una crítica a esta idea. 6. ¿Por qué és demasiado pretencioso hablar sobre la teoría del mundo y no lo es hablar de una teoría sobre un dominio particular de este? 7. Igualmente, ¿por qué es engañoso hablar de leyes de la naturaleza y no lo es hablar de leyes científicas o de una teoría? 8. Desde la concepción modelista, ¿cuál es la principal función que cumplen las leyes científicas? 9. ¿Qué significa que una teoría sea empíricamente adecuada y cuál es su diferencia con que una teoría sea verdadera? lO. Teniendo como guía las lecturas de Newton («Escolio sobre el tiempo, el espacio, el lugar y el movimiento», en Newton [ 1687], pp. 222-239) y van Fraassen («El movimiento aparente y el espacio absoluto», en van Fraassen, [1980], pp. 67-69). a) ejemplifique el tipo de fenómenos que buscaba salvar Newton con su teoría; b) ilustre por qué la teoría de Newton va más allá de los fenómenos observables; e) ejemplifique su respuesta a la pregunta 9 con la teoría de Newton.

• Este taller lo elaboramos conjuntamente con mi alunmo de pregrado Fabián Andrés González.

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11. Enuncie y explique (con sus propias palabras y según la concepción modelista) los elementos de una teoría. Ejemplifique lo anterior con la teoría de Newton o con una de las teorías tratadas en el artículo de Guerrero [2004], «El paso del geocentrismo al heliocentrismo».

LECTURA* «El movimiento aparente y el espacio absoluto»t Bas Carl van Fraassen (1980) Cuando Newton escribió sus Principios de la filosofía natural y El sistema del mundo, distinguió cuidadosamente los fenómenos que debían salvarse de la realidad que había de postularse. Distinguió las «magnitudes absolutas» que aparecen en sus axiomas de las «medidas sensoriales» que se determinan experimentalmente. Examinó cuidadosamente las maneras en las que, y hasta que punto, «los movimientos verdaderos de los cuerpos particulares pueden determinarse a partir de lo aparente», a través de la aserción de que «los movimientos aparentes [...] son las diferencias de los movimientos verdaderos» 1 • Podemos ilustrar estas distinciones por medio de la discusión que antecedió a Newton acerca del movimiento planetario. Ptolomeo describió estos movimientos bajo el supuesto de que la Tierra estaba inmóvil. Para él no había diferencia entre el movimiento aparente y el verdadero: el verdadero movimiento era exactamente lo que se veía en el cielo. (Puede no ser evidente de manera inmediata lo que es ese movimiento: se requiere reflexión para darse cuenta de que el movimiento de un planeta realmente se ve como un movimiento circular alrededor de un centro que se mueve.) En la teoría de Copérnico, el Sol está inmóvil. Por ello, lo que vemos son sólo los movimientos de los planetas relativos a la Tierra, que no está inmóvil. El movimiento aparente de los planetas se identifica como la diferencia entre el movimiento verdadero de la Tierra y el movimiento verdadero de los planetas; el verdadero movimiento es, en este caso, el movimiento relativo al Sol. Finalmente, en su mecánica general, Newton no supuso que la Tierra o el Sol están inmóviles. Generalizó la idea del movimiento aparente -que es el movimiento relativo a la Tierra- a la del movimiento de un cuerpo relativo a otro. Podemos hablar de los movimientos de los planetas

• Trascripción hecha por Julián Murillo. tEn Bas. C. van Fraassen, La imagen científica, Paidós-UNAM, México, 1996, pp. 67-69. 1 F. Cajori (comp.), Sir Isaac Newton 's Mathematical Principies of Natural Philosophy and His System of the World, Berkeley, University of California Press, 1960, p. 12.

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relativos al Sol, o relativos a la Tierra, o a la Luna, o a lo que se quiera. Lo que se observa es siempre un movimiento relativo: un movimiento aparente es un movimiento relativo al observador. Y Newton sostenía que los movimientos relativos pueden identificarse siempre como una diferencia de movimientos verdaderos, no importa cuáles sean (una aserción que puede precisarse en términos de la representación vectorial del movimiento). Los «movimientos aparentes» forman estructuras relacionales definidas por la medición de distancias relativas, intervalos de tiempo y ángulos de separación. Para efectos de brevedad, llamémosles a estas estructuras relacionales apariencias. En el modelo matemático provisto por la teoría de Newton, los cuerpos están localizados en el espacio absoluto, en el cual tienen movimientos reales o absolutos. Pero, dentro de estos modelos, podemos defmir estructuras que son supuestamente reflejos exactos de esas apariencias, y son, como lo dice Newton, identificables como diferencias de movimientos verdaderos. A estas estructuras, defmidas en términos de las relaciones pertinentes entre localizaciones absolutas y tiempos absolutos, que son las partes apropiadas de los modelos de Newton, las llamaré movimientos, tomando prestado un término de Simon2 (Después utilizaré el término más general de subestructuras empíricas). Cuando Newton atribuye a su teoría adecuación empírica, está sosteniendo que su teoría tiene algún modelo tal que todas las apariencias que son efectivamente el caso pueden identificarse (son isomórficas) con movimientos en ese modelo. (Esto se refiere por supuesto a todas las apariencias efectivas a lo largo de la historia del universo, sean o no observadas). La teoría de Newton hace bastante más que esto. Es parte de la teoría que hay un espacio absoluto, que el movimiento absoluto es movimiento relativo al espacio absoluto, que la aceleración absoluta causa ciertos estiramientos y tensiones y, por lo tanto, deformaciones en las apariencias, y así sucesivamente. Además, ofreció la hypothesis (su propia terminología) de que el centro de gravedad del sistema solar está en reposo en el espacio absoluto. 3 Pero como él mismo observó, las apariencias no serían diferentes si el centro estuviera en cualquier otro estado de movimiento constante absoluto. Esto es así por dos razones: las diferencias entre movimientos verdaderos no cambian si añadimos un factor constante a todas las velocidades; y la fuerza está relacionada con cambios en el movimiento (aceleraciones) y no con el movimiento directamente. Llamemos a la teoría de Newton (la mecánica y la gravitación) TN, y TN(v) a la teoría TN más el postulado de que el centro de gravedad del sistema solar 2 Herbert A. Simon, «The Axiomatization of Classical Mechanics», Philosophy of Science, 21, 1954,pp. 340-343. 3 Op. Cit., Libro III de Of the System of the world, Hypothesis 1, Prop. XI, y Cor. Prop. XII.

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tiene una velocidad constante absoluta v. Según el propio Newton, TN(O) es adecuada empíricamente; y, si TN(O) es adecuada empíricamente, entonces también lo son todas las otras teorías TN(v). Al recordar lo que significa la adecuación empírica, vemos que todas las teorías TN(v) son empíricamente equivalentes exactamente si todos los movimientos en un modelo de TN(v) son isomórficas con movimientos en un modelo TN( v +w), para todas las velocidades constantes v y w. Por ahora, convengamos en que estas teorías son empíricamente equivalentes, dejando las objeciones para una sección posterior.

LECTURA* «Escolio sobre tiempo, espacio, lugar y movimientO))t Isaac Newton (1687) Hasta aquí he expuesto las definiciones de las palabras menos conocidas, explicando el sentido en el que deberían entenderse para lo sucesivo. Tiempo, espacio, lugar y movimiento son palabras conocidícimas para todos. Es de observar, con todo, que el vulgo concibe esas cantidades partiendo de la relación que guardan con las cosas sensibles. Y de ello surgen ciertos prejuicios, para cuya remoción será conveniente distinguir allí entre lo absoluto y lo relativo, lo verdadero y lo aparente, lo matemático y lo vulgar. ( ...) II. El espacio absoluto, tomado en su naturaleza, sin relación a nada externo, permanece siempre similar e inmóvil. El espacio relativo es alguna dimensión o medida móvil del anterior, que nuestros sentidos determinan por su posición con respecto a los cuerpos, y que el vulgo confunde con el espacio inmóvil; de esa índole es la dimensión de un espacio subterráneo, aéreo o celeste, determinada por su posición con respecto a Tierra. El espacio absoluto y el relativo son idénticos en aspecto y magnitud, pero no siempre permanecen numéricamente idénticos; por ejemplo, si la Tierra mueve un espacio de nuestro aire, que relativamente y con respecto a la Tierra permanece siempre idéntico, el aire pasará en cierto momento por una parte del espacio absoluto y en otro momento por otra, con lo cual cambiará continuamente en términos absolutos. ( ...) • Trascripción hecha por Julián Murillo. t En l. Newton, Principios matemáticos de la fllosofla natural y su sistema del mundo, Editora Nacional, 1982, pp. 222-239.

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IV. El movimiento absoluto es la traslación de un cuerpo desde un lugar absoluto a otro, y el movimiento relativo la traslación de un lugar relativo a otro. En un barco a toda vela el lugar relativo de un cuerpo es aquella parte del barco que el cuerpo posee, o aquella parte de la cavidad llenada por el cuerpo y que por eso mismo se mueve junto con el barco. El reposo relativo es la continuidad del cuerpo en el mismo lugar del barco o de su cavidad. Pero el reposo real, absoluto, es la continuidad del cuerpo en la misma parte de ese espacio inmóvil donde se mueve el barco mismo, su cavidad y todo cuanto contiene. Por lo cual, si la Tierra está realmente en reposo, el cuerpo que reposa relativamente en el barco se moverá real y absolutamente con la misma velocidad que el barco tiene sobre la Tierra. Pero si la Tierra se mueve también, el movimiento verdadero y absoluto del cuerpo surgirá en parte del verdadero movimiento de la Tierra en el espacio inmóvil, y en parte del movimiento relativo del barco sobre la Tierra; y si el cuerpo se mueve también relativamente en el barco, su verdadero movimiento surgirá en parte del verdadero movimiento de la Tierra en el espacio inmóvil, y en parte de los movimientos relativos tanto del barco sobre la Tierra como del cuerpo sobre el barco; y de esos movimientos relativos surgirá el movimiento relativo del cuerpo sobre la Tierra. Si la parte de la Tierra donde se encuentra el barco fuese movida verdaderamente hacia el Este con una velocidad de 1001 Opartes, mientras el barco mismo, con las velas desplegadas a un vendaval, es arrastrado hacia el Oeste con una velocidad expresada por 1O de esas partes, pero un marinero camina en el barco hacia el Este con 1 parte de la velocidad mencionada, este hombre será movido verdaderamente en el espacio inmóvil hacia el Este a una velocidad de 10001 partes, y relativamente sobre la Tierra hacia el Oeste con una velocidad de 9 partes. ( ... ) Tal como es inmutable el orden de las partes del tiempo, así sucede con el orden de las partes del espacio. Si esas partes fuesen movidas a salir de sus lugares, serían movidas (si vale la expresión) a salir de sí mismas. Porque los tiempos y los espacios son sus propios lugares y también los de todas las otras cosas. Todas las cosas están situadas en el tiempo según el orden de sucesión y en el espacio según el orden de situación. Pertenece a su esencia el hecho de ser lugares, y es absurdo que los lugares primarios sean móviles. Estos son, pues, los lugares absolutos; y sólo son movimientos absolutos las traslaciones de unos a otros. Pero como las partes del espacio no pueden verse o distinguirse unas de otras mediante nuestros sentidos, les aplicamos medidas sensibles. Pues por las posiciones y distancias de las cosas respecto de cualquier cuerpo que se considere inmovido definimos todos los lugares; y luego calculamos todos

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movimientos, usando como referencia esos lugares y considerando a los cuerpos transferidos de unos a otros. Por lo que usamos lugares y movimientos relativos en vez de absolutos, sin inconveniente alguno en los asuntos comunes, aunque en disquisiciones filosóficas debamos hacer abstracción de nuestros sentidos y considerar las cosas mismas, distinguiéndolas de sus medidas sensibles. Porque puede suceder que no haya cuerpo realmente en reposo, al cual referir los lugares y movimientos. Pero podemos distinguir el reposo y el movimiento -tanto relativos como absolutos- por sus propiedades, causas y efectos. Es una propiedad del reposo el hecho de que los cuerpos realmente en reposo reposan los unos respecto de los otros. Y por eso es posible que en las regiones de las estrellas fijas, o aún más lejos, pueda existir algo que esté en absoluto reposo; pero, siendo imposible saber por la posición de los cuerpos unos respecto de otros en nuestras regiones si alguno mantiene la misma posición con respecto a ese cuerpo remoto, se sigue que el reposo absoluto no puede determinarse partiendo de la posición de los cuerpos en nuestras regiones. ( ... )

Las causas mediante las cuales se distinguen los movimientos relativos de los verdaderos son las fuerzas impresas en los cuerpos para generar el movimiento. El movimiento verdadero no es generado ni alterado sino por alguna fuerza impresa en el mismo cuerpo movido, pero el movimiento relativo puede ser generado o alterado sin fuerza alguna impresa en el cuerpo. Basta imprimir alguna fuerza en otros cuerpos con los cuales se compara para que, cediendo ellos, pueda cambiarse la relación en que consistía el movimiento o reposo de ese otro cuerpo. Por su parte, el movimiento verdadero padece siempre algún cambio debido a cualquier fuerza impresa en el cuerpo que se mueve, pero el movimiento relativo no sufre necesariamente ningún cambio debido a tales fuerzas. Porque si se imprimen las mismas fuerzas en aquellos otros cuerpos con los cuales se hace la comparación, de manera que pueda preservarse la posición relativa, se preservará la relación que determina el movimiento relativo. Por consiguiente, cualquier movimiento relativo puede ser alterado cuando permanece inalterado el movimiento verdadero, y el relativo puede ser preservado cuando el verdadero sufre alguna alteración. De ahí que el verdadero movimiento no consista para nada en tales relaciones. Los efectos que distinguen el movimiento absoluto del relativo son las fuerzas de alejamiento del eje del movimiento circular. No existen tales fuerzas en un movimiento circular puramente relativo, pero en un movimiento circular verdadero y absoluto son mayores o menores según la cantidad de movimiento.

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Introducción a la filosofia de la ciencia

( ...) Por consiguiente, las cantidades relativas no son las cantidades mismas, cuyos nombres llevan, sino medidas sensibles de ellas (precisas o imprecisas) que se usan habitualmente en su lugar. Y si el sentido de las palabras debe ser determinado por su uso por los nombres tiempo, espacio, lugar y movimiento debe entenderse propiamente sus medidas sensibles; y la expresión será infrecuente y puramente matemática si se significan las cantidades medidas en sí mismas. En consecuencia, violentan el lenguaje quienes toman esas palabras por las cantidades medidas en sí mismas, y así deberían precisarlo claramente. Y no contaminan menos la matemática y la filosofia quienes confunden las verdaderas cantidades con sus relaciones y medidas sensibles. Es realmente dificilísimo descubrir y distinguir de modo efectivo los movimientos verdaderos y los aparentes de cuerpos singulares, porque las partes del espacio inmóvil donde se realizan esos movimientos no son observables por los sentidos. Con todo, esta pretensión no es enteramente desesperada; tenemos algunos indicios a seguir, en parte de los movimientos aparentes, que son las diferencias de los movimientos verdaderos, y en parte de las fuerzas, que son las causas y los efectos de los movimientos verdaderos. ( ... ) Pero cómo habremos de deducir los verdaderos movimientos a partir de sus causas, efectos y diferencias aparentes, y la inversa, será explicado más extensamente en lo que sigue. Con ese fm compuse el presente trabajo.

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C. TALLER No. 12* Naturaleza y estructura de las teorías científicas 11 Elija una teoría con la que esté familiarizada( o) y desarrolle los siguientes puntos. l. Presente, exponga, dicha teoría en la forma canónica o acostumbrada. 2. Reconstruya la teoría desde el enfoque modelista destacando los siguientes elementos: a) los principios teóricos o leyes, b) un modelo teórico (idealización) correspondiente, e) dos sistemas empíricos (fenómenos) a los cuales se aplica, d) dos hipótesis teóricas, una verdadera y otra falsa. 3. A partir de esta teoría particular, ilustre las siguientes afirmaciones: a) el modelo teórico es una idealización. b) los principios son verdaderos en el modelo teórico. e) los modelos empíricos son aproximaciones de los modelos teóricos.

• Este taller lo elaboramos conjuntamente con Oiga Lucia Gómez, profesora de la Escuela de Salud Pública, Universidad del Valle, y estudiante de la maestría en Filosofia.

CAPrTULO VI EL DEBATE REALISMO-EMPIRISMO EN LA EPISTEMOLOGrA CONTEMPORÁNEA*

Es importante recordar, además, que una teoria es un artificio humano. Como otros artificios, es probable que una teoria contenga algunos elementos que son simplemente expresión de los objetivos e idiosincrasias especiales de sus inventores humanos, y no símbolos con una función referencial o representativa primaria E.Nagel

A. PRESENTACIÓN

l. Planteamiento del problema El tema de la verdad en las ciencias tiene que ver, entre otras cosas, con la cuestión general ¿qué nos dicen las teorías científicas sobre la realidad?, y con la más particular ¿qué sobre las entidades teóricas que postula? Estas cuestiones han divido tradicionalmente a realistas y empiristas, y el debate actual en tomo a estas cuestiones ha tomado una forma nueva, con elementos más técnicos, pero podríamos decir que el problema sigue siendo el mismo pero con un mayor número de matices. Una de las discrepancias fundamentales, y ya clásica, entre empiristas y realistas tiene que ver con la realidad de los objetos que pueblan el mundo. Podríamos decir que el debate actual realismo-empirismo asume este mismo problema pero restringido exclusivamente a las entidades teóricas, dejando de lado los observables. Actualmente contamos, especialmente, con dos vías nuevas que ha tomado la discusión: la línea realista representada por el realismo constructivo de Ronald Giere y la empirista por el empirismo constructivo de Bas Carl van Fraassen. Estos dos puntos de vista son muy influyentes en el presente en la

• Este escrito recoge en parte la conferencia que ofrecí bajo el titulo La verdad en el realismo y el empirismo constructivos en Foro internacional: Filosofia, acción y verdad, Universidad del Valle y Universidad Javeriana, Cali, 6 al 9 de junio de 2006. Algunas de las ideas aquí expuestas están mejor desarrolladas y presentadas en algunos de los apartados de mi tesis doctoral, Guerrero [2005c].

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filosofia de la ciencia y también son bastante interesantes dado que ambos construyen sus respectivas propuestas filosóficas a partir del enfoque semántico de las teorías, del cual hablamos en el capítulo IV. Así que este capítulo intentará trazar las líneas generales de este debate, centrándonos especialmente en la importancia que ambas propuestas dan a la verdad. Creo que es conveniente comenzar con un ejemplo que nos sirva de referencia para toda la exposición. Un buen ejemplo para el caso es la concepción de espacio absoluto de Newton. La mecánica expuesta por Newton en su magna obra Principios matemáticos de la filosofia natural ( 1687) incluye como cuestiones fundamentales de su teoría no sólo sus tres bien conocidas leyes de la naturaleza (ley de inercia, ley del movimiento [F = m. a] y ley de acción-reacción) sino que también la afirmación de la existencia real e independiente de un espacio absoluto, que parece ser inobservable. En la perspectiva de Newton, dicha afirmación tiene una sustentación lógica y fisica al interior de su teoría. Lo importante a subrayar aquí es que no hay duda en que Newton tiene la convicción de que si se dieran las condiciones fisicas necesarias podríamos tener acceso de un modo sensible o por medio de experimentos al espacio absoluto, pero dadas nuestras limitaciones tenemos que admitir que el espacio es inobservable. A la idea de espacio absoluto se opuso radicalmente Leibniz, para quien el espacio es simplemente un concepto, una idea, a la que como tal no le corresponde nada real. Para Leibniz en realidad no existe el espacio. La idea de espacio la obtenemos a partir de la relación de coexistencia entre dos objetos y no la inferimos de la experiencia. En términos ontológicos, para Newton existe el espacio y los objetos que se han de encontrar en él, mientras que para Leibniz únicamente existen los objetos. Véase la figura 6.1 1 • NEWTON Espacio absoluta

..... ..

• • • •

LEIBNIZ C>bjetos

.. . . • . . . • • ••

físicos ~ •

• •

• •



El espacio es una entidad real en la que se encuentran todos los objetos

El espacio sólo es un concepto

relacional al cual no le corresponde nada real

Fig. 6.1. El espacio en Newton y Leibniz 1

Este tema lo amplío más en mis artículos Guerrero [2005a] y Guerrero [2006].

El debate realismo-empirismo en la epistemología contemporánea

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En este asunto la posición de la comunidad científica, en contraste con la filosófica representa por Leibniz, fue no darle importancia a esta cuestión, la cual califica de metafisica. Para ellos la obra de Newton era matemáticamente perfecta y desde el punto de vista fisico permitía explicar muchos fenómenos de la Tierra y muchos otros astronómicos. En la historia de la fisica se encuentran otros ejemplos notorios sobre la realidad de las entidades teóricas o entidades inobservables, tales como: la fuerza, el espacio-tiempo de la relatividad, las moléculas, las partículas elementales, los campos fisicos, las probabilidades (que se pueden entender de manera realista, como propensiones, tendencias), las causas, las leyes de la naturaleza, etc. La diferencia entre entidades observables e inobservables nos permite destacar que una característica notoria de la actividad científica es la postulación de entidades teóricas que van más allá de la observación directa: las teorías tienen como propósito explicar los fenómenos que observamos (nivel observacional) y esto lo hacen postulando procesos y estructuras que no son observables de manera directa (nivel teórico). Tal y como lo planteamos en el capítulo IV. En síntesis, ¿qué podemos decir de la realidad de estas entidades teóricas?: a) que existen: es la posición realista. b) que no existen: es la posición antirrealista, una forma de empirismo. e) suspender el juicio: es la posición escéptica, instrumentalismo u otra forma de empirismo. El problema anterior lo podemos enunciar en términos de verdad. ¿Qué nos dice una teoría sobre el mundo, sobre la realidad? o ¿cuál es (ha de ser) el objetivo de la ciencia?

i. El objetivo de la ciencia es proporcionarnos teorías verdaderas: el mundo es independiente de nuestra forma de conocerlo (los objetos y sus relaciones existen independientemente de la mente) y todo lo que dice la teoría se corresponde con la realidad o todos los elementos de la teoría tienen una contraparte en la realidad. En esto consiste el realismo irrestricto. ii. El objetivo de la ciencia es proporcionarnos teorías empíricamente adecuadas: el mundo es independiente de nuestra forma de conocerlo, pero el ideal anterior es inalcanzable, sólo podemos aspirar a teorías que sean verdaderas en el dominio de la observación, de la experiencia. Más allá de este dominio, en el ámbito teórico, de las entidades postuladas, no tenemos nada garantizado. Estas ideas hacen parte básicamente del empirismo.

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iii. El objetivo de la ciencia es proporcionarnos teorías aproximadamente verdaderas: el mundo es independiente de nuestra forma de conocerlo, y algunas entidades teóricas postuladas tienen su contraparte en la realidad, aunque no necesariamente todas. En este sentido, la verdad de las teorías va más allá del nivel observacional, aunque las teorías no tienen que ser completamente verdaderas. Esto es lo que, en términos generales, defiende el realismo científico.

iv. La palabra independiente puede tener un sentido fuerte y uno débil, según la función que demos a nuestra actividad conceptualizadora en el proceso de conocimiento del mundo. Admitir que el mundo es independiente incluso de nuestra actividad conceptualizadora, equivale a decir, con las palabras de Hilary Putnam, que existe un mundo prefabricado. Y de esto hemos de concluir que una teoría verdadera es una fiel copia de la realidad; con lo cual también se estaría aceptando que hay algo así como el Punto de Vista del Ojo de Dios: hay una única descripción verdadera de cómo es el mundo en sí mismo, hay un lenguaje privilegiado para describir el mundo. Estas ideas configuran el realismo metafísico. Así que el sentido débil de independiente da cabida a que podamos dar cuenta del mundo desde esquemas conceptuales (marcos lingüísticos) distintos, sin que esto implique que el mundo se construye a partir de un esquema conceptual. Aunque el mundo sea conceptualizado, este sigue siendo independiente de nuestras creencias, de la forma como lo concibamos o conozcamos. En todos estos casos la verdad se entiende como una relación semántica entre lenguaje y realidad, como una correspondencia entre el lenguaje y la realidad. Más exactamente, como una correspondencia entre los enunciados de un lenguaje y el mundo. Se asume, entonces, la teoría de la verdad como correspondencia, al modo como la caracterizó A. Tarski. Un objetivo adicional de la exposición que viene a continuación es precisar suficientemente bien en qué radica el aspecto constructivo del realismo de Giere y del empirismo de van Fraassen.

2. Enfoque semántico o modelista de las teorías Recordemos, tal y como se planteó en el capítulo V. Teoría y leyes, que el enfoque semántico se contrapone al lingüístico o enunciativista, que es la forma más común de entender las teorías. En el enfoque enunciativista una teoría no es más que sus leyes o hipótesis, que son enunciados, y todo lo que se derive

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de ellas. Así, por ejemplo, la teoría mecánica newtoniana es el conjunto de las tres leyes de Newton y lo que se derive lógicamente de ellas. En tanto que la idea básica del enfoque semántico es que las teorías científicas quedan mejor comprendidas como conjuntos de modelos (estructuras), en el sentido matemático abstracto, que como conjunto de enunciados. En otras palabras, la principal lección de este enfoque es que cuando uno se aproxima a una teoría, lo primero que hay que buscar son los modelos y luego las hipótesis que emplean esos modelos. No hay que buscar principios generales, ni axiomas, ni cosas por el estilo. Además recordemos que en esta concepción una teoría consta de tres elementos: a) Sistemas (modelos) teóricos: los que se definen a través de las leyes. b) Sistemas reales o fenómenos. e) Hipótesis teóricas: relacionan los modelos teóricos con los sistemas reales. También decíamos que la hipótesis teórica tiene que ver con la relación general entre mundo y teoría, y que por tanto esta plantea, en general, que los modelos construidos a partir de los datos de los fenómenos, los sistemas empíricos reales, deben tener cierta relación con los modelos teóricos definidos a través de las leyes. El esquema de la figura 5.7 muestra las diferentes relaciones entre los distintos elementos de una teoría, desde las concepciones sintáctica y semántica. Teniendo presente que la función básica de una categoría semántica es la de establecer una relación entre teoría y mundo, podemos ver en el esquema, a la izquierda, que este tipo de relación se presenta directamente entre enunciados y mundo, es decir, a través de la categoría semántica verdad. En tanto que a la derecha, en la concepción semántica, la relación básica es entre un objeto abstracto, un modelo teórico, y un sistema real (un modelo de datos), de modo que además de la verdad entendida como isomorfismo entre un modelo teórico y un modelo de datos, es posible considerar por lo menos otra categoría semántica como la de adecuación empírica. Esta última relación consiste en que un modelo de datos es isomorfo con una subestructura empírica de un modelo teórico, sin alcanzar la identidad. Así, el enfoque semántico sólo destaca la importancia de este tipo de relación entre la familia de modelos teóricos y ciertos modelos de datos como un elemento clave en la elucidación de la estructura de una teoría empírica, pero la defensa de un tipo particular de relación entre modelos y realidad, por encima de otros tipos de relaciones, cae fuera del terreno propio del enfoque y se ubica en un dominio enteramente epistemológico. Es por esto que dicho enfoque se considera

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neutral en esta cuestión epistemológica. En otras palabras, este enfoque sólo llega a afirmar que debe existir una relación entre los modelos teóricos y los modelos de datos, pero no se compromete con una relación particular entre estos dos tipos de modelo; deja de lado el considerar si esta relación tiene que ser de verdad o de adecuación empírica (ver esquema de arriba).

3. Empirismo y realismo constructivos De modo que, a la inversa, enfrentar la dicotomía entre verdad y adecuación empirica es abordar la disputa realismo-empirismo. Así pues, con el esquema de arriba también es fácil comprender el empirismo que defiende van Fraassen y el realismo de Giere. Partimos de que podemos adquirir diferentes tipos de compromisos epistémicos respecto a las componentes que nos proporcionan los modelos teóricos, de tal modo que para el empirista el compromiso es de adecuación empirica entre ciertos sistemas reales y ciertas subestructuras de un modelo teórico, en tanto que el realista está más comprometido con la verdad en el sentido mencionado más arriba: el realista está dispuesto a aceptar que más allá de la adecuación empirica existen elementos de los modelos teóricos a los cuales corresponde alguna parte de la realidad. Estos elementos adicionales se suelen calificar como términos teóricos, de tal manera que un empirista como van Fraassen tiende a suspender el juicio en relación con la existencia o no de las entidades a las que refieren los términos teóricos. Para éste lo único que tenemos que exigirle a las teorías científicas es que se adecuen a los fenómenos, en los que aparecen relacionadas las entidades observables. Mientras que un realista como Giere considera que en determinadas ocasiones, las cuales tienen que ser estudiadas una por una, un término teórico puede referir a una entidad real del mundo. En este sentido, el modelo teórico trasciende lo estrictamente observacional y se asumen como existentes elementos que van más allá de las entidades observables. En síntesis, aún dentro de la concepción semántica se presenta la disputa filosófica entre realismo y empirismo, ya que es posible adquirir diferentes tipos de compromisos onto-epistémicos respecto a las componentes que proporcionan los modelos teóricos. Se renueva así, de esta forma, y entre otras cosas, el debate sobre la realidad de los no-observables, pues el realista en algunos casos está dispuesto a comprometerse con entidades de este tipo, mientras que en estas cuestiones un empirista como van Fraassen no va más allá de lo que es «observable», calificando las reificaciones del realista como pura metafísica.

El debate realismo-empirismo en la epistemología contemporánea

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3.1. El empirismo constructivo de van Fraassen Veamos más en detalle algunos aspectos de la propuesta de van Fraassen. En síntesis, su propuesta: a) defiende un empirismo en el sentido anotado al comienzo; b) sostiene que la relación importante no es la verdad sino la adecuación empírica; e) se enuncia dentro del enfoque semántico; d) adelanta un empirismo que es constructivo. La idea básica de este empirismo es que si bien el mundo es independiente de nuestra forma de conocerlo sólo podemos aspirar a teorías que sean verdaderas en el dominio de la observación, de la experiencia. Más allá de este dominio, en el ámbito teórico, de las entidades postuladas, no tenemos nada garantizado. De ahí la importancia que tiene para un empirista trazar la distinción entre el conocimiento que está garantizado por la experiencia y el conocimiento que la trasciende. Esta línea divisoria la traza van Fraassen entre objetos observables y objetos inobservables. Para van Fraassen, que algo seá observable o inobservable se ha de resolver mediante procedimientos estrictamente empíricos. Así pues, van Fraassen defme su empirismo en los siguientes términos: «la ciencia se propone ofrecemos teorías que son empíricamente adecuadas; y la aceptación de una teoría involucra como creencia solamente que ella es empíricamente adecuada»2 • De acuerdo con él, el realista se caracteriza por pensar que la verdad es el criterio de éxito de una teoría y que aceptar una teoría es creer que es verdadera, en tanto que su empirismo niega ambas cosas: por una parte propone que las razones que llevan a aceptar una teoría es que sea empíricamente adecuada, que de cuenta de los fenómenos, que de por sí son observables, y por la otra que para aceptar una teoría no se tiene en cuenta para nada, es irrelevante, el dominio teórico, en el cual se postulan los objetos teóricos o inobservables. Por tanto, que una teoría sea empíricamente adecuada significa que es verdadera re:3pecto a los fenómenos (observables) exclusivamente. Esta misma argumentación conduce a que el éxito de una teoría (de la ciencia) no se mide por la verdad sino por la adecuación empírica: aceptar una teoría implica creer sólo en su adecuación empírica. En términos modelistas: la verdad de una teoría implica la existencia de un isomorfismo entre un modelo teórico y la realidad, mientras que su adecuación

2

van Fraassen [1980], p. 28.

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empírica consiste en un isomorfismo entre las subestructuras empíricas del modelo teórico con los fenómenos. Véase la figura 6.2. ISOMORFISMO

Los supuestos objetos inobsenables

Subestructura empirica

MODELOTEÓRIOO

MUNOO

Fig. 6.2. Relaciones entre un modelo teórico y la realidad

Bas C. van Fraassen llama a su propuesta empirismo constructivo puesto que «concibe la actividad científica más como una construcción que como un descubrimiento: construcción de modelos que deben ser adecuados a los fenómenos, y no descubrimiento de la verdad respecto de lo inobservable». 3 En el empirismo tradicional, nuestro conocimiento del mundo proviene de la experiencia sensible y éste debe ajustarse a aquella. Para van Fraassen los modelos teóricos no son inducidos a partir de la experiencia concreta sino creaciones, construcciones, de un científico o una comunidad científica. Para él tampoco tiene sentido los intentos de reducir una teoría a términos observacionales exclusivamente. Esto es una tarea imposible porque todo nuestro lenguaje es teórico. En defmitiva, la principal razón que esgrime van Fraassen para asumir una filosofia empirista en vez de una realista es que «la afirmación de adecuación empírica es bastante más débil que la afmnación de verdad, y la resistencia a aceptar nos libera de la metafisica»4 .

3.2. El realismo constructivo de Giere En el caso de la propuesta de Giere se tiene que: a) defiende un realismo científico en el sentido mencionado al principio; b) también se presenta dentro del enfoque semántico de las teorías; e) el realismo es constructivo; 3 4

van Fraassen [1980], p. 20. van Fraassen [1980]. La negrilla es mía.

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d) la verdad pasa a un segundo plano, es sustituida por la relación de similitud o semejanza. Giere defme el realismo (científico) así: «cuando una teoría científica es aceptada, se considera que la mayor parte de los elementos de la teoría (incluyendo los que se consideran inobservables) representan (en algún respecto y en algún grado) aspectos del mundo» 5 • Y este realismo es constructivo porque los científicos crean activamente los modelos teóricos y no le son revelados directamente por la naturaleza. Los modelos teóricos son construcciones humanas. Veamos algunos de los argumentos que Giere esgrime a favor de la existencia de entidades supuestamente inobservables. En primer lugar, parece bastante desmedida la importancia epistemológica que otorgada van Fraassen a la dicotomía observable/inobservable. Esto especialmente por su carácter antropocéntrico y por las dificultades que se encuentran para trazarla en la práctica científica. La fuerza gravitacional nos proporciona un ejemplo. En un comienzo se asumió como una entidad metafisica y ahora que estamos más familiarizados con el concepto y los procedimientos para medir fuerzas, nos parece evidente que existen fuerzas en la naturaleza. Así, pues, el realismo no pretende negar una distinción impreéisa y gradual entre observable/inobservable, y esto porque el realismo precisamente admite la existencia de ambos tipos de objetos. Lo que rechaza es: uno, la posibilidad de trazar dicha distinción en forma precisa, sin vaguedades; dos, la pretensión empirista de fundamentar todo conocimiento científico en la experiencia concreta, en lo observable. En otras palabras, podríamos decir que van Fraassen construye su propuesta epistemológica sobre la base de una distinción cualitativa, gradual y problemática. Aún más, plantean los críticos de van Fraassen, según él es más prudente suspender el juicio sobre la existencia de inobservables postulados por una teoría, pero parece que tal precaución se invierte cuando hay evidencia experimental suficiente e incluso abrumadora a favor de entidades inobservables, que nos llevan a aceptar su existencia sin mayores reservas. Es precisamente en este sentido que Giere afirma que la interpretación empirista de la actividad científica no es menos metafisica que la perspectiva opuesta, el realismo. Lo cual es suficiente para dejar a su realismo y el empirismo de van Fraassen en igualdad de condiciones. Una ilustración del realismo de Giere es su realismo modal, en el que se admite que las posibilidades (las probabilidades) son reales, y que las causas 5

Giere [1988], p. 97.

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que están más allá de los fenómenos también lo son. De acuerdo con Giere, muy en la línea de Popper, las probabilidades hay que interpretarlas como tendencias o propensiones reales. En otras palabras, el modelo teórico (por ejemplo uno defmido por la ley del péndulo simple) permite conocer cómo se comportaría un sistema particular en condiciones diferentes de aquellas en las que se encuentra de hecho. En este caso dichas posibilidades se encuentran en el modelo teórico, pero de acuerdo con Giere estas posibilidades o tendencias causales se las podemos atribuir correctamente a los sistemas reales correspondientes. Por el contrario, para un empirista como van Fraassen, estas posibilidades pertenecen al modelo teórico y no se encuentran en los sistemas reales. Para van Fraassen las modalidades son una forma de hablar y no pertenecen al mundo. Muy en consonancia con su realismo constructivo, éste realismo modal de Giere contrasta de manera interesante con el rechazo de las leyes científicas como leyes de la naturaleza. A las leyes de la naturaleza se les atribuye normalmente tres propiedades: universalidad, necesidad y objetividad. Giere hace un análisis histórico del modo como se ha llegado a concebir las leyes como verdades universales, para fmalmente mostrar que la ciencia sólo requiere asumir las leyes como generalizaciones empíricas, las cuales no tienen por qué ser universales. De acuerdo con Giere, y el enfoque semántico de las teorías, la función central de las ecuaciones, que comúnmente calificamos de leyes de la naturaleza, es describir o caracterizar los modelos teóricos, de modo que las ecuaciones no están relacionadas de manera directa con la realidad. Por esto es más adecuado hablar de leyes de una teoría o, mucho mejor, de principios teóricos. Esto en cuanto las ecuaciones tienen que ver con los modelos teóricos, pero en lo que tienen que ver con el mundo real, es preferible hablar de generalizaciones con restricciones. Es decir, generalizaciones que pueden ser necesarias y objetivas, pero que no son universales. En definitiva, Giere considera que «para el hombre de ciencia la verdad exacta y literal no importa. Lo que importa es un grado suficiente de aproximación para el propósito que se persigue»6 • Aún más, para él, «la idealización y la aproximación forman parte de la esencia de la ciencia. Y una teoría adecuada de la ciencia debe reflejar este hecho en sus conceptos más fundamentales» 7 • Por otra parte, frente a otros realismos, el de Giere sustituye la noción de verdad por la relación de semejanza o similitud con grados entre los modelos 6 7

Ibíd. Ibíd.

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teóricos y el mundo, la cual considera más adecuada. Para Giere hay una diferencia radical entre la relación de verdad y la de similitud: mientras la primera se da entre un enunciado, una entidad lingüística, y un estado de cosas (el mundo); la segunda se presenta entre dos entidades no lingüísticas, los modelos y un sistema real. Véase las dos figuras de arriba. Así, uno puede preguntarse con sentido por la mayor o menor similitud estructural entre el modelo teórico y el sistema real que busca modelar, pero no tiene sentido preguntarse por la verdad del modelo. El modelo es un objeto abstracto, una entidad lingüística, y como tal no tiene sentido de calificarlo de verdadero o falso, más bien podría ser más o menos semejante al sistema real. Ahora bien, podríamos pensar que la verdad se restablece en la propuesta de Giere a través de las hipótesis teóricas, otro de los elementos de una teoría científica. Pero no es así, puesto que las hipótesis se limitan a firmar un grado determinado de semejanza; así que la noción central sigue siendo la semejanza. Podemos entonces preguntarnos cuán tan novedosa es esta propuesta de Giere. Filósofos como Niiniluoto y Olivé consideran que tal propuesta no es revolucionaria, no hay tal abandono de la noción de verdad como correspondencia, ya que la relación de semejanza propuesta por Giere contiene en forma encubierta la noción de verdad. Esto es, aquí debe entenderse que la representación adecuada de un sistema real por un modelo teórico es equivalente a la noción de verdad aproximada. Sobre este punto no tengo una posición consolidada, así que aquí sólo lo menciono y lo dejo como un punto para reflexionar.

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B. TALLER No. 13*

Argumentos concernientes al realismo Haga la lectura del texto «Argumentos concernientes al realismo científico» de van Fraassen y responda las siguientes preguntas. l. Elija con una x la opción correcta. Según van Fraassen una enunciación del realismo científico (débil) que puede ser aceptada por cualquier realista es: a) La imagen que la ciencia nos da del mundo es verdadera, fiel en sus detalles, y las entidades postuladas en la ciencia existen realmente. b) La ciencia propone teorías que nos dan un relato literal de cómo es el mundo y los avances de la ciencia son invenciones. e) La ciencia se propone damos, en sus teorías, un relato literalmente verdadero de cómo es el mundo; y la aceptación de una teoría científica conlleva la creencia de que ella es verdadera. d) La ciencia propone teorías empíricamente adecuadas y su aceptación involucra la creencia de que son verdaderas. e) Las teorías son sólo un símil de cómo es el mundo y, por tanto, no se pueden tomar como un relato literal. Las teorías no son verdaderas sino empíricamente adecuadas. 2. De las anteriores opciones ¿cuál corresponde a la enunciación ingenua del realismo científico?, ¿por qué? 3. ¿Que diferencias hay entre la enunciación ingenua del realismo científico y la enunciación (débil) que según van Fraassen cualquier realista puede aceptar? 4. En el numeral 1.2. Alternativas frente al realismo de la lectura, ¿qué nombre recibe la postura en contra del realismo y qué características tiene? 5. ¿Qué tipo de antirrealismo defiende van Fraassen? y ¿por qué? 6. Dentro del contexto de la argumentación de van Fraassen, ¿qué quiere decir la expresión «interpretación literal»? 7. Una de las peculiaridades de la posición antirrealista del positivismo lógico es que no exige una interpretación literal de las teorías; explíquela.

' Este talle• lo elabordmos conjunt.unente con mi estudiante de pregrado Fabián Andrés González.

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8.

van Fraassen afirma que «la ciencia se propone ofrecemos teorías que son empíricamente adecuadas; y la aceptación de una teoría involucra como creencia solamente que ella es empíricamente adecuada. Ésta es la enunciación de la posición antirrealista que defiendo; la llamaré empirismo constructivo». ¿Qué quiere decir van Fraassen con empíricamente adecuadas o, lo que es lo mismo, adecuación empírica? ¿Por qué denomina su postura empirismo constructivo? 9. En el contexto de la argumentación de van Fraassen, ¿qué quiere decir cuando emplea el término reivindicado? 10. Haga un cuadro comparativo (diferencias y similitudes) entre la postura realista (no-ingenua) y la postura antirrealista de van Fraassen.

LECTURA*

«Argumentos concernientes al realismo cientffico»t Bas Carl van Fraassen (1980) El rigor de la ciencia exige que distingamos bien entre la figura sin ropajes de la naturaleza en sí misma y el hábito abigarrado con el cual nosotros la vestimos a nuestro gusto. Heinrich Hertz, citado por Ludwig Boltzmann, carta a Nature, 28 de febrero de 1895

En nuestro siglo, la primera filosofia de la ciencia que ocupó una posición dominante fue desarrollada como parte del positivismo lógico. Todavía ahora, una expresión como «la concepción recibida de las teorías» se refiere a las opiniones desarrolladas por los positivistas lógicos, si bien su apogeo precedió a la Segunda Guerra Mundial. En este capítulo voy a examinar, y a criticar, los principales argumentos que se han ofrecido en favor del realismo científico. Estos argumentos frecuentemente aparecieron como parte de una crítica al positivismo lógico. Pero es sin duda lícito examinarlos por separado, ya que aun cuando el realismo científico se entienda mucho más fácilmente como una reacción en contra del positivismo, debería ser capaz de sostenerse por si solo. La noción alterativa por la cual abogo -a falta de un nombre tradicional la llamaré empirismo constructivoestá igualmente en contra de la doctrina positivista. • Trascripción hecha por Miguel Hdo. Guamanga Bas C. van Fraassen, La imagen científica, Paidós- UNAM, México, 1996, pp. 21-30

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Introducción a la filosofía de la ciencia

§ l. Realismo científico y empirismo constructivo En la filosofia de la ciencia, el término «realismo científico» designa una posición precisa sobre la cuestión de cómo debe ser entendida una teoría científica y sobre qué es realmente la actividad científica. Intentaré definir esta posición y escudriñar sus posibles alternativas. Luego indicaré, a grandes rasgos y brevemente, la alternativa especifica que voy a defender y a desarrollar en los capítulos siguientes. § 1.1 Enunciación del realismo científico ¿Qué es exactamente el realismo científico? Una enunciación ingenua de la posición podría ser ésta: la imagen que la ciencia nos da del mundo es verdadera, fiel en sus detalles, y las entidades postuladas en la ciencia existen realmente: los avances de la ciencia son descubrimientos, no invenciones. Esta enunciación es demasiado ingenua; atribuye al realista científico la creencia en que las teorías contemporáneas son correctas. Significaría que la posición filosófica de un realista científico anterior, como C.S. Peirce, habría sido refutada por hallazgos empíricos. No supongo que los realistas científicos deseen comprometerse, en cuanto tales, ni siquiera con la pretensión de que la ciencia llegará a su debido tiempo a teorías verdaderas en todos los aspectos, pues el desarrollo de la ciencia podría ser una autocorrección sin fin; o peor aún, el fin del mundo podría ocurrir demasiado pronto. Pero esa enunciación ingenua tiene el sabor correcto. Responde dos cuestiones principales: caracteriza a una teoría científica como un relato acerca de lo que realmente existe, y a la actividad científica como una empresa de descubrimiento, en oposición a una de invención. Las preguntas acerca de qué es una teoría científica y acerca de qué hace una teoría científica deben ser contestadas por cualquier filosofia de la ciencia. La tarea que tenemos en este punto es la de encontrar una enunciación del realismo científico que comparta estas características con la enunciación ingenua, pero que no lastre a los realistas con consecuencias inaceptablemente fuertes. Si deseamos argumentar contra ella, es especialmente importante hacer la enunciación tan débil como sea posible, de modo que no nos lancemos contra molinos de viento. ( ... ) La verdad debe desempeñar un papel importante en la formulación de la posición realista básica. Muestran también que la formulación debe incorporar una respuesta a la pregunta de qué es aceptar o sostener una teoría. Voy a proponer ahora una formulación que me parece que da sentido a las observaciones anteriores, y que también hace inteligibles los razonamientos de

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los realistas que examinaré más adelante, sin cargarlos con más que el mínimo necesario para ello.

La ciencia se propone darnos, en sus teorías, un relato literalmente verdadero de cómo es el mundo; y la aceptación de una teoría científica conlleva la creencia de que ella es verdadera. Ésta es la enunciación correcta del realismo científico. Permítaseme defender esta formulación mostrando que es totalmente mínima, y que podría ser aceptada por cualquiera que se considere un realista científico. La enunciación ingenua decía que la ciencia relata una historia verdadera; la enunciación correcta dice solamente que el propósito de la ciencia es hacerlo. El propósito de la ciencia, por supuesto, no debe ser identificado con los motivos individuales de los científicos. El propósito del juego de ajedrez es dar jaque mate al oponente; pero el motivo para jugar puede ser la fama, el oro y la gloria. Lo que el propósito es determina lo que cuenta como éxito en la empresa como tal; y este propósito puede perseguirse por muchas razones. Además, al llamar el propósito a algo, no niego que haya otros propósitos subsidiarios que puedan o no ser medios para ese fm: todo el mundo estará fácilmente de acuerdo en que la simplicidad, la informatividad, el poderpredictivo y la explicación son (también) virtudes. Acaso mi formulación -puesto que deseo dar la formulación más débil de la doctrina que sea generalmente aceptable-- podría ser aceptada incluso por cualquier filósofo que considere que el propósito principal de la ciencia es algo que solamente requiere del descubrimiento de teorías verdaderas. He añadido «literalmente» para descartar como posiciones realistas las que dan a entender que la ciencia es verdadera si es «propiamente comprendida>>, pero que es literalmente falsa o sin sentido; porque ello sería consistente con el convencionalismo, el positivismo lógico y el instrumentalismo ( ... ) § 1.2 Alternativas frente al realismo El realismo científico es la posición que sostiene que la construcción de teorías científicas se propone darnos un relato literalmente verdadero de cómo es el mundo, y que la aceptación de una teoría científica lleva consigo la creencia en que ésta es verdadera. Por consiguiente, el antirrealismo es una posición de acuerdo con la cual el propósito de la ciencia bien puede alcanzarse sin proporcionar tal relato literalmente verdadero, y la aceptación de una teoría puede correctamente llevar consigo algo menos (u otra cosa) que la creencia en que es verdadera.

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¿Qué es, entonces, de acuerdo con estas diferentes posiciones, lo que hace un científico? Según el realista, cuando alguien propone una teoría está sosteniendo quf; es verdadera. Pero según el antirrealista, el proponente no afirma la teoría: la despliega y reclama ciertas virtudes para ella. Estas virtudes pueden no llegar a la verdad: adecuación empírica, quizás; alcance, aceptabilidad para varios propósitos. Esto tendrá que esclarecerse, puesto que estos detalles no están determinados por la negación del realismo. Por ahora debemos concentramos en las nociones clave que permiten la división genérica. La idea de un relato literalmente verdadero tiene dos aspectos: el lenguaje debe ser interpretado literalmente, y así interpretado, el relato es verdadero. Esto divide a los antirrealistas en dos tipos. El primer tipo sostiene que la ciencia es o trata de ser verdadera si se interpreta correctamente (pero no literalmente). El segundo sostiene que el lenguaje de la ciencia debería ser interpretado literalmente, pero sus teorías no necesitan ser verdaderas para ser buenas. El antirrealismo que voy a defender pertenece al segundo tipo. No es tan fácil expresar lo que se quiere decir con una interpretación* literal. La idea viene tal vez de la teología, donde los :fundamentalistas interpretan la Biblia literalmente, y los liberales tienen una variedad de interpretaciones alegóricas, metafóricas y analógicas que «desmitificam>. El problema de explicar que significa una «interpretación literal» pertenece a la filosofia del lenguaje. Más adelante, en la sección § 7, donde examino brevemente algunas de las opiniones de Michael Dummett, habré de subrayar que «literal» no significa «valorado como verdadero». El término «literal» está suficientemente bien comprendido por el uso filosófico general, pero si tratamos de explicarlo nos encontraremos de lleno en el problema de dar una descripción adecuada del lenguaje natural. Sería una mala táctica la de enlazar una investigación sobre la ciencia con el compromiso de una solución para ese problema. Los wmentarios siguientes, y los de la sección§ 7, habrán de fijar el uso de «literal» de modo suficiente para los propósitos actuales. La decisión de no admitir sino las interpretaciones literales del lenguaje de la ciencia, deja fuera esas formas de antirrealismo conocidas como positivismo e instrumentalismo. En primer lugar, en una interpretación literal, las proposiciones aparentes de la ciencia son realmente proposiciones, capaces de ser verdaderas o falsas. En segundo lugar, a pesar de que una interpretación literal • Aun cuando van Fraassen emplea la palabra «construal», que tiene una conexión muy importante con su idea de un «empirismo constructivo», se ha optado por traducirla como «interpretación», haciendo hincapié, sin embargo, en que se trata de una interpretación literal, la cual es prácticamente una construcción. [N. del T.]

El debate realismo-empirismo en la epistemología contemporánea

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puede detallar las relaciones lógicas, no puede cambiarlas. (Es posible detallarlas, por ejemplo, identificando lo que los términos designan. La «reducción» del lenguaje de la termodinámica fenomenológica al de la mecánica estadística es de ese tipo: los cuerpos de gas son identificados como agregados de moléculas, la temperatura como si significara energía cinética, y así sucesivamente.) En la interpretación positivista de la ciencia, los términos tienen significado solamente a través de su conexión con lo observable. Ellos sostienen, por lo tanto, que dos teorías pueden de hecho decir lo mismo a pesar de que formalmente se contradigan mutuamente. (Tal vez una dice que toda la materia está formada por átomos, mientras que la otra, en cambio, postula un medium continuo universal; sin embargo, según los positivistas, ambas dirán lo mismo si están de acuerdo en sus consecuencias observables.) Pero dos teorías que se contradicen entre sí de tal forma pueden «realmente» estar diciendo lo mismo sólo si no se interpretan literalmente. Más específicamente, si una teoría dice que algo existe, entonces una interpretación literal puede detallar lo que ese algo es, pero no suprimirá la implicación de existencia. Ha habido muchas críticas de las interpretaciones positivistas de la ciencia y no es necesario repetirlas. Añadiré algunas críticas específicas al enfoque positivista en el siguiente capítulo. § J. 3 Empirismo constructivo Insistir en una interpretación literal del lenguaje de la ciencia es rechazar la interpretación de una teoría como una metáfora o un símil, o como algo solamente inteligible después de ser «desmitologizado» o sujeto a algún otro tipo de «traducción» que no preserve la forma lógica. Si los enunciados de la teoría incluyen «hay electrones», entonces la teoría dice que hay electrones. Si además incluye que «los electrones no son planetas», entonces la teoría dice, en parte, que hay otras entidades además de los planetas. Pero esto no soluciona gran cosa. Frecuentemente no es nada obvio cuándo un término se refiere a una entidad concreta o a una entidad matemática. Quizá una interpretación defendible de la física clásica sea que no hay entidades concretas que son fuerzas; que «hay fuerzas tales que ... » puede siempre ser entendido como un enunciado matemático que afirma la existencia de ciertas funciones. Esto es discutible. No toda posición filosófica concerniente a la ciencia que insista en una interpretación literal del lenguaje de la ciencia es una posición realista. Esto es así debido a que dicha insistencia no atañe en absoluto a nuestras actitudes epistemológicas frente a las teorías, ni al fm que perseguimos construyendo teorías, sino solamente a la correcta comprensión de que es lo que dice una

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Introducción a la fi/osofia de la ciencia

teoría. (El teísta fundamentalista, el agnóstico y el ateo presumiblemente concuerdan entre sí -pero no con los teólogos liberales- en su comprensión del enunciado que afirma que Dios, los dioses o los ángeles existen.) Después de decidir que el lenguaje de la ciencia debe ser comprendido literalmente, todavía podemos decir que no hay necesidad de creer que las buenas teorías son verdaderas, ni creer ipso Jacto que las entidades que postulan son reales. La ciencia se propone ofrecernos teorías que son empíricamente adecuadas; y la aceptación de una teoría involucra como creencia solamente que ella es empíricamente adecuada. Ésta es la enunciación de la posición antirrealista que defiendo; la llamaré empirismo constructivo. Esta formulación está sujeta a las mismas observaciones restrictivas que la del realismo científico mencionadas en la sección § 1.1. Además, requiere una explicación de lo que es ser «empíricamente adecuado». Por ahora dejaré esto con la explicación preliminar de que una teoría es empíricamente adecuada precisamente si lo que dice acerca de las cosas y sucesos observables en este mundo es verdadero; si ella «salva los fenómenos». Un poco más exactamente: tal teoría tiene por lo menos un modelo en el cual todos los fenómenos reales encajan. Debo hacer énfasis en que esto se refiere a todos los fenómenos; éstos no se agotan con los realmente observados, ni tampoco con aquellos observados en algún momento, ya sea pasado, presente o futuro. Todo el capítulo siguiente estará dedicado a la explicación de este término, el cual está íntimamente ligado a nuestra concepción de la estructura de una teoría científica. La distinción que he trazado entre realismo y antirrealismo, en la medida en que atañe a la aceptación, se refiere solamente al grado de creencia que supone. Pero la aceptación de teorías (ya sea completa, tentativa, hasta cierto grado, etc.) es un fenómeno de la actividad científica que claramente implica más que la creencia. Una importante razón para esto es que nunca nos vemos frente a una teoría completa. Así que si un científico acepta una teoría, se involucra en cierto tipo de programa de investigación. Ese programa bien podría ser diferente de aquel que le habría dado la aceptación de otra teoría, aun si esas dos teorías (muy incompletas) son equivalentes entre sí con respecto a todo lo que es observable -hasta donde ellas llegan. Por lo tanto, la aceptación implica no solamente la creencia, sino cierto compromiso. Aun para aquellos que no somos científicos de oficio, la aceptación implica el compromiso de enfrentar cualquier fenómeno futuro por medio de los recursos conceptuales de esta teoría. Ella determina los términos en los cuales habremos de buscar explicaciones. Si la aceptación tiene alguna fuerza, ésta se manifiesta en el papel de informador que asume la persona, en su disposición a contestar preguntas ex cáthedra. Incluso si uno no acepta una

El debate realismo-empirismo en la epistemología contemporánea

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teoría, puede entablar una conversación en un contexto en el cual el uso del lenguaje se guía por esa teoría; pero la aceptación produce tales contextos. Hay semejanzas en todo esto con el compromiso ideológico. Un compromiso no es, por supuesto, verdadero o falso: la confianza manifestada es que será

reivindicado. Éste es un esbozo preliminar de la dimensión pragmática de la aceptación de teorías. A diferencia de la dimensión epistemológica, no figura abiertamente en el desacuerdo entre el realista y el antirrealista. Pero puesto que el grado de creencia implicado en la aceptación es usualmente menor según los antirrealistas, éstos tenderán a exagerar los aspectos pragmáticos. También hay que notar aquí la diferencia importante: la creencia de que una teoría es verdadera, o de que es empíricamente adecuada, no implica, ni es implicada por la creencia de que la aceptación completa de la teoría será reivindicada. Para visualizar esto, solamente se necesita considerar aquí a una persona que tenga creencias muy definidas acerca del futuro de la raza humana, o acerca de la comunidad científica y las influencias sobre ella y las limitaciones prácticas que tenemos. Bien puede ser, por ejemplo, que una teoría adecuada empíricamente no se ajuste con facilidad a algunas otras teorías que hemos aceptado de hecho, o que el fm del mundo ocurra antes de que triunfemos. En qué medida, en condiciones ideales de investigación, podría reivindicarse a largo plazo la identificación entre la aceptación de una teoría y la creencia de que es verdadera o empíricamente adecuada, es una cuestión distinta. A mí me parece una cuestión irrelevante dentro de la filoso tia de la ciencia, porque una respuesta afirmativa no borraría la distinción que hemos establecido ya con las observaciones precedentes. (La pregunta incluso puede suponer que los enunciados contrafácticos son objetivamente verdaderos o falsos, lo cual yo negaría.) A pesar de que me parece que realistas y antirrealistas no necesitan disentir acerca de los aspectos pragmáticos de la aceptación de teorías, lo he mencionado aquí porque creo que usualmente lo hacen. Nos encontraremos, por ejemplo, regresando una y otra vez a las demandas de explicación a las que los realistas asignan típicamente una validez objetiva que los antirrealistas no pueden conceder.

CAPfTULO VIl LA EXPLICACIÓN CIENTfFICA

Las nociones de explicación y causalidad se presuponen una a la otra en todo momento; ninguna tiene «prioridad» sobre la otra, en el sentido de que una se pueda reducir a la otra... Hay tantos tipos de causa como sentidos hay de «porque» H.Putnam

A. PRESENTACIÓN* l. Generalidades

1.1. Explicación vs. Comprensión Uno de los problemas de fondo de las ciencias humanas y sociales es la articulación entre finalidad y causalidad. Y este problema está muy relacionado con este otro: ¿las ciencias humanas y sociales forman un todo con las otras disciplinas (con las ciencias naturales) o, por el contrario, difieren netamente entre sí, llegando a ser un saber esencialmente distinto? En otros términos, uno de los problemas de fondo de las ciencias humanas y sociales es la articulación entre finalidad y causalidad, entre causas fmales y causas físicas. Una respuesta tradicional al respecto, desarrollada especialmente por Wilhelm Dilthey (1833-1911 ), sostiene que existe una dualidad metodológica entre las ciencias de la naturaleza y las ciencias humanas y sociales: las primeras explican (Erkliiren) mientras que las segundas comprenden (Verstehen). A continuación aparece un enfoque posible para sustentar dicha dicotomía, entre los muchos que se han propuesto (se han documentado más de siete enfoques).

• Parte de esta presentación está inspirada en van Fraassen [1980], Capítulo 5. Pragmática de la explicación, y Diez y Moulines [1997], Capítulo 7. La explicación científica

Introducción a la filosofia de la ciencia

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ExPuCAR

CoMPRENDER

l. Se explican los fenómenos de la

l. Se comprenden los eventos que atañen al dominio de la experiencia humana, de la libertad humana. 2 No queda dentro del ámbito de lo gobernado por leyes o regularidades, implica algo más bien cualitativo. 3. Las acciones humanas son eventos singulares, únicos e irrepetibles; y la comprensión es un modo de captar intuitivamente los elementos subjetivos presentes en las acciones humanas. 4. Se intenta conocer el sentido y la finalidad de los hechos, de las acciones humanas. Este es el mundo de lo teleológico (causas finales), de las intenciones, motivos, razones, propósitos, interpretaciones o valores. 5. Para comprender la acción se acude a los motivos y razones que el agente da de su propia acción. Hay que ponerse en el lugar del otro (empatía).

naturaleza. 2 Se asocia a la posibilidad de leyes o regularidades estables, implica algo cuantitativo.

3. En síntesis, se explican hechos o fenómenos que pueden repetirse o reproducirse, y por tanto predecibies.

4. En una explicación se estudian las

causas (físicas) puesto que se supone que el hecho acaecerá de nuevo si vuelve a repetirse la causa.

5. La causalidad, la ley, implica una relación necesaria o nómica entre la causa y su efecto.

Para concluir, Georg Henrik von Wright deja muy clara la diferencia entre estas dos categorías, en los siguientes términos: «La comprensión se encuentra además vinculada con la intencionalidad de una manera en que la explicación no lo está. Se comprenden los objetivos y propósitos de un agente, el significado de un signo o de un símbolo, el sentido de una institución social o de un rito religioso» 1•

1.2. A manera de tesis: comentarios a la dicotomía La mencionada dicotomía se sustenta en los siguientes presupuestos discutibles. 1

von Wright [1971], p. 24.

La explicación científica

207

a) Leyes de la naturaleza vs. meras regularidades. La dicotomía presupone que una ley de la naturaleza es una regularidad necesaria, pero esta noción es discutible. Es más razonable mantener que en la naturaleza hay meras regularidades y que las leyes, en el sentido anterior, son de una teoría, no de la naturaleza. Además, como se mostró en el capítulo V. Teoría y leyes, no todas las leyes científicas son de tipo causal, hay leyes de configuración que no pueden calificarse de causales. b) Causas necesarias. Esta noción también es discutible, porque en realidad los efectos son multicausados y es muy dificil, sino imposible, establecer cuáles de las distintas causas son las necesarias. Esto lo veremos en la exposición que sigue. e) Cuantitativo- Cualitativo. Es posible que esta dicotomía recoja parte de la diferencia existente entre los dos tipos de disciplina, pero el modo como normalmente se comprenden estos aspectos es muy impreciso. La diferencia se puede establecer mejor estableciendo una tipología de los conceptos en: clasificatorios, comparativos y métricos. Los pertenecientes a los dos primeros tipos serían cualitativos y los del último tipo serían los cuantitativos. Estas ideas están bastante bien desarrolladas y sustentadas en Díez y Moulines [1997], capítulo 4. Los conceptos científicos, también puede verse el capítulo IV de este libro. d) La noción de teoría. Muy en la línea de la observación a), se supone que las teorías son un conjunto de leyes que hablan del mundo, pero esta noción tiene problemas. Es más adecuado pensar las teorías como modelos que representan la realidad. Este enfoque permite asimilar bajo ésta noción tanto a las teorías de las ciencias de la naturaleza como a las teorías o modelos de las ciencias sociales y humanas. Véase capítulo V. Teoría y leyes. Los comentarios anteriores y la presentación subsiguiente del modelo pragmático de la explicación, en el contexto de los distintos modelos explicativos que se han propuesto, no buscan hacer desaparecer la brecha entre ambos tipos de disciplinas, ni tampoco clarificar de un modo definitivo la dicotomía. Más bien insinúan que la distinción no es tan radical, ni de naturaleza; podríamos decir que es de grado. Para ello intento mostrar que se ha exagerado la forma de caracterizar a las ciencias de la naturaleza, de tal manera que si estas se piensan de un modo más adecuado, ambos tipos de disciplinas llegan a identificarse en varios puntos.

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Introducción a la filos afia de la ciencia

También se puede establecer un acercamiento de los dos tipos de disciplina partiendo desde el otro extremo, de las ciencias sociales y humanas hacia las ciencias de la naturaleza. Parece ser que un modelo explicativo más adecuado y completo de la acción humana requiere introducir las causas en sentido físico además de las intenciones. Sobre esta idea no avanzaré nada en la presente exposición.

1.3. La explicación como una relación entre teoría, hecho y contexto El punto de partida del modelo pragmático de la explicación es el rechazo de la explicación como una relación entre teoría y realidad, y la reivindicación de ésta como una relación tripartita entre teoría, hecho y contexto.

a) Verdad vs. adecuación empírica En principio podemos entender una teoría como un conjunto de modelos (véase capítulo 5) descritos, normalmente, a través de leyes de la teoría. Además, los científicos buscan con estos modelos dar cuenta de ciertos fenómenos, o de una parcela de la realidad. Así, por ejemplo, la mecánica newtoniana, a través de sus leyes [inercia, ley de movimiento (F = m.a), ley de acción-reacción y ley de gravitación], da cuenta de la caída de los cuerpos en la Tierra, del movimiento de un automóvil, del movimiento de la Luna alrededor de la Tierra y, en general, del de los planetas alrededor de Sol, entre muchos otros. Diremos que la teoría es empíricamente adecuada si efectivamente describe correctamente los fenómenos correspondientes a su dominio. Por otra parte, normalmente las teorías presuponen o postulan muchas más cosas de las que tenemos acceso a través de nuestra experiencia. La mecánica, tal y como la expuso Newton, presuponía, por ejemplo, el principio de inercia, la existencia de una fuerza gravitacional que actuaba a distancia y en forma instantánea, y también la de un espacio absoluto. Diremos entonces que una teoría es verdadera si, además de ser empíricamente adecuada, las entidades que presupone o postula tienen una contraparte en la realidad. La cuestión que surge es, entonces, ¿cuál es el objetivo de la ciencia, tener teorías verdaderas o empíricamente adecuadas? Esta es una cuestión que aún siguen debatiendo los filósofos de la ciencia. En el capítulo anterior se trazan las líneas generales de dicho debate, presentando los principales conceptos involucrados.

La explicación científica

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b) Descripción y explicación Efectivamente se puede establecer una diferencia entre descripción y explicación. Así, por ejemplo, se dice que una teoría describe algunos de los fenómenos de su dominio de aplicación: algunos fenómenos son admitidos por la teoría y otros son implicados por ella. Pero, se continúa, además de una descripción la teoría puede ofrecer una explicación. Por ejemplo, la ley de la caída de los cuerpos de Galileo describe la fonna como caen los cuerpos, pero son las leyes de Newton, con su noción de fuerza gravitacional, las que explican dicha caída. Ahora bien, de lo anterior se concluye, incorrectamente, que la capacidad explicativa de una teoría es algo completamente irreducible, una característica especial que difiere en carácter de la adecuación empírica, y esto porque se supone que la habilidad de una teoría para explicar ofrece una clara razón para aceptarla, de modo que la capacidad explicativa es una evidencia a favor de la verdad de la teoría. En definitiva, por este camino argumentativo se concluyó que el éxito explicativo de una teoría se debe a que es verdadera o aproximadamente verdadera, o algo por el estilo. Aún más, en esta misma dirección se planteó que la forma característica de una explicación es la de una inferencia o de un argumento a partir de leyes o enunciados iegaliformes que hacen las veces de premisa, y esto añadido a que la explicación tiene un carácter especial e irreducible, llevó a afirmar la presencia de relaciones de necesidad en la naturaleza. Pero esto no es todo, también se afirmó que las verdaderas explicaciones, las explicaciones científicas, se caracterizan porque sólo aducen a conexiones causales y procesos causales, en el sentido de la fisica. De modo que, en definitiva, como el valor máximo de la ciencia es la explicación, la ciencia debe ir más allá de la descripción de los fenómenos observables, esto es, debe intentar capturar las relaciones causales y los procesos causales. El error en la reflexión anterior es que se presupone que la explicación t;S una relación especial entre teoría y mundo (realidad), que no tiene nada que ver con la adecuación empírica, ni con otros elementos. Pero, tal y como veremos a continuación, la explicación es una relación entre tres términos: la teoría (que explica), el hecho (a explicar) y el contexto (desde el cual se explica). En tanto que la verdad y la adecuación empírica son relaciones entre teoría y mundo. Así, que algo sea una explicación es esencialmente relativo, porque una explicación es una respuesta, y una respuesta es completamente contextua!. Pero entonces ¿qué significa, bajo estas consideraciones, que una explicación sea científica? Que la respuesta se da mediante los recursos de la ciencia, en particular a través de sus teorías. Es decir, lo que hace a una explicación

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científica es que se proporciona desde una teoría admitida en una comunidad científica. En términos más precisos, una explicación es una respuesta eficaz, en relación con una teoría, a petición de información sobre ciertos hechos relevantes, aquellos considerados relevantes para esa teoría. Esta es la idea básica del modelo pragmático de la explicación desarrollado por van Fraassen. De modo que la explicación no es una virtud adicional a la verdad o a la adecuación empírica de las teorías científicas. En general, la búsqueda de explicaciones es al mismo tiempo una búsqueda de teorías empíricamente adecuadas, no algo diferente. Si una explicación falla, lo hace porque la teoría, desde donde se proporciona la explicación, no es adecuada. La explicación científica normalmente se considera como una venta a la ciencia, esto es, la ciencia tiene una forma de explicación muy propia que no tiene contraparte en ningún otro quehacer humano. Por el contrario, en lo que sigue, se intentará justificar que la explicación científica tiene un carácter mucho más general ya que podemos decir que la explicación es una actividad humana cuya práctica antecede por mucho al surgimiento de la ciencia moderna. De modo que lo que la ciencia proporciona a la explicación científica no es una forma peculiar de explicación sino un instrumental consistente en el conjunto de modelos autorizados propuestos por las teorías. En otras palabras, lo que hace a una explicación científica no es su forma sino el contexto en el cual se presenta, las teorías (los modelos) que proporcionan la explicación. En una primera aproximación, las explicaciones son respuestas a preguntas «¿por qué?». Veamos un ejemplo. Se solicita una explicación al preguntar: ¿por qué se rompió la cañería?; y se proporciona una explicación al responder: porque las temperaturas han bajado considerablemente. Es decir, «el descenso extremo de la temperatura explica que las cañerías de la casa se rompieran». Para mayor claridad, introduzcamos la siguiente terminología. Exp/anandum: aquello que requiere explicación. Explanans: aquello que proporciona la explicación. De tal manera que todo análisis del concepto de explicación debe proporcionar una caracterización precisa de estos dos términos y de su relación. 2. Modelo nomológico deductivo o inferencial Este modelo de explicación fue explícitamente formulado inicialmente por Carl Gustav Hempel y Paul Oppenheim (1948), pero podemos considerar que también fue defendido en el pasado por filósofos como Aristóteles, John Stuart Mill, George Campbell y Karl Raimund Popper, entre otros.

2ll

La explicación científica

2.1. Características Bajo este modelo, las explicaciones son argumentos en los que se deduce el hecho a explicar de los otros hechos que lo explican. La relación de explicación es una relación de inferencia lógica deductiva: el explanandum se deduce del explanans. En términos más intuitivos: en una explicación el explanans hace esperable el explanandum o, de manera más precisa, esperable de un modo necesario. En este modelo explicativo la estructura lógica de una explicación coincide con la de una predicción, puesto que parte de que explicar un hecho es mostrar cómo se presenta. Además, para que esto último sea posible, se debe tener la condición adicional de que intervenga un hecho general. Esquema General L: Leyes (enunciados legaliformes) h: Hechos o enunciados particulares (condiciones antecedentes) L y h: explanans (lo que explica) e: exp/anandum (hecho a explicar)

L h e

La explicación anterior de la rotura de las cañerías es incompleta, el explanans contiene implícitamente hechos adicionales. Al hacer explícitos estos hechos, la explicación tiene una forma semejante al siguiente argumento: l. El descenso extremo de la temperatura [h] 2. Las cañerías de la casa estaban llenas de agua [h] 3. El agua se congela a bajas temperaturas [L] 4. El agua congelada se expande [L] 5. Cuando se congela el agua de las cañerías éstas se rompen [L] Las cañerías de la casa se rompieron [e]

2.2. Objeciones al modelo inferencia! Incluye como explicaciones inferencias que intuitivamente no contaríamos como tales, y excluye otras que sí consideramos explicaciones. Veamos cada una de estas por separado.

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Introducción a la filosofía de la ciencia

a) Precedencia temporal de las condiciones antecedentes Las retrodicciones son predicciones hacia el pasado, pero a estas no las consideramos explicaciones. Un ejemplo. Podemos decir correctamente que las posiciones futuras de la Luna, la Tierra y el Sol permiten retrodecir o calcular el eclipse actual de Luna, pero desde luego que esto mismo no lo aceptamos como una explicación. Esto es, el eclipse actual de Luna no queda explicado por las posiciones futuras de la Luna, la Tierra y el Sol. b) Simetría entre predicción y explicación En el caso del árbol y la sombra tenemos que podemos predecir tanto la longitud de la sombra (a partir de la altura del árbol y la ubicación del Sol) como la altura del árbol (a partir de la sombra y la ubicación del Sol), pero es claro que aceptamos lo primero como una explicación de la longitud de la sombra, pero no acostumbramos a aceptar lo segundo como una explicación de la altura del árbol. En síntesis, la altura del árbol explica la longitud de la sombra, pero no a la inversa.

h

a Ls

Predicción que cuenta como explicación

Ls -~a~ Predicción que no cuenta

h

como explicación

Otro ejemplo, explicamos el espectro lumínico característico de un elemento químico por su estructura atómica, y no ésta por aquél. e) Efectos de causa común i. El barómetro y la tormenta. Es una regularidad no accidental, nómica, que después de un descenso brusco del barómetro venga una tormenta en las proximidades. Esto es, podemos inferir la tormenta de la brusca caída del barómetro, pero ello no se puede considerar una explicación de la ocurrencia de la tormenta. Lo que pasa aquí es que hay una causa común de ambos efectos: el descenso de la presión causa tanto la tormenta como el descenso brusco del barómetro.

La explicación científica

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ii. La intensidad de las mareas y las fases de la Luna. Se puede predecir el

tipo de marea a partir de la fase de la Luna, pero no consideramos que la causa de las mareas sean las fases de la Luna. Nuevamente, hay una causa común de ambos efectos, las posiciones relativas de la Luna, la Tierra y el Sol. Estos dos últimos casos también son contraejemplos a la tesis de la simetría entre explicación y predicción. d) Irrelevancia i. Podemos inferir que Juan no se quedará embarazado del hecho particular de que toma pastillas anticonceptivas, más el hecho general de que ningún varón que toma pastillas anticonceptivas se queda embarazado. Pero desde luego que esto no lo aceptamos como una explicación, ya que es irrelevante que un varón tome o no pastillas anticonceptivas, pues no se embarazan. ii. Acostumbramos a explicar que el resfriado de Ana terminará en la primera semana si ésta toma vitamina C en esta semana, pero esto no es del todo una explicación correcta porque todos los resfriados terminan en la primera semana sin necesidad de tomar vitamina C. Es irrelevante para acabar con un resfriado el consumir o no consumir vitamina C. e) Explicaciones inductivas con baja probabilidad El modelo nomológico deductivo aplicado en casos de tipo estadístico plantearía que el explanans hace total o altamente esperable el explanandum. Así, las explicaciones estadísticas deberían depender de altas probabilidades. El siguiente caso, el de la paresis, muestra que la alta probabilidad no es una condición necesaria para la explicación estadística. La paresia es una fase avanzada de la sífilis que desarrolla un porcentaje muy pequeño de hombres que han contraído dicha enfermedad, es una forma de sífilis terciaria que se da sólo entre los individuos que no se han tratado con penicilina y han llegado al estadio latente de la enfermedad, aunque no se da en todos sino aproximadamente en sólo un 25% de ellos. Supongamos, entonces, que el alcalde enfermó de paresia. Una explicación de esta situación podría ser: el alcalde contrajo sífilis, no se trato con penicilina y ha llegado al estadio latente de la enfermedad. Esto es una buena explicación pero es un m;, i argumento inductivo porque la probabilidad involucrada es baja.

f) Explicaciones teleológicas y funcionales Este tipo de explicaciones no parece ajustarse al esquema nomológico deductivo: no se infiere el explanandum del explanans sino más bien lo

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Introducción a la filosofia de la ciencia

contrario, parte del explanans se deduce del explanandum. Esto es algo paradójico. El explanans es posterior en el tiempo al explanandum, se tiene una relación futuro-pasado y no pasado-futuro como sería de esperar. Veamos los siguientes ejemplos. i. El latido del corazón se explica por su función en la circulación de la

sangre, pero por el contrario, deducimos la circulación de la sangre a partir del latido del corazón. ii. Las largas orejas del conejo se explican por su función en el control de la temperatura corporal, pero por el contrario, inferimos determinado fenómeno de equilibrio térmico corporal a partir del tamaño de las orejas y otras cosas. Pero también es cierto que podemos deducir (explicar) a partir de la selección natural de Darwin la función del corazón y de las orejas. Esto es, la pregunta ¿por qué tiene el conejo las orejas largas?, podemos responderla en términos funcionales: porque estas funcionan como ventiladores para controlar la temperatura corporal; pero también desde la teoría evolutiva. Podría decirse que optamos por la primera respuesta sólo por cuestión de economía lingüística, ya que la verdadera razón hay que darla en términos de la selección natural: los conejos con orejas largas existen porque de este modo lograron adaptarse al medio ambiente. iii. lntencionalidad o fmalidad: «María fue a la droguería en busca de una aspirina porque tenía dolor de cabeza». Entonces, ¿por qué fue María a la farmacia?; se responderá que por una aspirina, lo cual es una finalidad. Pero parece que lo que realmente se deduce es su presencia en la droguería a partir de su salida de su casa y otras cosas. En este caso parece imposible contar con un recurso semejante al de la selección natural, que empleamos para las explicaciones funcionales.

3. Relevancia estadística Este tipo de explicación fue desarrollada principalmente por Michael Scriven, Richard Jeffrey y Wesley Salmon. Con este modelo de explicación se busca mejorar el inferencia! en lo que tiene que ver con aspectos estadísticos. Así, para tener una explicación estadística satisfactoria, las condiciones antecedentes no deben, con ayuda de una ley, hacer altamente probable el explanandum (como propone el modelo inferencia!), sino que simplemente deben ser un factor estadísticamente relevante para el explanandum.

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Una condición relevante estadísticamente de la paresia es ser una sífilis latente no tratada. Esto último es un factor relevante porque es más probable la paresia en los casos de sífilis latente no tratada que en los casos en que esta es tratada. Por tanto, la propuesta consiste en remplazar la elevada probabilidad por la relevancia estadística positiva, esto es, el explanans no tiene por qué hacer muy probable el explanandum, basta con que lo haga más probable. La sífilis latente no tratada no hace muy probable la paresia, pero sí la hace más probable que su ausencia. Ademas, como dice Salmon, «esto significa que las explicaciones estadísticas no son argumentos» 2 •

4. Pragmática de la explicación En los modelos anteriores la explicación es independiente del contexto pragmático, es algo que se da o no en virtud de que entre ciertos hechos se dé o no una relación objetiva. En el modelo pragmático la explicación depende del contexto, de elementos pragmáticos como deseos o intenciones, que varían mucho más fuertemente de contexto a contexto. Otra diferencia importante es que en el modelo inferencialla explicación es un argumento mientras que aquí una explicación es una respuesta. El modelo pragmático de la explicación ha sido desarrollado, principalmente, por Bas C. van Fraassen.

4.1. Elementos del modelo Los elementos del modelo pragmático son: tema, clase de contraste y relación de relevancia explicativa. En otros términos, las explicaciones son respuestas a preguntas por qué y toda pregunta de este tipo tiene que ver con cada uno de estos tres elementos. a) El tema: queda fijado por la pregunta. Ejemplos: «¿por qué Adán comió la manzana?»; «¿por qué el alcalde contrajo paresis?». b) La clase de contraste: el aspecto por el que se demanda explicación,que usualmente está implícito. Clase de contraste N° 1: ¿Por qué Adán (y no Eva o la serpiente o ... ) ... ? Clase de contraste N° 2: ¿Por qué Adán comió (y no rechazo o ... ) ... ? Clase de contraste ~3: ¿Por qué Adán comió la manzana (y no una pera o ... )?

2

Salmon [2002], p.103.

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Introducción a la filosofía de la ciencia

e) La relación de relevancia explicativa: incluso fijada una clase de contraste aún son posibles explicaciones distintas, dependiendo de la relación de relevancia privilegiada por el contexto. El contexto debe determinar el tipo de respuesta que se considera explicativa. En algunos casos el tipo de respuesta explicativa normalmente está fijado con bastante rigidez (como en los periodos de ciencia normal, de los cuales habla Kuhn), pero en otros pueden variar de un modo drástico. Tipos de relaciones de relevancia: * La relación de inferencia lógica mediante leyes naturales, que privilegia el modelo inferencia!. * La relación de relevancia estadística mediante leyes naturales. * La relación causal. * La relación de unificación. • La relación funcional. * La relación teleológica.

4.2. Soluc:ión a los problemas planteados a) La paresis. La situación es que para algunos tales sucesos no son explicables, mientras que para otros sí. La polémica se disuelve teniendo en cuenta la clase de contraste. En contraste con los individuos en general, la explicación es que el alcalde contrajo la paresis por su sífilis latente no tratada. En contraste con el resto de sifilíticos, no se tiene una explicación. b) Irrelevancia. El cuetpo de información aceptada en el contexto excluye, por ejemplo, que la vitamina C sea relevante para cura del resfriado o que el tomar pastillas anticonceptivas lo sea para el no embarazo de los varones. e) Simetría. No hay tal problema. Aunque en la mayoría de los contextos es la altura del árbol la relevante, puede haber contextos (teleológicos) en los que la relevancia se invierta. Así, por ejemplo, al pretender construir un enorme reloj de sol visible desde cierto lugar, la altura del nomo queda explicada por la longitud de la sombra que se quiere proyectar y la ubicación del Sol. Para este caso, véase el ingenioso argumento de van Fraassen de la torre y la sombra.

5. Modelo causal de explicación Desarrollado y sustentado, especialmente, por Brody, Humphreys, Lewis y Salmon.

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5.1. Características De acuerdo con este modelo de la explicación, en la explicación de un hecho el explanans no tiene por qué asegurar la ocurrencia del explanandum, ni tampoco por qué hacerlo altamente probable, ni siquiera incrementar su probabilidad. Así que, en este modelo, explicar un hecho no es mostrar que es esperable, sino más bien es proporcionar información causal sobre su ocurrencia, es proporcionar información acerca de su historia causal sin que tenga que ser la historia causal completa. _ En este modelo sólo se exige información sobre algunos factores causales, cuya elección o determinación dependen del contexto. El contexto determina qué parte de la historia causal es la explicativamente relevante. Así, la explicación causal también tiene una naturaleza epistémica y pragmática, pero al mismo tiempo no se opone al carácter real y objetivo de la explicación causal: los factores causales relevantes son parte de una estructura causal objetiva. Este modelo hace referencia a las leyes de la naturaleza de un modo implícito ya que las relaciones causales entre hechos particulares se dan en virtud de que los hechos ejemplifican ciertas propiedades y de que hay una relación nómica, necesaria, (ciertas leyes) entre esas propiedades. 5.2. Solución a los problemas planteados a) Prioridad temporal. Las posiciones futuras no explican el presente eclipse porque la causa antecede al efecto. b) Simetría. El descenso del barómetro no explica la tormenta porque, aunque está correlacionado con ella, no es parte de su historia causal. e) Irrelevancia. El que un varón tome pastillas anticonceptivas no está causalmente relacionado con el no quedar embarazado.

5.3. Retos al modelo a) Explicación de sucesos particulares probabilistas. Sucesos deterministas: que Juan tenga un cáncer de pulmón (contrariamente a Rosa), se debe a que fuma y otros factores más que aún no conocemos. Sucesos indeterministas: que un electrón disparado contra una barrera de potencial la atraviese (contrariamente a que la refleje), se debe a factores causales objetivamente probabilistas. Pero esto es problemático para este modelo puesto que contamos con la misma información causal en la ocurrencia como en la no ocurrencia.

b) Explicación de hechos generales, de leyes. El modelo sería correcto si pudiéramos unificar varias leyes causales en unas pocas leyes causales, como por ejemplo en una teoría unificada que

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contuviera una única fuerza que explicase las demás. Pero realmente el modelo falla cuando partimos de leyes no causales (leyes de coexistencia) y las deducimos de otras leyes causales (leyes de sucesión) a través de cierta teorización, ya que dicha deducción no impide que dejemos de pensar el primer tipo de ley como una verdadera ley. Un ejemplo, la ley de caída de los cuerpos de Galileo (que es una ley no causal) se deduce de las leyes de Newton (que se consideran leyes causales), pero seguimos hablando de la ley de Galileo. e) Explicaciones aparentemente no causales. Como se decía arriba, leyes como la caída de los cuerpos de Galileo y la conexión entre el periodo de un péndulo y su longitud, no dejan de ser leyes por ser de tipo no causal. d) ¿Qué entendemos por causa? La respuesta de Salmon es en términos de interacción, transmisión de información y la diferencia entre procesos y pseudoprocesos; pero éste no es del todo preciso a la hora de plantear qué ha de entenderse por estos términos.

6. Modelo de explicación como unificación 6.1. Características En este modelo, explicar consiste en reducir la cantidad de supuestos básicos independientes de nuestro cuerpo de creencias. Ilustración: las leyes de Kepler y la ley de la caída de los cuerpos se deducen de las leyes de Newton; y, en general, esto es lo que ha sucedido durante el desarrollo de la fisica. Ahora bien, si bien hay varios modos de sistematizar un cuerpo de conocimiento, de acuerdo con este modelo las distintas sistematizaciones son comparables según la maY.or o menor unificación que produzcan del conocimiento, y una inferencia es explicativa si pertenece a la mejor sistematización. En pocas palabras, una explicación es una inferencia que pertenece a la teoría más unificada. 6.2. Solución a los problemas planteados Los aborda en general con su principio de partir de la teoría más unificada con la que se cuente.

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6.3. Retos al modelo La noción de poder unificador sobre la que descansa es de momento problemática. 7. Explicación teleológica y funcional

La principal dificultad con las explicaciones teleológicas y funcionales es conciliadas con la explicación causal, ya que las primeras están orientadas hacia el futuro, esto es, tienen una dirección del futuro al pasado, en tanto que la de las causales es del pasado al futuro. Considero que en este intento por reconciliar los dos tipos de explicación se introducen dos sentidos distintos de causalidad: la usual, que es de tipo fisico, y pertenece a la explicación causal; y el nuevo sentido, que consiste en una especie de interacción entre la mente y el cuerpo. Esto se tiene especialmente en las explicaciones teleológicas. Ilustración: «María fue a la droguería en busca de una aspirina porque tenía dolor de cabeza»; ¿por qué fue María a la droguería?; por una aspirina. La causa por la que María se encuentra en la droguería es una fmalidad, comprar una aspirina. En otros términos, la intención de María de comprar una aspirina es lo que la mueve (literalmente), la lleva, a la droguería. Su deseo es lo que causa su movimiento fisico. Obsérvese que en este tipo de descripción, el orden en que se dan los acontecimientos es más acorde con el de la explicación causal, pero hay una relación causal de tipo no-fisico: determinado deseo causa cierto movimiento. En tanto que una ilustración de una explicación funcional es, por ejemplo, como lo mencionamos más arriba, el de las largas orejas del conejo. Las orejas de los conejos son largas porque debido a su abundante pelaje necesitan controlar su temperatura, esto es, sus orejas largas se explican por su función en el control de la temperatura corporal. Pero, por el contrario, en términos causales (fisicos) no se da cuenta de las orejas largas sino que inferimos determinado fenómeno de equilibrio térmico corporal en el conejo a partir del tamaño de las orejas y otras condiciones más. Pero, como también se dijo más arriba, es cierto que podemos deducir (explicar) a partir de la selección natural de Daxwin la función de las orejas: los conejos con orejas largas existen porque de este modo lograron adaptarse al medio ambiente. Y las causas que están detrás de la selección natural son de tipo fisico únicamente.

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B. TALLER No. 14 La torre y la sombra A. Realice una síntesis del texto «La torre y la sombra» de van Fraassen. B. El propósito principal del texto es sacar adelante el modelo pragmático de la explicación en lo que tiene que ver, en particular, con lo que se conoce como el fenómeno de las asimetrías en la explicación que usualmente es ilustrado por el ejemplo del árbol (mástil).

l. ¿Por qué el ejemplo del mástil coloca en graves aprietos al modelo inferencia! de explicación? Haga una explicación detallada. 2. ¿En qué términos explica el modelo causal el fenómeno de las asimetrías? 3. A partir del texto, ¿cuál es la explicación que proporciona el modelo pragmático de éste fenómeno?

LECTURA* «La torre y la sombra»t Bas Carl van Fraassen (1980) La tipología cuádruple de las causas de Aristóteles es probablemente una simplificación excesiva de la variedad de intereses que pueden determinar la selección de una gama de factores relevantes para una pregunta «por qué». Pero, en mi opinión, recurrir a tal tipología iluminará con éxito las asimetrías (y también los rechazos, ya que ningún factor de un tipo particular puede conducir a una respuesta eficaz a la pregunta «por qué>>). Si ello es así, entonces, como dije antes, las asimetrías deben ser, por lo menos a veces, reversibles por medio de un cambio en el contexto. El relato que sigue pretende ilustrar esto. Como en el ejemplo de la linterna (o de la luz del zaguán), la relevancia cambia de un tipo de causa eficiente a otro, siendo la segunda los deseos de

• Trascripción hecha por Julián Andrés Murillo. t En Bas C. van Fraassen, La imagen científica, Paidós-UNAM, México, 1996, pp. 164-167.

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una persona. Como en todas las explicaciones, la respuesta correcta consiste en mostrar un único factor en la red causal, que es puesto de relieve en ese contexto por factores que no aparecen abiertamente en las palabras de la pregunta. §3.2 «La torre y la sombra>> El año pasado, durante mis viajes a lo largo del Saona y el Ródano, pasé un día y una noche en el hogar ancestral del caballero de St. X ... , un viejo amigo de mi padre. El caballero de hecho había sido el oficial francés de enlace asignado a la brigada en que servía mi padre durante la primera guerra; había desempeñado -si se puede confiar en los recuerdos que evocaban- un papel nada insignificante en las batallas del Somme y del Mame. El viejo caballero me contó que siempre tomaba el thé 1'Anglaise en la terraza, a las cinco de la tarde. Fue a esa hora cuando ocurrió un extraño incidente, aunque sus consecuencias, por supuesto, no me eran todavía perceptibles mientras oía al caballero dar una sencilla explicación del largo de la sombra que nos cubría gradualmente en la terraza. Yo acababa de comer mi quinta rebanada de pan con mantequilla y había comenzado mi tercera taza de té, cuando volví distraídamente la vista hacia el frente: a la luz desfalleciente de aquella hora de la tarde, el perfil del caballero se recortaba nítidamente contra el fondo de la pared de granito que estaba detrás de él; la nariz grande, aguileña, lanzada hacia delante, y sus ojos fijos en algún punto más allá de mi hombro izquierdo. Yo no comprendía inicialmente la situación, y debo admitir que, para comenzar, estaba simplemente fascinado con la vista de aquella nariz grande y corva, recordando que mi padre pretendía que una vez había servido como arma efectiva en combate cuerpo a cuerpo con un granadero alemán. Pero fui despertado de este estudio en sepia por la voz del caballero. «La sombra de la torre llegará pronto aquí y va a hacer frió en la terraza. Sugiero que terminemos nuestro té y entremos>>. Miré alrededor y me percaté de que, en efecto, la sombra de la más bien curiosa torre que había visto antes en el terreno, se había acercado a un metro de mi silla. Esta novedad en parte me desagradó, pues aquella había sido una magnífica tarde; incluso hubiera querido oponerme, pero no supe bien cómo hacerlo sin contravenir las reglas de la hospitalidad. Exclamé: «¿Por qué esa torre tiene que proyectar una sombra tan larga? ¡Esta terraza es tan agradable!» Sus ojos se volvieron hacia mí y me miraron fijamente. Mi pregunta había sido retórica, pero él no la tomó así.

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«Como puede que usted ya lo sepa, uno de mis antepasados subió al cadalso con Luis XVI y Maria Antonieta. Hice erigir esa torre en 1930 para señalar el lugar exacto donde se dice que él saludó a la reina la primera vez que ella vino a esta casa, y le obsequió un pavo real hecho de jabón, por entonces una sustancia rara. Puesto que, si viviera, la reina habría tenido ciento setenta y cinco años en 1930, hice construir la torre con exactamente ese número de pies de altura». Me tomó un momento captar la importancia de todo esto. Nunca fui muy veloz para las sumas, y en un primer momento estaba únicamente desconcertado respecto a por qué la medida tendría que haber sido hecha en pies; pero, por supuesto, yo sabía que aquel caballero era un anglófilo. Él añadió secamente: «Como el curso del Sol es inalterable, la luz viaja en líneas rectas y las leyes de la trigonometría son inmutables, usted comprenderá que el largo de la sombra está determinado por la altura de la torre». Acto seguido nos levantamos y entramos a la casa. Esa noche, a las once, yo estaba todavía despierto, leyendo, cuando alguien golpeó a mi puerta. Al abrirla encontré a la recamarera, que yo había visto ya ese día rondando por el patio en numerosas ocasiones, vestida con un vestido negro y un gorrito blanco ya algo pasados de moda. Haciendo una reverencia gentil pregunto: «¿Querría el caballero que le preparara su cama para esta noche?». Me hice a un lado, no queriendo rechazar ese gesto, aunque noté que era muy tarde: ¿la hacían trabajar hasta tales horas? No, por supuesto, contestó ella, mientras daba vuelta hábilmente al cobertor, pero se le había ocurrido que algunas tareas podrían también ser placenteras. En tales reflexiones filosóficas y otras parecidas pasamos algunas agradables horas juntos, hasta que posteriormente mencioné, por casualidad, la tristeza que me había producido que la sombra de la torre sobre la terraza impidiera prolongar aquella tranquila hora del té. Al oír esto, la muchacha alzó las cejas. Dio un rápido salto y se sentó.»¿Qué le dijo él acerca de esto?», preguntó. Contesté inmediatamente repitiendo la historia acerca de María Antonieta, que ahora sonaba un poco exagerada, incluso para mis oídos crédulos. «Los sirvientes cuentan otra cosa», dijo ella con una sonrisa de desprecio que no correspondía en absoluto, me pareció, a aquel rostro de tal manera joven y bello. «La verdad es muy diferente», añadió,