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□ □ □ Q D G D D Q ( ) D D Q Q O Q O G D O Q D 3 B

INTRODUCCION A LA SOCIOLOGIA (1968)

por

Theodor W. Adorno Compilado por Christoph Gódde

gedisa editorial

Título del origina) en alemán: Einleitung in die Soziologie © Suhrkamp Verlag Frankfurt am Main, 1993

Traducción: Eduardo Rivera López

Imagen de cubierta: Linda Bleck

Primera edición: 1996, Barcelona Primera reimpresión: 2000, Barcelona

Derechos reservados para todas las ediciones en castellano

©Editorial Gedisa, S.A. Paseo Bonanova, 9 Io-Ia 08022 Barcelona (España) Tel. 93 253 09 04 Fax 93 253 09 05 Correo electrónico: [email protected] http//www.gedisa.com ISBN: 84-7432-566-8 Depósito legal: B. 14.404/2000

Impreso por: Carvigraf Clot, 31- Barcelona

Impreso en España

Printed in Spain

Queda prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio de impresión, en forma idéntica, extractada o modificada, en castellano o en cualquier otro idioma.



Indice Clase 1......................................................................................... 11 Clase 2......................................................................................... 23 Clase 3......................................................................................... 34 Clase 4......................................................................................... 44 Clase 5......................................................................................... 54 Clase 6.........................................................................................65 Clase 7......................................................................................... 76 Clase 8.........................................................................................87 Clase 9......................................................................................... 98 Clase 10..................................................................................... 110 Clasell........................................................................................121 Clase 12..................................................................................... 133 Clase 13..................................................................................... 145 Clase 14..................................................................................... 156 Clase 15..................................................................................... 168 Clase 16..................................................................................... 179 Clase 17..................................................................................... 190 Notas del compilador............................................................. 203 Apéndice editorial...................................................................243 Indice de nombres propios.......................................................249 Síntesis del contenido............................................................ 255



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Obras de Theodor W. Adorno publicadas en español Prismas. La crítica de la cultura y la sociedad. Barcelona, Ariel, 1962.

Notas de literatura. Barcelona, Ariel, 1962. Disonancias. Madrid, Rialp, 1966. Crítica cultural y sociedad. Barcelona, Ariel, 1969. Disputa del positivismo en la sociología alemana. Barcelona, Grijalbo, 1972.

Filosofía y superstición. Madrid, Alianza, 1972. Consignas. Buenos Aires, Amorrortu, 1973. Dialéctica negativa. Madrid, Cuadernos para el diálogo, 1975.

El cine y la música. Madrid, Fundamentos, 1981. Reacción y progreso. Barcelona, Tusquets, 1984. Impromptus. Barcelona, Laia, 1985. Mínima morália. Madrid, Taurus, 1987. Mahler. Barcelona, Edicions 62,1987. Sociológica. Madrid, Taurus, 1989.

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Alban Berg. Madrid, Alianza, 1990. Tres estudios sobre Hegel. Madrid, Taurus, 1991. Terminología filosófica. (T. 1). Madrid, Taurus, 1991. Terminología filosófica. (T. 2). Madrid, Taurus, 1987 La ideología como lenguaje. Madrid, Taurus, 1992. Dialéctica negativa. Madrid, Taurus, 1992. Teoría estética. Madrid, Taurus, 1992. Obras maestras del pensamiento contemporáneo. T. 60. Actualidad filosofía. Barcelona, Planeta-Agostini, 1994. Actualidad de la filosofía. Barcelona, Altaya, 1994. Bajo el signo de los astros. Barcelona, Laia, 1994. Dialéctica de la Ilustración: fragmentos filosóficos. Madrid, Trotta, 1994.

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En 1962, cuando Adorno dio su consentimiento para publicar una conferencia que había sido pronunciada libremente, antepuso la advertencia de que él era “consciente de que la palabra hablada y la escrita son totalmente diferentes en cuanto a su eficacia. Si se hablara tal como lo exige la rigurosidad de la exposición, resultaría incompren­ sible; pero nada de lo que uno expresa oralmente puede dar cuenta de lo que se exige en un texto escrito. [...JEn el hecho de que por todos lados exista la tendencia de grabar el discurso libre, tal como se lo denomina, para luego divulgarlo, se puede observar un síntoma de aquel modo de actuar del mundo administrado que se aferra a la palabra efímera, cuya verdad reside en su propia transitoriedad, para luego comprome­ ter con ello al orador. Una grabación es como la huella digital de un espíritu viviente”. Estas palabras valen de modo más acentuado para la presente publicación del último ciclo de clases teóricas, que Adorno ofreció en 1968, el año de su muerte. Es, además, el único ciclo de clases del cual ha quedado la grabación misma. Esta edición va, por ello, un paso más allá que el propio Adorno, cuando en ciertas ocasiones había dado a la imprenta conferencias improvisadas, sólo con algunas correcciones. Aquí se busca, a través de una reproducción (hasta donde sea posible, literal) de la grabación, transmitir lo que de otro modo se hubiera perdido irremediablemente: una impresión viva de las clases teóricas de Adorno, con todo lo inaccesible que esto pueda parecer en un texto impreso. El lector no debería olvidar en ningún momento que no está leyendo un texto de Adorno, sino el protocolo de un discurso oral, que tuvo “su verdad en su propia transitoriedad”.

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Clase 1 23 de abril, 19681

Señoras y señores: Tal vez sea disculpable que me alegre de que hayan venido tantas personas a este curso introductorio. Mentiría si quisiera engañarlos o engañarme al respecto. Les agradezco también la confianza que con su presencia me manifiestan, sobre todo en vista de ciertas voces que se han alzado públicamente,2 y que seguramente no han pasado inadvertidas ni para ustedes ni para mí. Por otro lado, sin embargo, me siento obligado, justa­ mente en vista de... [grito: ¡Más fuerte!] No funcionan bien los altavoces? Por otro lado, precisamente en vista de su asistencia tan numerosa, me siento obligado a decir algunas palabras acerca de las perspectivas de la carrera de sociología. Con ocasión de las Jornadas de Sociología3 se ha advertido varias veces que la Sociedad Alemana de Sociología4 realmente ha quedado en deuda con ustedes, en cuanto a ofrecer informa­ ción fehaciente al respecto. Con todo, debo decir que justamente mi colega Kluth,5 de Hamburgo, presidente de la Comisión de Asuntos Universitarios, ha hecho en este sentido los mayores esfuerzos. Pero creo que debo presentarles al menos algo del material que poseemos en Francfort, aun cuando sea insuficien­ te, simplemente para que ustedes, en la medida en que sean realmente principiantes, puedan decidir con libertad si desean llevar adelante la carrera de sociología, y sobre todo, si desean elegir esta disciplina como carrera principal. Y aquí debo ser claro: las perspectivas profesionales para los sociólogos son malas.6 Sería una mentira verdaderamente sin igual pasar por alto este hecho de un modo optimista. Las perspectivas no han mejorado, tal como se podía esperar, sino que han empeorado,

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por un lado porque la cantidad de egresados ha aumentado de modo lento pero constante; pero, por otro lado, también porque ha disminuido la capacidad de absorción de egresados de socio­ logía, en el marco del proceso económico conocido por todos.7 Debe decirse aquí también algo que antes yo mismo no tenía tan presente, y que he aprendido sólo desde que me ocupo más de cerca de estas cuestiones: que incluso en los Estados Unidos, que es, por así decir, el paraíso de la sociología, donde la sociología goza de una igualdad de tratamiento total dentro de la res publica de las ciencias, no puede decirse en absoluto que un egresado de sociología pueda encontrar un puesto de trabajo en cualquier lado y sin esfuerzo. Por lo tanto, un desarrollo en Alemania en el sentido de los Estados Unidos, tal como yo lo había previsto en estas cuestiones hace diez años, no cambiaría nada esencial. La cantidad de estudiantes que siguen sociología como carrera principal ha crecido desde 19558 de un modo indescriptible. Les menciono solamente algunos datos: en 1955 eran 30, en 1959,163, en 1962,331, en 1963, 383, y ahora son 626. Tendría que ser verdaderamente alguien muy encerrado en mi especialidad (y trato de no serlo) si en estas condiciones simplemente les dyera: ¡Maravilloso, estudien sociología! Si se compara además la idea que tienen los estudiantes, sus deseos profesionales, con las profesiones que luego de hecho ejercen, el resultado es todavía peor. Se da, por ejemplo, el caso (y esto es muy interesante) de que solamente un 4% de los estudiantes deseaban continuar su actividad en una universi­ dad, mientras que de hecho el 28% de los egresados volvieron a ser incorporados a la universidad. En otras palabras: la univer­ sidad, que forma los sociólogos, es al mismo tiempo su consumi­ dor principal, su principal cliente. Esta es una relación que he caracterizado, haciendo un uso algo libre de la teoría psicoanalítica, como incestuosa. [.Risas] Y creo que esto no es precisamente lo más deseable. Por otro lado, sólo un 4% de los estudiantes (les he dado únicamente algunas cifras porque no quisiera detenerme en estas cuestiones demasiado tiempo) desean como ocupación las investigaciones de mercado y de opinión; sin embargo, el 16% trabajan en este campo. En cambio, relativamen­ te muchos, el 17%, desean ejercer en el ámbito de la prensa, radio, televisión, pero sólo el 5% de los egresados han encontrado allí

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un puesto de trabajo. En la sociología de la industria y de la producción alcanzan los aspirantes el 3%, y los que ejercen de hecho, el 4%, es decir, una relación algo más favorable. No quisiera incomodarlos más con estos datos, pero ustedes ven, en todo caso, cuál es la situación. El señor Von Friedeburg9 tiene la hipótesis muy convincente de que el rol de la sociología hoy en día es esencial en un estudio de formación general; sin embargo, aparecen contradicciones evidentes entre las ne­ cesidades y los deseos de formación, por un lado, y las posibili­ dades de colocación profesional, por otro. Existe en general entre estas cuestiones una cierta tensión, y sería, por ejemplo, una problemática que no consideraría indigna de una sociología crítica, investigar cuál es la causa de que, en la sociedad en general, normalmente las ocupaciones que a uno le deparan poco placer, en las cuales se esconde algo así como un sacrificio a la sociedad, que van contra la naturaleza de uno, que uno en realidad no quisiera, que en general (y aquí no me refiero obviamente al trabajo manual, sino a las llamadas profesiones intelectuales) uno rechazaría, en suma, esas cosas que uno hace contra sus deseos, están, en general, socialmente mejor recono­ cidas que aquellas en las que uno sigue lo que en épocas más humanas ha sido llamado “la condición del ser humano”.10 Algo de esto puede aplicarse al caso al que me estaba refiriendo. Con ello se modifica seguramente también un poco el concepto de necesidad de formación en la sociología. Creo que si uno investiga el asunto de forma realmente precisa, resulta que se trata de algo muy diferente del concepto de formación tradicional: se trata de la necesidad de orientarse en general, de comprender qué es lo que mantiene unida a esta sociedad tan peculiar, a pesar de su peculiaridad; de comprender la ley que domina anónimamente sobre nosotros. Esta necesidad es lo que está detrás. Recurriendo al concepto de alienación, del que se habla tanto -y sobre el cual yo mismo he decretado una suerte de prohibición, porque creo que traslada a un plano espiritual, es decir, al sentimiento de extraña­ miento y aislamiento, algo que de hecho tiene su fundamento en relaciones materiales, pero si ustedes me permiten, como excep­ ción, utilizaré el término alienación-, entonces yo diría que la sociología desempeña un poco el papel de un médium espiritual, por el cual se espera superar una alienación. Ahorabien, estaesuna

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cuestión muy difícil. En la medida en que uno persigue realmen­ te este fin, ocurre que, inversamente, uno se aleja de las metas profesionales prácticas, de las exigencias profesionales de la sociedad. Es extraordinariamente difícil conjugar una visión sociológica realmente profunda, en un sentido fuerte, con las exigencias profesionales, tal como les son impuestas a las personas hoy en día. Y, precisamente, una de las dificultades de la sociología -y aquí entro ya en el problema del que deseo ocuparme en la clase de hoy— es unificar estas aspiraciones tan diversas: por un lado, la aspiración de realizar lo que Marx en un sentido muy irónico ha llamado trabajo socialmente útil y, por otro, justamente aquella orientación espiritual. Entre estas dos cosas prácticamente no puede encontrarse un denominador común. Antes -todavía lo recuerdo- especialmente los estu­ diantes más serios y despiertos sufrían mucho ante esta situa­ ción. Hoy en día lo que se da es probablemente que el sector más avanzado de los estudiantes, muchos de los cuales sospecho que se encuentran en esta sala, han tomado conciencia de este hecho -es decir, del hecho de que cuanto mejor se comprende la sociedad, más difícil resulta ser útil para esa sociedad-. Ahora bien, esta contradicción de que cuanto mejor comprendo una sociedad, peor me puedo insertar en ella, si se me permite expresarme de modo un tanto burdo, no puede ser cargada simplemente a cuenta del que conoce, a cuenta del sujeto, sino que este carácter imposible y contradictorio que está unido al estudio de la sociología, tiene que ver también profundamente con el objeto del conocimiento, con el conocimiento sociológico, o permítaseme decir mejor, con el conocimiento social. Por ello, no pueden echamos en cara que no somos capaces de reunir esos aspectos en un denominador común. Ustedes deben contar entonces desde el comienzo con esta falta de homogeneidad propia de la sociología sobre la que quisiera a continuación decir algo más. Deben intentar conscientemente (pero no con una conciencia confusa que no sabe diferenciar lo que está de un lado y lo que está del otro) adquirir las habilidades y conocimientos de la sociología que requerirán para poder mantenerse y, simultáneamente, encontrar a través del estudio de la sociolo­ gía la perspectiva por la cual probablemente la mayoría de ustedes se decidieron a iniciar esta carrera.

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Yo sé que entre las objeciones que muchos de ustedes (supongo al menos que muchos de ustedes participaron en ello) han lanzado contra la Sociedad Alemana de Sociología, por cuyos destinos ya no tengo ninguna responsabilidad11 [aplau­ sos], estaba que la Sociedad Alemana de Sociología no les daba algo así como una guía o plan de estudios razonable. Permítan­ me solamente decir, sin pretender disimular las negligencias en las que puedan haberse incurrido al respecto, que, hasta cierto punto -y no digo esto, sabe Dios, pretendiendo defender a esa sociedad científica-, la responsabilidad recae sobre la discipli­ na misma. En el sentido de que no puede prometerse ni esperarse en la sociología una continuidad, tal como es posible, digamos, en la medicina o en las ciencias naturales o, hasta cierto punto, incluso en la jurisprudencia. Por lo tanto, si ustedes esperan de mis clases que yo les diga cómo deben planear su carrera de sociología, debo decir que me siento un poco superado. En esta universidad hemos tenido el cuidado de garantizar que los estudiantes puedan enterarse, o al menos oír sobre todos los temas a los que se refieren los exámenes de sociología. Pero no existe una suerte de camino privilegiado en la sociología, por el que ustedes puedan enterar­ se, primero, cuál es el objeto de la sociología, luego, cuáles son sus campos principales, luego, cuál es su método. Al menos mi posición al respecto, que no puedo ni quiero ocultar, es que de ese modo no es posible practicar la sociología. Ciertamente, creo que es bueno, si unp quiere estudiar sociología, escuchar primero clases teóricas introductorias, y simultáneamente algunas cla­ ses teóricas más específicas sobre técnicas de investigación empírica, o sobre algún campo especial de su interés. Pero creo que la manera en que uno ingresa en esta estructura algo difusa que es la sociología, debe buscarla uno mismo. Les pido discul­ pas, si en este momento debo decirles que, en mi opinión, si uno toma muy en serio la idea de la libertad, y esto en el ámbito académico significa libertad académica, libertad en el estudio -y supongo que ustedes toman esta idea de libertad tan en serio como yo-, entonces esto se refiere, hasta cierto punto, a la conformación de la carrera de estudios por parte de los estudian­ tes mismos. Creo que si se creara en esta disciplina un plan de estudios preciso, y se obligara a los estudiantes a seguirlo,

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seguramente esto facilitaría ciertas cosas, pondría a aquellos que están interesados básicamente en recibirse (a quienes no desestimo por ello en absoluto) en situación de alcanzar esta meta con mayor seguridad que la que probablemente existe bajo las actuales condiciones; pero, por otro lado, instalaría un ca­ rácter escolar y normado en esta disciplina que, por ser nueva, todavía posee una relativa libertad, un carácter que creo que iría exactamente en contra de lo que ustedes esperan recibir de ella. Es realmente una contradicción notable, una contradic­ ción que (a pesar de ser evidente y de que no se necesita ser ningún genio para descubrirla) no se ha reflejado en absoluto, hasta donde he visto, en la discusión sobre la reforma universi­ taria, el hecho de que en los esfuerzos por realizar la reforma universitaria juegan dos ideas, diría, opuestas de modo contra­ dictorio. Por un lado, la idea de uniformizar la universidad, es decir, una éscolarización de la universidad, que, con el fin de una formación y preparación profesional, se libera de rodeos, faux frais, y de todo lo que es posible aliviar bajo el principio del menor esfuerzo, es decir, una formación racionalizada en el sentido de la racionalidad técnica; y, por otro lado, el reclamo de una reforma universitaria que deje de lado los andadores y permita el predominio del pensamiento libre e independiente. Tal como he formulado esta cuestión, probablemente no es difícil darse cuenta de cuál es la opción correcta, y no es ningún misterio que para mí el segundo camino me parece más impor­ tante. Sin embargo, creo que, para alguien mentalmente autó­ nomo, más digno que resignarse es tener claro que, en esta oposición de pretensiones tan difíciles de conjugar, también se revela aquella autonomía de la que hablé al comienzo. Por lo tanto, dejando de lado una introducción a la sociología, por ejemplo en clases teóricas introductorias, y, por otro lado, en campos muy especializados en los que se presuponen ya todas las habilidades y destrezas, no puedo darles directivas para organizar sus estudios de sociología, por la sencilla razón de que creo que, si esta carrera ha de satisfacer la función de formación que aparentemente le ha sido confiada, entonces debe pertene­ cer a ella también la autonomía del individuo que se está formando, el cual, al igual que la famosa muía de Goethe “busca su camino en la niebla”.12

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En este tipo de disciplinas (esto vale, dicho sea de paso, también para la filosofía, que me niego a diferenciar estricta­ mente de la sociología) no ocurre que el camino hacia la comprensión, tal como, por ejemplo, en las matemáticas (según hemos aprendido en la escuela), vaya progresando a través de pasos completamente transparentes, es decir, pasos que resul­ tan evidentes para cualquiera, pasos que van de lo más simple hacia lo más complejo, o como quiera que sea en este tipo de materias. Hace años, escribí un artículo en Diskus sobre el estudio de la filosofía,13 del cual pensaría que, mutatis muíandis, vale también para la sociología. Sabe Dios que no opino esto frívolamente, o como un estímulo para ponerse a estudiar como loco de un modo amateur, sino que expreso simplemente una experiencia, según la cual el estudio académico se diferencia expresamente de la escuela, justamente en que no todo se completa paso por paso, sin lagunas, sino con ciertos saltos; de pronto, a uno, como se suele decir, se le prende una luz, y si uno trabaja suficiente tiempo en estas cuestiones (y aun cuando eventualmente al comienzo encuentre dificultades de compren­ sión), simplemente con el tiempo de dedicación a esta materia y, sobre todo, a través de la reflexión de esta materia, sucede algo así como un salto cualitativo, por el cual se iluminan ciertas cosas que antes no eran para nada tan evidentes. Permítanme tal vez recordarles la pequeña obra “Lagunas” de Mínima Moralia,14 en la cual, hace más de veinte años, y mucho antes de tener presentes estos denominados “problemas pedagógi­ cos”, intenté caracterizar esta situación. Y creo que harían bien, si justamente en esta dimensión que he intentado caracterizar­ les, se movieran desde el comienzo en su estudio de la sociología con una cierta liberalidad o paciencia. Creo que, justamente, si no insisten a cada paso inmediatamente en ver si han compren­ dido o no, sino que a veces saltan la cuestión, creo que eso será positivo para todos, y no un impedimento. Esto no significa, naturalmente, que deban ser acríticos, que deban someterse a las verba magistri, aun cuando éstas no tengan para ustedes ninguna evidencia. Quiere decir solamente que no deben de antemano proceder según un modelo (y no me avergüenzo de mencionar esta palabra) positivista cartesiano, del cual, justa­ mente en el sentido de la teoría a la que me gustaría introducir-

los, es muy dudoso que se pueda dedr que posee una validez absoluta, tal como se ha pretendido alguna vez. Esto es lo que quería decirles en primer lugar sobre estas cuestiones. La tarea de una Introducción a la Sociología (esto muchos de ustedes probablemente ya lo habrán extrapolado de lo que les he dicho en estos minutos) se enfrenta a dificultades muy especiales, justamente porque la sociología no se caracteriza como lo que se llama en matemáticas una multiplicidad defini­ da,15 y porque, además, carece de ese tipo de continuidad que es propia en general del estudio de ciencias que, según la expre­ sión de Scheler,16 transmiten el “saber dominante”. Esto tiene, para aquellos de ustedes que se entregan a esta carrera con cierta ingenuidad, cuya existencia yo debo fingir en estas clases introductorias, seguramente algo de paradójico. Para los que estamos más curtidos, esto es menos paradójico, una vez que uno se ha convencido de que la sociedad en que vivimos (y, finalmente, la sociedad es, salvo que uno lo niegue como hacen algunos sociólogos, el objeto primario de la sociología) es esen­ cial y constitutivamente contradictoria; si aceptamos este he­ cho, entonces no resulta tan terriblemente sorprendente que la ciencia que se ocupa de la sociedad y de fenómenos sociales, o de hechos sociales, “faits sociaux”,17 no posea tal continuidad. Si uno fuera muy malintencionado, podría incluso llegar a la idea de que ya en la exigencia cientificista de un continuo sin rupturas en el conocimiento sociológico, tal como se encuentra detrás del gran sistema de Talcott Parsons, se esconde algo así como una tendencia armonizadora.18 Uno diría que la ausencia de ruptura en la forma de exponer y en la sistematización de los fenómenos sociales contiene (de modo inconsciente, natural­ mente, aquí está actuando el espíritu objetivo) la tendencia a declarar como no existentes las contradicciones constitutivas de la sociedad. Me gustaría decir inmediatamente, para entrar ya en las ideas que deseo desarrollar en primer término, que sería aconsejable qué consiguieran el tomo Digresiones sociológicas (me refiero a los que sean realmente principiantes), especial­ mente los dos primeros capítulos, en los cuales estas cosas no sólo están desarrolladas teóricamente, sino que están docu-

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mentadas con un material histórico dogmático bastante rico.19 Yo supongo que ustedes, o muchos de ustedes, han venido con la expectativa de que, en primer lugar, se deñna el campo de estudio de la sociología, luego se realice una clasificación de sus campos específicos y, por último, se expliquen sus métodos. No quisiera en absoluto poner en tela de juicio que tal procedi­ miento sea posible e incluso pedagógicamente fructífero. Sin embargo, no me puedo decidir a proceder de ese modo, a pesar de que tengo claro que, de este modo, les exijo más de lo que quizá muchos de ustedes esperan de un curso introductorio; y a pesar de que también tengo claro que, al decidirme en contra de aquel procedimiento, ya se ven involucradas ciertas posicio­ nes teóricas que recién les podré desarrollar realmente en el curso de estas clases. Sin embargo, no quisiera poner justamen­ te esto, lo divergente, lo extraño para muchos de ustedes, de un modo tan dogmático, sino que quisiera dar una fundamentación de por qué no puedo proceder tal como les he mencionado, y tal como reclamaría el así llamado sentido común, sobre el cual la conciencia científica debe ciertamente elevarse, pero al cual no por ello (tal como se puede aprender de Hegel20) se lo debe despreciar. Quisiera entonces, en primer lugar, si no introdu­ cirlos en la sociología y en la problemática sociológica, al menos darles una idea preliminar, mostrándoles por qué no creo que se pueda en la sociología proceder en este orden: definición del campo de estudio, clasificación del campo de estudio y doctrina del método. Para comenzar, se puede mencionar algo muy sencillo (algo que todos ustedes podrán captar sin que sea necesario referirse a la problemática de los antagonismos sociales): que la sociolo­ gía misma, tal como existe actualmente, es un conglomerado de disciplinas en principio desconectadas entre sí y que han surgi­ do de modo independiente. Y creo que mucho de lo que parece una disputa irreconciliable entre escuelas sociológicas proviene en primer lugar (a pesar de que tengo claro que algo profundo se esconde en esta disputa) sencillamente de que la sociología ha reunido bajo un techo cosas que en principio no tienen nada que ver entre sí. La sociología ha surgido originalmente de la fi­ losofía, y el hombre que ha introducido el nombre “sociología” en el mapa de la ciencia, Auguste Comte, llamó a su primera

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gran obra Cours de philosophie positive, es decir “Curso de filosofía positiva”.21 Por otro lado, a partir de las ciencias de las finanzas del siglo xvm, que ya habían surgido bajo el sistema mercantilista, se comenzaron a desarrollar de a poco técnicas empíricas para el relevamiento de hechos sociales individuales. Y ocurre que estas técnicas y aquella pretensión que nace de la filosofía, en realidad, nunca han estado conectadas, sino que han surgido en forma mutuamente independiente. No quisiera en estas clases recargarlos demasiado con consideraciones referidas a la historia dogmática,* a pesar de que no es el peor camino hacia la sociología ver cómo se ha llegado realmente a la situación actual. Pero creo que en un curso introductorio como éste, si es que juzgo en alguna medida adecuadamente sus necesidades, es mejor ir directamente a los problemas, que discutir de manera engorrosa de dónde provie­ ne todo. En esto no debe sospecharse que desestimo la dimen­ sión histórica. En la medida en que sean aconsejables este tipo de consideraciones, podrán ser satisfechas en el seminario para principiantes que se combina con estas clases teóricas.22 Pero, aun así, quisiera decirles que esta falta de homogeneidad tan peculiar y algo inquietante de la sociología, este carácter de conglomerado de cosas en realidad diversas, ya se encuentra en Comte mismo. Naturalmente no de un modo explícito; Comte era un sabio con un aire muy racionalista y de apariencia muy meticulosa, cuya necesidad era, al menos en la superficie, la de presentar todo como si fuera tan coherente como una prueba matemática. Pero en esto la sociología no es para nada muy diferente de la filosofía: debemos comprender incluso los textos famosos como un campo de fuerzas; debemos descubrir, por debajo de la superficie de doctrinas aparentemente coinciden­ tes, las fuerzas que se enfrentan mutuamente, y que luego son retiñidas en formas más o menos sistematizadas o en formu­ laciones definitivas. En el caso de Auguste Comte la situación parece ser, por un lado, que posee muy claramente el ideal de conocimiento de las ciencias naturales, y que uno de sus grafi* Traduzco literalmente el término “Dogmengeschichte”. El mismo significa (además de “historia de los dogmas eclesiásticos”) “historia de la economía política”, pero Adorno lo utiliza en un sentido amplio, que incluye la historia de la sociología, de la filosofía, etc. [T.]

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des motivos es su queja de que la ciencia de la sociedad todavía no posee la confiabilidad absoluta, la transparencia racional y, sobre todo, una fundamentación unívoca en hechos observa­ bles, tal como se atribuye a las ciencias naturales. Comte no se cuestiona, sin embargo, si esto no podría tener tal vez algo que ver con el objeto, por ejemplo (para adelantarles esto ya hoy), si en las ciencias sociales es en general posible la predicción, al menos en el campo de la macrosociología, en el mismo sentido en que esto es posible en el campo de las ciencias naturales. Existen obviamente razones para este carácter de “latecomer” de la sociología como ciencia, pero de eso él no se preocupa demasiado, suponiendo ingenuamente que, si el conocimiento avanzara suficientemente, la ciencia de la sociedad podría conformarse según el modelo tan eminentemente exitoso de las ciencias naturales. Pero, por otro lado (yá se los adelanto), sociología quiere decir, para él, también filosofía. Esto es una cuestión muy difícil en Comte, porque Comte era un enemigo de la filosofía, especialmente (y en esto era un seguidor directo de Saint-Simon, su maestro) era un enemigo acérrimo del pensa­ miento especulativo, de la metafísica; y tenía la esperanza de que la sociología ocupara el lugar que anteriormente había tenido la especulación metafísica. Pero de cualquier modo, Comte quería que la sociología, por encima de las indagaciones en los diferentes sectores individuales y de los diferentes problemas prácticos del conocimiento, diera algo así como una indicación para la conformación correcta de la sociedad. Y esto, a partir de la situación específica en que él se encontraba, es decir, por un lado, la herencia de la emancipación burguesa, de la Revolución Francesa, y, por otro (en esto similar a Hegel), con total conciencia de que la sociedad burguesa va adelantándose a sí misma;23 y este antagonismo que él percibe se ha traducido en la dicotomía entre el principio del orden y el principio del progreso, es decir, entre el principio de la estática y el principio de la dinámica en la sociología.24 Pero, sea como fuere, Comte estaba, por un lado, orientado según el modelo de las ciencias naturales, o tenía como ideal las ciencias naturales; pero, por otro lado, tenía un ideal filosófico secularizado, en cuanto tenía en vista la conducción de la sociedad a través de la sociología, en una dirección correcta según su teoría. Ustedes ven, enton21

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P ces, de qué modo el doble carácter o doble naturaleza de la sociología se remonta hasta sus comienzos. Quisiera en la próxima clase referirme nuevamente a ello y a la función que tuvo originalmente la sociología en sentido estricto.

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Clase 2 25 de abril, 1968

Señoras y señores: Recordarán ustedes que en la última clase intenté mos­ trarles muy esquemáticamente que el carácter doble de la sociología ya se perfila allí donde el concepto de sociología se introduce por primera vez, es decir, en Auguste Comte. Cuando hoy en día se dice públicamente,25 justamente teniendo en cuenta las sesiones de las Jomadas de Sociología en las que muchos de ustedes han estado presentes, que el congre­ so no ha ido más allá de ciertas contradicciones de la sociología, esto es falso, porque estas contradicciones mismas, en la medi­ da en que la sociología siga siendo lo que ha sido originariamen­ te, no podrán eliminarse, o (como se suele decir) disolverse, sino que siempre será posible expresar este antagonismo en los diferentes niveles en los que éste se despliega. Si, en cambio, lo que uno espera de un congreso como ese, es que se expongan detalles específicos y minuciosos de determinadas áreas, creo que la meta del congreso es equivocada. Creo que la misma debe ser informar sobre la problemática esencial, y no sobre algún resultado de detalle. Si lo que se exige de un congreso es esto último, entonces la disputa o antagonismo, del cual realmente se trata, estaría siendo en algún sentido decidido de antemano. Y de lo que se trata es justamente de esto: de no decidir de antemano esta disputa en una determinada dirección, sino de dirimirla lo mejor que se pueda en sus diferentes etapas.26 Señoras y señores, creo que en esto juega también un poco (y esto puede observarse muy claramente en Comte mismo) el problema de la posición de la sociología frente a la política. Sé (y con esto me dirijo a los supuestos o reales principiantes entre 23

ustedes) que, a menudo, cuando una persona joven comienza a estudiar sociología, encuentra en su casa cierta resistencia, dado que, con las sílabas “so” y “ci” [risas], se suele creer que la sociología eo ipso debe ser algo así como impregnarse de socia­ lismo. Ahora bien, justamente cuando uno capta el concepto especíñco de sociología tal como ha surgido históricamente y qué sentido histórico ha tenido, se puede decir, en realidad, que la verdad es exactamente lo contrario. Aquello es una distorsión totalmente ingenua de la realidad. Sin embargo, todavía puedo recordar muy bien mis tiempos de estudiante, cuando percibí, para mi gran sorpresa, que el hecho de que uno se ocupe de cuestiones sociales no lleva automáticamente a cuestiones re­ lacionadas con la construcción de una sociedad mejor o con la sociedad correcta. Por el contrario, ya entonces me encontré con determinados sociólogos, o con determinada actitud, diría, irónica, como diciendo: nosotros, los sociólogos, sabemos muy bien que todo esto (y el acento estaba puesto en el “todo”) es pura palabrería, o sea que no hay revolución, no hay clases sociales; todo esto no son más que invenciones de algunos con determi­ nados intereses, y la sociología consiste justamente en elevarse sobre esto con un gesto irónico. Se podría decir que hoy en día lo que se presenta como la resistencia de la sociología contra los supuestos dogmas del pensamiento teórico, en realidad no es otra cosa que esa actitud irónica hacia el sistema o hacia la teoría científica, en la cual lo que se esconde, en realidad, es que, para un sociólogo, no existe en absoluto algo así como la verdad, porque todo está determinado por intereses sociales. Quisiera aclarar ya mismo que esta concepción de la sociología, que tuvo su primera y, tal vez, más radical formula­ ción en Vilfredo Pareto,27 me parece fundamentalmente falsa. En primer lugar, por la sencilla razón de que, negando el concepto de verdad (en lo cual consiste esta concepción del carácter totalmente ideológico de toda conciencia referida a lo social) se hace imposible realizar la distinción entre verdadero y falso; y, además, porque no se puede hablar de falsa conciencia si no existe también la posibilidad de una conciencia correcta. Espero, al menos, poder aclarar, en el curso de estas clases, por qué esta concepción muy difundida de la sociología (que, de un modo enmascarado, todavía hoy día es muy difundida) es de 24

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hecho fundamentalmente falsa, a saber, porque cree poder recurrir a las posiciones y conductas de los individuos, para luego generalizarlas, desconociendo que existen algo así como leyes estructurales objetivas de la sociedad, que se pueden conocer. Por lo tanto (y a esto quería llegar), la disputa sobre el método en la sociología,28 sobre la que habrán oído hablar tanto en estos últimos días, está impregnada de cuestiones extraor­ dinariamente sustantivas; y creo que sólo puede comprenderse realmente la pasión y el énfasis que ha cobrado esta disputa, si se es capaz de percibir también sus implicaciones sustantivas, en el sentido que les he señalado esquemáticamente antes. La sociología, tal como ha surgido históricamente, tiene desde sus comienzos, casi diría, algo de tecnocrático, algo de social engineering, es decir, algo así como la creencia de que los expertos científicos, sirviéndose de determinadas técnicas metodológi­ cas, producirán, si se les confía directa o indirectamente el control sobre la sociedad, un estado equilibrado, estable, o, diría, un estado capaz de funcionar, es decir, un estado en el cual los sistemas existentes pueden ser conservados a través de ampliaciones y correcciones. En Comte es muy claro (y creo que es bueno que ustedes, para adentrarse en el núcleo de la disputa en la sociología, reflexionen un segundo sobre estas cuestiones históricas) que su concepción de la sociología como ciencia se dirige en contra de las tendencias que él, en coincidencia, por lo demás, con Hegel (en una coincidencia probablemente inconsciente), consi­ deraba como las tendencias disolventes en la sociedad.29 Ya para Comte la sociología está concebida como un tipo de instan­ cia racional de orden superior, con la cual debe ser posible, según una conducta puramente científica y a través de un determinado tipo de planeamiento, dirigir la sociedad teniendo en cuenta las relaciones de fuerzas existentes, tal como se dan en la sociedad real. En este sentido, Comte era, a pesar de su tan mencionado positivismo, totalmente idealista, en cuanto su construcción histórica y social eran construcciones del espíritu dominante, es decir, respectivamente, del espíritu teológico, metafísico y científico, desde la perspectiva de las fuerzas sociales reales subyacentes. Y de hecho, si ustedes se toman el trabajo de mirar un poco el Cours dephilosophiepositive (es una 25

lectura bastante pesada y, para ser un autor francés, no muy enriquecida por el “esprit”, pero que, si estudian sociología al menos alguna vez deben realizar), verán que de los dos princi­ pios por medio de los cuales, según Comte, se rige la sociedad, y que él recorta de un modo muy tajante y, si ustedes quieren, muy mecánico, a saber, el principio estático y el dinámico, esto es, el principio del orden y el del progreso, toda la simpatía, el acento realmente positivo se dirige al aspecto del orden, de la estática. Y también verán que el problema que él se plantea es, en realidad, cómo la dinámica puede ser controlada. Esta era, por lo demás, la diferencia decisiva con su maestro SaintSimon, que pertenecía todavía a la burguesía en lucha, y en el cual, por lo tanto, el acento dinámico es mucho más fuerte; aunque ya en él la motivación tecnocrática, tal como el papel central de los expertos, no diría que se despliega, porque no lo permitía todavía el estadio de la técnica de entonces, pero sí que esta motivación ya está delineada.30 Y se puede decir muy bien que también aquí aflora la peculiar ambigüedad de la sociolo­ gía, en tanto justamente esta motivación (o sea, la motivación de pensar la sociedad esencialmente desde la técnica, y de hacer de la técnica hasta cierto punto la categoría clave de la sociedad) llegó a ser la raíz de la doctrina de las fuerzas de producción en Marx, a través de la cual Marx se distancia esencialmente de la economía nacional clásica, en la cual tal doctrina de las fuerzas productivas no existe. Es algo muy llamativo (les señalo esto solamente para mostrarles cuán profundamente esta contra­ dicción alcanza a pensadores de corrientes totalmente opues­ tas) que incluso en Marx, que era extremadamente crítico frente a la sociología en general, y frente a Comte en particular, se puede encontrar esta ambivalencia, en la medida en que compartía con Saint-Simon y, si ustedes quieren, con Comte, la creencia en la técnica y en la primacía de la técnica. El tenía la idea bastante optimista de que el estadio de las fuerzas técnicas de producción en cualquier circunstancia se impondría como la categoría clave de la sociedad, mientras que, por otro lado, consideraba las relaciones sociales específicas como lo social­ mente determinante, es decir, el ordenamiento de la propiedad según el acceso a los medios de producción. Y yo creo que no se es injusto con Marx si se dice que la pregunta de qué es lo 26

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diantes Alemanes. Allí Habermas pronunció, el 2 de junio, su “Thesen zur Rritik der Protestbewegung” [Tesis sobre la crítica al movimiento de protes­ ta], que fue publicado el 5 de junio en el periódico Frankfurter Rundschau. (Cf. J. Habermas, “Die Scheinrevolution und ihre Kinder” [La revolución aparen­ te y sus hijos], en: Habermas, Protestbewegung und Hochschulreform, ed. cit., págs. 188-201.) Hasta el 5 de junio, no hubo clases debido al feriado de Pentecostés. La clase del 6 de junio se suspendió porque Adorno estaba en Munich para la grabación de una discusión sobre crítica musical con Joachim Kaiser en la Radio de Baviera. Luego viajó a Würzburg, donde en el aula magna de la universidad pronunció una conferencia llamada “Zur Grundfrage der gegenwártigen Gesellschaftsstruktur” [Sobre el problema fundamental de la estructura social actual] (no publicada), que se trata de una versión adaptada para radio de su ponencia inaugural de las Jornadas de Sociología de abril, “Spátkapitalismus oder Industriegesellschaft?”. La misma fue transmitida el 4 de junio por la Radio de Hessen. 135 Se refiere a los llamados “Teach-ins”, “Sit-ins” y “Go-ins” [diferentes tipos de actos de protesta]. 136 Cf. Hans Freyer, Soziologie ais Wirklichkeitswissenschaft. Logische Orundlegung des Systems der Soziologie [La sociología como ciencia de la realidad. Fundamentos lógicos del sistema de la sociología], Leipzig y Berlín, 1930. La caracterización que realiza Freyer de la ciencia de la realidad, como el “autoconocimiento de un suceso en la conciencia del ser humano, al cual ese suceso pertenece existencialmente” (ídem, pág. 202), implica la conexión a la que se refiere Adorno. Véase también el comienzo de la clase del 9/7/1968. 137

Sobre la tradición de este topos antiguo y su recepción en la teoría de Adorno, cf. Zur Metakritik der Erkenntnistheorie [Hacia una metacrítica de la teoría del conocimiento], GS 5, págs. 147 y sigs. 138 En el capítulo sobre la “Anfibología” de la Crítica de la razón pura, Kant argumenta contra la doctrina de Leibniz: lo interior de las cosas sólo puede conocerse por medio del entendimiento; cf. Kant, Crítica de la razón pura, B 320 y sigs. 139 Paul F. Lazarsfeld (1901-1976) emigró en 1933 a los Estados Unidos. En Princeton dirigió un programa de investigación sobre radio. A partir de 1940 fue profesor de sociología en la Universidad de Columbia, Nueva York. Acerca de la colaboración entre Adorno y Lazarsfeld en el “Radio Research Project” en Princeton, cf. Adorno, “Wissenschaftliche Erfahrungen in Amerika” [Experiencias científicas en América) (GS 10.2, págs. 702-738). Véase también la clase del 9/7/1968, págs. 181-182. 140 Sobre el “Estudio sobre una ciudad del Instituto de Investigación en Ciencias Sociales”, Darmstadt, 1952-1954, que se realizó en colaboración con el Instituto de Investigaciones Sociales de Francfort, cf. el artículo “Gemeindestudien” [Estudios sobre una ciudad], en: Soziologische Exkurse, ed. cit., págs. 133-150. El estudio consta de nueve monografías, de las cuales Adorno, en parte junto con Max Rolfes, escribió las introducciones (cf. GS 20.2, págs. 605-639). 141 Cf. las monografías 4, 6 y 7 del “Estudio sobre la ciudad de ' Darmstadt”, que constituyen una unidad: Gerhard Baumert, “Jugend der

Nachkriegszeit. Lebensverháltnisse und Reaktionsweisen” [La juventud de la posguerra. Condiciones de vida y tipos de reacción], Irma Kuhr, “Schule und Jugend in einer ausgebombten Stadt” [Escuela y juventud en una ciudad bombardeada], y Giselheid Koepnick, “Mádchen einer Oberprima. Eine Gruppenstudie” [Las jóvenes del último año de una escuela secundaria. Un estudio de grupo], Darmstadt, 1952. 142 Cf. H. Schelsky y otros, Arbeitslosigkeit und Berufsnot der Jugend [Desocupación y falta de trabajo en la juventud], 2 tomos, Colonia, 1952. Posiblemente Adorno pensaba en la concepción de Schelsky de la “sociedad de la clase media nivelada”, que suponía la existencia de una creciente nivela­ ción social luego de la guerra (sobre esto, cf. GS 8, pág. 518 y sigs.). En oposición a esto, el estudio de Baumert sobre la juventud de posguerra mostró que no sólo subsistieron las diferencias económicas y las jerarquías, sino que continuó obrando de modo ininterrumpido la correspondiente “autoconciencia”. En la introducción a este estudio señalaba Adorno: “A pesar de la guerra, la catástrofe producida por los bombardeos, la desvalorización y reforma monetaria, la diferenciación social se corresponde con la que existía antes de la guerra, o, al menos, es muy similar a ella. La tesis que escuchamos a menudo de que por lo ocurrido, la sociedad alemana se niveló económica, sociológica y psicológicamente, puede considerarse refutada por el estudio de Baumert (como, por lo demás, por muchos datos de otros estudios del proyecto), al menos para el sector tratado. La diferenciación afecta tanto el lado objetivo (por ejemplo, las condiciones de vivienda), como el subjetivo (la conciencia de los jóvenes de su ‘estatus’ correspondiente)” (GS 20.2, pág. 624). 143 Sobre los procedimientos de medición mencionados, es decir, proce­ dimientos que permiten ingresar unidades en un continuo, cf. el parágrafo 8: “Construcción de escalas”, del artículo “Empirische Sozialforschung” [Inves­ tigación social empírica] (GS 9.2, págs. 347-349). 144 Qf x. W. Adorno, Else Frenkel-Brunswik, Daniel J. Levinson, R. Nevitt Sanford en colaboración con Betty Aron, María Hertz Levinson y William Morrow, “The Authoritarian Personality”, en: Studies in Prejudice, vol. I, Nueva York, 1950. El capítulo que Adorno escribió, o bien solo o junto con otros autores, incluyendo el que se refiere a la Escala-Fascismo (F), fueron reimpresos en GS 9.2, págs. 143-509. 146 Así ocurre en la “escala de Guttman”: “En la escala de Guttman (scalogram analysis), los ‘ítems’ deben ser unidimensionales, es decir, la aceptación de un determinado ‘ítem’ debe incluir la aceptación de todos los otros ‘ítems’ menos extremos, y ser compatible con el rechazo de todos los ‘ítems’ más extremos. La mayor rigurosidad metódica se consigue sacrifican­ do la amplitud del contenido” (GS 9.2, pág. 348). 146 A diferencia del “interview centrado”, que investiga la reacción inmediata del encuestado a determinados estímulos, “el interview clínico (clinical interview), orientado a la psicología profunda, se concentra más en las capas profundas de la conciencia que en los efectos inmediatos de una experiencia dada”. (GS 9.2, pág. 337) 147 Cf. el capítulo escrito por Else Frenkel-Brunswik (1908-1958), “Personality as Revealed through Clinical Interviews”, en: “The Authoritarian Personality”, ed. cit., págs. 289-486.

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148 Sobre los conceptos “campo de lo singular” y “campo de lo plural”, cf. Elisabeth Noelle, Umfragen in der Massengesellschaft. Einführung in die Methoden der Demoskopie [Encuestas en la sociedad de masas. Introducción a los métodos de la demoscopíal, Hamburgo, 1963, págs. 11 y sigs. y pág. 12, nota 3: “Para la distinción que aquí se realiza entre, por un lado, el campo individual, el campo de la personalidad y, por otro, el campo de la totalidad, el campo del atributo [i. e., el campo estadístico, variables e índices], he propuesto los conceptos de campo de lo singular y campo de lo plural”. Cf. además: Kólner Zeitschrift für Soziologie [Revista de sociología de Colonia], 4e año, invierno de 1953/54, pág. 631. 149 Cf. Georg Lukács, Die Theorie des Romans. Ein geschichtsphilosophischer Versuch über die Formen der grofien Epik [La teoría de la novela. Un intento histórico-filosófico sobre las formas de la gran épica], Berlín, 1920, págs. 9 y sigs. 150 Alusión a la ontología existencial heideggeriana. Heidegger llama “existenciales” a los caracteres del ser del “ser-ahí” humano, para diferenciar­ los de las determinaciones del ser de lo objetivamente existente, es decir, las categorías (cf., por ejemplo, Martin Heidegger, Sein und Zeit, 12* ed., Tubinga, 1972,págs. 54y sigs, [Versión castellana: El ser y el tiempo. México, Fondo de Cultura Económica, 1951]). 151 Véase la referencia de la nota 107. 152 Véase la referencia de la nota 17. 153 Cf. Max Weber, Gesammelte Aufsátze zur Wissenscfwftslehre [Artí­ culos completos sobre doctrina dé la ciencia], Tubinga, 1922. Adorno se refiere en lo que sigue al artículo “Über einige Kategorien der verstehenden Soziologie” [Sobre algunas categorías de la sociología comprensiva] (1913), ed. cit., págs. 403-450. 154 155

Op. cit., págs. 403-407: “I. Sentido de una sociología ‘comprensiva’ ”. Op. cit., págs. 408-414: “II. Relación con la psicología”. La razón por

la que Weber separaba la psicología de la sociología reside en el concepto de “actuar con una racionalidad de fines”: “La sociología comprensiva no es, según lo que hemos dicho, parte de una ‘psicología’. El modo inmediatamente más comprensible de la estructura significativa de una acción es la acción orientada subjetivamente de un modo estrictamente racional según los medios que se consideran (subjetivamente) adecuados para alcanzar las metas (subjetivamente) claras. Y sobre todo, cuando estos medios también le parecen adecuados al investigador. Al ‘explicar’ una acción de este modo, no quiere decir en absoluto que se lo haga en base a eventos ‘psíquicos’, sino precisamente lo contrario: quiere decir que se desea inferirla exclusivamente de las expectativas que, por un lado, surgen subjetivamente de la conducta de los objetos (racionalidad de fines subjetiva), y que, por otro, surgen de experiencias válidas (racionalidad de corrección objetiva). Cuanto más se corresponda una acción al tipo de la racionalidad de corrección, menos comprensible será por medio de elucubraciones psicológicas” (op. cit., pág. 408). Cf. acerca de Weber la clase del 2/7/1968; sobre el concepto de raciona­ lidad de fines, véase también la nota 250. 156 Cf. E. Durkheim, Die Regeln der soziologischen Methode, ed. cit.,

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págs. 46 y 65. Como principio superior de la consideración de los “faits sociaux” vale lo siguiente: “La primera y más fundamental rogla consiste en considerar los hechos sociológicos como cosas” (op. cit., pág. 115). 157 Sobre el concepto de “exención de valores” en Weber, cf. sus artículos “Die Objektivitát sozialwissenschaftlicher und sozialpolitischer Erkenntnis” [La objetividad del conocimiento científico social y político social! de 1904 y “Der Sinn der ‘Wertfreiheit’ der soziologischen und ókonomischen Wissenschaften” [El sentido de la ‘exención de valores’ de las ciencias sociológicas y económicas] (1917/18), en: Max Weber, Gesammelte Aufsatze zur Wissenschaftslehre, ed. cit., págs. 146-214 y 451-502. 158 Cf. Emile Durkheim, De la división du travail social, París, 1893; versión alemana con introducción de Niklas Luhmann: E. Durkheim, Über

sociale Arbeitsteilung. Studie über die Organisation hoherer Gesellschaften [Sobre la división social del trabajo. Estudio sobre la organización de las sociedades superiores], 2- ed., Francfort del Meno, 1988. 159 Sobre el concepto de conciencia colectiva, cf. op. cit., libro II, capítulo 3: “Los factores secundarios. La indeterminación progresiva de la conciencia común y sus fundamentos” (págs. 344-366; cf. también la introducción de Luhmann, pág. 24, nota 11). Ya en su ponencia “Zur Logik der Sozialwissenschaften” [Sobre la lógica de las ciencias sociales] para las Jornadas de Trabajo de la Sociedad Alemana de Sociología, en Tubinga, Adorno había continuado la discusión sobre el concepto de valor, haciendo referencia a Weber y Durkheim: “Todo el problema del valor, que la sociología y otras disciplinas cargan como un peso, está mal planteada. Una conciencia cientí­ fica de la sociedad que se presume libre de valores es tan equivocada como aquella que apela a valores más o menos organizados y estatuidos arbitraria­ mente. Si uno se somete a estas alternativas, cae en antinomias. Incluso el positivismo no ha podido evitarlas. Durkheim, cuyo ‘chosisme’ en general supera la posición positivista de Weber (éste había tenido en la sociología de la religión su thema probandum), no reconocía la exención de valores” (GS 8, pág. 561). 160 Cf. Max Scheier, Probleme einer Soziologie des Wissens [Problemas de una sociología del saber], en: Gesammelte Werke [Obras completas], tomo 8: Die Wissensfbrmen und die Gesellschaft [Las formas del saber y la sociedad], compilado por María Scheier, 2* ed. revisada, Berna y Munich, 1960, págs. 15-190. 161 Se refiere a la formulación de Feuerbach: “No estar contra la religión, sino sobre ella. El conocimiento es más que la fe. También lo que sabemos es menos; este ‘menos’ es, sin embargo, más que el nebuloso ‘más’ que la fe antepone al saber” (Ludwig Feuerbach, Sámtliche Werke [Obras completas], comp. por Wilhelm Bolín y Friedrich Jodl, tomo 10, Stuttgart, 1911, pág. 326). 162 En l&Fundamentación de la metafísica de las costumbres dice Kant: “En el reino de los fines, todo tiene, o bien un precio, o una dignidad. Lo que tiene un precio puede ser reemplazado en su lugar por otra cosa como equivalente; en cambio, aquello que está por encima de cualquier precio, y que, por tanto, no admite ningún equivalente, posee dignidad” (Kants Werke, ed. cit., tomo 4, Berlín, 1968, pág. 434) [Versión castellana: Fundamentación

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de la metafísica de las costumbres. Madrid, 8- ed. Espasa-Calpe, 1983]. 163 El psicólogo Hugo Münsterberg (1863-1916) se ubicó en su obra de 1908, Philosophie der Werte [Filosofía de los valores], cerca de la escuela neokantiana del sudeste de Alemania, cuyos representantes, Heinrich Rickert (1863-1936) y Wilhelm Windelband (1848-1915), consideraban que la tarea de las “ciencias de la cultura” era erigir un “reino de los valores” eternamente vigente. Véase también la nota 286. 164 Kant, Crítica de la razón pura, B 884. 165 Sobre las ponencias de Scheuch y Dahrendorf, véanse las referencias de las notas 46 y 49. 166 Cf. E. Durkheim, Die Regeln der soziologischen Methode, ed. cit., págs. 118 y sigs. 167 George A. Lundberg (1895-1966) proponía para la sociología una investigación social orientada de un modo puramente fisicalista. Cf. G. Lundberg, Social Research. A Study in Methods of Gathering Data, Nueva York, 1942. Cf. también del mismo autor, Foundations of Sociology, Nueva York, 1939. 168 Véase la referencia de la nota 94. 169 Véase sobre esta controversia la nota 67.

CLASE 10 170 Adorno se equivoca. No fue la clase antepasada, sino la inmediata­ mente anterior, del 11 de junio. El 13 de junio no hubo clases, por el feriado de Corpus Cristi. Véase'la clase 9, del 11/6/1968, págs. 105 y sigs. 171 Adorno se refiere a la obra de Thorstein Veblen, Theory of theLeisure Class (véase la referencia en la nota 64). 172 Th. Veblen, Theorie der feinen Leute, ed. alemana cit., págs. 163 y

sigs, 173 Sobre esta alusión a la teoría marxista, cf. el capítulo “El carácter fetichístico de las mercancías y su secreto”, en: Karl Marx, Das Kapital. Kritik der politischen Ókonomie, tomo 1, ed. cit., págs. 85-98. 174 Sobre el concepto de “tipo ideal” en Weber, véase Economía y sociedad, edic. alemana citada, págs. 2-11, donde se lee: “Para la concepción científica constructora de tipos se investigan todos los contextos significativos de la conducta, irracionales y condicionados por los afectos, que influyen en la acción, y se los expone como las ‘desviaciones’ más notables del desarrollo construido y basado en la racionalidad con arreglo a fines {...). Sólo así se hace posible la relación causal de las desviaciones con los elementos irracionales que las condicionan. Por lo tanto, en estos casos la sociología, gracias a su evidente inteligibilidad y a su claridad basada en la racionalidad, sirve como tipo (‘tipo ideal’) para comprender la acción real, influida por elementos irracionales de toda clase (afectos, errores, etc.), como ‘desviación’ de la conducta puramente racional hada procesos esperables”. Véanse también las indicaciones señaladas en la nota 247. Sobre la definición del capitalismo en Weber, véanse los datos consignados en la nota 56.

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175 En mayo de 1968, el gobierno de De Gaulle había dirigido la guardia nacional contra los estudiantes y trabajadores en huelga, y había movilizado unidades militares. 176 Se refiere a Wilhelm Dilthey, Einleitung in die Geisteswissenschaften.

Versuch einer Grundlegung fiir das Studium der Gesellschaft und der Geschichte [Introducción a las ciencias del espíritu. Intento de unafundamentación para el estudio de la sociedad y de la historia], en: Wilhelm Dilthey, Gesammelte Schriften [Escritos completos], tomo 1, comp. por Bemhard Groethuysen, 4® ed., Stuttgart y Gottinga, 1959. 177 El 10 de noviembre de 1837, Marx le escribía a su padre: “He leído fragmentos de la filosofía de Hegel, cuya grotesca melodía de las rocas no me ha agradado” (Karl Marx/Friedrich Engels, Werke, tomo complementario: Manuskripte, Briefe bis 1844 [Manuscritos, cartas hasta 1844]. Primera parte, Berlín, 1973, pág. 8). 178 Sobre la aplicación de los métodos de la sociología empírica a las construcciones intelectuales, que inauguró Harold Lasswell (nac. 1902), cf. la sección “Análisis empírico-sociológico de productos intelectuales (‘content analysis’)”, en el artículo de Adorno “Empirische Sozialforschung” [Investiga­ ción social empírica], GS 9.2, págs. 355 y sigs. 179

Sobre V. Pareto, véanse la clase del 25/4/1968 y las notas 27 y 32. Content analysis” fue desarrollado por Lasswell a partir del análisis de la propaganda enemiga durante la Primera Guerra Mundial; cf. Harold D. Lasswell, Propaganda Technique in the World War, Nueva York, 1927. 18° ei

181 Cf. Harold D. Lasswell y Nathan Leites (comps.), Language of Politics. Studies in Quantitative Semantics, Nueva York, 1949, capítulo 3,

págs. 40-52. 182 Cf. Siegfried Kracauer, “The Challenge of Quantitative Content Analysis”, Public Opinión Quarterly, año 16, N8 4, 1952-53, págs. 631-642; versión alemana de Karsten Witte: “Für eine qualitative Inhaltsanalyse”, en Ásthetik und Kommunikation, año 3, N* 7, marzo de 1972, págs. 49-58. Adorno se equivoca al decir que el trabajo de Lasswell había aparecido también en Public Opinión Quarterly. El libro compilado por Lasswell y Leites, Language of Politics, había sido reseñado por Paul Kecskemeti, en 1949, en esa revista. 183 Cf. Adorno, “Prolog zum Femsehen” [Prólogo a la televisión] y “Femsehen ais Ideologie” [Televisión como ideología], en Eingriffe. Neun kritische Modelle, Francfort del Meno, 1963, págs. 69-80 y 81-98; ahora en GS 10.2, págs. 507-532. [Versión castellana: Intervenciones. Nueve modelos de crítica. Caracas, Monte Avila, 1969.] 184 Cf. Adorno, “Aberglaube aus zweiter Hand" [Superstición de segun­ da mano], en: Max Horkheimer/Theodor Adomo, Sociológica II. Reden und Vortrtige [Sociológica II. Discursos y conferencias], Francfort del Meno, 1962, págs. 147-162 (Frankfurter Beitrage zur Soziologie, tomo 10); ahora en GS 8, págs. 147-176. [Versión castellana: Sociológica. Madrid, Taurus, 1989.] 185 El punto de partida de la controversia fue el artículo de Alphons Silbermann (nac. 1909) llamado “Kunst” [Arte], aparecido en la Enciclopedia Fischer Soziologie (véase la referencia bibliográfica en la nota 276), y el de

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Adorno, llamado “Ideen zur Musiksoziologie” [Ideas sobre sociología de la música!, aparecido en los Schweizer Monatsheften (ahora en GS 16, págs. 923), La discusión continuó, haciendo ya referencia directa a Silbermann, a quien Adorno considera un “exponente de la corriente empírica de investiga­ ción en la sociología de la música”, en las clases teóricas Einleitung in clie Musiksoziologie [Introducción a la sociología de la música] del semestre de inviemode 1961/62(cf.GS 14,págs. 169-433),yen “Thesen zur Kunstsoziologie” [Tesis sobre sociología de la música], conferencia pronunciada en noviembre de 1965 (cf. GS 10.1, págs. 367-374. Un Schluflwort zu einer Kontroverse über Musiksoziologie, en réplica a Silberman, fue publicado póstumamente (cf. GS, 10.2, págs. 810-815; sobre la respuesta de Silbermann a este trabajo, cf. las observaciones preliminares del compilador, pág. 810).

CLASE 11 186

El “principio de falsación” de Popper parte de la base de que las hipótesis no pueden ser confirmadas inductivamente en la experiencia, sino que deben corroborarse frente a los “intentos de refutación": “Las teorías no son verificables, pero pueden ser corroboradas” (Karl Popper, Logik der Forschung, 2- ed. aumentada, Tubinga, 1966, pág. 198 [Versión castellana: La lógica de la investigación científica. Madrid, Tecnos, 1980]; véase también GS 8, págs. 309-315). 187 Posiblemente se trata de la investigación Freie Universitát und politisches Potential der Studenten (véase la referencia en la nota 47). 188

Véase la referencia de la nota 144.

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La conjetura mencionada en la nota 187, de que la “voluminosa” investigación de la que habla Adorno es el estudio sobre el “potencial político de los estudiantes”, se ve apoyada por la referencia a la “Escala de Lákert”. Siguiendo el procedimiento formal de esta escala, se desarrolló la “A-escala”, que se utilizó en el relevamiento, la cual, en su contenido, siguió, a su vez, el modelo de la “F-escala" de “Authoritarian Personality”. “En la Escala de Likert (‘method of summated ratings’) se seleccionan los ‘ítems’ que se correlacionan mejor con los valores totales [...] y que muestran la mayor selectividad. A los encuestados se les pide que tomen posición dentro de, en general, cinco alternativas crecientes. Los resultados individúales se suman, al estilo de un puntaje deportivo; las posiciones en la escala de los individuos o grupos se determinan según el puntaje alcanzado” (GS 9.2, pág. 348). 190

Véase la nota 145.

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Gottfried Salomon-Delatour (1896-1964) enseñó entre 1921 y 1932 como catedrático no numerario [Privatdozent] y como profesor extraordinario de sociología en Francfort. Emigró en 1933 a Francia y se trasladó en 1941 a los Estados Unidos, donde fue profesor en la New School of Social Research entre 1941 y 1943. Este instituto había sido, en la década de 1930, un emprendimiento que competía, desde una óptica más bien conservadora, con el Frankfurter Institute of Social Research, también establecido en Nueva York. Recién en 1958 volvió a la Universidad de Francfort, donde obtuvo el estatus de profesor emérito ordinario en la facultad de ciencias económicas y

231

sociales, así como un contrato docente en la facultad de filosofía. Enseñó hasta su muerte en el Instituto de Investigaciones Sociales. 192 Cf. Robert S, Lynd y Helen M. Lynd, Middletown. A Study in Contemporary American Culture, Nueva York, 1929; ídem, Middletown in Transition. A Study in Cultural Conflicts, Nueva York, 1937. Ambas obras fueron un “modelo” para los “Darmstádter Gemeindestudien” (cf. GS 20.2, pág. 618). 193

No fue posible averiguar a quién se refiere Adorno.

194

Véase la referencia en la nota 21.

195 Adorno había planteado esta pregunta en las 16a5 Jornadas de Sociología, como centro de su ponencia “Spátkapitalismus oder Industriegesellschaft?” (GS 8, págs. 354-370). 196 Cf. Max Horkheimer/Theodor W. Adorno, Sociológica II, ed. cit.,

págs. 223-240; véase también la clase del 23/4/1968 y la nota 24. 197 Sobre el intento de Parsons de unificación y sistematización de la sociología, cf. Talcott Parsons, The Social System, Glencoe, 1951, y la colección de artículos de Parsons: Essays in Sociological Theory. Puré and Applied, Glencoe, 1954. Sobre Parsons, véase también la nota 18. 198 Sobre H. Spencer, véanse las clases del 30/4 y del 7/5/1968, y la referencia de la nota 55. 199 Véase la clase del 7/5/1968, págs. 60-61 y la referencia de la nota 83.

200 Cf. Gabriel Tarde, LesLoisdeL’Imitation. EtudeSociologique, 4* ed., París, 1904.

CLASE 12 201

El comienzo de la clase, que se encuentra entre [], fue tomado de la impresión pirata de Junius, dado que no se conservó en la cinta grabada. 202 Cf. Franz Borkenau, Der Úbergang uom feudalen zum bürgerlichen Weltbild. Studien zur Geschichte der Philosophie der Manufakturperiode [ La

transición de la visión del mundo feudal a la burguesa. Estudios sobre historia de la filosofía del período de la manufactura], París, 1934 (serie: Schriften des Instituts für Sozialforschung, comp. por Max Horkheimer, tomo 4). 203 Por el concepto de “universo”, utilizado en las técnicas de relevamiento sociológicas, se entiende la “totalidad base” para la cual la muestra debe ser representativa, por ejemplo, la población total de un país. Cf. GS 9.2, pág. 342. Sobre el concepto de “campo de lo plural”, mencionado a continuación, véase la nota 148. 204 El sociólogo y psicólogo norteamericano Stanley Schachter se dedicó, sobre todo, a cuestiones de sociología de grupos y de masas. 205 Adorno se refiere a la exigencia de Popper, según la cual, “una de las tareas de la crítica científica debe ser descubrir confusiones valorativas y se­ parar las preguntas valorativas puramente científicas por la verdad, la rele­ vancia y la sencillez, etc., de cuestiones extracientíficas” (Karl R. Popper, “Die Logik der Sozialwissenschaften” [La lógica de las ciencias sociales], en Adorno y otros, Der Positivismusstreit in derdeutschen Soziologie, ed. cit., pág. 115).

232

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206 Cf. J. L. Moreno, Who Shall Survive?, Washington D.C., 1934; en alemán, según la 2“ edición aumentada de 1953: Die Grundlagen der Soziometrie [Los fundamentos de la sociometría], Colonia y Opladen, 1954. 207 Véase la referencia de la nota 98. Sobre la sociometría de Moreno, cf. GS 9.2, págs. 354 y sigs. 208 Probablemente, Adorno se refiere a los Studies in History, Economics and Public Law, publicados por la Faculty of Political Science of Columbia University, que, a partir de 1955, pasaron a llamarse Columbia Studies in the Social Sciences, y que aparecieron en la editorial Columbia University Press, Nueva York. No se averiguó a qué “fascículos” se refiere Adorno. 209 E. Scheuch, al retomar estas palabras de René Kónig, seguía la opinión de este último sobre la estricta separación entre la sociología como ciencia empírica individual y la filosofía social (cf. Verhandlungen des 16. Deutschen Soziologentages, ed. cit., págs. 184 y sigs.). Adorno se refiere en su “Einleitung zum Positivismusstreit in der deutschen Soziologie” a este “puritanismo del conocimiento” positivista: “En el Congreso de Francfort de 1968 se ha defendido, especialmente por Erwin Scheuch, una sociología ‘que no quiere ser otra cosa más que sociología’. A veces, las conductas científicas hacen pensar en un miedo neurótico al contacto. Se sobrevaloriza la pureza. Si uno quita de la sociología todo lo que, por ejemplo, no se corresponde estrictamente con la definición que Weber da al comienzo de Economía y sociedad, no queda nada de ella. Sin todos los aspectos económicos, históricos, psicológicos, antropológicos, la sociología vacilaría en vano alrededor de cualquier fenómeno social. Su raison d’étre no es la de una disciplina, la de una ‘materia’, sino la conexión constitutiva y muchas veces descuidada entre aquellas disciplinas más antiguas. La tarea de compensar intelectualmente un poco la división del trabajo, tampoco debe ser fijada, a su vez, según una división del trabajo” (GS 8, pág. 340, nota). 210 Véase la referencia de la nota 10. Cf. también Fichte, Einige Vorlesungen über die Bestimmung des Gelehrten [Algunas lecciones sobre la determinación del erudito], en: Fichtes Werke, ed. cit., tomo 6: ZurPolitik und Moral [Sobre política y moral], Berlín, 1971, págs. 289-346. 211 Adorno pensaba, sobre todo, en “Hedda Gabler” de Ibsen (1890), mencionada en un momento de su artículo “Kultur und Verwaltung” [Cultura y administración] en que se trata la oposición que establece Max Weber entre ‘especialización’ [Fachmenschentum] y “cultura” [Kulturmenschentum]: “Weber se opone a la ‘especialización’ [...], tal como era habitual en la sociedad liberal tardía, desde ‘Hedda Gabler’ de Ibsen” (GS 8, pág. 127). 212

Véase la referencia de la nota 121. Véase la referencia de la nota 37. 214 Claude Lévi-Strauss, nac. en 1908 en Bruselas, enseñó sociología en San Pablo (Brasil) y Nueva York, y, desde 1950, ciencia de la religión comparada, en París. Luego de aparecer, en 1958, su obra principal, Anthropologie structurale, le fue asignada en 1959 la cátedra de antropología social en el Collége de France. 213

216 Jacques Lacan (1901-1981), quien enseñó en la Ecole Nórmale Supérieure de París, es considerado el fundador de una psicolingüística

estructural, en la cual se combinan los conocimientos del estructuralismo lingüístico de Ferdinand de Saussure (1857-1913) y de la “Escuela de Praga” de fonología, con el psicoanálisis de Freud. 216 El eslavista y lingüista Nikolaj Trubetzkoj (1890-1938) fue miembro de la llamada “Escuela de Praga” de lingüística y cofundador de la fonología. 217

Sobre Parsons y Merton, véanse las notas 18 y 48.

218

Hegel le asigna esta “actitud” al “entendimiento clasificatorio”, que se contenta con definiciones: “En lugar de penetrar en el contenido inmanente de la cosa, pasa por alto siempre la totalidad y se halla por sobre la existencia individual de la que habla; es decir, no la ve en absoluto. El conocimiento científico, en cambio, exige entregarse a la vida del objeto o, lo que es lo mismo, tener presente y expresar la necesidad interna del mismo” (Hegel, Werke, tomo 3, ed. cit., pág. 52). 219

Max Weber, Wirtschaft und Gesellschaft, ed. cit., pág. 1.

Cf. Amold Gehlen, Urmensch und Spatkultur [El hombre primitivo y la cultura tardía], Bonn, 1956, esp. parte I: “Instituciones”, págs. 7-137; cf. también H. Schelsky, Ortsbestimmung der deutschen Soziologie, ed. cit., esp. pág. 91. 220

221 Sobre la controversia metodológica entre Weber y Durkheim, véase la clase 9, del 11 de junio.

CLASE 13 222 No se averiguó a qué declaración de Scheuch se refiere Adorno. Sobre las “perspectivas profesionales de los sociólogos”, véase la clase del 23/4/1968 y las notas correspondientes. 223

Véase la nota 218.

224

Max Weber polemizaba siguiendo la formulación de F. T. Vischer sobre los “fanáticos de lo material” y los “fanáticos de los sentidos” en el campo de la sociología: “La garganta ávida de hechos de los primeros sólo se puede saciar con actas, folios estadísticos y encuestas; pero es insensible al refina­ miento del pensamiento novedoso. La gourmandise de los últimos echa a perder el gusto por los hechos a través de nuevos destilados de pensamiento” (Max Weber, “Die ‘Objektivitát’ sozialwissenschaftlicher und sozialpolitischer Erkenntnis” [La ‘objetividad’ del conocimiento científico social y políticosocial], en ídem, Gesammelte Aufsátze zur Wissenschaftslehre, ed. cit., pág. 214). Adorno comentó la formulación “La gourmandise de los últimos...” en su ejemplar del libro de Weber: “una comida repugnante”. 225 Sobre la teoría de la ciencia de Parsons como un “continuo” unitario, véase la clase del 23/4/1968, pág. 18 y la nota 18. 226 Cf. Adorno, “Die revidierte Psychoanalyse” [El psicoanálisis revisa­ do] en: Max Horkheimer/Theodor W. Adorno, Sociológica II, ed. cit., págs. 94112; ahora en GS 8, págs. 20-41. En la sección “Impresión original de los trabajos” (págs. 241 y sig,) dice: “Originalmente una conferencia en la Sociedad Psicoanalítica de San Francisco, abril de 1946; publicada enPsyche, año VI, 1952, Ns 1, págs. 1 y sigs.”.

234

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227 228

Cf. GS 14, págs. 394-421. S. Freud, Vorlesungen zur Einfuhrung in diePsychoanalyse, ed. cit.,

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pág. 15.

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229 Gf., por ejemplo, S. Freud, Der Mann Afoses und die monotheistische Religión [El hombre Moisés y la religión monoteísta], en Gesammelte Werke

[Obras completas], tomo 16, Londres, 1950, págs. 101-246; especialmente el pasaje sobre la “herencia arcaica” (págs. 204 y sigs.) y sobre el “inconsciente colectivo” (pág. 241). 230 Cf. Cari Gustav Jung, “Über den Begriff des kollektiven UnbewuBten” [Sobre el concepto de inconsciente colectivo]; aparecido primero como: “The Concept of the Collective Unconscious”, en: St. Bartholomew’s Hospital Journal XLIV, 3 y 4,1936/37 (ahora en: Gesammelte Werke [Obras comple­ tas], tomo 9).

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231 Sobre el concepto de Durkheim de “conciencia colectiva”, véanse las notas 79 y 159. 232

Véase la nota 36. Cf. S. Freud, Das Ich und das Es [El yo y el ello], en: Gesammelte Werke [Obras completas], tomo 13, Londres, 1940, págs. 235-289. 234 Cf. ídem, capítulo III: “El yo y el superyó (yo-ideal)”, y pág. 285. Cf. también S. Freud, “Das Unbehagen in der Kultur” [El malestar en la cultura], en Gesammelte Werke, tomo 14, Londres, 1948, págs. 419-506, esp. págs. 482506. 233

235 Cf. Emile Durkheim, Le Suicide. Etude de Sociologie, 3* ed., París 1960; primero en 1897. 236 Al respecto, véase la referencia de la nota 173. Sobre el uso del concepto de “mistificación” en Marx, cf, por ejemplo, Marx/Engels, Werke, tomo 23, ed. cit., pág. 27.

CLASE 14

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237 Fritz Bauer (1903-1968), quien emigró luego de haber sido separado de su cargo y haber sido internado en un campo de concentración, regresó a Alemania en 1949. Durante el proceso de Auschwitz realizado en Francfort entre 1963 y 1965, como fiscal general del Estado de Hessen, fue el represen­ tante de la acusación. En Dialéctica negativa, Adorno escribió sobre Fritz Bauer: “Fritz Bauer notó que los mismos que, con cientos de oscuros argumen­ tos, exigen la liberación de los desolladores de Auschwitz, son amigos de la reinstalación de la pena de muerte” (GS 6, pág. 282). 238 Véase la nota 134. 239 Ernesto Grassi (nac. 1902), entonces profesor de filosofía en la Universidad de Munich, pronunció la conferencia “La crítica de Vico en el comienzo del pensamiento moderno”. 240 Cf Giambattista Vico, Die Neue Wissenschaft über diegemeinschaftliche Natur der Vólker [La nueva ciencia sobre la naturaleza comunitaria de los pueblos], traducción e introducción de Erich Auerbach, Munich, 1924. Entre tanto, existe una traducción completa del texto de Vico: cf. Giovanni

235

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Battista Vico, Prinzipien einer neuen Wissenschaft über die gemeinsame Natur der Vólker [Principios de una nueva ciencia sobre la naturaleza común de los pueblos], traducción de Vittorio Hósle y Christoph Jermann, 2 tomos, Hamburgo 1990 (serie: “Philosophische Bibliothek”, tomo 418 a/b). 241 Cf. Max Horkheimer, Anfánge der bürgerlichen Geschichtsphilosophie [Comienzos de la filosofía de la historia burguesa], Stuttgart, 1930; ahora enGesammelte Schriften [Escritos completos], ed. cit., tomo2: Philosophische Frühschriften 1922-1932 [Escritos filosóficos tempranos], Francfort del Meno, 1987, págs. 177-268. Sobre Vico, cf. esp. la última parte: “Vico y la mitología”, págs. 252-268. Sobre el capítulo mencionado a continuación sobre Maquiavelo: “Maquiavelo y la concepción psicológica de la historia”, cf. ídem, págs. 181204. 242 El filósofo de la historia italiano Benedetto Croce (1866-1952) dedicó numerosos estudios a la filosofía de Vico. Especialmente en su obra La filosofía di Giambattista Vico (Bari 1911), llamó la atención sobre la impor­ tancia de Vico para la filosofía de la historia y la estética burguesas. 243 El estadístico Adolf Blind (nac. 1906) fue desde 1952 profesor en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales en Francfort del Meno. 244 Sobre “Wissenschaftstheorie” [Teoría de la ciencia], cf. Gesammelte Aufsátze zur Wissenschaftslehre, ed. cit. La indicación sobre el trabajo sobre el “Espíritu del capitalismo” se refiere a “Die protestantische Ethik und der Geist des Kapitalismus” [La ética protestante y el espíritu del capitalismo], en Gesammelte Aufsátze zur Religionssoziologie /, ed. cit., págs. 17-206. Con “Sociología de la dominación”, Adorno se refiere al capítulo “Los tipos de dominación” de la primera parte y a la “Tercera parte. Tipos de dominación”, de Wirtschaft und Gesellschaft (ed. cit., págs. 122-176 y 603-817). 245 Adorno cita su conferencia “Zu einem Portrát Thomas Manns” [Hacia un retrato de Thomas Mann] que pronunció el 24 de marzo de 1962 en la inauguración déla exposición sobre Thomas Mann realizada en Darmstadt: “Para la comprensión de Thomas Mann vale: el verdadero despliegue de su obra comienza recién cuando uno se ocupa de lo que no está en el Baedeker” (GS 11, pág. 336). 246 Gustav von Schmoller (1838-1917), quien enseñó en Halle, Estras­ burgo y Berlín, fue el fundador de la escuela histórica de la economía política. Además de su actividad científica y como editor del Jahrbuchs fur Gesetzgebung, Verwaltung und Volkswirtschaft [Anuario de legislación, administra­ ción y economía política] (desde 1877), publicación muy influyente política­ mente, von Schmoller fue miembro desde 1884 del Consejo de Estado prusiano y representó, a partir de 1899, a la Universidad de Berlín en la cámara alta del parlamento prusiano. 247 Sobre el concepto de “tipo ideal” en Weber, véase la nota 174. Sobre la construcción del concepto de “tipo ideal” y su relación con el material histórico, cf. aquí y en lo que sigue: M. Weber, Gesammelte Aufsátze zur Wissenschaftslehre, ed. cit., págs. 190 y sigs. 248 Cf. M. Weber, Wirtschaft und Gesellschaft, ed. cit., pág. 124. 249 Cf. Werner Sombart, Der moderne Kapitalismus. Historisch-

systematische Darstellung des gesamteuropaischen Wirtschaftslebens von

236

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seinen Anfángen bis zur Gegenwart [El capitalismo moderno. Presentación

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histérico-sistemática de la vida económica de toda Europa desde sus comien­ zos hasta el presente], tomo I: “Introducción - La economía precapitalista - Los fundamentos históricos del capitalismo moderno”, 3- ed., Munich/Leipzig, 1919, págs. 14 y sigs. y 37 y sigs. 250 Cf. M. Weber, Wirtschaft und Gesellschaft, ed. cit., pág. 13: “Actúa racionalmente aquel que orienta su actuar según fines, medios y efectos colaterales, y pondera racionalmente tanto los medios con los fines, como los fines con los efectos colaterales, como, por último, los diferentes fines posibles entre sí” (sobre el concepto de “racionalidad de fines”, véanse también las notas 155 y 174). Weber incorporó su crítica al concepto de “racionalidad de fines” de Weber a “Marginalien zu Theorie und Praxis” [Notas marginales sobre teoría y praxis] (GS 10.2, págs. 774-776). 251 Cf. M. Weber, Gesammelte Aufsátze zur Religionssoziologie, ed. cit., págs. 88 y sigs.; cf. también Weber, Wirtschaft und Gesellschaft, ed. cit., segunda parte, capítulo IV: “Sociología de la religión”, págs. 328 y sigs. 252 Sobre la “dominación carismática” en Weber, cf., por ejemplo, Wirtschaft und Gesellschaft, ed. cit., págs. 140-148: “El carisma es un fenómeno típicamente del comienzo délas dominaciones (de conquista) de tipo religioso (profético) o político; pero cede su violencia cotidiana en la medida en que la dominación está asegurada y, sobre todo, en la medida en que ha tomado un carácter masivo” (ídem, pág. 147). 253 Cf. ídem, pág. 154. 254 Cf. M. W eber, “Über einige Kategorien der verstehenden Soziologie” [Sobre algunas categorías de la sociología comprensiva], en: Gesammelte Aufsátze zur Wissenséhaftslehre, ed. cit., págs. 403-450, esp. págs. 408-414. 255 El psicólogo de la forma Max Wertheimer (1880-1943) enseñó en la Universidad de Francfort hasta 1918 y, luego de ocupar una cátedra en Berlín, desde 1929. Luego de emigrar a los Estados Unidos, trabajó desde 1933 en la New School for Social Research.

Cf. GS 8, pág. 265-270. J. Habermas, en su “Nachtrag zur Kontroverse zwischen Popper und Adorno”, había intentado ilustrar la oposición entre teoría de la ciencia analítica y dialéctica, mediante la relación, en cada caso determinada de un modo diferente, de la teoría con su objeto y de la teoría con la experiencia. “Restringido” llama él al concepto de experiencia del modo de proceder analítico-empírico, dado que acepta “sólo un tipo de experiencia, que ellos mismos definen. Sólo la observación controlada de conductas físicas, que se produce en un campo aislado bajo circunstancias reproducibles por sujetos que pueden ser libremente intercambiados, parece permitir juicios de percep­ ción intersubjetivamente válidos. Estos representan la base de experiencia, sobre la cual deben basarse las teorías, si es que las hipótesis obtenidas deductivamente han de ser, no sólo lógicamente correctas, sino también empíricamente bien fundadas. Las ciencias experimentales en sentido estric­ to consisten en que todas las oraciones discutibles son controladas, al menos indirectamente, por esa experiencia tan estrictamente canalizada” (J. Habermas, “Analy tische Wissenschaftstheorie und Dialektik”, ed. cit., pág. 159). 256

257

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237

CLASE 15 258

Véase la nota 209. Cf. Platón, La República, libro V, 473 B y sigs. 260 Cf. Platón, La República, libro IV, 433 A y sigs. y 435 Ay sigs.; sobre la doctrina platónica del Estado, cf. en este contexto Soziologische Exkurse. ed. cit., págs. 9 y sigs. 259

261

Sobre “la pretensión de dominio de la sociología, que anunció Comte y se reproduce hoy en día de modo más o menos abierto”, cf. GS 8, págs. 316 y sigs.; véase también la nota 29 y la clase del 9/7/1968. 262 Karl Mannheim (1893-1947) tomó la expresión “inteligencia social libremente suspendida” de Alfred Weber (1868-1958); cf. Mannheim, “The Problem of the Intelligentsia”, en Essays on the Sociology of Culture, Lon­ dres, 1956. Sobre el concepto de ideología, muy relevante en este contexto, cf. su obra Ideologie und Utopie [Ideología y utopía], 3* ed., Francfort del Meno, 1952. 263 Ya en 1937, Adorno escribió, originalmente para ser publicada en la revista Zeitschrift für Soziologie, una crítica a ‘^Et-problema de la formación de las élites” de Mannheim, con el título “Neue wertfreie Soziologie. Aus Anlañ von Karl Mannheims ‘Mensch und Gesellschaft im Zeitalter des Umbaus’ (Leiden 1935)” [Nueva sociología libre de valores. Con motivo de “Ser humano y sociedad en la época de las transformaciones” (Leiden 1935)]. En este artículo temprano, que ha sido publicado recién póstumamente, dice Adorno: “Mannheim considera las ‘élites’, cuyo concepto toma de Pareto, como el órgano de la integración. Ellas deben efectuar la integración de la formación de voluntades (efíect art integration of the numerous wills) y valen como ejecutores de la.racionalidad social, pues ‘el examen de la sociedad y la capacidad disposicional, por razones materiales, se concentra cada vez más en las cabezas de menos políticos, líderes económicos, técnicos administrativos y especialistas jurídicos’ (22)” (GS 20.1, pág. 20). 264 265

Véase la referencia de ia nota 30. A. Comte desarrolló esta “loi des trois états” en la introducción a su

Cours de philosophie positive; véase la referencia en la nota 21. 266 Cf. H. Spencer, Die Prinzipien der Soziologie, ed. cit., pág. 17. 267 Se refiere al estudio de Mayo, que Adorno mencionó ya en la clase del 14 de mayo de 1968; véase la nota 101. 268 Sobre los “grupos informales”, véase la clase del 14 de mayo de 1968, págs. 97 y sigs. y la nota 100. 269 Cf. H. Spencer, Die Prinzipien der Soziologie, ed. cit., §§ 515 a 521: “Los sistemas militares” y §§ 547-561: “El tipo de sociedad guerrera”. 270 Cf. T. Veblen, Theorie der feinen Leute, ed. cit., pág. 159 a 181: capítulo 9: “Rasgos arcaicos del presente”. 271 Elsie, “la vaca satisfecha”, fue introducida por Adorno en la literatu­ ra especializada en su artículo “Individuum und Orgarúsation” [Individuo y organización] (GS 8, pág. 453).

238



CLASE 16

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272

Véase la referencia a Freyer en la nota 136. Esta tesis de Adorno está expresada más claramente en la siguiente formulación de “Einleitung zum Positivismusstreit in der deutschen Soziologie”: “El positivismo considera a la sociología como una ciencia entre otras y sostiene, desde Comte, que los métodos probados de las ciencias más anti­ guas, especialmente de las de la naturaleza, son transferibles a la sociología. Esto contiene el verdadero engaño. Pues la sociología posee un carácter doble: en ella se halla el sujeto de todo conocimiento, es decir, la sociedad, portadora de la universalidad lógica, y, al mismo tiempo, el objeto” (GS 8, pág. 316). 273

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Sobre Paul Lazarsfeld y la colaboración entre Adorno y él en Princeton Radio Research en los años 1938-1940, véase la nota 139.

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275 Cf. Paul Lazarsfeld, “Remarks on Administrativo and Critical Communications Research”, en: Studies in Philosophy and Social Science, vol. IX, Nueva York, 1941, N81, págs. 2 y sigs.

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274

276 Cf. René Kónig “Einleitung” [Introducción] de la Enciclopedia Fischer Soziologie [Sociología] (Francfort del Meno, 1967), compilada por él: “En este libro se comprende el concepto de sociología en el sentido de una ciencia empírica particular. [...] De la sociología entendida en este sentido, se eliminan todas las perspectivas orientadas filosóficamente, especialmente la filosofía de la historia y social” (ídem, pág. 8). 277

El psicoanalista Alexander Mitscherlich (1908-1982) fue contratado en 1966 por la Universidad de Francfort. De 1959 a 1976 fue director del Instituto Sigmund Freud en Francfort del Meno. 278

Véase la nota 209.

279

Véase la referencia de la nota 112.

Cf. Charles Wright Mills, The Sociological Imagination (1959); en alemán: Kritik der soziologischen Denkweise [Crítica del pensamiento socio­ lógico], con prólogo de Norman Bimbaum, Neuwied y Berlín, 1963. 280

281

No se investigó en qué expresiones de Marx sobre Comte estaba pensando aquí Adorno; sin embargo, la carta de Marx a Engels del 7 de julio de 1866 confirma que Adorno estaba en lo cierto al caracterizar el juicio de Marx sobre Comte como demoledor: “De paso, estoy estudiando ahora Comte, dado que los ingleses y franceses hacen tanto escándalo sobre ese tipo. Lo que les seduce es lo enciclopédico, la synthése. Pero frente a Hegel, es lamentable (si bien Comte, como matemático y físico de profesión, lo supera en detalles, Hegel es, incluso en esto, globalmente infinitamente más grande). ¡Y este positivismo de mierda apareció en 1932!” (Karl Marx/Friedrich Engels, Werke, ed. cit., tomo 31, Berlín, 1965, pág. 234).

CLASE 17 m B

282 El comienzo de esta clase, reproducido entre [], se completó en base a la “Impresión Junius”, dado que no se conservó la cinta magnetofónica. 283

Cf. J. Habermas, Analytische Wissenschaftstheorie und Dialektik,

239

ed. cit., págs. 155-192; sobre la relación entre “teoría e historia”, cf. esp. págs. 161-166. 284 Se trata del Beiheft 5 de la revista Philosophischen Rundschau (Siebeck und Mohr, Tubinga), en la cual, en febrero de 1967, apareció el trabajo de Habermas “Zur Logik der Sozialwissenschaften” [Sobre la lógica de las ciencias sociales]. 285

Sobre el concepto de “conspicuous consumption”, cf. T. Veblen,

Theorie der feinen Leu te, ed. cit., págs. 93-107: “El consumo demostrativo”. 286 La diferenciación entre lo nomotético y lo ideográfico proviene de Wilhelm Windelband y se corresponde con la distinción de Rickert entre ciencia natural, que busca leyes generalizantes, y ciencias de la cultura, que investigan el “valor” de un fenómeno individual en el que se realiza un “bien cultural”. Cf. W. Windelband, Geschichte und Naturwissenschaft [Historia y ciencia natural], Friburgo, 1894. Véase también la nota 163. 287

Marx habla de una “tendencia”, cuando determinados factores, si bien no niegan una ley universal, detienen, retardan o debilitan su imposi­ ción. El modelo más famoso, en el cual probablemente pensaba Adorno aquí, es la “ley de la caída tendencial de la tasa de beneficio” y sus “causas contrarias”, “que frustran y suprimen el efecto de la ley universal, dándole sólo el carácter de una tendencia” (Marx/Engels, Werke, ed. cit., tomo 25, págs. 242 y sigs.). 288 En su “Introducción a la disputa del positivismo”, Adorno desarrolló este concepto de ley social, no a partir de la oposición con la legalidad de las ciencias naturales, sino de la determinación dialéctica de la relación social de lo individual y lo universal: “La formulación dialéctica de las leyes sociales, en tanto históricamente más concretas, se adecúa al énfasis en lo individual, énfasis que lo individual no sacrifica a la universalidad comparativa en aras de su universalidad inmanente. La determinación dialéctica de lo individual como siendo, al mismo tiempo, particular y universal, transforma el concepto de ley social. Este ya no posee la forma ‘siempre que-entonces’, sino ‘luego de que-tiene que’; esta forma vale, por principio, sólo bajo la condición de ausencia de libertad, dado que es inherente a los momentos individuales, en sí, una cierta legalidad que se sigue de la estructura social específica, no siendo ésta el producto de su síntesis científica” (GS 8, pág. 323). 289 Cf. Jürgen Habermas, Ludwig von Friedeburg, Christoph Oehler, Friedrich Weltz, Student und Politik. Eine Untersuchung zum politischen Bewufitsein Frankfurter Studenten [El estudiante y la política. Una investi­ gación sobre la conciencia política de los estudiantes de Francfort], Neuwied, 1961, págs. 11-55. 290 Cf. John Locke, Zwei Abhandlungen über die Regierung. Comp. y prologado por W. Euchner, Francfort del Meno, Wien 1967; Two Treatises of Government. Cambridge, 1960.

Cf. Montesquieu, Vom Geist der Gesetze. En nueva traducción prologada y compilada por Emst Forsthoff, 2 tomos, Tubinga, 1951; L’esprit des Lois, París, s/f. 291

292

240

J. W. Goethe, Fausto II, V. 11601.

m

293

Sobre el concepto de “debilidad del yo”, véase la referencia de la nota

294

GS 3, pág. 263.

103. 295

Las llamadas “Tesis sobre Feuerbach” de Marx fueron escritas en 1845 como apuntes, bajo el título “I. ad Feuerbach”; cf. Marx/Engels, Werke, ed. cít., tomo 3, 4- ed., Berlín, 1969, págs. 5-7. 296 Véanse la clase del 11/6/1968 y la nota 155. 297

Véanse la clase del 7/5/1968 y la nota 77. Adorno coordinó el seminario “Problemas de la personalidad autori­ taria” en el semestre de invierno de 1967/68. 299 Cf. “The Authoritarian Personality”, ed. cit., págs. 461 y sigs. 300 Cf. Walter Benjamín, “Brief an einen unbekannten Adressaten” [Carta a un destinatario desconocido], Altemative, año 10, octubre/diciembre de 1967, N5 56/57, pág. 203. La carta de Walter Beryamin del 12 de junio de 1938 estaba dirigida a Norbert Elias. Sobre la polémica de la revistaAlternative contra Adorno, como compilador e intérprete de Benjamín, cf. Adorno, “Interimsbescheid” [Información provisoria] y las notas del compilador, en: Theodor Adorno, Über Walter Benjamín. Aufsatze, Artikel, Briefe. Revidierte und erweiterte Ausgabe [Sobre Walter Benjamín. Ensayos, artículos y cartas. Edición revisada y ampliada], compilado por Rolf Tiedemann, Francfort del Meno, 1990, págs. 91-96. 298

301 En Negative Dialektik (ed. cit.) escribe Adorno: “La reactivación de la ontología desde una intención objetivista sería apoyada por lo que, por cierto, menos le gustaría: que el sujeto en gran medida se ha convertido en ideología, ocultando la estructura de funcionamiento objetiva de la sociedad y aplacando el sufrimiento de los sujetos en ella. En este sentido, y no solamente en la actualidad, el no-yo predomina drásticamente sobre el yo” (GS 6, pág. 74). 302 Esta formulación, que Max Horkheimer utilizaba frecuentemente (cf. la indicación de Adorno en GS 10.2, págs. 722 y sigs.), proviene probable­ mente de Erich Fromm (1900-1980), quien a comienzos de la década de 1930 trabajó en el proyecto de una psicología social analítica. Allí se investigaba, especialmente, la función de las “fuerzas libidinales de los seres humanos, que forman el pegamento sin el cual la sociedad no se mantendría unida, y, al mismo tiempo, contribuyen a la producción de las grandes ideologías sociales en todas las esferas culturales” (Erich Fromm, “Über Methode und Aufgabe einer analytischen Sozialpsychologie” [Sobre el método y tarea de una psicología social analítica], Zeitschrift für Sozialforschung, año 1,1932, N® 1/ 2, pág. 50). 303 Adorno se refiere a las investigaciones sobre la recepción de la propaganda de extrema derecha, que en ese momento, se comenzaron en el Instituto de Investigaciones Sociales, motivadas por los éxitos electorales del NPD [Nationaldemokratische Partei Deutschlands: Partido democrático nacional de Alemania; un partido de ultraderecha]. Este trabajo se concluyó en 1972 y apareció en el libro: Ursula Jaerisch, Sind Arbeiter autoritar? - Zur Methodenkritik politischer Psychologie [¿Son autoritarios los trabajadores?

241

Hacia una crítica al método de la psicología política], Francfort y Colonia, 1975. 304

En una carta a Jacob Taubes del 11 de julio de 1968, escrita luego de esta clase, Adorno le informaba sobre este caso: “Yo mismo he tenido la experiencia más espantosa, cuando en mi última clase protesté porque, de la forma más brutal, con un griterío, se le había impedido dar clase al germanis­ ta Stem (con el cual, Dios sabe, no coincido en nada)”. 305 Martin Stern (nac. 1930 en Zurich), desde 1967 docente en el seminario de germanística en Francfort, había polemizado en 1962 contra los artículos de Adorno “Jene zwanziger Jahre” [Aquellos años veinte] y “Voraussetzungen. Aus Anlafí einer Lesung von Hans G. Helms” [Presupuestos. Con ocasión de una lectura de Hans G. Helms], aparecidos en los Schweizer Monatsheften (año 41, marzo de 1962, N° 12, págs. 1326 y sigs.). A comienzos de 1966, con motivo de una conferencia de Stem, se produjo un encuentro de ambos, luego del cual Stem se disculpó por sus ataques en una carta del 18 de enero de 1966. 306

El historiador de la literatura suizo Emil Staiger (nac. 1908), representante principal de la llamada “interpretación inmanente” y heideggeriano, enseñó desde 1943 en la Universidad de Zurich. 307 Cf. J. Habermas, “Die Scheinrevolution und ihre Kinder”, ed. cit.; véase también la nota 134. 308 En una carta que Adorno envió a Hellmut Becker el 11 de julio, una vez concluido este curso, comenta acerca del semestre: “La próxima semana por fin vacaciones. He podido sobrellevar este semestre mucho mejor de lo que hubiera podido esperar; todos los disgustos que he tenido pertenecen al ámbito de lo que yo llamo desgracias sin alma”.

242

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APENDICE EDITORIAL

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r r r c:

E Introducción a la Sociología es el último curso que Adorno impartió y el único del cual se conservó una grabación magne­ tofónica completa. No poco influyó esta circunstancia en la decisión del “Theodor W. Adorno Archiv” de inaugurar la Sección IV de sus “Obras póstumas”, que en total comprende 15 cursos de Adorno, con esta edición, anteponiéndola a otras más importantes. Sin sobrestimar el valor editorial de la grabación, su conservación significaba la posibilidad de documentar con total autenticidad, ya en el comienzo de la edición completa de sus cursos, el modo de exposición de Adorno, lo cual no era posible en las transcripciones existentes, que no poseen siem­ pre la posibilidad de comparar en detalle con la grabación. Desde el semestre de invierno de 1957/58, en el que dio un curso sobre teoría del conocimiento, Adorno hizo preparar apuntes de sus clases sobre la base de grabaciones, para poder utilizarlos parcialmente en trabajos posteriores. Adorno mismo no pensó nunca en una publicación de estos escritos, dado que considera­ ba enorme la distancia entre la palabra escrita y la hablada. Sin embargo, no fue solamente el estado de las grabaciones lo que hizo que el “Theodor W. Adorno Archiv” comenzara la publica­ ción de sus cursos teóricos con la Introducción a la Sociología. Como resumen de su trabajo sociológico de décadas, el presente curso ofrece, al mismo tiempo, una introducción a la teoría crítica de la sociedad que Adorno representó en las décadas de 1950 y 1960, y a cuyo desarrollo contribuyó decisivamente. Justamente, este curso introductorio demuestra de un modo ejemplar para qué había surgido la teoría crítica: la exigencia de una “compenetración y un desarrollo dialécticos de la teoría Ü

245

*

filosófica y de la praxis científica particular”, impuesta programáticamente por Max Horkheimer a comienzos de la década de 1930 en el Instituto de Investigaciones Sociales, ha determinado su “lazo interior” y ha sido su impulso vital inquebrantable. Tanto el dictamen de Adorno, según el cual la grabación magnetofónica es “la huella digital del espíritu viviente”, y el intento de fijar la “palabra efímera” un síntoma del “mundo administrado” (cf. GS 20.1, pág. 360), como, por otro lado, la obligación frente a las palabras transmitidas de no falsear la exposición, a menudo improvisada, hacen que la tarea de com­ pilación se enfrente a no pocos problemas. La idea algo vaga que evoca hablar de una exposición “improvisada” puede concretizarse, en el caso de Adorno, en sus notas manuscritas que le sirvieron de guía: ellas no sobrepasan las nueve páginas de un cuaderno rayado de formato DIN-A4, de las cuales cuatro hojas están escritas de ambos lados. Cualquier intento de reducir la distancia que caracterizaba a Adorno, entre la palabra hablada y la escrita, lleva a un dilema casuístico: se desdibuja una, sin poder alcanzar la otra. La posibilidad que existe en el caso de las clases de Adorno, dada la existencia de la grabación magnetofó­ nica, de poder “seguir” los trazos de su exposición (de lo cual depende la articulación sintáctica de algunas oraciones) debía ser aprovechada, aun bajo el peligro de que construcciones de oraciones poco usuales le ofrecieran al lector dificultades lin­ güísticas que hicieran su comprensión más complicada de lo que puede esperarse de un texto escrito. Se procedió en todos los casos según las siguientes reflexiones. El fundamento de la elaboración fue una transcripción nueva y exacta de la graba­ ción magnetofónica, en la cual fueron incluidas todas las obser­ vaciones previas y al margen, referidas a la política universita­ ria, a cuestiones internas del Instituto o de orden técnico. Las correcciones realizadas intentan preservar el carácter de un discurso libre, aun en las ocasiones en que en alemán escrito se hubiera procedido de otro modo. Por ejemplo, se han dejado casos de ubicación inusual de las palabras en la oración, cons­ trucciones poco comunes, así como repeticiones que sirven para “retomar el hilo” o para subrayar especialmente algo. La articu246

1J

lación del discurso oral requirió, además de la función gramati­ cal de los signos de puntuación, un uso retórico: la frecuente utilización de paréntesis, dos puntos, comas, etc., por medio de los cuales se debieron incorporar interpolaciones, posibles obje­ ciones, observaciones ocasionales, referencias directas a los oyentes o reflexiones sobre el propio discurso.* Se realizaron sin indicación especial algunas correcciones formales en casos de anacolutos ocasionales, errores evidentes de sentido y gramati­ cales, y, en algunos casos, se han eliminado reiteraciones que no aportaban ningún matiz, pero que dificultaban innecesaria­ mente alguna frase ya en sí misma poco clara. Las partículas “nun”, “also”, “ja” se han eliminado en algunas ocasiones en que se utilizan como meras palabras de relleno, sin ninguna función significativa.** En todos los demás casos, los agregados del com­ pilador se encuentran entre [ ], cuando se ha tratado de comple­ tar con alguna palabra aislada alguna laguna producida técni­ camente o alguna frase no comprensible pero fácilmente conje­ turable. En algunos pocos casos, se señala con ? luego de pala­ bras entre [ ], una transcripción no segura debido a la mala ca­ lidad de la grabación; una pérdida de texto pequeña, pero que no era posible completar por el sentido, se indica con [...]. De ignal modo, las expresiones del auditorio se encuentran entre [ ] (por ejemplo, “aplausos”, “risas”); no se las incluye con la intención de reproducir la atmósfera imperante, sino porque en todos los casos interrumpen el discurso, provocan reacciones en el orador o dan lugar a reiteraciones, influyendo, de este modo, en el curso de la exposición. Añadidos de Adorno durante la lectura de citas se hallan entre < >. Las peculiaridades lingüísticas de Adorno que se repiten insistentemente se han conservado, a pesar de que se apartan del uso oficial, como por ejemplo, el uso de “herein” y “heraus” en conexión con ciertos verbos.*** Los * En el caso de la traducción, respetar al pie de la letra el carácter oral del texto hubiera complicado ya excesivamentela lectura. Por ello, en algunos casos, se ha considerado conveniente dividir oraciones demasiado extensas, eliminar reiteraciones o reescribir estructuras sintácticas incorrectas. Con todo, se ha intentado mantener, hasta donde fue posible, el estilo improvisado y libre del discurso oral. [T.] ** Estas partículas normalmente no se traducen al castellano. [T.] *** Estas peculiaridades se pierden, obviamente, en la traducción. [T.]

247

títulos de obras y citas en el texto de las clases se reproducen entre comillas dobles; en cambio, citas parciales indirectas, conceptos tomados de otros autores o construcciones verbales infrecuentes propias del discurso oral, se encuentran entre comillas simples.* Las notas se deben entender como aclaraciones referidas a nombres, obras o acontecimientos mencionados. En algunos casos en que algún hecho complejo se menciona muy al pasar o lo que Adorno quiere significar no resulta totalmente claro, se ha intentado aclarar la intención del orador mediante la refe­ rencia a los lugares correspondientes en las obras de Adorno. No siempre se pudieron comprobar las fuentes de alusiones reali­ zadas por Adorno. Oponerse de este modo a la obligatoriedad de coherencia y uniformidad editoriales le hubiera gustado a Adorno, lo cual, sin embargo, no convierte la deficiencia edito­ rial en una virtud. Las citas y títulos de obras de Adorno en las cuales se incluyen también obras colectivas en las que él participó se encuentran en las notas en letra cursiva.** La “Síntesis del contenido” esbozada al final del libro debe servir solamente como orientación del lector, y no pretende atribuir a las clases ningún tipo de construcción o carácter sistemático, que, por lo demás, no poseen de este modo. Quisiera agradecer a Ludwig von Friedeburg, Elisabeth Matthias y Elfriede Olbrich, del Instituto de Investigaciones Sociales de Francfort, los cuales me han apoyado con numero­ sas informaciones y con su gran disposición para ayudarme.

* En la versión castellana, se han utilizado siempre comillas dobles, salvo cuando se trata de un texto entre comillas dentro de otro. [T.j ** En la versión castellana se citan todos los textos entre comillas y en redonda. En cambio, se utilizan cursivas para el título de los libros, las publicaciones periódicas y las palabras en latín y griego. [T.]

248

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n

INDICE DE NOMBRES PROPIOS

Este índice abarca el texto del curso, las notas y el apéndice editorial del compilador. Las menciones indirectas han sido tomadas sin ninguna indica­ ción especial. Los números en cursiva indican que la mención se realiza en una nota del compilador. Abendroth, Wolfgang 56,218 Adorno, Gretel 205 Albert, Hans 48, 50,109,210,217 Aristóteles 28,126,212 Aron, Betty 226 Auerbach, Erich 157,235 Bachmann, Joseph 219 Bauer, Fritz 156,235 Baumert, Gerhard 225-6 Beatriz, Reina de Holanda 200 Becker, Hellmut 242 Benjamin, Walter32,117,191-8,213,

241 Bimbaum, Norman 239 Blair, Eric, véase George Orwell Blind, Adolf 158,236 Bloch, Emst 117 Bluntschli, Johann Caspar 48,216 Bóll, Heinrich 224 Bolín, Wilhelm 228 Borkenau, Franz 134,232 Brecht, Bertolt 52-3,217-8 Buck-Morss, Susan 205

Coser, Lewis A. 92-3,223 Croce, Benedetto 157,235-6 Dahrendorf, Ralf 36,92-3,108,207,

208,211,214-5,223, 229 Décamps, Jacques 220,224 De Gaulle, Charles 229 Descartes, René 126,157,209 Dilthey, Wilhelm 114,220,230 Dirks, Walter 210 Dom, Valentine 210 Durkheim, Emile 55-8,60-1,73,1056,108,111-2,118,129,131,142, 151,154-5, 159,166, 196-7,209,

218,227-9, 235 Dutschke, Rudi 67,219 Elias, Norbert, 241 Engels, Friedrich 215,217,221,224,

230,235,239,241 Enzensberger, Hans Magnus 224 Euchner, Walter 240 Feuerbach, Ludwig 107, 196, 228,

241 Camap, Rudolf 56,213,218 Comte, Auguste 19-21, 23, 25-6, 60, 77-8,108,129-30,171-3,179,188,

210-12, 238-9

Fichte, Immanuel Hermann 208 Fichte, Johann Gottlieb 88,137,208,

222,233 Ford, Henry 194

251

Forsthoff, Emst 240 Frenkel-Brunswik, Else 102-3, 197,

226 Freud, Aima 213 Freud, Sigmund 31-2,148-54,157-8,

213,234,235,239 Freyer, Hans 99,180, 225,239 Friedeburg, Ludwig von 13,139,208,

Huxley, Aldous 82, 221 Ibsen, Henrik 137, 223 Jaerisch, Ursula 56, 218,223, 241-2 Jermann, Christoph 236 Jodl, Friedrich 228 Jung, Cari Gustav 151, 236

214,219,240,248 Frings, Manfred 209 Fromm, Erich 241

Kaiser, Joachim 225 Kant, Immanuel 92, 94, 107, 223,

Gehlen, Araold 141,224,234 Goethe, Johann Wolfgang von 16,

Kecskemeti, Paul 230 Kluth, Heinz 11,208 Knopf, Jan 217-8 Kónig, René 105, 182-3, 209, 215,

225, 228-9

209,222,240 Grassi, Ernesto 156-7,235 Groethuysen, Bemhard 230 Guttman, Louis 101,226 Habermas, Jürgen 43, 48, 109, 167, 169, 190-1, 193, 201, 215, 217,

220,221,224-5, 237, 239-40, 242 Haselberg, Peter von 216 Hawthorne (investigación) véase Elton Mayo Hecht, Wemer 217 Hegel, Georg Wilhelm Friedrich 19, 21, 25, 29-30, 37, 67, 73, 84, 88, 92,112-3,115,137,140,146,151, 153, 172, 189, 205, 210, 211-2,

215,219,221,222,223.230,234, 239 Heidegger, Martin 227 Heintz, Susanne 216 Helms, Hans 242 Herberger, Lothar 220,224 Herlitschka, Herberth E. 221 Hertz Levinson, María 226 Hobbes, Thomas 126 Hórlemann, Jürgen 214 Hósle, Vittorio 236 Horkheimer, Max 82,104,157,1812, 199, 205, 213, 221, 231, 232,

234,236,241,246 Hübner, Peter 214 Husserl, Edmund 215, 220

252

233, 239 Koepnick, Giselheid 226 Korsch, Karl 52,218 Kracauer, Siegfried 117,118,230 Kuhr, Irma 226 Kulenkampff, Arend 76,110,220 Kunst, Hermann 215 Lacan, Jacques 138,233-4 Lasswell, Harold D. 117-9,230 Lazarsfeld, Paul F. 99-100,181,225,

239 Leibniz, Gottfried Wilhelm 99, 126,

209,225 Leites, Nathan 230 Levinson, Daniel J. 226 Lévi-Strauss, Claude 138,233 Likert, Rensis 101,124,231 Locke, John 193,240 Lówe, Adolf 31,212 Luckmann, Thomas 75,220 Luhmann, Niklas 228 Lukács, Georg 104,227 Lundberg, George A. 108,229 Lynd, Helen 232 Lynd, Robert S. 127-8,232 Mach, Emst 213 Maquiavelo, Nicolás 157,235 Mannheim, Karl 171, 177,238

Mann, Thomas 158, 236 Marx, Karl 14,26-7,38,49-50,52,67, 84, 92-3, 112, 114-5, 129, 141, 155,188,189,192,196,225, 217,

218, 221, 224, 230, 235, 241 Matthias, Elisabeth 248 Maus, Heinz 218 Mayo, Elton 79,173-4,220,238, 267 Merton, Robert 36, 139, 214, 234 Michel, Karl Markus 210 Mills, Charles Wright 186, 239 Mitscherlich, Alexander 185, 219,

224, 239 Moldenhauer, Eva 210 Montesquieu, Charles Secondat 193,

240 Moreno, Jacob Levy 135, 233 Morrow, William 226 Moisés 234 Münsterberg, Hugo 107, 229 Mussolini, Benito 28 Negt, Oskar 172, 212 Neumann, Franz 65, 219 Neurath, Otto 213 Nietzsche, Friedrich 35,46,213,214,

216 Noelle-Neumann, Elisabeth 103,227 Nunberg, Hermann 80-1,221 Oehler, Christoph 240 Olbrich, Elfriede 248 Orwell, George 82,221 Pareto, Vilfredo 24, 27-9, 117, 129,

211, 230, 238 Parsons, Talcott 18, 131, 139, 147,

209-10, 232, 234 Platón 126,128,171,238 Popper, Karl48,122,135,215,216-7,

222, 231, 232, 237 Pross, Helge 48,216 Rammstedt, Otthein 223 Rickert, Heinrich 107,229, 240 Rolfes, Max 225

Rüegg, Walter 224 Saint-Simon, Claude Henri de 21, 26, 77-8, 108, 212 Salomon-Delatour, Gottfried 126,

231-2 Sanford, R. Nevitt 226 Saussure, Ferdinand de 234 Schachter, Stanley 135, 232 Scheler, María 228 Scheler, Max 18,107,209, 228 Schelling, Friedrich Wilhelm Joseph 137,208 Schelsky, Helmut 46, 74, 80, 100, 141,215, 216, 219-21, 226, 234 Scheuch, Erwin K. 35, 66, 108, 136, 145, 185, 207, 214-7, 219, 229,

233-4 Schlechta, Karl 214 Schlick, Moritz 35,213 Schmid Noerr, Gunzelin 213 Schmidt, Alfred 213 Schmoller, Gustav von 159, 236 Schróter, Manfred 208 Schultz, Klaus 205 Schütz, Alfred 74-5,220 Silbermann, Alphons 120,230-1 Simmel, Georg 91-4,129,208,223-4 Smith, Adam 224 Sombart, Wemer 161,208, 236-7 Soraya 200 Spencer, Herbert 40, 60, 62, 129, 131, 173-4,198,215, 218-9, 232,

238 Spinoza, Baruch de 126,157 Staiger, Emil 201,242 Steinmetz, Rudolf222 Stem, Martin 201,242 Sumner, William Graham 56,218 Szondi, Peter 222 Tarde, Gabriel 131,232 Taubes, Jacob 242 Taylor, Frederick Winslow 79, 173,

220 Teschner, Manfred 72,219 Thurstone, Lewis L. 101

Tiedemann, Rolf205, 213, 241 Trotski, León 197 Trubetzkoj, Nikolaj 138,234 Unseld, Siegfried 224 Valat, P. 210 Veblen, Thorstein 48,112,174, 191,

216, 229, 238, 240 Vetter, B. 215 Vico, Giambattista 29, 156-7,235-6 Vierkandt, Alfred 223 Vischer, Friedrich Theodor 234 Wagenseil, Kurt 221

254

Walser, Martin 224 Weber, Alfred 237 Weber, Max 42, 47, 84, 91-2, 105-7, 111-2, 114-5, 118, 129, 139-43, 146,158-64,176,186,189,196-7,

208, 215, 216, 221-2, 227-8, 229, 234, 237 Weltz, Friedrich 240 Wertheimer, Max 165,237 Wiese, Leopold von 91, 208, 223 Windelband, Wilhelm 107,229, 240 Witte, Karsten 230 Wittgenstein, Ludwig 29,212 Wyatt, Frederick 54, 218

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Síntesis del contenido Clase 1....................................................................................................... 11 Perspectivas y deseos profesionales de los sociólogos 11 - La sociología como carrera de formación y como trabajo socialmente útil 13 - Dificul­ tades para encontrar un plan de estudios razonable 15 • Escolarización de la universidad y libertad científica 16 - Lagunas y saltos en el estudio 17 - El conocimiento como algo no continuo 18 - Introducción “e contrario” 19 - Conglomerado 19 - Falta de homogeneidad de la sociología en Comte: ideal basado en las ciencias naturales e ideal filosófico 20 Clase 2...........................................................................................................................23 Antagonismo en la sociología 23 - Posición de la sociología frente a la política 23 - Negación de la verdad, disputa metodológica y tecnocracia 24 - Carácter afirmativo de la sociología en Comte: estática y dinámica; doctrina de las fuerzas productivas en Marx 25 - Pareto: la circulación de las élites y los ciclos históricos 27 - La sociología como un examen de lo esencial de la sociedad; contra las definiciones 30 - “Falsa infinitud” del campo de la sociología; interés en lo esencial y en los “desechos del mundo de la apariencia” 30 - Sobre la praxis 32 Clase 3.......................................................................................................................... 34 Nuevamente la pregunta por lo esencial 34 - La posición del positivismo sobre el concepto de esencia; orientación de la sociología positivista hacia métodos de investigación y encargos; el técnico en “research” 34 - Sobre la relación entre esencia y apariencia 36 - Las leyes objetivas del movimiento de la sociedad; sobre el concepto de clase y de conciencia de clase 38 Conciencia de clase e integración; relación con lo empírico 39 - Sobre el concepto de esencia 40 - El problema del pragmatismo: sobre la relación entre teoría y praxis 42 - El concepto de sociedad 43

255

Clase 4

44

Sociología dialéctica y praxis enfática; posición sobre la reforma 44 - La sociedad como algo no definible 46 - Tipos de sociedad y concepto dialéctico de sociedad 47 - Polémica de Albert contra el concepto abstracto de sociedad 48 - Las razones objetivas de la abstracción: la relación de intercambio; “sociedad” como concepto funcional; crítica al criterio de sentido positivista de lo dado 49 - Mediación 53 Clase 5.......................................................................................................................... 54 Anuncio de una conferencia de Frederick Wyatt sobre las protestas estudiantiles en los Estados Unidos 54 - Continuación del análisis del concepto de sociedad; la “impenetrabilidad” durkheimiana 55 - Crítica al carácter hipostaseado de la sociedad en Durkheim, como “dato de segundo grado” 56 - El concepto dialéctico de sociedad 57 - Sobre la mediación dialéctica de individuo y sociedad 58 - El principio dinámico de la expansión del capitalismo 59 - Definición de Spencer de la dinámica como integración progresiva 60 - Integración y adaptación 61 - La dialéctica histórica de integración y diferenciación 62 - ¿Recaída en la metafísica? Contra la idea organicista y totalizadora de la sociedad 62 - Alienación 64

Clase 6....................................................................................................... 65 Antagonismo de intereses y creciente irracionalidad de la sociedad; integración y desintegración en el fascismo 65 - Sociedad: ¿un concepto metafísico? Sobre la polémica con Scheuch 66 - ¿Recaída en el pensamiento precrítico? 67 - Mediación entre hecho y concepto; la situación en Berlín luego del atentado a Dutschke; el pronóstico 67 - Sobre la elección de los ejemplos en estas clases 69 - La provocación de la prensa a los estudiantes de Berlín 69- La apariencia de lo concreto 70 - El ejemplo de la formación política 72 - Sobre la paradoja de la experiencia social; empirismo y experiencia restringida 73 - La idea de la experiencia no reglamentada 74

Clase 7....................................................................................................... 76 Problemas de la división de la sociología: sociología general y especial; desarrollo histórico de la sociología; sociología y filosofía 76 - Saint-Simon y Comte 78 - Las llamadas “sociologías de”; el peligro del concretismo 79 - Digresión sobre la reforma universitaria: autonomía de la ciencia o “fábrica de aprender” 81 - La sociología teórica no es algo general abstracto 83 - La importancia de los exámenes comparativos; etnología y antropolo­ gía; “totalidad concreta” 84

Clase 8.......................................................................................................87 La sociología no es la suma de descubrimientos individuales; sobre el concepto de ciencia 87 - ¿Es la formalización la panacea? 89 - El problema

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de la especialización 90- Desarrollo histórico de la tendencia hacia la formalización (Simmel) 91 - Las debilidades de la sociología formal: el modelo de la “sociología del enfrentamiento” 92 - Sobre la llamada neutralidad valorativa 94 - Sobre la relación entre método y tema 95 Clase 9...........................................................................................................................98 Crítica a la separación entre método y tema 98 - Sujeto y objeto de la sociología, uno en el otro 99 - La fecundidad del material: los estudios so­ bre la ciudad de Darmstadt 100 - El método debe desarrollarse a partir del tema; autonomización del método; los procedimientos de medición 101 Sobre la aporía del conocimiento cuantitativo y cualitativo 102 - Intentos de solución: el “interview clínico”; “campo de lo singular” y “campo de lo plural” 103 - Fetichización del método y pérdida de los “lugares trascen­ dentales” 103 - Desacuerdo sobre el método: Durkheim y Max Weber; sobre el problema de la exención de valores 105 - Disputa metodológica en la historia dogmática 107 - Escamoteo del concepto 108 - Limitación que impone la metodología 108 ClaselO........................................................................................................................110 Continuación de la discusión sobre el método: la disputa metodológica es una disputa sobre el tema 110 - La relación entre método y objeto en Durkheim y Max Weber; lo incomprensible del “chosisme” 111 - La exigencia de Max ^Veber de la comprensibilidad 112 - Necesidad de una teoría dialéctica de la sociedad 113 - La elección del método no es casual 113 - Configuración 115 - Crítica de la ideología 115 - Estímuloy respuesta 116 - El “contení analysis” de Lasswell 117 - Momentos cuantitativos y cualitativos 118 - El análisis de productos intelectuales 119 Clase 11......................................................................................................................121 Problemas del análisis cuantitativo; la refutabilidad de las hipótesis (Popper); cosificación 121 - La ambigüedad de los “ítems” 124 - Cui bono 125 - La idea de la totalidad 125 - Sobre el contenido social de las construcciones intelectuales; doble carácter 127 - La importancia de la historia dogmática en la sociología; el discurso de lo anticuado 129 Ejemplos de la historia dogmática: Comte, Spencer, Tarde 130 - Lo pendiente 132 Clase 12......................................................................................................................133 La delimitación de la sociología frente a otras disciplinas; necesidad de la división del trabajo 133 - Métodos específicamente sociológicos 134 Técnicas de la investigación social empírica 135 - Crítica a la exigencia de una sociología “que no quiere ser otra cosa más que sociología”: la sociología no es una “materia” 136 - Dificultad de una delimitación de los campos de estudio de la sociología 138 - La definición de sociología de Max

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Weber; el concepto de “acción social” 139 - La interpretación de la acción social: el “sentido” social 142

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Clase 13................................................................................................... 145 Reflexión de la división del trabajo a través de la referencia a la totalidad 145 - Peligro de la autonomización de la reflexión sociológica 146 - Todo campo de estudio va más allá de sí mismo; la unidad concreta de la sociedad 147 - Momentos sociales y conexiones dentro de un campo de estudio particular: el modelo del psicoanálisis 148 • El concepto de “necesidad vital”; el campo de las “imágenes arcaicas” 150 - Observación al margen sobre la teoría de Jung del inconsciente colectivo 151 - El análisis dialéctico de Freud del individuo; el yo y el ello 152 • El superyó 153 - Sobre la dialéctica de lo particular y lo general en Freud 153 Individuo y sociedad; sobre la teoría de Durkheim del suicidio 154

Clase 14................................................................................................... 156 Sobre la muerte de Fritz Bauer 156 - Anuncio de una conferencia de Ernesto Grassi sobre Vico 156 • La sociología “pura” como degradada a estadística aplicada 157 - Tipo ideal y material histórico en Max Weber 159 - En contra de la autonomización de los conceptos 160 - Max Weber, tal como “no se lo encuentra en el Baedeker”; la sociología de la dominación de Max Weber 161 - Sobre la construcción “ahistórica” de los tipos ideales : el modelo de la dominación carismática 162 - El ideal cuestionable de “pureza” de la ciencia; miedos de contacto frente a otras disciplinas 165 Fetichismo de la “cientificidad” y experiencia predentífíca; la experiencia restringida de las ciencias puras 166

Clase 15................................................................................................... 168 Observación previa sobre el decurso de las clases siguientes 168 Fetichización de la ciencia; el motivo de la pretensión de dominio de la sociología; la concepción de Platón del rey ñlósofo; la idea de Mannheim de los “intelectuales libremente suspendidos” 168 - Intención y contenido social en la historia dogmática; Comte y Spencer 172 - La pretensión de dominio de la sociología actual: el control de las situaciones sociales; el estudio de Mayo 173 - Lo irracional en la aparente racionalidad de la sociedad burguesa 174 - El culto de los grupos pequeños irracionales; la “cow-sociology” 176 - Sociología como instancia social de control; sobre la tecnocratización del ideal sociológico 177 - Tarea de la crítica 178 Clase 16......................................................................................................................179 Sujeto y objeto en la sociología 179 - La “administrative research” y el ideal de la administración total 181 - ¿Separación entre sociología y filosofía social? 182 - La función ideológica de la división estricta del trabajo en las ciencias 184 - Sobre la separación entre la sociología y la economía

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nacional; justificación de la exigencia de una economía política 184 Abstracción de la propia raison d’étre 185 - Autorreflexión de la ciencia; el concepto de economía política en Marx 186 - Afirmación 189 - Relación con la historia 189 Clase 17...................................................................................................................... 190 La significación constitutiva de la historia; la historia acumulada en los fenómenos; sobre la dimensión de la interpretación 190 - Lo público y la historia 193 - La absolutización del hecho acerca del presente puntual 195 - Coincidencia entre momentaneidad y cosidad; la ceguera de la sociología antihistórica 195 - El condicionamiento histórico del conocimiento: las “Tesis sobre Feuerbach” de Marx 196 - Otros ejemplos: Durkheim y Max Weber; el peligro de la historia puramente espiritual; la resistencia de la sociología marxista contra la psicología; sobre el papel del factor subjetivo; la industria de la cultura 196 - Una observación sobre una situación académica 201

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