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INFORME DE EVALUACIÓN COMPETENCIAS PARENTALES 1. Identificación Nombre Rut Fecha de Nacimiento Edad Domicilio Ocupación

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INFORME DE EVALUACIÓN COMPETENCIAS PARENTALES

1. Identificación Nombre Rut Fecha de Nacimiento Edad Domicilio Ocupación Fecha de Evaluación Nombre Evaluador

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2. Motivo de la Evaluación Se solicita a la profesional que suscribe este informe, realizar una evaluación de competencias parentales a XXXX en relación al juicio a realizarse en XXX. Dicho juicio trata sobre el Cuidado Personal de sus hijos XXX, la Modificación del Régimen Directo y Regular y la Rebaja de Pensión de Alimentos debido a la demanda interpuesta por Don XXX, padre de los niños en XXX.

3. Proceso de Evaluación

22 de Octubre - 4 Noviembre 2013: Revisión de antecedentes del caso, de acuerdo a lo expuesto a continuación: 

Lectura de la Demanda a XXX, RIT XXX, en relación a Cuidado Personal, Modificación del Régimen Directo y Regular y Rebaja de Pensión de Alimentos, con el objetivo de conocer los antecedentes de la causa.



Revisión Informe de Primer Semestre 2013, Colegio XXX, de XXX (10 años), Curso: 4to básico, con el fin de conocer la evaluación académica del niño.



Lectura de Informes Psicológicos del año 2010 (Emitido por la Ps. XXX), 2012 (Emitido por la Ps. XXX) y 2013 (Emitido por la Ps. XXX) en relación a su paciente XXX, con el objetivo de conocer antecedentes del caso y del tratamiento efectuado con el niño.



Revisión Informe Semestral 2013, Colegio XXX, de XXX, Curso: XXX, e Informe del 24 Septiembre 2013 (Escrito por la profesora jefe XXX) con el fin de conocer la evaluación académica de la niña.

22 de Octubre 2013:

Primera Entrevista para establecer rapport, realizar el encuadre de la evaluación y recopilar antecedentes del caso con Doña XXX. 28 de Octubre 2013: Sesión de evaluación individual con Doña XXX, en la que se utilizó: 

Entrevista Clínica.



Cuestionario Perfil de Estilos Educativos “PEE” (Magaz & García, 1998).



Pauta de Evaluación de las narrativas de los padres sobre los acontecimientos de sus historias infantiles y familiares que influyen en las Competencias Parentales (Barudy & Dantagnan, 2010); y que corresponde a una Adaptación de la Adult Attachment Interview “AAI” (George, Kaplan & Main, 1996).

29 de Octubre 2013: Sesión de evaluación de la dinámica familiar madre-hijos, a través de la técnica “Acuario Familiar” (Gil & Sobol 2006) a la que asisten Doña XXX en compañía de sus hijos XXX (10 años) y XXX (6 años).

11 de Noviembre 2013: Sesión de evaluación individual con Doña XXX, en la que se realizó una entrevista conductual respecto a diferentes situaciones relativas a la crianza y cuidado de los hijos. 19 de Noviembre 2013: Sesión de evaluación individual a la que asiste la menor XXX, y en la que se utilizó la Pauta de Valoración de la Calidad de las Relaciones de los niños mayores de 7 años con sus padres/cuidadores (Barudy & Dantagnan, 2010). 29 de Noviembre 2013: Sesión de evaluación individual a la que asiste el menor XXX, y en la que se utilizó la Pauta de Valoración de la Calidad de las Relaciones de los niños mayores de 7 años con sus padres/cuidadores (Barudy & Dantagnan, 2010).

4. Antecedentes Relevantes

DOÑA XXX asiste voluntariamente al proceso de evaluación de competencias parentales, mostrándose cooperadora y colaboradora durante las diferentes sesiones realizadas hasta el momento. Acude a las citas previamente establecidas con puntualidad y desarrolla sus repuestas intentando responder y reflexionar acerca de lo que se le pregunta. En su discurso utiliza un lenguaje formal, aunque con una adecuada coherencia ideo-afectiva. En las sesiones con los niños, ambos se muestran espontáneos y cooperadores, pareciendo disfrutar del contexto lúdico de las actividades. El proceso de evaluación se estructuró de tal manera que la evaluadora pudiera primero formular ciertas hipótesis acerca del eventual comportamiento de la madre con sus hijos, para luego poder realizar una observación directa de la dinámica familiar y contrastar dicha información. Posteriormente se realizó una entrevista conductual con la madre, con el fin de complementar las observaciones y confrontar con ciertos aspectos observados en la interacción entre ésta y sus hijos. Finalmente, se citó a ambos niños, con el fin de contrastar la visión que la madre presenta de sí misma como cuidadora, con la que los niños manifiestan de ella y de otros adultos significativos en su vida. Todos estos antecedentes han sido considerados a la hora de evaluar los resultados obtenidos.

Antecedentes Familiares En cuanto a los antecedentes familiares, cabe señalar que el matrimonio XXX se habría casado en Marzo 2000, luego de aproximadamente 3 años de relación. De esta unión nacieron XXX (10 años) y XXX (6 años), quienes en la actualidad, viven con su madre y actual marido. El quiebre de la pareja habría ocurrido en el año 2009, oficializándose el divorcio por mutuo acuerdo en Marzo 2012. Al indagar en este evento y los motivos del quiebre de la relación de pareja con Doña Ignacia Iriarte, ésta alude a cierta inmadurez de su parte a la hora de comenzar su relación de pareja con Don XXX señalando que “me casé con el primer pololo serio que tuve a los 22 años” y “me casé porque me sentía enamorada, pero mirando para atrás me deslumbré [con las posibilidades que el tener una relación con una persona mayor le ofrecía]… quería ser grande, tener mi casa”. De acuerdo a Doña XXX, las dificultades matrimoniales habrían comenzado desde el inicio en la relación con Don XXX debido a que “… él tenía un problema de consumo de cocaína, del que me di cuenta ya casada”, “fuimos a terapia [de pareja] dos veces por este motivo, la tercera vez [que descubrió había vuelto a recaer, cuando se encontraba embarazada de XXX] para mí se acabó el matrimonio y decidí enfocarme en mi carrera y salir adelante por mis hijos”. Agrega a esto haberlo pasado muy mal con otros aspectos de la relación, como por ejemplo el hecho de tener que “rendir las cuentas de la casa con boletas”, señalando que deben haber más cosas pero “tengo bloqueados muchos episodios de mi vida con él, supongo que son mecanismos de defensa que me han ayudado” y que de hecho hay varios eventos de los que se ha ido acordando al conversarlo con otros, por ejemplo, amigas cercanas. Un día del 2009, finalmente Don XXX se habría marchado de la casa, quedándose ella a cargo de ambos niños. Desde el momento de la separación, la comunicación entre XXX como padres habría sido bastante conflictiva. Esto consta en los informes psicológicos y psiquiátrico de XXX,

señalándose por ejemplo, por parte de la Psicóloga XXX, que “…se evidencia una separación de los padres muy conflictiva desde el año 2009, lo que se ha mantenido hasta la fecha y obliga a mantener contacto por separado con ambos padres… observo a un niño sobre involucrado en los conflictos parentales, tensionado por la lealtad hacia sus padres y culposo por sentirse un motivo de discordia entre ellos” o, por parte de la Psiquiatra XXX, que el contexto de los diagnósticos del niño se daría en una “… disfunción familiar severa, con una relación conflictiva entre ambos padres…”. Doña XXX reconoce los conflictos en el subsistema parental y enumera una serie de situaciones en las que Don XXX habría generado conflictos con los niños por no cumplir con algunos de los acuerdos. Como por ejemplo, cuando la madre encontrándose fuera de Chile por motivos laborales, es avisada de que Don XXX no habría cumplido con el turno de ir a buscar a las niñas al colegio, habiendo supuestamente quedado de acuerdo en que él lo haría desde su petición de ser él y nos los abuelos paternos los que cumplieran esa función en su ausencia. A pesar de lo anterior, Doña XXXX manifiesta reconocer la importancia que la figura paterna tendría para sus hijos. En una de las entrevistas señala que “la relación con él nunca ha sido muy buena, él es impulsivo, poco reflexivo, te interrumpe… yo intento llevarme bien con él porque sé que para los niños es importante, que la relación como papás no se acaba con la separación… el padre es importante aunque el modelo que muestre no sea del todo adecuado”. Por este motivo se ha esforzado en cumplir con el acuerdo vigente hasta el momento en relación a visitas del padre, y en no hablar mal de él frente a sus hijos. Reconoce esto último es difícil, por lo que prefiere omitir el tema frente a los niños, aunque en ocasiones “se me ha salido “no tengo plata porque tu papá no me da” o “pídeselo a tu papá””. Agrega que, a pesar de que la comunicación entre ambos nunca ha sido fácil, “en las decisiones importantes de nuestros hijos siempre hemos estado [involucrados] los dos”; como por ejemplo en relación al cambio de colegio de XXX debido al bullying al que habría sido sometido y a las dificultades escolares en el anterior establecimiento educacional del niño. En la actualidad no estaría de acuerdo con el padre de los niños en la necesidad de cambiar a XXX al mismo colegio de su hermano, aludiendo a las diferencias individuales que cada niño tiene y, por lo mismo, a la necesidad de considerar sus características en las decisiones parentales. Esto, en el caso de XXX, la llevan a evaluar que en la actualidad su hija se encuentra muy bien donde está, lo que sería ratificado por los informes escolares de la menor. En relación a esta demanda, Doña XXX reconoce sentirse con la necesidad de defenderse y demostrar que no es una madre negligente, sino por el contrario “una buena mamá”. Señala creer que esta demanda se habría gatillado debido a su matrimonio reciente, y que en la actualidad el padre de sus hijos se encontraría “enfocado en anularme” y que “su amenaza siempre fue quitarme los hijos”.

Antecedentes del Rol Materno y la Relación Materno-Filial

En cuanto a la relación de la madre con sus hijos, cabe señalar que es ésta quien ha ejercido su cuidado de manera ininterrumpida desde su nacimiento y posteriormente a la separación matrimonial. En el pasado y actualidad, Doña XXX manifiesta otorgarle un espacio muy importante a su rol de madre, teniendo una rutina diaria estructurada. De acuerdo a lo señalado por ella en las entrevistas, tomarían desayuno de manera diaria todos juntos, luego de la jornada escolar y laboral (que terminaría a las 17:30 hrs. y de la que se iría de manera puntual), llegaría a la casa, saludaría a los niños, los abrazaría, preguntaría cómo lo pasaron en el día, luego los apoyaría en sus tareas y preparación de materiales para el día siguiente, los bañaría, cenarían todos juntos cerca de las 20:00 hrs. y luego acostaría a los niños, aprovechando de tener un espacio de afectividad con ellos rascándole las espaldas, contando breves cuentos y rezando. Señala que en ocasiones también a veces pasa por la casa antes de las 17:30 hrs. para “supervisar y dar algunas instrucciones”. Doña XXX refiere ser importante para ella ejercer también un rol educativo de sus hijos, por lo que durante toda esta rutina y, cuando lo considera necesario, intenta reforzar en sus hijos valores como el respeto, la tolerancia y responsabilidad entre otros. En los informes psicológicos de XXX, se describe una relación del niño con la madre de cercanía afectiva y dependencia emocional. Así por ejemplo, en el 2012 la Psicóloga XXX señala que el niño “aparece bastante cercano a la madre, dependiente del amor de los adultos, incluso puede sentirse aún simbiotizado con su mamá…” y en el 2013 la Psicóloga XXX refiere que éste “…expresa un gran cariño y dependencia de la madre, con quién quisiera compartir más tiempo, y actividades recreativas, lo que se ha ido cumpliendo paulatinamente, luego de que fuera capaz de pedirle a su madre actividades más entretenidas y acordes a su edad, los fines de semana”. En cuanto al nivel de desarrollo y satisfacción de las necesidades biopsicosociales de los niños, cabe señalar que XXX presentaría, desde el reporte profesional en los informes psicológicos y psiquiátrico, necesidades educativas especiales y requeriría de apoyo personalizado para lograr algunos de los procesos de aprendizaje escolar y una adecuada adaptación social con sus pares. Lo anterior estaría sustentado en un desarrollo disarmónico de sus habilidades tanto neurocognitivas como socioemocionales, siendo diagnosticado en el año 2012 con un Síndrome de Déficit Atencional, Trastorno Global del Desarrollo y Síntomas Depresivos. Lo anterior llevó a los profesionales a sugerir a los padres, tanto un cambio de colegio como un tratamiento sostenido en el tiempo de psicoterapia y farmacoterapia. Ambas sugerencias habrían y estarían siendo apoyadas tanto por el padre como la madre del niño, de acuerdo a lo informado en estos informes. En cuanto a lo escolar, XXX es evaluado por su actual establecimiento educacional, con adecuados logros en lo académico, siendo el área más deficitaria la comprensión de patrones y álgebra en el área de matemáticas. En la evaluación socio-afectiva, parecen persistir algunas dificultades relacionadas con las relaciones sociales, apareciendo como menos desarrolladas las actitudes de “acepta opiniones y críticas de los demás”, “es capaz de dar y recibir ayuda” y “respeta e integra las diferencias de sus pares”.

Doña XXX impresiona consciente de las dificultades de su hijo y muy afectada por esta situación, señalando la necesidad de apoyarlo desde su rol de madre: “XXX necesita reforzamiento en lo social, en hacer lazos con amigos de su edad… para mí es muy triste que no sea aceptado [se le ponen los ojos llorosos]… por ejemplo trato de incentivarlo para que invite amigos a la casa”. Por su parte XXX, es descrita en los informes escolares como una niña que pareciera cumplir con los hitos esperados para su edad, tanto en términos escolares, cognitivos, sociales, psicológicos y emocionales. En cuanto a sus debilidades, se mencionan algunas dificultades menores para sostener la atención y respetar a los adultos, además de cierta mejoría en el área psicomotriz. A pesar de estas características, la descripción daría cuenta que, desde la perspectiva de las educadoras, XXX presentaría una exitosa adaptación al sistema escolar, lo que se refleja en la excelente evaluación de todas las áreas de desarrollo, informadas por el establecimiento educacional. En relación a XXX, Doña XXX señala creer que “necesita de mi [como madre] límites claros, bueno los dos… pero ella lo necesita porque es muy líder y a veces puede desde ahí pasar a llevar a otros”, siendo capaz de reconocer también varias fortalezas en su hija (por ejemplo: autonomía, seguridad personal), las que son concordantes por lo expuesto en los informes escolares. Finalmente, cabe referir que la madre manifiesta que encontrarse actualmente muy preocupada por el nivel de ansiedad que señala haber observado en sus niños a raíz del juicio. Comenta que “XXX se ha vuelto a pasar a mi cama” y que “XXX cuando rezamos me abraza muy fuerte y me dice “no te vayas””. Los niños le habrían comentado a su madre que “La ley va a decidir con quienes vivimos” después de que su padre habría hablado con ellos del juicio. 5. Resultados

A través del proceso de evaluación es posible señalar que Doña XXX presenta al momento de la evaluación un nivel intelectual clínicamente estimable en el rango normal-superior. A nivel psico-afectivo se observa evidentemente afectada por la demanda interpuesta en su contra. En cuanto al análisis del estilo educativo con el que esta mujer desempeñaría su rol materno, cabe señalar que Doña XXX presentaría predominantemente características de un estilo asertivo; el que, desde una perspectiva profesional, se presenta como el más beneficioso para el desarrollo infantil. Esto, en la medida en que dicho estilo se caracteriza por presentar un conjunto de creencias, emociones y conductas que logran equilibrar las necesidades educativas y afectivas de los niños, tendiendo a elogiar y reforzar positivamente los esfuerzos y logros de sus hijos, así como a poner sistemáticamente límites a las conductas inaceptables, pudiendo mostrarse tolerante frente a pequeños errores, imprecisiones o fallos desde el entendimiento de que los niños se encuentran aún en desarrollo. Lo anterior es congruente con lo referido por Doña XXX en relación a las estrategias educativas que utiliza con sus hijos “cada niño debe ser visto con sus características y necesidades de poner límites y contener… yo hago el time out, uso la zona, etc. pero lo que más me resulta es

conversar con ellos y privarlos cuando es necesario de algo que les guste” , “yo creo que a los niños hay que criarlos con límites con consecuencias y también con empatía, intentar preguntarle, “¿cómo crees que se siente el otro cuando tú actúas así?”” y con lo observado en la sesión familiar. En esa ocasión, la madre reforzó constantemente a ambos niños en su trabajo, intentando segurizarlos en su desempeño y a alentar sus ideas creativas (por ejemplo: “Qué lindo, precioso les está quedando”; “Wuau, que lindo color”, “¿Qué ideas se les ocurre?”), procurando al mismo tiempo que se ajustaran a la consigna dada, terminaran su trabajo y mantuvieran cierto orden y mesura en la forma de trabajar (por ejemplo; Mamá besa a XXX, cuando éste se acerca a ella y le dice “Ya, pero termina tu pescado”; Mamá le dice a XXX “Esas [lentejuelas con formas de árbol] podemos ocuparlas como algas, pero no las saques aún para que no se pierdan”; a ambos ”ya, pero tenemos que ahora ordenar e inventar una historia”). Frente estas actitudes, los niños respondieron bien frente a la madre, obedeciéndole, aunque con algunos intentos de desafiarla de manera pasiva (por ejemplo, repitiendo la conducta respecto a la cual les habían llamado la atención), sobre todo al final cuando ya se encontraban más inquietos, requiriéndose que Doña XXX utilizará un tono más firme para dirigirse a ambos y que estos obedecieran. Este estilo educativo asertivo podría tender, en momentos de crisis, a oscilar entre conductas sobreprotectoras (las que desde una extrema conciencia de la responsabilidad del rol parental, la dependencia infantil y la creencia de tener que proteger a los hijos de las dificultades, podrían potenciar más bien la dependencia en sus hijos) y de dejar hacer (las que desde una extrema conciencia de que el aprendizaje se debe dar por ensayo-error, podrían tender a poner pocos límites a sus hijos, exacerbando una autonomía prematura en ellos). Sin embargo, en la actualidad se observa que estos polos son los que justamente se encuentran en equilibrio, desde la tendencia observada en Doña XXX de comulgar con un estilo más bien asertivo. En los resultados se observa así mismo, que en términos de estilo educativo aparece marcadamente baja la tendencia a utilizar un estilo punitivo, caracterizado por la tendencia a establecer relaciones autoritarias con los niños. Lo anterior, resulta coherente con la evaluación que realiza de su padre (abuelo paterno de los niños), al que si bien rescata varios aspectos positivos, critica el haber utilizado en algunas ocasiones golpes como método de crianza. Señala al respecto no creer que este evento pueda afectarle en el presente, debido a que lo trabajó a través de una psicoterapia personal (incluso siendo capaz de enfrentar a su padre en algún momento) y en el que entendió que los padres también “se equivocan y que yo puedo crear mi propio modelo de ser madre”. Agrega además que, en relación al incidente en el que su padre (abuelo materno) habría dado un golpe a XXX, ella lo habría confrontado diciéndole “tú eres el abuelo, no el papá… además usaste un estilo a la antigua que yo no soy… yo no les pego a los niños, no necesitan eso”, lo que habría propiciado desde el reporte de la madre, que el abuelo pidiera perdón al niño. En términos familiares se observa que la madre y los niños son capaces de disfrutar del espacio lúdico y afectivo que se les propuso, mostrándose cómodos y naturales en su comportamiento. Lo niños refieren espontáneamente durante dicha sesión que si juegan con

la madre en casa, enumerando diferentes actividades que realizan en conjunto los fines de semana. A nivel metafórico, se evidencia en un primer momento una tendencia a evitar los conflictos, desde la negativa de Doña XXX y XXX de aceptar la propuesta de XXX de estructurar una historia que relatara su necesidad de recibir ayuda (“por ejemplo, que yo tengo una aleta mala y ustedes me tienen que ayudar”, a los que XXX responde “no me gusta” y la madre refiere “a mí tampoco, porque es triste y yo no quiero pensar en conflictos”), para luego evidenciar el impacto emocional positivo que habría tenido el reciente matrimonio de la madre en los niños al realizar una historia, que surge de los niños, en la que unos peces van a una fiesta en XXX (lugar en el que la madre celebró su matrimonio) y se enamoran. Al respecto cabe señalar que XXX corrige a la evaluadora al comienzo de la sesión familiar, cuando al referir que los invitó como familia a esa sesión, señala “falta uno…. el XXX, que ahora se casó con mi mamá” y XXX que en otro momento de la sesión señala también espontáneamente “Mi pescado es el XXX… yo a él lo quiero mucho”. En cuanto a la narrativa que Doña XXX realiza de su historia infantil y familiar, cabe señalar que de ésta se desprende que a lo largo de su vida ha contado con varias relaciones de apoyo y cuidado, tanto a nivel de familiar de origen (padres y hermanos, en especial con el hermano que le sigue) como amigas (algunas que mantiene incluso desde pequeña), que le habrían permitido generar recursos personales de resiliencia. Si bien la pauta de cuidados recibida durante su infancia impresiona como en general bientratante, existieron episodios de crisis en la que sus padres la golpearon o trataron de manera injusta. Esto, como se señaló anteriormente, es evaluado críticamente por Doña XXX, habiendo sido trabajado en términos psicoterapéuticos. En cuanto a su estilo de vinculación se aprecian indicadores congruentes con un estilo de apego adulto predominantemente seguro, con algunos rasgos en la línea evitativa. Esto le permitiría reconocer las relaciones de apego tempranas como valiosas y necesarias y permitirse establecer relaciones de intimidad y de mutua dependencia con otros; aún cuando en momentos de crisis, podría exacerbar lo racional en desmedro de sus emociones, buscando protegerse de eventos dolorosos, minimizando el impacto de dichas experiencias y refugiándose en una visión de sí misma autónoma e independiente. Lo mismo ocurriría en ella como figura de apego de sus hijos, tendiendo a acoger y contener en caso de necesidad, aunque en un primer momento puede mostrarse algo exigente en cuanto a la necesidad de comportarse de manera adecuada (sobre todo en valores como el respeto, obediencia, etc.) y de que ellos sean independientes y autónomos en el manejo de sus emociones y conflictos. Este aspecto, es reconocido de manera consciente por la madre, quien es capaz de reconocer su responsabilidad frente a algunos actos en los que podría haberse mostrado muy exigente con los niños, lo que es un indicador de una parentalidad competente. Así por ejemplo refiere: “Antes amenazaba a mis hijos de privándolos de algo cuando se portaban mal (algo grande generalmente, ejemplo televisión toda la semana), al final el castigo no resultaba porque resultaba demasiado difícil cumplir. Ahora más que excesiva creo que los castigos deben ser de

poco rato, con algo fácil de cumplir. También cuando mis hijos pequeños tenían una “pataleta”, los dejaba llorar “hasta que se les pasara”, porque eso era lo que pensaba era lo correcto, ahora sé que cuando estén difíciles o con pataletas más que dejarlos a que se les pase, hay que abrazarlos y contenerlos, y así lo he hecho desde ya un buen tiempo” (lo que luego justifica con ejemplos concretos). Además se aprecia en Doña XXX una adecuada capacidad de empatía con los niños, siendo capaz de referir diferentes situaciones en las que es capaz de leer señales emocionales en los niños y responder de manera sensible a estas necesidades. Esto último también fue observado en la interacción de la madre con los niños, como por ejemplo, cuando XXX en la sesión familiar comenzó a mostrarse muy inquieto y a evitar decorar su pez, y ella fue capaz de leer en este comportamiento un cierto nivel de ansiedad frente al sentirse poco capaz de hacer un pescadito “bonito” y segurizarlo con sus comentarios en esto, lo que fue reafirmado por el niño en su respuesta “es que yo soy malo para el arte”. Todo lo anteriormente expuesto, se ve apoyado por la visión que ambos niños tienen de la madre como cuidadora, y que la muestran como una figura de apego más bien positiva. Por su parte XXX reconoce en ella una figura de seguridad, protección, cuidados, accesible y disponible para interactuar con ella, afectiva y también lúdica, en la que priman atribuciones positivas. A nivel de percepciones negativas, solamente aparece un indicador que corresponde a la escala de distancia afectiva y desconfianza, pero que es relativizada según lo que se comenta posteriormente por la posible influencia de comentarios del padre en esta mirada. Durante la aplicación de la pauta de valoración de cuidadores, la niña reconoce de manera clara como sus figuras de cuidado más significativas a la madre, su marido XXX y a su padre. También en sus respuestas impresiona una internalización de la situación de separación entre sus padres, con comentarios como “si estoy en la casa de mi papá, buscaría a mi papá y si estoy en la casa de mi mamá a ella”. XXX por su parte, también expresa una visión mayoritariamente positiva de la madre como una figura que le otorga seguridad y protección, cuidados personales y afecto, y que se muestra disponible para él. Sin embargo, a diferencia de su hermana, el niño no manifiesta percibir en la madre una figura lúdica y a nivel de percepciones negativas, también aparece un indicador que corresponde a la escala de distancia afectiva y desconfianza. El niño en sus respuestas, también reconoce como sus figuras centrales de cuidado a su madre, su marido XXX y a su padre. Cabe referir como preocupante sin embargo, el hecho de que los niños realizaran durante las sesiones de evaluación individual algunos comentarios que podrían indicar que se encuentran triangulados en el conflicto entre los padres, sintiéndose presionados a tomar partido, escoger o proteger a alguno de ellos, lo que va en desmedro de su bienestar emocional. Por ejemplo XX comenta espontáneamente ante la pregunta “¿Quién a veces te engaña?”: “Un poco la mamá, porque mi papá dice que su familia en mentirosa… [psicóloga evaluadora: ¿y tú que piensas de eso?] No sé, yo estoy confundida”. Dichos comentarios del padre, de ser

sostenidos y reiterativos en el tiempo, podrían afectar el vínculo y percepción que los niños tienen de la madre como figura en su desarrollo. XXX, por su parte, frente a la pregunta “¿Si tuvieras que viajar a una isla y allí no hay nadie, ¿Con quién te irías?”, señala “Con todos… a no, con mi papá y mi hermana… sin mi mamá porque si no pelearían mucho…[psicóloga evaluadora: ¿tus papás pelean mucho?] pelean bastante, como el perro y el gato”. En XXX además se aprecia una mirada mucho más disociada del padre, a quien además de las atribuciones positivas, se asocia a sentimientos de rabia.

6. Conclusiones y Sugerencias Considerando los resultados antes descritos, los elementos clínicos y conductuales observados tanto en la madre, los niños y el vínculo entre ambos durante el proceso de evaluación realizado, es posible concluir que Doña XXXX al momento de la evaluación presenta competencias parentales que le permiten ejercer su rol materno satisfaciendo adecuadamente las necesidades del desarrollo de sus hijos. De acuerdo a lo señalado en este informe, se aprecia en ella una adecuada capacidad de mostrarse como una figura de apego seguro para sus hijos, aún cuando en momentos de crisis pueda mostrarse en un primer momento algo racionalizadora, exigente y rígida desde algunos elementos evitativos. Lo anterior se ve equilibrado tanto por el trabajo terapéutico que ha hecho respecto a su propia historia de apego con su familia de origen, como por contar con una adecuada capacidad empática con ellos que le permite incluso reconocer algunas situaciones en las que se ha equivocado, con la consecuente posibilidad de reparar y rectificar su conducta con los niños. Presenta un modelo de crianza que logra equilibrar las necesidades disciplinarias y afectivas de los niños y es capaz de reconocer su necesidad de contar con una red que le permita ejercer su rol de cuidado con los niños, apareciendo como una persona importante en este sentido, su actual pareja XXX. Cabe señalar sin embargo, que también se aprecian algunos indicadores de que el conflicto con su expareja y padre de los niños, Don XXX, no se encuentra suficientemente elaborado. Esto pues si bien ella reconoce la importancia del padre en la vida de los niños, también se aprecia mucha rabia por las dificultades entre ambos y por lo que ella siente como una descalificación y búsqueda de anularla en su rol de madre, que desde su perspectiva, se plasma en esta demanda. Dicha situación la lleva en ocasiones a paralizarse y no saber bien cómo manejar esta situación frente a los niños, ni cómo manejar la rabia que siente con el padre. En este sentido, aparecen también como preocupantes los indicadores en los niños de estar siendo triangulados en el conflicto parental y que en esta evaluación se evidenciarían en los comentarios de los niños sobre las constantes peleas entre ambos y el impacto que algunos comentarios del padre podrían tener en ellos, por ejemplo, respecto a la percepción de la madre y su familia. Todo esto además, resulta congruente, con el relato de la madre sobre cierta sintomatología ansiosa que habría visto en los niños (por ejemplo: verbalizaciones de

temor, conductas regresivas, ansiedad de separación, etc.), lo que da cuenta de que esta demanda y juicio por sí mismo ha generado ansiedad en ellos. Por lo anteriormente expuesto, se sugiere que los niños permanezcan bajo el cuidado de la madre, al no encontrarse indicadores que hagan dudar de su capacidad de comportarse como una figura suficientemente competente en el cuidado de los niños, y en consideración que ambos niños han vivido toda su vida con ella como figura de cuidado principal. Se sugiere además que la familia y, en especial los padres, reciban apoyo para poder mediar en los conflictos que existen en el presente entre ambos y que si afectarían a los niños en su bienestar emocional. En particular, se sugiere que Doña XXX reciba apoyo para elaborar el conflicto con el padre de los niños y contar con algunas pautas sobre cómo manejarlo de la mejor manera posible para el bienestar de los niños y de si misma. Así mismo se sugiere que el padre sea evaluado en sus competencias parentales y funcionamiento psicológico, de manera de identificar los objetivos y estrategias de intervención que sean más adecuadas a su caso.

XXXXXXX Psicóloga

Santiago, XXXXXX