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ALUMNO: Cango vite , Jerson flamel

CURSO : ÉTICA PROFESIONAL

TEMA : La importancia de la moral y ética de valores

lima 30 de junio del 2017

LA IMPORTANCIA DE LA ETICA Y LA MORAL Los términos ética y moral, son empleados generalmente como sinónimos, esto responde a sus significados etimológicamente confluyentes, donde la palabra ética procede del griego ethos que significa “el carácter, modo de ser”. Moral procede del latín mos moris que significa también “carácter o modo de ser”. Dadas estas coincidencias no resulta extraño el uso inapropiado que pudiera dársele en algunos textos, sin embargo, en lo sucesivo será empleado el termino ética para hacer referencia a la filosofía moral y moral para denotar los distintos códigos morales concretos; debido a que se trata de perspectivas distintas acerca de la “reflexión moral”. Desde estas distinciones, la ética se refiere a la disciplina filosófica que constituye una reflexión sobre los problemas morales. Moral, es el conjunto de principios, normas y valores que cada generación trasmite a la siguiente, en la confianza de que se trata de un buen legado de orientaciones sobre el modo de comportarse para llevar una vida “buena” y “justa”. El fundamento conceptual de este articulo parte de las estructuras que surgen de la interacción social (sociedadorganización), como sistemas de referencias y concepciones que se complementan con la actuación gerencial para establecer principios básicos de convivencia, que se expresan en valores y principios para orientar la conducta del gerente, la cual puede o no ser sometida a cuestionamiento interno o externo. Sin embargo, es la intención de estas reflexiones destacar el reto que representa para la gerencia pública, superar la concepción economicista de las organizaciones, por una racionalidad más humana que se nutra de los principios de justicia y equidad económica, a objeto de que quienes conviven en la organización generen una visión compartida y promuevan un comportamiento cónsono con las exigencias morales de la sociedad y en concordancia con los principios que promulga la ética pública.

Los valores y actitudes En términos generales, valor es la cualidad por la que un ser, una cosa o un hecho despierta mayor menor aprecio, admiración o estima. Es decir, un valor nos indica la importancia, significación o eficacia de algo. Los valores morales son principios con respecto a los cuales las personas sienten un fuerte compromiso emocional y lo emplean para juzgar lo adecuado de las conductas propias y ajenas. Los valores no existen en abstracto sino que se depositan en algo a lo que se le da un valor, ya sean objetos o personas. Los valores influyen en nuestra forma de pensar, en nuestros sentimientos y formas de comportarnos. Están ligados a la Historia y a la cultura en que se vive. También a cada individuo y el contexto en el que vive. Los valores suponen un compromiso real y profundo de la persona ante si misma y ante la sociedad en que vive. Los valores se proyectan a través de actitudes y acciones ante personas y situaciones concretas.

En nuestra cultura actual podemos identificar diversos valores comúnmente aceptados y que posibilitan la existencia de una sociedad más justa y democrática (la libertad, la equidad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, etc.) Un concepto importante y estrechamente ligado a los valores es el de actitud o tendencias a disposiciones adquiridas que predisponen a personas de un modo determinado un objeto, persona, suceso o situación y actúa conscientemente a ello. Uno de estos es la opinión que es la manifestación pública, por lo general verbalizada, de un sentimiento o creencia. Expresa un valor a una actitud.

DIFERENCIA ENTRE ÉTICA Y MORAL Por una parte, el término “ética”, etimológicamente, deriva de la palabra griega "ethos", que significa "costumbre". La ética es la parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones que rigen el comportamiento del hombre en la sociedad. Aristóteles dio la primera versión sistemática de la ética. Es el compromiso efectivo del hombre que lo debe llevar a su perfeccionamiento personal. "Es el compromiso que se adquiere con uno mismo de ser siempre más persona". Se refiere a una decisión interna y libre que no representa una simple aceptación de lo que otros piensan, dicen y hacen. Por otra parte, El término “moral”, etimológicamente, proviene de la palabra latina "mores", que significa costumbres. Antes de ir en busca de una definición de la Ética o la Moral, detengámonos sobre el objeto material y formal de la moral. En el habla corriente, ética y moral se manejan de manera ambivalente, es decir, con igual significado. Sin embargo,

analizados los dos términos en un plano intelectual, no significan lo mismo .

Ética material y ética formal La moral como contenido no es necesariamente lo que se ha dado en llamar una ética material, sino que puede venir constituida por una ética formal. La ética material prescribe a través de códigos morales y de modo bastante concreto lo que se debe hacer, regulando con detalle el contenido de nuestro comportamiento. La ética formal no establece qué hemos de hacer en concreto, sino tan sólo cómo hemos de obrar para que nuestro comportamiento sea efectivamente moral. En este caso, la moral como contenido se hace aquí puramente formal, es decir, vacía de contenido.

La ética kantiana es acusada de “formalista”, porque no nos propone la realización de ningún bien, porque se desentiende de las consecuencias de nuestros actos y porque no tiene en cuenta los diferentes intereses de la gente. Asimismo, al tratarse de una ética deontológica, o del deber, no deja hueco dentro de ella para la felicidad humana, lo que la sitúa en desventaja respecto de las llamadas éticas teleológicas o de “fines”, desde la ética aristotélica al utilitarismo. Es obvio que la ética kantiana no es una ética del bien, pero esto es porque se sitúa por encima del nivel en que las éticas del bien se desenvuelven. Lo que sea el “bien” para cada cual se halla incorporado en sus máximas de conducta, y el principio de universalización tiene

por cometido el de proveernos de un “criterio” para la “evaluación moral” de dichas máximas.

LA MORAL Se entiende por ‘acción moral’ cualquier acto que haya sido ejecutado obedeciendo a los mandatos de las leyes morales. Por tanto, no todas las acciones humanas son susceptibles de recibir una cualificación moral (por ejemplo, desde el punto de vista ético el estornudar no puede merecer ninguna valoración moral propiamente dicha, salvo que lo hagamos encima de una persona para fastidiarla, con lo cual lo valorable moralmente sería nuestra intención de dañar a esa persona, no el acto de estornudar en sí). Sólo podemos hablar de acciones morales o inmorales cuando cumplan al menos un conjunto de condiciones: - Ser una acción que afecte a normas, principios o valores morales. - Haber sido realizada con libertad, es decir, haber tenido la oportunidad de elegir entre varias opciones antes de realizar la acción. En el caso de que no exista esa libertad (por ejemplo, si alguien me obliga a realizar un acto apuntándome con un revólver), el individuo no puede ser considerado responsable moral de esa acción. - Que haya sido realizada voluntariamente y siendo consciente de los efectos que iba a producir esa acción. Por ejemplo, si yo realizo un acto y, sin que yo lo sepa, ese acto causa trastornos graves a otra persona, no puedo ser considerado responsable moral del daño causado involuntariamente. - Las intenciones o fines con los que yo he llevado a cabo esa acción, puesto que puede darse el caso de realizar un acto bueno en sí mismo aunque las intenciones que motivaron ese acto fueran inmorales (por ejemplo, alguien que ayuda económicamente a una familia pobre, aunque lo hace con la secreta intención de obtener favores sexuales). O a la inversa: provocar un daño aunque mis intenciones sean buenas. El filósofo Kant afirmó al respecto que sólo podían ser consideradas como buenas moralmente aquellas acciones que hubieran sido ejecutadas exclusivamente por puro respeto al deber moral, es decir, sin que nos moviera ningún interés particular en realizarlas. Según él, existen las ‘acciones conformes al deber’, las cuales no son estrictamente acciones morales, porque el fin que las motivó fue el interés personal y no el respeto al deber. Él mismo pone un ejemplo de ‘acciones conformes al deber’: un comerciante que no practica la usura puesto que mantiene bajos sus precios, pero lo hace para tener más clientes y enriquecerse, no porque considere que ésa es su obligación moral.