Iglesia San Pedro de Andahuaylillas

IGLESIA SAN PEDRO DE ANDAHUAYLILLAS - CUSCO ANDAHUAYLILLAS El poblado de Andahuaylillas fue una reducción fundada hacia

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IGLESIA SAN PEDRO DE ANDAHUAYLILLAS - CUSCO ANDAHUAYLILLAS El poblado de Andahuaylillas fue una reducción fundada hacia 1572 por el Virrey del Perú, Francisco de Toledo. Constituyendo un mayor impacto de planificación de los “pueblos de indios”, teniendo como finalidad concentrar y reducir a la mayoría de estos con un fin político, económico (impuestos) y religioso. Bajo esta política los peninsulares procedieron a ubicar sitios apropiados para implementar lugares que debían tener un buen clima, con abundancia en las tierras de cultivo, pastos, montes, agua para irrigarla, etc. Su trazado de las reducciones eran parecidas a lo que se realizaba en los pueblos españoles en ese entonces. Las calles se trazarían por cuadras, partiendo de una plaza principal en la que se edificaría el templo y el cabildo principalmente; las casas debían formar bloques rectangulares y homogéneos. La plaza mayor del poblado es cuadrada y en ella se ubican el templo colonial de San Pedro Apóstol, y el edificio del Cabildo o Municipalidad cuya construcción es contemporánea, aunque su emplazamiento en tiempos coloniales posiblemente fue el mismo. Hay también algunos añejos árboles de Pisonay, especie nativa andina.

IGLESIA SAN PEDRO DE ANDAHUAYLILLAS ARQUITECTURA

El templo está ubicado hacia un costado de la plaza del poblado, en dirección suroeste. La planta es de una sola nave alargada con torre campanario y capillas adosadas a ambos lados de la misma. Está construida con muros de adobe encima de cimientos de piedra y techada con estructura de madera rolliza en el sistema de par y nudillo, típico de templos en el área surandina, que recibe la cubierta de tejas de cerámica. Se caracteriza por tener una capilla

abierta, a modo de balcón, en la parte superior de la fachada de pies que se abre hacia el atrio y la plaza principal del poblado histórico de Andahuaylillas. El atrio empedrado precede el templo y fue antiguo cementerio colonial. Son características del conjunto las tres cruces de piedra que sobre podio de piedra, tiene su nueva ubicación al lado de la torre campanario.

La nave del templo presenta sotocoro, baptisterio, capillas laterales y presbiterio con sacristía; tiene tres accesos, el principal y dos laterales. El ingreso principal desde el atrio, está conformado por portada de pies, en cuyos flancos se encuentran el Baptisterio y el acceso al coro alto y a la torrecampanario que es de base cuadrada. Las otras dos entradas de arcos de piedra, se encuentran a los costados de la nave, uno en el lado izquierdo del muro o del Evangelio y otro en el lado derecho o de la Epístola. El coro en forma de “U”, está construido en madera con baranda, formando balcón y donde están ubicados dos órganos; igualmente se observa un óculo en la parte central del piñón del mismo, alrededor del que se lee un texto en latín. La planta destaca por la presencia del sencillo artesonado pintado con rombos policromos dentro de los que observan diseños florales. El piso original fue de ladrillo pastelero, ha sido substituido por uno de laja de piedra; antes del arco triunfal, la altura del piso sube unos centímetros hacia el presbiterio y al altar mayor. Cuenta con cuatro capillas laterales, una a cada lado de la nave y dos en el presbiterio. La primera a partir de la entrada, en el lado izquierdo o del Evangelio está dedicada al Señor de Achacrapi; la segunda, al lado derecho o de la Epístola dedicada a la Virgen de Monserrat. En el presbiterio, lado del Evangelio está dedicada a Nuestro Señor y la capilla que está enfrente, dedicada a la Ascensión del Señor. La sacristía está ubicada en el lado de la Epístola en la zona del presbiterio y frente a ésta existe la habitación destinada al ecónomo de la parroquia. PINTURA MURAL

El atractivo que lo hace tan representativo, motivo por el cual se lo conoce como la “Capilla Sixtina de América”, decora el frontis, la capilla abierta del templo, así como gran parte de los muros de la nave, del presbiterio, la capilla lateral de la Ascensión del Señor, el sotocoro y el coro alto. Son murales que pueden datarse de la época de la construcción del mismo, es decir de inicios del siglo XVII, así como un segundo momento en algunos otros murales que decoran la parte superior de los muros de la nave, posiblemente de la segunda mitad del siglo XVII, cuando el barroco mestizo había ganado espacio en las artes de los Andes Centrales. La pintura mural en los Andes del Sur es un fenómeno muy importante que se desarrolló en el contexto de la Escuela Cusqueña de Pintura, durante la época colonial, desde fines del siglo XVI hasta su marcada presencia en los siglos XVII y XVIII, tanto en la arquitectura religiosa como civil. Es importante señalar los nexos entre la pintura mural y la arquitectura. La opción en el área andina, de edificar con adobe, fue decisiva para adaptar las técnicas para ejecutar la pintura mural al temple, en lugar de la difundida pintura al fresco. Así se encontró una técnica adecuada y complementaria al soporte constituido por los muros de adobe, que permitió convertir esa modalidad artística en procedimiento simple y sin complicaciones. Todos los murales surandinos están ejecutados al temple, técnica que facilitó la ejecución de los mismos, considerando la premura que se tenía por la enseñanza de la doctrina cristiana a los nativos, a través de los murales. Las pinturas de los muros del templo de Andahuaylillas son uno de los ejemplos más relevantes de este. Su existencia se debe principalmente a la presencia del clérigo Juan Pérez de Bocanegra, humanista, uno de los más importantes lingüistas del idioma quechua, gran conocedor del mundo andino prehispánico, y que fue párroco de Andahuaylillas en la década de 1617 a 1627. Es posible que este ilustre personaje mandara pintar al limeño Luis de Riaño, los muros del templo con programas doctrinales. De momento puede señalarse que la influencia del estilo Manierista, está presente en la decoración del templo. El pintor Riaño, no sólo hizo los murales sino también realizó varios lienzos que llevan su firma De esta época son los programas evangelizadores del “Camino al Cielo” y el “Camino al Infierno”, pintados en el muro de pie del sotocoro y que representan la enseñanza bíblica que las almas que han seguido el angosto y espinoso camino en la vida, tienen el cielo como recompensa; debajo de este mural, se lee el Salmo referido a la bienaventuranza de los que han sido perdonados; contrariamente, quienes vivieron el ancho, fácil y florido camino en la tierra, tendrán el infierno como morada eterna, tema que se ha representado al otro lado del muro de pie conocido como “Camino al Infierno”. Debajo de este tema, está escrito el Salmo referido a las idolatrías. El programa bellamente pintado en el piñón del coro alto “La Anunciación” es la escena sobresaliente. Su relación con el óculo central del hastial es notable. En

torno al mismo, por donde ingresan los rayos solares, reza la siguiente inscripción: Sancto-Adonai Radex-Clavis Rex Oriens, cuya traducción es aproximadamente “Santo Dios, Rey de Oriente” y que alude al Dios de Israel, Adonai, como raíz y llave del mundo representado como el Sol o Rey de Oriente. Es el espíritu de Dios que iluminará el mundo. Dios Padre está representado por la luz del sol que ingresa por el óculo; Dios-Hijo por la escena de La Anunciación y la leyenda pintada en el tirante que cruza el coro que señala que la Virgen será fecundada por el Espíritu Santo y nacerá el Redentor del Mundo y Dios Espíritu Santo por el óculo que ha sido ubicado en vez de la paloma para no representarla por temor a la zoolatría de los nativos, que al verla pintada, pudieran confundirse con sus antiguas ideas y con las palabras inscritas en el interior del óculo Virgini Concebid que hace alusión a su concepción. En la nave, lado del Evangelio, está la portada de ingreso al baptisterio, conocida como la Portada Pentalingüe por estar pintada la inscripción bautismal, “En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, en cinco idiomas, latín, castellano, y los idiomas nativos quechua, aymara y pukina, este último en desuso. En la parte central de este ambiente se aprecia la pila bautismal, labrada en piedra con policromía. Igualmente se observa el lienzo del Bautismo de Cristo firmado por Luis de Riaño y fechado en 1626. Presenta pintura mural decorativa a modo de friso, recientemente restaurada. Además de las grandes escenas del sotocoro y de la portada pentalingüe, existen otras de importante calidad y colorido. Cartelas con santos, sujetas por ángeles tenantes aparecen en frisos a lo largo de la nave del templo. En el coro alto este friso se apoya sobre una sucesión de arcos simulados con jarrones de flores. La cenefa del zócalo con santas flanqueadas por cornucopias y racimos de uvas es de especial interés por la profusión de decoración floral. El Arco Triunfal también tiene pintura mural, al igual que la capilla lateral dedicada a la Ascención del Señor, aunque esta última en muy mal estado de conservación. ARTESONADO

Posiblemente el más espectacular artesonado mudéjar de la región cusqueña, es el del templo de San Pedro Apóstol de Andahuaylillas, que se decora el presbiterio del mismo. Un documento judicial de 1649, señala que fue realizado por Martín de Torres, importante artífice, retablista, constructor de artesonados y esculturas en madera, en templos y conventos del Cusco del siglo XVII. La importancia del templo de AndahuaylilIas se evidencia por el encargo hecho al maestro Torres para ejecutarlo. El artesonado que cubre la techumbre del presbiterio, está trabajado en listones de madera polícroma con decoración de pequeños elementos a modo de pinjantes recubiertos en pan de oro. En la parte central se observa la estrella de David o de Salomón, de cinco puntas que se inscribe en un pentágono regular. Una concha semicircular y convexa remata un lado del artesonado, esta representación tiene relación mitológica con Venus, de allí que también se la conoce como venera y se ha empleado como recurso ornamental. Se pensó inicialmente que la idea de realizar el artesonado mudéjar fue del emblemático párroco de esta parroquia, Juan Pérez de Bocanegra, quien había fallecido en 1645. El documento mencionado, encontrado en el Archivo del Arzobispado del Cusco, nos da más luces sobre los personajes que intervinieron en el proyecto, su autoría y momento de ejecución. El documento de 1649 no sólo señala quien fue su constructor, sino también que fue el párroco Fernando Ladrón de Guevara que en 1645 había mandado comprar madera a Juan Maldonado, “para la obra de la capilla mayor de la iglesia” y tablas de cedro a Antonio de la Feria y Gaspar Pinto, según reza un libro de cuentas que se transcribió a raíz del fallecimiento de Ladrón de Guevara. El documento también señala que Torres y un colaborador suyo de apellido Nápoles, tendrían a su cargo la marquetería del presbiterio y además concertó la cercha que hizo en el arco toral. Tanto el artesonado mudéjar, como el arco, evidencian la persistencia de este tipo de estructuras arquitectónicas a mediados del siglo XVII. Simultáneamente,

se sabe que Torres estaba realizando artesonados de este tipo en la librería del Convento de la Merced de Cusco. RETABLOS:

El retablo principal de tres cuerpos y tres calles, de estilo barroco mestizo posiblemente fue realizado en la segunda mitad del siglo XVII. De madera tallada con sobredorado, tiene el tabernáculo trabajado en plata repujada, también de estilo barroco mestizo, al igual que las gradillas que le sirven de base. La hornacina central está rematada con pequeños espejos; en ella se observa la imagen de la Virgen Inmaculada, escultura del siglo XVIII, de manufactura local. Las calles laterales del retablo presentan hornacinas con lienzos y esculturas de la Escuela Cusqueña.

Otros retablos de notar son el dedicado a la Virgen del Carmen, que es el único que queda del momento inicial del templo, por las características formales que apreciamos como las cariátides laterales típica iconografía grecolatina y presente en obras manieristas de fines del siglo XVI e inicios del siglo XVII.

LIENZOS

El lienzo del “Bautismo de Cristo” situado en el Baptisterio, y el “Arcángel San Miguel” en la capilla lateral del Señor de Achacrapi, firmados y fechados por el pintor limeño Luis de Riaño en 1626 y 1628 respectivamente, son de los pocos lienzos firmados que quedan del pintor que llegó a Cuzco hacia 1617. Fue discípulo de Angelino Medoro, uno de los tres pintores italianos llegados al Virreinato del Perú a fines del siglo XVI, junto al hermano jesuita Bernardo Bitti y Mateo Pérez de Alesio y que tuvieron decisiva influencia en las escuelas de pintura que se desarrollaron en este territorio, sobre todo en la Escuela Cusqueña de pintura. La serie de ocho lienzos con escenas de la vida del Apóstol Pedro, de autor anónimo, son posteriores a los pintados por Riaño, posiblemente de la segunda mitad del siglo XVII, cuando el barroco era la propuesta de moda. Así lo muestran también, los hermosos marcos de grandes dimensiones, de madera tallada, con acabado en pan de oro, que enmarcan cada óleo. ORGANOS

Los órganos de grandes dimensiones, ejecutados en caja de madera, y pintados por el artista limeño Luís de Riaño, están situados a ambos lados el coro alto del templo. El más esbelto, situado en el lado de la Epístola, y construido entre 1606 y 1610,

se ve pintada la imagen del Rey David y Santa Cecilia. En el otro, el órgano mayor que es más ancho, situado en el lado del Evangelio, están pintados ángeles músicos y fue construido hacia 1926-1630. Los fieles los conocen como “pareja”; el femenino es el más esbelto.

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Según el músico especialista en órganos Hans Van Gemert, ambos órganos básicamente son similares en su construcción, teclado de 42 notas, acción directa en abanico, pipas de fachada en tres castillos con bastidores adornados, y las cajas que están pintadas como ya referimos. La existencia de estos dos hermosos órganos de época, recuerdan la etapa de la primera evangelización en las nuevas tierras conquistadas, cuando la política evangelizadora estuvo vinculada al arte y la belleza como un importante medio para llevar adelante este propósito. Órgano "Mayor" Órgano del "Rey David y Santa Cecilia"

Órgano Mayor

órgano del Rey David y Santa Cecilia

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La gente La mayoría de los habitantes son bilingües en su idioma materno el Quechua y Castellano. La estrecha relación con la ciudad del Cuzco por diversos motivos como estudios, trabajo, uso de servicios, mercado, permite el bilingüismo. En el poblado hablan indistintamente quechua o castellano. Además, una grande parte de la populación de Andahuaylillas vive en las comunidades ubicadas alrededores, en las montanas.

Las fiestas En domingos y días festivos, la asistencia al servicio religioso en el templo es masivo, igualmente la participación en celebraciones y fiestas tanto religiosas como civiles. La acción de catequesis y trabajo social de la Parroquia es intensivo, lo que permite el compromiso activo de los pobladores, sobre todo de los jóvenes. Sin embargo, creencias ancestrales prehispánicas que han sobrevivido a los siglos, componen también su mundo ideológico, sin que exista conflicto con la religión católica que es la predominante. Como gran parte de las poblaciones del surandino, algunas costumbres en Andahuaylillas, están relacionados a su actividad principal que es la agricultura. Así el 15 de mayo celebran a San Isidro Labrador, patrono de los agricultores y representan el Chuwi Tarpuy, o bendición de las semillas de chuwi. En agosto, realizan el “pago” a la tierra, ceremonia de origen prehispánico, que consiste en ofrendar con objetos y alimentos rituales, a la Madre Tierra, o Pachamama, para agradecer las cosechas recibidas y pedir por la próxima siembra. Otras fiestas importantes componen el calendario de celebraciones del área rural y urbana de Andahuaylillas. El 20 de enero en la comunidad de Qewar, se celebra a San Sebastián, en Salloc, otra comunidad rural, el mes de mayo es importante porque es la fiesta de la Ascensión del Señor. Todas estas fiestas están acompañiadas de danzas variadas, música, comida y bebida y suelen tener una duración de tres días, aunque muchas veces la fiesta termina ocho días después. El Jueves de la Semana Santa es importante. Los rituales católicos conmemorando la pasión de Cristo, como son la Misa, el Sermón de las Siete Palabras, la Estación nocturna en el templo donde se expone el Santo Sacramento, reúnen masivamente a la población y a los vecinos de alrededores. La fecha es movible, cuarenta días después del Carnaval. La mayor peregrinación de los Andes del sur es la Fiesta del Señor de Qoyllurit´i, imagen que se encuentra en la ladera del nevado del Ausangate. La montaña más importante de la región, se ve muy concurrida entre el mes de mayo-junio, fecha movible de la festividad del calendario católico y donde el grupo de bailarines de la danza Capac Qolla, procedente de Andahuaylillas, celebran al Señor de Qoyllurit ´i. Cuando las celebraciones en el nevado terminan, los danzantes vuelven a Andahuaylillas y realizan ceremonias en el templo y el atrio del mismo, durante algún tiempo más. El 29 de junio es la fiesta patronal del pueblo, celebran a San Pedro y a San Pablo. Luego de la Misa de fiesta, lo más impresionante es la procesión con más de treinta santos, llamada también el "Corpus de Andahuaylillas". La patrona de Andahuaylillas es la Virgen del Rosario y se la celebra el 07 de octubre. Finalmente el 19 de diciembre es el aniversario de la creación del distrito de Andahuaylillas. Esta fiesta cívica, es celebrada con actos oficiales como Desfiles cívicos y folclóricos, donde participan las autoridades del pueblo, junto con la población.

Geografía A una altitud de 3,150 m.s.n.m, el pueblo se encuentra en una terraza aluvional en la parte inferior del valle formado por el río Manco. De clima templado, se encuentra a 8 km. de Urcos, la capital de la Provincia de Quispicanchi y a 37 km. de la ciudad del Cusco. De traza regular de damero, tiene una población urbana de 3,033 habitantes y la población rural asciende a 1,900 habitantes. Las construcciones del área urbana son principalmente en adobe y están consolidadas alrededor de la plaza principal y aledaños; sus calles están empedradas y por ellas discurren canales de riego que sirven a las huertas de frutales de las viviendas. La expansión del poblado se inicia en el siglo XX, como consecuencia de la construcción de la carretera y su posterior asfaltado y la estación del ferrocarril, hoy desaparecida. Por el importante crecimiento de la población en los últimos treinta años muchas áreas agrícolas, han sido incorporadas a la trama actual, aunque manteniendo su forma inicial de damero.

San Pedro Apóstol La advocación del templo es a San Pedro Apóstol. Su figura está resaltada en la serie de los lienzos de grandes dimensiones que representan escenas de la vida del Santo y que decoran la nave. La imagen de San Pedro y San Pablo también están representadas en el mural de la capilla abierta que se emplaza en la fachada del templo. Su día de celebración es el 29 de Junio, según el calendario católico y es la fecha en que los fieles festejan al Santo Patrono Pedro. Primera capilla La política de la Corona española en el siglo XVI, en el recién conquistado territorio americano, fue reducir a los nativos, en “pueblos de indios”, con sus respectivas doctrinas y parroquias, y llevar adelante, el anhelado proyecto de conversión de los indígenas “herejes” y su evangelización en la nueva religión que se impondría prontamente. Así se realizan las primeras construcciones religiosas como símbolo de la implantación de la nueva fe. Inicialmente fueron sencillas capillas, aunque muy pronto fueron sustituidas por templos de gran carácter y presencia. El Obispo del Cusco Fray Sebastián de Lartaún, refiere que en 1570, existía en Andahuaylillas, una sencilla capilla.

Edificación Hacia 1606 hay referencia que la pequeña construcción, para tener la nueva jerarquía de templo, se amplía, alargándose la nave. Sin embargo, el dato más generalizado sobre el momento de su edificación, como la conocemos hoy, se menciona como de inicios del siglo XVII (161?).

Por la fecha de su edificación, investigaciones históricas de la arquitectura de San Pedro, señalan que presenta características formales renacentistas, considerando que estos movimientos artísticos llegaban tardíamente a América, desde el Viejo Mundo. Igualmente puede señalarse que la influencia del estilo Manierista, aquel arte antinatural y anticlásico, cuya influencia en la zona surandina tuvo corta duración (primeros decenios del siglo XVII), está presente principalmente en la decoración mural del templo.

Los Jesuitas

Juan Pérez de Bocanegra La mención al ilustre y notable párroco de Andahuaylillas Juan Pérez de Bocanegra es de rigor. Aunque no se conoce mucho de su biografía, (¿?-1645) se sabe que fue uno de los más importantes clérigos que conocieron el idioma quechua y la vida rural de esta parte del Virreinato del Perú. Entre otras actividades desempeñadas a lo largo de su vida, fue maestro de Latín en la Universidad de San Marcos de Lima, luego pasó a vivir al Cusco, siendo cantor de la Catedral de esta ciudad, examinador de la Diócesis cusqueña, para los idiomas nativos Quechua y Aymara y finalmente párroco del poblado de Andahuaylillas. A él se deben los programas evangelizadores que se pintaron en los muros del templo, y la decoración del mismo. Fue quien comprometió al pintor Luis de Riaño a trabajar los murales y algunos de los lienzos que admiramos hoy en el templo. Se le atribuye la autoría del himno en Quechua, dedicado a la Virgen María conocido como “Hanaq Pacha Kusikunin”, que fue la primera pieza de polifonía vocal publicada en las Américas. Su obra es de vital importancia para entender la política de cristianización en los Andes y la andeanización de la religión católica romana en el siglo XVII.

Al siglo XX Los jesuitas fueron expulsados del territorio del virreinato peruano en 1776, pero esta parroquia volverá a estar a su cargo en la segunda mitad del siglo XX. Algunos factores como los sismos producidos al largo de cuatro siglos y el medio, han influido en su pérdida o deterioro. El templo ha sido intervenido varias veces, unas parcial y puntualmente, otras en la medida de situaciones de emergencia. La Corporación de Reconstrucción y Fomento del Cusco (CRIF) a través de su Departamento de Reconstrucción de Monumentos Históricos intervino durante los años 1957 y 1958. Los trabajos de la CRIF abarcaron cambios en las estructuras de las cubiertas, construcción de dos contrafuertes de piedra en la fachada, reconstrucción del cuerpo superior de la torre y refuerzos en las cimentaciones de los muro. Se hicieron también trabajos de refacción en las graderías del atrio y se reubicaron las cruces de piedra. No hay constancia de la intervención de la restauración de los lienzos y como es sabido en esa época no se hacían trabajos de conservación de pinturas murales. El Proyecto de Puesta en Valor de Monumentos del Instituto Nacional de Cultura del Perú, que ejecutó las obras proyectadas por el Proyecto PER 71-539 de la UNESCO, con aportes del Plan COPESCO y del BID, intervino en Andahuaylillas entre los años 1979 a 1981. Más adelante en la presente década este Instituto ejecutó trabajos en el artesonado del presbiterio y en las pinturas murales. Los dos órganos están ahora en funcionamiento luego de dos años de trabajo de restauración y gracias al auspicio del Fondo Contravalor Perú-Francia, la Parroquia de Andahuaylillas, la Asociación Jesús Obrero CCAIJO y el Centro Internacional de los Caminos del Barroco.

Arquitectura El templo está ubicado hacia un costado de la plaza del poblado, en dirección suroeste. Sigue la típica manera de construir templos empleada en el sur andino para las parroquias de los “pueblos de indios”. La planta es de una sola nave alargada con torre campanario y capillas adosadas a ambos lados de la misma. Está construida con muros de adobe encima de cimientos de piedra y techada con estructura de madera rolliza en el sistema de par y nudillo, típico de templos en el área surandina, que recibe la cubierta de tejas de cerámica. Se caracteriza por tener una capilla abierta, a modo de balcón, en la parte superior de la fachada de pies que se abre hacia el atrio y la plaza principal del poblado histórico de Andahuaylillas.

El atrio empedrado precede el templo y fue antiguo cementerio colonial. Son características del conjunto las tres cruces de piedra que sobre podio de piedra, tiene su nueva ubicación al lado de la torre campanario. La nave del templo presenta sotocoro, baptisterio, capillas laterales y presbiterio con sacristía; tiene tres accesos, el principal y dos laterales. El ingreso principal desde el atrio, está conformado por portada de pies, en cuyos flancos se encuentran el Baptisterio y el acceso al coro alto y a la torre-campanario que es de base cuadrada. Las otras dos entradas de arcos de piedra, se encuentran a los costados de la nave, uno en el lado izquierdo del muro o del Evangelio y otro en el lado derecho o de la Epístola. El coro en forma de “U”, está construido en madera con baranda, formando balcón y donde están ubicados dos órganos; igualmente se observa un óculo en la parte central del piñón del mismo, alrededor del que se lee un texto en latín. La planta destaca por la presencia del sencillo artesonado pintado con rombos policromos dentro de los que observan diseños florales. El piso original fue de ladrillo pastelero, ha sido substituido por uno de laja de piedra; antes del arco triunfal, la altura del piso sube unos centímetros hacia el presbiterio y al altar mayor. Cuenta con cuatro capillas laterales, una a cada lado de la nave y dos en el presbiterio. La primera a partir de la entrada, en el lado izquierdo o del Evangelio está dedicada al Señor de Achacrapi; la segunda, al lado derecho o de la Epístola dedicada a la Virgen de Monserrat. En el presbiterio, lado del Evangelio está dedicada a Nuestro Señor y la capilla que está enfrente, dedicada a la Ascención del Señor. La sacristía está ubicada en el lado de la Epístola en la zona del presbiterio y frente a ésta existe la habitación destinada al ecónomo de la parroquia.

Pintura mural Los murales, el atractivo que lo hace tan representativo, motivo por el cual se lo conoce como la “Capilla Sixtina de América”, decora el frontis, la capilla abierta del templo, así como gran parte de los muros de la nave, del presbiterio, la capilla lateral de la Ascensión del Señor, el sotocoro y el coro alto. Son murales que pueden datarse de la época de la construcción del mismo, es decir de inicios del siglo XVII, así como un segundo momento en algunos otros murales que decoran la parte superior de los muros de la nave, posiblemente de la segunda mitad del siglo XVII, cuando el barroco mestizo había ganado espacio en las artes de los Andes Centrales. La pintura mural en los Andes del Sur es un fenómeno muy importante que se desarrolló en el contexto de la Escuela Cusqueña de Pintura, durante la época colonial, desde fines del siglo XVI hasta su marcada presencia en los siglos XVII y XVIII, tanto en la arquitectura religiosa como civil.

Es importante señalar los nexos entre la pintura mural y la arquitectura. La opción en el área andina, de edificar con adobe, fue decisiva para adaptar las técnicas para ejecutar la pintura mural al temple, en lugar de la difundida pintura al fresco. Así se encontró una técnica adecuada y complementaria al soporte constituido por los muros de adobe, que permitió convertir esa modalidad artística en procedimiento simple y sin complicaciones. Todos los murales surandinos están ejecutados al temple, técnica que facilitó la ejecución de los mismos, considerando la premura que se tenía por la enseñanza de la doctrina cristiana a los nativos, a través de los murales. Las pinturas de los muros del templo de Andahuaylillas son uno de los ejemplos más relevantes de este. Su existencia se debe principalmente a la presencia del clérigo Juan Pérez de Bocanegra, humanista, uno de los más importantes lingüistas del idioma quechua, gran conocedor del mundo andino prehispánico, y que fue párroco de Andahuaylillas en la década de 1617 a 1627. Es posible que este ilustre personaje mandara pintar al limeño Luis de Riaño, los muros del templo con programas doctrinales. De momento puede señalarse que la influencia del estilo Manierista, está presente en la decoración del templo. El pintor Riaño, no sólo hizo los murales sino también realizó varios lienzos que llevan su firma. De esta época son los programas evangelizadores del “Camino al Cielo” y el “Camino al Infierno”, pintados en el muro de pie del sotocoro y que representan la enseñanza bíblica que las almas que han seguido el angosto y espinoso camino en la vida, tienen el cielo como recompensa; debajo de este mural, se lee el Salmo referido a la bienaventuranza de los que han sido perdonados; contrariamente, quienes vivieron el ancho, fácil y florido camino en la tierra, tendrán el infierno como morada eterna, tema que se ha representado al otro lado del muro de pie conocido como “Camino al Infierno”. Debajo de este tema, está escrito el Salmo referido a las idolatrías. Es posible que el programa se haya inspirado en grabados del artista flamenco Wierix. El programa bellamente pintado en el piñón del coro alto “La Anunciación” es la escena sobresaliente. Su relación con el óculo central del hastial es notable. En torno al mismo, por donde ingresan los rayos solares, reza la siguiente inscripción: Sancto-Adonai Radex-Clavis Rex Oriens, cuya traducción es aproximadamente “Santo Dios, Rey de Oriente” y que alude al Dios de Israel, Adonai, como raíz y llave del mundo representado como el Sol o Rey de Oriente. Es el espíritu de Dios que iluminará el mundo. Dios Padre está representado por la luz del sol que ingresa por el óculo; Dios-Hijo por la escena de La Anunciación y la leyenda pintada en el tirante que cruza el coro que señala que la Virgen será fecundada por el Espíritu Santo y nacerá el Redentor del Mundo y Dios Espíritu Santo por el óculo que ha sido ubicado en vez de la paloma para no representarla por temor a la zoolatría de los nativos, que al verla pintada, pudieran confundirse con sus antiguas ideas y con las palabras inscritas en el interior del óculo Virgini Concebid que hace alusión a su concepción. En la nave, lado del Evangelio, está la portada de ingreso al baptisterio, conocida como la Portada Pentalingüe por estar pintada la inscripción bautismal, “En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, en cinco idiomas, latín, castellano, y los idiomas nativos quechua, aymara y pukina, este último en desuso. En la parte central de este ambiente se aprecia la pila bautismal, labrada en piedra con policromía. Igualmente se observa el lienzo del Bautismo de Cristo firmado por Luis de Riaño y fechado en 1626. Presenta pintura mural decorativa a modo de friso, recientemente restaurada. Además de las grandes escenas del sotocoro y de la portada pentalingüe, existen otras de importante calidad y colorido. Cartelas con santos, sujetas por ángeles tenantes aparecen en frisos a lo largo de la nave del templo. En el coro alto este friso se apoya sobre una sucesión de arcos simulados con jarrones de flores. La cenefa del zócalo con santas flanqueadas por cornucopias y racimos de uvas es de especial interés por la profusión de decoración floral. El Arco Triunfal también tiene pintura mural, al igual que la capilla lateral dedicada a la Ascención del Señor, aunque esta última en muy mal estado de conservación.

Artesonado Posiblemente el más espectacular artesonado mudéjar de la región cusqueña, es el del templo de San Pedro Apóstol de Andahuaylillas, que se decora el presbiterio del mismo. Un documento judicial de 1649, señala que fue realizado por Martín de Torres, importante artífice, retablista, constructor de artesonados y esculturas en madera, en templos y conventos del Cusco del siglo XVII. La importancia del templo de AndahuaylilIas se evidencia por el encargo hecho al maestro Torres para ejecutarlo. El artesonado que cubre la techumbre del presbiterio, está trabajado en listones de madera polícroma con decoración de pequeños elementos a modo de pinjantes recubiertos en pan de oro. En la parte central se observa la estrella de David o de Salomón, de cinco puntas que se inscribe en un pentágono regular. Una concha semicircular y convexa remata un lado del artesonado, esta representación tiene relación mitológica con Venus, de allí que también se la conoce como venera y se ha empleado como recurso ornamental. Se pensó inicialmente que la idea de realizar el artesonado mudéjar fue del emblemático párroco de esta parroquia, Juan Pérez de Bocanegra, quien había fallecido en 1645. El documento mencionado, encontrado en el Archivo del Arzobispado del Cusco, nos da más luces sobre los personajes que intervinieron en el proyecto, su autoría y momento de ejecución. El documento de 1649 no sólo señala quien fue su constructor, sino también que fue el párroco Fernando Ladrón de Guevara que en 1645 había mandado comprar madera a Juan Maldonado, “para la obra de la capilla mayor de la iglesia” y tablas de cedro a Antonio de la Feria y Gaspar Pinto, según reza un libro de cuentas que se transcribió a raíz del fallecimiento de Ladrón de Guevara. El documento también señala que Torres y un colaborador suyo de apellido Nápoles, tendrían a su cargo la marquetería del presbiterio y además concertó la cercha que hizo en el arco toral. Tanto el artesonado mudéjar, como el arco, evidencian la persistencia de este tipo de estructuras arquitectónicas a mediados del siglo XVII. Simultáneamente, se sabe que Torres estaba realizando artesonados de este tipo en la librería del Convento de la Merced de Cusco.

Retablos El retablo principal de tres cuerpos y tres calles, de estilo barroco mestizo posiblemente fue realizado en la segunda mitad del siglo XVII. De madera tallada con sobredorado, tiene el tabernáculo trabajado en plata repujada, también de estilo barroco mestizo, al igual que las gradillas que le sirven de base. La hornacina central está rematada con pequeños espejos; en ella se observa la imagen de la Virgen Inmaculada, escultura del siglo XVIII, de manufactura local. Las calles laterales del retablo presentan hornacinas con lienzos y esculturas de la Escuela Cusqueña. Otros retablos de notar son el dedicado a la Virgen del Carmen, que es el único que queda del momento inicial del templo, por las características formales que apreciamos como las cariátides laterales típica iconografía grecolatina y presente en obras manieristas de fines del siglo XVI e inicios del siglo XVII.

Lienzos El lienzo del “Bautismo de Cristo” situado en el Baptisterio, y el “Arcángel San Miguel” en la capilla lateral del Señor de Achacrapi, firmados y fechados por el pintor limeño Luis de Riaño en 1626 y 1628

respectivamente, son de los pocos lienzos firmados que quedan del pintor que llegó a Cuzco hacia 1617. Fue discípulo de Angelino Medoro, uno de los tres pintores italianos llegados al Virreinato del Perú a fines del siglo XVI, junto al hermano jesuita Bernardo Bitti y Mateo Pérez de Alesio y que tuvieron decisiva influencia en las escuelas de pintura que se desarrollaron en este territorio, sobre todo en la Escuela Cusqueña de pintura. La serie de ocho lienzos con escenas de la vida del Apóstol Pedro, de autor anónimo, son posteriores a los pintados por Riaño, posiblemente de la segunda mitad del siglo XVII, cuando el barroco era la propuesta de moda. Así lo muestran también, los hermosos marcos de grandes dimensiones, de madera tallada, con acabado en pan de oro, que enmarcan cada óleo.

Órganos Los órganos de grandes dimensiones, ejecutados en caja de madera, y pintados por el artista limeño Luís de Riaño, están situados a ambos lados el coro alto del templo. El más esbelto, situado en el lado de la Epístola, y construido entre 1606 y 1610, se ve pintada la imagen del Rey David y Santa Cecilia. En el otro, el órgano mayor que es más ancho, situado en el lado del Evangelio, están pintados ángeles músicos y fue construido hacia 1926-1630. Los fieles los conocen como “pareja”; el femenino es el más esbelto. Según el músico especialista en órganos Hans Van Gemert, ambos órganos básicamente son similares en su construcción, teclado de 42 notas, acción directa en abanico, pipas de fachada en tres castillos con bastidores adornados, y las cajas que están pintadas como ya referimos. La existencia de estos dos hermosos órganos de época, recuerdan la etapa de la primera evangelización en las nuevas tierras conquistadas, cuando la política evangelizadora estuvo vinculada al arte y la belleza como un importante medio para llevar adelante este propósito.