Historia y Vida 600

Nº 600 / 3,95 E ¿FEMINISTA? Por qué no apoyó Victoria Kent el voto de las españolas LA SECTA DE LOS ASESINOS Así actuab

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Nº 600 / 3,95 E

¿FEMINISTA? Por qué no apoyó Victoria Kent el voto de las españolas LA SECTA DE LOS ASESINOS Así actuaban los precursores del terrorismo moderno

dossier

El lado oscuro de

Prisma Publicaciones Andorra 3,95 € Canarias 4,10 € Portugal (cont.) 4,50 € Italia 6 €

FRANKENSTEIN Los dilemas éticos que plantea 200 años después

CHURCHILL

LOS FRACASOS Y DECISIONES MÁS POLÉMICOS DEL LÍDER BRITÁNICO ARQUEOLOGÍA HOMERO Y SUS PISTAS SOBRE EL PALACIO DE NÉSTOR

SUMARIO

ARTÍCULOS 44 La secta de los asesinos

27 WINSTON CHURCHILL El primer ministro británico fue el héroe británico por excelencia de la Segunda Guerra Mundial, pero a lo largo de su carrera política cometió también muchos errores con nefastas consecuencias. F. Martínez Hoyos, doctor en Historia.

4 H I STO R I A Y V I DA

Desde la fortaleza de Alamut, el Viejo de la Montaña dirigió un ejército de seguidores que sembró el terror entre los príncipes musulmanes y cristianos de Oriente. A. Baquero, periodista.

54 María Antonieta y la moda

Desde la corte de Versalles, la esposa de Luis XVI reinó sobre las tendencias de la moda en todo el continente europeo. Rose Bertin fue su “ministra”. M. P. Queralt del Hierro, historiadora.

62 Frankenstein

Hace doscientos años, Mary Shelley publicó una historia que

aún lleva a reflexionar sobre el límite ético del conocimiento. J. Armada Díaz, historiador y periodista.

70 Yuri Gagarin

Se cumplen cincuenta años de la muerte del primer cosmonauta. A. González Quesada, profesor del

Área de Documentación de la UAB.

78 Ciencia EL DOLOR

¿De qué forma lo hemos explicado y cómo hemos luchado por evitarlo? A. Herrera, periodista.

84 Arte

MICHEL SITTOW

Este pintor estonio es el gran desconocido del Renacimiento. A. Echeverría, periodista.

Musée des Beaux-Arts d’Arras.

03 / 2018

54

ETIQUETA EN VERSALLES El armario de María Antonieta

92

88 SECCIONES 08 En breve 12 En el foco

VICTORIA KENT

¿Por qué una feminista se opuso al voto femenino en los comienzos de la Segunda República? F. Martínez Hoyos, doctor en Historia.

14 Primera plana CHINA-ESPAÑA

Se cumplen 45 años del restablecimiento de las relaciones diplomáticas. G. Toca Rey, periodista.

18 Anécdotas

20

20 Arqueología

EL PALACIO DE NÉSTOR

Pilos arroja nueva luz sobre los

vínculos entre minoicos y micénicos. D. Martín González, periodista.

24 Correo 88 Agenda 92 Libros, videojuegos y cine — Hué 1968. — Mindhunter. — Sea of Thieves. — La muerte de Stalin. — Mi nombre es Te Ata. — Todo el dinero del mundo. — Yo, Tonya...

98 Foto con historia GRAF ZEPPELIN

La creación de un visionario.

Créditos fotográficos: Aci Agencia de Fotografía: pp. 48-49. Agencia EFE: pp. 14-15. Álbum Archivo Fotográfico: pp. 40, 46, 51, 54-55, 58, 64-65, 73, 74, 75. Cordon Press: p. 76. Edu García: pp. 7, 95. Getty Images: portada y pp. 16, 17, 20-21, 30-31, 34-35, 39, 41, 43, 50, 66, 69, 92-93, 98. Getty Images / iStock: pp. 4-5. Getty Images / Thinkstock: pp. 11, 18, 78. PhotoAISA: pp. 12-13, 15, 42, 52, 53, 70-71, 80-81. Prisma Archivo: p. 13. Shutterstock.com: pp. 10, 11, 21, 72. Cortesía de Library of Congress, Washington D. C.: pp. 4, 28, 30, 36-37, 40. Cortesía de Musée des Beaux-Arts d’Arras: pp. 5, 90. Cortesía de European Dreams Factory: pp. 5, 97. Cortesía de Plataforma Salvemos el Coronado de Spantax: p. 8. University of Cincinnati, Pylos Excavations: p. 23. Cortesía de Ediciones Miguel Sánchez: p. 24. Cortesía MET, Nueva York: pp. 56-57, 59. Cortesía de National Gallery of Art, Washington D. C.: pp. 84-87. Cortesía de Galería Guillermo de Osma, Fundación Mapfre, Sala Alcalá 31, Museu d’Història de Catalunya, MNAC, MUSAC, Museo Guggenheim Bilbao: pp. 88-91. Cortesía de Historia: p. 91. Cortesía de Ariel, Crítica, Netflix, Microsoft, 2K Games: pp. 92-94. Cortesía de Diamond Films, Entertainment One, Vértice Cine, Avalon: pp. 96-97. Creative Commons: pp. 5, 9, 10, 11, 18, 22, 23, 24, 27, 32, 33, 34, 38, 44-45, 60, 60-61, 62, 65, 67, 77, 79, 82, 93. Archivo historia y vida. Infografía y cartografía: Enric Sorribas / Geotec: pp. 10-11, 47.

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EDITORIAL DIRECTORA Isabel Margarit REDACTORA JEFE Empar Revert REDACCIÓN Francisco Martínez Hoyos MAQUETACIÓN Mercedes Barragán COLABORADORES Amelia Pérez (corrección) DISEÑO Feriche & Black (2008) Publicidad DIRECTORA COMERCIAL Verónica Lourido JEFA PUBLICIDAD Pilar Pérez COORDINADORA Mamen Álvarez Jiménez Edificio Planeta. Av. Diagonal, 662-664, 4.ª pl. 08034 Barcelona. Tel.: 93 492 68 13 Edita: PRISMA PUBLICACIONES 2002, S. L. Edificio Planeta. Av. Diagonal, 662-664, 4.ª pl. 08034 Barcelona Tel.: 93 492 68 73 Fax: 93 492 66 88 www.prismapublicaciones.com www.historiayvida.com E-mail: [email protected] PRESIDENTA Laura Falcó Lara DIRECTOR GENERAL Albert Terradas Cumalat RESPONSABLE DIGITAL Flavia Codinas Gallardo DIR. FACTORÍA PRISMA Vanessa López Vidal DIR. RELACIONES EXTERNAS Belén Feduchi Escario DIRECTOR DE ARTE Xavier Menéndez Santanach RESPONSABLE DE PATROCINIOS M. Carmen Velasco CONTROLLER Gonzalo María Suárez DISTRIBUCIÓN Pilar Barceló Llevadot PRODUCCIÓN Planeta Innovación

Grupo Planeta está editada y publicada por Prisma Publicaciones 2002, S. L. bajo licencia de Mundo Revistas, S. L. U. Av. Diagonal, 477, 16.ª pl. 08036 Barcelona, España. historia y vida es una marca registrada de Mundo Revistas, S. L. U. y está utilizada bajo contrato de licencia. Copyright © 2014.

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CONSEJO DE REDACCIÓN Màrius Carol, José Manuel Cuenca, Juan Eslava, Nazario González, M. Ángeles Pérez Samper, Antonina Rodrigo, Josep Tomàs Cabot Atención al cliente y suscripciones DYRSL. Teléfono: 902 180 830 E-mail: [email protected] Depósito legal: B.8784-1968. ISSN: 0018-2354 Fotomecánica: Grupo Ormo Imprime: Imprenta Rotocayfo (Impresia Ibérica) Distribuye: LOGISTA Revista controlada por

Esta revista ha recibido una ayuda a la edición del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

SANGRE, SUDOR Y... E

stá considerado uno de los diez mitos del siglo xx. Hombre de profundas convicciones patrióticas, supo insuflar moral a un país en guerra y se convirtió en el líder enérgico que únicamente podía ofrecer a los británicos “sangre, sudor y lágrimas” para vencer al Tercer Reich. No en vano, fue un mago de la palabra. Sin embargo, tras la gigantesca figura de Winston Churchill planean muchas sombras. La complejidad y las contradicciones de este personaje le otorgan tintes shakespearianos. En su propio “ser o no ser” tuvo graves dilemas, como el que revela Anthony McCarten en su libro El instante más oscuro (en el que se ha inspirado la película del mismo título), donde muestra cómo el premier inglés estuvo peligrosamente cerca de claudicar ante Hitler, cuando Gran Bretaña sufría los terribles ataques aéreos de la Luftwaffe. Explorar en todo aquello que rehúyen los hagiógrafos de Churchill es el objetivo de nuestro dossier de este mes. Porque su vida estuvo plagada de fracasos, polémicas y desmesura. En su dilatada trayectoria, con más de medio siglo en primera línea, acumuló decisiones cuestionables, tanto en el ámbito político como en el económico y el militar. La represión ejercida contra los mineros galeses en 1910, el desastre de Galípoli o su errónea apuesta por el regreso de Gran Bretaña al patrón oro, tras la Gran Guerra, fueron algunas de las acciones que le condenaron a una travesía en el desierto en los años treinta. Ave fénix, aquel arrogante, tenaz y excéntrico personaje, de cuyo espíritu elitista y colonial hay múltiples testimonios, recuperó protagonismo cuando fue nombrado primer ministro en 1940. Era el momento más crítico para su país, sumido en plena contienda. Su capacidad para enfrentarse a situaciones límite pesaba a su favor. También la de transmitir la esperanza de la victoria. Pero en su responsabilidad histórica también recaen actos menos honrosos. Desde métodos que recortaban las libertades civiles hasta políticas de tierra quemada, sin olvidar indiscriminados bombardeos sobre ciudades alemanas. Un ser brillante, pero con profundas grietas, que definió el éxito como “la capacidad de ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”.

Isabel Margarit, directora

Para opinar sobre la revista puedes escribir a [email protected] PORTADA Churchill visita una unidad escocesa durante la Segunda Guerra Mundial.

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EN BREVE

CUANDO VOLAR DEJÓ DE SER UTOPÍA Treinta años de la quiebra de Spantax, pionera de la aviación en España.

Revolución en la clase media

A lo largo de los años sesenta, aquella aventurera compañía maduró. Eran tiem­ pos efervescentes, y las transformaciones sociales se colaron en sus cabinas. Bettina Kadner, la primera mujer en pilotar un avión de pasajeros en España, se estrenó en Spantax entre gritos de “Bettina, a la cocina”. La empresa revolucionó también la forma de viajar de aquellos españoles ansiosos de abrirse al mundo. “Muchos ciudadanos cumplieron un sueño que creían irrealizable: volar”, cuenta David Nogueira, hijo de una exazafata de Span­ tax. “Con las tarifas chárter, el avión em­ pezó a llegar a las clases medias”.

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Fotos: Plataforma Salvemos el Coronado de Spantax.

C

uando, el 29 de marzo de 1988, la compañía Spantax quebró, dos tra­ bajadores sufrieron un infarto ful­ minante. Al menos dos más morirían en los meses siguientes de “melancolía”, según relatan algunos de sus familiares, “por no poder volar”. Hacía años que la empresa arrastraba una severa crisis económica. Sin embargo, la incertidumbre no había borrado entre su plantilla el orgullo de pertenecer a la que llegó a ser la primera compañía de aviación privada de España y la segunda chárter de Europa. Pocos esperaban tal éxito cuando, en 1959, un piloto militar (y después civil) amante de la adrenalina, Rodolfo Bay Wright, y una emprendedora azafata de Iberia, Mar­ ta Estades Sáez, la fundaron. Spain Air Taxi debutó dando servicio a los técnicos que buscaban petróleo en el Sahara. Refu­ giados bajo las alas, geólogos, pilotos y tuaregs tomaban té en aquellas expedicio­ nes que aterrizaban libres junto a las dunas.

ARRIBA, Gregorio Albarracín, Bettina Kadner y Luis Molero. EN EL CENTRO, tripulación de un DC-10, 1979. ABAJO, el piloto Kiko González

Aguilar ante un Convair CV-990 Coronado, 1973.

Desde hace una década, cientos de traba­ jadores de Spantax y sus familias, junto con personal de AENA, empresas aeropor­ tuarias y compañías aéreas de la época (Aviaco, Iberia, TAE...), luchan para sal­ vaguardar su memoria. Han logrado res­ taurar parcialmente uno de sus aviones emblemáticos, el único Convair CV­990 Coronado que queda en España (en la ba­ se militar de Palma de Mallorca) y uno de los cuatro que existen en el mundo. Anti­ guos ingenieros, pilotos, azafatas, técnicos han vuelto a trabajar codo a codo para localizar piezas, asistir a subastas, ceder uniformes, recopilar fotos. “Desde Cáceres, un antiguo técnico, ahora ciego, nos guía sirviéndose solo de sus recuerdos”, cuenta Tomás Gómez, uno de los impulsores de esta iniciativa que ahora persigue la crea­ ción de un museo aeronáutico donde ex­ poner este legado. Miriam Márquez Arias

LA SUCESIÓN DE STALIN El estreno de la polémica película La muerte de Stalin, que ha sido prohibida en Rusia, nos acerca a un período trascendental en la historia de la Unión Soviética: la desestalinización. LA MADRUGADA DEL 1 DE MARZO de 1953, Josef Stalin se retiró a su habita­ ción después de celebrar una de sus inter­ minables cenas con la cúpula del gobierno. El mandatario solía dormir hasta tarde, pe­ ro ese día se estaba demorando más de lo normal. Las horas pasaron sin que nadie se atreviera a molestarle. Cuando, alrededor de las once de la noche, su guardia perso­ nal decidió entrar en su cuarto a ver qué ocurría, se encontraron al dirigente incons­ ciente en el suelo en medio de un charco de orina. Los médicos dictaminaron que había sufrido un derrame cerebral como conse­ cuencia de la ateroesclerosis que padecía. Paralizado y sin capacidad de habla, Stalin estuvo agonizando hasta que murió cuatro días después, el 5 de marzo. Su cuerpo fue embalsamado y sepultado en el mausoleo de la plaza Roja junto al de Lenin.

LUCHA POR LA SUCESIÓN Como describe de forma satírica la película La muerte de Stalin (ver pág. 97), la suce­ sión del mandatario no fue sencilla. Tras casi treinta años de gobierno autoritario y personalista, el vacío de poder que dejó fue enorme. Stalin no había nombrado a nin­ gún sucesor, ni estaba claro quién debía serlo. La ausencia de un candidato indiscu­ tible provocó una disputa por el liderazgo que se alargó durante tres años. A pesar de que hasta el núcleo más duro del estalinis­ mo estaba de acuerdo en la necesidad de hacer reformas, existía una profunda divi­ sión interna. Había dos facciones principa­ les: los partidarios de la supremacía del aparato estatal, con el conservador Gueor­ gui Malenkov a la cabeza, y los defensores de la hegemonía del partido, capitaneados por el reformista Nikita Jruschov.

TRAS VARIOS AÑOS de disputas, Jrus­ chov se hizo finalmente con el poder. En el Congreso del Partido Comunista celebrado en 1956, el mandatario pronunció un discur­ so en el que denunció abiertamente las po­ líticas represivas de Stalin y el culto a su personalidad. Con estas críticas perseguía un doble objetivo: desacreditar a sus rivales políticos, asociándolos con el estalinismo, y eximir al partido de cualquier responsabili­ dad sobre los pasados abusos de poder. LA DESESTALINIZACIÓN se materializó de diversas maneras: se liberó a miles de presos políticos, se aplicaron reformas eco­ nómicas y sociales, se relajó la censura, se aflojó el control sobre los países del bloque del Este (facilitando las revueltas en Polonia y Hungría) y se produjo una tímida apertura a Occidente que conllevó el alejamiento con la China de Mao. El “deshielo” también derri­ tió el recuerdo de Stalin. Su figura fue pro­ gresivamente eliminada de la vida pública. Se retiraron estatuas y retratos, se cambió el nombre de la emblemática Stalingrado por Volgogrado y, como simbólico colofón, se trasladaron los restos del dictador a un ce­ menterio fuera del Kremlin. Carlos Joric

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DE VIAJE

¡NOS VAMOS A VIENA DEL 29 DE Una exclusiva ruta en la que descubriremos la pintura de Gustav Klimt y Egon Schiele, la arquitectura de Otto Wagner y los diseños de Kolo Moser. VIENA CONMEMORA ESTE AÑO el centenario de la muerte de estos cuatro grandes creadores. De la mano de Isabel Margarit, directora de historia y vida, y de un equipo de expertos locales, disfrutaremos del esplendor de aquella ciudad que transitaba entre la brillantez de su actividad creativa y los últimos días del Imperio austrohúngaro. ¿Te vienes? Estos son algunos de los lugares imprescindibles que vamos a visitar.

LEOPOLD MUSEUM UBICADO EN EL BARRIO DE LOS MUSEOS, este moderno espacio alberga la mayor colección en el mundo de Egon Schiele.

MAJOLIKAHAUS Este edificio de Otto Wagner, en la Linke Wienzeile, está decorado con bellos motivos florales en el más puro estilo secesionista.

IGLESIA DE STEINHOF OBRA MAESTRA DE LA ARQUITECTURA RELIGIOSA de principios del siglo xx, esta iglesia fue creada por Otto Wagner para prestar servicio a una clínica psiquiátrica. Las vidrieras y algunos de los elementos decorativos (a la dcha.) son obra de Kolo Moser.

LA SECESIÓN

Con la colaboración de

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UNA CÚPULA DORADA DE FILIGRANA corona el edificio de la Secesión. Fue centro de exposiciones de los artistas que lideraron el movimiento que revolucionó el arte vienés en el tránsito del siglo xix al xx. El espectacular Friso de Beethoven de Klimt se encuentra en su interior.

MARZO AL 2 DE ABRIL! www.rutashistoria.es del Da n ub io

Más información en

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PABELLONES DE LA KARLSPLATZ OTTO WAGNER diseñó dos pabellones para la antigua estación de metro. De hierro y cristal, destacan las líneas curvas y los motivos dorados. En uno de ellos se expone una muestra sobre su vida y su obra.

PROYECTADA ENTRE 1904 Y 1906 por Otto Wagner, es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura de la Secesión. Significó una innovación, tanto por su liberación del estilo historicista como por el uso de nuevos materiales, como el aluminio.

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CITA OBLIGADA para los amantes del diseño y las artes decorativas, este museo contiene objetos de alta calidad estética y artística de los Talleres Vieneses (Wiener Werkstätte).

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BELVEDERE SITUADO EN EL PUNTO más alto del jardín, que separa los dos edificios palaciegos, el Belvedere Superior alberga una gran colección de arte austríaco, con obras como El beso de Klimt o su Judith (a la izqda.).

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EN EL FOCO

LA FEMINISTA QUE SE OPUSO AL VOTO FEMENINO El sufragio femenino fue una conquista de principios del siglo xx en muchos países europeos y uno de los avances que conmemora el Día Internacional de la Mujer, que se celebra el 8 de marzo. En España hubo que esperar a los años treinta. En el debate parlamentario previo, ¿por qué una feminista se opuso al voto femenino? FRANCISCO MARTÍNEZ HOYOS, DOCTOR EN HISTORIA

L

a prensa aprovechó para lanzar sus más afiladas ironías. En el Congreso de los Diputados solo dos mujeres ocupaban un escaño en octubre de 1931, pero no estaban de acuerdo en el debate crucial sobre la implantación del voto femenino. Si esta discrepancia se producía con tan pocas, ¿cómo iba a ser posible que todas se pusieran de acuerdo? Una, Victoria Kent (1898-1987), del Partido Radical-Socialista, abogaba por aplazar el cambio. Creía que no era el momento oportuno y declaró en el hemiciclo que renunciaba, por el momento, a su ideal.

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¿A qué se debía esta paradoja por parte de una luchadora feminista? La misma persona que lamentaba el escaso protagonismo de las mujeres en la vida pública, la misma política que deploraba el machismo de la cultura imperante, se negaba a la concesión a sus congéneres de un derecho fundamental. En esos momentos, la Cámara discutía lo que iba a ser el artículo 36 de la Constitución, por el que se reconocería el sufragio a las españolas. Para Kent, esa medida iba a provocar un desastre. Porque, en su opinión, las mujeres se hallaban bajo el dominio del clero. Por tanto, votarían

en masa a las fuerzas conservadoras, de forma que sería imposible desarrollar las reformas progresistas que necesitaba el país. Había que esperar a que la República estuviera consolidada para que apreciaran y abrazaran sus beneficios. En ese momento, facilitar su acceso a las urnas era prematuro, porque su conciencia no era libre. Estaba secuestrada por los padres, los maridos o los sacerdotes.

La apuesta por el sí

La de Kent no fue una postura aislada. Otras importantes mujeres de izquierdas, como Margarita Nelken o Hildegart Ro-

MUJER Y VOTO

CLARA CAMPOAMOR. A la izqda., sentada, Kent rodeada de dirigentes de la II República.

TODAVÍA SUBSISTE EL TÓPICO DE QUE HABÍAN SIDO LAS MUJERES LAS ARTÍFICES DEL TRIUNFO DE LA DERECHA EN 1933

dríguez, se manifestaron en similares términos. Sin embargo, Clara Campoamor, diputada por el Partido Republicano Radical, expuso la opinión contraria. No se podía decir a las mujeres que se les concedería el voto cuando fueran republicanas, porque ellas habían luchado igual que los hombres para hacer realidad la República. Puesto que sufrían las consecuencias de las leyes y pagaban impuestos, no era justo que se las dejara en un estado de subordinación. Campoamor era la líder más representativa de un incipiente movimiento sufragista, con dos décadas ya de historia,

aunque sin la influencia que había llegado a alcanzar en los países anglosajones. El Congreso, finalmente, convirtió a las mujeres en electoras por 161 votos a favor y 121 en contra. Victoria Kent, derrotada, intentó una maniobra para desactivar parcialmente la reforma. Sugirió que las mujeres solo pudieran votar en unas elecciones generales tras haberlo hecho en dos comicios municipales consecutivos. Miguel Ángel Villena, su biógrafo, señala que si esta enmienda hubiera prosperado, las mujeres aún habrían tenido que aguardar cerca de un decenio para optar a elegir al presidente del Estado.

La victoria electoral de la conservadora CEDA, en 1933, pareció dar la razón a los peores presagios. Las mujeres habían sido, supuestamente, las artífices del triunfo de la derecha. Este es un tópico que llega hasta nuestros días, sin desaparecer del todo. En realidad, no existió ningún sesgo de género en las elecciones. Apenas tres años después, también con voto femenino, fue la izquierda del Frente Popular la que venció. La historiadora Mercedes Vilanova señaló hace tiempo que la orientación del sufragio dependió de la clase social, sin que se apreciaran diferencias entre mujeres y hombres. Transcurrido medio siglo, ya durante la democracia, Victoria Kent intentó justificar su postura. En una entrevista afirmó que sus ideas de los años treinta sobre el tema no eran tan cerradas como parecían desde el presente. Dijo también que, en el momento de sus declaraciones, las circunstancias eran por completo distintas: “Hoy la situación ha cambiado radicalmente, y la mujer se merece el voto porque ha luchado y está capacitada para él”.

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PRIMERA PLANA

AMIGOS Y SOCIOS

China y España celebran este mes 45 años de relaciones diplomáticas. La España franquista fue uno de los primeros estados europeos en reanudarlas en 1973, tras el acercamiento estadounidense a la China de Mao. GONZALO TOCA REY, PERIODISTA

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ESPAÑA-CHINA ría Aznar, el primero que fomentó sistemáticamente las relaciones con China porque preveía un mundo multipolar. El gigante asiático se ha convertido en una de las escasas líneas de continuidad que han compartido todos los gobiernos españoles en su política exterior desde los años setenta. Cuando Gregorio López-Bravo llegó al Ministerio de Exteriores en 1969, tenía clara su misión. España debía integrarse cada vez más en el bloque occidental y abrirse al resto del mundo, incluidos los países socialistas, la Unión Soviética y China. Aunque el presidente del gobierno, Luis Carrero Blanco, estaba en contra de cualquier acercamiento a los “rojos”, Franco dio su bendición. Pero antes de lanzarse a una negociación con Pekín en contra de los deseos de Carrero y sus poderosos aliados en el régimen, López-Bravo necesitaba ver que Estados Unidos y las principales potencias democráticas europeas establecían relaciones diplomáticas con China o caminaban claramente en esa dirección. También era fundamental cerrar, por fin, un acuerdo importante con la Unión Soviética, con la que mantuvieron contactos formales desde la apertura de su delegación oficiosa en Madrid en 1969. Creían que, ante las evidentes tensiones entre Pekín y Moscú, cualquier negociación de envergadura con China impediría o retrasaría las conversaciones con Moscú.

CARRERO BLANCO ESTABA EN CONTRA DEL ACERCAMIENTO A LOS “ROJOS”, PERO FRANCO DIO SU BENDICIÓN

H

a sido un viaje lleno de sorpresas. China y España empezaron el singular baile de sus relaciones con la bendición de dos líderes absolutamente incompatibles (Franco y Mao); fue el gobierno del PSOE de Felipe González, con una democracia recién estrenada, el que apoyó al régimen chino tras la represión de los demócratas en Tiananmén; y fue, por fin, el presidente español que más ha defendido la unipolaridad estadounidense, José Ma-

En 1972, todo eso se había resuelto. Estados Unidos había aceptado que la China maoísta ocupase un sillón en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en detrimento de Taiwán, y Richard Nixon había visitado a Mao en Pekín. En paralelo, Francia, Italia, Reino Unido y Alemania Occidental habían abierto sus primeras embajadas en la capital del gigante asiático, en un lento goteo, durante los ocho años anteriores. Por último, España y la Unión Soviética habían conseguido firmar un

GREGORIO López-Bravo. A la izqda., reinicio de las relaciones entre China y España en 1973.

acuerdo de comercio exterior que establecía misiones comerciales oficiales y permanentes en las capitales respectivas. A finales de 1972, después de algunos gestos diplomáticos de simpatía con el gigante asiático, Gregorio López-Bravo puso en marcha las negociaciones secretas con China en París. Los franquistas tuvieron que renunciar al reconocimiento diplomático de Taiwán, un viejo aliado ideológico, pero el acuerdo apenas tardó unos meses en alcanzarse. Carrero Blanco fue informado, por primera vez, en el Consejo de Ministros del 12 de marzo de 1973, pocas horas después de que el pacto se hubiera firmado en París. López-Bravo, que había cumplido su misión, fue relevado por Carrero solo tres meses más tarde.

En democracia

Las relaciones entre Pekín y Madrid apenas tuvieron contenido hasta que los reyes españoles visitaron la capital del gigante asiático en 1978, y Felipe González, ya como presidente del Gobierno, los siguió en 1985. La visita regia fue, sobre todo, una oportunidad para presentar, en Pekín y en otras muchas grandes capitales mundiales, la recién estrenada democracia española, que ya podía presumir de haber celebrado sus primeras elecciones. La de Felipe González fue muy distinta. En septiembre de 1985, España acababa de firmar el acuerdo por el que entraría en la Comunidad Económica Europea (CEE) en enero del año siguiente. Eso no solo la

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PRIMERA PLANA ración de grandes dimensiones de una empresa española en el país. Entonces llegó la masacre de Tiananmén. En julio de 1989, una semana después de que España entregase el testigo de la presidencia de la CEE a Francia, las revueltas estudiantiles prodemocracia en Pekín –y, en menor medida, en otras poblaciones– fueron aplastadas sin contemplaciones por el ejército chino en una represión que se saldó con cientos de muertos. Felipe González, el líder que encarnaba para muchos españoles la superación definitiva de un régimen franquista que había barrido a los disidentes políticos, fue el mismo que, en 1989, se negó a suspender la incipiente cooperación económica de España con un régimen, el de Deng Xiaoping, que acababa de arrollar con tanques y fusiles de asalto a la disidencia demócrata. En noviembre de 1990, un mes después

LAS AUTORIDADES COMUNISTAS EN PEKÍN EMPEZARON A HABLAR DE ESPAÑA COMO “EL MEJOR AMIGO DE CHINA”

PROTESTAS en Tiananmén, 1989. A la dcha., José María Aznar y Ana Botella en la Ciudad Prohibida, 2000.

convertía en un socio comercial interesante, sino también en un amigo influyente. Deng Xiaoping ya había consolidado su poder en China y, desde 1979, había iniciado una batería de reformas orientadas a liberalizar gradualmente el mercado nacional y a atraer inversión extranjera. Felipe González quería impulsar la presencia de las empresas españolas en el gigante asiático, lideradas por las indus-

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triales y las de ingeniería, y el gigante estaba más dispuesto que nunca a escuchar. Por eso, en los tres años siguientes a la visita, España empezó a subvencionar operaciones empresariales en China con fondos de ayuda al desarrollo y abrió la primera línea de financiación para pequeños y medianos proyectos, y Técnicas Reunidas, contratista en el sector del petróleo y el gas, firmó la primera ope-

de que el bloque europeo levantase parte de las sanciones que se impusieron a China, el ministro de Asuntos Exteriores español, Francisco Fernández Ordóñez, se convirtió en la primera autoridad occidental que visitó Pekín tras la masacre. ¿Qué es lo que había motivado una decisión tan difícil de entender que, además, había tropezado con la oposición frontal de los aliados europeos y de Estados Unidos? El gobierno socialista arguyó que el debilitamiento o la caída de Deng no derivaría en democracia, sino en la vuelta de China a la época más oscura y aislacionista del maoísmo. Había que dejarle a Deng una puerta abierta para que continuase con las reformas liberalizadoras. Sanciones por Tiananmén, sí, pero más leves y con un billete de vuelta a la comunidad internacional. Las inversiones españolas en el gigante asiático, muy dependientes de las ayudas públicas, se multiplicaron por cuatro en 1990. Las autoridades comunistas empezaron a hablar de España como “el mejor amigo de China”.

ESPAÑA-CHINA

Tengo un plan

A pesar de eso, pasaron casi diez años antes de que un presidente español proclamase “la mayor presencia y proyección en todos los ámbitos en la cuenca asiática del Pacífico” como “uno de los objetivos” de su política exterior. Fue José María Aznar, en el discurso de investidura el 26 de abril de 2000. A finales de junio de ese mismo año, tras un viaje oficial a Chi-

El PMAP se convirtió, con el paso del tiempo, y pese a no contar apenas con financiación y objetivos concretos hasta 2005, en la ventana de las relaciones diplomáticas, económicas y culturales entre España, Asia en general y, por supuesto, China. Fue un punto de inflexión definitivo. Desde 2000 hasta 2012, el momento en el que se suspendió finalmente, las ediciones sucesivas del plan sirvieron para abrir un

AZNAR Y ZAPATERO VOTARON CONTRA LOS DESEOS DE BUSH Y OBAMA DE APLICAR SANCIONES A CHINA na, encargó la elaboración de una estrategia bianual para aprovechar las oportunidades de la región. Pocos meses después se presentó el Plan Marco AsiaPacífico (PMAP). La motivación del plan, según dijo el ministro de Asuntos Exteriores Josep Piqué en su presentación, era que España debía tener una presencia verdaderamente global mientras se preparaba para un escenario multipolar.

espacio pequeño pero estable para China en las decisiones económicas, políticas y culturales de gobiernos de todo signo político. España se acercó al gigante asiático hasta el punto de firmar con él en 2005 un acuerdo de asociación estratégica. Esa aproximación provocó situaciones sorprendentes. Por ejemplo, en el Consejo Europeo de 2003, José María Aznar votó, en contra de los deseos de George W. Bush,

a favor del final de las sanciones que todavía pesaban sobre China desde Tiananmén (esencialmente, el embargo de armas y de tecnologías que podían utilizarse para fabricarlas). Siete años después, coincidiendo con el estallido del conflicto diplomático que implicó la investigación de la Audiencia Nacional de la represión china en el Tíbet, el ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero aprovechó la presidencia europea e intentó, con la oposición frontal de Barack Obama, que la UE votase de nuevo la retirada del embargo. España y China han pasado, en estos 45 años, de ser una extraña pareja a convertirse en un matrimonio estable de intereses compartidos (sobre todo, económicos, por parte de España, y políticos, por parte de China). Un matrimonio que no se ha visto amenazado ni por la represión de Tiananmén o el Tíbet, ni por los enormes cambios que han sufrido ambos países ni por el temor de Estados Unidos al ascenso de su nuevo rival. Y así, desde 1973, han hecho camino al andar.

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ANÉCDOTAS

LA HISTORIA MÁS INSÓLITA GLORIA DAGANZO, HISTORIADORA

DE ESTOS NO HAY MÁS QUE UNO CON MÁS DE SESENTA años, casi ciego y con paso vacilante, Bach acudió en 1747 al palacio de Sanssouci para conocer a Federico II. Llegó en mitad de un concierto de flauta compuesto por el monarca. Sin dudarlo, el rey interrumpió el acto y retó a su invitado a que desarrollara un tema según las reglas del contrapunto. Minutos después, el monarca pudo escuchar interpretada a flauta por el músico una delicada fuga a seis voces. Admirado, Federico II exclamó: “Solo hay un Bach... Solo hay un Bach”.

UN GENIO CON CERO DISTINCIÓN ARTURO TOSCANINI (1867-1957; aquí, con su mujer y su hija) fue un extraordinario director de orquesta. Sin embargo, intransigente y estricto como era, no se distinguió por ser dueño de una gran sensibilidad a la hora de dirigirse a sus colegas. En una ocasión, estaba dirigiendo a una soprano de formas rotundas que tenía escasas condiciones vocales. Harto de su incapacidad, se dirigió a ella y, señalando sus senos, le dijo: “¡Ay, ojalá todo esto fuera cerebro...!”.

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¿En qué puedo ayudarle?

LOS ALMACENES londinenses Harrods presumen de tener los dependientes más serviciales del mundo. Es cierto, o al menos eso se desprende de lo vivido en 1967 por Ronald Reagan. El entonces gobernador de California y futuro presidente de Estados Unidos quería comprar un bebé elefante para un mitin electoral, porque este animal es el símbolo del Partido Republicano, al que pertenecía (abajo). Para su asombro, el empleado de Harrods se limitó a preguntarle: “¿Africano o asiático, señor?”.

ARQUEOLOGÍA

DESENTERRANDO A HOMERO

La Pilos más antigua, referida en la Odisea, es un botín para la historia. Sus restos aportan nuevas teorías sobre la relación entre minoicos y micénicos. DAVID MARTÍN GONZÁLEZ, PERIODISTA

N

éstor Nelida, gloria insigne de los aqueos! Preguntas de dónde somos. Pues yo te lo diré. Venimos de Ítaca, situada al pie del Neyo, y el negocio que nos trae no es público, sino particular. Ando en pos de la gran fama de mi padre, por si oyeres hablar del divino y paciente Odiseo. El cual, según afirman, destruyó la ciudad troyana, combatiendo contigo”. Estas palabras sonaron, si damos crédito a Homero, en el palacio de Néstor, rey de Pilos, después de que Telémaco, hijo de Odiseo, entrase por la puerta buscando a

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su progenitor con el objetivo de devolverlo a Ítaca para poner fin a los desmanes de los pretendientes de su madre, Penélope. Palabras e historias como esta fueron las que impulsaron durante siglos a los arqueólogos. En especial a uno, Heinrich Schliemann, un peculiar millonario prusiano obsesionado con los textos homéricos que, guiado por su pasión y su fortuna, se lanzó a buscar los lugares donde, a su parecer, debieron de desarrollarse las gestas de los antiguos griegos. Y los encontró. O al menos parte de ellos, ya que dio con Troya y con otros puntos de la geografía épica grie-

ga. Salvo con el palacio de Néstor al que llegó Telémaco. Eso fue cosa de un griego.

El descubrimiento

Konstantinos Kourouniotis fue uno de los principales arqueólogos griegos de los siglos xix y xx. Hacia 1939 descubrió un yacimiento cerca de Pilos, al suroeste de la Grecia continental, e invitó a su amigo Carl William Blegen, de la Universidad de Cincinnati, a que echase un vistazo. Este último reclutó un equipo y empezó las excavaciones en el acto, pero la Segunda Guerra Mundial puso fin a sus pesquisas.

PILOS

LA ANTIGUA PILOS, que guarda restos del palacio de Néstor. A la izqda., la bañera de terracota en este palacio.

Guerra Mundial, demostraron que dicho lugar había constituido un centro de gobierno y, a juzgar por el funcionamiento de la cultura micénica a la que parecía corresponder el hallazgo, aquello había sido un palacio de peso. Una bañera lo convertiría en el del mítico Néstor.

El baño de Telémaco

Antes de que estallara el conflicto habían aparecido algunos descubrimientos de importancia. Entre ellos, un sinfín de tablillas con una escritura conocida como lineal B. Se trata de un griego arcaico compuesto por signos silábicos e ideográficos del que se sirvió con fines administrativos la cultura micénica, la que precedió a la Grecia clásica. Aquello dio una pista sobre la relevancia del yacimiento descubierto. Las ruinas que fueron apareciendo, tanto en aquellas excavaciones como en las que continuaron en los años posteriores a la Segunda

El de Pilos es el palacio de la Edad del Bronce mejor conservado del continente griego. En tiempos tuvo dos plantas, y debió de ser una construcción de altitud considerable, lo suficientemente visible desde la lejanía como para que a Telémaco no le resultara difícil dar con él. Habría sido construido hacia 1450 a. C. para dominar y proteger la vida de unas cincuenta mil personas. Y debió de ser un centro económico conocido en toda la región, ya que entre sus restos se han encontrado miles de copas de cerámica sin usar y varios tipos de talleres destinados a producir cuero, aceites perfumados, lino y piezas de bronce. Lo que transformó el complejo en el palacio de Néstor fue, entre otras cosas, la Odisea de Homero. Este cuenta en su popular relato que, al llegar a las puertas del palacio del rey de Pilos, Telémaco se topó con un sacrificio de toros para disfrute de Poseidón. Rito que Blegen confirmó como habitual en la cultura micénica tras encontrar restos de un holocausto en honor a dicho dios durante sus excavaciones. Pero, además, el conocido como palacio

de Néstor guarda un peculiar accesorio: una bañera de terracota. Aquel objeto de lujo fue descubierto en una sala del palacio, e hizo pensar a los arqueólogos en otro episodio homérico. En este caso, en el que cuenta cómo Néstor manda a su hija Policasta a bañar en hospitalidad griega al joven Telémaco antes de su viaje en pos de Menelao de Esparta. Más allá de la relación buscada con el mito, lo cierto es que en las tablillas encontradas en el palacio no se hace referencia

LA MAGIA DE HOMERO PESA MÁS QUE LAS EVIDENCIAS A LA HORA DE ATRIBUIR EL PALACIO AL NÉSTOR DE LA ODISEA alguna a Néstor o a cualquiera de sus descendientes. La magia de Homero pesa más que cualquier evidencia científica.

Guerreros y burócratas

Con o sin Néstor al mando, aquel palacio fue de una importancia vital, y probablemente dominó el antiguo reino de Pilos hasta que fue destruido en 1200 a. C. a causa de un incendio. Tal vez fue provocado o tal vez fortuito, pero la primera hipótesis parece ser la más certera, a juzgar por los datos encontrados en las excavaciones. Las tablillas de lineal B desenterra-

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ARQUEOLOGÍA

Néstor, il consigliere

EL ANCIANO SABIO DESCRITO POR HOMERO NÉSTOR HA PASADO a la historia por tres cosas: recibir a Telémaco en su palacio, aconsejar a Agamenón no robarle la novia a Aquiles y el desayuno hipercalórico que se apretaba cada mañana, para regocijo de Alejandro Magno, que le copió la receta, consistente en mezclar vino, queso de cabra y harina (hay quien añade al peculiar combinado huevos crudos y miel). HIJO DE NELEO y Cloris, Néstor (abajo a la dcha.) se convirtió en rey de Pilos después de que Heracles matase a su padre y hermanos. Además del reino, como herencia de sus tíos, que habían muerto a manos de los dioses, recibió la vida que estos debieron haber disfrutado, así que, cuando partió a Troya para resol-

ver el asunto de Elena, era el más anciano de la tropa aquea con años de diferencia. SUS CONSEJOS ERAN muy valorados por los griegos, si bien Agamenón no escuchó el más importante de todos ellos cuando decidió robar a la esclava Briselda de los brazos de Aquiles. Ello hizo que el pélida se quedase en su tienda durante los ataques a Troya y que los griegos empezasen a perder la guerra. TRAS EL SAQUEO de Troya, al ser el único aqueo que se portó medianamente bien en la contienda, Zeus le permitió volver a casa sin complicaciones. Y allí, en su palacio cerca de Pilos, vivió hasta el fin de sus días. O eso cuenta la leyenda.

das ponen de manifiesto que los habitantes del palacio se estaban preparando para defenderse de algún tipo de amenaza. Una amenaza que quizá fue parte de lo que acabó con la cultura micénica. Este pueblo había sustituido en aquella zona del Mediterráneo a la cultura minoica, proveniente de Creta. Sus integrantes eran adictos a la guerra, la colonización y el comercio, y asentaron su poder centralizando una reglada sociedad alrededor de importantes complejos palaciegos como el de Néstor. Todo el aparato micénico funcionaba gracias a una casta de escribas, tan burocratizados que llegaban a consignar y enumerar hasta las ruedas de los carros en desuso. Gracias a las tablillas que redactaban hemos podido conocer mejor a estas gentes y sus vidas cotidianas. En materia religiosa, los micénicos rendían un profundo culto a la muerte, y sentaron

LA TUMBA HALLADA PODRÍA INDICAR QUE, EN REALIDAD, LOS MICÉNICOS ASIMILARON LA CULTURA MINOICA las bases de lo que sería la religión griega. En su imaginario colectivo ya aparecían dioses como Zeus o Hera. No está del todo claro por qué aquel pueblo acabó sucumbiendo. Se ha especulado con que sufrieron una sucesión de desastres naturales, con que su sistema centralista colapsó o con que fueron eliminados por una civilización rival, como habrían hecho previamente ellos con los minoicos. O como pensábamos que habían hecho los micénicos con los minoicos hasta que apareció un tal “Guerrero del grifo”.

Un bonito cadáver

En octubre de 2015, un equipo de la Universidad de Cincinnati, liderado por el matrimonio de arqueólogos Sharon Stocker y Jack Davis, acudió al complejo arqueológico de Pilos con la esperanza de seguir la estela de Blegen. Pero la burocracia griega y una huelga de abogados se cruzaron en su camino. Así que se fueron a un olivar cercano, despejaron el terreno y empezaron

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PILOS

LA PAREJA de arqueólogos Sharon Stocker y

Jack Davis. A la dcha., el tholos de Pilos.

a trabajar sobre un grupo de piedras que formaban una esquina. Aquello podía ser cualquier cosa. Un muro agrícola de reciente construcción, los restos de una casa moderna o una casualidad geológica. Así que la esperanza de un gran descubrimiento era escasa hasta que el pico de Flint Dibble, un miembro del equipo, arrancó a la tierra un destello verde. El color que produce el bronce al oxidarse. A partir de ese momento, los arqueólogos desenterraron un tesoro arqueológico increíble. Y, rodeado de oro y gemas, el esqueleto de un hombre en la treintena, con un cráneo aplastado que en tiempos debió de estar cubierto por una melena de escándalo, a juzgar por los peines que se encontraron a su alrededor. Aquella tumba, al contrario que otra descubierta al nordeste del palacio en forma circular, o de tholos, no había sido expoliada. Y mientras el tholos de Pilos también guardaba ocultos de los saqueadores algunos objetos de oro, fragmentos de mar-

fil, loza y sellos de amatista, el botín localizado en la nueva tumba era mucho mayor.

El tesoro que lo cambia todo

Copas de oro, jaspe, ágata, anillos... Y una pieza de arte antiguo única. Una gema tallada, una especie de sello esculpido al detalle que muestra a un guerrero derrotando a otro en combate singular. La pieza más impactante de las 3.000 halladas en la tumba. Pero el Guerrero del grifo custodia algo todavía más preciado: una pista sobre lo que pudo ocurrir con los minoicos de Creta. Y es que la tumba del Guerrero del grifo, así nombrada por las figuras de grifos que aparecen en parte del ajuar del melenudo guerrero, muestra una gran cantidad de objetos con símbolos que, más que micénicos, parecen minoicos. Como las tauromaquias o las escenas protagonizadas por sacerdotisas. Estas muestras hacen que los científicos se replanteen las relaciones entre ambas culturas. Quizá lo que comenzó como una pugna, una lucha

a golpe de expediciones de saqueo y de operaciones defensivas, acabó con los micénicos asimilando la cultura minoica. Y de aquella asimilación surgió el pueblo de los mitos de Homero. La Grecia de Aquiles, Odiseo, Agamenón y Néstor. Nombres que a día de hoy siguen animando a los arqueólogos en su búsqueda de aquellas gentes que sentaron las bases de lo que acabaría convirtiéndose en Europa.

PARA SABER MÁS ENSAYO

Françoise y AMOURETTI, Marie-Claire. El mundo griego antiguo. Madrid: Akal, 2000.

RUZÉ,

LITERATURA

Ilíada. Madrid: Cátedra, 2007. —Odisea. Madrid: Cátedra, 2006. HOMERO.

INTERNET

Palace of Nestor Excavation Project. En inglés. www.griffinwarrior.org

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CARTAS PUEDES ESCRIBIRNOS a [email protected] o a la siguiente dirección postal: HISTORIA Y VIDA, av. Diagonal, 662664, 4.a planta. 08034 Barcelona (España). historia y vida se reserva el derecho a editar las cartas recibidas.

CORREO DEL LECTOR

CONSULTAS ¿DE DÓNDE VIENE LA ENSALADILLA RUSA? Emilio Sala

Pues la verdad es que procede de Moscú. Se elaboró por primera vez en el restaurante Hermitage, en 1860. Su creador, sin embargo, no era ruso, sino belga: el chef Lucien Olivier. Por eso, en el imperio de los zares, el plato fue conocido como “Salade Olivier”. Durante el franquismo, en España se le cambió el nombre por el de “ensaladilla española”, porque Rusia entonces era comunista. Ariel Rodríguez Martínez

OPINIÓN HUMOR CON HISTORIA

El “están locos estos romanos”, célebre comentario del personaje de cómic Obélix, no es casual. La historiadora Mary Beard explica que las siglas SPQR (“El Senado y el Pueblo Romano” en latín) fueron parodiadas con la fórmula “sono pazzi questi romani”, que en italiano significa lo mismo que decía el compañero de Astérix. [Arriba, las siglas SPQR bajo una representación de Rómulo y Remo, mosaico en el pavimento de la Galería Víctor Manuel II en Milán]. Victoria Rodríguez

¿CUÁL ES EL ORIGEN DEL TURBANTE? Aina Galbis

Se sabe que se usaba en las antiguas Mesopotamia e India. Más tarde, entre los siglos v y vi d. C., lo usaron los soldados bizantinos. Pero serían los musulmanes quienes lo harían famoso. Se decía que Mahoma tenía uno blanco, considerado el color más sagrado. (Arriba, Mehmet Alí, gobernador de Egipto, siglo xix). Arturo Ortega

CARTA DEL MES ¡ESCRÍBENOS Y ! ELA GANA ESTA NOV

iará la próxima carna de recuerdos, ta del mes con Cade láez, publicada Pe de Antonio Callejón el Sánchez. igu M es on por Edici diez líneas, sta En la carta, de ha dirección re, mb no tar ns deben co . no y teléfo

prem historia y vida

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UNA GUERRA ANUNCIADA

Este año se cumple el centenario del fin de la Gran Guerra (1914-18). Fue un conflicto que habría estallado tarde o temprano. En 1898, durante un célebre discurso, lord Salisbury, por entonces primer ministro del Reino Unido, afirmó que las naciones del mundo se podían dividir en vivas y moribundas. Las primeras se hacían cada vez más poderosas, con armamentos cada vez más destructivos, gracias al progreso técnico. Las segundas se aferraban a sus tradiciones. Como sus objetivos eran antagónicos, se generaba una rivalidad que “únicamente el futuro podrá dirimir a través de un arbitraje sangriento”. Los hechos, por desgracia, le dieron la razón. Roberto Quiles Machado

DOSSIER FRACASOS Y POLÉMICAS DE UN LÍDER

El lado oscuro de Churchill Por FRANCISCO MARTÍNEZ HOYOS

28 EL POLÍTICO FRUSTRADO 36 LAS SOMBRAS DEL HÉROE H I STO R I A Y V I DA 27

DOSSIER

CHURCHILL en 1929, en los inicios de su “travesía del desierto” tras ocupar el ministerio de Economía. 28 H I STO R I A Y V I DA

CHURCHILL

EL POLÍTICO FRUSTRADO Antes de su nombramiento como primer ministro, Churchill ocupó cargos de relevancia en distintos gobiernos. Sin embargo, la magnitud de algunos de sus errores y su actitud incendiaria le acabaron apartando del poder que tanto ansiaba. Convertido casi en un bufón por la prensa, nadie daba un penique por su futuro político. FRANCISCO MARTÍNEZ HOYOS, DOCTOR EN HISTORIA

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DOSSIER

E

n el imaginario colectivo, Winston Churchill es el titán que condujo a los británicos a la victoria en la lucha contra el nazismo. Tanto es así que, en 2001, cuando se produjeron los atentados del 11-S, el presidente George W. Bush evocó su ejemplo al hablar al pueblo estadounidense: “No flaquearemos, no descansaremos, no vacilaremos y no fracasaremos”. Estas palabras aludían a un conocidísimo discurso que Churchill, en febrero de 1941, dirigió a los norteamericanos. Sin embargo, en 1940, al iniciar su mandato, muchos de sus conciudadanos británicos le veían bajo una luz muy distinta. En esos momentos era un sesentón fracasado del que se recordaban los numerosos errores que había cometido al ocupar cargos de responsabilidad. Por eso, el biógrafo Robert Rhodes-James, en 1970, subtitularía A Study in Failure (Un estudio sobre el fracaso) el libro que escribió sobre su vida anterior a la época de primer ministro. Por increíble que parezca en la actualidad, entonces se le tenía por un personaje más o menos ridículo, sin más preocupación que defenderse a sí mismo. Los humoristas gráficos se cebaban en él. Más allá de lo que reflejan las frecuentes hagiografías, lo que encontramos es un líder contradictorio, capaz de la máxima brillantez, pero también de caer en la ceguera y la desmesura, sobre todo si se

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BRITÁNICOS en la guerra de los Bóers, c. 1899.

A la izqda., un Churchill de 4 años con su madre.

dejaba llevar por una idea fija. Una frase que se atribuye a lord Birkenhead, uno de sus mejores amigos, resume bien este carácter ambivalente: “Cuando Winston tiene razón, es único. Pero cuando se equivoca... ¡Ay, Dios mío!”. En la II Guerra Mundial, otro lord, Alanbrooke, jefe del

conocidas. Los especialistas que le son abiertamente favorables no dejan de reconocer su egocentrismo y su temeridad. Creen, sin embargo, que en un balance histórico deben pesar más aspectos como la capacidad de liderar un país en los tiempos adversos de la II Guerra Mundial. Para

CHURCHILL FUE UN LÍDER CONTRADICTORIO, CAPAZ DE LA MÁXIMA BRILLANTEZ Y LA MÁXIMA CEGUERA Estado Mayor Imperial, también se refirió a la dificultad de Churchill para distinguir entre lo idóneo y lo desacertado. En su opinión, todos los días salían de su mente incansable diez ideas, de las que solo una era buena; el problema era que no sabía distinguir la buena de las demás. El largo catálogo de sus decisiones discutibles no se basa en el descubrimiento sensacional de unos hechos inéditos. Las facetas oscuras de su personalidad son bien

el historiador Max Hastings, sus múltiples locuras y errores de juicio “son como meros granos de arena en la inmensa mole de su hazaña”. De hecho, el propio Churchill era consciente de sus defectos, y por eso nunca llevó un diario. No quería dejar testimonio ante la posteridad de sus debilidades.

Los primeros desastres

Hijo de una familia aristocrática, el futuro mandatario británico se decantó por la

CHURCHILL

El aristócrata y los obreros UN CONDESCENDIENTE ACERCAMIENTO A LOS TRABAJADORES COMO HIJO DE su tiempo y de su clase social, Churchill no dejó de ser un conservador victoriano educado en valores aristocráticos e imperialistas. Los que refleja su única novela, Savrola, publicada en 1900, en la que los negros aparecen caricaturizados, las mujeres no tienen mejor cualidad que la abnegación y los trabajadores son ninguneados. Solo aparece uno de estos últimos, del que apenas sabemos nada “porque la historia no se ocupa de los hombres de su condición”. NO OBSTANTE, POCO después, cuando se pasó a los liberales, pareció descubrir los problemas de los obreros. Se convirtió entonces en un paladín del ala izquierda del partido. Uno de sus compañeros de militancia lo explicaba así: “Ahora mismo no tiene otra cosa en la cabeza que los pobres, cuya existencia acaba de descubrir. Se le ha antojado que el Destino le ha deparado que haga algo por ellos”.

carrera militar. Era joven y estaba sediento de acción, pero también tenía muy presente que sus proezas en el campo de batalla podían abrirle el camino de la política. En Sudán ayudó a reconquistar el país tras una revuelta de grandes proporciones encabezada por un líder religioso, el mahdi. Intervino en ese momento en la batalla de Omdurmán (1898) como parte activa de la última carga de caballería del ejército británico. Contará sus impresiones en un libro, La guerra del Nilo, una obra maestra por el sentido casi cinematográfico de la acción. Sus ideas sobre los sudaneses son las de un imperialista victoriano: hay que poner orden en un territorio dividido entre tribus bárbaras. La población negra, según su descripción, no posee grandes cualidades más allá del valor y la honestidad: “Lo escaso de su inteligencia excusaba la degradación de sus costumbres”. En Sudáfrica volvería a vivir otra gran aventura, esta vez como corresponsal en

la guerra de los Bóers. Fue hecho prisionero, pero escapó de una forma novelesca. Convertido en un héroe, le fue posible conseguir un escaño por el Partido Conservador, del que se marcharía en 1904 en una jugada arriesgada pero efectiva. Sabía que en las filas liberales iba a tener al alcance un puesto en el gobierno. Como Home Secretary (ministro del Interior), su gestión resultó polémica. En 1910 tuvo que enfrentarse a una huelga minera en Gales en demanda de mejores condiciones de trabajo. Hizo intervenir al Ejército en un intento de frenar los disturbios con métodos expeditivos. Fue una decisión contraproducente, porque en los periódicos proliferaron las acusaciones de brutalidad. El biógrafo Alan Moorehead señala que fue entonces cuando se originó la permanente desconfianza del sindicalismo hacia Churchill en asuntos de política interior. Peor todavía fue el fracaso de Galípoli, pocos años después. En plena Gran Guerra,

ESTO NO SIGNIFICA que el futuro primer ministro se viera a sí mismo como nada parecido a un progresista. Se imaginaba, más bien, como el generoso aristócrata que conduce a unos trabajadores agradecidos por la senda de la prosperidad. En esto seguía los pasos de su padre, lord Randolph Churchill, un conservador que había roto moldes al plantear la necesidad de que la derecha británica se ganara el voto de las clases humildes.

este desastre frente a las tropas otomanas provocó 250.000 bajas entre los soldados del Imperio británico. Churchill, por entonces primer lord del Almirantazgo, creía posible obligar a Turquía, aliada de los germanos, a retirarse del conflicto, de manera que Londres pudiera contactar con sus aliados rusos a través del mar Negro. Puesto que el frente occidental permanecía inmóvil por la guerra de trincheras, la idea era abrir otro escenario bélico. Sin

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DOSSIER

SOLDADOS británicos camino de Galípoli, 1915.

A la dcha., Churchill y Lloyd George en 1907.

embargo, una encarnizada resistencia desbarató este plan, junto a la falta de organización de los atacantes. La catástrofe dio origen al denominado “síndrome de Galípoli”, la reticencia a efectuar desembarcos en playas controladas por el enemigo, que se prolongó hasta el de Normandía tres décadas después. No toda la culpa fue de Churchill, porque fue el primer ministro, Henry Asquith, el que aprobó sus decisiones. Sin embargo, existe cierto consenso en que el primer lord del Almirantazgo desoyó los consejos de los almirantes y no tomó las necesarias medidas de precaución. Destituido y con el ánimo quebrantado, es posible que Churchill tomara en consideración la idea del suicidio. Aunque, si fue así, no debió de ser por mucho tiempo, como señala Andrew Roberts, uno de sus biógrafos.

Paladín anticomunista

Decidido a no hundirse, se marchó a Francia, donde buscó un destino en el frente,

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en un intento de hacer méritos para que se olvidaran sus responsabilidades. Estaba ansioso por borrar la imagen de que era otro joven ambicioso más que había ascendido demasiado rápido a un puesto que le quedaba grande. Respecto a la Alemania del káiser Guillermo II, Churchill era partidario de vencerla a través de un bloqueo naval que matara de hambre a hombres, mujeres y niños. La Convención de la Haya de 1907 definía claramente esta táctica como crimen de guerra. Solo se consideraba legítima si se utilizaba para debilitar a los ejércitos enemigos, no como un arma contra los civiles. Cercada, Alemania reaccionó recurriendo al uso de submarinos. En esos momentos nadie discutía su capacidad de trabajo ni su facilidad para fascinar a sus interlocutores. Sin embargo, muchos creían que ocultaba alguna tara de carácter, una especie de defecto de fábrica, que le impedía actuar con sensatez. El primer ministro liberal, Lloyd

George, pensaba de otra manera. Estaba seguro de que podía aprovechar la energía de Churchill, siempre y cuando lo mantuviera bajo control. Por eso le ofreció un puesto en su gobierno en 1917, como ministro de Armamento. Dos años después se convirtió en secretario de Estado de Guerra. La buena suerte, sin embargo, siguió sin acompañarle cuando se propuso organizar una gran operación. Para luchar contra los bolcheviques rusos, en los que veía una amenaza a la democracia británica, ordenó una incursión destinada a capturar el Transiberiano. El resultado fue otro fracaso. La derrota, según el biógrafo Anthony McCarten, “vino a consolidar la idea en aquellos momentos generalizada de que era un temerario y un aventurero militar en el que no se podía confiar”. Había actuado movido por un rechazo visceral a todo lo que representaban Lenin y los suyos. El bolchevismo le parecía algo mucho peor que el viejo militarismo pru-

CHURCHILL siano, según declaró en aquellos momentos. Ningún horror provocado por los alemanes durante la Gran Guerra podía compararse con los causados por los comunistas, a los que calificaba de “mortales culebras venenosas”. No obstante, como afirmaría Sebastian Haffner en una biografía ya clásica, esta retórica apasionada acabó por volverse en su contra. Porque sus palabras, incluso para un inglés conservador, “sonaban insanas, exageradas, febriles y un poco histéricas”. Traicionado por su anticomunismo, no supo tener en cuenta el cansancio de su país, tras los cuatro años de lucha entre 1914 y 1918, ni los efectos de la gripe española, que en aquellas fechas hacía estragos. No era el momento de lanzarse a una nueva aventura bélica.

Cuando los números no salen

Los obstáculos no le hicieron perder la seguridad en sí mismo. Cambió de partido una vez más y regresó a las filas conservadoras. El primer ministro, Stanley Baldwin, le ofreció en 1925 el ministerio de Hacienda, convencido de que más valía tener a un hombre tan dinámico como amigo, y no en su contra. Comenzó entonces lo que Alan Moorehead denominó su “período menos afortunado” en política.

COMO MINISTRO DE HACIENDA, SU MEDIDA DE VOLVER AL PATRÓN ORO SUPUSO UN OBSTÁCULO PARA LA INDUSTRIA Aunque no era un experto en cuestiones financieras, se puso a trabajar, según Roy Jenkins, uno de sus principales biógrafos, como si reuniera la experiencia de Gladstone, Disraeli, Lloyd George y Bonar Law (cuatro grandes estadistas recientes por entonces). Su gestión estuvo marcada por una medida errónea: el retorno de Gran Bretaña al patrón oro. La Gran Guerra había significado su fin, ante la necesidad de los gobiernos de imprimir grandes cantidades de billetes que no podían respaldar con sus reservas auríferas. Churchill, antes de actuar, se asesoró. John Maynard Keynes, por entonces un

joven economista, advirtió de las funestas consecuencias de la medida. No fue escuchado, y los hechos le dieron la razón. La libra esterlina, sobrevalorada, se convirtió en un obstáculo para las exportaciones. El sector industrial se vio sumido en una grave crisis que motivaría, al año siguiente, una huelga general, la única de la historia del Reino Unido. Keynes se vengó con la publicación de The Economic Consequences of Mr. Churchill, un demoledor ataque contra el ministro de Hacienda, un “os lo dije” en toda regla. A otro que no fuera Churchill, el trabajo ministerial le habría absorbido por com-

pleto. Él, además de cumplir con sus obligaciones, encontró tiempo para escribir La crisis mundial, una historia de la Gran Guerra en nada menos que cinco volúmenes, en los que mezclaba el análisis histórico con su experiencia personal. Sobredimensionaba tanto su propia actuación que uno de sus críticos, lord Balfour (el de la famosa declaración sobre Palestina), dijo de la obra que era una autobiografía disfrazada de historia del mundo.

Una figura excéntrica

En los años treinta, Churchill, como político, parecía acabado. El Partido Conser-

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DOSSIER

CHURCHILL poco antes de la II Guerra Mundial. A la izqda., Eduardo VIII (izqda.) tras su abdicación.

vador, de nuevo en el poder, no le tenía en cuenta. Parecía existir consenso en que no le quedaba más futuro que escribir libros y pronunciar discursos. A lo largo de toda la década, viviría una “travesía del desierto” en la que se distinguiría por ir a contracorriente, manteniendo posturas polémicas que no iban a favorecer su imagen para la posteridad. Como imperialista convencido que era, se opuso frontalmente a la concesión de autogobierno a la India, por más que fuera dentro del marco de una confederación encabezada por el monarca inglés, Jorge V, que también ostentaba el título de emperador de aquel territorio asiático. A su juicio, los británicos no habían hecho más que establecer un régimen colonial sinónimo de civilización. Creía que la mayoría de la población afectada estaba satisfecha, con la excepción de unos pocos agitadores. Para el historiador Simon Schama, su actitud ante el movimiento nacionalista en la India fue “tan anacrónica como desmedida”. Estaba seguro de que el gobierno

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laborista, con su voluntad de hacer concesiones, solo capitulaba ante la sedición de rebeldes como Gandhi, al que ridiculizó en términos profundamente despectivos: “Es alarmante y nauseabundo ver al señor Gandhi, un abogado sedicioso de Middle Temple, posando ahora como un faquir [...] para negociar en pie de igualdad con el representante del rey-emperador”.

con la divorciada Wallis Simpson. La inmensa mayoría de los británicos reaccionaron en contra. El soberano debía elegir entre la Corona y el amor. Winston Churchill, amigo del monarca, se embarcó en una cruzada personal para defenderlo. Años después confesó que, en aquellos momentos, se sintió obligado a poner su lealtad al soberano por encima de todo.

EN LOS AÑOS TREINTA PARECÍA QUE NO TENÍA MÁS FUTURO QUE ESCRIBIR Y PRONUNCIAR DISCURSOS Con estas declaraciones incendiarias respondía a un gesto de distensión del entonces virrey de la India, el barón Irwin, futuro lord Halifax, que en 1931 había excarcelado a varios líderes nacionalistas para que intervinieran en conversaciones sobre el futuro del subcontinente. Escogió de nuevo la postura más impopular cuando se produjo la crisis de la monarquía, al anunciarse que el rey Eduardo deseaba contraer matrimonio

Solo consiguió acabar desprestigiado. Estuvo a punto de liderar un “partido del rey” que, por suerte, no encontró apoyos. Roy Jenkins señala que, si esta iniciativa hubiera prosperado, se habría desencadenado un desastre constitucional. Porque los que no pertenecieran a ese bando serían los “anti-rey”. La neutralidad política de la Corona quedaría en entredicho. Entretanto, aunque se consideraba un experto en temas militares, Churchill hi-

CHURCHILL ASÍ SON LAS COSAS Y ASÍ SE LAS HEMOS CONTADO EN LA HUELGA GENERAL que paralizó Gran Bretaña en 1926, todos los periódicos cerraron. Winston Churchill se encargó de publicar uno nuevo, The British Gazette, de carácter decididamente gubernamental. Lo malo fue que la nueva cabecera resultó ser, en palabras de Sebastian Haffner, un “panfleto desbordante de invectivas, pestes e instigamientos”. Precisamente por este partidismo descarado, el entonces ministro de Economía se convirtió en una persona non grata para los trabajadores, mientras los burgueses moderados no dejaban de verle con ojos cada vez más críticos. SI HUBO UNA PERSONA satisfecha, ese fue el primer ministro, Stanley Baldwin. Encargarle a Churchill la elaboración de The British Gazette fue un modo astuto de tenerlo ocupado, de forma que no incordiara demasiado durante la crisis.

zo declaraciones que demostraban una visión estratégica limitada. Subestimó la importancia de la aviación al definirla como una “complicación adicional”. Tampoco valoró en su justa media el alcance de los carros de combate, al suponer erróneamente que las armas antitanque los neutralizarían con facilidad. Según una visión tradicional, Churchill fue el héroe solitario que, a lo largo de los años treinta, advirtió de los peligros del nazismo. Como la mitológica Casandra, habría tenido el don de anunciar desgracias futuras y la maldición de que nadie le hiciera caso. La realidad, sin embargo, es que su postura fue más contradictoria de lo que a menudo se cree. Aunque criticó a Hitler en numerosas ocasiones, también le dedicó elogios. Todavía en 1937 dudada sobre si se trataba de un héroe o de un monstruo, como puso de manifiesto en el retrato que le dedicó en su libro Grandes contemporáneos. Estaba convencido de que merecía admiración “por el coraje, la perseveran-

cia y la fuerza vital que le permitieron desafiar, desobedecer, conciliar y superar todas las autoridades y resistencias que se interpusieron en su camino”. Respecto al fascismo italiano, tuvo actitudes igualmente equívocas. El jefe del gobierno Benito Mussolini le parecía un gran político, y llegó a decir que, de ser su compatriota, habría estado de su parte. Cuando el Duce invadió Etiopía, en 1935, Churchill se opuso a la aplicación de sanciones internacionales y defendió la necesidad de llegar a un arreglo. Por su intenso anticomunismo, simpatizó con Franco cuando estalló en España la Guerra Civil. En sus memorias dijo haber sido neutral, pero la verdad era muy distinta. Creía que la contienda se había producido por una degeneración del sistema parlamentario, de forma que la democracia acabó por desembocar en una revolución en manos de los comunistas. Churchill, con toda sinceridad, admitió que no podía sentir la menor afinidad con unas gentes que le habrían

matado a él, a su familia y a sus amigos de haber sido españoles. Su antipatía hacia los “rojos” llegaba hasta el punto de negar el saludo al embajador republicano en Londres. Incluso osó proponer el reconocimiento oficial de los sublevados. Solo cambió de postura cuando la suerte del conflicto estaba ya decidida a favor de los rebeldes: advirtió entonces el peligro que representaba un gobierno que haría causa común con alemanes e italianos. Si hubiera muerto en 1939, sin duda habría pasado a la historia como un gran político frustrado. El estallido de la Segunda Guerra Mundial, ese año, iba a darle la oportunidad que tanto había deseado, la de hacer Historia con mayúscula. Tenía el convencimiento de que toda su vida había sido una preparación para desempeñar el cargo de primer ministro. Y lo iba a ejercer en unos momentos dramáticos, en los que el país se jugaba su existencia frente al empuje, en apariencia incontenible, de la Alemania nazi.

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DOSSIER

LAS SOMBRAS El enérgico papel de Churchill como primer ministro durante la guerra cambió su imagen, aunque también en esta etapa tuvo claros desaciertos. FRANCISCO MARTÍNEZ HOYOS, DOCTOR EN HISTORIA

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CHURCHILL

DEL HÉROE

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DOSSIER

BRITÁNICOS embarcando hacia Noruega, 1940.

En la pág. anterior, Churchill en el Atlántico, 1941.

E

n la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill ejerció un li­ derazgo enérgico y por momentos visionario. Con la fuerza de su oratoria, demostrada en discursos como el legendario de “sangre, sudor y lágrimas”, supo congregar al Reino Unido en torno a una misión colectiva, la lucha contra Hitler. Tiempo después, el laboris­ ta Clement Attlee, al ser preguntado sobre lo que hizo Churchill para ganar la guerra, respondió que había hablado de ella. Desde luego, como se dijo, supo movilizar el idioma inglés y enviarlo al combate. Pero hizo mucho más que eso. En aquella situación de vida o muerte, Churchill cor­ tejó a Roosevelt con sus mejores artes de seducción para convencerle de que Estados Unidos se implicara en el conflicto. Porque sabía que Gran Bretaña, por sí sola, no podía ganar. Por otra parte, logró sobre­ llevar la primera etapa de la guerra, en la que se sucedieron los desastres. Demostró que el éxito, como él mismo definió en cierta ocasión, consiste en ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo.

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Cada vez que se producía una calamidad, decía la toda la verdad, o casi, a su pueblo. Fue por esta vía como pudo neutralizar la propaganda enemiga. De nada servía que los nazis pregonaran que todo iba mal en Gran Bretaña, porque el primer ministro era el primero en reconocer aquello que no funcionaba. Así, cuando llegó el momento de anunciar triunfos, tuvo una credibilidad máxima. Pero el mítico premier también fue el artí­ fice de numerosos descalabros que la me­ moria histórica ha relegado a un segundo plano. En los inicios del conflicto, su pues­ to fue el de primer lord del Almirantazgo, dentro del gabinete de Neville Chamberlain. Desde este cargo, primero imaginó que Hitler no tenía intención de ocupar Norue­ ga. Cuando la invasión se produjo, declaró en la Cámara de los Comunes que el Führer había cometido un gran error. Tanto optimismo carecía de fundamento. Churchill respondió a los nazis con una expedición al país nórdico y no consiguió más que una calamidad. Su actuación so­ lo sirvió para empeorar las cosas. Como

señala el historiador Antony Beevor, “cons­ tantemente cambiaba de idea e intervenía en las decisiones operacionales para exas­ peración del general Ironside y de la Ar­ mada Real”. Además de perder 1.800 hombres, Gran Bretaña se quedó sin un portaaviones, dos cruceros, siete destruc­ tores y un submarino. Churchill dio muestras de una tendencia que se repetiría una y otra vez, la de en­ trometerse en la dirección de la guerra, convencido de que su visión estratégica era superior a la de los generales. En oca­ siones eso era cierto. Pero no faltaron otras en las que al líder conservador le traicionó su exceso de confianza. El embajador so­ viético, Iván Maiski, asistió al discurso parlamentario en el que dio explicaciones por el fracaso. Nunca le había visto en un estado semejante: “Está claro que ha pasa­ do varias noches sin dormir. Estaba pálido, le costaba encontrar las palabras, se enca­ llaba y no dejaba de confundirse”. Aunque él era el principal responsable de la derrota en Noruega, tuvo la suerte de que las críticas se centraran en el primer

CHURCHILL ministro. Su reacción fue apoyarle de un modo muy medido: lo suficiente para quedar como un patriota ante la opinión pública, pero no tanto como para cerrar­ se las puertas como posible sucesor. En­ fermo y desacreditado, Neville Chamber­ lain acabó por dimitir.

En la cuerda floja

Churchill se convirtió entonces en el nuevo gobernante del Reino Unido. Se le recuer­ da, sobre todo, por su tenaz negativa a llegar a un acuerdo con Hitler cuando Gran Bretaña sufría las temibles incursiones de la Luftwaffe, la aviación del Tercer Reich. Por eso es tan sorprendente y revelador el reciente libro de Anthony McCarten El instante más oscuro, que muestra cómo el premier inglés estuvo peligrosamente cer­ ca de claudicar ante el Führer.

DURANTE LA BATALLA DE INGLATERRA, EL PREMIER BRITÁNICO ESTUVO MUY CERCA DE CLAUDICAR ANTE EL FÜHRER En aquellos días dramáticos, tras la caída de Francia, muchos pensaban que Gran Bretaña iba a hundirse si se obstinaba en proseguir su lucha en solitario contra Ale­ mania. Estados Unidos mantenía aún su neutralidad. Si entregaba armas a los bri­ tánicos, las hacía pagar antes en efectivo. Churchill se enfrentaba a decisiones do­ lorosas. El 27 de mayo de 1940 comentó a los miembros de su gabinete de Guerra que estaba dispuesto a alcanzar la paz aunque fuera al precio de entregar a los germanos Gibraltar, Malta y algunos te­ rritorios africanos. No obstante, este era una especie de plan B. En público hacía todo lo posible por mantener alta la moral de guerra de los británicos. En esos momentos se especulaba con la incorporación al bando alemán de la Es­ paña franquista. Downing Street hizo todo lo posible para mantenerla en una situación de neutralidad, aunque fuera por medios poco confesables. El embaja­ dor soviético Maiski refirió en su diario el trato desconsiderado hacia Juan Negrín, antiguo primer ministro de la Segunda

DE CHAMBERLAIN A CHURCHILL ¿Por qué fue escogido como premier un político tan polémico? LA FORTUNA ES a veces caprichosa. Churchill (arriba, con Chamberlain), por su fracaso en los Dardanelos, acabó destituido en la Gran Guerra. En cambio, el desastre de Noruega fue su trampolín a la jefatura del gobierno. ¿Qué sucedió para que se diera esta paradoja aparente? EL NOMBRE DE lord Halifax sonó como posible sustituto de Neville Chamberlain, pero el hecho de que no formara parte de la Cámara de los Comunes suponía un problema importante, al situarle fuera del “centro de gravedad político”. Él mismo, además, no se veía como primer ministro. Ni parecía que un diplomático habituado a los pactos fuera el hombre más adecuado para tiempos de guerra. El enérgico Churchill, sin embargo, sí que

aparentaba ser capaz de enfrentarse a una situación angustiosa. AUN ASÍ, MUCHOS no le creían del todo idóneo. El comandante en jefe del Estado Mayor General Imperial, sir Edmund Ironside, expresaría sus dudas en su diario: “Naturalmente el único hombre que puede sucederlo [a Chamberlain] es Winston, pero también es demasiado inestable, si bien posee el talento necesario para poner fin a la guerra”. Ironside debió de tener en cuenta que, pese a sus errores, Churchill poseía formación militar. Halifax, en cambio, no tenía ni idea de estrategia. El propio Chamberlain, aunque albergaba serias dudas, aconsejó al rey Jorge VI que encargara a Churchill la formación del nuevo gabinete. Con todos sus defectos, en aquellos momentos era la mejor opción.

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DOSSIER LA NORMATIVA ANTIFASCISTA El miedo británico a una quinta columna. EL INICIO DE la Segunda Guerra Mundial fue la crónica de una contienda anunciada. Como era evidente que las hostilidades estallarían antes o después, la Cámara de los Comunes británica aprobó en 1939 una ley de emergencia que recortaba las libertades civiles. Al año siguiente, estas restricciones se ampliaron en una normativa conocida como 18B, por la que una persona podía ser encarcelada sin juicio previo en caso de que mostrara afinidad por el enemigo. EN AQUELLOS MOMENTOS, un simpatizante del fascismo, Vidkun Quisling, había llegado al poder en Noruega. Era una figura muy similar a la del líder de la Unión Británica de Fascistas, Oswald Mosley (abajo, con su primera esposa). Por eso, no parecía irrazonable suponer que un golpe de la extrema derecha derrocara al gobierno británico. Como era de esperar, Mosley no tardó en ser apresado. EN 1940 LLEGARON a contarse alrededor de un millar de detenidos. Pero después de la batalla de Inglaterra la amenaza nazi dejó de ser tan acuciante. Eso hizo posible que el número de internados disminuyera progresivamente hasta que la 18B dejó de aplicarse en 1945.

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República, por entonces exiliado en el Reino Unido. El político socialista recibió un mensaje inequívoco: podía permanecer en el país, pero el gobierno de Su Majestad deseaba que hiciera las maletas “por vo­ luntad propia”. El significado del gesto estaba claro. Londres intentaba satisfacer a Franco con una demostración de hosti­ lidad hacia uno de sus enemigos. Gran Bretaña hacía la guerra para defen­ der, además de su independencia, la de­ mocracia, pero la Normativa 18B permitió a Churchill encarcelar a determinadas personas sin juicio previo. Andrew Roberts trata de disculpar esta medida al indicar que el propio primer ministro la conside­ raba “odiosa”, una solución provisional en circunstancias extraordinarias, y que liberó en cuanto tuvo ocasión a los afec­ tados, cuando ya no constituían una ame­ naza para la seguridad del país. En un clima de absoluta incertidumbre, bajo la permanente amenaza de una inva­ sión nazi, había que combatir el derrotis­ mo. Para neutralizarlo se aplicaron méto­ dos que coartaban las libertades civiles. Se detuvo, por ejemplo, a una persona que se quejaba por el precio del pan. Un indi­ viduo de Leicestershire, por decir en un pub que no sabía cómo Gran Bretaña iba

PARA NEUTRALIZAR EL DERROTISMO SE APLICARON MÉTODOS QUE COARTABAN LAS LIBERTADES CIVILES a obtener la victoria, fue condenado a dos años de cárcel. Cualquiera que pusiera en duda la victoria final cometía un delito. Porque, como señalaría el propio Churchill en su historia de la Segunda Guerra Mun­ dial, las circunstancias de la guerra pron­ to exigieron “la subordinación casi com­ pleta del individuo al Estado”. Entretanto, en el trabajo diario con sus colaboradores, Churchill demostraba una y otra vez su mal carácter. Se le puede dis­ culpar con el argumento de que estaba sometido a una enorme presión, pero nun­ ca fue un hombre fácil. Hería a la gente de su entorno con sus comentarios sarcásticos. A los que no eran capaces de entenderle, cosa no siempre fácil si soltaba gruñidos o sonidos incomprensibles, les preguntaba por qué no habían leído más o dónde se habían educado. Su esposa, Clementine, alarmada, le envió una carta advirtiéndo­

CHURCHILL

INDIOS durante la hambruna. A la izqda., alemanes junto a un avión británico derribado. Grecia, 1941.

le que había notado que ya no era tan ama­ ble como antes y que debía cuidar más sus modales. Él admitía que podía ser dema­ siado brusco. En un discurso ante la Cáma­ ra de los Comunes en 1941, reconoció que nadie le superaba en el uso de un lenguaje de escarnio y severidad: “Bien pensado, no sé por qué muchos de mis compañeros no me han retirado ya la palabra”. Según Roberts, un autor que le es abier­ tamente favorable, si se hubiera compor­ tado de la misma forma en la actualidad, habría acabado ante los tribunales. No obstante, aunque en demasiadas ocasiones pecara de falta de tacto, también es cierto que conservaba una dosis de encanto que por lo general le permitía calmar las aguas tras haber desatado una tormenta.

Una derrota tras otra

Por razones políticas, Churchill envió tro­ pas para apoyar a Grecia, aunque no exis­ tían posibilidades de victoria. No deseaba presenciar la caída de un aliado sin hacer nada para defenderlo. El resultado fue el esperado: la península helénica cayó de todas formas en manos de los alemanes. Geoffrey Regan, en su Historia de la incompetencia militar, deja claro que se trató de una chapuza política, más que militar.

El fracaso en tierras helenas afectó a las operaciones en África, al distraer unas fuerzas que habrían servido para oponer­ se al Afrika Korps de Rommel. El Zorro del Desierto infligiría humillantes derrotas a los británicos, en parte motivadas por el apresuramiento de su primer ministro. Este, impaciente por obtener resultados, se inmiscuía una y otra vez en las opera­ ciones de sus generales. Hasta que dio con Harold Alexander y Bernard Montgomery, que supieron ponerle en su sitio. Tras la victoria de El Alamein, tendió a dejar que los profesionales de la guerra hicieran su trabajo, pero no le fue fácil. Montgomery tendría que pararle los pies antes del de­ sembarco de Normandía. Churchill antepuso otra vez las considera­ ciones políticas a las militares en 1942, al enviar una fuerza naval a Singapur que no podía evitar que la plaza cayera en manos japonesas. El Prince of Wales y el Repulse, sin cobertura aérea, no tardaron en ser hundidos, con un saldo de 840 muertos. Regan señala que, con Singapur, el Reino Unido se dejó llevar por su orgullo impe­ rial. Se empeñó en defender una plaza sin valor estratégico, solo por su impor­ tancia como símbolo moral, más allá de consideraciones estratégicas o políticas.

Se suponía que la ciudad, con su resis­ tencia ante el Imperio nipón, exhibiría ante el mundo la capacidad de recupe­ ración de los británicos.

Métodos crueles

Tras ocupar Singapur, los japoneses se apoderaron de Birmania. Al ver amenaza­ da la frontera oriental de la India, Churchill aplicó una política de tierra quemada en la región de Bengala. Los excedentes de arroz y otros alimentos debían ser destrui­ dos. Y de lo que no se destruía, buena parte se exportaba hacia el Reino Unido, en lugar de satisfacer las necesidades de la población local. Se provocó así una te­ rrible hambruna en la que murieron alre­ dedor de tres millones de personas. Para Antony Beevor, este fue, probablemente, el episodio “más vergonzoso y escandalo­ so” de la dominación británica. Cuando recibió informes sobre la terrible escasez, el premier inglés preguntó por qué, si faltaban tantos alimentos, Gandhi no había muerto todavía. Sentía por el líder pacifista hindú una tremenda ani­ madversión. Entre otros motivos, porque había sugerido a los británicos que se rin­ dieran al Tercer Reich: “Dejad que tomen posesión de vuestra hermosa isla con su

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DOSSIER hasta que, medio siglo después, se revela­ ron todos los detalles. Como señala Max Hastings, fue una suerte para la reputación de Churchill que se tardara todo ese tiem­ po en hacer pública la documentación. El líder británico creyó posible doblegar a los soviéticos cuando se produjo la inven­ ción de la bomba atómica, una noticia que recibió con júbilo. Su existencia permitiría, a su juicio, amenazar a Stalin con destruir, en caso de necesidad, Moscú, Stalingrado, Kiev y otras ciudades. Tanto optimismo no tenía en cuenta que, con la tecnología de la época, era muy complicado materializar un ataque nuclear. A diferencia de los ja­ poneses en Hiroshima y Nagasaki, con defensas antiaéreas ya muy disminuidas, la URSS sí poseía los medios para derribar cualquier avión que transportara el terrible explosivo antes de su destino.

Cómo no ser reelegido

CHURCHILL con Stalin en Moscú, 1942. En la página siguiente, campaña electoral en Gran Bretaña, 1945.

sinfín de hermosos edificios. Les daréis todo esto, pero no vuestra alma y vuestra mente”. En 1940, Gandhi creía que Hitler no era “tan malo” y que estaba alcanzando victorias sin un excesivo precio en vidas. En Europa, la guerra cambió en sentido favorable a los británicos a partir de 1942. Pero aún quedaba una lucha larga y san­ grienta. Para vencer, Churchill estaba dispuesto a hacer cualquier cosa, por cruel que fuera. No consideraba que su país tu­ viera que ligarse a un código caballeresco mientras los nazis combatían sin ningún límite ético. Por eso autorizó bombardeos despiadados sobre ciudades alemanas, como el de Dresde, que se justificaron con mentiras sobre su importancia estratégica o industrial. El verdadero objetivo era ate­ rrorizar a la población germana. Con el fin de prevenir un hipotético ataque sobre Londres con armas biológicas, el premier británico dio luz verde a los ensa­ yos de la Operación Vegetariana. La idea consistía en arrojar sobre territorio enemi­ go pastillas de pienso contaminadas con carbunclo. Las pruebas que se efectuaron en Escocia hacían presagiar un efecto de­ vastador, puesto que la isla de Gruinard

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quedó inhabitable, y permaneció así hasta 1990. La derrota final del Tercer Reich hi­ zo innecesaria esta medida drástica, que hubiera debido afectar, en teoría, solo a los rebaños, no a los seres humanos. En reali­ dad, la utilización controlada del carbunclo resultaba por completo imposible. Poco antes de que concluyeran las hostili­ dades, Churchill, preocupado por la hege­ monía soviética en el este de Europa, or­

En teoría, el hombre que había dirigido Gran Bretaña a lo largo de la Segunda Guerra Mundial tendría que haber ganado fácilmente las elecciones de 1945. Sucedió justo lo contrario. Es un tópico infundado la idea de un pueblo británico ingrato con su salvador. Lo cierto es que la gente se dio cuenta de que Churchill no era el hombre idóneo para gestionar la paz. No prestaba atención a los asuntos cotidianos del país. Por otra parte, empezó a realizar declara­ ciones alarmistas. Advirtió que, si ganaba la izquierda laborista, el país se vería en manos de una nueva Gestapo. Además, tras el largo combate contra el nazismo, los británicos deseaban un cam­

PARA VENCER, ESTABA DISPUESTO A CUALQUIER COSA, COMO BOMBARDEAR CIUDADES ALEMANAS denó a los militares que trazaran un plan de contingencia contra la URSS. La Ope­ ración Impensable planeaba lanzar un ataque que iniciaría una nueva contienda, que se preveía larga. El asunto, por fortuna, quedó tan solo en una especulación. El Reino Unido, agotado por la larga lucha contra el Tercer Reich, no estaba en con­ diciones de desencadenar otro enfrenta­ miento. De haberlo intentado, no habría encontrado ningún apoyo internacional, porque Estados Unidos no estaba por la labor. El proyecto permaneció en secreto

bio, una sociedad nueva. Churchill, con su conservadurismo, se oponía a las aspi­ raciones de renovación. No quería saber nada, por ejemplo, de los planes de la iz­ quierda para establecer un estado del bienestar. Por eso sufrió una derrota es­ pectacular. Apenas obtuvo 188 diputados contra 394 de los laboristas. Su mayor error, en palabras de Antony Beevor, “fue no haber mostrado ningún interés por la reforma social ni durante la guerra ni durante la campaña electoral”. En La Segunda Guerra Mundial, Beevor

CHURCHILL

explica que la mayoría del Ejército votó contra Churchill para romper con el tradi­ cionalismo del pasado, en el que las Fuer­ zas Armadas reproducían las desigualdades de clase. Un sargento, al ser preguntado por su capitán acerca del sentido de su vo­ to, resumió así sus motivos: “Socialista, señor, porque estoy harto de recibir órde­ nes de estos malditos oficiales”. La pérdida de los comicios no sentó bien al líder de los conservadores. Su esposa Clementine trató de consolarlo. Afirmó que, tal vez, la derrota fuera una bendi­ ción disfrazada. Obtuvo una réplica mor­ daz: “Pues si es una bendición, desde luego se ha disfrazado muy bien”.

Una figura crepuscular

Había luchado contra Hitler, entre otros motivos, por preservar el Imperio británi­ co. Pero, tras la Segunda Guerra Mundial, el agotamiento de la metrópoli y el auge de los movimientos nacionalistas hacían inviable su pervivencia. En 1947, la India se convirtió en un estado independiente. En sus memorias sobre la Segunda Guerra Mundial, Churchill escribió que los prime­ ros pasos de la nueva nación se habían

dado en medio de horribles matanzas, por las divisiones entre la población hindú y la musulmana. Nada semejante había tenido lugar “durante nuestra ocupación”, añadió, dando a entender que, después de todo, él había estado en lo cierto con su enérgica defensa de la dominación inglesa. Churchill no regresó a Downing Street hasta 1951. Permaneció en el poder cuatro años más, pero solo era una figura deca­ dente. Ya no exhibía la descomunal capa­ cidad de trabajo demostrada en el pasado. Por el contrario, se desinteresaba de temas tan importantes como la economía o la política interior. Dejaba hacer a su gabi­ nete hasta tal punto que no se apreció ninguna diferencia en el gobierno cuando, en 1953, sufrió una apoplejía. Las pocas veces que intervenía en los asuntos de los ministerios, según Andrew Roberts, solo conseguía empeorar la situación. Durante este segundo mandato se produ­ jo un incidente que dio mucho que hablar. En uno de sus discursos, el premier asegu­ ró que había dado instrucciones al maris­ cal Montgomery en el sentido de que es­ tuviera preparado para repartir armas entre los alemanes vencidos. En caso de

continuar el avance soviético, los antiguos enemigos podían convertirse en aliados para luchar contra el comunismo. ¿Un intento de continuar la guerra? El plan sorprendió a propios y extraños, con lo que se originó una enorme polémica en la que Churchill quedó como un irres­ ponsable. Prácticamente como si hubiera pedido ayuda a Hitler contra Stalin, por más que el Tercer Reich, en aquellos mo­ mentos, estuviera ya fuera de juego. En privado, el primer ministro no dudó en confesar que con su comentario desafor­ tunado había “hecho el ganso”.

PARA SABER MÁS BIOGRAFÍA

François. Churchill. Madrid: Fondo de Cultura Económica, 2002. HAFFNER, Sebastian. Winston Churchill. Una biografía. Barcelona: Destino, 2002. JENKINS, Roy. Winston Churchill (2 vols.). Barcelona: Folio, 2003. MCCARTEN, Anthony. El instante más oscuro. Winston Churchill en mayo de 1940. Barcelona: Crítica, 2017. ROBERTS, Andrew. Hitler y Churchill. Los secretos del liderazgo. Madrid: Taurus, 2003. BÉDARIDA,

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LA VERDAD SOBRE La estrategia ideada por su fundador y los métodos empleados por esta secta convirtieron a sus miembros en precursores del terrorismo moderno. ANTONIO BAQUERO, PERIODISTA 44 H I STO R I A Y V I DA

ASESINOS

LOS ASESINOS H I STO R I A Y V I DA 45

A

l despertar, a pesar de la bruma que embotaba sus sentidos tras una noche de excesos, el sultán selyúcida Sanjar logró distinguir un objeto que no estaba junto a su cama la noche anterior. Tan pronto logró fijar la vista, se quedó petrificado de pavor. Lo que veía era una daga clavada en el suelo. Inmediatamente supo que aquello era obra de la secta de los asesinos. Intentó dominar su miedo y optó por no contar a nadie el episodio. Sin embargo, poco después, le comunicaron que un enviado de Hasán Sabbah, el líder de ese grupo, tenía un mensaje que darle. “De no haber deseado yo el bien del sultán, la daga habría acabado enterrada en su pecho en lugar de en el suelo”, le dijo el enviado. El sultán no necesitaba más. Decidió acabar con la ofensiva que había comenzado contra la secta de los asesinos y, durante años, mantuvo la paz con ellos. Decenios más tarde, el mismísimo Saladino, el gran caudillo musulmán, sintió la omnipresencia de la secta. Sinan, otro de los líderes de ese grupo, sucesor de Sabbah, le envió un mensajero. Temeroso de una trampa, Saladino hizo que registraran al enviado. Una vez sus guardias se hubieron cerciorado de que no iba armado, le permitieron verle. No obstante, el hombre se negó a dar el mensaje si ha-

LA FIGURA DE SABBAH SE EVOCÓ INCLUSO COMO METÁFORA DE OSAMA BIN LADEN TRAS LOS ATENTADOS DEL 11-S bía más personas presentes. “Mi señor me ordenó que lo entregara en privado”. Saladino mandó que todos se marcharan. Todos, menos los dos mamelucos de su guardia personal. “Estos dos no se apartan de mí. Si lo deseas, entrega tu mensaje; de lo contrario, te puedes marchar”. El enviado insistió: “¿Por qué no hacéis salir a estos dos como a los demás?”. A lo que Saladino contestó: “Para mí son como mis hijos. Ellos y yo somos uno”. Entonces, el emisario se dirigió a los dos mamelucos y les dijo: “¿Si yo os ordenara en nombre de mi señor que mataseis a este sultán,

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EL SULTÁN selyúcida Sanjar. Miniatura, s. xvi. En la pág. anterior, el risco con los restos del castillo de Alamut.

me obedeceríais?”. Para estupor de Saladino, los hombres que tenía por sus más fieles protectores asintieron y desenfundaron sus espadas, diciendo al enviado: “Ordenad lo que queráis”. Este, dando por depositada la misiva, se marchó en compañía de los mamelucos. Igual que Sanjar, desde aquella noche, Saladino entendió el mensaje y renunció durante unos años a su postura agresiva hacia la secta. En el fondo, Sanjar y Saladino fueron unos afortunados. Entre 1090 y 1256, decenas de dignatarios musulmanes y cruzados murieron bajo las dagas de los asesinos,

un grupo que, durante ese siglo y medio largo, aterrorizó a todos los gobernantes de Oriente Próximo. Muchos consideran a esta secta la precursora del terrorismo moderno, ya que, aunque no fueron el primer grupo en recurrir al asesinato, sí lo utilizaron de forma planeada, sistemática y a largo plazo como herramienta política para su expansión y supervivencia. La figura de Sabbah, un asceta que desde un retiro inaccesible fue capaz de golpear en el corazón del territorio enemigo, se evocó incluso como metáfora de Osama bin Laden tras los atentados del 11-S.

ASESINOS

Una pequeña red de castillos

LOS ENCLAVES DE LA SECTA EN EL IMPERIO SELYÚCIDA A MEDIADOS DEL SIGLO XII

IM P E R I O

Mar de Aral

Mar Negro Constantinopla

BIZANTINO

Antioquía

Creta

Jerusalén CILICIA Masyaf

Alepo

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Bagdad

Su fama de letal omnipresencia fue tal que enseguida alcanzó Europa, donde el término “asesino”, con el que se denominaba a los miembros de esa hermandad, acabó definiendo al ejecutor de un homicidio planificado. En las crónicas europeas de la época se contaba que los asesinos obedecían ciegamente a su líder, al que en Occidente se dio en llamar Vetus de Montanis, el Viejo de la Montaña. El viajero judío español Benjamín de Tudela fue uno de los primeros occidentales que habló de la secta mencionando ya al

Shahro

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Mar Arábigo

UNA DINASTÍA TURCA Los selyúcidas eran una tribu de origen túrquico que, del siglo xi al xiii, pasaron de liderar un dominio regional a todo un imperio en Asia Occidental y Central. Arrebataron el poder del califato a la dinastía abasí y desplazaron la capital de Bagdad a Teherán. Poco antes, en el Egipto del siglo x, los abasíes ya habían perdido el poder a manos de un grupo de corriente ismaelita, los fatimíes.

La visión occidental

Girdkuh

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P ERSIA Isfahán

Qadmus Trípoli

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Oriente Medio hacia 1140 Estados cruzados Fortalezas de la secta de los asesinos

LOS HASHASHIN BUSCAN CASA Los nuevos califas selyúcidas profesaban la corriente suní del islam. En el seno de sus territorios, la secta de los asesinos, de credo chií, se hizo con varias fortalezas desde las que luchó por su supervivencia y su expansión. También se instalaría en algunos castillos situados en territorio de los estados cruzados, que se establecieron en Oriente Próximo a finales del siglo xi.

Viejo de la Montaña. Más tarde, Brocardo, emisario del emperador Federico I Barbarroja, realizó un informe preparatorio de la visita del monarca a la región. En él describió a los asesinos como gentes sin ley que vivían en montañas infranqueables. “Entre ellos cuentan con un maestro que inspira el mayor de los miedos a todos los príncipes sarracenos, y también a los señores cristianos vecinos, ya que tiene la costumbre de matarlos de forma asombrosa. Entonces, el maestro les entrega una daga de oro y les envía para que asesinen a cualquier príncipe que haya escogido”.

Según esas crónicas, aquel líder contaba con miles de combatientes dispuestos a matar y morir siguiendo sus órdenes. Una lealtad extrema que había logrado haciendo creer a sus seguidores que podía abrirles las puertas del paraíso cuando quisiera. La leyenda que circulaba en Occidente aseguraba que el Viejo de la Montaña tenía en su fortaleza un extraordinario jardín repleto de jóvenes vírgenes llegadas de todo el orbe –persas, egipcias, sirias, uigures–. Tras hacer perder el conocimiento a sus seguidores drogándolos con hachís, los introducía en el jardín, persuadiéndo-

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GLOSARIO ABASÍ Dinastía de califas que reinan en el mundo islámico entre 750 y 1258, pero en la última etapa son los selyúcidas quienes ostentan el poder real. CALIFATO Estado bajo el mandato de un representante islámico con el título de califa, considerado el sucesor religioso del profeta Mahoma y líder de la comunidad musulmana. CHIÍ DUODECIMANO Ver despiece en la pág. 50. IMÁN En el islam suní, es la persona que dirige la oración. En el chií, líder de la comunidad religiosa (podría considerarse el equivalente chií al califa suní). ISMAELITA Ver despiece en la pág. 50. MAMELUCOS Eran esclavos guerreros, procedentes en su mayoría del Cáucaso, los Balcanes y Asia Central, que sirvieron a las órdenes de los califas abasíes. Ya en el s. xiii, esos soldados tomarían el poder y levantarían el sultanato mameluco, que controló Egipto y Siria. SUFÍ El sufismo da nombre a una amplia variedad de corrientes islámicas que tienen en común su misticismo. SULTÁN Figura que, en determinados momentos, reclamó la práctica totalidad de la soberanía sin cuestionar la autoridad superior del califato, o bien, en otros contextos, gobernador de una provincia en el seno del califato. SUNÍ Ver despiece en la pág. 50. VISIR Aunque su papel varía dependiendo de la época, fue el gestor ejecutivo del territorio islámico, siendo el califa o el sultán la autoridad suprema. En ocasiones tuvo una función meramente administrativa, mientras que en otras llegó a suplantar al califa como mando militar y político del Estado.

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les de que se hallaban en el paraíso y de que él podía llevarles allí a voluntad. Después de proporcionarles placeres sin cuento, los volvía a drogar y los sacaba de allí. Les prometía que el camino para regresar al paraíso era cumplir sus órdenes, aunque eso supusiera una muerte cierta. Marco Polo fue uno de los que difundieron por Europa esa leyenda de la secta de los asesinos. De hecho, hasta hace pocos años se creía que el término árabe hashashin, del que procede la palabra asesino, significaba “consumidor de hachís”. Sin embargo, ni el uso del hachís ni el jardín de las maravillas tenían nada que ver con la realidad. El paraíso en la tierra de Hasán Sabbah nunca existió, y la palabra hashashin parece no estar vinculada al consumo de hachís, sino que aludiría a personas problemáticas o desviadas de la religión. Sea como sea, la secta de los asesinos no precisa de esas leyendas: los hechos contrastados bastan para convertirlos en un fenómeno impresionante, que no puede entenderse sin detenerse en la figura de su fundador.

El Viejo de la Montaña

Nacido en Qom, en el actual Irán, Hasán Sabbah se crió en una familia de chiíes duodecimanos, y destacó desde niño como estudioso tanto de religión como de astronomía o matemáticas. No obstante, en su juventud conoció a un predicador ismaelita, una secta chií. Tras leer las escrituras ismaelitas y sobrevivir a una grave enfermedad que por poco le cuesta la vida, Sabbah decidió abandonar el chiismo duodecimano y pasarse al ismaelismo (o chiismo septimano), una secta minoritaria en la época, pero que contaba con adeptos en zonas de Siria y Persia y que en Egipto había logrado levantar el Imperio fatimí. Después de varios viajes y de sobrevivir incluso a un naufragio –lo que, para sus seguidores, constituyó una señal inequívoca de su aura de santidad–, Sabbah decidió instalarse en el agreste norte de Persia. Allí, en el corazón de los montes Alborz, dio con la fortaleza de Alamut. Mediante engaños, logró infiltrarse en el castillo con numerosos seguidores. El 4 de septiembre de 1090 reveló su identidad. Al gobernador suní, que se vio rodeado de enemigos dentro de las murallas, no le quedó más remedio que marcharse.

EL VIEJO de la Montaña droga a sus seguidores.

Ilustración del Libro de las Maravillas, siglo xv.

En Alamut se encontraba Sabbah cuando se produjo una escisión del ismaelismo. A la muerte del imán en 1094, el califato fatimí reconoció como sucesor a su hijo Al-Mustali. En cambio, Sabbah decidió seguir al primogénito y depuesto Nizar. De ahí que a los asesinos se los pasara a denominar nizaríes. Para Sabbah, aquella fortaleza inexpugnable de Alamut era perfecta. Los lugareños explicaban que el nombre se lo puso el monarca que la mandó construir en el siglo ix. Al ver que su águila se posaba en un risco de aquella montaña, situada a 1.800 metros de altura cortados a filo de navaja, decidió llamarla Alahmut, “Enseñanza del Águila”. Desde el día que la conquistó, Sabbah nunca salió de la fortaleza. De hecho, se dice que en muy pocas ocasiones abandonó sus aposentos, y que solo lo hacía para dirigirse a la azotea. Desde Alamut podía poner

ASESINOS

en práctica su estrategia de terror y desestabilización del poder suní, encarnado por el sultán selyúcida y su títere religioso, el califa abasí. Desde el castillo, el Viejo de la Montaña enviaba dos tipos de emisarios: los da’is, o misioneros, para extender la palabra y convertir a más fieles; y

levantar un estado pequeño y fragmentado, formado por castillos impenetrables y sus pueblos de alrededor, pero que tuvo un gran impacto en la región. El estado nizarí se mantuvo enquistado en el corazón del Imperio selyúcida, que en Persia nunca logró aplastarlo.

DESDE ALAMUT, SABBAH PODÍA PONER EN PRÁCTICA SU ESTRATEGIA DE TERROR Y DESESTABILIZACIÓN los fedais, o asesinos, a los que ordenaba eliminar a sus enemigos. Sus objetivos fueron reunir más adeptos y hacerse con más fortalezas parecidas a Alamut, algo que logró. Llegó a controlar decenas de emplazamientos en Persia y Siria. Sumando sus asesinatos selectivos a una política de alianzas y a una tarea de propaganda destinada a provocar alzamientos populares, Hasán Sabbah consiguió

En la montaña, Sabbah llevaba una vida ascética. Un biógrafo musulmán le describe como “perspicaz, hábil, con conocimientos de geometría, aritmética, magia y otros asuntos”. Su severidad no quedaba reservada a sus oponentes. Con él no había favoritismos. A uno de sus hijos lo hizo matar por beber vino. A otro lo ajustició por haber ordenado, sin su conocimiento, un asesinato, algo que acabó re-

velándose falso. Por otra parte, Sabbah también demostró ser un brillante teólogo. Desarrolló toda una doctrina religiosa que bautizó como Nueva Oración.

El astuto asceta

Desde el primer momento, quedó clara su condición de visionario estratega. Consciente de que los ismaelitas eran una secta minúscula, sin posibilidad de victoria ante el enorme poderío militar selyúcida, recurrió a una campaña de terror consistente en eliminar a aquellos dignatarios que actuaran contra sus intereses. Forjó una pequeña fuerza entregada a la causa, capaz de golpear quirúrgicamente a un enemigo muy superior. Como glosa un poeta ismaelita: “Hermanos, cuando llegue la hora del triunfo, con la fortuna de ambos mundos por compañera, un rey con más de mil guerreros a caballo será aterrorizado por un solo guerrero a pie”.

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LA ESCISIÓN DE LA ESCISIÓN El complicado árbol genealógico de la secta de los asesinos LOS ASESINOS fueron la tropa de élite de los ismaelitas nizaríes, la escisión de una escisión del chiismo. La comunidad islámica se dividió tras la muerte del profeta Mahoma entre quienes apoyaron a los califas que le sucedieron y quienes reclamaban que el puesto de califa debía ser para Alí, primo y yerno de Mahoma. A este segundo grupo se le denominó Shi’at Alí (El partido de Alí), lo que conocemos como chiíes. Tras la muer­ te de Alí, los seguidores de esta corriente consideraban a los descendientes del profeta por la rama de Alí como los líderes de la co­ munidad musulmana por derecho propio. Cada uno de esos descendientes fue con­ siderado un imán, llamado a guiar a la co­ munidad de creyentes, y le sucedía un primogénito. Así ocurrió hasta el sexto

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imán, Jafar al­Sadiq, que falleció en 765 y cuya muerte abrió un cisma en el chiismo. A su primogénito, Ismail, le había deshere­ dado por un enfrentamiento. Una mayoría de chiíes reconocieron a Musa al­Kazim co­ mo su heredero, mientras que un grupo menor siguió a Ismail. EL PRIMERO de esos grupos lo constitu­ yen los chiíes duodecimanos (mayoritarios en el mundo islámico y corriente oficial en Irán), que se llaman así porque su línea sucesoria alcanzó al duodécimo imán. Tras este, la lí­ nea desapareció. Los duodecimanos espe­ ran el regreso del mahdi, el imán oculto. EN CAMBIO, A LOS seguidores de Is­ mail se les denomina septimanos, ya que

siguen al séptimo imán. Pese a ser minorita­ rios, ese grupo llegó a tomar el poder en El Cairo y a consolidar el Imperio fatimí, que se extendió por el norte de África. EN 1094, EL ISMAELISMO se dividió a su vez. El califa fatimí Al­Muntasir murió, y los ismaelitas de Persia se negaron a recono­ cer como califa a su hijo Mustail, que se hizo con el trono de El Cairo, y apostaron por se­ guir a Nizar. De ahí que se les llame nizaríes. LAS COMUNIDADES ISMAELITAS es­ tán formadas hoy por cerca de veinticinco mi­ llones de personas. Su líder religioso es el Aga Kan. El jefe de los ismaelitas ostenta ese título desde 1818, cuando el sah de Persia se lo concedió a Hasan Alí Shah, el entonces líder de esa comunidad, tras nombrarle go­ bernador. Años más tarde, el Aga Kan hu­ yó de Persia y, tras pasar una temporada en Afganistán, se instaló en India. Abajo, su su­ cesor actual, el Aga Kan IV.

ASESINOS

ASESINATO DEL VISIR Nizam al-Mulk, 1092.

Miniatura en el palacio de Topkapi, Estambul.

FUNDIÓ LAS CREENCIAS DE LOS DESCONTENTOS EN UN SISTEMA CUYA FÉRREA DISCIPLINA NO HA TENIDO PARANGÓN La campaña de Sabbah requería dos elementos clave: organización e ideología. Una organización que fuese capaz de poner en práctica los asesinatos y de resistir las reacciones de venganza del poder selyúcida. Y un poderoso sistema de creencias capaz de moldear terroristas. “Es necesario que vuestra fe os convierta entre mis manos en tan dóciles como el cadáver entre las del que lava a los muertos”, se atribuye a Hasán. La doctrina de Hasán Sabbah aparece en un momento en el que el chiismo es caldo de cultivo de numerosos movimientos mesiánicos. La mayoría desaparecían po-

cos años después. Sabbah, en cambio, supo reconducir las vagas creencias y la furia de los descontentos y fundirlas en un sistema cuya férrea disciplina no ha tenido parangón. Los asesinos se abandonaron a la teoría del tiranicidio, presente en la tradición islámica, que establece la obligación de desembarazarse de un mal gobernante. Para la comunidad ismaelita, los asesinos eran el cuerpo de élite de su religión, los encargados de defenderla de los enemigos del islam y quienes, acabando con los opresores y usurpadores, se ganaban el derecho a la gloria eterna. Tanto es así que al asesino se le llamaba fidá, “devoto”. La reformada religión ismaelita, con su promesa de satisfacción celestial y su base de martirio presente en el chiismo, inspiró a unos creyentes dispuestos a sacrificar sus vidas para cumplir las órdenes de sus líderes religiosos. Fue esa extraordinaria lealtad de los asesinos lo que llamó la atención de la Europa medieval, donde, por la imposibilidad de entender una vo-

luntad de martirio que escapaba a la lógica occidental de la época, se crearon los mitos del uso del hachís y de la existencia de un jardín del paraíso.

Magnicidas

Los asesinos dispararon alto desde el principio. El primero en caer, en 1092, fue el visir Nizam al-Mulk, mano derecho del sultán selyúcida y enemigo acérrimo de la secta de Sabbah. Un asesino disfrazado de místico sufí logró acercarse a la litera en que se trasladaba a Nizam al-Mulk a la tienda de las mujeres y apuñalarle con una daga hasta matarlo. El asesino no huyó, sino que se enfrentó a la guardia del visir hasta que cayó abatido. Ese fue el primero de los ataques que costaron la vida a visires, califas, gobernadores, jefes militares... En 1135, el califa abasí Al-Mustarshid fue apuñalado por unos asesinos que lograron penetrar en el campamento militar selyúcida en que estaba retenido. Solo tres años des-

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ESTATUA ecuestre de Saladino en Damasco. A la derecha, la caída de Alamut en 1256. Miniatura, siglo xv.

pués, Al-Rashid, hijo del anterior, también cayó bajo las dagas de unos asesinos que hacía años que estaban infiltrados en el círculo más cercano de su séquito. Aunque hubo muchos tipos de asesinatos, la secta tenía predilección por matar a los dignatarios musulmanes en pleno rezo del viernes en la mezquita. Así murieron el gobernador de Homs o Mawdud, el emir selyúcida de Mosul, en 1113. También fueron objetivos de la secta varios príncipes cruzados. Su primera víctima cristiana fue el conde Raimundo II de Trípoli, que fue asaltado y muerto en 1152 a las puertas de su ciudad. Además, el conde Conrado de Montferrato, que había de ser coronado rey de Jerusalén, fue asesinado en 1192 también en Trípoli por dos enviados de la secta que se habían disfrazado de monjes y que se abalanzaron sobre él. Incluso el príncipe Eduardo de Inglaterra, en 1272, sufrió un intento de asesinato en Acre: le apuñaló un miembro de la secta que había entrado en su séquito tras asegurar haberse convertido al cristianismo.

La metodología

En los atentados hubo dos elementos que se repitieron. En primer lugar, los asesinos siempre empleaban una daga para cometer el crimen. Aunque hubieran podido emplear armas para matar a distancia,

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tales como la ballesta, que les habrían permitido huir, los miembros de la secta ajusticiaban a su víctima con una daga, muchas veces envenenada. En segundo lugar, jamás se daban a la fuga. Seguían combatiendo hasta ser abatidos. Expertos como Bernard Lewis lo atribuyen al hecho de que, además del asesinato, se buscaba en ese método la culminación de una especie de ritual.

y con gran número de testigos, para así conmocionar a la sociedad y ampliar el halo de terror de la secta. Con cada asesinato, la fama del grupo crecía, a la par que el temor sembrado. La certidumbre de que sus miembros podían introducirse en todos los estamentos –el ejército, la corte...– se extendió como una auténtica paranoia. “Ningún comandante ni oficial se atrevía a salir de casa sin protección. Llevaban corazas bajo la ropa e incluso vestían siempre cotas de malla”, escribió un cronista de la época. Durante los años que Hasán Sabbah estuvo al frente de la secta, los historiadores Juvayni y Rashid al-Din aseguran que ordenó al menos cincuenta asesinatos de grandes dignatarios de la región. Como unificador de la causa del islam suní, Saladino se convirtió en el gran objetivo a batir por los ismaelitas. Sufrió al menos dos ataques. En 1176, durante el asedio a Azaz, unos asesinos llegaron hasta él, pero solo sufrió heridas leves gracias a que llevaba armadura. Temeroso de ellos, tras el episodio del emisario, del que deja constancia el historiador Kamal al-Din, hizo que le construyeran en su campamento una torre de madera para dormir seguro.

El miedo es poderoso

Precursores de la propaganda, Sabbah y sus sucesores supieron manejar con maes-

LOS MIEMBROS DE LA SECTA JAMÁS SE DABAN A LA FUGA; SEGUÍAN COMBATIENDO HASTA SER ABATIDOS Prueba de que la secta no dejaba nada al azar era que cada asesinato se consignaba en un libro en Alamut, donde quedaba registrado el nombre de la víctima y el de sus verdugos. Las muertes estaban minuciosamente planificadas. Los asesinos comenzaban por camuflarse, a veces como comerciantes, a veces como religiosos sufíes, otras como dignatarios extranjeros, sirvientes, mozos de cuadra... La meta era, mediante ese disfraz –que se justificaba con la doctrina chií de la taqiyya, la ocultación–, infiltrarse en el entorno de la víctima y ganarse su confianza hasta que se diera el momento oportuno de ejecutar el asesinato. En ocasiones, pasaban años como sirvientes hasta que actuaban. El acto debía ser lo más espectacular posible

tría el pavor que generaban entre sus enemigos. Con esa amenaza permanente de muerte, lograron que tanto los dirigentes musulmanes como los cruzados aparcaran durante años sus ofensivas contra ellos. En algunos casos, consiguieron incluso que les pagaran grandes sumas de dinero. Al resto de los musulmanes, la secta de los asesinos les parecían unos desviados. Para el poder islámico, eran la primera amenaza al orden religioso, social y político establecido. Según un contemporáneo: “Matarlos es más legítimo que el agua de lluvia. Es el deber de sultanes y reyes vencerlos y matarlos, y limpiar la superficie de la tierra de esa inmundicia. [...] Derramar la sangre del hereje tiene más mérito que matar setenta griegos infieles”.

ASESINOS Ese odio se tradujo en numerosas masacres de poblaciones ismaelitas. Así, los señores de Mazandaran y Ray mataron a entre 6.000 y 20.000 ismaelitas, y llegaron a levantar dos torres con sus calaveras. Ibn Attash, uno de los líderes de los asesinos, tras ser apresado, fue desollado vivo y decapitado, su pellejo se rellenó de paja y su cabeza se envió a Bagdad. El califa fatimí ordenó que le llevaran a El Cairo la cabeza, las manos y el anillo de otro de los cabecillas. En paralelo, el poder suní desarrolló una persistente tarea propagandística para demonizar la secta, que fue objeto de una de las primeras leyendas negras de la historia. Mediante sus asesinatos selectivos y su compleja red de alianzas, el grupo resistió al poder selyúcida. No pudo, sin embargo, con los mongoles. A mediados del siglo xiii, consciente de la nueva amenaza procedente de Asia Central, el líder de la secta mandó emisarios para pactar con Möngke, el Gran Kan, pero a la vez envió a asesinos para acabar con su vida. Al saberlo, el emperador reforzó su seguridad personal, y decidió encomendar a su hermano Hulagu el dominio total de Persia e Irak y el fin de la secta. Hulagu logró que los asesinos rindieran una a una sus fortalezas, que fueron demolidas de inmediato. Alamut cayó en 1256. Después, el jefe militar mongol ordenó la muerte del líder de la secta y de su familia. La rama siria del grupo, en cambio, caería derrotada por otra gran potencia, el sultanato mameluco de Egipto y Siria, en manos de Baibars. A partir de entonces, la secta desapareció como grupo armado, quedando ya solo pequeños núcleos aislados de población nizarí sin aspiración política alguna. Los asesinos pasaron a la historia y se eternizó la leyenda.

PARA SABER MÁS ENSAYO DAFTARY, Farhad. The Assassin Legends: Myths of the Isma’ilis. Londres / Nueva York: I. B. Tauris, 2001. En inglés. HODGSON, Marshall G. S. The Secret Order of Assassins: The Struggle of the Early Nizari Isma’ilis Against the Islamic World. Filadelfia: University of Pennsylvania Press, 2005. En inglés. LEWIS, Bernard. Los asesinos: una secta islámica radical. Barcelona: Alba, 2002.

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LA REINA DE LA MODA María Antonieta no solo fue reina de Francia: también lo fue de la moda de su tiempo. Sus gustos dictaminaron las tendencias tanto en la corte de Versalles como en el resto de Europa. MARÍA PILAR QUERALT, HISTORIADORA Y ESCRITORA

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MARÍA ANTONIETA

MARÍA ANTONIETA en traje de corte. Lienzo de

Jean-Baptiste André Gautier-Dagoty, c. 1775-77.

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© MET. Adquisición, legado de Irene Lewisohn, 1965.

E

n 1787, el emperador José II de Austria comentó que el complica­ dísimo tocado que lucía su her­ mana, María Antonieta de Francia, era “demasiado ligero para soste­ ner una corona”. No se equivocaba. Pocos años después, la monarquía francesa su­ cumbía al ímpetu de la revolución, y la soberana, convertida en “la viuda Capeto”, hubo de cambiar las plumas y cintas de su tocado por la sencilla cofia que, camino de la guillotina, cubría su pelo cano.

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Tampoco se había equivocado su madre, la emperatriz María Teresa de Austria, cuando, muchos años antes, tras recibir una miniatura en la que María Antonieta aparecía vestida de pastora, le escribió en una de sus frecuentes misivas: “Recuerda que eres una reina, no una comediante”. Lo cierto es que cada aparición de María Antonieta en la corte tenía algo de mise en scène. La soberana dedicaba más de tres horas a su aseo personal, y, siempre de acuerdo con su modista Rose Bertin, es­

cogía cuidadosamente su atavío de acuer­ do con la ocasión. Luego se presentaba ante la corte luciendo un look cada vez más sofisticado que jamás repetía. Si ex­ cepcionalmente lo hacía, era después de haber ordenado algún retoque que modi­ ficara el modelo original.

Un vestidor bien surtido

En su vestidor se recibían a la semana die­ ciocho pares de guantes perfumados con violetas y cuatro pares de zapatos, mientras

© MET. Adquisición, legado de Irene Lewisohn, 1954.

© MET. Hoeschst Fiber Industries Fund, 1981.

MARÍA ANTONIETA

© MET. Donación de Mrs. Frederick Street Hoppin, 1963.

TRAJES de la época de María Antonieta. A la izqda., vestido de corte, c. 1750. ARRIBA, traje à la française, con pliegues desde el escote de la espalda, c. 175075; y zapatos, década de 1780. A LA DCHA., vestido à la polonaise, c. 1775.

que para cada temporada encargaba a madame Bertin la confección de doce ves­ tidos de corte destinados a las grandes ocasiones, otros doce de mañana y una docena más adecuados a las veladas de tarde o las cenas íntimas. Estos últimos eran, por lo general, los denominados bata, con una sobrefalda abierta por delante y unos amplios pliegues sujetos al escote de la espalda que se abrían a modo de ca­ pa y formaban una pequeña cola. También reservaba para la tarde los llamados à la

polonaise, algo más cortos, de cuerpo ce­ ñido y falda abullonada, ya que podía fruncirse mediante un cordón. Ambos resultaban más cómodos de llevar que los trajes de corte, por cuanto estos, con sus exagerados paniers –unos armazones ata­ dos a la cintura que desplazaban el vo­ lumen de la falda hacia las caderas–, re­ sultaban extremadamente pesados y dificultaban cualquier movimiento. A tan nutrido vestuario se añadían aque­ llos trajes para situaciones determinadas,

como los propios para los embarazos o para practicar la caza. También los lla­ mados à l’anglaise, o en chemise, menos voluminosos, elaborados con tejidos li­ geros y vaporosos, que se abrochaban en la espalda con cintas y estaban confeccio­ nados de una sola pieza. María Antonie­ ta solía llevarlos para sus juegos pastori­ les en el Petit Trianon mientras cubría su cabeza con una pamela de paja. La ligereza de tal vestimenta en compara­ ción con los ostentosos trajes de corte es­

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MARÍA ANTONIETA con un vestido à l’anglaise.

Óleo sobre lienzo de Élisabeth Vigée Le Brun, 1783.

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MARÍA ANTONIETA

ROSE BERTIN CREÓ UNAS MUÑECAS ATAVIADAS CON SUS MODELOS QUE SE ENVIABAN A OTRAS CORTES EUROPEAS estar al corriente de la moda francesa y vestir prendas similares. Eso sí, siempre debían enviarse al menos unas semanas después de que la reina hubiera lucido el modelo original, puesto que solo ella podía estrenar las creaciones de madame Bertin.

La moda de los poufs

El presupuesto de gastos de vestuario de María Antonieta alcanzaba la desorbitan­ te cifra de 1.250 livres anuales. Sin embar­ go, frecuentemente se duplicaba tal canti­ dad. Buena parte del presupuesto se lo llevaban las artificiosas pelucas que le confeccionaba su peluquero, monsieur Léonard: algunas de ellas llegaron a alcan­ zar el metro de altura, y se adornaban con múltiples plumas, lazos, piedras preciosas e incluso miniaturas. Las plumas, concre­

La “ministra de la moda”

EN VERSALLES SE ERIGIÓ EN LA DISEÑADORA DE LA REINA, PERO SU TRABAJO TRASCENDIÓ FRANCIA A ROSE BERTIN (en la imagen, en un grabado de Jean-François Janinet basado en un cuadro de Jean-Honoré Fragonard) se la calificaría hoy de “estilista de la reina”. Sus creaciones, realizadas a mayor honor y gloria de la soberana, marcaron tendencia y le conceden la consideración de predecesora de los grandes couturiers que han hecho de París la capital internacional de la moda.

TRAS EL ESTALLIDO revolucionario, temiendo por su vida a causa de sus vínculos con la corte, Bertin viajó a Londres, donde siguió trabajando. En 1795 regresó a Francia. Cosió para Josefina y otras damas del Imperio hasta que, en 1802, cedió su negocio a una sobrina y se retiró a su casa de campo en Epinay-surSeine. Allí murió en 1813.

SU NOMBRE REAL era MarieJeanne Bertin, y había nacido en la región de Picardía en 1747. Se trasladó a París muy joven a trabajar en un taller de costura que frecuentaban las grandes damas de la aristocracia. En 1769 abrió su propia tienda de modas, Le Grand Mogol, una de cuyas clientas era la duquesa de Chartres. Esta, en mayo de 1774, le presentó a la reina. DESDE ENTONCES, Bertin se convirtió en la factótum de la moda femenina no solo en Versalles, sino en toda Europa. Porque otras soberanas, como Sofía Magdalena de Suecia, María Luisa de Parma en España o la emperatriz consorte de Rusia María Fiódorovna, también vistieron sus creaciones.

tamente, se convirtieron en una auténtica obsesión para la reina. Prohibió que las damas de la corte llevaran mayor número de plumas que ella y estipuló que podrían adornarse con un máximo de diez. Los poufs, como se denominaban tan arti­ ficiosas pelucas, se elaboraban sobre un armazón con rellenos de crin u otros ma­ teriales, y se ornamentaban con las mayo­ res extravagancias. Se denominaban en­ tonces coiffure au sentiment, puesto que la decoración debía tener un significado es­ pecial para su portadora, lo que implicaba que podían llegar a coronarse con dispa­ rates como una jaula con un pájaro o la reproducción de una casa de campo. María Antonieta fue una abanderada de la moda de los poufs, si bien lo hizo empleando pa­ ra su ornato perlas, piedras preciosas o

© MET. Donación anónima, 1924.

candalizó a las almas biempensantes de la corte, que no consideraron oportuno que la reina se mostrara tan sencilla y, a su cri­ terio, ligera de ropa como aparece en el óleo que Élisabeth Vigée Le Brun pintó en 1783 (a la izqda.). Sin embargo, una vez más, Versalles optó por la hipocresía, y las mismas damas que criticaban a la reina por mostrarse de tal forma se hicieron de in­ mediato con atuendos parecidos. En cualquier caso, con robe à la polonaise o à l’anglaise, la reina y su modista, Rose Bertin, como las influencers actuales, mar­ caron la moda cortesana. Tras cada apa­ rición pública de María Antonieta, las damas de la corte, con mayor o menor disimulo, se aprestaban a copiar el estilo de la reina, porque, como bien dice su biógrafa Hélène Delalex, “la reina no se­ guía la moda, ‘era’ la moda”. La dictadura estilística del tándem forma­ do por la soberana y su modista fue indis­ cutible. Rose Bertin creó unas muñecas ataviadas con modelos de su creación que, bien se coleccionaban, bien servían para enviarlas a otras cortes europeas, donde, a modo de figurines, permitían a las damas

pequeños objetos manufacturados con metales preciosos. Una afición, la de las joyas, que la hizo presa fácil de quienes pretendían lograr su favor. Ese podía haber sido el caso del cardenal de Rohan, prota­ gonista involuntario del “caso del collar”. La trama, orquestada por una aventurera llamada Jeanne Valois de la Motte, preten­ dió involucrar a la reina en la compra de un carísimo collar de brillantes por el que nunca se había interesado y que, por otra parte, jamás llegó a su poder. En favor de la reina hay que decir que tanto lujo y ostentación no eran patrimo­ nio exclusivo suyo. En primer lugar, por­ que, con su carísima indumentaria, María Antonieta pretendía refrendar el papel institucional de la Corona, marcando distancias con la siempre díscola aristo­

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cracia. En segundo, porque, aunque vivió de espaldas a la realidad social que la rodeaba, consagrando muchas horas del día a su complicadísima indumentaria o a entretenerse con juegos y diversiones, lo hizo en un Versalles que era el para­ digma de la superficialidad, un hermoso artificio tras el que se escondían intrigas políticas y vicios privados. La corte en pleno vivía atrincherada tras los muros y fastos palaciegos en un intento suicida de

LA CORTE EN PLENO VIVÍA ATRINCHERADA EN UN INTENTO SUICIDA DE IGNORAR LA EVOLUCIÓN DE LOS TIEMPOS ignorar la evolución de los tiempos. Sedas, terciopelos y damascos competían en los salones con vistosas joyas de valor incal­ culable, diseñando una hermosa esceno­ grafía cuya tramoya estaba definitiva­ mente roída por la carcoma. No obstante, las manufacturas reales dieron lugar a una pujante industria sedera en Lyon, mientras los avances técnicos y los progresos en el ámbito de los tintes favo­ recieron la iniciativa privada y la consi­ guiente creación de numerosas fábricas de medias, sombreros y lencería. Una industria que acabaría por hacer de Francia, y con­ cretamente de París, el corazón de la moda europea a lo largo de los siglos xix y xx.

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SALÓN DE LOS ESPEJOS, Versalles. A la izqda., el conde de Artois, por Henri-Pierre Danloux.

En el ojo del huracán

A ojos del pueblo, la cabeza visible del des­ pilfarro cortesano era la soberana, de ahí que acabara por ser calificada de “Madame Déficit”. Los panfletos que en 1789 forraban las fachadas parisinas no dudaban en pre­ sentarla como una gallina presumida y estúpida, “la poule autrichienne” (la gallina austríaca), al tiempo que la responsabili­ zaban de la bancarrota del erario público y de la miseria que reinaba más allá de Versalles. La última reina de la Francia del Antiguo Régimen fue para su pueblo una mujer ególatra y superficial. No siempre había sido así. Cuando María Antonieta llegó a Francia no era más que

una adolescente educada en los estrictos principios de la opulenta pero sobria cor­ te austríaca de sus padres, María Teresa de Austria y Francisco de Lorena. La todo­ poderosa emperatriz había impuesto en su numerosa familia un ritmo de vida que tenía mucho de burgués y poco de frívolo. María Antonieta creció en un ambiente en el que la defensa de la fe, la implantación de la justicia y el fomento de la cultura eran prioritarios. Dada su juventud, no es de extrañar que, a su llegada a Versalles, se sintiera fascinada por la espiral de en­ tretenimiento que reinaba en los salones de palacio. A ello, posiblemente, contri­ buyó la escasa conexión emocional con su

MARÍA ANTONIETA

esposo, un joven que desde el principio se mostró tímido y retraído. En tales circunstancias, María Antonieta optó por llenar sus días de juegos y diver­ siones que compartía con sus damas, ami­ gos y cuñados, especialmente con el joven conde de Artois, tan mundano y superficial como ella, que cada día le preparaba mas­ caradas, conciertos, bailes o distracciones que, invariablemente, tenían lugar en el Petit Trianon, el cenáculo privado de la reina. Una espiral de trivialidad que acabó por engullirla. Con el paso de los años, las críticas hacia ella fueron en aumento en el pueblo, pero también la corte contribu­ yó a incentivar la animadversión hacia la

soberana, cuando dejó que se filtrara su supuesta relación con un atractivo militar sueco llamado Axel de Fersen. Lo que sucedió después es de todos cono­ cido. En apenas dos años se reestructuró el sistema político y legislativo y surgió una nueva Francia. El reconocimiento de la libertad de prensa derribó todas las barreras que pudieran proteger el buen nombre de la soberana, y cobraron fuerza las denuncias por su afición al lujo y sus enormes dispendios en ropa y alhajas. Tras la proclamación de la república y el encarcelamiento de la familia real en el Temple, Luis XVI fue ejecutado en enero de 1793. María Antonieta subió al cadal­

so nueve meses después, tras soportar un simulacro de juicio en el que no se le aho­ rraron insultos ni vejaciones y donde se exageró hasta el paroxismo su vida disi­ pada y su presunta prodigalidad.

PARA SABER MÁS MONOGRAFÍA

Hélène. Un jour avec Marie-Antoinette. París: Flammarion, 2015. En francés. DELALEX,

BIOGRAFÍA

Antonia. María Antonieta, la última reina. Barcelona: Edhasa, 2006. ZWEIG, Stefan. María Antonieta. Barcelona: Acantilado, 2012. FRASER,

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FRANKENSTEIN

FRANKENSTEIN Y LA INVENCIÓN DE LA VIDA Frankenstein o el moderno Prometeo, la novela de Mary Shelley que todos creemos conocer antes de leer, cumple doscientos años. Para conmemorar el bicentenario, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) acaba de publicar la primera edición anotada para sus estudiantes científicos. Mito pop, la criatura de Mary Shelley aún nos avisa sobre los límites éticos de una ciencia cada vez más cerca de descubrir el enigma de la creación. JOAQUÍN ARMADA DÍAZ, HISTORIADOR Y PERIODISTA

VÍCTOR FRANKENSTEIN horrorizado ante su creación. Ilustración de Theodor von Holst en el frontispicio de la edición de 1831.

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E

l monstruo domina el paraíso. Los hombres llaman a aquel edén Sumbawa, pero la isla pertenece al volcán. El miedo al gigante dormido no les protege. El 10 de abril de 1815, el Tambora revienta. La ex­ plosión es tan grande que el volcán pierde 1.500 metros de altura. Su cono se reduce de 4.300 metros a 2.800. El trueno se es­ cucha a cientos de kilómetros de distancia mientras recorre toda Indonesia. Miles de personas fallecen, ahogadas por los gases, golpeadas por las rocas, quemadas por las cenizas, barridas por las olas gigantes que arrasan las playas del archipiélago. El Tam­ bora arroja a la atmósfera 180 km3 de azufre, ceniza y cristales en polvo. Una nube negra que convierte el día en noche y extiende un velo de oscuridad sobre el mundo, que mata cultivos, animales, per­ sonas. La nube llegó a Europa a mediados de 1816 y dejó el continente sin verano. En ese mundo nuevo, entre fríos aguaceros y crepúsculos de tonos rojos y ámbar, Mary Shelley creó su personaje inmortal.

Soñar despierta

“¿Cómo es posible que yo, entonces una jovencita, pudiera concebir y desarrollar una idea tan horrorosa?”, se pregunta en 1831, en la introducción a la tercera edición de su novela. La respuesta no está en ese escenario con crepúsculos de Turner, sino en su infancia. Mary Wollstonecraft God­ win nació en Londres el 30 de agosto de 1797. Era la hija de dos intelectuales re­ beldes. Su madre, Mary Wollstonecraft, había publicado cinco años antes Vindicación de los derechos de la mujer, uno de los textos fundacionales del feminismo, un ensayo en el que exigía que los hombres (y sus contemporáneas) tratasen a las mu­ jeres “como a criaturas racionales en lugar de halagar sus gracias fascinadoras y con­ siderarlas como si se hallaran en un per­ petuo estado infantil, incapaces de obrar por sí mismas”. Wollstonecraft no vio cómo su hija se convertía en la mujer que ella reivindicaba. Murió once días después del parto, víctima de una infección. Su esposo, William Godwin, quedó desolado. Político fugaz, anarquista, ateo, Godwin volvió a casarse en 1803. Su nueva esposa, la suiza Mary Jean Vial Clairmont, traduc­ tora al inglés de los cuentos de los herma­ nos Grimm, ya tiene dos hijos: Charles y

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FRANKENSTEIN

MARY FASCINA CON SU INTELIGENCIA A SHELLEY: “TIENE LA CAPACIDAD DE PENETRAR EN LA VERDAD DE LAS COSAS”

EL PUERTO de C. D. Friedrich, c. 1816, refleja los efectos del Tambora. A la dcha., los padres de Mary.

Clara, una joven con un papel fundamen­ tal en la creación del mito. Privada del amor materno, Mary se refugia en la lec­ tura. Lee durante horas junto a su tumba, en Old St. Pancras Church. Le encanta imaginar historias. Está rodeada de libros. Su padre los escribe, los edita, los vende. Convertido en librero y editor, las ideas de Godwin fascinan a los jóvenes poetas, co­ mo Wordsworth y Coleridge, y a un vete­ rano William Blake. A las tertulias de su casa en Skinner Street también acuden filósofos de la naturaleza, como los quími­ cos William Nicholson, Humphry Davy y Erasmus Darwin (sí, el abuelo de Charles). Godwin es aún un faro para los románti­ cos cuando Percy Shelley descubre que el autor que le fascina está vivo. Maltratado en Eton, solitario y rebelde, el joven y bello aristócrata había publicado a los diecinueve años La necesidad del ateísmo, una obra que le expulsa de Oxford y de su rica familia. Shelley emprende en­ tonces una fuga que no termina hasta su muerte. Se casa con Harriet Westbrook, la hija de un posadero, que solo tiene die­ ciséis años. Aún es su esposa cuando co­ noce a Godwin y a sus hijas. Shelley se

convierte en su mecenas, endeudándose a cuenta de su futura herencia. Es así como conoce a Clara, la hermanastra de Mary, y a Fanny, la hermana mayor de Mary, lectoras apasionadas de sus poemas. Mary, la más pequeña, está estudiando en Esco­ cia. Cuando regresa, fascina a Shelley. “Es adorable, tierna, insensible a la indignación o al odio –escribe a su amigo Thomas Jef­ ferson Hogg– [...]. Su inteligencia es pro­ digiosa. Tiene la capacidad de penetrar en la verdad de las cosas”. En julio de 1814, Shelley abandona a su esposa Harriet y se fuga con Mary. Clara les acompaña. Los tres parten al continente, cruzan Fran­ cia, visitan Alemania, llegan a Suiza... y regresan a Inglaterra. Shelley quiere que Godwin apruebe su relación con Mary. Pero el escritor que rechaza el matrimonio ¡y se ha casado dos veces! no acepta la re­ lación. Los dos jóvenes se quedan en Lon­ dres, evitando a los acreedores que los acosan. Mary está embarazada. El 22 de febrero de 1815, con dos meses de adelan­ to, nace Mary Jane. La niña apenas vive dos semanas. El 13 de marzo, Mary anota en su diario: “He soñado que mi pequeña niñita volvía a la vida; que solamente se había quedado fría, y cuando la acunába­ mos junto al fuego, revivía”. Mientras, Clara se convierte en la amante de lord Byron, el gran poeta maldito. Si Percy She­ lley ha sido expulsado de su familia, Byron ha pasado de ser el británico más deseado al más odiado. No le perdonan su amor incestuoso con su hermanastra, su defensa de Napoleón. Desde Suiza, Byron invita a

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VILLA DIODATI, donde nacieron los personajes de

Frankenstein y el vampiro. William Purser, s. xix.

Shelley. Es así como Villa Diodati entra para siempre en la historia de la literatura.

El reto de Byron

“‘¡Escribamos cada uno una historia de terror!’, dijo lord Byron”, contaría en 1831 Mary Shelley en el prólogo a la tercera edición de Frankenstein. Para entonces, tres de los protagonistas de aquella mítica reunión habían muerto. John William Po­ lidori, el médico de Byron, tras suicidarse tomando ácido prúsico en 1821; Percy Shelley, ahogado en un lago toscano un año después; y Byron, enfermo, en 1824, mientras participa en la guerra de la inde­ pendencia de Grecia del Imperio otomano. El reto nace gracias al tiempo hostil causa­ do por el velo del Tambora. Mary y Percy llevan varios días en Villa Diodati cuando,

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el 16 de junio de 1816, la lluvia empieza a caer. Refugiados en la lujosa casa, comien­ zan a leer Fantasmagoriana, una antología francesa de relatos alemanes de terror que Polidori ha traído consigo. Su lectura des­ pierta el reto de Byron, y esa noche, que el aguacero estira durante tres oscuros días, nacerán dos de los mitos del terror con­ temporáneo: Frankenstein y El vampiro. Ninguna de las dos historias fueron escri­ tas por los dos poetas consagrados. Mien­ tras que Mary y Polidori, el autor de El vampiro, se esfuerzan al máximo y logran los relatos de su vida, para Shelly y Byron el reto es solo un juego, un entretenimien­ to para esos días de forzado aislamiento. “Nunca vi un ejemplo tan completo de amistad como el de Byron y Shelley –es­ cribe el novelista colombiano William

Ospina en El año del verano que nunca llegó–. Se admiraban vagamente cuando se conocieron, pero a partir del encuentro sus vidas ya no fueron independientes, se necesitaban, se alimentaban con su diálo­ go [...] se ayudaron a modelar cada uno su propio destino [...]. Shelley encontró a un revolucionario de salón y lo convirtió en un héroe real”. Es una de sus conversa­ ciones sobre los experimentos del doctor Darwin para “resucitar” materia muerta con electricidad la que despierta la imagi­ nación de Mary. Si despierta soñó revivir a su niña muerta, esa noche soñará a Frankenstein mientras duerme. “Abrí mis ojos con terror. La idea había tomado posesión de mi mente de tal forma que el miedo recorría mi cuerpo como un escalofrío, y quise cambiar la fantasmal

FRANKENSTEIN imagen de mi fantasía por la realidad que me rodeaba [...]. Lo que me ha aterrori­ zado a mí aterrorizará a otros”. Mary pien­ sa en un relato corto, pero Percy la apremia y ayuda para desarrollar una novela que lograse “que el lector mirara a su alrededor con miedo, que helara la sangre y que ace­ lerara los latidos del corazón. Si no con­ seguía esas cosas –escribe Mary–, mi his­ toria de terror no sería merecedora de ese nombre”. Es así como crea a Víctor Fran­ kenstein, un filósofo de la naturaleza per­ teneciente a una distinguida familia de Ginebra que, en la última década del siglo xviii, mientras la Revolución Francesa sacude Europa, quiere descubrir el secre­ to de la vida. En su historia de ciencia y terror, Mary volcará los conocimientos adquiridos en la biblioteca de su padre, en conferencias científicas y en las tertulias de los sabios galvánicos en su casa paterna.

ARRIBA, los esposos Mary y Percy Shelley. ABAJO, el poeta lord Byron (dcha.) y el doctor John Polidori.

Más que un gólem eléctrico

Fue una casualidad. Luigi Galvani dise­ caba una pata de rana cuando su bisturí rozó el gancho de bronce del que esta colgaba. El contacto entre metales pro­

EL DR. FRANKENSTEIN ES AMBICIOSO, QUIERE DESCUBRIR DÓNDE RESIDE EL PRINCIPIO DE LA CREACIÓN vocó una pequeña descarga eléctrica y, durante unos segundos, la pata cobró vida. Entusiasmado, el médico italiano difundió su descubrimiento entre sus co­ legas. En 1791 publicó De viribus electricitatis in motu musculari commentarius, y pronto no hubo joven fascinado por la ciencia que no intentase “revivir” duran­ te segundos algún desafortunado animal al que acababan de quitar la vida para siempre. Víctor Frankenstein ambiciona mucho más: quiere descubrir dónde re­ side el principio de la creación: “La vida y la muerte me parecían ataduras ficti­ cias”. Fiel discípulo de Galvani, Frankens­ tein usa la electricidad para dar vida a su puzle de cadáveres, hasta “insuflar una chispa de existencia en aquella cosa exá­ nime que estaba tendida a mis pies”. La

corriente eléctrica sacude el cuerpo de la criatura y esta comienza a respirar. La ambición de Frankenstein por descubrir el secreto de la vida se alimenta tanto de los descubrimientos científicos de la se­ gundad mitad del siglo xviii, que aprende en la Universidad de Ingolstadt (Alemania), como de las lecturas de los alquimistas del siglo xvi, que tanto fascinaban a Mary She­ lley y a su padre. Como ellos, Frankenstein ha leído a Cornelio Agripa y a Paracelso, ambos del siglo xvi, y su criatura está tan emparentada con el gólem –el legendario monstruo de las leyendas judías– como con el célebre autómata que habría creado Al­ berto Magno en el xiii. Si el gólem es una figura de arcilla que cobra vida a través de la magia cabalística, la criatura de Franken­ stein es un ser hecho con desechos. “Los

quirófanos y el matadero me proporciona­ ban la mayor parte de los materiales, y a menudo sentía que a mi naturaleza huma­ na le repugnaba aquella ocupación”, con­ fiesa el científico, arrepentido de un expe­ rimento que ha hecho a espaldas de sus profesores, familiares y amigos. Cuando la electricidad da vida a la criatu­ ra, Frankenstein descubre con horror el éxito de su experimento. “Incapaz de so­ portar el aspecto del ser que había creado, salí atropelladamente de la estancia”. Ese miedo ante el cadáver renacido es el mis­ mo que viven el 18 de enero de 1803 los asistentes al experimento de Giovanni Aldini, sobrino de Galvani, en la prisión londinense de Newgate. Allí, Aldini aplica una intensa corriente a un criminal ejecu­ tado. El cadáver abre los ojos, agita su

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DEL ESCENARIO A LA PANTALLA El monstruo sin nombre creado por Víctor Frankenstein perdió en el cine su inteligencia, pero se convirtió en icono. THOMAS POTTER COOKE esta­ ba especializado en interpretar villanos en el escenario, pero en el libreto de la obra su personaje no tenía nombre: era una línea en blanco. Estrenada en 1823, Presumption, or The Fate of Frankens­ tein fue la primera adaptación de la no­ vela de Mary Shelley. “El argumento no está demasiado logrado, pero Cooke in­ terpreta su papel de _____ realmente bien”, anotó en su diario la escritora tras asistir a una de las representaciones. Tras la obra de Richard Brinsley Peake,

la criatura se alejó cada vez más del original. Adaptación tras adaptación, se apropió del apellido de su creador y perdió la inteligencia que Mary Shelley le dio para leer a Plutarco, Milton y Goe­ the. Life Without Soul (1915), de Joseph W. Smiley, fue la primera película. Pero sería Boris Karloff quien, en El doctor Frankenstein (1931, abajo), de James Whale, fijase para siempre nuestra ima­ gen del monstruo: un gigante torpe y bobalicón, con el cuello atornillado, la frente grapada y mirada inolvidable.

mandíbula, mueve sus brazos y, para terror de los espectadores, se incorpora. A dife­ rencia de los “resucitados” de Giovanni Aldini y el médico escocés Andrew Ure, la criatura de Frankenstein revive. Abando­ nada por su creador, aprende –de una manera tan autodidacta como inverosímil– a hablar, leer y comprender El paraíso perdido, de Milton, y Las desventuras del joven Werther, de Goethe. Pero, pese a su inteligencia y su bondad innata, solo en­ cuentra el rechazo de los hombres. “La fealdad física de la criatura refleja la fealdad psicológica de su creador”, escribe Charles E. Robinson en la introducción de la edición anotada del MIT. Víctor está do­ minado por la hybris, la misma ambición desmesurada que llevó a Prometeo a de­ safiar a los dioses y entregar el fuego a los hombres. Pero el gran error de Víctor, el crimen que provocará que sus seres más queridos sean asesinados, es abandonar su creación. “Yo debería ser vuestro Adán... pero, bien al contrario, soy un ángel caído [...]. ¡Hacedme feliz y volveré a ser bueno!”, grita la criatura cuando se reencuentra con Víctor. Para entonces, ya ha acometido el primero de sus crímenes, atormentada por el odio de los hombres y por su deseo de

SI LA CRIATURA DE FRANKENSTEIN NOS HORRORIZA ES PORQUE ES CASI HUMANA, PERO NO LO SUFICIENTE vengarse de su “padre”. “Tú eres mi creador, pero yo soy tu dueño: ¡obedéceme!”, grita tras reclamar que le fabrique una compa­ ñera para no estar solo. Si no lo hace, se­ guirá matando a sus seres queridos. “Soy malvado porque soy desgraciado [...] si no puedo inspirar amor, causaré terror”.

Las advertencias de la obra

Si la criatura nos horroriza es porque es casi humana, pero no lo suficiente. Sus imperfecciones nos alertan y despiertan nuestro miedo. Es un ejemplo de la teoría del “valle inquietante”, formulada en 1970 por el experto en robótica japonés Masa­ hiro Mori. Si la criatura fuese muy dife­ rente a nosotros pero tuviese característi­

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FRANKENSTEIN

MANUSCRITO de Frankenstein, conservado en la Bodleian Library de la Universidad de Oxford.

cas humanas, nos generaría empatía. En cambio, parece un hombre, pero ensegui­ da advertimos que no lo es, que es un ser extraño, y sus cualidades humanas nos asustan. Víctor Frankenstein no puede superar la repugnancia que siente hacia su creación, de la que esperaba una obe­ diencia ciega. “Ningún padre podría exigir la gratitud de su hijo tan absolutamente como yo merecería las alabanzas de esos seres”. Y, sin embargo, es su criatura la que acaba dominándole y le obliga a crear una compañera de la que, como Frankenstein de él, solo espera sumisión: “Una mujer tan deforme y horrible como yo no me rechazaría. Mi compañera debe ser como yo y tener los mismos defectos”. ¿Se siente por fin Frankenstein responsable de su criatura? Aparentemente, sí. Tras su conversación, advierte que “un creador tenía deberes para con su criatura, y que antes de quejarme por su maldad debía conseguir que fuera feliz”. Pero su repulsión y su miedo se imponen. Como nos muestra Mary Shelley, el científico ha cometido demasiados errores previos. Ha creado un

ser vivo sin sentirse responsable de su cui­ dado, sin reflexionar sobre las necesidades y aspiraciones de un ser inteligente y pa­ sional que, a diferencia de los hombres, no necesita matar para comer. “Mary parece haberse anticipado en dos siglos a una de las preocupaciones éticas centrales de la robótica y la inteligencia artificial”, escribe Sean A. Hays en la edición anotada del MIT. La novela también nos muestra la importancia de la interacción con el medio para la formación de la identidad. Al aban­ donar a su criatura, el doctor la convierte en el monstruo que teme. Sentirse respon­ sable de sus crímenes es su condena. Escrita hace doscientos años, en plena Revolución Industrial, Frankenstein nos avisa sobre un mundo en el que la tecno­ logía nos domina. Pero “Mary no era una ludita que se oponía a las nuevas tecnolo­ gías”, refiere Charles E. Robinson, uno de los mayores expertos en la obra de Shelley. Frankenstein no es una obra anticientífica, sino un relato que nos advierte sobre los peligros de una curiosidad científica sin control. Una historia de ciencia y terror

que plantea preguntas que investigadores y ciudadanos siempre tendrán que respon­ der: ¿quién decide qué debe investigarse?, ¿qué límites éticos pueden traspasarse, cuándo, cómo y por qué? Las advertencias de la novela sobre la responsabilidad de los científicos son hoy más vigentes que hace dos siglos, ahora que nuestros cono­ cimientos genéticos nos permiten resucitar especies extintas y los avances en robótica e informática dibujan un futuro inminen­ te en el que la inteligencia artificial forma­ rá parte de nuestra realidad cotidiana.

PARA SABER MÁS ENSAYO FERNÁNDEZ VALENTÍ, Tomás y NAVARRO, Antonio José. Frankenstein. El mito de la vida artificial. Torrejón de Ardoz: Nuer, 2000.

LITERATURA OSPINA, William. El año del verano que nunca llegó. Barcelona: Random House, 2015. SHELLEY, Mary. Frankenstein. Edición anotada para científicos, creadores y curiosos en general. Barcelona: Ariel, 2017.

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GAGARIN EL PRIMER COSMONAUTA Se cumple medio siglo de la muerte en accidente de aviación de Yuri Gagarin, el primer hombre que contempló la Tierra desde el espacio. ALFONSO GONZÁLEZ QUESADA, PROFESOR DEL ÁREA DE DOCUMENTACIÓN DE LA UAB

YURI GAGARIN a bordo del Vostok 1,

en su histórico viaje al espacio, 1961.

E

n la escuela de pilotos de Orem­ burgo todo el mundo se arre­ molina junto a la radio. El Sput­ nik, el primer satélite artificial de la historia, está en órbita. Como el resto de sus compañeros, el ca­ dete Gagarin no amaga el asombro y entusiasmo por la hazaña de su país. Ni por un momento sospecha que está ce­ lebrando el primer paso de un largo ca­ mino que lo ha de llevar al espacio. Con el lanzamiento del Sputnik, en octubre de 1957, la URSS ha tomado la delantera en la exploración del cosmos y prolongará su supremacía durante la próxima década. El artífice del éxito es un ingeniero excep­ cional. El nombre de Serguéi Koroliov, como otros detalles del programa espacial soviético, se mantendrá en secreto largo tiempo. El ingeniero jefe, así es como los medios esconden su identidad, es el cere­ bro que ha dotado de músculo a la super­ potencia en plena Guerra Fría diseñando los primeros misiles de largo alcance. To­ do un aval para que el Kremlin le permita adaptar sus cohetes y hacer realidad su sueño: enviarlos al espacio.

En busca de cosmonauta

El impacto mundial del Sputnik ha redo­ blado el crédito de Koroliov en el Kremlin. Jruschov quiere otro golpe de efecto para el mes siguiente, cuando se cumpla el cua­

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renta aniversario de la Revolución de Oc­ tubre, y sugiere que el nuevo satélite emi­ ta el himno de La Internacional desde el cosmos, pero Koroliov tiene en mente algo más audaz: poner en órbita a un ser vivo. Es el momento de la célebre Laika. Su sa­ crificio inaugura el panteón de mártires caninos de la era espacial, a la vez que vis­ lumbra un objetivo más ambicioso: enviar un humano más allá de la atmósfera. En 1959, el Kremlin da luz verde al proyecto y comienza la preselección de candidatos

cionados y trasladados a una instalación secreta próxima a Moscú, la futura Ciudad de las Estrellas, donde continuarán la for­ mación y entrenamiento como cosmonau­ tas. Gagarin es uno de ellos. El diseño y construcción del cohete y la nave corren en paralelo a la selección de su tripulante. El ingeniero jefe confía en la tecnología de que dispone para poner en órbita a un humano, pero debe resolver cómo garantizar su retorno y evitar que muera al aterrizar. En agosto de 1960, des­ pués de varios fracasos, las perras Belka y Strelka son los primeros seres vivos en regresar a salvo de un vuelo orbital. Koro­ liov también teme que el impacto del ate­ rrizaje sea demasiado violento, por lo que ha resuelto que el cosmonauta sea catapul­ tado de la cápsula poco después de entrar en la atmósfera y descienda en paracaídas. Ivan Ivanovich es el nombre elegido para el maniquí con el que se experimenta exi­ tosamente el funcionamiento de un asien­ to eyectable. Queda pendiente, sin em­ bargo, el problema más peliagudo. Los médicos ignoran cómo responderá el cuer­ po humano a una situación prolongada de ingravidez. Para reducir el riesgo que pue­ da suponer, Koroliov toma dos medidas: limita el tiempo de vuelo a una sola órbita alrededor del planeta y establece un siste­ ma de guía automático de la nave, contro­ lado desde la Tierra. Esta solución, que hace del tripulante un mero pasajero, por­ que solo en caso de emergencia tomará los

LLEVA CERCA DE DOS AÑOS EN MURMANSK CUANDO LLEGA UN EQUIPO DE RECLUTAMIENTO DE MOSCÚ en todas las bases aéreas del país, de acuer­ do al retrato robot que Koroliov ha esbo­ zado: piloto joven, excelente forma física y no más de metro setenta de altura. En octubre de 1959, el teniente Yuri Ga­ garin lleva destinado cerca de dos años en una base de Murmansk, en el círculo polar ártico. En esas fechas llega de Mos­ cú y sin aviso previo un equipo de reclu­ tamiento que se dedica a realizar entre­ vistas y exámenes médicos a los miembros de la base. Como nadie explica la razón, el rumor es que se buscan pilotos para un nuevo modelo de avión. A inicios de 1960, veinte aspirantes, de los más de dos mil examinados por todo el país, son selec­

mandos, también satisface al KGB, recelo­ so ante la posibilidad de que el tripulante deserte y aterrice en territorio extranjero, revelando secretos tecnológicos. Nadie que conozca la dureza de las pruebas a que se someten los seleccionados puede creer que esté delante de un desertor. Ade­ más, la camaradería en el grupo es abso­ luta, como feroz la competencia. A finales de 1960, el número de candidatos se ha reducido a seis, de los que despuntan Guer­ man Titov y Yuri Gagarin. Ambos tienen calificaciones excelentes y sobresalen por su inteligencia, autodisciplina y resistencia. Sin embargo, son bien distintos. El carácter duro e introvertido del primero nada tiene

GAGARIN

GAGARIN en una cámara de gravedad cero. A la izqda., el Sputnik, satélite lanzado en 1957.

que ver con el encanto del segundo, afable y siempre sonriente. También sus orígenes difieren. Mientras Yuri ha nacido en una humilde aldea campesina y es hijo de tra­ bajadores de una granja colectiva, los pa­ dres de Guerman son profesores y forman parte de la clase media soviética. Para Koroliov no hay dudas: su hombre es Ga­ garin, pero su opinión solo será una más entre las que se escuchen en la comisión que decidirá quién ha de pasar a la histo­ ria o ser enviado a la muerte. La decisión se toma en Baikonur, adonde se han trasladado los seis cosmonautas y desde donde despegará la misión. El ele­ gido es el teniente Yuri Alekséyevich Ga­ garin, de 27 años. Titov, designado suplen­ te, no puede disimular su contrariedad, aunque sepa que será el siguiente en viajar al espacio. El Kremlin presiona para ace­

lerar los preparativos del lanzamiento. Sabe que los americanos tienen a punto un vuelo tripulado suborbital y no quiere que nadie les arrebate la gloria.

Un vuelo para hacer historia

Las primeras luces del 12 de abril de 1961 recortan la silueta de un cohete sobre la árida estepa kazaja. En la víspera ha sido remolcado desde el hangar de ensamblaje hasta la rampa de lanzamiento. Cuatro kilómetros recorridos con extremada len­ titud y bajo la supervisión del ingeniero jefe, atento a cualquier vibración que pu­ diera dañar las entrañas del coloso de cua­ renta metros que, ahora erguido, aguarda a su único tripulante. Un par de horas des­ pués, quien aguarda en el interior de la cápsula, enfundado en una escafandra naranja (el color debe facilitar un posible

rescate), sujeto al asiento eyector y conec­ tado al soporte vital de la nave, es Gagarin. Su calma y confianza no decaen cuando Koroliov le comunica por radio que el lan­ zamiento se demorará al haberse detecta­ do un problema en la escotilla. Para matar el tiempo pide un poco de música. La tier­ na canción de amor que suena quizá le haga pensar en su joven esposa y en sus dos hijas, o en su madre, que estará traji­ nando en la cabaña de Klushino, la aldea donde nació y despertó su ilusión por volar y que dejó a los catorce años porque no quería ser carpintero como su padre. En Moscú se formó como obrero metalúrgico, pero sin renunciar al sueño de surcar los cielos. Y aprendió a hacerlo, primero en el club de vuelo de Saratov y luego en Orem­ burgo. Cuando se vuelve a sellar la escoti­ lla y Koroliov le anuncia que todo está en

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GAGARIN orden, Gagarin tal vez recuerda con sim­ patía el cojín que colocaba en el asiento del avión para ganar visibilidad al aterrizar. Ahora no es necesario, su metro cincuenta y siete no va a ser ningún impedimento para que alcance el espacio. A las 9.07, hora de Moscú, el cohete des­ pega. Minutos después, y mientras el tri­ pulante siente en todos sus músculos la fuerza de la aceleración, la cofia protecto­ ra de la cápsula que cegaba la ventanilla se desprende. Gagarin ya puede contemplar el espectáculo: bosques, montañas, ríos y nubes como nadie antes los ha visto. A me­ dida que el observador se aleja de la Tierra, el cielo se oscurece y el horizonte se curva en torno al planeta. A los diez minutos, la nave se separa del cohete y entra en órbita a ocho kilómetros por segundo. Gagarin no percibe la velocidad, ni la ingravidez es desagradable. Todo parece en orden. El equipo de Koroliov está exultante, pero el ingeniero jefe pide cautela. Solo si su hom­ bre regresa vivo se podrá cantar victoria. Los motores de frenado se encienden cuan­ do la nave sobrevuela el continente africa­ no. Antes de reentrar en la atmósfera, la cápsula se debe separar del módulo de servicio; de lo contrario, todo podría acabar en tragedia. Pero la separación no se pro­

SU VIDA CAMBIA ANTES DE VOLVER A LA TIERRA: HA DESPEGADO COMO TENIENTE Y ATERRIZA SIENDO COMANDANTE duce. Es el momento más crítico de la mi­ sión. Gagarin, consciente del peligro, no pierde los nervios. Afortunadamente, el calor de la reentrada funde las sujeciones del módulo y la cápsula comienza su caída libre. A siete kilómetros de altura, Gagarin sale catapultado en su asiento y se abren los paracaídas. El viaje ha durado solo 108 minutos; la gloria será eterna.

Celebridad mundial

La vida de Gagarin cambia antes de regre­ sar a la Tierra. Ha despegado como tenien­ te y aterriza siendo comandante. Es el primer reconocimiento del Kremlin. Al saberse la noticia, los soviéticos desbordan

EL GENIAL KOROLIOV La víctima de las purgas de Stalin que llevó a Gagarin al espacio SERGUÉI KOROLIOV (sentado, en el centro) comenzó su carrera a inicios de los años treinta diseñando aeronaves a las órdenes del mariscal Tujachevski. En 1938, víctima de las purgas de Stalin, fue condenado a diez años de trabajos forzados en Siberia. Escapó de una muerte segura gracias a la revisión de su causa, tras la que fue trasladado a una prisión especial donde coincidió con la élite de la ingeniería aeronáutica. Allí trabajó en el diseño y la construcción de aviones durante la guerra. LIBERADO TRAS el conflicto, viajó a Alemania para obtener información sobre

las calles, y el nombre de Gagarin da la vuelta al mundo tan rápido como su vue­ lo orbital. Dos días después llega a Moscú. Una alfombra roja separa la escalerilla del avión de la tribuna donde lo esperan la jerarquía soviética y su familia. Luego confesará que ha sentido más miedo en ese corto trayecto que en todo el viaje al espacio. Temía caer al suelo por el cordón del zapato que llevaba suelto y echar al traste su paseo triunfal. Más triunfal es el recorrido en limusina descubierta junto a Jruschov por las atestadas avenidas de la capital. El homenaje se prolonga en la plaza Roja, donde Gagarin saluda desde la tribuna del mausoleo de Lenin a la mul­

el V-2, el cohete estrella de los nazis, obra de Wernher von Braun. A partir de entonces, la URSS empleó su talento en el desarrollo de misiles balísticos. Sin embargo, Koroliov no concebía los cohetes solo para lanzar cabezas nucleares, sino también satélites, sondas y naves tripuladas. Los éxitos que consiguió en la exploración del cosmos no se debieron únicamente a su genialidad como ingeniero, sino también a su habilidad para vencer las reticencias de la jerarquía soviética hacia sus proyectos. En enero de 1966, una muerte temprana, a los 59 años, le privó de luchar por su sueño más ambicioso: ser el primero en enviar una nave tripulada a la Luna.

titud entusiasta que desfila para verlo. A su lado, un Jruschov exultante no puede estar más de acuerdo con el lema gigan­ tesco que ese día se lee en la plaza Roja: “Hacia el triunfo del comunismo”. La su­ perioridad tecnológica soviética demues­ tra la superioridad del socialismo. El carácter de Gagarin y su origen humilde seducen a Jruschov, que ve en el joven co­ mandante la mejor propaganda del mode­ lo soviético. ¿En qué otro país el hijo de unos pobres campesinos podría viajar a las estrellas? Gagarin emprende una gira mun­ dial que durante dos años lo lleva a visitar una treintena de países y en la que com­ parte mesa o estrecha la mano de figuras

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como la reina de Inglaterra, Pandit Nehru o Fidel Castro. En esa “misión de la paz”, como se la denomina en el Kremlin, el Ga­ garin embajador, que ofrece un rostro dis­ tinto, jovial y amable, de la URSS, se trans­ forma en celebridad planetaria. Héroe nacional, Orden de Lenin y diputa­ do en el Sóviet Supremo, escoltas, chófer, asesores y un departamento encargado de la ingente correspondencia que recibe de cualquier rincón del mundo. Por más que lo desee, el primer cosmonauta de la his­ toria no es una persona corriente, y menos en un país que rinde culto a la colectividad y donde la fama individual es una anoma­ lía. Viajes, homenajes, recepciones y con­ ferencias lo privan de su pasión: volar. Además, el Kremlin se lo prohíbe. Es un activo político y social demasiado valioso para arriesgarse a perderlo, y lo ocupa con otras responsabilidades. Gagarin se resien­ te del giro que ha dado su existencia. El alcohol es un consuelo pasajero, pero hace tambalear su matrimonio y a punto está de costarle la vida en Crimea. Las secuen­ cias de lo ocurrido parecen de vodevil, aunque podrían haber acabado en tragedia. Corre el verano de 1961. Gagarin y otros compañeros del programa espacial disfru­ tan con sus familias de unas vacaciones a orillas del mar Negro, en un balneario re­ servado a la nomenklatura soviética. Ga­ garin se encapricha de una enfermera que lo ha atendido por una pequeña herida. Se emborracha y la persigue hasta una habi­ tación. Cuando su esposa está a punto de descubrirlo, salta por la ventana y se estre­ lla de bruces. Los cirujanos se esmeran en reconstruirle la ceja y disimular la cicatriz, que los medios explicarán como conse­ cuencia de un accidente doméstico.

Sin volver al espacio

En 1963 dirige el programa de entrena­ miento del que saldrá la primera cosmo­ nauta. Después del vuelo de Valentina Tereshkova es ascendido a coronel, pero cada progreso en su carrera lo aleja de vol­ ver al espacio. La servidumbre de la fama de los dos últimos años también ha impe­ dido que actualice su preparación. Koroliov trabaja en un nuevo programa. Si Gagarin quiere volver a estar entre los candidatos a pilotar una nave del ingeniero jefe, debe estudiar y entrenarse a fondo. Nuestro hombre se pone manos a la obra y obtiene

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BIENVENIDA A GAGARIN, 1961. En la pág. 76, cartel en honor de los cosmonautas soviéticos de Vadim P. Volikov.

GAGARIN el título de piloto ingeniero cosmonauta. El proyecto de su tesis impresiona al tribu­ nal: el diseño de un avión espacial reutili­ zable, el antecedente de los actuales trans­ bordadores espaciales. En octubre de 1964, una incruenta con­ jura palaciega depone a Nikita Jruschov y encumbra a Leonid Brezhnev. Este hará tabla rasa con los hombres de Jruschov, y Gagarin es uno de ellos. Aunque el mi­ to se mantenga incólume y la estima po­ pular sea inquebrantable, se acaban los viajes al extranjero y el favor del Kremlin. Gagarin es un cosmonauta más. La URSS sigue a la cabeza de la exploración del cosmos gracias a Koroliov, que trabaja en el programa Soyuz, competidor del nor­ teamericano Apolo, con el que llegar a la Luna. Su muerte repentina en 1966 supon­ drá a medio plazo la pérdida del liderazgo soviético en la carrera espacial. Para Ga­ garin es un golpe durísimo que le empuja a redoblar esfuerzos para estar entre la élite de los que puedan pisar la Luna. En 1967 se cumplirá el 50 aniversario de la Revolución de Octubre, y el Kremlin quiere celebrarlo con un nuevo triunfo en el cosmos. El programa Soyuz, todavía en ciernes, trabaja en el acoplamiento de dos naves en órbita y el intercambio de sus tri­

YURI GAGARIN (izquierda) en un picnic con el también astronauta Boris Volynov. Sin fecha.

el resentimiento hacia el Kremlin. Koma­ rov no es solo el primer cosmonauta so­ viético que perece en el espacio, sino la muerte que trunca para siempre el cami­ no de Gagarin a la Luna, donde soñaba depositar las cenizas de Koroliov. Poco después solicita volver al servicio ac­ tivo como piloto. Es el director del Centro de Entrenamiento de Cosmonautas, y no

GAGARIN Y OTROS DETALLAN LOS FALLOS DE LA NAVE, RECOMENDANDO EL APLAZAMIENTO DE LA MISIÓN pulaciones. El Kremlin está estusiasmado con la idea por la simbología política de la maniobra: la unión (soyuz en ruso) de las naves representaría la unión de los pueblos soviéticos en el aniversario de la revolución. El tripulante asignado para la primera na­ ve es Vladimir Komarov, amigo de Gagarin, su suplente. Los diferentes ensayos demues­ tran que el proyecto no está maduro. Ga­ garin y otros ingenieros redactan un infor­ me donde detallan el sinfín de fallos estructurales de la nave y concluyen reco­ mendando el aplazamiento de la misión. El informe es desatendido y la política se impone a la ingeniería. Komarov no es aje­ no al riesgo que corre si despega, pero, a pesar de las súplicas de su mujer, se niega a renunciar porque sabe que condenaría a su sustituto, Gagarin. El vuelo termina en la tragedia que muchos preveían. La desolación de Gagarin es tan grande como

tiene sentido que no pueda volar si su co­ metido es enseñar a otros a hacerlo. El Kremlin acepta con la condición de que siempre vuele con un instructor. En la ma­ ñana de 27 de marzo de 1968, poco después de despegar en un vuelo rutinario de en­ trenamiento acompañado de su instructor, el caza que pilota Gagarin cae en una zona boscosa. La fuerza del impacto crea un cráter enorme y desintegra ambos cuerpos. La noticia conmociona a todo el país y se decreta duelo nacional, honor reservado hasta entonces a los jefes del Estado. Suicidio, exceso de alcohol o sabotaje son algunos de los rumores que desata la muer­ te del ídolo. Rumores sin fundamento pe­ ro nunca acallados, porque la comisión que investigó las causas del accidente no en­ contró responsabilidad alguna, más allá de concluir que la mala visibilidad obligó a los pilotos a hacer una maniobra brusca

que evitase la colisión con algún objeto (quizá una sonda meteorológica), lo que provocó la pérdida del control del aparato y su desplome. Sin embargo, en 2013, Alexéi Leonov, el primero en realizar un paseo espacial y compañero de Gagarin, desveló que la causa real fue un vuelo no autorizado y a una altura inadecuada de un avión supersónico que interfirió en las maniobras del caza de Gagarin y lo hizo entrar en barrena. En su momento, las au­ toridades militares soviéticas no quisieron cargar con la culpa de la tragedia. Las cenizas de Gagarin reposan en las murallas del Kremlin, cerca de las de su amigo Komarov. Un año después de su muerte, los americanos pisaban la Luna, el destino que todos los soviéticos creían reservado a su héroe.

PARA SABER MÁS BIOGRAFÍA

Jamie y BIZONY, Piers. Starman: the truth behind the legend of Yuri Gagarin. Londres: Bloomsbury, 1998. En inglés. DORAN,

CINE

Yuri Gagarin, el hombre en el espacio (EE. UU., 2010). Dir.: Derek Jones. Documental. http://bit.ly/2AYN57W Gagarin, el primero en el espacio (Rusia, 2013). Dir.: Pável Parjomenko. Ficción. http://bit.ly/2D7wg0y INTERNET

La Yuriesfera https://yuriesfera.net

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CIENCIA

L

a visita al dentista es para muchas personas una de las experiencias más traumáticas que puedan existir. Y eso que actualmente el dolor es ocasional... Imaginemos, por un momento, lo que debía de suponer una simple muela picada para el hombre primitivo. Sin anestesia. Sin antibióticos. No solo podía convertirse en una auténtica tortura, sino incluso causar la muerte. El dolor y los intentos para erradicarlo o, al menos, aliviarlo han acompañado al hombre desde el principio de los tiempos. Huesos fracturados, tumores, degeneración en articulaciones, sífilis, cráneos trepanados. Los esqueletos humanos prehistóricos llevan ya el sello imborrable de enfermedades extremadamente dolorosas.

Espíritus malignos

HISTORIA DEL DOLOR

El hombre ha definido el dolor, y la lucha por evadirlo, a partir de mitos y religiones. Hasta el siglo xix, cuando arrancó su conocimiento científico. ANABEL HERRERA, PERIODISTA

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Aunque el dolor ha estado presente en todas las culturas, su interpretación, así como la actitud del hombre frente a él, estuvo muy influenciada por el pensamiento místico y religioso hasta el siglo xix, cuando se empezó a fundamentar el saber científico del mismo. En las sociedades primitivas, el dolor derivado de una herida o de una fractura accidental era fácilmente comprensible, pero el que estaba producido por una enfermedad interna se atribuía a un hechizo, la pérdida del alma, la posesión de un espíritu maligno o demonios que entraban en el cuerpo a través de algún orificio. Para protegerse, recurrían a amuletos o se tatuaban la piel con símbolos de exorcismo para ahuyentar los males, mientras que para tratar el dolor acudían a sacerdotes y hechiceros, además de recurrir al conocimiento acumulado sobre distintas plantas. En la antigua Mesopotamia, por ejemplo, la enfermedad se consideraba un castigo de los dioses, y cuando el dolor estaba localizado era porque un demonio estaba devorando esa porción del cuerpo. Los egipcios, por su parte, creían que el dolor era causado por la entrada de los espíritus de la muerte en el organismo, y para liberarlo había que expulsarlos a través del vómito, la orina, los estornudos o el sudor de las extremidades. Los pecados cometidos en el pasado son el motivo de la enfermedad, según la me-

DOLOR

PROMETEO encadenado, s. xvi. Los griegos intentaron explicar el dolor fuera de la mitología.

dicina tradicional hindú. Al igual que los egipcios, los hindúes creían que las sensaciones dolorosas se transmitían desde el corazón. Para la cultura china, sin embargo, el dolor lo causaba el desequilibrio entre las dos fuerzas internas que rigen el cuerpo, el yin (la fuerza pasiva, negativa y femenina) y el yang (la fuerza activa, positiva y masculina). Para restablecer el equilibrio, se utilizaban dos métodos: la acupuntura y la moxibusión, una técnica que consiste en quemar pequeñas cantidades de hojas de la planta de la artemisa sobre la piel del paciente.

El cerebro y las sensaciones

Los antiguos filósofos griegos reflexionaron sobre la naturaleza y por primera vez buscaron el origen de las cosas fuera del mito y la religión. El “padre de la medicina”, Hipócrates (460-370 a. C.), formuló la teoría de los cuatro humores, según la cual la salud se deriva del equi-

ALCMEÓN DE CROTONA FUE EL PRIMERO EN POSTULAR QUE ES EL CEREBRO EL CENTRO DE LAS SENSACIONES

librio entre bilis amarilla, bilis negra, sangre y flema. La enfermedad surge cuando existe una deficiencia o un exceso de cualquiera de estos elementos. Antes que él, basándose en disecciones anatómicas, el médico y filósofo Alcmeón de Crotona (siglo vi a. C.) fue el primero en postular que es el cerebro, y no el co-

EMPASTES PREHISTÓRICOS LOS RESTOS DEL TRATAMIENTO ODONTOLÓGICO MÁS ANTIGUO CONOCIDO HASTA AHORA CONTRA LA CARIES superficie que atravesaba el interior, hasta Hace 13.000 años, en plena Edad de Hielo, alcanzar la pulpa, y que había sido rellena­ ya se hacían empastes, como demostró un do con betún. En los huecos, además, se grupo de investigadores de la Universidad encontraron restos de varias plantas, que de Bolonia en 2017 tras analizar dos incisi­ podrían haberse utilizado como antiséptico vos hallados en el yacimiento de Riparo y también para evitar que los alimentos en­ Fredian, en el norte de Italia. traran en contacto con el interior del diente Cada uno de los dientes, pertenecientes a una vez contraída la caries. una misma persona, tenía un agujero en la

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CIENCIA ¿CUÁLES SON LOS TIPOS DE DOLOR? En realidad, hay varias maneras de clasificar el dolor. Una de ellas es la vinculada a la evolución del dolor en el tiempo, y lo divide en agudo (con una duración determinada) o crónico (que persiste más allá de tres meses). También existe una clasificación que responde a su mecanismo de origen:

DOLOR NOCICEPTIVO SOMÁTICO Dolor sordo constante y localizado debido a la activación de los nociceptores (termi­ naciones nerviosas “receptoras del dolor”) de la piel, músculos y articulaciones.

VISCERAL Dolor profundo, opresivo y mal localizado producido por la activación de los nociceptores de las vísceras torácicas, abdominales y pélvicas.

DOLOR NEUROPÁTICO Se produce cuando hay afectación de estructuras nerviosas centrales o periféricas. Pue­ de ser espontáneo o producirse por una respuesta alterada a estímulos normales.

DOLOR PSICÓGENO También conocido como dolor psicogénico o funcional, es aquel en el que predomina la dimensión afectiva emocional sin una causa orgánica que lo justifique.

razón, el centro de las sensaciones y la razón. Una idea que, a pesar de ser novedosa, se encargó de echar por tierra en el siglo iv a. C. Aristóteles, para quien el corazón era el centro de todas las funciones vitales y el asiento del alma. A caballo entre los siglos i y ii d. C., Galeno de Pérgamo, una de las figuras más sobresalientes de la medicina romana, retomó la postura de Alcmeón y, tras estudiar las heridas de los nervios sufridas por los gladiadores, elaboró su compleja teoría de la sensación. Además de ubicar el centro de la sensibilidad en el cerebro, distinguió entre tres tipos de nervios: motores (que él denominó duros), sensitivos (blandos) y un tercer tipo relacionado con el dolor. Para Galeno, el dolor era una sensación molesta captada por todos los sentidos (en especial, el tacto) que tiene como finalidad advertir y que también es muy útil como herramienta de diagnóstico.

El dolor en la glándula pineal

En la Europa de la Edad Media, la evolución cultural y médica estuvo marcada

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PARA EL CRISTIANISMO, EL DOLOR CASTIGABA LOS PECADOS, Y LOS ANALGÉSICOS SUPONÍAN UNA HUIDA INDIGNA por el cristianismo, que interpretó el dolor como un castigo por los pecados del hombre. Para aliviarlo, se recurría al auxilio divino a través de los sacerdotes, que rezaban plegarias y, solo en el caso de patologías agudas, utilizaban remedios naturales, puesto que los analgésicos representaban una huida indigna ante un dolor que redimía al hombre. El opio, por ejemplo, era considerado una planta diabólica. Aunque es cierto que en el último período de la Edad Media tuvo mucha difusión la “esponja somnífera”, una esponja marina empapada en una mezcla de extracto de opio, beleño, mandrágora y otras drogas que se utilizaba para anestesiar al paciente durante

GALENO conversando con Hipócrates en un fresco de la cripta de la catedral de Anagni, en Italia.

las operaciones. El problema era que, en ocasiones, nunca más despertaba. Para el gran genio renacentista Leonardo da Vinci, que vivió entre los siglos xv y xvi, la sensación de dolor estaba relacionada con la sensibilidad táctil, y se transmitía por una serie de estructuras tubulares –los nervios– y la médula espinal

DOLOR

Las unidades del dolor UN SERVICIO MÉDICO RELATIVAMENTE NUEVO

AUNQUE EL DOLOR CRÓNICO ha atormentado al hombre a lo largo de la his­ toria, no se trató como una enfermedad hasta los años ochenta del siglo pasado. A diferencia del dolor agudo, que tiene una cierta utilidad porque permite anticipar un mal, el dolor crónico solo causa sufrimiento y no es útil desde el punto de vista clínico. Por eso su aproximación requiere un es­ fuerzo desde diferentes disciplinas. EL PIONERO en convertir el dolor cró­ nico en objeto de reflexión pública fue el anestesiólogo John Bonica (1917–94), que durante años trató a soldados de la II Gue­ rra Mundial con heridas complejas en el Hospital de Tacoma, en Washington. En es­ te centro creó, en 1961, la primera Unidad del Dolor del mundo, con el fin de agrupar conocimientos para tratar a pacientes con dolor persistente. Más tarde, en 1973, fundó la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP). Bonica entendía el dolor crónico como una forma maléfica de dolor que impone al enfermo, a su entorno y a la sociedad en su conjunto un grave estrés fí­ sico, emocional e incluso económico. EN ESPAÑA EXISTEN unas ciento ochenta unidades del dolor acreditadas en centros públicos, compuestas por equipos multidisciplinares (anestesiólogos, neuro­ cirujanos, traumatólogos, fisioterapeutas, reumatólogos, oncólogos, psicólogos...), pa­ ra el tratamiento de patologías dolorosas de difícil resolución. El dolor crónico afecta en nuestro país al 20% de la población, es decir, a unos diez millones de personas.

hasta el cerebro. Sin embargo, aunque el Renacimiento fue una época de exaltación del espíritu científico, no se produjo ningún avance significativo en el tratamiento del dolor, que siguió basándose en la combinación de plantas naturales y técnicas manuales como los masajes. Tampoco durante los siglos xvii

y xviii, a pesar de la enorme repercusión que tuvo la publicación, en 1664, de El tratado del hombre. Su autor, René Descartes, fue el primero en explicar de forma racional cómo funciona el mecanismo del dolor. Para el filósofo francés, el dolor siempre depende de una lesión, y su intensidad es proporcional a la magnitud

del daño que haya recibido el cuerpo. Aun cuando el dolor pudiera experimentarse en otro sitio, todas las sensaciones confluyen en la glándula pineal. Descartes consideraba, además, que la función del dolor es advertir de que algo va mal, y que tratarlo, por tanto, es peligroso y dificulta el diagnóstico.

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CIENCIA graves que no profieren ni una queja, mientras que otros aseguran tener dolor sin una lesión aparente.

La influencia de la mente

La idea de que la percepción del dolor puede verse influenciada por la interpretación de la mente fue ampliamente desarrollada por el psicólogo Ronald Melzack y el neurocientífico Patrick Wall, artífices de la “teoría de la compuerta”, expuesta en la revista Science en 1965. Según esta teoría, existe un mecanismo en el sistema nervioso central que hace que se abran o se cierren las vías del dolor. Las puertas se pueden abrir, dejando fluir el dolor a través de las fibras aferentes y eferentes –las vías por las que viaja la información sensorial– desde y hacia el

EN EL SIGLO XIX SE DESCUBRIERON LAS PROPIEDADES DEL ÉTER Y SE OBTUVIERON LA MORFINA Y LA CODEÍNA

EL PSICÓLOGO Ronald Melzack, uno de los

responsables de la “teoría de la compuerta”.

Con la aparición, a principios del siglo xix, de la fisiología como ciencia experimental, se produjo una auténtica revolución en la terapéutica del dolor. Por una parte, se descubrieron las propiedades anestésicas de los gases, cuyo momento cúspide llegó cuando el odontólogo americano William T. G. Morton realizó la primera cirugía sin dolor usando éter en 1846. Por otra, se desarrollaron técnicas para aislar alcaloides del opio, obteniendo fármacos como la morfina y la codeína. Asimismo, se consiguió aislar la salina, o salicilina, que ya en el siglo xx permitió la obtención del ácido acetilsalicílico, comúnmente conocido como aspirina, al que seguirían fármacos como el paracetamol o los relajantes musculares. Estos medicamentos

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son aún uno de los recursos más utilizados en el tratamiento del dolor, puesto que son relativamente eficaces, fáciles de administrar y económicos. En 1932, los científicos británicos Edgar Douglas Adrian y Charles Scott Sherrington compartieron el Nobel de Medicina por sus trabajos sobre la función de las neuronas. Entre sus aportaciones destaca la observación de que el dolor consiste en algo más que en un mero acto reflejo, puesto que es un mecanismo en el que participa el sistema nervioso en su conjunto. Cuando un músculo se contrae como resultado de una acción nerviosa, otros reciben una señal simultánea que los inhibe. Estos científicos apuntaron, además, que hay pacientes con lesiones

cerebro. O al contrario: las puertas se pueden cerrar para bloquear estos caminos del dolor. Los impulsos eferentes pueden verse influenciados por una amplia variedad de factores psicológicos. Esta teoría explica por qué el dolor disminuye cuando el cerebro está distraído. A día de hoy, la teoría de la compuerta explica con bastante precisión que en la percepción del dolor intervienen tanto factores físicos como psicológicos. Pero ni la farmacología ni la psicología han encontrado una solución definitiva al principal motivo de consulta médica en las sociedades modernas.

PARA SABER MÁS ENSAYO

Pilar y MARTÍN, María Isabel. El dolor. Madrid: Consejo Superior de Investigacio­ nes Científicas, 2010. MOSCOSO, Javier. Historia cultural del dolor. Madrid: Taurus, 2011. GOYA,

INTERNET

Sociedad Española del Dolor. www.sedolor.es

ARTE

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MICHEL SITTOW

Imagen: Kunsthistorisches Museum Vienna, Gemäldegalerie. KHM - Museumsverband. A la dcha., cortesía del Het Noordbrabants Museum, ‘s-Hertogenbosch, Países Bajos.

EL ESTONIO

ERRANTE La National Gallery of Art, en Washington, reúne por primera vez la obra de Michel Sittow, el gran desconocido del Renacimiento europeo. La muestra, abierta al público hasta el 13 de mayo, itinerará a Tallin en junio. ANA ECHEVERRÍA, PERIODISTA

S

er un gran artista no garantiza la posteridad. Que se lo cuenten, si no, a Michel Sittow, el mejor renacentista estonio, cuyo nombre cayó en el olvido durante cuatrocientos años, sin importar que, en vida, hubiera sido favorito de reyes y reinas. Tampoco es que él dejara muchas pistas coherentes sobre su identidad. Sus cuadros carecen de firma o fecha. En los documentos aparece bajo nombres y seudónimos tan variopintos que cuesta atribuirlos a una misma persona: en unos es simplemente el maestro Michel; en otros figura como Melchor Alemán, Michel Flamenco, Miguel Zitu o Miguel Zittoz. El historiador del arte Max Jakob Friedländer fue el primero en unir los puntos en 1915, cuando, al examinar una Virgen con Niño recién adquirida por el Museo de

Berlín, vio en ella la misma mano que había pintado un retrato femenino atribuido, erróneamente, a Hans Holbein el Joven. Trece años después, Friedländer identificó otra obra del misterioso artista, una Asunción de la Virgen atribuida a un tal “maestro Michel” en dos catálogos confeccionados para Margarita de Austria. Estas tres pinturas fueron la piedra de Rosetta que permitió tirar del hilo y reconstruir, no sin dificultades, la vida y obra de Sittow. El siguiente enigma a despejar tuvo que ver con uno de sus viajes. En 1514, Sittow recibió el encargo de retratar al rey Cristián II de Dinamarca. Un documento deRETRATO de un hombre con rosario, c. 1520,

col. privada. A la izqda., posiblemente Mary Rose Tudor, hermana de Enrique VIII, c. 1514.

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ARTE PAREJA DE HECHO ELLA ES LA Virgen María con el Niño en bra­ zos. Él es Diego de Guevara, embajador de Castilla al servicio de los duques de Borgoña y, más tarde, consejero y chambelán de Carlos I. Los dos personajes, divino y mundano, feme­ nino y masculino, joven y maduro, no pueden resultar más dispares. Solamente los une el dibujo de un tapete que cruza ambas pinturas. Hoy sabemos que formaban parte de un dípti­ co encargado, probablemente, por el propio Guevara como muestra de devoción. COMO ES HABITUAL en este tipo de obras re­

ligiosas, el panel dedicado a la Virgen es lige­ ramente mayor, por deferencia a su carácter sagrado. Hay quien identifica a la modelo con la del posible retrato de Mary Rose Tudor. El donante, por su parte, luce sus mejores galas, que incluyen una piel de lince y la cruz de la orden de Calatrava, pero su expresión es de una humildad sincera y conmovedora, rayana en el abatimiento. No hay en todo el Renaci­ miento flamenco temprano un retrato nobilia­ rio que irradie tanta humanidad. EL DESTINO LOS separó, como a tantas pa­

rejas trágicas. La madona fue a parar, segu­ ramente, a manos de Mencía de Mendoza, marquesa de Cenete. Se le perdió la pista du­ rante siglos, hasta que en 1914 la adquirió el Kaiser Friedrich Museum de Berlín, hoy cono­ cido como Museo Bode. El noble pasó, en al­ gún momento, de manos del marquesado de Cenete a la casa de Borbón y Braganza, des­ de donde peregrinó de un propietario a otro hasta engrosar la colección de la National Gallery of Art, en Washington.

Madona y Niño, c. 1515-18. Gemäldegalerie, Staatliche Museen zu Berlin. Propiedad del Kaiser Friedrich Museum, Berlín. Foto: Jörg P. Anders. Retrato de Diego de Guevara (?), c. 1515-18. National Gallery of Art, Washington. Andrew W. Mellon Collection.

muestra que el pintor viajó a Copenhague desde Reval, actual Tallin, hoy capital de Estonia. ¿Por qué iba un pintor flamenco a dar un rodeo de 1.000 kilómetros en su periplo a la corte danesa? La explicación la encontró en 1940 Paul Johansen, director del Archivo de la Ciudad de Tallin: fue allí donde nació nuestro artista, hacia 1468, y también donde falleció, en 1525.

Baile de números

A partir de este momento, el corpus de posibles obras de Sittow no ha dejado de

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crecer. Cuadros atribuidos anteriormente a Durero, Mabuse o Juan de Flandes han resultado ser, en realidad, de Sittow. Pero siguen quedando incógnitas. En 2011, el historiador del arte Matthias Weniger publicó un catálogo razonado con hasta ciento once obras atribuibles al estonio. Sin embargo, solamente se atrevió a asignarle trece con absoluta certeza. Semejante baile de números indica que aún queda mucha investigación por delante. Si durante siglos se le ignoró, ahora conviene no caer en el error opuesto.

Los retratos de Sittow son intimistas, realistas, precisos, con una paleta de color delicada y un trabajo exquisito de luces y sombras. En los hombres, el estonio no escatima detalles: la personalidad del retratado cobra vida en cada pliegue, cada arruga y peculiaridad. Con las mujeres es mucho más benévolo, pero los rasgos de ellas, aunque ligeramente idealizados, siguen siendo personales. El reto, para los expertos, es no caer en la trampa de adjudicar al estonio cualquier obra de origen dudoso que encaje con estas características.

MICHEL SITTOW

El rastro del “alemán”

Aunque nunca perdió contacto con su ciudad natal, Sittow vivió como un auténtico nómada. No en vano, creció en una familia multicultural, de padre probablemente flamenco y madre finesa de habla sueca. Aprendió el oficio en el taller de su padre, también pintor, que poseía diversas casas en Reval y gozaba, en general, de una posición bastante acomodada. Tras fallecer este en 1482, el joven Michel se trasladó a Brujas, donde es probable que fuese aprendiz de Hans Memling.

En 1492 lo reencontramos en Toledo, ya convertido en estrella de la corte de Isabel la Católica, donde se lo conoce como Melchor Alemán (Estonia, por entonces, estaba bajo influencia política alemana). Su salario anual era de 50.000 maravedíes, muy por delante de los 20.000 que cobraba el segundo artista mejor pagado, Juan de Flandes. Esta aparente estabilidad económica no implicaba, en modo alguno, sedentarismo. La corte era itinerante, y sus artistas se desplazaban con ella. Hay constancia de la presencia de Sittow en

Burgos, Barcelona o Granada. Poco antes de morir la reina, el estonio se instaló en Flandes para satisfacer encargos de Felipe el Hermoso y de Margarita de Austria, yerno y nuera de los Reyes Católicos. Entre 1506 y 1515 regresó a Estonia, entró en el gremio de San Canuto de Reval (Tallin), tomó un aprendiz a su cargo y se enzarzó en pleitos con su padrastro, que se había hecho con las propiedades inmobiliarias de la familia y trataba de privarle de la herencia paterna. Litigios familiares aparte, aquello parecía el inicio de una vida plácida y sedentaria como artesano local, pero el ya mencionado encargo para el rey de Dinamarca despertaría de nuevo al Michel viajero. En este aspecto, Sittow no era ninguna excepción. Van Eyck, Pisanello, Mantegna, Da Vinci, Moro o Rubens también deambularon de un palacio a otro a lo largo de su carrera. Para un artista del siglo xvi, mantenerse cerca del poder tenía evidentes ventajas: ingresos fijos, prestigio, contactos, exención de impuestos y cuotas gremiales... Por supuesto, no todo era lujo y oropel. Un pintor cortesano pertenecía al mismo escalafón social que el barbero o el zapatero real y, por tanto, se sentaba a la mesa con ellos, sin importar lo refinado que fuera. Nobles y monarcas podían requerir sus servicios tanto para encargos regios como para nimiedades, ya fuera restaurar un escudo de armas, preparar la decoración de una fiesta o adornar carruajes y caballos. También podían permitirse el lujo de ser morosos. Sittow volvió a plantarse en España en 1515, posiblemente para reclamar deudas pendientes a la Corona. Tardaría años en cobrar, pero entró formalmente al servicio de Carlos I de Castilla y Fernando de Aragón. Ese mismo año pintó el maravilloso retrato que abre este artículo. ¿Catalina de Aragón, la hija de los Reyes Católicos, o Mary Rose Tudor, hermana de Enrique VIII y prometida de Carlos I? Una incógnita más entre las muchas que rodean a nuestro estonio errante.

PARA SABER MÁS CATÁLOGO VV. AA. Michel

Sittow. Estonian painter at the Courts of Renaissance Europe. Washington: National Gallery of Art, 2017. En inglés.

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AGENDA

EXPOSICIONES DEL MES ANA ECHEVERRÍA, PERIODISTA

© Ed van der Elsken / Collection Ed van der Elsken Estate.

Bye, su melancólica despedida artística.

LE CORBUSIER. ARTE Y DISEÑO

DIBUJOS DE ROSARIO WEISS (1814-1843) BNE. P.º de Recoletos, 20-22. Madrid. Coorganizada con el Museo Lázaro Galdiano Tel.: 91 580 78 00 Fechas: hasta el 22 de abril

ARRIBA a la izqda., Taureau, Le Corbusier, 1960. Collage. ARRIBA a la dcha.,

Waterlooplein, Ámsterdam, Ed van der Elsken, 1961, Nederlands Fotomuseum.

Galería Guillermo de Osma. Claudio Coello, 4, 1.º izq. Madrid Tel.: 91 435 59 36 Fechas: hasta el 25 de marzo

“Limpieza”, reclamaba Le Corbusier en un tratado sobre arquitectura y urbanismo. “Sobre este vacío, hagamos una construcción nueva, animada por un espíritu nuevo”. Este higiénico afán llevaría a Le Corbusier (1887-1965) a fundar el Purismo arquitectónico, un movimiento enamorado de las líneas rectas y la simplicidad, que proponía fábricas inmaculadas y espacios libres de cualquier adorno superfluo. Sus dibujos y grabados, no obstante, son muy distintos, llenos de curvas sensuales. Un viaje a Brasil, donde quedó fascinado por la exuberancia de sus mujeres, inspiraría gran parte de su obra plástica, homenaje a la figura femenina.

ED VAN DER ELSKEN (1925-1990) Fundación Mapfre. Bárbara de

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A LA IZQDA., Un negro es un negro, Astrid Liliana Angulo Cortés, 1997-2001. En “Campo a través”. A LA DCHA., esbozo de la Casa Amatller, de Puig i Cadafalch.

Braganza, 13. Madrid Tel.: 91 581 46 09 Fechas: hasta el 20 de mayo

Desde mediados del siglo pasado, Ed van der Elsken (Ámsterdam, 1925-Edam, 1990) paseó su cámara por tres de las ciudades más emblemáticas del mundo (París, Ámsterdam y Tokio) en busca de lo que él llamaba “su” gente. Las personas que sentía como suyas

solían ser rebeldes, marginados o, simplemente, personajes curiosos: artistas callejeros, vagabundos, juventud bohemia del barrio de Saint-Germaindes-Prés, gemelas idénticas, mafiosos de la yakuza japonesa. Cuando un cáncer terminal le anunció que sus días estaban contados, él mismo se convirtió en protagonista del documental

Creció en casa de Goya, de quien oficialmente era ahijada y tal vez hija ilegítima. El talento de Rosario Weiss para el dibujo, fuera o no heredado del aragonés, se hizo evidente desde muy niña. De Goya asimiló la expresividad y de su propio maestro, Pierre Lacour, una elegancia neoclásica, al estilo de Ingres. Tras fallecer su padrino, Rosario se ganó la vida copiando pinturas del Prado y retratando a asiduos de las tertulias liberales, como los escritores Larra, Espronceda y Zorrilla. Se ganó a pulso un sillón en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, pero una muerte prematura nos privó de conocer el resto de una obra prometedora.

CAMPO A TRAVÉS. ARTE COLOMBIANO Sala Alcalá 31. Alcalá, 31. Madrid Tel.: 91 720 82 51 Fechas: hasta el 22 de abril

Los fondos artísticos del Banco de la República de Colombia, fundado en 1923, se nutren de fuentes muy variopintas. Entre sus principales joyas se cuenta la mayor colección de retratos de monjas coronadas de América Latina: 46 religiosas

03 / 2018 APÓSTOLES alrededor del Sepulcro vacío, Annibale Carracci y taller, 1604-05. Depósito de la Reial Acadèmia de Belles Arts de Sant Jordi. Museu Nacional d’Art de Catalunya.

RENACER PARA EL VISITANTE LOS MUSEOS SON mucho más que repositorios de arte. Parte de su misión consiste en tejer relatos que nos ayuden a entender mejor una época. De las 1.400 piezas renacentistas y barrocas que integran las colecciones del MNAC, hasta ahora sola-

mente se exhibían 130. Un nuevo enfoque expositivo ha ampliado esta selección hasta 250, recientemente agrupadas por temáticas a lo largo de 1.300 metros cuadrados. Amor y maternidad, pasión y sacrificio, místicos y visionarios… El Renacimiento y

el Siglo de Oro desfilan ante los visitantes, con sus obsesiones y su peculiar visión del mundo, de la mano de artistas como Cranach el Viejo, Fra Angelico, Tiepolo, Zurbarán, Ribera, el Greco y muchos otros. Entre las principales novedades, las colecciones Francesc Cambó y Thyssen-Bornemisza se suman al hilo expositivo general.

COLECCIÓN RENACIMIENTO Y BARROCO. NUEVA PRESENTACIÓN. MNAC. PALAU NACIONAL, PARC DE MONTJUÏC. BARCELONA. TEL.: 93 622 03 60. FECHAS: PERMANENTE

de rostro sereno capturado en el momento de su muerte, en el siglo xviii. Las flores que rodean sus cabezas dotan a estos retratos mortuorios de un plácido lirismo. La exposición se completa con obras de creadores colombianos contemporáneos, como Bernardo Salcedo, Miguel Ángel Rojas, Doris Salcedo o Liliana Angulo, entre otros.

PUIG I CADAFALCH. ARQUITECTO DE CATALUÑA Museu d’Història de Cata-

lunya. Pl. de Pau Vila 3, Barcelona Tel.: 93 225 47 00 Fechas: hasta el 15 de abril

Arquitecto, historiador especializado en arte románico, regidor, parlamentario en las Cortes, presidente de la Mancomunitat... Josep Puig i Cadafalch fue un hombre extraordinariamente polifacético, que dejó huella tanto en el paisaje urbano catalán como en sus instituciones. Esta muestra, enmarcada en las celebraciones del 150 aniversario de su nacimiento, nos acerca a su vida dia-

ria a partir de la recreación de su despacho. Además, rompe con algunos tópicos: por ejemplo, el Modernismo no lo es todo en su obra arquitectónica, que también se hizo eco de tendencias clasicistas, como el Novecentismo.

REGIÓN (LOS RELATOS). CAMBIO DEL PAISAJE Y POLÍTICAS DEL AGUA MUSAC. Av. Reyes Leoneses, 24. León Tel.: 987 09 00 00 Fechas: hasta el 27 de mayo

En 2017 se cumplieron, respectivamente, cincuenta y treinta años de la construcción de los embalses de Porma y de Riaño, en Castilla y León. Estos formaban parte de un plan hidroeléctrico más antiguo, que hunde sus raíces en el siglo xix y que transformaría el paisaje de la península ibérica. La muestra recoge las luces y sombras de este proceso, que nace de una preocupación por la sequía compartida por gobernantes tan dispares como el rey Alfonso XIII, Miguel Primo

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AGENDA

LAS MIL CARAS DE BONAPARTE HACERSE CON LAS riendas de un país que acaba de decapitar a su último monarca no parece tarea fácil. Erigirse en líder indiscutido, supremo y vitalicio de ese mismo país es una hazaña al alcance de muy pocos. Como todo dictador, Napoleón Bonaparte era consciente de la importancia de desplegar una propaganda convincente para legitimar su poder. En función de sus necesidades estratégicas, el joven e intrépido general que aparece en sus primeros retratos oficiales cedería el sitio al omnipotente emperador coronado por el pincel de David. En los años de las primeras derrotas militares emergería un tercer Bonaparte benévolo y familiar, protagonista de una tierna escena con sus sobrinos. Mito viviente, siguió siéndolo tras su muerte: a finales del siglo xix, Bonaparte todavía inspiraba a artistas que ni siquiera habían nacido durante su reinado. NAPOLÉON. IMAGES DE LA LÉGENDE MUSÉE DES BEAUX-ARTS D’ARRAS 22 RUE PAUL DOUMER, ARRAS (FRANCIA) TEL.: +33 3 21 71 26 43 FECHAS: HASTA EL 4 DE NOVIEMBRE

LOS ÚLTIMOS días de Napoleón I, obra en mármol del artista suizo-italiano Vincenzo Vela, 1886. Palacio de Versalles.

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03 / 2018 MAN RAY Bank Austria Kunstforum. Freyung, 8. Viena (Austria) Tel.: +43 1 5373326 Fechas: hasta el 24 de junio

ARRIBA, Atlas Oculto, Anne-Laure Boyer, 2012-2017, en el MUSAC. ABAJO,

Consejo al espacio V, Eduardo Chillida, 1993, en el Museo Guggenheim Bilbao.

A Man Ray (1890-1976) siempre se le ha conocido y venerado como fotógrafo. No hay ninguna antología sobre el Surrealismo que no tenga en cuenta instantáneas como El violoncelo de Ingres. Pero el talento de Ray nunca se circunscribió a la fotografía. Pintaba, dibujaba, filmaba, escribía, diseñaba tipografías y maquetaba revistas. Son precisamente estas otras facetas menos conocidas las que centran esta exposición monográfica. Citando al propio artista, “el instrumento no importaba [...]. Uno siempre podía ser superior a sus limitados medios, usar la imaginación, ser inventivo”.

QUÉ HAY EN TV... Hay piezas históricas difíciles de tasar. Y tecnologías que contribuyen a su conservación.

Proyectos imposibles

Jueves 5 a las 22.OO h Cuando la historia y la ciencia se potencian mutuamente, el resultado llega de manos de auténticos visionarios. Como los creadores de un gigantesco muro marino concebido para proteger el centro histórico de Venecia. Otro ejemplo: la tecnología LIDAR (detección por luz y distancia) ayuda a buscar un submarino nazi, el U-576, que desapareció durante la Segunda Guerra Mundial.

MODIGLIANI Tate Modern. Bankside. Londres (Reino Unido) Tel.: +44 (0)20 7887 8888 Fechas: hasta el 2 de abril

de Rivera, Indalecio Prieto o Francisco Franco, quien haría de la inauguración de pantanos todo un subgénero propagandístico.

EL ARTE Y EL ESPACIO Museo Guggenheim Bilbao. Abandoibarra, 2. Bilbao Tel.: 94 435 90 80 Fechas: hasta el 15 de abril

El escultor Eduardo Chillida y el filósofo Martin Heidegger colaboraron, en 1969, en la edición de un ensayo titu-

lado El arte y el espacio. El libro reflexionaba sobre cómo una obra de arte “se adueña del espacio” en el que está ubicada y cómo el entorno, a su vez, “atraviesa la obra de arte”. Con este punto de partida filosófico, la exposición desgrana una relectura de la historia de la abstracción en los últimos sesenta años, con obras de James Rosenquist, Bruce Nauman, Agnieszka Kurant o Asier Mendizabal, entre muchos otros.

Los escasos treinta y cinco años de vida de Amedeo Modigliani dieron para mucho. La tuberculosis que padecía desde su adolescencia no le impidió viajar a París desde su Livorno natal, codearse con toda la bohemia de Montparnasse ni crear un estilo figurativo inconfundible, de rostros ovalados y cuellos alargados, que sería mal comprendido y peor pagado por sus contemporáneos. Sus desnudos, hoy en día muy cotizados, causaron escándalo y rechazo por su excesivo erotismo. La única exposición individual que logró organizar fue censurada por indecente. Hoy se lo considera uno de los grandes innovadores del siglo xx.

El precio de la historia

Martes 6 a las 22.50 h Tres generaciones de la familia Harrison, abuelo, padre e hijo, tendrán que afinar su olfato para distinguir entre los objetos sin importancia y los que de verdad poseen un valor histórico. Una tasación adecuada dependerá de esta habilidad. ¿Qué harán, por ejemplo, cuando llegue a su establecimiento una ametralladora Bira de Nepal, de finales del siglo xix? ¿Les conviene o no hacer al vendedor una buena oferta?

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LIBROS

ENSAYO

HUÉ, PUNTO DE INFLEXIÓN Mark Bowden reconstruye el combate más sangriento de la guerra de Vietnam.

H

ué era una metáfora de toda la lucha”, escribe Mark Bowden en la página 504 de su magistral re­ lato de la batalla que cambió la percep­ ción estadounidense de Vietnam. Tras el combate, el debate pasó de cómo ganar la guerra a cómo abandonarla. Especi­ ficamos la página porque, en ese punto del libro, llevamos semanas pegados a los marines en su reconquista de la ciu­ dad casa por casa, sintiendo su miedo, su cansancio, su dolor, atrapados en una lucha agotadora que deja un rastro de destrucción y locura. Ya han descubier­ to que el precio para ganar aquella gue­ rra tan equivocada es impagable. La batalla comenzó la madrugada del 31 de enero de 1968, mientras vietnamitas de ambos bandos se preparaban para ce­ lebrar el nuevo año lunar. Parecía uno más del centenar de ataques que el Frente Na­

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cional de Liberación (Vietcong) emprendió a lo largo de Vietnam del Sur, incluida la capital, Saigón. Pero en Hué la sorpresa fue total. Diez mil soldados del Vietcong y el Ejército de la República de Vietnam to­ maron la antigua capital imperial. Solo dos pequeños cuarteles, defendidos por marines estadounidenses y tropas del ejér­ cito de Vietnam del Sur, resistieron. “Para el mando estadounidense, un golpe tan rápido y sorprendente era inimagina­ ble”. Es una idea clave, porque esta nega­ ción de la realidad provocó miles de muer­ tos. Durante casi un mes, la bandera azul y roja con una estrella amarilla en su centro ondeó en la ciudadela de Hué. Fue allí donde terminó la batalla. Cuando concluyó, más de seis mil de los 140.000 habitantes de la ciudad –imposible saber la cifra exacta– habían muerto, víctimas de los bombardeos o ejecutados por los

Hué 1968

MARK BOWDEN TRAD. DE JOAN ANDREANO WEYLAND BARCELONA: ARIEL, 2018 752 PP. 29,90 €

libertadores, que esperaban un levanta­ miento total que no consiguieron.

Grave error de cálculo

Aunque lo ignoren hoy los turistas, la ciu­ dad quedó arrasada. Obsesionado con un gran ataque a la base de Khe Sanh que nunca llegó, Westmoreland, el general en jefe de las tropas estadounidenses en Viet­ nam, envió unos pocos cientos de hombres a enfrentarse a miles. Acostumbrados a lidiar en la selva con un enemigo que ata­ caba y huía, los marines combatieron en inferioridad numérica, mientras improvi­ saban tácticas de lucha urbana y descu­ brían que sus enemigos estaban igual de bien adiestrados. Imposible superarles en su entrega. Luchaban hasta la muerte pa­ ra defender su país de los invasores. Cincuenta años después, Bowden (autor de Black Hawk derribado) nos lleva a la

03 / 2018 CRONOLOGÍA DE LA BATALLA 31 de enero de 1968

MADRUGADA. Tropas del ejército regular de Vietnam del Norte (EVN) y del Vietcong atacan más de un centenar de ciudades y bases militares en Vietnam del Sur. Aunque la ofensiva del Tet sorprende por completo a William Westmoreland (abajo), todos los ataques son repelidos, menos en Hué.

3 de febrero

UN BATALLÓN de la Primera División de Caballería intenta cortar la línea de retirada y suministro de los norvietnamitas. Sin apoyo aéreo y sin artillería, se dirige hacia la aldea de La Chu, sede del mando norvietnamita. Los 400 estadounidenses se enfrentan a 5.000 soldados enemigos. Al anochecer, diezmados, los norteamericanos se retiran.

4 de febrero

WESTMORELAND INFORMA a Wa­ shington de que la reconquista de la ciudad culminará “en los próximos días”. En realidad, ni siquiera ha empezado.

11 de febrero

DAN COMIENZO las acciones de recon­ quista de la ciudadela.

ALVIN B. GRANTHAM (tumbado), herido en Hué

con 18 años. Bowden dedica un capítulo a su historia.

batalla a través de un relato apasionante. Y lo hace presentándonos a soldados de ambos bandos. Nos cuenta su origen y su situación antes de un combate que recons­ truye con asombroso detalle. Hay escenas inolvidables que aún atormentan a los supervivientes, crímenes de guerra que nunca fueron juzgados. Si Bowden ha en­ trevistado a más de ciento cincuenta es porque pocos superaban los veinte años. Muchos no habían combatido nunca. Ninguno en una lucha así. Los mejores periodistas y fotógrafos que cubrieron la guerra de Vietnam estuvieron en la batalla. En Hué, Don McCullin foto­ grafió a un marine en shock. En Hué, Mi­ chael Herr, corresponsal de Esquire, guio­ nista de Coppola y Kubrick, autor de la mejor crónica de la guerra (Despachos), situó la segunda parte de La chaqueta metálica. En Hué, Walter Cronkite, el gran presentador de la CBS, perdió su fe en el gobierno. Tras la batalla, Lyndon B. John­ son destituyó a Westmoreland y renunció a la reelección. El objetivo ya no era ganar, sino lograr “una paz honorable”. Si quie­ ren saber cómo se cuenta una batalla, lean este libro de Mark Bowden. No lo olvidarán. Joaquín Armada Díaz

ANTES DE QUE AMANEZCA, los norviet­ namitas controlan toda la ciudad, excepto dos pequeños cuarteles del ejército estadouniden­ se y del ejército de Vietnam del Sur (ERVN). Los mandos estadounidenses, que creen que se enfrentan a unos quinientos enemigos, envían dos compañías de marines, unos tres­ cientos hombres, desde la base de Phu Bai, doce kilómetros al sur de Hué.

1 de febrero

16 de febrero

EL GENERAL Creighton Abrams, el segun­ do de Westmoreland, visita Hué.

21 de febrero

TRAS LA LLEGADA de los refuerzos pro­ metidos por Abrams, comienza el ataque sobre La Chu. Casi todos los norvietnamitas han huido días antes.

LOS NORVIETNAMITAS establecen un gobierno revolucionario, que recluta com­ batientes y arresta y ejecuta a los “enemigos del pueblo”. GENE ROBERTS, corresponsal de The New York Times, sale de Hué en el último helicóptero que parte ese día de la base es­ tadounidense. Su crónica revela lo que West­ moreland oculta: Hué ha caído.

2 de febrero

UNA NUEVA COMPAÑÍA de marines parte de Phu Bai hacia Hué. Llevan con ellos dos Ontos (abajo; blindados con seis cañones de 106 mm). Junto a cuatro tanques M60, dos de ellos lanzallamas, serán una de las armas más útiles en la batalla.

23 de febrero

SE INICIA el asalto final al Palacio Real, don­ de aún ondea la bandera del Frente Nacional de Liberación de Vietnam (arriba).

25 de febrero

CONCLUYE LA reconquista de la ciudade­ la. El 80% de los edificios de Hué está daña­ do o destruido.

27 de febrero LA CADENA de televisión CBS emite el reportaje de Walter Cronkite Quién, qué, cuándo, dónde, por qué: Informe desde Viet­ nam, que cuestiona la versión oficial: “Decir que estamos atrapados en un punto muerto parece la única conclusión realista”.

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LIBROS VIDEOJUEGOS Sea of Thieves DESARROLLADOR: RARE DISTRIBUIDOR: MICROSOFT PLATAFORMAS: XBOX ONE Y MS WINDOWS

¿QUIÉN NO HA querido ser un peligroso

pirata? Pues la ocasión de cumplir el sueño está a la vuelta de la esquina gra­ cias a este juego de acción y aventura. Con un apartado gráfico lleno de colo­ rido que recuerda a una serie de ani­ mación, Sea of Thieves nos mete en la piel de un pirata que recorrerá el mun­ do en busca de aventuras y botín. Pero no necesariamente en solitario, porque aunque este título en primera persona puede disfrutarse de forma individual, está pensado para sumergirnos en un universo multijugador masivo. No en vano, el avance puede depender de otros jugadores con los que colaborar, ya que siempre habrá alguien que in­ tentará arrebatarnos todo aquello que consigamos. Bien sean criaturas mito­ lógicas y peligrosos muertos vivientes al más puro estilo de Piratas del mar Caribe, bien otros adversarios armados de un ratón o un mando de Xbox. Si los derrotamos, estaremos más cerca de conseguir la peor reputación de todos los mares del mundo. Eso sí, a partir del 20 de marzo. David Martín González

Sid Meier’s Civilization VI: Rise and Fall DESARROLLADOR: FIRAXIS GAMES. DISTRIBUIDOR: 2K GAMES PLATAFORMA: MS WINDOWS

LAS CIVILIZACIONES viven edades do­

radas y caen en la oscuridad. Un ir y venir constante en la historia que recrea la primera expansión de Civilization VI. Pero, además de esta recreación y sus efectos, Rise and Fall incluye la posibi­ lidad de conquistar ciudades mediante la presión cultural, un sistema de alian­ zas mejorado y la opción de ascender en el escalafón global realizando heroi­ cidades como la de dar la vuelta al mun­ do. Todo ello aderezado con nuevos líderes y civilizaciones, entre ellas, Escocia, Georgia o Corea. D. M. G.

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LOS PROTAGONISTAS de la serie Mindhunter, de Netflix, basada en las memorias del agente John Douglas.

MEMORIAS

El auténtico “Mindhunter”

LA REVOLUCIÓN DE LA INVESTIGACIÓN CRIMINAL EN EL FBI Cuando John Douglas ingresó en el FBI en 1970, la psicología criminal era algo más propio de las novelas de Sherlock Holmes que del trabajo de los agentes de John Ed­ gar Hoover, director de la agencia de 1935 a 1972. “El perfil psicológico era un con­ cepto borroso y difícil de evaluar para mucha gente dentro de la agencia”, expli­ ca el autor en el libro. “Muchos lo consi­ deraban brujería o magia negra, y algunos pensaban que era un engaño”. Al joven agente, con formación en psicología y ex­ periencia en negociación de rehenes, le costó convencer a sus superiores de la uti­ lidad de sus novedosos métodos de traba­ jo. Pero, cuando lo consiguió, revolucionó el estudio de la psicología criminal. Su innovador enfoque resultó tan eficaz que en 1983 tenía más carga de trabajo de la que podía asumir. Como consecuencia, sufrió un derrame cerebral que le dejó varios días en coma. Con este accidente (del que se recuperó) comienza Douglas

Mindhunter

JOHN DOUGLAS Y MARK OLSHAKER TRAD. DE ANA GUELBENZU BARCELONA: CRÍTICA, 2018 424 PP. 19,90 €

su libro de memorias. Como si fuera un guiño al género negro, el autor rememora su vida y sus inicios profesionales cuando ve de cerca su final. Un largo flashback en el que narra cómo pasó de elaborar pre­ carios perfiles psicológicos en un solitario sótano de la academia del FBI a viajar por todo el país junto a su equipo de la Unidad de Apoyo a la Investigación, formando a policías y ayudando a resolver crímenes especialmente complicados.

Tras el perfil de un psicópata

Como ocurre también en la serie, la parte más interesante de Mindhunter son las entrevistas con asesinos convictos que el autor realizó a lo largo de su carrera. Un polémico, por inusual, trabajo de campo que le permitió conocer de primera mano cómo funcionaba la mente de estos crimi­ nales y poder “sentirlos, para empezar a ponernos en su lugar”. Douglas trazó per­ files psicológicos de famosos psicópatas como Charles Manson, Jerry Brudos o el locuaz Ed Kemper. Asesinos de historiales terribles, pero de los que llega a decir, co­ mo en el caso de este último, “me caía bien”. Y es que, como luego puntualizará de forma reveladora, la simpatía, la locua­ cidad y la amabilidad pueden ser armas más poderosas para un asesino en serie que un cuchillo de carnicero. Carlos Joric

CINE

OTROS ESTRENOS Winchester

DIRS.: THE SPIERIG BROTHERS. INTS.: HELEN MIRREN, JASON CLARKE, SARAH SNOOK. GÉNERO: TERROR

Todo el dinero del mundo

DIR.: RIDLEY SCOTT. INTS.: MICHELLE WILLIAMS, MARK WAHLBERG, CHRISTOPHER PLUMMER

Película de terror inspirada en la figura de Sarah Winchester, la viuda del inventor del célebre rifle de repetición. La rica heredera, influenciada por el espiritismo de la época, ordenó en 1884 la construcción de una enorme mansión en San José, California, con 160 estancias, decenas de puertas falsas y escaleras que no llevaban a ninguna parte. Todo ello para despistar a los espíritus que creía que la acosaban. En la actualidad, la casa se puede visitar.

THRILLER

El hombre más tacaño del mundo En 1973, la mafia calabresa secuestró a uno de los nietos del magnate del petróleo John Paul Getty. A pesar de ser uno de los hombres más ricos del mundo, se negó a pagar el rescate. Los secuestradores reaccionaron enviando una nueva petición de dinero acompañada de la oreja derecha del nieto. Basándose en este

BIOPIC

El caso Harding

La rivalidad entre las patinadoras olímpicas Tonya Harding y Nancy Kerrigan saltó a la crónica de sucesos en 1994, cuando esta última fue atacada por un hombre tras un entrena-

suceso, Ridley Scott construye un thriller policíaco que también funciona como drama familiar y parábola sobre el poder del dinero. El papel de Getty fue reinterpretado a última hora por Christopher Plummer cuando se conocieron las denuncias por abusos sexuales contra Kevin Spacey, el actor original. Carlos Joric

miento. La acusación de conspiración contra Harding y el enorme eco que adquirió la noticia ensombrecieron los logros de la patinadora. Yo, Tonya repasa su desdichada vida (fue maltratada por su madre y su marido), ofrece una versión del suceso y reivindica su figura como atleta. C. J.

Bajo la piel de lobo

DIR.: SAMU FUENTES. INTS.: MARIO CASAS, IRENE ESCOLAR, RUTH DÍAZ. GÉNERO: DRAMA

Historia de amor entre un solitario alimañero y una joven molinera ambientada en un remoto pueblo de montaña del norte de España durante los primeros años del siglo xx. Una película sin apenas diálogos que intenta reflejar la belleza de la vida en la naturaleza, pero también la dureza de una época en la que la mujer estaba sometida por un rígido sistema patriarcal.

Cézanne: retratos de una vida

DIR.: PHIL GRABSKY. GÉNERO: DOCUMENTAL. LISTA DE SALAS EN HTTPS://GOO.GL/XNP9R7

Yo, Tonya

DIR.: CRAIG GILLESPIE. INTS.: MARGOT ROBBIE, SEBASTIAN STAN, ALLISON JANNEY

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Más conocido por sus paisajes y naturalezas muertas, el impresionista Paul Cézanne también destacó como retratista. A través del análisis cronológico de los retratos expuestos en distintos museos del mundo, de entrevistas a expertos y de la correspondencia del pintor, este documental ilustra su vida y examina su evolución artística.

03 / 2018

La muerte de Stalin

DIR.: ARMANDO IANNUCCI. INTS.: STEVE BUSCEMI, OLGA KURYLENKO, ANDREA RISEBOROUGH, JASON ISAACS

COMEDIA

Prohibido reírse de Stalin Desde sus inicios en la BBC hace dos décadas, Armando Iannucci ha dado sobradas muestras de su talento para la sátira política. Tras las aplaudidas In the Loop (2008) y la serie Veep (2012-18), el cineasta escocés regresa con la adapta-

ción de la novela gráfica La muerte de Stalin (Norma Editorial, 2016). La película se centra en los días posteriores al fallecimiento del dictador. Un período convulso, caracterizado por las luchas sucesorias y las teorías conspirativas so-

bre la muerte del mandatario, que sirve al director para reflexionar, con un humor muy mordaz, acerca del totalitarismo y las contradicciones del sistema soviético. La prohibición de la película en Rusia, calificada por el ministro de Cultura como una “burla ofensiva de todo el pasado soviético”, pone de manifiesto hasta qué punto la memoria de Stalin sigue aún muy viva. Carlos Joric

BIOPIC

La “hija” de Pocahontas Mary Frances Thompson, conocida como Te Ata, fue una artista de origen amerindio (chickasaw) que alcanzó notoriedad en los años treinta por su difusión de la cultura de los nativos americanos en los escenarios de Broadway. Mi nombre es Te Ata recorre la biografía de la longeva artista (1895-1995), mostrando tanto sus logros profesionales (las actuaciones son uno de los fuertes del filme) como las barreras culturales y raciales que tuvo que superar para demostrar su talento (las exhibiciones públicas de la cultura nativa estaban prohibidas). Q’orianka Kilcher, conocida por su interpretación de Pocahontas en El nuevo mundo (2005), da vida a esta mujer que llegó a actuar para Roosevelt en la Casa Blanca. C. J.

Mi nombre es Te Ata

DIR.: NATHAN FRANKOWSKI. INTS.: Q’ORIANKA KILCHER, GIL BIRMINGHAM

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FOTO CON HISTORIA

REYES DEL AIRE

E

n Indiana Jones y la última cruzada, los personajes interpretados por Harrison Ford y Sean Connery toman un dirigible. Corre 1938. En realidad, no hubieran podido hacerlo, porque, tras el incendio del Hindenburg un año antes, no existía una línea regular. Pese a su inexactitud, la escena no deja de reflejar una verdad: el auge que experimentó este vehículo, inventado por Ferdinand von Zeppelin (1838-1917). General de caballería, este militar germano creó su primer dirigible, de 128 m de largo, en 1900. Los sucesivos modelos tuvieron un gran éxito y permitieron establecer una compañía de transporte de pasajeros. Más tarde, durante la Gran Guerra, los aparatos se utilizaron con fines bélicos. Su creador no llegaría a vivir lo bastante para presenciar la inauguración del Graf Zeppelin LZ 127, que batiría el récord de vuelo sin tocar tierra: 128 horas. Sin embargo, los problemas de seguridad (por la inflamabilidad del hidrógeno) y la competencia de los aviones arrastraron a este tipo de naves a una rápida decadencia.

LA FICHA FECHA 1928. IMAGEN Construcción del Graf Zeppelin en Friedrichshafen (Alemania), 1928.

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