Revista Historia y vida

SUMARIO 07 / 2019 52 LEY Y ORDEN La justicia en la época romana 31 ARTÍCULOS 52 Juicio a la romana ¿Qué penas podían

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SUMARIO

07 / 2019

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LEY Y ORDEN La justicia en la época romana

31 ARTÍCULOS 52 Juicio a la romana ¿Qué penas podían caerle a un romano si se saltaba la ley? Algunas resultaban extraordinariamente severas. D. Martín González, periodista.

60 Córdoba califal LA LLEGADA A LA LUNA Hace cincuenta años, tres astronautas llegaron por primera vez a nuestro satélite. España tuvo un notable papel en su éxito. R. Clemente, ingeniero industrial. P. Villarrubia Mauso, periodista.

La capital de Al-Ándalus no solo fue una gran metrópoli, símbolo del poder omeya; también deslumbró al mundo por el esplendor de su cultura. F. Martínez Hoyos, doctor en Historia.

68 Piratas en los mares del Sur Al ocupar en el siglo xvi tierras en el Asia oriental, los españoles

se encontraron con una seria amenaza: la piratería de chinos y japoneses. I. Giménez Chueca, historiador y periodista.

76 Ferdinand e Imelda La “dictadura conyugal” encabezó durante largos años un régimen represivo en Filipinas bajo una fachada democrática. Estados Unidos apoyó a la pareja. D. Carcedo, periodista y escritor.

84 Arte LOS ABUELOS DEL MANGA Una muestra en el British Museum explora las fuentes tradicionales niponas de las que bebe el manga. A. Echeverría, periodista.

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SUMARIO

14 Entrevista Carlos García Gual, helenista.

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ARQUEOLOGÍA

Babilonia redescubierta

SECCIONES 08 En breve 12 En el foco EL AGUA EN CASA El suministro de agua ha sido siempre una cuestión decisiva.

14

Entrevista CARLOS GARCÍA GUAL El helenista más reconocido de España desgrana las claves de la Grecia clásica. J. Armada Díaz, historiador y periodista.

18 Primera plana ¿POR QUÉ NOS GUSTAN TANTO LOS OCHENTA? Series como Stranger Things recalcan el revival nostálgico de aquella década. C. Joric, periodista.

22 Lugares 24 Anécdotas 26 Arqueología ROBERT KOLDEWEY Este arquéologo alemán consagró su carrera a excavar e interpretar los estratos de barro de la antigua Babilonia. J. Elliot, periodista.

88 Agenda 92 Libros y cine 98 Foto con historia

88 Agenda Bijin Tokaido Okabe, Keisai Eisen, c. 1842. En “Azul. El color del Modernismo”, CaixaForum Sevilla. Colección ”la Caixa”. Foto: © David Bonet.

96 Cine Apolo 11

GUERRA ANIMAL El elefante también intervino en la lucha europea de 1914-1918.

Créditos fotográficos: Álbum Archivo Fotográfico: pp. 55, 57, 58-59, 68-69, 95. Álbum Archivo Fotográfico / Agencia EFE: pp. 42-43, 46, 47, 48, 49, 51, 94. Edu García: p. 7. Getty Images: pp. 20, 52-53, 70, 76-77, 79, 80, 81, 82, 82-83. Getty Images / iStock: pp. 28, 60-61, 62-63, 64-65, 66-67, 72, 98. PhotoAISA: pp. 64, 73. Scala Archives, Florence: pp. 15, 54, 92. Shutterstock.com: pp. 74-75. Cortesía de CaixaForum Sevilla: pp. 4, 89. Cortesía de A Contracorriente: pp. 4, 97. Cortesía de la familia Lehndorff-Steinort: p. 10. Cortesía de Ático de los Libros: p. 11. Cortesía de Espasa: pp. 4, 14. Cortesía de Netflix: pp. 18-19. Cortesía de Sony Home Entertainment: p. 19. Cortesía NASA: p. 35. Cortesía de Pablo Villarrubia: pp. 44-45. Cortesía de José Manuel Grandela: p. 45. Cortesía de Carlos González Pintado: p. 46. La Vanguardia: p. 47. Cortesía de British Museum: pp. 84-87. Cortesía de Galería Elvira González, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Fundación Canal, Sala Alcalá 31, Archivo General de Indias, Museo Guggenheim-Bilbao: pp. 88-91. Cortesía de Historia: p. 91. Cortesía de Turner, La Caja Books, La Esfera de los Libros, Booket, Cátedra, Antonio Machado, Astiberri: pp. 92-95. Cortesía de El Sur Films, Karma Films, European Dreams Factory, A Contracorriente Films, Avalon: pp. 96-97. Flickr / Joe Haupt: p. 21. Pixabay / CIker Free Vector Images (p. 11), Ron Porter (p. 11), Jonny Joka (p. 17), pcdazero (pp. 26-27), Matthias Lemm (p. 56), kupisliku (p. 93), The Noun Project / Path Lord: p. 24. Unsplash / History in HD (portada), Jorge Fernández Salas (p. 3). CC: pp. 3, 4, 8, 12-13, 13, 16, 21, 22, 22-23, 24, 27, 29, 31, 32-33, 34-35, 38, 41, 50, 58, 63, 66, 75, 78. Archivo HISTORIA Y VIDA. Ilustración: Marcel Socías, pp. 35, 36-37, 37, 38-39, 40. Infografía y cartografía: Enric Sorribas / Geotec: p. 71.

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EDITORIAL DIRECTORA Isabel Margarit REDACTORA JEFE Empar Revert REDACCIÓN Francisco Martínez Hoyos MAQUETACIÓN Mercedes Barragán COLABORADORA Amelia Pérez (corrección) DISEÑO Feriche & Black (2008) Publicidad GODÓ STRATEGIES, S.L.U. DIRECTOR GENERAL Pere G. Guardiola DIRECTOR PUBLICIDAD BARCELONA Joan Ferrando DIRECTOR COMERCIAL MADRID Rubén Cordero DIRECTORA MARKETING OFFLINE Mar Glandié Av. Diagonal, 477, 1.ª pl. 08036 Barcelona Tel.: 93 344 30 00. Fax: 93 344 31 88 María de Molina, 54, 4.ª pl. 28006 Madrid Tel.: 91 515 91 00. Fax: 91 515 91 09 Edita: GODÓ VERTICAL MEDIA, S. L. Av. Diagonal, 477, 9.ª pl. 08036 Barcelona www.historiayvida.com E-mail: [email protected]

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LA ÚLTIMA FRONTERA

A

mediados del siglo XX, cuando ya se había llegado a los últimos rincones del planeta, quedaba una frontera por explorar. La que se extiende por encima de la atmósfera a través del cosmos hasta la Luna y más allá. Los comienzos de la carrera espacial fueron de abrumador dominio de la URSS frente a la otra superpotencia, Estados Unidos. Pero, en plena Guerra Fría, Kennedy planteó un desafío: “Creo que este país debe comprometerse a poner un hombre en la Luna y traerlo de regreso sano y salvo antes del final del decenio”. Ese reto, que implicaba un alto compromiso político, no estaba exento de contingencias. A la dificultad técnica y el coste del proyecto Apollo se sumaba el evidente riesgo humano que conllevaba una empresa como aquella. Finalmente, el 20 de julio de 1969, el astronauta Neil Armstrong culminaba la hazaña al convertirse en el primer ser humano en pisar la Luna. Y lo hacía ante centenares de millones de telespectadores que contemplaban atónitos cómo se materializaba esa gran aventura. Entre la expectación y el recelo por lo extraordinario del acontecimiento, los españoles seguían en sus pantallas la retransmisión de Jesús Hermida, desplazado al centro espacial en cabo Cañaveral, en la costa este de Florida. España desempeñó un importante papel en la conquista de la Luna a través de los centros de seguimiento de la NASA en Robledo de Chavela y Fresnedillas de la Oliva, que permitieron mantener comunicaciones fluidas con la nave Apollo 11. El efecto de aquel acontecimiento en la sociedad española se puso de relieve en todos los ámbitos. La noticia copaba las portadas de los medios, y los mensajes publicitarios con la marca “Luna” se multiplicaron. El entusiasmo por esta misión no fue, sin embargo, unánime. Picasso afirmó: “Para mí no significa nada, no tengo opinión y no me importa”. Otros, sin embargo, creyeron tocar con la punta de los dedos la misteriosa luna de los poetas, durante aquella larga noche estival en la que la humanidad dio un gran paso.

Revista controlada por

Isabel Margarit, directora PORTADA Edwin “Buzz” Aldrin sobre la Luna. Foto de Neil Armstrong, 20 de julio de 1969.

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EN BREVE NOMBRES PROPIOS

TOP 12 DE HISTORIADORES Una obviedad: los acontecimientos no serían nada si alguien no los pusiera por escrito para que se trasmitan de una generación a otra. Una certeza: no es tarea fácil. Cada época hace su propia historia en función de la sensibilidad del momento y de las fuentes disponibles. Aquí presentamos a doce de los más grandes

HERODOTO (484-425 a. C.) El griego, llamado “padre de la historia”, fue el primero en escribir un relato del pasado a gran escala, que cubría un vasto espacio geográfico, desde Sudán hasta Europa central. Tras su muerte, su obra, Historia, se dividió en nueve libros. Se le ha criticado por utilizar fuentes poco fiables, pero él mismo declara que expone distintos puntos de vista sin creerse todo lo que le dicen.

TUCÍDIDES (c. 460-¿396? a. C.) Se le ha considerado el padre de la historiografía científica por su pretensión de objetividad. Este ateniense no acepta cualquier fuente, y excluye del relato la intervención divina. Procura ir más allá de lo anecdótico para buscar las verdaderas causas de los hechos. Su Historia de la guerra del Peloponeso narra el conflicto entre griegos en el que participó como militar.

ANA COMNENA (1083-1153) Princesa bizantina de extraordinaria cultura, Comnena escribió La Alexiada, una historia del reinado de su padre, el emperador Alejo I. Su obra nos proporciona una visión de los cruzados desde el punto de vista griego, y resulta extremadamente crítica. La autora presenta a los guerreros occidentales como hombres codiciosos e indignos de confianza.

ALFONSO X “EL SABIO” (1221-1284) Rey de Castilla, famoso por su amplia obra intelectual. Su Estoria de España es la primera historia de nuestro país de gran extensión escrita en lengua romance. Abarca desde los tiempos bíblicos hasta el siglo xiii. No llegó a concluirse porque el monarca se embarcó en otro ambicioso proyecto inacabado: la General estoria, un intento de historia universal.

IBN JALDÚN (1332-1406) Nacido en el actual Túnez, se le puede considerar un precursor de la Escuela de los Anales,

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historiadores de todos los tiempos. Como todas las listas, la nuestra tiene algo de arbitrario, pero son todos los que están, aunque no estén todos los que son. Se podrían añadir grandes especialistas vivos como John H. Elliott, Ian Kershaw o Michelle Perrot, entre muchos otros posibles. Francisco Martínez Hoyos

porque priorizaba el protagonismo colectivo por encima del individual. Fue autor de una importante historia universal, el denominado Libro de la evidencia, registro de los inicios y eventos de los días de los árabes, persas y bereberes y sus poderosos contemporáneos.

VOLTAIRE (1694-1778) Esta gran figura de la Ilustración francesa dedicó algunos títulos importantes al estudio del pasado, como Historia de Carlos XII y El siglo de Luis XIV, un trabajo innovador en el que no se limitó a la figura del monarca. Su propósito era más ambicioso: captar el “espíritu de los hombres del siglo más ilustrado del mundo”.

JULES MICHELET (1798-1874) Famoso por su espléndido estilo literario y sus ideas progresistas, entre la amplia producción de este estudioso galo destacan su Historia de Francia y su Historia de la Revolución Francesa. Su fin es describir la interioridad de los acontecimientos, profundizar en la psicología de las masas. Se le ha acusado de subjetividad, pero fue el primero en utilizar una amplia gama de archivos, estatales, regionales y municipales.

ARNOLD J. TOYNBEE (1898-1975) Este británico fue en su tiempo el historiador vivo más leído del mundo. En los doce volúmenes de Estudio de la historia (1934-61) analiza el auge y caída de 26 civilizaciones. En su opinión, su decadencia se debió a la falta de creatividad de sus minorías dirigentes y al peso de ideologías como el militarismo.

FERNAND BRAUDEL (1902-1985) Miembro de la Escuela de los Anales, cultivó la historia total, un intento de superar la historia de hechos para incluir los fenómenos económicos y sociales. Para este estudioso francés, las estructuras de larga duración eran más importantes que los acontecimientos coyunturales. Su obra maestra fue El Mediterráneo y el mundo

07 / 2019 mediterráneo en la época de Felipe II. El título muestra un planteamiento revolucionario: da más relevancia al mar que al rey.

JAUME VICENS VIVES (1910-1960) El hispanista Raymond Carr le tuvo por el único historiador español que escribía historia a la altura de la que se hacía en Europa. Destacó como medievalista, pero su libro Industrials i polítics (Industriales y políticos) fue una influyente historia del siglo xix catalán. Entre sus aportaciones, el cultivo de una historia económica y social, en contraste con la de carácter político hecha hasta entonces.

CHRISTIANE DESROCHES NOBLECOURT (1913-2011) Egiptóloga, fue la primera mujer que perteneció al Instituto Francés de Arqueología Oriental (IFAO). En 1938, también fue la primera en dirigir una excavación arqueológica. Durante la Segunda Guerra Mundial ocultó las piezas egipcias del Museo del Louvre para que no cayeran en manos nazis. Más tarde intervino en el rescate de los templos nubios de Egipto, que hubieran quedado sepultados por las aguas de la presa de Asuán.

ERIC HOBSBAWM (1917-2012) El historiador marxista más famoso del mundo trazó la historia contemporánea de Europa en una célebre trilogía: La era de la revolución, La era del capital y La era del imperio. Su Historia del siglo XX recibió, asimismo, excelentes críticas. Popularizó el concepto de “tradición inventada”. A su juicio, muchas tradiciones de supuesta antigüedad poseen un origen reciente. Una faceta poco conocida de su obra es la de crítico de jazz.

DE ARRIBA ABAJO, cinco grandes

investigadores de la historia: Herodoto, Alfonso X el Sabio, Ibn Jaldún, Jules Michelet y Eric Hobsbawm.

DERO VERDA O FALSO

LA FAMIGLIA… Imágenes que la ficción nos ha vendido sobre la mafia En tiempos de Shakespeare, los héroes turbios eran monarcas como Ricardo III. En la actualidad, esa función la cumplen gánsteres idealizados por las pantallas o la literatura. La historia de la mafia italiana suele tener poco que ver con los modelos de la ficción. Estos son cuatro mitos sobre un pasado tan fascinante como sórdido.

1

LA MAFIA ES UN PRODUCTO DEL SUBDESARROLLO

Los datos dicen otra cosa. En el siglo XIX, los mafiosos alcanzaron su máximo poder en las zonas agrícolas más prósperas de Europa, al norte de Nápoles o en Palermo. No obstante, si por subdesarrollo entendemos debilidad del Estado y de las instituciones, y no solo pobreza económica, la cosa cambia. En Italia, la delincuencia organizada aprovecha la escasa fuerza de las autoridades.

2

MUSSOLINI ACABÓ CON LA MAFIA

Como afirma el historiador John Dickie en su Historia de la mafia (Debate, 2015), esta idea forma parte de la propaganda fascista. En realidad, el régimen le cortó las alas a Cesare Mori (1871-1942), conocido como “el

prefecto de Hierro” por sus golpes contra el crimen organizado. Mori había descubierto conexiones inquietantes entre los criminales y los capitostes del régimen de Mussolini en Sicilia, por lo que acabó destituido.

3

LA MAFIA ES COSA DE FAMILIA

El padrino, la trilogía de Francis Ford Coppola (arriba, con Marlon Brando), no es un reflejo fiel de la vida de la mafia, sino todo lo contrario: una versión épica y embellecida. Es más, antes de su estreno, nadie llamaba “padrinos” a los capos, sino “jefes” o “compadres”. Tendemos a imaginar a las “familias” como grupos formados a partir de vínculos genéticos, pero eso no es siempre así. En la mafia siciliana se estableció que solo podían formar parte de la organización dos hermanos como máximo. Se buscaba evitar que el jefe utilizara sin restricciones a sus propios parientes.

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LOS MAFIOSOS SOLO SE MATAN ENTRE ELLOS

La realidad es la contraria. Asesinan a quien quieren. El cine, sin embargo, ha creado la imagen de que sus guerras solo son cuestiones internas. Víctor González

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EN BREVE

HÉROES

UN HOMBRE CONTRA HITLER Este mes se cumplen 75 años de la Operación Valkiria, cuyo éxito habría acelerado el fin de la guerra.

C

orría el 20 de julio de 1944 cuando un grupo de militares de la Wehrmacht, encabezado por el coronel Claus von Stauffenberg, intentó llevar a cabo un complot para matar a Hitler. Entre los conspiradores de la denominada Operación Valkiria se encontraba Heinrich von Lehndorff-Steinort (1909-44, arriba), un aristócrata que servía en el ejército de reserva. Lehndorff se pasó a la resistencia antinazi al ser testigo, en el frente ruso, de las atrocidades contra la población judía. Presenció en Borísov, Bieolorrusia, una masacre en la que perecieron 7.000 personas. La muerte de niños le afectó especialmente.

Cueste lo que cueste Tiempo después, el teniente Lehndorff escribió a Stauffenberg: “Se ha de intentar llevar a cabo el atentado. Cueste lo que cueste. Aunque fracasemos, hemos de hacer alguna cosa en Berlín”. Su objetivo era que el movimiento de resistencia alemán materializase algo trascendente ante los ojos del mundo y de la historia. Sin importar las consecuencias. En la película Valkiria (2008), Tom Cruise encarnó

a Claus von Stauffenberg. Tras el fracaso del complot, su líder fue ejecutado. El mismo destino correría Lehndorff, quien, tras el fallido atentado, regresó a su propiedad de Steinort, en Prusia oriental (actualmente Polonia). Desde allí planeó la fuga, pero la Gestapo llegó para detenerlo, y se rindió para tratar de proteger a su familia. Fue ejecutado en septiembre de 1944, a los 35 años, en la prisión de Plötzensee, a las puertas de Berlín. Heinrich von Lehndorff dejó tres hijas, entre ellas, la futura supermodelo Veruschka, un icono de los años sesenta. Su viuda, Gottliebe von Kalnein, que estaba embarazada de la que sería su cuarta descendiente, pasó el resto de la contienda en un campo de concentración. Tras aquel fallido golpe, Hitler perdió definitivamente la confianza en su ejército. Además del juramento personal de lealtad a su persona, obligó a que sus miembros le saludaran brazo en alto (en lugar de la habitual cortesía militar de llevarse la mano derecha a la sien), y ordenó que todos los oficiales de Estado Mayor fueran líderes nacionalsocialistas. Isabel Margarit

07 / 2019 GASTRONOMÍA

Pizza para todos ¿CÓMO SURGE Y CÓMO CONQUISTA EL MUNDO ESTA TORTA DE HARINA? SEGURO QUE la humanidad ha consumido muchas cosas parecidas a la pizza desde tiempos inmemoriales, pero lo que tenemos en mente no apareció hasta avanzado el siglo XVIII. Nápoles, capital de un reino en manos de los Borbones, había visto catapultada su población con inmigrantes del entorno rural, y el número de trabajadores en la indigencia creció en consonancia. Entre los más necesitados, conocidos como lazzaroni (su cochambroso aspecto recordaba a algunos al Lázaro bíblico), triunfó un alimento barato que empezaron a ofrecer a porciones algunos vendedores callejeros. LA PIZZA, CON sus ingredientes básicos (ajo, queso, pescado, tomate...), tuvo fama de comida de pobre hasta el siglo XIX, aunque los lazzaroni dejaron gradualmente su estatus de desdichados, y surgieron en la ciudad las primeras pizzerías. Su salto al estrellato llegó en 1889, cuando los reyes Umberto I y Margarita, de visita en Nápoles, apreciaron una selección que les fue presentada. La de tomate, mozzarella y albahaca gustó especialmente a la reina, y se la bautizó pizza margarita en su honor. AUN ASÍ, TARDÓ en propagarse fuera de la ciudad. La exportaría por el resto del país y por algunos rincones del mundo la emigración provocada por la Gran Depresión. Con el fin de la II Guerra Mundial, se extendió su consumo en EE. UU. gracias a los soldados que la habían probado durante la campaña aliada en Italia. En España empezó a oírsela nombrar a partir de los años cincuenta, aunque no se popularizó hasta los ochenta. Empar Revert

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CARTA DEL MES FLORA EN LONDRES

La abuela del pintor Paul Gauguin, Flora Tristán (1803-44), fue una notable precursora del socialismo y del feminismo. En uno de sus libros, Paseos en Londres (1840), ofrece una visión desmitificadora de la capital británica en época victoriana [hyv 615]. Su atención se centra en el lado oscuro de la Revolución Industrial: explotación laboral, pobreza, prostitución... Desde su punto de vista, la gran urbe del Támesis era “la ciudad monstruo”, demasiado enorme como para permitir una vida humana. El simple hecho de visitar a un pariente se convertía en una odisea, al exigir un desplazamiento de tres horas para una visita de solo una. Más allá de la apariencia fastuosa del gran núcleo del comercio y los negocios, la franco-peruana observa todas las disfunciones de la modernidad: “En los arrabales está aquella masa de obreros tan flacos, tan pálidos y cuyos niños tienen un semblante tan lastimoso”. Rafael Alonso Viñas

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EN EL FOCO

EL AGUA EN CASA

La importancia radical del agua en la historia explica la necesidad actual de un mayor compromiso con la sostenibilidad. ISABEL MARGARIT, DOCTORA EN HISTORIA

E

l agua es más que una sustancia líquida: por su carácter simbólico, ha protagonizado numerosos mitos en las culturas más diversas. Antiguas leyendas hablan del origen del mundo a partir de un océano primigenio, o se centran en un diluvio universal de carácter purificador. Ha sido también fuente de civilización. Desde Çatalhöyük, el conjunto urbano más grande y mejor conservado de la época neolítica en Oriente Próximo, el agua ha constituido un elemento clave para el desarrollo. Así lo entendieron los romanos, que dejaron testimonio de su eficacia con sus trabajos de ingeniería. Roma garantizó el suministro de agua con grandes obras públicas, como el acueducto de Segovia. De esta forma fue posible mantener, en las ciudades, las termas y las fuentes. Por otra parte, había que distribuir el agua equitativamente para usos agrícolas. Un funcionario estatal, el curator aquarum, se encargaba de que nadie consumiera

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más de lo que le correspondía. Como explica a historia y vida la arqueóloga Carme Miró, responsable del Pla Barcino del Ayuntamiento de Barcelona: “El agua era un elemento clave en la cultura romana, para ellos era sinónimo de romanidad. A su vez, era un derecho. El gobernante debía asegurarse de que los ciudadanos tuvieran acceso al agua, por lo que construyeron un ingenioso sistema hidráulico”. En Barcino, por ejemplo, prosigue Miró, “existía un control desde el punto de abastecimiento hasta la llegada a la ciudad, donde seguía un sistema de distribución. Finalmente, el agua sucia era eliminada por un buen sistema de cloacas”.

El estímulo para el campo El dominio árabe supuso la llegada a la península de sofisticados sistemas de regadío, como las acequias y las norias que caracterizan aún el paisaje mediterráneo. Aunque no lo sabemos con seguridad, es posible que el Tribunal de las Aguas de

Valencia sea de origen musulmán. Tenía –y tiene– como finalidad dirimir las disputas entre los regantes. Ya en la España de los Austrias, como señala a historia y vida el historiador Xavier Cazeneuve, la población se abastecía de agua a través de pozos. Eran muy pocas las poblaciones “que disponían de un sistema de canalización y distribución de agua que diera lugar a una red de fuentes urbanas. El caso de Barcelona, por ejemplo, era excepcional”. En Madrid, a raíz de la instalación en la ciudad de la corte, se optó por realizar mejoras en los “viajes de agua”. Este tipo de infraestructuras, que en algunos lugares se utilizaron hasta el siglo xix, consistía en canales subterráneos construidos durante la Edad Media, en tiempos del dominio musulmán.

El motor de la industria Como afirmó Leonardo da Vinci, “el agua es el vehículo de la naturaleza”. Pero no

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CUARTO de baño de principios del s. XX. En la imagen superior, el Tajo a su paso por Toledo.

solo las sociedades rurales requerían del agua para subsistir y funcionar. La Revolución Industrial dependió de este elemento tanto como de las fuentes de energías fósiles que le dieron impulso. Ya en el siglo xix se generalizó el establecimiento del moderno suministro de agua

potable, a partir elementos como el sistema en red y domiciliario, el abastecimiento permanente y el régimen de tarifas, en la mayoría de las ocasiones gracias a la colaboración público-privada, como es el caso de la Sociedad General de Aguas de Barcelona. La potabilización

revolucionó la vida cotidiana y contribuyó a alargar la esperanza de vida de la población. Por su parte, la introducción del cuarto de baño, o WC (del inglés water closet, “armario del agua”), transformó el concepto de higiene privada. Fue a principios del siglo xx cuando una serie de decretos protegieron las condiciones sanitarias del agua, en especial gracias a la renovación del sistema de alcantarillado. En España, surgieron en 1926 las Confederaciones Hidrográficas. Más tarde, el Estado impulsó los trasvases, como el del Tajo al Segura en 1979. Pero, pese a estos avances, el abastecimiento generalizado y la modernización de la red hidráulica, en esa misma década el Informe Meadows alertó sobre los límites de crecimiento del agua. Hoy, la escasez en determinados puntos del mundo sitúa el agua en el centro del debate científico, político y social. Como afirma el especialista Manel Guàrdia: “Hay que mantener la conciencia de la historia del agua”.

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ENTREVISTA

CARLOS GARCÍA GUAL:

“LEER POR PLACER ES EL GRAN CAMINO A LA LIBERTAD” JOAQUÍN ARMADA DÍAZ, HISTORIADOR Y PERIODISTA

S

us ojos brillan con una curiosidad declarada y una felicidad intuida. A Carlos García Gual (Palma, 1943) no le gusta que le llamen sabio, pero es nuestro helenista más reconocido y, sin duda, uno de los mejores divulgadores de una cultura, la de la Grecia antigua, que si aún está viva es en gran parte por estudiosos como él. El 17 de febrero tomó posesión del asiento J mayúscula en la Real Academia Española. Se quedó a una letra de su autor preferido, Homero, ese creador casi mítico a quien tanta vida ha dedicado. En Grecia para todos (Espasa, 2019), una síntesis tan amena como solo puede escribir un verdadero erudito, Carlos García Gual nos invita a conocer “lo verdaderamente esencial de Grecia”. Conversamos en su casa, rodeados por miles de libros, un océano de papel en el que ha vivido decenas de aventuras.

Donald Trump emprende una guerra comercial contra China y los expertos citan “la trampa de Tucídides” (el temor de Esparta al auge de Atenas provocó la larga guerra del Peloponeso). ¿Por qué citamos hoy a un historiador griego de hace 2.500 años?

pensando en los políticos –él era un político, un general al que destituyeron porque fracasó en su misión (se le confió el mando de una flota ateniense para romper el cerco de la ciudad de Anfípolis)–, y busca explicar las causas de los conflictos bélicos.

Bueno, se podría subrayar que frente a Herodoto (485-425 a. C.), que escribe una historia narrativa, Tucídides (460¿396? a. C.) se centra, sobre todo, en explicar las causas de la guerra. Deja a un lado a los bárbaros, que tanto habían interesado a Herodoto, y se centra en la guerra entre Esparta y Atenas. Tucídides advierte que este enfrentamiento se produce por dos grandes causas: la ambición y el temor al otro. Es el primer historiador que atiende a la psicología y cambia la perspectiva de la guerra. Escribe sobre todo

Creo que los Monty Python se equivocaron. Debemos más a los griegos que a los romanos: la democracia, la filosofía, la tragedia..., ¡aunque los romanos nos transmitiesen el legado griego!

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Sí, los romanos reciben una herencia y la transmiten, y eran conscientes de ello. Hay que decir a favor de los romanos que son los constructores de un gran imperio, algo que nunca tuvieron los griegos. Grecia, como conjunto político, no existió hasta la época de Alejandro. El mundo griego era un mundo de pequeñas ciuda-

des, independientes y autónomas, cada una con su propia constitución y su propia política. Tenía un parecido al de la Italia del Renacimiento. La democracia griega era muy diferente de nuestra democracia representativa actual. Estaba ligada a la palabra, a la intervención en las asambleas en el ágora, en la que todo el mundo podía hablar, aunque existiesen también dirigentes y tendencias.

Los romanos construyeron un imperio que, como todos, desapareció. En cambio, como muestra en su libro, el legado cultural griego ha llegado vivo hasta nuestros días. Sí, este libro es una introducción a Grecia, quiere ser un estímulo a la lectura de los textos clásicos. Creo que los griegos se caracterizan por su afán de libertad y por

LA ESCUELA DE ATENAS, fresco de Rafael, 1510-

1511. Museos Vaticanos, Ciudad del Vaticano.

la búsqueda de la verdad. Son un pueblo curioso, indagador, abierto a nuevos horizontes, muy diferente a los egipcios o los persas, que fundaron grandes imperios. En Grecia aparece el relato histórico crítico, pero también se va más allá..., en la ciencia, en la exploración del mundo, en la búsqueda de la verdad a través de la filosofía, que constantemente critica el pensamiento anterior.

¿Y por qué esa inquietud por aprender nace en Grecia y no en Egipto o en Mesopotamia, que desarrollaron importantes culturas muchos siglos antes? Creo que es por la organización en ciudades autónomas e independientes, con distintos regímenes políticos –algunas están gobernadas por un tirano, otras por aristócratas, algunas tienen una incipiente democracia– y que nacen alrededor del Mediterráneo. Todas las ciudades antiguas progresistas están en la costa: Mileto, Éfeso, Atenas, Corinto... Son ciudades de comerciantes, que se expanden por el Mediterráneo y crean colonias comerciales. Y al hacerlo difunden la moneda y la lengua griegas. Y hay otro aspecto muy importante también: los griegos no tuvieron una religión dogmática. Ese aire de liber-

tad, de curiosidad y de apertura es lo que caracteriza al mundo griego.

La geografía condicionó la historia. ¿Si los griegos fueron tan ricos culturalmente es porque materialmente eran muy pobres? Sí, gran parte de la colonización estuvo motivada por la abundancia de población pobre. En muchas ciudades obligaban a una parte de sus ciudadanos a emigrar, y estos se llevaban consigo ese aire de libertad y autonomía. Las colonias griegas no eran colonias como las del Imperio británico. Cada ciudad tenía su propio gobierno, y mantenía relaciones más bien afectuosas con la ciudad patria. Es verdad que esa independencia trajo consigo que los griegos se peleasen bastante. La historia antigua griega está llena de conflictos, y la democracia ateniense acaba destruida por una larga guerra que, vista desde lejos, parece una guerra civil entre griegos.

¿Por qué Odiseo sigue vivo... aunque le llamemos Ulises? Odiseo es el más moderno de los héroes griegos. No es solo un guerrero, como los grandes héroes de la Ilíada. Es un héroe que triunfa por su inteligencia, por su ca-

pacidad para inventar y hablar. Es un gran narrador. Representa a un nuevo tipo de héroe que triunfa no gracias a la fuerza, sino a su astucia, a su habilidad para el engaño y para la amistad. Es así como vence al Cíclope. Ulises no acepta la inmortalidad junto a Calipso porque quiere volver a Ítaca, a su reino, pero también porque quiere contar su historia.

Que es una de las muchas historias que unían a los griegos y que, procediendo de una tradición oral, ha logrado sobrevivir milenios. Lo bueno de los mitos griegos es que no son mitos religiosos dogmáticos. El dogmatismo no existía en la religión griega, y, de alguna manera, esos mitos se cuentan una y otra vez. La literatura griega juega con los mitos. El Prometeo de Hesíodo es distinto del de Esquilo, y el Edipo de Sófocles es un personaje mucho más profundo que sus representaciones anteriores.

Se hacen cada vez más complejos. Exacto, porque se prestan a ser releídos y reinterpretados, y eso los hace más contemporáneos. El caso de Ulises es, sin duda, especial. Cuando los griegos modernos buscan un héroe antiguo con el que iden-

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ENTREVISTA

Preferencias griegas ¿Héctor o Aquiles? Desde el punto de vista de nuestra ética, Héctor. Es el héroe que, probablemente, caía mejor a Homero, aunque Aquiles sea el gran héroe guerrero. Héctor muere por la patria, por defender a su familia; es más humano, más cercano. Pero Aquiles tiene una grandeza trágica, es el gran héroe que sabe que va a morir si va a la guerra y que acaba muriendo por vengar a su amigo. ¿Esparta o Atenas? ¡Atenas, sin duda! Ha habido épocas en las que se ha idealizado mucho a Esparta, pero Atenas es el mundo de la libertad, del progreso. Esparta preparaba muy bien a los soldados para la guerra y despreciaba la riqueza, había una especie de igualdad entre los guerreros, pero intelectualmente la ciudad fue siempre muy limitada. ¿Pericles o Alejandro Magno? ¡Difícil! Alejandro es el gran héroe histórico. Un héroe de proporciones míticas, que conquista un mundo enorme, como era el Imperio persa, partiendo de un pequeño reino, y expande con él la civilización griega. Cuando muere a los treinta y tres años ha cambiado el mundo. ¿Platón y Aristóteles o Epicuro y Diógenes? Epicuro y Diógenes me son muy simpáticos, pero, en la historia de la cultura, Platón y Aristóteles son decisivos, configuran el horizonte filosófico durante diez siglos o más. Aristóteles es también el gran pensador científico del mundo antiguo. Epicuro y los cínicos son los grandes críticos subversivos que a nosotros nos son simpáticos. Soy un admirador de unos y de otros.

tificarse, siempre piensan en él. Está en Kazantzakis, en Cavafis... Es el prototipo del griego. Demasiado astuto a veces, pero siempre un héroe de la palabra.

¿Por qué nació la democracia en Atenas, y no en otra ciudad griega? Atenas es una ciudad portuaria, abierta al mar y a las influencias extranjeras, en contraste con Esparta. Es una ciudad muy antigua, donde se dan muy pronto unas

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MITO DE PROMETEO en un cuenco del sur de Grecia, c. 550 a. C. A la dcha., templo de Zeus Olímpico, Atenas.

luchas sociales que hacen que, poco a poco, los aristócratas sean desplazados del poder. El auge del comercio y la introducción de la moneda permiten que los comerciantes reemplacen a los aristócratas terratenientes. Después, con la creación de la gran flota, que necesita miles de remeros, que son los más pobres, la democracia avanza aún más, se hace cada vez más popular. Hay un intento de que los señores de antaño conserven ciertas áreas de poder, pero el progreso es constante. Es una democracia ejemplar, admirable para nosotros, pero es una democracia de una ciudad pequeña.

no era tan dura como la que luego existiría en los latifundios romanos.

¿Qué momento de la historia de la Grecia antigua le habría gustado presenciar?

Sí, con esclavos. En el mundo antiguo todas las culturas tenían esclavos.

Me habría gustado ver la época de Pericles, esa etapa en la que podías encontrarte con Sócrates y admirar a los grandes oradores que llegaban a Atenas. Me habría gustado ir al teatro, que fue la institución característica de Atenas. Era un teatro popular, abierto a la gente, donde cada año se estrenaban unas quince obras, entre tragedias y comedias. El teatro era la base de la educación democrática. Para educar a la población, el teatro le enseña las desgracias de los grandes héroes de antaño y la hace reflexionar. Era una institución admirable.

Bueno, en el mundo contemporáneo han existido hasta hace muy poco.

Y, como cuenta en su libro, evoluciona y se hace cada vez más complejo.

Sí, el cristianismo no abolió la esclavitud. Los esclavos estaban en diferentes condiciones. Los que peor vivían eran los que trabajaban en las minas. Los esclavos domésticos podían progresar; su esclavitud

Sí, es un teatro donde todavía aparecen dioses, pero de Esquilo a Eurípides los personajes son cada vez más humanos. La religión griega lo favorecía, porque es una religión muy distinta del cristianis-

Admirable, pero con esclavos...

07 / 2019 LA GRECIA DE CARLOS GARCÍA GUAL Epicuro. Madrid: Alianza, 2019 (1.ª ed. 1981).

Los siete sabios (y tres más). Madrid: Alianza, 2018 (1.ª ed. 1988).

La muerte de los héroes. Madrid: Turner, 2016.

Sirenas. Seducciones y metamorfosis. Madrid: Turner, 2014. La secta del perro. Vidas de los filósofos cínicos. Madrid: Alianza, 2014 (1.ª ed. 1987).

Introducción a la mitología griega. Madrid: Alianza, 2013 (1.ª ed. 1992).

mo. Los márgenes de libertad del mundo griego eran muy grandes.

Ahora que acaba de mencionar el cristianismo, imagino que ha leído el último ensayo de Catherine Nixey, La edad de la penumbra. Sí, lo tengo ahí [señala una de las muchas estanterías que cubren las paredes de su casa].

Nixey dice que solo nos ha llegado el 1% de los textos clásicos griegos y latinos. Lo que los monjes cristianos eligieron salvar. Bueno, es verdad que solo tenemos una pequeña parte, pero obedece a una selección. Tenemos treinta y tres tragedias y quizá hubo más de mil. Pero esa selección se hizo en varios momentos.

Quizá se conservaron las mejores... Sí [risas], quizá. Pero es verdad que el cristianismo censuró gran parte de esa cultura. Se perdieron todos los escritos de Epicuro y de los escépticos, por ejemplo. Solo nos han llegado pequeños resúmenes, y

en parte pudo ser por la influencia cristiana. Se conservó la parte más conservadora, la más afín. Nixey tiene razón: lo que no se copió, desapareció. Pero también es cierto que sin los clérigos cristianos no se habría conservado la cultura antigua.

¿Por qué los clásicos nos ayudan a imaginar mejor? Creo que, frente a un enorme progreso tecnológico, muy evidente, en el campo de la cultura se siguen discutiendo cosas que ya discutían los antiguos: la visión de la sociedad, del ser humano. De alguna manera, los clásicos tocan temas esenciales en la vida humana, amplían nuestro horizonte y proporcionan puntos esenciales en el tejido de la cultura.

¿Cuál es el clásico griego que más ha releído? Homero sigue siendo para mí el autor esencial. Creo que hay más grandeza épica en la Ilíada, pero la Odisea es mucho más compleja. Edipo rey me parece una pieza dramática casi insuperable. Las bacantes de Eurípides, el Prometeo de Esquilo... Son

clásicos que todavía nos dicen mucho. Y algunos textos de Platón; no todo, pero el Platón de El banquete o de Fedro me parece un clásico por excelencia.

Creo que es un optimista, pero ha declarado que “la batalla por las humanidades está perdida”... Sí, sí lo he dicho. Que el griego vaya desapareciendo de los institutos me parece una de las cosas más lamentables de los planes de estudio actuales. Reduce las posibilidades de la gente joven, sea del nivel económico que sea, para abrir horizontes. Me parece una idiotez que se vea como un lujo saber latín y griego.

¿Cuál es el secreto para mantener la curiosidad? Creo que viene de mi infancia. Tuve la suerte de tener la gran biblioteca de mi abuelo, pero creo que es una cuestión de carácter, de estar abierto al mundo. El mundo actual, con el predominio de las pantallas, puede recortar esa curiosidad natural del individuo. La lectura por placer es el gran camino hacia la libertad.

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PRIMERA PLANA

¿POR QUÉ NOS GUSTAN TANTO LOS OCHENTA? El estreno de la tercera temporada de Stranger Things nos permite subirnos a la bici, encender las linternas y alumbrar las posibles razones de este auge de la nostalgia “ochentera”. CARLOS JORIC, PERIODISTA

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os ochenta, o más bien su reinterpretación nostálgica y mercantilizable, están por todas partes. En la televisión (Stranger Things, Glow), los cines (It, Ready Player One), las librerías (The Time of My Life, Yo fui a EGB), las consolas de videojuegos (Crossing Souls, Octopath Traveler), la música (el uso de sintetizadores, la vuelta de los vinilos), las tiendas de ropa (las camisetas de grupos o marcas icónicas de esa época), las aplicaciones móviles (los filtros fotográficos que imitan la estética de las Polaroid y la textura de las cintas VHS) y, si vamos un poco más allá, hasta en la Casa Blanca. ¿No parece la era Trump un reboot hollywoodiense de la era Reagan? La estética “ochentera”, sus iconos y su “espíritu” han sido explotados con éxito por la industria de la moda y el entretenimiento. Un fenómeno que se popularizó a raíz de la repercusión de la película Super 8 (J. J. Abrams, 2011) y que está siendo tan duradero que amenaza con extenderse más que la propia década. Esta idealización colectiva de tiempos pretéritos no es un fenómeno reciente. La Belle Époque (1871-1914) o los “felices

LOS REVIVALS SE HAN DADO A LO LARGO DE LA HISTORIA, PERO ¿POR QUÉ TANTO ÉXITO EN EL CASO DE LOS OCHENTA?

años veinte” del siglo pasado fueron añorados en décadas posteriores. Los nacionalismos glorificaron el pasado de sus naciones y fabricaron mitos históricos para que sirvieran a sus intereses políticos. El arte y la cultura grecorromanos fueron recuperados durante el Renacimiento, el Clasicismo o el Neoclasicismo. La Edad Media fue mitificada por los prerrafaelitas británicos y los nazarenos alemanes. Y los estilos arquitectónicos del pasado tuvieron sus remakes en los edificios historicistas a partir de finales del siglo xix. Sin embargo, aunque estos revivals se hayan dado a lo largo de la historia, ¿por qué ha tenido tanto éxito la recuperación de los ochenta? ¿Por qué no los setenta o los noventa?

De nostalgia y falsa nostalgia Se han dado varias explicaciones. Una de ellas habla de que los niños de los años ochenta son los que ahora ocupan las esferas de poder y han sabido transformar en mercancía rentable la estética y los productos culturales de su infancia. Otra, que esos mismos niños son ahora consumidores de mediana edad proclives a dejarse arropar por la nostalgia como respuesta a un presente insatisfactorio y un futuro que intuyen incierto y amenazante. Una tercera explicación habla de una forma de resistencia fetichista, un intento de reivindicar, a través de los objetos de consumo, una época percibida como más sencilla, estable y auténtica, frente a un presente vertiginoso, confuso y “líquido”, según la célebre metáfora de Zygmunt Bauman. La mate-

ESCENA de la película Super 8, de Steven Spielberg. A la izqda., segunda temporada de Stranger Things.

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PRIMERA PLANA

HUELGA de mineros, Gran Bretaña, 1984. A la

dcha., guerra Irán-Irak, 1989. Walkman de 1986.

rialidad de lo analógico frente a la intangibilidad de lo digital. En este punto entraría la falsa nostalgia: jóvenes que nacieron a partir de los noventa y que se sienten fascinados por la estética y los objetos de un mundo que perciben como “pretecnológico”; una época reciente y, por tanto, muy reconocible, pero en la que no existían ni Internet ni los teléfonos móviles. Pero la explicación que más nos interesa es la histórica. Una posible respuesta a por qué los años ochenta resultan tan atractivos, incluso para los que no los vivieron, es porque, entendidos como producto cultural, “se hicieron” precisamente para eso: para gustar. Cuando evocamos esa década, pensamos fundamentalmente en Estados Unidos. En la forma de vida y la ideología que transmitían sus películas, series, videoclips, anuncios... Un mundo compuesto principalmente por familias de clase media de origen anglosajón, prósperas, felices y optimistas, que tenían la bandera nacional

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ondeando en la puerta de casa y repetían la coletilla “este es un país libre” como un mantra de autoafirmación democrática. Hay que tener presente que el mundo de los ochenta era un mundo en guerra. Cuando, en 1981, Ronald Reagan llegó al poder, puso en marcha el mayor programa de rearme desde la Segunda Guerra Mundial. Uno de sus proyectos estrella fue la Iniciativa de Defensa Estratégica, que incluía la construcción de un escudo antimisiles. El proyecto fue tan desmesuradamente ambicioso (no existía la tecnología para hacerlo) que fue bautizado por la prensa con el nombre de un icono de la ciencia ficción de los ochenta: Star Wars. El presidente republicano impulsó también la bautizada como “doctrina Reagan”, una estrategia de política exterior destinada a combatir la influencia soviética en los países de Latinoamérica, África y Asia. En esta guerra ideológica, los productos culturales tuvieron un papel importante.

Como desveló Frances Stonor Saunders en La CIA y la guerra fría cultural (Debate, 2013), los servicios secretos estadounidenses invirtieron grandes recursos en desarrollar programas de propaganda cultural en la Guerra Fría. Entre 1950 y 1969, un organismo llamado Congreso por la Libertad de la Cultura actuó como tapadera de la Agencia Central de Inteligencia. Sus cometidos fueron promover actividades culturales que estuvieran en sintonía con los valores de las democracias capitalistas y “apartar sutilmente a la intelectualidad de Europa occidental de su prolongada fascinación por el marxismo y el comunismo, a favor de una forma de ver el mundo más acorde con el concepto americano”. Tras una década de “apaciguamiento”, como calificó Reagan a la política de distensión llevada a cabo por sus predecesores en los setenta, el enfrentamiento con la Unión Soviética se recrudeció en los ochenta. El gobierno estadounidense retomó el discur-

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so de la amenaza soviética (el “Imperio del mal”, en palabras del presidente) para justificar el incremento del gasto militar y alentar la propaganda anticomunista.

Los “felices” ochenta ¿Cómo afectó este cambio de rumbo político a los productos culturales que luego conformarían el imaginario popular de los

intereses nacionales), el gobierno estadounidense no intervino de manera directa en los productos de la industria del entretenimiento. Sin embargo, ya fuera por convencimiento o por simple adecuación al nuevo clima sociopolítico, ese conservadurismo impregnó los discursos audiovisuales y narrativos de las ficciones que se produjeron en Estados Unidos. No parece casual que toda la corriente contracultural y contestataria que atravesó el cine y la música estadounidenses en los setenta se diluyera entre luces de neón y sintetizadores en los ochenta. El concepto de blockbuster se consolidó en esta década. El cine de evasión de Hollywood, dirigido principalmente a los adolescentes, monopolizó prácticamente el mercado y se exportó con enorme éxito. Esto se debió también a los avances tecnológicos. Gracias a la implantación de la televisión en buena parte del mundo, la aparición de los re-

NO ERA UN MUNDO FELIZ, PERO EL QUE HEMOS INCORPORADO A NUESTRA MEMORIA SÍ LO ES ochenta? Salvo en el caso de las películas que contenían un claro mensaje patriótico (Top Gun, Rambo, Elegidos para la gloria), a las que el Departamento de Defensa prestó apoyo logístico, material e, indirectamente, ideológico (una de las directrices sobre la cooperación con Hollywood durante esos años establecía que el apoyo estaba condicionado a la defensa de los

productores de vídeo y la popularización de los videojuegos (muchos con argumentos basados en éxitos de Hollywood), los productos audiovisuales manufacturados por las compañías estadounidenses entraron en los hogares de medio mundo a través de múltiples ventanas. A diferencia de las generaciones anteriores, un niño o niña de los ochenta de un

país capitalista podía vivir un simulacro del American way of life: desayunar cereales, ir al colegio con pantalones vaqueros escuchando pop americano en el walkman, comer una hamburguesa con queso en un restaurante de comida rápida, ir al videoclub a alquilar una película de Hollywood o ver una sitcom en televisión antes de acostarse. Aunque en la mayoría de los casos su entorno y forma de vida distaran mucho de los que se veían en esas ficciones, el consumo de estos productos creó un imaginario global que luego se transformaría en memoria sentimental. Entre 1983 y 1984, cuando está ambientada Stranger Things, dos epidemias muy diferentes, el sida y el crack, hacían estragos en la sociedad estadounidense. En Etiopía, un millón de personas se estaban muriendo de hambre. La guerra entre Irán e Irak se hallaba en pleno apogeo, con el gobierno de Estados Unidos apoyando al primero de forma clandestina. La URSS vivía su propio Vietnam en la guerra de Afganistán. Los mineros británicos en huelga paralizaron la industria del Reino Unido en su lucha contra las políticas neoliberales de Margaret Thatcher. Reagan comenzó a hacer pruebas nucleares. Indira Gandhi fue asesinada... No era un mundo pacífico y feliz. Sin embargo, el que nos llegaba desde Estados Unidos y hemos incorporado a nuestra memoria afectiva sí lo era. Y, a juzgar por el gran éxito de su evocación nostálgica, lo echamos mucho de menos.

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LUGARES

VERSALLES DEL MAR A PRIMERA VISTA, podría parecer que el nombre del islote de Cordouan, en la costa atlántica francesa, tiene que ser de origen musulmán. Eso es lo que sugiere su parecido a Córdoba, la capital de Al-Ándalus. Una leyenda asegura que mercaderes de esta ciudad hicieron instalar allí una atalaya para guiar a sus barcos. En realidad, es mucho más probable que el topónimo derive del hecho de que el lugar se encuentra en el corazón (cor, en latín) de unos bancos de arena. Como la zona era peligrosa para la navegación, el Príncipe Negro, el famoso líder inglés de la guerra de los Cien Años, hizo construir un primer faro en el siglo XIV, que no tardó en ser abandonado. En 1611 se terminó de construir el actual (abajo), que mereció por su monumentalidad sobrenombres como “el rey de los faros” o “el Versalles del mar”. No es extraño, pues, que fuera la primera construcción de su género en ser declarada monumento histórico por el país galo, en 1862. A la derecha, su magnífica escalera helicoidal. Francisco Martínez Hoyos

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ANÉCDOTAS

LA HISTORIA MÁS INSÓLITA GLORIA DAGANZO, HISTORIADORA

LA CIFRA

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letras (6 de ellas hoy sin uso, 33 consonantes, 23 vo-

cales y 12 vocales independientes) hacen del alfabeto jemer –perteneciente al idioma oficial de Camboya, en el sudeste asiático– el más largo del mundo.

LAS DOS CARAS DE BETTE LA PELÍCULA Eva al desnudo (1950) se inspiraba en la decadencia de la gran estrella del cine mudo Tallulah Bankhead (1902-68), un hecho que molestó a esta enormemente. Irritada por la versión que Bette Davis (dcha.) daba de ella, cuando le preguntaron al respecto respondió con sarcasmo: “Bette y yo somos muy amigas. Tanto que no le echaría nada en cara... En ninguna de sus dos caras, ¡claro está!”.

REY SOL, PERO NO MUCHO LUIS XIV (1638-1715) era llamado el Rey Sol, pero no parece que brillara por su aseo corporal. Su médico de cámara, Teofrasto Renaudot, dejó escrito que “los baños [le] producían dolores de cabeza y terribles vértigos”. Se decía que, para evitarlo, el monarca solo se lavaba la cara por la mañana con alcohol y, antes de comer, sumergía las manos ¡en vino! Eso sí, solía perfumarse abundantemente con agua de rosas...

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EL CIRUJANO QUE, tras la decapitación de Carlos I de Inglaterra (1600-49), realizó la autopsia, se guardó la cuarta vértebra cervical del monarca. Años después, el macabro souvenir acabó en manos del escritor Walter Scott (1771-1832), quien no tuvo mejor ocurrencia que hacerse un salero con ella. Permaneció en su poder más de veinte años, hasta que la reina Victoria, al saber de su existencia, ordenó su devolución a la capilla del castillo de Windsor.

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Souvenir siniestro

ARQUEOLOGÍA

EL LECTOR DEL BARRO El arqueólogo alemán Robert Koldewey dedicó su carrera a descifrar la historia de Babilonia a partir de sus capas de barro. JULIÁN ELLIOT, PERIODISTA

R

edescubridor de la legendaria Babilonia y una influencia clave para que la arqueología accediese al siglo xx como una ciencia moderna, Robert Koldewey vivió la mayor parte de sus días durante el Segundo Reich. Era apenas un adolescente cuando Bismarck unificó Alemania en 1871. Por esas fechas, su tío, el explorador Carl Koldewey, había dado honor a la familia al liderar las únicas dos expediciones germanas al Polo Norte. Estas incursiones geográficas, como las arqueológicas que realizaría más tarde su sobrino, eran logros que el gobierno del káiser apreciaba de una manera especial. Alemania pugnaba por ser una potencia determinante en la Europa finisecular. Iba

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consiguiendo tratar de tú a tú en varios aspectos a adversarios como el Imperio británico y la Tercera República Francesa. Pero no todo era músculo demográfico, pujanza industrial, infraestructuras navales y ferroviarias ni carrera armamentística. Berlín seguía viéndose muy a la zaga de Londres y París en otras facetas. No estaba nada conforme, por poner un caso, con su cuota colonial en África. Pero también el ámbito científico era escenario de disputas. Aunque nadie obtuvo más premios Nobel hasta la Primera Guerra Mundial que el Imperio alemán, este carecía, en la recta final del xix, de antigüedades que pudieran rivalizar con las ya prestigiosas colecciones egipcias, asirias o griegas del British Museum y el Louvre.

Esto constituía una especie de afrenta cultural para el espíritu competitivo del Reich. De ahí el júbilo cuando un empresario prusiano encontró en la actual Turquía lo que llamó, con la pomposidad de la época, “el tesoro de Príamo”. Ocurrido tan solo meses después del rediseño nacional de Bismarck y las aventuras árticas de Carl Koldewey, el hallazgo de Troya por Heinrich Schliemann derivaría en otro descubrimiento de primera magnitud para la arqueología: reveló la vocación de uno de sus representantes más destacados.

Un método más científico Robert Koldewey, que frisaba en la veintena, se matriculó algo más tarde en las universidades de Berlín y Viena. Allí cur-

KOLDEWEY

KOLDEWEY en Babilonia, c. 1917. A la izqda., león de cerámica vidriada de Babilonia.

sus compatriotas Adolf Furtwängler (una eminencia en la alfarería y la escultura griegas) y Hugo Winckler (que encontraría Hattusa, la capital hitita), Robert Koldewey integraba una quinta de jóvenes profesionales que examinaban los yacimientos con una minuciosidad inédita. Se esmeraban en la contextualización física de los artefactos que iban recobrando. Para ello, cavaban en los sitios y tomaban notas de los hallazgos palmo a palmo y estrato a estrato. Dicha sistematización, en la que documentaban al milímetro la cota y la ubicación de cada objeto y ya no se desechaban alegremente fragmentos quizá vitales, les permitía reconstruir con precisión la secuencia cronológica del lugar. só Arquitectura e Historia del Arte, a falta de una titulación específica en arqueología. Pudo suplir esta carencia gracias al enfoque innovador que imprimían a sus clases profesores como el arquitecto e historiador de la arquitectura Friedrich Adler. Con experiencia de campo en Asia Menor y en Olimpia, Adler influyó en toda una generación de arqueólogos germanos con su forma rigurosa de investigar el pasado arquitectónico. En 1882, un Koldewey que aún no se había graduado –y ya no lo haría– fue contratado por un colaborador de Schliemann para asistirlo en la que sería su primera excavación de envergadura. Se trataba de un yacimiento griego en el Imperio otomano, Aso, pronto seguido por otro en la

vecina Lesbos, aquí para el DAI, el Instituto Arqueológico Alemán. A mediados de la década, amplió su experiencia más allá del ámbito histórico heleno. Fue cuando emprendió, también para

Teorías y experimentos A esta puesta en valor alemana de la estratigrafía, Koldewey sumó una especialización de la que se convirtió en una autoridad autodidacta. Sus primeros tanteos meso-

KOLDEWEY PERTENECIÓ A UNA NUEVA CLASE DE ARQUEÓLOGOS, DE UNA MINUCIOSIDAD INÉDITA el DAI, sus pesquisas iniciales en Mesopotamia. Esta etapa de exploración entre el Tigris y el Éufrates sería tan vital para la futura recuperación de Babilonia como las misiones previas y la sólida formación científica de Koldewey. Fueron perfilando una nueva clase de arqueólogo. Como otros miembros de su generación, entre ellos,

potámicos, a partir de 1887, evidenciaron que los restos a los que se enfrentaba no tenían nada que ver con yacimientos más familiares como los clásicos grecorromanos. En Lagash y otras áreas que examinó, apenas se cruzó con mármol, piedra y otros elementos de construcción duros. Abundaban, en cambio, los vestigios de barro.

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ARQUEOLOGÍA LA MARAVILLA DEL REY NABUCODONOSOR Gracias a la estratigrafía y sus técnicas originales para recuperar las estructuras de barro, Koldewey reconstituyó la capital neobabilónica. UNA CIUDAD EN APOGEO Con sus esfuerzos, el investigador alemán pudo delinear una cronología exhaustiva de Babilonia. Abarcaba desde finales del II milenio a. C. hasta el siglo II d. C. No obstante, lo más espectacular de sus hallazgos radicó en un período concreto, el del reinado de Nabucodonosor II, entre 605 y 562 a. C. Correspondía al cenit del segundo imperio de la capital mesopotámica: el caldeo, o neobabilónico. TOROS, LEONES Y DRAGONES Según reveló Koldewey, allí donde durante siglos se habían visto simples montículos barrosos sin orden ni concierto, existieron imponentes murallas, estructuras monumentales o una avenida principal no menos espléndida. Esta última era una vía sacra flanqueada por brillantes azulejos esmaltados que representaban toros, leones y dragones, y pavimentada con vistosas losas blancas y rojas. El eje procesional arrancaba en la grandiosa puerta de Ishtar. ¿LA TORRE DE BABEL? Desde allí, la vía sacra discurría hacia el centro de Babilonia, pasando por Etemenanki. Era un zigurat de 76 m de altura dedicado a Marduk y otras deidades, o puede que la famosa torre de Babel de la Biblia (en la imagen, una representación). La avenida, por último, hacía un recodo para cruzar el Éufrates por un enorme puente. Koldewey también identificó tres complejos palaciegos y, en entredicho aún hoy, en la Ciudadela Sur, restos de los célebres jardines colgantes incorporados a las siete maravillas del mundo antiguo.

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KOLDEWEY A menudo, estos hacían indiscernibles, en una muralla, por ejemplo, la estructura original y una reparación varios siglos posterior. De ahí que Koldewey comenzara a dar vueltas a posibles modos de identificar los distintos componentes de los tells, los montículos formados por la acumulación de ruinas de diferentes épocas. Tras repartirse en la última década del siglo xix entre campañas en la Magna Grecia, largas estancias en Berlín e ideas y pruebas para solucionar los desafíos planteados por la arquitectura de barro, le llegó la oportunidad de verificar a lo grande sus tesis y experimentos. En 1898 se fundó la Sociedad Alemana de Oriente, la DOG, que pretendía que el Segundo Reich pudiera ponerse al día en Mesopotamia. Británicos y franceses no cesaban de celebrar allí valiosos hallazgos desde mediados de siglo. ¿Qué mejor plataforma promocional para la todavía modesta arqueología germana que una misión por todo lo alto a la joya de la corona regional, la mismísima Babilonia? La Babel execrada por la Biblia y admirada en la Antigüedad pagana por su longevidad, cosmopolitismo y lujos fabulosos era una vieja conocida de los exploradores europeos. Sus ruinas ya habían sido descritas en el siglo xii por el rabino español Benjamín de Tudela. Los franceses la sondeaban esporádicamente desde el xviii, y los ingleses, desde los albores del xix. Sin embargo, estos y otros estudios solo habían rascado la superficie de la legendaria capital de Nabucodonosor II, debido, precisamente, a su alma de barro.

La exploración incesante Todo cambió con la llegada de Koldewey. Como muestra del rigor, el primor y la paciencia con que trabajó en este yacimiento, basta decir que sus obras se realizaron desde 1899 hasta 1917 sin pausa, cuando lo habitual es excavar por temporadas. ¿Por qué esta dedicación? Por un lado, había que remover tantas toneladas de tierra que británicos y franceses habían preferido dedicarse a sitios más fáciles, pese a la importancia de Babilonia. Koldewey zanjó este obstáculo con ingenio y muchísimo esfuerzo. Montó una cadena incesante de extracción de material con una gigantesca pala excavadora, carriles mineros y dos centenares de peones en

LA PUERTA de Ishtar vista desde el norte durante las excavaciones de Robert Koldewey en Babilonia, 1914.

LAS RUINAS DE BABILONIA YA HABÍAN SIDO DESCRITAS EN EL SIGLO XII, PERO NADIE LAS HABÍA ESTUDIADO turnos rotativos. Todo esto mientras marcaba debidamente el sector, el estrato y el contexto de cada hallazgo, y velando, además, por la integridad de estos artefactos, algunos de suma fragilidad, al ser de barro antiquísimo cocido al sol. El investigador también echó mano de tecnología novedosa. Empleó fotos con fines documentales, así como recursos gráficos de toda la vida, como el dibujo de planos y bocetos. De esta manera, pudo ir devolviendo a la luz una ciudad que había emocionado a Alejandro Magno cuando desfiló victorioso por sus calles, pues en ese entonces ya excedía los dos milenios de antigüedad. La Primera Guerra Mundial segó la posibilidad de continuar con las obras. Koldewey hubo de regresar a casa. Allí falleció, en Berlín, no mucho después del fin de la contienda. Corría 1925, justo el año en que iba a cumplir los setenta. Sin embargo, a esa altura su legado ya se auguraba imborrable de varias formas. Por un lado, a través de la propia Babilonia redescubierta, uno de los hitos insuperables de la ar-

queología mesopotámica. Por otro, este éxito motivó que el káiser en persona patrocinara la DOG. Las excavaciones alemanas se multiplicaron, así, por otros puntos, tanto de Mesopotamia como de Egipto, Palestina o Anatolia. Era una eclosión inimaginable escasos años atrás. Con ello, el Reich ya no tuvo nada que envidiar a Londres o París en materia de antigüedades. E incluso había hecho escuela en la arqueología mundial gracias a Koldewey. Discípulos aventajados de este, como Walter Andrae, siguieron desarrollando su meticuloso método estratigráfico (por ejemplo, en Asur, la capital asiria) antes de que se generalizara a nivel global, al igual que sus técnicas para reconocer y recobrar la arquitectura de barro.

PARA SABER MÁS ENSAYO

I. L., y SEYMOUR, M. J. Babylon. Myth and Reality. Londres: British Museum Press, 2008. En inglés. KOLDEWEY, Robert. The Excavations at Babylon. Londres: Forgotten Books, 2018. En inglés. MARZAHN, Joachim. The Ishtar Gate. Maguncia: Philipp von Zabern, 1995. En inglés. FINKEL,

INTERNET

Sociedad Alemana de Oriente. En alemán e inglés. www.orient-gesellschaft.de Sociedad Koldewey. En alemán. www.koldewey-gesellschaft.de

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DOSSIER 50 AÑOS DE LA LLEGADA AL SATÉLITE

El éxito de la Apollo 11 Por RAFAEL CLEMENTE y PABLO VILLARRUBIA MAUSO

32 UNA CARRERA HACIA LA LUNA 42 LA CONQUISTA ESPAÑOLA

UNA CARRERA HACIA LA LUNA La rivalidad espacial que mantuvieron Estados Unidos y la URSS culminó en 1969 con la llegada del hombre a la Luna. En el futuro, el satélite podría ser punto de partida para explorar otros planetas. RAFAEL CLEMENTE, INGENIERO INDUSTRIAL Y M. SC. ILUSTRACIONES MARCEL SOCÍAS

EDWIN ALDRIN sobre la superficie lunar. Foto tomada por Neil Armstrong el 20 de julio de 1969.

DOSSIER

E

n una fría mañana de enero de 1961, John Fitzgerald Kennedy juraba su cargo frente al Capitolio de Washington. El joven presidente heredaba una situación internacional compleja, fruto –según había esgrimido en su campaña– de las dejaciones e inoperancia de la anterior administración de Eisenhower. La Unión Soviética estaba inmersa en una empresa de dominación global que ya había engullido a media Europa. Su poderío militar era comparable, si no superior, al americano, y su arsenal balístico, inmensamente más poderoso, según la visión preponderante en la época (que no era cierta). El temido comunismo había logrado una cabeza de puente en Cuba, y Estados Unidos arrastraba un enjambre de problemas económicos y sociales gestados durante los años cincuenta. En ningún campo era mayor la sensación de impotencia frente a la URSS que en el de la exploración espacial. Ni Eisenhower ni Kennedy se mostraron exaltados defensores de este ámbito, pero lo cierto es que, en 1957, con el lanzamiento del primer Sputnik, los rusos habían demostrado poseer medios para lanzar cargas pesadas –léase ingenios nucleares– contra el otro extremo del mundo. EE. UU. no disponía de armas semejantes. Y aquello era un motivo de preocupación real, sobre todo en el contexto de una confrontación permanente como la Guerra Fría.

Carrera espacial EE. UU. había perdido la carrera por lanzar el primer satélite artificial, pero intentaría ganar la siguiente: poner al primer humano en el espacio. Para ello, la NASA inició el Proyecto Mercury, que tal vez a mediados de los años sesenta conseguiría su objetivo. No había sensación de urgencia: los rusos parecían estar mucho más atrasados. Sin embargo, el 12 de abril de 1961, Radio Moscú anunció que Yuri Gagarin había completado una vuelta a la Tierra en 90 minutos a bordo de la nave Vostok. El impacto fue tremendo, comparable a la conmoción del Sputnik tres años y medio atrás. De nuevo, la capacidad de la tecnología americana quedaba en entredicho. Todavía no repuesto del golpe, Kennedy iba a enfrentarse a una nueva crisis apenas tres días más tarde. En Cuba fracasa-

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APOLLO 11 SATURN V El cohete que portó a los tres tripulantes a la Luna se dividía en varias partes. TORRE DE SALVAMENTO MÓDULO DE MANDO (única parte de la nave que regresa a la Tierra) MÓDULO DE SERVICIO

TRAS EL FIASCO DE BAHÍA DE COCHINOS, JFK NECESITABA UNA BUENA NOTICIA PARA LEVANTAR LA MORAL DEL PAÍS ba un intento de invasión emprendido por exiliados cubanos con apoyo y entrenamiento de la CIA. El fiasco de Bahía de Cochinos fue una de sus operaciones peor planificadas y ejecutadas. Kennedy necesitaba urgentemente una buena noticia que contribuyese a levantar la moral del país. La NASA iba a proporcionársela un mes más tarde: Alan Shepard se convertía en el primer estadounidense en volar por el espacio. La misión fue mucho menos ambiciosa que la de Gagarin (la cápsula ni siquiera entró en órbita) y el astronauta estuvo en ingravidez cinco minutos (Gagarin, hora y media). Pero el vuelo galvanizó a la opinión pública americana. Por fin tenía un héroe que contraponer al ruso.

El desafío

LANZAMIENTO del Apollo 11 el 16 de julio de 1969.

A la dcha., Von Braun atento al despegue.

Para entonces, Kennedy ya había considerado posibles retos tecnológicos con que adelantarse a la URSS. Ninguno ofrecía mejores perspectivas que un vuelo tripulado a la Luna, pero los problemas que planteaba eran tan enormes que nadie contaba con una solución preconcebida. Aunque Rusia aceptase el reto, ambos contendientes partirían casi igualados.

ADAPTADOR en cuyo interior se aloja el módulo lunar

UNIDAD DE GUIADO TERCERA FASE (S-IV). Consta de un motor J-2, alimentado por hidrógeno y oxígeno

ADAPTADOR a la tercera fase

SEGUNDA FASE (S-II)

CINCO MOTORES J-2 de la segunda fase alimentados por hidrógeno y oxígeno

CINCO MOTORES F-1 de la primera fase, alimentados por queroseno y oxígeno

ADAPTADOR a la segunda fase

PRIMERA FASE (S-IC)

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DOSSIER El 25 de mayo de 1961, Kennedy anunció su plan ante el Congreso en Washington: “Creo que este país debe comprometerse a poner un hombre en la Luna y traerlo de regreso sano y salvo antes del final de decenio”. Pocas veces se ha fijado un objetivo político con tanta precisión. En apenas un par de frases, el presidente Kennedy establecía un protagonista (toda la nación), un objetivo (la Luna) y un plazo (menos de nueve años).

Una gran empresa Para lograrlo, EE. UU. puso en juego todos los recursos nacionales. El programa Apollo tenía que coordinar los esfuerzos de medio millón de personas agrupadas en unas 20.000 compañías. La inversión superaría los 100.000 millones de dólares actuales. Nunca se había acometido un programa civil de semejante envergadura. Hubo que inventarlo todo: una nueva familia de cohetes, cápsulas capaces de volver a la Tierra a velocidades que nunca se habían alcanzado, vehículos destinados a moverse por el vacío del espacio, redes de comunicaciones y seguimiento, técnicas de navegación, trajes que protegieran a los pilotos en el entorno lunar, alimentos consumibles en ingravidez... Todas las tecno-

rajaron tres opciones: tiro directo, ensamblaje de una nave en órbita terrestre y utilización de un vehículo para descender a la Luna mientras la nave principal quedaba a la espera en órbita. La primera se descartó (requería un cohete monstruoso) y la segunda era la preferida de Wernher von Braun, director del Marshall Space Flight Center de la NASA, que tardó muchos meses en dar su brazo a torcer a favor de la tercera. Así, la nave que llevaría a los astronautas quedó configurada en tres secciones: una

logías básicas existían ya cuando Kennedy lanzó su desafío, pero nadie las había puesto en práctica a tan gran escala. Hasta entonces, la NASA había sido una agencia acostumbrada a acometer por sí sola sus modestos proyectos, pero ahora eso se revelaba imposible. Todo el entramado industrial de la nación debía coordinarse. La primera fase del cohete lunar la fabricaría Boeing; la segunda, North American; la tercera, Douglas; la unidad de guiado, IBM; el módulo lunar, Grumman... Las piezas debían encajar como

TODO EL ENTRAMADO INDUSTRIAL DE LA NACIÓN SE COORDINÓ PARA COMPLETAR EL PROYECTO cápsula triplaza (módulo de mando), una sección de equipos, con el motor y reservas de combustible (módulo de servicio), y el vehículo que aterrizaría en la Luna con dos astronautas a bordo (módulo lunar). Los tres módulos se lanzarían al espacio mediante un único cohete, el Saturn V, el sueño largamente acariciado por Von Braun. Y, llegados a la órbita de la Luna, los astronautas se separarían: dos pasarían al módulo lunar, lo desconectarían de la nave y descenderían hasta la superficie

un puzle y funcionar con la precisión de un reloj. Muchos opinan que el gran legado del programa Apollo fueron las innovadoras técnicas de management y organización que hubo que desarrollar desde la nada. Hoy, esas mismas técnicas se emplean en todo sector industrial para coordinar cualquier gran proyecto.

El viaje a debate Una de las primeras decisiones afectaba al modo de viajar hasta la Luna. Se ba-

DE LA TIERRA A LA LUNA

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Primer encendido de la tercera fase y entrada en la órbita terrestre

El viaje de ida del Apollo 11

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Separación de la segunda fase del Saturn V

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Separación de la torre de escape de salvamento del Saturn V

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Inserción en trayectoria translunar

1 LANZAMIENTO El 16 de julio de 1969, a las 9.32 h (EDT, franja horaria en que está incluida Florida), despega el Saturn V desde el Kennedy Space Center de cabo Cañaveral, Florida (EE. UU.).

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Separación de la primera fase del cohete Saturn V

7 Maniobra de atraque del módulo de mando y de servicio y el módulo lunar, y extracción de este

APOLLO 11

Suspense en el minuto final LA DECISIÓN QUE SALVÓ LA MISIÓN EL MÓDULO LUNAR Eagle se posó en la Luna con solo un 2% de combustible en sus depósitos. El margen de error del indicador era del 2%, así que puede decirse que llegó con la luz de reserva encendida. PARA EMPEORAR LAS COSAS, a solo 9.000 metros de distancia de la superficie lunar empezaron a sonar alarmas: el computador de a bordo tenía demasiadas tareas que atender y estaba rechazando datos. La decisión de continuar o cancelar el descenso hubo de tomarse en cuestión de segundos. Fue un técnico de Houston, Steve Bales, quien decidió seguir adelante, desviando parte del trabajo a los ordenadores de seguimiento. Eso salvó la misión. Semanas más tarde, el presidente Nixon entregaba cuatro medallas de la Libertad: tres eran para los astronautas; la cuarta, para Bales. Maniobra de alunizaje

MÓDULO LUNAR EAGLE Antenas de radio y VHF Sensores de prueba de la superficie lunar

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Escalera Motor de descenso

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1.ª TRANSMISIÓN TELEVISIVA El 17 de julio se realizó la primera transmisión televisiva del viaje de ida desde la cápsula. Se inició a las 20.31 h (EDT) y tuvo una duración de 36 minutos.

ENTRADA EN LA ESFERA DE ATRACCIÓN LUNAR Ocurre el 19 de julio, tres días después del despegue.

14 Descenso hacia la Luna

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2.ª TRANSMISIÓN TELEVISIVA Tuvo lugar el 18 de julio a las 17.40 h (EDT). Duró 1 hora y 36 minutos.

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Corrección de rumbo a mitad de trayectoria

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SEPARACIÓN DEL MÓDULO LUNAR 20 de julio. El módulo lunar se separa del orbital (formado por el módulo de mando y de servicio) con Armstrong y Aldrin a bordo. El módulo orbital, con Collins, permanece alrededor de la Luna mientras el lunar se acerca a la superficie del satélite. 15

Almohadillas de aterrizaje

ATERRIZAJE Y EXPLORACIÓN El módulo lunar toca la superficie lunar el 20 de julio, a las 16.17 h (EDT), tras recorrer 384.000 km. Armstrong y Aldrin recogen muestras sólidas de la superficie y desarrollan experimentos científicos para estudiar el entorno lunar.

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Inserción en órbita lunar

DOSSIER

EN EL MOMENTO DE LA VERDAD Las anécdotas relacionadas con el primer paseo lunar de la historia EL PRIMERO EN SALIR

mada por una cámara automática desde el módulo lunar.

En los paseos espaciales realizados en el programa Gemini, el primero en salir de la cápsula era siempre el copiloto. El comandante permanecía en los mandos. Por ello, Buzz Aldrin, copiloto del Apollo 11, esperaba ser el primero en pisar la Luna. Tres razones lo impidieron. Una era técnica (la dirección en que se abría la puerta de salida bloqueaba sus movimientos); otra, de preferencias (Neil Armstrong, un civil, era el elegido por los directores de vuelo); y la tercera, de rango (aunque nunca mostró especial interés por ser el primero en salir, se dice que Armstrong hizo valer su condición de comandante). Al parecer, Aldrin se tomó una curiosa revancha: una vez en la Luna, dejó que fuese Armstrong quien llevase la cámara. El que aparece en las fotos de este primer vuelo es Aldrin. El primer hombre en la Luna solo se ve como reflejo en el visor de su compañero o como una fantasmal figura en la película de 16 mm to-

MISTERIOSO ARTÍCULO Al pisar la Luna, Armstrong pronuncia su ensayada frase histórica: “Este es un pequeño paso para un hombre, un salto gigante para la humanidad”. Evidentemente, “un hombre” se refiere a él como individuo. Pero, sea por la emoción del momento o por una inoportuna interferencia, el artículo “un” se pierde en la transmisión, y la frase queda carente de sentido: “Este es un pequeño paso para [...] hombre...”. Al principio, las actas recogen la versión errónea, pero el propio Armstrong la corregirá días más tarde. En la transcripción oficial de la NASA puede verse aún la tachadura, hecha apresuradamente con un corrector, ya que en la época no existían los procesadores de texto, y los documentos se distribuían mimeografiados. En la imagen, huella de la pisada de Buzz Aldrin en la Luna.

DE LA LUNA A LA TIERRA 19

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Armstrong y Aldrin pasan al módulo de mando y de servicio. Se abandona la cabina del módulo lunar

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Inserción en trayectoria transterrestre

Encuentro orbital del módulo de mando y de servicio y la cabina del módulo lunar

El viaje de vuelta del Apollo 11 21

TRANSMISIÓN TELEVISIVA La primera transmisión de TV del viaje de regreso tuvo lugar el 22 de julio, a las 22.08 h (EDT). Duró 18 minutos.

20 Corrección de rumbo 22 SEGUNDA TRANSMISIÓN TELEVISIVA. 3 de julio, 20.03 h (EDT).

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DESPEGUE DE LA CABINA DEL MÓDULO LUNAR DESDE LA LUNA El 21 de julio, a la 13.54 h (EDT), se alza el módulo lunar. Sus dos astronautas a bordo habían permanecido en la Luna 21 horas, 38 minutos y 21 segundos, y fuera del módulo lunar 2 horas y 31 minutos.

APOLLO 11 lunar; el tercer tripulante les esperaría en órbita. Una vez completada la exploración, los expedicionarios remontarían vuelo en la misma nave que les sirvió para aterrizar, abandonando todo peso inútil, como, por ejemplo, el tren de aterrizaje. Así, volverían a ensamblarse con la cápsula que les esperaba en órbita, la única que regresaría a la Tierra. En total, el viaje duraría poco más de una semana.

Las dificultades Cuando Kennedy planteó su reto no existían ni el cohete lunar, ni la cápsula, ni las instalaciones de lanzamiento o de control... Ni siquiera existía la seguridad de que la superficie lunar soportase el peso de un astronauta, que quizá se hundiese en un mar de polvo fino. Además, el salto tecnológico entre la diminuta cápsula Mercury y el complejo Apollo era demasiado brusco, casi como pasar de conducir una bicicleta a un camión de mudanzas. Por ello, la NASA decidió desarrollar un programa intermedio que permitiera estudiar tres aspectos fundamentales: los problemas fisiológicos que planteaban los vuelos de larga duración (hasta dos semanas), las maniobras de encuentro en órbita y la

salida de un astronauta al espacio. Así nació el programa Gemini, que utilizaba cápsulas biplaza. Los diez vuelos tripulados que se llevaron a cabo en 1965 y 1966 contribuyeron al éxito del Apollo. En paralelo, la NASA diseñó tres tipos de sondas robóticas para estudiar las características del suelo lunar. Los primeros aparatos fueron los Ranger, sondas “suicidas” destinadas a estrellarse contra la Luna para transmitir información en los últimos minutos de su caída. Los seis

mer Surveyor, hacía cuatro meses que el Luna 9 ruso se había adelantado.

Las misiones Apollo El momento más crítico para el programa tuvo lugar en enero de 1967, pocas semanas antes de la fecha prevista para el lanzamiento de la primera nave Apollo. En el transcurso de unas pruebas rutinarias se produjo un cortocircuito en el aparato, seguido de un incendio a bordo. La atmósfera era de oxígeno puro, lo que

NI SIQUIERA SE SABÍA SI UN ASTRONAUTA SOBRE LA LUNA SE HUNDIRÍA EN UN MAR DE POLVO FINO primeros vuelos fracasaron, pero, cuando el proyecto estaba a punto de ser cancelado, las últimas tres misiones tuvieron éxito. Sus cámaras transmitieron las primeras fotos detalladas de una superficie tachonada de cráteres. A los Ranger les sucedieron los Lunar Orbiter, que fotografiaron la superficie en busca de lugares aptos para el descenso, y los Surveyor, que ensayaron el descenso suave. Ambos programas cosecharon grandes éxitos, pero no sin frustraciones: cuando aterrizaba el pri-

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contribuyó a propagar el fuego. Los tres tripulantes perdieron la vida. La NASA llevó a cabo un rediseño general del programa e incluyó medidas extremas para impedir la repetición de una eventualidad que nadie había previsto. Al mismo tiempo, se identificaron y corrigieron numerosos fallos de construcción y, sobre todo, de control de calidad. Cuando, en octubre de 1968, despegó el Apollo 7 (la primera en llevar tripulación), era una nave remodelada en centenares de detalles. A partir de ahí, los acontecimientos ad-

APERTURA DE PARACAÍDAS Y ATERRIZAJE EN EL PACÍFICO El 24 de julio, a las 12.50 h (EDT), el módulo lunar impactó en el océano Pacífico. La misión espacial había durado 195 h, 18 min, 35 s.

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Separación del módulo de servicio

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Entrada en la atmósfera

DOSSIER MÓDULO ORBITAL COLUMBIA Motores de maniobra

Módulo de mando. Construido en aluminio, acero y material cerámico ablativo para resistir la entrada en la atmósfera terrestre.

Módulo de servicio En su interior se encontraban los depósitos de combustible, oxígeno e hidrógeno y generadores eléctricos.

Motor principal. Se usaba para corregir el rumbo y para entrar y salir de la órbita lunar.

quieren un ritmo trepidante. Acuciados por la posibilidad –real– de que los soviéticos intenten lanzar un vuelo circunlunar antes que ellos, los expertos de la NASA deciden hacer una jugada de riesgo: el primer lanzamiento tripulado del Saturn V será también el primer intento de ir a la Luna para completar varias vueltas a su alrededor, sin aterrizar. El viaje del Apollo 8, en diciembre de 1968, es uno de los momentos estelares de la historia de la exploración. Los astronautas Borman, Lovell y Anders son los primeros hombres que pueden contemplar con sus propios ojos la cara oculta de nuestro satélite. Sus voces en Nochebuena leyendo, desde órbita lunar, los primeros versículos del Génesis generaron escalofríos. Pero es sobre todo la famosa fotografía de la Tierra elevándose sobre el horizonte lunar la que, por unos segundos, realiza el milagro de unir a toda la humanidad en un sentimiento común. Por primera vez, nuestro planeta aparece con claridad como una frágil y diminuta bola azul y blanca, en la que no se distinguen fronteras nacionales, flotando en un inmenso océano de vacío. Tras el Apollo 8 vendrán dos vuelos de prueba más. Por entonces, la URSS da la carrera por perdida, decisión que la NASA desconoce. Serios problemas con su lanzador han convencido a los soviéticos

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de que el aterrizaje en la Luna es imposible por el momento. Cabía una posibilidad de adelantar a los americanos al menos en el vuelo circunlunar. Ahora, ni siquiera quedaba ese consuelo. El 16 de julio de 1969 despega desde el Kennedy Space Center el cohete Saturn V, portador del Apollo 11 y sus tres tripulantes, Neil Armstrong, Edwin “Buzz” Aldrin y Michael Collins. Armstrong y Aldrin serán los primeros humanos en pisar la Luna. Solo dedicarán un par de horas a recoger muestras e izar la bandera nacional, aunque, a diferencia de la tradición europea del siglo xvi, no plantean reivindicaciones territoriales. En el centro de control de vuelo en Houston, la gran pantalla de la sala principal muestra la frase pronunciada por Kennedy en 1961. Sobreimpresas, debajo, cuatro palabras: “Misión cumplida: julio, 1969”.

El epílogo A la Apollo 11 le siguieron seis misiones más. Excepto una, la Apollo 13, todas alcanzaron sus objetivos. En diciembre de 1972, tras haber cancelado los tres últimos vuelos, el programa Apollo se dio por concluido. Aparte del inmenso avance conseguido en la industria aeroespacial, el proyecto dejaba un legado de 300 kilos de muestras lunares, millares de fotografías

y docenas de experimentos realizados en o cerca de la superficie lunar. Pero también dejaba un gran sentimiento de decepción, al comprobar que aquel colosal esfuerzo se evaporaba sin apenas continuidad. El país tenía problemas urgentes (Vietnam, los conflictos raciales, la crisis energética...), y la Luna no figuraba entre ellos. Es ilustrativo comparar la aventura lunar con la exploración antártica. En 1911, el noruego Roald Amundsen llegó al Polo Sur tras una encarnizada carrera contra el británico Robert Scott. En total, diez hombres, de los que cinco, los ingleses, fallecieron en el viaje de retorno. Salvo por una partida de rescate, nadie más volvió allá hasta 1957, con motivo de la celebración del Año Geofísico Internacional. Hoy, un siglo después, la Antártida cobija a unas 4.400 personas en verano y poco más de un millar durante el durísimo invierno austral. Una decena de países mantienen bases en ese territorio.

WASHINGTON TENÍA PROBLEMAS URGENTES (VIETNAM, CONFLICTOS RACIALES...), Y LA LUNA NO ERA UNA DE ELLOS La exploración de la Luna está siguiendo una pauta similar. El Apollo 17 marcó en 1972 la última visita tripulada. Eso sí, la Luna no ha sido olvidada. En estos años, numerosos países han enviado allí sondas automáticas para trabajar desde órbita, fotografiando el terreno y analizándolo mediante técnicas muy mejoradas frente a las del programa Apollo. Así, Japón, China e India han puesto en marcha con éxito sus respectivos programas. Y recientemente Israel se sumó a ese selecto grupo, aunque su primer intento, la nave Beresheet (“Génesis”), se estrelló durante el alunizaje. China, por su parte, ha conseguido alunizar dos vehículos Chang’e (uno en la cara oculta), y prepara ya otro capaz de recoger muestras y traerlas de regreso a la Tierra. Probablemente volará a finales de este mismo año. Entretanto, la imagen de la aventura del Apollo va difuminándose hasta merecer tan solo unas pocas líneas en los libros de

ARMSTRONG, Collins y Aldrin (de izqda. a dcha.) en el USS Hornet a su regreso a la Tierra.

historia. De los doce hombres que pisaron la Luna, únicamente cuatro sobreviven, más otros seis que hicieron todo el camino solo para contemplarla desde órbita. El más joven tiene ahora 83 años, y la mayoría ronda los 90. Una generación de leyendas que poco a poco se va apagando. ¿Cuándo volverá un hombre a pisar la Luna? Esta es una operación complicada, muy cara y de rentabilidad económica más que dudosa. Sucesivos presidentes estadounidenses –Bush, Obama, Trump...– han anunciado planes para ello, pero nunca han llegado a consignar fondos suficientes. Aunque la NASA trabaja en el programa Artemisa con el teórico fin de poner otro hombre en la Luna en 2024, el ajustado plazo y los escasos recursos cuestionan el proyecto. Apollo fue esencialmente una operación de prestigio nacional en un momento en el que las dos superpotencias pugnaban por establecer su influencia mundial. Alcanzado el objetivo,

la carrera hacia la Luna perdió gran parte de su razón de ser... hasta hoy. En la actualidad, un tercer jugador se ha incorporado a la escena geoestratégica: la República Popular China. Y para ella, la necesidad de mostrar una excepcional competencia tecnológica por encima de sus rivales es, otra vez, un asunto de prestigio nacional. Si los planes de Occidente para volver a la Luna siguen acumulando retrasos, es probable que la próxima bandera que ondee allí sea una roja con cinco estrellas doradas. Hay otra opción: las empresas privadas que apuestan por el turismo espacial. Al menos cuatro están invirtiendo en proyectos espaciales. Tres (Blue Origin, Sierra Nevada Corp y Virgin Galactic) aspiran a ofrecer viajes suborbitales en pocos meses. Más ambiciosos son los planes de Elon Musk (SpaceX). Aunque su proyecto estrella, el Starship, todavía está en fase de pruebas preliminares, ya se sabe

el nombre del primer turista espacial que ha pagado por un billete para dar una vuelta ante la cara oculta de la Luna: el millonario japonés Yusaku Maezawa. Maezawa no solo es un famoso coleccionista de arte, sino que espera poder financiar el viaje también a un grupo de artistas para que, a su regreso, cada uno interprete la experiencia como le dicte su sensibilidad. Pero eso no ocurrirá, en el mejor de los casos, antes de 2023.

PARA SABER MÁS ENSAYO

Andrew L. A Man on the Moon. Nueva York: Penguin Books, 1994. En inglés. CLEMENTE, Rafael. Un pequeño paso para [un] hombre. Barcelona: Libros Cúpula, 2019. CHAIKIN,

INTERNET

El Apollo 11 en la NASA. En inglés. www.hq.nasa.gov/office/pao/History/ alsj/a11/a11.html

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LA CONQUISTA

ESPAÑOLA Dos centros de seguimiento de la NASA en nuestro país tuvieron un papel capital en el éxito de la misión Apollo 11. PABLO VILLARRUBIA MAUSO, PERIODISTA

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l 21 de julio de 1969, hace ahora 50 años, más de veinte millones de personas siguieron por Televisión Española las primeras imágenes de dos hombres caminando sobre nuestro satélite a 380.000 km de distancia. “Disparados hacia la Luna” era el titular de portada del ABC del jueves 17 de julio de 1969. El diario destacaba que los tres astronautas de la nave Apollo 11, Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins, habían despegado sobre el morro del gigantesco cohete Saturn V a las 14.32 h de la España continental, el día anterior, desde el cabo Kennedy. El día 16, los redactores de la Gaceta Ilustrada llamaban a la entonces reportera italiana Oriana Fallaci para que, desde el antiguo cabo Cañaveral, describiera el

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panorama que precedía al lanzamiento de la Apollo 11: “Tengo ante mí, precisamente, frente a la tribuna desde la que telefoneo, el cohete iluminado por una treintena de reflectores, y es uno de los espectáculos más bellos que jamás haya

retransmitieron la llegada del hombre a la Luna desde el rebautizado cabo Kennedy. Lo recordaba como un día “muy cansado” en el que las “imágenes se veían mal”. “Fue una ocasión única en España y Europa, pues en aquellos días solo es-

“ES UNO DE LOS ESPECTÁCULOS MÁS BELLOS QUE JAMÁS HAYA VISTO”, DIJO FALLACI ANTE EL COHETE visto”. Fallaci era una de los 3.200 periodistas reunidos en el cabo Kennedy. Según indicó el día anterior a través de una rueda de prensa por televisión, el comportamiento de los tres astronautas era de “una frialdad extraordinaria”. Jesús Hermida, corresponsal de TVE en Nueva York, fue uno de los reporteros que

taban las televisiones estatales, así que todo un país, España, estaba viendo la misma cosa en el mismo momento y en el mismo canal”, diría durante una emisión especial de TVE con ocasión del 40 aniversario del hecho histórico. Rafael Clemente Soler, desde Austin, Texas, enviaba elaboradas crónicas para

APOLLO 11

EL INGENIERO José Manuel Grandela en Fresnedillas en 1969. A LA IZQDA., el equipo técnico de este centro en 1973. EN LA PÁG. ANTERIOR, los astronautas en coche por las calles de Madrid el 7 de octubre de 1969.

La Vanguardia con explicaciones técnicas sobre la misión Apollo. Desde Londres, otro periodista del mismo diario, Enrique Laborde, relataba una anécdota sobre un colega de profesión, Javier Fernández de Castro, corresponsal en la misma ciudad de la agencia de noticias Europa Press. Hora y media antes de que Armstrong posara su pie en la polvorienta superficie lunar, la esposa de Fernández de Castro daba a luz a su primer hijo. “‘¿Le pondrá usted Apolo?’, le preguntaban en la clínica. Nuestro colega afirma que no caerá en esa tentación. Y hace bien”.

El papel español España desempeñó un papel muy importante en la conquista de la Luna a través de los centros de seguimiento de la NASA,

que permitieron mantener comunicaciones fluidas con la nave Apollo 11. La National Aeronautics and Space Administration nació en 1959, y al año siguiente, sus ingenieros ya habían pensado en instalar antenas de recepción de satélites en nuestro país. El acuerdo se rubricó en 1961. Cuatro años después se encontraba operativa la de Robledo de Chavela, y en julio de 1967 la de Fresnedillas de la Oliva (“Apollo Prime”, en el argot de la NASA), además de la de Cebreros, todas a más de cincuenta kilómetros de Madrid. Tanto Fresnedillas como Robledo de Chavela poseían las antenas parabólicas más grandes, de 26 metros de diámetro. Todas las comunicaciones desde las dos estaciones pasaban por un edificio llamado NASCOM (NASA Communications), situado

dentro del complejo de Robledo. Desde ahí, el flujo de datos de vídeo, voz y telemetría, por ejemplo, se distribuía a la compañía Telefónica, que lo reenviaba a Estados Unidos a través de cable submarino. Las estaciones madrileñas fueron expresamente creadas como parte de la Red de Vuelos Espaciales Tripulados (Manned Space Flight Network), que incluía la estación de Goldstone (California) y la de Honeysuckle Creek, cerca de Canberra, en Australia. Sin contar las secundarias, como la de Maspalomas (Gran Canaria), y las móviles, montadas en barcos e incluso aviones a gran altitud para cubrir todo el planeta. Las tres estaciones principales se pasaban el relevo en su seguimiento, con intervalos de ocho horas cada una, en función de la rotación de la Tierra, pa-

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DOSSIER

GONZÁLEZ Pintado en Robledo. Junto a estas líneas, Bautista (centro) y Gopegui (izqda.).

ra posibilitar las comunicaciones con los astronautas las 24 horas del día. “La conquista de la Luna fue algo irrepetible”, afirma el ingeniero Carlos González Pintado, que fue testigo directo del alunizaje de la mítica Apollo 11. Pintado es un veterano que trabajó durante 43 años en el “Madrid Apollo Wing” de Robledo de Chavela. Estuvo presente desde la primera misión tripulada de la Apollo, la 7, en octubre de 1968, y se jubiló como jefe de operaciones y subdirector del Complejo de Comunicaciones Espaciales de Robledo. En 1969 era técnico del sistema de radiofrecuencia, y estaban bajo su responsabilidad los receptores y transmisores que comunicaban la Apollo con Houston. “Lo único que pensé, en aquellos días históricos, es que los astronautas volviesen vivos a la Tierra, y para esto nos esforzamos. Houston nos enviaba datos a Madrid y nosotros los reenviábamos a la Apollo cuando las antenas de Estados Unidos y Australia estaban fuera del al-

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FRESNEDILLAS SE OCUPABA DE CUBRIR EL MÓDULO LUNAR, Y ROBLEDO LO HARÍA CON EL MÓDULO DE MANDO cance de la nave. En estas ocasiones yo escuchaba, antes que Houston, lo que hablaban los tres astronautas, e incluso la famosa frase ‘Aquí base Tranquilidad, el Águila ha alunizado’”, relata González Pintado a historia y vida. Como relata el ingeniero, cada estación tenía dos transmisores y cuatro receptores. Hasta la separación de los módulos (el de mando y el lunar) de la Apollo 11, los cuatro transmisores y ocho receptores de Fresnedillas y Robledo estaban configurados para el vehículo de mando, y el control del mismo se repartía entre cada una de las estaciones en períodos de tiempo

más o menos equivalentes, a criterio de Houston. “Tras la separación del módulo lunar, Fresnedillas se ocupaba de este y Robledo del módulo de mando que se quedó en órbita lunar con Collins, si bien siempre se configuraban dos receptores como reserva por si hubiera algún problema. No se enviaba nada a medios de comunicación sin pasar previamente por Houston. Eran ellos quienes lo distribuían a las cadenas de todo el mundo”, nos aclara el antiguo técnico de la NASA. El organismo gubernamental español asociado a la NASA era el INTA (Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial) de Robledo y Fresnedillas, integrado en el Ministerio del Aire. Su dirección corría a cargo de Manuel Bautista Aranda, teniente coronel e ingeniero aeronáutico del Ejército del Aire, además del capitán Andrés Ripoll, del Cuerpo de Ingenieros de Armamento del Ejército de Tierra. La estación secundaria de Maspalomas poseía una antena de nueve metros de diámetro y menor alcance que las de Fresnedillas y Robledo, y por ello se la destinó a hacer seguimiento de la nave Apollo básicamente cuando estuvo en órbita terrestre. Según el físico Luis Ruiz de Gopegui, exdirector de la estación de Fresnedillas, “sin la participación de España, la llegada del hombre a la Luna hubiera sido imposible. En aquel momento no fui consciente de lo que realmente significaba aquel hecho. Yo creía que los viajes a la Luna serían como el puente aéreo, y a medida que pasaba el tiempo me di cuenta de que aquello fue la

APOLLO 11

Publicidad “lunática” DURANTE LOS DÍAS decisivos del viaje de la Apollo 11, la prensa española se llenó de mensajes publicitarios con la marca “Luna” y “Apollo” en periódicos como La Vanguardia y ABC. El Anís de la Asturiana, por ejemplo, anunciaba que la empresa “estará entre los siete primeros terrícolas que hagan turismo a nuestro satélite. Hace diez años que tiene reservada plaza para el primer vuelo comercial”. También la marca de relojes Omega aprovechó para anunciar que el “primer reloj utilizado en la Luna saluda a los hombres que lo llevaron”. EL CHAMPÁN DELAPIERRE compraba una página entera de La Vanguardia el 20 de julio: “¡Mañana es fiesta! La Humanidad alcanzará la Luna. Celébrelo con Delapierre (Se sentirá transportado. Como si acompañase a los Astronautas...)”. La empresa Acuñaciones Españolas S. A. aprovechaba para vender la emisión especial “en celebración de la máxima conquista de la humanidad”: una moneda de oro de 22 quilates con los tres astronautas en el anverso y un águila posándose sobre la Luna en el reverso. UNA AGENCIA DE viajes, la Compañía Hispanoamericana de Turismo de Barcelona, anunciaba un “viaje extraordinario al centro espacial de Cabo Kennedy, visita detallada de este famoso puerto del espacio [...] visitando, además, San Juan de Puerto Rico, Miami, Melbourne (Florida), Washington, cataratas del Niágara y Nueva York”.

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DOSSIER julio durante su alunizaje. A tan solo 1.800 metros del suelo, el ordenador de a bordo encendió la alarma. Armstrong debió descender en modo manual. Él y Aldrin disponían solo de 30 segundos para localizar un nuevo sitio para alunizar y lo lograron, casi milagrosamente, en 12 segundos, en el mar de la Tranquilidad, a las 21.18 h de Madrid. Allí, Neil Armstrong pronunció la célebre frase que mencionaba González Pintado más arriba: “Houston, aquí base Tranquilidad. ¡El Águila ha aterrizado!”, refiriéndose al módulo que pilotaba. Mientras tanto, la antena de la estación de Robledo acompañaba denodadamente al solitario Michael Collins a bordo del módulo de mando y de servicio, que orbitaba la Luna mientras sus colegas se ponían el traje espacial para iniciar la caminata. Los españoles esperaban ver el primer paso de un hombre en la Luna a las siete de la mañana, pero la actividad se debía adelantar por lo menos tres horas. Mientras los telespectadores de TVE aguardaban, impacientes, aquel momento histórico, la emisora transmitió la película Pijama para dos, con Doris Day y Rock Hudson, intercalada por la aparición de Jesús Hermida (desde cabo Kennedy), Cirilo Rodríguez (Houston) y José Antonio Plaza (Nueva

LOS ESPECTADORES DE TVE ESPERABAN EL MOMENTO HISTÓRICO VIENDO LA PELÍCULA PIJAMA PARA DOS hazaña más importante del hombre hasta los días de hoy”, declara a historia y vida.

Peligro en el alunizaje En las estaciones españolas trabajaban más de un centenar de técnicos y especialistas en dos turnos: 110 eran estadounidenses y 14 españoles. Estos últimos respondieron a los anuncios publicados en periódicos de gran tirada, que especificaban la condición de que hablaran inglés. Así fue contratado José Manuel Grandela Durán, de 23 años, para trabajar en la NASA de Fresnedillas, donde permanecería casi cuarenta. “La mayoría de los técnicos

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mantenía la sangre fría en los momentos más críticos de la misión. Pero los sensores biomédicos de los astronautas nos delataban sus pulsaciones y, consecuentemente, sus emociones, especialmente Armstrong, cuando puso el pie en la Luna”, explica el ingeniero de telecomunicaciones. Durante aquellos días de extrema tensión no tuvo tiempo para hacer disquisiciones filosóficas sobre la repercusión de la misión Apollo 11. “No asimilaba lo que estaba ocurriendo, parecía un sueño, no veía la dimensión de aquella hazaña”, reflexiona. A Fresnedillas le correspondió establecer contacto con el módulo lunar el día 20 de

York) para transmitir las novedades sobre la misión. Finalmente, a las 03.56 h de Madrid, el comandante Armstrong, de 38 años, bajaba de la nave y dejaba su huella impresa en la superficie lunar. Aquella misma madrugada, Robert C. Hill, el embajador estadounidense en España, acompañado de la socialite Ira von Fürstenberg, princesa de Hohenlohe, se personó en la sala de prensa de Fresnedillas. Hill declaraba a la agencia Cifra que “las funciones de la estación espacial del Apollo en Madrid, que abarca la tercera parte del cielo, son de la máxima importancia para este vuelo y para todo el programa Apollo”.

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UNA PAREJA española sigue la misión. A la izqda.,

Hill se presenta como embajador ante Franco.

No obstante, las señales de televisión de los primeros hombres caminando en la Luna vistas en España procedían de las antenas de Honeysuckle Creek, en Australia. “Eran imágenes de una cámara estática con encuadre de la escalerilla del módulo lunar por donde descendió Armstrong, en blanco y negro y muy borrosas. Además, los astronautas no eran muy habladores, y había muchas pausas en sus conversaciones”, rememora Grandela. A las cinco de la madrugada de aquel domingo, tras colocar la bandera de EE. UU. y hablar con el presidente Richard Nixon, los astronautas siguieron tomando muestras del suelo lunar e instalaron equipos científicos cerca del módulo Águila. “En ese momento verifiqué que el corazón de Armstrong latía a casi 150 pulsaciones por minuto”, recuerda Gopegui, que era responsable de supervisar las constantes vitales de Armstrong y Aldrin. Recayó nuevamente sobre Fresnedillas el control de la parte superior del módulo lunar

para su despegue –a las 06.11 h de España– hasta entrar en órbita y encontrarse con el módulo de mando y servicio habitado por el solitario Collins. Mientras tanto, Franco enviaba a Nixon un telegrama de felicitación: “El hecho prodigioso de la llegada a la Luna de los tres heroicos astronautas norteamericanos en el plazo y modo previstos han llenado de admiración a España y el mundo. Hazaña tan memorable, que señala una nueva era para la Humanidad, débese a la ciencia, la técnica y la fe de vuestra gran nación”. Al día siguiente del primer paso de Neil Armstrong en la Luna, el caudillo nombraba –a través de votación en las Cortes– a Juan Carlos de Borbón como su futuro sucesor a título de rey. En octubre de 1969, Neil Armstrong, durante una recepción en la embajada de Estados Unidos en Madrid, agradeció el trabajo de los equipos de seguimiento en España: “Sin las vitales comunicaciones entre la Apollo 11 y la estación Apo-

llo [Fresnedillas] en Madrid, podemos afirmar que nuestro aterrizaje en la Luna no hubiera sido posible”.

La Luna y la religión La hazaña de alcanzar un territorio extraterrestre despertó en muchos grandes preguntas de tipo metafísico. En la edición del 22 de julio de La Vanguardia, el jesuita Severiano del Páramo, profesor de Sagrada Escritura en la Universidad Pontificia de Comillas, aprovechaba aquel momento glorioso para mencionar el “salmo de la Luna”: “Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la Luna y las estrellas que Tú formaste, ¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, o el hijo del hombre para que le cuides?”. El día 24, en el mismo diario barcelonés, otro titular definía las inquietudes religiosas del momento, “El impacto de la hazaña espacial en el pensamiento religioso”, a partir de una pieza del New York Times. El artículo concluye que “la exploración espacial y el

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DOSSIER COLÓN Y LA APOLLO 11 LA PRENSA ESPAÑOLA no se cansó de comparar el viaje de los tres estadounidenses con la gesta de Cristóbal Colón (abajo, de pie en el centro). Además, empleó el término “conquistadores de la Luna” para su hazaña espacial. El ABC del 22 de julio, en el editorial “Los nuevos héroes”, cuenta que “estos han sido los signos que han marcado ambas epopeyas: precisión y seguridad, apoteosis de la tecnología en el Apollo 11; riesgo e imaginación en el descubrimiento de América [...] Santa María, la Pinta y la Ni-

ña marcaron con sus surcos marinos la línea divisoria entre dos edades”. EL EDITORIAL MENCIONA, a título comparativo, que en ambos viajes se empleó el astrolabio. El articulista Joaquín Garrigues Walker, en la misma página del diario madrileño, reflexionaba que “la inseguridad del comandante Armstrong al poner el pie izquierdo en la Luna era la inseguridad de toda la Humanidad ante una nueva era, un nuevo universo desconocido”.

El periódico ABC del martes 22 no mostraba ni la Luna ni a los astronautas de la Apollo en su portada: solamente al papa Pablo VI escrutando nuestro satélite a través de un telescopio del observatorio de Castel Gandolfo y, en la foto inferior, una multitud congregada en el Central Park de Nueva York que aplaude a los héroes americanos. Y en las páginas interiores, el titular “Nació con la Era Cósmica” se refería al nacimiento de una niña en la Maternidad Provincial de Madrid justo en el momento en que Armstrong posaba sus pies en la superficie lunar. Varios periódicos se hicieron eco de la opinión de algunos intelectuales de la época respecto al hecho histórico. Pau Casals, por ejemplo, dijo que “la Apollo 11 demuestra los logros maravillosos del genio humano”. A Jean Monnet, uno de los fundadores de la Unión Europea, le parecía que la entrada del hombre en la Luna acababa con el criterio de las fronteras, “causa de tantas guerras”. El escritor Arthur Koestler reflexionaba que “el mundo ha entrado en la ansiedad cósmica, la consciencia de fuerzas sin precedentes operando en un vacío espiritual”. Pablo Picasso fue más contundente y prosaico: “Para mí no significa nada, no tengo opinión y no me importa”.

Los astronautas en Madrid alunizaje no provocarán ninguno de los efectos demoledores que tuvieron la teoría evolucionista de Darwin o el descubrimiento de Copérnico de que la Tierra no era el centro del Universo”. “Nadie ha visto, en ocasión del vuelo del Apolo XI, signos de conflicto entre religión y los descubrimientos científicos. Al contrario, la empresa del Apolo XI ha llevado signos de una clara religiosidad cristiana: ‘Todas las Iglesias del mundo os recuerdan en sus plegarias. Vuestro colega Borman leerá el párrafo del Génesis que recitó el día de Navidad del año pasado desde la Apolo VIII’”, rezaba el editorial de La Vanguardia del día 25, titulado “Aleluya”. No obstante, el mismo periódico presentaba otro texto que se contraponía al anterior: “Faltó la palabra ‘Dios’ en las primeras frases del hombre en la Luna”, según el corresponsal en Buenos Aires, Oriol de Montsant. Basándose en los reportajes

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de Oriana Fallaci, afirmaba que Armstrong era agnóstico en materia religiosa. “¡Qué distinta fue aquella emocionante apelación al Génesis de los astronautas que el día de Navidad circunvalaban la Luna!”, comentaba el articulista. “Collins, el hombre más solitario desde Adán”, es otra referencia bíblica del 23

El 4 de octubre de 1969, los tres astronautas de la Apollo 11 llegaban a Gran Canaria junto con sus respectivas esposas para, finalmente, descansar unos días, después de haber sido recibidos en olor de multitudes por todo el mundo. Se hospedaron en el hotel Maspalomas Oasis (recién inaugurado), acompañados de un séquito de unas cincuenta personas, donde comieron “pa-

“PARA MÍ NO SIGNIFICA NADA, NO TENGO OPINIÓN Y NO ME IMPORTA”, DIJO PICASSO DE LA MISIÓN de julio en La Vanguardia, en un suelto de la Agencia EFE desde Houston: “Nunca, desde el tiempo de Adán, un hombre ha experimentado mayor soledad que la de Mike Collins durante los 47 minutos que duraba cada revolución orbital lunar tras la cara oculta del satélite, con nadie con quien hablar excepto el magnetofón del módulo Columbia”.

pas arrugás”, paella y tortilla española. Allí se les organizó una excursión hasta la playa de Güi Güi en un yate del empresario Virgilio Suárez. El artista del plástico Aquilino Saavedra les hizo entrega de una reproducción de la Apollo 11 en chatarra, y se les condecoró con el “Guanche de Oro”. El día 7, los tres norteamericanos saludaban a Franco en el palacio de El Pardo, que

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LOS ASTRONAUTAS y sus esposas con los reyes

en el palacio de la Zarzuela, 7 de octubre de 1969.

les otorgó la Cruz del Mérito Aeronáutico. Luego se dirigieron al palacio de la Zarzuela para visitar al entonces príncipe Juan Carlos de Borbón y a su esposa, doña Sofía. Poco después llegarían a Puerta de Hierro, donde se formó una caravana que atravesaría Madrid hasta la plaza de Colón en coche descubierto. El trayecto comprendía Moncloa, calle Princesa, la entonces avenida José Antonio (Gran Vía), Alcalá, Cibeles y paseo Calvo Sotelo, hoy paseo de la Castellana. A lo largo del trayecto saludaron a miles de personas. En la plaza de Colón fueron recibidos por el alcalde de la ciudad, Jesús Suevos, y por el director del Instituto de Cultura Hispánica, Gregorio Marañón Moya. Armstrong y sus dos compañeros pusieron una corona de laurel ante el monumento al almirante como homenaje al descubridor de las Américas. En el hotel donde se hospedaban, un semanario madrileño les hizo entrega de

tres trajes de luces de manos de tres toreros con el gesto típico de la alternativa: Antonio Bienvenida, Paco Camino y Santiago Martín, el Viti. Aunque al principio se negó, Armstrong, a petición del público, se puso la montera “un tanto ruborizado”, como señalaba la crónica del ABC del día 8. Por la tarde, en el auditorio del Ministerio de Información y Turismo, fueron recibidos por Manuel Fraga. Allí, ante los más de cien periodistas que se agolpaban, Armstrong leyó la última frase de la placa que quedó adosada a una de las patas de la parte inferior del módulo lunar: “Vinimos en paz en nombre de toda la Humanidad”. En la rueda de prensa, Collins envió a todos un mensaje de conciliación: “Nuestro viaje puede contribuir a la paz universal; así lo esperamos, y estas muestras de solidaridad que estamos recibiendo por todas partes nos lo están demostrando. Creemos que se podría

montar una base científica internacional en la Luna, de la misma forma que ahora existe una en la Antártida”. Desgraciadamente, sus deseos no se cumplieron.

PARA SABER MÁS BIOGRAFÍA HANSEN, James R. El primer hombre: la vida de Neil A. Armstrong. Barcelona: Debate, 2018.

ENSAYO CLEMENTE, Rafael. Un pequeño paso para (un) hombre. Barcelona: Libros Cúpula, 2019. GARCÍA LLAMA, Eduardo. Apolo 11. Barcelona: Crítica, 2019.

MEMORIAS

José Manuel. Fresnedillas y los hombres de la Luna. Madrid: Safekat, 2012.

GRANDELA,

INTERNET

Museo Lunar de Fresnedillas de la Oliva. https://museo.fresnedillasdelaoliva.es

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JUICIO A LA ROMANA ¿Qué penas le podían caer a un romano por saltarse la ley? Las sentencias llegaban a ser extraordinariamente severas. DAVID MARTÍN GONZÁLEZ, PERIODISTA

RELIEVE romano que representa a Némesis, diosa de la justicia y la venganza. Siria, siglos II-III.

SAQUEO de Roma por los galos en 390 a. C., por

Jacques-Antoine Beaufort, siglo XVIII.

A

llá por el siglo vii a. C., Tulo Hostilio, tercer rey de Roma, quedó poco satisfecho con el trabajo de sus aliados de Alba Longa durante el transcurso de una batalla. Así que llamó al monarca de los albaneses, lo ató a dos cuadrigas y ordenó tirar de su cuerpo hasta que reventó. Tito Livio (ss. i a. C.-i d. C.) describe este episodio como “repugnante espectáculo” en Historia de Roma desde su fundación, pero a continuación tranquiliza al lector destacando que fue “el primer y último suplicio ejemplar poco acorde con las leyes de la humanidad” ejecutado por los romanos. “En los demás les cabe el orgullo de que ningún otro pueblo recurrió a castigos más humanitarios”. Lo cierto es que, diga lo que diga Tito Livio, los castigos de los romanos no destacaron por su “humanidad” ni en la República ni en el Imperio. Lo que sí lograron los romanos fue establecer una serie de normas básicas con las que justificar sus castigos,

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generando con ello una suerte de seguridad jurídica primitiva que nació por culpa de una fuerte crisis económica.

Crisis y ley La arqueología ha constatado que Roma cesó la importación de cerámica ática en el siglo v a. C., al tiempo que dejaba de levantar edificios suntuosos, como los templos. De esto, los historiadores deducen que algo comenzó a cambiar en aquellos años y que, probablemente, los romanos sufrieron una disminución de sus recursos al verse asfixiados por la expansión de otros pueblos. Esta situación acrecentó la desigualdad existente entre patricios y plebeyos, colocando a estos últimos en situaciones de endeudamiento habitual. Ello les dejaba a merced de los patricios, que eran quienes prestaban el dinero y, además, los únicos con capacidad para interpretar y aplicar la vieja legislación consuetudinaria aún vigente por entonces. Así que el plebeyo deudor solía

convertirse en esclavo, juguete en la sala de tortura o víctima mortal del acreedor de turno. Era una de las particularidades del derecho consuetudinario romano primitivo. El plebeyo nunca sabía qué podía ocurrirle si cometía alguna falta. El tribuno de la plebe Cayo Terentilio quiso acabar con esto en 462 a. C., y propuso crear una comisión para delimitar la aplicación de las penas. Pero no fue hasta 451 a. C. cuando los patricios cedieron y emprendieron lo que posteriormente se conocería como Ley de las XII Tablas. Esta especie de código puso fin al control jurídico por parte de los patricios, al especificar qué podía ocurrirle a un ciudadano si incumplía el mandato del texto legal. Los romanos colgaron las tablas en el Foro, donde permanecieron hasta 390 a. C., año en que los galos arrasaron Roma. En el saqueo de la ciudad las tablas desaparecieron, por lo que no ha llegado el texto completo hasta nosotros. Pero aquellas leyes estuvieron vigentes como mínimo

ROMA durante toda la República, transmitiéndose de forma oral y siendo recogidas de manera colateral en textos de autores como Dionisio de Halicarnaso (siglo i a. C.) o el propio Tito Livio. Gracias a ellos sabemos que la Ley de las XII Tablas prohibía los matrimonios mixtos entre patricios y plebeyos, legitimaba el poder absoluto del pater familias sobre todos los habitantes de su casa y establecía qué hacer con el patrimonio de una persona con discapacidad psíquica. Pero la nueva ley también preveía una serie de castigos para cada tipo de delito, que no destacaban por su ligereza.

Dura lex, sed lex La Ley de las XII Tablas prestaba especial atención al robo, consignando una peculiar forma de detectar a los culpables. Si un ciudadano intuía que un vecino había sustraído alguna de sus posesiones, podía meterse en casa del sospechoso desnudo, con una cuerda atada a la cintura y un plato, y, si daba con el objeto robado, automáticamente quedaba demostrado que el vecino era culpable. A partir de ahí al ladrón no le iba demasiado bien. Más allá de que los jueces hubiesen recurrido a la prueba del plato, lo hubieran pillado cometiendo el acto o se hubiera

CONDENADO A MORIR EN LA CRUZ El castigo romano más popular en realidad no era romano RESULTA IMPOSIBLE pensar en los castigos impuestos por los romanos sin evocar la crucifixión (abajo, óleo de F. Bronnikov, 1878). El invento no era romano, sino cartaginés, y, según Plinio, en África no solo se crucificaba a los criminales, sino también a los leones devoradores de hombres, para que sirvieran de ejemplo a sus congéneres... LOS ROMANOS perfeccionaron la técnica flagelando previamente al reo y obligándolo a cargar con el tarugo sobre el cual sería atado o clavado, normalmente en posición vertical y con los brazos extendidos. Flavio Josefo (s. I), sin embargo, narra cómo las crucifixiones ordenadas por Tito en su guerra

contra los judíos evolucionaron hasta el punto de colocar a la víctima en posiciones de lo más diversas, con el fin de causar un terror mayor. EN ORIGEN, los romanos fueron excluidos de este castigo, aplicado a menudo a enemigos o a esclavos, como los de la revuelta de Espartaco. Pero los ciudadanos de Roma no siempre pudieron rehuirlo. Cuenta Suetonio en el s. II que el emperador Galba, un siglo antes, ordenó crucificar al tutor de un niño al que había envenenado. Este alegó ser romano para eludir la pena, y Galba lo hizo crucificar en una cruz más alta de lo normal y vistosamente pintada de blanco, mofándose de su superioridad como ciudadano.

EL LADRÓN ERA AZOTADO Y ENTREGADO A SU VÍCTIMA, PERO SI ERA UN ESCLAVO SE LO DESPEÑABA demostrado el hecho de otra forma, el ladrón era azotado, para ser posteriormente entregado a su víctima. Esta podía hacer con el culpable lo que le viniera en gana, siempre y cuando el ladrón fuera hombre libre. Si se trataba de un esclavo, se lo arrojaba directamente desde lo alto de la roca Tarpeya, un risco en la cara sur de la colina Capitolina. Para los robos agrícolas la pena era diferente. Si el ladrón de los frutos era un niño, se podía elegir entre azotarlo, hacerle pagar el doble de lo robado o instarlo a reparar el daño. Pero si era un adulto, se lo ahorcaba en honor a Ceres.

Existía también la posibilidad de que, en mitad de un plácido sueño, un ladrón despertase al propietario de una casa y este, alarmado, lo asesinase para defender su hacienda. Aquella muerte se consideraba conforme a derecho. En cambio, si el mismo suceso ocurría de día, la obligación del propietario atacado era pedir auxilio para dar su merecido al ladrón en presencia de toda la urbe. Otra parte importante de la Ley de las XII Tablas era la referida a las deudas. El deudor que reconocía la deuda y pese a ello no pagaba, era atado con una cadena o unos grilletes y puesto a la venta. Si final-

mente nadie lo adquiría, se le daba muerte. Pero si debía dinero a varias personas, los romanos determinaron que el cuerpo sería descuartizado y sus pedazos, repartidos entre los distintos acreedores. Con un curioso matiz: la ley especificaba que no se consideraría fraude que los trozos no fueran del mismo tamaño.

Con el cuerpo hemos topado Para los delitos que atentaban contra la integridad física, los romanos recurrían directamente al ojo por ojo. Así, si alguien arrancaba un brazo a otra persona, se le condenaba a perder el brazo sin dilación.

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FORO romano. A la dcha., un acusado de incesto es arrojado desde la roca Tarpeya. Grabado, 1871.

Otra cuestión era si, en lugar de resultar amputado un miembro, en una pelea uno de los contendientes acababa con un hueso partido. En esa circunstancia, si el agredido era un hombre libre, se aplicaba una multa de 300 ases, y si era esclavo, 150 ases arreglaban el problema. También existían penas más suaves para delitos físicos de menor gravedad, como abofetear a alguien en el Foro. Es lo que hacía de forma recurrente un tal Lucio Veracio, de quien se cuenta que golpeaba a los hombres libres con la palma de la mano sin provocación previa, pero que, al llevar un esclavo junto a él dispuesto a pagar en el acto la multa de 25 ases estipulada, cumplía sin problemas con lo dispuesto en la legislación vigente. En casos de asesinato, las multas quedaban descartadas, y por lo general se aplicaba la pena capital, sometiéndose previamente la decisión a votación popular. Esto complicaba bastante el proceso, de modo que, a lo largo del siglo i a. C., aque-

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lla costumbre fue desapareciendo en favor de jurados permanentes. Pero en este asunto del asesinato nuevamente surge la desigualdad en la sociedad romana. Tácito (siglos i-ii d. C.) nos narra un ejemplo. El antiguo cónsul Pedanio Segundo fue asesinado por un esclavo, no está claro si porque se negaba a liberarlo o por algún tipo de rivalidad sexual. La costumbre dictaba, ante un crimen de

enemigo, así como quien prestase falso testimonio contra otro romano, aunque en este caso la ejecución se realizaba despeñándolo desde la roca Tarpeya. Si el traidor era un siervo, a veces la cosa se complicaba. Durante las proscripciones de Sila, por ejemplo, Publio Sulpicio Rufo fue asesinado tras ser delatado por un esclavo. Para cobrar la recompensa por el chivatazo, dicho esclavo debía ser manu-

SI EL ASESINO ERA UN SIERVO, SE MATABA A TODOS LOS ESCLAVOS QUE VIVÍAN EN SU MISMA CASA sangre protagonizado por un siervo, matar en el acto a todos los esclavos que vivieran bajo el mismo techo del culpable. Como Segundo había sido bastante rico, aquello implicó la ejecución de 400 personas, niños incluidos. La traición era otro de los delitos que merecían un castigo severo. Recibía pena de muerte quien entregara a un romano al

mitido, privilegio que se le otorgó en el acto. Pero al hacerlo se convirtió en un romano que había traicionado a otro romano, así que no cobró la recompensa y fue arrojado desde la roca Tarpeya.

Magia y censura La pena de muerte también se aplicaba con alegría a los acusados de hechicería.

ROMA Sobre todo si el encantamiento iba dirigido contra las mieses ajenas o suponía la desaparición de las cosechas. Podemos pensar que estas penas solo formaron parte de la Roma arcaica, pero el escritor Apuleyo, autor de El asno de oro, que vivió en el siglo ii d. C., fue condenado a muerte, acusado de haber utilizado la magia para que una viuda rica se casara con él. Salvó la vida gracias a que hizo un buen discurso, titulado Apologia sive pro se de magia liber, con el que logró convencer al tribunal de que la pena de muerte era desproporcionada. Acabó viviendo en el exilio con su rica mujer. Algunos textos que han llegado hasta nosotros sostienen que las referencias a las penas por hechicería contenidas en la Ley de las XII Tablas comenzaron a aplicarse también a quien profiriera insultos, escribiese versos injuriosos o entonase canciones ofensivas contra otra persona. Lo que implicaba, como en el caso de la magia, la ejecución.

El hombre del saco Pese a los relatos que han llegado hasta nosotros, resulta complicado dilucidar con certeza si todos los castigos de los que hablan los textos romanos se realizaron de forma habitual, o incluso si existieron realmente. Sabemos que la roca Tarpeya, las decapitaciones o la crucifixión eran formas de ejecución habituales entre los romanos. Pero algunos castigos más morbosos aparecen cubiertos de una pátina de duda. Es lo que ocurre con la pena prevista para el parricidio. Supuestamente, el culpable de este crimen era introducido en un saco de cuero con un gallo, un perro, un mono y una víbora para, a continuación, ser lanzado al agua. Los historiadores dudan de la veracidad de este castigo, no porque los romanos carecieran de una inventiva cruel, sino porque la primera vez que aparece mencionado es en un texto del siglo iii d. C., que a su vez sería citado en un texto jurídico muy posterior, el Digesto, elaborado en la época de Justiniano (ss. v-vi). Lo más probable es que esta pena se ejecutase, pero sin meter animal alguno dentro del saco, y que, a partir de cierta etapa histórica, el parricida fuera condenado a muerte de forma más sencilla. De hecho, Adriano (siglo ii) estableció durante su mandato la norma de

que los parricidas murieran devorados específicamente por fieras. Otro castigo romano dudoso sería el basado en introducir al reo en el vientre de un animal muerto, como un buey o un asno, y coserlo dentro. El rostro del criminal quedaba fuera del cuerpo de la bestia, permitiéndole respirar. De esta manera, vivía lo suficiente como para que las aves carroñeras le arrancaran los ojos y los gusanos devorasen indistintamente su cuerpo y el del animal que había tenido la desgracia de acogerlo.

La arbitrariedad manda Los romanos contemplaban la pena de muerte para los jueces que fueran sobornados y una especie de escrache a quien se negaba a prestar testimonio, consistente en acudir a increparlo cada tres días a su casa. Pero, pese a estas muestras de hasta qué punto quisieron legislar abandonando la arbitrariedad primitiva, esta no desapareció en el mundo romano. Y tampoco lo hizo el soborno. El caso de Servilio Isáurico ejemplifica bien esta situación. Este cónsul del año

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La ley de la mili EL EJÉRCITO NO SE ANDABA CON BROMAS LOS ROMANOS CONTABAN con su propia legislación militar, castigando los crímenes menores con multas o azotes e imponiendo duras penas si el ejército estaba en campaña. Quedarse dormido durante una guardia, por ejemplo, se castigaba con una paliza que acababa cuando el culpable yacía muerto. Dureza similar se aplicaba a los asesinos y a los traidores, a los que se decapitaba o crucificaba, según se considerase oportuno. SI EL CRIMEN era colectivo, como solía ocurrir en caso de deserción o cobardía, la unidad afectada dormía fuera del campamento en territorio enemigo, y solo recuperaba la seguridad de las empalizadas si emprendía una acción militar suicida que a menudo acababa mal. Aquello era poco comparado con medidas como las de Craso (ss. II-I a. C.) o Marco Antonio (I a. C.), que en ocasiones optaron por diezmar a las tropas que les fallaron. NO SIEMPRE EL poder absoluto del general era respetado. Servilio Galba (II a. C.), cansado de las burlas de sus jinetes, los castigó enviándolos en busca de leña a una colina infestada de enemigos. Sus compañeros, al enterarse, se lanzaron en masa sobre ella, la tomaron y volvieron con un buen cargamento de leña, que depositaron en la tienda del general. Luego prendieron fuego a esta.

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79 a. C. fue adelantado por un caballo al galope, algo que consideró una falta de respeto insoportable. Más tarde, reconoció al jinete, que comparecía como acusado en un juicio, y, tras contar la anécdota a sus jueces, estos lo condenaron por unanimidad, aunque desconocemos con qué pena. En la otra cara de la moneda tenemos a Lucio Pisón, quien, en 110 a. C., fue acusado de ofender a los aliados de Roma. Se libró de la pena de muerte porque empezó a llover y, al encontrarse implorando de rodillas ante los jueces, se llenó la boca y el rostro de barro. Fue absuelto al considerarse que aquella humillación había sido suficiente castigo. Además, en muchas ocasiones, la justicia romana dependía de lo teatrales que llegaran a ser las partes contendientes en un juicio. Los tribunales eran un lugar creado para el drama, donde se fingían lamentos, se mostraban puñales ensangrentados y se mentía sobre los implicados en cualquier suceso. Una anécdota que ilustra bien este desmadre la protagoniza un niño que rompió a llorar ante quienes juzgaban a su progenitor. Los jueces, afligidos por su llanto, intentaron consolarlo, pero las lágrimas del pequeño no manaban por el incierto futuro de su padre, sino porque su cuidador estaba pellizcándolo durante la sesión.

Las cosas cambian... algo Tras la caída de la República, se otorgaba el gobierno absoluto de Roma al emperador de turno, siendo habitual que este emitiera una serie de constituciones, edictos y mandatos que servían a los gobernadores de las diferentes provincias a la hora de resolver causas judiciales. Estos gobernadores no eran expertos en leyes, así que a menudo se dejaban llevar por la arbitrariedad y la crueldad. Muchos de ellos hacinaban sospechosos en las cárceles ahorrándose un juicio, dado que, en las situaciones de insalubridad en las que vivían los presos, acababan muriendo antes de su celebración. La única manera de eludir este destino era sobornar a la persona adecuada para conseguir un espacio libre en el que poder dormir. El soborno también era habitual a la hora de obtener una buena pena. Deslizar oro en las manos de alguien importante podía suponer la diferencia entre la muerte y el exilio.

BRUTO condena a muerte a su hijo por conspirar contra la República. Cuadro de H. Füger, 1799.

A DIFERENCIA DE LA ÉLITE, LA PLEBE SE ENCONTRÓ CON QUE LA ÉPOCA IMPERIAL NO ALIVIABA SUS CASTIGOS Frente a los privilegios de los adinerados, la plebe se encontró con que la época imperial no aliviaba los castigos que recibía. Durante el Imperio se popularizó la pena de quemar vivos a los criminales o entregarlos a las fieras del circo. Solía ocurrirles, en especial, a los acusados de cometer delitos sexuales, a los cristianos y a los esclavos. Tampoco se había aligerado el castigo en el caso de un delito menor. Los plebeyos solían acabar en minas y canteras –donde extraían en condiciones penosas preciados materiales para el Imperio hasta su muerte–, o bien eran sometidos a torturas discrecionales, dependiendo del humor de quien les juzgase.

ROMA

Durante la época imperial también se popularizó para las élites un castigo poco cruel físicamente, pero terrible desde el punto de vista histórico: la damnatio memoriae. Esta era una figura legal que, básicamente, negaba al acusado haber nacido, al eliminar de la faz de la tierra cualquier recuerdo suyo. Emperadores como Nerón y Domiciano (siglo i) se vieron sometidos a este tipo de castigo tras su muerte, aunque no puede decirse que, en la práctica, el borrado de su identidad fuese plenamente efectivo.

Orden en la sala Fruto de las múltiples órdenes imperiales, la legislación romana se convirtió en un caos de textos, costumbres y precedentes. Teodosio II fue el primero que intentó poner orden en aquel lío legislativo, consiguiéndolo con un código en 438. Pero buena parte de lo que sabemos del ordenamiento romano, tanto republicano como imperial, se lo debemos a un emperador oriental, Justiniano, que ordenó recoger

toda la legislación existente y publicarla. Estos textos recopilados por los servidores de Justiniano sentarían las bases de futuros dispositivos legales, y resultan interesantes no solo por la información que recopilan, sino también por la singularidad de alguno de los casos que exponen. Un ejemplo de ello es el siguiente. Varias personas jugaban felizmente a la pelota en la vía pública, hasta que una de ellas pateó con tal fuerza la bola que esta cayó sobre un barbero. El hombre estaba afeitando a un esclavo a quien, debido al susto, degolló con la navaja de la que se servía para realizar su trabajo. La culpa, según recoge el texto de Justiniano, que a su vez se apoya en una sentencia del siglo i d. C., no fue del barbero, sino de quien se puso en manos de alguien tan irresponsable como para afeitar a sus clientes en un lugar donde habitualmente se jugaba a la pelota. Es decir, del esclavo muerto. Esta anécdota, por ocurrente que pueda parecer, es también una muestra de cómo evolucionó el derecho romano desde aque-

lla antigua Ley de las XII Tablas, poco más que una ley del talión, a una serie de códigos muy específicos que, no obstante, bebían de la arbitrariedad y la crueldad características de los romanos primitivos. Las mismas que, según Tito Livio, habían llevado al tercer rey de Roma a desmembrar a su primo de Alba Longa.

PARA SABER MÁS ENSAYO

Jacobo y LOMAS Francisco Javier. Historia de Roma. Tres Cantos (Madrid): Akal, 2004. MCKEOWN, James C. Gabinete de curiosidades romanas. Relatos extraños y hechos sorprendentes. Barcelona: Crítica, 2011. VV. AA. Textos de Derecho romano. Pamplona: Aranzadi, 2002. LÓPEZ BARJA DE QUIROGA,

SALMONTE,

ARTÍCULO

Shushma y DAVENPORT, Caillan. “Mythbusting Ancient Rome: cruel and unusual punishment”. The Conversation, 16 de enero de 2018. MALIK,

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LA CÓRDOBA CALIFAL Botánica, música, medicina, farmacología, teorías astronómicas, avances matemáticos, sistemas hidráulicos... La Córdoba de Abderramán III hizo de Al-Ándalus un enorme foco de difusión cultural y científica. FRANCISCO MARTÍNEZ HOYOS, DOCTOR EN HISTORIA

L

a escritora alemana Hroswitha de Gandersheim, una religiosa benedictina del siglo x, la llamó “ornamento del mundo”. Aunque sabía de la grandeza de ciudades como Bagdad, Damasco y Constantinopla, consideró la Córdoba califal incomparable. ¿Cómo llegó la capital de Al-Ándalus a convertirse en el principal foco cultural de Occidente?

La cita visigoda Tras la muerte de Mahoma, los musulmanes protagonizaron una expansión fulgurante, en la que destruyeron el Imperio persa y arrebataron al bizantino gran parte de sus dominios. En 711 le tocó el turno al reino visigodo de Hispania, un estado en el que la monarquía electiva favorecía

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los conflictos sucesorios. Un año antes, con la muerte del rey Witiza, su territorio había quedado dividido entre dos rivales. Agila II, de sangre real, dominaba el norte y el este de la península, mientras Rodrigo, antiguo gobernador provincial, controlaba el sur. Para destronar a este último, el obispo de Toledo, hermanastro de Witiza, solicitó la ayuda de los árabes del norte de África. Imaginaba el obispo que llegarían y se marcharían tras alcanzar la victoria, pero aprovecharon las circunstancias para quedarse y establecer una provincia bajo la autoridad del califato de Damasco. Aunque la dinastía de los omeyas disfrutaba entonces de un imperio que se extendía de Pakistán a la península ibérica, sus días en el poder estaban contados. En 750, los abasíes protagonizaron una revuelta

que masacró a la familia real. Solo uno de sus miembros pudo escapar al exterminio, Abderramán, que logró cruzar el estrecho de Gibraltar tras una travesía clandestina llena de peligros. En 756 se convirtió en la cabeza de un emirato políticamente independiente, aunque sin dar el paso de fundar su propio califato. Resultaba más prudente presentarse como parte de una sola comunidad musulmana, bajo la jurisdicción religiosa de los abasíes. A principios del siglo x, bajo la presión de los reinos cristianos del norte, el territorio musulmán se había reducido de la práctica totalidad de la península a solo dos tercios. Entretanto, las discordias intestinas habían debilitado profundamente el aparato estatal. Abderramán III, al llegar al trono en 912, consiguió acabar

CÓRDOBA EL MAESTRO AVERROES Los trabajos del sabio andalusí se conocen solo por traducciones. EL PENSADOR ANDALUSÍ más influyente de la Edad Media, Averroes (1126-98, en la imagen), conocido por sus estudios en filosofía, medicina, matemáticas y astronomía, procedía de una familia de juristas. Su abuelo había sido el juez principal (cadí) de Córdoba, y él mismo se había dedicado a aplicar las leyes. Entre sus obras destacan sus comentarios de Aristóteles, en los que se proponía reconciliar la filosofía con la religión. Sin embargo, tras la conquista almohade, él fue desterrado y sus libros prohibidos. Hoy, estos solo se conservan gracias a las traducciones al hebreo y el latín. Los originales en árabe se han perdido.

LA MEZQUITA, reconvertida en catedral en el s. XIII. En la pág. anterior, interior de la misma.

con los desórdenes y restaurar el prestigio del gobierno. Su decisión más trascendente fue la de proclamarse califa, en respuesta al empuje de la dinastía fatimí, que se consolidaba en el norte de África, y al de la abasí de Bagdad. Como legítimo descendiente de los omeyas, se consideraba con derecho a ostentar el título.

De ruina a capital Al transformarse en la sede de la máxima autoridad, no solo política, sino también religiosa, Córdoba multiplicó su crecimiento. Atraía a gentes de todas clases que llegaban en busca de oportunidades económicas y sociales. La urbe incluso superaba la importancia que había tenido en tiempos de los romanos, cuando era el corazón de la provincia de Hispania Ul-

CÓRDOBA PRECIPITÓ SU CRECIMIENTO AL TRANSFORMARSE EN LA SEDE DEL CALIFATO DE ABDERRAMÁN III terior. Allí había visto la luz el filósofo Séneca, preceptor del emperador Nerón. Pero, tras las invasiones germánicas del siglo v y la caída del Imperio romano de Occidente, nada quedó de la antigua riqueza. Corduba era un territorio desolado por las continuas destrucciones, del que la población huía. Así, en el momento de la invasión musulmana, allí solo quedaba un lugar sumido en una profunda decadencia, apenas un villorrio destartalado. Los recién llegados establecieron su primera capital en Sevilla, pero el emir Al Hurr la trasladaría cinco años después a Córdoba, al advertir su situación estratégica: se trataba de una encrucijada de caminos, idónea para comunicar los distintos puntos de la península. Aparte de una ubicación privilegiada, la metrópolis,

con un clima favorable y recursos naturales en abundancia, poseía todos los ingredientes para convertirse en el corazón de Al-Ándalus. Fue entonces cuando se levantó el Alcázar, la actual residencia episcopal, sobre los restos de un palacio visigodo. Como los nuevos dominadores traían su propia lengua, los topónimos empezaron a cambiar. Corduba se transformó en Qurtuba, y el Betis pasó a llamarse Wadi al Kabir (“río grande”), de donde deriva la actual denominación Guadalquivir. Abderramán I modificó decisivamente la fisonomía cordobesa con varios edificios monumentales. Por un lado, se hizo construir el espléndido palacio de Al Rusafa, su residencia oficial, en el que trató de reconstruir el entorno en el que se había criado en Damasco. Por otro, dio el primer paso para levantar la Gran Mezquita, el que sería símbolo por excelencia de la ciudad, ubicada sobre la basílica de San Vicente, principal templo cristiano de la zona, adquirido gracias a un desembolso cuantioso. La mezquita iba a erigirse en poco tiempo, en parte gracias al aprovechamiento de los materiales de construcción procedentes de edificios romanos

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abandonados. Surgió así una construcción clave en la civilización musulmana, tanto por su valor artístico como por ser, entre las principales mezquitas del mundo, una de las pocas anteriores al año 1000. En palabras del historiador británico Richard Fletcher, constituye “un manifiesto arquitectónico del triunfalismo islámico”.

Productor a gran escala En Córdoba, la importancia política iba de la mano del esplendor económico. Un espectacular sistema hidráulico, con cerca de cinco mil norias y multitud de acequias y pozos, impulsaba una agricultura floreciente en la que destacaban las naranjas, los limones, el arroz, la caña de azúcar y el algodón, entre otros muchos cultivos. Como señaló el historiador Julio Valdeón, “en Al-Ándalus había en aquellos siglos abundantes huertas y vergeles”. Se cree que, por la aplicación de tales mecanismos, Qurtuba sobrepasó la producción agrícola de su antecesora romana. Por otra parte, la ciudad estaba conectada con las rutas comerciales que llegaban hasta Bagdad, Damasco, El Cairo o la India, por donde se desplazaban todo tipo de bienes en ambas direcciones. Por ejemplo, el aceite andalusí, un artículo que se producía en extraordinarias cantidades. En opinión de un contemporáneo, el historiador Al Razi, había que exportarlo casi obligatoriamente, porque de otro modo no habría sido posible almacenarlo y su precio se habría desplomado. A su vez, exóticos

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tejidos orientales, como los de Bujará, en el actual Uzbekistán, llegaban a Al-Ándalus. Tan grande llegó a ser el esplendor de la metrópolis andaluza que se le atribuyó una población de un millón de habitantes. En realidad, la Córdoba del siglo x no debió de sobrepasar los trescientos mil, suficientes para estar a la altura de Damasco, Bagdad o Constantinopla. Para superarlas incluso, al tratarse de capitales que en esa época atravesaban momentos de crisis. La del Guadalquivir, por tanto, era una auténtica megalópolis que dejaba muy atrás a París o Londres, cuya superficie no alcanzaba ni la décima parte. El exagerado cálculo de su población proviene de un censo contemporáneo, en el que se cuentan 213.077 casas y 60.300 palacios en Córdoba. En el supuesto improbable de que estas cifras fueran reales, tendrían que corresponder a una zona mucho más extensa que el estricto núcleo urbano.

Comodidades y emociones Córdoba disfrutaba de un alto nivel de modernidad, con alumbrado público, una red de alcantarillado y un amplio servicio de bibliotecas públicas y privadas. La educación no estaba reducida a una élite restringida, como en los reinos cristianos. El historiador Antonio Domínguez Ortiz resaltó sus logros: “El sistema público de enseñanza, desaparecido tras la caída del Imperio romano, volvió a extenderse a amplias capas de población; había centros elementales, medios y superiores, planes

NORIA MUSULMANA en Córdoba. A la izqda., la

corte de los omeyas según una miniatura del s. XIV.

CÓRDOBA de estudio [...]. Había maestros famosos cuyos servicios eran bien cotizados”. A los amantes de la diversión no les faltaban emociones fuertes. Los cordobeses se entusiasmaban con las peleas de animales o presenciando carreras de caballos. Para los más reflexivos quedaba el ajedrez. Se decía que la inmensa mayoría de los habitantes de la ciudad practicaba este juego con frenesí. Pero no todo se reducía a los lujos de la dolce vita. Mientras la clase dirigente tenía a su disposición amplias comodidades, como, por ejemplo, el suministro de agua, los sectores populares protagonizaban frecuentes revueltas. En parte, por lo abusivo de los impuestos. El hacinamiento en los arrabales de la ciudad también suponía un foco de descontento y motines, como se vería en tiempos

LA CIUDAD DISPONÍA DE ALUMBRADO PÚBLICO Y ALCANTARILLADO, Y LA EDUCACIÓN NO ESTABA REDUCIDA A LAS ÉLITES de Almanzor con la instalación de miles de mercenarios del norte de África. La elevada presión fiscal permitió financiar una política de grandes construcciones que constituían una especie de propaganda arquitectónica del poder del califa. Abderramán III levantó el complejo palatino de Medina Azahara, a ocho kilómetros de Córdoba. Su sucesor, Al Hakam II, amplió la mezquita con vistas a adquirir más espacio para la oración, de manera que se remediara la aglomeración de los fieles. Se rompió el muro de la alquibla y, en dirección al Guadalquivir, se edificó la zona más bella. De la macsura, reservada al califa durante el rezo, asombraban sus espléndidos mosaicos procedentes de Constantinopla. Pero si algo deslumbraba al observador era la espectacularidad del mihrab, el lugar más sagrado, allí donde se concentran las miradas durante la oración. Un equipo de artesanos bizantinos, los mejores que se podían encontrar, lo hizo realidad con los materiales más lujosos. Años después, Almanzor impulsaría una ampliación más considerable en tamaño, aunque de menor calidad artística.

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El lado oscuro del saber CENSURA CULTURAL CONTRA LA OPOSICIÓN POLÍTICA CÓRDOBA FUE UN faro cultural de la Edad Media, pero también el escenario de prácticas intolerantes. El todopoderoso Almanzor (a la derecha), en una operación de censura a gran escala, mandó quemar los libros que le parecían contrarios a la ortodoxia doctrinal. Eliminó así las obras sobre filosofía, lógica y astrología, mal vistas por los alfaquíes, o doctores en la ley islámica. Esta purga tuvo lugar tras la conspiración de 978, en la que un grupo de disidentes intentó destronar al califa Hisham II, de apenas trece años, para coronar a un candidato mayor de edad. Años más tarde, tras el derrumbe del estado omeya, los fondos de la biblioteca de los califas acabaron destruidos o vendidos al mejor postor. En el mejor de los casos, se dispersaron entre los reinos de taifas.

La de Córdoba se convirtió así en la segunda mezquita en superficie del mundo, por detrás de la de La Meca. Más tarde, solo la mezquita Azul de Constantinopla podría igualarla. Pero el ímpetu constructor de Al Hakam II no se redujo al templo; también abarcó infraestructuras civiles como el mercado, o zoco, al tiempo que se renovaban los acueductos y se reparaba el puente romano, de cuyo mantenimiento nadie se había preocupado durante siglos. Los califas también fueron grandes protectores de la actividad cultural y científica. Bajo su autoridad, Córdoba se convirtió en el más importante centro intelectual de Europa, con sabios de alto nivel, como Maslama al Mayriti, matemático de origen madrileño del siglo x comparado con el griego Euclides. La España musulmana revolucionaría las matemáticas europeas al introducir el sistema de numeración que utilizamos actualmente, de origen indio, que incluía una novedad decisiva, el cero. Mientras tanto, florecían otras disciplinas científicas y técnicas, como la historiografía, la botánica o la metalurgia.

Transmisores culturales La vida intelectual se beneficiaba también de los intercambios con el otro extremo del Mediterráneo. De Oriente llegaban

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A LA CAPITAL OMEYA LLEGABAN EMBAJADAS CRISTIANAS DESEOSAS DE HACERSE CON TRATADOS ÁRABES prestigiosos sabios como el filólogo armenio Abu Ali al Qali, al que se concedieron todos los honores. Córdoba se enriquecía con la incorporación de los mejores talentos, pero también con una política enérgica para multiplicar el patrimonio bibliográfico. Todo parecía poco para conseguir las obras de los autores más conocidos, fueran o no árabes. Los enviados del califa adquirieron así auténticas joyas, como El libro de los cantos, de Abu’l-Faraj al Isfahani, a quien se entregaron mil dinares a cambio de una copia de su trabajo. Otras maravillas bibliográficas procedían de los obsequios del emperador bizantino, como la Materia médica de Dioscórides, farmacólogo griego del siglo i. Constantino VII regaló esta obra a Abderramán III, pero el califa se encontró con un problema: nadie en su corte conocía el idioma del manuscrito. Por suerte, un religioso cristiano se ocupó de realizar la versión árabe.

PUENTE ROMANO de Córdoba, o puente Viejo,

el único de la ciudad hasta mediados del siglo XX.

En opinión de Domínguez Ortiz, de aquí arrancaría la denominada Escuela de Traductores de Toledo. Lo cierto es que el episodio significó una revitalización de los estudios médicos, farmacológicos y botánicos, al formar a varios profesionales en el conocimiento directo de las obras griegas. Entre ellos destacaría Abu al Qasim al Zahrawi, el Abulcasis de los cristianos, famoso por su enciclopedia quirúrgica. Todo ello representó la conservación y la difusión del pensamiento de la Antigüedad clásica, tanto griego como latino, a través de la traducción de muchos libros al árabe, que en esos momentos era la gran lengua de cultura del mundo, por encima de un latín que se hallaba en horas bajas. Por entonces se conocían más obras helenas en sus traducciones árabes que en sus versiones latinas. A esta tarea de preservación del saber contribuyó decisivamente la biblioteca del califa, compa-

rada con la de la antigua Alejandría por sus cerca de cuatrocientos mil volúmenes. Mientras tanto, a la capital omeya llegaban embajadas cristianas que no se limitaban a solicitar tratados de paz: sus diplomáticos buscaban hacerse con manuscritos sobre disciplinas como la geometría, las matemáticas o la música. Gerberto de Aurillac, futuro papa Silvestre II, compartió este afán por la cultura. Cuando era monje del monasterio gerundense de Santa María de Ripoll, viajó a la corte califal para familiarizarse sobre el terreno con los conocimientos musulmanes.

Coletazos estelares Tras la muerte de Al Hakam II, el califato queda en manos de un menor de edad, Hisham II, con lo que el verdadero poder lo concentra su hachib, o administrador, Almanzor. Su política autoritaria y militarista, con frecuentes incursiones en los

reinos cristianos, no logrará contener la decadencia de un estado al que le falta cohesión. Con su muerte, el califato inicia un proceso de crisis que desemboca en su implosión en 1031, cuando una revuelta del ejército derroca al último soberano, Hisham III. En esos momentos, Córdoba era una sombra de sí misma, con su puente romano en tan mal estado que para desplazarse de lado a lado era necesario cruzar el Guadalquivir en barca. Se cumplía así la teoría del historiador Ibn Jaldún, tunecino de origen andalusí, que dos siglos después escribiría sobre el tiempo necesario para pasar del auge a la decadencia: solo tres generaciones. El califato quedó dividido en varios reinos, las llamadas “taifas”, que se revelarían impotentes para contener el avance de los reinos cristianos del norte. No obstante, estos pequeños estados, pese a su incapacidad política, vivirían momentos de esplendor

cultural gracias a la dispersión de los sabios y las bibliotecas de la antigua capital. Córdoba aún albergó a intelectuales de la talla de Averroes, uno de los pensadores más relevantes de la Edad Media, que en el siglo xii destacó por su intento de conciliar la filosofía con la religión. Sin embargo, el apogeo de la ciudad del Guadalquivir pertenecía irremediablemente al pasado. En 1236, la conquista de Fernando III de Castilla supuso el fin definitivo de la presencia musulmana. La mezquita se convertía en la catedral que es hoy.

PARA SABER MÁS ENSAYO

Enrique. Historia de Córdoba. Madrid: Sílex, 1995. MUÑOZ MOLINA, Antonio. Córdoba de los Omeyas. Sevilla: Fundación José Manuel Lara, 2007. AGUILAR GAVILÁN,

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PIRATAS EN LOS En los siglos XVI y XVII, la monarquía hispánica tuvo que hacer frente a los ataques de piratas chinos y japoneses en sus posesiones de las Filipinas. IVÁN GIMÉNEZ CHUECA, HISTORIADOR Y PERIODISTA

MARES DEL SUR

F

rancis Drake y el Olonés en el Caribe y América o Barbarroja en el Mediterráneo son algunos de los nombres de piratas y corsarios célebres a los que tuvo que hacer frente el Imperio español. Pero la monarquía española de los Habsburgo también tuvo que vérselas con estos ladrones del mar en otra de sus grandes posesiones coloniales: las Filipinas. La expedición del almirante guipuzcoano Miguel López de Legazpi en 1565 estableció el dominio español en ese archipiélago, que se había bautizado con el nombre de islas Filipinas veintitrés años antes (cuando fue descubierto) en honor al monarca Felipe II. Los conquistadores pronto descubrieron que los indígenas no iban a ser la única amenaza a la que tuvieran que enfrentarse. Si en el Caribe y el resto de América la piratería fue un fenómeno ligado al establecimiento de las colonias españolas, en los mares que bañaban China, Japón, Corea y Filipinas hacía décadas que estaba presente. De hecho, los portugueses habían comprobado su peligrosidad desde el primer momento en que llegaron

LOS PORTUGUESES YA COMPROBARON LA PELIGROSIDAD DE LOS PIRATAS NADA MÁS LLEGAR A CHINA EN 1517 a China en 1517, buscando especias y otros bienes de lujo para comerciar. Las potencias de la zona también llevaban tiempo sufriendo el azote de estos delincuentes. En China, a finales del siglo xv, la dinastía Ming había prohibido el comercio con el exterior y redujo sus fuerzas marítimas. Estos dos hechos propiciaron la aparición de piratas que atacaban las comunidades costeras y se dedicaban al contrabando. A estas incursiones se sumaron grupos japoneses, activos desde el siglo xiii, asaltando primero las propias costas niponas, luego las coreanas y, finalmente, las de China. En estos estados, el término pirata se conocía como wokou, en chino, o wako, en japonés. Los piratas japoneses se beneficiaban también de la situación interna de su país.

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TOYOTOMI HIDEYOSHI, daimio japonés del s. XVI. En la pág. anterior, pintura china de piratas nipones, s. XVI.

PIRATAS De 1467 a principios del siglo xvii, Japón vivió la etapa conocida como Sengoku jidai (período de los estados en guerra), en que los daimios (señores feudales) guerreaban entre sí. Los que controlaban las principales zonas costeras incentivaban la piratería para favorecer sus propios intereses, atacando a rivales o consiguiendo ingresos extra con incursiones en las costas chinas y coreanas. La llegada de los europeos ofreció nuevas posibilidades a los wako. Primero, con los portugueses a principios del siglo xvi y la fundación de su colonia en Macao (1557), que estimuló de gran manera el comercio marítimo en estos lares. Esta tendencia iría a más con el establecimiento de los españoles en Filipinas en 1571 y la organización del sistema conocido como Galeón de Manila, que permitió un flujo de mercancías entre las colonias españolas en Asia y México. Todo este trasiego comercial era un objetivo muy apetecible para los piratas chinos y japoneses. En ese último tercio del siglo xvii, los primeros suponían un 70% del total de los wako que merodeaban por esas aguas. Aunque no hay que pensar que actuaban por separado: en muchas ocasiones, la composición de las flotas era mixta en cuanto al origen de sus miembros. Los españoles contaban con pocos efectivos en Manila, y además los nativos tagalos de Filipinas vivían en un estado de revuelta casi permanente. La debilidad de fuerzas hispanas y la belicosidad de los isleños hicieron que los piratas chinos y japoneses se comenzaran a plantear dar golpes más audaces.

El empuje de Limahon Las incursiones en las costas fueron un aguijoneo constante en esos primeros años de presencia española en Filipinas. Pero en 1574 los chinos iban a dar un salto cuantitativo y cualitativo en sus ataques, al situar Manila como su principal objetivo. El responsable de esta acción iba a ser Li Feng, conocido en las fuentes españolas como Limahon, el pirata chino más activo por aquel entonces. Contaba con una fuerza de dos mil hombres y setenta barcos, y tenía su base en Taiwán. Estos efectivos, típicos de la piratería asiática, los asemejaban a los corsarios berberiscos, que también operaban con flotas importantes, mientras que los filibusteros caribeños

Riquezas para el Imperio EL GALEÓN DE MANILA Y LOS TESOROS DE ASIA 0

600 km

Mar

Pekín

del Japón

COREA

CHINA

JAPÓN Kioto

Nagasaki

A Acapulco

Shanghái ku

u Ry . Is

FUJIAN Amoy

TONKÍN

Taiwán

Cantón Macao

Fuerte Zeelandia

Hainan

Galeón de Manila

CAGAYÁN

Vigán

Mar

CAMBOYA

De Acapulco

Luzón

OCÉANO

Pangasinán Manila Parañaque

del Sur de China

PA C Í F I C O

Is. Filipinas Mindanao Zamboanga

Malaca

Is. de las Especias (Molucas)

Borneo Sumatra

Célebes

LAS FILIPINAS NO generaban recursos suficientes para ser un dominio rentable por sí mismo para el Imperio español. Contrastaban con las colonias americanas, donde abundaban los metales preciosos como la plata. Sin embargo, el archipiélago tenía un alto valor estratégico debido a su posición en el Pacífico, con fácil acceso a China y las islas de las Especias (las actuales Molucas).

LOS GALEONES partían de Acapulco cargados de plata americana. Cruzaban el Pacífico hasta las Filipinas, donde intercambiaban el metal por productos con alta demanda en Europa, como cerámica, piedras preciosas y especias (sobre todo, clavo y pimienta). De allí regresaban a Acapulco, y las mercancías se transportaban por tierra hasta Veracruz, para luego embarcarlas con rumbo a la península.

CONSCIENTES DE ELLO, las autoridades españolas organizaron una ruta conocida como “Galeón de Manila”, que realizaban tres barcos una vez al año (aunque en 1593 se redujo el convoy a dos naves, por las quejas de los comerciantes españoles ante la llegada masiva de productos de Oriente).

LA RUTA ERA relativamente segura gracias al dominio de España sobre el Pacífico durante los siglos XVI y XVII (solo hubo grandes incursiones corsarias de manera puntual, como la de Francis Drake en 1579). El Galeón de Manila se mantuvo en activo hasta 1821. Con la independencia de México, la ruta ya no se pudo realizar.

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FUERTE DE SANTIAGO, Manila, siglo XVI. A la dcha., juncos chinos, por George Chinnery, c. 1840.

actuaban en números más reducidos. No obstante, pese a su fuerza nada desdeñable, Li Feng había sufrido una serie de reveses a manos de las tropas de la dinastía Ming. Tras la reapertura comercial, debido a la necesidad de plata por parte del Imperio chino, las autoridades habían endurecido su actitud respecto a la piratería. Viéndose en dificultades, Limahon ofreció sus servicios al emperador Wanli, pero su propuesta fue rechazada. Temiendo una ofensiva de los Ming, Li Feng decidió buscar una nueva base más segura. Sus espías infiltrados entre los comerciantes chinos le informaron de que Manila estaba defendida por pocos hombres, poco más de un centenar. Aunque el pirata era consciente de la superioridad de las armas europeas, contaba con una ventaja numérica que le hacía estar seguro del éxito de un asalto a la colonia que le permitiera establecerse allí. En octubre de 1574 se desató la acometida de Li Feng sobre Manila. La protagoni-

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zaron unos 2.000 hombres y 60 champanes (navíos de unos tres palos). La ofensiva comenzó bien para los piratas. Consiguieron apresar una embarcación española y capturaron a 14 marineros europeos, a los que torturaron para obtener más información sobre las defensas que les esperaban. El supuesto ataque definitivo lo iban a protagonizar 600 piratas dirigidos por el wako japonés Sioco. El plan era dar un golpe de mano nocturno en Manila, mientras que el resto de las fuerzas permanecían ancladas en Vigán, esperando para ocupar la plaza una vez se hubiera ejecutado el asalto por sorpresa. Parecía que Limahon tenía la victoria a su alcance, ya que los españoles no habían previsto la amenaza y apenas habían dejado soldados de guardia. A partir de ahí, comenzó a truncarse el plan de los wako. Sioco y sus hombres se equivocaron con el lugar de desembarco. Confundieron las luces de Parañaque (un pequeño poblado entonces y hoy una población del área de la Gran Manila) con

las de Manila. La llegada de los invasores alertó a los lugareños, que se dieron a la fuga y extendieron la voz de alarma a la colonia española. Pese a todo, Sioco y sus hombres atacaron en masa la casa donde vivía el maestre de campo, Martín de Goiti, un hombre que había acompañado a Legazpi desde el principio de la conquista y colonización de Filipinas. Los asaltantes le dieron muerte, pero, pese a que parecía una victoria notable, la resistencia que opusieron Goiti y los tres soldados de su escolta dio un tiempo precioso al resto de españoles para preparar bien la protección de Manila. Envalentonado por haber eliminado a un oficial importante como Goiti, Sioco siguió avanzando, pero de manera muy desordenada, más pensando en el saqueo que en derrotar a un rival bien dispuesto para la defensa. En estas circunstancias, los españoles, parapetados en puntos estratégicos, consiguieron repeler las fuerzas del wako. Pese a su inferioridad de efectivos, los eu-

PIRATAS ropeos y sus auxiliares nativos mantenían descargas continuadas de fuego gracias a su mayor disciplina. Y, si se llegaba al cuerpo a cuerpo, sus armaduras les protegían bien frente a las técnicas de combate y armas asiáticas, más pensadas para cortar que para atravesar recias corazas. Li Feng seguía confiando en su mayor contingente y lanzó más hombres contra Manila. Sin embargo, los españoles habían tenido incluso tiempo de preparar su artillería, tanto la del fuerte de Manila como la que desembarcaron de los buques tras las primeras señales de alarma. Estas armas permitieron realizar salvas de metralla que causaron una gran mortandad entre los piratas chinos.

Unidos por el mismo objetivo En el fragor de estos combates también murió Sioco, y, aunque buena parte de Manila estaba en llamas, Li Feng decidió retirarse para evitar más bajas. Con todo, el pirata no se dio por vencido. Se replegó en Pangasinán, una región al oeste de la isla de Luzón. Allí se fortificó y comenzó a tramar un levantamiento de la población indígena contra los españoles. Estos no iban a quedarse de brazos cruzados. Conocían la localización del asentamiento pirata, y en marzo de 1575 ya habían organizado una expedición con 256 soldados (de origen europeo e indios de Nueva España) y 2.000 auxiliares filipinos al mando del capitán Juan de Salcedo. Estas fuerzas no habían participado en la defensa de Manila porque

el primer contacto diplomático a alto nivel entre los imperios chino y español. En Manila, el gobernador interino tras la muerte de Legazpi, Guido de Lavezaris, llegó a un acuerdo con Wang: las autoridades españolas se comprometían a entregar a Li Feng a las autoridades chinas, y Wang conduciría a su capital una embajada española. El objetivo de esta misión diplomática sería negociar la creación de un enclave comercial estable en la costa de Fujian, a imagen del puesto portugués

CHINA DUDÓ DE QUE LOS ESPAÑOLES PUDIESEN CUMPLIR SU COMPROMISO DE CAPTURAR A LI FENG estaban de campaña contra tribus indígenas. El ataque de represalia español comenzó con una acción nocturna que quemó los sampanes de los piratas y permitió poner un cerco a la posición de Li Feng que iba a durar meses. En este período, aparecieron frente a las costas de Pangasinán dos juncos imperiales chinos con la intención de capturar a Li Feng. El capitán Salcedo, no muy seguro de cómo tratar ese asunto diplomático, pidió a aquella embajada Ming, dirigida por el funcionario Wang Wanggao, que pusiera rumbo a Manila. Se formalizaba

en Macao. La delegación española embarcó el 12 de junio de 1575. No mucho después, el 3 de agosto, Li Feng consiguió huir de Pangasinán con unas embarcaciones que había podido construir mientras estaba bajo asedio. La embajada española en China duró tres meses, y volvió a Manila con un contingente de tropas al mando de Wang para participar en la derrota de los piratas. Parecía darse un buen clima entre los representantes de ambos estados, pero la situación iba a cambiar por diversos factores. Por un lado, la huida de Li Feng enrareció

las relaciones: Wang dudó de que los españoles pudiesen cumplir su compromiso de capturar al pirata. Además, murió el gobernador interino Lavezaris, y su sustituto, Francisco de Sande, no era partidario de negociar con China. Consideraba los regalos que había enviado su antecesor un tributo a un imperio de bárbaros, algo inaceptable para una potencia hegemónica como era en aquel momento la monarquía hispánica. Todos estos gestos poco amistosos llevaron a Wang a abandonar Manila a principios de mayo de 1576 y a romper los contactos diplomáticos. La pista de Li Feng se pierde en las fuentes históricas, y solo hay una referencia según la cual, en 1589, estaba operando en las costas del mar del Sur de China.

Espadas contra catanas La colonia española de Filipinas no iba a tardar mucho en enfrentarse a un gran asalto de piratas asiáticos. En 1581, una flota de 27 navíos de wako japoneses se abalanzó sobre las costas de la región de Cagayán, al norte de Luzón. Esta escuadra estaba comandada por Taifuza (tal como se registra en las fuentes españolas). El gobernador de la época en Manila, Gonzalo Ronquillo de Peñalosa, afirma que era un personaje célebre por sus incursio-

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CONQUISTAR ¿CHINA? Los planes para hacerse con el gigante asiático. EL ESTABLECIMIENTO de contactos entre China y la monarquía hispánica hizo que algunos miembros de la corte de El Escorial albergaran la ambición de conquistar el Reino del Centro. El primer plan en firme fue de 1576, elaborado por Francisco de Sande, el gobernador de las Filipinas, partidario de endurecer las relaciones con el imperio oriental. Propuso una fuerza expedicionaria de 5.000 hombres para someter a la China de la dinastía Ming, a la que veía (erróneamente) como una potencia débil. Felipe II hizo gala de su apodo de rey prudente y optó por esperar a tener más información sobre el lejano país para tomar una decisión. LA INCORPORACIÓN DE Portugal a la Corona española en 1580 recuperó el proyecto, ya que el puesto luso de Macao podía ser la base para conquistar China. Gonzalo Ronquillo, sucesor de Sande, diseñó un plan con 15.000 soldados, más el apoyo de 6.000 nativos filipinos y otros tantos soldados japoneses. Pero la propuesta de nuevo se frustró. El desastre de la Gran Armada en 1588 desaconsejó una nueva aventura de resultado incierto. Además, los españoles, a través de los misioneros, fueron tomando conciencia del verdadero poder y las dimensiones de China, por lo que, en época de Felipe III, ya se abandonó por completo la idea de conquistarla.

nes en las costas de Corea, China, Camboya y Tonkín (Vietnam). Las intenciones de Taifuza eran similares a las de Li Feng siete años antes: no buscaba lanzar un ataque puntual, sino establecer una base. El japonés había escogido el norte de Cagayán, en la zona del río Tajo (hoy conocido como Río Grande de Cagayán), porque era un punto estratégi-

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co que le permitía amenazar las rutas comerciales del Galeón de Manila. Incluso podía alterar el dominio de la monarquía hispánica en Manila, ya que los europeos seguían contando con pocos efectivos para poder controlar todas las Filipinas. Los españoles organizaron una expedición para evitar que los wako japoneses se asentaran y construyeran fortificaciones, algo que dificultaría enormemente cualquier intento de consolidar la colonización en la zona. Al frente de la operación estaba el capitán Juan Pablo de Carrión, un hombre experimentado que dirigía a noventa soldados españoles y mestizos, veteranos de las guerras de México y Asia, así como a una decena de tagalos que también actuarían como soldados. Esta fuerza partió de Manila en la primavera de 1582, a bordo de una galera que actuaba como nave capitana y media docena de embarcaciones más ligeras. Se sabía que el enemigo contaba con unos 27 juncos. Al llegar a la zona de Cagayán en-

contraron uno de los navíos de Taifuza, y la galera se avanzó para interceptarlo. En una rápida andanada de artillería, esta logró destruir su palo mayor. Pero los wako no se acobardaron y se lanzaron al abordaje, confiados en la superioridad numérica de su tripulación, que doblaba a los combatientes españoles. De nuevo, estos últimos demostraron una mayor pericia en combate y ventaja en la calidad de las armas y armaduras. Los nipones blandían catanas –era probable que entre los piratas hubiera ronin, samuráis sin señor–, espadas pensadas para cortar y de poca utilidad contra las pesadas armaduras de los soldados hispanos. Los japoneses también disponían de abundantes armas de fuego, pero su disciplina y habilidad para usarlas no podían competir con las de los veteranos de Carrión. De unos doscientos piratas del navío, solo quedaron con vida dieciocho. La siguiente acción de Carrión fue subir por el río Tajo para llevar al enemigo a

PIRATAS

ZHENG CHENGGONG, Koxinga para los hispanos.

A la izqda., Siargao, una de las islas Filipinas.

una trampa. Los piratas mordieron el anzuelo y se lanzaron a perseguirlo. Tras remontar dos leguas del curso fluvial, los españoles se prepararon para repeler la llegada de los piratas. Los wako contarían con entre 600 y 1.000 efectivos. Una vez más, la capacidad española a la hora de mantener una descarga continuada de fuego fue decisiva para causar grandes bajas entre sus rivales. Taifuza ordenó la retirada y jamás volvió a intentar una incursión en Filipinas.

La piratería decae Pese a estas dos victorias, las autoridades españolas en Manila siempre se mantuvieron vigilantes ante nuevos asaltos. Asimismo, debieron prestar atención a un frente más: los sultanatos musulmanes del sur de Filipinas, que también utilizaron la piratería en su pugna con los colonizadores cristianos. Este otro foco de inestabilidad obligó a los gobernadores españoles a enviar hasta nueve expedi-

ciones a Mindanao (la segunda isla en tamaño del archipiélago, con una importante población musulmana). Con todo, la sensación de amenaza fue remitiendo, gracias al clima político que se configuraría entre los años finales del siglo xvi y los iniciales del xvii. China siguió con su política de apertura comercial, con lo que la actividad pirata ya no resultaba tan lucrativa. Mientras, en Japón, a partir de 1600, la consolidación del sogunato (gobierno militar) del clan Tokugawa acabó con los enfrentamientos entre señores feudales y dio cierta estabilidad al archipiélago, hecho que privó a los wako nipones de sus bases. Además, el sogunato firmó acuerdos de cooperación con los gobernadores de Filipinas para incentivar el comercio. En el siglo xvii se desarrolló el epílogo de las relaciones entre el Imperio español y estos piratas. En 1662, los españoles estaban centrados en una campaña contra los musulmanes del sur de Filipinas. La

situación era muy favorable para los intereses de los primeros, que estaban a punto de obtener una destacada victoria en Mindanao y Zamboanga. Las autoridades de Manila estaban preparando la ofensiva final cuando llegó un fraile dominico italiano que actuaba como enviado de Koxinga (el nombre occidentalizado de Zheng Chenggong), un almirante que se había rebelado contra la nueva dinastía gobernante en China, los Qing, tras la ejecución de su padre, Zheng Zhilong, otro célebre pirata. Koxinga se convirtió en una auténtica pesadilla para las autoridades imperiales. Incluso llegó a expulsar a los holandeses del fuerte Zeelandia, su colonia en Taiwán. Un misionero, el dominico Victorio Riccio, entrega a los españoles una carta de Koxinga en la que este les exige tributo. El gobernador Sabiniano Manrique de Lara se niega a realizar ningún pago, pero, conocedor de la capacidad del pirata, decide destinar a las tropas que tenían preparadas para el sur de Mindanao a defender Manila. Finalmente, la invasión de los wokou chinos no se produjo, porque Koxinga falleció en junio del mismo año.

PARA SABER MÁS ENSAYO

Carlos y DEL REY, Miguel. Naves negras: la ruta de las especias. Madrid: Edaf, 2015. GIL, Juan. Hidalgos y samuráis: españoles y japoneses en los siglos XVI y XVII. Madrid: Alianza, 1991. OLLÉ, Manel. La empresa de China: de la Armada Invencible al Galeón de Manila. Barcelona: El Acantilado, 2002. CANALES,

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FERDINAND E IMELDA, LA “DICTADURA CONYUGAL” Los Marcos, el matrimonio que durante dos decenios encabezó en Filipinas una dictadura disfrazada de democracia y bendecida por Estados Unidos. DIEGO CARCEDO, PERIODISTA Y ESCRITOR

LOS MARCOS con el presidente Lyndon Johnson,

1966. En la pág. anterior, la pareja en 1982.

A

penas once días les bastaron a Ferdinand y a Imelda para conocerse, enamorarse y casarse hasta que, como les dijo el obispo de Manila en aquella solemne ocasión, les separara la muerte. Tras de sí dejaron una estela interminable de pésimos recuerdos para la inmensa mayoría de los ciudadanos filipinos, que tuvieron que afrontar tanto su implacable represión como el pago de los lujos que la pareja se arrogó como su estilo de ejercer, aprovechar y disfrutar el poder. Siempre ofrecieron la imagen de un matrimonio bien avenido, que una parte de la sociedad mitificó a raíz del fanatismo religioso. El régimen impuesto por los Marcos, en su cultivo del populismo, no dudó en recurrir a ese fenómeno, cargado de fetichismos y extrañas tradiciones. El resto del pueblo, el que reivindicaba libertad y democracia, permanecía expuesto a todo tipo de persecuciones, torturas y, en el mejor de los casos, marginación social. Ferdinand Emmanuel Edralin Marcos,

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nombre completo del dictador, había nacido en Sarrat, provincia de Ilocos, en 1917, y procedía de una familia influyente. Imelda –cuyo nombre completo es Imelda Remedios Visitación Romuáldez–, nacida en 1929, era una modelo perteneciente también a una casa acaudalada y vinculada desde antiguo con la política de Manila. La joven Imelda era admirada por su hermosura, y se hizo famosa por su reacción airada cuando, en el concurso nacional de belleza femenina, no fue elegida miss. Alguien de su círculo movió los hilos de la alta sociedad, y enseguida se promovió un nuevo concurso que le otorgaría sin mayores complicaciones el título de Musa de Manila. Cuando se conocieron y casaron, en 1954, Ferdinand hacía cinco años que era diputado. Había estudiado Derecho y ejercido un tiempo la abogacía, y gozaba de fama de buen orador. Sus acaloradas intervenciones en el Parlamento, en unos momentos de grave crisis económica, le proporcionaban una popularidad que él y su

entorno acrecentaban con una falsa imagen de héroe de guerra, una hipérbole creada tras su desmovilización como voluntario en la resistencia contra los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. Mucho antes, durante la campaña electoral de 1935, un joven e inquieto Ferdinand había sido acusado de ser el promotor, junto a su tío Pío Marcos, del asesinato de Julio Nalundasan, el principal opositor a la reelección de su padre, en la puerta de su casa. Ferdinand fue detenido y encarcelado, pero solo durante cuatro semanas: la intervención de su padre, Mariano, un veterano cacique de la corrupta política imperante en Ilocos, logró liberarle sin tener que llegar a juicio. Un episodio de su biografía que la censura siempre impidió difundir.

Camino al infierno Durante el mandato del presidente Diosdado Macapagal –a quien derrotaría en sus pretensiones de ser reelegido–, fue diputado en tres legislaturas por el Par-

FILIPINAS tido Liberal, y desde 1963 ejerció como presidente del Senado. Durante su etapa parlamentaria destacó por su brillantez, combatividad y capacidad de trabajo, características que mantuvo durante la primera legislatura de su presidencia, iniciada en 1965. Cuatro años después fue reelegido, y su propensión autoritaria comenzó a mostrar su faz más siniestra: contando con la imprescindible colaboración de las Fuerzas Armadas, proclamó la IV República e impuso la ley marcial, que se prolongó durante nueve años. Bien secundado siempre por su esposa, con quien compartía las decisiones, su gobierno puso en práctica todo género de tropelías y abusos para dominar y perpetuarse. Cuando ya no podía ser reelegido, Marcos se hizo nombrar primer ministro (entre 1978 y 1981), y con todos los resortes del poder en sus manos, en un verdadero autogolpe de Estado, cambió la Constitución a su conveniencia. El régimen del general Franco en España era su modelo a imitar. No regateó en medios ni en iniciativas para aplastar cualquier intento de oposición. Eliminar a las guerrillas independentistas del Frente Islámico de Liberación Mora, en la isla de Luzón, fue su principal objetivo. Mientras, tanto Imelda como él des-

Premio al anticomunismo EL PORQUÉ DE LA IMPUNIDAD DEL RÉGIMEN FILIPINO LA “DICTADURA CONYUGAL” de Ferdinand e Imelda Marcos coincidió con la expansión del comunismo en el continente asiático. La influencia creciente de la China de Mao y, sobre todo, la guerra de Vietnam contribuyeron a que todo el mundo occidental, pero particularmente Estados Unidos (abajo, los Marcos bailan con los Reagan en 1969), valorase positivamente el muro de contención que representaba Filipinas en Asia oriental. Conscientes de ello, uno de los argumen-

tos que los dictadores en Manila manejaban para justificar su crueldad y egolatría era el peligro comunista. La represión y la corrupción que estaban teniendo lugar en Filipinas eran bien conocidas en todas las capitales del ámbito de la OTAN, pero los gobiernos hacían la vista gorda. Como máximo, algunas de ellas decidían mantener con Manila unas relaciones de nivel bajo. En cualquier caso, solo dictaduras como la española elogiaban abiertamente el régimen de los Marcos.

CUANDO YA NO PODÍA SER REELEGIDO, SE HIZO NOMBRAR PRIMER MINISTRO Y CAMBIÓ LA CONSTITUCIÓN plegaban una actividad intensa para congraciarse con la comunidad internacional y frenar las duras críticas que su dictadura despertaba en numerosos países, así como en la ONU y otras organizaciones. El comunismo en expansión por la zona fue su principal argumento para justificar la represión interna. En política exterior, su meta era gozar de la confianza de Estados Unidos. Cuando la guerra de Vietnam estaba alcanzando su mayor virulencia, Marcos ofreció a Washington enviar tropas para combatir a la guerrilla del Vietcong. La derrota norteamericana en Vietnam, contemplada como una amenaza para los países veci-

nos, robusteció su posición. El presidente estadounidense Richard Nixon le recibió, acompañado de toda su familia, como uno de sus visitantes más distinguidos. Imelda, mientras tanto, compartía el gobierno al frente de diferentes ministerios, y en condición oficial de embajadora extraordinaria y plenipotenciaria, viajaba rodeada de un verdadero lujo imperial. El derroche que exhibía contrastaba con las penurias que la sociedad filipina estaba sufriendo. Ante el desbordamiento del déficit, el gobierno aplicaba unas normas de austeridad, fieles a las teorías de Milton Friedman, que condenaban a la mayor parte de la población a la pobreza.

La pareja se esforzaba en dotar a su régimen de una ideología de populismo ultraconservador que garantizase su perpetuidad. Para ello, el control de los medios de comunicación era estricto. Era prioritario imbuir a las futuras generaciones de su filosofía, y para asegurarlo crearon, a imagen del Frente de Juventudes que existía en España, una organización juvenil denominada Kabataang Barangay. Todos los jóvenes entre los 15 y 18 años tenían que asistir tres meses a campamentos de formación patriótica en zonas rurales. Se libraban de esta obligación los hijos de las familias más influyentes. Al frente de la organización, los Marcos co-

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Aquella etapa de nueve años había dejado un saldo de 70.000 detenidos, 34.000 torturados y 3.240 asesinados. Ahora, la oposición política reaparecía con fuerza en las calles. La organización EDSA –acrónimo en tagalo de Revolución del Poder Popular– comenzó a cobrar fuerza hasta convertirse en un verdadero desafío para la dictadura. El principal líder opositor, Benigno Aquino, que permanecía exiliado en Estados Unidos, decidió regresar en 1983 para ponerse al frente de su formación, el Partido Liberal, pero fue asesinado a tiros nada más bajarse del avión en el aeropuerto de Manila. La noticia causó conmoción a escala mundial, y al matrimonio Marcos se le acabó la tranquilidad. Enseguida comenzaron a circular datos sobre el capital que había acumulado la pareja y su ocultación en Suiza y otros paraísos fiscales. Transparencia Internacional difundió un informe en el que consideraba a Ferdinand Marcos el dictador más corrupto de la historia, con una fortuna solo comparable a la que había reunido Suharto en la vecina Indonesia.

Intento a la desesperada

locaron a una de sus hijas, Imee –para quien habían falsificado títulos académicos estadounidenses–. El activista estudiantil Arquímedes Trajano, que criticó públicamente el nombramiento, fue asesinado. Durante bastante tiempo, las atrocidades cometidas por la “dictadura conyugal” filipina, como se la acuñó, pasaron inadvertidas en la esfera internacional.

El castillo se tambalea Fue ya a finales de la década de los setenta y principios de los ochenta cuando la opinión pública en Occidente comenzó a percatarse de lo que se vivía en Filipinas. El régimen exhibía su falsa fachada democrática sustentándose, en realidad, en cinco pilares: la amenaza comunista, la represión, el apoyo de las Fuerzas Armadas, la complicidad de la Iglesia católica, que se beneficiaba de múltiples privilegios y conside-

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raciones, y el respaldo de los empresarios. El dominio de los Marcos se estaba debilitando. Terminada la guerra de Vietnam en 1975, el gobierno norteamericano empezó a someter a Manila a presiones para que restaurase la democracia. Poco a poco,

Mientras la EDSA se hacía con el control en las calles, la Iglesia y las Fuerzas Armadas se distanciaron más abiertamente del régimen. Acorralado dentro y fuera de sus fronteras, Marcos acabó por claudicar y convocó elecciones anticipadas en 1986. Las ganó su adversaria, Corazón Aquino, la viuda de Benigno, con el 53% de los votos. Sin embargo, los resultados se manipularon, y Marcos fue proclamado vencedor una vez más. Su triunfo fraudulento fue bien recibido en Washington. En un gesto muy simbólico, el vicepresi-

TRAS EL ASESINATO DE AQUINO, AL MATRIMONIO MARCOS SE LE ACABÓ LA TRANQUILIDAD los políticos exiliados durante la ley marcial lograban poner al descubierto las atrocidades que se estaban cometiendo en su país al socaire del temor al comunismo impuesto por la Guerra Fría. Las propias Fuerzas Armadas empezaban a flaquear en su apoyo a la dictadura, lo mismo que la Iglesia. En 1981, la inminente visita del papa Juan Pablo II se consideró decisiva para el levantamiento de la ley marcial.

dente George Bush viajó a Manila para asistir a la toma de posesión. Pero ya era tarde. Imelda intentó explicar en la Asamblea General de las Naciones Unidas las aportaciones del gobierno filipino a la lucha contra el comunismo. No tuvo éxito. Varios países ya habían empezado a retirarle el apoyo al régimen y a enfriar las relaciones. La tensión iba en aumento, y la continuidad de la “dictadu-

FILIPINAS

IMELDA y los Marcos llegan a Hawái, 1986. A la

izqda., visita de Juan Pablo II a Filipinas, 1981.

ra conyugal” se estaba volviendo inviable. Marcos e Imelda se resistían a abandonar el palacio de Malacañán, desde donde contemplaban la situación de rebelión generalizada sin creerse que sus días de poder y gloria habían terminado. La intervención norteamericana impidió que el conflicto que se estaba generando pasara a mayores. El 21 de febrero de 1986, tres helicópteros estadounidenses recogieron en palacio a la pareja, sus cuatro hijos y varios colaboradores –junto con voluminosos enseres, que contenían parte de sus riquezas– y pusieron rumbo a Hawái. En teoría, la familia viajaba a Estados Unidos en visita oficial, invitada por el presidente Reagan. La llegada al aeropuerto de Honolulu resultó patética. Nadie importante les esperaba allí. La televisión que retransmitió en directo el aterrizaje mostraba a un Marcos que miraba

a uno y otro lado y abría los brazos en señal de asombro, al comprobar la ausencia de honores militares y parafernalia protocolaria a los que estaba acostumbrado. Testigos de aquellos momentos relataron a los medios que, en el trayecto hasta el salón de autoridades, el duro e inflexible Ferdinand Marcos, responsable de tantas muertes, lloraba. Entretanto, en Manila, Corazón Aquino, verdadera vencedora de las elecciones, era investida presidenta con el respaldo de todos los poderes fácticos.

Sin renuncias La riqueza acaparada por la pareja, calculada en entre diez mil y treinta mil millones de dólares –solo un brillante que lucía Imelda está valorado en siete millones y medio–, fue objeto desde entonces de una cadena interminable de reclamaciones y pleitos que aún no ha terminado. Ferdi-

nand Marcos murió en 1989 de una insuficiencia renal sin que su fortuna fuese devuelta íntegramente al Estado. Hasta ese momento, apenas 658 millones de dólares habían sido transferidos por bancos suizos a la Hacienda filipina. Imelda, sin embargo, no se rindió. Despreciada por muchos, objeto de burlas y mofas para otros, amenazada y abandonada por algunos de los suyos, con más de cien procesos judiciales en marcha, siguió combatiendo. Pretendía recuperar para los restos de su marido los honores de los que le creía acreedor, y esperaba no solo conservar sus tesoros, sino también regresar a su país para seguir participando en la vida pública. Y bien puede decirse que lo obtuvo todo. Recibió una condena de prisión de 18 años que, gracias a recursos, no cumplió, se incorporó de nuevo a la política y fue elegida diputada.

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LA MARIPOSA DE HIERRO La escandalosa codicia de Imelda frente a la pobreza del país POCAS NOTICIAS despertaron tanta curiosidad en los medios norteamericanos como las fotografías del zapatero que Imelda Marcos había dejado en su abandono de Malacañán, el palacio que durante tantos años había sido su paraíso (abajo, la expresidenta contempla en 2001 parte de su colección de zapatos, hoy en un museo en Marikina). IMELDA COMPAGINABA su despotismo en el poder progresivamente concedido por su marido con el verdadero lujo asiático con que rodeó su día a día. Un lujo cuyo mantenimiento tanto le estaba costando a un país condenado a

las crisis económicas, las epidemias y el coste de la guerra en la isla de Luzón contra el independentismo musulmán del Frente Islámico de Liberación Mora. EN EL TRASLADO de la familia a Hawái, en 1986, camino del exilio, los helicópteros transportaban un tesoro. Estaba integrado por 413 de las más valiosas joyas que acumulaba Imelda, 24 lingotes de oro, 27 millones de pesos filipinos en billetes recién impresos y 15 millones de dólares en efectivo, que seguramente los Marcos esperaban poner a buen recaudo aprovechando su supuesto viaje oficial a Estados Unidos.

PROTESTA contra la idea de honrar a Ferdinand

Marcos con un funeral de Estado. Manila, 2016.

CORAZÓN AQUINO DIJO QUE EL DICTADOR NO VOLVERÍA NI VIVO NI MUERTO, E IMELDA RESPONDIÓ AL RETO No solo ella mantuvo la concepción dinástica del usufructo del poder que había adquirido. Su hija Imee, que se había iniciado como líder de las juventudes, ocupó a lo largo de tres legislaturas un escaño parlamentario por Ilocos Norte, la tierra natal de su padre y abuelos, y fue gobernadora de la provincia, donde su hermano, Ferdinand Jr., había sido antes vicegobernador. Actualmente es senadora. Siguiendo la tradición familiar, en su etapa como vicegobernador, el hijo de los dictadores fue acusado de evasión fiscal y condenado a siete años, que tampoco cumplió y que no han sido obstáculo para que fuese candidato a la presidencia del país en las elecciones de 2010 y 2016. Pero, entre tantas batallas legales y políticas, tal vez la más pertinaz con que “la

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Mariposa de Hierro” –como Imelda sería apodada por sus conciudadanos– afrontó su condición de viuda irreductible fue la de encontrar el sepulcro digno que, en su opinión, necesitaban los restos y la memoria de su marido. Su obsesión era responder al reto de su sucesora, Corazón Aquino, que había afirmado que el dictador no regresaría a su país ni vivo ni muerto. Y con un tesón envidiable, Imelda tardó en lograrlo, pero lo consiguió.

Volveremos Inicialmente, el cadáver de Ferdinand Marcos fue embalsamado y conservado en Honolulu, donde se oficiaron los primeros funerales. Desde esos momentos, tanto Imelda como sus hijos, con sólidos apoyos entre la burguesía filipina –que

tanto se había beneficiado del régimen corrupto que habían representado–, no cejaron en su empeño de regresar a su país con todos los derechos ciudadanos y, por supuesto, de llevar los restos del exdictador. Para ello movieron influencias y gastaron millones en sobornos y abogados. La pretensión de los Marcos generó una larga controversia en el país. Imelda quería que los restos de su marido fuesen recibidos con honores de jefe de Estado. Solo cuando Corazón Aquino, cuya oposición se fundamentaba en problemas de seguridad, concluyó la presidencia, su sucesor, Fidel Ramos, accedió a que fuesen repatriados, pero con una serie de condiciones que la familia aceptó. Tendrían que reposar en su lugar de nacimiento, Batac (Ilocos), y ser inhumados sin honores oficiales.

Al final, casi nada de aquello se cumplió tampoco. El 7 de septiembre de 1993, el cadáver de Ferdinand Marcos fue trasladado en un avión fletado a tal efecto desde Honolulu al aeropuerto de Laoag, capital de Ilocos Norte. Miles de personas llegadas de todos los confines de la provincia, y muchas de Manila, esperaban para rendirle el homenaje que las autoridades le negaban. En una habitación de la casa familiar, en Batac, un catafalco de mármol conservaba los restos de la madre de Ferdinand, Josefa Edralin, que había muerto dos años después del derrocamiento del dictador y había dejado instrucciones para ser sepultada junto a su hijo. El traslado del féretro –cubierto con la bandera de Filipinas– desde el aeropuerto fue acompañado por las bandas de música de las localidades y desfiles de organizaciones culturales y miles de espontáneos. Personas que una década atrás se manifestaban contra Marcos, ahora le vitoreaban. El velatorio conjunto de madre e hijo se celebró en la universidad que lleva el nombre de su padre, Mariano Marcos. Las pancartas coincidían en exaltar la buena nueva del “regreso del héroe”. Varios centenares de

personas sufrieron ataques de histeria agravados por el calor, y cuatro de ellos fallecieron como consecuencia. Desde aquellas fechas, el mausoleo que albergaba los restos de la madre y el hijo se convirtió en lugar permanente de peregrinación. Las toneladas de flores, renovadas a diario por nostálgicos de su régimen, que recibían los restos del dictador en el mausoleo de su lugar de origen son incalculables. Pero a Imelda aquello le pareció insuficiente. Continuó luchando con los gobiernos y los tribunales de justicia ante los que ella misma debía responder para que el expresidente fuese reubicado en el cementerio de los Mártires, donde yacían expresidentes, generales míticos y otros próceres de la nación. Fue una batalla larga. Veintiséis años después de la muerte del dictador, gracias a la influencia del actual presidente, Rodrigo Duterte, que no oculta su simpatía por Marcos, el Tribunal Supremo acordó por siete votos contra cinco autorizar el traslado. Contra la exigencia de Imelda, el féretro de su marido no fue recibido con honores militares. La ceremonia se celebró con cierta discreción y sin apenas representación oficial. Duterte se

encontraba de viaje en Latinoamérica, y la vicepresidenta, Leni Robredo, criticó la operación y se negó a asistir. Poco después, Duterte, un presidente déspota y poco respetuoso con la ley, se manifestaba públicamente a favor de que Ferdinand Marcos Jr. fuese su sucesor en 2022. Ni la libertad alcanzada, ni la estabilidad democrática obtenida, ni el progreso económico ni el respeto internacional recuperado han impedido que una parte del pueblo filipino olvide la crueldad de unos dictadores que se enriquecieron hasta límites insospechados, dejando atrás únicamente sangre, odio y corrupción.

PARA SABER MÁS BIOGRAFÍA

Katherine. Imelda. Steel Butterfly of the Philippines. Nueva York: McGrawHill, 2012 (1.ª ed. 1988). En inglés. ELLISON,

ENSAYO

Beth Day. Inside the Palace. The Rise and Fall of Ferdinand and Imelda. Nueva York: Putnam, 1987. En inglés. SEAGRAVE, Sterling. The Marcos Dynasty. Nueva York: Harper & Row, 1988. En inglés. ROMULO,

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MANGA

LOS ABUELOS DEL MANGA © Satoru Noda / Shueisha.

Hasta el 26 de agosto, el British Museum explora las raíces del manga y el anime y muestra de qué forma los artistas actuales echan mano de la tradición japonesa. ANA ECHEVERRÍA, PERIODISTA

© The Trustees of the British Museum.

U

n makiri es un cuchillo multiusos propio de la cultura ainu, una etnia al norte de Japón cuya lengua y costumbres están en riesgo de extinción. Las mujeres ainu, que lo usaban para cocinar o recolectar, solían llevarlo al cinto. En 2015, el artesano Toru Kaizawa, último de una renombrada saga de expertos en talla de madera al estilo ainu, recibió la visita de un joven llamado Satoru Noda, que le encargó uno de estos cuchillos tradicionales. Un año más tarde, el artesano reconoció cada detalle del mango que él mismo había tallado en la cintura de la indígena Asirpa (a la derecha), un personaje femenino del multipremiado manga Golden Kamuy. Noda se había documentado a conciencia para dibujar una historia ambientada en la posguerra ruso-japonesa. No es insólito que un cómic japonés se inspire en la historia o la tradición. Lo raro es hallar un mangaka (dibujante) que no beba de ella. El origen de este género gráfico se remonta al siglo xii, cuando el monje budista Toba Sojo dibujó los populares

GOLDEN KAMUY, manga de Satoru Noda, 2014. A LA IZQDA., detalle de Kohada Koheiji, de la serie de grabados “Cien historias de fantasmas”, de Katsushika Hokusai, 1833 (adquisición financiada por Theresia Gerda Buch).

© Moto Hagio / Shogakuka Inc.

© Konami Kanata / Kodansha Ltd.

ARTE

Choju giga, cuatro rollos en los que una serie de monos, ranas y conejos antropomorfos se entregan a toda clase de absurdas diversiones. Aún más antigua es la costumbre de los e-toki, una práctica religiosa que consistía en narrar la vida de Buda o del

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príncipe Shotoku, legendario introductor del budismo en Japón, señalando con un puntero distintos dibujos explicativos, para captar la atención del público. A principios del siglo xviii, el éxito de los ukiyo-e, o “pinturas del mundo flotante”,

ARRIBA, telón para el teatro kabuki

Shintomiza, de Kawanabe Kyosai, 1880. ARRIBA A LA IZQDA., Dulce hogar de Chi (2004-2015), de Konami Kanata. ARRIBA A LA DCHA., dibujo de El clan Poe, 1972-76, de Moto Hagio.

© Yukinobu Hoshino / Shogakukan Inc.

MANGA

© Tsubouchi Memorial Theatre Museum, Waseda University.

LOS JAPONESES NO SOLO FUERON PIONEROS EN EL CÓMIC, SINO TAMBIÉN EN ASUNTOS DE MERCHANDISING xilografías de temática diversa (eróticas, paisajísticas, costumbristas o folclóricas) que se hicieron muy populares entre las clases medias, dio pie al nacimiento de un nuevo género, entre gráfico y literario: los kusazoshi, libritos infantiles ilustrados de no más de una veintena de páginas. Sus historias, muy sencillas, recogían cuentos y leyendas o argumentos del teatro kabuki. Con frecuencia representaban personajes del inframundo: monstruos, fantasmas, demonios y espíritus de la naturaleza, unas veces amistosos e inofensivos, otras, aterradores. Estos libros no tardaron en evolucionar, ganar extensión y popularizarse entre el público adulto. Entre 1775 y 1806, se publicaron unos tres mil títulos de kibyoshi (literalmente, libros amarillos), historietas que oscilaban entre el cotilleo de sociedad y la sátira política. Los japoneses no solo fueron pioneros en el cómic, sino también en asuntos de merchandising. Los personajes más populares no tardaron en decorar tejidos, toallas de manos, letreros comerciales o netsuke, una especie de grandes botones que servían para atar bolsas al

cinturón de un kimono o de una yukata. La palabra manga se usó por primera vez para referirse a historietas humorísticas. El maestro Katsushika Hokusai fue quien popularizó el término durante el período Edo, aunque su obra Hokusai Manga no es, en realidad, un cómic, sino más bien un conjunto de bocetos. Pero también se le atribuye la autoría de una versión gráfica de las aventuras de Momotaro, un niño sobrenatural nacido de un melocotón gigante, que vence a una banda de demonios con la ayuda de tres animales parlantes: un perro, un mono y un faisán.

Vientos del este y del oeste La forzada apertura de Japón al mundo en el siglo xix inauguró una era dorada para el cómic nipón. Mientras la moda del japonismo rompía los esquemas de los artistas occidentales, la perspectiva clásica llegaba al arte oriental para quedarse. A lo largo del siglo xix florecen las publicaciones híbridas, algunas incluso en colaboración con extranjeros, como el dibujante británico Charles Wirgman o el francés Georges Bigot, ambos perfectamente adaptados a la cultura del país del sol naciente. A principios del siglo xx, la influencia del cine acabará con las composiciones frontales, heredadas del teatro kabuki, dando como resultado encuadres más variados y viñetas más dinámicas. Tras la Segunda Guerra Mundial nace la industria del anime. Aunque influida por Disney en sus inicios, no tardará en desa-

LA AVENTURA del profesor Munakata en el Museo

Británico, de Yukinobu Hoshino, 2011.

rrollar un estilo propio gracias a la fuerte personalidad del cómic manga y el auge de los estudios de animación Toei. El folclore japonés, con sus espíritus y demonios, ha seguido alimentando los mangas del siglo xx y xxi. Títulos como InuYasha, Bleach (Burichi) o Death Note (Desu Noto) se inspiran directamente en el panteón sintoísta. Sin embargo, otros muchos géneros han ido surgiendo. Merecen mención aparte el manga deportivo (como Capitán Tsubasa; en España, Campeones), el erótico hentai, heredero de los shunga de la época Edo, o los románticos shojo, dirigidos a un público femenino, como la exitosa Sailor Moon. Incluso han aparecido autores europeos que dibujan de derecha a izquierda. No cabe duda: el manga ya es cultura universal.

PARA SABER MÁS CATÁLOGO

Nicole y MATSUBA, Ryoko. Manga. Londres: Thames & Hudson / The Trustees of the British Museum, 2019. En inglés. COOLIDGE ROUSMANIERE,

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AGENDA

EXPOSICIONES DEL MES ANA ECHEVERRÍA, PERIODISTA

ROBERT MAPPLETHORPE. NATURALEZAS MUERTAS

Tel.: 91 454 87 00 Fechas: hasta el 1 de septiembre

Galería Elvira González. Hermanos Álvarez Quintero, 1. Madrid Tel.: 91 319 59 00 Fechas: hasta el 13 de julio

Pocos meses después de morir de sida, una exposición itinerante de tintes homoeróticos y sadomasoquistas del fotógrafo neoyorquino Robert Mapplethorpe (194689) escandalizó a la Norteamérica conservadora. Provocadores o no, sus desnudos en blanco y negro hacían gala de un exquisito sentido de la luz y de la composición, que también puede apreciarse en sus nada controvertidas naturalezas muertas. La extraordinaria sensibilidad de Mapplethorpe era capaz de acentuar la sensualidad de un lirio, revelar la belleza de una col o dignificar un tomate dotándolo de tintes épicos. Últimos días para disfrutar en Madrid de esta muestra, que celebra al artista en el treinta aniversario de su deceso.

ARRIBA, naturaleza muerta de Robert Mapplethorpe. © The Robert Mapplethorpe Foundation. Por cortesía de Galería Elvira González. ABAJO, Real Academia de España en Roma, en “La Radice...”. Foto: © Giorgio Benni.

100 AÑOS DE METRO Nave de Motores de Pacífico. Valderribas, 49. Madrid Tel.: 91 392 06 93 Fechas: hasta el 15 de julio

LA RADICE DEL DOMANI Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Alcalá, 13. Madrid Tel.: 91 524 08 64 Fechas: hasta el 14 de julio

Ganar una beca para estudiar en Italia era el sueño de todo joven artista decimonónico. La Real Academia de España en Roma lleva 145 años acogiendo becarios en su sede de San Pietro in Montorio. A las

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La neutralidad de España en la Gran Guerra dio pie a una intensa labor humanitaria. En 1914, Alfonso XIII intercedió por una lavandera francesa que ansiaba tener noticias de su esposo, desaparecido en combate. El éxito de la gestión provocó una lluvia de misivas de toda Europa, que llevaron al monarca a crear una Oficina de la Guerra Europea, consagrada a mediar en el conflicto y velar por el bienestar de los prisioneros. Se atendieron más de doscientas mil peticiones y se lograron 64 indultos. El actor Maurice Chevalier, el bailarín Vaslav Nijinski y el pianista Arthur Rubinstein se cuentan entre los beneficiados. El rey llegó a ser candidato al Nobel de la Paz.

disciplinas clásicas (pintura, escultura, arquitectura, música y grabado) se han ido sumando otras: historia del arte, restauración, arqueología, museología, literatura, cine, fotografía, artes escénicas, plástica contemporánea, cómic, diseño gráfico, videocreación, comisariado, gas-

tronomía, moda, diseño industrial y nuevas tecnologías. La muestra recoge los frutos artísticos de los veintitrés jóvenes talentos becados en la edición 2017-2018.

CARTAS AL REY Palacio Real. Bailén, s/n. Madrid

En octubre se cumplirá un siglo de la inauguración de la primera línea de la Compañía Metropolitano Alfonso XIII, hoy denominada Metro de Madrid S. A. Su regio nombre inicial no obedecía a un deseo gratuito de adular a Alfonso XIII: el rey invirtió de su bolsillo un millón de pesetas para animar a otros inversores, reacios a financiar una infraestructura que consideraban excesivamente novedosa, pese a que París tenía metro desde 1900 y Londres, desde 1863. La Nave de

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AZULMANÍA, O CÓMO PINTAR EL ESPÍRITU “EL ARTE ES EL AZUL”, escribió Victor Hugo. Baudelaire identifica este color con la belleza. Mallarmé, que lo asocia a la inspiración, le dedica una poética letanía: “Me obsesiono. ¡El Azur! ¡El Azur! ¡El Azur! ¡El Azur!”. Para Novalis, la flor azul es el infinito; para Maeterlinck, un pájaro azul representa la felicidad. En 1888, el nicaragüense Rubén Darío publica su obra cumbre y la titula, cómo no, Azul. ¿A QUÉ VIENE esta fijación de románticos y modernistas por “el color del ensueño, el color del arte, un color helénico y homérico, color oceánico y del firmamento”, como lo llama Darío? Hay una explicación técnica. En el siglo XIX aparecen los pigmentos industriales y una nueva gama de azules enriquece la paleta de los artistas. Al índigo, el cobalto o el carísimo lapislázuli se les suman el azul Prusia, el azul Francia y el cerúleo. Japón exporta sus aizuri-e, estampas con predominio de este tono, que tiñe también de melancolía los cuadros de Courbet, Nonell, Rusiñol, Anglada Camarasa, Nolde o Picasso, entre otros.

ONOE KIKUJIRO II / Shigeyasu tsuma Sayuri, Utagawa Kunisada, 1852-53.

TEMPLO A LAS NINFAS, Joaquín Torres-García, c. 1901-1911.

Colección ”la Caixa”. Anglada Camarasa. Foto: © David Bonet.

Procedencia: Museu Nacional d’Art de Catalunya.

AZUL. EL COLOR DEL MODERNISMO CAIXAFORUM SEVILLA CENTRO COMERCIAL TORRE SEVILLA LÓPEZ PINTADO, S/N. SEVILLA TEL.: 900 223 040 FECHAS: HASTA EL 25 DE AGOSTO

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AGENDA Motores de Pacífico, que suministraba electricidad a los trenes en la década de los años veinte, acoge un completo recorrido por la historia del primer tren suburbano de España y algunos avances sobre su futuro.

DARÍO VILLALBA. POP SOUL Sala Alcalá 31. Alcalá, 31. Madrid Tel.: 91 720 82 51 Fechas: hasta el 28 de julio

A Darío Villalba (San Sebastián, 1939-Madrid, 2018), el nacimiento del Pop Art le pilló estudiando en Harvard. De este movimiento adoptó la apropiación de fotografías, periodísticas o publicitarias, a las que daba un nuevo sentido mediante la pintura. Sin embargo, su obra está muy lejos de la ironía y del culto a la superficialidad que caracterizan el Pop americano. Lo suyo, según Andy Warhol, era “pop del alma”. Imposible no conmoverse ante su serie más famosa, “Los encapsulados”, solitarias figuras humanas atrapadas en urnas de cristal. El ser humano, escribió, tiene “dos pieles: una la de siempre, otra su invento, su industria, su propio tejer”.

MATISSE EN BLANCO, AMARILLO Y NEGRO

PASIÓN POR EL EGIPTO FARAÓNICO

MARIE-JOSÉ con vestido amarillo (arriba) es prácticamente la única estampa a color que firmó el francés Henri Matisse (1869-1954). Las otras excepciones son una aguatinta de 1935 y un puñado de ilustraciones para libros. El rey fauve del color, el hombre del pincel deslumbrante, es autor de

Museu Egipci de Barcelona. València, 284. Barcelona Tel.: 93 488 01 88 Fechas: hasta finales de agosto

829 grabados, una aplastante mayoría de los cuales se imprimieron en blanco y negro. No se trata de una producción anecdótica, sino del resultado concienzudo de más de medio siglo de trabajo. Matisse dibujó estampas a lo largo de toda su carrera y experimentó con toda clase de técnicas: punta seca, xilografía, litografía, agua-

fuerte, linograbado, aguatinta al azúcar... Los grabados, que contribuyeron a popularizar su obra, nos muestran su versatilidad y su dominio del sombreado y de la línea. MARIE-JOSÉ con vestido amarillo (III), 1950. © Succession. H. Matisse, VEGAP, 2019.

MATISSE GRABADOR. OBRAS DE THE PIERRE AND TANA MATISSE FOUNDATION. FUNDACIÓN CANAL. MATEO INURRIA, 2. MADRID. TEL.: 91 545 15 01

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La arqueología nos permite averiguar detalles sobre la vida de personas que murieron hace miles de años a partir de los objetos que les pertenecieron. Pero la historia de estos enseres no concluye al desenterrarlos. Antes de engrosar los fondos del coleccionista Jordi Clos,

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ARRIBA, espacio de la

exposición “Darío Villalba. Pop Soul”.

Foto: Guillermo Gumiel.

A LA IZQDA., diario de

navegación del paquebote El Pizarro. 1 de septiembre de 1771. En la muestra “La carta en el camino”. ABAJO, Marina (Seestück),

Gerhard Richter, 1968. Óleo sobre lienzo, colección particular.

© Gerhard Richter, Bilbao, 2019.

muchas piezas del Museu Egipci pasaron por manos célebres. Entre otras, una estatuilla de la diosa Selquet que perteneció a lord Carnarvon, un escarabajo alado del barón Von Bittenfeld, ocultista nazi, o un pectoral que fue propiedad de Natacha Rambova, esposa de Rodolfo Valentino,

y que lució Terenci Moix para promocionar su novela El arpista ciego. 105 objetos que narran su segunda historia.

LA CARTA EN EL CAMINO Archivo General de Indias. Av. de la Constitución, s/n. Sevilla Tel.: 95 450 05 28 Fechas: hasta el 21 de julio

La comunicación con ultramar podría considerarse el talón de Aquiles de la España imperial. No era fácil gestionar un imperio colosal desde la otra orilla del océano. A la lentitud con la que llegaban las indicaciones de la metrópoli cabe sumar otros inconvenientes, como el riesgo de naufragio o el nepotismo: una familia, los Galíndez de Carvajal, acaparó el título de Correo Mayor de Indias durante más de dos siglos. En 1764, Carlos III puso orden en una red caótica, dominada por navíos mercantes. Pese a estos obstáculos, miles de misivas cruzaron el Atlántico, entre ellas, las 150 que se exhiben en esta muestra. Destaca una carta de Cristóbal Colón a su hijo Diego.

QUÉ HAY EN TV... Las grandes convulsiones de nuestro pasado siempre nos dejan con ganas de saber más.

Matar a una reina Lunes 29, a las 22.00 h A partir de documentos inéditos conoceremos el descenso a los infiernos de María Antonieta, esposa de Luis XVI y última reina de Francia. ¿En qué consistieron las maniobras políticas que la condujeron a la guillotina? Ante unas circunstancias adversas en extremo, la soberana demostró poseer un extraordinario coraje. Se convirtió así en un mito que llega hasta nuestros días. El documental aborda también cómo esta mujer fascinante llegó a ser una de las más admiradas de la historia.

GERHARD RICHTER. MARINAS Museo Guggenheim-Bilbao. Abandoibarra, 2. Bilbao Tel.: 94 435 90 80 Fechas: hasta el 9 de septiembre

Las marinas de Gerhard Richter (Dresde, 1932) bien podrían llamarse “celestes”. El firmamento suele ocupar en ellas más de la mitad de la composición, como en las obras del también alemán Caspar David Friedrich, pintor romántico admirado por Richter. Algunas son abstractas, otras hacen gala de un hiperrealismo fotográfico no exento de idealización. El artista, que a menudo usa fotografías como referencia, no duda en unir mares con cielos que en la realidad corresponden a momentos distintos, con el fin de crear el paisaje perfecto. Su pincelada invisible, aplicada en finas capas de pintura, crea una ilusión de infinita y luminosa serenidad.

El oro perdido de la II Guerra Mundial Domigo 28, a las 22.00 h Los especialistas aseguran que el tesoro de Yamashita, un cargamento descomunal de oro y de rubíes, no existe. Sin embargo, un grupo de investigadores ha iniciado la búsqueda de este tesoro, supuestamente abandonado en una cueva por los soldados japoneses mientras emprendían la retirada. ¿Conseguirán resolver este misterio? Sea cual sea el resultado, su búsqueda de la mano de la tecnología punta promete desvelarnos facetas ocultas de la Segunda Guerra Mundial.

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LIBROS Alexander von Humboldt. El anhelo... MAREN MEINHARDT TRAD. DE JULIA GÓMEZ MADRID: TURNER, 2019 317 PP. 20,90

En sus desplazamientos americanos estuvo atento a la flora y la fauna, pero no perdió de vista la geografía humana del momento. A diferencia de los autores anglosajones y franceses, contempla el mundo virreinal con empatía, sin sentimiento de superioridad. Ante los indígenas, valora sus costumbres con amplitud de miras, incluso en un caso extremo en que se encuentra con un caníbal. Llega entonces a una conclusión: reprender su comportamiento sería tan absurdo como si un brahmán hindú, de viaje por Europa, reprochara a sus gentes que comen carne.

Ciencias y letras

ALEXANDER VON HUMBOLDT, retrato de Friedrich Georg Weitsch, 1806. Alte Nationalgalerie, Berlín.

BIOGRAFÍA

EL SABIO ERRANTE Humboldt y el segundo descubrimiento de América

E

l término Wanderlust, de origen alemán, hace referencia a la obsesión por viajar. Sin duda, Humboldt (1769-1859) poseía este rasgo en grado superlativo. Desde joven tuvo claro que el trabajo de despacho no era para él. Soñaba con dedicarse a tiempo completo a la ciencia, y quería hacerlo en lugares remotos. Alexander von Humboldt. El anhelo por lo desconocido, biografía escrita por la periodista Maren Meinhardt, nos permite

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seguir sus pasos por sus diversas expediciones, sobre todo por la América española, a la que llegó en 1799. Humboldt era un heredero de la Ilustración, pero también un precursor del Romanticismo. Creía en la intuición, no solo en la fría lógica, y más de una vez actuó por impulsos emocionales. Buscaba el conocimiento, pero también disfrutar de la espectacularidad de la naturaleza y elevar su espíritu hacia pensamientos sublimes.

Un gran acierto de Meinhard es poner en relación a su protagonista con la cultura de la época. Descubrimos así a un hombre muy influenciado por la filosofía de JeanJacques Rousseau y por novelas como Pablo y Virginia, de Bernardin de Saint-Pierre. Confrontar sus teorías con la realidad le provocó una fuerte decepción: no puedo encontrar al “buen salvaje”, esa figura idealizada por la imaginación occidental. Tenemos al individuo público; también a la persona privada. Nunca se casó. ¿Era homosexual? Hablaba con pasión de otros hombres por los que sentía un profundo afecto, con expresiones como “ardo en deseos de volver a abrazarte” o “cada día que pasa aumenta este amor y este afecto cuya expresión te suele resultar a ti tan irritante”. Pero eso no demuestra nada: era la forma en la que se expresaba entonces una amistad íntima. No obstante, como bien señala la autora, si de verdad era gay, por fuerza tuvo que expresar sus sentimientos de esa manera, ya que en esos momentos no había otra. Meinhardt, a través de una utilización amplia de sus textos, nos permite entrever hasta dónde es posible el complejo mundo interior de su protagonista, más allá de las visiones hagiográficas que tanto se han repetido. Francisco Martínez Hoyos

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La destrucción de la memoria ROBERT BEVAN TRAD. DE DAVID GUINART PALOMARES VALENCIA: LA CAJA BOOKS, 2019. 390 PP. 24,90

ENSAYO

Genocidios culturales LA DESTRUCCIÓN DELIBERADA DEL PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO HA SIDO UTILIZADA EN LAS GUERRAS PARA BORRAR LA MEMORIA CULTURAL DE UN PUEBLO Los budas de Bamiyán, las Torres Gemelas, el puente de Mostar (arriba), Dresde, Varsovia... La destrucción de la memoria se puede leer como un desolador libro de viajes sobre ciudades y edificios que fueron destruidos durante los conflictos bélicos. El consultor en patrimonio Robert Bevan realiza un recorrido por los iconos arquitectónicos que a lo largo de la historia han sido atacados por su significación cultural, religiosa o simbólica. No se trata de “daños colaterales”, sino de destrucciones intencionadas del patrimonio arquitectónico de un pueblo con el fin de aterrorizarlo, dominarlo o borrar su memoria cultural. El autor habla de “limpieza étnica o genocidio

por otros medios”, y de “reescritura de la historia” por parte del vencedor. Tras citar a Branko Grujic, el exalcalde de Zvornik que, tras la destrucción de las mezquitas de la ciudad bosnia y la expulsión de su población musulmana, declaró que “nunca ha habido mezquitas en Zvornik”, Bevan comienza su viaje. Y lo hace en un enclave paradigmático: el puente de Mostar. La construcción levantada por los otomanos en el siglo xvi no tenía ningún valor militar, pero sí simbólico. Era el icono de la ciudad más cosmopolita de BosniaHerzegovina. Su demolición por parte del ejército croata fue un ataque contra el concepto de convivencia multiétnica que

representaba. A partir de este ejemplo, el autor repasa la historia de las guerras en las que se ha utilizado la destrucción del patrimonio con fines políticos. La aniquilación de la cultura material armenia por los turcos (1915), la quema de sinagogas durante la Noche de los Cristales Rotos (1938), los “urbicidios” de Varsovia, Hamburgo o Dresde en la Segunda Guerra Mundial, la limpieza del pasado “imperialista” llevada a cabo por las revoluciones comunistas, el ataque a edificios emblemáticos por el terrorismo yihadista... El libro, profusamente ilustrado y editado con esmero por La Caja Books, termina con dos capítulos dedicados a la reconstrucción y protección del patrimonio arquitectónico. El autor se hace eco de un debate abierto entre los especialistas: ¿se deben reconstruir los edificios y las ciudades destruidos con réplicas exactas del pasado, como se ha hecho en Varsovia o Dresde, o es preferible preservar parte de las ruinas como testimonio de la barbarie y construir algo completamente nuevo? Carlos Joric

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LIBROS ENSAYO

LA GUERRA CLANDESTINA ¿Cómo actuó la Quinta Columna franquista?

E

n octubre de 1936, el general Emilio Mola declaró en una entrevista con medios internacionales que había cuatro columnas militares avanzando hacia Madrid y una quinta que ya se encontraba en la capital. Esa “quinta columna” estaba formada, según el militar golpista, por partidarios del bando sublevado que permanecían “emboscados” en Madrid, conspirando contra el gobierno de la República. Las manifestaciones de Mola tuvieron una gran repercusión. Por una parte, generaron un estado de alarma dentro de las filas republicanas que se tradujo en una persecución contra los supuestos quintacolumnistas durante toda la contienda. Por otra, la expresión “quin-

ta columna” se popularizó de forma inesperada fuera de España. Fue utilizada frecuentemente durante la Segunda Guerra Mundial y terminó incorporada al vocabulario bélico de todo el mundo.

¿Realidad o farol? ¿Existió realmente esa Quinta Columna en España? ¿O fue un farol que se marcó Mola y luego fue utilizado como excusa por la República para perseguir a sus enemigos internos? Con esta pregunta comienzan su libro el periodista Laguna Reyes y el capitán de la Guardia Civil Vargas Márquez. No tardan en contestarla: sí, el fenómeno quintacolumnista existió durante la Guerra Civil, aunque no en una

fecha tan temprana, y no solo en la capital. Los miembros de la Quinta Columna, la mayoría vinculados a Falange, empezaron a organizarse de manera eficiente en Madrid y Barcelona, principalmente, a partir de 1937. En paralelo, el verano de ese mismo año, se creó el Servicio de Información Militar, la organización encargada de combatir sus actividades. A través de la narración de diecisiete casos documentados de miembros de la Quinta Columna, donde había militares (el aviador Gustavo Villapalos), empresarios (José Banús, el creador del famoso puerto marbellí), arquitectos (Manuel ManzanoMonís, autor de la reconstrucción de Hondarribia), toreros (Antonio Guardiola), periodistas (Andrés Révész, del ABC) o jóvenes falangistas (María Paz Martínez Unciti, una de las primeras mártires del franquismo), los autores arrojan luz sobre este fenómeno y reconstruyen la memoria de esa otra guerra civil que se libró en el corazón de la II República. Carlos Joric

FACHADA en la Puerta del Sol con un cartel

relativo a la Quinta Columna. Madrid, 1936.

La Quinta Columna ALBERTO LAGUNA REYES Y ANTONIO VARGAS MÁRQUEZ MADRID: LA ESFERA DE LOS LIBROS, 2019. 485 PP. 23,90

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07 / 2019 TAMBIÉN EN LIBRERÍAS Veinte mil leguas de viaje submarino JULES VERNE MADRID: CÁTEDRA, 2019 726 PP. 22 €. GÉNERO: CLÁSICO

SILVESTRE II otorga a Esteban I la corona de Hungría en el año 1000. P. J. Verhaghen, s. XVIII.

Los hijos de Enoc. El Libro de Thoth MARTA ABELLÓ BARCELONA: BOOKET, 2019 784 PP. 12,95

Con motivo del 150 aniversario de su publicación, Cátedra lanza una magnífica edición crítica de una de las obras más representativas de Verne, el gran maestro de la novela de anticipación científica. Sus fans encontrarán multitud de detalles que harán sus delicias, y los neofitos descubrirán al enigmático capitán Nemo, un hombre brillante con un pasado oscuro, y su legendario submarino, el Nautilus.

Nancy Wake PETER FITZSIMONS

NOVELA

El fin de los tiempos UNA TREPIDANTE CARRERA CONTRA EL APOCALIPSIS El papa Ratzinger, Benedicto XVI, no fue el primer erudito al frente de la Iglesia. En la Edad Media, Gerberto de Aurillac, más tarde conocido como Silvestre II, fue un hombre muy bien formado en matemáticas y astronomía, en contacto con los últimos adelantos de la ciencia árabe. Ahora lo encontramos convertido en uno de los protagonistas de Los hijos de Enoc, la fascinante y épica novela de Marta Abelló. El cartero siempre llama dos veces... Y los escritores, muchas más, porque cuando un tema les fascina siempre vuelven a él. La autora barcelonesa ya nos llevó al mundo medieval en Como un dios (2012). Ahora, una trama apasionante nos conduce a territorios exóticos en una gran aventura. Personajes de distintos orígenes y creencias se unen en lo que parecería a cualquiera una misión imposible. Venganza, traición, lealtad, amor... Las grandes pasiones se materializan en vísperas del año 1000. Corre el rumor al inicio de la novela de que se acerca el fin de los tiempos. Este es un tema, el de los terrores del cambio del milenio, que ha hecho correr ríos de tinta entre historiadores y li-

teratos. El episodio simbolizaría el oscurantismo de una Edad Media dominada por el fanatismo religioso. En realidad, las primeras descripciones de una sociedad asustada ante un fin inminente no llegarían hasta el siglo xv, de la mano de los humanistas del Renacimiento. En el relato de Abelló, para evitar la catástrofe apocalíptica que se cierne sobre el planeta, Aurillac, un astrónomo persa y una curandera húngara tendrán que unir sus esfuerzos. Comenzará así un viaje iniciatico desde la Europa central hasta Persia en busca del Libro de Thoth, una obra en la que se desvelan los secretos de la vida. Sin la sabiduría que encierran sus páginas, la humanidad puede tener la certeza de que no le espera ningún futuro. La narradora ha documentado bien su relato, al recrear el ambiente en territorios diversos y exóticos. Al mismo tiempo, evita la avalancha de datos que pudieran abrumar al lector. El pasado y la fantasía se mezclan con mano maestra en esta epopeya sobre un mundo que, por su incertidumbre, nos recuerda vivamente al nuestro. Noah Fernández

MADRID: ANTONIO MACHADO, 2019. 365 PP. 19,90 € GÉNERO: BIOGRAFÍA

Cuando llevaba una vida bohemia en París, a principios de los años treinta, Nancy Wake no imaginaba que sería la persona más buscada por la Gestapo en la Segunda Guerra Mundial. Los alemanes no lograron identificarla, pero la llamaron “Ratón Blanco” por su talento para eludir a sus perseguidores. Gracias a esta habilidad, Wake sirvió de correó a la Resistencia y organizó una red de fuga de prisioneros aliados. Más tarde colaboró con el maquis. Ningún objetivo, por difícil que fuera, le parecía inviable.

La divina comedia de Oscar Wilde JAVIER DE ISUSI BILBAO: ASTIBERRI EDICIONES, 2019. 376 PP. 29 € GÉNERO: NOVELA GRÁFICA

El británico Oscar Wilde dijo que en su obra había puesto solo su talento. Había reservado su genio para emplearlo en su vida, que le parecía una obra de arte con momentos comparables a los de la Divina comedia de Dante. En esta novela gráfica, Javier de Isusi recrea los tres últimos años del escritor, tras una estancia en prisión acusado de sodomía. A destacar un trabajo de documentación con numerosas referencias a sus textos.

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CINE ANIMACIÓN

Ser mujer en el Kabul talibán Los irlandeses Tomm Moore y Nora Twomey han creado algunos de los más singulares y galardonados largometrajes de animación de los últimos años. Con El secreto del libro de Kells (2009) y La canción del mar (2014) demostraron que podían desafiar las estéticas dominantes en la industria de la animación (japonesa y estadounidense) sin renunciar a un objetivo comercial (sus filmes se estrenan en todo el mundo). El pan de la guerra, dirigida por Twomey y producida por Moore, sigue la estela visual de sus anteriores trabajos: una esmerada animación de corte tradicional, bidimensional, que ilustra un relato de opresión femenina ambientado en Kabul durante el dominio de los talibanes. C. J.

El pan de la guerra DIR.: NORA TWOMEY. INTS.: SAARA CHAUDRY, SOMA CHHAYA, NOORIN GULAMGAUS

OTROS ESTRENOS Ayla: la hija de la guerra DIR.: CAN ULKAY. INTS.: ÇETIN TEKINDOR, ISMAIL HACIOGLU, KYUNG-JIN LEE. GÉNERO: DRAMA

Turquía fue uno de los países que participó en la guerra de Corea (1950-53) bajo el mando de Estados Unidos. Este drama bélico con mensaje humanista narra la vida de Suleyman Dilbirligi, un sargento de la brigada turca que protagonizó una emotiva historia de heroísmo: salvó de la muerte a una niña coreana huérfana y la cuidó durante toda la contienda.

Entendiendo a Ingmar Bergman THRILLER

Alfred Hitchcock en Bruselas

Instinto maternal tiene todos los ingredientes de una película de Hitchcock: una historia de intriga psicológica ambientada en los años sesenta, protagonizada por una elegante actriz rubia, con una banda sonora deudora de las composiciones de Bernard Herrmann y rodada con un estilo visual (fotografía y movimientos de cámara) que recuerda al del mago del suspense. La única diferencia es que la acción se sitúa en un barrio residencial de Bruselas. Olivier Masset-Depasse, conocido por el telefilme sobre el conflicto vasco Santuario (2015), ha hecho un ejercicio de nostalgia retro a lo Mad Men aderezado con un contemporáneo discurso feminista. C. J.

Instinto maternal DIR.: OLIVIER MASSET-DEPASSE. INTS.: VEERLE BAETENS, ANNE COESENS, MEHDI NEBBOU

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DIR.: MARGARETHE VON TROTTA. INTS.: LIV ULLMANN, OLIVIER ASSAYAS, RUBEN ÖSTLUND. GÉNERO: DOCUMENTAL

Quizá la mejor manera de entender a un cineasta como Ingmar Bergman sea a través de la mirada de otros cineastas. La veterana Margarethe von Trotta (Hannah Arendt, Rosa Luxemburgo) analiza la vida y la carrera del director sueco entrevistando a sus colaboradores más cercanos y a directores contemporáneos admiradores de su obra.

El pionero DIR.: ENRIC BACH. INT.: JESÚS GIL Y GIL. GÉNERO: DOCUMENTAL

Enric Bach, antiguo redactor jefe del programa Salvados, dirige este documental que repasa la vida de Jesús Gil. La serie, de cuatro episodios, se centra en los años noventa, cuando Gil irrumpió con la fuerza de su caballo Imperioso en el panorama deportivo y político español.

Apolo 11 DIR.: TODD DOUGLAS MILLER. INTS.: NEIL ARMSTRONG, BUZZ ALDRIN, MICHAEL COLLINS

DOCUMENTAL

El viaje a la Luna visto como nunca Se cumplen 50 años de la llegada del Apollo 11 a la Luna. Para celebrarlo, CNN Films, la división cinematográfica del canal de televisión, ha producido un documental elaborado a par-

tir de once mil horas de grabaciones inéditas que habían permanecido almacenadas en los archivos de la NASA. El resultado es fabuloso. Por medio de una excelente labor de montaje, que combina

las imágenes rodadas en el Apollo 11 con las de las oficinas de la NASA y las de los curiosos que fueron a ver el despegue en cabo Cañaveral, el director Todd Douglas Miller narra la misión espacial únicamente utilizando ese material de archivo, sin necesidad de recurrir a las explicaciones con voz en off o las entrevistas. C. J.

DOCUMENTAL

Auge y caída de un mito

Diego Maradona DIR.: ASIF KAPADIA. INT.: DIEGO ARMANDO MARADONA

Tras sus premiados documentales biográficos Senna (2010) y Amy (2015), Asif Kapadia vuelve con otro retrato de un mito del deporte. Diego Maradona repasa la carrera del futbolista centrándose en la segunda mitad de los ochenta, cuando jugó en Nápoles. Allí se convirtió en un ídolo de masas, en el mejor jugador del mundo, pero también en un adicto a la cocaína y en amigo del clan Giuliano, una poderosa familia de la Camorra napolitana. Retransmisiones deportivas, noticiarios, vídeos caseros, entrevistas y más de quinientas horas de imágenes inéditas, grabadas por su representante entre 1981 y 1987, componen este documental sobre el controvertido astro argentino. C. J.

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Apollo 11, Buzz Aldrin, 1969. Cortesía de Neon / CNN Films.

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FOTO CON HISTORIA

LA FICHA FECHA 1915. IMAGEN Un elefante belga requisado por los alemanes ara los campos.

GUERRA ANIMAL S

i pensamos en elefantes y guerra, lo primero que vendrá a nuestra imaginación son las tropas de Aníbal mientras aplastan a los romanos. Pero, más allá de las contiendas cartaginesas, estos paquidermos han participado en numerosos conflictos. Algunos, muy recientes. Entre 1914 y 1918, durante la Gran Guerra, los dos bandos se vieron enfrentados al mismo problema: ¿cómo hacer frente a la crítica escasez de caballos? Ante la necesidad imperiosa de animales de carga, hubo que acudir a medidas de emergencia y buscar alternativas sin importar lo exóticas que fueran. La imagen de este mes muestra a un elefan-

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te arando los campos tras ser requisado por los alemanes en un zoo de Bélgica, país que habían ocupado al iniciarse las hostilidades. El ejército del káiser Guillermo hizo lo mismo con dos ejemplares más, estos del zoo Hagenbeck de Hamburgo, que trasladó al frente occidental para transportar toneladas de armas, municiones y otros tipos de material. Mientras tanto, en Gran Bretaña, se dieron casos más o menos similares. Los elefantes del circo de Sangar, por ejemplo, dejaron de entretener al gran público para ocuparse de tareas agrícolas en Surrey. Naturalmente, no fueron los únicos animales involucrados en el esfuerzo bélico.

Cualquier ayuda era bienvenida, y los “soldados de cuatro patas” fueron movilizados por millones. Los perros, por ejemplo, sirvieron como centinelas, exploradores, mensajeros... Uno de ellos, Stubby, mascota de un regimiento estadounidense, era capaz de avisar con sus ladridos de los ataques químicos de los alemanes. Fue condecorado en diversas ocasiones. El historiador Éric Baratay, en Bêtes des tranchées (Animales de las trincheras), un estudio publicado en 2013, profundizó en estas contribuciones al esfuerzo bélico. Unos años antes, en 2004, Londres ya había erigido un memorial en Hyde Park en honor de estos héroes no humanos.