Historia de Vida de Mi Paso Por La Escuela

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HISTORIA DE VIDA DE MI PASO POR LA ESCUELA Realmente llevo pensando un par de días en como empezar esta redacción y no hay forma de encontrar algún recuerdo en mi cabeza de como empecé mi etapa escolar. De lo que no hay duda es que empecé a los 3 años, un septiembre del 2001. Es ahí cuando comenzó mi camino hacia donde hoy estoy. No tengo muchos recuerdos de aquella época. De mis maestros sí que me acuerdo, en especial de Juani (mi profesora de Educación Infantil). A veces no se comportaba como todos quisiéramos, pero era una profesora ejemplar, y la recuerdo con un gran cariño por todo lo que hizo por nosotros. Hice grandes amigos por aquellos tiempos, y por suerte los sigo conservando. Una vez comencé mi andadura en la Educación Primaria, las cosas cambiaron. Es obvio que nos vamos haciendo mayores y que el comportamiento de los profesores hacia el alumnado era distinto. Más exigente, cosa que yo por lo menos lo llevé bien porque entonces era un niño que, gracias a la ayuda de mis padres, lo llevaba todo a rajatabla y no descuidaba ningún aspecto. Como en todos los sitios los profesores nunca son iguales entre ellos. Y a mí me tocaron de todos los tipos. Unos más serios, otros más alegres, unos más ‘’locos’’ y otros más cuerdos. Aun así todos y cada uno de ellos han puesto su granito de arena para que yo llegue donde estoy hoy, e incluso hasta donde pueda llegar en un futuro. En cuanto a mis amistades en la Educación Primaria, seguían siendo las mismas que en Infantil, aunque hubo gente que marchó y gente que llegó nueva; y entre mis especialidades como persona entra la de integrar gente. Yo me describo desde siempre como una persona que ni tiene vergüenza ni la conoce. Es por eso mi facilidad para hacer amigos; y ya desde pequeño lo ponía en práctica. Pasaban los años y como los vinos, iba mejorando con el tiempo. Me hacía mayor aprendiendo a saber y a como vivir. Porqué la escuela no es un sitio donde se va a estudiar y ya. Si no un lugar donde se enseñan unos valores, y donde se trabaja la convivencia y el saber estar. Aun así, recuerdo algún “rifirrafe” que he llegado a tener con algún compañero (y quien no lo ha tenido). Sinceramente he tenido varios, debido a mi carácter. También he estado castigado por mis profes en más de una ocasión. Cara a la pared, sentada en una silla al fondo, separado de mi compañero por hablar con él durante la clase, castigarme sin patio, etc…

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Lo que más me gustaba de aquella época, era como a muchos de los niños, la asignatura de Educación Física. Era sin lugar a dudas un soplo de aire fresco para nuestras mentes. Se agradecía, que después de un duro y largo día en la escuela, acabara con todos nosotros corriendo y haciendo juegos, siempre divertidos, y distrayéndonos de la monotonía de estar sentados en el pupitre hora si, hora también. En cuanto a las notas de esta etapa, no tengo queja ninguna. Todas fueron bastante buenas, y eso se lo debo tanto a los profesores que hicieron todo lo posible para que sacara lo mejor de mí, como a mis padres, que me ayudaron a no depender de nadie para sacar las cosas adelanta, tanto en los estudios como en la vida en general. Y por fin llegó la despedida de mi colegio de toda la vida hasta ese momento para dar un gran salto importante en mi vida escolar. Entre con 12 años al Instituto y empecé mis estudios en la ESO. Esto ya era otro mundo. Ahora sí que se ponía seria la cosa. No había duda de que iba a empezar a preparar mi futuro en ese mismo instante. Y juro que si pudiera volver atrás, haría todo lo posible para que fuera todo o casi todo igual. Todo comenzó como si fuera una especie de funeral o algo así. Todos nuevos, menos los que llegaban de mi colegio. Pero poco tardo eso en cambiar debido a mi especialidad que ya he comentado anteriormente. Hice muy buenos amigos, y que por suerte (la misma que en Primaria) todavía conservo, y doy gracias a Dios por ello. Porque son parte de mi familia a día de hoy. El primer y el segundo curso de la ESO fueron bastante bien; apenas noté el cambio entre estos cursos y la Educación Primaria; lo llevé bien. Incluso llegue a compaginar mis estudios con una actividad extraescolar [aparte del baloncesto que se me ha olvidado comentar (desde los 4 años llevo jugando a baloncesto)]. Esa actividad era estudiar Alemán, y que los resultados fueron buenos. Conseguí hasta un A2 de este idioma. Pero fue en tercero de la ESO cuando comencé a decaer y a bajar en mi rendimiento escolar. ¡”Maldita edad del pavo”! Comencé a vaguear y llegaron los malos resultados. No me bastaba con la atención que prestaba en clase para conseguir ni siquiera aprobar. Aun así llegue a tiempo para salvar el año y pasar a 4º. Entonces sí que fue un año para el olvido. Seguí con la misma dinámica y acabe repitiendo el curso. Cosa que en parte agradezco y en parte no; paso a explicarlo. En parte no porque me separaba de los amigos que tenía desde el inicio de mi etapa en el Instituto. Pero lo agradezco porque fue un cambio radical en mi persona. Agradezco haber repetido porque cambio mi actitud, mi forma de pensar y mi forma de ver las cosas. En fin, que repetí, y fue entonces cuando volví a coger la senda correcta, ya que me desvié anteriormente, y fue así como con nuevas amistades y con momentos para el

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recuerdo, logre alcanzar una meta, y ponerme otra a corto plazo. Conseguí el título de la ESO, e iba de cabeza a por el Bachillerato. Fueron dos años inolvidables, con grandes profesores que me enseñaron muchas cosas. Pero sobretodo, continuaron formándome como persona y como estudiante, y eso es lo que realmente importa. Todo el mundo que tiene el Bachillerato y que conozco, me dice que le costó sudor y sangre sacárselo, y que estaban día y noche estresados. Y creo que fue la falta de todo eso en mí, lo que me llevó hasta donde estoy. Muy tranquilo estuve durante toda esta etapa. Es más, demasiado tranquilo he estado. Pero aquí estoy. En la Universidad, haciendo lo que siempre he querido hacer. Magisterio. Para poder enseñar todo lo que he aprendido y todo lo que me falta por aprender que es demasiado. Y no se realmente porque (incluso todavía me lo pregunto), tenía una facilidad tan extrema de que los maestros siempre me tuvieran en su cabeza… Es decir, enseguida que empezaba con un profesor nuevo me “calaba” por así decirlo. Tanto para lo bueno como para lo malo. Siempre recurrían a mí para algún problema, o porque yo era el problema.

Jose Maria Armero Fuillerat 1ºP

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