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HIMNO A ZU-EN ¡Cómo multiplica las terneras, cómo las multiplica! ¡El establo, Zu-en, qué numeroso lo vuelve! Las negras

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HIMNO A ZU-EN ¡Cómo multiplica las terneras, cómo las multiplica! ¡El establo, Zu-en, qué numeroso lo vuelve! Las negras son semejantes al (color del) lapislázuli, las terneras blancas (son) como el resplandor de la luna cuando surge. Las pequeñas, como el grano, abundan a tu alrededor, las grandes, como toros selváticos, forman una vacada a tu alrededor. La manada de ganado en el repleto establo, -una alegría celeste- ha liberado sus cuerdas. La leche de sus hermosas vacas él vuelca sobre la mesa, allí la han llevado manos puras. Después que «Mi rey» ha cumplido su trabajo, Zu-en libera a su ganado de la cuerda de lapislázuli. El ganado se acuesta, el ganado se duerme, él vigila, como (buen pastor), su ganado. La madre, la Señora de Nippur, (dirige) un ruego al Señor en su lugar de pastoreo: «Un ruego, oh pastor, (escucha) mi ruego: Congrega el ganado en una buena estepa, que por la noche pueda estar a salvo, que, en el Ekur, la casa preciosa, pueda criar para ti.» El es, en verdad, el amado; sí, él es el amado, el Señor es, en verdad, el predilecto del Ekur; él es la delicia de Enlil, Zu-en es, en verdad, el grito de júbilo de la madre que lo ha engendrado. La madre, su creadora, por el amor hacia él, habla a Zu-en con dulzura: «¡Amor de mi corazón, tú eres aquel que apacigua mi ánimo, Zu-en, lúcido becerro, crecido sobre mis rodillas puras, cualquier cosa que tú tengas en tu interior, cualquier deseo por más costoso que sea, [...] sin dudar, tú, honor del Ekur, sobre las rodillas de Enlil, exponlo de modo claro!

¡Ojalá puedas causar delicia en el cielo, que el Ekur haga sentir el (grito de) júbilo por ti! ¡Vida, que para ti, cante el pueblo! ¡Zu-en, sé soberano en el cielo y en la tierra!». La leche de sus hermosas vacas él vuelca sobre la mesa de las ofrendas, Zu-en ha seguido los ritos de purificación. «Toda cosa hecha por mí es espléndida, que mi padre Enlil se alimente de ofrendas exquisitas.» Al rey, «espléndido ma-gur» que recorre el cielo, la madre, alegre, habla en tono gentil: «Novillo mío, que An ha escogido con decidida (voluntad), tu nombre es estimado en todos los países, Señor del santo establo, que das lustre a los ritos, (eres) la vida de la mansión pura, la cuerda de lapislázuli.» Hijo, héroe, [nacido de] Ninlil, Nanna, (destinado a la) llanura, preferido del puro An. El pastoreo del país, el puro An te [ha confiado], Enlil te ha impuesto un hermoso nombre: Tú eres la «Palabra fiel», hijo de Enlil, An en su amplio corazón te ha confiado el gobierno de la región. Como tu ciudad ha escogido Uruk [...], te ha dado un noble río, peces y pájaros. Primogénito de Enlil, del señorío ( ...) te ha confiado el dominio del cielo. ¡Tú eres un dios, que en el cielo está rodeado de fascinación, tu luz lunar es clara, es resplandeciente! ¡Como el sol tú eres pastor del país, para Nanna, el rey, brilla la luz (como para) Utu! Balbale de Zu-en.