HERNANDEZ Familia Ciclo Vital y Psicoterapia Sistemica Breve PDF

ANGELA HERNANDEZ CORDOBA FAMILIA, CIC.LO VITAL y PSicoí/ffifAp1A . '\@;iGL~\'.'\:;:: / SISTEMICA~~titlEVE EDITORIA

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ANGELA HERNANDEZ

CORDOBA

FAMILIA, CIC.LO VITAL y

PSicoí/ffifAp1A .

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SISTEMICA~~titlEVE

EDITORIAL

EL BUHO

INDICE Pág. Prólogo

·

9

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Capítulo 1 APROXIMACIONES AL CONCEPTO DE FAMILIA. . . . . ¡:.: (:; ,-, :' , . ISBN: 958-9482-08-2

Primera edición: 1997 Reimpresión: 1998 Reimpresión: 2001

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Autor: Editor:

Ángela Hernández Córdoba EDITORIAL EL BÚHO Calle 54A Nº 14-13 Of. 101 Tels.: 2491083 - 2551521 e-mail:[email protected] Bogotá, D. C.

fmpresión: EDITORIAL CÓDICE LTDA. Cra. 15 Nº 53-86 Int. 1 Tels.: 2494992 - 217701 O · e-mail:[email protected] Bogotá, D. C.

1

l f.

El concepto de familia 1. La familia como 2. La familia como 3. La familia como 4. La familia como

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institución social. grupo' ~·:J". ¡;, : ; / construcción cultural. :'.::>)·

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CONCLUSIONES ..............•.........•...•..

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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS .•.............

/"''.· \:i.tos dirigidos a los padres que desean evitar traumatizar a sus hijos, como guardianes que deben protegerlos tanto de los peligros interiores como exteriores a la familia. Dentro de este panorama, han aparecido movimientos y programas de atención a la familia, que conjugan conceptos y técnicas psicológicas próvenientes de los distintos enfoques, en consonancia con las circunstancias históricas, cuyo impacto se describe brevemente a c'ontinuación. 1.

Incidencia del psicoanálisis

Aunque Freud no se propuso nunca hacer una teoría sobre la familia, es evidente que se refirió a ella en distintos tópicos de su discurso, provocando sin duda mucha mayor incidencia teórica y social que euálquier citro modelo de abordaje psicológico de la familia. Freud se refirió a ella en estudios de caso, al hablar sobre la técnica analítica, en sus estudios de metapsicología y en sus trabajos interpretativos sobre la historia, la.sociedad y la cultura. No obstante, como lo plantea Porter {1978), habría varios obstáculos importantes para que Freud lograra una amplia conceptualización de la familia. En primer término, estaría la misma práctica terapéutica basada en la cura individual, a pesar de que él mismo dijera que, "debido a que la naturaleza de los hechos forma el material del psicoanálisis, estamos obligados a prestar mucha atención en las historias de los casos a las circunstancias puramente humanas y sociales de nuestros pacientes, tanto como a los datos somáticos y a los síntomas del desorden. Sobre todo, nuestro interés estará dirigido hacia las circunstancias familiares" (Freud, 1953).

Esto significa que si bien la familia es el contexto de las experiencias con las que trabaja el psicoanálisis, Freud busca descomponer al individuo en sus relaciones familiares, esenciales pero inconscientes; porque tomado como unidad aislada, el individuo sería incomprensible para el analista, razón por lo cual debe, darle sentido a la vida interior del analizado, rastreando sus contenidos en el pasado significativo de la familia.

La liberación protegida/ que caracteriza la educación de los runos, proviene de las enseñanzas de Freud, Decroly, Montessori, Spitz y 18

19

Vista así, la familia es el secreto d.el individuo; su referente, pero no realmente su contexto. Por lo tanto, esta postura dificulta la comprensión psicoanalítica de la realidad social, desplazándola hacia el nivel biológico del inconsciente o simplemente hacia el nivel individual. Otro obstáculo tiene que ver con la universalidad del complejo de Edipo promulgada por el psicoanálisis, principio que podría ser válido como explicación de formaciones psíquicas específicas dentro de estructuras familiares· muy particulares, pero no como una conceptualización generalizable a una teoría social más amplia, que se ha teñido de ideología, tal como ya lo señala Malinowski ( 1982), quien reconoce la existencia de un complejo nuclear de la familia, pero con características que no son fijadas por mecanismos de orden biológico, sino que varían en función de la cultura. Un tercer obstáculo consiste en la limitada posibilidad del psicoanálisis ortodoxo para explicar el funcionamiento de los grupos humanos, debido a su intento de reducir todos sus fenómenos a los mismos patrones emocionales aplicados al inconciente individual con respecto a la familia de origen; ello implica desconocer los factores histórico-sociales que sirven de contexto tanto a la familia como a cualquier otro grupo, dado que Freud presenta la dimensión psicológica de la historia como el recuento del progresivo crecimiento, linear y continuo de la estructura

psíquica individual, como si la ontogenia recapitulara la filogenia.

de realidad, y el otro, la familia, su aniquilación y sus privilegios, como un principio de valor. No obstante sus limitaciones en relación con la comprensión de la familia, hay una serie de premisas psicoanalíticas sobre la naturaleza humana que han sido asimiladas por la cultura, tales como: 1)

El determinismo del desarrollo de la personalidad en la infancia y la explicación de la patología como la inadecuada resolución de alguna de sus fases.

2)

Con base en el complejo de Edipo, todos los conceptos relativos al apego en la relación madre-hijo y las explicaciones de los conflictos entre los miembros de la familia.

3)

La utilización de los mecanismos de defensa como explicación de los problemas interaccionales, tanto en la familia como en otras instancias sociales.

4)

El concepto de trauma como explicación de las dificultades .personales.

5) . El concepto de transferencia, que justifica la psicoterapia como un territorio para-reparar las malas experiencias de la infancia. ·

Sin embargo, dentro del psicoanálisis contemporáneo, Lacan ( 1977.) introduce un cambio de foco, pasando del estudio intrapsíquico de los instintos, a los patrones de interacción expresados linguísticamente por los miembros de la familia y condicionados por factores culturales. Para él, el inconciente está constituído por el interjuego simbólico entre los padres y el hijo, con lo cual la visión individualista de Freud parece superada. Por su parte, Deleuze y Guattari ( 1972), plantean en su obra "Anti-Edipo", cómo la familia no es más que el lugar del deseo durante un cierto período de la vida, ya que por lo demás ella está siempre abierta al mundo y estructurada por él.

Corno consecuencias de la aplieación de estás principios, aparecen los siguientes riesgos:

Autores como Donzelot ( 1979) han acusado además al psicoanálisis por su complicidad con el' "establecimiento", afirmando que se ha puesto al servicio de un orden social basado en la máxima evitación de las cuestiones políticas, para justificar y renovar los dos principales marcos de referencia que lo sostienen: el uno, la norma social como un principio

3) · La psicologización de la vida en lugar de su politización, en la medida en que se atribuyeron las causas de todos los problemas, aún sociales, a los fenómenos de la intimidad familiar, y se desconocieron las incidencias de los demás contextos e instituciones.

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1)

!"\;··,

La culpabilización de los padres por el comportamiento de los hijos.

2) La propuesta de reemplazar las malas familias por buenas

instituciones de asistencia y protección de la infancia. Sólo en los últimos años, cuando el Estado se ha sentido incapaz de-cubrir los costos de las instituciones, ha vuelto a buscar en la familia y en la comunidad el auxilio para la crianza.

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2.

como figuras de normalización autoritaria, liberarse.

Aportes del conductismo

De este enfoque provienen sobre todo aportes a la comprensión familia como unidad de control, evidentes en:

de la

1)

La definición de familia como una instancia educativa, que utiliza los refuerzos primarios y los refuerzos sociales condicionados, en cooperación con las expectativas culturales sobre la conducta de los individuos; teniendo en cuenta que la familia como grupo también es susceptible al reconocimiento y a la censura de su entorno, responde al condicionamiento social que la premia o no, según la eficacia con que cumpla su encargo de educar y controlar a sus miembros.

2)

La idea de que funciones humanas tan complejas como la paternidad, la relación conyugal o el ejercicio de la sexualidad, se aprenden como si fueran habilidades meramente conductuales, lo cual ha llevado a que se confundan los procesos de enseñar y aprender, en el sentido de creer que todo lo aprendido es susceptible de ser enseñado, de manera conciente, lógica, ordenada y racional. Esta confusión descalifica muchos otros procesos psicológicos involucrados en estos fenómenos, como el marco valorativo, el mundo emocional y los procesos inconcientes implícitos en los problemas y en sus soluciones. Aunque no pueda generalizarse esta afirmación, se diría que estas ideas han nutrido, en cierta medida, el espíritu de las escuelas de padres y de la educación sexual.

·3)

3.

La explicación y sistematización de los mecanismos de control a través de los principios del aprendizaje en términos de condicionamiento, castigo y extinción, los cuales se han descrito en abundante literatura psicológica de divulgación acerca de la crianza, confirmando la idea de que las relaciones conyugales y filiales pueden programarse de la misma manera que otros procesos simples de condicionamiento. Influencia

de los llamados modelos humanistas

De estos modelos que propugnan por el desarrollo del potencial humano, ha venido el énfasis en la búsqueda de la individualidad, aunque ello implique la ruptura con la familia, principalmente con los padres, vistos

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de quienes es necesano

Estos modelos, donde caben la terapia rogeriana, la gestalt, la bioenergética y aún el análisis transaccional y la anripsiquiatría, se extendieron durante las mismas décadas de difusión del feminismo y de otros movimientos de liberación de las minorías. Por lo tanto no han escapado a la ideologización de los cambios en los roles sexuales y familiares y han servido como fundamento a la creación de los grupos de apoyo como modalidad de trabajo con.personas en dificultad, donde se aplican técnicas terapéuticas que favorecen la descarga emocional como vía de liberación y el respaldo del grupo como recurso para enfrentar a los supuestos opresores. La conjugación de todas estas teorías como normas para la definición de lo normal y lo patológico, ha inducido ciertos planteamiento riesgosos para la, sana promoción de la familia: por un lado, han surgido utopías e ideologías acerca del funcionamiento familiar, que tomadas como norma universalizable de vida, pueden conducir a una deformación de la realid~d histórica, social e idiosincrática de cada familia. Por otro, ha progresado una tendencia a la patologización de ciertas etapas del ciclo vital del individuo -como la adolescencia y la vejez-, y a la de fenómenos estructurales que afectan a la familia -corno la separación conyugal o el nacimiento de un segundo hijo-, al definirlos como problemáticos por naturaleza, cuando por el contrario, vistos desde otra perspectiva, estos eventos son muchas veces motores necesarios para impulsar la evolución de la familia y de sus miembros. Otra limitación de los abordajes psicoanalíticos, conductuales y. humanistas, es que han pretendido explicar un fenómeno grupal como es la familia, con base en principios surgidos del estudio del psiquismo individual tomado como objeto. Nadie puede dudar que las intervenciones psicológicas desde cualquier enfoque han aportado a la recuperación de muchas personasy familias, pero es necesario apuntar los riesgos y limitaciones de tales medidas, sobre todo cuando se aplican desconociendo los paradigmas y los valores que implican y movilizan, pues los agentes de intervención no pueden pecar por ingenuidad filosófica ni por omisión de acciones.

Por otra parte, las visiones parciales sobre la familia son insostenibles si . se analizan a la lu~ del paradigma sistémico-ecológico de la ciencia, el cual reco~~ce la d1vers1?ad y la complejidad como condiciones para la comprensron de l~s fenomenos en este momento histórico, y la noción de eco-dependencia, según la cual, toda acción que se ejerza sobre uno de ellos, repercute inevitablemente sobre el individuo, la familia y su contexto.

Capítulo 2

LA FAMILIA DESDE LA PROPUESTA ECOSISTEMICA Esta perspectiva surge como resultado de un salto paradigmático, del individuo al grupo familiar como objeto de estudio e intervención y trae como consecuencia el cambio de foco, de los atributos a los procesos interaccionales como unidades de análisis. Por otra parte, permite asumir una posición menos catastrófica con respecto al futuro de la familia, pues conduce a creer, según las mismas evidencias históricas, que seguirá quizá cambiando la estructura familiar en cuanto a su composición, al tipo de unión conyugal, a la permanencia del vínculo y al estilo de relación intergeneracional, pero permanecerá su organización como grupo que suple la satisfacción de las necesidades psicoafectivas y sexuales, con base en una clase de vínculos que no se da en otros contextos; por ejemplo, las comunas como alternativa a la familia no sobrevivieron.

El concepto de sistema Un sistema es un todo resultante de partes interdependientes. La definición de sistema incluye los conceptos de totalidad, interdependencia, jerarquía, comunicación y control, teniendo en cuenta que:

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a.

· La interdependencia entre los componentes no es mecánica sino interactiva, pues todas las partes del sistema existen en un conjunto de relaciones mutuamente condicionantes.

b.

Si bien un sistema social está integrado por partes, es a su vez una parte de un sistema mayor en expansión.

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c.

Los subsistemas se organizan en un orden jerárquico, no horizontal. La jerarquía más que un simple ordenamiento a lo largo de una dimensión lineal, representa una serie de niveles de complejidad creciente que se contienen unos a otros. Así el individuo es contenido por la familia, ésta por su comunidad inmediata y ésta por la sociedad en general, por ejemplo.

d.

El sistema desarrolla patrones de comunicación y mecanismos de control que son autogenerados y autorregulados, en función de las tendencias que coexisten en todo sistema a la homeostasis y a la . evolución y el cambio.

La delimitación del sistema depende del observador. Por tal razón, según el nivel de observación elegido, el sistema puede ser: el individuo en su contexto familiar, laboral, escolar, social, etc.; la familia; el sistema de ayuda, conformado por el profesional y los consultantes; la empresa o la institución; la escuela; el barrio, etc. Esta delimitación corresponde a-la de los niveles de intervención e implica un cambio en los objetos de estudio, pues ya no son los entes ontológicos en sí mismos (el individuo, su personalidad, la familia, etc.), sino que los objetos de observación y análisis son ahora los patrones de interacción que constituyen el sistema.

La familia como sistema En la aproximación sistémica, la familia se concibe como un todo diferente a la suma de las individualidades de sus miembros, cuya dinámica se basa en mecanismos propios y diferentes a los que explican la del sujeto aislado. La familia es un sistema social natural, que puede ser estudiado en términos de su estructura, o forma como está organizado en un momento dado, y sus procesos, o formas en las cuales cambia a través del tiempo. La familia es un sistema, en la medida en que está constituida por una red de relaciones; es natural, porque responde a necesidades biológicas y psicológicas inherentes a la supervivencia humana; y tiene ca­ racterísticas propias, en cuanto a que no. hay ninguna otra instancia social que hasta ahora haya logrado reemplazarla como fuente de

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satisfacción de las necesidades psicoafectivas tempranas de todo ser humano. E;xisten además una serie de lealtades entre sus miembros, cuya intensidad, a pesar de que fluctúa a través de los años, la distingue de otras instancias sociales a las cuales equívocamente se ha equiparado la · familia. Aunque instituciones como la escuela realicen tareas de socialización similares, en ninguna se da el grado de apego afectivo propio de la familia, teniendo en cuenta que por medio del afecto se generan no sólo los fenómenos de vinculación emocional concomitantes, sino que este sentimiento se constituye en un instrumento de control, en elbuen sentido, o de manipulación cuando es mal usado en las relaciones · interpersonales. q~mo sistema, la familia obedece al principio de no sumatividad; en cuanto a que el todo es mayor y diferente de la suma de sus partes, por lo cual no puede ser descrita simplemente por la adición de los rasgos de sus miembros individuales. La organización familiar y los patrones interaccionales implican un interjuego de la conducta de sus integrantes, de modo que lo que se enfoca en la observación del funcionamiento del sistema familiar son sobre todo los patrones de conexión y no sólo el desempeño individual. El grupo familiar, como todo sistema, tiene unos límites que constituyen su perímetro: ellos tienen la función de contener a sus integrantes, protegerlos de las presiones exteriores y controlar el flujo de información que entra y sale en sus relaciones con el entorno, de manera que cumplen funciones tanto protectoras como reguladoras, con el fin de conservar a los miembros unidos y al sistema estable. Cuando la permeabilidad de los límites es excesiva, el sistema puede perder su identidad e integridad, y cuando es escasa, el sistema se cierra y se aísla. También como sistema, la familia se ajusta al concepto de causalidad circular, en cuanto a que siendo un grupo de individuos interrelacionados, un cambio en uno de ellos afecta a los demás y al grupo total, en una cadena circular de influencia. Cada acción en esta secuencia es a la vez una reacción y por lo tanto la causa de las dificultades no se buscará, como desde la perspectiva lineal, intentando identificar un evento traumático, sino que, obedeciendo al principio de equifinalidad, se asumirá que el mismo origen puede llevar a diferentes resultados y el mismo resultado puede surgir de distintos orígenes. 27

La especificidad de la familia como sistema reside además en un conjunto particular de roles y de reglas implícitas y explícitas de funciona-

miento, a partir de las cuales se organizan las responsabilidades y la interacción familiar, se prescribe y se limita la conducta de los miembros para mantener la estabilidad del grupo. Los roles de madres, padres e hijos son exclusivos de la familia y encaman expectativas sociales que a su vez movilizan patrones de interacción correlativos a normas de orden cultural, las cuales se acoplan a cada familia según su idiosincrasia y su marco de referencia particular. Los patrones de interacción son secuencias comunicacionales repetitivas, que caracterizan a cada unidad familiar conforme al «principio de redundancia», y su reiteración en el tiempo los va convirtiendo en «reglas»; éstas tienen un carácter netamente descriptivo de las secuencias 'interaccionales del sistema, pero a medida que avanza la familia por su ciclo vital, actúan como «normas» que sirven para evaluar la conducta de los miembros, en consonancia con valores que provienen de la cultu- · ra y de la religión, a su vez asimilados en una forma particular en cada· familia. Para mantener el sistema en un estado estable a través del tiempo, las reglas se delimitan y se refuerzan por medio de-mecanismos homeostáticos, asociados ante todo a procesos de retroalimentación que se evidencian en interacciones complementarias o recíprocas. Así, una amplia desviación de la norma familiar puede ser contrarrestada para regular la tensión y restaurar el equilibrio familiar u homeostasis. A lo largo de su historia, la familia podrá reorientar o reestructurar su sistema de normas, estableciéndose una dinámica entre las normas y los hechos, de manera que, por ejemplo, la forma como una familia asimile el nacimi_ento de un .hijo, dependerá ºde la concepción que tenga acerca de ese mismo hecho y de los patrones de funcionamiento que despliegue en coherencia para enfrentarlo. Ese proceso morfostático, orientado a preservar la estabilidad, es insuficiente para comprender la marcha de un sistema abierto como la familia, por lo cual su funcionamiento se explica además con base en proce­ sos morfogenéticos, gracias a los cuales ejerce su flexibilidad para adaptarse a los cambios externos e internos a los que está sujeta. Estos últimos c~~esponden a los imperativos del desarrollo, en la medida en que la familia como todo y cada uno de sus integrantes, evolucionan en el

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curso de su ciclo de vida; los cambios externos corresponden a eventos críticos provenientes del entorno, pero tanto los unos como los otros demandan modificaciones en los patrones de interacción, con el fin de que la familia logre establecer ese balance entre estabilidad y cambio, p,ropio de los sistemas complejos. Otra de las características típicas de la familia es su estructura de poder, con una jerarquía asociada con las.diferencias de edad y de sexo de sus integrantes, cuya valoración e implicaciones para la interacción, están déterminadas tanto por los factores culturales como por los idiosincráticos de cada familia. · Una definición completa de familia incluye por lo tanto tres perspectivas: una estructural, relativa a los aspectos de composición, jerarquía, límites, roles, subsistemas, etc.; otra funcional, relacionada con los patrones y fenómenos de la interacción, y. otra evolutiva, donde se considera a la familia como un sistema morfogenético en creciente complejidad. Estructura, funcionamiento y evolución, conducen a identificar la cosmovisión de la familia como tal y de la. sociedad y los individuos sobre ella, de modo que en su estudio se incluye también su marco de creencias y valores, contemplando al mismo tiempo las ideologías allí subyacentes. Todos estos elementos están en permanente interacción, en forma tal que las creencias por ejemplo, pueden mantener cierto tipo de estructura y de funcionamiento, lo mismo que cambios en uno de estos dos aspectos pueden conducir a un cambio de creencias. Dentro de la visión sistémica, los trastornos individuales se connotan como síntomas de una disfunción familiar, teniendo en cuenta que si bien el comportamiento y el desarrollo de un individuo son desadaptativos en relación con el exterior, pueden ser funcionales y adaptativos dentro del contexto familiar. Los desajustes individuales operarían entonces como un regulador de la estabilidad familiar, aunque en otro nivel aparezcan como expresión y motivo de tensión dentro del sistema. Así, la psicopatología se define como un problema relacional y. la conducta sintomática individual se ve anclada en un patrón disfuncional "de interacción. Dada la naturaleza circular de la causalidad, la respuesta familiar al desajuste individual será un importante factor de recuperación del

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individuo portador de sintomatología, considerando que las familias que atraviesan por un período de disfunción tienden a mantener los síntomas a través de los procesos interaccionales. Los síntomas serían indicios del intento del sistema total por maximizar o minimizar una cierta conducta, proceso que aparece entonces como una desviación extrema de su rango homeostático, pero tal desviación

es sojuzgada finalmente mediante procesos de orden superior que pueden incluir a otros sistemas. Es decir, la aparición de síntomas en una persona sería tan sólo un punto específico dentro de los patrones recursivos y reflejaría un intento de su sistema familiar de ajustarse a modificaciones de su estructura interna, de su desarrollo o a exigencias del entorno en el proceso de interacción.

Capítulo 3

Jtj:_, CONCEPTO DE CICLO DE VIDA FAMILIAR «El tiempo de la vida es, en efecto, a la vez el tiempo de los nacimientos, el tiempo de los desarrollos, el tiempo de los declives, el tiempo de las muertes y el tiempo de los ciclos. Y, sin parar, el azar, los eventos, los accidentes acuchillan los hilos del tiempo cíclico, rompen el devenir del tiempo del desarrollo: unos, irrecuperables, entrañan la desintegración mortal; otros, al contrario, estimulan una evolución».

A pesar de su intensa interacción con el ambiente, cada familia es un organismo social que conserva su organización y su identidad, aunque a lo largo del tiempo cambien las relaciones efectivas que tienen sus integrantes. Esto significa que lo que se modifica es sólamente el modo de conservar su organización, pero no su estructura esencial, pues de lo contrarió perdería su autonomía y su identidad, dejando de ser reconocible como unidad y como totalidad. ·

E. Morin. El Método I,· 1986, pg. 249.

Enla perspectiva eco-sistémica, el individuo y la familia no son nociones sustanciales sino organizacionales,que emergen dentro de lo que Edgar Moriri ( 1986) y Gregory Bateson ( 1979) llaman apertura ecológica, en la cual la existencia es la cualidad de un ser que se produce sin cesar, eú relaciones de eco-dependencia o de autonomía. dependiente. Hstá paradoja se comprende al aceptar que el entorno es constitutivo de lo~ seres que se alimentan en él y coopera sin interrupción 'con su organización, a través de relaciones variadas que pueden ser cornplementarias, concurrentes y antagonistas: · _;¡ En los sistemas humanos como la familia, tal ecodependencia está plenamente mediatizada por los dominios linguísticos, dentro de los cuales se generan y se preservan tanto las relaciones como la construcción de la realidad, partiendo del supuesto de que como humanos, sólo tenemos el mundo que creamos con otros, dentro de un contextohistórico social donde el pasado y el futuro contienen causas y finalidades móviles; simultáneamente con la construcción de sentido en los niveles individual, familiar, social y cultural. · ·i

30

Aprmdmación histórica al concepto de ciclo vital -· ....

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§n fa primera mitad del siglo veinte se despertó especial interés por el cqncepto de ciclo de vida, tanto en la sociología como en la psicología. ¡:,

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Capacidades y recursos para el avance evolutivo en esta etapa

Dentro de las capacidades de los miembros, se incluyen como en todas las familias, las habilidades y conocimientos adquiridos a través de la educación formal y de la experiencia, las facilidades para el desarrollo personal y profesional, el acceso a recursos y servicios del entorno, etc. Es importante comprender sin embargo, que la abundancia de recursos es una base facilitadora del desenvolvimiento de la pareja, pero no es suficiente para garantizar su ajuste, dado que las demandas y las interferencias de toda índole pueden superar los recursos en un momento dado. Con frecuencia por el contrario, fas carencias se convierten en motivaciones para consolidar la unión, acordando planes de mejoramiento compartidos, que permiten poner en juego los recursos complementarios de la pareja. Las capacidades de la pareja se refieren en primera instancia a su nivel de cohesión y de adaptabilidad. En la investigación, las parejas no-clínicas reportaron el grado más alto de cohesión de todos los grupos estudiados, en tanto que para las parejas en dificultad el insuficiente apego afectivo de parte de su cónyuge fue un factor determinante de insatisfacción. Se diría entonces que en esta etapa, el alto involucramiento afectivo y la posibilidad de compartir con el cónyuge suficiente tiempo y actividades, son condiciones definitivas para un sano tránsito por esta fase, porque es gracias a ese sentimiento y al compromiso de entrega mutua, como cada Uno estará dispuesto a hacer modificaciones en su manera de pensar y de vivir, para lograr el ajuste conyugal esperado. Esto implica que, casarse u organizarse como pareja en circunstancias que van a li.:.. mitar notoriamente las oportunidades de compartir, puede ser un obstáculo para atravesar con éxito por este período del ciclo de vida familiar, dejando vacíos en el proceso epigenético que inducen a iniciar con desventaja la etapa del nacimiento y crianza de los hijos. Con respecto a la adaptabilidad, la excesiva rigidez de alguno de los miembros al defender.su manera de pensar con respecto a los acuerdos de la convivencia, es el principal bloqueo en el fluír de este proceso. Como consecuencias pueden surgir conflictos y competencias, o por el contrario, un patrón de interacción; donde, para evitar el enfrentamiento, uno de los cónyuges se pliega al deseo del otro, favoreciéndose así una relación polarizada y simbiotizante. 112

La movilidad en las dimensiones de cohesión y adaptabilidad depende de la habilidad para mantener un adecuado proceso de comunicación y de resolución de conflictos, aspectos en los cuales las parejas no-clínicas reportaron los más altos puntajes. Otros recursos para el ajuste conyugal son las estrategias de afrontamiento del estrés. Como en todas las familias estudiadas, la principal diferencia entre las parejas clínicas y no-clínicas fue el predominio de las estrategias de reestructuración en éstas últimas, en tanto que las parejas clínicas reportaron una mayor tendencia a la pasividad y al uso de estrategias externas, referentes a la búsqueda de ayuda en fuentes ajenas a la pareja. Si bien estas estrategias pueden ser funcionales con respecto a la resolución del problema específico en un momento dado, su aplicación generalizada puede ser en muchos casos un indicador más de la fragilidad de la unión, en la medida en que aparece una falla al apoyo mutuo, situación que favorece el desarrollo de relaciones trianguladas por la intervención de terceros a instancias del cónyuge inconforme, bien sean familiares, amigos u otros agentes sociales, cuya influencia amenaza la consolidación y la identidad de la pareja como sistema autónomo. Los recursos de la comunidad, como ya se ha señalado, constituyen un importante factor facilitador del ajuste marital, en cuanto a que si la pareja tiene resueltas sus necesidades básicas, podrá dedicar sus esfuerzos al enriquecimiento de su relación afectiva más que a la lucha por la supervivencia. Mitos que frenan el ajuste conyugal William Lederer y Don Jackson en «The mirages of marriage» (1968), presentan una serie de mitos y falsas creencias acerca de la vida marital, algunos de los cuales han sido también encontrados en las parejas colombianas y por lo tanto se exponen brevemente a continuación. El primero es que las parejas deciden casarse o convivir porque se aman, Es un mito, porque si como dijo el psiquiatra Harry S. Sullivan (citado por Lereder y J ackson), el estado del amor existe cuando la satisfacción y la seguridad de la otra persona llegan a ser tan significativas, como si se tratara de la satisfacción y la seguridad de uno mismo, hay que reconocer que, aunque la mayoría de las parejas creen que se aman, la apari113

ción ?e los conflictos una vez pasa el éxtasis del enamoramiento, les perm1t~ ,ª much~s darse cuenta de que tal vez se casaron por miedo, por confusión o por insensatez. Como se había. insinuado en una sección anterior, las parejas pueden casars~ por motJ~~s muy distintos al amor, como satisfacer expectativas Y pre~1ones, familiares y sociales; ceder a la cultura del romanticismo qu~pinta solo los ~spect.os emotivos de la relación y minimiza la complejidad d~ l~ convivencia: para río sentirse solos; para garantizar el futuro econom!co; para conseguir el padre o Ta madre que no tuvieron; 0 por la fantasía ~e encontrar en el compañero la solución a un problema p~rsonal especifico, como las adicciones al alcohol o a las drogas, por ejemplo. Otro mito.es que, si las parejas continúan unidas es porque en verdad se a~an, o dicho .de otra forma, el amor, si alguna vez existió, dura toda la vida. ~s.os mitos. se. asocian también con la falsa creencia en que el romantJc1sn:o es indispensable para tener un matrimonio feliz. Como· co.nsecuencia de esas ideas, los cónyuges pueden descuidar el mantenimiento de la relación Y experimentar sentimientos confusos, donde el afecto se mezcla con los temores al abandono y al enfrentamiento abierto de los desacuerdos.

Si bien no se pueden desconocer ciertas tendencias en el comportamiento individual atribuíbles al sexo, no son ellas las causantes de la problemática conyugal, sino la manera particular como cada pareja las integra dentro de su relación. Esta falsa creencia es muy peligrosa, porque restringe totalmente las posibilidades de cambio como pareja, en la medida en que coloca la responsabilidad de los problemas en características estructurales de uno de los miembros, ignorando que los rasgos de personalidad de cada uno se activan generalmente en conformidad con el mismo proceso de la relación. Es decir, puede ser cierto que por ejemplo una mujer tenga poca iniciativa y tienda a depender, pero reforzará estos rasgos si su marido toma todas las decisiones y maneja todos los recursos de la familia; por el contrario, si hay una distribución más equitativa de las responsabilidades, ella aprenderá a manejar las. situaciones por sí misma, El tema de los mitos y creencias sería inagotable porque cada pareja se sostiene sobre un marco de referencia propio, que se va construyendo y modificando a través de las crisis, como lo expresa David Reiss (1981), dado que ellas obligan a repensar la vida y la forma de afrontarla.

Ilustraciones clínicas

Esas ideas contribuyen a la insatisfacción, sobre todo en las mujeres que esperan te~e~ un marido «detallista»; es común que ante el reclamo de la esposa, el intente ~am.biar.y haga esfuerzos por sorprender a su mujer c.on flores o con elogios musitados, pero si infortunadamente la relación tiene ya otros ~acíos, ese cambio del hombre puede ser descalificado dado que ella juzgará que esos gestos no son «espontáneos», sino un ~ero producto de su propia queja, con lo cual la pareja entra en interacciones paradójicas (malo porque se hace y malo porque no se hace), que conducen inevitablemente a la incomunicación y el distan-

Síntomas específicos como indicadores de crisis

ciarruento.

Virginia y Osear acuden a la consulta porque ella se siente muy deprimida desde dos meses antes de la cita. Llora con facilidad, duerme mal y aunque va a su trabajo con gran esfuerzo, su desempeño no es el mejor. Osear asiste a la sesión más como acompañante de su esposa que como paciente, pero reconoce que su relación conyugal no es satisfactoria por lo menos desde un año atrás.

Much~s personas ~reen 'que hay diferencias inherentes a la naturaleza feme ni.na Y_ masculina, que causan la mayoría de los problemas maritales, creencias que .se expresan en frases de la cotidianidad como «todos los hombr:s son 1g~ales», «todas las mujeres son iguales», «las mujeres s?n mas dependientes que los hombres», «los hombres son menos sensibles que las mujeres», «a los hombres se les tiene contentos con comida y con sexo», etc.

Al explorar la historia y observar su interacción, aparecen los siguientes datos llamativos: están casados hace tres años, después de seis años de un noviazgo bien aceptado por las dos familias, dado que ambos son profesionales exitosos. Con la promesa de que más adelante les hará la escritura de la casa, aceptan vivir gratuitamente en una propiedad del padre de Osear, situada en el mismo conjunto donde él reside con su familia.

114

Caso f: Depresión por una unión fallida

115

Osear es el hijo más cercano a la madre y le ha servido como confidente en los duros momentos de conflicto conyugal; esos conflictos han esta' do mediados por enfermedades de ambos padres, las cuales les han ser: vido como mecanismo para enfriar los problemas y por el uso del dinero como fuente de control; es decir, el padre ha recompensado con bienes las que ha evaluado como buenas acciones de la esposa y los hijos, eri tanto que les ha negado la ayuda económica para realizar proyectos que él no comparte. ·

tea, de un momento a otro, que para él es prioritario invertir sus ahorros en un nuevo negocio y no en los gastos de la maternidad.

Se evidencia así que la vinculación y los compromisos de Osear con su familia de origen son bastante intensos-y aparecen sostenidos por dos falacias: demostrarle al padre que podrá salir adelante con o sin su dinero y proteger a la madre de las arbitrariedades de su esposo.

Caso 2: Gastritis con crisis deangustia

Por razones de su profesión y por la competencia económica en la que se encuentra, Osear pasa mucho tiempo en su trabajo. No obstante, como toda buena ama de casa recién casada, Virginia prepara durante varios meses cenas que van a parar a la basura, bien porque Osear llega demasiado tarde, o porque si llega temprano, entra primero a saludar a su madre, quien es experta cocinera y conoce mejor que su esposa sus gustos y caprichos y lo seduce ofreciéndole sendas porciones de los platos que más le agradan. Poco a poco, la pareja comparte cada vez más su vida cotidiana con la familia de Osear, pues también Virginia decide trabajar más y tomar cu~sos nocturnos en lugar de quedarse sola esperando a su esposo, a quien~~ puede reprochar abiertamente por sv ausencia, porque, por un lado, sr el trabaja tanto es en función de la estabilidad financiera de los

dos y, por otro, ¿quién podría enojarse con una suegra tan buena?

La situación conyugal se va deteriorando aún más porque fuera del escas.o t1em~o .q~e comp~rten como pareja, su vida sexual muy poco activa Y Virginia se queja del rechazo de su esposo en las ocasiones en q.ue ella ha tomad,º l~ iniciativa para el acercamiento. Así, Virginia se siente cada vez mas aislada, ya que no ha logrado contar con su esposo como ella soñaba durante el noviazgo, para compartir las cuitas, las vela~as y l~s. cenas, si~o por el contrario se encuentra muy alejada de su propia familia, se ha distanciado de amigos y colegas y se siente asfixiada por los favores que le ofrece insistentemente su familia política.

es

Su desencanto aumenta cuando, después de háber acordado tener un bebé, ella comienza el seguimiento médico pertinente y Osear le plan116

Con este panorama, el objetivo de la terapia se centra en la exploración de las condiciones de continuidad de esta relación. Después de tres sesiones conjuntas y dos individuales con cada. uno, la pareja decide separarse. Así la tristeza de Virginia acompaña este duelo, para cuya superación se realiza con ella un seguimiento de tres meses.

Arturo atraviesa una dura crisis laboral, pues la empresa de irnportacio-: nes que fundó con sus hermanos está al borde de la quiebra, como consecuencia de la apertura económica en el país. Siendo él una persona acostumbrada a ciertos lujos, ahora tiene que hacerle frente a sus acreedores sin tener como responderles. Por su malestar físico acude al médico, quien le diagnostica una severa gastritis y le recomienda ayuda psicoterapéutica para manejar su crisis. En entrevista conjunta con la esposa, se hace evidente que no sólo son fuente de estrés los problemas económicos del momento, sino que su relación de dos años de matrimonio y un año de noviazgo, sufre un distanciamiento cada vez más marcado. Los dos están de acuerdo en que al casarse no valoraron suficientemente su diferencias en gustos, pues para ella la vida social era muy importante en tanto que P.ªra él lo eran su trabajo y el ambiente plácido del hogar; tampoco tuvieron en cuenta la incidencia que podía tener sobre la vida conyugal el negocio familiar, en la medida en que Arturo se siente responsable de la supervivencia de sus hermanos y sus familias, más que de la de su nuevo hogar, ya que confía plenamente en las habilidades financieras y laborales de su esposa. No obstante, como ella lo conoció como hombre próspero, no está interesada en hacerse cargo de los gastos; se resiente porque Arturo se preocupa más por pagar la pensión de sus sobrinos que por cancelar los servicios de su propio apartamento y asume la actitud de estar el menor tiempo posible en su casa. Al explorar en la terapia de pareja las razones para continuar juntos, se dan cuenta de que ninguno de los dos está llenando las expectativas del otro: Arturo se queja de la falta de solidaridad de ella, de su frialdad y su 117

dureza, las cuales le permiten seguir teniendo una activa mientras él sufre solo su estrechez financiera, su angustia y definitivamente está lejos de tener con ella un hogar cálido, una mujer que se ocupe de los detalles y de las funciones acoger.

vida social, su gastritis.. donde haya de cuidar y

Por su parte, ella lo culpa por sobrecargarse y aceptar sin cuestionarniento una responsabilidad de hermano mayor que le endilgaron sus padres desde pequeño y exterioriza su rechazo hacia los familiares de Arturo, calificándolos de atenidos e incapaces de asumir sus vidas. Además, el la ha bajado de su pedestal al hombre emprendedor y decidido de quien se enamoró; se ha convertido en una persona frágil, desvalida y ternorosa, que le demanda una protección que ella no estaría dispuesta a darle, ni aún a un hijo, en este momento de su ascendente carrera profesional, gracias a la cual tiene además la oportunidad de conocer hombres muy interesantes. · Al calificar la dimensión' de su desencanto, deciden separarse, después de tres sesiones conjuntas y una individual con cada uno. Se continúa la terapia con Arturo durante dos meses más, orientada hacia la asimilación de las consecuencias de la separación y el desarrollo de mecanismos más adaptativos para el manejo del estrés. Crisis conyugal como motivo de consulta

Caso 3: Unfina/feliz Después de tres años de matrimonio, Sandra y Roberto acuerdan asistir a terapia porque ella se siente profundamente insatisfecha y empieza a contemplar la idea de separarse. Su matrimonio se realiza después de un corto noviazgo y aunque es bien recibido por las dos familias, produce cierta sorpresa porgue Roberto es un escurridizo ejecutivo de 35 años y Sandra una profesional recién egresada, con cierto espíritu aventurero. Ella asume muy seriamente su papel de ama de casa, a lo cual contribuyen las dificultades para ubicarse laboralmente, pues a pesar de sus repetidos intentos por encontrar ·trabajo en su profesión, no logra hacerlo y se dedica entonces a colaborar en un negocio familiar. Deciden tener un hijo, pero a ella le diagnostican problemas que la obligan a someterse a fallidos tratamientos de fertilidad, alrededor de los cuales empieza a girar la relación conyugal. 118

Sandra experimenta estos tres años como un período de estancamiento y de fracaso en su vida, siente que Roberto es muy bueno ~er_o muy poco cariñoso y que su vida sexual se ha vuelto una tarea terapéutica y no una oportunidad de acercamiento afectivo. A su vez tiene la .sensa~ión de que él está aburrido porque ella no ha resultado ser la mujer activa que parecía cuando eran novios y atribuye a esta falla suya el que Roberto prefiera tener como confidente a su madre. El niega que esas sensaciones de Sandra correspondan a sus sentimientos y aunque reconoce la frialdad que hay entre los dos y su dificultad para ser expresivo, se justifica en la his~oria fa.miliar que lo l~evóa asumir el rol parental desde su adolescencia, debido a la repentina muerte de su padre; a raíz de esto, la madre siempre ha tenido en él apoyo y consejo, necesidad que él cree irá aumentando, a medida que ella se hace más anciana. Por otra parte, la vivencia de fracaso de Sandra se asocia con rivalidad fraterna y desafíos de perfección en un conflicto no resuelto con su padre, muerto recientemente. Se evidencia que cada uno tiene su propio bloqueo para entregarse en verdad a esta relación conyugal y a los proyectos conjuntos; se plantea entonces como objetivo terapéutico la remoción de los «fantasmas» que los atan a deudas de lealtad familiar, partiendo del hecho positivo de que ambos identifican en el otro al compañero con quien quieren compartir su vida y de que en los dos existen sentimentos de afecto sobre los cuales se puede fundamentar la vida marital. Después de cinco sesiones conjuntas y dos individuales con cada uno, deciden darse una segunda luna de miel y comenzar un nuevo estilo de relación, según acuerdos de convivencia que se han revisado durante el proceso terapéutico. Entre ellos está el de no forzar por el momento el embarazo, sino tomarse un tiempo para recuperar su vida sexual. Y afectiva, como condición definitiva para generar un ambiente más propicio para la crianza de un hijo.

Capítulo 8 FAMILIAS CON HUOS PEQUEÑOS Y ESCOLARES Como se mencionaba en el capítulo 3, la delimitación por etapas se ha hecho en este trabajo sobre la base de la edad del hijo mayor, de modo que las familias que se describirán enseguida son aquellas cuyo primogénito es menor de 12 años, teniendo en cuenta que se consideran familias con preescolares aquellas con hijo mayor entre O y 5 años y familias con escolares aquellas con hijo mayor entre 6 y 12 años. El hJ~cuJeilliciación de esta etapa es el nacimiento del p~i_!!)er hij_Q_,_a iút~li:_i;l~l5_l1_aJ~JJ-ªs~~i~ Qª C:él_~º_i_9_ien _@_~~(l~_ciirT!~D~ºñ.~~vodnna~~iliar: ~-s_d~_e!_pµnt()_~~----\llfil~Lde su estructura, la farni!!a cueaj_a_y_a_f!Q_só-!ocon el subsisteméi__co_rixugq],__s_ino_a_Q_t:ell}~s -c-6-nefparental; ~-Tl su nue':'o rorro:.;·pa_d"f~§~~-fl:ipiezan a desemp~~las func_0.nes d~J2LOJeci:Tón~y_ú~~ifftiparán para cumglj_Cc:9i}J_iii__d_e_ori~n_t_agj(?ij__y~c9_11j_rp_l de Jos hijos., Desde-erpuntode vista de_Jª_i_i:i_~@~c:_i_ón af~_ÜY.f!,Jill;_cóny_uges_tien~_D__que abrir Ufle_~pa-ciüpara el hijo y~be_!_1 desarrollar nuevas maneras.devivir todos los eventos de la cotidianidad, fO-cuafT~p-Ú~i:.i)J!~'l '; ~-; !\

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dad por parte del hombre, cuando percibe al hijo como una competencia para su gratificación, a causa de una sobrevaloración de la dimensión sexual sobre la vida afectiva de la pareja y a una ambigüedad cultural sobre la inclusión del padre en el proceso de crianza de los niños pequeños. La tendencia tradicional a excluir al padre del cuidado de los pequeños, tiene en este momento histórico efectos lesivos para la satisfacción conyugal y familiar, pues la mujer experimenta una injusto recargo en sus funciones domésticas. No obstante, en las familias no-clínicas, estas circunstancias no se correlacionaron con una elevación de las separaciones conyugales, consecuencia que sí puede preverse en las familias disfuncionales, justamente por su inhabilidad para afrontar estas tensiones normativas. Otras tensiones típicas resultaron ser las relativas a enfermedad y cuidado de los hijos, aumentadas en los últimos años por las ya mencionadas exigencias de la vida urbana, todo lo cual implica una elevación de las tensiones económicas por el significativo aumento de los gastos ocasionados por el proceso de gestación, parto y crianza, lo cual puede tener también efectos laborales negativos, en especial cuando ha habido complicaciones de salud o cuando la atención de los pequeños se convierte en una interferencia para el desempeño de ciertas funciones que podrían representar un ascenso en la carrera de la mujer. Todas esas tensiones se incrementan en las familias de madre soltera y en las familias monoparentales, de modo que el éxito para afrontarlas dependerá del acceso a los recursos respectivos. No es de extrañar entonces que el abandono de menores por parte de las madres de escasos recursos se incremente en esta etapa, con los consiguientes riesgos para la salud y el desarrollo de los niños. En estas familias monoparentales, otro factor de estrés es la generación de dependencia de la familia extensa para el cuidado de los niños, en especial si la insuficiencia de recursos determina una convivencia forzosa. Los datos muestran sin embargo que si los miembros de la familia extensa establecen claros acuerdos con la madre para la crianza del pequeño, el niño estará en mejores condiciones físicas y emocionales que otros menores que carecen de figuras estables de crianza. Pero si en la familia extensa cada uno de los miembros pretende controlar al niño con sus propios criterios, contradictorios con los de los de126

más, se fomentará en él una confusión sobre las normas, lo cual dificultará su adaptación escolar, favoreciendo un patrón conductual de inquietud, agresividad con sus iguales y rebeldía ante los límites establecides por los adultos. No sobra aclarar que efectos similares se pueden producir en las familias completas que tienen que acudir a la colaboración de la familia extensa para el cuidado de los menores, o cuando entre los padres hay diferencias sobre la crianza y cada uno pretende imponer su punto de vista. El ingreso al medio escolar es otro estresor normativo, que puede convertirse en problema, si aspectos de la dinámica familiar como la excesiva sobre protección o temores de los padres infundidos al niño, dificultan su natural proceso de separación.

Algunos estresores no normativos Un evento cuya frecuencia se incrementa infortunadamente en un medio violento como el nuestro, es la muerte de uno de Los padres. Como sugiere Brenner ( 1987), la mayoría de los niños logran superar esta experiencia si· se tienen en cuenta tres factores principales: 1) que el niño reciba la noticia lo más pronto posible, ojalá del otro padre, de manera clara y directa, mostrándoles los propios sentimientos de dolor y reforzando la disposición de continuar unidos por el afecto de siempre; 2) llevarlos al funeral para que puedan encarar la realidad de los hechos, dándoles información previa acerca de lo que ocurrirá y de lo que deben hacer ante las expresiones de condolencia; 3) darles tiempo y compañía durante las semanas subsiguientes, permitiéndoles hablar sobre el tema de la muerte y haciéndolos partícipes de la planeación del futuro de la familia .' Si los niños presencian la muerte en circunstancias violentas, es posible que los cuidados familiares sean insuficientes para superar el shock, por lo cual puede ser útil la asistencia de un profesional. Si el fallecido es un hermano del niño, las consecuencias de la pérdida dependerán del modo como se produjo la muerte, de la reacción de los padres ante el evento y ante los hijos sobrevivientes, y de la relación del niño con el hermano muerto y con los demás. En cualquier caso, será la aceptación de los sentimientos de todos los miembros de la familia y la posibilidad de compartirlos en forma explícita y solidaria, lo quefavorecerá una adecuada elaboración de la pérdida, proceso natur~hnfR,St~f pJ~ asociado al nivel previo de funcionalidad de la interacción fa1J,if;:~i~~~~~1~~

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Otro evento frecuente es la separación o el divorcio de los padres. El sentido que los niños le atribuyen a este hecho varia según Ja edad, así: los pequeños de tres a seis años, quienes experimentan el afecto en términos de la cercanía física, sentirán el alejamiento del padre como un abandono del cual a veces se culpabilizan, creyendo que han hecho algo malo que ha inducido esa ruptura, a pesar de las promesas de afecto incondicional de los dos padres. Los niños de cinco a ocho años, concientes de las dificultades conyugales, tienden a alimentar la fantasía de que ellos pueden hacer algo para complacer a los padres y evitar la separación, aunque a veces tengan que acudir, inconcientemente, a medidas como la enfermedad o los problemas de adaptación y rendimiento escolar para llamar sobre ellos la atención de la pareja. Los niños.de 9 a 12 años, quienes ya comprenden mejor la complejidad y las diferencias de los sentimientos de los adultos, tendrán no obstante dificultades para aceptar la ruptura, pues conforme a la misma educación que han recibido, insistirán en que si los cónyuges hacen un esfuerzo, lograrán resolver los problemas, razón por la cual son comunes las recriminaciones de los menores contra el cónyuge, quien, convencido de su decisión de separarse, quien debe entonces reiterar que ya no hay nada que hacer. Estas situaciones son riesgosas para la dinámica familiar, en la medida en que el progenitor inconforme con la ruptura, se alíe con el hijo en contra del otro cónyuge para presionarlo a desistir. Por supuesto, el momento de la separación se acompañará de distintas reacciones, según los motivos que· hayan conducido a ese desenlace, pero de todas maneras el proceso de deterioro de la relación de la pareja, que inevitablemente afecta a todos los miembros de la familia, se asociará con sentimientos y reacciones de temor, de rabia, de culpa y de tristeza, fluctuantes según las circunstancias y eltipo de relación establecido 'COn cada uno de los padres. En cualquier caso, las consecuencias de la separación dependerán de la claridad y del cumplimiento de los acuerdos que establezcan los padres para la custodia de los hijos; pues como lo muestran las investigaciones y la experiencia clínica, los efectos nocivos nopueden atribuírse al hecho mismo de la separación, sino a su manejo. ·

El abuso físico y emocional de los menores es otra de sus fuentes de

que cita Brenner (op.cit.), «una situación de maltrato infantil es aquella donde mediante actos premeditados o manifiesto desprecio de las necesidades pri rnordiales del niño, el comportamiento del padre, madre, sustituto o adulto cuidador, fue la causa de previsibles y evitables lesiones o perjuicios en el niño, o contribuyó materialmente a una irrazonable prologación o empeoramiento de una lesión o perjuicio». Aunque en Colombia crece el interés por el abordaje de este problema a nivel investigativo y preventivo (Asociación Colombiana para la Defensa del Menor Maltratado, 1994), sus secuelas y su persistencia aún prevalecen en innumerablesfamilias, cuya dinámica se caracteriza por bajos niveles de cohesión y alto nivel de conflictos no resueltos, dada la preeminencia de la explosividad y la violencia como patrones típicos para impartir la disciplina y resolver los problemas de la convivencia, junto con modelos de crianza basados en los mismos estilos que se reproducen transgeneracionalmente, y se agravan por el consumo de alcohol y de otros tipos de estimulantes.· Otra situación estresante no normativa está constituída por la aparición de una enfermedad crónica y severa en alguno de los hijos, así como el nacimiento de menores con trastornos o problemas congénitos. Patterson y McCubbin ( 1983) describen las tensiones inherentes a esta situación como sigue: Í)

Tensiones intrafamiliares, reflejadas generalmente en sobreprotección sobre el niño enfermo; coaliciones entre el enfermo y la persona encargada de cuidarlo (casi siempre la madre), mutua culpabilización entre los padres o hacia el niño, rechazo abierto o encubierto hacia el enfermo, competencia entre los hermanos por el reconocimiento, la atención y el tiempo de los padres.

2)

Modificaciones en las actividades y metas familiares, relativas a la r~ducción de actividades de entretenimiento, limitaciones profesionales de los padres e incertidumbre acerca de tener más hijos, si al trastorno se le, asocian causas genéticas.

3)

Aumento de los quehaceres domésticos propios de Ja atención del enfermo e incremento de los gastos por atención médica y cuidado general, el cual puede incluír adquisición de aparatos especiales, cambio y adecuación de la vivienda, dieta, medicamentos costosos, etc.

estrés. Según la definición del National Center on Child Abuse and Neglet 128

129

4)

Aislamiento social, por temor al rechazo o por limitaciones propias de la enfermedad.

físicas ·

5)

Preocupación y aflicción por las alteraciones físicas y del desarrollo, así como por la adecuada atención médica y el aprovechamiento escolar del niño enfermo, en la medida en que sus condiciones se lo permitan.

Capacidades y recursos l.

Recursos de los miembros

Los mencionados autores sugieren, con base en estudios sobre familias de niños con enfermedades crónicas, tres tipos de estrategias más saliidables para afrontarlas: 1) mantenimiento de la integración y la coope ración familiar, dentro de una definición optimista de la situación y de la vida; 2) mantenimiento del apoyo social, la autoestima y la autoconfianza; 3) comprensión del proceso de la enfermedad por medio del contacto con otros padres con el mismo problema y de una adecuada información por parte de los médicos.

En estas etapas, la composición familiar se convierte en un factor determinante de los recursos de sus miembros, pues en definitiva la ausencia de uno de los padres hace pesar sobre el que permanece a cargo de los hijos las responsabilidades propias de la crianza en la vida cotidiana. Además de los recursos meramente económicos requeridos, hay que buscar adecuadas formas de mantenimiento para los recursos emocionales necesarios para afrontar la paternidad, tanto cuando se cuenta con la colaboración de los dos cónyuges, como cuando los miembros deben adaptarse a la vida familiar monoparental y a los conflictos conyugales previos y posteriores a la ruptura, a la vida con el nuevo compañero y sus hijos en las familias reconstituidas, o a la convivencia con la familia extensa cuando las condiciones así lo exigen.

En general, los resultados obtenidos con las familias no-clínicas muestran un descenso de la acumulación de tensiones al pasar de la etapa de hijo mayor preescolar a escolar, período que sería de consolidación y afianzamiento de la familia, en preparación para las exigencias desu arribo a la adolescencia.

Los recursos emocionales de los padres dependen de la adecuada satisfacción de sus necesidades físicas y psicológicas básicas como personas, muchas de las cuales se nutren de la relación marital, pero también de otras fuentes del entorno, como la familia extensa, el medio laboral y las demás instancias sociales con las que los padres tienen contacto.

Como se ha enfatizado antes, la acumulación de tensiones se incrementa en proporción al bajo nivel económico, ocupacional y educativo de 16~ padres, especialmente de las madres jefes de hogar, quienes pueden quedar abrumadas ante tantas demandas y tan pocos recursos paraafrontarlas, como ocurre en las familias en extrema pobreza, donde suele haber un mayor número de hijos en edad preescolar y escolar, de modo que ese desbordamiento de exigencias produce severas alteraciones en el funcionamiento y en la integración familiar.

Así como los bebés, los nuevos padres, y en especial las madres, precisan buena nutrición, higiene, cuidados apropiados para su estado y un ainbiente tranquilo, cálido y afectuoso, coherente con un alto nivel de cohesión familiar. La familia extensa se convierte en este momento en una importante fuente de apoyo, en cuya ausencia la pareja puede requerir de servicios especializados o del apoyo de vecinos y amigos, sobre todo si se trata de madres primerizas. Cuando las madres de recién nacidos padecen escasez de recursos y falta de colaboración del padre, están mucho más expuestas a experimentar una suerte de competencia entre su satisfacción y la del pequeño, siendo este un fenómeno psicológico que predispone a la negligencia y al maltrato de los niños, como ya lo han mostrado numerosos estudios.

En esas familias se identificaron estresores particulares, que afectan con mucho menor frecuencia a las demás familias, tales como muerte accidental o violenta de padres e hijos más que de madres, enfermedad grave e incapacitante, adicciones, fugas de los menores, abandono del cónyuge, embarazos difíciles, días sin comer por falta de dineroy encarcelamiento de alguno de lo miembros.

Con los niños gía correlativa der proveerles aprendizaje y

de seis meses a tres años, los padres requieren de la enera la que despliegan los pequeños exploradores, para poun ambiente suficientemente protegido, que les facilite.el/:" . el desarrollo de las destrezas correspondientes a su eqélª_; · (. ¡''···1;

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Para mantener ese nivel de energía, los padres deben reconocer y satis facer sus propias necesidades de reposo, de estímulo y de entretenimiento pues de lo contrario van a ser más vulnerables a imponer controles ex' cesivos a la inquietud natural de los niños y a responder con irritabilida a sus iniciativas y a sus demandas de actividad. Una vez más, si no c~~nta co~ la ~olaboración de los dos padres, el progenitor a cargo de runo estara mas propenso a la fatiga y con ello a experimentar como u' peso las labores de acompañamiento y control del menor.

La relevancia de la cohesión como recurso sustancial en las primeras de la crianza, se confirma al considerar las condiciones mínimas requeridas para el cumplimiento de las funciones de los padres en este período, las cuales, como se anotan en la tabla 3, corresponden ante al cuidado y a la protección, de forma tal, que si' el apego emocional entre padres e hijos se deteriora por cualquier razón, aparecerán inevitablemente la negligencia y el maltrato, y Ú se exagera por la tendencia al aglutinamiento, sobrevendrán la sobreprotección y las restricciones al desarrollo de la autonomía.

Otra ~ece~idad de .los padres en estas etapas, es la de revisar sus propia~ expene~c1as de enanza y sus expectativas acerca de sus hijos, porque la tendencia espontánea conduce a reproducir los patrones vividos, de formaque en su manera de enseñar, de corregir y de proteger a los niños se repiten o se superan los estilos aprendidos en la propia infancia, acerca de cada uno de los componentes de la cotidianidad, tales como la ali~ mentación, el manejo del tiempo, la organización de los objetos, las normas de higiene y de cuidado del cuerpo, etc.

Es importante subrayar la relación entre la cohesión familiar y la construcción de la confianza básica en las primeras etapas del desarrollo infantil, porque este fundamento de la capacidad para establecer relapiones afectivas significativas no puede comprenderse analizando únicarnente la relación madre-hijo, sobre la cual se han centrado innúmeraples investigaciones de la psicología evolutiva, dado que esta díada subsiste en interdependencia con los subsistemas conyugal y familiar.

Uno de los riesgos más frecuentes en las madres solas, es el de apegarse a sus hijos como única fuente de satisfacción de sus necesidades afectivas cuyos peligros de simbiotización ya se han mencionado. '

2.

Recursos de la familia

('.on respecto a la cohesión como fortaleza familiar, se encontró que ciertamente las familias no-clínicas reportaron un nivel más alto en esta d~mensió.n, así como en su satisfacción con ella, siendo que en promedio ~e ubicaron en la categoría de familias conectadas, en tanto que las c~~mcas resultaron ser familias separadas. Se diría que en estas etapas de hijos pr~escolares ~ escolares, la cohesión se afecta sobre todo por la p~esenc1a de confltctos de la pareja, que conducen al surgimiento de c!ertas alteraciones de los límites entre los subsistemas, es decir, a que sm proponérselo, los padres deriven la búsqueda natural de satisfacción afectiva en los pequeños hijos; así, los niños entran en coaliciones con el padre o con la madre, o en francas situaciones de triangulación, en las cuales asumen el papel de mediadores y de emisarios de los padres, de manera que si ese patrón de relación se estabiliza en el tiempo, surgirán en el menor toda serie de dificultades psicológicas, dado el conflicto de lealtades y las confusiones relacionales en las que participa.

132

En cuanto a la adaptabilidad, fueron también evidentes las diferencias entre las familias clínicas y no-clínicas de esta etapa, siendo más alta en t:o¿:\ ,•.

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Se programó una sesión conjunta que nunca se llevó a cabo, pues al confirmarse el embarazo de Lina, ella y su novio procedieron según los planes que tenían y consideraron que antes de continuar en un proceso terapéutico deseaban darse un tiempo para organizarse como pareja. No obstante, se les sugirió aprovechar los beneficios de un programa de asesoría médico-psicológica para parejas de adolescentes embarazadas, concientes de los riesgos de que se reprodujera en esta unión y en ese bebé la historia de negligencia, maltrato y mala crianza. Los padres tampoco se sintieron motivados a continuar en la terapia porque lo que querían evitar ya había sucedido. ·

de su madre. Rosa y José no lo consideran un mal muchacho, pero piensan que no sólo ha incidido negativamente sobre su hija sino que la ha· utilizado e irrespetado como mujer, por lo cual el padre la denigra. Los padres aspiran a que la terapeuta convenza a Lina de abandonar a su novio y de acatar las normas familiares, ahora más estrictas con respecto a sus amistades y salidas, advirtiendo que si eso no es posible la enviarán a un internado. Ella se muestra muy inhibida en la sesión y . dado el ambiente de hostilidad hacia ella, se propone continuar la evaluación del caso en otra sesión con los padres y una individual con Una, para poder completar la información necesaria para generar acuerdos realizables.

Caso 8: Trastorno obsesivo compulsivo Marcos tiene catorce años, es un excelente estudiante y vive con Margot, su madre, desde cuando sus padres se separaron hace doce años. Buscan ayuda psicológica porque el muchacho sufre hace varios meses de erecientes preocupaciones por la limpieza de sí mismo y de los alimentos; por lo cual se baña varias veces al día, lava repetidamente todos los objetos a su alrededor y vigila la preparación de los alimentos para constatar qu~ su madre aplica los procedimientos de aseo que él considera necesanos.

Se redefine el problema reconociendo que si bien la joven está e~ una situación de dificultad, es evidente que el funcionamiento familiar podría mejorar, porque ninguno se encuentra a gusto y es imposible responsabilizar a Lina poi: el malestar emocional de una familia en tá cual, a pesar de la voluntad de progreso de los padres, los logros no son halagadores; por lo tanto, es fácil comprender que, detrás de su rabia haya una gran desilusión, tal vez difícil de reconocer y de expresar, haberse pasado la vida en una carrera de esfuerzos buscando ofrecerles a sus hijos unas condiciones mejores a las de su propia infancia. . .. En la entrevista con Lina aparecen las sospechas de que está embarazada y sus sentimientos mixtos de alegría y temor ante esta posibi Iidad. Su novio está muy contento y le ha dicho que por ningún motivo la dejará abortar; piensa que con su salario mínimo y el respaldo de su madre, podrán salir adelante y tener una familia, donde ella sea la esposa madre dedicada a su hogar. Lina teme profundamente la reacción lenta de su padre, pues lo cree capaz de lesionar a su novio, pero también ante este riesgo él la ha tranquilizado diciéndole que lo enfrentará «de hombre a hombre». · En la sesión con los padres se revisa la visión que tienen de su hija y se destaca el hecho de que ellos .• a pesar de su cariño hacia ella, no lograron detectar a tiempo que tenía necesidades de afecto y compañía y que su mal rendimiento académico no podía atribuírse a un simple descuido, sino que estaba asociado a verdaderos problemas de su psicoafectivo, por lo cual tenían que reconocer que al encontrar cariño en_ su novio era muy difícil pretender atajar este proceso de enamoramiento, no sólo natural, sino acelerado por las carencias que Lina tenía como persona y que aspiraba satisfacer en esa precoz relación marital. 154

Estas preocupaciones son tan permanentes e intensas que ya no logra concentrarse en sus actividades académicas, duerme mal y como Margot se siente perseguida por esa observación ansiosa de su hijo, se han incrementado las discusiones entre los dos. Su vida social es prácticamente inexistente, pues Marcos no resiste estar en situaciones cuyo aseo no pueda controlar y Margot está muy atemorizada porque cree que su hijo se está volviendo loco. ­Ó,

El contacto con Néstor, el padre, ha sido muy irregular, porque recién se separaron él fue a vivir con su familia de origen, residente en otra ciu'dad y nunca ha cumplido con los acuerdos de apoyo económico que han hecho en el transcurso de los años. Hace dos años regresó a la ciudad, pero la expectativa de que esto permitiera el acercamiento padre-hijo no se ha cumplido. Madre e hijo están de acuerdo en que a pesar de que él tiene 38 años, se conduce como un niño caprichoso, inestable en el trabajo, sin un rumbo de vida claro, ni consistencia personal para cumplir las promesas que siempre les hace. .Margot tiene un cargo como jefe de sección en una empresa donde la reconocen por su capacidad de trabajo y su responsabilidad; ha logrado 155

cierta estabilidad económica y si bien tendría lo suficiente para ruantenerse con su hijo, insiste en que el padre haga los aportes que le corres. panden porque no quiere «quitarle su obligación». Bajo esta premisa, Marcos debe pedirle dinero a su padre para cubrir algunos de sus gastos; pero como él no le cumple, Margot debe asumirlos, y así reafirma con su cantaleta lo inútil que es su exesposo. La unión se produjo porque Margot quedó embarazada al poco tiempo de noviazgo y como su padre no hubiera tolerado que una hija suya fuera madre soltera, ella presionó un matrimonio del cual nunca estuvo convencida, porque en el fondo no quería a Néstor y era conciente de sus limitaciones para cumplir con las funciones de esposo y padre. La separación ocurrió cuando él hizo una crisis que no se diagnosticó ni se trató como tal, pero que, por la descripción de Margot, debió ser uÓ crisis psicótica de tipo paranoide, con contenidos místicos megalornaníacos. En esas circunstancias ella prefirió encomendar a su familia política la responsabilidad de cuidar a Néstor.

y

El problema de Marcos se definió como un inmenso temor a perder el control, ante circunstancias en las cuales él estaba en una posición ambigua e intensamente comprometedora: su madre le ayudaba a alimentar la esperanza fallida de contar con un padre; con ella tenía una relación demasiado estrecha, donde se confundían actitudes maternales con otras de confidente, a través de constantes comentarios sobre las preocupaciones de Margot, quien no tenía amistades ni mucho menos nuevas experiencias amorosas, de modo que su vida se reducía al trabajo, su hijo y su familia de origen, con quien compartían su escasa vida social. En los pocos encuentros con el padre, éste aprovechaba para lamentarse _Y justificarse en su soledad y en sus fracasos, con la idea de tener un amigo en su pequeño hijo. Por otra parte, Marcos experimentaba con gran temor los cambios de su adolescencia, de modo que sus síntomas surgían en perfecta coherencia con las condiciones de funcionamiento de su sistema de convivencia, caracterizado por la confusión de sentimientos, de roles y de subsistemas, en un momento de la vida donde justamente ta principal demanda es de diferenciación. La intervención terapéutica se prolongó por cuatro meses, durante los cuales se realizaron sesiones individuales con cada uno de los padres y con Marcos; sesiones con la pareja y con los tres miembros de la familia. Los objetivos terapéuticos se dirigieron a: l) esclarecer las pautas de·relación entre ellos y propiciar pequeños cambios, después de redefinir 156

los múltiples temores que cada uno expresaba al pensar en abrirse hacia el exterior; 2) estimular el desarrollo de relaciones fuera de ese pequeño territorio, de modo que cada uno tuviera amistades y aficiones que les permitieran dicha apertura; 3) formular acuerdos viables con respecto a las visitas y aportes del padre; 4) revisar las estrategias de Marcos para identificar y procesar sus emociones, su imagen de sí mismo y su papel en la relación de sus padres, con el fin de quebrar un riesgoso rumbo a la psicosis, según se ampliará más adelante. Al término de este proceso, los síntomas de Marcos habían desaparecido y losintentos de involucrarlo en los asuntos no resueltos entre los padres habían disminuído; se evidenció sin embargo que la voluntad de cambio del padre era insuficiente para que lo lograra, pues se confirmaron sus marcadas dificultades emocionales, nunca abordadas dentro de un proceso psicoterapéutico, al cual él se negó rotundamente a pesar de haberlo considerado útil para su hijo. Contando con estas limitaciones, se programó un seguimiento, inicialmente mensual y luego semestral, durante tres años; los síntomas no reaparecieron y en las sesiones programadas se les asesoró para afrontar las situaciones que en esos momentos eran consideradas como problemáticas.

El juego psicótico y los síntomas de los adolescentes El concepto del juego psicótico, propuesto por Mara Selvini Palazzoli ( 1990), representa una interesante aproximación para comprender, dentro del marco del ciclo de vida familiar, la aparición de los trastornos de tipo psicótico esquizofrénico, cuyo proceso empieza a evidenciarse en la adolescencia y cuya severidad se consolida en la vida adulta, aunque su comienzo pueda observarse en las primeras etapas de la vida familiar. El concepto de juego psicótico Este concepto, asumido por Selvini Palazzoli como metáfora de un estilo relacional que opera a través de la vida familiar, integra dos tipos de razonamientos que fundamentan su investigación:

157

1.

El de la estrategia del actor, correspondiente al planteamiento de "M. Crozier y E. Friedberg ( 1977), quienes afirman que «detrás de los hombres y de las reacciones efectivas que rigen la conducta cotidiana, el analista debe descubrir una regularidad que sólo sentido si se refiere a una estrategia. Esta última no es, pues, otra cosa que el fundamento, inferido a posteriori, de la regularidad de la conducta observada empíricamente».

2.

Elconcepto sistémico sobre los vínculos y los límites impuestos al. a~tor por los.niveles supraindividuales, es decir, por las reglas pro" pras de los sistemas de interacción, en este caso la familia, donde es posible identificar los procesos de liderazgo, las alianzas y los efectos ~ragmáticos de la comunicación sobre el comportamiento de los miembros, como determinantes de la naturaleza de las relaciones entre ellos.

No obstante la consideración del juego como patrón de interacción no ~e e.x~luye l~ participación y la responsabilidad individual, porque c'ada ~nd~v1duo tiene su propio juego, su estrategia autónoma, aunque indisolublemente entrabada con el juego en curso en la familia y en los co~textos. que la enm~rcan, en coherencia con el principio de la autonomia relativa de los sistemas. Como dice Ana Ma. Sorrentino (Mateo Selvini, 1990, pg. 37), «El hecho de que temernos en consideración -junto con las reglas estructuradas l?s relaciones del sistema en su evolución ternporal-, ~os aspectos biológicos y las motivaciones intrapsíquicas de los distintos Jugadores, no significa que consideremos que esas motivaciones son independientes de la influencia constante del juego interactivo: desde nuesl~o punto de ~isla, ... un individuo escenifica un determinado juego, pues nene deler~madas mo_tivaciones, vivencias, sentimientos, ... y participa en u~a partida determinada que a su vez sólo le permite determinadas movidas». · · .

po~

Tre.s, tipo~ ~e cons!deraciones conceptuales influyeron para la configuracion teonca del Juego psicótico: ' 1.

158

La del ju~go como un conjunto de reglas de interacción, tal como lo propusiera el grupo de Palo Alto, basándose en la observación de las redundancias del funcionamiento del sistema familiar.

2.

El juego como marcador de contexto, según lo cual, decir «esto es un juego», equivale a afirmar que las acciones allí desarrolladas adquieren sentido dentro de las reglas del juego.

3.

La teoría de los juegos de Von Neumann, como modelo para estudiar conductas decisionales que tienden a maximizar el beneficio pero exigen omnisciencia de los jugadores, es decir, conocimiento de todos los factores que inciden sobre la decisión.

Mateo Selvini (op. cit.) considera que el concepto de juego psicótico supera estas tres acepciones e integra las propuestas sobre jerarquía familiar, control y distribución del poder de Jay Haley. Advierte sin embargo, que la metáfora del juego como estrategia competitiva no se puede aplicar rígidamente al juego psicótico, pues en él no hay vencedores; todos son vencidos. En este aspecto recogeel concepto de juego psicológico de Eric Berne, en cuanto a que el supuesto «beneficio» del juego, en términos sociales y· psicológicos, no es otra cosa que una forma de hacer avanzar el argumento de vida, en lugar de ser una forma de estimular la autorrealización y la autonomía individual. Sobre estas bases, expuestas aquí de manera muy general, Selvini Palazzoli y sus colaboradores proponen la construcción de un modelo de comprensión de la producción de la esquizofrenia como un proceso en seis estadios que se describen enseguida muy sintéticamente. Estadios del juego psicótico Primero: El impasse de la pareja Selvini se identifica con J. Framo ( 1965), quien afirma que «cuando hay hijos con trastornos, hay siempre un matrimonio con trastornos, aunque no todo matrimonio con trastornos produzca hijos con trastornos». El trastorno conyugal que conduce a la esquizofrenia sería el impasse, entendido como una situación en la cual, «dos adversarios, al igual que los dos adversarios de una partida de ajedrez, parecen destinados a afrontar eternamente una situación sin salida: su relación no conoce verdaderas crisis, ni escenas catárticas, ni separaciones liberadoras. Uno de ellos exhibe cada tanto una serie esp~clll;éulíiP de movidas de ataque, de provocaciones y de triunfos aparente~:,¡)~ar~~~ \

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estar siempre a punto de llevarse la mejor parte, pero el otro, sin perder la calma, invariablemente realiza una movida que equilibra el puntaje» (Selvini Palazzoli y cols., 1990. pag. 174).

El primero se llama «provocador activo», porque sus actuaciones son más visibles y calificables como agresiones o negligencias en la relación con su pareja. El otro es el «provocador pasivo», quien se confunde generalmente con «la víctima»; porque la puntuación que se hace de sus comportamientos es tal, que siempre aparece como el receptor de las hostilidades del provocador activo. Este juego apunta a evitar la escalada y por consiguiente el cisma conyugal. E~ un juego donde cada uno de los compañeros reacciona a la movida del otro con una contramovida, anulándole su eventual ventaja, pero sin avanzar jamás hasta cantar victoria. Siempre quedan en tablas. Este patrón de interacción describe a las parejas donde el conflicto nunca alcanza los niveles necesarios para que alguno tome la iniciativa de separarse, o si se produce la separación física, los excónyuges se las arreglan para continuar enredados en serias discrepancias ecónomicas, o atados a circunstancias y a resentimientos que los inhabilitan para asumir su vida independientemente o con otra pareja, de modo que de por medio mantienen a sus hijos ejerciendo funciones de mediadores o de puntas de lanza para avivar el conflicto. A estas parejas bien les cabría el lema «ni contigo ni sin ti», porque tienen suficientes evidencias de que no. logran satisfacer sus mutuas expectativas conyugales, pero insisten tercamente en conservar vínculos que se vuelven tóxicos desde el ·punto de vista emocional, pues por lo general se alimentan de frustración, rencor e impotencia.

Segundo: La intromisión del hijo en el juego de la pareja El hijo que se convierte en paciente potencial, comete un error. epistemológico que consiste en atribuír linealmente razones y culpas a sus padres, tomando al provocador pasivo por una víctima y al activo por un verdugo. Esto ocurre porque el provocador activo usa con el paciente potencial las mismas movidas de descalificación o de agresión que usa con el cónyuge, y porque el provocador pasivo usa conductas seductoras en búsqueda de la solidaridad del hijo.

160

Son en realidad seducciones mutuas encubiertas, muy difíciles de evidenciar en el proceso, que como todas las comunicaciones seductoras, libradas a lo implícito y a lo analógico, se pueden interpretar con justa razón como promesa ambigua: toda seducción lo es. Esto significa que el hijo interpreta como un reconocimiento y como la asignación de una cuota de poder dentro de la familia, el hecho de que su madre, por ejemplo, víctima de un marido que la descuida, se le aproxime como confidente y comparta con él sus insatisfacciones y tristezas conyugales, de modo que así él se cree autorizado para enfrentar al padre en favor de su madre sufriente. Pero cuando el hijo empieza a participar en forma activa en el juego, la promesa formulada con ambigüedad por «la víctima», es negada de la misma manera, estableciéndose así el movimiento oscilante de las coaliciones, descrito por Bateson al referirse al doble vínculo. Es decir, si el hijo reprocha directa o indirectamente al padre negligente, esperaría que su madre lo respaldara y se mostrara agradada con él; pero como el niño o el adolescente no puede participar de las sutilezas de la vida conyugal, muchas de las cuales transcurren como secretos de alcoba, queda desconcertado cuando sin saber cómo, sus padres aparecen nuevamente reconciliados y por lo tanto sus reproches son matizados, bien sea por la descalificación de la supuesta «víctima» o por la seducción del supuesto «verdugo». Esta es entonces una coalición subterránea, intergeneracional y negada, con carácter instrumental, pues dicho de manera muy cruda, los padres utilizan a su hijo como una herramienta para permanecer falsamente unidos. Así, cuando el hijo tiene dificultades o empieza a actuar en forma francamente psicótica, el «perdedor» se alía con «el vencedor» en contra suya. En cambio cuando la conducta inadecuada del hijo está bajo control, el «perdedor» se inclina nuevamente hacia él y renueva promesas ambiguas y seducciones, aunque el objetivo de fondo siga siendo la conservación de una unión que no logra sostenerse por sí rnis-: rna.

Por lo tanto, como plantea Viaro (Selvini, 1990), el verdadero problema del paciente potencial no sería tanto que hubiera construido su propia personalidad sobre bases frágiles (interpretación médico-psicoanalítica), ni que hubiera estado sometido sistemáticamente a modelos comunicativos desestructurantes (doble vínculo), sino más bien que, en

161

un momento dado, ve invalidado el presupuesto de fondo sobre el cual él ha con.struído su propio universo afectivo y cognitivo, al descubrir el carácter instrumental y utilitario del vínculo que tiene con su presunto aliado.

Tercero: La conducta inusitada del hijo

?~ ~ste estadio, apare~e. en el paciente potencial la conducta

inusitada, m1.c1al~ente no p~tologtca, como un intento de modificar el juego, ante la mercia de su aliado y fa continuación de las provocaciones del «Ven~ cedor», .

Quinto: La eclosión de la psicosis En esta situación, con sentimientos de fracaso por no haber logrado someter al padre provocador y de tristeza por la traición de su cómplice secreto, el hijo queda solo y con una sensación de impotencia, de modo que apenas le queda la sintomatología como arma para prevalecer. Como parte de ella, podrá descargar la rabia que los demás no justifican y continuar afinando sus conductas inadecuadas que cumplen cada vez más la doble función de desafiar y de servir de acicate para el mantenimiento de la fallida unión de dos personas que ahora tienen razones de sobra para apoyarse: el cuidado de su hijo psicótico,

Es difícil identifi~~r en la historia familiar la conducta inusitada que P.recede a la eclosión de los síntomas psicóticos, porque ésta puede ser simplemente un cambio físico o un sutil cambio de actitud. En muchos casos, estas conductas se asocian con disminución del rendimiento académico, problemas de adaptación escolar e incipientes actos delictivos · ante I?~ cuales ,el movimiento de la «víctima» se dirige a buscar la colaboración del conyuge para controlar al hijo, en proceso de ser definido entonces como «el problema».

Sexto: Las estrategias basadas en el síntoma

Cuarto: El viraje del presunto aliado

Resultados de la aplicación del concepto de juego psicótico

t?~º

N~ hijo que intenta dar una lección al padre vencedor llega a ser pstc~t~co. A. veces I~ pare)a aprende de la experiencia y reorienta su relación ~ac1.a el mejoramiento o hacia la separación definitiva, con lo ~ual se hqu.1da el conflicto y sobre todo se recuperan los límites' mterge~eractonales. Pero si la supuesta víctima consiente tácitamente a' las medidas t?!'11adas P.~r el cónyuge para controlar lo que define como una ~ublevac1on ~el, hijo, o. peor aún, toma partido contra éste, desaprobandolo o castigándolo, se da un viraje, un cambio de lealtades, que muy probabl~~~nte exacerba los síntomas, pues es vivido por el joven como una traición que no puede denunciar ni mucho menos aceptar.

s:

Este movim.i~nto evid~ncia en el acercamiento conyugal que se da cuando el hijo esta en dificultades, el cual se convierte en otra falsa ilu~ión de arreglo, fundada en el malestar del niño o del adolescente, quien va quedando así atrapado en una situación donde, gracias a que él es un problema, sus padres armonizan como hasta el momento no lo habían hecho. .

162

Con la eclosión de la psicosis, la familia empieza a funcionar alrededor de las crisis y de las intervenciones de profesionales e instituciones psiquiátricas que se van-convirtiendo en parte de su sistema de vida, en forma tan intensa como la severidad de los síntomas, dentro de una dinámica tal, que los cambios propuestos resultan en general inefectivos y por lo tanto se cronifican tanto el impasse conyugal como el paciente.

El concepto del juego psicótico ha sido puesto a prueba en la práctica clínica y en el proyecto piloto de investigación «Diseño y evaluación de

un modelo de intervencion sobre la evolución del proceso esquizofrénico desde una perspectiva sistémica», realizado con el psiquiatra Nelson

Bruno en 1992, dentro del marco de un convenio establecido para este efecto entre la Clínica de Nuestra Señora de la Paz y la Universidad Santo Tomás de Santafé de Bogotá. En su desarrollo participaron directivos de la Clínica y un equipo terapéutico conformado con el fin de facilitar el seguimiento de los casos que constituyeron la muestra de esta experiencia pilotó. En la práctica clínica, se han abordado en el curso de los últimos cinco años otros casos de jóvenes igualmente diagnosticados con una primera crisis de tipo esquizofreniforme, a partir de cuyo estudio se presentan enseguida las conclusiones más relevantes en relación con la aplicabilidad del concepto del juego psicótico.

163

no logra ejercer su autoridad efectivamente, estableciendo con el hijo una cierta complicidad Pª'.ª pro~~gerse de lo que los _dos de~nen corno severidad o desconsideración del padre. Con f1ecuen~1a la madre le oculta al padre las conductas inadecuad~s Y en ocas1?nes manipulativas de los hijos, con lo cual s.e m~n~1ene un pa~ron interacciona] correspondiente a un juego psicológico de co~s1derable severidad, dado que cada uno de los padres pretende onentar por su parte a los hijos, descalificando al otro.

Características de los jóvenes identificados como pacientes

J.

Los jóvenes tratados, de ambos sexos, tenían entre 17 y 25 años de edadi Su nivel académico osciló entre segundo año de secundaria y los primé» ros años de universidad y se encontró relacionado con mejores posibilir dades de recuperación, lo cual confirma el valoradaptativo de los logros' escolares, pues las personas que tenían más éxito académico y se sefi':· tían más identificadas con su actividad, se integraron más rápidamente á\ la cotidianidad después de la crisis. ··

Se aprecia en todos los casos una disfunción conyugal .• de tal naturaleza, que a pesar de que su acople nunca haya funcionado, tampoco han disuelto realmente la unión; aunque algunos padres se encontraban separados legalmente, seguían atados por ~onfusas razones económicas o por culpabilizaciones mutuas relativas a la crianza. de los hijos.

2.

Én algunos de los casos, la conducta inusitada comenzó como una po-' bre adaptación escolar y en otros ésto se combinó con consumo de droga; en otros, los problemas no se registraron en la vida escolar sino enla acentuación de la rebeldía hacia los padres, quienes no habían identificado antes ningún otro indicio de dificultad, de modo que fueron scr-' prendidos por la abrupta aparición de las conductas bizarras propiasde las crisis psicóticas. El tiempo de hospitalización varió entre una serna..'< na y dos meses, dependiendo en parte de la severidad de los síntomas; pero sobre todo de circunstancias familiares e institucionales que frená1 ron la pronta salida de la clínica, la cual fue un objetivo terapéutico primordial en todos los casos.

2.

Características de la estructura y del funcionamiento familiar

Todos estos hechos aparecieron asociados con el estancam~~nto del desarrollo psicoafectivo, académico e intelectual de los Jovenes, quienes atrapados en una relación simbiótica, gen~rali:nente con la madre y de triangulación entre los dos padres, debian mve.r~ tir gran parte de su energía emocional en velar por ese precano equilibrio familiar. 3.

En la mayoría de familias se ident~ficó un sub.s!stema fraternal poco cohesionado, de modo que el tipo de rel.a~ton entre los he~rnanos no ofrecía una alianza estable que facilitara el desprendimiento del paciente identificado de la relación simbiótica Y de la triangulación.

4.

Tanto la cohesión como la adaptabilidad de estas familias se ub~caron en las categorías extremas; mostraron una po~re cornunicación, caracterizada por un distanciamiento predommante, escas.a interacción y respuestas explosivas ante los desacue.rd~s, ~?nd1cienes que naturalmente no favorecen la adecuada asimilación de las situaciones inesperadas ni de las crisis.

3.

Estrategias y objetivos terapéuticos

Desde el punto de vista de su constitución, ha habido familias cornple-' tas, incompletas por la ausencia de uno de los padres y reconstituídas (con padrastro). No obstante, se han identificado varios elementos tó~-' > munes en su funcionamiento: · · Y

1.

Una jerarquía familiar alterada, por ineficacia en el control y orien·~ tación de los hijos por parte de los dos padres. El padre se reconoce en general como una figura periférica, que toma un papel más ac-' tivo precisamente ante la aparición de las dificultades del adoles-' cente definido como paciente. Las razones que exponen los padres para haber asumido tal posición· tienen que ver con frecuencia coh una tesis de tipo competitivo como base de la relación conyugal; pues algunos aceptan cierta ineptitud de su parte y otros entran en franca lucha con la madre alrededor del manejo de los hijos. · Es común que en estas familias haya entre la madrey el adolescente una alianza estrecha y una relación horizontal, de modo que ella

164

Con base en las observaciones expuestas como características. del funcionamiento familiar, se formularon las hipótesis correspondientes Y los lineamientos de la estrategia terapéutica, orientándolos fundamentalmente a: 165

1.

Identificar los componentes y soportes del «juego psicótico», principalmente dentro de la relación conyugal, para movilizarlos en función de la ruptura del patrón interacciona! que lo mantenía.

2.

Reorganizar la jerarquía familiar, ayudando a los padres a ocupar su rol de control y orientación, lo cual implicaba buscar la resolución del impasse conyugal.

3.

Movilizar los recursos del joven para la autonomía, aprovechando para ello los servicios de psicología; terapia ocupacional y enfermería durante la hospitalización y estimulando su pronta reincorporación a su actividad habitual al salir de la clínica, junto con un seguimiento individual ajustado a las condiciones del caso.

4.

Reducir la sintomatología psicótica, motivo de la hospitalización, tanto a través del tratamiento farmacológico como psicológico.

Confirmar la posibilidad de comprometer a la~ ~amilias dentro proceso terapéutico, si se reunen ciertas condiciones: a) la ~ab1hdad para hacer un planteamiento del problema y de las sot.u,c1ones, acorde con sus necesidades de orientación y de comprension de lo que les ocurre; b) el mantenimiento de una postura neutral, no moralizante ni censuradora por parte de los terapeutas; e) el ~~mplimiento y seguimiento de los acuerdos hechos con la familia Y con eljoven.

4.

Confirmar el aporte del joven paciente a la movil.ización de la dinámica familiar, así como su capacidad para salir d~I comport~miento psicótico en Ja medida en que el mis mu cambio de la familia lo hacía innecesario.

5.

Observar que la relación de los padres con el terape~ta cumpl.e una función importante en el quiebre del patron interaccional disfucional, pues les permite aproximarse al impasse e~? el r~spaldo de un adulto neutral; así, empiezan a dejar libre al hijo, quien, a su vez, difícilmente cambiaría si los padres no le expres~ran en forma directa su acuerdo con la estrategia global de manejo propuesta por los terapeutas, a lo cual se llega sólo mediante la coconstrucción de nuevas versiones de los problemas y de las soluciones.

6.

Reconocer la necesidad de conformar un equipo terapéutico institucional para el manejo de estos casos, pues de 1? cont~ario él sistema de ayuda cae fácilmente en los patrones d1s.func1onales bien conocidos por la familia y por lo tanto se .ne.utrahzan m~tuamente los efectos de las intervenciones de los distintos profesionales (psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales, etc.).

7.

Reconocer las limitaciones del seguimiento ambulatorio en casos donde el contexto familiar tiene poca capacidad para contener al paciente y promover su sana evolució~. Es_t~ limitació? o~lig~ a estudiar nuevas posibilidades de coordinación con las mstituciones que pueden servir como apoyo en el manejo de estos casos a mediano plazo.

Estos objetivos se trabajaron en sesiones que contaron con participación de toda la familia, de la pareja de padres y del joven solo, según las circunstancias y condiciones del proceso.

4.

Conclusiones

Si bien ésta es todavía una experiencia incipiente, con ella se ha logrado:

1.

2.

166

Confirmar la validez de los planteamientos de Selvini Palazzoli con respecto al juego psicótico como metáfora para comprender el surgimiento, la evolución y el mantenimiento de la patología individual, asociada claramente con un estilo disfuncional de interacción familiar, donde se evidenció un antiguo impasse de pareja, no superado por los cónyuges y mantenido gracias a la inclusión del joven paciente como una pieza clave de su patrón comunicacional. Hacer una descripción interacciona! de la patología motivo de la hospitalización y con base en ella coordinar la estrategia terapéutica, de modo que 'no sólo se redujo la sintomatología del adolescente, sino que se indujeron modificaciones en la estructura familiar; proporcionales a la flexibilidad de la familia para ajustar su funcionamiento a nuevos roles y patrones:

?~I

3.

8.

Reafirmar la necesidad de introducir y de poner a prueba estrategias. y técnicas_ d_e intervención diferentes a las propuestas por el equipo de Selvini Palazzoli, que contemplen la idiosincrasia cultural y el hecho de que la separación conyugal no garantiza la suspensión del impasse, sino que puede ser un medio más para mantenerlo activo.

Capítulo 10 FAMILIAS CON HUOS ADULTOS En comparación con los anteriores, éste estadio corresponde al período más prolongado de la vida familiar y es el más difícil de caracterizar por la variedad de circunstancias que comprende, tanto en razón de su propío proceso evolutivo como por la complejidad de las situaciones que deben afrontar los miembros de la fami 1 ia en su entorno laboral y social. Por esta razón, la forma más sencilla de delimitar esta etapa es definirla a partir del momento en que el hijo mayor cumple 19 años, sin desconocer las clasificaciones que proponen varios autores, tomando como criterio el de los hitos que demarcan cambios en el funcionamiento familiar, como son el momento en que todos los hijos dejan el hogar, el cual da lugar a la designación del «nido vacío», o el momento del retiro laboral de los padres que lleva a la categoría de «familias de jubilados» . .Integrando estas tres categorías, resulta que esta etapa se caracteriza, idealmente, porque al terminar con sus funciones de crianza, los padres se encuentran solos de nuevo, los hijos afianzan su propia identidad y se establecen fuera de la familia, con lo cual ocurre un cambio radical en los roles y reglas familiares, de modo que la familia se reorienta hacia la satisfacción de las necesidades de la pareja de origen y hacia la redefinición de las relaciones con los hijos, los nietos, la familia extensa, los amigos y la comunidad, en función de los nuevos 'roles de abuelos y suegros. Se afirma que estas son «idealmente» sus se describirá eñ el curso de este capítulo, chas padres de hijos adultos no terminan za, protección y apoyo directo, nunca se 168

características, porque, como al menos en Colombia, mununca·sus funciones de crianquedan solos porque algunos

169

de los hijos conviven con ellos hasta su muerte y muchas personas mayores de sesenta años no tienen derecho a la jubilación ni al retiro laboral.

tivas sociales inherentes a todo cambio de rol, lo cual conduce a que se reformulen implícita o intencionalmente los planes para los siguientes años de existencia.

Además de estas circunstancias socio-demográficas y culturales, la no separación de los hijos adultos de su familia de origen, se asocia con dificultades para asumir su autonomía y su vida, así como con el temor de algunos padres de quedarse solos, lo cual conduce a que en familias extensas convivan tres o más generaciones y a que en muchos casos la familia de origen se convierta en el refugio de los hijos que han sufrido' tropiezos en su intento de llevar una vida independiente.

A partir de entonces, las familias pueden verse abocadas a varios de los eventos siguientes:

Por otro lado, en culturas como la nuestra, donde hay una marcada lealtad familiar, los hijos tienden a proteger a los padres enfermos, solos o en precaria situación económica y así se complejiza la dinámica de su familia de convivencia, en la medida en que el cónyuge y los hijos deben colaborar en el cuidado de suegros y abuelos. En algunos casos, esto puede ser vivido como una oportunidad para incrementar la cohesión, pero en otros como un conflicto de lealtades que amenaza la estabilidad de la pareja y en consecuencia el acuerdo requerido para la adecuada crianza de los hijos.

1.

El retiro laboral de uno o de ambos padres: En Colombia la condición de jubilado es un fenómeno históricamente reciente, si se tiene en cuenta que fue sólo después de los años cincuenta cuando la legislación laboral incluyó la jubilación como un derecho. Esto significa que hoy en las grandes ciudades las personas mayores de sesenta años se encuentran en diferentes situaciones, dependiendo de su estrato social, su ocupación y el proceso migratorio que haya vivido su familia de origen al pasar de la vida rural a la urbana, así: a.

Las personas que lograron vincularse al trabajo formal institucional y que ahora reciben una pensión que les permite ser económicamente independientes de sus hijos. En esta categoría están también las viudas de los jubilados que han tenido derecho a la llamada sustitución pensiona], es decir, a recibir la pensión del fallecido. Hasta ahora predomina esta figura y no la del viudo, pues todavía los maridos fallecen primero que las esposas.

b.

Las personas que fueron trabajadores independientes y que lograron hacer un capital de cuya renta pueden sostenerse hasta el final de sus días.

c.

Las personas que han llegado a su «tercera edad» y no cuentan con ningún ingreso propio, como ocurre con las mujeres que siempre fueron amas de casa y con los hombres que porrazones de inestabilidad laboral, de enfermedad o de reveses económicos no lograron ahorrar para la vejez.

Eventos evolutivos típicos El principal fenómeno que se presenta en la familia al llegar a esta etapa es su disolución natural, para dar lugar a la conformación de nuevos núcleos familiares. Los mecanismos hasta ahora más aceptados de disolución han sido la conformación de una unión conyugal por parte de los hijos, su salida del hogar por razones de trabajo o de estudio y, finalmente, la muerte de los padres. En la actualidad se acepta también la salida, del hogar de los hijos y de las hijas solteras para vivir en forma independiente. Por lo tanto, como lo sugieren Combrinck-Graharn ( l 985) Y McCullough ( 1980), comprender la dinámica de este estadio implica contemplar las tres generaciones que por lo general están presentes en ella: padres, hijos y nietos. Así, los padres de hijos adultos, quienes se encuentran por encima de los cuarenta años de edad, comienzan por atravesar un período de revisión de sus logros y de sus posibilidades vitales, a los cuales se suman los cambios fisiológicos que empiezan a operarse y las nuevas expecta170

Según el grupo donde se encuentre la familia, el manejo dé su situación económica va a traducirse probablemente en uno de los siguientes tres tipos de patrones de relación padres-hijos adultos: una relación simétrica entre adultos que se colaboran cuando es necesario para el progreso compartido; una relación cornplernentaria de hijos dependientes de sus padres, por dificultades para asu171

Estas situaciones se convierten en un problema crucial cuando el único patrimonio es la casa donde reside la familia, la madre se ha ocupado siempre de las labores domésticas y el padre, conforme a los estereotipos machistas, considera que siendo él el único aportante económico, es también el único miembro de la familia con derecho a esa vivienda. En estas condiciones, se observan, sobre todo en familias del estrato medio bajo, verdaderos campos de batalla, pues ciertamente las condiciones sociolaborales no ofrecen garantías para que losadultos jóvenes vivan independientes y se ven obligados a permanecer en un hogar que no favorece la colaboración sino la rivalidad.

taria de hijos dependientes de sus padres, por dificultades para asumir sus responsabilidades de adultos; y una relación complementaria, de padres dependientes de sus hijos, en progresiva pérdida de su autonomía y de su capacidad de autocuidado. Puesto que las posibilidades de emprender grandes van reduciendo con la edad, .la seguridad económica vertirse en una preocupación y en las familias con cornplementareidad en un motivo de conflicto, en dan las siguientes circunstancias: a.

proyectos se tiende a conun patrón de especial si se

Un viejo conflicto conyugal no resuelto, por el cual se han acumulado grandes resentimientos y deseos de retaliación que conducen a los cónyuges a ubicar en sus bienes el terreno de la lucha: Como la legislación colombiana ampara el patrimonio familiar y la sociedad conyugal, muchas parejas se manipulan aun en su vejez a través del dinero, porque ninguno quiere cederle al otro nada de lo que cree que solo a él le pertenece y, aunque pocos lo expresan abiertamente, muchos esperan la desaparición de su compañero como única solución a este triste .problerna económico y afectivo. Esta situación se complejiza todavía más cuando a la convivencia forzada, se le añade el cuidado también forzoso del cónyuge enfermo, situación que despierta toda serie de sentimientos contradictorios, que van desde la lástima, hasta una sensación de que la vida está haciendo justicia, en especial si el enfermo es el mal niarido de las primeras épocas de la vida. familiar.

b.

172

Alianzas intergeneracionales asociadas a la insatisfacción marital, en general entre la madre y alguno de los hijos contra el padre que ha cumplido funciones de proveedor económico. Los efectos de esa alianza son generalmente la sobreprotección de la madre y la desvalorización del-hijo por parte del padre, con lo cual es posible que en esta etapa, madre e hijo presionen al padre para que les ceda sus bienes antes de morir o para que apoye al hijo en actividades económicas que el padre no aprueba, porque siempre ha considerado que ese hijo, demasiado infantilizado por su cercanía con la madre, no será capaz de producir resultados.

c.

2.

Conflictos de pareja a causa de la atención que uno de los cónyuges ofrece a sus padres ancianos. Si la consolidación de la pareja ha sido interferida por sus propias dificultades de ajuste o por la carencia de límites .con respecto a la familia política, las necesidades de cuidado de los suegros pueden ser vividas como un factor que compite con la satisfacción de la pareja y de los hijos, siendo el dinero y el tiempo las fuentes centrales del conflicto. La nuera o el yerno pueden definir la enfermedad de sus suegros como un intento más de manipulación y de interferencia, con lo cual este momento puede ser utilizado como una coyuntura para que se establezcan alianzas o triangulaciones de los hijos.

Cambios en el uso del tiempo: La jubilación, la progresiva disminución de la fortaleza física y los naturales cambios de intereses, llevan a desarrollar nuevos hábitos y otras formas de utilización del tiempo libre. Por fortuna aumentan los programas de preparación para la jubilación, en los cuales estimulan a los participantes a identificar aficiones e intereses para ocupar su tiempo libre, asunto difícil de aceptar para personas de una generación que comenzó a trabajar muy temprano y que, sobre todo en el caso de las mujeres, no tuvo ocasión de concebir su vejez como un tiempo parn sí mismas, pues por el contrario siempre pensaron su vida en función del cuidado de los demás. Es así como muchos padres jubilados invierten parte de su tiempo atendiendo nietos, haciendo diligencias personales o de los hijos y 173

significa que el duelo es intenso y que los movimientos que genera este hecho son trascendentales, pues con mucha frecuencia implican cambios de residencia de la madre sola, en especial porque en nuestro medio todavía no es tan común como en otras culturas, que las mujeres de edad vivan solas. Estos cambios de residencia suelen ser a la casa de alguno de los hijos casados o puede darse el retomo de alguno de estos hijos a la casa paterna.

asistiendo a la iglesia. Quienes han mantenido a lo largo de su vi~a un círculo de amigos, continúan viéndolos, pero si por el contrano Ja vida social ha sido restringida, el aislamiento se irá incrementando con el paso del tiempo. A este aislamiento ~o.ntribuyen en las grandes ciudades de nuestro país, las pocas facilidades de transporte Y Ja escasez de sitios apropiados para que las personas de ma~or edad compartan, así como las creencias de muchas de ~llas, quienes sólamente valorizan los vínculos familiares y descalifican toda posibilidad de establecer nuevas relaciones.

Si aún convivían con los padres los hijos solteros, este suceso puede detener su paso hacia la autonomía, pues el sentimiento desoledad que acompaña la muerte de un ser querido estimula la necesidad de apego a otras personas significativas. Este fenómeno puede acentuarse si la madre viuda era ya una persona dependiente de su esposo para la resolución de los asuntos de la superviviencia cotidiana, con lo cual esa relación de dependencia puede ser tranferida al hijo más cercano.

Ajustes en la relación conyugal: Varios factores i~ducen ~ estos ajustes: los cambios en la vida sexual, la mayor cantidad de tiempo compartido, la modificación en las funciones con respecto a.los hijos, el balance de la satisfacción que cada uno haga de su vida, las creencias acerca de la vejez y la aparición de eventos fortuitos, agradables o difíciles, como la enfermedad.

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Las formas como se conjugan estos factores es muy variada, pero en cualquier caso en esta época se produce una intensificación del tiempo compartido, de modo que si la pareja ha logrado mantener o generar puntos de encuentro, aprovechará estos años par~ afianzar su acercamiento y disfrutar de una compañía más apacible. En esta situación estarían por ejemplo las parejas que participan en los planes turísticos para la «tercera edad» y las que deciden pasar más tiempo en una casa de campo que en la ciudad. No obstante, muchas parejas en Colombia no gozan de esta «vejez dorada», sino que apenas se soportan, se critican mutuaf!le~te .Y se aburren, pues con frecuencia las viejas rencillas no se eliminan sino que se acrecientan con el paso del tiempo: 4.

Viudez: Según las estadísticas, las mujeres tienen muchas más probabilidades de llegar a ser viudas y de sobrevivir a sus maridos por varios años. La tendencia general muestra además, que de los hombres que quedan viudos, pocos conservan este es.t~doci~il por largo tiempo, bien porque establecen una nueva umon o bien porque . fallecen rápidamente. Dentro de las escalas de eventos estresantes, la viudez es considerada como el que produce un mayor monto de tensión, independientemente de la calidad de la relación conyugal preexistente. Esto

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Enfermedad y disminución de la vitalidad: Si bien en la actualidad se intenta de muchas maneras cambiar la imagen de la vejez como una etapa de declinación, es inevitable que con la edad vayan aumentando los temores a la disminución de las capacidades físicas e intelectuales, a la aparición de enfermedades dolorosas e incapacitantes y por lo tanto el miedo a quedarse solo, a ser una carga para los demás o a ser institucionalizado. Afrontar ese deterioro físico exige entonces encarar la tristeza que naturalmente genera el darse cuenta de que ya no se tiene la misma agilidad, que la memoria juega sus trampas y que la apariencia física denuncia la edad. A estos motivos de tristeza se suma la progresiva desaparición de los contemporáneos, hechos que inexorablemente confrontan con la cercanía de la muerte y pueden despertar intensa ansiedad que afecta el sueño, acentúa los síntomas físicos y disminuye la participación social, en la medida en que cualquier circunstancia se vive como amenazante. A todos estos hechos se añade el temor a la pérdida del control sobre la propia vida, por lo cual no es de extrañar que en las personas mayores se incremente la necesidad de restringir los gastos y de no exponerse a situaciones nuevas, con lo cual pueden generarse dificultades relacionales con los hijos, quienes, con la mejoniv,q~.. , 1 -, , luntad, creen que a sus padres les falta actividad, diversión Y,,X.~ie.-, , \ dad. N< .: · · ;,. \

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Este es uno de los signos de las discrepancias entre las necesidades de los miembros de la familia de cada generación, las cuales no son por supuesto un problema en sí mismas, pero pueden llegar a serlo si 'no se reconoce que los intereses de cada unotienen validez Y que por lo tanto su satisfacción es susceptible de negociación con base en una actitud de tolerancia mutua para concederle a cada uno lo que merece, en la medida de las posibilidades de la familia. U na de las áreas de conflicto frecuente en las familias de este estadio es el uso del tiempo libre, pues es allí donde se cristalizan más claramente dichas discrepancias; esta situación adopta múltiples formas según la idiosincrasia familiar, el nivel socioeconómico y el grado de cohesión entre los miembros, pero en cualquier caso, es un componente que pone a prueba los limites de la familia conformada por los hijos adultos, para que tanto sus padres como su cónyuge y sus hijos se sientan tenidos en cuenta. 6.

Apoyo a los hijos: A pesar de la tendencia natural a la disolución I~ familia de origen continúa siendo una fuente de apoyo incondicional en todos los momentos. Así, por ejempló, dadas las actuales condiciones de vida de las madres que trabajan fuera del hogar, los abuelos se han convertido, sobre todo en las grandes ciudades, en un apoyo sustan~ial para el cuidado y la crianza de los nietos, al menos .e.n sus pnmeros años y en los estratos que no cuentan con las facilidades para contratar niñeras o para llevar a los niños a guarderías adecuadas. Esto es aún más frecuente en los casos de las madres solteras o separadas que conviven con sus padres. Por otra parte, con mucha frecuencia son los padres quienes hacen sus ap01tes eco~ómicos para que los hijos inicien sus negocios o adqu1~ra~ sus bienes y son por lo general las personas a quienes · ellos acuden cuando sufren crisis económicas o personales import~ntes; pues aunque no siempre puedan resolver el problema, están d1s~uestos a acompañar a los hijos a afrontarlo, a pesar de que no hubieran estado de acuerdo con las circunstancias que lo generaron. Este temor a la crítica hace que los hijos se abstengan de invol~crar a los padres en la dificultad, pero en la mayoría de los casos, s1 el problema se agrava, son los padres los colaboradores incondicionales. Esto es ~ás común ~n las familias donde los hijos han comenzado a tener dificultades importantes desde la adolescencia o antes de

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ella, como ocurre con las enfermedades degenerativas y las crónicas incapacitantes, los trastornos psicóticos, las fármacodependencias, las conductas delincuenciales, y las consecuencias de una vida afectiva y sexual no exitosa (embarazos no planeados, uniones fallidas, maltratos, etc.). La observación clínica muestra que en el proceso de cronificación de los problemas, son por lo general las madres quienes acompañan hasta el final a sus hijos; cuando la madre fallece, es posible que algunos de los hermanos se hagan cargo de quien está en dificultad, pero sólo en la medida en que este apoyo no se convierta en una interferencia para la satisfacción de sus propias necesidades, casi siempre relativas a las de su familia de convivencia. Es por esto que en ese proceso, lentamente, el individuo con trastornos crónicos va siendo institucionalizado y con frecuencia abandonado en las entidades que, sin proponérselo, aceptan este encargo social que libera a los miembros «sanos» de su función de respaldar a los familiares más vulnerables. En .el tratamiento de casos crónicos, es común escuchar de los profesionales la queja de que la familia no colabora y que son las madres quienes por el contrario contribuyen a la perpetuación del trastorno. Si bien esta es una versión de la situación y se confirma en todos los cuadros de desajuste severo un funcionamiento familiar propicio para su aparición, es necesario reconocer que una vez éste se consolida, la familia, y sobre todo los padres, organizan su vida alrededor del problema. Esto lleva a que para muchas madres la razón de continuar viviendo sea el cuidado de su hijo enfermo, de modo que así se afianza una relación simbiótica, que con el correr del tiempo va recuperando su carácter de condición de supervivencia, en la medida en que estas personas se aislan de su entorno social y así van reduciendo sus recursos de afrontamiento y sus fuentes de apoyo. En las familias de padres separados se dan naturalmente todos los eventos descritos, cuyo manejo depende de la forma como se hayan resuelto las consecuencias de la ruptura conyugal. Si los padres separados no han constituido huevas uniones conyugales, al llegar a su vejez requerirán más del apoyo de sus hijos, lo cual puede favorecer la creación de alianzas con los miembros que se sienten más frágiles, quienes «deciden» entonces quedarse acompañando a los padres. 177

Indicadores de ajuste y adaptabilidad Al aplicar los conceptos del Modelo de Ajuste y Adaptabilidad Familiar, se encontró en las familias colombianas una coincidencia con las descripción que hace Olson de las familias norteamericanas en este estadio. Se aprecia que el grado de cohesión es apenas moderado y aun cuando en general es un poco más alto que en las familias con hijos adolescentes, tampoco llega a alcanzar el alto nivel de las primeras etapas de la vida familiar; En la dimensión de adaptabilidad resultó un mayor grado de estructuración que en las etapas anteriores, lo cual sería interpretable como la expresión de un estilo de resolución de problemas más consolidado dentro de la idiosincrasia familiar. No obstante, se evidenció, como en etapas anteriores, que las madres y los hijos deseaban un mayor grado de flexibilidad en ese proceso de toma de decisiones, lo cual sería una confirmación de la creciente búsqueda de un cambio en los patrones de interacción, hacia mayoresniveles de participación. Tanto las familias clínicas como las no clínicas, experimentan en estas etapas los mayores puntajes en acumulación de tensiones, las cuales tienen como fuentes principales, como ya se ha dicho, los conflictos intrafamiliares, los embarazos de los hijos, las pérdidas, los cambios por entrada y salida de miembros del hogar, los cambios por retiro laboral, la separación o el divorcio de los hijos, la enfermedad incapacitante de alguno de los mien;ibros, los problemas con la ley y todas las tensiones que se derivan de la consolidación de los trastornos psicológicos que se han iniciado en etapas anteriores, como los de tipo psicótico, psicosornático, de comportamiento y las adicciones. Como se apreció en general en las etapas previas, las familias no clínicas utilizan como estratregia básica de afrontamiento la reestructuración, aunque en esta etapa se acentúa la búsqueda de apoyo espiritual. Por lo general los miembros tienen un importante sentimiento de orgullo por pertenecer a su familia, Al contrario, cuando se acrecientan las dificultades en las familias clínicas, acuden más al apoyo social y espiritual y experimentan que al interior de sí mismas no cuentan con los recursos necesarios para afrontar el problema; a su vez, se incrementan los patrones de descalificación y de culpabilización mutua, así como las tendencias a la pasividad y a la evasión, con lo cual mantienen sus problemas. ' 178

Como se ha venido mencionando, describir la problemática de las familias con hijos adultos implica prácticamente hacer referencia a toda la psicopatología, asunto que por supuesto trasciende los objetivos de esta publicación. Por esta razón, sólo se presentarán enseguida algunos casos en los cuales la aparición de síntomas en un hijo o en uno de los padres, se encuentra claramente asociada con una dificultad para asimilar la natural disolución de la familia de origen.

Problemas para aceptar la disolución natural de la familia: Ilustración clínica Caso 9: Cuando la lealtad encadena Patricia, de 25 años, es una mujer soltera con éxito profesional a pesar de su corta carrera, hija mayor de una madre viuda desde hace 20 años, cuando su esposo murió en un accidente de tránsito debido a que conducía embriagado. En ese momento, Sandra, la única hermana de Patricia tenía apenas unos meses de nacida. Aunque la madre había respondido económicamente por la familia desde la conformación de la unión, pues su esposo tenía empleos poco estables y era un consumidor consuetudinario de alcohol, a partir de su muerte se consolidó su imagen de mujer sufrida y de mala suerte, a lo cual contribuyó no sólo su propio malestar, sino el papel que ella ya jugaba en su familia de origen, donde siempre había quedado en desventaja al ser comparada con sus hermanos. Patricia consulta porque se siente deprimida y vacía.A su edad no ha tenido ninguna relación afectiva significativa, su dedicación al trabajo le deja poco tiempo y tiene escasa vida social, de modo que en los ratos libres acompaña a su madre a realizar actividades que son del interés de ella, o se encierra a ver televisión, comer y beber. Esto la ha llevado a ganar diez kilos de sobrepeso y a sentirse muy poco atractiva, con lo cual cierra el círculo vicioso de su aislamiento. La madre le ha expresado su preocupación por la ausencia de novios, pero al mismo tiempo se queja permanentemente de su propia soledad, del esfuerzo que le han representado todos esos años de trabajo para darles lo mejor y la renuncia a rehacer su vida conyugal por temor a los riesgos de «ponerles otro padre a sus hijas». Desde pequeña, Patricia ha asumido a cabalidad el papel de hermana mayor, dado que las largas jornadas de trabajo de la madre hicieron que ella tuviera que responsa179

bilizarse de la alimentación su hermana.

y de las tareas escolares de ella misma y de

. Sandra no quiso terminar el bachillerato, paso dos años sin ocupación definida y desde hace un año convive, contra la voluntad de su familia, con un hombre separado, padre de dos niños y quince años mayor que ella. A raíz de todos estos hechos ha ido creciendo en Patricia la sensación de que está sola a cargo de su madre, quien aún trabaja, pero con un salario muy bajo para los estándares de vida que su hija profesional comienza a darle. Es gracias a un préstamo de la compañia donde ella trabaja como por fin lograron adquirir vivienda propia. Patricia piensa que la única forma de tomar alguna distancia de su fami1 ia es consiguiendo una beca de estudios en el exterior, pero se dice que ello sólo será factible cuando haya logrado ahorrar suficiente dinero como para dejar a su madre libre de toda preocupación económica. El problema es que para la madre no hay dinero que alcance, pues como Sandra ni su compañero tienen ingresos estables, ella los subsidia sin contar con Patricia, para evitar su confrontación sobre la necesidad de que su hermana asuma de una vez por todas sus responsabilidades. Viendo así el panorama, Patricia no encuentra salidas para su vida; ha dejado intencionalmente