CAMBIOS EN EL PERFIL DE VALORES TRAS UNA EXPERIENCIA CON AYAHUASCA COMPARACIÓN DE RESULTADOS DE
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CAMBIOS EN EL PERFIL DE VALORES TRAS UNA EXPERIENCIA CON AYAHUASCA
COMPARACIÓN DE RESULTADOS DEL TEST HARTMAN ADMINISTRADO ANTES Y DESPUÉS DE UNA SESIÓN DE AYAHUASCA EN UN GRUPO DE VOLUNTARIOS 1
Josep Mª Fericgla Dr. en Antropología Cultural y Social Societat d’Etnopsicologia Aplicada i Estudis Cognitius Barcelona
I. Previo a exponer las conclusiones de contrastar los resultados obtenidos por medio del test Hartman aplicado a un grupo de voluntarios sanos, antes y después de una sesión única de ayahuasca, creo importante una sucinta información sobre la herramienta. ¿Por qué usar el test creado por el juez, matemático y filósofo alemán Robert S. Hartman (1910-‐1973), en colaboración con el psiquiatra mexicano Salvador Roquet y otros expertos, para medir los cambios inducidos por la ayahuasca? ¿Por qué no usar los tests psicológicos habituales, tales como el Peak Experience Profile, que afirma medir efectos subjetivos durante una sesión con enteógenos, el Tempe-‐ rament and Character Inventory en alguna de sus versiones, el Beck Depresion In-‐ ventory, o el tan conocido STAI, que mide la ansiedad tanto si se trata del estado habitual como si es un rasgo? ¿Por qué no usar los tests menos clínicos, tipo Spiri-‐ tual Orientation Inventory o el Purpose in Life Test, que mide metas, propósitos, ob-‐ jetivos y sentido de la vida, o bien el Personal Orientation Inventory (POI), que tanto se utilizó en los años 1960 por parte del grupo de investigadores de Spring Grove, en EE.UU.? ¿Y por qué no acercarse al Cuestionario de Cosmovisión, elaborado por San-‐ tiago López-‐Pavillard (LÓPEZ-‐PAVILLARD, S., 2007, El Cuestionario de cosmovisión, disponible en http://emc.mercurialis.com/resources/). ¿Por qué, pues, el perfil Hartman, test axiológico que casi nadie conoce ni usa en Europa y solo un poco en los EEUU, gracias a que Robert S. Hartman fue a residir allí tras el exilio forzoso por su oposición a la Sra. Hitler y sus secuaces, como Hart-‐ man tituló un artículo de periódico en referencia a la homosexualidad de la cúpula nazi y denunciando el peligro de que alcanzaran el poder político por el perfil pa-‐ tológico que observaba (aunque no a causa de su homosexualidad)? Hemos optado por esta harramienta de estudio por varias razones. La principal se reduce a algo tan simple como es el hecho de que la mayor parte de 1
El presente estudio, hasta ahora inédito fuera de mis seminarios de formación, lo realicé en 1999 partiendo de una muestra de 25 individuos a los que se administró el test Hartman antes del consumo de ayahuasca y pasadas veinticuatro horas tras la sesión. 1
personas que toman ayahuasca no lo hacen porque sufran algún trastorno específico para el que buscan remedio en el enteógeno amazónico. Los chamanes de etnias ayahuasqueras, los seguidores de nuevos sincretismos religiosos basados en el efecto de la ayahuasca –léase A Barquiña, Santo Daime, UDV, etc. –, o los aficionados a otras formas occidentales de consumo de la mixtura no son individuos especialmente deprimidos, ni esquizoides, ni psicópatas, ni neuróticos graves – naturalmente, con alguna excepción. Esta realidad, que es la de la mayoría de consumidores, no resta importancia al uso terapéutico de la milenaria pócima amazónica –que lo tiene y con demostrada eficacia 2–, pero no hay que confundirlo. La mayoría absoluta de consumidores de ayahuasca son individuos que, en términos generales, buscan una experiencia que enriquezca sus vidas, que les dé nuevas perpectivas existenciales, que les ilumine un camino de desarrollo psicoespiritual válido y vivencial, buscan que el efecto enteógeno de la ayahuasca les renueve la fuerza para vivir y les agudice la percepción y la claridad mental. Como máximo, podría entenderse que se trata de la autoprescripción de un remedio sanador, aunque, en tal caso, esta expresión hay que ubicarla en un contexto amplio referido al término de sanación, en el sentido de una búsqueda del bienestar holístico, no de la curación de un trastorno específico. Esta es, a mi entender, la diferencia entre sancion y curación: sanción es el proceso de recuperar la salud y el bienestar como estado global y amonioso del ser, curación es el proceso de curar una patología concreta. En el mejor de los casos, los chamanes sanan y los médicos curan. Tema a parte es el hecho de que la dilatación de los límites existenciales del sujeto que propulsa la ayahuasca, la expansión de la consciencia como experiencia bien integrada, en sí misma suele tener efectos psicoterapéuticos en términos de la psicología clínica clásica. En efecto, los estados de consciencia expandida bien dirigidos suelen constituir procesos sanadores, ya que la mayor parte de trastornos son fijaciones de la psique en momentos o situaciones del pasado que solemos denominar traumáticos. Al expandir los límites ordinarios de la consciencia, tales fijaciones patogénicas van adquiriendo una perspectiva diferente y, con frecuencia, se diluyen y pueden sanar. Como suele decirse, la verdad y la consciencia son sanadoras. Recuerdo en cierta ocasión una mujer de 60 años de edad, catalana y con estudios medios, enferma de cáncer con diagnóstico terminal, a la que llamaremos DMT, tomó ayahuasca. Al acabar la sesión, la señora DMT afirmó al autor que el proceso oncológico avanzado que estaba sufriendo era irreversible, pero que gracias a la mixtura amazónica ahora sabía qué le había causado el cáncer y se enfrentaba a la muerte con una actitud de compresión del proceso y con serenidad. Efectivamente, murió dos meses escasos después de la experiencia enteógena en un estado de profunda calma y con aparente comprensión de las 2
En el año 2001 diseñé un protocolo para el uso de ayahuasca en psicoterapia, usando fotografías de los propios pacientes, cierto entorno y un guión y un tempo específicos para la entrevista terapéutica. Nunca he escrito sobre ello por motivos que me reservo, pero se explica el método en el Seminario internacional que, desde el 1996, anualmente dirijo sobre Estados de consciencia expandida, psicoterapia y conocimiento. Ver: www.etnopsico.org
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leyes trascendentes que rigen nuestra existencia. En segundo lugar, el test Hartman sirve para medir actitudes y valores intan-‐ gibles pero formulables y teorizables, factores que, como antropólogo me despier-‐ tan un profundo interés, más que los vericuetos psicológicos del individuo. Las per-‐ sonas creamos el mundo por medio de valores, y un antropólogo no puede afirmar que conoce bien una cultura hasta que no conoce la racionalidad subyacente –los valores– a los actos y decisiones por medio de los que las personas delimitan su existencia y construyen su mundo. El test Hartman elabora un retrato objetivo de la visión del mundo que tiene el sujeto, que es la dimensión que me interesa aquí en relación al cambio o reajuste que pueda inducir el consumo de ayahuasca. En tercer lugar, es la única herramienta capaz de poner a la luz hasta el 95 % de la personalidad de los entrevistados 3. II.
El test creado por Robert S. Hartman 4 suele denominarse test axiológico. La axiología es la rama de la filosofía centrada en el estudio de la naturaleza de los va-‐ lores y de los juicios valorativos. Es decir, la axiología se centra en el estudio de los principios que permiten al sujeto considerar algo como válido o inválido, adecuado o inadecuado, moral o inmoral, pero sin centrarse en el contenido mismo de la valo-‐ ración. Un error habitual al tratar con la axiología consiste en confundir el valor en sí mismo y la relación que pueda tener con otras valoraciones que hace un individuo, con el contenido del valor. R.S. Hartman repetía que la axiología es una ciencia natu-‐ ral –como la botánica o la zoología–, que se centra en el estudio de los procesos por medio de los que las personas pensamos, y que pensamos en base a valores, sean conscientes o no. De ahí que el inventario axiológico de un individuo, el perfil de su sistema de valores, permite una evaluación objetiva de sus patrones mentales, inte-‐ lectivos, emocionales y actitudinales, de sus dinámicas internas y de sus sistemas relacionales. R. S. Hartman repetía que confundir el estudio de los valores con el contenido de los valores es como si un botánico para estudiar una rosa, la oliera, se parara a disfrutar de los colores y la pusiera en un jarrón sobre su mesa de trabajo (HARTMAN, R. 1959, La estructura del valor, pág.15 y ss. FCE, México). El botánico no teme que su actividad al hacer la disección de la rosa le impida el deleite de ésta, ni el físico teme que su conocimiento de la corriente eléctrica le 3
Mencionado en el estudio El Cuestionario de Cosmovisión, de Santiago López Pavillard, que vio la luz en Noviembre de 2007. Se trata de una recopilación de los tests y herramientas conceptuales usadas para medir diversos factores relacionados con los Estados de consciencia expandida. 4 Robert H. Hartman, nació en Alemania en 1910 y murió en 1973 tras exiliarse a los EE.UU. debido a su oposición al régimen nazi. Era juez en los tribunales alemanes y se sentía profundamente atraído por comprender cómo piensan las personas, empezando por los acusados que pasaban ante su mesa judicial. Tras el exilio de la Alemania nazi fue profesor en la Univ. de Harvard, en Yale, en la Univ. de Tenessee y en la Univ Nacional, en México, entre otras. En 1973 recibió la nominación al Premio Nobel de la Paz por sus investigaciones sobre los procesos humanos relaciondos con la toma de decisiones. Al castellano han sido traducidos dos libros suyos: La estructura del valor y El conocimiento del bien, ambos publicados por el FEC, México, en la década de los años 1950.
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impida gozar de los beneficios del aire acondicionado, ni el especialista en pulmones teme que el conocimiento de la fisiología de los pulmones le impida respirar. De la misma manera, el especialista del valor no está comprometido con ninguna manera de vida en particular de la que formen parte los ejercicios del valor: él valora como toda la demás gente y, al valorar, no lo hace como especialista en axiología. El consumo voluntario de enteógenos, con los diversos fines que la etnografía he registrado, forma parte de un sistema de valores humanos y cuando éstos cam-‐ bian, cambia el resto de factores del sistema que tiene cada persona para crear su perfil del mundo. Por tanto, el test utilizado aquí –resumiendo mucho– no mide los intereses particulares del sujeto, como hacen otras herramientas, sino que mide la capacidad del sujeto para seleccionar sus intereses sin confusión. Esto tiene una cla-‐ ra relación con el hecho de que, en definitiva, el nivel de madurez y de salud mental de una persona se puede medir por su capacidad de discriminación entre su mundo subjetivo y el mundo externo. Los neuróticos proyectan su mundo interno sobre el externo, los psicóticos encajan el mundo externo a su mundo subjetivo, los esqui-‐ zofrénicos no discriminan la producción de su imaginario de los estímulos externos… La capacidad de cada persona para discriminar sin confusión sus propios in-‐ tereses es un talento independiente de sus capacidades emocionales e intelectuales y, en cierto sentido, estas capacidades dependen de aquella ya que la capacidad va-‐ lorativa es la capacidad para organizar nuestras realidades intelectivas y emociona-‐ les. Por ello, el resultado del test da también indicaciones precisas sobre la presen-‐ cia o ausencia de problemas emocionales y sobre las aptitudes intelectuales del su-‐ jeto. El test Hartman, habla más del cómo que del qué sobre la actitud y conducta de sujeto, aspectos difícilmente observables salvo con largo y complejos tests de personalidad (por otro lado, nuestro test se rellena simplemente ordenando treinta y seis enunciados o frases divididas en dos listas de dieciocho cada una, la compleji-‐ dad se traslada al proceso matemático de corrección). Aquellos que nos dedicamos a la investigación social sabemos que actualmen-‐ te las personas –con una frecuencia que va en aumento– han aprendido lo que de-‐ ben decir, se han vuelto muy hábiles en responder pruebas y entrevistas, es habitual que se manipulen las respuestas y es difícil poder observar y analizar las personas fuera de sus contextos. Este problema para captar la realidad no sucede con el test Hartman: la enorme cantidad de datos que pueden extraerse de las innumerables combinaciones posibles entre los factores a valorar, hace extremadamente difícil la manipulación de los resultados. Así pues, y para acabar esta corta introducción sobre la herramienta usada, cabe decir que el test Hartman analiza la vivencia actual de la persona y sus tenden-‐ cias estructurales, tanto en relación al mundo externo como con su mundo interno, más la relación entre ambos. a) de la forma de relación con el mundo externo que tiene el sujeto se ex-‐ traen aspectos tales como su capacidad para percibir claramente el 4
entono, para discernir situaciones y colocar a cada una en su contex-‐ to, se valora la objetividad o confusión de esta percepción, el nivel de realismo o de fantasía del sujeto, incluso se analiza la capacidad que disfruta el sujeto para enfrentarse a un cierto nivel de realismo o la necesidad de atenuar la experiencia del mundo por medio de fantas-‐ ía. También se mide el estado anímico general del individuo causado por su estar en el mundo, su capacidad para percibir y entender al otro, su relación de pareja, las tendencias agresivas o pasivas, el con-‐ tacto con los procesos de vida y muerte, y un largo etcétera más. b) Respecto de la forma de relación con su mundo interno, es decir la rela-‐ ción que tiene el sujeto consigo mismo, el test observa la capacidad para percibirse a sí mismo con claridad y situar las propias capacida-‐ des en el contexto correcto, la objetividad o confusión que tiene el individuo en tal percepción, el nivel de consciencia de sí mismo, el es-‐ tado anímico general en la relación consigo mismo, las crisis persona-‐ les que sufre y ha sufrido, la capacidad de comprensión de sus pro-‐ pias dinámicas internas, sus niveles de dependencia-‐independencia-‐ contradepedencia, su capacidad para manejar el placer y el displacer, y otro largo etcétera más. c) En tercer lugar, el test Hartman también mide los ideales del sujeto: el juicio interno, la rigidez, flexibilidad o desorientación en sus valores, la búsqueda de sentido en su vida, la integración de roles arquetípi-‐ cos y otros factores relacionados con la ideación del mundo. Además de dar datos objetivos del perfil del sujeto en estos tres ámbitos, el test Hartman destaca la interrelación entre los tres mundos, y las capacidades y riesgos, potencialidades y límites de la persona. III. Finalmente, expongo diecinueve conclusiones que se extraen al contrastar los re-‐ sultados de los tests aplicados a un grupo de veinticinco voluntarios antes de una sesión de ayahuasca y aplicados de nuevo tras la sesión. Se trata de voluntarios sa-‐ nos, mayores de edad, algunos con experiencia anterior en el consumo de la mixtura y otros no. 1) En los tests pre-‐sesión aparece como factor común que las personas que asisten a las sesiones de ayahuasca, en general, muestran mucha inclinación hacia el hecho de ‘tener experiencias’. Se podría decir que se pone en juego la atracción hacia la locura, lo cual es constructivo si se sabe asentar e integrar en la psique lo que se moviliza del mundo interno durante la sesión. En caso contrario, puede no resultar una experiencia constructiva.
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2) En los tests post aparece una gran fluidez emocional en la mayor parte de los sujetos, fluidez que no aparece en los tests pre. Es la variable que más se modifica tanto en intensidad como en cantidad de sujetos que la muestran. Es decir, la ayahuasca induce una mayor experiencia, expresión y consciencia emocional, con todo lo que ello conlleva de saludable para el sujeto y de mejora en su comunicación social. 3) El consumo de ayahuasca mejora notablemente la objetividad de los individuos al observar la estructura de su propia personalidad y al objetivar la vivencia interna. Hay una mejora en el enfoque que tienen las personas sobre su realidad interna; ajusta el foco, por usar un símil de fotografía, sobre las situaciones personales. Cabe apuntar que este cambio es extremadamente difícil de conseguir por cualquier otro medio, incluyedo las psicotrapias y técnicas de meditación tradicionales. 4) En un índice importante de la muestra se observa mayor flexibilidad corporal tras la sesión de ayahuasca. Se da un proceso de flexibilización de la psique al bajar el nivel de soberbia, y este cambio de cosmovisión es lo que parece influir sobre el cuerpo. 5) El consumo de ayahuasca propicia un estado abierto de la mente (open mind). Gracias a ello, y entre otros efectos, el sujeto es capaz de reconocer realidades propias a partir de la empatía con los demás. 6) En los tests post se observa el importante aumento de un factor que en axiología se denomina moral estructural: el sistema de valores morales del sujeto se hace más firme respecto de las propias convicciones personales. Ello implica de forma directa una mayor madurez en el individuo, aunque conlleva el peligro de que se pueda llegar a sobrevalorar en exceso la propia moral individual, con lo que el sujeto derivaría hacia actitudes rígidas desde este punto de vista. En efecto, este fenómeno conocido como inflacción del ego (ver FERICGLA, J.Mª, 2004, Epopteia, avanzar sin ovidar, Liebre de Marzo, Brcelona) se puede observar claramente en algunas personas consumidoras de ayahuasca. 7) También se extrae de comparar los resultados pre y post-‐sesión que hay un mayor equilibrio entre la dimensión consciente y la inconsciente tras la sesión. Es frecuente que los sujetos duerman menos de lo habitual durante la noche de la sesión, pero sin sentirse dormidos al día siguiente. También es frecuente que este equilibrio redunde en una mejoría de los síntomas neuróticos. Se puede afirmar que la ayuahuasca es un buen remedio para las neurosis. 8) En los tests post-‐sesión se observa una importante reducción del nivel de angustia previa. 9) La ayahuasca induce brotes controlados de locura en algunas personas. Es decir, puede aumentar el narcisismo secundario aunque, a la vez, abre la
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posibilidad de revisión objetiva con lo que aparece una posibilidad curativa que antes de la toma no existía. 10) En los resultados post ayahuasca aparece la capacidad de amar, de reconocer a los otros como patrón relacional básico, se ve a los demás con mayor objetividad. Con ello, se abren posibilidades de relación interpersonal más profundas, se crean vías para aumentar la cohesión social como, en efecto, se observa entre los colectivos que toman ayahuasca, y aumenta el romanticismo. 11) Aumenta el contacto y la consciencia de las propias necesidades personales, algo que sucede muy poco en psicoterapia. 12) Se abre o aumenta en el sujeto una capacidad que podríamos denominar de verbalizar las demandas y expresar lo que uno siente. Aunque esto pueda llegar a desbordarse en algunos casos, debemos considerarlo como algo positivo ya que, incluso si el sujeto se excede pidiendo, el entorno ya se encarga de poner límites. En cambio, la actitud contraria, no comunicar a los demás las propias necesidades ni expresar lo que uno siente, es fuente de diversos trastornos psicopatológicos y sociales. 13) A través del test Hartman se observa que hay un progresión geométrica en cuanto a efectos terapéuticos se refiere: a mayor conflicto previo en los individuos, mejor resultado posterior. 14) Mejora substancialmente la claridad, el foco, sobre lo que está sucediendo fuera del propio sujeto. Con ello mejora el enfoque de la situación personal general al poderse autocontextualizar con objetividad. 15) Cuando hay mucho bloqueo en el indiviudo –está confuso, sin saber hacia dónde caminar en su vida, tiene dificultad para expresarse, bloqueo emocional, etc.– la ayahuasca genera una apertura creativa, en el sentido de que el sujeto descubre por dónde puede encontrar solución a sus problemas y asuntos. Y como se ha indicado en el punto 13, a más bloqueo previo, más efecto de apertura posterior. 16) Desde un punto de vista psicológico, se observa que no hay integración de conflictos psicológicos aunque, como se ha dicho ya, mejora la visión de los propios malestares y síntomas. En el Hatman post ayahuasca se observa que el sujeto descubre lo que es sufrir y a causa de qué sufre, aunque no lo integre. 17) La ayahuasca disminuye la demanda que las personas dirigen al mundo externo (al Estado, a los padres, al cónyuge…) y, a la vez, abre la capacidad para expresar las demandas. Este efecto, sumado a una mayor objetividad en la visión sobre el mundo interno, implica una disminución de la depresión. Es decir, la ayahuasca disminuye la depresión del sujeto, cuando la hay. 18) Disminuye también la inadaptación social y aumenta la responsabilidad del sujeto ante la vida. Como consecuencia de ello y desde un punto de vista
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existencial, diluye el sentimiento de culpa y es una buena medicina para la neurosis. 19) Finalmente, aparece como factor observable en la comparacion de los tests pre y post toma de ayahuasca, el hecho de que aumenta considerablemente la consciencia del guía interno. El sujeto se hace cargo de sí mismo, le crece la percepción intuitiva y los criterios propios. Hasta aquí un apunte sobre los efectos de la ayahuasca en un grupo de voluntarios sanos. Se pone de relieve la necesidad de utilizar esta precisa herramienta creada por R.S. Hartman y de elaborar otros métodos de estudio, no ligados a la psicopatología ni a un psicologismo reduccionista. Dejo esta vía de trabajo metodológico abierta para nuestros etnopsicólogos y etnopsiquiatras, filósofos y antropólogos culturales.
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