Hans Sharoun

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Separata No. 6

LA ARQUITECTURA DE HANS SCHAROUN Por Humberto Viccina Linares

El arquitecto nacido en Bremen en 1893 tenía 33 años cuando se construyó la famosa CASA PARA UNA FAMILIA de la urbanización Weissenhof, en Stuttgart, junto a otras grandes obras del movimiento moderno. Es una casa de 1927, es decir, anterior a la Ville Saboya de Le Corbusier y al Pabellón de Barcelona de Mies Van der Rohe, las cuales son de 1929. La casa no reúne los cinco principios de Le Corbusier para una arquitectura moderna pero representa uno de los ejemplo más avanzados de arquitectura de la exposición. Podría decirse que se trata de una arquitectura expresionista que contiene ya elementos de lo luego se llamó organicismo. En efecto, si estudiamos la entrada principal de la casa vamos a observar que existe un eje alrededor del cual giran los volúmenes, todo parece partir desde el ingreso en una composición equilibrada. En este sentido el proyecto se aleja de las características racionales de los proyectos modernos. La composición dejaría demostrado que los arquitectos del movimiento moderno no seguían necesariamente y a ciegas una racionalidad que explicaría la forma como respuesta inmediata a una función. El funcionalismo no sería pues el aspecto originario de las propuestas formales.

Pero para analizar los ejemplos de arquitectura moderna vamos a usar los cinco puntos de Le Corbusier con los cuales se pueden sintetizar el espíritu moderno: La planta libre que separaba la rigidez estructural de las posibilidades de distribución, la fachada libre que dejaba también en la tercera dimensión esta libertad, la ventana corrida que daría las posibilidad de integración casi total con el exterior, la elevación sobre pilotis que en el fondo perseguía la ligereza del volumen y su separación diferenciada del terreno para no interrumpir así las cualidades naturales del mismo, y finalmente el techo jardín que proponía la utilización de esa quinta fachada que sería el techo y sus connotaciones con respecto al dominio espacial del espacio externo y la relación con la naturaleza. La planta libre en la casa de Scharoun no parece tal. La estructura está embutida en los muros como en las construcciones tradicionales. No se hace necesario dejar

exentas las columnas que terminarían por estorbar. Se trata de una casa compacta con la zona social en el primer piso y los dormitorios en el segundo. Los espacios no están integrados sino más bien estancos como en la arquitectura tradicional, aunque sería perfectamente posible integrarlos. En suma, la planta no es libre sino que aprovecha la escala de la intervención para resolver una función incorporando en sus muros la estructura. La fachada tampoco es libre ya que depende de la distribución interior de la casa. En su planteamiento, la fachada es más masiva que transparente o ligera y las ventanas tienen el tamaño que definen sus espacios interiores. De esta forma se cuenta con una variedad de ventanas que forman una composición plástica interesante pero que no juega con una premisa impuesta. Es de esta manera que también se niega el tercer principio que es el de la ventana corrida. Lo vemos en estas fotos que nos hablan de las diversas formas que hay de diseñar una ventana en estricta relación con la funcionalidad de los espacios que iluminan y ventilan.

La elevación sobre pilotis marcaría la diferencia entre arquitectura y naturaleza, al tiempo que la hacía más ligera y menos chocante como nueva intervención. La casa que diseña Scharoun no está suspendida y tiene más bien un tratamiento piramidal que asienta el volumen sobre el terreno y crea realmente un artefacto que transforma el espacio natural. Es más, podemos decir que se trata de una arquitectura abstracta que rinde más tributo a Loos que a Le corbusier o al mismo Mies Van der Rohe. Por último, tenemos el techo jardín. Es el único punto que cumple Hans Scharoun, haciendo varias terrazas que implican una utilización efectiva del exterior de la casa. Incluso el techo plano final podría haberse adaptado para un uso habitual. En realidad son esas terrazas que como espacios de transición intentan relacionar la casa con el exterior, ya que la apariencia que tiene es más bien hermética y no persigue una relación directa con el entorno. Interiormente tampoco hay una integración de espacios en altura y una fluidez espacial. El mérito de esta casa estriba en su volumetría y el carácter formal que toma, casi de tipo escultórico.

Si se trata de una casa que tiene poco que ver con el purismo de Le Corbusier podemos decir que es deudora del ascetismo abstracto sin ornamneto de Adolf Loos y del expresionismo alemán de Eric Mendelson y Hugo Haring. Es una casa protomoderna que se acerca a un ideal abstracto y funcional, pero tiene una fuerza plástica que resulta más importante como aportación. Hasta podría decirse que se emparenta más con la obra de Aalto y de Wrigth que con la de sus colegas alemanes del Bauhaus. En suma, una proeza formal que no es dominada por la frialdad de lo racional.

El proyecto para un Edificio de departamentos en Berlín de 1929-30 representa un cierto giro hacia un racionalismo más marcado. Hans Scharoun responde esta vez con un proyecto más racional y menos escultórico que responde a una racionalidad funcional. Todavía no hay planta libre ni fachada libre y se define nuevamente una opción por aspectos por la prioridad de la masa constructiva, ni siquiera se percibe la estructura sino que los vanos se proporcionan según la función de los espacios interiores. Una vez más no tenemos planta y fachada libre. Al contrario se cuidan algunos detalles que manifiestan otro tipo de sensibilidad moderna: el edificio en esquina se resuelve con una fachada larga que a modo de plano grueso es cortado de manera semicircular justo en el momento en que vuela a modo de balcón o terraza abierta. Se trata de un recurso notable para la solución formal de la esquina donde además ese “plano” es resaltado por una cornisa estilizada.

La ventana corrida no se utiliza pero es marcada la orientación horizontal de las ventanas. Por otro lado, el edificio no está sobre pilotis pero tiene una base en ladrillo hacia una calle que luego se eleva como nexo con el edificio vecino en uno de los lados. Estamos frente a un proyecto de tipo expresionista que se sensibiliza con el entorno a pesar de marcar su importancia como objeto, el color blanco ayudará a que esa objetividad quede clara. Un proyecto urbano como este no toma todavía en cuenta la posibilidad de llevar el verde a los balcones y techos. El tratamiento interior es sobrio y racional, pero es notable la solución en los detalles de la escalera donde se utilizan curvas para facilitar la circulación y se deja la estructura del ascensor transparente para integrar el espacio y manipular su percepción. El sentido funcional está presente como también el cuidado del diseño y de los materiales.

La última obra de Hans Scharoun que vamos a analizar es la famosa Casa Schminke, realizada entre 1932 y 1933 en Löbau (Alemania). Es una obra notabilísima porque encierra todas las premisas de la modernidad al tiempo que se inserta en el terreno adecuándose a la topografía. Se sabe que estuvo influido por Le Corbusier y vamos a ver como esta casa eso se demuestra claramente. La masa escultórica que marcan los proyectos anteriores se comienza a abrir y a jugar con superficies abiertas y vidriadas, con suspensiones y ligerezas que son muchas veces enfatizadas con el uso del color.

La planta de la casa muestra esa flexibilidad que permite la liberación de la estructura, ya se ven con en la Ville Saboya las columnas exentas y los planos horizontales que vuelan sin alinearse a ellas. Estamos ante una planta libre que va más allá de la racionalidad; esta vez las posibilidades técnicas facilitan la expresividad y la convergencia de dos crujías distintas que se intersectan en un patio interior. La zona social ocupa la primera planta y está totalmente integrada y llena de luz; la zona de dormitorios sale hacia una terraza que gira produciéndose una distorsión en la percepción volumétrica que deja características espaciales no prácticads anteriormente por ningún otro arquitecto moderno.

Pero la planta libre expresionista es también una fachada que desaparece. Se trata de una composición de volúmenes virtuales que se anticipa a lo que Eisenmann propondría en los años setenta. La fachada libre de la Casa Schminke guarda relación con la especialidad exterior que el arquitecto intenta meter dentro de la casa, hay una suerte de ambigüedad espacial que mezcla los conceptos de “afuera” y “adentro” de una manera vanguardista para la situación de la arquitectura moderna de los años treinta. La arquitectura de esta casa maneja una fachada libre donde no es posible determinar la volumetría, ya que los elementos volados, las terrazas y las escaleras juegan escultóricamente sobre una estructura de elementos puntuales. Así, la especialidad del edificio sustituye la fuerza formal de las anteriores obras de Scharoun. En este planteamiento la topografía es incorporada al planteamiento y no hace falta las ventanas corridas porque toda la zona social se cierra con mamparas de vidrio. Tampoco hace falta elevar la casa sobre pilotes cuando la ligereza ya está dada, así como la consideración de la naturaleza circundante. En este caso, si bien

hay terrazas exteriores que sirven a la manera de un techo jardín, el proyecto se relaciona más con la obra de Mies que con la de Loos. Por otro lado, la influencia de Le corbusier siempre estará sin embargo presente.

En el aspecto interior la casa se relaciona ampliamente con los exteriores y expresa claramente el deseo moderno de romper los límites entre interior y exterior. Incluso en uno de sus extremos se cuanta con un invernadero que forma parte de la zona social y sirve para articular los espacios interiormente en conexión directa con el jardín del exterior. Esta audacia de 1933 es, sin lugar a dudas, una de las mejores muestras de arquitectura moderna y el mejor proyecto del gran arquitecto de Bremen.

Referencias: http://www.galinsky.com http://homepages.mty.itesm.mx/al791233/idex.html Weston, Richard. Plantas, secciones y alzados. Edificios claves del siglo XX. Editorial Gustavo Gili. Barcelona. 2005