Grabado en Aguafuerte

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GRABADO EN AGUAFUERTE

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Grabado en Aguafuerte Fuente: www.oliba.uoc.edu/aureum/es/s03/index2_buri.html

Calcografía - Aguafuerte - aiguafort. La palabra calcografía proviene del término griego xalkós -que significa cobre o bronce- y del término grafos -grabado-. Es por ello que, cuando hablamos de una calcografía o de un grabado calcográfico por extensión, nos referimos a un grabado realizado sobre una plancha de metal. El proceso calcográfico consiste en grabar la plancha de forma que nada más se vacían aquellas partes que corresponden al dibujo. Cuando se imprime, la tinta se deposita en las partes hundidas de la superficie que son les que quedan estampadas en la hoja de papel en el momento de ejercer la presión. Por ello se dice que la calcografía es un sistema de grabado al vacío. El aguafuerte es considerado una de las técnicas calcográficas indirectas. Las técnicas de grabado calcográfico son múltiples y se clasifican en dos grandes grupos en función del sistema utilizado para incidir sobre las planchas. Así distinguimos los procedimientos de grabado directo y los procedimientos de grabado indirecto. Los métodos directos son aquellos en los que las incisiones se realizan con una herramienta (buril). En los indirectos la incisión es el resultado de la acción corrosiva de un ácido. Los materiales necesarios para realizar un grabado al aguafuerte son la plancha de metal y el ácido. Para transferir el dibujo original sobre la plancha necesitaremos papel vegetal y papel de calco. Para entintar son necesarios la tinta, una espátula, un rodillo (cilindro) y una superficie no porosa donde batir la tinta. Para imprimir necesitamos papel y una prensa.

HISTORIA El origen del grabado al aguafuerte, igual que el del grabado a buril, es necesario buscarlo en el trabajo de los orfebres y fabricantes de armas. En cuanto a este procedimiento en concreto, parece que evolucionó a partir de la experimentación en la decoración de escudos llevada a cabo en la segunda mitad del siglo XV por Daniel Hopfer. Del descubrimiento de este artesano sobre las posibilidades decorativas de la oxidación y, por tanto, de la corrosión de metales nacerá la técnica del aguafuerte. Los testimonios más antiguos que se conservan de grabados al aguafuerte datan de 1513. Desde sus inicios muchos artistas utilizaron este procedimiento conjuntamente con otras técnicas calcográficas -como puede ser el buril- para potenciar sus efectos. Así, por ejemplo, utilizó esta técnica el artista holandés Lucas van Leyden en el siglo XVI. Fue precisamente en los Países Bajos donde, en el siglo XVII, el aguafuerte adquirió una identidad propia y alcanzó su máximo nivel de expresión con la obra de artistas como Van Dyck y, especialmente, Rembrandt. En España, donde la técnica del

aguafuerte no tenía ninguna tradición, la figura principal fue, sin duda, Goya, con las series de Los Caprichos, La tauromaquia, Los Desastres de la Guerra y Los Disparates. Sin olvidarnos de Tiépolo, en Italia destacó especialmente la figura del arquitecto Piranesi que grabó grandes planchas que describían la gloria y la decadencia de Roma. En Francia, a finales del siglo XIX, hemos de mencionar la obra de Degas y Manet. En el siglo XX Picasso fue el artista que más sobresalió en la utilización de esta técnica que, hoy en día, continua disfrutando de una gran aceptación entre los artistas porque es una técnica asequible y que permite una gran espontaneidad en los trazos.

PROCEDIMIENTO DE REALIZACIÓN 1.Obtención del dibujo: Para dibujar sobre la plancha de metal la imagen que queremos grabar podemos hacerlo de dos formas. La primera opción consiste en dibujar directamente sobre el metal, mientras que la segunda implica traspasar la imagen a partir de un dibujo original hecho sobre papel. En cualquier caso no debemos olvidar la inversión que sufre la imagen al ser estampada. Lo que en la plancha se sitúe a mano derecha, en la estampa aparecerá a mano izquierda (y al revés). Por ello es aconsejable dibujar el original en una hoja aparte, copiarlo en un papel transparente, invertirlo lateralmente y transportarlo sobre la plancha, resiguiéndolo con un lápiz duro.

2. Preparación y grabado de la plancha: Las planchas que se utilizan en le aguafuerte pueden ser de cobre, zinc, aluminio, acero o hierro. La elección de un material u otro está en función mayoritariamente de las pretensiones del artista, ya que cada tipo de material permite obtener unos resultados de características diferentes y específicas. Así, mientras que el cobre, al ser atacado por el ácido, permite obtener trazos de una gran nitidez, el zinc -material menos compacto- produce líneas de contornos más borrosos. La técnica del aguafuerte consiste en recubrir la plancha metálica con una sustancia resistente al ácido y después eliminarla de aquellas zonas que queremos que queden estampadas. Después se somete la matriz a un baño de líquido corrosivo hasta que el dibujo aparece suficientemente grabado. Finalmente, se limpia la plancha, se entinta y se estampa. Antes de comenzar a grabar es preciso, sin embargo, preparar la plancha cuidadosamente. Paso a paso, el proceso es el siguiente: una vez tenemos la superficie pulida, se desengrasa y se calienta para facilitar la aplicación uniforme de una capa de barniz. Después se realiza el dibujo sobre la matriz -la cuál, previamente, ha sido ahumada para poder distinguir con más nitidez los trazos de la imagen- y con una punta dura se ralla el barniz, extrayéndolo de aquellas zonas que queremos que queden estampadas. Es entonces cuando se somete la matriz a un baño ácido, de forma que las partes que no estén protegidas por la capa de barniz quedarán grabadas por el efecto corrosivo de este producto. En función de las intensidades de color que queramos obtener en la estampación, se dejará actuar al ácido un período de tiempo más o menos largo.

Cuanto más profunda sea su acción, más oscuro será el resultado, ya que la cantidad de tinta que se depositará en los surcos también será mayor. Tan sólo nos quedará limpiar los restos del barniz y entintar la superficie con la ayuda de un rodillo (cilindro?). Durante todo el proceso es aconsejable realizar alguna prueba de estampación para poder controlar la evolución del dibujo.

3. La estampación: Antes de estampar la plancha es preciso calentarla. El proceso consiste en llenar de tinta todas las incisiones de la superficie. La tinta se puede aplicar con un cojinete realizando movimientos circulares. No obstante, generalmente se hace con un rodillo (cilindro?). A continuación se ha de extraer la tinta que ha quedado en la superficie de la plancha es decir en las zonas que no han sido grabadas, con la ayuda de un paño. Los últimos rastros de tinta se eliminan con la mano. Para ejercer la presión necesaria para imprimir un grabado calcográfico hemos de utilizar una prensa. Esta prensa se denomina tórculo. Cuando tenemos la plancha a punto para ser estampada se coloca en la superficie horizontal de la prensa, sobre un papel limpio del tipo papel-prensa. Sobre la plancha y asegurándonos de no ensuciarla con los dedos, se coloca la hoja de papel en la que se estampará la imagen. Para proteger el reverso de esta hoja y para facilitar la presión uniforme de la prensa se colocan por encima dos o tres láminas de fieltro. Después se aplica la presión haciendo funcionar la prensa. Una vez estampado el dibujo, se retiran los fieltros y se levanta la hoja de papel estirándola por uno de los ángulos. El tipo de tinta que sea utilizado y, especialmente, el tipo de papel son muy importantes para lograr una buena impresión de la imagen. El mejor papel es el fabricado a mano o el de molde sin gelatina o con muy poca. Una vez tenemos el dibujo original estampado sobre una hoja de papel llegamos al final del proceso. Ahora, a partir de la misma plancha calcográfica y tan sólo repitiendo el proceso de entintado y de impresión, podemos obtener una cantidad muy elevada de estampas idénticas. Cuando el proceso de impresión ha terminado, el artista suele firmar y numerar a mano todos los ejemplares. La numeración sirve para indicarnos la amplitud del tiraje y el orden de impresión. Así, por ejemplo, cuando en una estampa encontramos escrito 1/75, quiere decir que de una edición de 75 ejemplares tenemos la estampa número 1. El artista se reserva unos cuantos ejemplares para su colección personal considerados Prueba de artista. Estas pruebas identificadas con las iniciales P.A. suponen, generalmente, un 10% de la edición y, en principio, no son para uso comercial. IMPORTANTE: Tener mucho cuidado en el manejo de los ácidos, ya que SON MUY PELIGROSOS. En la preparación del ácido se debe de verter en el recipiente primero el agua y después el ácido. Tener precaución ya que es muy peligroso y se deben de usar lentes, guantes y delantal protector). Así mismo trabajar en un área muy ventilada ya que se van a formar muchos gases tóxicos. Grabado en Aguafuerte

Grabado Fuente: www.tallerdelprado.com/tecnica_grabado.asp

AGUAFUERTE: El aguafuerte es una técnica indirecta de grabado calcográfico. La plancha se recubre con un barniz protector sobre el que dibuja el grabador con una punta metálica, asegurándose que dicha punta toca la superficie del metal sin hacer surco alguno en ella. La punta, en onsecuencia, puede ser roma o, en cualquier caso menos afilada que la utilizada en la punta seca. La ventaja de no arañar la plancha es que pueden corregirse fácilmente los errores cubriendo de nuevo las líneas o zonas no deseadas mediante un pincel mojado en barniz. Por el contrario, si el grabador araña el metal, aunque vuelva a tapar la línea con barniz, el pequeño surco abierto por la punta se llenará de tinta durante la estampación y quedará visible el defecto. Una vez realizado el dibujo sobre el barniz, se sumerge la lámina en una cubeta de ácido mordiente rebajado con agua aguafuerte que tiene la capacidad de atacar el metal y disolverlo en aquellas zonas en que se ha hecho desaparecer el barniz. La profundidad de las tallas depende del tiempo de exposición al ácido y de la concentración de éste. Existen dos procedimientos para crear surcos de diferente profundidad: el primero de ellos consiste en realizar el dibujo completo e ir creando reservas, es decir, tapando progresivamente con barniz las zonas o líneas que han sido suficientemente expuestas a la acción del ácido; el segundo consiste en realizar primero las líneas y zonas que se desea que salgan más oscuras en la estampa, sumergiendo la lámina en el aguafuerte en intervalos a medida que se abren nuevas líneas hasta llegar a las más superficiales. Las líneas del aguafuerte carecen de la precisión de las del buril y punta seca, sus perfiles no son tan regulares porque la mordida del ácido no corta el metal sino que lo desgasta irregularmente. Son líneas nerviosas, entrecortadas y de grosor variable. La dificultad de esta técnica estriba en el cálculo de la capacidad de corrosión del ácido, teniendo en cuenta que la mordida será más activa cuanto más concentrado esté el aguafuerte, mayor sea su temperatura y menos veces haya sido utilizado. Dependiendo de su poder de corrosión y de la profundidad que se quiera dar a las líneas, el grabador debe calcular el tiempo de exposición de la lámina al ácido. Esta operación es sumamente delicada, pues un cálculo incorrecto de tiempos puede provocar un desgaste excesivo del metal y la destrucción de la matriz. Por otra parte, si el barniz protector no ha sido eliminado correctamente del dibujo, el metal no será atacado por el ácido y quedará sin grabar. Una vez abiertas la totalidad de las tallas se limpia el barniz sobrante con un paño mojado en alcohol quedando la lámina en condiciones de ser estampada. Conocida desde el s. XV, en un primer momento la técnica del aguafuerte se empleó como complemento del buril en los grabados en talla dulce. Los contornos de las figuras y los fondos se grababan en aguafuerte, y sobre las líneas abiertas por el ácido el grabador introducía las colecciones de buriladas. Durante mucho tiempo el buril fue considerado como la única técnica noble de grabar y el aguafuerte se supeditó siempre a ella como un procedimiento auxiliar. En los Países Bajos del norte la situación era

distinta, alcanzando la técnica del aguafuerte un importante desarrollo durante el s. XVII bajo la estela de Rembrandt. Con la incorporación definitiva de los pintores del resto de Europa a las técnicas de grabado calcográfico, a finales del s. XVIII, acaba el largo dominio del buril. A lo largo de la centuria siguiente el aguafuerte se convierte en la técnica dominante del grabado en metal, así hasta llegar a la actualidad en la que cada vez son más escasas las estampas realizadas a buril mientras que los grabadores calcográficos practican profusamente los procedimientos derivados del aguafuerte.

AGUATINTA: El aguatinta se basa técnicamente en el mismo principio del aguafuerte, pero a diferencia de aquel las líneas se sustituyen por superficies tonales. Es una técnica pictórica de grabado calcográfico que permite la obtención de semitonos o infinitas gradaciones de un mismo color. Sobre la superficie de la lámina se espolvorea uniformemente resina de pino pulverizada. El punto de resina, como la capa de barniz en la técnica del aguafuerte, actúa como aislante. Es decir, al sumergir la lámina en el ácido éste sólo ataca los intersticios que se encuentran entre los puntos de resina que previamente han debido ser fijado al metal. Para ello se calienta el dorso de la lámina sujetando ésta con unas tenazas antellanas. Tal calentamiento provoca la dilatación de la resina y su adherencia a la plancha. El tiempo de exposición al calor debe ser suficiente para que se adhiera el punto de resina, pero no exagerado, porque una dilatación excesiva de los granos provocaría la fusión de éstos con sus vecinos formando una capa uniforme que impediría la actuación del aguafuerte. Para crear zonas de puntos de diferentes profundidad, se emplea el mismo recurso de las reservas con barniz descrito en la técnica del aguafuerte. A finales del s. XVIII los pintores comienzan a interesarse por el arte gráfico. Abrirán composiciones originales y volverán a recuperar la libertad creativa que había perdido el grabador de reproducción en talla dulce. Desde el punto de vista técnico, al estar más acostumbrados a la mancha, los pintores indagarán en nuevos procedimientos de grabado calcográfico, las técnicas pictóricas: -aguatinta, manera negra, barniz blando-. El aguatinta permite imitar los dibujos a la aguada, el barniz blando se aproxima a la textura y calidad de los diseños hechos a lápiz. En este contexto histórico cabe situar los extraordinarios aguatintas de la serie de Goya, en particular "Los Disparates", donde el poder expresivo de la técnica es llevado por el artista hasta unos límites apenas igualados con posterioridad.

ABC del grabado

Fuente: www.museonacional.gov.co/abc.html

El grabado es un conjunto de técnicas de arte gráfico cuya característica común es la creación de imágenes a partir de cortes o tallas que un grabador efectúa sobre una matriz de madera o de metal

Aguafuerte En esta técnica las líneas son grabadas en la plancha por la acción de un ácido. La lámina de metal, que en el caso de Rembrandt fue el cobre, se recubre con un barniz protector (cera, resina y asfalto), sobre el que dibuja el grabador con una punta metálica, removiendo el barniz y dejando el diseño expuesto. Una vez realizado el dibujo, se sumerge en una cubeta de ácido mordiente rebajado con agua (aguafuerte), que tiene la capacidad de atacar el metal y disolverlo en aquellas zonas desprotegidas de barniz. La profundidad de la talla depende del tiempo de exposición al ácido. Las líneas del aguafuerte carecen de la precisión de las del buril y de la punta seca y sus perfiles no son tan regulares, porque la mordida del ácido no corta el metal, sino que lo desgasta de manera irregular. Una vez abierta la totalidad de las tallas, se limpia el barniz, se entinta y se pasa por la prensa con el papel que ha sido previamente humedecido. Buril La técnica del buril recibe este nombre del instrumento -una varilla de acero de punta oblicua- utilizado por el grabador para abrir las tallas sobre la superficie del cobre. El mango del buril se acopla en el hueco de la mano y el grabador lo impulsa ejerciendo presión con el brazo y lo dirige con el dedo índice. El instrumento debe estar casi paralelo con la superficie del cobre. La intensidad de la línea dependerá de su ancho y su profundidad. El buril levanta una viruta metálica que se corta con el propio instrumento. La línea que produce es nítida y limpia. Antiguamente se identificaban por ser más anchas en el centro y estrechas a los lados. Rembrandt utilizaba esta técnica para reforzar los negros y ciertos detalles. Punta seca Técnica que se basa en la utilización de una punta de acero afilada con la que el grabador dibuja directamente sobre la superficie del metal. La profundidad del surco depende de la fuerza que se ejerza y lo afilada que esté la punta. La forma de la punta, y la manera de trabajar el instrumento explican por qué el metal arrancado de la lámina se queda en ambos lados del surco, formando unos abultamientos llamados rebabas. Éstas retienen la tinta durante el proceso de estampación, de forma que la línea de punta seca no es tan nítida, como la del buril. Al contrario, sus límites son imprecisos, difuminados, lo que le otorga una sensación aterciopelada. Las líneas son frágiles y terminan agotándose, debido a la presión en las operaciones de impresión.

Grabado con Aguafuerte

Fuente: www.mearte.hypermart.net/oarticulos/grabado/aguafuerte

Generalmente entendemos por grabado el hecho de poner tinta y estampar superficies en relieve, como ocurre con la xilografía, aunque también lo es el proceso inverso, que consiste en imprimir las superficies profundas de las incisiones como en el aguafuerte. La primera se llama grabado en relieve y la segunda en hueco. Debemos entender por aguafuerte el proceso de morder líneas o áreas por medio de un ácido. Este proceso está hecho sobre metal para luego ser impreso sobre papel, o dicho de otra manera, el aguafuerte es la parte impresa obtenida por medio de la plancha grabada. Bajo la denominación genérica de aguafuerte se incluyen el aguafuerte de líneas, el de base blanda o barniz blando y el aguatinta. Bajo esta denominación también han sido siempre agrupadas la punta seca, donde el ácido no se usa, y la mezzotinta, en la cual las pequeñas cavidades son hechas por instrumentos. Los grabados de estampas son frecuentemente realizados por procedimientos en los cuales se combinan armónicamente varios de estos métodos. Ellos son el resultado de lo que se han dado en llamar "técnicas mixtas". Lo que liga a estos diversos procedimientos es que todos son entintados y estampados de una manera similar, en una prensa a rodillo o prensa-plancha de cobre. Barniz Blando El barniz blando es un grabado al aguafuerte realizado en forma indirecta (la punta no hiere el metal) y se lo conoce como imitación del lápiz o a modo de lápiz. Es de forma indirecta porque el decalque realizado sobre una base especialmente húmeda es en realidad el grabado sobre la plancha que se somete al corrosivo; en consecuencia, las líneas tienen la textura del papel que se interpone entre el barniz y el instrumento con que se lo recorre. La condición húmeda y grasa del barniz se obtiene mezclando sebo al barniz de bola por partes iguales o en proporción de: Sebo ................. 1 parte Barniz de bola ..... 2 partes Estas fórmulas varían según el clima y temperatura del momento, pero es necesario comprobar en la mezcla del sebo la presencia de la cantidad suficiente para permitir que el barniz que queda depositado en el reverso del papel por la presión del lápiz, se levante limpiamente de la plancha.

El barniz bola y el sebo se mezclan derritiéndolos en un recipiente enlozado; se aplica a la superficie de la plancha por el procedimiento conocido para el barniz base, pero sometiéndolo sólo al calor necesario para que se expanda. Se deja enfriar antes de trabajar sobre ella. El papel que se utiliza para hacer un dibujo que se requiere grabar al barniz blando debe ser delgado, rígido y ligeramente texturado; se aplicará sobre la superficie barnizada de la plancha, haciendo coincidir sus bordes con el dibujo. Luego se fija el papel a la mesa con cinta adhesiva. Otra manera de hacer el trabajo es calar los tres cuartos exteriores de un pequeño círculo, que se traza en cada uno de los ángulos del dibujo con centro en el vértice, los que al superponerse a la plancha deberán coincidir exactamente con sus bordes, para un perfecto registro. Un puente para apoyar la mano será indispensable para la técnica de barniz blando, porque se debe trabajar por encima del dibujo, y la menor presión provocará la adhesión del barniz al papel. Colocando el puente sobre el papel, se dibuja sobre las líneas con un lápiz duro o un punzón. Una vez concluido el dibujo, se levanta el papel en cuyo reverso se habrá adherido el barniz que fue removido de las líneas y áreas que estuvieron en contacto con el papel bajo presión. Examinar la plancha en que las líneas aparecerán dibujadas por el brillo del metal y controlar la veracidad del decalque. Si hay líneas que se han hecho por error, cubrirlas con barniz de protección, así como las muy gruesas se pueden afinar con el mismo procedimiento cuidando de no levantar la base. Hay que considerar que siendo el barniz blando de superficie muy vulnerable a la presión, cualquier operación que se realice sobre él debe ser hecha con mucha delicadeza. Estas líneas y áreas se exponen a la acción del ácido por inmersión o con la pluma de ave o el pincel. La gradación puede obtenerse reforzando los quemados. La solución de ácido no debe ser muy fuerte. Lo conveniente es: Ácido ......... 1 parte Agua ......... 3 partes El remordido, aunque no es lo más adecuado, se puede hacer utilizando un papel graneado transparente. Antes y después del mordido se utilizan las rueditas de acero, roulettes, que se pasan sobre la plancha en todas las direcciones, ofreciendo el mismo aspecto del lápiz. El puente es una tablilla de madera delgada más larga que las medidas de la plancha, a cuyos extremos van adosados dos pequeños tacos lo suficientemente altos para suspenderla sobre el dibujo. Se limpia y se procede como de costumbre Grabado en Aguafuerte Aguatinta La característica fundamental de esta técnica es que la superficie de la plancha no se protege totalmente con barniz, sino que se cubre parcialmente al grano de resina.

Esto produce sobre la superficie del metal un graneado cuya densidad depende de los propósitos del grabador. Algunas aguatintas presentan líneas combinadas con valores, pero según ciertos autores ortodoxos, la verdadera aguatinta se hará solamente con valores; si algo como una línea aparece, no se distinguirá por sí misma, sino que es parte límite del mismo elemento que conforma el valor. Hay varias sustancias ácidoresistentes que se emplean para granear la plancha de aguatinta: polvos de resina, asfalto, goma lamar, mastic, etc., pero preferentemente se utiliza la primera. De los métodos de aplicación el más práctico es rociar o espolvorear la resina sobre la plancha pulida, absolutamente limpia, utilizando para este fin una bolsita de tejido rústico o de muselina de trama abierta, que contendrá la resina pulverizada en el grano de fineza que se quiera dar a la base. Es necesario tener preparada en tarros la resina de distintos grosores de grano, debidamente individualizados. Aunque la resina se venda pulverizada, resulta de interés para el grabador molerla él mismo, hecho que le dará mayores posibilidades en la elección del tamaño del grano. Mientras se realiza la tarea de graneado, conviene mantener la plancha dentro de una caja de cartón, elevada sobre un taco de madera, para evitar que la resina se desparrame sobre la mesa de trabajo y se pueda recuperar fácilmente. Cuando se considera que la plancha está suficientemente cubierta, se la levanta con sumo cuidado para que no se desplace la capa de polvo, y se la coloca sobre el calentador, hasta que la resina se reblandezca y se adhiera sin llegar a derretirse. Tan pronto como la opacidad de los granos se haga brillante, se retira del calor y se la deja enfriar. Si la resina llega al punto de fusión, las partículas se unen entre sí, eliminando los pequeñisimos espacios necesarios para que el ácido penetre y muerda el metal. En este caso, el trabajo ha fracasado, y se procederá a limpiar la plancha con trementina o bencina para recomenzarlo. El otro método, conocido corrientemente por el de la caja de granos, requiere un cajón amplio, cuya base tiene una abertura que da cabida a una bandeja deslizable que contiene la resina. Provocando por medio de un fuelle una atmósfera cargada de este polvo dentro del cajón, bastará con ubicar la plancha sobre una rejilla, a la que se superpondrá a la bandeja, para obtener un rocío uniforme sobre ella. Como los granos más gruesos, por ley de gravedad, caerán más pronto, el grabador elegirá el momento oportuno para exponer la plancha a la lluvia de granos dentro del cajón. Pasado un tiempo prudencial, se la retira y se la somete al calor, como en el caso anterior. Un tercer método más sencillo, pero tal vez menos perfecto, consiste en preparar la plancha con barniz de bola y una vez seco aplicar a la superficie barnizada un papel de lija del grano que se desee, con la cara áspera contra el barniz, sometiéndolo luego a presión de la prensa de imprimir. El papel de lija, que será de mayor tamaño que la plancha, herirá la superficie del barniz dejando en descubierto una textura de puntos similar a la suya, por donde el ácido penetrará hacia el metal. Como ya se explicara, el recalque puede hacerse con rojo joyero, tiza negra o negro de humo, transfiriéndolo solo a grandes líneas, pues los pequeños detalles se perderían en la superficie áspera del graneado.

También se aconseja hacerlo al barniz blando antes de granear la plancha. Si se quiere dibujar directamente sobre la resina se utiliza lápiz litográfico. En un aguatinta los valores se hacen por una sucesión de pasos, en los cuales ciertas partes son protegidas con barniz, alternadamente, con los mordidos. Los pasos serán tantos como el número de valores que se desee obtener. Antes de comenzar, se estudia cuidadosamente la ubicación de los blancos, y con un pincel se cubren estas áreas con barniz, quedando así la plancha lista para el primer mordido. Si fuera necesario, después de la primera prueba, el graneado puede repetirse protegiendo con posterioridad las zonas que no deben ser remordidas. Después del último mordido se procede a retirar la cubierta de graneado y barniz, y se comienza el entintado y la limpieza para tirar la prueba. Punta Seca En ella no están presentes ni el barniz base, ni el de protección, ni el ácido. Es un grabado directo de procedimiento muy simple, y en cuanto a herramientas, sólo se utilizan las puntas y un raspador. Para hace más visibles las líneas, a medida que se trabaja, se las va llenando con una mezcla negra compuesta de sebo o vaselina y negro de humo. La plancha de metal desnuda es hendida directamente con una punta aguda de acero, de diamante o de rubí -punta seca-, que da nombre a la técnica. La punta de acero debe afilarse con un leve bisel plano que corta el metal en lugar de raerlo. El grabador de punta seca depende de sí mismo para trazar las líneas que dan la calidad tonal. Necesita el toque personal que imparte una variedad, no superada por la línea mordida por el ácido. El movimiento de la punta desplaza lateralmente una parte del metal sin desprenderlo de la línea, formando un borde áspero, de puntas agudas, que se conoce con el nombre de rebaba. Esta rebaba es de un aspecto propio del procedimiento sobre el que se recae la responsabilidad de la fuerza y calidad de la línea. La punta se toma como si fuera un lápiz. De su grosor, de su ángulo de incisión y de la fuerza ejercida sobre ella, dependen la forma, tamaño y textura de la rebaba. Cuando la punta se mueve en un ángulo de 90º, la rebaba se abre hacia afuera, a ambos lados del surco; si el ángulo es de 45º, se levanta sobre un solo lado. Cuanto menor sea el ángulo de incisión, la rebaba se hace menos resistente a la presión de la prensa, puesto que sus puntas quedarán suspendidas sobre la línea y la fuerza de los rodillos la romperá, metiéndola dentro de ella. Si la punta, al romper el metal, desprende una finísima viruta, es necesario rectificar el ángulo de incisión o examinar cuidadosamente el estado de la punta. En algunos casos, según las necesidades del diseño o el criterio del autor, se puede barrer la rebaba en el sentido de la línea con un raspador. Este recurso es usado en los retoques

del aguafuerte cuando no se emplea buril. Como regla general la rebaba se desgasta rápidamente en el curso de la impresión, por cuya causa las tiradas de punta seca son reducidas. No obstante, la vida de una plancha puede ser considerablemente conservada si se la somete al procedimiento del acerado (steel-facing), al que ya se hizo referencia con respecto al aguafuerte. El dibujo puede hacerse directamente sobre la plancha con la punta, o transferirse a un papel transparente para no alterar el original, o intercalarse un carbónico entre el papel y la plancha. Con el objeto de obtener una veladura general, la punta seca puede realizarse sobre el lado no pulido de la plancha, aprovechando la aspereza de la superficie. En este caso, para las luces altas se recurre al bruñidor, exclusivamente en las zonas preestablecidas. Debido a la fragilidad de la rebaba, el entintado debe hacerse con un rodillo blando y tinta fluida, y si es necesario, hacer penetrar la tinta con una almohadilla suave. En la limpieza debe cuidarse de no quitar toda la tinta de las rebabas, empleando tarlatán ablandado en forma de muñeca acolchada. La excesiva limpieza puede restar interés a la copia. Mezzotinta Es una de las técnicas de grabado que incide la plancha de metal pero sin intervención del ácido. La principal herramienta es el rocker o graneador, que los franceses llaman berceau (cuna) por el movimiento que se le imprime al granear. Es una herramienta de mango abultado que permite tomarlo firmemente dentro de la mano. La parte de acero es una amplia cuchilla curva, finamente dentada en su borde inferior que se aplica al metal con la presión suficiente para que los dientes lo penetren. La fuerza se hace con movimiento de hamaca. La sistematización del procedimiento producirá en la superficie de la plancha generalmente de cobre- un graneado uniforme, por entrecruzamiento de líneas. Primeramente las líneas hechas en un sentido, luego las líneas en ángulo recto con las primeras, en seguida dos grupos más de inclinadas a 45º con respecto a ellas, y se continúa hasta que la superficie entera de la plancha quede cubierta con un grano uniforme. Este graneado uniforme y nutrido es la base de la mezzotinta, y si se tirara una prueba, el efecto sería de un intenso negro. Un efecto similar se obtendría graneando con roulettes, aplicadas de la misma manera, o con rockers mecanizados. El decalque se realiza como de costumbre, pero en líneas generales. Los varios grados de luz y sombra que componen el diseño se consiguen modificando la base o graneado con un raspador. En las áreas claras se removerá totalmente, y en las demás, según las necesidades, parcialmente. El raspador reduce la fuerza del grano; cuanto más raspado esté el metal, el valor será más claro. El procedimiento puede compararse a un dibujo de luz y sombras hecho en

un papel negro y trabajado en blanco. El blanco puro lo hará el raspador usado a fondo y se terminará con el bruñidor. Los primeros grabadores que emplearon esta técnica (Ludwing von Siegen, el príncipe Ruperto, nieto de Jorge I de Inglaterra y sus sucesores inmediatos) lo hicieron con otro método: antes de granear la plancha grababan levemente su dibujo al aguafuerte, dejaban las áreas claras sin granear y las demás zonas las iban graneando en la medida en que necesitaban oscurecerlas. Es decir, por este método trabajaban de los valores tonales claros hacia los oscuros. El entintado y limpieza de una plancha trabajada a la mezzotinta requieren el mismo cuidado que la punta seca, a causa de la fragilidad de las rebabas. La plancha La plancha clásica del grabado es la de metal altamente pulido. Sobre la superficie "espejo" cortará la punta o morderá el ácido, definiendo los puros contornos o amplias masas del diseño. El cobre, el cinc, el aluminio y el acero son los metales más usados aunque, actualmente, el concepto sobre las necesidades del pulido presenta variantes adecuadas a los propósitos individuales. El espesor de la plancha puede oscilar entre 1 y 2,5 milímetros. Las conquistas de la tecnología y la búsqueda incesante por parte de los artistas de nuevas posibilidades de expresión, han provisto de materiales grabables, entre los que se puede considerar como de primera calidad una extensa línea de plásticos. Cobre. De color rojo cuando esta puro. Su densidad es 8,85; blando, dúctil y maleable. Fue siempre el preferido de los grabadores. Cuando está bien batido se hace compacto y su grado de dureza -equivalente al oro o la plata- hace que pueda ser fácilmente herido por cualquier instrumento punzante. Bajo la acción de la humedad se cubre de una capa de cardenillo muy venenoso. El cobre puede adquirirse en grandes planchas de distintos espesores para diferentes propósitos. Se lo extrae y usa desde hace alrededor de cuatro mil años antes de nuestra era. Cinc. De color blanco azulado. Su densidad es 6.87 y se funde a 410º. Con el pulimento adquiere un brillo muy hermoso. Como es menos resistente que el cobre, las copias que pueden obtenerse de él no son tan numerosas, especialmente cuando se graba a la punta seca. Aluminio. De color y brillo semejante a los de la plata, muy tenaz y liviano; más blando que el cobre o el cinc, maleable, dúctil y de gran resistencia a las presiones. Puede ser usado tanto para punta seca como para línea mordida. Aislado en 1828, sus métodos de obtención eran tan costosos que pasaron varios muchos años antes de que pudiera industrializarse a precios razonables.

Para morder este metal se requiere un baño especial. Para la punta seca se fabrica un aluminio de superficie endurecida que hace más durable la rebaba, permitiendo en consecuencia un mayor número de impresiones de cada plancha. Hierro. De color gris azulado. Su densidad es de 7,8 y se funde a los 1500º. El hierro o acero dulce -que se trabaja fácilmente en frío- puede adquirirse en establecimientos que fabrican laminados. De textura granulosa, que se torna fibrosa después del batido, el hierro negro común no adquiere un pulido tan acabado como las buenas calidades del acero dulce, pero es igualmente recomendable. En la placa de acero dulce la rebaba -borde rústico dejado sobre la superficie de un metal por un objeto punzante es más resistente. Acero inoxidable. Hierro combinado con un poco de carbono y que adquiere por el temple gran dureza y elasticidad. El acero inoxidable está aún en proceso de experimentación. Celuloide. Es una sustancia dura y transparente, fabricada con una mezcla de alcanfor y algodón pólvora. Tiene el inconveniente de ser altamente inflamable. Se lo usa para la práctica de la punta seca, cuyas impresiones toman una calidad distinta. Plásticos. Material de la era contemporánea, su gran variedad, constantemente enriquecida por los nuevos aportes, tiene comprometida la investigación creativa de los grabadores de hoy. Hojalata. Hoja de hierro estañada por ambos lados que suele estar laqueada en su interior. La plancha se obtiene del recorte de una lata. Sirve para hacer ensayos de taller. El pulido. En otro tiempo el grabador tenía que pulir su propia placa. Debía verificar si el metal estaba bien martillado -moléculas unificadas-, con el fin de que fuera compacto y maleable, para evitar así las distintas resistencias que podía encontrar en su paso el trazo del buril o la punta. El pulido, que antiguamente se hacía a mano, carece hoy de sentido, puesto que los adelantos tecnológicos ponen al alcance de cualquier especialista los materiales requeridos, según las necesidades de cada uno. No obstante, a titulo informativo, se da el procedimiento para lograrlo. Primero se elige el mejor lado del metal; se fijan los extremos sobre un tablero y se lo frota fuertemente en todas las direcciones con un trozo de greda y agua, hasta que desaparezcan las rayaduras y las desigualdades que deja el batido cuando se lo forja. A la greda se la sustituye hoy por la piedra de afilar. Luego, esta misma operación se hace con piedra pómez o conglomerado artificial de piedra pómez. Después se lo frota muy suavemente con piedra esmeril muy fina y con carbón especial de madera de sauce. Hay quienes terminan el pulido de la plancha -

como se aconseja en los viejos tratados- pasando el bruñidor de acero bañado en aceite. otros, en cambio, llegan a dar a la lámina el mismo lustre "espejo" utilizando rojo inglés. Acerado (steel-facing). El número de copias que puede rendir una plancha depende del carácter de las tallas, ya sean profundas o delicadas. Para preservar fielmente su valor y prolongar su vida útil, se la somete a un proceso galvanoplástico, que deposita una delgadísima película de hierro sobre la superficie. El procedimiento se conoce con el nombre de acerado (steel-facing), aunque el metal depositado es el hierro. Cuando se trata de proteger una plancha de cobre, el metal duro se deposita sobre el más blando por electrólisis y el hierro se hace duro como el acero. En una tirada el cobre puede reaparecer parcialmente por desgaste, en cuyo caso el acerado se quita completamente con un agente químico que actúa sobre el acero, permitiendo un segundo steel-facing. En el cinc también se aplica el acerado, pero no puede repetirse sin dañar la plancha.

Soluciones de Ácidas

Fuente: mearte.hypermart.net/oarticulos/grabado/aguafuerte/mordientes.html

Terminada la tarea de la punta sobre la plancha, se protegen los bordes y el reverso de la misma, quedando así en condiciones de ser sometida al ácido. El mordiente preferido por los aguafuertistas es el ácido nítrico en solución diluida: ácido nítrico .... 5 partes por volumen agua .............. 7 partes por volumen Otra mezcla está compuesta por: ácido nítrico ... 1 parte por volumen agua ............. 3 partes por volumen Algunos prefieren un mordiente más fuerte: ácido nítrico .... 1 parte por volumen agua .............. 1 parte por volumen A esta preparación puede agregársele una pequeña cantidad de ácido muriático. (Como medida de precaución, conviene tener siempre a mano una botella de amoníaco, pues en caso de que se derrame el ácido nítrico, actúa como neutralizante.)

El baño debe prepararse en una cubeta de vidrio. Para probar su eficiencia se sumerge un retazo de plancha barnizada y rayada con la punta. Si la acción es correcta, en pocos minutos deben aparecer burbujas en el metal. A un mordiente se lo puede verificar en su fuerza específica controlándolo con un hidrómetro de Baumé. Este instrumento tiene la forma de un tubo de vidrio cerrado que flota perpendicularmente en el líquido. En su extremo inferior, haciendo las veces de lastre, se encuentra una ampolla que contiene mercurio, y algo más arriba otra parte bulbosa actúa como flotador. En el agua, el hidrómetro registra 0º, de donde se extiende una escala decimal hasta 70º. La medición del corrosivo debe ser extremadamente cuidadosa. La graduación exacta del baño será factor decisivo en el éxito del trabajo. Su acción debe ser, por lo general, lenta; de lo contrario el calor generado por el ácido desprendería al barniz. Cuando se usa el ácido nítrico, hay que tener en cuenta que su acción tiende a desarrollarse por debajo de la superficie de la plancha, condición que se hace más notable y peligrosa cuanto más juntas se encuentran las líneas grabadas: las paredes debilitadas de las tallas ceden a la presión de los rodillos, formando una confusa depresión. En general, las emanaciones de los ácidos son nocivas, por lo que es necesario advertir que el trabajo en base a ellos debe hacerse en lugares ventilados. Los talleres bien montados disponen para la cubeta de una pequeña cámara protectora. Cuando se considera que la plancha está suficientemente mordida, se la retira de la cubeta por medio de dos sostenes de madera y se la desliza suavemente en agua fría, secando la superficie con papel absorbente. Luego se pinta el área que se desea más clara con barniz de remorder, y una vez seco éste, se le vuelve a sumergir en el ácido, repitiendo la operación tantas veces como se considere necesario a los fines propuestos. Mordiente holandés. La solución de este mordiente está compuesta por: Agua ................... 44 partes por volumen Acido clorhídrico ...... 5 partes por volumen Clorato de potasio ... 1 parte por volumen Su acción corrosiva es uniforme y, contrariamente al ácido nítrico, produce tallas de paredes firmes, porque actúa exclusivamente en profundidad. Para su uso se recomienda preparar la plancha con una base clara, ya que este baño ennegrece las líneas a tal punto que no sería posible controlas el avance de los valores tonales sobre una base oscura. Además, por la misma razón, y porque corroe sin producir manifestaciones exteriores (burbujas), debe cuidarse de las sorpresas, lavándola en agua limpia y examinando con cierta frecuencia la intensidad del mordido por medio de un cuentahilos. No produce emanaciones nocivas y es lento, condición que lo señala como conveniente para primeros baños, completando la tarea con otros de ácido nítrico de acción rápida.

Percloruro de hierro. Cuando este ácido corroe la plancha, forma un pesado sedimento oscuro (óxido de hierro) que permanece en las líneas, impidiendo la apreciación exacta del trabajo realizado. Para evitarlo se suspende ligeramente la plancha dentro del baño, con la cara hacia abajo, apoyando dos de sus bordes opuestos en soportes de madera. De esta manera el sedimento se desprende dejando libres las líneas. Otra posibilidad es usar un barniz claro sobre el que se harán visibles las líneas negras. Su acción sobre las tallas es en cierto modo similar a la del mordiente holandés, por lo que se agrega en pequeñas cantidades a la solución de ácido nítrico, para moderar su tendencia a expandirse. Se usa frecuentemente en procesos industriales. Cuando el trabajo se realiza sobre cinc, los procedimientos son los mismos, solamente que la solución del baño debe ser siempre más débil. Otros metales -acero dulce, acero inoxidable, aluminio- son atacados por soluciones de distintos mordientes. Con frecuencia un trabajo no queda terminado después de una primera sesión de ácidos. Da cuenta de él la prueba de estado, en la que se verificará la labor realizada y se harán las correcciones pertinentes. Un nuevo barnizado de la plancha permitirá proseguir la tarea. Aplicación de los mordientes en superficie. Cuando no se quiere sumergir la plancha en el baño, la superficie grabada puede someterse a la acción del corrosivo, extendiéndolo uniformemente sobre ella por medio de un pincel suave o pluma de ave. Este procedimiento resulta práctico cuando se trata de acentuar valores en pequeñas zonas de un trabajo en una etapa avanzada; con él se evita exponerlo a los imprevistos que pueden surgir de un baño total. Asimismo se emplea sobre la plancha desnuda para restar brillo, en totalidad o parcialmente, a la superficie pulida. Para lograr los distintos valores por este método, se irán enjugando las áreas quemadas con un secante y se recubrirán con barniz a medida que alcancen el tono deseado. La solución de ácido debe ser más fuerte que la del baño: ácido nítrico .... 3 partes por volumen agua .............. 4 partes por volumen Remoción del barniz. Después del mordido final, se colocará la plancha bajo el agua corriente de una canilla por varios minutos, para lavar todo el ácido de las líneas quemadas. El barniz se levantará con un trapo suave, saturado de nafta o bencina. Esto puede hacerse dentro de un cajón con aserrín muy fino, que facilitará la tarea, sobre todo con respecto a la cubierta de asfalto del reverso. Si se ha usado barniz a base de alcohol, será necesario retirar sus restos empleando el mismo solvente.

Grabado en Aguafuerte