girasoles ciegos

Descripción completa

Views 120 Downloads 2 File size 3MB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

Cartas, poemas y vivencias de la Guerra Todos los escritos que aparecen a continuación son ficticios, pero bien pudieran corresponder a víctimas de la Guerra Civil

Cuando uno mismo es incapaz de entender lo que ocurre a su alrededor, cuando la barbarie y la sinrazón lo inundan todo, escribir se convierte quizás en la mejor forma de combatir la soledad , el miedo, el dolor … Tal es el poder de la palabra que se viste de denuncia, de aprendizaje y de recuerdo necesario para que nunca más haya que hablar de los héroes anónimos de cualquier contienda. Lee con atención y si así lo deseas, amplia este ramillete de escritos con el tuyo propio

2 de febrero de 1939 Querida Madre: Espero que al recibo de ésta se encuentre usted bien. Por aquí , como ya sabe, ya me tienen preso, al fin lo consiguieron, capturaron al “gran comandante” que tantas vidas destruyó , que tanto daño causó. Pero eso no es cierto madre, pues yo solo cumplía con mi deber, mi deber de dirigir y ordenar a los demás para salvar en parte sus vidas y si no fuese posible al menos morir por la causa que creemos correcta y justa cada uno. No me siento héroe por salvar personas, pues he matado a muchas otras, pero es que madre, ya no siento nada. Este sitio me come por dentro, cada día que pasa me siento más débil ya no hablo, ya no pruebo bocado. Quiero volver a sus brazos que me consuelan como siempre lo han hecho, pero es demasiado tarde para regresar, demasiado tarde para arreglar lo ocurrido, para no estar preso. No me arrepiento de mis actos, simplemente me hubiese gustado que mi vida hubiese sido distinta, con un poco más de alegría, una mujer que me amase, hijos… pero ya es tarde, muy tarde… Ya no me queda tiempo pues moriré en pocos tiempo y, si es que llega el día, quiero que sepa, madre que voy a echarle muchísimo de menos donde quiera que ahora vaya… Por favor recuérdeme como lo que era antes y no como lo que soy ahora… Espero que le llegue esta carta, pues es lo último que escribiré. su hijo que le adora

Él no, él no. Él no lo merece, no tiene que verlo, no tiene que conocerlo. Infancia truncada por una guerra de la que no ha de formar parte. Inocente mirada que no condena. Manos frágiles que no asesinan. ¿Por qué ha de pagar él el dolor que otros han causado? ¿Por qué sus errores recaen sobre mi pequeño? Injusticias que no perdonará jamás. Él no sabía del temor, del miedo, pero le obligamos a sentirlo a través de la metralla. Cuando sea consciente de lo que su España le está haciendo huirá. Cuando sepa que sus hermanos le están matando huirá. Huirá porque aquí no hay pasado, no hay presente ni futuro, solo reina la muerte. Huirá, correrá, sin mirar atrás, abrazando el olvido para que le saque de aquí. Y para él no habrá atrás, no habrá vuelta a este cementerio. ¡Vuela, mi pequeño, vuela! ¡Líbrate de esta España herida! No entres en esta guerra que no tiene fin, que no tiene vencedores ni perdedores, sino familias desechas que sangran, sino muertes injustas, fracasos y dolor. Y cuando todo esto termine vuelve, vuelve a buscar entre los escombros lo poco que quede del cariño que entre mis débiles brazos intenté darte, busca lo poco que pude enseñarte, búscame, e intenta perdonarme por no poder salvarte de esta lucha inconsciente… porque tú no lo mereces, tú no, tú no.

Un héroe anónimo de la Guerra Civil española

28 de mayo:

A mi mujer y a mi bebé muertos: Contemplo el sol inmutable y grandioso mientras se desdibuja en el horizonte, y me derrumbo porque me recuerda a la llama de tu vida apagándose en una lenta agonía. Hoy quisiera despertar y abrazarte como siempre, mis ojos aun te ven. Hoy los recuerdos vienen a mi mente y se clavan como estacas en mi alma. Ahondo en mi mente intentando encontrar una recuerdo que me haga mas fuerte, mas resistente a la vida, entonces, inquiero tu rostro, tu sonrisa, tu llanto desconsolado, y su cuerpo pálido y frio tendido en el suelo de nuestra humilde braña junto al fruto de sus entrañas. Ya apenas tengo fuerzas para llevar el lapicero por estas líneas, y aun así mi único deseo , es tu perdón. Mi único pensamiento eres tú. Ya no queda alimento, y mi única opción es presenciar mi lenta agonía mientras una brecha se hace cada instante más intensa por la vuestra ausencia. Perdóname si pedí mas de lo que podía dar, cuando decía que no te quería ya, son palabras que nunca sentí y hoy se me vuelven contra mí. Fuiste tú la razón de que el vacio que la mujer de nuestras vidas nos dejó cicatrizase. Yesque hoy miro atrás y me avergüenzo de mis pensamientos, y me siento aliviado del cambio que experimento mi conducta hacia ti, mi hijo. Puedo sentir como la muerte me abraza para arrastrarme y arrebatarme lentamente los últimos suspiros de vida que conservo, queda poco para que los lazos que me amarran a esta vida se rompan. Solo puedo añorar la felicidad que me dabas.

28 de mayo:

Sé que de nada servirá pedir perdón por los errores cometidos en el pasado porque no se enmendaran. Pero aun así siento una necesidad irrevocable de abrazarte mientras me dedicas una de esas sonrisas sinceras llenas de un amor sincero e inocente. Sé que estas bien allí adonde tu estas, se que crecerás junto a ella, y sé que pronto nos reuniremos de nuevo los tres y podremos compartir los momentos memorables que en esta vida no pudimos compartir, y sé que tu corazón será capaz de perdonarme, porque no concibo ser en el mundo con un alma más pura, ni más gratificante que la tuya. Ahora sé que solo hay un culpable de todo lo que nos pasó, y ese fui yo, porque no supe cuidar de vosotros. Por ello espero que allí adonde tu te encuentres sepas perdonarme. Porque nunca antes debí tanto a alguien. A ti, que me diste fuerzas para abrazar la vida como solía hacerlo antes cuando ella estaba. Me gustaría que pudieses leer mi mente, que descubrieses como me siento, mi arrepentimiento es sincero. La única luz en este insufrible desenlace es la esperanza de reencontrarme contigo tan pronto como sea posible y hacerte dueño de mi corazón.

A Rafael

Como si acabara de nacer, abrí los ojos despacio y comprobé que el día seguía siendo día. Tan sorprendente me pareció que todo cuanto me rodeara siguiera igual, que en seguida me cuenta de que si yo no estuviera aquí ya, las primaveras seguirían apareciendo una tras otra cada año. Y por un instante, me olvidé de la guerra que me había matado por dentro, de la bala que acababa de atravesarme y me olvidé de cómo había salido de aquel cúmulo de cuerpos sorprendidos por un “¡Fuego!”. Me concentré en una hoja que rozaba mi cara cansada. Iba con el viento. Un viento suave acompañado por unas lejanas campanadas que susurraban aquel mediodía. Y antes de volver a la realidad y caer al pozo en el cual España se había convertido, me prometí mi última promesa. Prometí que nunca más consideraría triunfador a aquella persona cuya única diferencia con el perdedor fueran sus rencores contrapuestos, a aquella persona extraña a la vida.

Un héroe anónimo de la Guerra Civil Española. .

¿Podrá el

poeta alimentar De muerte su moribunda poesía? ¿De qué vive el hombre que de amar La guadaña aspira la noche en el día? La entereza huye entre mis dedos La impotencia cubre como un manto De llanto y desencanto, mi alma de velero Elena, Rafael El destino se mofa, disfruta con nuestro padecer Se deshace la estrofa, cada verso se vuelve pura hiel Primero Elena, luego Rafael Infinita, eterna, la condena con que se vengan, Nuestros errores del ayer Elena, Elena, Rafael, Rafael Me puede la pena, pronto os encontraré.

Sentir las cadenas quemando tu esencia. Dejar de ser persona para ser propiedad. Eso solo lo conoce el que ya lo ha vivido.

Hundirse en el lodo, respirar su carne Pasar de ser hombre a ser animal. Eso solo lo conoce el que ya lo ha vivido.

Mil alfileres cada escama de piel. Mil alfileres, ya no estas vivo. Gota a gota la sangre es pura hiel. Estabas muerto antes de haber nacido.

Sentir las cadenas quemando tu esencia. Dejar de ser persona para ser propiedad. Eso solo lo conoce el que ya lo ha vivido.

Hundirse en el lodo, respirar su carne Pasar de ser hombre a ser animal. Eso solo lo conoce el que ya lo ha vivido.

Mil alfileres cada escama de piel. Mil alfileres, ya no estas vivo. Gota a gota la sangre es pura hiel. Estabas muerto antes de haber nacido.

Hoy, que he perdido todo lo que me quedaba, solo puedo esperar a que la muerte me consuma. Mi hijo murió ayer, es cierto que al principio le deseaba correr la misma suerte que Elena, mi querida mujer, por ser su causa, pero cada día que conseguía alimentarle con los pocos recursos que me quedaban, mis sentimientos hacía el se hacían cada vez mas fuerte

Junto a el estos terribles momentos se hacía mucho mas fáciles, aunque tan solo fuera con su presencia, -y por supuesto, con este cuaderno, ya que sin el me hubiese vuelto loco-. Tenia los ojos tan dulces y la mirada tan intensa como Elena, ¡cuanto la hecho de menos…! Pero ahora, por fin podré volver contigo, y con nuestro hijo, y viviremos aquella historia que soñamos tantas noches a luz de la luna. Hemos perdido una batalla, pero una batalla que no podía seguir sin ti

24 de Julio de 1936 Querido hermano: ……….. No importaba nada. Aquel día ya no tenía ganas de seguir viviendo. Todo, absolutamente todo, lo había perdido. Y la única persona capaz de sacarme una sonrisa, se había subido a la furgoneta de la muerte el día anterior. Yo también quería correr su misma suerte y despedirme de este cruel mundo. Y no tardó mucho en cumplirse mi deseo. Hoy, apenas dos semanas después, te escribo esta carta hermano para poder despedirme de ti, y esta sí es la definitiva. Ya han dicho mi nombre, el primero de todos, para subir a la furgoneta que me llevará a mi destino. Lo que más me intriga es saber qué se siente al morir, si es verdad que toda tu vida pasa por delante de tus ojos, si seré capaz de acordarme de mamá. Puede que lamentes mi pérdida, quizás no. Pero quiero que sepas, que moriré en paz, porque era lo que yo quería. Todo este tiempo encerrado, me ha servido para darme cuenta de que la guerra no trae nada bueno consigo, Que destroza a la gente como lo ha hecho conmigo. Quiero que me recuerdes, no como un cobarde, sino como al hermano que siempre he sido para ti. Espero que esta carta sí puedas leerla, y que los tiempos que vengan, sean mejores para todo el mundo. Desde luego, el que me ha tocado vivir a mí, no he sabido soportarlo. Perdóname, si es que puedes. Fdo. Un héroe anónimo de la Guerra Civil española

Una llamada al Padre que todos aman, al Señor que todos esperan: “Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería. Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar. Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía. Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar.” Antonio Machado ¡Oh Señor, sálvanos! Dejé de creer en ti por un momento porque no nos dejaste volver atrás y cambiar lo ya hecho pero, ahora, si eres tú ese ente Todopoderoso del que todos hablan y en el que yo ahora sí confío, sálvanos de este sinsentido o mátanos y llévanos con mi mujer muerta. Me desespero, Señor, me desespero, necesitamos verla. Mi hijo, sálvale al menos a él. Mírale, se tambalea; le falta el aire; se desvanece; se descompone; está muy delgado y yo ya no puedo hacer nada, solo me queda orar y pensar que me ayudarás a salir de este tormento. Líbranos de este dolor. Hoy sí, lo huelo, la muerte llama nuestra puerta. Ya no le canto, ya no le hablo, solo le beso y le miro. Enferma, y yo con él y cuando él se vaya, no podré resistirlo y gracias a ti o a mí mismo moriré también.

Señor, llévame contigo, llévame con ellos. En el nombre de Jesús, Amén.” Un héroe anónimo de la Guerra Civil española

A mis nietos

Aquellos tiempos no fueron nada fáciles. No pude vivir mi infancia como cualquier niño de hoy en día, aunque por suerte, mi madre me sacó adelante y hoy puedo estar escribiendo lo vivido. No recuerdo muy bien lo que ocurrió, solo que mi padre no podía llevar una vida normal, y tenía que mentir a todos diciendo que estaba muerto. Siempre que llamaban a la puerta se escondía en un armario secreto que había en casa, yo creo que tenía miedo a que alguien le llevase, pero no me atreví a preguntarle a mi madre lo que pasaba ya que creo que le incomodaba hablar de ese tema. Al final mi padre acabó quitándose la vida, supongo que no le haría feliz esconderse de todos y no poder ni siquiera salir al balcón. Mi madre tuvo que encargarse de mi sola y le estoy muy agradecido, ya que si no hubiese sido por ella, hubiésemos sido dos de las tantas víctimas de la época.

Lo único que me alivia es poder escribir estas líneas. Me siento solo. Estoy atrapado. Tristeza, soledad, cansancio y desesperación son las únicas palabras que soy capaz de escribir Ya no sé si la guerra ha terminado ni qué bando ha ganado pero tampoco me importa. Eso es lo de menos. Después de todo da igual. No quiero recordar nada más pero a pesar de ello me asaltan las imágenes como sombras y no puedo olvidar nada.

Héroe anónimo de la Guerra Civil española.

Trabajo realizado por los alumnos de 4º A, tras la lectura de Los Girasoles Ciegos de Alberto Méndez