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C O L E C C I Ó N Gestión y Manejo del Patrimonio Estudios sobre el Patrimonio Cultural y Natural Abril 2007 Institu

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C O L E C C I Ó N

Gestión y Manejo del Patrimonio Estudios sobre el Patrimonio Cultural y Natural

Abril 2007

Instituto Nacional de Antropología e Historia Alfonso de María y Campos Mario Pérez Campa Luis Ignacio Sáinz Virginia Isaak Basso Benito Taibo

Coordinación editorial

Diseño editorial

Director general Secretario técnico Secretario administrativo Coordinadora Nacional de Centros INAH Coordinador Nacional de Difusión

Aída Montes de Oca Hernández Estela Vega Deloya Nahúm Noguera Rico Álvaro Laurel Valencia

COLECCIÓN Gestión del Patrimonio ISBN: 968-03-0089-0

Estudios sobre Patrimonio Cultural y Natural ISBN: 968-03-0090-0 Fotografías de portada: Álvaro Laurel Valencia, Jordi Juan Tresserras

El contenido y fotografías son rresponsabilidad esponsabilidad del autor Gestión del Patrimonio Cultural es una publicación editada y distribuida por la Coordinación Nacional de Centros INAH del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Córdoba 45, Col. Roma, C.P. 06700 Delegación Cuauhtémoc, México D.F. Tel. 5061 9100 Ext. 3811 [email protected] mpr eso en México Impr mpreso México/Printed in Mexico

COLECCIÖN

Índice Presentación

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Introducción

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Artículos Por un turismo responsable con 11 Jordi J. Tresserras el patrimonio cultural (España) Patrimonio cultural inmaterial: 19 Mónica Lacarrieu estrategias de gestión (Argentina) Programa de conservación; el centro 25 Carmen García Rivera y de Arqueología Subacuática Luis Carlos Zambrano Valdivia de la Comunidad Autónoma Andaluza (España) Áreas naturales protegidas 36 J. Adrián Figueroa Hernández y la participación social en México (México)

Conversus Reflexiones en torno a la planeación 38 Nahúm Noguera Rico Episodio uno: la nebulosa (México) y polémica abstracción Investigación, conservación y difusión 44 Pilar Luna Erreguerena del patrimonio subacuático (México) El papel de los investigadores en museos 46 Laura Esquivel Macías (México) La conservación del Patrimonio Cultural 51 Gustavo A. Ramírez Castilla edificado y su impacto social: (México) perspectivas para el siglo XXI

El patrimonio: conservar y usar, 59 un maridaje institucional

Patrimonio industrial minero. 65 Caso: Cerro de San Pedro, S.L.P.,México

Aída Montes de Oca Hernández y Nahúm Noguera Rico (México) Miguel Iwadare (México)

Retrospectiva Avances en la operación del plan 68 de manejo de la Zona Arqueológica Sierra de San Francisco, Baja California Sur, México Reseña de la experiencia en la operación 72 del Plan de manejo de la Zona de Monumentos Arqueológicos de Monte Albán, Oaxaca, México Crónica de los avances en la operación 74 del Plan de manejo del Jardín Etnobotánicoy Museo de Medicina Tradicional, Morelos, México Conservación y manejo integral 79 en la Zona Arqueológica de Yaxchilán, Chiapas, México

María de la Luz Gutiérrez (México)

Nelly Robles García (México)

Teresita Loera Cabeza de Vaca (México)

Haydee Orea (México)

IntegraDOS Arqueomoluscos de Punta Mita, Nayarit, México 82

Expediciones en el Anillo Cársico de Nipe 87

Reseña del Proyecto de Integración 89 Arqueológico, Histórico y Urbano de la Zona Arqueológica de Cholula, Puebla, México

Pedro H. López Garrido (México) Juan J. Guarch (Cuba) Martín Cruz Sánchez (México)

Presentación

E

l concepto de patrimonio como el conjunto de testimonios materiales que los seres humanos han dejado a su paso, para el lnstituto Nacional de Antropologra e Historia (INAH) es mas amplio, ya que nuestra institución con una visión mas integral incluye en la definición de patrimonio no sólo los restos materiales sino las manifestaciones simbólicas como parte de un proceso histórico en el que la sociedad desempeña un papel fundamental, donde este patrimonio tiene un uso, un valor y un significado. La presente Colección es el resultado del compromiso adquirido por el INAH en torno a la gestión y manejo del patrimonio. Así, el Instituto nos ofrece la primera publicación en su tipo en America Latina, como una oportunidad y una provocación para que los especialistas nacionales e internacionales participemos y hagamos nuestro este espacio, con la aportación de ideas y nuevas metodologías para salvaguardar y conservar los bienes patrimoniales. Temas como la gestión, formación, investigación e interpretación temática forman parte del contenido de este material, así como la presentacion documental sobre el desarrollo y avances en el ámbito global para la conservación del patrimonio cultural y natural. La presente colección reúne artículos sobre el desarrollo de la gestión patrimonial en México y el mundo, sobre todo las experiencias de países como España y Argentina; asimismo incluye los escritos del Cuaderno de Trabajo (InformaDos) de la Dirección de Operación de Sitios, artículos que detonaron el interés del lnst.ituto por publicar textos sobre la gestión del patrimonio en Mexico. La presente edición busca la divulgación de las investigaciones sobre el patrimonio, así como fomentar la discusión sobre los fundamentos teóricos que ponen de manifiesto la necesidad de analizar críticamente las bases de una práctica fundamental, la gestión, por lo que el contenido de este material es de gran importancia para la formación de gestores en materia de patrimonio. Alfonso de María y Campos Dir ector General del Director

INAH

Introducción

E

l patrimonio cultural tiene cada día mas capacidad para movilizar a la población, en este sentido las zonas arqueológicas, las exposiciones, los museos, las ciudades Patrimonio de la Humanidad, las fiestas, la gastronomía, etcétera, personifican el valor simbólico de identidades culturales, siendo en muchas ocasiones la clave para entender a los otros pueblos en el contexto de la comunicación local y/o global. En el pasado inmediato se consideraba patrimonio cultural sólo a los monumentos y sitios con valor histórico, estético, artístico, arqueológico, científico, etnológico y antropológico. Actualmente, la noción de patrimonio cultural se ha extendido a otras categorías que tengan un valor para la humanidad, como son las formaciones físicas, biológicas y geológicas extraordinarias, las zonas con valor excepcional desde el punto de vista de la ciencia, de la conservación o de la belleza natural y el hábitat de especies animales y vegetales amenazadas, es decir, la relación hombre-naturaleza. Asimismo, en los últimos años la discusión de los especialistas se ha centrado en la conceptualización o diseño de una dimensión complementarla del patrimonio por lo que surge un nuevo concepto, el patrimonio inmaterial o intangible, entendido como el conjunto de formas de cultura tradicional y popular, las cuales emanan de una cultura y se basan en la tradición, mismos que se transmiten oralmente y cuyas modificaciones se encuentran dentro de un proceso de recreación colectiva. Los trabajos aquí reunidos, forman una reflexión en torno a las diferentes aristas que engloba el patrimonio cultural y natural en el marco de experiencias iberoamericanas y latinoamericanas, de acuerdo con los avances en las Investigaciones, el manejo, la gestión y la operación del patrimonio.

La colección Gestión del Patrimonio Cultural se divide en cuatro partes: en la primera, Artículos, se trata de abordar la problemática del patrimonio cultural y natural en relación con la gestión, uso, disfrute, manejo, operación y conservación del patrimonio, vista desde diferentes perspectivas de acuerdo con las experiencias en Argentina, España y México. Con este apartado no se pretende buscar paralelismos ni modelos en torno a las experiencias sobre la gestión del patrimonio cultural y sus problemáticas, sino el de provocar una reflexión en torno a una práctica cada vez mas globalizante Ilamada en nuestra sociedad «de la comunicación”. En la segunda parte, Conversus, se incluyen aquellas reflexiones en torno a la metodología para la operación y manejo de sitios con valor patrimonial, las cuales abren un espacio para la discusión acerca de los avances metodológicos entorno a temas como los procesos de planificación, la arqueología subacuática, la conservación del patrimonio edificado y los investigadores en museos. Es importante mencionar que algunos de los trabajos forman parte del Cuaderno de Trabajo lnformaDOS lnfor maDOS publicado por la Dirección de Operación de Sitios del INAH. En la tercera parte, Retrospectiva, se presenta un balance de los primeros ejercicios para construir planes de manejo en zonas arqueológicas abiertas al público y bajo custodia del lnstituto Nacional de Antropología e Historia, elaborados por diversas áreas del Instituto; al igual que en la sección anterior las contribuciones aquí publicadas formaron parte del Cuaderno de Trabajo Infor InformaDOS maDOS de la Dirección de Operación de Sitios deI INAH. IntegraDOS, es la cuarta parte corresponde a las investigaciones arqueológicas, antropológicas, espeleológicas y tópicos de acuerdo con los avances en la investigación que se realizan en los sitios con valor patrimonial. En la primera parte el articulo de Jordi J. Treserras, “Por un turismo responsable con el patrimonio cultural“, tiene el propósito de promover modelos turísticos basados en el uso ordenado de los recursos culturales y plantea un turismo responsable como vehiculo de conservación de la diversidad cultural y natural, como forma de cumplimiento de los principios del desarrollo sostenible; en este sentido, menciona que un plan de manejo debe responder a las necesidades y perspectivas de futuro. Además nos presenta algunas acciones que se Ilevan a cabo en el Programa de Apoyo al Turismo Sostenible que cuenta con la colaboración del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente(UNEP-PNUMA), de la UNESCO y de la Organización Mundial de Turismo ( PMT-WTO). Mónica Lacarrieu nos ofrece una amplia teflexión con base en la experiencia Argentina sobre el reconocimiento que ha otorgado la UNESCO al patrimonio cultural inmaterial, donde “lo tangible sólo es interpretado mediante lo intangible“; sin embargo, considera que en el campo institucional permanece una visión que define al patrimonio

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con relación a “cosas“ u “objetos descontextualizados del entorno socio-cultural en que se producen y desde el cual obtienen eficacia simbólica“. En clave con esta concepción se integra el patrimonio inmaterial aceptando su importancia en la promoción de la diversidad cultural. También, el Centro de Arqueología Subacuática de la Comunidad Autónoma Andaluza, nos presenta su programa de conservación explicado por Carmen García Rivera y Luís Carlos Zambrano Valdivia. Desde su creación el Centro de arqueología subacuática se integra como un servicio especializado, el uso y la gestión del inmueble Balneario de la Palma y el Real de la ciudad de Cádiz, se acondicionaron a efectos de ejercer las funciones de investigación, protección, conservación, restauración y difusión del patrimonio arqueológico subacuático con base en la elaboración de un plan de usos conforme con las nuevas funciones asignadas, que permitiera proceder a la redacción del proyecto de restauración. El plan de Usos propone un modelo integral del centro, que abarque el ciclo completo de acciones inherentes a los trabajos implícitos a la disciplina de la arqueología subacuática, que comprende la documentación, protección, investigación, intervención y conservación y que culmina con la difusión de los resultados obtenidos a lo largo del Proceso. Con intención de abordar la parte integral y colaborativa de la gestión del patrimonio cultural y natural desde diversas aristas, se presentan tres artículos que abordan el tema desde diferentes perspectivas. El artículo “Las áreas naturales protegidas y la participación social en México“, de Adrián Figueroa Hernández, nos presenta un área de conocimiento y de práctica muy compleja porque se puede incursionar desde la investigación científica, administración, normatividad o concretamente desde la bioética, ecoturismo, etnomedicina, entre otras. El espacio natural protegido confirma en su dinámica y evolución que trascendió a las instituciones públicas federales y estatales, en este sentido, el autor propone la participación social como uno de los ejes básicos para replantear estrategias de protección y conservación con una visión focalizada en una potenciación de espacios y biodiversidad con un patrimonio natural sustentable, desde una perspectiva sociológica y antropológica de las áreas naturales protegidas (ANPS), sin perder la visión holística. Por su parte, Gustavo A. Ramírez Castilla nos presenta con base en su experiencia como profesional de la restauración, un análisis de la conservación del patrimonio cultural edificado y su impacto social, particularmente sobre la intervención de un monumento o zona de monumentos con el fin de conservarlo abrirlo al público, heredamos a la comunidad que lo posee una serie de secuelas que surgen en consecuencia; esto se debe a que un monumento no es un elemento aislado, libre de influencias, sino que está vinculado al entorno históricopolítico, socioeconómico, religioso y ecológico de la comunidad.

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Por un turismo responsable con el patrimonio cultural Jordi J. Tresserras* España [email protected]

E

l turismo responsable se plantea como vehículo de conservación de la diversidad cultural y natural y como forma de cumplimiento de los principios del desarrollo sostenible. Hasta el momento, las estrategias y acciones para promover este turismo se han centrado en destinos con recursos naturales, y es ahora cuando se están promoviendo también modelos turísticos basados en el uso ordenado de los recursos culturales.

La gestión del patrimonio y el turismo Los principales objetivos que deben ser tenidos en cuenta en la gestión del patrimonio son garantizar la conservación del mismo; facilitar la accesibilidad tanto para la población local como a los turistas, no sólo física sino también intelectiva, si es necesario mediante el uso de sistemas interpretativos de diferente tipo que contribuyan a mejorar la satisfacción de los visitantes; así como colaborar con la comunidad local para la generación de recursos en el marco de un desarrollo sostenible, especialmente en zonas que requieran la reducción de la pobreza, la creación de empleo y consolidar la armonía social. Obviamente no es tarea fácil, y más aún en zonas turísticas, tanto en destinos consolidados como en destinos emergentes. El turismo es una actividad que si no se toma en cuenta con la seriedad que se requiere puede ser un arma de doble filo que desestructure los objetivos antes mencionado con efectos que pueden llegar a ser devastadores. Sirva como

ejemplo las medidas que se han tenido que desarrollar en algunas tumbas egipcias, como las de Nefertari y Seti I, con control de flujos de visitantes ante el deterioro causado entre otros factores por la excesiva humedad. Las necrópolis etruscas de Cerveteri y Tarquinia recién incorporadas a la lista del patrimonio mundial han seguido estrategias similares. Más drástico ha sido el caso del Altamira con la construcción de la neo-cueva, una réplica que reproduce la cueva original que no podía soportar la hiperfrecuentación a la que estaba sometida. Uno de los graves problemas en la gestión patrimonial es el error político de juzgar como factor crítico de éxito y eficacia el conseguir un número elevado de visitantes. En muchos casos se consigue así mayor apoyo institucional o incluso mayor presupuesto. Eso lleva a los juegos de cifras, cálculos sesgados, incluso fraudulentos, de las estadísticas. Un conjunto arqueológico, un paisaje cultural, un itinerario,

* Doctor en arqueología. Coordinador del Programa de Turismo Cultural, Universitat de Barcelona, España.

un edificio emblemático en un centro histórico o una fiesta tradicional significativa responden a problemáticas individualizadas. En cada caso es necesaria una coordinación estrecha y directa entre los responsables de la gestión del patrimonio con los responsables de turismo de las propias administraciones públicas y los operadores turísticos. Es preciso realizar zonificaciones de uso y establecer estudios de flujos y capacidad de carga adaptados a las características de cada lugar. Una de las experiencias más complejas del panorama internacional es Tiwanaku en Bolivia que cuenta, además del conjunto arqueológico declarado patrimonio mundial en 2000, con 43 comunidades aymarás repartidas por el municipio. El plan de manejo en curso debe responder a las necesidades y perspectivas de futuro. Los conflictos por el reparto de los beneficios de los ingresos por entradas entre el vice-ministerio de cultura y los comunarios han tenido momentos críticos que se han sumado a los cortes de caminos por los conflictos sociales y políticos que vive el país en los últimos años. Fondos internacionales no han faltado, especialmente del Banco Interamericano de Desarrollo y de organismos internacionales que han dirigido sus acciones a fomentar el turismo cultural. Sorprenden actuaciones como el nuevo mercado artesanal

Foto: Jordi Juan Tresserras.

Foto: Jordi Juan Tresserras.

donde no se tuvo en cuenta la idiosincrasia de las comunidades andinas poco acostumbradas a comerciar en casetas cerradas y reducidas y que han preferido instalarse en los alrededores empleando los sistemas tradicionales más próximos a la venta ambulante y que facilitan la interrelación (Fig 1). Otra de las actuaciones que sobrecoge es la propia ampliación del museo, con la instalación de la estela Bennet, una escultura antropomorfa de 20 toneladas de peso, que se ha convertido en objeto de culto, por el espectacular montaje retorno desde la Paz a Tiwanaku y su buena acogida por las comunidades indígenas. La sobria musealización ha contribuido a la sacralización de la pieza. Lo que sorprende es comprobar cómo se ha convertido en una atracción singular para el denominado turismo esotérico que acude al lugar a cargarse de energía. Ha ganado la estela que durante 69 años estuvo arrinconada junto al estadio de fútbol de la Paz y no siempre en excelsas condiciones (Fig 2).

Fig. 1 Imagen del mercado de artesanías y recuerdos de Tiwanaku (Bolivia). En la primera línea los puestos y al fondo las casetas.

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Fig. 2 Estela Bennet con orantes a sus pies. Museo de Tiwanaku.

ner esta distinción. La mayoría de ellos emplean o tratan de usar esa marca de diferenciación en una apuesta clara por la valorización del patrimonio cultural a través de la actividad turística. El Instituto de Turismo Responsable ha creado la certificación “Biosphere Hotels: Heritage for life ”, de aplicación específica a establecimientos hoteleros que son inmuebles patrimonio histórico o cultural, o que están ubicados en centros y ámbitos históricos de ciudades y sitios Patrimonio de la Humanidad. Esperemos que tenga aceptación. La rehabilitación de edificios emblemáticos para su conversión en hoteles es otro de los efectos que genera el desarrollo turístico. El elevado precio del suelo y la inversión necesaria para la realización de las reformas inclina generalmente a los promotores a construir alojamientos de categoría superior ya que

Foto: Jordi Juan Tresserras.

Otro problema de la gestión patrimonial es hacer frente a las concentraciones motivadas por fechas significativas, como las peregrinaciones o la celebración de los solsticios; por eventos -generalmente musicales- que ocupan los sitios patrimoniales como escenario, o por la llegada de un número elevado de turistas de forma concentrada, como es el caso de la llegada de cruceros con grandes grupos que pretender acceder de forma conjunta a un conjunto arqueológico, un centro histórico o un edificio emblemático. Las concentraciones de visitantes en un corto periodo causan un impacto mayor que un volumen similar repartido a lo largo del tiempo. En el caso de la ciudad de Barcelona es un tema de actualidad tras posicionarse su puerto como el principal destino de cruceros del Mediterráneo, con 1 054 412 pasajeros en 2003. Este hecho conlleva problemas de congestión y gestión de flujos en los principales monumentos de la ciudad debido a las características de este tipo de turismo que están siendo analizadas. La respuesta de los profesionales ante la avalancha concentrada de turistas ha llevado a instituciones como la Fundación Caixa de Catalunya, propietaria de la Casa Milà o Pedrera, a tomar serias medidas de control de visitantes según las indicaciones de los estudios realizados de capacidad de carga. Este edificio emblemático, obra del arquitecto Antoni Gaudí en Barcelona, fue declarado patrimonio mundial en 1984. En el año 2003, el número total de visitantes que acogieron las diversas exposiciones y actividades fue de 1 405 426 (Fig. 3). A diferencia del ecoturismo, que supuestamente dispone de sistemas de certificación que garantizan a los turistas que el productodestino es sostenible, el turismo cultural aun tiene mucho trecho por recorrer. Aun así, se están obteniendo algunos avances, especialmente en aquellos lugares que cuentan con la distinción de Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO, o están en la lista indicativa y por tanto realizan un esfuerzo para obte-

Fig. 3 La congestión provocada por el turismo es evidente en ciudades como Venecia, donde el impacto provocado por la llegada masiva de turistas se concentra en los monumentos más emblemáticos.

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reportan unos ingresos que garantizan la recuperación de la inversión de forma más pronta. En el caso de España, en 2003, la hotelería captó 28,% de la superficie rehabilitada, algo inferior a 2001 en que alcanzó 36,5%. Es posible distinguir establecimientos hoteleros que han optado por la calidad ambiental y una apuesta por la cultura como elemento de diferenciación y singularidad. Este es el caso de la Red de Paradores, que funciona en España desde 1928, en que se inauguró el primero de estos establecimientos en la sierra de Gredos. Otros ejemplos en Iberoamérica lo constituyen Pousadas de Portugal, creada en 1942, o más recientes como el Club de Calidad Tesoros de Michoacán o el rescate de las haciendas henequeneras de Yucatán que ha promovido el Grupo Financiero BanamexAccival (Banacci) para convertirlas en hoteles, en convenio con el Starwood Hotels & Resorts Worldwide, Inc. Este tipo de hotelería asociada a la conservación y a la difusión del patrimonio ha llevado incluso a la Iglesia católica a promover la apertura de hospederías en los conjuntos monásticos. En el año 2003 se realizó en el monasterio de Santa Maria de Bellpuig de les Avellanes el Primer Congreso de Hospederías Monásticas. Algunos turoperadores han puesto en marcha un programa de apoyo al turismo sostenible que cuenta con la colaboración del Programa de Naciones Unidas por el Medio Ambiente (UNEP -PNUMA), de la UNESCO y de la Organización Mundial de Turismo (OMT-WTO). Entre los ejemplos de buenas prácticas destaca el de Vasco Travel, un operador turístico que traslada cada año a Turquía unas 200 000 personas de Alemania, Austria, Eslovaquia y Hungría y que ofreció su apoyo a la restauración de la iglesia de Sacarica, un templo excavado en la roca en Capadocia en grave estado de conservación. El proyecto se inició en 1997 y las obras dieron comienzo en agosto de 2001 a cargo de la una empresa turca KA.BA, con la supervisión de expertos. Vasco Travel empleó el nombre de su filial local Magic Life Interna-

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tional para conseguir una identificación por parte de la población turca. La inversión ascendió a 150 000 dólares. La empresa ha incorporado la visita a la zona en sus itinerarios a Capadocia explicando los detalles del programa de conservación de la misma que cuenta con una exposición permanente. La acción de Vasco Travel ha permitido concentrar las visitas en este equipamiento preservado así como en otras iglesias de la zona y permite así regular mejor los flujos de visitantes. Este fue el primer proyecto financiado por el sector privado en Capadocia y ha permitido abrir una puerta a este tipo de acciones. En otros casos, la acción conjunta de entidades dedicadas a la conservación del patrimonio y operadores turísticos puede ser básica para generar una dinámica, local que permita un desarrollo sostenible. Este es el caso de la acción desarrollada por The Aga Khan Trust for Culture y el turoperador pakistaní Walji’s en Karimabad, la antigua ciudad de Baltit, situada en las montañas del Karokorum en la ruta de la Seda. La ciudad ahora forma parte del circuito del turoperador y se visita el fuerte rehabilitado de Baltit. Se ha producido un desarrollo de la hotelería local, la producción de artesanías y la promoción de la música y danzas locales. El Seminario sobre turismo cultural y mitigación de la pobreza realizado en junio de 2004 por la Organización Mundial del Turismo en Siem Reap (Camboya), enclave del famoso conjunto de Angkor Wat, llevó a la organización en la ciudad imperial de Hue (Vietnam) a finales de ese mismo mes de una conferencia de ministros de turismo de la región de Asia y el Pacífico para la elaboración de la Declaración de Hue sobre turismo cultural y mitigación de la pobreza. Esta acción se enmarca en la línea desarrollada por la OMT para la eliminación de la pobreza a partir del turismo, con ese fin solicitó la liberación justa del comercio de servicios turísticos en la conferencia ministerial de la Organización Mundial de Comercio que tuvo lugar en Cancún en septiembre del 2003. Ha

desarrollado también, en colaboración con la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), el programa STEP Sustainable Tourism–Eliminating Poverty (Turismo Sostenible–Eliminación de la Pobreza). La necesidad de acciones coordinadas entre el sector turístico y el cultural se evidenció también de manera especial en el Diálogo sobre ”Turismo, Diversidad Cultural y Desarrollo Sostenible”, que tuvo lugar en el Fórum de Barcelona, del 14 al 16 de julio de 2004, organizado por el Instituto de Turismo Responsable en colaboración con la UNESCO y la Organización Mundial del Turismo. En la declaración final se recogen la necesidad de incorporar políticas y estrategias de preservación y valorización del patrimonio cultural y natural en el proceso de la planificación turística, prestando especial atención al patrimonio inmaterial, dada la fragilidad de este recurso, así como contribuir a la creación, desarrollo e implementación de nuevos productos y actividades turísticas que faciliten la utilización respetuosa del patrimonio cultural, natural e inmaterial. El turismo justo El turismo justo es una forma diferente de crear los productos turísticos basado en el principio de la participación comunitaria y de su comercialización aplicando los conceptos del comercio justo (término acuñada tras la I Conferencia de la UNCTAD en 1964). El turismo justo seria la aplicación de los conceptos del comercio justo a la producción turística, mediante la forma de producción o de direccionar las relaciones de mercado, muy vinculada con la cadena de valor de la producción turística y con la distribución de los márgenes que se generan en cada una de sus fases. Es decir se trataría de garantizar una adecuada distribución de los márgenes y el cumplimiento de unos códigos de conducta. Supone basarse en un sistema de compromisos y alianzas entre múltiples agentes, algunos de los cuales se han incorporado recientemente al mercado turís-

tico, como son algunas ONG’s. En esta línea se podría enmarcar la experiencia en curso que se efectúa en Walata, una de las ciudades caravaneras mauritanas declarada patrimonio mundial por la UNESCO en 1965. En el marco del programa de desarrollo integral de la ciudad, la cooperación española, a través de la ONG Món-3 desarrolla una experiencia de turismo sostenible y responsable con una especial relevancia a los aspectos culturales. Han surgido varias empresas que ofrecen productos turísticos siguiendo los preceptos del turismo responsable con el medio ambiente y las comunidades locales, para ello existen iniciativas como las de responsibletravel.com, que entró en funcionamiento en 2001 para reunir y apoyar la promoción y comercializacion de este tipo de turismo. Un turismo ar queológico accesible arqueológico y rresponsable esponsable En los últimos años los proyectos de investigación y puesta en valor del patrimonio arqueológico han permitido la accesibilidad a una buena parte de los recursos arqueológicos, con una proyección, no sólo dentro del mercado interno sino incluso del mercado internacional. En este sentido cabe destacar el proyecto APPEAR, financiado por el V Programa Marco de la Unión Europea, con el objetivo de coordinar acciones relacionadas con la conservación, puesta en valor y explotación de los restos arqueológicos conservados en el subsuelo urbano para hacerlos accesibles al público. ICOMOS es uno de los socios de la iniciativa liderada por el tándem belga formado por la Association “In Situ” (Centro de Investigaciones Arqueológicas de Lieja) y el Centro de Estudios para la Gestión Urbana de la Universidad de Lieja. En esta línea, se están consolidando iniciativas en el suroeste de Europa para fomentar el turismo responsable como la creación de Arqueotur-Red de Turismo Arqueológico, que pretende fomentar el arqueoturismo en

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Andorra, España, Portugal, Gibraltar y el sur de Francia siguiendo los preceptos antes mencionados. Arqueotur-Red de Turismo Arqueológico nace como una iniciativa destinada a investigadores y profesionales de universidades, administraciones públicas, entidades del tercer sector y empresas privadas para generar y compartir experiencias relativas al arqueoturismo. El principal objetivo de la red es impulsar la creación de productos de turismo arqueológico, así como promocionar y comercializar los existentes, empleando los medios y foros existentes dentro de la disponibilidad y recursos. En este sentido se ha solicitado un programa a los fondos Interreg IIIB-Sudoe que incluyen acciones de accesibilidad de los sitios arqueológicos al público, con propuestas para las personas de movilidad reducida o con deficiencias visuales y/o auditivas. La zona cuenta con once declaraciones de Patrimonio de la Humanidad. Ocho corresponden a yacimientos y sitios arqueológicos españoles: las cuevas de Altamira (Cantabria), el conjunto arqueológico de Mérida (Badajoz), Las Médulas (León), el arte rupestre de la cuenca mediterránea de la Península Ibérica, la biodiversidad y la cultura de Eivissa–que incluye el asentamiento fenicio de Sa Caleta y la necrópolis de Puig des Molins–,el conjunto arqueológico de Tarragona, la muralla romana de Lugo, y los yacimientos arqueológicos de la sierra de Atapuerca (Burgos). Dos a Portugal, los monumentos romanos del centro histórico de Évora (Alentejo) y los gravados rupestres del Vale do Côa (Tras-os-Montes e Alto Douro). En el caso de Francia, las cuevas con pinturas rupestres en el valle de Vézère (Dordoña, Aquitania). En la lista indicativa se encuentra la Celtiberia, con Numancia (Soria) y Segeda (Zaragoza), el conjunto arqueológico de Empúries (Girona) y la Vía de la Plata, ruta turística-cultural que transcurre entre Sevilla y Gijón. Se han creado productos de todo tipo para acercar la arqueología a los visitantes, como

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las rutas temáticas de los iberos, la Celtiberia o Bética Romana. Apuestas más participativas como los espectáculos y celebraciones de recreación histórica de Numancia (Puertas Abiertas), Cartagena (Romanos y Cartagineses), Calafell (Noches ibéricas), Tarragona (Tarraco Viva), Empúries (Triunvirato), Guissona (Mercado romano), Sant Boi de Llobregat (Ludi Rubricati), Fortuna (Fiestas Sodales Íbero-romanas), Segeda (Idus de Marzo y Vulcanalia), o Colungo (Juegos Prehistóricos), entre otros. Festivales de teatro clásico, como el de Mérida, y de cine arqueológico, como el del Bidasoa; conmemoraciones asociadas a personajes o a acontecimientos, como el XIX Centenario de la muerte de Marcial, poeta bilbilitano; así como otros sitios arqueológicos integrados de las Ciudades Patrimonio de la Humanidad, el Camino de Santiago o la Red de Juderías. Tampoco podemos olvidar la arqueología industrial que nos permite conocer de cerca entre otros sitios el complejo minero neolítico de extracción de variscita de Can Tintorer (Gavà, Barcelona). Incluso es posible participar en excavaciones arqueológicas en paquetes turísticos que permiten compartir con los expertos las vivencias de una intervención. Un ejemplo de buenas prácticas es el desarrollado por la empresa Roc SL., que gestiona la ciudadela ibérica de Calafell, uno de los principales bastiones de la Ruta de los iberos ya que presenta en una buena parte del yacimiento una reconstrucción in situ de viviendas y su recinto amurallado. El sitio arqueológico es de propiedad pública y los arqueólogos que investigaban en el poblado ibérico decidieron presentar una propuesta de gestión para así asegurar a través del mantenimiento y los ingresos por las visitas y actividades la continuidad de las intervenciones y generar recursos para dar puestos de trabajo a profesionales del sector. Los ingresos generados revierten en el yacimiento e incluso algunos de sus miembros han creado el Grupo de Reconstrucción Histórica para organizar espectáculos tanto dentro del recinto como fuera. Noches

Foto: Jordi Juan Tresserras.

Fig. 4 El trabajo infantil en la realización de manufacturas o la venta ambulante asociada al turismo son aspectos sobre el que merece la pena reflexionar, como este caso de Santa Catarina Palopó, en las orillas del Lago Atitlán en Guatemala.

Foto: Jordi Juan Tresserras.

ibéricas es un espectáculo que se realiza los fines de semana cada verano desde hace ya seis años con un gran poder de convocatoria ya que Calafell es una de las localidades turísticas catalanas de la Costa Daurada. Entre los operadores turísticos especializados hay iniciativas a destacar como la impulsada por British Museum Traveller, hoy The Traveller, operador turístico con un programa específico de viajes liderados por conservadores del propio museo y otros profesionales del sector, que sirven de anfitriones de excepción a aquellos que se aventuran a seguir sus pasos para conocer con detalle los lugares y culturas que han dado lugar a las colecciones que exhibe el museo. Los beneficios obtenidos revierten en el grupo del British Museum. En el caso del turismo arqueológico por el suroeste de Europa han estructurado para el 2004 tres de las veintiuna ofertas por Europa: los fenicios en el Mediterráneo Occidental, con visitas a Almuñecar, Málaga, Cádiz y Huelva; la Iberia romana, con visitas a Sevilla, Carmona, Mérida, Évora, Lisboa, Cetóbriga, Coimbra, Citania de Briteiros y Porto; y el este de Andalucía, que incluye el palacio de Madinat-al-Zahra, cerca de Córdoba. Entre las empresas locales, destaca Viajes Mundo Amigo, que desde Madrid ha impulsado los denominados “viajes de autor” con arqueólogos que diseñan una ruta y preparan charlas previas a su salida y, por supuesto, guían luego la visita. Itinere ha desarrollado un programa receptivo adaptado a las nuevas necesidades de Tarragona, ciudad Patrimonio de la Humanidad desde el año 2000, y Arqueolític ha desarrollado en estos últimos años un programa innovador de visitas submarinas al puerto de la ciudad grecoromana de Empúries. La técnica del snorkel y la poca profundidad permiten una buena accesibilidad y sensibilizar a los visitantes sobre el patrimonio subacuático (Figs. 4 y 5).

Fig. 5 La Ruta de los Iberos intenta vertebrar yacimientos y museos arqueológicos para dar a conocer la cultura de estos pueblos prerromanos que habitaron en la costa este y sudeste de la Península Ibérica. La imagen corresponde a la señalización en la Moleta del Remei en Alcanar (Tarragona, España).

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Para conocer más:

Ar queolític Arqueolític

www.retel.es/arqueolitic/

Ar queotur www.rediris.es/list/info/ARQUEOTUR-L.html Arqueotur Centr o de Patrimonio Mundial–UNESCO Centro

www.unesco.org/whc

Club de Calidad T esor os de Michoacán www.cdctesoros.com esoros Tesor Declaración sobr e el turismo, la diversidad cultural sobre y el desar celona, 2004) desarrrollo sostenible (Bar (Barcelona, www.biospherehotels.com/tourism2004/ Dir ectorio de asociaciones, instituciones, pr oyectos Directorio proyectos esponsable y eventos de turismo sostenible y rresponsable www.turismoresponsable.net Fundació Caixa de Catalunya–Pedr era obrasocial.caixacatalunya.es Catalunya–Pedrera Haciendas de Y ucatán www.grupoplan.com Yucatán Hospederías monásticas www.hospederias.org Iber tur -Red de Patrimonio, turismo y desar Ibertur tur-Red desarrrollo sostenible www.gestioncultural.org/ibertur Instituto Inter nacional por la Paz a través del T urismo www.iipt.org Internacional Turismo Instituto de T urismo Responsable www.biospherehotels.org Turismo Itiner e–T urismo y cultura www.turismedetarragona.com Itinere–T e–Turismo Pousadas de Por tugal www.pousadas.pt Portugal Pr ograma ST -EP-T urismo Sostenible–Eliminación de la Pobr eza Programa ST-EP-T -EP-Turismo Pobreza www.world-tourism.org/step Pr oyecto APPEAR www.in-situ.be Proyecto Pr oyecto Karimabad www.uneptie.org/pc/tourism/documents/toiProyecto cases/Walji.pdf Pr oyecto W alata (Mauritania) www.walata.org Proyecto Walata Red de Parador es www.parador.es Paradores Responsible T ravel www.responsibletravel.com Travel

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Patrimonio cultural inmaterial: estrategias de gestión1 Mónica Lacarrieu* gentina Argentina Ar

[email protected]

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Muchas de las consideraciones vertidas en este trabajo han sido producto de los intercambios que he tenido con los alumnos del módulo “Gestión del patrimonio cultural inmaterial” en el seno del Diplomado en Políticas Culturales y Gestión Cultural, UAM-Iztapalapa, México D.F.

procuran ante todo la “conservación” del bien material, desconsiderando que las paredes y objetos hablan desde las representaciones y prácticas sociales, siempre dilemáticas, por tanto constituidas en la dinámica de procesos sociales que ponen en juego diversos, fluctuantes y contradictorios sentidos. Como ejemplo sirve el pedido reciente de patrimonialización realizado por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires sobre la tumba-monumento de Carlos Gardel en el cementerio de la Chacarita: la solicitud privilegia el bien material antes que el mito o la serie de rituales que suelen desplegar las personas que mantienen viva la memoria del cantante a través de encuentros perfomáticos en determinadas fechas con-

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l reconocimiento dado por la UNESCO al patrimonio cultural inmaterial ha contribuido en la legitimación de una conceptualización que, al mismo tiempo que amplía la definición preexistente, delimita en forma restrictiva los contenidos dados a la misma. La recuperación y adaptación de ciertos aspectos fundantes del denominado patrimonio tangible, así como el desplazamiento de las estrategias políticas y de gestión vinculadas al mismo, hablan de los problemas y riesgos de la institucionalización del patrimonio intangible. Como ha remarcado la UNESCO, “lo tangible sólo es interpretado mediante lo intangible” (1997), sin embargo, en el campo institucional permanece una visión que define al patrimonio en relación a “cosas” u “objetos” descontextualizados del entorno sociocultural en que se producen y desde el cual obtienen eficacia simbólica. En clave con esta concepción se integra el patrimonio inmaterial aceptando su importancia en la promoción de la diversidad cultural, no obstante, en una tendencia a objetivar los bienes y expresiones culturales pertenecientes a las poblaciones involucradas. Se institucionalizan acciones que

Monumento de Carlos Gardel en el cementerio de la Chacarita

* Doctora en antropología social. Directora del Programa Antropología de la Cultura, FFyL Universidad de Buenos Aires.

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sideradas significativas para la comunidad. Se legitima el monumento en tanto señal de identificación de un pasado que se percibe tangible y que permite trascender la efimeridad temporal de las expresiones inmateriales, obnubilando no sólo otros posibles aspectos de la tangibilidad, como las ofrendas de monedas, cigarrillos, cartas, flores, fotografías, sino por sobre todas las cosas, la trama de significados sin la cual dicho monumento no tendría sentido. Aunque es probable que los mitos, rituales, conmemoraciones y cultos no precisen del bien físico para su patrimonialización, parece impensable que el soporte simbólico pueda convertirse en la señal de identificación de las expresiones en cuestión. Si la tumba es el objeto que comunica, lo hace desde la suma de representaciones y prácticas sociales eficaces a los fines de atribuir valor a la celebración

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y culto experimentadas por los sujetos que mantienen viva la memoria del mismo. Pero entonces, ¿sería posible que el ritual o el culto pudieran reemplazar al monumento? Invertir el orden de los términos ¿posibilitaría la institucionalización de estrategias de gestión que prioricen el lugar de las expresiones culturales y su creación/recreación en el espacio de lo público por parte de sujetos y grupos sociales, aunque pertenezcan al mundo de lo simbólico con toda su fragilidad, efimeridad y dinámica social? La puesta en valor de las “cosas” por sobre los procesos constitutivos de los bienes y expresiones culturales y las experiencias provocadas por los mismos, es uno de los aspectos más problemáticos que presenta la actual gestión del patrimonio cultural, una vez que se reconoce la importancia simbólica del mismo. Si bien, la ampliación de la noción integra una extensión de la valoración patrimonial a los sujetos que intervienen y se apropian del mismo en los procesos dinámicos de creación, producción, circulación, intercambio y consumo; la proclividad a la “cosificación” de los bienes y manifestaciones que entran en esa lógica forma parte de las estrategias que las instituciones y gestores desarrollan en función del conocimiento con que han actuado previamente sobre el patrimonio histórico. Hasta en el interés por la patrimonialización de un tipo de música –podría ser el vallenato colombiano, el samba brasilero o el tango argentino–, hay una necesidad de “tangibilizar” obviando los sistemas de creencias y las representaciones que comunican producto de procesos constantes de transformación social. “Tangibilizar” implica volver las expresiones de la “intangibilidad” un soporte de lo duradero, en consecuencia bienes “congelados” en un tiempo especial, reflejo de la autenticidad y antigüedad que otorgan identidad al grupo involucrado. Éste es sólo uno de los componentes cruciales a la hora de formular planes de manejo y gestión del patrimonio inmaterial. Planes que necesariamente obligan a repensar las formas

de protección, las medidas encaminadas a la “salvaguarda” de bienes y expresiones culturales, la metodología y los instrumentos específicos que deben implementarse a la hora de viabilizar estrategias políticas vinculadas a la revalorización de las manifestaciones inmateriales. ¿Es legítimo institucionalizar las expresiones culturales que los sujetos y grupos sociales ejecutan “espontáneamente” y en el seno de procesos dinámicos que las transforman permanentemente?; ¿será relevante como parte de iniciativas de gestión pública la creación de modelos de relevamiento y registros de dichas expresiones?; ¿podremos considerar de mayor pertinencia la aplicación de registros como instrumentos específicos normativos y de gestión, en procura de superar los riesgos propios de las prácticas de “preservación” inherentes a los procesos de patrimonialización de los “objetos tangibles”?; ¿es que este tipo de estrategia evitaria el “congelamiento” y la “intervención” ortodoxa sobre bienes y expresiones sujetos a dinámicas sociales?; ¿resulta, entonces, imprescindible la elaboración e implementación de medidas tendientes a la “salvaguarda” de este tipo de patrimonio? Es evidente que la serie de inquietudes formuladas sintetizan el debate materializado en el dilema acerca de la “preservación” de los bienes y expresiones inmateriales. El desafío e innovación planteado desde el gobierno brasilero en relación al decreto 3.551 (4/8/2000), por el cual se ha instituido el registro de los bienes culturales de naturaleza inmaterial a nivel nacional, supervisado por el organismo federal del patrimonio (IPHAN), ha puesto en cuestión la pertinencia de “preservar” la inmaterialidad; sin embargo, colocando también en debate la necesidad de un registro, los objetivos de dicho instrumento, las consecuencias de identificar, relevar y registrar, la dicotomía entre registrar y preservar, el papel dado al registro en la gestión del patrimonio inmaterial, llevan a preguntarse en sintonía con de Barros Laraia: “¿cómo evitar que el registro venga a constituir un instrumento de “segunda clase”, destinado a las culturas

materialmente “pobres” porque sus testimonios no son reconocidos con el estatus del monumento?”. 2 La elaboración y puesta en marcha de una metodología específica considero que puede aportar en una visión más acabada y reflexiva acerca de las ventajas y límites del registro y/o “salvaguarda” del patrimonio inmaterial. El actual Programa de Patrimonio Inmaterial que se desarrolla en la Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico y Cultural de la Ciudad de Buenos Aires, 3 con el objetivo de descentrar la noción de patrimonio ha incorporado una perspectiva metodológica que retoma las “unidades de patrimonialización”, 4 como componentes cruciales a considerar en el proceso de patrimonialización. Nos referimos a: 1) los saberes que detentan los sujetos intervinientes; 2) los sujetos que poseen esos saberes; 3) los productos resultado de esos saberes y de la dinámica social; 4) los contextos en los que se despliegan saberes y prácticas. La consideración del conjunto articulado de las cuatros unidades permite trascender la puesta en valor de objetos disociados de las prácticas desplegadas en las diversas manifestaciones culturales. El caso 2

De Barros Laraia, Roque (2004), “Patrimonio imaterial: conceitos e implicacoes”, en Patrimonio imaterial, perfomance cultural e (re)tradicionalizacao, Teixeira, J., Carvalho Garcia, M., Gusmao, R. (org.), TRANSE / CEAM, ICS, IDA , Universidade de Brasilia. 3 Dicho programa es coordinado por Mónica Lacarrieu y Liliana Mazettelle en el marco de la Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad de Buenos Aires (Secretaria General: Leticia Maronese). Son integrantes del mismo Nélida Barber, Ana Gretel Tomasz, Natalia Clerc. 4 Las “unidades de patrimonialización” son mencionadas en Carozzi, María Julia (2003), “El reconocimiento de las formas populares y locales de la memoria en las políticas del patrimonio cultural” en El espacio cultural de los mitos, ritos, leyendas, celebraciones y devociones, Temas de Patrimonio 7, Alvarez y Lacarrieu (coordinadores editoriales), Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad de Buenos Aires, GCBA . Esta conceptualización ha sido con posterioridad discutida conjuntamente con Loreto López de la Unidad de Estudios de Cultura de Chile.

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de las artesanías de paja toquilla producidas en pueblos del Ecuador sirve de ejemplo: la aceptación a nivel internacional del producto “sombrero panameño” –incluyendo la confusión del origen del mismo–, elude los otros componentes del proceso de patrimonialización, es decir no sólo la extracción y procesamiento de la paja toquilla, sino además los saberes locales en relación al tejido producido, el lugar de las mujeres en dicho proceso, las relaciones sociales establecidas entre ellas, la vinculación de las mismas con la producción del tejido y la articulación de esta dinámica social en el espacio público –las mujeres tejen mientras “chusmean” caminando por las calles del pueblo-. Como señala de Barros Laraia respecto de las redes de dormir de origen indígena que son incluidas por los propios etnógrafos en la cultura material, el sombrero de paja toquilla es más que una trama de fibras, contiene en sí mismo una verdadera urdimbre de significados asociados al conjunto de las unidades de patrimonialización comentadas. En el mismo sentido, privilegiar la perdurabilidad de los instrumentos de música o de los vestidos utilizados en las danzas de una fiesta implicaría soslayar la escenificación y ejecución de los saberes, sistemas de creencias y rituales vinculados a la manifestación cultural pública que suele desarrollarse en determinados espacios significativos para la misma. Por el contrario, es en las experiencias perfomáticas –que incluyen sistemas de comunicación y creencias, prácticas ejecutadas de los saberes, la creatividad de los sujetos involucrados incluyendo aspectos sensoriales y emotivos– donde debieran rastrearse las propiedades del patrimonio inmaterial.5. La asunción de la inestabilidad propia de las prácticas desarrolladas en el contexto de significatividad para el grupo, permite revisar la noción de temporali5

Cfr. Londres, Cecilia (2004) “Patrimonio e Perfomance: uma relacao interessante” en Patrimonio imaterial, perfomance cultural e (re)tradicionalizacao, Teixeira, J., Carvalho Garcia, M., Gusmao, R. (org.), TRANSE/ CEAM, ICS, IDA , Universidade de Brasilia.

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dad involucrada en la dinámica de los bienes y expresiones intangibles, superando el “congelamiento” mediante una visión de la continuidad histórica de dichas manifestaciones –es decir de los procesos de apropiación, trasmisión conflictiva y transformación social de saberes y prácticas que mantienen vigencia en el presente para los sujetos que los poseen y despliegan, ya sea a través de las prácticas como de las representaciones. Operar a través de las “unidades de patrimonialización” supone considerar ciertas premisas de base: 1) que los sujetos no constituyen personas con igual capital económico, social, político y simbólico; 2) en consecuencia, que los saberes y prácticas se materializan aunque a través de los sentidos, en el contexto de conflictos, desigualdad de intereses y relaciones de poder; 3) que al registrar dichas expresiones debiéramos considerar los diferentes y desiguales “puntos de vista” que juegan en la gestión de las mismas, tomando en cuenta las visiones del campo institucional, asociativo local, académico, ciudadano, y sus procesos de disputa por la legitimación y reconocimiento social de sus perspectivas. Como tradicionalmente ha sucedido con el patrimonio, aunque releguemos las acciones de preservación a favor del relevamiento y registro, el Estado tiene fuerte presencia en la institucionalización de las expresiones culturales a través de la puesta en marcha de estrategias de identificación y salvaguarda o bien de instrumentos legales para la consecución de las mismas. Sin embargo, en el caso del patrimonio inmaterial el papel asumido por el Estado se vuelve complejo: puede ser auspiciosa su presencia si al reconocer las manifestaciones de la cultura en cierta forma contribuye a legitimar grupos sociales discriminados e invisibilizados en el espacio público (por ejemplo comunidades de inmigrantes con sus rituales y festividades); por el contrario, puede volverse problemático si asume el papel de interventor entrampado en ciertos dilemas como: a) procurar grados de originalidad y autenticidad extrema o inducir

la alteración; b) obligar a las poblaciones a recuperar motivos, prácticas, elementos de la tradición o permitir la inclusión de componentes importados y/o globales; c) producir e institucionalizar “objetos de museo” o dejar ver y hacer manifestaciones perfomáticas; d) homogeneizar y legitimar una representación y práctica de la expresión en cuestión o visibilizar las diferentes versiones siempre en conflicto que los mismos sujetos despliegan en sus prácticas. Cuestiones dilemáticas que desde los organismos internacionales o las instituciones gubernamentales tienden a resolverse mediante la búsqueda de sacralización y excepcionalidad de las manifestaciones, implicando en ello procesos de patrimonialización fuertemente restrictivos: la acotación de grupos minoritarios poseedores de prácticas “en riesgo de desaparición”, en consecuencia clasificados en su exotismo dado por la singularidad, antigüedad y autenticidad de sus expresiones. Procesos que en la actualidad convierten el patrimonio en espectáculo para dar color y vida a los lugares del turismo. Los especialistas y gestores ocupados en la temática observan que la reversión de este problema puede estar en la inversión del camino naturalizado en los procesos de patrimonialización. De allí que la legitimación de la noción de “patrimonio local”, que supone cierto compromiso de la sociedad en la revalorización de sus bienes y expresiones, introduce un rol de participación destacado a los sujetos y grupos sociales en articulación con el papel institucional del Estado. Una participación social que debiera superar un papel meramente “pasivo” vinculado al aporte de las personas en el estudio del impacto que pueden producir los planes de gestión y manejo por parte del Estado, para arribar a una reflexión dinámica de los grupos sociales acerca de lo que hacen, de lo que crean y de cómo las expresiones potencialmente patrimonializables organizan y dan sentido a sus vidas. Pero algunos ejemplos dan cuenta de los múltiples problemas que aún así pueden surgir.

Tomemos por caso el de los huipiles guatemaltecos cuyos bordados han sido modificados por quienes conocen las tradiciones del hacer y que además son quienes los portan: aunque no está “en riesgo de desaparición” la tradición del huipil, sí lo estarían los motivos con los cuales se representa el mundo social en dichas prendas, pues se incluyen figuras de Disney como el Pato Donald y otros diseños asociados a elementos globales, remplazando a los de la cosmogonía maya. Indudablemente es probable que el papel del campo institucional se orientara al “rescate” de los motivos tradicionales mayas, retomando así las prácticas de preservación clásicas; no obstante, se eludiría la participación de la población en estos cambios y sobre todo el “dilema de las representaciones” que van tomando espacio conflictivamente en los nuevos sentidos dados a la prenda, que incluyen la importación de elementos globales. El huipil refleja algunos aspectos problemáticos: por un lado, intervenir sobre el producto, que sería la prenda que aún sigue vigente en los usos y tradiciones de la población, disociaría a la vestimenta en cuanto “objeto” de los sentidos que la propia vestimenta porta y que no sólo es rastreable en el bien de uso, sino en los significados que la misma posee; por otro lado, profundizar sobre el “rescate de los sentidos” coloca a las instituciones ante el problema de “preservar o alterar” desconsiderando las versiones seguramente conflictivas de las transformaciones hechas por la gente, cuestión que si se considera nos colocará, a su vez, ante la complejidad de qué representaciones registrar. En clave similar, la escultura sobre la Pachamama realizada por un artista local de la región del noroeste de Argentina, bajo la directiva del gobierno nacional en 2001, con el objeto de establecer un hito cultural local en el Camino del Inca, generó múltiples controversias a nivel de la población e incluso entre autoridades locales que se vieron sobrepasadas por el Estado nacional. Más allá de la intervención unilateral del Estado que operó con estrategias políticas pro-

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pias del patrimonio tangible, en la actualidad vinculadas a propuestas de turismo cultural, es evidente que las diversas versiones contradictorias a través de las cuales la comunidad y las autoridades locales se representan en la “Pacha”, introduce el problema del “dilema de representación”, que sin duda no se resuelve con la relación entre Estado-sociedad y con la participación directa de la población. En este sentido, la cuestión de la participación social no debería relegar aspectos vinculados a las diferentes formas de representación, de gestión y de intervención que los propios sujetos elaboran. El reconocimiento por parte del Estado del patrimonio cultural inmaterial resulta de inte-

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rés, si bien no descarta la centralidad que continúa reteniendo en relación con la gestión e intervención, es en este punto en que se produce la controversia en cuanto a cómo gestionar, qué tipo de estrategias utilizar, cómo reubicar el lugar del Estado y de la sociedad, firme protagonista de sus experiencias inmateriales. En suma, cómo generar planes de manejo y gestión que incluyan la visualización del “carácter político de las experiencias inmateriales”, procurando la comprensión de formas de apropiación, de representaciones y prácticas desarrolladas por las comunidades y que en la mayoría de las veces entran en contradicción con los instrumentos políticos y legales que el campo institucional elabora.

Programa de conservación; el Centro de Arqueología Subacuática de la Comunidad Autónoma Andaluza Carmen García Rivera* Luis Carlos Zambrano Valdivia** España [email protected] [email protected]

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a necesidad de proceder a una correcta tutela del patrimonio arqueológico subacuático hace que la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía se plantee la necesidad de creación de un centro especializado en esta materia. Surge así el Centro de Arqueología Subacuática de la Comunidad Autónoma Andaluza que se integra, como un servicio especializado, en la Dirección General de Bienes Culturales a través del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, asignándole, mediante Orden de la Consejería de Cultura de fecha 29 de Abril de 1997, el uso y la gestión del inmueble Balneario de la Palma y el Real de la ciudad de Cádiz, a efectos de ejercer las funciones de investigación, protección, conservación, restauración y difusión del patrimonio arqueológico subacuático.

El edificio y su rrestauración estauración E l Balneario de Nuestra Señora de la Palma y del Real, conocido como Balneario de la Palma, se sitúa en la playa de La Caleta. Fue edificado en el año 1927 y responde a los conceptos estéticos del Modernismo correspondiente al primer cuarto del siglo XX , junto a rasgos eclécticos de tendencia ornamental y a claras influencias regionalistas. Está construido en hormigón armado a base de pilares que se asientan sobre la arena y presenta planta de cuarto creciente que se estructura en un pabellón central del que parten dos alas con miradores en sus extremos. La parte superior consta de una amplia terraza con vistas al mar. El edificio, que había tenido un uso casi continuo como balneario, se encontraba en estado ruinoso debido al abandono al que se

Proyecto inicial del Balneario de la Palma y del Real.

había visto sometido en los últimos años. Por ello la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía inicia un proceso de expropiación forzosa al objeto de evitar la desaparición de un inmueble que poseía valores en sí mismo para su protección y conservación y que, debido a sus características y situación, había pasado a formar parte del paisaje de la ciudad.

* Doctora en arqueología. Investigadora del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, Centro de Arqueología Subacuática. ** Doctor en arqueología. Investigador del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, Centro de Arqueología Subacuática.

Vista general del edificio desde la sala de reuniones del ala sur.

Este proceso culmina en 1990 con la ocupación del inmueble, encargando la Dirección General de Bienes Culturales al Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico la elaboración de un plan de usos de acuerdo con las nuevas funciones asignadas, que permitiera proceder a la redacción del proyecto de restauración. El plan de usos, redactado por el Centro de Intervención del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico con el asesoramiento de Constantino Meucci –químico del ICR de Roma–, propone un modelo integral de centro que abarque “el ciclo completo de acciones inherentes a los trabajos implícitos a la disciplina de la arqueología subacuática que comprende la documentación, protección, investigación, intervención y conservación y que culmina con la difusión de los resultados obtenidos a lo largo de todo el proceso. Partiendo de esta premisa se articula el centro como un brazo periférico del IAPH con una estructura integrada en este organismo central”. Para optimizar su viabilidad se vio conveniente contar con dos equipos físicos diferentes: un núcleo central ubicado en el Balneario de la Palma, donde se lleve a cabo la gestión, planificación, documentación, investigación, conservación, etc; en síntesis aquellas funciones propias del CAS. Y un polo periférico de apoyo a las actividades del centro, ubicado en

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el exterior y bien comunicado con el mar, que sirva de almacén de la maquinaria e instrumental necesario para desarrollar los trabajos de campo. Actualmente, esta área o está ejecutada, aunque sí definidas su función, instalación y equipamiento (Meucci et all., 1999). El proyecto de restauración, redactado por los arquitectos Antonio Martín Molina, Montserrat Díaz Recaséns y José Mª Prieto Gracia, procuró en todo momento respetar la imagen original del edificio adaptándola a las características funcionales que requería el CAS. Para ello resolvió las instalaciones en zonas bien diferenciadas: •







La zona central, en su planta baja, alberga las áreas de lavado y los talleres de cerámica, metal y madera. Se organizaron las dependencias interiores intentando conseguir la máxima flexibilidad, acotándose tan solo las áreas que precisaban unas condiciones térmicas especiales En la planta alta, la Dirección, archivos y un aula de conferencias completan la administración del centro. Las alas del edificio se destinan al Departamento de Intervención y al Departamento de Documentación, Difusión y Formación. El pabellón de entrada alberga la maquinaria necesaria para el buen funcionamiento de las complejas instalaciones que posee el centro y que, por sus características, debían estar “en tierra”.

Funciones y estructura El Centro de Arqueología Subacuática desempeña, funciones de investigación, protección, conservación-restauración y difusión del patrimonio arqueológico, así como de formación de técnicos especialistas en esta materia. Para ello, y de acuerdo con los criterios definidos en el Plan General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, se plantea:

Identificar el patrimonio arqueológico subacuático y sistematizar su información, reconociendo su diversidad y distribución espacial, determinando el grado de riesgo a que está sometido y transmitiendo su valor y vulnerabilidad a la sociedad. • Mejorar la eficacia de los instrumentos de protección desde una nueva visón más integral de la misma y desde la comprensión de nuestro patrimonio como un factor para la estructuración territorial y el desarrollo social y económico de Andalucía. • Desarrollar y ejecutar programas de investigación histórico-arqueológica del patrimonio subacuático, con el fin de perfeccionar su conocimiento y los criterios, métodos y técnicas para una correcta intervención en el medio subacuático. • Adoptar medidas para evitar o minimizar los problemas de conservación del patrimonio •

arqueológico subacuático, actuando sobre las causas que provocan su degradación. • Difundir el patrimonio arqueológico subacuático y las acciones de tutela que sobre él se realizan, fomentando, entre los ciudadanos, actitudes de participación en la defensa y disfrute de este patrimonio. • Perfeccionar técnica y científicamente a los profesionales, generando una oferta formativa de calidad. La estructura propuesta para este centro, de acuerdo con el Plan de Usos redactado por el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, es funcional en el sentido de que comprende un ciclo de producción completo, y a tal efecto el CAS se articula en secciones separadas estrechamente interconectadas entre ellas en las diferentes fases de la secuencia lógica de sus acciones y del desarrollo de sus proyectos: Dir ector de Centr o : es el encargado de coorCentro Director dinar las acciones, investigaciones y proyectos del Centro, de acuerdo con la dirección del IAPH y con su política de actuación. Depar tamento de Administración Departamento Administración: es el encargado de gestionar y administrar los recursos del Centro. Depar tamento de Documentación, Difusión Departamento y For mación Formación mación: es el encargado de tratar, normalizar y sistematizar la información generada por las diferentes áreas del Centro, difundir los resultados de los trabajos y organizar cursos de formación de profesionales en esta disciplina. Este departamento se complementa con los siguientes servicios: Biblioteca especializada en arqueología subacuática. Archivo del Centro

Detalle del azulejo sevillano que corona el cuerpo de entrada al Balneario.

Á rre ea de documentación n: la línea de actuación en este campo se centra principalmente en la localización y sistematización de la información relativa al patrimonio cultural sumergido, de cara a atender tanto las necesidades internas

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Departamento de Intervención Intervención: es el encargado de proponer y ejecutar proyectos y actuaciones encaminados a la protección, investigación y conservación–restauración del patrimonio arqueológico subacuático, en el marco de los recursos y programas establecidos por la Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura. Se estructura en torno a las siguientes áreas:

Vista del ala norte del edificio donde se localiza el Departamento de Documentación, Difusión y Formación.

como aquellas solicitudes que se plantean a nivel externo. Ár ea de d ifusión Área ifusión: dentro de esta área se viene trabajando en dos campos diferentes: • Difusión especializada, con la inclusión en la revista del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico ( Boletín PH ) de una sección destinada a la problemática que plantea la tutela del patrimonio arqueológico subacuático. • Difusión genérica, impartiendo conferencias en diferentes instituciones y diseñando un programa de visitas para atender a colectivos de estudiantes.

Ár ea de p rotección Área otección: una de las misiones encomendadas al Centro es el asesoramiento, a instancia de los organismos competentes, de aquellos proyectos que puedan afectar al patrimonio arqueológico subacuático. En este sentido se han realizado labores de asesoramiento técnico dirigidas tanto a las Delegaciones Provinciales de Cultura y Dirección General de Bienes Culturales como a particulares. Este asesoramiento se ha producido principalmente como consecuencia de la llegada de proyectos de obras, dragados, regeneraciones de playas, construcción de espigones, gaseoductos, oleoductos, centrales térmicas, etc. que pudieran afectar al patrimonio arqueológico sumergido.

Ár ea de for mación formación mación: el programa de activiÁrea dades formativas se inició en el año 2001 diseñando y desarrollando, en colaboración con la Delegación Provincial de Cultura de Cádiz, las primeras Jornadas Técnicas de Protección del Patrimonio Arqueológico, dirigidas a los cuerpos de seguridad del Estado. Asimismo está prevista la realización de un curso sobre conservación-restauración de objetos arqueológicos de procedencia subacuática, dirigido a técnicos especialistas en esta materia, que se incluye en la oferta formativa del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. Vista interior del ala sur en la que se localiza el Departamento de Intervención

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Ár ea de investigación Área investigación: es la encargada de planificar y ejecutar las acciones necesarias para la localización e identificación de los yacimientos arqueológicos subacuáticos que se localizan en aguas andaluzas, así como de planificar y desarrollar proyectos específicos con el fin de mejorar los métodos, técnicas y herramientas aplicados a la investigación en el medio subacuático. En este sentido ha desarrollado, desde su puesta en marcha en el año 1997, diferentes proyectos. En la actualidad el CAS ha optado por centrar sus esfuerzos en un proyecto único encaminado a la localización, identificación y evaluación del patrimonio arqueológico subacuático andaluz. El objetivo que se persigue con este proyecto es disponer de un catálogo de yacimientos, lo más exhaustivo posible, que pase a integrarse en la Base de Datos de Yacimientos Arqueológicos de Andalucía y que permita establecer los mecanismos necesarios para proceder a una correcta protección y conservación de los mismos, así como diseñar estrategias futuras de investigación. Ár ea de conser vación: es la encargada de Área conservación: planificar y ejecutar las acciones necesarias para evitar o minimizar los proble-

Zona de informática y análisis físico-químico en el ala norte del edificio.

mas de conservación de los materiales arqueológicos, orgánicos e inorgánicos, que se localicen en el medio subacuático o procedan de él. El área de conservación del C AS cuenta con un equipamiento técnico adaptado al desarrollo de una serie actividades que pueden englobarse en dos apartados; 1) los proyectos de investigación pertenecientes a la planificación anual del Centro, y 2) la prestación de los servicios propios que le son encomendados por la Administración Autonómica. El citado equipamiento se distribuye a través de los diferentes espacios funcionales en que se organiza el área de conservación. Los cuatro talleres de restauración dedicados a madera, cerámica y metales cuentan con la siguiente instalación básica: doble acceso de amplias dimensiones para la recepción de piezas voluminosas, grupos de climatización independientes y regulables (14- 40ºC de temperatura y 25-100% de humedad relativa), salida de agua osmotizada (conductividad 12 mS/cm2), conexión de aire comprimido, herramientas neumáticas, aspiración de aire –vacío–, instalación eléctrica trifásica, desagües para material corrosivo, iluminación exenta de radiaciones ultravioleta y banco de trabajo diáfano en acero inoxidable. La zona común de restauración destinada al lavado, consolidación e impregnación de grandes piezas constituye el mayor espacio hábil del Centro, 352 m2. La dotación de esta zona es similar a los talleres, estando las tomas de servicio fijadas en el techo sobre diez brazos articulados que se distribuyen a lo largo del espacio rectangular. Otras instalaciones anexas y diseñadas con una función específica son:

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• taller de electrólisis destinado al trata-miento estabilización de objetos metálicos mediante técnicas electrolíticas. • zona de liofilización para el tratamiento de materiales orgánicos. • cámara frigorífica, –dim. 8m2– regulable hasta 4ºC, para el mantenimiento preventivo de materiales orgánicos (madera, cuero, fibras...). • congelador industrial, dim. 8m2 –regulable hasta –30ºC, para tratamientos específicos de los materiales orgánicos. • almacén de obras restauradas acondicionado para la exhibición y el mantenimiento temporal de los materiales arqueológicos. • almacén de materiales arqueológicos en espera de tratamiento acondicionado para el mantenimiento preventivo de los objetos. • almacén de materiales de restauración donde se conservan los productos químicos necesarios para la aplicación de los diferentes tratamientos de conservación. En el desarrollo de sus funciones, la ordenación de proyectos y servicios permite una planificación racional de los cometidos que se

Zona común de restauración con el laboratorio de cerámica y el expositor de materiales restaurados al fondo.

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establecen en el plan de usos del Centro de Arqueología Subacuática del IAPH . De forma resumida, se expone una relación de las principales actuaciones en curso agrupadas en los dos apartados; servicios y proyectos.

Servicios Los servicios prestados por el área de conservación del CAS pueden clasificarse en medidas prácticas y asesoramiento técnico. El apartado práctico comprende las medidas de conservación preventiva, curativa y restauración aplicables sobre: • Objetos recuperados por el Centro de Arqueología Subacuática en el desarrollo del proyecto “Localización y evaluación del patrimonio arqueológico subacuático del litoral andaluz”. • Objetos recuperados por el Centro de Arqueología Subacuática en el desarrollo de actuaciones no programadas por situaciones de expolio, obras públicas y hallazgos casuales en el Patrimonio Arqueológico Subacuático. • Objetos requisados por los cuerpos de seguridad del Estado y procedentes del expolio arqueológico. En cuanto al asesoramiento técnico, las actuaciones más habituales realizadas por el área de conservación son el examen diagnóstico y la propuesta de conservación, tanto de obje-

Ánfora púnica requisada por el Servicio Marítimo de la Guardia Civil en la zona de la bahía de Cádiz.

(21-23 de mayo, 2003).

Proyectos El apartado de proyectos incluye de una parte los que son directamente promovidos por el área de conservación (tratamiento de fondos museísticos, registro documental y conservación preventiva, optimización del método electrolítico...), y aquellos otros donde se participa de forma eventual (localización y evaluación del patrimonio arqueológico subacuático del litoral andaluz). Inspección subacuática en la zona de Cabo de Gata, Almería.

tos individuales como de conjuntos in situ, frecuentemente relacionados con situaciones de expolio, obras públicas y hallazgos casuales en el Patrimonio Arqueológico Subacuático. Debido a la progresiva concienciación de la sociedad respecto de esta parcela del patrimonio cultural, la demanda de asesoramiento técnico es un servicio en aumento, dirigido tanto a empresas del sector cultural como a la propia administración. En este sentido, cabe destacar la participación de esta área, junto con la de protección y formación del CAS, en un proyecto de la Dirección General de Bienes Culturales de la Junta de Andalucía denominado: “La protección del patrimonio arqueológico contra el expolio”. El objetivo de este proyecto dirigido a las fuerzas de seguridad del estado (Servicio Marítimo de la Guardia Civil, SEPRONA y Policía Autónoma) es proporcionar las “herramientas” teórico-prácticas –marco jurídico, definición, reconocimiento, medidas administrativas de protección y conservación preventiva– para desarrollar con eficacia la lucha contra el expolio patrimonial. Dentro del Programa de Formación del IAPH, el Centro de Arqueología Subacuática participa en el curso “Taller de conservación preventiva en excavaciones arqueológicas in situ” (26-28 de marzo, 2003) y organiza el curso “Tratamiento preventivo de objetos arqueológicos en yacimien-tos húmedos y salinos”

Tratamiento de fondos museísticos de la Comunidad Autónoma de Andalucía La existencia en los museos de la Comunidad Autónoma de Andalucía de restos arqueológicos de procedencia subacuática en riesgo de alteración es el motivo de actuar mediante un proyecto sistemático de conservación sobre dichos materiales para detener los procesos de alteración existentes. Las condiciones de degradación observadas en estos materiales se derivan principalmente de la falta de estabilización necesaria para la transición de los objetos entre el medio acuático-marino y el atmosférico-terrestre. Por otra parte, se comprueba asimismo la necesidad de actuar sobre las medidas de conservación preventiva en el embalaje y acondicionamiento individual de los objetos. Los objetivos generales que se han marcado para este proyecto son: •

Actuar sobre los procesos de degradación de los objetos de procedencia subacuática no estabilizados con posterioridad a su extracción del medio arqueológico. • Contribuir a la salvaguarda del patrimonio arqueológico procedente de yacimientos submarinos que se halla depositado en museos de la Comunidad Autónoma de Andalucía cuyo estado reviste un riesgo inmediato de destrucción.

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Mejorar las condiciones de mantenimiento para los materiales arqueológico de procedencia subacuática en depósito y exposición dentro de los museos de la Comunidad Autónoma de Andalucía.

En el año 2002 se ha atendido el conjunto del material cerámico recuperado en el yacimiento de la Ballenera, que presenta muchas de las alteraciones características de este material en el medio marino. Como alteración más evidente hay que destacar la fractura de los objetos iniciada en el hundimiento y prolongada en el fondo marino a causa de las corrientes y el peso de la cubrición, que se traduce en 1 856 fragmentos de los cuales, finalizado el proceso de restauración, se obtendrán un número todavía indeterminado de piezas reconstruidas. El tipo de cerámica encontrado en “la Ballenera”, englobado genéricamente bajo la denominación “mayólica”, observa distintos problemas de conservación sobre el revestimiento de decoración vidriada que lo caracteriza. Brevemente resumidos, estos problemas son: depósitos minerales de hierro procedente de la

corrosión del material metálico adyacente, sulfuros metálicos, concreciones calcáreas de origen biológico y exfoliación del recubrimiento decorativo por cristalización de las sales solubles. Dentro del proyecto de conservación y restauración desarrollado por el CAS se ha trabajado sobre el citado conjunto para devolver la consistencia física al material mediante la consolidación y desalación de las piezas, así como para ofrecer una visión legible de los objetos a través de su limpieza y reintegración. De forma resumida, las actuaciones desarrolladas sobre este conjunto han sido: 1) la clasificación, diagnóstico y proyecto de conservación del material, 2) el tratamiento de conservación curativa consistente en: a) consolidación del soporte, b) fijación de vidriado, c) extracción de sales solubles, d) eliminación de concreciones calcáreas, e) eliminación de productos de corrosión, f) eliminación de sulfuraciones, y 3) el tratamiento de restauración consistente en: a) reintegración del soporte, b) reconstrucción del soporte, y c) reintegración de la policromía. Registr o documental y conser vación Registro conservación pr eventiva preventiva El área de conservación del Centro de Arqueología Subacuática está desarrollando un proyecto de investigación aplicada para el registro documental y la conservación preventiva de grandes cañones de hierro localizados en los bajos rocosos próximos al castillo de San Sebastián.

Jarra policroma de procedencia italiana.

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Cañones de hierro semienterrados en el lecho marino.

Descripción gráfica del proceso completo de desconcreción, registro arqueológico y protección in situ de grandes objetos de hierro concrecionados.

Para la investigación arqueológica, éstos y otros cañones son muchas veces el único material conservado de un determinado acontecimiento histórico. Sin embargo, las fuertes concreciones marinas generadas por el hierro en ambiente submarino dificultan su estudio. La desconcreción con fines arqueológicos comporta indefectiblemente una intervención completa de conservación sobre el objeto extraído. Esto es así debido a los mecanismos particulares de la corrosión metálica en el medio marino, donde los objetos se estabilizan protegidos por gruesas capas de concreción impermeables al oxígeno y el agua. De esta circunstancia se deriva que ante la imposibilidad de extraer y conservar todos los cañones localizados, la documentación arqueológica del hallazgo se limita a unas mediciones someras efectuadas sobre las concreciones del objeto. El proyecto tiene por objeto realizar trabajos in situ de desconcreción puntual y controlada sobre los citados cañones. Esta operación se desarrolla junto con los arqueólogos del departamento de intervención utilizando medios mecánicos para remover la concreción externa de las zonas señaladas con mayor interés documental. El siguiente paso consiste en registrar tridimensionalmente las zonas “limpias” mediante moldes flexibles de silicona. Una vez concluida esta operación se comien-

za a trabajar sobre los procesos de corrosión en el objeto metálico a través de dos sistemas: instalación de ánodos de sacrificio conectados al núcleo metálico del objeto y aplicación de resinas ”epoxy” formuladas para su aplicación bajo agua y efecto anticorrosión. Finalmente es preciso verificar la ausencia de corrosión contrastando las medidas periódicas de pH y Eh sobre los diagramas de equilibrio electroquímico. Pr oyecto de optimización del método Proyecto electr olítico de conser vación electrolítico conservación El principal fin de todo tratamiento de hierro arqueológico de origen marino es eliminar los cloruros de los productos de corrosión. Si esto

Detalle de una escultura de bronce afectada por la corrosión “selectiva” de cloruros.

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se realiza con éxito, el desarrollo del proceso de corrosión debido a los cloruros cesa y la velocidad de corrosión se reduce a niveles más razonables, donde los métodos ”convencionales” contra la corrosión pueden operar de forma eficiente. Un examen de diferentes técnicas de limpieza de cloruros ha mostrado que el paso limitante en la liberación de los mismos está en la difusión hacia fuera de los productos de corrosión de los iones Cl-. Por tanto, la velocidad de liberación de Cl- de los artefactos marinos hacia la disolución de limpieza sigue las leyes de difusión. El conservador sólo puede alterar uno de los términos de esta ecuación con el fin de aumentar la velocidad de extracción de cloruros: el coeficiente de difusión del ion Cl- en el producto de corrosión. La difusión del Cl- se produce a través de los poros llenos de disolución, y cuanto más espacio haya entre los poros presentes en la película de corrosión los iones serán transportados más rápidamente. El método más efectivo para aumentar la difusión de Cl- en los productos de corrosión será aquel que consiga incrementar la porosidad de estos. Esto se puede llevar a cabo por conversión de los compuestos de hierro en un estado denso. La reducción de los compuestos de hierro se realiza por varios medios, siendo la electrólisis uno de los más comúnmente empleados. Con este método se consigue un

Ejemplo de pila electrolítica.

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gran aumento del coeficiente de difusión del ion Cl- en los productos de corrosión. En el método de electrólisis, la principal reacción que ocurre en la película de corrosión del hierro es la reducción de FeO(OH) al estado denso de magnetita Fe3O 4. Básicamente, el funcionamiento es el de una pila electrolítica, consistente en un recipiente con una disolución conductora o electrolito, un cátodo (el objeto de hierro) y un ánodo. Los electrones requeridos para esta reacción son proporcionados por la aplicación de un voltaje externo desde una fuente de alimentación. En este proyecto se pretende actuar sobre aquellos parámetros del sistema que permitan optimizar el método electrolítico para la conservación de objetos de hierro de origen subacuático, adaptándolo a las necesidades del Departamento de Conservación del CAS Estas actuaciones se acometerán sobre: 1) las variaciones en las densidades de corriente: bajas (1 a 5 mA/cm2), moderadas (rangos en el entorno de 10 mA/cm2) y altas densidades de corriente (rangos en el entorno de 50 mA/cm2), y; 2) la eficiencia de distintos electrolitos y a diferentes concentraciones: NaOH, NaSO 3 -NaOH, Na 2CO3. Desar Desarrrollo de una técnica de consolidación de fases minerales sobr e objetos de hier sobre hierrro de pr ocedencia subacuática procedencia En colaboración con la Universidad de Cádiz y a partir de los trabajos de investigación realizados sobre “la optimización de los tratamientos de estabilización de objetos metálicos de procedencia submarina” se derivan una serie de conclusiones de gran utilidad en el tratamiento de dichos objetos, a saber: 1) las transformaciones en las fases mineralógicas como indicador del proceso de decloruración, 2) la verificación de la eficacia de bajas intensidades de polarización y 3) el establecimiento de una técnica de análisis mediante electrodo selectivo para controlar el proceso de estabilización. El desarrollo de esta investigación ha propi-

ciado nuevas posibilidades de actuación en la optimización de estos tratamientos. Así, la consolidación de las fases minerales grafitizadas que retienen la capa externa de los objetos arqueológicos es el objetivo de este proyecto que pretende demostrar la eficacia y compatibilidad de esta consolidación con el posterior tratamiento de decloruración electrolítica. Los objetivos generales marcados para este proyecto son: •

Determinar un sistema eficaz de consolidación de las fases minerales grafitizadas en los objetos metálicos de hierro de procedencia marina a través de la capa de concreción externa. • Establecer un sistema estándar de tratamiento para la conservación curativa y restauración de objetos de hierro de procedencia marina. • Determinar un sistema de consolidación de las fases minerales grafitizadas en los objetos de hierro compatible con la desconcreción y el tratamiento de decloruración electrolítica. En el desarrollo de estos objetivos generales se han realizado las siguientes actuaciones: 1) recopilación bibliográfica sobre la técnica descrita en el Proyecto Desarrollo de una Técnica de Consolidación de Fases Minerales sobre Objetos de Hierro de Procedencia Subacuática”, 2) recogida de material de hierro de procedencia marina susceptible de ser tratado y puesta en práctica de un sistema de consolidación de las fases minerales con silicato de etilo, 3) Ensayos de impregnación del

Ensayo de impregnación con silicato de etilo a presión ambiental sobre una amalgama de materiales siliceos y metálicos.

material seleccionado con silicato de etilo en campana de vacío, 4) ensayos de impregnación del material seleccionado con silicato de etilo a presión ambiente, 5) ensayos de impregnación del material seleccionado con silicato de etilo por aspersión, 6) ensayos de desconcreción electrolítica del material consolidado, 7) ensayos de desconcreción mecánica del material consolidado, y 8) ensayos de decloruración electrolítica del material consolidado. Como resultado de estas actuaciones, se trabaja actualmente en el estudio de los objetivos parciales centrados en valorar: a) la compatibilidad del tratamiento consolidante y el proceso de difusión necesario para la estabilización mediante baja polarización del objeto metálico, b) el grado de penetración y la consiguiente eficacia del producto consolidante mediante diferentes técnicas analíticas aplicadas sobre una serie de objetos tratados, y c) las posibilidades

de desconcreción mecáMeucci, C., Gallardo, M., González, M. J. 1999

nica o electrolítica de los objetos metálicos consolidados. Bibliografía “Plan de Usos del Centro de Arqueología Subacuática (CAS) del IAPH”, PH Boletín 32, 110-115.

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Ár eas naturales pr otegidas y la participación social en México Áreas protegidas J. Adrián Figueroa Hernández* México [email protected]

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l tema de las áreas naturales protegidas en México es un área de conocimiento y de práctica muy compleja, podemos incursionar por diversas aristas como es la investigación científica, administración, normatividad o concretamente como es la bioética, ecoturismo, etnomedicina, entre otras; son maneras de abordar estos espacios naturales que cada vez se confirma que su dinámica y evolución trascendió a las instituciones públicas federales y estatales que están a cargo oficialmente.

Como parte de la historia tan variable de las áreas en cuestión, la participación social es uno de los ejes básicos para comprender el por qué esa necesidad de replantear estrategias de creación, protección y conservación. Actualmente, podemos contar con algunos ejemplos donde ciertos sectores sociales se han incorporado o se han ganado su trabajo en algunas áreas, no se trata de tener ejemplos, ya que no dejan de ser singularidades, cuando la visión que deberíamos tener debe focalizarse en una potenciación de espacios y biodiversidad como un patrimonio natural sustentable. Para poder ubicarnos dentro de esta perspectiva sociológica y antropológica de las áreas naturales protegidas (ANPs), sin perder la visión holísta, es importante delinear algunos aspectos imbricados que las hacen diferentes, no sólo por su composición y estructura fisiográfica y biológica, sino por historias de vida comunitaria e institucionales. El primer aspecto dentro de esa participación social se refiere al grado de involucramiento, es decir, las ANPs no pueden entenderse como “algo” para admi-

nistrar solamente desde una lógica burocrática, sino como, un continuo de vida, donde las comunidades humanas viven y sobreviven con otras formas y expresiones de vida, mismas que desconocen los límites políticos administrativos, de tal manera que, la dinámica social donde se implican una serie de necesidades y desarrollos sociales y económicos, demarca claramente cómo y hacia dónde puede tender el futuro de una ANP , ya sea por sus impactos ambientales directos que se pueden provocar por dichas actividades o por los efectos secundarios provenientes de lugares distantes. De una manera simple se menciona que la ciudadanía organizada interviene en las ANPs de forma activa o pasiva: activa cuando se les ve con acciones organizadas, pasiva, cuando no están trabajando directamente, pero sí de forma turística o practicando alguna otra actividad económica en los sitios naturales. Esta idea se queda corta si la vemos desde otros puntos de vista más interactivos, por ejemplo, evaluando las “huellas ecológicas” que se dan in situ sólo por el hecho de estar allí determi-

* Doctor en filosofía de la ciencia. Coordinador de Ecoparadigma: educación y gestión ambiental, consultoría.

nadas poblaciones, por supuesto, a esta idea matricial se le tendría que agregar una serie de parámetros, como son la temporalidad, capacidades, vulnerabilidad, desarrollos, diversidades, etcétera. Los anteriores puntos lógicos que deben estar en la agenda de cualquiera que esté inmerso con trabajos en ANPs, nos remiten a otros asuntos igualmente importantes, tal es el caso del involucramiento social, siendo menester señalar que a esta panacea sólo podremos acercarnos si cambiamos una serie de posiciones dogmáticas con respecto al entendimiento del manejo y conservación ambiental, así como en la planeación ambiental y otra serie de programas de vida silvestre, reforestación, manejo de cuencas y elaboración de ordenamientos ecológicos y territoriales, donde el factor humanista se armonice con las áreas naturales, ya sea porque lo veamos o sintamos como una necesidad de sobrevivencia (estética, económica, médica, turística, social) sin vuelta para atrás o lo comprendamos como una ética incluida en una cultura ambiental integral. En los diversos trabajos publicados sobre ANP s mexicanas, se presentan una serie de experiencias de orígenes administrativos, una selección y ordenación de categorías y mapas de distribución, por supuesto siempre presente una semblanza óptica de las bellezas naturales que justifican muchos de los decretos existentes, pero aun con todo ese panorama que pareciera alentador porque cada día hay más hectáreas protegidas, tendremos que hacer un balance con las estadísticas que nos hablan de pérdida de suelos, contaminación, tasas de extinción y, adelgazamiento y falta de capacitación del sector público encargado de la protección ambiental.

Aunado a lo anterior como parte de una evaluación necesaria y obligada, el propósito es de ir evidenciando algunos aspectos álgidos que deben de atenderse, entre éstos resuenan tres aspectos mutuamente ligados a la participación de la sociedad civil: capacitación, información y educación; estos puntos nos llevan a encrucijadas y mitos de los cuales se han servido o reproducido mucha gente, pero que sabemos que no podrán fortalecerse como ejes importantes en la dinámica de las ANPs, si no partimos de una visión y misión construida de forma colectiva. De poco sirve tener planes de manejo para cada una de las ANPs (por lo menos sería un avance para el país) y otras unidades de manejo ambiental, si no están coordinadas con otras estrategias educativas (escolarizadas o no escolarizadas), cívicas, de investigación científica y legislativas. Estamos pagando los costos por nuestra desvinculación, falta de espacios de negociación e inequidad en fuerzas de poder social. Actualmente el proceso que vive México en la descentralización de sus ANPs, el incremento de ANPs estatales y municipales, la venta de la imagen “verde” ecoturística y de la imagen comercial de lo étnico con la armonía de la “naturaleza”, así como la privatización y modernización de algunos recursos y espacios turísticos, nos pone en dilemas de atención inmediata, muchos de éstos sólo podrán resolverse en buenos términos socialmente, sí y sólo si se van resolviendo socialmente de manera plural, creativa y de respeto. Las ANPs en México son parte de la arcas de la nación, son un capital natural que debemos conservar para disfrutar nuestro presente y legar algo mejor a las generaciones futuras.

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Conv ersus

Reflexiones en torno a la planeación EPISODIO UNO:

la nebulosa y polémica abstracción*

Nahúm Noguera Rico** México [email protected]

¿De ¿ De qué hablamos?

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InformaDOS núm 3, Año 1, 2002

n la actualidad el principal reto en el manejo del patrimonio cultural y natural es reencauzar la relación entre las acciones para su conservación y las actividades para su disfrute. Lo que, contrario a las preocupaciones de algunos puristas y acartonados cientificistas, lleva a aceptar, entre otras cosas, que la relación entre el turismo y la dignificación del patrimonio, más que ser una constante confrontación, debe ser una simbiosis. En esta simbiosis a la sociedad se le hará consciente de su papel en la resignificación de las expresiones patrimoniales, por lo que a través del disfrute turístico se le involucrará en actividades conservacionistas. De esta forma el principio básico1 de la planeación es considerar que el patrimonio, como objeto o materia de trabajo, es un sistema de construcción social, cambiante históricamente, con un sinúmero de referentes o representaciones, como pueden ser espacios arqueológicos, históricos o ecosistemas, ritos y festividades, gastronomía, indumentaria o personas. Es decir, el patrimonio es un sistema social, por lo que la planeación es para el manejo de un sistema patrimonial.2 1 Para quien no le dé prurito la categorización teórica, entiéndase principio sustantivo ontológico. Esta aclaración se debe a que la actividad de planificar se enfrenta a la rancia y absurda confrontación entre lo teórico y lo práctico. ¡Como si esta separación fuera real! De hecho, muchas veces los conflictos no están en los postulados de la planeación, sino en las relaciones éticas-políticas, en especial las de poder, entre manejadores y planificadores. 2 Por sistema patrimonial se entiende un conjunto de bienes, culturales y/o naturales, tangibles e intangibles, que desde la intersubjetividad de una sociedad son definidos como propios y valorados como importantes. Esta valoración siempre hace referencia a elementos englobados en procesos históricos, causalmente relacionados y manifiestos en todos los campos sociales, como son la economía, la política, la cultura, la identidad,

* La sintaxis, afirmaciones, interpretaciones, citas y no citas son responsabilidad del autor. ** Arqueólogo. Director de la Zona de Monumentos Arqueológicos de El Tajín, Ver.

Desafortunadamente, mucha de la planeación en torno al patrimonio genera sus propuestas a partir de los referentes patrimoniales, sin dar ningún peso al proceso social que los construye, dando como resultado una incapacidad para tener programas de manejo que se actualicen como inercia del mismo proceso. De hecho, generamos e imponemos mecanismos de evaluación y actualización faltos del reconocimiento o consenso, en los que estamos más preocupados por evaluar acciones o proyectos aislados, olvidando la perspectiva integral y de largo plazo que la planeación nos exige. Aunado a esto hay que enfrentar políticas de planeación express, unilaterales o bilaterales y mediáticas o luchar contra posturas extremas que van desde la incredulidad y rechazo a la planeación, hasta aquéllas donde se asume que nada hay que aprender. ¿Cuál es la encomienda? 3 Hasta ahora hemos hablado de cuál es y cómo referenciamos nuestro objeto de estudio, con algunas de nuestras problemáticas en torno a él. Pero ¿qué esperamos o pretendemos de nuestro objeto? En términos generales hay coincidencia en que el asunto está en la conservación del patrimonio. Pero ¿cuáles son algunas de las vertientes al respecto? Para unos no se trata de nada en especial. Su argumento es ¿para qué experimentar cambios, si con hacer lo habitual funcionamos y no hemos perdido el patrimonio? Es más, para este sector, la persistencia de esta actitud no sólo es digna de respeto, sino que constituye casi un hecho heróico considerando las carencias o falta de apoyos. Para algunos se trata de conservar el patrimonio intacto, lo más resguardado posible de las acciones destructoras, como son los agentes naturales y, en especial, las pretensiones de algunas especies humanas4 que denigran, tergiversan y prostituyen la esencia de nuestro patrimonio, a la que sólo deberían acceder quienes lo estudian, comprenden y versan sobre él. No obstante, quien asuma esta postura deberá hacerlo con la conciencia de que:

En las tradiciones lo único constante es el cambio que hace la sociedad en su conjunto, independiente de la existencia de sus representantes.

entre otros, cuyas condiciones de reproducción están en parte determinadas por un entorno ambiental. El análisis del funcionamiento del sistema patrimonial se centra en la construcción y cambio continuo de la valoración, definición y selección de entidades de la realidad a las que se les significa como patrimonio. 3 Como complemento a la parte ontológica, aquí se referirán algunos aspectos epistemológicos, en especial de las pretenciones de conocimiento, cuestionamientos y explicaciones para nuestra realidad objeto de estudio. 4 Entiéndase turistas y sus actividades emanadas y en manadas.

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Otros dicen que se trata de conservar lo más posible, perdiendo lo menos posible y significativo, para lo cual hay que desarrollar las estrategias pertinentes. En este caso, la propuesta parece inviable, al enfrentarnos a una carrera que parece no tener fin, ya que la dinámica en la conformación del patrimonio no es homogénea, se incrementa y decrece permanentemente dependiendo de la sociedad que lo significa. También hay quien dice que en la conservación hay que decidir qué no podemos perder. Aunque esta línea pretende ser realista más que derrotista, se le tacha de lo último. Aquí el esfuerzo parte de ser congruentes con la dinámica patrimonial, pero el reto está en ver quién, bajo qué criterios, proyección y respaldo social decide qué no se pierde o, lo que es lo mismo, dónde bajamos la guardia y qué si perdemos. Y así se podría seguir con una serie de acepciones al respecto, pero cuando menos en lo que parecen adolecer las enunciadas es de una visión lineal, excluyente y en la que el peso lo sigue teniendo el referente patrimonial, no el proceso social (sistema patrimonial) que los significa. Partiendo de esta reflexión, quizá una manera de librar el escollo sea preguntarnos para qué conservar, lo que nos lleva a para quién conservar y, a su vez, al por qué conservar, donde una vez con la respuesta en mano tendríamos que resolver el cómo conservar . Quizá el ir y venir sin ton ni son en esta lógica de cuestionamientos fue lo que en parte generó todo este mar de indefiniciones, confrontaciones de poder y discusiones bizantinas vinculadas con la planeación para el manejo del patrimonio cultural. Pero con la conservación no se acaban las pretenciones en torno al patrimonio, sino que, como se dijo, el reto estriba en combinar la conservación con el disfrute. Digamos, hay que usar pero sin mermar. Así, la otra ideología adyacente a la conservación es la de sustentar un uso que permita la conservación y que sea compatible con el desarrollo de la calidad de vida humana. ¡Ah!, pero no basta con ligar la conservación, el uso y el desarrollo, sino que esta relación debe ser permanente, con una constante actualización. En este sentido, se define la propuesta de uso sustentable, la que entre diferentes perspectivas presenta un foco de polémica derivado de la aplicación de las “categorías” de sostenido, sostenible y sustentable, cuya acepción depende de quien las emplee,5 otorgándoles diferencias, homologaciones o mezclas paradójicas. No obstante esta inconsistencia conceptual, a grosso modo se puede decir que el concepto de sostenido se relaciona con el uso y crecimiento constante y lineal de los recursos, donde el plus es el fin, estado ideal al que todos los esfuerzos deben encaminarse, en especial la innovación y la revolución tecnológica, pues sólo de esta forma se tendrá la conservación y disfrute de bienes. Los otros dos conceptos, sostenible y sustentable, se integran, respectivamente, en dos posturas: 5 Vamos, su uso no es lo mismo a través del filtro de un político, que de una consultoría o de un asesor, o que de un científico o académico, o cualquier otro actor.

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• En la primera se debate si el fin es el equilibrio como límite en el uso y crecimiento de los recursos, lo que llevará al estado ideal de conservación de estos últimos. • En la segunda se debate si se debe aceptar la necesidad de un crecimiento constante en el uso de los recursos, con interfases menores de decrecimiento cíclico. En este caso el fin es desacelerar el ritmo de crecimiento en el uso o explotación de recursos, adecuado con las necesidades históricas, negando el estado de equilibrio. De esta forma, la conservación de bienes sería finita y relativa a las necesidades de desarrollo social. Aunque, después de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, tal como su nombre lo dice y la retórica empleada por los ponentes, el concepto que se prefiere es el de sostenible, lo que no resuelve las diferencias teóricas. Con base en esta reseña de las principales vertientes en torno al patrimonio, nos permitimos proponer que el objetivo sustantivo para la planeación del manejo de sistemas patrimoniales es su conservación integral tendiente a su uso sustentable o sostenible. ¿Cómo enfr entamos el rreto? eto? enfrentamos El manejo del patrimonio, teniendo como sustento todo lo señalado, no se reduce a hacer documentos de planes de manejo, en los que unilateral o bilateralmente realizamos, en el mejor de los casos, validaciones arbitrarias o consensos forzados. Por el contrario, implica enfrentar el desarrollo de procesos de planeación, con un soporte o guías6 en la forma de organizar, priorizar o encauzar nuestros análisis, soluciones y mejoras operativas. Entre algunas de estas directrices están: • El buscar y mantener el cambio en la conciencia o mentalidades de los involucrados, en relación con la definición de un sistema patrimonial, cuya pretensión primordial es su conservación integral tendiente al uso sustentable. • La visión de largo plazo, con una actualización permanente, donde los planes o programas de manejo sólo son un medio de sistematización y formalización. • La viabilidad operativa en una perspectiva integral.

6 En sentido estricto se llaman heurísticas, pero se prefirió, al igual que en otras citas, ponerlas a pie de página debido a que el uso directo de estas categorías filosóficas (epistemológicas –metodológicas– y ontológicas), que nos ahorrarían “mucho discurso”, parecen no ser bien recibidas entre muchos sectores e incluso a priori caen en el descrédito.

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• La gestión para la participación efectiva, multisectorial y corresponsable de los actores 7 en torno a la conservación, usos y beneficios del sistema patrimonial. • La existencia de una serie de pasos o etapas, causalmente analíticos, aunque operativamente son paralelos y recurrentes. Los pasos referidos son: 1. Definición del caso de estudio e integración de los grupos de planeación. 2. Análisis, diagnóstico y definición de acciones prioritarias y de contingencia. 3. Significado cultural, misión, visión y políticas de manejo. 4. Programa de manejo. 5. Ejecución. 6. Seguimiento y evaluación. • La presencia de tres indicadores básicos que evalúan los logros de la instauración del proceso de planeación. A saber, las convocatorias, los consensos y las corresposabilidades. De su relación se desprende que no basta con convocar, sino saber a quiénes, en qué momento y bajo qué análisis. Pero si de la convocatoria no se llega a consensos (formales e informales) de nada sirve la primer variable, de igual forma de nada sirve consensar e incluso formalizar en decretos presidenciales o de corte internacional, si no se asume una corresponsabilidad o compromiso real y efectivo de los involucrados para ejecutar las propuestas de políticas, programas, proyectos y actividades. • La organización en componentes de manejo sustantivos, también derivados causalmente y operativamente paralelos y recurrentes: investigación, conservación, protección legal, educación-difusión y administración. Esto implica una organización sustentada en funciones y procesos, no en áreas físicas, como muchos planes de manejo se organizan, lo que evitará la duplicidad y confusión en la determinación de proyectos, actividades y responsabilidades.

7 Gobiernos, instituciones, directivos, académicos, custodios, guías, grupos de poder, turistas, usuarios, poblaciones aledañas y escolares, entre todos los potenciales.

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• La demarcación de los programas de manejo en niveles de generalidad, siempre ligados por una congruencia y respaldo en sus directrices y políticas. Comentario final Como se podrá inferir, nada de lo dicho hasta ahora es nuevo, no se trata del descubrimiento del hilo negro en la planeación para el manejo del patrimonio, sino de estructuras similares a las de cualquier diseño de investigación, teoría sustantiva, principios generales, modelos de interpretación, entre otros. La diferencia en este caso estriba en las adecuaciones conceptuales, valoraciones y problemáticas, así como en la definición de prioridades y relaciones causales emanadas de la selección del objeto y objetivos de estudio sustantivos. Lo expuesto es un esbozo y reflexiones en torno a la ontología, epistemología y metodología de la planeación para el manejo del patrimonio, pasando por principios y heurísticas. Desde nuestro punto de vista, todo lo descrito perfila el peso de un corpus teórico, derivado de diversas experiencias y reflexiones en la gestión del manejo integral del patrimonio.

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Conv ersus

Investigación, conservación y difusión del patrimonio subacuático

Arqlga. Pilar Luna Erreguerena* México [email protected]

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Informados núm 1, Año 1, 2000.

asta hace relativamente poco tiempo, el patrimonio cultural que yace en aguas mexicanas, tanto interiores como marinas, había sido prácticamente ignorado en lo que a investigación se refiere. Hay que recordar que la arqueología subacuática es una disciplina científica que nace apenas en la década de los sesenta. En México, el Instituto Nacional de Antropología e Historia crea en 1980 el área de arqueología subacuática que desde entonces se ocupa de la investigación, conservación y difusión de esta parte del legado nacional, a través de proyectos de carácter multidisciplinario, interinstitucional e internacional que han sido apoyados de manera directa e indirecta por una coyuntura mundial, actualmente encabeza por casi cien países y que se encuentra plasmada en la Carta Internacional del International Counsil on Monuments and Sites (ICOMOS) sobre Protección y Manejo Operativo del Patrimonio Cultural Subacuático y muy pronto lo estará en la Convención para la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático de la UNESCO. Este patrimonio ha sido motivo de gran codicia por parte de buscadores de tesoros que a partir del desarrollo del buceo tienen acceso a los sitios sumergidos. Ésta ha sido una de las luchas principales de la arqueología subacuática en México. La explotación comercial de este patrimonio para la venta o la especulación es absolutamente incompatible con la protección y administración del mismo. Nuestro patrimonio cultural subacuático incluye sitios y estructuras sumergidas, naufragios, ofrendas en su contexto arqueológico y natural. Es evidente que el medio ambiente en el que está inmerso es muy distinto al de tierra ya que no es lo mismo trabajar en el fondo de un cenote que en mar abierto. Sin embargo, al igual que en tierra, cada sitio implica retos y soluciones específicos. *Arqueóloga. Directora de la Dirección de Arqueología Subacuática, INAH.

Aunque hoy en día la tendencia general en el mundo es la preservación del patrimonio cultural subacuático in situ y el uso de técnicas no destructivas, cada sitio demanda una metodología y un plan de manejo especialmente diseñados. Esto requiere de conocimientos, capacitación constante, uso de tecnología avanzada, medios para una conservación adecuada y un financiamiento importante que pueda garantizar la continuidad de un proyecto de largo alcance como, por ejemplo, el de la Flota de la Nueva España de 1630-1631 e Inventario y Diagnóstico de Recursos Culturales Sumergidos en el Golfo de México, iniciado en 1995. Un buen plan de manejo para un proyecto arqueológico subacuático involucra prácticamente los mismos renglones que uno que aplique a una investigación en superficie. Sin embargo, debido a la dificultad que ofrece el medio ambiente acuático, tanto para el propio arqueólogo en los tiempos destinados para la investigación in situ como para el público en general, el registro del proceso y la difusión del mismo cobran especial importancia. En este sentido, la arqueología subacuática mexicana ha producido videos y una página web, al tiempo que se trabaja en un sistema de información geográfica que permite simulaciones virtuales en tercera dimensión para la mejor comprensión de los procesos y motivos de los accidentes navales y en un plan para la futura creación del primer museo de la navegación en México. Seguramente, los planes de manejo propuestos por la Dirección de Operación de Sitios del INAH podrán ser aplicados al patrimonio cultural subacuático, lo cual redundará en su beneficio.

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El papel de los investigadores en museos. Laura Esquivel Macías*

México

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Informados núm 3, Año 1, 2000.

e algunos años a la fecha es frecuente observar como se ha desplazado el trabajo de los investigadores en los museos del INAH mediante la contratación de personal técnico que no suple, pero sí relega la tarea fundamental que es la investigación, convirtiendo a los museos en una especie de “supermercados culturales”, a donde se acude para escoger los objetos más bellos que conforman costosas exposiciones cuya única finalidad es propiciarle prestigio a la nación mexicana en el extranjero, de allí que las colecciones arqueológicas mayas y mexicas sean las preferidas dada su peculiaridad y perfección técnica, lo que además ha provocado el deterioro del papel educativo, difusor y conservador del patrimonio cultural que tienen asignado la mayoría de los museos mexicanos. En el presente trabajo me referiré al investigador y al museo del INAH en las áreas de su competencia como lo son la antropología y la historia entendiendo por museo lo que ICOM establece: “El Museo es una institución permanente, no lucrativa al servicio de la sociedad y de su desarrollo, abierta al público, que adquiere, conserva, investiga, comunica y principalmente expone los testimonios materiales del hombre y su medio ambiente, con propósitos de estudio, educación y deleite”. El museo no es una institución para acumular objetos y exhibirlos en un escaparate, es un centro de investigación que difunde sus resultados mediante objetos que reflejan ideas y son testimonio de un evento, es pues, museo-discurso no museo-objeto, ya que el objeto no es suficiente por si sólo, ni transmisor de sentido más que si el sentido es descifrado y accesible a todos (Riviére; 1993), por lo tanto constituye un receptor de las investigaciones mediante la presentación de los materiales recuperados y sus interpretaciones. En consecuencia no podemos consentir que se sigan construyendo exposiciones bellas pero mudas, provenientes de selecciones con criterios estéticos o producto de colecciones formadas a partir de compras * Arqueóloga. Investigadora del Museo Regional de Guadalajara, INAH.

donaciones, incautaciones, etcétera, que en realidad son producto del robo y saqueo a la nación, sino de objetos debidamente documentados que reflejen los procesos de desarrollo de la sociedad, adecuadamente obtenidos y estudiados por los investigadores. No podemos tampoco pensar que el papel del investigador en el Museo se restringe únicamente al de un curador o cuidador que limpia, repone, hace y cambia cédulas, acomoda, además supervisa las tareas de inventario, clasificación, descripción, conservación, montaje; sugiere la elaboración de gráficos, maquetas; efectúa una revisión de las lagunas de saber y organiza la recopilación del material original que las pueda llenar mediante proyectos de investigación cientifica, que deben estar previstos por una política de investigación del propio museo; también ejecuta tareas de asesoría, documentación, presentación científica de los resultados, elaboración de guiones científicos, la identificación, clasificación y selección de los objetos que pasarán a formar parte de la exposición facilitando un manejo preciso de los datos. “Cualquiera que las disciplinas que tratan la temática base del Museo se involucra con los procesos y objetos que estudia para que posteriormente sea capaz de transmitir esa información recopilada, sistematizada y canalizada hacia los diferentes ámbitos del Museo“ (Vázquez, 1990: 216). La documentación implica elaborar una ficha documental por objeto que va más allá de la del inventario o catálogo donde se concentra la historia de la pieza, su significado cultural y ubicación cronológica, así como su imagen, lo que constituye un banco de datos que permitirá su manejo para futuras exhibiciones temporales o permanentes y como material de apoyo para otras investigaciones científicas. Para la elaboración de los guiones es necesario retomar las investigaciones en curso y las anteriores, coordinar a otros científicos que las efectúan para permitir que sus avances y resultados aporten los aspectos específicos del discurso en

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elaboración, mismo que deberá ser producto de un esfuerzo de sistematización y análisis de una gran cantidad de información, objetos y conceptos que permitan llegar a elaborar el guión científico y, a partir de éste, una exposición sintética y explicativa, que no es otra cosa que hechos, conceptos, procesos, generalizados, valores y su contenido ideológico (Vázquez, 1990:217), dirigido al público visitante. El guión científico como hemos visto es complejo en su elaboración, pero brinda no sólo el contenido a la exhibición museográfica, sino que facilita su más amplia difusión mediante guías, catálogos, videos, conferencias, boletines, documentales, libros, folletos, carteles, además, en el aspecto educativo facilita cursos, talleres y la capacitación de los guías de turistas. La tarea de investigación se refiere a los largos procesos académicos que suponen los proyectos de investigación antropológica e histórica como pueden ser el estudio y consulta de archivos, códices, acervos hemerográficos y/ o bibliográficos, consulta de colecciones privadas, excavaciones y prospecciones arqueológicas, el trabajo con comunidades indígenas, etc. Todo lo cual será la fuente de alimentación y actualización de los contenidos. Los resultados de este trabajo son un punto de partida para nuevas búsquedas o la ampliación de las ya existentes siempre en beneficio del discurso educativo del museo. Se pueden también sustentar exposiciones temáticas temporales con el contenido de investigaciones ya concluidas; la idea es plantear y sustentar una explicación cultural reforzada mediante un adecuado discurso museográfico, por lo que el trabajo siempre conjunto con el museógrafo resulta fundamental, además de con otro nutrido grupo de especialistas en diseño, iluminación, inventarios, computación, restauración y otros. Un museo siempre debe estar actualizado si aspira a cumplir su papel como educador y normalmente observamos un desfase entre la producción científica y sus exhibiciones en los museos lo que suele responder a problemas como la falta de una política cultural institucional en la materia, la escasa o nula disposición presupuestal y las dificultades administrativas. En octubre de 1997, la Dirección General del INAH, en el Cuarto Coloquio de la FEMAM, reafirmó que la actividad científica es la base de nuestros museos y de la institución misma y debe prevalecer en los objetivos de cualquier esfuerzo museográfico con la concepción del “Museo Diagonal”, que establezca una verdadera comunicación con el público, a partir de la tarea conjunta del científico, el promotor y el público participativo (Gaceta de Museos:1997). En el caso de la arqueología, dice Olsen Bjornar (1999), y yo creo que en caso de las otras ciencias antropológicas también, el museo representa la única posibilidad de encuentro entre estas disciplinas y el ciudadano común; es en el museo INAH donde se va al encuentro del pasado, de la identidad, del reconocimiento a la grandeza del ser mexicano; es el museo el que hace visible nuestro pasado y ya no es posible contemplar éste sin el museo, relación que debemos asumir con gran responsabilidad. Es decir que con los resultados de un óptimo trabajo de investigación en los museos, se hará posible la existencia misma de éstos, así como la revalo-

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rización del patrimonio cultural, en consecuencia su cuidado, respeto y uso adecuado; asimismo que se fortalece el respeto a la diversidad cultural de la nación y se incide en la educación, todo lo cual repercute en un beneficio social. De allí que desde 1973 el INAH creara la Dirección de Museos (hoy Coordinación Nacional) reconociendo con ello la actividad de éstos como uno de los principales instrumentos de la divulgación cultural y considerándolos como un instrumento de utilidad social (INAH; 1986) y que se estableciera que por su variedad, extensión y número de visitantes constituyen una de las instituciones museológicas más importantes en el mundo. El museo socializa los conocimientos que son generados por las investigaciones científicas y es la fórmula que tiene el INAH para generar la participación de la sociedad y ser reconocido por ésta, la imagen del INAH y su labor de más de 60 años sólo puede hacerse visible mediante un apoyo decidido a los investigadores de museos, porque como lo hemos venido diciendo y como lo asienta Riviére (1993): “la función del investigador constituye la base de todas las actividades del museo, ya que es lo que ilumina su política de conservación y de acción cultural, si es deficiente, las demás funciones se resienten de una manera perjudicial, la relación entre el museo e investigación es estructural ya que es la que dicta en primer término el programa general y el desarrollo de las diferentes etapas de trabajo, si los vínculos con la disciplina de base son distendidos, vagos o dependientes de los proyectos de sus administradores éstos no funcionan”. El museo debe así adecuarse lo más posible a su disciplina de base con un mismo programa general de investigación que permita la adquisición de objetos, la implementación de una metodología clasificatoria y documental, la labor de conservación, una publicación científica y el planteamiento de la exposición.

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RIVIÉRE, Georges

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La museología, trad. Antón Rodríguez, Ediciones AKAL, S.A., Madrid, España

Conv ersus

La conservación del patrimonio cultural edificado y su impacto social: perspectivas para el siglo XXI

Gustavo A. Ramírez Castilla* México [email protected]

A

InformaDOS núm. 2, Año 1, 2000.

l intervenir un monumento o zona de monumentos con el fin de conservarlo o abrirlo al público heredamos a la comunidad que lo posee una serie de secuelas que surgen en torno a él. Esto se debe a que un monumento no es un elemento aislado, libre de influencias, sino que está vinculado al entorno histórico-político, socioeconómico, religioso y ecológico de la comunidad. De allí que las acciones de restauración para poner al servicio de la colectividad un monumento o conjunto de los mismos, desaten una reacción en cadena que afecta los diversos niveles de interacción de la sociedad, positiva o negativamente. Hasta ahora, los especialistas en la conservación y restauración de monumentos se han preocupado por los aspectos físicos, históricos, estéticos, teóricos o legales de los monumentos; pero no se han ocupado, hasta donde tenemos noticias, de la manera en que su conservación o la restauración afectan a la sociedad. No existen antecedentes sobre este tema en las diversas recomendaciones internacionales emitidas por el ICOMOS o la UNESCO, lo más aproximado es la recomendación de Nairobi, de 1976, en cuya introducción se destacan las “perturbaciones sociales que suelen provocar las destrucciones...” de monumentos (Díaz-Berrio, S., 1986:86). Lo que desde un punto de vista estrictamente empírico he podido observar a lo largo de diez años como profesional de la restauración, es que, en la mayoría de los casos, las acciones encaminadas a conservar los monumentos, ya sean éstos arqueológicos o históricos, impactan a la comunidad vinculada directamente a ellos, causando distintos tipos de reacciones; por ejemplo: en la zona arqueológica de Mitla, Oaxaca, se decide realizar un proyecto de restauración integral del sitio con el objetivo de mejorara sus condiciones de conservación, brindando, además, mejores servicios a los visitantes; resultado: se forman cinco grupos de interés en torno a la zona * Doctor. Coordinador de Antropología del Centro INAH, Estado de México.

que entran inmediatamente en conflicto impidiendo el desarrollo del proyecto en diversas ocasiones (Robles, N., 1984; Ramírez Castilla, G., 1997b.). Se puede apreciar también que el impacto social de estas acciones puede ser positivo o negativo: positivo cuando genera un beneficio social directo o indirecto, negativo cuando desata conflictos o acarrea calamidades a un grupo social o parte de este. Un ejemplo de impacto positivo lo vemos en el rescate del Centro Histórico de la ciudad de Tampico, Tamaulipas, México, en donde los trabajos de imagen urbana eliminaron el ambiente depauperado del centro de la ciudad al generar espacios agradables, seguros y limpios, donde florece el comercio y las actividades culturales. Un ejemplo del caso contrario es la perdida de las fachadas, sustituidas por clones de las casonas tradicionales de la calle Xalapeños Ilustres, de la ciudad de Xalapa, Veracruz, para ampliar una avenida; lo que trajo como consecuencia el rompimiento de los lazos que unían al vecindario, e incluso la emigración de familias a otros sectores de la ciudad, al ver seriamente afectada su vivienda y su entorno. En el caso de los monumentos de importancia local o nacional, el impacto se hace mayor al provocar una reacción en cadena en diferentes sectores de la sociedad o el gobierno que se manifiestan en pro o en contra. Por ejemplo: la zona arqueológica de Teotihuacán, una de las más importantes en el ámbito nacional, se ha convertido en un verdadero mercado, tanto al interior como al exterior. Un proyecto desarrollado para crear una nueva infraestructura comercial en el barrio prehispánico de “La Ventilla”, denominado “Plaza Jaguares”, misma que afectaba visual y físicamente el contexto arqueológico y que, además, generó una serie de intereses particulares de orden económico, provocó que los comerciantes, vecinos del pueblo de San Juan, autoridades, INAH e ICOMOS, entablaran una seria polémica que se llevó hasta el escenario internacional determinándose, al final, la clausura de dicha obra. Existe la propuesta de convertir el edificio, actualmente abandonado, en un museo dedicado a la pintura mural de esa importante urbe prehispánica. En síntesis, las acciones de conservación, uso o disfrute de un monumento o conjunto de estos, suele impactar directa o indirectamente a la sociedad; este impacto puede ser positivo o negativo y a dicho impacto la sociedad puede reaccionar pasiva o violentamente. Consideramos, por lo anterior, que este es un fenómeno digno de estudiarse pues su exacto conocimiento como el de sus consecuencias ayudaran al restaurador y al gobierno a planificar adecuadamente los proyectos, previendo su impacto social y procurando que éste siempre sea positivo; es decir, que se refleje en el progreso o mejoramiento de la calidad de vida de la comunidad que lo posee y proponiendo soluciones anticipadas a posibles conflictos. Pero, por otra parte, también puede ayudar a la sociedad a proteger de una manera más efectiva a los monumentos y su entorno contra la destrucción, el deterioro o el mal uso que de ellos se pretenda hacer.

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Pr oblemática actual en México y América Latina Problemática A toda acción obedece una reacción

1. Conservación=destrucción Es un hecho visible en América Latina que las medidas que se toman para conservar un monumento o conjunto de éstos ocasiona la aceleración de su destrucción; ejemplos: en la ciudad de México se logra la declaratoria de su Centro Histórico y de inmediato se inicia la demolición o inhabilitación de decenas de edificios históricos. El hecho es que el monumento representa un problema porque requiere un alto costo de inversión y trámites para rescatarlo; lo cual incide negativamente en la plusvalía del suelo: de hecho el metro cuadrado de suelo es más alto sin monumento que con monumento. De este modo podemos inferir que la conservación del monumento representa un impacto social negativo pues al ver disminuido el valor del inmueble sobreviene su abandono y la consecuente depauperación de la zona. ¿Cómo invertir el proceso, revalorizando económicamente el monumento? ¿Cómo lograr que su carácter de monumento le otorgue a un inmueble una plusvalía? 2. Destrucción=conservación Por el contrario, cuando se atenta contra la integridad o dignidad de un monumento, en ocasiones la sociedad reacciona, se despierta en ella súbitamente una conciencia colectiva abanderada por los mas altos valores históricos, estéticos, religiosos o la identidad nacional, que la llevan a organizar verdaderos movimientos en pro del rescate y conservación de su valioso legado cultural; ejemplos: en la ciudad de Oaxaca el gobierno estatal pretende recuperar una parte del antiguo convento de Santo Domingo de Guzmán, desocupado por el ejercito en 1994. El proyecto de restauración y propuestas de uso de dudosa calidad hicieron que los ciudadanos, así como diversas organizaciones civiles con fines culturales, tomaran cartas en el asunto; logrando finalmente que el Instituto Nacional de Antropología e Historia tomara la dirección del proyecto, asignándole un uso cultural a estos edificios, conforme con su vocación como el monumento colonial más importante de Oaxaca. (Ramírez Castilla, G., 1997) Otro caso similar es el relativo a la construcción, en 1998, de un edificio de la compañía Teléfonos de México en los terrenos de lo que fuera la fábrica de papel Loreto y Peña Pobre, sobre el terreno donde se asentó la población prehispánica de Cuicuilco, una de las primeras aldeas teocráticas del valle de México surgidas hacia el año 100 a.C. La inminente destrucción que la obra causaría sobre los importantes vestigios, así como el perjuicio de la imagen urbana de la cercana “Villa Olímpica”, que fuera escenario de los Juegos Olímpicos de 1968, propicio la unión del vecindario, así como de diversas organizaciones civiles e instituciones culturales, logrando finalmente el fallo a favor de su conservación, en la demanda interpuesta contra Telmex por el INAH; con lo que se limitó la altura y extensión

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de su nuevo edificio. Otro caso es el de la zona arqueológica de Pullacna, en Lima, Perú, por la destrucción ocasionada por la Compañía Urbanizadora Surquillo para lotificar amplios sectores de la zona entre el 1930 y 1965, bajo el amparo del Ministerio de Fomento y Obras Públicas. La severa destrucción conllevó a que, finalmente, en 1982, la municipalidad de Miraflores tomara la decisión de rescatarla, siendo ahora un buen ejemplo de “conservación y puesta en valor de un sitio arqueológico“ (Narváez Luna, J.J., 1998). 3. Explotación Uno de los fenómenos de impacto negativo que se hace presente al convertir los monumentos en atractivos turísticos es la transformación de las comunidades indígenas o urbanas en fuentes de mano de obra barata, en empleados de segundo o tercer nivel al servicio de empresas y corporaciones tanto nacionales como extranjeras. Incluso, los propios nativos son vistos como atracciones exóticas; ejemplos: la zona arqueológica de Chichén Itzá, Yucatán, es una de las ciudades mayas más importantes del periodo postclásico en el área maya (900-1200 d.C.). A su derredor se ha desarrollado una de las infraestructuras hoteleras mas importantes y modernas del país, orientada principalmente al turista norteamericano y europeo. En dichos hoteles se puede experimentar no solo el racismo contra los propios mexicanos y nativos, sino además la explotación de los mayas, quienes trabajan como afanadores, ayudantes de cocina, jardineros, etc. En este caso vemos como una zona arqueológica ha impactado positivamente a la región, al convertirse en el principal foco de atracción de la península yucateca, favoreciendo una importante derrama económica hacia tres estados de la República mexicana: Campeche, Yucatán y Quintana Roo. Por el contrario, ha ocasionado un impacto negativo al propiciar un cambio radical en las costumbres, usos y actividades de la comunidad, al pasar de agricultores a empleados a sueldo o artesanos. Sin embargo, aunque esto representa para ellos el beneficio de tener un ingreso mínimo seguro, no ha mejorado su calidad de vida(Ramírez Castilla, G., 1997 b). Chichén Itzá rinde tributo y magnifica los logros de la antigua civilización maya, pero al mismo tiempo pone un velo sobre la cultura maya viva en donde los indígenas pasan desapercibidos. Los amplios conocimientos adquiridos durante décadas de investigación por los científicos no han incidido en el mejoramiento de su educación. ¿No deberían ser ellos, en primera instancia, los legítimos empresarios y usufructuarios de los beneficios que dejan la exhibición y estudio de sus monumentos? ¿No debería promoverse entre ellos la valoración y difusión endógena de su cultura y tradiciones?

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El impacto social en T amaulipas Tamaulipas En Tamaulipas se han dado varios casos de conservación o rescate de zonas de monumentos dignos de comentarse, porque han generado un beneficio de las condiciones de vida de la sociedad tamaulipeca. Dichos proyectos han sido impulsados principalmente por el gobierno en sus tres niveles, municipal, estatal y federal, así como fideicomisos, bajo la supervisión del INAH. En Tamaulipas, a raíz de la creación de la delegación estatal del Instituto Nacional de Antropología e Historia, en 1995, se ha venido consolidando una importante labor de concienciación entre la sociedad civil y el gobierno, con lo que se han logrado impulsar importantes iniciativas municipales y estatales para el rescate de centros históricos, edificios históricos, así como la creación de museos y la apertura de zonas arqueológicas al público. Por citar algunas cifras, antes de 1995 sólo se estaba trabajando en el Centro Histórico de Tampico, actualmente se están ejecutando proyectos en siete ciudades más. Había sólo dos zonas arqueológicas abiertas al público; actualmente tres y está por abrirse otra mas. Había tres museos, actualmente seis y se están impulsando las iniciativas de otros ocho. En los centros históricos de Tampico, Matamoros, Nuevo Laredo y Ciudad Mier, la reactivación económica, el aumento de la seguridad pública, el mejoramiento del ambiente, la imagen urbana y el arribo de turistas son notorios, lo cual se traduce en una mejora de la calidad de vida de la población. Logros de otra índole, pero no menos importantes son: la impartición de dos cursos de diplomado y tres talleres regionales en restauración de edificios y sitios históricos; la promoción de reglamentos de centros históricos en diversas ciudades de la entidad, así como la aprobación de una ley estatal del patrimonio cultural y la restauración de edificios en “Antigua Ciudad Guerrero”, uno de los conjuntos de monumentos de los siglos XVIII y XIX más importantes del noreste de México. Cabe señalar que también, como reacción colateral a las acciones de conservación, se ha incrementado la demolición y destrucción parcial de inmuebles históricos, en las principales ciudades del estado. La pr otección del patrimonio edificado, expectativas para el siglo XXI protección La frustración de una nueva ley del patrimonio cultural en México

México guarda una valiosa experiencia en la protección de su patrimonio cultural mueble e inmueble, misma que se remonta hasta la época colonial; sin embargo, es hasta 1934 que se crea una ley específica, la Ley sobre Protección y Conservación de Monumentos Arqueológicos e Históricos, Poblaciones Típicas y Lugares de Belleza Natural y hasta 1969 que, la Ley General de Bienes Nacionales, establece claramente y por primera vez que “son bienes de dominio público los monumentos arqueológicos, históricos y artísticos, muebles e inmuebles de propiedad federal”. Este precepto es la base de la Ley Federal sobre Zonas y Monumentos Arqueológicos, Artísti-

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cos e Históricos, promulgada en 1972; misma que establece en su artículo 27: “Son propiedad de la Nación, inalienables e imprescriptibles, los monumentos arqueológicos muebles e inmuebles” (Ramírez Castilla, G., 1997a). En 1998 el Senado de la República mexicana presenta para su análisis una iniciativa de ley general del patrimonio cultural de la nación, que vendría a sustituir a la vigente de 1972. A pesar de que en los últimos 15 años se habían venido criticando las carencias, fallas y vacíos de la Ley del 72, y a pesar de que en diversas ocasiones el personal académico, así como algunas autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia, habían declarado la necesidad de establecer una nueva ley que superara a la vigente, cuando finalmente el Senado presentó la propuesta, la reacción, no únicamente de los especialistas, sino del público en general, fue de cautela y rechazo en la mayoría de los casos. Pero uno de los acontecimientos que vale la pena destacar, es que esta iniciativa fue llevada a una amplia discusión entre diversos sectores de la población interesados en el patrimonio cultural, aunque no fueran especialistas, a través de foros que organizó el INAH a lo largo del país. La asistencia fue asombrosa. El hecho de que una ley de este tipo haya sido sometida a la opinión pública, previo a su análisis dentro de las cámaras legislativas, constituye un hecho inédito en la vida política de México, y considero que ésta debería ser el método democrático en lo sucesivo. Sin embargo, este sólo fue el principio. Una serie de posturas se derivaron en torno a la iniciativa, entre las que prevalecieron las siguientes: 1. El INAH esta en contra de cualquier alternativa que implique la privatización del patrimonio cultural. 2. La iniciativa promueve la privatización del patrimonio cultural al conceder, en el artículo 29, “la utilización, aprovechamiento, disposición, custodia y resguardo de los monumentos arqueológicos y aquellos otros históricos o artísticos de propiedad federal, muebles e inmuebles, a las dependencias y organismos de carácter público de los tres niveles de gobierno, así como a las instituciones y personas físicas y morales que así lo soliciten...” etc. 3. La creación del Sistema Nacional de Coordinación en Materia de Protección, Acrecentamiento y Desarrollo Cultural, súperorganismo conformado por secretarios de estado, gobernadores y algunos académicos, al cual quedarían supeditados el Consejo Nacional para la Cultura y Las Artes y el INAH; en consecuencia, fue visto por algunos como una “preparación estratégica y logística“ para la privatización (Machuca, Jesús A., 1999). 4.- Finalmente, la iniciativa, a juicio de un amplio grupo de académicos, sindicalizados, ciudadanos y algunas autoridades, aunque ampliaba el concepto de patrimonio cultural y tenía novedosas propuestas dignas de tomarse en cuenta, en general no cubría las fallas y carencia de la Ley del 72; es decir, que no la superaba, por lo que la balanza se inclinó en favor de realizar únicamente algunas reformas sustanciales a la ley vigente.

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Si bien esta iniciativa no fue aprobada ni tampoco las reformas propuestas a la Ley del 72, la polémica nacional que ocasionó demostró que la sociedad y el propio INAH, tienen la suficiente madurez y experiencia para discernir lo más conveniente en cuanto a protección, conservación, investigación y difusión del patrimonio cultural; además dejó ver claramente que un amplio sector de la sociedad está interesado en dicho patrimonio y dispuesto a asumir, junto a las instancias normativas, la responsabilidad de custodiarlo. Desafortunadamente, para los que tenemos la obligación de aplicar cotidianamente la ley, se perdió una valiosa oportunidad de conseguir una reglamentación adecuada en esta difícil materia; sin duda habrán de pasar otros años antes de que una nueva iniciativa encienda otra vez la polémica. México y América Latina comparten una historia común en muchos aspectos; e igualmente poseen una enorme y rica variedad de patrimonio edificado, producto de su milenaria historia. Este patrimonio, que en su mayor porcentaje no está en museos ni centros de investigación o instituciones gubernamentales sino en la calle, en las casas, en las montañas, en las ciudades o en el paisaje natural que nos rodea, es el legado de nuestros antepasados y está en las manos de las comunidades que, por azar o por derecho lo heredaron. Pero también compartimos los problemas económicos y sociales que nos aquejan, y que son muchos. Como naciones en vías de un desarrollo “económico y tecnológico”, no cultural, carecemos de los recursos financieros para atender totalmente la conservación, estudio y difusión de ese patrimonio. Por otra parte, desde la perspectiva de nuestros gobiernos, la cultura, si bien sirve como bandera para enaltecer a la nación, en los presupuestos anuales ésta ocupa un lugar ínfimo, vicio que se repite en los tres niveles: federación, estado y municipio. Por lo anterior, es necesario considerar la alternativa social, es decir, que la sociedad civil participe activamente en la conservación, estudio y difusión de su patrimonio cultural, bajo la supervisión de las instancias normativas. Que se busquen los mecanismos de inversión para la iniciativa privada, de modo que el patrimonio pueda ser aprovechado como generador de recursos, sin menoscabo de sus valores ni de la soberanía del Estado y sin exponerlo a la mercantilización. Un estudio de impacto social obligatorio, para los proyectos que involucren la conservación, uso o disfrute del patrimonio cultural edificado, permitiría conocer la manera más conveniente para canalizar el impacto positivamente, planeando de antemano la distribución de beneficios, previendo los conflictos y otorgando alternativas a la sociedad para participar en esas tareas, no sólo como receptores, sino como inversionistas, empresarios, líderes o custodios. La creación de un museo, la apertura de una zona arqueológica o exhibición de un monumento pueden ser motor de progreso y prosperidad para toda una comunidad y, en algunos casos, su única opción. Por último, creo conveniente proponer que se promueva ante las instituciones culturales y académicas la realización de estudios de impacto social

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como requisito para la ejecución de proyectos de restauración, uso o disfrute de un monumento, o conjunto de los mismos, de la misma manera que se realizan estudios de impacto ambiental como requisito para autorizar obras de infraestructura. E stos estudios ayudarían a planear una obra de conservación de una manera adecuada, a la vez rescatarían la memoria y expectativas de cientos de comunidades que podrían verse beneficiadas o afectadas. El establecimiento de una metodología apropiada para esta clase de estudios deberá ser un paso previo, así como la preparación de especialistas en este campo. Puedo anticipar que esta materia propiciará el acercamiento y participación de otros especialistas como antropólogos, sociólogos y trabajadores sociales, a un área tradicionalmente ajena a ellos: la conservación y salvaguarda de nuestro valioso patrimonio cultural edificado.

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Conv ersus

El patrimonio: conservar y usar, un maridaje institucional

Aída Montes de Oca* Nahúm Noguera Rico** México [email protected] [email protected]

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roteger el patrimonio cultural y natural es una de las demandas de la sociedad actual para satisfacer la necesidad de reconocer su propia identidad. Para ello es necesaria la definición e instrumentación de políticas compartidas que permitan garantizar la permanencia y disfrute del patrimonio como bien social con acceso a las mayorías. Como científicos sociales, parte de nuestro quehacer se enfoca al estudio de la construcción, valoración, usos, disfrute y beneficios en torno al patrimonio cultural. De hecho, el no asumir un compromiso de análisis y propuestas que concilien las diferentes expectativas relacionadas con el patrimonio sería una grave omisión en nuestras responsabilidades profesionales con la sociedad en general. En este sentido, el primer punto de análisis es entender las diferentes acepciones que alrededor del patrimonio se han edificado; esto no con la ingenua pretensión de que todos hablamos el mismo idioma, sino que cuando al menos entendamos que es lo que pretenden y dicen los diferentes sectores. Así, el patrimonio es el vínculo entre la gente con su historia, su presente y su proyección; es manifestación simbólica de las identidades culturales, ayuda en la comprensión y diferenciación entre etnicidades y culturas. Recientemente en el ámbito institucional nacional e internacional, más no en el académico, se ha tratado de posicionar o recuperar el llamado patrimonio intangible, en gran parte como resultado de los problemas mundiales con el reconocimiento de derechos de las minorías étnicas, en un contexto que perfila la desintegración de los Estados-Nación. No obstante, la protección del patrimonio intangible no es tarea fácil debido a que aún no se determinan ni consolidan los mecanismos e instrumentos técnicos y jurídicos que den respuesta a las demandas de conserva-

* Etnohistoriadora. Investigadora de la Dirección de Operación de Sitios, INAH. ** Arqueólogo, Director de la Zona de Monumentos Arqueológicos de El Tajín, Ver.

ción y uso de un patrimonio que se expresa de manera efímera y que es difícil de comprender por aquellos que no formen parte del grupo que lo construye. Vale la pena recordar que en las tradiciones patrimoniales, materiales e inmateriales, lo único que se preserva es el cambio. Por ello, asumir una posición purista u ortodoxa sería un error y una irresponsabilidad como científicos sociales, dejándonos incapaces de dar alternativas y respuestas para dirimir las demandas y confrontaciones de los diferentes sectores sociales, lejos de paternalismos o de liderazgos oportunistas. En este contexto, es diagnóstico que el analísis de las variaciones en la definición del patrimonio, en su mayoría se reducen a listados de bienes materiales y ocasionalmente a lo inmaterial. Pocas o nulas definiciones se sustentan en los procesos sociales y carácter intersubjetivo de la conformación del patrimonio y sus referencias con la realidad. Por el contrario la tradicional construcción de definiciones y acervos patrimoniales de lo tangible e intangible incluye un listado positivista como el siguiente:

• • • • •

• • • •

Sitios arqueológicos Ciudades históricas Construcciones modernas Áreas Naturales Protegidas (incluidas todas las categorías) Sitios sagrados naturales (sitios naturales con valor religioso para algunas culturas) Paisajes culturales Patrimonio cultural subacuático Museos Bienes muebles

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Artesanías Documentos Cintas cinematográficas Tradición oral Idiomas y dialectos Eventos festivos Ritos y creencias Música y canciones Danzas Medicina tradicional Literatura Tradiciones culinarias Deportes y juegos tradicionales

No obstante, un avance importante es la constitución de un grupo de especialistas y documentos internacionales para su reconociemiento, preservación, protección y usos, como un detonante más para el desarrollo humano (individual y colectivo). Dando un mayor énfasis en no reproducir propuestas irresponsables que proyecten al patrimonio como la panacea del desarrollo social, lo que traería como consecuencia falsas expectativas. Con base en lo anterior, proponemos que un análisis del patrimonio debe de empezar con la consideración de que el objeto de estudio es el sistema social que lo crea y transforma permanentemente. La infinidad de componentes culturales y naturales designados como bienes patrimoniales es, bajo este planteamiento, consecuencia no premisa y cuya enunciación sólo es

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pertinente para fines específicos y prácticos, como son las acciones de manejo, conservación, operación, legislación, protección, preservación, gestión, entre otras. Es hasta este momento cuando vale la pena preocuparse por demarcaciones de lo arqueológico, lo histórico, lo paleontólogico, y las diferentes categorías de áreas naturales En concreto, podemos hablar de la existencia de un sistema patrimonial definido como: El conjunto de bienes, culturales y/o naturales, tangibles e intangibles, que desde la intersubjetividad de una sociedad son definidos como propios y valorados como importantes. Esta valoración siempre hace referencia a elementos englobados en procesos históricos relacionados, que van desde los campos de la economía, la política, la cultura, la ciencia y la identidad, cuyas condiciones de reproducción están en parte determinadas por un entorno ambiental. En esencia. a lo que se hace referencia es al funcionamiento de un sistema, pero con énfasis en la perspectiva de la construcción del patrimonio, por ello estipulativamente se le ha denominado sistema patrimonial (Noguera, 2002).

El

INAH

y el manejo de sitios patrimoniales

El visitante que ingresa a una zona arqueológica o un museo no es un especialista en alguna disciplina social, que no piensa en legado cultural de antiguas civilizaciones ni en las grandes contradicciones del desarrollo social, sino que surgen demandas y comentariossobre nuestros satisfactores en nuestro carácter de simples visitantes. No sólo nos cuestionamos sobre contenidos sino que como simples visitantes que acuden a estos espacios, evaluamos si está limpio, y si hay una serie de servicios que no sólo nos hagan satisfactoria la visita sino que nos permita llevar a cabo el recorrido (p.ej. los discapacitados), esto es, si existe información de seguridad, circulación, tránsito, si hay sanitarios suficientes y limpios funcionando, medios de comunicación, servios médicos, personal que cuide y nos oriente. Lo más sorprendente es cuando los cuestionamientos abarcan aspectos temáticos de aquello que nos maravilla, pero nos quedamos sin entender de qué se trata o significa lo que observamos. El resultado es otra pregunta: ¿Será que los arqueólogos, antropólogos, historiadores, etnohistoriadores fueron los que inventaron los discursos y aún así no satisfacen el conocimiento primario de cuándo las construyeron, como las construyeron, para qué las utilizaban, quiénes y cómo eran las que las utilizaban, dónde dormían, comían, defecaban, en que se parecían y diferenciaban de nuestros modos de vida? Y lo más importante: para que preservar e invertir recursos en su conservación. Lo señalado nos perfila el reto deatender una serie de requerimientos operativos para ofrecer una visita pública de calidad en sitios patrimoniales, que no se quede en la construcción erudita o académica de lo que es el patrimonio, sino que dé cuenta la demanda social para su conservación, disfrute y uso. En ese sentido, de igual forma deben ser congruentes el

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desarrollo de técnicas, estrategias y la dotación óptima de recursos (humanos, materiales y financieros) para su investigación, conservación, protección, difusión y administración. Con esta preocupación y perspectiva, en 1994 el INAH instaura un proyecto de señalización a través de la creación de la Dirección de Seguimiento de Operación y Servicios en Zonas Arqueológicas ( DSOSZA), dando inicio con la identificación de necesidades de servicios en zonas arqueológicas. Este proyecto se fue transformando y a partir de finales del 2000 se formaliza el área en la estructura del INAH como Dirección de Operación de Sitios (DOS), que no sólo se encarga de la señalización, sino que gestiona el desarrollo e instauración de procesos de planificación en sitios con valor patrimonial que culmine en propuestas de plan de manejo, los cuales se sustentan con propuestas, experiencias y planteamientos hechos por diversas instancias El proceso es participativo y no sólo significa aportar ideas o la discusión de reglamentaciones, sino también corresponsable en la operación del sitio patrimonial. Un aspecto importante del proceso de planificación es la integración del equipo de investigación, procurando la participación de los diferentes sectores que tienen interés y de una u otra forma participan en la operación del sitio e influyen en su preservación y/o en el desarrollo socioeconómico local. También se congrega a los diversos especialistas para que proporcionen conocimiento y experiencia para el desarrollo de los proyectos específicos. Como definición, podemos decir que los planes de manejo son documentos que definen los lineamientos generales y las acciones que buscan asegurar la conservación integral y uso sustentable de los bienes patrimoniales. También es una guía que ayuda a las autoridades responsables a tomar las decisiones en relación con la conservación y el uso del patrimonio cultural y su entorno natural. Asimismo, sirve como instrumento para vincular el apoyo y la participación de la sociedad civil, con los sectores de gobierno, así como con las diferentes instancias involucradas en su operación. Los planes de manejo están sustentados en las actividades que por ley corresponden al instituto: la conservación, la investigación, la difusión, la administración del patrimonio cultural. Con la ejecución de los planes de dia en sus pr opuestas de conser vación, manejo, el INAH estará a la vanguar vanguardia propuestas conservación, gestión, pr otección y salvaguar da del patrimonio cultural, ya que éstos protección salvaguarda son una herramienta que puede modificarse de acuerdo con las necesidades de operación y manejo de los sitios con valor patrimonial que estén abiertos a la visita pública y en custodia del propio Instituto Con el acelerado ritmo que ha adquirido la puesta en valor de los sitios patrimoniales, es necesario llevar a cabo una planeación integral de conservación y operación de los sitios con valor patrimonial (zonas arqueológicas, museos, monumentos históricos, ciudades patrimonio) a través del uso sustentable; la promoción del conocimiento científico local y regional; la función educativa y social permanente, integrando a las comunidades aledañas; así como remarcando la importancia del patrimonio cultural como un elemento de desarrollo para la región donde se localiza.

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Conv ersus

Patrimonio Industrial Minero, Caso: Cerro de San pedro Miguel Iwadare*

México [email protected]

S

Informados núm 2, Año 1, 2000.

i tuado a unos veinte kilómetros de la ciudad de San Luis Potosí, entre una cañada y rodeado de un paisaje agreste y calcinado por el sol, se yergue el Real de Minas de cerro de San Pedro, pueblo fantasma que contribuyó de forma importante a la riqueza de Nueva España. Este territorio formaba parte de los cotos de caza de los guachichiles, una de las tribus chichimecas más belicosas que habitaron la región centro norte de México durante el siglo XVI. El capitán mestizo Miguel Caldera, al enterarse de la existencia de yacimientos de plata y oro por parte de un indio adornado con una “pintura amarilla” de evidente origen metálico, organizó una entrada a las colinas junto con un selecto grupo de compañeros. Fue el 4 de marzo de 1592 cuando este grupo comandado por Pedro de Anda llega al cerro y hace las primeras denuncias de minas a nombre de Miguel Caldera, dándole el nombre de San Pedro al cerro principal. “Dióse el bramo y acudieron muchos españoles”, el nombre de Potosí ya estaba en el aire, nacido de rumores de minerales en la región, y de la esperanza de que su descubrimiento rivalizara con las riquezas del fabuloso Potosí de América del Sur. La historia de la ciudad de San Luis Potosí está íntimamente ligada con el cerro de San Pedro, ya que la escasez de agua en ese lugar hace que los españoles trasladen su sede administrativa al valle, en donde se encontraba una ermita franciscana y asentamientos de indios guachichiles pacificados. Fue así como el 3 de noviembre de 1592 se funda la villa de San Luis y se trazan las primeras cuadras alrededor de la plaza mayor. En 1658, el rey Felipe IV confirma el título de ciudad y le otorga su escudo de armas, el cual contiene la imagen del rey San Luis parado sobre el cerro de San Pedro en un campo azul y oro, con dos barras de oro y dos barras de plata. A los pies del cerro se pueden ver tres socavones de las minas.

* Arquitecto. ICOMOS de México, San Luis Potosí

Gracias a las riquezas extraídas de las minas del cerro de San Pedro, San Luis llega a convertirse en la tercera ciudad más rica de la Nueva España, después de la ciudad de México y Puebla. Esto se refleja en la fina hechura de sus edificios civiles y en la grandeza de sus templos. El cerro de San Pedro vivió tres bonanzas importantes, la última inició en el año de 1920 cuando la compañía minera ASARCO (American Smelting and Refinary Company) comenzó a hacer trabajos de exploración y terminó en 1950 al abandonar el lugar. Desde entonces, el pueblo cayó en un letargo, despoblándose cada día más. Actualmente viven en el pueblo unas cien personas dedicadas a la minería. A pesar de esto, la riqueza del cerro de San Pedro aún es visible desde la lejanía, ya que su peculiar traza urbana todavía se conserva. Al pueblo se accede a través de un camino trazado en el lecho de un arroyo seco y está enmarcado por las ruinas de las casas y los edificios dedicados al comercio. Desde la plaza principal se puede ver el Cerro de San Pedro y los socavones de las minas y en las faldas de éste se vislumbra el trazado de lo que fuera el famoso “Piojito”, el tren que portaba el material a las fundidoras de San Luis. Otra peculiaridad del pueblo es que posee dos templos, ambos del siglo XVII . Uno, el de San Pedro Apóstol se encuentra frente a la plaza principal, el otro, dedicado a San Nicolás Tolentino, patrono de los mineros, aislado en una orilla del pueblo. Del otro lado del cerro podemos encontrar las ruinas de lo que fuera el sitio principal de explotación de los yacimientos de oro y plata, los edificios administrativos de la ASARCO, los patios de lixiviación y las instalaciones que el ejército mexicano poseía para resguardar los explosivos. Todas las estructuras industriales, así como el núcleo urbano del cerro de San Pedro y su traza urbana se pueden rescatar casi al cien por ciento, ya que el estado de degradación se debe a factores ambientales y al abandono de la población, por lo que las estructuras de los inmuebles no han sufrido alteraciones ni modificaciones importantes en los últimos cincuenta años. Aunado a todo esto, descubrimos en su entorno natural, árido a primera vista, una riqueza en flora y fauna típicas de la región. Existen cinco variedades de cactáceas en peligro de extinción. Desgraciadamente, cuando se habla de rescatar y conservar el patrimonio histórico del lugar, los expertos y las autoridades hablan sólo de los templos y de algunas construcciones relevantes en el núcleo urbano, olvidándose completamente de los restos de actividad minera, edificios industriales, tiros de minas, socavones, piletas y demás vestigios de explotación del mineral, así como de la maquinaria, que ha desaparecido casi en su totalidad. Desde hace unos años, la compañía Minera San Xavier ( MSX), filial de la canadiense Glamis Gold, ha estado haciendo trabajos de exploración para volver a explorar los yacimientos de oro y plata del lugar. Grupos ambientalistas y organismos encargados de proteger el patrimonio histórico de la región han mostrado su rechazo al proyecto de la Minera San Xavier, ya que éstos pretenden trabajar con un sistema llamado “tajo a cielo abierto”

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el cual consiste en crear un cráter de más de doscientos metros de profundidad por quinientos de diámetro a tan solo cincuenta metros de la plaza principal, y recuperando el oro y la plata mediante un proceso de cianuración por lixiviación a montones, lo cual coloca en grave riesgo el equilibrio ecológico del lugar y los monumentos históricos del pueblo. Sorpresivamente, el Gobierno del estado otorga el permiso de explotación y uso de suelo a la compañía minera el 5 de mayo del año 2000, a pesar de la oposición de los habitantes del lugar y de los grupos que protegen el patrimonio histórico y natural. Lo más grave es que el lugar de la explotación es precisamente el cerro de San Pedro, el mismo que está plasmado en el escudo de la ciudad de San Luis Potosí y en donde se encuentran los históricos socavones denunciados por los exploradores españoles hace más de cuatrocientos años, por lo que en lugar de el cerro, la compañía minera, dejaría el cráter descrito anteriormente. Del mismo modo, desaparecerían las estructuras industriales de principios del siglo XX, los patios de lixiviación de la compañía ASARCO, la traza del tren “el Piojito”, las habitaciones del personal adepto a las minas y una importante red de caminos, así como una importante cantidad de tiros y socavones, bocaminas y túneles, algunos de ellos con más de cuatrocientos años de antigüedad, ya que el patrimonio industrial de la zona no está contemplado en los planes de protección y conservación. Al desaparecer todos estos testimonios de actividad minera se perderá un importantísimo registro de nuestro patrimonio industrial, por lo que urge crear políticas de conservación y proyectos de rescate y manejo de los sitios mineros que dieron al país la riqueza mineral que todos conocemos.

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Retrospectiva Avances en la operación del Plan de manejo de la Zona Arqueológica Sierra de San Francisco, Baja California Sur, México *María de la Luz Gutiérrez México [email protected]

InformaDOS núm 1 Año 1, 2000.

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l Plan de Manejo de la Sierra de San Francisco surge como una respuesta a la necesidad de conservar una de las áreas rupestres más importantes de México y el mundo. Por una combinación de factores históricos, sociales y geográficos, esta asombrosa región ha permanecido casi al margen de las alteraciones que conlleva el desarrollo no planificado y el avance de una modernidad, que casi siempre implica el deterioro del medio ambiente y la destrucción del patrimonio cultural. De este modo, el arte rupestre gran mural del desierto ventral peninsular permanece estable y todavía a salvo, especialmente el que se manifiesta en la sierra de San Francisco y que ha sido inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Este plan de manejo se remonta en sus orígenes al inicio de la década de los ochenta, cuando la que suscribe tuvo el primer acercamiento a estas cordilleras centrales. Así, después de muchos años de un contacto directo con la zona se logró identificar dos factores indispensables para la planificación de cualquier estrategia de conservación: 1) el recurso cultural que se deseaba proteger y 2) las problemáticas generadas por falta de control de las actividades turísticas. Un poco de historia Durante años la zona arqueológica estuvo sometida a un proceso en el cual las dinámicas de movimiento turístico y las actividades que de éste se originaron impactaron en diversos grados los sitios rupestres, principalmente los del estilo gran mural; a mediados de la década de los ochenta el recién fundado Centro INAH-BCS aplicó algunas medidas enfatizando la protección de los sitios pictóricos, pero desgraciadamente, tanto el creciente aumento del turismo como la diversificación de sus actividades “enmascarando” otras, hizo que estas medidas fuesen rebasadas. *Arqueóloga encargada de la Zona Arqueólogica Sierra de San Francisco

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En 1994, diversas instancias interesadas en la preservación de este patrimonio coincidieron en la necesidad de unificar criterios y establecer un marco normativo que fuera la base para decidir las políticas y estrategias que nos permitiesen un modo más eficiente de proteger esta zona arqueológica. Surge entonces el documento denominado Plan de Manejo de la Zona Arqueológica de la Sierra de San Francisco (1994), el cual es resultado de un proceso de diálogo y conciliación entre todas las partes involucradas con este patrimonio arqueológico, es decir, las comunidades serranas, los prestadores de servicios turísticos, el gobierno del estado de Baja California Sur, la Asociación Amigos de Sudcalifornia, el Instituto Getty y por supuesto el INAH. Es necesario subrayar que la protección de una zona arqueológica de estas características, con sus cientos de kilómetros cuadrados y múltiples accesos, requirió del trabajo de muchos años, pero sobre todo, del reconocimiento del problema por parte de las comunidades serranas y la aceptación de la que suscribe en el seno de dichas comunidades. Esto implica asumir un compromiso de protección hacia el recurso cultural que como arqueólogos investigamos. Resumiendo, gran parte del éxito logrado se debe a:

1) el reconocimiento del gran papel que jugaron por lo menos dos generaciones de guías-arrieros en la conservación de este patrimonio; 2) la toma en cuenta de todos los involucrados con este patrimonio y las decisiones consensuadas; 3) la aceptación por parte de las comunidades de nuestro compromiso como investigadores para la protección del patrimonio; 4) la incorporación de los custodios de esta zona a una innovadora forma de proteger el patrimonio, de acuerdo con las peculiaridades de la región: esto los ha habilitado para realizar un amplio margen de actividades que difieren mucho del tradicional papel que generalmente se asigna a los custodios. Con esto queda demostrado que la confianza y la capacitación pueden lograr un eficiente y comprometido desempeño de las tareas de protección. Sin embargo, no todo en este balance resulta positivo. Se me ha pedido que hable de mi experiencia en torno a esta estrategia de protección, ahora debo señalar que el principal problema que enfrenta la zona emana de las deficiencias de un complejo aparato administrativo, lo que resulta en la imposibilidad de aplicar 100 % de las estrategias del plan y a realizar menos de 25% de las tareas que se han planteado anualmente. Esto indudablemente nos resta credibilidad en la comunidad regional e internacional.

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Un balance Para asegurar el éxito de este plan de manejo, el monitoreo regular y la revisión de su instrumentación son esenciales. Actualmente la perspectiva se centra en consolidarlo y sobre todo asegurarle una sustentabilidad económica, ya que el mayor problema que enfrenta es la constante escasez de recursos, o bien, la asignación tardía e incompleta de los mismos. La designación de la sierra de San Francisco como Patrimonio Cultural de la Humanidad ha incrementado nuestro compromiso para lograr su protección y preservación. Sin embargo, actualmente esta designación ha traído consigo más desventajas que ventajas. Entre otras cosas, esto se debe a que, el incremento del turismo debido a esta nominación, no se ha visto acompañado por un incremento en los presupuestos de operación o por lo menos la asignación del mínimo indispensable. Desgraciadamente, en muchas ocasiones los presupuestos se etiquetan como prioritarios o no prioritarios y no sabemos sobre la base de qué criterios. Es paradójico que siendo este plan de manejo el primero que se puso en marcha en nuestro país y el que ha creado un considerable interés en el ámbito internacional, sea uno de los que menos apoyo recibe. Es absurdo que siendo esta zona un área montañosa que aglutina cerca de 300 sitios gran mural y cientos más de otra naturaleza, continúe siendo un área marginada en todos los sentidos. Es incongruente que el estar en la Lista de Patrimonio Mundial, sólo sea una etiqueta que da prestigio al país, pero que, como gestores de la zona arqueológica, nos ha creado más problemas que beneficios. No tengo la certeza, pero percibo que tal vez esto se deba a que la sierra no recibe más de 2 000 turistas al año, y éste podría ser el indicador tomado en cuenta para asignar o no, completo o incompleto, a tiempo o a destiempo el presupuesto. Si este es el criterio, creo que es demasiado injusto. El grado de protección de una zona arqueológica no puede ser definido en términos de su productividad turística. Creo que es urgente cambiar a fondo los criterios en las áreas administrativas del INAH, que durante años han privilegiado a ciertas regiones del país. Es necesario también reconocer los diversos grados de vulnerabilidad de los contextos arqueológicos que se manifiestan en México y, en consecuencia, las diferentes estrategias que cada uno requiere para asegurar su preservación. En este sentido, creo que no es difícil comprender que aun cuando no recibamos cientos de miles de turistas al año, la fragilidad del arte ruprestre necesita de mayores apoyos para lograr su conservación. La presión sobre los sitios cada vez es mayor y el daño que sufren es irreversible. El arte rupestre no puede ser consolidado ni reintegrado.

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El control de una zona arqueológica que se extiende por toda una sierra, con sus cientos de sitios y un área aproximada de 3 600 kilómetros cuadrados y con tantos accesos como cañadas que desembocan en el desierto de Vizcaíno, precisa contar con un director de la zona, del incremento en la planta de custodios y de la infraestructura en general. No obstante, a pesar de todo, debo reconocer que se han logrado significativos avances en torno a la administración y protección de esta herencia cultural, gracias a los habitantes de la sierra y a los custodios de la zona arqueológica, quienes se han comprometido con esta colosal tarea. Vaya, aquí un reconocimiento a su labor. Por último quiero añadir que éste es un plan de manejo preventivo, no correctivo y que aún estamos a tiempo de asegurar a largo plazo el equilibrio que conserva esta maravillosa zona arqueológica.

Reseña de la experiencia en la operación del Plan de Manejo de la Zona de Monumentos Arqueológicos de Monte Albán, Oaxaca, México *Nelly Robles García México [email protected] InformaDOS núm1, Año 1, 2000.

S

iendo el primer ensayo de planificación de las actividades en zonas arqueológicas de México, el Plan de Manejo de Monte Albán significó una nueva experiencia en cuanto a la aplicación de un sistema de trabajo que fue diseñado para renovar viejos esquemas en la atención de zonas arqueológicas abiertas al público bajo la custodia del INAH. A tres años de su aplicación, podemos decir que el esquema básico de funcionamiento del plan de manejo resultó sumamente beneficioso para el sitio. El acceso a los recursos autogenerados de manera constante hacen una gran diferencia en cuanto a la posibilidad de mantener los espacios abiertos al público en condiciones óptimas de presentación y atención a los visitantes. También permitió este esquema el establecimiento de programas permanentes, con objetivos a corto, mediano y largo plazo, que le dan un carácter profesional al manejo del sitio; entre estos programas tenemos: 1. Programa de Conservación e Investigación: mediante éste se da atención constante a la problemática de deterioros que se pudieran presentar en los monumentos arqueológicos, en el mismo se priorizan acciones que van encaminadas a prevenir posibles daños. 2. Programa de Servicios Educativos: este programa se ha establecido con el objetivo de dar una atención especializada al sector estudiantil que significa cerca de 25% de la visita total a la zona arqueológica. Mediante este programa se sentaron las bases con el sector educativo del estado de Oaxaca, con el objetivo de hacer un efecto multiplicador de nuestro programa con los maestros de educación básica. * Maestra. directora de la Zona de Monumentos Arqueológicos de Monte Albán.

3. Programa de Atención Legal al Polígono de Protección: en éste se ejecutan las inspecciones oculares y la presentación de denuncias ante las instancias legales en respuesta a actos de destrucción del patrimonio arqueológico. 4.- Plan de Contingencia Vacacional: operativo que entra en vigencia en los periodos más altos de visitas turísticas. El mismo comprende la participación de la sociedad civil y las instituciones oaxaqueñas, coadyuvando con la zona arqueológica de Monte Albán en la custodia de los espacios de visita. A pesar de las modificaciones que han sido posibles en el funcionamiento de la zona arqueológica, hay aspectos del plan de manejo que se han visto frenados por la falta de participación de ciertas instituciones y de los trabajadores ATM del INAH. En este sentido, el reto pendiente es revertir esa tendencia en beneficio de la conservación del sitio.

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Crónica de los avances en la operación del Plan de manejo del Jardín Etnobotánico y Museo de Medicina Tradicional, Morelos, México *Teresita Loera Cabeza de Vaca México [email protected]

InformaDOS núm1, Año 1, 2000.

E

l Instituto Nacional de Antropología e Historia está impulsando a través del Centro INAH Morelos, una nueva política y estrategia de conservación del Patrimonio en custodia, en este caso, el patrimonio conformado por el conocimiento y uso cultural de las especies vegetales, principalmente aquéllas reportadas con usos medicinales en el estado de Morelos y cuya muestra viva han conformado y consolidado a lo largo de 20 años de investigaciones desarrolladas en este centro, el Jardín Etnobotánico y Museo de Medicina Tradicional. En esta nueva estrategia de operación, se reconoce la importancia de la participación de instancias federales, estatales y de la sociedad en su conjunto, como copartícipes en la operación, protección, conservación y difusión del patrimonio. Lo anterior permitirá a su vez abrir los cauces para ofrecer servicios de mejor calidad, mejores condiciones de visita, mejorar o incrementar la presencia institucional, mantener la riqueza estética y contemplativa del inmueble, y lo más importante, convertir la visita al jardín en una experiencia educativa que coadyuve al entendimiento y respeto a la biodiversidad y diversidad cultural del país. El Jardín Etnobotánico y Museo de Medicina Tradicional cuenta con un plan de manejo que regula el funcionamiento de las áreas que lo componen, definiendo los objetivos y metas a mediano, corto y largo plazos; las ne-cesidades de operación, prioridades y acciones futuras. La aplicación de este documento de planeación busca erradicar la improvisación y la falta de vinculación entre objetivos y actividades a través de la existencia de una línea de acción que centre y articule los esfuerzos financieros y humanos invertidos en el jardín, garantizando su permanencia, su consolidación, mejorando su operación y asegurando el cumplimiento de sus objetivos para la generación y desarrollo de beneficios sociales.

* Restauradora. Investigadora Perito del Centro INAH Morelos

Nos enfrentamos así ante la posibilidad de explorar el gran potencial turístico, económico, científico y educativo del jardín en beneficio de nuestra población; de generar una relación más sana entre las instituciones y la sociedad civil y de ofrecer nuevas condiciones de operación del jardín. Esta actitud permitirá dar continuidad al sentido de reciprocidad que ha dado origen a esta colección viva, incorporando a sectores de la población interesados y sensibles a este proyecto. En el transcurso de su desarrollo y consolidación, el Jardín Etnobotánico y Museo de Medicina Tradicional ha luchado por mantenerse vivo y activo gracias al esfuerzo del personal manual, técnico y de investigación que ha colaborado y desarrollado su proyecto académico en él. Recientemente, la Dirección General de nuestra institución ha destinado recursos para mejorar las condiciones de operación; sin embargo, este esfuerzo y suma de voluntades no ha sido suficiente para desarrollar todo el potencial académico, cultural, científico y de conservación que posee el jardín y que someramente se enlista a continuación:

Potencial turístico

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El Jardín Etnobotánico y Museo de Medicina Tradicional ha luchado por mantenerse vivo y activo gracias al esfuerzo del personal

Foto: Álvaro Laurel Valencia.

El jardín representa un alto potencial turístico al ofrecer en la ciudad de Cuernavaca, la ciudad de los jardines y de la eterna primavera, un excepcional jardín botánico de características etnobotánicas, único en el país, en el cual se hace hincapié en el uso cultural de las especies vegetales principalmente las del estado de Morelos, como parte del ancestral aprovechamiento y uso, el cual todavía está vigente. El Jardín Etnobotánico resultará, sin duda alguna y con la debida promoción, un gran atractivo en el circuito turístico de la ciudad y del corredor turístico de la Autopista del Sol, al enriquecer y diversificar la oferta turística del estado, conformada principalmente por arquitectura prehispánica, colonial y religiosa, además de balnearios. De esta manera, el visitante local y extranjero podrá encontrar una razón más para incrementar el tiempo de estancia y/o para pernoctar en la ciudad de Cuernavaca, solicitando más servicios e incrementando con ello la derrama económica de esta actividad. La ciudad de Cuernavaca, cuenta también con el “Jardín Borda”, de características similares; sin embargo, el Jardín Etnobotánico y Museo de Medicina Tradicional cuen-ta con los últimos trabajos de investigación, lo que sin duda alguna lo coloca en una favorable situación a nivel municipal, estatal y nacional. Además, es importante considerar que la infraestructura turística bá-

sica del jardín ya se encuentra desarrollada y que tanto el jardín como el museo están consolidados como espacios accesibles y con gran proyección de mejoría.

Potencial científico

A través de las colecciones del Jardín, se pueden y deben derivar investigaciones sobre el uso de las especies, y en general sobre el conocimiento y manejo de esos recursos

El Jardín Etnobotánico no debe ser únicamente una colección viva de ejemplares reportados con usos culturales y expuestos con fines didácticos, sino principalmente un catalizador y generador de propuestas e inquietudes científicas en la conservación de la flora local y de poblaciones amenazadas; en la reintroducción de especies en sus hábitats originales; en el conocimiento sobre el comportamiento de especies silvestres bajo técnicas de cultivo, taxonomía, etc. A través de las colecciones del jardín, se pueden y deben derivar investigaciones sobre el uso de las especies, y en general sobre el conocimiento y manejo de esos recursos, destacando aquéllas vinculadas con la importancia potencial para usos comerciales, industriales, textiles, comestibles, entre otras. Con base en el conocimiento desarrollado en el Instituto Nacional de Antropología e Historia acerca de los usos culturales, la experiencia en propagación de especies silvestres, el conocimiento de sus hábitats y requerimientos específicos de las especies, el jardín se encuentra en posición privilegiada para participar en colaboración con otras instituciones en la generación de proyectos productivos de características sustentables que coadyuden a generar mejores condiciones económicas para la población del estado de Morelos. El cultivo, industrialización y comercialización de plantas con fines medicinales, no sólo favorecerá la generación de mejores oportunidades, sino también reducirá la extracción de especies de sus hábitats, además de ayudar a valorar y mantener vivo y vigente el ancestral conocimiento sobre el uso medicinal de las plantas. Ejemplares reportados con usos culturales y expuestos con fines didácticos, sino principalmente un catalizador y generador de propuestas e inquietudes científicas en la conservación de la flora local y de poblaciones amenazadas; en la reintroducción de especies en sus hábitats originales; en el conocimiento sobre el comportamiento de especies silvestres bajo técnicas de cultivo, taxonomía, etc. A través de las colecciones del jardín, se pueden y deben derivar investigaciones sobre el uso de las especies, y en general sobre el conocimiento y manejo de esos recursos, destacando aqueéllas vinculadas con la importancia potencial para usos comerciales, industriales, textiles, comestibles, etcétera.

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Potencial educativo El Jardín Etnobotánico desarrolla una importante función en la divulgación y concientización de los valores culturales que dan origen a la conformación de la colección, sin descartar, por supuesto, el valor científico y ecológico de las especies. Cada vez más se incrementa el interés de la población por entender y conservar las prácticas curativas derivadas del uso de plantas medicinales. Reconocemos, que será ampliamente valioso y de utilidad para incidir en el visitante la generación y fomento de nuevas actitudes y modelos de comportamiento con respecto tanto a la diversidad cultural, como al uso y apreciación de los recursos naturales y la necesidad local, nacional y mundial por conservarlos. En este sentido, el jardín ofrece una experiencia de primera mano y una oportunidad única que no ha sido totalmente explotada y dimensionada en su gran potencial educativo, ya que en el jardín se reúnen calidad científica, entorno estético, accesibilidad, y lo más importante, se reúnen dos patrimonios integrados en una sola valoración. El jar dín y el apoyo social jardín Estamos conscientes de que la sociedad civil está cada vez más activa asumiendo responsabilidades y compromisos sociales en el desarrollo social, promoviendo la eficiencia, la calidad, el espíritu empresarial y las innovaciones en el campo cultural a través de su participación, entendida no sólo como aportaciones filantrópicas, sino una auténtica inversión social en el país. En este sentido, estamos invitando a la sociedad civil a que participe con nosotros, activamente con responsabilidad y compromiso social para generar alianzas intersectoriales que permitan la movilización de recursos y la generación de una nueva cultura para el cumplimiento de objetivos particulares de interés público. Es decir, requerimos: • Miembros activos, con auténtica voluntad y conscientes de la gran misión que desempeñamos. • Interés definido por las actividades culturales y científicas,en particular por la etnobotánica. • Convencimiento del gran potencial del jardín. • Actitud creativa y propositiva para actuar en el marco normativo de nuestra institución. • Compromiso para compartir las responsabilidades sociales. • Voluntad para aceptar, respetar y responder a nuestros objetivos sustantivos: investigar, conservar y difundir nuestro patrimonio cultural.

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¿Que ofr ecemos? ofrecemos?

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Oportunidad de participar junto con la institución, en elevar un grado de excelencia, un espacio único en México y América Latina. Oportunidad de participar –previa regularización y normatividad técnica y académica– en la promoción de un proyecto cada vez más revalorado, que cuenta con un foro y prestigio de gran cobertura académica nacional e internacional. Metas claras y resultados tangibles. Claridad y definición en los niveles de participación, de los recursos necesarios y de la propia capacidad. Sistemas claros y procedimientos transparentes. Comunicación abierta y permanente.

Estamos conscientes de que las alianzas intersectoriales no son la respuesta fácil o inmediata a nuestras limitantes, debido a la poca experiencia en el trabajo con aliados no tradicionales y a las características sustantivas de los diferentes sectores a los que pertenecemos respecto de la estructura orgánica, operación y funcionamiento general. Sin embargo, es ya imprescindible abrir este camino y recuperar las experiencias negativas y favorables en la construcción y consolidación de la estrategia de inversión social a largo plazo.

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Conservación y manejo integral en la Zona Arqueológica de Yaxchilán, Chiiapas, México Haydee Orea* México [email protected]

L

a zona arqueológica de Yaxchilán es famosa en el ámbito de los inves tigadores de la cultura maya por la increíble belleza y calidad de sus monumentos escultóricos, así como por la ri-queza de información contenida en ellos. Se encuentra enclavada en la llamada “selva lacandona“, en los límites fronterizos del estado de Chiapas, México, con el departamento del Petén, Guatemala. La comunidad lacandona está integrada por grupos indígenas de las etnias lacandona, chol y tzeltal. La población más cercana a la zona se denomina “Frontera Corozal“ y se encuentra aproximadamente a 30 kilómetros arriba de la zona arqueológica. Sus pobladores son de la etnia chol, se realizan actividades agrícolas y comerciales para su subsistencia, así como la organización de cooperativas turísticas con el fin de aprovechar los beneficios económicos que la proximidad de la Zona Arqueológica de Yaxchilán les puede otorgar. Esta comunidad es la más cercana al sitio, comprende a la zona arqueológica dentro de su jurisdicción territorial. De 1989 a la fecha, la Coordinación Nacional de Restauración realiza trabajos de conservación de bienes inmuebles por destino, así como de mantenimiento de los edificios que los albergan, en coordinación con los arqueólogos responsables de la zona. Cuando en 1994 estalla el movimiento zapatista, los efectos para Yaxchilán no se dejan esperar por la relativa cercanía del sitio a la zona de conflicto: por motivos principalmente de orden militar se pavimenta el camino de terracería que comunica a la ciudad de Palenque con Frontera Corozal, con lo que se redujo el tiempo de recorrido de 8 a 2 horas y media. Con ello aumentó drásticamente el tráfico de vehículos y se facilitó el flujo de turistas, así como de migrantes a la región. Ésta se militariza, se implantan puestos de vigilancia y retenes a lo largo del camino y el destacamento de marinos

* Restauradora. Perito del Centro INAH-Chiapas.

InformaDOS núm 1, Año 1, 2000.

enclavado en Frontera crece y su presencia se vuelve palpable en el otrora aislado chol de la selva. A partir de este año, el número de visitantes a la zona aumenta drásticamente, y los problemas no vistos a la fecha como el vandalismo y el saqueo se incrementan. Al pavimentarse esta carretera las consecuencias para el sitio fueron perjudiciales, ya que no se previeron las medidas necesarias para reducir el impacto que el aumento en el número de turistas conlleva. Para 1998, los conflictos políticos y religiosos en Frontera se agudizan y surgen los primeros grupos paramilitares en la localidad. Quienes colaboramos en la conservación de este sitio hemos podido apreciar, a través de nuestros recorridos por el área el intenso ritmo de deforestación que ha sufrido la región en los últimos once años, y con ello, la drástica modificación del entorno del sitio en un proceso que a la fecha parece irrefrenable: la masiva destrucción de la selva lacandona. Y por ello, en las temporadas más recientes, el grupo de trabajo incorporó a biólogos y antropólogos al proyecto, con el fin no sólo de resolver los problemas de conservación de los monumentos arqueológicos, sino también los de preservación del patrimonio natural. Esto ha dado pie a un cambio de rumbo en nuestra perspectiva original de trabajo acerca de cómo resolver los problemas de conservación de la zona. Nos hemos hecho conscientes de la complejidad de factores externos que están determinando la futura conservación del sitio y de que no depende exclusivamente del área de conservación resolverlos. Estos factores son de índole política, social y económica y, en la región en la que se encuentra Yaxchilán, han propiciado una situación particularmente convulsiva desde hace varios años. En este marco social conflictivo iniciamos acciones puntuales dirigidas a involucrar a la comunidad local en la conservación de la zona arqueológica y de su entorno natural. Así, entre 1997 y este año, se realizaron diversos talleres de valorización del patrimonio cultural y natural de Yaxchilán con la comunidad de Frontera Corozal, así como talleres interinstitucionales de análisis de amenazas para la integración del programa de manejo, en los que han participado: biólogos, agrónomos, y especialistas en turismo de la Comisión de Áreas Naturales Protegidas, misma que tiene bajo su responsabilidad la protección de las áreas naturales protegidas por decreto (entre las que se encuentran Yaxchilán); biólogos y ecólogos de la Universidad Nacional Autónoma de México; antropólogos del Instituto Nacional Indigenista y, finalmente directivos, restauradores, arqueólogos y custodios del Centro INAH Chiapas y de la Coordinación Nacional de Restauración, así como parte del equipo directivo y jurídico de la Dirección de Operación de Sitios del Instituto Nacional de Antropología e Historia. En estas reuniones se han manifestado los diversos puntos de vista de estas instituciones gubernamentales sobre las posibles soluciones a la problemática del sitio. Una vez que se logren los acuerdos, se podrá abrir la

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discusión a otros sectores involucrados, como la misma comunidad, así como otras entidades estatales a las que también les concierne intervenir, e iniciar así el trabajo de consenso en los objetivos y de coordinación, en las acciones. Por otro lado, no contamos en América Latina con experiencia en la instrumentación de planes de manejo: se vislumbran las acciones más no la articulación de las estrategias; de hecho los modelos norteamericanos o europeos sólo son parcialmente aplicables a nuestra realidad. Deben readaptarse para contemplar situaciones que no se dan en otros contextos culturales: presupuestos irregulares, región en situación de conflicto políticomilitar y guerra de baja intensidad, divisiones internas entre los miembros de la comunidad por diferencias político-religiosas, etcétera. Por todo lo anterior es fundamental generar un plan de manejo para el sitio consensado con todos los actores involucrados en la preservación de los recursos naturales y culturales del sitio y que al menos integre las siguientes metas: Preservar el sitio en su riqueza cultural y natural; continuar y profundizar las investigaciones sobre él; posibilitar a la sociedad el conocimiento del sitio mediante programas controlados de visitas; involucrar a la población local en éstas y en otras actividades que se desarrollen en el sitio, y aplicar los beneficios económicos generados en el mejoramiento de la región. De lo contrario y pese a los esfuerzos realizados, la combinación de procesos de destrucción en curso podrían rebasar a corto plazo, la capacidad de conservación del sitio.

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Pedro H. López Garrido • México Biólogo. Dirección de Patrimonio Subacuático

Arqueomoluscos de Punta Mita, Nayarit, México [email protected]

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l Phyllum mollusca constituye una de las divisiones en la clasificación zoológica con mayor número de organismos: la conforman cerca de 120 000 especies con formas y colores muy variados. Estos organismos presentan cuerpo blando, que en la mayoría de los grupos está protegido por una concha de carbonato de calcio, aragonita o una combinación de ambas. En su mayor parte son marinos, aunque también los hay de agua dulce y terrestres (Barnes, 1986). Las clases taxonómicas de moluscos más importantes son: gastropoda con un registro fósil reportado desde el Cámbrico y en la cual se encuentran organismos marinos bentónicos y planctónicos que se desarrollan en la zona de marea en aguas poco profundas y hasta regiones abisales a grandes profundidades; sin embargo, también se encuentran en estuarios, lagunas costeras, lagos y en tierra en zonas húmedas y áridas. La clase taxonómica pelecypoda es la segunda gran clase de moluscos, la mayoría son marinos bentónicos que se encuentran desde zonas poco profundas hasta zonas abisales en aguas profundas; sin embargo, también es posible encontrarlos viviendo en estuarios y otros cuerpos de agua salobre. En el caso de los moluscos con concha, ésta suele presentar ornamentaciones, con formas, tamaños, durezas y patrones de coloración variables, motivo por el cual ésta suele considerarse material que por sí solo suele ser bello, lo que ha determinado que a través de la historia del hombre hayan sido utilizados como alimento principalmente por los pueblos costeros o ribereños y su concha frecuentemente empleada como materia prima de la que deriva una amplia producción de objetos utilitarios y ornamentales. Se sabe que el hombre mesoamericano dio gran valor a este tipo de organismos; sin embargo, dado que sus conchas representan un material más frágil que la cerámica o la piedra, son vulnerables al intemperismo severo y requieren de condiciones especiales para su conservación, pero cuando se dispone del mismo contribuye a darnos una amplia y variada información sobre el uso que diversas culturas hicieron de estos organismos.

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Así, a través del estudio de los restos arqueológicos con presencia de conchas de moluscos, se ha establecido que diversas culturas mesoamericanas les han dado valor como objetos mágicos, religiosos, entre otros, posiblemente en relación con la asociación al ambiente de donde provienen en gran proporción, el agua en general y el mar en particular. Los estudios sobre arqueomoluscos en Nayarit son escasos, en la actualidad se concentra en los informes de las excavaciones de la zona, algunas publicaciones hechas por la Dirección de Salvamento Arqueológico (DSA) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y recientemente en los trabajos hechos por García (2000) y López (2002) sobre parte del material arqueológico de Punta Mita en el estado de Nayarit. Los trabajos de excavación se realizaron en febrero de 1994 en Bahía de Banderas, Nayarit, en la localidad de Punta Mita (Fig. 1), por la DSA del INAH, bajo la dirección del arqueológo José Carlos Beltrán. El proyecto se llavó a cabo con el objeto de rescatar y obtener los materiales arqueológicos que se encontraban en dicha área, debido al desarrollo turístico denominado “Costa Banderas”, el cual representó una seria modificación del entorno por la construcción de consorcios hoteleros, muelles, etcétera. Como resultado de estas excavaciones se detectaron varios sitios arqueológicos, sin determinar hasta la actualidad a qué cultura o tradición del occidente de México pertenecen, pero que sin embargo muestran una intensa actividad cultural; así como una explotación de sus recursos naturales. Se trata de sitios arqueológicos grandes, sin construcciones monumentales o arquitectura preciosista, que se extienden a lo largo de la costa y hacia el interior, formando extensos asentamientos costeros; que pertenecen cuando menos al Posclásico temprano (Beltrán, 1994). Dichas excavaciones se centraron en el sitio denominado “Los Ranchos”, los cuales fueron numerados del 1 al 20, es decir, desde el poblado de Emiliano Zapata sobre las lomas hasta Punta Pontoque y los cuales están formados por un sistema de lomas bajas numeradas progresivamente en cada uno de los ranchos desde la costa hacia el interior. Como resultado de las excavaciones se encontraron varios elementos arqueológicos entre los cuales cabe destacar cuevas, petrograbados, entierros, tinajas, conchas de moluscos (trabajadas y no trabajadas), navajas de obsidiana, pendientes de piedra, cuentas de concha, sellos de barro y anzuelos de concha nacarada y de cobre, así como otros artefactos de cobre. El material conquiliológico obtenido de las excavaciones y objeto principal del estudio realizado, pertenece al sitio denominado “Rancho 7“, que se extiende desde la población de Emiliano Zapata hasta la cos-

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ta de la playa de Plumeros, al norte de Bahía de Banderas. Dicho material corresponde al tipo, arqueológi-camente hablando, como no trabajado, el cual a su vez se encontró de tres formas que son: conchas completas, fragmentos de conchas y polvo; por lo que se identificó taxonómicamente considerando únicamente los ejemplares completos o fragmentos de conchas que permitieran una identificación confiable; estableciendo para la mayoría de los ejemplares la especie y, en los casos en que nos fue posible debido al estado de conservación del material, hasta género. Se reconocieron dos clases taxonómicas de moluscos de acuerdo con Keen (1971) que son: gastropoda con 11 familias y 15 especies; y pelecypoda, con 9 familias y 15 especies, no encontrándose al parecer dominio evidente de alguna de estas dos clases en cuanto a diversidad y abundancia, lo que probablemente sugiere de acuerdo con Suárez (1997) que era imprescindible para los pueblos prehispánicos costeros (como lo son las culturas del Occidente de México) un abastecimiento regular, constante y selectivo de moluscos. Derivado de la identificación taxonómica es posible obtener información biológica de estos organismos, como su distribución y hábitat, a partir de la cual, como lo señala Polaco (1991), permite reconocer aspectos característicos de cada especie; es decir, como organismos biológicos, los moluscos poseen sitios específicos que habitan, lo que permite definir los lugares de origen de las conchas; por tal propiedad en el contexto arqueológico, se han utilizado para sugerir zonas de colecta, rutas hacia la costa, centros de distribución, lugares de consumo, entre otras. Así, la información obtenida puede servir como base para posteriores trabajos de carácter arqueológico. Todas las especies reconocidas dentro de este material provienen de la costa del Pacífico y se distribuyen de manera natural a lo largo de ésta, sus límites de distribución oscilan hacía el norte o hacia el sur. Por otra parte la ubicación de los asentamientos humanos de las diferentes culturas del occidente de México a lo largo de la costa del Pacífico indican la importancia que tuvo para ellos la explotación de los ecosistemas costeros y estuarinos, en donde sobresalió la explotación de los moluscos y su concha, de aquellos que la poseen. Lo anterior permite pensar que se requiere un gran conocimiento acerca del ambiente, hábitat de las especies, épocas de recolección, comportamiento de las mareas y formas de obtención de estos organismos, entre otras (Villanueva,1980). Las especies reconocidas en el material conquiliológico encontrado, habitan desde costas rocosas y playas arenosas en la franja de mareas; fondos arenosos, fangosos o con guijarros; en arrecifes, ríos que desembocan al mar; manglares y lagunas costeras; desde lugares poco profundos cercanos a la orilla hasta aguas más profundas lejanas de la orilla. Todo esto permite imaginar algunas de las formas en que posiblemente eran colectados estos organismos, por ejemplo durante las mareas bajas, mediante la recolección a mano o tal vez utilizando instrumentos punzantes o cortantes para desprenderlos de las rocas o bien colectándolos en las playas con algún arte de captura como la utilización de trampas y, en los lugares más profundos. mediante el buceo.

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Es de resaltar que se registraron tallas mayores de algunos ejemplares en comparación a lo reportado en la literatura. Respecto de esto Polaco (1991) señala que tal vez se encuentre relacionado con la explotación menos intensa de los recursos por parte de las culturas prehispánicas a causa del tamaño de sus poblaciones, que evidentemente eran menores que en la actualidad, por lo que probablemente realizaban una captura baja; sin embargo, la explotación hoy en día es muy intensa causada a su vez por el creciente aumento de la población que demanda una mayor captura del recurso, lo cual puede provocar que las especies que son objeto de explotación no alcancen sus mayores tallas. Otra posibilidad es que en la descripción taxonómica de las especies no se lleguen a registrar realmente las mayores tallas de los organismos. Con base en algunas investigaciones arqueológicas realizadas en la zona y el ccidente de México, datos actuales, así como por el ejemplo etnohistórico y lo sugerido por los arqueólogos y biólogos que participaron en el trabajo de excavación, muy probablemente las especies Argopecten circularis, Cardita (Byssomera) affinis y Cerithium (Thericium) maculosum, que resultaron ser las más abundantes y representan en conjunto más de 50% del total del material conquiliológico hallado en el Rancho 7, lomas 1 y 2 ,fueron utilizadas en la alimentación, es decir, que formaban parte importante de la dieta de estos antiguos pobladores de Bahía de Banderas, sin descartar que la concha de estos moluscos tuviera otros usos. Suárez (1999) menciona que en Mesoamérica los moluscos fueron utilizados en primer término como alimento, entre los que se encontraban principalmente los gasterópodos y pelecípodos. Así pues, casi todos los moluscos son comestibles, siempre y cuando tengan un buen callo o pie, además de ser ricos en carbohidratos, calcio, hierro, sodio y vitaminas. Aunado a esto, es bien conocido que los moluscos fueron utilizados en diversas actividades del mundo prehispánico y no sólo por las culturas prehispánicas sino también por otras culturas en casi todo el mundo; su concha es uno de los productos que los pueblos costeros han trabajado desde épocas muy antiguas, ésta constituye la materia prima que dio origen a la fabricación de ornamentos, utensilios, herramientas, armas e instrumentos musicales. Es indudable que la concha de los moluscos desempeñó un papel importante dentro de las culturas del occidente de México, ésta debió de haber tenido algún tipo de valor, por ejemplo, como medio de cambio, seguramente debido a la alta estimación en que se tenia a determinadas especies, a la escasez de otras, o bien a la dificultad para obtenerlas (Suárez, 1999). Debido a esto se piensa que las especies Turritella banksi, Strombus (Strombus) gracilior y S. (Tricornis) peruvianus, entre otras especies del mismo género que tuvieron una abundancia importante dentro del material conquiliológico y de acuerdo con datos recopilados, posiblemente sugiere la utilización de la concha de estos moluscos como ornamento o para la fabricación de diversos objetos y que a su vez puede ser el segundo uso después del alimenticio, por ejemplo: a la especie Strombus (Tricornis)

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BibliograFÍA

peruvianus se le ha encontrado formando parte de ofrendas mortuorias en otros sitios arqueológicos. La producción de ornamentos, instrumentos musicales, utensilios, entre otros, al igual que la recolección para su consumo como alimento, debieron haber requerido en primer lugar de la selección de la materia prima tomando en cuenta la forma, coloracion, dureza y tamaño de la concha de los moluscos; en segundo lugar, debió haber sido imprescindible un abastecimiento constante y selectivo, lo que exigió como se había mencionado anteriormente que se conocieran las características de las especies, su hábitat, formas de obtención, entre otras. Por último, es necesario que se realicen más estudios de este tipo, que aunque resultan ser básicos, sirven como sustento para la realización de investigaciones arqueológicas que permiten el rescate de conocimiento acerca de nuestro patrimonio cultural y que generan conocimiento biológico y comparativo, a partir del cual se pueden tomar decisiones con el objeto de llevar a cabo la conservación y uso racional de los recursos naturales y culturales de México.

Barnes, R.D. 1986

ZOOLOGÍA DE LOS INVERTEBRADOS. 3ª ed. Nueva Editorial Interamericana. México. 1157 p.

Beltrán M.J. 1994

PROYECTO DE SALVAMENTO ARQUEOLÓGICO COSTA BANDERAS. Informe arcial. Dirección de Salvamento Arqueológico-INAH. México.

García. M., E.W. 2000

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Keen Myra, A. 1971

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Polaco J. et. al. 1991

LA FAUNA DEL TEMPLO MAYOR. Introducción. Colección Divulgación- INAH. México. 263 p.

Suárez, D.L. 1999

DE LOS MODOS Y MANERAS DE HACER UN OBJETO DE CONCHA. Arqueología Mexicana. 35 (VI): 40 – 47.

Villanueva, G.G. 1980

EVIDENCIAS ARQUEOZOOLÓGICAS DE EXPLOTACIÓN DE RECURSOS LITORALES EN TOMATLÁN, JALISCO. Boletín del Instituto Nacional de Antropología e Historia: época III, No. 30.

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Informados núm 2, Año 1, 2000.

Juan J. Guarch • Cuba Comité Espeleológico Provincial de Holguín, Cuba

Expediciones en el Anillo Cársico de Nipe

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ecientemente grupos del Comité Espeleológico de Holguín realizaron una serie de exploraciones en la zona este del Anillo Cársico de Nipe ubicada en el sur de la provincia. Todo este anillo está constituido por montañas las cuales dan paso a una serie de ríos que bajan desde zonas más altas a través de interesantes abras y cañones. Estos trabajos de exploración fueron coordinados y dirigidos por el grupo ARAAI de Báguano y participaron además miembros de los grupos Taguabo, Cristal, Guabajaney, Felipe Poey y Montañés, todos pertenecientes a nuestra provincia. En esta área, constituida por grandes elevaciones calizas, se localizaron un gran número de cavernas de distintas dimensiones, destacándose entre ellas las cuevas del Indio y Brillante, interesantes antros en los cuales por el momento se centraron los trabajos espeleológicos. Además de las labores en estas espeluncas, se realizó un estudio arqueológico en una solapa cercana, la que arrojó resultados positivos en esta disciplina. A continuación se ofrecen los datos más importantes obtenidos en las investigaciones espeleológicas. Cueva del Indio Indio. Esta caverna posee un desarrollo espeleométrico de 1 300 metros cartografiados y su boca principal se abre a una altura de 240 metros sobre el nivel del mar, en la ladera casi vertical de un paredón calizo que forma el abra del río Canapú, el cual va a verter sus aguas al río Nipe, importante corriente fluvial de la vertiente norte de la provincia. Esta caverna presenta tres niveles principales, los cuales se comunican entre sí mediante planos inclinados y pequeños resaltes; estos planos no son más que el resultado de antiguos derrumbes muy desmantelados y cubiertos por sedimentos, adquiriendo en estos momentos una morfología subvertical. El nivel más profundo (-90 m) actualmente sirve de cauce a un pequeño arroyo transcurrente, el cual entra a la galería por medio de una surgencia y, después de recorrer algunos metros, se pierde a través de un

sifón impenetrable. Pese a que por el resto de la caverna no existe ninguna corriente fluvial activa, todo indica que este arroyo recorrió todas sus galerías, dejando en algunos sectores huellas inequívocas de procesos reogénicos, como por ejemplo scallops, al igual que secciones de galerías que denotan una antigua circulación a presión hidrostática. En cuanto a la génesis se puede inferir que se está en presencia de una caverna originada por las aguas fluviales a través de grietas preexistentes, abandonando éstas los cauces superiores al ir excavando conductos más profundos. Las galerías abandonadas fueron adquiriendo nuevas morfologías, perdiendo éstas sus características primarias. Dentro de los procesos transformadores el más importante fue el ocasionado por las aguas de circulación vertical (vadosas), las cuales originaron lagos de acumulación por periodos prolongados, dando origen a varios tipos de morfologías, como por ejemplo algunos pisos de sinter, con espesores hasta de 10 cm. Esta caverna presenta un gran número de formaciones secundarias, entre las cuales existe una gran paleta de más de dos metros de diámetro. Además abundan las estalagmitas y estalactitas de todo tipo, columnas, formaciones parietales, etcétera. Los pisos están cubiertos por grandes acumulaciones de guano de murciélago, arrastres terrígenos exógenos, derrumbes y acumulaciones litoquímicas. De acuerdo con su funcionamiento hidrológico esta cavidad se puede clasificar como directa transfluente, con un caudal autóctono inactivo en la mayor parte de la misma y activo en sus niveles inferiores, teniendo como formas erosivas primarias galerías gravitacionales a presión y de conjugación. Cueva Brillante Brillante. Esta caverna no ha sido cartografiada, sólo explorada parcialmente, pero parece indicar que, al igual que en la cueva del Indio, también sirvió en algún momento de cauce a las aguas de un arroyo que vertía sus aguas en el río Canapú. Es una cueva bastante laberíntica y posee hasta el momento dos niveles de galerías sumamente enmascaradas por grandes depósitos secundarios. Los pisos están cubiertos por acumulaciones de guano de murciélago, tierra, bloques clásticos y depósitos litoquímicos. Como resultados de nuevas exploraciones se podrán ofrecer más datos acerca de esta interesante cavidad que parece ser uno de los niveles más altos que poseían las aguas en esta abra cársica. Resulta importante resaltar que estas cavernas, al igual que, otras que han sido estudiadas en la región, sirvieron de cauce a ríos o arroyos que eran afluentes de una corriente principal, no estando ésta de forma subterránea, sólo sus afluentes. En un futuro, y con el resultado de nuevos trabajos, se podrán ofrecer más datos sobre el origen y evolución de estos antros subterráneos.

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Informados núm 2, Año 1, 2000.

Martín Cruz Sánchez • México Antropólogo. Administrador de la Zona Arqueológica de Cholula

Reseña del Proyecto de Integración Arqueológico, Histórico y Urbano de la Zona Arqueológica de Cholula, Puebla, México [email protected]

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t endiendo a las necesidades del público visitante de la Zona Arqueológica de Cholula, específicamente las que resultaron del análisis de público del Museo de Sitio, recientemente fueron colocadas las nuevas cédulas en idioma inglés del Museo de Sitio de la Zona Arqueológica de Cholula. El conjunto del recorrido de la propia zona arqueológica ya contaba con cedularios en tres idiomas (español, náhuatl e inglés), sin embargo era evidente la necesidad de que el Museo de Sitio, como punto de inicio del recorrido lógico de la zona arqueológica que plantea un panorama general sobre el desarrollo cultural de Cholula, también ofreciera al público extranjero información en inglés respecto de las temáticas abordadas (hasta ahora sólo en español) como temporadas de exploraciones, cronología, cerámica, lítica, sistema constructivo, arquitectura, costumbres funerarias, pintura mural, etcétera. El nuevo cedulario en inglés del Museo de Sitio de la Zona Arqueológica de Cholula fue posible gracias a las gestiones del Centro INAH Puebla y por la colaboración de dos instancias de la Universidad de las Américas (UDLA ): el Departamento de Publicaciones, quien se encargó del diseño y la producción, y el Centro Internacional de Lengua y Cultura que tuvo a su cargo la traducción del cedulario. El mejoramiento de los servicios al público de los centros culturales en custodia directa (museos, zonas arqueológicas y monumentos históricos) es una prioridad del Centro INAH Puebla y, en este caso específico, además se propicia que el público de la Zona Arqueológica de Cholula también incluya en su recorrido al Museo de Sitio, mismo que por su ubicación física (separado del conjunto de la zona arqueológica por una calle de intenso tránsito vehicular) muchas veces pasa desapercibido. Ante la serie de problemas que enfrenta el sitio arqueológico de Cholula, de manera institucional y con la participación de la Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicas y del propio Centro INAH

Puebla, se ha elaborado una propuesta que lleva por título “Proyecto de Integración Arqueológico, Histórico y Urbano de Cholula“. Esta propuesta, además de plantear la necesaria ampliación y mejoramiento de la infraestructura de servicios al público, intenta integrar los conjuntos patrimoniales actualmente separados (zona arqueológica y zonas monumentales históricas de San Pedro y San Andrés Cholula) mediante un circuito urbano. En términos generales, el Proyecto está conformado por diferentes subprogramas:

Rehabilitación y exploración arqueológica contempla a la Gran Pirámide, en su interior (túneles), su exterior (perfiles, plataformas, taludes, etc.); la zona abierta al público (costados sur y oeste de la Gran Pirámide); y nuevas áreas de exploración en el entorno del área medular de la zona arqueológica y en las áreas urbanas de las cabeceras municipales de San Pedro y San Andrés Cholula. Programa de regularización de la tenencia de la tierra pretende la adquisición de predios partiendo de un censo de propietarios y costos de los mismos, en primer lugar en el área definida como zona uno de la declaratoria de Zona de Monumentos Arqueológicos de Cholula; en segundo lugar, en la zona dos de la misma Declaratoria, y en tercer lugar, en predios en el área urbana de las ciudades de San Pedro y San Andrés Cholula, que resulten relevantes para la investigación y/o habilitación por la calidad de sus monumentos. Unidad de servicios culturales y turísticos contempla la necesidad de brindar de manera integral una serie de servicios al público visitante, tales como un centro de visitantes que les permita conocer las alternativas temáticas de recorrido en Cholula (las cuales no terminan en el aspecto arqueológico); un nuevo museo de sitio, junto con servicios educativos, talleres, biblioteca, auditorio, etc. Asimismo, contempla la necesidad de ubicar los espacios más adecuados para la instalación de infraestructura y servicios turísticos. Proyecto de ordenamiento urbano hace referencia a un análisis conceptual del Plan Maestro, así como un diagnóstico y pronóstico sobre infraestructura urbana, vialidades, imagen urbana, espacios abiertos, mobiliario y equipamiento, señalización, normatividad, etcétera. Recuperación e Integración de los Monumentos Históricos, observa la elaboración del catálogo de Monumentos Históricos de San Pedro y San Andrés Cholula, un diagnóstico sobre el estado de conservación de los monumentos y proyectos puntuales de recuperación y habilitación de inmuebles para usos de la comunidad. Declaratoria de Zona de Monumentos Arqueológicos e Históricos de Cholula, instrumentos legales y técnicos fundamentales para la con-

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servación del patrimonio cultural de Cholula, se contempla la elaboración del reglamento respectivo al Decreto de Zona Arqueológica; un anteproyecto de decreto y reglamentación de la Zona Monumental Histórica; una propuesta de incorporación del patrimonio arqueológico e histórico de Cholula en los planes de Desarrollo Municipal de San Pedro y San Andrés Cholula, y la conformación del fideicomiso para la conservación del patrimonio cultural de Cholula.

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