Funciones de La Literatura

1 Funciones de la literatura Alfonso Inzunza German Licenciado en Letras con mención en Lingüística y Literatura Hispán

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Funciones de la literatura Alfonso Inzunza German Licenciado en Letras con mención en Lingüística y Literatura Hispánicas Traductor del inglés al español Pontificia Universidad Católica de Chile [email protected]

1. ¿Qué sentido tiene dedicar tiempo al cultivo de la literatura? Esta pregunta asalta más de una vez al comenzar a leer o escribir. ¿Por qué el arte, y la literatura en particular, son vistos como los parientes pobres de los estudios científicos y técnicos? Hoy, que cumplimos diez años casi desde el comienzo de este nuevo siglo XXI, compruebo que el arte ha sido relegado casi exclusivamente a una función de entretenimiento. Cuando un libro es demasiado crítico respecto de la realidad, se ve relegado a un lugar menor porque simplemente “aburre”. La función del arte se ha limitado a intentar distraer a la multitud trabajadora en sus pocos ratos de ocio, como una especie de tranquilizante ante una realidad donde el trabajo es rutinario, aburrido y monótono. 2. Sin embargo, el arte como entretenimiento y evasión parece perder puntos ante otras formas de pasar los ratos de ocio. Ante este estado de cosas, la pregunta por el sentido de la literatura aparece cada vez más apremiante. 3. Este ensayo intenta dar motivos que justifiquen la existencia de la literatura en nuestra época, bajo la forma de finalidades, es decir, aquellas funciones que el arte literario puede desempeñar y que constituyen razones de peso ante la merma del arte en general y de la literatura en particular. En otros términos: ¿la literatura sirve para algo? 4. Esta nota considerará las funciones de la literatura desde el punto de vista de la literatura como parte del arte en general. Para abordar las funciones del arte, considerado como un conjunto de disciplinas, he empleado la taxonomía que propone, más o menos explícitamente, Vítor de Aguiar e Silva. Este estudioso de la literatura distingue siete finalidades, a saber: 1. aut prodesse aut delectare; 2. L’art pour l’art; 3. evasión; 4. conocimiento; 5. catarsis; 6. literatura comprometida; 7. literatura planificada1. 5. A continuación revisaré las funciones de la literatura desde la óptica del arte en general. En primer lugar, el arte debería ser útil, o bien deleitar, o desempeñar ambas funciones a la vez, según los conocidos versos de Horacio: aut prodesse uolunt aut delectare poetae, aut simul et iucunda et idonea dicere uitae. (...) omne tulit punctum qui miscuit utile dulci, lectorem delectando pariterque monendo (vv. 333-334, 343-344). Oscar Velásquez traduce estos versos de la siguiente forma:

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De Aguiar e Silva, Vítor. “II. Funciones de la literatura” en Teoría de la literatura. Traducción: Valentín García Yebra. Madrid: Gredos, 1979. Pp. 42-102.

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Los poetas o se proponen instruir, o deleitar, o decir al mismo tiempo cosas agradables y apropiadas a la vida. (...) se lleva todos los votos quien mezcla lo útil con lo placentero, deleitando al lector a la par que aconsejándolo2. 6. ¿En qué sentido el arte puede ser útil? El arte es útil en la medida que da consejos a los lectores sobre la vida. Me parece que esta respuesta encierra el trasfondo del fin didáctico-moralizador del arte. Desde el siglo XVIII, esta función ha pasado paulatinamente a un segundo plano como finalidad primordial de la literatura. Considero que la finalidad pedagógica no debe ser una condición sine qua non de existencia, pero ¿por qué la literatura no puede enseñar a vivir mejor? 7. Pero el arte literario puede tener un fin hedonista, es decir, buscar el placer del lector. Esta función de la literatura tiene varias implicaciones. Primero, la literatura no debería ser tediosa. Cuántas veces abandonamos la lectura de un libro porque es aburrido o poco interesante. Resulta casi un suplicio leer una obra literaria árida. En segundo término, estimo que buscar entretención en la obra literaria, en el presente es casi una forma de fracaso, por cuanto hoy existen muchas formas de entretención, sin duda que bastante más atrayentes que sentarse a leer un libro. La idea de una „literatura entretenida‟ como fin per se de la misma está condenada al fracaso. De hecho, el carácter anecdótico de muchas narraciones me ha hecho abandonar la lectura de este o aquel libro, puesto que una pregunta me acicatea: ¿qué hay más allá de la anécdota? Es cierto que, muchas veces, es el lector quien da la interpretación a los sucesos narrados, pero hay veces en que los „lugares de indeterminación‟, para usar un término de la estética de la recepción3, son tan amplios que tal o cual suceso no pasa de ser un acontecimiento sin importancia, quizás como relleno para alargar el relato. 8. En segundo lugar, la doctrina de „el arte por el arte‟ se presenta como una respuesta ante el imperativo que tuvieron las disciplinas artísticas, hasta aproximadamente el siglo XVIII, de ser útiles y de deleitar. La idea subyacente a este movimiento se relaciona, en este sentido, con la autonomía del arte4. Consiguientemente, una respuesta a la finalidad de la literatura queda postergada, por cuanto este movimiento no la planea en términos positivos, sino como una negativa doble de los fines tradicionales del arte. El único atisbo de función literaria se presenta cuando se menciona como tal a la belleza: el arte debería propender a la belleza y, en este sentido, lo bello place, en tanto que lo agradable deleita5. Esta respuesta es tan ambigua, general y abstracta, que resulta poco convincente como finalidad del arte literario y, en vista de esta ambigüedad, daba pie para interpretarla según la voluntad del artista. Sigo, de forma atenuada, el fallo que Rimbaud 2

Horacio. Arte poética. Epístola a los Pisones. Edición bilingüe. Traducción: Oscar Velásquez. Santiago de Chile: Ediciones Universidad Católica de Chile, 1999. Pp. 104-105. 3 Iser, Wolfgang. “La estructura apelativa de los textos” en Estética de la recepción. Editor: Rainer Warning. Traducción: Ricardo Sánchez Ortiz de Urbina. Madrid: Visor, 1989. Pp. 133-148. 4 De Aguiar e Silva, Vítor. Opere citato en nota 1. Pp. 43-67. 5 García Morente, Manuel. Prólogo en Crítica del juicio por Immanuel Kant. Madrid: Espasa Calpe, 2007. P. 45.

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escribe al inicio de Una temporada en el infierno: “Una tarde, yo senté a la Belleza sobre mis rodillas. Y yo la encontré amarga. Y yo la injurié”6. 9. En tercer término, el arte puede desempeñar una función de evasión. Para De Aguiar e Silva, ...la evasión significa siempre la fuga del yo ante determinadas condiciones y circunstancias de la vida y el mundo y, correlativamente, implica la búsqueda y la construcción de un mundo nuevo, imaginario, diverso de aquel del cual se huye, y que funciona como sedante, como compensación ideal, como objetivación de sueños y aspiraciones7. 10. Si analizamos más detenidamente esta idea de escape de la realidad, podríamos concluir que se presenta como una forma extrema de la función hedonista del arte. En efecto, la obra deleita al punto de llevar, a quien la aprecia, a edificar un mundo propio a partir de ella. Muchas veces, este mundo se prefiere a la realidad que le ha tocado vivir al lector y, de algún modo, puede complementarla o hacerla más llevadera. 11. Un clásico ejemplo de evasión en la literatura, en tanto actividad del lector, lo podemos encontrar en Jorge Luis Borges. Efectivamente, desde la niñez del escritor argentino, la lectura se presenta como una huida de aquello que ocurría más allá de los muros de la casa paterna: Yo creí, durante años, haberme criado en un suburbio de Buenos Aires, un suburbio de calles aventuradas y de ocasos visibles. Lo cierto es que me crié en un jardín, detrás de una verja con lanzas, y en una biblioteca de ilimitados libros ingleses. Palermo del cuchillo y de la guitarra andaba (me aseguran) por las esquinas, pero quienes poblaron mis mañanas y dieron agradable horror a mis noches fueron el bucanero ciego de Stevenson, agonizando bajo las patas de los caballos, y el traidor que abandonó a su amigo en la luna, y el viajero del tiempo, que trajo del porvenir una flor marchita, y el genio encarcelado durante siglos en el cántaro salomónico, y el profeta velado del Jorasán, que detrás de las piedras y de la seda ocultaba la lepra8. 12. La evasión, el escapismo, la huida del mundo real puede considerarse como una finalidad del arte literario. Ante la interrogante sobre la utilidad de la literatura, responderíamos que el arte contribuye a que el hombre olvide su condición menoscabada en la realidad, a que los seres humanos puedan construir su propio mundo interior, a modo de fortaleza ante una realidad adversa. De esta forma, el mundo real se puede hacer más tolerable. 13. En cuarto lugar, la literatura puede desempeñar una función cognoscitiva. ¿Qué significa entonces la literatura como conocimiento? De Aguiar e Silva, al citar a Proust, explica el trasfondo de esta finalidad del arte de la siguiente forma: 6

Rimbaud, Jean Arthur. Una estada en el infierno. Traducción: Braulio Arenas. Santiago de Chile: Ediciones Bajo el Volcán, 1994. P. 3. 7 De Aguiar e Silva, Vítor. Opere citato en nota 1. P. 61. 8 Borges, Jorge Luis. Prólogo en Evaristo Carriego por Borges. Obras completas, t. I. Buenos Aires: Emecé Editores, 2008. P. 113.

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„El arte digno de este nombre –escribe Marcel Proust- debe expresar nuestra esencia subjetiva e incomunicable (...). Lo que no tuvimos que descifrar ni esclarecer con nuestro esfuerzo personal, lo que era claro antes de nosotros, no nos pertenece. Sólo procede de nosotros lo que arrancamos de la oscuridad que hay en nosotros y que los otros no conocen‟. Esta función de descubrimiento de la realidad profunda y oculta del hombre es la que concede a la literatura su eminente dignidad y la que, todavía según Proust, aproxima al escritor y al hombre de ciencia9. 14. Desde esta óptica, se puede afirmar que esta función se relaciona con el prodesse que Horacio postulaba para el arte, es decir, si el arte proporciona consejos para „la vida buena‟, el conocimiento del sentido de la existencia, como primer paso para vivir mejor, se lograría mediante una interpretación profunda de la misma. Así, la respuesta, ora efímera, ora perenne, acerca del sentido, haría las veces de teoría llevada a la práctica, por medio de sugerencias para una mejor vida. 15. Considero que la función de conocimiento, como exégesis, como explicación de la realidad, es la finalidad prioritaria del arte en nuestros tiempos. En efecto, ante la pérdida de sentido de la vida, surge la necesidad de encontrar respuestas, como quien lee un Bildungsroman en la adolescencia. Quizás, nunca llegue la respuesta definitiva, pero la literatura permite, por lo menos, hacer más llevadera la propia existencia, al darnos un sentido, inmanente o trascendente. 16. En quinto lugar, se presenta la literatura como catarsis. ¿A qué alude la catarsis en el arte? De Aguiar e Silva sintetiza el pensamiento de Aristóteles sobre esta noción, quien desarrolla el concepto particularmente en relación con la tragedia. En efecto, según el filósofo estagirita, la catarsis sería “un proceso purificador de naturaleza psicológicointelectual”. Agrega textualmente que: “asistir a un dolor ficticio de otros lleva a un inocuo desahogo de pasiones como el temor y la compasión”. En seguida, el teórico de la literatura extrae la interpretación de dos autores, Max Pholenz y Heinrich Lausberg, sobre la cita anterior, a saber: “de esta higiene homeopática del alma resulta un placer superior y benéfico”10. En suma, como aclara Antoine Compagnon, la catarsis es la “purificación o depuración de las pasiones mediante la representación”11. 17. Resulta evidente que la catarsis constituye una función primordial de la literatura, ya que, tanto el escritor como el lector, pueden ver representados en el texto aquellos sentimientos que les preocupan. La catarsis, en tanto expresión del yo individual, se acerca a un enfoque que concibe la literatura como sanación. En efecto, al volcar al papel nuestras emociones o al identificarlas en un texto, se logra una sanación cercana a la terapia, como primer paso del ser humano para reconocer sus problemas vitales. La catarsis, además, cumple una función especular, pues refleja las preocupaciones del espíritu. En este sentido, la poesía sería la forma literaria que más claramente se asocia con la catarsis. El poema, expresión del yo del escritor, encuentra en un tú, el lector, una

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De Aguiar e Silva, Vítor. Opere citato en nota 1. P. 71. De Aguiar e Silva, Vítor. Opere citato en nota 1. P. 73. 11 Compagnon, Antoine. ¿Para qué sirve la literatura? Traducción: Manuel Arranz. Barcelona: Acantilado, 2008. P. 35. 10

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forma de compartir sentimientos. Sin embargo, la catarsis como función de la literatura se encuentra presente en todos los géneros literarios. 18. En sexto término, se encuentra la literatura comprometida cuya función es el compromiso literario. ¿A qué alude el compromiso como función de la literatura? De Aguiar e Silva, al resumir el pensamiento de Jean-Paul Sartre respecto a este tema, escritor que ha desarrollado ampliamente esta función literaria, entrega el razonamiento de lo que implica, en general, la literatura comprometida: En una sociedad sin clases, la literatura se realizaría plenamente, porque el escritor tendría la certeza de que entre su “asunto” y su público no habría distancia, y la obra literaria podría ser efectiva y universalmente la síntesis de la Negatividad –denuncia de la alienación y del estancamiento- y del Proyecto –rumbo de un orden nuevo. Pero tal sociedad es quimérica, y la solución de estos problemas debe situarse en el mundo histórico en que nos hallamos. De ahí la necesidad de que el escritor se dirija a su hermano de raza y clase, invitándole a colaborar en la transformación del mundo, pues la literatura de héxis –literatura de consumo, de placer o entretenimiento- debe ser sustituida por la literatura de práxis –literatura de acción en la historia y sobre la historia, esfuerzo revolucionario para transformar las estructuras de la sociedad humana12. 19. La restricción del papel de la literatura a un cambio revolucionario de la sociedad, se relaciona con la función del prodesse literario, en el sentido de esta última función, que implica dar consejos útiles para la vida. En el compromiso, empero, se exacerba la función pragmática de la literatura llevándola a abrazar el objetivo de cambio social: los consejos para la vida se llevan a la práctica, entonces, e intentan modificar la realidad de las sociedades humanas. 20. Estimo que la restricción recién aludida –cambio social- es una forma más de encajonar a la literatura. El arte literario no puede restringirse a la transformación social. Pues, como hemos visto, las funciones del arte son múltiples y, en este sentido, no excluyentes. Sin embargo, si el escritor desea entregar textos de compromiso, no veo ningún obstáculo en tal empeño, toda vez que no descalifique a los textos enmarcados fuera del compromiso social, calificados muchas veces de „burgueses‟. 21. El resultado del compromiso literario, puede dar lugar a textos bien logrados, como estas estrofas del poema “Los libertadores” de Pablo Neruda: Aquí viene el árbol, el árbol de la tormenta, el árbol del pueblo. De la tierra suben sus héroes como las hojas por la savia, y el viento estrella los follajes de muchedumbre rumorosa, hasta que cae la semilla 12

De Aguiar e Silva, Vítor. Opere citato en nota 1. P. 83.

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del pan otra vez a la tierra. (...) Asómate a su cabellera: toca sus rayos renovados: hunde la mano en las usinas donde su fruto palpitante propaga luz cada día13. 22. En último lugar, encontramos la literatura planificada o dirigida. ¿A qué alude esta concepción del arte? Según De Aguiar e Silva, “en la literatura planificada, los valores que deben ser defendidos y exaltados y los objetivos que han de alcanzarse son impuestos coactivamente por un poder ajeno al escritor, casi siempre un poder político, con el consiguiente cercenamiento, o incluso aniquilación, de la libertad del artista”14. Esta concepción del arte es una exacerbación de la función concebida por la literatura comprometida. En efecto, se defienden aquellos valores políticos y sociales que se imponen de forma heterónoma. 23. Al preguntársenos, ¿para qué sirve el arte literario? Se respondería que el arte literario es útil en la medida que defiende los valores políticos y sociales impuestos por un poder ajeno. La creación parte de la libertad del artista. Considero que esta libertad es una condición indispensable, estos es, de la esencia del arte. Por consiguiente, al coartarse la libertad, el arte pierde su valor, originalidad y se malogra, no porque el defender ciertos valores sea negativo, sino por la coacción impuesta al logro de estos valores. El arte resultante es, en este sentido, espurio. 24. Hasta este punto, he analizado las funciones del arte literario. La literatura forma parte de un conjunto de disciplinas que llamamos arte. He intentado no sólo entregar justificaciones en pro de la literatura, sino el arte en general. 25. Justificado el arte, sería menester entregar razones de peso para dar a la literatura, en cuanto disciplina autónoma, un estatuto de vigencia en el presente siglo. ¿Por qué surge esta necesidad? Porque el arte literario puede presentarse combinado con otra artes o de forma autónoma. En este último caso, es posible afirmar que la literatura „compite‟ con las otras artes. Considero que este punto, la justificación de la literatura como disciplina autónoma respecto de otras disciplinas artísticas, requiere la atención de los hombres de letras del presente.

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Neruda, Pablo. “Los libertadores” en Canto general. España: Planeta DeAgostini, 2001. Pp. 81-83. De Aguiar e Silva, Vítor. Opere citato en nota 1. P. 87.