Forced Submission #4 - Alexa Riley

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Taking What’s HIS

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ALEXA RILEY

La presente traducción ha sido llevada a cabo sin ánimos de lucro, con el único fin de propiciar la lectura de aquellas obras cuya lengua madre es el inglés, y no son traducidos de manera oficial al español. El Staff apoya a los escritores en su trabajo, incentivando la compra de libros originales si estos llegan a tu país. Todos los personajes y situaciones recreados pertenecen al autor. Queda totalmente prohibida la comercialización del presente documento.

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¡Disfruta de la lectura!

Staff ••• Traducción: Flor & ZombieQueen Corrección y lectura final: Lelu Diseño: ZombieQueen

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•••

Sinopsis: Conducir un camión y transportar carga de costa a costa puede ser solitario.

Sly

ha estado buscando una mascota para hacerle

compañía, y una noche, al final de la carretera, la encuentra.

Cameron

tiene miedo de que le pase algo malo, pero luego él

aparece y se siente aliviada. No es hasta que la puerta de su camión se cierra que el miedo real emana. Sly tiene un juguete nuevo, y está teniendo dificultades para mantener sus manos para sí mismo. ¿Cuánto tiempo puede esperar para tomar la inocencia de Cameron? Porque una vez que lo haga, ella es suya para siempre.

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Advertencia: este libro contiene sumisión forzada y consentimiento dudoso. Si bien estos temas son desencadenantes para algunos, pueden ser dulces para otros. Si estás dispuesto a retrasar el juicio hasta la última página, prometo que valdrá la pena.

1 Traducido por Flor //Corregido por Lelu

Sly

N

unca me interesaron las mujeres fáciles. La mayoría de los hombres que conducen camiones y que no están atados, generalmente, quieren cosas sencillas y sin

ataduras. Yo no. He estado buscando a la persona correcta, y no voy a ensuciarme en el camino para encontrarla. Como la mayoría de las cosas en la vida, tomo lo que quiero, y supe que ella era la indicada cuando entré en este comedor desvencijado de la carretera interestatal 72. Ella se destaca en un agujero como este. El suelo de vinilo esta agrietado

y

gastado,

las

encimeras

están

teñidas

con

marcas

permanentes y el olor a grasa flota en el aire. Podrán tener las mejores hamburguesas en cuatrocientos kilómetros, pero no parece que ella pertenezca aquí, mucho menos a las dos de la mañana, cuando las personas que salen a esta hora solo están buscando una cosa. Está completamente inconsciente del peligro en el que se encuentra. No es solo inocente, es ingenua. Otros cuatro camioneros ocupan el restaurante, pero la diferencia entre ellos y yo es que aunque se ven ásperos en los bordes, ella podría decirles que se mantengan alejados. Soy mucho más peligroso porque me veo como alguien en quien podrías confiar. Alguien que la ayudaría si lo necesitara porque

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así es como mi madre me crío.

Mientras me dirijo hacia ella, finalmente levanta la vista. Sus ojos verdes se encuentran con los míos y se abren de par en par, sonrojándose. Malditamente perfecto. Me encantará ver ese rubor por el resto de mi vida. Me pregunto si su cuerpo se sonrojará en otras áreas. Podría desnudarla, hablarle sucio y ver qué tan lejos se extiende. —¿Puedo? —pregunto, asintiendo hacia el lado vacío de la cabina. Nerviosamente mira a su alrededor, se muerde los labios, dibujando mis ojos allí antes de que ella asienta hacia mí. Está en la punta de mi lengua preguntarle qué está haciendo en un lugar como este, pero eso no importa. Ella está aquí, la he visto, y eso selló su destino. Ahora solo es cuestión de cuán duro ella peleará. —¿Cuál es tu nombre, cariño? —pregunto, dejando que mi voz sureña se desvanezca. La gente parece sentirse consolada por eso. Les da una falsa sensación de tranquilidad de que solo soy el buen chico de al lado. Incluso le doy uno en mis hoyuelos para aumentar el efecto. —Cameron. —Apenas me mira, jugueteando con los paquetes de azúcar vacíos que yacen sobre la mesa desportillada. —Soy Sly, Cameron. Es un placer conocerte. —Extiendo la mano, y le toma unos latidos, pero ella toma mi mano en la de ella. Deslizo lentamente mi dedo índice por su muñeca, sintiendo lo suave que está allí. Ella trata de retirar su mano, pero solo la agarro un poco más fuerte, sin soltarla. Sus grandes ojos verdes se disparan hacia los míos, finalmente se cierran sobre mí. Siento que el pulso en su muñeca se levanta. ***

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—Aquí tienes, cariño. No es necesario tener miedo. Vine porque parecías... —Miro alrededor del restaurante— ...fuera de lugar. —Pero ella se verá perfecta en la parte trasera de mi cabina mientras aporree

contra ella. Mi polla se masturba ante la idea. Joder, tengo que sacarla de aquí. He estado esperando demasiado por ella y finalmente está aquí, literalmente en mi poder. Es lo mejor, realmente. No puedo dejar que una pequeñita como ella corra por su cuenta, apareciendo en los comedores a las 2 a.m. con hombres hambrientos y solitarios en el camino buscando algo como ella. La diferencia entre ellos y yo es que no la usaría y la arrojaría a un lado. No, ella será mía para siempre, y la protegeré de sí misma. —Estoy bien, solo... ah... esperando a alguien —miente, pero yo juego. Exponiendo mí trabajo. —¿Alguien te dejó ir a un restaurante en el medio de la nada a las dos de la madrugada sola? Eso no parece muy seguro. —Estoy realmente bien. De hecho, debería ponerme en marcha. —Ella retira su mano de la mía, haciendo su camino para ponerse de pie, pero la agarro mientras intenta pasar. —Dulzura, no es seguro, y no deberías estar sola. —Miro por la ventana y le devuelvo la mirada—. Está empezando a llover. —Ella me mira, como si estuviera buscando algo en mis ojos, y los hago tan suaves como sea posible, dejando que la preocupación se manifieste porque realmente está ahí. No dejaré que nadie más la ponga en sus manos. No, ella será toda mía. —Buenas noches, Sly. ¿Quieres lo de siempre? —pregunta Betty, saliendo de la cocina. Siento a Cameron relajarse en mi agarre, probablemente consolada por el hecho de que la mesera me conoce. —Café. —Mantengo los ojos trabados con los de Cameron—. Para

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llevar. —Ya viene.

—Pasará un tiempo hasta la próxima parada. ¿Quieres algo para el camino? —Le miento a Cameron, soltando su brazo y poniéndome de pie para sacar mi billetera. Dejo un billete de cinco dólares por el café en el mostrador. —Ni siquiera sabes si vamos por el mismo camino. —Su resolución se resbala mientras se acerca un poco más a mi trampa. Quiero decirle que no importa. A partir de este momento, irá a donde la llevo. Ella hará que mis largos viajes sean mucho menos solitarios. Ella será mía para hacer con ella lo que quiera. Seré todo. Voy a consumir cada parte de ella hasta que sea lo único que tenga. Pero no le digo esto. En su lugar le doy palabras que la ayudarán a calmar sus dudas sobre venir conmigo. —Mi madre me quitaría la piel si descubriera que dejé a una mujer joven varada en algún lugar. Donde sea que necesites ir, cariño, te llevaré. —¿Dallas? —Ella tiene una mirada esperanzada en sus ojos, como si esto pudiera funcionar. —Podría venirme bien un buen bistec. Suena como un plan. Una sonrisa ilumina su rostro y veo que el alivio la inunda. —Gracias. —El café está listo, Sly. —Betty irrumpe en nuestra conversación y le doy las gracias mientras tomo el café. —El camión está por este camino. —Le abro la puerta y señalo mi camión. Dirigiéndonos hacia el lado del pasajero, la ayudo a entrar,

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cerrando la puerta detrás de ella. Una puerta que solo se puede desbloquear desde el exterior. Está tan cerca que puedo saborearla, y la probaré pronto.

Me dirijo a mi lado, trepo, enciendo el motor y salgo a la carretera. Necesito hacer espacio entre nosotros y todo lo demás. —¿Quieres hablar de eso? Ella lame sus labios regordetes, dibujando mis ojos allí. Se está estancando, dejando en claro que no quiere hablar de eso. —Realmente no. Es una larga historia que contar. —Tenemos mucho tiempo —le digo, extendiendo la mano y poniéndola sobre su rodilla desnuda. ¿Por qué diablos estaría corriendo con un pequeño vestido como ese? Ella se tensa al tocarla, pero no hago ningún movimiento para quitarle la mano. ¿Por qué lo haría? Ella me pertenece ahora. Cuanto antes se dé cuenta de eso y se reconcilie, mejor. —Solo necesitaba alejarme, así que me fui sin pensarlo. Me perdí un poco. Gracias de nuevo por llevarme a Dallas. Es una gran ayuda. —¿Cuan agradecida estás? —La miro, apartando la mirada del camino por solo un segundo. Ella se queda completamente quieta bajo mi mano. Su respiración se levanta, empujando sus pechos contra el corpiño de su vestido de verano. —Por favor —dice, su voz crujiendo con la palabra. Su rostro se ha vuelto blanco, y comprende la realidad de la situación en la que se metió. —Cameron, podemos hacer esto de la manera difícil o de la manera fácil. Eso depende de ti, cariño. Pero, de cualquier forma, me darás lo que quiero. —Deslizo mi mano por su pierna, debajo de su

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vestido. Ella aprieta sus piernas tratando de detenerme—. Por la difícil. —Saco mi mano de entre sus piernas, agarro un puñado por su pelo negro y sedoso en mi mano, usándolo para atraerla hacia mí, y tomo su boca en un duro beso. Termina rápido, y desearía haber podido tomar

sus labios por un tiempo más, pero eso tendrá que esperar hasta que encuentre un lugar apartado. Hasta entonces voy a disfrutar un poco de lo que he estado esperando toda mi vida. No quiero lastimarla, pero necesito que ella me obedezca. Soltando su cabello, estiro el brazo para sacar el cuchillo que he envuelto alrededor de mi pantorrilla. Lo arrojo al tablero y el ruido metálico resuena en el camión. —¡Lo siento! ¡Por favor, haré lo que quieras! ¡Por favor, no me hagas daño! —Nunca dudé de qué harías lo que yo quiero. Sabía que serías mía en el momento en que tus ojos se fijaron en los míos. —Miro hacia arriba y la veo congelada en su lugar—. Ahora, ¿dónde estaba? —Lamo mis labios, miro sus piernas, aún cerradas con fuerza—. Dame tu ropa interior. —Por favor no hagas esto. Solo déjame ir. No le diré a nadie. Nunca me volverás a ver. Sus palabras despiertan mi enojo. ¿Nunca la volveré a ver? Sobre mi maldito cadáver. —Cameron, dame tu maldita ropa interior. —Agarrando el volante con fuerza, trato de controlarme—. Habla sobre dejarme de nuevo y no te gustarán las consecuencias. Alcanzando debajo de su vestido lo mejor que puede sin mostrarme nada, ella torpemente baja sus bragas por sus piernas. Su mano temblorosa me las tiende y las agarro como un premio. Los llevo a mi nariz e inhalo profundamente, el olor de su dulce coño me hace doler

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las bolas. —Quiero

verlo.

Extiende

tus

piernas,

sube

el

vestido

y

muéstramelo. —No la espero esta vez, mi paciencia ya está al límite,

estiro las piernas y levanto su vestido. Sé que verla a ella, a su coño, me tranquilizará. Tal vez la haga jugar consigo misma, el olor de su coño llenaría la cabina del camión y tal vez actuaría como un bálsamo para mi enojo. Ella hace un movimiento para cubrirse, pero le aprieto el muslo. —Voy a liberar mi agarre sobre ti. Ni siquiera te muevas a menos que te lo diga. ¿Lo tienes? —Sí —dice, tan suavemente que casi no la escucho. Soltando su pierna, enciendo una luz cenital. —Sepáralas aún más. Quiero verte. —La necesidad es tan fuerte que no estoy seguro de cómo no me estoy desmoronando. Necesito marcar cada parte de ella para que sepa que es mía. Ella extiende más sus piernas lentamente, y tengo mi primer vistazo a su coño desnudo. Eso me enoja. Esperaba ver el mismo pelo negro cubriendo su coño como lo hay en su cabeza. —Estás afeitada. Odio pensar en el otro hombre por quien hizo esto. Parecía tan inocente sentada en el restaurante sola. Como si ella me necesitara para salvarla. Su cabello oscuro cayendo en cascada a su alrededor, en contraste con su piel cremosa. Grandes ojos verdes que la hacían ver como si nunca hubiera sido tocada por nada ni por nadie. Ella no responde a mi declaración, sus respiraciones salen en pequeños jadeos rápidos.

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Bajando, trazo su coño, pasando mi dedo índice entre sus pliegues. Me llevo el dedo a la boca para probar su dulzura. Necesito saber si ella es tan inocente como sabe.

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—¿Tienes una cereza allí?

2 Traducido por ZombieQueen //Corregido por Lelu

Cameron

S

us palabras hacen que me pique la piel. ¿Qué he hecho? ¿cómo pude estar de acuerdo? Verlo en esa cafetería fue como un faro en la noche. Era tan increible y encantador,

y pense que lucía como un tipo decente. Alguien a quien presentarías a tu mamá y papá. Ahora estamos corriendo por la autopista y no tengo esperanzas de salirme de esta situacion. Solo necesito hacer lo que dice y mantenerlo calmado, pero estoy aterrorizada por decir algo equivocado y que enloquezca. —¡Respondeme! —grita. —S… sí. Mi rostro se pone rojo brillante por la mortificación. No sé por qué me avergüenza admitirlo. No es como si aliviara a la situación de ninguna manera, aunque parece que está enojado pensando en mí afeitándome por alguien. Simplemente me gusta cómo se siente no tener nada allí. No tengo mucho pelo de todos modos, pero de esta manera es agradable y suave.

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—Oh, mierda. —Casi lo dice como un gemido.

Siento que comienza a frenar y tengo esperanzas. Tal vez si se detiene, pueda huir. No me importa si estoy en el medio de la nada, al menos tengo que intentarlo, ¿verdad? —No puedo esperar. Quería darte más tiempo, pero no puedo. Oír que dices que tu pequeño coño está depilado me hace necesitarlo ahora. —¡No! ¡Por favor no! Prometo que te mostraré lo que quieras. Obedeceré. Por favor. —Por un segundo, pienso en agarrar el volante, pero es un gran camión de dieciocho ruedas, y quién sabe si sobreviviré. Tal vez debería ofrecerle una mamada o algo para mantenerlo calmado. Nunca he dado una, pero haría mi mejor esfuerzo para evitar que me lastime. —Demasiado tarde. Veo un cartel que anuncia una parada de descanso un poco más adelante y comienzo a pensar. Habrá gente allí. Entonces me doy cunta que son casi las tres de la madrugada. De ninguna manera habrá nadie. —Veo lo que sucede en esa bonita cabeza tuya, Cameron. Nadie estará ahí para detenernos. No te preocupes, eres toda mia. El escalofrío que baja por mi espalda es uno de miedo y anticipacion. Saber lo que se acerca no lo hace mas sencillo. Sly se detiene en la parada de descanso y estaciona en la parte posterior, a lo largo de la línea de árboles. Hay otros dos vehículos de dieciocho ruedas aquí, pero están estacionados en la rampa de salida, muy lejos. Si salgo del camion y grito, no creo que puedan oírme, y

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mucho menos si grito mientras estoy dentro. Tan pronto como el motor se detiene, él esta encima de mi. —¡Por favor! ¡Por favor!

Él apresa mis muñecas con sus manos y me arrastra al fondo de la cabina. Advierto una puerta detrás de nosotros. Me arroja a través de ella y enciende una suave luz. La cabina es pequeña, amueblada con un colchón y un vestidor adherido a la pared. Está completamente desprovisto de nada más, y cuando observo el colchón, noto la cuerda en el piso. —No, no, no, no, no —ruego y lo empujo. —No te pedí permiso, Cameron. No tengo que hacerlo. Ahora me perteneces. Me empuja sobre la cama y empiezo a forcejear, patear y empujar contra él tanto como mi pequeño cuerpo puede. Él es dos veces mi tamaño y está hecho de músculo sólido. Mis esfuerzos son inútiles y me canso rápidamente, pero sigo luchando. —¡No lo hagas! Por favor basta. Por favor, Sly. Recuerdo que una vez me dijeron que si usas el nombre de tu captor, puedes humanizarlos y ayudarte a formar una conexión que los haga detenerse. Él se inclina y me lame el cuello. —Oh mierda, dulzura, di mi nombre de nuevo. Quiero escucharlo mientras follo ese suave coño. ¿Eres legal o me estoy metiendo en el coño de una menor de edad? No me importa. Serás mía para siempre, por lo que serás legal en algún momento. —Tengo veinticinco. —Siempre me enojo cuando la gente me dice lo joven que me veo, así que mi instinto natural es corregirlo. Mierda,

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debería haber mantenido la boca cerrada. Él se sienta sobre mi estómago, fijando mis brazos contra la cama, mis piernas pateando detrás de él inútilmente.

—¿Veinticinco y nunca follaron ese coño? Jesús, Cameron, es como si me hubieras estado esperando todo el tiempo que estuve esperándote a ti. Intento luchar, pero estoy agotada. Cuando él pone la cuerda alrededor de una de mis muñecas, siento una sacudida de adrenalina correr a través de mí. Extiendo mi otra mano, abofeteándolo en la cara. Por una fracción de segundo se sorprende, pero su sorpresa es seguida por una sonrisa malvada. —Oh, ya veo, dulzura. Lo quieres duro. —No tengo tiempo para decirle que no antes de que él se incline hacia abajo, mordiendo mi pezón con fuerza a través de mi vestido. —¡Ahhhh! —grito de dolor, pero luego una pequeña parte vergonzosa de mí siente placer. Es por eso que soy una virgen de veinticinco años. Nunca he entendido mi cuerpo lo suficiente como para decirle a otra persona que me dé lo que quiero. Tuve un novio en la escuela secundaria a quien pedí que me azotara una vez, y se lo contó a todos. Nunca cometí el error de preguntarle a alguien nunca más. Sintiendo la humedad entre mis piernas por el tratamiento de Sly me hace odiar mi cuerpo y sus deseos. Él termina de atar mis manos y luego se mueve hacia mis piernas. Yazgo tendida sobre el colchón, y él está pronto entre mis piernas, mirándome. Levantando mi vestido, expone mis partes más íntimas, haciéndome arder de vergüenza. Se estira y baja la parte superior de mi vestido para liberar mis senos. Después de un segundo, se mueve al frente y toma su cuchillo. El

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miedo me atraviesa y empiezo a protestar, pero cuando regresa, simplemente agarra mi vestido y me lo corta. Después de que sacude el material, estoy tendida sin nada encima. No puedo mirarlo, no puedo

mirar sus ojos. Solo dejo que me vea así y rezo para que esto sea todo lo que necesita por ahora. Solo mirar. —Veamos si estabas diciendo la verdad acerca de ser virgen. Pasa la punta de su dedo lentamente alrededor de mi ombligo, sobre mi montículo desnudo, entre mis pliegues, y sobre mi clítoris. Escucho los sonidos pegajosos de mi humedad cuando rompe mi abertura, y la vergüenza me inunda. —¿Ya estás tan mojada? Oh, Cameron, estás hambrienta, ¿verdad, dulzura? Sly empuja dentro de mí, y siento un pequeño pellizco mientras trata de estirar mi abertura. Él empuja su dedo dentro y fuera, jugando con mi estrecha barrera, viendo si estaba diciendo la verdad. —Ahí está —susurra, inclinándose entre mis piernas. Siento que separa mi abertura con los dedos, y luego su lengua se desliza entre ellos, lamiendo mi himen—. Mierda, tu coño virgen sabe tan dulce. Intento protestar, pero las palabras permanecen en el borde de mis labios mientras chupa mi clítoris. El placer que se dispara a través de mis brazos y piernas atados es intenso y aterrador. —Nooo —gimo, tratando de hacer algo para detenerlo. No me debería gustar, no debería disfrutarlo. Cierro los ojos con fuerza y trato de luchar contra la sensación, pero todo lo que hace es enviarme a un placer maravilloso. —Dame lo que quiero.

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Gruñe contra mi tierna carne, y sé lo que está pidiendo. Quiere un orgasmo. No puedo derrumbarme así, se supone que no debo. Esto está mal, y si me derrumbo entonces le estaré diciendo que me gusta.

Sly lame largamente arriba y abajo de mi clítoris antes de chuparlo, morderlo. Mi cuerpo traiciona mi voluntad y le doy lo que quiere. Me corro duro y largo, y aunque lucho por callarme, un gemido escapa de mi boca. —Esa es la cosa más bonita que he escuchado, dulzura. Los sonidos de mi amor al correrse. Vamos a ver si este coño virgen tuyo canta con mi polla como lo hizo en mi cara. Se sienta, desabrochando su cinturón y deshaciendose de sus

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jeans. Oh Dios, esto realmente está sucediendo.

3 Traducido por Flor //Corregido por Lelu

Sly

J

oder, ella es perfecta. Mis ojos recorren su cuerpo, dispuestos a tomarla. Sé que tengo que meterme dentro de ella para enfriar el aluvión de emociones por las que

estoy siendo agredido. He estado esperando toda mi vida por este momento y ahora está extendida ante mí. Puede que no me esté rogando que la llene, pero su coño hinchado sí lo está. Los jugos de su orgasmo la cubren, tentándome a probarla de nuevo. Me acerco a mis jeans abiertos y rápidamente libero mi dolorida polla. —Esto es todo tuyo, niña. Será tu responsabilidad cuidarla ahora. —Me acaricio, el líquido pre seminal deslizándose por la cabeza de mi pene, una gota escapando y golpeando su coño desnudo—. Cuando se ponga dura la atenderás, en cualquier momento y en cualquier lugar. Y contigo desnuda en mi cabina, tengo la sensación de que va a ser jodidamente mucho. Dejándome caer sobre su pequeño cuerpo y enjaulándola, froto mi nariz a lo largo de su cuello, inhalando su inocencia. Voy a convertirla en mi pequeña mascota y entrenar su cuerpo para responder al mío. Voy a hacer que me anhele como yo la anhelo. Ella no

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conocerá nada más que yo. —Dime que me quieres. —Niega, y sonrío contra su piel. Le hundo los dientes en la carne, saboreando que me obligó a hacerlo. Ella me

desafió, así que tuve que marcarla. Ella se mueve contra mí, pero no aflojo mi agarre. Ella grita y se retuerce, pero finalmente me da lo que quiero —Te quiero. Sus palabras me inundan, y son la cosa más dulce que he escuchado, casi mejor que ver su acabada por mí hace unos momentos. Me pregunto si puedo hacer que se corra en mi polla para que me chupe en el interior de su cuerpo virgen. No podía creerlo cuando me dijo que todavía era pura para mí. Pero cuando lo vi por mí mismo, supe en ese momento que realmente estaba destinada a ser mía. Ella me esperó como yo he estado esperándola. Me pone la polla tan dura que me duele. Necesito estar muy dentro de ella, y sentir las secuelas del orgasmo que acabo de darle, empaparme la polla solo hace que lo necesite aún más. Bajando mis caderas, cepillo mi polla contra su coño. —Te daré lo que quieras, mascota. Nunca tendrás que suplicar por lo que es tuyo. —Por mucho que quiera empujar dentro de ella, necesito asegurarme de que esté lista, he suavizado su cereza con un orgasmo, pero quiero que esté más húmeda antes de pasar por todo el camino a su cuello uterino. Alineo mi pene con la apertura de su coño y levanto la cabeza. Se necesita toda la fuerza de voluntad que tengo para no envainarme completamente dentro de su pequeño y perfecto cuerpo. Lentamente, balanceo mis caderas, solo moviéndome un poco. Cada vez que retrocedo, su coño aprieta mi cabeza, rogándome que tome lo que es

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mío. Pero ella es mi responsabilidad, y no importa cuánto quiera su coño, tengo que hacerlo bien para nuestra primera vez juntos. Este es un momento especial para nosotros. Ella verá cuánto significa para mí si hago esto bien.

—Lo quieres, ¿no? —No me responde. Sabía que no lo haría. Pero no tiene que hacerlo. No me engaña—. ¿Sientes eso? Tu coño está tratando de agarrarse a mí, rogándome que te lleve. Puedes decir que no todo lo que quieras, pero sé la verdad. —Me balanceo hacia adelante y hacia atrás un poco más. Mis embestidas son superficiales, pero mis bolas se están preparando—. ¿Estás lista para tomar lo que tu coño me está rogando? Porque cada gota te pertenece, desde ahora hasta que tome mi último aliento. —El recordatorio de que la tengo para siempre me envía al límite. Me corro dentro de ella, cubriendo su cereza con mi semen. El orgasmo es tan poderoso que es casi doloroso, pero no alivia el dolor en mis bolas en absoluto. Es el final, y no puedo contenerme. Mi resolución se resquebraja. Nada fuera de tenerla calmará mi dolor. Hasta que no cubra su coño completamente con mi semen, no sentiré alivio. Hasta que sepa que la he marcado en lo más profundo de mi ser, tan profundo que goteara, no seré capaz de detenerme. Empujando dentro de ella, tomo su boca para tragar su dolor cuando comienza a gritar. Ella trata de sacudirse contra mí, pero mantengo mis caderas bloqueadas, completamente enfundadas dentro de ella, y espero a que su cuerpo se relaje. Soltando su boca, le rocío besos en la cara, atrapando una lágrima que escapó. Diciéndole sobre lo perfecta que es para mí, cómo vamos a estar juntos para siempre, que a donde vaya iré, nada la alejará de mí. Cuando su cuerpo finalmente comienza a relajarse, empiezo a menearme en movimientos largos y lentos. Tengo que vigilarla, así que me apoyo y me pongo de rodillas. La miro, su cabello oscuro se extiende por todo el colchón, sus grandes tetas rebotando suavemente mientras

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trabajo dentro y fuera de ella, sus pezones rosados oscuros suplican ser chupados.

Ella tiene la cabeza vuelta hacia un lado, haciéndome anhelar tener sus ojos verdes sobre mí, pero no quiero decirle que lo haga; quiero que lo haga por su cuenta. Soltando mi agarre en uno de sus muslos, pongo mi pulgar sobre su clítoris y suavemente comienzo a rasguear. Siento su coño apretarse, pidiéndome más. —Dios, eres tan perfecta, mascota. Voy a pasar el resto de mi vida haciéndote acabar, una y otra vez, incluso si peleas todo el camino. Pero no tienes que pelear. Puedes simplemente aceptar tu destino. Ella gira la cabeza, encontrando mis ojos. Tomo velocidad y empujo un poco más rápido, ejerciendo más presión sobre su endurecido clítoris. Sus ojos viajan por mi cuerpo hasta que aterrizan donde estoy empujando dentro y fuera de ella, nuestros cuerpos se unen como deberían. Se necesita todo lo que tengo para seguir sus ojos. Sé que, si lo hago, si me veo desaparecer dentro de ella, me correré. No puedo mirar mi polla empujando dentro y fuera de ella, sus jugos y su sangre virginal me cubren. No, no hasta que la haga acabar, y no me detendré hasta que lo haga. Ajustando mi ángulo, hago que mis empujes coincidan con el ritmo de mi pulgar. —¿Te gusta eso, mascota? ¿El ver que me perteneces? ¿Que tu cuerpo sigue mi orden? ¿Que eres mía para hacer lo que me plazca? —No —gime la palabra, su boca se abre mientras trata de luchar contra el inevitable orgasmo. Su coño se aferra fuertemente a mi polla cada vez que la llamo mi ‘mascota’, haciéndome sonreír interiormente. —Sé una buena mascota y ven a buscarme. Mira mi pene entrar y salir de ti mientras te hago mía. —Mis palabras la envían al borde, sus

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ojos se cierran con fuerza mientras su cuerpo se siente cautivado por el placer que le he dado.

Mirando hacia abajo, veo como su coño se aprieta a mi alrededor mientras bombeo dentro y fuera de ella, finalmente llegando a ver su virginidad cubriéndome la polla. Me corro al instante ante la vista. El semen caliente se dispara profundamente en su cuerpo mientras mi polla pulsa contra las paredes de su coño. Es casi como el ritmo de mi

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corazón y hace que mi cuerpo tiemble de placer.

4 Traducido por ZombieQueen //Corregido por Lelu

Cameron

Y

azgo

recostada

en

silencio

mientras

él

respira

pesadamente sobre mí. Aun esta duro dentro de mi cuerpo, y siento un pequeño dolor mientras su pene se

mueve para salir. Me folló y me hizo acabar, y nunca le dije que se detuviera. Creí que él quería que me quedara allí en silencio y sin mirarlo, pero no. Quería que le dijera cuánto me gustaba. Quería que participara en lo que estaba haciendo. Estoy tan avergonzada por la respuesta de mi cuerpo. Estar atada a un colchón y ser violada se supone que es lo peor que una mujer puede imaginar, sin embargo cedí a ello. Quiero llorar, gritar… diablos, incluso tal vez reír. Estoy desbordada con las emociones, pero de lo único que soy capaz es de yacer aquí y tomarlo. Sly se inclina y besa mi clavícula mientras sale de mi cuerpo. Siento su semen escurrirse hacia el colchón, dejando un punto húmedo entre mis piernas. —Eso debería calmarme por un rato. Quiero llegar a la próxima cuidad antes del amanecer. Debo hacer una entrega, y luego de eso, podemos tener algo de diversión. Solo quédate aquí y descansa.

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Se pone de pie y toma un paquete de toallitas para bebé. Entonces se inclina y las usa para limpiarme. Se encarga muy bien de limpiarme suavemente. Es un completo contraste con el animal en celo que estaba sobre mi hace unos minutos.

Luego de limpiarme completamente, se inclina y besa suavemente mi desnudo montículo. Entonces se limpia a sí mismo y mi pecho arde mientras lo veo limpiarse la evidencia de mi virginidad. Tengo que mirar hacia otra parte, porque la vergüenza es dolorosa. Sly se sientas en el borde de la cama, tomándome del mentón y haciéndome mirarlo. —No tengas vergüenza ahora, mascota. Solo hemos empezado. — Besa mis labios y se pone de pie, yendo hacia la cabina del camión. —¿Podrías desatarme, por favor? Se da vuelta y me mira de arriba abajo mientras se humedece los labios. —Todavía no, mascota. Me gusta tener fácil acceso a tu coño. — No pensé que lo haría, pero tenía que intentarlo. Su pene aún sobresale de su jean, tan duro como antes. Veo una perla cremosa aparecer en la punta, y mi coño vergonzosamente se aprieta en respuesta. En unas pocas horas me estoy condicionando a su necesidad. ¿Qué está mal conmigo? ¿Por qué mi cuerpo me traiciona así? Alzando la mano, la acaricia un par de veces y luego va a sentarse en el asiento del conductor. Sly inclina un espejo que tiene en el tablero para poder verme y que yo pueda verlo a él, y comienza a acariciarse. No hace ningún movimiento para guardar su polla mientras pone el camión en marcha y sale a la carretera. Lo miro mientras maneja y acaricia su pene de vez en cuando,

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apretando la punta y lamiéndose los labios. Él mira mi cuerpo atado a su cama, sin duda pensando en lo que acaba de hacerme y en lo que va a hacer a continuación.

Mientras conduce, las líneas en su rostro se endurecen. Parece frustrado, y lo veo agarrar su pene con más fuerza. La cabeza de su polla se está volviendo más oscura y gotea rápidamente ahora. No puedo dejar de mirarlo en el espejo. —Mierda. —Su gruñido suena a través de la cabina, y siento que el camión se detiene. No sé qué hacer, pero no hay mucho que pueda inventar. Una vez que nos detenemos por completo, apaga el camión, volviendo a la cama conmigo. No hay juegos previos esta vez. Solo abre mis piernas y encaja su pene dentro de mí. Dejo salir un grito porque aún me duele, pero haberlo visto jugar consigo mismo por tanto tiempo, me ha puesto humillantemente húmeda. —Maldita sea tu dulce coño, mascota. No tengo tiempo para esto. —Embiste fuerte y lanza la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados—. No tengo tiempo para necesitarte de esta manera. No puedo pensar en jodidamente nada cuando te veo aquí, lista para ser tomada. Me mira a los ojos y escucho los resbaladizos sonidos de mi necesidad mientras embiste dentro y fuera. Odio no poder controlar mi cuerpo y el dolor entre mis piernas aumenta mientras Sly embiste más duro. —Vi que te humedecías al mirarme. Tenía que darte lo que necesitabas. —Sus duros embistes me arrancan un gemido—. Escucha cuánto lo amas. Me muerdo el labio para no darle los sonidos que quiere, pero es

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inútil. Me está follando duro y tomando lo que necesita, y soy esclava del placer.

—No puedo hacer nada más contigo aquí así, con el coño abierto y goteando por ello. Sus repugnantes palabras me excitan y aprieto los dientes para detener el orgasmo que se aproxima. Viene y trato de luchar contra eso. —Nooo —gimo cuando el orgasmo me lleva y la oscura indulgencia inunda mis venas. —Ahí está, mascota. Esa dulce liberación. —Entierra su cara en mi cuello, empujando con fuerza una última vez, asentándose completamente dentro de mí, y acabando. Una vez que ha terminado, él sale y sube por mi cuerpo, a horcajadas sobre mi pecho y pone su polla en mi boca. —Límpiame, mascota. Quiero que pruebes lo que hizo tu coño, mira lo dulce que es para mí. Aprieto mis labios fuertemente, girándome y negándome a hacer lo que me pide. Se inclina más, untando nuestra mezcla en mis labios y mejillas. —Dije, chúpalo, mascota. Escuchar su profunda voz me hace girar la cabeza. Sus palabras son duras y exigentes y no se puede jugar con ellas. Tengo que elegir mis batallas, y este no es el momento. Él usó mi cuerpo y tomó lo que quiso. Darle esto se siente más íntimo, y sé que hacerlo significa cumplir plenamente. Haré lo que sea necesario para superarlo. Abro mi boca lentamente y lamo mis labios. Él no espera una

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invitación. Me agarra del pelo y se empuja dentro. Nuestros sabores combinados golpean mi lengua, y mi instinto natural es tragar, lo que me hace lamerlo.

—Eso es todo, mascota. Solo así. —Lo miro y él empuja más, haciéndome tragar y lamer de nuevo. Después de solo unos momentos, debe estar satisfecho, porque se retira y se baja de mi pecho. —Vas a mantener mi semen entre tus piernas esta vez —dice, mirando hacia abajo, donde acaba de correrse. Aleja su dura polla, esta vez se sube el jean y se abrocha el cinturón—. No más distracciones. Necesitas dormir, y tengo algo de tiempo para compensar. Esa dulce boca tuya está tratando de interferir con mi entrega. Él se inclina y besa mis labios. Cuando no los abro en respuesta, pone su mano alrededor de mi cuello. No aprieta, pero me deja saber lo que quiere. Abro la boca, y cuando su lengua entra, no puedo evitar el gemido que se me escapa. Es como si mi cuerpo ya no fuera mío, sino un

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juguete para él.

5 Traducido por Flor //Corregido por Lelu

Sly

O

bservo su forma dormida en el espejo que he instalado en mi tablero, el cansancio finalmente la reclamó. Pienso en cubrirla para que no se enfríe. Volteando

sobre el calor, alejo la idea. Si no puedo tenerla ahora mismo, al menos puedo disfrutar de verla desnuda en la parte trasera de mi cabina. Ver su cuerpo usado, desgastado de nuestra follada me tiene ansiando hacerlo todo de nuevo. Fuerzo mi mirada hacia el camino. La lluvia golpea las ventanas mientras trato de llegar a mi entrega final. Después de eso, puedo llevarla a casa conmigo, a donde pertenece. No tendré que volver a salir a la carretera por unas semanas, así que tendré todo el tiempo que necesito para eliminar estos sentimientos enloquecidos de mi sistema. Dejo escapar una risa burlona ante la idea. No, mis sentimientos solo parecen crecer. Necesito tener cuidado. No quiero lastimarla. Ella significa todo para mí, y quiero que lo sepa. Haría cualquier cosa por ella. Excepto dejarla ir. Las cosas serán tan diferentes ahora que la tengo unida a mi lado. Los días serán menos solitarios, o tal vez finalmente dejaré de estar en el camino sin parar. Mi pequeña mascota probablemente se

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quedará embarazada con todo el semen que planeo vaciar dentro de su cuerpo. Mi polla medio dura vuelve a la vida con la imagen de ella llena con mi hijo.

Tendré que asegurarme de que cada vez que me corro dentro de ella, su propio orgasmo absorba el semen de mi pene. Simplemente le demostrará que quiere a mi bebé dentro de ella tanto como yo. Su coño perfecto se correrá, rogándome que lo llene. No tengo que estar en la carretera todo el tiempo, solo elijo hacerlo. Dirigir un negocio de camiones no requiere mucho de mi parte. Dejo que las damas en la oficina manejen todos los detalles. Solo hago carreras para llenar mis días. ¿Qué más iba a hacer? Había construido una casa mientras esperaba encontrar a mi chica, y sentarme solo me comía. Ya no. Ahora tengo algo para comer. Lamiendo mis labios, trato de ver si todavía tengo algo de ella, pero todo se fue. Tendré que conseguirlo otra vez. Y pronto. Tomando

mi

próxima

salida,

me

desvío

de

la

carretera,

dirigiéndome hacia el distrito de empaque de Omaha, Nebraska. Si tengo suerte, puedo hacer que esto suceda antes de que se despierte y no tener que preocuparme por nada que se interponga entre nosotros. Si alguien la mirara, intentarían alejarla de mí, algo que nunca dejaría que pase. No podría culpar a alguien por intentarlo si lo hicieran; no puedo creer que alguien no la haya reclamado. Pero el destino la mantuvo disponible para mí, esperando que la encontrara y la hiciera mía. El mundo ya no sería tan cruel como para alejarla de mí, ¿o sí? No importa de ninguna manera porque no dejaré que eso suceda. Busco el cuchillo en el tablero y lo amarro a mi pantorrilla. Acercándome al almacén, miro el reloj y veo que dispongo de diez minutos para que abran el envío. Avanzo y vuelvo al muelle, así que

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solo tendré que abrir las puertas para descargar las cajas. Dejando el camión en el parque, saco la llave y me vuelvo para mirar lo que ahora es mío. Nunca antes había sentido esta posesividad. Sabía que quería encontrarla, pero nunca pensé que sería así. Es como

si no tuviera control. Es curioso cómo ella es la que está atada a la cama, pero yo soy el único que se siente atado. Solo espero que todo lo que me hace sentir por ella, pueda sentirlo por mí algún día. Levantándome de mi asiento, me arrastro a su lado, queriendo disfrutar de unos minutos de ella en mis brazos. Me tumbo de costado y la acerco lo más que me permiten las cuerdas, enterrando mi cara en su cabello negro medianoche, el olor de las fresas y el sexo llenando mis pulmones. —Voy a hacerte tan feliz, mascota. Nadie te tratará como yo lo haré. —¿Te refieres a violarme y mantenerme atada a tu cama? — Aparentemente ella ya hizo el trabajo de fingir estar dormida. —La nuestra —le digo, tirando de mí para poder mirarla hacia abajo. Debería haber encendido la luz de la cabina antes de arrastrarme aquí atrás. Quiero mirar sus grandes ojos verdes, pero no quiero que nadie vea a mi cautiva desnuda. No, eso no serviría. La sola idea me llena de ira ciega. Su cuerpo es solo para que yo lo vea. Tendría que cortarles los ojos si la vieran. —¿La nuestra? —La cama, mascota. Es nuestra. —Pongo un delicado beso en sus suaves labios—. Y quise decir que nadie te tratará como yo: adorar tu cuerpo, cuidar todas tus necesidades. Te daré todo y más. —¿Qué pasa si lo que quiero es irme? ¿Qué pasa si no quiero estar contigo?

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Bajo mi cara para que estemos simplemente separados, dejo que la suavidad caiga de mi cara. Ella necesita saber que, si bien le daré lo que quiera, viene con la condición de que esté a mi lado. Siempre.

—Nunca te dejaré ir. —Deslizo una mano por su cuerpo, trazo sus curvas hasta llegar a su cuello, envolviendo mi mano alrededor de su garganta, solo descansando allí—. Seré bueno contigo, pero si alguna vez tratas de dejarme, o permitir que otro hombre te toque... —Aprieto mi agarre en su garganta un poco— ...los mataré a los dos. Si no puedo tenerte, nadie puede. Dejo que las palabras cuelguen en el aire. Son la verdad absoluta. No puedo vivir sin ella; me consumiría lentamente a la nada. Soltando su cuello, rocío besos alrededor de su garganta, donde simplemente la sostengo. Cuando termino, me siento, pasando mis manos por su suave piel. —Tengo que salir y dejar este envío. No te amordazaré porque si me necesitas, quiero que puedas llamarme. Siempre iré por ti, Cameron. Dicho esto, presta atención a mi advertencia. Si gritas y te arriesgas que alguien te quite de mí, o que alguien te vea desnuda porque gritaste tratando de dejarme, no te gustarán las consecuencias. Me parece que carezco de control en lo que a ti respecta. No pruebes mi

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resolución.

6 Traducido por ZombieQueen //Corregido por Lelu

Cameron

S

ly me besa la punta de mi nariz antes de retroceder y hacer contacto visual conmigo una vez más. No sé cómo responder a eso, así que asiento. Una vez que ve lo que

necesita, sale del camión y cierra la puerta detrás de él. Tiro de las cuerdas de mis brazos y piernas, sin darme por vencida. Afortunadamente, son lo suficientemente suaves para que no crea que he causado demasiado daño a mi cuerpo desde que lo intenté. Siento la pegajosidad entre mis piernas y es un recordatorio de todo lo que me ha hecho, lo que me ha quitado y lo que permití que sucediera. Estirando mi cuello, trato de mirar hacia afuera, pero no puedo ver nada. ¿Cómo podría siquiera comenzar a escapar? No tengo armas, y no soy una experta en nudos secretos. Ni siquiera sé dónde estoy. Si fuera capaz de liberarme de alguna manera, ¿entonces qué? El viejo dicho que dice “más vale malo conocido, que bueno por conocer” sigue corriendo por mi mente. Estoy aterrorizada por lo que hay por ahí, y no estoy segura de estar en una situación mejor que la que estoy ahora. Estoy recostada aquí, pensando en cómo reaccionaría una persona normal y qué haría ahora mismo una persona mentalmente sana. Pienso en cada escenario posible y aun así todo lo que hago es

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yacer aquí. También pienso en todas las horribles cosas que podrían salir mal ahora, como alguien irrumpiendo aquí, encontrándome y

ambos siendo asesinados. A pesar de que mi miedo es creciente, no me muevo ni siquiera un centímetro de donde Sly me dejó. Luego de que pase un poco de tiempo, oigo la puerta del camión abrirse y me tenso. Estoy dura como una roca y aterrorizada por lo que sucederá. Tomo aliento, lista para gritar. —Soy yo, mascota. Oír su voz no debería relajarme, pero lo hace. Cierro los ojos y dejo escapar el aliento que estaba conteniendo. He estado pensando en tantas cosas horribles, que oírlo entrar es casi un alivio. Saber que pertenezco a Sly me hace sentir bien en ese momento. Él llega a la parte trasera de la cabina y se para sobre la cama. Nuestra cama. —Todo salió muy bien. —Se sienta en el borde de la cama y me toca la mejilla—. Ahora vamos a hacer una última parada rápida y luego estaremos en casa. —Se inclina, besando mis labios, y me encuentro besándolo, casi de una manera agradecida. Él se sube al asiento del conductor, y una vez que el camión arranca, siento que comenzamos a movernos. Conducimos por lo que se siente solo unos minutos antes de que se detenga nuevamente. Una vez que estaciona, vuelve a la parte de atrás y se deshace de sus pantalones, metiéndose entre mis piernas. —Tuve que esperar todo ese tiempo para follarte, y ahora tengo que tomarte otra vez antes de llegar a casa.

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Desliza la cabeza de su pene en mi entrada, lubricándola y empujando un poquito. Aún estoy cubierta por la última vez que me tuvo, así que cuando embiste, entra suavemente.

—Oh, sí, mierda. Amo tener una puta en mi camión durante viajes como este. Cierro los ojos con fuerza ante sus sucias palabras.

¿Quién

querría ser llamado cosas tan terribles? —Tu coño se pone tan apretado cuando te hablo así. Te encanta, ¿verdad? Te encanta que te llamen puta, puedo sentirlo. Vergonzosamente, siento que mi cuerpo responde. ¿Qué le ocurre a mi cuerpo que su horrible tratamiento me empapa y me lastima con la necesidad? Me siento tan adolorida entre mis piernas, y no es por su sexo agresivo. Necesito acabar y lo odio. Sly se inclina y chupa mi pezón justo al borde del dolor, pero todo lo que hace es ponerme más húmeda. Grito en respuesta y él sonríe alrededor de mi pezón. —Estás tan caliente, mascota. No podías esperar para follar hasta que llegamos a casa tampoco. Dios, cuanto nos vamos a divertir. Voy a mantenerte sentada en mi polla todo el día para poder tirar semen en ti cada vez que lo desee. Me muerdo el labio, tratando de no correrme, reteniéndome tan fuerte como puedo. Justo cuando creo que lo tengo bajo control, Sly se estira y pellizca mi otro pezón mientras chupa con fuerza otra vez. La sensación en mis sensibles pezones combinados con la follada dura que está dando a mi coño me empuja al límite. No puedo contener mi grito, y cuando mi orgasmo alcanza su punto máximo, mis brazos y piernas se cierran, tomando el placer que

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me está dando. Cuando bajo, siento que Sly se sacude rápidamente de mi cuerpo y se mueve hacia mi pecho. Su polla es enorme y casi morada con la necesidad. La presiona contra mi pecho entre mis tetas. Está cubierto

de crema, así que cuando empuja mis tetas, puede deslizarse entre ellas sin dificultad. Las sostiene bruscamente, creando un sello hermético para que su pene penetre. —Abre tu puta boca. Hago lo que dice, viendo la cabeza de su verga salir entre mis tetas, escondiéndose luego de embestir. —Saca la lengua. Está cerca del borde, demandante y enojado. No quiero empujarlo hasta el límite, así que hago lo que me dice. Cuando saco la lengua, la cabeza de su polla la toca con cada embestida. Puedo saborear su semen y algo de mí al final, e intento no gemir ante el sabor. Lo que me está haciendo ahora es degradante. Debería odiarlo por follarme de esta manera y convertirme en un animal. Pero mi cuerpo, que ha estado haciéndolo desde el momento en que lo conocí, me engaña y disfruta. Saco más la lengua, deseando saborear otro poco. Sly gime y embiste entre mis tetas una última vez, eyaculando en mi cara y boca. Nuestros ojos están trabados, y mientras acaba sobre mí, veo a su bestia interior amando su marca de posesión. Una vez que termina, se relaja y me observa, sonriendo. Aun lo miro a los ojos, saco la lengua y lamo el semen en mis labios, tragándolo. Sly me da una sonrisa retorcida y baja su cuerpo hasta que estamos cara a cara nuevamente. Se inclina, y antes de besarme en los labios, susurra:

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—Mía.

7 Traducido por Flor //Corregido por Lelu

Sly

L

íneas de excitación recorren todo mi cuerpo. No creo que Cameron sepa lo largo que fue este día. Para finalmente traer a casa a la mujer con la que pasaría el resto de mi vida. Todos los

pequeños detalles y planificación. Ella entenderá la realidad de lo que realmente está sucediendo aquí; que todo lo que hago es por nosotros Conduzco por el largo camino de entrada que conduce a mi casa y me detengo a un lado. Apagando el camión, me dirijo a mi pequeña mascota. —Estamos en casa. Ella me mira con preocupación, pero trato de consolarla. Quiero que disfrute viendo su nuevo hogar por primera vez. Espero que ella lo ame tanto como yo. Puse tanto trabajo en construirla, haciéndolo solo para ella y para la familia que ella me va a dar. —Creo que te encantará —le aseguro, llegando a desatar sus manos y pies. Froto donde las cuerdas se clavaron en ella, pero la cuerda era suave y veo que no hay daño—. Pero si hay algo que no te gusta, podemos cambiarlo. Solo házmelo saber y lo tendré listo. —Pensando en ello por un segundo, cambio de opinión—. Quiero decir, lo arreglaré por ti. —No iba a permitir que alguien más entrara a nuestra casa y construyera o cambiara algo para ella.

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Yo lo haría. Probablemente verían lo perfecta que es y tratarían de robarla de mí.

Me acerco al final de la cama, agarro la sábana doblada y la sacudo, envolviéndola. Ella no pelea conmigo ni hace ni la más mínima protesta. Quizás parte de su resolución finalmente se está deslizando. Está empezando a entender que esta es su vida ahora y que no hay razón para luchar contra ella. ¿Por qué debería? Nadie en este puto mundo la tratará mejor que yo. —Voy a llevarte, mascota. Esta es la parte de la entrada donde estaciono mi camión. Es grava, y no quiero herir tus pequeños pies. Levantándola, mi corazón se calienta cuando me rodea con sus brazos sin que yo tenga que pedirle que lo haga. La acerco más, me muevo hacia la puerta y salgo del camión. Sus ojos dan vueltas, mirando por todas partes. —Es… Ella parece cambiar de opinión sobre querer decir lo que sea, pero tengo que saberlo. —¿Es qué? —le ánimo. —Hermosa. La casa es perfecta. Se asienta en más de treinta acres rodeados de tierras boscosas. La casa es un edificio de dos pisos con un porche envolvente en cada piso. —Entonces encajarás bien, ¿no es así, mascota? —Nunca he encajado en ningún lado. Por la expresión de su cara puedo decir que no quiso decir esa parte en voz alta. No entiendo cómo eso podría ser posible. Cuando la vi por primera vez, tuve que acercarme, tocarla y escuchar su voz. ¿Cómo podría alguien

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hacerla sentir como una extraña? —Siempre encajarás conmigo.

Mientras camino hacia el porche delantero, ella apoya su cabeza en mi hombro. Cuando llegamos a la entrada de la puerta doble, la coloco en el suelo mientras saco la llave de mi bolsillo y la deslizo dentro de la cerradura. Levantándola en mis brazos, la llevo adentro. Debería detenerme y mostrarle todo, pero todo lo que puedo pensar es en verla tendida en nuestra cama por primera vez. Subo las escaleras de dos en dos, acortando la distancia hasta nuestra habitación. Cuando llego al pie de la cama, simplemente la arrojo sobre ella y comienzo a quitarme mi propia ropa, deseando estar piel con piel con ella. —Fuera de la sábana, mascota. Mi cinturón cae y golpea el piso de madera, el sonido hace eco en la habitación. Cuando ella no se mueve, le dedico una mirada dura que la obliga a desenredarse. Me quito el resto de la ropa y la agarro antes de que ella pueda reaccionar, mis hombros separan sus muslos y entierro mi cara entre sus piernas. El olor de ella y yo mezclado llena mis pulmones, haciendo que el semen de mi polla dura se filtre en la cama. —Tendrás el primer orgasmo en nuestra casa juntos. Te mostraré lo bueno que será para que nunca me dejes. Nunca. Te mantendré tan exhausta de placer que no podrás gatear lejos de mí —gruño contra su delicada piel, dejando caer mi boca en su coño. Su mano se dirige a mi cabeza, y creo que intentará sacarme. En cambio, me agarra, no me aleja, pero tampoco me empuja hacia ella. Solo me abraza. Le doy lo que ella no pedirá. Sin juegos ni burlas. Me concentro en su clítoris, succionándolo en mi boca, saboreando la mezcla de nuestro placer de

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nuestro último encuentro sexual. Su espalda se arquea fuera de la cama y sus caderas chocan contra mi cara.

Sosteniéndole los muslos, la abro más, por completo. Lamo y chupo, y luego ella me lo da. Grita mi nombre, y el sonido me pone tan duro y excitado, no puedo controlar mi propio orgasmo y empiezo a correrme sobre mí mismo. Debería ser embarazoso, pero no me importa una mierda. Ella sabe tan dulce, y oírla decir mi nombre me llevó al límite. Sigo chupando su clítoris, ayudándola a soportar el último momento de su orgasmo hasta que su cuerpo se suelta y se relaja en la cama. Ella se ve agotada físicamente mientras yace floja en la cama. Arrastrándome por su cuerpo, entierro mi cara en su cuello y solo nos inhalo. Sentirla debajo de mí y saber que ella está aquí me ha calmado por dentro. Después de unos momentos, siento que comienzo a desviarme, y de repente estoy completamente despierto.

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—¿Esa es una foto mía?

8 Traducido por ZombieQueen //Corregido por Lelu

Cameron

S

entándome, observo y veo una foto de mí misma en la mesita de luz. En la foto estoy inclinada y sonriendo, la suave luz iluminando mi rostro. Siento un sonrojo apoderarse de mí y me

estiro para tomar la imagen. La sostengo c erca, observándola cuidadosamente y trazo mi rostro con un dedo. —Esta es de la primera noche en que videochateamos. —Lo es —murmura Sly contra mi piel, besándola suavemente—. Tomé una captura de pantalla mientras reías. Recuerdo pensar cuan bella eras y quise capturar el momento. Dejo la foto en la mesita y me acurruco a su lado en la cama. Sly besa el costado de mi pecho, acariciándome con la nariz. —¿Todo salió como querías, mascota? —Fue aterrador, verte por primera vez en persona, y finalmente hacer todas las cosas de las que hablamos por tanto tiempo. —Estoy de acuerdo. También estaba nervioso por conocerte en la vida real, pero fue más sorprendente de lo que esperaba. Nunca pensé que

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encontraría un amor como este en internet.

Se sienta y me mira a los ojos, y siento un nudo en la garganta. He esperado para decírselo hasta que estuviéramos cara a cara, por lo que es ahora o nunca. —Te amo, Sly. —Yo también te amo, Cameron. Se sube encima de mí y empuja dentro, haciéndome gemir. Él agarra mis muñecas y las sostiene sobre mi cabeza, besándome en el cuello y reclamándome. El año pasado me gustó una publicación en un sitio de BDSM de la que Sly era miembro. Estaba realmente nerviosa por las conversaciones grupales y se me ponían los pelos de punta, por lo que fui cautelosa durante mucho tiempo. Seguí la página de Sly, y sentí que todo lo que publicaba decía las mismas cosas que yo quería y necesitaba. Me tomó un tiempo, pero finalmente lo saludé y él me respondió. No tuvimos ninguna conversación sexual durante meses. Hablamos sobre nuestro amor por los libros y las películas, y fue una tontería, pero me pareció que había encontrado a alguien como yo. Después de un tiempo, hablamos por teléfono y charlamos sobre nuestras vidas y lo que hacíamos, y nos reímos, compartiendo nuestras historias. Después de eso, decidimos hacer videollamadas, y me di cuenta de que me estaba enamorando de él. Sly lo supo antes que yo, pero dijo que esperó para asegurarse de que estuviera lista. Y cuando finalmente expresó lo mismo, aproveché la oportunidad de decir más. Comenzamos a compartir fantasías, y después de un tiempo me di cuenta de que quería hacerlas realidad. Con él. Le dije todo lo que quería, sin dejar nada fuera. Estaba avergonzada pero sabía que para tener la relación que ambos necesitábamos, teníamos que comunicarnos. Al verlo en esa cafetería la primera vez, quise llorar y correr hacia él, pero los dos teníamos que seguir el guión. En cierto modo, actuarlo

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me mantuvo tranquila porque sabía qué esperar. Había hecho todos los planes necesarios para rehacer mi vida ahora, y después de esta experiencia, sé que tomé la decisión correcta.

—Nunca me dejarás, mascota. Ahora que te tengo, nunca te dejaré ir. —Nunca—susurro contra su cuello. Sentir su peso encima de mí mientras se empuja en mi interior me hace sentir tan segura y a salvo. Todo lo que siempre quise fue pertenecerle y ahora que lo hago, la vida no podría ser más perfecta. Sly me aprieta más fuerte, bombeando dentro de mí cada vez más intensamente. Inclina sus caderas para que cada golpe directo choque contra mi clítoris, y lo aprieto más fuerte en respuesta. —Voy a hacerte mi puta personal. Te acostarás en la cama y tomarás mi pene cada vez que esté duro. Cuando pase cerca de ti y esté caliente no me cuestionarás. Te inclinarás sobre la superficie más cercana, separarás las piernas y me darás lo que es mío. Gimo ante sus palabras deliciosamente sucias, amando cómo me habla. —Me dejarás entrar muy rápido para que no me duela. ¿Me entiendes, mascota? —Sí, Sly. Entiendo. Muerde mi cuello en respuesta y me aprieto a su alrededor. Su peso encima de mí y la presión sobre mi clítoris son demasiado y no puedo contener mi orgasmo por más tiempo. Me corro duro, tensándome por todas partes y gritando su nombre. Es áspero y crudo y absolutamente perfecto. Sly me sigue en el éxtasis, sosteniéndose dentro de mí con fuerza mientras su polla pulsa con semen. Siento que el calor intenso me llena y cierro los ojos, sonriendo ante la intimidad.

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—He esperado toda mi vida por ti, mascota. —Y

ahora

tenemos

el

encontrándonos el uno al otro.

resto

de

nuestras

vidas

para

disfrutar

—Hasta el final de los tiempos, mi amor.

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Fin

Alexa Riley Alexa Riley son dos atrevidas amigas

que

escribieron

se

unieron

algunos

y

libros

sucios. Ambas son madres de dos hijos que aman el fútbol, las rosquillas, y son obsesivos de los

héroes

especializan instantáneos,

de en

libros.

Se

amores exagerados,

dulces, y en cursis historias de amor que no te toman todo un año para leer. Si quieres algo SEGURO, corto, y siempre con un ‘felices para

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siempre’, ¡entonces Alexa Riley es para ti!

Proximo libro: Taking what’s wicked Forced submission #5 En Halloween se supone que debes vestirte bien y divertirte un poco, pero el disfraz de Sabrina ha invitado

más

maldad

de

lo

que

esperaba. El tipo en el bar parecía tan agradable, hasta que la arrastró

al

callejón detrás del bar y su amigo se les unió. Fue entonces cuando supo que no había escapatoria. Dante

y

Porter

han

estado

mirando a la pequeña bruja en el bar durante toda la noche. Han decidido hacer de ella su juguete, pero ella no tiene idea. Han estado esperando este momento, y ahora es su oportunidad. Este ménage de Halloween está lleno de sucias buenas intenciones y oscuro deseo. ¡Agárrate a tu escoba y disfruta el

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viaje!

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