Alexa Riley - Lassoing

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Índice Sinopsis Dedicatoria Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3 Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 Capítulo 7 Capítulo 8 Capítulo 9 Capítulo 10 Capítulo 11 Capítulo 12 Epílogo

Sinopsis Cuando Clare Stevens se dirigía hacia el rancho McCallister, esperaba que su vida fuera de cierta manera. Ella era la novia por correo del propietario, y fue a cumplir con sus deberes. Limpiar la casa, cocinar para sus hombres, y calentar su cama por la noche. Lo que ella no esperaba era el vaquero musculoso que entró y literalmente la arrastró fuera de sus pies. Cash McCallister no tenía tiempo para salir y encontrar una esposa. Por lo tanto, una novia por correo parecía ser la forma más fácil de encontrar una pareja. Pensó que había cometido un error hasta que puso los ojos en el pequeño rayo de sol que iluminaba su vida. Nunca imaginó un amor verdadero como este. Nunca supo que una obsesión podía agarrarse con tanta fuerza. Cuando el drama llega a la granja y su rápido amor se ve amenazado, ¿pueden Clare y Cash mantenerse unidos?

Advertencia: Esto es literalmente tan cliché como suena... y tan impresionante. Es una vida en el campo con comida alta en calorías y atardeceres fáciles. Ven a sentarte en el porche y quédate un rato. Te gustará lo que veas.

Este libro es para todos aquellos de nosotros que tenemos la suerte de pasar una noche bajo las estrellas mientras se disfruta de la granja de Boone. Aquí en la parte trasera de camiones, sombreros de vaquero y jeans ajustados. Yeehaw!

CAPÍTULO 1

—¿Señorita Clare Stevens? —Giro la cabeza para mirar al hombre que dijo mi nombre. El sol bloquea mi visión hasta que da otro paso adelante, sus botas de vaquero golpeando el hormigón de la entrada de la estación de tren. Su movimiento me da una visión clara de él ahora, y me sorprende al verlo. Parece que podría tener la edad de mi padre. No es que conociera a mi padre, pero si tuviera que adivinar su edad, estaría alrededor de esta edad. Al instante, el poco miedo que había estado sintiendo se desliza lejos. El hombre se ve agradable. Las líneas de risa alrededor de la boca son evidentes, incluso con todas las arrugas. Su pelo gris se corta, su piel está muy bronceada por el sol, probablemente por años de trabajo en la tierra. —Sí, esa soy yo. —Me levanto del banco que había estado sentada durante más de una hora. Empezaba a preguntarme si mi futuro marido iba a venir o si tal vez había cambiado de opinión. La preocupación había empeorado con cada minuto que pasaba. Ni siquiera tenía suficiente dinero para tomar un tren de vuelta de Lobo, Texas. Estaría atrapada en un pueblo en el medio de Nowheresville. —Lo siento, señora. Una de las vallas se rompió esta mañana y teníamos cerdos por todo el lugar. Tenía que rodear a los bastardos. —Él se encoge levemente ante su propia maldición—. Disculpen mi lenguaje, señora.

Sonrío, dejándole saber que no me molesta. —No se contenga por mi culpa. Crecí en una granja con diez rancheros. Lo he oído todo. —¿Es cierto? Asiento con la cabeza. —Sí, hasta que mi mamá se enfermó y tuvimos que mudarnos a la ciudad. —Todavía puedo escuchar el dolor en mi propia voz. Todavía está fresco. No puedo ocultarlo, aunque quisiera. Me dejó sola hace poco más de un mes, y ahora no tengo a nadie. El rancho en el que había crecido se había ido. No era nuestro rancho, pero se sentía así después de todos los años que invertimos en trabajar allí. Los rancheros eran la única familia que había conocido, pero los Blackwells subieron y vendieron el rancho el año pasado y no tenía la opción de volver a trabajar allí ahora. Me encontré en una corriente sin remo. —Siento su pérdida. Me encogí de hombros porque realmente no quiero hablar de ello. —¿Eso es todo lo que tienes? —Asiente con la cabeza a la bolsa que tengo sentada al lado del banco. ¿Eso es todo lo que tienes? Las palabras arden. —Sí, eso es todo lo que tengo. Me estudia por un segundo, sus ojos se ablandan. —Nunca te va a ver venir. —Se ríe, y las líneas alrededor de su boca son más prominentes ahora. Sé que está hablando de mi futuro marido, Cash McCallister.

—Estoy bastante segura de que él sabe que estoy en camino. —Voy a agarrar mi bolso, pero el hombre se me adelanta. —Me llamo Earl —dice, recogiendo mi bolso y guiñándome el ojo—. Y no, no estoy seguro de que sepa que vienes. Con eso, se da vuelta, bolsa en mano, y empieza a salir de la estación de tren. Lo sigo mientras nos dirigimos hacia un camión negro. Tira mi bolso en la parte de atrás antes de abrirme la puerta del pasajero. En realidad tiene que darme un pequeño impulso para entrar. Esta cosa necesita una escalera o algo así. Cerrando la puerta detrás de mí, me deslizo en el cinturón de seguridad mientras sube en el lado del conductor. Se abrocha el cinturón antes de girar la llave y el camión cobra vida. —Está a una hora en coche del rancho. No es nada más que tierra de labranza una vez que nos retiramos de este pueblo. ¿Necesitas algo antes de irnos? —¿Dónde está? —No sé por qué es mi respuesta, pero me duele que el hombre con el que debería casarme no esté aquí para recogerme. En realidad pensé que sería atar el nudo antes de salir a su rancho. Eso es lo que decía el correo electrónico. —Se retrasó —Es su única respuesta cuando sale de la estación de tren, saliendo de la ciudad. Me muerdo el labio mientras miro a Earl, que me hace otro guiño. Debatiré si debería intentar interrogarlo por información sobre Cash o dejarlo estar. Probablemente le diría todo lo que dije. Además, Cash me dijo cómo iba a funcionar este matrimonio y por qué necesitaba una esposa.

Un matrimonio por conveniencia. Alguien para calentar su cama y cocinar sus comidas. No lo había dicho en términos tan contundentes, pero podía leer entre líneas. Aunque yo no sabía por qué un hombre tan guapo como Cash necesitaba una novia por correo. Era hermoso por decir lo menos. Me había dado una foto de él mismo y dijo que era la única que tenía. Parecía que fue tomada sin que él lo supiera. Estaba encima de un caballo, una expresión severa en su cara. No podía distinguir su cabello con el Stetson en su cabeza o el color de sus ojos, pero no había forma de ocultar que era atractivo y masivo. Intimidante era la mejor palabra que podía usar para describirlo. No podía imaginar que un hombre como él necesitara una novia por correo, pero aquí estoy. Algo sobre no necesitar los enredos del amor. Esto no iba a ser corazones y flores. Cada uno haría su parte. Sus palabras eran frías, y en eso, había rechazado la idea de encontrar a mi príncipe azul por la ventana. Cuando me enteré por primera vez del Programa de Novia por Correo para un Vaquero, dejé que esas pequeñas ideas románticas bailaran en mi cabeza, pero estaba claro por los correos electrónicos y el hecho de que ni siquiera se atrevía a recogerme hoy, que no había estado mintiendo. Todo esto es por conveniencia. Ni siquiera me pidió una foto. Todo lo que quería saber era si podía cocinar, limpiar y trabajar con una computadora. Ese había sido prácticamente lo esencial. La agencia hizo una comprobación de antecedentes, y no estoy segura de todo lo que le habían dado a Cash. Cierro los ojos, y pronto el zumbido del camión me pone a dormir. No sé cuánto tiempo me quedo a la deriva, pero el contacto de una mano con la mía me despierta de mi sueño. —Estamos aquí —dice Earl. Diviso una gran casa de estilo ranchero hecha completamente de madera. Una cubierta

envuelve todo y veo columpios blancos en el porche. La puerta doble es de color azul oscuro, dando a la casa una sensación de bienvenida. Abro la puerta del camión, quiero ver más, pero Earl me agarra de la muñeca. —Espérame. —Sale del camión, viniendo a mi lado para ayudarme a bajar. Hay tierras hasta donde puedo ver, con graneros manchados aquí y allá. —Aquí es hermoso. Earl solo asiente antes de volver al camión y coger mi bolso. Unos pocos hombres salen del granero blanco más cercano a la casa. Ambos levantan sus sombreros, saludando. Asiento con la cabeza hacia ellos. Una cosa que siempre me había gustado de crecer en un rancho era que siempre había gente alrededor. Y me encanta cocinar. Mamá y yo podíamos cocinar durante horas para los hombres, y valía la pena ver sus caras iluminarse cuando llegaban después de un duro día de trabajo. Me hizo sentir necesitada, parte de algo. Quiero ese sentimiento de nuevo. —Déjame mostrarte el interior. —Sigo a Earl por las escaleras del porche. Él abre las puertas de la casa, que conduce directamente a la sala de estar. Todo es mínimo. Parece que una mujer nunca ha puesto un pie aquí. Las paredes están desnudas, y el único mobiliario consta de tres sofás frente a una pantalla de televisión gigante. El salón está abierto, conectado con el comedor y la cocina. El comedor tiene una mesa de madera que probablemente podría acoger a quince personas, pero la cocina roba el espectáculo. Me encuentro de pie en ella, sin siquiera darme cuenta de que me había movido. Las encimeras son de granito. La isla tiene un fregadero propio. Una pared tiene cuatro hornos integrados en ella. Los electrodomésticos de acero inoxidable

prácticamente brillan. Creo que me casaría con Cash solo por esta cocina. —Para estrenar —dice Earl, irrumpiendo en mi cocina. Me giro para mirarlo todavía de pie en la sala de estar mientras me mira. —¿Cuántas manos hay aquí? —Un total de dieciocho personas, si se cuenta a si misma, señora. Definitivamente podría manejar dieciocho personas en una cocina como esta. Echo un vistazo al reloj. Ya es la una de la tarde. —¿Hora de cenar? —Pregunto mientras comienzo a abrir cajones abiertos, buscando ver dónde está todo. —Seis —le oigo decir desde detrás de mí mientras encuentro un delantal y me lo pongo, atándolo detrás de mi cuello asegurándome de no atrapar ninguna de las espirales rubias que se han soltado de mi cola de caballo. —Bueno, mejor me apuro si quiero tener la cena hecha para entonces. Supongo que mi adorado futuro esposo no tiene planes de casarse conmigo hoy ya que ni siquiera pudo molestarse en recogerme. —Me giro, poniendo mis manos en mis caderas. Earl sonríe. Otra vez. —No, no creo que tenga planes de casarse hoy. Doy una reverencia antes de volver a la tarea en cuestión. Ni siquiera estamos casados y ya estoy enojada con el hombre. Pero creo que así será nuestro matrimonio. Lo veré en las comidas y cuando venga a la cama. Una cama en la que estoy

segura de que se supone que debo estar. Eso nunca fue dicho abiertamente, pero eso es lo que la gente casada hace. También había hecho planes para eso, asegurándome de que me había tomado la píldora antes de venir aquí. Puede que me haya metido en esta situación, pero no traería a un niño conmigo. Se trataba de sobrevivir, y Cash nunca había dicho nada sobre niños. Voy a la despensa a ver qué tengo que pueda alimentar a casi veinte personas. Después de mirar por encima de los estantes aquí y en la cocina, decido sobre hamburguesas con papas fritas al horno y una ensalada de pasta. Tendré que ir a la tienda pronto, pero tengo suficiente para esta noche y el desayuno de mañana. Pero tengo que empezar con los pasteles para meterlos en el horno. Cuando salgo de la despensa, grito. Atrapada con la guardia baja por un joven que parece tener más o menos mi edad o tal vez veintitantos. Todavía me faltan unos días para cumplir los veinte. Él levanta sus manos ante mi grito. —Lo siento, señora. Acababa de entrar por el botiquín de primeros auxilios. —Él menea el kit que tiene en su mano—. El alambre de púas lastimo un becerro. —Lo siento, me asustaste. No esperaba a nadie. Me da una sonrisa torcida. —Así que el jefe lo hizo. Consiguió una esposa. —Esa soy yo —confirmo, aunque aún no estamos casados. Voy al lavabo y saco una toalla que vi en el cajón, mojándola con agua tibia. —Puede que necesites esto. —Le doy la toalla.

—Eres muy pequeña. —Sus ojos me pasan como si estuviera escondiendo el tamaño en alguna parte. Soy pequeña. Apenas mido un metro sesenta, y solía tener un poco más de carne en mis huesos, pero cuando el dinero se agota, también lo hace la comida. —Creo que puedo manejar mis tareas mientras sigua siendo pequeña. —Respondo, no estoy segura de a dónde va con esto. —Oh, estoy seguro de que puedes. —Él mira hacia atrás a la puerta del frente como si de repente quisiera irse y no terminar lo que estaba diciendo. —¿Y bien? —Empujo, queriendo saber. —Realmente debería irme. —Retrocede fuera de la cocina, el kit de primeros auxilios en una mano y la toalla en la otra, antes de salir por la puerta principal. Y me quedo aquí, preguntándome qué quiso decir.

CAPÍTULO 2

Sentado, me quito el sombrero y saco el pañuelo de mi bolsillo trasero. Limpio el sudor de mi frente y alrededor de mi cuello, sintiendo el calor del día en mi espalda. Me encanta estar afuera y trabajar con mis manos. No hay mayor placer en la vida para mí que trabajar en mi tierra y dirigir mi granja. Este tipo de vida no es para todos, pero está en mis huesos. No soporto ir a la ciudad y estar con toda esa gente y ese ruido. Ya tengo suficiente ruido aquí con el ganado y los hombres que trabajan para mí. Son como familia, así que estar cerca de ellos no es un problema. Crecí en esta tierra, y aunque he estado en otros lugares del mundo, este sigue siendo el lugar más hermoso que he visto. Por mucho que odie la ciudad y estar aquí es genial, se vuelve muy solitario. Estos tipos que trabajan conmigo todos los días son la columna vertebral de este rancho, pero no es lo mismo que tener una familia propia. Esa es la razón por la que quería hacer lo de la novia por correo en primer lugar. Pensé que podría usar a alguien para hacer esto más de un hogar. Reunir el rancho y convertirlo en algo que yo no podría. Claro, podría manejar esta granja con los ojos vendados y con las manos atadas a la espalda. Pero no le da el alma de un verdadero hogar. Eso es algo que sólo una mujer podría hacer, y pensé que casarse con alguien que estaba allí por las mismas razones haría las cosas más fáciles. Más

corte recto. No hay líneas para borrar, y todo en blanco y negro. Demonios, incluso hice que reformaran la cocina para que fuera perfecta para mi nueva esposa. Pero anoche me di vuelta pensando en lo que iba a hacer con una esposa, y decidí cancelar todo el maldito asunto. Me levanté justo antes del amanecer e iba a hablar con Earl sobre ello, pero una de las vallas se había roto y teníamos que ir directo al trabajo. Se hizo tarde antes de que tuviera un segundo para pensar y para entonces le dije que fuera a decirle que volviera al tren y volviera a casa. Sólo le dije que le dijera que había cambiado de opinión. No quería admitir a Earl o a mí mismo que en el fondo tenía miedo. Miedo de lo que significaría tener una esposa. ¿Y si no le gustaba? ¿Y si ella me resintiera por trabajar tanto en la tierra y no darle suficiente de mi tiempo? No quiero decepcionar a nadie y tuve la sensación de que estaría haciendo eso mucho. No tengo ni idea de qué hacer con una esposa. Cuando me puse mi Stetson y bajé de la valla, vi a Earl montando su caballo. Cuando se acerca, se baja y camina. —¿Te encargaste de eso? —Pregunté, esperando a ver si devolvió a la novia. —Sí. Ya está arreglado —dice, pasando por delante de mí hasta donde algunos de los chicos siguen trabajando en la última estaca. Siento una punzada de decepción en mi pecho mientras pienso en ella volviendo a casa. No hablamos mucho antes, sólo unos pocos correos cortos, pero Clare sonaba como una buena dama, y me sorprende lo triste que me siento al no conocerla. Habría sido por conveniencia y ella habría sido como otro asalariado en la granja, pero algo dentro de mí siente arrepentimiento por la decisión.

Sacudiéndolo, trato de no pensar en ello. Fue la decisión correcta y estoy seguro de que lo superaré pronto. Hay demasiadas tareas que hay que hacer para que me siente y piense en mi elección y lo mal que podría haber estado. Es el calor de la tarde, y es cuando hacemos el trabajo en el granero para tratar de mantenernos fuera del sol tanto como podamos. Este rancho se heredó en mi familia y después de que mi madre y mi padre fallecieron, fue para mí. He estado ayudando a dirigirlo desde que tenía edad para caminar, así que conozco cada centímetro de este lugar. Mis padres eran jóvenes cuando se hicieron cargo de mis abuelos. Creo que tenían planes de tener un lío de niños para ayudar, pero después de que mi madre me tuvo no fueron capaces de tener más. Yo también había soñado con tener una gran familia, pero nunca tuve tiempo para conseguir una esposa. En algún lugar dentro de mí siempre quise lo que mis padres tenían, pero pensé que lo que tenían era raro. La gente no encuentra ese tipo de amor todos los días, pero soñé que si alguna vez lo hacía, querría tantos niños como fuera posible, jugar con ellos y enseñarles todo sobre nuestra tierra. Entramos en uno de los graneros, y compruebo a los pollos mientras los chicos les dan grano y recogen los huevos. Tenemos otro granero para las vacas y los cerdos, y luego tenemos caballos y ganado, también. No hay mucho que no cultivemos o cultivemos por nuestra cuenta aquí, y me gusta así. Ganamos dinero con el gran ganado. Criarlos y luego venderlos por su carne. Es buen dinero, y aunque es mucho trabajo, vale la pena. Utilizamos una sección de la granja para cultivos, pero eso es sólo para nosotros. No es para hacer dinero. Me gusta saber que estamos auto-sosteniendo aquí la mayor parte, y no tenemos que correr a la ciudad por cada pequeña cosa que necesitamos.

Hay unos quince tipos que trabajan para mí tiempo completo aquí, y todos viven en la granja también. La casa grande es para comer y celebrar reuniones, pero soy el único que vive en ella. Hay otros dos grandes edificios en la granja donde los hombres se quedan. Están arreglados muy bien. Todo el mundo tiene su propio espacio, y se mantienen a sí mismos cuando no están trabajando. Uno de los capataces de la granja incluso tiene un par de cabras que guarda como mascotas, y otro tiene un par de ovejas. Las ovejas deben tener corderos pronto, y será agradable tener algunos bebés nuevos alrededor de la granja. Me detengo en mi camino hacia mi caballo y pienso en bebés por un segundo. Lo que significaría si no tuviera a ninguno de los míos para hacerse cargo de la granja si algo me pasara. Y cómo se sentiría no ser capaz de tener una familia propia. Sacudí el pensamiento mientras subía a mi caballo y cabalgaba hacia el lado oeste de la tierra. Quiero montar la valla y volver a comprobar después del fiasco que tuvimos esta mañana. Lo que pasa con esta tierra es que estás muy solo, y no estoy seguro de que deba estar solo con mis pensamientos ahora mismo. Ya he estado pensando demasiado hoy en el hecho de que envié a Clare lejos y lo que eso significa. Demonios, debería estar pateándome el culo ahora mismo, pero se está haciendo tarde, y tengo que pensar en conseguir un cocinero o algo para alimentar a todo el mundo. Nos turnamos para cocinar, y esta noche es la noche de Earl. Es el mejor capataz que tengo, pero maldición si ese hombre no puede cocinar una mierda. Cabalgando hacia el granero, atrapo a un par de muchachos arreglando a los caballos para pasar la noche y ayudo con eso. Preparamos heno nuevo y les damos de comer y cerramos el granero. Son casi las seis, y como todo el mundo ha estado despierto desde las cuatro de la mañana, fue un día

largo. Un día normal de trabajo en una granja es agotador, pero tirar una valla rota al amanecer y tienes un gran grupo de trabajadores cansados y hambrientos en tus manos. Todo lo que puedo hacer es rezar para que Earl haya hecho algo semicomestible esta noche. —Maldita sea, algo seguro huele bien. —Travis, uno de los peones, dice a mi lado mientras nos acercamos a la casa grande. Levanto la nariz y huelo. Mi estómago gruñe. —Mmm, claro que sí. Quizás Earl finalmente hizo algo que no tenemos que tragar. Los chicos se ríen mientras nos dirigimos a la gran fuente de agua al lado de la casa y nos lavamos para cenar. Es uno de esos grandes y viejos sumideros de la granja con un mango que bombeas y el agua se derrama. Unos cuantos de nosotros nos quedamos parados y lavo mi pañuelo, usándolo para lavarme la cara y el cuello. Después, me quito la suciedad de las botas y entro en la casa. Es la misma rutina que he estado haciendo desde que era un niño, y hago que todos los chicos lo hagan, también. Mi madre siempre nos hacía lavarnos y limpiar las botas antes de venir a comer, y es un hábito que no puedo romper. Aunque no es nada especial y solo somos nosotros, todavía los hago actuar como gente civilizada cuando nos sentamos a comer. Cuando entro por la puerta, me dirijo al comedor y me detengo en mi camino. La mesa está puesta, y la mayoría de los chicos están sentados. Algunos de ellos están arrastrándose detrás de mí. Supongo que Earl realmente dio un paso adelante esta noche. La mayoría del tiempo, la comida está en una línea y todos hacemos nuestros platos y nos sentamos. Normalmente no se sirve como una comida de verdad, y el pequeño esfuerzo me hace sonreír. Mi estómago retumba de nuevo mientras miro

hacia abajo la mesa y veo bandejas de hamburguesas con todas las guarniciones y papas fritas caseras en tazones grandes entre ellas. Es una comida sencilla, pero abundante, y huele increíble. Todos los chicos se sientan, y camino a la cocina para agradecer a Earl por una gran cena esta noche. Cuando entro por la puerta, lo veo parado en medio de la cocina, y le sonrío. —Gran esfuerzo esta noche. Huele bien, y los chicos están listos para cavar. —Miro al mostrador y veo cinco pasteles sobre él, enfriándose. Estoy en shock porque no puedo recordar la última vez que comí un pastel casero, y sé que Earl no los hizo—. ¿De dónde vienen esos? —pregunto. —De mi. Oigo una suave voz femenina a un lado, y miro a una hermosa mujer con rizos dorados apilados en la parte superior de su cabeza de pie en la despensa. Ella es tan pequeña, tal vez de un metro cincuenta y tiene mejillas rosadas y grandes ojos azules. Ella es absolutamente hermosa y mientras mis ojos viajan hacia abajo, veo que ella está usando uno de los viejos delantales de mi mamá. Se ve tan perfecta, e inmediatamente quiero ir con ella y levantarla en mis brazos. Pero antes de que pueda decir o hacer algo, Earl habla. —Esta es la señorita Clare Stevens. Ya sabes, tu novia por correo. Con eso, Earl pasa junto a mí hasta la despensa. Se detiene y mira a Clare. —La cena se ve maravillosa, señorita Clare. Salga de la despensa y deje que los chicos le den las gracias. Veo sus mejillas sonrojadas y se muerde el labio, pero va a dar un paso hacia la puerta. ¿Qué cree que está haciendo? No

puede salir y dejar que esos hombres la vean. ¿Está loca? Es la mujer más hermosa que he visto en mi vida. De ninguna manera esos perros de caza van a poner sus ojos en esta dulce, inocente, pequeña cosa. En tres largos pasos, estoy frente a ella. Alcanzando, agarro su brazo y detengo su movimiento. —No. —Es la única palabra que puedo decir. Mi cerebro y mi lengua no pueden trabajar juntos y eso es todo lo que puedo hacer para evitar que me deje.

CAPÍTULO 3

Miro fijamente a los ojos más grises que he visto. Ni siquiera sabía que los ojos realmente podían ser de un gris tan oscuro. Su bronceada mano alrededor de mi brazo aprieta un poco más. Firme pero no doloroso. Mis ojos van a la mano envolviendo mi brazo mientras lo envuelve. Pensé que era grande en la foto que me había enviado. Eso no era nada comparado con él en persona. El hombre es más alto que yo. Siento que su pulgar cepilla la manga de mi camisa, casi como si me acariciara en pequeños círculos. La textura áspera se siente bien en mi piel, demasiado bien para un hombre que quiero golpear ahora por ser un idiota. Un idiota sexy. Me lamo los labios. De repente se sienten secos. Sus ojos van allí, estrechándose ante mi acción. Su mandíbula se aprieta con fuerza, haciendo que la barba que cubre su cara parezca un poco más prominente, y me pregunto si se afeitó esta misma mañana o si lo hizo hace unos días. Si tuviera que adivinar, se afeitó esta mañana y crece rápido. —¿No? ¿Vas a mantenerla encerrada en la despensa? — Earl se ríe de su propio chiste—. Sé que manejas un barco apretado, jefe, pero eso es… —Sus palabras se cortan cuando Cash me tira del brazo, mi cuerpo se enfrenta a el suyo como si no tuviera ninguna intención de dejarme salir de la despensa.

Huele como el sol, y me pilla con la guardia baja tanto como me arrastra hacia él. Uso mi otro brazo para colocar un rizo rubio suelto detrás de mi oreja. Es algo que siempre hago cuando estoy nerviosa. El aire en la despensa comienza a espesarse con un silencio incómodo. —Realmente debería sacar el último pastel del horno. — Jalo mi brazo y Cash me libera a regañadientes. Aprovecho la oportunidad para huir de la despensa, deslizándome a través de Cash y Earl como si mi culo estuviera en llamas. No tengo ni idea de qué hacer con lo que acaba de pasar ahí, pero no fue así como pensé que conocería a mi nuevo marido. Me dirijo directamente al horno y un chillido sale de mi boca cuando me levanta y me coloca en el mostrador. Sé que un buen viento puede ser capaz de derribarme, pero el me mueve como si no fuera nada. —Te quemarás. —Dice con voz profunda y dominante. La que estoy segura hace saltar a todo el mundo, también. Incluso me congela por un momento mientras lo veo agarrar los guantes de cocina antes de abrir el horno y sacar el pastel de melocotón, colocándolo en el mostrador junto a los demás. —¿Cómo crees que los demas llegaron al mostrador? — Respondo tardíamente. No estoy segura de qué hacer con esto. Lo único que el hombre ha hecho en los dos minutos que lo conozco es darme órdenes como un jefe. Ahora entiendo por qué Earl lo llama jefe. El título encaja bien. Se quita los guantes de cocina y los tira al mostrador. Su mano va a su cara y aprieta el puente de su nariz ligeramente torcida. Probablemente se ha roto una o dos veces. Claramente está irritado conmigo. Quizás sea mejor que se lo guarde y no me lo diga. Necesito este lugar. No tengo a donde ir,

pero qué diablos. Si no puedo tocar el horno, ¿qué se supone que debo hacer por aquí? Mis mejillas empiezan a arder por el pensamiento sucio que me viene a la mente y dejo caer la cabeza, mirando mis botas gastadas, no queriendo que Cash vea mi rubor. Tal vez podría echarle la culpa a cocinar todo el día. El calor me está afectando. —¿Qué voy a hacer con ella? —Le oigo murmurar. Esto no es un gran comienzo. Es un completo idiota. Ni siquiera se ha molestado en decir hola. ¿Es eso tan difícil? Hola, soy Cash, el hombre con el que te casarás mañana. Es un placer conocerte. Eso no es tan difícil, ¿verdad? El hombre no tiene modales. O no está contento con la novia que recibio. Estoy pensando tanto en este punto. —¿Por qué no te unes a nosotros, Clare? ¿Conocer a todos? —Escucho a Earl decir, haciéndome mirar hacia arriba. De repente recuerdo que todos están en el comedor y nos pueden ver. Todos están mirando a Cash y a mí. Sus ojos van y vienen entre nosotros, esperando ver qué pasará después. —¿Qué tal si te metes en tus propios asuntos, Earl? — Cash ladra, sin siquiera mira al pobre hombre que sonríe de nuevo. Nunca antes había visto sonrisas tan fáciles para alguien. Es agradable. Me hace sentir que ya tengo a alguien de mi lado. Me lanza otro guiño como si estuviéramos compartiendo una broma que no conozco. Sacando lo mejor de Cash a propósito. —Me encantaría. —Salto del mostrador, ignorando a Cash y escuchandolo murmurar algo sobre hacerme daño. Agarro un plato del mostrador y me dirijo al comedor. Earl empuja a un hombre sentado a su lado, que se mueve rápidamente, dándome un lugar para sentarme después de llenar mi plato. Puedo sentir los ojos de Cash sobre mí todo el tiempo que me

muevo por la mesa. Apenas tengo mi trasero en el asiento al lado de Earl y Cash está pisoteando en el comedor, dirigiéndose a la silla al lado de la mía en la cabeza de la mesa. —Todos, esta es la señorita Clare Stevens. —Earl me presenta a todos mientras trato de ignorar a Cash lo mejor que puedo. No es una hazaña fácil con su tamaño e intensidad. Recibo holas alrededor de bocas llenas de comida. Están cenando como si no hubieran comido en semanas—. No hemos tenido una buena comida en un tiempo —agrega Earl, tomando un gran bocado de su propia hamburguesa. Jadeo cuando una vez más vuelvo a ser levantada y colocada en su regazo. —Señora Clare McCallister —La posesión suena fuerte en la corrección de mi nombre por parte de Cash. Todavía no soy una McCallister, y tuve la sensación de que no iba a serlo hace unos momentos en la cocina. Me congelo como un ciervo atrapado frente a los faros mientras todos dejan de comer para mirar el final de la mesa. Sus ojos están en Cash, supongo, porque están apuntando por encima de mi cabeza. Alcanzando a mi alrededor, desliza mi plato desde donde había estado sentada. Su boca viene a mi oído. —Come —Me da otra orden. Su cálido aliento contra mi oído me hace cosquillas en la piel. Se retira un poco, y siento que su nariz apenas roza mi piel. Lo oigo respirar profundamente como si estuviera respirándome. Aprieto las piernas, y desearía tener vaqueros en vez de pantalones cortos. Me cambié cuando descubrí que no me casaría hoy, y guardé el único vestido bonito que tengo. Como si notara que todos nos están mirando, finalmente les ladra para comer también. Su tono no es tan suave como cuando me lo susurró al oído. Todos saltan a sus órdenes y

vuelven a meterse comida en la boca. No sé qué hacer, así que sólo como. Tal vez mientras más rápido termine de comer, más rápido pueda salir de su regazo. Recojo mi hamburguesa y tomo mi propio bocado grande. El sabor golpea mi lengua. Gimo alrededor por la mordida, incapaz de recordar la última vez que comí una comida completa. He estado repartiendo mi dinero, y una comida completa no es algo que he tenido en mucho tiempo. La mano de Cash en mi cadera se contrae al escuchar el sonido, luego lo siento. Una polla dura contra mi culo. Detengo la hamburguesa con queso a medio camino de mi boca. Crecí rodeada de hombres cuando mamá y yo trabajamos en la granja Blackwell. Me encontré con muchos de los hombres hablando de sus noches fuera y así sucesivamente cuando no se daban cuenta de que estaba al alcance del oido, pero nunca había estado en el extremo receptor de un hombre que me deseaba. Cuando estuve allí, era demasiado joven, y todos los hombres nos trataban con respeto a mi mamá y a mí. El propietario, el Sr. Blackwell, lo exigió, aunque no era necesario decirlo. Todos eran como familia para mí, o lo más cerca que había estado de una. Nunca había conocido a mi padre, y yo era hija única. Luego después de que nos fuimos, yo estaba dentro y fuera de los hospitales con mi mamá hasta que ella murió. Los hombres ni siquiera estaban en mi radar. Sabía que esto iba a pasar. Había estado pensando en ello desde el momento en que me inscibi para todo lo de novia pedida por correo, pero al tenerlo presionado contra mi culo estaba haciendo todo demasiado real. Él me quería, y yo no sabía qué hacer con eso. Yo estaba emocionada, feliz, asustada, y nerviosa a la vez.

—Todo listo —canto, tratando de saltar desde el regazo de Cash, pero su brazo rodea mi frente, serpenteando alrededor de mi cintura y tirándome hacia abajo en su regazo. Los ojos de todos vuelven a nosotros una vez más. Esto es como una cena y un espectáculo para ellos o algo así. —Come. Eres demasiado pequeña. —Mi estómago se tuerce ante sus palabras. Lo primero que dice de mí es negativo. El hambre que había estado sintiendo ahora se ha ido, el nudo llenaba su lugar. Tal vez debería haberme aceptado la oferta de enviarle una foto. Entonces habría sabido lo que estaba recibiendo. Pensé que había golpeado el premio mayor cuando vi su foto. Era claramente demasiado bueno para ser verdad. Me sacudo de su regazo, más fuerte esta vez, y me libera con un gruñido. —Earl, ¿alguna vez compraste un semental sin verlo primero? —Pregunto, alejándome un poco de Cash, sin mirar hacia él. Sé que sus ojos están enfocados en mí. Al igual que todos los demás en la habitación. —No, señora. —No lo creo. Uno pensaría que el Sr. McCallister sabría eso, siendo dueño de una granja. —Mis ojos finalmente van a los suyos. Me está mirando fijamente, con la impresión clara en su rostro—. Tal vez deberías haber echado un vistazo antes de pedirme. Podrías haber visto y encontrado algo un poco más a tu gusto. Con eso, me giro y me dirijo hacia la cocina, pero luego me detengo, sin saber a dónde ir. Ni siquiera sé en qué habitación debo estar.

Me vuelvo para ver que todos todavía me miran fijamente, pero fijo mis ojos en la puerta principal, pensando en mi nuevo destino. Tengo que alejarme de todos mirándome y patearme a mí misma. Acabo de decirle a Cash que podía deshacerse de mí. ¿Y si lo hace? —No te vayas corriendo —dice Cash cuando se levanta de su silla como si fuera a detenerme si lo intento. Todo lo que el hombre puede hacer es darme órdenes y insultarme. —Bueno, entonces puedes tener el sofá. —Resoplé antes de girarme de nuevo, dirigiéndome hacia el pasillo que tiene que llevar a un dormitorio o algo así. Parada en el baño, agarro la bolsa que había dejado antes cuando me cambié, y empiezo a abrir las puertas. La primera conduce a una oficina que parece que una explosión de papel ocurrió dentro de ella. Rápidamente cerré la puerta porque si la miro incluso un momento más, obtendrá lo mejor de mí y voy a empezar a limpiar con fuerza, algo que soy propensa a hacer. La siguiente puerta conduce a un dormitorio que se ve tan minimalista como el resto de la casa. Una cama gigante se encuentra en el centro. Dejo mi bolsa dentro antes de cerrar la puerta. Mi dedo flota sobre la cerradura, pero decido no hacerlo. Esta no es mi casa. Me acerco a la cama y me tiro encima del edredón blanco, rezando para que Cash no me envíe a empacar a primera hora de la mañana.

CAPÍTULO 4

Me quedo allí de pie mientras la veo alejarse. Probablemente debería ir tras ella, pero creo que ahora mismo podría usar el espacio. He sido menos que acogedor, y lo sé. —Levi y Brandon, ustedes dos están en servicio de limpieza esta noche. Una vez que todos hayan terminado asegúrense de que la cocina brille. No queremos que la Sra. Clare tenga un desastre en la mañana cuando prepare el desayuno. —Dice Earl a todo el mundo, y me alegra que hablara. No puedo unir dos pensamientos coherentes, y es bueno saber que está mirando hacia fuera. Girando, salgo por la puerta principal sin decir una palabra y me siento en el columpio del porche, mirando hacia la puesta de sol. Luego pongo mi cara en mis manos y pienso en lo que me he metido. Ella es hermosa. Es la cosa más perfecta que he visto en mi vida, y quiero conservarla. No pensé que estaba listo para una esposa, y todavía puede que no lo esté. Pero verla me ha hecho algo, y no sé si puedo contenerme. No me gustó que los hombres la miraran, pero no sé cómo evitar que eso suceda. Escuchando pasos delante de mí, levanto la vista para ver a Earl parado allí sosteniendo un gran plato de pastel para mí. Lo tomo y se sienta a mi lado en el columpio, tomando un bocado de su postre.

—Maldición. Creo que esa cosita puede cocinar —dice con la boca llena de pastel. Tomando un bocado del pastel de manzana, cierro los ojos y gimo por el sabor. Nunca he probado algo tan dulce, y empiezo a preguntarme si ella también sabrá a pastel de manzana casero. Lo que no daría por frotárselo y lamerlo. Su pequeño cuerpo no está hecho para alguien tan grande como yo, así que ni siquiera estoy seguro de lo que haría una vez que termine de probarla. —Sabes, estoy empezando a pensar que no debería preguntar en qué estás pensando aquí solo con los sonidos que estás haciendo en este momento. —Miro a Earl y gruño. Probablemente estaba gimiendo al igual que Clare gimió en mi regazo antes. Ella me puso más duro que un maldito poste haciendo esos sonidos con su culo redondo en mi regazo. —Ella no debería estar aquí con un montón de hombres como estos —digo, sin mirar a Earl mientras termino mi pastel. —¿No confías en estos tipos? —No —digo rápido. Confío en todos estos hombres con mi vida. Son buenos chicos, y sé que no le harían daño. Sólo estoy pensando en excusas. —¿Por qué una cosita tan bonita como esa querría ser una novia por correo? —Creo que todos tenemos nuestras propias razones para elegir esta vida. Y estoy seguro de que ella tiene las suyas. — Earl pone su plato limpio en la mesa junto a nosotros—. Sé que me dijiste que la enviara lejos. ¿Todavía quieres que lo haga? —No. —La palabra corta tiene un poco de pánico en el final de la misma, y yo puse mi plato vacío, odiando que no puedo ocultar mis emociones—. No lo creo.

Nos mecemos en silencio, viendo como los hombres salen de la casa grande y se dirigen a sus literas. Una vez que el último de los hombres se ha ido, y Levi y Brandon nos dejan saber que la cocina está impecable, Earl me mira y habla de nuevo. —Puede que no quieras mi consejo, pero desde que falleció tu padre, senti que es mi trabajo cuidar de ti. Siempre fuiste como un hijo para mí también, Cash, así que aunque no quieras escucharlo, lo diré. —Lo miro mientras se levanta del columpio y se dirige al borde del porche—. Tienes que tomar una decisión. Puedes seguir con esta novia por correo y hacerla tuya, o puedes mandarla de regreso. Mantenerla cerca y no ponerle un anillo de seguro que no es justo para todos estos hombres que darían su brazo izquierdo para tomar tu lugar. Con eso, sale del porche y se dirige hacia su pequeña cabaña junto a las literas donde duermen los hombres. Lo veo irse, sin moverme de mi lugar dejando que sus palabras se hundan. Puede que haya empezado a pensar que era una solución rápida, y puede que haya cambiado de opinión porque es un plan loco. Pero al final, quiero a Clare como si nunca he deseado nada en mi vida, y no creo que pueda mantenerlo a raya. Me levanto del columpio y entro en la casa grande, cerrando la puerta detrás de mí. Le doy la vuelta a la cerradura, y me parece extraño al principio porque no puedo recordar la última vez que cerré la puerta principal. Pero con Clare aquí, quiero que tengamos nuestra privacidad, y eso significa mantener a los chicos fuera hasta que estemos listos para alimentarlos. Primero voy al baño del pasillo, me quito la camisa, los jeans y las botas. Tiro mi ropa sucia en la cesta antes de quitarme la ropa interior y encender el agua caliente. Me meto en la ducha y dejo que limpie la suciedad y el sudor de hoy. Todos mis músculos se relajan mientras mi mano corre por mi

pecho y sobre las crestas de mi estómago hasta que mi palma grande alcanza mi polla. Esta dura y tensa, casi púrpura con necesidad, y me toco, pensando que no puedo recordar la última vez que me masturbé. Normalmente estoy tan cansado cuando termino el trabajo del día que me doy una ducha y me caigo en la cama antes de empezar de nuevo al amanecer. No esta noche. Ahora mismo tengo una necesidad ardiente corriendo por mis bolas y mi eje del que tengo que ocuparme. Extendiendomd, agarro el jabón y lo froto en mis manos, haciendo un poco de espuma. Corro mis dos manos arriba y abajo a lo largo de mi polla, apretando su grosor y tratando de obtener alivio. Dejé que el agua caliente me golpeara la espalda mientras empujaba mis manos, pensando en cada pequeña curva del cuerpo de Clare. La forma en que sus grandes ojos azules me miraban. La forma en que sus pequeños rizos rubios me hacían cosquillas en el cuello, y la forma en que olía a manzanas frescas detrás de su oreja. De ninguna manera sus pequeñas curvas pueden tomar mi polla. No hay manera. Tal vez si soy amable con ella, puedo deslizar la punta. Eso es todo lo que podría caber en ella, y moriría como un hombre feliz si eso es todo lo que tengo de ella. Sólo el dulce sabor de su pequeño coño en el extremo de mi polla sería todo lo que necesitaría. Sólo la cálida humedad en la punta y me correría dentro de ella cada noche. Ella no tendría que tomar cada pulgada. Sólo la cabeza, y podríamos hacer eso por el resto de nuestras vidas. Pasé mi mano sobre la punta abultada, pensando en cómo su coño apretado lo apretaría, y siento mis ojos ruedan hacia la parde de atras de mi cabeza. Me encantaría abrirle las piernas y ver si también tiene rizos rubios en el coño. No sé por qué las revistas porno siempre tienen mujeres con calvas. No hace nada por mí. Pero pensar en Clare y imaginar un pequeño coño dulce

con un parche de pelo en él me dan ganas de enterrar mi cara en él y comérmela. Lamiendo mis labios, me quejo mientras me imagino sus pequeñas piernas alrededor de mi cabeza, sujetándome tan fuerte como puede. Ella tiene algunas curvas bajo ese delantal, así que sé que sería muy suave. Ella sería dulce y madura para la cosecha. Me pregunto si está en algo o si es fértil. Apuesto que incluso metiendo la punta de mi pene en ella, podría dejarla embarazada. Podría trabajar en dispara mi semen duro y por mucho tiempo para que pudiera entrar en ella, incluso si no puedo llegar hasta el final. Empiezo a frotarme la polla con movimientos más largos pensando en ello. Cómo necesito correrme dentro de ella y hacerla mía. Cada empuje en mi mano se está volviendo más salvaje y menos controlada. No puedo aguantar mucho más. Imaginando su dulce rostro mirándome mientras lame sus labios, tiro mi cabeza hacia atrás y gruño mi liberación. Siento la fuerza de mi corrida salir de mí y en la pared de la ducha en frente de donde estoy parado. Abro los ojos y sonrío a la salpicadura blanca en la piedra. Debería ser lo suficientemente largo para hacer el trabajo. Me enjabono y me lavo pensando en lo que tengo que hacer para mantener a Clare. Primero, tenemos que ir a la ciudad por la mañana y arreglar esto del matrimonio. Ella sera la Sra. McCallister, y eso es todo. Agarro una toalla del estante y me seco. Cuando termino me quedo ahí por un segundo pensando en lo que voy a hacer. Normalmente entro a mi habitación y me meto en la cama desnudo. Pero sé que Clare está allí, y no sé si está dormida o no. Puede no estar acostumbrada a las horas en una granja y las frecuentes noches tempranas y madrugadas.

No importa qué, mi ropa está en mi habitación, así que tengo que ir allí. Caminando desde el baño, voy a mi dormitorio y giro la perilla lentamente. No está cerrado y eso me hace sentir bien. Al menos ella no está tratando de mantenerme fuera. Una vez que entro, cierro la puerta detrás de mí. La habitación está casi completamente oscura. Veo a Clare dormida en la cama, la luz de la luna entrando, mostrándola de lado, todavía vestida. No puedo evitar sentir el tirón mientras camino hacia la cama y pongo mi rodilla en el colchón. Dudo por un segundo, pero luego me quito la toalla y la dejo caer al suelo mientras tiro las sábanas y me deslizo hacia adentro. Me coloco detrás de Clare, pensando que podría resfriarse, y coloco algunas mantas sobre ella también. Ella gime un poco mientras duerme, y yo me quedo quieto mientras ella se mueve un poco para abrazarme. Una vez que se ha acomodado, pongo mi cabeza al lado de la suya y entierro mi cara en su cabello. Ella huele a manzanas frescas cortadas en casa. Es la cosa más maravillosa que he olido en mi vida, y cuando me duermo, puedo sentir la sonrisa en mi cara. Ella es mi casa.

CAPÍTULO 5

Me derrito en su abrazo, amando la sensación de tener sus brazos alrededor de mí. Me siento querida. Incluso si no es real, voy a absorberlo un poco más. No puedo recordar la última vez que fui acurrucada. ¿Cuándo era niña tal vez? Una gama de sentimientos inundan a través de mí en el pensamiento. Mi mamá y yo nos queríamos, pero no era muy cariñosa. Respiro en su olor mientras me acaricia un poco más, sus labios contra mi cuello. Todavía huele como el sol, pero esta vez tiene un toque de jabón. No debería sorprenderme que decirle que duerma en el sofá no funciono. No parecía el tipo de hombre al que se le podía decir qué hacer. Él contaba y todos saltaban. Apuesto que incluso que cuando era un niño pequeño, probablemente se mantuvo firme. La imagen se mueve en mi mente. Me imagino a un niño pequeño, de pelo oscuro que lleva un sombrero de vaquero que es un poco demasiado grande para él, pero él todavía tiene esa mirada dominante en su cara. Supongo que Cash podría detener a un toro. No sé si debería estar irritada porque se metió en la cama conmigo, pero esta es su casa, y nos vamos a casar. Bueno, creo que sí. No me había perseguido anoche, o rechazado mi comentario sobre él eligiendo una novia más de su agrado. Aunque en este momento, parece que le gusto mucho. El hombre todavía no se ha presentado a mí apropiadamente, pero

parece que no puede mantener sus manos fuera de mí. En este momento me tiene encerrada. Va a tomar algunas maniobras serias para liberarme sin despertarlo. Sigo diciéndome que me levante de la cama, que necesito empezar el desayuno antes de que todos se levanten, pero aquí estoy, queriendo seguir respirándole. Cuando por fin veo un rayo de luz por la ventana, lentamente me desenvuelvo de sus brazos hasta que puedo deslizarme y salir de la cama. Me giro para mirarlo, pero la habitación sigue demasiado oscura para verlo bien. De puntillas a la puerta, agarro mi bolso del suelo antes de tirar de la puerta cerrada detrás de mí tan silenciosamente como puedo. Opto a utilizar el baño en el pasillo una vez más para evitar despertar a Cash. Hago un trabajo rápido en la ducha. Vuelo a través de mi rutina de la mañana y me pongo mis pantalones cortos y una camiseta blanca. Quiero terminar lo más rápido posible. Ya me siento atrasada, sabiendo que los hombres estarán buscando su desayuno en cualquier momento. No quiero tener un mal comienzo con todos aquí. Ya me siento un poco avergonzada de estar frente a todos ellos. Cuando llego a la cocina, empiezo a sacar todo para hacer huevos, tocino, y algunas tostadas. Es realmente la única opción con lo que tengo aquí. Ciertamente voy a tener que llegar a la ciudad hoy y conseguir algo de comida. Si quiero abastecerme por una semana entera, voy a tener que coger un camión. Quizás Cash me deje llevar a uno de los hombres conmigo para ayudar. Le doy la vuelta al tocino pero levanto la vista cuando escucho lo que suena como alguien corriendo hacia la puerta principal, una serie de maldiciones siguiéndolo. Luego un golpe suave. Cuando giro la cerradura y abro la puerta, veo a

Brandon, el mismo hombre que vino ayer por el botiquín de primeros auxilios. Se frota la cabeza, su sombrero de vaquero en la mano. Una mancha roja ya se está formando en su frente. Deja de frotar la mancha, su mano va a su cabello como si estuviera tratando de arreglarlo. Está claro que no hizo nada con él esta mañana y se puso un sombrero de vaquero. El cabello peludo rubio sucio todavía se ve bien. Casi como ese estilo desordenado que ves en los hombres de las revistas y que tratan de hacer, pero no creo que sea eso lo que está buscando. —No estoy acostumbrado a que la puerta esté cerrada. — Sus ojos marrones se arrugan en los bordes como si todavía estuviera tratando de orientarse. —Perdón. ¿No es normal? —pregunto, abriendo la puerta para dejarlo entrar. —No, pero creo que muchas cosas ya no van a ser normales. —Me sonríe y se dirige directamente a la mesa del comedor donde ya he puesto la primera ronda de comida. —¿Por qué? ¿No estas acostumbrado a tener una mujer en la casa? —Mi estómago se tensa ante mis propias palabras, dándome cuenta de lo que acabo de decir. No sé si había mujeres en esta casa antes que yo. Demonios, por lo que sé, Cash podría haber estado casado y divorciado o tener una serie de mujeres yendo y viniendo. —Bueno, eso y… —Brandon mira el reloj en la pared—. El jefe sigue en la cama, ¿no? Me doy la vuelta, volviendo a la estufa, sabiendo que toda mi cara esta probablemente de color rojo cereza. Sé lo que está pensando. Lo que todo el mundo está pensando. No debería avergonzarme. El hombre va a ser mi marido. Por supuesto que compartimos una cama, y la gente simplemente asumiría que hicimos todo lo que estaba de acuerdo con eso.

—Sí, lo esta —contesto, dándole la espalda mientras empiezo a sacar el tocino de la estufa y lo pongo en un plato, añadiendo otra ronda a la sartén. —Normalmente es el primero en salir. —Ahora veo a Brandon en la cocina, agarrando la cafetera y llevándola a la mesa. Más hombres comienzan a entrar en la casa, preparando sus platos y comiendo. Sigo cocinando y añadiendo a los platos sobre la mesa. Parece que comen lo más rápido que pueden. Tomando un plato extra, hago uno para Cash por si acaso, porque estoy cerca de estar sin cosas para cocinar para ellos. —Señorita Clare, tiene que ser el regalo de Dios para el rancho —dice Kent, uno de los hombres, mientras se frota la barriga, haciéndome reír. —Señora McCallister —Me asomé por encima de mi hombro para ver a Cash parado en la cocina, con los ojos fijos en Kent antes de que vengan a mí. Siento que mi aliento se congela en mis pulmones. Tiene un par de pantalones de franela y nada más. Los pantalones están bajos, mostrando su V perfecta, una línea de pelo oscuro arrastrándose por su ombligo. Cuando empieza a moverse hacia mí, todavía no puedo moverme. Entonces está sobre mí, su boca bajando sobre la mía. Me quedo quieta hasta que siento su lengua lamer la costura de mi boca y la abro para él. Mi cuerpo hace lo que él ordena. Una de sus manos serpentea en mi cabello todavía húmedo, la otra agarrando mi mano, entrelazando sus dedos con los míos. Me derrito en él, mis párpados se cierran. Su beso es tan intenso como él. No tengo ni idea de lo que estoy haciendo mientras me devora la boca como si estuviera hambriento.

Cuando escucho una garganta siendo aclarada, salto hacia atrás, habiendo olvidado completamente que estamos en una habitación llena de gente, pero cuando miro hacia la mesa del comedor está vacío y sólo Earl está de pie allí comiendo un pedazo de tocino. Despejamos la habitación. Es como una cosa embarazosa tras otra por aquí. —No puedo creer que hicieras eso —digo, mi mano va a mi boca. Mi voz está sin aliento. —¿Qué, besar a mi esposa? —Me mira como si estuviera loca. Que es normal. Como si nos estuviéramos besando desde siempre. Que este no fue mi primer beso. —Primero que nada, no soy tu esposa. —Doy un paso hacia él, señalándolo. Una media sonrisa se forma en su cara como si él pensara que es lindo. Estoy diciendo todo en su cara. —Sin embargo… —añade, pero yo simplemente lo ignoro. —En segundo lugar, desde anoche esta cosa no estaba totalmente encendida. —Me moví entre nosotros. Luego me detengo cuando veo un anillo en mi dedo. Es impresionante. Un gran diamante circular se encuentra en el centro, rodeado de pequeños diamantes en un halo. Parece antiguo. —Era de mi madre. —Se encoge de hombros como si no fuera gran cosa. —No puedo aceoptar esto. —Voy a sacarlo, pero me agarra la muñeca para detenerme. —Te lo pondrás —dice, usando el mismo tono que usa con sus hombres.

—No parece correcto —trato de protestar. Este es el anillo de su madre. Es algo que estoy segura que se dio con amor. Había visto una foto de sus padres anoche en su dormitorio. Sabía que eran ellos. Cash tiene una mezcla de ambos en él. Su madre tenía el pelo oscuro y los ojos grises, pero él está construido como su padre. La mirada en la cara de su padre mientras miraba a la madre de Cash estaba llena de tanto amor. Era tan hermoso y doloroso de ver. Quería un matrimonio como ese. —Vas a ser mi esposa. —Él retrocede. —No es lo mismo. —Lo usarás y eso es definitivo. —Sus palabras son duras. Está claramente molesto porque estoy presionando contra él, pero luego coloca un beso en la palma de mi mano antes de soltar mi muñeca. La acción es tan suave y dulce. No concuerda con sus duras palabras. Sólo asentí. No tiene sentido pelear con él. Estoy aquí para casarme con él, y si este es el anillo que quiere que use, supongo que lo usaré. Simplemente se siente mal. Como si lo estuviera contaminando. Sé que este matrimonio probablemente no durará. —Y te besaré cuando me de la gana. Más aún para hacer un punto a mis hombres. —Con eso, se gira, dejándome ahí de pie mientras él se acerca y empieza a comer del plato que había dejado en el mostrador de la cocina. Es como si supiera que lo hice para él. Echa un vistazo a la mesa, luego a su propio plato, deteniéndose a mitad de una mordida. —¿Comiste?

Asiento otra vez y vuelve a comer del plato de comida. Me reconforta que le preocupara que estuviera comiendo lo último del desayuno y que quisiera asegurarse de que había comido antes de que lo terminara. —¿Cómo se ve todo? —Cash pregunta Earl. —Otra cerca está abajo y no podemos encontrar a Sammy por ninguna parte. Cash deja caer su tenedor. —Me estás jodiendo. —No. Algo está empezando a apestar —agrega Earl, tomando un trago de su café. —Me vestiré y saldré en un rato. —Cash toma unos bocados más de su desayuno, luego se dirige por el pasillo. Lo sigo, pero no antes de que Earl me guiñe el ojo. —Tengo que ir a la ciudad para ir de compras —le digo cuando entro en la habitación. Se baja los pantalones, y me doy vuelta rápidamente, dándole la espalda. Lo oigo reír. —Te llevaré mañana, y conseguiremos nuestras licencias de matrimonio también. Lo planeé para hoy, pero parece que tengo otro desastre que limpiar. Quiero protestar, pero sé que tiene suficiente en su plato. —Vale. —Es todo lo que digo al salir de la habitación, volviendo a la cocina para limpiar. —Incluso su café es maravilloso, señora. ¿Hay algo que no pueda hacer? —dice Earl, sirviéndose otra taza. —Bueno, eso es todo lo que tengo hasta que pueda llegar a la tienda —le digo cuando un pensamiento me golpea—. Si alguno de tus hombres no está muy ocupado, ¿crees que

podrían llevarme a la ciudad? Me encantaría quitármelo de encima y no molestar a Cash con eso. Puedo decir que está muy ocupado y no necesita pasar horas en la ciudad para conseguir suministros. —Creo que puedo hacer eso. Enviaré a Brandon de vuelta para que te lleve. Sólo vaya a buscar algo de dinero de la oficina de Cash. Cajón inferior de su escritorio en una caja de metal. Tome lo que necesita. Terminamos en al estado y nos encantaría volver a casa y encontrar una cena como la de anoche. —Gracias. Me aseguraré de reservarle algo especial para el postre esta noche. —Estaré esperando todo el día. En ese momento, Cash regresa a la habitación, se me acerca y me planta otro de esos besos que me dejan sin aliento. —Cierra la puerta. Con eso, el se va. Realmente necesita algunos modales, o tal vez me guste sin ellos.

CAPÍTULO 6

Quitándome algo de polvo de mis jeans, camino hacia la casa grande, pensando que no es una maldita coincidencia que pase dos días seguidos. Una cerca que se rompe de vez en cuando puede ser, pero dos cercas, una tras otra, y algo empieza a oler mal. Todavía no hemos podido encontrar a nuestro mejor toro, Sammy, y las cosas no están sumando. Planeo llamar a la granja Johnson para ver si lo han visto. Son una granja rival justo al lado de nosotros y normalmente no somos los mejores en comunicarnos, pero tengo que intentarlo todo. Mi mente vuelve a Clare como lo ha estado haciendo toda la mañana. Parece que no puedo pasar más de treinta segundos sin pensar en ella, pero no me importa. Es una distracción, pero por primera vez en mi vida, le doy la bienvenida. He dado todo el día, todos los días, a esta granja y por una vez, estoy tomando algo para mí. Algo que puede ser parte de esta vida. Había comprado una banda de oro simple para mi novia por correo, pensando que sólo mantendría las cosas simples. Pero una vez que vi a Clare y sentí lo que estaba pasando entre nosotros, supe que era especial. Sabía que se merecía algo tan precioso como ella, así que ahí fue cuando supe que quería que tuviera el anillo de mi madre. Mi mamá dijo en varias ocasiones que su anillo no tenía un lugar en una granja y realmente no

era el tipo de cosa que alguien llevaba mientras cocinaba y limpiaba como ella. Pero nunca la vi quitárselo. Ese anillo puede haber parecido tonto para algunas personas debido a la vida simple que llevamos, pero era hermoso, y mi padre quería que lo tuviera. Entiendo lo que eso significa ahora. Representa la belleza de la mujer que lo lleva. Algo que todo el mundo podía ver. No había falta, ella era una mujer tomada con eso en su dedo. Cuando me desperté y Clare no estaba en la cama, me revolví por un segundo dándome cuenta de que me había dormido, algo que nunca había hecho en mi vida. Hace mucho tiempo que dejé de poner una alarma porque casi podía levantarme si tener un reloj para que me despertara. Supongo que fue el poder de tenerla en mis brazos y conseguir la mejor noche de sueño que he tenido. Me puse unos pantalones y fui a mi cómoda, cogiendo el anillo. Lo quería con ella y quería que todos vieran que estaba tomada. Necesitaba marcarla como mía porque de ninguna manera no lo era. Subo al porche y me dirijo adentro, yendo directamente a la cocina. Clare no se ve, así que me dirijo a la habitación, esperando que tal vez la encuentre aquí. Solo quiero verla un segundo antes de que tenga que volver al trabajo. Quizás tenga tiempo para un beso rápido. O tal vez un beso no tan rápido. —¿Clare? —Repito mientras camino por la casa sin poder encontrarla. Cuando empiezo a entrar en pánico, corro en el porche y veo a Earl dirigiendose a la casa grande—. No puedo encontrar a Clare. —Puedo escuchar el pánico en mi voz. ¿Y si cambió de opinión? Ella podría estar lejos. —Cálmate, Cash. La envié a la ciudad en el camión con Brandon. Las palabras de Earl me calman por un momento antes de que se hundan por completo.

—¿Hiciste que? —La última palabra hace eco a nuestro alrededor y algunos de los chicos que están a una distancia corta detienen lo que están haciendo y miran. —Ella dijo que necesitaba suministros y que no quería molestarte. No te preocupes. Le dije que consiguiera dinero para gastos menores. Volviendo a la casa, pisoteo y agarro mis llaves antes de darme la vuelta y dirigirme a mi camión al lado de la casa. —Cálmate, Cash. Solo está comprando víveres. —Earl me mira como si estuviera loco, pero yo sólo aprieto los dientes y me subo, arranco el camión y me voy. Me sorprende tanto que no salga vapor de mis oídos. No puede ir a la ciudad así. ¿Y si se va y no vuelve? Se fue con Brandon. Es uno de los jóvenes de la granja. ¿Y si intenta hacer un movimiento? Golpeé el volante mientras aceleraba, pensando que podría patearme por no casarme con ella ayer como debería haberlo hecho. Esto termina hoy. No voy a correr más riesgos cuando se trata de Clare. Ella es mía, y seguro que seguirá siéndolo. Cuando por fin llego a la ciudad, no estoy seguro de por dónde empezar primero. Creo que quizás debería ir a la estación de tren, pero si Earl tenía razón, entonces quizás estoy exagerando. Me dirijo a la tienda de comestibles y veo el camión de la granja en el frente. Veo a Brandon cargando la parte de atrás mientras Clare sale de la tienda. Me doy la vuelta, y las ruedas apenas se detienen antes de que salga del camión y vaya a ella. —¿Qué crees que estás haciendo? —Pregunto, y por alguna razón sueno sin aliento. ¿Corrí todo el camino? —Cash, ¿qué pasa? —Pregunta Clare, mirando a su alrededor como si no pudiera ver el problema justo en frente de ella.

—Tienes que ir a la ciudad, yo te llevo. —Extendiéndome, la tomo del brazo y camino hacia donde Brandon está parado—. ¿Tienes lo que necesitas? Ella me mira, y la veo empezando a enojarse. —Sí —me responde con brusquedad y no puedo evitar sonreír. Me encanta cuando el fuego se enciende en sus ojos. Normalmente no tomo muy amablemente que me contesten. Doy órdenes y todos me siguen. No puedo entender por qué me gusta cuando lo hace. De repente ella sonríe con dulzura, pero se da la vuelta y mira a Brandon. —Muchas gracias por la ayuda, B. Realmente lo aprecio. —Sus palabras son azucaradas, y quiero alcanzarlas y arrebatarlas para que no las reciba. Palabras así son sólo para mí. —Brandon. —Hago un uso exagerado de su nombre mientras miro a Clare—. Lleva el camión a la granja y que los chicos te ayuden a descargarlo. Gracias por traer a mi esposa a la ciudad. Lo tengo desde aquí. —Sí, señor —dice y se ocupa de sus asuntos como si nada fuera anormal aquí. Tomando a Clare por el brazo, la llevo al lado del conductor de mi camioneta y abro la puerta, sin perder que algunos de los habitantes del pueblo observan lo que esta ocurriendo. Probablemente preguntándose qué está pasando. Los chismes seguramente comenzaran a propagarse. —Todavía no soy tu esposa. —Dice en voz baja, pero lo suficientemente fuerte para que yo lo oiga. —Oh, confía en mí, cariño. Estoy a punto de cambiar eso. Agarrándola por la cintura, la levanto y la pongo en el asiento del banco y me pongo detrás de ella. Ella se desliza

hasta el lado del pasajero, pero me estiro, agarrando su muslo y la deslizo hacia atrás para que esté justo a mi lado. —Eres un viejo bruto, ¿lo sabías, Cash? No puedes simplemente manipular algo cuando no hace lo que quieres. — Clare resopla, y cruza los brazos sobre su pecho. —Cuando es mío, lo hago. Puse el camión en marcha y nos conduje al ayuntamiento. Estoy listo para ocuparme de este pequeño asunto. Una vez que nos detenemos, la siento tensa a mi lado. —¡Cash, ni siquiera me puse un vestido! —Me río de sus palabras, pensando que está más preocupada por su aspecto que por el hecho de que está a punto de casarse conmigo. Me gusta. No quiero que cambie de opinión. —Me temo que no puede pasar de hoy, cariño. Según el estado de Texas, podemos conseguir una licencia de matrimonio, pero tenemos que esperar tres días. Así que vamos a empezar y el viernes podemos volver aquí y puedes usar un vestido. —Miro hacia abajo y la veo morder su labio como si estuviera pensando en ello. Agarro su barbilla y giro su cabeza para que me mire. —Todavía quieres casarte conmigo, ¿verdad? —Veo fijamente sus brillantes ojos azules, asustado de lo que podría decir. No estoy acostumbrado a los sentimientos. Ella asiente con la cabeza, haciendo rebotar sus rizos dorados, y no puedo soportarlo más. Tengo que poner mi boca sobre ella. Bajando mis labios sobre los de ella, el calor de sus suaves labios me hace gemir. Siento su pequeña lengua barriendo en mi boca y su dulzura me llena. De repente nuestras manos están explorando y es como si no pudiéramos acercarnos lo suficiente. La estoy arrastrando hacia mí mientras sube por mi cuerpo y de repente me está montando en la cabina de mi camioneta. Siento que su coño cubierto por el pantalón se

empieza a moler contra mí y rompo el beso para mirarla. Mis manos van a sus caderas para sostenerla quieta mientras miro a nuestro alrededor para ver a algunas personas caminando. —No aquí, Clare. No quiero que la gente te vea así, cariño. Mis palabras parecen despertarla de su niebla de lujuria, y sus mejillas arden de vergüenza. Cuando intenta levantarse de mi regazo, la sostengo más fuerte para que no se pueda ir. —Todavía no, cariño. Déjame disfrutarte un segundo más. Le meto la cara en el cuello y huelo su dulce aroma a manzana. Ella envuelve sus manos alrededor de mí, y sus dedos agarran el pelo corto en la parte posterior de mi cabeza. Mi stetson se cayó en nuestra sesión de besos. —Me pierdo cuando me besas —susurra. Corriendo mis manos arriba y abajo de su espalda, sonrío contra su piel. —Menos mal que estoy aquí para encontrarte cuando se acaba. Ahora entremos y hagamos esto legal. Abro la puerta, me deslizo y me ajusto discretamente antes de ayudarla a salir del camión. No nos toma mucho tiempo llenar nuestros papeles y luego obtener el formulario. Todo lo que se requiere es una prueba de que somos quienes decimos que somos, y luego tenemos que esperar tres días. Vi a Clare llenar el formulario diciendo que nunca había estado casada antes y me hizo sonreír. Me gusta saber que ella nunca ha hecho esto antes, porque seguro que no lo hará de nuevo. Cuando nos subimos a la camioneta para volver a la granja, ella trata de sentarse en el lado del pasajero de nuevo, pero una vez más agarro su muslo y la deslizo a mi lado lo más cerca que puedo conseguir. Diablos, cabalgaría con ella en mi regazo si pudiera, pero estaría demasiado ocupado sintiendo

sus curvas rebotando sobre mí, que probablemente nos metería en una zanja. —¿Qué granja es esa? —pregunta mientras vamos por un camino cerca de casa. —Ese es el rancho Johnson. Recientemente han tenido un problema con los precios del ganado en su rancho y el propietario ha estado tratando de socavarme en terneros. Le dije que podía comprarme, pero sólo a precios justos. Me temo que el tipo al que dejaron que se haga cargo va a meterlos en problemas. —¿Qué pasó? —La familia propietaria de la granja quería vender pero no podía conseguir el dinero que quería. Así que, en vez de esperar, trajeron a alguien para dirigir el lugar, y creo que podría estar tratando de detenerlos. —Oh, eso es horrible preocupación en su voz.

—dice

Clare,

y

escucho

la

—Tengo que llamar y hablar con el propietario hoy de todos modos para ver si han visto a Sammy. Puede que tenga que comprobar y asegurarse de que está manteniendo su ojo en el lugar. —¿Quién es Sammy? —Nuestro mejor toro. Ha hecho más crías en esta granja de las que probablemente esté dispuesto a admitir. Tal vez sólo vagaba fuera buscando un poco de amor. —Miro abajo a Clare y le doy un guiño—. No puedo realmente culparlo. Creo que sé cómo se siente. Sus mejillas arden y ella mira lejos de mí y cruza sus brazos.

—¿Oh sí? ¿Irá a todas las granjas cercanas, saltando de cama en cama? Suena terrible, si me preguntas. No puedo evitar reírme de sus palabras. —No, cariño, no creo que vaya a meterse en la cama de nadie. Y quise decir que sé cómo se siente con la forma en que te perseguí hasta la ciudad hoy. Sospecho que te seguiría hasta el fin del mundo si eso significara estar cerca de ti. Sus brazos se separan, y tomo su mano en la mía, llevándola a mis labios. Beso la palma de su mano. Todo en ella es suave. Realmente no está hecha para una vida de granja. Voy a tener que mantener un ojo en ella. Ese rubor golpea sus mejillas de nuevo, haciendo que mi pene me duela aún más. Pasarán tres días antes de que pueda hacerla mía.

CAPÍTULO 7

No puedo dejar de mirar a Cash mientras nos lleva de vuelta a la granja. Cada vez que trato de echar un vistazo, juro que lucha contra una sonrisa. Uno de los hoyuelos debajo de su pequeño rastrojo lo delata. Este hombre es tan confuso. O más bien, lo que he llegado a saber de él en las últimas veinticuatro horas es confuso. Puede pasar de ladrar órdenes a actuar como un dulce pastel de melocotón. Quiero pegarle por ser un bruto, y luego fundirme en uno de esos besos que sigue dándome. Está jugando con mi cabeza. No estoy segura de que incluso me gusta. Mentirosa. Sacudo la cabeza hacia mí misma. O tal vez no sea una mentira. Me gusta más de este hombre. Tal vez todo este asunto de novia por correo no va a ser tan malo después de todo. Estaba preocupada acerca de con quién iba a ser atada. Nunca pensé que tendría que preocuparme por perder mi corazón por alguien. Había dejado de lado los pensamientos de romance, pero ahora están empezando a desangrarse cada vez que Cash me tocaba. Voy de loca a una masa pegajosa que quiere escalar su cuerpo gigante. Nunca en mi vida he actuado así con un hombre. Hace que mi ira se vaya, volviéndose lujuria. Me

pregunto hasta dónde habría llegado si Cash me hubiera dejado. Él fue el que nos hizo retroceder.

—Quiero que te mantengas alejada de Brandon. —Cash se desliza fácilmente en su tono de mando, sacándome de mis pensamientos. Abro los ojos. Me gusta Brandon. Es agradable. Él y Earl son realmente las únicas personas que conozco aquí. —Voy a pasar tiempo con quien yo elija. —Le respondo con un gruñido —No empujes, Clare. —Sus ojos se estrechan en los míos con advertencia antes de centrarse en la carretera. He venido aquí planeando jugar limpio. Ser una esposa cariñosa, solo tratar de sobrevivir por un tiempo, pero por alguna razón con Cash no puedo dejar de empujar. Entonces un pensamiento me golpea, uno que me calienta en lo más profundo de mi estómago, recordándome las cosas que me dijo cuándo se acercó a Brandon y a mí en la ciudad. Mía, dijo. Yo también tuve una sensación de calor. —¿Estás incredulidad.

celoso?

—Levanto

mis

cejas

casi

con

—Demonios, sí, estoy celoso, así que si fuera tú, me mantendría alejada de él. —Observo como sus dedos se aprietan en el volante, sus nudillos empiezan a ponerse blancos. —Eres ridículo, Cash. —Levanto mi mano, mostrándole mi anillo. El mismo anillo que me puso hace horas. La cosa es imperdible—. Está claro como el día que estoy tomada. Además, nunca te haría eso. —Sé que no nos conocemos bien, pero sigue

sin encajar que no confíe en mí. Diablos, soy una maldita virgen. No es como si saltara de cama en cama, pero él no lo sabe. Ninguno de nosotros ha hablado mucho de nuestro pasado. —No estoy preocupado por ti… —Se corta, manteniendo su agarre de muerte en el volante, la casa se encuentra a la vista. —Oh, ¿entonces no confías en tus propios hombres? — Pregunto. No parece que mantuviera hombres en su tierra en los que no confiaba. —Ni siquiera confío en mí mismo a tu alrededor. —Me mira de nuevo, sus ojos recorren mi cuerpo. Casi puedo sentirlos como un toque en mi piel mientras su mirada vaga por mis piernas. —Parecías tener el control en el estacionamiento —le recuerdo. —Sólo porque pensar en alguien viéndote excitarte, trabajando ese dulce cuerpecito sobre la polla de tu esposo, viendo como tus piernas se abren tan fácilmente solo para mí, como fueron hechas para hacerlo, me montó más duro que la necesidad de desnudarte y follarte en mi camioneta. —Mi boca se abre ante sus crudas palabras, y mi cuerpo vuelve a la vida como lo había hecho en ese estacionamiento—. Nadie ve esa mierda. En lo que a ellos respecta, pasas tus días cocinando y cosiendo, y estamos tan anticuados que dormimos en camas dobles. —Con esa boca, las camas dobles se convertirán en realidad muy pronto. —Podrías intentarlo, pero vi lo rápido que tu cuerpo cedió ante mí. Tuve que sacarte de mí. —Lo dice como si fuera un dulce recordatorio.

—Oh, tú… —tartamudeo, incapaz de pensar en lo que debería decir. Opto por darle una palmada en el brazo, lo que sólo le hace sonreír ampliamente, cabreándome. También lo quiero enojado. ¿O estoy excitada? Grr. No sé desde arriba con este hombre—. De todos modos, como estaba diciendo, voy a pasar el rato con quien quiera. —Me volteo para mirar por la ventana, feliz de que estemos casi fuera de este camión. Es como si todo lo que podemos hacer es besarnos o pelear. —Muy bien, entonces. —Giro mi cabeza para mirarlo sospechosamente. Eso fue demasiado fácil. —¿Bien? —Sí, buena suerte viajando a donde sea que esté su nuevo lugar de trabajo. —¡No lo harías! El camión se detiene frente a la casa. —Cuando se trata de ti, no creo que no haya mucho que no haría. Como te dije, eres mía. —Bruto —le lanzo por millonésima vez hoy. Se inclina hacia mí, y sé lo que viene. Me pongo la mano en la boca y me apresuro hacia el otro lado de la camioneta No estaba usando ese truco conmigo otra vez. Lanza su cabeza hacia atrás y ríe fuerte. Su risa es profunda y rica, y tengo que apretar los dientes para no sonreír. —No eres razonable. —Agarro la manija de la puerta, pero me detengo cuando la mano de Cash cae sobre mi muslo. —Sé que estás enfadada cariño, pero déjame ayudarte a bajar. —Puedo salir de un camión yo sola, Cash.

—No, esperarás a que te ayude, y acabas de probar mi punto. —¿Qué punto? ¿Qué piensas que soy una niña? —No hay nada infantil en ti. —La mano en mi muslo se desliza un poco más arriba, su pulgar hace pequeños círculos, haciendo que mi piel se ponga como piel de gallina incluso en este calor loco de Texas. —Que incluso si te lo pido amablemente aún lucharás conmigo, así que también podría maltratarte. —Y eso hace cuando me saca del camión, y me tira sobre su hombro—. No es que no me guste hacerlo. Sigue luchando contra mi. Me gusta recogerte y ponerte donde te quiero. Me meneo en su abrazo como si estuviera tratando de liberarme, sólo me alegra que no pueda ver mi cara y la estúpida sonrisa que estoy luciendo cuando debería gritarle por una lista de cosas. —¿Cash? —El sonido de una suave voz femenina detiene mis movimientos. —Señorita June —oigo decir a Cash, deteniendo sus pasos. Saco un poco de mi cabello de mi cara y trato de ver de dónde viene la voz. Es cuando veo a una chica que parece unos años mayor que yo parada en el porche. No tengo ni idea de cómo no la vi cuando llegamos. Tal vez ella vino de alrededor de la casa o algo así. Sus ojos van hacia mí, atrapándome mirándola a escondidas. Se estrechan para un momento tan rápido que ni siquiera estoy segura de si sucedió. Pero una cosa está clara. Ella ha estado llorando. Sus ojos están un poco rojos, pero el maquillaje que se había puesto todavía se ve bien. Todo acerca de ella luce bien. Ella se parece a la chica de al lado. Botas de vaquero rosas conducen a unas piernas que parecen seguir

durante días, terminando en un par de pantalones cortos. No me sorprendería que si se diera la vuelta, pudiera ver sus nalgas. Incluso con sus largas piernas tonificadas, tiene caderas y un busto. Algunas mujeres tienen toda la suerte. Tuve algunas curvas antes, pero nada como ella. —Hey Cash, me preguntaba si podríamos hablar un minuto. —Ella solloza de nuevo, y una punzada de culpa me recorre. Algo está claramente mal—. A solas —añade. —Estoy ocupado con mi esposa en este momento. —Es todo lo que dice, claramente despidiéndola. —Cash, está llorando —susurro en voz baja para que sólo él pueda oírme. Sólo deja salir un gruñido irritado como si no le importara menos—. No seas un idiota. —Esta vez no es un susurro. Él me saca de su hombro, deslizándome por su cuerpo. Sus ojos se centran en los míos. Él se levanta y quita algunos rizos de mi cara. El acto es tan suave, tan incongruente viniendo de un hombre como él. Me pierdo en él por un minuto, casi olvidando que hay una mujer detrás de mí mirándonos. —Soy Clare — le digo, volviéndome hacia ella. Voy a caminar hacia el porche para estrecharle la mano, pero las manos de Cash van a mi cintura para mantenerme en su lugar. Ruedo mis ojos—. No le hagas caso. Todavía le estoy enseñando modales. —Trato de bromear para aliviar la situación. Entonces los ojos de June se volvieron más fríos, haciéndome preguntarme si me había equivocado al pensar que había estado llorando. ¿Estoy parada en medio de una pelea de amantes? Eso hace que mi sangre se enfríe. Ella es impresionante y es difícil no compararme con ella. Me pregunto si ella es su tipo.

Si han salido antes. Las dos somos rubias, pero ahí es donde terminan las similitudes físicas. Incluso con sus curvas, ella todavía parece que está construida para la vida de la granja. Yo podría volar con un buen viento. —Soy June Johnson, pero todos me llaman JJ, ¿verdad, Cash? —Dice finalmente, con una dulce sonrisa desvaneciendo el frío que había visto hace unos momentos. Ella se baja del porche, extendiéndose y estrechando mi mano. Puedo sentir a Cash encogiéndose de hombros. Su indiferencia no podría ser más clara. —¿Qué necesitas, June? —Su tono es plano. —Tu mamá se revolcaría en su tumba si te oyera hablar con una dama así. —Ahí es cuando hace clic. Johnson. La granja al lado de Cash. De la que me acababa de hablar. Estos dos probablemente crecieron juntos. Una imagen de un primer amor joven y dulce pasa por mi mente: primeros besos, bailes, y otras cosas en las que no quiero pensar. Cash será mi primer todo y odio pensar que esta mujer frente a mí es su primer todo. Al instante me disgusto con ella por algo que ni siquiera es su culpa, pero simplemente no puedo evitarlo. Estoy probando el mismo sentimiento celoso de Cash sentia hace unos minutos. Wow, el karma trabaja rápido. —Sí, probablemente se revolcaría en su tumba si no metiera a mi mujer en la casa, fuera de este calor y la alimentaba. Apuesto a que ni siquiera has almorzado, ¿verdad? —Dice la última parte suavemente y junto a mi oído, su preocupación por mí es clara. —Yo… —Ni siquiera puedo pensar en qué decir. Estoy muy ocupada tratando de averiguar qué está pasando con Cash y

June—. ¿Por qué no entro y nos hago unos sándwiches mientras hablas con June? —Ofrezco. —No estoy seguro de que haya mucho de qué hablar. June, si tu padre necesita algo puede llamarme. Había planeado llamarlo esta noche de todos modos acerca de Sammy. —¿Por qué estás siendo así? —Ella resopla, un pequeño puchero formándose en sus brillantes labios. No quiero estar aquí para esto. Me encantaría decirle que retroceda y se aleje de mi marido, pero la verdad es que no quiero que Cash sienta algo por otra mujer. Sería mejor resolver esto ahora antes de hundirme más en él. No quiero algo así sentado en la parte de atrás de mi cabeza, menos aún si ella va a vivir justo al lado. Siempre estaría en mi mente. Ya me quedaría algo si lo que estoy pensando sobre ellos es verdad. —No estoy siendo como nada. Simplemente no tengo tiempo para tus jueguitos de hoy. No estoy jugando. Nunca los he jugado. Sus manos van a sus caderas, ese puchero cayendo de sus labios. —No puedo creer que vayas a casarte con ella. Si querías una esposa, sabías que yo lo haría. Terminaría esta pequeña guerra que ha estado pasando entre nuestras familias. Juntaría las tierras. Seríamos buenos juntos. ¿Por qué no puedes simplemente aceptar eso? Trato de salir del brazo de Cash, desesperada por no estar entre ellos, pero Cash me agarra más fuerte. —Este maldito pueblo. Apuesto a que la tinta de la licencia de matrimonio no estaba seca antes de que todos lo supieran — dice Cash.

—Sí, porque nadie puede creer que estés haciendo esto. Hemos estado esperando que saques la cabeza del culo y me preguntes. —Me voy a casar con Clare el viernes, así que creo que tú y esta ciudad deberían acostumbrarse. —Su tono sigue siendo aburrido, como si en realidad no le importa si el pueblo se acostumbra o no. Dudo que a Cash le importe lo que alguien piense de él. No parece el tipo de persona que se preocupa por esas cosas. —¿Es el anillo de tu mamá? —jadea en shock, dando un paso hacia mí como si fuera a agarrar mi mano, pero antes de que pueda estoy de nuevo sobre el hombro de Cash. —Vete a casa, June y no vuelvas sin una invitación. —Dice Cash, dirigiendose hacia la puerta principal. —No hagas esto, Cash. No está hecha para esta vida. —La oigo gritar cuando la puerta de entrada se cierra de golpe. —Por favor, bájame. —Odio lo pequeña que suena mi voz. No sé qué hacer con lo que acaba de pasar. Me dolió un poco, pero en cierto modo, me gustó. Me dolió pensar que había estado con ella, que habían compartido algo especial en su momento. Ella incluso conocía a su familia. Pero me gustó cómo Cash dejó claro que yo era suya y eso fue definitivo. Era tan frío con ella que me hizo pensar que tal vez ella lo lastimó. Estaba claro que él no quería estar con ella. Se ofreció en bandeja de plata, pero él la rechazó como si nada. Las emociones de las pasadas veinticuatro horas parecen presionarme. El peso de ellos solo me hace querer caer en la cama. Ella podría tener razón. No sé si estoy hecha para esta vida. Sé que Cash no cree que lo sea, considerando cómo me trata como si estuviera hecha de vidrio hilado.

—Cariño, no hagas eso. —Oigo que la cerradura hace clic en la puerta principal, luego me acuesta en el sofá y se me acerca—. Enójate, pero no hagas eso con tu voz. —¿Mi voz? Su cabeza se acurruca en mi cuello como si estuviera tratando de acariciarme, su corto vello facial cepillándome la piel. —Sin emoción. Me vuelve loco. —¿Debería estar enojada? —Sí —dice, entonces pone un beso en mi cuello. Sentí como se formaba un bulto en mi garganta. —¿Por qué debería enojarme? —Nadie debe cuestionar nuestro matrimonio. No es de su incumbencia, pero esa es la vida de un pueblo pequeño. Peor aún, ella no debería haber dicho esa mierda delante de ti. Si la situación se hubiera invertido, yo estaría en la cárcel ahora mismo. —Él gruñe la última parte como si estuviera enojado con la escena imaginaria de alguien ofreciéndose a casarse conmigo. —Cash, quiero ver tu cara. En un movimiento rápido, Cash nos pone en una posición sentada, él debajo de mí mientras me pongo a horcajadas. —¿Por qué no tomaste la oferta de June de matrimonio en lugar de conseguir una novia por correo? Debe haberte hecho mucho daño para que lo hicieras. Sus grandes manos me llegan a la cara, su pulgar rozando mis labios, haciéndome lamerlos.

—No, cariño, ella nunca me lastimó. ¿Me irritó? Sí. — Respira como si no quisiera hablar de ello—. Crecimos juntos. Algo así, pero no realmente. No le presté mucha atención. No estaba loca mientras crecía. Si no estaba en la escuela o ayudando a mi papá, estaba en mi caballo. No le di mucha importancia a nada. A una chica como June eso no le gusta mucho. —¿Qué paso cuando te hiciste mayor? —Empujo, con ganas de saber más. —Ella todavía trataba de llamar mi atención. Siempre pensé que era porque era indiferente hacia ella. Más de su ego queriéndome entonces. Cuando empecé a pensar en tal vez encontrar una chica propia, quería algo como lo habían hecho mi mamá y mi papá. Luego paso. —Veo el dolor parpadear a través de sus ojos. Me inclino hacia adelante, colocando un beso en sus labios, queriendo estar más cerca de él. —Fue rápido. Un accidente automovilístico cuando habían tomado un viaje por carretera. Era mucho con lo que lidiar entonces. A parte de eso tenía una granja que trabajar. La gente depende de mí. Toda la otra mierda salió por la ventana. —¿Por qué ahora? —Pregunto. Me pone una mano en la nuca, jalándome hacia él y me hace poner la cabeza sobre su hombro. Comienza a jugar con mi cabello. La sensación me hace cerrar los ojos. —Todo lo que hago es trabajar. Tengo a estos hombres a mi lado, pero eso no significa que no me sienta solo por la noche. Todavía desearía tener lo que mis padres tenían. No pensé que podría conseguir eso con una novia por correo, pero quería intentar. Definitivamente sabía que no tendría eso con June. Por no mencionar que apenas puedo tolerar su voz. Ella siempre está ladrando. —Sonrío por eso, el alivio inundando mi cuerpo.

—¿Ni siquiera la besaste? Siento que se ríe. —No, cariño. Ni siquiera la besé. Tengo que decir que escucho a los hombres quejarse de que las mujeres celosas los vuelven locos, pero resulta que me gusta que te pongas celoso por mí. —No estoy celosa. —Protesto, cuando un bostezo sale de mi boca. —Me aseguraré de estar lejos de ella ya que no te gusta. Parece que es lo que hay que hacer. —Resoplé, no extrañando que me diera otra oportunidad para recordar que se supone que debo mantenerme alejada de Brandon. Sé una cosa con certeza. Me aseguraré de que Cash ya no esté tan solo. Sé cómo se siente. Puede que no esté hecha para la vida en la granja, pero esto es algo que puedo hacer.

CAPÍTULO 8

A regañadientes, dejo a Clare en la casa para, como ella dijo: “organizar la cocina”, mientras salgo a trabajar. Hice algunas llamadas antes de salir de casa, viendo a Clare moverse por la cocina mientras trabajaba para guardar todo lo que tenía de la tienda. Dios, podía sentarme y verla todo el día, su pequeño cuerpo moviéndose así. Tenía que irme. No podía seguir observándola y no tomarla, así que me fui, cerrando la puerta detrás de mí. Me subo a mi caballo y me dirijo al lado oeste de la granja para ver a algunos de los chicos y ayudar. Están marcando parte del ganado y solo quiero asegurarme de que todo va bien. Cuando llego, veo a Earl en su caballo y cabalgo hacia allí. —¿Alguna señal de Sammy? —Todavía no. ¿Hablaste a la granja Johnson? —Pregunta Earl. —Sí. Hablé con su nuevo capataz y dijo que vigilaría. — Respiro profundamente, sacudiendo la cabeza y mirando más allá de la tierra verde. —No estoy seguro de confiar en él. El viejo Johnson contrató a un tipo sospechoso para dirigir el lugar y no estoy tan seguro de que este nuevo tipo tenga sus mejores intereses en el corazón. Empiezo a sospechar que la desaparición de Sammy y las cercas caídas, al mismo tiempo son un poco sospechosas.

—Me temo que tienes razón. Pondré a algunos de los chicos en la guardia de noche. A ver si podemos atrapar al que está haciendo esto. Miro a Earl y asiento con la cabeza. Es una pena que haya tenido que llegar a esto. Después de todos estos años de dirigir esta granja, nunca nos ha pasado nada como esto. En vez de pensar en ello, me agacho y ayudo a los chicos, sabiendo que cuanto más rápido terminemos esto, más rápido podemos ir a comer esta noche. Y cuanto más rápido podre poner mis manos sobre mi mujer.

Caminamos hasta la casa grande y me bañé con los chicos como siempre. Pero esta vez, tengo una sonrisa en mi cara y una anticipación creciendo en mi corazón. Nunca he tenido algo como esto antes. Algo que esperar con impaciencia. Me da satisfacción un duro día de trabajo y el cuidado de la tierra, pero tener a alguien con quien volver a casa al final hace que todo valga la pena. —Algo huele bien. Me alegra que haya traído a la Sra. McCallister, jefe. Me estaba cansando de la comida de Earl. Todos nos reímos como uno de los tipos grandes apodados Tiny se enjuaga y se dirige hacia adentro. Tengo mucho cuidado de limpiarme las manos y las uñas, queriendo lucir bien para Clare. Nunca antes había sentido esa necesidad: querer lucir bien para alguien. Pero me encuentro necesitando impresionarla. Quiero que me mire y vea todo lo que quiere. Quiero entrar en una habitación y hacer que todos desaparezcan para ella. Porque eso es lo que me hace. Ella se está convirtiendo rápidamente en el centro de mi mundo, y quiero ser lo mismo.

—Brandon está en el granero con Fluffy. Creo que podría estar en labor de parto en cualquier momento —dice Earl, caminando a mi lado para limpiarse para la cena—. Haré que uno de los chicos le lleve un plato. Solo gruñí en respuesta, pensando que es lo mejor. Realmente no lo quiero cerca de Clare en este momento. No sé de dónde viene esta vena celosa dentro de mí, pero está ahí y es fuerte. Trato de quitármela de encima sabiendo que él es parte de esta granja, pero ella también, así que tengo que confiar en ella y dejarlo ir. Pero por mi vida, no puedo hacer lo que mi cabeza me dice que haga. Mi lado cavernícola es mucho más ruidoso que mi sentido cuando se trata de Clare, y por alguna razón no me importa una mierda. Casi llego corriendo a la casa cuando termino, con ganas de llegar a ella lo antes posible. Cuando entro, veo que la mesa está preparada con platos y comida lista para ser servida al estilo familiar. Respiro hondo y se me hace agua la boca al oler el asado. Ella ha hecho suficiente para un ejército, y todas las guarniciones con él. Incluso galletas caseras. Mirando en la cocina, la veo preparando un pastel de chocolate en la encimera. Me dirijo directamente hacia ella. Cuando la alcanzo, no me detengo cuando la levanto y la llevo a la despensa. Una vez ahí, la aprieto suavemente contra los estantes, y siento sus piernas envolverse a mi alrededor para apoyarme. —Cash —susurra, pero con una risa a medias—. ¿Qué estás haciendo? —Sólo quería agradecer a mi mujer por una buena cena. —Cerre mis labios con los de ella, lamiendo sus labios y sintiendo que ella se abre para mí. Probé un toque de chocolate en ella, y gimo por el sabor. Tan dulce y tan bueno. Todo lo que quiero hacer es caer en este beso por toda la eternidad.

Siento que sus dedos van hacia la nuca de mi cuello mientras me acerca a ella. Es como si ella tampoco tuviera suficiente. Sus piernas se aprietan y la cresta de mi polla comienza a molerse contra ella mientras el beso se convierte en más de lo que nunca pensé. Bueno, ¿a quién estoy engañando? Siempre quiero algo más que un beso cuando se trata de Clare. Este momento rápido se convierte en mucho más a medida que nos aferramos el uno al otro, tratando de estar lo más cerca posible. Mis labios necesitan más, así que los muevo por su cuello y la lamo allí, queriendo aún más de su dulzura. —Ni siquiera has probado la cena y estás haciendo esto. ¿Qué harás después de haberla probado? Las palabras de Clare están saliendo en pequeños jadeos mientras mi lengua se mueve más abajo. —Creo que ambos sabemos lo que va a pasar después de que de un mordisco. Ella gime y se queja contra mí, burlándose de nosotros en un frenesí. —Cash —Susurra, y es entonces que tengo que retirarme. Escuchar mi nombre en sus labios es tan íntimo y lleno de sexo que no quiero arriesgarme a que nadie lo oiga. Alejando mis labios de su cuello, miro a sus ojos y veo cuánto me necesita. —¿Quieres más, bebé? —Clare lame sus labios y asiente rápidamente con la cabeza sin dudarlo—. Esta noche. Estás en mi cama. No te tomare hasta que seas mía en el papel. Pero te quiero en mi cama esta noche. —Ella asiente con la cabeza de nuevo, tomando aire rápido y duro como si estuviera sin aliento—. Quiero que me muestres lo que es mío. Y quiero probar. No me lo negarás, ¿verdad?

No es una pregunta, pero cierra los ojos y asiente, como si el pensamiento fuera demasiado para manejar. La dejé caer lentamente mientras mi polla dura se frotaba tanto como podía. Quiero frotar por todo su cuerpo desnudo, pero ahora no es el momento. Después de un segundo, ambos nos sonreímos. La tensión apresurada se ha ido y una necesidad cómoda se asienta entre nosotros. Después de que ella tiene su ropa en su lugar y ajusté a la bestia en mis jeans, tomo su mano y la saco de la despensa y la llevo a donde todos cenan. La ayudo a acomodarse en mi regazo en la cabecera de la mesa, sirviéndonos dos platos de su deliciosa comida. —Come, nena —le susurro al oído. Es tan pequeña. Podría permitirse tener un poco más de peso sobre ella, y voy a asegurarme de que eso suceda. Todos los chicos están hablando y riendo, disfrutando de la comida cocinada en casa. Me calienta el corazón y hace que este lugar se sienta completo. Apretando a Clare más cerca de mí, sonrío mientras comemos. Todos los hombres deliran acerca de su cocina. Estoy lleno de orgullo, y celos, pero trato de dejar que el orgullo triunfe. Ella es lo mejor que le ha pasado a este lugar desde que puedo recordar, así que me concentro en lo positivo en lugar de ser un idiota al respecto. De repente, Brandon entra en el comedor, y mi brazo alrededor de Clare aprieta. —Siento interrumpir, jefe, pero parece que Fluffy está en labor. Creo que podría necesitarte en esto. Brandon ni siquiera mira a Clare. Algo que alivia parte de mi injustificada irritación con él. Él es un buen trabajador, y me gusta tenerlo alrededor. Tomará algo de tiempo acostumbrarse a tener a Clare y mis celos en la misma habitación.

—Me encargaré de ello. —Miro a Clare, pensando que esto podría ser algo que ella quiere ver—. ¿Quieres venir a ver, nena? —Claro. He ayudado un par de veces con los animales. Veré lo que puedo hacer. Nos levantamos, y tomo la mano de Clare, tirando de ella detrás de mí. —Adelante, límpiate y obtener un poco de comida. Esta noche me ocuparé de Fluffy. Mirando a Earl, lo veo asentir con la cabeza. Sé que se ocupará de las cosas en la casa y se asegurará de que quien esté en limpieza haga su trabajo. Tirando de Clare detrás de mí, caminamos hacia el granero más cercano a la casa. La tomo de la mano mientras caminamos, y la simple acción me hace sonreír. Es extrañamente cómodo y se siente como algo que hacemos todos los días en lugar de algo que es completamente nuevo para nosotros. —¿Entonces quién es Fluffy? —Clare pregunta al entrar al granero. —Ella es una de las ovejas que tenemos por aquí como una especie de mascota. No tenemos suficientes para hacer dinero con su lana, así que la donamos al grupo de tejido de la ciudad y ellos hacen uso de ella. —Camino con Clare al establo de atrás y veo a la oveja acostada. Cuando nos acercamos a ella, está un poco nerviosa, pero yo le pongo la mano y siento su vientre. El cordero realmente se ha apartado por lo que siento, y miro para ver qué tan cerca está de labor. Mirando hacia arriba, veo a Clare meterse en el heno con Fluffy y poner su cabeza en su regazo. Ella comienza a

acariciarla suavemente y hacer sonidos suaves para tratar de calmar a la futura madre. — Es demasiado tarde para que gire el cordero, así que ella tendrá que entregar los pies primero. Esto va a ser doloroso para la mamá, así que si quieres ayudar, tendrás que abrazarla por mí. Clare mira hacia arriba y veo tristeza en su cara, pero es rápidamente desterrada y ella asiente, ahora determinada a ayudar. Ella sostiene Fluffy y comienza a hablar con ella como si ella es una verdadera mamá a punto de dar a luz. —Tu puedes hacer esto, Fluffy. Sé que puedes. Sé valiente. Te tenemos. Verla así derrite algo dentro de mí, y la idea de que tenga nuestros bebés me pasa por la cabeza. Me sacudo antes de que pueda caer demasiado al borde, pensando que necesito concentrarme en lo que vamos a hacer. He entregado algunos animales de nalgas antes, pero nunca es fácil. Hemos perdido algunas mamás antes, así que siempre hay preocupación con este tipo de cosas. — Está bien, pequeña mamá. Tengamos un bebé.

—¿Qué nombre le ponemos? —Miro a Clare sosteniendo el cordero mientras lo limpia. El trabajo tomó horas, y fue duro para todos nosotros, pero Fluffy se desempeñó como una campeona, y ahora tenemos la última incorporación a la granja McCallister. —Lo que tú quieras, nena. Es una chica. —Clare me sonrie, y es la visión más dulce. Ella ayuda a que el cordero comience a amamantar y, una vez que los hemos acomodado, se pone a mi lado. —Parece una bolita de algodón. ¿Puedo llamarla

Cotton? —Es demasiado. La envuelvo en mis brazos y la atraigo hacia mí. —Sí. Creo que Cotton es perfecto. Fluffy y Cotton 1. Es casi demasiado lindo. Clare me da una palmada en el brazo mientras salimos del establo, dejando que la mamá y el bebé duerman un poco. Caminamos tomados de la mano hacia la casa grande, y en ese momento, la noche cayó sobre la granja. Todas las estrellas están apagadas, y se siente romántico estar aquí con ella de esta manera. Le tomó horas entregar a Cotton, y es tarde, pero aún recuerdo lo que me prometió antes. Y tengo la intención de abrazarla. Cuando lleguemos a la casa grande y entramos, me doy vuelta y pongo la cerradura en su lugar. El sonido la hace volverse a mirarme, y casi puedo sentir que su corazón se acelera. —Creo que nos vendría bien una ducha antes de dormir. Ella mira por el pasillo donde están el dormitorio y el baño y luego me mira. Puedo ver el nerviosismo en sus ojos, pero ella asiente ligeramente, y es suficiente para hacerme ir a ella. La envuelvo en mis brazos y espero hasta que me mire, cerrando los ojos con los míos. Quiero que siempre se sienta a salvo conmigo. —Déjame lavarte, nena. Mostrarte lo bueno que voy a ser contigo. Te daré una razón para casarte conmigo el viernes. No solo porque lo necesites, sino porque quieres hacerlo. —Cash —susurra, y mi nombre sale con mucho detrás. Necesidad nerviosa y deseo tímido todo mezclado.

1

Mullido y Algodón.

—¿Confías en mí? —Pregunto, necesitando escucharla decirlo.

necesitando

saber

y

Ella sonríe, y lo veo en sus ojos antes de que lo diga. —Sí. La levanto y la llevo al baño principal. La puse en el mostrador junto al fregadero y me fui a la ducha, encendiendo todas las cabezas para que el agua se calentara. Cuando eso termina, vuelvo con ella y la veo allí sentada mordiéndose el labio. Me desabrocho la camisa mientras me quito las botas. Entonces me quedo allí solo en mis jeans. Ella se muerde el labio mientras me mira alcanzar mi cinturón, y eso me vuelve loco. Tener sus ojos puestos en mí como si no pudiera apartar la mirada me vuelve loco. Cuando me quito el cinturón, me desabrocho los vaqueros y los saco de mis caderas junto con mis calzoncillos. Podría seguir adelante y mostrarle todo a mí, ya que soy el último hombre que verá desnudo durante el resto de su vida. De pie ante ella desnudo, mi polla dura y dolorida apuntándola, me siento como un dios. Ella me está mirando con ojos grandes. Ella se lame los labios, y se necesita todo en mí para permanecer en mi lugar. —Clare. —Sus ojos saltan a los míos, y sus mejillas arden rojas como si hubiera sido atrapada mirándome. Quiero que mire, y espero que le guste lo que ve, pero necesito más. Necesito ponerle las manos encima—. Quítate la ropa, nena. Después de un segundo de duda, sus dedos nerviosos van a su camisa y comienzan a desabotonarla. Es la tortura más dulce. Cada botón que deshace me muestra un poco más de su perfección. Cuando termina, se la quita de los hombros. Camino hacia ella, incapaz de contenerme. Necesito tocarla. Ella está allí en un simple sujetador blanco, su suave piel resplandeciente.

Me pongo de pie y la ayudo a quitarse las botas antes de que ella se levante y se quite los pantalones cortos. Los empuja fuera de sus caderas, junto con sus bragas blancas de algodón, y mantengo mis ojos fijos en los de ella. No quiero asustarla o hacerla sentir avergonzada, así que no miro a ningún lado sino a sus ojos. La veo moverse para quitarse el sujetador, y una vez que lo oigo caer al suelo, tomo su mano y nos llevó a la ducha. Cuando el agua tibia nos golpea, la arrastro hacia mí. Ella cierra los ojos y se inclina hacia atrás, dejando que el agua caliente corra a través de su cabello. Me levanto y saco los pasadores para ella, poniéndolos en el estante de la ducha. Sus rizos rubios ajustados caen más allá de sus hombros. Yo paso mis dedos a través de ellos, y ella abre sus ojos para mirarme. —Déjame lavarte —susurro, mientras busco el champú y voy a lavarle el pelo. La espuma se acumula en mis dedos mientras masajeo su cuero cabelludo, y ella gime. Siento su cuerpo caliente y mojado presionar contra el mío, mi polla dura frotando contra su vientre suave. Joder. Voy a hacer esto todas las noches por el resto de mi vida. Tengo que apretar los dientes para evitar correrme sobre ella. La sensación de su piel en la mía es casi suficiente para enviarme al límite. No sabía que la piel podría ser tan suave. Mis ojos vagan por su cuerpo, viendo sus pechos llenos con pezones rosados oscuros en picos endurecidos. Mi boca se hace agua cuando los miro, pero sigo lavando su cabello y pensando en todo lo que quiero hacerles. Quiero chuparla allí y luego frotar mi polla entre ellos, todo su peso apretándome. Cuando termino con su cabello, también puse un poco de acondicionador y pasé los dedos por sus rizos. Miro hacia abajo entre nosotros otra vez y veo la cabeza de mi polla asomándose

contra su vientre. La vista, la cabeza casi púrpura con necesidad contra su piel cremosa, es demasiado. Las manos de Clare suben a mi pecho, descansando allí mientras busco el jabón y empiezo a limpiar su cuerpo. Las burbujas corren entre nosotros, creando un resbalón entre nuestra piel. Sus curvas se deslizan contra mi cuerpo, haciendo mi polla pulse con necesidad. Cuando mis manos se mueven por su pecho y hacia sus senos, le doy a cada uno de sus pezones un suave pellizco, sintiendo que se presiona más contra mí y gime un poco por el tratamiento. —Soy pequeña —escucho su suave susurro. Tomo su pecho en mi mano. —Parece que encajas perfectamente para mí —le digo, entonces deslizo mi pulgar sobre su pezón. —Cash. Mi nombre hace eco de la baldosa de la ducha mientras me muevo por su cuerpo y me arrodillo ante ella. Desde este punto de vista, puedo verlo todo. Sus caderas y muslos estrechos y el pequeño parche rubio de rizos que cubre su coño. El pequeño pliegue en el medio es tan dulce, que quiero abrirlo y probar lo que tiene para mí. Su clítoris duro y su pegajoso néctar están esperando por mi boca. En vez de meterla en mi boca como quiero, la lavo suavemente allí y luego me muevo hacia sus muslos y pies. Estoy tratando de controlar mi necesidad, aunque es lo más difícil que he hecho. Una vez que está completamente limpia, me enjabono tan rápido como puedo para sacarnos de la ducha. Sus manos comienzan a vagar sobre mi pecho, pero tengo que detenerla. —Todavía no, nena. Si me tocas demasiado, no podré parar. Y me hice una promesa a mí mismo y a nosotros que esperaría hasta que fueras toda mía para tomarte. —Beso las

palmas de sus manos y nos llevo fuera de la ducha, secándola y luego secándome. Cuando hemos terminado, la levanto en mis brazos y la llevo a nuestra cama. Retiro las mantas y la coloco sobre las sábanas, y me subo encima de ella. Estamos completamente desnudos, y sería muy fácil para mí deslizarme dentro de su pequeño cuerpo, pero no lo hago. Le daré tanto placer como pueda esta noche, y luego la abrazaré mientras duerme. No estoy seguro de que ella pueda llevarme, así que esto puede ser todo lo que tenemos. Por mucho que quiera poner mi polla completamente dentro de ella, no quiero arriesgarme a hacerle daño. —Dios mío. ¿Cómo tuve tanta suerte? —Su rubor golpea sus mejillas y se arrastra por su pecho. La veo hacer un movimiento para cubrirse, pero suavemente empujo sus manos—. No, nena. No te escondas. No de mí. —Apoyándome, beso sus labios suavemente y luego me muevo a su cuello—. Eres demasiado hermosa. No sé cuánto más puedo aguantar. — Sigo moviéndome más abajo hasta que alcanzo sus pechos. Me meto un pezón en la boca y me lo chupo un poco, y luego la mordisqueo ahí, sintiendo como se retuerce debajo de mí. Me tomo mi tiempo amando un pecho y luego el otro. La lamo a su alrededor, entre ellos y por debajo, donde es más suave. Cuando he probado cada centímetro de ella, me muevo más abajo, besando su suave vientre y tomando pequeños bocados de ella allí. Clare se ríe y se mueve debajo de mí, y yo sonrío contra su piel. —¡Cash, eso hace cosquillas! Froto la barba de mi barba contra ella, haciendo salir otra risa fuera de ella. Me encanta el sonido. Es como música para mis oídos, y quiero seguir escuchándola por el resto de mi vida.

Cuando me muevo más abajo y mi boca va a la parte superior de su montículo donde están sus pequeños rizos rubios, su respiración se levanta y la risa se convierte en un gemido. Acerco mi nariz allí, inhalando su dulce aroma de manzana, y mi lengua sale, queriendo probarla. Presiono sus muslos y se abren nerviosamente para mí. Miro hacia arriba para ver el rubor en sus mejillas, y pongo otro beso allí mientras la miro fijamente. Gimo por el sentimiento, y ella se estremece debajo de mí, su pequeño cuerpo amando mi boca sobre ella. —Cash. —Está bien, nena. Te daré lo que necesitas. —Me froto las manos en el interior de sus muslos, tratando de calmarla. —No. Solo quiero decir. Nunca he hecho esto antes. — Levanto la vista y la veo sonrojarse más. —He… —Ella toma un respiro y luego pone sus manos sobre su cara como si no mírame me hace desaparecer. —Soy virgen. Nunca he hecho nada como esto. Diablos, eres mi primer beso. Escuchar sus palabras hace que mi polla dura gotee un poco de semen. Sabiendo que soy su primero, y su último, hace que mi cavernícola interior ruja con orgullo. No me habría importado si ella hubiera estado con cien hombres, pero saber que solo seré yo hace que algunos de los celos de los que ni siquiera me había dado cuenta se hubieran disipado. Quiero que sepa que no hay nada de qué avergonzarse. Este es un regalo que me está dando. Lo atesoraré. Asegúrate de que esto es perfecto para ella. —Gracias, Clare. Tomo todo lo que me has dado como un regalo. Eres más importante para mí de lo que pensé posible. Me aseguraré de que esto sea bueno para ti. Seré tan bueno contigo. —Sus manos se deslizan y ella me mira. Beso el interior de su muslo y luego muevo mi boca hacia su núcleo. —Deja que te cuide, nena. —Voy a mostrarle.

Mi boca cae sobre su coño, y el dulce sabor de su néctar golpea mi lengua. Le doy largas lamidas arriba y abajo de su clítoris, queriendo probar cada centímetro de ella. Chupo sus labios inferiores y muevo mi lengua hacia su entrada apretada. Deslizo mi dedo solo un poco. Puedo sentir su himen allí, apretado y firme. Ella es tan pequeña y apretada, que será casi imposible para mí siquiera conseguir la punta de mi pene. Como si oyera mis pensamientos, sus caderas se mueven contra mi cara invitándome a entrar. Se mueve hacia arriba y hacia abajo contra mi boca, tomando su placer de mí. Algo sobre esta chica inocente trabajando su coño contra mi lengua me pone aún más caliente. Es como si su cuerpo cobrara vida antes que yo, y el dolor en mi pene empieza a latir con un dolor agridulce. Ignorando mi pene, y probablemente las bolas azules, vuelvo a comerle el coño. Agarro sus muslos, hundiendo mis dedos en la suave piel de allí, y entierro mi cara contra ella, tratando de poner tanto de ella en mi boca como pueda. Pasan solo unos momentos antes de que ella se ponga tensa debajo de mí y sus manos vayan a mi cabello. Me agarra con fuerza como si tratara de apartarme de ella, sólo para terminar sujetándome con más fuerza. Mientras chupo su clítoris un poco, su espalda se inclina fuera de la cama y se dispara sobre el borde. Siento que su coño pulsa contra mi boca mientras su orgasmo se desgarra a través de ella. Ella gime mi nombre con los dientes apretados, y todo lo que puedo pensar es en lo intenso que debe ser para ella. Todo lo que puedo soportar es tener mi boca en su pequeño y dulce coño mientras se corre en mi cara. Siento la humedad fría entre mis muslos y me doy cuenta de que me corrí encima. Traté de aguantar y mantenerlo junto, pero ella era demasiado. Su sabor perfecto, sintiéndola debajo de mí, oyendo sus sonidos... no podía controlarme.

Cuando siento que se relaja debajo de mí, miro hacia arriba y sonrío. Mi sonrisa crece aún más cuando la veo desmayada. Sus ojos están cerrados y su boca está ligeramente abierta, respiraciones profundas que vienen de ella. Me levanto y limpio mi semen lo mejor que puedo antes de volver a la cama con ella. Tomo una mirada de su cuerpo tibio, y ella no parpadea ni un ojo cuando tiro de las mantas sobre nosotros y apago la luz. Siento la sonrisa en mi rostro mientras tararea mientras duerme. Sé que le he dado esa paz. Solo desearía que hubiera una manera de decirle lo especial que es para mí.

CAPÍTULO 9

Me miro en el espejo y no puedo creer lo bien que me queda el vestido blanco perla. Yo sólo había tenido que ajustarlo sólo un poco en las caderas para que encajara perfectamente, aterrizando justo por encima de mis rodillas. El vestido se ensancha, pero se ajusta al acercarse a la cintura. La parte superior se adapta a mi cuerpo y da un indicio de escote que está ensombrecido por un encaje transparente blanco que corre por mi cuello y alrededor de la espalda, dejando mis brazos desnudos. El día después de conseguir nuestra licencia de matrimonio, tuve algo de tiempo libre. Ya había limpiado cada centímetro de la casa, así que esa tarde mientras mi lasaña se cocinaba en el horno, fui a mirar alrededor y encontré el ático. Toda la zona estaba llena de cajas. Las cosas que pertenecían a la madre y el padre de Cash estaban todas en cajas y almacenadas. Ahora entendía por qué la mayor parte de la casa parecía tan desnuda. Había guardado mucho de ella. Encontré una caja etiquetada como boda, y no pude evitarlo. Lo abrí para encontrar un simple vestido de novia blanco y un álbum de bodas. Sabía desde la primera página que era la madre y el padre de Cash. Se parecía a su padre. El parecido era extraño. Se veían tan enamorados. En cada foto él la miraba como si ella hubiera colgado la luna. Era realmente hermoso y me hizo preguntarme si les habría gustado. Sé lo mucho que significaría algo así para Cash. Era fácil ver lo mucho que

significaban para él. Me di cuenta cada vez que hablaba de ellos o de esta granja. Cash me atrapó allí. Sus ojos brillaron con algo cuando me vio en el suelo, el álbum en mi regazo. Fue entonces cuando lo supe. Todo esto estaba aquí porque le era difícil de ver. Agravó la soledad de la que me había hablado. Y cuando me dijo que debería usar el vestido, que quería que bajara algo del ático, dijo mucho. Señaló que estaba avanzando de esta pérdida. Continuando conmigo. Los dos habíamos perdido a nuestras familias, pero estamos listos para comenzar la nuestra. El pasado es mucho más fácil de llevar cuando estamos juntos. No sé si sabía lo que significaba para él decirme eso. Sabía que ya me había dado el anillo, pero esto de alguna manera se sentía diferente. Era más íntimo. Me hizo sentir que pertenecía aquí y que me estaba convirtiendo en una McCallister más allá de solo un nombre. Me paso los dedos por el pelo por millonésima vez. Los rizos no me dejan hacer nada con ellos hoy. Parecen tener una mente propia. Iba a amarrarlo, pero Cash me dijo antes de irse que lo deja así. Fui a protestar pero me encontré sobre mi espalda, su cara entre mis piernas. Es algo que está haciendo mucho últimamente. Me llevo al orgasmo dos veces antes de que lanzara la bandera blanca. No es que importara. Cuando fui al baño más tarde, todos mis pasadores se habían ido. Parecía tener una fascinación con mis rizos salvajes que me gustaban cada día más. Siempre estaba jugando con ellos o acurrucando su cara en ellos mientras dormía. Envolviéndolos alrededor de su dedo, luego dejándolos ir, fascinado por su forma de sacacorchos. Sonrío ante el recordatorio. Es difícil creer que sólo conocí a este hombre hace cuatro días. Mi vida ha cambiado mucho en estos cuatro días. Las cosas que me hacen sentir llenan y partes

de mí que ni siquiera sabía que estaban allí. Partes que no sabía que anhelaban ser llenadas. Agarrando mi pequeño bolso, me deslizo en mis zapatos blancos y salgo del dormitorio hacia la puerta principal. Cash dijo que iba a correr al lado para hablar con los Johnson sobre algo. No se habían roto más cercas en los últimos días, y Sammy estaba a salvo en casa. Pero anoche alguien irrumpió en el granero y liberó seis caballos. Los hombres los estaban cazando, y Cash estaba agravado pero tratando de mantener la calma. Abriendo la cerradura, abro la puerta y suelto un pequeño chillido cuando veo a un hombre que no conozco de pie allí. Su mano está en el aire como si estuviera a punto de golpear. —Lo siento, señora. No quise asustarla —dijo quitándose su Stetson para revelar el pelo rubio corto. —Lo siento. Simplemente no esperaba que nadie estuviera allí cuando abriera la puerta Él sonríe mientras sus ojos oscuros recorren mi cuerpo como si me estuviera tomando. Me da una sensación escalofriante. —Soy Billy Buckman, el capataz de la granja Johnson. — Extiende su mano libre. —Sra. Clare McCallister —vuelvo, tomando su mano. Cuando voy a retirar mi mano, le da un pequeño apretón como si no me fuera a dejar ir, pero lo hace. —Todavía no. —Él sonríe de lado como si fuera una pequeña broma, y me hace estrechar los ojos. —Le sugiero que dé un paso atrás, Sr. Buckman. A mi marido no le gustan las visitas cuando no está aquí. —No me di cuenta de que ustedes dos estaban casados — dice, ignorando mis palabras. Me deslizo junto a él, cerrando la

puerta detrás de mí, haciéndole retroceder unos pasos. Tomo algunos de los míos en la otra dirección, tratando de alejarme de él. —Cash está en la granja Johnson. ¿No deberia estar ahí? —¿Siempre te pone al corriente de sus asuntos? — La forma en que dice la palabra asuntos hace que mi corazón se acelere. El tono tampoco ayuda. Él me estudia, y yo miro hacia el camino de entrada que lleva a la colina. Cash debería estar de vuelta en cualquier momento. Dijo que no se iría por mucho tiempo y luego nos iríamos. Sus botas hacen clic en el porche de madera mientras se acerca un paso más a mí. —Puedo ver por qué June estaba tan alterada. Eres una cosita bonita. No estoy seguro de lo que Cash va a hacer contigo. No creo que puedas manejar un viaje. Me estremezco con sus palabras porque no creo que se refiera a montar a caballo. Y la implicación corre un poco demasiado cerca de casa. Él extiende la mano, agarrando uno de mis rizos. —Los Johnson no están en casa, ya sabes. Fuimos a un espectáculo de ganado. Sólo esta June. ¿Cuánto tiempo ha estado allí con ella? Mi cuerpo se congela ante sus palabras. Él se ha ido por más de una hora ahora. Me giro para alejar su mano de mi pelo y decirle que se vaya, pero antes de que pueda, se ha ido. Un fuerte choque llena el porche mientras Billy se aleja de mí y golpea la casa. La mano de Cash está alrededor de su garganta, y Billy está empezando a ponerse rojo. Cash lo tiene a un buen pie del suelo. No había notado lo bajo que era el otro hombre, pero ahora que Cash está a su lado, realmente se nota.

—¿Crees que puedes venir a mi tierra y tocar a mi esposa? —La cara de Cash está tan cerca de la de Billy que tengo que apartarme un poco para verlo. Su cara se está poniendo púrpura ahora, y no creo que Cash esté buscando una respuesta a su pregunta. Está claro que el hombre no será capaz de hablar con lo apretado que Cash está exprimiendo su garganta—. No la miras, no hablas con ella. De hecho, ni siquiera sabes que existe. —Cash está tan enojado que puedo sentir la ira pulsando en él en oleadas. Él sigue asfixiando a Billy, y todo lo que puedo hacer es quedarme allí, sorprendida por lo rápido que sucedió todo. Ni siquiera sé de dónde vino Cash. Era como si supiera que un hombre me tocó, y puf, se materializó. Eso en realidad no me sorprendería en este punto. —¡Joder! —Oigo a alguien gritar, sacando mis ojos de la escena delante de mí. Veo que Earl y otros tres chicos con él empiezan a correr hacia el porche. Se dirigen a Cash y tratan de sacarlo del otro hombre. Se necesita a los cuatro para finalmente sacar a Cash de Billy. Cuando Cash lo suelta, Billy se desliza hacia abajo, su culo golpeando el porche. Su mano va a su garganta mientras tose una y otra vez. Recuerdo a Cash, que sigue siendo retenido por los hombres mientras intentan calmarlo, pero no parece estar funcionando. Sigue intentando liberarse, queriendo vengarse de Billy. —La tocó. —Se lanza de nuevo, esta vez liberando dos de las manos, y salto delante de él. Se detiene, casi corriendo hacia mí, y yo me arrojo a sus brazos, envolviéndome alrededor de él. No hay forma de que siga adelante hacia Billy si estoy encerrada a su alrededor. Si no lo detenemos, estoy empezando a pensar que podría matar al hombre. Sus manos van a mi trasero, atrapándome fácilmente. Me retiro y le tomo su rostro.

—¿Te casas conmigo hoy o vas a la cárcel? —Le pregunto mientras me inclino, mis labios apenas un respiro de él y puedo ver su rostro visiblemente relajado. —Me caso contigo. —¿Crees que deberíamos practicar esa parte del beso otra vez? —Me burlo de él, cepillando mis labios a través de los suyos. Él toma mi boca. El beso es duro y exigente, casi me saca el aire de los pulmones. Puedo sentir todo lo que sintió hace unos momentos. Toda la adrenalina sigue bombeando a través de su cuerpo, sólo que ahora la está usando en mí. Se retira antes de lo que yo quiero, rompiendo el beso. —Sáquenlo de mi tierra —dice Cash, sin apartar sus ojos de los míos mientras empieza a llevarme hacia la casa. —Voy a llamar al Sheriff. Se enterará de esto. —Cuando lo llames, ¿puedes decirle que todavía me debe 100 dólares de nuestra última noche de póquer? —Escucho a Earl decir mientras Cash patea la puerta que se cierra detrás de nosotros y me pone de pie. Sus ojos me pasan por encima, y puedo ver el resto de la tensión salir de su cuerpo. —Maldición, te ves perfecta. —Su voz es ronca, pero retrocede un paso de mí. Yo doy un paso hacia él, y él sostiene una mano hacia arriba—. Apenas aguanto, cariño. Tengo que llevarte al juzgado, y si me tocas ahora mismo con cómo me siento, me romperé y te tomare en este piso. —Hay más de lo que acaba de pasar ahí fuera, ¿no? — pregunto, señalando a la puerta que acabamos de atravesar. —Sí. Ya estaba jodidamente cabreado antes de ver a Billy estirarse y tocarte. Me pasé de la raya después de eso.

—¿Qué pasó? —Nada. Ni una maldita cosa. —Lo miro fijamente. Cash se pasa una mano por la cara y luego se la pasa por el pelo oscuro. —Fui a la casa de los Johnson y no estaban allí. —Pero estaba June. —Pero estaba June —confirma, haciéndome sentir incómoda. No me gusta ni un poco. —Me senté y esperé y esperé un poco más mientras June seguía hablando. Cariño, ya sabes lo que siento por esa voz suya. —Lo dice como si hubiera sido torturado, haciéndome rodar los ojos—. Me ofreció algo de beber. Le dije que no y que si sus padres no volvían en los próximos cinco minutos, me iría. Fue entonces cuando ella lo perdió. Trató de lanzarse hacia mí. La esquivé, y ella golpeó el suelo. Duro. Entonces ella empezó a llorar. —Él me estudia por un segundo, y puedo decir que hay más y que él no quiere decirlo. —¿Qué, Cash? Sólo dilo. —Pase por encima de ella y me fui. —De acuerdo. —¿De acuerdo? —Imita mi respuesta—.¿No estás enfadada? Pensé que te enojarías porque la dejé llorando. La última vez que empezó con esas lágrimas, me dijiste que fuera amable. Pensé… —¿Eso es lo que te puso tan enojado? —Gran parte. —Respira profundamente—. Todo lo que pensé fue que si tuvieras que escuchar a un hombre hablar durante treinta minutos sobre cómo deberías casarte con él, lo perdería. Luego doblé esa esquina y había un hombre parado en mi maldito porche tocándote. —Él grita la última parte. Sólo sacudo mi cabeza y camino hacia él, colocando mis manos en

su pecho, sonriéndole—. ¿Cómo puedes estar sonriendo? todavía quiero volver ahí fuera y darle una paliza a alguien. —Estoy sonriendo porque estás tan celoso. Incluso estás celoso de mí por ti. —Empiezo a reír porque decirlo en voz alta hace que sea más divertido. Solo sacude la cabeza. —Deberíamos ir a casarnos. Creo que eso podría ayudar. —No estoy segura de a quién está tratando de convencer, a mí o a él. —Claro que sí —bromeo. —Quizás si estuvieras caminando por aquí con un vientre redondo, eso también podría ayudar —añade. —¿Podemos concentrarnos en una cosa a la vez aquí? La boda primero —le recuerdo. —Terminamos esta boda y me voy a centrar en eso realmente duro. —Promesas, promesas —bromeo. Se inclina y pone un suave beso en mis labios. —Esta va a ser la boda más rápida que este pueblo haya visto.

CAPÍTULO 10

Escucho que las bisagras se sacuden en la puerta cuando la cierro con el pie detrás de nosotros. —Dele vuelta a la cerradura, Sra. McCallister. Vamos a necesitar algo de privacidad. Clare se ríe en mis brazos pero gira la cerradura como pedí. Casi corro por el largo pasillo hasta nuestro dormitorio, tan desesperado estoy por meterla ahí. Siento que una vez que estemos en nuestra habitación, ella será mía y no podrá escapar. Nuestra boda tuvo que haber hecho historia. La más rápida en el estado de Texas, garantizado. Cuando el oficiante llegó a la parte sobre preguntar si alguien se oponía, le quité el anillo de la mano y se lo puse a Clare antes de que pudiera terminar la frase. La arrastré hacia mí, la besé en la boca y dije: Hemos terminado aquí. Clare se reía todo el tiempo que la saqué del juzgado, pero yo hablaba muy en serio. No le estaba dando tiempo a nadie para objetar a nada, y estoy seguro de que no esperaba más para hacerla mía. El viaje de vuelta al rancho fue lo suficientemente largo, así que tan pronto como volvimos, la cargué desde el camión, a través del umbral, y dentro de la casa. —Cash, te vas a hacer daño corriendo conmigo en tus brazos así. Cálmate. No voy a ninguna parte.

—Nena, podría cargarte por el resto de mi vida y ni siquiera sudar. Eres tan pequeña. Vas a tener que empezar a comer más. Tienes que poner algo de peso —le digo, haciéndola reír. Una vez dentro del dormitorio, pateo la puerta para cerrarla detrás de nosotros y pongo a Clare al lado de la cama. Se veía tan hermosa hoy, y no puedo mantener mis manos para mí por más tiempo. Aferrándola a mí, la miro a los ojos y la veo morderse el labio. —Estoy nerviosa —susurra, y veo el rubor en sus mejillas. —Sólo quiero estar desnudo contigo, cariño. No estoy seguro de lo mucho que vamos a ser capaces de hacer. Eres tan pequeña, y yo soy… —Camino fuera, no estoy seguro de qué decir. —Gigante —termina por mí, sus ojos se abren mientras mira mi cuerpo. —Iremos despacio. Y cuando no podamos hacer más, pararemos. —Sosteniendo su barbilla, hago que me mire a los ojos para que sepa que hablo en serio—. Sabes que no haré nada para lastimarte. Lento, nena. Muy lento. Ella me sonríe, y eso hace que mi corazón casi estalle de amor. Eso es lo que es todo esto. Me enamoré de ella desde el segundo que la vi en nuestra cocina. Todo ese pelo rubio salvaje y el sabor de su boca que me lanzo como si no fuera tres veces su tamaño. No estaba intimidada por mí en lo más mínimo. Donde muchos corrían, ella había girado los ojos o golpeado mi pecho, llamándome bruto. Estoy perdido, y nunca he sido más feliz en mi vida. Inclinándome, tomo sus labios y envuelvo mis brazos alrededor de su cintura. Sus manos van hacia arriba y alrededor de mi cuello, y la sostengo hacia mí mientras nos

besamos. Como siempre cuando nos conectamos, el calor bajo se convierte en una pasión hirviendo y pronto el beso solo no es suficiente. Levantándome, le desabrocho el cordón en la parte posterior de su cuello y luego le bajo la cremallera en la espalda. El vestido cae suavemente sobre sus caderas, y lo mantengo allí mientras ella se inclina hacia atrás y sale de él. Se quita los zapatos, dejándola solo con bragas de encaje blanco. —Dios mío, Clare. Eres la cosa más hermosa que he visto en mi vida. —Pongo mi mano en mi pecho para evitar que mi corazón intente abrirse paso. El solo hecho de mirarla me tiene débil de rodillas y dispuesto a sacrificar mi propia vida por lo que sea necesario para hacerla feliz. Espero poder ser el esposo que se merece porque se merece lo mejor en la vida. E intentaré hasta mi último aliento ser lo que ella necesita. Ella me sonríe, sus rizos rubios cayendo a su alrededor como un halo. El sol se está poniendo afuera, y la luz rosadorada está asomando, y todo lo que puedo hacer es pararme allí como un idiota mirando a mi hermosa novia. La observo mientras se quita sus bragas y se sube a nuestra cama, recostada y esperándome. Debería moverme e ir hacia ella, pero estoy atrapado, congelado por lo perfecta que es. —Cash. ¿Te quedaras allí toda la noche, o vas a hacerle el amor a tu esposa? Se ríe, y rompe mi trance. De repente, me estoy movimiento rápido. Me quito las botas y la camisa blanca de botones. Entonces estoy tirando de mis jeans y calzoncillos hasta que estoy desnudo y me subí a la cama sobre ella. Cuando estoy encima de ella, su pequeño cuerpo completamente envuelto bajo el mío, me inclino y beso su cuello. —Nunca tienes que preguntarme dos veces, nena. — Escucho la sonrisa en su voz mientras tararea en aprobación.

Su cuerpo ya está respondiendo al mío con la forma en que se mueve debajo de mí. He estado comiendo ese pequeño y dulce coño cada vez que he podido, y a ella le encanta la atención. Bajé besos por su cuerpo y me instalé entre sus piernas. Sus muslos se abren para mí fácilmente, la timidez desaparece. Lamer su coño puede ser mi cosa favorita en el mundo. Al lado de besarla. Nada se compara con sostenerla en mis brazos y sentir sus labios contra los míos. Pero estos dulces labios inferiores están malditamente cerca. Empiezo a comérmela como a ella le gusta. Ya me he dado cuenta de que le gusta lento y constante al principio, entonces le gusta que tome velocidad y me vuelva codicioso. Sus manos me dan un golpe en la nuca y sé que ella ha terminado de ser molestada. Está lista para tomar lo que quiere, y ese es normalmente el momento en que termino corriéndome encima y haciendo un desastre en la cama. Preferiría tener ese semen dentro de ella, y quizás esta noche lo intentemos. Pensar en poner mi semen en ella me hace alcanzar entre mis piernas y pellizcar el extremo de mi polla. No quiero correr el riesgo de venirme cuando se corra en mi cara, así que la sostengo fuerte para evitar que se filtre. Quiero intentar guardarlo para Clare. El olor de su pegajoso néctar y el sabor de su dulzura me tienen cada vez más cerca. Pero me contengo y me concentro mientras alcanza el límite de su placer. Cuando sus manos llegan a mi nuca, le chupo el clítoris y le doy un mordisquito. Llevando mis dedos hasta su abertura, la penetro, tratando de estirar su pequeño agujero tanto como pueda. He hecho esto un par de veces ahora, pero cada vez se siente tan apretado como la primera vez, y no me siento mejor acerca de poner mi polla dentro de ella. Mantengo una firme presión sobre su clítoris mientras froto el punto dulce dentro de ella, y siento que empieza a tener

un orgasmo. Sus piernas se tensan a cada lado de mi cara, y ella trata de arquearse de la cama. Mantengo el ritmo uniforme, y ella se dispara sobre el borde y en el paraíso. —¡Cash! Escuchar mi nombre en sus labios casi me hace saltar, pero me contuve sabiendo que quiero más. Quiero intentar todo lo que pueda para estar con ella completamente, y quiero ver si puedo meter a mi bebé dentro de ella. Esta noche. Besando mi camino por su cuerpo, veo la suave sonrisa en su rostro. Ella me busca, y voy hacia ella mientras me envuelve las piernas alrededor de la cintura. Siento que la longitud de mi polla yacía contra su coño mojado, y tengo que cerrar los ojos con fuerza para no correrme. Es casi doloroso lo bien que se siente, y ni siquiera estoy dentro de ella todavía. —Estoy lista, Cash. —Sus palabras son suaves, pero me hacen abrir los ojos y mirarla. No puedo decir nada a eso porque he perdido mi habilidad para hablar, así que sólo asiento con la cabeza y me muevo contra ella. Me froto contra ella un poco, burlándome de los dos con lo que queremos. En verdad, todavía estoy nervioso, así que estoy tratando de ir despacio. Quiero construir su necesidad para que no sea doloroso. La idea de lastimarla me hace doler, así que voy a hacer todo lo que pueda para evitarlo. Me sumerjo un poco más abajo hasta que la punta de mi pene está en su apertura, y me instalo allí. Ya puedo sentir su rigidez tratando de mantenerme fuera, así que cuando empujo hacia adelante un poco, siento su barrera virgen. Cerrando los ojos de nuevo, agito la cabeza. —No puedo hacerlo. —Es todo lo que puedo sacar, porque por mucho que quiera seguir adelante, no puedo obligarme a hacerlo.

Sintiendo a Clare empujarse contra mí, abro los ojos en shock cuando me da la vuelta y se sube encima. No es lo suficientemente grande como para moverme por su cuenta, pero me pillan por sorpresa y solo lo hago. Estoy en mi espalda y ella está a horcadas en mi cintura, y la veo mirándome con una expresión determinada. —Escucha, Cash, no te preocupes. Estoy segura de que en la historia de todo el mundo, dos personas del mismo tamaño que tú y yo han hecho esto. Puedo ser pequeña y puede que sea un poco delicada, pero soy más fuerte de lo que parezco. Si no vas a hacer esto, entonces tal vez yo debería. Porque te amo. Y te quiero de todas las maneras posibles. Cada gran parte de ti. —Yo también te amo, cariño. —Me incorporo un poco, tirándola hacia mí, nuestros labios conectados, fuego ardiente entre nosotros una vez más. Me separo para mirarla, los rizos rubios salvajes una vez más rodeándola como un halo y haciéndola lucir tan hermosa—. Quería decirlo tantas veces pero tenía miedo de asustarte. Es demasiado pronto. Al menos eso es lo que pensé que diría. Pero sabía que no lo era. Mi padre me dijo que sabía desde el momento en que vio a mi madre que era ella. No podía soportar decirte que te amaba y que no me lo dijeras. Habría ardido profundamente porque toda la soledad que había sentido desde que perdí a mi familia parecía soportable. Los recuerdos ahora son dulces, no dolorosos. Porque te tengo. Alguien a quien amo. —No voy a ninguna parte. Te amo, y eres mi esposo. Para siempre. — Ella coloca su mano en el costado de mi cara y me mira a los ojos. Lo veo allí. Ella también lo siente. Nuestros labios se conectan de nuevo, y esta vez la siento moverse sobre mí. Sus caderas se deslizan hacia abajo un poco hasta que mi polla está en su apertura de nuevo. Ella se mueve hacia abajo.

Cuando siento la suave presión de su mojado himen contra mí, quiero retirarme, pero ella es demasiado rápida para mí y cae sobre mi polla. —Joder —Rompiendo el beso, tiro mi cabeza hacia atrás y casi me desmayo por el placer. El apretón de su coño me sujeta tan fuerte, y puede que muera por ello. Siento que mis manos temblorosas van a sus caderas, y miro hacia arriba para asegurarme de que está bien. Ella me mira y sonríe, y de repente todos mis miedos se desvanecen. —Eres grande por todas partes, Cash. Pero creo que estaremos bien. —La siento moverse un poco, y es todo lo que puedo hacer para no correrme dentro de ella después de un golpe. El deslizamiento húmedo de su coño mientras se mueve arriba y abajo de mi polla me está matando lentamente de la mejor manera posible. —Nena, he muerto y he ido al cielo. Apoyándome, me llevo su pezón a la boca, queriendo que se sienta tan bien como yo ahora mismo. Ella gime ante el placer y empieza a moverse más sobre mi polla, y yo le ayudo a sus caderas a rozarme. Después de unos minutos, me está tomando todo y está subiendo y bajando completamente. Aprieto los dientes mientras miro entre nosotros y veo nuestros cuerpos conectados. —No puedo esperar más. He estado tratando de contenerme, pero ya no puedo. Estás tan jodidamente apretada. No puedo soportarlo. Esto no puede ser real. —Metiéndome entre nosotros, froto su pequeño clítoris y siento como me aprieta mientras cae sobre mi polla. La dulzura pegajosa entre nosotros es tan jodidamente caliente, y la froto más fuerte, necesitando que se corra conmigo.

—Eso es, Cash. Justo ahí. —Clare se sienta sobre mí y se inclina hacia atrás, cerrando los ojos, sus rizos rubios por todas partes. Está perdida en el placer mientras la empujo hacia allí y finalmente la siento ir por el borde. Me estoy corriendo justo cuando empieza, así que sostengo sus caderas sobre mí y la mantengo quieta mientras la lleno. A medida que bombeo una carga gruesa tras otra en ella, se llena demasiado y comienza a correr entre nosotros. La vista sólo me excita más, y me siento dándole más de mi semilla. Coloco mi mano en su vientre mientras me sigo corriendo, esperando que eche raíces. Es el orgasmo más largo y mejor de toda mi vida, y ella me lo dio. Cuando por fin vuelvo a la tierra, Clare se ha derrumbado encima de mí y está respirando duro. Sonrío y la acaricio mientras los dos recuperamos el aliento, tratando de llegar a algo que decir. Fue el momento más increíble de mi vida y no puedo encontrar las palabras adecuadas para transmitirle eso. —Te amo, Sra. Clare McCallister. —Se inclina y me mira a los ojos, sonriéndome como si hubiera colgado la luna. —Yo también te amo, Sr. Cash McCallister. —Seguimos conectados mientras la tengo conmigo, y lentamente empezamos a hacer el amor de nuevo. No creo que haya un momento en que nos detengamos o cuando dormimos, en lugar de pasar toda la noche juntos lo más íntimamente posible. Ella es la cosa más especial en mi vida, y agradezco a las estrellas de arriba que me eligió.

CAPÍTULO 11

—Cash. Por favor —le ruego mientras su mano callosa se desliza entre mis piernas, hasta mi vestido, acercándose cada vez más a donde lo quiero. Trato de acercarme más, pero su otra mano se agarra a mi cadera, deteniéndome. Podría haber puesto a Cash sobre su espalda esa primera noche, pero no he tenido mucho control desde entonces. Él hace conmigo lo que le gusta. Levantándome y moviéndome donde él me quiere. Todo este asunto del cavernícola bruto debería hacerme querer pegarle, pero todo lo que parece hacer es excitarme y hacerme rogar. —¿Todavía te duele, cariño? —me susurra al oído antes de tomar mi lóbulo entre sus dientes. No hemos tenido sexo desde nuestra noche de bodas. Hicimos el amor tres veces esa noche, y a la mañana siguiente me desperté muy adolorida. Ahora no me tomara de nuevo y me está volviendo loca. He estado bien desde ayer, pero aun así no bajo, con lo clásico de su cabeza entre mis piernas hasta que me desmayé y no pueda rogar más. —No. Por favor. Lo necesito. Duele, Cash. Yo… —Lo intento de nuevo, moviendo un poco mis caderas, y lo siento sonreír contra mi cuello. Su mano se mueve a la nuca de mi cuello, agarrando un puñado de mi pelo e inclinando mi cabeza hacia atrás.

—Oh, sé lo que necesitas. Lo que estabas haciendo en el momento en que entré aquí. ¿Te gusta excitarme? ¿Sabiendo que te mueves por la cocina con mis ojos puestos en ti, mi pene se pone más duro con cada balanceo de tus caderas? ¿Lo haces a propósito? ¿Tratando de que me hunda en tu coño otra vez? —Oh, Dios. —Eso fue otra cosa. La charla sucia de Cash se había multiplicado por diez desde nuestra primera noche juntos. El hombre podía dejarme completamente sin palabras. Paso de querer golpearlo a atacarlo con mi boca y treparlo como un árbol. A veces pienso que me excita a propósito para ponerme nerviosa. Su mano me aprieta en mi cabello, dando un pequeño tirón. —Es Cash, cariño. No me hagas decírtelo de nuevo. Sólo mi nombre viene de esa boca tuya cuando estás toda mojada. — Si no estuviera tan excitado, sonreiría ante el hecho de que se puso celoso de Dios. —Cash, por favor. —Respóndeme —gruñe contra mí, su mano arrastrándose un poco más arriba de mis piernas—. Joder. Se necesita todo en mí para no reír. Oh, hice esto a propósito. Me tomó una hora recortar seis pulgadas del vestido para que apenas me cubriera el culo, y me deshice de mi ropa interior. Hoy conseguía que Cash me hiciera el amor de una manera u otra. Puedo sentir como se rompe su control mientras sus dedos finalmente me tocan. Estoy tan cerca que sé que no tomará mucho. —Tócame. Me duele, Cash —empujo.

—No debería. Debería hacer que te duela como me has hecho sufrir todo el día, pero ya sabes lo mucho que me gusta verte correrte. Viendo que te deshaces por mí. —Se inclina hacia atrás, fijando sus ojos en los míos. Sus ojos grises parecen más oscuros, llenos de lujuria pura. Un dedo baja por mi hendidura hasta llegar a mi punto dulce. Empuja su camino hacia mí, llenándome perfectamente. Juro que mi cuerpo fue hecho para él. Es como se siente cada vez que me toca. Es como si supiera qué hacer conmigo. Su nombre cae de mis labios en un largo gemido mientras su pulgar empieza a trabajar mi clítoris— .¿Desearías que esa fuera mi polla, cariño? ¿Que estuviera bombeando entre tus piernas? No le contesto. Sólo intento ir por sus jeans. Me tira del pelo un poco más fuerte, deteniendo mis movimientos una vez más mientras continúa empujando su dedo dentro y fuera de mí. —Dámelo. —Él gruñe la orden, enviándome sobre el borde. Siento que su cuerpo tiembla con el mío como si se estuviera corriendo conmigo. Disfruta de mi placer tanto como yo— Eso es todo, Sra. McCallister. Dale a tu marido lo que quiere. Lo que le pertenece. Mi cuerpo se mueve mientras la intensa fiebre del orgasmo hierve y se desvanece. —Dilo. —Tuya. Sólo tuya. —Viene simplemente de mis labios ahora porque es verdad. Sé lo mucho que le gusta cuando le digo que le pertenezco. —Cash. Quiero más. —Trato de ir por sus vaqueros de nuevo, pero me saca de la encimera de la cocina y me coloca detrás de él cuando escucho que se abre la puerta principal.

—Algo huele bien aquí —oigo decir a Earl. Intento mirar por detrás de Cash, pero se mueve conmigo para que no pueda ver nada. Cash murmura una baja cadena de maldiciones. —Come. —Es todo lo que dice antes de que se vuelva a mirarme, con el ceño fruncido. Se inclina cerca de mi oreja para que sólo yo pueda oírlo—. Mete tu culito en nuestra habitación. Agarra una manta y ponte unos pantalones cortos debajo de lo que sea que llevas puesto. No sé lo que es pero seguro que no es un vestido. —Tengo que… —Señalo hacia la puerta donde todos los hombres entran para cenar. —No. Vas a hacer lo que te dije. —Él trae el dedo que tenía dentro de mí a su boca, chupándolo para dejarlo limpio. Su expresión me dice que es la cosa más dulce que ha probado—. O podría perder mi mierda. Tu cara todavía está sonrojada por mí haciendo que te corras, y nadie ve eso. Ninguno. Ya estoy al borde por no llegar a estar dentro de ti en los últimos días, y ahora los hombres en mi rancho casi ven a mi esposa venirse. Habría tenido que cortarles los ojos. ¿Quieres eso? —Lo miro en shock. Ni siquiera sonríe como si estuviera bromeando. En realidad no había pensado en nadie que nos sorprendiera. —Ve a buscar la manta, cariño. Sacaré la última tarta del horno y haré un plato para llevar afuera para que comamos solos. —¿No te gusta mi vestido? —Pregunto, dando un paso atrás. Cuando gruñe, salto, corriendo hacia el dormitorio cuando noto el murmullo de alguien que dice algo sobre cómo nunca han visto a Cash tomarse un día libre en su vida. Eso me hace sonreír mientras voy al dormitorio y encuentro unos pantalones cortos para ponerme. Agarro el par de botas de vaquero que Cash me compró ayer, también. No ha

estado trabajando en los últimos días, sólo haciendo cosas conmigo. Dijo que era una mini luna de miel hasta que se enterara de lo que estaba pasando alrededor de la granja con todas las cercas rotas. Entonces me llevaría a una de verdad. A cualquier lugar que quisiera. Como que quiero quedarme aquí. Me ha llevado a pescar y nadar en el lago de su tierra. Me trajo de compras a la ciudad y a explorar en uno de sus vehículos de cuatro ruedas. Quería montar uno de los caballos, pero dijo que no podía salir con ellos todavía, no hasta que ya no estuviera adolorida. Dijo que lo único que debería querer montar es a él. Todo ha sido tan perfecto. Cada momento con él. Nunca me he sentido tan feliz y completa en toda mi vida. Como si realmente perteneciera a alguna parte. Agarro la manta del extremo de la cama y vuelvo a la cocina donde veo a Cash sosteniendo una canasta en su mano. Me quita la manta y luego me toma la mano. —Limpien cuando terminen —lanza sobre su hombro mientras me saca de la casa. La gente se despide de nosotros cuando salimos. Una vez, Cash me sacó de la habitación y los escuche clamar. Digamos que eso no pasaría de nuevo. Tengo que aguantar una risita cuando recuerdo su temperamento esa noche. Ni siquiera le gustó la idea de que la gente pensara que yo había tenido sexo, aunque fuera con él. —¿Adónde vamos? —Al granero. Te lo mostraré —dice. Cuando llegamos al granero, me empuja hacia la parte de atrás de una escalera que está parcialmente oculta. Subo primero con Cash justo detrás de mí.

En la parte superior hay un rellano con una ventana gigante abierta que da al campo detrás de la casa. Veo la puesta de sol sobre el lago desde aquí. Es hermoso. —Se puede ver el lago desde aquí arriba. —Me di vuelta para ver a Cash sentado en la manta que habíamos traído, la comida ya sacada de la canasta mientras me mira. —Sí. Solía venir aquí de niño todo el tiempo. Incluso la convertí en una casa club por unos años. Pensé que era la cosa más genial de la historia. Como si tuviera mi propia casa. Me acerco y me siento junto a él. Cash me tira entre sus piernas, mi espalda a su pecho. No habla mucho de su pasado, ninguno de los dos realmente lo hace. Los dos soltamos pequeñas cosas aquí y allá. —Es más fácil —le digo, recogiendo un trozo de pollo y comiendo un bocado. —Realmente lo es. Me volteo para mirarlo, sorprendida por cómo me atrapó tan fácilmente. Él ya sabía de lo que estaba hablando. Ambos habíamos perdido a nuestras familias, pero la pérdida no es tan paralizante ahora que nos tenemos el uno al otro. Cash parece ser capaz de leerme como nadie más lo ha hecho. —Yo amaba a mi mamá. Ella era todo lo que tenía, pero las cosas podrían ser difíciles. —Siento la boca de Cash tocar la parte superior de mi cabeza mientras me aprieta un poco más fuerte—. Sabes que viví en una granja hasta los dieciséis años, pero luego dejamos a los Blackwells para volver a la ciudad. Nos fuimos porque mamá se enfermó. Teníamos que estar más cerca de los médicos. Me aferré a ella por unos años, entonces se había ido, y yo estaba sola. Habíamos invertido todo nuestro dinero en esos médicos, y cuando ella murió apenas tenía suficiente para ponerla bajo tierra.

Siento que el cuerpo de Cash se queda completamente quieto, casi como si no estuviera respirando. Me giro para mirarlo, y por primera vez veo una mirada que nunca he visto en su cara antes. Pánico. O tal vez es culpa. Me doy vuelta y lo monto. Sus manos vienen a mi cara, ahuecándola. —No puedo dejarte ir. Sabía un poco sobre tu pasado. Pregunté en la agencia. Me dijeron que estabas en la quiebra y no tenías muchas opciones. En realidad, le dije a Earl ese día que te enviara de vuelta. Te diera algo de dinero y te dijera que había cambiado de opinión. Podría haberte dado una salida cuando llegaras aquí. Te ayudaría a instalarte o algo, te ofrecería un trabajo aquí, pero yo era un bastardo egoísta. Todo lo que podía pensar desde el momento en que te vi fue que tenía que llevarte al altar y atarte a mí. Entonces eso no fue suficiente. Ahora todo lo que puedo pensar es poner un bebé en ti. Entonces realmente nunca podrás dejarme. Estarás atrapada aquí para siempre. Mía. Robé tus píldoras anticonceptivas la primera noche que te desmayaste. Las dejaste en el baño. Los tire por el inodoro para que no las encontraras. Incluso mientras te digo esto, sé que no voy a dejar que te vayas de aquí, aun después de mi confesión. No puedo. Lo estudio por un segundo, luego me echo a reír. En realidad me había olvidado por completo de mis píldoras anticonceptivas. Probablemente porque no estaba acostumbrada a tomarlas para empezar. Sé que probablemente debería estar enojada, pero esto es Cash y sus travesuras cavernícolas brutas. Es una de las cosas que más me gusta de él. —¿Por qué te ríes? Te atrapé aquí. —Sus manos caen de mi cara, y él corre una mano gigante a través de su caballo. —No, no es así como me atrapaste aquí. —Me río otra vez, haciéndole volver a poner su ceño fruncido, el que no funciona

en mí como lo hace con sus empleados—. La forma en que me amas, la forma en que me haces sentir, esas son las cosas que me hacen querer estar contigo, Cash. Así es como me mantuviste aquí, y sigues haciendo esas cosas. Nunca me iré. Siento que se relaja y algo de la tensión sale de su cuerpo. —Nunca te vas de aquí. Punto. —De acuerdo. Nunca me voy a ir. —Confirmo. Él toma mi boca en un beso profundo. No hay delicadeza o seducción. Es un beso lleno de pura emoción y alivio. Como si hubiera estado aferrado a esta única cosa que podría alejarme de él, y ahora esa tensión se ha roto. Él se aleja, los dos nos quedamos sin aliento mientras apoya su frente contra la mía. —Yo también he estado muy solo. Demonios, viste ese ático. Me dolía volver a casa por la noche, así que alejé todo de mis padres para que no fuera tan difícil. No ayudó mucho. Los extraño, pero creo que anhelaba lo que tenían juntos. Pensé que nunca lo tendría. Era como un puñetazo doble cada vez que entraba en la casa. Los había perdido y también había perdido la posibilidad de replicar su felicidad. —Coloca otro beso en mis labios. Este es suave, como si tuviera que terminar lo que está diciendo—. Ahora no puedo volver a casa lo suficientemente rápido. Demonios, recuerdo el primer día que salí sabiendo que habías vuelto a la casa grande. Me rompí el culo para hacer las cosas bien para poder correr de vuelta y sólo comprobarte. Estaba pensando que podrías cambiar de opinión y marcharte. Sólo quería verte otra vez para ver si eras real, o tal vez finalmente me había vuelto loco y te había soñado. He pasado los últimos años intentando mantenerme fuera de la casa, y ahora parece que no puedo alejarme de ella. Tú hiciste eso. Por eso no puedo dejarte ir. Te necesito, Clare. Me devolviste a la vida. No puedo volver a trabajar hasta la muerte. Eso es lo que

estaba haciendo. A primera hora, trabajando duro todo el día, así cuando llegara a casa todo lo que podría hacer seria comer, luego golpear esa cama y estrellarme. Siento que mis ojos empiezan a regar, un bulto creciendo en mi garganta. —Te amo, Cash. Me haces sentir la persona más importante del mundo. —Lo eres. —Esta vez lo beso. Puedo sentir las lágrimas correr por mis mejillas. —No llores. ¿Quieres que te haga enojar? —se burla, haciéndome sonreír. —¿Cómo es que nunca lo intentaste? —Suspiro, no estoy segura de por qué estoy preguntando esto porque no creo que quiera saber, pero otra parte de mí lo hace—. Ya sabes, como conocer a una chica o algo así. No es que seas malo para los ojos. June no podría haber sido la única chica en esta ciudad. —Las mejillas de Cash muestran un toque de rojo. ¿Se está sonrojando? De ninguna manera mi vaquero que habla sucio se está sonrojando con mi pregunta. —Cash —empujo, realmente queriendo saber ahora. —Ya te dije que no estaba loco por las chicas. Siempre estaba en mi caballo o ayudando a mi papá. Había ido a la ciudad una vez con algunos de los peones. Les gusta dirigirse a los bares un par de veces al mes para soltarse. Bueno, me dejar llevar demasiado mi primera vez. Bebí demasiado y lo sentí durante tres días. Nunca volví a salir con ellos de nuevo. — Toma una respiración profunda—. Luego perdí a mis padres y toda mi energía fue para asegurarme de que esta granja siguiera viva. Hacerlos sentir orgullosos. —¿Qué estás diciendo, Cash? —Él no podía ser…

—No creo que me molestara porque nunca lo hice, así que claramente no sabía lo que me estaba perdiendo. No, Clare, nunca he estado con nadie más que contigo. —Me lanzo hacia él, haciendo que retroceda. —No más burlas. Ya no me duele, Cash. Dame lo que es mío ahora. Sonríe. —Sí, señora. —Entonces él toma mi boca. Empezamos a tirar de la ropa del otro, luego Cash se detiene de repente. Empiezo a protestar, pero pone su mano sobre mi boca. Hace un movimiento de silencio con la otra mano. —Date prisa. Acabo de verlos a todos yendo a la barranca —escucho decir a June, reconociendo instantáneamente su voz. Ahora entiendo lo que Cash quiso decir sobre volverlo loco. Escucho un chapoteo, como líquido que se vierte en el suelo. —¿Deberíamos dejar salir a los caballos? —La cara de Cash se llena de rabia por el sonido de la voz de Billy. —No. Podría llamar la atención. Sólo enciéndelo ya — contesta June, y ahí es cuando huelo el gas. —Cuando te deje ir, bajarás la escalera y correrás —me susurra Cash—. Prométemelo. Bajarás por esa escalera y correrás. Abrirás esas puertas y encontraras a Earl. —Asiento y él me besa con fuerza, y luego nos arrastra a nuestros pies. Salta por un costado, sin molestarse con la escalera. Me dirijo hacia abajo tan rápido como puedo. Lo veo encima de Billy, June solo está de pie allí, mirando en shock. Me doy la vuelta y corro como Cash me dijo. Cuando abro las puertas del granero empiezo a gritar. Veo a Earl y otros dos chicos salir volando de su pequeña cabaña dirigiéndose hacia mí. Yo señalo el granero y me pasan corriendo.

No sé qué hacer. Cash me dijo que saliera del granero. Se necesita todo lo que hay en mí para quedarme a mi lugar, y gracias a Dios Cash sale unos minutos más tarde. Salto sobre él y me atrapa. —Gracias, cariño. No sabes lo importante que es cuando te digo que hagas algo aquí y lo hagas. Significa que no tengo que preocuparme. —Le sonrío. —Espero que te refieras a la granja porque eso no funcionará muy bien en ningún otro lugar. —No lo querría de otra manera. —Las puertas empiezan a abrirse y Cash me pone de pie mientras Billy y June salen del granero. Cada uno es sostenido por el brazo. Billy parece que apenas puede ponerse de pie. La sangre brota de su nariz y un ojo ya está empezando a hincharse. No puedo parar el jadeo que sale de mi boca. —Trató de encender nuestro granero en llamas, cariño. Contigo en él. Tiene suerte de poder respirar, y mucho menos caminar. —Dice Cash con los dientes apretados, como si las palabras tuvieran sabor a ácido en la boca. Coloco una mano alrededor de su brazo, tratando de que se calme un poco. June solo solloza. Ella se sacude del agarre de Earl y él la deja ir. Cae en una pila sobre la tierra. Me doy vuelta con el sonido de un camión que no reconozco subiendo por el camino. Llega a una parada a unos veinte pies de nosotros, y un hombre que parece estar en sus cincuenta sale del camión. —Papi. ¡Yo no hice nada! —June solloza desde el suelo. El hombre sacude la cabeza como si no estuviera seguro de qué hacer con su hija sollozante. —¿Vas a llamar al Sheriff? —pregunta finalmente.

—Eso depende —dice Cash, volviéndose completamente para enfrentarse al hombre. Sus ojos se dirigen hacia mí como si me viera por primera vez, y Cash se pone delante de mí, haciéndome querer golpearlo en la cabeza. Escucho a Earl reírse detrás de mí—. No. —Gruñe Cash, y sé que está realmente al límite. Le pongo las manos en la espalda y se inclina un poco hacia ellas. —¿De qué?—pregunta el padre de June. —Quiero que se vaya —dice refiriéndose a Billy—. Y tienes que hacer algo con tu hija. Acaban de intentar quemar mi maldito granero con mi esposa dentro. —¡No sabíamos que estabas ahí! —June grita, admitiendo su propia culpa. Todo el mundo la ignora. Cash continúa. —Esto me lleva a creer que también tuvieron que ver en la media docena de otros incidentes que he tenido en toda mi tierra y la de mi esposa. —Mi corazón se derrite un poco ante sus dulces palabras. Ni siquiera creo que captó lo que dijo o lo que significa para mí. —Supongo que no tengo elección. Se ira, pero mi granja irá con él. No tengo un capataz, y Dios sabe que ya no puedo hacerlo yo mismo. Mi artritis apenas me deja salir de la cama. —Jim, ese no es mi problema, pero si quieres te dejo con Brandon. Estoy seguro de que aprovecharía la oportunidad de ser un capataz de una granja, por no mencionar que tenerlo por allí podría enfriar esta pequeña guerra que se ha construido entre estas dos granjas. Sé que no quiero que pierdas tu tierra. Probablemente me pondría junto a Dios sabe quién. —No lo hagas, papá. —June ha dejado de llorar y su ira está en su cara.

—Sube al camión, June. —Pero, papá, yo… —¡Súbete al maldito camión! —June jadea y pisa hacia el camión. Ella entra y cierra la puerta. —Billy, estás despedido —dice Jim. Su voz me hace sentir un poco mal por Billy—. Gracias, Cash, por no llamar a la policía. No sé qué le pasa a June, pero lo arreglaré todo y tienes mi palabra de que no volverá a molestarte. —Hablaré con Brandon esta noche y lo enviaré mañana a primera hora para resolver todos los detalles. —Suena bien. —Y, Jim, creo que deberías volver a pensar en mi oferta. Compraré todo, incluso mantendré a los hombres que tienes trabajando allí, si quieres salir. Vayan tú y tu esposa un poco más cerca de la ciudad. Retírate. —Creo que podría tomarte la palabra. Te lo haré saber mañana. —Escucho la puerta del camión abrirse y cerrarse. Cash se vuelve para mirarme, sus ojos se ablandan. —¿Puedes comprar toda su tierra así? —Pregunto. Me ha enseñado dónde se encuentra su tierra con la suya. Parecen tener tanto como Cash, y eso es mucho. Ni siquiera puedo imaginar lo que podría costar algo así. —Cariño, tengo petróleo en mi tierra. No hay mucho por aquí que no pueda comprar si lo queremos. —Me dice, cepillando un rizo de mi cara y metiéndolo detrás de mi oreja. —¿Pero tendrás que trabajar más si consigues toda esa tierra? No quiero que trabajes más.—Hago un puchero, y Cash tira su cabeza hacia atrás y se ríe. Una risa profunda que viene desde lo profundo de su pecho.

—¿Te acabo de decir que eres muy rica y en lo único que puedes pensar es en no tener suficiente tiempo conmigo? —Eres asquerosamente rico —le corrijo, sin importarle un poco su dinero. No vale nada sin él. —Estoy seguro de que es nuestro. No recuerdo que hayas firmado un acuerdo prenupcial. —Mi boca se abre. Ni siquiera pensé en eso. Bueno, realmente no tuve tiempo de hacerlo, con lo rápido que Cash me llevó dentro y fuera de ese juzgado. Entonces, estoy en sus brazos. —Saca al Sr. Buckman de nuestra tierra, Earl. —Cash ladra mientras camina hacia la casa conmigo sobre su hombro. —Con mucho gusto, jefe —oigo decir a Earl. Cuando entramos, Cash cierra la puerta, y yo cierro la cerradura sin que tenga que pedírmelo. —Cariño, estás a punto de estar adolorida de nuevo.

CAPÍTULO 12

Llevo a Clare a nuestra habitación, y le golpeo el culo juguetonamente en el camino. Ella se ríe con placer, y hace que mi polla se ponga aún más dura. Escucharla feliz es todo lo que quiero en la vida. Bueno, eso y bebés. Han pasado un par de días, así que ha tenido tiempo de curarse. Ahora estoy listo para revivir nuestra noche de bodas e intentar superarla. Fue una tontería ser tímido al decirle que yo era virgen, pero ella también, así que supongo que ella debería haber conocido el sentimiento mejor que nadie. Me alegro de haber esperado hasta que apareciera la correcta. Porque ella lo es. Ella es la única para mí, y quiero pasar el resto de nuestras vidas mostrándole todas las razones. Cuando la tiro en el medio de la cama y me subo encima de ella, sigue riéndose. Saco su ropa de su cuerpo, y empieza a hacerme lo mismo, y en poco tiempo ambos estamos desnudos y sonriendo como idiotas. —Te amo. —Digo con una sonrisa, y ella me toca la cara. —Yo también te amo, Cash. Deslizándome entre sus piernas, no me burlo de ninguno de los dos mientras presiono mi polla en su apertura. Nuestros ojos permanecen bloqueados, y nos abrazamos mientras me meto dentro de ella lentamente. Le doy todo de mí hasta que no

queda ni una pulgada, la raíz de mi polla presionando contra su coño. Una vez que estoy dentro de su estrechez, la sostengo allí, queriendo sentir su calor rodeándome. Pongo mi frente en la suya y siento sus uñas rasparme ligeramente la espalda. Sus caderas comienzan a moverse debajo de mí, y me doy cuenta de que su necesidad por mí está creciendo. Al entrar y salir de ella, su canal me agarra y gimo por la sensación. —Tan jodidamente apretada. Perfecto, nena. —Cash, más. —Gime, y miro hacia abajo para verla cerrar los ojos e inclinar la cabeza hacia atrás. Coloco mi boca en su cuello y me muevo por su garganta, dándole lamidas y mordidas. Se aferra a mí mientras le hago el amor a su cuerpo, dándole todo lo que quiere. Su suavidad cubre mi polla, y el deslizamiento suave es casi demasiado para manejar. El apretón de su coño empieza a contraerse, y le agradezco a Dios que esté tan cerca como yo. —Eso es, Clare. Córrete, bebe. Córrete sobre toda mi polla. Hazlo agradable y húmedo. Siento que los pulsos empiezan, y la sigo por el borde. Ella grita su placer en la habitación, y la abrazo con fuerza mientras vacío mi semen en su vientre que espera. Espero que hayamos hecho un bebé la primera vez que la tome, pero seguiré dándole todo lo que pueda hasta que se plante dentro de ella. Quiero criarla y tener muchos bebés corriendo por la granja. La quiero atada a mí de todas las maneras posibles, y la quiero alrededor con mi hijo. Sólo pensar en ella embarazada hace que un poco más de mi semen salga de mi polla.

Trato de no colapsar encima de ella cuando ambos bajamos, pero un poco de mi peso cae sobre ella, y escucho su gruñido debajo de mí. Se ríe de nuevo, y nos doy la vuelta para que esté arriba y pueda permanecer enterrado dentro de ella mientras la sostengo hacia mí. —¿Te duele? —Pregunto mientras trazo con las puntas de mis dedos arriba y abajo de su columna desnuda. Su cabeza está en mi pecho, y respira uniformemente. Me pregunto si ya se ha dormido. —Definitivamente no. —Sonrío ante sus palabras y por lo somnolienta que suena. Espero que se quede dormida, pero después de unos momentos, empieza a moverse encima de mí. Su coño se aprieta contra mi polla todavía hinchada, y automáticamente empujo hacia arriba, tratando de darle lo que necesita. Dentro de poco se sentara completamente encima de mí y me montará mejor que cualquier rodeo que haya visto. Le encanta estar arriba y en control, y me encanta sostener sus caderas mientras trabaja su coño. Clare es una diosa cuando está perdida en su pasión, y yo soy un esclavo de cualquier deseo que tenga. Espero pasar el resto de nuestras vidas haciendo exactamente esto hasta el fin de los tiempos.

Epílogo 10 años después… —Abuelo Earl, léenos otro. ¡Por favor! Nuestro hijo mayor, Joseph, rebota arriba y abajo en su lugar en el suelo, rogando por otra historia. Me acerco y envuelvo mis brazos alrededor de Clare, que está en la cocina cubriendo el pastel que hizo hoy. Sólo queda un poco, y tengo la sensación de que ella se va a escabullir esa noche después de que los niños se vayan a la cama. —Muy bien. Una más. Y esta vez lo digo en serio. —Clare se ríe y sacude la cabeza. —Esos chicos van a conseguir al menos cinco historias más de él antes de que realmente se rinda. —Lo tienen envuelto alrededor de su dedo y lo saben. — Beso el lugar en su cuello justo debajo de su oreja y aprieto su cuerpo más cerca del mío. Ella ha conseguido más curvas a lo largo de los años, y me ha encantado verla florecer como una mujer de estatura completa. Me ha dado cinco bebés, y con cada uno, se ha visto más hermosa. Tuvo algunas complicaciones con nuestra más joven, Lily, así que decidimos que era hora de parar. Fuimos bendecidos con tres niños y dos niñas, así que tenemos una casa llena.

Terminé comprando el rancho Johnson, y Brandon todavía lo dirige. Lo convirtió en una granja de ovejas, y lo hace casi tan bien como el ganado que tengo aquí. Ya no tengo un gran equipo aquí, con ese lado del negocio haciéndolo tan bien. Todavía tengo a unos seis tipos en el personal aquí, incluyendo a Earl, que se ha convertido en el abuelo de nuestra pequeña tribu. Los niños lo aman, y siempre se ha sentido como de la familia, así que se sentía natural cuando empezamos a llamarlo abuelo. Al viejo le gusta tanto de acuerdo con la sonrisa permanentemente pegada en su rostro. —Venga al porche conmigo y siéntese un rato, Sra. McCallister —digo contra su piel. Clare tiembla bajo mi toque y mira hacia donde están los niños. Están todos sentados con las piernas cruzadas en el suelo, colgandos en cada palabra del libro. Ella asiente y yo tomo su mano, tirándola por la puerta lateral y hacia el columpio conmigo. Ella tararea una canción suave mientras la sostengo, besando su frente y viendo el sol bajar. Tenemos una vida sencilla aquí, pero es la más perfecta que podría imaginar. Clare hace que todo sea fácil, y nuestras vidas fluyen. Es como si una oleada tras otra de amor se moviera a nuestro alrededor, y todo es obra de ella. Clare es el pegamento que me mantiene unido y el ritmo que hace funcionar este lugar. Ella es con quien los chicos corren cuando se raspan las rodillas y las chicas siguen fingiendo ser como ella. Todo lo que toca se enamora de ella, así que me aseguro de mantener sus toques sólo para mí. Incluso después de todos estos años, sigo siendo un bastardo celoso cuando se trata de compartir su atención. Afortunadamente, ella entiende esto y me ignora cuando estoy siendo irrazonable. Ella es la otra mitad de mi alma y me ha dado una vida que sólo podría haber soñado años antes de esto.

Mientras la sostengo a mí lado, nuestros hijos salen uno por uno para sentarse en nuestras piernas, sólo sonrío y pienso en la maldita suerte que tengo de que me haya elegido.