Finales alternativos del Quijote

NOMBRE: ANDRÉ ESPINDULA ALBI NETTO MÓDULO: B1.3 LA ÚLTIMA AVENTURA DE DON QUIJOTE Era un día de lluvia en La Mancha. Do

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NOMBRE: ANDRÉ ESPINDULA ALBI NETTO MÓDULO: B1.3 LA ÚLTIMA AVENTURA DE DON QUIJOTE

Era un día de lluvia en La Mancha. Don Quijote estaba acostado en la cama mirando al techo, pero su mente no estaba cerca de allí. El lugar estaba muy tranquilo. Sancho Panza había ido a buscar a un médico que podría ayudar a reducir la fiebre de su maestro, mientras que su sobrina y la ama de casa estaban haciendo las tareas domésticas. Don Quijote no podía dejar de recordar sus aventuras junto a su fiel amigo y servidor, Sancho. También pensó en Dulcinea. El cura, el bachiller, y el barbero habían visitado unas cuantas horas antes, pero el lugar parecía vacío ahora. Había terminado su voluntad y estaba listo para ir en un nuevo viaje, tal vez el último. Todo el mundo pensó que iba a morir. El cura había venido, y Don Quijote había recibido todos sus sacramentos. Pero nadie sabía lo que había sucedido la noche anterior. En la silenciosa oscuridad de la noche, había recibido una visita inesperada. Se había producido un rápido destello de luz y una forma verde con un pequeño cuerpo, una cabeza grande, y enormes ojos había aparecido frente a él con una invitación para ir a un nuevo viaje.

Una nueva misión. Un nuevo mundo. Una nueva aventura. No podía recusarle. Pero tendría que ir solo y no podía decirle a nadie sobre este viaje. Para todos los que se quedarían, debería parecer muerto, para que no hiciesen ninguna pregunta. Este “ser” verde entonces le dio algo de beber. Un líquido maloliente oscuro que le daría una fiebre y reduciría su ritmo cardíaco a un mínimo tal que la gente podría pensar que estaba muerto. En ese momento, sus nuevos amigos habían de venir para reemplazar a su cuerpo con una copia perfecta que harían con su ADN. Este nuevo cuerpo muerto decaería normalmente y nadie notaría la diferencia. Él estaba listo para irse.

Esa noche, después de su sobrina, la ama de casa y Sancho fueron a dormir, Don Quijote pacientemente esperó que su visitante volviese. Los segundos se convirtieron en minutos, que se convirtieron en horas. Tal vez todo había sido su imaginación. Tal vez él estaba loco como todo el mundo decía. Tal vez él realmente iba a morir. Casi dándose por vencido, el Quijote cerró los ojos en un intento de dormir. Su último sueño.

Entonces lo oyó. "¿Estás listo?" Susurró la pequeña cosa verde. Él abrió los ojos y lo vio. Un enorme rayo de luz que venía del cielo, como un hermoso arco iris. Se preparó para levantarse, pero pensó que no sería capaz de hacerlo. Después de todo, había estado muy débil en los últimos días. Cuando movió su pierna, se movió con tanta facilidad que casi se cayó de la cama. No tenía dolor. No tenía ninguna debilidad. No tenía que hacer ningún esfuerzo. Se sentía mejor y más fuerte que nunca.

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Era el momento. Sabía que sus amigos estarían tristes cuando enterrasen el cadáver pensando que era él. Él sabía que su historia sería contada sólo hasta ese punto. Sabía que nunca nadie iba a saber el siguiente capítulo. Sabía que nunca sería capaz de ver a Dulcinea de nuevo. Pero en el fondo de su alma, también lo sabía que valía la pena.

Al entrar en el haz de luz, sintió el calor de manos angelicales sosteniéndolo y tirándolo hacia arriba. La siguiente cosa que sabía, él estaba en el espacio, rodeado de millones de estrellas, moviéndose más rápido que un rayo, en dirección a lo desconocido. En un nuevo tipo de vehículo, un carro metálico brillante sin caballos, rodeado de sus nuevos y chiquititos amigos verdes, Quijote iba a enfrentarse a nuevos monstruos, nuevos retos, tal vez un nuevo amor. Un nuevo comienzo. Esto es lo que era. Y por la primera vez en lo que parecía años, se sintió feliz. Entonces cerró los ojos y abrazó a lo desconocido.

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NOMBRE: ANNA MARIA GRAZIANO MÓDULO: B1.3

FINAL ALTERNATIVO DEL QUIJOTE

Y se durmió. De repente, una voz grave y autoritaria lo despertó. Abrió los ojos y intentó entender donde estaba. No le parecía su habitación, había varios objetos extraños que nunca había visto antes: un cuadro en la pared con números e flechas móviles, un candil encendido sin llama al lado de la cama, un molino pequeñito que se movía sin viento ni agua….“Qué máquinas infernales son estas? Dónde estoy? Donde está el ama?”. Antes de encontrar la respuestas a sus preguntas, alguien tocó a la puerta y, sin esperar “Adelante”, un hombre con uniforme entró llevando un aire de preocupación e urgencia. “Comandante, tenemos que ir! Están todos esperando a usted para empezar la reunión. Tenemos que decidir la estrategia para empezar el ataque!”. Sentados alrededor de una grande mesa oval, hombres serísimos, con uniformes grises, estaban mirando a el, como quien espera la solución de una adivinanza. No sabía qué decir así que el ingenioso hidalgo, recurriendo a su famosa agudeza, les preguntó a ellos “Qué piensan ustedes?”. “Comandante, si me permite, creo que está claro que tenemos que actuar con rapidez para parar los ataques de los terroristas antes que sea demasiado tarde. Nuestros hombres están listos para defender nuestra democracia a cualquier costo, con su propia vida si fuera necesario!” “Democracia, que nombre extraño para un país” Pensó. “Y donde era? Era un país amigo o enemigo del Imperio de España?”. “Si, Comandante”, añadió el otro, “No se puede perder tiempo precioso. Estos enemigos de la democracia y de la civilización occidental lograron llegar hasta el corazón del Europa, no podemos más permanecer de brazos cruzados!” Y mientras hablaba, su rosto se incendiaba y su puño se cerraba como si estuviera agarrando una espada. Escuchó a todos con mucha atención y, al final, dijo “Necesito de más tiempo para tomar mi decisión.” Se levantó y volvió a su habitación. “Qué voy a hacer?” Y de repente vio una carta sobre la mesa de noche. “Para don Quijote”. “Soy yo!” exclamó con sorpresa y alivio. “Estimado Hidalgo de España, mi querido don Quijote, estarás preguntándote qué tiempo y qué lugar son esos. Pues estas no son las preguntas importantes. Lo que importa es quien eres y cual es tu misión. Como todos los grandes personajes, tu destino es morir muchas veces y vivir eternamente. Ya lo decía el poeta latino Horacio: “No moriré del todo. La mejor parte de mi ser se librará de la Libitina, y mi gloria crecerá de día en día con las alabanzas de la posteridad”.

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Pues has encontrado la posteridad! Y no es muy diferente de tu tiempo. Cambian los nombres de los enemigos: barbaros, moros, hebreos, comunistas, capitalistas y fundamentalistas. Pero sus características permanecen las mismas: sin alma ni dignidad. El objetivo de todos los que quieren las guerras es privar los enemigos de su naturaleza humana, crear la ilusión que tenemos esencias distintas, construir la mentira que tenemos patrias diferentes. Pues la verdad es que somos todos humanos e compartimos la misma patria, o mejor, matria, se me permite el neologismo. Esta es la más grande y la más peligrosas de todas las ilusiones. El mundo necesita desarmarla. Esta me parece la misión para la nueva caballería andante. Buena suerte! Con estima y confianza, Miguel de Cervantes.” "Fatal", pensó. Y se despertó.

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NOMBRE: GIOVANNA MARIA FRISSO MÓDULO: B1.3 Capítulo XXXVII Los creadores Decretada la muerte de don Quijote, Sancho se puso a organizar el funeral. Inconformado, tuvo, por un momento, la sensación de que pudiera haber sido el responsable por la muerte de don Quijote: como no se había azotado debidamente, el encantamiento de Dulcinea podría haber recaído sobre su amo. La sensación pasó, pero la idea no salía de su cabeza. Las personas llegaban poco a poco para el funeral, pasaban delante del cuerpo de don Quijote, que sin su armadura les extraía los más diferentes comentarios: - Mira, me parecía más grande. - Yo tenía la impresión de que era más fuerte. - ¡No tiene siquiera una marca de sus aventuras! ¡Que aventuras! - ¿No andaba a caballo? ¡Es tan blanco! Cada uno de esos comentarios molestaba profundamente Sancho. Él se retiró del funeral y sin decir una palabra, fue a su casa azotarse. Como antes, lo haría de forma que sin matarle le duela. Cada azote lo hacía acordarse de una aventura que había compartido con don Quijote. Pero en la sala del funeral, cada azote tenía una consecuencia distinta. Cada azote parecía traer a don Quijote de nuevo a la vida. Un hecho es que después de un poco más de mil azotes, don Quijote abrió los ojos en su ataúd. Ninguna persona lo notó, ninguna persona continuaba allí por causa de la muerte de don Quijote. Ya habían empezado a hablar unos de los otros, de lo que sería de Sancho sin su amo, como su sobrina cuidaría de la hacienda, si su ama permanecería ayudando a su sobrina, hasta el mismo destino del rocín de don Quijote era cuestionado. El funeral era solo un evento más de la villa. La única persona que observaba continuamente el ataúd era Sanchica, que no sabía si la muerte de don Quijote la aproximaría a su padre, que sin tantas aventuras acabaría permaneciendo en la villa o si él también encontraría su fin por la tristeza. Cierto es que Sanchica fue la única persona que vio cuando don Quijote se sentó en su ataúd. Aterrorizada fue corriendo a llamar a su padre, que en esa hora ya estaba con las espaldas ensangrentadas. Sancho no se lo pudo creer. Tantas veces había salvado a don Quijote, pero ahora le había dado la vida. Sancho tuvo la seguridad de que era un brujo y un brujo muy poderoso. Tuvo miedo de sus poderes. Sancho volvió al funeral para ver a su amo. Él le abrazó, humíldemente. Las demás personas empezaron a notar algo diferente. Poco a poco se aproximaban, unas en el momento en que veían a don Quijote salían corriendo, otras se ponían prostradas.

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Don Quijote, confuso, preguntó lo que pasaba. Sancho le dijo que estaban en su funeral porque su muerte había sido decretada. Delante de esa explicación, don Quijote, tal como Sancho, sabía que algo especial había ocurrido. Todavía, diferente de Sancho, don Quijote se creía y se decía ser un nuevo enviado del cielo. Sancho, a la vez, continuaba callado, sin contestar a su amo, pero consciente de sus poderes. Finalmente, don Quijote salió del ataúd. Para los que aún estaban allí les dijo: -

Bien, como ven estoy vivo. Dije, esos días, que había caído en las sombras oscuras de la ignorancia por leer tantos libros de caballerías y reclamaba no tener tiempo para leer otros libros que sean luz del alma. Todavía, en cuanto, me daban por muerto, yo me acordaba de la Biblia y de los escritos de Francisco de Vitória. Los leí muchas veces y con bastante atención. Esos materiales son los materiales que me permitieron comprender lo que debo hacer, a quién debo salvar. Como saben, había dicho que pensaba ser un pastor y entretenerme en la soledad de los campos. Y ahora comprendo el significado de ser un pastor. Me voy a las tierras recientemente conquistadas, mis ovejas son las almas salvajes de las cuales cuidaré. Así, por favor, pido a los que aquí están que me avisen en el caso que conozcan un autor conquistador que pueda escribir las historias de mis hazañas en el ultramar.

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NOMBRE: LUCAS OLIVEIRA DA ROCHA PINTO MÓDULO: B1.3 ¿Y DULCINEA? El escribano, como mandaba su profesión, anotó en el libro las determinaciones del cura. Nada más, nada menos. Hay profesiones que dejan poco espacio para la creatividad, aunque los que la ejercen carguen todos los sueños del mundo. A Carlos, ese era su nombre, le gustaría escribir sobre el caballero que había luchado molinos de viento y desencantado damas. Llegará el día en el que escribirá una obra maestra de caballería, mejor que todos los melodramas de su tiempo. Pero nadie, sino el mismo, más de doscientas veces, la leerá. Sus escritos son más dulces que sus días, su libro más relevante que su vida. “Murió, cuerdo, Alonso Quijano el Bueno, llamado Don Quijote de la Mancha”. Puso el punto final, llovía poco, pero suficiente. Ahora, la envidia tendría que recorrer caminos más tortuosos para dar continuidad a la historia del Quijote. Sancho Panza y Antonia Quijana todavía lloraban, la lluvia todavía caía, cada vez más fuerte. Una mujer batió la puerta, desesperada, que la dejasen entrar, por Dios. El ama la acogió, a Dios, si existiera, le gustaría eso. Antes que le preguntasen, viendo su salvador muerto, les dijo: - Me llamó Dulcinea del Toboso, estaba encantada, prisa en un mundo imposible, casi como ese, pero mi caballero, el grande Don Quijote de la Mancha, me salvó. Llegué tarde, por toda mi vida esperé por ese momento, estoy libre y sin razón para vivir. No hube tiempo para nadie decir una palabra, ni de espanto, consolación o rabia. Del rostro de Dulcinea del Toboso cayó una sola lágrima: cayó ella mista, muerta, antes de poder saborear su último sabor, de mar, amargo. Tuvieron que enterrarla como indulgente, pues nadie reclamó su parentesco o el vestido rojo de gola blanca que llevaba su cuerpo y molificaba su cuello. Sancho fue el primero a volverse loco, si es así que llamamos aquellos que azoran nuestras frágiles nociones de realidad. El sencillo hombre dedicó todo el resto de su larga vida a difundir las aventuras y los ideales del Quijote. El cura negó el surgimiento de la princesa, así mismo, a la Iglesia y a sus fieles. Negar la realidad, se dice por ahí, también es una forma de locura. Carlos empezó a escribir compulsivamente sobre caballería. De tiempos en tiempos, añadía fantasías en los escritos de su profesión, pero nadie los leía: no tuvo represiones por eso. Hace siglos, desde que Dulcinea adentró el cuarto del Quijote para morir, que la humanidad hace una pregunta sin respuesta, es decir: ¿tu prefieres ser considerado loco por perseguir tu imaginación o vivir la vida ya vivida?

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NOMBRE: LUÍS DE JESUS DA SILVA MÓDULO: B1.3

DON QUIJOTE EN EL CERRADO

En un lugar del cerrado se podía ver al lejos dos hombres siguiendo hacia al norte. El hombre más delgado, don Quijote, se montaba en su caballo Rocinante y seguía a la derecha de la vía. El hombre más bajito, su fiel escudero, Sancho Panza, se montaba un burrito y seguía al su lado.

Despuntaba el alba cundo llegaron en Brasilia. Iban hacia capital a trabajar en la construcción de la nueva ciudad. Hacía mucho tiempo, don Quijote ya se había cambiado su nombre. Aquel caballero andante del pasado, ahora, era el conocido ingeniero de puentes Alfonso de Águila. Su antiguo escudero, también se cambió de nombre, ahora se llamaba Edward Solano,

La fecha de inauguración de la nueva capital estaba marcada para los próximos meses. Los dos profesionales iban a inspeccionar los puentes que pasaban por arriba del Lago Paranoa; El presidente del Brasil los habían invitado para hicieren este importantísimo trabajo.

Se detuvieron en una taberna cerca de Aguas Claras para el desayuno. Estaban caminando desde las cinco de la mañana. Una chica morena se acercó de los dos y mirando a Sancho “Edward” preguntó lo que deseaban. Sancho pidió uno bocadillo y café con leche. En cuanto Don Quijote prefirió saborear una papa de maíz involucrada en uno rastrojo llamada de Pamonha.

Cuándo estaban saliendo, don Quijote le dijo a Sancho que la voz de la chica de la taberna se parecía muchísimo con la voz de Dulcinea. Sacho asintió y salieron hacia la próxima parada.

Al medio día llegaron al “Catetinho” donde tuvieron una cita con en el Presidente. Jucelino les invitó a comer y ofreció pavo con patatas y salsa de pequi. Estaba rico;

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Se fueron a inspeccionar el primer puente que se quedaba un poco lejano del palacio del gobierno. Ahora no estaban montados en caballos. Fueron en coche. Los ingenieros se pusieron felices. Hacían mucho tiempo por arriba de un animal desde cuándo salieron de Minas Gerais.

Había una multitud de personas ante el puente. Era una novedad. Los dos ingenieros dieron gracias a los presentes por sus presencias y empezaron su trabajo. Don Quijote y Sancho nunca tenían visto u oído hablar una tierra como aquella que predicaba en los pies de las personas.

A Quijote y Sancho les gustaron de los puentes. Después de examínalas a todas. Estaban perfectas. Una excelente obra de ingeniería. Se encantaron con los proyectos de urbanización de la ciudad. Jamás habían visto algo igual.

Atardecía del cuarto día de trabajo cuando terminaron la inspección de los puentes. Se aprobaron todos. Marcharon para el Catetinho llevando el informe. Cenaron con el Presidente que les dio gracias por el trabajo.

-

Podríamos hacer puentes como esas en tu pueblo, Sancho – dijo don Quijote.

-

¡Verdad! – Respondió Sancho – Seguro que es una buena idea.

Embarcaron en el tren hacia a la ciudad de Pirenópolis donde se quedarían por el fin de semana antes de ir a su país.

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NOMBRE: MARCO ANTONIO CHAVES CASTRO MÓDULO: B1.3

LA INCREÍBLE HISTORIA DE DON QUIJOTE, EL VISITANTE DEL PASADO

Don Quijote no murió y decide hacer una nueva salida. Va primero a El Toboso para presentarse ante Dulcinea, a la cual no logra hablar. Pasados algunos días, Don Quijote estaba caminando cuando simplemente voló y llegó a Brasil, al inicio del siglo XXI, en el año 2016. Don Quijote llegó a la ciudad de Brasilia y en ese mismo momento la policía se acercó para ayudar a un hombre que parecía desorientado, perdido y asustado por algo. Él se distinguía del resto de las personas porque estaba vestido con una ropa muy antigua (pero en muy buen estado). Su comportamiento extraño, le llamó rápidamente la atención de la policía y los agentes le quisieron ayudar, para ver si estaba perdido. Ante el requerimiento de la policía, sacó un documento en el que decía ser un caballero español del año de 1605. 2

Todos pensaron que él estaba loco y lo llevaron a una clínica urgente, para ser atendido por un doctor psiquiatra. En la clínica, Don Quijote preguntó por el año en el que estaba, ya que había dado un salto temporal de cerca de 400 (cuatrocientos) años. Don Quijote fue grabado por las cámaras, donde relataba sus aventuras como caballero. Igual que apareció, un día Don Quijote desapareció en su habitación, sin dejar rastro y sin que nadie lo viese irse. Simplemente voló. Don Quijote cuando desapareció del psiquiátrico, volvió a su época, donde contó sus aventuras en otra época y en un país extraño. Total que, allí volvió a encontrarse com su prometida Dulcinea con quien vivió hasta el final de sus días.

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