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DAVID NICHOLLS JOHN CAGE Traducción Gabriel Menéndez Primera edición en castellano: octubre de 2009 Título original:

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DAVID NICHOLLS

JOHN CAGE

Traducción Gabriel Menéndez

Primera edición en castellano: octubre de 2009 Título original: John Cage Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede reproducirse total ni parcialmente, ni almacenarse en sistema recuperable o transmitido, en ninguna forma ni por ningún medio electrónico, mecánico, mediante fotocopia, grabación ni de otra manera sin previo permiso de los editores.

© 2007, by the Board of Trustees of the University of Illinois. Publicado por acuerdo con University of Illinois Press. Ilustración de cubierta : ©William Gedney Collection, Duke University Rare Book, Manuscript, and Special Collections Library.

Los editores han hecho todos los esfuerzos posibles para referenciar correctamente las imágenes que aparecen en el libro. Cualquier omisión será debidamente corregida en subsiguientes ediciones.

De esta edición: © Turner Publicaciones S.L. Rafael Calvo, 42 28010 Madrid www.turnerlibros.com

La editorial agradece todos los comentarios y observaciones: [email protected]

ISBN: 978-84-7506-870-1 Depósito legal: Impreso en España

ÍNDICE Preludio ......................................................................................... 1. La Costa Oeste, 1912-1942 ...................................................... 2. Nueva York # 1, 1942-1954 ...................................................... 3. Stony Point, 1954-1970 ............................................................ 4. Nueva York # 2, 1970-1992 ...................................................... Posludio .........................................................................................

13 19 49 89 119 151

Notas .............................................................................................. Obras selectas ............................................................................... Para seguir leyendo ...................................................................... Sugerencias de audición ............................................................. Índice ..............................................................................................

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Para T, B, D, P y H †

John Cage en el exterior del Windfall Dutch Barn, en Salt Springville, Nueva York, verano de 1983. Fotografía de John Mazarak. Por cortesía de John Mazarak.

Le pregunté una vez a Arragon, el historiador, cómo se escribía la historia. Él respondió, ‘Hay que inventarla’. John Cage, “An Autobiographical Statement”, 1989

My mEmory of whaT Happened is nOt what happeneD John Cage, “Composition in Retrospect”, 1983/1988, mesóstico inicial*

*

“MÉTODO: Mi recuerdo de lo que sucedió no es lo que sucedió”. [N. del T.]

PRELUDIO

Marzo de 1943. Museum of Modern Art, Nueva York Un grupo de músicos, con su atuendo formal de concierto, espera expectante que el director dé la entrada del primer compás. El director de la orquesta es un californiano alto y sonriente de treinta años. Cuando su batuta desciende, los músicos empiezan a tocar sus instrumentos, todos de percusión: palastros*, gongs asiáticos, cencerros de buey, platillos, yunques, campanas tubulares y tambores de freno de un automóvil. Agosto de 1952. Maverick Concert Hall, Woodstock, Nueva York Un pianista cruza el escenario, se sienta al piano y cierra la tapa que cubre las teclas. Treinta segundos después, abre la tapa. Repite esta secuencia de acciones dos veces: lo único que cambia es el periodo de tiempo –dos minutos, veintitrés segundos, después un minuto, cuarenta segundos– entre la apertura y el cierre de la tapa. Tras abrirla por última vez, se pone en pie, saluda al público y agradece los aplausos. Marzo de 1968. Instituto Politécnico de Ryerson, Toronto Dos hombres están sentados en unas humildes sillas. Entre ellos hay una mesa, y sobre ésta unos vasos de vino y un tablero de ajedrez. Comienza el juego. Cuando cada uno de los jugadores mueve sus piezas, el silencio inicial se ve cada vez más perturbado hasta que –en la mitad de la partida– la habitación está llena de ruidos amplifica-

* Palastro, instrumento de acero que se utiliza para imitar el sonido del trueno. [N. del T.]

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dos. Según van cayendo las piezas y la confrontación avanza hacia el desenlace, los niveles de sonido disminuyen gradualmente. *** Acontecimientos como los descritos anteriormente –ejecuciones de First Construction (in Metal) [Primera construcción (en metal)] (1939), 4’33’’ (1952) y Reunion (1968) han definido el conocimiento público de la obra de John Cage (1912-1992) y, en buena medida, han contribuido a la mala comprensión y (en algunos casos) a la irrisión que la ha acompañado. En lugar de aclamarlo como a un artista polifacético, cuyo cuestionamiento de los principios fundamentales de la música culta de Occidente condujo a una revolución en la cultura del siglo XX, a Cage se lo ha caracterizado a menudo, en el mejor de los casos, como un comediante y, en el peor, como un charlatán. Reticentes o incapaces de prestarle a Cage una escucha atenta, o incluso de exponer abiertamente sus opiniones, tanto músicos como comentaristas han socavado con frecuencia la base de sus interpretaciones y representaciones, y han tergiversado sus ideas. Por citar sólo dos ejemplos, en 1964, los miembros de la Orquesta Filarmónica de Nueva York se echaron a reír, se pusieron a hablar entre ellos, tocaron con materiales inadecuados y destruyeron el equipo electrónico durante diversas ejecuciones de Atlas Eclipticalis (1962); y todavía en 1998, el filósofo Stan Godlovitch comparó la “silenciosa” pieza de Cage, 4’33’’, con un donut inexistente, servido en una servilleta doblada y vacía, con un café frío. Y sin embargo, Cage ha ejercido una profunda –y esencialmente positiva– influencia en la cultura contemporánea. Su obra pionera con la percusión, el piano preparado y la electrónica fue fundamental a la hora de abrir la música a nuevas posibilidades tímbricas; su defensa del azar, de la indeterminación y de las prácticas alternativas en la notación contribuyó significativamente a lo que uno de sus maestros, Henry Cowell (1897-1965), definió como “deshacerse del pegamento”; y su utilización de músicas preexistentes –por lo general de forma descontextualizada– se adelantó a una de las principales preocupaciones del posmodernismo. Cage fue decisivo en la creación de happenings y acontecimientos multimedia y contribuyó de forma significativa al progreso de la relación entre la música y la danza. Su objetivo último y sin precedentes –definido en Silence* (1961), su primera y más conocida colección de escritos– fue “supri*

Para la traducción castellana, véase la bibliografía al final del volumen. [N. del T.]

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mir el control, de manera que los sonidos puedan ser sonidos”. Y, llevándolo más lejos, las aproximadamente trescientas composiciones de Cage se complementan con un impresionante corpus de prosa y poesía, así como con una considerable actividad en las áreas del performance art y de las artes visuales. Con la posible excepción de Andy Warhol (¿1928?–1987), ningún artista norteamericano que trabaje en un campo distinto al de la música popular ha ejercido un impacto tan considerable sobre la cultura global. El propósito principal de este libro es presentar a John Cage y su obra desde un punto de vista comprensivo y favorable (aunque espera no perder la objetividad), de forma que los lectores en general, los estudiantes, intérpretes, amantes de la música y otras personas que desconozcan su obra puedan sacar sus propias conclusiones y enjuiciar su valor. Desde el principio hasta el final, los logros artísticos de Cage se ubicarán en su contexto histórico, ambiental, intelectual, filosófico y estético, de manera que puedan evaluarse en relación con la sociedad en la que surgieron. Su creativa influencia se estudiará desde la perspectiva de sus contemporáneos y sucesores; tendremos en cuenta la pervivencia de su legado, como artista y como pensador, con relación al pluralismo de hoy en día. *** La aparición de este volumen se debe a la importante contribución de un conjunto de personas e instituciones. En primer lugar y por encima de todo se encuentra Judith McCulloh, de University of Illinois Press, que me animó a emprender su redacción y después esperó pacientemente hasta su entrega. Laura Kuhn, del John Cage Trust, fue extremadamente solícita a la hora de seleccionar muchas de las fotografías que aquí se reproducen, al igual que John Mazarak y David Patterson. Fiona Flower, de la Peters Edition de Londres, fue eficiente, como siempre, a la hora de gestionar las solicitudes –no sólo las relativas a los derechos de reproducción– referentes a la música de Cage. Y Charles C. Cage, primo cuarto, de la siguiente generación, de John Cage, prestó una ayuda inestimable para obtener la información genealógica que aparece al inicio del capítulo 1. La universidad de Southampton me proporcionó el permiso para investigar y su apoyo, en particular durante el año académico 20032004, periodo en el que escribí buena parte de este libro. Inevitablemente, he confiado en un gran número de fuentes para la información biográfica y pertinente, incluidos mis escritos anteriores, los cuales –como reciclador empedernido– he saqueado sin 17

piedad. Se trata de American Experimental Music, 1890-1940 [Música experimental norteamericana, 1890-1940] (1990); el capítulo sobre “Avant-Garde and Experimental Music” [Vanguardia y música experimental] en The Cambridge History of American Music (1998); dos capítulos en The Cambridge Companion to John Cage (2002); y una contribución al The New York Schools of Music and Visual Arts (2002) de Steven Johnson. Las principales fuentes entre las obras escritas por otros son The Roaring Silence: John Cage, a Life [El silencio que ruge: John Cage, una vida] (1992) de David Revill y el capítulo dedicado a Cage en The Bride and the Bachelors [La novia y los solteros] (1976) de Calvin Tomkins. Igualmente valioso ha sido el magistral estudio The Music of John Cage [La música de John Cage] (1993) de James Pritchett. En una ocasión en la que me encontré con Richard Kostelanetz, le mencioné que había usado tanto mi ejemplar de su John Cage (1971) –con bastante probabilidad el primer libro sobre música norteamericana que yo haya comprado– que literalmente estaba hecho pedazos. Afortunadamente, Conversing with Cage [Conversando con Cage], de Kostelanetz, por lo menos en su segunda edición (2003), ha podido salvarse de esta suerte (hasta ahora… si bien la primera edición presenta ya un aspecto ciertamente alterado). Durante la última década, he sacado asimismo un enorme partido de los escritos de Cage y de las amplias conversaciones con otros estudiosos de su obra, en particular con David Bernstein, William Brooks, David Patterson, Christopher Shultis y especialmente Leta Miller. Por último, mi mujer, Tamar, y mis hijos, Ben y Daisy, han sido como siempre un apoyo generoso en las muchas horas que he consagrado a este proyecto, en lugar de haberlas empleado en ocuparme de mi familia. Por esta razón, les dedico el libro a ellos y a mis padres, con la esperanza de que ellos –tanto como el resto de lectores– lleguen a entender qué es lo que hace de John Cage una figura tan importante dentro de la cultura norteamericana y por qué he pasado los últimos treinta años de mi vida, más o menos, admirando y venerando sus obras.

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