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ESTUDIOS BÍBLICOS ELA: COMPRADOS POR DIOS (EXODO) por Rafael Porter Y René Iraheta ediciones las américas a.c. CONTENID

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ESTUDIOS BÍBLICOS ELA: COMPRADOS POR DIOS (EXODO) por Rafael Porter Y René Iraheta ediciones las américas a.c.

CONTENIDO 1.

¡Esclavos! (Exodo 1) 2. Llamado a Liberar a Su Pueblo (Exodo 2:1–7:7) 3. La Tentación de Hacer Concesiones (Exodo 7:8–10:21) 4. Un Muerto en la Familia (Exodo 11:1–13:16) 5. Jehová Pelea por Israel (Exodo 13:17–15:21) 6. Una Incredulidad Inconcebible (Exodo 15:22–18:27) 7. Un Compromiso Serio (Exodo 19–20) 8. Un Pueblo Justo (Exodo 21:1–23:9) 9. Un Pueblo Comprometido (Exodo 23:10–24:18) 10. El Camino a Dios (Exodo 25–31) 11. El Camino Equivocado (Exodo 32–34) 12. ¡Manos a La Obra! (Exodo 35–40)

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COMPRADOS POR DIOS

EXODO

LA REDENCION DEL PUEBLO DE DIOS 1–18 La Liberación de El Viaje a Sinaí 13:17– Egipto 1–13:16 18:27 La Necesidad de la El Viaje al Mar 13:17– Liberación 1:1–22 14:14 Su La ruta de Israel 13:17–22 multiplicación 1:1– Perseguidos por el 7 Faraón 14:1–9 Su opresión 1:8–14 El miedo de Israel 14:10–14 Su eliminación 1:15– El Viaje a través del 22 Mar 14:15–15:21 La Preparación para Promesa de Dios 14:15–18 la Liberación 2:1– Provisión de Dios 14:19–22 7:7 Perseguidos por los El libertador 2:1– Egipcios 14:23–25 4:31 Destrucción de La misión 5:1–7:7 Egipcios 14:26–28 La Realización de la Salvación de Israel 14:29– Liberación 7:8– 15:21 13:16 El Viaje a Sinaí 15:22– La pregunta 18:27 contestada 7:8– Cuatro pruebas de fe 15:22– 12:51 17:15 El recuerdo Delegación de establecido 13:1– responsabilidades 18:1–27 16

LA REVELACION AL PUEBLO DE DIOS 19–40 La Ley de Dios El Camino a Dios Revelada 19–24 Revelado 25–40 El Pacto Definido 19–20 El Plan Descrito 25–31 Base del pacto 19:1–6 El Plan Atrasado 32–34 Respuesta al pacto 19:7–8 El Plan Realizado 35–40 Establecimiento del pacto 19:9–25 Sumario del pacto 20:1–17 Temor y el pacto 20:18–21 Otros dioses y el pacto 20:22–23 Altar y el pacto 20:24–26 Normas Sociales Establecidas 21:1–23:9 Normas Religiosas Establecidas 23:10–19 La Dirección del Angel del Señor 23:20–33 La Confirmación del Pacto 24:1–18

1 ¡Esclavos! Exodo 1 ¿Estamos en deuda con Dios? ¿Cuánto le debemos? ¿Por qué se lo debemos?

El libro del Exodo trata acerca de la redención. Describe cómo Dios libró a Su pueblo Israel de la esclavitud en Egipto. Además de hablar de su liberación, Exodo señala los derechos que Dios tiene sobre Su nuevo pueblo por haberles redimido de su esclavitud. La última parte del libro describe las normas que so nuevo Señor exige de ellos. Deben servirle de todo corazón porque El ha pagado el precio de su libertad. Tal como Israel fue librado de la esclavitud en Egipto, nosotros también éramos esclavos; no de una nación, sino del pecado. Dios nos ha comprado con la sangre de Su Hijo. Por lo tanto, somos libres de la esclavitud. También a nosotros nos toca aprender las normas de vida que Dios nos pide. Si Israel tenía 2

una gran deuda con Dios por lo que El había hecho por ellos, ¿cuánto más le debemos nosotros? Nuestra deuda para con Dios nos compromete a servirle de todo corazón. Exodo nos enseña a hacerlo. El libro del Exodo ha sido durante mucho tiempo fuente de inspiración. Ha motivado que grandes hombres escriban, pinten o canten acerca de la historia narrada en sus páginas. Exodo sigue siendo fuente de inspiración. Su mensaje inspiracional se aprovecha hoy, con frecuencia, hasta para incitar a la gente a participar en revoluciones políticas. Si este mensaje motiva al hombre sin Dios a arriesgar su vida, ¿cuánto más nos debe animar como pueblo de Dios a servirle? Por supuesto, el impacto más grande lo sintió la nación de Israel, que a través de esta experiencia se convirtió en una nación. Israel ha considerado siempre el éxodo como el acontecimiento más significativo de su historia. El suceso aparece narrado por los profetas (Oseas 11:1), y los poetas cantaron acerca de él (Salmo 77:11–20).

EL TITULO En hebreo, el título de un libro se basa en las primeras palabras del mismo, en este caso: ―Estos son los nombres…‖ En la septuaginta —la traducción del Antiguo Testamento al griego— buscaron un título que describiera el contenido de cada libro. El segundo libro de Moisés narra la salida de Israel de Egipto. Por eso, los traductores usaron la palabra exodos, que en griego significa salida. Este nombre se ha preservado en la mayoría de los demás idiomas hasta nuestros días.

EL AUTOR Y LA FECHA Aunque el libro no dice quién lo escribió, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento y la tradición indican que Moisés fue el autor de los primeros cinco libros de la Biblia. Esta atribución data desde el tiempo de Josué (Josué 8:31–35) y Jesucristo también lo confirmó (Marcos 12:26; Lucas 24:44). Esta opinión nunca se discute ni en la Biblia ni en los escritos históricos antiguos. Algunas evidencias en el libro nos llevan a pensar que el autor era una persona culta y educada que vivió durante mucho tiempo en Egipto; seguramente un testigo ocular de los hechos ahí descritos. El mismo libro demuestra que Moisés llenaba estos requisitos. Existen dos puntos de vista en relación a la fecha del éxodo. La primera, durante el reinado de Amenhotep II (1450–23 a.C.); y la segunda, durante el reinado de Ramsés II (1304–1237 a.C). Aunque estas fechas se discuten mucho, la cronología bíblica indica que el éxodo ocurrió en el siglo quince a.C. (1 Reyes 6:1). Si Moisés escribió el libro, tuvo que haber sido alrededor de ese tiempo. La historia narrada en el libro principia con la entrada de Jacob y sus hijos a Egipto en 1876 a.C. Sin embargo, la mayoría de los eventos ocurrió en un período de aproximadamente ochenta años, entre 1526 y 1446 a.C.

ANTECEDENTES HISTORICOS Exodo comienza donde Génesis termina. La familia de Jacob se encontraba en Egipto bajo la protección de los faraones. Ahí permanecieron y se multiplicaron por espacio de 400 años, período en el cual llegaron a ser tan fuertes que Egipto mismo les llegó a considerar una amenaza.

LA BENDICION DE DIOS SOBRE ISRAEL: UNA AMENAZA PARA LOS EGIPCIOS Normalmente los eruditos conservadores ubican el ministerio de Moisés en la dinastía dieciocho de Egipto (1567–1317 a.C.). José sirvió como administrador en Egipto durante la dinastía doce (1991–1789 a.C.). Durante el tiempo que el faraón en turno y sus descendientes permanecieron en el poder, los israelitas recibieron honores y recompensas. Sin embargo, la dinastía que sabía lo que José había hecho fue derrocada en 1786 a.C.

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La lucha por el poder produjo conflictos y confusión en Egipto. De esa manera se abrió la puerta para la entrada de un grupo de advenedizos: los hicsos, quienes tomaron control del país. Los hicsos no tenían por qué honrar a José y a sus descendientes. Más bien, siendo una minoría, el rápido crecimiento de Israel llegó a ser una amenaza para ellos. Por eso, empezaron a esclavizarlos, con el fin de someterlos. Esta situación existió durante varias generaciones. Después de más de 150 años de dominio de los hicsos, los egipcios los vencieron y establecieron una nueva dinastía en 1567 a.C. Aunque los egipcios estaban nuevamente en posesión de su tierra, después de tantas generaciones, ya no se acordaban de José, Así que siguieron oprimiendo a Israel. Tal era la situación cuando Dios levantó a Moisés para liberar a Su pueblo.

EL PROPOSITO Y EL TEMA Génesis describe el origen de Israel. Traza el comienzo del universo, del hombre, del pecado, de las naciones, y, finalmente, de Israel. Por medio del Génesis, descubrimos cómo y por qué Israel llegó a existir. También encontramos la explicación de su presencia en Egipto en el tiempo del éxodo. Desde este punto de partida, Exodo presenta el nacimiento de Israel como nación. Explica la soberanía de Dios en la historia aun en esa tierra pagana, y cómo aprovechó las circunstancias para hacer de Israel una gran nación. El crecimiento comenzó a partir de una familia de setenta hombres qae llegó a ser una nación de 600,000 hombres, sin contar mujeres y niños. Dios les dio tal fuerza que aun los gobernantes de Egipto les temían. Mediante el sufrimiento los unifícó, para que juntos pudieran tomar posesión de la tierra prometida y defender sus fronteras.

GENESIS: EL ORIGEN DE ISRAEL EXODO: EL NACIMIENTO DE ISRAEL COMO NACION El libro del Exodo nos cuenta cómo Dios sacó a Israel de la esclavitud y los estableció como Su pueblo. Los redimió, y por lo tanto, los hizo Suyos. Entabló con ellos un pacto que habría de gobernar su relación con El y entre ellos mismos. Les proveyó de un lugar donde podrían disfrutar de la comunión con El y adorarle por Su continua manifestación de amor hacia ellos. El libro fue escrito para que Israel, al darse cuenta de tanta providencia divina hacia Su pueblo, comprendiera su deuda para con Dios, así como su necesidad de depender de El. Tal reconocimiento habría de motivarles a confiar en El, a servirle, adorarle y obedecerle. Al someterse voluntariamente a este Dios que tanto había hecho por ellos, glorificarían a Dios y atraerían a las demás naciones hacia El.

¡PENSEMOS! Repase de nuevo el último párrafo donde se expresa el propósito de Dios para Su pueblo a través del libro del Exodo. ¿No debe ser este propósito el nuestro también hoy? Señale específicamente los aspectos de este propósito divino para ellos que nosotros debemos buscar al estudiar este libro. Tome un memento para pedirle a Dios que a través de este estudio El realice este propósito en su propia vida.

LA ORGANIZACION DEL LIBRO El libro se organiza en base a la geografía de la historia. Se inicia en Egipto, donde se presenta la aflicción del pueblo y la obra de Dios para liberarlos (1:1–13:16). Después de librarlos de Egipto, 4

describe su viaje a Sinaí (13:17–18:27). El resto del libro revela los sucesos que ocurrieron en Sinaí (19:1–40:38). En Sinaí, los sucesos de mayor importancia tienen que ver con la revelación de Dios mismo y Sus instrucciones para Su pueblo. Por lo tanto, la naturaleza de la historia cambia radicalmente después de su llegada a Sinaí. La primera mitad del libro se dedica a los hechos históricos, tanto en Egipto como en el camino a Sinaí (1:1–18:27). La segunda mitad del libro hace énfasis en la revelación de Dios y en Sus normas para Su pueblo (19:1–40:38).

LA REDENCION DEL PUEBLO DE DIOS 1–18 LA LIBERACION DE EGIPTO 1–13:16 EL VIAJE A SINAI 13:17–18:27 LA REVELACION AL PUEBLO DE DIOS 19–40 LA REVELACION DE LA LEY DE DIOS 19–24 LA REVELACION DEL CAMINO A DIOS 25–40

LA MULTIPLICACION DEL PUEBLO DE DIOS 1:1–7 El autor principia con una orientación al problema que sufría el pueblo de Dios y que obligó a Dios a librarles. Repasa la historia de la llegada de José y su familia a Egipto como trasfondo para los sucesos que ocurren a través del libro. Para demostrar la necesidad de la liberación del pueblo de Dios en Egipto, el autor describe las condiciones en las cuales vivieron. Señala tres factores que se unieron para causar la liberación de Israel: 1) 2) 3)

El crecimiento del pueblo, que representaba una amenaza para el faraón (1:1–7) La opresión del pueblo por los egipcios (1:8–14) El intento de eliminar al pueblo de Dios (1:15–22)

Según el relato del Génesis, José habiá sido invitado a participar en el gobierno de Egipto, como una muestra de agradecimiento por haber descifrado el sueño del faraón. Al ser nombrado administrador de aquel gran país, él estableció los pasos para salvar a Egipto de los siete años de miseria que se acercaban. A través de esta situación, toda la familia de José vino a morar en Egipto. Llegaron como hombres libres y amistosos, recibidos con honores delante de aquel pueblo. La multiplicatión del pueblo de Israel fue grande en Egipto (1:7). Tomando en cuenta que sólo setenta hombres habían entrado, es sorprendente el crecimiento que les constituyó en un gran pueblo dentro de aquel reino. Se confirmaba así la promesa de Génesis 12 de que llegarían a ser una gran nación. La bendición de Dios fue èvidente aun en medio de una tierra pagana.

―HARE DE TI UNA NACION GRANDE‖

LA OPRESION DEL PUEBLO DE DIOS 1:8–14 Al cabo de unos años la tragedia llegó a Israel. Aproximadamente 18 años después de la muerte de José, la dinastía a la cual José había servido cayó. Surgió un faraón que desconocía la obra que José había realizado en favor de Egipto (1:8), por lo tanto no sentía ninguna obligación para con sus descendientes.

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Para entonces, Israel se había multiplicado tanto que representaba una creciente amenaza. Podría levantarse contra Egipto. El temor reinaba en el faraón porque aquellos eran más fuertes que su propio pueblo (1:9–10). El primer paso que dio el faraón para tratar de controlarlos fue incrementar el trabajo del pueblo. Les hacía servir sin piedad para desanimarles, arruinarles la salud, amargarles la vida, acortar sus días, y así menguar el número de israelitas (1:11). Estas condiciones perduraron durante varias generaciones. Sin embargo a pesar de todo, los israelitas se seguían multiplicando. Por eso, les intensificaron el trabajo aún más. Les hacían la vida sumamente difícil. Les obligaban a trabajar exhaustivamente en la construcción y en el campo (1:12–14).

EL PUEBLO DE DIOS SE HIZO FUERTE A TRAVES DE LA AFLICCION

¡PENSEMOS! Repase de nuevo el último párrafo donde se expresa el propósito de Dios para Su pueblo a través del libro del Exodo. ¿No debe ser este propósito el nuestro también hoy? Señale específicamente los aspectos de este propósito divino para ellos que nosotros debemos buscar al estudiar este libro. Tome un memento para pedirle a Dios que a través de este estudio El realice este propósito en su propia vida. ¿Qué habría pensado usted frente a una situación tan difícil como la que Israel estaba atravesando? ¿Sorprendió esta situación a Dios? ¿Qué nos indica Génesis 15:13 en cuanto al plan de Dios en esta situación? Muchas veces pasamos por circunstancias difíciles en nuestra vida. Las reacciones comunes incluyen la protesta, la inconformidad, y, a veces, la rebelión. Debemos reconocer que estas situaciones difíciles vienen con un propósito de parte de Dios para nuestro bien. Hoy nos damos cuenta de que Dios había dispuesto que Su pueblo permaneciera durante 400 años en Egipto y que se enfrentara a una situación no tan favorable. Sin embargo, esta experiencia avanzaba los planes de Dios y resultó ser beneficiosa para ellos. ¿Los había olvidado Dios? ¿Cumple Dios Sus promesas? A través de la historia Dios ha cumplido con Su Palabra. No olvida Sus promesas. Señale alguna ocasión del pasado, cuando en su propia vida las circunstancias hayan sido difíciles, pero al fin Dios le ayudó y usted vio Su propósito logrado. ¿Frente a qué circunstancia se encuentra hoy que le parece imposibie resolver? ¿Qué podemos aprender at ver el cuidado de Dios para con Israel en Exodo 1, o en nuestra propia experiencia pasada? ¿Cómo debemos enfrentarnos a tales circunstancias hoy?

LA ELIMINACION DEL PUEBLO DE DIOS 1:15–22 6

A pesar de la opresión, Israel siguió creciendo. Como no funcionaron los métodos anteriores, se emplearon métodos más bárbaros e inhumanos para reprimirlos. El faraón exigió a las comadronas que mataran a todo hijo varón que naciera (1:15–16). Sin embargo, estas mujeres temieron a Dios y decidieron arriesgarse y preservarles la vida a los niños hebreos (1:17–19).

LAS PARTERAS TEMIERON A DIOS MAS QUE A LA AUTORIDAD DE LOS HOMBRES ¿Qué sucedió? Se llevó a cabo una piadosa desobediencia frente a un impío mandato. Las parteras temieron a Dios más que al faraón. A pesar del riesgo personal, no se rindieron ante el poder visible del faraón: la amenaza de soldados y cárceles. Al proteger al pueblo de Dios, a pesar del riesgo, las parteras demostraron su confianza en El y sumisión a Su autoridad antes que a la autoridad humana. Dios respondió ante este acto de fe al enviar bendición a las familias de las parteras (1:20–21). Esta respuesta se ajusta a la promesa de Dios de que bendeciría a quienes bendijeran a Su pueblo (Gn. 12:3).

DIOS BENDICE A QUIENES SE SOMETEN A SU AUTORIDAD Al encontrarse frustrado de nuevo, el faraón hizo otro intento. Decretó que todo hijo varón que naciera, fuera echado al río (1:22). Tal opresión y matanza de israelitas exigió la intervención de Dios para proteger a Su pueblo del intento de eliminarlos. El hombre, por poderoso que sea, no puede hacerle daño al pueblo de Dios y salir ileso.

¡PENSEMOS! Muchas veces nos sentimos presionados a tomar decisiones que contradicen las normas divinas por temor a alguna pérdida personal o represalia en contra de nosotros o de nuestra familia. Nos rendimos ante el poder visible, sin tomar en cuenta el poder mayor del cual disponemos y que en cualquier momento nos puede defender o librar del peligro. Si nos rendimos ante el poder humano, Dios no recibirá la gloria que merece. Las parteras nos sirven como ejemplos dignos de imitar, por darle el primer lugar a Dios y al someterse a Su autoridad antes que a cualquier otra. Dios no les bendijo por su desobediencia al faraón, sino por temerle a El antes que a la autoridad humana. Aunque nuestras circunstancias no son iguales a las de ellas, a nosotros también a veces se nos pide conformarnos a normas humanas que no van de acuerdo con la norma divina. Identifique una ocasión en su propia experiencia cuando haya sentido tal presión. ¿Qué hizo? ¿Qué resultó? ¿De qué manera siente esa clase de presión hoy? ¿Qué pasos debe dar ante esta situación para que Dios sea glorificado en su vida? Defina algún paso que deba dar esta semana. La aflicción de Israel en medio de estas situaciones difíciles nos enseña tres lecciones importantes: 1) Las mismas circunstancias que causaron la aflicción son evidencia de la fidelidad de Dios a Sus promesas. Por lo tanto, frente a las circunstancias difíciles de la vida, debemos confiar en El.

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2) Los israelitas tuvieron que esperar 400 años antes de ver el remedio divino para su problema. Aunque no nos hace esperar tanto, tenemos que aprender a esperar el tiempo que Dios considere mejor para librarnos de la aflicción. El conoce todo el cuadro; El sabe qué es lo mejor para nosotros. 3) Las parteras obedecieron a Dios a pesar del costo personal que tuvieran que pagar. A veces, tal obediencia requiere la desobediencia de las normas humanas. Nosotros también debemos obedecer a Dios y someternos a Sus normas, a pesar del costo personal que tengamos que pagar.

¡PENSEMOS! En los principios vistos en este estudio se han observado situaciones en la vida de cada hijo de Dios. A la luz de este estudio, señale algún cambio que Dios le ha indicado que quiere lograr en su propia vida. ¿Cuál de estas tres situaciones requiere más atención en su propia vida? ¿En qué forma? ¿Qué pasos debe dar esta semana para obedecer a Dios?

2 Llamado a Liberar a Su Pueblo Exodo 2:1–7:7 En las páginas de la Escritura encontramos narraciones donde Dios llama a hombres y mujeres para realizar tareas específicas. Abraham y Moisés son los más conocidos. Moisés, el caudillo de Israel, sostuvo una intensa lucha personal antes de aceptar esa comisión divina. Dios le utilizó para preparar el terreno y sacar a Su pueblo de la opresión egipcia. Moisés fue un instrumento elegido y utilizado por Dios para lograr Su voluntad. ¿Qué habría pasado si Moisés hubiera rechazado la comisión divina? Tal como en los tiempos de Moisés, en la actualidad Dios llama y utiliza a hombres y mujeres para llevar a cabo Su voluntad. Nos coloca donde podemos ser útiles en Su programa. Si no cumplimos con nuestra tarea, el programa divino podrá seguir adelante, pero perderemos la bendición de participar en él. Al estudiar la vida de Moisés, compare la lucha que sostuvo en cuanto a la voluntad de Dios para su vida, con su propia experiencia.

EL LIBERTADOR 2:1–4:31 Su Nacimiento y Preservación 2:1–10 Los días en que nació Moisés eran difíciles. El faraón había ordenado matar a todos los hijos varones que nacieran. Es por eso que sus padres intentaron esconderlo (2:1–2). Cuando ya no pudieron ocultarlo más, su madre, en un intento de salvarle la vida, lo colocó en una canasta y lo dejó en las aguas del río Nilo. La providencia divina se manifestó en ese momento. La hija del faraón, que había descendido a bañarse al río, lo encontró y se compadeció de él. Autorizó a la madre de Moisés a criarlo, y cuando éste fue grande lo adoptó como su propio hijo. Lo educó conforme a la cultura egipcia (2:3–10). Así que, Dios utilizó la casa del propio faraón para proteger al libertador de Su pueblo. 8

Muchos eruditos de la Biblia consideran que la hija del faraón pudo haber sido Hatasú, la única hija legítima de Tutmés I. Ella era una mujer fuerte que pronto se apoderó del trono (1504–1483 a.C.). Para entonces el faraón oficial era Tutmés III, hijo menor de una concubina de su padre. Su odio hacia Hatasú y su temor a Moisés se manifestaron en su reacción contra Moisés cuando tuvo la oportunidad.

Su Decisión y Escape a Madián 2:11–25 Cuando Moisés Ilegó a ser adulto, tuvo que elegir entre la herencia real —que como hijo de la hija del faraón le colocaba incluso como heredero al trono— y su pueblo, que continuaba en esclavitud. Al presenciar los abusos que se cometían en contra de los israelitas, Moisés decidió identificarse con ellos. Desde luego que tal decisión le causó problemas, ya que la noticia de que había matado a un egipcio para proteger a un hebreo se había esparcido por los alrededores. Finalmente la noticia Ilegó a oídos del faraón. El problema de Moisés se agravó aún más cuando no sólo los egipcios lo rechazaron, sino también su propio pueblo (2:11–14). El era el libertador designado por Dios; sin embargo, quiso llevar a cabo los planes de Dios valiéndose de métodos humanos. Tomó en sus manos las riendas de la justicia y trató de establecerse como líder del pueblo de Dios. Su esfuerzo resultó en el rechazo del pueblo. El fruto del esfuerzo carnal fue tener que esconder el cadáver y huir hacia el desierto. Tuvo que permanecer cuarenta años en el desierto para aprender que Dios realizaría la obra conforme a Su tiempo y a Su manera.

EL ESFUERZO CARNAL DEL HOMBRE NUNCA LOGRA EL PROPOSITO DE DIOS ¡PENSEMOS! Moisés aprendió el peligro de depender del esfuerzo humano para lograr los propósitos divinos. La carne nunca produce el fruto del Espíritu; no puede cumplir el propósito de Dios para su vida. Si tenemos que luchar y esforzarnos para cumplir el plan divino, no lo estamos logrando conforme a Su voluntad. Sin embargo, todos tenemos que aprender de esta lección. Al igual que Moisés, tratamos de valernos de los métodos del hombre natural para lograr el cumplimiento de los planes de Dios. Identifique alguna ocasión en su vida cuando usted mismo haya caído en esa trampa. ¿Cuál fue el resultado? ¿Qué verdades debemos aprender de esta experiencia de Moisés, o de la nuestra? ¿A qué situación debe usted aplicar estas verdades ahora?

Repasemos la trayectoria que siguió Moisés: a. b. c.

Una vez convencido de su llamamiento. Eligió entre Egipto y su pueblo, Israel. Actuó precipitadamente y tomó el camino incorrecto. Huyó a Madián y Dios tuvo que intervenir para arreglar su situación.

Por haber ayudado a una familia en Madián, ellos lo aceptaron en su hogar y posteriormente Moisés se casó con una de las siete hijas de esa familia (2:15–22). Durante su larga permanencia en Madián, el faraón que procuraba matarle murió. Mientras tanto, el sufrimiento de Israel había seguido empeorando. Después de muchos años de opresión, había llegado la hora en que Dios habría de liberar a Su pueblo. 9

Ellos estaban listos para aceptar al libertador (2:23–25). Moisés también había completado su preparación; primero como administrador y después, al haber sobrevivido en el desierto.

Su Encuentro con Dios 3:1–4:17 La revelación y comisión de Dios 3:1–10 Cierto día, mientras Moisés atendía el rebaño de su suegro, Dios se apareció ante él en una zarza ardiendo. Su primera reacción fue de asombro y temor pues era Jehová mismo Quien se estaba revelando (3:1–6). Dios habló y le dijo que El iba a rescatar a Israel de los egipcios. Moisés sería el instrumento que Dios utilizaría para liberarlos (3:7–10). Dios también preparó a Moisés para esta tarea al mostrarle Su gloria, Su santidad y Su fidelidad.

PRIMERO DIOS LE REVELA SU GLORIA DESPUES COMISIONA A SU SIERVO Las excusas de Moisés 3:11–4:17 Aunque a Moisés le entusiasmaba el plan de Dios y deseaba ver la liberación de su pueblo, se consideraba incapaz de llevar a cabo la tarea; había aprendido bien su lección. El mismo, quien una vez trató de llevar a término los planes de Dios por su propia cuenta, después de haber pasado cuarenta años en el desierto, se consideró incapaz de hacerlo ahora. No quería volver a experimentar tal fracaso. De manera que optó por presentar una serie de excusas. La primera excusa se basa en el reconocimiento de su incapacidad: ―¿Quién soy yo para hacer esto?‖ Dios le respondió que lo importante no es el mensajero. Dios prometió que El mismo estaría con Moisés. Fue esta promesa lo que le dio seguridad para poder realizar la tarea. Se puede ver, entonces, que el éxito en el ministerio no depende tanto de nuestras habilidades, sino de la presencia y habilidad que Dios promete proporcionar a sus siervos (3:11–12). Moisés, preocupado todavía por el llamado, le pregunta a Dios cuál es Su nombre. Dios le revela Su nombre: Jehová; ―El que existe por Sí solo‖; ―El que siempre es‖ (3:13–15). Este Dios eterno, que existe por Sí mismo, habría de estar con Moisés y el pueblo de Israel para librarlos de la mano del faraón (3:16–22).

¡PENSEMOS! La base del éxito en el ministerio de Moisés nunca se debió a su propia capacidad. Tenía razón al reconocer su incapacidad para liberar al pueblo de lsrael. Lo que le hacía falta era la confianza de que el Dios eterno estaría a su lado, le capacitaría para llevar a cabo Su plan, y no le abandonaría. Es necesario que todos reconozcamos esta realidad. No somos capaces de luchar contra los enemigos de Dios y de Su pueblo. Sin embargo, Dios permanace con nosotros y nos capacita pare vencer. Dios tiene un ministerio para cada uno de sus hijos. Espera que confiemos en El para llevarlo a cabo. ¿Qué le ha encomendado Dios? ¿Se siente incapaz de lograrlo? En tal caso, ¿qué debe hacer?

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Moisés argumentó una segunda excusa al recordar su experiencia previa con Israel en Egipto. ¿Qué pasaría si ellos no le creían? Entonces Dios, mediante tres señales demostró que Moisés era en verdad Su vocero: a. Su bastón se convirtió en culebra. b. Su mano se volvió leprosa. c. Las aguas del río se convirtieron en sangre. Estas señales confirmaban la promesa de Dios de liberar a Su pueblo (4:1–9). La tercera excusa que Moisés ofreció fue su falta de elocuencia. Dios le recordó que Quien creó la boca, puede usarla para comunicar Su mensaje (4:10–12). Por último, Moisés insistió en que Dios escogiera a otra persona. Hasta ese momento la paciencia de Dios se había manifestado hacia Moisés. Dios estaba dispuesto a ayudarle a satisfacer sus dudas. Sin embargo, al haberle contestado, cuando Moisés trató de escaparse de la voluntad de Dios para su vida, Dios se molestó ante tal actitud. Fue así como Dios designó a Aarón como ayudante para que hablara en lugar suyo. Esta concesión le acarreó posteriormente problemas a Moisés, puesto que Aarón trató de conseguir más poder para sí mismo (4:13–17).

LA VIDA DE MOISES EN TRES PERIODOS DE CUARENTA AÑOS: DURANTE 40 AÑOS CREYO QUE ERA ALGUIEN IMPORTANTE DURANTE 40 AÑOS APRENDIO QUE NO ERA ―NADIE‖ DURANTE 40 AÑOS APRENDIO LO QUE DIOS PUEDE HACER A TRAVES DE UN ―NADIE‖ Su Regreso a Egipto 4:18–28 Después de someterse a la voluntad de Dios, Moisés fue a solicitar el permiso de Jetro, su suegro, para volver a Egipto (4:18–23). En el camino, Dios estuvo a punto de quitarle la vida a Moisés por no haber cumplido con circuncidar a su hijo. Su esposa lo hizo y Dios retiró la amenaza (4:24–26). Se observa la importancia de que aun el siervo de Dios obedezca las normas que El ha establecido para Su pueblo. Entonces Dios envió a Aarón para encontrarse con Moisés en el desierto (4:27–28). Una vez allá, Moisés le explicó lo que debían hacer.

Su Reunión con los Ancianos de Israel 4:29–31 Moisés y Aarón fueron juntos a reunirse con los ancianos de Israel. Cuando les explicaron lo que Dios les había revelado, y autenticaron su mensaje con las señales que Dios les dio, los ancianos les creyeron. Inmediatamente adoraron a Dios por Su cuidado en favor de ellos.

LA MISION 5:1–7:7 La Confrontación de Moisés con el Faraón 5:1–21 Después de su reunión con los ancianos de Israel, Moisés y Aarón fueron a confrontarse con el faraón. Le anunciaron que Dios los enviaba para pedirle liberara a Israel, para que así pudieran adorarle (5:1). El faraón les contestó con desprecio: ―¿Quién es Jehová para que yo oiga su voz y deje ir a Israel?‖ (5:2). Más adelante el faraón aprendería Quién es Jehová. Como resultado de aquella confrontación, el faraón se molestó. Se quejó de que Moisés y Aarón les quitaban el tiempo a sus esclavos y los distraían de su trabajo (5:3–5). Entonces decidió aumentarles las 11

jornadas de trabajo; dejó de proveerles la paja que necesitaban para la elaboración de ladrillos. El trabajo más arduo debería de servir para que dejaran de pensar en tales distracciones. Aun con el aumento del trabajo se les exigían las mismas cuotas de producción que antes (5:6–19). Al darse cuenta de que la nueva carga era resultado de la confrontación entre Moisés y el faraón, los israelitas comenzaron a culpar a Moisés y a quejarse en su contra (5:20–21).

La Queja de Moisés ante Dios 5:22–6:12 Moisés llevó la queja del pueblo adonde correspondía: a Dios. ¿Era esto lo que Dios se proponía lograr cuando le llamó? En vez de liberar al pueblo les había causado más dolor que nunca (5:22–23). Dios respondió ante la queja con la promesa de que mostraría Su poder de tal forma que el faraón se alegraría de verlos salir de Egipto (6:1). Dios permaneció fiel al pacto que había concertado con Abraham; no lo había olvidado. Los sacará de las tierra de Egipto con mano poderosa para llevarlos hasta la tierra prometida (6:2–8). Mientras tanto, a causa de su aflicción, el pueblo estaba desanimado y no quería escuchar a Moisés (6:9); ese desánimo afectó también a Moisés. Cuando Dios le mandó regresar ante el faraón, Moisés respondió que si su propio pueblo no le escuchaba, ¿cómo podría esperar que el faraón le hiciera caso? (6:10–12).

Su Herencia Familiar 6:13–27 Antes de continuar con la historia de la liberación de Israel, el autor presenta unos dates de la familia de Moisés y Aarón. Su procedencia de Leví expilca la posterior relación tan especial de esa tribu con Dios y su ministerio intercesor. Es más, le expilca al lector judío por qué Dios eligió a los descendientes de Leví para servir delante de El y cómo se eligió a los descendientes de Aarón para ser los sacerdotes de Israel.

Su Vocero ante el Faraón 6:28–7:7 Habiendo presentado este registro, se describe nuevamente la comisión de Dios a Moisés y la designación de Aarón para ser el vocero de Moisés (6:28–7:2). Dios hablaría por medio de Moisés a Aarón. Entonces, Aarón proclamaría el merisaje que Moisés le revelara. A pesar de la clara evidencia de la autoridad de Jehová y de las numerosas señales de advertencia, el faraón no atendió al mensaje de Dios (7:3–5). Tales manifestaciones del poder de Dios llegaron a ser un símbolo perpetuo de la soberanía de Jehová sobre toda la creación y entre todas las naciones. Después de recibir la nueva comisión para dirigirse ante el faraón. Moisés y Aarón obedecieron y fueron a hablarle.

DIOS HABLA CON MOISES MOISES HABLA CON AARON AARON HABLA CON EL FARAON EL FARAON NO HACE CASO ¡PENSEMOS! A través de este pasaje vemos la lucha de un hombre llamado a servir a Dios. Por considerarse incapaz no quería fracasar de nuevo y trató de eludir el llamado de Dios. Su misión fue más difícil aún porque Dios le había advertido que el faraón no le escucharía. Moisés habría de ser a la vez, por una parte, objeto de desprecio, y por otra, instrumento divino de juicio. Las luchas de Moisés son las mismas que nosotros experimentamos. Tememos ser despreciados; tememos fracasar en lo que inicia mos. 12

Dios ha prometido estar con nosotros y capacitarnos para Su obra. Ha prometido utilizarnos como instrumentos Suyos. No nos hace responsables de los resultados sino de nuestra obediencia y fidelidad. ¿De qué maneras ha sido la experiencia de moisés semejante a la de usted? ¿Qué principios le ha enseñado Dios a través de este estudio? ¿Qué quiere Dios que usted haga? ¿Qué pasos puede dar esta semana para mostrar su obediencia a Dios?

3 La Tentación de Hacer Concesiones Exodo 7:8–10:21 Cuando decidimos seguir a Dios y hacer Su voluntad, nunca falta quién o qué nos obstaculice tal propósito. Muchas sutiles tentaciones nos asaltan para que hagamos concesiones y nos conformemos con menos de todo lo que Dios manda. Moisés no fue la exceptión. Tanto el faraón como Israel se opusieron a su ministerio. Nosotros hoy también oiremos voces semejantes. Enfrentaremos oposición y tentaciones, ya sea por parte del mundo o por parte del pueblo de Dios. La decisión de seguir fielmente Su voluntad para nuestra vida nunca será fácil de cumplir. Dios habiá preparado el terreno para que Su pueblo fuera librado de Egipto. El cambio de faraón trajo consigo duras cargas para Israel. La opresión aumentó a tal grado que el nuevo faraón ordenó eliminar a todos los varones recién nacidos de entre los israelitas. Cuando llegó la hora de la liberación, Dios llamó a Su siervo, a quien habriá de utilizar para darle la libertad a Israel. La misión que Moisés debía realizar era difícil. El lo sabía; de ahí que no quisiera aceptarla en un principio. A pesar de la imposibilidad de la misión desde el punto de vista humano, Dios prometió, juntamente con el llamado, Su presencia para hacer posible el cumplimiento de este ministerio. De esta manera, el terreno, el libertador y la misión estaban listos para comenzar a presenciar el acontecimiento más grande de la historia de Israel. Cuando Moisés y Aarón volvieron a presentarse delante del faraón, la cuestión en juego era la misma de antes: ―¿Quién es Jehová para que yo le obedezca?‖ En adelante, por medio de una serie de manifestaciones del poder de Dios, el faraón llegaría a reconocer Quién es Jehová. El carácter sobrenatural de las evidencias demostraría la autoridad tanto de Dios como de Su mensajero. Pese a tal demostración del poder y la autoridad de Jehová, el faraón rechazó a Su enviado y su mensaje. El corazón del faraón se endurecía. Su reino, al igual que su familia, sufrirían las consecuencias de su incredulidad.

JEHOVA CONTESTA LA PREGUNTA DEL FARAON ―¿QUIEN ES JEHOVA PARA QUE YO LE OBEDEZCA?‖

LA VARA CONVERTIDA EN CULEBRA 7:8–13 Primeramente Dios demostró Su poder y autoridad al darle a Aarón la habilidad de convertir su vara en culebra. Sin embargo, el faraón no se impresionó con esto ya que sus magos pudieron hacer lo mismo. No reconoció la señal de superioridad que siguió a este acontecimiento: la vara de Aarón devoró 13

las imitaciones de los magos. Aunque ellos pudieron imitar la señal, su poder fue inferior al de Jehová. Tal como Dios lo había advertido, el faraón se obstinó y se negó a escuchar.

EL PODER DE DIOS CONVIERTE UNA VARA EN UNA SERPIENTE LA SERPIENTE DE DIOS DEVORO TODAS LAS IMITACIONES ¡PENSEMOS! Los magos del faraón tenían poder. Lograron imitar el milagro de Moisés hecho por el poder de Dios. Satanás puede también manifestar mucho poder; puede convencer a quienes rechazen someterse a la autoridad de Dios. No obstante, Dios demuestra que la imitación sobrenatural de Satanás es inferior a Su poder divino. ¿En qué formas se utiliza la imitación sobrenatural de Satanás para decepcionar al hombre de hoy? ¿Cómo nos podemos proteger del peligro de su engaño?

LA PRIMERA PLAGA: SANGRE 7:14–25 Dios envió una primera plaga sobre el pueblo del faraón por su rechazo hacia Moisés, Su mensajero. Las aguas del río Nilo se convirtieron en sangre. En Egipto, toda la vida del país dependía del Nilo. Este río se consideraba como ―fuente de vida‖. Dios les hizo ver Su poder sobre la vida misma al convertir las aguas en sangre. Era imposible que la vida continuara mucho tiempo sin el agua. Una vez más, los magos pudieron imitar la señal divina. Sin embargo, el faraón no tomó en cuenta el hecho de que no pudieron anular lo que Dios había hecho. El pueblo tuvo que seguir sufriendo debido a la falta de agua. Nuevamente el faraón se negó a reconocer la autoridad de Dios; con el corazón endurecido se rebusó a escuchar, tal como Dios lo había dicho.

LOS MAGOS PUDIERON IMITAR LA CONVERSION DEL AGUA EN SANGRE PERO NO PUDIERON FRENAR LA PLAGA CREADA POR DIOS

LA SEGUNDA PLAGA: RANAS 8:1–15 Una semana más tarde, Moisés regresó para pedirle al faraón que dejara ir a Israel, el pueblo de Dios, para que le sirviera. Le advirtió que de rehusarse, Dios enviaría una plaga de ranas a invadir todo el territorio egipcio. Habría ranas por doquier, en las casas, en el campo, en las cocinas…¡hasta en las recámaras de palacio! Muchos consideran que esta invasión representó un ataque en contra de una deidad egipcia con cabeza de rana. El faraón no accedió a la petición y la plaga invadió Egipto. Otra vez, los magos pudieron imitar la plaga, pero no pudieron contrarrestarla. Sólo consiguieron añadir más ranas a la población ya existente. El faraón, entonces, llamó a Moisés y Aarón para que retiraran la plaga. Prometió dejarles salir conforme a lo que Dios había demandado. Moisés permitió que fuera el faraón mismo quien pusiera fecha a la eliminación de las ranas de su territorio como demostración de que Jehová es el Dios verdadero y, en ese momento, el causante de esa situación. Una vez resuelto el problema, el faraón se arrepintió de su promesa y no les dejó salir de sus tierras. 14

LOS MAGOS IMITARON LA CREACION DE RANAS MAS NO PUDIERON ACABAR CON LAS QUE DIOS MANDO

LA TERCERA PLAGA: PIOJOS 8:16–19 Como el faraón no quiso someterse a la autoridad de Jehová, Dios envió otra plaga. ―Todo el polvo de la tierra se volvió piojos…‖ La versión Reina Valera (1977) de la Biblia sugiere que pudo haberse tratado de ―mosquitos‖. Estos insectos picaban y eran sumamente molestos. Lo invadieron todo; no había dónde escaparse de ellos. Los magos del faraón trataron de imitar esta plaga pero ya no pudieron hacerlo. Ya habían tenido suficiente; estaban convencidos. Dieron testimonio ante el faraón de que el asunto era obra ―del dedo de Dios‖. Se dieron cuenta de que este Dios era distinto a los suyos. Sin embargo, el faraón en su terquedad, rechazó la evidencia.

―DEDO DE DIOS ES ESTE‖

LA CUARTA PLAGA: MOSCAS 8:20–32 Dios envió una multitud de moscas. En todo el Cercano Oriente las moscas eran consideradas sobrenaturales. Los egipcios adoraban a un ―señor de las moscas‖ llamado Baalzebub. El tipo de mosca que los eruditos opinan ser la que apareció aquí (tábano) representaba a Ra, uno de los principales dioses de los egipcios. Así que, Dios demostró Su superioridad sobre los dioses egipcios mediante las plagas. Dios controlaba tanto el tiempo como el lugar que infestaban las plagas. Determinaba también adónde iban; permanecieron en todas partes, excepto en Gosén, lugar donde habitaba el pueblo de Israel. Dios controlaba asimismo el momento en que invadían. Anunció el día de su llegada y de su salida.

―…QUE SEPAS QUE YO SOY JEHOVA…‖ Después de tal demostración del poder de Jehová, el faraón intentó negociar con Moisés. Ofreció concederles un día feriado para que adorasen a Jehová, pero con tal de que lo hicieran ―en la tierra‖ (8:26–27). Dios exigía que salieran de las tierras de Egipto para adorarle. No podrían agradarle de ninguna otra manera. No podían adorar en Egipto y obedecer a Dios a la vez. Además, hacerlo allí sería ofensivo para los egipcios. Las condiciones de Dios no estaban sujetas a negociación. A pesar de todo, el faraón trató de obtener otra concesión. Les permitiría ir al desierto, siempre y cuando no se alejaran mucho (8:28). Pero Moisés no podía aceptar esta propuesta porque las instrucciones de Dios eran, que se alejaran de Egipto hasta una distancia de tres días de camino. Para ofrecer sacrificios aceptables a Jehová, les era indispensable cumplir Sus órdenes al pie de la letra. Sin embargo, después de la discusión, esta vez el faraón pidió que oraran a Dios para que cesara la plaga de las moscas. Mas cuando éstas fueron retiradas, cambió de parecer y de nuevo se negó a dejarles en libertad.

LA QUINTA PLAGA: MUERTE DEL GANADO 9:1–7 Ante la nueva negativa del faraón, Dios envió una plaga que atacó exclusivamente al ganado de los egipcios. Esta plaga resulta especialmente significativa si tomamos en cuenta que las vacas se consideraban sagradas. Jehová demostraba con esto Su superioridad ante las deidades egipcias. Una vez más se observó el absoluto control de Dios sobre la plaga, que distinguió entre el ganado de los egipcios y el de los israelitas. Israel quedó excento de dañs. No obstante, pese a las sobrenaturales señales, el faraón rehusó someterse a Dios.

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TODO EL GANADO EGIPCIO MURIO NI UNO DEL DE LOS ISRAELITAS FUE AFECTADO

LA SEXTA PLAGA: LLAGAS 9:8–12 Dios asoló a los egipcios y sus animales con llagas. A pesar de que la plaga se esparció sobre todo el reino, acarreando un continuo dolor para el pueblo, el faraón siguió firme en su posición. No permitió que Israel saliera para rendirle culto a Jehová.

LA SEPTIMA PLAGA: GRANIZO 9:13–35 Dios volvió a manifestar Su poder delante del faraón y su pueblo. Esta vez una tormenta de granizo azotó su territorio. Cabe mencionar que se les avisó con anterioridad para que quienes reconocieran la autoridad de Dios quedaran a salvo. En efecto, el granizo solamente afectó a quienes rechazaron la autoridad de Jehová. Aquellos que respetaron la Palabra de Dios guardaron sus animales y se albergaron en sus casas. Pero muchos fueron los que no creyeron en Su Palabra y sufrieron una gran pérdida. La severidad de este juicio fue un factor determinante para que el faraón se arrepintiera. Le pidió a Moisés que detuviera la tormenta y prometió dejar salir a los israelitas. Moisés aceptó su palabra, aunque sabía que éste cambiaría de parecer como lo había hecho anteriormente; de cualquier manera, el granizo cesó. Al pasar la tormenta, el faraón volvió a cancelar su permiso.

LA OCTAVA PLAGA: LANGOSTAS 10:1–20 Dios envió una demostración más de Su poder. Los egipcios tenían la creencia de que sus cosechas eran favorecidas por sus dioses. Por eso, cuando Jehová envió una plaga de langostas para devorar todas sus cosechas, El les demostró de nueva cuenta Su superioridad. Cuando Moisés proclamó la llegada de esta invasión, nadie lo tomó a la ligera. Los funcionarios del gobierno del faraón comenzaron a presionarlo para que dejara salir a los israelitas, antes de que todo Egipto fuera completamente destruído. Ante esta presión, el faraón mandó llamar a Moisés. Ofreció dejarles salir si era tan sólo una delegación la que salía de sus tierras. Podrían ir los hombres; no así las mujeres ni los niños. Empero, Dios demandaba que todo el pueblo participara en la adoración. El faraón estaba dispuesto a someterse a Jehová, pero sólo parcialmente. Para Moisés una sumisión a medias no era sumisión. Dios demanda de una entrega absoluta; o todo, o nada. Ante la actitud del faraón, Dios desató la plaga. Después de ver la destrucción causada por las langostas, el faraón volvió a pedir la ayuda de Moisés; y aunque Moisés detuvo la plaga, el faraón se negó de nueva cuenta a dejarlos ir.

LA NOVENA PLAGA: TINIEBLAS 10:21–29 Dios envió otro juicio. Vino sobre Egipto una gran oscuridad. La densidad de las tinieblas era tal, que superaba a cualquiera que se hubiera experimentado jamás (10:21–23). La oscuridad que envolvió a los egipcios fue total; no se veía nada. Esta situación duró tres días, demostrando así la superioridad de Jehová sobre la divinidad egipcia representada por el sol. Una vez más el faraón intentó someterse parcialmente a la autoridad de Dios (10:24–26). Esta vez accedió a que saliera todo el pueblo, pero dejando atrás sus posesiones. Sólo que Dios demandaba la adoración de Su pueblo con todas sus pertenencias, ya que de esa manera darían testimonio de que todo lo que poseían le pertenecía a Jehová. Tal testimonio estaría incomplete si ellos eran separados de sus pertenencias. Fue por está razón que Moisés rechazó la propuesta del faraón. Era necesario que llevaran consigo todo su ganado porque lo utilizaban en su adoración. 16

¡PENSEMOS! Varias veces, a causa de las plagas, el faraón estuvo dispuesto a hacer una concesión ante las demandas de Dios. Sin embargo, no accedió a someterse totalmente y reconocer la autoridad de Jehová. Siempre quiso imponer sus condiciones; siempre quiso mantener su propia autoridad al mismo tiempo. Dios no acepta esta clase de sumisión. El es Universalmente Soberano. Sus mandatos son absolutos; no se prestan a negociación. Exige una sumisión total a Su autoridad. Esta actitud del faraón presentó a su vez una tentación para el pueblo de Dios. Varias veces se les ocurrió rendirse, sin insistir en el cumplimiento absoluto de los planes de Dios para con ellos. Algunos se vieron tentados a aceptar las ofertas y ―mejores‖ condiciones que les proponía el faraón. Pero Dios requirió de una obediencia total, tanto de parte del faraón como de parte de ellos. La enseñanza anterior nos presenta dos lecciones importantes: En primer lugar, en nuestras vidas, como en el caso del faraón. Dios exige una sumisión absoluta, no a medias. El quiere nuestra dedicación total. En segundo lugar, surge la tentación de ser complaciente con el mundo y no cumplir con todas las ordenanzas de Dios para nuestras vidas. Al comprender la voluntad de Dios para con nosotros, no debemos conformarnos con menos, Hemos de buscar el cumplimiento cabal de lo que Dios nos indica. Repase de nuevo estos dos principios en relación con su propia vida. ¿Con qué situación o decisión en su vida se identifican estas dos lecciones? ¿Qué desea Dios que usted haga? Decídase ahora mismo a no conformarse con menos de lo que el cumplimiento cabal de la voluntad de Dios implica en este caso. ¿Qué pasos debe dar para asegurar el cumplimiento de Su voluntad? El corazón del faraón volvió a endurecerse (10:27–29). Con esta negativa, la terquedad del faraón llegó al colmo. No sólo se negó a dejarles salir, sino que rehusó permitir que Moisés se presentara delante de él en el futuro. Este rechazo resultó en una confrontación final entre Jehová y el faraón. Antes de partir, Moisés le advirtió al faraón que habría una demostración más del poder de Jehová que acarrearía graves consecuencias para Egipto. En breve, el faraón habría de recibir una respuesta definitiva a su pregunta. Comprendería entonces ―Quién es Jehová‖.

¡PENSEMOS! A través de este estudio se ha manifestado una muestra de la soberanía de Dios aun en medio de una tierra pagana. El poder de Dios no se limita a Israel o a donde Su pueblo sale victorioso. Jehová es soberano en todo el universo. Su designio es absoluto; no hay poder divino ni humano que pueda detener Su mano. Asimismo, se observa la presencia de una oposición hacia Dios, Su plan y Su pueblo. No faltan quienes tratan de obstaculizar Su plan divino. De cualquier manera, Dios puede vencer cualquier oposición. No tenemos por qué temer a quienes se oponen a Su obra, siempre y cuando confiemos en El. Considere su propia vida hoy, ¿qué desea Dios que usted haga para servirle y glorificarle? No faltará quién o qué se oponga a este plan. ¿Qué clase de oposición 17

ha experimentado en su intento de lograr lo que Dios quiere de usted? ¿Qué bases hay para asegurarle la obtención de lo que Dios quiere, conforme a lo que hemos visto en este estudio? ¿Qué pasos debe dar ahora para cumplir con la voluntad de Dios?

4 Un Muerto en la Familia Exodo 11:1–13:16 ¿Qué es lo que se requiere para que un hombre reconozca la grandeza de Dios y decida someterse a El? ¿Cuántas evidencias son necesarias para convencerle? El caso del faraón egipcio nos muestra hasta dónde puede llegar la incredulidad y la dureza de corazón del hombre. Su necedad resultó en una gran disminución de su poder e influencia. Además, fue la causa de la pérdida de su propio hijo, juntamente con los hijos de las demás familias de su reino. La superioridad del poder de Jehová sobre los dioses egipcios, el faraón y su pueblo, ya había sido manifiesta. Hasta este punto, nueve plagas habían caído sobre Egipto como evidencias de Su poder. El corazón del faraón se había endurecido ante el llamado de Dios a dejar salir a Su pueblo para que le adorasen. Ante tal actitud, Dios decidió mandar una última plaga para que reconocieran Su autoridad y se sometieran a El. Esta plaga provocaría la muerte de los hijos primogénitos de los egipcios. Dios utilizó una vez más a Moisés para anunciar el juicio que se avecinaba y sus consecuencias.

LA MUERTE DE LOS PRIMOGENITOS 11:1–12:51 La Advertencia 11:1–8 Moisés le advirtió al faraón que Dios daría muerte a los hijos primogénitos de cada familia en Egipto. Este juicio le convencería para dejar salir al pueblo de Israel (11:1). Antes de partir, los israelitas les pidieron a sus vecinos alhajas de plata y oro. Dios había preparado a los egipcios para que accedieran de buena gana ante lo que se les pedía (11:2–3). Dios dispuso pasar a la media noche por todo Egipto, quitando la vida a los hijos primogénitos de todas las familias y de su ganado (11:4–6). Sin embargo, habría un medio de salvación para las familias de Israel que confiaban en Dios: un sacrificio de sangre. De manera que no habría daño alguno para los israelitas. Esta distinción demostraría claramente que Jehová era el Autor del juicio y que Israel era Su pueblo (11:7). Después de observar tan clara evidencia del poder de Dios, el pueblo egipcio reconocería a Jehová y a Su mensajero, y por ende, les pedirian que se fueran de inmediato (11:8).

La Causa 11:9–10 Exodo señala dos causas del juicio sobre Egipto. La primera causa, y la más obvia, era la manifiesta rebeldía del faraón hacia el Dios del universo. Rechazó Su autoridad, a pesar de las evidencias tan claras de Su poder. Había suficientes evidencias para demostrar la superioridad de Jehová sobre las divinidades de los egipcios. Pero a pesar de las abundantes pruebas, el faraón rehusó someterse a Su autoridad. La segunda causa de este trato de Dios para con Egipto tenía que ver con el propósito de Dios. El quiso usar estos eventos para manifestar Su poder y mostrar Su gloria. 18

―FARAON NO OS OIRA, PARA QUE MIS MARAVILLAS SE MULTIPLIQUEN…‖ Estas dos causas coincidieron. El faraón fue juzgado a causa de su propia rebeldía. No quiso reconocer la autoridad de Dios ni someterse a ella. Al mismo tiempo, Dios utilizó al faraón como un medio para honrar Su nombre. Podemos ver dos aspectos de la soberanía de Dios. El faraón, a pesar de sus esfuerzos, no pudo obstaculizar los planes de Dios. Más bien se prestó como instrumento, que en manos de Dios resultó en el logro de Su voluntad divina. Sin embargo, el faraón no pudo haberle atribuido la responsabilidad de sus actos a Dios, diciendo que fue obligado por El a actuar contra su propia voluntad. El faraón hizo lo que él quiso. Al actuar en forma negativa, Dios endureció cada vez más su corazón; de hecho, fue así como Dios cumplió Su voluntad, a pesar del poder del monarca, éste pagó el precio de su propio pecado.

¡PENSEMOS! ¿Utiliza Dios a hombres rebeldes hoy en dia para lograr Sus propósitos? Señale algún caso donde le parezca que haya sido así. ¿Cómo fue Dios glorificado? ¿Qué resultados experimentó el hombre rebelde? ¿Qué podemos aprender de estos ejemplos? ¿Cómo debemos responder ante tales situaciones? Dios manifestó claramente Su poder sobre la vida y la muerte. A pesar de las evidencias, el faraón siguió rechazando las verdades que ante él se habían manifestado, Endureció su corazón y se condenó Existen muchas personas hoy en día que conocen la verdad, están conscientes de su pecado y saben que Cristoles ofrece salvación si confían en El. Sin embargo, a pesar de todo, le rechazan. Si no creen en El, se endurecerán sus corazones, y, por consiguiente, serán condenados. En el juicio se identificarán con el faraón. Si usted no ha aceptado a Cristo como su Salvador, ¿quisiera hacerlo ahora? Jesucristo dio Su vida para darnos vida eterna junto con El.

La Preparación 12:1–13 Aunque la Pascua representó un juicio sobre el pueblo egipcio, también tenía el propósito de probar la fe y la obediencia de Israel hacia Dios. El pueblo de Israel sería librado del juicio solamente si obedecía las instrucciones anunciadas. Dios tenía el control de todo y Su redención tendría que llevarse a cabo de acuerdo a las condiciones que El había establecido.

LA REDENCION DIVINA SIEMPRE SE LOGRA CONFORME A LAS CONDICIONES QUE DIOS ESTABLECE La redención de Israel estaba basada en el sacrificio de un cordero sin defecto y la aplicación de su sangre a la puerta de sus casas. El cordero tenía que ser perfecto para que Dios lo aceptara. Este animal sacrificado vendría a ser un sustituto por el primogénito de cada familia, mismo que merecía morir por su pecado. El cordero pues, representaba a Cristo. Ningún pecador podría morir por el pecado del hombre. Sólo Jesucristo, el Cordero sin defecto, pudo hacerlo. 19

La sangre era una señal para ellos. Dios no les salvó de los egipcios por ser mejores que ellos, sino porque le creyeron y se sometieron a Su autoridad. Al ver la sangre, Dios pasó de largo; en cambio, donde no había sangre, Dios quitó la vida a los primogénitos. Israel, de suyo, no merecía la salvación. Eran tan pecadores como los egipcios. No obstante, Dios, por medio de Su gracia, les salvó a través de la sangre derramada de un cordero. Jehová les dijo que aceptaría esta sangre para preservarles la vida. Los que confiaron en Su Palabra, mataron al cordero y marcaron con sangre sus puertas, como les fue indicado. Así, Dios les salvó del juicio. También a nosotros Dios nos pide esta clase de fe. No merecemos Su salvación. Sin embargo, la sangre de Cristo basta para pagar el precio de nuestro pecado. Si confiamos en lo que Dios dice, podemos aceptar a Cristo y recibir Su salvación en base a Su gracia. ¿Quisiera aceptarle hoy? Dios ha dicho que al ver la sangre, El estará satisfecho. Su juicio pasará de largo, ya no habrá condenacion. ¡Qué seguridad nos ha prometido! Podemos descansar en El.

LA SALVACION DEL HOMBRE NUNCA SE HA BASADO EN SU PROPIO MERITO Además de la ilustración de la salvación, el Exodo nos enseña que Dios no lleva a cabo Su voluntad conforme a nuestros deseos o nuestros planes. El la cumple a Su manera. Exige que para recibir Su bendición, confiemos en El y obedezcamos Sus mandatos. Al someternos a Su plan revelado, Dios lleva a cabo Su voluntad en nosotros. Quiere bendecirnos, pero espera hasta que hayamos cumplido con las condiciones que El mismo ha establecido.

¡PENSEMOS! ¿Cuáles son algunas de las condiciones que Dios demanda de Sus hijos, con que no siempre cumplimos y que impiden Su bendición en nuestras vidas? ¿Qué debemos hacer en tales casos? ¿Puede pensar en alguna área de su vida donde debería cambiar algo para experimentar la bendición de Dios? ¿Qué cambio le está pidiendo Dios? ¿Qué debe hacer?

Un Recuerdo 12:14–27a La fiesta de la Pascua (12:14–16) y la fiesta de los panes sin levadura (12:17–20) se establecieron para recordarle a Israel que Dios les había redimido de Egipto. La levadura era necesaria para hacer el pan común y corriente. Sin embargo, al usar la levadura que habían traído de Egipto era un testimonio continuo de su dependencia de ellos. La levadura ilustraba su dependencia de Egipto; ilustraba su relación con el pasado y las costumbres de ese pueblo. Por esa razón, al deshacerse de ella y no usarla por siete días, empezarían de nuevo, rompiendo totalmente su relación y dependencia de los egipcios. El mismo procedimiento que Moisés indicó hacer a los israelitas la noche de la Pascua (12:21–23), debía repetirse cada año para conmemorar la protección divina al redimirles de Egipto (12:24–27a). De esta forma los niños podrían aprender de la obra que Dios había hecho por ellos.

¡PENSEMOS! ¿Cuál era el propósito principal de la celebración de la Pascua? La Pascus y la 20

fiesta de los panes sin levadura son conmemoraciones de la obra de Dios en la historia de Israel. ¿Tendrá la iglesia un recuerdo semejante? ¿En qué consiste? ¿Para qué sirve? La dependencia de Israel se manifestaba con la levadura que provenía de Egipto. Tenían que aprender a depender únicamente de Dios. Por esta razón debían desechar la levadura. Dios desea que nuestras vidas dependan totalmente de El y que no haya nada que nos mantenga atados a las prácticas del pasado en nuestras vidas. ¿Cómo debe aplicar esta verdad a su propia vida?

La Realización 12:27b–30 Israel adoró a Dios como respuesta a la promesa cumplida por El y se dispuso a obedecerle y cumplir Sus mandamientos. Conforme con lo anunciado, a la media noche, Dios hirió a todo primogénito en Egipto. Todo el país guardó luto por sus muertos.

Los Resultados 12:31–41 Finalmente, como resultado de este juicio, el faraón se rindió; les permitió salir de Egipto. Todos los egipcios deseaban que los israelitas salieran pronto, antes de que sucediera algo peor (12:31–34). Antes de salir, los israelitas pidieron ropa, plata y oro. Los egipcios no vacilaron para ayudarles y darles lo que pedían, ya que Dios, de antemano había preparado sus corazones (12:35–36). Dios cumplió Su promesa al sacar a Su pueblo después de 430 años de permanecer allí (12:37–41). Habían entrado únicamente setenta hombres, pero salieron alrededor de 600,000, además de sus familias y posesiones. Dios los había preparado en Egipto para una nueva vida. Los engrandeció. Los preparó para que vivieran como una nación en la tierra que les había prometido.

Los Requisitos 12:42–51 Dios les dio algunas normas para las futuras celebraciones de la Pascua. Sólo podrían participar en la fiesta las familias en las cuales los varones habían sido circuncidados. Se supone que todo israelita ya habría cumplido con esta señal. Los extranjeros incircuncisos quedarían excluidos. Desde luego que un extranjero podía ser circuncidado y así participar también. De esta manera los advenedizos podían llegar a identificarse con el pueblo de Dios. Debido a que la circuncisión era una señal que caracterizaba a quienes sostenían una relación con Dios por medio de los pactos, solamente las personas circuncidadas gozaban del derecho de participar en la celebración. La fiesta reunía exclusivamente a quienes a través de los pactos, habían entablado una relación con Dios.

EL RECUERDO ESTABLECIDO 13:1–16 Después de la descripción de los eventos de la primera Pascua y la salida de Israel de Egipto mediante la mano poderosa de Jehová, antes de iniciar su peregrinación hacia la tierra prometida, Moisés explicó los procedimientos que Dios había establecido para recordarles Su obra en favor de ellos.

La Consagración de los Primogénitos 13:1–2 Cada primogénito de Israel tenía que ser considerado como propiedad de Dios. El primogénito israelita era tan digno de la muerte como el primogénito egipcio. Sin embargo, Dios había provisto salvación del juicio para los primeros. Por esa razón, todos los primogénitos le pertenecían a El. 21

TODOS LOS PRIMOGENITOS PERTENECEN A DIOS La Celebración de la Pascua 13:3–10 El pueblo de Israel tendría que celebrar la Pascua cada año como recordatorio de que Dios les había librado de la esclavitud en Egipto. La fiesta respresentaba un continuo recuerdo de este evento. A causa de la gran obra de Dios en su favor, ellos son Suyos, deben someterse a El. La fe y la obediencia son requisitos indispensables.

LE CONTARAS A TU HIJO: ―SE HACE ESTO CON MOTIVO DE LO QUE JEHOVA HIZO CONMIGO‖ SERA COMO UNA SEÑAL… PARA QUE LA LEY DE JEHOVA ESTE EN TU BOCA La Contribución por los Primogénitos 13:11–16 Puesto que todos los primogénitos pertenecían a Dios, los israelitas tenían que pagar un precio por cada uno de ellos. Los niños y los animales mayores tenían que ser compensados con el precio del sacrificio de un cordero. En el caso de los animales más pequeños, se requería asimismo del sacrificio del primogénito para Jehová. La redención de los primogénitos era un símbolo para recordarles que todo lo que tenían pertenecía a Dios; sin la intervención divina, ellos hubieran permanecido esclavos bajo el yugo egipcio.

¡PENSEMOS! La historia del éxodo, con los recordatorios posteriores, demuestra la gran deuda que tenemos para con Dios. El no nos libró de la esclavitud para que hiciéramos lo que nos diera la gana. Nos libró de la esclavitud para que le sirviéramos. Dios le hizo a Israel varios recordatorios de que todo lo que tenían le pertenecía a El. Pagaron el precio del primogénito para demostrar que El es el dueño de todo. ¿Cuánto ha hecho Dios por nosotros? ¿Cuánto le debemos? ¿Cuánto le debemos dar? Considere su propia vida por un momento: ¿Qué quiere Dios que usted le dé como reconocimiento de que todo se lo debe a El? ¿Le ha estado pidiendo algo a usted? ¿Qué es? ¿Por qué no se decide a dárselo hoy mismo?

5 Jehová Pelea por Israel Exodo 13:17–15:21 ―¿Por qué has hecho así con nosotros que nos has sacado de Egipto?‖ ―¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto?‖ ―Mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto‖. 22

¿Qué le había sucedido a Israel, que después de unos cuantos días de ver la gran salvación que Dios les dio de Egipto, comenzaron a hablar asi? ¡Qué fácil es olvidarse de lo que Dios ha hecho! Nuevamente el pueblo de Dios había dejado de confiar en su Salvador. La incredulidad corría entre ellos como si fuera otra plaga. Ya estaban listos para volver a la esclavitud de la cual Dios les había librado. Dios tuvo que enseñarles que Quién les sacó de la esclavitud sería capaz asimismo de protegerles en la lucha contra el enemigo. Partiendo desde el Génesis, el libro del Exodo describe el nacimiento de Israel como nación. Explica cómo Dios controló la historia, aun en una tierra pagana, y cómo utilizó las circunstancias allí dadas para formar a Israel y constituirle en una nación. Dios les libró de la esclavitud y les estableció como Su pueblo. Los redimió y los hizo pertenencia Suya. Concertó un pacto que gobernaría su relación con El y entre ellos mismos. Les proveyó de un lugar donde pudieran gozar de comunión con El y adorarle por sus manifestaciones de amor hacia Israel. El Exodo fue escrito para que Israel, al darse cuenta de todo lo que Dios había hecho por ellos, reconociera su deuda para con Dios, así como su necesidad de depender de El. Tal reconocimiento habría de motivarles a confiar en Jehová, a servirle y adorarle. Al someterse voluntariamente al Dios que tanto les había bendecido, le glorificarían y atraerían a las demás naciones a El. Los primeros capítulos del libro describen los eventos por medio de los cuales Dios redimió al pueblo de la esclavitud en Egipto (1–13:16). La sangre derramada sirvió para salvar a los israelitas del juicio divino sobre los primogénitos de los egipcios. Mediante la redención efectuada por Dios, Israel llegó a pertenecer a Dios. El habría de ser reconocido como su Señor a partir de ese momento. A través de tal manifestación del poder de Dios, se dio a conocer la naturaleza de Dios, Su carácter, Su persona, Sus atributos y Sus obras. También se comprendió la necesidad de obediencia que el pueblo de Dios ha de tributarle por la grandeza de Sus obras. Ahora Israel se encontraba en el desierto. Estaban listos para emprender su viaje a la tierra prometida. El recorrido se nos presenta en tres etapas: su viaje hacia el mar (13:17–14:14); el viaje a través del mar (14:15–15:21); y finalmente, el viaje a Sinaí (15:22–18:27).

EL VIAJE HACIA EL MAR 13:17–14:14 La Ruta de Israel 13:17–22 Después de describir el acto de redención de parte de Dios, el autor narra el viaje desde Egipto hasta el monte de Sinaí. La primera etapa tiene que ver con los eventos que ocurrieron a lo largo de su marcha hacia el mar. Dios no guió a Israel hacia la tierra prometida por el camino más corto. Los llevó por una ruta mucho más larga que atravesaba el desierto. No los guió por el camino corto, ya que de ser así, hubieran tenido que pasar por la tierra de los filisteos y hubiera sido necesario enfrentarse aellos. Los israelitas aún no estaban listos para la guerra. Es probable que al darse cuenta de la posibilidad de presentar batalla, hubieran optado por regresar a Egipto antes que enfrentarse a un pueblo guerrero. Necesitaban más tiempo y experiencia en el desierto antes de estar listos para tales hostilidades (13:17–18). Después de los años de lucha para sobrevivir en el desierto, estarían mejor preparados para pelear y tomar posesion de la tierra prometida.

DIOS NO LOS LLEVO POR EL CAMINO CORTO LOS LLEVO PRIMERO POR EL DESIERTO

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¡PENSEMOS! Israel quería una vida menos esforzada. No deseaban más luchas. Por su parte, Dios sabía que ellos necesitaban la experiencia en el desierto para prepararse para la conquista de la tierra prometida. Tuvieron que aprender a confiar en Dios en las pruebas diarias antes de enfrentarse en la guerra con sus enemigos. La vida cristiana es así. Queremos una vida poco esforzada, mientras que Dios sabe que necesitamos las pruebas para madurar y prepararnos para la batalla espiritual. Por lo tanto, El nos manda pruebas para perfeccionarnos. Señale alguna ocasión en que Dios le haya mandado una prueba aparentemente difícil en ese momento. ¿En qué forma le preparó esta prueba para la guerra espiritual? ¿Está pasando por alguna prueba difícil ahora? Tal vez todavía no puede ver cómo Dios utilizará esta prueba para prepararle para la batalla. Acepte por fe el buen propósito de Dios en esta prueba. Dele gracias a Dios porque todas las cosas—incluyendo esta prueba—nos ayudan a bien (Romanos 8:28). Dios sabe la mejor manera de prepararnos. Como un paréntesis a este recorrido, se nos presenta el cumplimiento del deseo de José. Moisés estaba consciente de la promesa que José había hecho jurar a sus hijos, antes de su muerte. Por eso, cuando Israel salió de Egipto, los huesos de José fueron con ellos. José sabía que Dios había prometido un futuro glorioso para Su pueblo. No quería permanecer en Egipto cuando se cumpliese la promesa (13:19). Dios no dejó que los israelitas buscaran su propio camino en el desierto. El iba con ellos para guiarles. Se manifestó mediante una columna de nube de día y como una columna de fuego de noche. Les sirvió como recordatorio continuo de Su presencia con ellos y como base para asegurarse de Su protección en las circunstancias difíciles (13:20–22).

DIOS NO LES DEJO BUSCAR SU PROPIO CAMINO EL FUE CON ELLOS PARA GUIARLES ¡PENSEMOS! Aunque no gozamos de la misma manifestación física de la presencia de Dios. El está con nosotros para guiarnos hoy, tal como lo hizo con Moisés. No es necesario que pasemos horas buscando la voluntad de Dios; ¡Su voluntad no se ha extraviado! Dios nos ha enseñado el camino por el cual desea que andemos. Su Espíritu reside en nosotros y nos da la convicción segura de la voluntad de Dios para nosotros. Esta dirección siempre llega en el momento preciso. Dios sólo espera que estemos disponibles y en actitud de obediencia ante lo que nos pide. ¿De qué manera le ha mostrado Dios Su voluntad en el pasado? ¿Qué desea Dios que usted haga ahora?¿Cómo se lo ha indicado? ¿Está dispuesto a obedecer?

La Persecución del Faraón 14:1–9 24

A pesar de las plagas que habían demostrado la superioridad de Jehová al poder del faraón y los dioses de Egipto, el faraón no se había dado por vencido. Aunque había autorizado la salida de Israel, no había pensado en todas las implicaciones del caso. Al recapacitar, se dio cuenta de que tenía un problema. Había dejado salir a una gran parte de la fuerza laboral que sostenía a Egipto. ¿Quién haría ahora todo ese trabajo? Fue así como el faraón se decidió a perseguir al pueblo de Israel. El plan de Dios 14:1–4 El cambio de parecer del faraón no sorprendió a Dios. Había formado parte de Su plan desde el principio. El plan de Dios era que los ejércitos del faraón salieran y fueran derrotados. Al destruir al ejército de Egipto, Dios manifestaría Su superioridad y sería a la vez glorificado.

DIOS SERIA GLORIFICADO POR MEDIO DEL REBELDE FARAON El plan del faraón 14:5–9 Dios comenzó a dirigir a Israel de tal forma que el faraón creyó que erraban perdidos en el desierto. El faraón decidió aprovechar la situación para sorprenderlos. Organizó a su ejército y sus carros de guerra para ir tras ellos y les dio alcance a la orilla del mar.

EL Temor de Israel 14:10–14 Desde cualquier punto de vista humano es evidente que el pueblo de Israel no tenía posibilidad alguna de escapar. El faraón estaba convencido de que sería una victoria fácil. Los israelitas opinaban lo mismo. Estaban atemorizados, sabedores de que no tenían escapatoria (14:10–12).

ISRAEL NO TENIA POSIBILIDADES DE GANAR El miedo y la desconfianza les hicieron murmurar. Se quejaron en contra de Moisés en la presencia de Dios. Decían que hubiera sido mejor quedarse en Egipto como esclavos que morir de esa manera en el desierto. Moisés les respondió con una gran promesa. Si ellos permanecían quietos, verían una manifestación de la mano poderosa de Dios. Jehová pelearía por Su pueblo; nunca más volverían a ver a estos egipcios (14:13–14).

¡PENSEMOS! Antes de criticar a Israel por su incredulidad, reconozcamos cuán fácil es caer en la misma trampa hoy. Ellos evaluaron la situación desde la perspective del mundo. No la vieron desde el punto de vista de Dios. Cuando estamos frente a situaciones difíciles, ¿cómo respondemos? Normalmente reaccionamos en la dimensión humana. Olvidamos que tenemos un recurso sobrenatural disponible. Nos es difícil apreciar la situación desde la perspectiva de Dios. Describa alguna circunstancia en que usted haya reaccionado así. ¿Cuál fue el resultado? ¿Qué debió haber hecho? ¿Qué principios aprendió de esa situación, o de la experiencia de Israel frente al mar, que debe poner en práctica en su vida? ¿Frente a qué situación difícil en la actualided debe usted aplicar estos principios? Específicamente ¿qué debe hacer?

EL VIAJE A TRAVES DEL MAR 14:15–15:21 25

Después de escuchar la promesa de que Dios les protegería, los israelitas comenzaron la segunda parte del viaje a Sinaí. Dios les mandó cruzar el mar en tierra seca. A pesar de que la tradición señale que el mar al que se hace referencia en este pasaje es el Mar Rojo, hay algo de duda en cuanto a la ubicación exacta del lugar. El nombre dado al mar es Yam Suf, que significa ―el mar de las cañas‖. Aunque este título se ha usado para describir al Mar Rojo, su distancia al sur lo hace poco probable. Normalmente se ha identificado este nombre con un río o lago en la región del Suez moderno, más cerca de Gosén. El problema de la ubicación exacta del lugar no es un argumento suficiente para negar la naturaleza del milagro, como hacen algunos hoy en día. Sea como sea, había suficiente agua allí como para acabar con el ejército del faraón.

La Promesa de Dios 14:15–18 Dios prometió dividir las aguas para que los israelitas pudieran pasar sobre tierra seca. A pesar de la evidente mano de Dios, que abrió el mar para defender a Su pueblo, los egipcios tuvieron la osadía de intentar aprovechar el milagro y cruzar para ir en pos de ellos. Dios había prometido aprovechar el suceso para Su gloria. y así fue. Derrotando a los egipcios allí mismo, Dios cumplió Su promesa en una forma tan extraordinaria que algunos todavía se sienten obligados a negar la naturaleza histórica de los hechos.

―Y SABRAN … QUE YO SOY JEHOVA, CUANDO ME GLORIFIQUE EN FARAON …‖ La Provisión de Dios 14:19–22 La columna de nube se constituyó en un instrumento de doble propósito. Del lado de los egipcios había una oscuridad que les impedía continuar la persecución de los israelitas, mientras que del lado de Israel, la nube les iluminaba, permitiéndoles cruzar el mar. De manera que, la nube vino a ser una especie de muralla entre los dos grapos (14:19–20).

LA MISMA NUBE: * OSCURECIO EL PASO DE LOS EGIPCIOS * ALUMBRO EL CAMINO DE LOS ISRAELITAS Moisés obedeció el mandamiento de Dios y alargó su mano sobre el mar con fe. Dios cumplió Su promesa enviando un fuerte viento para dividir las aguas. El viento secó la tierra para, que Israel atravesara el mar (14:21–22). Para que pasaran más de dos millones de personas en una noche, se tendría que abrir el paso a una anchura de por lo menos dos kilómetros. Este no era un evento común. Dios estaba manifestando Su poder.

La Persecución de los Egipcios 14:23–25 Cuando los egipcios vieron lo que Israel había hecho, decidieron perseguirles. Todavía no se habían convencido de que estaban combatiendo contra el Dios del universo. Cuando el ejército del faraón estaba en medio del mar, se encontró con un gran problema. Sus carros estaban atascados y fuera de control. Decidieron que lo mejor sería regresar y escapar, antes de que Dios los destruyera.

La Destrucción de los Egipcios 14:26–28

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¡Era demasiado tarde para arrepentirse! Ya no pudieron regresar. Antes de que pudieran salir del agua, Moisés extendió su mano sobre el mar de nuevo. Las aguas volvieron a su estado normal y los sepultaron. Ninguno escapó del juicio de Dios.

NO SE PUEDE RECHAZAR LA ADVERTENCIA DE DIOS Y SALIR ILESO Aunque una relación de los datos con los hechos históricos conocidos resulta difícil de precisar, existen evidencias suficientes para establecer una posible identificación entre la historia secular y la historia narrada en el libro del Exodo. Hay que tomar en cuenta que ningún rey mandó escribir las crónicas de sus derrotas. El faraón del Exodo no fue una excepción en este sentido. Amenhotep II reinó en Egipto de 1450 a 1423 a.C. Se le conoció como un recio militar muy dado al deporte. Este monarca siguió en el poder de su imperio otros 22 años después de la fecha que se le atribuye al éxodo. Sin embargo, en los últimos 20 años de su reinado no hay evidencia de ninguna campaña militar significativa. El relato del Exodo no menciona que el faraón mismo haya estado presente cuando murieron sus soldados en el mar. Sabemos que él los organizó y los envió. Tal vez hasta inició la marcha con ellos. Su ejército persiguió a los israelitas, pero no sabemos a ciencia cierta si el faraón les acompañaba. Se sabe que él siguió dominando Palestina y Siria después de esa fecha, pero sólo por la vía diplomática. ¿Por qué no siguió expandiendo sus dominios mediante campañas militares? La respuesta del Exodo nos ayuda a explicarlo. Tutmés IV (1423–11), el hijo de Amenhotep II, aparentemente no fue el heredero legítimo al trono. Escribió un informe de cómo de joven había limpiado la esfinge, quitándole la arena. Soñó que esto complació a los dioses y le dijeron que, aunque no era el hijo mayor, llegaría a ser faraón. ¿Cómo ocurrió? La historia no nos lo dice. Se podría explicar por la muerte de los primogénitos descrita en el Exodo. Llama la atención el hecho de que Tutmés IV no se haya involucrado en campañas militares de importancia. No pudo contra la anarquía que surgió en Palestina por parte de los ―invasores extranjeros‖ durante su reinado. Amenhotep III (1411–1375) no intentó extender sus fronteras. Aprovechó las alianzas diplomáticas para mantener el poder sobre sus territorios. Durante su reinado perdió influencia en el norte de Siria y en algunas partes de Palestina. Resulta interesante que por varias décadas posteriores a la fecha del éxodo, la influencia militar internacional de Egipto haya disminuido notablemente en comparación con años anteriores. Además, durante esta época perdieron el dominio sobre Palestina. El cambio coincide con el tiempo de la entrada de Israel a la tierra prometida. Dios presenta al faraón como un ejemplo perpetuo del peligro de la incredulidad. hasta el fin, él siguió luchando contra todas las evidencias que le fueron presentadas. No se sometió a la autoridad de Dios porque él así lo determinó; no por falta de evidencias. Al igual que el faraón, el hombre moderno cuenta con evidencias suficientes en el universo para reconocer el poder de Dios y someterse a El. Sin embargo, a pesar de tanta evidencia, los hombres rechazan la autoridad de Dios. Si no creen, es por que no quieren creer, no porque no puedan creer. Dios nos advirtió que así sería como podemos ver en Romanos 1:18–32 y 2 Pedro 3:3–15. La advertencia del ejemplo del faraón nos debe enseñar por lo menos dos lecciones importantes. Para quienes no quieren reconocer la autoridad de Dios y someterse a El, les advierte el peligro que corren y el juicio venidero. ¡No siga luchando contra las evidencias! ¡Sométase a El hoy, antes de que sea demasiado tarde!

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Para quienes confiamos en Dios, también nos recuerda la importancia de someternos diariamente a Su autoridad. Además, nos recuerda que cuando las circunstancias parecen negarlo, aún así Dios está en control de las mismas. El hace según Su voluntad. Al final, serán recompensados los que confían en El.

NUESTRO DIOS ESTA EN LOS CIELOS: TODO LO QUE QUISO HA HECHO Salmo 115:3

La Salvación de Israel 14:29–15:21 Cuando Israel vio la manera en que Dios los salvó y cómo había juzgado a los egipcios, confiaron en Dios y decidieron que debían escuchar a Moisés (14:29–31). Moisés les dio un cántico de alabanza para expresar su gratitud a Jehová y para recordarles la hazaña de su liberación de manos del faraón (15:1– 18). El canto debía servir como memorial de la soberanía de Dios, y de Su derecho a gobernar sobre Su creación. Este recordatorio habría de producir confianza en Dios y sumisión a Su autoridad. María tembién dirigió a las mujeres en un cántico de alabanza a Dios por Su gran obra en favor de ellos (15:19–21).

¡PENSEMOS! Los cánticos de Moisés y de María subrayan la importancia de recordar lo que Dios ha hecho. Tal recordatorio es tan importante hoy como lo era en los días de Moisés. Israel no tenía que esforzarse para recordar algunas de las obras que Dios había hecho por ellos; por eso le cantaban. Y nosotros, ¿cuánto tiempo dedicamos a recordar lo que Dios ha hecho en nuestro favor y le alabamos por todo lo que le debemos? Aparte unos minutos y haga una lista de las principales obras que recuerde en que Dios le ha bendecido. Ahora, exprese su alabanza a El por las bendiciones que acaba de anotar. Si puede cantar, o escribir música, trate de expresar su alabanza a través del canto como Israel lo hizo.

JEHOVA ES MI FORTALEZA Y MI CANTICO Y HA SIDO MI SALVACION … JEHOVA REINARA ETERNAMENTE Y PARA SIEMPRE

6 Una Incredulidad Inconcebible Exodo 15:22–18:17 La Biblia presenta una larga lista de personas que demostraron su fe en Dios frente a las circunstancias más adversas de la vida. Muchos aparecen como ―héroes de la fe‖ (Hebreos 11). Su convicción llegaba a tal grado que llegaron a estar dispuestos a sacrificar a sus propios hijos y a renunciar a sus familias para ir a tierras extrañas en obediencia a Dios.

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Es importante notar que Israel, como nación, no llena los requisitos indicados para ser incluída en dicha lista. A pesar de las abundantes evidencias del cuidado y de la protección de Dios, ellos siguieron dudando y quejándose. Mostraron una incredulidad permanente a pesar de todo lo que Dios había hecho por ellos. Después de sacarlos de la esclavitud en Egipto, Dios, como el nuevo Señor del pueblo redimido, se reveló ante ellos para enseñarles las nuevas demandas que El exigiría. Se reveló de tres maneras: primero, informalmente, por medio de sus experiencias en el viaje a Sinaí (13–18); después se reveló por medio de la ley (19–24); y finalmente, se reveló a través del tabernáculo (25–40). En las primeras dos etapas del viaje, Israel había observado la dirección y protección de Dios. Esta obra divina les había ido convenciendo de que debían confiar en Jehová y someterse a Su autoridad. Sin embargo, este efecto no duró mucho. Ya para la tercera etapa del viaje, las nuevas pruebas en lugar de aumentar su confianza en Dies, resultaban en mayores dudas y murmuraciones.

A PESAR DE TANTAS EVIDENCIAS DE SU CUIDADO Y PROTECCION ISRAEL TODAVIA NO CONFIABA EN DIOS TODAVIA SE QUEJABA EN CADA PRUEBA

CUATRO PRUEBAS DE FE: La Primera Prueba: La Falta de Agua 15:22–27 Después de cruzar el mar, se enfrentaban al primer problema: la falta de agua. El pueblo llevaba tres días viajando por el desierto sin agua. Las condiciones a las que está expuesta una persona que viaja en el desierto son críticas, comenzando por la deshidratación. El pueblo estaba cansado, débil por la falta de alimento apropiado y, por supuesto, por la falta del agua. Al fin llegaron a un lugar donde podrían abastecerse de agua; este lugar se llama Mara. Pero al tratar de saciar su sed, se dieron cuenta de que el agua que tenían frente a sí era amarga. En vez de confiar en Dios, comenzaron a murmurar y a quejarse contra Moisés (15:24). Por medio de Moisés, Dios indicó una solución. Ordenó a Moisés que tomara cierto tipo de madera y lo lanzara en el agua amarga. Cuando Moisés obedeció, el agua se endulzó. Dios usó este incidente como una lección objetiva para enseñarle a Israel que si ellos le obedecían, El les sanaría de todas sus enfermedades (15:26). Este primer problema concluyó cuando Dios les concedió descanso y abastecimiento en Elim con doce fuentes capaces de proveer agua en abundancia.

DIOS LES PROVEYO DE AGUA EN ABUNDANCIA La Segunda Prueba: La Falta de Comida 16:1–36 Pocos días después se presentó otro problem: la falta de alimento. Dios usó estas pruebas para que aprendieran a confiar en El. Sin embargo, en vez de confiar en Dios, de nuevo se enojaron con Moisés. Al empezar a dudar, volvieron a murmurar. Culparon a Moisés por todos los problemas que estaban sucediendo (16:2–3). Dios prometió proveer pan del cielo, pero el pueblo tendría que manifestar su dependencia, recogiéndolo conforme a Sus normas divinas (16:4–5). La regla en cuanto al sábado demostraba que esta dieta especial provenía de Dios. Durante seis días de la semana, sólo podían recoger la porción de un día. Al acaparar más, el resto se agusanaba (16:14–21). Sin embargo, para el séptimo día tenían que recoger una porción doble y guardarla, porque en el día de reposo no habría maná (16:22–30). Siempre había algunos rebeldes que querían probar a Dios. Ellos tuvieron que sufrir las consecuencias naturales de su desobediencia. Así 29

que, todas las semanas, mediante la provisión divina, el pueblo recordaba que era Dios Quien les enviaba el sustento diario. De esta manera vieron la importancia de depender de El y obedecerle. Además del maná que Dios proveía cada mañana, les dio carne para la primera noche. Inició su provisión con codornices para la cena. De esta manera Dios suplió abundantemente sus necesidades alimenticias. Esta provisión divina serviría para recordarles durante los siguientes cuarenta años, el cuidado de Dios, la importancia de confiar en El y la necesidad de obedecer Su Palabra.

DIOS LES PROVEYO LA COMIDA ¡PENSEMOS! ¿Cuál era el principal problema de Israel, que los hacía protestar y quejarse constantemente? ¿Acaso las evidencias del poder de Dios no eran suficientes como para que confiaran totalmente en El? También hoy en día muchos de nosotros a menudo confiamos totalmente en nuestro trabajo para suplir nuestras necesidades, sin tomar en cuenta a Dios. Si perdemos el trabajo tratamos de arreglárnoslas como podamos para solventar nuestros problemas. Es sólo cuando ya no podemos, que buscamos la ayuda de Dios. Hasta entonces nos damos cuenta de que debemos depender de El en todo momento. ¿Cuántas veces, ante una necesidad grande, ha confiado plenamente en que Dios intervendría? ¿Será esta nuestra reacción acostumbrada? O, será más común murmurar y luchar para ver cómo podemos salir del problema por nuestra cuenta? Señale alguna ocasión cuando haya dejado el problema en las manos de Dios, y otra cuando haya luchado por su cuenta para resolverlo. ¿Qué diferencia ha visto en los resultados? ¿Cuál actitud es la más conveniente?

La Tercera Prueba: Vuelve a Faltar el Agua 17:1–7 A pesar de la diaria provisión de la comida, poco tiempo después volvió a faltar el agua (17:1). Esta era una nueva oportunidad para seguir confiando en Dios, la situación lo ameritaba. Sin embargo, volvieron a dudar y a quejarse contra Moisés (17:2–3). Pero a pesar de la incredulidad del pueblo, Dios proveyó el agua necesaria (17:4–7). Una vez más utilizó a Moisés para dar agua a Israel. Moisés golpeó la peña en Horeb y hubo agua en abundancia para que todo el pueblo bebiera.

DIOS VOLVIO A PROVEER AGUA El apóstol Pablo comentó acerca de este incidente en 1 Corintios 10:1–13. Señala la importancia de evitar la actitud del pueblo de Israel. De esta experiencia podemos aprender por lo menos tres lecciones. En primer lugar, se destaca la importancia de confiar en Dios. En segundo lugar, tenemos un ejemplo de lo que la dureza de corazón puede hacer, aun en medio del pueblo de Dios. Finalmente, se observa el peligro de una congregación mixta. Había entre ellos muchas personas que no confiaban personalmente en Dios; su influencia corrompió a los demás.

¡PENSEMOS! 30

También nosotros debemos estar atentos a estas tres lecciones de la historia del pueblo de Dios. Haga una lista de las tres lecciones. Señale circunstancias actuales en que su vida espiritual pudiera estar afectada por cada una de ellas. ¿Qué hay que hacer para evitar estos peligros?.

La Cuarta Prueba: La Confrontación del Enemigo 17:8–15 Mientras acampaban en Refidim, los israelitas tuvieron que afrontar por primera vez la presencia de un enemigo. Fueron atacados por los amalecitas (17:8). Para demostrar que Dios peleaba por ellos y que la victoria era Suya, Moisés, Aarón y Hur subieron a la cumbre de un monte, mientras que Josué permaneció abajo con los hombres para pelear.

DIOS PELEABA POR ISRAEL Dios utilizó a Moisés para darle la victoria a Israel. Al sostener Moisés la vará de Dios en alto, Israel ganaba; al bajarla, prevalecía Amalec. Por eso, Aarón y Hur tuvieron que ayudarle a Moisés a sostener los brazos en alto. Fue necesario que Moisés se sentara sobre una roca para aguantar en esta posición. De esa manera Dios les demostró que la victoria era Suya (17:9–13). Dios ordenó que la historia quedara grabada. Borraría del mapa a los amalecitas, pero no quería que fuera olvidada Su intervención divina cuando pelearon contra los israelitas (17:14–16). Fue así que se edificó allí un altar con el nombre de ―Jehová-nisi‖, que quiere decir ―Dios es mi estandarte‖ para que se acordaran siempre de que Dios sería su protector en las batallas. La fidelidad de Dios en esta lucha habría de aumentar su confianza en El en batallas posteriores.

DIOS CONTROLA LA HISTORIA AUN FRENTE A LOS ENEMIGOS PAGANOS MAS FUERTES LA VICTORIA DEPENDE DE LA CONFIANZA EN DIOS Y LA OBEDIENCIA A SUS CONDICIONES

DELEGACION DE RESPONSABILIDADES 18:1–27 A medida que Moisés seguía su marcha por el desierto junto con el pueblo de Israel, Dios le concedió muchas victorias. No obstante, era obvio que cada vez le era más difícil llevar la administración, de todos los asuntos del pueblo por sí mismo. Dios utilizó la visita de su suegro para darle un sabio consejo. Jetro tenía conocimiento de las grandes proezas que Dios había obrado a través de Moisés. Venían con él la esposa de Moisés y sus dos hijos (18:1–6). Moisés le contó todo lo que Dios había hecho por Israel. Al escuchar la historia, Jetro alabó a Jehová y lo reconoció como el Dios soberano, mayor que todos los dioses. Al día siguiente, mientras Jetro observaba las actividades que realizaba Moisés, se dio cuenta de que Moisés administraba todo sin ayuda de los demás (18:13–14a). Así que, le dio un consejo lleno de sabiduría; debería buscar hombres idóneos para compartir el trabajo con ellos (18:14b–27). Jetro le hizo dos preguntas claves. Primero quiso saber qué hacía. Esta pregunta se refería a sus prioridades. En seguida, Jetro quiso saber por qué lo hacía todo sin ayuda. Ambas preguntas son legítimas para cualquier ministerio en la obra de Dios. Tenemos que preguntarnos qué estamos haciendo y por qué no nos están ayudando otros, si es el caso. La respuesta de Moisés parece lógica e incluso bastante común; ―Porque el pueblo viene a mí para consultar a Dios‖. Es decir, Moisés contesta que él atiende a todos porque lo buscan… ¿Qué más puede 31

hacer? Moisés necesita ayuda; necesita un plan para ser librado del yugo de los deseos de la multitud. La solución es precisamente entrenar a otros para que le ayuden en su ministerio. Jetro mismo reconoció la importancia de cumplir con dos condiciones fundamentales para que el plan resultara. En primer lugar, Dios tenía que aprobarlo. No importa qué tan bueno parezca un plan humano, éste no resultará sin el consentimiento de Dios (18:19a y 18:23). La segunda condición que Jetro señalo fue que el plan sólo habría de producir el fruto deseado si los hombres elegidos eran hombres espirituales, dignos de confianza (18:21). De no ser así, tampoco resultaría. Moisés, el líder del pueblo de Israel debía establecer dos prioridades fundamentales para su ministerio personal. Tendría que dedicarse a la intercesión por los demás (18:19). Además, debería capacitar a los discípulos elegidos (18:20). Cuando se presentara un caso difícil para Ios otros, Moisés podría juzgarlo, así ellos aprenderían de su ejemplo. El sistema administrativo resultó impresionante. Si se añadían a estos líderes los doce príncipes de cada tribu más los setenta aocianos, suponiendo que los jefes de diez fueran responsables por diez jefes de familia, tenemos un plan de discipulado realista. Ningún líder tendría que responsabilizarse por enseñar a más de doce personas. ¡Desde los días de Moisés ya existía un plan de discipulado personal! Esto posibilitó el crecimiento espiritual de más de dos millones y medio de personas. Muchos líderes que se encuentran saturados de trabajo en la obra de Dios hoy, podrían aprovechar esta lección. Dios nunca pidió que el líder espiritual llevara toda la carga sin ayuda.

EL LIDER ESPIRITUAL TIENE DOS PRIORIDADES FUNDAMENTALES: * INTERCESION-ORACION * CAPACITACION-DISCIPULADO ¡PENSEMOS! ¿Tiene usted alguna responsabilidad dentro de la iglesia? Vale la pena que considere las preguntas de jetro: ―¿Qué está haciendo?‖ ―¿Por qué lo está haciendo solo?‖ Dedique unos minutos para definir las prioridades que usted ha tenido en su ministerio. ¿Qué está haciendo para la obra de Dios? ¿Es usted víctima de muchos que lo asedian, o controla su trabajo de acuerdo con sus dones? Si no ha tenido ningún ministerio en la iglesia todavía, ¿qué cree que Dios desea que usted haga? ¿Está llevando a cabo su ministerio a solas? ¿Quién más podría ayudarle en este ministerio? Anote por lo menos un nombre de alguien a quien pudiera involucrar y capacitar. Empiece a orar por esta persona y busque las oportunidades para involucrarla y capacitarla. ¿Habrá alguna otra implicación para su propio ministerio basada en el consejo de Jetro? ¿Qué más debe hacer?

7 Un Compromiso Serio 32

Exodo 19–20 Dios redimió a Su pueblo cautivo en Egipto. Esta redención se basó en la sangre con que fueron marcadas las puertas de las casas de los israelitas. La idea de redención se remonta al mercado de esclavos. La ―redención‖ se efectuaba a través de la compra de un esclavo. De igual manera, Dios, mediante este acto les libró de la esclavitud en Egipto. Sin embargo, los sacó de Egipto con el fin de que le reconocieran como su Señor y le sirvieran. Como pertenencia de Jehová, los israelitas tuvieron que ir conociendo a su nuevo Señor y aprender lo que El demandaba de ellos. Dios tiene normas para quienes viven bajo Su autoridad. Su pueblo tenía que aprender estas normas. Por haber pagado el precio de su liberación, Dios tenía el derecho de demandar cualquier cosa de ellos. Después de relatar la historia de la redención del pueblo de Dios (1–13:16). Moisés hace un recuento de los sucesos ocurridos a lo largo del camino a Sinaí (13:17–18:22). Dios aprovechó las pruebas a que se enfrentaron en este viaje para darles las lecciones más fundamentales de lo que El exige de Su pueblo. Esencialmente Dios demandaba que confíaran en El y que le obedecieran.

DIOS EXIGE FE Y OBEDIENCIA La primera parte del Exodo contiene principalmente la historia del éxodo del pueblo de Israel. La segunda parte del libro presenta la revelación de Dios. Esta revelación posee dos elementos principales: la ley y el tabernáculo. Al enseñarles la ley, Dios les hizo saber las normas de conducta que El exige (19–24). Mediante la revelación del tabernáculo, les mostró las normas para la adoración para que pudieran adorarle adecuadamente y gozar de la comunión con El.

UN PACTO ESTABLECIDO La Biblia describe las relaciones que se han establecido entre Dios y los hombres, o entre Dios y un pueblo. Tal relación es presentada mediante un pacto. Un pacto es una relación de común acuerdo, un convenio entre dos o más personas o pueblos. A veces se presentan pactos unilaterales. Este tipo de pactos pueden ser impuestos después de alguna conquista por los vencedores, o puede tratarse más bien de una promesa que alguien se compromete a cumplir.

La Relación de los Dos Pactos La historia de Israel gira alrededor de dos pactos que Dios estableció con Su pueblo: el Pacto Abrámico y el Pacto Mosaico. Hay mucha confusión en cuanto a estos dos pactos y su relación entre sí. Es prácticamente imposible entender el Antiguo Testamento sin comprender el significado de estos dos pactos y la relación que existe entre ambos. El Pacto Abrámico es de carácter unilateral. Se basa en la fe original de Abraham respecto a la Palabra de Dios; no impone ninguna otra condición. Se manifiesta como una promesa de Dios; la promesa que Dios hace a Abraham de que su descendencia será grande, la promesa de concederles una tierra donde habrán de habitar y la promesa de Su bendición (Génesis 12:1–3). Esta promesa es eterna e incondicional. Sin embargo, después de más de cuatrocientos años, Dios estableció un nuevo pacto bilateral con Moisés; esto ha confundido a muchos. Este nuevo pacto parece contradecir el pacto con Abraham debido a que presenta ciertas condiciones que Dios exige a fin de bendecir al pueblo de Israel. Elapóstol Pablo señaló que es imposible que este pacto contravenga o anule el pacto anterior que Dios contrajo con Abraham (Gálatas 3:17–18). El pacto Mosaico se presenta inicialmente en Exodo 19–24. Se manifiesta el carácter bilateral de este pacto. Dios demanda la fe y la obediencia de Su pueblo. A cambio de esa fe y obediencia, Dios promete 33

bendecirles. Esta condición no anula la promesa hecha a Abraham. Israel ya tiene derecho a la herencia que Dios le prometió: la descendencia, la tierra y la bendición. Deuteronomio 28–30 explica que la ley de Moisés describe las condiciones necesarias para gozar de las bendiciones que Dios les ha prometido. El Pacto Abrámico garantiza el cumplimiento de las condiciones que Israel llevará a cabo para poder aprovechar la herencia que ya está a su nombre. A través de la historia de Israel podemos observar cómo estos pactos han servido como base para comprender la obra de Dios de una manera global. Cuando el pueblo de Israel cumple con las condiciones divinas de fe y obediencia absoluta en Jehová, ellos gozan de las bendiciones de Dios. Cuando dejan de coafiar en El y le desobedecen, tienen que padecer amargos sufrimientos. Sin embargo, a pesar de todo, no pierden la herencia. Siguen siendo el pueblo escogido de Dios; las promesas siguen en pie.

Las Implicaciones de la Ley La relación entre los dos pactos y el trasfondo histórico del libro del Exodo nos ayudan a comprender algunas implicaciones que reviste la ley de Moisés. La Biblia presenta por lo menos nueve de estas implicaciones: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9.

La ley no salva. Israel ya era un pueblo redimido por sangre cuando Dios les dio la ley. La ley no anula ni modifica el Pacto Abrámico (Gálatas 3:17–l8). La ley provee normas de conducta mediante las cuales el pueblo de Dios puede vivir una vida santa. La ley revela la santidad de Dios (1 Pedro 1:15). La ley revela el pecado del hombre (Romanos 3:19–20). La ley sirve como guía para el que aún no ha llegado a la madurez espiritual (Gálatas 3:24–26: 4:1–5). La ley sirve como base para mantener la comunión con Dios. La ley separa al pueblo de Dios del estilo de vida de las naciones paganas. La ley le enseña a Israel cómo adorar a Dios correctamente.

Al meditar acerca de estas implicaciones de la ley, podremos reconocer la verdad que Pablo señala, afirmando que la ley era buena (Romanos 7:12). Aceptar esta ley no fue un error. No obstante, el pueblo se esforzaba por cumplirla mediante sus propios esfuerzos; estaban engañados por no conocer su debilidad. Sin embargo, la debilidad de los hombres no destruye el valor de lo que Dios reveló en Su ley (Romanos 7:13–16). La ley sirve para ayudar a cumplir la voluntad de Dios.

¡PENSEMOS! Revise la lista de implicaciones de la ley. A la luz de estas verdades haga una lista de los beneficios que le pueden aportar sus enseñanzas. A continuación medite: ¿Qué aplicaciones actuales tiene esta ley?

LA DEFINICION DEL PACTO 19–20 La Base del Pacto 19:1–6 Después de tres meses de viaje, Israel llegó a Sinaí, lugar donde Dios les reveló dos aspectos importantes de Su plan para con ellos: Ia ley y el tabernáculo (19–40). Después de sacar a los israelitas 34

de Egipto y de establecerlos como Su pueblo, Dios les reveló la base de la conducta que esperaba de ellos (19–24). La base de su conducta es la relación con Dios definida brevemente en base a los pactos (19–20). Dios los llamó a ser Su pueblo, les prodigó cuidados y los atrajo a Sí. Por eso, ellos debían responder adecuadamente a Su amor, sometiéndose a Su autoridad y obedeciendo Sus mandamientos. Esta conducta les distinguiría de las demás naciones paganas que les rodeaban. De vivir conforme a las enseñanzas y normas de Dios, El prometió darles protección y bendecirles.

La Respuesta al Pacto 19:7–8 Al enterarse de las condiciones básicas que Dios establecía para Su pueblo, ellos las aceptaron. Se comprometieron a obedecer Sus mandatos. En verdad era una respuesta de corazón, aunque tal vez un poco precipitada. No tenían idea de lo difícil que les sería poner en práctica estas instrucciones día tras día.

―TODO LO QUE JEHOVA HA DICHO, HAREMOS‖ ¡PENSEMOS! ¿Qué hubo de malo en la respuesta de Israel a Dios? ¿Podrían cumplir con lo que decían? ¿Podemos nosotros cumplir semejante compromiso? ¿Qué debieron haber contestado en ese momento?

El Establecimiento del Pacto 19:9–25 Después de enterarse de los elementos básicos del pacto, el pueblo se preparó para una ceremonia de inauguración; se establecía una nueva relación. Esta celebración fue algo serio. Era necesario hacer todo conforme a lo que Dios había ordenado. Sólo El definió las normas aceptables de esta relación con Su pueblo. La revelación de la gloria y el poder de Dios fue temerosa; les sirvió como recordatorio de la solemnidad del suceso. Asimismo, la ceremonia fue aprovechada para designar a Moisés como mediador entre Dios y Su pueblo.

Un Sumario del Pacto 20:1–17 Con el propósito de dejar clara la ley y hacerla fácil de recordar, la ley se resume en diez mandamientos fundamentales que Su pueblo habrá de obedecer. Los mandamientos definen específicamente la relación indicada que deben mantener con El, su Dios (20:1–11). En resumen, deben amarle de todo corazón, sobre cualquier otro ser o cosa (Deuteronomio 6:5; Mateo 22:35–40). Además, definen su relación con sus semejantes (20:12–17). Deben amar a su prójimo como a sí mismos (Levítico 19:18). Al considerar los detalles de los diez mandamientos, es posible enredarse tanto que no nos fijamos en el punto principal de los mismos. Lo más importante a saber es que Dios merece el primer lugar en nuestra vida. En segundo lugar, debemos tratar a los demás de una manera justa. El Señor Jesucristo trató de comunicarse con los líderes del pueblo para que se percataran de que sa interpretación literal y legalista no era suficiente. Dios quería un amor sin reservas; una entrega absoluta, de corazón. Al no entender las implicaciones de esta verdad, ellos siempre le respondían que habían venido cumpliendo con estos requisitos desde su niñez.

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¡PENSEMOS! Revise la lista de los diez mandamientos en Exodo 20:1–17. Con los dos puntos principales en mente, considere su propia vida. ¿Glorifica a Dios su manera de vivir? Si no es así, ¿qué es lo que le hace falta? ¿Qué cambio debe padirle a Dios que obre en su vida?

El Temor de Dios y el Pacto 20:18–21 La revelación de la gloria de Dios atemorizó al pueblo de Israel. Moisés utilizó esta reacción de temor como base de amonestación para los israelitas. El temor de Jehová debe servir para protegerlos del pecado. Un Dios tan grande debe ser tomado en serio; con Dios no se puede jugar.

LA GLORIA DE DIOS SE MANIFESTO: PARA INFUNDIR RESPETO PARA QUE EVITARAN EL PECADO ¡PENSEMOS! ¿Sentimos los cristianos hoy día el temor de Dios? ¿Qué nos hace falta para experimentarlo? ¿Qué resultados produciría en su propia vida esta clase de respeto a las cosas de Dios?

Los Otros Dioses y el Pacto 20:22–23 La revelación de Dios desde los cielos, en forma invisible, fue para enseñarle a Su pueblo que no deben hacer ídolos para representarle. Dios no es como aquellos dioses de oro y de plata. Esta es la razón por la cual Su ley les indicaba que se abstuvieran de adorarle a través de imágenes.

―NO HAGAIS CONMIGO DIOSES …‖ El Altar y el Pacto 20:24–26 Finalmente, Dios estableció las condiciones para la construcción del altar que serviría para adorarle. El altar debía ser sencillo; no un monumento inmenso y llamativo. Su secillez evitaría la tentación de adorar al altar mismo. El propósito del altar era adorer al gran Dios con Quien habían pactado. Tampoco debería haber nada que distrajera la atención en la adoración a Dios. La atención habría de ser dedicada a reconocer la autoridad y santidad de Jehová. Nuevamente notamos que la ley y esta inauguración representan un recordatorio de que Dios es digno de toda la gloria; no la comparte con nadie. Por eso, Dios merece todo nuestro amor y toda nuestra adoración. Cuando le damos a Dios el lugar que merece, las demás áreas de nuestra vida se van conformando también a lo que El quiere que hagamos.

¡PENSEMOS! 36

Considere las enseñanzas que en cuanto a la adoración a Dios se nos presentan en el culto de inauguración de la ley en los capítulos 19 y 20 del Exodo. A continuación, haga una lista de principios relacionados con la adoración conforme a lo visto en este pasaje. Dios exigió que al adorarle, toda la atención fuera dirigida hacia El. Debían reconocer Su grandeza y responder adecuadamente ante la revelación de Su gloria. No debían permitir distracciones que pudieran provocar la pérdida de este sentir. ¿Se observa en la actualidad una falta de respeto para con Dios en los cultos de la iglesia? ¿Cuál es la causa? ¿Qué medidas pueden tomarse para propiciar una actitud adecuada en los cultos de adoración?

8 Un Pueblo Justo Exodo 21:1–23:9 ¡Nadie fue hecho para vivir solo! Todos necesitamos el compañerismo de nuestros semejantes y relacionarnos diariamente con los demás. Dios hizo del hombre un ser social. Uno de los principales problemas que el hombre enfrenta es el de la soledad. A pesar del elevado desarrollo que han alcanzado los medios de comunicación social, el hombre se siente solo frente a un mundo abrumador. Una de las causas de esta soledad es la presión social que sufrimos; el deseo de salir adelante. Muchas veces aprovechamos cuanta oportunidad se nos presenta para sacarle jugo a la vida, sin importarnos las consecuencias para los demás. Dios no quiso que Su pueblo se enfrascara en esta lucha por ganar el mundo. De hecho, Israel fue llamado a tener valores diferentes a los del mundo. Debían caracterizarse por la justicia y la santidad. Por lo tanto, Dios estableció normas distintas para su trato entre unos y otros. Al practicar estas normas divinas, los demás pueblos habrían de darse cuenta de la singularidad de esta nación. Su sumisión a Dios transformó sus vidas. Una vez definida la esencia de estos requisitos divinos (19–20), Dios les presentó los detalles del estilo de vida que esperaba de Israel mediante los pactos (21–24). Dios estableció normas específicas en cuanto a la esfera social, para así gobernar las relaciones de los integrantes de Su pueblo. Muchas de estas reglas tenían que ver con la corrección de los abusos existentes en la sociedad pagana. Posteriormente, Cristo indicó que no todas las reglas de los tiempos de Moisés representaban lo ideal del plan de Dios para Su pueblo (Mateo 19:7–8).

EL PUEBLO DE DIOS DEBIO DISTINGUIRSE POR SU JUSTICIA EN EL TRATO CON SU PROJIMO LAS REGLAS RESPECTO AL TRATO DE LOS SIRVIENTES 21:1–11 El pueblo de Dios debió distinguirse por su trato justo para con los demás. Este trato justo habría de manifestarse en sus relaciones con sus siervos; debía ser distinto al que ellos habían recibido de un pueblo pagano. De manera que la obligación de los siervos terminaba al llegar al séptimo año de servicio; después alcanzaban su libertad. Sus señores no debían emplearlos por más tiempo, a menos que aquellos lo hicieran voluntariamente (21:1–6). 37

Asimismo, las mujeres pertenecientes a un hogar del pueblo de Dios, habrían de ser tratadas con dignidad. Debían gozar de cierto respeto; no se abusaría de ellas por ser mujeres, ni deberían ser vendidas como esclavas a las naciones paganas. Si se llegaban a casar con los hijos de sus señores, serían tratadas como esposas, no como esclavas y tendrían derecho a que el esposo las mantuviera (21:7–11).

LAS REGLAS RESPECTO A LA PENA CAPITAL 21:12–17 El derecho a la vida quedó bien manifiesto; no sería tomado a la ligera. El hombre no es una clase de animal más. El respeto por la vida humana debía distinguirles como pueblo de Dios entre las demás naciones paganas. En aquellos tiempos cualquier tipo de homicidio intencional debía ser castigado con la muerte (21:12–14). No obstante, las nuevas reglas proveían de un lugar donde los acusados hallaban seguridad. Este sitio les protegía de la venganza injusta de los familiares de la víctima. Sin embargo, al comprobarse su culpabilidad, deberían ser sacados de allí para aplicarles la pena máxima.

EL PUEBLO DE DIOS DEBE DISTINGUIRSE POR SU RECONOCIMIENTO DEL VALOR DE LA VIDA Algunos otros delitos debían ser sancionados con la muerte del culpable (21:15–17). Tales ofensas consistían en casos como el de quien intencionalmente hiriera a su padre o a su madre, el que secuestrara a otro; incluso, aun el hijo rebelde e irrespetuoso que maldijera a sus padres.

LAS REGLAS RESPECTO A LA RESTITUCIÓN DE DAÑOS FÍSICOS 21:18–36 Existían otras ofensas que no ameritaban la pena capital. Sin embargo, el pueblo debía tratarlas y administrar una compensación adecuada. La regla básica era que el castigo debía asignarse conforme a la naturaleza de la ofensa. El principio de ―ojo por ojo…‖ se aplicaba como el criterio fundamental. El abuso físico directo 21:18–27 Entre los casos incluidos bajo esta norma se menciona el de dos personas que riñen, resultando uno de los dos herido. El causante del daño debía indemnizarlo, pagando los gastos del tratamiento médico y el valor del tiempo de su trabajo perdido (21:18–19). Una compensación semejante sería requerida de quien hiriera a palos a uno de sus siervos si le causaba la muerte. En caso de que el siervo no muriese, aun así llegaría a ser considerado como una pérdida personal por ser de su propiedad. Sin embargo, si el siervo muriera, su señor debería pagar el precio de su abuso. Este castigo podría aplicarse con tal de que no se tratara de algún asesinato intencional. Los casos de homicidio serían considerados como cualquier otro asesinato; se sancionarían mediante la pena de muerte (21:20–21). Siempre la ley de la recompensa justa indica que se paga vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida y golpe por golpe. Quien hiciera daño a otro debía compensarle conforme a la magnitud del daño hecho. Se debe observar que esta ley fue dada como un instrumento legislativo para propiciar un trato justo entre el pueblo de Dios (21:23–25). Cristo demostró que esta ley nunca fue dada como un derecho a la venganza por parte de los individuos (Mateo 5:38–42). Para proteger a los siervos del trato abusivo de sus señores, se contemplaba una recompensa más. El que fuera herido por el mal trato del amo, tenía el derecho de recuperar su libertad. Podía quedar libre sin ninguna deuda debido al daño del que fuera objeto (21:26–27). Las heridas causadas por los animales 21:28–32 38

Además de la responsabilidad por sus propias acciones, el dueño del animal sería el responsable de los daños que éste pudiera ocasionar. Al causar la muerte de una persona, el animal debía morir. Además el dueño debía privarse del derecho de cualquier provecho personal que le pudiera haber aportado la carne del animal; ésta sería su forma de compensación por el daño causado. Si el dueño se negara a sacrificarlo y el incidente volviera a suceder, él sería igualmente culpable, se le consideraría responsable de la muerte de la víctima; habría que pagar ―vida por vida‖. El daño causado a los animales de otros 21:33–36 Asimismo, el dueño de un animal debía ser indemnizado si por negligencia de un tercero sufría la pérdida del mismo. En el caso de que un animal dañara a otro, era necesario dividir lo que quedara de los dos en la forma más justa posible.

EN EL PUEBLO DE DIOS QUIEN DAÑA A OTRO DEBE COMPENSARLE CONFORME AL DAÑO HECHO ¡PENSEMOS! La iglesia no es una nación. Las leyes nacionales para el pueblo de Dios ya no gobiernan nuestra vida de la misma manera. Al vivir en otras naciones, las leyes de la república en la cual vivimos nos rigen. De cualquier modo, las normas divinas todavía revelan la justicia de Dios. Pueden servir como una guía a través de la cual nosotros podemos aceptar nuestra responsabilidad personal en cuanto a los daños que pudiéramos ocasionarles a nuestros semejantes. Muchas veces, al dañar a otros, hacemos todo lo posible para no aceptar nuestra responsabilidad y, por supuesto, cualquier pérdida personal. Conforme a las normas que Dios reveló a Su pueblo Israel, ¿cómo debemos responder en estas situaciones? Señale los principios de la justicia divina que debemos aplicar en nuestras vidas en tales casos.

LAS REGLAS RESPECTO A LA RESTITUCIÓN DE LAS POSESIONES 22:1–15 Se establecieron normas para indemnizar a los afectados en casos de robo. Las compensaciones habrían de ser lo suficientemente elevadas como para desanimar a los posibles ladrones (22:1–4). Aquél que por negligencia llegara a dañar o perder lo que perteneciera a otra persona, debía reponerlo con su equivalente de entre lo mejor que se hallara a su disposición. (22:4–8). Respecto a los casos de fraude, los casos serían presentados ante los jueces; quien se hallara culpable de tomar lo ajeno, tendría que pagar el doble como compensación (22:9). En el caso de que algún animal encomendado al cuidado de otro sujeto sufriera daño, y el cuidador no pudiera hacer nada para prevenirlo, éste no sería responsable. Mas si la pérdida fuera por causa de su negligencia, el responsable tendría que reponer el precio del animal ante el dueño (22:10–13). En los casos de animales que hubiesen sido prestados, quienes los prestaron serían los responsables de lo que pudiera suceder, a no ser que el dueño estuviera presente al momento de ocurrir la pérdida. La única exceptión se daba en los casos de animales alquilados. La posibilidad de pérdida es un riesgo que se contempla al alquilar algo, de ahí que en tales casos los que recibían en alquiler tampoco se consideraban culpables en caso de daño (22:14–15). El propósito de todas estas reglas era el de establecer justicia entre las relaciones del pueblo de Dios. Quedaba bien claro que aquél que fuera responsable de causar daños en perjuicio de otros, debía compensar de una manera justa. 39

¡PENSEMOS! Revise de nuevo las leyes de compensación que habrían de aplicarse entre el pueblo de Israel en cuanto a la pérdida de posesiones. ¿Qué principios debe usted poner en práctica en base a estas normas? ¿Qué debemos hacer para establecer principios de justicia en nuestro trato para con el prójimo?

LAS REGLAS RESPECTO A LAS OBLIGACIONES SOCIALES Y MORALES 22:16–31 Dios estableció normas para regir la vida personal, moral y social de Su pueblo. Se nos presentan varios casos totalmente distintos. Sin embargo, todos manifiestan la voluntad de Dios para Su pueblo. En todas las áreas de la vida El quería que ellos fueran justos y santos, tanto en su relación con los hombres como en su relación con El. Las normas específicas se refieren, entre otros, a los siguientes casos: El engaño a las doncellas El sacrificio a otros dioses El engaño a los extranjeros La aflicción de las viudas y los huérfanos El préstamo del dinero Las injurias a los jueces La maldición a los príncipes El ofrecimiento de los primogénitos El consumo de carne inmunda

―ME SEREIS VARONES SANTOS‖ ¡PENSEMOS! Lea 22:16–31. Haga una lista de las normas específicas que Dios establece para Su pueblo. ¿En qué forma debemos manifestar estas normas en nuestra vida hoy? ¿Habrá algo que usted deba cambiar en su propia vida?

LAS REGLAS RESPECTO A LA JUSTICIA SOCIAL 23:1–9 Dios dio exhortaciones a los israelitas en cuanto a la justicia social que habría de manifestarse entre ellos. Las prácticas comunes del engaño y el fraude no deberían encontrarse entre el pueblo de Dios. Recibieron instrucciones específicas en lo tocante a los chismes, ya que con ellos se daña seriamente a otras personas.

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¡PENSEMOS! Las normas de Dios para Su pueblo afectan muchas áreas de la vida. Exigen la justicia y la santidad de Su pueblo. Al revisar las áreas específicas que se han estudiado en este pasaje debemos darnos cuenta de algunos aspectos de nuestra vida que necesiten atención. Defina una área de su propia vida que Dios quiera cambiar. Pídale su ayuda para empezar a cambiarla esta misma semana. ¿Qué paso podría dar desde hoy para lograrlo?

9 Un Pueblo Comprometido Exodo 23:10–24:18 Dios quería que Su pueblo fuera distinto de las demás naciones del mundo. Estaban llamados a ser distintos en su relación entre unos y otros. Su trato social debía ser justo para con sus semejantes. Además de distinguirse por sus relaciones sociales justas, el pueblo de Israel habría de ser diferente en su relación para con su Dios. Jehová no sería para ellos tan sólo otro dios que el mundo había creado a su manera. Jehová vino a ser su Dios único, el verdadero. Por lo tanto, El exigía un compromiso distinto de parte de Su pueblo. Después de presentar las normas para la vida social de los israelitas, Dios les dio normas específicas para su vida religiosa.

EL ESTABLECIMIENTO DE NORMAS RELIGIOSAS 23:10–19 Se presentan las reglas que deben gobernar las prácticas religiosas del pueblo. Aunque no se incluyen todos los detalles del calendario religioso completo, los días más significativos se definen justamente con las reglas que se deben observar en ellos.

Las Reglas Respecto al Sábado 23:10–13 Acerca de los días de la semana, seis días podrían ser aprovechados para trabajar en beneficio propio. El séptimo día le pertenecería a Dios. Tanto los hombres como los animales deberían descansar el sábado. De la misma manera, la tierra descansaría cada séptimo año. El fruto que se diera durante ese año serviría para satisfacer las necesidades de los pobres, no para comerciar u obtener ganancias.

―SEIS AÑOS SEMBRARAS TU TIERRA… EL SEPTIMO LA DEJARAS LIBRE‖ ―SEIS DIAS TRABAJARAS, Y AL SEPTIMO DIA REPOSARAS‖ Al apartar la séptima parte del tiempo para Dios, daban testimonio de que todo lo que poseían le pertenecía a Dios. Al pertenecer ellos mismos a Dios, debieron someterse a Sus exigencias; habrían de tener presente no rendirle culto a otros dioses.

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¡PENSEMOS! Así como el descanso de la tierra en el séptimo año no se observa por la iglesia hoy, debido a las diferentes condiciones de los sistemas nacionales; tampoco se observa el séptimo día como en aquellos tiempos. Es importante notar que los apóstoles comenzaran a hacer énfasis respecto a guardar el primer día de la semana, porque éste fue el día de la resurrección del Señor (Mt. 28:1; Jn. 20:19; Hch. 20:7; 1 Co. 16:2; Ap. 1:10). Sin embargo, hay varios principios importantes para nuestra vida hoy presentados en este pasaje. ¿De qué nos sirve apartar un día específico de la semana para Dios? ¿Qué nos enseña Dios en cuanto a Su voluntad para nosotros? ¿Habrá algún cambio en especial que Dios le pide a usted?

Las Reglas Respecto a Tres Fiestas Anuales 23:14–19 Además del Sábado, se instituyeron tres fiestas anuales. Todos los hombres del pueblo de Israel debían presentarse delante del Señor cada año para celebrar estas tres fiestas. Sirvieron para reconocer lo que Dios había hecho por ellos y para dar gracias a Dios por Su provisión, tanto pasada como futura. Las tres celebraciones anuales más importantes eran: La Fiesta de la Pascua y de los panes sin levadura 23:14–15 La Fiesta de Pentecostés o de los primeros frutos 23:16a La Fiesta de los tabernáculos o de las cosechas 23:16b

TRES VECES AL AÑO SE PRESENTARA TODO VARON DELANTE DE JEHOVA Después de la designación de las tres fiestas, fueron presentadas algunas de las reglas para la celebración de las mismas. Para ofrecer sacrificios agradables a Dios, habría que hacerlo conforme a Sus instrucciones (23:17–19).

¡PENSEMOS! Hoy en día, las celebraciones de los días especiales en las iglesias no son iguales. Sin embargo, hay algunos principios que estas fiestas nos enseñan acerca de Dios y lo que El quiere de Su pueblo, que no han cambiado. Revise las instrucciones religiosas para Israel en Exodo 23:14–19 y señale las lecciones que nosotros debemos aprender de estas normas. ¿Habrá algún cambio que usted deba hacer en su vida para conformarse a los principios que estas normas enseñan?

LA DIRECCION DEL ANGEL DEL SEÑOR 23:20–33 Dios prometió enviar a Su Angel delante de ellos para protegerles y guiarles. Si el pueblo escuchaba y se sometía a Dios, El les daría la victoria sobre sus enemigos. Si le obedecían, les concedería el dominio de la tierra. 42

Deberían reconocer sólo a Jehová como su Dios y no aceptar a ningún otro. Además, al entrar a la tierra prometida, no deberían hacer ninguna alianza, ni con sus habitantes ni con sus dioses. Tampoco les convendría imitar su estilo de vida. Tuvieron que adquirir un nuevo estilo de vida totalmente diferente. Habría que destruir toda evidencia de idolatría.

―NO HARAS ALIANZA CON ELLOS, NI CON SUS DIOSES‖ Si ellos servían fielmente a Jehová, El les bendeciría y les protegería de toda enfermedad. A su vez, sus enemigos tendrían temor de ellos. Poco a poco Dios les concedería el control de la tierra prometida hasta que llegaran a dominarla por completo. Como consecuencia tendrían que echar de allí a sus enemigos, ya que sus costumbres paganas les motivarían a pecar contra Dios.

LA CONFIRMACION DEL PACTO CON DIOS 24:1–18 La Promesa de Obediencia 24:1–4a Después de la presentación del resumen de las exigencias de Dios para con Su pueblo, se celebró un servicio formal de dedicación. De todos los presentes sólo Moisés podría acercarse al monte donde estaba Jehová. Todos los demás líderes del pueblo se presentaron con Moisés delante de Dios pero tuvieron que permanecer a una distancia prudente (24:1–2). Moisés les contó todas las palabras y las leyes de Jehová. El pueblo escuchó las advertencias y prometieron cumplir con todo lo que Dios les pidió. Entonces, Moisés lo escribió como un memorial para ellos (24:3–4a).

―HAREMOS TODAS LAS COSAS QUE JEHOVA HA DICHO, Y OBEDECEREMOS‖ La Lectura y Dedicación del Pacto 24:4b–11 En el servicio de dedicación se dio lectura a la ley en presencia de todo el pueblo. Ellos se comprometieron a obedecerla (24:7). Al final, el pueblo se dedicó a Dios con sangre. Esta sangre sirvió como la base del compromiso para cumplir con el pacto. Al no cumplirlo, se harían merecedores de la muerte.

Las Instrucciones para Moisés 24:12–18 Después del servicio de dedicación, Moisés y Josué subieron al monte de Sinaí para esperar la revelación de Dios al pueblo. Dios les dio allí tablas de piedra con la ley escrita en ellas para enseñarles lo que El quería de ellos. La gloria de Dios cubrió el monte durante seis días mientras ellos esperaban. En el séptimo día la gloria de Jehová se intensificó grandemente y Dios llamó a Moisés. Entonces, por cuarenta días, él estuvo con Jehová para recibir Su revelación al pueblo. No habría duda de la procedencia de esta ley. Dios había hablado.

LA GLORIA DE JEHOVA ERA COMO UN FUEGO ABRASADOR A LOS OJOS DE LOS HIJOS DE ISRAEL ¡PENSEMOS! La revelación de Dios hacia Su pueblo debe haber disipado cualquier duda en cuanto al origen de la ley o en cuanto a lo que El esperaba de Su pueblo. La gloria de Dios debe 43

haberles comunicado claramente que nadie podría jugar con Dios y la ley que El les había dado y salir ileso. La Palabra de Dios debe ser tomada en serio. ¿Qué enseñanzas debemos aprender de esta solemne ocasión en la historia de Israel? ¿Tendrá alguna relación con nuestra vida actual? ¿Qué nos quiere enseñar Dios en este pasaje?

10 El Camino a Dios Exodo 25–31 Mientras Moisés se encontraba en el monte, recibió la segunda revelación principal para la vida del pueblo de Israel. Después de tomar posesión de la tierra, Dios le reveló Su plan para acercarse al hombre. Esto es, a través de Su revelación en el tabernáculo. Este serviría como un medio para enseñarles cómo adorar y cómo acercarse a Jehová en la forma adecuada (25–40). Los capítulos anteriores nos mostraron la separación existente entre Dios y los hombres. En un principio solamente Moisés podía acercarse a la presencia de Dios. Pero ahora, Dios le revelaba Su plan, no sólo para acercarse al hombre, sino para habitar en medio de Su pueblo.

―HABITARE EN MEDIO DE ELLOS‖ El plan es una iniciativa divina; es una provisión de Dios hacia la humanidad Dios desea morar en medio de los Suyos. La presentación del plan parte desde la presencia Misma de Dios y continúa proyectándose desde El hacia el hombre. No se trata de un intento humano de acercarse a Dios, sino todo lo contrario. Sin embargo, a pesar de que Dios ha provisto un medio para acercarse a El, sólo podremos hacerlo conforme a las condiciones que El ha fijado.

¡PENSEMOS! El plan presentado para la adoración es muy diferente al concepto que tienen las religiones alrededor del mundo. Toda religión sostiene el concepto de que es el hombre quien busca a Dios. Nos dicen lo que nos es necesario hacer si queremos alcanzar a Dios. ¿Qué diferencia existe entre estas religiones y lo que Moisés presenta en Exodo? ¿Qué es lo que el evangelio nos indica?

LA REVELACION DEL PLAN 25:1–9 ¿Conoce usted a algún arquitecto? A un arquitecto le es imposible trabajar sin sus planos para la construcción de casas, edificios, o cualquier otro proyecto. Cuando alguien intenta construir su casa, primero piensa en cómo la quiere. Piensa en los planos de la casa. Es posible que siga algún modelo ya

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conocido, o puede preferir un nuevo modelo; lo importante es que cuente con los planos para poder comenzar la obra. En el caso del tabernáculo, Dios era el ―arquitecto único‖. Dio a Su pueblo las instrucciones de cómo construirlo conforme a Su diseño. Exodo aporta abundantes detalles acerca del diseño. Estos detalles nos enseñan mucho en cuanto a la verdadera adoración a Dios.

―CONFORME A TODO LO QUE YO TE MUESTRE…ASI LO HAREIS‖ ¿Cómo se podría llevar a cabo el plan? El pueblo debería traer ofrendas de aquello que los egipcios les habían dado. Cada quien ofrendaba de acuerdo a su voluntad. Todo lo que se ofrendó pertenecía a Dios porque El lo había provisto. Sin embargo, ellos se desprendieron de estas posesiones para que así hubiera un lugar en donde Dios habitara en medio de ellos. Además de los materiales que Dios les había provisto, El les daría el patrón que deberían seguir (25:1–9). Este proyecto no sería producto del ingenio del hombre; sería la revelación de Dios para la humanidad.

EL MOBILIARIO DEL TABERNACULO 25:10–40 Los planos para el tabernáculo comienzan con una descripción de su mobiliario. En primer lugar se presentan tres utensilios principales. En ellos se encuentran descritas las principales funciones del tabernáculo en sí.

El Arca del Testimonio 25:10–22 El arca del pacto, o del testimonio, era una caja que guardaba algunos objetos importantes en la historia del pueblo. Su contenido debería servir como recordatorio a Israel de la fidelidad de Dios hacia ellos y de la El arca del pacto, o del testimonio, era una caja que guardaba algunos objetos importantes en la historia del pueblo. Su contenido debería servir como recordatorio a Israel de la fidelidad de Dios hacia ellos y de la clase de vida que deseaba de Su pueblo. La tapa del arca era el propiciatorio donde Dios Mismo moraba. Este era el punto central del programa de Dios para acercarse al hombre y traer a la humanidad una comunión continua con El.

EL ARCA GUARDABA LOS RECUERDOS DE LA FIDELIDAD DE DIOS EL PROPICIATORIO ERA EL CENTRO DE COMUNION ENTRE DIOS Y SU PUEBLO La Mesa para el Pan de la Proposición 25:23–30 La mesa serviría para el pan que permanecía delante de la presencia de Jehová. El nombre de este pan podría traducirse como ―el pan de la presencia‖. Todo parece indicar que estaba diseñado para recordarles que vivirían continuamente en la presencia de Dios. La mesa daba testimonio de que Dios proveería todas sus necesidades diarias mientras vivieran en Su presencia.

EL PUEBLO VIVE EN LA PRESENCIA DE DIOS EL PROVEE TODAS SUS NECESIDADES El Candelero de Oro 25:31–40 45

El candelero les recordaría que deberían ser una luz para todos los hombres a su alrededor, los cuales vivían en la oscuridad. En la presencia de Dios, ellos serían transformados en luces para revelar a Dios ante los hombres.

ISRAEL: LLAMADO A SER LUZ EN LA PRESENCIA CONTINUA DE DIOS ¡PENSEMOS! Considere por un momento las implicaciones personales de cada uno de estos utensilios principales. Señale el propósito principal que tenían para el pueblo de Israel. ¿Qué nos enseña cada uno de estos objetos hoy en cuanto a la verdadera adoración a Dios? ¿Qué aspectos específicos de la adoración deben manifestarse en nuestra vida?

LOS DETALLES DEL TABERNACULO 26–31 Después de describir las tres piezas básicas del mobiliario que deberían incluirse en el tabernáculo. Dios les reveló la estructura del tabernáculo en sí. Les fueron presentados muchos detalles de lo que deberían tomar en cuenta. Dios mostraba Su interés hasta en los detalles aparentemente más insignificantes.

Las Cortinas 26 Las cortinas parecerían ser un obstáculo para la comunión con Dios, Quien permanecía en el tabernáculo. Sin embargo, en realidad era una provisión bondadosa de Dios. Hacían posible la revelación de Su gloria, a la vez que ofrecían protección para los hombres pecadores, que de otra manera hubieran sido consumidos por la santidad de esa revelación gloriosa.

LAS CORTINAS PROTEGIAN AL PUEBLO PECADOR DE SER CONSUMIDOS POR LA GLORIA DE DIOS El Altar de Bronce 27 En el atrio se construyó un altar donde el hombre pecador, redimido por sangre, podría ofrecer sacrificios al Dios que lo había redimido. Estos sacrificios permitieron la limpieza y el perdón, de tal forma que el hombre podría gozar de una comunión con Dios. El altar tuvo el mismo propósito para los creyentes del Antiguo Testamento que la promesa de 1 Juan 1:9 para nosotros en la actualidad.

¡PENSEMOS! ¿Para qué servían los sacrificios en este altar del Antiguo Testamento? ¿Qué verdades les enseñaron estos sacrificios a los creyentes del Antiguo Testamento? ¿Qué nos enseñan en cuanto a nuestra adoración hoy? ¿Hacen falta tales sacrificios en nuestros días? ¿Por qué?

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EL PUEBLO REDIMIDO ERA REDIMIDO CUANDO PECABA Y RESTAURADO A LA COMUNION POR MEDIO DE LOS SACRIFICIOS DE SANGRE La gente podría dirigirse al atrio del tabernáculo para presentar sus sacrificios. Además, deberían utilizar aceite de oliva en sus lámparas. Aarón y sus hijos tenían que usar ese aceite para mantener encendidas las lámparas en forma continua. De la misma manera, el pueblo debería mantener encendida la luz de su testimonio frente a las demás naciones que vivían en la oscuridad espiritual.

El Sacerdocio 28–29 Sus vestimentas 28 El sacerdocio requería de una vestimenta especial para el ejercicio de sus funciones en el tabernáculo. Esta ropa los distinguiría como siervos especiales apartados de entre el pueblo para servir a Dios (28:1–5). El sacerdote debería vestir un efod, que llevaba los nombres de las tribus de Israel en las hombreras, como un memorial delante del Señor (28:6–14). También usaría un pectoral con los nombres de los hijos de Israel, como un memorial adicional ante Dios. El pectoral contenía el Urim y el Tumim, por medio de los cuales Jehová les guiaría al tomar las decisiones importantes (28:15–30). Otros atavíos sacerdotales incluían: el manto, la mitra, la túnica, el cinto y la ropa interior (28:31– 42). Estos implementos tendrían que usarse cada vez que el sacerdote llevara a cabo su ministerio. (28:43). Su instalación 29 Dios le dio a Moisés instrucciones para la realización de un culto especial de consagración para Aarón y sus hijos, quienes ingresaban al servicio de Jehová. Este culto de consagración era una demostración de que Dios les había apartado para ese ministerio. Sin embargo, ellos necesitaban de la purificación y del poder de Dios para cumplir con su ministerio.

―LOS CONSAGRARAS Y SANTIFICARAS, PARA QUE SEAN MIS SACERDOTES‖ El culto concluyó con un recordatorio de la promesa de Dios de que moraría entre ellos. La comunión con Dios sería continua a partir de ese momento por medio de las ofrendas que presentarían ante Dios cada día.

El Mebiliario Adicional 30 Después de la descripción del culto de consagración para los sacerdotes, Jehová le reveló a Moisés el resto de los utensilios que habrían de ser incluidos, así como las provisiones básicas para el ministerio en el tabernáculo. El Altar del incienso 30:1–10 El altar del incienso debería colocarse junto a la cortina que estaba frente al lugar santisímo. Su humo y fragancia especial llenarían el lugar donde la gloria de Dios habría de estar presente. De esta manera los sacerdotes estarían protegidos de la gloria de Dios, que de otra manera les consumiría. La ofrenda del rescate 30:11–16 Habría que pagar los gastos del ministerio en el tabernáculo por medio de un tributo especial. Cada uno colaboró pagando medio siclo. Esta donación se hizo en reconocimiento del amor de Dios al haberles mantenido vivos y gozando de buena salud en el transcurso del año (30:11–16). 47

La fuente de bronce 30:17–21 Dios les dio, además, instrucciones para la construcción de una fuente de bronce. Esta fuente proveyó un medio para la purificación de los sacerdotes, para que no contaminaran nada al tocar los utensilios empleados en su ministerio. Cada aspecto de su ministerio tendría que ser precedido de esta purificación. El aceite e incienso especial 30:22–38 Un aceite especial para la unción tuvo que ser preparado para su uso en el tabernáculo y su mobiliario, así como para los sacerdotes que habrían de ministrar en él. Este aceite no debía ser imitado por ninguna otra persona, ni utilizado para otros fines (30:22–33). La misma regla controlaba la preparatión del incienso que se empleaba sobre el altar del incienso (30:34–38).

Los Artesanos 31 Para garantizar la calidad del trabajo en la construcción del tabernáculo, Dios apartó y equipó a Bezaleel y Aholiab (31:1–11). Ellos se encargarían del proyecto, así como de la supervisión de la obra de los demás artesanos participates. Aunque trabajaban para un proyecto tan importante aun para Dios Mismo, habría que observar el sábado. Todos deberían descansar y glorificar a Jehová (31:12–17). Esta era una señal de sumisión ante la autoridad de Dios. Cuando Dios terminó de darle estas instrucciones a Moisés, le dio las tablas del testimonio, escritas por Su Mismo dedo. Entonces Moisés regresó al pueblo (31:18). El cuadro presentado en el Exodo, por medio de la revelación en el tabernáculo respecto a la verdadera adoratión a Dios, es una ilustración de la adoración de Dios en el cielo por medio de Cristo (Hebreos 8:1–5). Aun en el Antiguo Testamento, cuando no se menciona específicamente la obra de Cristo, este acercamiento a Dios se basa en la obra de Su Hijo (Romanos 3:25–26). De manera que cada uno de los elementos del tabernáculo son figuras que representan algún aspecto de la obra redentora de Jesucristo, el único camino a la verdadera adoratión de Dios.

¡PENSEMOS! A lo largo de este estudio hemos visto muchos detalles en cuanto a la ad oración que Dios demandó de Su pueblo por medio del tabernáculo. Estas instrucciones les enseñó la manera de acercarse a Dios y adorarle ―en verded‖. Repase el estudio y señale los principios más importantes que usted haya aprendido acerca de cómo adorar a Dios en verdad. ¿Qué le ha indicado Dios quo debe cambiar en su propia vida?

11 El Camino Equivocado Exodo 32–34 La desobediencia a Dios en la vida de Sus hijos trae consigo la necesidad de disciplina. No permite que la vida espiritual progrese; al contrario, impide que alcance la madurez. 48

La historia de Israel ha sido escenario, incidente tras incidente, de una marcade desobediencia. Cuando más se espera que experimenten la bendición de Dios. vuelven a desobedecer, lo que les acarrea la disciplina divina. Sin embargo, antes de juzgar a la nación de Israel, reconozcamos que entre los cristianos de hoy tembién se observa una constante desobediencia con todas sus consecuencias. La ley mosaica subraya continuamente que la clave para gozar de la bendición de Dios es la obediencia. Entonces, ¿Por qué conformarse con menos? Si tan sólo tenemos qué confiar en Dios y obedecerle. El Exodo nos indica que el momento cuando Israel debería haber alcanzado la cumbre espiritual, volvieron a fracasar. Mientras Moisés se encontraba en el monte recibiendo la ley de Dios, los israelitas desobedecieron Sus indicaciones, causando de esta manera una demora en el programa divine que El había preparado para ellos.

LA DEMORA 32 La Desobediencia 32:1–6 Al finalizar los cuarenta días en que Moisés permaneció en el monte de Sinaí, el pueblo de Israel se impacientó. En lugar de esperarle, decidieron hacer sus propios dioses. Aunque Dios les habiá dicho que no hicieran imágenes para representarle, los israelitas construyeron un becerro de oro. Al igual que los demás pueblos paganos, Israel quería un dios visible. Imitaron el patrón que era reconocido por todo el mundo, pero desobedecieron a Dios. Le atribuyeron a esta imagen el milagro del éxodo, le agradecían el haberles sacado de Egipto. Aun se atrevieron a llamarle Jehová, a pesar de adorarle a su manera.

ISRAEL HIZO UN BECERRO DE ORO LO LLAMARON ―JEHOVA‖ La Intercesión 32:7–14 Estando Moisés aun en la montaña, Dios le informó lo que Su pueblo había hecho. Amenazó con destruirlos a causa de esta manifiesta desobediencia (32:7–10). Le ofreció entonces a Moisés comenzar un nuevo pueblo y hacer una natión de sus descendientes. Moisés rechazó esta propuesta e inmediatamente intercedió por el pueblo de Israel (32:11–14). Uno de los argumentos utilizados por Moisés al interceder delante de Dios es que los egipcios podrían malinterpretar el programa divino. Le recordó Su promesa de ser fiel a Israel. En base a esta intervención de Moisés, Dios volvió a restablecer la comunión con Su pueblo.

¡PENSEMOS! Si Dios le hubiera hecho a usted esa oferta, ¿cómo habría respondido? ¿Habría aceptado la oferta? ¿Qué habría de malo en aceptarla? ¿Le habría beneficiado la obra de Dios? ¿Qué enseñanzas debemos aprender nosotros de este diálogo entre Moisés y Dios? ¿Cuáles características de la persona de Moisés deberíamos imitar?

El Juicio Decretado 32:15–35 Aunque Dios estuvo dispuesto a perdonar a Israel y a cumplir con los pactos que había hecho con ellos, tuvo que castigar primero a los que habían sido desobedientes. Moisés regresó de la montaña y contempló con tristeza aquella escena. Conforme se fue dando cuenta de lo que había ocurrido, Moisés se molestó a la vez que se llenaba de tristeza. Arrojó las tablas de la ley, rompiéndolas en el mismo acto. Es posible que esta acción de Moisés hubiera sido con el propósito de proteger al pueblo, ya que la ley escrita en las tablas podría haber 49

servido como la base de la condenación de su conducta. Moisés destruyó además el becerro que habían hecho (32:15–20). Cuando Moisés le pidió una explicación a Aarón de los acontecimientos y en cuanto a su participación en el pecado del pueblo, éste intentó disculparse. En primer lugar, culpó al pueblo de haberle obligado a hacerlo. En segundo lugar, trató de negar su participación en la hechura del becerro. Dijo que no había sido sino un observador a quien le entregaron oro, mismo que puso a fundir; si de ello había resultado un ídolo, había sido por cuenta propia (32:21–24; compare 32:4).

AARON CULPA AL PUEBLO CULPA AL BECERRO ―JEHOVA‖ NO RECONOCE SU PROPIO PECADO ¡PENSEMOS! Parece ser que Aarón tenía la idea de que Jehová aprobaría el acto si la imágen que saliera del fuego llevaba Su nombre. El problema consistía en que el ―milagro‖ contradecía la revelación directa de las normas divinas. Muchas personas hoy en día creen en revelaciones que se apoyan por visiones o milagros espectaculares. Podemos estar seguros de que cualquier revelación de esta índole que no se conforma a la revelación bíblica, no es de Dios. ¿Cuál deberá ser nuestra respuesta frente a tales ―revelaciones‖? Considere Deuteronomio 13:1–5 a la luz de esta discusión. ¿Cómo se aplica a nuestra vida hoy esta enseñanza? Moisés volvió su atención nuevamente al pueblo de Israel. Al observar su conducta desenfrenada, reunió a todos los fieles de Jehová para eliminar a quienes participaban en la fiesta dedicada al ídolo (32:25–29). Su mayor inquietud era el testimonio que se estaba dando ante las naciones paganas que les rodeaban. Moisés envió a los levitas a recorrer el campamento y dar muerte a quienes adoraban al becerro de oro. De esta manera murieron como tres mil israelitas a causa de su desobediencia. Al día siguiente, Moisés intercedió delante de Jehová en favor del pueblo (32:30–35). Estaba dispuesto a ser borrado del libro de Dios con tal de ayudar a Su pueblo. No obstante, esta reacción era todo lo contrario de lo que Dios le había ofrecido en un principio. Jehová prometió dar muerte a los culpables, pero preservar Su nación. Así que vino una plaga que invadió a los israelitas como castigo por su idolatría.

¡PENSEMOS! Frente a una situación semejante, ¿cómo habríamos respondido nosotros? ¿Habríamos intercedido por un pueblo tan rebelde e incrédulo? ¿Qué debemos aprender de la actitud de Moisés para con el pueblo de Israel?

LA RESTAURACION 33 La Amenaza de Separación 33:1–6

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Dios comenzó de nuevo Su plan de llevar a los israelitas a la tierra que les había prometido. Les indicó que se volvieran a poner en marcha. En adelante, sería Su Angel el que iría delante de ellos para darles la tierra. Jehová ya no iría en medio de ellos debido a la rebeldía que habían mostrado. En caso de acompañarles, habría tenido que destruirles por su pecado. Esta noticia causó gran pena y duelo entre los israelitas.

―YO NO SUBIRE EN MEDIO DE TI PORQUE ERES PUEBLO DE DURA CERVIZ‖ La Promesa de Su Presencia 33:7–17 En estas circunstancias, poco tiempo después de la noticia, Moisés volvió a dirigirse a Dios en la forma acostumbrada (33:7–11). En esta ocasión Moisés expresó su preocupación ante Jehová (33:12– 16). Comenzó por decirle que le incomodaba la idea de que este nuevo enviado fuera en medio de ellos. La relación de Su pueblo hasta entonces había sido directamente con Jehová Mismo y Moisés deseaba que este tipo de relación continuara. El apeló entonces en base a una relación personal con Dios y en base a una relación especial de El hacia Su pueblo. La perspectiva de que fuera la presencia de Jehová la que iría con el pueblo de Israel, motivó una declaración concluyente y dramática: él tampoco iría, a menos de que Jehová fuera en medio de ellos. El era un siervo de Dios y ellos Su pueblo. Lo único que les distinguía de las demás naciones era precísamente su relación con Jehová y Su presencia entre ellos. Finalmente, Dios respondió a esta apelación con la promesa de que iría en medio de ellos, aunque sólo por causa de Moisés (33:17).

SI TU PRESENCIA NO VA CONMIGO, ¡NO VOY! La Revelación Especial a Moisés 33:18–23 Moisés hizo una petición más a Dios. Aunque había hablado ―cara a cara‖ con El, en verdad nunca le había visto en toda la plenitud de Su gloria. Quería conocerle completamente. El Señor le advirtió que una revelación completa de Su gloria le consumiría. Sin embargo, accedió parcialmente a la petición; le concedería una revelación limitada. La mano de Dios protegería a Moisés y le revelaría Su gloria; pero no le concedería una revelación total.

¡PENSEMOS! Es notorio que el hombre que mejor había conocido a Dios por haber sostenido una relación ―cara a cara‖ haya tenido este deseo profundo de conocerle mejor. Este deseo ha sido característico de todo varón de Dios a lo largo de la historia. David describió su sed de conocerle mejor (Salmo 42:1–2) como la sed del siervo que anhela acercarse al río para beber. Pablo también expresó este deseo (Filipenses 3:7–10). ¿Qué nos enseña el ejemplo de estos grandes varones de Dios? ¿Qué debemos anhelar nosotros? ¿Qué pasos específicos podría dar para gozar de esta comunión hoy?

LA SED DE CONOCER MEJOR A DIOS ES LA SEÑAL DISTINTIVA DEL VARON DE DIOS

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LA CONFIRMACION DEL PACTO 34 Una vez resuelto el problema de la desobediencia de Israel y de haber recibido la promesa de Dios de acompañarles nuevamente en su marcha, Dios confirmó Su pacto. Moisés preparó nuevas tablas de piedra en las cuales se escribió la ley de Dios. Moisés quedó impresionado ante la misericordia y la fidelidad de Dios, al ver de nuevo la manifestación de la presencia de Jehová y la restauración de Sus promesas y leyes para Su pueblo. Moisés permaneció otros cuarenta días en la cumbre del monte de Sinaí mientras se escribía la ley y quedaban plasmadas las palabras del pacto (34:1–28). Cuando Moisés descendió del monte, su rostro tenía un resplandor. Quienes lo vieron se atemorizaron. Después de comunicar las instrucciones de Dios al pueblo, Moisés se cubrió la cara con un velo. El apóstol Pablo indica que el propósito del velo era para que no se percataran de que el reflejo de la gloria de Dios se iba desvaneciendo a medida que Moisés caminaba entre ellos. La revelación de la gloria de Dios reflejada en el rostro de Moisés, resultado de su comunión con Dios, impresionó a los israelitas.

¡PENSEMOS! Este pasaje nos muestra la severidad de las consecuencias de la rebelión en contra de las disposiciones de Dios. Para proteger a todo el pueblo de la destrucción, Moisés intervino y Dios sólo juzgó a quienes estaban directamente involucrados. No se puede jugar con el Dios que creó el universo y salir ileso. A pesar de todo, la misericordia de Dios se manifestó hacia Su pueblo mediante la restauración de Su comunión con ellos. De cualquier manera Dios les perdonó su pecado y volvió a confirmar Su promesa. Volvió a darles Sus normas divinas para que pudieran tener acceso a Su bendición. ¿Qué enseñanzas podemos desprender de la experiencia de Israel en esta ocasión? ¿Cuál es el impacto que ca usa en su propia vuda? ¿Cuál deberá ser ahora su actitud hacia los mandatao de Dios?

12 ¡Manos a la Obra! Exodo 35–40 Grandes artistas de la historia, tales como Miguel Angel, Leonardo da Vinci, o Picasso, después de haber trabajado largas horas en sus obras y haber puesto en ellas todo su esfuerzo, empeño y capacidad, sintieron una gran satisfacción al ver concluido su trabajo. Quizás su mayor satisfacción fue observar la reacción positiva del público hacia su esfuerzo. Los elogios que cosechaban por su trabajo les animaba a continuar en la creación artística. El pueblo de Israel recibió una tarea de parte de Dios, la de terminar el tabernáculo para que Su gloria viniera a morar en medio de ellos. El pueblo tenía que poner todo su empeño a fin de llevar a cabo

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el proyecto. Además, Dios había capacitado a las personas que iban a trabajar en la construcción del mismo. Al terminar la tarea asignada hubo gran gozo por la labor que habían realizado.

LAS CONTRIBUCIONES VOLUNTARIAS 35:1–36:7 Después de que el pueblo vio la misericordia y el perdón de Dios revelados desde la confirmación del pacto, llegó el momento de iniciar la construcción del tabernáculo. Les recordó una vez más, que aun en el caso de este importante proyecto, sólo se les permitiría trabajar durante los seis días de la semana indicados. El sábado era un día de reposo dedicado a Jehová (35:1–3). Los materiales para el tabernáculo se reunieron a base de ofrendas voluntarias. También los artesanos que lo construían trabajaban voluntariamente. El Señor impulsó al pueblo para que todos contribuyeran generosamente. Respondieron con gran entusiasmo, de tal manera que llegado el punto fue necesario decirles que ya no trajeran más porque ya había más que suficiente para la realización del proyecto (35:4–36:7).

* * *

EL PUEBLO TRAJO MUCHO MAS DE LO NECESARIO SE LES INDICO QUE YA HABIA SUFICIENTE HABIA MATERIAL SUFICIENTE Y HASTA SOBRO ¡PENSEMOS!

Al concedérseles la oportunidad de presentar las ofrendas a Dios, se les dijo que ―todo generoso de corazón‖ traería a Jehová los materiales necesarios para la construcción. Esta ofrenda generosa fue dada en el desierto, después de la salida de Egipto. Antes del éxodo no habrían tenido tanta abundancia de bienes en sus casas. Esta gente ofrendó en forma generosa porque reconoció su deuda para con Dios. ¿Cuánto daríamos nosotros frente a una situación semejante hoy? ¿Tenemos nosotros una deuda mayor o menor que la de ellos? ¿Cuánto le debemos a Dios? ¿Estaríamos dispuestos a presentar una ofrenda tan generosa como la de ellos para la obra de Dios? ¿Por qué? ¿Merece usted el título de generoso de corazón?

LA CONSTRUCCION DEL TABERNACULO 36:8–39:31 Al completar las ofrendas, el pueblo comenzó a construir el tabernáculo. Primero hicieron las cortinas y la estructura (36:8–38). Después se dedicaron a la construcción del mobiliario (37:1–38:8). Como paso siguiente se hizo el atrio para el tabernáculo (38:9–20). El autor presenta un resumen de las grandes cantidades de metales preciosos que se utilizaron en la construcción (38:21–31). Por último, confeccionaron las vestiduras para el ministerio de los sacerdotes (39:1–31). Todo fue hecho conforme a lo que Dios habia mandado a Moisés.

TODO SE HIZO COMO JEHOVA LO MANDO

LA FINALIZACION DE LA OBRA 39:32–40:33 Al completar el proyecto, se trajeron todas las piezas a Moisés para su inspección (39:32–43). El trabajo hecho agradó a Moisés porque se había realizado precisamente conforme a lo que el Señor había mandado (39:42–43).

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Después de inspeccionar las piezas, Moisés dirigió al pueblo en la colocación de las mismas (40:1– 33). De nuevo, Moisés observó que todo había sido hecho exactamente como Dios les había mandado.

¡PENSEMOS! El valor del tabernáculo dependía del cumplimiento exacto de los requisitos que Dios había establecido. No importa quién lo construyera o quién oficiara los ritos establecidos, Dios exigió que siguieran Sus indicaciones al pie de la letra. Un edificio, un sacerdocio y una serie de ritos religiosos no son suficientes para asegurar la comunión con Dios. Dios requiere que Su pueblo confíe en El y que obedezca Sus mandamientos. Por eso, se puso tanto énfasis en que todo se hiciera como Jehová mandó. También hoy en día, para acercarse a Dios y gozar de Su comunión, tenemos que presentarnos delante de El en la forma que El nos ha enseñado. ¿Cuáles son las bases para entablar esta comunión con Dios hoy? ¿Cómo podemos acercarnos a El? ¿Habrá algún impedimento para que usted se acerque a Dios para gozar de la comunión con El? ¿Qué debe usted hacer ahora para asegurar una continua comunión con El?

LA INAUGURACION DEL TABERNACULO 40:34–38 Al terminar la obra, la gloria de Dios llenó el tabernáculo, Este momento fue el gran clímax de todo el proceso de construcción. Hasta ese momento sólo había sido otro proyecto de construcción, pero ahora se tornaba en algo completamente distinto. Antes de que la gloria de Dios lo llenara, a los artesanos y obreros se les había permitido moverse libremente en el tabernáculo. Cuando la gloria de Dios lo llenó, ni siquiera Moisés podría entrar. A partir de ese momento, este tabernáculo se convertiría en un lugar único, diferente de cualquier otro sobre la faz de la tierra. Este era el lugar donde Dios moraría en medio de Su pueblo. El tabernáculo fue lleno de la gloria de Jehová Mismo, una revelación infinitamente brillante de la grandeza de Dios. Solamente las capas de las cortinas protegerían al hombre pecador de ser consumido por la revelación de la gloria de Dios.

LA GLORIA DE JEHOVA LLENO EL TABERNACULO ESTABA A LA VISTA DE TODO ISRAEL El Exodo revela una parte emocionante del plan de Dios. Se cumple la promesa que había hecho a Abraham y a sus descendientes de que haría de ellos una gran nación. Dios libró a Su pueblo de la esclavitud en Egipto y les constituyó en una gran nación. Les redimió por medio de la sangre de un cordero e hizo de ellos Su propio pueblo (1–13). Después de haberles redimido, no les abandonó a la deriva. Les guió hacia la tierra prometida y en el transcurso del camino les enseñó Su voluntad para con ellos (13–18). Estableció con ellos un pacto que gobernaría sus relaciones con El, y entre ellos mismos. Les enseñó a seguir sus mandamientos y a confiar en El (19–24). Les proveyó de todo aquello que les hizo falta en cuanto a sus necesidades físicas. Les enseñó cómo comportarse en medio de un mundo pagano. Finalmente, les reveló el camino para poder gozar de la comunión con El Mismo y para adorarle en espíritu y en verdad (25–40). 54

El libro del Exodo fue escrito para recordarles del lugar del cual Dios les había librado. Debían así darse cuenta de lo cuantioso de su deuda con El. Tuvieron que reconocer su necesidad de depender de Dios día tras día. Además debieron someterse a la autoridad de Dios sobre ellos; confiar en El, servirle y obedecerle en todo. El libro concluye con una nota triunfal. Dios mora en medio de ellos, Su pueblo. Se revela a ellos diariamente. El pueblo de Dios se encuentra preparado para entrar en la tierra que les ha prometido. Tomar posesión de la tierra prometida y gozar de la comunión con su Dios en la tierra que les ha dado es ahora la meta del pueblo de Israel.

¡PENSEMOS! Haga una comparación entre al inicio del libro y el final. Señale las diferencias en una hoja con dos columnas para facilitar la comparación. ¿Qué lecciones podemos aprender de la culminación del libro? ¿Qué nos enseña en cuanto a los planes de Dios para con Su pueblo? ¿Serán los mismos hoy? ¿Qué habrá cambiado? Antes de terminar su estudio de este libro tan importante, tome un momento para repasar el libro entero, con la ayuda del diagrama al principio del comentario. Escriba dos o tres áreas que Dios haya tocado en su propia vida por medio de este estudio. ¿Qué cambios quiere Dios lograr en su vida además de lo que ha aprendido en Exodo? ¿Qué otros pasos debe dar aún para gozar de toda la bendición que Dios quiere darle?

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