Exegesis 1 Juan

Pasaje a Estudiar: 1 Juan 2:1-6 Revisión Reina Valera 1960 2 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y

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Pasaje a Estudiar: 1 Juan 2:1-6 Revisión Reina Valera 1960 2 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. 2 Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo. 3 Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. 4 El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; 5 pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. 6 El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo. Pasajes Paralelos (Diferentes Versiones) Nueva Versión Internacional. 2 Mis queridos hijos, les escribo estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos ante el Padre a un *intercesor, a *Jesucristo, el Justo. 2 Él es el sacrificio por el perdón de[a] nuestros pecados, y no sólo por los nuestros sino por los de todo el mundo. 3

¿Cómo sabemos si hemos llegado a conocer a Dios? Si obedecemos sus mandamientos. 4 El que afirma: «Lo conozco», pero no obedece sus mandamientos, es un mentiroso y no tiene la verdad. 5 En cambio, el amor de Dios se manifiesta plenamente[b] en la vida del que obedece su palabra. De este modo sabemos que estamos unidos a él: 6 el que afirma que permanece en él, debe vivir como él vivió.

La Palabra (Hispanoamericana) Hijos míos, les escribo esto para que no pequen. Ahora bien, si alguno peca, tenemos un intercesor ante el Padre: Jesucristo, el justo. 2 Porque Jesucristo murió para que nuestros pecados sean perdonados; y no sólo los nuestros, sino también los del mundo entero. 3 Estamos ciertos de que conocemos a Dios si cumplimos sus mandamientos. 4 Quien dice: “Yo lo conozco”, pero no cumple sus mandamientos, es un mentiroso y está lejos de la verdad. 5 El amor de Dios alcanza su verdadera perfección en aquel que cumple su palabra; así precisamente conocemos que vivimos unidos a Dios, 6 pues quien se precia de vivir unido a él, debe comportarse como se comportó Jesucristo.

Traducción al Lenguaje Actual. 2 Yo los quiero a ustedes como a hijos. Por eso les escribo esta carta, para que no pequen. Pero si alguno peca, Jesucristo es justo y nos defiende ante Dios el Padre. 2 Dios perdona nuestros pecados, y los de todo el mundo, porque Cristo se ofreció voluntariamente para morir por nosotros. 3

Nosotros sabemos que conocemos a Dios porque obedecemos sus mandamientos. 4 Si alguien dice: «Yo soy amigo de Dios», y no lo obedece, es un mentiroso y no dice la verdad. 5 En cambio, el que obedece lo que Dios ordena, de veras sabe amar como Dios ama, y puede estar seguro de que es amigo de Dios. 6

El que dice que es amigo de Dios debe vivir como vivió Jesús.

Autor Merrill Tenney observa: "Si los criterios de vocabulario y el estilo son siempre suficientes para dictar sentencia sobre la autoría, estas tres cartas deben ser atribuida a un autor que es también el autor del Cuarto Evangelio, los cuatro de estos escritos fueron producidos probablemente alrededor. De el mismo tiempo y en el mismo lugar. "Aunque ninguna de estas tres cartas fueron atribuidas a Juan de hecho llevan su nombre, las similitudes en todos los escritos y una fuerte tradición de iglesia primitiva identifica al autor como el apóstol Juan, "a quien Jesús amaba". La evidencia más fuerte es que el apóstol Juan como el autor de las tres cartas, el Evangelio de Juan y el Apocalipsis. Él era el hijo de Zebedeo. Algunos expertos abogan por otro Juan (el anciano o presbítero). Cada pieza de la evidencia apunta a Juan el anciano es la misma persona que Juan el apóstol y autor de esta carta.1 Estas cartas son anónimas. Hemos asumido que Juan es el autor de estas cartas. El argumento de autoría está relacionado con el autoría del Evangelio de Juan y Apocalipsis. Evidencia interna El autor dice que ha tenido contacto personal con Jesucristo como testigo (1.1-4, 4.14). El autor de esta carta usa un tono autoritativo que un apóstol usaría. No vacila en llamar a otros mentirosos, engañadores y anticristos. Provee pruebas que dividen la humanidad de dos categorías. El autor exhorta en 2.15, 2.24, 2.28, 4.1, 5.21; el autor hace declaraciones teológicas en 2.6, 3.14, 4.12; el autor denuncia a otros en 2.18, 2.22, 3.10; identifica 1

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errores en 1.6, 1.8, 2.4, 2.22. (NIV Study Bible). Carson, Moo y Morris da la siguiente lista de textos de autoridad: 2.1-2, 2.8, 2.15, 2.17, 2.23, 2.28, 3.6, 3.9, 4.1, 4.8, 4.16, 5.21 (449). Ellos llaman atención que el autor demuestra esta autoridad en 2 y 3 Juan también, o sea sobre varias congregaciones. Solo un apóstol hubiera tenido autoridad sobre varias congregaciones, porque los ancianos tenían autoridad sobre congregaciones individuales. Aunque la gran mayoría de las instancias de la primera persona plural (“nosotros”) distinguen el autor y sus lectores de las personas del mundo, hay ciertas instancias, especialmente 1.1, 1.3, 4.14, 5.6-7, donde el uso de “nosotros” y “ustedes” es para distinguir el autor y otros testigos de Jesucristo (“nosotros”) de los destinatarios (“ustedes”). Esto, con el tono de autoridad mencionado arriba, sugieren una distinción entre apóstoles y los destinatarios. Evidencia externa El primer autor que cita 1 Juan y se refiere específicamente a Juan como el autor es Papias, a mediados del segundo siglo, citado en Eusebio. Clemente de Alejandría se refiere a la “epístola mayor” del apóstol Juan. Ireneo menciona las cartas de 2 y 3 Juan. Orígenes (murió 253 d.c.) es el primero en mencionar todas las tres epístolas. Nadie en la iglesia antigua atribuyó las cartas de Juan a otro autor.

Lugar de la Escritura. Probablemente de Éfeso, porque hay una fuerte tradición de que Juan pasó su vejez en Éfeso. Él había sido exiliado, no muy lejos de la isla de Patmos (Apocalipsis 1:9).2 Fecha de Escritura. Los que asignan una fecha entre el 110 y el 165 para el Evangelio y suponen que Juan no fue el autor se encuentran ante un dilema. Si el Evangelio fue tan tardío, no escrito por Juan sino atribuido al mismo. ¿Por qué los centenares de cristianos vivos que habían conocido a Juan durante sus últimos años no protestaron el fraude? O por lo menos, ¿por qué no mencionó alguien que no era de Juan mismo? Si no fue publicado hasta después del 140 y antes del 165, ¿cómo pudo haber llegado a ser del todo aceptado ya para el 170, como de hecho lo fue? El hecho de que el fragmento Rylands de Juan hallado en Egipto sea del 140 o antes exige que la fecha de composición del libro deba colocarse hacia finales del siglo o antes. En el Evangelio aparece con evidencia que el autor recuerda (Jn. 7:39; 21:19), lo cual significa que como Juan fue el autor, el Evangelio debe haber sido publicado entre el 85 y el 90 (aun cuando la composición misma quizá fue anterior). Sin 2

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duda vio la luz debido a la insistencia de los ancianos de la iglesia de Asia Menor, quienes deseaban que lo que Juan les había enseñado por palabra fuera puesto por escrito antes de morir. Como el mensaje de 1ª Juan parece presuponer conocimiento del contenido del Evangelio, y dado que no se menciona la persecución de Domiciano en el 95, La Primera Carta probablemente fue escrita hacia el 90. La Segunda y Tercera Cartas también se pueden fechar hacia el mismo tiempo que la Primera, o sea, hacia el 90.3

Destinatarios Hay algunos problemas alucinantes en relación con los destinatarios de la carta. La carta misma no nos da ninguna clave en cuanto a dónde iba dirigida. La tradición la relaciona con Asia Menor, y especialmente con Éfeso, donde según la tradición Juan vivió muchos años. Pero hay algunos otros hechos curiosos que hay que explicar de alguna manera. Casiodoro dice que la Primera de Juan se titulaba Ad Parthos, A los Partos; y Agustín tiene una serie de diez tratados sobre la Epístola de Juan ad Parthos. Un manuscrito de Ginebra complica la cosa todavía más titulando la carta Ad Sparthos. No existe que se sepa la palabra Sparthós. Hay dos posibles^explicaciones de este título improbable. (i) Es remotamente posible que quiera decir Ad Sparsos, que querría decir A los cristianos diseminados; y (ii), en griego Ad Parthos sería Pros Parthus. Ahora bien, en los primeros manuscritos no había ningún espacio entre las palabras, y estaba todo escrito en letras mayúsculas; así que el título podría haber sido PROSPARTHUS. Un amanuense que estuviera escribiendo al dictado podría muy fácilmente ponerlo como PROSSPARTHUS, especialmente si no sabía lo que quería decir el título. Ad Sparthos se puede eliminar como una mera errata. Pero, ¿de dónde salió eso de A los partos? Hay una posible explicación. Segunda de Juan nos dice adónde iba destinada: se le escribió a La señora elegida y sus hijos (2 Juan 1). Veamos el final de Primera de Pedro. La Reina-Valera dice: < La iglesia que está en Babilonia, elegida juntamente con vosotros, y Marcos mi hijo, os saludan» (1 Pedro 5:13). La palabra iglesia se ponía en cursiva en las revisiones anteriores a 1960 para indicar que no está en el original. Alguna otra traducción pone < La que está en Babilonia, que es igualmente elegida, os envía saludos.» Por lo que se refiere al original sería perfectamente posible y hasta natural el tomar esto como una referencia, no a una iglesia, sino a una señora. Eso precisamente fue lo que hicieron algunos de los investigadores de la Iglesia Primitiva. Ahora aparece la señora elegida otra vez en Segunda de Juan. Era fácil identificar las dos señoras elegidas y suponer que Segunda de Juan también se escribió a Babilonia. El gentilicio natural de los habitantes de Babilonia era el de partos, y aquí. tenemos la explicación del curioso título. El proceso llegó más lejos. La señora elegida es en griego hé eklekté. Ya hemos visto que los primeros manuscritos estaban escritos en letras mayúsculas; y sería posible tomar EKLEKTÉ, no como un adjetivo que significa elegida, sino como nombre propio, Eklekta. Esto sería, de hecho, lo que habría hecho Clemente de Alejandría; porque tenemos

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Everett F. Harrison, Comentario Bíblico Moody, Portavoz, Grand Rapids, Michigan, 1962, Pag. 509

información de que él decía que las cartas joaninas ibas dirigidas a una cierta señora de Babilonia llamada Eklekta y a sus hijos. Bien puede ser entonces que el título Ad Parthos surgiera de una serie de malentendidos. La elegida de Primera de Pedro es seguramente la iglesia, como traduce correctamente la Reina-Valera. Moffatt tradujo: < Tu iglesia hermana en Babilonia, elegida como vosotros, os saluda.» Además, es casi seguro que en cualquier caso Babilonia era el nombre que se daba a Roma, que los primeros cristianos identificaban con Babilonia, la gran ramera, borracha de la sangre de los santos (Cp. Apocalipsis 17:5). El título Ad Parthos tiene una historia muy interesante, pero está claro que surgió de un malentendido. Hay otra complicación adicional. Clemente de Alejandría se refería a las cartas de Juan como < escritas a vírgenes.» Eso es extraño, porque no hay nada en ellas que lo sugiera. Ahora bien, ¿de dónde salió esa idea? El griego sería Pros Parthenus, que se parece mucho a Pros Parthus; y resulta que a Juan se le llamaba frecuentemente Ho Parthenos, el virgen, porque no se casó nunca y por la pureza de su vida. Este nuevo título debe de haber salido de una confusión entre Ad Parthos y Ho Parthenos. Este es un caso en el que podemos considerar que la tradición es correcta, y que todas las teorías ingeniosas están equivocadas. Podemos considerar que estas cartas se escribieron en Éfeso, e iban dirigidas a las iglesias próximas de Asia Menor. Cuando Juan las escribió, sería al distrito en el que se reconocía su autoridad, que eran Éfeso y el territorio circundante. Nunca se le menciona en relación con Babilonia.4 Bosquejo I. Introducción: el propósito de la epístola 1:1-4 II. Vivir en la luz 1:5—2:29 A. Dios como luz 1:5-7 B. Condiciones para vivir en la luz 1:8—2:29 1. Renunciar al pecado 1:8—2:2 2. Obedecer a Dios 2:3-11 3. Rechazar la mundanalidad 2:12-17 4. Guardar la fe 2:18-29 III. Vivir como hijos de Dios 3:1—5:13 A. Dios como el Padre 3:1-3 B. Condiciones para vivir como los hijos de Dios 3:4—5:13 1. Reafirmación de la renuncia al pecado 3:4-9 2. Reafirmación de la obediencia a Dios 3:10-24 3. Reafirmación del rechazo a la mundanalidad 4:1-6 4. Practicando el amor 4:7—5:4 5. Reafirmación de guardar la fe 5:5-13 IV. Conclusión: la confianza cristiana 5:14-21 A. La confianza en acción: la oración 5:14-17 B. La certidumbre del conocimiento: la seguridad 5:18-20 4

William Barclay, Comentario al Nuevo testament por William Barclay, Clie, Escocia, 1970, Pag. 1038-1039

C. Una advertencia final: la idolatría 5:21 Otro bosquejo que capta el modelo cíclico del pensamiento (la intención) de Juan es el Siguiente. I. Prólogo 1:1-4 II. Primer ciclo 1:5—2:28 A. La justicia 1:5—2:6 B. El amor 2:7-17 C. La confianza 2:18-28 III. Segundo ciclo 2:29—4:6 A. La justicia 2:29—3:10a B. El amor 3:10b-24a C. La confianza 3:24b—4:6 IV. Tercer ciclo 4:7—5:12 A. El amor 4:7-21 B. La justicia 5:1-5 C. La confianza 5:6-21 Los eruditos han luchado por determinar la estructura de esta epístola y han sugerido muchos bosquejos diversos de este libro.5 Propósito del Autor Surge claramente de la epístola que sus destinatarios sufrían la influencia de falsas enseñanzas que negaban la encarnación. Este error era ciertamente sostenido por gente que había estado en la iglesia y que ahora se había separado, porque Juan dice de ellos que “salieron de entre nosotros” ( 1 Juan 2:19, cf. 4:1). En el segundo siglo vio la luz una doctrina filosófica y religiosa llamada gnosticismo, que se alimentó de ideas cristianas y paganas. Pusieron su énfasis en el conocimiento (gr. gnosis), e imaginaron una forma de salvación conocida únicamente por los iniciados. Consistió, esencialmente, en la liberación del hombre de la prisión material de su cuerpo y su elevación hacia Dios. Se discute aun cuán temprano apareció el gnosticismo. Es probable que se instalara mucho tiempo después de haberse escrito esta epístola, pero no nació por generación espontánea. Muchas de las enseñanzas que luego tomaron cuerpo en un sistema gnóstico plenamente desarrollado estaban en circulación en el primer siglo. Juan se opone a esa doctrina, un sistema que incluye la idea de que la materia es inherentemente maligna. Puesto que Dios es bueno, decían, nada tiene que ver con la materia maligna. De ahí que no podría haberse encarnado en Jesucristo. Algunos sostenían que Cristo solamente vivía en la carne en apariencia (se los llama “docetistas”, del gr. dokein, “parece ser”). Pero es ir demasiado lejos sostener que Juan enfrentaba a los docetistas, pues nada dice su epístola sobre un cuerpo fantasma o algo por el estilo. A lo 5

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que él se oponía pareciera ser a las primeras etapas de una herejía que con el tiempo daría lugar al docetismo. La gente comenzaba a negar la encarnación y eso, para Juan, era extremadamente serio. Su efecto sería arrancarle el corazón al cristianismo, porque si Cristo en realidad no se hizo hombre y realmente no murió por nosotros, entonces no habría expiación por nuestros pecados. Así pues, Juan puso el mayor de los énfasis en la encarnación. También hizo hincapié en la importancia de vivir rectamente, porque en su énfasis sobre el conocimiento algunos de los herejes consideraban que la conducta no interesaba mayormente. Juan no deja lugar a dudas de que la conducta reviste enorme importancia. De ninguna manera debemos pensar que esta epístola se escribió con el único propósito de refutar la herejía. Su meta es netamente positiva, como el mismo Juan se encarga de decírnoslo. Escribe: “para que vosotros también tengáis comunión con nosotros... para que nuestro gozo sea completo” ( 1 Juan 1:3, 4). Y lo especifica aun más cuando afirma: “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna” (1 Juan 5:13). Podemos contrastar esto con la meta del Evangelio: “para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre” ( Juan 20:31). En tanto el Evangelio apunta a una meta evangelística, la epístola está dirigida más bien a crear en los lectores un estado de seguridad y verdadero conocimiento de lo que tal fe entraña. “El Evangelio contiene ‘señales’ para evocar la fe ( Juan 20:30, 31) y la epístola pruebas por las cuales poder juzgarla” (Stott). Juan escribe para disipar la ansiedad de sus lectores, al comprender lo que significa ser creyente. Aclara lo que significa ser cristiano. “En su primera epístola Juan señala tres marcas de un verdadero conocimiento y comunión con Dios... Estas marcas son: primera, la honradez en la vida; segunda, el amor fraternal; y, tercera, fe en Jesús como Dios encarnado” (Search the Scriptures, 1967, p. 289). Estos tres temas se repiten constantemente. Dos grandes pensamientos dominan toda la epístola: Dios es luz ( 1 Juan 1:5) y Dios es amor ( 1 Juan 4:8, 16). Dios es la fuente de luz para las mentes y de calor para el corazón de sus hijos. En consecuencia, estos hijos deberán vivir ajustados a las más altas normas morales, y sobre esto se hace hincapié permanentemente (p. ej. 1 Juan 2:1-6; 3:3, 6, 9; 5:1-3). La epístola no contiene severas amonestaciones. Todo lo contrario, el remitente se dirige a sus lectores con paternal afán y tierna preocupación: hijitos, amados, hijitos, nadie os engañe; hijitos, guardaos de los ídolos. Contexto Historico. Esta epístola no incluye el nombre del escritor, pero desde los inicios de su historia la iglesia creyó que el apóstol Juan la escribió. Algunos escritores antiguos se refirieron a este libro como el escrito de Juan1. Aunque críticos modernos han desafiado esta opinión, no la han destruido. Tampoco hay ninguna referencia a los primeros destinatarios de esta epístola ni dónde vivían; solamente dice que eran cristianos (2:12-14, 21; 5:13). Tal vez eran los líderes de algunas iglesias (2:20, 27). Según la tradición primaria de la iglesia, Juan sirvió como

ministro en Éfeso, la capital de la provincia romana de Asia, muchos años después de que salió de Palestina. Sabemos por medio del Apocalipsis que Juan conocía bien a los cristianos y las iglesias en aquella provincia romana. Tal vez sus lectores vivían en aquella provincia. Los falsos maestros y las falsas enseñanzas a los cuales se refiere, sugieren que Juan escribió acerca de condiciones que existían en Asia: el judaísmo, el gnosticismo, el docetismo, las enseñanzas de Cerintos (un gnóstico prominente) y otros 2. Estas filosofías se extendían más allá de Asia, pero estaban presentes en ese lugar durante la vida de Juan. Este libro es uno de los más difíciles del Nuevo Testamento hasta hoy. Una de las pocas referencias en el libro que nos puede ayudar a fecharlo es 2:19. Si Juan quería decir que los falsos maestros se habían apartado de entre los apóstoles, una fecha de los 60s parece posible. Esto lo pondría cerca del 60-65 d. de J.C., antes de las rebeliones judías del 66- 70 que diseminaron a los judíos de Judea. En este caso, Juan pudo haber escrito desde Jerusalén6 Estudio del Pasaje Preguntas al texto.    

¿Qué es lo que nos está previniendo? ¿A qué se refiere con Guardar los mandamientos? ¿Cuáles mandamientos refiere? ¿Cómo anduvo?

Verso por verso Versículo 1 Hijitos: A menudo Juan designa a sus destinatarios con el nombre de hijitos. Aquí utiliza un cariñoso diminutivo, hijitos míos (gr. teknia; se repite siete veces en 1 Juan y una o tal vez dos veces en todo el resto del NT). Para que no pequéis: El aoristo no significa "que no continúen en pecado", sino "que absolutamente no pequen". Si bien esto no podrá ser absoluta realidad hasta que Lo veamos (3:2), debería ser siempre nuestra meta. El aoristo griego, denota la ausencia no sólo del hábito, sino también de actos individuales de pecado Si alguno hubiere pecado: El aoristo indica nuevamente que se trata de un acto particular de pecado. Abogado: Literalmente, alguien llamado para estar al lado, especialmente para ayudar – a un cliente. La palabra fue usada en el NT únicamente por Juan (Jn. 14:16, 26; 15:26; 16:7; y aquí). 6

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Griego, “paracleto,” el mismo vocablo aplicado al Espíritu Santo, como el otro “Consolado r”lo que demuestra la unidad de la Segunda y Tercera Personas de la Trinidad. Cristo es n uestro Intercesor en el cielo; y en su ausencia, acá en la tierra el Espíritu Santo es el otro Intercesor en nosotros. La intercesión de Cristo es inseparable de la consolación y la obra del Espíritu Santo en nosotros, como el espíritu de la oración intercesora. El Justo: indica la característica particular de nuestro Señor que le concede eficacia en Su abogacía (cf. Heb. 7:26). Siendo justo puede interceder ante el Padre quien es justo. Versículo 2 Propiciación: la palabra griega para propiciación es hilasmós, y el verbo correspondiente es hiláskesthai. Este verbo tiene tres significados. (i) Cuando el sujeto es un hombre quiere decir aplacar o pacificar a alguien que ha sido dañado u ofendido, pero se usa sobre todo para aplacar a un dios. Es traer un sacrificio o cumplir un ritual por el que un dios, que ha sido ofendido por el pecado, se aplaca. (ii) Si el sujeto es Dios, el verbo quiere decir perdonar, porque entonces el significado es que Dios mismo provee el medio por el cual se restablece la relación perdida entre Él y los hombres. (iii) El tercer significado está relacionado con el primero. El verbo quiere decir a menudo realizar alguna obra por la que se quita la mancha de la culpa. Una persona peca; inmediatamente adquiere la mancha del pecado; le hace falta algo que, para usar la metáfora de C. H. Dodd, le desinfecte al hombre de esa mancha, y le permita volver a entrar a la presencia de Dios. En ese sentido hiláskesthai quiere decir, no propiciar, sino expiar; no tanto pacificar a Dios como desinfectar al hombre del contagio del pecado y capacitarle así de nuevo para estar en relación con Dios. Cuando Juan dice que Jesús es el hilasmós por nuestros pecados está reuniendo en uno todos estos significados diferentes. Jesús es la persona por medio de Quien se eliminan la culpa por los pecados pasados y la infección del pecado presente. La gran verdad básica tras esta palabra es que por medio de Jesucristo se restaura y mantiene la relación con Dios. Por: (peri) Respecto, No “en favor de”

Por los de todo el mundo: la intercesión de Cristo se limita a los creyentes (v. 1; 1:7): su propiciación alcanza hasta donde alcance el pecado: Nota, 2 Pedro 2:1, “Negando al Señor que los rescató”. “Todo el mundo” no puede restringirse a la porción creyente del mundo (comp. 4:14; y “todo el mundo”, 5:19). “Tú también, eres parte del mundo, de modo que tu corazón no puede engañarse pensando que el Señor murió por Pedro y por Pablo, pero no por mí. ” [Lutero.]

Para todo el mundo (2 Co 5.14, 15, 19; He 2.9). La muerte de Cristo es suficiente para todos, pero eficaz sólo para aquellos que creen en Cristo. No todos serán salvados, pero Dios ofrece la salvación a todos (Ap 22.17). Mundo. Kosmos. En este caso, como en Jn. 3:16, significa la raza humana. Versículo 3: En esto sabemos:“En esto, y sólo en esto, sabemos (presente) que tenemos recibido conocimiento (pretérito perfecto, una vez por todas obtenido y que continúa) de él (vv. 4, 13, 14). Señales con que discernir la gracia se dan muchas veces en esta Epístola.Se refuta por las advertencias prescientes del Espíritu a los gnósticos, los que se jactaban de su conocimien to, pero hacían a un lado la obediencia. le conocemos: El NT habla de conocer a Dios en dos sentidos. Una persona que confía en Cristo lo conoce (Jn 17.3), o sea, lo ha encontrado. Alguien que ha encontrado previamente al Señor también puede llegar a conocerlo íntimamente (Fil 3.10). En este versículo Juan está hablando de conocer al Señor íntimamente. En todo el texto de (1 Jn), el apóstol usa «conocer» en este segundo sentido. Por ejemplo, dice que todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios (4.7), pero dice que no amar no significa que una persona no haya nacido de Dios, sólo que no conoce a Dios (4.8). Por lo tanto, en 1 Juan, conocer a Dios es conocerlo íntimamente. La seguridad de que el creyente realmente llegó a conocer íntimamente al Señor es su actitud de querer] obedecer los mandamientos de Dios (Jn 14.15, 20, 23, 24; 15.10–17). Guardamos: palabra predilecta de Juan: en vez de hacer, lit., vigilar, guardar, tener seguro, como una cosa preciosa: observar para guardar. Así Cristo mismo. Quiere decir, no la perf ecta conformidad, sino [PAG. 731] la aceptación sincera de toda la revelada volunta d de Dios, y la sujeción gustosa a ella. Mandamientos: órdenes expresas de fe, amor y obediencia. Juan nunca usa “la ley” para expresar la regla de la obediencia cristiana: la hace referir a la ley mosaica. La prueba pregunta si guardamos sus mandamientos (de nuevo en el v. 1 Juan 4; 3:22, 24; 5:3; cf. 5:2). Es imposible que este conocimiento no afecte, en el diario vivir, a quienes realmente conocen a Dios. El conocimiento es un tema importante de la epístola. El verbo “conocer” (gr. ginosko) se repite 25 veces (y oida, otro verbo para conocer, 15 veces). Para Juan el conocimiento de Dios no es alguna visión mística o percepción intelectual. Se demuestra si guardamos sus mandamientos. La obediencia no es una virtud espectacular sino que subyace como fundamento de todo verdadero servicio cristiano. Versiculo 4

le he conocido: Griego, “he recibido y guardo conocimiento (pretérito perfecto) de él. no guarda sus mandamientos: La desobediencia muestra una falta de conocimiento personal de Cristo. Decir que se conoce a Cristo mientras se desobedece su Palabra es mentir. la verdad no está en él: No sólo el conflicto de la palabra y la acción hacen que una persona sea un mentiroso, sino también indica que la verdad no es una influencia que controla la vida de esa persona (1.6, 8, 10). En oposición al gnosticismo, que buscaba los logros intelectuales, el cristianismo exige conducta moral. Es mentiroso. Toda su índole moral es falsa. La verdad como principio activo no está en un hombre así y por ello no puede regir toda su vida. La declaración a la vista, a la luz del contexto (1:6, 8, 10), es evidentemente otra pretensión de tener una relación cercana con Dios, no de ser salvo59. Si alguien dice que conoce a Dios íntimamente, pero no es obediente a la voluntad revelada de Dios, es un mentiroso. Aún más, la verdad de Dios no tiene una influencia controladora sobre su vida (cf. 1:8, 10). “…quien no guarda los mandamientos de Dios no conoce a Dios experimentalmente no importa lo que exprese verbalmente” (Robert N. Wilkin) Y la verdad no está en él: A excepción de las últimas dos palabras de esta cláusula, esta afirmación es idéntica a la de 1:8. El énfasis recae en “en él”. Esta persona, dice Juan, no tiene la verdad de Dios.

Versículo 5 Pero: En contraste con ser un mentiroso, guardar sus mandamientos demuestra una relación válida con Cristo e indica que el amor de Dios se expresa totalmente en el cristiano. Guarda su palabra: “guardar sus mandamientos” (los versículos 3,4). La Palabra de Dios es lo completo de su revelación al hombre, mientras que los mandamientos son las partes de ese todo. La Palabra es una; los mandamientos son muchos. El amor de Dios: Todo aquel que obedece la palabra de Dios experimenta el ilimitado amor de Dios. Juan probablemente escribió estas palabras para oponerse a los maestros gnósticos que alababan la acumulación de conocimientos, y lo hacían a expensas de la obediencia. Juan, sin embargo, enseña que el amor de Dios llena completamente el corazón y la vida de la persona que obedece la palabra de Dios (compárese con 4:12, 18). ¿Cuál es el significado de la frase el amor de Dios? Algunos expositores lo traducen objetivamente escribiendo “el amor del hombre por Dios”. Otros lo entienden

subjetivamente como “el amor de Dios por el hombre”. Y aún otros lo interpretan como una descripción: ese amor que es característico de Dios mismo. Se ha perfeccionado;” = ha alcanzado la meta, se ha madurado o llegado a un estado completo. El que guarda la Palabra de Dios tiene su amor a Dios en un estado completo o maduro. Ha alcanzado la meta en cuanto a amar a Dios. El amor a Dios, aparte de la obediencia a su Palabra, no es amor completo. (Otros entienden que la frase “amor de Dios” se refiere al amor de Dios para con nosotros, como en 4:9,10; Juan 14:23, y que la “meta” o perfección de ese amor es que estemos unidos con él; que tengamos comunión con él, por medio de hacer su voluntad en nuestras vidas). (Puede ser en 2:15 que “amor de Dios” debe entenderse así también). Por esto sabemos que estamos en él: Guardando su Palabra nosotros, probamos que le conocemos, que le amamos, y que estamos en él. Compárense Juan 14:20; 17:21, 23. Estar en él es tener comunión con él (1:7); estar unido con él. Esto se logra solamente por nuestra obediencia a su Palabra. Comparando Juan 6:56 con 6:54, vemos que estar en él indica tener vida eterna. “En él” puede referirse a estar en Cristo, como también en Dios el Padre (Juan 15:4). Versiculo 6 Permanece en Él: Permanecer es obediencia habitual. Tiene la idea de establecerse o descansar en Cristo. Se evidencia por una vida modelada según Cristo. Un cristiano puede dejar de permanecer en Cristo, como lo evidencian Sus repetidos mandamientos a permanecer en Él en Jn 15.4-10. “Permanece en él” = una frase que sugiere la relación espiritual duradera que el cristiano obediente sostiene con Dios en la familia de Dios (la iglesia). Indica estar unido con Dios por medio de vivir de día en día conforme a la vida ejemplar de Jesús.

Debe andar: La advertencia de vivir según las enseñanzas de Jesús revela que esta conformidad proviene de nosotros. Los esclavos deben seguir las órdenes de su amo o serán castigados. Los empleados deben hacer sus deberes para conservar su trabajo. Sin embargo, el cristiano como hijo de Dios debe obedecer a Dios por un sincero deseo de hacerlo. Debe ser motivo de alegría seguir los pasos de Aquel que murió por nosotros. “Andar” es una figura de manera de vivir. “Andar como él anduvo” = “practicamos la verdad” (1:6), y “hacemos las cosas que son agradables delante de él” (3:22). “como él” = como Jesucristo.

Qué me dice el texto: Sermón

1 Juan 2.1-6 Intro: Que es tener un abogado? Un abogado ahora en estos tiempos es quien es defendiéndonos en alguna situación, en la antigüedad no se usaba es este sentido exactamente, pero nos da una vista de lo que es un abogado. I. Les escribo para que no pequen. (v. 1a) A. El capítulo 1 nos menciona Juan que andemos como luz y dejemos el pecado a un lado. Capítulo 1 nos habla de lo fiel y justo que es nuestro Señor, al perdonar nuestros pecados. Nos da un contexto de por qué menciona esto el apóstol Juan. Nos muestra lo que menciona adelante, Estas cosas os escribo para que no pequen más. B. Hijitos míos. 1. Juan Demuestra un amor bello a quienes les escribía, les dice hijitos míos, expresa un tierno amor de un pastor hacia su congregación. 2. Nos hace ver probablemente la edad que este tenía al momento de escribir la carta, ya que para mencionar o decirles hijitos míos. C. Nuestra nueva vida en Cristo nos da a conocer que no debemos de pecar nunca más. 1. Lamentablemente nuestra naturaleza nos hace que nos inclinemos hacia el pecado, pero la palabra nos dice que nos alejemos del pecado, porque somos hijos de luz. Nuestra vida en Cristo, no nos hace impecables, (muchos quisiéramos que seamos impecables) 2. Pero aun así podemos vivir una vida sin pecado, no hay ninguna imposibilidad para vivir una vida sin pecado, por que vendrán tentaciones y muchas cosas que nos trataran de hacer caer pero necesitamos cuidarnos de vivir sin pecado. D. pero si alguno peca. 1. Pero aun podríamos pecar y no agradar a Dios. 2. nuestra naturaleza nos inclina hacia el pecado y cometemos grandes errores en nuestras vidas.

II. Tenemos un abogado.

A. ¿Qué es un abogado? 1. La palabra abogado que esta en este pasaje viene del griego, parakletos ( que significa llamado al lado de uno, en ayuda de uno. Entonces lo que nos está diciendo es que nuestro abogado está al lado de nosotros acompañándonos y ayudándonos. 2. este abogado está ahí para interceder por nosotros ante Dios. B. ¿Quién es este abogado? Jesucristo el Justo. 1. Es una bendición que Jesucristo este a la diestra de Dios intercediendo por nosotros, y sabiendo que Dios es muy bueno y deja que Jesús interceda por nosotros. 2. La ventaja que tenemos departe de Jesucristo es que él es justo, e imparte su justicia ante nosotros, y podemos confiar en que siempre nos responderá en nuestras situaciones, y ahí está para ayudarnos cuando hemos pecado. III. ¿Cómo llego a ser nuestro abogado? A. Llego a ser este gran abogado pasando la prueba de más grande que cualquier abogado puede pasar para serlo. B. Nuestro Señor se hizo la propiciación por nuestros pecados, no podemos entender como fue tan grande su amor para con nosotros para darnos esta oportunidad de ser salvos, C. No solo fue la propiciación para los pecados a algunos, sino para todos. Ahora podemos pensar y decir, ¿cómo sabemos que le conocemos? IV. ¿Cómo conocemos a Dios? 1Jn 2:3-6 Este pasaje contiene frases y pensamientos que eran muy familiares en el mundo antiguo. Habla acerca de conocer a Dios, y de estar en Dios. Es importante que veamos dónde está la diferencia entre el mundo pagano en toda su grandeza y el judaísmo y el Cristianismo. Conocer a Dios, permanecer en Dios, tener relación con Dios siempre ha sido el anhelo del corazón humano, porque Agustín tenía razón cuando decía que Dios nos ha hecho para Sí mismo,

y que nuestros corazones están inquietos hasta que encuentran su reposo en Él. Podemos decir que en el mundo antiguo había tres líneas de pensamiento en relación con el conocimiento de Dios. (i) En la gran era clásica de su pensamiento y literatura, en los siglos VI y V antes de Cristo, los griegos estaban convencidos de que podían llegar a Dios por un proceso de razonamiento y búsqueda intelectual. (ii) Los griegos posteriores, en el trasfondo inmediato del Nuevo Testamento, trataban de encontrar a Dios en la experiencia emocional. (iii) Por último estaba la manera judía de conocer a Dios, que estaba íntimamente relacionada con la manera cristiana. Para el judío, el conocimiento de Dios venía, no de la especulación humana, ni por una experiencia exótica de emoción, sino por la propia revelación de Dios. El Dios que Se revelaba a Sí mismo era un Dios santo, y Su santidad conllevaba la obligación para el adorador de ser él también santo. A. E. Brooke dice: «Juan no puede concebir ningún conocimiento real de Dios que no desemboque en la obediencia.» El conocimiento de Dios se puede demostrar solamente por la obediencia a Dios; y el conocimiento de Dios se puede ganar solamente mediante la obediencia a Dios. C. H. Dodd dice: «Conocer a Dios es experimentar Su amor en Cristo, y devolver ese amor en obediencia.» Aquí estaba el problema para Juan. En el mundo griego estaba frente a personas que veían a Dios como un ejercicio intelectual, y que podían decir: « Yo conozco a Dios> sin ser conscientes de ninguna obligación ética. En el mundo griego se enfrentaba con personas que habían tenido una experiencia emocional, y que podían decir: «Yo estoy en Dios y Dios está en mí,» y que sin embargo no veían a Dios en términos de mandamientos en absoluto. Juan está decidido a establecer de manera inequívoca y sin compromiso alguno que la única manera en que podemos mostrar que conocemos a Dios es obedeciéndole, y la única manera en que podemos mostrar que estamos unidos a Cristo es la imitación de Cristo. El Cristianismo es la religión que ofrece el mayor privilegio y que impone la mayor obligación. El esfuerzo intelectual y la experiencia emocional no se menosprecian -¡lejos de ello!- pero deben combinarse para desembocar en la acción moral.

V. Realmente, el guardar los mandamientos es la señal del que conoce a Jesucristo como Señor. A. El conocer a Dios implica guardar los mandamientos que Él nos ha dejado. Simón Kistemaker asevera: “Conocer a Dios es cumplir sus mandamientos, y cumplir sus

mandamientos es conocer a Dios.” Es decir, es una doble implicación. No podemos afirmar una y no hacer la otra. B. Juan muestra al creyente de una manera enfática, que el conocer a Cristo como Señor debería dar como resultado el guardar los mandamientos de Dios. Enfatizando también que, aquél que guarda sus mandamientos (la Palabra de Dios), el amor de Dios que estaría en él, se perfeccionaría. Puede verse que Juan está de alguna manera insistiendo, en que la única prueba que evidencia que el creyente conoce a Dios y que Dios le conoce a él, es que guarda sus mandamientos. C. Juan termina su enseñanza mostrando que, aquél que dice que es cristiano, que conoce a Cristo como Salvador, que permanece en Él, debe andar o caminar como Jesús anduvo, “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo” (1ª de Juan 2:6). D. Para Morris la expresión “Debe andar como él anduvo” se refiere a toda la vida de Jesús. 37 Ahora bien, ¿cómo anduvo Cristo mientras duró su ministerio terrenal? Francamente, si este escritor tuviera que dar una respuesta completa a la pregunta formulada, la verdad es que nunca acabaría de responderla (Juan 21:25). Entonces, por la limitación que tiene como humano que es, dará algunas pinceladas sobre cómo anduvo el Señor, y con ello mostraría como debería ser el caminar que se requeriría de cada hijo de Dios.