Estado Boliviano y Ayllu Andino - Tristan Platt

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Foucault

ESTADO BOLIVIANO Y AYLLU ANDINO

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TRISTAN PLATT

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PLATT, T. (1982). Estado boliviano y ayllu andino. Tierra y tributo en el norte de Potosí. Lima: Instituto de Estudios Peruanos.

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Introducción •

La primera reforma agraria (1874) y el intento de extinguir el ayllu

"En la década de 1870 los primeros gobiernos librecambistas todavía no estimaban necesario prescindir totalmente del sector agrario. Más bien soñaban con una transformación capitalista del campo, a través de lo que ahora podemos reconocer como una primera reforma agraria. A partir de la Ley de Exvinculación, de 1874, se propuso la extinción definitiva de los ayllus, la privatización de la tenencia y la creación de un mercado de tierras que permitiera la formación de grandes propiedades agrícolas. Al quedar marginados del mercado nacional, deberían eliminarse definitivamente esas formas “primitivas” de organización social. Algunos criollos de la época incluso comentaron con optimismo la inminente extinción de la “raza”, debido a las epidemias que azotaron las comunidades indígenas entre 1856 y la Guerra del Pacífico. Debe haber sorprendido la poderosa resistencia de los indios ante la primera reforma agraria, que culminó con una movilización general durante la Guerra Federal, a favor de las fuerzas de Pando, y que en 1902 forzó el abandono definitivo de las operaciones exvinculatorias en el Norte de Potosí. (...) Para el Estado oligárquico, el enfrentamiento de las últimas dos décadas del siglo XIX se planteó entre las “fuerzas del progreso” —los criollos— y un grupo “semisalvaie” —los ayllus que defendían tenazmente una forma “anacrónica” de organización y propiedad. Los pequeños productores mestizos fueron marginados de la batalla: el Estado los consideraba simplemente como “usurpadores” de tierras de los ayllus, concebidas a su vez como propiedad pública. Amenazados con la venta de sus parcelas en subasta pública, los mestizos no vacilaron en aliarse con los ayllus en su lucha contra el Estado. Sin embargo, desde comienzos del siglo XX las operaciones catastrales de tierras particulares permitieron la extensión de numerosos títulos a los productores mestizos, que de esta forma fueron separados de sus antiguos aliados, y adscritos al bloque terrateniente y estatal." (pp. 14-15)



El "proyecto nacional" y las tensiones entre criollos, mestizos e indios

"Partiendo de una postura de benevolencia paterna, las actitudes criollas frente a los indios se transformarían en desdén autoritario cuando éstos se mostraban reacios a participar en un “proyecto nacional”, cuya realización presuponía la destrucción de sus propias organizaciones tradicionales. Cuando el Estado oligárquico logró salvarse de la quiebra crónica mediante el desarrollo de la “economía monoexportadora de metales”, las actitudes empezarían a suavizarse, por lo menos en ciertos círculos intelectuales. Sin embargo, cuando los ayllus norpotosinos volvieron a sublevarse en 1927 frente a los intentos expansionistas del bloque mestizo-criollo, no faltaría una voz entre los terratenientes que lamentaría la imposibilidad de repetir en Bolivia la solución “heroica” adoptada por los Estados Unidos para resolver su

“problema indio”. Cualesquiera fuesen las actitudes asumidas, de hecho sumamente variadas, hay un factor constante: después del fracaso de la primera reforma agraria se consolidaría una unidad ajena, opuesta, impenetrable, que permitió a los criollos, y progresivamente a los mestizos, construir su propia “identidad nacional” en contraposición al grupo “autóctono”." (pp. 17-18)



El MNR y su nacionalismo mestizo

"La adscripción de los mestizos al grupo criollo, en el plano de la propiedad privada de la tierra, prepararía el terreno a una solución ideológica del problema indio, esta vez emergente de las filas mestizas del triunfante Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR). Colocado en 1952 a la cabeza de una masiva insurgencia popular, el MNR se vio obligado a nacionalizar las principales minas de estaño y decretar una segunda reforma agraria, que prometía entregar las tierras de las haciendas a los colonos y restituir a los ayllus sus tierras “usurpadas”. Sin embargo, en la práctica la reforma agraria que desde 1953 se realizaría en el Norte de Potosí sólo buscó la creación de una multitud de pequeños productores particulares, con títulos de propiedad privada. Esta práctica regional, a favor del régimen mestizo de propiedad, subyace en la solución propuesta a los problemas raciales del país. Para los caudillos del MNR, en cuanto representantes de un nacionalismo mestizo, la palabra indio no era sino una mera supervivencia “feudal”, originada por la conquista española. El mestizaje racial era de tal naturaleza, según ellos, que el país debía admitir su propio mestizaje. No habría indios ni blancos. Todos se asimilarían al grupo mestizo, en cuanto denominador común de ambas castas. Por decreto los indios se convertirían en “campesinos”. ¿Acaso no eran “trabajadores del campo”? Así, en el MNR una corriente de pensamiento “racista pequeño-burgués” intentaba resolver un problema eminentemente cultural por simple negación. Recuperada la lucidez histórica, el país reconocería como un hecho consumado la homogeneización corporativista de los componentes étnicos de la Nación, y podría dedicar sus esfuerzos multi-clasistas, alimentados por el aporte racial tanto ibérico como americano, a la construcción de una patria moderna. El planteamiento hábilmente identificaba “mestizaje racial” (fenómeno genético) con “homogeneidad étnica” (mito nacionalista)." (pp. 18-19)



La segunda reforma agraria (1953) y sus continuidades con la reforma oligárquica

"Una perspectiva histórica larga permite reconocer en ella [la reforma agraria de 1943] un grado significativo de continuidad con los objetivos originalmente planteados por los gobiernos oligárquicos del siglo pasado a través de la primera reforma agraria. Ambas reformas propugnaron la extinción de los ayllus, la propiedad privada de la tierra y un nuevo sistema impositivo (predial rústico o impuesto único) que se aplicaría en base a operaciones previas de agrimensura y catastro. La diferencia más importante radicaba en que así se consolidaban ahora los pequeños productores mestizos en la posesión de las tierras usurpadas a los ayllus. Los mestizos aparecían entonces como la “vanguardia” del régimen de propiedad rural. Desde esta 4

perspectiva, el ensanchamiento de la pequeña propiedad entre los indios, iniciado con cierto éxito entre los colonos de las ex haciendas, puede conceptuarse no como una simple política agraria que buscaba instaurar un régimen “mercantil simple” en el campo boliviano, sino también —y no menos importante— como parte de una ofensiva étnica que buscaba la asimilación de las dos antiguas “castas” en un “mestizaje universal”. (...) El MNR, como los criollos del siglo XIX, presentó su reforma agraria como una medida en favor de los intereses campesinos. Para los ayllus esta reforma significaba una prolongación de los intentos seculares de diversos gobiernos de desconocer el antiguo “pacto de reciprocidad” que en las primeras décadas de la República regía las relaciones ideales entre ayllus y Estado. La esencia de este pacto consistía en la obligación del Estado no sólo de reconocer los derechos colectivos de los ayllus a sus tierras, sino también de aceptar como contraparte los servicios tradicionales y la tasa, antiguo tributo indígena pagado por los indios." (pp. 19-20)

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1. Los antecedentes del debate republicano •

El control vertical de un máximo de pisos ecológicos dentro de la formación colonial

"Lejos de desestructurarse las bases prehispánicas de la prosperidad andina, en esta zona el antiguo patrón del “control vertical de un máximo de pisos ecológicos” (Murra 1975: 59-115) se mantuvo como un elemento institucionalizado dentro de la formación colonial. Es más, los ayllus regionales consistían en franjas continuas que bajaban desde las alturas hasta los valles cálidos o en dos zonas discontinuas, cada una situada en uno de los dos polos climáticos. Dado que la mita potosina se aplicó a través de los curacas de cada ayllu, la misma economía minera funcionó asegurando la persistencia de las condiciones verticales de reproducción de su propia fuerza de trabajo rotativa. (...) Si bien los diversos ayllus tuvieron a veces que compartir un solo pueblo, particularmente en la zona de valle donde la formación de “archipiélago” era más acentuada, las identidades étnicas se mantuvieron al asignarse “calles” específicas a cada ayllu. Este patrón de asentamiento puede detectarse en las fuentes coloniales y se mantiene en mayor o menor grado hasta la fecha. La distribución “vertical” de la población, conocida durante la Colonia como “doble domicilio”, fue comentada nuevamente por el Gobernador en 1825." (pp. 26-27)



El curaca como intermediario en el período colonial

"Como recaudador del tributo y "enterador” de los mitayos, el curaca colonial tuvo que asumir el papel de intermediario entre los ayllus y el Estado español. Frente a sus ayllus, el curaca se presentaba como el encargado del Estado de confirmar a cada unidad doméstica en la posesión de sus tierras, y de asegurar la cancelación del tributo (a veces a través de la comercialización de los excedentes producidos en las tierras “de la comunidad”) y las demás obligaciones exigidas por el Estado colonizador. A través del curaca, el rey de España podía presentarse ante los indios como el sucesor legítimo del Inca: ambas jefaturas reclamaban un derecho eminente sobre todas las tierras cultivadas, y Wachtel (1973) ha mostrado cómo las estructuras ideológicas precolombinas fueron reacomodadas dentro del aparato colonial de dominación. Es así como los curacas pudieron mantener su acceso a las prestaciones laborales, que por tradición se les otorgaba en su condición de “señor natural” de los ayllus bajo su jurisdicción. Su capacidad de movilizar la fuerza de trabajo indígena, mediante los tradicionales mecanismos de la reciprocidad andina, debe considerarse como la base de su éxito como mercader dentro de la economía colonial —en determinadas coyunturas y regiones que todavía no han sido definidas con precisión—, un éxito que (como Silvia Rivera ha propuesto) podía servir para proteger a sus ayllus del peso desintegrador de las exacciones coloniales." (pp. 28-29) 6



La autosuficiencia de cereales y harina y su destrucción a mediados del siglo XIX

"Bolivia nació con su demanda interna de cereales y harina enteramente abastecida por una producción regional centrada en Cochabamba y Chayanta, que incluso pudo rebasar los límites de la nueva República para integrar en su circuito las regiones colindantes del sur peruano. A mediados del siglo XIX esta autosuficiencia empezó a destruirse por la lenta penetración de productos extranjeros." (p. 35)

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2. El "antiguo régimen” tributario: gobierno indirecto y auge comercial, 1825-1880 •

El debate entre proteccionistas y librecambistas en el siglo XIX

"Durante el período que se extiende desde la fundación de la República, en 1825, hasta los años previos a la Guerra del Pacífico, el debate económico criollo se caracterizó por una pugna entre una corriente de pensamiento “proteccionista” (cuyo representante más elocuente fue José María Dalence), y los protagonistas de un programa “librecambista” que llegarían a consolidar su modelo de “progreso” desde el principio de la década de 1870. Los efectos del desarrollo de este modelo fueron previstos en gran medida por los proteccionistas: la eliminación de las barreras aduaneras, la anulación del monopolio estatal sobre la exportación de pastas de plata, la construcción de ferrocarriles hacia los puntos de exportación, en desmedro de la integración vial interna. Todos estos factores contribuirían a crear una crisis del mercado interno, cuyo fomento había sido la base de las políticas proteccionistas." (pp. 36-37)



La nueva política agraria (1870): disolución de los ayllus y capitalismo agrario

"La década de 1870 se caracteriza también por la elaboración de una nueva política agraria a través de la “Ley de Exvinculación” de 1874, que buscaba “modernizar” la producción agropecuaria del país mediante la disolución de los ayllus y su reemplazo por un nuevo régimen de “capitalismo agrario”, en los términos de la época. Esta transformación del sector rural debería ser la contraparte de la gran minería exportadora, y se suponía que iba a poder competir con los productos alimenticios importados. En la práctica, la política agraria liberal fracasó rotundamente, lo que constituyó un factor clave en el desarrollo desenfrenado de la economía monoexportadora de metales, cada vez más dependiente de la importación de insumos mineros y de ciertos artículos de consumo de primera necesidad." (p. 37)



La resistencia indígena y el sistema de tributo

"Para comprender la lógica de la resistencia indígena debemos partir de una consideración de este orden “tradicional”, cuyo eje central fue el sistema del tributo indígena. La conversión de un excedente comunitario en el dinero necesario para cancelar el tributo requería participar en el mercado de trabajo o de productos. Para la provincia de Chayanta la comercialización del trigo parece haber sido la base tradicional del tributo. Dado que las exigencias estatales recaían sobre la 8

persona del “cacique recaudador”, no hay ninguna razón para suponer que cada unidad doméstica se encargara individualmente de la venta de su propio excedente triguero. La generalización del comercio triguero para fines impositivos resultaría, en todo caso, imposible fuera de las zonas apropiadas para su cultivo, y podría interrumpir la circulación de diferentes productos entre ecologías especializadas dentro de la comunidad. (...) Si bien el monto del tributo se calculaba sobre el total de las unidades domésticas en edad de tributar, los mecanismos precisos por los que cada unidad participaba en su pago podían variar notablemente entre ayllus. (...) Podemos considerar la percepción tributaria como una vía fiscal de “acumulación primitiva permanente” (Bartra 1974), con la diferencia de que aquí el principal beneficiario sería el Estado. Sin embargo, este límite inferior no excluye la posibilidad simultánea de un proceso de expansión mercantil por parte de los curacas encargados de recaudar el tributo de sus ayllus, en la medida que llegaron a vender una cantidad mayor al valor exigido por el Estado." (pp. 38-40)



El tributo indígena en la Colonia y en el Estado republicano

"El acceso a una parte de los excedentes campesinos fue decisivo para la reproducción del débil aparato estatal, pese a que la palabra “tributo” y su resabio colonial fueron repugnantes para el oído republicano. Durante la Colonia, la corona española había mantenido la convergencia entre “impuesto” y “renta”, característica del Estado Inca. Los indios pagaban el tributo o tasa a la corona, en cuanto ésta gozaba de un derecho eminente sobre la tierra; pero lo consideraban parte de lo que llamaremos un “pacto de reciprocidad”, que les garantizaba el acceso seguro a sus tierras. El Estado republicano, en cambio, prefirió enfatizar que los ayllus eran simples usufructuarios de las tierras del Estado —más tarde se diría que las tierras habían sido “secuestradas”— y que el tributo era en realidad un simple arriendo que se pagaba al Estado como dueño de las tierras comunales. (...) En las primeras décadas de la República los gobernantes se contentaban con la reconceptualización jurídica de la tasa de arriendo y la percepción semestral del antiguo tributo, que seguía costeando los sucesivos intentos de convertir al Estado en un protagonista eficaz de los intereses de una embriónica burguesía criolla (Sánchez-Albornoz 1978)." (pp. 40-41)



El acceso a fuerza de trabajo extra-familiar de acuerdo con los mecanismos de reciprocidad andina

"No debe olvidarse el acceso a la fuerza de trabajo extra-familiar de acuerdo con los mecanismos de la reciprocidad andina. La forma más generalizada hasta hoy sigue siendo el ayni, gama de servicios entre unidades familiares mutuamente comprometidas. Además, las unidades con mayores niveles productivos 9

pueden celebrar chuqhus, “fiestas” de trabajo colectivo, en las que el oferente reparte coca, chicha y comida. En el siglo XIX debe mencionarse también los “servicios” ofrecidos a cada curaca —y tal vez a las autoridades indígenas menores— por los indios bajo su mando. En el contexto del comercio triguero de las primeras décadas de la República, sería importante preguntar hasta qué punto algunos grandes productores se habían liberado de la dependencia de la fuerza de trabajo familiar y recíproca para contratar mink´as, jornaleros remunerados con una parte de la cosecha. De todos estos factores dependería la superficie efectivamente cultivada por cada familia, y sería erróneo suponer que los originarios necesariamente cultivaban más tierras que las otras categorías. La ventaja que favorecía a los originarios, según el testimonio del actual curaca de Macha (Aransaya), sería el acceso a tierras en ambas zonas ecológicas, puna y valle." (pp. 68-69)



¿Existía una tendencia hacia el uso de mano de obra asalariada en tierras de comunidad?

"¿Existía una tendencia hacia el uso de mano de obra asalariada en tierras “de comunidad”, efectivamente privatizadas por el curaca? (cf. Rivera 1978c). El comercio triguero ¿se basaba en el acceso al trabajo colectivo de todo un cabildo, o a las prestaciones laborales de agregados y forasteros en tierras que todavía se consideraban como pertenecientes a la comunidad? Podemos postular también la coexistencia conflictiva de ambos modelos. Finalmente, —y sin desmedro de la vigencia simultánea de las situaciones ya tipificadas— podemos preguntar si los curacas no fueron simplemente individuos privilegiados dentro de una capa mucho más amplia de “indios ricos”, cuya riqueza derivaba principalmente de un acceso coyuntural a “tierras de origen” en puna y valle, de acuerdo con mecanismos de redistribución generacional dentro de cada linaje patrilineal, tal como hemos sugerido en otro trabajo para comprender la situación actual (Platt 1981). Lo cierto, sin embargo, es que ningún modelo podría dar cuenta exhaustiva de la realidad, si no llega a señalar las tendencias hacia el cambio en las relaciones de producción norpotosinas que se estaban gestando antes que el modelo liberal del “progreso” lograra hundir la economía regional en una crisis de la que todavía no se ha recuperado." (pp. 69-70)

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3. Proceso y fracaso de la primera reforma agraria •

La venta de comunidades

“No es Muñoz ni Melgarejo, los que han inventado la venta de comunidades; son ideas y hechos de todas las naciones, que nos vienen desde siglos atrás; pues Muñoz y Melgarejo son los últimos en vender, porque sólo en Bolivia (con escándalo de la civilización) existieron comunidades”. Anónimo, folleto (1871) [p. 73]



La reforma de la propiedad rural (1874): el proyecto de un capitalismo agrario

"Entre 1874 y la Guerra Federal (1899-1900) los gobiernos bolivianos hicieron un enorme esfuerzo por reformar totalmente el sistema de la propiedad rural, a fin de implantar un nuevo sistema tributario y fomentar la emergencia de un mercado de tierras. Lo primero permitiría aumentar los ingresos fiscales, mientras que lo segundo se consideraba un paso imprescindible para el desarrollo de un “capitalismo agrario”, complemento necesario de la gran minería de exportación. El nuevo sistema de propiedad consistiría en la extensión de títulos individuales tanto a los comuneros de los ayllus —considerados como simples usufructuarios de tierras estatales— como a los propietarios de haciendas, cuyas tierras no dependían ya del control comunal." (p. 73)



Los fundamentos jurídicos de la reforma agraria de 1874

"Para la realización del gran proyecto de reforma agraria se establecieron dos fundamentos jurídicos. En primer lugar fue necesario crear una legislación específica para los ayllus. Mediante la ley del 5 de octubre de 1874 se propuso confirmar a los originarios, agregados y forasteros en “la propiedad absoluta en sus respectivas posesiones, bajo los linderos y mojones conocidos actualmente”, mientras “los demás terrenos que no se hallen poseídos por los indígenas se declaran sobrantes y como tales, pertenecientes al Estado”. Secrearía una mesa revisitadora para “recorrer los terrenos... previa citación de colindantes”, para después conferir la propiedad individual mediante la extensión de títulos de propiedad. La comisión revisitadora incluiría “un perito agrimensor titulado”, pues a diferencia de las Revisitas anteriores, un objetivo básico era establecer el área precisa correspondiente a cada propietario. Una vez extendidos los títulos, “la lei no reconocerá comunidades. Ningún individuo o reunión de individuos podrá tomar el nombre de comunidad o aillo ni apersonarse por éstos ante ninguna autoridad” (Flores Moncayo 1953). 11

Un objetivo principal de la legislación de “Exvinculación” fue la destrucción de lo que un Ministro de Hacienda llamaría en 1889 “el híbrido y pernicioso sistema de las comunidades”. Varias justificaciones se presentaron para este atropello “legal”. Por una parte, se ofrecía el argumento económico de que “este elemento exótico en nuestro organismo político, se mantiene aún extraño al movimiento económico del país”, proposición que fue resumida sucintamente en la teoría de las “manos muertas”." (pp. 73-74)



El individualismo positivista de la reforma: la comunidad como enemiga "La reforma... se propone sustraer del estancamiento grandes valores territoriales y arrancar a toda una

raza del estado semi-salvaje para cultivarla y convertirla en elemento de prosperidad nacional”. [Ministerio de Hacienda, Memorias, 1886 (pp. 36-38). BNB, Sucre]

Tales intentos para encubrir los verdaderos objetivos de la nueva política agraria estaban reforzados por una teoría “positivista” del individualismo como el estado natural del hombre.

“La comunidad en la clase indígena ha venido sacrificando a un principio abstracto, lo que hay de más esencial en el espíritu humano. Absorbe la iniciativa individual, sin la concurrencia del esfuerzo mutuo, y restringe las espontaneidades de la personalidad, anulando los estímulos del interés privado”. [Ministerio de Hacienda, Memorias, 1886 (p. 166). BNB, Sucre]

Era obvio, finalmente, que solamente la “liberación” del “interés privado” en el indio sería un camino adecuado para que este “elemento exótico” se abriera a las “exitaciones del patriotismo”, pues los gobernantes del país estaban convencidos de que el futuro nacional debería identificarse con el desarrollo de la “iniciativa individual”." (p. 75)



El catastro de todas las propiedades privadas rurales

"Las propiedades no sujetas al régimen comunal fueron objeto de otra legislación. Mediante la ley de 26 de octubre de 1879, se planteaba “una de las (Reformas) más radicales e importantes en la hacienda pública”. El objetivo fue el levantamiento de un catastro de todas las propiedades privadas destinado a calcular la extensión y rentas anuales de cada propiedad, como base para la imposición del nuevo impuesto predial. Con la percepción de este impuesto se procedería a abolir los diezmos y primicias sobre la producción anual, que aún representaban una suma significativa en la estructura impositiva del país. Con esto se buscaba homogeneizar los impuestos rurales, pues incluso las propiedades revisitadas y exvinculadas 12

de las antiguas comunidades deberían inscribirse en el catastro general, “para la sujeción del impuesto a los efectos de la renta predial”. De esta manera se perseguía la creación de un “impuesto único” casi 80 años antes de su reformulación por los gobiernos posteriores a la Revolución de 1952." (pp. 76-77)



Las razones del fracaso del nuevo sistema tributario

"Evidentemente, la Guerra con Chile produjo un grave desbarajuste en la implantación del nuevo sistema tributario. Sin embargo, “pasado el conflicto, se ordenó que continúen dichas operaciones (revisitarias)”. No obstante, no se derogó el artículo de la ley de 1° de octubre de 1880, que disponía el cobro a los indios del valor del papel sellado, dando origen a la resistencia de los ayllus que terminaría con el fracaso en gran parte del país de la política estatal de Exvinculación. (...) De hecho, las esperanzas de alcanzar los objetivos iniciales se habían debilitado desde 1881, al autorizarse la extensión de títulos pro-indiviso a las comunidades que rechazaban el reconocimiento de los linderos de los terrenos de sus miembros. (...) Sólo el despliegue masivo de las Fuerza Armadas permitiría a un gobierno acosado por la amenaza de una insurrección general de los ayllus prescindir de tales medidas pragmáticas y contemporizantes. Es sintomático de la debilidad del Estado criollo el que los comandantes no estuviesen dispuestos a aceptar el traslado de los regimientos hacia el campo. (...) La resistencia indígena pronto lograría extraer otra concesión del Estado. En 1891, expresando amargamente que “hace diez y siete años que esta operación no puede llevarse a término por la resistencia de la clase indígena”, el Ministro sugería que, incluso si se lograba fijar el monto del impuesto en base a la producción anual de los productores, la suma percibida sería ínfima debido a la poca producción de cada unidad campesina. La solución que entonces se propuso fue:

"...mantener el sistema tributario en sus actuales condiciones de cuota fija sobre el terreno poseído por blancos o indígenas mientras la agricultura, mediante brazos y capital, reciba mayor incremento...”. [Ministerio de Hacienda, Memorias, 1891 (pp. 47-48) BNB,Sucre.]

En otras palabras, el único objetivo inmediato sería la individualización de la tenencia y la creación consecuente de un mercado de tierras: sólo cuando el nuevo “capitalismo agrario” se hubiese asentado, como consecuencia de la progresiva concentración de la tenencia, seria posible modificar el sistema tributario en el sentido de un impuesto predial sobre la producción anual." (pp. 78-81) 13



El incremento de sublevaciones indígenas y la Guerra Federal

"Nuestra hipótesis es que el incremento de sublevaciones durante los últimos años del siglo XIX culminó en la movilización indígena durante la Guerra Federal. Hay indicios de que el rechazo de los comuneros frente a la política de exvinculación fue hábilmente explotado por los liberales paceños para movilizarlos en su favor contra el gobierno conservador de Chuquisaca. Ya en 1885, Narciso de la Riva comentaba “la oposición a la Revisita, vigorosamente desarrollada en los diarios del norte”. De ser correcta la afirmación, cabría añadir las Revisitas a la lista de causas de la movilización indígena en favor de Pando, señalada por Ramiro Condarco Morales en su libro sobre Zarate, el “temible” Willka (La Paz 1966). Lo que sí parece cierto es que el proyecto de “integración nacional”, formulado a través de las leyes de exvinculación, se enfrentaba a la incapacidad ejecutiva del gobierno conservador y la tenaz resistencia de los comuneros, para terminar rompiendo la hegemonía chuquisaqueña con el traslado de la sede del gobierno a La Paz, como consecuencia de la Guerra Federal." (pp. 88-89)



La ideología liberal de la Revisita de Exvinculación (1879) y su incompatibilidad con la concepción comunitaria de las relaciones comunidad-Estado

"En esta sección se examina con más detalle la ideología liberal asociada a la Revisita de exvinculación y su incompatibilidad con la concepción comunitaria de las mutuas obligaciones entre comunidad y Estado. (...) La resistencia de los ayllus no representó simplemente un rechazo “visceral” frente a los atropellos materiales que resultaban de la política agraria liberal, sino que su actitud se expresó a través de una ideología compleja, según la cual la política estatal representaba un acto de mala fe y conllevaba una pérdida de legitimidad por el Estado criollo frente a los ayllus. Al introducir en el análisis las estructuras mentales andinas podemos constatar nuevamente cómo la acción social no debe reducirse burdamente a los intereses económicos sino que responde, sobre todo en el caso de los grupos tradicionales que se encuentran frente á la expansión capitalista, a una “noción de legitimidad” que justifica la insurrección popular con referencia a una trama de derechos y obligaciones que se sienten bajo ataque por los grupos sociales afectados (Thompson 1979)." (pp. 94-95)



El eurocentrismo del pensamiento criollo y la otredad andina

"Esencialmente eurocéntrico, incluso en los mismos ideales que alimentaron las declaraciones de 1825, el pensamiento criollo difícilmente ha podido aceptar la “otredad” andina, pues la adopción gubernamental de esta perspectiva enfatizaría una continuidad esencial con la teoría colonial de las “dos Repúblicas”. Con sus ojos puestos en el horizonte europeo, la persistencia del ayllu andino-colonial aparecía como un obstáculo anacrónico que postergaba continuamente la hora en que Bolivia tomaría su lugar dentro de la comunidad de “naciones libres”, proclamada por las burguesías metropolitanas. De ahí la oscilación entre 14

una postura de paciencia paterna y los gritos racistas que fueron expresión de la frustración de las burguesías nacionales. Dadas las premisas de la lógica librecambista, era inevitable que el rechazo andino frente a la oferta criolla de tratar a los indios como “hombres libres e individuales” llevara a la conclusión inversa de que este tratamiento carecía de fundamento. Las aspiraciones criollas por el contrario, se volcaron hacia el racismo frente a los problemas de incorporar a las masas tradicionales en su “proyecto nacional”." (pp. 98-99)



Las prestaciones laborales indígenas al Estado y la garantía de sus derechos a las tierras

"El mismo Revisitador [Narciso de la Riva]reconoció al finalizar su misión que el comunero indígena no debía confundirse con el homo economicus del pensamiento europeo burgués. Cuestionó la actitud gubernamental, por ejemplo, frente a los servicios obligatorios que tradicionalmente recaían sobre los ayllus. Para el legislador, estos servicios prestados a los párrocos, los corregidores, los curacas, en postas y escuelas, representaban mecanismos tradicionales de explotación, que deberían ser reemplazados por los “contratos libres”, característicos de la venta de la fuerza de trabajo. El Revisitador señalaba, sin embargo, que estas prestaciones laborales las cumplían los indios con buena voluntad:

“En el pueblo de Pocoata, manifestáronme los indígenas que no querían dejar de servir como antes por ser esa una costumbre de sus tradiciones, de suerte que, renunciaban a esa parte beneficiadora de la Ley, concebida por ilusiones y fantasías”.

Lejos de considerarlas abusos, los indios percibían estas prestaciones como servicios al Estado, y se ofrecían de buena gana siempre que el Estado se mostrase garante de sus derechos tradicionales respecto a sus tierras. Al querer mercantilizar las relaciones de autoridad y poder, la ley amenazaba con destruir los mecanismos que convalidaban la autoridad estatal frente a los ayllus." (pp. 99-100)



La reforma agraria y la ruptura del "pacto de reciprocidad" del ayllu con el Estado

"Dentro de la ideología comunitaria, tanto los “servicios forzados” como la cancelación del tributo, de acuerdo a cánones tradicionalmente aceptados, constituían la contraparte comunal de un pacto de reciprocidad con el Estado. Con la Revisita, se planteaba una transformación total del sistema impositivo vigente, o sea el desconocimiento unilateral del “pacto”. Se buscaba revisar las categorías tributarias conocidas (originario, agregado, forastero), extender títulos individuales previa agrimensura, extinguir la comunidad como unidad impositiva, reajustar el impuesto de acuerdo a la producción de cada predio. La 15

abolición de los “servicios forzados” fue un mero detalle en este asalto masivo por la “racionalidad capitalista” contra la compleja red de obligaciones y

contraobligaciones que fundaban las relaciones

comunidad/Estado en la ideología andina. Para los comuneros incluso el aspecto paternal del Estado era correcto y justo, siempre y cuando éste cumpliera con su tradicional papel de protector, que incluía la obligación de aceptar sus prestaciones." (pp. 100-101)



La mirada despectiva de la administración sobre el mestizo. La alianza entre mestizos e indígenas

"La administración criolla apenas encubría una actitud frente al mestizo, similar a la que asumía frente al indio. Así, para Narciso de la Riva, el mestizo sólo "está una línea más adelante del indio”

"...vive muy poco mejor, es flojo y desidioso; cultiva en la ajustada medida de sus necesidades, ayudado siempre por el indíjena; pobre como éste, no dispone de recursos pecuniarios con qué adquirir nada que lo haga un propietario o labrador levantado al lado del indíjena”.

Con tales frases, el Revisitador excluyó al mestizo de la categoría de los “civilizados” y, desde su perspectiva criolla, lo colocó en el bando de los “brutos”. Frente a esta exclusión, los mestizos de los pueblos no vacilaron en aliarse con los comuneros cuando así lo dictaban sus intereses. Existía, además, una capa mestiza —poco investigada— que incluso ofreció asesoramiento legal a los ayllus. Pero la convergencia coyuntural de intereses no debe confundirse con identidad cultural. Como mediatizadores del poder estatal, no podían sino aparecer frente las comunidades como seres ajenos, aun si la convivencia significaba ciertas ventajas para ambas partes. A través de la etnografía de las comunidades actuales,90 es posible profundizar en la ideología indígena respecto a los mestizos de los pueblos. Es significativo que, aun hoy, para los ayllus éstos se asocian generalmente con los animales salvajes, cuya relación predatoria con los ayllus los hace, a la vez, temibles y respetados. Aquí nuevamente los mestizos se encuentran ideológicamente excluidos de la “sociedad humana”. Si bien los criollos y los indios se acusaban mutuamente de estar fuera de la sociedad humana, por su parte los mestizos tocaron ambos polos, pero se definieron por la exclusión de ambos. Si en algunos momentos pudieron encabezar las reivindicaciones indígenas, en otros se aliaron más bien con las capas dominantes para extraer parte de los excedentes indígenas. Es esta ambigüedad, junto con Ja reducida importancia numérica de los mestizos en el Norte de Potosí, la que contribuye a definir el “oportunismo cholo”, que se mantiene como un elemento decisivo dentro de la estructura regional de poder." (pp. 109110) 16



La oligarquía criolla y su "apuro histórico"

"El enfrentamiento entre la nueva ética individualista y la “economía moral” de los grupos tradicionales no es un fenómeno propio de Bolivia. Este conflicto se había producido también en todos los países europeos durante las fases preliminares del capitalismo metropolitano. Pero la oligarquía criolla se sintió atrasada en una carrera internacional, en la que el precio de entrada era la transformación total de las estructuras económicas tradicionales bajo el control del Estado. En estas condiciones de “apuro histórico” (si cabe tal paradoja), fue incluso difícil mantener la ilusión de legitimidad, puesto que la única “solución” ál problema parecía ser la aplicación implacable de las mismas medidas violentas que había utilizado, por ejemplo, Inglaterra en el periodo de su propia acumulación originaría. Por eso, Narciso de la Riva, como otros revisitadores posteriores, pedían desesperadamente al gobierno la designación de “unos 30 hombres de línea que acompañen a la comisión en el resto de labores que le queda”. La renuencia gubernamental a buscar conflictos con “la indiada” —salvo cuando la misma supervivencia criolla estaba en juego— refleja la profunda debilidad de un Estado empeñado en “quemar etapas históricas” en pos de un objetivo planteado fuera del país." (pp. 110-111)

17

4. El desenlace •

El odio al indio en dos fragmentos

“En el mecanismo nacional se encuentra un órgano poco menos que atrofiado, conocido con el nombre de raza indígena... las últimas investigaciones científicas de antropometría llevadas a cabo por el distinguido pedagogo Jorge Rouma, han demostrado claramente la existencia de elementos biológicos étnicos susceptibles de ser aprovechados ventajosamente en ciertos órdenes de la actividad humana”. (José Aguirre Achá, Prefecto de Potosí, Informe Anual

al Supremo Gobierno, La Paz, 1915.) “La exterminación simple de la raza indígena es el método heroico adoptado en los Estados Unidos (para solucionar el “problema indio”)... Pero nosotros no podemos darnos ese lujo de los yanquis, porque el altiplano, expurgado de los indios, se convertiría en un yermo inhabilitado e inhabilitable”. (Demetrio Canelas, para los

terratenientes, en La Razón, La Paz, 21 de agosto de 1927.)" (p. 112)



El

enfrentamiento

Estado-ayllu

y

la

transformación

hacia

una

economía

monoexportadora de metales "El Estado sólo prescindiría de esta fuente de ingresos [los tributos indígenas de los ayllus] cuando los impuestos procedentes de las exportaciones metálicas y gomeras resolvieran su crisis financiera. Entre 1871 y 1880, la proporción de los ingresos gubernamentales representada por esta nueva fuente aumentó del 4% al 31% de los ingresos totales (Grieshaber 1977: 291-3). Por tal razón, el auge minero —primero de la plata y luego del estaño— permitió que el Estado soslayase un enfrentamiento definitivo con los ayllus, que habría sido imprescindible para el desarrollo sistemático de un “capitalismo agrario” en el sector rural. Aunque los tributarios norpotosinos no pudieron impedir la ruina de su proyecto mercantil, sí limitaron la expansión, de la propiedad privada en esa región. De los escombros del conflicto mutuamente destructivo entre estos dos proyectos agrarios incompatibles, surgiría la economía monoexportadora de metales como el hecho dominante en la historia y política del país hasta mediados de este siglo." (p. 113)



La modificación de la trama de alianzas a partir de la Guerra Federal

"Los pocos datos actualmente disponibles sugieren una modificación muy importante en la trama de las alianzas regionales, a partir de la Guerra Federal, contra el Estado oligárquico de los “patriarcas de la plata” (Mitre 1981). Si bien entre 1882 y la Guerra Federal el enemigo principal de los ayllus fue el Estado, representado por las autoridades fiscales, pudiéndose contar con los pequeños propietarios mestizos en una lucha contra un opresor común, en 1927 el blanco del resentimiento indígena se desplazó hacia los 18

terratenientes y pequeños propietarios mestizos, sus aliados de antaño, quienes ahora hacían causa común con los hacendados en favor de la extensión de la propiedad privada a costa de los ayllus. Los recaudadores criollos habían sido reemplazados, desde principios del siglo, por los nuevos “curacas recaudadores”, quienes lograron centralizar gran parte del poder fiscal en sus propias manos como parte del replanteo cauteloso del antiguo “pacto de reciprocidad”. Por otra parte, el avance del catastro en el norte potosino tuvo un significado político desproporcionado en relación a sus limitados logros territoriales. Los pequeños productores de los pueblos podían ahora consolidar sus títulos dentro del régimen privado mediante el pago del impuesto predial. Esta modificación del status jurídico de los mestizos produjo una ruptura en la alianza de ayllus y mestizos, alianza que había encauzado la resistencia a la Revisita exvinculatoria. La transformación consiguiente en el equilibrio regional de poder desencadenó un lento proceso de arrinconamiento de los ayllus norpotosinos, pese a su superioridad demográfica y las grandes extensiones territoriales que todavía se encontraban bajo el régimen del ayllu. Los aspectos tributarios del ayllu se mantendrían intactos, como también su régimen agrario y organización. Sin embargo, la iniciativa política empezaba a pasar a manos de los mestizos. Sólo la fuerza convulsiva del rechazo indígena contra la ruina económica y el acorralamiento político llegaría a invertir este proceso en ciertas circunstancias claves. El “Congreso Indigenal” del gobierno de Villarroel, por ejemplo, o la masiva movilización en busca de un “Estado popular” entre 1947 y 1953." (pp. 146-147)

19

5. Epílogo: Los ayllus frente a la segunda reforma agraria de 1953 •

Paz Estenssoro. La Reforma agraria del 53´: una reforma liberal, no socialista

“La Reforma Agraria no implica necesariamente un criterio socialista, es un criterio liberal: representa salir del régimen feudal superado ya en muchas naciones, pero que en los países atrasados económicamente, como son los de Latino-América en su mayoría, persiste todavía... Una Reforma socialista implica ia nacionalización y socialización de la tierra, no la subdivisión de la tierra en pequeñas parcelas para ser entregadas individualmente...” Víctor Paz Estenssoro

(1955, Discursos Parlamentarios. La Paz.: p. 310)



La continuidad liberal del proyecto de reforma agraria del MNR

"El proyecto liberal de desarrollo agrario estaba destinado a un fracaso parcial. Incluso en las regiones donde se logró la total expansión de la hacienda, el embrionario “capitalismo agrario” raras veces encontró fuentes adecuadas de capital o la tecnología apropiada para las condiciones altoandinas. De los recursos disponibles, la mano de obra servil fue evidentemente el más barato, dado que su reproducción se costeaba en las parcelas familiares adscritas a la hacienda. En muchos aspectos, el régimen d e hacienda se asemejaba al antiguo sistema de los curacas en cuanto buscaba legitimarse ante los colonos con actos de “generosidad señorial” (en primer lugar, la “concesión” de sus terrenos), aunque esta magnanimidad cacical resultó, a su vez, algo manchada por las eludas positivistas sobre el “grado de humanidad” alcanzado por los indios. Los niveles de mercantilización de los mismos hacendados fueron objeto de ataque por los afiliados al Movimiento Nacional Revolucionario (MNR). Este problema constituye un terreno casi virgen para las futuras investigaciones, aunque sospechamos que muchas haciendas manifestaban una “racionalidad campesina”, en la medida que vendían su producción de acuerdo a sus necesidades, no siempre motivadas por el afán de ganancia en una situación de competencia capitalista. De ser así, será necesario atribuir a los ideólogos del MNR el mismo error cometido SO años antes por Narciso de la Riva. Al negar una “racionalidad capitalista” a las unidades de

producción —familiares o señoriales—, no puede deducirse su falta de interés en la

producción mercantil. En éste, como en muchos otros aspectos, tras la imagen “revolucionaria” del MNR quedaba encubierta una continuidad con el pensamiento positivista liberal. Sin embargo, al proponer generalizar el modelo de producción familiar en el campo boliviano, el MNR aparentemente representaba una ruptura importante con los modelos de desarrollo imperantes antes de 1952. Se abandonó la búsqueda de una “vía terrateniente” hacia el “capitalismo agrario”, proponiéndose el 20

modelo mercantil simple, basado en la transferencia de valores del sector rural hacia los sectores urbanos e industriales, a partir de un proceso de “acumulación primitiva permanente”, cuyo principal medio de extracción del plustrabajo campesino sería el mercado. Al igual que la “vía fiscal” anteriormente analizada, la reforma agraria de 1953 esperaba evitar la separación del productor familiar de la tierra. Más bien, los principales costos de reproducción del régimen mercantil simple los asumirían las mismas unidades campesinas de producción, en cuanto gran parte de la cosecha anual seguiría siendo consumida dentro de la unidad productora. Sin embargo, se vislumbraba una nueva época, marcada por una creciente tecnificación que permitiría el pago del “impuesto único” por cada unidad propietaria, aboliéndose la contribución territorial y compatibilizando los intereses fiscales con los intereses urbano-industriales, a través de la estructura de precios y un nuevo sistema impositivo. Ahora bien, este objetivo no difería mayormente del proyecto liberal. Se trataba de una multitud de pequeñas unidades campesinas, cuya tecnificación se esperaba lograr mediante mecanismos determinados, como la cooperativización, en lugar de un número reducido de grandes “capitalistas agrarios”. (...) Pese a la retórica de algunos artículos, el objetivo principal de la reforma agraria fue la creación de una masa de pequeños propietarios privados antes que la defensa del ayllu. En este sentido, el Decreto debe considerarse como una prolongación de la Ley de Exvinculación de 1874, y un reconocimiento formal de la importancia creciente de los pequeños propietarios mestizos." (pp. 148-150, 152)



MNR: otorgamiento de derecho a voto a los campesinos y el intento de control mestizo sobre los indios

"El MNR al ampliar el electorado otorgando el voto a los campesinos, no tardó en montar el aparato sindical necesario para asegurarse que los nuevos ciudadanos votaran "correctamente”. En la región de Macha, como generalmente en el Norte de Potosí, este aparato fue manejado por los mestizos de los pueblos, y utilizado para ensanchar su control político sobre los indios de las estancias y ayllus circundantes. Al evaluar la prepotencia mestiza frente a los ayllus, es necesario reconocer que el factor subyacente fue el miedo a que la “indiada” volviera a amenazar vidas y propiedades de los habitantes de los pueblos. Por lo tanto quedó descartada la posibilidad de buscar los elementos necesarios para establecer una “democracia popular” entre las autoridades tradicionales de los ayllus y, las de las Centrales y Subcentrales, establecidas en las capitales provinciales y cantonales. Esto se debió a que no se tomó en cuenta la falta de correspondencia entre la jerarquía de los ayllus (con jurisdicción “vertical” entre puna y valle) y la estructura administrativa nacional. Los dirigentes mestizos buscaron subordinar a los indios a la política nacional del MNR y de otros gobiernos posteriores. También buscaron la inscripción de todos los campesinos en el Partido." (p. 158) 21



Los sindicatos movimientistas y su actitud hacia el antiguo tributo indígena

¿Cuál fue la actitud de los sindicatos movimientistas hacia el antiguo tributo? El valor real del tributo (o contribución territorial) se había devaluado a punto tal que, al igual que los servicios forzados, su suspensión no tenía mayor significación, en cuanto se busca ba la manera más conveniente de reemplazarlo por el nuevo “impuesto único”. Pero los curacas y cobradores indígenas no abandonaron tan fácilmente una práctica considerada como elemento constitutivo de sus derechos a la tierra. Además, el Tesoro departamental no quiso suspender su derecho al único gravamen fiscal que pesaba sobre las tierras comunales. Así, ambas partes dentro del “pacto de reciprocidad”, renovado en las primeras décadas del siglo, y mantenido por voluntad propia de los “curacas recaudadores”, tuvieron que enfrentarse a las nuevas autoridades movimientistas. Vista la tenacidad con que las autoridades fiscales indígenas y departamentales insistían en mantener la contribución territorial, los sindicatos lanzaron una contra-ofensiva entre los comuneros de los valles (provincia de Charcas), arguyendo que éstos estaban sometidos a la explotación de los cobradores en la puna, logrando reducir y en algunas zonas abolir el pago semestral del tributo. En la puna, por otra parte, intentaron acaparar ellos mismos el tributo que seguía recaudándose, por la autoridad fiscal del ayllu, a través de los antiguos cabildos semestrales de cobranza." (pp. 159-160)

Carta del gran ayllu Macha en repudio de representantes principales del MNR (pp. 162-164)



El proyecto político del ayllu: gobierno popular como respeto del "pacto de reciprocidad" Estado-ayllus

"Pese a la aparente ingerencia de alguna facción rival del pueblo en la formulación de este texto [Carta del ayllu de Macha en repudio de Reinaga y Paz Estenssoro], debe notarse la identificación entre el “impuesto único” propuesto por el MNR, y el antiguo “predial rústico” que debían pagar los pequeños propietarios mestizos una vez inscritos sus terrenos en los libros de catastro. Parece claro que los indios de los ayllus percibían directamente la continuidad en el plano impositivo entre el proyecto de exvinculación, lanzado en 1874, y la nueva política agraria del MNR. Por otra parte, es significativo que los dirigentes mestizos fueran acusados de engañar, no solamente al "pueblo" (en este caso los ayllus), sino también al “gobierno”. En este caso se trata, evidentemente, del “gobierno” representado por el fisco departamental, y por tanto copartícipe del "pacto de reciprocidad” entre ayllu y Estado. El “proyecto político" de los ayllus aparece aquí con toda nitidez: un “gobierno popular” sería un grupo de gobernantes dispuestos a respetar el antiguo “pacto de reciprocidad” con los ayllus. El MNR aparece como traidor frente al “proyecto popular” en la medida que sus representantes se muestran desconocedores de los términos del “pacto” y, por lo tanto, 22

como sucesores directos de los funcionarios liberales en lo referente a su política agraria frente a los ayllus." (pp. 164-165)



La ceremonia de cobranza de la tasa campesina

"Para los contribuyentes, la ceremonia de cobranza de la tasa es una “costumbre” que significa el reconocimiento público de sus tierras por los miembros de cada ayllu. De acuerdo con los padrones formados por los curacas que, como se ha visto, no se entregan al Tesoro Departamental desde principios de este siglo, cada tasero debe presentarse frente a la mesa del cabildo de recaudación correspondiente a cada semestre (San Juan o Navidad) para cancelar la tasa en presencia de los demás. Estas son ceremonias festivas, y en ellas las autoridades indígenas otorgan recibos a cada contribuyente como comprobante de pago. La ceremonia cumple así dos funciones: primero representa la contraparte del reconocimiento estatal de la distribución de los terrenos de cada ayllu entre sus miembros; pero también implica una validación interna de esta distribución que limita los litigios sobre linderos." (pp. 166-167)



La política boliviana: entre mestizos y ayllus

"Con la elaboración del catastro desde 1903 y 1910, y el reconocimiento fiscal de los derechos privados a tierras “usurpadas” de los avllus, los pequeños propietarios mestizos empezaron a separarse del bloque ayllu-pueblo, que se había movilizado conjuntamente contra la primera reforma agraria del siglo XIX. Igualmente, después de la euforia revolucionaria entre 1952 y 1956 (año del Plan de Estabilización promovido por el Presidente Siles Suazo), cuando todos los sectores populares imaginaban que la Revolución se había realizado en los intereses de cada uno, los ayllus se decepcionaron tempranamente en la medida que iban detectando la tendencia de la segunda reforma agraria de consolidar a los mestizos en la posesión privada de los terrenos “usurpados”, percibiendo los deseos del gobierno de recurrir nuevamente al “predial rústico” o impuesto único y la posición “oficialista” de los nuevos dirigentes mestizos empeñados en llevar a los ayllus hacia un acuerdo con la política gubernamental. Una concepción de los ayllus que los coloca al margen de la “vida nacional”, y los rotula de incapaces de participar en la “historia del país”, sin una adecuada dirección política por parte de los pueblos —opinión que hemos escuchado de diversos mestizos pueblerinos— comete un error análogo a aquel que llevó a los próceres liberales y conservadores a considerar a los ayllus como marginados de los circuitos comerciales. La “incorporación” de un campesinado atomizado a la “democracia riollo-mestiza”, por ejemplo, o la manipulación clientelista de los ayllus por coordinadores militares o cuadros partidarios representa un traslado moderno al plano político de los proyectos económicos de los antiguos gobiernos liberales, impacientes por la insistencia del indio de mantenerse al margen del “progreso”. 23

La política comunal no es menos coherente que la política sindical de los mineros. La resistencia de los ayllus a la primera reforma agraria se debe, precisamente, al derrumbe de la comercialización mercantil de cereales, que se había desarrollado en la región en base a técnicas probadas de aprovechamiento de los recursos humanos y naturales, previamente a la victoria de las políticas económicas liberales. Su rechazo a la segunda reforma agraria de 1953 derivaba de una percepción igualmente lúcida de las verdaderas intenciones del MNR, expresadas a través de una práctica agraria frente a los ayllus y directamente enraizada en la “reforma” liberal de 1874. La reforma agraria del MNR evitó el error político de su antecesora, conquistando las simpatías de los mestizos con sus políticas agrarias e intensificando el arrinconamiento de los grandes ayllus regionales, mediante la entrega del aparato sindical a los dirigentes de los pueblos. Hasta hoy las luchas políticas en el plano nacional se reflejan en la rivalidad de diversas facciones dentro de los pueblos rurales. Frente a los ayllus cada facción intenta copar los puestos sindicales locales, dando lugar a una especie de clientelismo “multi-polar”, que busca la movilización de los ayllus en función de distintos “proyectos nacionales”. En este contexto, la competencia entre los representantes de dichos “proyectos” para asegurarse la “lealtad” indígena, ha ido encubriendo, últimamente, los objetivos exvinculatorios de la segunda reforma agraria. Pero los ayllus norpotosinos han respondido ofreciendo su participación aparente en todos estos “proyectos”, de acuerdo con las realidades coyunturales del poder a nivel nacional. Una lealtad más duradera no debe esperarse mientras en ningún proyecto se ofrezcan por lo menos las garantías jurídicas mínimas para el fortalecimiento de la debilitada organización comunal. Queda por verse si el “miedo racial” de los políticos criollo-mestizos frente a la “sociedad alternativa” planteada por los ayllus se ha disipado ya, el punto que los futuros gobernantes puedan ofrecer estas garantías, en reconocimiento por lo menos de la potencialidad económica, señalada repetidas veces en estas páginas, de la formación cultural cuya “otredad” se han empeñado con tanto idealismo en negar, y con tanto realismo en manipular. De otro modo es probable que los movimientos indígenas, surgidos en varias regiones del país desde la década de 1960, se vean obligados a asumir posiciones cada vez más extremas de enfrentamiento étnico contra las nuevas “fuerzas del progreso” que aún buscan prolongar la desastrosa experiencia liberal." (pp. 169-172)

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Índice Introducción ..........................................................................................................................................................................3 •

La primera reforma agraria (1874) y el intento de extinguir el ayllu ...................................................................................................... 3



El "proyecto nacional" y las tensiones entre criollos, mestizos e indios................................................................................................ 3



El MNR y su nacionalismo mestizo................................................................................................................................................................... 4



La segunda reforma agraria (1953) y sus continuidades con la reforma oligárquica ....................................................................... 4

1. Los antecedentes del debate republicano.....................................................................................................................6 •

El control vertical de un máximo de pisos ecológicos dentro de la formación colonial.................................................................. 6



El curaca como intermediario en el período colonial .................................................................................................................................. 6



La autosuficiencia de cereales y harina y su destrucción a mediados del siglo XIX.......................................................................... 7

2. El "antiguo régimen” tributario: gobierno indirecto y auge comercial, 1825-1880 ...............................................8 •

El debate entre proteccionistas y librecambistas en el siglo XIX ............................................................................................................. 8



La nueva política agraria (1870): disolución de los ayllus y capitalismo agrario ................................................................................ 8



La resistencia indígena y el sistema de tributo.............................................................................................................................................. 8



El tributo indígena en la Colonia y en el Estado republicano ................................................................................................................... 9



El acceso a fuerza de trabajo extra-familiar de acuerdo con los mecanismos de reciprocidad andina...................................... 9



¿Existía una tendencia hacia el uso de mano de obra asalariada en tierras de comunidad?.......................................................10

3. Proceso y fracaso de la primera reforma agraria ...................................................................................................... 11 •

La venta de comunidades...................................................................................................................................................................................11



La reforma de la propiedad rural (1874): el proyecto de un capitalismo agrario.............................................................................11



Los fundamentos jurídicos de la reforma agraria de 1874 ......................................................................................................................11



El individualismo positivista de la reforma: la comunidad como enemiga ........................................................................................12



El catastro de todas las propiedades privadas rurales ..............................................................................................................................12



Las razones del fracaso del nuevo sistema tributario................................................................................................................................13



El incremento de sublevaciones indígenas y la Guerra Federal .............................................................................................................14

• La ideología liberal de la Revisita de Exvinculación (1879) y su incompatibilidad con la concepción comunitaria de las relaciones comunidad-Estado.....................................................................................................................................................................................14 •

El eurocentrismo del pensamiento criollo y la otredad andina..............................................................................................................14



Las prestaciones laborales indígenas al Estado y la garantía de sus derechos a las tierras..........................................................15



La reforma agraria y la ruptura del "pacto de reciprocidad" del ayllu con el Estado......................................................................15



La mirada despectiva de la administración sobre el mestizo. La alianza entre mestizos e indígenas.......................................16



La oligarquía criolla y su "apuro histórico" ...................................................................................................................................................17

4. El desenlace .................................................................................................................................................................... 18 •

El odio al indio en dos fragmentos..................................................................................................................................................................18



El enfrentamiento Estado-ayllu y la transformación hacia una economía monoexportadora de metales ..............................18



La modificación de la trama de alianzas a partir de la Guerra Federal ................................................................................................18

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5. Epílogo: Los ayllus frente a la segunda reforma agraria de 1953........................................................................... 20 •

Paz Estenssoro. La Reforma agraria del 53´: una reforma liberal, no socialista.................................................................................20



La continuidad liberal del proyecto de reforma agraria del MNR.........................................................................................................20



MNR: otorgamiento de derecho a voto a los campesinos y el intento de control mestizo sobre los indios .........................21



Los sindicatos movimientistas y su actitud hacia el antiguo tributo indígena..................................................................................22



El proyecto político del ayllu: gobierno popular como respeto del "pacto de reciprocidad" Estado-ayllus...........................22



La ceremonia de cobranza de la tasa campesina .......................................................................................................................................23



La política boliviana: entre mestizos y ayllus................................................................................................................................................23

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