Espacio, Territorio y Paisaje

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ENSEÑANZA DE LAS CIENCIAS SOCIALES INTEGRADAS DESDE EL ESTUDIO DEL ESPACIO GEOGRÁFICO

EL ESPACIO GEOGRÁFICO, OBJETO DE ESTUDIO LA GEOGRAFÍA Una de las disciplinas que constituyen el área de Ciencias sociales es la Geografía, y al igual que las demás, tiene un objeto de conocimiento: el espacio geográfico. Seguidamente se ofrece un breve análisis de la evolución de este concepto. En sus comienzos, la Geografía se preocupó por estudiar la tierra en general y a medida que avanzaba el desarrollo de las ciencias y con él la especialización del conocimiento, ella precisó más su objeto de estudio. Es así como a finales del siglo XIX, su pregunta era sobre la “superficie terrestre”, concepto por demás muy amplio y por tanto equivocado considerarlo de exclusividad de la Geografía, de ahí que se avanzó en precisarlo como la “cubierta de la corteza terrestre”, entendida como la cobertura de la tierra donde se incluye una diversidad de componentes: sólidos, la parte más externa y superficial de la litosfera; líquidos: las masas oceánicas, las corrientes y los depósitos hídricos y, la mezcla de gases de la baja atmósfera. Hoy, su objeto de conocimiento es el espacio geográfico, concepto que a su vez se le conoce como: paisaje, medio geográfico, región geográfica, geosfera, territorio y lugar. Esta gran diversidad de acepciones de su objeto de estudio, ha motivado la discusión de si la geografía es ciencia natural o social. Seguidamente se da paso a la revisión rápida de estas categorías de análisis, sin el ánimo de dar respuestas, solo busca ofrecer los múltiples puntos de encuentro con las demás ciencias sociales que su estudio posibilita. El Paisaje: es el concepto más genérico con el cual se ha pretendido nombrar el objeto de estudio de la Geografía, concepto que ha tenido a la vez, diversos significados, por él se entiende: naturaleza, medio ambiente, sistema de sistemas, recurso natural, hábitat, escenario, ambiente cotidiano, entorno, etc. Al respecto MONTAÑEZ, G. 1997,10 explica como los paisajes son unidades totales del entorno que contienen un fuerte contenido de formas y estructuras espaciales. Son sistemas integrales resultantes de la combinación de relieve, clima, plantas, animales, agua y, de la incidencia de las alteraciones tanto de origen natural como antrópico. Es decir, es una realidad amplia que incluye comunidades vegetales, animales y grupos humanos; elementos que poseen un ritmo evolutivo propio y que proyectan una historia natural de la diferenciación geográfica del planeta. Las referencias del paisaje se hacen solo a partir del conjunto de elementos naturales que caracterizan un espacio determinado y son objeto de interpretación, de ahí que los paisajes sean la imagen externa de los procesos que tienen lugar en un territorio. Hay dos aspectos a estudiar en el paisaje, uno como paisaje total, donde se le identifica con el medio geográfico y otro, el paisaje visual que corresponde a la estética o la percepción. Estos dos aspectos no se presentan integralmente, por el contrario el primero es indicador de la información sintética del territorio y el segundo es la percepción que se logra desde la observación. En esencia el concepto paisaje, permite destacar los componentes visuales del espacio, la combinatoria específica, que de modo aparente distingue la singularidad geográfica. 10

MONTAÑEZ Gustavo. 1997. En Geografía y Ambiente, enfoques y perspectivas. Bogotá.

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El Medio geográfico es el marco en el que se desarrolla la vida de los organismos vivos. Es el que sustenta la existencia de combinaciones articuladas y dinámicas de medios de vida. Es la expresión propia del medio biológico, dentro del marco de las relaciones hombre-naturaleza, donde se observa la reciprocidad y dependencia. Castañeda R. Javier11 1997, lo define como el resultado de las relaciones entre la naturaleza y la sociedad haciendo énfasis en la adaptación del hombre al medio natural. Según la distribución espacial el medio geográfico puede ser urbano o rural; el urbano como la expresión de una sociedad industrial y el rural la manifestación de una sociedad agrícola. El medio geográfico surge como sinónimo de entorno físico. Cada medio geográfico se observa asociado a determinado tipo de organización social. La Región geográfica, entendida como una unidad del espacio terrestre que tiene características similares que la identifican y diferencian de otras. Similitudes que pueden ser de carácter fisiográfico, climático y de vegetación y cuando se le agregan elementos como población y modo de vida de los pueblos que lo habitan, se convierte en una región funcional. Este concepto se le identifica con el de área geográfica. El Geógrafo francés, Pierre George,12 1993, define región geográfica como: “un espacio preciso pero no inmutable, inscrito en un marco natural dado, y que responde a tres características esenciales: los vínculos existentes entre sus habitantes, su organización en torno a un centro dotado de una cierta autonomía, y su integración funcional en una economía global. Es el resultado de una asociación de factores activos y pasivos de intensidad variable, cuya dinámica se encuentra en el origen de los equilibrios internos y de la proyección espacial”. Como puede verse en los conceptos anteriores, se observa una diferencia en lo que es región, en el primer concepto, una región es un espacio caracterizado por la variación o distribución uniforme de un determinado factor que puede ser ecológico, económico o social. Como ejemplo tenemos las áreas en la región andina: zonas industriales, agrícolas, mineras y ganaderas. En el segundo concepto, la región es un espacio donde interactúan fuerzas de acción ordenadas a partir de una red de centros urbanos, es decir de una ciudad principal. Lo anterior nos indica que existen dos clases de regiones: Homogéneas y Funcionales. El Territorio, es una parte del espacio geográfico sobre la cual se ejerce o se busca tener control político. Es el ámbito espacial en el que el Estado expresa poder, es decir es el campo de aplicación de la política y constituye el elemento esencial en la organización social, política y económica de la población que en él se ubica. Su origen histórico y político se entiende como la materialización e institucionalización de la sociedad a través del Estado, puede afirmarse que es su riqueza material, puesto que incluye el suelo, el subsuelo, el espacio aéreo, la plataforma submarina, el mar territorial, además de los recursos naturales que el suelo sustenta. 11

CASTAÑEDA R., Javier. 1997. La noción del espacio en la geografía escolar. Memorias 6° Encuentro latinoamericano de Geógrafos. Buenos Aires. 12 PIERRE George. Citado por ALVAREZ G. Alejandro. 1984. Conozcamos nuestra geografía. Editorial Pime Ltda. Bogotá. 115

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La geosfera o espacio vital, categoría de análisis donde no se excluye al hombre de su ámbito. Al contrario, lo considera una parte integral de ella. En este sentido Ernesto Jul,13 1972, retomando a Karl Jaspers, afirma que el hombre pertenece a la naturaleza como una especie de animal pensante, creador y provocador de una historia. La geosfera está constituida por un mundo no orgánico: la litosfera, la hidrosfera y la atmósfera; por un mundo vivo natural o biosfera y por un mundo humano-cultural. Elementos que constituyen un sistema socio geográfico, donde coexisten elementos abióticos como: el clima, el relieve, el agua y el suelo, con elementos bióticos como la flora y la fauna, sobre los cuales la población establece un sistema social, generándose así una interacción entre el medio geográfico y la sociedad a través de relaciones de producción y consumo en busca del bienestar social. El Espacio geográfico, es la categoría de análisis donde se condensan las anteriores, es entendido no como el simple escenario físico donde vive pasivamente el hombre subordinado a los fenómenos naturales, sino el espacio construido, el espacio vivido; el lugar en el cual se desarrolla la acción humana. La evolución del concepto espacio geográfico, se da en un contexto espacio-tiempo, correspondiente con el desarrollo de la sociedad y con las formas de apropiación de la naturaleza. Su teorización tiene como fundamentos diversas Corrientes filosóficas y científicas. Por ejemplo, según la concepción determinista, el espacio es un receptáculo o continente donde se soportan las relaciones entre los elementos naturales y sociales. En cambio, desde la concepción Historicista el medio natural le proporciona al hombre una gama de posibilidades que él desarrolla de acuerdo con sus capacidades. En la concepción Crítica en cambio, el espacio geográfico lo constituyen las formas y procesos espaciales producidos por las relaciones sociales de producción, de donde surgen los conceptos de espacio construido y espacio socio-geográfico. Santos Milton,14 2000, explica el espacio geográfico como “la suma indisoluble de sistemas de objetos y sistemas de acciones”. Donde las acciones son definidas por un comportamiento orientado, normativamente regulado y el cual implica una motivación y un esfuerzo. De ahí la afirmación de que la geografía es la ciencia de la acción. La categoría de análisis más contemporánea de la geografía es la de lugar, la cual se orienta al redescubrimiento de lo local, a considerar lo cotidiano, el espacio vivido. Sin embargo, hoy en día todos los lugares son virtualmente mundiales, gracias al desarrollo de las nuevas tecnologías. En el concepto de lugar, la proximidad o vecindad espacial es esencial, en ella se da la coexistencia de la diversidad y por ende se posibilita el ejercicio de la comunicación, crear lazos culturales y de cierto modo criterios de identidad. En contraste con lo global-lo mundial, la búsqueda está en la organización del espacio desde la 13 14

GULH Ernesto. 1972. Temas colombianos. Estudios geográficos. ICEC. Bogotá. SANTOS Milton. 2000. La naturaleza del espacio. Técnica y Tiempo. Razón y emoción. Ariel Geografía. Barcelona.

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información. El espacio geográfico como lugar es un componente básico del mundo vivido y desde una geografía de los lugares puede propenderse por una “percepción global y holística del mundo y de los hombres”. De manera gráfica, puede observarse como el concepto espacio ha sido nombrado de múltiples formas de acuerdo con el paradigma surgido en el desarrollo de la ciencia geográfica, lo cual no es sinónimo de que cada uno sea superado, simplemente coexisten y responden a los diferentes enfoques de la geografía, constituyéndose en las diversas categorías de análisis del concepto espacio geográfico.

LUGAR

SUPERFICIE TERRESTRE ENVOLTURA TERRESTRE

TERRITORIO ESPACIO GEOGRAFICO Categorías de análisis:

PAISAJE

REGIÓN GEOGRÁFICA

GEOSFERA

MEDIO GEOGRÁFICO

Gráfica No 1: Acepciones del concepto espacio geográfico. En estas formas de nombrar el espacio geográfico, se encuentran diferentes tendencias y enfoques del pensamiento geográfico y a la vez se observa el carácter integrador del conocimiento de la naturaleza y de la sociedad, comprenderlo así implica acudir a las múltiples explicaciones construidas por las diversas disciplinas sociales, donde es casi obligado el diálogo de saberes, la combinación de métodos y técnicas para alcanzar explicaciones complejas, como lo es su objeto de estudio.

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NECESIDAD DE UN ENFOQUE INTEGRADOR EN LA ENSEÑANZA DEL CONOCIMIENTO SOCIAL. RELACIONES INTER Y MULTIDISCIPLINARIAS DE LAS CIENCIAS SOCIALES La interdisciplinariedad es un paradigma sistémico donde hay causalidad circular y relaciones complementarias entre las ciencias. Es motivado en la hiperespecialización del conocimiento, originado por el desarrollo científico y el auge de la Tecnología; concibe el mundo como un todo, y es ahí donde se sustenta la integración de las ciencias, concepción a la que la Geografía no escapa, es por ello que establece nexos con otras ciencias, ofrece resultados y toma conceptos de aquellas que la complementan. Desde la interdiciplinariedad se trasciende la suma de los saberes y se propone la integración de conocimientos en torno al análisis de la realidad. Las otras ciencias sociales ofrecen a la geografía construcciones teóricas para la comprensión del fenómeno geográfico. Se superponen unas a otras y se extienden, a veces, a todos los campos del conocimiento. En la enseñanza de las ciencias sociales el espacio geográfico convoca la complementariedad, al análisis integrado de la realidad, en el análisis del espacio geográfico colombiano, por ejemplo, no sería suficientemente claro, si se omitieran las características socio económicas de los grupos humanos que en él se ubican, sus problemáticas psico-sociales, como tampoco si se descarta la reflexión sobre la estructura política que el pueblo ha construido desde el Estado y, mucho menos si omite el análisis histórico cultural de los diferentes hechos sociales generados en dicho espacio geográfico. Si bien cada ciencia social es un sistema de conceptos, las ciencias sociales en su conjunto son un sistema complejo, cuya estructura se da en el marco de la interacción de la información con miras a lograr explicaciones más complejas y acertadas de los fenómenos y problemáticas sociales. Es la hiperespecialización del conocimiento la que ha dividido lo que está unido en el mundo real. Es por ello que al abordar el proceso de enseñanza de las ciencias sociales ha de procurarse la integración didáctica de esas múltiples disciplinas, integración que ha de ofrecerse desde una visión interdisciplinaria de sus objetos de estudio, a partir del establecimiento de ámbitos conceptuales amplios que den paso a diversos contenidos posibles y a estrategias didácticas integradoras, donde el método problémico desempeña un papel fundamental. Las disciplinas docentes de las ciencias sociales para hacer realidad su concepción como área, han de constituirse en un conjunto indisociable del conocimiento social producido desde la investigación científica de los diferentes objetos de conocimiento; y es ahí donde el espacio geográfico cohesiona, al precisar, caracterizar y explicar el lugar, motivo de estudio, seguido por la ubicación histórica de los hechos o problemas a analizar desde las acciones humanas. Estrechar los nexos entre las disciplinas docentes de ciencias sociales no solo es una necesidad urgente sino una gran posibilidad desde su didáctica. El espacio geográfico entendido como un conjunto indisoluble de sistemas de objetos y acciones, surge como una categoría de análisis donde coexisten las diferentes ciencias sociales y desde donde se hace obvio el diálogo multidisciplinario. 118

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El espacio geográfico, como producto social, hace imprescindible el sustrato natural como soporte de la acción humana, es entonces un concepto donde coexiste la información de las ciencias naturales y las ciencias sociales. Como puede observarse en el siguiente gráfico. S. atmosférico S I S T E M A S

suelo

Hidrología

Clima

D E

Vegetación

O B J E T O S

Recursos naturales

Conflictos territoriales

Gobernabilidad ESPACIO GEOGRÁFICO

Cultura

Economía Litosfera

comercio Organización social

Contenidos

Formas

S I S T E M A S D E A C C I O N E S

Técnica

Tanto los sistemas de objetos, que conforman la naturaleza, como los sistemas de acciones, dados por la sociedad, se sustentan en el espacio geográfico, constituyen lo vivo, lo no vivo de la naturaleza y el intelecto humano desplegado sobre los diferentes recursos naturales para obtener de ellos beneficios. El sistema de objetos, constituido por los componentes del mundo real, el agua, el suelo, la atmósfera, etc, es el conjunto de recursos que el hombre explota y pone a su servicio. El sistema de acciones lo constituye las manifestaciones de una sociedad creada a partir de la explotación de los recursos. Es el accionar humano quien da forma a los contenidos del medio geográfico. Es la cultura. Dichos sistemas de objetos y acciones, son a su vez objetos de estudio de diversas ciencias y, cada una de ellas, con un enfoque natural o social, posee unas categorías conceptuales que la estructuran y dan cuenta de los diversos enfoques de la geografía. Es por ello que se habla de una geografía física, climatología, hidrología, biogeografía, geomorfología, antropogeografía, demografía, geopolítica, geografía matemática, geografía económica, entre otras.

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A MODO DE CONCLUSIÓN Las ciencias sociales, culturales, del hombre, del espíritu, de la discusión o de la comprensión, como se les llama, al precisar sus objetos de estudio e identificar el papel que cumplen hoy en la formación de los ciudadanos y en la comprensión de las dinámicas sociales, brindan la posibilidad de avanzar hacia una enseñanza conceptual, donde el encuentro de las diversas ciencias sociales se hace realidad, es decir se visualiza unas ciencias sociales como área de enseñanza. Entre dichas ciencias se destaca la geografía, vieja ciencia, que desde sus orígenes ha estado ligada a muchas otras, por su objeto de estudio, el espacio geográfico, pero, cada vez ha sido nueva, gracias a los movimientos teóricos y nuevos paradigmas que se dan en el desarrollo de su objeto de conocimiento; de ahí que ha oscilado entre posiciones positivistas e historicistas, entre enfoques cuantitativos y critico sociales, lo cual fortalece el quehacer de la geografía como disciplina docente. Comprender las nuevas concepciones de la geografía y en particular las diferencias y puntos de encuentro entre las ciencias sociales, anima el debate desde las variaciones conceptuales y procedimentales de estas ciencias, incorpora elementos de innovación didáctica y fomenta la pluralidad en el currículo de las ciencias sociales. Siendo el reto a asumir ahora la construcción de currículos de ciencias sociales integradas. Entendiendo por este la representación ideal de las diversas ciencias sociales integradas desde sus objetos de estudio y mediante la interdisciplinariedad como método de trabajo, donde el diálogo de saberes, la flexibilidad didáctica y la pertinencia social y académica son sus bases. En síntesis, es una manera de asumir didácticamente la complejidad del conocimiento social a partir del estudio del espacio geográfico.

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TEORÍA

Pensar el paisaje Explor ando un concepto ggeo eo Explorando eográfico gráfico CAMILO CONTRERAS DELGADO

L

as siguientes reflexiones tienen como propósito fundamental presentar un recorrido más o menos general de la formación del concepto paisaje y en particular del paisaje cultural. Como objeto de estudio de la geografía cultural, el paisaje ha transitado de término pictórico, a noción y a concepto. Será interesante notar cómo a través de este concepto es posible identificar los diferentes estadios de la geografía: de lo objetivo a lo subjetivo, de lo estático a lo dinámico, de lo fijo a la historicidad. La revisión parte del análisis etimológico que permite establecer cierta similitud entre las lenguas itálicas y germánicas en lo que se refiere al término paisaje. La transición de término a concepto en la subdisciplina de la geografía urbana es tratada en la segunda parte. Aquí se destacan las limitaciones iniciales con que la geografía urbana trató al paisaje: sin sujetos, sin historia, centrándose principalmente en lo visible e inmediato. La geografía cultural no estuvo exenta de estos rasgos en sus primeras escuelas (tercera parte del trabajo). No obstante ha sido en la geografía cultural donde se han desarrollado los debates más intensos así como nuevas teorías y metodologías: las representaciones, la nueva geografía cultural (en los ochenta), y se ha aprovechado el movimiento del giro cultural.

ESP A CIO Y TIEMPO, LA DISPUT A ESPA DISPUTA POR LA CENTRALID AD CENTRALIDAD La primacía del tiempo sobre el espacio y viceversa ha sido una discusión (a veces ociosa por ideológiTRA YECT ORIAS TRAYECT YECTORIAS

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ca) entre disciplinas como la geografía y la historia1. Sin embargo hay argumentos para considerar a estas dos categorías ontológicas como inseparables. Foucault es uno de los teóricos contemporáneos que ha criticado el sesgo temporal de las ciencias sociales: “la gran obsesión del siglo XIX fue, como sabemos, la historia: con sus temas de desarrollo, crisis, ciclos, [...] En la presente época estamos sobre todo en la época del espacio, en la época de la simultaneidad, de la yuxtaposición, de lo cerca y lejos, de lado al lado, de lo disperso” (Foucault 1967: 1). En otro lado el mismo autor menciona que el espacio en el siglo XIX fue tratado como si estuviera muerto, fijado, como no dialéctico, como inmóvil; por el contrario, el tiempo era rico, fecundo, vivo, dialéctico (Foucault, 1992, 126). No es que este autor pretenda anteponer el espacio sobre el tiempo; es más bien el diagnóstico de su Arqueología del saber y, al mismo tiempo el creciente reconocimiento del es-

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El siguiente ejemplo muestra esta necesidad profesional por anteponer una ciencia sobre otra (o, en términos categóricos al tiempo sobre el espacio) El ejemplo se da en un estudio histórico sobre la conformación de la frontera norte mexicana: “Son espacios donde los seres humanos que los habitan han construido una historia, y que también la han escrito para percibirse e interpretarse a sí mismos. [Son] lugares privilegiados donde se han generado hechos históricos significativos. Privilegiados porque son lugares de encuentro y desencuentro de culturas y sociedades, de pasados y presentes. Y también pueden llegar a ser loci philosophicus, porque llevan a la reflexión de las diferencias y de las identidades en la confrontación; es decir, del sentido de lo que se es y de lo que se opta por ser: de la mismidad y de la continui-

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pacio en la teoría social (simultaneidad, por ejemplo, sintetiza las dos categorías). También en el sentido de la inseparabilidad del tiempo y el espacio está el crítico literario ruso Bajtin (citado por Zubiaurre, 2000: 17) con su concepto “cronotopo”. Con este concepto el autor se refiere a la copresencia de tiempo y espacio, “sólo a través del espacio logra el tiempo convertirse en entidad visible y palpable”. Estas líneas introductorias tienen la intención de definir el punto de partida en el análisis del concepto paisaje: se trata de un concepto que implica la inseparabilidad del tiempo y el espacio. Aunque parezca obvia la inseparabilidad de tiempo y espacio, los primeros estudios del paisaje se limitaron a lo visible e inmediato, empobreciendo así los análisis y los alcances de un concepto integrador como el paisaje que nos ocupa.

DEL P AIS AJE PAIS AISAJE PAIS AISAJE AIS AJE PICTÓRICO AL P ACADÉMICO Paisaje es uno de esos conceptos originados a partir de términos no académicos ni científicos. De referirse a un espacio controlado por un “Señor” de la Edad Media, pasó al ambiente pictórico y de aquí al ambiente académico2. La palabra en español, así como su equivalente en francés paysage derivan de país y éste del latín pagus que se refiere a un distrito rural definido, aldad. De ello ciertamente da cuenta la geografía, pero sobre todo la historia recordada, inventada, aprendida, rescatada”. (Ceballos, 2003: 77). En esta cita Ceballos muestra una gran sensibilidad por el espacio, habla de los lugares, de los locus, sin embargo quizás sea necesario recordar que lugar no es igual a espacio. El lugar es un proceso de apropiación, con significados para los sujetos. No podemos hablar de lugar sin hablar de su historia, y, visto del otro lado de la moneda, la historia no puede concretizarse más que en el espacio. La frase de Eliseé Reclús sigue vigente: “La geografía no es otra cosa que la historia en el espacio, así como la historia es la geografía en el tiempo” (1986: 70). 2 Por cierto, Foucault comenta que “el discurso geográfico produce pocos conceptos, y los retoma un poco de todos lados”, así ha pasado con territorio, región, dominio, campo, horizonte (Foucault, 1992: 124).

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dea, poblado, burgo. Landscape (inglés), landschaft (alemán), landschap (holandés) y sus equivalentes en danés y suizo, tienen la misma raíz germánica, pero no siempre el mismo significado. En alemán a veces se refiere a una unidad administrativa. En cambio en el inglés de Estados Unidos se usa como un escenario natural, mientras que en Inglaterra el paisaje incluye por lo general elementos humanos. De esta revisión etimológica podemos apuntar que paisaje desde su origen estuvo referido a un espacio con límites (espacio controlado, distrito, unidad administrativa, escenario natural o humanizado). A este nivel no podemos hablar de niveles de análisis puesto que aún se trata de una noción no de un concepto3. Entre 1600 y 1900 en lengua holandesa paisaje estuvo referido principalmente a la apariencia de un área en el medio de la pintura. Fue hasta el siglo XX cuando se convirtió en un concepto académico perdiendo su atracción para pintores y poetas (Relph, 1981: 47). Aparecieron entonces las bases para la definición actual de paisaje: “una porción de tierra o territorio que puede ser comprendida en una sola mirada, incluyendo todos los objetos, especialmente en su aspecto pictórico” (Gregory, 2000: 431). Esta definición distaba aún de ser una definición conceptual. Una definición parecida pero que incluye el factor escala es la que propone Slater (1978, 71): “el segmento de la tierra situado entre el ojo del observador y su horizonte. En el nivel micro esto abarca habitaciones, la fachada de una casa. Esto incluye los elementos naturales (montañas, bosques, ríos, nubes) en combinación con acciones humanas tales como asentamientos humanos, caminos, edificios”. Por tanto, la escala del paisaje cambia con la ubicación física de quien observa. Estas definiciones retoman los límites como característica del paisaje, pero el nivel de análisis está centrado en lo sustancial (visible, inmediato). En México, el historiador Luis González propone el término matria para referirse, al igual que las 3

Para profundizar en la evolución etimológica de landscape se puede consultar a J. B. Jackson (1986: 64-81).

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El paisaje no es resultado de una generación espontánea, ni siquiera sólo de un proceso evolutivo, por tanto, estudiar el paisaje sin retroceder a sus antecedentes es condenar el estudio a lo inmediato coartando su real comprensión.

otras definiciones, a lugares delimitados: “el radio de cada una de estas minisociedades y que se puede abarcar de una sola mirada y recorrer a pie de punta a punta en un solo día” (González 1987: 52). Esta definición está relacionada con las ya revisadas en términos de escala. Sin embargo, la intención de González es proponer un concepto que sintetice los sentimientos afectivos con el entorno inmediato. Matria es una reacción a Patria, a los oficialismos, por matria González se refiere a la relación con la tierra inmediata, con el terruño. Esta dimensión, de los psicosocial, de lo cultural, de la perspectiva de los sujetos, es un significativo avance con respecto a las definiciones de párrafos anteriores. Para acercarnos al entendimiento del paisaje en el ámbito académico, por lo pronto es necesario distinguir este concepto del de escenario al cual reaccionamos estéticamente, mientras que el paisaje es 59

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un escenario examinado con una mirada entrenada (Roberts, 1995: 77). Lo que propone Roberts es que, efectivamente, todas las personas tenemos acceso al paisaje, como parte de nuestro ambiente, mismo que despier ta en nosotros reacciones inmediatas, emotivas; en este sentido se trata de un escenario. En cambio, para hablar de paisaje en términos complejos y conceptuales, para conocer y entender lo que allí hay, es necesario el acompañamiento de teorías, métodos y técnicas. Entonces así podemos estudiar, entre otras cosas, las reacciones inmediatas o no inmediatas, así como a la emotividad que despierta el paisaje en los sujetos. La forma en que se va construyendo el concepto paisaje nos permite advertir que el contenido del paisaje es complejo, variable, y por lo tanto, objeto de estudio de diferentes disciplinas –entre ellas la historia, la geografía, la arqueología, la antropología. Por ejemplo, gran parte del trabajo realizado en la geografía histórica está relacionado con la descripción y explicación del contenido visible del paisaje, incluyendo contrastes regionales, patrones de colonización, lo rural y lo industrial, formas de las villas y pueblos, estilos arquitectónicos, el carácter de las fronteras, y así por el estilo. El punto de vista arqueológico propone a la discusión dos cuestiones centrales en el estudio del paisaje: el tiempo y las evidencias visibles que forman parte del paisaje. La metáfora del iceberg ayuda a entender que en el paisaje (visible) sólo una pequeña parte sale a la superficie. Por tanto, la utilidad de los elementos visibles del paisaje para el análisis morfológico es limitada puesto que lo visible es sólo la etapa final de una larga secuencia de desarrollo. Esto no quiere decir que no se puedan obtener conclusiones a partir de los elementos visibles del paisaje, más bien significa que esas conclusiones pueden quedar condicionadas por estructuras antecedentes no visibles (Roberts, 1995: 83-85). Recapitulando, el estudio del paisaje nos enfrenta con tres cuestiones fundamentales: el papel del

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tiempo, las limitaciones de lo visible, y la complejidad de los fenómenos que lo componen. El paisaje no es resultado de una generación espontánea, ni siquiera sólo de un proceso evolutivo, por tanto, estudiar el paisaje sin retroceder a sus antecedentes es condenar el estudio a lo inmediato coartando su real comprensión. Lo mismo sucede con la pereza intelectual de no suponer que detrás de lo visible está la mayor riqueza que debe ser estudiada. Pero es muy pronto para hablar de las representaciones en y del paisaje. El otro aspecto fundamental es la diversidad de fenómenos en el paisaje, de allí la tradicional virtud del trabajo geográfico de proponer estudios que integren las diferentes dimensiones de la realidad. En las siguientes secciones revisaremos cómo se ha tratado al paisaje desde la geografía, abordando en primer lugar la geografía urbana y después la geografía cultural, puesto que el giro cultural es un movimiento más reciente.

EL P AIS AJE URBANO, P AIS AJE PAIS AISAJE PAIS AISAJE SIN SUJETOS Entre 1950 y 1970 la geografía urbana anglosajona limitó el estudio del paisaje urbano a los aspectos de la división y uso de la tierra. El desarrollo estadístico y los análisis de precisión fueron algunos de los factores de esta tendencia. En ese periodo la geografía urbana de Estados Unidos fue marcadamente econocéntrica. Temas como los distritos residenciales, la localización industrial, y las interacciones espaciales, entre otros, fueron tratados en términos económicos como valor de la tierra, dimensiones económicas del uso de la tierra, maximización de utilidades, etc. Esto condujo a que en la geografía urbana de ese país se descuidara el estudio del paisaje urbano como objeto de estudio relevante, se olvidó la parte cultural, se evitó el rol del tiempo en la conformación urbana4. 4

En Estados Unidos el paisaje no ha surgido como criterio para resistir los cambios en el uso del suelo. Mientras que en Europa,

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Ante ese panorama de la geografía urbana, fueron los geógrafos culturales y los historiadores sociales (con la evolución funcional del paisaje), los planeadores y arquitectos (con el análisis estético), quienes apreciaron la importancia del paisaje urbano. Fue hasta el final de los años sesenta y principios de los setenta cuando algunos temas relacionados con la morfología fueron considerados en la geografía urbana de Estados Unidos5. Este cambio respondió más bien a estímulos externos (a la disciplina) que a iniciativas propias: por el interés cada vez más generalizado en la calidad ambiental, en la preservación histórica, y en el resurgimiento de la cuestión cultural. Algunos de los desafíos analíticos que esta nueva visión presentó obligan a visualizar a la ciudad como un sistema físico compuesto por estructuras materiales arregladas bajo ciertos patrones culturales. Esto conduce al análisis del paisaje urbano, que se justifica por la relevancia de la especificidad de una sociedad urbana en un hábitat específico, es decir, por la personalidad de la ciudad. Con lo anterior ya se empezaba a advertir que a cada sociedad corresponde un cierto tipo de paisaje urbano. La particularidad del lugar captura la esencia de la comunidad a través de los edificios, los espacios abiertos, el estilo del arreglo espacial, la escala, los materiales. Si la ciudad es pequeña, compacta y fuertemente anclada en la cultura regional, son fuertes los enlaces identitarios entre las expresiones físicas y sociales. La especialización funcional del lugar y los ciclos económicos también son fundamentales en la configuración del paisaje (industrial, comercial, minero, educativo, turístico, etc.).

el paisaje es parte del patrimonio nacional y sujeto de planeación y regulación, en Estados Unidos el paisaje es remitido a lo silvestre, a los monumentos y parques nacionales. Sin embargo, a pesar de que aún hoy en día el paisaje en Estados Unidos no tiene legitimidad o significancia política, se reconoce que éste puede emerger como un elemento crítico en las batallas ambientales (Friedland, 2002: 365-366). 5 En cambio, desde la década de los veinte del siglo XX Carl O.

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Podemos ejemplificar la correspondencia de la morfología del paisaje y el tipo de sociedad con un caso que hemos estudiado con anterioridad. Se trata de un pueblo fundado y desarrollado por la explotación del carbón mineral. En la localidad se abrieron sucesivamente cuatro minas, de manera que cada vez se requirió más mano de obra. De acuerdo a esto fueron apareciendo los barrios de los trabajadores y sus familias al lado de los centros de trabajo. Así, frente a la mina 1 quedó el barrio 1, y así hasta la mina y barrio 4 se dio esta correspondencia. La localización y dirección de las minas marcó la localización y dirección de los barrios. Por otro lado, las jerarquías ocupacionales en la mina también marcaron la localización de los barrios de los trabajadores sindicalizados por un lado y los de confianza por otro. Este patrón fue común en localidades mineras (ver cuadro 1).6 En la geografía urbana han dominado dos grandes aproximaciones al estudio del paisaje. Conzen (1978: 144) agrupa las aproximaciones en dos grandes categorías, la primera basada en el paisaje como un ensamble de fenómenos concretos, mientras que la segunda ve al paisaje como experiencia subjetiva. La primera busca establecer un inventario de “lo que está allí fuera” (lo objetivo), en tanto que la segunda perspectiva busca el conocimiento social del paisaje en términos de comportamiento, en la selectividad de la observación así como en las actitudes psicológicas hacia lo que es percibido. Por supuesto que las metodologías de cada una de las perspectivas difieren considerablemente. La perspectiva objetivista divide el paisaje urbano en: a) la ciudad o pueblo plan (ground plan) que se refiere al catastro, a la matriz de la tierra funcionalmente diferenciada (sistema de calles, patro-

Sauer había destacado el estudio de la morfología en la geografía cultural. (Sauer, 1925: 1954). 6 Se trata de la localidad Minas de Barroterán en el Municipio de Múzquiz en el estado de Coahuila.

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do impulsado por Lynch (1959). Con este método nes de lotes y edificios). Estos elementos pueden ser es posible comparar mapas mentales entre individuos diferenciados por el período histórico de construcasí como entre diferentes grupos (por género, profeción y su estilo y por el tipo de función (fábricas, sión, edad, clase social). El supuesto de Lynch es que escuelas, tiendas, habitación); b) el uso de la tierra, la gente nota y memoriza sólo una parte de las caque es el componente más efímero del paisaje urbaracterísticas visibles del paisaje urbano. La riqueza no, surge de las diferentes necesidades de usos espedel método está no sólo en el registro de esos sitios cializados del suelo y el espacio (proporciones, forpor parte de los sujetos, sino en la búsqueda de los mas, localización, densidad de población, significados de esos sitios para los sujetos. En la consaccesibilidad). No sobra decir que un inventario estrucción de mapas mentales hay factores que puetático de los elementos del paisaje urbano no puede den ser determinantes como los patrones de moviser un fin en sí mismo ni suficiente para comprender miento (tipo de transporte, rutas) que expanden o las influencias antecedentes en su formación. En una reducen la percepción del paisaje. perspectiva dinámica del paisaje urbano se debe reLa aproximación subjetivista al estudio del conocer la necesidad de considerar los cambios en la paisaje urbano, constituyó una propuesta de nuevas sociedad, así como la traducción de esos cambios en teorías y métodos. Se estaba abriendo paso a las reel paisaje. presentaciones en la geografía. Los estudios del paisaje urbano desde la perspectiva subjetivista CU ADR O 1 CUADR ADRO tienen una trayectoria mucho más corta que los estudios de la persPLANO ACTUAL DE MINAS DE BARROTERÁN, MÚZQUIZ, pectiva objetivista. Fue hasta la mitad del siglo XX cuando la perspectiva subjetivista se intensificó con Kevin Lynch (1959). Uno de los principales temas atendidos fue la percepción del paisaje, tema que se ha estudiado desde tres puntos de vista: a) la dimensión histórico-cultural que se ha ocupado de los significados del paisaje urbano para los sujetos; b) la estética del paisaje, la que da cuenta de la apreciación emocional del paisaje y donde ésta puede ser directamente evaluada; y c) las conductas asociadas con paisajes urbanos en contextos específicos, lo que resulta de una interpretación y selección jerárquica de elementos del paisaje por parte del sujeto. Lo anterior puede representarse en “mapas mentales”, méto- Con base en: SCINCE95, Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática, Coahuila, México.

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LA GEOGRAFÍA CUL TURAL, TRADICIÓN CULTURAL, Y A CTU ALID AD ACTU CTUA DA Quizás una de las áreas de la geografía donde se han dado los mayores cambios (y debates) alrededor del paisaje es la geografía cultural. Esto puede estar relacionado con cambios fundamentales (epistemológicos, teóricos y metodológicos) en las disciplinas con las que la geografía cultural dialoga: sociología, antropología, historia, arqueología, entre otras. Uno de estos cambios cruciales es la aparición del sujeto y el giro cultural. Antes de centrarnos en el paisaje cultural conviene enmarcar su situación actual en la trayectoria intelectual de la geografía cultural. La tradición alemana encuentra entre sus iniciadores a Otto Schlüter (1872-1959) quien logró mantener la unidad de la geografía y evitar tomar partido en la difícil cuestión del determinismo. En 1907, con uno de sus trabajos, convirtió al paisaje en el objeto de la geografía humana: la identificación de la organización del paisaje, la descripción así como TRA YECT ORIAS TRAYECT YECTORIAS

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la captura de la génesis de aquello que desde entonces se conoce como morfología del paisaje cultural. Sin embargo, la geografía alemana entre 1920 y 1960 (con excepción de Hahn) ignoró las actitudes y las creencias, lo que la llevó a plantear un paisaje estable. Por otro lado, a pesar de que en esta escuela fue considerada la dimensión cultural del paisaje desde muy temprano, tenía la limitación, en el período mencionado, de circunscribir el paisaje exclusivamente a la geomorfología de lo que el ojo abarca (Claval 1999: 25-29) Hablar de la geografía cultural de Estados Unidos es hablar de Carl O. Sauer7 y de la escuela de Berkeley. Dada la influencia de los antropólogos norteamericanos, Sauer (1925) hace de la cultura “el conjunto de herramientas y artefactos que permiten al hombre actuar sobre el mundo exterior, y va más 7

Fue Carl O. Sauer quien introdujo el concepto de landscape a la geografía de Estados Unidos en 1925 con su “Morfología del paisaje” (Sauer, 1925).

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allá: la cultura se compone también de asociaciones de plantas y de animales que las sociedades han aprendido a movilizar para modificar el ambiente natural y hacerlo más productivo”. Sin embargo, Sauer como los alemanes, ignora las dimensiones sociales y psicológicas de la cultura (Claval, 1999: 31-33). El paisaje cultural es el principal objeto de estudio de la geografía cultural, por lo que ha sido tema de profundos debates. La definición clásica es la que propuso Carl O. Sauer: El paisaje cultural es configurado a partir de un paisaje natural por un grupo cultural. La cultura es el agente, el área natural el medio, el paisaje natural es el resultado. Bajo la influencia de una cultura dada, con cambios a través del tiempo, el paisaje es desarrollado, pasando a través de diferentes fases. Con la introducción de una cultura diferente se da un rejuvenecimiento del paisaje cultural, o un nuevo paisaje es sobre-impuesto en los remanentes del viejo paisaje (Cosgrove, 2000: 140).

La definición establece claramente la diferenciación entre cultura y naturaleza. Cuando Sauer se

Lo que ahora se busca es comprender la interpretación simbólica que los grupos y las clases sociales dan al entorno, las justificaciones estéticas o ideológicas que proponen y el impacto de las representaciones acerca de la vida colectiva 64

refiere al “rejuvenecimiento” del paisaje por “la introducción de una cultura diferente”, no está planteando como único escenario la introducción pacífica y en armonía de otra cultura. Sin embargo, parece necesario discutir a qué se refiere Sauer por rejuvenecimiento. Las posibilidades de cambio se nos antojan diversas, incluso el “envejecimiento industrial”, el «envejecimiento demográfico”. Si por rejuvenecimiento debemos entender cambios, no hay duda sobre el planteamiento de Sauer. Cosgrove opina que esta afirmación de Sauer está referida a los impactos de la colonización y de la modernización. Si esto es así, entonces la definición de Sauer está fuera de tiempo. En Francia los primeros pasos de la geografía cultural se apoyaron en los géneros de vida que a la postre serían factor de su crisis. En principio, sin embargo, proceder a través de los géneros de vida permitió dar un estatus de autonomía a la cultura; esto es, la cultura dejó de ser analizada en términos de la relación hombre/medio. Para Vidal de la Blache los elementos de la cultura (instrumentos que las sociedades utilizan y los paisajes que éstas modelan) sólo tienen significado si se los ve enmarcados en los géneros de vida. Para de la Blache esto era fundamental, puesto que el género de vida permite una visión integradora sobre las técnicas, las herramientas y las formas de habitar. Así, para este autor la cultura es ‘aquello que se interpone entre el hombre y el medio y humaniza los paisajes’ (Claval 1999: 25-29).

Jean Brunhes, discípulo de la Blache, sin abandonar el eje de los géneros de vida, avanza en prestar atención al valor simbólico de lo que hay en el paisaje. Sin embargo, el análisis de la ocupación del suelo resulta más relevante para él. Aunque los geógrafos franceses fueron atraídos por la forma en que los hechos religiosos marcan el paisaje (iglesias, calvarios, cruces, peregrinaciones, comercio de objetos rituales, etc.), trataron esta particularidad desde afuera, fieles a la influencia positivista. No se atrevieron

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a escrudriñar en la mutua relación paisaje-conducta. Descansar todo el arsenal de la geografía cultural en los géneros de vida fue como meter todos los huevos en una misma canasta. El progreso técnico del siglo XX, la facilidad de las comunicaciones y la fabricación masiva de herramientas empezó borrando la diferenciación de pequeñas campiñas y sociedades etnológicas del mundo tradicional. En otras palabras, el análisis de los géneros de vida no se adapta al mundo urbano e industrializado. Bajo esta lógica el objeto de estudio de la geografía cultural estaba en extinción. Esto fue resultado de enfatizar el aspecto material y objetivo en el análisis del paisaje cultural, pues aún en ambientes similares y con procesos de organización y adaptación similares, los símbolos y los significados serán diferentes. Lo mismo se aplica a las técnicas (por ejemplo las agrícolas): aunque tiendan a uniformar el aspecto material, habrá continua traducción y modificación de símbolos y significados. La tendencia a la uniformidad de las técnicas e instrumentos valió para que los geógrafos culturales descubrieran el rico insumo de las representaciones hacia la década de los ochenta del siglo XX8. A mediados de la década de los setenta del siglo XX, la geografía cultural pasó a una nueva etapa dejando atrás la exclusividad de lo objetivo, y los estudios “desde afuera”. Algunos geógrafos optaron por el análisis y la descripción del mundo según la

experiencia directa que de él tienen los sujetos. La geografía ya tocaba la fenomenología9. Lo que ahora se busca es comprender la interpretación simbólica que los grupos y las clases sociales dan al entorno, las justificaciones estéticas o ideológicas que proponen y el impacto de las representaciones acerca de la vida colectiva De los anteriores virajes no se puede afirmar, sin embargo, que la geografía francesa abandonara los aspectos materiales de la cultura, más bien el espectro de análisis se amplía: ahora describe las pasiones y los gustos de la gente, los cambios de actitud con respecto a la cultura, las identidades y el lazo territorial. De esta manera la geografía se acercó a las humanidades, es decir a las disciplinas de la expresión y la comprensión. Metodológicamente estas perspectivas están familiarizadas con el análisis del discurso, centro de una de sus principales críticas, desde la misma geografía: “no dan un lugar suficiente a las prácticas e ignoran los aspectos materiales y las implicaciones biológicas de los hechos de la cultura. Captan las geografías que la gente dice y no las que modelan realmente los flujos de intercambio y los haces de relaciones institucionales” (Claval, 1999:74). La crítica de Claval toca el nivel teórico de la geografía humanista. Por un lado Claval entiende al procedimiento fenomenológico como excluyente; hay, sin embargo, voces desde la misma fenomeno-

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Las representaciones son descripciones de algún aspecto de la realidad. Una serie de prácticas mediante las cuales los significados son constituidos y comunicados. Las representaciones no sólo reflejan la realidad, sino que éstas permiten, además, constituir la realidad. Las representaciones no sólo son textos, palabras, pinturas, sino que también incluyen material cultural como los paisajes que comunican mensajes múltiples y heterogéneos. Pero, hay una mediación en la representación del paisaje: la selectividad. La gente selecciona, se apropia, recompone y particulariza los significados de fenómenos culturales y materiales como el paisaje. El paisaje representa y reifica los valores culturales, pero esas representaciones también pueden ser desreificadas (con reacciones a representaciones impuestas), (Duncan, 2000: 703).

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Esta corriente tiene dos fuentes filosóficas principales: Husserl y Martin Heidegger. La metodología de Husserl se sintetiza en tres pasos: a) la suspensión de presuposiciones, abstenerse intencional y sistemáticamente de todo juicio relacionado directa o indirectamente con la existencia del mundo externo (poner el mundo entre paréntesis que equivale a la reducción fenomenológica); b) reflexionar no sobre los objetos de nuestra percepción sino en la manera en la cual éstos son originalmente dados (a lo que Husserl denomina fenómeno); c) revelar la verdadera esencia del fenómeno. Algunos de los autores en geografía que han reflexionado con esta perspectiva son Entrikin, Gregory, Relph, Tuan. La fenomenología no es sólo una crítica del positivismo, sino además una alternativa. Para ampliar estos aspectos de la fenomenología (así como las críticas de que es objeto) puede consultarse a Alfred Schutz (1974: 327).

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Los aspectos centrales del paisaje en esta “nueva geografía” son el simbolismo, el significado, la identidad, el territorio, la agencia humana. logía que proponen a ésta como una aproximación complementaria a las ya existentes10. Por otro lado, Claval resta alcance y el verdadero sentido a las representaciones. Las visualiza sólo como lo que la gente dice, como separadas de la constitución de la realidad. Mientras que una parte valiosa en la propuesta de las representaciones, es precisamente que éstas son parte constituyente de la realidad.

LA NUEV A GEOGRAFÍA CUL TURAL NUEVA CULTURAL La crítica a los conceptos sauerianos de cultura y paisaje fue el punto de partida de la nueva geografía cultural a principios de los años 80. La nueva propuesta retoma con más énfasis las categorías de espacio y espacialidad a diferencia de la geografía cultural antecedente que enfatiza el aspecto ambiental y materiales del paisaje. Los aspectos centrales del paisaje en esta “nueva geografía” son el simbolismo, el significado, la identidad, el territorio, la agencia hu-

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Al respecto Schutz comenta que “los resultados de la investigación fenomenológica no pueden ni deben chocar con los resultados probados de las ciencias mundanas, ni siquiera con las doctrinas probadas de las llamadas filosofías de las ciencias [...] la fenomenología tiene su propio campo de investigación y espera terminar allí donde otros comienzan” (Schutz, 1974: 124).

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mana. De manera que esta corriente está más cerca de la teoría de las ciencias sociales y humanidades que de la biología y las ciencias de la tierra. Otro aspecto que caracteriza a la nueva geografía cultural es el reconocimiento de la importancia del pasado en el entendimiento del paisaje. Una de las asunciones de esta corriente es que los significados son construidos activamente, negociados y siempre constituidos a través de discursos de agentes humanos y no humanos (tema común de las filosofías posmodernistas). Es fácil entender que la nueva geografía humana comparte una posición política: el punto de vista de los subalternos. De manera que la perspectiva de género, de clase, de etnicidad, edad, etc., se inclina a favor de grupos específicos. También dentro de esta corriente hay influencia de la teoría postcolonial, que en su nombre lleva la reacción a los paradigmas tradicionales dominantes y cuyos temas centrales son la transculturación, la hibridez, la geografía imaginativa.

EL P AIS AJE CUL TURAL PAIS CULTURAL Una nueva generación de estudios geográficos, en particular del paisaje cultural, contribuye con una nueva perspectiva (humanista) y con nuevas (o al menos explícitas) categorías que Sauer no consideró, tales como: construcción social, representación, y poder: Un paisaje es una imagen cultural, una forma pictórica de representar, de estructurar o simbolizar los alrededores. Esto no quiere decir que los paisajes sean inmateriales. Por el contrario, los paisajes pueden ser representados en una variedad de materiales y de superficies (en pinturas, en obras literarias, en la tierra, las piedras, en el agua y la vegetación sobre el suelo (Daniels y Cosgrove, citado por Cosgrove, 2000: 140).

En esta perspectiva se enfatiza también lo visual en el paisaje; sin embargo, no se restringe a la

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morfología y a los rasgos visibles. Todos los aspectos del paisaje son considerados como representaciones, por tanto, su interpretación revela las actitudes sociales y el proceso material. La corriente más extrema en esta perspectiva es la que trata al paisaje cultural como un texto, donde se utilizan métodos de análisis del discurso. Esta corriente no está libre de detractores, quienes consideran que el énfasis en las cualidades semióticas y en las representaciones tienden a desaparecer los aspectos sustantivos del paisaje, la materialidad y raíces del horizonte de la vida diaria (lifewords) de las comunidades. Schein (1997: 662), desde una fórmula más dinámica del paisaje sin perder su materialidad propone: “Los paisajes están siempre en proceso de transformación, ya no reificados ni concretizados, sino continuamente bajo escrutinio, a la vez manipulable, siempre sujeto a cambio, donde quiera implicado en la formulación constante de la vida social”. Desde la definición de Sauer en las primeras décadas del siglo XX, la forma de ver y definir el paisaje cultural ha cambiado enormemente. Cuando en Sauer hubo una visión más estructuralista, con más énfasis en lo visible, y el aspecto cambiante quedaba circunscrito al “rejuvenecimiento”, las nuevas definiciones enfatizan el papel de las representaciones del paisaje en la constitución de la realidad, y por tanto la centralidad del sujeto en la construcción del paisaje. La temporalidad es un aspecto que ya se había considerado desde antes de la nueva geografía cultural, pero que las nuevas corrientes han destacado. La diferencia es que la temporalidad no está sujeta a la sucesión de “capas” visibles, sino que aún aquello que parece estable está en continuo cambio y transformación. El vicio de la sustancialidad es difícil de encontrar en la nueva visión del paisaje.

GEOSÍMBOLOS Y TOPÓNIMOS En el paisaje cultural sobresalen dos elementos visibles, pero, como el iceberg, esconden una riqueza de

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significados e interpretaciones, se trata de los geosímbolos y los topónimos. El geosímbolo, lleva la teoría de los símbolos al terreno del espacio geográfico. Un símbolo es efectivo porque subraya lo que se comparte; derivado de esto el geosímbolo es un lugar, un itinerario, una extensión o un accidente geográfico que por razones políticas, religiosas o culturales reviste, a los ojos de ciertos pueblos o grupos sociales, una dimensión simbólica que alimenta y conforta su identidad (Bonnemaison, citado por Giménez, 1996: 14). Los asentamientos humanos, cualquiera que sea su tamaño, incluyen geosímbolos en sus paisajes (una montaña, un edificio administrativo, una calle, un parque, etc.). Para Tuan (1974: 200), la razón de ser de los geosímbolos no es algún atributo físico intrínseco sino su

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efectividad, articulando y simbolizando los genuinos sentimientos históricos de una comunidad o de una parte de la comunidad. Como mencionamos, no es el aspecto sustancial el que define la cualidad simbólica del geosímbolo. Por otro lado, también suponemos que el geosímbolo es parte de esa dinámica cambiante, en continua transformación del paisaje11. Los topónimos pueden complementar el símbolo visual. Los topónimos (oficiales o no) también son efectivos articulando y recordando el lugar en que se está (o el lugar que se ha dejado). Por ejemplo la reproducción de paisajes de algún lugar de México en California por los migrantes mexicanos. El bautismo del espacio y de todos sus puntos notables no se hace solamente para ayudar a señalar. Se trata de una verdadera toma de posesión (simbólica o real) del espacio (Claval, 1999: 162). A los nombres impuestos oficialmente pueden oponerse los sobrenombres que la gente rebota como reacción. También sucede que los nombres cambian brutalmente tras la instauración de un nuevo poder, de una invasión o del triunfo de nuevos modelos. Nombrar lugares es impregnarlos de cultura y poder (Claval, 1999: 173). Esto sucede tras la conquista violenta de un pueblo, tras el triunfo y posesión de un grupo gubernamental que estratégicamente se propone diferenciarse de sus antecesores y de paso intentar borrarlos de la memoria colectiva. Hay un asunto problemático en la relevancia del lugar, del territorio, del paisaje en la identidad. El argumento de la desterritorialización de la cultura y de la identidad es convincente bajo ciertas condiciones. Maffésoli citado por Claval (1999: 332) comenta que el sentimiento de identidad deja de estar pro-

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La geografía cultural adoptó la iconografía como una de las herramientas fundamentales para el estudio e interpretación de los símbolos. Inicialmente, la iconografía fue aplicada a los íconos religiosos y a las imágenes pintadas. Fue hasta mediados de los años cincuenta cuando la iconografía fue introducida a la geografía como un método de interpretación del paisaje y la cartografía (Cosgrove, 2000: 366).

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fundamente arraigado: nace de posturas que se eligen, objetos de los que uno se rodea, de la manera de vestir, de los deportes que se practican, de los pasatiempos preferidos, esto quiere decir que entramos a la era del consumo cultural: compra de antigüedades, práctica de ciertos deportes, dietas, marcas, diseños, esto es, la necesidad de distinción (como plantea Bourdieu) toma en nuestras sociedades una forma radicalmente nueva. Sin la intención de resolver aquí esta discusión podemos traer uno de los argumentos que consideran al territorio como factor relevante en la identidad. Por ejemplo, Giménez (1996) sintetiza en la reterritorialización la nueva relación de los sujetos con su entorno. Esta propuesta acepta que la identidad ya no está centrada en el trabajo o en aspectos de la vida diaria que fueron centrales, la identidad ahora se construye a partir de fuentes más diversas y se tiene un nuevo tipo de relación con el territorio, quizás más cambiante, menos estable, pero sin cancelar la relevancia espacial.

REFLEXIONES FINALES El “recorrido por el paisaje”, su conceptualización y desafíos nos permiten proponer a la discusión actual tres aspectos básicos: la consideración del tiempo; la relación objetivo-subjetiva, visible-invisible; y la complejidad de los fenómenos del paisaje. La relevancia explícita del aspecto temporal (histórico) para entender el paisaje debería trivializar las discusiones sobre la supremacía del tiempo o el espacio en el estudio de los lugares. La inseparabilidad de estas categorías aproxima al geógrafo no sólo a diferentes métodos, técnicas y fuentes (de análisis histórico) sino a la búsqueda de nuevas teorías y conceptos. Hasta ahora son pocos los esfuerzos por sintetizar en un concepto la relación tiempo-espacio. La dimensión temporal del paisaje, no sólo nos permite reconstruir las “capas” antecedentes (que ya no se ven) al paisaje actual, sino que más bien nos debe permitir identificar la continuidad y/o cambios

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de las lógicas en la permanente transformación del paisaje. Nos remite a la idea del paisaje en su más amplio dinamismo. La atención al aspecto invisible está asociada al aspecto temporal y al aspecto subjetivo. Podemos referirnos por invisible a aquello que ya no está, lo que ha quedado en la historia, y que sin embargo, tiene relevancia para el entendimiento del paisaje actual. Por otro lado, también es invisible aquello que ha sido desatendido por los enfoque estructuralistas. La teoría social actual ha aportado suficientes argumentos para mostrar la relevancia de los sujetos en la estr ucturación de lo social (fenomenología, interaccionismo simbólico, etnometodología…). Ya es ocioso a estas alturas entrar a la discusión de paisajes sin la acción de los sujetos. La cuestión es que la geografía debe dialogar con otras ciencias sociales, así como desarrollar sus propias teorías y métodologías. Los mapas mentales de Lynch (ya hace algunas décadas), así como las representaciones, apuntan en esta dirección. No se trata de cambiar lo objetivo por lo subjetivo, ni lo visible por lo invisible, ni lo contemporáneo por la historia. La búsqueda de la realidad del paisaje en su complejidad exige la complementariedad de perspectivas coherentes, pero que hasta la fecha no pueden salir sólo de la geografía.

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Espacio y territorios RAZÓN, PASIÓN E IMAGINARIOS 9

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