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Escritos de un Joven Psicotico

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Ernesto Javier Arana

Escritos de un Joven Psicotico

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Ernesto Javier Arana

COLECTIVO LITERARIO VOCES NOCTURNAS VOCES NOCTURNAS es un colectivo nacido de esta última generación de escritores nicaragüenses, debidamente inscrito según las leyes nacionales. Posee un sitio en Internet (www.vocesnocturnas.org) y una revista impresa, del mismo nombre. Promueve la pluralidad literaria y no responde a intereses —ocultos o manifiestos— políticos, sectarios, académicos, religiosos, comerciales, terrestres o extraterrestres, o de cualquier otra índole. Puede contactarse vía correo electrónico a [email protected] . Se admiten reclamos, elogios y patrocinios. La Literatura no descansa, los nocturnos trabajan también de día. El material aquí impreso PUEDE SER REPRODUCIDO por cualquier medio (electrónico, mecánico, físico-químico-biológico, nemotecnoetílico, en grafitis, camisetas, piel humana o marca taxidérmica, o de modo por nosotros ignorado) SIEMPRE Y CUANDO SE CITE LA FUENTE, se respeten todos los puntos, tildes y comas —incluso los aparentemente “erróneos”—, así como disposiciones tipográficas, del autor, y sobre todo su nombre completo, caracter a caracter.

Alunicidio

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Esquizofrénicos destellos

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Pare de sufrir Glosa a un verso muerto

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Los Faros

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Virurbe

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Etílico viaje

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Nomenclatura del oficio

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Psicosis pos–LCD

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Epitafio del deseo

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...il faut vous enivrer sans trêve. Mais de quoi? De vin, de poésie ou de vertu, à votre guise. Mais enivrez - vous. Charles baudelaire He fumado mi vida y del incendio sorpresivo quedan en mi memoria las ridículas colillas Leopoldo María Panero

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No sirve esconderte, detrás, tu asesino apunta con sus lumínicos rayos desde del ocaso tu deceso al alba.

El diamante es una súplica que tú inyectas en mi carne el sol asustado huye cuando eso entra en mi vena (Heroína, Leopoldo María Panero) Y la palabra quedó sorda, aullando la miseria del helicoidal movimiento de la ponzóñica aguja al perforar mis venas. En su lenguaje de señas

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el sufijo grita a mis neuronas el [tembloroso fin del recorrer líquido de la heroína salpicando esquizofrénicos destellos de sangre en mis oídos. La palabra quedó ciega, enmudeciendo mis satíricos versos eyaculados por el cropográfico [aroma de la cúbica cárcel del [Mondragónico manicomio. Ahora el rezo infringe la aguja, cuando el veneno entra en sangre mi violento lecho salpica la aurora;

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acaricio el torbellínico torrente del [Leteo para olvidar la asesina alucinación. La palabra quedó muda, enturbiando el lumínico sonido de la noche que acaricia el vaivén de la necrófila jeringa que mata [mi pena.

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(A manera de publicidad radial)

Acuda a nuestros cinematográficos cultos y le daremos el santo espíritu enjaulado en una paloma; Le ofrecemos la sacrosanta orina del que murió en la cruz adquirida exclusivamente en su estadía en las pirámides. No importa si no nos entiende, regocíjese, está oyendo en lenguas. ¿Malos amazónicos?

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Nunca; no nos olvidamos de darle agua bendita de ayahuasca para contactar a los fieles espíritus como Belcebú… No es que seamos brujos, pero nos encanta el esoterismo. ¡Ah! Y para que no se olvide le recordamos traer algunas monedas y comprar su pedazo de edén, se nos acaban los espacios.

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No me limito a derivar el lamento húmedo de los etéreos filamentos de mis versos; temor, no eterno, pero evasivo entre las [corrientes que cobijan su convexo contorno de filosa [lengua. El destino está tejido entre telarañas que [divagan en la conciencia, me confino a enajenarme ante el estallido [de una hecatombe

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de adjetivos que califican al sustantivo de [frenético y masoquista. El exquisito aliento de mujer empaña mi [bayoneta, y su turbio reflejo proyecta la desnudez del verso [entrecortado entre el filo, mis manos lloran en tremúlico vaivén, y el verso se trasfigura en el mártir [estacionario del papel.

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Caigo estático de rodillas preso del fuego abrazador de esos singulares cirios, y no palidecen ellos frente al brillo tardío del lucero; fuegos serpentinos atando mis sentidos, espejos fanales reflejando sombras esclavizadas por los colores tenues de su aura.

Burdeles sifílicos atacan a la pederasta metrópolis; poco a poco caen los inocentes organismos abatidos de la infección. Pronto sus venas reverdecerán inundadas de la negra pus, contagiando tras cada orgasmo a sus pueriles urbes amantes .

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Mis húmedos labios caminan sedientos buscando el asfixiante beso de la botella; aunque mis entrañas se retuerzan al paso agobiante de tan cálido líquido, mi espontánea lucidez lo espera, intranquila, para dar paso al baile-frenesí de las tóxico-neuronas. En tan turbulenta danza mis piernas tambalean al ritmo pendular del reloj con que la muerte resta los segundos oscilantes de mi oxigenal vida.

Poesía: Materia ilusionista que ayuda al ciego a mirar con sus manos la vida, a su amante, el subconsciente… Poema: Cuadros que ilustran imágenes difusas exhibidas en la galería de la mente. Poeta: Sujeto vulnerable a los placeres del deseo; escapista del tiempo, transeúnte del verso; su vida, arquetipo odiado de la sociedad por ser escultor de las palabras.

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(Libido, Coito y Delirio)

Terminé con la rutina transitoria de las hojalatas ondulantes del carnívoro fuego. Cayos en los pies y limaduras de la sierpe, pedazos de mi sien entre casquillos de salva; la laguna ha mermado…. Faceticas estructuras en la conciencia enmudecen el intacto fin o transparente cristal. las horas se zambullen al compás de la muerte [oxidante el segundo superpuesto cabalga al lomo de una [lágrima y mi rebosante copa desentona el equilibrio de las cuerdas del violín de tus gemidos ciegos opacados contra el placard de esta órbita-habitación [del satélite lunar.

Aquí yacen los restos de una relación inútil asesinada por el tiempo, víctima del ahogo cotidiano y del recurrente encuentro en las espirales escaleras de la nada, donde asestaba contra tu espalda cuchillos afilados de mi saliva.

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Ernesto Javier Arana [email protected]

(Managua,Agosto 1985) Estudiante de Ingeniería en Sistemas –hobbie para matar tiempo– en la Universidad Nacional de Ingeniería, fotógrafo aficionado, diagramador e ilustrador forzado; además de “programador”. No bien alcanzado un dominio razonable del lenguaje, decide agujerear un poco la cúbica cárcel de su psiquis con zarpazos poéticos, verborrea psicótica y un poco de delirio de persecución. Creyente del íntimo-éxtasis sobre el papel.

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