Capitulo Primero: Los escritos del joven Marx

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Capitulo primero Los escritos de joven Marx Marx es heredero de una tradición socio-histórica del siglo XVII que lo antecede, y que tiene trascendencia aun en la actualidad. Sus obras ejercieron la mayor influencia en el ámbito político y en el mundo intelectual. Éste encontraba insatisfactorias las filosofías de Kant y Fichte por lo que se sumerge en Hegel, pero aun cuando al principio de esta etapa estuvo sometido a la fascinación del sistema filosófico de Hegel, no fue en ningún momento un ortodoxo hegeliano a ciegas. Marx explica que el dualismo kantiano ente lo que “es” y lo que “debe ser” es totalmente irreconciliable con las exigencias de quien quiere aplicar la filosofía a la consecución de sus objetivos. La misma objeción se puede hacer con la filosofía de Fichte quien separa las propiedades de lógica y verdad de la intervención del sujeto humano en un mundo en continuo desarrollo. Pasando de Kant a Fiche y de éste a Hegel. Sostiene que estas posiciones deben sustituirse por una donde se reconozca que “el objeto mismo debe estudiarse en su desarrollo; no debe haber divisiones arbitrarias; lo racional de la cosa en sí debe ser descubierto en su contradictoriedad y encontrar su propia unidad” El impacto de Hegel sobre Marx se dio por medio de dos fuentes. La primera fue Gans, quien condimentó las ideas de Hegel con una dosis concentrada de elementos saintsimonianos. Y la segunda fue el ingreso de éste como miembro en el “Club de Doctores” de la Universidad de Berlín. Feuerbach conserva la preocupación por la teología cristiana que ya es algo intrínseco en los mismos escritos de Hegel. Pretende invertir las premisas idealistas de la filosofía de Hegel afirmando abruptamente que el punto de partida del estudio de la humanidad debe ser “el mundo material, real”. Mientras que Hegel considera que lo “real” emana de lo “divino”, Feuerbach replica que lo divino es producto ilusorio de lo real; el ser, la existencia, precede al pensamiento en el sentido de que la reflexión de los hombres sobre el mundo no es anterior a su actuar en él: “el pensamiento procede del ser, no el ser del pensamiento”. Según él, el humanismo debe remplazar a la religión. “Si la antigua filosofía afirmaba: lo que no se piensa, no existe; la nueva filosofía dice: lo que no se desea, lo que no puede desearse, no existe.” Los aspectos de la filosofía de Feuerbach que atraían a Marx eran esencialmente los mismos que al principio lo atrajeron a Hegel, este aspecto de fundir el análisis con el criticismo y, de este modo, “realizar” efectivamente la filosofía. De este modo, Marx consigue mantener la perspectiva histórica, central en la filosofía de Hegel, y abandona en gran parte por Feuerbach, de hecho, sino a propósito. El estado y la “auténtica democracia” La crítica de la filosofía hegeliana del Estado, escrita por Marx es la primera publicación donde puede descubrirse la concepción del capitalismo histórico de Marx. Por medio de un riguroso análisis textual, Marx “invierte” a Hegel a la manera de Feuerbach. Según Marx, “Hegel da categoría de los sujetos a los predicados, los objetos, pero lo hace separándolos de su verdadera subjetividad, el sujeto”. El intento del análisis de Marx es volver a identificar al verdadero sujeto (individuo que actúa, que vive en el mundo “material”, “real”) y en esbozar el proceso de su objetivación en las instituciones políticas del Estado. El mundo real no tiene que deducirse del estudio del ideal, al contrario, es el mundo ideal el que tiene que entenderse como un resultado histórico del real.

Para Hegel, el Estado está separad de las vidas de los individuos y tiene, además, prioridad lógica sobre tales sujetos particulares. El individuo actúa, el que crea realmente historia, queda subordinado a los ideales de participación política encarnados en el Estado, el cual aparece así como la fuerza motriz del desarrollo social. Feuerbach ha mostrado, prosigue Marx, que en la religión los hombres participan de un mundo imaginario, irreal. De manera parecida, el Estado es una forma alienada de la actividad política, y da cuerpo a unos “derechos” universales que son tan efímeros como el mundo idealizado de la religión. Marx denomina “verdadera democracia” a la superación de la alienación entre el individuo y la comunidad política, por medio de la resolución de la dicotomía entre los intereses “egoístas” de los individuos en la sociedad civil y el carácter “social” de la vida política. Lo que podrá alcanzarse solamente con cambios concretos, en las relaciones entre el Estado y la sociedad, de forma que lo sólo ideal por ahora se convierta en efectivo. “Hegel, a partir del Estado, convierte al hombre en Estado subjetivado. La democracia, a partir del hombre, convierte al Estado en hombre objetivado.” Por lo que, la obtención del sufragio universal es el único medio por el cual esto puede ocasionarse, ya que otorga existencia política a todos los miembros de la sociedad civil. Praxis Revolucionaria En esta etapa, Marx pensaba todavía junto con los demás jóvenes hegelianos, en la necesidad de una “reforma de conciencia” como lo proponía Feuerbach, y el cuestionarse todos los “dogmas” tanto religiosos como políticos. Los efectos del contacto directo de Marx, en Paris, con el socialismo francés son evidentes en la “Introducción a la crítica de la filosofía hegeliana del derecho” donde afirma que esto en ninguna parte es más obvio que en Alemania, la cual se encuentra tan retrasada en su desarrollo. La “negación” filosófica, abstracta, de la estructura política alemana poca cosa puede aportar ante las exigencias reales que hay que afrontar si Alemania tiene que tiene que ser transformada. La aportación de Alemania al avance social de las naciones europeas se limita al reino de las ideas. En vano procurará la abolición de este estado de cosas por medio del criticismo filosófico, puesto que éste no hace más que conservar la dislocación que existe entre ideas y realidad. La exposición de las contradicciones a nivel intelectual, por si misma no las suprime. Es necesario ponerse manos a la obra en “problemas para cuya solución no existe más que un medio: la practica (praxis)” Si Alemania tiene que experimentar una reforma, debe tomar la forma de revolución radical para que el país pueda ponerse de un salto a la cabeza de los demás Estados europeos. Esto, no puede conseguirse si no se vincula la crítica “teórica” de la política con la experiencia de un grupo social concreto que se ha vuelto revolucionario por su posición en la sociedad. Es aquí donde Marx menciona por primera vez al proletariado. Marx encuentra en el proletariado el “carácter universal” que Hegel buscó en los ideales encarnados en el Estado racional. Siendo esta “Una clase radicalmente encadenada”; es “una esfera de la sociedad que posee carácter universal debido a su sufrimientos universales, y que no reclama para sí ningún derecho especial, porque no a El proletariado localiza dentro de si los peores males de la sociedad. Vive en unas condiciones de pobreza que no son la pobreza natural que resulta de la falta de recursos materiales, sino el producto “artificial” de la organización contemporánea de la producción industrial. Puesto que el proletariado es quien recibe irracionalidad concentrada en la sociedad, su emancipación será al mismo tiempo la emancipación

global de la sociedad: “Así como la filosofía encuentra en el proletariado sus armas materiales, el proletariado encuentra en la filosofía sus armas intelectuales” A mediados del siglo XVII Marx empieza un estudio intensivo de la economía política, donde los frutos preliminares de este estudio fueron los Manuscritos económicos y filosóficos, que muestran sin ningún género de duda que El capital no constituye más que un elemento de lo que Marx concibió como una crítica mucho más amplia del capitalismo. Marx se disponía a tratar estas disciplinas institucionales sólo en la medida que recibe la influencia directa de las relaciones económicas. Su principal propósito fue ofrecer una crítica teórica del capitalismo moderno. El análisis de la religión es en los Manuscritos uno de esos temas, y en el último lugar donde lo toca, al igual que con el análisis de la alienación, que ocupa un lugar central. La alienación y la teoría de la economía política Los economistas parten de la premisa de economía de mercado y de la existencia de la propiedad privada. La búsqueda del propio interés y el afán de lucro son características naturales del hombre. La realidad es que, según Marx, la formación de una economía de intercambio es el producto de un proceso histórico, y el capitalismo es un sistema de producción históricamente especifico. No es más que un tipo de sistema productivo entre otros que lo han precedido en la historia. La segunda suposición de los economistas es que las relaciones son puramente “económicas”. Estos hablan de “capital”, “mercancías”, “precios”, etc., como si tuvieran vida independientemente de la mediación de los seres humanos. Este tipo de economía, pretende reducirlo todo a lo “económico”, y elude todo lo que no pueda tratarse en estos términos. Por lo que todos los fenómenos “económicos” son al mismo tiempo fenómenos sociales, y la existencia de un determinado tipo de “economía” presupone un determinado tipo de sociedad. El capitalismo se basa en la división de clases entre el proletariado, o clase obrera, por un lado y la burguesía, o clase capitalista, por el otro. Estas clases se encuentran en conflicto endémico por la distribución de los frutos de la producción industrial. Por un lado los salarios, y por otro los beneficios determinan la lucha entre el capitalista y el obrero. El análisis que Marx hace de la alienación en la producción capitalista es que cuanto más avanza el capitalismo, tanto más se empobrecen los trabajadores. Los propietarios de la tierra y del capital se adjudican la enorme riqueza, lo que produce esta separación entre el obrero y el fruto de su trabajo. Donde el obrero corre la misma suerte que los objetos materiales producidos, exactamente igual como los trata, a nivel puramente teórico, la economía política. Por medio de su trabajo el hombre transforma la realidad natural; su producción es el resultado de su interacción con el mundo exterior cuando este ha adquirido una forma adecuada. Bajo el capitalismo, es el trabajador quien queda asimilado a su producto. La alienación del trabajador en la economía capitalista se basa en esta disparidad entre la fuerza productiva del trabajo, con la expansión del capitalismo y la falta de posibilidades por parte del trabajador para ejercer un control sobre los objetos que produce. Por consiguiente, la objetivación, que es una característica necesaria de todo trabajo en el capitalismo se identifica como alineación. La alienación del trabajador adquiere distintos aspectos. Las principales dimensiones del estudio de Marx sobre la alienación son las siguientes:



El trabajador no puede disponer de sus productos, carece de control sobre ellos, puesto que son otras personas las que se adjudican lo que produce y así no puede beneficiarse de ello. De modo que “cuanto más produce el trabajador, tanto menos le queda para consumir; cuanto más valores crea, tanto más sin valor, tanto más indigno es él”.  El trabajador se aliena en su misma actividad productiva, es decir, esta no ofrece satisfacciones intrínsecas que hagan posible al trabajador “desarrollar libremente sus energías físicas y espirituales” ya que es un trabajo impuesto por circunstancias externas. Lo que hace que el trabajo pase a ser un medio para un fin, y no un fin en sí mismo.  Ya que las relaciones económicas son también relaciones sociales, la alienación del trabajo tiene consecuencias directamente sociales. Lo que Marx resume como: en el capitalismo las relaciones humanas tienden a quedar reducidas a operaciones de mercado  Los hombres viven en el mundo natural y tienen una activa interrelación con él. La tecnología y la cultura son la expresión y el producto de esta relación muta, son las principales cualidades que distinguen al hombre de los animales. El trabajo alienado reduce la actividad productiva humana no, al dominio activo sobre la naturaleza sino al nivel de adaptación de ésta. Separa al individuo humano de su “ser genérico” de lo que constituye la vida del género humano en cuanto distinta de la de los animales. Según Marx, es porque las capacidades, las facultades y los gustos humanos son moldeados por la sociedad, por lo que todo individuo es el término de la cultura acumulada y en su interacción con el mundo en que vive, contribuye a la ulterior modificación del mundo tal como será experimentado por otros. Lo que sustenta y posibilita esta sociedad, lo que sirve para diferenciar al ser humano del animal, es su misma pertenencia a la sociedad junto con todo el sistema de medios tecnológicos y culturales. En primer lugar el trabajo alienado “hace extrañas entre si la vida genérica y la vida individual”, y en segundo término, “convierte a la segunda en abstracto, en fin de la primera, también en su forma alienada y abstracta”. Tanto en la teoría como en la práctica del capitalismo, la vida y las necesidades de los individuos aparecen como “dadas” independientemente de su condición de miembros de la sociedad. De este modo, la economía política “incorpora la propiedad privada a la misma esencia del hombre”. Pero no solamente lo “individual” queda separado de lo “social”, sino que esto queda subordinado a aquello. La masa de trabajadores asalariados vive en condiciones tales que su actividad productiva se rige únicamente por las cosas estrictamente necesarias para una rudimentaria existencia física. Por tanto, tal como Marx la presenta, la alienación del hombre respecto de su “ser genérico” se explica con las categorías de su análisis del capitalismo y, en grado considerable, es asimétrica. Los efectos de la alienación desde la perspectiva de la estructura de clases y tal como el proletariado los experimenta en forma concentrada. Marx no sostiene, sin embargo, que la alienación se limite por entero a la situación del trabajador asalariado. También el capitalista está subordinado al capital, en el sentido que la ley de la propiedad privada domina su misma existencia. También sostiene que la enorme fuerza productiva del capitalismo da origen a unas posibilidades de desarrollo futuro del hombre que nunca hubiesen estado al alcance de los anteriores sistemas de producción. La producción capitalista se administra dentro de una organización de las relaciones sociales que lleva, al desaprovechamiento, al

malogro de estas posibilidades originadas históricamente. El carácter de trabajo alienado no expresa una tirantez entre el “hombre en la naturaleza” y el “hombre en la sociedad” sino entre el potencial producido por una forma específica de sociedad y a la malograda realización de este potencial. Lo que distingue al hombre de los animales no son meramente las diferencias biológicas entre la humanidad y las demás especies, sino las realizaciones culturales de los hombres, que son el resultado de su larguísimo proceso de desarrollo social. Bibliografía: Giddens, Anthony (1998) El capitalismo y la moderna teoría social. Barcelona: Idea Books. Integrantes del grupo: Sofia Caluori Lucas Lorenzo Pamela Verdum Leandro Rodríguez Soledad Guasura Sabina Morales Casandra Galera Johanna Sciolla Sofía Ruiz Jennifer Martínez Pablo Sosa Agustina Rivas Ana Sosa Abril Sammarone Lourdes Oviedo