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"UNIVERSIDAD JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI" FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS EMPRESARIALES Y PEDAGOGICAS CARRERA PROFESIONAL DE

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"UNIVERSIDAD JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI"

FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS EMPRESARIALES Y PEDAGOGICAS

CARRERA PROFESIONAL DE INGENIERIA COMERCIAL ES JUSTO EL MERCADO COMPETITIVO AUTORES:      

Gonzales Esquivales, Yonathan Emanuel Quispe Mayta, Aldair Renne Ramos Condori, Luis Enrique Salazar Pacha, Ruth Abigail Sandoval LLica, Julio Manuel Valencia Alponte,Anabell Lucero

DOCENTE: Tamara Paite ILO – PERU

2016

INTRODUCCION

La competencia perfecta es la situación de un mercado donde las empresas carecen de poder para manipular el precio. Esto resulta en una situación ideal de los mercados de bienes y servicios, donde la interacción de la oferta y demanda determina el precio. En un mercado de competencia perfecta existen gran cantidad de compradores (demanda) y de vendedores (oferta), de manera que ningún comprador o vendedor individual ejerce influencia decisiva sobre el precio.

ES JUSTO EL MERCADO COMPETITIVO

1. QUE ES UN MERCADO COMPETITIVO:

Un mercado competitivo es aquel en el que hay muchos compradores y muchos vendedores, por lo que cada uno ejerce una influencia insignificante en el precio de mercado. Cada vendedor controla en un grado limitado el precio, ya que otros ofrecen productos similares. Tiene pocas razones para cobrar un precio inferior al vigente, y si cobra más, los compradores acudirán a otros. Asimismo, ningún comprador puede influir en su precio, ya que cada uno sólo compra una pequeña cantidad.

2. ES

JUSTO

EL

MERCADO

COMPETITIVO:

Cuando ocurre un desastre natural, como una fuerte tormenta invernal o un huracán, los precios de muchos artículos esenciales se disparan. La razón es que algunas personas generan una mayor demanda y tienen una mayor disposición a pagar cuando la oferta de los artículos es limitada. Por lo tanto, estos precios más elevados logran una asignación eficiente de los recursos escasos. Los informes noticiosos que hablan de estas alzas de precio casi nunca mencionan la palabra eficiencia. En lugar de ello, comentan sobre la equidad o la justicia. Afirman que es injusto que los comerciantes, en su búsqueda de mayores utilidades, se aprovechen de las víctimas de desastres naturales.

De manera similar, cuando las personas menos calificadas trabajan por un salario inferior a lo que la mayoría consideraría un “salario de subsistencia”,

los medios de comunicación y los políticos sostienen que los empleadores se aprovechan de sus trabajadores. ¿Cómo se decide si algo es justo o injusto? Usted sabe cuándo algo es injusto. Pero ¿en qué se basa para determinarlo? ¿Cuáles son los principios de la justicia?

Durante siglos, los filósofos han tratado de responder esta pregunta; de hecho, los economistas también han ofrecido sus respuestas. Pero antes de revisar las respuestas que se han planteado, debe saber que ninguna de ellas ha logrado el consenso universal.

Los economistas coinciden en lo que significa la eficiencia. Es decir, están de acuerdo en que lo más sensato es hacer el “pastel” económico tan grande como se pueda y “cocinarlo” al costo más bajo posible. En lo que no todos están de acuerdo es en la interpretación del concepto de equidad. Es decir, no están de acuerdo en cuáles son las porciones justas del pastel económico que habrán de repartirse entre todas las personas que contribuyen en su preparación. La razón es que las ideas relacionadas con la justicia no son sólo económicas, sino también políticas, éticas y religiosas. No obstante, los economistas han reflexionado en torno a estos temas y ofrecen una contribución a los mismos. Examinemos esos puntos de vista.

Para reflexionar en la justicia, imagine que la vida económica es como un juego, pero uno muy serio. Todas las ideas sobre la justicia pueden dividirse en dos grandes grupos:  

No hay justicia cuando el resultado no es justo. No hay justicia cuando las reglas no son justas.

2.1 “NO HAY JUSTICIA CUANDO EL RESULTADO NO ES JUSTO”

Los primeros esfuerzos por establecer un principio de justicia se basaban en el punto de vista de que el resultado es lo que importa. La premisa general es que si los ingresos de las personas son demasiado desiguales, hay injusticia. En otras palabras, es injusto que los presidentes de bancos ganen millones de dólares por año mientras que los cajeros sólo reciben algunos miles de dólares anuales. Es injusto que el propietario de un almacén disfrute de grandes beneficios y sus clientes paguen abultados precios después de una tormenta de nieve. En el siglo XIX se generó un enorme entusiasmo cuando los economistas afirmaron haber llegado al increíble descubrimiento de que para lograr la eficiencia se requiere equidad en la distribución de los ingresos. Según ellos, para conseguir que el pastel económico sea tan grande como se pueda, debe cortarse en porciones iguales, una para cada persona. Esta idea resultó incorrecta, pero como contiene una lección importante, vale la pena analizarla más a fondo. 2.1.1 UTILITARISMO

La idea del siglo XIX de que sólo la equidad podría dar lugar a la eficiencia recibe el nombre de utilitarismo. El utilitarismo establece que debemos luchar por alcanzar “la mayor felicidad para el mayor número de personas”. A la gente que desarrolló esta idea se le conoció como utilitaristas. Entre ellos se incluían la mayoría de los pensadores más eminentes, como Jeremy Bentham y John Stuart Mill. Los utilitaristas afirmaban que para lograr “la mayor felicidad para el mayor número de personas”, el ingreso debía transferirse de los ricos a los pobres

hasta un punto en que se consiguiera una completa equidad; en otras palabras, hasta que ya no hubiera ricos ni pobres. Su razonamiento era éste: en primer lugar, todos tenemos los mismos deseos básicos y una capacidad similar para disfrutar de la vida. En segundo, cuanto más grande es el ingreso de una persona, más pequeño es el beneficio marginal por unidad monetaria. La última moneda gastada por una persona rica le proporciona un beneficio marginal menor que el beneficio marginal de la última moneda gastada por una persona pobre. Por lo tanto, al transferir el dinero de un millonario a una persona pobre se gana más de lo que se pierde y las personas, tomadas en conjunto, están en una situación mejor.

El gran dilema: El gran problema del ideal utilitario de la completa equidad es que no toma en cuenta los costos que conllevan las transferencias de ingresos. Reconocer los costos de las transferencias de ingresos nos lleva a lo que se conoce como el gran dilema, que consiste en decidir entre eficiencia y justicia.

El gran dilema se basa en los siguientes hechos. La única manera de transferir el ingreso de la gente con grandes ingresos a las personas con menores ingresos es a través de gravámenes fiscales. Gravar con impuestos el ingreso que las personas obtienen de sus empleos provoca que éstas trabajen menos. Esto da por resultado que la cantidad de trabajo sea menor que la cantidad eficiente. Gravar con impuestos el ingreso que las personas obtienen del capital ocasiona que éstas ahorren menos. Esto da por resultado que la cantidad de capital sea menor que la cantidad eficiente. Cuando las cantidades tanto de trabajo como de capital se reducen, la cantidad de bienes y servicios producidos es menor que la cantidad eficiente. En consecuencia, el pastel económico se hace más pequeño.

El intercambio debe hacerse entre el tamaño del pastel económico y el grado de equidad con que éste se comparte. Cuanto más grande es la redistribución del ingreso mediante impuestos, mayor es la ineficiencia y, por lo tanto, menor es el pastel económico.

Hay una segunda fuente de ineficiencia. El dinero que se toma de una persona rica no se transfiere íntegramente a manos de una persona pobre. Parte de él se gasta en administrar el sistema fiscal y de transferencias. El costo de las agencias encargadas de cobrar los impuestos y de las agencias de administración del bienestar social debe pagarse con parte de los impuestos recolectados. Además, los contribuyentes contratan contadores, auditores y abogados que les ayudan a asegurarse de que están pagando la cantidad correcta de impuestos. Estas actividades emplean trabajo especializado y recursos de capital que, en otras circunstancias, podrían utilizarse para producir bienes y servicios valorados por las personas.

Cuando se consideran todos estos costos, queda claro que el dinero tomado de una persona rica no se transfiere íntegramente a una persona pobre. Incluso es posible que al aplicar impuestos altos, aquellos cuyos ingresos son más bajos terminen en una situación peor. Suponga, por ejemplo, que los empresarios a quienes se grava con impuestos más altos deciden trabajar menos y cerrar algunos de sus negocios. Los trabajadores con menores ingresos son despedidos y se ven forzados a buscar otros empleos, quizá peor pagados. Actualmente, debido a este gran dilema, nadie opina que la justicia requiere igualdad de ingresos.

Hacer que los pobres estén lo mejor posible Un filósofo de Harvard, John Rawls, propuso una versión modificada del utilitarismo en un libro clásico titulado Una teoría de la justicia, publicado en 1971. Rawls afirma que, tomando en consideración todos los costos que implica la transferencia del ingreso, la distribución justa del pastel económico es la que logra que la persona más pobre esté lo mejor posible. El ingreso de la gente rica debe gravarse con impuestos y lo que sobra una vez pagados los costos del sistema de administración fiscal y de transferencias debe transferirse a los pobres. La meta es lograr que la porción que disfruta la gente más pobre sea tan grande como se pueda, aunque lo más probable es que ésta no corresponda a una participación equitativa. La idea de generar “resultados justos” requiere un cambio en los resultados después de que se termina el juego. Algunos economistas sostienen que los cambios mismos son injustos, y proponen una manera distinta de pensar acerca de la justicia.

2.2 “ NO HAY JUSTICIA CUANDO LAS REGLAS NO SON JUSTAS”

La idea de que algo no es justo si las reglas no son justas se basa en un principio fundamental que parece estar enraizado en el cerebro humano: el principio de simetría. El principio de simetría supone que las personas en una situación similar deben ser tratadas igual. Es el principio moral fundamental en que descansan todas las religiones y que dice, de una manera u otra, lo siguiente: “Trata a los demás como quieras que ellos te traten a ti”. En el terreno de la economía, este principio se traduce en igualdad de oportunidades. ¿Pero igualdad de oportunidades para hacer qué? El filósofo Robert Nozick respondió esta pregunta en un libro titulado Anarquía, estado y utopía, publicado en 1974.

Nozick afirma que la idea de justicia como un beneficio o un resultado no puede funcionar, y que el concepto de lo justo debe basarse en la justicia de las reglas. Nozick sugiere que la justicia obedece a dos reglas: 1. El Estado debe hacer cumplir las leyes que establecen y protegen la propiedad privada. 2. La propiedad privada se puede transferir de una persona a otra únicamente a través de un intercambio voluntario. La primera regla señala que todo aquello que posea algún valor debe ser propiedad de los individuos y que corresponde al Estado asegurarse de que el robo sea castigado. La segunda regla sostiene que la única forma legítima de que una persona pueda adquirir una propiedad es comprándola o dando a cambio algo que posea. Si estas reglas, las únicas justas, se respetan, el resultado es justo, no importa cuán desigualmente esté repartido el pastel económico, dado que ha sido preparado por personas, cada una de las cuales ofrece de manera voluntaria sus servicios a cambio de la porción ofrecida en compensación.

Estas reglas satisfacen el principio de simetría; de no respetarse, el principio se rompe. Usted puede corroborar lo anterior si se imagina un mundo en el que no se respeten las leyes.

En primer lugar, suponga que algunos recursos o bienes son propiedad común, es decir, no pertenecen a nadie en específico. Todo mundo es libre de tomarlos para utilizarlos. El más fuerte será quien prevalezca. Pero cuando el más fuerte prevalece, es él quien posee de hecho los recursos o bienes en cuestión, lo cual evita que los demás disfruten de ellos.

En segundo lugar, suponga que no se recurre al intercambio voluntario como mecanismo para transferir la propiedad de los recursos de una persona a otra. La alternativa es la transferencia involuntaria. En lenguaje llano, la alternativa es el robo. Las dos situaciones anteriores violan el principio de simetría. En el primer caso, sólo los más fuertes pueden adquirir lo que desean, así que los débiles terminan únicamente con aquellos recursos y bienes que los más fuertes no quieren.

En un sistema político basado en la regla dela mayo-ría, los fuertes son los que pertenecen a la mayoría o los que poseen suficientes recursos para influir en la opinión de la mayoría.

En contraste, si se respetan las dos reglas de la justicia, todas las personas, débiles y fuertes, reciben el mismo trato. Todos son libres de utilizar sus recursos y habilidades humanas para crear cosas que son valora-das por ellos mismos y por otros, así como de inter-cambiar los frutos de su esfuerzo entre sí. Éste es el único conjunto de medidas que obedece al principio de simetría.

2.2.1 JUSTICIA Y EFICIENCIA

Si se hacen cumplir los derechos de la propiedad privada y si el intercambio voluntario tiene lugar en un mercado competitivo, los recursos serán asignados eficientemente siempre y cuando no haya: 1. Regulaciones al precio y la cantidad. 2. Impuestos y subsidios.

3. Externalidades. 4. Bienes públicos y recursos comunes. 5. Monopolios. 6. Altos costos de transacción. De acuerdo con las reglas de Nozick, la distribución del ingreso y de la riqueza resultante será justa. Analicemos un ejemplo concreto para examinar esta afirmación, es decir, que si los recursos son asignados eficientemente, también son asignados de manera justa. Estudio de caso: ESCASEZ DE AGUA OCASIONADA POR UN DESASTRE NATURAL Un terremoto ha roto las tuberías que llevan agua potable hasta una ciudad. Hay agua embotellada disponible, pero no agua entubada. ¿Cuál es la forma justa de asignar el agua embotellada? Precio de mercado: Suponga que si el agua se asigna mediante el precio de mercado, éste asciende a 8 dólares por botella, es decir, cinco veces su precio normal. A este precio, los propietarios del agua pueden obtener grandes utilidades de su venta. Sólo quienes están dispuestos a pagar 8 dólares por botella y pueden hacerlo, consiguen el agua. Sin embargo, como la mayoría de las personas no puede pagar este precio, termina sin conseguir agua o consumiendo sólo una poca cantidad al día.

Usted puede darse cuenta de que el agua se usa eficientemente. Hay una cantidad fija disponible, algunas personas están dispuestas a pagar 8 dólares por botella y el agua se destina a esas personas. La gente que posee

agua y la vende obtiene un gran excedente del productor y el excedente total (la suma del excedente del consumidor y el excedente del productor) se maximiza. Desde el punto de vista de las reglas, el resultado es además justo. A ninguna persona se le niega el agua que está dispuesta a pagar. Desde el punto de vista de los resultados, sin embargo, es muy probable que la consecuencia sea considerada como injusta. Los afortunados propietarios del agua obtienen grandes ganancias mientras que los más pobres terminan sedientos. Métodos alternativos al mercado: Imagine que por mayoría de votos, los ciudadanos deciden que el gobierno compre el agua, la pague con impuestos y use uno de los métodos alternativos al mercado para asignar el agua a la población. Ahora, las posibilidades son: 

Mando:

Alguien decide quiénes la merecen más y son los más necesitados. Probablemente todos reciban la misma porción… o quizás los funcionarios gubernamentales y sus familias obtengan la mayor parte del agua. 

Por concurso:

Las botellas de agua son premios que obtienen los ganadores de un concurso en particular. 

Atender al primero en llegar:

El agua se asigna a los primeros de la fila o a los que valoran menos su tiempo y pueden esperar en la fila. 

Lotería:

El agua se asigna a los afortunados.



Características personales:

El agua se distribuye entre los que poseen las características “adecuadas”, como los ancianos, los niños o las mujeres embarazadas. A no ser por casualidad, ninguno de estos métodos proporciona una asignación justa o eficiente del agua. Es injusto desde el punto de vista de las reglas porque los impuestos implican transferencias involuntarias de los recursos entre los ciudadanos, y es injusto desde el punto de vista de los resultados porque no logra que los pobres estén lo mejor posible. La asignación es ineficiente por dos motivos. Primero, se utilizaron recursos para operar el sistema de asignación. Segundo, algunas personas están dispuestas a pagar por más agua de la que se les asignó y a otras se les asignó más agua de la que estaban dispuestas a pagar. La segunda fuente de ineficiencia se puede evitar si, después de la asignación alternativa, las personas tienen permitido comerciar con el agua a su precio de mercado. Los que valoran el agua que poseen en menos que el precio de mercado la venden y quienes están dispuestas a pagar el precio de mercado para obtener más agua la compran. Los que valoran más el agua son los que la consumen. 

Precio de mercado con impuestos:

Otro método consiste en asignar el agua escasa usando el precio de mercado, pero una vez hecha la redistribución del poder adquisitivo mediante el cobro de impuestos a los vendedores de agua y proporcionando beneficios a los pobres.

Suponga que a los propietarios del agua se les cobra un impuesto por cada botella vendida y que el ingreso de estos impuestos se entrega a los más pobres. Ahora, la gente tiene la libertad, a partir de esta nueva distribución del poder adquisitivo, de comerciar con el agua a precio de mercado. Como a los propietarios del agua se les cobra un impuesto por lo que venden, tienen menos incentivos para ofrecer agua a la venta y la oferta disminuye. El precio de equilibrio sube a más de 8 dólares por botella. Ahora hay una pérdida irrecuperable en el mercado de agua, similar a la pérdida por su producción .Así que los impuestos son ineficiente. Desde el punto de vista de las reglas, los impuestos son injustos porque obligan a los propietarios del agua a hacer una transferencia a otras personas. Desde el punto de vista de los resultados, la consecuencia podría considerarse como justa. Este breve caso ilustra la complejidad de las ideas en torno a la justicia. Los economistas tienen un criterio claro de la eficiencia, pero no tan claro de la justicia. La mayoría de los economistas consideran que Nozick es extremista y desean reglas que establezcan un im-puesto justo, aunque no existe consenso acerca de cuál sería este impuesto.

CONCLUSIONES Primera conclusión: El mercado es toda institución social en la que los bienes y servicios, así como los factores productivos, se intercambian libremente. Segunda conclusión: Un mercado de competencia perfecta es aquel en el que existen muchos compradores y muchos vendedores, de forma que ningún productor tiene capacidad para influir en el precio del mercado. Tercera conclusión: En el mercado competitivo debe cumplir con las siguientes condiciones: Existencia de un elevado número de oferentes y demandantes, homogeneidad del producto, transparencia del mercado y libertad de entrada y salida de empresas. Cuarta conclusión: Una diferencia entre el corto y el largo plazo es que en el corto plazo si es posible que las empresas obtengan beneficios extraordinarios, mientras que en el largo la entrada y salida de empresas hace desaparecer estos beneficios excepcionales.