Entre Tus Alas

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Entre tus alas

Seis de la tarde de un día de marzo Entra en su messenger, mira entre sus contactos y ni rastro de ella. Se desconecta. Cinco minutos después vuelve a realizar la misma operación, nada Busca una canción entre sus archivos: ¿Cómo pudiera un pez nadar sin agua? ¿Cómo pudiera un ave volar sin alas? ¿Cómo pudiera la flor crecer sin tierra? Cómo quisiera poder vivir sin ti... No puede evitar repetir la última frase. Y se le encoge el corazón. Suspira. Cómo quisiera poder vivir sin ti Sin duda le toca otra tarde igual, sumergida en sus pensamientos, ilusiones y sentimientos Seis y cuarto de la tarde de un día de marzo, en otro lugar de la ciudad > Seis y media de la tarde de un día de marzo, en aquel starbucks -: Aquí me tienes puntual como un clavo (dejaba un beso en sus labios) ¿qué tal el día cariño? (y se sentaba a su lado) -: Puf... odio las matemáticas (decía llevando sus manos hacía la cara ocultándola con ellas) -: Vaya... ¿y por qué no le pides ayuda a alguien de tu clase? (dejaba una caricia en su brazo) yo es que entre el trabajo y el grupo... sabes que voy justito de tiempo -: Lo sé, no importa (y correspondía a su caricia) ¿a qué hora has quedado con los chicos? -: Dentro de... (miró su reloj) exactamente veinte minutos -: ¡¿Veinte minutos?! Puf... (y tras aquello bajaba la mirada) -: Cariño, sabes tanto como yo que esto es importante para mí y que debo tomármelo en serio -: Sí, tienes razón (le regalaba una sonrisa) pero es que últimamente pasamos muy poco tiempo juntos

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-: Bueno, intentaré cambiar eso ¿sí? (acariciaba su mejilla) anda dame un beso (y ella correspondía a su petición) te quiero -: Yo también gordito (y comenzaba a jugar con él melosa) Más o menos a esa hora, en otro sitio de la ciudad La canción no ha cesado de sonar. Y de nuevo aquella frase “Cómo quisiera poder vivir sin ti”. Si. Eso es lo que ella querría: poder vivir sin pensar en ella. Se levanta del escritorio y comienza a caminar de un lado a otro de la habitación -: (“céntrate por Dios, céntrate... Los exámenes, las matemáticas, las notas... ¡Pero así no puedo!”) Se acerca de nuevo al PC y pone en silencio el reproductor. Luego a la estantería y coge el libro de matemáticas -: (“dichosas derivadas... (se tumba sobre la cama) Vamos a ello...”) Intenta poner toda su atención en el libro pero sus pensamientos la llevan hacía ella. La tiene grabada a fuego lento en su cabeza, entonces cierra los ojos saboreando ese momento. Es preciosa, podría pasarse cada hora, cada minuto, cada segundo de cada día, besándola y abrazándola. No pararía de saborear sus labios, su boca... Y es que la quiere. La ama con todas sus fuerzas. ¡Como es posible que todavía haya gente que diga que a los dieciséis años no se sabe lo que es el amor...! Que eso no es un amor verdadero. Y entonces, ¿qué es? Si le duele con tan sólo pensarlo... Mira su reloj. ¿Qué estará haciendo ella ahora? ¿Y si la llama? No, no quiere ser pesada. No quiere molestarla. ¿Qué le podría decir además? Si ya la ve cada día en clase... No, no puede ser una pesada. ¿Un sms? No, tampoco. Eso sería peor aún. ¿Y si luego no le contesta como ha pasado otras veces? Se pone nerviosa, tensa. Cree que a ella le importa lo más mínimo. Es duro amar en silencio Entonces entra de nuevo a su messenger, y teclea la clave, “tequiero”. No está. Lo vuelve a intentar diez veces más. No aparece Finalmente, derrotada, se tumba en la cama con la almohada sobre la cabeza. Y en su PC suena Labios compartidos A la mañana siguiente, un día cualquiera de marzo Cuatro amigas se sentaban juntas al final de clase en el mismo rinconcito de siempre dando paso a su charla diaria. Entre ellas se encontraba Eva, era el segundo año que cursaba bachiller, quedando así en la misma clase de su hermana El profesor de matemáticas hacía aparición, llamando a su vez a Ángel, un chico de clase para que saliera a la pizarra

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Mientras en el otro extremo aquella cabecita pensante. Con sus ojos puestos en ella, se perdía en mil pensamientos. Está desesperada, siente tanto por dentro cuando la ve reír, hablar, caminar, que no sabe ni como explicar sus emociones. Nota una punzada en su interior y un nudo en la garganta que a veces no le deja ni respirar. Entonces... Profesor: Señorita García... Esther... puede dejar de estar en la ídem y acudir a la pizarra... La chica ve como su hermana, desde la otra punta del aula, le está haciendo gestos para que espabile y salga a resolver la derivada. Por fin se da cuenta y, como quien despierta de un largo sueño, vuelve a la realidad. Y mientras camina hacía allí vuelven sus pensamientos Esther: (“no puedo seguir así, tengo que hacer algo... llevo mucho tiempo guardando este silencio y ya es hora de romperlo. Sí, decidido, tengo que decirle a Maca que la quiero, que la amo por encima de todo en este mundo. Tengo que hablar con ella. No puedo más”) Unas horas más tarde, ese mismo día de marzo “Maca, tú y yo nos conocemos desde hace tiempo. Siempre te he visto como a una amiga, pero realmente siento algo más por ti. Me gustas mucho. Te quiero” ¿Qué diría ella? ¿Tendría alguna posibilidad? Quizá también estuviera enamorada en secreto. Quizá necesitaba que Esther diera el primer paso. Quizá Esther vuelve a leer la notita que había escrito. La recita delante del espejo del baño hasta memorizarla. Algo breve pero intenso: palabras sobre un sentimiento, sobre un amor oculto que no puede seguir en las profundidades de su corazón Le sudan las manos. Respira con dificultad y las piernas hace rato que no cesan de temblar. Por fin va a decirle todo lo que siente Esther inspira todo el aire que sus pulmones les permiten, suelta un soplido y camina firme decidida Allí a lo lejos del pasillo, la ve. Cada paso que Esther da es un mundo de sensaciones. Vive segundos de éxtasis, en el que los nervios están a flor de piel. Está súper decida a contarle la verdad y ya muy cerca de ella, un ruido ensordecedor anuncia la última clase del día Esther maldice aquel sonido que sin duda ha arruinado todo su plan, pero Maca aún no ha entrado en clase, así que tiene tiempo, se acerca a ella Esther: Maca, ¿puedo hablar contigo un segundo? La chica la mira, le saluda con la mano y una gran sonrisa Esther: Maca, yo te quiero

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El tiempo se para, un instante que es un siglo. Casi no puede mirarla a los ojos. Las rodillas se le doblan solas. ¿Y ahora qué? Calor y frío descorchados. Silencio. Miedo Pero Maca no responde. Le sigue mirando sonriendo Esther: Maca, yo... Ella le sigue sonriendo, y lleva sus manos hasta sus orejas descolgándose unos auriculares Maca: Perdona Esther, ¿qué me decías? ¿has escuchado esta canción? (decía poniéndole uno de sus auriculares) Maca y Esther aún estaban en el pasillo. El profesor de matemáticas llegaba hasta ellas Profesor: Señoritas a clase y pueden sentirse afortunadas de que el profesor de física ha faltado y yo adelantaré materia Ambas se miraron y entre suspiros entraron a clase Una nueva clase de matemáticas les espera, la última para cumplir la jornada Sentada en un otro extremo de la clase, Esther la mira de reojo, con disimulo. Un continuado y asfixiante veo-veo. Maca se ha quedado sin saber que la quiere. Malditos auriculares. Maldita música. ¿Cosas del destino? No. Una simple casualidad. Cuando termine esa insoportable clase, hablará con ella. Su valentía está algo disminuida, pero aún es suficiente para afrontar la situación. Sí. En pocos minutos le volverá a decir que la quiere Profesor: Como saben, la semana que viene tienen un examen importante. Sé que... (de repente alguien llama a la puerta interrumpiendo) El profesor de matemáticas se dirige hacía la puerta dando permiso a un chico joven que lleva consigo un ramo de rosas rojas. Las deja sobre su mesa y le indica al profesor para quienes son Profesor: Señorita Fernández (Maca lo mira sorprendida) Vamos, no se haga de rogar y acuda a recoger las flores. Ya podía usted haber avisado de que era su cumpleaños y hubiéramos organizado aquí un fiestón Maca: (“¿mi cumpleaños? pensaba a la vez que se dirigía a por ellas) Toda la clase la jaleó, excepto una persona que tenía los ojos como platos y el corazón más pequeño y encogido que nunca Las flores eran preciosas, rojísimas, y en uno de los tallos se anudaba una pequeña tarjetita con un lacito azulado Profesor: Señorita Fernández, puede volver a su sitio y procure que, a partir de ahora, los regalos se los hagan llevar a casa

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Maca sonrió forzada. No se lo podía creer. Camino lentamente hacía su mesa ante la mirada de todos. Llegó a su asiento. Sus amigas la miraban expectantes esperando una respuesta ante aquello, que ni ella misma comprendía Laura: ¿Y esto? (Maca negaba incrédula) Lola: Seguro es Alex... quién sino, ¿no? (miraba a su amiga) Maca: Supongo... pero no sé... Eva: A ver... tiene una tarjetita, léela Maca cogió aquel papelito ante las prisas de sus amigas y lo leyó, primero para sí, luego en voz baja “Este es el comienzo de una nueva vida juntos. Te quiero. Alex” Un “OH” al unísono salió de las bocas muy abiertas de sus amigas Laura: ¡Qué monada de chico...! Maca: ¡Qué vergüenza más grande estoy pasando! (señalaba llevándose las manos a la cara) lo mato Pero no era cierto que lo quisiera matar. Se sentía afortunada, impresionada, querida En el otro extremo de la clase, alguien no era tan feliz. Esther estaba desconcertada. ¿Tiene novio? ¿Desde cuando? ¿Por qué nadie le ha dicho nada? Quizá se las han mandado sus padres. O un tío que vive lejos. O tal vez una amiga... La chica no quería creer que existiera una persona que ocupara el corazón de su amada. De su Maca La campana de la libertad sonaba puntual Maca era la primera en salir, disparada, embellecida con su ramo de rosas rojas. Esther, inmóvil en su asiento, veía como el amor de su vida se alejaba. No podía más y una lágrima se le derramaba. Apresuradamente, se colocaba un libro frente a su cara para ocultar su mejilla mojada. Tenía los labios secos y los ojos enrojecidos. Respiró profundamente e intento tranquilizarse. Cerró los ojos, soltó la última lágrima y sonrió. Despacio, caminó hacia la puerta Por otro lado Maca salió lo más rápida que pudo de aquel lugar, todo el mundo la miraba, ella se sentía observada y cada vez más. Es cierto, alguien la observaba atentamente, alguien que tiene una sonrisa que le cubre toda la cara, alguien que tiene sus ojos azules clavados en ella, alguien que le ha regalado aquel ramo de rosas rojas. Maca por fin alza la mirada y lo ve. ¡Alex! Cuando se da cuenta, esta corre desesperadamente para lanzarse a los brazos de su chico. El ramo cae al suelo y sus labios se unen con pasión Maca: Te quiero (le dice al oído) Alex: Yo también te quiero Maca

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El nuevo beso es largo, intenso, apasionado Maca: ¿Y esto? (decía cogiendo de nuevo aquel ramo) Alex: Un detallito... ¿Te ha gustado? Maca: Me ha encantado (y dejaba un nuevo beso) Alex: Me alegro. He venido además para invitarte a comer, ¿te apetece? Tengo la tarde libre Maca: Claro que me apetece (y cogidos de la mano salían definitivamente de aquel lugar) Es viernes por la tarde. El sol tibio de marzo acaricia las ramas de los árboles que dibujan sombras sobre la ciudad. Un sol que no ilumina a todos por igual, un sol que posa sus rayos en los ojos de Esther, quien, sentada en la escalera, ha visto parte de la escena entre los dos enamorados. Está quieta, con los brazos sobre el vientre. Apenas puede pensar. Ni tan siquiera puede llorar. Es una estatua de hielo, con el corazón congelado. No puede ser verdad. Se niega a creer lo que ha visto. ¿Pero a quién engaña? Lo natural es que una chica como Maca tenga novio. Se pone de pie y baja los escalones despacio, con las manos metidas en los bolsillos. Una piedra se cruza en su camino. Esther la ve y la golpea con el pie derecho contra una pared con todas sus fuerzas. La piedra rebota y ella pierde de vista su trayectoria. Del hielo a la rabia, de la rabia a las lágrimas, de las lágrimas al llanto Y bajo el tibio sol de marzo, Esther también se aleja maldiciendo y llorando su desgraciada existencia La comida entre Maca y Alex pasa de lo más entretenida, regalándose caricias y tiernas palabras Maca: Por cierto (llama la atención de su chico) no he entendido muy bien tu notita... ¿podrías explicármelo? (preguntaba regalando una bonita sonrisa) Alex: He dejado al grupo (Maca adopto un semblante de sorpresa) Maca: ¿Cómo que has dejado al grupo? Pero si ayer mismo me dijiste que... (él la interrumpió) Alex: Que era muy importante sí... pero hay algo en mi vida que lo es aún más (y dejó un beso en ella) Maca: Gracias, sé que es un sacrificio muy grande (volvió a besarlo) te quiero Disfrutaron de una comida tranquilos, dando paso luego a una tarde juntos, esta vez, sin nada que pudiera interrumpirlos Mientras en otro lugar de esa grandiosa cuidad “En la vida aparecen personas de alguna parte que te marcan la existencia. Es un juego del destino que coloca en tu camino a gente que, por arte de magia, o sin ella, influyen en tu comportamiento y hasta te hacen cambiar tu forma de ser. Despliegan tal red sobre ti que quedas atrapada por su esencia, sea cual sea esta...”

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Una Esther desorientada y dolida intentaba darle sentido a su vida El amor no correspondido es el mejor amigo de la soledad. Esther quiere estar sola. Lleva encerrada en su habitación desde que llegó del instituto. No ha comido fingiendo que le dolía el estómago, aunque lo que realmente le duele es el alma Está tumbada sobre la cama. No sabe ya en que postura ponerse porque en todas está incomoda. También intenta dormir. Imposible. ¿Cuánto le durará esto? ¿Es proporcional el tiempo que llevas enamorada de alguien al tiempo que dura el dolor del desamor? Si es así, lo suyo va para largo ¡Qué cruel es el destino a veces...! Justo el día en el que pensaba contarle a Maca lo que sentía por ella, se entera de que tiene novio Primero, esas rosas rojas. Luego, el beso a aquel desconocido, un tipo alto, guapo, maduro. Perfecto para Maca Pero es lógico que una chica como ella tenga pareja. Lo extraño sería que no fuera así o que estuviera con alguien como ella. Sí, ahora más que nunca se siente inferior, muy inferior. No tiene a nadie a su lado. Quizá porque, a la única persona que quiere a su lado, jamás la conseguirá Ese sentimiento le hace derramar nuevas lágrimas. Hace ya un rato que no llora, pero, de nuevo, no puede evitarlo. Y en un momento los ojos se le encharcan Esther: Eres gilipollas (dice en voz alta mientras se levanta en busca de un pañuelo de papel) El paquete de clínex está junto al ordenador. ¿Música? Sí. Quiere oír algo que le ayude. Antes lo ha intentado con Maná, pero ha sido peor el remedio que la enfermedad. Todas sus canciones le recuerdan a ella: cada letra, cada acorde. Finalmente, se da por vencida y deja de escuchar a su banda preferida. Esperaba que esto fuera un mal transitorio. Compartir grupo favorito con la chica que te acaba de romper el corazón implica que, además de perderla a ella, pierdas las canciones que te la recuerdan Busca en el archivo de música. Canciones en inglés. Christiana Aguilera. Beautiful. Play Every day is so wonderful And suddenly, it’s hard to breathe Now and then, I gey insecure... “Cada día es tan maravilloso. Y de repente, es duro respirar. Ahora y entonces, me siento insegura...” Esther vuelve a la cama. Se acuesta de lado con las manos juntas pegadas a la cabeza. Un nuevo pinchazo le atraviesa, el pinchazo de la angustia

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Suena la puerta y Esther rápidamente se seca las lágrimas que le quedan en la manga de la camiseta. Con desgana se sienta en la cama Esther: Pasa Su hermana, vestida de viernes por la tarde, entra en la habitación. Lleva una minifalda cortísima, unas botas que le llegan casi a las rodillas y demasiado escote Eva: Me voy a dar una vuelta (Eva se da cuenta de que su hermana tiene los ojos enrojecidos. Además, esa canción...) ¿Estás bien? Tienes los ojos rojos, ¿has llorado? Esther: No, será que me acabo de despertar Eva: Será eso (dice la chica no muy convencida) Si te pasa algo, puedes contármelo, ¿eh? Esther: No me pasa nada, no te preocupes Se observan en silencio hasta que Eva vuelve a hablar Eva: Bueno no insisto. Me voy con mis amigas... (Eva sea quedó por un momento pensativa. Quiso decir algo para animarla) ¿Sabes que una de ellas dice que estás muy bien? ¿Una de ellas? ¿Maca? Esther: ¿Quién dice eso? (preguntaba tratando de mostrar calma, pero ansiosa de saber la respuesta) Eva: Laura. Dice que no estás nada mal Decepción Esther: A Laura, hasta Bugs Bunny le parece que está bien Eva ríe ante el comentario de su hermana aunque, en realidad, lleva razón Eva: Bueno, pequeña, me voy. Por cierto ¿cómo llevas Matemáticas? Creo que eres de las pocas de la clase que se entera de algo... Esther: Porque el resto pasáis de todo Eva vuelve a reír Eva: Puede ser. Ya me echarás una mano... Bueno, ahora sí que me voy con estas. ¡Y escucha algo más alegre, hombre, que es viernes por la tarde! Seguro que cuando me vaya te dedicas a resolver derivadas. Las Matemáticas parecen tu novia... Eva se despidió con un besito imaginario y cerró la puerta ¡Qué hermana tan divertida! ¿Derivadas? ¿Matemáticas? ¿A quién le importa todo eso cuando acaba de sufrir el mayor palo de su vida? Esther: Las Matemáticas son una mierda. Todo es una mierda

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Pero pronto Esther se iba a arrepentir de haber insultado a sus “queridas” Matemáticas Al día siguiente en un lugar de la ciudad, Maca despertaba con la mejor de sus sonrisas, se sentía feliz Maca: Buenos días familia (dijo al entrar en la cocina donde se hallaban todos a la vez que cogía una galleta para morderla) Mercedes (madre): ¿Estás muy contenta hoy, no? Maca: Sí, no sé... será la primavera... (y mordía de nuevo aquella galleta) por cierto mamá hoy he quedado con Eva para estudiar Mercedes: ¿Hoy sábado? (pregunto extrañada) Maca: Sí, es que me ha dicho que su hermana Esther... ¿te acuerdas de ella? Mercedes: Sí, claro Maca: Pues eso, que se le dan muy bien las mates y que nos va a echar un cable... Mercedes: Ya... Maca: De verdad, de hecho, voy a darme una duchita y salgo para allí que me esperan (dijo dejando en beso en la mejilla de su madre) En verdad Maca había quedado con Alex, quedaron en aprovechar el sábado y poder disfrutarlo juntos, sus padres no sabían nada de su noviazgo, él era 6 años mayor que ella y tenía miedo de que no aceptaran su relación por la diferencia de edad, así que necesitaba una excusa para salir de casa sin que sus padres sospecharan Maca cerró la puerta de casa y caminó unos pasos, ya alejada de ella, sacó su móvil del bolso. Tenía que atar todos los cabos por si acaso Marcó el número de Eva y espero unos segundos. Nada, no contestaba. Insistió, pero con el mismo resultado negativo. ¿La llama luego? No está segura de que su amiga se vaya a despertar antes de las dos de un sábado. Medita que hacer y, tras dudarlo mucho, marca otro número. En este caso tiene más suerte Esther: ¿Maca? (contesta con voz adormilada al otro lado del teléfono) Maca: Hola Esther, perdona por llamarte tan temprano y en sábado, pero tengo que hablar contigo Esther no dice nada. Se acaba de despertar ¿o está soñando todavía? Maca: ¿Esther? ¿Sigues ahí? Esther: Sí, sí... Aquí estoy, dime Maca, ¿de qué tienes que hablar conmigo? Sus sensaciones son extrañas. Una mezcla rara entre confusión por la llamada, alegría por oírla y hablar con ella, incertidumbre por no saber de qué va aquello... Y todo aderezado con el desconcierto propio de que se acaba de levantar Maca: Pues verás... (titubeo. No sabía como enfocar el asunto) Resulta que tengo que salir de casa esta mañana. De hecho ya estoy fuera. Y le he dicho a mi madre que iba con vosotras a estudiar Matemáticas para el examen del viernes. He llamado a tu hermana para que me encubra por si mi madre llama a vuestra casa, algo que no

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sucederá, pero nunca se sabe. Pero como Eva no me coge el teléfono, tú eres mi último recurso Así que era por eso... Las últimas palabras rompen un poco más el astillado corazón de Esther Esther: Tú “último recurso” Maca comprende que no ha estado acertada con aquella definición por el tono con que Esther ha recalcado sus palabras Maca: Bueno, a ver... No quería decir que... Esther: No te preocupes. Ahora aviso a Eva y se lo cuento Su voz es triste, como apagada por el sueño o por el cansancio. Está cansada de imposibles. De esperanzas. De amarla. De sufrir en silencio. De compartir grupo preferido. Esther está cansada de todo, y eso se hace palpable en su voz Esther: (“soy el último recurso, (piensa) La última en la lista para todo”) Maca recuerda el nick de Esther en el messenger el día anterior. Ni siquiera le preguntó como estaba ni que le había pasado para escribir aquello. “La vida es una mierda. El amor es una mierda. Las Matemáticas son una mierda” Maca: Oye Esther, ¿estás bien? Esther: Sí, ¿por qué no habría de estarlo? (respondió fríamente) Maca: Bueno, ayer, estaba muy liada en el ordenador y vi el nick de tu messenger de casualidad Lo vio, pero estaba muy liada. Bonita excusa Esther: Un día tonto, no te preocupes (ahora su voz suena más gélida aún) Maca: ¿Es por una chica? La pregunta sorprendió a Esther. Maca no se entera de nada. ¿O tal vez está hablando de ella misma? ¿Sabe Maca de su amor por ella? Esther: No te preocupes, una mala racha, estoy bien Maca: Vamos, Esther. Puedes contármelo, somos amigas Aunque Maca habla de amistad, siente que le ha fallado en cierta manera. Se conocen desde pequeñas, cuando jugaban juntas. Pero desde hacía un tiempo se habían ido distanciando. Tal vez por culpa de Maca. Sí, ahora, cuando iba a su casa era para ver a Eva. Maca comprende que no sabe mucho de Esther. Realmente estaba preocupada por ella. Su voz suena tan triste al otro lado del teléfono... Y ella, no sabe por que es ni cree que lo se vaya a contar. Debería hacer algo para recuperar su confianza, debería acercarse de nuevo a ella Esther: Estoy bien, de verdad. Me acabo de despertar Maca: ¿Tienes algo que hacer la semana que viene? (preguntó Maca de repente)

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Esther: ¿La semana que viene? Maca: Sí Esther cada vez comprendía menos. Otra vez se preguntaba si estaba soñando Esther: Pues creo que no, ¿de que día de la semana hablas? Maca: De lunes a jueves, ¿tienes algo que hacer por las tardes? Esther: Imagino que estudiar Maca: Vale, estudiaré contigo. Verás, estoy muy floja en matemáticas, como ya has podido comprobar... Necesito ayuda para aprobar el examen del viernes. Si suspendo, mis padres me matan. Así que podrías darme algunas clases, si quieres y puedes claro Definitivamente estaba soñando. Aquello debía tratarse de eso o de una broma. Maca y ella estudiando juntas. Solas. ¿Es real? ¿Es buena idea? Maca: ¿Esther? Te has quedado callada... si no puedes, no pasa nada Esther: Sí que puedo Maca: Muy bien (señaló sonriendo) pues el lunes en el instituto lo hablamos más tranquilas y quedamos, ¿te parece? Esther: Claro Maca miro el reloj, se le estaba haciendo tarde Maca: Esther te tengo que dejar, anímate ¿eh? Un beso Esther: Pásalo bien, un beso Maca En la habitación de Esther se amontonaban muchos sentimientos contrapuestos. El cansancio sigue presente, pero una pequeña sonrisa brota de nuevo. El corazón vuelve a latir con esas punzadas únicas de enamorada. El cielo sigue oscuro, pero un fino rayo de luz alimenta a aquella adolescente de dieciséis años. Camina hacia su PC. Play. “Clavado en un bar”. La música de Maná vuelve a sonar en aquella habitación Ese día de marzo, por la noche, en un lugar de la ciudad Lleva todo el día dándole vueltas a la conversación telefónica de la mañana. Incluso se ha tenido que convencer de que no había sido un sueño. No. Maca, realmente, le había llamado. De eso no había duda, aunque estuviese recién levantada. Sin embargo, Esther no estaba del todo segura de si había interpretado bien lo que Maca le había querido decir al final de la llamada. ¿Realmente van a verse cada día por las tardes durante toda la semana para estudiar Matemáticas? Eso era lo que había dicho ella ¿no? Sí, era eso, ¿verdad? Pero ¿por qué tenía tantas dudas entonces? Quizá por su falta de seguridad, o quizá porque se estaba volviendo loca Tumbada en la cama boca arriba, lanzaba y cogía al vuelo una pequeña pelota de goma espuma, cuando de repente llaman a la puerta de su habitación Eva: ¿Estás visible? (pregunta su hermana tras golpear con los nudillos en la puerta) Esther: Pasa (dijo sin mucho entusiasmo)

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Eva entró en la habitación. Llevaba una mochila colgada en la espalda y no iba vestida de sábado por la noche Eva: Me voy, pasaré la noche fuera Esther se incorporó y miró con extrañeza a su hermana Esther: ¿A donde vas? Eva: Hemos quedado todas en casa de Maca, dormiremos allí, no vamos a salir, pero a cambio tendremos una noche de chicas: cotilleos, dulces, película romántica y todas esas cosas Esther: (“¿en casa de Maca? Daría lo que fuese por pasar una noche así al lado de ella. Pero conociendo a mí hermana, seguro que esto es una excusa para escaquearse... mejor no le preguntaré”) ¡Qué peligro tenéis! No iría a una de esas fiestas de pijama con vosotras ni aunque me pagarais (miente) Eva: Jajaja ya quisieras tú que te invitáramos aunque solo fuesen diez minutos... (ambas sonrieron) Bueno me voy, que se me hace tarde. No me eches mucho de menos ¿eh? Esther: Descuida... Pasadlo bien Eva: Lo haremos (y con una sonrisa de oreja a oreja salía de aquella habitación) Esther volvió a tumbarse. Recuperó la pelota de goma espuma y la lanzó de nuevo hacia el techo de la habitación. Estaba pensativa. Se preguntaba si lo que su hermana le ha dicho sería verdad, y de ser así si su nombre saldría en aquella reunión de adolescentes adictas al helado de macedonia y a la crónica en rosa. Quién sabe... Esa noche, ese día de marzo, en otro lugar de la ciudad Cuatro adolescentes estaban sentadas sobre una manta rosa que cubría la única cama de la habitación. Durante la noche no habían hablado demasiado. Película romanticona, pizza, helado de macedonia, bromas infantiles y cariñosos insultos... Sin embargo, quedaba algo por tratar Laura: Bueno Maca, cuéntanos, que nos tienes en ascuas. Con tu amorcito ¿qué tal? Maca: Pues... veréis... la verdad es que... A Maca se le enrojecieron los ojos. De repente sintió una gran angustia dentro Eva: ¡Oh, oh...! (susurró preocupada y con un rápido movimiento se sentó cerca de ella) ¿Qué ha pasado? ¿Os habéis peleado? Las otras dos amigas también se incorporaron cerca Maca: No lo sé... Entonces Laura abrazó a su amiga por la espalda Laura: Cuéntanos que ha pasado anda (le dijo mientras le aparta el pelo de la cara)

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Finalmente Maca se decidió. Durante quince minutos explicó a sus amigas todo lo que le había pasado. Estas apenas la interrumpían y la escuchaban atentamente. Un gran suspiro acompañaba al final de la historia Por un instante las cuatro guardaron silencio hasta que Laura decidió intervenir Laura: Entonces... ¿ha dejado el grupo por ti? (Maca asentía) ¿y qué tiene de malo? lo ha echo por ti Maca... esa es una prueba de amor, ¿no? Lola: Yo no estaría tan segura... (decía esto a la vez que recibía un codazo de Eva al darse cuenta de como Maca estaba tan afligida) Eva abrazo a su amiga, dándole todo su apoyo Eva: A ver tranquila no te agobies... tú misma dijiste que últimamente pasabais poco tiempo juntos, ¿no? Maca: Sí, sí claro... pero no sé... es que no quiero que deje su sueño por mí, ¿sabéis? Me siento responsable de su decisión... vale, sé que últimamente teníamos poco tiempo para estar juntos e incluso me quejaba por ello... pero es que ahora no me siento mucho mejor... Eva: Te entiendo... supongo que es una situación difícil... Lola: Yo sinceramente no lo veo tan complicado... ¿por qué no hablas con él? Laura: Claro... Maca: Ya, ¿y que le digo? Oye cariño ahora sí quiero que estés en el grupo... puff... Eva: Bueno vamos a tranquilizarnos... (pasaba una mano por el hombro de Maca) si él ha decido eso seguro que no le importaba tanto... Maca: No Eva, eso no es así... él soñaba con ello, ha dejado todo eso por mí... y yo no sé si quiero que lo haga... Laura: Pues chica, decídete, lo que no puede ser es ahora si y ahora no... el chico tampoco puede estar así... Maca: Ya, ya lo sé... pero no sé... (realmente se le notaba mal) Eva conocía perfectamente a su amiga y sabía que tras esos ojos color miel se ocultaba algo más que todo aquello Eva: Maca, ¿qué te pasa? Todas prestaron atención, y ella se sorprendió por la pregunta. Sí, le pasaba algo. ¿Pero tanto se le notaba? La verdad es que sí, sabía que a sus amigas no les podía ocultar nada Maca: ¿Tanto se me nota? (todas asintieron y sonrieron a la misma vez) Puff... está bien, os lo contaré Todas prestaron mucha atención, Maca respiro profundamente e intento encontrar las palabras Maca: Esta mañana volví a quedar con Alex... fuimos a un restaurante del centro y cuando fue al baño su teléfono móvil sonó... un mensaje, juro que no quise leerlo... pero algo dentro de mí me dijo que tenía que hacerlo, así que cogí su teléfono y vi como aquel mensaje contenía palabras... (Maca estaba dolida, no podía continuar relatando aquel suceso y se echo a llorar)

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Rápidamente todas se abalanzaron sobre ella, abrazándola y dándole todo el apoyo posible Eva: Tranquila cariño... shh... Laura: No tienes porque contárnoslo si no quieres, ¿eh? Maca intentaba contenerse y secaba sus lágrimas Maca: Es que necesito hacerlo... Lola: Te escuchamos (recibía una leve sonrisa por su parte) Maca: Era de una chica... (todas se sorprendieron sin saber muy bien que decir) en ese mensaje le daba las gracias por el día tan perfecto que le había hecho pasar... (otra lágrima asomaba en su rostro) Laura: ¡Que hijo de...! (se contuvo por si aquellas palabras pudieran molestarle a su amiga) Maca: Tranquila, puedes decirlo... Eva: ¿Y él que te dijo? Maca: Qué no tenía idea de quien podría ser... pero imagino que si no sabes quien es, no le plantas un nombre al número ¿no? Lola: ¡Que cabrón! (ahora era Lola quien insultaba) y... ¿quién era? Maca: No tengo ni idea... una tal Cristina... no sé... Laura: ¿Y que vas hacer? ¿Lo habéis dejado? Maca: No... bueno, no sé... salí corriendo de allí... no quería seguir escuchando todas aquellas excusas... Lola: Claro, con razón se presenta ayer en clase y te regala el ramo... porque se sentía culpable... Aquellas palabras se le clavaron a Maca en lo más profundo de su corazón. Como si de cien dagas de fuego se tratara Maca: ¿Crees que fuera por eso? (sentía un dolor profundo) Laura: Cariño, a veces aunque no queramos verlo... es así... Eva: Bueno mira, lo mejor es que nos vayamos a dormir y mañana será un nuevo día, ¿sí? tranquila Maca notaba un gran vacío dentro. Tenía miedo, miedo de perderlo. Quizá que aquel teléfono sonara sería una señal, el indicio de que aquella historia que prácticamente acababa de empezar llegaba a su fin. La mañana siguiente traería la respuesta A la mañana siguiente de un día de marzo No ha conseguido dormir en toda la noche. Ni ovejitas, ni cabras, ni elefantes... ni aunque hubiese intentado contar ornitorrincos habría pegado ojo. Esther se frota con los dedos los parpados. No quiere mirarse en el espejo para no asustarse por el tamaño de sus ojeras, que esa mañana deben de ser enormes. ¿A qué viene tanta intranquilidad? La respuesta es clara, Maca. Lo que no sabe es que la mujer de su vida ha llevado una noche paralela a ella

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En casa de Maca ya todas habían despertado Eva: ¿Te encuentras mejor? (dijo frotando su brazo) Maca: Sí, gracias chicas (les regalo una sonrisa) Laura: ¿Tienes claro lo que vas hacer? Maca: Supongo que se acabó Eva: ¿Te lo has pensado bien? Maca: Puff... no... pero hay cosas más que evidentes, ¿no? (todas callaron sin saber que decir menos Lola) Lola: Pues sí, es más que evidente que te la ha pegado... (todas la miraron) ¿Qué? es verdad... Maca: Sí, quizás lleves razón... supongo que hablaré con él... Eva: Tranquila, ¿vale? Maca: Gracias, de verdad (se fundieron todas en un enorme abrazo y sin más se despidieron) Maca debía ser fuerte y enfrentarse a su verdad. Lo quería, eso era un hecho. Pero no podía permitir que la siguiera usando. Necesitaba hablar con él En otro lugar de la ciudad. Esther estaba desayunando cuando de repente oyó la puerta de la entrada. Alguien acababa de llegar y no podía ser otra que Eva. Efectivamente, el escandaloso “¡Mamá, ya estoy aquí!” delataba a su hermana mayor. Eva se encaminaba hacía a su habitación cuando de reojo vio a su hermana. Bostezando cambio de dirección y se dirigió al salón-comedor Eva: Hola, ¿qué haces despierta tan temprano? es domingo Esther: Ya no es tan temprano. Hay que aprovechar el tiempo Eva se sentó frente a ella y observó sus ojos Eva: ¡Menudas ojeras! ¿Has dormido bien? Esther: Muy bien (miente) Eva: Tienes los ojos de vampiro como... Esther: ¿Edward Cullen? (ironiza Esther anticipándose) Eva: Más bien pensaba en Drácula (bromea la chica sonriendo) En serio, tienes mala cara Esther: Gracias, yo también te quiero (y se produce un breve silencio que Esther interrumpe) ¿qué tal lo has pasado esta noche? Eva: Eres una cotilla (señala Eva divertida) Esther: ¡Ey! No te he preguntado sobre lo que habéis hablado sino si lo has pasado bien Aunque intentaba disfrazar su interés, se moría de ganas por saber los detalles de lo acontecido en la noche de chicas en la casa de Maca Eva: Ya, a mi no me engañas. A ti lo que te pasa es que te gusta una de mis amigas Esther enrojeció. ¿Tanto se le notaba? No, no puede ser. Le estaría tomando el pelo

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Esther: ¿Una de tus amigas? ¡estás loca! Eva: ¿Y por qué te has puesto colorada, hermanita? ¡Mierda, maldita sea! Es lo que pasa por tener la piel tan blanca Esther: Es el cola cao, que está muy caliente Eva: ¡Buen intento! Pero no cuela... Esther: ¡Es cierto! ¡Quema! En ese momento Eva volvió a bostezar. No son horas para estar despierta un domingo Eva: Tranquila, no te molesto más. Me voy a la cama. Pero tenemos una conversación pendiente Eva se levantó del asiento, y sin parar de bostezar, entró en su habitación. Esther respiró profundamente, aunque ahora le asaltaba una duda, ¿a cual de sus amigas se refería su hermana antes? Por la tarde, ese mismo día de marzo, en otro lugar de la ciudad Maca había quedado con Alex en un parque cerca de su casa, necesitaba aclarar todo lo que había pasado el día anterior y sobre todo ordenar sus sentimientos. Aquel mensaje lo había cambiado todo. Ya no estaba segura de nada, ni siquiera de lo que sentía. Miles de sensaciones se anudaban en su interior Alex: Maca antes de que digas nada, quiero que sepas que lo siento Maca: ¿Ahora lo sientes? Así que es verdad, ¿no? Maca definitivamente no entendía nada. Creía estar viviendo una pesadilla. No podía ser verdad que aquel hombre con el que había compartido todo, le estuviese haciendo aquello Alex: Maca... Maca: ¿Cómo has podido tener tan poca vergüenza? Pero claro, que esperaba... un tío guapo, atractivo, independiente, fijándose en alguien como yo... que estúpida he sido por creer que me querías... Alex: Maca, y te quiero Maca: Por favor... no más mentiras ¿sí? Alex: No es ninguna mentira, de verdad... Maca: ¿Y entonces? ¿Quién es esa tal Cristina? Alex: Juro que sólo fue una vez... Maca: ¡Dios! Esto es increíble. ¿Cómo tienes la poca vergüenza después de haber estado con ella hacer como si nada? Alex se acabó Alex: Maca escúchame... Maca: No quiero seguir haciéndolo, adiós Maca se levantó intentando aguantar las lágrimas. Alex no se dio por vencido y la siguió intentando convencerla

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Alex: Maca déjame que te explique... Maca: ¿Explicarme el qué? (alzó bastante la voz) ¿qué te creías que te ibas a poder reír de mi toda tu vida? ¿qué he sido un juego para ti? Se acabó, no puedo ni quiero estar contigo. No confío en ti Y ahora sí escapó de él. Necesitaba estar sola. Así que se dirigió a casa y corriendo se metió en su cuarto rompiendo a llorar. No quería saber nada de nadie, ni de Alex, ni del mundo, nada. Sólo quería despertar de aquella pesadilla que le había roto el corazón en mil pedazos Mientras ese día de marzo, en otro lugar de la ciudad Ya es de noche. Esther mira el negro cielo manchado de gotitas luminosas desde su pequeño rincón en la azotea de su casa, a las afueras de la ciudad. Se siente minúscula y afortunada con tanta inmensidad. Una suave brisa enfría la noche. En sus piernas sostiene el portátil. Está cansada. Maca no desaparece de su cabeza. Al contrario, le es difícil hacer algo sin que ella invada sus pensamientos. No está conectada. Hoy no han hablado en todo el día. ¿Habrá pasado el día con él? Claro que sí. ¿A quién quiere engañar? Está claro que es el chico de sus sueños. Pero no puede evitar que le duela. La quiere. La quiere demasiado. Y estaba dispuesta a todo por ella. Pero ¿y ahora? Ya nada es lo mismo. Tiene novio. Tiene que aceptarlo. Desesperada. Apaga aquel portátil y sin pensarlo comienza a entonar una canción acompañada de uno de sus instrumentos favoritos Rayando el sol Rayando por ti Esta pena, me duele, me quema sin tu amor No me has llamado, estoy desesperada Son muchas lunas las que te he llorado Rayando el sol, desesperación, Es más fácil llegar al sol que a tú corazón, Me muero por ti, viviendo sin ti, Y no aguanto, me duele tanto estar así, Rayando el sol A tu casa yo fui Y no te encontré En el parque, en la plaza, en el cine te busqué, Te tengo atrapada entre mi piel y mi alma Más ya no puedo tanto y quiero estar junto a ti. Rayando el sol, desesperación, Es más fácil llegar al sol que a tú corazón, Me muero por ti, viviendo sin ti, Y no aguanto, me duele tanto estar así, Rayando el sol Rayando el sol, desesperación Es más fácil llegar al sol que a tu corazón.”

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A la mañana siguiente de un día de marzo, en algún lugar de la ciudad Lunes. Odia los lunes. ¿Por qué tienen que existir? Con lo bonitos que son los fines de semana... Pero todo lo bueno se termina pronto. Maca corre de un lado para el otro de la casa. Va desde su habitación al cuarto de baño, pasa otra vez por la habitación y baja hasta la cocina. No tiene tiempo ni para desayunar sentada. De pie toma rápida la taza de cola cao, no quiere perder el autobús como le pasó la semana pasada tres veces. Tres minutos para que llegue el autobús, sale disparada hacía la parada. ¡Tiene que conseguirlo! Avanza veloz por la acera, cruza un paso de cebra y tuerce a la derecha. La chica corre todo lo que puede y al fin consigue alcanzarlo Maca, con las mejillas sonrosadas y el aliento entrecortado, sube en el autobús. Exhausta abre la mochila en busca del abono mensual. ¡Mierda! No lo ha cogido... siempre le pasa igual. Así que no le queda más remedio que pagar el billete. Después de un ratito el autobús se detiene. Es la parada de Maca, que se da cuenta de casualidad. A clase ya ha llegado alguien que no sonríe demasiado, pero la semana no ha hecho más que comenzar Esa misma mañana de marzo, en un lugar de la ciudad Esther está sentada en su lugar habitual de clase. Esperará ansiosa la llegada de Maca. Quizá llegue tarde como tantas y tantas veces. La semana pasada solo dos días logró entrar en clase antes de la hora. Suspira profundamente. Quizás ella ya se ha arrepentido de lo que hablaron el sábado. Esa idea le asusta y, por un momento, duda. Mira hacía la puerta y de repente su corazón se acelera, Maca aparece. Está guapísima. Esther contempla como Maca esquivando mesas, sillas, mochilas y alumnos, se acerca hasta ella. Su corazón se dispara Maca: Esther, ¿qué tal el fin de semana? Esther: Pues como todos (contesta tímidamente) Maca: Recuerda que hemos quedado para estudiar en tu casa, ¿eh? Esther: ¡Es verdad! No me acordaba Tal vez ha mentido un poquito. De hecho, no ha pensado en otra cosa desde el sábado por la mañana. La campana suena. El profesor de física no tarda ni diez segundos en cruzar el umbral de la puerta de la clase Maca: Bueno, Esther, luego nos vemos. Y no hagas planes para hoy, que tienes una cita conmigo Maca se aleja rápidamente hacia su esquina donde el resto de sus amigas ya ocupan sus sillas. Esther ni se inmuta. Prevé un lunes especial, mágico. Una cita, como ella ha dicho... aunque solo sea para estudiar. Los ojos se le cierran. Ahora es cuando por fin el sueño le golpea con fuerza. Definitivamente, Morfeo es un caprichoso. Y no sabe cuanto La mañana se consume a fuego lento. Paulatinamente las clases se hacen más y más insufribles. Si normalmente ya lo son, los lunes todo parece mucho peor. Los profesores

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son más ogros y las profesoras más brujas. Los lunes solo deberían servir para comentar lo que ha pasado en el fin de semana. Afortunadamente, cada desierto tiene su oasis y todo lunes, su recreo Para las cuatro amigas, especialmente, el comienzo de cualquier semana es insoportable. Están sentadas en un banco delante de la puerta del instituto. Han comprado diferentes golosinas y aperitivos que devoran entre bromas, comentarios y quejas Eva: ¿Y tú que tal estás? (pregunta a Maca a la vez que deja una suave caricia en su brazo. Todas prestan atención) Maca: Bueno, no muy bien. Ayer estuve con Alex y lo dejamos. Bueno, lo dejé Laura: Has hecho lo que debías Lola: Sí Eva: La verdad es que sí. Tiene que ser duro, pero seguro que lo superarás Maca: Eso espero Todas mostraron una vez más su apoyo hacía Maca. El timbre sonaba anunciando el final del recreo. Y sin mucho ánimo entraron de nuevo a clase. Filosofía Ese día de marzo, después de las clases, en algún lugar de la ciudad Maca: ¡A las cinco me paso por tu casa! (le gritó Maca a Esther, mientras corría hacía el autobús) Esther quiso contestarle, pero no serviría de nada. Ella ya estaba de espaldas, lejos. Se tragó las palabras y dibujó una sonrisa. ¡Por fin va a llegar ese momento que tanto lleva esperando! Caminó despacio, disfrutando de la vida. Se sentía mejor. No quería recordar las lágrimas ni las tristes letras de todas las canciones que había escuchado en las últimas semanas. Tampoco quería pensar en aquellas malditas flores ni en el beso que Maca se dio con aquel tipo tan guapo. Llevaba mucho tiempo sufriendo en silencio, se merecía su oportunidad. Necesitaba seguridad en sí misma, algo que le faltaba casi siempre, pero para la que ahora estaría preparada Esa misma tarde de marzo, en otro lugar de la ciudad Maca está a punto de salir de casa. Se ha pintado un poco y se ha cambiado de ropa. Va solamente a estudiar, pero nunca esta de más sentirse bien con una misma. Lleva su mochila colgada en la espalda con todo lo necesario: cuadernos, libro de matemáticas, calculadora, lápices y bolígrafos... Aunque su única misión no es aprender solo a resolver derivadas Esa misma tarde de marzo, en otro lugar de la ciudad Esther corre y descorre cada veinte segundos la cortina de la ventana de su habitación. Desde ahí es desde donde mejor se ve la puerta de la casa. Tiene que estar al llegar. Le sudan las manos. Tiene seca la garganta y los labios un poco agrietados.

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Precipitadamente y a trompicones se dirige al cuarto de baño y busca a toda prisa una barra de cacao. Tras remover varios cajones, por fin da con ella. Torpemente se pasa la barrita y se moja con saliva. Listo ¿No son ya las cinco? Las campanadas de una iglesia cercana así lo certifican. ¿Y por qué no está ahí ya? No va a venir. Seguro que no viene. Claro. ¿Qué pinta una chica como Maca allí, con ella? Estará con su novio, aquel tipo guapo de las flores, el de los besos. Hasta se acostarán juntos... Esther mira su reloj constantemente. Cinco y un minuto. Cinco y dos. Cinco y tres... ¡Qué tonta ha sido creyendo que tendría su oportunidad! Y entonces el timbre de la casa suena. Melodía celestial. Nunca jamás se alegró tanto de oír ese estúpido sonido metálico. Esther se asoma por la ventana. Es ella. ¡Qué guapa está! Lleva un suéter gris y un pantalón vaquero azul. El pelo suelto. Está preciosa Baja, intentando serenarse en cada escalón. Un hormigueo muy intenso le invade por dentro. ¡Qué nervios! No se puede creer que Maca esté ahí. Final de la escalera. Cruza el pequeño pasillo. Temblando, llega a la puerta, se santigua y abre Se quiere morir. No, no es momento de morirse. Está en el cielo. Maca enfrente de ella, con una gran sonrisa, con los ojos iluminados Ahí está, el amor de su vida, en su casa, entrando por la puerta. Le da dos besos. No hay nadie como ella, como Maca, su Maca. La ama y está ahí, subiendo a su habitación. Gasta alguna que otra broma, un comentario ¿qué ha dicho? Da lo mismo, se ríe. Maca también se ríe. Qué bien, comparten risas. Está feliz, muy feliz, la vida por fin le regala ese momento especial. Su sueño Maca se sienta en la cama mientras Esther ocupa la silla del escritorio, comienza la clase de mates. No sabe si podrá concentrarse en números y letras que bailan sin ton ni son en sus cuadernos, pero tiene que contenerse y concentrarse. ¿Por qué sus ojos solo buscan sus labios? ¿Por qué no puede dejar de mirar su boca? Lo sabe, sabe que lo que más desea en el mundo es besarla, un beso que le transportaría a la felicidad plena. Pero eso es imposible ¿O no? Ahora Esther se levanta de su silla y Maca le pide que se acerque para explicarle por qué aquel número va allí y por qué aquella línea termina en aquel punto. Ella intenta explicarlo, pero no es demasiado convincente. En realidad, no sabe lo que está diciendo. Sin querer, se ha sentado también en la cama junto a Maca, muy juntas, pegadas “No hay nadie como tú, no hay nadie como tú, mi amor” Maca la mira. No comprende nada de lo que le está contando, tal ver porque lo que Esther le está explicando no tiene ningún sentido. Sus cuerpos se rozan, sus caras están cada vez más cerca, la música más alta. Quiere besarla, tiene que saber muy bien. Una chica como aquella, como su Maca, debe de ser como el mejor fruto que una pueda degustar. No cree que exista nada más dulce ¿Qué hace? Su corazón le pide que la bese: “Bésala, Esther, bésala”

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Maca no habla, ahora solo la observa, y sus ojos se encuentran, por fin las miradas, el juego de miradas del que tanto hablan, es una señal, sonríe ¿es otra señal? Sí, a lo mejor es la señal que buscaba, la definitiva, ¿Cómo puede saberlo si nunca ha besado a nadie? Es el momento, la ocasión, el cielo le espera. Ve como Maca cierra los ojos, ahora, Esther también los cierra. Inclina su cuello hacia la derecha, espera el contacto de sus labios, oye su nombre ¿por qué la llama? Sacude su hombro ¿Es esto un beso? No, no siente la humedad de su boca. Vuelve a oír que la llaman, ahora el zarandeo es mucho mayor ¿Qué pasa?, piensa Esther, abre los ojos y se encuentra a Eva Eva: ¿Pero tú sabes la hora que es? Esther mira su reloj. ¡Joder las siete! Se ha quedado dormida, de un salto se incorpora de la cama maldiciéndolo todo Esther: Mierda Eva: Maca te ha estado llamando al móvil no sé cuantas veces y no se lo has cogido Esther coge su móvil, diez llamadas perdidas. Hundida, sale de la habitación, entra en el cuarto de baño y, con los ojos hinchados, llora amargamente delante del espejo Esa noche de marzo, en un lugar de la ciudad Cuelga, acaba de hablar con Eva, Esther está bien, solo se ha quedado dormida. Maca suelta una carcajada en la soledad de su habitación, menudo susto se ha llevado... ¡Ya le vale a su amiga! Menos mal que todo está bien. Tiene que estudiar, pero no le apetece absolutamente nada. Muchos pensamientos rondan por su cabeza. Sólo ha pasado un día desde que terminó con Alex, no puede evitar que le duela, pero debe ser fuerte, ahora más que nunca no puede rendirse. Con desgana abre el libro de filosofía y se tumba en la cama bocabajo. Lee una página y subraya lo más importante, la pesada tarea le lleva más de un cuarto de hora, no está concentrada. Lo intenta de nuevo con una segunda página, aún es peor. En veinte minutos la ha releído unas ocho veces y no se ha enterado de nada. Desesperada, arroja el libro al suelo Se siente mal, sola, dolida. Necesita arrancarse ese sentimiento de angustia que le oprime el pecho y no la deja respirar. Está cansada, no puede creer estar viviendo aquello. Y sin poderlo evitar deja correr sus lágrimas De repente una llamada la hace salir de todo eso Maca: ¿Sí...? (dice con la voz un poco apagada) Esther: Hola Maca (el tono de Esther al otro lado de la línea es aún más serio, podría deducir que incluso triste) Maca: Hola Esther Esther: Lo siento de veras, no sé que me ha pasado Maca sonríe. Le da pena, pero intenta mostrarse tranquila Maca: No te preocupes hombre, no pasa nada Esther: Sí pasa, me he dormido y te he plantado, es imperdonable

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Maca: Vamos no exageres... tampoco es para tanto Esther: No exagero, soy lo peor Maca: Venga Esther, no seas tan dura contigo misma, nos quedan además tres días por delante, mañana volvemos a quedar y ya está, hasta el viernes nos da tiempo de todo Esther no dice nada en ese instante, Maca hasta duda de si se ha cortado la comunicación Esther: ¿De verdad quieres seguir quedando conmigo para estudiar después del plantón de esta tarde? (pregunta. Su voz ya no es tan lúgubre) Maca: ¡Pues claro! Un accidente así le puede pasar a cualquiera Esther: A cualquiera... Maca deja escapar una carcajada Maca: Eso sí, con una condición Esther: ¿Cuál? Maca: Que te acuestes temprano y descanses, me ha dicho tu hermana que llevas unos días en los que apenas duermes Esther: Mi hermana sí que es una exagerada Maca: Bueno Esther, te tengo que colgar, no te preocupes por nada, ¿vale? Mañana nos vemos en el instituto, un beso Esther: Vale, gracias y perdona de nuevo, un beso Fin de la llamada. Esther resopla más tranquila en su habitación. Tendrá su oportunidad, después de todo. Se promete a sí misma dormir esa noche. Se tomará una tila, lo que haga falta, pero dormirá A la mañana siguiente, un día de marzo, en un lugar de la ciudad Cuatro amigas se encuentran en el mismo rincón de siempre charlando muy animadamente. Y sin que ninguna se de cuenta, alguien se acerca hasta el grupo Esther: Maca, ¿puedo hablar contigo un minuto? La voz de Esther llega tímida y temblorosa Maca: Claro Esther, ¿vamos fuera? Quedan tres minutos hasta que llegue el de filo (indica, consultando su reloj) Esther acepta con la cabeza. Maca se levanta de su asiento y abandona la esquina de la clase seguida de su amiga. Las dos atraviesan el aula esquivando compañeros, mesas mal puestas y mochilas en el suelo. Esther y Maca se distancian un poco de clase para no ser molestadas. No hay nadie más en el pasillo. Maca se apoya en la pared y espera a que Esther hable, aunque sabe lo que va a decir Esther: Bueno, quería pedirte una vez más disculpas por lo de ayer

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No se había equivocado. Sonríe y trata de que sus palabras suenen lo más tranquilizadoras posible Maca: No te preocupes, hombre. Le puede pasar a cualquiera, ya lo hablamos ayer Esther: Sí, pero no te lo había dicho en persona y tenía que hacerlo, perdóname Maca: Pues ya está dicho, y aunque no tengo nada que perdonar, para que te quedes tranquila de una vez, te perdono Esther: Gracias Maca: Ahora olvidemos eso ya Esther: Muy bien Maca: No hay ningún problema para quedar esta tarde, ¿no? Esther: Ninguno Maca: ¿Has dormido esta noche? Esther: Sí, bastante En realidad solo han sido tres o cuatro horas, pero no quiere alarmarla Maca: Entonces, ¿a las cinco en tu casa? Esther: Perfecto, prometo no dormirme Esther esboza una bonita sonrisa que llama la atención de Maca. Vaya, nunca se había dado cuenta de que su sonrisa es preciosa... le hace incluso atractiva. No es una chica que se ría mucho. Pensándolo bien, casi nunca lo hace. Así parece mucho más guapa y sus ojos brillan de una manera especial. Es un momento de confusión, ninguna dice nada. Maca se ha quedado en blanco, sin palabras. Está perdida en sus ojos. Esther no sabe como ni cuando, pero ha dado un pasito hacia delante. ¿Por qué están tan cerca la una de la otra? Laura: Bueno ¿qué? ¿entráis? Laura las observa desde la puerta de la clase, por su tono de voz, no parece demasiado contenta. Las chicas se separan al instante, cada una retrocede un metro, como impulsadas hacia un lado distinto del pasillo Maca: Sí, ya es hora (afirma, tratando de sonreírle a su amiga) Esther: Vamos (dice Esther que aún se pregunta que ha sido eso) Esa tarde de marzo en un lugar de la ciudad Después de comer se ha tomado un café solo bien cargado. Ha pasado media hora y, sentada en la cama de su habitación, contempla como el humo que sale de la taza sube hacia el techo. Se ha servido otro café, esta vez no va a quedarse dormida. Sería imperdonable y de tontos. Y aunque ella no se considera precisamente una chica lista, no va a cometer el mismo error dos veces seguidas Esther sopla y da un pequeño sorbo. Mueve la cabeza de un lado para otro con los ojos cerrados y la nariz arrugada, está muy amargo, debería haberle echado más azúcar. Da igual, lo importante es permanecer despierta hasta que llegue Maca. Son algo más de las cuatro de la tarde. No queda ni una hora para que esta vez sí se produzca su “cita” que

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tanto tiempo lleva esperando. Curiosamente, no está tan nerviosa como el día anterior, pero sí ansiosa, deseosa, ¿Se atreverá a confesarle a Maca su amor? Quizá, depende de si se da la ocasión, no quiere cometer más fallos. La próxima vez que le diga que la quiere, será la definitiva. Cara o cruz: la moneda no caerá más de canto Eva: Toc, toc, Hola, ¿se puede? La voz de Eva, asomada en la puerta, irrumpe en el dormitorio Esther: Pasa Eva entra en el cuarto y deja la puerta encajada Eva: Solo venía para comprobar que no te habías quedado dormida (señala jocosa) Esther: Pues no, ya ves que estoy completamente despierta Eva observa la taza que su hermana sostiene entre las manos y aspira el aroma del café caliente Eva: ¿Otro? Esther: Sí, otro Eva: Veo que esta vez has tomado precauciones (dice y suelta una carcajada a continuación) Esther: Eva, no me toques las narices anda Eva: Vale, vale, tranquila, hombre Esther: ¿Has venido a hablar de algo o solo a molestar? Eva se rasca la nariz dubitativa, puede que la pregunta que le va a hacer sea para ambas cosas Eva: ¿Te gusta una de mis amigas verdad? Esther se pone algo nerviosa. Es cierto, le gusta una de ellas, pero no cree conveniente confesarle la verdad a su hermana Esther: Claro que no, no me gusta ninguna Su hermana la examina detenidamente. Claramente, está mintiendo. Se le nota que está enamorada Eva: Ya, ya... Esther: Te lo digo de verdad Eva: Si tú lo dices... ¡Con lo que me gustaría tener a una de ellas de cuñada! Esther no dice nada, ojalá el deseo de Eva se cumpla Esther: Mejor preocúpate tú de encontrar un buen novio, que últimamente no te comes una rosca (responde con una sonrisa maliciosa) Eva: ¡Imbécil! ¡Porque yo no quiero! (exclama ofendida) ¡Bah! Paso de ti

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Eva sale de la habitación dando un pequeño portazo. Esther sopla otra vez en su taza de café. Está satisfecha de haber hecho enfadar a su hermana. Sin embargo, le asalta una duda. ¿Por qué su hermana le ha hecho esa pregunta? ¿Tendrá algo que ver con Maca? Un ratito después está delante de la puerta, no quiere parecer ansiosa pero lo está. Respira hondo, sí, otra vez. Desde que sonó el timbre habrá respirado hondo unas siete veces. Manos al pelo, último repaso, todo en orden. Sonrisa de muchos dientes, ya, lista. El timbre vuelve a sonar ¡Que susto! No lo esperaba. Esther se precipita sobre el pomo y abre. En la maniobra pierde la sonrisa ensayada anteriormente, pero enseguida la recupera al verla, no es la que había preparado, esta es más sincera, menos exagerada, más tímida, menos estudiada. Es la sonrisa de quien ve a la chica de sus sueños frente a frente, la sonrisa de enamorada Maca: Hola Esther (dice Maca, quien también sonríe aunque su sonrisa parece diferente) Esther: Hola (Maca se acerca a su rostro y deja dos besos) Maca: Menos mal que has abierto, ya empezaba a pensar que nos quedábamos otro día sin estudiar Estudiar, ¿estudiar...? Sí, es verdad, está allí por eso, no es una cita de esas románticas Esther: Perdona, es que mis padres y mi hermana no están, he tenido que bajar desde mi habitación ¡Uff! Le sudan las manos, espera que solo sean las manos. Está tensa ¿Por qué? Conoce a Maca desde hace muchísimo tiempo, llevan yendo varios años a la misma clase y ella ha estado en su casa en multitud de ocasiones. No hay motivos para sentirse así, siendo realista, sí los hay, y es que por primera vez en su vida está a solas con la chica que ama, pero tiene que tranquilizarse Maca: ¿Puedo pasar? ¡Que gilipollas! Ni siquiera la ha invitado a entrar. Nervios, ansiedad, dolor de estómago Esther: Claro, claro, perdona Esther se aparta, dejando paso a su invitada, Maca entra en la casa tranquilamente, con un caminar sereno, pero seductor. Esther la sigue con la mirada, sus ojos se van a sus pantalones vaqueros, vaya, no quería. Se promete a sí misma que no quería mirar ahí. ¿Qué esta haciendo? ¡Joder! Pero es que Maca no solo es guapa sino que está buenísima. No, no ¡Basta! Su amor es puro y cristalino, y ahora no es momento de fijarse en eso Maca: ¿Tu hermana está con Laura y Lola? (pregunta girándose a la misma vez) Esther: Sí, creo que sí, casi nunca está en casa Maca: Que tía, debería estudiar un poco si no quiere repetir otra vez Esther: Ya, pero tú sabes como es, no hace nada Maca: Que mal... Esther: Es tonta... Maca: Pues espero que no repita, la echaría muchísimo de menos al año que viene

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¡Pues yo no! Es lo que Esther desea gritar, pero se contiene. Aquella pequeña conversación sobre Eva la ha calmado un poco, menos mal. ¿Quién le iba a decir que hablar sobre la pesada de su hermana le iba a ayudar algún día? Esther: ¿Subimos? Maca: ¿Vamos a estudiar en tu habitación? Claro, ¿no? Quizá aquello la intimida, vaya, no lo había pensado... Daba por hecho que estudiarían allí Esther: Sí, pero como tú quieras, si prefieres, nos bajamos al salón Maca: No, no, en tu cuarto está bien (ella sonríe) El silencio en la casa es absoluto, solo se oyen las pisadas de ambas subiendo la escalera hasta la primera planta. Esther ha decidido ir delante, mejor, no es el momento de pensar en otras cosas. Sin embargo, cuando llegan a la habitación, deja pasar primero a Maca que sonríe y entra después de un “gracias” que a Esther le parece encantador Maca: ¿Dónde me pongo? (dice descolgándose la mochila que llevaba en la espalda) Esther: Donde quieras Maca mira a su alrededor y finalmente se sienta en la cama. Pone la mochila sobre sus piernas y saca de ella el libro de matemáticas, un cuaderno y un estuche. Esther la observa atentamente, es preciosa, de nuevo le sudan las manos Maca: No he traído calculadora, ¿me va hacer falta? Esther: No te preocupes, tengo yo Esther se gira y en un cajón del escritorio busca la suya. Cuando se vuelve a girar, Maca está quitándose el jersey, la camiseta que lleva debajo se le sube un poco, dejando al descubierto su perfecto vientre plano y el ombligo. Esther traga saliva. ¡Uff! Maca: Fuera hace un poquito de frío, pero aquí se está bien (comenta mientras dobla el jersey y lo deja a un lado en la cama) Se ha quedado con una camiseta verde de manga corta en la que se puede leer “Blue” en grandes letras rosas con un signo de admiración al final Esther: Sí, hace frío afuera, aquí no Esther no sabe lo que dice, al menos, no lo piensa. Sus ojos permanecen fijos en Maca, que ahora se ha soltado el pelo para volvérselo a recoger en una coleta alta Maca: Bueno, lista ¿por donde empezamos? Esther: (“podemos empezar diciéndote todo lo que te quiero, o mejor aún, empieza por mi cuello, bésame y mientras te susurro al oído lo mucho que te amo, los años que llevo esperando este momento para estar a solas contigo”) pues por el principio, ¿no?

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Maca se levanta de la cama con el libro de matemáticas y el cuaderno en las manos, lleva un lápiz en la boca que ha sacado del estuche, deja las cosas sobre el escritorio y mira a su amiga con una divertida sonrisa Maca: ¿Y cuál es el principio? En ese momento Esther se queda en blanco, no sabe que decir, se ha perdido en esa maravillosa sonrisa y una escalofrío recorre todo su cuerpo, se produce un breve silencio, silencio en el que Maca sin darse cuenta se ha perdido en su mirada, una mirada que lo dice todo, profunda. Ninguna se atreve a romper aquel contacto, hasta que segundos después el móvil de Esther decide por ellas Esther: Eh... es el... el mío... (contesta temblorosa) Maca reacciona al fin, no sabe muy bien que ha podido ocurrir, pero por un momento se ha olvidado de todo, sólo existía aquella mirada profunda Esther coge el teléfono móvil y observa en la pantallita “Mamá” Esther: Sí mamá, dime (no puede mirar a Maca, está nerviosa) Maca: (“joder Maca, ¿pero que te ha pasado?”) Esther: No, aquí no... creo que con Laura... vale, yo se lo digo... adiós... Fin de la llamada Esther: Era mi madre (y de nuevo aquel contacto) quería saber donde está Eva... (y Esther evitaba su mirada, cogiendo aquel cuaderno) ¿empezamos no? Maca: Sí, sí... claro Manos a la obra, Esther no debe olvidar que Maca está allí por eso, debe centrarse en explicarle matemáticas Esa misma tarde de marzo, después de un buen rato, en un lugar de la ciudad Maca: ¿Hacemos un descanso? (pregunta estirando los brazos y echándose hacia atrás) La camiseta se le ajusta demasiado al pecho y el sujetador se transparenta, Esther casualmente se da cuenta, pero enseguida mira hacia otra parte avergonzada. Llevan una hora y pico inmersas en un confuso mundo de letras y números, hablando de derivadas, parábolas, funciones y tangentes. Maca, más o menos, va comprendiéndolo, necesita más práctica, hacer más ejercicios, pero gracias a Esther ahora lo ve todo más fácil Esther: Vale, una pausa nos vendrá bien para despejarnos, estoy un poco saturada (reconoce) En ese momento Maca observa con determinación aquella habitación. Su mirada se detiene en una de las paredes en la que se encuentra un corcho repleto de fotos, algunas de ellas de cuando Esther era pequeña y le hace sonreír. Esther se da cuenta de aquel gesto y se ruboriza, entonces sigue la mirada de Maca que ahora se fija en un estante

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lleno de CD’S de música. Maca sin permiso se levanta y se acerca a ellos observando uno por uno hasta darse cuenta de que en uno de los estantes todos los CD’S son de aquel grupo que comparten juntas. “Maná” Maca: No me lo puedo creer... ¿te gusta Maná? (pregunta un tanto sorprendida) Esther: Sí, es mi grupo favorito (y una bonita sonrisa se dibuja en su cara) Maca: ¡Que casualidad el mío también! (imita su sonrisa) Esther: (“no, no es ninguna casualidad...”) Sí, vaya... (no sabe muy bien que decir) Maca: Manda una señal, es mi canción favorita Esther: ¿En serio? La mía también Esta vez Esther decía la verdad, ambas compartían canción favorita sin saberlo, ¿sería aquella la señal? Esther no podía evitar sonreír con fuerza, sonrisa que Maca no pasó desapercibida Maca: Parece que las casualidades no existen (no sabía muy bien porque decía aquello, simplemente le había salido solo) Esther: Eso parece Sus miradas se encontraban a cada rato, el corazón de Esther parecía salírsele del pecho. Necesitaba calmarse un poco, ¿tal vez algo de música? Sí, aquello ayudaría Esther: ¿Y si ponemos un poco de música? Maca: Vale, me parece buena idea... ¿puedo elegir? Esther: Claro, como quieras Maca cogía el CD “Sueños líquidos” y ante el permiso de Esther lo colocaba en una pequeña minicadena. Pulsaba el botón quedando en la tercera canción. Play Esther se sorprendió por la elección, pero no dijo nada, solo quería disfrutar el momento. Maca se había sentado en la cama y cerrado los ojos, dejándose llevar por la melodía. Esther aprovechó ese momento para alcanzar a su amiga más fiel, la guitarra. Se sentó justo a su lado en la cama, y comenzó a tocar. Segundos después Maca abría los ojos y se fijaba en como su amiga tocaba aquella preciosa canción. Simplemente se había quedado anonadada, no conocía aquella faceta de Esther, que sin duda le encantaba La música la hacía sentir bien, Esther se dejaba llevar por aquellas letras y melodías, que las vivía como suyas. Era cierto, que cuando se inundaba en aquel mundo tan perfecto y maravilloso se olvidaba de todo, ni siquiera recordó la presencia de Maca allí, sus manos tocaban sin cesar e incluso se había atrevido a entonar el estribillo, dejando a una Maca fuera de sí Al terminar la canción, Esther volvía a la realidad, entonces caía en la cuenta de que no estaba sola, Maca estaba a su lado, la había visto y oído, los nervios hacían aparición ¿Cómo es posible que se haya olvidado de su presencia? Maca: Tocas muy bien... bueno no sólo tocas bien (y una preciosa y enorme sonrisa se dibujaba en su cara)

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Aquellas palabras en parte tranquilizaron a Esther, al menos parecía haberle gustado, entonces sonrió también y se dejó llevar por aquel apasionado mundo Esther: La música forma parte de mi vida, me acompaña siempre, para cada momento una canción, y el poder tocarlas con cualquier instrumento me hace formar parte de ese sentimiento de... liberación, no sé... seguro que te parece una tontería esto que te digo... (entonces se sonrojaba) Maca: Para nada, me encanta la música, y esa pasión que demuestras cuando tocas... puf... ahora parece que soy yo quien se emociona (y también se sonrojaba) Esther no pudo evitar soltar una carcajada, le pareció de lo más encantador aquel gesto Esther: No te preocupes, no diré nada, mientras me guardes este secreto Maca: Eso esta hecho Y de nuevo aquel contacto, sus miradas se unían, pero esta vez eran miradas diferentes, miradas que decían mucho más Maca fue la primera en romper aquel contacto, no sabía porque, pero le hacía ponerse nerviosa Maca: Creo que debería irme... (“aunque en verdad estoy tan a gusto aquí”) Esther: Como quieras... (“por favor no te vayas”) Maca: Vale, eh... nos vemos mañana en clase, ¿no? Esther: Perfecto Esther acompaño a Maca hasta la puerta, al llegar se despidió con dos besos Sin duda había sido una gran primera “cita”. Esther no podía dejar de sonreír, no le había confesado la verdad, pero había vivido con ella un momento mágico que parecía marcar un comienzo entre ellas Subió a toda prisa hasta su habitación dejándose caer sobre la cama. Su mente vagaba en mil pensamientos. Era un hecho, estaba completamente enamorada. Nunca hasta ahora había tenido tan presente ese sentimiento, aquel contacto entre ambas, había afianzado todavía más aquello que sentía. Indescriptible En ese momento, en otro lugar de la ciudad Una Maca desconcertada llegaba a casa. ¿Qué es lo que le ha pasado? Jamás había visto tanto a través de una mirada. ¿Por qué no podía dejar de recordarla? Sus pulsaciones se aceleraban sin entender el porque, dentro de ella cientos de sensaciones se entremezclaban Sintió la necesidad de desahogarse y se conectó al messenger con la esperanza de encontrar a alguna de sus amigas que la hicieran comprender. No hubo suerte. Ninguna de ellas se encontraba en ese momento

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Mientras tanto en otro lugar de la ciudad Esther se había fijado en como Maca se había conectado. Pensó en hablarle, pero ¿y si ya resultaba demasiado pesada? Habían pasado toda la tarde juntas, debería bastarle. ¡No! Cuando quieres a alguien lo único que deseas es pasarte horas y horas hablando con esa persona, sin importar que ya hayas estado o no con ella Quería hablarle, lo deseaba, pero sabía que en el fondo no debía hacerlo, ella era su amiga, sólo eso, además tenía novio, sí, ese era el mayor motivo de su retirada. Maca tenía su corazón ocupado, y ella no entraba en sus planes. Así que decidió cerrarlo y centrarse en otra cosa, no podía soportar esa idea Maca también se había fijado en que Esther estaba conectada, también había pensado en hablarle, incluso iba a hacerlo, cuando se dio cuenta de que ya no estaba. ¡Mierda! ¿Por qué le ha molestado tanto que ya no estuviera? Maca: (“puff... Maca ¿qué te esta pasando?¿desde cuándo te importa tanto si Esther está o no conectada?”) Observó que todavía no había cambiado su estado, desde que rompió con Alex, no se había vuelto a conectar. Aquella le pareció una buena ocasión para hacerlo “Maca - Mariposas bailan en mi pecho. TQ. Gracias por todo” Volver a leer aquello le provocaba nostalgia, ¿cómo era posible que todo se terminara así, sin más?, dejo correr un lágrima que pronto hizo desaparecer Maca: No, ya no más, ni una más, no se lo merece (entonces recordó aquella canción que escuchó en casa de Esther) Creo que será mi nuevo estado Un rato después Esther volvía a conectarse. Maca ¿todavía está? Se sorprendía por aquello. Que raro, si últimamente no lo hacía. Seguro estará hablando con su novio. Entonces se fijaba como aquel nick de colores, tan llamativo y que demostraba amor, ya no era así. Ahora contenía un trocito de aquella canción que habían compartido juntas. “Como dueles en los labios, como duele en todos lados, como me envenena el tiempo cuando tú no estas” Esther no entendía nada, ¿querría decir algo con aquello?, estaba desorientada, ¿por qué había cambiado su estado? ¿lo habría dejado con su novio? Esa idea le hacía sonreír, pero segundos después desaparecía, si por casualidad fuese así, seguro ella lo estaría pasando mal, y esa idea si que no le gustaba Poco después una luz naranja parpadeante aparecía en la barra de su ordenador anunciando que alguien le hablaba. Efectivamente. Y no era otra que ella, su amada, su Maca Maca: Hola Esther tardó un instante en contestar, no podía creer aquello, necesitaba saber si era cierto, había esperado tantas veces que ocurriera, que fuese ella quien iniciara una

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conversación, que no estaba segura de que fuese real. Pero sí, por muy raro que le resultara, así era Esther: Hola Maca: He visto que antes te habías conectado, iba a hablarte pero ya no estabas... ¡Mierda! Iba ha hablarle y no lo ha hecho. Pero menos mal que se ha vuelto a dar la ocasión Esther: Sí, es que he tenido que sacar al perro... Miente, ni perro ni nada, simplemente el hecho de pensar que podría estar hablando con su novio, le atemorizaba Maca: ¡Ah! No lo sabía... Esther: He visto que has cambiado tu nick... Maca se sorprendió por aquello, aunque era evidente que se fijara, y más cuando había puesto aquella canción Maca: Sí, quería darle un cambio a esto... Ella también mentía, era cierto que lo había hecho para borrar cualquier recuerdo de Alex, y aquello por muy insignificante que pareciera también le hacía recordarlo Esther: Sí, nunca esta demás... yo también he pensado en hacerlo... sólo que no sé muy bien que poner... Entonces Maca se fijaba de nuevo en aquel nick que en su día ya lo había hecho. “La vida es una mierda. El amor es una mierda. Las Matemáticas son una mierda” Maca: Jeje no sé muy bien porque o quien lo pondrías... pero creo que sí, que deberías cambiarlo... Esther también se ruborizo, ¡Ay! Maca, si tú supieses. Pero sí, ya era hora de hacerlo, además la vida ya no le parecía tan mierda, ya empezaba a tomar otro color Esther: Jeje sí, lo voy hacer... es más ahora mismo Maca: Me parece bien jeje Y así lo hacía cambiaba aquel nick, por otro más lleno de esperanza, “No me importa esperar todos los días, en aquella esquina o bajo la lluvia... quizás algún día quieras compartir tu vida con la mía” El estribillo de una de tantas canciones que había escuchado, y ahora le parecía perfecta para la ocasión. Y era verdad, no le importaba el tiempo que tuviese que esperar, para conseguir su amor Maca: Así mucho mejor Esther: Gracias Maca: Oye, quería aprovechar para darte las gracias, antes me fui y no pude hacerlo...

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Esther: No te preocupes, no tienes porque darlas, yo encantada de ayudarte Maca: por cierto, tocas muy bien, de verdad, deberías aprovechar eso... Esther: ¿en serio lo piensas? Maca dibujo una sonrisa, le pareció muy tierna al decir aquello Maca: Claro que sí, si no lo pensara no te lo diría Esther también sonrió acompañada de su corazón que parecía salírsele del pecho, no podía creer aquello, tenía miedo de que estuviese soñando y en cualquier momento pudiese despertar. No se lo pensó y pellizco su brazo ¡Auch! Ha dolido, bien, eso quiere decir que sí, que está despierta. Entonces una sonrisa más grande se dibujó en su cara Maca: ¿Sigues ahí? Habían pasado unos minutos desde que Maca le había dicho aquello último, entonces el rostro de Esther se ilumino. “Sin duda esta es muy buena señal” Esther: Sí, aquí sigo, perdona Maca: OK Esther: Gracias por pensar así, la verdad nunca antes había tenido público, no me gusta que nadie me vea tocar y mucho menos cantar, pero al ser tú, me ha salido solo Cuando le dio a enter se fijó en lo último que había escrito, ¿se había atrevido a escribir aquello? ¿qué le estaba pasando? Antes seguro se lo hubiese pensado Al otro lado Maca no podía quitar aquella sonrisa que se le dibujo desde el principio de la conversación, no se había dado cuenta hasta ahora de lo maravillosa que era Esther Maca: Me alegro haberte inspirado entonces En ese momento Esther escuchó la puerta de casa cerrarse, y un grito que anunciaba que su hermana acababa de llegar, y bajo su pesar decidió acabar aquella conversación, pues si su hermana se daba cuenta, seguro la sometería a un tercer grado, cosa que no le apetecía para nada Esther: Bueno Maca tengo que irme, nos vemos mañana en clase, ¿vale? Al otro lado Maca quitaba la sonrisa, no quería que se fuese, estaba muy a gusto hablando con ella, pero entendía que después de haber estado toda la tarde juntas, Esther no quisiera seguir la conversación. Además a otro día la vería en clase, no tenía porque sentirse mal por ello Maca: Claro, que descanses Esther, buenas noches Esther: Tú también, un beso Fin de la conversación Y efectivamente como Esther había previsto Eva hacía aparición estelar en su habitación

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Sin llamar a la puerta, Eva se introducía en aquella habitación y dibujaba una gran sonrisa. ¿Y a esta que le pasará ahora? Esther: ¿A ti no te han enseñado a llamar a la puerta o qué? Eva: Sí, pero ¿y qué más da? Esther: Eso, total... ¿bueno que quieres? ¿y esa sonrisa? Eva: ¿Te acuerdas de Fran? Esther: ¿Fran? (frunció un poco el ceño) uhm... ¿aquel con el cual te liaste una vez pero luego dijiste que era un feo y pijo de mierda? Eh, sí, me acuerdo Eva se hizo la ofendida y golpeo a su hermana en el brazo Eva: ¡Que imbécil eres! Lo dije en un momento de confusión, pero ahora... (entonces se detuvo al ver la felicidad de su hermana) ¿y a ti que te pasa? Esther: ¿A mí? Nada... ¿es que una no puede estar bien? Eva: Sí claro, por supuesto que sí, pero no sé... después de estos últimos días, de repente te veo tan contenta... pues... espera un momento, ¿no te habrás echado novia y no me has dicho nada, no? Esther: ¡Ay Eva! Que pesada... ¿pero que novia? Anda y vete si no vas a decir en toda la noche nada inteligente... Eva: Joder como estás... ya casi ni hablamos ¿eh? ¿no me vas a decir que te pasa? Esther: ¿De verdad te importa saberlo? Eva: Pues claro, ¿como no me va a importar? ¿eres mi hermana no? Esther: Sí... Eva: ¿Entonces? ¿qué tienes? Esther: Verás yo... Y en ese momento sonaba el móvil de Eva dando por finalizada la conversación Eva: El mío (decía ilusionada al ver quien era) es Fran, hablamos en otro momento ¿sí? Esther: Claro... Y salía de la habitación Esther: Yo no sé para que pregunta, si siempre hace lo mismo... A la mañana siguiente de un día de marzo, en otro lugar de la ciudad Maca despertaba con la mejor de sus sonrisas, hacía tiempo que no se sentía tan bien, aunque aún no entendía el porque de su estado de ánimo, pero estaba feliz. Hoy había despertado temprano, era raro que eso sucediera en ella. Se vistió a toda prisa y bajó a la cocina a desayunar encontrándose con sus padres Maca: Buenos días familia (y tomaba su taza de cola cao) Mercedes: Buenos días cariño, veo que hoy sí has madrugado Maca: Sí, la verdad hace un día muy bonito, y tenía que aprovecharlo (y bebía de su taza)

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Sus padres se miraron extrañados. ¿Un día bonito? ¿Desde cuando un día de lluvia es bonito? Paco: Maca, ¿todo bien? (intervenía su padre) Ella lo miró y sonrió afablemente. ¿Por qué no habría de estarlo? Maca: Sí, claro, ¿por qué lo preguntas? Paco: No sé, está lloviendo... En ese momento Maca miraba por la ventana de la cocina corroborando aquello que su padre decía. Es verdad, llueve, ¿pero que importancia tiene? Ella se siente bien, feliz, ¿qué mas da que llueva o no? Maca: Sí llueve ¿y qué? (se encogía de hombros) Paco: Nada, nada... (y ahora era él quien tomaba un sorbo de su café) Maca: Bueno, mejor me voy, que no quiero llegar tarde (y dejaba un beso a cada uno) Cuando Maca salía de casa, Mercedes su madre, se sentaba junto a su esposo Mercedes: Creo que deberíamos tener una conversación seria con ella Paco: ¿De verdad lo crees? Mercedes: Claro que sí Paco, estos días atrás ha estado como en una nube, no hace ni tres días todo le parecía absurdo, y hoy de nuevo parece viajar en esa nube, ¿piensas lo mismo que yo? Paco: Pues, no sé... ¿qué piensas? Mercedes: ¡Ay! De verdad como sois los hombres, no os enteráis de nada... Y Paco se encogía de hombros. Es verdad, no se enteraba de nada, él prefería centrarse en sus negocios y en ocupar su tiempo libre en las carreras de hípica de los domingos. Nunca se interesó mucho por los problemas de su familia Mercedes: Pues que la niña está enamorada, ¿qué va a ser? Deberíamos hablar con ella... Paco: ¿Y debemos hacerlo simplemente porque se ha enamorado? Mercedes: No es por haberse enamorado sino de quien... es joven Paco, debes advertirle de lo que pueda pasar A Paco todo aquello le parecía absurdo. Su hija era joven, sí, pero también una chica inteligente, no se dejaría engañar por nadie. Además ya tenía edad para hacer ciertas cosas, ¿de qué debían preocuparse? Mientras tuviera cuidado, a él no le importaba lo que hiciese. Pero para que su mujer estuviese más tranquila, cedió a su petición Paco: Está bien, no te preocupes Mientras ese día de marzo, en otro lugar de la ciudad

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Esther también despertaba con la mejor de sus sonrisas, pero está sí sabía porque, y simplemente el hecho de recordar aquel momento entre ambas, ese contacto que lo decía todo, le temblaba todo el cuerpo ¿Cómo con tan poco podía sentirse tan feliz? Se preparó a toda prisa y salió de casa lo más rápida que pudo, pues no había cosa que deseara más que verla de nuevo Ese día de marzo, en otro lugar de la ciudad La campana anunciaba el comienzo de un nuevo día. Maca llegaba por primera vez puntual y para su sorpresa Esther aún no se encontraba en clase. ¡Que raro! Siempre es de las primeras. A los pocos segundos el resto de sus amigas entraban encontrándose con ella Laura: ¡Vaya Maca! Hoy si que has madrugado ¿eh? (y una pequeña risa salía al unísono de todas las chicas) Maca: Que graciosillas por la mañana, pues sí, hoy he madrugado (y dibujaba una gran sonrisa) Oye Eva, ¿y tu hermana? (y se fijaba de nuevo en aquel asiento vacío) Eva y el resto siguieron su mirada Eva: No sé, pensé que ya estaría aquí... Y segundos después Esther aparecía toda empapada. ¡Menudo asco de lluvia! Eso pasa por salir corriendo de casa. Debió haber cogido un paraguas, siempre le pasa igual Eva: Ahí la tienes... y al parecer le ha pillado la lluvia... (y todas reían sin maldad) Entonces Maca se levantaba de su asiento y se dirigía hacía ella. ¡Pobrecita está toda empapada! Maca: ¿Un mal día verdad? (sonrió tímidamente) Esther sintió un escalofrió al escuchar su voz. No es tan malo cuando tienes a poco centímetros a la mujer que amas. Pensándolo bien, es uno de los mejores días de su vida Esther: Ho... Hola Maca... la verdad es que... (y se encogía de hombros, tenerla cerca le hacia perder el control) Maca sonrió afablemente, le parecía encantadora cuando hacía aquel gesto Maca: Deberías cambiarte si no quieres coger frío, yo he traído mi macuto para educación física, puedo prestarte la ropa Esther: No hace falta de verdad... seguro enseguida se seca... Maca: Anda venga, no seas tonta, espera que te la traigo Esther: (“si es que no puede ser más encantadora...” y una sonrisa tonta se dibujaba en su cara)

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Maca se acercó de nuevo a su mesa, cogiendo aquel macuto para prestarle su ropa. ¡Menudo desastrillo de chica! Y volvía de nuevo con Esther Maca: Aquí tienes Esther: Muchas gracias... la verdad dudo que en nada se seque... (y tiraba un poco de su ropa verificando una vez más lo empapada que estaba) Esther salió al baño a cambiarse, gracias a Maca seguramente no cogería un resfriado del quince. Entró a uno de los baños, abrió aquel macuto y sacó un pantalón largo de chándal y una camiseta de sport de manga larga, ambas prendas de un color azul oscuro. Le estaba un poquito grande todo, pero mejor eso a tirarse toda una semana mala. Una vez cambiada volvió a clase, el profesor de química ya se encontraba dentro. Se acercó sigilosamente a Maca y le devolvió su macuto, está la miró y le hizo un gesto con el dedo en señal de aprobación a la vez que le guiñaba un ojo. Esther le sonrió y con el corazón acelerado volvió a su mesa Esther: (“¿me ha guiñado un ojo? No, no puede ser... seguro son imaginaciones mías”) Y mientras se perdía en aquellos pensamientos la clase llegaba a su fin. De nuevo Maca se acercaba a ella Maca: No he tenido ocasión de decírtelo, pues ya sabes, el profesor (y sonreía) pero te queda muy bien mi ropa (y agrandaba su sonrisa) Esther también correspondía a su sonrisa, y por un instante se produjo un breve silencio, que segundos después Esther interrumpía Esther: Eh... gracias Maca, la verdad me has salvado de un buen resfriado jeje Maca: Jeje que exagerada (y de nuevo aquel silencio) esta tarde quedamos ¿no? Esther: Sí, sí claro... a las cinco ¿no? Maca: Sí... ¿has dormido bien? Esther: (“Mejor que nunca”) Sí, tranquila, esta tarde tendrás una nueva clase de matemáticas (y sonreía, haciendo que Maca se perdiera en aquella sonrisa para después...) Maca: Espero que no sólo una nueva clase de matemáticas... (dijo aquello en apenas un susurro) Haciendo que por instante ambas se perdieran con aquellas palabras Esther: (“¿ha dicho lo que creo que ha dicho? ¿No sólo con una nueva clase de matemáticas? ¿Se refiere a...? No, no, ¿cómo va a ser eso Esther? Céntrate”) Maca: (“mierda, ¿pero que he dicho?”) Entonces Eva se acercaba hasta ellas salvándolas de aquel momento Eva: ¿Qué tal chicas? (y reía al ver sus caras de bobas) Ey, ¿qué os pasa? Maca: (“puff... menos mal que has llegado a tiempo, porque ya no sé ni lo que decía”) Eh, hola Eva, pues nada... aquí estábamos quedando para esta tarde, ¿verdad Esther? Esther: (“¿y si en verdad es eso? Puff... no sé si estoy preparada”) Maca: Esther (la llamaba de nuevo al ver que esta no reaccionaba)

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Esther: ¿Sí? Dime... Y Eva intervenía Eva: Anda que estáis de un rarito... ¿pero se puede saber que os pasa? Ambas se miraron y luego centraron toda su atención en Eva a la que contestaban al unísono Esther y Maca: Nada Eva: Jaja ya veo ya... (y volvía de nuevo a su sitio) El día pasó paulatinamente, entre clase y clase se dedicaban alguna que otra sonrisa o mirada cómplice. Maca no sabía muy bien que le ocurría pero sin duda la compañía de Esther la hacía sentir bien. Sin embargo Esther no lograba entender nada, ¿cómo era posible que de la noche a la mañana se creará aquella cercanía entre ambas? Pensar aquello la hacía estremecerse. Pero ¡no! Son amigas, sólo eso, amigas, Esther no debes olvidarlo. Pero de nuevo aquella sonrisa, que hace que el corazón de Esther corra a toda prisa, quiere salírsele del pecho e ir hacía Maca, unir ambos corazones para ya no separarse nunca. Es tanto lo que siente, que incluso duele La campana vuelve a sonar. Fin de las clases A la salida ambas se vuelven a encontrar. Esther ve como Maca camina hacía ella a toda prisa sin quitar la sonrisa Maca: Esther Esther: ¿Sí? Maca: Que he pensado que como no has traído paraguas, podría acompañarte a casa Esther: ¿En serio? (preguntaba bastante sorprendida) Maca: Sí (y de nuevo aquella sonrisa) Esther: Eh... no hace falta de verdad, ya si eso me voy con Eva (“Joder Esther, ¿pero que estás diciendo?”) Maca: Ah... (y aquella sonrisa menguaba) como quieras... Y sus miradas se encontraban, miradas que hablaban por si solas Eva: ¡Esther! (gritaba desde el otro lado) Y Esther se fijaba en como su hermana se acercaba a ellas Eva: Esther... (decía algo jadeante) que no voy para casa, me ha llamado Fran, que me invita a comer (y con su sonrisa lo decía todo) Esther: ¡Ah! (“vaya, y yo diciéndole a Maca que no”) vale, no te preocupes Eva: Pues eso... adiós guapas (y dejaba un beso imaginario) Maca: Adiós loca, pásalo bien (gritaba ya lo último por la lejanía de su amiga) bueno pues nada, me voy a casa que se esta haciendo tarde (y se giraba dando la espalda a Esther)

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Esther: Eh... Maca, espera... (esta se detenía quedando de nuevo enfrentadas) ¿quieres venir a comer a casa? Es que... (comenzaba a tartamudear) bueno... que... mis, mis padres no están en casa y bueno... Eva ahora tampoco... y, que... que no me apetece nada estar sola... (decía aquellas palabras con algo de miedo por la respuesta “puff... me ha costado, pero ya está dicho”) Entonces Maca recuperaba la sonrisa Maca: Me encantaría... además así tenemos más tiempo... para estudiar me refiero Esther: Claro, eh... ¿vamos entonces? Maca: Por supuesto Y así ambas se encaminaban a casa de Esther. Mientras en el camino charlaban de cosas no muy importantes e incluso en un par de ocasiones Esther se dejó llevar por sus emociones, diciendo cosas sin sentido, pero que sin duda hacían reír a Maca Esther: Bueno, pues ya hemos llegado, adelante Maca: Gracias Esther: Creo que las gracias te las debo yo a ti, por haber aceptado (decía con una sonrisa tímida) Maca: Ha sido un placer El silencio se hacía dueño de aquel momento. Sus miradas no paraban de encontrarse. Las pulsaciones se aceleraban en Esther, ¿cómo era posible? Aún creía estar soñando, ¿era cierto que Maca había aceptado su invitación? Sí, lo era, y estaba ahí, parada frente a ella, manteniendo su mirada, mientras un escalofrió recorría todo su cuerpo Esther: ¿Qué te apetece de comer? (decía de repente apartando su mirada de Maca, pues de seguir así se lanzaría sin pensarlo) Maca: Eh... me da igual, lo que quieras... Se introdujeron en la cocina, Esther abrió el frigo y cogió para hacer una ensalada. Maca la observó desde el umbral de la puerta, hasta que decidió sentarse. Entonces Esther se giró y regalándole una sonrisa le preguntó Esther: ¿Comida favorita? Maca sonrió por la pregunta, y tras pensarlo unos segundos contestó Maca: Pasta, me encanta Esther: Muy bien, pues entonces pasta... mmm... ¿spaghetti? Maca: Vale, ¿necesitas ayuda? Esther: Tranquila que esto lo preparo yo en nada, tú mejor acomódate, como si estuvieses en tu casa Disfrutaron de la comida, tomando luego un postre de fresas con nata que la misma Esther había preparado. Sin duda tenía buena mano para la cocina. Antes de ponerse a estudiar vendría bien un descanso, especialmente para bajar la comida

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Esther: ¿Te apetece que veamos una película? Digo, para bajar la comida y luego ya ponernos con las mates... Maca: Pues la verdad es que me parece una muy buena idea, ¿qué películas tienes? Esther: En el estante del salón hay una tarrina llena, elige la que más te guste, mientras recojo todo Maca: Está bien... ¿de verdad no quieres que te ayude? Esther: Que nooo! Jeje Maca: Vale (y con una gran sonrisa salía hacía el salón encontrando aquella tarrina) Al rato Esther llegaba y se fijaba en como Maca ya había elegido Esther: ¿Y bien? ¿qué quieres ver? Maca: Está (y le ofrecía aquella película Esther: ¡Anda! Serendipity, me encanta, y espero que te guste (y la ponía en el DVD) Maca: Seguro que sí (le regalaba una dulce sonrisa) El final de Serendipity le encanta. La película relata como el destino puede jugar con las personas hasta un punto en que dos desconocidos se enamoren y tras años separados se vuelvan a encontrar y sigan enamorados. Desde que comenzó la película Esther no ha parpadeado en ningún momento a pesar de haberla visto como unas 200 veces, no puede evitar emocionarse con ella, simplemente le encanta Ambas están acomodadas en el sofá, y sin darse cuenta se han quedado muy juntas la una de la otra. Maca también se emociona, siempre había soñado con un amor de película, y deja escapar alguna lagrimita Fin de la película Maca: ¡Ay! Que bonita (decía retirando aquella lágrima) Esther: Me alegro que te haya gustado, es una de las pelis de este tipo que más me gustan Maca: Sí, y a partir de ahora forma parte de mis preferidas jeje Esther: Jeje me alegro No saben cuando ni como pero sus rostros han quedado muy cerca, Esther no puede evitar bajar su mirada hasta sus labios, unos labios perfectos, muy perfilados. Pero pronto se da cuenta y rápidamente levanta su mirada encontrándose con la suya. Maca no dice nada, hace rato que se ha quedado sin palabras, en ese momento no existe nadie más que ellas, incapaces de hablar, se van acercando poco a poco hasta el momento de no distinguir sus respiraciones, sus labios cada vez están más cerca, casi rozados. Esther no puede creer aquello, debe estar soñando, sin embargo en Maca vuelve un momento de lucidez y se separa de ella poniéndose en pie Maca: Creo que es mejor que me vaya... nos vemos mañana... Y sin decir más nada salía de aquella casa a toda prisa Después de que Maca se fuera, una Esther confusa y desorientada se tumbaba en el sofá, donde segundos después saboreaba aquel momento, que aunque fugaz, había sido sin duda perfecto. Sentir a Maca a menos de tres centímetros de su piel, la hacía

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estremecerse, hubiese dado lo que fuese por probar al fin aquellos labios que la llamaban a gritos, pero el simple hecho de ese pequeño acercamiento ya le parecía un mundo. Una gran sonrisa se dibujaba en su cara, se sentía muy afortunada, ¡había estado apunto de besarla! Parecía tan irreal... Y de pronto el miedo se apoderaba de ella. ¿Qué pasaría ahora después de ese acercamiento? ¿Y si Maca comenzaba de nuevo a alejarse de ella? Esa idea le atemorizaba... No quería pensar en ello, así que decidió subir a su habitación e intentar centrar su atención en las matemáticas, igual así conseguiría liberarse un poco de aquel sentimiento de angustia Ese mismo día de Marzo, en otro lugar de la ciudad Maca llegaba a casa subiendo a toda prisa a su habitación. Cerraba la puerta con sumo cuidado y se tumbaba en la cama boca arriba ocultando su cara con sus manos Maca: ¿Maca se puede saber que coño te está pasando? ¿qué ha sido ese acercamiento? No, esto no debe significar nada... ¿ella es mi amiga no? pero claro también le gustan las chicas, ¿entonces...? (y se levantaba de la cama dando pequeños paseitos de un lado a otro) No te montes paranoias Maca y no te las montes... que le gusten las chicas no significa que le tengas que gustar tú, ¿no?... o, ¿sí?... ¡ay! Dios... (se echaba las manos a la cabeza) ¿y si le gusto? ¿y ahora que hago? Puff... Mientras en otro lugar de la ciudad A Esther le había llevado más de media hora resolver una derivada, no podía concentrarse, muchos pensamientos se amontonaban en su interior... ¿Y si la perdía de nuevo? ¿Que iba a hacer? ¿La llamaba y hablaba con ella para explicarle lo que había pasado? ¡Sí! Sería la mejor opción... Se acercaba hasta la mesita de noche y marcaba su número, pero antes de que diese el primer tono cortaba la llamada Esther: ¡No! mejor espero a que llegue mañana, seguro entonces se ve todo con más claridad... puff... ¿que hago? La mañana siguiente traería la respuesta Al día siguiente un día cualquiera de Marzo Las cuatro amigas ya ocupaban su lugar de siempre, comentaban y reían de cosas no muy importantes. Al otro lado de clase aquel pupitre vacío, ya eran dos los días que Esther llegaba tarde, pero esta vez no había lluvia de por medio, sino una Esther completamente asustada

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La campana anunciaba el comienzo de clase En ese momento Maca se fijaba como aquel pupitre aún se encontraba vacío, aunque el hecho de verlo ocupado en cierto modo también le asustaba. Segundos después de que el profesor de matemáticas entrara en clase, una Esther un tanto jadeante ocupaba rápidamente su sitio. Maca se había fijado en ella desde el primer instante que entró, pero en cambio por parte de Esther no obtuvo respuesta Algo dentro de Maca la hizo sentirse mal, en verdad era su amiga, ¿no? sería absurdo que solo por aquello se alejara de ella Al terminar la clase no se lo pensó y se acercó hasta su mesa Maca: Hola... Esther: Hola (dijo algo seca y sin mirarla a la cara) Maca: Perdona que me fuese así ayer... (“si es que Maca, eres un casito...”) Esther: No importa Maca: No hay ningún problema en quedar esta tarde, ¿no? Y ahora sí, Esther levantaba la mirada encontrándose con la de Maca, por un momento ambas quedaron en silencio hablando solo sus miradas Esther: (“¿en serio quiere quedar conmigo?”) Eh... no, claro que no hay ningún problema... Maca: Perfecto, ¿nos vemos a las 5 entonces? Esther: Claro Maca: Bien, pues... hasta luego Esther: Adiós Laura se había fijado en aquella conversación, y a la salida, con la mejor de sus sonrisas, se acercaba a Esther Laura: Hola guapa Esther: ¡Ah! Hola Laura... Ambas iban camino a casa dado que vivían cerca la una de la otra Laura: ¿Qué tal? Esther: (“¿y está? ¿qué querrá ahora?”) Pues bueno, agobiada con los exámenes finales... Laura: Sí, puff... yo igual ¿eh? Además estoy ahí con las mates que no hay manera de pillarles el punto... si tuviese quien me ayudará... Y en ese momento a Esther se le encendió la bombilla, era verdad que aunque deseaba con todas sus fuerzas estar con Maca, también tenía un miedo atroz dado al extraño comportamiento de esta última, y quería evitar cualquier “acercamiento” entre ellas, y no se lo ocurrió mejor manera que invitar también a Laura Esther: Pues justo antes he quedado con Maca para esta tarde sobre las 5 en mi casa, ¿te apuntas? (y le regaló una bonita sonrisa que Laura no pasó desapercibida)

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Laura: ¿En serio? (imitó su sonrisa) Esther: Claro, no hay ningún problema, ya que mañana es el examen y me pongo para explicarle a ella, pues... que más dará una que dos, ¿no? Laura: Claro, claro, si a mi me viene perfecto de verdad... muchas gracias Esther (y dejaba en beso en su mejilla) ¿nos vemos a las 5 en tu casa? Esther: Claro que sí, allí te espero La presencia de Laura aquella tarde tranquilizaría bastante a Esther, llegó a casa y preparó todo para la tarde A eso de las cinco, Maca llegaba puntual Esther: Hola (decía un poco nerviosa frente a Maca en la puerta de entrada) Maca: Hola... (se producía un breve silencio) ¿puedo pasar? Esther: Claro, claro pasa... perdona... Y así Maca se introducía dentro de la casa y señalando la escalera Maca: ¿En tu habitación? Esther: ¡Eh!, sí, en mi habitación, ve subiendo y ahora te alcanzo... Maca: Vale Mientras Maca subía a la habitación Esther corría la cortina del salón mirando por ella desesperadamente la llegada de Laura, ¡Siempre tarde! Se adentró en la cocina y cogiendo tres refrescos subió a la habitación. Al llegar Maca se había acomodado en la cama y había sacado ya todo lo necesario para comenzar esa última clase Esther: He subido unos refrescos... Y Maca se fijaba como está llevaba tres de ellos Maca: ¿Y esta tercera coca-cola? (la cogía y sonreía afablemente) Esther: Es para Laura... Maca: ¿Laura? (y fruncía un poco el ceño) Esther: Sí, hemos quedado antes, que se apunta a la clase de mates (y por primera vez sonreía ella también) Entonces el timbre de la casa sonaba anunciando la llegada de Laura Esther: Ahí está, voy a abrir, ahora vengo Maca: (“¿pero que coño hace está aquí?” No sabía porque pero saber de la presencia de Laura allí, le había molestado) Esther bajó apresuradamente las escaleras hasta dar con la presencia de Laura, un tanto nerviosa abría la puerta Esther: Bueno ya era hora ¿no? Laura no entendía muy bien aquella desesperación de Esther por que llegara

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Laura: Bueno lo siento es que me dormí un poquito... (y se sonrojaba) Esther: Perdona, no importa... (se producía un breve silencio) eh... Maca está arriba en mi habitación, ¿subimos no? Laura: Claro, después de ti... Y así ambas se dirigían hacía su habitación, encontrándose segundos mas tarde con Maca Laura: Hola Maca (sonrió afablemente) Maca: Hola (contestó bastante seca) Laura: (“¿y a está qué le pasa?”) ¿Todo bien? Maca: Sí (y se centraba en su cuaderno de matemáticas) Entonces Esther intervenía en aquella “conversación” Esther: Bien, pues vamos a empezar Y así se introdujeron en aquel mundo de límites, funciones y derivadas. Y después de cuatro horas sin parar, pensaron en hacer un pequeñito descanso Laura: Puff... creo que estoy saturada ¡eh! jeje Esther: Jaja bueno, te entiendo yo estoy igual... podemos hacer un descanso ¿os parece? Laura: Por mi perfecto jeje Y Esther miró a Maca esperando una respuesta que no obtuvo, mantenía su mirada puesta en los ejercicios que le había explicado anteriormente Esther: Vale, pues hacemos un descanso, voy a bajo un momento, ¿queréis que suba algo de beber o...? Laura: Por mi parte no, gracias (y sonreía) De nuevo Esther miró a Maca pero aquella actuaba como si la cosa no fuese con ella Esther: Vuelvo en nada Laura: Vale Y tras cerrar Esther la puerta, Laura aprovechaba para hablar con Maca, aquella actitud de su amiga, no era muy normal Laura: Maca, ¿te pasa algo? Y esta vez Maca si respondía Maca: ¿A mí? Nada, ¿por qué tendría que pasarme algo? (contestaba cortante) Laura: No sé... no has dicho una palabra en toda la tarde, cuando Esther te pregunta algo ni le contestas y a mi para que decir... estás de un borde... ¿todo bien con Alex? Maca: ¡Joder con Alex! ¿qué pasa que solo existe él en el mundo o qué? (alzaba el tono de voz) Laura: Perdona ¡eh!, si lo sé no pregunto vamos...

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Y Esther llegaba de nuevo hasta ellas Esther: Bueno pues ya estoy, ¿seguimos? Maca: Yo mejor me voy... (y se levantaba recogiendo todo) Esther: ¿Ya? Pero si todavía nos queda una parte por mirar... Maca: Tengo que irme... gracias por todo Esther... (y salía de aquella habitación) Esther miró a Laura, quien negó incrédula, para seguidamente salir tras de Maca Esther: Maca espera (gritaba al tiempo que bajaba por las escaleras) Maca: ¿Qué quieres Esther? (contestaba bastante más calmada que con Laura) Esther: ¿Esta todo bien? Maca: No sé, dímelo tú... Esther: Perdona, pero no entiendo... Maca: Bah, déjalo Esther... gracias otra vez... Y esta vez sí, Maca salía de casa de esta última Segundos después Esther volvió a reunirse con Laura Esther: ¿Tú sabes que le pasa? Laura: No tengo ni idea... como no sea por Alex... Esther: (“¿Alex?”) ¿Por quién? Laura: Alex, su novio... bueno su ex... Esther: (“¿su ex? Así que aquel tipo guapo de los últimos días, ¿ahora es su ex?” y sin pensarlo dibujo una dulce sonrisa, sonrisa que extraño a Laura) ¿No tiene novio? Laura: Pues no, no tiene... ¿no lo sabías? Esther: No, la verdad es que no, pero gracias (y sonrió con más fuerza) Laura: Pues... de nada (Laura definitivamente no entendía nada) Estudiaron un ratito más y luego Laura se marchó de nuevo a casa Y en el silencio de su habitación Esther dibujaba la mejor de sus sonrisas, aquella noticia había sido la mejor de toda la semana, ahora sí, no lo dudaría, iba a luchar por ella, por ese amor que sentía Cogió su guitarra y se dejó llevar de nuevo por aquel mundo de sensaciones, la música, su pasión A la mañana siguiente de un día de marzo Maca no había conseguido dormir en toda la noche ¿qué le estaba pasando? Aquella actitud hacía su amiga la tarde anterior no era lo propio de ella, ¿por qué le había molestado tanto su presencia? Miles de pensamientos se anudaban en su interior, pero ahora lo importante era el examen, sí, debía aprobar matemáticas. Así que se levantó más temprano de lo normal y comenzó a dar el último repaso

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Ese día de marzo en otro lugar de la cuidad Esther tampoco había conseguido dormir. Maca ya no tenia novio ¿era eso una señal? No podía dejar de pensar que era su oportunidad para ser feliz, necesitaba sentirla cerca, estar con ella... ¿por qué no podía ser todo más fácil? La quería y deseaba con todas sus fuerzas poder demostrárselo día a día. Allí estaba ella, con el libro de matemáticas abierto y su mente viajando a mil por hora hacía Maca, cuando sin esperarlo Eva entró en su habitación Eva: ¿Se puede? Esther: Joder, que susto... Eva: Perdona no quería (entraba cerrando la puerta tras de sí) ¿cómo llevas matemáticas? Esther: Pues mucho mejor que tú (le decía en modo de reproche) Eva: Ya... (bajaba la mirada avergonzada) es que no sé... estoy con Fran y me pierdo... y ya ni mates, ni exámenes, ni nada... puff... Esther: Ya, pero tienes que estudiar, ¿o quieres repetir de nuevo? Eva: No hombre eso no... (se le quedo mirando un momento) ¿te pasa algo? Esther: ¿Por qué lo preguntas? Eva: Porque soy tu hermana y aunque no lo parezca te conozco... venga va, cuéntame (se sentó a su lado en la cama) Esther: Estoy completamente enamorada (sin más le soltó aquello) Eva: Eso ya me lo suponía (sonrió) pero... ¿de quién? Esther: ¿De verdad quieres saberlo? Eva: Por favor... Esther miró unos segundos al suelo y luego fijo su mirada en su hermana Esther: De Maca... Un silencio incomodo se apodero del momento Eva: ¡¿De Maca?! (dijo al fin) Esther: Eso he dicho... (decía algo avergonzada) Eva: Joder cariño... ¿y tenía que ser precisamente de Maca? (Esther solo pudo encogerse de hombros y ante aquello su hermana le cogió la mano y apretó suavemente en señal de apoyo) bueno no te preocupes... ¿ella sabe algo? Esther: No, aún no... Eva: ¿Cómo aún no? ¿se lo vas a decir? Esther: Sí Eva: Esther no sé si deberías ¿eh? Esther: No puedo callarlo más Eva... la quiero como nunca antes he querido a nadie, Maca es para mi todo... sé que diciéndoselo me arriesgo a perder mucho, pero es que no puedo ocultarlo por más tiempo, la quiero... y sino se lo digo me va a pesar por el resto de mi vida... Eva: Bueno, si tú lo ves tan claro... creo que no tengo más que decir... Esther: ¿Me das un abrazo? Eva: Anda boba ven aquí (y la abrazaba con fuerza) ains señor...

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Mientras en otro lugar de la ciudad Maca había intentado darle el último repaso a las matemáticas, pero no podía dejar de pensar en Esther, ¿por qué? ¿qué había sido lo que la había impulsado a actuar así? No entendía absolutamente nada... necesitaba verla, hablar con ella, saber que le estaba pasando... igual el acercamiento del otro día la estaba confundiendo de alguna forma... ¡Puf! La cabeza le iba a explotar, en tan poco tiempo, tantos acontecimientos... por una parte Alex, que desde que lo dejo no había vuelto a saber nada de él, y ahora Esther... que sin saberlo, se estaba haciendo un huequito dentro de ella Llegó la hora del examen y ya todos ocupaban sus asientos, la última en llegar Maca, que como siempre se le había echo tarde una vez más. Al entrar, se cruzó con la mirada de Esther atenta a ella, y por un momento se olvidó por completo del examen Profesor: Señorita Fernández, haga el favor de tomar asiento, el examen acaba de comenzar... Maca: Sí, perdona... Y ahora sí tomaba asiento, a las 12.30 de la mañana comenzaba aquel examen. Dos horas más tarde... El examen llegaba a su final. Esther y Maca fueron de las últimas en salir, en ese momento Esther aprovechó para hablar con Maca Esther: ¿Qué tal? ¿Cómo te ha ido? Maca: Bueno, yo creo que bien... pero he tenido una pequeña duda con el ejercicio de límites... (su cara se mostraba algo apenada) Esther: Claro, sino te hubieses ido ayer, lo hubiésemos repasado... (le decía en modo de broma) Maca se avergonzó un poco recordando la actitud del día anterior Maca: Lo siento, no sé porque me puse así... Esther: Anda tonta, no te preocupes... si estoy de broma (y dibujó una bonita sonrisa, que Maca no pasó desapercibida) Maca: De todos modos creo que en general bien, así que gracias (y le devolvió la sonrisa) Esther: No tienes porque... (se produjo un breve silencio) ¿te apetece que vayamos a comer? Maca: ¿Cómo a comer? (preguntó un tanto extrañada) Esther: Sí, conozco un sitio que hacen una pasta... mmm... riquísima, y como sé que te encanta, pues pensé en invitarte... (agrando su sonrisa) Maca: Me encantaría (imitó su sonrisa) Esther: Bien, pues vamos que mi estómago ya se queja Maca: Jajaja sí vamos... Antes de llegar al restaurante ambas avisaron a sus respectivas casas de la ausencia del mediodía. Mientras en el camino Maca le comentaba los posibles errores de su examen, recibiendo por parte de Esther un “no te preocupes, seguro has aprobado” que Maca correspondía con una bonita sonrisa y un “seguro que sí, tengo buena profesora”. Al fin

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llegaron al lugar que Esther había comentado anteriormente, tomaron asiento y pidieron unos refrescos con una ensalada mientras llegaba el resto Maca: Oye, este sitio parece un poquito caro, ¿no? Esther: Jajaja ¿un poquito caro? ¿y eso que importa? Maca: Hombre importa... ¿por qué como lo vamos a pagar? Esther: Jajaja mmm... ¿con dinero? (y Maca negaba incrédula) además... ¿quién ha dicho que tú vayas a pagar nada? Si lo recuerdas dije te invito, además que el dinero es lo de menos, lo importante es la compañía (sonrió un poco avergonzada) A Maca le pareció muy encantadora al decir aquello, y disfruto de una exquisita comida, pero sobre todo de una compañía muy especial Una vez comido, Esther le propuso a Maca hacer algo diferente Maca: ¿Y ahora que hacemos? ¿volvemos a casa? Esther: ¿Te quieres ir? Maca: No, la verdad es que estoy muy a gusto (las sonrisas de ambas no desaparecían en ningún momento) Esther: Perfecto, porque he pensado un sitio a donde ir... Maca: Así que lo tenías todo planeado ¿eh? Esther: Bueno... podría decirse que sí jaja Maca: Jaja ok, y dime, ¿que sitio es ese? Esther: Es que si te lo digo no es sorpresa... Maca: ¡Anda! Así que quieres sorprenderme ¿eh? Jeje Esther: Pues sí, esa es la idea... espero conseguirlo jeje Maca: Seguro que sí... (y sus miradas se encontrando hablando un idioma que solo ellas entendían) Esther: ¿Vamos? Maca: Claro La tarde continua avanzando en la ciudad Esther y Maca caminan lentamente por sus calles, hasta llegar a la puerta de cristal de un edificio de gran fachada. Maca lee en un cartel “La casa del relax” Maca: ¿Esto no será...? Esther observa divertida y se ríe al entender los pensamientos de Maca Esther: No, tranquila. No es ese tipo de relax... Maca suspira y entran por fin al edificio. Una alfombra blanca las conduce hasta una especie de recepción, como si se tratase de un hotel. Allí, una chica morena con una bata blanca anota algo en unas fichas. Maca mira a su alrededor y se da cuenta de que prácticamente todo lo que compone aquel lugar es blanco, negro o de los dos colores mezclados entre sí. A ambos lados de la sala, dos pequeñas fuentes ponen el sonido ambiente. Solo se oyen los chorros de agua, nada más. Un personaje bajito, vestido con un uniforme blanco, aparece de improvisto y se acerca a ellas. Tiene el pelo blanquecino despeinado y un bigote cano cubre parte de su rostro

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Hombre: Hola Esther, ¡que sorpresa! Cuanto tiempo sin vernos... (saludaba amigable y efusivamente aquel hombrecillo) Esther: Buenas tardes profesor Cornelio. Me alegro de volver a verle, está usted tan joven como siempre (respondía con una sonrisa) le presento a Maca, una buena amiga mía Maca estrechaba la mano de aquel particular hombre que la miraba de arriba abajo sonriendo. “¿Buena amiga?” Si, quizá de momento solo pueden definirse así Esther y el profesor Cornelio intercambiaron unas palabras de cortesía, preguntando por sus respectivas familias y contándose alguna que otra anécdota Cornelio: Bueno Esther, imagino que habréis venido a algo más que a hacerle una visita a este viejo profesor Esther: Claro, nos gustaría entrar en una sala acorchada y que nos diera dos pases para la climatizada B Maca no podía evitar poner cara de extrañada ante las palabras de Esther. “¿Sala acorchada?” “¿Climatizada B?” Pero ¿dónde la había metido?” Cornelio: Perfecto, enseguida Manuela os toma nota (decía señalando a la chica morena de recepción) Bueno, me alegro de verte, amiga. Y a ti de conocerte. Espero que disfrutéis de todo Esther se acerca hasta Manuela y le indica lo que quiere. La joven morena le entrega una llave con un número y dos tarjetas de plástico Esther: Vamos, está al final de ese pasillo Maca: Me tienes intrigada, no sé de qué va todo esto Esther: No te preocupes ahora mismo lo sabrás Ambas caminan hasta llegar a una puerta negra. Esther pulsa el botón y segundos más tarde, aparece un hombre de mediana edad con una bata blanca, Esther le muestra la llave y les deja pasar. Maca y Esther entran en un salón de forma circular, inmenso, en el que todo es blanco y negro. Maca contempla hasta diez puertas cerradas de diez habitaciones, con sus respectivos números, que dan a aquella sala. Nunca había visto nada así Hombre: La suya es aquella, la número siete Esther le da las gracias y conduce de la mano a Maca hasta la puerta de la habitación número siete. Pero ella duda por un momento. ¿En qué sitio se encuentra?, ¿para qué van a entrar en aquella habitación? ¿Cuáles son las intenciones de Esther? Por su cabeza pasa en dos segundos toda clase de pensamientos. Esther se da cuenta de su cara, que no parece de lo más agradable Esther: Confía en mí, todo irá bien

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A Maca le tiemblan las piernas, de la mano de Esther, entra en la habitación número siete. Sin embargo, el interior de aquel cuarto no es lo que esperaba, está vacío casi por completo, quitando un sillón de color negro. Lo que más llama la atención de Maca es el silencio que hay en aquel sitio, un silencio fuera de lo normal, casi puede oír sus propios pensamientos Maca: ¿Qué hacemos aquí? Esther: Bueno, hace un rato, mientras íbamos a comer, me has dicho que te apetecía gritar, ¿verdad? Maca: Sí Esther: Pues eso es lo que vas a hacer ahora: ¡gritar! Maca: ¿Cómo? No entiendo... Esther: Esta es una “habitación del grito” o también llamada “sala acorchada”, está recubierta de una serie de paneles para que el sonido ni entre ni salga de este recinto Ahora entiende aquel silencio sepulcral Maca: ¿Quieres decir que estas habitaciones están construidas solo para que la gente se desahogue gritando? Esther: Así es, es una idea del profesor Cornelio, hay días en el que el estrés nos supera y nos apetece gritar como locos, pero no podemos. En plena ciudad, no se puede gritar así como así Maca: ¿Entonces puedo gritar? Esther: Sí, espera... Esther se aleja hasta el otro extremo de la habitación Maca: ¿Preparada? Esther: Sí, ¡grita! (le dice mientras se pone las manos en los oídos) Maca respira hondo, cierra los ojos, aprieta los puños y grita lo más fuerte que puede. No piensa en nada mientras lo hace, solo se libera. Es un grito de alegría, de felicidad, de pasión, de nervios, de ilusiones. Esther la observa, sabe exactamente lo que está sintiendo, ella lo ha experimentado en varias ocasiones, está soltando todo lo que lleva en su interior: adrenalina pura Quince segundos más tarde vuelve el silencio a la habitación del grito número siete. Maca jadea, respira con dificultad tras el esfuerzo, ha sido solo un momento, pero le ha parecido toda una vida, aún cree oír su propia voz dentro de la cabeza, se encuentra bien, incluso más ligera, como si hubiese perdido algún kilo Maca: ¡Ha sido bestial! ¡Qué sensación! Esther: Vamos, aún nos queda la segunda parte de la terapia Maca: ¿Tú no gritas? Esther: Yo con verte a ti hacerlo, ya me he liberado Y así salían de la sala acorchada y se despedían del hombre de la bata blanca entregándoles la llave de la habitación

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Después de la habitación del grito, llegan al lugar al que Esther antes había denominado como “Climatizada B”. Una puerta de cristal separa a la pareja de una enorme piscina, no hay nadie en ella, una mujer regordeta con bata blanca y que examina con atención una revista de crucigramas se encuentra sentada en la entrada. Al verlas llegar deja a un lado su pasatiempo y esboza la mejor de sus sonrisas Mujer: Bienvenidas, ¿me pueden dar sus tarjetas, por favor? Esther le entrega las dos tarjetas de plástico que antes le habían dado en recepción. La mujer las pasa por una máquina lectora y las coloca en un fichero Mujer: ¿Han traído ropa de baño? Esther: No, ni toallas La mujer no abandona en ningún momento su agradable expresión. Anota algo en una libreta y se incorpora de su asiento. A continuación, abre la puerta de cristal Mujer: Síganme, por favor Maca y Esther caminan detrás de la señora de los crucigramas. Las tres entran en aquella sala que prácticamente ocupa en su totalidad la enorme piscina. Maca entonces puede observar que no es una piscina cualquiera, a un lado y a otro llegan suavemente pequeñas olas que se forman desde el centro, su simple visión ya transmite tranquilidad Una chica rubia de pelo rizado y con bata blanca acude a la llegada del trío Mujer: Silvia, facilita a las señoritas ropa de baño y toallas (ordena la mujer en cuanto la chica rubia llega hasta ellas) Silvia llega con un par de bikinis de color azul marino y dos toallas blancas. Ambas pasan al vestuario y tras cambiarse vuelven a encontrarse en aquella gran piscina. Esther no puede evitar contemplar el bello torso de Maca, quien camina hacía ella descalza, se ha cogido una coleta alta. La parte de arriba esconde la juventud perfecta de una chica de dieciséis años, la parte de abajo deja sin respiración al más sereno de los mortales. Esther traga saliva e intenta recobrar la compostura Maca: Me han dado un gorro para que no se me moje el pelo, pero prefiero no ponérmelo, odio tener la cabeza enlatada (comenta sonriente) El juego de miradas continúa un instante, y después de unos segundos... Esther: ¿Entramos? Maca: Claro Al fin entran en la piscina, el agua está tibia, ambas sienten como las pequeñas olas chocan dulcemente contra sus piernas produciéndoles cierto cosquilleo, el agua, las olas, la compañía. Avanzan hacia uno de los extremos y se sientan en un escalón, una al lado de la otra. Están más cerca que nunca, en ese mar templado de tranquilidad, con el leve ruido de las olitas

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Maca: Esto es perfecto Esther: Sí, es por las sales que le ponen al agua, cada ola que tropieza con tu piel te abre los poros y penetra haciendo que tu cuerpo entre en un estado de relax Maca: Lo decía por la compañía... Esther: Ah, yo no me puedo quejar tampoco... (ambas sonríen) Maca: ¿Vienes aquí a menudo? Te veo muy puesta Esther: Cuando estaba en el conservatorio venía de vez en cuando para relajarme, el profesor es un viejo amigo Maca: ¿Así que lo conoces de eso? Esther: Sí... era mi profesor de piano, y para relajar tensiones pensó en montar esto... y la verdad que viene de lujo (decía esto último mientras se introducía un poquito más en el agua) Maca: Sí, has tenido una idea genial ¿eh? Esther: Jeje gracias... sabía que te iba a gustar... Maca: Me encanta (dibujaba una gran sonrisa y se sumergía por debajo del agua) Ese mismo día de marzo, ya ha anochecido Maca está sentada en uno de los sillones del salón. Tiene las piernas cruzadas y una sonrisa de oreja a oreja a pesar de aquel “tenemos que hablar” que se ha encontrado cuando ha llegado a casa. ¿Le iban a echar la bronca? ¡Qué más da! Es feliz. La tarde ha sido increíble, tanto que ojalá hubiera durado para siempre Minutos antes Maca: Gracias por este día, ha sido perfecto (agradecía con una bonita sonrisa) Esther: Nada habría sido perfecto sin ti (se sonrojaba al decir aquello, pero que tanto le apetecía decir) Maca: Me tengo que ir Esther: Está bien Maca: ¿Hablamos esta noche? Esther: Claro, yo te llamo luego Maca: Vale, pues me voy Maca deja un beso en la mejilla de Esther y después cada una toma un camino distinto Sus padres entran en el salón, uno al lado del otro, susurrando, como si estuvieran preparando algún tipo de estrategia para abordar a su hija. Paco se sienta a la derecha de Maca y Mercedes a la izquierda. Parece que el ataque va a ser por tierra, mar y aire. Preparados, listos... ¡ya! Mercedes: Maca, comprendemos que ya no eres una niña, aunque para nosotros es difícil de asimilar La chica aún no sabe muy bien por donde van los tiros, pero aquel comienzo no le gusta nada: no parece una bronca de las habituales Paco: Lo que tu madre quiere decir es que tienes casi diecisiete años y a esas edades se comenten errores

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Maca: También se cometen errores a vuestra edad ¿no? (interviene) Mercedes: Sí, sí claro cariño (se apresura a decir su madre) todos cometemos errores, pero hay algunos que son evitables, quiero decir que es necesario... Paco: Tomar precauciones... (interrumpe a su mujer) ¿Precauciones? ¡Ah, precauciones! Maca empieza a entender hacia donde se dirige aquella conversación Mercedes: Eso, precauciones, aunque si uno no está seguro de algo, es mejor no hacerlo hasta estar preparado... Maca: Es decir, que si yo no estoy segura de aprobar el examen de Filo del lunes, mejor no lo hago, ¿no? (dice sonriendo) Sus padres se miran entre ellos. Touche Mercedes: A ver Maca (insiste) Tú sabes que nos puedes contar todo a nosotros, y si tienes cualquier duda, tu padre y yo estamos para resolverlas Maca: Ya os cuento todo... (miente) Mercedes: Bueno, seguro que hay cosas que te guardas y es normal, también tienes tu propia vida... Paco: Pero las cosas importantes es bueno que las sepamos (concluye) Mercedes: Eso es, por ejemplo... A Maca le da miedo el ejemplo que su madre va a poner Mercedes: Por ejemplo, si te echas novio... eso es algo importante, ¿no? ¡Bingo! Sabía que ese iba a ser el ejemplo Maca: Depende de como se mire, pero sí, parece algo importante Paco: Sí que lo es (confirma) y todo lo que conlleva tenerlo, también “Lo que conlleva tenerlo... es una manera bonita y maquillada de decir mantener relaciones sexuales” piensa Maca Maca: Pero estamos hablando de un ejemplo ¿no? Mercedes: Sí, claro, claro... es un ejemplo de cosas importantes de las que nos puedes hablar a nosotros sin ningún problema, de tener novio y, como dice tu padre, de todo lo que conlleva tenerlo Tras las palabras de Mercedes, el silencio se instala en el salón unos instantes. Es Maca quien decide romperlo por fin Maca: Papá, mamá, no os preocupéis, si me acuesto con un chico tomaré esas precauciones de las que me habláis Y tranquilamente Maca se levanta del sillón, da un beso a su padre, otro a su madre y sube a su habitación. Paco y Mercedes la observan, aún la ven como una cría, su pequeña, es inevitable

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“Si me acuesto con un chico tomaré esas precauciones de las que me habláis” ¡Menuda frase para terminar la conversación! Se han quedado congelados Finalmente, es la mujer la que se dirige a su marido: Mercedes: ¿Ves? No hay nada mejor que hablar las cosas... Paco mira a su esposa y sonríe forzosamente Paco: Sí, me he quedado mucho más tranquilo... (dice el hombre poniéndose la mano en la frente) Voy por una aspirina Mercedes: Tráeme a mi otra por favor Y es que las farmacias podrían sobrevivir exclusivamente de los analgésicos vendidos a padres que se encuentran de golpe con el crecimiento de sus hijos... y todo lo que ello conlleva Ese mismo día de marzo por la noche, en otro lugar de la ciudad Esther llegaba con la mejor de sus sonrisas a casa, había sido una tarde espectacular, incluso mejor de lo que había imaginado, sentir a Maca cerca la hacía sentir libre, le encantaba su compañía, y sobre todo sorprenderla. Subió a su cuarto, encendió el PC, buscó entre sus archivos y pulso play “Eres mi religión” Seguidamente se tumba en la cama y comienza a tatarear el estribillo. Se siente feliz, ¿quién le iba a decir que compartiría una tarde así con ella? Es increíble, pero no puede evitar sentir miedo. “Para Maca eres una amiga, no te hagas ilusiones” Se repite así misma una y otra vez, pero no puede evitar hacérselas, porque cuando quieres a alguien lo único que deseas es estar con esa persona, y por muy poco que te ofrezca, ya una hace un mundo, es inevitable... Después de escuchar la canción, cogió su teléfono móvil y pensó en llamar a Maca como le había dicho anteriormente En otro lugar de la ciudad Después de la conversación con sus padres Maca había subido a su habitación y cambiado de ropa. “Precauciones” No podía evitar reír al recordar la conversación con sus padres, era normal que se preocuparan y dieran esa típica charlita, pero ella ya se sentía lo suficientemente mayor como para tomar ciertas decisiones Recostada en su cama, llegaba a su mente todo lo que había hecho esa tarde, sin duda se lo había pasado genial, hacía tiempo que no disfrutaba tanto, y ese detalle de Esther, primero invitándola a comer, luego en aquella sala del grito que le vino de perlas, y para terminar un bañito relajante, había sido sin duda una bonita tarde. Y sin esperarlo en cierto modo una llamada la sobresalto sacándola de sus pensamientos. Rápidamente miro la pantallita “Esther” y dibujó una gran sonrisa

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Maca: Hola guapa Esther: Buenas, ¿has llegado bien? Maca: Jeje sí, todo bien... solo que... Esther: ¿Qué? (contestó apresuradamente) Maca: Jaja nada, que cuando llegue a casa mis padres me soltaron una charlita... Esther: ¡Ah! ¿pero está todo bien? Maca: Sí, la típica charlita de “precauciones” ya sabes Jajaja Esther: Jajaja padres... Se producía un breve silencio Maca: Oye que gracias de nuevo... Esther: De gracias nada, ha sido todo un placer compartir mi tarde contigo Maca: Para mi también... me lo he pasado muy bien, además ya me hacía falta desconectar un poquito... (al decir esto último se le notaba algo cabizbaja) Esther: ¿Esta todo bien? (“espero que no se arrepienta de esta tarde” pensaba algo preocupada) Maca: Sí, tranquila, todo bien... Pero sus palabras no eran muy alentadoras Esther: Eh... Maca, no te lo he dicho, pero si necesitas contar conmigo para cualquier cosita puedes hacerlo, ¿ok? Maca: Lo sé Esther gracias... pero no sé... es que me resulta todo tan raro... Esther: (“joder, no se ya si esto me gusta”) ¿Raro el qué? Maca: Pues todo, es que no sé... Esther:... Maca: Bah, no me hagas caso, tonterías mías... Esther: Como quieras... pero ya sabes que... Maca: Sí, sí... que puedo contar contigo (sonreía) lo sé, gracias Esther... Esther: Vale, pues... hablamos mañana ¿si? Maca: Claro, un besito Esther: Un beso Tras colgar el teléfono, Esther se tumbaba de nuevo en la cama y comenzaba a darle vueltas a la cabeza. ¿Qué querría decir con aquello? ¿raro el qué? ¿debería preocuparse? No quería pero era inevitable no hacer caso a aquellas últimas palabras de Maca Mientras en otro lugar de la ciudad, ese mismo día de marzo Maca también le daba vueltas a la cabeza, todo ya era muy distinto, desde que terminó con Alex todo había tomado otro color, parece como si él nunca hubiese estado en su vida, la compañía de Esther la hacía sentir muy bien, conseguía evadirla de cualquier cosita, pero también le extrañaba... nunca antes había tomado un comportamiento así con nadie, y el hecho de que aquel día estuvieran a punto de besarse, ¿de besarse? ¡Sí! Eso es... ¿qué le estaba pasando a Maca? ¿por qué con Esther era tan diferente? No lograba entender nada

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A la mañana siguiente, después no haber conseguido dormir en toda la noche, Esther levantaba con una media sonrisa, aunque la conversación con Maca le dejara dudas, el haber disfrutado la tarde anterior con ella compensaba. Así que cogió su teléfono y marcó aquel número que ya sabía de memoria esperando respuesta Un tono, dos, tres, cuatro, Esther empezaba a ponerse nerviosa... y cinco... Maca: ¿Sí? (la voz al otro lado del teléfono sonaba algo adormilada) Esther: Buenos días guapa, perdona por haberte despertado, pero quiero que mires algo... Maca: ¿Esther? Esther: Así es, soy yo jeje Maca: ¿Pasa algo? Esther: No, no nada... solo quiero que hagas algo... Maca: ¿Hacer algo? (preguntaba extrañada) ¿Qué hora es? Esther: Las seis de la mañana... (dijo ya algo culpable por haberla despertado tan temprano) Maca: ¿Y que quieres hacer a las seis de la mañana? Esther: Mmm... tú solo levántate y mira por la ventana... Maca: ¿Que me levante? Esther: Sí Y así fue, Maca se levanto, se dirigió hacía la ventana y corrió la cortina de la misma Esther: ¿Ya? Al hacerlo pudo divisar un bonito amanecer, el más bonito que jamás hubiera imaginado. Maca se quedó un momento sin saber que decir, contemplando simplemente aquella imagen Esther: ¿Maca? (pregunto creyendo que se habría cortado la comunicación) Maca: Sí... ¡eh!... sigo aquí, solo que... es precioso Esther (dibujó una gran sonrisa) Esther: Supuse que te gustaría (también sonrió) bueno, es que lo vi y pensé que era una buena idea compartirlo contigo Maca: (“si es que es un cielo, como no me va a gustar estar con ella, si tiene de detallitos...”) Me encanta, gracias por pensar en mí Esther: (“si supieses que lo hago siempre”) De nada (sonrió con más fuerza) y bueno dado a que ya te desperté también pensé que igual te apetecería pasar el día fuera, no sé... Maca: ¿Bromeas? (dijo en modo de picardía) Esther: Lo cierto es que no, además conozco un sitio que de seguro te encanta jeje Maca: (“si es que es un encanto, ains”) ¿Así que a un sitio que conoces no? (seguía el juego) pues no sé ¿eh? Porque si me vas a llevar a un parque acuático o por el estilo... (ya no podía mantener más la risa) Jajaja es broma, me encantaría pasar el día contigo, pero... ¿tú invitas? Esther: Jajaja ¿sabes demasiado tú, no? Maca: Mmm... solo un poquito jaja Esther: Jaja no te preocupes yo invito... Maca: Vale jeje ¿pasas tú por mi casa? Esther: Claro, mmm... a las 10 ¿te va bien?

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Maca: Perfecto, así duermo un poquito más, que cierta personita me despertó... Esther: Perdona... (decía algo avergonzada) Maca: Jajaja que es broma tontita, me ha encantado este despertar, nos vemos luego ¿sí? Esther: Claro, descansa un poquito, un beso Maca: Lo haré jeje otro para ti guapa Y después de hablar, Maca siguió durmiendo dado que morfeo hacía mella en ella, y Esther pensaba en todo lo que harían ese día, que ya había empezado siendo demasiado especial Ese día de marzo, a las diez de la mañana Esther llegaba con la mejor de sus sonrisas a casa de Maca, estaba nerviosa, porque a pesar de todo era una “cita” ¡Sí! lo era, y estaba ilusionada con la idea, pero también un poco asustada, pensó que ya era hora de hacerle saber a Maca todo lo que sentía, llevaba mucho tiempo ocultándolo y ya le pesaba, no sabía como lo iba a hacer, pero se lo diría a pesar de su reacción. Segundos después Maca aparecía en la puerta de su casa, estaba preciosa, lucía un pantalón vaquero ajustado, y una camiseta negra que dejaba ver un bonito escote Maca: Buenos días (saludó con una bonita sonrisa) Esther: Buenos días (se acercó y le dejo dos besos) estás muy guapa... (dijo al tímida) Maca: Muchas gracias, tú también... Se produjo un breve silencio Maca: Bien, ¿y a dónde me vas a llevar? Esther: mmm... ¿a desayunar o ya lo has hecho? Maca: Jaja bueno... algo he tomado, pero si invitas tú, desayunamos jaja Esther: Jaja vale Y así ambas pusieron rumbo a un bar cerca de casa de Maca donde la invitó a un chocolatito caliente y unos churritos, que acabaron siendo devorados casi todos por Maca Esther: Menos mal que ya habías tomado algo sino... (le decía bromeando) Maca: Jaja boba... en verdad tenía hambre pero no quería parecer una glotona... (se ruborizo un poquito) Esther: Jaja no si no lo has demostrado ¡eh! jaja Maca: Ay mala... Esther: Jaja que es broma, bueno... ¿nos vamos o quieres más? Jaja Maca: Tonta... vámonos anda... jaja Después de haber desayunado, fueron dando un paseito y disfrutando del sol que les regalaba el día. Mientras caminaban charlaban de todo un poco, hasta que Esther tomó la iniciativa...

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Esther: Maca ¿te puedo hacer una pregunta? (“a ver como se lo toma” preguntó un tanto nerviosa) Maca: Claro, dime Esther: (“venga va Esther, dale un poco de rodeo y a lo mejor así es más fácil... hazte la loca...”) ¿Estás saliendo con alguien? A Maca le sorprendió bastante la pregunta, nada más que había que mirarla a la cara para darse cuenta de que no se la esperaba Maca: Bueno... (dudo un momento) lo cierto es que no... Esther: Ah, vale... (quedaron en silencio por unos segundos) perdona si te ha molestado que... (entonces Maca la interrumpía) Maca: No, no te preocupes (sonrió) no tengo problema en contestarte nada que quieras saber... Esther: Vale... (“bueno bien, pues tu sigue haciéndote la loca”) entonces ese chico del otro día, ¿no es tu novio? Ahora Maca sí se ponía algo nerviosa, aunque era normal que Esther preguntara, pero aquel tema le incomodaba bastante, aunque su amiga no tenía culpa, así que decidió contestarle Maca: Era... (miró al suelo, cogió aire y se dirigió de nuevo a ella) llevábamos saliendo poco más de dos meses, la verdad es que estábamos muy bien, pero bueno... hace unos días atrás... pues... (los ojos se le encharcaron de lágrimas y en ese momento Esther se arrepintió de haberle preguntado) me enteré de que me engañaba con otra... (y ahora sí rompía a llorar) Esther: Ey (se acercaba a ella y la abrazaba fuerte, no soportaba ver a Maca llorar) tranquila, siento haberte preguntado Después de estar un momento abrazadas, se sentaban cerca de un banco que había por allí y Esther le prestaba un pañuelo a Maca para limpiar aquellas lágrimas, que derramaban, dolor, odio, rabia, impotencia... en fin... Esther: ¿Estás mejor? (pasaba una mano por su hombro) Maca: Sí, gracias... perdona por haberme puesto así... Esther: No tienes porque pedirme perdón, al contrario, lo siento... no debí decirte nada... Maca: No te preocupes, solo que recordar aquello me hace sentirme mal... Esther: (“si es que Esthercita, como la lías...”) Supongo que debes quererle mucho ¿no? Maca: La verdad es que no... es cierto que hemos vivido cosas realmente bonitas e importantes... pero después de como se ha portado conmigo, no puedo quererle... es más... me es indiferente, pero... no sé, me da rabia, que se riera de mi de esa manera... puff... Esther: Ya, puedo entenderlo... de verdad no sé como ha podido hacerte algo así, no sé... es un estúpido por no saber valorarte en serio... Maca: Gracias Esther... Esther: Gracias, ¿por qué? por decir la verdad... no tienes porque ¿eh? en serio jeje Maca: Jeje por todo...

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Esther: Pues de nada (le regalaba una sonrisa) y ahora a otra cosa mariposa, que no quiero que te pongas triste Maca: No lo estoy, no podría estarlo estando contigo El corazón de Esther se aceleró a mil por hora, ¿ha dicho lo que creo que ha dicho? Sí, está feliz, a pesar de haber hecho llorar a su Maca, episodio que le gustaría borrar pero que ya no tiene marcha atrás Esther: Pues en ese caso me alegro, ¿te hace que vayamos al retiro? Maca: Sí claro, por mi no hay problema Esther: En marcha entonces Una vez allí disfrutaron del paisaje, de los estanques donde daban de comer a los patitos, y un sin fin de cosas más. Esther llevó la cámara con ella y pensó que era una buena ocasión para sacarse unas fotos Esther: Oye Maca, ¿te importa que nos echemos unas fotitos? Maca: Claro que no, además buena idea... Y aprovechando el lugar tan bonito donde estaban sacaron un montón, primero posaba Maca, después Esther y luego iban parando a gente para que les sacaran, quedando al fin un buen reportaje Maca: Que de fotos ¿eh? Esther: La verdad es que sí jeje (decía mientras las ojeaba) mira esta que chula (y se la enseñaba) Maca: Es fantástica jaja En la foto se apreciaba a Maca dejando un beso en la mejilla de Esther, mientras esta última sacaba la lengua a la cámara Maca: Eres una personaje ¿eh? jeje Esther: Un poquito... jaja Maca: Demasiado diría yo jaja oye, ¿no tienes hambre? (y en ese momento el estómago de Maca se quejaba) Esther: Jaja pero que glotona estas hoy, ¿no? jaja Maca: Joo... un poquito jeje Esther: Jaja la verdad es que yo también, así que nada, a comer se ha dicho Disfrutaron de una comida de lo más agradable, entre risas y risas. Después Esther invitó a Maca a un helado de macedonia (ya que eran sus favoritos) Maca: Oye que rico ¿eh? (daba un bocado a su helado) Esther: Sí, la verdad que sí jeje Maca: Por cierto muchas gracias, que te estás portando súper bien, aquí invitándome... ya me estoy sintiendo hasta mal (decía tomando de nuevo de su helado) Esther: Jaja si ya veo ya... Maca: Joo... en serio, el próximo día invito yo Esther: (“¿el próximo? Así que quiere repetir ¿no? esa es buena señal”) Claro, un día yo y otro tú jeje

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Maca: Me parece bien jeje (tomó de nuevo de su helado) por cierto, ya que tú me has preguntado sobre si tenía novio y todo eso... creo que ahora me toca a mí, ¿no? (centró toda su atención en Esther) En ese momento Esther no pudo evitar atragantarse Maca: ¿Estás bien? Esther: Sí, sí... tranquila... (tragó saliva y tomo un poco de aire) adelante, pregunta Maca: Bien... ¿estás con alguien? Esther: (“si tú quisieras sí”) No, no estoy con nadie... Maca: Vale... ¿y te gusta alguien o...? Esther: (“claro, tú... ¿se lo digo? venga va Esther, sé valiente”) Lo cierto es que sí... Maca: ¡Ah! ¿sí? (sabía que había alguien presente en la vida de Esther, pero quería confirmar quien) ¿y conozco a esa persona? Esther: Por supuesto... Maca: ¿Y quién es? Esther: Tú... Después de que Esther dijese aquel “tú” Maca se quedó sin palabras, totalmente en blanco, no sabía que decir ni como actuar, la tensión y los nervios hacían afloró, y después de unos segundos en completo silencio Maca decidió intervenir Maca: ¿Es una broma no? En ese momento Esther se arrepintió de haberle confesado la verdad, y aprovechando aquella contestación de Maca contestó... Esther: Claro (rió) es una broma, sólo quería ver que decías, pero una broma sí... (segundos después la sonrisa menguaba y su mirada se desviaba a otro punto de aquel lugar) Maca: (“ya, una broma... joder Maca, ésta está pillada por ti...”) Claro, ya me imaginaba que era por ver mi reacción, anda que no sabes nada ¿eh? jeje (Esther solo sonrió levemente) igual ya es hora de volver a casa, ¿no te parece? Esther: Sí, creo que es una buena idea... Y así sin más Esther acompañó a Maca hasta casa, en el camino ninguna dijo nada Esther: Bueno pues... ya nos vemos el lunes en clase... (dijo algo nerviosa) Maca: (“¿el lunes? Pero si estamos a sábado...”) Eh... sí claro, hasta el lunes entonces... Esther: Adiós... Tras cerrar la puerta, Maca sintió un nudo en el estómago, no se esperaba para nada aquella contestación, era cierto que la respuesta a semejante “confesión” no había sido la correcta y entendía que Esther se hubiese sentido mal, pero saberla “lejos” la hacía sentirse aún peor Confundida y desorientada subió a toda prisa hasta su habitación encerrándose en ella. Su mente la ocupaba a cada rato Esther, no podía dejar de pensar en ella y en la conversación que habían tenido, ¿por qué Esther se estaba convirtiendo en una parte tan

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importante de su día a día? No entendía su actitud hacía ella... simplemente se sentía a gusto cuando estaba cerca, la hacía sentir bien, a cada rato le sacaba una sonrisa, y cada día la sorprendía más, simplemente era una chica fantástica y su compañía la hacía evadirse de cada “mal” momento vivido Ese día de marzo en otro lugar de la ciudad, Esther también llegaba a casa. Había sido capaz de confesarle la verdad, pero el miedo hizo que volviese a dar un paso atrás... prefería quedar como una broma antes de perder de nuevo completamente a Maca, esos días a su lado aún sin saber ella nada, habían sido los mejores de su vida, y no se perdonaría que ella ya no los ocupase, así que intentaría hacer la cosas bien, y aunque le hubiese dolido la contestación, no podía ni quería rendirse, algún día conseguiría su oportunidad Después de entrar en casa, Eva se dio cuenta de que algo le ocurría a su hermana, la notaba algo cabizbaja, así que no se lo pensó y corrió tras de ella para preguntarle Eva: ¿Se puede? Esther: Ya estás dentro... Eva: ¿Está todo bien? Esther: No lo sé... Eva: ¿Cómo no lo sabes? ¿Te ha pasado algo con Maca? Esther: Puede ser... Eva: Por favor, puedes dejar de divagar y concretar... Esther: Digamos que de alguna forma u otra, le confesé a Maca lo que siento... Eva optó un semblante de sorpresa Eva: ¿Se lo dijiste? Esther: Más o menos... estábamos hablando y surgió, pero luego le dije que era broma... Eva: A ver no entiendo... le dices que la quieres y luego que es broma, ¿a que juegas? Esther: Eva las cosas no son tan fáciles... ella no siente lo mismo, no tengo porque aguantar quedar como una fracasada... Eva: Cariño, estar enamorada no es de ser fracasada... Esther: Pero no ser correspondida sí... Eva: ¡Te equivocas! No por ser correspondida eres mejor o peor, simplemente pues no se tiene suerte, pero eso no tiene nada que ver... Esther: Eva da igual, lo mejor es que ella siga su camino... (al pronunciar aquellas palabras a Esther se le encogió el corazón “¿Su camino?” No se imaginaba lejos de ella, no podía ni quería hacerlo) Eva: ¿Y ya? ¿Te rindes? Esther: ¿Cómo me rindo? Tú misma me dijiste que con ella no tenía nada que hacer... Eva: Esther las cosas no siempre son blancas o negras, pueden tomar diferentes tonalidades... y yo no puedo poner la mano en al fuego por alguien, cuando ni por mi misma puedo hacerlo... yo te dije que estaba difícil dado que solo conozco a Maca con chicos... pero nunca se sabe, tampoco te quiero hacer ilusiones, porque hay cosas que son y otras que no... pero tampoco sería la primera vez que pasa algo así... Esther: ¿Entonces según tú que tengo que hacer?

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Eva: Nada Esther... nada... déjate llevar por lo que sientes, actúa con ella normal, como sino pasara nada... y si ella tiene que sentir por ti ya lo hará y sino... ya te darás cuenta... no fuerces las cosas, las cosas tienen que fluir, salir solas... no te preocupes (y se abrazó fuerte a ella) Esther: Gracias (dijo aún abrazada a ella) Y así llegó el Lunes, Esther y Maca no supieron nada la una de la otra el resto de fin de semana, ambas necesitaban asimilar todo lo ocurrido Al llegar a clase ni siquiera sus miradas se unieron, Esther estaba algo avergonzada, no podía mirarla, ni hablarle... A Maca aquella actitud le dolía, era verdad que ella no había actuado de la mejor manera, pero tampoco sabía muy bien como hacerlo, de lo único que estaba segura era de que no quería perderla, en poco tiempo se había convertido en alguien muy importante Aquel día Maca hizo un intento por acercarse a ella pero Esther la evadió disimulando que no la había visto, ante aquel gesto Maca solo pudo darse la vuelta y marcharse. A Esther también le había dolido actuar así, pero no podía estar normal con ella Al final la semana fue pasando, ellas estaban cada día más distanciadas, Esther solo se centraba en aquellos últimos exámenes, mientras Maca buscaba la forma de acercarse de nuevo Entre examen y examen llegó el viernes, Esther estaba saliendo de clase cuando sintió como una mano le tiraba suavemente del brazo y al girarse se encontró con ella, con su amada, con su Maca Maca: ¿Te vas ya? Esther: Eh... sí, es la hora de salida... Maca: Ya... (miró al suelo un segundo y unió de nuevo su mirada con la de Esther) ¿te apetece hacer algo luego? Y en ese precioso instante Laura también salía de clase charlando con otras compañeras. Esther aprovechó la ocasión para agarrar a Laura y usarla como excusa Esther: Es que ya he quedado con Laura... Maca no supo que decir, se sentía ridícula Laura: ¿Hemos quedado? Esther: Sí... (se puso bastante nerviosa) ¿no lo recuerdas? (le hizo un gesto para que disimulara) Laura: ¡Ah! Sí claro, habíamos quedado para luego, ¿dónde tendré la cabeza? (y dibujó una sonrisa) Esther: Tanto examen... (y también rió) Maca: Bueno pues entonces yo me voy... Laura: ¿Y por qué no te vienes con nosotras?

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En ese momento Esther dio un codazo a Laura en señal de que callara, Maca ante aquel gesto se dio por vencida, Esther la estaba alejando de su lado y tenía que aceptarlo Maca: La verdad es que estoy cansada, después de tanto examen, puf... así que mejor ya nos vemos otro día (y sin decir más se alejaba de ellas) Entonces Laura miró a Esther sin entender nada... Esther: ¿Qué? Laura: Eso mismo digo yo... ¿en que momento hemos quedado? Esther: Pues... ahora... ¿tienes algo que hacer? ¿quedamos? (sonrió) Laura: La verdad es que a ti no hay quien te entienda, pero me encantaría (se agarró a su brazo y salieron de allí) Los días fueron pasando hasta llegar a final de curso, la relación entre Maca y Esther era cada vez más distante mientras que Esther se había unido más con Laura. Con su compañía había conseguido olvidarse un poco de Maca, la verdad es que la hacía sentir bien, cuando estaba con ella desconectaba de todo, era cierto que era una chica un tanto alocada y despreocupada, pero si la conocías de cerca, te enamoraba con su dulzura y simpatía Ya eran tres meses los que habían pasado desde la última conversación que Esther había tenido con Maca. Eva se había dado cuenta de la actitud de su hermana, le parecía totalmente incorrecta, pero no entraba en razón, si algún defecto tenía Esther era que era bastante cabezota y contra eso no se podía luchar. Así que no se lo pensó y fue a hablar con Maca, alguna tendría que dar su brazo a torcer. La buscó hasta dar con ella, Maca estaba en la biblioteca repasando uno de esos últimos exámenes cuando sintió la presencia de su amiga llegar Eva: ¿Puedo? (dijo señalando la silla) Maca: Claro, siéntate Eva: ¿Qué estudias? Maca: Pues estoy con química, a ver si me aclaro... puf... Eva: ¿No lo llevas bien? Maca: Lo cierto es que no... hay algunas cositas que no termino de entender... Eva: Bueno, si supiese sabes que te ayudaría, pero no es el caso... (ambas rieron ante el comentario) Maca: Intuyo con eso que no lo llevas nada bien ¿no? Eva: Fatal... Maca: ¿Y porqué no le pides ayuda a tu hermana? Eva: ¿Mi hermana? Ya no tiene tiempo para nadie, solo para Laura... Maca: Ya... (bajó la mirada un momento) ya he visto que se han hecho muy amigas ¿no? Eva: Pues eso parece... ¿y tú? Maca: ¿Yo qué? ¿qué si he hecho amigas yo? Eva: Jaja no tonta... ¿qué que tal con mi hermana? Maca: ¡Ah! Pues... nada, ella a su camino y yo al mío... Eva: ¿Y ya está? ¿no piensas hacer nada? Maca: Yo no he sido quien se ha alejado... si quiere algo, aquí estoy...

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Eva: ¡Sois unas cabezotas las dos! (le decía en modo de reproche) Maca: ¿Por qué? ¿ella te ha dicho algo? Eva: No, pero creo que esa no es la solución, deberíais hablar... Maca: ¿Y qué sentido tendría hacerlo? Creo que ella no va a cambiar conmigo... Eva: Si no lo intentas nunca lo sabrás... Maca: ¿Y por qué tengo que hablar yo? ¿no es ella la que se alejó? Pues que se ella la que venga... (y una lágrima cayo por su rostro) Eva: ¡Ey! (la abrazó) no supiese que te importara tanto... Maca: Ni yo tampoco... Eva: ¿Hay algo que no me hayas contado? Maca: Puf... no sé... es que no se que me pasa Eva, en serio... cada día la necesito y la echo más de menos... desde que tuvimos aquel acercamiento hace ya más de tres meses, sentí que quería que estuviese ahí día a día... y en el momento que decidió alejarse, creí que me faltaba algo... y es que me falta, es ella... y no sé porque me siento así... Eva: ¿No te habrás enamorado? Maca: ¿Enamorarme? (aquello le pilló de sorpresa) no... vamos que... que es mi amiga... que yo no... Eva: ¿Qué tú no...? Maca: Que no me podría enamorar de una mujer... Eva: ¿Y por qué no? Maca: Pues... porque yo siempre he estado con chicos, además a mi me gustan los chicos... sólo que con tu hermana es diferente... Eva: ¿Y por qué crees que es diferente? Maca: Porque ella hace que todo sea diferente, no se... más especial... Eva: ¿Y no cabe esa posibilidad de que te guste aunque sea poquito? Maca: Pues... (se quedó pensando por un momento) no lo sé... Eva: ¿Ves? No lo sabes... con lo cual no puedes estar segura de no enamorarte de ella... Maca: ¿Tú crees? Eva: Maca, no serías ni la primera ni la última, esas cosas pasan, y no tiene nada de malo, es más... si llega a tal punto, yo me alegraré sinceramente, porque no hay nadie como tú... Maca: Puf... estoy hecha un lío... Eva: Es normal amiga, pero no te preocupes... el tiempo trae la respuesta De nuevo se abrazaron y al ratito siguieron cada una con lo suyo Maca no dejó de darle vueltas a la conversación que había tenido con Eva, ¿sería verdad que Esther le gustaba? ¿pero cómo era posible? No negaba que sentirla lejos le dolía, ¿pero eso también era normal en una amiga no? aunque... ¿era normal sentir celos de Laura? Porque lo reconocía, sentía celos de que ella estuviera cerca de Esther... Mientras en otro lado como tantas otras veces Esther y Laura charlaban tranquilamente en la cafetería del instituto Laura: Oye Esther... Esther: Dime Laura: Después de que acaben las clases ¿te apetece que vayamos al cine? Esther: ¿Tú invitas? Laura: Jaja mira que eres una interesada ¿eh? pero bueno... yo invito jeje

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Esther: Jaja para nada... solo un poquitito jaja ¿y qué peli quieres ver? Laura: Agua para elefantes, me han dicho que es una comedia romántica y que está muy bien (sonreía) Esther: Mmm no se... yo prefiero una de miedo, ¿no te da igual ver la del rito? Laura: ¿Y si luego tengo pesadillas? Esther: Jaja no pasa nada, yo te arropo (y le guiñaba un ojo) Laura: Bueno en ese caso, como prefieras jeje Y así después de clases ambas se fueron al cine, ganando por esta vez Esther, y aunque las películas de miedo no fueran su fuerte, con tal de llevarle la contaría a Laura, hacía el esfuerzo Después de dos horas la película llegaba a su fin, lo cierto es que a Laura no le había gustado nada, pero sólo por complacer a Esther era capaz de todo Esther: ¿Qué tal? ¿te ha gustado? Laura: Sinceramente no... odio las películas de miedo... (Esther se sintió un poco mal por haberla “obligado” a verla) Esther: ¿Y por qué no me lo has dicho? Laura: No sé... te he visto tan convencida de que querías verla, que no quería estropearte esa ilusión... Esther: Jaja anda que... si me lo hubieses dicho te hubiese ahorrado el sufrimiento... Laura: Bueno tampoco ha sido para tanto ¿eh? Esther: Ya claro, por eso casi me arrancas el brazo ¿no? (decía en modo burlón) Laura: Que exagerada... Esther: Jaja reconoce que te ha dado miedo... Laura: Pues sí, lo reconozco, y tú tienes la culpa, así que ahora me tendrás que compensar jum Esther: ¿Así que te tengo que compensar? Laura: Claro, tú eres la responsable... Esther: Acepto la culpa... ¿y qué es lo que tengo que hacer para compensar? Laura: Que tú invitas a cenar jaja Esther: Jaja me parece bien... ¿vamos entonces? Laura: Claro jeje Fueron a cenar y después de disfrutar de dicha cena decidieron dar un paseo aprovechando que hacía buena noche Laura: Anda que me puedo fiar de ti, encima que tenías que compensar vas y me invitas al Mc’donalds así poco compensas ¿eh? jaja Esther: Jaja bueno... menos da una piedra, no sé porque tienes queja si estaba todo buenísimo jaja Laura: Bueno lo cierto es que sí, pero para la próxima exijo un sitio de calidad ¿eh? Esther: Jaja como la señorita mande... Después de caminar un ratito optaron por tomar asiento Esther: ¿Sabes lo que más me gusta de que llegue la noche? Laura: Mmm no... Esther: Las estrellas...

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Laura: ¿Las estrellas? ¿y por qué? Esther: Igual te parecerá una tontería, pero siempre he dicho que cada una de ellas guarda un deseo, y que cada noche uno de ellos se cumple... Laura: ¿Ah sí? ¿y que deseo te gustaría que se cumpliese esta noche? Esther: En verdad siempre es el mismo... Laura: ¿Y nunca se cumple? Esther: Algún día lo hará... estoy segura... Y en ese momento la imagen de Maca se le vino a la mente Laura: Y supongo que pierdo el derecho a saberlo ¿no? Esther: Es que dicen que si lo dices no se cumple... Laura: ¿Entonces deseas que se cumpla? (Esther sonrió) Esther: Cada día... Laura: Yo también tengo un deseo... Esther: Pues seguro que algún día se te cumplirá Laura: ¿Y puede ser en este momento? Esther: Quien sabe... podría ser... (miró a Laura a los ojos y sonrió) Laura: Pues yo no voy a esperar a saberlo (y tras decir aquello, se acercó lentamente a Esther y dejo en beso en sus labios) Segundos después Esther se apartó sin entender nada Esther: ¿Qué haces? (dijo algo molesta pero suave) Laura: Esther lo siento yo creí que... bueno... tú me gustas... y pensé que igual yo a ti también... no sé... lo siento... (decía avergonzada) Esther: Ya... Laura siento haberte hecho creer algo que no es así... es verdad que me gusta tu compañía y lo pasamos bien, pero yo no tengo ese interés por ti... no pido que lo entiendas pero sí que lo respetes Laura: No te preocupes, tampoco tenías porque fijarte en mí... siento haberte hecho sentir incomoda Esther: No me has hecho sentir incomoda, solo me ha sorprendido... Yo no quiero que te engañes ni engañarte, pero no siento nada por ti más que amistad... Laura: Lo entiendo... (bajó la mirada algo avergonzada) ¿hay alguien verdad? (preguntó de repente) Esther: Sí, sí lo hay... y siento que la he cagado con creces... Laura: Ya... ¿es Maca no? Esther: Sí, a ti no te puedo engañar... es ella... Laura: ¿Os paso algo? Esther: Bueno... más o menos... digamos que no supe controlar la situación y me dejé llevar... y ahora me arrepiento... Laura: ¿Por qué no hablas con ella? Esther: ¿Crees que me escuchará? Laura: Debes intentarlo al menos... ¿no te parece? Esther: Supongo... llevo días comiéndome la cabeza con esto, sé que no lo he hecho bien... pero en ese momento no supe hacerlo de otra forma, me dolió su actitud... y opté por salir huyendo... fui cobarde, y ni siquiera supe entenderla... supongo que no es fácil saber que “tu amiga” está enamorada de ti... y no la entendí, solo pensé en mi... fui una cobarde egoísta... y me arrepiento...

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Laura: Esther no, no te culpes... lo hecho, hecho está... ahora deberías intentar arreglarlo... si la quieras, demuéstraselo... Esther: ¿Por qué eres tan buena? Te rechazo y aún así sigues aquí... apoyándome... Laura: En la vida hay que saber ganar y perder... he perdido tu amor, pero he ganado tu amistad... y eso compensa con creces todo, así que... voy a estar aquí siempre que tú quieras (ambas se abrazaron fuerte) Esther: Gracias Después de aquella conversación que les vino bien a ambas, Esther no dejó de pensar en la forma de volver a acercarse a Maca, lo había hecho mal, sí, pero se arrepentía con todas sus fuerzas, la necesitaba a pesar de todo, ¿por qué a veces es todo tan complicado?, ¿por qué ella no puede ser feliz al lado de la persona que quiere? Igual ella era la única culpable, y ahora le tocaba sufrir las consecuencias, pero estaba segura de que esta vez sí que no se daría por vencida tan fácilmente Pasaron unos días después de aquella última conversación que Esther tuvo con Laura. Eran los exámenes finales, de entre ellos el examen de química. Esther estaba dando un último repaso en la biblioteca cuando su hermana se acercó hasta ella Eva: ¿Qué tal hermanita? ¿cómo lo llevas? Esther: Pues creo que bastante bien... ¿y tú? Bueno, creo que es evidente... Eva: Oye... (y golpeaba flojito el brazo de su hermana)í si quisieras ayudarme pues igual lo llevaría mejor... Esther: Si te dejaras ayudar y no estuvieses tanto con Fran igual hasta aprobarías... (decía ya en modo reproche) Eva: Bueno va, tienes razón... pero no estamos aquí por mí... (dijo de repente) Esther: ¿Qué estas tramando? (frunció un poco el ceño) Eva: ¿Yo? Nada... (intentó disimular) bueno vale, venía para decirte que Maca tiene alguna dudilla con química y como sé que se te da bien, pues igual podrías echarle una mano... Esther: ¿Te ha pedido ella que me lo digas? Eva: No, no es cosa de ella... sino mía, y antes de que digas nada, deberías hacerlo... al menos un pequeño acercamiento... Esther: No iba a decir nada, sólo que me gustaría ayudarla... ¿crees que ella querrá? Eva: Estoy segura de que sí (y diciendo esto dejó un beso en la mejilla de su hermana y salió de la sala) Esther: Ains... menuda hermanita tengo (recogió sus cosas y se acercó hasta Maca) Mientras lo hacía el corazón se le aceleraba, los nervios afloraban y las palabras se le amontonaban una encima de otra no encontrando la salida. Y una vez a su altura... Esther: Hola... (dijo bastante nerviosa) Maca al escuchar su voz su cuerpo se erizo, ¿era ella? ¿Esther? ¡Sí! Podía distinguir su voz a kilómetros, también nerviosa levantó su mirada encontrándose con la de Esther Maca: Hola (dijo más tranquila) Esther: ¿Puedo? (señaló la silla) Maca: Claro, siéntate

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Esther obedeció, sacó el libro correspondiente sin decir nada, y buscó atentamente la página donde se encontraba Maca con su libro Esther: ¿Hay algo que no entiendas? Maca: Hay muchas cosas que no entiendo... Esther: ¿Y te puedo ayudar? Maca: Creo que eres la única persona que puede hacerlo... Esther: ¿Entonces? ¿quieres que lo haga? Maca: Por favor... Esther: ¿No estamos hablando de química verdad? Maca: No, al menos yo no... Esther: ¿Y que quieres que te diga? Maca: ¿Por qué te alejaste? Esther: Por cobarde... no supe controlar la situación y pensé que alejándome era la mejor opción... Maca: ¿No te paraste a pensar en mí? Esther: Lo siento... (bajó la mirada) Maca: ¿Y ahora que quieres? Esther: A ti... (volvió a unir su mirada con la de Maca) siempre te he querido a ti Maca aun sabiendo más o menos lo que sentía Esther, se sorprendió por la respuesta. Tras unos minutos sin saber que decir, siguió la conversación Maca: ¿Y si me quieres, porque te alejaste? Esther: Ya te lo he dicho... por cobarde... y también por miedo... Maca: ¿Por miedo? ¿Por miedo a que? Esther: Miedo a perderte, a que no estuvieras ahí conmigo, a rechazarme... y por culpa mía fue lo que pasó y ahora no sé si tengo el derecho u oportunidad de... Maca: ¿Estar conmigo? (hubo un pequeño silencio) Quiero decir... recuperar mi amistad... Esther: Sólo si tú quieres... Maca: Puf... (y antes de que pudiese decir nada, Esther intervino) Esther: Maca lo siento, lo siento mucho... me equivoque sí, pero de los errores se aprende ¿no? y créeme que he aprendido y con creces... hay que ser muy estúpida para alejarse de ti... todavía no sé ni como lo hice... de verdad lo siento... pero todo el mundo merece una segunda oportunidad ¿no? por favor... Maca: Claro que sí (sonrió al fin y Esther no pudo evitar abrazarla) Esther: Gracias... (después de un ratito así se separaron suavemente y sus miradas se unieron de nuevo) Maca: Pero quiero serte sincera Esther: Por favor... Maca: Somos amigas, ¿no? Esther: Amigas... de verdad... Maca: Sé que no es fácil lo que te pido, porque bueno... ahora ya conozco tus sentimientos... pero yo no sé... Esther: Maca, Maca... (intervenía de nuevo) no tienes porque decirme nada, lo entiendo perfectamente, y por mi parte no te preocupes que no habrá ningún problema, de verdad (y le ofrecía una bonita sonrisa) Maca: Está bien (le correspondía)

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Esther: Y ahora sí, ¿necesitas que te ayude? Maca: Pues la verdad que me harías un gran favor... (se ruborizaba un poquito) Esther: Con gusto Y así Esther ayudó a Maca con aquel último examen de química que las llevaría al aprobado, y al final del curso Habían pasado unas semanas, y en ese tiempo, Maca y Esther se habían unido mucho de nuevo El cumpleaños de Maca estaba cerca y Esther pensó en organizarle una fiesta sorpresa en su casa, con ayuda también de sus amigas Unos días antes... Esther: A ver chicas escuchadme, el próximo viernes es el cumpleaños de Maca, mis padres no estarán en casa el finde, y he pensado que podríamos organizarle una fiesta sorpresa, ¿os gusta la idea? Eva: A mi me parece perfecto, además con todo el lío de los exámenes se lo merece Lola: Sí, a mi también me gusta la idea, así que yo me encargo de la música Laura: Vale, pues yo de las invitaciones Esther: De acuerdo, gracias chicas, yo intentaré entretenerla para que no se de cuenta Eva: Bien, pues déjalo en nuestra mano, que todo va a salir muy bien Esther: Estoy segura Mientras las chicas se encargaban de organizar todo para la fiesta, Esther entretenía a Maca para que esta no se percatara de nada. Llegó hasta su casa pillando a Maca por sorpresa Esther: Hola (sonreía) ¿ocupada? Maca: ¡Eh!... hola, lo cierto es que no... pero... ¿qué haces aquí? (también sonreía) Esther: Bueno, venía a invitarte al cine, si te apetece claro... Maca: ¿Y esa cortesía? (reía) Esther: Yo siempre he sido muy cortes jeje Maca: Ya claro jaja Esther: ¿Entonces que? ¿te apetece? Maca: Claro que sí, dame 10 minutos, me cambio y vamos ¿sí? Esther: De acuerdo Maca: Bien, pues pasa mientras tanto y acomódate Esther: Gracias Esther entró en el salón, al parecer no había nadie en casa, así que se sentó en el sofá y esperó a Maca, que como le había dicho en 10 minutos estaba lista Maca: ¿Nos vamos? Esther: ¡Eh!... sí claro, ¿qué rápida eres tú no? (sonreía) Maca: No lo sabes tú bien (empezaba a jugar con ella) Esther: ¿Así que no lo sé bien? ¿y cuando me lo vas a enseñar? (seguía aquel juego) Maca: Jajaja me da a mi que te vas a quedar con las ganas, ¿nos vamos o que?

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Esther: Aguafiestas, esto empezaba a gustarme... (renegaba un poco) Maca: Anda tira y vámonos... (negaba con la cabeza) Salían de casa de Maca para dirigirse al cine, cuando de repente Esther cambió la ruta, primero se fijo en su reloj las 7, todavía quedaba una hora y media para que la fiesta comenzará, así que no había tiempo de cine, tendría que improvisar Maca: ¿Qué haces? Por aquí no se va al cine ¿eh? Esther: ¿Cómo que no? sólo que tú esta ruta no la conoces... Maca: Ya... será eso... así que el cine esta dirección norte y nos dirigimos hacía el sur... pero yo esta ruta no la conozco ¿no? Esther: Jajaja pues no, no la conoces, por aquí se llega mucho antes, de verdad... Maca: ¿Se puede saber que estas tramando? Esther: ¿Yo? Nada jeje pero porque no te dejas llevar y confías en mi mejor ¿eh? Maca: ¿Confiar en ti? Uy, eso tiene peligro ¡eh! no sé no sé... Esther: Bueno pues... ¿alguna vez tendrás que arriesgar no? Maca: Jaja tú lo has dicho, alguna vez... no tiene porque ser ahora... Esther: No te quejes más, que en el fondo te encanta (decía esto en modo chulesca haciendo sonreír a Maca, pues en verdad tenía razón) Y así entre conversación y conversación llegaron hasta un gran estanque de cisnes donde el sol dibuja un bonito reflejo sobre el agua Esther: Voila, aquí tienes, cisnes (y dejaba ver una amplía sonrisa) Maca: ¿Cisnes? (la cara de esta era de no entender nada) Esther: Antes te dije cine, pero me confundí quería decir cisne, ¿no te gusta la idea? Maca ante tal situación no pudo evitar echarse a reír Maca: Hombre hubiese preferido cine la verdad, pero bueno... esto tan poco está tan mal... Esther: ¿Ves? Si en el fondo te encanta todo lo que hago, solo que te gusta contradecirme... Maca: Un poquito sí la verdad jaja Esther: Claro, si te conoceré yo jeje Allí pasaron el rato entre risas, conversaciones y alguna que otra broma, hasta que llegó la hora de darle la sorpresa a Maca Esther: Esto Maca... no me encuentro bien (“anda que... menuda excusa pones...”) Maca: ¿Cómo que no te encuentras bien? ¿qué te pasa? (esta empezaba a preocuparse) Esther: Creo que es la cabeza, me duele muchísimo... (y tapaba con sus manos la cabeza) Maca: ¿En serio? Pero... ¿cómo? Si estabas bien, ¿no? (decía ya un poco nerviosa) Esther: Sí, pero no sé... ¿por qué no mejor me acompañas a casa? Maca: No mira, mejor vamos a la mía y como estoy sola, así puedes echarte un ratito, además nos queda mas cerca... Esther: Eh... (“mierda, y ahora ¿qué le digo?”) mejor no, prefiero ir a casa... es que sino me echo en mi cama no puedo dormir, soy algo especial para eso... Maca: Bueno, pues como quieras... vamos a tu casa entonces

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En casa de Esther ya estaba todo preparado, sus mejores amigas se habían encargado de que no faltara nada, habían invitado a toda la clase y algún que otro compañero/a de otra clase. Como habían acordado todos se esconderían en el salón sorprendiendo a Maca que debía llegar junto con Esther a las 8.30 Eva: ¿Oye Lola que hora es? Lola: Menos veinte... no creo que tarden... Laura: ¿Deberían estar aquí ya, no? Eva: Pues eso es lo que digo... Lola: Chicas tranquilas, no creo que tu hermana se haya olvidado... Eva: No sé yo, que teniendo a Maca cerca esta se olvida hasta de la fecha de su cumpleaños... Lola: Jaja que exagerada... Y de repente oían la cerradura de casa Laura: Chicas venga, que ya están aquí Corrieron a toda prisa hacía el salón cerrando con sumo cuidado las puertas del mismo, esperando ansiosas la llegada de su amiga Luces apagadas, música a punto, todos ya escondidos, y unas pisadas que se aproximaban hasta el salón, donde al fin se habrían las puertas dejando paso a un “Sorpresa” que sonaba al unísono por parte de todos Tras decir aquello, se dieron cuenta de que no era la persona a la cual esperaban, sino el hermano de Eva y Esther Eva: ¡¿Raúl?! Raúl: ¿Se puede saber que está pasando aquí? Eva salió como loca a abrazar a su hermano que no veía en años Eva: ¿Qué haces tú aquí? Raúl: Me han concedido un permiso de una semana, pero... dime una cosa, ¿seguimos viviendo aquí? Eva: Jaja claro que sí, sólo que bueno mañana es el cumpleaños de Maca, mi amiga, ¿te acuerdas? Y hemos organizado una fiesta sorpresa, la cual hemos malgastado contigo... Raúl: Ya entiendo... ¿y Esther y los papas? Eva: Pues verás... (y de nuevo se escuchaba el cerrojo de la puerta) ahora no hay tiempo para explicaciones, ven y escóndete con nosotros (agarraba del brazo a su hermano para volver todos a las mismas posiciones) De nuevo unos pasos se aproximaban hasta el salón, donde ahora sí, Maca recibía aquel “Sorpresa” Maca tras escuchar aquel “Sorpresa” se emocionó dejando alguna lágrima caer. Rápidamente sus mejores amigas se acercaron hasta ella brindándole millones de besos

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y abrazos. Poco a poco se iban acercando todos y la felicitaban a pesar de no ser aún su cumpleaños. La última en llegar hasta ella fue Esther, que se había quedado en un segundo plano tras aquel gran abrazo que sus amigas le habían ofrecido a Maca Esther: Sorpresa Maca: ¿Lo sabías? (entonces se acercaba Eva) Eva: En verdad fue idea suya (y guiñaba un ojo a su hermana, para luego volver con el resto) Maca: Gracias Esther, eres un encanto (y se abrazaba fuerte a ella) Raúl: ¿Y para mí no hay abrazo? (intervenía de pronto) Esther: ¡Raúl! (y se tiraba a los brazos de su hermano) ¿pero que haces tú aquí? Raúl: Jeje pues me dieron permiso y pensé que mejor que pasarlo con la familia ¿no? aunque veo que no ha sido buen momento... Esther: Jaja la verdad es que no, pero estás aquí, es lo importante (y volvía de nuevo a abrazarlo) Raúl: ¿Tú eres...? (se dirigía ahora a Maca) Maca: Maca, la sorprendida... (sonreía) Raúl: Pues encantado Maca, y felicidades Maca: Muchas gracias... El hermano de Esther no perdió detalle de aquella maravilla de mujer que tenía delante, la divisó de arriba abajo. Esther que se había mantenido en todo momento al lado de ellos, se había dado cuenta e incluso molestado, con lo cual decidió intervenir Esther: Y... bueno... ¿qué te cuentas? Ven vamos a tomarnos algo... (lo agarraba llevándolo hasta la cocina) Raúl: Oye... y esto... Maca... Esther: Sí Raúl: ¿Es de tu edad o...? Esther: 17, mañana cumple 17, es muy pequeña para ti... (decía en un tono seco y algo borde) Raúl: Por tu respuesta cualquiera diría que te gusta ¿eh? Esther: Pues no te equivocas... Raúl: Espera, espera... ¿te gusta? Esther: Sí, y llevo mucho tiempo detrás de ella, así que hermanito... mejor pon tus ojos en otra ¿sí? Raúl: Ya... ¿y ella entiende así como tú? Esther: Jaja ¿qué te apetece de beber? Raúl: Coca-cola... Esther: Bien, toma (le ofrecía la lata) Raúl: No me has contestado... Esther: Mmm... ¿importa? Raúl: Hombre, si no entiende, dudo que tengas mucho que hacer... Esther: Bueno, yo pienso que ni todo es negro ni todo es blanco, hay diferentes tipos de tonalidades... quien sabe... Raúl: Ya, bueno... como tú veas, yo lo único que no quiero es que te confundas y lo pases mal... Esther: Tranquilo hermanito porque no hay problema en eso ¿sí? Raúl: Está bien... bueno guapa, mejor voy a darme una ducha y me quedo por arriba que podáis disfrutar tranquilas de la fiesta ¿vale?

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Esther: Vale, descansa anda... Raúl: Lo haré, y tú pásalo bien Esther: Gracias Había pasado un ratito desde que Esther y su hermano se habían quedado hablando en la cocina. Así que volvió de nuevo al salón y allí se reunió con el resto Esther: ¿Qué tal lo estás pasando? (se acercaba hasta Maca) Maca: La verdad es que muy bien, esto es genial, de verdad gracias... Esther: Es lo menos que podía hacer... Maca: De verdad que nunca me vas a dejar de sorprender ¿eh? Esther: Me alegro que te haya gustado Maca: Mucho... ¿y tú hermano? Esther: Ha ido a darse una ducha y ya a descansar un poco... Maca: ¡Ah!... está mucho más guapo, ¿no? ya casi no me acordaba de él... Esther: Bueno, en verdad siempre ha sido guapo, pero sí, con los años mejora... Maca: Si bueno, quería decir que... Esther: Que... Maca: Pues eso, Esther... que tu hermano está muy bueno Esther: ¡Ah! Eso... bueno, es mi hermano... no sñe... Maca: Jeje sí, sí, que como hermana no lo ves igual... Esther: Claro... (“anda que menudo es... no si... ya tenemos para rato”) Maca: Esto... ¿te apetece que salgamos afuera un ratito? Con tanta gente me estoy agobiando... (“eso es maquita”) Esther: Por mi perfecto Se dirigieron a la parte posterior de la casa, donde se podía observar un banco de piedra enfrente de una amplia y bonita piscina, todo rodeado por árboles de diversas clases. Maca optó por ir primera y sentarse en aquel banco donde Esther lo hizo segundos después Esther: ¿Mejor? Maca: Sí gracias, lo necesitaba... Esther: Me alegro Maca: Oye... Esther: Dime Maca: La verdad es que no se muy bien como hacerlo... Esther: ¿Te pasa algo? Maca: ¡Eh!... en verdad es que yo quería decirte que... bueno... a ver si me explico... Esther: Por favor... porque no estoy entendiendo nada ¿eh? Maca: Ya... bueno, verás... yo quería que supieses que bueno... yo también... Esther: Sigo en las mismas... ¿qué tú también qué? Maca: Que yo también esto... (y sin pensarlo se acercó hasta Esther dejando un suave y dulce beso en sus labios, beso que le supo a gloría pero que a la vez le llevó a pensar que si era un sueño, pero esta vez no, estaba sucediendo por fin, sí, al fin Esther supo de aquel perfecto contacto) Esther: Creo que ahora lo entiendo mejor... (dijo aún sorprendida por aquello) Maca: Ya, esto... yo... (y no pude seguir pues ahora era Esther quien atrapaba sus labios en un beso mucho más duradero que el anterior) Esther: No digas nada, no ahora... (y sus labios se unían de nuevo)

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Después de aquel primer beso, vinieron muchos más pero con mayor intensidad, era un momento único donde solo existían ellas dos. Esther no podía creer que aquello estuviese sucediendo de verdad, pero sí, por raro que parezca, los sueños también se hacen realidad. Estuvieron así un ratito más, hasta que al final fue Esther quien decidió romper ese contacto, pues aunque estaba encantadísima, no entendía muy bien Maca: Supongo que después de esto te debo una explicación (se anticipó a decir Maca algo sonrojada) Esther: Pues no estaría mal la verdad... (sonrió) Maca: Pues no la tengo... Esther: ¡Ah! Vaya... entonces... Maca: Verás (interrumpió a Esther) no tengo como explicar como se ha dado esto, simplemente ha pasado... pero si puedo decirte lo que siento... Esther: Por favor... Maca: Bien (bajó la mirada un segundo y luego la volvió a subir uniéndola con la de Esther) como te he dicho antes, no tengo ni idea de como ha pasado, pero... tú me gustas Esther, me gustas mucho, y estoy completamente segura, llevo tiempo dándole vueltas a esto que me está pasando, y cada día tengo más claro lo que siento... me ha costado entenderlo incluso lo negué, pero no puedo seguir haciéndolo por mucho más tiempo sabiendo lo que sientes por mi y lo que me haces sentir cuando estoy contigo, puf... Esther agarró su mano, notaba a Maca bastante nerviosa, y dejando una caricia en su cara le dijo Esther: No tengas miedo a sentirlo... sé que no es fácil, al menos al principio, pero yo estoy contigo y te voy a ayudar a entenderlo (después de aquello se fundieron en un tierno abrazo) Maca: Gracias... gracias por todo Esther: ¿Gracias por qué? Maca: Por ser como eres, por tratarme de esta manera, por estar en mi vida... de verdad que no sé como se ha dado... Esther: Shh (ahora era ella quien la interrumpía) no le des más vueltas a eso, simplemente disfruta del momento... déjate llevar y que sea el tiempo quien de la respuesta... no intentes buscarle una explicación porque hay cosas que por más que nos empeñemos no la tienen... (a cada palabra que pronunciaba, sonrisa que regalaba y eso hacía sentir a Maca más tranquila y segura) Maca: ¿Entonces lo mejor es no preocuparse y dejarse llevar? Esther: Claro, simplemente hacer lo que te apetezca a cada momento... Maca: ¿Cómo ahora? ¿puedo hacer lo que me apetece? Esther: Deberías... (sus miradas bajaron a los labios de cada una) Maca: Entonces... ¿puedo besarte? Esther: ¿Te apetece hacerlo? Maca: Mucho... Esther: Entonces hazlo (y de nuevo se fundían en un nuevo beso) El sonido de las campanas de la iglesia anunciaban la llegada de un nuevo día, y Esther al escucharlas se detuvo de pronto Maca: ¿Pasa algo? (preguntó un tanto sorprendida)

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Esther esperó a que aquel sonido dejara de sonar. Se acercó lentamente a Maca y dejó un suave beso en sus labios Esther: Felicidades princesa (en ese momento Maca entendió todo y no pudo evitar reír) Maca: Eres un completo caso ¿eh? jaja muchas gracias... (dijo esto ya muy cerca de su boca atrapando de nuevo sus labios) Esther: Tengo un regalito para ti (dijo ilusionada) Maca: ¿Otro? Esther: ¿Cómo otro? (pregunto extrañada) Maca: Claro otro, porque para mi el regalo más grande eres tú, y ese ha venido por adelantado (no podía dejar de sonreír al decir todo aquello) Esther se quedó completamente sin saber que decir, sabía que Maca era encantadora, pero no conocía hasta que punto. Lo cierto es que se sentía muy feliz, para nada se imaginaba que aquello iba a suceder, pero ahora que estaba pasando, no quería perder ni un segundo de Maca Esther: Eres un cielo, ¿lo sabías? (Maca negó con la cabeza) Maca: Pero ahora sí... (sus labios no paraban de unirse, era como una necesidad) Esther: Entonces... ¿quieres tu regalo? Maca: Claro Esther: Está bien, pero primero cierra los ojos (y esta obedecía) no los abras ¿eh? (Maca asentía) Bien... (introducía una mano al pantalón sacando una pequeña cajita, donde de ella sacó una cadenita finita de plata con una media luna donde se podía observar un grabado “C.C” Maca al sentir la cadena sobre su cuello, abrió los ojos y tomó aquella media luna en sus manos Maca: Es preciosa Esther (decía ilusionada) Esther: ¿Te gusta? Maca: Me encanta, muchas gracias (y se abrazaba a ella) Esther: Me alegro (mientras Maca se fijaba en aquella marca) Maca: ¿CC...? (preguntó extrañada) Esther: Cuenta Conmigo... pase lo que pase... (decía muy dulce) Maca: Esther... (pronunciaba algo emocionada) gracias (y la besaba) Empezaron a escuchar ruidos que se aproximaban a ellas, y por precaución decidieron levantarse y quedar un tanto separadas, y efectivamente esos ruidos eran las risas de sus amigos que habían buscado como locos a Maca para cantarle el cumpleaños feliz acompañados de una gran tarta de chocolate decorada con bengalas y en medio sus respectivas velas de 17 Todos cantaron muy contentos aquella melodía que Maca recibía gustosa, y al acabar, se acercó hasta su tarta para soplar, pero antes Eva, quien la sostenía, la apartó un poquito Maca: ¿Qué? (preguntaba sin entender porque hacía aquello) Eva: ¿Has pedido un deseo?

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Y en ese momento Maca buscó con la mirada a Esther quien le ofreció una bonita sonrisa, ella también sonrió y por unos segundos cerro los ojos haciendo caso a su amiga Maca: Vale, ya... Eva: ¿Segura? Maca: Segura (y ahora sí soplaba las velas a la vez que todos aplaudían y la felicitaban, pues ahora sí, era su día) Bueno chicos, a ver escuchadme por favor... Todos guardaron silencio y prestaron mucha atención a la protagonista Maca: Quería agradeceros vuestra presencia, de verdad no me esperaba para nada todo esto, y ha sido muy especial, de verdad gracias por estar aquí... pero sobre todo debo dar las gracias a 4 personitas que hacen que cada día que pase sea todavía mucho más bonito y especial, chicas (se dirigió primero a sus tres amigas) gracias, os quiero mucho (y se dieron un gran abrazo en conjunto) Chico: ¿Y la otra persona? (dijo de repente) Maca: La otra persona es Esther... (todos la miraron haciendo que esta se pusiera un poco nerviosa, pues no sabía muy bien que podría acabar diciendo Maca) ven, acércate (esta obedeció, y cuando estuvo a su altura, Maca agarró su mano y mirándola a los ojos le dijo) gracias, hoy ha sido el día más feliz de toda mi vida, de verdad gracias por haber organizado todo esto... Esther: Es lo menos que podía hacer... (ambas no dijeron más, ya solo con sus miradas, lo decían todo, acto que para el resto pasó de desarpecibido, pero hubo alguien quien pudo darse cuenta a la perfección) Fue una noche de lo más bonita y completa, Maca estaba disfrutando como nunca, se sentía muy feliz, ¿qué más podía pedir? Al final de la noche la gente comenzaba a marcharse quedando por último, las chicas, Maca y Esther Eva: ¿Qué tal Maca? ¿te ha gustado? Maca: Me ha encantado, de verdad chicas muchas gracias, sois fantásticas Lola: Es lo menos que podíamos hacer por ti, te mereces esto y más Maca: ¡Ay Lola! Que me vas a emocionar ¿eh? (todas reían) Eva: Tampoco pasaría nada, no sería la primera vez tampoco... Maca: Jeje la verdad es que no... Esther: ¿Os apetece tomar algo fresquito? (todas asintieron) bien pues voy a la cocina a por ello... Maca: Te acom... (pero Laura se le adelantó) Laura: Te acompaño Esther (y salió tras ella) Mientras Esther y Laura iban hacía la cocina, Eva pudo observar algo diferente en Maca Eva: Oye Maca (llamó su atención) ¿hay algo que no nos hayas contado? (está se puso algo nerviosa) Maca: ¿Yo? No, que va... ¿por qué lo preguntas? Eva: No sé... te veo diferente, demasiado contenta ¿no? Maca: Bueno después de todo lo que me habéis organizado es normal que me sienta así ¿no?

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Lola: Claro, si es que no es para menos, a ver si me organizáis a mi algo así también ¿eh? (todas rieron) Entonces en ese momento Eva se dio cuenta de la cadena que colgaba en el cuello de Maca Eva: Uy, ¿y eso? (la señalaba) Lola: Es verdad... ¿quién te ha regalado eso? Eva: (“seguro que ha sido mi hermana”) Maca no sabía si contestar, sabía que si lo hacía sacarían todo y por el momento no estaba segura de querer hacerlo Mientras tanto en la cocina, Laura se decidió a preguntar Laura: ¿Todo bien Esther? Esther: Sí, muy bien, ¿por? Laura: Eso es lo que me sorprende, que estés muy bien... ¿ha pasado algo? Esther la miró y sonrió, estaba tan feliz, que no podía ocultarlo, pero dado a que no había hablado del tema con Maca, prefirió no decir nada por el momento Esther: Es una fiesta, ¿por qué no habría de estarlo? Laura: Sí, tienes razón... (dijo algo vencida) Esther: Venga, es mejor que volvamos, coge esos refrescos de ahí... Y así se encaminaban de nuevo hasta el salón Maca: Pues lo cierto es que... Esther: Ya estamos aquí (interrumpió a Maca, que en parte se lo agradeció) Eva: ¿Lo cierto es que...? (preguntó para que continuara) Esther: ¿Pasa algo? (dijo extrañada) Eva: Pues sí mira, Maca estaba apunto de decirnos quien le había regalado esa cadenita (ambas se miraron) ¿verdad Maca? (se produjo un breve silencio) Esther: Yo, he sido yo... (contestó al fin) ya sabes lo detallista que soy hermanita (sonrió) y si jugamos a algo, ¿os apetece? Laura: Yo mejor me voy, que ya es tarde... Lola: Sí yo también (se acercaba a Maca) espero que hayas disfrutado de tu día... Maca: Muchísimo, gracias por todo (y le daba un abrazo) Laura: Maca (intervenía) ¿te vienes o te quedas? (miraba a Esther quien agachaba la mirada) Maca: Eh... me quedo un rato mejor... (sonreía) Laura: Bien... (decía algo molesta) ¿nos vamos Lola? Lola: Sí claro. Adiós chicas Eva: Adiós, llevad cuidado Las chicas se despidieron y Eva aprovechó que estaban las tres solas para someterlas a un tercer grado

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Eva: Bien, ¿qué está pasando aquí? (Maca y Esther se miraban de inmediato) vamos... a mi no me podéis engañar... Ambas sabían que Eva tenía razón y a ella no la podían engañar, pero ninguna estaba segura de lo que realmente estaba pasando Eva: ¿Y bien...? (preguntaba dándoles paso) Esther: En verdad no se muy bien que quieres saber... (decidió decir al fin) Eva: ¿Cómo que no? (señalaba en cuello de Maca) ¿y eso? Esther: Eso es un regalo que yo lo he hecho... vamos Eva, ya sabes como soy de detallista, además es su cumpleaños... ¿qué tiene de malo? (Maca no sabía si intervenir en aquella conversación, pues no sabía muy bien que decir) Eva: Ya... ¿y nada más? (esta vez miraba a Maca quien evitaba su mirada) algo me estáis ocultando y la verdad no entiendo porque... Se producía un breve silencio entre las tres Eva: De verdad que no os entiendo... Esther eres mi hermana y siempre he estado aquí para que me confiaras cualquier cosa, y tú... (miraba a Maca) eres mi mejor amiga y siempre nos hemos contado todo... ¿por qué ahora no puede ser igual? (decía algo molesta por la desconfianza de ambas) Esther: No es por eso Eva... Eva: ¿Entonces? (alzaba un poco la voz) Maca: Porque ni siquiera nosotras sabemos que somos ni que está pasando realmente... (dijo al fin) Esther la miro sorprendida por aquella respuesta, mientras Eva las miraba sin entender Maca: Puf... (suspiraba) antes allí fuera, le dije a tu hermana que me gusta (miraba a Esther) y la bese Eva no salía de su asombro Eva: ¿Qué hiciste que? (Esther decidió mantenerse callada, quería saber que pensaba Maca) Maca: Pues eso... que la besé... porque como ya te he dicho me gusta (decía todo aquello sin apartar su mirada de Esther) Eva: Ya... (era cierto que ya había hablado con ambas de eso, pero nunca antes había visto tan segura a Maca, y no podía dejar de estar sorprendida) entonces... ¿vosotras? Maca: Eh no (se apresuró a decir) al menos de momento no estamos juntas... es mejor, dejar ver que pasa... ¿no Esther? (le preguntaba ya que se había mantenido callada todo el rato) Esther: Sí, creo que es lo mejor... que nos gustamos es un hecho, pero preferimos ir paso a paso hasta ver hasta que punto lo es... Eva: Bien (decía satisfecha al saber toda la información) pues nada, me alegro por las dos, ¿veis como no era tan difícil decirlo? (sonreía victoriosa) me voy a dormir que estoy que no puedo más... (se acercaba a su hermana y le daba un beso) buenas noches hermanita (y ahora a Maca) buenas noches cuñada (y salía del salón con una sonrisa de oreja a oreja sin duda aquella idea le encantaba)

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Después de que Eva saliese, ambas se quedaron un ratito más hablando Esther: Menuda es... (refiriéndose a Eva) Maca: Es un cielo (sonreía) Esther: Cuando quiere jeje Maca: Jeje no seas mala Esther: Oye Maca... Maca: Dime (aunque conocía perfectamente lo que Esther quería decirle) Esther: ¿Lo que has dicho de que no somos nada...? (entonces la interrumpía) Maca: Verás Esther, esto es algo nuevo para mí, no sé como ha llegado ocurrir, pero ha pasado, y de verdad que nunca antes me había sentido tan bien con alguien, pero... prefiero tomarlo con calma, y estar segura, antes de lanzarme completamente a la piscina Esther: Está bien, te entiendo perfectamente, no quería decir que... (y de nuevo intervenía) Maca: Da igual Esther... (ponía un dedo sobre su boca) no pasa nada (sonreía, para luego acercarse y dejar un beso en sus labios) creo que es hora de irme Esther: Es tarde, puedes quedarte si quieres... Maca: ¿Eso es para ti ir despacio? (decía en modo burlón) Esther: Perdona no quería decir eso... solo que es tarde y no está bien que salgas sola, puedes quedarte en el cuarto de Eva, no tiene porque ser conmigo... (Maca sonreía, le encantaba que Esther fuese tan detallista y para que mentir, tan encantadora) Maca: La verdad es que tienes razón, ya es tarde... y bueno, la verdad no es muy oportuno molestar ahora a Eva, ¿no? Esther: ¿Eso quiere decir que...? Maca: Que si me prestas un huequito en tu cama, con gusto me quedo (sonreía feliz) Esther: Eso está hecho (esta también sonreía) Maca: Pero... (la interrumpía Esther) Esther: Sabía que habría un pero... (decía en forma de resignación haciendo reír a Maca) Maca: Claro, hay que respetar las distancias... Esther: Pues en verdad mi cama muy grande no es... pero se puede intentar Maca: Bueno ya solo con eso me vale (y así ambas se dirigían hacía la habitación de Esther) Una vez allí, Esther le prestó un pijama a Maca, esta salió al baño para cambiarse. Mientras en la habitación Esther se deshacía de algunos peluches que adornaban su cama acostándose en el lado izquierdo, dado que era su favorito. Estaba sumamente feliz, no imaginaba que aquello pudiese estar ocurriendo, y ya no el hecho de dormir con Maca, sino saber que estaba sintiendo lo mismo que ella, parecía no ser cierto, pero sin duda ahora más que nunca estaba segura de que aquello no era un sueño Unos minutos después Maca llegaba junto a ella, y se fijaba en como Esther se había pegado al filo de la cama, dejando un buen espacio al otro lado Maca: Oye tampoco hace falta que te pegues tanto al filo, a ver si al final acabas por dormir en el suelo (se echaba a reír) Esther: Muy graciosa tú... simplemente estoy cumpliendo mi parte del trato Maca: Anda tonta ven (se tumbaba en la cama y atraía a Esther hacía ella) pero respetando ¿eh?

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Esther: Tranquila (se dejaba hacer, quedando ambas abrazadas) Maca: Nunca pensé que se podría dormir tan agustito (se abrazaba más a ella) Esther: ¿Ves? Y tú que querías casi echarme de la cama... Maca: Jaja exagerada, solo quería dejar un perímetro de seguridad... Esther: ¿Acaso piensas que me voy a aprovechar de ti? Maca: Mmm... nunca se sabe (decía jugando) Esther: Ya... ¿y entonces porque ahora estás abrazada a mí? Maca: Porque me he dado cuenta que al tenerte cerca no puedo cumplir los perímetros de seguridad... espero que no te importe (Esther se quedó sin saber que decir, Maca era un cielo y cada día lo tenía más comprobado) Esther: Claro que no... (decía en apenas un hilo de voz) Maca: Mmm... buenas noches Esther Esther: Buenas noches Maca Y así poco a poco se fueron quedando dormidas, dando paso a la mañana Los rayos de luz anunciaban un nuevo día. Maca había dormido toda la noche abrazada a Esther, esta última estaba encantadísima aunque su brazo se resentía, lo tenía algo dolorido, pero por tener a Maca así, era capaz de aguantar cualquier dolor Sin esperarlo ninguna, Eva entraba a la habitación, quería hablar seriamente con su hermana por lo acontecido la noche anterior, y para su sorpresa Eva: ¿Pero y esto? (y señalaba a Maca) Esther: Shh (con cuidado se levantaba llegando hasta a su hermana) Eva: ¿Qué hace aquí? Esther: Pues dormir, ¿no lo ves? Eva: ¿Y vosotras sois las que ibais a ir despacio? Esther: A ver Eva, hemos dormido, nada más... Era tarde y no era buena idea que se marchara sola a casa Eva: Ya... y tu aprovechando... (reía) Esther: No, aprovechando no, simplemente me preocupo... Eva: Jaja que sí, que sí... bueno yo quería hablar esto (señalaba a ambas) pero veo que ahora estás ocupada, así que cuando tengas un hueco búscame y pásalo bien (salía riendo) Esther: Uff... lo que tengo que soportar... En ese momento Maca comenzó a moverse en la cama, y poco a poco fue abriendo los ojos encontrándose a Esther de pie junto a ella Maca: ¿Qué haces ahí de pie? Esther: ¡Eh!... vengo del baño (se sentaba a su lado) ¿qué tal has dormido? Maca: Muy, muy bien (sonreía y se sentaba quedando ambas muy cerca) Buenos días, ¿no? Esther: Perdona, Buenos días jeje Maca: ¿Y ya? Esther: ¿Cómo ya? Maca: Sí, ¿no me vas a dar un beso? Esther: Eh... sí, claro (se acercaba y dejaba un dulce beso en sus labios)

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Maca: Así mejor Esther: ¿Quieres que bajemos a desayunar? (y en ese momento su estómago se quejaba) Maca: Jaja sí, creo que va a ser lo mejor Esther: Jaja sí, venga vamos Bajaban hasta la cocina encontrándose a Raúl, quien no perdió oportunidad para divisar a Maca de arriba abajo Maca: Buenos días (decía algo avergonzaba) Raúl: Buenos días (no quitaba sus ojos de ella) Esther: ¡Ey hermanito! (se sentaba a su lado) ¿qué tal has dormido? Raúl: Muy bien, aunque he tenido mejor despertar (y miraba de reojo a Maca) Esther: Me alegro (decía sin saber a que se refería) Maca, ¿qué quieres tomar? Maca: Eh... (se puso un poco nerviosa, la presencia de su hermano la hacía sentir así) un cola cao Esther: Bien, yo te lo preparo Mientras Esther se centraba en preparar el desayuno, Raúl aprovechó para tener unas palabras con Maca, se pegó más a ella y en voz baja le dijo Raúl: No sabía que hubieras pasado aquí la noche... Maca: Ya, es que se había hecho muy tarde y Esther pensó que era buena idea que me quedara... Raúl: Ya... Esther... ahora viene eso de ya que estás porque no te quedas a comer... Maca: ¿Cómo? (preguntaba sin entender) Raúl: Sí, es lo que hace con todas... al principio muy amable para después llevarlas a la cama y una vez cumplido, pasar completamente de ellas... no te fíes, mira que yo al ser su hermano no tendría porque tener que decir esto, pero ¿sabes? Me caes bien, y no quiero que te haga daño... (y sin más se levantaba saliendo hacía su habitación) Cuando Raúl salió Esther llegaba a la mesa con los dos cola caos Maca: Oye Esther... Esther: Dime (tomaba un sorbo de su vaso) Maca: ¿Tú sabes si tu hermano tiene novia? (“espero que no sea verdad lo que me ha dicho de ella... además no tengo porque desconfiar, conozco a Esther de siempre...”) Esther se sorprendió por la pregunta Esther: Pues la verdad que no lo sé... no he tenido tiempo de hablar mucho con él... ¿por? (“¿y esto a que viene ahora? Seguro lo dice porque le gusta y yo solo soy un pasatiempo... Dios Esther, ¿pero que dices? No te montes paranoyas”) Maca: Curiosidad simplemente... (bajaba la mirada centrándose en su cola cao “pero si fuese mentira, ¿por qué me diría eso él?... Joder...”) Esther: Maca, ¿está todo bien? Maca: Sí, sí claro... (le regalaba una sonrisa) Esther: Bueno había pensado que ya que estás aquí podías quedarte a comer, ¿te apetece? (preguntaba ilusionada)

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En ese momento Maca la miró sorprendida Maca: (“lo ha dicho, ¡sí! Justo lo que me ha contado Raúl... ¡mierda!”) Eh... mejor que no (se ponía algo nerviosa) Esther: ¿Por qué no? Maca: Pues porque quiero llegar a casa, ducharme y... que ya nos vemos luego, ¿vale? (y se levantaba dirigiéndose a la habitación para cambiarse) Esther: ¿Pero qué le pasa? Definitivamente no entiendo nada... (se decía para si misma) Segundos después corría hasta la habitación, Maca ya estaba cambiada y recogiendo sus cosas Esther: Maca, ¿te pasa algo? Maca: No Esther... solo quiero llegar a casa... Esther: ¿Segura? Esta mañana estaba todo bien... ¿he dicho o hecho algo que te haya molestado? Maca: De verdad Esther, ahora no... me voy... Y sin más salía de casa de Esther, llegando a toda prisa hasta la suya Una vez que Maca llegaba a su casa, se daba una ducha para luego tumbarse sobre su cama, no paraba de darle vueltas a lo que Raúl le había dicho, pero por otra parte no tenía motivos para dudar de Esther, le había demostrado que era sincera y la quería, ¿por qué querría Raúl hacer aquello? ¿qué conseguía con separarlas? Maca definitivamente no entendía nada Mientras ese día de Marzo en otro lugar de la ciudad, Eva preparaba la comida mientras Esther callada ponía la mesa Eva: Esther puedes decirle a Maca que baje, que ya sé que esta aquí... (Eva no se enteraba de nada) Esther: Maca no está (contestaba seca y algo triste) Eva: ¿Cómo que no está? ¿se ha ido? Esther: Así es... Eva: Pero, ¿por qué? Esther: Eso deberías preguntárselo a ella... Eva: ¿Habéis discutido? Esther: Que yo sepa no, pero no tengo ni idea que le ha podido pasar... Entonces Raúl llegaba hasta ellas Raúl: Esther, ¿y tú amiga? Esther: Se ha ido... Raúl: Anda, ¿y eso? Esther: No lo sé... la invité a comer y salió corriendo... Raúl: Que raro, ni que nos comiéramos aquí a la gente... (“bien, se lo ha tragado, maquita que me vas a resultar más fácil de lo que creía...”) Esther: Vamos a comer por favor, no tengo ganas de hablar de Maca...

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Después de comer Esther se encerró en su habitación, no le apetecía hablar ni ver a nadie, no entendía aquella actitud de Maca, ¿qué le había podido pasar para actuar así? La noche anterior todo había salido tan bien. Sabía que tenía que hablar con ella, pero ahora no le apetecía, se sentía dolida Aquel día no supieron nada más la una de la otra, igual era mejor así Llegó el día siguiente y Esther no iba a esperar mucho más tiempo para hablar con Maca, se duchó, se arregló y salió a casa de Maca Al llegar fue la madre de Maca, Mercedes, quien la atendió Mercedes: Buenos días Esther, ¿qué tal estás? Pasa por favor (decía muy amable) Esther: Buenos días señora Mercedes, bien gracias, ¿está Maca? Mercedes: En primer lugar llámame Mercedes que eso de señora me hace sentir vieja (reía) sí, claro, está en su habitación, sube no hay problema Esther: Vale, gracias Subió a la habitación y sin avisar entro. Maca estaba acostada en la cama, pero despierta Maca: Esther, ¿qué haces aquí? Esther: ¿No puedo venir a verte? Maca: Sí claro, pero me sorprende... Esther: No tiene porque ¿no? es normal que quiera verte, digo yo... Maca: Sí, por supuesto... (Esther se sentó a su lado en la cama) Esther: Maca, ¿por qué te fuiste ayer? (preguntó directa) Maca: Estaba cansada y me apetecía darme una ducha, solo eso Esther... Esther: ¿Estás segura? (sabía que ese no era el motivo) Maca: Si Esther, completamente segura (se acercó y dejó un beso en sus labios) perdona que me fuera así... Esther: No sé... es que me pareció muy raro, pero bueno... si dices que no pasaba nada, te creo (y le daba un nuevo beso) ¿te apetece que salgamos fuera a dar un paseo? Hace buen día Maca: Claro, dame unos minutos, me ducho, me cambió y nos vamos (y de nuevo unían sus labios) Salieron a dar el paseo, disfrutando del sol que ofrecía aquella mañana y sobre todo de la compañía, cuando llevaban un ratito caminando Maca entrelazó su mano con la de Esther, dibujándole a esta una bonita sonrisa, no tenía motivos para desconfiar de ella, se lo había demostrado Maca: Oye Esther... Esther: Dime Maca: Igual no te parece buena idea... porque claro, con toda la familia, pues es un poco comprometedor, pero no sé... si te apetece (Maca no sabía muy bien como decirle aquello) Esther: Jaja Maca puedes dejar de divagar y concretar por favor... (Maca entendió que no sé estaba explicando)

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Maca: Perdona, pues pasa que todos los veranos hacemos una cena en casa, todos los miembros de mi familia, nos juntamos tíos, primos, en fin todos... y te lo decía por si te apetecía venir A Esther aquello le pillo por sorpresa, ¿una cena con su familia? Pero si ni siquiera habían acordado que tipo de relación tenían Esther: ¿Estás segura que quieres que vaya? Maca: Si quieres... (le decía con miedo) Esther: Pues la verdad me ha pillado por sorpresa no imaginaba que quisieras presentarme ante tu familia (le dijo aquello para probar a Maca) Maca: Bueno... (no había pensado en eso) tampoco tengo porque presentarte de un modo diferente... quiero decir (sabía que no había escogido las palabras adecuadas) Esther: Da igual Maca (le sonreía) no tenemos porque apresurarnos... es mejor que vayas tú sola a la cena... Maca: ¿No quieres venir? Esther: Me encantaría ir, pero creo que no es buena idea... (Maca entendía porque le decía aquello) Maca: Bueno... en ese caso, nos veremos después de la cena entonces... Esther: ¿Y cuando es? Maca: Mañana... puedes venir después, que no hay problema, para ese entonces ya estarán puestos de vino y comenzarán a contar sus batallas de adolescentes, especialmente mis tíos... siempre es igual Esther: Bueno pues en ese caso iré después... espero que no me sometan a ningún tercer grado jaja Maca: Jaja no lo creo... pero por si acaso, prepárate bien un argumento Esther: Eso quiere decir que sí... Maca: Yo no he dicho nada jaja (y atrapaba sus labios en un cálido beso) Llegó el día de la cena, Maca estaba reunida con toda su familia en una gran barbacoa que daba paso a la bienvenida del verano, no faltó ningún miembro de su familia. Y allí estaba ella entre todos, disfrutando de la compañía de los suyos, cuando se teléfono móvil comenzó a sonar. Miró la pantallita y una pequeña sonrisa se dibujó en su cara. Se alejaba un poco del resto para poder hablar Maca: Hola guapa Esther: Hola, ¿qué tal va la noche? Maca: De momento bastante tranquila, aún no están muy puestos a vino jeje Esther: Jeje eso es un alivio... Maca: Todavía no entiendo como no has venido... Esther: Maca porque no es muy correcto, estás con tu familia y yo no pinto nada Maca: ¿Cómo que no pintas nada? ¿estamos juntas no? (aquel “estamos juntas” produjo un cosquilleo dentro de Esther) Esther: ¿Lo estamos? (y Maca se dio cuenta en ese momento de lo que había dicho) Maca: Claro ¿no? (sonreía) Esther: Por supuesto (también sonreía) Maca: Jo cariño, me encantaría que estuvieses aquí...

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En ese momento su madre que pasaba cerca de ella se detenía a escuchar tras aquel cariño Esther: Ya... bueno, pero después nos vamos a ver un ratito Maca: Pero es que yo quiero muchos ratitos (decía con voz de niña pequeña) Esther: Jeje eres una payasa... luego nos vemos no te preocupes, me llaman para cenar Maca: Vale, te espero luego, que aproveche Esther: Igualmente (breve silencio) ¡Ah Maca! Maca: Dime Esther: Que se me olvidaba, te quiero Maca: Yo también te quiero La madre de Maca que aún permanecía allí, se sorprendía por lo que estaba escuchando. Sospechaba que su hija estaba con alguien, pero le dolía que no se lo hubiese confiado. Antes de que Maca pudiera descubrirla salió con el resto de invitados, buscando desesperada a su marido Mercedes: Paco, tenemos que hablar (le decía por lo bajo) Paco: ¿Qué pasa ahora Mercedes? Mercedes: Es la niña... Paco: ¿Le ha pasado algo? Mercedes: No exactamente, ven (tiraba de él para llevarlo a un sitio mas tranquilo y donde estuvieran solos) Paco: Mercedes ¿que pasa? Mercedes: He pillado a la niña hablando por teléfono (su marido la interrumpía) Paco: ¿Y que hay de malo en eso? Mercedes: Escúchame (él asentía) le decía cariño y te quiero, la niña está con alguien Paco: Entiendo... ¿y nosotros que podemos hacer? Mercedes: Pues hablar con ella, que nos cuente la verdad Paco: Mercedes deja a la niña, que cuente lo que quiera, ya le dijimos que debe tener cuidado, por lo demás es su vida... Mercedes: ¡Es muy joven Paco! Paco: ¿Y? Que nosotros le digamos una cosa u otra nada cambia, seguirá haciendo lo que quiera Mercedes: ¿Y entonces que hacemos? Paco: Nada, debemos darle tiempo y confianza, y ya vendrá ella cuando tenga que hacerlo Mercedes: Ha dicho luego nos vemos... sea quien sea va a venir Paco: ¿Qué quieres decir con eso? Mercedes: Que podremos saber quien es Paco: Bueno, pues así al menos estaremos más tranquilos, pero no la agobies, deja que actúe por si misma Mercedes: Está bien Y volvían con el resto, Paco no le daba mayor importancia, pero Mercedes no paraba de pensar en ello y en observar a su hija, estaba diferente, bastante más contenta, sí, seguro estaba con alguien y ella debía saber quien era

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Mientras en casa de Esther, todos estaban reunidos cenando y celebrando la llegada de su hermano Raúl Elena: Que ganas teníamos de que estuvieses en casa cariño (le decía a Raúl) Raúl: Sí, la verdad que yo también, se echaban de menos estos momentos. El ejército es otra cosa, no recibes de igual modo el cariño de los demás, aunque al final afianzas amistades, tanto tiempo juntos... Antonio: Nos hubiera gustado recibirte el otro día Raúl: No os preocupéis aquí mis hermanitas (miraba a Eva y luego a Esther) me dieron una buena bienvenida Antonio: ¿Qué quieres decir con eso? (ambas lo miraron en modo de suplica para que no contara nada) Raúl: Nada... (tomaba una cucharada) está rica la salsa mama, se extrañaba Elena: Me alegro que te siga gustando hijo Después de la cena pasaron al salón dando paso al té. Mientras Esther se preparaba para ir a casa de Maca Antonio: ¿A dónde vas a estas horas? Esther: He quedado con Maca, voy a su casa Elena: ¿Con Maca? Esther: Sí, ¿no os importa no? (Raúl la miraba con rabia) Elena: Claro que no hija, lleva cuidado Esther: Lo haré, hasta luego Elena: Adiós (fue la única en despedirse y antes de que Eva también se reuniera con ellos, Raúl intervenía) Raúl: Todavía no me explico como lo consentís... (decía molesto) Elena: Raúl, por favor... Raúl: Por favor no mamá (alzaba un poco la voz) y tú (miraba a su padre) ¿que clase de padre eres? Antonio: No te lo permito Raúl: Y una mierda, ¿hasta cuando va a ser así? Elena: Raúl por favor, cálmate, lo sabes de siempre que... (la interrumpía) Raúl: Pero no en mi casa, quiero que se vaya (salía de la sala, llegando entonces Eva) Eva: ¿Pasa algo? Elena: No hija, no te preocupes (intentaba sonreírle) Esther llegaba a casa de Maca, tocaba la puerta siendo recibida por Mercedes Mercedes: Hola Esther, que gusto verte, ¿qué tal estás? (decía sonriente) Esther: Hola Mercedes, bien gracias, ¿está Maca? Mercedes: Sí claro, pasa (después que Esther pasara Mercedes echaba un vistazo a la calle “cuando se cree este muchacho que va a venir, ya no son horas” entraba de nuevo en la casa) Esther entraba en la casa llegando hasta Maca Maca: Por fin (se acercaba a ella y dejaba un beso en su mejilla) demasiadas horas sin ti, creía morir, en serio

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Esther: Eres una exagerada Maca: Pero tú me quieres Esther: Bueno... (sonreía) Maca: ¿Vamos dentro? Esther: Sí mejor, porque no conozco a nadie Maca: Jaja ya te iras haciendo (le guiñaba un ojo) Entonces Paco llegaba hasta su mujer Paco: He oído la puerta, ¿es él? Mercedes: No, era Esther... no sé que piensan estos niños ¿eh? con lo jóvenes que son... Paco: Bueno, déjalos, también tienen derecho a decidir Mercedes: Uff... (suspiraba) Paco: No te agobies Mientras en la habitación de Maca no paraban de regalarse caricias y dulces besitos Maca: No entiendo como he tardado tanto en darme cuenta de lo fantástica que eres Esther: Ni yo... yo tampoco lo entiendo Maca: Oye... (decía ofendida y comenzaba a dejar cosquillas por su chica) te vas a enterar Esther: Jaja Maca no, para por favor... sabes que lo odio Maca: Ah, esta en mi venganza (y continuaba con las cosquillas hasta que Esther conseguía detenerla y le dejaba un beso profundo en sus labios) Esther: Ten piedad de mi (ponía cara de pena) Maca: Jaja está bien (y se acurrucaba en ella) Esther: Oye, ¿por qué no me aclaras eso de que estamos juntas? (Maca fijaba su vista en la de Esther) Maca: Bueno... yo te quiero, y tú me quieres, es normal que lo estemos ¿no? Esther: Sí, es lo normal... pero como me dijiste que necesitabas tiempo... Maca: Ya, pero me he dado cuenta que el tiempo no está para perderlo, así que... además no tenemos tampoco porque darle un nombre a la relación, simplemente somos tú y yo, y disfrutemos de ello (decía esto ya muy cerca de sus labios atrapándolos después) Esther: Me parece bien Mientras tanto en casa de Esther, Elena y Antonio se habían quedado solos en la sala Elena: Deberías hablar con Raúl... Antonio: Sabes perfectamente que él nunca estuvo de acuerdo, yo no puedo hacer nada para cambiar su parecer Elena: Pero si puedes dejarle claro quien manda aquí Antonio: ¿Y que lo eche todo a perder? No sé Elena... Elena: Pero es que es nuestro hijo, nosotros mandamos en él, no tiene derecho a hacer eso... Antonio: Ya no Elena, Raúl ya es bastante grande, nosotros no podemos obligarle a nada Elena: ¿Y entonces? ¿tenemos que consentirlo? Antonio: No, eso tampoco...

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Elena: Pues piensa bien lo que vas a hacer, porque es tu hijo, y en esta casa se debe un respeto (salía de la sala un tanto molesta) Antonio: Uff... Raúl hijo, que complicado lo haces todo... Un rato después de la llegada de Esther, volvía a sonar el timbre de la puerta, y como la vez anterior Mercedes se apresuraba a abrir. Al hacerlo se encontró con un chico bastante guapo, alto, moreno de ojos azules al otro lado Mercedes: (“este debe ser su novio...”) ¿Si? Chico: Buenas noches señora, perdone la molestia, pero necesito ver a Maca, ¿sabe si se encuentra? Mercedes: (“uy, al menos es bastante educado”) Sí claro, pasa, yo voy a buscarla Chico: Gracias El chico entraba y Mercedes se disponía a buscar a su hija, mientras Paco se cruzaba con él Paco: Perdona, ¿vienes en busca de Maca? Chico: Sí, perdone la molestia se que es tarde pero quería hablar con ella Paco: Nada no te preocupes hombre, estamos dando un cena familiar, ven acércate (y llevaba al chico donde estaba el resto) Mercedes llegaba hasta la habitación de Maca tocando la puerta, en ese momento ambas se separaron y adoptaron un comportamiento normal Maca: ¿Sí? Mercedes: Maca soy yo (reconocía la voz de su madre) Maca: Pasa mamá Mercedes: Maca abajo alguien pregunta por ti Maca: ¿Por mí? (se extrañaba y miraba a Esther) no se quien pueda ser, ¿no te ha dicho nombre? (ahora miraba a su madre) Mercedes: Pues ahora que lo recuerdo se me olvido preguntarle, pero parecía que le urgía verte Maca: Que raro, pero bueno... ¿veamos quien es no? Y así las tres se disponían a bajar hasta reunirse con el resto. Paco había presentado al chico como novio de su hija a los allí presentes. Ni él, ni Maca que en ese momento se encontraba con su presencia daban crédito a lo que estaba pasando Paco: Ven hija... (Maca se acercaba lentamente dejando a Esther en un segundo plano) Maca: Papa ¿qué está pasando? (miraba al chico sorprendida, el cual no decía nada) Paco: Cariño, por fin conocemos a tu novio, sabíamos que lo escondías pero en algún momento tenía que salir Maca: Papa, ¿pero qué estás diciendo? Él no es mi novio... Mercedes: Claro que sí (intervenía por primera vez) hace rato te escuché hablando por teléfono, ¿quien sino iba a ser? (en ese momento Esther tragó saliva) Maca: ¿Qué hiciste que? Dios esto es increíble, mi propia madre espiándome

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Paco: Eso no es así Maca, te escuchó de casualidad y ambos sabíamos que tu novio se presentaría, no puede ser otro que este muchacho, que por cierto, no te he preguntado, ¿cómo te llamas? (cuando iba a responder Maca intervenía) Maca: Alex no es mi novio, ni siquiera sé que hace aquí Paco: ¿Cómo? Alex: Maca escúchame Maca: No tengo nada que hablar contigo Mercedes: ¿Se puede saber que esta pasando aquí? (en ese momento Esther abandonaba la casa de Maca, no podía ser verdad que aquel tipo estuviera de nuevo en la vida de Maca) Maca: Por favor, ¿nos disculpáis? (tiraba de Alex hasta quedar alejados del resto) ¿qué estás haciendo en mi casa? Alex: Quería hablar contigo, tienes que escucharme... Maca: ¿Después de tres meses? No tengo nada que hablar contigo Alex: Maca por favor... yo te quiero Maca: Por Dios, no me seas necio y vete de mi casa Alex: En serio Maca, no te miento, sino he venido antes ha sido para darte el espacio suficiente para ahora darme una oportunidad Maca: Esto es increíble, ¿y qué te hace pensar que después de haberme engañado te voy a dar una oportunidad? Alex: Porque tú también me quieres, lo sé... Maca: Tú no sabes una mierda Alex, ni te quiero ni te quise, ahora sé que significa realmente eso, por favor vete Alex: ¿Estás con alguien? Maca: Eso a ti no te importa Alex: Lo estás, sino tus padres no habrían dicho aquello... Maca: A ti ni te va ni te viene lo que hayan dicho, vete de mi casa Alex: Maca... Maca: Que te vayas (gritaba con rabia) Alex: Estábien, pero esto no se va a quedar así Alex salía también de la casa, mientras Maca se tiraba al suelo llorando desconsolada, ¿cómo había podido tener la poca vergüenza de presentarse así en su casa? De repente Maca se acordó de alguien Maca: ¡Esther! Se levantó deprisa y la buscó por la casa, pero al no verla imaginó que después de todo aquello se hubiera marchado, así que subió hasta su habitación y se tumbó en su cama dejando correr sus lágrimas. Al rato, los familiares ya se habían ido y sus padres entraban en su habitación para hablar con ella Mercedes: Maca, ¿te encuentras bien? (estaban bastante arrepentidos, especialmente su madre) Maca: Dejadme en paz... Paco: Maca sabemos que no lo hemos hecho bien, no tendríamos que haber dicho nada y menos delante de toda la familia, pero no sabíamos nada... (le daba a entender que si su hija les hubiese contado todo aquello se podría haber evitado) Mercedes: Lo sentimos... (Maca se daba la vuelta y se abrazaba a sus padres)

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Maca: Tenéis razón, os cantaré la verdad sobre Alex (y así comenzaba a relatarles todo lo que había sucedido con él) Mercedes: Dios santo, ¿pero cómo es posible que te hiciera eso? Maca: No sé, pero ya no tiene sentido, es cosa del pasado, no quiero saber nada de él Paco: Haces bien hija, no se lo merece... Mercedes: Y entonces, ¿con quién estás? Maca se quedó unos segundos callada, no sabía si contarles la verdad, aunque igual era el momento Maca: ¿Me prometéis que sea quien sea no va haber ningún problema? Paco: Maca por dios, somos tus padres... Mercedes: Puedes confiar en nosotros Maca: Es Esther... (dijo en un hilo de voz a la vez que bajaba la mirada) Paco: Y nosotros presentando al chico, si es que... (dijo de lo más normal) Mercedes: Bueno, Esther... (dijo calmada) es muy buena chica, además buena estudiante, sí... encaja en el perfil (Maca está sorprendida con ellos, no esperaba que se lo tomaran de aquella manera) Maca: ¿De verdad no os importa? Paco: Cariño, ¿tú eres feliz? Maca: Por fin lo soy, y cada día más Mercedes: Entonces no hay ningún problema porque sea ella (y se abrazaban a su hija) Maca: Gracias Estuvieron un ratito más hablando, Maca les contó mas o menos como ocurrió todo, por fin se sentía muy feliz, poder confiarle aquello a sus padres era algo que necesitaba, pero que encima se lo tomaran tan bien, era fantástico, de ahora en adelante se prometió no ocultar nada Mientras en casa de Esther. Había llegado un poco triste, no se esperaba ver aquel tipo de nuevo en la vida de Maca, encima sus padres creyendo que era el novio, se sentía decepcionada, aunque sabía que tampoco ellos tenían culpa Se pegó una ducha, se acomodó y se tumbó sobre la cama. No podía dejar de pensar en Maca, era tanto lo que la quería que incluso dolía, una lágrima salió sin permiso, y segundos después su móvil sonó, un mensaje Esther se acercó hasta su escritorio y cogió el móvil para luego tumbarse de nuevo “Siento que hayas tenido que presenciar lo de Alex, espero que no estés enfadada conmigo, de verdad lo siento. Buenas noches. Te quiero. Maca” Esther no pudo evitar sonreír, sabía que Maca no tenía culpa de que aquel tipo se presentara sin avisar y sus padres lo presentaran como su novio. En ese momento se sintió culpable, no debió irse y dejar a Maca “sola” con todo aquello “No te preocupes mi amor, está todo bien, soy yo quien no debió irse, así que te debo una disculpa, mañana te veo en la mañana, ya te echo de menos : $ te quiero. Esther”

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Maca tampoco pudo evitar sonreír, a pesar de aquel contratiempo con Alex, la noche había sido perfecta, el hablar con sus padres y luego saber que Esther no estaba enfadada, era un gran alivio. Así que después de leer el mensaje, se acomodó en su cama y poco a poco fue conciliando el sueño A la mañana siguiente Maca despertó con la mejor de sus sonrisas, se preparó a toda prisa y salió a casa de Esther. Cuando llegó esta la recibió con un bonito beso, lleno de necesidad, perdón, amor, dulzura, que Maca no tardó en profundizar Maca: Si llego a saber que me ibas a recibir así, vengo antes ¿eh? jeje Esther: Jaja bueno no hay problema (y dejaba otro beso) Eva: Sí señor, así se dan los buenos días jaja (reía al ver la escena. Ambas sintieron vergüenza) venga chicas que hay confianza, de verdad, el amor es tan bonito (se acercó a Maca y la saludó con dos besos) Hola cuñada Maca: Hola petarda (reía ante las ocurrencias de Eva) Esther: Siempre tan oportuna (decía en modo de queja) Eva: Venga hermanita, que no te voy a quitar a tu Julieta (le sacaba la lengua) bueno chicas me voy que quede con Fran Esther: ¡Ay! El amor... (repetía lo que había dicho ella) Eva: Ja ja eres de un gracioso cuando quieres, bueno me voy ya que sino encima llegaré tarde (y salía de casa) Maca: Menuda es jeje Esther: Demasiado... venga ven vamos a mi habitación (mientras subían agarradas de manos, Raúl que bajaba) Raúl: Hombre Maca, ¡que sorpresa! ¿qué tal estás? (decía muy amable) Maca: Hola, bien ¿y tú? (pregunto por cortesía pues la presencia de Raúl no le agradaba) Raúl: Muy bien, no hay nada mejor que estar en casa (sonreía abiertamente) Maca: Me alegro (y tiraba un poco de Esther en señal de que subiera) Esther: Bueno Raúl nos vemos para comer (entraban en su habitación) ¿pasa algo? (notaba a Maca bastante rara) Maca: No, no te preocupes... Esther: Maca te conozco, ¿por qué no te agrada mi hermano? Maca: No es eso Esther, de verdad no pasa nada Esther: ¿Te ha molestado? ¿te ha dicho algo indebido? (en ese momento Maca recordaba aquellas palabras “siempre hace lo mismo con todas, no te fíes”) Maca (llamaba su atención) Maca: No, no me ha dicho nada Esther: Maca de verdad que si... Maca: Esther (la interrumpía) no te preocupes cariño, además yo venía a contarte algo (decía ilusionada. Esther dio por zanjado el tema) Esther: ¿Ah sí? ¿qué cosa? (mostraba interés) Maca: ¿Te acuerdas todo lo que sucedió anoche? (Esther asentía algo apenada y bajaba la mirada) mírame (esta obedecía) él no me interesa, de verdad... Esther: Lo sé, perdona por haberme ido de aquella forma... (Maca puso un dedo en sus labios) Maca: Shh... no importa, no te culpes, nadie tiene la culpa excepto él, pero ya lo dejé en su lugar, es tema pasado, ahora quería comentarte otra cosa Esther: Está bien (dejaba ver una media sonrisa) cuéntame

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Maca: Estuve hablando con mis padres y... (Esther la interrumpió) Esther: ¿Lo saben? Maca: Sí Esther: Ya... (se puso un poco nerviosa) ¿y qué han dicho? Maca: Que no hay ningún problema Esther: ¿En serio? Maca: Sí, es fantástico (se abrazaba a ella) te quiero Esther: Yo también te quiero Maca: Hay algo más... Esther: ¿Algo más? (pregunto preocupada) Maca: Sí, me han dicho que quedas invitada hoy a comer, que quieren tomarte como de la familia Esther: ¿Es una broma? Maca: Para nada cariño (le daba un beso) estoy tan feliz Esther: Entonces no los hagamos de esperar ¿no? (Maca sonreía y le daba otro beso) Maca: Vamos Al bajar se volvieron a encontrar con Raúl Raúl: ¿A donde vais con tanta prisa? Esther: Vamos a su casa (miraba a Maca) sus padres me invitan a comer Raúl: ¿Sus padres? Esther: Sí, mis suegros (Raúl miró a Maca decepcionado, pensó que funcionaría su táctica) Raúl: Que lo paséis bien Maca: Gracias (hablaba por primera vez) Después de que ellas salieran, Raúl se acercó hasta la habitación de Esther, buscó entre sus cosas con la esperanza de encontrar algo que pudiera estar en su contra, después de un rato, dio con algo que lo ayudaría a avanzar Las chicas llegaban a casa de Maca donde ya sus padres las esperaban sentados en la sala Esther: Mercedes, Paco (saludaba con educación) Paco: Esther, ¿qué tal? Esther: Bien, gracias Mercedes: Ya nos ha contado Maca que eres alguien muy importante para ella (ambas se sorprendían por aquello) Maca: Mama Mercedes: No pasa nada Maca (miraba ahora a Esther) Esther nosotros queremos decirte que nos alegramos mucho y que siempre serás bien recibida en esta casa Esther: Muchas gracias (se notaba un poco de tensión) Paco: Bueno pues no se hable más, pasemos a la comida que mi estómago no aguanta (dijo aquello en broma para hacer reír al resto y lo consiguió) Mientras en casa de Esther, Raúl, en su habitación, leía con atención aquel objeto que había conseguido de la habitación de Esther, el famoso “Diario”

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Raúl: Pamplinas, pamplinas... bah, cosas de adolescentes... (pasaba una hoja, luego otra) vaya una niña más cursi... (se decía todo aquello así mismo) nada interesante... de este modo no voy a conseguir... (entonces se detuvo en algo) por fin (decía victorioso al ver aquella información) Entonces la puerta sonó Raúl: ¿Si? (se apresuró a guardar el diario) Antonio: Raúl, ¿podemos hablar? Raúl: Joder que pesado... (decía flojo) sí, pasa Antonio: ¿Ocupado? (decía ya dentro) Raúl: Un poco... ¿qué quieres? Antonio: Sabes perfectamente lo que quiero Raúl: No vas a conseguir nada, te lo dije en su día y te lo vuelvo a repetir, es ella o yo Antonio: No puedes hacernos esto... Raúl: Llevo años haciéndolo, y no pienso parar hasta conseguirlo, creo que mi posición está clara Antonio: No vas a salirte con la tuya (le dijo bastante molesto) Raúl: Mide bien tus palabras, porque vosotros seréis los únicos que saldréis perdiendo Antonio: No te consiento... (Raúl lo interrumpía) Raúl: Ya no soy ningún niño al que podías engañar, no me digas que me consientes y que no Antonio: No tienes ningún derecho Raúl: Vosotros sois los únicos que no lo tenéis (y salía de su habitación dejando allí a su padre) Antonio: Tengo que hacer algo con él Fueron pasando los días dando por finalizado el verano, la relación de las chicas cada vez era más consolidada y ambas familias la habían aceptado sin problema, excepto Raúl que seguía con sus ideas bien metidas en la cabeza, y no quería irse sin acabar lo que un día había empezado Unos días antes: “Te espero en el retiro a las 5.30 del sábado” Raúl se había citado allí con alguien, quería que su plan saliera a la perfección Raúl: Hola, supongo que te preguntaras que haces aquí, pero es importante que hablemos En la casa de Esther, su padre miraba un punto fijo de la sala, estaba pensativo y preocupado, Elena, su mujer, se acercaba hasta él Elena: ¿En qué piensas? Antonio: (suspiraba) Ya lo sabes... Elena: ¿Crees que sea capaz?

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Antonio: Estoy seguro, y me preocupa, lleva todo este tiempo de un lado a otro, tengo miedo de que le haga daño Elena: Y para eso, ¿no es mejor que seamos nosotros quienes se lo hagamos? Antonio: No (decía cabreado) no quiero perderla Elena: Pero de la otra forma sufrirá el doble, sabes que él no va a parar hasta conseguirlo, es muy vengativo Antonio: Ya pensaré en algo... Elena: Antonio Antonio: ¡Se acabó! (alzo la voz) no quiero seguir hablando del tema Mientras en el parque Raúl: ¿Has entendido bien lo que tienes que hacer? Persona: Perfectamente Raúl: Confío en ti Esther y Maca habían quedado en ir al cine Esther: Maca, ¿te queda mucho? (le preguntaba desesperada) Ambas se encontraban en la casa de Maca, está se había metido al baño para arreglarse Maca: Cinco minutos, no seas impaciente (le gritaba desde el baño sonriente) Esther: No claro, después de 20 minutos esperando, me pide que no sea impaciente... (se decía así misma) Maca: Ya estoy (llegaba hasta la habitación) ¿ves? Tampoco he tardado tanto (Esther miraba el reloj) Esther: Exactamente 22 minutos... Maca: Que exagerada... (se acercaba a ella y quedaba a la altura de sus labios) bueno, ¿me perdonas? (decía ya muy cerca de sus labios) Esther: No (fingía enfado) Maca: ¿Segura? Esther: No (ambas reían a carcajadas para luego besarse) Maca: ¿Perdonada pues? Esther: Haces conmigo lo que quieres... Maca: Jaja pero a ti te encanta (y de nuevo atrapaba sus labios) mm que rico, ¿ves? Para algo merece la pena esperar (se alejaba un poco y le guiñaba un ojo) Esther: Me parece a mí que sabes tu mucho... ains... Maca: Jaja ¿vamos? Esther: ¡Por favor! (decía ya desesperada por la espera) Maca: Jaja vamos anda... (y se agarraba a su mano para salir de casa hasta el cine) En casa de Esther, Raúl llegaba bastante relajado y contento Antonio: ¿Dónde estabas? (le pregunto bastante serio) Raúl: Fui a dar una vuelta... (contesto suave, pero quitando la sonrisa) Antonio: Quiero que te vayas de mi casa

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Raúl: ¿Perdona? Antonio: Lo que estás escuchando... Raúl: ¿Serías capaz de echar a tu propio hijo de tu casa? Antonio: Soy capaz, y lo estoy haciendo además Raúl: ¿Crees que por echarme algo va a cambiar? (su padre sabía que tenía razón) Antonio: No, pero tampoco lo puedo permitir... Raúl: Nada de lo que digas o hagas va hacerme cambiar de opinión, piénsalo (se marchaba de nuevo) Esther y Maca ya habían llegado al cine, mientras sacaban las entradas Maca recibía un mensaje Esther: ¿Quién es? Maca: No se, déjame ver (sacaba su móvil y lo leía) “Gracias por regalarme la mejor de mis noches. Fue fantástico” Maca se sorprendía por aquello, y mostraba el mensaje a Esther Esther: ¿Y esto? Maca: No tengo ni idea... (pero Maca había reconocido perfectamente el número) Esther: ¿No sabes quien es? Maca: No, ni siquiera el contenido, es que no entiendo... Esther: Bueno, no le des importancia, igual alguien se equivocó al mandarlo y por eso te llegó a ti, ¿vamos dentro? (le sonreía para que estuviera tranquila, aunque no se quitaba de la cabeza quien podría ser) Maca: Sí, claro, vamos Después de la película, Esther acompañó a Maca hasta su casa Esther: ¿Te ha gustado la peli? Maca: Más me gusta la compañía (se acercaba hasta ella y le daba un beso) gracias por todo Esther: ¿Gracias por qué? Maca: Por quererme y hacerme cada día más feliz Esther: ¿Y esto a que se debe? Maca: A que te quiero (y de nuevo se besaban) Esther: Yo también te quiero. Venga, corre a casa que está haciendo frío, hablamos mañana Maca: De acuerdo (y se daban un último beso) buenas noches cariño Esther: Buenas noches amor Maca entraba a casa y leía de nuevo aquel mensaje, no tenía dudas de quien era, aunque en su día borro su número, pero lo sabía perfectamente de memoria. ¿Qué querría conseguir con aquello? Esther se había quedado preocupada también por el mensaje, puede que hasta su propia deducción fuera cierta, un mensaje erróneo, pero algo le decía que no era así, y eso le gustaba nada

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A la mañana siguiente Esther despertaba temprano, lo cierto es que no había podido dormir mucho. Bajó hasta la cocina en busca de su desayuno y se encontró con Raúl ya levantado Esther: Buenos días (dijo seca) Raúl: Hola hermanita, ¿qué tal has dormido? Esther: Bueno... (llegaba a la mesa con su cola cao) he tenido días mejores... Raúl: ¿Y eso? ¿te has peleado con Maca? Esther: No, ella y yo estamos muy bien, pero... Raúl: ¿Pero...? Esther: Nada, cosas mías Raúl: Esther, soy tu hermano, puedes confiar en mi, ¿no me lo vas a contar? Esther: Tienes razón, en verdad es una tontería Raúl: A ver, cuéntame Esther: Ayer fuimos al cine, cuando estábamos sacando las entradas le mandaron un mensaje a Maca, no tenía nombre, pero decía algo así como... “Gracias por regalarme la mejor de mis noches, fue fantástico” y bueno... puede que se equivocaran, ella me dijo que no conocía el número, pero... tengo algo ahí dentro de mí, que no me gusta... Raúl: ¿Cómo una corazonada? Esther: Sí Raúl: ¿Crees que te haya engañado? Esther: Para nada (dijo seria) Maca no haría una cosa así... Raúl: ¿Entonces que te preocupa? Esther: El verdadero mensaje del mensaje... está mandado a conciencia y por algún motivo, pero, ¿cuál? Eso es lo que quiero saber... Raúl: Entiendo (“pues sí que es lista esta, ¡vaya!”) bueno seguro no es nada, no te preocupes, me tengo que ir, hablamos luego Esther: Vale, no te preocupes (cuando Raúl salía Esther lo detenía) ¡Raúl! Raúl: ¿Sí? (se daba la vuelta) Esther: Gracias (él mostraba una media sonrisa y se iba) Maca no había pasado mejor noche, no entendía a que venia dicho mensaje, así que no se lo pensó y contestó “¿A qué se debe este mensaje? ¿qué quieres?” Minutos después recibía contestación “Hablar... y si esta es la única manera, lo seguiré haciendo” Maca: Pero será gilipollas... “No tenemos nada que hablar, así que por favor, déjame en paz” Había pasado una hora desde el último mensaje que Maca había mandado, sabía que aquello no se quedaría así, pero era mejor esperar

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Mientras en otro lugar de la ciudad Raúl: ¿Estás haciendo lo que te pedí? Persona: Sí, el anzuelo está puesto y el pez apunto de picar Raúl: Sí, lo sé, buen trabajo, no dejes de insistir... Persona: ¿Quedo con ella? Raúl: Es buena idea sí... si cede avísame, necesito que esto salga bien Persona: Está bien Y como Maca pensaba, un nuevo mensaje llegaba hasta su móvil “Quiero hablar contigo en persona” Maca: Sabía que insistiría... (se decía para ella misma) “Yo no tengo nada que hablar, olvídalo” Poco después llegaba la contestación “Sé toda tu verdad, y con quien estás, sino quieres que le haga daño, queda conmigo” Maca se preocupaba por aquello, ¿cómo era posible que supiese todo? Según tenía entendido hacía tiempo que había salido de la ciudad. Aunque no creía mucho en aquella amenaza, no estaba dispuesta a arriesgarse y que le pudiese hacer daño a Esther “Está bien, dime donde y cuando” Persona: El pez ya ha picado (dejaba una carcajada maliciosa) “Esta noche a las 10, en el parque de siempre” Maca: Venga va, tranquila, no va a pasar nada (intentaba convencerse) “Está bien, allí estaré” Esther cogía su móvil y llamaba a Maca, necesitaba saber de ella, había pasado una mala noche y la única manera de tranquilizarse era escuchándola Esther: Hola amor Maca: Hola mi vida, ¿qué tal estás? Esther: Bueno, no he dormido muy bien... Maca: ¿Y eso? Esther: Te echo de menos (decía con voz de niña pequeña) Maca: Anda que... jeje pero si anoche estuvimos juntas Esther: ¿Y? a mí me pareció poquito... Maca: ¿Y entonces que quieres? Esther: No sé, hacer algo especial esta noche, ¿te parece? Maca: Eh... ¿esta noche? (decía un tanto nerviosa)

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Esther: Sí, ¿no te va bien? Maca: (“mierda, y ahora, ¿qué le digo?”) Lo cierto es que no cariño Esther: ¿Y eso? Maca: Es que tengo que acompañar a mi madre a un sitio, y claro... llegaré tarde Esther: Ah, vale... (decía algo apenada) Maca: Cariño, lo siento Esther: No pasa nada, no te preocupes Maca: Hablamos mañana ¿sí? Esther: De acuerdo... bueno pues, que lo pases bien Maca: Gracias, luego hablamos, te quiero Esther: Yo también, un beso Después de colgar Maca apretaba su móvil contra su pecho y comenzaba a llorar, odiaba tener que mentir a Esther, pero pensó que era la mejor opción, debía mantenerla al margen de todo, para no hacerle daño Esther no se quedó mucho mejor, la idea de poder ver a Maca la había ilusionado, pero luego saber que no sería así, la apenó un poquito. Se fue al cuarto de baño se pegó una ducha y se relajo en el sofá, estaba sola en casa, así que se puso una película Al rato, Raúl llegó, observó a su hermana un tanto cabizbaja y algo dentro de él se movió, fueron segundos lo que se arrepintió de todo, pero de nuevo borró ese sentimiento y siguió con su plan Raúl: ¿Qué haces? (Esther se sobresalto) Esther: Joder, que susto... pues aquí, viendo una película, ¿acabas de llegar? Raúl: Sí... (dijo algo triste)pero necesito salir de nuevo... Esther: ¿Te pasa algo? Raúl: Bueno... pues... ¡eh! no, no nada... Esther: Raúl, puedes confiar en mi, ¿somos hermanos no? (los ojos de Esther brillaban con total sinceridad, y eso hizo que Raúl tuviera que evitar su mirada, ese somos hermanos se le clavó en el fondo, pero no, sabía que no era cierto) Raúl: Esther, necesito ir a un sitio, ¿tú me acompañarías? Esther: ¿Es importante para ti? Raúl: Sí... Esther: Entonces dame un segundo me cambió y voy contigo Raúl: Está bien Mientras en otro lugar de esa grandiosa ciudad Maca llegaba nerviosa hasta el parque donde se había citado, miró su reloj y llegaba con cinco minutos de retraso, pero ni rastro de esa persona. Observó un banco que quedaba cerca de ella y se sentó. Allí esperó unos minutos más hasta que apareció a quien esperaba Persona: Maca (está elevaba la mirada encontrándose con la suya) Maca: Pensé que estabas fuera de la ciudad Persona: Sí, lo estuve, durante un par de meses, pero al fin estoy de nuevo aquí... Maca: Ya,... ¿y qué quieres de mí? Creo que en su día te lo dejé bastante claro

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Persona: Yo también te dejé claro que no se quedaría así, necesito hablar, decirte toda la verdad... Maca: Yo no tengo tiempo para escucharte, si he venido aquí es para advertirte de que no voy a permitir que le hagas daño a Esther Persona: Es increíble... ¿la quieres? Maca: Como nunca antes he querido a nadie Persona: ¿Ni siquiera a mí? Maca: Ni siquiera a ti Alex... Alex: Ya... es una lástima, creí que esto funcionaría... Maca: Igual hubiese funcionado sino lo hubieses echado a perder... Alex: No era mi intención Maca: Pero lo hiciste... Alex: Lo siento Maca: Ya no tiene caso... solo quiero que te alejes de mi de una vez por todas Alex: No voy a hacerte daño Maca, solo quería hablar... Maca: Ya lo estamos haciendo, así que dime que querías y vete, por favor Alex: Quiero advertirte de algo... o más bien de alguien... Maca: ¿Qué pasa? Y Alex comenzó a contarle todo a Maca Mientras Esther y Raúl habían salido con el coche, Esther creía estar acompañando a su hermano a un asunto personal, pero lo que no se imaginaba es que se trataba de su propio asunto personal Esther: ¿A donde vamos? Raúl: Necesito ir a un sitio, y no me apetecía ir solo Esther: Ya, ¿pero puedo saber donde? Raúl: Es mejor que lo veas por ti misma... Esther: ¿Y qué se supone que tengo que ver? Raúl: La verdad Esther Esther: ¿De que verdad me estas hablando? Raúl: Ya queda poco para que lo sepas (y Raúl avisaba a su contacto de que ya quedaban cerca) Mientras tanto en el parque Alex: El hermano de Esther no es trigo limpio... Maca: ¿Por qué dices eso? ¿lo conoces? Alex: Más o menos... Maca: Pero... Alex: Maca (la interrumpía) tienes que llevar cuidado, ¿sí? Por favor, a pesar de todo, te aprecio y no quiero que te pase nada malo Maca: ¿Y has venido hasta aquí para decirme esto? Pero... ¿por qué querría él hacerme daño? Alex: A ti no, a ella... Maca: No entiendo nada, ¿a ella? ¿por qué? Alex: No lo sé, pero debes tener cuidado

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Maca: ¿Por qué haces esto? Alex: Ya te lo he dicho Maca (tomaba su mano) me importas, te aprecio y no quiero que te pase nada (la miraba directo a los ojos) tienes que creerme En ese momento un coche aparcaba frente a ellos sin perder detalle de nada, cuando Alex se acercaba lentamente a Maca y dejaba un beso en sus labios Raúl era el primero en hablar Raúl: Aquí tienes tu verdad Esther no podía creer aquello que estaba viendo, Alex, aquel chico alto, guapo y de ojos azules, una vez más había aparecido en la vida de Maca, pero aquello era lo de menos, estaba besando a su chica Esther: ¿Qué? (dijo en apenas un hilo de voz y sus lágrimas comenzaron a caer) Raúl: Escuché un día a Maca hablar por teléfono un tanto cariñosa, supe que escondía algo, pero no estaba seguro y tampoco quise decirte para no hacerte daño Esther: No puede ser, vámonos, por favor... Raúl obedecía, arrancaba el coche y se marchaban de allí. Por fin empezaba a conseguir lo que tanto tiempo llevaba esperando, su venganza Después que Raúl y Esther se fueran, Maca se separaba de Alex un tanto molesta Maca: ¿Pero que coño haces? Alex: Maca yo... Maca: Maca nada Alex, joder... ¿no puedes entender que no te quiero, que ya no estoy contigo, que esto no puede ser? Alex: Sólo quería despedirme Maca: Pues esta no es la manera, no quiero que vuelvas a hacer eso, no tienes ningún derecho a ello Alex: Lo sé, lo siento... no volverá a suceder, más que nada, porque ya no volveremos a vernos Maca: ¿Te vas? Alex: Sí, bastante daño he hecho ya aquí... si me alejo evitaré seguir haciéndolo (decía apenado, pues se sentía muy culpable por todo aquello y muy arrepentido) Maca: Alex yo... Alex: No Maca no digas nada, tú no tienes la culpa, todo lo contrario. Así que lo siento, lo siento mucho, espero que algún día puedas perdonarme (sabía perfectamente porque decía todo aquello) Adiós (y sin más se iba de allí) Maca se quedó unos minutos más allí sin poder evitar derramar unas lágrimas, a ver escuchado hablar de esa forma a Alex le había encogido el corazón, a pesar de todo, había vivido con él buenos momentos, y no quería verle así, pero ahora tenía una prioridad, Esther, había tardado en darse cuenta, pero ella era el único y verdadero amor de su vida, y por nada iba a permitir que se estropeara

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Esther llegaba a casa destrozada, se tumbó en la cama y comenzó a llorar desesperada, ¿cómo era posible que su Maca le hubiese hecho aquello? No entendía nada, igual era verdad y solo había sido un pasatiempo para ella, igual no la quería y el estar con ella era una forma de no sentirse sola Esther: ¿Por qué Maca, por qué? (sus lágrimas no cesaban) En cuanto llegó a casa, Maca cogió su móvil y mandó un mensaje a Esther “Cariño, siento no haber podido quedar hoy contigo, lo cierto es que te he echado mucho de menos, y me hubiese encantado compartir mi día contigo, pero ya sabes lo pesada que se pone mi madre a veces, espero poder verte mañana, que descanses, te quiero. Maca” Esther después de leer el mensaje tiraba con fuerza su móvil al suelo, quedando este abierto en dos partes, se sentía sucia, traicionada, dolida, engañada, no quería creer aquello. ¿Por qué? Era su única pregunta, de la cual no hallaba respuesta. Poco a poco, con esa rabia que sentía por dentro, se fue quedando dormida A la mañana siguiente, Maca despertaba temprano, y con ilusión encendía su móvil esperando una contestación por parte de Esther, contestación que no llegó Maca: Se habrá quedado sin batería (pensó Maca) Acto seguido, envió un mensaje a Alex dándole las gracias por todo, sin saber si quiera las verdaderas intenciones de este. Después analizó un poco la conversación, no entendía que quería decirle respecto al hermano de Esther, lo cierto es que nunca le había dado buena espina, pero no imaginaba que pudiera llegar a tal punto. Así que no se lo pensó, se vistió a toda prisa y salió hasta casa de Esther, fuese lo que fuese, tenía que saber la verdad de todo aquello, sin esperar lo que iba a pasar a continuación Al llegar era Elena quien la atendía, muy amable la invito a pasar y está después de un gracias, subía hasta la habitación de Esther. Al entrar se le encontró encogida en la cama, completamente dormida, era una imagen preciosa, y no pudo evitar dibujar una bonita sonrisa. Poco a poco se acercó hasta a ella y entonces pudo comprobar como su cara y su almohada estaban mojadas, por lo que suponía que había llorado. En ese momento una sensación extraña la invadió, odiaba que Esther sufriera y mucho menos llorara, no podía con aquello. Con una mano acarició su mejilla, mientras con la otra retiraba su pelo hacía atrás, para luego dejar un beso casi imperceptible en sus labios. Aquel contacto hizo que Esther fuera abriendo los ojos poco a poco Maca: Buenos días amor (sonreía feliz) Esther: ¿Maca? (decía soñolienta) Maca: Sí, cariño, soy yo Entonces Esther se incorporaba rápida separándose de ella

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Esther: ¿Qué haces aquí? (preguntó bastante borde) Maca: Perdona, no entiendo... Esther: Vete de aquí Maca, no quiero saber nada de ti... Maca: Esther cariño, pero... (se intentaba acercar a ella pero esta se alejaba) Esther: Vete (alzaba un poco la voz) Maca: Esther, ¿qué te pasa? (sus ojos se le llenaban de lágrimas) Esther: ¿Cómo has podido Maca? Maca: ¿Cómo he podido que? (preguntaba desesperada al no entender nada) Esther: Lo sé todo, me has estado engañando... Maca: ¿Engañando? ¿Pero que tontería estás diciendo? Esther: No es ninguna tontería Maca, te vi anoche, sí... con tu ex, Alex Maca: ¿Me viste? Esther: Sí... vete de mi casa Maca: Esther no, escúchame, esto es un malentendido Esther: No, yo lo vi claramente, él te estaba besando Maca: No es lo que parece, déjame que te explique Esther: Es lo que vi y punto, no quiero que me expliques nada Maca. Llevo toda mi vida sufriendo por tenerte, y ahora que creía que era así me doy cuenta de que estaba equivocada, se acabó, me cansé de luchar por un imposible... vete de aquí... Maca: No es verdad lo que dices, además no tienes derecho, déjame que me explique y después decide... Esther: ¿Y qué me vas a decir Maca? Que fue él quien te beso, que tú no querías, que el no significa nada para ti, ¿eso? Y dentro de dos semanas volverá a aparecer y volverá a besarte y así... ¿tengo que soportar yo eso? Además no es solo que te besara, sino que me has mentido, me dijiste una cosa y luego era que habías quedado con él... ¿así pretendes que confíe en ti? No Maca, ya está, se acabó, quédate con él si es lo que realmente quieres Maca: Estás siendo injusta conmigo... (Maca no podía dejar de llorar) Esther: Y tú conmigo (gritaba furiosa y dolida) vete de aquí antes de que sea peor Maca: ¿Realmente eso es lo que quieres? ¿que todo se termine? Esther: Sí (dijo segura y cortante) Maca: Está bien, sino me quieres escuchar y lo prefieres así, así será, pero algún día te arrepentirás y ya no estaré ahí Maca cogía sus cosas y salía de casa de Esther a toda prisa, sintiendo como su corazón se partía en mil pedazos Esther: Esta claro que tú y yo nunca podremos estar juntas Maca... (decía en la soledad de su habitación y echándose a llorar de nuevo) Los días fueron pasando, ambas estaban realmente dolidas, pero Esther sentía que sino confiaba en ella, aquello nunca podría salir bien. Por otra parte Maca se sentía culpable, a pesar de todo, la había mentido, sí, por su bien, o al menos así creía ella, pero la había mentido, y entendía un poco la postura de Esther Allí estaba Maca, sumergida en sus pensamientos, cuando su madre tocaba la puerta de su habitación Maca: ¿Sí? (preguntó sin ganas)

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Mercedes: Maca, ¿puedo pasar? Maca: Claro (contestó en el mismo tono) ¿qué quieres? Mercedes: Te acaba de llegar esta carta, parece de la universidad Maca cogió el sobre y lo abrió leyendo atentamente. Después de unos minutos, su madre desesperada preguntaba Mercedes: ¿Y bien? ¿qué dice? Maca: Me han admitido en Medicina (contestó sin ánimo) Mercedes: Pero eso es estupendo hija, quiere decir que entonces irás a Oxford (decía muy ilusionada) Maca: No quiero... Mercedes: Maca (su madre entendía la postura de su hija, pero era una oportunidad única) debes aprovechar lo que te ofrece la vida Maca: ¿Y vivir a miles de kilómetros de Esther? Mercedes: Y acaso quedándote aquí, ¿estás mucho más cerca? Maca: Mamá... (le decía con dolor y con lágrimas en sus ojos) la quiero Mercedes: Lo sé Maca lo sé (se acercó a ella y la abrazó) pero ella ya ha elegido, no debes perder tu oportunidad, debes tomar un camino En casa de Esther Antonio: ¿Has conseguido ya lo que querías? Raúl: Podría decirse que sí... dentro de dos días me voy Antonio: Eres un miserable, no te reconozco Raúl... Raúl: La mili cambia mucho padre, y las cosas o las haces bien o no las haces Antonio: ¿Esa es tu teoría de vida? Raúl: Así es... Antonio: Que equivocado que estás. Dentro de dos días, cuando salgas por esa puerta (la señalaba) espero que no vuelvas a atravesarla, o seré yo mismo quién acabe contigo Raúl: He estado en la guerra, he vivido cosas que ni te imaginas, ¿crees que tengo miedo? No me importa nada, no necesito nada ni a nadie... de nada sirven tus amenazas, y desde el primer día lo tuve claro, quien me hizo sufrir, pagaría las consecuencias Antonio: Ojalá algún día te arrepientas de todo y sepas que se siente cuando te hacen daño de esa forma Raúl: Ya me lo hicieron en su día Antonio: No, Raúl... eso es lo que tú crees. No tengo ganas de seguir hablando contigo, piérdete Pasados los dos días, Raúl se despedía de su familia, su padre fue el único que no quiso hacerlo, quería que se marchara lo antes posible Raúl: Familia, cuídense, nos vemos pronto (y sin más salía de casa) Después que Raúl saliera, Laura llegaba hasta la casa de Esther, se había enterado de todo lo ocurrido, y a pesar de que en su día la rechazara, la seguía queriendo y no podía verla sufrir

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Laura: Hola, ¿está Esther? (era Elena quien la recibía) Elena: Sí claro, pasa, está en su habitación Laura: Gracias Laura llegaba hasta la habitación de Esther y después de tocar la puerta y recibir un pasa por parte de Esther se introducía en la habitación Laura: ¿Cómo estás? (se abrazaba a ella y Esther comenzaba a llorar) Esther: La echo de menos... Laura: Me imagino. ¿Por qué no hablas con ella? Esther: No tiene caso... Laura: ¿Segura? Esther: Hace días que no sé de ella, no fui yo quien la engaño, si me quiere, debería habérmelo demostrado Laura: Estás dolida e imagino que ella también, necesitáis tiempo Esther: Necesito arrancarme este dolor... Laura: Lo siento, siento que estés sufriendo, ojalá pudiera hacer algo para evitarlo Esther: Nadie puede Laura, nadie, siempre he sufrido por ella, y siempre lo seguiré haciendo... Laura: No digas eso (abrazaba de nuevo a Esther) Después de hablar un ratito, y dejar a Esther más calmada, se despedía, quedando en volver a verse pronto y estar muy pendiente de ella Laura: Cuídate ¿Vale? Esther: No te preocupes Laura: De todos modos, estaré atenta, no quiero que estés mal Esther: Gracias (se daban un último abrazo y se despedían) Eva se había mantenido al margen de la situación, no aceptaba la postura de ninguna, en el fondo se querían y era absurdo estar pasándolo mal, sabía que en cierto modo Maca lo había hecho mal y conocía a la perfección el orgullo y carácter de su hermana, pero no podían quedar así. Ya una vez intervino y ahora quería hacerlo de nuevo, sabía que no le correspondía, pero no podía con esa situación, ambas estaban sufriendo cuando se querían con locura. Así que sin pensarlo fue a hablar con Maca Eva: Maca, ¿estás visible? (decía a la altura de su habitación y tocando la puerta) Maca: Pasa Eva (reconocía la voz) Eva: ¿Cómo estás? (se acercaba hasta su amiga y le cogía la mano en señal de apoyo) Maca: Fatal... ya puedes imaginarte... Eva: Esther no está mucho mejor (Maca la miraba directa a los ojos, no quería que Esther sufriera aunque era inevitable) Maca: Odio que lo esté pasando mal... Eva: No te martirices... aunque tampoco podéis estar así Maca: Ella en su día tomó una decisión y yo la voy a respetar Eva: Sois unas cabezotas Maca: Eva... Eva: Maca (la interrumpía) ella te quiere, y sé perfectamente que tú a ella también, no hagáis la cosas tan difíciles... Maca: No quiso escucharme...

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Eva: No confiaste en ella Maca: Lo sé, tengo la culpa Eva: No Maca, ambas la tenéis... es que es absurdo que estéis así Maca: Bueno, con el tiempo y la distancia conseguiremos olvidarnos la una de la otra Eva: ¿Qué estás diciendo? Maca: Que me voy Eva Eva: ¿Te vas? ¿a dónde? Maca: Me han admitido en la universidad de Oxford, me voy, no puedo perder esta oportunidad Eva: ¿Qué? ¿Y Esther? Maca: Esther ya es pasado... (le dolía tener que decir aquello) Eva: No Maca, no lo es y lo sabes Maca: ¿Y qué quieres que haga? Eva: Lucha por ella Maca: Ella no quiere que lo haga Eva: Acaso ¿se lo has preguntado? Maca: No, pero lo sé... ha hecho todo lo posible por evitarme. Así que me voy Eva: Te estás equivocando... ambas lo estáis haciendo... Maca: Ya he tomado una decisión Eva: Pues siento que haya sido esa, te vas a arrepentir... Maca: Puede ser, pero tampoco puedo quedarme así toda la vida, tengo que seguir Eva: Está bien, si eso es lo que quieres, adelante, solo espero que te vaya bien y luego no te arrepientas Maca: No te preocupes, que no será así, tengo claro lo que estoy haciendo Eva: De acuerdo, en ese caso... cuídate (se abrazó fuerte a ella y ambas dejaron sus lágrimas correr) te quiero mucho amiga Maca: Yo también, gracias por todo Hablaron un ratito más hasta que Eva decidió marcharse pues ya era tarde Eva: Espero que tengas suerte Maca: Gracias Cuando Eva llegaba a casa salía en busca de Esther, tenía que hablar con ella Eva: Esther Esther: ¿Qué pasa Eva? Eva: Maca se va... En ese momento Esther sintió un dolor fuerte en el pecho Esther: ¿Se va? (no podía creerlo) Eva: Sí, a Oxford... Esther: ¿Al final la han admitido en la universidad? Eva: Así es Entonces recordaba la conversación que había tenido con Maca al respecto Esther: ¿Dónde te gustaría estudiar la carrera?

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Maca: En Oxford (decía ilusionada) Esther: ¿Tan lejos de mí? Maca: No Esther: Sí... Oxford esta en Inglaterra Maca: Lo sé Esther: ¿Entonces? Eso queda lejos de mí Maca: Por eso es me gustaría, no donde iré, porque no pienso separarme de ti Esther: ¿Nunca? Maca: Nunca (y dejaba un beso en sus labios) Eva: Esther, Esther (llamaba su atención) Esther: Perdona, dime Eva: ¿En qué piensas? Esther: En nada... Eva: Tienes que impedírselo Esther: Ella ya ha elegido... (decía apenada) Eva: Lo hace por la situación, saberte lejos de ella estando tan cerca, es insoportable... cree que si se va se olvidará de ti, pero sé que no es así, la conozco Esther: No puedo ser egoísta, ella quería ir allí, no puedo impedírselo... Eva: Puff... sois un par de cabezotas, haced lo que queráis, yo lo único que te voy a decir es que se va dentro de tres días, aprovecha y habla con ella, sino te vas a arrepentir toda la vida... Esther se quedó pensando en lo que le había dicho Eva, por un parte sabía que tenía razón, si la dejaba marchar sin hablar si quiera con ella una última vez se arrepentiría toda su vida, pero por otra, no podía con esa idea, no quería que fuese la última vez, aquello le haría más daño Esther: Puf... ¿qué se supone que tengo que hacer? Pasados los tres días Maca tenía todo preparado para coger el avión, en ese tiempo no había sabido nada de Esther. A ella la idea de no verla aunque fuese una última vez también le dolía, pero no quería ser ella quien la presionara Maca: Mamá, ¿ha llamado? (su madre negaba con la cabeza) está bien, ¿me lleváis ya al aeropuerto? El avión sale dentro de una hora Paco: Sí claro cariño, vámonos La noche anterior Maca y Eva habían hablado por teléfono largo y tendido, sabía perfectamente que su hermana no había sido capaz de hacerlo, y estaba enfadada por ello, pero en parte no podía hacer nada con eso Eva: Sé que no has hablado con Maca en estos días... (le decía a su hermana ya rendida por la situación) Esther: Es mejor así... Eva: ¿Por qué lo crees? Esther: De la otra forma ambas sufriríamos más... Eva: Ella quiere despedirse

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Esther: Eva, por favor... Eva: El avión sale dentro de una hora, si vas sabrá que la quieres, sino se dará por vencida (y sin más salía de la habitación) Ya todos se encontraban en el aeropuerto, en cuarenta y cinco minutos el avión salía Eva: Amiga, te voy a echar mucho de menos (decía abrazada a Maca) Maca: Yo a ti también Eva: Cuídate, te quiero Maca: Gracias, yo a ti también Después se despedía de Laura y Lola, para ya por último hacerlo de sus padres Maca: No va a venir... (decía bastante triste) Paco: Tranquila hija, ahora tienes que estar fuerte Maca: Me equivoqué, pero no me merezco esto tampoco Se quedó un ratito más hablando y despidiéndose hasta que anunciaron su vuelo Maca: Bueno, ahora sí, me tengo que marchar Mercedes: Cuídate hija Maca: Lo haré mamá, os quiero mucho (decía esto mirando a todos, y comenzaba andar hacía el avión) Mientras en otro lado Esther: Dese prisa por favor (decía al taxista nerviosa) Taxista: Ya estamos cerca Esther: Vale Esther no paraba de mirar el reloj, sabía que había tomado la decisión demasiado tarde, pero confiaba en llegar a tiempo, aunque solo fuesen 2 minutos antes Esther: Por favor... (metía prisa) Taxista: Señorita ya estamos aquí Esther: Gracias (pagaba al taxista y salía corriendo hacía dentro del aeropuerto) Esther llegaba al resto jadeante Esther: ¿Ya se ha ido? (todos la miraron sorprendida) Eva: Sí Esther: Mierda Paco: Bueno igual aún puedes despedirte, el avión no ha despegado, estamos esperando a que lo haga Esther: Bien, ¿cuál es? Lola: Es aquel (decidió intervenir señalándolo) Esther: Gracias (y salió corriendo de nuevo con la esperanza de poder hablar con ella, pero cuando ya estaba cerca de alcanzarlo el avión tomaba vuelo) MIERDA

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Entonces Maca se asomaba por la ventanilla de su asiento y la veía allí diminuta. Una sonrisa enorme se dibujó en su cara y no pudo evitar emocionarse Maca: Me quiere (se dijo así misma) Los días fueron pasando, hasta convertirse en meses, Esther no supo nada de Maca en ese tiempo, Laura había aprovechado para estar más cerca de ella, sabía que necesitaba apoyo y no la dejaría sola en esos momentos. Desde la partida de Maca, Esther estuvo bastante cabizbaja, y eso se estaba notando en su rendimiento académico. Acababa de comenzar la universidad, Medicina, y necesitaba sacar nota si algún día quería llegar a ser lo que tanto había soñado, Cirujana Sentada en el escritorio de su habitación, leía con atención unos apuntes de Medicina, cuando sus pensamientos la llevaron hacía ella Esther: ¿Qué estarás haciendo ahora Maca? (y sin esperarlo tocaban a la puerta haciendo que esta reaccionara) ¿sí? Laura: Esther soy Laura, ¿puedo pasar? Esther: Claro, pasa Laura: ¿Qué tal estás? (se acercaba hasta ella) Esther: Bien, intentaba estudiar un poco, ¿cómo tú por aquí? Laura: Menuda pregunta tienes... llevo viniendo aquí como tres meses (reía) Esther: Tienes razón perdona (sonreía amable) Laura: Pero si te molesto puedo irme Esther: Para nada Laura, tú nunca molestas, y después de como te has portado conmigo, menos Laura: Me alegra escuchar eso Breve silencio Esther: Esto... ¿te apetece que salgamos? Laura: Me parece muy buena idea Y sin más salían de casa de Esther para dar una vuelta y así poder charlar más tranquilas Laura: ¿La echas de menos? (se atrevió a preguntar. Sabía que Esther evitaba el tema a cada rato, pero necesitaba saber que sentía por ella) Esther: Sabes que no me gusta hablar de ello... Laura: Lo sé, perdona, solo me preocupaba Esther: Gracias por todo Laura, pero no me apetece hacerlo... sabes perfectamente como pasó todo, y no quiero recordar cosas que me han hecho mucho daño Laura: Está bien (agarró su mano) entonces, hablemos de nosotras (Esther se sorprendió por aquello) Esther: ¿Nosotras? Laura: Claro, si no quieres hablar de ella, hagámoslo de nosotras (sonreía, y Esther seguía sin entender nada) venga va, que no te estoy pidiendo que salgamos juntas, por ahora... pero sí que te des una oportunidad Esther: Laura yo...

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Laura: Shh... poco a poco, no tiene porque ser ya, pero déjame intentarlo, por favor Esther: Sabes que te siento como una amiga, además no tengo ánimo para ello... Laura: Esther, una oportunidad, solo una, sé que has sufrido mucho, he estado ahí en todo momento para darme cuenta, pero yo te quiero, y quiero que seas feliz, déjame intentarlo Esther: No sé... (reconocía que Laura se había portado estupendamente con ella, pero no era suficiente para estar con ella, necesitaba quererla, y lo sentía imposible, pero también se merecía una oportunidad para ser feliz) deja que lo piense Laura: Está bien (sonreía y le dejaba un beso en la mejilla) ven, vamos a almorzar, yo invito Por otro lado, Maca se había instalado sin problema, mientras se hacía un poco con el idioma y la zona. Había llamado a casa unas cuantas veces e incluso había mandado alguna que otra carta, donde detallaba perfectamente cada rincón de la casa y de la universidad. Estaba encantada con todo, pero echaba de menos su casa, a sus amigos, y especialmente a Esther. Pensó en más de una ocasión contactar con ella, pero siempre que iba hacerlo se echaba atrás. Igual que el destino las separara era una señal de que aquello tenía que terminar definitivamente Maca: Si pudiera explicarle toda la verdad... (una lágrima caía por su rostro) tienes que ser fuerte Maca (la borraba) ahora ya no estás con ella, la vida sigue (se intentaba convencer) Después de que Esther y Laura pasaran todo el día juntas, se despedían en la puerta de casa hasta el día siguiente. Un poco más animada Esther se introducía en su habitación donde sin esperarlo se encontraba con su hermana Esther: Joder que susto Eva: Perdona, no era mi intención Esther: ¿Qué haces aquí? Eva: Quería hablar contigo Esther: Te escucho Eva: Voy a ser clara y directa Esther: Está bien Eva: ¿Qué haces? Llevas meses evitando el tema, pero no puedes hacerlo, Maca sigue presente en ti. No quiero que vuelvas a sufrir, ni mucho menos hacerle daño a otra amiga mía Esther: ¿Ahora tengo yo la culpa? Eva: No estoy diciendo eso... solo quiero que pienses bien antes de actuar Esther: Me merezco una nueva oportunidad Eva: No te lo discuto, pero antes de empezar de cero, tienes que cerrar esa otra puerta Esther: Está más que cerrada Eva: No Esther, no te engañes... sigues queriendo a Maca Esther: ¿Y tú que sabes? (gritaba molesta) Eva: Lo sé, recuerda que vivo contigo, te escucho todas las noches llorar, y en tu mirada veo tristeza, necesidad, anhelo, amor... pero no por Laura, sino por Maca, no hagas las cosas más difíciles, sé sincera contigo misma Esther: Ella está en Inglaterra

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Eva: ¿Y? Esther: Que las cosas no son tan fáciles Eva (volvía a gritar molesta) puff... ella eligió irse, pues bien, se acabó, necesito hacer mi vida Eva: ¿Y salir con Laura es la solución? Esther: Tal vez lo sea, no lo sabré hasta que no me dé esa oportunidad Eva: De nuevo te equivocas, pero allá tú... Esther: No me digas lo que tengo o no que hacer Eva: Si en su día lo hubieses hecho bien, hubieses evitado tener que pasar por todo esto Esther: Yo lo hice muy bien, y tenía claro lo que sentía, no era yo quien tenía que demostrar nada, recuérdalo (salía de su habitación furiosa) Eva: Que equivocada que estás... Las vacaciones de navidad estaban cerca, la relación entre Laura y Esther se hacía cada vez más consolidada, no estaban completamente juntas, pero si aceptaron esa oportunidad. Eva no lograba entender la actitud de su hermana, sabía que con aquello terminaría haciéndose daño, pero lo respetaba, pues no le quedaba de otra. Raúl pensó en pasar unos días en familia a pesar del poco agrado por parte de su padre. Y Maca aprovechó la oportunidad para volver a casa y disfrutar de su familia Esther: Me alegro de que estés aquí (le decía sincera a su hermano) Raúl: Y yo de estarlo hermanita (le sonreía) ¿qué tal la uni? Esther: De momento bastante bien, estoy sacando buenos resultados y espero seguir haciéndolo, ¿tú qué tal por el ejercito? Raúl: Puf, mejor no hablar de ello, es desagradable Esther: Ya... no importa Raúl: ¿Qué tal con Maca? (sabía que no estaban juntas desde la última vez que se fue, pero quería observar la reacción de su hermana) Esther: Bueno... hace mucho que no sé de ella, desde que se fue a Inglaterra Raúl: Ya... ¿aun la quieres? Esther: No (dijo seria) ya es pasado... Raúl: Entiendo... (aunque no le había convencido mucho la respuesta) ¿vamos a cenar? Ya deben tener todo preparado Esther: Sí, vamos Una vez que estaban todos Elena: ¿Y bien? ¿cómo te fue este tiempo hijo? (se atrevía a preguntar dada la tensión que se respiraba) Raúl: Han sido momentos duros, preferiría no hablar de ello Elena: Entiendo, es mejor así (entonces sonaba el timbre de la puerta) ¿quién será a esta hora? Eva: Yo voy Eva se anticipaba para abrir la puerta y al hacerlo se encontraba con Laura al otro lado Eva: Ah... eres tú... (no le desagradaba pues habían sido amigas durante mucho tiempo, pero no le gustaba nada la actitud que estaban tomando ambas) Laura: Hola (notaba el poco agrado de su amiga) ¿está tu hermana? Eva: Claro, estamos cenando, pasa

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Ambas llegaban juntas hasta la mesa Elena: Hola Laura (decía muy amable) ven, siéntate aquí con nosotros Laura: Perdonad la molestia no quería interrumpir la cena Elena: No te preocupes Raúl: ¿Y tú eres...? (intervenía) Laura: Una amiga de Esther (le sonreía) y de Eva (decía ligeramente) Raúl: Ya... (“vaya con mi hermanita, no sale de una cuando ya está con otra...”) Bueno pues como si estuvieses en tu casa, puedes tomar mi sitio, yo voy a descansar un poco, con permiso (y se retiraba de la mesa) Elena: Yo voy a por el postre Antonio: Te acompaño Mientras Elena y Antonio salían a por el postre, Eva aprovechaba para darles la noticia Eva: ¿Sabéis quien está aquí? (ambas la miraron esperando la respuesta) Esther: ¿Quién? (preguntaba mientras cogía el vaso para beber) Eva: Maca (decía sin más rodeos haciendo que Esther tirara el vaso y derramara todo su contenido) Elena: ¿Esta todo bien? (llegaba apresurada tras escuchar el ruido) Esther: Eh sí... sí... solo se me ha caído el vaso, voy al baño ahora vengo (Eva observaba el nerviosismo de su hermana, el que una vez más le confirmaba lo mucho que le importaba Maca) Eva: Tranquila ve (decía victoriosa) Laura que había estado presente en todo momento, se sintió mal a la vez que furiosa Laura: Creo que debería irme Elena: ¿Por qué hija? ¿ha pasado algo? Laura: No, nada, no te preocupes Eva: Te acompaño a la puerta (decía dándole a entender que sí, que era mejor que se marchara) Mientras tanto una Esther nerviosa y confundida, se encontraba en el baño echándose agua por toda la cara Esther: No puede ser... (repetía una y otra vez) ¿qué hace aquí? No puedo verla, no Eva al ver la tardanza de su hermana, comenzó a preocuparse y decidió ir donde estaba Eva: Esther (tocaba la puerta) ¿te encuentras bien? Esther: ¿Bien? (decía sin fuerza) ¿qué pretendes conseguir con esto Eva? (decía sentada en la tapa del bater y ocultando su cara entre sus manos) Eva entraba al fin al baño y se encontraba con aquella imagen Eva: Lo siento (estaba completamente arrepentida) no quise decirlo de esa forma, pero... Esther tienes que ser sincera contigo misma Esther: Basta ya Eva, basta. Sólo quiero ser feliz, ¿puede ser?

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Eva: Sí claro que sí, eso es lo que intento que veas... Esther: Y yo quiero que entiendas que mi felicidad no es con Maca, no puede ser... Eva: Pero, ¿por qué no? Esther: (suspiraba) Me engaño, se fue, y en todo este tiempo no ha sido capaz de llamarme ni una sola vez... ¿por qué tendría que seguir esperando? No se lo merece Eva entendía lo que su hermana le quería decir, en parte llevaba razón, pero Esther seguía queriendo a Maca, de esa forma le haría daño a Laura Eva: Entiendo, no volveré a decirte nada más... pero entonces no estés con Laura, acabarás haciéndole daño Esther: O queriéndola... (se anticipó a decir) puede que ahora me cueste un poco, pero con el tiempo y el cariño puedo conseguirlo, y la única forma es que Maca salga definitivamente de mi vida. Ahora está aquí, y no puedo ni debo verla, sino este intento por olvidarla no me servirá de nada Eva: De acuerdo, respetaré una vez más tu decisión, sólo espero que sepas lo que haces Esther: Estoy segura de lo que hago Eva: Bien... en ese caso, ¿me perdonas? Esther: Anda ven aquí (y se abrazaba a su hermana) gracias Eva: No tienes porque dármelas Una vez calmadas volvieron a la sala, donde Esther se despedía alegando que estaba cansada y necesitaba dormir Esther: Hasta mañana Elena: Buenas noches hija, que descanses Esther: Gracias Los padres de Esther habían notado la mala cara de su hija y decidieron indagar Antonio: Eva, ¿qué está pasando? Eva: Eso quisiera saber yo... Antonio: Estoy hablando en serio Eva: No lo sé... hablad con Esther, creo que os necesita más que nunca, no me corresponde a mi hacerlo, lo siento, yo también me voy a acostar (y sin más se retiraba) Elena: Antonio, nosotros también debemos ser sinceros Antonio: Tengo miedo Elena: Pero si le explicamos todo, lo entenderá Antonio: ¿Tú crees? Elena: Esther es un encanto, lo ha demostrado con creces, sabrá entenderlo Antonio: Hablaremos con ella entonces A la mañana siguiente el primero en despertar era Raúl, iba vestido con ropa deportiva y se preparaba para salir a correr. Esther no había podido dormir y pensó en salir también Raúl: ¿Qué haces levantada? Esther: ¿Y tú? (respondía sin ánimo) Raúl: Salgo a correr

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Esther: Yo también (Raúl se daba cuenta de que Esther no estaba bien, y por raro que pareciera comenzó a preocuparse) Raúl: Esther, ¿todo bien? Esther: Sí, no te preocupes, ¿vamos? Raúl: ¿Quieres venir conmigo? Esther: Sí En el camino Raúl no quitaba ojo a su hermana, nunca antes la había visto así, tenía el rostro bastante pálido, y sudaba demasiado, además mostraba unas ojeras bastante grandes Raúl: Esther, ¿paramos un poco? Te ves cansada Esther: No, puedo seguir Raúl: Esther no te ves bien, es mejor parar Esther: Quiero seguir Raúl: Esto es inútil, detente Esther: No quiero (y aumentaba la velocidad. Raúl como estaba mucho más entrenado la alcanzaba para intentar pararla) Raúl: ¿Se puede saber que te pasa? He dicho que pares, no te ves bien Esther: Estoy estupendamente, no hace falta que me digas lo que tengo o no que hacer, estoy harta Raúl: Esther por favor (agarraba del brazo a su hermana haciendo que esta cayera al suelo y se diera un fuerte golpe en la cabeza) Esther, Esther (gritaba preocupado) Esther, ¿estás bien? (entonces observaba como comenzaba a sangrar) joder, Esther... (decía en un hilo de voz) por favor, ayuda La gente al ver la escena comenzaban a acercarse y a llamar a urgencias Raúl: Esther... (la abrazaba con fuerza mientras intentaba tapar la herida con una mano) lo siento... (dejaba sus lágrimas correr) La ambulancia llegó lo más rápido que pudo atendiendo a toda prisa a Esther, al parecer el golpe parecía profundo. Raúl estaba muy nervioso, por lo que optaron por llevarlo con ella y así avisar a la familia Enfermero: Rápido un diazepam Raúl no parecía estar presente, en ese momento miles de sentimientos se anudaron en su interior, sentimientos que dada la rabia y la ceguera había olvidado que existían Raúl: Perdóname... (repetía una y otra vez) Enfermero: ¿Usted se encuentra bien? Raúl: No deje que le pase nada (lloraba sin cesar) Enfermero: No se preocupe, por favor, ¿podría decirme si se encuentra bien? Raúl: Sí... (decía en apenas un hilo de voz) Enfermero: Está bien, ya estamos llegando, no se preocupe La ambulancia se dio toda la prisa posible, al llegar un médico la esperaba en la entrada, después de echarle un vistazo al golpe, ordenó que preparan quirófano, la herida era profunda y estaba causando problemas

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Raúl: ¿Qué le pasa? (le preguntaba al enfermero) Enfermero: No sé, eso debe informarle el médico, por favor espere aquí le mantendremos informado, ¿sabe como localizar a su familia? Raúl: Sí, yo soy el hermano Enfermero: Estupendo, ¿podrías avisar a tus padres? Raúl: ¿No lo pueden hacer ustedes? Enfermero: Sí claro, como prefieras Raúl: Por favor Un rato después los padres y la hermana de Esther llegaban apresurados hasta Raúl. Antonio agarraba a Raúl de la camisa y tiraba fuerte Antonio: ¿Qué le has hecho maldito hijo de puta? Raúl: Le dije que parara... (seguía llorando) Elena: Antonio por favor, suéltalo (le suplicaba) Antonio: ¿No te ibas a quedar tranquilo hasta hacerle daño, verdad? (omitía a su mujer) Raúl: Le dije que parara... (era lo único que decía) Elena: Antonio, por Dios (gritaba desesperada) Eva: ¿Papa, qué pasa? ¿por qué dices eso? Raúl: Le dije que parara... Antonio: Deja de decir eso y sal de mi vista (lo empujaba) vete de aquí (gritaba con furia) Raúl obedecía, era mejor así, mientras Elena se abrazaba a su hija sin parar de llorar Antonio: No quiero que vuelva, ¿está claro? Eva: ¿Se puede saber que pasa? (pero no obtuvo respuesta) Raúl avisó al enfermero de que su familia esperaba en la sala de espera, que fuera a ellos a quienes informaran, para después retirarse Dos horas después el médico llegaba hasta ellos Médico: Disculpen, ¿ustedes son los padres de Esther García? Antonio: Así es, ¿cómo esta doctor? ¿qué tiene? Médico: Su hija ha sufrido un fuerte golpe en la cabeza, eso le ha provocado una contusión severa haciéndole perder el conocimiento, al parecer ha tocado algunos vasos sanguíneos, por ello hemos tenido que operarla, todo ha ido bien, pero por el momento no puede recibir visitas Elena: ¿Es grave doctor? Médico: Los golpes en la cabeza en general lo son Antonio: Creo que no ha entendido a mi mujer... ¿se va a poner bien? Médico: Es difícil saberlo, una operación en la cabeza siempre trae riesgos, al parecer no tiene porque ser así, pero es mejor estar alerta Elena: Tiene que ponerse bien por favor Médico: No se preocupe, haremos todo lo posible porque así sea, disculpen (salía de la sala)

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Después que el médico se retirara. Elena cayó completamente desplomada a los brazos de su marido, dada la fuerte noticia no pudo contenerse por más tiempo en pie Antonio: No te preocupes, todo saldrá bien Mientras Eva avisaba a Laura de lo sucedido, debido a que ahora era la pareja de su hermana tenía derecho a saber Eva: ¿Laura? Laura: Sí Eva soy yo, ¿pasa algo? Eva: Sí, es mi hermana... Laura: ¿Cómo tú hermana? (empezaba a preocuparse) ¿le ha pasado algo a tu hermana? (Eva callaba por un momento) Eva por Dios, dime la verdad (gritaba desesperada) Eva: Ha tenido una accidente, no sé muy bien como, pero la acaban de operar, al parecer se dio un fuerte golpe en la cabeza... Laura: ¿Qué? (no daba crédito a lo que estaba pasando) Eva, es una broma, ¿verdad? Eva: ¿Acaso crees que bromearía con una cosa así? Laura: No puede ser... es que... Esther... no, Esther no... ¿cómo está? ¿es grave? ¿se puede ver? Eva: Tranquila, al parecer todo ha ido bien, de momento está en observación y no puede recibir visitas, pero seguro que pronto se pondrá bien (se intentaba convencer ella también) Laura: Está bien, salgo para allá, en 10 minutos estoy allí (colgaba) Eva: Puf... que difícil es todo... (en ese momento un nuevo nombre le llego a la mente) ¡Maca! ¿debería llamarla? (se decía así misma) Pero no hizo falta hacerlo, sin esperarlo recibió una llamada de la misma en ese momento Maca: Hola amiga (le hablaba contenta) Eva: Hola (intentaba mostrar tranquilidad) Maca: ¿Qué tal? Desde que llegué solo me has llamado una vez, pensaré que no quieres verme (le decía en modo reproche y en broma) Eva: Puf... Maca, no pienses eso que sabes que no es verdad, solo que muchos acontecimientos... (no se atrevía a decirle) Maca: ¿Cómo muchos acontecimientos? No entiendo... Eva: Verás Maca... (tomaba aire) Maca: ¿Qué? (preguntaba tranquila) Eva: Es que no sé como decirte esto... Maca: Pues diciéndolo Eva, pareces nueva (reía) Eva: Maca esto es serio (Maca notaba la preocupación de su amiga) Maca: Eva, ¿qué pasa? (preguntaba ya seria) Eva: Esther ha tenido un accidente Maca: ¿Qué? Y en ese momento el mundo se le venía encima, el corazón se le partía en mil pedazos y el aire no le llegaba a sus pulmones

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Eva: Maca... (la llamaba al ver que esta no reaccionaba) Maca, por favor, dime algo... Maca: ¿Es grave? (contestaba al final después de unos minutos y sus lágrimas comenzaban a caer) Eva: Sí... Maca: ¿Dónde está? Eva: Está en observación, la acaban de operar y no puede recibir visitas Maca: No importa, voy a ir, y esperaré hasta que pueda verla Eva: Maca Maca: ¿Qué? Eva: Tranquila, ¿sí? Maca: Sí, no te preocupes La felicidad se lo borró de pronto, una triste mirada se le instauró en su cara, y sus lágrimas se hicieron parte de ella en segundos. Maca no podía creer lo que estaba sucediendo, después de tanto tiempo sin saber de ella, después de todo lo ocurrido, después del tiempo perdido, deseando encontrarse con ella, y decirle lo que tanto estaba guardando, se había perdido en cuestión de segundos... pues ahora su amor, su Esther, su niña, estaba en un estado crítico, y no sabía si quiera si podría verla Luego de hablar Eva con Maca, Laura llegaba a toda prisa, bastante nerviosa y con lágrimas en sus ojos, se acercaba hasta Eva... Laura: ¿Cómo está? ¿dónde está? Eva: Tranquila, como ya te dije sigue en observación, debemos esperar a ver como evoluciona, pero seguro que va todo bien, no te preocupes... Laura: Puf... no puede ser... ¿cómo sucedió todo? Eva: No sé... salió a correr muy temprano con mi hermano Raúl, y al rato nos llamaron que había tenido un accidente, pero no tenemos ni idea de como fue... Laura: Ya... ¿y tu hermano Raúl? Eva: Se fue... mi padre lo hecho de aquí... no sé que esté pasando... Laura: ¿Sobre qué? Eva: No nada, cosas mías... Estuvieron un ratito más charlando y tratando de tranquilizarse, hasta que Maca apareció. Eva al verla entrar, corrió para abrazarla, mientras Laura la miraba con ojos desafiantes y molesta, no le gustaba la presencia de Maca allí Eva: Amiga, ¿cómo estás? (decía abrazada a ella) Maca: Sinceramente mal, pero confío en que todo saldrá bien Eva: Seguro que sí... (deshacían el abrazo) Maca: ¿Qué hace Laura aquí? Eva: ¡Ay amiga! No he tenido tiempo de contarte... Maca: ¿Cómo contarme? Eva: Pues... que mi hermana y Laura... ya sabes... Maca: ¿Están juntas? Eva: Sí, siento no haberte dicho antes, tampoco sabía si debía hacerlo... no sé... perdona Maca: No te preocupes, no es tu culpa (y de nuevo su corazón se hacía pedazos) voy a saludarla Eva: Creo que no es buena idea...

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Maca: No importa (dejó a Eva atrás y se dirigió hasta Laura) Hola Laura (dejándole dos besos) ¿qué tal? (dijo seria pero respetuosa) Laura: Mal... ¿cómo quieres que esté después de que mi novia está en esas condiciones? (ese “mí novia” se le clavó a Maca como si de cien dagas de fuego se tratara en lo más profundo de su ser) Maca: ¿Tu novia? (trato de ser fuerte y preguntar como si nada) Laura: Sí, Esther y yo llevamos un tiempo saliendo... (le dijo borde) Maca: Me alegro por vosotras (y dejó ver una media sonrisa) voy a saludar a sus padres Cuando Maca se alejaba Eva se acercaba hasta Laura Eva: No debiste tratarla así... es tu amiga... Laura: Lo era, desde el momento en que le hizo daño a Esther, dejó de serlo... Eva: No sabes lo que dices (y se iba también con el resto donde ya Maca estaba saludando a sus padres) Antonio: Maca cuanto tiempo, ¿cómo estás hija? Maca: Bueno... después de la noticia, si te dijese bien te mentiría... Antonio: Ya, estamos todos igual Maca: ¿Pero que tiene exactamente? ¿cómo fue que pasó? Antonio: Se dio un fuerte golpe en la cabeza, eso le ha provocado una contusión severa haciéndole perder el conocimiento, y al parecer ha tocado algunos vasos sanguíneos... Raúl estaba con ella cuando pasó... Maca: ¿Raúl? Antonio: Sí (contestó molesto) Entonces Maca volvió a recordar aquella conversación con Alex Alex: El hermano de Esther no es trigo limpio... Maca: ¿Por qué dices eso? ¿lo conoces? Alex: Más o menos... Maca: Pero... Alex: Maca (la interrumpía) tienes que llevar cuidado, ¿sí? Por favor, a pesar de todo, te aprecio y no quiero que te pase nada malo Maca: ¿Y has venido hasta aquí para decirme esto? Pero... ¿por qué querría él hacerme daño? Alex: A ti no, a ella... Maca: No entiendo nada, ¿a ella? ¿por qué? Alex: No lo sé, pero debes tener cuidado Maca: ¿Por qué haces esto? Alex: Ya te lo he dicho Maca (tomaba su mano) me importas, te aprecio y no quiero que te pase nada (la miraba directo a los ojos) tienes que creerme Maca: Claro, Alex me lo dijo... (dijo sin darse cuenta) Elena: Hija, ¿estás bien? ¿quién te dijo que? (entonces Maca reaccionaba dándose cuenta que lo había dicho en voz alta) Maca: Eh... no nada, nada... ¿y Raúl? ¿dónde está él? Antonio: No lo sabemos, cuando llegué aquí, lo culpé por el estado de Esther y le dije que se marchara... Maca: ¿Y no sabes dónde pueda estar?

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Eva: Maca, ¿qué pasa con mi hermano? Antonio: No Maca, no lo sé... (omitían completamente a Eva) Maca: Voy a dar una vuelta, vengo en un rato Eva: Maca espera (la detenía) ¿a dónde vas? Maca: Necesito encontrar a tu hermano... Eva: Maca ¿qué estás diciendo? ¿a mi hermano para qué? Maca: Necesito saber que pasó exactamente Eva: Maca ya te lo he dicho fue un accidente... Maca: ¿Tienes su número? Eva: ¿Pero es que no me escuchas? Maca: Tengo prisa por dar con él, ¿puedes darme su número o cualquier otro dato que me ayude? Eva: No entiendo nada... Maca: No te preocupes, yo te explico luego, ¿su número por favor? Eva: Está bien, apunta 660... Maca: Bien, gracias Eva: Maca Maca: Dime Eva: Ten cuidado Maca: No te preocupes (y salía en busca de Raúl) Maca salió a toda prisa de allí, quería encontrar a Raúl como fuera, debía aclararme muchas cosas y no iba a esperar más. Tomó su móvil y marcó el número, pero nadie respondía al otro lado, seguidamente tomó un taxi y dio la dirección de Esther, igual lo encontraba allí. Tenía que saber toda la verdad Mientras en el hospital todo seguía igual, Laura no paraba de andar de un lado a otro desesperada, necesitaba saber de Esther, poder verla, aunque sabía que por el momento era imposible. Al poco tiempo, el médico llegó de nuevo hasta ellos Médico: Perdonen Todos atendían Antonio: Dígame doctor, ¿cómo está mi hija? Médico: De momento estable, acabo de hacerle revisión, sigue inconsciente pero las constantes se mantienen, es buena señal Antonio: Gracias doctor, cualquier cosa, por favor... (el médico le interrumpía) Médico: No se preocupen, les mantendré informados Después que el médico salía de aquella sala de espera, Eva iba hasta la cafetería y tomaba algunas infusiones para sus padres, aquello seguro les hacía bien Maca llegaba hasta la casa de Esther, pagaba al taxista y corría hasta la entrada, al hacerlo se encontraba con Raúl tirado en el suelo, apoyando su cabeza en la puerta y sus ojos hinchados de haber llorado, aun vestía con ropa de deporte. Maca se sorprendía al verlo así, pero no dudo en ningún momento en preguntarle

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Maca: Raúl... (él se sorprendía por su presencia) Raúl: ¿Qué haces tú aquí? ¿no era que estabas en Inglaterra? Maca: Me vine hace unos días a pasar las vacaciones, pero ahora eso es lo que menos importa, necesito que me digas la verdad de lo que está pasando Raúl: ¿A qué verdad te refieres? Maca: A la de Esther... ¿qué pretendes? ¿por qué quieres hacerlo daño? Raúl: ¡Te equivocas! (decía molesto) ha sido un accidente... Maca: No me lo creo, llevas tiempo planeando algo, y quiero saber que es... Raúl: No tienes ningún derecho a exigirme nada, vete de aquí (elevaba la voz y señalaba fuera) Maca: Esther está mal... (sus lágrimas asomaban) si le pasa algo me muero... ¿por qué te has empeñado en destrozarnos la vida? (Raúl volvió a sentirse mal por todo) Raúl: Maca yo... lo siento... no me había dado cuenta hasta ahora del daño causado, me cegué con todo lo que está pasando y solo pensé en mí, en mí y en mi venganza... Maca: ¿Tú venganza? Raúl: Puf... es igual Maca, mejor dejarlo así... Maca: No, quiero saber la verdad y no me iré de aquí hasta hacerlo Raúl: Está bien, te contaré todo Maca se acomodo cerca de Raúl y escuchó con atención Raúl: Las cosas no son tan fáciles, ni siquiera Esther sabe su verdad... Maca: ¿A qué verdad te refieres? Raúl: Puf... (suspiraba) Esther es adoptada... Maca: ¿Cómo? (aquello le pillo a Maca de sorpresa) Raúl: Así es... ni ella ni Eva lo saben, solo yo soy el único enterado, por la diferencia de edad... mis padres quisieron ocultarlo, para así no hacerle daño... Maca: No entiendo... ¿cómo adoptada? Raúl: Te contaré hasta donde sé Maca: De acuerdo Raúl: Bien (tomó aire) hace exactamente dieciséis años que mis padres adoptaron a Esther, por ese entonces ella tendría como dos años... sus padres la habían dado en adopción, y un cierto día mis padres llegaron a casa con ella, me dijeron que no era justo que personitas tan pequeñas no tuvieran un hogar en condiciones y ellos querían que al menos una de tantas niñas pudiera disfrutar de ello... yo era persona muy solitaria, demasiado, mis padres me habían consentido mucho y eso me pasó factura cuando supe que mi madre volvía a estar embarazada de Eva, lo pase mal y me costó aceptarla, pero al fin y al cabo era mi hermana, pero con Esther no... nunca pude quererla como tal, no la sentía de mi familia, no podía ni verla... le tenía rabia, indiferencia... ni yo mismo ahora entiendo muy bien porque ese sentimiento hacía ella... el tiempo fue pasando hasta que supe sobre su condición sexual, esa fue la gota que colmó el vaso (Maca miraba al suelo tragando saliva) si antes no podía saber de ella, desde ese momento le tomé asco, odiaba que pudiera sentir algo por una mujer, era repugnante (a Maca esas palabras le hacían daño) no supe llevar la situación y ahora me doy cuenta, de que lo he echado todo a perder, y sobre todo, le he hecho mucho daño... (bajaba la mirada avergonzado) Maca: Pero... Raúl: Maca (la interrumpía) no supe aceptarla tal y como es... me daba rabia que hablara tan normal y libremente sobre eso... luego también estuve por muchos años metido en el ejército y olvidé por completo como era sentir amor por una persona, como

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era ese sentimiento de abrazar a alguien que quieres o el simple hecho de poder llamarla hermana desde el corazón... me cegué por todo, mi vida tampoco ha sido fácil, y terminé por pagarlo con ella... Maca: Ella no tiene la culpa de nada... Raúl: Lo sé, he tardado en darme cuenta pero lo sé... me he comportado como un crío, haciéndoos daño... lo siento... Maca: ¿A mi también? Raúl: Sí Maca... yo planeé todo para que Esther y tú os separarais... Maca: ¿Qué? (la rabia en Maca crecía por momentos, no podía ser verdad lo que estaba escuchando) ¿qué hiciste qué? Raúl: Le tomé el diario a Esther y allí supe que tú habías tenido novio, Esther lo detallaba bastante bien, entonces investigué hasta dar con él, una vez que lo hice planeamos separaros, según me contó estaba enamorado de ti y quería recuperarte, y yo en cierto modo hacerle daño a Esther por no entenderla... y ese fue mi error... Maca: No doy crédito a todo lo que me estás contando ¿cómo has tenido el valor de hacernos esto? (gritaba de la rabia y con lágrimas en sus ojos) eres un hijo de la gran puta, tú eres quien debía estar en ese hospital y no ella... (Raúl se dejaba decir, sabía que se lo merecía) ojalá te mueras... (y salía corriendo, no podía ni quería verle más) Raúl: Ojalá... no merezco nada... (se decía así mismo) Mientras tanto en el hospital todo seguía de la misma forma, ya habían pasado unas cuantas horas desde la operación de Esther Elena: Estoy desesperada... Antonio: Cariño, hay que tener paciencia, todo saldrá bien... Elena: ¿Y si no se despierta? Eva: Por favor, no pienses eso... Esther es fuerte y de seguro estará bien, hay que confiar Eva se quedó preocupada por Maca, desde que se fue no había sabido nada de ella, ¿por qué querría encontrar a su hermano? ¿de qué verdad estaba hablando? Así que decidió llamarla Eva: ¿Maca? (pero al otro lado del teléfono nadie contestaba) Maca (volvía a insistir. Pero sólo alcanzaba a escuchar el llanto de su amiga) ¿qué te pasa? ¿por qué lloras? ¿es por Esther? (Maca tragó saliva e intento calmarse, llevaba rato llorando y pensando en todo lo que Raúl le había contado) Maca: Sí... si le pasa algo Eva, me muero... Eva: Shh... no digas eso pequeña, verás que todo va a ir bien, no puedo escucharte mal... tienes que ser fuerte y transmitirle esa fuerza a ella... te necesita, ella te quiere... (ese “ella te quiere” se le clavó en lo más profundo de su alma, y cerrando los ojos lo saboreó) Maca: Yo también a ella... ¿no se despertó? Eva: No aún no, al parecer necesita tiempo... lleva solo unas horas en ese estado, el médico dice que recupera las constantes, pero hay que esperar... Maca: Esa es buena señal... Eva: Sí Maca: Bueno, yo voy a pegarme una ducha e intentar tranquilizarme y voy para allá Eva: Vale, aquí te espero, que creo me debes una conversación

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Maca: Puf... (suspiraba) si de verdad la quieres escuchar, prepárate Eva: Me estás asustando... Maca: Tranquila, ahora te veo, adiós Eva: Está bien, adiós Tras colgar, Laura se acercaba hasta Eva Laura: ¿Era ella verdad? (preguntaba molesta) Eva: Laura por favor, sabes perfectamente lo que Esther ha significado y significa para Maca, es normal que se preocupe... Laura: No lo parecía el día que se fue... Eva: Te estás equivocando mucho con ella... (negaba dolida por la actitud de su amiga) ahora vendrá, así que espero te mantengas en tu sitio Laura: Ella no pinta nada aquí Eva: Tú no eres quien para decir quien pinta o deja de pintar aquí, ¿vale? (le contestó mal alejándose de allí) Laura: Te odio Maca... (decía ya sola y con rabia) Un rato después Maca volvía al hospital ya cambiada e intentando mantener tranquilidad Eva: Maca... (se iba hasta ella y la abrazaba) has tardado mucho (decía aún abrazada a ella) Maca: Lo siento, necesitaba despejarme un poco... Eva: Ya... ¿conseguiste hablar con mi hermano? Maca: Sí... en parte eso es lo que me tiene así... Eva: ¿Por qué? ¿qué te dijo? Maca: ¿Hablamos en un sitio más tranquilo por favor? (no quería comentar nada delante de Laura) Eva: Está bien, vamos Ambas decidieron salir a otra sala, donde estuvieran solas y nadie las escuchara Eva: ¿Y bien? Me tienes intrigada... Maca: No me voy a andar con rodeos... Eva: Por favor Maca: Tu hermano fue el causante de que Esther y yo nos peleáramos... Eva: ¿Qué? Que tontería estás diciendo Maca por dios... Maca: No es ninguna tontería, él me lo confesó... nunca aceptó la condición de Esther e hizo todo lo posible por destruir su felicidad... Eva: No puede ser verdad, si él nunca dijo nada de eso... es más siempre tuvo buena relación con ella... no puede ser... (no podía creer aquello) Maca: Eva, es la verdad o ¿acaso crees que me inventaría algo así? Eva: No, sé que no... pero no entiendo... ¿por qué? Maca: Ya te lo he dicho, no acepta o aceptaba su condición... (pensó en omitir el resto, pues no era ella quien debía decírselo) Eva: Perdona, pero es que... me cuesta creerlo... Maca: Te entiendo, ni te imaginas a mi... pensar en todo lo que estoy pasando por culpa de él, es que uff...

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Eva: No te preocupes, que esto no va a quedar así Maca: Eva... ya no tiene solución... Eva: Pero es que... joder, me da rabia, ¿quién se cree que es para actuar de esa forma? Maca: Más me jode a mí... pero ya no tiene sentido, Esther está con Laura, y si las cosas fueron así, es porque no estaba escrito que debíamos estar juntas, creo que debería asumirlo de una vez... Eva: Eso no es así Maca, ella te quiere, te lo aseguro Maca: Está con Laura, dudo que sea así... Eva: Porque tú te fuiste, pero de seguro cuando sepa que estás aquí, todo cambiará Maca: No sé Eva, no creo... Eva: Confía (y pasaba su mano por su hombro en señal de apoyo) Pasaron tres días desde la operación de Esther, su familia, Laura y Maca no se separaron de su lado, a penas para cambiarse y comer algo. Estaban esperando en la sala de espera, cuando llego el médico anunciándoles de la mejoría de Esther. Ya la iban a pasar a planta, al parecer todo estaba en orden, sus constantes eran normales y estaba fuera de peligro. Fueron entrando uno a uno para poder verla, menos Maca, Esther a pesar de la mejoría todavía estaba un poco débil y apenas hablaba. Maca pensó que no era buena idea entrar, igual su presencia allí la alteraba, además Laura ya le había dado la advertencia de que no se acercara a ella, y por no empeorar las cosas, una vez supo que estaba bien, decidió marcharse Eva no se enteró de nada, estaba sumamente sumergida en la salud de su hermana, la abrazaba a cada momento y dejaba caricias en su cabeza. Después de un rato el médico les pidió que salieran pues debía descansar y fue ahí cuando se dio cuenta de la ausencia de Maca Eva: Laura, ¿y Maca? (esta la miró con cara de pocos amigos) Laura: Se fue... Eva: Pero... (se quedó callada un momento) ¿no le habrás dicho nada no? Laura: ¿Yo? ¡Como crees! (contestó un tanto molesta) se ha ido porque ha querido y sino me crees pregúntaselo a ella... Eva: Lo haré no te preocupes Desde que Laura había comenzado una relación con su hermana Eva no la soportaba, en ningún momento le gustó la idea de que se fijara en ella sabiendo todo lo que habían pasado Maca y Esther, pero no le quedaba de otra que aceptarlo. Y para que no quedaran dudas, no tardó en llamar a Maca Eva: Maca, ¿está todo bien? Maca: Sí, claro, ¿por qué lo preguntas? Eva: Te has ido... Maca: Sí, es verdad... solo que como ya supe que estaba bien, pensé que era la mejor idea Eva: Para nada, seguro que verte le hace bien... Maca: O no Eva, no sé que pensar... puf... Eva: Tranquila (tomó aire) mira hagamos una cosa, cuando Laura se desaparezca un momento te aviso y te vienes ¿sí? Seguro que tuvo que ver con que te fueras... Maca: Gracias Eva

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Eva: No tienes porque dármelas tontita Y en eso quedaron. Eva sabía que Maca se moría por verla y poder hablar con ella, pero con la presencia de Laura le sería imposible Mientras en casa de Esther, Raúl había preparado su maleta para volver a irse, ya bastante había hecho allí, pero antes dejó una carta sobre la cama de Esther Raúl: Espero que puedas perdonarme algún día... (decía mientras depositaba el sobre) Y una vez hecho. Cogió sus cosas y salió lo más pronto que pudo, no sin antes pasar por el hospital Una vez que llegó, en recepción Raúl: Perdone, ¿podría comunicarme con el doctor Peláez? Recepcionista: Sí claro, un momento por favor (cogió el teléfono y marcó) Raúl: De acuerdo Recepcionista: Perdone, ¿de parte de quién? Raúl: Sí, Raúl García... es para saber el estado de mi hermana, Esther García Ruiz por favor... Recepcionista: Doctor quiere saber el estado de la paciente Esther García Ruiz, dice ser el hermano (esperaba respuesta) está bien doctor, gracias (colgaba el teléfono) La paciente está fuera de peligro y ya en planta (en ese momento Raúl sintió un gran alivio) Raúl: Gracias, que tenga un buen día (y sin más salía de allí para ahora sí marcharse) Ya en la sala de espera todos estaban mucho más tranquilos, el ver a Esther en mejor estado les había quitado en peso de encima. Laura aprovechó para descansar un poco después de esos tres días sin poder dormir. Así que Eva vio la oportunidad perfecta para avisar a Maca Maca: ¿Sí? Eva: Maca, soy Eva, ¿estabas durmiendo? Maca: Pues me he quedado hace poquito sí... puf... Eva: Perdona, no quería... Maca: No te preocupes, dime ¿qué pasa? Eva: Nada, te avisaba que Laura ya se fue al menos un ratito, por si quieres pasarte por aquí... Maca: Sí claro (dijo bastante contenta pues no había cosa que deseara más que verla) dentro de un ratito estoy allí, ¿vale? Eva: De acuerdo, aquí te espero Maca se preparó a toda prisa y cogiendo un taxi llegaba hasta el hospital Eva: Vaya que rápida (decía al verla llegar) Maca: Puf... estoy tan nerviosa... y no sé porque... Eva: Tranquila, ¿quieres que te acompañe? Maca: Por favor...

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Y así ambas entraban en la habitación, donde Esther se hallaba dormida. Maca al verla sintió una sensación extraña en ella, indescriptible. Lentamente se fue acercando hasta la camilla mientras Eva se quedaba en segundo plano. Al llegar a su altura rozó suavemente su mano, para luego acariciar su pelo con sumo cuidado, sin poder evitar dejar caer una lágrima. La veía tan frágil entre medio de tanto aparato y en esa camilla, que se le encogió el corazón y no pudo evitar susurrar un “te quiero” para después dejar un beso casi imperceptible en su mejilla Después de aquel contacto, lentamente Esther fue abriendo los ojos encontrándose con la imagen de Maca. Está le sonrió. Esther volvió a cerrar los ojos para luego abrirlos de nuevo con más fuerza Maca: Hola... (dijo casi en un susurro) Esther no contestó. Entonces en un intentó de Maca por acariciar su mejilla, se apartó Maca: Esther... pero... Esther: ¿Quién eres? ¿Cómo sabes mi nombre? Maca: ¿Qué? Esther soy yo, Maca... Esther: No te conozco... vete de aquí... (comenzaba a alterarse) Eva: Esther tranquila, es Maca... (miraba aturdida a su hermana) ¿sí? Esther: No... no sé quien es... no sé quien eres... (la miraba) no me toques... (decía asustada) Maca: Esther por favor... (Maca comenzaba a derramar sus lágrimas) Esther: Ayúdame (agarraba la mano de su hermana) dile que se vaya... Maca: Por favor (hacía otro intento por tocarla y de nuevo se apartaba) Esther... soy yo... Esther: Vete, vete de aquí (gritaba) Eva: Maca será mejor que salgas... (y esta obedecía) venga pequeña tranquila (la abrazaba) shh... El médico llegaba hasta ellas poniéndole un tranquilizante a Esther, se había alterado demasiado y no le convenía. Una vez fuera de la habitación... Médico: No deben alterarla, no le hace bien, si se vuelve a repetir, tendré que prohibir las visitas... Eva: Perdone doctor, no sabíamos que iba a ponerse así... dijo que no la conocía... (señalando a Maca) Médico: ¿Eso os dijo? Eva: Sí... (ahora era Maca quien se mantenía en un segundo plano, sin dejar de llorar) Médico: Creo que deberíamos hacer más pruebas... Eva: Pero ¿por qué? ¿qué pasa? ¿es grave? (comenzaba a ponerse nerviosa) Médico: No tiene porque ser así, pero mejor nos aseguramos Maca: Doctor (se decidía a intervenir) ¿por qué no me conoce? Médico: Eso es lo que debemos saber seguro, hay veces que los golpes en la cabeza producen amnesia temporal... hay cosas y personas que se pueden recordar con facilidad y otras en cambio no... es difícil de explicar, pero deben confiar, haremos hasta lo imposible porque quede perfectamente Eva: Gracias doctor

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Después que el doctor se fuera Eva abrazo fuerte a Maca Eva: No te preocupes, seguro que todo estará bien Maca: No entiendo, ¿por qué no se acuerda de mí? Eva: Ya has oído al médico Maca, al parecer ha sufrido una leve amnesia temporal y eso hace que no se acuerde... Maca: Pero joder... ¿de mí? Es que no entiendo... os conoce a todos menos a mí... ¿por qué? (y de nuevo abrazaba a Eva dejando correr sus lágrimas) Eva: Shh... venga, no te preocupes... Tras aquel momento Maca definitivamente optó por no volver, ya no solo el verla en tal condiciones la hacía daño, sino ahora también que no la recordará, no era tan fuerte como creía, y no estaba dispuesta a pasar de nuevo por lo mismo El final de las vacaciones llegaba a su fin y Maca debía volver de nuevo a Inglaterra, pero no si antes despedirse de Eva. Así que cogió el teléfono y marcó su número Eva: ¡Maca! (se alegraba de escucharla) ¿qué tal amiga? Hace días que no sé de ti... (decía un poco en modo reproche) Maca: Lo sé, lo siento Eva, pero pensé que era mejor que me mantuviera al margen Eva: ¡Ay Maca! No digas tonterías... sé que fue duro lo que te pasó con Esther, pero eso no quiere decir que te tengas que mantener al margen... Maca: Ya... ¿y cómo está? (se atrevió a decir) Eva: Bastante bien, el médico está muy pendiente, parece que se recupera de esa amnesia... ¿por qué no vienes a verla? Maca: No, mejor no... además te llamaba para despedirme Eva: ¿Cómo despedirte? Maca: Sí, ya se acaban mis vacaciones aquí, debo volver de nuevo a Inglaterra... Eva: ¿Y así es como piensas despedirte de tu mejor amiga? Maca: Puff... Eva lo siento, pero no... no voy a ir al hospital, paso de ver a Laura... y mucho menos saber que tú hermana está a dos pasos y ni me recuerda... Eva: Ya lo entiendo... siento todo lo que está pasando Maca: Anda tonta, que tú no tienes la culpa, al contrario, has estado ahí en todo momento, así que gracias Eva: Sabes que siempre que lo necesites voy a estar aquí Maca: Lo sé, y lo mismo te digo ¿eh? Eva: Sí jeje (se producía un breve silencio) bueno... cuídate, ¿vale? Maca: Sí, tú también... Eva: Lo haré... Maca: Eva Eva: Dime Maca: Nada... simplemente que te quiero Eva: Yo también amiga. Hablamos ¿sí? Maca: Claro. Adiós Eva: Adiós La conversación fue un tanto dura para ambas. De nuevo Maca debía marcharse, dejando todo atrás... ¿pero que iba a hacer ella? No podía evitarlo, su destino estaba

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marcado, ahora tenía que pensar en los estudios. Aunque sabía que aquel momento en el hospital con Esther no se le iba a olvidar Recogió todo, y como hace meses atrás, se despedía de sus padres en el aeropuerto. Una vez en el avión, se puso sus auriculares y dejó sus lágrimas correr. Sólo un pensamiento venía a su mente “Esther” Pasaron dos días desde que Maca se había ido. Esther ya estaba completamente recuperada, el médico había mandado buscar su alta. En la universidad tuvo que notificar su ausencia. Llegaron a casa y todo estaba como cuando se fueron, hacía como una semana o poco más que no pasaban por allí. Antonio pudo comprobar como el cobarde de su hijo se había ido sin más, solo esperaba que no volviera a aparecer por allí. Acomodaron todo cuidadosamente y Esther fue acompañada por Eva hasta su habitación. En esos dos días en los que Esther recordaba todo a la perfección, Eva no le había nombrado nada respecto a Maca, pensó que no era momento, pero ya hablaría con ella Al llegar, Esther se tumbo sobre la cama y notó el sobre Esther: ¿Y esto? (lo sacó mostrándoselo a Eva) Eva: No tengo ni idea... ábrelo (Esther obedecía) Esther: Está bien (y comenzaba a leer) “Hace dieciséis años que llegaste a mi vida, desde el primer momento en que te vi, te odié con todas mis fuerzas. No aceptaba que fueras mi hermana, puesto que biológicamente no lo eres, siento que te enteres así, pero por una vez necesito ser sincero... Esther, no pido tu perdón ni que lo entiendas, pero mi vida tampoco ha sido fácil, he vivido demasiadas cosas, y opté por pagarlo contigo... no te entendí cuando supe sobre tu condición, odié que fueras así, no sabía como una mujer podía querer a otra, ¿cómo era posible que dos personas del mismo sexo pudieran estar juntas? Llámame machista, homófono, irracional, sin corazón... como quieras... me lo merezco. Pero, lo siento, no supe entenderte hasta que conocí a Maca... ella me hablo de amor, me dijo: “Si le pasa algo me muero” y pude ver a través de su mirada, su inmenso amor por ti... entonces entendí, que el amor verdadero existe, y puede darse en cualquier pareja, ya sean dos hombres, dos mujeres etc... y me arrepentí, me arrepentí de haberte causado tanto daño, primero por alejarte de Maca, sí, fui yo el culpable de que eso pasara, y después... de tu accidente, juro que ahí no quise hacerte daño, pero se me fue de las manos... si pudiese volver atrás no me lo pensaba, pero es imposible, lo hecho hecho está, y por más tiempo que pase no podré borrar ese sufrimiento causado, lo único que me queda es desaparecer de vuestras vidas, para que así podáis ser felices de una vez por todas... Lo siento. Un beso. Raúl” A cada renglón que Esther leía una nueva lágrima asomaba. No podía ser cierto lo que estaba leyendo. Eva no quiso ser pesada y espero a que su hermana quisiera contarle sobre el contenido. Después de hacerlo, miró a su hermana con dolor en sus ojos y solo alcanzó a decir... Esther: Maca...

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Entonces Eva entendió que la carta era de Maca Eva: ¿Es de Maca? Esther: No, no... ¿dónde está Maca? (preguntó alterada) Eva: A ver Esther, cálmate... ¿qué pasa con Maca? Esther: ¿Dónde está? Eva: En Inglaterra, ¿dónde va a estar? Esther: ¿No está aquí? Eva: No cariño, no está... ¿me puedes explicar que pasa? (entonces le dio la carta y esta leyó con atención) ¿Qué? ¿adoptada? Esther: ¿Crees que sea verdad? Eva: No lo sé... Esther: De igual modo eso es lo que menos me importa, ¿viste lo que dijo sobre Maca? Eva: Esther yo... ya lo sabía... Esther: ¿Qué? ¿Cómo que lo sabías y no me habías dicho nada? Eva: Estabas mal, habías tenido el accidente, no recordabas mucho... no era el momento... Esther: Pero (estaba furiosa, con rabia) ¿por qué? (no entendía como su hermano había sido capaz) Eva: Ninguna lo entendemos... Esther: ¿Ninguna? Eva: Esther, fue Maca quien me lo contó Esther: ¿Maca? Pero... ¿y cómo lo sabe? Quiero decir... ¿cuándo? Eva: Ella ha estado a tu lado en todo momento cuando el accidente... Esther: No lo recuerdo... Eva: Cariño tuviste amnesia temporal, no sabías quien era... Esther: ¿No? Eva: No... Esther: ¿Y se fue por eso? (preguntaba con miedo) Eva: No, se fue porque tenía que hacerlo, recuerda que ella esta estudiando allí... Esther: Sí, es verdad... Pero estuvo aquí (sonrió melancólica y con sus ojos vidriosos) Eva: Sí... ella te quiere... (Esther tomó aire, miro hacía el suelo y luego a su hermana) Esther: Yo también a ella... y después de saber toda la verdad... fui una imbécil Eva: Cariño, ninguna tuvisteis la culpa de lo que pasó Esther: Pero ella ya no está... Eva: No te martirices con eso, ninguna tuvisteis la culpa, las cosas se dieron así y tuvisteis que tomar caminos diferentes... ahora ya solo tenéis que seguir Esther: No es tan fácil cuando una sabe toda la verdad... Eva: Lo sé, yo tampoco consigo entenderlo... pero no queda de otra Esther... Esther: Supongo... Después que Esther y Eva hablaran largo y tendido, decidieron hacerlo con sus padres para que les explicaran porque Raúl mencionaba en aquella carta que Esther era adoptada. Sus padres entendieron que era ahora de la verdad, y les contaron todo desde el más mínimo detalle. Poco a poco Esther fue comprendiendo todo Antonio: Sentimos que te hayas tenido que enterar así... Esther: No os preocupes, sois mis padres, lo habéis sido siempre y lo seguiréis siendo... esto no cambia nada, ¿vale? (y se abrazó fuerte a ellos) os quiero, a todos (miró a Eva y le guiñó un ojo)

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Dos meses después Las cosas estaban tranquilas en casa de Esther, hablar de todo aquello les hizo bien a todos. Esther estaba muy puesta en sus exámenes, había tenido poco tiempo para lo demás. Debía concentrarse si quería llegar a ser una gran cirujana. Aunque eso no evitaba que Laura la fuera a ver Laura: Hola cariño (deja un beso en sus labios) Esther: Hola preciosa, ¿cómo estás? Laura: Pues... no tan guapa como tú Esther: Mmm... que aduladora estás ¿no? Laura: Un poquito jeje Esther: Bueno, dime... ¿qué quieres? Laura: Como me conoces ya ¿eh? Esther: Pues sí jeje Laura: Te venía a invitar... Esther: Puff, Laura... sabes que tengo lío con los exámenes... Laura: Venga va cariño, un ratito, que hace mucho no salimos juntas... Esther: Pero porque estoy estudiando... Laura: ¿Y no tienes un ratito para tu novia? Esther: Sabes que siempre que puedo lo tengo, pero ahora me es imposible... Laura: Joder Esther... pero es que últimamente ni cinco minutos, si no es porque vengo yo, ni nos veríamos... Esther: Puff... tienes razón... ¿me das media hora y salimos? Laura: Ni un minuto más ¿eh? Esther: Jeje de acuerdo (y dejaba un beso) Esther se quedó un ratito más estudiando. Y pasada la media hora Laura volvía de nuevo a buscarla. Caminaron juntas agarradas de manos por el retiro, hacía una tarde-noche fantástica. Laura se sentía feliz de estar así junto a Esther, le encantaba mirarla, y ver como sin un motivo concreto sonreía. Anduvieron un ratito más hasta que se detuvieron en un trocito de césped que quedaba por allí Laura: Hemos llegado... Esther observaba como Laura había colocado cuidadosamente una pequeña meriendacena en un mantelito sobre el césped Esther: ¿Y esto? (sonreía) Laura: Para sacarte un poco de la rutina... Esther: Gracias Laura, pero no hacía falta... Laura: Cariño, quiero que disfrutemos de ello, además después de tanto estudio, nunca viene mal llenar el estómago ¿no? Esther: Lo cierto es que no Se acomodaron y disfrutaron de aquella merienda-cena en la tranquilidad del parque Esther: Estaba todo muy rico, gracias

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Laura: Te lo mereces (le guiñaba un ojo) bueno después de esto había pensado que podíamos disfrutar de una peli en mi casa, ¿no? Esther: ¿Una peli? Puf... suena fantástico, pero yo tengo que seguir estudiando... Laura: ¡Ay Esther! ¿qué te cuesta? Regálame una noche al menos ¿no? que siempre quedamos en tu casa y un ratito porque tienes que estudiar Esther: Tienes razón, tienes razón, vamos a tu casa entonces Y como habían acordado, se fueron a casa de Laura, para ver esa peli de la que hablaba. Al llegar... Esther: ¿No hay nadie en tu casa? Laura: No, mis padres tenían cena de empresa, saldrán tarde, así que podemos disfrutar tranquilas... Esther: Ya... (Esther no sabía porque, pero se había puesto nerviosa) ¿y qué peli quieres ver? Laura: Esta (le ofrecía el DVD donde podía leer “Resacon 2”) tengo entendido que esta muy bien, seguro nos reímos y así te despejas un poco Esther: Muy bien Vieron la película y como había dicho Laura le vino bien a Esther para despejarse de tanto estudio Esther: Estuvo bien la verdad Laura: Sí, un show de peli jeje Esther: Bueno, creo que es hora de que me vaya (se fijaba que ya eran las 11 de la noche) Laura: ¿Tan rápido? Esther: ¿Cómo tan rápido? Llevamos toda la tarde-noche juntas... Laura: Lo sé, pero es que yo siempre quiero estar contigo (le decía con voz de niña pequeña) Esther: No me cabe duda, pero mañana tengo que madrugar, ya sabes que estoy de exámenes... (Laura la interrumpía atrapando sus labios) Laura: Solo un poquito más... (y de nuevo la besaba) Esther se dejaba hacer, al principio eran besos pausados, lentos, casi imperceptibles, inocentes... pero poco a poco subían de intensidad. Laura iba poco a poco quedando encima de Esther a la vez que acariciaba su mejilla. Por otro lado Esther la tomaba de la cintura y la apretaba a su cuerpo. El deseo en ambas subía por momentos, pasando de sus labios al cuello de la otra y de nuevo a los labios. Ambas disfrutaban del momento, Laura introdujo una de sus manos bajo la camiseta de Esther y tocó su abdomen, Esther al sentir esa caricia se estremeció, cerró fuerte los ojos y la imagen de Maca se le vino a la mente. Cuando Laura quiso continuar, Esther la paró Esther: No... (dijo algo agitada) Laura: Esther, ¿qué pasa? Esther: Laura lo siento no puedo Laura: Pero... Esther... Esther: Lo siento de verdad (y sin más salía de casa de Laura para dirigirse a la suya)

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Esther llegó a casa y se metió apresuradamente al baño para darse una ducha. No negaba que el deseo se había apoderado de ella, pero imaginándose con Maca, no podía estar con Laura, pensando que era ella Esther: ¿Por qué Maca...? ¿por qué sigues tan presente en mí? Tengo que olvidarte... A la mañana siguiente se le habían pegado un poquito las sábanas y su hermana fue a ver que le pasaba Eva: Despierta dormilona... (tiraba la sabana hacía atrás) son las 9, ¿no debías estar a las 8? Esther: ¿Qué? Joder, joder... voy tarde (se levantó rápida y comenzó a correr de un lado a otro) Eva: Tranquila o te va a dar algo... Esther: Me he dormido, ¿cómo es posible? (hablaba con ella misma) Eva: ¿Será porque anoche llegaste un poquito tarde y esta mañana no podías levantarte? Esther: Supongo... (comenzó a calmarse) Eva: Bueno cuéntame, ¿qué tal anoche? Esther: ¡Cotilla! Eva: Jaja bueno... llegaste tarde, y luego te diste una ducha... mmm... ¿tanto calor traías? Jajajaja Esther: Eres mala, ¿lo sabías no? (comenzaron ambas a reír) Nada, no pasó nada... Eva: Venga va Esther, soy tu hermana, cuéntame Esther: Puf... te estoy diciendo la verdad Eva (se puso sería) Eva: ¿En serio? Esther: Sí... (tomo aire) cuando estábamos en ello, Maca me vino a la cabeza y no pude... Eva: Joder Esther... ¿Maca? Esther: Sí, Eva... te juro que al principio bien, estuvimos besándonos y bien, de hecho ella quería continuar y no hubo problema, para cuando introdujo su mano por mi barriga, no pude evitar visualizar a Maca... Eva: Ya cariño, entiendo lo que me quieres decir... Pero Laura es tu novia, deberías intentar relajarte... y... (la interrumpía) Esther: Siempre pensé que mi primera vez sería con Maca... (Eva sonrió con cariño) Eva: Tu novia es Laura, creo que tarde o temprano tendrá que llegar ese momento, sino estás segura, no estás obligada, pero antes de hacerle daño, se sincera y contigo la primera... Esther: Puf... bueno, voy a clase, luego hablamos (dejaba un beso en la mejilla de su hermana y salía de la habitación) Eva: Ains Esther... a ver si de una vez por todas entiendes que Laura no es para ti... Después de aquel “incidente” con Laura, Esther fue mas cariñosa, quería enmendar aquel error y la invitó después de los exámenes un fin de semana solas en otro lugar de la ciudad Esther: No es un lujazo (miraba el apartamento) pero así nadie podrá molestarnos Laura: Bueno... de igual modo nuestra relación se basa en los cinco minutos que te visito... (decía en modo reproche)

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Esther: Puf... lo siento, ya te he pedido perdón mil veces, y te seguiré pidiendo las veces que haga falta, pero no seas dura conmigo, ya te dije que no estaba preparada y quiero enmendar ese error... Laura: Pero es que yo no quiero que lo hagas por enmendarlo, sino porque te nazca... Esther: Vale bien, pues nada... no hacemos nada, nos dejamos llevar y si surge bien y sino nada... ( decía también molesta) Laura: No si encima tendré yo la culpa... Esther: Joder Laura, es que no te entiendo... Laura: Creo que no es tan difícil Esther... yo te quiero y quiero estar contigo, pero parece como si tú tuvieras que hacer ese esfuerzo y si es así no puedo... Esther: Laura escúchame, sino me importaras no estaría contigo, sé que he estado ausente este tiempo, pero entiéndeme, he estado con exámenes y mi cabeza no tenía pensamientos para más allá... además que... (se callaba) Laura: ¿Además que? Esther: Pues... joder Laura, que yo nunca he estado con nadie... Laura: ¿Ese es el problema no? Esther: Más o menos... Laura: Bueno cariño, pero eso es cuestión de dejarse llevar... no tienes porque tener miedo ¿Vale? Esther: Está bien Laura: Venga pues vamos a darnos una vuelta y a despejarnos... Disfrutaron del día fuera como hacía tiempo que no lo hacían. Lo cierto es que Esther estaba muy a gusto con ella, lo pasaba bien y cada día la quería un poco más. Pero la idea de acostarse con ella le atemorizaba, no sabía si estaría a la altura, entre otras cosas. Llegaron al apartamento, estaban rendidas, se pusieron el pijama y se acomodaron en la cama, entonces Laura abrazo fuerte a Esther Laura: Gracias Esther: ¿Por qué? Laura: Por hacerme tan feliz Y tras aquello comenzaron una batalla de besos, que como la última vez, pasaron de a poco a una mayor intensidad. El deseo corría dentro de ellas, y se dejaron llevar. Esther no sabía muy bien que hacer, simplemente disfrutaba el momento. Sentía las caricias de Laura sobre ella y se estremecía, aquella sensación aunque en parte le asustaba también la excitaba, y quiso regalarle el mismo placer a Laura. Poco a poco se fueron despojando de la ropa hasta quedar completamente desnudas y saciar ese deseo que tenían desde el principio A la mañana siguiente Laura: Buenos días amor (besaba su cuello) Esther: Mmm... buenos días (decía soñolienta y despejándose) ¿lo hemos hecho? Laura: Jajajaja ¿qué pasa que ya no te acuerdas? Esther: Sí, claro que si tontita... y estuvo increíble Laura: Pues como tú (y atrapa sus labios) Esther: Voy a darme una ducha Laura: Te acompaño

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Esther: ¿No te habrás aficionado a mi cuerpo, no? Laura: Jajaja lo estoy desde el primer momento en que te vi... Esther: Uy, no sabía que causaba esa sensación Jajaja Laura: Anda tira... Disfrutaron de un bonito fin de semana. Y a partir de ahí su relación se consolidó bastante. Tanto que...

10 AÑOS DESPUÉS... Esther: Buenos días Teresita (dejaba ver una amplia sonrisa) Y es que Esther había conseguido su sueño, ser una muy buena cirujana. Ahora trabajaba en el Hospital Central, llevaba como 2 años en ello. Y como cada mañana saludaba a Teresa antes de firmar Teresa: Buenos días hija, tú tan contenta como siempre Esther: Así es (cogía el parte) ¿mucho lío hoy? Teresa: Pues... SAMUR: Hombre, 56 años, insuficiencia respiratoria... Esther: Para mí (observaba al paciente) ¿se encuentra bien? Hombre: ¿Tú qué crees? (respondía bastante borde) Esther: Box 1 (antes de entrar miraba a Teresita) la que me espera... Teresa: Anda payasa ve jaja Después de un rato, Esther salía del box, dirigiéndose de nuevo hasta Teresa Esther: Puf... que hombre, señor, que hombre... Teresa: Jaja ¿muy pesado? Esther: Demasiado... además un delicado del 15, que si me duele aquí, que si ahora allí, que cuidado al poner esto, que no se que... puff... odio a los pacientes así... Teresa: Anda, no lo digas muy fuerte a ver si la jefa te va a escuchar Y en ese momento llegaba la jefa -: ¿Quién va a escuchar a quien? Teresa: Nada hija, aquí Esther que tiene cada cosa... Esther: Bueno, son bromas... mejor voy a cafetería -: Espera, te acompaño Esther: Vale Una vez en cafetería -: ¿Y qué tal estás? Esther: Puf... Claudia, agobiada... pero ya no solo con el trabajo sino con todo... Claudia: Ya me imagino, una boda lleva mucho que hacer... Esther: Pues sí, lo sé... pero es que encima mi madre está de pesada, no quiere que falte detalle y yo quiero una boda sencilla, ¿tan difícil es de entender?

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Claudia: Bueno, las madres son así, un poquito pesadas, pero no te preocupes, seguro que sale todo perfecto Esther: Sí después de todo el dinero que nos está costando no es así, no se yo ¿eh? Claudia: Jaja seguro que sí, no exageres... ¿y cómo va Laura? Esther: Bien, muy bien, con mucho trabajo y con el lío este de la boda, pero por muy bien... Claudia: Me alegro. ¿Y tú con ella? Esther: Pues... también bien... me voy a casar... (decía con poca ilusión) Claudia: Sí, te vas a casar... ¿pero sabes lo que estás haciendo no? Claudia y Esther habían congeniado desde el primer momento, y después de 2 años se habían hecho muy amigas, entre ellas no había secretos Esther: Claro que sí, sé que una boda requiere ante todo seguridad, porque es una cosa para toda la vida o se supone... así que sí, segura Claudia: Eso espero amiga, ya sabes que quiero lo mejor para ti Esther: Y te lo agradezco (tomaba un sorbo de su café) ¿trabajamos? Claudia: Sí, creo que el deber nos llama (ambos buscas sonaban al unísono) Tuvieron un duro día en urgencias, había surgido una explosión y los heridos no cesaban, Esther estaba agotadísima, su cuerpo pedía auxilio. Ya tarde salía por la puerta de urgencias firmaba el parte y se dirigía a casa Una vez allí su madre, su suegra y su futura mujer la esperaban en casa, para hablar de los últimos detalles de la boda. Dentro de dos semanas era el enlace Esther: Buenas noches (saludaba a todas) Laura: Hola cariño (dejaba un beso en sus labios) tu madre y la mía han venido para ayudarnos con los últimos preparativos de la boda Esther: ¿Ahora? (estaba realmente agotada) Laura: Sí, ¿por qué? ¿qué pasa? Esther: Laura estoy agotadísima, ha sido un día muy duro en el hospital y no tengo cabeza para nada, mejor me doy una ducha y me acuesto... Laura: Pero cariño, no vamos a dejar a nuestras madres colgadas... Esther: No claro que no, tú quédate con ellas y lo concretáis, yo mejor me voy a descansar Laura: Pero... (Esther le daba un beso en la mejilla) Esther: Buenas noches Esther se iba a darse una ducha para luego descansar, mientras Laura miraba a su madre y su suegra en señal de que no entendía nada Elena: ¿Y si lo dejamos para otro día? (intervino) Ana: Sí será mejor Laura, Esther está cansada y se ha hecho un poco tarde Laura: Pero mamá, quedan dos semanas, debemos dejarlo todo dicho ya Ana: Cariño, no te preocupes que nosotras (miraba a la madre de Esther) nos encargamos de todo. Vosotras disfrutad de estos días y sobre todo cuida a Esther, parece que últimamente tiene demasiado trabajo

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Elena: Bueno ya se sabe, el trabajo de médico es duro (salía un poco en su defensa) bueno mejor nos vamos Ana: Sí, buenas noches hija Laura: Buenas noches mamá (le daba un beso) buenas noches suegra (le daba otro a ella) Después de que su madre y su suegra se marcharan se fue hasta la habitación donde Esther ya se acomodaba para dormir Laura: ¿Se puede saber qué te pasa? Esther: ¿Otra vez Laura? Laura: Es que no lo entiendo (decía molesta) quedan dos semanas para la boda y parece que te da igual Esther: No es que me dé igual Laura: ¿Entonces? Esther: Entonces nada... estoy cansada, ¿tan difícil es de entender? Lo único que quiero hacer cuando llego a casa después de un día duro de trabajo es estar tranquila, con mi novia, y poder descansar... pero veo que en esta casa está difícil Laura: Vale... lo siento Esther... es solo que queda poco para casarnos y aún faltan algunos pequeños detalles, sabes que quiero que todo salga bien Esther: Lo sé, lo sé, pero bueno... de esos pequeños detalles te puedes encargar tú, lo demás ya está todo, ¿qué problema queda? Seguro que sale bien, no te preocupes Laura: Puf... está bien, supongo que son los nervios previos Esther: Sí supongo, bueno... ¿todo bien entonces? Laura: Sí, todo bien Esther: Bien, pues ahora me gustaría descansar (dejaba un beso en sus labios) buenas noches Laura: Buenas noches amor A la mañana siguiente el despertador de Esther sonaba temprano. Está se levantaba rápido, se daba una ducha, un ligero desayuno y salía de nuevo hacía el hospital. Al llegar como siempre daba los buenos días a Teresa y firmaba el parte. Tocaba un nuevo día duro de trabajo, aún quedaban pacientes del día anterior, así que el lío volvió a ser tremendo. A medio día tuvo un ratito para descansar y decidió irse a la sala de médicos y acomodarse un ratito en el sofá Mientras Esther descansaba en el despecho de Claudia su teléfono echaba humo Claudia: Ya, pero me aseguraron que tendría un médico cubriendo esa plaza hace días y todavía no ha llegado (decía furiosa) me da igual el protocolo, esto es urgencias y se necesitan médicos (su voz subía de tono) solo espero que por esta semana me manden a un nuevo médico (escuchaba con atención) muy bien, esperaré el informe entonces, buenas tardes (colgaba) Puf... estos inútiles del ministerio En la sala de médicos entraba Sofía, una estudiante en prácticas, haciendo que Esther despertara

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Sofía: Perdona, pensé que no había nadie Esther: No te preocupes, ya me estaba despertando, los pacientes esperan (y dejaba ver una bonita sonrisa) Sofía: Sí claro (también sonreía) Esther: Bien, pues... que tengas buen día... mmm... Sofía: Sofía, me llamo Sofía Esther: Encantada, Esther Sofía: Igual Esther: Hasta luego (y salía de la sala encontrándose al poco con Claudia) Hola guapa (decía a su altura, pero esta no contestaba) ¿Hola? ¿hay alguien ahí? Claudia: ¡Eh!... perdona Esther, estaba en otra cosa... Esther: Ya veo ya... ¿problemas? Claudia: Mil problemas... y esperando estoy hace días la llegada de un nuevo médico Esther: ¿De un nuevo médico? Claudia: Sí, necesitamos reforzar la plantilla, y además Jorge pidió traslado, así que su plaza queda libre Esther: Ya... ¿y ni caso no? Claudia: Para nada, antes les he dado un toque y han prometido por esta semana pasarme el informe, espero que cumplan su palabra Esther: Bueno, con estos del ministerio nunca se sabe, pero oye... seguro que contigo funciona, que a veces tienes un carácter bonita Claudia: Mmm ¿de jefa? Esther: Eso es, de una autentica jefa jaja Claudia: Jaja anda payasa, vamos a trabajar o tendré que decirle a tu jefa que no haces nada Esther: O¡¡ye!! Claudia: Jaja es broma, ¿vamos? Esther: Después de ti (sonreía con una amplia sonrisa mientras Claudia negaba riéndose) A media tarde Esther y Claudia se volvían a encontrar en recepción Esther: Hola guapa Claudia: Hola, ¿qué tal por ahí dentro? Esther: Por el momento controlado, si alguno se pone tonto te lo mando jaja Claudia: Anda que... ¿tú siempre tienes ganas de bromear? Esther: No, cuando llego a casa a las 11 y pico de la noche y me veo a mi madre y suegra junto a Laura concretando cosas de lo boda se me quita la gana la verdad... Claudia: ¿Eso pasó anoche? Esther: Así es... puf... Claudia: ¿Y por qué te molesta tanto? Esther: No es que me moleste tanto, pero estaba cansada y este tema de la boda me está sacando de quicio, que difícil es casarse puff... Claudia: A mí me lo vas a decir, que llevo cinco años ya... (entonces Teresa llegaba hasta ellas interrumpiéndolas) Teresa: ¿Cinco años de qué? Claudia: Joder Teresa, que susto me has dado Teresa: ¡Ay! Perdona hija, no era la intención Claudia: No te preocupes... pues nada le decía a Esther que llevo cinco años de casada Teresa: ¿Anda sí? Yo te hacía menos tiempo...

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Claudia: Pues no, cinco que son, puf... Teresa: Anda, anda, no te quejes que yo llevo 30 con mi Manolo, así que... Claudia: Madre mía 30 años... qué locura... Teresa: Oye que nosotros estamos muy ricamente Esther: Bueno pues yo creo que me voy a ir y os dejo hablando de bodas, banquetes, años, etc... que me están entrando ganas de vomitar... Teresa: ¿Hija pero estás bien? Claudia: Jaja si Teresa, es sólo pánico matrimonial... jaja Esther: Eso tu ríete Teresa: ¡Ay! ¿te casas? Esther: Pues sí, dentro de dos semanas Teresa: ¿Y cómo no me habías dicho nada? Esther: Pues... no sé... en verdad no lo sabe mucha gente... Teresa: Ya hija, pero siendo yo pues... (decía un poco molesta) Esther: Tienes razón lo siento, así que nada, ya que quedas informada estás invitada Teresa: ¿En serio? (Claudia se sorprendía) Esther: Claro que sí, ya te mando la invitación luego, voy a comer algo a cafetería, ¿Claudia te vienes? Claudia: La verdad es que tengo lío ahora, pero hablamos luego, ¿sí? Esther: Perfecto, hasta luego preciosas Teresa: Que chica mas maja, ¿no? que me ha invitado y todo Claudia: Sí, majísima (decía con ironía) Mientras Esther estaba en cafetería comiendo la avisaron de que tenía una urgencia y tuvo que dejar la comida a medias. Una insuficiencia renal grave, tuvieron que hacerle varias pruebas para luego tratarlo con diálisis. Después de revisar que todo estuviera bien paso por el despacho de Claudia Esther: ¿Se puede? Claudia: Pasa (miraba unos informes) Esther: ¿Qué haces? Claudia: Revisar unos informes Esther: ¿Tienes tiempo para un café? No tuve tiempo ni de terminar de comer, puf... Claudia: ¿Mucho lío? Esther: Bueno... una insuficiencia renal, pero controlada por el momento. ¿Vamos a por ese café? Claudia: Claro, dame dos minutos y estoy contigo Esther: Bien, te espero Una vez en cafetería Claudia: Por cierto, ¿a ti como se te ocurre invitar a Teresa? ¿no decías que no querías que se enterara nadie? Esther: Sí, eso dije, ¿por? Claudia: Pues porque conociendo a Teresa ya lo debe saber todo el hospital... Esther: ¿En serio? Claudia: Claro, parece mentira que no te hayas dado cuenta lo cotilla que es... Esther: Jaja bueno, no me fijo mucho la verdad Claudia: Ya veo... ¿y la invitas encima? ¿a Laura no le importará?

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Esther: Oye, que fuiste tú quien dijo que me casaba ¿eh? Claudia: Ups, ni cuenta me di (decía algo avergonzaba) Esther: Jaja tranquila tonta... bueno pues, Laura no, no creo, ella invitó a todos sus compañeros, no veo que hay de malo en que yo también lo haga, ¿no? Claudia: Si tú lo dices... Esther: Bueno oye ¿y tú qué tal? Que siempre hablamos de mí Claudia: Bueno... pues bien, por el momento el único problema lo tengo con los del ministerio Esther: Ya sabes cómo funciona lo de arriba... Claudia: A paso tortuga y con suerte, puf... Esther: Pues sí, ¿pero por qué te preocupa tanto? Tampoco estamos tan mal ¿no? Claudia: ¿Mal? Estamos fatal, he intentado de mil formas ajustarnos al presupuesto, pero es que hace falta más dinero, más material, más personal, y ya no sé que diablos voy a hacer ¿eh? Esther: Bueno tranquila, alguna solución habrá Claudia: No sé yo... Esther: Seguro que sí Claudia: Oye ¿y por qué no te presentas tú a mi candidatura? Esther: ¿Directora yo? Claudia: Sí ¿por qué no? seguro lo harías genial Esther: Ni loca, no, bastante tengo con casarme... Claudia: Jaja ¿y qué tiene que ver una cosa con la otra? Esther: Pues... que no tengo tiempo Claudia: Ya claro... Esther: En serio, además, tú lo haces muy bien, no sé porque no quieres seguir... Claudia: No es que no quiera, es que... Esther: ¿Qué? Claudia: Pues que con el embarazo es mucho lío Esther: ¿El embarazo? ¿qué embarazo? (entonces caía en la cuenta de sus palabras) ¿estás? (abría los ojos y la boca grande) Claudia: Sí, lo estoy Esther: Pero... pero... ¿desde cuándo lo sabes? Claudia: Esta mañana, llevaba días sospechándolo y sí, al fin hoy lo supe con certeza Esther: Pero eso es estupendo amiga (le daba un abrazo) Claudia: Gracias (deshacía el abrazo) ¿entiendes ahora porque te lo digo? Esther: Perfectamente, pero Claudia, yo no sé si sepa hacerlo... Claudia: Seguro que sí Esther, confío plenamente en ti, por favor, piénsalo al menos... Esther: Puf... Claudia Claudia: Solo piénsatelo Esther: Está bien Estuvieron un ratito más hablando hasta que llamaron a Esther por otra urgencia. Atendía al paciente, daba una última revisión al resto y se marchaba a casa. Al llegar Laura había preparado una bonita cena, todo estaba delicadamente colocado sobre la mesa y dos velas encendidas daban el toque romántico a la velada Esther: ¿Y esto? (se sorprendía) Laura: Hacía tiempo no disfrutábamos tranquilas, y te lo mereces Esther: Gracias, pero... no sé, no hacía falta (Laura se acercaba y le daba un beso en los labios)

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Laura: Lo sé, lo he hecho porque he querido no porque haga falta, ¿cenamos? Esther: Claro Después de cenar se acomodaron en el sofá, de nuevo Esther estaba agotadísima Esther: Puf... que gusto llegar a casa y poder estar así, tranquilita Laura: ¿Te gusto la cena? Esther: Me encantó (la besaba) gracias de nuevo Laura: De gracias nada ¿eh? (sonreía) ¿qué tal hoy en el trabajo? Esther: Agotador como siempre Laura: Ya me imagino... ¿pero ninguna novedad? Esther: Pues... (se quedaba pensativa) sí, Claudia me ha ofrecido la dirección del hospital Laura: ¿Qué? (se sorprendía) ¿y eso? Esther: Dice que podré hacerlo, y confía en mí Laura: ¿Tú que le has dicho? Esther: Que me lo pensaría Laura: Cariño... eso nos quita tiempo, son más horas de trabajo, no sé... a mí la idea no me convence Esther: Sé que es más tiempo, pero no sé... me gusta la idea, y creo que podré con ello Laura: Nos casamos dentro de dos semanas... Esther: ¿Y? eso no es ningún impedimento Laura: Vale, ya entiendo, mi opinión no cuenta Esther: Laura pues claro que cuenta, ¿sino por qué te lo estoy contando? Laura: ¿Entonces? A ti te gusta lo que haces Esther: Claro que sí, pero tener la dirección significa más dinero Laura: ¿Y para qué queremos más dinero? Si con nuestros sueldos vamos bien Esther: Sí, pero después del pastón de la boda, habrá que recuperarse un poco, ¿no? Laura: ¿Desde cuándo es tan importante el dinero? Esther: Joder Laura... Laura: Joder Laura no, es que no te entiendo, estás muy rara últimamente, sobre todo respecto a la boda Esther: Es solo que estoy un poco agobiada, nada más Laura: ¿No te quieres casar? Esther: Laura yo no he dicho eso Laura: No hace falta que lo hagas, ya lo estas demostrando (y salía hacia la habitación enfadada) Esther: Mierda Laura no ha vuelto a sacar el tema de la boda ni siquiera para reprocharle a Esther, se ha mantenido en todo momento distante y callada. Por otro lado Esther esta bastante arrepentida por aquella acción, sabe que no está demasiado entusiasta con la boda pero no significa que no quiera casarse, simplemente está agobiada con todo. Sin decir nada, se prepara el desayuno y una vez terminado sale hacía el hospital Una vez allí, saluda a Teresa pero sin gana, y luego firma el parte Teresa: ¿Te pasa algo?

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Esther: No Teresa, solo que estoy cansada, voy para adentro, si ves a Claudia dile que me busque por favor Teresa: Claro, no te preocupes Al rato llega Claudia hablando por teléfono bastante enfadada, saluda a Teresa de mala gana y se va para adentro sin darle oportunidad para hablar. Cuando va dirección a su despacho se encuentra con Esther Esther: Ey Claudia: Ah, hola Esther: ¿Todo bien? Claudia: De nuevo problemas con los del ministerio Esther: ¿Por el médico nuevo? Claudia: No, esta vez no es por eso, además me dijeron que hoy me mandaban el informe del médico, como muy tarde mañana se incorpora Esther: Pues entonces genial ¿no? Claudia: Supongo... (dice no muy convencida) Esther: Bueno a ver, ¿cuál es el problema? Claudia: Los presupuestos Esther... no hay dinero, y esto funciona cada vez peor, y yo no sé qué hacer, estoy hasta la mismísima coronilla Esther: Bueno tranquila que no te hace bien (dice tocándole la barriga) ¿qué tal lo llevas? Claudia: Bien, la verdad que muy bien, Rober está muy contento, hacía tiempo que queríamos quedarnos embarazados, pero no surgía ocasión Esther: Me alegro, seguro que va genial y tendréis un bebe hermoso Claudia: Eso espero, aunque como siga poniéndome de tal forma con estos inútiles no sé yo... Esther: Es que te lo tienes que tomar con calma Claudia Claudia: Pero si yo lo intento pero no puedo... demasiadas cosas, puf... ¿te has pensado coger mi puesto? Esther: De eso te quería hablar Claudia: Mejor en mi despacho, vamos Se dirigían a su despacho y una vez dentro se acomodaban en los asientos. Esther suspiraba antes de hablar Esther: Anoche tuve pelea con Laura por ello Claudia: Lo siento mucho Esther: Tranquila, no es culpa tuya, simplemente mía... (tomaba aire) no estoy muy entusiasta con la boda que digamos, y claro, ayer le comento esto y salta por los aires, me pregunto que si no quería casarme... Claudia: ¿Y quieres? Esther: Pues claro que quiero, solo que me supera un poco Claudia: Pues deberías tranquilizarte y disfrutar de ello, si estos últimos días has estado ausente respecto al tema, ahora vuélcate por completo, que no piense que no es porque no quieres Esther: Lo sé, lo sé... por eso por el momento no puedo aceptar el puesto, porque me llevaría mucho tiempo, y como ella me dijo, estamos a dos semanas de casarnos, no puedo hacerle esto

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Claudia: Entiendo no te preocupes. Pero la oferta sigue en pie, si en algún momento quieres no dudes en decírmelo Esther: Lo tengo en cuenta gracias. Bueno, voy a ver si trabajo un poquito, luego hablamos, ¿vale? Claudia: Claro Esther: Cuídate anda Claudia: Lo haré Esther salía del despacho para dirigirse de nuevo a urgencias, mientras Claudia recibía un fax Claudia: ¿Y esto? (tomaba el papel y leía con atención) ah vale, el informe del nuevo médico Entonces llamaba al ministerio para agradecerles, a ver sin con ese detalle se esmeraban un poquito más Las horas pasaban entre paciente y paciente, no tuvieron tiempo ni para un café. Ya cerca de media tarde, Esther pudo tomarse un pequeño descanso. Se fue hasta la sala de médicos encontrándose de nuevo con aquella médico del otro día Esther: Hola Sofía: Ah hola Esther: ¿Tomando un descanso? Sofía: Bueno... no exactamente (Esther observaba un montón de informes sobre la mesa) Esther: mmm... ¿estás con algún caso interesante? Sofía: En verdad soy estudiante en prácticas, mi adjunto me dijo que estudiara estos informes archivados Esther: Ah vale, entiendo (se servía un café y se sentaba justo al lado) Sofía: ¿Y tú eres médico de? Esther: Cirujana, soy cirujana Sofía: Ah, que bien, a mí también me gustaría algún día serlo Esther: Y lo serás, seguro (sonreía) Sofía: Bueno, quien sabe Esther: ¿Por qué dudas? Sofía: Me encuentro bastante verde en este ámbito, hay cosas que aún no consigo entender muy bien Esther: Bueno pero por eso no te preocupes Sofía: ¿Cómo? Esther: ¿Tú quieres ser cirujana, no? Sofía: Me gustaría sí Esther: Bien, pues yo soy cirujana Sofía: Sí, ya lo dijiste antes... Esther: Jaja me refiero a que si quieres te puedo ayudar Sofía: ¿En serio? Esther: Claro, dime que no entiendes e intento explicarte Sofía: Vale, gracias (decía muy contenta e ilusionada)

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Mientras en recepción -: Buenas tardes Teresa: Buenas tardes, su tarjeta sanitaria por favor -: No verá, busco a la doctora Castilla Teresa: ¿Familiar? -: No, por trabajo Teresa: Ah vale, pues espere un segundo y la aviso (Teresa avisaba a Claudia) -: Gracias Teresa: Bien, ya está, en breve se comunicara contigo -: Gracias de nuevo Claudia esperaba en su despacho la llegada del nuevo médico. Sentada en el sillón de su escritorio releía de nuevo el informe, cuando tocaban la puerta Claudia: Adelante (no quitaba ojo del informe) -: Buenas tardes Claudia: Buenas tardes, ¿doctor Aime? (decía aún leyendo el informe) -: Lo cierto es que no (entonces Claudia levantaba la vista) Claudia: Bien, ¿entonces? -: Doctora Fernández, Macarena Claudia: Siéntese por favor Maca: Gracias Claudia: Creo que ha habido un error Maca: ¿Perdona? Claudia: Verá, yo esperaba al doctor Aime, Manuel Aime ¿le suena? Maca: No lo siento. A mi me dijeron que me presentara aquí Claudia: ¿Quién? Maca: Los del ministerio Claudia: No entiendo. ¿Me das un segundo por favor? Maca: Claro (Claudia tomaba el teléfono y llamaba al ministerio) Después de hablar con ellos, entendía todo Claudia: Bien, pues al parecer el doctor Aime, por motivos personales no ha podido aceptar el puesto y en su lugar te mandaron a ti Maca: Supongo... llevo un tiempo por aquí intentando encontrar trabajo Claudia: Ya, imagino que serás pediatra ¿no? Maca: Por supuesto Claudia: Y por tu extraño acento, eres de fuera, ¿cierto? Maca: Bueno, no exactamente, siempre he vivido aquí, pero sí, mi carrera la hice en Inglaterra Claudia: ¿Oxford? Maca: Sí... Oxford (Maca comenzaba a extrañarse) ¿por? Claudia: Eh, no nada, me habían comentado que es una gran universidad y saca de los mejores médicos. Es extraño que aún no encontraras trabajo aquí Maca: Ya, lo cierto es que llevo muy poco tiempo, apenas unos días y enseguida avise al ministerio, no quería perder tiempo en trabajar

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Claudia: Me alegra escuchar eso Maca: Gracias, y... ¿respecto al contrato? Claudia: Ah sí, perdona (y aclaraban todo eso) bien, pues, bienvenida Macarena Maca: Maca, puedes llamarme Maca Claudia: Bien pues... Maca, un placer Maca: Igualmente (se quedaba en la silla sin saber que hacer) Claudia: ¡Eh! perdona... ahora aviso a un celador que te indique todo, ¿vale? Maca: Por favor, gracias Mientras Maca conocía el hospital y se preparaba para comenzar a trabajar, Claudia no salía de su asombro, y rápidamente pensó en avisar a Esther Claudia: Esther, ¿tienes un segundo? Esther: Ahora no Claudia, tengo lío Claudia: Es importante Esther: Puf... lo siento Claudia, hablamos luego ¿si? Claudia: Mierda Después que Esther se fuera, llegaba Maca Maca: Hola Claudia: Ah hola, ¿qué tal? ¿te hace con esto? Maca: Bueno, creo que sí, he trabajo en hospitales más grandes y a un ritmo frenético, creo que me adaptaré sin problema Claudia: Me alegro (en ese momento pasaba Cruz justo al lado de ellas) Cruz, perdona Cruz: Dime Claudia: Mira te presento a Macarena Fernández, la nueva pediatra. Maca ella es Cruz Gándara, cirujana Cruz: Encantada Maca: Igualmente Claudia: Bien, pues te dejo con ella (miraba a Cruz) y le vas enseñando un poquito como funciona esto, ¿vale? Cruz: Sin problema jefa Claudia: Gracias (se retiraba) Cruz: Bien, ¿vamos? Maca: Claro Había sido un día duro de trabajo, Esther estaba en vestuarios cambiándose para salir a casa, cuando entraba Sofía Sofía: Hola Esther: Ey, ¿qué tal? (se ponía la camisa) Sofía: Un poco agotada, pero bien Esther: Me alegro Sofía: Oye que... gracias de nuevo Esther: Nada no te preocupes Sofía: Te venía a invitar a tomar unas cervezas, para agradecértelo Esther: No hace falta que te molestes Sofía: Para nada, no es ninguna molestia, en serio (Esther miraba su reloj)

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Esther: Bueno, no es demasiado tarde, ¿qué hay de malo en ello? (sonreía) Sofía: Claro, vamos En recepción Cruz: Bueno Maca ha sido un placer trabajar contigo Maca: Igualmente Cruz: Espero tengas una buena estancia aquí, y te hagas con esto Maca: Seguro que sí, ya tenía ganas de volver a casa (sonreía) Cruz: Bien, pues... ¿nos vemos mañana? Maca: Claro, hasta mañana Cruz Cruz: Hasta mañana Maca: Bueno... mmm... Teresa: Teresa, me llamo Teresa Maca: De acuerdo (sonreía) pues, Teresa, nos vemos mañana Teresa: Muy bien, hasta mañana doctora Maca: Hasta mañana (y salía del hospital) Entonces Esther y Sofía llegaban a recepción entre risas Esther: Bueno Teresa, hasta mañana Teresa: Hasta mañana hija (miraba extrañada a ambas) Una vez que Esther y Sofía salían llegaba Claudia Claudia: Teresa, ¿y Esther? Teresa: Vaya, ¿qué pasa hoy? (hablaba para sí misma omitiendo a Claudia) Claudia: ¿Qué pasa de qué? (llamaba su atención) Teresa: Eh, no nada... ¿qué decías? Claudia: ¿Qué si has visto a Esther? Teresa: Sí, se acaba de ir con la estudiante esa, Sofía Claudia: ¿Con Sofía? (fruncía el ceño) Teresa: Sí, no sé... Claudia: Bueno está bien, no importa, hasta mañana Teresa Teresa: Hasta mañana (Claudia salía) están de un rarito hoy Esther llegaba tarde a casa, las cervezas se habían alargado un poquito. Al entrar se dirigió a la habitación donde Laura se hacía la dormida. Se quitaba despacio la ropa y se acomodaba en la cama. Laura daba la vuelta y encendía la luz de la mesilla Laura: ¿Por qué llegas tan tarde? (Esther la miraba sin gana) Esther: ¿Ahora te importa cuando llego? Llevas todo el día evitándome desde la otra noche Laura: Eso no quita para que llegues ahora Esther: No tengo ganas de hablar Laura: ¿Estás borracha? Esther: He dicho que no tengo ganas de hablar

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Laura: Dios, apestas a alcohol Esther: Creo que no has entendido bien (se levantaba y salía hacía el salón acomodándose en el sofá. Laura la seguía) Laura: ¿Se puede saber que mierda te está pasando? Esther: Joder... (gritaba furiosa) no tengo ganas de hablar, estoy cansada, ¿puedes entenderlo? Laura: No, no puedo, hace tiempo que no entiendo nada, y menos tu actitud Esther: He salido a tomar unas cervezas, se me hizo tarde, punto Laura: ¿Crees que con esa actitud voy a casarme contigo? (dejaba sus lágrimas caer) si empezamos mal desde antes de casarnos, no quiero imaginarme el infierno de matrimonio que tendremos (Esther se daba cuenta de su comportamiento) Esther: Laura... (intentaba abrazarla) Laura: No Esther, estoy cansada... desde que dijimos de casarnos ya no te comportas igual, llegas tarde a casa, y encima ahora borracha. ¿Qué se supone que tengo que hacer yo? Esther: Perdóname Laura: Es que siempre es lo mismo... sino quieres casarte lo entenderé, pero no me hagas esto Esther: Shh... no digas eso (la abrazaba) claro que me quiero casar contigo. Lo siento mucho de verdad (acariciaba su pelo) no sé qué me pasa, yo no soy así Laura: Claro que no eres así, pero no entiendo porque te comportas de tal forma Esther: Lo siento, no volverá a suceder, he estado agobiada con todo. Pero no volverá a ocurrir, te lo prometo (le daba un beso en los labios) vamos a la cama, quiero hacerte el amor (y sin más se iban hasta la habitación disfrutando la una de la otra) A la mañana siguiente Esther había preparado el desayuno a Laura, hacía tiempo que no era tan detallista con ella y se lo merecía. Después de disfrutar juntas del desayuno se despedía con un tierno beso y salía al hospital Claudia no había conseguido hablar con Esther, pues el día anterior, no había vuelto a coincidir con ella. Llegaba con la mejor de sus sonrisas hasta recepción donde como cada mañana daba los buenos días a Teresa y dejaba ver su bonita sonrisa Esther: Buenos días guapa Teresa: Hombre, estos buenos días me gustan más Esther: Lo sé, y siento lo de ayer, un mal momento, pero por fin todo bien Teresa: Me alegro (Esther firmaba el parte) Esther: Voy para adentro Teresa: Ah Esther, espera Esther: Dime Teresa: Ayer Claudia te estuvo buscando Esther: Ah sí, es verdad, se me paso avisarle. Bueno gracias, ahora hablo con ella Teresa: Bien Esther: Hasta luego Teresa: Adiós Mientras Esther entraba para cambiarse, Maca que llegaba Maca: Buenos días Teresa

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Teresa: Hola Maca, buenos días (saluda con una sonrisa) ¿qué tal? Maca: Bastante contenta la verdad, llevaba tiempo que no me sentía tan bien Teresa: ¿Y eso? Maca: No sé, es una sensación rara, cuando vine aquí ayer, sentí que este era mi sitio... no sabría explicarte Teresa: Bueno, seguro que sí, que aquí vas a estar muy bien Maca: Eso espero (también sonreía) voy a cambiarme y empezar Teresa: Muy bien Maca: Hasta luego Teresa: Adiós guapa Maca se dirigía a vestuarios ilusionada por su segundo día de trabajo, cuando sin esperarlo topo con alguien que salía Maca: Auch -: Perdona, lo siento, no te había visto (levantaba la mirada) ¿tú? Maca: ¿Esther? En ese momento el tiempo se paró, solo existían ellas y sus recuerdos. Mirándose fijamente a los ojos disfrutando del silencio que se ofrecía en ese instante Esther: ¿Qué haces aquí? (no entendía nada) Maca: Trabajo aquí Esther: ¿Cómo? Pero si estabas... (la interrumpía) Maca: En Inglaterra sí, pero ahora estoy aquí, llevo poco tiempo, pero aquí estoy, desde ayer me incorporé al hospital Esther: ¿Tú eras el nuevo médico que tenía que venir? (“a Claudia la mato”) Maca: No exactamente, hubo un cambio a última hora y me mandaron a mí Esther: Ah... bueno pues... bienvenida Maca: Gracias Esther: Tengo que... Maca: Sí, claro... Esther: Bien, nos vemos luego Maca: Vale Esther caminaba con pasos firmes aún sin creérselo. Estaba allí, Maca estaba allí, en el mismo hospital que ella. ¿Cómo era posible? Después de recuperarse un poco por lo de Maca llegaba hasta el despacho de Claudia, ésta hablaba por teléfono y le hizo una señal de que esperara, cuando terminó de hablar miró a Esther y por el gesto de su cara supo lo que iba a decir Esther: ¿Por qué no me lo habías dicho? Claudia: Esther, tranquila, ¿vale? (Esther tomaba asiento) iba a decírtelo ayer, ¿recuerdas? Pero tenías lío, fui a buscarte pero estabas en quirófano y al salir me dijo Teresa que te habías ido con Sofía, no tuve la oportunidad Esther: Ya... ¿por qué ella? (Claudia se encogía de hombros) Claudia: No tengo respuesta para todo

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Esther: Joder... es que no esperaba encontrarla, al menos no aquí... aún sigo sin creérmelo, después de tantos años... puff... ni siquiera supe que decirle... estaba nerviosa no me salían las palabras, quede como gilipollas Claudia: A ver Esther es normal, por lo que me has contado ella ha sido muy importante en tu vida, y después de tanto tiempo volverla a ver, entiendo que tengas esa impresión... y bueno, ya sabes lo que pienso Esther: ¿Y qué sentido tendría sacar de nuevo el pasado? Claudia: Porque es un pasado-presente... te ha acompañado siempre. No es igual que te pase algo y luego cierres esa puerta, y ya, a lo vuestro que no está cerrado, se quedaron cosas en el aire, y si está aquí, es por algo, todo tiene su porque Esther: Ya... y me vas a decir que el destino o como lo quieras llamar, la ha puesto de nuevo en mi camino para cerrar esa puerta ¿no? Claudia: Cosas más raras se han visto Esther: Claudia, por favor... eso es una tontería, no sé porque esté aquí, pero dudo que tenga que ver conmigo Claudia: Yo solo te digo que deberíais hablar Esther: Es que no sé si pueda... esto me supera, dios Claudia: Por favor tranquilízate, no te queda de otra que trabajar con ella, y si quieres estar bien, tendréis que hablar, y dejarlo todo claro Esther: ¿Y qué se supone que le tengo que decir? Claudia: Lo que sientes Esther, lo que tanto tiempo llevas guardado Esther: Es que fue raro ¿sabes? No sé ni que sentí cuando la vi Claudia: Es normal, no imaginabas toparte con ella, pero eso no cambia el resto Esther: Creí que pensabas, que Laura es lo primero Claudia: Uff Esther... sabes perfectamente todo lo que hemos estado hablando durante meses... te dije que fueras sincera y especialmente contigo misma, si quieres a Laura, olvídate de Maca y cásate, pero si no estás segura, no cometas ese error Esther: Es que ahora mismo no sé ni lo que quiero... puf... ella no tendría que haber vuelto Claudia: Pero está aquí... no puedes omitir eso Esther: Pensé que lo tenía superado, que después de tantos años no me afectaría al verla... pero ha sido tan raro... Claudia: Bueno Esther, no te anticipes, igual solo ha sido la impresión de verla, y por eso crees lo que no es... Esther: Puede ser... seguro es eso, yo quiero a Laura Claudia: ¿Segura? (Esther miraba a Claudia a los ojos sin saber muy bien que decir) Esther: Me voy a casar... Claudia: Esa no es la pregunta Esther: No lo sé... (y una lágrima caía por su rostro) Claudia: Venga Esther, no te preocupes (abrazaba a su amiga) Por otro lado, Maca también estaba algo descolocada, habían pasado diez años desde la última vez que la vio, desde la última vez que supo de ella, que hablo con ella, y ahora estaba allí, tenía a pocos metros a la mujer que le cambió la vida Maca: No puede ser verdad... demasiada casualidad (no salía de su asombro)

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Había pasado un rato desde su encuentro, no habían coincidido en todo el tiempo. Esther miraba obsesionada a todos lados creyendo que en cualquier momento se la iba a encontrar, ¿por qué esta tan nerviosa? ¿por qué su presencia la descolocaba tanto? Había pasado mucho tiempo, y ella estaba con Laura, no tenía por qué dudar de nada -: Esther (salía de ese estado) Esther: Eh, perdona... no escuchaba, ¿qué tal Sofía? Sofía: Mejor que tú... (observaba su rostro de ¿preocupación?) ¿te pasa algo? Esther: Creo que algo me ha sentado mal Sofía: ¿Quieres que vayamos a enfermería y te tomas algo? Esther: No, no da igual... seguro en un rato se me pasa Sofía: ¿Seguro que todo bien? Te noto rara Esther: Bueno, estoy cansada... ha sido un día de demasiados recuerdos... (dijo aquello casi sin pensar) Sofía: No entiendo Esther: No importa, no te preocupes, nos vemos luego ¿vale? Sofía: Claro Esther salía de la sala de médicos sin saber muy bien que rumbo tomar, mientras Sofía se servía un café sin entender muy bien que había pasado minutos antes En cafetería Maca dada vueltas a la cuchara de su café, Cruz que entraba en ese momento la observaba y se acercaba hasta ella Cruz: ¿Puedo? (señalaba la silla) Maca: Eh sí, claro, siéntate (le sonreía) Cruz: ¿Qué tal el día Maca? Maca: Tranquilo... al menos en cuanto a pacientes Cruz: ¿Cómo? Maca: Nada, no me hagas caso Cruz: ¿Algún problema? Maca: No, no para nada, todo bien Cruz: Ok... puff... yo estoy agotadísima, he tenido tres operaciones en lo que llevo de mañana, por suerte en dos de ellas Esther me ha acompañado, que es de buena ayuda Maca: ¿Esther? Cruz: Sí... ah bueno, perdona, seguro no la debes conocer Maca: Lo cierto es que un poquito sí Cruz: ¿Ah sí? ¿ya os presentaron? (tomaba de su café) Maca: Hace muchos años... Cruz: Anda, ¿amiga de la facultad? Maca: No exactamente... Cruz: ¿Entonces? Maca: Es... mi ex novia Cruz: Ah... perdona Maca no sabía, no tenía que haber preguntado Maca: No te preocupes, no es culpa tuya Cruz: De igual modo, lo siento Maca: Tranquila Cruz: Y... ¿todo bien con ella? Maca: No lo sé

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Cruz: ¿Pero has hablado con ella? Maca: No exactamente, y me preocupa que pueda pasar Cruz: ¿Respecto a qué? Maca: Supongo que en general Cruz: Bueno, no te preocupes, seguro que todo está bien (intentaba quitar hierro al asunto) Maca: Sí, seguro que sí (decía no muy convencida) El turno pasó de lo más lento para ambas aquel día. Esther no paró de darle vueltas a la cabeza por la conversación que había tenido con Claudia, ¿y si todavía sentía algo por Maca? ¡No! ¡No! no podía ser. Igual Claudia tenía razón y después de tanto tiempo sin verla el encontrársela le había provocado aquella impresión no tenía porque significar nada, ahora ella estaba con Laura y no importaba lo demás. Pero, entonces, ¿por qué no estaba segura de querer casarse con ella? Estaba sentada en la sala de médicos, con la mirada perdida, cuando notó que alguien entraba, era Sofía Sofía: Hola Esther Esther: Hola Sofía: ¿Mejor? Esther: ¿Qué? Sofía: ¿Qué si estás mejor? Antes nos cruzamos y me dijiste que no te encontrabas bien Esther: Ah, sí... bien, estoy bien, gracias (Sofía tomaba asiento a su lado) Sofía: Venga va Esther, sé que no nos conocemos lo suficiente, pero puedes confiar en mi (Esther la miró y le regaló una media sonrisa) Esther: Sólo son recuerdos del pasado... Sofía: ¿Y eso que significa? Esther: Que es momento de cerrar esa puerta (se levantaba) gracias (le sonreía para después salir de allí) Sofía: Definitivamente no entiendo nada Esther llegaba hasta recepción Esther: Teresa perdona, ¿has visto a Maca? Teresa: ¿A la nueva? Esther: Sí, a la nueva Teresa: Pues... (se quedaba pensativa) hace rato que no Esther: Vale gracias, vuelvo dentro Teresa: Esther (la detenía) ¿todo bien con ella? Esther: Eh sí, ¿por qué lo preguntas? Teresa: Bueno, demasiadas horas aquí hija, que una al final se acaba enterando de todo Esther: Ya, ¿Y exactamente que sabes? (se acercaba de nuevo al mostrador) Teresa: Yo no te he dicho nada ¿eh? Esther: Tranquila Teresa: La vi antes en cafetería hablando con Cruz, no parecía estar muy bien, me acerqué a dejarle un informe a Cruz, y escuché tu nombre Esther: ¿Hablaban de mí? Teresa: Eso parece

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Esther: ¿Y que decían? Teresa: Hija a tanto no llego, que tampoco soy tan cotilla Esther: Jaja ya... bueno no importa, gracias de igual modo, si por casualidad la ves, dile que la estoy buscando Teresa: Tranquila, yo le digo. Oye, ¿pero me vas a contar por qué hablaban de ti? Esther: Jaja algún día Teresa, te cuento todo, voy para adentro, gracias de nuevo Teresa: Pero, pero... (la dejaba con la palabra en la boca) hay que ver que aquí una nunca se entera de nada (y seguía a lo suyo) A la hora de salida. Maca llegaba a recepción junto con Cruz Teresa: ¿Qué tal el día? Cruz: Agotador Maca: Pésimo Teresa: Anda, menudo ánimo se respira por aquí (les entregaba el parte para que lo firmaran, ambas reían) Cruz: Bueno pues... creo que es hora de irnos, eh Maca, ¿te apetece que nos tomemos algo? Claro, sino tienes nada que hacer Maca: Pues lo cierto que no, así que vale, acepto Cruz: De acuerdo. Bueno pues Teresa hasta mañana Teresa: Hasta mañana niñas, pasadlo bien Maca y Cruz: Gracias (se encaminaban hacía la salida) Teresa: Ah Maca (casi gritaba haciendo que Maca se diera la vuelta) Maca: ¿Sí? Teresa: Esther te estaba buscando Maca: ¿A mí? (comenzaba a ponerse nerviosa) ¿y sabes para que? Teresa: Tanta información no tengo, solo me ha dicho que te estaba buscando (Maca se quedaba callada sin saber muy bien que decir) ella aún no ha terminado su turno, por si quieres esperarla Cruz: Maca, igual es lo mejor Maca: ¿Y tú? Cruz: Por mi no te preocupes, ya quedamos otro día Maca: Es que no sé si sea buena idea Cruz: Yo creo que sí, cuanto antes solucionéis las cosas mejor Maca: Cruz, esto es absurdo (Teresa intentaba enterarse de la conversación) Cruz: Maca haz lo que creas conveniente, sino te apetece no estás obligada, solo digo que es lo mejor para las dos Maca: Creo que no estoy preparada Cruz: Como quieras, ¿nos vamos entonces? Maca: Por favor Cruz: Venga, vamos Maca: Teresa, gracias Teresa: Adiós Y sin más salían de allí. A la hora Esther acababa el turno y llegaba hasta recepción Esther: Puf, menudo día Teresa Teresa: ¿Duro? Esther: Explosivo... demasiadas cosas hoy Teresa: ¿Lo dices por Maca?

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Esther: Bueno, por todo en verdad. Por cierto, ¿la has visto? Teresa: Sí, hace como una hora que se fue con Cruz Esther: ¿Se fue? Teresa: Sí, le dejé tu encargo, pero de igual modo se fue Esther: Ya... (terminaba de firmar el parte) bueno pues yo también me voy, que bastante ha sido por hoy, nos vemos mañana Teresa: Hasta mañana Camino a casa Esther estaba furiosa. Se había ido a pesar de saber que la buscaba, ¿por qué se empeñaba en hacerlo más difícil? No quería llegar a casa en ese estado, sabía que sino lo pagaría con Laura, y después de todo, no se lo merecía. Así que cambió el rumbo y se fue hasta casa de su hermana Eva. Al llegar, su hermana se sorprendió de verla Eva: Esther, ¿qué haces aquí? Esther: ¿No puedo visitar a mi hermana? Eva: Sabes que siempre, pero me sorprende, es un poco tarde y no tienes como costumbre hacerlo Esther: Sí, pero hoy es diferente. ¿Puedo pasar o me vas a tener aquí toda la noche? Eva: ¡Eh! sí, claro perdona, pasa Se instalaron en el salón, Eva preparó un caldo a su hermana, y aprovechando que su marido e hijo dormían habló con Esther Eva: Bueno, a ver cuéntame, ¿qué pasa con Laura? Esther: ¿Con Laura? ¿Quién a dicho nada de Laura? Eva: ¿No es con ella la cosa? Esther: ¿Tiene que pasar algo? Eva: Esther, te conozco, sé cuando tienes algo, así que habla Esther: Cierto, olvidaba ese detalle Eva: ¿Me lo vas a contar? Esther: ¿Estás preparada para escucharlo? Eva: Deseosa, ¿responde a tu pregunta? (Esther sonreía) Esther: Maca está aquí (no quiso dar más rodeos) Eva: ¿En Madrid? Esther: Sí Eva: ¿Y cómo estás tan segura? Esther: Aquí viene lo sorprendente Eva: Pues cuenta Esther: Trabaja conmigo Eva: No (no se lo podía creer) Esther: Sí Eva: ¿Y desde cuando? Esther: Ayer, pero yo no lo supe hasta hoy que me la encontré Eva: ¿La viste? ¿y qué te dijo? Esther: En verdad nada, creo que aún ninguna asimilamos lo que está pasando Eva: No es para menos, si ni yo puedo creerlo... pensé que seguía allí Esther: Eso creía yo también, hasta ahora... es que es tan... irreal... Eva: Bueno, tampoco tanto, este es su sitio, sabías que podía ocurrir Esther: Claro que sí, eso no lo dudo. Pero encima, ¿coincidir en el mismo hospital? Eva: Eso me sorprende más... Pero ¿qué te preocupa realmente?

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Esther: No entiendo tu pregunta. ¿A qué te refieres? Eva: Creo que es clara. Sabes a que me refiero Esther: Si lo dices por lo que pueda sentir por ella, puedes estar tranquila, lo tengo superado Eva: ¿Segura? Esther: Eva, voy a casarme en menos de dos semanas, ¿crees que sino lo estuviese me casaría? Eva: Tienes razón, perdona Esther: Solo me he sorprendido, no esperaba encontrarla de nuevo Eva: ¿Y que vas hacer? ¿piensas hablar con ella? Esther: Eso quería Eva: ¿Ya no? Esther: Más bien es ella quien no quiere Eva: Bueno es normal... dale tiempo Esther: Claro Eva: ¿Te quedas a dormir? Esther: No, no, es tarde y Laura debe estar preguntándose donde estoy Eva: ¿Se lo vas a contar? Esther: No sé si sea buena idea Eva: Deberías, vas a casarte con ella, no se lo ocultes Esther: Bueno, ya veré. Me voy, gracias por todo y perdona por llegar tan tarde Eva: No seas tonta anda, sabes que siempre que me necesites aquí voy a estar Esther: Esta bien (se daban un abrazo) Eva: Cuídate Esther: Lo haré (y salía de casa de Eva para ahora si dirigirse a la suya) Eva: Sabía que tarde o temprano esto pasaría Esther llegaba tarde a casa, y para su suerte Laura estaba completamente dormida, se quedó un ratito mirándola para luego acostarse a su lado No pudo dormir prácticamente nada en toda la noche, antes de que sonara el despertador se levantaba y preparaba para ir al hospital. Al llegar firmaba el parte rápida para luego cambiarse y comenzar a trabajar. Necesitaba estar ocupada para no pensar Al rato llegaba Maca a recepción, se le notaba cansada Teresa: Buenos días Maca Maca: Buenos días guapa (se tocaba el cuello) Teresa: ¿Te pasa algo? Maca: Solo una mala noche Teresa: Si es que no puede ser, salís de copas y luego pasa lo que pasa, que para trabajar no dais Maca: Jaja tienes toda la razón, esta noche tranquilita en casa Teresa: Claro que sí Maca: Bueno voy para adentro Teresa: Hasta ahora No coincidieron en toda la mañana, tenían varias operaciones pendientes, estaba siendo un turno bastante duro. A la hora de la comida Esther buscaba a Claudia, necesitaba un poquito de compañía. Llegaba hasta su despacho

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Esther: ¿Se puede? Claudia: Adelante Esther: ¿Ocupada? Claudia: Para ti nunca guapa Esther: Vaya, ¿y ese buen humor? Claudia: Bueno, una que viene relajadita de casa Esther: Anda pillina, así da gusto Claudia: Jaja claro, ¿y tú que? Esther: ¿Qué si vengo relajada? Claudia: Jaja no tonta, a mi eso me da igual... digo, que si estás bien Esther: Ya decía yo que te interesara tanto mi vida sexual (ambas reían) bueno, ayer intente hablar con Maca pero parece que no está dispuesta, y no sé muy bien que hacer Claudia: Bueno, dale tiempo, es normal que esté así, después de todo Esther: Ya, ¿y yo qué? Claudia: Bueno Esther, no te agobies, entiendo que para ti tampoco es fácil, pero poco a poco Esther: Puf... supongo Claudia: ¿Se lo vas a contar a Laura? Esther: ¿Lo hago? Claudia: Deberías Esther: Sí, creo que tienes razón, no me parece bien mentirle en algo así Claudia: Claro. Bueno ¿y qué? ¿has venido solo a esto? Esther: ¿Perdona? (Claudia reía) Claudia: Podrías invitarme mínimo a comer, ¿no? Esther: Anda mírala ella Claudia: Jaja ¿qué? Esther: Nada, que te prefiero de mal humor, así al menos no me haces pagar Claudia: Anda tira y tira, que ya invito yo Esther: Eso está mejor (y salían entre risas para ir a comer) Disfrutaron de la comida, Claudia le contó los avances de su embarazo, estaba bastante ilusionada. Después de comer Claudia tenía que hacer unas gestiones, por lo que Esther volvió sola al hospital, a la entrada sonaba su móvil Esther: Hola Eva Eva: Hola, ¿qué tal estás? Esther: Bien, no te preocupes Eva: Sabes que no puedo evitarlo, estoy intranquila desde ayer, ¿hablaste con Laura? Esther: Aún no, llegué tarde y no creí oportuno despertarla, hoy cuando llegue a casa le cuento (Esther observaba como Maca llegaba hasta recepción) Eva: Me parece bien Esther: Oye Eva, me encantaría seguir hablando pero tengo pacientes, ya te llamo yo, ¿ok? Eva: Claro, perdona, hablamos Esther: Sí, un beso Eva: Chao Colgaba y cuando Esther estaba cerca del mostrador veía como Maca seguía su camino hacía el ascensor. No se lo pensó y corrió tras ella

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Esther: Uy, casi no llego (decía un poco jadeante entrando en el ascensor. Maca se sorprendió) ¿subes? Maca: Sí (miraba al techo del ascensor) Esther: ¿Y qué tal? ¿te adaptas bien? (intentaba sacar conversación) Maca: Sí, sin problema (le regalaba una media sonrisa haciendo que Esther desviara la mirada a su boca) mm... bueno, yo me bajo aquí (Esther salía tras ella) Esther: Espera Maca (agarraba suavemente su brazo provocándole un escalofrío) Maca: Tengo prisa Esther (decía un poco nerviosa) Esther: Solo es un momento Maca: De verdad que no puedo, hablamos luego (seguía su camino) Esther: Está bien No volvió a verla en todo lo que quedaba de turno, llegaba hasta vestuarios para cambiarse, y allí estaba ella. Con una mano se tocaba suavemente el cuello, mientras hacía movimientos de cabeza de un lado a otro. Esther se quedó un poco viendo aquella imagen, hasta que se atrevió a entrar Esther: ¿Te duele? (Maca se sobresaltaba) Maca: Joder que susto Esther: Perdona, no era la intención Maca: No importa Esther: ¿Quieres que te de un masaje? Maca: ¡Eh!... no hace falta, ha sido una mala postura, pero estoy bien Esther: ¿Segura? Mira que a mi no me importa Maca: Es mejor que no (recogía sus cosas para salir) Esther: Maca (ésta se detenía) ¿por qué huyes de mí? Maca: No hago tal cosa Esther: Puf... Maca, no te engañes, desde que llegaste lo has estado haciendo, creo que no es necesario este comportamiento Maca: Para mi no es fácil Esther Esther: Para mi tampoco, ha pasado mucho tiempo Maca: Por eso es mejor dejarlo así Esther: No creo que esa sea la mejor opción. ¿Por qué no quedamos y hablamos tranquilamente? Por favor Maca: No puedo Esther, ya he quedado (mentía) Esther: Maca por favor... Maca: Está bien, mañana terminó pronto el turno, podemos quedar en mi casa, así nadie nos escuchará Esther: ¿Y por qué no hacerlo ahora? Maca: Ya te he dicho que he quedado Esther: Y a mí me suena a excusa, ¿cual me pondrás mañana? Maca: Uff... vale, quieres hablar, hablemos. Sígueme (salían de vestuarios para dirigirse al parking y de allí a casa de Maca) Una vez allí, Esther retomo la conversación Esther: ¿Piensas estar así toda la vida? (se atrevió a decir al ver que Maca no pronunciaba palabra) Maca: ¿Perdona?

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Esther: Algún día tendrás que enfrentar esto Maca: Esther... Esther: Maca no tuvimos culpa ninguna de lo que pasó, es absurdo estar así Maca: Eso es lo de menos Esther: ¿Qué quieres decir? Maca: Nada olvídalo Esther: No puedo, no puedo Maca, llevo tiempo esperando esta oportunidad de hablar contigo Maca: ¿Y si tanto ansiabas hablar porque no me buscaste? ¿por qué has esperando tanto para hacerlo? (decía alzando la voz) Esther: No seas injusta, no fui yo quien se fue Maca: Claro, ahora tendré yo la culpa, si ni siquiera me dejaste explicarme Esther: Estaba furiosa y confundida Maca: Yo no tuve nada que ver Esther: Lo sé, lo sé, después me enteré de todo Maca: ¿Y por qué no fuiste a buscarme? Esther: Las cosas habían cambiado, después de saber toda la verdad, yo ya estaba con Laura Maca: Lo sé, estuve en el hospital Esther: Eva me lo contó Maca: ¿Ves? Y aún así te dio igual Esther: No me dio igual Maca, pero ¿qué podía hacer? Maca: Uff... esto es absurdo Esther Esther: No, no lo es... es necesario que lo hablemos Maca: ¿Por qué? Esther: Porque me importas Maca (dijo aquello casi sin pensar) Maca: Por favor Esther, mejor no seguir Esther: Puff... ¿qué tengo que hacer para que me escuches? Maca: Ya es demasiado tarde para eso, lo mejor es que cada una sigamos con nuestra vida y mantengamos simplemente un relación laboral Esther: Estás siendo injusta conmigo Maca Maca: El mundo en sí lo es Esther: No se trata del mundo sino de nosotras Maca: ¿Nosotras? No hay ningún nosotras no te engañes, si de verdad te hubiese importado en el momento de saber toda la verdad, habrías luchado por mí, pero en cambio no lo hiciste... ¿por qué sería ahora diferente? Esther: No lo sé... no sé que me pasa Maca, pero cuando pienso que estás tan cerca, y a la vez tan lejos, una rabia se instala en mí. Porque siento la necesidad de abrazarte, de sentirte... (a cada palabra que decía un paso que daba) siempre pensé en que pasaría si algún día te volvía a ver, pero al tenerte aquí, no puedo pensar, simplemente me dejo llevar... (estaban muy juntas, Esther había colocado una mano en su cintura haciendo que Maca cerrara los ojos disfrutando de aquel contacto) no puedo negarlo, me vuelves loca (decía esto muy cerca de sus labios para después atraparlos, fue un beso ansiado, lento, pausado, tomando poco a poco una mayor intensidad. Maca pensó en parar aquello, pero la excitación era tan grande, que no fue capaz) Las manos de Esther cobraron vida y acariciaron suavemente la espalda de Maca, mientras ésta tomaba la nuca de Esther atrayéndola más a ella. Esther dejó de besar a Maca para seguidamente entretenerse en su cuello, besándolo suave, saboreándolo poco a poco y provocando en Maca un gemido que incentivó a Esther a seguir. Volvió de

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nuevo a sus labios y los besó con pasión, encontrándose sus lenguas. Se separó un poco para poder mirar a Maca a los ojos, con ese contacto se lo dijeron todo. De nuevo, lentamente se acercó a sus labios y los beso, fue un beso casi imperceptible. El deseo era incontrolable en ambas, llegando al punto de no poder parar. Maca ni se lo pensó, y llevó a Esther hasta su habitación. Una vez dentro todo desaparecía, solo estaban ellas dos, llegando al extremo de no saber quien es quien, Esther perdiéndose en sus caderas, viéndose desde sus ojos, poco a poco enredándose en su pelo, perdiéndose en su piel, fundiendo dos cuerpos en uno, bebiendo de sus labios la pasión y el desenfreno de ese amor, sorbo a sorbo perdiendo la razón, convirtiendo de ese cuarto un paraíso, entregando por completo el corazón. Entrelazando sus manos, uniendo sus frentes, encajando sus sexos, dando paso a un lenguaje que sólo sus cuerpos entendían, esclavos de la pasión. La excitación crecía en su interior, apropiándose de todo su ser. La deseaba como nunca había deseado a nadie, como si nunca hubiese deseado. Necesitaba sentir sus manos y su boca en la piel. Se movieron juntas, cada vez más deprisa, Maca sintió que volaba y después gritó, y Esther estaba con ella, se aferró a su cuerpo, mientras el estremecimiento final recorría sus cuerpos al unísono Después de haberse entregado en cuerpo y alma, presas del silencio, se acomodaban en la cama regalándose dulces caricias, disfrutando el momento. Maca sobre el pecho de Esther, acariciaba suave su hombro, mientras Esther dejaba delicadas caricias en su pelo, y de vez en cuando lo besaba Esther: Creo que debería irme (decía apenas en un hilo de voz) Maca: No (se aferraba mas a su cuerpo) no lo hagas por favor (Esther no podía evitar sonreír) Esther: Había soñado tanto con este momento (Maca la miraba a los ojos) pero ni punto de comparación con él ¡eh! Maca: ¿Ah no? ¿y eso? ¿es mucho más bonito en tu sueño? Esther: Para nada, la realidad lo supera (ambas sonreían y luego Esther se acercaba lento para besarla) que estúpida he sido (Esther se emocionaba) Maca: Ey, ¿qué pasa? (comenzaba a preocuparse) Esther: He perdido diez años de la mujer más maravillosa que he conocido nunca. Hasta el mayor de los idiotas no hubiese cometido ese error Maca: No te culpes por eso ahora ¿vale? hay veces que simplemente no nos queda elección y debemos tomar otro camino, pero lo importante es que estamos aquí, y que el tiempo no ha podido borrar lo nuestro Esther: Es que todo hubiese sido tan diferente Maca: Seguramente, pero no pienses en eso ¿sí? Mejor disfrutémoslo (y unían sus labios por largo tiempo) Esther: Mmm... que paz (Maca le sonreía) contigo aquí me siento tan a gusto, tan feliz, tan segura... que no me importa nada Maca: Yo siento como si volara (Esther la besaba) Esther: No quiero que esto se termine Maca: Bueno, no tiene porque ser así ¿no? (y por un momento la imagen de Laura venía a la mente de Esther. Maca al ver que no respondía volvió a preguntar) ¿no? (Esther la miraba fijo y sonreía) Esther: Claro que no. Aunque bueno... Maca: ¿Qué? Esther: Que no se nada de ti, en diez años han podido pasar muchas cosas Maca: ¿Y qué quieres saber exactamente?

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Esther: Todo. Especialmente tus relaciones Maca: Jaja ¿mis relaciones? ¿y que tienen de interesante? Esther: No sé, curiosidad dicen que se llama (ambas se echaban a reír) Maca: Bueno pues te diré que en todo este tiempo solo he tenido dos Esther: ¿Solo dos? (Maca asentía) ¿Chicos o chicas? Maca: ¿Importa? Esther: Me sigo guiando por mi curiosidad Maca: Jaja menuda curiosa estás hecha. Bueno pues... chicas. Una de la universidad y otra del trabajo Esther: ¿Chicas? Mmm... así que yo te saco del lado oscuro y las demás se aprovechan ¿eh? jum Maca: Jaja que boba eres Esther: Jaja bueno, ¿y qué pasó? Maca: Pues supongo que ninguna eres tú Esther: Imposible porque yo estoy aquí (seguía la broma) Maca: Jaja no seas boba, te lo digo en serio (hubo un pequeño silencio) nadie me hace sentir como tú, me encanta la forma en que me miras, como lo estas haciendo ahora (Esther sonreía) cuando me tocas, me besas, son sensaciones que no puedo explicar... pero especialmente, me encanta cuando me sonríes, haces que pierda la cordura. He tenido que mantenerme alejada estos días en el hospital para no caer rendida a tus brazos, pero de poco a servido (sonreía y Esther se acercaba para besar sus labios) Esther: No hablemos más por favor, solo vivamos el momento (y de nuevo se entregaron) Pero poco les iba a durar la felicidad A la mañana siguiente Laura llamaba temprano al hospital, no sabía nada de Esther desde el día anterior. Pensó que igual tendría alguna guardia, pero le extrañaba, pues siempre que eso ocurría, la avisaba Laura: Buenos días, ¿con la doctora García por favor? Teresa: Buenos días. Sí, ¿de parte de quién? Laura: Soy Laura, su prometida Teresa: Ah, que gusto, gracias por la invitación a la boda (decía ilusionada) Laura: ¿Perdona? Teresa: ¿Esther no te dijo? Laura: Decirme ¿qué? Teresa: Me invito a vuestra boda Laura: Perdona, pero no tenía ni idea, es la primera noticia que tengo (Teresa entendió que había metido la pata) Teresa: Bueno... yo, no sabía... (Laura la interrumpía) Laura: Tranquila no pasa nada, con tanto trabajo se le habrá pasado contarme Teresa: Seguro que sí Laura: Bueno, ¿entonces me puedes comunicar con ella? Teresa: ¿Con Esther? (se extrañaba) Laura: Claro, ¿con quién sino? Teresa: Pero si ella aún no ha llegado Laura: ¿Cómo que no ha llegado?

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Teresa: No, desde que se fue anoche no ha vuelto, pero de igual modo quedan un par de horas para su turno Laura: ¿No tenía guardia? Teresa: Pues que yo sepa no, aquí en el parte no consta Laura: Vale, gracias, perdona la molestia (colgaba) Teresa: No es ninguna molestia, no te... (oía el sonido del teléfono) ¿me ha colgado? Será estúpida Después de colgar el teléfono. Una rabia se instalaba en ella Laura: ¿Dónde estás Esther? (daba vueltas de un lado a otro. Entonces marcaba a su móvil, donde una vez más no recibía respuesta) Creo que me vas a tener que aclarar unas cuantas cosas (hablaba sola de la rabia) En casa de Maca, Esther despertaba y observaba aquella imagen. La sábana solo tapaba parte del cuerpo de Maca dejando al descubierto sus largas piernas y hombros. Ante aquello no pudo evitar sonreír. Se sentía tan plena al verla. Luego de mirarla un ratito, con sumo cuidado se acercaba y besaba sus labios, para seguidamente levantarse y tapándose con un albornoz salía hasta la terraza de la casa Al hacerlo pudo disfrutar de un bonito amanecer, haciendo que los recuerdos inundaran su mente Un tono, dos, tres, cuatro, Esther empezaba a ponerse nerviosa... y cinco... Maca: ¿Sí? (la voz al otro lado del teléfono sonaba algo adormilada) Esther: Buenos días guapa, perdona por haberte despertado, pero quiero que mires algo... Maca: ¿Esther? Esther: Así es, soy yo jeje Maca: ¿Pasa algo? Esther: No, no nada... solo quiero que hagas algo... Maca: ¿Hacer algo? (preguntaba extrañada) ¿Qué hora es? Esther: Las seis de la mañana... (dijo ya algo culpable por haberla despertado tan temprano) Maca: ¿Y qué quieres hacer a las seis de la mañana? Esther: Mmm... tú solo levántate y mira por la ventana... Maca: ¿Que me levante? Esther: Sí Y así fue, Maca se levantó, se dirigió hacía la ventana y corrió la cortina de la misma Esther: ¿Ya? Al hacerlo pudo divisar un bonito amanecer, el más bonito que jamás hubiera imaginado. Maca se quedó un momento sin saber que decir, contemplando simplemente aquella imagen Esther: ¿Maca? (preguntó creyendo que se habría cortado la comunicación

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Maca: Sí... ¡eh!... sigo aquí, solo que... es precioso Esther (dibujo una gran sonrisa) Esther: Supuse que te gustaría (también sonrió) bueno, es que lo vi y pensé que era una buena idea compartirlo contigo Maca: (“si es que es un cielo, como no me va a gustar estar con ella, si tiene de detallitos...”) me encanta, gracias por pensar en mí Esther sonreía por aquel momento Esther: Que perfecto hubiese sido todo... Mientras Maca también despertaba, al hacerlo y no ver a Esther a su lado, se asustó, pero después de ver su ropa, se imaginó donde podría estar Y efectivamente no se equivocó, salía hasta la terraza envuelta en un fino camisón Maca: Supuse que te encontraría aquí (la abrazaba por la espalda apoyando la cabeza en su hombro. Esther al sentirla cerró los ojos y agarró sus brazos abrazándolos fuerte) Esther: Ya sabes que me encanta Maca: Sí, lo sé (le daba la vuelta para poder besarla) buenos días Esther: Maravillosos. De hecho los mejores que he tenido en muchísimo tiempo Maca: ¿Y cuanto tiempo es ese? Esther: Mmm... (hacía como que pensaba) exactamente más de diez años (ambas reían para seguidamente besarse de nuevo) Maca: ¿Desayunamos? Esther: Antes quiero decirte algo Maca: ¿Pasa algo? (Esther se ponía seria) Esther: Sabía que nunca te había podido olvidar, es más siempre te he tenido presente, y después de esto tengo claro, que te quiero, y que eres la mujer de mi vida, siempre lo has sido Maca: ¿Por qué me dices esto? Esther: Porque no he sido sincera contigo Maca: No entiendo Esther: Maca, te quiero, y no quiero perderte. Pero después de que te cuente, estás en tu derecho de elegir Maca: ¿Contarme qué? Por favor, puedes dejar de divagar y concretar (Esther bajaba la mirada, de nuevo iba a romperle el corazón, no se sentía con fuerzas para confesarle la verdad, sabía que sería un gran golpe, pero tampoco podía mentirla, no quería hacerlo) Esther: Dentro de una semana me caso Maca: ¿Qué? ¿es una broma no? Esther: No Maca, no lo es... (ésta tenía que tomar asiento por la noticia, Esther se acercaba a ella) Maca nunca terminé mi relación con Laura (tomaba aire) pensé que no te volvería a ver y yo me merecía una oportunidad para ser feliz, cuando te fuiste me dije que lo nuestro había terminado y tenía que superarlo, y creí hacerlo, pero ahora sé que no es así, porque te quiero (Maca no podía creer que aquello estuviera pasando) hace meses me pidió que me casara con ella y acepté Maca: Pensaba que no estabas con nadie... pero ahora es diferente Esther: Maca no pienso casarme con ella Maca: Esther por favor, no me hagas participe de esto Esther: Pero yo no la quiero

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Maca: ¡Haberlo pensado antes! (gritaba) ¡Dios! (negaba) vas a casarte en una semana y me acabo de acostar contigo (estaba furiosa y no entendía nada) Esther: Yo no me arrepiento Maca: Esther no se trata de eso, me has engañado, has dejado que esto pasara sabiendo la verdad Esther: Lo siento, lo siento... simplemente me dejé llevar, tenerte tan cerca hace que me olvide de todo lo demás Maca: Uff... esto es inútil, no tendría que haberte invitado a venir, es mejor que te vayas Esther: Maca escúchame por favor Maca: No Esther, ya has dicho suficiente Esther: No me voy a casar, quiero que lo sepas, y si tengo que esperar a que me perdones lo haré, ahora más que nunca tengo claro lo que quiero y es a ti, te perdí una vez y no lo volveré a hacer Maca: Vete por favor, quiero estar sola... Esther: Maca Maca: Esther, vete. Lo que verdaderamente tienes que hacer es olvidar todo lo que ha pasado aquí, olvidarte de mí y casarte con ella Esther: No quiero volver a perderte Maca: Y yo no quiero seguir hablando, por favor vete Esther entendía que debía darle su tiempo, así que tomó sus cosas, se vistió y salió hacía el hospital Por otro lado Maca quedaba deshecha y rompía en llanto. Había sido demasiado maravilloso como para ser verdad Llegaba al hospital de muy mal humor. Se acercaba a recepción para firmar el parte Teresa: Buenos días (pero no recibía respuesta) ¿todo bien? (Esther la miraba) Esther: ¿Sabes si ha llegado Claudia? Teresa: Sí, está en su despecho Esther: Gracias (y salía a vestuarios para darse una ducha y ponerse el uniforme antes de subir a ver a Claudia) Teresa: Espero no haber metido la pata (se preocupaba) Una vez lista, subía hasta el despacho de Claudia Esther: ¿Se puede? Claudia: Claro pasa (le sonreía) Esther: ¿Qué tal ese embarazo? (Claudia se daba cuenta de que algo pasaba) Claudia: Bien, muy bien. ¡Eh!... ¿te pasa algo? Esther: Que malo es conocerse Claudia: Pues sí, pero venga va desembucha Esther: ¿Preparada? Claudia: Contigo nunca, pero te escucho Esther: Ok, sin rodeos (Claudia asentía) vengo de estar con Maca Claudia: ¿Cómo con Maca? Esther: Sí, con ella, anoche estuvimos hablando y luego acabamos en su casa Claudia: ¿En su casa? Esther no... (la interrumpía)

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Esther: Sí, nos hemos acostado Claudia: Puff... ¿pero cómo se te ocurre? ¿estás loca? Esther: Claudia antes de que sigas... (pero no la dejaba hablar) Claudia: Definitivamente has perdido la cabeza, Esther vas a casarte Esther: Ya no Claudia: ¿Qué? Esther: Claudia la quiero, Maca es mi vida, no puedo casarme con Laura Claudia: Esther, ¿lo has pensado bien? Esther: Completamente. Después de estar con Maca lo he visto todo muy claro, es a ella a quien quiero Claudia: No se muy bien que decirte... Esther: ¿Y un abrazo? ¿me das un abrazo? Claudia: Anda tonta ven (y se fundían en un cálido abrazo) no sé que voy hacer contigo Esther: En principio, ¿podrías cubrirme? (deshacían el abrazo) Claudia: ¿Cómo cubrirte? Esther: Como verás no he dormido en casa, Laura debe estar preguntándose donde me he metido, no puedo decirle que tenía guardia porque siempre la aviso, así que sonará a excusa... Claudia: Ya, lo voy pillando. Pero ¿qué quieres que le diga? Esther: Nada, simplemente apoyarme en que me quedé contigo... en tu casa... Claudia: Puf... Esther: Claudia por favor Claudia: No lo va a creer Esther: Le diré que no te encontrabas bien y por eso fui, o que no sé... tuvimos que arreglar papeles... no sé lo que sea... por favor Claudia: Está bien, está bien Esther: Gracias Claudia: ¿Y qué piensa Maca de todo esto? Esther: Bueno... digamos que no se lo ha tomado muy bien Claudia: No entiendo, si no vas a casarte por estar con ella, lo habréis hablado ¿no? Esther: Mm... no exactamente Claudia: Esther explícate Esther: Básicamente primero me acosté con ella y después le dije que me iba a casar Claudia: Definitivamente has perdido la cabeza. ¿Tú te estás escuchando? Esther: Puff... a ver Claudia, surgió, casi no nos dio tiempo hablar, pasó y después se lo confesé, no quería seguir mintiéndole Claudia: Ya te vale Esther... normal que se enfadara, si soy yo y te mato Esther: Joder Claudia... que ahora mismo no lo estoy pasando bien, puff... todo es muy complicado Claudia: ¿Tú no lo estás pasando bien? ¿Y qué pasa con Maca? ¿O con Laura? ¿Ellas lo están pasando mejor que tú? Esther: Vale, me he equivocado, lo he hecho mal, pero por eso quiero hacer las cosas bien ahora Claudia: Creo que es un poco tarde para eso Esther: Hablaré con Laura, y le diré toda la verdad, no quiero seguir esta falsa Claudia: ¿No quieres seguir mintiendo y por ello le dirás que estuviste conmigo no? Esther: Tienes razón. Pero no, le contaré toda la verdad Claudia: Amiga has perdido los papeles, por nada del mundo me gustaría estar en tu situación Esther: ¿Y qué quieres que haga? No la quiero, no puedo seguir con ella

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Claudia: ¿Y has tardado diez años para darte cuenta de eso? Esther: Pues sí, desde que se fue me dije que tenía que olvidarla, y teniendo a Laura al lado pensé que lo lograría, pero me equivoqué, y ahora que ha vuelto a aparecer en mi vida, no pienso perderla Claudia: Será si ella quiere Esther: Bueno... sé que no será fácil, pero no me pienso rendir tan fácilmente Claudia: Espero que sepas lo que haces Esther: Tranquila, lo sé. Y ahora sí, voy a trabajar un poquito Claudia: Esther espera Esther: Dime Claudia: ¿Te has pensado lo de la dirección? Esther: Puff... Claudia ahora no por favor... Claudia: Sabes que me gustaría tener a alguien de confianza, y cuando coja la baja (la interrumpía) Esther: Sí, sí lo sé... eso lo sé, pero no es buen momento, ahora mismo mi vida es como una montaña rusa Claudia: Anda lo mejor será que vayas a trabajar y así te olvidas un poquito de todo Esther: Sí, es lo mejor (antes de salir daba un nuevo abrazo a Claudia) gracias Claudia: Lo que necesites cabecita loca (ambas reían) Esther: Nos vemos luego Claudia: Ok, hasta luego Salió del despacho de Claudia y se volcó por completo en su trabajo. Una hora después Maca llegaba también al hospital Maca: Buenos días (decía sin animo firmando el parte) Teresa: Buenos días hija, ¿qué tal? Maca: He tenido días mejores Teresa: ¡Ay que ver! Hoy está todo el mundo mal... Maca: ¿Todo el mundo? Teresa: Sí, Esther llegó como hace una hora y estaba igual, yo diría que hasta de mal humor Maca: Anda, así que de mal humor ¿no? Teresa: Pues eso parece, yo no sé si es porque se ha peleado con su novia o que... Maca: Sí bueno, seguro algo de eso tiene que ser (empezaba a incomodarse por la conversación) voy para adentro Teresa: Muy bien, hasta luego Había pasado un rato desde que Maca había llegado al hospital, en ese tiempo no se habían encontrado. Esther se tomaba un descanso y se iba a cafetería a por un café, Teresa que la vio pasar fue tras ella Teresa: ¿Puedo? (decía a la altura de la silla) Esther: Sí claro, siéntate Teresa: ¿Mejor? Esther: Creo que sí (sonreía) gracias Teresa eres un cielo (decía haciendo sonreír a ésta) Teresa: Bueno... me preocupo, solo eso Esther: Y te lo agradezco Teresa: Verás, quería preguntarte algo Esther: Ya me extrañaba que te preocuparas por mí

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Teresa: ¡Ay! Que no tonta, que me preocupo, solo que bueno... (no se atrevía a preguntar) Esther: ¿Qué pasa Teresa? Teresa: ¿Tú le has dicho a tu novia que me invitaste a la boda? (Esther caía en la cuenta de que se le había pasado, pero no entendía la importancia de eso) Esther: Pues... lo cierto es que no, se me pasó decirle, pero ¿por qué? ¿pasa algo? Teresa: ¿Pasar dices? No, no ¿qué va a pasar? Nada (estaba nerviosa) Esther: Teresa, venga va, ¿qué ha pasado? Teresa: Bueno, metí un poco la pata, tu novia llamó al hospital y le agradecí por la invitación Esther: Espera, espera. ¿Has dicho que llamó al hospital? Teresa: Sí, esta mañana, no sabía nada de ti y llamó preguntando Esther: (“mierda”) ¿Y qué le dijiste? Teresa: Pues que no tenías guardia... ¿volví a meter la pata? Esther: ¡Eh!... no, no te preocupes que no has hecho tal cosa Teresa: Menos mal, es que hija tenía esto todo el día dentro y me pesaba, espero que no te hayas enfadado Esther: No tranquila, que no estoy enfadada... voy a seguir con los pacientes Teresa: Claro, claro Esther: Hasta luego Teresa: Adiós Esther salía de cafetería cuando su móvil sonaba. Miraba la pantalla “Laura” Esther: Joder... (tardó unos segundos en responder) ¿Sí? Laura: ¿Esther? Por fin, llevo llamándote desde ayer, ¿se puede saber donde te has metido? Esther: Laura, tranquila, que estoy bien, ahora estoy en el hospital Laura: ¿Y anoche? ¿por qué no me has llamado en todo el tiempo? Esther: He tenido mucho lío todo el tiempo y no he podido hacerlo Laura: Esther, ¿qué pasa? Esther: Nada, que tengo mucho trabajo, porque no te tranquilizas y hablamos luego en casa Laura: No, mejor voy al hospital Esther: ¿Al hospital para que? Mejor quédate en casa y luego yo te explico todo Laura: Está bien, pero quiero una explicación ¿eh? Y no vuelvas a pegarme este susto Esther: Sí, tranquila y lo siento Laura: Nos vemos luego en casa Esther: Muy bien, adiós (colgaba) Tras colgar divisaba como Maca entraba a la sala de médicos, y decidió seguirla. Al llegar se aseguro de que no hubiera nadie y entró decidida Esther: Maca, tenemos que hablar Maca: Esther ¿qué haces aquí? Creo que ya quedo claro que no tenemos nada de que hablar Esther: Te equivocas Maca, después de lo que ha pasado creo que queda mucho por hablar Maca: Lo que ha pasado ha sido un error, vas a casarte Esther: ¿Eso ha sido para ti? ¿un error?

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Maca: Completamente, nunca debió pasar (a Esther se le encogió el corazón con aquellas palabras) Esther: Pensé que te importaba Maca: Pensaste mal... Esther: ¿Entonces? ¿lo que pasó no significo nada para ti? Maca: Sólo fue un polvo más... Esther: Estás mintiendo Maca: No hago tal cosa Esther: Mírame a los ojos y dime que no significó nada para ti Maca: Esther por favor vete, no es sitio para seguir hablando de esto Esther: Maca dime la verdad Maca: Te estoy siendo sincera Esther Esther: No te creo Maca: Pues deberías hacerlo porque es así, solo fue un polvo (decía ahora si mirando a sus ojos) Esther: No me puedes estar diciendo esto (se le notaba dolida) Maca: Esther olvídame, debiste hacerlo hace mucho tiempo, ahora vete no quiero volver hablar de esto Esther no podía creer aquello, después del momento tan bonito que había vivido junto a ella, que ahora recibiera aquellas palabras por su parte le rompía el corazón. Una vez Esther salía de la sala de médicos, Maca se sentaba de nuevo en la silla deshecha Maca: Es lo mejor para las dos... (rompía a llorar) Un rato más tarde Cruz daba con Maca para tratar sobre un paciente, sentadas en cafetería charlaban tranquilamente Cruz: Maca, ¿todo bien? (preguntó al ver como ésta no había escuchado lo último que le decía) Maca: Sí... supongo... Cruz: ¿Me quieres contar que te pasa? Maca: Puff... ¿por qué tiene que ser todo tan difícil? Cruz: No entiendo, ¿a qué te refieres? Maca: Es Esther... Cruz: ¿Todo bien con ella? Maca: No... (bajaba la mirada) ayer me acosté con ella Cruz: ¿Pero...? (estaba bastante sorprendida) ¿ella no se va a casar? Maca: Sí, por eso... fue un completo error, puf... yo no sabía nada hasta después que pasara, y bueno, me dijo que me quería y no se casaría, pero no puedo, no puedo ser participe de eso Cruz: A ver que entienda. ¿Ella te quiere? Maca: Eso dice Cruz: ¿Y tú la quieres? Maca: Puf... nunca he dejado de hacerlo Cruz: ¿Entonces? Maca: ¿Entonces? Joder Cruz, que va a casarse en una semana Cruz: Pero si te dijo que no, ¿no? Maca: Pero por mi, y no puedo permitirlo Cruz: ¿Por qué no? Os queréis

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Maca: ¿Y qué quieres decir con eso? ¿qué todo vale? Cruz: Pues sí hija, en la guerra y en el amor TODO (recalcaba la palabra) vale Maca: Yo no lo veo tan claro Cruz: Tú lo has dicho, siempre la has querido, si la vida ha querido que de nuevo os encontréis, ¿por qué desaprovechar esa oportunidad? Maca: No es tan fácil. Yo no puedo decirle que sí vamos a estar juntas y que ella rompa de la noche a la mañana una relación de diez años, encima cuando le queda una semana para casarse... no puedo Cruz: ¿Entonces? Maca: Entonces nada, que ella siga su vida, que yo seguiré con la mía. Está claro que ella y yo nunca podremos estar juntas Cruz: Como quieras, pero yo de ti, me daba esa oportunidad, nunca se sabe cuando pueda ser la definitiva Maca: Puf... prefiero que todo siga como hasta ahora Cruz: Bien, como veas, de igual modo quiero que sepas que puedes contar conmigo Maca: Lo sé, gracias Cruz: Con gusto (y le tomaba la mano en señal de apoyo) El turno llegaba a su final, Esther pasaba por vestuario se cambiaba y tomaba rumbo a casa, al llegar sabía que le esperaba una buena bronca, pero debía enfrentarlo. Por otro lado Maca también había terminado el turno, no tenía ánimo, así que llegó a casa, se duchó y se acostó Ya en casa de Esther Laura: Por fin Esther: Perdona la ausencia Laura: Perdona no, llevo preocupadísima desde ayer, ¿cómo no se te ocurre llamarme? Esther: Se me pasó, tuve mucho lío, y luego para colmo Claudia se puso mal y salí corriendo a su casa, lo siento, sé que debí decirte, pero con todo no pude Laura: Lo importante es que estás bien (acariciaba su mejilla) ¿cómo esta Claudia? (Esther se sorprendía por la reacción, esperaba que estuviera cabreada) Esther: Bastante mejor la verdad, y me alegra Laura: Ya, mm... Esther, ¿todo bien? Esther: Sí, claro, solo que estoy cansada Laura: Me imagino (le daba un masaje en los hombros) ¿nos vamos a la cama? (le decía juguetona en su oído) Esther: No tengo ánimo Laura, de verdad que no puedo... Laura: Esther, ¿seguro que no te pasa nada? No es normal que me rechaces Esther: Laura, no hago tal cosa ni mucho menos, solo que hoy por hoy no doy más de si, ha sido un día duro, además el no haber dormido muy bien se hace un cúmulo, mañana será otro día ¿sí? (daba un beso en los labios a su prometida y se iba a dormir) Laura: Algo le pasa estoy segura Los días siguientes no fueron muy diferentes, en el hospital Maca hacía todo lo posible por evitar a Esther, sabía que si en algún momento volvía a tenerla cerca caería rendida a sus pies, y no podía permitirlo

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Por otro lado Laura seguía muy ilusionada con el tema de la boda, ya estaba todo listo, solo faltaba que llegara el día Esther no le había comentado nada a Laura sobre el encuentro con Maca, la última conversación con ella, le dejó claro que no significaba nada en su vida, y por ello, debía seguir con la suya... Esther estaba en recepción observando unos historiales Teresa: ¿Qué tal el día? Esther: Como todos Teresa... Teresa: Vaya ánimo tienes hija (Esther la miraba sin decir nada) podrías alegrar esa cara que pasado mañana te casas (sonreía, pero Esther no respondía) ¿Esther me estás escuchando? Esther: Sí Teresa, pero ¿qué quieres que te diga? Teresa: Anda hija, un poquito más de alegría ¿no? que parece que vas al matadero en vez de a tu boda Esther: Algo así es... (decía bajito) Teresa: ¿Cómo? Esther: Nada, voy para adentro (cuando se disponía a entrar, alguien se acercaba por su espalda y tapaba con las manos sus ojos. Esther las tocaba) mmm... ¿Eva? Eva: Muy bien hermanita (sonreía) Esther: Siempre haces lo mismo (ambas reían) ¿cómo tú por aquí? Eva: Bueno, llevo días sin saber de ti, y quería verte Esther: Me alegra que estés aquí, ¿vamos a cafetería? Eva: Perfecto (y se dirigían hacía allí) Una vez sentadas Eva: Bueno cuéntame, ¿qué tal todo este tiempo? Esther: Bueno... con muchas emociones Eva: ¿A qué te refieres exactamente? Esther: Creo que no es momento ni lugar para hablar de ello Eva: ¿Ha pasado algo Esther? Esther: Sí Eva: ¿Con Maca? (conocía perfectamente a su hermana) Esther: Sí Eva: ¿No habrás hecho ninguna locura no? Esther: Sí Eva: Joder quieres dejar de decir sí... ¿cómo que una locura? Esther, te mato Esther: No tengo otra respuesta, a todo que preguntas es que sí... si quieres matarme adelante, no tengo nada que perder Eva: No puedes estar hablando en serio Esther: Sabes que no mentiría en una cosa así Eva: ¿Pero estás loca? Vas a casarte Esther: Estoy cansada de la misma historia... voy a casarme, pero no quiero a Laura Eva: Entonces no lo hagas, no te cases Esther: Ya... no es tan fácil Eva: Pues yo sí lo creo... o qué prefieres, ¿casarte y vivir una vida de mentira?

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Esther: No es justo para ella Eva: Más injusto sería que le mintieras Esther: Puff... ¿qué hago? Eva: No te cases... y menos después de lo que ha pasado. Pero, ¿cómo es posible? Esther: Simplemente la quiero, quiero a Maca, pasó porque lo deseábamos de mucho tiempo... Eva: ¿Y ella que piensa de todo esto? Esther: Esa es otra Eva: ¿Qué? Esther: Me dijo que había sido un error, que nunca tenía que haber pasado, que se arrepiente, que solo fue un polvo más... (a Esther le dolía tener que pronunciar aquellas palabras) en fin... dice que me olvide de ella y siga con mi vida, y eso estoy haciendo Eva: Te lo advertí, que fueras sincera contigo misma, y te lo dije hace muchísimos años, y nunca me quisiste escuchar, ahora tienes lo que te mereces Esther: Gracias ¿eh? (decía irónicamente) Eva: Es la verdad Esther, nunca quisiste escuchar... sí, te merecías ser feliz, pero si Laura no era la indicada nunca debiste empezar aquella relación, ahora ya es muy tarde para muchas cosas Esther: ¿Entonces? Eva: Si no la quieres no le hagas más daño, recapacita de una vez Esther: ¿Y qué pasa con Maca? Eva: Si tiene que ser para ti, lo será, sino... sigue con tu vida, pero sola Esther: Me caso en dos días... (decía desesperada) Eva: No es lo primera vez que se suspende una boda unos días antes... no tengas miedo Esther: ¿Y cómo lo hago? Eva: Habla con Laura, dile la verdad, que no la quieres, y que esta boda es un error... Esther: Le haré daño... Eva: Y sino se lo dices también y probablemente mucho más Esther: Tienes razón... Eva: Adelante Esther, pase lo que pase, yo siempre voy a estar a tu lado Esther: Gracias (se fundían en un cálido abrazo) En ese momento Maca llegaba hasta cafetería, Esther le daba la espalda por lo que no había notado su presencia, pero Eva se percató Eva: Maca (gritó contenta al verla. Ésta la miró y sonrió) Entonces deshicieron el abrazo y Esther optó por salir de allí Esther: Ya te llamaré Eva: Esta bien, cuídate (le daba un beso en la mejilla y se despedían) Una vez que Esther había salido Maca se acercaba hasta ella Maca: Cuanto tiempo amiga (se abrazaban) ¿cómo estás? (deshacían el abrazo) Eva: No tan guapa como tú, déjame mirarte (y le daba una vuelta haciendo reír a Maca) Maca: Muchas gracias, aunque tú tampoco te quedas atrás ¿eh? (Eva sonreía) Eva: ¿Nos tomamos un café? Maca: Claro (se sentaba con ella)

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Eva: ¿Qué tal en el hospital? Esther me contó que estabas aquí, pero no he tenido tiempo de venir, lo siento Maca: No importa, yo también he tenido mucho lío con eso de la mudanza. Y bueno lo cierto es que muy bien, el trabajo aquí es fantástico, y los compañeros encantadores Eva: Me alegro mucho (cogía su mano y la acariciaba) me alegro tanto que estés aquí Maca: Yo también te he echado de menos Eva: A ver si hacemos cena en casa y te vienes, así podremos charlar tranquilamente Maca: Me encantaría (ambas sonreían) Eva: Bien, pues... anoto tu número y te llamo (Maca se lo escribía en una servilleta de papel) Ok, en eso quedamos entonces ¿no? Maca: Claro, estoy deseando. Así puedo conocer a tu pequeño, que debe estar grandísimo Eva: Puff... está hecho un gordito, yo ya casi no puedo con él jaja Maca: Jaja me imagino (a pesar de estar contenta por el encuentro con su mejor amiga, se le notaba algo cabizbaja, Eva, se atrevió a preguntar) Eva: Maca, ¿está todo bien? (Maca le ofrecía una media sonrisa) Maca: Sabes que a ti no te puedo mentir Eva: No, nos conocemos de mucho, así que... Maca: Puff... todo es muy complicado Eva: Lo sé, te entiendo Maca: ¿Lo sabes? Eva: Bueno... algo me contó Esther (Maca suspiraba y tapaba con sus manos su cara, estaba avergonzada) pero venga Maca, no te sientas mal Maca: ¿Y cómo quieres que me sienta? Va a casarse Eva: Pero ella te quiere a ti Maca: Yo no puedo hacerle eso a Laura... a pesar de todo, siempre ha sido mi amiga Eva: Sé que es una situación difícil para ambas, pero... no debéis dejar escapar esta oportunidad. Ellas no serán felices juntas, Esther no la quiere... Maca: No es cosa mía Eva Eva: Sí, sí que lo es... porque os queréis Maca: Eva no... (la interrumpía) Eva: Maca, sino fuese así, nunca te hubieses acostado con ella... te conozco, yo no le quise decir nada, porque no me corresponde, pero es así, ella te importa, y tenéis que acabar con esto, es una locura esa boda... Maca: Tienes razón, la quiero, pero no soy yo quien se va a casar, sino ella... ella es quien tiene que decidir si hacerlo o no Eva: Lo hace por ti Maca: ¿Por mí? Eva: Dijiste que no la querías, que siguiera con su vida, y eso hace Maca: Las cosas no son así, si de verdad me quiere, debería luchar por mí Eva: ¿Y qué esperas que pase? Maca: No lo sé... Eva: Ella ya te dijo que te quería, y que quería estar contigo, pero si no la aceptas... ¿qué esperas? (Maca sabía que Eva tenía razón. Pero entonces el busca de Maca sonaba) Maca: Tengo que irme, me necesitan Eva: Tranquila, no pasa nada, te llamo mañana para vernos Maca: Está bien (sonreía) me alegro de volver a verte Eva: Yo también (se abrazaban de nuevo) cuídate Maca: Lo haré (y salía de allí)

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Faltaban dos días para la boda, Esther los había pedido en el hospital. Esa mañana recogió algo de ropa y se mudó a casa de su hermana, como mandaba la tradición no tenía que ver a la novia hasta el día de la boda. Por otro lado Laura prefirió quedarse en casa, así estaba más tranquila Ya en casa de Eva, Esther se instalaba sin problema Esther: Gracias por acogerme, preferí quedarme aquí a hacerlo en casa. Ya sabes que mamá se pone muy pesada Eva: Ya... a ti lo que te pasa es que quieres huir de sus interrogatorios Esther: ¿Por qué dices eso? Eva: Porque cualquiera que te vea la cara pensará que no quieres casarte... Esther: Puf... no empecemos ¿eh? Eva: Es que no lo entiendo, ya habíamos hablado de esto ¿no? dijiste que hablarías con Laura Esther: Eva no puedo, cuando llegué a casa me recibió tan bien, tan tranquila e ilusionada, que no me atreví... soy una cobarde lo sé Eva: ¿Y dónde queda tu felicidad? Esther: Mi felicidad está con Maca, y ella no me quiere Eva: ¿Estás segura? Esther: ¿Acaso me equivoco? Eva: Esther yo no sé nada, Maca no me hablo de ti, pero ¿crees que si no le importaras se habría acostado contigo? Esther: Un calentón lo tiene cualquiera Eva: Maca no es así... Esther: ¿Me estás queriendo decir que...? (la interrumpía) Eva: Yo no digo nada, tú piensa lo que quieras, pero piensa, que para eso tienes la cabeza (se levantaba y se dirigía a la cocina. Esther la seguía) Esther: ¿Tú sabes algo verdad? Eva: Esther no, pero conozco a Maca, y ella no es el tipo de persona que de la noche a la mañana se acuesta con alguien así porque sí, antes deben existir sentimientos... (suspiraba) es mejor que lo olvides, si vas a casarte, no pienses en ella, olvídate de Maca Esther no volvió a sacar la conversación el resto de día, prefirió ocupar su tiempo junto con su sobrino llevándolo al parque para distraerse. En ese tiempo Maca había ido a casa de Eva para tomar una café y charlar tranquilamente, una vez más salió el tema de la boda, Maca lo dio por zanjado, tenía claro sus sentimientos hacía Esther, pero seguía en su línea que era esta última quien tenía que elegir Ya de noche, cerca de la cena, Esther volvía a casa con el niño, pero Maca ya no se encontraba, cenaron casi sin hablar y después decidieron acostarse, a la mañana siguiente sería un largo día Las siete de la mañana, Esther no ha podido pegar ojo en toda la noche, hoy es el día de su boda, esa boda que un día imaginó realizar junto a Maca, pero que hoy es diferente su protagonista. No está segura de casarse, sabe que junto a Laura nunca podrá ser completamente feliz, pero por otro lado tiene miedo. ¿Qué hay que hacer en estos casos? ¿No ser razonable y por la felicidad de la otra persona arriesgar la tuya o

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escuchar a tu corazón y ser libre para poder estar junto a la persona que se ama? Difícil elección, es un momento en el que sólo le gustaría salir corriendo y no mirar hacía atrás, solo avanzar y perderse entre la multitud... pero también es una opción cobarde, debe afrontar la verdad, su verdad Por otro lado Maca tampoco ha podido dormir, hoy es el día en el que la mujer que le cambió la vida, realizará el sueño que ella siempre quiso a su lado. Y si por ella fuera no se lo pensaba y salía tras ella, correría a sus brazos para poder amarla, pero sabe que no es lo correcto, ni su deber, ella no puede decidir por Esther, aunque le duela, debe aceptarlo Dos horas más tarde Laura también despierta, está feliz e ilusionada, por fin se casa. En poco tiempo tiene a todo el mundo en casa, modista, peluquera, maquilladora, todo empieza a tomar color para ese día tan especial para ella En cambio Esther, a pesar de no haber dormido, no tiene fuerzas para levantarse, le cuesta hasta respirar, le gustaría cerrar los ojos fuerte y al abrirlos que aquello solo fuera un simple pesadilla y se desvaneciera. En este caso es Eva quien decide entrar a la habitación, hace un rato que la espera Eva: ¿Se puede? Esther: Pasa Eva: ¿Aún no te levantas? Esther: No... Eva: Venga va Esther, son las nueve, debes prepararte Esther: Tengo tiempo de sobra... Eva: Como quieras, ya te preparé el desayuno. No deberías tardar, pronto empezaran a llegar todos, y la primera tu madre, es mejor que no te vea así (salía apenada de la habitación, odiaba ver a su hermana así, pero ella misma se lo había buscado) La ceremonia se daría a las 5: 30 de la tarde, era pleno noviembre y oscurecía antes, por lo que por la mañana debían tenerlo todo preparado. Laura estaba emocionada, ya casi preparada posaba en su alcoba para que le sacaran algunas fotos. Su madre y hermano estaban con ella, ella lucía hermosa, y disfrutaba del momento. Esther le faltaba un poco más para estarlo, pero no tardaría en terminarse, pues su madre ya hacía presencia en casa de Eva y le metía prisa Elena: Venga, venga, que al final se te hará tarde (decía nerviosa) Esther: Mamá, quedan tres horas, me da tiempo de sobra Elena: No hay tiempo hija, no hay tiempo (corría de un lado a otro) Esther: Puff... Eva: Animo guapa (guiñaba un ojo a su hermana, recibiendo una sonrisa por su parte) Al rato ya estaban ambas preparadas, y cerca de la hora Laura llamaba a Esther Laura: Hola mi vida Esther: Hola, ¿qué tal? (intentaba mostrarse tranquila) Laura: Deseando ser tu esposa Esther: Dentro de una hora... (Laura estaba tan ilusionada que ni se percataba del tono triste de Esther)

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Laura: Sí, estoy como loca Esther: Estate tranquila, que todo va a estar bien Laura: Seguro que sí. ¿Nos vemos allí no? Esther: Por supuesto Laura: No llegues tarde Esther: No te preocupes, que estaré puntual Laura: Bien, pues te veo ahora Esther: Claro, hasta ahora (colgaba) Su madre se acercaba a ella Elena: ¿Quién era? Esther: Laura Elena: ¿Y qué hace llamándote? (se alarmaba) Esther: Mama que la tradición es no verse, no hablar... aunque me sigue pareciendo absurda Elena: Pues no debería, que trae mala suerte Esther: Es una bobada Elena: Para nada, es la tradición y se respeta como se ha hecho siempre Esther: Está bien Elena: ¿Estás lista? Esther: Claro Elena: Pues vámonos que tienes que estar antes Ya todos salían directos al juzgado. Esther iría acompañada por su padre, en este caso el padrino. Mientras Laura lo haría del brazo de su hermano, dado que su padre había fallecido años antes Ya en la puerta del juzgado esperaban también los invitados, algunos compañeros de trabajo y los amigos más cercanos, entre ellos, se encontraba Claudia, que en ese tiempo se había convertido en la mejor consejera de Esther Claudia: Estás preciosa amiga Esther: Y tú, tú también lo estás (tocaba su barriga, haciendo sonreír a Claudia) Claudia: Al final ha llegado el día Esther: Sí... (decía sin ánimo. Claudia se percataba) Claudia: ¿Estás segura de lo que vas hacer? Esther: Supongo, sino no estaría aquí Claudia: Sigo pensando que es un error, y creo que no soy la única Esther: Claudia, ya está todo dicho Claudia: ¿Y dónde queda aquello de que por nada ni nadie ibas a permitir perderla de nuevo? Esther: Hubiese sido más fácil que ella no volviera Claudia: Pero está aquí, no puedes negar lo evidente Esther: ¿Y qué quieres que haga? Claudia: Que pares esta locura Esther: Ya es demasiado tarde Claudia: ¿Conoces el dicho? Nunca es tarde si la dicha es buena. Y esta ocasión lo es Esther: Queda media hora para casarme

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Claudia: En ti queda amiga, es tu felicidad no la mía, tú decides (y se iba con el resto de compañeros) Esther: Puf... que difícil Entraban en la sala pues el coche de Laura ya aparecía, y corrían a sentarse mientras Esther ya la esperaba junto a su padre Música celestial abría paso a la novia. Que con una sonrisa enorme llegaba junto a su prometida, agarraba su mano dando un beso en su mejilla y se posaban frente al juez para comenzar la ceremonia Juez: Estamos aquí reunidos para formalizar la unión entre Esther y Laura que han decidido libremente unirse en matrimonio según el código civil... (después de un rato, daba paso al enlace) Y antes de pasar al enlace matrimonial, me veo en la obligación de preguntar, ¿que si hay alguien de los aquí presentes que no esté de acuerdo con dicho enlace que intervenga ahora o calle para siempre? A Claudia y Eva no les falto ganas de hacerlo, pero ambas sabían que no era su deber, por lo que decidieron guardar silencio. Después de unos segundos el juez continuó Juez: Bien, pues si están todos de acuerdo, prosigo (dijo unas palabras más y...) Laura Llanos ¿consientes contraer matrimonio con Esther? Laura: Sí, consiento Juez: ¿Eres consciente de que lo contraes en este acto? Laura: Sí, claro (dibujaba una bonita sonrisa y miraba a Esther) Juez: Esther García (Esther centraba su atención en el juez) ¿consientes en contraer matrimonio con Laura? (entonces Esther miraba ahora a Laura sin decir nada. Ésta última comenzaba a ponerse nerviosa, al igual que el resto, un silencio se había apoderado de la sala, y Esther parecía no estar escuchando, entonces Laura apretó fuerte su mano haciéndola reaccionar) Esther: Eh... perdona (miraba al juez) ¿puede repetirme la pregunta? Juez: Claro. Esther, ¿consientes en contraer matrimonio con Laura? Esther miró en silencio a Laura, luego se giró y miró a su madre, ésta le hizo un gesto para que contestara, ignorando aquel detalle se paró en su hermana, quien le sonrío en modo de aprobación, entendía lo que Esther estaba haciendo, y era parar aquella locura. Después de mirar a su hermana lo hizo con Claudia quien también le sonrío, se giró de nuevo a Laura Esther: Lo siento (dijo casi en un susurro. Los invitados la miraban extrañados, definitivamente no entendían nada) Laura: Esther, ¿qué estás diciendo? Esther: Laura, no puedo casarme contigo Laura: ¿Qué? ¿es un broma no? Esther: Estoy hablando completamente en serio Ana: Pero ¿qué significaba esto? (intervenía la madre de Laura. Esther ignoraba al resto pues en ese momento no le importaba nada, ni lo que dijeran ni mucho menos lo que pensaran)

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Laura: Esther, es nuestra boda Esther: Lo era, Laura perdóname, pero no puedo casarme contigo Laura: ¿Por qué? (Esther miraba a los invitados) Esther: No creo que sea el lugar para hablar de esto Laura: No, si no vas a casarte conmigo prefiero que sepa todo el mundo el motivo Esther: Laura, es mejor que... (la interrumpía) Laura: Esther, ya he pasado demasiada vergüenza plantándome el día de mi boda... si tienes algo más que añadir, que lo sepa todo el mundo Esther: No seas bruta, es mejor que no Laura: No me importa, di lo que tengas que decir, y vete, no quiero verte nunca más (Esther se sentía muy culpable por todo aquello, sabía que no iba a ser fácil, pero tenía que hacerlo, el daño ya estaba hecho, ¿para qué ocultarlo más tiempo?) Esther: Laura, yo no podré darte lo que te mereces, y es una persona que te quiera, te cuide, vele por ti... Laura: ¿Todo este tiempo ha sido una mentira? Esther: No, no... he vivido contigo momentos maravillosos, para mí esto no está siendo fácil... Laura: ¿Y para mí sí? Esther: Lo siento, de verdad que lo siento, pero quiero evitar que cometas un error casándote conmigo, nunca lograría hacerte completamente feliz Laura: ¿Hay alguien? Esther: Sí (Laura rompía a llorar) Ana: Esto es una deshonra, no tienes vergüenza (gritaba de la rabia) Esther: Lo siento... (decía en un hilo de voz. Hubiera preferido no llegar a tal extremo, pero ya era demasiado tarde) Elena: Esther, ¿puedes explicar lo que estás diciendo? Esther: No tengo más que decir (ahora miraba a Laura) Laura conmigo nunca vas a ser feliz Laura: ¿Eso tengo que decidirlo yo no? Esther: No, es lo mejor... para las dos... Laura: Es injusto Esther... yo te quiero Esther: Por eso lo hago, si me caso contigo serás infeliz toda tu vida, no puedo hacerlo... es mejor ahora que luego cuando ya sea demasiado tarde Laura: No puedes estar hablando en serio Esther: Lo siento... (y después de aquello salía de la sala, la situación la estaba ahogando) Elena su madre intentó seguirla pero Eva la detuvo Eva: Déjala, necesita su tiempo Elena: ¿Pero qué le pasa? Eva: Ya lo sabrás Elena: ¿Tú estabas al tanto verdad? Eva: Más o menos... aunque pensé que nunca pararía esto Elena: ¿Nunca? ¿Qué pasa? Eva: No te preocupes, es lo mejor que ha podido hacer Elena: No entiendo nada Eva: Lo harás

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Esther cogió el coche y corrió a toda prisa dejando atrás todo lo vivido, necesitaba evadirse de aquello, sabía que a partir de ahora todo iba a cambiar, pero era la mejor opción. Algunas lágrimas cayeron por su rostro, a pesar de no quererla de tal forma como para ser su mujer, había compartido diez años de su vida a su lado Esther: Has hecho lo mejor Esther... (se convencía) Después de un rato conduciendo, llegó hasta un pequeño mirador, cerró los ojos, respiró profundo y sonrió para después dejar escapar un grito ansiado Esther: Libre Aquella sensación era como si se hubiera librado de cien cadenas atadas a su cuerpo que no la dejaban ni respirar. Por fin, era libre, por fin se sentía feliz, por fin podría realizar su sueño, ahora era su momento, ahora era cuando tenía que firmar al fin su final, y no aquel cual creía Por otro lado, Laura como era normal, se había quedado deshecha, el mismo día de su boda la mujer que tanto amaba la había dejado. ¿Era justo aquello? ¿Se merecía ella pasar por eso? No tenía consuelo, estaba completamente destrozada. Su único lenguaje era aquel que mostraba con sus lágrimas... el dolor Después de aquel día tan duro para todos, triste para algunos, alegre para otros. Esther volvía a su casa. Por suerte Laura no se encontraba en ella, así que aprovecho y metió toda su ropa y algunas pertenencias en cajas y maletas. Debía salir definitivamente de su vida Una vez que recogió todo lo necesario, se dio una ducha y se cambio para estar más cómoda, no sabía qué rumbo tomar, no quería llegar a casa de sus padres pues sabía que no era buena idea, Eva ya la había soportado demasiado, y Claudia no estaba en condiciones. Así que no le quedó de otra que reservar hotel para unos días, hasta que pudiera instalarse en una nueva casa Ya en el hotel, sacó alguna ropa y la acomodó mientras se echaba a la cama y cerrando los ojos llegaba hasta ella la imagen de Maca Esther: Por fin podremos estar juntas mi amor La noticia había llegado a oídos de Maca, estaba completamente sorprendida, pensó que Esther no iba ser capaz de hacerlo, y ahora no sabía como debía actuar. Estaba tan perdida como al principio. Así que cogió su teléfono y llamó a Eva Eva: ¿Sí? Maca: Hola Eva, soy Maca Eva: Hola amiga, ¿cómo estás? Maca: Sorprendida, ya me enteré de lo ocurrido

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Eva: Sí, Esther no se casó Maca: ¿Y cómo está Laura? Eva: Puff... destrozada, y en casa los nervios están a flor de piel Maca: Me siento tan culpable Eva: Maca tú no debes sentirte así Maca: Es por mi culpa por quien la dejó plantada Eva: Te quiere... Maca: Ya... pero eso no significa que las cosas tengan que ser así Eva: No lo hizo bien, estoy completamente de acuerdo, pero lo importante es que lo hizo Maca: Supongo... (silencio) ¿y ella está contigo? Eva: No, lleva todo el día desaparecida, no tengo ni idea donde pueda estar, la llamé al móvil pero no me contestó Maca: ¿Crees que le haya podido pasar algo? (se preocupaba) Eva: Espero que no, pero si hubiese sido así ya lo sabríamos Maca: Ya... Eva: Maca deberías hablar con ella Maca: No sé Eva, está todo muy reciente, igual es mejor esperar unos días Eva: Como quieras, pero hazlo Maca: Sí, lo haré. Bueno pues, te dejo, ya hablamos Eva: Claro, cuando quieras Maca: Cuídate Eva: Tú también. Chao A la mañana siguiente Esther llamó a Eva para decirle que todo estaba bien y donde se encontraba. Eva le ofreció que se instalara en su casa por esos días hasta que encontrara un piso, pero Esther se negó, le prometió que pasaría a verla para charlar tranquilamente, pero antes debía resolver unos asuntos. Después de estar todo más calmado, decidió ir a casa y explicarles a sus padres aquella decisión Elena: ¿Se puede saber en que estabas pensando? Antonio: Elena, deja que la niña se explique Esther: Eso, déjame hablar, que desde que llegué no me has dado tiempo Elena: Es que esto es inaudito, ¿sabes la vergüenza que tuvimos que pasar? Por no hablar de los gastos, y sobre todo de Laura, pobre chica... Esther: A ver (dijo ya molesta) es mi vida ¿no? soy bastante mayorcita para elegir, sí, lo hice mal, no era momento ni lugar, tendría que haberla dejado antes, pero no pude, ahora ya la decisión está tomada, y aunque me duela y sepa que ella lo está pasando mal, es lo mejor que he podido hacer, y me alegro de ello, ahora por fin soy libre, y feliz, muy feliz Antonio: ¿Cuál es el motivo de esa felicidad? Esther: No la quiero, al menos no de esa forma, siempre ha sido importante para mí, pero no la quiero como para ser su mujer, no puedo Elena: ¿Y a quién quieres entonces? Esther: A la única mujer que me ha hecho tocar el cielo en sólo unos segundos con tan solo verla sonreír Elena: ¿Maca? (se sorprendía) Esther: La misma Elena: Cariño pero ella hace años que se fue, no puedes vivir en el recuerdo

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Esther: No, ella está aquí (sonreía feliz) Antonio: ¿Aquí? Pero... ¿desde cuándo y por qué? Esther: Vino hará un par de semanas, de hecho está trabajando en mi mismo hospital, fue ahí cuando supe que ella había vuelto Elena: ¿Y por qué no nos habías dicho nada? Esther: No lo sé... sólo pude contárselo a Eva, no es tan fácil... Elena: Supuse que ella tendría que saberlo todo Esther: Así es, pero no le correspondía a ella contarlo sino a mí... Antonio: ¿Y qué piensas hacer ahora? Esther: Luchar por ella Elena: ¿Y qué pasa con Laura? Esther: Laura ya es pasado Elena: ¿Tan rápido te olvidas? Esther: No, claro que no, pero yo también necesito ser feliz, y mi única felicidad es junto a Maca Antonio: Si tú lo ves tan claro... (apoyaba su decisión) Elena: Antonio por dios... (su madre no estaba muy convencida) esto es una locura Esther: Mamá, la vida sólo se vive una vez, y hay que hacerla de la mejor manera posible, si mi felicidad es junto a ella, lucharé por eso, al menos lo voy a intentar Elena: Está muy reciente lo de la boda Esther: Tienes razón, por eso daré un poco de margen hasta que estén más tranquilas las cosas, y por supuesto hablaré con Laura, a ella también le debo muchas explicaciones Elena: Sería lo justo Esther: Lo sé, y lo haré Los días fueron pasando, en ese tiempo Esther no había tenido ningún tipo de acercamiento con Maca excepto profesional, prefirió que la situación se calmase antes de entrar en acción. Por otro lado Laura tuvo que tomarse unas semanas de “vacaciones” necesitaba cambiar de aires y poder aceptar que las cosas habían cambiado Esther se quedó por unos días en el hotel, hasta que decidió alquilar un pequeño pisito, que no era gran cosa, pero se veía confortable. A partir de ahora debía empezar una nueva vida, y que mejor manera que sola Ya en el hospital... Esther se había tomado un pequeño descanso, había tenido doble turno. En eso estaba cuando Claudia entraba a la sala de médicos y se la encontraba, tumbada sobre el sofá y con la mirada perdida Claudia: ¿Hola? (pero Esther no reaccionaba) ¿hay alguien ahí? (decía ya a su altura) Esther: Perdona Claudia, no te había escuchado entrar... Claudia: Ya me he dado cuenta (se sentaba a su lado) ¿cómo estás? Esther: Mejor... Claudia: En estas semanas te he visto muy volcada con el trabajo... deberías tomártelo con calma Esther: Está todo bien, no te preocupes... solo necesito en que distraerme

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Claudia: ¿Has conseguido hablar con Maca? Esther: No, me evita a cada momento... y por ahora pienso que es mejor así Claudia: ¿Qué piensas hacer? Esther: Luchar por ella... pero respetando su espacio. Antes de nada tengo que hablar con Laura Claudia: ¿Y ella dónde está? Esther: Tengo entendido por mi madre que salió del país, necesitaba entender un poco la situación... (cerraba los ojos fuerte y suspiraba) me siento tan culpable Claudia: Lo hecho, hecho está... de nada sirve que te sientas así Esther: Ya lo sé... pero duele tanto... Es cierto que nunca pude amar a Laura, pero si la quise y viví junto a ella diez maravillosos años... pero si me casaba con ella, acabaría haciéndole el doble de daño Claudia: Has hecho lo mejor, no te martirices más... tarde, pero acertada Esther: Supongo que simplemente no se elige... Claudia: Al menos no siempre amiga, las cosas pasan y no te queda de otra que aceptarlo, por más que duela... Esther: Ya... Claudia: Pero venga va, anímate, porque tienes que llevar la dirección de este hospital Esther: Claudia no sé si este preparada para ese cargo Claudia: Esther eres una gran profesional, y además ahora el dinero te vendría muy bien, es una gran oportunidad Esther: Tienes razón... Claudia: ¿Entonces qué? Mira que en breve tendré que tomar la baja y me gustaría tener a alguien de confianza aquí Esther: ¿Sabes qué? Cuenta con ello, es ahora de definitivamente darle un cambio a mi vida Claudia: ¿Aceptas entonces? Esther: Sí (ambas se fundían en un cálido abrazo) Claudia: Estoy segura de que lo harás muy bien (sonreía) Esther: Eso espero, eso espero Días después, las cosas seguían de la misma forma, quitando el nuevo cargo de Esther, que se sentía bien por ello. Lo comentó en casa y les pareció bien, pensaron que aquello le vendría bien para mantenerse ocupada Laura ya estaba de regreso, algo más calmada. Cuando llegó a casa le vinieron muchos recuerdos a su mente, pero rápidamente los borro. Si Esther había decidido empezar una nueva vida, ella también debía hacerlo. Así que se puso manos a la obra y tiró cualquier cosa que le recordara a ella, remodelo un poco la casa poniéndola a su gusto y se dijo no volver a derramar ni una lágrima más, de nada valdría la pena Ese día Esther salía temprano del hospital, había dejado todo en orden y se disponía a ir a casa de Laura, ya era hora de tener aquella última conversación, pues desde la boda no habían tenido oportunidad. Llegó, aparcó en frente de la casa y tomando aire, cogió fuerzas y tocó al timbre Esther: Hola (al otro lado una Laura bastante sorprendida abría la puerta) Laura: ¿Qué haces aquí? (preguntó algo molesta)

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Esther: Necesitaba hablar contigo, pero si estás ocupada puedo volver en otro momento... (en ese instante a Laura le entraron ganas de descargar esa furia que le corría por dentro y lanzarse sobre a ella para insultarla y pegarla, pero pensó que mejor sería acabar con aquello de una vez) Laura: Pasa (Esther al pasar por su lado susurro un gracias) Una vez dentro, Esther se sorprendió por la remodelación de la casa y pudo darse cuenta de que ya no estaban algunas de sus pertenencias, y aunque le dolió un poco, en el fondo lo entendía Laura: Di lo que tengas que decir y vete, me apetece estar sola Esther: Siento haberme presentado así sin avisar y después de todo... (se producía un silencio, pues no encontraba las palabras adecuadas a la situación, no era fácil enfrentar aquello) Laura: Si lo que quieres hacerme saber una vez más es que no me quieres, ya lo tengo claro Esther: Veras no... eso no... yo... Laura: Esther (se sentaba a su lado) me engañé, pensé que llegarías a quererme como un día lo hiciste con Maca, sé que nunca me miraste como lo hacías con ella, ni me sonreías como a ella, ni siquiera me tratabas como lo hacías con ella... por tu parte las palabras eran muy formales, nunca de cariño... nunca escuché de tus labios un mi amor, mi vida... nada... como con ella... sabía que yo no significaba lo mismo para ti, como lo había hecho ella, pero te amaba tanto, te amo tanto... que me cegué... creí que con el tiempo lograría que lo hicieras, que me amaras, pero no has podido... (alguna lágrima comenzaba a brotar) no te culpo, aunque me duela y lo esté pasando francamente mal, no lo hago... porque sé que en el corazón no se manda, y tú nunca pudiste sacar a Maca del tuyo... Esther: Lo siento... (una congoja se había instalado en su interior, no podía si quiera formar palabras) Laura: No... no lo hagas... ya está hecho... Esther: Y me duele... no pienses que nunca me has importado, porque no es así... y si, he llegado a quererte mucho y he vivido contigo muy buenos momentos... pero tienes razón (tragaba saliva) nunca he podido sacarme a Maca del corazón... (Laura miraba a otra parte, sus lágrimas caían por su rostro sin poderlo evitar) ojalá todo hubiese sido tan diferente, así ninguna lo hubiésemos pasado mal... pero no hay vuelta atrás, como bien tú dices lo hecho, hecho está, y solo queda seguir para adelante... y no volver a caer en los mismos errores... Laura: ¿Fui un error para ti? Esther: No me entiendas mal... tú no has sido el error, sino mi falta de decisión, de valentía... no sé... tenía que haber actuado a tiempo, y no haber dejado que la situación llegara a tal extremo... Laura: Íbamos a casarnos... Esther: Por eso lo digo... dejé que se me fuera de las manos... aún sabiendo que por mucho tiempo que pasara a tu lado, no iba a conseguir amarte... Laura: Supongo que es lo mejor... Esther: Ha sido una completa estupidez por mi parte hacerte creer que te amaba y dejar que esto pasara... pero ni yo misma sabía en su momento que hacía, hasta que de nuevo Maca apareció en mi vida... (Laura abría grandes ojos) Laura: Maca ¿está aquí?

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Esther: Puff... pensé que lo sabías... (“una cagada más Esther, sí señor”) poco antes de casarnos volvió y supe de ella porque está trabajando en mi mismo hospital... Laura: ¿Y por qué no me lo habías dicho? Esther: No lo sé... ¿ves? Nada más que hago cagarla... una estupidez detrás de otra... (Laura callaba unos segundos para luego continuar la conversación) Laura: Bueno, ya no tiene sentido... (borraba las lágrimas de su cara) espero de todo corazón que seas muy feliz, y si ella puede ofrecerte esa felicidad, adelante Esther: Laura yo... Laura: No digas nada Esther, por favor... está todo bien, sigue con tu vida, es momento de hacer las cosas bien Esther: De verdad que lo siento mucho, me hubiese gustado poder cambiarlo todo y evitar muchas otras cosas... Laura: Lo sé (y por primera vez le sonrió) te conozco, y sé que actúas de corazón, el que tú y yo no podamos estar juntas no significa que con tiempo podamos mantener una amistad, sé que eres una grandísima persona, y no me gustaría perderte... aunque ahora es difícil pensar en cualquier otra posibilidad... Esther: Y lo entiendo, no te pido nada a cambio, no tengo derecho a ello... simplemente quiero que sepas que no me arrepiento de nada de lo que viví contigo, y que si necesitas cualquier cosa, lo que sea que esté en mi mano, no dudes en decirme... Laura: Gracias... Esther: Ojalá algún día puedas perdonarme y poder mantener una relación de amistad... Laura: No tengo nada que perdonarte, más bien necesito tiempo para poder olvidarte de esa forma... Esther: Lo entiendo Laura: Entonces creo que no tenemos mucho más de que hablar... Esther: Supongo que no... así que... (se levantaba) gracias por escucharme... (no sabía muy bien si abrazarla aunque sentía la necesidad, así que fue Laura quien lo hizo Laura: Nos vemos pronto Y después de aquello salía de casa de Laura para dirigirse hacia la de Eva. Por el camino no pudo evitar que sus lágrimas cayeran, era una situación difícil, y admiraba la entereza de Laura, aunque sabía que por dentro tenía que estar muriendo de dolor Una vez llegó, se secó las lágrimas y llamó Eva: Esther, ¿qué haces aquí? Esther: Perdona, ya sé que es algo tarde, pero necesitaba hablar con alguien... Eva: Pasa anda (se acomodaron en el salón y Eva preparo una tila a Esther) ¿te encuentras mejor? Esther: Sí, gracias Eva: Y bien... cuéntame, ¿qué ha pasado? Esther: Vengo de hablar con Laura Eva: ¿Cómo está? Esther: Mal... aunque aparenta muy bien no estarlo Eva: ¿Qué te dijo? Esther: Que aunque le dolía la situación, debía aceptarlo... y que aunque siempre supo de mi amor por Maca, quiso negarlo... se cegó para estar conmigo, para poder amarme... Eva: Es muy duro eso... Esther: Lo sé, la pobre está destrozada, y quiero hacerle saber que a pesar de todo estoy ahí... no quiero que se sienta sola, ni mal por nada... ella no tiene la culpa...

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Eva: Dale tiempo Esther, lo necesita... Esther: Sí, es lo mejor... tiempo al tiempo... Eva: Tú también debes dártelo, han sido muchas cosas en poco tiempo, y todos necesitamos nuestro espacio... Esther: ¿Crees que deba hablar con Maca? Eva: No sé si sea muy buena idea... ella también debe necesitar tener su espacio... deja que sea ella quien se acerque a ti... Esther: ¿Y si nunca lo hace? Eva: Tienes que confiar... Esther: Puff... que complicado es todo... ¿cómo debo actuar con ella? Eva: Normal Esther... trátala normal, se amable y cortes... pero sin pasarte... deja que vuelva a confiar en ti Esther: Sí, creo que es lo mejor Eva: Es lo mejor Esther... date y dale tiempo, el mundo no se creo en dos días... Esther: Tomaré tu consejo Eva: Y el trabajo ¿qué tal? Esther: ¿No te contó mamá? Eva: Pues... no, ¿qué pasa? Esther: Claudia me ofreció la dirección Eva: ¿En serio? Esther: Sí... y acepté Eva: Vaya, no sé si felicitarte o no por ello... Esther: Más bien lo primero Eva: ¿Pero es mucho trabajo no? Esther: Un poco... pero creo que me vendrá muy bien, además que el sueldo es considerable y en este momento lo necesito Eva: Entonces no hay más que hablar, espero que te vaya bien Esther: Gracias hermana (miró el reloj) y bueno creo que se está haciendo tarde, mejor me voy Eva: No, mejor te quedas, puedes acomodarte sin problema en la habitación de invitados Esther: Eva, no quiero molestar más... Eva: No eres ninguna molestia no seas boba, y además como tú bien dijiste es tarde, no voy a dejar que conduzcas hasta la otra punta de la ciudad Esther: A cabezota no te gana nadie ¿eh? Eva: Ya me conoces (y salía de la sala para dirigirse a su cuarto) Esther: Puff... hermanas... (y sonreía, pues Eva para ella siempre había sido su mayor apoyo, en verdad le debía mucho) El turno empezaba movidito, un incendió en un edificio tuvo a toda la plantilla del central ocupados, incluso Esther tuvo que intervenir en varias operaciones. Ya había aceptado su cargo como directora, y después que todo se calmara por urgencias, llegaba hasta su despacho recibiendo una llamada desde el comité Esther: Dígame -: Buenas tardes, soy Santiago Álvarez, director del comité (Esther se incorporaba en su asiento y prestaba atención) Esther: Buenas tardes Santiago: Imagino que es usted Esther García ¿no?

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Esther: Así es, la nueva directora del centro Santiago: Un placer Esther: Lo mismo Santiago: No he tenido tiempo para avisarle, todo ha sido muy rápido, pero me urge hablar con usted, tengo que comentarle algunos puntos sobre la dirección, ¿cuándo podría reunirme con usted? Esther: Eh... (Esther se preocupaba, no llevaba ni un mes en ello y ya la avisaban del comité ¿había hecho algo mal?) cuando usted quiera, por mi parte no hay problema Santiago: Bien, pues mañana sobre las 8 me presento, es mejor tratas estos temas en persona Esther: Lo entiendo Santiago: Que tenga buena tarde Esther: Igualmente Santiago: Hasta mañana (colgaba) Esther: Uff... esto es más de lo que creía... (se recostaba en su silla cuando llamaban a la puerta) ¿sí? -: ¿Se puede? Esther: Claro Cruz pasa (estaba pasaba y tomaba asiento) ¿ocurre algo? Cruz: Solo quería saber cómo estabas, desde que eres la nueva directora exceptuando hoy, se te ve poco el pelo... Esther: Ya... (suspiraba) gajes del oficio... pero sí, todo bien, gracias por preguntar Cruz: Me alegro Esther: Esto... Cruz... ¿seguro que es solo eso? Cruz: Puff... no Esther... es Maca... Esther: ¿Qué pasa? ¿le ha pasado algo? Cruz: No, no tranquila, que no es nada... solo que... Esther: ¿Qué, que? Cruz: Últimamente la he visto muy decaída, parece no descansar lo suficiente, tiene el rostro cansado y desde que empieza hasta que termina su turno no para quieta... me preocupa Esther... Esther: Entiendo... Cruz: ¿Por qué no hablas? Esther: ¿Y crees que a mí me escuche? Cruz: Pues... no sé, pero igual sí Esther: Bueno... haré lo que esté en mi mano para ayudarla Cruz: Gracias Esther Esther: A ti (le regalaba una sonrisa) Después que Cruz se fuera Esther hizo un par de llamadas más y recogió todo para ir a casa, pues su turno ya había terminado, pero antes fue en busca de Maca. Llegaba hasta recepción... Esther: Teresa, ¿has visto a Maca? Teresa: Hace rato que no, la verdad no para quieta Esther: Ya... y me preocupa Teresa: ¿Ha pasado algo? Esther: Espero que no... Bueno, ¿sabes dónde pueda estar? Teresa: Ni idea Esther lo siento (entonces llegaba hasta recepción) Esther: Maca, te estaba buscando (está la miró con el ceño fruncido) Maca: ¿Pasa algo?

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Esther: Eh... ¿tienes un minuto? Maca: Estoy trabajando Esther... (notaba el tono molesto de Maca) Esther: Como quieras, pero mañana te quiero a las 10 en mi despacho Maca: Esther no... (la interrumpía) Esther: Es una orden... hasta mañana (y salía del hospital molesta) Maca: Pero ¿y esta? ¿qué se cree? (miraba a Teresa que no entendía nada) Teresa: ¿Un mal día? Maca:... (y se iba por donde había venido) Esther llegaba a casa, se preparaba un baño de sales y se relajaba, después del día tan duro necesitaba desconectar... cerró los ojos y aquella imagen de Maca con el rostro pálido y sus ojeras agrandadas venía a su mente Esther: ¿Qué te está pasando Maca? Por otro lado Maca también llegaba tarde a casa, ni tuvo tiempo ni de cenar, se dio una ducha rápida y se acostó, y como cada noche, dejaba sus lágrimas correr El despertador sonaba anunciando un nuevo día, Esther debía estar antes de las 8 en el hospital para recibir el director del comité, así que se dio toda la prisa que pudo y salió hacía allí Una vez en el hospital, le dio instrucciones a Teresa de que le avisara de la presencia del director y lo hiciera pasar directamente a su despacho. Éste no tardó en llegar Esther: Buenos días (estrechaba la mano de aquel hombre) Santiago: Buenos días Esther Esther: Siéntese por favor Santiago: Gracias (tomaba asiento) siento haberme presentado de esta forma, casi sin avisar, pero no he tenido mucho tiempo Esther: No se preocupe Santiago: Bien, si me he presentado de esta forma, es para avisarle de que el hospital está sufriendo importantes problemas económicos (Esther se sorprendía) Esther: No estaba al tanto, hace muy poco que llevo la dirección Santiago: Supongo que eso debía saberlo la antigua directora Esther: Ya... ¿y cuál sería la solución? Santiago: Por el momento un ajuste de personal y material al dinero disponible Esther: ¿Hablamos de despidos? Santiago: Sí, no hay otra forma créeme Esther: ¿Y de cuantos exactamente? Santiago: No me quiero andar con rodeos, pero... una media de 200 personas Esther: ¿200 personas? (abría grandes ojos) eso es una locura ¿cómo voy a despedir tanta gente? Santiago: Sé que es difícil, pero no hay otra alternativa Esther: No puede ser verdad... debe haber otra solución Santiago: Es eso o... cerrar el hospital Esther: Esto es intolerante, ¿cómo se ha podido llegar a tal extremo?

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Santiago: Ha habido muchas pérdidas económicas, se invirtió mucho dinero en un proyecto que bueno... no está resultando, ahora debemos recuperar el dinero, y la solución más justa es esa Esther: Sinceramente no me lo parece Santiago: No se puede hacer nada... Esther: ¿Cómo voy a despedir a tanta gente? Santiago: No lo sé... pero elija a los mejores médicos, dentro de dos semanas volveré a por los nombres y llevaremos a cabo su despido Esther: Esto es inaudito, no puede pedirme eso Santiago: Lo estoy haciendo, y si no quiere entrar dentro de esas 200 personas, haga bien su trabajo (se levantaba y le ofrecía la mano) Buenos días (Esther no atendía al saludo y simplemente se limitaba a dejar un buenos días bastante seria, para después el director del comité salir de su despacho) Esther: No me lo puedo creer (se dejaba caer en su silla cerrando los ojos fuerte y suspirando) Claudia (abría grandes ojos y marcaba su número) Claudia: ¿Si? Esther: ¿Ocupada? Claudia: ¡Ah! Hola Esther, ¿qué tal? Esther: Sinceramente mal... Claudia: ¿Ha pasado algo con Maca? Esther: No, no es con Maca, sino con el hospital Claudia: ¿Algún problema? Esther: ¿Por qué no me lo dices tú? (se producía un breve silencio) Claudia: Lo siento Esther, sé que debí contarte... pero si lo hacía no ibas a aceptar la dirección Esther: Por supuesto que no, ¿cómo has sido capaz de hacer tal cosa? Claudia: Escúchame por favor Esther: No Claudia, las cosas no se hacen así Claudia: Esther necesitaba a alguien de confianza, con el embarazo no iba a poder hacerme cargo de todo eso, si te lo decía, no aceptarías... Esther: Debiste hacerlo Claudia Claudia: Lo siento... Esther: Con lo siento no me vale, me están pidiendo que despida a 200 personas... ¿cómo crees que me siento? Claudia: Estuve mal, lo siento, pero... (la interrumpía) Esther: Pero nada Claudia... yo soy incapaz de tal cosa, si quieres vienes y lo haces tú, pero no asumo esa responsabilidad, no sin haber estado en mi conocimiento (colgaba) Maca también despertaba, por suerte hoy entraba más tarde, pero no podía olvidar la cita con Esther Maca: ¿Para qué me habrá citado? (se preguntaba mientras daba vueltas a su taza de café) En el hospital Esther estaba que trinaba, no se podía creer aquello, ¿cómo era posible que su amiga no le hubiera dicho nada? En eso estaba, dándole vueltas al tema, cuando alguien tocaba a la puerta

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Esther: ¿Sí? (contestaba algo fuera de tono. Tras la puerta Maca que aparecía) Maca: Si estás ocupada vengo en otro momento... (al verla suavizo el tono) Esther: No, no tranquila, pasa (esta obedecía y se sentaba frente a ella) Maca: Bueno, tú dirás Esther: Sí... he hablado con Cruz, está preocupada Maca: (suspiraba) Pues se lo agradezco pero estoy bien, ¿para eso me has hecho llamar? (y se levantaba) Esther: Maca espera (se detenía) siéntate por favor Maca: Esther no necesito ninguna charla de preocupación Esther: No seas injusta Maca... aunque haya pasado tanto entre nosotras, pero me importas y no sólo Cruz está preocupada Maca: Simplemente me he volcado mucho en el trabajo, nada más... (miraba hacia otro lado, pues no podía mantenerle la mirada) Esther: Deberías tomarte unas vacaciones... te hará bien descansar Maca: No necesito ningunas vacaciones, estoy a gusto en mi trabajo, solo quiero estar tranquila (entonces Esther recordaba algo) Esther: ¿Te gusta tu trabajo? Maca: ¿Es raro que así lo sea? Esther: No, no para nada... simplemente era por ofrecerte algo Maca: Explícate Esther: Hace unos días me enviaron un fax desde Guatemala para colaborar con una campaña de ayuda que tienen formada en un pueblo de allí, las condiciones no son tan favorables y hacen falta médicos... especialmente pediatras Maca: ¿Me estás ofreciendo que vaya? Esther: Es una opción... (se encogía de hombros) a mi me encantaría hacerlo, pero con la dirección... pues... me es imposible Maca: Ya... Esther: No es obligatorio, pero no sé... igual te viene bien cambiar de aires y bueno seguirías trabajando que es lo que quieres Maca: Esther, ¿por qué haces esto? Esther: Maca, me preocupo por ti, no quiero que estés mal... y si este cambio te va bien, prefiero que lo cojas... no sé... dime que quieras que haga y lo hago Maca: No hace falta que hagas nada Esther: Ni siquiera eres capaz de mirarme a los ojos... y no sabes cuánto me duele Maca: No estamos aquí para hablar de temas personales Esther: ¿Y cuándo va a ser el momento? Maca: No lo sé, pero este seguro que no... (se levantaba) gracias por la oferta, lo pensaré (y sin más salía del despacho) Esther: Puff... no puedo seguir así... Durante el turno no volvieron a coincidir. Esther se centró en como resolvería aquel problema del comité A mediodía Claudia se presentó personalmente en el despacho de Esther Claudia: ¿Se puede? (daba dos golpes en la puerta) Esther: Pasa (contestaba aún molesta) Claudia entraba y tomaba asiento. La miró sintiéndose culpable, para luego disculparse

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Claudia: Esther lo siento, no debí ocultártelo Esther: Pues la verdad que no... (mantenía aquel tono del principio) Claudia: Por eso he venido, pienso hacerme cargo de todo esto Esther: Pero... (comenzaba a suavizar el tono) Claudia: Sí, no estoy a cargo de la dirección, pero te mentí, y este marrón me lo como yo, no es justo para ti Esther: Claudia en tu estado... es mejor que... (la interrumpía) Claudia: Esther, no te preocupes, además es mi deber, así que de hoy en adelante yo me encargo Esther: Era tu deber... Claudia: Pero lo hice mal, así que ni una palabra más. Cuéntame que te dijo Santiago (y Esther comenzaba a relatarle aquella charla) Bien, pues yo me encargo de esos despidos, pásame la lista de todos los médicos, yo haré la elección Esther: ¿Estás segura? Claudia: Complemente, y una vez más lo siento Esther: Da igual... Claudia: Y después de esto, cuéntame, ¿qué tal lo demás? Esther: Puff... como siempre... Claudia: ¿No has hablado con Maca? Esther: Siempre evita el tema, y yo estoy empezando a impacientarme... Claudia: ¿Qué piensas hacer? Esther: Pues... (y en ese momento se le venía una idea a la cabeza) Claudia: Me estás asustando con tu cara Esther: Jaja no es nada preocupante, simplemente me acordé de la campaña de Guatemala y... (se producía un silencio) Claudia: ¿Y qué? Esther: No nada... simplemente le ofrecí a Maca para que fuera, y ahora pensé que yo igual también podría hacerlo, para tener algún acercamiento no sé... Claudia: ¿Y cuál es el problema? Esther: ¿La dirección? Claudia: Bueno pero ese ya no, mientras yo esté aquí me puedo hacer cargo Esther: ¿Segura? Claudia: A ver, seguramente el proceso de despido va a llevar un tiempo, y alguien debe estar al frente, y como ese alguien soy yo, y ya puestos, no me importaría quedarme un tiempo para ese favor personal Esther: No entiendo muy bien, me ofreces la dirección porque no podrás hacerte cargo de ella, y ahora de nuevo quieres hacerlo... Claudia: Bueno pero solo temporal, además es para echarte un cable Esther: Ya... Claudia: Esther, intento enmendar mi error Esther: Serás boba, no hace falta en serio Claudia: Tú sí que lo eres, me dices que puede ser un acercamiento y ahora no aceptas mi ayuda, ¿en qué quedamos? Esther: Tienes razón... Claudia: Pues nada, vete a por tu Julieta que yo me encargo de todo esto Esther: Gracias Claudia: De gracias nada tonta (le daba un abrazo) espero que esta vez hagas las cosas bien Esther: Lo haré, no te preocupes

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Después de aquella conversación que animó bastante a Esther, fue en busca de Maca, para saber si había pensado lo propuesto anteriormente Esther: ¿Ocupada? (se acercaba hasta el mostrador donde se encontraba Maca rellenando algunos papeles) Maca: Pues sí, hay quienes trabajamos (decía sarcásticamente) Esther: Vaya, que simpática... (sonreía haciendo que Maca también lo hiciera) Maca: Bueno... no siempre se puede estar de buen humor Esther: Perdona, pero es que tú nunca estas de buen humor (seguía aquel juego sonriendo de nuevo) Maca: Sabrás tú... (reía) Bueno, ¿querías algo? Esther: Eh... sí Maca: Tú dirás Esther: ¿Has pensado ya lo que te dije antes? Maca: No, aún no... Esther: Es una bonita oportunidad Maca: Ya, pero... necesito estar segura Esther: Como quieras, pero... ¿te importaría si me das una respuesta hoy? Maca: ¿Tan urgente es? Esther: Bastante Maca: Está bien, cuando termine mi turno paso por tu despacho y te digo Esther: Me parece bien Maca: Vale, sigo con mi trabajo Esther: Sí, sí adelante (y de nuevo otra sonrisa) Esther se fue animada hasta su despacho, no sabía exactamente que había pasado, pero después de todo, por fin Maca le había sonreído, y eso la hacía sentirse bien Al finalizar el turno, Maca como había prometido, daría su respuesta. Llegó hasta el despecho de Esther... Maca: ¿Puedo? (decía a la altura de la puerta la cual se encontraba abierta. Esther que en ese momento miraba unos papeles levantaba la vista encontrándose con ella) Esther: Claro (sonrió) Maca: No te voy a quitar mucho tiempo (se fijaba en aquel montón de papeles) Esther: No te preocupes, puedes ocupar todo el que quieras... Maca: Ya... ¡eh!... bueno, ya he pensado lo que estuvimos hablando antes... Esther: Ah sí... ¿y qué tal? ¿qué has decidido? Maca: ¿Te importa si me informas mejor? Esther: No, claro... bueno pues como te dije antes es un plan de ayuda, los más desfavorecidos son los niños... la idea era aportar todo lo posible para llevar acabo esa ayuda, básicamente sería atenderlos en todo lo necesario especialmente en cuanto a salud... Luego respecto a nosotras, hay un campamento cerca de ese recinto y nos harán toda aportación necesaria, tendremos comida, aseo... en fin... todo a cambio de nuestra ayuda Maca: ¿Nosotras? Esther: ¡Eh! sí... te comento ese punto... Claudia volverá a hacerse cargo de la dirección un tiempo, es temporal... pero volverá, hay algunos asuntos que dejó sin

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acabar y es su obligación, y como ya sabes... me encantaría ir, y creo que es una buena oportunidad, pero si por mi presencia rechazas la oferta, puedo no hacerlo... Maca: No te preocupes, no será problema alguno... Quiero decir, que sí, que me apetece ir y pues no me molesta tu presencia... (Esther no pudo evitar sonreír, sin duda aquello era buena señal) Esther: Bien, pues... hablo con ellos y cuando sepa todo seguro te digo... ¿te parece? Maca: Sí claro, perfecto (también sonrió) bueno pues... yo me tengo que ir Esther: Eh... Maca... ¿tienes prisa? Maca: ¿Por qué lo preguntas? Esther: No nada... por si te apetecía que tomáramos algo o... Maca: Te agradezco la invitación Esther, pero ha sido un día duro de trabajo y me apetece estar tranquila en casa, igual otro día te la acepto Esther: Lo entiendo no te preocupes Maca: Bien Esther: En ese caso... que descanses Maca: Gracias... y lo mismo digo (Esther asintió sonriendo) Hasta mañana Esther Esther: Hasta mañana Después que Maca saliera del despacho Esther se recostaba en la silla y cerraba los ojos sonriendo, y saboreando el momento Mientras Maca llegaba a casa, se daba una ducha y se acomodaba en el sofá. Puso la tele pero sin prestarle atención, y hoy, fue diferente... sus lágrimas no cayeron, esta vez una leve sonrisa se posó en su rostro y poco a poco fue cayendo en los brazos de Morfeo A otro día a primera hora, Esther llamaba para confirmar su asistencia en Guatemala, estaba ilusionada con la idea, no ya solo por la ayuda que pudiera aportar, que sin duda aquello le reconfortaba como profesional, sino por la presencia de Maca, aquella era una buena oportunidad para recuperar su confianza No podía negarlo, hoy radiaba felicidad a cada paso que daba, trato con mucha amabilidad a toda persona que pasa cerca, incluso haciendo alguna que otra broma. Era esa la ilusión de enamorada, que la envolvía en tal emoción que no podía ocultarla Llegaba hasta recepción... Esther: Buenas días, ¿cómo se encuentra hoy lo más bonito de todo el hospital? (sonreía a Teresa, la cual se sorprendía) Teresa: ¿Estás hablando conmigo? Esther: ¿Acaso no eres lo más bonito? Teresa: Mm... ¿no será que tienes fiebre? Esther: Bah Teresa no seas boba y no me intentes cambiar este humor tan rico que me acompaña, que hoy hace un día precioso Teresa: No entiendo... ¿no te habrá tocado la lotería no? Esther: Exacto, justamente eso ha sido Teresa: ¡Ay! ¿No me digas? Esther: Tampoco te emociones tanto Teresa, que no estoy hablando de dinero... (reía al ver la cara de está)

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Teresa: ¡Ay tonta! Bueno, entonces ¿qué es lo que te pasa? Esther: Nada... no sé, simplemente me siento bien, feliz, afortunada... creo que es un buen momento... Teresa: Pues en ese caso me alegro hija, que desde la boda te he visto muy triste y no me gusta que sea así Esther: Ya Teresa... (disminuía un poco la sonrisa) pero como ves, ya estoy mucho mejor... y aunque no todo salga como uno quiere, pero siempre hay opciones mejores Teresa: ¿Y me vas a contar exactamente que te tiene así? Esther: ¿Qué cosa puede ser? Teresa: Hija pues no sé... (y entonces Teresa caía en sus palabras) ¡ah! (tapaba su boca con una mano) ¿estás con alguien? Esther: Bueno Teresa... estar, lo que se dice estar... la verdad que no, pero sí, tiene que ver con eso Teresa: De verdad que no termino de entenderte... Esther: ¿Por qué dices eso? Teresa: Nada, nada, cosas mías... anda y déjame trabajar cara sonriente, que a quienes trabajamos... Esther: ¿Por qué será que últimamente todo el mundo me dicen lo mismo? Teresa: Porque es la verdad... Esther: Claro, claro... Bueno voy a ver si alguien me invita un café Teresa: ¿Tú no trabajas? Esther: Mm... digamos que tengo una pequeña ayuda (sonreía) Teresa: Ay de verdad esto de la dirección se os acaba subiendo a la cabeza y luego solo sabéis mandar y poco hacer... Esther: Anda, anda Teresa, me voy que sino vas a empezar a sacar trapos sucios y tengo yo muy buen humor como para perderlo jeje Teresa: Pues nada, que no se diga, consérvalo por mucho tiempo, que así da gusto verte Esther: Gracias guapa (y después de aquello se iba hasta cafetería) Al llegar veía varios compañeros pero no de los de confianza, así que se sirvió un café y se puso en una mesa aparte. Mientras le daba vuelta al café, su cabeza volaba a ese viaje, que sin duda le había devuelto la ilusión, no prometía nada, pero poder disfrutar más tiempo de la compañía de Maca le compensaba. Y en ello estaba, distraída en su café sin darse cuenta que alguien llegaba hasta ella -: Buenos días (al levantar la cabeza se encontraba con una sonrisa que iluminaba aquel bonito rostro) Esther: Buenos días Maca, ¿qué tal? Maca: ¿Puedo? (señalaba la silla con una mano mientras en la otra mantenía su café) Esther: Claro, claro, siéntate Maca: Gracias (una vez lo hacía) bueno ¿ya te han informado del viaje? Esther: Eh sí, perdona (se había puesto algo nerviosa) antes llamé y confirmé nuestra presencia, me dijeron que no nos preocupáramos que tendrían todo listo para nuestra llegada, aunque... Maca: ¿Aunque qué...? Esther: Hay un pequeño inconveniente... (Esther tenía miedo que después de aquello Maca se arrepintiera) Maca: ¿Y cuál es?

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Esther: Me dijeron que la permanencia mínimo de un mes... (antes de que Maca dijera nada continúo) sé que es mucho tiempo e igual eso no entraba en tus planes, y si por ello no quieres ir, lo entendería... pero... (Maca al final la interrumpía) Maca: Esther, Esther... (esta prestaba atención) No pasa nada, no tengo problema con eso, mientras aquí en el hospital no haya problema por nuestra ausencia... Esther: No, tranquila, ese no es problema, ya hablé con Claudia y está todo bajo control... no tenemos ningún problema para poder ir... Maca: Entonces perfecto, no tengo problema con ello (sonreía) Esther: Me parece bien (le correspondía la sonrisa) en ese caso, nos vamos a Guatemala Maca: Sí, nos vamos... (ambas se sonrieron) Después de aquel café que por primera vez supo tan bien, quedaron en hablar más tarde para concretar algunos puntos del viaje Esther por su parte hizo unas llamadas protocolarias y luego fue en busca de Claudia, que ya estaba con el tema del comité Esther: ¿Qué tal lo llevas? Claudia: Puf... no es nada fácil tener que elegir... Esther: Ya, es un marrón de los buenos... ¿quieres que lo mire contigo? Claudia: No hace falta tranquila Pero Esther no le hizo caso, cogió aquel otro dossier y lo ojeó mirando todos los nombres del personal del hospital Claudia: Esther te he dicho que no hace falta... Esther: Para mí sí, esto ahora es cosa de las dos, no pasa nada que te ayude con ello Claudia: Puf... bueno, en verdad te lo agradezco... (Esther le sonreía) ¿has conseguido ya hablar con Maca? Esther: Sí, justo ayer, y bueno hace un rato estuvimos también comentando sobre el viaje Claudia: ¿Os vais al final? Esther: Sí, Guatemala nos espera (sonreía) Claudia: ¿Y no solo Guatemala no? Esther: Bueno... tengo confianza en que haya un acercamiento... aunque sea mínimo, pero poco a poco... además te diré que con esto del viaje la he notado diferente, como más amable conmigo... Claudia: ¿Estás segura? Esther: Completamente. Desde que pasó todo esto de la boda etcétera, ni siquiera me miraba a la cara, y ahora incluso me sonríe Claudia: Eso es bueno ¿no? Esther: Eso espero Claudia: Confía, esto os vendrá bien Esther: Sí... tengo ilusión con ello Claudia: Me alegro amiga (después de aquel breve inciso se dedicaron por completo a lo pedido por el comité) Por otro lado Maca, había atendido un par de casos, junto con Cruz

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Cruz: ¿Y qué tal estás Maca? Te veo mucho más animada Maca: ¿Sí? (sonreía) no sé... me siento bien Cruz: ¿Pero por algo en especial? Maca: Uhm... no, no sé... bueno me voy a Guatemala Cruz: ¿Guatemala? Maca: Sí (realmente estaba ilusionada con la idea) bueno a ver, es por trabajo, Esther me lo comento y nos vamos a ir por un mes allí Cruz: Así que Esther ¿no? Maca: Cruz, no empecemos, ya sabes perfectamente lo que pasa, simplemente es por trabajo, no sé... me hace ilusión ir allí, es una buena oportunidad Cruz: Claro, estoy totalmente de acuerdo. ¿Y cuando os vais? Maca: Quedé con Esther para concretarlo, pero... creo a finales de semana ya Cruz: Vaya, que bien Maca: Sí, la verdad me vendrá bien salir de la rutina... Cruz: Seguro que sí El turno de Esther llegaba a su fin, ese día terminaba temprano por lo que pensó en ir a casa y preparar algunas cosas del viaje, pero antes buscó a Maca Esther: Maca (está se encontraba en rotonda) Maca: Dime Esther: He terminado mi turno, y como sé que te queda un rato, pensé que igual... podríamos quedar luego a cenar y hablar del viaje Maca: ¡Eh!... bueno... no sé... Esther: Si no puedes o no lo crees conveniente no hay problema, simplemente te comentaba para que supieras Maca: Tranquila, que no tengo ningún inconveniente... solo que no sé si me dará tiempo... Esther: Bueno mira hacemos algo, si no sales muy tarde ni estás cansada me pegas un toque y nos vemos, y sino pues ya lo comentamos mañana, ¿te parece? Maca: Sí claro, me parece buena idea Esther: Bien pues... que termines bien el turno Maca: Gracias Esther: Hasta luego Estuvo toda la tarde esperando su llamada, pero no llegaba... ya era de noche, y seguía sin avisarla, seguramente estaría cansada, ya mañana hablarían tranquilamente Esther se puso ropa cómoda y se recostó en el sofá mientras miraba un programa de televisión que estaba emitiendo, cuando sintió como encima de la mesa su teléfono móvil comenzaba a vibrar Rápidamente se incorporó, miro en la pantallita y ahí aparecía el nombre que tanto había ansiado ver. Una sonrisa se instalo en su rostro y contestó Esther: ¿Sí? Maca: Esther soy Maca Esther: Sí, dime

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Maca: Verás... me ha surgido un imprevisto y no vamos a poder vernos Esther: Ah... (se decepcionaba un poco) no te preocupes Maca: ¿Seguro? Esther: Sí, sí... todo bien tranquila, ya mañana en el hospital lo hablamos Maca: Bien, bueno pues... hasta mañana entonces Esther: Hasta mañana Después de colgar Esther se sintió mal, sabía que aquella respuesta se podía dar, pero tenía la esperanza de que no fuera así A la mañana siguiente, ya tenía prácticamente todo listo, Esther llamó a casa y les contó a sus padres sobre aquel viaje omitiendo la presencia de Maca en él. Sus padres se alegraron de aquello, siempre una escapada venía bien y después de todo lo que había pasado era una buena oportunidad. Más tarde llamó a Eva y quedaron en verse por la noche. Una vez preparada salía hasta el hospital, aunque hoy su sonrisa era menor Esther: Buenos días Teresa Teresa: Buenos días hija, ¿cómo has amanecido hoy? Esther: Como siempre, gracias por preguntar (firmaba el parte y entraba) Teresa: Uy con esta, de verdad que no hay quien la entienda... Al rato Maca también llegaba, aunque la sonrisa de está cada vez era mayor Maca: Hola guapa (tomaba el parte) Teresa: Buenos días (sonreía) ay que ver hija, unas tan contentas y otras... Maca: ¿Por quién dices eso? Teresa: Pues por Esther quien va a ser... ayer estaba que radiaba felicidad y ya hoy vino de nuevo cabizbaja Maca: ¿Sí? Teresa: Pues sí, yo no sé que sea que tenga, pero esta de un rarito Maca: Bueno, ya se le pasará Teresa: Eso espero porque no me gusta verla así Maca: Pues en ese caso habrá que animarla un poco ¿no? Teresa: ¿Y en qué estás pensando? Maca: No sé... pero algo se me ocurrirá (y se iba de allí con una sonrisa) Maca después de cambiarse llegaba hasta cafetería y preparaba dos cafés, en uno de ellos adjuntaba una pequeña notita. Subió hasta el despacho de Esther y aprovechando que Alicia, una de las enfermeras, se encontraba en esa zona, le pidió que se lo entregara Alicia: ¿Se puede? Esther: Sí Alicia pasa Alicia: Vengo a traerte esto (dejaba la taza de café sobre la mesa) Esther: ¿Y esto? Alicia: No sé... pero creo que viene con nota Esther: Vale, gracias Alicia: De nada (una vez salía Esther cogía aquella nota) “Perdona lo de anoche, ¿compensa un cafecito? Maca”

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Esther no pudo evitar sonreír. Y al momento Maca llegaba hasta la altura de la puerta con su café en mano Maca: ¿Qué me dices? Esther: Jaja pasa anda Maca: Gracias (Maca se sentaba enfrente y daba un sobre a su café) espero que te guste Esther: Mm... muy rico gracias Maca: Me alegro Esther: ¿Y este detalle? Maca: Bueno, dado que anoche no pudimos vernos y hoy me comentaron que estás algo triste pues... para alegrarte un poquito Esther: Gracias, pero no tenías que haberte molestado Maca: No es ninguna molestia, lo hago porque quiero (Esther solo podía sonreír) ¿es verdad que estás triste? Esther: ¿Acaso tengo una sonrisa triste? Maca: Jaja no, no lo creo... pero bueno como Teresa... (entonces se daba cuenta que había metido la pata) ups... Esther: Jaja Teresa... Maca: Yo no he dicho nada ¿eh? Esther: No te preocupes. En verdad Teresa es así, se preocupa mucho por todo el mundo, pero de verdad que estoy bien Maca: Eso espero. Bueno y ya que estamos... ¿qué tal todo para el viaje? Esther: Bien, está todo listo, solo falta que llegue el día Maca: ¿Y ese día es? Esther: ¿No te dije? Maca: Mm... no Esther: Vaya, lo siento Maca: No importa Esther: El viernes ya salimos... Maca: ¿Pasado mañana? Esther: Exacto Maca: Puff... espero me dé tiempo a prepararlo todo Esther: Si quieres tómate el día libre mañana Maca: ¿Seguro? Esther: Claro, no hay ningún problema Maca: Pues gracias, es que como no sabía seguro el día no preparé nada Esther: Bueno culpa mía, debí decirte, así que nada sin problema, mañana te tomas el día y ya organizas todo Maca: Pues muchas gracias Esther Esther: De gracias nada. A ti por el café Maca: Bueno entonces quedamos empate Esther: Jeje sí Maca: Bien pues... dado que mañana no estaré en todo el día, vuelvo al trabajo Esther: Muy bien Maca: Nos vemos el viernes Esther: Claro, hasta el viernes

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El turno se les hizo un poco pesado a ambas, estaban ansiosas porque el viernes llegara. Esther dejaba todo listo para su ausencia, y llegaba hasta casa de su hermana, quien la había invitado a cenar Esther: Buenas noches (dejaba dos besos a Eva) Eva: Hola guapa, pasa Esther: Gracias Cenaban tranquilamente, hablando un poquito de todo, Esther disfrutando también de las ocurrencias de su sobrino, aquel pequeñito que sin duda conseguía sacarle mil sonrisas Esther: Estaba buenísimo todo Eva: Me alegro que te haya gustado. Mira que lo he hecho especialmente por ti Esther: Eres un encanto (besaba su mejilla) Eva: Fran, ¿puedes llevarte al niño un ratito? Tengo que hablar con mi hermana Fran: Claro, ¿vamos campeón? Luís: Siiii Esther: Ey, un besito a la tita ¿no? (el niño se acercaba y dejaba un sonoro beso en su mejilla) buenas noches precioso Luís: Buenas noches tita (y luego hacía la misma operación pero en la mejilla de su madre) Eva: Hasta mañana amor Una vez Fran desaparecía con el niño, Eva no tardaba en preguntar Eva: ¿Qué ha pasado esta vez? Esther: Jaja que directa Eva: Hombre, siempre que vienes es porque tienes algo, así que... Esther: Bien pues como te comente este viernes me voy a Guatemala, motivos de trabajo ya sabes Eva: Sí, ¿y? Esther: Maca vendrá conmigo Eva: ¿De verdad? Pero, ¿y eso? Esther: Cuando me enviaron el fax, lo cierto es que pensé en ella, es una gran profesional y de seguro hace un gran trabajo allí... aunque dudé que aceptara Eva: Y lo hizo Esther: Eso es... y bueno pensé que también era una gran oportunidad para tener algún acercamiento con ella Eva: ¿Es por eso que te vas entonces? Esther: A ver, voy a trabajar, no de vacaciones, también me hace ilusión como profesional, pero en parte sí, pienso que nos vendrá bien a ambas Eva: Vaya, bien pensado... ¿desde cuándo has decidido hacer las cosas bien? (Esther la miraba mal) Esther: Sé que no ha sido un camino de rosas y a cada paso he errado mal, pero me di cuenta hace tiempo y es momento de hacerlo bien, empezando por Maca Eva: Ya era hora que dijeses eso, me ha llevado años intentar que lo entendieras Esther: Lo sé, y te lo agradezco, siempre miraste por mí y no me he dado cuenta Eva: Bueno, lo importante es que lo has hecho Esther: Pues sí, y me alegro

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Eva: Y yo por ti. ¿Cuánto tiempo estarás allí? Esther: La estancia es de mínimo un mes, supongo que ese será el tiempo que decidamos quedarnos Eva: ¿Maca está de acuerdo con todo? Esther: Lo cierto es que sí, y me parece raro... Eva: Ya somos dos... Esther: ¿Crees que ella también ha podido darse cuenta? Eva: ¿Sobre qué? Esther: Pues... de todo... especialmente de nosotras... Eva: Posiblemente, te dije que os dierais vuestro espacio, a veces es necesario para luego verlo todo más claro Esther: Pues sí, y si es así, me alegro Eva: No hace falta que lo jures, que llevas un sonrisa que no entra en tu cara Esther: Jaja que tonta eres... pero sí, estoy feliz, ¿pasa algo? Eva: No, al contrario, me encanta que lo estés, siempre he querido tu felicidad Esther: Lo sé, eres la mejor (la abrazaba fuerte) ¿me echarás de menos? Eva: Pues claro que sí tonta Esther: Jeje esa es mi hermanita Eva: Aunque prométeme algo Esther: Claro Eva: Cuídate, ¿vale? Esther: No te preocupes Eva: Me vale con eso (de nuevo se fundían en un tierno abrazo) aunque no te lo diga seguido, pero te quiero mucho Esther: Y yo a ti boba, siempre estás cuando te necesito y eso te lo agradeceré siempre (alguna lagrimilla caía por su rostro) Eva: ¿Estás llorando? (se fijaba después de deshacer aquel abrazo) Esther: No, es solo que... (Eva sonreía) sí, estaré sensible... Eva: Es que eres sensible, solo que vas de dura, y al final pasa factura Esther: Jeje sí... Bueno creo que es hora de irme Eva: Sí, ya es tarde Esther: ¿Me prometes algo tú también? Eva: Dime Esther: No comentes nada de Maca por favor Eva: Tranquila, que no lo haré Esther: Gracias. Bueno y ahora sí, me voy, que mañana será un largo día de todo Eva: Bien, pues... ya sabes, cuídate Esther: Lo haré (se abrazaron una última vez para ahora si Esther volver a su casa) Por fin había llegado el viernes, ese día tan ansiado por ambas. Esther estaba terminando de meter algunas cosas en su maleta, cuando su móvil sonaba Esther: ¿Si? -: Esther soy Maca Esther: Ah Maca, dime, ¿pasa algo? Maca: ¡Eh! no, no, simplemente te llamaba para preguntarte si no te importa pasar por mí para ir al aeropuerto Esther: Claro sin problema, dame media hora y estoy contigo Maca: Vale, te espero entonces

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Esther: Bien, hasta ahora Esther colgaba y dejaba todo listo, antes de salir revisaba que todo estuviera en orden y no le faltara nada, para coger rumbo a casa de Maca Como bien le había dicho en media hora ya se encontraba allí, metían todo al coche y tomaban camino al aeropuerto. Una vez en el aeropuerto facturaron las maletas y subieron al avión Esther: ¿Estás bien? (preguntó al ver el nerviosismo de Maca) Maca: Un poco nerviosa la verdad Esther: Tranquila (le sonrió a la misma vez que tomaba su mano mostrándole seguridad) Maca llevó su vista hasta la mano y luego la fijó en Esther, quien aún le sonreía. Ella le correspondió la sonrisa Pasaron unas horas, en ese tiempo Maca había dormido mientras Esther se entretenía leyendo un libro Maca: Mmm (abría de a poco los ojos. Esther la miraba) Esther: ¿Te encuentras mejor? Maca: Sí gracias (sonreía) ¿llevo mucho tiempo dormida? (Esther miraba el reloj) Esther: Más o menos tres horas Maca: Puf ¿tanto? Esther: Jeje sí Maca: ¿Qué lees? Esther: ¡Ah! esto (cerraba el libro y le mostraba la portada) Maca: ¿El libro de las almas? Esther: Así es Maca: ¿Y de qué trata? Esther: Pues de un libro que revela el destino último de la humanidad Maca: Interesante Esther: Jaja en verdad leer me relaja cuando monto en un avión, me da un poco de pánico Maca: Es un buen método Esther: Sí... si quieres te lo presto Maca: ¡Eh! no, no, gracias... Un silencio incomodo se apoderó del momento, hasta que Maca decidió de nuevo intervenir Maca: Cuando lleguemos alguien nos estará esperando ¿no? Esther: Sí claro Roberto, es un compañero de muchos años y ahora quien lleva la organización en Guatemala. Ya le avise de nuestro viaje, él estará atento a nuestra llegada Maca: Ah vale (de nuevo otro silencio) la verdad estoy deseando llegar Esther: Pensaba que el avión no te incomodaba Maca: Lo cierto es que sí, a pesar de haber cogido ya algunos, pero... no me hago con ellos

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Esther: Pues lo mejor es que te tranquilices y no pienses que vas en uno o te hará peor Maca: ¿Y cómo hago para distraerme? Esther: ¿De verdad no quieres leer? Maca: ¿Y tú? Esther: No hay problema, te lo presto, seguro así te sientes más relajada Maca: Gracias En ese tiempo cambiaron un poco los papeles, Maca se entregó por completo a leer aquel libro del cual quedó fascinada, mientras Esther después de un rato decidió dormirse Llegaban a Guatemala a eso de las ocho, Roberto ya las esperaba Esther: Roberto (se acercaba a él dándole un abrazo) Roberto: Pensé que hoy no llegabais (hacía una pequeña broma) Esther: Por fin estamos aquí Roberto: Me alegro (entonces miraba a Maca) ¿nos presentas? Esther: ¡Ah sí! Perdona. Roberto ella es Maca la compañera de la que te hablé Roberto: Encantado Maca: Mucho gusto Roberto: Espero os encontréis cómodas. Aunque como ya te habrá contado Esther, esto no es tan bonito como lo pintan Maca: Una idea tengo sí Roberto: Bien pues... os ayudo con el equipaje (lo acomodaban todo en un jeep y tomaban rumbo al campamento) Una vez llegaron Roberto les mostró un par de habitaciones que a partir de ahora se convertían en “su casa” Roberto: Espero que sea de vuestro agrado Esther: Estamos bien, gracias por todo Roberto Roberto: Bien, pues dentro de una hora nos vemos y os cuento un poquito el funcionamiento de esto Esther: Muy bien, hasta ahora Roberto: Adiós Maca Maca: Adiós Esther: ¿Todo bien Maca? Maca: Sí... Esther: ¿Seguro? Maca: Bueno... es solo que no imaginaba encontrarme con algo así... sabía que no iba a ser ningún hotel, pero estoy algo impresionada Esther: Es normal... pero verás que en breve te haces con ello Maca: Eso espero Esther: Bueno voy a darme una ducha y cambiarme, luego nos vemos Maca: Vale Esther salía del cuarto de Maca para dirigirse al suyo y tomar esa ducha mientras Maca curioseaba por todo aquello

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Y mientras lo hacía pudo darse cuenta como dos pequeñitos ojos negros se habían clavado en ella. Se giró lentamente y observó a una niña asustada Maca: Hola (la niña no respondía solo se limitaba a mirarla) ¿cómo te llamas? Roberto: Annara... es una de las niñas del poblado Maca: Roberto (se sobresaltaba) no te había escuchado Roberto: Perdona Maca: No te preocupes Roberto: Es muy desconfiada... Maca: ¿Qué años tiene? Roberto: Cuatro, y no habla con nadie... por más que lo hemos intentado, no hay manera, siempre tan quieta, tan callada, solo observa (Maca volvió a mirar pero la niña ya no estaba) Maca: ¿Tendré que tratarla? Roberto: Sí, y como a ella a cientos de niños. ¿Te asusta no saber hacerlo? Maca: Asustarme no... lo que no sé es si me adaptaré bien a la situación Roberto: Es normal que lo pienses... pero en unos días te irás haciendo con ello Maca: ¿Seguro? Roberto: Todos hemos pasado por lo mismo, al final acabas acostumbrándote Maca: ¿Llevas mucho tiempo aquí? (él le sonrió) Roberto: Ocho años Maca: Vaya (se sorprendía) ¿y nunca has pensado en volver? Roberto: ¿Volver? Maca: Sí, no se... a tu casa Roberto: Esta es mi casa Maca... (ella bajó la mirada sin decir nada) nací en Madrid pero viajé hasta New York para estudiar medicina, comencé a trabajar pero me sentía vacío, no conseguía encontrar mi sitio, y viaje de un lado para el otro sin rumbo fijo hasta llegar aquí... fue entonces cuando al final lo hice, encontré mi lugar... estos niños con apenas lo justo para sobrevivir me han enseñado el verdadero valor de la vida, no he visto a nadie más que ellos ilusionarse con un plato de comida, a apreciar una prenda de ropa o un poco de agua para lavarse... esa inocencia que transmiten sus ojos, no lo había visto nunca antes... son ellos los únicos capaces de hacerme sentir bien, esta es mi casa... ellos son mi familia Maca: Nunca lo había pensado así... Roberto: Nunca lo haces hasta que te das cuenta Maca: ¿Entonces no echas de menos nada? Supongo que antes de llegar aquí tendrías una vida ¿no? Roberto: No tenía nada... ni siquiera mi propia familia, soy hijo único y mis padres murieron a mis siete años, me críe en un orfanato y a mi mayoría de edad empecé a buscarme la vida hasta a acabar aquí Maca: Lo siento... igual me estoy excediendo Roberto: No te preocupes, no tengo problema en hablar de ello... pero lo cierto es que sí me da rabia cuando menosprecian todo esto Maca: Yo no quería... (la interrumpía) Roberto: Lo sé... pero para mí ellos son importantes, todo esto es importante, esta es mi vida Maca: No quería incomodar con mi comentario

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Roberto: No te preocupes, aunque suele pasar... al principio esto no agrada a mucha gente, pero solo es cuestión de saber mirar con esto (señaló su pecho) perdona, creo que me he emocionado demasiado... Maca: Es normal, no te preocupes... Roberto: Es sólo que quiero demasiado a estos niños... y me gusta que los traten con cariño Maca: No te preocupes, estoy acostumbrada a trabajar con ellos... en general me gustan, no habrá problema Roberto: Me alegra escuchar eso Minutos después Esther llegaba hasta ellos Esther: Bueno, yo ya estoy Roberto: Ah hola Esther... estaba aquí charlando un poco con Maca Maca: Sí (sonreía. Esther también lo hacía) Roberto: Bien, pues... voy a avisar a una compañera y nos vemos en nada Esther: Vale Maca se quedó mirando por donde Roberto se había marchado Esther: ¿Algún problema? Maca: No. Sólo me contaba un poco su llegada aquí Esther: Yo nunca lo entendí hasta ahora... (Maca la miraba) me fije en el poblado, en los niños... es increíble todo esto Maca: Sí... ¿crees que nos adaptaremos bien? Esther: Espero que sí, nos queda un mes por delante Maca: Ya... Esther: ¿Te arrepientes de haber venido? Maca: No, no es eso... Esther: ¿Entonces? Maca: Que duele mucho más cuando no puedes ocultarlo Esther: No te entiendo... Maca: Todo esto es una realidad, siempre lo hemos escuchado en las noticias pero hacemos por taparlo... por hacer como si no existiera, seguimos nuestra vida sin pensar en la necesidad de estos niños... y... (Maca se emocionaba un poco) Esther: Y ahora que lo estás viendo con tus propios ojos es mucho más de lo que imaginabas (Maca asentía) te entiendo Entonces Esther sin poderlo evitar tomó a Maca por el brazo con delicadeza y lo froto. Ésta le sonrió para luego fundirse en un abrazo Maca: Gracias Esther: No me las des... siento haberte hecho pasar por esto Maca: No es tu culpa, de verdad... además me alegro de que estés aquí Esther: Y yo de estarlo (deshacían el abrazo y Esther borró alguna lágrima que caía por la mejilla de Maca) No te preocupes porque no estás sola... (Maca solo se limitó a sonreír para luego asentir) Una hora más tarde Esther y Maca se reunían con Roberto y su compañera

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Esther: Perdonad, ya estamos aquí Roberto: No os preocupéis. Mira os presento, ella es Nerea, mi compañera, Nerea ellas son Maca y Esther (las señalaba) Nerea: Encantada (ofrecía la mano a Esther) Esther: Igualmente (para luego hacerlo con Maca) Maca: Mucho gusto Roberto: Bien, dadas las presentaciones, os contaremos un poco sobre todo, en especial vuestra labor, que imagino ya más o menos sabréis Esther: En el fax explicabais que nuestra única misión sería el cuidado de estos niños Nerea: Y así es, debéis tratarlos en todo momento (y ambos comenzaron a explicarles un poco el funcionamiento de todo aquello) Maca: No os preocupéis haremos bien nuestro trabajo (Nerea miró a Roberto) Roberto: Muy bien, nos vemos mañana a primera hora Esther: De acuerdo, hasta mañana Roberto: Hasta mañana Después de hablar con Roberto y Nerea, ambas se fueron a descansar pues después del largo viaje lo necesitaban Mientras ellos hablaban Nerea: No me ha gustado la tal Maca esa... Roberto: ¿Por qué? Nerea: No sé, no me inspira confianza Roberto: Pues yo la he encontrado preciosa Nerea: ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Roberto: Nada, nada... Nerea: Roberto por dios, céntrate Roberto: No tienes porque desconfiar de ellas, además Esther ya la conocemos, dudo que Maca no sea de confianza Nerea: Eso espero Roberto: No te preocupes A la mañana siguiente ambas despertaban temprano y comenzaban aquella tarea. Maca revisaba niño por niño, mientras Esther la ayudaba en su vacunación, y asistencia en alguna que otra operación. Había niños muy delicados, y otros en mejor estado. Las enfermedades eran de todo tipo: cólera, sarampión, tifus, tuberculosis, neumonías... un sin fin de ellas Al mediodía debían tomar un jeep y llegar hasta la frontera donde vacunar otros niños, a los que visitarían dos veces por semana dada la lejanía. Una mujer las acompañaría conduciendo hasta el lugar En el camino Maca observó a un niño, que se encontraba bastante deshidratado y un poco más alejada a la madre herida Maca: Para el jeep (grito a la conductora) Esther: Maca, ¿qué pasa?

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-: No puedo, tenemos que seguir (decía la conductora) Maca: He dicho que pares el jeep (la conductora obedecía) Esther: Maca... (veía como estaba se bajaba, y salía tras ella) ¿qué pasa? (entonces se daba cuenta de aquello) Maca se había acercado hasta el niño Maca: Voy a cogerlo Esther, tú encárgate de la mujer (la conductora llegaba hasta ella) -: Es peligroso, no deberíais estar haciendo eso Maca: No voy a dejar que se muera aquí -: Ese niño probablemente lo esté ya (Maca lo examinaba un poco por encima) Maca: Aún vive (y echándole por encima una chaqueta lo tomaba en brazos) Esther, ¿cómo esta ella? Esther se fijaba como la mujer estaba bastante malherida y sangraba por la barriga Esther: Maca no creo que aguante mucho Maca: No importa échala al jeep, nos los llevamos -: Está loca, no puede hacer eso Maca: Es una orden La mujer al final obedecía a Maca Al rato llegaron hasta la frontera y atendieron a todos aquellos niños, sin olvidar a la mujer y al pequeño Maca: Tienen que verlo (decía al médico que se encontraba encargado de aquello) -: Este niño está muy mal, no deberías haberlo traído, quien sabe cuántas enfermedades tenga Maca: Al menos mírelo (el médico casi ni lo tocaba) -: No hay nada que hacer Maca: Exijo que se le atienda. Y a la mujer también -: Mire señorita, aquí trabajamos todos los días con muchas enfermedades y niños... sé perfectamente cuando uno de ellos tiene posibilidad de sobrevivir y cuando no Maca: Hasta que no se dé a un niño por completamente muerto, tiene posibilidades de sobrevivir, así que atiéndalo (el médico al final accedía, y tanto al niño como a la madre atendieron) Al rato Esther llegaba a Maca, quien nerviosa, andaba de un lado a otro Esther: Maca, ¿estás bien? (pero esta no contestaba) Maca Maca: Esto es mucho más duro de lo que me imaginé Esther: Lo sé... pero en ningún caso debiste interferir... estamos para cumplir órdenes, no para saltárnoslas Maca: Esther, soy médico, mi trabajo es salvar vidas, no dejar que se mueran, y si me encuentro un niño o cualquier otra persona en mal estado, voy a hacer hasta lo imposible por salvarles la vida Esther: Tienes razón Maca: ¿Sabes algo de la mujer? Esther: Sé que la están operando... ¿quieres entrar?

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Maca: ¿Puedo? Esther: No creo que haya problema Maca después de tranquilizarse un poco, entraba en aquella habitación, habilitada para operar Maca: ¿Cómo se encuentra? (el médico con el que habló anteriormente llevaba a cabo la operación) -: Hay pocas posibilidades de salvarla, está muy mal (Maca veía como la mujer se quejaba de dolor) Maca: Le está doliendo, ¿por qué no le dais algo para calmar su dolor? -: ¿Se piensa usted que esto es España? No hay recursos suficientes, es lo más que podemos hacer (a mujer comenzaba hablar en otro idioma) Maca: ¿Qué es lo que dice? -: Está pidiendo soda (el médico miraba a una chica) dale un trago Maca: Pero... (entonces la interrumpía) -: Mira, seguramente esta mujer no salga viva de aquí, y lo único que quiere es tomar un trago de soda antes de morir... si no lo entiende, no debería estar aquí (le daban aquel trago a la mujer, y está agarraba la mano de Maca y comenzaba a hablarle) Maca: ¿Qué me está diciendo? -: Le da la gracias por haberla traído hasta aquí, y que este dolor es mínimo comparado al dolor del hambre (a Maca le cayó una lágrima, y luego apretó fuerte la mano de la mujer... segundos después moría) Maca: ¿Ha muerto? (decía casi en un hilo de voz) -: Así es, no se podía hacer mucho más (el médico ordenaba que se hicieran cargo de ella para enterrarla) Más tarde Maca buscaba al niño, y lo encontraba en el mismo estado que lo llevo. Esther se acercaba a ella, y poniendo una mano sobre su hombro, le habló delicadamente Esther: No te preocupes, se pondrá bien Maca: La madre ha muerto Esther: Lo siento mucho Maca: Me siento impotente... Esther: Maca, por desgracia toda esta gente tienen muy pocos recursos, no podemos hacer más de lo que ya hacemos Maca: Lo sé Esther... Esther: Tienes que confiar Maca parecía no escuchar mucho, entonces cogía un pequeño recipiente con agua e intentaba darle al niño, pero este no tomaba Esther: Maca no tiene fuerza ni para eso Maca: ¿Entonces qué Esther? Dejo que se muera Esther: No, claro que no... pero mejor mójate el dedo con un poquito de leche y se lo pones en la boca para que chupe de a poco, si reacciona a eso, tendrá posibilidades de salvarse, y si no, está todo perdido (Maca hacía caso a Esther) Maca: Espero que se ponga bien Esther: Confía (dejaba una caricia en Maca)

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Maca: Gracias por estar aquí Esther: No pienso dejarte sola, no te preocupes Pasaron unas horas y ambas ya debían estar en el campamento, pero Maca no quería irse sin antes ver una pequeña posibilidad de que aquel niño se salvara Esther: Maca, deberíamos volver, es tarde Maca: Necesito saber que estará bien Esther: Aquí tiene a otros médicos, lo estará Entonces en ese momento el médico que anteriormente había atendido a la mujer, llegaba hasta a ellas -: Felicitaciones, el niño muestra una notable mejoría Maca: ¿De verdad? -: Sí, muy buena idea lo de la leche (Maca miraba a Esther y le sonreía) Maca: Ha sido idea de ella -: La felicito Esther: Gracias, aunque es nuestro trabajo, hubiésemos hecho hasta lo imposible por salvarle la vida (miraba a Maca y ambas se sonreían) -: Bien, pues nos mantendremos en contacto con ustedes cuando lleguen al campamento Maca: Muchas gracias -: A ustedes, por insistir, hoy hemos salvado otra vida Esther: Bien, pues nos vamos ya, cualquier cosa por favor -: Sí, no se preocupen, y una vez más gracias Maca: A ustedes Esther: Adiós Y ahora si montaban en el jeep regreso al campamento Maca: Es tan gratificante ayudar a toda esta gente, y más aún salvarles la vida Esther: ¿Es increíble verdad? Maca: Sí... y bien que estamos acostumbrados, porque es nuestro trabajo, pero no es de la misma forma, aquí casi sin recursos salvar una vida es... indescriptible, y ver a esas personas que lo único que les importa es sobrevivir... esto si que llena como persona Esther: ¿Te arrepientes de haber venido? Maca: No (sonreía) sé que no será fácil, porque no lo está siendo, pero también es verdad que estoy aprendiendo mucho y creciendo como persona Esther: Me alegro Maca: Pero... ¿sabes? Esther: ¿Qué? Maca: Lo que más me gusta de todo esto, es que tú estás aquí... conmigo Esther: Y siempre que tú quieras lo voy a estar Maca: Entonces será siempre (apoyaba su cabeza en el hombro de Esther) gracias... (Esther solo pudo dibujar una gran sonrisa) Por fin llegaban al campamento, allí Roberto y Nerea las esperaban Roberto: Al fin llegáis Esther: Perdonad, pero se complico un poco todo por el camino

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Nerea: Hemos sido informados (miró mal a Maca, quien se percató por completado de aquella mirada) Maca: Nuestro trabajo es salvar vidas, no dejar que mueran Nerea: Tú trabajo es cumplir lo que se te ordena y no saltarte las normas (decía ya de malas formas) Maca: Perdona, pero mientras esté en mi mano ayudar a cualquier persona, voy a pararme las veces que haga falta (también contestaba en el mismo tono) Roberto: Chicas por favor Nerea: Roberto, esas no son las normas Roberto: No ha pasado nada ¿no? Nerea: ¿Y si hubiese pasado? Maca: Pero no ha sido así Roberto: Vale, está bien. Nerea, Maca tiene razón, no ha pasado nada (Nerea callaba con rabia) y Maca, no vuelvas a hacer algo que no se te haya ordenado, puede ser peligroso para todos Maca: Pero... (la interrumpía) Roberto: No hay más que discutir (y Roberto junto con Nerea se retiraba) Esther: No te preocupes (abrazaba a Maca) Maca: Sólo hago mi trabajo Esther: Y lo haces muy bien, así que no te preocupes Maca: Esther esa gente nos necesitan Esther: Lo sé, no es a mí a quien tienes que intentar convencer Maca: ¿Por qué no hablas con Roberto? Él es tu amigo ¿no? sabrá entenderlo... Esther: Maca... debemos hacerles caso, yo te entiendo, pero no creo que podamos hacer mucho Maca: ¿Cómo que no? ósea me estás diciendo que si en otra vez me encuentro un niño en esas mismas condiciones haga como sino nada y mire a otro lado... ¿es eso? Esther: Sólo digo que nosotras no mandamos aquí, no podemos hacer lo que queramos... Maca: ¿No? Mira Esther me he tapado los ojos durante toda mi vida respecto a muchas cosas, ya es hora de hacer las cosas bien, y esto es parte de ello Esther: ¿A qué te refieres con muchas cosas? Maca: A nada... olvídalo, habla con Roberto si quieres, y sino no hagas nada, pero yo no pienso quedarme parada, buenas noches (se iba a su habitación algo molesta) Esther se quedó fuera un tanto pensativa, ¿qué había querido decir Maca con aquello? A la mañana siguiente Esther fue en busca de Roberto, quería hablar seriamente con él Esther: ¿Tienes un momento? Roberto: ¡Eh!, sí claro, dime Esther: Es por lo de ayer Roberto: Esther no... (lo interrumpía) Esther: Maca tiene razón Roberto: Claro que la tiene, no se la quito, para nada... pero debe entender que tenemos los recursos mínimos, no podemos ayudar a todo el mundo Esther: ¿Y qué hacemos? ¿Miramos a otro lado si se vuelve a dar el caso de ayer? Roberto: Sé que no es fácil, pero cuando llevéis un poco más de tiempo lo entenderéis Esther: Entendemos perfectamente que esa gente necesita ayuda

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Roberto: Y es lo que le ofrecemos, pero no todo el mundo puede disponer de ella Esther: ¿Y ya está? Roberto: No sé qué quieres que te diga Esther... Esther: No es justo para esas personas, todo el mundo necesita una segunda oportunidad Roberto: Y estoy de acuerdo, pero no hay dinero suficiente Esther: Ah, que es por eso ¿no? Roberto: Esther eso influye, sino hay dinero, no podemos comprar recursos, sino hay recursos no podemos curar... Esther: Ya Roberto: Y cuanta más gente haya para curar, menos podremos hacer Esther: ¿No puedes pedir ayuda a alguien? No sé... Roberto: Bueno, conozco un par de contactos que igual podrían hacer algo Esther: Estupendo, habla con ellos Roberto: No es seguro Esther Esther: Bueno, menos es nada, es importante hacer hasta lo imposible por ayudarles... prométeme que hablarás con ellos Roberto: Está bien, pero por favor, ni una palabra de esto a Nerea Esther: ¿Algún problema con ella? Roberto: Es muy protocolaria, le gusta que las cosas se rijan según las normas... Esther: No siempre hacer las cosas por normas, significa hacerlo bien Roberto: Estoy de acuerdo Esther: Bien, pues cuando sepas algo, avísame Roberto: Lo haré Esther: Gracias Roberto: A vosotras Esther (le sonrió) Después de hablar con él, fue a prepararse para comenzar el nuevo día que se presentaba bastante fuerte, cuando ya estaba lista, se dirigía hacia la tienda donde se encontraban los niños y para su sorpresa Maca ya había revisado a algunos Esther: Vaya, hoy has madrugado más de la cuenta (le sonreía) Maca: Sí (contestaba aún molesta) Esther: ¿Te pasa algo? Maca: Estoy trabajando, ¿me pasas esa aguja? Esther: Claro (Esther se la daba) Nerea también llegaba hasta ellas y revisaba el trabajo de Maca, está se daba cuenta Maca: ¿Algún problema? Nerea: En absoluto, solo me aseguro de que hagáis bien vuestro trabajo Maca: En ese caso no te preocupes, porque sé hacerlo perfectamente Nerea: Más te vale (desaparecía) Maca: Uff... es una inútil Esther: Estoy de acuerdo, se cree la jefa de esto y que lo hace todo súper bien, y solo se guía por protocolos (Maca al fin sonreía al ver la rabia con que decía todo aquello Esther) Maca: Bueno... ya se dará cuenta de que las cosas aquí funcionan de otra manera, porque para estar ocho años... muy bien no lo han hecho

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Esther: Pues a partir de ahora espero que lo hagan mejor Maca: ¿A qué te refieres? Esther: He hablado con Roberto y me ha prometido que intentara hacer hasta lo imposible por ayudar a más gente Maca: ¿En serio? (preguntaba ilusionada) Esther: Sí, le he hecho ver que todo el mundo tiene derecho a una segunda oportunidad, y que no hay que guiarse por tanta norma Maca: Gracias (su tono era ya más dulce) Esther: Esa gente se lo merece Maca: Sí (sonreía) Esther: Voy por aquella parte, y así vamos adelantando Maca: Muy bien (Esther cogía lo necesario para atender a los otros niños, mientras Maca se quedaba mirando por donde salía Esther. “no puedo negarlo por más tiempo”) Nerea estaba bastante molesta con la actitud de las chicas y se quejaba a cada momento, Roberto llegaba hasta ella Roberto: ¿Qué pasa ahora? Nerea: Esa Maca... uff... me pone de los nervios Roberto: ¿Ha hecho algo? Nerea: No, pero solo con su presencia... te dije que no me gustaba para nada Roberto: Ella solo quiere ayudar Nerea: Pues esa no es la forma Roberto: O tal vez sí Nerea Nerea: ¿Y qué ahí de los protocolos? Roberto: A la mierda los protocolos... (decía molesto ya con ella) nuestro trabajo es ayudarles, no guiarnos por los protocolos... Nerea: ¿Ya te han calentado la cabeza? Roberto: No me han calentado la cabeza, pero llevan razón, si estamos aquí es para ayudar, no para hacer selección de quienes tratamos, todo el mundo tiene derecho Nerea: Estáis locos... se necesita dinero para ello ¿sabes? Roberto: Ese no será problema, hablaré con algunos contactos e intentaré que nos aporten toda ayuda posible Nerea: No sabes lo que estás haciendo Roberto: Sí lo sé, salvar a toda la gente posible Nerea: Conmigo entonces no cuentes... Roberto: Nerea escúchame (pero esta se iba sin hacerlo) ¡¡Joder!! Después de haber revisado ambas a los niños del campamento se reunían en una pequeña “oficina” donde fueron informadas de la mejoría del niño, como poco a poco iba respondiendo mejor al tratamiento, ambas se pusieron bastante contentas Maca: Es increíble Esther: Y todo gracias a ti Maca: Y a ti también, tú tuviste la idea de la leche Esther: Bueno... Maca: Somos un buen equipo (sonreía) Esther: La verdad es que no se nos da nada mal (ambas reían)

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Maca: Perdona lo de antes... (decía algo avergonzada) Esther: ¿El qué? Yo no recuerdo nada (le sonreía dando a entender que no pasaba nada) Maca: Entonces gracias (también sonreía) Esther: No he hecho nada Maca: Te equivocas... has estado conmigo en todo momento desde el principio, me has ayudado y apoyado en mis decisiones, incluso hablaste con Roberto Esther: Bueno... lo hubiese hecho de igual modo Maca: Eres increíble Esther: ¡Eh!... Maca no sé, tampoco he hecho nada Maca: Para mí sí, y mucho (acariciaba su mejilla) ¿te acuerdas que anoche dije que ya era hora de hacer las cosas bien? Esther: Perfectamente, ¿a qué te referías? Maca: A esto... (Maca se fue acercando lentamente a Esther hasta atrapar sus labios) Fue un beso tierno, ansiado, apasionado, ambas bocas buscaban de la otra, provocando una sensación de libertad, seguridad, paz... amor Beso que fue interrumpido a los pocos minutos por Roberto Roberto: Rápido venid (ambas se separaban al momento) Esther: ¿Qué pasa? Roberto: Es Annara, la niña que te hablé Maca, está completamente inconsciente Maca: Bien, vamos allá (todos salían corriendo hasta dar con la pequeña) Nerea: La hemos encontrado así (decía un tanto nerviosa) Maca comenzaba a trabajar con ella, haciéndole todo tipo de seguimientos. Mientras Esther la ayudaba en todo momento Poco a poco la niña fue reaccionando, y Maca le puso un tratamiento para su mejoría Maca: ¿Cómo estás pequeña? (acariciaba su pelo) Roberto: Recuerda que no habla Maca: No te preocupes, dejarme a solas con ella (todos salían, quedando ambas solas) no tienes por qué tener miedo, siempre que te ocurra algo yo voy a estar aquí para ayudarte... ¿quieres que me quede? (la niña asintió) yo me quedo contigo, no te preocupes preciosa Entonces la niña cogió su mano y ocurrió algo que no esperaba Annara: Mamá Maca no pudo contestar, simplemente le sonrío emocionada Después que todo se calmara y la niña se encontrara en mejor estado, Maca fue a cambiarse y asearse Esther: ¿Cómo está Annara? (llegaba hasta Maca, que ya se encontraba cambiada sentada en un pequeño porche) Maca: Mejor, se ha quedado dormida Esther: Me alegro. ¿Y tú cómo estás? (Maca la miró y sonrió)

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Maca: ¿Sabes lo que me ha dicho? (Esther negaba) Mamá Esther: ¿En serio? Maca: Sí, y me ha gustado escucharlo Esther: Vaya Maca: ¿Has pensado alguna vez en ser madre? Esther: Pues la verdad es que no me lo he planteado Maca: ¿Pero te gustaría? Esther: ¡Eh!... sí claro, algún día. ¿Y a ti? Maca: Me gustan los niños, los adoro, y es mi trabajo, cada día trato con ellos, pero es muy diferente a ser madre Esther: ¿Eso quiere decir que no? (Maca le sonrío) Maca: Me encantaría tener hijos, lo que no sé es si sería buena madre Esther: Estoy segura de que sí Maca: ¿Y por qué lo crees? Esther: Porque te conozco, y eres un muy buen ejemplo, además estando aquí lo has demostrado aún más, has arriesgado mucho salvando a ese niño, eso ya dice bastante... y estoy segura que si tuvieses los tuyos propios, darías la vida por ellos Maca: Bueno también hay que educarlos... Esther: Cierto, es una tarea complicada, ojalá vinieran con manual de instrucciones (ambas reían) pero no por no hacerlo perfecto no significa que seas una mala madre Maca: Supongo Esther: Oye y... (no se atrevía a preguntar) Maca: Dime Esther: El beso de antes... Maca: ¿Qué? Esther: ¿Qué significa? Maca: Significa que te quiero Esther, que siempre te he querido, y que bastante tiempo hemos perdido ya, como para seguir haciéndolo, yo lo único que quiero es compartir el resto de mi vida contigo (Esther la miró sin decir nada para después lentamente acercarse a ella y besarla) Esther: Nunca he dejado de quererte (dijo casi en un susurro) No se dijo nada más, cientos de sensaciones se apoderaron de ambas, lo único que hacían era besarse con una pasión desmedida, dando paso a sus lenguas que se encontraron juguetonas. Se dirigieron a la cama muy lentamente sin parar de besarse, y una vez allí se dejaron caer. Maca quedó debajo, entonces Esther sin pensarlo introdujo una mano bajo su camiseta dejando dulces caricias por su torso haciendo que toda su piel se erizara. Dejaron de besarse y Esther empezó a dejar besitos por toda ella, primero uno en su naricita, cosa que le hizo sonreír, el siguiente fue en su barbilla, luego otro en la mejilla, para después dirigirse a su lóbulo derecho que mordió casi sin rozarlo y la hizo estremecerse, entonces Maca colocó sus manos sobre la espalda de Esther y levantando un poquito la camiseta empezó a dibujar cositas en ella, haciendo que su piel también se erizara. Esther buscó su mirada y se quedaron unos segundos enganchadas, con aquel contacto visual, se lo dijeron todo. Entonces Esther se sentó sobre ella chocando su sexo con el de Maca y despojándose de su camiseta le mostró todo su torso, Maca se levantó y depositó sus manos en su cuello bajándolas poco a poco hasta su pecho, siguió el dibujo del sujetador rodeándolo hasta llegar al broche deshaciéndose de él. Contempló por un instante sus pechos desnudos y después los saboreó con deseo. Esther no pudo evitar soltar un gemido y Maca dibujo una sonrisa. Sus miradas se volvieron a encontrar y se besaron, buscando de nuevo sus lenguas. Al tiempo que se

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besaban Esther se deshacía de la camiseta de Maca, para seguidamente desabrochar su sujetador y quedar ambas en igualdad de condiciones. Entonces atrapo sus pechos gustosa y los devoró provocando en ella no un gemido, sino cientos. En un descuido de Esther, Maca la agarró y le dio la vuelta siendo ahora ella quien quedaba encima. Besó sus labios, seguidamente su cuello y bajó hasta su sexo dejando a cada paso un nuevo beso. Una vez en su sexo lo atrapó gustosa con sus labios, lo saboreó y chupó para después succionarlo con dos de sus dedos haciéndola enloquecer en cada sacudida. Esther se hizo de nuevo con el poder, y ahora era ella quien introducía sus dedos en el sexo de Maca llevándola al máximo placer, para seguidamente encajar sus sexos, rompiendo ambas finalmente en el más placentero de los orgasmos Después de aquel precioso momento, ninguna dijo nada, simplemente se limitaron a disfrutar de las caricias que se regalaban la una a la otra, quedándose poco después dormidas A la mañana siguiente Esther era la primera en despertar, y se quedó en silencio mirando a Maca Esther: ¿Cómo puedes darme tanto? (acariciaba suave su mejilla, haciendo que Maca también despertara. Al hacerlo, sonrió levemente a Esther quien también le correspondió la sonrisa para luego decir en un breve susurro) Buenos días Maca: Buenos días (Maca se incorporaba un poco y atrapaba los labios de Esther) Esther: ¿Qué tal has dormido? Maca: Mmm estupendamente (se aferraba al cuerpo de Esther) hacía tanto tiempo que no sentía esta sensación Esther: ¿Y qué sensación es esa? Maca: La de poder amarte libremente (ambas sonrieron) Esther: Pues a partir de ahora podrás hacerlo siempre Y de nuevo sus labios se unían en un profundo beso Maca: Creo que deberíamos levantarnos Esther: Sí, tenemos mucho trabajo por delante Maca: Sí, además quiero saber cómo sigue Annara Esther: Seguro que muy bien, ¿te acompaño? Maca: Por favor (le sonrió) Después de asearse y desayunar llegaban hasta donde se encontraba la pequeña. La niña al ver a Maca dibujo una sonrisa Maca: Hola peque (acarició su pelo) ¿estás bien? (la niña asentía) me alegro. Mira ahora te voy a volver a examinar (a niña ponía una cara extraña) a ver, ¿te acuerdas lo que te hice ayer? (la niña volvía a asentir) pues hoy voy a hacerte exactamente lo mismo para saber si estás buena, ¿vale? (y una vez más le asintió) Esther pásame el fonendo Esther: Claro (Esther se lo ofrecía) Mientras examinaban a la niña Roberto llegaba hasta ellas Roberto: Buenos días chicas

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Esther: Buenos días (solo Esther respondía dado que Maca se concentraba en su trabajo) Roberto: ¿Cómo está? Esther: Parece que mucho mejor, pero hasta que Maca no la termine de examinar, no lo sabremos seguro Roberto: Esperemos que sí. Esto Esther... ¿tienes un segundo? (Esther miró a Maca) Esther: ¿Me necesitas? Maca: Por el momento no, tranquila ve Esther: Vale (salía junto a Roberto) ¿pasa algo? Roberto: Me he comunicado con algunos contactos como ya te dije... y por el momento no ha habido suerte Esther: Ya... ¿y qué se puede hacer? Roberto: Bueno aún me queda por intentarlo con uno, pero no me ha sido posible localizarlo Esther: Pues inténtalo por favor Roberto: Esther, a mí también me importa toda esta gente Esther: Pues no lo habéis demostrado... Roberto: Estoy haciendo todo lo posible ¿no? Esther: Has tenido tiempo suficiente en ocho años (y se iba dejando solo a Roberto y volviendo con Maca) Maca: ¿Todo bien? Esther: Al parecer no hay suerte con respecto a refuerzos... Maca: Vaya, pensé que se podría hacer algo Esther: Aún queda uno por saber si está dispuesto a ayudar, ya le dije a Roberto que no lo deje de intentar Maca: Esperemos que si que la haya Esther: ¿Cómo está la Annara? Maca: Bien, un poquito baja de defensas, pero bien, estable Esther: Me alegro Maca: Es tan bonita Esther: Lo cierto es que sí... Maca: ¿Crees que pudiera ir a España? Esther: ¿Quién? ¿Annara? Maca: Sí Esther: Es un trámite muy difícil, no creo que pudiera ser... Maca: Supongo... (Maca se quedaba pensativa) Esther: ¿Pasa algo? Maca: ¡Eh! no, no... (le sonreía) ¿seguimos con el resto? Esther: Claro (y se ponían manos a la obra) Habían pasado varios días desde la llegada de Maca y Esther, la relación entre ellas cada vez era más consolidada, mientras que Roberto y Nerea no paraban de discutir a cada momento por cualquier cosa que Maca o Esther proponían, las cuales eran las más adecuadas para el funcionamiento del campamento. En ese tiempo también habían salvado varías vidas, de entre ellas dos mujeres, a pesar de los pocos recursos, ayudarían al resto en todo lo posible. Annara, había aprendido a hablar un poquito y siempre aprovecha para estar con Maca, cosa que a Maca no le desagradaba, pues aquella niña le transmitía mucha dulzura

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Allí estaban, Maca sentada en su cuarto sosteniendo encima de ella a Annara a la cual contaba un cuento. Mientras Esther las observaba desde el umbral de la puerta. Una vez Maca terminó de contarle el cuento Annara aplaudió y sonrió con fuerza diciendo “Bien” Esther: Está encantada contigo Maca: Ey (le sonreía) no sabía que estabas ahí, pasa (Esther quedaba a la altura de ambas) Esther: ¿Te ha gustado el cuento? (le decía a la pequeña quien asentía) Maca: Es que es muy rica ella (besaba la mejilla de la niña) Esther: Oye Maca, ¿puedo hablar contigo? Maca: ¡Eh! sí claro... Annara, ¿sales un ratito con los demás niños? (la niña no estaba muy conforme con esa idea pero salía al fin) Dime, ¿todo bien? Esther: Mucho más que eso (sonreía) Maca: Uy, cuanto misterio... ¿qué pasa? Esther: Nada malo ¿eh? sólo que te quería preguntar una cosita Maca: Pues a ver pregunta ya y déjate tanto misterio anda Esther: Está bien, está bien (sonreía, mientras llevaba su mano al bolsillo) Dame tu mano Maca: ¿Mi mano? (sonreía) Esther: Aja (Maca le extendía la mano, y Esther colocaba sobre su muñeca una pulsera hecha a mano por ella misma) Como veras no hay muchos recursos y mucho menos una joyería por estos sitios, pero bueno... simplemente es un símbolo para poder preguntarte lo siguiente... Maca: No le des más intriga por favor (miraba la pulsera) es muy bonita (sonreía) Esther: Bien pues sin rodeos (cogía ambas manos de Maca) Hace tiempo que esperaba este momento y ahora que ha llegado preguntarte que... (tomaba aire) Maca, ¿quieres casarte conmigo? (Maca quedaba en silencio y abría los ojos de par en par) No tienes porque contestar ahora... (decía con algo de miedo) Maca: Esther... (seguía sin reaccionar del todo hasta que al fin sonrió abrazándola después) claro que sí mi amor Esther: Uff... ya pensé que me ibas a decir que no jeje (Maca deshacía el abrazo) Maca: Para nada mi amor, te amo muchísimo Esther: Yo a ti también (y después de aquello se fundían en un dulce beso, cargado de todo el amor que sentían) Aquella declaración invadió por completo una gran felicidad en Maca, había soñado tantas veces con ese momento que pensó que jamás llegaría Maca: Me acabas de hacer la mujer más feliz del mundo (besaba a su chica una y otra vez) Esther: Y tu a mí mi niña (entonces Roberto llegaba hasta ellas) Roberto: Perdonad la interrupción (las chicas se separaban) Esther: ¿Ocurre algo? Roberto: ¡Eh! no, nada grave, solo pasaba a informarte, bueno informaros (miraba también a Maca) que ya localicé a mi contacto y me dijo que no hay problema alguno en cuanto a la colaboración, está dispuesto a ayudar en lo necesario Esther: Pero eso es estupendo (su felicidad aumentaba)

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Maca: Sí, últimamente parece que todo son buenas noticias (miraba a Esther y le guiñaba un ojo) Esther: Pues sí, y es motivo para celebrar... Roberto: Estoy de acuerdo, hablaré con Nerea y para más tarde organizamos algo... (sonreía) ¡Ah! Y chicas... muchas gracias, estáis siendo de gran ayuda Esther: Es todo un placer (Roberto salía y de nuevo volvían a quedar solas, acercándose Maca a Esther abrazándola por la espalda) Maca: Me da a mí que hoy hay muchas cosas que celebrar Esther: ¿Anda sí? ¿y eso? (Maca le daba la vuelta y quedaban a la misma altura) Maca: Mm... intuición femenina (ambas se echaron a reír) Esther: Bueno si lo dice tu intuición, estoy de acuerdo (y se fundían en un dulce beso) Más tarde pasaron a seguir con las revisiones, por lo general todo estaba bajo control, con algunas ayudas iban saliendo adelante Ya entrada la noche, se reunieron los cuatro para celebrar. Al principio Nerea le desagrado la idea, pero terminó cediendo Roberto: Bien pues... (sacaba una botella de champagne) estas solo son para las ocasiones especiales, y la llevo guardando bastante tiempo... (abría la botella) y esta ocasión lo merece Esther: Tienes toda la razón (llenaban las copas y las alzaban para brindar) Nerea: ¿Por qué brindamos? Roberto: Por la ayuda ofrecida (brindaban) y por Maca y Esther (ambas se miraron sin comprender) por vuestra colaboración, claro Nerea: Pues nada, brindemos Esther: Bueno pues ya que estamos en ello (cogía la mano de Maca, y está la miraba feliz) hoy le pedí matrimonio a Maca Roberto: ¿En serio? Eso es estupendo Nerea: Me alegro por vosotras, enhorabuena Ambas: Gracias Roberto: Pues entonces brindemos por las novias Y de nuevo un brindis, que tras aquel vinieron muchos más, y ya tarde decidieron ir a descansar, pues mañana esperaba un nuevo día duro de trabajo Roberto: Bueno pues que descanséis Esther: Igualmente Nerea: Buenas noches chicas Maca: Buenas noches Maca y Esther se fueron juntas a la habitación, y una vez dentro Esther agarró a Maca por la cintura atrayéndola hacía ella Esther: ¿Eres feliz? Maca: Estando contigo es imposible no serlo Esther: Eres preciosa Maca: Pues cariño, tú no te quedas atrás ¡eh! (Maca no dejaba de sonreír, mientras Esther la miraba con dulzura)

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Esther: Podría pasarme horas y horas mirándote sin nada que decir, porque cuando estoy contigo no hace falta más... Maca: Ains... me encantas, si con todas estas cositas que me dices... ¿cómo no te voy a querer? Esther: Soy así de espontánea ¿qué le vamos a hacer? Jeje Maca: Pues a mí me encanta que seas así (y atrapaba sus labios en un cálido y profundo beso, para luego juntar sus frentes y decir en un susurro) te quiero... Y sobran las palabras, cuando hay tanto sentimiento. Y como tantas otras veces se amaron una más, entregando por completo el corazón Fueron pasando los días, cada vez estaba más cerca la vuelta a casa, las ayudas habían aumentado y todo iba marchando a la perfección, la relación con Roberto y Nerea era cordial, y aunque al principio especialmente con ella tuvieron algún roce, luego se fue calmando todo y empezó a entender muchas cosas para el funcionamiento correcto del lugar. Los niños las querían mucho, se lo demostraban a cada momento. En cuanto a Annara, no se separaba de Maca, la acompañaba a cada rato, Maca con ella había avanzado mucho, tanto con la salud de la pequeña como su evolución a la hora de aprender, hablar, comer, etc... estaba encantadísima con aquella niña, que le había robado un pedacito de su corazón Ya cerca de un par de días para la vuelta a casa, se encontraban Maca y Esther sentadas cerca de un arroyo disfrutando de la tranquilidad del paisaje Maca: Oye cariño... Esther: Dime Maca: ¿Crees que podríamos gestionar el llevarnos a Annara a casa? Esther: ¿Cómo que llevarnos a Annara? Maca: Vale, sé que puede parecer una completa locura lo que estoy diciendo... pero es que esa niña me ha robado el corazón, estoy muy encariñada con ella, por no decir como lo está ella de mí Esther: Lo sé amor, pero... no sé si eso sea posible Maca: ¿Y si nos informamos? Esther: Maca... Maca: Solo informarnos ¿sí? Por fa (y ponía cara de niña buena) Esther: Odio cuando te pones así... Maca: Jaja ¿por qué? Esther: Porque haces conmigo lo que te da la gana Maca: ¿Eso es un sí? Esther: Eso es un sí Maca: Ains... (y Maca se tiraba literalmente encima de ella y comenzaba a besarla) Esther: Estás loca Maca: Pero por ti, amor (y de nuevo se besaban) Más tarde fueron a informarse sobre el asunto de Annara. No sin antes hablar con Roberto y Nerea Roberto: ¿Y bien? Vosotras diréis, ¿por qué nos habéis reunido?

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Maca: Veréis, Esther y yo, hemos pensado... que nos gustaría llevarnos a Annara a España Nerea: ¿Cómo llevárosla? Eso es imposible Maca: ¿Por qué? Roberto: A ver, un momento... no es imposible Nerea, pero tampoco es fácil Maca, primero deberíais estar casadas para su adopción, y bueno... tampoco sé en que grado podáis hacerlo dado que... Maca: Somos dos mujeres ¿no? Roberto: Sí... Maca: Ya... Roberto: Maca, conmigo no es el problema, además ya he visto la relación tan buena que tenéis con Annara, ella también está encantada con vosotras y ha hecho muchos progresos desde vuestra estancia aquí, seguro estaría genial con vosotras... pero no depende de nosotros... Maca: Tienes razón. Sólo queríamos informaros, iremos a la capital y hablaremos con quien sea necesario para conseguirlo Nerea: ¿Y sabes acaso si ella quiere irse? Esta es su casa Maca: No, no he hablado con ella... Roberto: Es muy pequeña, no creo que entienda mucho... Esther: Yo creo que sí, que al menos hay que decirle, intentar que lo entienda, aunque sea pequeña... Roberto: Bien pues... como queráis, el jeep está disponible, si lo necesitáis Maca: Gracias Roberto, iremos ahora a la capital, ¿no Esther? Esther: ¡Eh! sí, vamos... después os informamos a ver Después que Maca y Esther cogieran el jeep para dirigirse a la capital, Nerea daba sus quejas a Roberto Nerea: Esto es inaudito, he permitido mucho, pero esto no me parece justo... Roberto: ¿Qué problema tienes con ello? Nerea: Este es el hogar de esa niña... Roberto: Solo le están ofreciendo oportunidades, no es malo eso Nerea: ¿Por qué será que todo lo de ellas siempre te acaba pareciendo bien y lo mío no? Roberto: Nerea no empecemos ¿sí? Nerea: Es que estoy harta, nunca estás de mi lado... y desde que ellas llegaron has cambiado mucho Roberto: Será que ellas me han abierto los ojos ante muchas cosas (y se iba del lado de Nerea) Después de un rato largo conduciendo llegaban hasta la capital Esther: Maca, ¿estás segura? Maca: Sí, ¿tú no? Esther: No es que no esté segura... pero lo veo complicado Maca: Bueno, sino puede ser no pasa nada... pero al menos intentémoslo ¿no? Esther: Tienes razón Maca: Tranquila (la besaba) Una vez dentro

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Maca: Hola buenas tardes -: Hola, ¿qué desean? Maca: Nos gustaría infórmanos para la adopción -: ¿Ustedes son pareja? (miraba a ambas) Maca: Sí, ¿algún problema? -: ¿Están casadas? Esther: No, aún no (intervenía) ¿es necesario estarlo? -: No, pero a la hora de la adopción suma puntos Maca: ¿Y qué se necesitaría para poder adoptar? -: Demasiados requisitos (cogían unos formularios) aquí tienen (se los ofrecía) aquí viene todo lo necesario para llevar acabo la adopción Esther: Gracias -: El niño o la niña que quieren adoptar, ¿tiene padres? Esther: Lógicamente no -: Verán, hay varios casos... el primero si el niño o la niña está huérfano o desamparado, el segundo si hay una sentencia firme donde acredite que se le ha vulnerado el derecho de familia, también padres que hayan perdido la patria potestad sobre el hijo biológico, o incluso los padres quieran darlos en adopción, y luego el caso de si el niño o niña es mayor de edad, él mismo tendrá que dar su consentimiento Esther: La niña está en un campamento de ayuda, no tiene familia, ni padres, ni hermanos, nada... solo nos tiene a nosotras -: Esos datos son imprescindibles saberlos a la hora de la adopción. También he de advertirles que es un proceso lento y difícil... si consideran que cumplimentan a la perfección los requisitos pedidos, no tendrán problemas Maca: De acuerdo. ¿Y aparte de estos formularios se necesita de algo más? -: Léanlos, y asegúrense bien que cumplen todo. Una vez todo el proceso aquí indicado (señalaba el formulario) esté completo, se estudiará si están capacitadas para adoptar, y entonces comenzará el proceso Maca: ¿Hay algún problema porque seamos dos mujeres? -: No sé que tan fácil este eso aquí... pero bueno, por intentarlo Maca: Vale. Pues... muchas gracias -: A ustedes, si tienen alguna duda no duden en preguntar, aquí les ayudaremos todo lo posible Esther: Gracias. Buenas tardes -: Buenas tardes Y salían de allí con aquellos formularios Una vez llegaron al campamento Roberto se acercaba a ellas para interesarse por el tema de la niña Roberto: ¿Y bien? ¿Qué os han dicho? Esther: Nos han dado estos formularios para que completemos... y si creen que estamos capacitadas para la adopción entonces comenzar el proceso Roberto: Bueno... son buenas noticias ¿no? Maca: Eso parece Roberto: Bueno ya se sabe que estas cosas van muy despacio, pero aún así hay que confiar

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Esther: Sí... gracias Roberto Roberto: Nada... he pensado, bueno junto con Nerea hacer una pequeña despedida, ya que en dos días os marcháis, si os parece bien claro Esther: Por supuesto, por mi parte no hay problema Maca: Por la mía tampoco Roberto: Bien, pues hablo con Nerea y organizamos, os dejo solas Esther: Hasta ahora Una vez Roberto se iba Esther se fijaba en como Maca estaba algo cabizbaja Esther: Amor, ¿te pasa algo? Maca: No sé Esther... es que y si no nos dan a la niña ¿Qué? Esther: Bueno cariño, al menos lo habremos intentado... no es tan fácil... Maca: Ya, ya lo sé... Esther: Venga va, anímate ¿sí? (y dejaba un beso en sus labios) Llegada la noche celebraban su despedida junto con Roberto, Nerea y algunas personas más Esther: Bueno ya que estamos quiero aprovechar y agradecer a Roberto y Nerea que nos acogieran desde un principio en este proyecto, que ha sido para nosotras una vivencia inolvidable y de la que nos sentimos orgullosas de haber participado Roberto: El agradecimiento es nuestro, ya que desde que llegasteis el funcionamiento del campamento ha ido a mejor... y eso siempre lo tendremos en cuenta Maca: Ha sido todo un placer hacerlo Nerea: Bien pues... por Maca y Esther TODOS: Salud La noche fue muy agradable, todos disfrutaron de ella sin problema A la mañana siguiente Maca y Esther despertaban temprano y volvían a la capital con todo aquel formulario completo. Cuando llegaron las atendieron sin problema y las tomaron muy en cuenta a la hora del proceso de adopción, el que fueran médicos era un punto a favor. Maca ya se había quedado mucho más tranquila, pues había posibilidades de que ganaran la adopción. Llegaron de nuevo al campamento y comenzaron a recoger todo pues a la mañana siguiente temprano salían rumbo a España Ese día lo aprovecharon al máximo con los niños, especialmente con Annara, que estaba algo triste por la partida de éstas Maca: Cariño ¿por qué estás triste? (le decía a la pequeña) Annara: Porque te vas... Maca: Bueno pero nos vamos a volver a ver... Annara: ¿Sí? Maca: Claro, mira... Esther y yo, hemos hecho una cosita para que tú puedas venirte con nosotras a España, ¿te gusta la idea? Annara: Siii (decía ilusionada con ello) Maca: Me alegro

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Annara: ¿Entonces mañana me voy con vosotras? Maca: No... a ver... (entonces Esther intervenía) Esther: Annara lo que Maca quiere decir es que vamos a intentar todo lo posible porque te puedas venir a España con nosotras, pero es un poquito difícil... es un proceso largo... y no nos aseguran que puedas venirte... pero en cualquier caso, siempre siempre vendremos a verte y estarás muy presente en nosotras ¿sí? (la niña no había entendido mucho lo que Esther le quería decir con aquello) Annara: Annara quiere mucho a Maca y Esther... Maca: Y nosotras a ti mi niña (y la llenaba de besos y abrazos) Y así poco a poco fue llegando el día en el que ya partían Roberto: Bueno ha sido todo un placer trabajar con vosotras Esther: Igualmente... aquí hemos aprendido mucho Roberto: Os echaremos de menos Esther: Y nosotras a todos ustedes (y Roberto le tendía una mano la cual Esther ignoraba dejando un abrazo en él) cuídate Roberto: Lo mismo te digo (deshacían el abrazo y entonces se dirigía a Maca) Maca un placer haberte tenido aquí con nosotros Maca: El placer ha sido mío (y se abrazaban también. Mientras Nerea se limitaba a darles la mano) Nerea: Que tengáis buen viaje M y E: Gracias Y sin más tomaban rumbo a España El viaje fue tranquilo, estuvieron la mayor parte del tiempo durmiendo cosa la cual ya necesitaban bastante Era ya tarde cuando llegaron por lo que Esther pensó en que se quedaran en su casa. Acomodaron alguna cosa, sacando también el pijama, y se acostaron Una vez en la cama... Maca: No dejo de pensar en Annara Esther: Ella va a estar bien, no te preocupes Maca: Lo sé, lo sé... pero me gustaría tanto que pudiese venirse a España con nosotras Esther: Bueno... es cuestión de saber esperar Maca: Sí... Esther: Venga cariño, no le des más vueltas, ahora tenemos que centrarnos que también nos queda mucho por hacer aquí Maca: Tienes razón... ¿Y has pensado como lo vamos a contar? Esther: Lo cierto es que no... ¿A ti como te gustaría? Maca: Pues sin tapujos, organizando una cena con todos y diciéndolo sin más Esther: Pues entonces que no se diga, organizaremos una cena y daremos la noticia Maca: Entonces ¿estás de acuerdo? Esther: Por supuesto (y dejaba un beso en sus labios, para luego después poco a poco caer ambas en brazos de Morfeo)

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A la mañana siguiente Esther era la primera en despertar, y aprovechando que Maca aún dormía, fue a preparar el desayuno. Una vez todo preparado lo llevaba hasta la habitación, y acercándose lentamente a Maca depositaba la bandeja a un lado mientras dejando caricias en su cara, la despertaba Esther: Buenos días amor Maca: Mmm... buenos días (atrapaba sus labios) Esther: Te he preparado el desayuno Maca: ¡¡Ay!! Que bien... cariño eres un encanto (y se incorporaba para comenzar a probar aquel desayuno) ¿Tú ya has desayunado? Esther: Sí... voy a ir a darme una ducha para luego acercarme hasta el hospital Maca: ¿Y eso? Esther: Bueno ya es hora... y antes de volver completamente a la normalidad tengo que gestionar algunas cosas Maca: Bueno pues te acompaño Esther: ¿Y aparecer juntas allí? Maca: Tienes razón... no es buena idea... Esther: Mira no me va a llevar mucho tiempo, si quieres mientras te vas instalando aquí, que en cuanto termine estoy de vuelta Maca: ¿Prometido? Esther: Prometido glotona (y de nuevo se besaban) Maca: Te espero entonces Esther: Hasta ahora Y como habían acordado Esther salía hacía el hospital mientras Maca organizaba todo en casa Esther llegaba con la mejor de sus sonrisas al hospital, compañeros la saludaban alegres al verla de nuevo, y ella correspondía al saludo muy amable. Llegaba hasta recepción y Teresa abría grandes ojos llevándose una mano a la boca Esther: Buenos días Teresita Teresa: Pero hija... (la miraba de arriba abajo) estás guapísima Esther: ¿Tú crees? Teresa: Pues claro... pero si hasta derrochas alegría Esther: Jaja anda que... Bueno ¿que? ¿no piensas darme un abrazo? Teresa: ¡¡¡Claro que sí!!! (y salía de detrás del mostrador abrazando fuerte a Esther) te hemos echado de menos ¿eh? Esther: Y yo a vosotros. ¿Qué tal todo por aquí? Teresa: Como siempre, mucho lío... pero contentos de que estés de vuelta Esther: Me alegro. Oye ¿Y Claudia? Teresa: Debe estar en el despacho... últimamente sale muy poco de allí Esther: ¿Está todo bien con su embarazo? Teresa: Que yo sepa sí, pero no sé... tú eres la amiga, a ver si te cuenta Esther: Muy bien... pues voy a verla ¿ok? Teresa: Claro Esther: Pues hasta ahora Teresa y un gusto volver a verte Teresa: ¡¡Lo mismo digo niña!!

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Esther dejaba recepción y junto con ella a Teresa para dirigirse hasta dirección y ver a su amiga Esther: Toc, toc ¿se puede? (decía con la mejor de sus sonrisas) Claudia: ¡¡Esther!! (se levantaba rápida y salía a abrazar a su amiga) Que ganas tenía de verte Esther: Seguro que no tanto como yo a ti, pero a ver... déjame verte (y le daba una vuelta completa sobre su eje) estás guapísima Claudia: Querrás decir gordísima Esther: Sí, eso también jaja ¿y como lo llevas? Claudia: Bien, sin problema alguno Esther: Me alegro Claudia: ¿Y tú que tal? ¿tienes cositas que contarme? (y Esther entendía el verdadero interés de aquella pregunta) Esther: Puede ser... (se hacía la interesante) Claudia: Pues me estás contando pero ¡¡¡ya!!! Esther: Jaja tu lado cotilla sigue estando a tope ¿eh? Claudia: ¡Bah! No seas boba, solo me preocupo Esther: Será eso jeje Claudia: Venga ¡¡¡cuéntame!!! Esther: Está bien (y ante aquello Claudia sonreía victoriosa) no sé muy bien en que momento ni como pasó, sólo sé que pasó, y me alegró por ello... este mes junto a Maca ha sido lo mejor que me ha pasado después de todo, pues pensé que nunca sentiría de nuevo esa sensación de libertad, de sentirme amada y amar... pero por suerte la tengo a ella, que es la única persona capaz de transportarme al sueño más bonito, porque todo a su lado es un sueño... un sueño único y perfecto Claudia: Me alegra tanto escucharte hablar así Esther: La quiero, siempre la he querido y ahora más que nunca lo siento con más fuerza Claudia: ¡Ay amiga! Estoy tan contenta, de verdad Esther: Gracias... aunque ahí no acaba todo Claudia: ¿Hay más? Esther: Creo que este tiempo a su lado me ha hecho ver que la vida no está para perderla sino para aprovecharla y yo tengo claro que quiero pasar el resto de la mía a su lado, así que le pedí que se casara conmigo (la cara de Claudia era toda sorpresa) Claudia: ¿En serio? Esther: Completamente Claudia: ¿Y ella que te dijo? Esther: Aceptó (entonces Claudia se acercaba a ella y la abrazaba fuerte) Claudia: Estoy muy feliz por ti, ya era hora que tuvieras tu ratito de gloria Esther: Muchas gracias Claudia: Bueno pero entonces... ¿habrá que ir organizando los preparativos no? (se separaba de repente) Esther: Bueno, bueno no corras tanto ¿eh? Primero tenemos que hacer oficial la relación Claudia: ¿Y ya habéis pensado como? Esther: Maca cree que es buena idea hacer una cena reuniéndolos a todos y ya contarles Claudia: ¿Estoy invitada? Esther: Jaja no sé, no sé ¿eh? Que ahora cuentas por dos jaja

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Claudia: ¿A tu sobrino le vas a negar la invitación? Esther: No, claro que no, así que solo por él, quedas invitada jaja (y recibía un manotazo en el brazo por su parte) ¡aii! Claudia: No te quejes y no te quejes que eres mala conmigo jo... que te he echado de menos Esther: Yo a ti también tontita. ¿Cómo va todo por aquí? Claudia: Un poco patas arriba, aclaré el tema este de los despidos y bueno he conseguido reducir lo mínimo, pero han llegado quejas Esther: Sí, me imagino. Bueno pero a partir de ahora me toca a mi el mandato que bastante favor me has hecho Claudia: Bueno, favor, favor... Esther: ¿Te parece poco haberme devuelto la felicidad? Claudia: Visto de esa forma Esther: Pues claro, así es como lo pienso, el resto esta olvidado (y le sonreía) Claudia: Que cambiada te veo Esther: Simplemente feliz amiga, ese es mi cambio Claudia: Habrá que celebrarlo ¿no? Esther: Por supuesto jeje Claudia: Bueno ¿y cuando has pensado incorporarte? Esther: Pues lo más pronto posible, por esta semana, así puedes descansar esa panzona (y la tocaba ilusionada) Claudia: La verdad que con ella me puedo mover poco ¿eh? Esther: Pero si es que mi sobrino debe estar ya a las puertas Claudia: Pues sí, ya queda poco Esther: Que ganas tengo de verle la carita, espero se parezca al papá Claudia: ¿Cómo que al papá? Esther: Sí, porque si sale a ti será doblemente más bello y no podré resistirme a comérmelo jaja Claudia: Jajaja debí imaginarme que sería alguna de tus cosas... ains Esther: Sí, pero a ti en el fondo te encanta que te lo diga jaja Claudia: Lo confieso, no puedo resistirme a ti (y ambas rompían en una carcajada) Esther: Bueno preciosa, voy a gestionar alguna cosita para mi vuelta y luego a casa que Maca me debe estar esperando Claudia: ¿Ya viviendo juntas? Esther: Bueno en verdad eso aún no lo hemos mirado, pero dado que llegamos anoche no nos ha dado tiempo Claudia: Ah bueno, cierto Esther: Pero no te preocupes que yo te voy contando novedades jeje Claudia: Eso espero amiga, eso espero Esther: Claro (y dejaba un beso en su mejilla) nos vemos, cuídate Claudia: Y tú también. Avísame para la cena Esther: Eso esta hecho (y salía de allí guiñándole un ojo) Después de terminar todo lo que tenía pendiente para su regreso, se marchó a casa Esther: Cariño, ya estoy aquí (y Esther se fijaba en como la casa estaba bastante acomodada y con algunas cosas de Maca ya puestas, cosa que le hizo sonreír) ¿Maca? (volvía a llamarla dado que ésta no contestaba) si es una broma, desde ya te aviso que nunca me gustaron (pero nadie respondía, y mientras Esther seguía avanzando por la casa mirando en cada rincón, hasta llegar al baño. Al abrir puerta se encontraba con

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Maca entretenida colocando algunas toallas y unos auriculares puestos a todo volumen “con razón no me escucha, si debe estar sorda para tener eso tan alto”) Entonces se acercaba a ella y la agarraba de la cintura haciendo que Maca saltara del susto y pegará un grito bastante fuerte Esther: Ey, tranquila Maca: Joder Esther... que susto me has dado Esther: Perdona no quería, es que no sé para que llevas eso tan fuerte, así no se puede ¿eh? Maca: Bueno es que así me entretengo un poquito y no te echo tanto de menos (la besaba) Esther: ¿Me has echado de menos? Maca: Siempre lo hago (decía cerca de su boca para atraparla de nuevo) Esther: Mmm... tendré que darte más sustos de esto tipo Maca: Ni se te ocurra ¿eh? (decía más seria) que menudo... casi muero al instante Esther: Bueno no más sustos entonces, pero igual tú tendrás que moderar un poco ese sonido que vas a acabar sorda Maca: En eso tienes razón (y terminaba de quitárselo completamente) anda ayúdame a terminar de colocar esto Esther: Claro (y seguían aquella tarea) veo que ya lo tienes todo organizadito ¿no? Maca: Pues sí, una que es muy apañada Esther: Jaja y modesta también Maca: Bueno pero a ti te gusta Esther: No (decía riendo) Maca: ¿No? (seguía su juego) Esther: Me encanta (y sus rostros se acercaban al punto de sentir el aliento de la otra, ya casi rozando sus labios cuando Maca rompía el contacto) Maca: ¿Ves? (y salía del baño) Esther: ¡¡¡Pero serás!!! (y salía detrás de ella alcanzándola en el salón y por el impulso caían sobre el sofá, Esther encima de Maca) eres mala conmigo Maca: No cariño, solo te doy de tu propia medicina Esther: Eso ha sido un golpe bajo Maca: Ay pobrecita mi niña (y ahora si la besaba con pasión) ¿mejor? Esther: No sé, no sé... (y de nuevo se repetía el beso) ahora sí (y después de ese vinieron muchos más) Esther dejaba la boca de Maca para adentrarse en su cuello y saboreándolo despacito hacía que está suspirara fuerte, incitándola a seguir. Dejaba su cuello para ahora morder suave su labio inferior, dejándole en un susurro un “te quiero” al que Maca también respondía. Segundos después sus miradas se encontraban dejándose ver lo tan profundo de ese te quiero. Para ser ahora Maca quien atrapaba el labio de Esther. Ambas sonreían. Entonces Esther bajaba poco a poco por todo el torso de Maca dejando besitos casi imperceptibles llegando a la altura de su ombligo y mostrándolo lo besaba erizando toda su piel. Se incorporaba encima de Maca, y ésta también lo hacía, para ambas despojarse de sus camisetas quedando en igualdad de condiciones. Siendo Esther la primera en acariciar una vez más aquella piel que la llamaba a gritos, para luego ser Maca quien lo hiciera. Disfrutando despacito la una de la otra. Besos y más besos regados por cada rinconcito de piel descubierta. Deshaciéndose de cada prenda. Amándose como la

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primera vez. Entregando la pasión y el desenfreno en cada sacudida. Encajando perfectamente sus cuerpos y llegando al máximo placer Después de tan perfecto momento, se acomodaron en el sofá, Maca sobre Esther y sintiendo cada respiración de ésta cerraba fuerte los ojos dejando a la vez escapar una leve sonrisa Maca: Nunca antes me había sentido tan bien Esther: ¿Cómo nunca antes? (Maca miraba a Esther a los ojos) Maca: No me entiendas mal cariño, que cada momento a tu lado es perfecto. Pero hoy, no sé... lo he sentido diferente, mucho más especial... (suspiraba) que soy feliz cariño, por tenerte en mi vida Esther: Fíjate que curioso pero a mi me pasa exactamente lo mismo pero contigo Maca: Anda ¿sí? Que cosas ¿no? Esther: Cosas de la vida... Maca: Jaja claro (dejaba un beso en sus labios) nunca me voy a cansar de dar gracias Esther: ¿Nunca? Maca: Nunca Esther: Que segura te veo ¿no? Maca: Si de algo estoy segura, es que me alegro de haberte conocido, y eso es algo que siempre voy a agradecer (y ahora era Esther quien atrapaba sus labios) Esther: Eres preciosa Maca: Tú me ganas amor Esther: So de algo estoy segura es que a belleza no te gana nadie Maca: Jaja mientes... Esther: Jamás (y comenzaban una nueva batalla de besos) Maca: Mmm oye cariño, ¿Cuándo haremos oficial nuestra relación? Esther: ¿Está noche? Maca: ¿Tan pronto? Esther: Para que esperar ¿no? Maca: En verdad no tengo problema Esther: Pues entonces perfecto. Aunque bueno... primero quiero hablar con mi hermana Maca: ¿Se lo quieres contar primero a ella? Esther: Sí, pero no iré sola. Quiero que te vengas conmigo Maca: ¿De verdad quieres que vaya? Esther: A partir de este momento no quiero que nos separemos nunca (y la besaba) Maca: Tus deseos son órdenes para mí (y se levantaba para ir al baño) Esther: ¿Dónde vas? Maca: Ha ducharme... ¿no querrás que vayamos así no? Esther: Jaja para nada... así que te acompaño Maca: ¿Te vas a tomar al pie de la letra el no separarnos? Esther: Sí Maca: Jaja eres un caso... Esther: Anda vamos para la ducha que te voy a enseñar si soy o no un caso Y así entre risas y bromas llevaron a cabo aquella ducha, para luego ya una vez arregladas, ir a casa de Eva, no sin antes Esther llamarla Eva: ¿Sí? Esther: Hola hermanita

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Eva: ¿Esther? Esther: La misma Eva: Por fin es que das señales de vida Esther: Perdona, ha sido un mes con demasiados acontecimientos y no he tenido tiempo de nada... Eva: Pues muy mal Esther, que aquí no sabíamos nada, ni siquiera si estabas bien Esther: Lo sé, lo siento Eva: Bueno... pero, ¿estás bien? Esther: Sí, estupendamente, y ya en Madrid Eva: ¿Estás aquí? Esther: Sí, es por eso que te llamaba, para ir a verte Eva: Pues claro que sí, para eso no tienes que llamarme, ya lo sabes Esther: Bien, pues... ¿preparas cena? Eva: Claro Esther: Pero bastante... Eva: ¿Cómo bastante? Esther: Porque no voy sola Eva: ¿Ah no? ¿y con quién vas? Esther: No quieras saberlo todavía, tu prepara cena demás y ya lo sabrás Eva: Está bien... ¿a que hora te espero? Esther: Dentro de ¿20 minutos? Eva: Pero no me va a dar tiempo a preparar la cena Esther: Yo te ayudo Eva: Me parece bien, os espero entonces Esther: Hasta ahora hermanita Eva: Un beso (colgaba) Maca: ¿Y bien? Esther: Nos espera en 20 minutos Maca: Uff... estoy tan nerviosa Esther: ¿Por qué boba? Si conoces de sobra a mi hermana Maca: Ya, no es por eso... sino que no sé... vas a presentarme como tu novia Esther: Y no sabes las ganas que tengo de hacerlo (entonces se acercaba a ella y agarrándola de la cintura dejaba un beso en sus labios) ¿te he dicho hoy lo mucho que te quiero? Maca: Mmm... creo que no ¡eh! Esther: Pues... (le daba un beso) te quiero (otro beso) muchísimo (y está vez alargaban el beso encontrándose también sus lenguas) Maca: Como sigamos así, no llegamos para la cena ¡eh!! Esther: Jaja tienes razón, así que voy a ir sacando el coche Maca: Me parece bien Y como habían previsto, en veinte minutos llegaban a casa de Eva Esther: ¿Estás preparada? Maca: ¡Eh!... sí, claro (y Esther agarraba su mano para que estuviera tranquila) Ya a la altura de la puerta, llamaban y era Daniel (su sobrino) quien habría

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Daniel: ¡¡¡Tita!!! Esther: Hola campeón (y lo tomaba y comenzaba a dejar besos por todo su rostro) Daniel: Ay tita que me vas a desgastar Esther: Jaja tienes razón... (y lo dejaba de nuevo en el suelo) Daniel: Hola... (saludaba tímido a Maca) Maca: Hola precioso, ¿te acuerdas de mí? (y esa voz no pasó desapercibida para Eva, quien también llegaba hasta la puerta para recibirlas) Daniel: No... Eva: Cariño ella es una amiga de mamá, y al parecer pasará a ser algo más (sonreía feliz al verlas juntas) Daniel: No entiendo... (y todas reían, para luego Daniel entrar a la casa y dejar a aquellas tres mujeres fuera) Esther: Creo que no hay mucho más que decir... Eva: ¿Qué no hay que decir? Es evidente que estáis juntas, pero quiero todos los detalles (todas reían) me alegro mucho por vosotras (y se fundían las tres en un abrazo conjunto) Maca: Gracias Eva Eva: Anda pasad, que en breve sirvo la cena Y así hacían, entraban en la casa y mientras Esther jugaba un poquito con su sobrino quien le enseñaba algunos juguetes nuevos, Maca charlaba con Eva en la cocina Daniel: Tita Esther, ¿esa chica es tu novia como lo era Laura? Esther: Pero hombre (y revolvía su pelo haciendo que éste se echara a reír) pues... sí, sí que lo es, ¿te gusta la idea? Daniel: Me encanta, además es muy guapa tita Esther: Así que muy guapa ¿eh? (y comenzaba a hacerle cosquillas) Mientras en la cocina Eva: Bueno pero cuéntame Maca: ¿Qué quieres que te diga? soy feliz... tu hermana me hace feliz y a cada día más Eva: Me alegra escuchar eso. Pero, ¿cómo fue? Maca: Digamos que este tiempo en Guatemala me ha servido para darme cuenta de muchas cosas... es verdad que también lo he pasado mal porque hay que estar allí para saber realmente que es aquello... pero lo bueno, es que no estaba sola, tu hermana me hacía sentir bien, si algo salía mal, me levantaba el ánimo y me apoyaba a seguir... y bueno a parte de que es muy evidente que nunca he dejado de quererla, y me dije Maca, es momento de hacer las cosas bien y no perder más tiempo Eva: Muy bien dicho sí señor, yo estaba en un punto que me daban ganas de mataros a ambas... con lo que siempre os habéis querido y no había manera Maca: Tienes razón... pero hay veces que hasta que nosotros mismos no terminamos de aceptarlo no damos el siguiente paso Eva: Pues menos mal que al fin lo disteis Maca: Pues sí, menos mal Eva: Bueno esto ya está, ¿vamos para el salón? Maca: Claro, vamos Cuando llegaban se encontraban con la estampa de Esther y Daniel tirados en el suelo haciéndose cosquillas uno al otro y riendo sin parar

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Eva: A veces se me olvida quien es más niño de los dos Esther: Jaja es que este bicho sabe mucho él (se levantaban ambos) Daniel: Yo no he dicho nada (y se miraban cómplices guiñándose un ojo) Eva: Uy, que peligro tenéis Esther: ¿Está ya la cena? Eva: Sí, voy a servirla en nada, estaba haciendo un poco más de tiempo esperando a Fran Esther: Es cierto, ¿dónde está? Eva: Fue a ver a su madre que está algo delicada y ya me dijo que vendría para la cena Esther: Que pena, bueno a ver si no es nada. ¿Y qué tal le va el trabajo? (ya estaban todos en la mesa) Eva: Bien, de momento marcha... ¿y vosotras que tal por Guatemala? (y miraba a Maca sonriendo para luego dirigir su vista a su hermana) Esther: Pues... (estaba también miraba a Maca) mejor que nunca Eva: Pero respecto a trabajo ¿qué tal? Esther: Ah bueno si lo dices por eso... (y todos reían) es una experiencia bonita, pero también dura, es totalmente diferente a lo que te puedan contar o ver por televisión, hay que estar allí para saber lo duro que es Eva: Me imagino... ¿habéis ayudado mucho? Maca: Más de lo que creíamos. En verdad aportamos unas cuantas ideas que han venido de lujo Esther: Sí, los cooperantes allí se quedaron muy contentos Eva: Me alegro por ello. Si es que sois dos médicos estupendas Esther: Eso dicen... jaja (entonces se escuchaba la puerta de entrada) Eva: Ese debe ser Fran (y efectivamente) Fran: Cariño ya estoy en casa (y se encontraba con aquella estampa) ¿Y esto? Esther: Pues ya ves, haciendo una visita (y se levantaba para saludar a su cuñado) Fran: Me alegro mucho por ello (y se abrazaban) ¿cómo estas cuñada? Esther: Estupendamente, la verdad no tengo queja (y su felicidad era tan evidente que no hacía faltar decir más) Fran: Ya me imagino (y saludaba también a Maca) ¿qué tal? Maca: Bien gracias Esther: ¿Y tu madre? Ya me contó mi hermana Eva: Bueno mientras yo sirvo la cena Fran: Vale. Pues... algo delicada, está ya muy mayor, y le han ido saliendo cositas y ya sabes, se suma todo Esther: Pero... ¿es grave? Fran: En principio no, pero hay que estar pendientes Esther: Seguro que sale bien Fran: Eso espero. ¿Y bueno desde cuando estáis en Madrid? Esther: Desde ayer... Fran: ¿Y por qué no me avisaste para que os hubiera recogido al aeropuerto? Esther: No hacía falta cuñado, si además era tarde Fran: Bueno... lo importante es que ya estáis aquí Esther: Pues sí Eva: Bien, aquí esta la cena (y tras aquello comenzaron a cenar contando algunas anécdotas y experiencias vividas en Guatemala)

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Una vez terminaron, Daniel se iba a acostar y ellos cuatro se quedaban charlando aún en el salón Fran: Vaya, sí que os han ido pasando cosas... Esther: La verdad que sí, además esta experiencia te sirve para madurar y algo importante, no perder el tiempo Maca: Eso es verdad Eva: Estoy tan feliz por veros juntas Esther: Pues... te vas a tener que acostumbrar hermanita Eva: ¿Sí? ¡¡¡Eso espero!!! Esther: Pues sí... pero más que nada por... (decía mirando a Maca y agarrando su mano) Eva: ¿Qué? Esther: Le pedí que se casara conmigo Eva: ¡¡¡¿QUÉ?!!! (abría los ojos de par en par) Maca: Como lo oyes cuñada, vamos a casarnos Fran: Eso es estupendo Eva: Puff... estoy que no me lo creo, pero me alegro (y las abrazaba emocionada) Esther: Jaja gracias Y después de un rato más allí celebrando la noticia, se despedían pues ya era tarde, quedando ya para la cena oficial de presentación Maca: Parece que se lo han tomado bien ¿no? Esther: ¿Sólo parece? Estaban más contentos que nosotras jeje Maca: Eso es imposible cariño Esther: ¿Ah sí? Y ¿por qué? Maca: Porque nadie puede ser más feliz que yo en este momento teniéndote a mi lado Esther: Te quiero (y se besaban) A la mañana siguiente Esther despertaba temprano no sin antes dejarle una notita a Maca sobre la mesilla, para luego dirigirse al hospital. La llamada rutina había vuelto Cuando llegaba como todas las mañana era Teresa quien la recibía Esther: Buenos días guapa Teresa: Buenos días Esther. Me encanta volver a tenerte por aquí Esther: Y yo que me alegro (firmaba el parte) ¿Cómo se presenta el día? Teresa: En principio está tranquilito, así que creo que la vuelta la vas a tener relajada Esther: Bueno eso no hay que decirlo muy alto que ya se sabe Teresa: Pues sí, tienes razón Esther: ¿Oye y Claudia? Teresa: Creo que ayer dejó dicho que no vendría, tenía que ir a su médico Esther: ¿Todo bien con el bebe? Teresa: Sí, una consulta rutinaria Esther: Bien pues voy para arriba, si alguien me necesita o por si cualquier cosa llegara Claudia le avisas ¿vale? Teresa: Vale (y cuando ya Esther se iba) Esther espera Esther: Dime Teresa: ¿Tú sabes algo de Maca?

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Esther: ¿Cómo de Maca? Teresa: Sí, que desde que llegasteis tu has dado señales pero ella no Esther: Es que verás, esta semana la teníamos libre, sólo que dado que yo soy la directora he decidido comenzar antes para ponerme al día Teresa: Ah vale. ¿Pero todo bien con ella? Esther: Sí, ¿por qué lo preguntas? Teresa: Bueno Esther... que te conozco, y como antes de iros estabais regular pues... Esther: Tienes razón, pero no te preocupes que todo bien Teresa: ¿Seguro? Esther: Mucho Teresa: Me alegro entonces Esther: Gracias ¿Algo más? Teresa: No, si llega alguien para ti te aviso Esther: Muy bien, hasta ahora Teresa: Adiós Llegaba a su despacho y comenzaba a revisar papeles y poner todo en orden, debía estar al día cuanto antes. Y en ello estaba cuando su móvil sonó Esther: ¿Sí? -: Nunca pensé que pudiera amar como te amo a ti, mi amor, como te quiero a ti, jamás, y en esta historia de dos que no tiene escrito el final, tú eres mi cielo, mi sol, tú eres mi luna, mi mar. Buenos días Esther: Buenos días amor. ¿Te gusto? Maca: Mmm me encantó, pero sigues ganado tú Esther: Jaja exageras Maca: Jamás. ¿Cómo se presenta el día? Esther: En principio tranquilito, aunque sólo en principio, porque tengo que gestionar algunas cositas... y bueno... Maca: ¿Qué? Esther: Eterno sin ti Maca: Eres tan tierna cuando quieres Esther: ¿Sólo cuando quiero? Maca: Sí Esther: Jaja tendré que serlo más entonces Maca: Deberías jeje bueno cariño solo te llamaba para darte los buenos días y hacerte saber que hoy te echaré mucho de menos Esther: ¿Pero sólo hoy no? Maca: No, yo siempre te echo de menos. Así que ven prontito que la casa esta muy vacía sin ti Esther: No te preocupes que intentaré llegar lo antes posible Maca: Me parece bien. Que tengas un buen día mi niña. Te quiero Esther: Lo mismo digo. Chao Maca: Un besito Y gracias a esa llamada la mañana se les hizo más amena a ambas Esther no paró en todo el día, de un sitio a otro del hospital gestionando todo tipo de papeleo. Mientras Maca compraba algunas cositas para la casa y para Esther, quería que su niña estuviera lo más feliz posible

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Ya a la hora del almuerzo Esther estaba en cafetería y sin esperarlo recibía una visita -: ¿Aceptas mi compañía? Esther: ¿Mamá? ¿Qué haces aquí? Elena: Bueno supe por tu hermana que estabas aquí y como no has tenido la delicadeza ni siquiera de avisarme pues he optado por venir yo (se sentaba frente a Esther bastante seria) Esther: Ya... lo siento mucho de verdad, sé que no he actuado correctamente, pero no he tenido tiempo de mucho Elena: ¿Ni siquiera de llamar a tu madre? Esther: Lo siento Elena: Llevo más de un mes sin saber nada de mi hija ¿y sólo se te ocurre decir lo siento? Esther: Es que no te puedo decir más... sé que no lo he hecho bien, pero han pasado demasiadas cosas... y... Elena: No son excusas Esther Esther: ¿Qué puedo hacer para compensarte? Elena: Lo primero darme un abrazo que te he echado mucho de menos y lo segundo invitarme a comer (y al fin sonreía. Y como su madre le había dicho Esther se levantaba y la abrazaba) Esther: Que sepas que me he acordado mucho de ti y también te he extrañado Elena: Poco se ha notado Esther: Bueno venga que te invito a comer (comían tranquilamente mientras Esther la iba poniendo al día) Elena: ¿Y con Maca qué tal? Esther: Bien, con ella bien (no quería mostrar muchas señas de alegría) Elena: ¿Pero habéis arreglado vuestras diferencias o seguís igual? Esther: No bueno... mucho mejor, hemos hablado, nos hemos dado cuenta de muchas cosas y bueno... que ya no somos unas niñas, así que nada bien Elena: ¿Y? Esther: ¿Y qué? Elena: Esther soy tu madre, te conozco, y hay algo más Esther: Jaja tiene razón el dicho ese de que a una madre no se lo puede engañar Elena: Jamás Esther: En verdad quería esperar a una cena que tenemos pensada para dar la noticia Elena: ¿Estáis juntas? Esther: A buen entendedor pocas palabras Elena: ¿Y en qué momento me lo ibas a contar? Esther: En la cena... Elena: Mira yo no sé si es el amor que te pone tonta o que... pero de verdad que primero llevo un mes sin saber de ti, y ahora encima me vienes con esta noticia, y lo peor que me lo ibas a comunicar en una cena a saber con cuanta gente más... Esther: Nos parecía lo más fácil a ambas... Elena: Dame un segundo (y tomaba de un trago el agua de su vaso) voy a hacer como que todo esto no ha pasado, llevas mucho trabajo encima y estás algo agobiada, me has llamado varias veces y todo está bien, tú estás bien... y ahora sí, dame la noticia Esther: Mamá pero... Elena: Esther, dame la noticia Esther: Bien, como quieras... Mamá Maca y yo estamos juntas

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Elena: ¿De veras hija? (sonreía al máximo) me alegro mucho por vosotras (besaba la mejilla de su hija) Esther: Gracias... pero no entiendo nada Elena: Sólo intento que no quedes tan mal hija Esther: Ah vale. Un detalle por tu parte Elena: ¿Y la tal cena cuando sería? Esther: Aún no lo hemos decidido pero lo antes posible Elena: Bien, para ese día me haré la sorprendida Esther: Mamá... Elena: Y me tengo que ir, porque tengo muchas cosas que hacer y mi hija tiene que trabajar (se levantaba, cogía su bolso, besaba a su hija, y se marchaba) Esther: De verdad que no la entiendo... (ésta también terminaba su comida y volvía al trabajo) Después de unas cuantas horas más, llegaba el fin de turno, había sido un día agotador. Esther entraba a la casa y se encontraba con una mesa toda preparada

Esther: ¿Maca? (sonreía al ver aquello) Y ésta aparecía por detrás de ella, agarrándola suave por la cintura Maca: Te estaba esperando (decía en un leve susurro cerca de su oído) Entonces Esther se daba la vuelta quedando a su altura Esther: ¿Y esto? Maca: Como bien te dije esta mañana, siempre te echo de menos y la verdad hoy me apetecía compensarte un poquito Esther: Esto es perfecto cariño Maca: Cómo tú (y comenzaban a besarse) Esther: Mmm así sí que da gustito volver a casa después de un largo duro día de trabajo Maca: He preparado tu cena favorita

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Esther: ¿En serio? Maca: Aja Esther: Eres preciosa Maca: ¿Cenamos entonces? Esther: Claro Se acomodaron en la mesa y regalándose sonrisas y caricias, degustaban la cena Esther: ¿Sabes? Maca: Dime Esther: Hoy vino mi madre al hospital Maca: ¿De verdad? Esther: Sí Maca: ¿Y qué te dijo? Esther: Digamos que estaba algo molesta Maca: Ya... me imagino... (y la cara de Maca cambiaba por completo) Esther: Cariño (cogía su mano) No es por ti, al contrario se alegra por nosotras... lo que le molestó es que no le dijera nada antes Maca: Igual no lo estamos haciendo bien, ¿crees que sea buena idea lo de la cena? Esther: Cariño yo lo veo bien, reunir a todos y contarles, no sé... Maca: Ya, pero y si como pasó hoy con tu madre, mis padres también se molestan o... Esther: ¿Quieres que antes se lo contemos a ellos? En verdad mi familia ya sabe... Maca: Me asusta que no se lo tomen bien Esther: Eso no va a pasar Maca: Yo quiero estar contigo Esther: Y lo vamos a estar, nada ni nadie nos va a separar, está vez no (y la besaba) hagamos una cosa, mañana vamos a casa de tus padres y les contamos ¿sí? Maca: No sé... Esther: Cariño antes o después tendrán que saberlo Maca: Está bien Esther: Así te quedas tranquilita y ya después en esa cena pues les decimos nuestro plan de boda Maca: Estoy deseando que llegue el día Esther: Amor pasito a paso Maca: Sí, por el momento mejor disfrutamos de la cena y el postre (y le guiñaba un ojo) Esther: ¿He oído postre? (y ambas reían) Y efectivamente el postre llegó Llegaban hasta la habitación donde Maca había colocado delicadamente pétalos y velas en toda ella. Esther miraba aquello y no podía hacer otra cosa más que sonreír Esther: Veo que has pensado en todo Maca: En todo (y la besaba) Poco a poco se acercaban hasta la altura de la cama, pero sin tocarla. Y era Maca quien comenzaba a deshacerse de la ropa de Esther, quitando primero su camiseta

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Para después acariciar cada rinconcito de piel encontrado, sustituyendo más tarde sus manos por sus labios y ahora saborear aquel cuerpo que le llamaba a gritos Primero besando su hombro, luego su cuello, dejando una pequeñita marca en él, para seguidamente atrapar el lóbulo de su oreja provocando en su chica un gemido Maca: Me encantas (dejaba un leve susurro cerca de sus labios, atrapándolos después) Esther: No tanto como tú a mí Era el turno de Esther, ahora ella disfrutaría de Maca Y quitando también su camiseta, copiaba aquel recorrido que anteriormente Maca había hecho con ella Las ganas y el deseo aumentaban en ambas Esther había aprovechado y también se había deshecho del sostén de Maca. Contemplaba y acariciaba sus pechos para luego succionarlos Maca: Mmm... (la excitación se apoderaba de ella, y aquello incitaba a Esther a seguir) Desabrochando ahora su pantalón pues ya comenzaba a estorbar Acariciaba su vientre y la piel de Maca se erizaba. Poco a poco Esther iba bajando hasta la altura de su sexo y lo besaba aun con la braguita puesta y comprobaba como la humedad de Maca aumentaba No la haría sufrir mucho, y llegando lentamente hasta la cama caían despacito en ella, quedando Esther encima, para ahora sí, quitar sus braguitas y saborear aquel manjar Maca: Dios... Esther... mmm... Ésta continuaba su tarea, dejando a su chica satisfecha Para pasar ahora ser Maca quien quitando toda prenda del cuerpo de Esther le proporcionará aquel mismo inmenso placer Esther: Agg Maca... quiero... sen... sentirte dentro de mí... Y su petición se llevo a cabo, introduciendo Maca magistralmente dos de sus dedos y provocando en Esther miles de sensaciones en cada sacudida Esther: Ah... ah... Maca... si... sigue... Y sin más rompía en un gran orgasmo Esther poco a poco recobraba el aliento, y se colocaba encima de Maca a horcajadas, encajando sus sexos y comenzando un vaivén, que les llevaba al máximo placer

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Acomodándose después Esther en el pecho de Maca sintiendo aún su respiración agitada, y su cuerpo sudoroso del deseo Esther: Te quiero Maca: Yo también A la mañana siguiente Esther despertaba temprano como el día anterior para ir a trabajar. Pero antes de hacerlo se quedaba unos minutitos mirando a Maca dormir Esther: Eres preciosa (acariciaba su mejilla) gracias por darme cada día lo mejor (y dejaba un beso en sus labios para ahora sí, ir a trabajar) La mañana transcurría de lo más tranquila, ya ayer había adelantado bastante trabajo y se lo tomaba con algo de calma. A eso de las doce llegaba Claudia Esther: Hombre, ¿cómo se encuentra usted? Claudia: Hola guapa, pues muy bien, ayer fui a revisión y todo bien Esther: Me alegro. ¿Te tomas un café conmigo? Claudia: Claro vamos Una vez en cafetería y con café en mano Claudia: ¿Y tú qué tal? Esther: Muy, muy pero que muy bien Claudia: ¿Y esa felicidad? Esther: Porque lo soy, soy feliz Claudia: Entonces todo bien con Maca ¿no? Esther: Perfectamente bien Claudia: Me alegra escuchar eso. ¿Y para cuando la cena? Esther: Pues queríamos hacerla lo antes posible, pero mira... ayer se presentó aquí mi madre un tanto molesta conmigo y bueno al final terminé contándole todo, y claro... teniendo en cuenta que esa posibilidad se pueda dar en los padres de Maca, iremos primero a hablar con ellos Claudia: Vaya tela... ¿pero tan mal se lo tomó? Esther: No mal, solo que le molesto que no le contará desde el principio, ella está encantada con nuestra relación, o al menos eso me pareció Claudia: Seguro que sí. Entonces ahora queréis ir a hablar con sus padres ¿no? Esther: Sí, igual soltarlo todo de repente no es tan buena idea Claudia: Hombre... eso como lo veáis... Esther: ¿No lo es verdad? Claudia: No es que no lo sea, pero a mí me hacéis eso y acabo con vosotras Esther: Jaja vale... captado el mensaje. Así que por eso hablaremos primero con sus padres y una vez sepan sí que haremos la cena para ya para celebrar digamos nuestra unión Claudia: Creo que así está mejor Esther: Sí creo que sí Claudia: Oye, ¿y se lo diréis a Laura? (aquella pregunta sorprendió a Esther) Esther: No creo que sea buena idea después de todo Claudia: ¿Y ocultárselo sí?

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Esther: Tampoco pero... no sé... Claudia: Bueno piénsatelo, háblalo con Maca y ya decidís Esther: Será lo mejor Mientras en recepción -: Buenos días Teresa: Un momento ahora la atiendo (seguía en sus cosas) -: Muy bien Una vez terminaba Teresa levantaba la cabeza encontrándose con aquella mujer Teresa: ¿Maca? Maca: La misma Teresa Teresa: Pero que alegría verte de nuevo (salía de detrás del mostrador y le daba un abrazo) Maca: Lo mismo digo, la verdad he echado de menos todo esto Teresa: Y nosotros a ti Maca: ¿Cómo está todo por aquí? Teresa: Como siempre hija Maca: ¿Y tú que tal estás? Teresa: Pues imagínate, con mis achaques ya de vieja pero bueno... andamos... Maca: ¿Vieja? Anda y no digas bobadas que estás perfecta Teresa: ¡Ay hija! No me digas esas cosas que me enrojezco Maca: Jeje Teresa: ¿Sabes quien también llegó? (preguntaba para observar su reacción) Maca: No, ¿quién? Teresa: Esther... (y Maca no sabía muy bien que cara expresar) Maca: Ah... sí... bueno normal, vinimos juntas, pero pensé que se incorporaría después. “vaya con la preguntita Teresa” pensaba ésta) Teresa: Bueno en verdad debería, pero con esto de que ahora es directora me contó que quería ir adelantando Maca: Claro. ¿Oye y Claudia? Teresa: Pues justamente están juntas, que antes la vi ir a cafetería Maca: Ah vale, pues voy a saludarla ¿vale? Teresa: Muy bien Maca: Hasta ahora Teresa Teresa: Ésta no me engaña, se ha puesto nerviosa cuando le conté sobre Esther... algo esconde... (decía ya sola) A la altura de cafetería se fijaba en aquellas dos mujeres que anteriormente Teresa le había comentado. Esther, quedaba de espaldas por lo que no la había visto. Se acercaba hasta la mesa con una sonrisa enorme en su cara Maca: Buenos días (decía sentándose al lado de Esther) Claudia: Hombre Maca hola, ¿qué tal estás? Esther: ¿Y tú qué haces aquí? (le sonreía)

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Maca: Pues ya ves, he venido a desayunar con mis niñas preferidas (se miraban cómplices sin dejar de sonreír. Aquella imagen le pareció preciosa a Claudia) ¿y cómo te encuentras Claudia? (fijaba ya su vista en ella) Claudia: Gordísima (y las tres reían) Esther: Y guapísima, aunque lo niegue Maca: En eso Esther tiene razón, te sienta muy bien el embarazo Claudia: Eso vosotras que me miráis con buenos ojos (entonces su busca sonaba) lo siento chicas pero me reclaman, nos vemos luego ¿sí? Esther: Claro Maca: Hasta ahora, cuídate Claudia: Lo mismo digo Esther: Bueno cuéntame, ¿y eso que viniste? Maca: Demasiado tiempo separada de ti Esther: Así que no puedes vivir sin mi ¿eh? Maca: No Esther: Ya, ¿pero sabes? yo tengo que trabajar Maca: ¿No tienes ni cinco minutitos para mí? (le decía mimosa poniéndole ojitos) Esther: ¿Qué quieres hacer? Maca: Besarte Esther: Maca pero aquí no podemos... Maca: ¿Por qué no? Esther: Porque es nuestro área de trabajo, hay miles de personas a nuestro alrededor y bueno... aún ni hemos anunciado nuestra relación Maca: Bueno... vayamos a otro sitio Esther: ¿Cómo a cuál? Maca: ¿A tu despacho? Esther: Me parece que tienes mucho morro tú ¿eh? Maca: Mm... sólo ganas de besarte Esther: Está bien, vamos Y como si de dos adolescentes se trataran, salían corriendo hasta el despacho Esther: Bien, ya estamos aquí Maca: Perfecto (y comenzaban una batalla de besos) Esther: Mm... me vuelves loca Maca: Eso espero (y se echaban a reír) Esther: Creo que deberíamos tener cuidado por el sitio Maca: No creo que nadie entre ahora Y seguían los besos, hasta que la puerta se abría En ese momento Maca y Esther se separaban pero quedaban muy cerca Esther: Dios que susto, ¿para que existen las puertas? (miraba a aquella mujer) -: ¿Para qué tengáis cuidado y no andéis besándoos como dos adolescentes? (Maca se echaba a reír) Esther: No Claudia, para que tú llames antes de entrar Claudia: Venga va, no te pongas mal que al fin y al cabo no ha pasado nada. Pero bueno visto que estás ocupada vengo más tarde (sonreía)

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Maca: No te preocupes Claudia que yo ya me iba (dejaba un beso en los labios de su chica) nos vemos en casa Esther: Muy bien Maca: Chao guapa (y ahora era a Claudia a quien besaba en su mejilla) Claudia: Chao. Cuídate (y Maca salía del despacho) Esther: Dime. ¿Pasa algo? Claudia: Antes de nada perdona la interrupción Esther: No te preocupes Claudia: Deberíais controlar vuestras hormonas jaja Esther: Jaja anda que... Claudia: Bueno a lo que venía, ¿tienes ya todo controlado con la dirección? Esther: Sí, de momento ningún problema Claudia: Bien pues... (miraba su reloj) mi baja comienza exactamente dentro de diez minutos Esther: ¿Me abandonas? Claudia: Más bien él hace que te abandone (tocaba su tripa) Esther: Jaja bueno solo por él lo paso ¡eh! Claudia: Ah bueno, me quedo mucho más tranquila jaja Esther: Oye no le he dicho aún a Maca eso de invitar a Laura a la cena... no sé si se lo tome bien Claudia: No tienes porque invitarla porque yo te lo haya sugerido, eso es cosa vuestra, de igual modo no creo que Maca se lo tome a mal Esther: Ya... pero sería una situación incómoda, ¿no crees? Claudia: Sí bueno... tienes razón, igual en vez de invitarla a la cena, deberías quedar con ella y decírselo directamente Esther: Creo que así sería lo mejor Claudia: Pues ya está. Tengo que decir que no había visto antes a Maca tan ilusionada y feliz ¿eh? Esther: Es lo mejor que me ha pasado en la vida Claudia: Pues ya sabes, cuídala Esther: Tranquila, que ya una vez cometí la estupidez de perderla y no volverá a pasar Claudia: Me alegra escuchar eso. Y bueno, oficialmente soy una mujer en baja así que te dejo que ya me deben estar esperando en casa Esther: Claro, no te preocupes. Que vaya bien, yo te iré llamando e informando ¿vale? Claudia: Eso espero, que mucho tiempo sin vernos Esther: Claro que sí Claudia: Bien, pues quedamos en eso Esther: Adiós guapa Claudia: Chao Después que Claudia se marchara Esther se quedó pensando en Laura, ¿era buena idea contarle su relación con Maca? Aunque Claudia tenía razón, tampoco iba a mentirla. Estuvo así por unos minutos hasta que cogió el teléfono y marcó su número Laura: ¿Sí? Esther: ¿Laura? (aquella voz no pasaba desapercibida para ella) Soy Esther Laura: Sí, he reconocido tu voz Esther: ¿Qué tal estás? Laura: Bien, ¿y tú?

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Esther: Me alegro. Bien, con mucho trabajo pero bien (aquella conversación estaba siendo incomoda para ambas) Laura: Esther, ¿qué quieres? Esther: Bueno te llamaba para ver si podíamos quedar y hablar Laura: La verdad es que no sé qué decirte Esther: Si no quieres no pasa nada, no estás obligada Laura: Ya... bueno, me lo pienso y te digo ¿vale? Esther: Como quieras Laura: Adiós Esther Esther: Adiós Al terminar la conversación Esther se quedó con mal sabor de boca, igual no había sido buena idea llamarla, pero se sentiría peor sino le contaba El día seguía su curso, por la tarde Esther no iría a trabajar ya que habían quedado en ver a los padres de Maca. Llegaba a casa y comían tranquilamente comentando algunas cosas Esther: Pues sí, éste Ramírez tiene cada cosa, al final acabamos todos riéndonos Maca: Me alegro Esther: Oye Maca... (no sabía muy bien como decirle aquello) Maca: ¿Qué pasa? Esther: Esta mañana llame a Laura (Maca se sintió incomoda con aquello) Maca: ¿Y qué tal ella? Esther: Maca la llamé porque creo que debemos contarle lo nuestro Maca: Esther... Esther: Si se entera por otra parte igual es peor... le dije que me llamara para quedar y así podemos hablar con ella tranquilamente Maca: Conmigo no cuentes Esther: ¿Por qué? Maca: Esther... esto es incomodo para mí, creo que deberías ir tú sola... al fin y al cabo estuvisteis juntas Esther: Pero, ¿te parece bien? Maca: Hubiese preferido que me hubieses consultado antes... pero sí, supongo que es mejor que ella lo sepa Esther: Lo siento, quise hacerlo... pero pensé que sino no tendría el valor de llamarla Maca: ¿Por qué? Esther: Por esto... intentaba evitar una situación incómoda para ti... Maca: No te preocupes, si te llama está bien, ve y habla con ella, es mejor no mentirle, tienes razón Esther: ¿Estás segura? Maca: Sí. Y bueno oye ¿nos vamos ya? Les dije a mis padres que iríamos a la hora del café Esther: Sí claro, recojo y nos vamos (Esther había notado la incomodidad de Maca y se sentía culpable) Maca: Bien, te espero Durante el camino a casa de los padres de Maca no hablaron, Esther estaba arrepentida de haber actuado sin decirle nada y se sentía mal. Por otra parte Maca, además de

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aquella última conversación en casa de Esther, estaba muy nerviosa por la reacción que pudieran tener sus padres Esther: Bueno... ya hemos llegado (estacionaba el coche en frente de la casa) Maca: Sí... Esther: Maca siento lo de la llamada a Laura Maca: No importa de verdad Esther, ya está hecho, no le demos más vueltas... Esther: Ya, pero es que me siento mal por ello Maca: Cariño... no pasa nada, ¿sí? (le sonreía al fin cosa que tranquilizo a Esther) Esther: ¿Vamos entonces? Maca: Estoy algo nerviosa (entonces Esther tomaba su mano) Esther: Tranquila, que todo va a ir bien Maca: Uff... parezco tonta Esther: Jaja cariño, tonta no... simplemente estar nerviosa, es normal... pero no tienes por qué preocuparte, son tus padres y se lo tomaran bien Maca: Está bien, vamos entonces Esther: Bien Llegaban hasta la casa y Mercedes la madre de Maca las recibía Mercedes: Hija (la abrazaba) Maca: Hola mamá (ambas estaban contentas de verse de nuevo) Mercedes: ¿Qué tal Esther? (se sorprendía al verla) Esther: Bien Mercedes, gracias Mercedes: Me alegro. Bueno pasad Entraron en la casa y se acomodaron en el sofá mientras Mercedes les servía el café Maca: ¿Y papá? Mercedes: Estaba en su despacho mirando una cosa, pero en nada se reúne con nosotras Maca: Vale Mientras de fondo se escuchaba Paco: ¿He oído la voz de mi adorable hija? (su padre llegaba al salón emocionado con su visita sin esperar que fuera acompañada) Maca: Papá (abrazaba a éste también) Paco: Vaya que sorpresa, si es Esther, ¿qué tal estás? (le daba dos besos) Esther: Bien, gracias Paco: Hacía tiempo no sabíamos de ti (se sentaban todos) Esther: Sí bueno... he tenido mucho lío, y luego con la salida está a Guatemala pues... Mercedes: ¿Tú también fuiste a Guatemala? Esther: ¡Eh! sí... (miraba a Maca sin entender) Paco: No nos dijiste nada Maca Maca: Ya... bueno pues ya lo sabéis... Paco: Sí claro. ¿Y cómo os fue por allí? Esther: Bien, fue una experiencia dura, pero también reconfortable, hicimos muy buen trabajo Mercedes: Nos alegramos. ¿Todo bien Maca? (estaba algo fuera de aquella conversación)

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Maca: Sí, sí... voy al baño un momento Mercedes: Bien Cuando Maca marchaba al aseo, Paco aprovechaba para preguntarle a Esther Paco: Esther Esther: Dime Paco: ¿Estáis juntas verdad? Esther: Creo que nos corresponde a ambas contestar a eso Paco: No hace falta, ya has contestado Esther: Bueno mejor esperamos que venga Maca (y está aparecía de nuevo) Maca: ¿Se lo has dicho? Paco: No, yo lo adiviné, aunque es evidente, no es normal que llegáis ambas aquí sin mas Maca: Ya. ¿Y os parece bien? Mercedes: Cariño sabes que siempre he velado por tu felicidad y bienestar, conozco desde siempre tu sentimiento por Esther, y si en su día no tuvimos problema por vuestra relación, ahora tampoco lo tendremos Paco: Tu madre tiene razón Esther: Pues muchas gracias a los dos Maca: Sí, gracias (y se abrazaba a ellos feliz) Después de contarles la noticia se quedaron un ratito más charlando, hasta que ya decidieron marcharse Maca: Bueno creo es hora que nos vayamos Esther: Sí, se hace tarde Paco: Bueno pues a ver si venís más Mercedes: Eso, ahora podemos organizar comidas de domingos jeje Esther: Claro, vendremos. Muchas gracias a los dos por todo Paco: De gracias nada, encantados Maca: Bueno papá, mamá, nos vemos pronto (abrazaban a ambos) Mercedes: Tened cuidado Maca: Lo tendremos Ya de vuelta a casa Maca estaba mucho más tranquila y feliz, temía que sus padres después de todo no se lo tomaran tan bien. Pero el rostro de Esther era serio Maca: ¿Qué bien se lo han tomado no? Esther: Sí, la verdad que sí (contesta seca) Maca: Menos mal, estaba tan nerviosa (no le daba importancia a la respuesta de Esther) Esther: ¿Ves? Te dije que todo estaría bien (seguía con aquel tono) Maca: Sí (y optó por no decir nada mas) Cuando llegaron a casa Esther: Voy a darme una ducha Maca: Esther... Esther: ¿Sí? Maca: ¿Qué pasa?

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Esther: Nada Maca, voy a darme una ducha simplemente Maca: ¿Y por qué tan seria y con ese tono de voz? Esther: Por nada, simplemente estoy cansada Maca: Esther ya vale, ¿ha sido por lo de Guatemala? Esther: Sí, me molesta que nos les dijeras a tus padres que yo iría Maca: Bueno creí que no era necesario Esther: Ya... Maca: Esther desde que nos pasó todo lo que nos pasó he evitado nombrarte en casa, para mí era más fácil así, y pensé que de repente contarles que me iba contigo iba a sonar extraño... Esther: Íbamos a trabajar, nada fuera de lo común Maca: Bueno siento que te molestara eso, igual les tenía que haber dicho, pero no pensé que le dieras importancia Esther: No claro, sino es importante Maca: Oye tú también has llamado a Laura sin consultarme, igual de enfadada podría estar yo ¿no? Esther: Dijiste que no pasaba nada Maca: ¿Y qué quieres que diga? Esther: Así que lo estás ¿no? Maca: Esther no quiero que discutamos por favor Esther: Me voy a la ducha Y se iba al baño, mientras Maca no podía evitar dejar escapar una lágrima Esther salía del baño y se dirigía a la habitación donde ya Maca se encontraba en la cama Esther: Maca... lo siento... (ésta no hacía ningún movimiento) es una tontería que nos enfademos por esto... no quiero estar mal contigo (y ahora sí se acomodaba en la cama y la miraba) Maca: Yo tampoco quiero estar mal, ¿pero entonces a partir de ahora nos contamos todo? Esther: Todo cariño, no quiero secretos entre ambas ni nada... y perdona una vez más por haber llamado a Laura sin decirte Maca: Ya está Esther, olvidémoslo, ambas nos hemos equivocado, ya está Esther: Te quiero, lo sabes ¿no? Maca: Y yo a ti cariño (y dejaba un beso en sus labios) Esa noche no hicieron el amor, pero si se entregaron todo el amor que sentían entre abrazos y caricias correspondidas A la mañana siguiente, como siempre, Esther llegaba al trabajo con la mejor de sus sonrisas y saludando a Teresa comenzaba el día A media mañana Maca la llamaba para recordarle lo mucho que la quería y que estaba deseando que llegara a casa para poder disfrutar de ella Y sin esperarlo también recibía otra llamada

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Esther: ¿Si? -: Hola Esther, soy Laura Esther: Ah Laura, hola, ¿qué tal? Laura: Bien, te llamaba para decirte ¿si nos podemos ver esta tarde? Esther: Eh... ¿a la hora del café te va bien? Laura: Claro. ¿A las cuatro y media en la cafetería de siempre? Esther: Muy bien, allí nos vemos Laura: Hasta esta tarde entonces Después de hablar con ella, llamaba a Maca comentándoselo, y aunque no quisiera a Maca le inquietaba esa quedada Maca: Esta bien cariño, nos vemos después entonces Esther: Vale amor, un besito Llegaba la hora del café, y como habían acordado Esther esperaba a las cuatro y media en la cafetería de siempre Laura: Hola, siento llegar tarde (y le dejaba dos besos) Esther: Tranquila, solo son cinco minutos de retraso Laura: ¿Entramos? Esther: Claro Entraban en la cafetería, se situaban en unas de las mesas y pedían Laura: Bueno... tú dirás Esther: Sí. Verás Laura no me voy a andar con muchos rodeos, y bueno dado todo lo que hemos vivido pienso que tienes derecho a saberlo Laura: Cuéntame Esther: Estoy con Maca Laura: Bueno... eso era evidente que pasaría, siempre os habéis querido Esther: Ya, pero hay más Laura: ¿Qué? Esther: Nos vamos a casar Laura: Vaya, vestida de novia por segunda vez Esther: ¡Eh! sí... (Esther estaba algo incomoda con todo aquello) Laura: Tranquila Esther, está todo bien, tienes derecho a rehacer tu vida, y si es con Maca estupendo, a pesar de todo, hemos sido buenas amigas, y no hay mejor persona que ella para ti Esther: Gracias por entenderlo Laura: Por supuesto Esther: Lo de la invitación... no sé ¿si quieras venir? Laura: Te lo agradezco, pero prefiero que no Esther: Está bien, lo entiendo Laura: Solo espero que seas muy feliz, y la hagas muy feliz Esther: Yo también lo espero Laura: Bien pues... por vosotras (alzaba su café y Esther sonreía) Esther: Y por ti

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Charlaron un ratito más y se despidieron prometiendo volver a verse en otra ocasión. En verdad no fue tan mal como Esther creía, y eso la tranquilizaba Llegaba a casa y Maca la esperaba impaciente por saber Maca: ¿Y? Esther: Muy bien, no hubo ningún problema, se lo tomó bien Maca: Puf... que bien (y la abrazaba) me alegro por ello. ¿Y cómo está? Esther: Bastante bien, pero no aceptó la invitación para la boda Maca: Bueno... es entendible ¿no? Esther: Pues sí, pero bueno, ya lo sabe y eso me tranquiliza Maca: Estupendo cariño (y la besaba) Esther: Creo que ahora sí, podemos hacer esa cenita Maca: ¿Y cuando te apetece que sea? Esther: ¿Este fin de semana? Maca: Me parece muy bien Esther: Pues estupendo, yo me encargo de avisar a todo el mundo Maca: Vale (y de nuevo se besaban) Esther: Ahora ya veo más cerca que seas mi mujer Maca: Y lo estoy deseando Y entre besos y caricias llegaban hasta la habitación para una vez más entregarse por completo Los días pasaban y llegaba el fin de semana, ya lo tenían todo preparado y pensado para el momento. Habían invitado algunos compañeros del hospital, sin olvidar a Teresa por supuesto, y a la familia de ambas Maca: ¿No falta nada verdad? Esther: Tranquila, que está todo Lo habían organizado todo en casa de los padres de Maca, gracias al amplio jardín que tenía ésta Los invitados comenzaban a llegar y los padres de Maca hacían de anfitriones, se encargaban que no faltara nada y cada invitado estuviera atendido. Una vez todos reunidos Maca y Esther anunciaban su relación Algunos ya sabidos por la noticia se limitaban a sonreír de felicidad por ellas, otros se sorprendían pero para bien, y otros como Teresa hacían algún comentario gracioso Todos habían tomado la noticia para bien y se alegraban por ellas Disfrutaron de la cena tranquilamente, entre risas y besos. Y ya cerca de media noche, cuando todo el mundo había terminado, era Esther quien tomaba a Maca de ambas manos y de pie delante de todos pedía su mano

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Esther: Bueno, antes de nada agradecer a todos los presentes vuestra asistencia, es un placer para nosotras compartir tan especial momento con todos vosotros Y recibían halagos por parte de algunos -: ¿Y ahora? (decía uno de los compañeros, y Esther reía para luego continuar) Esther: Pues ahora (y sacaba una pequeña cajita abriéndola frente a todos los presentes, y dirigiéndose a Maca) Maca, ¿quieres casarte conmigo? (y un “Oh” al unísono se escuchaba) Maca: Claro que quiero (se abrazaban, para luego Esther colocarle el anillo y ser Maca quien la besara) -: Viva las novias (y todos gritaban y aplaudían por la escena) -: Que hable Maca Maca: Está bien, pues... ¿qué decir? (miraba a Esther) gracias por estar en mi vida, por darme cada día lo mejor, y porque quererme de la forma en que lo haces... te quiero (y un nuevo beso, que se repetía una y otra vez) Disfrutaron de la noche felices, todo había salido a la perfección Llegaron a casa, y era su momento de celebración Maca: No pensé que fueras a llevar anillo Esther: Era una sorpresa Maca: Me encanta la forma en que lo haces Esther: Y a mí me encanta que te encante Y comenzaba a besarla de a poco, disfrutando sin prisa de ella. La ropa iba desapareciendo, y las caricias cada vez se hacían más presentes Esther no tardó en bajar hasta el sexo de Maca y disfrutar de aquel manjar provocando en su chica miles de sensaciones Maca: Mmm... Para luego ser Maca quien le proporcionara ese placer a Esther. El aliento entrecortado de ambas por el deseo, las incitaba a seguir, comenzando un baile que solo sus cuerpos entendían Esther sobre Maca llevando aquel ritmo que cada vez subía más de intensidad, para luego quedar ambas completamente satisfechas Después de un rato en silencio, recobrando el aliento... Esther: No quiero que esto se acabe nunca

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Maca y Esther habían ido a visitar a Claudia, que ya estaba en su noveno mes de embarazo Esther: Uy mi gordita (y tocaba su barriguita) Claudia: Anda que te gusta poco meterte conmigo ¡eh! Esther: Que no boba, pero me encanta esta barriguita Claudia: Ay Dios... ¿qué tal Maca? Maca: Muy bien, y ya veo que tú... Claudia: Gordísima, puedes decirlo Maca: Jaja pero guapa también Claudia: Menos mal. ¿Os apetece un café? Esther: Vale Charlaban tranquilamente mientras lo tomaban Claudia: ¿Y cómo van los preparativos de la boda? Esther: De momento bien Maca: Sí, estamos poco a poco, que no queremos agobiarnos con ello Claudia: Jaja hacéis bien Esther: Además todavía queda, nos da tiempo Claudia: Auch (tocaba su barriga) Esther: ¿Qué te pasa? Maca: Claudia, ¿estás bien? Claudia: Ha sido un pinchazo Esther: A ver tranquila... respira Claudia: No puedo Esther, me duele Esther: Maca, llama al Samur Maca: Pero... Esther: Maca hazme caso, está de parto Maca: Está bien Claudia: No Esther, no puede ser, aún faltan dos semanas Esther: Cariño, Rai junior está aquí Claudia: Uf... no, no... puede ser... Esther: Tranquila, tienes que estar tranquila Maca: Ya he llamado, vienen de camino Esther: Muy bien, aguanta un poco Claudia... Maca: Joder Esther ha roto aguas Esther: Ya, ya lo sé... Claudia: Dios me duele Maca: Esther hay que sacarlo Esther: Vamos a esperar un poco Claudia: Esther, sácalo, sácalo... uff duele Esther: Maca trae unas toallas y agua caliente, y necesito algo para cortar Maca: Muy bien Esther: Claudia escúchame, no hagas ningún tipo de fuerza, aguanta un poco ¿sí? Claudia: Uff... no puedo... Esther: Vamos a tener que acostarte o sino será más complicado Claudia: Esther no puedo moverme Esther: Sí puedes hacerlo, tranquila (y como podía llevaba a Claudia hasta la cama)

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Maca: Bien, aquí tienes, toallas, el agua y cogí esto Esther: ¿Un chuchillo? Maca: ¿Qué otra cosa quieres para cortar? Es una casa Esther: Uff... bueno está bien, ayúdame a colocar las toallas Claudia: Estheeeer... (gritaba de dolor) Esther: A ver Claudia, cuando diga tres, empujas ¿vale? Maca: Vamos Esther... Esther: Sí, una... dos... y tres... empuja Claudia: Agg... no... no puedo... Maca: Claudia cariño sí puedes ¡eh! tranquila Esther: Venga Claudia otra vez (y ésta volvía a empujar) muy bien Maca: Eso es Claudia, lo estamos haciendo muy bien Esther: Maca, haz presión en la barriga, parece estar bien agarrado Maca: Vale Esther: Venga Claudia, empuja de nuevo Y tras un rato en ello, un llanto anunciaba la llegada del pequeño Esther: Ya está Claudia, lo has hecho muy bien (Maca le ayudaba con el pequeño) En ese entonces también llegaba el Samur, que con el material suficiente terminaban el trabajo realizado por Esther, examinando también al pequeño Samur: Está todo bien, aún así deberíamos llevarlos al hospital Esther: Estoy de acuerdo Llegaban al hospital y avisaban a Rai de lo ocurrido, éste salía corriendo a la habitación, donde ya Claudia se encontraba descansando junto con su pequeño Rai: ¿Cómo están? Esther: Bien, tranquilo, todo ha ido muy bien Rai: Claudia ¿está bien? (se acercaba a ella y besaba en la frente) Esther: Muy bien. Y ese pequeño es tu hijo Se acercaba lento hasta él, y dejando caer algunas lágrimas lo tomaba en brazos

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Rai: Mi pequeño (lo besaba una y otra vez) Mientras Maca y Esther observaban la escena Maca: ¿Es precioso verdad? Esther: Sí, todo un príncipe Maca: ¿Tendremos nosotras uno? Esther: Pues eso espero, porque nada me gustaría más (y la besaba) Rai: Chicas (las miraba emocionado) gracias por todo Maca: A ti papá, enhorabuena (pasaba su mano por su hombro) Rai: Gracias Después de un rato más en la habitación Claudia despertaba Claudia: Mm... ¿y el bebé? Rai: Aquí esta cariño (y lo dejaba encima de ella) Claudia: Es precioso (lo besaba también) Rai: Se parece a ti (y ahora era a Rai a quien besaba) Esther: Bueno nosotras nos vamos a ir, que descanséis y disfrutéis tranquilos del pequeño Claudia: Esther Esther: Dime Claudia: Gracias Esther: De gracias nada guapa, ahora a disfrutar de su compañía (Claudia sonreía feliz) Maca: Bueno nos vemos más tarde, que descanséis, y enhorabuena pareja Rai y Claudia: Gracias Al salir del hospital Maca y Esther llegaban a casa también emocionadas con lo acontecido Maca: ¿Es una pasada verdad? Esther: Lo mejor que te puede pasar como mujer Maca: ¿Sabes? Esther: ¿Qué? Maca: Al ver al pequeño Rai, y a ti allí ayudándole a nacer, he sentido una sensación extraña Esther: ¿Qué quieres decir? Maca: Que me encantaría tener un hijo contigo Esther: Para ello debemos casarnos antes ¿no? Maca: Pues sí... menos mal que va quedando menos para eso Esther: ¿Tantas ganas tienes de ser madre? Maca: Primero de ser tu mujer Esther: Ya lo eres, desde el primer día (y se besaban) Maca: Te quiero Esther: Y yo a ti

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UN AÑO DESPUÉS... Claudia: Adelante Esther: Hola guapa Maca: Hola Esther: ¿Y mi ahijado? Claudia: Está en el patio con el resto Esther: Muy bien Llegaban hasta el patio y saludaban algunos de los presentes entre ellos a Rai Esther: ¿Y mi pequeño? (y éste se ponía contento al verla) aquí tienes chiquitín, tu regalo de cumpleaños El pequeño abría aquello con ilusión, encontrándose un coche de los de cars que le encantaba Esther: ¿Te gusta? (y el pequeño se ponía a jugar con él) eso es que sí Claudia: Gracias por el detalle Esther: Nada un placer Maca: ¿Y cómo está de la boca? Claudia: Mucho mejor, con eso que me mandaste ya se ha recuperado un poco Maca: Me alegro Rai: Bueno, bueno, vamos a cantar cumpleaños feliz ¿no? (y tomaba al pequeño) Claudia: Muy bien, yo enciendo las velas Y todos cantaban alegres “cumpleaños feliz” en el primer añito del pequeño Poco a poco los familiares de Rai junior se iban marchando quedando Maca y Esther con ellos tres Claudia: ¿Os quedáis a cenar? Maca: Vale, por mi bien Rai: Pues ya está, decidido, voy preparando algo Claudia: Muy bien Y Esther se ponía algo más alejada de Maca y Claudia jugando con el pequeño Claudia: Le encantan los niños ¡eh! Maca: Lo cierto es que sí, con su sobrino siempre aprovecha toda ocasión, además los niños lo pasan de lujo con ella Claudia: Sí, se les ve. ¿Y no os animáis? Maca: Bueno, primero queremos casarnos y después ya vemos Claudia: Seguro que la hará mucho ilusión a Esther Maca: Sí (y sonreían viendo aquella escena de ambos jugando) Al rato Rai llegaba con la cena y se ponían a ello, mientras el pequeño se dormía en brazos de Esther

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Claudia: Oye que buena mano tienes, voy a tener que dejártelo en más ocasiones Esther: Será todo un placer (sonríe) voy a acostarlo ¿vale? Claudia: Claro, sin problema Esther llegaba hasta la habitación del pequeño y lo arropaba Esther: Espero algún día tener un peque como tú (y lo besaba. Y entonces su móvil sonaba a la misma vez) mierda (salía de la habitación para no despertarlo) ¿Si? -: ¿Esther? Esther: Sí, soy yo -: Ya está listo todo lo que hablamos hace unos días Esther: ¿En serio? -: Sí, en un par de días, la tendrás contigo Esther: Eso es estupendo, muchas gracias, te debo una -: No, gracias a ti por todo Esther: Nos vemos pronto (y salía con una sonrisa enorme en su rostro) Después de acostar al pequeño se reunía de nuevo con el resto Esther: ¿Maca nos vamos? Maca: Sí ya es tarde Claudia: Como queráis Esther: Gracias por todo, Claudia Claudia: A ti por dormirme al pequeño Esther: Jaja todo un placer, como siempre (y se despedían dejando dos besos en cada uno) Esther al llegar a casa quería celebrar la noticia con Maca Rodeándola de la cintura la pegaba a su cuerpo, para después besarla Maca: ¿Y esto? Esther: Porque te quiero Maca: Mm... vaya, entonces no dejes de quererme (decía atrapando sus labios) Las manos de Esther cobraban vida y comenzaban a deshacerse de la ropa de Maca... mientras dejaba besos en su piel... Caían sobre la cama... Maca bajo Esther... dejándole también algunas caricias... unían sus labios... después sus manos... y juntaban sus frentes... Esther: Te amo Repetidos besos ahogados de deseo... respiraciones agitadas... cuerpos llenos de pasión...

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Impulsando a Esther a saborear aquel manjar ofrecido... empezando por sus pechos perfectos... llevando a Maca al mayor placer... para seguidamente entretenerse en su sexo... como si fuese la primera vez... Maca agarrada a las sabanas... gimiendo de placer... hasta explotar en el orgasmo... respiración agitada y entrecortada... acompasada por el ritmo frenético de unos dedos dentro de ella... Maca: Ahhh... ahhh... Para después cubrir su cuerpo desnudo con el de Esther y encajando ambos sexos... comenzar una batalla en un único lenguaje... el amor... A la mañana siguiente Esther llegaba hasta la cama con el desayuno Esther: Despierta amor (dejaba un beso en su frente) Maca: Mm... ¿qué pasa? Esther: Te preparé el desayuno Maca: Eres un cielo (besaba sus labios) gracias Degustaban entre risas y caricias Maca: ¿Qué vamos hacer hoy? Esther: En principio yo ir al hospital, me avisaron de un caso importante Maca: Pero... ¿no tienes turno no? Esther: No, pero al ser la directora tengo que estar presente Maca: Vaya... yo que pensé que pasaríamos el día juntitas Esther: Bueno, cuando venga podemos hacer algo Maca: ¿Hacer algo? (levanta su ceja) Esther: Sí... algo... (la besa repetidas veces) bueno amor, hablamos, tengo que prepararme para ir Maca: Te echaré de menos entonces Llegaba al hospital directa a su despacho, para realizar una llamada -: ¿Sí? Esther: Soy Esther, te llamo por lo que hablamos anoche -: Ah sí, está todo listo, el avión sale en unas horas, debes venir directa Esther: ¿Hoy? -: Sí, si quieres que el trámite termine por realizarse tienes que presentarte lo antes posible Esther: Está bien, ¿me esperas allí? -: Claro, cuenta con ello Esther: Gracias una vez más -: Con gusto Organizaba todo tipo de papeleo para dejar el hospital en orden, y también algunos encargados para su ausencia. A media mañana llamaba a Maca

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Maca: Dime cariño Esther: Maca surgió un imprevisto, tengo que viajar esta noche Maca: ¿Cómo? ¿Pero y a dónde? ¿Por qué? Esther: Al parecer ha habido algún problema en cuanto a la sanidad, y nos han organizado una reunión fuera, tendré que ausentarme un par de días Maca: Puff... ¿de verdad tienes que ir? Esther: Soy la directora no me queda de otra... Maca: Ya... ¿y dónde exactamente? Esther: Es en Francia... tengo que coger el vuelo esta noche Maca: ¿Francia? Puf... bueno está bien... ¿necesitas algo? Esther: Sí, prepárame la maleta con algo de ropa ¿sí? más tarde me paso por ella Maca: Muy bien, nos vemos luego Esther: Un beso Y después de colgar, realizaba una última llamada Esther: Ha llegado el momento Claudia: ¿En serio? Esther: Sí, esta noche salgo para allí, prepara todo para mi llegada Claudia: Muy bien, no te preocupes, déjalo en mi mano Esther: Gracias Después de tener todo listo, llegaba a casa Maca: Cariño (la besaba) Esther: Hola Maca: ¿Cómo es eso de que te tienes que ir? Esther: Sí, nos avisaron desde arriba, varios directores de hospitales tenemos que reunirnos, pues al parecer están habiendo problemas y debemos llegar a un acuerdo Maca: Que faena... Esther: Pues sí, pero bueno, en dos días estoy aquí Maca: Dos días que se me harán eternos Esther: No seas boba (la besaba) ¿has preparado mi maleta? Maca: Sí, todo listo Esther: Bien, pues ya me voy Maca: Te llevo al aeropuerto Esther: Eres un encanto, vamos Llegaban a toda prisa para coger el vuelo Maca: Llámame cuando llegues ¿sí? Esther: Tranquila que lo hago Maca: Y lleva cuidado Esther: Maca que sí, que no soy ninguna niña Maca: Lo sé, pero sí que eres mi niña, y no quiero que te pase nada Esther: Y no va a pasar nada, te llamo cuando llegue Maca: Vale (le dejaba varios besos) te quiero Esther: Yo también

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Y ahora sí desparecía de la vista de Maca cogiendo aquel avión que la llevaría a la máxima felicidad Y como aquella última vez, mismo recorrido, mismo destino. Después de tantísimas horas de avión, llegaba por fin Esther: Roberto (se abrazaban) Roberto: ¿Qué tal estás Esther? Esther: Muy contenta, ¿y Annara? Roberto: Muy bien e ilusionada con la idea de volver a verte Esther: Me alegro, ¿vamos entonces? Roberto: Claro Una vez en el campamento, Esther saluda algunos viejos compañeros sin olvidar a Nerea Nerea: Hola Esther, ¿qué tal? Esther: Bien gracias, ¿y tú? Nerea: Como siempre bien... Esther: Me alegro Nerea: Annara tiene muchas ganas de verte Esther: Y yo a ella Roberto: Bien, pues no esperemos más tiempo Y entre tantos niñas aparecía ella, que al ver a Esther rebosaba felicidad y corría hacía ella Annara: Esther Esther: Mi niña (la tomaba en brazos, y sus lágrimas caían) Annara: ¿Dónde está Maca? Esther: Está esperándonos en casa, en tu nueva casa Annara: Tengo ganas de verla Esther: Y ella a ti, no ha dejado de pensar en ti ni un solo segundo (y la niña la abrazaba fuerte) Roberto: Annara, tienes que despedirte del resto, ahora vivirás con Maca y Esther Annara: Vale (y la niña obedecía) Esther: Está muy grande Nerea: Por suerte se está criando bien, en todo este año ha mejorado un montón Esther: Estoy feliz por eso Roberto: Bueno Esther, antes deberás firmar todo el papeleo, sino Annara no podrá salir de aquí Esther: Sí, vamos Roberto: Bien, Nerea quédate con la pequeña, ahora volvemos Annara: ¿Te vas sin mí? (agarraba la mano de Esther) Esther: No cariño, solo voy a firmar una cosita y en nada estoy aquí contigo para marcharnos ¿sí? Annara: Vale Nerea: Ven Annara, vamos a jugar (y se iba con Nerea muy contenta) Esther: Se le ve feliz ¿verdad?

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Roberto: Sí, desde que os conoció y sobre todo supo la idea de que se iría con vosotras, no ha dejado de sonreír en ningún momento, y eso me llenó de vitalidad Esther: Sí, es hermoso como un ser tan pequeño te puede dar tanto Roberto: A partir de ahora podréis disfrutar de ello todos los días Esther: Suena estupendo De camino a la frontera, charlaban poniéndose al día Esther: ¿Entonces con Nerea bien? Roberto: Sí (sonreía) estamos juntos Esther: ¿De verdad? Roberto: Jaja sí... en el momento que os fuisteis la relación cambió, dejó de ser tan fría y empezamos a conocer cosas del otro, y poco a poco nos fuimos enamorando Esther: Me alegro mucho Roberto: Sí, Nerea es fantástica Esther: Se le ve, simplemente yo creo necesitaba sacar todo lo que llevaba dentro Roberto: ¿Tú crees? Esther: No sé... yo siempre pensé que estaba enamorada de ti Roberto: Bueno... será que las mujeres tenéis mejor ojo para eso Esther: Jaja no te creas... Y así entre charla y charla llegaban Roberto: ¿Preparada? Esther: Sí Roberto: Vamos Una vez dentro se reunían con los encargados de todo el proceso y firmando el acuerdo, quedaba pactada la patria potestad de la pequeña -: Annara ya es hija suya (le tendía la mano) Esther: Muchas gracias (está la aceptaba) Y con todos los documentos que acreditaban aquel hecho, ponían rumbo de nuevo al campamento Roberto: Annara va a ser una niña muy feliz Esther: Confío en ello Al llegar al campamento disfrutaba de la pequeña, contándole cosas también sobre Maca, Annara no podía dejar de reír Esther: Por cierto, hablando de Maca, tengo que llamarla Annara: ¿Podré hablar con ella? Esther: No mira, ¿qué te parece si jugamos a un juego? (la niña prestaba atención) ahora no hablas con Maca, y así le damos una sorpresa cuando te vea ¿sí? Annara: Vale Esther: Bien, pues... shh... (cogía el teléfono) ¿Maca? Maca: Cariño al fin... me tenías preocupada Esther: Pues está todo bien, no tienes porque

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Maca: Ya, pero como tardaste tanto en llamar... Esther: Lo siento, se alargó la reunión Maca: Está bien, ¿qué tal todo? Esther: Controlado Maca: ¿Sabes? Se me hace enorme la casa sin ti Esther: Yo también te extraño, pero piensa que en nada me tienes ahí Maca: Y no sabes las ganas que tengo Esther: Jaja ya te las calmaré un poquito Maca: ¿Ah sí? y a ver... adelántame algo (Esther miraba a la niña) Esther: Ahora no puedo, pero prometido que te compensaré mi ausencia Maca: Eso espero Esther: Bueno cariño, nos vemos en dos días Maca: Vale, cuídate Esther: Sí, te quiero Maca: Yo también te quiero (colgaba) Annara: ¿Era Maca? Esther: Sí ya te lo dije Annara: Quiero verla Esther: Dentro de poquito, la veras todos los días ¿sí? Annara: Siiiii En esos dos días se llamaron un par de veces. Maca intentaba ocupar su tiempo con cualquier cosa para no echar tanto de menos a Esther, mientras ésta última disfruta de su estancia en Guatemala Roberto: Bueno... es hora de que os marchéis Esther: Sí... Nerea: Annara, ¿me das un besito? (y la niña se abrazaba a ella) te voy a echar de menos pequeña Annara: Yo también Roberto: Bien Annara, pórtate bien (la pequeña asentía y dejaba un beso en Roberto) Esther que tengáis buen viaje Esther: Gracias, por todo Nerea: Cuídate y saludos a Maca Esther: Yo se los doy Y ahora si ponían rumbo a España Mientras en Madrid... Maca: ¿Cómo una fiesta Claudia? Claudia: Ay que sí Maca, que me apetece... Maca: Pero no entiendo Claudia: Para darle la bienvenida a Esther Maca: No es ninguna niña Claudia, no hace falta una fiesta para eso Claudia: Que sí y punto. Además yo me encargo, la organizamos en mi casa que es más grande y avisamos a vuestras familias Maca: ¿Estás hablando en serio?

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Claudia: Sí, y tú ponte guapa para la noche Maca: Estás de un rarito Claudia: Nada de rarito, ya lo verás Maca seguía sin comprender pero accedía al plan de Claudia. Ésta organizaba una velada en el jardín de su casa, decorado con algunos globos y un gran cartel de “Bienvenida”, donde asistirían todos los familiares y amigos de Maca y Esther En la noche... Maca: Te has vuelto loca preparando todo esto Claudia: La ocasión lo merece Maca: Anda que... Claudia: ¿Qué? Maca: Nada, nada... aunque sigo pensando que debiste dejarme ir por Esther al aeropuerto Claudia: Que pesadita ¡eh! ya te dije que se encargaba Rai de eso, no te preocupes Maca: Está bien Claudia: Mejor atiende a tu familia y así te entretienes Maca: Sí, mejor será Ya entrada más la noche Maca no dejaba de mirar su móvil preocupada por Esther Maca: Claudia aún no ha llegado, ¿y si ha pasado algo? Claudia: ¿Qué va a pasar Maca? Maca: No sé, pero debería estar ya aquí ¿no? Claudia: Bueno... se habrá retrasado un poco el vuelo, tranquila Maca: Sinceramente no lo puedo estar... Eva: Pues deberías cuñada, que seguro mi hermana está bien Maca: Lo siento, no puedo evitar preocuparme Eva: Es normal (está pasaba una mano por su hombro) Y entre tanta gente y alboroto... Annara aparecía de la mano de Esther, haciendo que todos centraran su atención en ellas. Maca que no esperaba aquello se había quedado congelada. Unas lágrimas aparecían en su rostro Maca: Annara... (conseguía decir al fin) La pequeña salía corriendo hasta ella y se fundían en un cálido abrazo Annara: Maca Maca: Mi pequeña Los allí presentes no podían evitar emocionarse Maca la miraba una y otra vez sin poder creérselo, también la llenaba de besos y abrazos y la pequeña quedaba encantada

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Esther llegaba también hasta ella emocionada Maca: Cariño, lo has conseguido Esther: Lo hemos conseguido (y se unían en un beso profundo cargado de todo el amor que sentían) Maca: Te quiero, te quiero, te quiero (los besos no cesaban) Esther: Yo también te quiero. Y al fin somos una familia (las tres se abrazaban, para después celebrarlo con el resto de invitados)

“El mejor tipo de amor es aquel que despierta el alma, y nos hace aspirar a más, nos enciende el corazón y nos trae paz a la mente. Eso es lo que tú me has dado y lo que yo espero darte siempre...”

FIN