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• Yessik Bolivar

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El trabajo y dignidad un discurso social

El trabajo es un derecho contemplado en el Artículo 25 de la Constitución Nacional que indica “El trabajo es un derecho y una obligación social y goza, en todas sus modalidades, de la especial protección del Estado. Toda persona tiene derecho a un trabajo en condiciones dignas y justas”; justo en la última parte del artículo, habla sobre la dignidad que según la corte constitucional lo plantea también como un derecho fundamental autónomo que “equivale al merecimiento de un trato especial que tiene toda persona por el hecho de ser tal; y a la facultad que tiene toda persona de exigir de los demás un trato acorde con su condición humana. Lo anterior, hace parte de un conjunto de reglas que rigen una sociedad para la sana y justa convivencia y armonía social. Dicho esto, podemos entrar a hacer el siguiente cuestionamiento ¿Puede ser el trabajo un medio para lograr la dignidad humana en una sociedad? En la actualidad se está viviendo una época donde la humanidad ha ido en picada, un mundo globalizado en donde el consumismo y la economía han ido desplazando los valores y las buenas costumbres; es un mundo de complejidad y competitividad, las empresas mueven la economía y esta mueve los países. Dentro de este sistema solo se tienen en cuenta los números y cifras, lo importante es producir y producir sin importar los medios, olvidando un factor muy importante, el que mueve toda economía, el humano, sin personas con hambre y sueños que trabajen arduamente por lograr sus sueños y dar todo por su familia, las empresas no serían nada, pero esto poco les importa. Aunque ahora hay más legislación que antes sobre el trabajo, también pareciera que protege más los intereses de las empresas que de los mismos empleados. El trabajo se ha denigrado con las los llamados contratos por obra o labor, que aunque en el papel ofrecen todas las garantías para el empleado, el empleador no las hace cumplir y pasa por encima de los derechos del trabajador, teniendo este último que ceder a las pretensiones de las empresas, todo por conservar el trabajo. Se empieza entonces a violar la integridad del ser humano y con ello su dignidad humana, ya que son vistos como una máquina de producir y hacer dinero y se olvidan de sus necesidades y sentir. Si una persona no cubre en su totalidad las necesidades fundamentales o primarias como lo son la comida, el vestido, y el techo, tiene que verse obligado a buscarlos de alguna manera sea sana o no; y aquí es donde se puede ver afectada la sociedad, ya que un solo miembro de la

familia no puede sostener a todos, y la familia empieza a desintegrarse y muchas veces los hijos son criados por otros familiares o terceras personas que pueden poner en riesgo el desarrollo de los mismos ante la ausencia de los padres. El trabajo además de ser un medio para conseguir la satisfacción de las necesidades básicas, es un puente para el desarrollo personal y social del individuo en su entorno e implanta un equilibrio ya que aunque es un deber, el también trabajo también es un derecho de todo ser humano y de toda sociedad. El trabajo permite la movilidad social de todo individuo. El ser humano tiene la facultad, a través del trabajo, de generar estrategias y formas de vida, tanto individuales como colectivas, en su núcleo familiar y social, para adquirir un pleno desarrollo de sí mismo y su entorno. Por lo anterior, podemos concluir que el trabajo le permite a un individuo y en general a una sociedad a adquirir los medios necesarios para su subsistencia en condiciones dignas, además de ello, entrega un rol a cada persona de dicha colectividad; “Ganarse el pan con el sudor de la frente”, dignifica al ser humano e identifica al individuo como ciudadano otorgándole derechos y deberes propios de un miembro de una sociedad.