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ENSAYO SOBRE “EL PRÍNCIPE FELIZ” DE OSCAR WILDE Oscar Wilde escribió “El Príncipe Feliz” en 1888, en esta historia Wilde se manifiesta como un brillante crítico social. A lo largo de su narración nos presenta una cruda caricatura de la vida en Inglaterra a fines del siglo XIX, donde las diferencias sociales eran muy marcadas: la nobleza vivía en sus palacios rodeada de lujos riquezas mientras los habitantes del pueblo sufrían hambre y frío. Aunque se trata de un relato muy triste, está lleno de enseñanzas y reflexiones, y como la mayoría de los cuentos infantiles, tiene un final feliz. Oscar Wilde haciendo uso de la voz de un narrador omnisciente, nos cuenta la historia de El Príncipe Feliz , una estatua que, en su vida inmóvil y solitaria como estatua recuerda los tiempos en que habitó en el palacio de Sans-Souci, “...donde no se permitía la entrada al sufrimiento...” .Recuerda que durante el día jugaba con sus compañeros en el jardín y de noche abría el baile en el gran salón. Como existía en este palacio una altísima pared que le impedía ver lo que había del otro lado, él pensaba que toso en su reino eran felices. . Sus cortesanos lo llamaban el Príncipe Feliz y él pensaba que lo era “...si el placer es la felicidad...” Cuando el príncipe murió, colocaron su estatua en una columna en lo más elevado de la ciudad, desde donde podía ver toda la miseria y fealdad de su pueblo y desde entonces su corazón de plomo comenzó a llorar. Hasta que un día de su vida tan triste irrumpió una pequeña golondrina, que había abandonado a sus amigas que partieron para Egipto, porque ella se había enamorado de un junco. Un vano enamoramiento porque cuando ella le propuso partir juntos, él se negó, argumentando que “...estaba muy apegado a su casa...” La golondrinita partió a su odisea y una noche se resguardó a los pies de la estatua del Príncipe Feliz, para pasar la noche y protegerse del frío, y de pronto sintió que le caían gotas. Primero pensó que estaba lloviendo, pero se dio cuenta que era la estatua quien lloraba. El Príncipe le contó la razón de su tristeza y desde ese momento, la golondrina se convirtió en la fiel compañera y mensajera, del Príncipe Feliz, quien se erguía inmóvil e impotente ante el dolor de su pueblo a quien quisiera poder ayudar. Una noche tras otra noche, el ave volaba sobre la ciudad y le contaba al príncipe lo que veía; la estatua se iba despojando de las joyas que lo formaban y del oro que lo cubría para entregárselo a los pobres, hasta que quedó desnuda.

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A la llegada del invierno, la golondrina, no soportó la crudeza del frío y murió feliz a los pies del príncipe, pero no sin antes besar en los labios a la estatua y confesarle su amor. El corazón de plomo del príncipe se partió en dos. El Alcalde de la ciudad decidió fundir la estatua porque ya que al haber perdido las joyas que lo adornaban y el oro que lo cubría dijo que había perdido su grandeza y parecía un pordiosero. Mandó a fundir la estatua pero como el corazón de plomo del príncipe no se derretía, decidieron arrojarlo al montón de basura donde estaba la golondrina muerta. Dios le encargó a uno de sus ángeles que le trajera las dos cosas más valiosas de la ciudad y el ángel le llevó el corazón de plomo y el pájaro muerto. Dios lo felicitó por su elección y dispuso que el pajarillo cantara para siempre en el jardín del Paraíso y el Príncipe Feliz ensalzara su ciudad de oro. Con un argumento sencillo, Oscar Wilde nos brinda un retrato de la sociedad de la época victoriana, periodo que le toca vivir y con el que nos muestra su total desacuerdo con las injusticias sociales que existían y también presenta estereotipos que caracterizan al género humano a través de los tiempos, tanto en sus grandezas como en sus sentimientos más miserables. A través de escenas llenas de dramatismo, el autor presenta diferentes caras de una misma realidad, contraponiéndolas deliberadamente. Vemos enfrentados la riqueza vs la pobreza, la grandiosidad vs la pequeñez, la esclavitud vs libertad, el egoísmo vs generosidad, la indiferencia vs solidaridad, el orgullo vs humildad y finalmente la risa vs llanto. Por lo que se refiere a Wilde como escritor infantil, podemos mencionar que creció bajo la influencia de una vida llena de precipitación e irreflexión en su forma de actuar, llena de dificultades y de algunos escándalos familiares y personales, sin embargo, esto no mermó su capacidad poética para destacar la belleza de las cosas, dando de esta forma al conjunto de su obra un sello de pureza e inocencia que atrapa al público infantil, razón por la cual el conjunto de su obra es considerado un tesoro de la literatura mundial. El mensaje connotativo del cuento está en el desenlace del cuento cuando los protagonistas reciben el premio a su proceder desinteresado por el bien de los demás, ya que el ángel lleva a Dios lo que le pide, las dos cosas más valiosas de la ciudad y estas resultan ser el corazón de plomo del Príncipe y la golondrina muerta y éste les concede la vida eterna en el Paraíso, además el lector encontrará de manera personal los mensajes que el autor deja entre líneas como

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su opinión sobre la desigualdad, el abuso, la vanidad y otros aspectos negativos de la sociedad. Esta historia nos da enseñanza sobre valores esenciales. Podemos resaltar la bondad, la que aparece de manera evidente tanto en el personaje del Príncipe Feliz como en el de la golondrina. Ambos personajes tienen como un principio de vida hacer el bien y ayudar a los demás al grado del sacrificio individual para lograrlo. El príncipe obsequia sus piedras preciosas para ayudar a los pobres mientras que la golondrina arriesga su propia vida quedándose en la ciudad, aun sabiendo que si lo hace morirá de frío, por hacer el bien y ayudar a su amigo. De ésto derivamos otro valor importante que encontramos en el cuento, la amistad. Willde plasma en su obra de manera clara la manera en que dos amigos se brindan apoyo desinteresadamente, sin esperar nada cambio. Finalmente, un valor que está presente a lo largo de la historia es el amor, llegando a su punto máximo cuando se da la expresión final de amor, el beso entre la golondrina y el príncipe.

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