Ensayo Sobre El Aborto

Técnico Universitario en Enfermería Auxiliar Ensayo sobre el Aborto T1291 Bioetica y Legislacion a la Salud Melany Paol

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Técnico Universitario en Enfermería Auxiliar Ensayo sobre el Aborto T1291 Bioetica y Legislacion a la Salud

Melany Paola Rivera Espino T62041066 9 de Junio del 2021 San Pedro Sula, Cortes, Honduras

En escasas palabras el legrado es la interrupción del embarazo, así sea en forma voluntaria o involuntaria. Empero detrás de esta gélida y breve definición hay muchísimo más que se debería examinar, a partir del entorno en el cual ocurre, hasta su causas, si hay riesgo para la mamá o el feto, o si es una elección personal y consciente de la dama que se somete al método. El legrado constantemente fue un asunto polémico y fundamento de debate entre quienes permanecen en oposición a su legalización y quienes buscan se despenalice en las naciones en los cuales el ordenamiento jurídico está en contra. Lo cual el legrado pone en prueba es la incapacidad de conservar un diálogo abierto y respetuoso, pues para las dos piezas la postura del otro es la inadecuada, y hallarse en un punto medio imposible. Pese a los esfuerzos, una especie de punto medio se ha conseguido en ciertos territorios donde el legrado es legal bajo varias situaciones concretas, y solo en aquellos casos. Para quienes permanecen a favor del legrado este paso es insuficiente, pues descarta de plano la probabilidad de la dama de seleccionar si desea o no llevar a término un embarazo que no podría ser interrumpido pues no cumple con los requisitos del estado (enfermedad para el feto o la mamá, violación). Para quienes permanecen en contra todavía es una concesión inconcebible, ya que sin que importe las condiciones de la gestación, de la mamá o del feto, se busca llevar a termino un embarazo sin que importe las secuelas. El argumento más usado para proteger la práctica del legrado es el que asegura que la dama tiene el absoluto derecho de contar con sobre su cuerpo humano. La independencia de cada individuo es inviolable y por consiguiente, si la dama no quiere tener un hijo aun cuando ya se encuentre preñada, el estado debe garantizarle aquel derecho y proveerle la atención elemental para realizar el legrado. Se debe pensar únicamente en la situación de una mamá de 3 hijos que es cabeza de familia, y que no posee como mantener financieramente a un cuarto; o la dama que queda preñada en una interacción abusiva y violenta y que no desea traer el planeta a un hijo que crezca en las mismas situaciones; o quien es bastante chico todavía para encarar los desafíos de la maternidad y no cuenta con la infraestructura económica ni la ayuda emocional para transformarse en mamá. En aquellos mismos territorios hay clases más privilegiadas en donde las féminas cuentan con servicios de salud e infraestructura económica para llevar a término un embarazo; empero dichos son casos aislados. Abortos hechos en clínicas ilegales y nosocomios clandestinos son los que ocasionan más muertes entre féminas en edad fértil; permitir el legrado podría ser, respetar la independencia de cada dama de contar con su cuerpo humano, y proporcionar a la sociedad de una sistema de salud respetuoso que ponga la paz de las féminas como una prioridad. Otro argumento de quienes permanecen a favor del legrado habla de que el embrión fecundado, en la primera fase del embarazo, todavía no constituye una persona, sino un grupo de células y por consiguiente, al dictaminar interrumpir el embarazo, realmente no se está acabando con la vida de una persona.

Ciertos territorios permiten el legrado anterior a las 12 semanas de gestación y otros territorios lo permiten hasta más avanzado. En la otra cara de la moneda, quienes permanecen en contra del legrado, en inglés denominados pro-life, señalan que el inicio a la vida es de mayor relevancia que el derecho de la dama a contar con su cuerpo humano, debido a que hablamos de defender la vida de un ser indefenso. Regresamos a la controversia de en qué momento el feto es una persona, sin embargo sobretodo a situar sobre la mesa que los derechos de la dama permanecen en las manos del estado. Los legisladores no poseen derecho a dictaminar sobre lo cual las damas quieran hacer en relación a un embarazo, ya que cada potencial infante que viene al mundo trae a sus espaldas las secuelas de las elecciones de sus papás. De igual manera además se debe oír a la mamá que, pese a los diagnósticos doctores, desea llevar a término un embarazo que se estima arriesgado. En los últimos años y durante gran parte de la segunda mitad del siglo XX, el aborto ha sido uno de los asuntos más controvertidos desde el punto de vista de la ética. Se relaciona directamente con el cuerpo de las mujeres. Sin embargo, no concierne solamente a ellas; es un tema social que tiene repercusiones en la pareja, la familia y los hijos. Pensando que las ciencias sociales no pueden ser ajenas al tema, para la sección Saberes y Razones de Desacatos se propuso un espacio de discusión y análisis del mismo. Si bien hay ensayos y libros sobre el aborto, no parece haber claridad aún sobre sus significados profundos en la vida de las personas. Esto, porque existe una doble moral que se ejerce en su tratamiento; por el peso de la Iglesia católica en la condena espiritual y en el sentido de querer dictar políticas de Estado al respecto y porque su tratamiento sigue siendo un problema tabú en el ámbito de la salud pública La interrupción del embarazo presenta muchas interrogantes sobre valores, sobre la ética y determinaciones religiosas. Se ha vuelto materia controvertida y son poco estudiadas sus consecuencias en la vida de las mujeres. El tema es abordado por muchas disciplinas: jurisprudencia, medicina, sociología, psicología, filosofía, historia, biología e incluso la botánica. No todas las ramas de la ciencia que conciernen a esta problemática se pueden tocar en este número, pero sí se aborda el problema jurídico, psicológico y social. Hay una aproximación comparativa entre el ser y el deber ser en el comportamiento de hombres y mujeres frente a un problema personal y social. Es un tema polémico porque tiene que ver con la reproducción humana, con la vida humana en el planeta. Y esa reproducción sucede en el cuerpo de las mujeres. Son ellas quienes nutren desde el útero a una semilla que se puede o no desarrollar en ser humano. Es sin duda un poder excepcional el que tiene la mujer en un mundo donde las leyes están hechas por los hombres. Estas contradicciones intrínsecas a la existencia social de hombres y mujeres hacen difícil el análisis del aborto sólo como un derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos, porque entre otras cosas, las mujeres no se embarazan solas.

Ver el aborto como un hecho no sólo ético y moral sino político puede beneficiar mucho la relación que se tenga con las circunstancias espacio-temporales donde se realiza el aborto. Todas las partes que participan tienen algo que decir. Se ponen a prueba los valores morales a la vez que los derechos humanos. Se ejerce un poder relacional donde la subjetividad ocupa un espacio importante, ritual y simbólico, vinculado estrechamente a la ideología. Lo que se juega entre las personas, involucradas en el hecho (aunque una de ellas pueda estar ausente) es la afectividad, el erotismo, la ética, la moral, la política y las concepciones religiosas. Como muchos otros temas que conciernen a las mujeres, se teje una cortina de humo alrededor de ellos y se piensa que son escabrosos, que políticamente no son aptos para su estudio y que sería mucho más fácil evitarlos que abordarlos. A los partidos políticos les causa escozor y temor, porque piensan que por defender el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo pueden perder votos. Los grupos eclesiásticos y la Iglesia católica en particular se oponen rotundamente a la interrupción del embarazo, argumentando que es el asesinato de una persona. Haciendo un poco de historia: en relación con la Iglesia y su postura es importante recordar que ésta no siempre ha considerado que el aborto sea un pecado. Uno de los grandes teólogos, san Agustín, en el siglo III después de Cristo, expresaba: La gran pregunta sobre el alma no se decide apresuradamente con juicios no discutidos y opiniones temerarias; según la ley, el acto del aborto no se considera homicidio, porque aun no se puede decir que haya un alma viva en un cuerpo que carece de sensación ya que todavía no se ha formado la carne y no esta dotada de sentidos. Vemos así que la Iglesia no siempre ha tenido la misma posición. Esto nos lleva a pensar los motivos por los cuales, de pronto, la Iglesia emerge en el siglo XX con criterios nuevos de control. Tal vez se deba a que el tema del cuerpo de las mujeres y lo que se llama “la defensa de la vida” es una de las últimas atalayas del poder vaticano en el mundo. El catolicismo no siempre se ha opuesto a la interrupción del embarazo; controlaba las almas más no los cuerpos. En la medida que la laicidad recobra mayores espacios, la Iglesia católica los pierde y éste puede ser uno de los temas que la mantienen viva en el ámbito de la política internacional. En este tema tanto Marta Lamas como Rosario Taracena presentan de forma novedosa los avances en la ciencia y los debates ideológicos en los ámbitos legislativos de otros países. La ignorancia no justifica que ciertos digan que el legrado es un gusto de las féminas, que es su responsabilidad exclusiva y que ellas tienen que tomar las medidas para no embarazarse. Una y mil veces se ha proclamado que el legrado es la última alternativa de una dama que se ve en un callejón sin salida y que no quiere tener un hijo; sea ya que no se planificó, ya que es producto de una violación, ya que va a estar en riesgo su historia, por causas económicas y por que no es el instante, o pues no le dá la gana. Mediante la indagación se va a poder profundizar en estas eventualidades del legrado y sus secuelas para la salud de las damas. Ojalá que los trabajos que se muestran en este número sirvan para recapacitar sobre ciertos de los inconvenientes que están afectando la vida y salud de las damas.