Ensayo Simon Rodriguez

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN MICROMISION SIMON RODRIGUEZ AUTORA: L

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN MICROMISION SIMON RODRIGUEZ

AUTORA: LICDA. MILAGROS MEDINA

SANTA ANA DE CORO; AGOSTO DEL 2015

El siguiente ensayo se realizará sobre la vida y obra de uno de los prócer que tuvo que ver en la vida de nuestro Libertador Simón Bolívar, el Gran Maestro SIMON ROGRIGUEZ ya que fue un ser quien ayudó en su formación y educación desde muy joven. Figura fundamental de las primeras luces del pensamiento latinoamericano.

Pondré a disposición una selección corta de la Biografía de este gran hombre, donde presentare su valioso trabajo, como filósofo y pedagogo venezolano. En las siguientes líneas podremos observar las costumbres que forman una educación social y que producen una autoridad pública, no una autoridad personal. Este hombre se preocupaba no por enseñar solamente, sino porque se instruyeran muchos otros, también se verá la diferencia entre el bien particular y el bien común, como se aprendió a conocer la educación republicana para ese entonces, y no con tan solo eso, se dio a conocer la magnífica educación hoy día.

Simón Narciso Jesús Rodríguez destacó por su vocación por la enseñanza, sobre todo porque a través de ella legó a Venezuela y a América conocimientos libertarios que han trascendido en el tiempo y que se materializaron especialmente en la lucha del Libertador Simón Bolívar, en quien infundió desde temprana edad sus ideales de libertad.

Rodríguez, recibió el título de maestro a los 21 años de edad. El Cabildo de Caracas se lo otorgó el 23 de mayo de 1791 y le confió el puesto de profesor en la Escuela de Lectura y Escritura para niños. Un año después se convirtió en el maestro de Simón Bolívar.

En 1794, Rodríguez escribe un ensayo crítico: Reflexiones sobre los defectos que vician la escuela de primeras letras en Caracas y medios de lograr su reforma por un nuevo establecimiento.

"Veinte páginas de juventud medulares y rebeldes", dice el escrito Alfonso Rumazo González en su libro Simón Rodríguez. Maestro de América, publicado por el Ministerio de Comunicación e Información.

Rodríguez también es autor de tres libros fundamentales: Sociedades Americanas, El Libertador del Mediodía de América y Luces y Virtudes Sociales.

La manera de escribir de Rodríguez no responde a lo literario, dice González, más bien es "distante de esteticismos y alquimias", se acerca al "meditar filosófico. Opera, anticipándose a la fórmula nietzscheana, por sentencias, condensando el máximum, presentando contrastes, paradojas, contraponiendo tesis".

Entre los planteamientos de Rodríguez destaca su idea de construir una sociedad nueva con factores que no imiten ni a la norteamericana, ni a la francesa, que sean originales y originarios de América. "Inventamos o erramos", sentenció.

Por ello se unió a la causa independentista. En 1797 apoya el movimiento insurgente encabezado por Manuel Gual y José María España, el cual fracasó y le valió su expulsión de Venezuela.

Huyó a Jamaica, donde se camufló con el nombre de Samuel Robinson. Luego se traslada a Europa y recorre Italia, Alemania, Prusia, Polonia, Rusia e Inglaterra, donde se encuentra con Andrés Bello y emprende su retorno a América.

En sus últimos años de vida, Rodríguez transitó por Quito y Latacunga, en Ecuador; luego se traslada a Guayaquil en 1854, y ese mismo año viaja a Perú. Allí enferma de gravedad y muere el 28 de febrero de ese año en Amotape.

Rodríguez tuvo una gran influencia en la vida y en el pensamiento libertario de Bolívar. No sólo transmitió su idea emancipadora al Libertador, sino que también lo acompañó a materializar lo que bajo el dominio imperial que sometía a América parecía una utopía.

"Con qué avidez habrá seguido Ud. mis pasos; estos pasos dirigidos muy anticipadamente por Ud. mismo. Ud. formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso. Yo he seguido el sendero que Ud. me señaló. Ud. fue mi piloto", escribió Bolívar el 19 de enero de 1824, en una carta dirigida a Rodríguez, tras enterarse de su regreso a América.

El 15 de agosto de 1805, Rodríguez acompañó a Bolívar en el Juramento del Monte Sacro, pronunciamiento en el que el Libertador de América ratificó su compromiso con la causa independentista de Venezuela y América Latina.

"¿Se acuerda Ud. Cuando fuimos juntos al Monte Sacro en Roma a jurar sobre aquella tierra santa la libertad de la patria? Ciertamente no habrá Ud. olvidado aquel día de eterna gloria para nosotros; día que anticipó por decirlo así, un juramento profético a la misma esperanza que no debíamos tener", refiere la mencionada misiva.

Rodríguez y Bolívar estuvieron juntos sobre todo en tres lapsos: cinco años en Caracas, de 1792 a 1797, cuando fue su maestro; tres años en Francia e Italia, entre 1804 y 1806; y uno en Perú y Bolivia, en 1825.

En 1.824 cuando se establece en Bogotá, puso en práctica sus innovadoras concepciones pedagógicas al fundar una escuela tipo taller. Este hombre para Bolívar fue maravilloso lo cual ratificó en ese mismo año “Usted formo mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso”. En 1.825 llamados por Bolívar se traslado a Perú, incorporándose allí al grupo de íntimos colaboradores del Libertador. Más tarde fue nombrado Director de Enseñanza Pública, Ciencias Físicas, Matemáticas y de Artes y Director General de Minas, Agricultura y Caminos Públicos de la recién creada República de Bolivia, aquí compartió por última vez con Bolívar, pues al abandonar el Libertador este país andino, el 7 de Enero de 1.826 no se volvieron a ver más. De chuquisaca, tras inaugurar otra escuelataller Simón Rodríguez marcho a Arequipa (Perú) donde publico uno de sus trabajos fundamentales, el Pródromo a Sociedades Americanas en 1.828. En este texto que salió en dos partes, insistió en la necesidad de buscar soluciones autóctonas para los problemas hispanoamericanos, tesis que puede sintetizarse en su frase.

“El Ideario de Simón Rodríguez en Luces y Virtudes Sociales (1840)” constituye un ejercicio de aproximación a la comprensión del pensamiento de este importante filosofo del siglo XIX de Venezuela y de nuestra América para ir al encuentro de nuestras raíces con respecto al pensamiento libertario y desarrollar el proyecto de Refundar la República como se establece en la Constitución de 1999.

La obra fue escrita cuando Rodríguez tenía 69 años y en ella se plasma parte de sus reflexiones dirigidas a “enseñar lo que son LUCES Y VIRTUDES SOCIALES” “a los que entran en una Sociedad que no conocen, a los que necesitan formar costumbres de otra especie para vivir mejor bajo un gobierno diferente del que tuvieron sus padres”. Se refleja en la obra la contradicción entre monarquía y república, las sociedades europeas y las sociedades americanas, la educación privada y la educación popular, la ignorancia y los conocimientos sociales, la esclavitud y la libertad.

Esta apreciación tiene gran pertinencia en estos momentos en Venezuela ya que se tiene planteado pasar de una sociedad capitalista a una sociedad que no se conoce como es la sociedad socialista; motivo por

el cual se necesita formar un nuevo republicano con costumbres socialista que permitan el bien común para todos los venezolanos y para ello es necesario enseñar los que es la educación y la ética socialista.

El análisis de la obra permitió estructurar una línea temática que parte con las opiniones del autor acerca de Europa, su modelo social y su sistema de gobierno. Igualmente da sus impresiones sobre la realidad americana en cuanto a la sociedad, la educación, el conformismo de hombre americano y frente a esa realidad hace una propuesta para la América donde determina la originalidad de todo lo que se vaya a realizar.

Pero el centro de la reflexión de Rodríguez apunta a orientar lo que debe ser la construcción de la República; la define, establece la importancia de la educación popular y la responsabilidad del gobierno republicano en esa tarea transformadora; la educación debe formar al hombre para la república y para ello es indispensable contar con buenos maestros. Establece como base los principios de la sociedad republicana.

Rodríguez afirma que la Educación Social es el instrumento para construir la república, establece sus fundamentos y define los objetivos de la misma; generar conocimiento social, formar una sociedad critica y forjar la libertad de los hombres. De allí la establece la necesidad de construir escuelas sociales para desarrollar los conocimientos sociales dándole una importancia fundamental a la imprenta y a la publicación de libros para la lectura de la sociedad.

En nuestro caso, Venezuela ha sido influenciada por ideas pedagógicas innovadoras que a lo largo de los años han expuesto hombres ilustres para transformar el mundo y lograr un bienestar colectivo donde cada sujeto encuentra su lugar y puede desarrollarse armónicamente con todo plenitud.

Entre esos hombres ilustres, tenemos a nuestro libertador Simón Bolívar, quien pregonó que la perfección del ciudadano común se alcanzaría si la educación se dirigiera a construir un modelo de ciudadano con un amplio conocimiento ético y un marcado sentido de participación activa en todos aquellos asuntos concernientes al desarrollo social y económico. Es por ello que en cierta ocasión mencionó que:" Las naciones marchan hacia el término de su grandeza, con el mismo paso en que camina la educación". Esta idea la reflejó con mucho ahínco en todos sus escritos como: Discursos, cartas, proclamaciones y leyes, porque tenía la convicción de transformara al pueblo venezolano en un pueblo ejemplar y digno de imitar. En otra oportunidad empleó la frase: "El gobierno debe ser maestro". Es a través de esta frase que aclara la responsabilidad que tiene el estado en garantizar una educación de calidad a sus ciudadanos.

Simón Rodríguez, que se dio en cuerpo y alma a educar a sus congéneres debido a que sabía que los cambios genuinos procedían de los aprendizajes a nivel mental, el cual se alcanza a través de la educación. Por eso, escribió en 1840 "Luces y Virtudes Sociales". Una obra en donde se detalla minuciosamente las directrices necesarias para lograr una educación popular. Esta obra indica que el hombre debe ser preparado para el goce de la ciudadanía mediante cuatro especies de conocimiento o de instrucción categorizado en: Social, corporal, técnica y científica. Con este conocimiento el hombre muestra que está capacitado para enfrentarse a la vida y pasar a ser un animal racional. Además hace hincapié en que la enseñanza debe partir de transmisiones de ideas mucho antes que las letras, es decir, una enseñanza basada en el aspecto verbal donde las ideas ofrecidas sean las que el pueblo desea, para así, ir perfeccionando la convivencia de todos los ciudadanos y acelerando en progreso económico de cada región, basado en un equilibrio ecológico.

De la misma manera Simón Rodríguez, mentor de Bolívar hombre con gran sentido social, gran humanista y con un pensamiento de avanzada, también acuña que la educación debe ser una vía para la verdadera libertad del

pensamiento. Una educación liberadora, popular y social donde todos sin

distinción de razas, credos ni estratos sociales tuvieran la misma formación que les permita prepararse

para un arte u oficio que les ayude a satisfacer sus propias necesidades y poder mejorar su calidad de vida.

Tal es el caso de Simón Rodríguez, el cual planteaba en el foro social de la república la educación para todos en particular la escuela primaria. Dice”Todos generalmente la necesitan porque sin tomar en ella las primeras luces es el hombre ciego para los demás conocimientos. Sus objetos son los más laudables, los más interesantes: disponer el ánimo de los niños para recibir las mejores impresiones, y hacerlos capaces de todas las empresas. Para las ciencias para las artes, para el comercio, para todas las ocupaciones de la vida es indispensable”.

Además de ello propone la educación popular, la educación para el trabajo artes y oficios, la educación social, instrucción y formación de la sociedad en que se vive, bajo la premisa de luces y virtudes sociales, el arte de educar las universidades populares, entre muchos otros conceptos plasmados en la utopía pedagógica y humanista de este gran genio americano, que trato de imponer una vía alterna a la hegemonía del imperio dominante.

Rodríguez, tenía la visión de que la educación social debía partir desde lo rural con la siembra, teniendo presente el principio bíblico de que el pan viene de la tierra y por ende toda evolución del hombre es endógena. Viene desde dentro.

De aquí debe partir según este pensador la mejor forma de estructurar la organización social para la defensa de su historia local y la reafirmación cognoscitiva de saber ¿quiénes somos?, ¿qué queremos? y ¿dónde vamos? El ser, el saber y el hacer orquestados en el gran concierto de la convivencia social.

Sobre este particular es notable la influencia de Juan Jacobo Rousseau, en Rodríguez por medio de la obra El Emilio y la Educación, la cual contempla que la mejor educación está en contacto con la naturaleza y el saber reconocer y valorar la biodiversidad.

En su carácter pedagógico y bajo la visión Rousoniana, tutela, forma y adoctrina al niño simón bolívar, el cual se convierte más adelante en uno de los grandes paladines de la libertad. Altruista, pensador y humanista que se consagra como libertador de América en defensa de los más nobles ideales de libertad, la igualdad y la justicia social.

Según Miguel Luis Amunátegui (1894), Rodríguez pasó un tiempo en Jamaica después de salir de Venezuela, dedicado al aprendizaje del idioma inglés, y allí se hace llamar Samuel Robinson. Este cambio es particular y refleja cuan fuertemente había sido influenciado por “El Emilio” de JeanJacques Rousseau, ya que es partir de este libro que él desarrolló la revolucionaria concepción de lo que debe ser el modelo educativo de las nacientes naciones americanas, y que aplicó a Simón Bolívar en Caracas. En “El Emilio”, Rousseau sugiere que “Robinson Crusoe” es un excelente libro para niños ya que les enseña a aprender como Crusoe, haciendo las cosas, por lo cual no es de extrañar que Bolívar le escribiría a Santander en 1824, que su maestro “enseñaba divirtiendo”. O’Leary por su parte anotaría que Rodríguez “Tomó el nombre de Samuel Robinson, para no tener constantemente en la memoria, el recuerdo de la servidumbre”.

El modelo pedagógico de Don Simón Rodríguez, puede ser sintetizado en las frases o pensamientos que se muestran a continuación: "No tenemos ciudadanos para hacer República y no podemos regresar a la Monarquía, inventamos o erramos"

"Instruir no es educar, ni la instrucción puede ser un equivalente de la educación, aunque instruyendo se eduque"

"El título de maestro no debe darse sino al que sabe enseñar, esto es al que enseña a aprender, no al que manda aprender o indica lo que se ha de aprender, ni al que aconseja que se aprenda. El maestro que sabe dar las primeras instrucciones, sigue enseñado virtualmente todo lo que se aprende después, porque enseñó a aprender"