Ensayo Parmenides

ENSAYO FILOSÓFICO FILOSOFÍA ANTIGUA EL PARMÉNIDES, UN DIÁLOGO INSUPERABLE Alumno: Manuel Marín Muries DNI: 20084482-P A

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ENSAYO FILOSÓFICO FILOSOFÍA ANTIGUA EL PARMÉNIDES, UN DIÁLOGO INSUPERABLE

Alumno: Manuel Marín Muries DNI: 20084482-P Asignatura: Historia de la Filosofía Antigua Profesor: Patricio Peñalver Grado: Filosofía Curso: 1º Universidad de Murcia

12/01/2016

M. Marín

Manuel Marín Muries, El Parménides: Un diálogo insuperable.

Índice 1. Presentación del diálogo...................................................................................................................3 2. Las seis dificultades de Parménides.................................................................................................4 3. El Argumento del Tercer Hombre.....................................................................................................6 4. Respuesta platónica..........................................................................................................................6 5. En defensa de Aristóteles..................................................................................................................7 6. La barba de Platón y críticas............................................................................................................8 7. Conclusión......................................................................................................................................10 8. Bibliografía.....................................................................................................................................11

RESUMEN El objetivo de este ensayo es analizar, en la medida en la que el espacio nos posibilite, el diálogo Parménides o de las ideas, del filósofo Platón, así como las consecuencias de su interpretación en la historia de la filosofía. Para ello procederemos, a partir del mismo diálogo y de la visiones y opiniones de diversos autores, primero a resumir lo más brevemente posible el diálogo para seguidamente examinar un punto crítico en cuestión que nos parece importante (el argumento del tercer hombre), estudiar las diversas interpretaciones del mismo y la polémica entre partidarios y no de las Ideas de Platón. ABSTRACT The aim of this essay is to analyze, insofar as space enables us, the philosopher Plato's Parmenides dialogue, as well as the consequences of it's interpretation in the history of the philosophy. In order to achieve that, first we will proceed, from the dialogue itself and the points of view and reviews of sundry authors, to summarize as briefly as possible the dialogue, subsequently we will: consider a critical point that seems important to us (the Third Man Argument), study the different interpretations of itself and the controversy between supporters and not-supporters of the Ideas of Plato.

Manuel Marín Muries, El Parménides: Un diálogo insuperable.

1. Presentación del diálogo Parménides (escrito en torno al 368 a.C.) es, de seguro, uno de los más grandes diálogos de Platón. Escrito en la época de madurez del pensador heleno, ha sido estudiado y comentado por decenas de filósofos a lo largo de la historia. El interés por el estudio de esta obra reside en la complejidad de interpretación de la misma, ya que es un diálogo en el que, aparentemente, Platón carga imprevistamente contra su propia teoría. Algunos autores califican este ejercicio de Platón como autodestructivo, e incluso como un suicidio filosófico, mientras que otros prefieren interpretar el diálogo como un ''reajuste''1 del pensamiento de Platón para, finalmente, establecer un sistema filosófico sólido como es el platonismo. En cualquier caso hay que destacar el gran ejercicio lógico que realiza el ateniense en su búsqueda de la verdad. Conviene hacer una breve exposición de la situación que se narra en el diálogo, así como de su argumento. El Parménides acontece en Atenas, donde llegan Parménides y Zenón de Elea con motivo de la celebración de las grandes fiestas Panateneas. Un joven Sócrates acude a escuchar la lectura de los escritos de Zenón en los que presenta una serie de paradojas contra la multiplicidad del ser y el movimiento. Este trabajo de Zenón consiste en demostrar absurdas una serie de críticas que se exponían a las tesis sobre el ser de Parménides, su maestro. Zenón encuentra más absurdos los argumentos contra la unidad y la eternidad del ser que la tesis misma de Parménides y allí frente a Sócrates y se dispone a leer su libro, como una defensa de Parménides. Un punto destacable de Zenón es su forma de argumentar, aceptando momentáneamente una postura contraria a la que quiere demostrar para seguidamente hacer ver las contradicciones que se derivan de dichas tesis. Esta forma de razonamiento es la que adopta Platón en el diálogo que se está comentando, para así poder ver las deficiencias de sus propias teorías y de alguna manera hacer ese reajuste que pretende. Después de que Zenón finalice su lectura, Sócrates expone una versión un tanto ''inmadura'' (quizás inspirada en los discípulos menos avanzados de Platón) de la teoría de las Ideas como una posible solución a la problemática de lo uno-múltiple y los problemas que surgían de la aceptación del Ser de Parménides. Sócrates replica a Zenón que sus paradojas contra la multiplicidad del ser dejarían de ser paradojas si se acepta un división óntica del ser, si se distingue entre Ideas y realidades sensibles: >(129c-129d) Es entonces cuando habla Parménides y, tras hacer una recapitulación de las tesis de Sócrates, en un ejercicio dialéctico le hace ver las insuficiencias de su teoría de las Ideas. Aquí Platón adopta el método zenoniano que hemos expuesto antes, algo así como un gran reductio ad absurdum, para hacer la autocrítica o ''reajuste''.

2. Las seis dificultades de Parménides Parménides (=Platón) adopta en seguida el papel de interlocutor principal y le expone a Sócrates una serie de argumentos que le hacen ver las insuficiencias de su teoría. Tales argumentos son (por cuestiones de espacio resumidos): 1. Sobre la extensión de las Ideas. Existen Ideas estético-éticas (lo bello, lo justo, lo bueno...); existen, tal vez, Ideas de dimensión material (hombre, fuego…); pero, ¿existen ideas sobre cosas ridículas? (cabello, basura…), de estas últimas Sócrates niega la existencia y de esta negación se siguen diversas dudas ¿Se puede limitar el terreno óntico de las ideas? Si se limita, ¿Cómo comprender la participación de lo sensible en las ideas?Y, por último. ¿Seguiría siendo válida la relación de participación entre lo uno y lo múltiple? 2. Sobre la semejanza. Si la relación entre realidad sensible e Idea es la semejanza, como propone Sócrates después del segundo argumento de Parménides, (por ejemplo: si algo es grande porque se asemeja a la Idea de grandeza) debería existir una segunda Idea a la que se pareciera la primera, para poder reconocerla (esto es, debería haber una Idea de la Idea de Grandeza, para que podamos reconocer la Idea de Grandeza como grande) y así hasta el infinito. 3. Sobre las entidades mentales. Sócrates dice entonces ''Pero, Parménides, quizá cada idea es sólo una concepción, que únicamente existe en el espíritu. De esta manera, cada idea será una, sin que resulte ningún absurdo''(132b). O lo que es lo mismo: quizás las Ideas simplemente sean entidades mentales. A lo que Parménides responde ''Si las demás cosas

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participan de las ideas, como tú dices, ¿no es igualmente preciso, o que todas las cosas sean concepciones y conciban, o que, siendo concepciones, no conciban?''(132c). Esto se explica de tal modo: Si las cosas sensibles participan de entidades mentales deberíamos aceptar que las cosas sensibles están hechas de pensamientos. 4.

Sobre la participación. Si las cosas reciben su epônimia2 al participar de una Idea, la idea, dice Parménides, dejaría de ser Una y se convertiría en múltiple, pues cada realidad tomaría un trozo de idea y la esencia de ésta estaría en varias cosas, dejando de ser una. Esto es incompatible con la definición misma de idea, pues el ser de cada idea debería residir en su unidad con ella misma.

5. Sobre las ideas paradigmáticas. Sócrates defiende entonces que quizás las cosas no participen de estas entidades mentales, sino que sean meras copias. Parménides le vuelve a enfrentar entonces con el argumento número dos. 6. Sobre la incognoscibilidad. Este último argumento es probablemente, como más tarde diría Aristóteles, el más demoledor. Dice Parménides ''Por ejemplo; si alguno es esclavo o dueño; esclavo, no será el esclavo del dueño en sí; ni dueño, el dueño del esclavo en sí; será el dueño o el esclavo de un hombre''(133d-133e), o sea, que las Ideas en sí no se relacionan con el mundo sensible. Esto es: que la ciencia no puede conocer una Idea en sí, sino que es la Ciencia en sí la que permite conocer a la Idea de Belleza en sí, por ejemplo. Pero bien, nosotros, de acuerdo al razonamiento anterior no podemos tampoco poseer las ideas en sí, entre las que se encuentra la Idea de Ciencia en sí, y si no poseemos la Ciencia en sí tampoco podremos conocer las Ideas en sí mismas. En resumen, si las Ideas existen, estarían totalmente separadas del mundo sensible y serían incognoscibles, relacionándose sólo entre ellas. ''Por consiguiente; si el dios tiene el dominio perfecto y la ciencia perfecta, ni su poder nos dominará nunca, ni su ciencia nos conocerá jamás, ni a nosotros, ni a las cosas que nos rodean; pero así como nuestra posición no nos da ningún poder sobre los dioses, y nuestra ciencia ningún conocimiento de lo que les concierne, por la misma razón los dioses no son nuestros dueños, ni conocen las cosas humanas, por más que sean dioses''(134d-134e). Sócrates después de este último argumento pregunta ''Pero ¿no es un razonamiento extravagante el 2

Comúnmente traducido como sobrenombre. Aunque para autores como Heidegger esta traducción es deficiente por ''lo que se debate detrás del termino''. Con epônimia no parece querer expresarse sólo una relación meramente nominal, sino que la cosa toma el nombre de la Idea por el hecho de participar en ella. Por esta complejidad he preferido optar por no traducir el término.

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que quita a los dioses la facultad de conocer? '' y responde Parménides ''Sin embargo, Sócrates, estas y otras consecuencias son inevitables(…)''. Aquí se demuestra por qué Platón es llamado por muchos ''el primer filósofo'', cómo se deshace del conocimiento sensorial y popular utilizando el razonamiento puro para encontrar la verdad.

3. El Argumento del Tercer Hombre El segundo de estos seis argumentos fue popularizado y desarrollado por Aristóteles y comúnmente se le llama argumento del tercer hombre por la forma en que el estagirita lo presentó. Cabe mencionar que autores como H. F. Cherniss llegan a poner en duda la honestidad intelectual de Aristóteles al apropiarse de un argumento ya utilizado por Platón sin mencionar siquiera la refutación del mismo fundador de la Academia de Atenas3. Otros, G. E. L. Owen entre ellos, llegan a afirmar que Aristóteles guarda silencio sobre tal refutación porque ni siquiera Platón tenía solución al problema (''the reason why Aristotle is as silent as Plato himself on this vital answer is just that no answer existed'')4. 5 En cualquier caso expondré la formulación de Aristóteles de dicho argumento y la respuesta que Platón se ofrece en algunos de sus diálogos. Así escribe Aristóteles en Sobre las Ideas (una obra aristotélica perdida pero comentada por Alejandro de Afrodisia): ''Si lo que se predica con verdad de más de una cosa en común es también algo diferente aparte de las cosas de las que se predica y separado de ellas (esto, en efecto, creen demostrar quienes sostienen las Ideas, ya que hay, según ellos, cierto «hombre en sí», precisamente porque el hombre se predica con verdad de los hombres particulares, que son más de uno, y es diferente de los hombres particulares) (…) Pero si es así, habrá cierto tercer hombre. Pues si «el hombre» que se predica es diferente de aquellos «hombres» de los que se predica y existe por derecho propio, y «hombre» se predica tanto de los «hombres» particulares como de la «idea de hombre», habrá un cierto tercer hombre aparte de los «hombres» particulares y de la «idea de hombre». Y así también habrá un cuarto «hombre», que se predica tanto de este «tercer hombre» como de la «idea de hombre» y de los «hombres» particulares; y de modo similar, habrá un quinto «hombre», y así al infinito.” (84,21-85,4). De una manera más formal Aristóteles reformula el argumento. No existe respuesta explícita en Parménides por parte de Platón a este argumento, sin embargo, sí implícitamente en la 3 4 5

Cherniss, H. (1944), Aristotle's criticism of Plato and the Academy. Russell & Russell Owen, G.E.L. (1953). The Place of Timaeus in Plato's dialogues Lorite Mena, J. (2012) El Parménides de Platón: Un diálogo de lo indecible. Universidad de Murcia: edit.um p.126

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última parte del diálogo (las nueve hipótesis) se puede entrever una ''respuesta''. Y entrecomillo ''respuesta'' porque no lo es.

4. Respuesta platónica Como ya hemos dicho al principio, Platón no hace este diálogo de una manera auto-destructiva ni tampoco como un ejercicio lógico en contra de sus críticos, Platón escribe el Parménides para establecer ese re-ajuste en su teoría, esa autoafirmación en un platonismo sin grietas ni fisuras. Así gracias a este argumento Platón puede adoptar una nueva perspectiva sobre su propia teoría. Desde este nuevo punto de vista el argumento del tercer hombre solo es válido para una interpretación errónea de la teoría de las Ideas. Está claro que, como apunta G. Vlastos, '' Plato had a perfectly good way of refuting the Thrid Man Argument as stated by his Parmenides'' porque para él ''It is rare enought to find a philosopher employing his bests resources to construct an argument which, were it valid, would have destroyed the logical foundations of his life's work ''6*

5. En defensa de Aristóteles No obstante, tildar en cierto modo, con este argumento, a un filósofo como Aristóteles de ignorante parece, cuanto menos, un tanto temerario. En defensa de Aristóteles nos vemos obligados a decir que la ''no correcta interpretación'' de la teoría platónica no deviene de una intención, de hecho, de aceptarla. El error de Aristóteles no acaece en la no comprensión de las ideas, de hecho no hay tal error, puesto que desde un sistema conceptual aristotélico no se pueden aceptar las ideas como parte del ser. El argumento del tercer hombre, dice el platonismo, no funciona si interpretamos las Ideas de otro modo, pero es que Aristóteles demuestra que no se pueden aceptar de otro modo. La forma aristotélica no es el universal. Como apunta Giovanni Reale 7 ''Aristóteles demuestra que, mientras la materia, la forma o el conjunto poseen un título para ser considerados ousía, (…), el universal, que los platónicos elevan a la categoría de substancia por excelencia, no cuenta con ningún título para ser considerado substancia, porque no responde a ninguno de los requisitos que, (…), son propios de la substancia''. En resumen, no es que Aristóteles no comprenda la teoría de las Ideas, sino que no la puede aceptar porque, en el momento en que escribe Sobre las ideas, ya tiene una 6 Vlastos, G. The Third Man Argument in the Parmenides. pág. 260-261 *''Tenía una buena manera de refutar el Argumento del Tercer Hombre establecido en su Parménides''(...)''Es bastante extraño encontrar un filósofo empleando todas sus energías en construir un argumento que, de ser válido, habría destruido los fundamentos lógicos del trabajo de su vida. 7 Reale, G. (2003) Introducción a Aristóteles. Barcelona: Herder, pág. 57.

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concepción de substancia que le impide aceptar su existencia separada como Idea-Ser8 Otros autores como el propio Gregory Vlastos proponen que, desde una óptica aristotélica, no hace falta recurrir al argumento del tercer hombre para demostrar la contradicción que se deriva de la aceptación del ser de las Ideas. Si aceptamos el principio platónico de auto-predicación de las ideas, es decir, que cada idea se predica de sí misma (la Idea de Belleza es Bella, etcétera), y el supuesto también aceptado por el platonismo de la no-identidad, que dice que si algo posee una determinada propiedad la tiene por participar de algo no idéntico (es decir, que algo bello no es la Belleza en sí) se siguen la siguiente contradicción: 1. Si X posee como atributo F, X no puede ser F-idad (tómese, por ejemplo, F-idad como grandeza y F como el atributo ''grande'') (supuesto de la no-identidad) 2. Reemplazando X por F-idad: ''Si F-idad posee como atributo F, F-idad no puede ser F-idad'' Según este argumento no necesitamos recurrir al Regressus ad infitus.9 Puede entonces parecer que decir que el argumento del tercer hombre no sirve, simplemente por una cuestión de errónea interpretación, está un basado en una cuestión de fe ciega en Platón, sin un fundamento filosófico y lógico claro. Pues, ¿qué son entonces las ideas? Caben pocas posibilidades más, a parte de considerar la Idea platónica como algo mágico o divino. Si es así como se debe interpretar la idea de Idea, es muy probable que este pensamiento se aleje de lo que debe ser filosofía. Si, por el contrario, la idea fuese un espacio trascendental de la realidad, y aceptásemos momentáneamente su existencia, el argumento número seis de Parménides anteriormente citado (sobre la incognoscibilidad) sería implacable y no existiría ninguna posibilidad de escapar a él. Cualquier otro intento de redefinición o reajuste de la idea en lenguaje platónico sería caer en el error de intentar justificar conclusiones erróneas mutando los axiomas, aún sin demostrar, a gusto del consumidor.

6. La barba de Platón y críticas Al platonismo, empero, le queda una última bala. En el Parménides podemos dilucidar un atisbo de un argumento muy potente utilizado por el platonismo. Aunque este razonamiento se encuentra más explícitamente en el Sofista aplicado a la problemática que se trata en el mismo (el no-ser), en Parménides es posible leer las siguientes líneas, que se siguen de la suposición de ''lo uno que no es'': ''PARMÉNIDES.-Luego lo uno, que no existe, participa, al parecer, de la igualdad, de la magnitud 8 9

Lorite Mena, J. (2012) El Parménides de Platón: Un diálogo de lo indecible. Universidad de Murcia: edit.um, pág.135 Vlastos, G. The Third Man Argument in the Parmenides. Pág. 320-331

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y de la pequeñez. ARISTÓTELES.—Parece que sí. PARMÉNIDES.—Pero entonces es preciso que participe en cierta manera del ser. ARISTÓTELES.—¿Cómo? PARMÉNIDES.—Es preciso que suceda con lo uno lo que ya hemos dicho; porque de no ser así, no diríamos verdad, diciendo que lo uno no existe. Y si decimos verdad, es evidente que decimos lo que es. ¿No es así? ARISTÓTELES.—En efecto. PARMÉNIDES.—Puesto que sostenemos que decimos verdad, necesariamente pretendemos decir lo que es. ARISTÓTELES.—Necesariamente. PARMÉNIDES.—Lo uno, al parecer, es, no siendo. Porque si no es, no siendo; si deja que algo del ser penetre en el no-ser, en el momento se hace un ser. ARISTÓTELES.—Es incontestable. PARMÉNIDES.—Para no ser, es preciso que esté ligado al no-ser por el ser del no-ser; lo mismo que el ser, para poseer perfectamente el ser, debe tener el no-ser del no-ser. En efecto; sólo así es como el ser existirá verdaderamente y que el no-ser verdaderamente no existirá: el ser participando del ser de ser un ser, y del no-ser de ser un no-ser; porque sólo de esta manera será perfectamente un ser; el no-ser, por el contrario, participando del no-ser de no ser un no-ser, y del ser de ser un no-ser; porque sólo de esta manera es como el no-ser será perfectamente el no-ser. ARISTÓTELES.—Todo eso es muy cierto. PARMÉNIDES.—Puesto que el ser participa del no-ser y el no-ser del ser; lo uno, que no existe, debe también necesariamente participar del ser con relación al no-ser.'' 10 La naturaleza de este razonamiento es clara: evidenciar que lo Uno que no existe (el no-ser) debe participar del ser de alguna manera, pues entonces sería un sinsentido siquiera hablar del no-ser. Para aclarar esta idea recurriré a resumir el ejemplo expuesto por Sócrates en el Sofista: Si el sofista dice falsedades y una falsedad es la afirmación del no-ser, y además sobre el no-ser no se puede hablar porque simplemente no-es y, según Parménides, en tanto que se menciona algo, ya es,11 entonces el sofista nunca podría, en verdad, decir falsedades, pues no se puede predicar del no-ser. Es evidente que Platón no se puede quedar contento con esta conclusión. Necesita demostrar de alguna manera la vileza de los asesinos de su maestro. Para ello Platón sigue: Pero cualquier amante 10 Es preciso comprender existencia como ousía (o substancia). 11 Parmenides., Farre, L., Heraclito, & Miguez, J. (1983). Fragmentos. Barcelona: Orbis.

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de la verdad que se precie no puede contentarse con reconocer que el sofista no la falsea [la verdad]. Así de alguna manera el no-ser tiene que ser para que se pueda hablar de él. Nos vemos obligados a admitir un cierto camino de existencia del no-ser para poder hablar de verdad-falsedad. El no ser, por algún medio, es. El platonismo utiliza este razonamiento para refutar la afirmación ''las Ideas no son''. Y se dice que de algún modo deben ser para que la frase ''las Ideas no son'' tenga sentido, y que esa manera de ser es la que concierne al mundo de las Ideas. Esta enredosa doctrina es apodada comúnmente ''La Barba de Platón'' y consiste, como hemos explicado, básicamente en que el no-ser tiene que ser de algún modo, de otro ¿Qué es lo que no es?. El filósofo estadounidense W. V. O. Quine, por quien siento una gran admiración, en su ensayo: Acerca de lo que hay12 analiza, con el método lógicolingüístico que le caracteriza, la falacia en la que se incurre al dotar de existencia a todo lo que se nombra. Según Quine la cuestión del problema reside en la confusión entre significar y nombrar. Cuando decimos que dos objetos se parecen porque tienen algo en común, hablamos de ese algo como si fuera un objeto que las dos entidades poseen, pero esto simplemente es una metáfora lingüística y no existe ningún ente del que se pueda derivar lógicamente una existencia a partir de la asociación de atributos iguales a objetos distintos . Cuando decimos que algo no es, no negamos que signifique algo, sino que nombre algo. ''(...)a continuing confusion of meaning with naming no doubt helped engender his absurd notion that Pegasus is an idea, a mental entity. The structure of his confusion is as follows. He confused the alleged named object Pegasus with the meaning of the word ‘Pegasus’, therefore concluding that Pegasus must be in order that the word have meaning.''13* ** Me gustaría poder exponer mejor este ensayo de Quine pero, a parte de que quizás sea desviarse un poco del tema, cuestiones de espacio me lo impiden.

7. Conclusión De todas estas problemáticas deriva el título que he elegido para encabezar este ensayo. El Parménides es un diálogo insuperable desde dos puntos de vista. Por un lado, el Parménides es insuperable en tanto que es es el punto álgido del pensamiento de Platón. El ateniense re-ajusta su pensamiento en el diálogo, mediante la técnica del anti-legei zenoniana. Platón presenta su teoría y 12 Quine, W. (1961). From a logical point of view. Cambridge: Harvard University Press. Chapter: On what there is 13 Quine, W.: From a logical point… pág 15 *La continua confusión entre nombrar y significar le ayudó sin duda también a engendrar su absurda noción de que Pegaso es una idea, una entidad mental. La estructura de su confusión es como sigue. McX confundió el aducido objeto nombrado Pegaso con la significación de la palabra 'Pegaso', infiriendo consiguientemente que Pegaso tiene que ser para que 'Pegaso' tenga significación. ** McX es un filósofo imaginado por Quine que sostiene la existencia de Pegaso en función de una ontología platónica, mediante el argumento del no-ser expuesto anteriormente, en una discusión ficticia con Quine.

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la somete a un riguroso análisis lógico, del que escapa con la reformulación y afirmación del al fin establecido platonismo. En este aspecto podríamos decir que el Parménides es ''el diálogo del platonismo'' (o por lo menos uno de ellos), un diálogo que sirve como base y sustento de los demás, un diálogo que aunque cronológicamente posterior a grandes diálogos como Gorgias, Protágoras o República, es la base de la pirámide platónica. En segundo lugar el Parménides es insuperable porque es muy defendible, y se puede argumentar sin demasiados problemas, la tesis de que ni el mismo Platón consigue superar su propia crítica. Diríamos que es insuperable ya que cabe la posibilidad de duda sobre la buena construcción de ese re-ajuste. En cualquier caso, o el Parménides es insuperable, o el Parménides es insuperable. Luego, el Parménides es insuperable.

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8. Bibliografía Aristoteles., & Reale, G. (2000). Metafisica. Milano: Bompiani. Cherniss, H. (1962). Aristotle's criticism of Plato and the Academy. New York: Russell & Russell. Lorite Mena, J. (2012). El Parmenides de Platon. Murcia: Universidad de Murcia. Owen, G. (1953). The Place of Timaeus in Plato's dialogues (3rd ed.). Cambridge: Cambridge University Press. Plato., Santa Cruz, M., Vallejo Campos, A., & Cordero, N. (1992). Dialogos. Madrid: Gredos. Platon, & Allen, R. (1983). Plato's Parmenides. Oxford: B. Blackwell. Quine, W. (1961). From a logical point of view. Cambridge: Harvard University Press. Reale, G. (1991). Historia del pensamiento filosofico y cientifico. Barcelona: Herder. Reale, G., & Bazterrica, V. (1992). Introduccion a Aristoteles. Barcelona: Herder. Vlastos, G. (1965). The third man argument in the Parmenides. [Indianapolis, Ind.]: Bobbs-Merrill.

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MANUEL MARÍN MURIES. DNI: 20084482-P