Ensayo Globalizacion

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y SOCIALES MAESTRÍA EN CIENCIAS SOCIALES CON ÉNFASIS EN

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y SOCIALES MAESTRÍA EN CIENCIAS SOCIALES CON ÉNFASIS EN ECONOMÍA

ALUMNA: LE. Aneliss Aragón Jiménez

ENSAYO

CONOCIMIENTO E INNOVACIÓN, FUENTES DE CRECIMIENTO ECONÓMICO EN EL PROCESO DE GLOBALIZACIÓN

Globalización Dra. Yolanda del Carmen Ponce Conti Dr. Rosario Alonso Bajo

Lunes 7 de enero de 2013.

Conocimiento e innovación, fuentes de crecimiento económico en el proceso de Globalización Aneliss Aragón Jiménez.

Introducción La globalización comenzó su apogeo en los años noventa, pero se ha venido manifestando desde mayor tiempo atrás, al igual que las teorías del crecimiento económico han evolucionado. Los historiadores económicos han expuesto el papel fundamental que ha desempeñado la tecnología en el crecimiento económico, vía el aumento de la productividad, a lo largo de la historia, y en especial en la era industrial (Castells, 1999). El presente ensayo pretende realizar, de manera breve, un compendio de información que permita dar una explicación de cómo el conocimiento y la innovación influyen de manera positiva en el crecimiento económico, dentro del marco del proceso de globalización que se viene viviendo desde hace ya algunas décadas. El trabajo consta de cuatro apartados. En el primero de ellos, se pretende dejar claro el concepto de globalización, tarea difícil ya que no existe una definición única y precisa del mismo, así como tampoco existe una visión consensada, optimista o pesimista, de los hechos y consecuencias que trae consigo por naturaleza. Estos conceptos están basados, principalmente, en la visión de dos autores: Anthony Giddens y Manuel Castells. En seguida, se abordan de una manera clara y breve las diferentes teorías que a lo largo del tiempo se han desarrollado sobre el crecimiento económico, desde las teorías clásicas surgidas desde antes de 1930, pasando por la teoría moderna del crecimiento económico, los modelos de crecimiento neoclásicos o

de crecimiento exógeno, los modelos poskeynesianos, hasta llegar a las teorías del crecimiento endógeno. Después, se intenta establecer la relación entre los modelos del crecimiento endógeno y el fenómeno de la globalización, tomando como base los conceptos que introducen los autores de estos modelos y adaptándolos a dicho fenómeno. Finalmente, se pone en relieve el papel que desempeñan el conocimiento y las innovaciones en la forma en que las economías crecen en la actualidad dentro del marco del mundo globalizado que se experimenta.

I.

La globalización

La globalización es un fenómeno mundial al cual se ha llegado, en principio, gracias a la caída del bloque comunista, a la evolución de las tecnologías de la información, y a la ideología del liberalismo económico que han establecido los estados y organismos internacionales. Existe una muy amplia variedad de significados para la globalización, así como de consideraciones sobre su importancia, sus consecuencias, sus ventajas y desventajas. El Banco Mundial, por ejemplo, sostiene que la globalización es una creciente integración de economías y sociedades alrededor del mundo. El Foro Económico de Nueva York, dice que la globalización es inevitable, porque es la única consecuencia del progreso técnico, y que es una vía muy poderosa para acabar con la pobreza. Mientras que, por su parte, el Foro Social de Porto Alegre sostiene que el crecimiento de la globalización favorece a los ricos y perjudica a los pobres. Anthony Giddens nos dice que la globalización es “la intensificación en escala mundial de las relaciones sociales que enlazan localidades muy distantes, de tal modo que lo que ocurre en una está determinado por acontecimientos sucedidos a muchas millas de distancia y viceversa”. Hay quienes señalan que la globalización es solamente una palabra de moda, que la economía globalizada que vemos hoy en día no es muy diferente a la que veíamos en épocas pasadas. Afirman que gran parte del intercambio económico, el cual si bien no es más que una pequeña parte de su renta, se da más bien entre regiones, y no mundial o globalmente. Hay, por su parte, quienes piensan que la globalización es tan real, que sus consecuencias pueden verse en todas partes. Estos dos grupos han sido identificados por Giddens como escépticos y radicales, respectivamente.

Existe también una crítica a la pérdida de soberanía que ha tenido el Estado a raíz del proceso de globalización, es decir, a la cada vez menor capacidad que tiene el gobierno de influir en los hechos internos a sus fronteras. Manuel Castells, por su parte, nos dice que la economía en el proceso de globalización es asimétrica, informacional, pues la productividad y competitividad de sus agentes está en función de su capacidad para generar, procesar y aplicar eficientemente la información basada en el conocimiento. Dichos agentes vinculan directa o indirectamente su producción, consumo y circulación, y esto es precisamente lo que hace que se convierta en una economía global. Los diversos grados de integración y regionalización de las economías nacionales, que impulsan el proceso de globalización, son claramente visibles en los tratados y acuerdos internacionales como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el Mercado Común del Sur (Mercosur), o la Unión Europea, por mencionar algunos. Sin embargo, el fenómeno de la globalización va más allá de cuestiones económicas, es un proceso que está modificando y combinando las identidades culturales alrededor del mundo, que modifica el riesgo ecológico, que influye en la desigualdad social Si bien la globalización contribuye al aumento de la productividad basada en el conocimiento aplicado a la tecnología y la innovación, este fenómeno no es, pues, meramente un asunto económico, también es político, cultural y tecnológico, que impacta en el desarrollo de las economías locales pero que a la vez se ve influenciado por el movimiento de las mismas. Es por tanto, un fenómeno estrechamente vinculado al territorio.

II.

Las teorías del crecimiento económico

Desde antes de 1930, el estudio del crecimiento económico comenzó a estudiarse de manera formal, impulsado por el comportamiento general observado de la renta per cápita.

La teoría clásica del crecimiento económico plantea diversos factores que constituyen un freno a las posibilidades de crecimiento de las economías. Adam Smith se refiere al agotamiento de las posibilidades de inversión, David Ricardo a la ley de los rendimientos decrecientes y al ahorro, Thomas Malthus habla de la dinámica de la población, Karl Marx de la llegada del socialismo, y J. Schumpeter del deterioro del espíritu innovador del empresario. En general, lo que se aprecia en la teoría clásica del crecimiento económico es una expectativa pesimista sobre las posibilidades de crecimiento económico a largo plazo. Más tarde, los modelos de Harrod (1939) y Domar (1946) introdujeron a la idea de crecimiento, el papel fundamental de los conceptos de crecimiento sostenido y proporcional. A la vez, acentuaron el papel del ahorro como determinante de la acumulación de capital. La contribución más importante de Harrod se refiere al énfasis en el papel de las expectativas empresariales como origen de los problemas para conseguir el crecimiento sostenido con pleno empleo. Los modelos de crecimiento neoclásicos (o de crecimiento exógeno), tienen como principal exponente a Robert Solow, quien en su modelo elaborado en 1956, expone que las economías que más crecen son aquellas que ahorran más, sus máquinas se deprecian menos y tienen menor tasa de crecimiento de la población. Por su parte, los modelos poskeynesianos intentan superar, de una manera alternativa a la utilizada por los modelos neoclásicos, los problemas o insuficiencias que presenta el modelo de Harrod y Domar. Estos modelos se caracterizan por considerar que las instituciones tienen un gran peso en las relaciones entre los agentes económicos. En ellos, el estado debe de ser el encargado de hacer frente a la inestabilidad derivada de la divergencia de incentivos privados y sociales. Se considera que esto debe

hacerse a través del gasto público y frenando el poder acumulado de las grandes empresas y el sector financiero. Pero el análisis del crecimiento económico desde la perspectiva neoclásica ha recibido muchas críticas dado que no resulta sostenible que los procesos de investigación y desarrollo, el gasto público y otras variables no tengan ningún efecto sobre las tasas de crecimiento a largo plazo. A mediados de los años ochenta del siglo pasado, surgieron nuevos modelos que abandonaron el supuesto de rendimientos decrecientes para los factores de la producción y trataron de encontrar una explicación endógena al proceso de crecimiento. Los modelos de crecimiento endógeno introducen la posibilidad de alcanzar un equilibrio dinámico con tasas de crecimiento positivas que no están explicadas por el progreso tecnológico exógeno, sino que se afirma que el proceso de crecimiento sostenido es un fenómeno endógeno a la propia dinámica de la economía. Específicamente se supone que existen rendimientos no decrecientes para el factor capital y es esto lo que permite explicar de manera endógena soluciones de equilibrio dinámico con crecimiento de la renta per cápita positiva. La teoría del crecimiento endógeno se divide en dos grupos identificados como la primera y segunda generación. En la primera se incluyen los trabajos de Romer (1986), Lucas (1988), Rebelo (1992) y Barro (1995), que se caracterizan por haber obtenido tasas positivas de crecimiento económico eliminando los rendimientos decrecientes de capital al incluir como variables el capital físico y humano, el capital público y privado, y la existencia de externalidades positivas sobre la acumulación de capital. La segunda generación incluye los trabajos de Grossman y Helpman (1991), Aghion y Howitt (1998), quienes elaboran modelos de competencia perfecta considerando que la inversión en los procesos de investigación y desarrollo en las empresas genera el progreso tecnológico y, en consecuencia, el crecimiento económico de una forma endógena.

III.

Crecimiento endógeno y globalización

Los Modelos de Crecimiento Endógeno rechazan la idea de que el mercado puede hacerse cargo por sí solo del impulso del crecimiento económico de las economías atrasadas. Cuestionan la idea de que, de manera natural, el mercado dirija los recursos hacia las regiones o territorios más pobres, sino que más bien lo hace hacia los más atractivos o más competitivos.

La razón es que si el propósito es aumentar la acumulación de capital, entonces será necesario disponer de una mayor dotación de capital de todo tipo y seguramente costará trabajo encontrarlo en esos territorios atrasados y por ello resultarán poco atractivos.

Estos modelos consideran que el crecimiento económico esta fundamentalmente basado en la acumulación de capital y el progreso tecnológico, y que el desarrollo económico es una consecuencia del impulso de los mismos, lo que incluye la creación e incorporación de innovaciones en el proceso de producción. Romer (1986), Lucas (1988) y Rebelo (1991), quienes constituyen la primera generación de la teoría del crecimiento endógeno, consideran que el crecimiento económico puede continuar a largo plazo ya que las inversiones en bienes de capital, en especial en capital humano, pueden generar rendimientos crecientes, y no decrecientes como se planteaba. Las economías crecen gracias a la difusión de las innovaciones y del conocimiento entre las empresas y la creación de economías externas. En la segunda generación de los modelos de crecimiento endógeno, formada por los trabajos de Grossman y Helpman (1991), y Aghion y Howitt (1998) incorporan los mercados imperfectos y la Investigación y Desarrollo como pilares en el crecimiento económico.

En su afán de acomodarse a la realidad, las modernas formalizaciones del pensamiento neoclásico incorporan en la función de producción otros hechos, que explican y condicionan los procesos de crecimiento económico y, en concreto, consideran que el avance tecnológico es un factor endógeno y que las rentas monopolistas condicionan los procesos de crecimiento, lo que les permite concluir la diversidad de los escenarios posibles del crecimiento (Vázquez, 2002).

El proceso de globalización acrecienta la competencia entre los mercados, es por ello que las economías locales se ven en la necesidad de adaptarse a este escenario de competencia global y con ello surgen nuevas necesidades y demandas.

IV.

El papel del conocimiento y las innovaciones en la globalización

El período comprendido entre los años 1950 y 1973, corresponde a los años en los que el crecimiento económico es el más elevado, los famosos años dorados en los cuales el ingreso per cápita a nivel mundial creció en promedio alrededor de 2.9% anual, tres veces más que en la etapa anterior. Los países que mostraron un mayor crecimiento en este período fueron los asiáticos. Se considera que los factores que explican mejor el crecimiento en este período son: la introducción de nuevo capital físico, una gran expansión del comercio internacional y una mejora en la capacidad productiva de los trabajadores, sobre todo en los países más desarrollados.

Pero lo que más destaca en estos años de expansión económica, es la revolución tecnológica. Erick Hobsbawm resalta tres aspectos de ese terremoto tecnológico: el primero, que transformó la vida cotidiana de países ricos pero también, en menor medida, de países pobres, penetrando en tal grado en la conciencia del consumidor, que la novedad se convirtió en el principal atractivo

para las ventas. Segundo, mientras más compleja era la tecnología, más complicado era el camino desde el descubrimiento o invención hasta la producción, a la vez que este proceso se volvió más caro. Es aquí donde la Investigación y Desarrollo (I+D) se convirtió en un eje fundamental para el crecimiento económico, dando entonces una gran ventaja a las economías desarrolladas sobre las demás. Por último, el tercer aspecto es que la mayoría de las nuevas tecnologías empleaban de manera intensiva el capital y reducían o, en el peor de los casos, sustituían, la mano de obra, excepto en trabajos científicos o técnicos altamente cualificados. Es decir, el ser humano pasó a ser visto casi exclusivamente como un comprador de bienes y servicios. Es claro que el aumento de la productividad está basado en el cambio tecnológico. La globalización tiene su base en la economía de la tecnología, la cual es la fuente de crecimiento económico. Castells, en su análisis de la productividad en cuatro períodos históricos nos dice que la dificultad para medir la inversión en I+D se ve reflejada en una considerable distorsión de la tasa real de la productividad. Además, sostiene que la rentabilidad y competitividad son los determinantes reales de la innovación tecnológica y el crecimiento de la productividad, y que para aumentar los beneficios en un entorno financiero determinado y para un nivel de precios dado, existen cuatro vías fundamentales: reducir costes de producción, aumentar la productividad, ampliar el mercado y acelerar la rotación del capital. En todos ellos, las nuevas tecnologías de la información son herramientas esenciales. Así pues, dado que la inversión en I+D es clave para aumentar la competitividad en las empresas y en las naciones, y que, siguiendo a Stephen Cohen, la competitividad de una nación es el grado en que ésta produce bienes y servicios que pasan la prueba de los mercados internacionales, podemos decir que el conocimiento y la innovación desempeñan un rol sumamente importante en el fenómeno de la globalización.

Conclusiones La innovación tecnológica, así como la creciente preocupación por el conocimiento y la formación del capital humano han traído como consecuencia la apertura de los mercados y las economías, lo que desemboca en un fenómeno conocido como globalización. El estado ha cedido protagonismo y la globalización se ha convertido en algo que se vive cotidianamente y de lo que difícilmente se puede escapar. Las tecnologías de la información y la comunicación facilitan la interacción de las economías, dando paso a la integración de las mismas en esta era informacional. La globalización incrementa la competencia entre los mercados, por lo que se hace inevitable el ajuste de los países, regiones y ciudades a este proceso, en cuanto a su sistema productivo e institucional. Las teorías del desarrollo endógeno han venido a poner en evidencia el conjunto de factores clave que juegan un importante papel en este escenario de creciente competencia entre mercados, factores como la difusión de innovaciones y el conocimiento entre empresas y entre regiones que, respondiendo al fenómeno de la globalización, realizan acciones que sin duda alguna tienen un gran impacto en los procesos de crecimiento y desarrollo económico. Hoy en día se reconoce que el crecimiento de las economías es resultado de la introducción de innovaciones en el sistema productivo. La innovación y el conocimiento son decisiones de cada empresa, así como también lo es la manera en que estas innovaciones se difunden y se utilizan, aunque esto último es en parte condicionado por el entorno. Es pues, en las regiones más inmersas en el proceso de globalización, las cuales tienen una mayor interacción de los factores conocimiento e innovación, donde el crecimiento económico tiene un mayor impulso.

Bibliografía HOBSBAWM, Erick (2004), Historia del Siglo XX. Editorial Crítica, España. CASTELLS, Manuel (1999), La era de la información. Editorial Siglo XXI. España. GIDDENS, Anthony (2000), Un mundo desbocado. Editorial Taurus. España. GALINDO, Miguel Ángel (2001), Diez temas de política económica, Ediciones Internacionales Universitarias, España. SALA-i-Martin (1999), Apuntes de crecimiento económico, Antoni Bosch editor, España. PULIDO, Antonio (2000), Economía en acción, Ediciones Pirámide, España. HARROD, Roy (1939) “An essay in dynamic theory”, Economic Journal, 49, junio, pp.14-33 DOMAR, Evsey D. (1946) “Capital expansion, rate of growth, and employment”, Econométrica, 14, abril, pp. 137-147 VÁZQUEZ, Antonio (2002), Desarrollo Endógeno. Universodad Autónoma de Madrid.