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Si hablamos de actualidad no podemos prescindir del pasado. La política actual está basada en malas y buenas decisiones hechas en el pasado. Así que queramos o no llevamos arrastrando el peso de equivocaciones e ideas ajenas, aún más si hablamos de poder y su lucha interminable. Las fuerzas políticas emergen divagantes en problemáticas que ellos causan, y la política de justicia cumple menos su deber. Aunque no podemos des atribuirle del todo, porque de alguna forma si nos ha protegido y librado de algunas cosas. Tal es el caso del reciente operativo realizado en Colombia. Un operativo de rescate a favor de un grupo secuestrado por las fuerzas guerrilleras “FARC” que tenían prisioneros que habían pasado ahí más de diez años. Un operativo inteligente y estratificado, en el cual no se escuchó el casquetillo de una sola bala. Mediante una estrategia de persuasión, elementos del ejército disfrazados de reporteros llegaron hasta el lugar donde residían las fuerzas guerrilleras y pidieron una entrevista a la cuál accedieron. Con ciertos trucos de distracción lograron confundir y distraer al enemigo, mientras los secuestrados miraban confundidos. El ruido de las aspas del helicóptero, las cámaras que intimidaban, entrevistas personales, fueron cuantos de los muchos métodos de distracción que usaron. De alguna forma lograron convencer, no sé en qué forma y con qué excusa, al comandante de las fuerzas guerrilleras para subir a todos los secuestrados al helicóptero, entre ellas Ingrid Betancourt, reportera. Dentro del helicóptero no cantaban victoria aún, hasta que los dos guerrilleros fueron neutralizados y los secuestrados desencadenados. El operativo fue un éxito y aunque demoró más de lo estipulado se logró el objetivo.

Los antes prisioneros vituperaron, celebraron y lloraron su liberación de años de opresión. Sin duda que el éxito traería honor al ejército colombiano. Una de mostración de organización y lucha por una noble causa por más valiente a razón de ser muy arriesgada. Las repercusiones políticas y sus motivos debieron ser muchos, las causas también. Pero esos rollos burocráticos y administrativos se desvanecen ante el valor de la dignidad y la libertad. Toda política que se olvida de los principios y valores fundamentales solo es lucha y opresión sin propósito por un poder vano y perecedero.