Ensayo de La Etica Nicomaquea

EL BIEN, LA FELICIDAD Y LA VIRTUD EN LA ETICA NICOMAQUEA Aristóteles en este libro nos plantea diferentes cuestiones que

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EL BIEN, LA FELICIDAD Y LA VIRTUD EN LA ETICA NICOMAQUEA Aristóteles en este libro nos plantea diferentes cuestiones que giran en torno a la ética, como el bien, la felicidad y la virtud. Primeramente afirma que “el fin de las acciones humanas es la felicidad, y que la verdadera felicidad consiste en hacer las cosas conforme a recta razón, en que consiste la virtud”. Se trata al hecho de hacer el bien no solo como algo que afecte a la persona, sino que además las acciones encaminadas al bien tienen gran incidencia en la construcción de una sociedad con principios éticos. Para Aristóteles “El bien del hombre es el ejercicio activo de las facultades de su alma en conformidad con la excelencia o virtud, o si hay varias virtudes o virtudes humanas, de conformidad con la mejor y más perfecta entre ellas. Por otra parte, ser feliz lleva una vida completa; porque una golondrina no hace una primavera." Es importante resaltar que la relación entre la felicidad y el bien es ineludible, ya que una condición necesaria para ser feliz, es hacer el bien; por cuanto la felicidad consiste en las acciones y operaciones del alma, lo cual concuerda con que “el hombre feliz es el que vive bien y obra bien”. La felicidad es el bien supremo puesto que siempre la escogemos por encima de todo y estamos en la constante búsqueda de la felicidad. El bien es catalogado por Aristóteles como una acción propia del hombre y no una posesión de un bien externo, esto quiere decir que la felicidad no está en el placer o las riquezas, sino que se encuentra encaminando nuestra conducta hacia la rectitud y a las buenas obras; de esta manera siendo virtuosos no solo seremos felices nosotros, también haremos felices a los demás. De lo anterior se deriva lo trascendente que resulta la felicidad en las relaciones humanas, pues al ser seres por naturaleza sociales buscamos compartir con otros nuestras experiencias o compañía, y si somos seres felices esto generara un gran impacto en las demás personas; a veces no somos conscientes del efecto que tienen nuestras acciones en los demás, y es que el hecho de ser alguien que actúa de una buena manera hará que otros quieran ser como esa persona e incluso empiecen actuar de una forma parecida, ya que se considerara como un ejemplo a seguir en sociedad. Razón tiene Aristóteles al darle importancia no solo al bien individual, sino al bien común siendo mucho más grande y más perfecto de alcanzar y salvaguardar; porque procurar el bien de una persona es algo deseable, pero es más hermoso y divino conseguirlo para un pueblo y para ciudades. Sin embargo si la mayoría de personas de una ciudad no consiguen hacer el bien individual, el bien común es simplemente irrealizable.

Por otra parte Aristóteles centra su pensamiento en la virtud, siendo está definida en el libro como un “hábito o disposición adquirida de la voluntad consistente en un término medio en relación con nosotros; que es determinado racionalmente por una regla recta , aquella por medio de la cual lo determinaría un hombre dotado de sabiduría práctica”. En este sentido la virtud es un hábito, una disposición o una actitud para elegir el justo medio, evitando el exceso y el defecto. Este justo medio, según Aristóteles, es la recta razón que decide el hombre prudente. Este término medio es una posición intermedia entre el exceso y el defecto, el cual apunta al equilibrio entre las pasiones y las acciones; se debe elegir el término medio y no el exceso ni el defecto. Respecto al término medio que es el ideal para alcanzar la virtud según Aristóteles, me parece bastante acertada su posición ya que tanto el exceso como el defecto son posiciones extremas cuando se trata de los hábitos, no hay como el punto medio en el cual se encuentra el equilibrio. Alguien que huye se convierte en un cobarde, mientras que alguien que no teme nada es temerario. De esta manera, la virtud "valentía" se puede ver como un "término medio" entre dos extremos. Las personas se habitúan bien realizando acciones virtuosas, posiblemente por la guía de los maestros o la experiencia, y a su vez estos hábitos se convierten en verdaderas virtudes donde elegimos las buenas acciones deliberadamente. Ejemplificando el punto medio de manera más cotidiana y actual, no se trata de evitar placeres como ver televisión o comer, se trata de ver la televisión en tiempos prudentes procurando que no interfiera con nuestras actividades diarias bien sea estudiar o trabajar; igualmente tampoco se trata de comer poco para no engordar o estar saludable, es aprender a comer de una manera balanceada de manera que tanto nuestro físico y salud sean de calidad. No obstante esta labor de adquirir hábitos buenos no se da de la noche a la mañana, requiere de formación experiencia y tiempo para ejercitarse en ellos. Es menester recalcar que es difícil ser bueno porque es difícil encontrar el medio, y la función de la educación es precisamente ayudar a alcanzarlo. Entre el exceso y el defecto el punto medio es la virtud o magnificencia y Aristóteles llama a los dos extremos más distantes como contrarios. Aristóteles piensa que hay dos tipos de virtudes, la virtud intelectual que necesita enseñanza, experiencia y tiempo, y la virtud del carácter (virtud moral) surge como consecuencia de seguir los hábitos correctos. Según Aristóteles, el potencial de esta virtud está por naturaleza en todos los seres humanos, pero si las virtudes llegan a estar presentes o no, no está determinado por la naturaleza humana, y es que de cada uno de nosotros depende la adquisición de las virtudes, nadie decide

por nosotros al momento de emprender una acción buena o mala, somos nosotros con nuestra conciencia y racionalidad quienes decidimos o no hacer el bien. En definitiva Aristóteles analiza a la ética como una relación entre el bien común de los ciudadanos y la felicidad que estos últimos pueden alcanzar mediante la práctica de la virtud, el mayor bien posible, la reflexión y una actitud moderada frente a la vida. Por esta razón, la felicidad debe ser una de las finalidades de la existencia humana, ya que los animales pueden experimentar una vida sensitiva, placentera o dolorosa como consecuencia de sus sentidos, pero el ser humano va más allá de aquella realidad de los sentidos físicos porque es un ser racional que es capaz de reflexionar, pensar, vivir en los vicios o en la virtud etc. Por lo tanto, tiene la responsabilidad moral de ser feliz en comunidad y tratar de que otros sean felices.