Ensayo Amalia

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Ensayo Amalia – José Mármol En la obra Amalia de José Mármol hallamos un eje transversal que de igual manera estuvo presente en la obra La tregua de Mario Benedetti, y es el amor, el romance, ese sentimiento tan inmenso que a todos nos ha invadido, en mayor o menor proporción. Sin embargo José Mármol entreteje este sentimiento con un importante hecho histórico que llena a la obra de un fuerte contenido político. El romance es una etapa muy importante donde se encuentran las características principales de una sociedad, diferentes clases sociales y una moral basada en los intereses de todos y el amor prohibido. En José Mármol influyo de manera muy fuerte las circunstancias de su época, como por ejemplo las luchas económicas y políticas de la época, lo cual es bastante evidente en Amalia porque en lugar de una novela parece la crónica de un evento de ese período. Fue escrito en el período de “El terror del dictador Rosas” pero protege a muchos personajes imaginarios posteriores a la historia. Esta época de guerra y asuntos políticos-civiles donde todos están dispuestos a matar para lograr sus propósitos, no puede haber ganadores, todos pierden, algunas familias, otros amigos, otros como en este caso pierden el amor de su vida, por qué ambos lucharon, o terminaron lejos de su tierra natal, y sus tierras para proteger sus vidas. Existen dos puntos que rescato de esta novela, el primero es la narración, que debo calificar como fascinante. Casi sin pensar, me dejé atrapar por el estilo ligero y emocionante del autor y me llegué a olvidar de que estaba leyendo esta obra con intenciones académicas en vez de por placer. También destacar cómo se plasman en las páginas las emociones vividas por los personajes en cada momento: ternura, tensión, intriga, misterio, etc. El otro punto de esta historia son sus personajes, la complejidad de los personajes llega a ser apasionante. Cada uno tiene sus propios objetivos y convicciones al margen de su posición e identificación política, la cual no siempre estará, con respecto a este punto existen capítulos que, si bien son necesarios por el contexto (1840 - Argentina), son densos, rompen el ritmo de la lectura, al igual que la detallada descripción de los

escenarios, Mármol es sumamente minucioso, detalla la alcoba de Amalia de la siguiente manera. Estaba tapizada con papel aterciopelado, de fondo blanco, matizado con estambres dorados, que representaban caprichos de luz entre nubes ligeramente azuladas. Las dos ventanas que daban al patio de la casa estaban cubiertas por dobles colgaduras, unas de batista hacia la parte interior, y otras de raso azul, muy bajo, hacia los vidrios de la ventana, suspendidas sobre lazos de metal dorado, y atravesadas con cintas corredizas que las separaban, o las juntaban con rapidez. Los hechos en esta obra fueron reales, por esto podemos afirmar que Amalia no solo es una novela histórica, también es una novela realista, ya que el grupo de unitarios que intentó evadirse existió, y efectivamente el 5 de octubre fue asesinado Eduardo Belgrano, el único hombre que sobrevivió entre los fugitivos. Partiendo de estos hechos José Mármol realiza su novela en que aparecen Amalia y Daniel Bello como los principales personajes. El autor concentra en Amalia los atributos propios de una mujer físicamente hermosa y además le otorga adjetivos como el de la libertad. Mientras que a Rosas lo calificara como un terrible gobernante para el pueblo argentino. José Mármol nos muestra dos facetas, por un lado los personajes públicos (del espía unitario Daniel Bello y de los personajes políticos que éste encuentra, incluido Rosas, su hija Manuelita, el ministro Arana y otros), y por el “contrario” una faceta sentimental del mundo privado del amor (la pareja de Eduardo Belgrano y de Amalia). Daniel es un héroe enfermizo y dulce, inoportuno y demasiado listo; no se nos da una idea de Rosa, aunque todos los personajes poseen características similares; Amalia y todas las mujeres adineradas son blancas y hermosas. Puede que sea históricamente exacto con respecto a la participación de británicos, franceses y uruguayos, pero realmente no puedo suponer que incluso llegue al verdadero pánico y terror que realmente vivieron los unitarios, ya que Lavalle no logra hacer su avance militar en Buenos Aires.

Luego tenemos a Eduardo Belgrano y su refinada Amalia. Estos unitarios se afrontan al gobierno federal. La acción hace que Eduardo se lastime durante un intento fallido de escapar a Montevideo; Él es un rescatado en el último momento por Bello. Llevándolo a un sitio seguro en la casa de Amalia, Eduardo se recobra mientras Daniel, al estar con los federalistas, planea sus técnicas para derrotar a Rosa. En esta trama existe mucho diálogo, acción y algo de interés amoroso. Entre Amalia y Eduardo Belgrano, refugiado en la quinta, nace durante la recuperación un amor febril y puro, aunque esta novela sin duda posee un carácter más histórico, Mármol narra la situación socio-política que cruzaba Argentina y trata de dar vida a cada uno de los personajes de la novela enfatizando los relatos desarrollados mediante paisajes, matices y escenarios muy bien definidos y específicos. Entre tanto de Amalia y Eduardo viven su relación afectiva, en un mundo extraño e impropio al contexto local, que es burdo y aberrante en comparación a su romance, Daniel se dedica al mundo realista y cruel, ese mundo burdo como anteriormente llamamos de la política: la artimaña y el ocultamiento, el método y el riesgo hacen su tarea de espía. Si Eduardo es por sobre todo un héroe romántico, Daniel es un héroe político, un hombre que piensa en el destino de su patria primero, y en su vida después. Es el típico héroe altruista, capaz de proteger a su comunidad. Su objetivo es la libertad de su patria, el acabar con la tiranía, Daniel hace parte del grupo de jóvenes intelectuales, y protege sus principios de justicia, igualdad y verdad, está en contra de la corrupción y afronta a la autoridad tiránica del dictador Rosas. En el desenlace de la novela Amalia la tropa de jóvenes liberales estaba contra todos y todos estaban en contra ellos. Preparados a escapar con excepción de Daniel, y ante la resistencia de Amalia al no querer abandonar su país, no obstante acepta hacerlo, para poder vivir su romance con Eduardo en Montevideo, lamentablemente la tragedia recae sobre ellos. Van a casarse en un momento de enorme peligro, pactando su amor ante la

muerte, afrontando al mundo con su amor legítimo. Eduardo y Amalia eligen la vestimenta para la boda, en medio de trágicos augurios que les advierten un fin infortunado. Luego de casarse tienen que afrontar el fin inevitable. La policía entra en la casa y allí la pareja da su lucha final. En la disputa Eduardo cae muerto y Amalia se, cuando ya Daniel, estaba por agonizar a manos de la policía, aparece su padre para salvarle la vida, en el final, el padre de Daniel, partidario de la dictadura de Rosas, aparece para salvar a su hijo. Daniel logra sobrevivir. Daniel a quien todos tienen por agente de la Mazorca, y que es en realidad un agente unitario. Daniel el liberal que habrá de prolongar la lucha completamente solo para defender a su patria de la dictadura. La lucha era a muerte y había que continuarla hasta el fin. Concluye la trama trágica romántica con la muerte de Eduardo Belgrano. Los jóvenes liberales gracias a Daniel y a su astucia, continuarán combatiendo. Son héroes íntegros. Pelean por sus valores, por lo tanto nadie puede acabar su lucha. En Amalia aparecen espacios abiertos y cerrados. El lugar en donde transcurren los hechos es en la ciudad de Buenos Aires (Argentina). Era una ciudad desierta; un cementerio de vivos, cuyas almas estaban, unas en el cielo de la esperanza aguardando el triunfo de Lavalle, y otras en el infierno del crimen esperando el de Rosas. El escenario de algunos fragmentos de la novela es en Montevideo (Uruguay) existe una dominante correspondencia entre historia y el espacio, por ejemplo: la ciudad de Montevideo, la ciudad de Buenos Aires, el río de la Plata, la casa de Amalia, la casa de Daniel Bello, la casa de Rosas son algunos de los escenarios que en estampan la acción y ayudan a definir su significado. El tiempo en el cual José Mármol escribió la novela existe una coincidencia perfecta entre el tiempo de la ficción y el real. Era la época de la dictadura de Rosas, la novela comienza el 4 de mayo de 1840, y termina el 5 de octubre del mismo año. Diversos ejemplos determinan el tiempo:

En la mañana del 24 de mayo... El invierno de 1840... Cuando el reloj de la quinta daba las diez de la noche... En la obra podemos identificar un sinnúmero de figuras literarias, aunque en este ensayo trabajaremos en torno a tres, la metáfora, la hipérbole y el símil. La metáfora es por medio de la cual una realidad se expresan por medio de una realidad diferente, lo representado guarda cierta relación de semejanza, por ejemplo: «Tucumán es el jardín del universo, en cuanto a la grandeza y sublimidad de su naturaleza» P.87. En la obra identificamos las siguientes metáforas: Al escaso resplandor de las estrellas se descubría el Plata, desierto y salvaje como la Pampa; y el rumor de sus olas, que se desenvolvían sin violencia y sin choque sobre las costas planas, parecía más bien la respiración natural de ese gigante de la América, cuya espalda estaba oprimida por treinta naves francesas en los momentos en que tenían lugar los sucesos que referimos. P.8 Daniel súbitamente, llevando la luz al cuarto inmediato, volviendo como un relámpago, y abriendo un postigo de la ventana que daba al corredor de la quinta. P.33 Este joven, de una fisonomía en que estaba el sello elocuente de la inteligencia, como en sus ojos la expresión de la sensibilidad de su alma, era el hijo único de Don Antonio Bello. P.40

El paseante se reclinó contra el poste de la vereda, quitóse el sombrero y empezó a levantar los cabellos de su frente, como hacen algunos en lo más rigoroso del estío. P. 53-54 Porque las revoluciones son como las tormentas desatadas, furiosas, que al bajel que toman en alta y procelosa mar lo ponen a pique de zozobrar con todos los hombres que lleva adentro, buenos o malos, judíos o cristianos. P. 69 Perezosa como una azucena del trópico a quien mueve blandamente la brisa de la tarde, su cabeza se inclinó a un lado del respaldo del sillón, fijó sus ojos tiernos en la pequeña Luisa. P.88 Hacía media hora que estaba contemplando la ciudad, plateada con los clarísimos rayos de la luna, y que se presentaba a sus ojos en forma de anfiteatro. P.125 Su talle, redondo y fino como el de la estatua griega, estaba ajustado por una cinta del mismo color que el viso, cuyas puntas tocaban con la orilla del vestido negro. P.107 Está sentada en un sofá; su rostro más encendido que de costumbre, y fijos sus ojos en una magnífica rosa blanca que tiene en su mano, y a quien acaricia distraída con sus manos más blancas y suaves que sus hojas. P.93 De igual manera identifiqué la figura de símil, símil es una comparación o expresión de la semejanza entre dos cosas, como por ejemplo: A su izquierda está Eduardo Belgrano, pálido como una estatua. P.93 En la obra identificamos las siguientes figuras literarias símiles:

Un relámpago de risa feroz, infernal, ilumina la fisonomía del bandido cuando empuña el cuchillo que le da su compañero. P.15 Daniel se puso colorado hasta las orejas. P. 74 -Es la unitaria más intransigible; la porteña más altiva que creo ha existido jamás. Algo muy picante te decía al entrar yo, pues que te reías tanto. P.117 Tú mismo, ahí bañado en tu sangre, que acabas de exponer tu vida por huir de la patria antes que soportar en ella la tiranía que la oprime, no eres otra cosa, Eduardo, que la personificación de las ideas de nuestro catedrático de filosofía, y... pero, ¡bah!, ¡qué tonterías estoy hablando! P.31 Era la risa del diablo la que estaba contrayendo y dilatando la piel gruesa, floja y con algunas manchas amoratadas de la fisonomía de esa mujer, que en ese momento hubiera podido servir de perfecto tipo para reproducir las brujas de las leyendas españolas. P. 65-66 Sus labios, rojos como el carmín, dejaron escurrir una fugitiva sonrisa. P.94 La muerte se cierne sobre la cabeza de todos; el acero y el rayo están en el aire, y a todos es preciso salvar. P.98 De improviso cesó la música, y de improviso, como paradas por una voluntad superior. P.119 Era una noche de los últimos días del mes de julio. Como una blanca pluma del ala del pampero, el pequeño bajel, que tenía la audacia de surcar las ondas de ese río que desafía al mar en los días que da curso libre a sus enojos, se deslizaba rápidamente sobre ellas, y por instantes se aproximaba al puerto. P.124

Asimismo identifique la figura de hipérbole, hipérbole es una exageración de un hecho, una circunstancia o un relato, como por ejemplo: A su izquierda está Eduardo Belgrano, pálido como una estatua. P.93 En la obra identificamos las siguientes hipérboles: Una mujer de veinte años, una fisonomía encantadora, una frente majestuosa y bella, unos ojos pardos llenos de expresión y sentimiento, y una figura hermosa, cuyo traje negro parecería escogido para hacer resaltar la reluciente blancura del seno y de los hombros, si su tela no revelase que era un vestido de duelo. P.25 Si Florencia me viese así, bien creería me acababa de escapar de los infiernos, y con aquellas carreras que ella sabe dar cuando la quiero robar un beso y está enojada se me escaparía hasta la Pampa. P.27 Los otros tres hombres eran jóvenes de veinte y cinco a treinta años, vestidos modestamente, y dos de ellos excesivamente pálidos y ojerosos. P.46 Su cabello desgreñado caía sobre su tostado semblante, haciendo más horrible aquella cara redonda y carnuda, donde se veían dibujadas todas las líneas con que la mano de Dios distingue las propensiones criminales sobre las facciones humanas. P. 47 Una expresión dura y repulsiva estaba sellada en su rostro, donde se notaba más el estrago que hacen las pasiones fuertes, que el que habían hecho los años; y se cuenta que sobre ese rostro se vio rara vez una sonrisa. P. 48 -¡Ah!, eso sería el colmo de mis deseos. Yo nunca he sido empleado, pero lo seré. Y además, seré empleado sin sueldo. P.72

A Daniel y empezó a pasearse por la sala con el aire más negligente del mundo, mientras en su inexperto corazón ardía la abrasadora fiebre de los celos; esa terrible enfermedad del amor cuyos mayores estragos se obran a los diez y ocho años y a los cuarenta años en la vida de las mujeres. P.76 Un momento de silencio reinó entre aquellos dos jóvenes que, amándose hasta la adoración, estaban, sin embargo, torturándose el alma, al influjo del genio perverso que había soplado la llama de los celos en el corazón de una mujer joven y sin experiencia. P.77 Por ti, que eres mi cielo, mi dios y mi universo en este mundo, explícame el misterio de tus palabras. P.77 -¡Oh, Dios mío! Si no debe caminar todavía, ¡es terco!..., ¡es terco!... -. ¡Este Daniel quiere perderlo, y quiere enloquecerme, está visto! Acaba, Luisa, acaba de vestirme y después... P.89 Eduardo levantándose y paseándose precipitadamente por la sala, sin sentir el dolor agudísimo que le ocasionaban esos violentos pasos en su pierna izquierda, que apenas podía se afirmar en tierra. P.98 Éramos muy felices hace un instante con las promesas de nuestra imaginación, y, sin saber cómo, arrojas tú mismo en nuestra copa de néctar esa gota amarga de los recuerdos patrios. ¡Bah! Dejemos esto -dijo Daniel levantándose y mirando el reloj-, van a dar las doce, Eduardo. P.115 Esta novela de argumento romántico y político, de base histórica, sabe personificar el drama de la patria argentina. Amalia es una novela que retrata la vida cultural y política del país, con sus jóvenes intelectuales como líderes, marcada por sus intereses, sus valores y su utopía de una nación libre y soberana.