Empiecen Con El Fin en Mente

Seminario para Presidentes de Misión Nuevos – 2014 Empiecen con el Fin en Mente Elder Russell M. Nelson Quórum de los D

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Seminario para Presidentes de Misión Nuevos – 2014

Empiecen con el Fin en Mente Elder Russell M. Nelson Quórum de los Doce Apóstoles Domingo, Junio 22, 2014

Que experiencia tan inspiradora es ver a cada uno de ustedes ¡Hemos estudiado sus fotografías, y hemos estudiado sus antecedentes, y sabemos mucho acerca de ustedes! Pero se ven mucho mejor en persona. Gracias por estar aquí, y gracias a Elder Allen por su maravillosa habilidad de conocerles y amarles. Se puede sentir en sus esfuerzos. Les damos la bienvenida a este seminario. Mis palabras son inadecuadas para expresas nuestros sentimientos de profunda admiración y gratitud por cada uno de ustedes. Gracias por su fe y por su devoción. Gracias por su dignidad y disposición de servirles al Señor y a estos maravillosos misioneros. El Presidente Eyring me susurró mientras cantaban esos misioneros, “Una de ellas es mi nieta”. Esa es una relación de sangre, pero ustedes se sentirán de la misma manera acerca de sus misioneros. Dos de ustedes estarán tomando el lugar de mis hijas quienes estarán regresando a casa. Gracias por permitirle a un papito el recuperar a sus hijas. Ustedes son almas especiales. Ustedes han sido reservados para este tiempo para servir como los representantes del Señor. Juntos, ustedes “capturarán la ola” de Su rectitud la cual se está extendiendo por todo el mundo. Quiero que ustedes conozcan a mi esposa, Wendy. Wendy, ¿podrías pararte por un momento? Ella y yo agregamos nuestras palabras personales de bienvenida a este seminario para presidentes de misión nuevos y sus esposas. Gracias, Wendy. Esperamos y pedimos que cada uno de ustedes pueda tener una experiencia maravillosa aquí. El título que he escogido para mi mensaje es “Empiecen con el Fin en Mente”. La obra misional debe empezar y terminar con nuestras mentes enfocadas en las bendiciones del sagrado templo.

La obra misional es todo acerca de sacar a las personas del mundo, de ennoblecerlos, y de facultarlos para que algún día puedan morar con Dios para siempre. Este es Su deseo divino. Resumido de manera simple, Dios, nuestro amoroso Padre Celestial, quiere que Sus hijos regresen a casa con Él. ¿No es lógico eso? ¿Qué otra cosa se podría esperar de un Padre amoroso? Los misioneros tienen la responsabilidad solemne de actuar sobre la esperanza más acariciada de Dios – que Sus hijos regresen a casacón Él, y si nosotros le ayudamos a Él, Él nos ayudará. Los misioneros memorizan su declaración de propósito. Está escrito en la página 1 de Predicad Mi Evangelio. Los pasos secuenciales de esa declaración se refieren a la fe, arrepentimiento, bautismo y al Espíritu Santo y de permanecer hasta el fin. Al recitar esto los misioneros, me pregunto qué es lo que están pensando cuando dicen esas últimas cuatro palabras, “permanecer hasta el fin”. ¿Esto solo significa inhalar y exhalar hasta que ya no podamos? No. Esta declaración se hace aún más significativa cuando se considera a la luz de la declaración de Dios, Su propósito. Su propósito afianza todo lo que hacemos en esta Iglesia. Debe estar ante todo en la mente de cada misionero. Ustedes lo conocen, está registrado en Moisés 1:39: “Porque he aquí esta es mi obra y mi gloria, llevar a cabo la inmortalidad y vida eterna del hombre”. Estos dos objetivos –la inmortalidad y vida eterna – son posibles por la Expiación de Su Amado Hijo, Jesucristo. A través de la Expiación, la inmortalidad (o resurrección) viene a todo aquel que haya vivido. Es un don gratuito – es un regalo incondicional. Y a través de la Expiación, la vida eterna llega a ser una posibilidad para todos los que califiquen para recibirla. Es un regalo incondicional. Calificamos para recibirlo paso a paso, primero por adquirir fe en Jesucristo, seguido por el arrepentimiento de nuestros pecados, siendo bautizados, recibiendo el don del Espíritu Santo y perseverando hasta el fin, lo cual significa recibir las ordenanzas de la investidura y sellamiento del templo sagrado. Los misioneros abren la puerta a estas bendiciones divinas de la vida eterna. La labor de los misioneros debe empezar con este glorioso fin en mente. Quizá pueda ilustrar esto contándoles una experiencia que empezó hace 34 años durante mis días profesionales como cirujano de corazón. En el año de 1980, fui invitado a ser un profesor de cirugía visitante en la República de China. Al llegar allí, conocí a mi anfitrión, el Dr. Zhang –un profesor y cirujano distinguido, alto, imponente y erudito chino. Al conocerlo, pensé, “¡Lo bien que se vería en ropa bautismal blanca!”

Después conocí a su esposa, y ¡pensé en lo verdaderamente bien que se verían en ropa blanca en el templo! Me di cuenta, sin embargo, que esos pensamientos eran improbables, si no totalmente imposibles en un país comunista. El Profesor Zhang y yo trabajamos juntos, no solo en China sino en visitas recíprocas cuando él vino a mi institución en Utah. Nos hicimos amigos muy queridos. Una década después, después de mi llamado a los Doce, recibí una carta del Dr. Zhang. En ella declaró que había vivido bajo varios tipos de ideologías. Dijo que el único sistema que tenía sentido para él eran las prácticas de mi religión. Me preguntó si yo podría encontrar alguien que les pudiera enseñar a él y su esposa acerca de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días si ellos decidieran cambiarse al hogar de su hija en Toronto. Por supuesto que le contesté que esto se podría hacer. Cuando recibí la información necesaria, llamé al presidente de misión en Toronto, el Presidente Sidney A. Smith. Le pregunté si él podría enviar a sus mejores misioneros a enseñar a mis amigos de China. Él se rio y me dijo: “Todos quieren que envíe a mis mejores misioneros. Todos ellos son mis mejores; todos ellos son buenos”. Entonces, por supuesto, él accedió a mi petición y dijo, “Me dará mucho gusto enviarlos”. Unas pocas semanas después, el presidente de misión me marcó para declarar que mis amigos de China habían sido enseñados por los misioneros y que estaban listos para su bautismo. Fui al presidente de mi quórum, el Presidente Howard W. Hunter, y le pregunté: “¿Cree que pueda ser asignado a algún lugar cerca de Toronto para tal fecha?” Rápidamente hizo arreglos para que yo pudiera estar en el servicio bautismal para el Hermano y la Hermana Zhang, y un año después de su bautismo tuve el privilegio de sellar a estos amigos queridos en el Templo de Toronto. ¡Ellos realmente se veían muy bien en su ropa blanca del templo! Todavía mantenemos contacto por teléfono, correo electrónico y visitas personales cuando es posible. Ellos ahora tienen 90 y tantos. Ellos aún están muy agradecidos por mi servicio misional y del templo hacia ellos. Así será con ustedes, queridos presidentes y hermanas. Empiecen con el final en mente. Ayuden a sus misioneros a visualizar lo bien que se verán sus contactos en ropa bautismal blanca y mucho mejor que se verán en ropa blanca del templo. Dios quiere que Sus hijos regresen a Él. Pero lo sorprendente es que Él les permite que ellos elijan ese curso; Él no los obliga. Él manda a Sus

hijos a la tierra, causando que venga sobre ellos un velo de olvido. Ellos están aquí para adquirir un cuerpo, para ser probados y para escoger. La elección más grande de todas será el escoger regresar a su Padre. Primero, ellos aprenden acerca de Él. Después aprenden acerca de Su Hijo Amado. Aprenden acerca de Su Iglesia y acerca de Su plan de felicidad el cual les permite regresar a Él, por medio del sagrado templo, siendo calificados para morar con Él, Su Hijo y con sus familias para siempre. Ese glorioso fin que conocemos como “vida eterna”. Es el regalo más grande que Dios ha dado al ser humano. 1 Las escrituras enseñan que “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a si Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, más tenga vida eterna”.2 La obra de Dios Todopoderoso así como Su gran plan de felicidad son opuestos por el adversario y sus secuaces. Satanás desea que seamos tan miserables como lo es él. 3 Primero atacó a los profetas. Cuando eso no funcionó, atacó las escrituras. Como eso tampoco funcionó ahora ataca el corazón mismo de la Iglesia, el cual es la familia. Ustedes están dolorosamente conscientes de esta guerra por los corazones y almas de nuestros prójimos, aun algunos miembros de nuestras propias familias. Nosotros, como los misioneros del Señor, enseñamos la verdad de que “existen los hombres para que tengan gozo”.4 El gozo llega a cada individuo al recibir las ordenanzas iniciales de salvación. Y gran gozo llega a las familias cuando reciben las ordenanzas de la exaltación. Las cosas más preciosas de la vida se relacionan con nuestras familias. 5 Las conversaciones acerca de la familia son maravillosas para abrir puertas. El librito, Mi Familia: Historias que nos Acercan es muy útil en conversaciones con vecinos y amigos quienes les gustaría conocer más acerca de sus ancestros, y también es una herramienta muy útil en la reactivación de los élderes prospectos, un ejército el cual está allí en el mundo esperando por ustedes Esta es una manera maravillosa de atraer y de enseñar a los investigadores. Los obispos y presidentes de rama también pueden usar este librito como un recurso para los nuevos conversos. Todos ellos deben tener un llamamiento en la Iglesia. ¿Por qué no hacer que llenen su propia información familiar como su primera asignación? Extenderles un llamamiento con un enfoque inmediato en sus familias será algo feliz para ellos. Puede convertirse en el trampolín hacia la obra del templo para los parientes de estos miembros nuevos. 1 2 3 4 5

Véase D&C 14:7 Juan 3:16 Véase 2 Nefi 2:27 2 Nefi 2:25 1 Nefi 8:12

Los índices de retención se incrementarán infinitamente si ellos hacen la obra del templo para sus ancestros. Aun en su primer año, pueden ser bautizados por sus parientes muertos. Se encuentra gozo en las relaciones familiares porque son centrales al plan eterno de Dios. Los misioneros sabios se aprovechan de esta realidad. Los misioneros deben invitar a las personas a venir a Cristo. Ellos hablan de Cristo. Se regocijan en Cristo. Ellos predican de Cristo. 6 Ellos enseñan que la Expiación del Señor hace posible ambos objetivos de Dios, la inmortalidad y vida eterna, para que lleguen a ser una realidad. La vida eterna es un regalo condicional – condicionada a la obediencia sobre la cual está basada. 7Esta verdad es un tema para los misioneros. Ellos pueden ayudar enseñando el plan de Dios así como la doctrina de progreso personal Ellos pueden enseñar la verdad acerca del potencial divino de cada ser humano para que literalmente lleguen a ser más como su Padre Celestial. Ese potencial inicia desarrollando una fe inquebrantable en Dios, fe en el Señor Jesucristo y fe en Su plan para los hijos de Dios. Su plan incluye el arrepentimiento. Debemos llamar a todas las personas al arrepentimiento. Si, aún como ciudadanos conscientes y que obedecen la ley, aun nosotros – que nos estamos esforzando por hacer lo correcto – de todas maneras somos invitados a arrepentirnos. El arrepentimiento realmente significa conversión – verdadera conversión – al Señor y a Su manera. Conversión total ¡es arrepentimiento total! El honrar compromisos prepara a una persona para guardar convenios. El evangelio de Jesucristo incluye el hacer y guardar convenios sagrados, el primero de los cuales es el convenio del bautismo. El acto en sí del bautismo no lava los pecados. Gracias a la Expiación, los efectos de los pecados se alejan cuando uno fielmente guarda el convenio bautismal de seguir al Señor Jesucristo. Después, viene el don del Espíritu Santo. ¡Que bendición tan grande es esto! Como todos los regalos, éste necesita ser desenvuelto y usado. Entonces llegamos a esas cuatro palabras finales en nuestra declaración de propósito: “[permanecer] hasta el fin”. Ese fin incluye las ordenanzas de investidura y sellamiento del templo.

6 Véase 2 Nefi 25:26 7 D&C 130: 21

“Cada vez que el Señor ha tenido a un pueblo sobre la tierra que obedece Su voz, ellos han sido ordenandos a construir templos”. 8 Los modelos de los templos son tan antiguos como la vida humana sobre esta tierra. Actualmente el plan para los templos fue establecido aún antes de los cimientos del mundo, cuando se hicieron las provisiones para la redención de aquellos que murieran sin el conocimiento del evangelio. 9 El Señor les dio instrucciones a Adán y Eva de construir un altar y que ofrecieran sacrificios. 10 El tabernáculo de Moisés fue un precursor portátil. 11 Después vino el templo que fue construido en los días de Salomón. Fue destruido en 600 A.C. y restaurado por Zerubbabel cerca de cien años después. Fue quemado en 37 A.C. y re-construido por el Rey Herodes. Este fue el templo que Jesús conoció y amó. Más no estaba complacido con la manera en que las personas deshonraron el templo En la primera purificación, Jesús se refirió de manera reverente al templo como “la Casa de Mi Padre”.12 Durante la segunda purificación del templo, Él lo llamó “mi casa”. 13 Posteriormente, cuando predijo la destrucción del templo, Jesús lo llamó “vuestra casa”. . .os es dejada desierta”. 14 Esa profecía fue cumplida cuando el templo fue destruido por los romanos en 70 A.D. Hace varios años, estuve en Jerusalén y me llevaron por unas excavaciones a la izquierda del así llamado “Muro de las Lamentaciones”. Allí en el túnel, rabinos Judíos estaban pidiendo por el día en que el tercer templo sea construido en Jerusalén. Me dijeron que uno de ellos le había preguntado al famoso arqueólogo de Israel, Yigael Yadin, qué harían con un nuevo templo si fuera construido en Jerusalén. El respondió, “Yo no sé, pregúntenle a los Mormones, ¡ellos lo sabrán! ¡En verdad, nosotros sí sabemos! Los templos son un componente esencial de la restauración del evangelio en su plenitud. Después de décadas de oscuridad espiritual llego el inició de la restauración. En 1820, Dios el Padre y Su Hijo Jesucristo, aparecieron al Profeta José Smith. Posteriormente, Ellos le dieron instrucciones de 8 Diccionario de la Biblia, “Templos” 9 Véase D&C 124:33, 41; 128:5 10 Véase Moisés 5:5- El Antiguo Testamento tiene muchas referencias a la actividad y vestimenta del templo (por ejemplo, véanse estos capítulos: Éxodo 28, 29; Levítico 8). 11 Véase Éxodo 38:21 12 Véase Juan 2:13-16 13 Véase Mateo 21:13; Marcos 11:17 14 Mateo 23:38; Lucas 13:35

construir el primer templo de esta nueva y última dispensación del cumplimiento de los tiempos. Fue construido en Kirtland, Ohio. Fue un templo preparatorio, en donde se confirieron llaves importantes del sacerdocio a los seres humanos. El siguiente templo, el de Nauvoo, tenía una pila bautismal para que los Santos pudieran bautizarse vicariamente por sus antepasados muertos.15 Ustedes saben que el Presidente Brigham Young, poco después de que llegó al valle del gran Lago Salado, tocó la tierra del desierto con su bastón y proclamó: “Aquí construiremos un templo a nuestro Dios”.16 Año con año, paso a paso, la revelación ha llegado a los profetas sucesores. El Presidente Wilford Woodruff enseñó este concepto en un discurso de conferencia general en a bril de 1894, él dijo: “[José Smith y Brigham Young] no recibieron todas las revelaciones pertenecientes a la obra del [templo]; ni tampoco el Presidente Taylor, ni Wilford Woodruff. Esta obra no tendrá fin hasta que haya sido perfeccionada”.17 En la dedicación del templo de Saint George el 1º de Enero de 1877, el mismo año en que falleció el Presidente Young, él dijo: “¿Qué suponen que dirían los padres muertos si pudieran hablarnos? ¿No dirían ellos, ‘hemos estado aquí por miles de años, aquí en esta prisión, esperando que llegara esta dispensación’? . . .¿Qué susurrarían a nuestros oídos? Si ellos tuvieran el poder sonaría en nuestros oídos los truenos de los cielos, si tan solo pudiéramos comprender la importancia de la obra en la que estamos comprometidos. Todos los ángeles del cielo están pendientes de este puñado de personas, estimulándolos hacia la salvación de la familia humana . . . Cuando pienso en este tema, quisiera tener las lenguas de siete truenos para despertar a las personas”.18 El Presidente Howard W. Hunter agregó esta declaración: “Invito a los Santos de los Últimos Días a ver el templo del Señor como el gran símbolo de [su] membresía. Es el deseo más profundo de mi corazón que todo miembro de la Iglesia sea digno de entrar al templo. Esto agradaría al Señor si cada miembro adulto fuera digno de – y llevara consigo – una recomendación vigente del templo”.19 Ahorita tenemos funcionando 143 templos y más están en camino.20 15 Allí, se efectuaron unas 6,000 ordenanzas antes de que se tuviera que abandonar el templo. El templo fue re-construido y re-dedicado en el año 2002, ahora permanece en completo esplendor y majestuosidad. 16 Véase Susa Young Gates y Leah D. Widtsoe, La Vida de Brigham Young (1930), 104-5. 17 Discursos de Wilford Woodruf, sel. G. Homer Durham (1946), 154 18 Discursos de Brigham Young, sel. John A. Widsoe (1954), 403, 404. 19 “Preciosas y Grandísimas Promesas”, Liahona, Octubre, 1994

¿Por qué tenemos templos? ¿Por qué tenemos misioneros? ¿Por qué habría alguien de unirse a esta Iglesia? ¿Para que la vida sea más agradable, satisfactoria o edificante? Sí, pero otras organizaciones pueden proveer algo de eso. De hecho, ¡nos unimos a la Iglesia para hacer y guardar convenios sagrados que nos calificarán para la vida eterna! ¡Nos unimos a esta Iglesia para que nuestras familias estén juntas para siempre! ¡Solo la Iglesia del Señor puede ofrecer estas bendiciones perdurables! Sin las ordenanzas selladoras realizadas por las familias en el templo, ¡toda la tierra sería totalmente asolada!21 Los propósitos de la Creación, de la Caída y de la Expiación se habrían frustrado. Repito: Dios simplemente quiere que Sus hijos regresen a Él. Para que esto pueda suceder, cada uno de nosotros necesita hacer y guardar convenios sagrados, recibir las ordenanzas de salvación y exaltación, y ser sellados tanto a nuestros ancestros como a nuestra posteridad. Solo entonces estaremos calificados para morar con la Deidad y con nuestras familias para siempre. Albergamos estas esperanzas para cada nuevo miembro de la Iglesia. Hablando de manera práctica, sin embargo, estamos conscientes que demasiados de nuestros miembros nuevos se alejan de la Iglesia y nunca llegan a disfrutar de estas bendiciones. El Presidente Gordon B. Hinckley dijo una vez: “No tiene caso hacer la obra misional a menos que retengamos los frutos de ese esfuerzo. Los dos deben ser inseparables. Estos conversos son preciosos. Cada converso es un hijo o hija de Dios. Cada converso representa una responsabilidad grande y seria. Es absolutamente imperativo que veamos por aquellos que se han llegado a ser parte de nosotros. Parafraseando al Señor, porque, ¿qué aprovechará al misionero si bautiza a todo el mundo a menos que los que se han bautizado permanezcan en la Iglesia? (véase Marcos 8:36).22 De cierto, ¿de qué nos aprovechará a cualquiera de nosotros? Al embarcarse en sus nuevas asignaciones, queridos presidentes y hermanas, recuerden las cualidades importantes de liderazgo, mayordomía así como el poder de la colaboración. Permítanme explicar esto por medio de una analogía. 20 Todos los 143 templos son iguales en autoridad y eficiencia. Las ordenanzas son las mismas y los convenios son igualmente obligatorios. 21 Véase D&C 2:3; 138:48; José Smith Historia 1:39 22 “Encuentren los Corderos, Alimente a las Ovejas”, Liahona, Abril 1999

Después de una operación exitosa, sigue un periodo de cuidado intensivo en el hospital. Después, cuando la condición de paciente está estable, él o ella es referido a una unidad de cuidados intermedios, en donde él o ella recibirá un cuidado continuo pero menos intenso, y finalmente el paciente es dado de alta al cuidado tierno y amoroso de su familia en casa. Un resultado exitoso dependerá de una buena comunicación, cooperación y compromiso de parte de cada miembro del equipo a todos los niveles. Si surgiera una complicación, se toman pasos inmediatos para rescatar al paciente, y nadie discute sobre a quién le corresponde salvar la vida del paciente. En la obra misional, un resultado exitoso ya sea con un miembro nuevo o uno que regresa refleja una cooperación completa entre el obispo, el consejo de barrio, el líder misional de barrio así como los misioneros de tiempo completo. Ellos trabajan como colaboradores. Ellos perciben su responsabilidad combinada de cuidar de la vida espiritual de cada hijo o hija preciosa de Dios. Sin importar su edad, los nuevos miembros son como niños en la Iglesia. No podemos fallar en proveerles el cuidado espiritual y fortaleza cuando se necesite. Recordemos la lección enseñada con tanta frecuencia por el Presidente Gordon B. Hinckley. Cada converso necesita un amigo, una responsabilidad, y ser nutrido por la palabra de Dios. Ese consejo es tan bueno ahora como cuando salió de su propia boca. Ahora, con el fin de lograr un esfuerzo en equipo de manera más efectivo, así como ha sido mandado por la Primera Presidencia y el Quórum de los Doce, anunciamos cuatro ajustes al proceso de enseñanza, diseñados para ofrecer más ayuda a nuestros miembros nuevos. Recuerden, que queremos que ellos permanezcan para que puedan obtener todas las bendiciones que el Señor tiene guardadas para Sus hijos fieles. Los siguientes cuatro ajustes deben ser implementados inmediatamente: 1.Los misioneros enseñarán la “Lección 5: Leyes y Ordenanzas” en el capítulo 3 de Predicad Mi Evangelio tanto antes como después del bautismo. Anteriormente se daba esta lección después del bautismo. 2. Los presidentes de misión enseñarán y volverán a enseñar de manera activa la norma del Señor en cuanto al bautismo, como se registra en Doctrina y Convenios Sección 20, versículo 37 y repetido en Predicad Mi Evangelio, capítulo 12. Dos frases son particularmente importantes en la preparación del investigador para el convenio del bautismo: “con la determinación de servirle

hasta el fin, y verdaderamente manifiesten por sus obras que han recibido el Espíritu de Cristo para la remisión de sus pecados, serán recibidos en su Iglesia por el bautismo”. Estos dos primeros ajustes fortalecerán al investigador antes del bautismo y asegurarán que él o ella esté preparado espiritualmente para vivir de acuerdo con las enseñanzas del Señor Jesucristo, perseverando hasta el fin, lo cual incluye recibir las ordenanzas de investidura y sellamiento del templo. 3.

En donde sea posible, los misioneros trabajarán de cerca con cada miembro nuevo por lo menos durante los primeros tres o cuatro meses después de su bautismo y continuarán manteniéndose cerca de ellos por lo menos durante un año, y esperamos que sea durante muchos años y aun generaciones.

Este no es un ajuste mayor; es un paso práctico. Piensen en ello como cuando un médico revisa un registro médico para evaluar el progreso del paciente en visitas posteriores de seguimiento. Los buenos misioneros son como los buenos doctores. Con el paso del tiempo, ellos quieren que sus pacientes (nuevos miembros) disfruten de resultados excelentes. Los misioneros trabajan con el líder misional y con el consejo de barrio usando el Formato de Progreso de Miembros Nuevos y de los que Regresan para monitorear el progreso de cada miembro nuevo. Dentro de un mes del bautismo del miembro nuevo, los misioneros trabajarán con los líderes del barrio para asegurarse que:    

El obispo haya entrevistado al miembro y ha repasado con él el principio del diezmo así como otros asuntos de dignidad para ayudarlo en su preparación para la adoración en el templo. Que los varones elegibles hayan sido entrevistados para recibir el Sacerdocio Aarónico. El miembro esté inscrito en el curso de Principios del Evangelio. Los misioneros de tiempo completo y misioneros de barrio están volviendo a enseñar las lecciones misionales.

Dentro de los siguientes seis meses después del bautismo de un nuevo miembro, los misioneros deben asegurarse que el miembro:  

Haya sido entrevistado y recibido un llamamiento o responsabilidad en la Iglesia, tal como ingresando información en su librito propio de Mi Familia y llenando su hoja de grupo familiar. Esté asistiendo regularmente a la reunión sacramental.

 

Se esté preparando para efectuar ordenanzas bautismales vicarias por sus ancestros. Los misioneros tomarán la delantera en volver a enseñar las cinco lecciones en Predicad Mi Evangelio después del bautismo.

Los misioneros verán a su líder misional de barrio como su colaborador personal para que puedan identificar a un amigo en el barrio para ayudar a enseñar las lecciones. Los misioneros deberán ser la fuerza activa en agendar y enseñar las lecciones, ayudando a cada miembro nuevo a hacer y guardar convenios sagrados. El cuarto ajuste requerirá de un poco de sabiduría y tacto. Al mismo tiempo que los misioneros están enseñando al converso, ellos también deben estar enseñando a los miembros del barrio cómo enseñar las lecciones. Los misioneros necesitarán ser tan pacientes y compasivos con un miembro del barrio como lo serían con un nuevo compañero en la misión. Juntos, los miembros y los misioneros trabajan como colaboradores para asegurar la salud espiritual de los nuevos miembros. La magia de una verdadera colaboración es esta: Se puede lograr más como colaboradores de lo que se puede hacer actuando solos. Con verdaderos colaboradores, uno más uno es más que dos. El Dr. Will Mayo y el Dr. Charles Mayo fundaron la Clínica Mayo. Una esposa y un esposo pueden formar una familia. Como socios colaboradores, los misioneros y los miembros puede hacer crecer un barrio y pueden edificar la Iglesia.23 Como colaboradores equitativos, misioneros y miembros del barrio comprenden su mayordomía compartida hacia los nuevos miembros. Ellos actúan con amor al ser guiados por el Espíritu. Ellos aman a los nuevos miembros y los ayudan a progresar hacia sus propias ordenanzas sagradas y convenios en el templo sagrado. Algunos de ustedes quizá estén pensando, “¿Cómo sabremos si hemos sido un presidente de misión y compañera exitosos?” La respuesta es: Amen y cuiden a sus misioneros. ¡Ese amor resultará en conversiones! Cada misionero (él o ella) ¡puede tener por lo menos un converso en su misión! No solo un bautismo, no solo uno que asiste, no solo un nombre para ser recordado – sino una roca sólida, incondicional discípulo del Señor quien será un miembro ejemplar y esposo(a) mucho después de que haya terminado su misión. Nosotros queremos que sus misioneros desarrollen una fe tan inalterable que sus hijos y sus nietos podrán calificar para recibir las bendiciones del templo. 23 Véase D&C 31:7; 64:33

¿Cómo mediremos su éxito como presidentes de misión? Si, nosotros queremos misioneros convertidos y muchos bautismos. Pero más que nada, queremos que los nietos de sus misioneros y los nietos de aquellos a quienes sus misioneros bauticen sean investidos y sellados en el templo. Queremos familias multigeneracionales de fe. ¡Dios quiere que Sus hijos regresen a Él, convertidos, investidos y sellados como familias! Que Dios los bendiga nuestros queridos presidentes y compañeras. Estaremos orando por ustedes y sus misioneros todos los días. Los honramos, los amamos, y los bendecimos en el sagrado nombre de Jesucristo. Amén.