EMPATIA

UNIVERSIDAD POPULAR AUTÓNOMA DE VERACRUZ MATERIA: INTELIGENCIA EMOCIONAL TAREA: EMPATIA PROFESORA: LIC. ROSA MARGARIT

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UNIVERSIDAD POPULAR AUTÓNOMA DE VERACRUZ

MATERIA: INTELIGENCIA EMOCIONAL

TAREA: EMPATIA

PROFESORA: LIC. ROSA MARGARITA MIRANDA LUNA

ALUMNA: CARPINTEYRO PALMEROS DENISSE MARGARITA

H. VERACRUZ, VER. 07 de Junio de 2016

INTRODUCCION

¿Qué es la Empatía? Es la capacidad de experimentar los sentimientos del otro, sin la necesidad de perder su propia identidad, lo que facilitara la comunicación de manera adecuada y sin prejuicios.

INVESTIGACION

EMPATIA: INTERPRETACION DE LAS EMOCIONES 

Mayor capacidad para comprender el punto de vista de otra persona.



Mejora de la empatía y de la sensibilidad para percibir los sentimientos de los otros.



Mejora la capacidad de escuchar.

El término anglófono fue acuñado en 1909 por Edward B. Titchener en un intento de traducir la palabra alemana "Einfühlungsvermögen", en relación al análisis de Theodor Lipps. Más tarde se volvió a traducir al alemán como "Empathie". La empatía es la capacidad para ponerse en el lugar del otro y saber lo que siente o incluso lo que puede estar pensando. Las personas con una mayor capacidad de empatía son las que mejor saben "leer" a los demás. Son capaces de captar una gran cantidad de información sobre la otra persona a partir de su lenguaje no verbal, sus palabras, el tono de su voz, su postura, su expresión facial, etc. Y en base a esa información, pueden saber lo que está pasando dentro de ellas, lo que están sintiendo. Además, dado que los sentimientos y emociones son a menudo un reflejo del pensamiento, son capaces de deducir también lo que esa persona puede estar pensando. La empatía requiere, por tanto, prestar atención a la otra persona, aunque es un proceso que se realiza en su mayor parte de manera inconsciente. Requiere también ser consciente de que los demás pueden sentir y pensar de modos similares a los nuestros, pero también diferentes. Tal vez a ti no te moleste un determinado comentario o broma, pero a otra persona sí puede molestarle. La persona empática es capaz de darse cuenta de que dicho comentario te ha molestado incluso aunque ella sienta de otra manera.

La empatía está relacionada con la compasión, porque es necesario cierto grado de empatía para poder sentir compasión por los demás. La empatía te permite sentir su dolor y su sufrimiento y, por tanto, llegar a compadecerte de alguien que sufre y desear prestarle tu ayuda. En general, es fácil para la mayoría de las personas tener una respuesta empática ante un daño físico ocurrido a otra persona. Por ejemplo, todos sabemos lo que se siente ante un golpe en la espinilla, porque todos sentimos lo mismo y es fácil sentir el dolor de la persona que vemos recibir el golpe. No obstante, para evitar el malestar que se siente, muchas personas reaccionan riéndose. De este modo, se libran del dolor, aunque también se alejan de una respuesta empática. Cuando no se trata de dolor físico, sino emocional, puede ser más difícil saber lo que la otra persona está sintiendo y requiere un grado de atención y de conciencia de la otra persona más elevado. Cómo desarrollar la empatía Una persona puede aumentar su capacidad de empatía observando con más detalle a los demás mientras habla con ellos, prestándoles toda su atención y observando todos los mensajes que esa persona transmite, esforzándose por ponerse en su lugar y "leer" lo que siente. Si mientras hablas con alguien, estás más pendiente de tus propias palabras, de lo que dirás después, de lo que hay a tu alrededor o de ciertas preocupaciones que rondan tu mente, tu capacidad para "leer" a la otra persona no será muy alta. Pero la empatía es mucho más que saber lo que el otro siente, sino que implica responder de una manera apropiada a la emoción que la otra persona está sintiendo. Es decir, si alguien te dice que acaba de romper con su pareja y tú sonríes y exclamas "¡Qué bien!", no estás dando una respuesta muy empática. La falta de empatía

La falta de empatía puede verse a menudo al observar las reacciones de los demás. Cuando una persona está principalmente centrada en sí misma, en satisfacer sus deseos y en su propia comodidad, no se preocupa por lo que los demás puedan estar sintiendo y no tiene una respuesta empática ante ellos. Es la madre o padre que responde con un "mmm" indiferente, cuando su hija pequeña le enseña con entusiasmo su último dibujo, sin percibir la decepción de la niña al ser ignorada. Es el marido que llega a casa cansado del trabajo y se sienta a ver la tele mientras espera que su esposa, que también llega cansada del trabajo, se ocupe de hacer la cena y de bañar a los niños. O es la persona que dice no importarle si hay calentamiento global o si estamos contaminando el ambiente porque considera que ya habrá muerto cuando todo eso sea un verdadero problema. La empatía puede hacer que nuestras relaciones con los demás sean mucho más satisfactorias, gratificantes y profundas, ya que las personas empáticas están mucho más en sintonía con los demás. Piensa, por ejemplo, en una persona que mira a su hijo pequeño y sabe que se está poniendo nervioso porque se acercan a un lugar o situación que teme y, sin que el niño diga nada, lo consuela y anima. Un comportamiento como este tiene un efecto muy poderoso en el niño, que tal vez no se atrevía a mostrar su miedo abiertamente y que siente un tremendo alivio al ver que ni siquiera le hace falta, además de recibir un apoyo que estaba necesitando. Por supuesto, por muy empática que sea una persona, no siempre va a verlo todo ni a saber en todo momento lo que sentimos. A veces, hay que expresarlo con palabras. Pero incluso en estos casos, la reacción de la persona empática es mucho más cálida y comprensiva. Cuando en una relación de pareja, por ejemplo, ambos miembros tienen un nivel alto de empatía, la relación puede ser tremendamente satisfactoria. Serán menos egoístas, estarán ahí cuando el otro lo necesite, notarán el malestar o cansancio en su pareja y podrán entender cómo si siente o por qué le afecta tanto

algo que a los demás no les afecta, entre otras cosas. Todo esto permite que el conocimiento de la otra persona sea más profundo y fortalece la relación. El mejor modo de llegar a ser más empáticos consiste en practicar con las oportunidades que nos va presentando la vida diaria. Para lograrlo es necesario practicar lo siguiente: 1. Centra tu atención en el exterior y sé consciente de lo que te rodea y sucede, especialmente de las expresiones de la gente, sus conductas, lo que dicen y cómo lo dicen. 2. Practica mindfulness. Las investigaciones sugieren que practicar mindfulness y meditación mindfulness nos ayuda a tener ser más conscientes de los puntos de vista y emociones de los demás sin sentirnos abrumados por sus emociones negativas. 3. Cuando interactúes con gente, piensa en lo que pueden estar sintiendo. Por ejemplo, si al llegar al trabajo un compañero te saluda secamente, de forma precipitada, puedes observarlo y tratar de determinar si está sintiendo un estrés excesivo, si se siente de mal humor, etc. 4. No pienses usando estereotipos. Los estereotipos sirven para categorizar a grupos de personas en el mismo saco, como si fueran todos iguales. Esto les priva de su individualidad personal y os hace verlos de un modo menos empático. Ten en cuenta que cada persona es diferente y única. 5. No des las cosas por sentadas ni saques conclusiones precipitadas ni recurras a explicaciones simplistas. Por ejemplo, si a alguien le pasa algo malo y piensas que será porque se lo merece no pensarás más en ello. O bien, si piensas: “No es tan grave, ya saldrá del paso”, tampoco estarás practicando mucha empatía sino más bien buscando explicaciones fáciles para poder pasar y centrarte en ti y en tus cosas. Si lo que quieres es desarrollar tu empatía, ese no parece un buen modo.

6. Lee novelas. Las personas que leen novelas suelen ser más empáticas. Esto es debido a que las historias que conocemos a través de las novelas nos sumergen de lleno en el mundo y los sentimientos de otras personas. (Al final de este artículo profundizamos más en este aspecto.) 7. Juega y compite. Cuando jugamos con los demás a cualquier tipo de juego o deporte nuestros cerebros construyen “modelos mentales” de los pensamientos e intenciones de la otra persona. Los participantes necesitan anticiparte y responder a las acciones de las personas con quieren compiten. Es decir, dado que la empatía nos ayuda a “leer” mejor a los demás, la persona empática puede tener ventaja a la hora de competir con otros y hacerlo es un gran modo de practicar la empatía. 8. Observa y estudia las expresiones faciales de los demás, tratando de adivinar qué emoción expresa su rostro. 9. Con tu pareja o seres más cercanos, describe y pon nombre a las emociones que crees que pueden estar sintiendo y luego trata de buscar una explicación. Por ejemplo, si tu pareja vuelve del trabajo con una expresión cansada puedes pensar que ha tenido un día especialmente estresante. Luego pregúntale para saber si estás en lo cierto. Por ejemplo, en este caso, podrías decirle: “Tienes un aspecto cansado. ¿Un mal día en el trabajo?” 10. Si tienes mucho dinero o demasiado poco, ten cuidado. Según las investigaciones, las personas con más dinero suelen ser menos empáticas, probablemente debido a que necesitan menos la ayuda o cooperación de los demás puesto que cuentan con medios para pagar cualquier cosa que necesiten. Por el contrario, las personas más pobres pueden estar tan preocupadas por cómo van a llegar a fin de mes o pagar sus deudas que no tienen tiempo para prestar demasiada atención a los demás. Si estás en uno de estos grupos, trata de recordar a menudo que la empatía no solo te hace mejor persona, sino que también mejora mucho tus relaciones con los demás.

¿Qué es la empatía y para qué nos sirve? La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar del otro, de entenderlo, de tratar de comprender qué pasa por su mente, cómo y por qué se siente así, pero no desde nuestra perspectiva sino intentando pensar cómo piensa él, con sus creencias, sus valores… La empatía parte de la validación, de comprender que los sentimientos de una persona son posibles en la situación en la que se encuentra, aunque nosotros en su misma situación tuviéramos otros. Dicho en palabras más sencillas y con un ejemplo, para nosotros puede no ser muy importante el hecho de no tener hermanos, pero para otra persona sí puede serlo. En esta situación, la persona empática apartaría su “escala de importancia” para entender el sufrimiento del otro desde “su escala de importancia”.

El grado de empatía Hay personas que tienen una facilidad natural para hacer lo que anteriormente hemos descrito, pero hay otras que son incapaces de hacerlo. Sin embargo, ¡cuidado! A veces confundimos la empatía con otro concepto qué si bien no es lo mismo, es una parte fundamental para que se produzca la empatía. Hablamos del reconocimiento de emociones.

Nos referimos a reconocer la tristeza, la alegría, el miedo, el enfado. Hay personas que son capaces de identificar rápidamente el estado emocional en el que se encuentra otra persona y hay otras que no consiguen identificarlo, siendo un poco exagerados, aunque se lo escriban en la frente. Lógicamente, en este paso previo a la parte más cognitiva de la empatía, influyen muchas variables: la familiaridad que tenemos con la persona que tiene la emoción, nuestro grado de cansancio, su predisposición comunicativa, etc. La empatía tiene muchos aspectos positivos: facilita la comunicación, el consuelo, la resolución de problemas, etc. Pero también tiene otro extremo, el negativo. Vivir continuamente en el resto de zapatos del mundo que no son los nuestros puede hacer que creemos una desconexión emocional con nosotros mismos que nos puede pasar una factura muy importante. Así, es bueno practicar y entrenar la acción mental de ponernos en el lugar del otro, pero sin olvidar que es el otro y sin quedarnos permanentemente allí. Los primeros que tenemos que cuidar de nosotros somos nosotros mismos. ¿Cuándo demostramos empatía? Podemos ser una persona muy empática, pero si no lo demostramos, si no lo ponemos en práctica no sirve para nada. Dicho esto, vamos a enumerar algunas ocasiones en la que podemos utilizarla: 

Cuando sabemos escuchar y comprender los sentimientos del otro sin estar tan pendiente de nosotros mismos y de nuestras propias palabras.



Cuando no sólo utilizamos las palabras para consolar. También un abrazo, una palmada en el hombro, un beso o una caricia nos hace ser más empáticos.



Cuando estamos con alguien que tiene un problema y le ayudamos con el sentido del humor, por ejemplo.



Cuando nos expresamos con delicadeza y cortesía.



Cuando no mostramos gestos de aburrimiento, irritación, cansancio hacia lo que nos cuentan los demás.



Cuando no hacemos un comentario, una broma o un chiste que sabemos que le va a molestar al otro.



Cuando hacemos entender a un anciano o a un niño por ejemplo que lo entendemos, que lo comprendemos.



Cuando ayudamos a resolver problemas y somos capaces de calmar a los demás.

¿Cuándo no demostramos empatía? Por el contrario, también pueden existir momentos y situaciones en las que no mostramos empatía: 

Cuando creemos que nuestros problemas son los únicos que hay en el mundo.



Cuando no escuchamos a los demás.



Cuando juzgamos y hacemos comentarios hirientes.



Cuando nunca ofrecemos una sonrisa, un gesto amable o una caricia a los demás



Cuando siempre que hacemos algo por los demás esperamos algo a cambio.

La empatía es una buena habilidad para practicar, pues nos permite comprender a los demás. Pero debemos tener cuidado con practicarla en exceso para no desconectar de nosotros mismos.

RESUMEN La empatía es la capacidad para ponerse en el lugar del otro y saber lo que siente o incluso lo que puede estar pensando. La empatía requiere prestar atención a la otra persona, aunque es un proceso que se realiza en su mayor parte de manera inconsciente. Requiere también ser consciente de que los demás pueden sentir y pensar de modos similares a los nuestros, pero también diferentes. La empatía está relacionada con la compasión, porque es necesario cierto grado de empatía para poder sentir compasión por los demás. La empatía te permite compadecerte de alguien que sufre y desear prestarle tu ayuda. Cómo desarrollar la empatía Una persona puede aumentar su capacidad de empatía observando con más detalle a los demás mientras habla con ellos, prestándoles toda su atención y observando todos los mensajes que esa persona transmite, esforzándose por ponerse en su lugar y "leer" lo que siente. Pero la empatía es mucho más que saber lo que el otro siente, sino que implica responder de una manera apropiada a la emoción que la otra persona está sintiendo. La empatía puede hacer que nuestras relaciones con los demás sean mucho más satisfactorias, gratificantes y profundas, ya que las personas empáticas están mucho más en sintonía con los demás. La falta de empatía La falta de empatía puede verse a menudo al observar las reacciones de los demás. Cuando una persona está principalmente centrada en sí misma, en satisfacer sus deseos y en su propia comodidad. Por supuesto, por muy empática que sea una persona, no siempre va a verlo todo ni a saber en todo momento lo que sentimos. A veces, hay que expresarlo con

palabras. Pero incluso en estos casos, la reacción de la persona empática es mucho más cálida y comprensiva. Cuando en una relación de pareja, por ejemplo, ambos miembros tienen un nivel alto de empatía, la relación puede ser tremendamente satisfactoria. Serán menos egoístas, estarán ahí cuando el otro lo necesite, notarán el malestar o cansancio en su pareja y podrán entender cómo si siente o por qué le afecta tanto algo que a los demás no les afecta, entre otras cosas. Todo esto permite que el conocimiento de la otra persona sea más profundo y fortalece la relación. El mejor modo de llegar a ser más empáticos consiste en practicar con las oportunidades que nos va presentando la vida diaria. Para lograrlo es necesario practicar lo siguiente: 1. Centra tu atención en el exterior y sé consciente de lo que te rodea y sucede, especialmente de las expresiones de la gente, sus conductas, lo que dicen y cómo lo dicen. 2. Practica mindfulness. Las investigaciones sugieren que nos ayuda a tener ser más conscientes de los puntos de vista y emociones de los demás sin sentirnos abrumados por sus emociones negativas. 3. Cuando interactúes con gente, piensa en lo que pueden estar sintiendo. 4. No pienses usando estereotipos. Los estereotipos sirven para categorizar a grupos de personas en el mismo saco, como si fueran todos iguales. Esto les priva de su individualidad personal y os hace verlos de un modo menos empático. 5. No des las cosas por sentadas ni saques conclusiones precipitadas ni recurras a explicaciones simplistas. 6. Lee novelas. Esto es debido a que las historias que conocemos a través de las novelas nos sumergen de lleno en el mundo y los sentimientos de otras personas.

7. Juega y compite. Cuando jugamos con los demás a cualquier tipo de juego o deporte nuestros cerebros construyen “modelos mentales” de los pensamientos e intenciones de la otra persona. cerlo es un gran modo de practicar la empatía. 8. Observa y estudia las expresiones faciales de los demás, tratando de adivinar qué emoción expresa su rostro. 9. Con tu pareja o seres más cercanos, describe y pon nombre a las emociones que crees que pueden estar sintiendo y luego trata de buscar una explicación. 10. Si tienes mucho dinero o demasiado poco, ten cuidado. Según las investigaciones, las personas con más dinero suelen ser menos empáticas. Por el contrario, las personas más pobres pueden estar tan preocupadas por cómo van a llegar a fin de mes o pagar sus deudas que no tienen tiempo para prestar demasiada atención a los demás. Si estás en uno de estos grupos, trata de recordar a menudo que la empatía no solo te hace mejor persona, sino que también mejora mucho tus relaciones con los demás. ¿Qué es la empatía y para qué nos sirve? La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar del otro, de entenderlo, de tratar de comprender qué pasa por su mente, cómo y por qué se siente así, pero no desde nuestra perspectiva sino intentando pensar cómo piensa él, con sus creencias, sus valores… La empatía parte de la validación, de comprender que los sentimientos de una persona son posibles en la situación en la que se encuentra, aunque nosotros en su misma situación tuviéramos otros. La empatía tiene muchos aspectos positivos: facilita la comunicación, el consuelo, la resolución de problemas, etc. Pero también tiene otro extremo, el negativo.

Vivir continuamente en el resto de zapatos del mundo que no son los nuestros puede hacer que creemos una desconexión emocional con nosotros mismos que nos puede pasar una factura muy importante. ¿Cuándo demostramos empatía? 

Cuando sabemos escuchar y comprender los sentimientos del otro sin estar tan pendiente de nosotros mismos y de nuestras propias palabras.



Cuando no sólo utilizamos las palabras para consolar. También un abrazo, una palmada en el hombro, un beso o una caricia nos hace ser más empáticos.



Cuando estamos con alguien que tiene un problema y le ayudamos con el sentido del humor, por ejemplo.



Cuando nos expresamos con delicadeza y cortesía.



Cuando no mostramos gestos de aburrimiento, irritación, cansancio hacia lo que nos cuentan los demás.



Cuando no hacemos un comentario, una broma o un chiste que sabemos que le va a molestar al otro.



Cuando hacemos entender a un anciano o a un niño por ejemplo que lo entendemos, que lo comprendemos.



Cuando ayudamos a resolver problemas y somos capaces de calmar a los demás.

¿Cuándo no demostramos empatía? 

Cuando creemos que nuestros problemas son los únicos que hay en el mundo.



Cuando no escuchamos a los demás.



Cuando juzgamos y hacemos comentarios hirientes.



Cuando nunca ofrecemos una sonrisa, un gesto amable o una caricia a los demás



Cuando siempre que hacemos algo por los demás esperamos algo a cambio.

La empatía es una buena habilidad para practicar, pues nos permite comprender a los demás. Pero debemos tener cuidado con practicarla en exceso para no desconectar de nosotros mismos.

CONCLUSION Cuanto más abierto estamos a nuestras emociones, se dice que logramos tener conciencia y ser empáticos con los demás; algunos nacen con empatía, sin embargo, no todos logramos nacer con esa gran característica, pero si podemos construirla en base a experiencias vividas y del aprendizaje. En conclusión, el ser empáticos es una de las grandes características que podemos tener, comprender al individuo, incluso lograr tener una postura y ser elocuente ante una situación, sin embargo, debemos de tener en cuenta que esta es una gran habilidad del Psicólogo lo cual nos hace reflexionar que debemos de adoptar esta actitud para poder brindar un desarrollo personal con los demás.

BIBLIOGRAFIA



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Goleman, D. (1996). Inteligencia emocional. Barcelona: Kairós.



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https://lamenteesmaravillosa.com/el-arte-de-comprender-emociones-laempatia/



Rifkin, J. (2010). La civilización empática. Barcelona: Paidós.

web: