Elogio de La Locura (Resumen)

ELOGIO DE LA LOCURA Erasmo de Róterdam - Texto escrito en un contexto de lucha entre la tradición medieval y el humani

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ELOGIO DE LA LOCURA Erasmo de Róterdam

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Texto escrito en un contexto de lucha entre la tradición medieval y el humanismo. Obra dedicada a Tomás Moro (Amigo de Róterdam). Insensatez y locura son el origen de todas las diversiones y deleites que el ser humano disfruta + Ebriedad, adulación, pereza e ignorancia. Libro (discurso) impregnado de ironía. Describe la necedad del mundo, arremetiendo contra todo lo humano y divino.

Prefacio De Erasmo de Róterdam a su amigo Tomás Moro

Estulticia: Ignorancia / Moria es Estulticia en griego y Stultitia en latín. Moria: Enfermedad de excesiva jovialidad (La tiene Tomás Moro)

Capítulo I La estulticia es la única que tiene poder para divertir a los dioses y a los hombres. La presencia de la Estulticia disipó el mal humor de las personas.

Capítulo II La estulticia hará un encomio (alabanza) de sí misma, como lo hacían los sofistas antiguos al narrar las glorias de dioses y héroes.

Capítulo III ¿Quién podría describirse mejor que ella a sí misma? Hace bien en alabarse a sí mismo quien no encuentra otro que lo haga. Además, nadie nunca ha celebrado sus glorias en un discurso.

Capítulo IV No dará una definición de sí misma, ya que todos la podían ver.

Capítulo V Bastaba con ver el rostro de las personas (su semblante y frente) para saber que era la Estulticia. Nadie puede ocultarla aunque se avergüencen de ella ante el vulgo (ciudadanía).

Capítulo VI La Estulticia imitará a algunos que se creen superiores por manejar dos lenguas y ocupar palabras rebuscadas; provocando que los que no las entiendan se admiren.

Capítulo VII Estultísimos: La Estulticia denominó así a los varones presentes. Pluto: Padre de la Estulticia y verdadero padre de los dioses y de los hombres (según ella). Él agita las cosas sagradas y paganas a su antojo, y bajo su arbitrio se rigen guerras, paces, mandatos, consejos, juicios, comicios, matrimonios, pactos, alianzas, leyes, artes, etc. Noetete: Madre de la Estulticia. La más bella y alegre de todas. Estulticia relata que fue fruto de un amor furtivo, en el momento en que Pluto era vigoroso y joven.

Capítulo VIII Estulticia viene de las islas Afortunadas, donde todo crece espontáneamente y sin labor. Allí no hay trabajo, ni vejez, ni enfermedad, ni se ve en el campo gamón (planta), ni la malva (planta), cebolla, altramuz (planta), sino ajo áureo, nepente (planta carnívora), mejorana (planta), artemisa, loto, rosas, violetas y el Jacinto. No nació llorando, sino sonriendo a su madre. Y la criaron los pechos de dos ninfas: Ebriedad (hija de Baco) e Ignorancia (hija de Pan).

Capítulo IX Estulticia presentó a sus acompañantes: -

Amor Propio (cejas arrogantemente erguidas) Adulación (ojos risueños y manos aplaudidoras) Olvido (soñolienta) Pereza (apoyada en los codos y cruzada de manos) Voluptuosidad (coronada de rosas y ungida de perfumes de pies a cabeza) Demencia (ojos torpes y extraviados de un lado para otro) Molicie (nítido cutis y cuerpo bellamente modelado)

Con el auxilio de ellos, Estulticia tiene bajo su potestad todas las cosas y ejerce autoridad incluso sobre las autoridades.

Capítulo X / XI Beneficios que da Estulticia a los hombres:

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1. ¿Quién más que ella tiene intervención en hacer dulce y preciosa la vida? 2. A ella tiene que recurrir el sabio en cuanto quiera ser padre. Porque: La parte con la que se engendra causa mucha risa (pene), ningún hombre se entregaría al matrimonio si pensase los inconvenientes que tendría a futuro y/o qué mujer se entregaría a un varón considerando los dolorosos trabajos de parto o la molestia que trae consigo la educación de los hijos. Para todo eso es necesario la intervención de la Demencia y el Olvido. 3. Ella puede hacer que los sabios abandonen su barba (signo de sabiduría), pero también le puede desarrugar la frente, hacer que deje de lado sus dogmas y hasta hacer que tontee y delire.

Capítulo XII No sólo el origen de la vida proviene de ella, sino todo lo que hay dentro de esta. ¿Qué sería de la vida sin placer? Todos aplaudieron.

Capítulo XIII La edad más alegre del hombre es la primera. El atractivo de la estulticia que la naturaleza les ha dado hace que todos quieran besarlos, abrazarlos y acariciarlos. Luego, viene la juventud, que también es placentera. Todos le ayudan a los jóvenes. Ese encanto también proviene de la Estulticia. A medida que los jóvenes crecen, cobran prudencia por obra de la experiencia y del estudio. Así es como decae la perfección de la hermosura, su alegría y vigor. ‘’Cuanto más se alejan de mí, menos y menos van viviendo… llegando a la vejez molesta que es molesta hasta para sí mismos’’ Ningún mortal podría tolerar la vejez si no fuese por ayuda de la Estulticia. Ella, cuando ve a los viejos prontos al sepulcro, los devuelve a la infancia dentro de lo posible. De ahí viene que la gente suela considerar como niños a los viejos. -

Medio de Transformación (‘’Metamorfosis Vejez > Infancia’’): Lleva a los ancianos a las fuentes del río Leteo, que nace en las islas Afortunadas, para que allí, al tiempo vayan tomando el agua del Olvido, se enniñezcan y se les disuelvan las preocupaciones del alma. Pero además, pasan a divagar y bobear (propio de los niños).

Al igual se odia a un niño con precoz sabiduría, nadie soporta a un viejo que, sumado a su enorme experiencia de las cosas, uniese vigor mental y acritud de juicio. Por esta razón, la Estulticia hace delirar a los viejos. Gracias a ella, el viejo es feliz, grato a los amigos y no tiene nada de bobalicón para las fiestas. Los ancianos disfrutan la compañía de los niños y éstos a su vez se deleitan con los viejos. Pues, Dios se complace en ‘’reunir a cada cosa con su semejante’’. Ambos tienen la boca desdentada, pocas fuerzas corporales, balbuceo, olvido, etc.

Capítulo XIV Si los mortales se contuviesen de toda relación con la sabiduría y orientasen la vida de acuerdo a la Estulticia, no envejecerían y gozarían dichosos de eterna juventud. Las personas envejecen por obra de la preocupación y la constante y agria agitación de las ideas, que agotan el espíritu. Siendo ignorante, se es feliz por todo.

Capítulo XV La relación de juventud-estulticia también incluye a los dioses. Baco siempre ha sido efebo (joven) y de poblada cabellera porque se ha pasado su vida entera en banquetes, danzas, cantos y diversiones. Se compara a Baco con Júpiter (que infunde temor a todos), Pan (confunde todo con sus tumultos pánicos), Vulcano (siempre sucio del trabajo de su taller) y Palas (mirada hiriente). Por las mismas razones Cupido siempre es niño, ya que es un bromista y no piensa nada.

Capítulo XVI En la tierra, todo lo alegre y feliz se debe al favor de Estulticia. Como definen los estoicos: La sabiduría es guiarse por la razón y la estulticia por las pasiones. Por eso Júpiter, para que la vida no sea tan triste y severa, les dio a las personas más inclinación a las pasiones que a la razón. Dejó a la razón en un rincón de la cabeza, mientras dejó el resto del cuerpo a las órdenes de dos tiranos violentos y contrarios: La ira (domina el castillo de las entrañas y hasta el corazón) y la Concupiscencia (Apetito y deseo de bienes materiales o placeres sexuales > Ejerce el imperio hasta lo más bajo del pubis). La razón pesa menos que estas dos fuerzas gemelas. Cuando la razón indica el camino lícito y dicta normas de honestidad, éstas gritan más fuerte, hasta que, cansada, cede y se rinde.

Capítulo XVII La estulticia fue la que ordenó que al hombre se le juntase con una mujer, animal ciertamente estulto (necio/tonto), pero gracioso y placentero, de modo que brinde compañía en el hogar y endulce con su estupidez la tristeza del carácter varonil. Si una mujer quisiese ser tenida por sabia, no conseguiría más que ser doblemente necia (duplica su defecto aquél que va en contra de la naturaleza > Se considera a la mujer necia por naturaleza). -

Aquel que se empeñe en hacer entrar un buey en la palestra. Aunque la mona se vista de púrpura, mona se queda.

Sin embargo, tienen el encanto de la hermosura (la mujer siempre conserva las mejillas tersas, la voz fina y el cutis delicado). Las mujeres miran tantos ungüentos, perfumes, pinturas para el rostro y los ojos, etc., para complacer a los hombres sólo por necedad.

Capítulo XVIII ¿De qué sirve cargar el vientre con comidas deliciosas, si los ojos y los oídos, si no todo el ánimo, han de apacentarse también con risas, bromas y chistes? Las ceremonias de banquetes, jugar a los dados, los brindis recíprocos, establecer rondas y bailar fueron actos creados por la Estulticia, para el bien del género humano. Mientras más tengan de estúpidas las cosas, más favorecen la vida de los mortales.

Capítulo XIX Sólo la necedad (estulticia) mantiene unidos a los amigos. Entre los sabios no cuaja la amistad, o es triste y desagradable, y la traban sólo con poquísimos. Si entre los sabios se genera mutua benevolencia, nunca durará, por sr gente que vigila los defectos. En cambio, para los defectos propios sus ojos son legañosos. ¿Cómo podría existir entre ellos, durante una hora, la alegría de la amistad sin el auxilio de la blandura de carácter (estulticia)? Cupido, padre y autor de todo afecto, por obra de su ceguera, toma lo feo por hermoso, y hace que todos encuentren hermoso lo que aman.

Capítulo XX Cuántos divorcios ocurrirían si no fuese por la adulación, las bromas, el engaño y el disimulo, o si el novio investigase los juegos de la doncella antes de casarse. Todas estas cosas son gracias a la estulticia, y a ella se debe también que la esposa sea agradable a su marido y éste a su mujer, a fin de que la casa permanezca tranquila. Es mejor equivocarse que dejarse consumir por los celos.

Capítulo XXI Sin la estulticia no habría sociedad, ni relaciones agradables y sólidas, ni el pueblo soportaría al príncipe, ni el amo al criado, ni el maestro al discípulo, ni los amigos, ni los camaradas, etc.

Capítulo XXII ¿Con quién concordará aquel que sea molesto para sí? Si no estuviese la estulticia, todo el mundo sentiría asco de sus propias cosas. La naturaleza ha hecho que todos se duelan de lo suyo y admiren lo ajeno. ¿Qué podría realizar un hombre con belleza si no le tiene la mano al Amor Propio, que está unido con la Estulticia? Si se está descontento con uno mismo, ¿Podrá hacerse algo gentil, gracioso y digno? Es necesario el amor propio, antes que amar a los demás. La principal parte de la felicidad radica en que uno quiera ser lo que es. El Amor Propio es querido por la Estulticia, ya que hace que nadie se duela de su figura, de su talento y de su estirpe. No hay empresa ilustre ni noble arte que la Estulticia no haya inventado.

Capítulo XXIII ¿Hay cosa más estulta que entablar una lucha por desconocidas causas, de la cual ambas partes salen perjudicadas? ¿De qué servirían en una guerra los sabios? Hacen falta hombres gruesos y vigorosos con un mínimo de reflexión. Son los estúpidos quienes ejecutan hazañas ilustres, y no los luminares de la filosofía.

Capítulo XXIV Sócrates, calificado por Apolo como único sabio, tuvo que retirarse en medio de carcajadas de todo el mundo. Sin embargo, no desbarraba (deliraba) completamente, porque no quiso aceptar el título de sabio. Fue la sabiduría la que lo llevó a ser acusado y a tener que beber cicuta. Mientras investigaba, no aprendía cosas de la vida normal. No ha habido peores Estados que aquellos que cayeron en manos de filósofos o aficionados a las letras. Los hombres afanados en la sabiduría son desgraciadísimos en la procreación de los hijos. Ej. El hijo de Ciserón fue un degenerado, y el de Sócrates, un tonto.

Capítulo XXV Los sabios en las funciones de la vida no acreditan ser diestros. En los banquetes perturbarán con silencio o con preguntas fastidiosas. Perecerían en los bailes. En general, es inútil en las cosas corrientes y discrepa con la opinión pública. Es normal que les siga el odio.

Capítulo XXVI -

Capítulo XXVII De la Estulticia nacieron los Estados, merced a ella subsisten imperios, autoridades, religión, consejos y tribunales, pues la vida humana no es sino una especie de juego de despropósitos.

Capítulo XXVIII La sed de gloria impulsa al ingenio de los mortales a elaborar y cultivar disciplinas (ciencias). Reivindicación del valor y el ingenio.

Capítulo XXIX Reivindicación de la prudencia. Mientras el sabio no se atreve a emprender cosa, refugiándose en libros, el estúpido, arrimándose a las cosas que hay que experimentar, adquiere la verdadera prudencia. El conocimiento lleva a que se opongan dos fuerzas: la vergüenza y el miedo. De ambos, la estulticia libra estupendamente. No sentir vergüenza y atreverse a todo da inmensas ventajas. Todas las cosas humanas tienen dos caras: lo que exteriormente es la muerte, viene a ser la vida; lo hermoso, feo; lo robusto, flaco; lo amigable, enemigo; etc. La vida mortal es como una especie de comedia donde unos aparecen en escena con las máscaras de otros. Sin contar con la Estulticia como no guía, no habrá quien llegue a la fortaleza de la felicidad ni a la sabiduría.

Capítulo XXX A veces, las pasiones hacen de orientadores a quienes se dirigen hacia el puerto de la sabiduría, sino que también en cualquier ejercicio de la virtud exhortan a obrar bien. ‘’…Séneca… gocen de este sabio suyo, ámenle por encima de cualquier rival y convivan con él… ¿Habrá quien no huya o se horrorice de tal tipo de hombre, como de un monstruo o un espectro que se ha querido ensordecer a todas las sensaciones de la naturaleza, que carece de pasiones y no se conmueve por el amor ni por la misericordia…’’ ‘’Linceo, todo lo descubre y nada ignora; que sólo está contento de sí mismo y se tiene por el único opulento, el único sano, el único rey, el único libre y, en suma, el único en todo… que no se entretiene con amigo alguno… Tal es la especie de animal considerado sabio absoluto.

Capítulo XXXI La estulticia va acorriendo los males, de suerte que nadie se complace de dejar la vida. Los más viejos, se sienten vivos y son felices gracias al favor de la estulticia. ¿Qué importa que todo el pueblo te silbe, con tal que tú mismo te aplaudas?

Capítulo XXXII Filósofos: ‘’Es deplorable esto de vivir dominado por la Estulticia… y, por ende, errar, engañarse, ignorar. ‘’ La Estulticia responde que no tiene nada de deplorable lo que pertenece a la propia naturaleza (errar es propio del hombre). Los sofistas responden que, gracias a la ciencia el hombre puede compensar aquellas cosas en que la naturaleza ha desfavorecido los talentos. Estulticia: ‘’Las ciencias irrumpieron en la vida humana junto con otras calamidades, y por ello a los autores de todos los males se les llamada demonios, que significa los que saben…’’ Se hace comparación con la Edad de Oro, donde sólo se vivía con la guía e inspiración de la naturaleza y el idioma era el mismo para todos. Además, consideraban pecaminoso que el hombre moral tratase de saber más de lo que compete a su condición. Basta la gramática para dar suplicio (sufrimiento) perpetuo a una vida.

Capítulo XXXIII Sin embargo, ciencias como la Estulticia son especialmente apreciadas ya que se aproximaban más al sentido común. Los médicos son los únicos que valen tanto como muchos hombres. La naturaleza odia lo artificial y hace crecer mucho más felizmente lo que no ha sido violado por ninguna ciencia.

Capítulo XXXIV Se hace una comparación con los animales, quienes viven más felices al estar alejados de todo tipo de ciencia. Por ej. Las abejas y su arquitectura o su estructuración de Estado. En cambio, los caballos, por ser afines a los humanos, sufren. El hombre es el único ser que ha tratado de salirse de lo que le impone su condición.

Capítulo XXXV ¿Hay algo más feliz que aquellos llamados estúpidos? No se dejan atormentar por preocupaciones. No padecen vergüenza, ni temor; no ambicionan, no envidian ni aman. Juegan, cantan y ríen, y dondequiera que vayan llevan consigo el placer. Son aceptados por todos, se les socorre y se les tolera. Nadie desea hacerles daño.

Capítulo XXXVI Los estúpidos gozan de la gracia de los máximos reyes. Estos, les proporcionan bromas, risas, carcajadas y placer. Además, son los únicos francos; en cambio, los sabios tienen dos lenguas: Una para decir la verdad y otra, para las cosas que consideran convenientes según el momento. La verdad agrada siempre que no lleve una ofensa implícita (esta virtud es sólo para los necios). Las mujeres también prefieren a los necios, ya que son naturalmente propensos al placer y a la jocosidad (divertidos).

Capítulo XXXVII Los necios, tras vivir sin miedo ni sensación de muerte, se van derecho a los Campos Elíseos a deleitar con sus bromas a las almas pías (devotas) y ociosas.

Capítulo XXXVIII No se puede admitir que cualquier locura sea calamitosa. Hay dos especies: 1. La que las crueles furias lanzan desde los infiernos, como serpientes, para encender en los mortales el ardor de la fuera, o insaciable sed de oro, o amor indigno y funesto, o el parricidio, el incesto, el sacrilegio o cualquier otra calamidad. 2. Una que sale directamente de la Estulticia y que es digna de ser deseada. Se manifiesta por cierto alegre extravío de la razón, que libera el alma de cuidados angustiosos. Sin embargo, no es locura cualquier extravío de la razón. Pero, si además del sentido, pierde también el juicio de la razón, sería correcto considerar a esa persona próximo a la locura. El loco se ríe del loco y se proporcionan mutuo placer, y no sería raro que el más loco se burle con mayores ganas del que lo está menos.

Capítulo XXXIX La diferencia entre una y otra locura es que la gente llama loco a aquel que imagina que una calabaza es una mujer (le sucede a pocas personas). En cambio, aquel que ensalza (alaba) a su mujer, como si fuese Penélope, se engaña dulcemente y nadie lo llamaría loco (le ocurre a muchos maridos). El juego de los dados pertenece a las Furias, no a la Estulticia.

Capítulo XL Otro tipo de hombres pertenecientes al grupo de la Estulticia: Se complacen al escuchar o explicar falsos milagros. Nunca se cansan de recordar fábulas de espectros, duendes, larvas, seres infernales, etc., los cuales, cuanto más se apartan de la verdad, con mayor placer son creídos. Esto lo hacen no sólo para matar el tiempo, sino también para lucrar. Son familia de ellos el tipo de supersticiosos que si ve una pintura de San Cristóbal, ya no se morirán aquel día, o si saludan con determinadas palabras a una imagen de Santa Bárbara, volverán ilesos de la guerra. ¿Quiénes son más necios ni más felices que aquellos que, por recitar diariamente siete versículos de los Sagrados Salmos, se prometen aún más que la suprema felicidad? Estas cosas son tan estultas, que hasta a la Estulticia le da vergüenza, aprobadas no sólo por el vulgo (el pueblo), sino también por lo que declaran la religión.

Capítulo XLI A los santos ¿Qué les piden los hombres sino cosas que tocan la necedad? Entre todos los exvotos que se ven por las paredes de los templos ¿Hay alguno que se haya curado de la necedad o que haya adquirido siquiera un poco de sabiduría? Uno salió ileso a fuerza de nadar; otro, aun atravesado por hierro enemigo, conserva la vida; otro huyó felizmente de la batalla mientras otros peleaban; unos, tras haber ingerido un veneno, no sintieron sino que se les soltó el vientre y les sirvió de purga, etc. Los mortales rezan para librarse de todo menos de la estulticia. La vida entera de los cristianos está llena de esta especie de delirios. Si surgiese un sabio odioso y proclame, como es verdad: ‘’No morirás mal si has vivido bien’’; ‘’Redimirás tus pecados si añades a la ofrenda lágrimas, oraciones, ayunos…’’, etc. Con todo eso, privaría de felicidad a las almas.

Capítulo XLII Existe una especie de locura que es con mucho la más placentera, por obra de la cual muchos se envanecen de lo suyo, sea cual fuere su valor. Para los cultivadores de las artes, les es peculiar el Amor Propio, entre los cuales, cuanto más ignorante es cada cual, tanto más se complace arrogantemente en sí mismo. De esta manera ¿Quién preferiría a la sabiduría?

Capítulo XLIII La naturaleza proporcionó a cada uno de los mortales y a las naciones y casi ciudades un cierto amor propio común. De ahí viene que los británicos recaben para sí la hermosura; los franceses, la cortesía en el trato; los italianos, las letras y la elocuencia; los griegos, inventores de la ciencia; los turcos, la religión; etc.

Capítulo XLIV La Adulación es casi hermana gemela del Amor Propio, ya que no consiste sino en que uno se lisonjee a sí mismo; si esto se hace con otro, se tratará entonces de la Adulación. Existe una adulación perniciosa (dañina). Sin embargo, el estilo de la estulticia es una adulación que nace de la bondad: Levanta los ánimos, consuela a los tristes, concilia afectos y, una vez formados, los mantiene, alegra a los viejos. En suma, logra que cada uno se tenga a sí mismo mayor aprecio y cariño.

Capítulo XLV No equivocarse es más lamentable que no hacerlo. El espíritu humano está moldeado de tal manera, que aprehende mucho mejor lo ficticio que lo verdadero. Ej. En la iglesia, cuando se habla de algo serio, todos dormitan y bostezan, pero si el orador comienza a explicar alguna historia asnal, todos despabilan y prestan atención. Las opiniones son de muy fácil adoptar y conducen a la felicidad: Si alguien tiene por fea a una mejor, pero en opinión de su marido puede rivalizar hasta con la misma Venus ¿No será lo mismo para él que si fuese realmente hermosa? / Un sujeto regaló a su novia al casarse piedras falsas, convenciéndola de que eran verdaderas y de valor incalculable. La mujer las guardaba junto a sí como si fuesen un tesoro. La diferencia entre estultos y sabios, es que a los primeros la felicidad les cuesta muy poco, ya que consiste en una persuasión sencilla, y también, porque la comparten con las demás personas.

Capítulo XLVI No hay goce en las cosas buenas como no sea en compañía. Entre las muchas alabanzas que se le ofrecen a Baco, es la principal la de que posee la cualidad de ahuyentar los pesares, pero solamente por un corto tiempo. En cambio, los beneficios de la Estulticia son más completos y duraderos; pues ella le proporciona al alma embriaguez constante, alegría, delicia y placer sin egoísmo, distribuyendo los favores sin exceptuar a nadie, a diferencia de otros dioses que tienen favoritos (Ej. Venus prodiga a pocos con su hermosa y Mercurio a unos pocos con elocuencia).

Capítulo XLVII La Estulticia no se enoja por no haber sido invitada a alguna ceremonia. Nadie le hace sacrificios, ni le son levantados templos, pero ella no lo desea. Se juzga más adorada al ver que todos le llevan en el corazón y le imitan en la vida. Nunca le faltarán fieles.

Capítulo XLVIII Son increíbles las risas, la alegría y los regocijos que los míseros humanos procuran diariamente a los inmortales. La clase alta de comerciantes ves la más estulta porque tratan los asuntos más mezquinos y lo hacen del modo más miserable que se puede imaginar. A pesar de que van mintiendo, robando, engañando y defraudando a todas horas, se creen a la cabeza de la humanidad por el sólo hecho de llevar sortijas de oro.

Género Humano: Moscas y mosquitos peleando entre sí, luchando, tendiéndose asechanzas, robándose, burlándose unos de otros, y naciendo, enfermando y muriendo sin cesar.

Capítulo XLIX Gramáticos: La casta más mísera, afligida y dejada de las manos de los dioses. Además de que cayeron sobre ellos las cinco furias, siempre se les ve famélicos (desnutridos) y harapientos. Se satisfacen cuando encuentran en algún pergamino alguna palabreja desconocida. No hay nada más divertido para la Estulticia que cuando se prodigan mutuas alabanzas y admiraciones; Pero si uno de ellos se equivoca en alguna palabra y otro se la caza, se desenreda una pelea.

Capítulo L Los poetas le deben menos a la Estulticia, ya que son espíritus libres cuya única ocupación es regalar los oídos de los estultos con frivolidades y fábulas ridículas. Con sus composiciones, no solamente quieren hacerse inmortales y semejantes a los dioses, sino conseguirlo también para los demás. De todos los deudores de la Estulticia, los poetas son los que están más estrechamente emparentados con el Amor Propio y la Adulación, y los que le rinden culto más sincero y constante. Los retóricos también forman parte de la Estulticia. Ellos han redactado muchas reglas del género festivo, incluyendo a la Estulticia entre los medios de echar las cosas a broma. Los que escriben doctamente para agradar a un reducido número de eruditos son, para la Estulticia, los más dignos de lástima, ya que viven en continua tortura: añaden, modifican, quitan, vuelven a poner, rehacen, aclaran, aguardan, nunca se dan por satisfechos. Todo para recibir unas cuantas alabanzas. Por el contrario, el escritor que le pertenece a la estulticia es más dichoso cuanto más disparata, escribiendo todo lo que se le ocurra. No ignora que cuan mayores tonterías escriba, más aplaudido será.

Capítulos LI Los jurisconsultos (conocedores del derecho) pretenden el primer lugar entre los doctos y no hay quien esté tan satisfecho de sí como ellos. Los dialécticos y sofistas son capaces de competir en charlatanería con cualquiera.

Capítulo LII Filósofos: Su barba y capa les hace venerables; se tienen por los únicos sabios y al resto de los mortales les toman como errantes. Construyen infinitos mundos y explican causas de todos los fenómenos inexplicables. En tanto, la naturaleza se ríe de ellos y de sus conjeturas, pues no saben absolutamente nada con certeza. Creen saberlo todo y no se conocen ni a sí mismos. También se encuentran los que anuncian el porvenir tras haber consultado los astros, prometiendo prodigios mágicos, y todavía tienen la suerte de encontrar a quienes lo creen.

Capítulo LIII ‘’Sería mejor pasar en silencio por los teólogos y no remover esta ciénaga ni tocar esta hierva pestilente, no sea que, como gente tan sumamente severa e iracunda, caigan en turba sobre mí con mil conclusiones forzándome a una retractación y, caso de que no accediese, me declaren enseguida hereje… No hay otros protegidos míos que de peor gana reconozcan mis favores, a pesar de serme deudores de grandes beneficios…’’ -

Se creen semidioses cuando son saludados casi devotamente con las palabras ‘’Magister Noster. ‘’ Describen con tanto detalle las cosas del infierno como si hubiesen pasado muchos años en esa república. Están ocupados de noche y de día con romances, que no les queda el mejor ocio para hojear los Evangelios o las Epístolas de San Pablo.

Capítulo LIV Religiosos y monjes: Buena parte de ellos está apartado de la religión, y no hay quién más se encuentre por todas partes. Son aborrecidos en estos lados; encontrárselos en la calle es de mal agüero. -

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Estiman como suprema perfección estar limpios de toda clase de conocimientos, tanto, que no saben ni leer. Cantan con ritmo pero sin sentido los salmos, creyendo que halagan a Dios. Explotan la apariencia harapienta y sucia para que les den un trozo de pan. Se preocupan por superficialidades como el número de nudos de las sandalias, el color del cinturón, la forma de los vestidos, lanzándose insultos contra los que van distinto a ellos. Algunos evitan el contacto con el dinero, pero no del vino y de las mujeres; Su ambición no es imitar a cristo, sino no parecerse entre ellos. Estiman sus propios méritos, anteponiendo sus tradiciones y no los mandamientos. Hombres con ridículas ceremonias, gritos y necedades.

Capítulo LV Reyes y Príncipes: Si tuvieran sentido común no estarían en sus cargos. ¿Vale la pena adquirir poder por una traición o parricidio? -

El que toma las riendas del gobierno no debe preocuparse en sus asuntos propios, sino en los públicos. Todo lo malo que haga es de saber público Están expuestos a miles de cosas que los puedes desviar de la rectitud, como placeres, independencia, adulación y lujo. Si los reyes fueran sensatos (sin estulticia) no tendrían sueño ni banquete deleitable. Gracias a Ella, sólo dejan llegar a sus oídos a quienes hablen cosas divertidas.

Capítulo LVI Cortesanos: No hay nada más servil, más rastrero, más necio y más despreciable que muchos de ellos. -

Son felices pudiendo llamar al rey ‘’señor’’, saludar debidamente y tener siempre una jocosidad (burla) aduladora. Duermen hasta mediodía; casi acostados, oyen la misa; enseguida desayunan y, apenas terminado, ya piden la comida; luego se entretienen con los dados, el ajedrez, los juegos de azar, las mujeres galantes. Y de esta manera, libres del menor cansancio, pasan las horas, los días, los meses, los años y los siglos.

Capítulo LVII Pontífices, cardenales y obispos: Imitan de tiempo inmemorial la conducta de los príncipes y casi les llevan ventaja. Obispos: Confían el cuidado de sus ovejas o a Cristo, o a los frailes y vicarios. No recuerdan que la palabra ‘’obispo’’ quiere decir, trabajo, vigilancia, y solicitud. Se sienten obispos sólo si se trata de recoger dinero.

Capítulo LVIII Los cardenales olvidaron que debían guardar la conducta de los Apóstoles: Administradores, no dueños, de los bienes espirituales. Ayudar, enseñar, exhortar, consolar, reprender, amonestar, evitar las guerras, etc.

Capítulo LIX Los Sumos Pontífices no se esfuerzan en imitar la vida de Cristo, su pobreza, su trabajo, doctrina, su cruz y desprecio del mundo. Hacer milagros es antiguo, pasado de moda e impropio, enseñar al pueblo es penoso, interpretar las Sagradas Escrituras es cosa de escolásticos; rezar es ocioso; llorar es de pobres y de mujeres, morir es espantoso y la crucifixión infamante. No hay peor enemigo de la iglesia que los pontífices impíos que adulteran la ley de Cristo con caprichosas interpretaciones.

Capítulo LX Una cosa tienen en común los sacerdotes y los laicos, que es que todos vigilan la prosperidad de sus ingresos y no ignoran ninguna de las leyes referentes a ellos, pero si se trata de alguna carga, la echan hábilmente sobre espaldas ajenas. Pontífices > obispos > párrocos > vicarios > monjes mendicantes NINGÚN HOMBRE PUEDE VIVIR DICHOSO SI NO ESTÁ INICIADO EN LOS MISTERIOS DE LA ESTULTICIA Y SI ELLA NO LE CONCEDE PROTECCIÓN.

Capítulo LXI La Fortuna ama a las personas poco sensatas, a los audaces, a los que se complacen en decir: ‘’Todo me lo juego a una carta’’. La sabiduría hace a las personas tímidas, por lo cual veis fácilmente a los sabios en la pobreza, en la estrechez y en la oscuridad, despreciados, desconocidos y olvidados. En tanto a los estultos afluye el dinero, tienen en las manos la gobernación del Estado y, en fin, prosperan de todos modos. Quien se dispone a vivir con un poco de alegría y optimismo, empieza por excluir de su compañía al sabio y prefiere admitir a cualquier otro animal. Pontífices, príncipes, jueces, magistrados, amigos, enemigos, mayores o menores, todos se desviven por los bienes materiales.

Capítulo LXII -

Capítulo LXIII Fundamento en la Sagrada Escritura: -

Eclesiastés, capítulo primero: ‘’Infinito es el número de los tontos. ‘’ Jeremías, capítulo X: ‘’Estulto se ha vuelto el hombre a causa de su misma sabiduría. ‘’ Cicerón: ‘’Todo está lleno de locos. ‘’ Jeremías: ‘’No se glorifique el hombre de su saber. ‘’ Eclesiastés: ‘’El estulto es variable como la Luna y el sabio permanece como el Sol. ‘’: Solo a Dios está reservada la sabiduría. Salomón, capítulo XV: ‘’La estulticia es la alegría del estulto. ‘’ Las Sagradas Escrituras otorgan al estulto la pureza del alma y se la niega al sabio, porque éste no considera a nadie igual a él. Eclesiastés, capítulo X: ‘’El estulto, como es insensato, piensa que todos los que encuentra en el camino son estúpidos como él. ‘’ San Pablo > Corintios: ‘’Hablo al necio –exclama- porque lo soy más que nadie. ‘’; Quiso decir: Ministros de Cristo y yo también. Hablo como el menos sabio.

Capítulo LXIV Los teólogos rebuscan en uno y otro lado unos cuantos fragmentos y, si les hace falta, los mixtifican a tenor de la conveniencia. -

Espada: Defensa contra las persecuciones. Alforja: Abastecimiento para las necesidades humanas.

Capítulo LXV A los teólogos se les toleró. A la Estulticia, que es una teóloga de pacotilla, también puede permitírsele tal derecho a no formar citas con exactitud. -

San Pablo: ‘’Lo estulto de Dios es más sabio que los hombres. ‘’ Jesús a Dios: ‘’Tú conoces mi ignorancia. ‘’

Cristo detesta a los sabios que se ufanan (presumen) de su prudencia. -

San Pablo: ‘’Dios escoge lo que el mundo tiene por estulto. ‘’ Dios: ‘’Confundiré la sabiduría de los sabios y condenaré la prudencia de los prudentes. ‘’

Simbolismos bíblicos: Asno sobre el que montó Jesús, paloma del Espíritu Santo, ciervos y corderos (animales estultos).

Jesús, para salvar a los mortales, tuvo en cierto modo que hacer estulto cuando se volvió carne mortal, de la misma manera que se transformó en pecado para redimirlo. Dios prohibió el árbol de la ciencia y la sabiduría, como si este fuese el veneno de la dicha. Aquellos que han pecado con conocimiento buscan protección y pretexto en la estulticia. Ej. David, cuando tuvo que apaciguar al Señor dijo: ‘’Te ruego, Señor, que no tomes en cuenta mi infamia, porque obramos estultamente. ‘’; Como si no pudiera alcanzar perdón sino pretextando ignorancia. Del mismo modo, Jesús excusó a la humanidad ante Dios apelando a su ignorancia: ‘’Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. ‘’

Capítulo LXVI Parece que toda la Religión cristiana tiene algún parentesco con cierta especie de estulticia. No hay necios que disparaten más que aquellos a quienes arrebata por completo el ardor de la piedad cristiana, pues llegan a malversar sus bienes, pasan por alto las injurias, toleran ser engañados, no distinguen entre amigos y enemigos, se complacen con el hambre y la vigilia, las lágrimas, los trabajos y las ofensas, y desean únicamente la muerte, como si tuvieran el alma errante y no dentro del cuerpo. Se define la filosofía como meditación de la muerte, porque, merced a ella, la mente se separa de las cosas visibles y corpóreas, que es lo mismo que hace la muerte. Cuando el espíritu hace uso discreto de los órganos del cuerpo, se le llama sensato, Por otro lado, cuando rotos estos vínculos, trata de preocuparse de la libertad, como si proyectase la fuga de la cárcel, se le califica de loco. Y, sin embargo, vemos a tal especie de hombre predecir las cosas futuras, y saber lenguas y letras que hasta entonces nunca había aprendido. No cabe duda que esto procede de que la mente, al estar algo más libre del contacto del cuerpo, empieza a poner por obra su facultad natural. Lo mismo ocurre en la fábula de Platón, donde aquellos que vivían encadenados en el fondo de una caverna contemplando las sombras de las cosas, y cuando uno de ellos salió, a su regreso aseguraba haber visto los objetos tales como eran en sí, y entonces sus compañeros suponían que se equivocaba de medio a medio, ya que fuera de las vanas sombras no podían creer que existiese nada más. El sabio les compadece y deplora sus estulticia que les hace víctimas de un grosero error, pero ellos a su vez se burlan de él como un extravagante y le rehúyen.

Diferencias devotos / vulgos Devotos Dirigen toda la fuerza del espíritu a las cosas más extrañas a los sentidos, quedando como entorpecidos y atónitos. Los devotos le hacen fuera a pasiones que tienen afinidad con el cuerpo: lujuria, gula, soberbia, pereza, ira y envidia. Busca desarraigarlos de su corazón.

Vulgos Usando sólo de éstas (tacto, oído, vista, olfato y gusto), prevalece en ellos y no les sirven para otras cosas. No sabe vivir sin ellas.

Concede importancia a los movimientos del espíritu comunes y naturales: amor a la patria, el cariño a los hijos, a los padres, a los amigos El ayuno es despojarse de la cólera y El ayuno es la abstinencia de carne y cena. orgullo, a fin de que el alma, más aliviada de su carga corporal, puede elevarse al goce y delicia de los bienes celestiales. Capítulo LXVII Esa felicidad a la que espiran los creyentes es sino una locura. Platón: ‘’El que ama ardientemente no vive en sí, sino en el objeto amado, y cuando más se aparta de su propio ser para acercarse a ese objeto, su gozo crece más y más… produciendo el delirio. ‘’ Cuanto más intenso es el amor, más profundo y feliz es el delirio que se produce.

Capítulo LXVIII Estulticia: ‘’Detesto al oyente que se acuerda de todo. ‘’