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ELECTIVA “RETORNO DE LA DULCE LIBERTAD” LAURA VALENTINA RODRIGUEZ PALACIOS CODIGO: 202010090237 DOCENTE: PABLO URIBE

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ELECTIVA

“RETORNO DE LA DULCE LIBERTAD”

LAURA VALENTINA RODRIGUEZ PALACIOS

CODIGO: 202010090237

DOCENTE: PABLO URIBE RICAURTE

CORPORACION UNVERSITARIA REPUBLICANA

SALON B-201 GRUPO: 1-B MAYO-2020

POEMA “RETORNO DE LA DULCE LIBERTAD” Podías, cuando fuiste un marinero en tierra,

como un triste mandato que ha de cumplirse al alba?

ser más libre que ahora,

Libertad, dulce mía,

yéndote alegremente,

por muy niña que fueses,

desde las amarradas comarcas encendidas

por más chicos que fueran tus tiernos pasos, dime,

de tu recién nacido soñar, por los profundos

contéstame si aún tus pequeños oídos

valles de huertos submarinos, por las verdes

me conocen: ¿No intentas, fugitiva y cantando,

laderas de delfines, sumergidos senderos

retornarme a tus libres comarcas venturosas?

que iban a dar a dulces sirenas deseadas.

¿Quién te encarcela, dime? Dí, ¿quién te pone grillos?

Podías, bien podías entonces, bien podías,

¿Quién te esposa las alas y quién, dime, cerrojos

sin lágrimas inútiles, sin impuestas congojas,

clava en tu lengua y sombras pone sólo en tus ámbitos?

viajar, llenos de viento los labios, con un golpe de abierta luz en medio del corazón, bien alta la valerosa vida cayendo de tu frente. ¿En dónde las fronteras entonces, ese miedo, ese horror a los límites, ese cerco que escuchas avanzar en la noche

Libertad, no me dejes. Vuelve a mí, dura y dulce, como fresca muchacha madurada en la pena. Hoy mi brazo es más fuerte que el de ayer, y mi canto, encendido en el tuyo, puede abrir para siempre, sobre los horizontes del mar, nuestra mañana.

COMENTARIO GENERAL. La Poesía alcanzaba en este Siglo, como ambicionábamos hace milenios, el propio corazón humanidad.

todos de la

El Psicoanálisis había arrancado, para siempre, una venda de los ojos de la humanidad. La mujer, el hombre, antes del psicoanálisis, no sabían nada acerca de cómo se producían: LA POESÍA LA CIENCIA EL AMOR El pensamiento Inconsciente libertad, la POESÍA.

es,

en

el

límite

de

su

Un saber no sabido por el científico, lo lleva por el camino de la "Verdad". Y gajos arrancados de la Especie, sin psíquica para el sujeto, producen el amor.

representación

Agradezco, como poeta, al Psicoanálisis que la mujer, que tanto amo, pueda después del Psicoanálisis preguntarse por su libertad, por su potencia creadora. La Poesía es, precisamente, el alma de lo femenino. Es por eso que el psicoanálisis posibilita que nos preguntéis ¿por qué lo femenino (tiempo de la poesía, residencia de la función poética) antes del psicoanálisis era más fácil para un hombre que para una mujer? y ¿por qué, ahora, después de la Interpretación Psicoanalítica, la mujer puede, si lo deseara, apropiarse de lo que le pertenece desde siempre, la Poesía? Y hoy día lo sabemos, el hombre ya ha agotado sus posibilidades de liberación y si, aún, había alguna posibilidad de liberación para la mujer, es el psicoanálisis el que lo posibilita. En 1900, Freud puede diferenciar con precisión y destreza, una mujer histérica de una mujer. Esta diferencia permitirá a la mujer, sin ser histérica, decir que NO. Determinar, a partir de la negación, su propio pensamiento Inconsciente. Después de la Interpretación psicoanalítica, la mujer podrá ser una mujer sin pertenecer a ningún hombre.

La mujer producía en este grado de libertad un camino propio hacia el poder, hacia la creación en general. Agradezco como poeta, a Freud, por haber denunciado la "Doble Moral" masculina, por todos aceptada, como el instrumento más poderoso de dominación del hombre sobre la mujer. Lo que el hombre conseguía con un simple desdoblamiento de su moral, a la mujer le costaba la enfermedad o el castigo. Lo que al hombre le daba hasta cierto prestigio social, cuando ocurría en ella, sólo le servía para ser denigrada, aún, un poco más. Ella misma dudaba de su moralidad cuando deseaba. Es el psicoanálisis que nos dice: Hombre y mujer, articulados de manera compleja con ser padre y madre, constituyen la sexualidad de todo hombre, de toda mujer. Todo lo humano puede producirse en Ella. Ella puede producir cualquier humanidad y, ahora, después del psicoanálisis, lo sabe. De cualquier manera, me alegra haber llegado al año 2000. Lo ambicionaba desde joven, por eso llegué. Una ambición secreta, poderosa, femenina. SIGNIFICADOS Sustantivos: Marinero: Militar de tropa que presta servicio en la marina de un país. Comarcas: Porción de territorio, más pequeña que una región, que se considera homogénea por diversos factores, como las condiciones naturales o la persistencia de demarcaciones históricas. Valles: Terreno llano de nivel más bajo que el que lo rodea. Huertos: Terreno de regadío de pequeña extensión destinado al cultivo de verduras, legumbres y árboles frutales. Senderos: Camino estrecho, en especial el que se ha formado por el paso de personas o animales. Luz: Inteligencia o entendimiento de una persona. Adjetivos: Alegremente: De modo irreflexivo o frívolo, sin pensar en las consecuencias de lo que se dice o se hace

Amarradas: Atar o asegurar una cosa por medio de cuerdas, cadenas, etc.; especialmente, sujetar una embarcación al muelle con amarras. Alta: Ingreso o inscripción de una persona en un cuerpo, asociación o empresa, o regreso a él después de haber sido dado de baja. Sumergidos: Concentrar plenamente la atención en una actividad o estados mentales, abstrayéndose de la realidad. Valerosa: Que actúa con valor y situaciones arriesgadas o difíciles. Triste: Que es de carácter propenso a sentir tristeza.

determinación

melancólico

y

ante

pesimista

o

Verbos: Soñar: Desear algo intensamente o durante mucho tiempo. Cayendo: Reprender a una persona, un grupo o una institución por estar en desacuerdo con el contenido de su discurso o su modo de proceder. Avanzar: Situar algo o a alguien en una posición que está más adelante. Contestar: Realizar [una persona] una acción en respuesta a alguien que llama a la puerta, al teléfono, etc. Abrir: Desaparecer las nubes que cubren y oscurecen el cielo, en especial las que pueden provocar precipitaciones. Encender: Hacer que prenda una cosa que está especialmente preparada o adaptada para ello, aplicándole fuego o haciendo que el fuego brote de ella. Significados: Laderas: Pendiente de una montaña o elevación del terreno por cualquiera de sus lados. Alba: Período que transcurre desde que aparece en el horizonte la luz del sol hasta que sale el sol y se hace de día. Congojas: Pena intensa e incontenible que se exterioriza con llanto o quejas. Venturosas: [persona] Que tiene fortuna o buena suerte. Biografía: Rafael Alberti

(Puerto de Santa María, 1902 - 1999) Poeta español, miembro de la Generación del 27. Sus padres pertenecían a familias de origen italiano asentadas en la región y dedicadas al negocio vinícola. Las frecuentes ausencias del padre por razones de trabajo le permitieron crecer libre de toda tutela, correteando por las dunas y las salinas a orillas del mar en compañía de su fiel perra Centella. Aquella infancia despreocupada, abierta al sol y a la luz, comenzó a ensombrecerse cuando hubo de ingresar en el colegio San Luis Gonzaga de El Puerto, dirigido por los jesuitas de una forma estrictamente tradicional. Alberti se asfixiaba en las aulas de aquel establecimiento donde la enseñanza no era algo vivo y estimulante sino un conjunto de rígidas y monótonas normas a las que había que someterse. Se interesaba por la historia y el dibujo, pero parecía totalmente negado para las demás materias y era incapaz de soportar la disciplina del centro.

A las faltas de asistencia siguieron las reprimendas por parte de los profesores y de su propia familia. Quien muchos años después recibiría el Premio Cervantes de Literatura no acabó el cuarto año de bachillerato y en 1916 fue expulsado por mala conducta. En 1917 la familia Alberti se trasladó a Madrid, donde el padre veía la posibilidad de acrecentar sus negocios. Rafael había decidido seguir su vocación de pintor, y el descubrimiento del Museo del Prado fue para él decisivo. Los dibujos que hace en esta época el adolescente Alberti demuestran ya su talento para captar la estética del vanguardismo más avanzado, hasta el punto de que no tardará en conseguir que algunas de sus obras sean expuestas, primero en el Salón de Otoño y luego en el Ateneo de Madrid.

No obstante, cuando la carrera del nuevo artista empieza a despuntar, un acontecimiento triste le abrirá las puertas de otra forma de creación. Una noche de 1920, ante el cadáver de su padre, Alberti escribió sus primeros versos. El poeta había despertado y ya nada detendría el torrente

de su voz. Una afección pulmonar le llevó a guardar obligado reposo en un pequeño hotel de la sierra de Guadarrama. Allí, entre los pinos y los límpidos montes, comenzará a trabajar en lo que luego será su primer libro, Marinero en tierra, muy influido por los cancioneros musicales españoles de los siglos XV y XVI. Comprende entonces que los versos le llenan más que la pintura, y en adelante ya nunca volverá a dudar sobre su auténtica vocación, aunque muchos años después, ya en el exilio, dedicaría algunos de sus poemarios a la pintura y a Picasso.

Al descubrimiento de la poesía sigue el encuentro con los poetas. De regreso a Madrid se rodeará de sus nuevos amigos de la Residencia de Estudiantes. Conoce a Federico García Lorca, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre, Gerardo Diego, Miguel Hernández y otros jóvenes autores que van a constituir el más brillante grupo poético del siglo. Cuando en 1925 su Marinero en tierra reciba el Premio Nacional de Literatura, el que algunos conocidos llamaban "delgado pintorcillo medio tuberculoso que distrae sus horas haciendo versos" se convierte en una figura descollante de la lírica.

De aquel grupo de poetas hechizados por el surrealismo, que escribían entre risas juveniles versos intencionadamente disparatados o sublimes, surgió en 1927 la idea de rendir homenaje, con ocasión del tricentenario de su muerte, al maestro del barroco español Luis de Góngora, olvidado por la cultura oficial. Con el entusiasmo que les caracterizaba organizaron un sinfín de actos que culminaron en el Ateneo de Sevilla, donde Salinas, Lorca y el propio Alberti, entre otros, recitaron sus poemas en honor del insigne cordobés. Aquella hermosa iniciativa reforzó sus lazos de amistad y supuso la definitiva consolidación de la llamada Generación del 27, protagonista de la segunda edad de oro de la poesía española.

En los años siguientes Rafael Alberti atraviesa una profunda crisis existencial. A su precaria salud se unirá la falta de recursos económicos y la pérdida de la fe. La evolución de este conflicto interior puede rastrearse en sus libros, desde los versos futuristas e innovadores de Cal y canto hasta las insondables tinieblas de Sobre los ángeles. El poeta muestra de pronto su rostro más pesimista y asegura encontrarse "sin luz para siempre". Su alegría desbordante y su ilusionada visión del mundo quedan atrás, dejando paso a un espíritu torturado y doliente que se interroga sobre su misión y su lugar en el mundo. Se trata de una prueba de fuego de la que renacerá con más fuerza, provisto de nuevas convicciones y nuevos ideales. En adelante, la pluma de Alberti se propondrá sacudir la conciencia dormida de un país que está a punto de vivir uno de los episodios más sangrientos de su historia: la Guerra Civil. Ha llegado el momento del compromiso político, que el poeta asume sin reservas, con toda la vehemencia de que es capaz. Participa activamente en las revueltas estudiantiles, apoya el advenimiento de la República y se afilia al Partido Comunista, lo que le acarreará graves enemistades. Para Alberti, la poesía se ha convertido en una forma de cambiar el mundo, en un arma necesaria para el combate.

En 1930 conocerá a María Teresa León, la mujer que más honda huella dejó en él y con la que compartió los momentos más importantes de su vida. Dotada de claridad política y talento literario, esta infatigable luchadora por la igualdad femenina dispersó con su fuerza y su valentía todas las dudas del poeta. Con ella fundó la revista revolucionaria Octubre y viajó por primera vez a la Unión Soviética para asistir a una reunión de escritores antifascistas.

El dramático estallido de la Guerra Civil en 1936 reforzó si cabe su compromiso con el pueblo. Enfundado en el mono azul de los milicianos, colaboró en salvar de los bombardeos los cuadros del Museo del Prado, acogió a intelectuales de todo el mundo que se unían a la lucha en favor de la República y llamó a la resistencia en el Madrid asediado, recitando versos urgentes que desde la capital del país llegaron a los campos de batalla más lejanos.

Al terminar la contienda, como tantos españoles que se veían abocados a un incierto destino, Rafael Alberti y María Teresa León abandonaron su patria y se trasladaron a París. Allí residieron hasta que el gobierno de Philippe Pétain, que les consideraba peligrosos militantes comunistas, les retiró el permiso de trabajo. Ante la amenaza de las tropas alemanas, en 1940 decidieron cruzar el Atlántico rumbo a Chile, acompañados por su amigo Pablo Neruda.

Alberti en un recital en Torino (1987)

El exilio de Rafael Alberti fue largo. No regresó a España hasta 1977, después de haber vivido en Buenos Aires y Roma. Esperó a que el general Francisco Franco estuviese muerto para reencontrarse con algunos viejos amigos y descubrir que en su tierra no sólo le recordaban, sino que las nuevas generaciones leían ávidamente su poesía. Su corazón no albergaba rencor: "Me fui con el puño cerrado y vuelvo con la mano abierta". El mismo año de su llegada el Congreso de los Diputados le abrió sus puertas, tras haber sido elegido por las listas del Partido Comunista, pero no tardó en renunciar al escaño porque ante todo quería estar en contacto con el pueblo al que había cantado tantas veces.

Perplejo y regocijado, asistió a recitales, conferencias y homenajes multitudinarios en los que se ensalzaba su figura de poeta comprometido con la causa de la libertad. Fue distinguido con todos los premios literarios que un escritor vivo puede recibir en España, pero renunció al Príncipe de Asturias por sus convicciones republicanas. En la madrugada del 28 de octubre de 1999 murió plácidamente en su casa de El Puerto de Santa María, junto a las playas de su infancia, y en aquel mar que le pertenecía fueron esparcidas sus cenizas de marinero que hubo de vivir anclado en la tierra. Sus primeras poesías quedaron recogidas bajo el título de Marinero en tierra, libro que obtuvo el Premio Nacional de Literatura (1924-25), otorgado por un jurado que integraban

Antonio Machado, Ramón Menéndez Pidal y Gabriel Miró. A Marinero en tierra siguieron La Amante (1925) y El alba de alhelí (1925-26).

En estos primeros libros, Rafael Alberti se revela como un virtuoso de la forma con influjos de Gil Vicente, los anónimos del Cancionero y Romancero españoles, Garcilaso de la Vega, Luis de Góngora, Lope de Vega, Gustavo Adolfo Bécquer, Charles Baudelaire, Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado. La suya es una poesía "popular" -como explicó Juan Ramón Jiménez-, "pero sin acarreo fácil; personalísima; de tradición española, pero sin retorno innecesario; nueva; fresca y acabada a la vez; rendida, ágil, graciosa, parpadeante: andalucísima".

La etapa neogongorista y humorista de Cal y canto (19261927) marca la transición de este autor a la fase surrealista de Sobre los ángeles (1927-1928). Ésta última supone en su obra la irrupción violenta del verso libre y de un lenguaje simbólico y onírico, rotas ya las ataduras con la tradición anterior. Los ángeles aparecen como representaciones de las fuerzas del espíritu, íntimamente relacionadas con los ángeles del Antiguo Testamento. A partir de entonces su obra deriva al tono político al afiliarse nuestro poeta al partido comunista. Esta actitud le lleva a considerar su obra anterior como un cielo cerrado y una contribución irremediable a la poesía burguesa. "Antes -escribió Alberti- mi poesía estaba al servicio de mí mismo y unos pocos. Hoy no. Lo que me impulsa a ello es la misma razón que mueve a los obreros y a los campesinos: o sea una razón revolucionaria."

La poesía de Alberti cobra así cada vez más un tono irónico y desgarrado con frecuentes caídas en el prosaísmo y el mal gusto. Así los poemas burlescos Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos (1929), Sermones y moradas (1929-1930) y la elegía cívica Con los zapatos puestos tengo que morir (1930). A partir de 1931 abordó el teatro, estrenando El hombre deshabitado y El adefesio. Recorrió luego con su esposa María Teresa León varios países de

Europa, pensionado por la Junta de Ampliación de Estudios, para estudiar las nuevas tendencias del teatro. En 1933 escribió Consignas y Un fantasma recorre Europa, y en 1935, 13 bandas y 48 estrellas.

Tras la guerra civil, ya en el exilio, publicó en Buenos Aires A la pintura: Poema del color y la línea (1945) y un volumen que abarca la casi totalidad de su obra lírica, Poesía. La última voz de Alberti de esa época (reincidente en el primer tono neopopular) se nos aparece henchida de nostalgia por la patria, como se aprecia especialmente en Retornos de lo vivo lejano (1952). Otros títulos de esta etapa son Baladas y canciones del Paraná (1953), Abierto a todas horas (1964), Roma, peligro para caminantes (1968), Los ocho nombres de Picasso (1970) y Canciones del alto valle del Aniene (1972).

Después de su regreso a España en 1977, su producción poética continuó con la misma intensidad, prolongándose sin fisuras hasta muy avanzada edad. De entre los muy numerosos libros publicados cabe mencionar Fustigada luz (1980), Lo que canté y dije de Picasso (1981), Versos sueltos de cada día (1982), Golfo de sombras (1986), Accidente. Poemas del hospital (1987) y Canciones de Altair (1988). En los años ochenta publicó una continuación a su autobiografía, iniciada en 1942, La arboleda perdida. Memorias. FUENTE:   

http://www.las2001noches.com/n31/pg1.htm http://las2001noches.blogspot.com/2010/06/retorno-dela-dulce-libertad-de-rafael.html https://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/alberti_r afael.htm