EL VIAJE INTELECTUAL DEL MISMO AUTOR *• El hogar desierto (novela), i vol. }3ucnos Aires. ** Estudios de histori
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EL VIAJE INTELECTUAL
DEL MISMO AUTOR
*•
El hogar
desierto (novela),
i
vol. }3ucnos Aires.
** Estudios de historia argentina (2" serie), **
El
viaje intelectual (2" serie),
** Critica literaria. ** Discursos. *
Ensayo
I
*
Santiago Liniers.
El
Tncumdn.
histórico sobre el
* Fruta vedada (novela),
Del Plata
al
Buenos Aires.
Buenos Aires.
vol.
*
vol.
Buenos Aires.
vol.
2
i
Buenos Aires.
vol.
i
Niágara 1
vol.
i
(viajes),
1
Buenos Aires.
vol.
Buenos Aires. vol.
i
Buenos Airos.
vol. Barcelona.
viaje intelectual (i* serie),
i
vol.
Madrid-Buenos Aires.
Mendoza y Garay. i vol. Buenos Aires. El Congreso de Tucumdn. vol. Buenos Aires. i
Las obras señaladas con dos asteriscos son
las inéditas; las señaladas
agotadas; unas y otras se publicarán sucesivamente en esta
misma
con uno son
1
edición.
EN FR.\!«CÉS Une Enigme
Le Cahier
littéraire.
1
des sonnets.
Prosper Mérimée.
i
Buenos Aires.
vol.
i
vol.
Paris.
vol.
Buenos Aires. Paris-New-York.
Études hispaniques.
1
Les
Toponymie argentine.
lies Malouines.
Amparo, Nouvelles ••
vol.
i
et
vol.
1
vol.
Buenos Aires.
Buenos Aires-Paris.
/antaisies.
i
vol. Paris.
UActionfrangaise en Argentine.
1
vol.
Paris-Buenos Aires.
EN COLABORACIÓN La
Biblioteca (revista). 8 vol.
Anales de
la Biblioteca.
Buenos Aires.
10 vol. Buenos Aires.
DE LA PRESENTE OBRA SK HAN IMPRESO CINCUENTA EJEMPLARES EN PAPEL SÍMIL HOLANDA
NUMERADOS DEL
I
AL 3o
Imprenta y Casa editora «Cosí», Perú, G84.
—
Buenos Aires
PAUL GROUSSAC
EL
VIAJE INTELECTUAL IMPRESIONES DE NATURALEZA Y ARTE (segunda serie)
BUENOS AIRES JESÚS MEKÉNDEZ, LIBRERO EDITOK l86,
II.
DE IRIGOYEN,
1920
1
86
A LA MÉMOIRE DK
ULRIC
C.
COURTOIS
NÉ A LYON (rHÓne) LE JO DÉCEMBRE MDCCCXLIII
DÉCÉDÉ A MCE ('aLPES-MARITIMES) LE 10 AOÍlT MCMXIV
CE LIVRE EST DKDIÉ E!N
témoi(;>a(;e d'lne amitié de
quarante ans
QUI XE CONNUT JAMÁIS DE DÉFAILLANCE
ET DOM' LE SÜRVIVANT
6ARDE P1EUSEMENT LE SOUVENIR
P. G.
PREFACIO
A
no ser por
segunda
la
serie de
mejor tipografía y corrección del
mi
texto, esta
Viaje intelectual no difiere esencialmente
de la primera, impresa en
Madrid hará unos
diez
y
(Jompónese como aquélla, y conforme al subtitulo, de siones de naturaleza
y
arte » (hasta coinciden en
seis
años.
Impre-
«
empezar ambas
con Sarmiento y acabar con notas filológicas), mezclándose las referencias
americanas con
las europeas,
y
las vistas del
an-
—
tiguo continente con las del nuevo, sin observar otro orden
y
éste
mismo no muy riguroso
— que
el cronológico
;
en
ni,
general, otro método en la sucesión de las etapas descritas que el
correspondiente al itinerario real, seguido por el viajero a
través del liera la
mundo y
de la vida. Acaso podríase advertir,
pena, que en la serie presente dominan
si
va-
más que en
la
anterior los apuntes de viajes efectivos, con respecto a las nolas literarias o artísticas. Ello se explica,
no tanto por
el he-
dió de remontarse buena parle del libro al período de mayor (iclividad física del autor (éste aparece aquí
riego en la vejez distinto
como en
la
a que esta vez obedeciera
Se justificaba entonces
mismo
tan anda-
juventud), cuanto por el criterio la elección
— según en
el
de los capítulos.
prefacio del libro se ad-
EL VIAJE INTELECTUAL
vHi
vertía
—
de muestrario o
el aspecto
u
cajón de sastre
)),
que
ofrecía la miscelánea, atendiendo a que, prevista la eventuali-
dad de interrumpirse
la publicación
como specimen de mis múltiples misible a la sazón, lo sería sito que, u
(como en
cierto
mayor número de
ocurrido), « podría interesar a
aficiones
»
.
modo ha
lectores este
Este concepto, ad-
menos ahora, supuesto
propó-
el
Dios mediante, se serjuirü realizando, de publicar mis
obras completas
»
(como
las
menes dedicados a estudios velas, etc.,
fuera de
las «
llama
el editor),
en sendos volú-
históricos, crítica literaria,
impresiones de viaje
»
no-
propiamente
dichas.
Por puesta
lo
demás,
tal
diga notablemente de
ocupado por
el relato
expensas de
la
las
como
y expedita para
esta
nueva
la circulación,
sil
doble
no
titulo, ni
me
que
el
mente
que
espacio
« intelectual ».
Lejos de admitir que
el artista literario,
les asocia,
mayor
sea necesariamente a
puras impresiones de naturaleza empezcan
estéticas
com-
parece que des-
lo
de viajes reales,
substancia
serie se presenta
las sensaciones
siquiera mediano, irresistible-
opinólo contrario. Creo, pues, que en
actual, culpa será del paisajista
y no
del paisaje,
si,
el
caso
por ejem-
plo, la descripción de las caídas del Ljuazú, en su espléndido
marco de les,
selva tropical, o la de los maravillosos Qords austra-
no suscita emociones de arte tan intensas como
fiel reproducción de las obras
del
Prado causa a
las
que una
maestras pictóricas delLouvre o
los entendidos.
general y en obsequio de la buena
Expuesto
lo
cual, en tesis
crítica, espero se
me
conce-
derá que todo ha sido curarme en salud; pues no precisa sin
duda fundar su derecho
al consabido rótulo,
un tomo de mis-
celáneas que principia con un croquis familiar de Sarmiento
sigue con otros de Renán, Goncourty Víctor
y
Hugo, terminan-
do con ensayos sobre costumbres de antaño y refranes
:
mate-
eminentemente
rías todas ('
inactuales,
como
literarias, siqaiera
burdo
las calificaría ese
por
cano, al que las desgracias europeas han dejado el bre para vulgarizar al
muy
Ya que de refranes
tulos,
podrá venir a cuento
ción
((
:
No digo quién
campo
li-
mundo.
Respecto del libro mismo, manifestado.
anodinas
lo
criterio norteameri-
me
poco
el siguiente
eres,
toca agregar a lo
uno de sus capí-
se trata en
que tú
con
la
debida aplica-
te lo dirás ».
Al
no
lector,
id autor, pertenece decidir si estos artículos de diario, efímeros
por destino (su solo nombre
lo indica),
rasca periodística, merecían revivir
ma
más duradera. Claro
algo
recogerlos //í(/.v
en
y
común hoja-
está que asi lo he
escogerlos, confiando
—
lo
esta
for-
pensado al
digo con sinceridad
me ha guiado para
concepto es el que visiblemente
componen
prelación a la quincena de ensayos que serie, entre tantos
Ya
la
—
valor de la materia que en el de la hechura. Este
el
el limbo,
como
y prolongarse en
como han
esta
conceder
segunda
mi pluma y quedan en
salido de
esperando quizá vanamente esta incierta resurrección.
a quienes pude mirar de
se trate de los escritores ilustres,
cerca después de admirarles de lejos, procurando, aunque joven
y
obscuro, no dejarme deslumhrar por su gloriosa aureola;
ya de
los
grandes espectáculos naturales, procesos sociológicos
o manifestaciones literarias, que diar,
me
tocara contemplar o estu-
no creo sufrir una ilusión pensando que todos
temas en
sí
cómo hayan
mismos
ellos
interesantes, con independencia del
sido tratados.
Ni aun
el
más
son
modo
flojo de estos ensa-
yos, que será probablemente (no en razón del asunto sino del superficial desempeño) el dedicado a
un entonces joven y ya
célebre poeta uruguayo, creo que deba excluirse de este juicio
favorable, en gracia
nota
— de
— como
las circunstancias
allí lo
doy a entender en una
en que fué
e.'icrito
y primero
salió
EL VIAJE INTELECTUAL
X
a
Por mi
luz.
parte, si tuviera voz
y
voto en el asunto baladi,
confesaría una secreta debilidad por ese rapto de juvenil entu-
siasmo en
(¡ue,
a través de
— cayo envidiable achaque que en aquel tiempo
lo
vibran ecos de
la critica literaria,
— Et ego in Arcadia
un íntimo y romántico sentimentalismo
!
hoy sorprende un poco al mismo
gozaba y celebraba con ingenua aunque
velada indiscreción.
Sea como fuere, me permitiré,
la
una
sin que esto importe invadir
apuntar aquí dos reflexiones
la libre apreciación del lector,
relativa al fondo, la otra
a
la
forma de
estas páginas,
que su repetida y minuciosa lectura en pruebas rido.
La
sófica »
de fondo
— atañe especialmente a
quiciados ha
más de un
vuelto a ver,
por
tan de nuevo
como
vez.
— que nada me costaría
Compruebo
si
allí,
suge-
los capítulos parisienses, es-
tercio de siglo,
que
cierto, desde
me ha
calificar de n filo-
y
que, no habiéndolos
me toman
los escribí,
de otro fueran y
los leyera
casi
por primera
no sin asombro, cómo, a raíz de
ya
la
perfecta adaptación al medio sudamericano, de que dan testi-
monio (le
las
páginas anteriores, se produce, a
la vuelta
a París y con
el solo contacto
las
pocas semanas
de su pueblo
y
res-
piro del medio ambiente, tan inmediato e íntegro el recobro de la real idiosincrasia,
a
que
la vez
el
retoñar de los hábitos
y
sentimientos nativos, cual si nunca se hubieran interrumpido.
No, decididamente, no hay tiempo ni distancia que las
almas bien nacidas
la esencia
indeleble el sello de la raza
;
franceses acabamos de vivir patriótico al aire libre
los cinco
y :
altere en
intima con que se transmite
años trágicos que
los
esta terrible crisis de eretismo
y goteando sangre
sucumbido fuera del campo de
batalla,
— a que
tantos
han
— no han hecho sino
corroborar con mil pruebas diarias y solemnes, que, aun en aquellos de nosotros que parecemos
y somos
los
más honda-
PREFACIO
XI
mente trasplantados en tierra americana,
el
incomparable vigor
de las raices primitivas se sobrepone invenciblemente al de las adventicias.
La otra
reflexión, relativa a la forma y sugerida por estas pá-
ginas, no reza esta vez con peculiaridades de (jae
el
ya toqué rápidamente, y en son de
mi prosa,
— tema
disculpa explicativa en
prefacio puesto a la serie anterior del Viaje intelectual; sino
que alude, como simple observación casi impersonal, a diciones en que
las con-
un joven extranjero hacia en aquellos años su
aprendizaje de escritor. Supuesto, como hace un
momento
lo
manifestaba, que yo pueda juzgar hoy, como si fueran de otro, estos ensayos,
nuevamente,
apenas retocados para
se adelanta con los
galicismos,
la reimpresión, verifico
y acaso más humillado que
más gordos de
cometo a sabiendas,
envanecido, cuan poco
años en achaque de los
— veo que en
lo
— que hoy me alcanza para
—
o
ya poseía en-
— ala verdad no muy
el gasto.
suelta de esas correspondencias, escritas
Salvo algunos
me escapan
principal,
tonces casi todo el vocabulario castellano
opulento
estilo!
que ahora se
—
La misma frase
ello
va de suyo
—
al correr de la pluma, expresa el pensamiento sin vacilación ni embarazo, tan directa y clara estas horas.
butarme
Con
ello
como pudiera yo producirla a
espero no incurrir en la torpeza de tri-
elogios, sino, al contrario,
escritores
medianos nos parecemos a
feriores, las que es sabido completan
superiores su crecimiento
y
dar a entender que
los
las especies naturales in-
más precozmente que
las
limitado desarrollo.
Esta prosa, debo repetirlo en son de catoniano ceterum censeo, sin recelo de fatigar al lector, es,
esencialmente francesa, hasta donde lexicológica tante que,
y
la corrección
por su estructura y giros, lo admitan la propiedad
gramatical.
procurando en mis
Con
ello indico
escritos evitar lo
más
bas-
posible los
EL VIAJE INTELECTUAL
XII
(jalicisnios superfinos,
ellos
no he sido menos celoso de mantener en
algo de la línea neta y nerviosa sobriedad que caracterizan
aquella forma clásica
:
resultado, a la verdad, poco meritorio en
para conseguirlo,
quien,
hereditaria de la
raza
((
sólo necesitaba »,
como
quedar fiel a
man-
medio
social.
tienen incólume la educación escolar y sobre todo el
Todas a
las lenguas literarias tienen sus dotes propias,
la vez
la índole
suele decirse, que allá
producto
que factor del alma popular. Pero, considerada la
prosa escrita como un instrumento de precisión, primordial-
mente aplicable al trasunto y propagación de las ideas, ningún ya con buena fe que, a la francesa,
espíritu superior discute
asi en su actuación
primacía. sista,
algo
Y no
es
pasada como en
que
la excelencia
como acaso ocurriera con
más que
legítimo heredero,
uniforme de fina y exquisita
virtud de ese estilo con-
el aticismo
— en
nitidez.
pertenece la
la presente,
y
griego
la perfección
No
—
de que es
de un molde
es necesario
encare-
cer la riquísima variedad formal de una galería literaria que, sólo citar cinco o seis
nom-
bres de primera magnitud, ostenta la frondosidad de
Rabe-
en
siLs tres siglos clásicos,
lais
junto a
la
y para
familiar desenvoltura de Montaigne, exhibe
fulgurante ímpetu de Pascal en contraste con de Bossuet, presenta
La Bruyerc fin
con
como
el
la alteza bíblica
correctivo al burilado pesimismo de
la ironía ligera
— y corrosiva — de
el siglo siguiente, repartido entre el
Voltaire;
por
romanticismo ima-
ginativo y el positivismo científico, ve surgir, entre la pasión de
Rousseau y
la impasibilidad
de Flaubert, que
Iremos, prosistas geniales tan distintos Víctor
Hugo, Michelet,
Veuillot,
marcan sus ex^
como Chateaubriand,
Renán, Taine,
etc.,
cada uno
de los cuales agrega una cuerda a la lira tradicional, sacando de ella alguna nota nueva
monía.
y
acentos de nunca escuchada ar-
PREFACIO
Ahora
bien
:
xiii
en esa múltiple disparidad de
un elemento común a todas
las obras,
y de
los ingenios
éstas revela el parentesco
de aquéllos, como que son ramas de un
mismo
tronco
;
y
es el
ajuste constante y estrecho del pensamiento a su expresión
ley
:
ésta tan soberana ante el gusto nacional, que constituye allí la
cláusula esencial del arte,
enumerados,
se tiene
a
los
que, entre los grandes escritores
y
que mejor
nuinos representantes y maestros de tilos
la
la
observaron por
los
ge-
prosa francesa. Otros es-
Hago y de Flaumayor sonoridad verbal ninguno
extranjeros ostentarán quizá (¿ al lado de
bert?)
más
vistoso colorido o
:
—
para y propiedad expresiva y gracia discreta. Por eso mismo,
iguala al nuestro en exactitud
no aludir a su fina ligereza
entre tantos dones preciosos, asignamos el « rango »
Se transparenta
la claridad.
la idea
supremo a
a través del francés cual si
ninguna interposición. Si parece, en
ésta se materializara sin
otras lenguas, vaciada la fluida materia pensante en copas de
cincelado metal o adornado alabastro, que, por lucirla, alguna vez la ocultan, el francés la muestra
vaso de purísimo cristal.
quantum mulata ab este
tema
Sabido sin
:
es
duda
(t
A
illa
y
sirve sencillamente en
la
Academia de Berlín
el
premio
la
la
lengua francesa
:
«
Entre todas
y admirable
las lenguas, c'est la
seule (aquí no es posible traducir sin deformar) qui ait
probité attachée á son génie. nición,
y que
»
?
memoria de Rivarol, que
mereciera sólo por contener esta breve
respuesta a la pregunta
—
— señalaba para su concurso anual
!
qué debe su universalidad
que recibió
lo
— En 1783,
Nunca
se dio
más
une
bella defi-
tan cumplidamente junte el ejemplo con el pre-
cepto.
Esa
«
probidad
» del estilo,
o sea adecuación perfecta de la
expresión al pensamiento, es el desiderátum que
me permito
señalar en los escritos de algunos jóvenes autores argentinos.
EL VIAJE INTELECTUAL
XIV
dotados, por otra parte, de cualidades nativas
y que
sin
duda
fundizado y sincero de
los
escasea en « tierras calientes
Ahora
bien (creo que
dado
poco efecto de
el
peca contra
se
muy
estimables,
se completarían fácilmente con el estadio
ya
»,
no es
no por
lo
el talento, sino el gusto.
mismo alguna
dije esto
la advertencia,
el gusto,
pro-
modelos apuntados. Lo que más
vez, pero,
no huelga su repetición)
que falta, sino por
lo
que
sobra. Creo que es Sainte-Beuve quien refiere haber oído ex-
clamar al obeso doctor Véron, repleto de goces materiales «
Carezco de privaciones
critores noveles hacer
!
»
suya
retóricas exuberancias.
¡
Podría la
tal o cual de nuestros es-
exclamación, aplicándola a sus
gunos de seguir soplando sus contribuyendo así a que
bordado que al citas,
—
tejido,
— ya que
Ojalá estos consejos míos
no puedo esperarlo de mi humilde ejemplo
— disuadan a
al-
brillantes burbujas de jabón,
el estilo
argentino,
menos atento
al
dé un paso hacia aquella sancta simpli-
que he puesto en epígrafe a un capítulo de
deseoso tal vez en mis adentros de que el lector
a otros quizá más vistosos
lo
este libro
prefiera
I
P. G.
Buenos Aires, 21 de junio de 1920.
CORRECCIONES Y ADICIONES
Página
2, linea 12, léase
Página
8, linea 7,
Página
8, nota (2),
IV, leltre
XI
:
«O
adelante se repite
la
Sud, célebres dans leería sin (le
a
duda
la
cuéslale.
;
suprímase un de duplicado. agregúese
Rousseau, La Aouvelle Héloíse, partie
J. J.
;
Tinian! (una de e.xclamación)
las
Marianas)
con esta nota
;
:
O
Juan Fernández!..» (más
« lies desertes de
la
mer du
voyage du l'amiral Anson». Rousseau, que no sabia inglés,
la relación del viaje
de Anson en
la
traducción francesa de Élic
Joncourt, cuya primera edición de París es de 1750. La Nouvelle Héloise salió luz en 1760.
Página 73, línea 11, léase Página 1 53, linea G, léase
dejo.
:
Página 289, línea 27, léase
Página 2^2, línea 28, léase
Página 272, línea
tampoco.
:
17, léase
:
:
:
de
qu.elqu.es.
posséderai-je.
«
si
no
me
son... »
EL VIAJE INTELECTUAL (SEGLNDzV SEIUE)
SARMIENTO EN MONTEVIDEO (i883)
Enero 27. Al paso que de Buenos Aires, que, hacia él, al
la
el
modo de un inmenso
pitalarias.
salir
las
como
brazo cariñoso que diseña
las
los
el
Pocitos;
aire fresco
el sol
un desem^Darco
el,
a esta liora,
y
sutil
el brillo
de de
la
ma-
las
cú-
naciente y la alegre charrería italiana
de algunas arquitecturas próximas
al visitante
gesto
quintas que motean de verde y
ondulantes colinas;
pulas doradas por
aquí
el
las calles
luego sé abrirán para nosotros sus casas hos-
La playa incitadora de
ñana, que los pulmones beben con avidez;
tura de
bahía, diríase
la
más. Se abren a nuestro frente
adormecido mar cerúleo; blanco
lentamente en
izquierda, la costa del Cerrito se replegara tras
de no dejarnos paralelas,
vapor Júpiter, que nos ha traído
se interna
sin
desocupado
mente exento de cuidados
:
todo, hasta la escasa apre-
choques ni alboroto, predispone
— ya fuer de
tal
momentánea-
— para un programa de
vida tran-
quila y regalada. Apenas en tierra, no parece sino que a ello
EL VIAJE INTELECTUAL
3
convidan gentes y cosas en torno suyo. La lozanía de
le
raza
— gemela de
genuinamente
la
ción
de
—
se
la
exhibe
vistosa de las mujeres,
alcance del traseunte.
al
»
hombres y sobre todo en la primera si no xínica atrac-
triunfante en la gallardía de los
hermosura
porteña
u
la llegada el exterior
Y
completa
la
grata impresión
sano y robusto del pueblo callejero,
blanco en su mayoría, y cuyo aspecto, porte desenvuelto y el vestir más significativos que el lujo de la fla-
—
aseo en
mante tar
aristocracia adinerada,
el
y
contento de
—
revelan
difundido bienes-
el
vida.
la
Al viajero, así predispuesto a sufrir
seducción de esas mil
la
caricias ambientes, cúestale algún esfuerzo resistir al influjo
de
la
gar
imaginación,
la
la «
loca de la casa
siempre propensa a juz-
»
realidad por sus apariencias optimistas o ilusorias. Sólo
cómo
bajo esta engañosa sugestión, es apartar por lo
menos
el
lograría,
si
no borrar,
recuerdo importuno de cuanto ha
oído y leído respecto de los gobiernos de fuerza y arbitrarie-
dad que en
este bello
evocan a esas otras donde, según
menos
la
el
«
Montevideo
se
vienen sucediendo, y » del Archipiélago,
bandas orientales
bardo inglés que
las visitaba,
todo es divino,
índole del habitante (i). Cierto que los despotismos
de esta región platense, en general más opresivos que sangui-
nunca fueron comparables
narios,
a los bajalatos turcos, ni
siquiera a otras tiranías hispanoamericanas
bargo, para que se vele de tristeza, bre tragedia (2),
la faz
como
bastan, sin
de
em-
la céle-
risueña de esta Cibeles uruguaya, re-
(i) Bybon, The Bride of Abydos,
1.
(3) El admirable coro de los poelas sicilianos, en
Niccolini
:
la Sicilia
:
lo vorrei cite stendesser
Sulíltaüa un meslissimo
te
iiubi
velo...
el
Giovanni da Procida, de
SARMIENTO EN MONTEVIDEO cordándonos que
las locuras
de los hombres han hecho desgra-
ciada la tierra que Dios quiso
memoria
Y, en tropel, vuelven a
feliz.
lamentos que inmortalmente vertieron
los
sobre sus patrias esclavizadas
no lúgubre
del profeta
:
membrada
Italia,
— con que
protestara
o
la
desde, ha tres mil años,
oda inflamada
infortunio en la belleza (i)P O, será los
de Leopardi a
Manzoni contra su
y habrá realmente una
infelicc,
que
las
más
dones nunca gratuitos de las
— en
»
lunc
(1.-¿;i.hI;i.
suple-
y una
EL VIAJE INTELECTUAL
aoG
comida de Lúculo lleta;
y cual
el
me
Palermo,
botella de cerveza
pues
;
tiempo,
resulta a estas alturas
pan, abunda
si falta el
tal el tiento.
pero nada ordinario
Mi comensal
una
buena ga-
la
es algo tris-
me
cuenta sus miserias, discreta y virilmente, sin aspavientos ni gimoteos. Es árdenos, de un te,
;
lugarejo entre Méziéres y Sedan, hijo de holandés y francesa.
No
es
un labrador
mucho durante
;
aunque
la familia sufri*')
servicio
pasando directamente de Buenos Aires a Misiones. A
militar,
un
proletario
guerra, quedábanle algunos cortos bienes
emigró en 1886, después de cumplir su
rurales. El
poco
un
ni
la
y el mismo año {¡bien vengas, mal...!) perdit) una herida mal cuidada en el monte. Vinieron los
se casó;
ojo, de
hijos seguidos, las fiebres, todos los atrasos. Se estableció aquí
hará quince años, y no el
almacén,
fuera del todo mal, con su obraje y
le
cosas siguieran
si las
como
antes.
Pero
Nuevo, fomentado por ricachos (me nombró
al
el
Puerto
principal,
paisano nuestro) ha venido absorbiendo poco a poco todo tráfico.
Ya nadie pasa por
va despoblando
es la ruina,
:
cuando aumentan con
las
interés sincero
:
cargas de
y empiezan a la familia...
tiene usted
ayudará... » El pobre
el
aquí; casi nada se vende; esto se
un
hijo ya
hombre menea
la
faltar las fuerzas
—
((
Pero,
le
digo
formado, que
cabeza,
sin
le
con-
testar...
En
esto se aparece en la puerta
plantado
:
es el hijo
mayor,
un mocetón rubio y bien
a quien
Se dirige a su padre en español y sin dole que vaya
al
viejo se levanta
aquí entreveo
:
;
el
Los
hijos,
visto en
mucho
el
despacho.
respeto, pidién-
mostrador por un arreglo de cuentas. El
y quedo pensando en
el
drama íntimo que
conflicto tan frecuente en los hogares de
padre extranjero y madre nes.
he
criolla, sin
gustos ni hábitos
más o menos desamorados
comu-
del primero y sólo
HACIA EL IGUAZL
moralmente nómades, entre su
afectos a la segunda, se crían
y su imperfecta adecua-
indiferencia por la patria de origen
cuyas historias y tradiciones desconocen casi
la nativa,
ción a
aoy
por igual...
Suena en
noche
silencio de la
el
a
Van Ongeluk
Ánimo, inon
v
:
que haya descarrilado embarcadero,
al
Pero en
la
giarnos en
al salir
seguido por
lejano ronquido del
el
Doy un
vapor que sale de Puerto Nuevo.
no
brave,
de
la
el
hijo,
apretón de
es usted el
estación...
que
»
trae
manos
primero
Y me
dirijo
mi maleta.
playa corre un aire picante que nos obliga a refula casilla
de
No hay
los canteros.
sino uno, corren-
tino,
que procura vanamente entablar conversación conmigo,
pues
el
joven Van Ongeluk
le
llama aparte, interpelándole
en guaraní sin condescender un minuto a seguir en
no
»
la
este hijo de francés,
indiecita de allá, el
trasplante.
.
el
agua y
que podría
Poco a poco,
.
la
;
la
acentuado
ya se percibe la
el
el
sordo rugido
golpeteo de las ruedas
máquina. De repente,
sombra en
el
la
masa
recodo, con sus veinte
postigos encendidos, y llegamos a la playa juntamente con
bote que del vapor se ha soltado del
«
guaraní
jerga:
»
amigo,
el
;
tomo
la
maleta de
el
manos
pertinaz, dándole las gracias en su querida
Agiiyabeté!
escalera, y, sin
a la
en Languedoc sin extrañar
vivir
se viene
pulsación de
negruzca surge de
cristia-
«
comparo mentalmente
que nada quiere saber de Francia, con
marcha
del barco en
en
—Y
charla interrumpida.
más
El capitán del trámite,
coronel López,
me
gano
España me recibe en el
la
camarote que mi buen
ha hecho reservar.
EL VIAJE INTELECTUAL
A
A buen
bordo del España, agosto 23-25.
En
sueño no hay catre duro.
colchoneta del España, que,
da con otro
costillar,
duermo de un
hilo siete u
y cuando, no bien despierto aún, bajo
de babor, hacen irrupción en
mañana
grato frescor de una
esta flaca
y nudosa
acostarme, parecíame rellena-
al
a
ocho horas
;
medias mi postigo
camarote toda
todo
el
resplandeciente. Despachado
el
el
la luz,
frugal desayuno ¡ay! de leche conservada y galleta (¡oh, cre-
ma
y miel del Oberland, sabrosos panecillos del
suizo
!),
me
incorporo a
la
caravana de
cubierta de proa, está gozando
la
sol
menor
primera
el paisaje al
canse
la
amor de
este
mar-
temperatura. Durante horas, sin que
el cielo nítido
y
el
Paraná
cristalino, el lento desfi-
barrancas montuosas que por una y otra banda se
las
suceden,
el
encantadora monotonía, puede seguirse contemplan-
do, entre
de
la
chalel
que, desde
»
de invierno subtropical, recurso suficiente contra
cado descenso de
lar
«
— humanizadas de trecho
en trecho por empinadas
poblaciones, con sus embarcaderos en declive, donde infalible-
mente toca
el
vapor para dejar o tomar,
gunas arrobas de carga. allá esas chalas,
señales de
una
interrumpimos
criolla
a falta
de pasajero,
En una de tantas paradas, la
al-
por quítame
virada y volvemos atrás a las
remolona que, con su bulto en
viene bajando, sin gran apuro, los escalones de
la
la
cabeza,
cuesta.
Y
para mí, que tampoco tengo prisa, aquellos rasgos patriarcales son
un encanto más de
esta
con vapor y todo, permanece
indígena del camalote mecido en
Fuera de
navegación misionera que,
fiel
a la jangada, adaptación
la corriente.
los pasajeros del tránsito, traficantes o
dueños de
HACIA EL IGUAZü obrajes,
que
se
ra hasta veinte
yanquis y ni
desgranan en cada puerto, venimos en prime-
y tantos
más, constituyendo
los
el
20()
alemán
turistas para el Iguazú, el
pico extranjero
del tren,
fin, este
Hombres de negocios o de
los
—argentinos
dos estudiantes
dos españoles, un irlandés (que
en chanza admite un segundo
vasco francés, y por
:
la
nacionalidad inglesa), un
otro francés, que no es vasco.
estudios, los
compañeros de
viaje
muestran más o menos cultos y simpáticos, pero bien
se
humorados y acomodadizos (aun ellos, salvo los tres
en
la tierra
y más criollos que
dia docena de
a
muchos años
mate cimarrón. Entre
mozas y hermosas
clásico, las
tal
parece, por lo menos, ser
(muy ufano de
el sentir
la
me-
»,
según
el estribi-
alto la
bandera
del estudiante
:
Le Bou-
su apellido hugonote), a quien encuen-
en metódica Jlirtation con
menos
el
que mantienen airosamente en
llo
tiilier
último), estando todos
damas, todas argentinas, hay dos hermanas de
buena cepa porteña,
tro
el
primeros, aquerenciados de
la soltera
y más joven, aunque
bonita, de las dos.
Desde nuestro observatorio de proa dominamos
el
entre-
puente, donde hormiguean las familias criollas o brasileñas
que van ajustadas para
los obrajes
o yerbales. Viejos, jóvenes,
hombres, mujeres y ((Crianzas» revelan incuria y abandono,
aunque no, en su aspecto
ni
en su
miseria y hondo
vestir, esa
sufrimiento de tanto inmigrante europeo. Algunos, recostados
amurada, fuman sus charutos negros
en
la
en
cuclillas,
chupan naranjas o mascan
;
otros, sentados
el 67¿ipd
de mandioca,
no cambiando, en general, sino rarísimas palabras. Todo mujerío anda descalzo, pero a ninguna
le faltan
el
sus abalorios
y pendientes, no siempre de dublé. Los niños medio desnuuno de éstos, robusto, fino, casi dos retozan en el tablado ;
rubio
— fruto
probable de alguna pasada señoril,
— nos
EL VIAJE INTELECTUAL
210
causa admiración, no sólo por su belleza inteligente, sino por la
gracia amable con que atiende a todos, yendo y volviendo
con
el
jarro de agua. Entre el concurso
una vaquilla
y parece enferma de la
humano,
se ve atada
chupada, cabizbaja, que no come ni bebe
flaca,
Pregunto
tristeza.
¿
a
qué veterinario de
vecindad están llevando ese caso desesperado
contesta afirmando que
cruza rápidamente por
me
Alguien
Y aunque tomo
nuestra principal reserva alimenticia... respuesta por una chanza
?
lamentable herbívoro representa
el
—
sin
duda de pésimo gusto,
mi imaginación,
da, la chalupa hambrienta del
Don
cual
Juan...
la
—
sombra alarga-
(i).
El primer almuerzo, infelizmente, no disipa del todo aquella
visión fatídica. Declinando la jurisdicción del capitán,
que
me invitaba a su mesa, he preferido la de los homdonde me toca estar entre el taciturno hamburgués
cortésmente bres solos,
y
el
otro estudiante yanqui, Mr. Robert Williams, de
bridge
en frente se sientan
;
el
español establecido en Gualeguay y su cuñado rencena, de
la
conocida familia entrerriana
quien haré buenas migas en una vida nas hasta
la vuelta del
:
señor Lau-
el
pareja amable con
común de
Paraguay. Por cierto que
varias semala
jovialidad
montañesa de mi frontero basta y sobra para alimentar lique,
De
logrando
así distraernos del comistrajo
el
alemán condenado a perpetuo
ha puesto
el
doctor
;
y
copa, pronuncio
ta, V, gr.
(i) Btron,
:
pa-
la
cara
silencio (« Colonia », le
reclamo).
Como quien
mismo
le llena
un nombre propio, un ensayo de pregun-
Heinrich Heine
Don Juan,
al
el
sirven.
está la gracia en que, ahora, el
apodado acude dócilmente la
que nos
vez en cuando, sin embargo, vuelvo compadecido
hacia
Cam-
doctor Aguirrezabala, médico
II.
.
.
.
lieben Sie?
—
Ja, Ja,
prorrumpe
HACIA EL IGUAZÚ
hamburgués con
el
el
211
rostro súbitamente iluminado
y, aga-
;
rrado del cabo suelto para no largarlo más, procura con es-
memoria una docena de pala-
fuerzo inaudito arrancarse de la
bras francesas para embutirlas en su tejido alemán, tendiendo
conjunto a demostrar que
el
la
antipatía del kaiser por el
autor del Intermezzo, lejos de tener eco en la opinión, no
había conseguido sino exaltar universitaria,
y activar
el
entusiasmo de
la realización
ciudad de Francfort erige
al
gran poeta
la
juventud
monumento que
del
(i).
.
.
la
La conversación
en inglés, con mi otro vecino, es algo menos fatigosa y moEl joven estudiante de Harvard ha alcanzado
nosilábica.
postrimerías del presidente Ehot, y puedo revolver con
ya distantes recuerdos bostonianos.
como hoy
dirigía al Niágara
Después
al
¡
él
Veinte años ya, que
Iguazú
:
Eheii
!
fugaces
las
mis
me !..
del almuerzo, vuelta a la charla peripatética de
popa a proa, amenizada con algún accidente pintoresco de costa o
un
fútil
incidente de a bordo.
del embarcadero,
de yerba, o sus
Cuando no el
con sus canaletas en que resbalan
rollizos
la
espectáculo las bolsas
de cedro, que ruedan de lo alto hasta
cerca de la jangada en construcción, nos distrae alguna gresca
de entre cubiertas,
— no faltando nunca, como decía
apaleado, de qué reirse.
batahola por allá abajo
tiempo que dos nos dicen,
;
En
tigres brasileños
— prontos
a
(i)
En
Francfort,
en
electo,
negro
— suegro
y yerno, según como en los
devorarse, preludian,
combates homéricos, a su mutuo aniquilamiento con
(el
el
momento sentimos gran nos asomamos a la barandilla al cierto
terribles
algunos meses después de escritas estas lineas
i3 de diciembre de igiS), se inauguraba
el
monumento do H. Heine
;
obra
estéticamente absurda del escultor Kolb, y testimonio igualmente elocuente do la
admiración tardía por
Véase
el
el
poeta y del nSal gusto incurable del
Larousse mensuel, de marzo de 191/4.
arte
berlinés.
EL VIAJE INTELECTUAL
312
De
amenazas.
probablemente no pasaría
esto
no pasará, gracias
a la interposición de
;
en todo caso
una jovencita
—
hija
—
que quita de en medio al moceuno y mujer del otro tón, o sea al más borracho de los dos, y obligándole a acos-
del
tarse
en
pasos,
toma en su regazo
tabla,
la
mona con admirable
vela su
al
diferencia,
parapeto de estribor, ha seguido
visto aún,
escena con in-
la
echando bocanadas de un cigarro de hoja. Esbel-
un
bien formada en su delgadez,
con sus finas facciones trigueñas
una saya verde con
re,
cabeza del bárbaro y
una piuchacha paraguaya que no habíamos
apoyada
ta,
la
dulzura. Entre tanto, a pocos
;
tanto bizca, pero no fea,
viste,
rojo corpino en
trenzas unidas por la punta.
Hay
y no
sin gentil donai-
que oscilan sus negras
botitas de charol, los dorados zarcillos
hasta esa pulsera maciza en su frágil sar en
sus
— — hacen pen-
sortijas
muñeca
que luce
sólo llamada a saciar, en algún
un
apetito brutal, sino quizá a en-
amor y ruda poesía, que experimenta por más primitivo.
el ser
tarde, alguien
la
desaparecido la infeliz
la selva,
sed de
la
momentos Por
y
Y
una Dalila guaraní, no
campamento de carnar
en su
cierta flexibilidad fehna
indolencia, no sé qué gracia salvaje de gata montes.
;
y a poco
hace notar que
la
vaca tristona ha
se esparce el siniestro
ha sucumbido, no a
la
verdugo carnicero. Al pronto,
malaria, sino a
me
rumor de que
manos de un
muestro incrédulo
;
pero
tengo que convencerme, pocas horas después, viendo circular
en
la
mesa unas
discutible.
Me
tiras violáceas,
y, fiel observante del precepto,
Por
lo
demás, mi ejemplo no
la tristeza
?)
:
cuyo origen bovino no
es
acuerdo oportunamente de que es día sábado,
en torno mío no
to aquellos restos mortales
;
guardo rigurosa abstinencia.
es contagioso falta
Q_
tampoco
lo será
quien absorba sin disgus-
y quedo pensando entre mí que
HACIA EL IGUAZU
más
el
rasgo
el
hambre de
horrible del cuadro donjuanesco no sería quizá los náufragos, sino su posible alimento...
Al día siguiente, domingo, fría
;
pero con
biente. sol,
En
la
rifles
la
mañana
principia bastante
espléndido no tarda en entibiarse
el sol
el
am-
playa arenosa, los yacarés han salido a tomar
remedando
el
de madera pardusca. Por supuesto que
rollizos
y revólveres no tardan en atronar
hugonote
2i3
— estimulado por
las
los aires. «
Raúl
miradas de «Valentina
» »,
—
el
pro-
cura renovar las proezas de BuflaloBill; arriba de Pirayminí,
— señalemos
el sitio
memorable
— logra
acertar
un enorme saurio que estaba vagueando, con del agua,
cuando más
valiera
le
que stopamos para recoger
«
estar
la pieza,
pérdida de momento, aparecerá en
el
la
al
blanco de
cabeza fuera
duerme ». Huelga decir la
cual, destazada, sin
almuerzo, nadando esta
vez en salsa blanca, para hacernos olvidar la luctuosa víctima
de ayer. Por
lo
demás, es manjar mediocre, desabrido, dul-
zón, ni carne ni pescado, a ternera (así la
castaña.
me
lo
como de anfibio, y que algo se parece como la mandioca a
habían ponderado),
Tenemos, después
cinegético, esta vez de
más
del almuerzo,
otro episodio
gracia que provecho, con
de un magnífico venado que alcanza a cruzar
el
la vista
Paraná, ra-
sando casi nuestro timón, perseguido por un galgo afilado
que conserva su distancia y cuenta seguramente con ra
en
tierra
la carre-
para hacer presa del ciervo fatigado. Felizmente,
nuestros tiradores sólo llegan a tiempo para acribillar
monte,
el
en cuya espesura perseguido y perseguidor han desaparecido.
Un poco más del itinerario
—
arriba, el
—y
España
será esta tarde el i'dtimo
número
se detiene a la entrada del
arroyo
Nacundaí. donde nuestro capitán, con una complacencia que figura en el programa, deja
treparse
a
que baje
a tierra la
caravana para
una barranca formidable y admirar una bonita
EL VIAJE INTELECTUAL
3i4
— anuncio y bosquejo de
cascada de veinte metros villas
mara-
las
que mañana nos esperan, y para cuya contemplación
cada cual
de días atrás represando entusiasmo.
in petto viene
Al caer de
la
noche fondeamos
cuya barra salvaremos mañana
lemnemente arriba
el
casi a la entrada del Iguazú,
—
« al
alba », nos avisa so-
— para desembarcar un kilómetro más
capitán
en Puerto Aguirre,
término de nuestra excursión
lluvial.
De Puerto Aguirre
a las Cataratas, agosto 25.
El anuncio de nuestro capitán era irreprochable. ría,
no pudiendo preverse
cerrazón.
la
A
las 7
de
na, estamos todavía en el fondeadero de anoche
;
,
en teo-
.
maña-
la
el
España
hace leña, mientras nosotros, sobre cubierta, quedamos
tiri-
tando en esta atmósfera algodonosa que nada permite divisar del cielo ni de la tierra.
como
sirven en los cambios de decoración
por entre
se trasluce,
la
pálida, fantasma de sol
Puerto Aguirre posesión del del Iguazú,
al
que
niebla
van
que
;
sin
embargo,
y levamos anclas apenas
menos densa, una gran
que nos permite orientarnos y
tiempo que
campo
se
esos tules teatrales
Poco a poco,
adelgazando los velos grises,
azul.
el astro
triunfante
Pero hemos perdido
sólo en las cartas postales
hostia
llegar a
toma gloriosa
la bella
entrada
admiraremos. Aquí
nos despedimos del España, que sigue viaje Paraná arriba y volverá a buscarnos dentro de tres días. ¡Hasta el miércoles, pues, y sin rencor
!...
Por una senda en
escalera, cortada en
la
roca, trepamos la
barranca de cuarenta metros en cuya meseta se levanta «
hotel
»
de tablas, junto
dueño atiende ausente, y para
esta
al
posada y
mayor
puesto aduanero. la
de
las
Caídas
desgracia, su capataz
;
el
Un mismo
pero hoy está
— un
tipo flacu-
HACIA EL IGUAZU cho y mal humorado
— parece
2i5
tan maltrecho
como
carricoches, tirados por muías trasijadas, que nos
var a la gloria
ad augusta per angusía. Resuelto como estoy
:
en este viaje
a gastar
los tres
han de lle-
el
optimismo más
filosófico, dejo
compañeros discutan y arreglen a su antojo
que
los
orden de mar-
el
cha, mientras admiro el espléndido horizonte y la próxima cornisa frontera en cuyo borde, hacia el poniente, se el
hito
empina
sombreado por amplia bandera brasileña. El capataz con
averiado,
que todo
de chuña enferma, viene a notificarme
traza
está pronto
— no
por
sin refunfuñar
me
el
tamaño y
em-
peso de
mi
butido,
con otros cuatro bultos humanos, en una suerte de
maleta. Al minuto, en efecto,
encuentro
desvencijado faetón, cuyo atelaje de cinco muías éticas
una por barba del arranque,
—
el
—
parece que nos anunciara, con lo penoso
propósito de atascarse en
el
primer pantano.
Las calumniadas bestezuelas no dejarán, sin embargo, de trotarse
junto a ¿
to
bonitamente en dos horas estos diez y ocho kilóme-
de cuestas y barrancos, depositándonos sin deterioro
tros
las cataratas.
Quién pensaría, por otra
parte,
en
las molestias del trayec-
cuando, a uno y otro lado del escabroso camino, abierto
en pleno monte virgen, se desarrolla coración que idear pudiera
la
más encantadora de-
un escenógrafo
genial!*
La
vegeta-
ción inferior, cuyo tumultuoso oleaje se desborda hasta
oprime en sus intrincadas redes
el
los árboles
añosos que,
para defenderse del abrazo parásito y en busca de
la luz vital,
carril,
estiran hacia arriba los troncos sin ellos
con
este presuroso crecimiento
ramaje, cobrando todos
en altura
ción del laurel macizo y del hinchado
samuhú
— excep— algo de sin
esbeltez erguida y grácil de la vecina palmera. Pero, en
esperan escapar
al
la
vano
múltiple e incoercible perseguimiento
:
EL VIAJE INTELECTUAL
3i6
mientras los
tallos lisos se visten
de tupidos convólvulos, los
güembés, bejucos y demás lianas asaltan tendiendo de una a otra sus torzales y
Y
las
ramas maestras, cuyos cabos
zarcillos,
mecen en
el
aire.
contemplo embelesado
el
bosque tentador, bajo
volubles se
la
to
a
medida que,
al
pasar,
la gloria
de
mañana primaveral que ilumina y colorea los follajes, siencrecer en mí el deseo punzante, y finalmente irresistible,
de penetrar a
solas,
siquiera a pocas cuadras y por cortos
minutos, en su espesura...
Con
efecto, al
primer
parado solas a
o
alto
cabalgaduras que, jadeantes
«
resuello
como
de
»
sin
rrada,
que la
así
podría ser de gente a pie
aguada.
un pequeño ((
la
derecha,
algunos arañazos, una vieja senda ya obstruida y bo-
jando a
de
han
de un arroyo brincador, aprovecho
la orilla
para meterme en esos matorrales, siguiendo hacia
no
rendidas
las
fuelles las ijadas, se
claro
picadores
»
A
como de
reses ba-
cuadra, o poco más, desemboco en
la
— probable u obrajeros
campamento, en
— señalado
-
por
otros años,
el
hueco de
algunos árboles derribados, cuyos monstruosos muñones a flor^de tierra confunden sus renuevos con el enredo de la
maleza invasora. Tan estrecho es
el
recinto,
vagamente in-
dicado aún y tan altos los cedros y lapachos circundantes,
cuyas copas han vuelto ya a juntarse, que apenas horada aquí y
do con discos de oro chos y begonias. Aquí del bullicio silencio
no
humano es
allá la
el
oblicuo sol
bóveda compacta, salpican-
verde alfombra de rastreros helésoledad es absoluta; nada se siente
la
— por
completo
la
:
muy
Pero
el
sobre rasgarle de vez en cuando
el
otra parte
distante.
chillido estridente de algún loro o tucán, percíbese
un mur-
mullo sordo y continuo, suma de millones de actividades ocultas
:. crujir
de ramas, andar de bichos, roer de insectos.
HACIA EL IGUAZU
317
huida furtiva de cuadrúpedos, roces de alas u hojas, que
forman
el
hombre;
respirar Ubre y tranquilo de la naturaleza lejos del
—
con intervalos,
y,
que adivino
lejano,
se
ser el eco
mezcla a
ello
intermitente,
otro
rumor
traído por
el
viento, de las invisibles cataratas.
¡Qué calma augusta espontáneamente en
que aquí
la
perturbaron
primitivo ante
al
diendo en su alma trémula
Todo
temible! tural
:
reina,
y cuál resurgen
civilizado las sensaciones de respeto
y sagrado pavor que, desde
religioso ra,
el
el
el
origen y donde quie-
el
misterio vegetal, infun-
culto de la selva atrayente y
sugiere en torno míela idea de
un templo na-
desde los fustes rectos de los altísimos cedros, lapa-
chos, timbóes, peterebíes que juntan sus copas en bóveda,
tomando de
las
— hasta en
porte de las finas palmeras con que alternan, y
el
tacuaras apiñadas
las axilas
como haces de columnitas
de
ramas, y
las
guirnaldas de
las
redaderas que mezclan su incienso a
de rosas que ante litos.
la
y por momentos, que revolotean en el aire traen
dispersos azahares riposas
góticas,
multicolores ramilletes de orquídeas, brotados
los
los
;
la
al
custodia arrojan a
las floridas
en-
nieve fragante de los
enjambres de recuerdo
manos
ma-
los pétalos
llenas los acó-
Así, gracias al encanto matutino, sólo símbolos risue-
ños se agolpan a
la
mente
;
pero poco cuesta imaginar cuan
diversas imágenes suscitarían las horas nocturnas, pobladas a la par
retumba
de peligros reales y visiones el
bosque con clamores
terríficas...
salvajes,
De
reclamos repercutidos de los peones y compañeros sin
gran apuro a
che que, a
la
la diritta via,
media hora y
paradero, entre
el
dor, de las caídas.
repente
que no son sino
reinstalándome en
el
;
los
vuelvo carrico-
sin otro incidente, nos deja en
el
ronquido creciente, aunque no ensordece-
EL VIAJE INTELECTUAL
YI Las Cataratas, agosto ao-aO.
El hotel casillas
«
Iguazú
»
consta esencialmente de dos medianas
de madera, a pocos pasos una de otra. La más nueva
y recién pintada, con galería cubierta alrededor, es torio para las
damas
;
componen
la otra tres
el
dormi-
o cuatro habita-
ciones medianas, una de las cuales sirve de comedor. Mientras arreglan allí las
en comitiva hacia de cuadra, desde
dos mesas para
la cresta del
el
el
almuerzo, nos dirigimos
barranco, situado a un tercio
cual se tiene
una
vista preliminar
de
los
dos primeros saltos argentinos.
En
el
ondulado marco oval de espléndida vegetación, sem-
brada de rocas agudas,
tros sobre
desgarra
un parapeto de
la
dos cascadas, casi contiguas, se
las
derrumban en dos tiempos
:
primero, desde los treinta
líquida cortina, para luego, juntados
sus espumosos jirones, estrellarse a igual o
;
pero
la
nuevamente
mayor profundi-
dad en una hirviente vorágine. El espectáculo
mente pintoresco
me-
piedra formando repisa, donde se
es maravillosa-
sensación inmediata es
la
del gozo
— como
lo
infunde
admirativo, no del asombro aterrador,
aquel otro de Niágara Falls, cuyo nombre, harto famoso, está en labios de todos, te
formando su
inevitable evocación par-
integrante del programa. Observo a mis acompañantes y
compruebo con gusto su general sinceridad
:
vale decir, la
ausencia de cualesquiera exclamaciones y aspavientos (« ¡oh! ¡ah! ¡Gran Dios! ¡cuadro sublime!...
de
los literatos
labios
)).
», etc.),
que,
al decir
adocenados, «acuden irresistiblemente a los
Todos, sin distinción de sexo, edad, nacionalidad o
HACIA EL IGUAZÜ creencias,
postura
guardamos
— tranquila
actitud
—
com-
tiene a su disposición
las señoras manifestarían
((precioso» vestido o
casi diría
19
largo silencio, y luego los dos o tres
que cada cual
previstos epítetos
mismos con que
misma
la
un
:
a
un «lindísimo»
los
;
su éxtasis ante
Y
aderezo.
un
esta sencilla
naturalidad es preferible a las cabriolas fingidamente delirantes,
a las explosiones de entusiasmo convencional, a los ade-
fesios descriptivos
de tantos embadurnadores que presumen
hacer cuadros, volcando en tura multicolor.
Despachado
el
sufrido lienzo los tarros de pin-
.
el
pobre almuerzo, nos desprendemos,
los
amigos entrerrianos y yo, del grueso de la comitiva para viya que de los brasileños, sitar de veras los saltos argentinos
—
sólo a la distancia
podremos contemplar
el
grandioso pano-
rama. Por un retorcido sendero, umbroso y húmedo, baja-
mos
a
un puentecito de madera tendido sobre
el
torrente
que
recoge aquellas dos primeras caídas argentinas, las cuales, para
las
damas y adamados caballeros que no quieran ir más un admirable compendio de las cataratas.
adentro, forman
Son
las
que
allá arriba
mismas,
vistas
de enfrente y desde su nivel inferior,
veíamos de
altura de sesenta metros o
plateadas, a las
perfil.
Aquí
por delante y que, de la
cristal
más, devanan eternamente sus
fajas
que jaspean de oro algunas vetas de mayor
caudal. Sus masas otra vez reunidas,
truendosamente sobre se
se tiene
anchos carretes de
a corta distancia, los dos
el
después de romper es-
primer rellano, corren a desplomar-
con redoblado estrépito
al
hondo embudo cavado en
los
basaltos negruzcos, del cual se desbordan luego para formar,
entre borbollones y espumas, el torrente
mugidor que
baja
frenético, arrastrando troncos y peñas, a juntarse para siem-
pre con
el
raudal maestro del Iguazú. Herida por
el sol, el
EL VIAJE INTELECTUAL
220
agua pulverizada,
un doble arco
al levantarse
en
humo
blanquecino, forma
cuyas bandas extremas de violeta y púrpura resaltan adorablemente sobre el verde tierno de los fo-
llajes,
iris,
profusamente salpicados de diamantes líquidos.
mismo borde
abre sus rígidos abanicos; y,
de
la
das (i), que
más
abajo, en el estrecho canto
la
han arraigado por un milagro de
allí se
tracción continua de
apenas adelgaza
la
voz
la
corriente.
Aquí
humana,
al
modo que
bajo y nutrido acompañamiento destaca,
el
agudo canto melódico.
templanza del
Y
la
el
del
más que apaga,
el azul del cielo y bosque y sus perfu-
organismo humano, vuelto por
robusta sencillez originaria, se dilatara volup-
tuosamente bajo esta fluida caricia de ciera en la
suele decirse,
en una sinfonía
esplendor del día primaveral,
murmullos
mes, no parece sino que
unas horas a
rumor podero-
y vasta armonía
sola
sol, los
al
el
como
el
que funde en una
tropi-
eternamente sin dejarse arrancar
fluctúan
so de la catarata, lejos de ensordecernos,
la
el
inundada meseta, manojos de bromeliáceas desmelena-
cal fecundidad,
por
En
superior del salto una esbelta palmera pindó
onda
Penetramos más adentro de senda trazada en
la
naturaleza, cual hi-
tibia del torrente.
la
la
quebrada, por
espesura que franjea
el
la
angosta
raudal, apartando
lianas y zarzas espinosas, atrancando o saltando los arroyuelos
más
angostos, cruzando por otros sobre pedriscos, dete-
niéndonos para saborear un rincón umbrío, una irisada cascadita
que
salta del
paredón, un picaflor de esmeralda y rubí
que zumba alrededor de azules campanillas,
— empapados.
(i) Es la conjetura que encuentro indicada en mis apuntes de cartera; pero, a
pesar de la objeción fundada en'la latitud,
me
inclinaría a
Podostemdceas, descritas por Weddcll, y que el naturalista de Géo'jraphie, 1879), señala en la meseta del Tequendama.
una de
esas extrañas
Andró
(Bull. Sociélé
HACIA EL IGUAZU rasguñados, embebidos en
el
ambiente saturado de savia y
vegetales efluvios
que respiramos con
dida que declina
el
descenso se acentúa
asi
delicia... Pero,
me-
a
viene bajando la temperatura, cuyo
sol,
más y más con
Tenemos que emprender
el
la retirada
anticipado crepúsculo.
y
la
subida, algo
menos
avispados que dos horas antes, llegando casi a boca de noche al'cuartel general,
donde encontramos a
la
gente ya instalada
en las dos mesas del estrecho comedor.
En entre
tanto se da principio el
murmullo de
al
criollísimo servicio, consigno,
los diálogos, los
rando a ratos, para inspirarme,
las
apuntes del día, mi-
firmas y « pensamientos
con que nuestros predecesores han ilustrado tablas.
Viene arreciando
el frío,
cuya onda siberiana provie-
ne sin duda de alguna nevada excepcional en
Después de comer, bien arropado, para tomar a
pulso a
el
la situación
no refrescar su cabecera
tabique. Sólo tengo dos u
Colonia
rea,
))
:
:
me
mi
catre
no
dormitorio
sería tan
malo,
exterior por diez rendijas del
compañeros de cuarto,
la
la cordillera.
dirijo al
menos mal. En previsión de
he conseguido de
como
el aire
»
pared de
la
la
el
irlandés y
noche hiperbó-
patrona una cobija suplementaria
reserva agregada a mis mantas de viaje; y ya tranquilo,
vuelvo
al
comedor convertido en fumadero. Cuando,
a la
media hora, gano mi cama de veras, mis dos cohabitadores acaban de acostarse, y en mis idas y venidas compruebo que el
pobre alemán no tiene más abrigo que
sar el mío,
con que podría dormir
remordimiento
;
do a dos manos ((
Colonia
»,
volver atrás
al
el
casero. Al sope-
me
raso polar,
entra
un
en
las semitinieblas
de mi única vela, llevan-
la
cobija prestada,
me
murmurando
:
acerco
Deckc... Külte...
a la
Me
cama de
ataja
y hace
un formidable ronquido. Ahora, ya en paz con
mi conciencia
(él
es joven,
gordo y destinado probablemente a
EL VIAJE INTELECTUAL
222
pasar noches peores en
adjudicarme
el
después de atarme
to,
por
Por
la
frontera francesa o rusa) (i),
cabeza a
la
hondo rumor de
el
aventurado hasta
lata,
la
suplemento, que no estará de más
día siguiente.
el
tomo mi neceser y me
a la vecina cascada,
minando
!),
dirijo,
donde ya
fresco
la
en
venerable aljofaina de
el aire
helado y tónico,
está Colonia (les beaiix esprits
como un angelón deNuremberg,
abluciones que voy a empezar.
las
lastrados con
nemos,
duermo como un bien-
mañana, incitándome poco
se rencontrent
valenciana, y, mecido
la
la catarata,
puedo
me acues-
;
A
la
ter-
media hora,
un buen desayuno de
los tres
café y galleta, nos dispocompañeros de ayer, a proseguir la explora-
ción interrumpida, que habrá de limitarse a una vista algo
más extensa de
las caídas
argentinas,
menos imponentes, que
si
texto,
de
nemente
crecida
la el
(¡
— acaso más
las brasileñas.
« se trata
de
la
variadas,
Con motivo,
o pre-
vida «, pronuncia solem-
capataz enclenque), no se nos permite atravesar
en botes este brazo izquierdo del
río, arriba
de los
saltos,
para contemplarlos en su completo desarrollo. Esta contrarie-
dad
tiene por consecuencia
comitiva
la
:
— y compensación —
mientras algunos se dispersan en
bosque contiguos, otros vuelven
al
puente de ayer;
jóvenes han fabricado unas redes de gasa con que
el dividir
meseta y
la
las
damas
la parejayZiV-
tadora se dispone a cazar las mariposas que en nubes multicolores pueblan los aires. Catch
saludo a
la
many
butterjiies
juventud. El día espléndido, que
empieza a entibiar amorosamente, inspira por
mas
(
i)
alegres y pueriles
No
:
el
estallar la guerra.
el sol sí
grito en
radiante
solo progra-
nuestro consistirá, provistos de
deja de tener algo de singular
un año antes de
'.
este
paréntesis,
soltado asi,
menos de
HACIA EL IGUAZÚ
228
alpargatas e improvisados alpenstocks, en despeñarnos otra vez por esos reventaderos, con protesta de la sesentona
hu-
manidad, para gozar perspectivas poco diversas de
pa-
sadas,
cuya repetida descripción, por
las
lo tanto, resultaría te-
diosa.
El primer obstáculo, en efecto (corresponden estos apartes
que
estéticos a los ratos de soledad
zags de
la
me
proporcionan los zig-
senda), la dificultad casi invencible con
pieza el artista,
pintor o literato,
al
que
tro-
intentar la reproducción
de los más grandes espectáculos naturales, reside en que belleza de éstos,
sublime o grandiosa (vale decir,
el
la
asombro
que nos causan), proviene de sus proporciones extraordinarias,
debidas casi siempre
al
agrupamiento o sucesión de
mentos idénticos, cada uno de tiene de
asombroso
cito
un hombre
:
rara vez nos causan
mirado en
los cuales, solo,
un
árbol,
ele-
nada
un peñasco,
una sorpresa admirativa pero ;
sí,
sí
un
ejér-
de cien mil hombres, una selva compuesta de un millón
de árboles, una serranía constituida por una infinidad de peñascos. Ahora bien definición, a
no
:
estas colectividades,
no aparecen como directamente
ser bajo la especie de
un fragmento o
atribuímos convencionalmente junto. Es así
el
cómo un cuadro de
monótonas por
accesibles al arte,
episodio, al cual
valor representativo del con-
batalla se
compondrá de una
docena de personajes formando grupo en primer término, con
una masa apenas indicada en análogo se valdrá
una
sierra,
el
el
fondo
;
y de un expediente
pintor de paisajes para fingir una selva,
— y agrego, en
el
caso actual, una serie de cata-
ratas contiguas (i).
(i) Se ha intentado (Museo de saltos del
Iguazú
:
el
La Plata) pintar
sólo concepto do ese
el
desarrollo completo de los
panorama, prescindiendo de
la
ejecu-
EL VIAJE INTELECTUAL
lili
A
medios parecidos
—
— habrá de recu-
ut piolara poesis
en circunstancias análogas,
rrir el escritor,
que
cios tienen evidentemente
si
bien los artifi-
como
diferir, tanto
las artes
respectivas. Al pronto la descripción literaria se presenta inferior a la tela,
por cuanto, en lugar de ofrecer instantánea-
mente
una imagen concreta del objeto,
a la vista
el
autor sólo
se esfuerza en sugerirlo progresivamente a la imaginación del
con signos convencionales y más o menos
lector
se^ún fuere
Con
la
habilidad del uno y
todo, le es
sobre
la paleta
dado a
más
rica
pluma
la
y
más
el
la
eficaces,
inteligencia del otro.
incolora tomar su desquite
diestro pincel, gracias al in-
comparable poder evocador del verbo que, ya estrofa de Shelley o de Hugo, ya frase de Chateaubriand o de Flaubert, penetra
en nuestras almas con virtud mágica, suscitando a un tiempo
como la
visiones tan deslumbrantes
como
tan hondas ])ara la
obra
la
literaria
imperiosa ley de
la
pintura, y emociones casi
música. Pero, según ya se dijo
como
para
la pictórica,
rige
la
:
tanto
misma
variedad, que proscribe la repetición in-
mediata de dos motivos idénticos, so pena de que se combatan
mutuamente en
vez de auxiliarse.
De
ahí,
en nuestro
caso, la imposibilidad de prolongar (descartando las conside-
raciones personales)
estos
bosquejos descriptivos. Et voilá
poiirquoi votre filie est muelle... (i).
Existe toda una literatura de saltos y despeños, que podría servir
como preservativo contra
zú poético,
—
si
los futuros
desbordes del Igua-
nadie se hubiera corregido jamás con
ejem-
el
y descriptores en prosa han pufamosos el Niágara, el Tequendama, el
plo ajeno. Cantores en verso
lulado en los saltos clon, demuestra
:
que su autor (que fué también,
si
no
« ilustrador » de mi Ensayo sobre Tucumdn) no era un (i) Moliere,
Le Médecin malgré
luí, II, iv.
me
engaño,
artista.
el
mediano
HACIA EL IGUAZÜ Velino,
el
Victoria
más alto de todos a la verdad,
225
sólo se ha escapado provisionalmente
;
— por encontrarse en
poco invadida de
Labrador,
el
Apenas
turistas.
se necesita
decir que las retumbantes prosopopeyas en verso no
que celebran
idea individual del paisaje
el
— región, dan una
son trozos de elo-
:
cuencia ómnibus, cuyos abismos, espumas, arco-iris y de-
más
:
que
como
Marmore
(i).
Y
bombos seudopindáricos, o años después, sobre
no exceptúo
delirios en frío elaborados,
el bufete,
Heredia, ni
—
de
los vates
las
moscas
tejuelas
florales.
los paisajistas
chando que la
de
las
la
la
brillar
La poesía
(i)
Montgomkry
—
la
el
como
del Río
ai
y vaga por
flotante
antiguo paisaje
histórico »,
«
salir del taller,
fuere,
no
las
se
no sospe-
de Chateaubriand
la
i.V|.
Childe Harold, canto l\
— o no recordase — que en
Grande (Hamilton Fjord) exceden 3oo metros.
como
pone en duda que
distancias
Maiitin, Geography of Canadá,
grafo canadiense no supiese
primer
innumerables
naturaleza es tan «retrato»
guardadas
aludido de Hjron pertenece
condena
los del
en Ateneos y merecer premios
descripciones en buena prosa, desde
(Niágara) hasta
Dic-
mismo
Tequendama como
al
descriptiva,
inventaban sin
pintura de
persona. Sea
esta
el
son lugares comunes, zurcidos de len-
condición intrínseca, recuerda
que
De
las « inspiraciones »
colombianos que acuden a la miel:
y oropel para
de juegos
y por eso
ya citados deByron, ni
mucho menos
ita-
semanas
sirviendo de pupitre
sea de verdadera poesía.
los versos
cascada
la
por supuesto que todos esos rim-
cionario de la rima, carecen a la par
— de sinceridad o
el
pintura del Niága-
dedicadas por Byron... a
las estancias
liana delle
a otro sin
tan es así, que en cierta geografía del Canadá,
autor no ha encontrado nada mejor, ra,
uno
accesorios fungibles, pueden pasarse de
menoscabo
—
la
de Cañé
Es sabido que .
el
Es curioso que su Labrador,
pasaje el
geó-
las caldas
EL VIAJE INTELECTUAL
aaC
(Tequendama),
sin omitir,
por cierto,
admirable y precisa que consiguen dar
la
del Victoria por Livingstone, son las Tínicas
alguna idea de su objeto, más interesante que
do paisaje hay dos o rios
tres rasgos típicos
el sujeto.
to-
y suficientes, diría un matemático), que bastan para ca-
racterizarlo
y marcas
— no
:
éstos son precisamente los
distintivas
que
el
versificador
signos particulares
«
»
— sobre todo español
indica jamás...
Sin recaer por mi parte en pecado descriptivo, y ple información
pueda treparse
baedekeriana
((
al islote
»,
como sim-
anotaré que, para quien no
escarpado que divide y domina
más grandioso punto de
zú, ni se resuelve a buscar el la
En
y esenciales (necesa-
el
Igua-
vista
en
altísima barranca frontera, el mejor observatorio se encuen-
tra delante
de dicho
islote,
teniendo a
la
derecha los saltos
— mucho más im-
argentinos, y a la izquierda los brasileños,
ponentes sin duda con su desplome vertical de 6o metros (hasta
de 70 en
el salto
parte y desde
Unión),
mayor
si
bien no se alcanzan a ver sino en
distancia.
Aquí
se tiene al frente la obs-
cura masa roqueña, enorme poliedro de casi trescientos metros
de lado que, con sus murallas a pico, flanqueadas de
vagos contrafuertes, simula un gigantesco castillo medieval.
Sobre su plataforma erizada de monte se alzan enormes peñascos,
remedando dólmenes druídicos
cornisa se proyecta a la base del
cuyo fondo
se alzan espesas
zada y que, borrando vista la lejos,
misma
hacia
la
el
izquierda, el
;
y
la
accidentada
salto argentino,
de
nubes de espuma como pulveri-
descanso de
altura total
en su mitad por
mayor
que
la
caída, le prestan a la
tiene la brasileña, divisada allá
aunque interrumpida bruscamente
enhiesto paredón...
HACIA EL IGUAZU
VII
,;
Parque nacional
Concedidos algunos breves instantes
del Iguazú
a la belleza del esce-
nario,
mis intrépidos compañeros no descansan hasta
cuenta
»
de loque pasa entre bastidores.
internarse por aquellas honduras y paréntesis,
dioso lla
la
donde
panorama
al
saliente
de
mugidor que
hombre contra
pasión del
la inerte resistencia
denominarse
darse
fascinación
« la
se estre-
modo que
de su destino.
lo
que en
mirando
desde
el
el
o llamamiento
»
suelo desde una torre, o el
achacarse a una
por
(si
el
u
atracción del abismo »,
el
mal puede
vahído causado
horror que inspira. Miguel Gané, que tampoco admitía
preocupación libresca, exagerabaia bien recuerdo) del erizado cabello
para achacar heroico
»)
la falta
que
tal
de suicidios en
—
está
en
el
tesis al
lo distante
la
Tequendama, la
al «
frecuencia del caso en
;
el
valor
verdadera razón
y poco accesible del
no, para rendez-vous de suicidas
mente de comodidad...
opuesta, trayendo
Maiifred de Byron,
hazaña exigía. Creo que
— según parece demostrarlo gara
que
mar
bauprés de un buque en plena marcha. Seguramente,
a prolongarse la postura, vendría el vértigo; pero
la
la
lite-
del vacío; sino, por el contrario, algo del terror repulsivo se experimenta,
el
áspera
monstruoso embate de
la altura, el
masa espumante, no percibo en grado alguno ratura suele
la
mis pies
a
y pulveriza eternamente contra los basaltos, al
Al contemplar, desde
«
pues, para
maravillada va y vuelve del gran-
la vista
torrente
Me dejan,
humedades. Aprovecho
trepándome hasta un canto
cornisa, desde
?
sitio
Tequendama
el Niá-
colombia-
carece real-
2j8
viaje intelectual
iíl
Por
lo
demás, según
drama resume su
el
parece, a primera vista, lor heroico » ni
;
que
el
de cobardía,
el final del
'Tis not so dijjicult to die,
como
así
la
ruina pecuniaria no
el
en otros términos, a una reserva insuficiente de ener-
sucumbe bajo una carga que apenas molesta
puede que toda
como
activo y
el
gía individual ante lo exigido por las circunstancias.
débil
— no
suicidio fuera cuestión de « va
una ruptura de equilibrio entre
material, a
pasivo
—
de cantidad. Esta f/uiebra moral responde,
es cuestión la
mismo Manfredo, que en
filosofía,
Es
firmeza.
así
y
una
catástrofe superior a
cómo, en
esa encrucijada de la
éste a su vez se rinda a
humana
Úñente
al fuerte,
desesperación, se encuentran y confunden las víctimas de to-
das edades, sexos y condiciones, sin que
contenga
inmunidad
la
quita, en último análisis, vital confiese
gún
Todo
terminal en que, nes,
del
cuerpo y del espíritu,
—
aurora,
—
harto
feliz
al
aún
organismo indefenso, no entonces tan incurables
Pues bien, en
cuando
al
si,
se
la
de :
la
este descenso
y marchitas
otra
dolencias que asechan al
la
la
fortuna,
físicos.
ruta, precisamente, es
— y llamado a disfrutar
una juiciosa madurez
la
las ilusio-
que no tendrá
achaques
de
edad. El
del período
juntan los golpes de los
—
que conduce
frente
se-
las estadísticas,
senectud
sol
el
las
lento, pero firme, la senda
vía iluminado, se
con
como
embarcadero, recibiendo en
que
la
las fuerzas
horizonte
anciano dotado de salud
vez los ahorros vitales de
con paso
un rapto de
mermadas
miramos declinar
no
la ley
de seguir sin incremento una curva paralela a suicidio es esencialmente
alta
lo cual
suprema infracción a
hecho, atestiguado por
el
más
fortuna
la
que
un vencimiento
comprueba
lo
la
del lúgubre tributo.
el
tal
siéntale bajar al
reflejo del
y concediendo apenas una mirada a
tenebroso
ocaso todalas
sombras
condensan a su espalda. Poco es decir que su alma
viril.
HACIA EL IGUAZU
aatj
como
curada de supersticiones y vanos terrores,
la del
verda-
dero filósofo descrito por Lucrecio, no necesita anticipar
hora que no teme. Por
el
contrario, en los umbrales del
no
la
ser,
pondrá su orgullo y suprema elegancia en precaverse del pesimismo, no incurriendo en Fausto contra la
la
las ridiculas
juventud,
amor,
el
porque no puede gozarlas
vida,
a semejanza del
:
dor que arroja los naipes y derriba
no tiene qué apuntar. Para pasado todo
lo
que pasa
la
f;no
maldiciones del viejo
las ilusiones
la
misma
y
flores
de
mal juga-
mesa de juego cuando
vejez,
y aun después de
queda por ventura
esta
inmensa
naturaleza con sus esplendores y sus secretos, parcial y lenta-
mente
penetrables.^
Cuando
el
gran Mantuano, después de
cantar incomparablemente a la tierra materna y los héroes, N
ió llegada la
ííalatea, «
ciencia,
(le la
hora grave en que
huye hacia
menos
biógrafo Donato dor, digna de
gara
la
un
—
inciertas el
Pascal, y la
cepto de comprender...
«
la
régimen habitual
proviene de riza el
el
le-
hombre, ex-
de antiguo descriptor del Niá-
muy sabido que el
corrientes tropicales, presenta
que suele su volumen y
del
su
que dar aquí mi opinión acercado
déhit,
sequía, decuplicarse en pocas
cimo
— según
fenómeno natural. Los elementos de comparación
como muchas o
y
más profunda quizá que nos
son más especiosos que sólidos: es
variable
las del arte,
de todo se cansa
está decir que, a fuer
otro
como
».
gara, he tenido varias veces
uno y
que
se despide y,
soñó con otras geórgicas
poeta dejó caer esta palabra de pensa-
antigua sabiduría:
De más
Musa
la
los sauces »,
un inmenso
;
por efecto de
río
tan
las lluvias
semanas o reducirse
en tanto que el
lago,
Iguazú,
un régimen
al
dé-
norteamericano
cuyo depósito inagotable regula-
curso de su emisario. La comisión internacional de lími-
EL VIAJE INTELECTUAL
23o
tes calcula
una
que
desarrollo total de los saltos del lguazú,.de
el
a otra orilla, alcanza a tres kilómetros
si
;
bien en esta lon-
gitud teórica está naturalmente comprendido
mitad. Asimismo,
exceder
la
el
ancho de
y arrecifes intermedios, que sumarían acaso
islas, islotes
de
la
extensión de las solas
«
napas
llega a
un kilómetro. Pero
la
ha de
»
dos caídas del Niágara, que, deducido
las
ancho de Goat Island, no
las
el
basta ha-
ber visto, o simplemente oído, a unas y otras cataratas, para inferir
que
el
caudal del agua aquí precipitada, ha de
En cambio,
todas luces, notablemente inferior (i).
ser, a
indi-
la
(i) Las cifras que corren en libros argentinos son absolutamente fantásticas y groseramente la faz menos estimable del engreimiento
sólo tendentes a halagar
el
volumen
del Niágara
como 28
nacional. Se lee en algunas de esas improvisaciones geográficas que
volumen
del agua vertida por las cataratas del Iguazú es al
más de un
a 18, o sea el
mayor
tercio
mayor. Este cálculo alegre
(muy exagerado) de
desarrollo
lesquiera otros datos o consideraciones
que estimase mayor
el
men de uno y débil
es
:
se
La única comparación
funda puerilmente en
con prescindencia de cua-
un argumento
chorro de su regadera por
roseta de cien agujeros.
no teniendo en cuenta
estos saltos,
idéntico al del jardinero
hecho de dispersarlo con una
el
sensatíi seria
evidentemente
procurase determinar
los desarrollos respectivos,
la
el
otro rio arriba de las cataratas. Se sabe que, para el Niágara, el
medial es de ti. 000 metros cúbicos por segundo. Respecto del Iguazú, no
existen datos completos
ni recientes,
además de
sufrir su
régimen
las
enormes
variaciones correspondientes a crecidas que, en Puerto Aguirre, pasan de 4o tros sobre el estiaje
!
los datos
mismos
me-
Los únicos elementos de aprecio aproximativo datan de más
de un siglo (1788) y se encuentran en de
que,
volu-
se
la
Memoria de Oyarvide. Del contexto y
induce que éstos se refieren a un caudal de aguas
podremos, pues, considerar
el
resultado
como un
cálculo a máxima.
altas
Según
;
este
demarcador (cuya prolijidad y exactitud son proverbiales), el ancho del rio, cerca de una legua arriba de los saltos, seria de 483 toesas o 9^0 metros (85o metros según
la actual
comisión de limites, que sin duda da un promedio). La profuncanal (que supondremos, exagerando los términos, de G20 m.)
didad media en
el
resultaría
según Oyarvide, de i5 pies castellanos o 4"2o; de suerte que
la
ser,
sección correspondiente seria representada grosso modo por
un
trapecio de gio
y 620 metros en sus bases y 4°20 de altura, o sea de 3276 metros cuadrados. La velocidad en dicho punto no ha sido medida, pero basta considerar, en el plano de
la
comisión,
Admitamos,
el
ensanchamiento y recodo 4^1
necesariamente a una retardación
corresponden
siu
embargo,
la
velocidad
máxima
río
para comprender que éstos
proporcional de
del rio
Lruguay en
la
velocidad.
el Salto, sin
HACIA EL IGUAZü gencia pintoresca
— para no
aSi
decir la chata fealdad
américo-canadiense, aim antes de que
saje
la
—
del pai-
completara
el
industrialismo manimouth, no debe siquiera mencionarse en presencia de estas bellezas y exuberancias misioneras. Ahora bien:
en ¡Niágara Falls
si
venido para deformar
la
la
mano
obra de
del
la
hombre
sólo ha inter-
naturaleza, (jqué
debemos
esperar, o temer de los embellecimientos que, por encargo del gobierno, y bajo el
zú
»,
nombre de
Parque nacional del Igua-
«
ha proyectado nuestro competente director general de
paseos,
don Carlos Thays?
El proyecto e informe correspondiente del señor Thays han sido publicados
;
puede, pues, resumirse en pocas palabras
concepción del excelente arquitecto en
los
la
Inspirándose
paisajista.
grandes parques nacionales de losEstados Unidos,
el
del Iguazü tendría por base el recobro por el estado de 2 5.ooo
hectáreas,
hoy de propiedad
particular, situadas sobre el Igua-
zú y el Alto Paraná. (Se dice que
el
propietario, señor Ayarra-
garay, estaría dispuesto a aceptar en pago de su cesión
de
tierra fiscal equivalente.)
prendería,
además
del «
La
«
Parque
Reserva »
«
Iguazú
»,
distinguir entre la superficie y
el
fondo, ni entre
Revy (Hydraulics of Paraná and Uruguay), 3
lote
:
i**
creación del nuevo
enfrente de Puerto Bertoni, con su abun-
dante dotación de plazas, bulevares, hipódromo,
de
un
adquirida com-
propiamente dicho (18.700
hectáreas), las siguientes innovaciones
pueblo
» así
el
canal
esta velocidad,
y
etc.
2"
;
las orillas
:
una
según
en su punto mayor, es
57 pies ingleses o cerca de 86 metros por minuto, vale decir, i"i3 por seeste módulo a la sección del Iguazú, resultada un caudal o
gando. Aplicando débil
de 468/1 metros cúbicos por segundo
:
poco más de
la
tercera
parte del
Niágara. Pero se ha visto que todas las cifras han sido aquí exageradas. el
crédito del país en poseer cataratas de
sanos y conciencias rectas.
mayor o menor volumen,
No
está
sino cerebros
EL VIAJIÍ INTELECTUAL
aSa
escuela de silvicultura, con su observatorio meteorológico y
campo de experimentación (2600
hectáreas)
militar, en la confluencia de los ríos
do pareja con
la
brasileña
;
4"
Paraná
lica.
Por
im gran
el
aprovechamiento de
fin (last not leasl), a
3"
una colonia
una quinta agronómica, con
chacras experimentales y estación zoológica
nas» eléctricas para
;
c Iguazú, hacien-
o" varias « usi-
;
la fuerza
inmediaciones de
hidráu-
las cataratas,
hotel (fuera de otros secundarios), con su correspon-
diente casino, y, por los contornos: capilla, casa de baños,
amén de
puentes, ascensores, miradores, belvederes, etc., ((
numerosas quintas
cas.
Y
todo
el territorio
»
por supuesto que, además de
la línea
se trazarían
varias avenidas sinuosas, permitiendo
en el
instalaciones, a través de la selva, que,
el
que cruzara
la
los Saltos,
Parque nacional
acceso a las diversas
aún después de
proyecto persiste en llamar
ultrajes, el
Tal es en globo nal.
férrea
de Misiones, desde Apóstoles hasta
con ramales apropiados,
maños
las
particulares diseminadas en las barran-
«
virgen »
ta-
!
concepción del proyectado Parque nacio-
Desde luego, para todos
los habitantes
han presenciado de veinte años a
de esta capital, que
esta parte su transformación
decorativa bajo la dirección inteligente del señor Thays, no es
necesario advertir que, tanto
como su saje,
la
economía de
pintoresca distribución y adaptación
las instalaciones al
admirable pai-
reunirían todas las condiciones y satisfarían todas las
exigencias modernas. (¡Se presenta
alguna, en su parte material y
como
oficial,
greso vote los fondos para las obras y
ponga su ejecución. En cuanto
al éxito
reaHzable? Sin duda
bastando que el
el
Con-
Poder ejecutivo
duradero de
la
dis-
futura
estación de invierno, o sea al concurso del público, nacional
o forastero, en proporciones bastantes para retribuir los intereses particulares allí
comprometidos, nadie,
al respecto,
puede
HACIA EL IGÜAZÚ
más que
hacer
233
emitir conjeturas y, acaso, presentar algunas
observaciones que inclinen a proceder gradual y prudente-
mente en
de
la realización
empresa. Por supuesto que en
la
no tienen parte mis preferencias personales
estas reflexiones
por mi gusto fuera, todas las mejoras del Iguazú se reduci-
si
un buen
rían a
con coches tolerables y conservación
hotel,
camino entre
del
y Puerto Aguirre, u otro embar-
los Saltos
cadero.
Aun
colocándonos en
el
punto de
medianamente culto—-el que templar en de
el
por
industria
la
en
barbarismos el
u
proyecto aquél, no sufrir
de una incongruencia entre los
simple turismo
con-
Suiza actual una vasta degradación sistemática
la
los paisajes
ante
vista del
basta, por ejemplo, para
el
hotelera », la
—
es imposible,
impresión de un exceso,
solo término « selva virgen
6íífcí;ar, sfjaare, casino,
aeródromo,
etc.,
» y que
proyecto se prodigan, y corresponden a otras tantas pro-
fanaciones de
la
naturaleza.
Y luego
¡el
Estado constituido en
fundador de pueblos invernales y empresario de sus lindezas!
En cuanto a se prevé,
gar
no
los institutos profesionales,
las cataratas, ni
cuya creación también
qué conveniencia mayor podrían
se percibe
soledades, respecto de Posadas o Candelaria, para los
inconvenientes de
la
mayor
sano y del completo aislamiento.
un exceso
a otro,
¡
Y luego,
siempre
de
la
el
menos
pasar de
Iguazú con hipódromos y casinos!
los inconvenientes,
que acabo de señalar,
recen destinados a contener en límites razonables tástico
compensar
distancia, del clima
de no tener un hilo telegráfico en todo este
territorio, a dotar el
También
alle-
qué ventajas naturales ofrecerían aquellas
el
me pa-
6oom
fan-
región, que algunos anuncian y otros descuentan.
La distancia y
el
aislamiento son obstáculos tanto
derables, cuanto que
la
grey
más consi-
turista, sólo curiosa del w fenó-
EL VIAJE IM'ELECTUAL
aSA
raeno», no hallará punto intermedio que
do que en una
fantasía de
residencia, se
fija la
lejos
de una gran ciudad
(i).
Por
viajero
que
esta razón,
de sus
como asombrosas, no hay
dos o tres meses de invierno,
los
un clima
ratura se caracteriza frío intenso,
hemos
ni lluvia, ni
misma
al
;
pero, no sólo por
gracias a
:
una onda
tem-
tempe-
insólita
de
;
ni
tampoco
la
sequía que ahila las
lugar su principal encanto. Ahora bien:
temperie, exenta de desagradables compensacio-
nes, es la que.se goza en Posadas y cualquier
Paraná, sin mencionar otros resortsde cas vecinas.
la
la
disfrutado de condiciones excepcionales,
mosquitos
cascadas y quita
yectista
a pesar
y
para
muy
parque de Yellowstone. Respecto del clima, no es
peratura del Iguazú sea deliciosa
esta
éste
europeo entre mil, ni un yanqui entre cien mil,
visite el
dudoso que, durante
—
— Recuer-
sitio ideal
no hallarse
previa condición de
maravillas naturales, tan variadas
un
le interese.
Edgard Poe, sobre un
En cuanto a
disemina en
las «
la
quintas de recreo
barrancas, y suponen
las
punto del Alto
Argentina© comar-
la
»,
que el pro-
permanencia
de familias por temporadas más o menos prolongadas, creo que ello
descansa en una concepción ilusoria del poder duradero
que ejercen en nuestras almas
los aspectos extraordinarios
naturaleza. Las condiciones
la
cuyo encanto nunca deradas
—
las
más
naturales o
se desvanece,
son
;
más
sencillas
y mo-
ordinarias y humanas. Nadie ha pensado
jamasen pasar temporadas en Niágara ne
las
de
meteorológicas,
Falls ni en Yellowsto-
en cambio, una prolongada estación en
el
lago de
Annecy
o un valle de los Pirineos (2) cría en nosotros raíces cada día
(i)
The Domain of Arnheim
Hoy
:
a spot not far
from a populous
cily.
Argentina y Chile y los canales déla Tierra del Fuego, que acabo de conocer y cuyas maravillas he procurado describir en (2)
las
agregaría los lagos de
páginas que siguen.
la
HACIA EL IGUAZU
más
potentes, y tan hondas, que
suele costamos lágrimas.
la
mayoría de
arrancarnos de su atadura
Aquí hemos disfrutado
cepción del confort material
más pudieran tornarnos
el
—
grata
la
las
las
estada
:
desde
famosas cataratas.
— meditando sobre
mañana
la «
con ex-
el
segundo día
programas evasivos, más
Yo mismo, que no
persigo mariposas, pasaba las últimas horas
oído
—
condiciones exteriores que
los visitantes discurría
o menos extraños a
a35
—
mortalidad del alma
lo »
;
habéis
y en
del tercero, sin pesar alguno, volvíamos todos a
barcarnos para
el viaje
de retorno.
la
em-
A LA TERRE DE FEU
Quand on voyager au
moyens, physiqnes ou autres, de
n'a plus les
loin,
(»>
on retrouve avec un
dans quelque vieux carnet,
les
plaisir
mélancolique,
instantanés pris au cours d'un
voyage passé. C'est d'une humble trouvaille de ce genre cjuej'ose faire part au lecteur.
donnée un peu
II s'agit
ma
de
derniere ran-
sérieuse, puisque les courtes villcgiatures de
vacances ne comptent pas. Bien que de date assez récente
(janvier-mars 1914), de
si
formidables événements se dres-
sent entre ce passé d'hier et
semble décuplée.
présent,
le
que
la
distance en
cependant, que ees notes breves
.['espere,
(encoré abrégées pour cette publication provisoire) auront
(i) Estas páginas se refieren australes
que
a la
las siguientes, tituladas
misma excursión
a los territorios y
De Punía Arenas
a Mendoza.
mares
Se publicaron en un diario francés un año antes que su continuación en un diario argentino.
Siendo indispensable su
publicación en este
sitio,
no
resuelto a traducirlas por sentirme incapaz de hacerlo decentemente sin «ler
una completa refundición.
Me
consta,
por otra parte, que, para
del público americano, la lectura del texto gosa, puede (>otaje
que contenga algo
del sabor
español y una empanada criolla.
francés,
picante de
la
.
me he
emprenmayoría
lejos
de ser molesta o
un
liors-d'wuvre. entre
fati-
un
el viaje intelectual
•j38
conservé un la
reflet
de
que m'inspira
l'intérét
Terre de Feu, avec retour par
Comme
andins.
gnée a
la
on
minute méme,
et
venir, qui poétise tout,
et les lacs
Timpression genérale, consi-
verra,
le
cette excursión a
sud du Chili
le
ne devanl rien au prisme du sou-
traduit
un
enchantement
véritable
:
d'autant plus significatif pour moi, á cette lieure, qu'il s'ex
primait alors spontanément, trois ou quatre mois á peine aprés une excursión analogue á l'autre extreme du territoire argentin, a travers les merveilleux paysages subtropicaux
du
Haut Paraná, jusqu'aux chutes de
en
á
soit, voici,
mon soit
l'état
carnet qui se rapportent á
suite viendra á sa date
si
et
la
»
;
la
s'y oppose.
la Pacific
Du
Steam Navigation G")
reste, le séjour
au
«
Par-
(Playa de Ramírez) m'a été plutót agréable, gráce
au voisinage de tins
au canal du Beagle
et
jours d'attente á Montevideo,
trois
bordde VOnta{de
en route pour Punta Arenas.
que Hotel
qu'il
premiére partie du voyage,
aucune gréve ne
i8 janvicr ]9íá. Aprés á
Quoi
fragmentaire, quelques-unes des notes de
de Montevideo á Punta Arenas
me voici
l'Iguazú,
— parmi
á
la ville et
lesquels le
la
présence de quelques amis argen-
sympathique
a tenu á
m'accompagner
de pluie
et
et disert
á bord, a travers
Manuel Caries
un grain carabiné
de gréle qui n'interrompt pas une seconde sa jo-
yeuse faconde. Peu de passagers de premiére restes á Rio, leur destination
;
;
beaucoup sont
d'autres ont débarqué á
tevido (Buenos Aires) pour gagner
le
Mon-
Chili par la voie andi-
ne. Entre les familles qui restent, setrouvent quelques jeunes
anglo-chiliennes, simples et aimables, tout heureuses de rentrer á leur
home de Concepción ou
Ruíz Moreno, gran chef des bienveillance rae sera
si
Valparaíso.
territoires,
— dont
précieuse pour la
Le docteur la
cordiale
commode
explora-
A LA TERRE DE FEU
— voyage avec une
du Beagle,
tion
me
fera, tant á table
partie de sa famille, ce qui
qu'au salón, une compagnie charman-
te
jusqu'á Punta Arenas. Nous, qui
de
la
las
de
derniére escale,
aSo
quand
les
sommes
les
embarques
passagers d'Europe sont deja
navigation et satures des maigres plaisirs du bord,
la
nous ressemblons un peu a des convives relardataires qui arrivent
pour
le
potage quand
pouvons
faire
bande á part
et
autres en sont au dessert.
les
Mais, avec quelques professeurs
touristesde
et
La
nous
Plata,
échanger nos impressions toutes
fraiches. Je constate, d'ailleurs, entre Chiliens et Argentins,
une grande
facilité
de Cordilleres
^0-^2 sur re
la
de relations, sans ombre de raideur
jamáis
grise, sans avoir
le
sud,
dement. Le 21, entre Santa Cruz gáte, et VOrita
mouvement de
la casserole.
cap des Vierges
et
vuede
la
la
la cote.
Falkland,
ble
—
et je le regrette
cote sablonneuse,
moindre végétation que vers
la
embouqué
qui
me
frappe,
— aux
á fond
On et,
se
que nos marins assimilent au
le
iles
a re-
détroit de Magellan,
méme,
cette
Malouines. La dou-
mamelonné, ondule sans
visible, tant sur la falaise
Terre de Feu.
temps
Le 22, de grand matin, on
un peu
quelques fermes a betail,
le
avec ce mélange désagréa-
sans toucher á aucun port de la Patagonie, ni Cois
A mesu-
température baisse rapi-
et les
commence á danser,
ble de tangage et de roulis
le
plus
janvier. Navigation sans intérét, sous le ciel gris,
mer
que nous avangons vers
connu
:
!
la
patagonienne
distingue les constructions de
Qa et
la,
des phares chiliens.
Ce
sur quoi j'appelle l'attention des quelques
autres passagers, c'est la paleur croissante
qui semble se reflcter sur
la
du
mer calme oü de
retroussent leurs cretes d'argent.
ciel tres
petites
pur,
vagues
Le blanc domine partout.
EL VIAJE INTELECTUAL
a'io
des lointains pies neigeux anx mouettes qui volent lonrdemeiit sur
me
qui
rivage
le
le
fait
;
et ce n'est
pas un pur
retrouver jusque sur
claires qui bondissent á l'avant
eíTet
d'imagination
dauphins a taches
les
du bateau. Cette décoloration
genérale des choses est une des tristesses de Punta Arenas,
oü nous arriverons dans Tapres-midi. tout dans l'étiolement
du gazon
qui, sur
et
la
grand'place
-chétive a ce
nel hiver, res,
queje
dans
et
Elle
me
frappera sur-
des plantes d'agrcment
les serres,
demandent une
— sans soupgonner, quoique
mes
averti par
quel féerique déploiement de splendeur végétale va
a moi dans quelques jours, bien plus au sud, sur Beagle, á Ushuaia, qui est bitée
le
point extreme de
le
canal du
la terre
23 janvier. Premiére vue de Punta Arenas. Un
comme
méridionaux, chiliens
de débarquement, nots faisant ville
mer, assez animé
et
de
escale interocéanique et entrepót
rritoires
.
la,
827.
«90-
Ruíz Moreno, doctor Isidoro, 238,
t'ii.
EL VIAJE INTELECTUAL
38o
Saavcdra, Cornelio, 3 18.
Strauss, David Friedrich, 67, 08.
Sáa, Juan, i3a.
Suárez,
Sí'ienz,
padre Buenaventura, 182.
el
Sully-Prudhomme, René-F.,
doctor Antonio, 298, 3oa.
49, 50.
Sainte-Heuve, Ch.-A. de, xiv, 27. Saint-(iermes,
Salomé
Tácito, 58, 59.
Fierre, iSg.
un
personaje de
relato,
i3o,
i33, 137, i38.
Taine,
Hippolyte,
San Bernardo, 194. Sánchez de Bustamante, Teodoro, 3oo, 3o4.
Talavera, Arcadio, 307.
1
4
34o.
Thames,
marqués
de. (V.
Lópeí de
Mendoza.) presidente del Uru-
Krancisque, 70, 80, 82.
Sardou, Victorien,
vni,
Tiberio Graco,
171.
(jo,
Domingo
filósofo griego,
alusión al
Tirso de Molina, Gabriel
70.
Faustino,
vir,
1-43, 90, 224, 290, 3oo, 3 10,
Téllez, 124.
Tiziano, Vezelio, 80. Tort/uato Tasso, personaje
y drama de
Goethe, 120.
Sarrien, Jean-Marie, io4.
Torres, Arnaldo,
Sbarbi, José María, 344-
Trastamara, Enrique de, 363.
Schehest, Agnés, 08.
Trueba, Antonio de, 5o.
Edmond,
Scribe, Eugéne,
mi-
sántropo de Shakespeare, 276.
3ii, 344.
Schérer,
3oo.
298,
de, 292.
Thays, Garlos, 23i, 282.
Timón,
Sanzio, Rafael, 80.
Sarmiento,
del, 199.
canónigo, 297,
Ticknor, George, 303.
4.
Sarcey,
Padre Nicolás el
Tiberio, emperador, 370.
Máximo,
guay,
el
Thames, familia
i/|8.
Dickens,
Tartann, personaje de Daudct, 323.
Techo,
Sansinena, familia de,
de
personaje
1
309, 320, 323, 33i, 33G, 337, 338,
Santos,
88,
57,
Tamerlan, 388. Tapley, Mark,
Sancho IV, rey Don, 347San Martín, José de, 3o3, 3oO, 307,
Santillana,
29,
xii,
100.
2O1.
Tupac Amaru, 3io.
79.
Türr, general
ii4-
Stephan, 117, 122.
Selkirk, Alejandro (Robinson Grusoe).
Urquiza, Justo José de, 33o.
8.
Séneca,
192.
Serrano, Mariano, 298, 299, 3oo, 307.
Vacquerie, Auguste, 11
Serú, Juan, 287.
Valderrama, familia de, 293.
Shakespeare, VVilliain,
7O, 124, 285,
4,
118,
i23.
Valdés, Juan de, 354. Valladares, familia de, 292.
357. Shelley, Perey Bysshe, 224.
lalmajour, personaje de Daudet, 81.
Silva, familia de, 293.
Vaniere,
el
Padre, 196.
Solimán, 319.
Van Ongeluk,
Sommers, 32 2.
Vapereau, Louis-Gustave,
Stirling, obispo de
las islas
250. Strafforello, Gustavo, 344-
Malvinas,
Várela,
los,
2o5, 207. 78.
338.
Várela, Florencio, 20, 21.
Várela, Juan Cruz, 21, 3.40, 342.
índice alfabético Várela, Rufino (hijo), ^71.
Vasseau,
el
Padre
\ ega Carpió,
jesuíta, ujg.
Lope de, laS, 124.
Wagner. Richard, Wander, Karl T.
/|3,
127.
Vélez Sarsfield, Aurelia, 3g.
Wilde, Osear, 94. Williams, Alberto, gS.
Verlaine, Paul, 302.
Williams, Robert, 210.
Velarde, Mariano, actor, 330.
V'ertot,
Rene Aubert
de, 3 18, 3i(
Veuillot, Louis,
xii.
Viamonte, Juan
J., 32O.
Víctor Manuel Victoria,
201,
II,
dona,
Wolf, Fernand, 349.
Wurmser, Dagobert,
rey de Italia,
182, 189,
lyg,
203.
344.
Weddell, H. A., 220. Wilde, Eduardo,
366.
i5. VS'..
Zamboni,
22
2.53.
Zarathustra, alusión a
obra de Nietz-
la
sche, 30 1.
Vigny, Allred de, 353.
Zavalía,
Agapito, 292.
Villafañe, familia de, 293.
Zavalía, familia de, agS.
Villafañe, ex jesuíta, 293, 298.
Zavalía, Gertrudis, 307.
Villegas, general Conrado, 273.
Zeller,
Villergas, J. M., 8.
Zenón, 67.
Villon,
Franfois, 3/|8
Vincent, H., io5.
Volney, Constantin-F. comte de, Voltaire,
Fran^ois-M. Arount de,
72, 296, 336.
Eduard, 67.
Zola, Émilc,
67,
72,
96,
109,
no,
120. Zorrilla de
San Martín, Juan, 4o, 45-
índice
Dedicatouia
V
Prefacio
vii
Sarmiento en Montevideo
Juan
Zorrilla de
.
.
.
."
i
San Martín
45
Vistas parisienses I
Renán en
.
II.
55 el
ollegc
de Franco
Ilislrionismo
Edmond
III.
6o
»
í
de (íoncourt
.
IV. Louise Michel
V.
Una
visita a Víctor
69 80 g^ 108
Hugo
Viaje de noche
127
Mar
189
del Plata en 1887
Iguazú
1^9
Terre de Feu
287
Hacia
A
la
el
De Punta Arenas Fl congreso de
a
Mendoza
209
Tucumán
291
Bonchard y Buchardo
3i3
Años climatéricos
829
Refranes castellanos
Apéndice
:
Sobre
la
343 habitación del tigre americano
Índice alfabético de los
nombres de persona
citados en la obra.
867 .
.
873